Catequesis Pre-Bautismal
Catequesis Pre-Bautismal
Catequesis Pre-Bautismal
Objetivo:
Ofrecer a los padres y padrinos una instrucción mínima sobre el amor de Dios, la
salvación de Jesucristo, el sacramento del bautismo y las responsabilidades que se
contraen al pedir el bautismo para los hijos.
El bautismo es la ocasión para hacer una gran fiesta y celebrar el nacimiento del
niño. Durante la celebración del bautismo damos gracias a Dios por la vida de los
niños que son presentados al bautismo, pero no se debe pensar que es necesario
hacer el gran gasto con motivo del bautismo. El que pueda hacer una celebración
familiar con la ocasión del bautismo, que la haga. Pero ningún papá o mamá debe
sentirse obligado a hacer una fiesta ni debe dejar de bautizar a un hijo porque no
tiene dinero para la fiesta. Tampoco hay que buscar como padrinos de los niños a
personas con dinero, con el fin de que paguen la fiesta. La alegría del bautismo es
la alegría espiritual.
Ideas correctas o auténticas:
El papá y la mamá del niño son católicos creyentes y desean transmitir a su hijo las
gracias y beneficios que se reciben de la fe. Esta es la principal motivación
auténtica. Los padres desean para sus hijos lo mejor que tienen, y entre esas
riquezas está la propia fe. Por eso quieren que sus hijos participen de la salvación
de Cristo cuanto antes y asumen el compromiso de educarlos en la fe que ellos
mismos tienen y practican. Por eso no tiene mucho sentido que unos padres que no
son creyentes o que no practican su fe presenten a sus hijos a bautizar. En todo
caso, esos padres que no viven como cristianos ni asisten a la iglesia, deben
aprovechar la ocasión del bautismo de su hijo para comenzar a vivir como
verdaderos discípulos de Jesús y poder así transmitir a sus hijos la fe cristiana.
El papá y la mamá del niño quieren que su hijo, que ya es hijo de Dios por haber
nacido a imagen y semejanza de Dios, sea también hijo adoptivo de Dios, por estar
unido a Jesucristo. Por eso los presentan a la Iglesia para ser bautizados, para que
reciban la gracia de ser adoptados como hijos de Dios y queden incorporados a la
Iglesia. En contraparte los padres se comprometen a dar a sus hijos una educación
que corresponde a su condición de hijos de Dios, se comprometen a educarlos en
la fe para que aprendan a conocer a Dios y a amar al prójimo, cumpliendo los
mandamientos.
TEMA NO. 2
¿Qué es el bautismo?
¿Cuál es el origen del bautismo? El origen del bautismo es la misma práctica de Jesús.
Según nos narran los evangelistas (Marcos 1, 9-11; Mateo 3, 13-17) Jesús recibió un
bautismo al inicio de su ministerio de predicación. Era el bautismo que hacía Juan, en el
río Jordán, para pedir el perdón de los pecados. Jesús, aunque no tenía pecado, lo recibió,
porque él vino para buscar a los pecadores. Sin embargo, durante el bautismo que Jesús
recibió ocurrieron sucesos extraordinarios. El cielo se abrió y de allí bajó el Espíritu Santo
como si fuera una paloma y se posó sobre la cabeza de Jesús y se escuchó la voz de Dios.
Respondió con la obediencia al Padre que lo reconocía como Hijo para vivir sólo para
Dios y su Reino, incluso a precio de la propia muerte.
¿Cuándo mandó Jesús a bautizar? Después de su resurrección Jesús dio el mandato a sus
discípulos de anunciar el evangelio y de admitir a la Iglesia por medio del bautismo a
quienes aceptaran vivir según las enseñanzas de Jesús y recibir de Dios la gracia del
perdón y de la salvación. Jesucristo resucitado envió a sus discípulos a enseñar a los
pueblos el camino del evangelio y a bautizarlos para consagrarlos al Padre, al Hijo y al
Espíritu Santo (Mateo 28, 18-20; cf. Marcos 16, 15-16).
¿Se puede bautizar a los niños? Pareciera que no se debe bautizar a los niños, pues el
bautismo es el signo de que uno aceptado el mensaje de Jesús, que uno se ha arrepentido
de sus extravíos del pasado y está dispuesto a vivir una vida nueva. Sin embargo Jesús
acogió a los niños (Mateo 19, 13-15) y no les negaba nunca las bendiciones de Dios. El
bautismo no sólo depende de las decisiones de las personas, sino también otorga los dones
de Dios: hace a las personas hijas de Dios por medio del don del Espíritu Santo, hace a las
personas miembros de la Iglesia. Estos beneficios son un don de la gracia. El bautismo
de los niños pone en evidencia que no somos nosotros los que hemos amado primero a
Dios, sino que es Dios siempre, quien nos ama primero (1 Juan 4,10). Nuestras buenas
obras y nuestra obediencia son siempre una respuesta al amor de Dios.
TEMA NO. 3
¿Qué obligaciones asumen los padres y padrinos del niño en el bautismo?
Al renovar su propio bautismo, los padres del niño asumen la responsabilidad de educarlo
en la fe. Eso significa:
Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a conocer a Dios y
a Jesucristo, en especial el misterio de su nacimiento por la Navidad y el de su
muerte y resurrección en Semana Santa.
Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a dar gracias a Dios por la
creación, por la vida, por la salud. Que les van a enseñar a orar y a confiar en Dios
que es Padre bueno de todos.
Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a participar en la misa del
domingo y en otras actividades de la Iglesia.
Que les van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a cumplir los mandamientos
de la Ley de Dios, a servir al prójimo en caridad y a tratar de ser cada vez mejores
personas.
Que los van a llevar a las catequesis que se ofrecen en la iglesia, especialmente la
catequesis de preparación para la primera comunión.
Que los van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a ser personas respetuosas
del prójimo, buenos hijos de familia, buenos vecinos.
Que los van a enseñar con el ejemplo y con la palabra a vivir como hijos de Dios,
pues esa es la gracia que reciben en el bautismo.
El papel principal en el bautismo lo tienen el padre y la madre del niño. Son ellos los que
presentan al niño a la Iglesia, son ellos los que expresan su fe cristiana. Los padrinos son
el respaldo y el apoyo que los padres buscan para realizar responsablemente esta tarea.
Los padrinos deben ser elegidos por ser buenos cristianos, por estar bautizados y
también confirmados, porque ya han hecho la primera comunión y sobre todo
porque siguen a Jesucristo día tras día ya que viven según el Evangelio. Los padrinos
deben incluso motivar a sus compadres a casarse si no lo están, a vivir de acuerdo con el
Evangelio de Jesucristo, si viven alejados de la Iglesia y de la vida cristiana. No puede ser
padrino una persona que no está bautizada. No debe ser padrino una persona que se sabe
que anda en malos pasos o que no está casado por la Iglesia. El padrino es alguien cercano
al niño, no un pariente o amigo distante que nunca verá al niño.
¿Qué deben hacer los padres y padrinos, para educar a sus hijos en la fe?:
¿Cómo hay que prepararse para bautizar a un niño? Es conveniente que los padres y
padrinos del niño se arrepientan de sus pecados. Si hace mucho que no se confiesan es
oportuno que reciban el sacramento de la confesión, especialmente si son conscientes de
haber cometido pecados graves. También es muy oportuno que comulguen ese día. Hay
que venir conscientes de que lo que se va a realizar es un acto sagrado, que exige que
afinemos nuestra espiritualidad y actitudes de fe.
TEMA NO. 4
¿Cómo se realiza el bautismo?
El bautismo se debe realizar normalmente en la parroquia donde viven los padres del niño
que va a ser bautizado, aunque también puede realizarse en otras parroquias, realizando
la papelería indicada. Se realiza dentro de una celebración Eucarística, que tiene por
objeto destacar el significado de lo que se está haciendo. El bautismo consta de las
siguientes partes:
Rito de acogida.
Los padres en voz alta dan el nombre de sus hijos. El nombre del niño significa que
es persona, está dotado de dignidad y merece nuestro respeto, incluso si es un infante
débil que depende de los adultos. Dios nos llama a todos y a cada uno personalmente para
que seamos santos (Efesios 1, 3-5).
Luego, los padres manifiestan su intención de que el niño sea bautizado. A continuación el
sacerdote pregunta tanto a los padres como a los padrinos si saben a lo que se
comprometen y si están dispuestos a asumir esa obligación. A lo que se espera que los
padres y padrinos respondan que sí.
A continuación el sacerdote, hace la señal de la cruz en la frente de los niños que van a
bautizar y los padres y padrinos deben hacer lo mismo. La señal de la cruz es el distintivo
de los cristianos (1Cor 1, 22-25). Es una expresión, con gestos, de nuestra pertenencia a
Cristo. La hacemos de dos maneras. Nos persignamos cuando hacemos una cruz sobre la
frente, otra sobre la boca y otra sobre el pecho mientras decimos: Por la señal de la santa
cruz de nuestros enemigos líbranos Señor Dios nuestro. Nos santiguamos cuando
hacemos una sola señal de la cruz, de la frente al pecho, del hombro izquierdo al
derecho, diciendo: En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Estos son los
dos modos de invocar el nombre de Dios sobre nuestras personas y de manifestar nuestra
consagración a Dios.
Liturgia de la palabra.
Sigue después una breve letanía a los santos y preces por los bautizados. Los cristianos
vivos y los santos en el cielo y los difuntos en vías de purificación construimos una sola
comunidad de hermanos. Por eso, en este momento en que unos niños van a ser admitidos
en la Iglesia, invocamos la memoria de los santos del cielo, que han sido cristianos antes
que nosotros (Hebreos 12, 1-2).
Al concluir estas preces el sacerdote realiza una oración de exorcismo para pedir a Dios
que proteja al niño de todo mal. Finalmente el que preside unge con el óleo de los
catecúmenos al niño en el pecho, para significar esa protección contra el mal y el pecado.
El óleo de los catecúmenos es un aceite vegetal, generalmente de olivos, que el Obispo
bendice en Semana Santa y se utiliza únicamente para esta unción primera del bautismo.
A continuación viene la profesión de fe. Consiste en tres preguntas, por las que los padres
y padrinos en primer lugar renuncian a vivir en el pecado, a dejarse seducir por Satanás y
en otras tres preguntas por las que afirman su fe en Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu
Santo. Esta profesión de fe debe transformarse en vida. Los padres y padrinos de los niños
que la realizan en este momento renuevan de este modo su voluntad de rechazar el mal
para vivir según la voluntad de Dios y se adhieren con confianza a la fe de la Iglesia. La
conversión consiste en ese proceso constantemente renovado de rechazo al mal y a
los falsos dioses para servir al Dios vivo (1 Tesalonicenses 1, 9-10; Romanos 6, 8-14.17-
19). Proclamamos nuestra fe en la Santísima Trinidad, Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Las preguntas que el ministro hace están tomadas del Credo de los Apóstoles. A Dios Padre
se le atribuye la creación del mundo y su cuidado providente sobre la creación y la
humanidad. De Dios Hijo proclamamos su encarnación en el seno de María, para nuestra
salvación, su muerte, resurrección, ascensión y futura venida. Confesamos a Dios Espíritu
Santo como aquel que nos santifica en la Iglesia a través de los sacramentos y por quien
alcanzaremos la resurrección y la vida eterna.
Es opcional el rito del effeta o apertura de los oídos del alma para que el niño escuche el
Evangelio y viva de acuerdo con las enseñanzas de Jesús. Jesús curó a los sordos. Este rito
evoca esas curaciones de Jesús, con el fin de que los niños tengan siempre abiertos los
oídos para escuchar la Palabra de Dios y ponerlas en práctica.