Los Aries y El Amor, Según Linda Goodman
Los Aries y El Amor, Según Linda Goodman
Los Aries y El Amor, Según Linda Goodman
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Los signos del Zodiaco y el amor
Como descubriréis en este libro, los signos solares con los que tenemos potencial para una
fácil compatibilidad, simpatía y comprensión son mucho más numerosos que aque llos con los
que es posible que descubramos una cierta dosis de tensión, antipatía o falta de
comunicación... y en la armonía de nuestro sistema solar hay más oportunidades para el amor
y la compasión que para el odio y el recelo.
Sin embargo, hombres y mujeres inquietos de todos los órdenes de la vida, desde geólogos
y ecólogos hasta profetas y astrólogos, pronostican tenazmente la posibilidad de que se
aproximen cataclismos, tanto de factura humana como naturales, que traerán consigo el peligro
de la aniquilación antes de que haya transcurrido la próxima década crítica en este planeta
menguante, que pierde tan rápidamente su luminosidad. Nos lo han advertido, pero son pocos
los que han respondido. Es evidente que se necesita un milagro para que la Tierra vuelva a
prosperar.
Si aprendemos a utilizar la sabiduría de los planetas, la clave de la Verdad Universal de
nuestros Co-Creadores, cada uno de nosotros podrá crear un fragmento del mensaje que
abarca todo el espectro del arco iris, a saber, Paz sobre la Tierra a los hombres... y mujeres... de
buena voluntad, mensaje que entonaron los cuerpos celestes sobre Belén hace dos mil años
para inaugurar la era de Piscis del dulce Nazareno, que sólo nos pidió que nos «amáramos los
unos a los otros», y que nos prometió que lo que él hacía, nosotros también podríamos
hacerlo.
No es demasiado tarde, pues el jubiloso mensaje de las huestes angélicas (aún no
identificadas) sigue haciendo reverberar su clarinada... inaugurando ahora la era de Acuario...
anunciando la esperanza para aquellos que observan los cielos y están atentos a la música.
Creo que para un milagro tan necesario, que quizá se aproxima antes d e lo previsto, no podría
existir un preludio más formidable que el de emplear el arte de los sabios de antaño con el fin
de allanar el terreno para su retorno con una nueva Búsqueda Estelar del amor... del amor del
hombre por la mujer... y de ambos juntos por todas las plantas y criaturas vivientes. Porque
sólo el amor tiene la facultad de traer la paz a los terráqueos de buena voluntad en la hora
crepuscular de la historia.
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A todos mis lectores
Los signos del Zodiaco y el amor contiene una serie de conceptos polémicos de naturaleza moral,
filosófica e intelectual, en las áreas de la ciencia y la religión.
A algunos de vosotros, estos conceptos os parecerán estimulantes, a otros os parecerán extraños y
sorprendentes, y a otros más os podrían producir una profunda ofuscación. Aquí los presento como
veraces, y así los interpretaréis muchos de vosotros... en tanto que es posible que otros les den una
interpretación distinta.
He compartido con vosotros mis descubrimientos personales respecto de la verdad porque creo
que cualquier tipo de investigación implica el deber de intercambiar con los demás lo que se ha
elucidado, para apresurar la génesis de la armonía en la Tierra, la paz definitiva.
Sin embargo, no os pido —ni tampoco espero— que interpretéis mis conceptos como vuestra
verdad, a menos que concuerden con vuestro esclarecimiento personal y vuestras convicciones
particulares.
La verdad parcial —la simiente de la sabiduría— se encuentra en muchos lugares. La verdad
parcial se puede hallar en el instinto primordial... en el derecho terrenal, en la costumbre social, en
la investigación científica, en la filosofía y en la doctrina religiosa. Las semillas de la sabiduría
están implantadas en todo lo que se ha escrito a lo largo del tiempo... especialmente en el arte, en la
música y en la poesía... y, sobre todo, en la Naturaleza.
Pero la auténtica Verdad sólo se puede encontrar en un lugar, en la comunión de cada hombre y
de cada mujer con una Fuente eterna de Conocimiento oculto que lleva dentro, y que cada individuo
debe buscar y hallar por sí mismo.
Podemos mostrar la senda a los demás, pero cada uno debe marchar solo por esta senda: hasta
que cada «extraviado» haya realizado el viaje íntegro y hasta que todos hayamos alcanzado
finalmente la Luz de la Sabiduría cabalmente formada que está en el final del Camino... de donde
partimos en un Tiempo ha mucho olvidado.
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Prefacio
Como la sombra de Peter Pan, la curiosidad acerca de la compatibilidad astral sigue al astrólogo «por el
segundo lugar de la derecha y sin parar hasta la mañana». Es inevitable que en cada reunión alguien le
formule una pregunta de esta índole: «¿Cómo se lleva Sagitario con Piscis?». Típicamente, en los programas
de radio y televisión, y en las entrevistas periodísticas, el profesional de la astrología tropieza invariablemente
con: «Mi marido es Leo y yo soy Acuario. ¿Por eso reñimos tanto?», o: «¿Con qué signo le conviene casarse
a un Géminis?».
Todos desean conocer las reglas básicas del juego de la combinación y el apareamiento de los signos
solares. Incluso me he encontrado inerme en el sillón del dentista, en plena extracción de una muela, mientras
el profesional me decía: «No se trata de que yo crea en la astrología, ¿pero qué posibilidades tengo con una
mujer Capricornio?».
Ahora bien, aquellos de vosotros que fuisteis jóvenes (y que, según espero, lo seguís siendo), sabéis lo que
Campanilla de Bronce le advirtió a Peter Pan: «Cada vez que un niño dice que no cree en las hadas, un hada
cae muerta en alguna parte». Asimismo, cada vez que alguien comenta que no cree en las estrellas, una
relación humana cae muerta en alguna parte, pues le falta la comprensión que podría haber extraído del cono-
cimiento básico de la astrología... y esto no es una fantasía. Es un hecho. El arte y ciencia más antiguo del
mundo no tiene nada de misterioso, a menos que optéis por considerar «misteriosos» los milagros de amor y
tolerancia que emanan de su empleo. Dejando de lado la semántica, da resultados, cualquiera que sea el
calificativo que le apliquéis.
En cuanto a esos conocidos personajes del País de Nunca Jamás, Peter Pan y Wendy, si bien he utilizado
algunos de sus comentarios, a lo largo de este libro, para simbolizar, en diversas circunstancias, ciertas
características de los doce signos astrológicos, el Sol natal personal de Peter Pan se hallaba en el elemento
Aire mutable de Géminis cuando él fue creado. ¡Oh, sí! Peter era un signo solar Géminis... a pesar de que
utilizo citas específicas suyas para simbolizar otros signos del libro. Era un signo solar Géminis que deseaba
no crecer nunca, que buscaba algo que nunca podía terminar de hallar, que estaba eternamente destinado a
sentirse seguro sólo de su propia sombra y nunca de otro ser humano... hasta que, confiemos en ello,
aprendiera por fin la lección del amor mediante el esclarecimiento eventual.
Wendy era evidentemente una Cáncer: maternal, posesiva, afable e imaginativa, y ensayaba sus alas en un
vuelo de fantasía bajo la Luna llena, como a menudo lo hacen las doncellas lunares. Como veis, no estaban
asociados por una sólida armonía de signos solares, de manera que reñían de cuando en cuando, y cada uno de
ellos oía una melodía distinta. Wendy terminó en el último capítulo como terminan casi todos los Cáncer: a
salvo y segura. Aunque su corazón anhelara ansiosamente volver a volar, optó por el hogar, el matrimonio y
los hijos, como sueños finales, en tanto que Peter, como casi todos los Géminis, continuaba su búsqueda
eterna de un arco iris más refulgente, allá lejos... aún obsesionado por dos deseos gemelos: el de sentar la
cabeza junto a Wendy, y el no menos vehemente de seguir siendo libre... y fiel a sí mismo.
Pero cuando Wendy nació, la Luna seguramente estaba en Acuario, en aspecto trígono (armonioso) con el
Sol Géminis de Peter, y ésta fue la razón por la cual, al principio, voló con él... y prometió volver a limpiarle
la casa todas las primaveras.
Vale la pena invertir tiempo y esfuerzos en comparar dos horóscopos en busca de compatibilidad, porque cuando
encontráis una relación en trígono, en sextil o en conjunción entre los respectivos signos solar y lunar (los
signos transitados por el Sol y la Luna a la hora de ambos nacimientos), más un intercambio positivo de los signos
situados en los ascendentes con las luminarias, el amor asume una dimensión más profunda. Todo amor es
capaz de trasmutar los deseos en realidad, pero el amor entre dos seres cuyas auras personales se han
amalgamado armónicamente, de esta manera, genera las vibraciones a las que se refieren los poetas, y puede
manifestar una magia maravillosa.
Entre los millones de parejas de la Tierra que procuran alcanzar (o han alcanzado) juntas una dicha y una
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realización satisfactorias, y entre aquellas que aún se debaten en medio de una difícil prueba sexual kármica,
transitan aquellas otras, muy raras, que reciben la designación esotérica de «compañeros del alma» o «almas
gemelas».
A veces ocurre que un hombre y una mujer se encuentran, y reconocen instantáneamente a la otra mitad de su
propio ser tras los ojos del otro. Los ojos han sido correctamente designados con el nombre de «ventanas del
alma». Incluso sus voces les resultan recíprocamente conocidas, como un acorde musical recordado. Éstos son
dos seres que captan enseguida el hecho inalterable de que han sido, son y deberán ser siempre uno, aunque
hayan luchado contra su hado durante siglos y se hayan esforzado en vano por evadirse de su destino común.
Casi desde el primer momento en que se encuentran y se miran el uno al otro, sus espíritus confluyen
jubilosamente, reconociéndose, desdeñando todas las convenciones y costumbres, todas las reglas sociales de
comportamiento, impulsados por un conocimiento interior que no pueden negar, pues es demasiado arrollador.
Inexplicablemente, a menudo sin pronunciar una palabra, saben que sólo podrán alcanzar la integridad el uno
mediante el otro... y que sólo podrán ser completos en todos los sentidos cuando estén juntos.
De alguna manera se sienten inmortales, y lo son... porque este nivel de amor puede conferir el
conocimiento inicial de la conquista de la longevidad multisecular en el mismo cuerpo carnal, en el plano de la
Tierra, así como la materialización del cambio de cuerpos carnales (los templos del alma) en un estado
plenamente consciente, sin el «coma» denominado muerte. La solución del problema de «superpoblación»
que se planteará en el caso de que todos los habitantes de la Tierra logren este objetivo, será analizada con
más detenimiento en un futuro libro.
Tampoco intentaré describir aquí detalladamente el origen y el destino final de las almas gemelas, porque
lo he hecho en otro libro, titulado Gooobers, que se publicará en el futuro próximo. Pero el tema de los
compañeros del alma o almas gemelas despierta una curiosidad tan acuciante, que merece una explicación,
aunque incompleta, en este mismo contexto.
El hombre y la mujer que son compañeros del alma casi no necesitan pronunciar las palabras «Te amo»,
pues están seguros de que deberán ser el uno para el otro en la encarnación (ciclo vital) presente, o (como
consecuencia de complicaciones kármicas) al cabo de muchos siglos. La fórmula de la ceremonia matrimonial
—«que ningún hombre separe lo que Dios ha unido»— se refiere a estas personas. Sin embargo esta
advertencia es innecesaria, y sólo se trata de un ritual simbólico, porque ningún hombre puede romper el
vínculo entre las almas gemelas. Ni siquiera ellas mismas. Ni ninguna energía del Universo. La fuerza que las
creó es todopoderosa e indestructible. Es posible que el lazo se debilite, que la unión y la consumación finales se
aplacen, pero nada podrá separarlas definitivamente. Es infinita la dicha que podrán reivindicar —cuando lo
deseen— según una tabla cronológica dictada por el libre albedrío de los ángeles superiores de sus propias
personas. (La superconciencia o supraconciencia de cada uno.)
A este tipo de atracción magnética instantánea se lo denomina a menudo «amor a primera vista», el cual no es
un azar del destino, sino algo muy real. Es algo más que una curiosa coincidencia que las almas gemelas confluyan
en el momento apropiado, en medio de la inmensidad del mundo. El entrecruzamiento de sus caminos ha sido
predestinado en un nivel superior de conciencia. Es tan cierto que determinadas energías espirituales actúan
para producir estos encuentros, como que la migración de las aves y el retorno de los cometas están
gobernados por una ley universal análoga. Su confluencia es controlada por las operaciones del Karma, que
no es más que la suma total de las causas movilizadas en el pasado... y éstas determinan infaliblemente las
condiciones del presente. Cuando llega la hora de que las almas gemelas se encarnen, éstas son enviadas a la
Tierra y revestidas de carne (una vez más, los cuerpos son los templos del alma) por la acción de
determinadas fuerzas de tiempo-energía, en el momento de la Cronología Terráquea en que ciertas
configuraciones planetarias generan las condiciones propicias. Estas fuerzas de tiempo-energía son de
naturaleza electromagnética, pero más complejas de lo que esta palabra da a entender.
Ninguno de nosotros puede controlar los resultados finales de las causas que iniciamos o pusimos en acción
en nuestras vidas pasadas, aunque sí podemos controlar nuestras reacciones a los resultados que estas causas
pasadas producen en nuestra vida actual. La personalidad superior posee el «libre albedrío» para modificar
estos acontecimientos kármicos, y nosotros podemos adquirir este poder si aprendemos a sintonizamos o co-
municarnos con la personalidad superior (supraconciencia). Pero en el nivel consciente el «libre albedrío»
sólo puede realizarse en el futuro, porque, en esa corriente siempre fluida que llamamos presente, ponemos en
marcha, mediante acciones que iniciamos ahora y mediante reacciones a causas pasadas, las condiciones
futuras con las que tropezaremos inevitablemente.
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En cuanto a las influencias planetarias específicas de las natividades (horóscopos o cartas natales) de dos
personas, influencias éstas que le revelan al astrólogo que se trata de almas gemelas, lo cierto es que son
demasiado complejas para explicarlas exhaustivamente en este libro, en toda su magnitud, y deberemos dejarlas para
otro volumen programado, que se ocupará de este tema y otros afines. Pero suponiendo que dichas influencias
planetarias estén presentes en las cartas respectivas de los enamorados, se revela un destino en el cual los dos se
encontrarán involuntariamente y en el cual será imposible separarlos, incluso mediante la experiencia de la
muerte, excepto durante intervalos de tiempo terráqueo, destinados a la verificación kármica de las almas. Durante
estos períodos de separación, ya sean breves o prolongados, las dos personas se sienten solas, vacías e incompletas.
Sin embargo, incluso durante estas interrupciones temporales de su convivencia, existe entre ellas una
comunicación astral constante, pulsante, porque aun entonces se hallan unidas por un cordón que las conecta a
través de la distancia.
Recientemente una mujer que conozco se hallaba sumida en un estado de ansiedad emocional, y
experimentaba una necesidad desesperada de conectarse con el hombre que amaba (un alma gemela), el cual
se hallaba fuera del país. No tenían cómo comunicarse por teléfono o por carta. Una noche estaba postrada en
la cama, en la oscuridad, e intuía marcadamente su presencia pero se sentía frustrada porque no podía verlo ni
oírlo ni tocarlo, y de pronto exclamó en voz alta, involuntariamente: «¿Oh, por qué no me oyes cuando te
llamo?». La lámpara colocada sobre el escritorio, en el otro extremo de la habitación, se encendió
súbitamente. Al mismo tiempo, una gran margarita de papel que él le había regalado meses atrás, cayó al
suelo. La mujer se sentó en el lecho, atónita, miró la lámpara y la margarita caída, y volvió a hablar en voz
alta. «Si has sido verdaderamente tú quien encendiste la luz, ¿puedes darme una señal de que tu cuerpo astral
está realmente aquí, apagándola ahora mismo?» Enseguida el interruptor de la lámpara chasqueó
audiblemente y dejó la habitación a oscuras... e inmediatamente volvió a chasquear poblándola de luz. Antes
del episodio la lámpara había estado apagada durante varias horas, de modo que no se trató de un corte de
energía.
Aún oímos los clamores de la ciencia: «¡Dadnos hechos, hechos, hechos!». La astronomía y la ciencia, son
incapaces ambas de ver el gran bosque metafísico del conocimiento a través de los árboles de la baja
matemática y la baja física, sin el prefijo «meta», en tanto que la metafísica podría explicar tantos misterios.
«Meta» es una palabra griega que significa, sencillamente, «más allá». ¿La verdad reside más allá de la
ficción del hecho? Einstein tenía conciencia de ello. Sí, el abstracto Albert lo sabía. Algún día muy próximo,
en esta naciente era de Acuario, el descubrimiento de instrumentos suficientemente sensibles para medir la
tremenda energía del campo magnético del amor demostrará cómo sus impulsos eléctricos pueden dejar en
suspenso las leyes de la Naturaleza (pero no perjudicialmente), invertir la gravedad (y también el proceso de
envejecimiento, mediante la regeneración celular), aumentar la comunión telepática y producir muchas otras
manifestaciones milagrosas, incluida la evocación consciente de encarnaciones anteriores, lo cual por fin
convencerá a la ciencia escéptica. Sí, el amor puede lograr todo esto, si el deseo es suficientemente vehemente
y si la motivación no es egoísta... cuando se movilizan suficiente fe y suficiente voluntad. Ocurre todos los
días.
Testigos fidedignos han observado frecuentemente cómo una mujer de cuarenta y cinco kilos puede
levantar las ruedas de un camión de dos toneladas si su hijo está atrapado debajo de ellas: una inversión total
de las leyes físicas que concuerda empero perfectamente con las leyes de la meta-física. El amor es mucho
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más que una emoción o un sentimiento. El amor es un impulso eléctrico positivo. La ciencia aún no ha
perfeccionado instrumentos suficientemente delicados o refinados para detectar estos impulsos, que, sin
embargo, existen. Los «científicos» tampoco creyeron en las ondas electrónicas de la radio hasta que pudieron
medirlas.-.. y sin embargo ahí estaban, siempre. Como escribió H. T. Buckle en su History of Civilization in
England: «... habitualmente pasan unas pocas generaciones y entonces comienza un período en el cual estas
mismas verdades son interpretadas como hechos comunes: y un poco después comienza otro período en el
cual son declaradas necesarias, e incluso la mente más obtusa se pregunta cómo fue posible que alguna vez las
negaran».
Durante la trabajosa búsqueda del alma gemela habrá muchas desviaciones, muchas relaciones que al
principio parecerán genuinas y después se diluirán en la indiferencia y el hastío. Incluso cuando por fin se
descubre el alma gemela, a menudo se producen muchas complicaciones y verificaciones que causan
sufrimientos temporales. Sólo la práctica continua y consecuente de la tolerancia y la clemencia puede aliviar
el dolor. El intercambio de dolor por dolor sólo genera la certidumbre futura de una reacción análo ga, de más
dolor, por obra de la causa y el efecto kármicos.
A veces, parece que los problemas de dos personas que se aman son insolubles, que el muro que los separa
es tan alto que no podrán salvarlo. Pero sus problemas se disiparían, desaparecerían sencillamente, si sólo
pusieran en contacto sus manos, o sus corazones, o sus mentes, o incluso sus narices, y susurraran una sola
palabra: «¡magia!». Porque el amor es magia, el poder secreto que todos los que aman poseen sin saberlo.
Aunque el trauma sea enorme, aunque las palabras sean crueles, el amor lo borrará todo, como si nunca
hubiera existido. Pero no si quien ha infligido el dolor no lo desea y no se esfuerza... no si quien ha sido
profundamente herido carece de la capacidad de perdonar. El deseo, el esfuerzo y el perdón, combinados, son
necesarios para liberar la fuerza y el poder del amor.
La legendaria búsqueda del Santo Grial implica una búsqueda doble. En el nivel material o terrenal, gira en
torno de la copa concreta de la cual el Nazareno bebió en la Última Cena, y que según los antiguos fue
enterrada cerca del lugar donde los sacerdotes druidas (descendientes de los esenios) celebraban sus ritos
místicos... copa cuyo descubrimiento es inminente en la era del Aguador.
En un plano más sublime, místico, cada ser humano concluye con éxito la búsqueda del Santo Grial cuando
se reúne con el alma gemela. Porque sólo cuando todas las almas gemelas solitarias y separadas se reúnan por
fin jubilosamente, las piezas del rompecabezas de la vida se ensamblarán para formar una imagen íntegra y
completa dentro del Universo. La leyenda susurra que será durante el despuntar de la era de Acuario cuando
los catorce fragmentos del alma de Osiris —que se esparcieron cuando su cuerpo fue dividido en catorce
partes por su hermano Set (lo cual provocó la primera Puesta de Sol de la Tierra)— se reúnan en un solo
hombre, «con todas sus partes dispersas completas». Un hombre, que se reencontrará con su propia alma
gemela, Isis, después de millones de años trabajosos de búsqueda y de incontables encarnaciones que
compartieron en el pasado sin comprender la verdad.
Al mismo tiempo, las almas gemelas de Set y su Nepente, separadas hace mucho tiempo, se reunirán, para
cumplir su destino de descubrir juntas el Grial del Nazareno, mediante el amalgama de sus auras. Entonces,
dice la leyenda a través del milagro de la absolución recíproca por aquel crimen lejano. Set y su hermano,
Osiris, junto con Isis y su hermana, Nepente, encontrarán de alguna manera, juntos, los anales perdidos de la
Atlántida... así como el sepulcro de Osiris, que contiene las crónicas de la construcción de la Gran Pirámide
de Gizeh, levantada por Osiris (y no por Keops, como se ha creído erróneamente durante siglos). Cuando
estos hechos portentosos y sacrosantos se concreten, después de que estos cuatro (y uno más) reconozcan la
verdadera identidad de sus personalidades superiores, otras muchas almas gemelas se reconocerán
súbitamente las unas a las otras. Entonces por lo menos empezaremos a materializar nuestro sagrado derecho,
tal como lo suplicamos en esos versículos del padrenuestro: «Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra, (como arriba, así también abajo), cambiando el esquema de la trinidad de
energías solar, estelar y lunar en el cosmos.
Quienes aman profundamente, y quienes están auténticamente apareados con la otra mitad de sí mismos, no
experimentan deseos de desencadenar guerras ni de dominar a los demás. Así como la devoción de Romeo y
Julieta, aun en la muerte, tuvo el poder de disipar la enemistad y de conciliar las diferencias entre los
belicosos Montescos y Capuletos, así también la amalgama extática de todas las almas gemelas enamoradas
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tiene la misma facultad de unir a la humanidad, a todos los terráqueos para la Paz y el Bien permanentes. Pax
et Bonum. No es una coincidencia (nada lo es) que el hombre que por lo menos dio un paso inicial hacia la
paz en el Oriente Medio, Anwar el Sadat, sea auténticamente dichoso en su matrimonio y esté casado con una
mujer que refleja los objetivos de su personalidad superior... y que lo mismo ocurra con Menajem Beguin, de
Israel, quien por lo menos al principio aceptó aquel gesto con el mismo espíritu de buena voluntad y
sinceridad. Tampoco es una coincidencia que Hitler fuera un hombre solitario, huérfano de amor.
¿Jesús... el carpintero de Nazaret? No estaba solo. No le faltaba el amor de una mujer. Aunque sólo se trate
de un comienzo, el excelente y minuciosamente documentado libro The Sexuality of Jesus (Harper & Row,
1973), que Harper & Row reeditó en 1979 con el título de Did Jesus Love?, escrito por el reverendo William
Phipps, un Escorpión, arroja la necesaria luz sobre el misterio largamente oculto de Jesús y su propia alma
gemela. Porque él era sólo un hombre, aunque muy evolucionado... y ella, sólo una mujer. Como tú.
La doctrina de la divinidad, como la del patriotismo, implica una vibración negativa, que sitúa a un
hombre, una mujer, una nación, por encima de los demás. ¿Jesús, el Cristo? Sí, él era más que humano, un
ente distinto, pero no diferente, no más sobrehumano o divino de lo que puede llegar a ser cada hombre y
mujer durante esos períodos demasiado raros y breves de sintonización con la supraconciencia individual.
Anwar, el Cristo... Menajem, el Cristo... Ruth, el Cristo... Robert, el Cristo... Thelma, el Cristo... Michel, el
Cristo... Susan, el Cristo... Arthur, el Cristo, y así sucesivamente, incluyendo tu propio nombre. Cristo no es
más que otro nombre para designar al Espíritu Santo, que puede introducirse en cualquiera. Todos somos
hijos e hijas de Dios... y de Su Compañera, Su propia alma gemela. ¿Cómo habría sido posible que nuestro
Creador no tuviera Su contraparte? La bipolaridad positivo-negativo, masculino-femenino, existe en todas las
dimensiones, en todos los niveles de conciencia, dentro de las galaxias del Cielo... y en el Infierno de la Tierra
(tal como se manifiesta actualmente). El mismo Jesús nunca pretendió ser divino. «Lo que yo he hecho,
también podéis hacerlo vosotros, y más... id y haced lo mismo... te será hecho según tu fe... ». Éstas no son
reivindicaciones de singularidad espiritual, sino sólo recordatorios de que las que se estaban exhibiendo eran
manifestaciones de lo «divino» que hay dentro de cada uno de nosotros, milagros que todos podríamos
ejecutar... aunque no sin sacrificios, no sin ciertas disciplinas necesarias para controlar la mente, el cuerpo y
las emociones. Es extraño que la palabra «disciplina» abarque a la palabra «discípulo». O quizá no es extraño
en absoluto.
Los cataclismos pronosticados, si llegaran a producirse, si no pudiéramos evitarlos, habrán sido generados
por muchas fuerzas de las tinieblas... por la experimentación subterránea de inmensas energías destructivas...
por las vibraciones negativas de las olas actuales de promiscuidad sexual y lascivia que invaden las revistas y
el cine, y que ultrajan y degradan el sexo a su nivel más bajo... por la feroz ambición de lucro... por la
negativa egoísta a compartir nuestro dinero, nuestros alimentos o nuestro amor con nuestros semejantes. «Si
todos comieran sencillamente, todos comerían.» La necesidad de sexo, como la necesidad de alimentos, es un
apetito devorador que se extiende por todo el mundo. Pero compartir nuestro amor no implica compartir
nuestros cuerpos en una sensual experiencia sexual de grupo. La glotonería no es la respuesta a ninguno de los
dos tipos de apetito.
El sexo no es un pecado; sólo el empleo incorrecto de su energía es un pecado contra el ángel superior de la
propia personalidad. La unión sexual es el éxtasis de lo «profundo» descubierto por quienes aman, y
simboliza la amalgama del hombre y la mujer con el Universo y con la totalidad de la Naturaleza, en la
unidad. Es una simple cuestión de prioridades. Primeramente os enamoráis... con los ojos. Después con la
mente, y después con el corazón (las emociones). Para entonces vuestra alma se ha sumado a la experiencia
—os deis cuenta o no de ello, os habéis «enamorado» espiritualmente— y es hora de enamorarse con el
cuerpo.
Cuando invertís el orden de este proceso, fracasáis. Porque sólo los ojos saben cómo introduciros en la
mente de la persona que mira. Sólo la mente sabe cómo introduciros en el corazón de la persona con la que
habéis descubierto una afinidad mental. Sólo el corazón sabe cómo introduciros en la unión con el alma del
ser amado. Y el alma sabe muy bien... ¡oh!, sabe muy bien, creedme... cómo introduciros, entonces, en el
éxtasis de la unidad denominada acoplamiento sexual, que os convierte en «una sola carne».
Pero si empezáis por el cuerpo... el cuerpo no sabe a dónde conduciros, como no sea hacia más y más
sensaciones de la carne, que por sí solas carecen de poder para materializar el anhelo de amor o alimentar el
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ansia de amor más profunda, sensaciones que en razón de ciertas leyes fisiológicas, deben determinar
eventualmente que el cuerpo se inmunice a la sensación, y necesite cada vez más estímulos, hasta que
finalmente, como en el caso de las drogas, se llega al nivel de tolerancia incluso para esto, y se prefiere toda
sensación. Utilizar el cuerpo como un instrumento exclusivamente reservado a la sexualidad sin amor, es
como escuchar una sinfonía con un equipo estereofónico pero utilizando un solo altavoz.
Sí, es hora de que llegue un Mesías. Un Guía que nos recuerde una vez más las lecciones básicas de amor que
nos impartió antes y que olvidamos tan rápidamente. Porque no importa hasta qué punto un individuo o una
nación ha caído en el error; el amor generará una renovada consagración a la humanidad. Así como no
importa cuánto nos hemos alejado, porque el amor producirá el retorno. Como lo señaló el poeta Emmet Fox,
no hay distancia que el amor no pueda salvar cuando se lo proyecta con suficiente intensidad; no hay
enfermedad —moral, mental, emocional o espiritual— que el amor no pueda curar. No hay victoria que el
amor no pueda alcanzar. El amor es energía cinética concentrada, la fuerza más portentosa de la Naturaleza...
y de más allá de ésta.
Si sólo pudierais amar con suficiente profundidad y sustentar el amor durante suficiente tiempo, podríais
convertiros en la fuente de vuestros propios milagros, y seríais tan poderosos como los «dioses y diosas» de la
antigüedad. No habría ningún sueño que no pudierais materializar, ninguna ley que no pudierais cambiar,
ninguna situación que no pudierais invertir... si sólo amarais suficientemente.
No es fácil amar suficientemente. Amar suficientemente no implica amar sólo a aquellos que os aman a
vosotros, a aquellos que son buenos y considerados y generosos. Amar suficientemente implica también amar
a quienes «lanzan toda clase de vituperios contra vosotros», a quienes os odian y demuestran activamente ese
odio, a quienes aparentemente carecen de toda compasión y sensibilidad. Cualquiera puede retribuir el amor
de quienes lo aman... o la aman. Este tipo de amor no entraña mucha gloria ni poder. Estamos encarnados en
estos cuerpos carnales, en la Tierra, para aprender la lección más profunda y difícil del amor, que consiste en
amar a lo que no inspira amor. En esta hazaña reside toda la fuerza y la energía de la verdadera pasión. En la
mayoría de los casos se trata de un esfuerzo penoso, pero cuando lo conseguimos las recompensas son...
inimaginables. No os preocupéis por la innecesaria «canonización» religiosa —vosotros también podéis
convertiros en «santos»— si conseguís amar suficientemente.
En términos astrológicos, casi no se necesita esfuerzo para que un León y un Carnero se amen, para que un
Toro y una Cabra se amen. Pero para que un Carnero armonice con un Cangrejo, para que el León armonice
con el Escorpión, el Toro con el Aguador... deben desplegar un amor sublime. Los signos del Zodiaco y el
amor, es un libro que procurará guiar a quienes tienen la fortuna de estar unidos por sus propios signos solares
compatibles... y que también procurará marcar el camino de la tolerancia y la armonía a aquellas personas a
las cuales su destino kármico actual les ha impuesto la prueba espiritual de entablar relaciones con personas
de signos solares antagónicos.
Incluso cuando se trata de dos individuos cuyos signos solares y lunares armonizan, siempre hay en sus
respectivas natividades algunos planetas que chocan y que generan fricciones y tensiones periódicas. Superar
esto implica sintonizarse con la frecuencia pulsátil de la personalidad superior, iniciar el ascenso por el
sendero que conduce al esclarecimiento... y marchar en una atmósfera mágica, bajo una lluvia de milagros.
Como una copa sin fondo, el Santo Grial de quienes aman nunca está vacío. En las matemáticas de la
metafísica, que son las matemáticas del País de Nunca Jamás, veréis... que cuantos más milagros regalamos a
los demás, tantos más quedan para vosotros y para mí.
¿Quién entre nosotros no es, a ratos, indigno de ser amado? ¿Y no son precisamente ésos los momentos en
que secretamente anhelamos y necesitamos que más nos amen? ¡Oh!, la magia de que alguien a quien hemos
maltratado nos retribuya con un trato amable; el milagro de oír, cuando hemos dicho: «Siento haber
pronunciado esas palabras crueles», la respuesta: «¿Qué palabras crueles? Yo no las he oído».
Entonces el corazón estalla de júbilo y la copa se desborda. Porque este secreto antiquísimo de la alquimia
es un secreto muy sencillo.
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Y así, ojalá la fuerza... del amor... os acompañe. Ojalá ella evite los cataclismos naturales pronosticados, así
como los cataclismos personales de la separación y el divorcio, mediante sus prismas de luz.
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Los
doce misterios
del Amor
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El amor es la necesidad más profunda del hombre y la mujer. Lo que abruma al espíritu humano no es la
amenaza de enfermedad o pobreza, sino el temor de que no haya nadie que se interese sinceramente por
nosotros, nadie que nos comprenda realmente. Todos corremos desesperadamente en pos del amor, aunque
seamos muy sanos, ricos o sabios, porque la otra alternativa es la soledad. Y así es como se busca el amor en
el cielo y en el infierno, y lo buscan los santos y los pecadores, sin que importe a dónde los lleva la
búsqueda, que en la era de Acuario los conduce a algunos extraños lugares, por el laberinto de la revolución
sexual.
Los aficionados al intercambio de parejas y los idealistas, los puritanos y las prostitutas, las frígidas y las
promiscuas, los machistas y las militantes feministas, ya lean a Browning o Playboy, ya vean películas de
Walt Disney o las últimas producciones eróticas de Suecia, buscan lo mismo. Cualquiera que sea el camino
por el que transitan en pos de la felicidad, la necesidad interior que los impulsa a seguir adelante es el amor.
Y no se trata de darlo. Ni de recibirlo. Sino de compartirlo. Amar y ser amado en cambio.
¿Por qué el amor perdurable, mutuo, es tan esquivo? Para lograr una unión completa y permanente con la
otra mitas (el alma gemela) el hombre y la mujer deben aprender la lección de los doce signos solar( s.
Deben asimilar la sabiduría de estos doce misterios del amor antes de poder alcanzar una armonía definitiva,
perfecta, entre sus naturalezas mental, física, emocional y espiritual.
A medida que giramos en torno de la rueda astrológica o kármica de la vida, a través del renacimiento
bajo la influencia de los diversos signos solares, a veces progresando deprisa, a veces retrasándonos,
volviendo a menudo a la experiencia de determinado signo solar para repasar viejas lecciones...
evolucionamos, cada cual a su propio ritmo. Nuestras propias personalidades superconscientes nos obligan a
perfeccionar gradualmente las cualidades positivas de los doce signos y a purgar nuestra naturaleza de sus
condiciones negativas, para que cada uno de nosotros se transforme eventualmente en el oro refinado de un
ente totalmente evolucionado, digno de unirse a la otra mitad: la personalidad gemela. En nuestro anhelo de
amor —por nuestra alma gemela o compañero del alma— reside nuestra sabiduría metafísica latente. El
secreto de la vida misma. La verdad esotérica.
Cada signo solar contiene una fuerza que puede revertirse en debilidad, y cada signo solar contiene una
debilidad que puede revertirse en fuerza, merced a la ley de la bipolaridad positivo-negativo. ¿Qué es la
obstinación de Tauro sino su paciencia invertida? ¿Qué es la naturaleza impulsiva de Aries sino el aspecto
negativo del coraje positivo de Marte, típico del Carnero? ¿Leo optará por ejercitar el gran orgullo y la gran
nobleza que le corresponden por derecho leonino-solar con el fin positivo de proteger a los indefensos, o con
el fin negativo de convertirse en un tirano arrogante que oprimirá a los inermes? ¿La cautela de Cáncer se
transformará en temores y fobias lunares? ¿La compasión y humildad de Piscis se trocarán en los aspectos
negativos de Neptuno: la impostura, la introversión y la evasión? La elección de las bipolaridades de nuestro
signo solar siempre corre por nuestra cuenta. Y si nos equivocamos al optar, deberemos revivir de nuevo la
experiencia de ese signo solar, hasta asumir el control de su fuerza positiva.
12
Las doce iniciaciones del amor
En cada una de las experiencias siguientes, el hombre o la mujer es absolutamente capaz de conferir y
enseñar a los demás la primera cualidad, pero para que la personalidad aprenda la segunda cualidad hay que
hacer un gran esfuerzo. Cuando el individuo comprende esta segunda cualidad tan bien como la primera, ello
implica que ha adquirido el dominio de un determinado signo solar. El alma debe pasar más de una vez por
las seis primeras iniciaciones del amor como :
Después de alcanzar la madurez emocional en estas primeras seis etapas de desarrollo, el hombre y la mujer
deben pasar por las seis últimas iniciaciones del amor (más de una vez) para descubrir su sentido espiritual
más profundo en:
13
y para comprender así finalmente que …
El amor es eterno
Existe una razón profunda y significativa por la cual la meditación sobre los doce misterios del amor que
figuran aquí es importante para ti y para el ser que amas. La clave es el número doce. Existen 12 sales
minerales básicas que se emplean en homeopatía (la más útil de las ramas de la medicina). Estas 12 sales
tienen un gran poder para fomentar un estado positivo de la salud humana en cada uno de sus doce signos
solares correspondientes, hecho éste que sólo comprenden los homeópatas profesionales y no los médicos
ortodoxos (exceptuando unos pocos casos raros entre estos últimos). Los minerales de la Tierra se ajustan al
número 12, lo mismo que los sistemas métrico y duodecimal. Los diamantes, por ejemplo, tienen 12 caras o
ejes, a lo largo de los cuales es indispensable cortarlos para que tengan brillo. Hubo 12 gobernadores en el
sistema maniqueo, 12 divisiones del Templo de Salomón, 12 trabajos de Hércules, 12 altares de San Jacobo,
12 dioses griegos y así sucesivamente.
Mucho antes de que los 12 hijos de Jacob fundaran las 12 Tribus de Israel, el número trece (13) tenía un
importante significado místico. Por ejemplo, había 12 Caballeros de la Mesa Redonda, y el Rey Arturo era el
decimotercero. El Rey-dios Osiris del antiguo Egipto estaba asociado a 12 reyes de menor jerarquía, y Osiris
era el decimotercero. Igualmente el Rey-dios azteca Quetzacoatl tenía 12 seguidores, y él era el decimotercer
miembro del grupo. En la Cristiandad, el Budismo Gautama y el Islamismo Shiita, también hay 12
seguidores (apóstoles o discípulos) y un Maestro. Los 12 discípulos representan las doce etapas de
conocimiento de los signos solares, y el «Maestro» simboliza el número trece (13), o la pureza de la
amalgama perfecta de los otros doce en un todo completo.
Por ejemplo, los astrólogos esotéricos pueden identificar a cada uno de los 12 apóstoles de la Biblia
cristiana con la cualidad del signo solar que se corporiza en la actitud particular de ese individuo respecto de
las enseñanzas de Jesús. Esta verdad religiosa entrelazada, judeo-cristiano-islámica, se manifiesta en la
armonía matemática y el bello sincronismo de la rueda del horóscopo.
La ignorancia espiritual, o la ceguera, genera el miedo supersticioso al temido número «13». Los pisos de los
hoteles saltan del «12» al «14», y pocas anfitrionas invitarán a trece comensales a una cena. Sin embargo, el
verdadero significado de este número santo es la sabiduría. Si se lo utiliza para el mal puede provocar una
gran destrucción. Pero si se lo utiliza para el bien puede provocar una gran regeneración. En sentido
negativo, simboliza al «Maestro», que es la amalgama de las doce lecciones de los signos solares,
transformado en un «ángel caído», como Lucifer. En sentido positivo, significa exactamente lo contrario: un
«ángel» que se mantiene incólume, que ejerce el poder y la sabiduría eternos, atemperados por la justicia y la
misericordia y, sobre todo, por el amor.
La numerología es un componente inevitable de la astrología. El tema es demasiado vasto y complejo
para abordarlo a fondo en Los signos del Zodiaco y el amor, y lo analizaremos minuciosamente en un
próximo libro. Sin embargo, en el ínterin, es necesario hacer una breve referencia a los números planetarios
para poder entender cabalmente los doce misterios del amor. Cada signo solar armoniza con un planeta o
luminaria (Sol o Luna) determinado, y es regido por él. Y asimismo cada planeta armoniza con un
determinado número y es gobernado por él. Por ejemplo:
El Sol (que rige a Leo) vibra al son del número diez o uno (10=1), al que equivale cuando se lo suma
siguiendo el procedimiento matemático normal.
La Luna (que rige a Cáncer) vibra al son del número dos (2).
Júpiter (que rige a Sagitario) vibra al son del número tres (3).
Urano (que rige a Acuario) vibra al son del número cuatro (4).
Mercurio (que rige a Géminis y temporalmente a Virgo, hasta que se descubre e identifi ca al planeta
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que rige auténticamente a Virgo. o sea Vulcano: véase el capítulo Virgo -Virgo) vibra al son del
número cinco (5).
Venus (que rige a Libra y temporalmente a Tauro, hasta que se descubre que el que rige auténticamente a
Tauro es Pan-Horus: véase el capítulo Tauro-Tauro) vibra al son del número seis (6).
Neptuno (que rige a Piscis) vibra al son del número siete (7).
Saturno (que rige a Capricornio) vibra al son del número ocho (8).
Marte (que rige a Aries) vibra al son del número nueve (9).
Cada planeta y luminaria también vibra al son de lo que se denomina un número de «octava más alta», pero
dejaremos la explicación de esto para el próximo libro ya mencionado.
Quizás hayáis notado que en esta lista falta el número con el que vibra Plutón (que rige a Escorpión).
Muchos astrólogos y estudiosos de la numerología os dirán que Plutón vibra al son del número nueve (9), y
que comparte este número con Marte (que gobierna a Aries). No es cierto. Plutón, como todos los otros
planetas, vibra al son de su propio «número» particular —cabal e individualmente suyo— y no lo comparte
con ningún otro planeta o luminaria. Como ya hemos agotado los números desde uno (1) hasta nueve (9), y
diez (10), como vibración del Sol que gobierna a Leo, volviendo así al uno (1) y completando el círculo, tal
vez os preguntaréis cómo es posible que Plutón tenga su propio número. Ya lo veréis.
En primer término, es importante comprender que la vibración nueve (9) de Marte es la vibración
masculina del Universo, que representa y simboliza el principio MASCULINO último de toda la vida y el
amor. La vibración seis (6) de Venus es la vibración femenina del Universo, que representa y simboliza el
principio FEMENINO último de toda la vida y el amor.
El seis y el nueve. El 6 y el 9. Los números vibratorios femenino y masculino, o el 9 y el 6. Macho y
hembra. Positivo-negativo. Oscuridad-luz. (Bipolaridad.) Observad que cuando el número femenino de
Venus, el seis (6), se coloca cabeza abajo (invirtiendo su polaridad) se transforma en un nueve (9). Asimismo,
cuando el número masculino de Marte, el nueve (9), se coloca cabeza abajo (invirtiendo su polaridad), se
transforma en un seis (6).
El hombre y la mujer son, pues, inseparables. Cada uno es una parte igual del otro. Los principios
masculino-femenino son totalmente intercambiables. Sin embargo, uno de ellos siempre apunta en dirección
opuesta al otro. En la numerología hay muchos más niveles fascinantes y reveladores de estudio del seis y el
nueve, pero aquí sólo nos ocupamos sucintamente de este tema, que analizaremos a fondo en un libro futuro.
Observad que cuando se les quita la «cola», el seis (6) y el nueve (9) se transforman en un círculo. El
círculo es el secreto de la fusión de las almas gemelas... el misterio más insondable del signo solar de
Escorpión, y del planeta que gobierna a Escorpión, el portentoso y poderoso Plutón. Porque el número a cuyo
son vibra Plutón es... el CERO. El círculo. El círculo (0) representa la eternidad, porque simboliza la serpiente
que se devora su propia cola. De la cabeza masculina (positiva) de la serpiente fluye la energía masculino-
positiva... hacia la cola femenina (negativa) de la serpiente. Simultáneamente, de la cola femenina (negativa)
de la serpiente fluye la energía femenino-negativa hacia la cabeza masculina (positiva) de la serpiente.
Éste es el secreto de Escorpión, el signo solar del «sexo»... y ésta es la energía que alimenta el enorme
poder del planeta que gobierna a Escorpión: Plutón. El cero. El círculo. El O. La serpiente que devora su
propia cola. El símbolo de la eternidad. Porque el auténtico poder sólo puede existir cuando todas las
bipolaridades —macho y hembra, joven y anciano, oscuridad y luz, noche y día— se transmiten energía
simultáneamente las unas a las otras, y fusionan sus energías en lugar de seguir oponiéndose entre sí.
El cero vibratorio de Plutón también contiene el misterio secreto de la Santísima Trinidad de la
Cristiandad. «El Padre-el Hijo-y-el Espíritu Santo». El «hijo» (humanos, de ambos sexos) es la energía
masculina. El «Espíritu Santo» (el espíritu de Cristo) es la energía femenina. Cuando cada una fluye
simultáneamente en la otra (en lugar de mantenerse en oposición) se genera una tercera energía, que es las
dos, y sin embargo ninguna —neutral y TODOPODEROSA-, o sea: «El Padre» (Dios). Esta tercera energía,
compuesta por la masculina y femenina combinadas, que fluyen la una en la otra, en lugar de oponerse,
genera muchos milagros: El gran poder de la Divinidad. La concepción de un hijo. La concepción de una
idea (que se transforma en ideal si se le agrega la «1» de love, la palabra inglesa que significa amor). La
energía que mueve a las naves espaciales de otros sistemas solares.
15
Kekule, que hizo el monumental descubrimiento de la estructura anular del benceno, descubrimiento éste
que a su vez allanó el camino para el aspecto teórico de la química orgánica, no dijo por casualidad que antes
de que se le ocurriera este concepto había soñado repetidamente con «una serpiente que se devoraba la cola».
Por tanto, todo el misterioso «poder» de Plutón-Escorpión proviene de un conocimiento inconsciente de
este principio del cero en virtud del cual la fusión perfecta entre lo masculino y lo femenino crea una tercera
fuerza de energía, que es lo uno y lo otro, y sin embargo no es ninguno de los dos —neutra y
TODOPODEROSA- porque no se opone, sino que hace que las bipolaridades se fusionen y fluyan
simultáneamente la una en la otra.
Otro testimonio, otro «secreto» del círculo CERO de Plutón, es el siguiente: ¿qué sucede cuando se agrega el
CERO (0) a cualquier otro número? Cualquier banquero o estudiante de matemáticas os dirá que «aumenta»
el poder del número. Evidentemente, el monto de un dólar crece (tiene más «poder») a medida que «se
agregan ceros». Así, 1,00 dólar se convierte en 10,00 dólares o 100,00 dólares o 10.000,00 dólares y así
sucesivamente. El CERO, pues, equivale al PODER. Esta noticia complacerá a todos los Escorpión...
siempre que no olviden dónde reside el origen del poder. En la serpiente que se devora la cola... el secreto de
la eternidad.
Un factor importante para comprender los doce misterios del amor, relacionados con el secreto del círculo, es
el siguiente. En el texto de este libro encontraréis a menudo el término «Co-Creadores». A los escépticos, a
los que les resulta difícil imaginar al «Dios del Antiguo Testamento» con su propia consorte, les suministro
esta información erudita, aunque los creyentes y las personas espiritualmente espabiladas no necesitan más
pruebas que el conocimiento instintivo que procede de dentro, respecto de este o cualquier otro concepto
sobre la veracidad de la creación.
La cita siguiente proviene de una escrupulosa traducción de la Septuaginta, la versión más antigua (circa
250 a.J.C.) que se conoce del Antiguo Testamento (los manuscritos hebreos clásicos se remontan apenas al
Renacimiento). La traducción fue publicada en 1960 por la Falcon's Wing Press, bajo la supervisión del
doctor C. Musés. Extractos de Proverbios 8:3-31:
16
supercherías mayúsculas del dogma religioso. Y los hijos de Adán de la era de Acuario se dejarán esclarecer
esta vez por la sabiduría de Eva. Ni siquiera los «padres» de la Iglesia pueden parar el rayo del despertar
espiritual uraniano, predestinado y pronosticado, de la nueva era del equilibrio áúreo. Quizás Adán no pudo
acomodarse a la verdad. Pero los Acuario de hoy sí pueden... y así lo harán.
Bajo las poderosas vibraciones de Urano y el microscopio de Acuario, quedará al descubierto la verdadera
naturaleza hipócrita de la patraña. Y a esto se lo denominará «Inocencia Original»... el comienzo de la
Sabiduría. Cuando las gentes de todo el mundo empiecen a cooperar con estos principios divinos del
equilibrio áureo de lo masculino y lo femenino, la nueva era de Acuario se manifestará finalmente en todo su
esplendor y magnificencia a la Atlántida renacida y más sabia. Ni siquiera la suma de todos los locos
chovinistas y atómicos y nucleares podrá detener la marea uraniana de la Verdad.
A medida que el hombre y la mujer evolucionan alrededor del círculo kármico astrológico, asimilando en su
propia individualidad las cualidades de otros signos solares, enseñando algunas, aprendiendo otras, cada uno
de ellos tiene la obligación espiritual de conservar la integridad positiva de su propio signo solar en esta
encarnación y también de respetar este derecho en los demás. El León debe tener su dignidad, así como el
Cangrejo debe aferrarse a la seguridad. La Cabra debe honrar la tradición, y los Gemelos deben reclamar su
libertad. Cada cual debe obedecer el adagio de la era de Acuario que exhorta a «vivir y dejar vivir», a ser uno
mismo, y a comprender que los demás también deben ser como son. El primer paso que debemos dar para
comprender el significado último del amor, para que finalmente nos permitan disfrutar de su realización
absoluta, consiste en aprender a tolerar en lugar de condenar las cualidades de los signos solares que difieren
de las nuestras.
Al explorar las relaciones recíprocas de los doce signos solares, a través de sus rasgos armoniosos y
antagónicos en la medida en que los unos y los otros se asocian con los nuestros, siempre debemos tratar de
recordar que el objetivo final de cada alma consiste en dar las lecciones de cada signo solar a las otras
personas con las que nos cruzamos en el camino, y recibir recíprocamente sus enseñanzas. Este viaje es una
especie de desarrollo del espíritu, que empieza en la infancia del alma y continúa en la edad adulta del alma,
en su edad mediana, su «vejez» y su muerte, y después en el renacimiento. El alma sólo podrá liberarse de
este círculo interminable de nacimiento y .nuerte cuando aprenda a liberar también el cuerpo físico o denso de
!a muerte, milagro que me atrevo a predecir que se producirá mucho antes de lo que actualmente creemos. El
«problema» que crearía esta longevidad, respecto de la población general del mundo (nuevos nacimientos,
junto con la derrota de la muerte —durante siglos— etcétera) tiene varias soluciones. Pero éste no es el lugar
adecuado para tratar de concebir tales posibilidades. La discusión a fondo de lo que será este futuro en la
«nueva era» que se aproxima deberá quedar aplazada hasta mi próximo libro.
El viaje simbólico del alma a través de los doce signos solares se puede comprender imaginando a un hombre
y una mujer que realizan un viaje análogo, con sus mentes y sus cuerpos. Al principio, el alma ingresa en la
fase inicial, parecida al nacimiento terrenal, y después progresa a lo largo de varias etapas posteriores
similares a la vida terrenal, y en cada una de ellas asimila experiencia espiritual, así como nosotros
asimilamos experiencia mental y física durante un viaje análogo de nuestros cuerpos densos. El alma "nace"
en el signo de Aries, el recién nacido simbólico, tal como se refleja a través de la alquimia magnética del Sol.
17
El misterio de amor de Aries
El alma, simbólicamente recién nacida en Aries (aunque no necesariamente en su primera estancia
terrenal), se relaciona con la aurora, el amanecer, la primavera y la Pascua... o con la resurrección de su
«muerte» en el signo anterior de Piscis.
En esta primera incursión en el elemento Fuego —esta experiencia como primera de los tres signos
cardinales— el alma simbólicamente «recién nacida» proyecta la vibración positiva, masculina, de las fuerzas
diurnas a través de la vitalidad explosiva del regente planetario de Aries: Marte. Como un recién nacido
humano totalmente absorto en sí mismo, el alma de Aries descubre con deleite sus propios dedos de los pies y
de las manos, su propia esencia física. Para satisfacer todas las necesidades le basta un grito potente, que los
mayores oyen y contestan inmediatamente. El auténtico recién nacido no desconfía, ni teme a nada ni a nadie,
sencillamente porque nunca ha experimentado lo que es una negativa. Asimismo, el alma «recién nacida» de
Aries deposita una confianza natural y una fe conmovedora en la fuerza invisible del bien que le concederá
milagrosamente la satisfacción de todos sus deseos.
En el plano terrenal esta fuerza benéfica está representada por los padres; en el sentido místico, por
nuestros Co-Creadores. Y así éstos velan tiernamente sobre el alma «recién nacida» de Aries, así como los
padres velan tiernamente sobre su criatura, protegiéndola cariñosamente de su propia ingenuidad, rechazando
prudentemente algunas de las exigencias que formula mediante la excitada conciencia de que el alma es: él ha
nacido y está aquí. El alma de Aries intuye: «YO SOY» o «Yo existo». Y como el recién nacido simbólico,
los hombres y mujeres de Aries permanecen ajenos a las posibilidades de tropezar con accidentes, dolor o
crueldad en el camino de la vida. Él o ella aprende estas experiencias negativas sólo de quienes han avanzado
más, de quienes han acumulado rigor, recelo e instinto de supervivencia durante el proceso de crecimiento.
Un adagio religioso postula que todos los recién nacidos, puesto que mueren en estado de pureza, se
transforman inmediatamente en ángeles. ¡Por supuesto! Aún no han tropezado con el demonio de la tentación.
Pero si el «recién nacido» Aries sobrevive, él o ella debe sufrir una y otra vez, como la auténtica criatura, el
cruel desencanto de la confianza depositada en quien no correspondía. Víctima de la maldad, de la falta de
compasión o del abandono, el recién nacido se siente sacudido, asustado, solo... y entonces grita con más
fuerza aún para atraer la atención. De la misma manera (y por las mismas razones) el alma del hombre o
mujer Aries, traumatizada y desilusionada, necesita y «busca aceptación, y sin embargo corteja el rechazo»...
con una reacción emocional violenta ante el abandono.
Las cualidades positivas de Aries son una inocencia y un asombro conmovedores, una fe ciega y un coraje
descarnado. Expresadas en forma negativa pueden transformarse en egocentrismo egoísta, desconsideración,
agresividad y acción impulsiva que se desentiende de las consecuencias.
Para el alma de Aries, el amor es una necesidad vital, que da por supuesta, porque para su conciencia en
pañales el amor es sinónimo de la existencia misma. Por tanto espera instintivamente y acepta gozosamente la
devoción, pero no sabe muy bien cómo retribuirla. Aries exige amor, porque sin amor muere, como el recién
nacido. Cuando el abandono emocional puede implicar (simbólicamente) la muerte, incluso la insinuación del
mismo puede producir un pánico desmedido y un terror inexplicable, que sólo se sosiegan con reiterados
esfuerzos por apaciguarlo. Aries necesita que le recuerden siempre que «si llega el invierno»... el milagro de
la primavera no puede estar lejos.
18
El misterio, de amor de Tauro
La conciencia espiritual en vías de desarrollo del hombre o la mujer entra a continuación en el elemento
Tierra. A nivel de Tauro, el alma del recién nacido simbólico se ha convertido, alegóricamente, en un bebé
sano, rollizo, y ahora se relaciona con las fuerzas nocturnas reflexivas femeninas y ha aprendido a dormirse a
la hora apropiada, y a despertarse luego en un clima de comodidad prevista.
Ya no grita sin razón, intimidado por el miedo o la soledad... ni vocifera para que satisfagan todas sus
necesidades, como en la etapa ariana. Ha descubierto que los padres complacerán todos sus deseos. En la
etapa de Tauro, el alma, como el bebé humano, se conforma con permanecer tranquila y pacientemente
sentada en su sillita, aguardando el pan cotidiano con silenciosa, confiada y segura expectación.
El Toro también ha aprendido a valerse del buen comportamiento para cosechar más placeres, más favores
de los «padres» y otros adultos. Las sonrisas y la obediencia son recompensadas, y Tauro no olvida lo que ha
aprendido, aunque el aprendizaje haya sido doloroso y lento. Todavía esencialmente ajeno a todo lo que está
fuera del entorno inmediato, el hombre o .la mujer Tauro (como el bebé Tauro simbólico) encuentra la
felicidad en el círculo de la familia y en lo tangible... en lo que conoce como familiar más que en-el mundo
exterior extraño y bullicioso.
A través de la experiencia de Tauro, el alma bebé descubre el deleite de emplear los sentidos del gusto, el
olfato, la vista, la audición y el tacto. Huele y mastica simbólicamente, y escucha todos los juguetes, así como
los toca en esta primera experiencia del alma como signo fijo del organizador. Como los bienes personales
producen felicidad, este hombre o mujer se aferra a ellos, los acaricia y se complace en llamarlos propios.
Tauro dice: «YO TENGO». Ésta es la etapa del osito o la manta reconfortante (que volverá a aflorar,
fugazmente, en la vibración de Cáncer). En la etapa de desarrollo de Tauro, el «alma bebé» depende
inmensamente del contacto físico con los seres queridos, que la alzan, la miman, la besan y la abrazan. Y el
Tauro gobernado por Venus (guiado por Pan-Horus) responde con gorgoteos y risitas de éxtasis, y entiende el
afecto sólo mediante la sensación de que lo tiene cerca. El bebé concreto es ferozmente posesivo cuando se
trata de sus juguetes y de la atención de sus padres, se derrumba cuando cree haber perdido a los unos o los
otros, se resiste tenazmente a compartirlos, y así es como el hombre o la mujer Tauro se comporta respecto de
su cuenta bancaria y su consorte.
Las cualidades positivas de Tauro son la tenacidad, la paciencia, la perseverancia y la convicción. Expresadas
en su forma negativa se transforman en la obstinación, el prejuicio ciego y la sinrazón.
Para el bebé jocundo, dogmático, que simboliza al alma de Tauro, el amor es el afecto físico, que se da y se
recibe sin cuestionamiento. Como el bebé asocia el amor con todo el placer y la dicha, se regodea en él con
una satisfacción desprovista de complicaciones, animal. Por tanto, Tauro acepta y retribuye el amor con los
sentidos... pero aún no ha aprendido a analizar su auténtico mérito y valor.
19
El misterio de amor de Géminis
En la experiencia del alma de Géminis, el «bebé» simbólico de Tauro entra en el mundo del niño que hace
sus primeros pinitos, y vuelve a experimentar, como en el nivel de infancia de Aries, las fuerzas diurnas
positivas, masculinas. Por primera vez, el alma llega a la etapa del comunicador mutable, toma conciencia de
su propia mentalidad, se da cuenta de que no está sola en el Universo. El alma niño de Géminis aprende a
comunicar sus necesidades mediante el lenguaje, aprende a formar palabras y a hilvanarlas, en tanto los
padres y las demás personas escuchan atentamente, disfrutando de cada nuevo sonido. Hablar le resulta
divertido porque toda la atención se centra en él (o ella). Tiene una nueva aptitud para gatear o hacer pinitos
hasta el bote de las galletas, sin gritar como Aries ni esperar como Tauro, y esta independencia que acaba de
descubrir es embriagante. A los Géminis los emociona el conocimiento que ahora tienen a su alcance, y por
eso le gritan « ¡YO PIENSO!» a todo el mundo, muy excitados.
El nivel de conciencia del niño simbólico le enseña al alma de Géminis que el carácter tiene dos caras, una
dualidad o bipolaridad que es necesario armonizar para poder entablar una relación afortunada con los demás.
Experimenta el primer ramalazo de desdicha cuando choca violentamente con la disciplina, mientras intenta
fusionar las personalidades gemelas dormida y despierta. Puesto que Géminis anhela súbitamente ciertos
placeres que residen fuera del hogar y la familia, el alma niño es castigada a menudo porque intenta enfrentar
simbólicamente ciertos peligros cuya existencia aún no sospecha. Asimismo, los hombres y mujeres Géminis
sienten que el mundo los invita a emprender su exploración, ¡y quién sabe qué encontrarán en él! Dotado de la
flamante capacidad mental de razonar y deducir —de relacionarse— el Géminis empieza a desear cosas que
están más allá de las que ya ha visto, y a soñar con ellas.
La mitad del alma de Géminis sigue siendo un bebé inseguro, que necesita el entorno familiar. La otra
mitad es un niño anhelante, cuya curiosidad se encauza hacia las múltiples maravillas ignotas que están fuera
del alcance tangible. El alma de Géminis ya ha experimentado el Fuego y la Tierra y aprende a lidiar por
primera vez con el elemento Aire. Y así es como esta personalidad gemela experimenta las cosas, con ojos
resplandecientes y el corazón desbordante de esperanza. Cada nueva jornada activa la mente de Géminis con
su magia oculta, ahora más cautivante que los juguetes desechados y el cálido círculo del afecto parental. Lo
que el hombre o la mujer Géminis ve por la ventana es un edén prohibido donde todos los anhelos yacen
envueltos en el misterio, mientras el planeta regente Mercurio (el mago) muestra el camino seductor que se
extiende más allá.
Las cualidades positivas de Géminis son la versatilidad, la perspicacia mental, la rapidez de percepción,
el razonamiento deductivo y la flexibilidad. Expresadas en su forma negativa se convierten en la
impaciencia, la charlatanería, la superficialidad, la ambigüedad, la falta de fiabilidad y el
autoengaño.
Para el «niño» Géminis, el amor ha perdido parte de su primitiva naturaleza prodigiosa. En esta etapa sigue
siendo necesario, más de lo que se piensa, pero ahora hay que buscar algo más emocionante que el amor. ¿Es
el amor el que os retiene, el que os tironea y os impide salir disparados en dirección a la vida? Entonces el
amor es placentero, pero también restrictivo. Los hombres y mujeres Géminis no han cesado de necesitarlo o
desearlo, pero cuando el amor se convierte en una barrera para su libertad lo desechan apresuradamente,
olvidan su tibieza y la seguridad que brinda... y no piensan que podrían extraviarse y no encontrar el camino
de regreso al hogar.
20
El misterio de amor de Cáncer
El niño es ahora un púber, y el alma ha evolucionado hasta la etapa de Cáncer: flota entre la infancia y la
madurez, anhela ser adulto y sin embargo vacila en pasar al otro lado. Cáncer vuelve a avivar la conciencia de
las fuerzas nocturnas negativas, femeninas y reflexivas. Pero esta segunda experiencia de la noche está
fusionada con una sensación nueva, más rica e incluso más sensual (que era sólo una inspiración poética, y
todavía no una realidad auténtica, en el nivel anterior de Tauro), porque se ha producido un cambio de
estación. El despertar de la primavera se ha ahondado en un sueño de una noche de verano con toda su belleza
madura y fragante para estos hombres y mujeres, estos Oberón y Titania, de Cáncer.
Ahora la melancólica y sensible alma «púber» vacila entre la dependencia infantil y el mundo
enloquecedoramente seductor y tentador de los adultos (¿qué significa ser hombre o mujer?). Esto se expresa
deliciosamente en los experimentos entre los mundos humano y feérico del famoso clásico del Tauro
Shakespeare. Puck, el simbólico púber Cáncer, observa a los adultos (humanos) en el entorno, y es
prodigiosamente sensible a todo lo que ve y oye. Pero este mundo adulto, material, que él espía con tanta
vehemencia, exhibe vislumbres de frecuentes desilusiones.
Y por ello los sueños de Cáncer están llenos de sobresaltos, hacen que el Cangrejo clame en la noche, y
que a veces saque del armario el viejo y simbólico osito de Tauro y lo abra& fuertemente cuando nadie lo ve.
Tal como les sucede a los hombres y mujeres de Cáncer, los estados de ánimo cambiantes de los púberes
cabales los intrigan a éstos tanto como a sus familias. Pero estos terrores son muy concretos para los Cáncer,
quienes temen que la madurez implique la pérdida de la seguridad de la que disfrutan junto a sus padres y
sobre todo junto a la madre. ¿Los futuros extraños se preocuparán tanto por los Cáncer y los amarán tan
incondicionalmente como la madre? Cáncer sospecha que no.
Incapaces de explicar sus aprensiones, los Cangrejos se tornan reservados, sueñan a solas... o se esconden
y se enfurruñan, imaginando que nadie los entiende. En el nivel de Cáncer, la posible pérdida de la protección
parental obsesiona al inconsciente. Cáncer ya ha aprendido lo que es la pérdida. Quizá los amigos de la
infancia se han mudado, la familia ha cambiado de residencia, el viejo barrio con el que estaba compenetrado
ha desaparecido. El mundo ya no es tan emocionante ahora que el Cangrejo intuye sus trampas ocultas. Los
hombres y mujeres Cáncer «púberes» saben que la maduración les producirá infaliblemente aflicciones
inesperadas, y por ello se aferran a aquello en lo que saben que pueden confiar: el ayer.
Como las nuevas sensaciones son muy agudas, Cáncer ve una combinación de tragedia y comedia en la Vida
a medida que ésta se expande en su conciencia a lo largo de su primera incursión por el sensible elemento
Agua. Igualmente a pesar de su timidez innata, el alma de Cáncer no se dejará relegar a segundo plano,
porque ésta es la segunda experiencia como líder cardinal, que puede trocar el miedo ilógico en cautela
sensata. Los Cangrejos desean tanto la Luna llena como la nueva, sólo tienen una conciencia parcial de lo que
anhelan... y son renuentes a averiguarlo. ¿Qué reserva el mañana? El sentimiento empuja el alma Cáncer
púber a las lágrimas. Impulsados por la necesidad de ocultar sus verdaderas emociones, los Cangrejos dicen:
«yo SIENTO», y después para que nadie sospeche que sienten tan vehementemente, bromean, creyendo
engañar a los demás. Si al hombre o mujer Cáncer no se lo trata con ternura en esta etapa crucial de la
evolución del alma, desarrolla un caparazón permanente duro y protector para defenderse del mundo cruel.
Las cualidades positivas de Cáncer son la imaginación, la tenacidad, la ternura, la sensibilidad. la solicitud y
la cautela. Expresadas en su forma negativa se transforman en mezquindad, irritabilidad, melancolía, avaricia
y cobardía, comportamiento posesivo y ánimo taciturno.
Para el Cáncer, así como para el verdadero púber inseguro y sentimental, el amor ha vuelto a asumir
importancia, por encima de todo. Pero ahora es sinónimo del hogar, que representa la seguridad emocional... y
la necesidad de amor es tan grande que debe encubrirse tras las lágrimas afligidas y la risa lunar.
21
El misterio de amor de Leo
El alma púber de Cáncer se transforma con brillo súbito en un adolescente simbólico que la vibración de Leo
transporta a la primera expresión de confianza en sí mismo y de orgullo por su individualidad. Ahora el alma
sabe (o cree saber) quién es a medida que Leo siente la atracción de las fuerzas diurnas masculinas y positivas
y del Fuego, con más intensidad aún que en el nivel de Aries. El mundo pertenece al León --o a la Leona— y
por tanto el o la «adolescente» Leo contempla su imagen en el espejo, admira lo que ve y formula el noble
juramento: «YO HARÉ». El verano ha hecho eclosión en un florecimiento de furiosa belleza, con tardes
perezosas y sol radiante, a medida que Leo se desplaza hacia la conciencia de Si desde el significado bipolar
de la afectación de Cáncer.
El idealismo de la 'juventud excita el corazón del León e inflama su sangre con el naciente conocimiento de
la sexualidad. Éstas son dos ansias poderosas que despiertan dudas íntimas y personales acerca del propio
valor, dudas que a su vez se ocultan tras una fachada de vanidad. El alma de Leo sabe qué hacer con esta
segunda experiencia en su condición de organizador fijo. y la utiliza con aparente confianza para aleccionar a
los demás, para asumir el control de su propia vida y para gobernar a aquellos que necesitan la protección de
Leo. Sin embargo, el hombre o mujer Leo, como el adolescente de carne y hueso, sigue buscando que lo
tranquilicen con halagos, sigue encogiéndose de miedo cuando lo ridiculizan, porque aún no es un hombre
cabal —una mujer cabal— a pesar de su aplomo exterior.
El alma ya ha pasado por las dolorosas experiencias de la primera y la segunda infancia, de la niñez y la
pubertad, así que Leo asume el mando con compasiva consideración para ayudar a los más vulnerables. En su
configuración de Leo, el alma no desea realmente oprimir a los indefensos. Las lágrimas derramadas en los
niveles de Aries, Tauro, Géminis y Cáncer han grabado en la memoria de Leo la generosidad de espíritu. Sin
embargo, aunque los Leo han aprendido a tolerar y perdonar a los enemigos, aún no han aprendido a respetar
la sabiduría de los mayores. El Leo, como el verdadero adolescente, cree saberlo todo, y no soporta a quienes
ponen en tela de juicio su nuevo conocimiento mundano. El alma de Leo venera al Sol, porque el Sol es el que
gobierna a Leo, es la fuente de toda la vida... y de su fuerza de León. Leo admira y es admirado, ama y es
amado. Cuando comienza la vida social, brotan los pimpollos del romance... que finalmente florecen. El
primer amor es cálido y refulgente, y le produce al «adolescente» Leo una mezcla de euforia y desencanto. El
poderío vertiginoso de su virilidad (o feminidad) le produce a Leo una sensación de dignidad e importancia
personales... a través del sexo opuesto. Los Leones y Leonas ya no deben vivir reprimidos por la sofocante
autoridad de la orientación parental. Han atravesado el puente que une la infancia con la edad adulta. Intuyen
las responsabilidades de la madurez, pero éstas aún no se han convertido en una carga. La vida es toda fulgor
solar, el pasado tenebroso ha quedado atrás, el milagro del futuro continúa pendiente... y el presente es un
momento ideal para la diversión y la distensión. Leo resuelve arrogantemente que el mundo necesita de su
recién descubierta sabiduría, y está más que dispuesto a suministrarla. Sólo mediante el ejercicio de una
autoridad indiscutida sobre los niños menores (las almas más débiles y aún no liberadas) el hombre o la mujer
Leo puede conservar durante esta experiencia la imagen necesaria de superioridad y amor propio.
Las cualidades positivas de Leo son el calor humano, la generosidad, la nobleza, la fuerza, la lealtad, el
liderazgo y una mansa y sosegante ternura: el carisma protector del hermano o la hermana mayor. Expresadas
en su forma negativa se convierten en la arrogancia, el falso orgullo, la vanidad, el despotismo, la soberbia... y
la promiscuidad romántica.
Para el Leo que se encuentra en la etapa simbólica de desarrollo adolescente, el amor es el romance
radiante, el cantar de los cantares, la materialización de todos los ideales y de la belleza. Leo está «enamorado
del amor» y de sí mismo... o de sí misma. Los Leones y Leonas dispensan afecto generosamente sólo porque
experimentan un gran placer al ser tan soberanamente magnánimos, y exigen gratitud y respeto de los amados
y se indignan si el amor los obliga a' comportarse a su vez con humildad... pues todavía no comprenden su
profundidad, ni la belleza implícita en el sacrificio del «yo».
22
El misterio de amor de Virgo
El alma juvenil de Leo no tarda en intuir que el verano llega a su fin... y por primera vez toma conciencia,
compungido, de la proximidad de la cosecha, todo ello cuando se expresa en su alma ese veranillo de San
Martín que es Virgo, las fuerzas nocturnas, negativas y femeninas, vuelven una vez más, y le recuerdan a él o
la Virgen (cuya personalidad más profunda ha sobrevivido intacta a los efímeros romances de la juventud)
que la madurez trae consigo el deber austero y la responsabilidad. «YO ANALIZO», dice Virgo a la
defensiva, mientras se esmera por alcanzar la perfección.
Ahora el alma en desarrollo se ha convertido, por primera vez, en un adulto, que se siente frustrado porque
lo obligan a ceñirse a las reglas y restricciones de la sociedad, pero que se somete mansamente, con innata
cortesía. Estos hombres y mujeres han descubierto que para recibir lo que necesitan deben servir de alguna
manera a los demás. La vibración de Virgo enseña que el individuo debe trabajar y ganar dinero, debe ser útil,
para poder distraerse libremente. En esta segunda experiencia con el elemento Tierra, que también lo es con
un comunicador mutable, los relojes y horarios asumen una gran importancia. El primer empleo es
decepcionante. Las exigencias del trabajo o el estudio obligan a archivar las ideas y los ideales. Ahora no hay
tiempo para soñar. El Virgo consagra todos sus esfuerzos a descollar en los estudios, a salir a flote en la feroz
competencia del mundo empresario. El aprendizaje y la competencia son imperativos: la supervivencia se ha
convertido casi en una obsesión.
Las almas de Virgo, como los jóvenes adultos de carne y hueso que ellas simbolizan. ven muchas cosas
criticables en torno, odian secretamente la pérdida de la inocencia infantil y no tienen ideas claras acerca de lo
que les aguarda. ¿Acaso sólo es más trabajo, más estudio y más responsabilidad? De ser así, la vida es en
verdad algo serio, que habrá que enfrentar lo antes posible con espíritu realista. Se hace tarde. En este nivel de
Virgo, los defectos e imperfecciones humanos asumen una importancia exagerada. Porque, si Virgo no recoge
una cosecha fructífera, ni ellos ni los demás podrán seguir viviendo. Estamos a fines del verano, a comienzos
del otoño, y el frío invierno acecha a la vuelta de la esquina. ¿Por qué toda esa otra gente sigue riendo y
jugando allí fuera? Virgo se inquieta y se preocupa, y se pregunta cómo podrá advertir a los irresponsables
que la estación del placer se acerca a su fin. El corazón sigue siendo puro y está poblado de silenciosa
esperanza, pero ahora la mente empuña las riendas.
Los anteriores entusiasmos de Leo han sido sustituidos por la resignación y los ensueños silenciosos. El
miedo a la dependencia genera en Virgo la obstinada determinación de no perder tiempo ni eludir deberes,
con la conciencia siempre alerta y a la expectativa, con anhelos de progresar. Aunque regida nuevamente por
Mercurio, el alma ya ha aprendido a no desperdigar las fuerzas vitales como lo hacía en el nivel de Géminis.
Como la Virgen simbólica, Virgo se balancea sobre el filo de la conciencia, y pronto contestará a la estentórea
llamada del auténtico regente de Virgo, Vulcano, que aún no ha sido «descubierto» por los astrónomos, pero
que está suficientemente próximo al descubrimiento como para haber comenzado ya a irradiar débilmente su
influencia pulsátil sobre todas las almas Virgo-Virgen.
Las cualidades positivas de Virgo son la lucidez, el discernimiento, la cortesía, el comportamiento servicial, el
espíritu práctico y la honestidad consigo mismo. Expresadas en su forma negativa se convierten en
maledicencia, testarudez, timidez, pesimismo, complejo de inferioridad y bizantinismo.
El alma Virgen ha llegado a su aspecto narcisista: recuerda a medias los fuegos candentes de la juventud, pero
como aún no ha despertado sólo intuye vagamente la pasión que le aguarda, y que pronto le será revelada por
Vulcano. Para los Virgo, el amor implica la entrega de la personalidad, un misterio que prefieren no resolver.
Por tanto encauzan su energía hacia la preeminencia en el trabajo... y aunque estos seres brindan una mansa
devoción, el auténtico significado del amor sigue latente en el corazón del Virgen.
23
El misterio de amor de Libra
El alma en vías de desarrollo se aparta del sendero solitario de la autodisciplina de Virgo y se proyecta
nuevamente hacia las fuerzas diurnas positivas, cuando la vibración de Libra la invita seductoramente a
aceptar, por tercera vez, el desafío del liderazgo cardinal. En la conciencia de Libra, el alma ya ha madurado
totalmente, y conoce el sol y la sombra. Mientras luchaba por alcanzar la madurez —lucha ésta que culminó
en Virgo—aprendió que en el mundo (y en los seres humanos) existen la noche y el día, el bien y el mal, la
oscuridad y la luz. Más allá de esto, a Libra lo consume la bipolaridad enigmática del macho y la hembra.
La experiencia les ha enseñado a los hombres y mujeres Libra a juzgar equitativamente a sus semejantes.
Hasta el nivel de Libra, el alma se preocupaba primordialmente por sí misma. Ahora su interés se expande
para abarcar, por primera vez, la conciencia de que necesita relacionarse con otros seres humanos. Ahora el
alma está pertrechada con las lecciones de cinco niveles anteriores, y se halla en condiciones de guiar con
espíritu lógico y con fuerza. Libra se comporta con una amalgama de sabiduría compuesta por los
conocimientos que adquirió al realizar una incursión por el AGUA y al experimentar dos veces el FUEGO, la
TIERRA y el AIRE. «YO SOPESO», dice Libra, que se enorgullece de ver ambas versiones. Como la
conciencia de Libra no soporta la injusticia, sus decisiones son difíciles y arduas. Nace un sentimiento de
justicia social, y frente al prejuicio o la intolerancia, Libra entabla a menudo interminables discusiones, en las
que emplea la fría lógica que aprendió en Géminis y aguzó en Virgo. Pero esta actitud es mitigada por una
flamante conciencia del valor de la persuasión. Libra ha adquirido la cualidad de la simpatía, que según ha
descubierto es un recurso seguro para triunfar, de modo que emplea sagazmente una voz melosa y una sonrisa
deslumbrante para halagar a los demás y salirse con la suya.
Libra tiene cada vez más conciencia de la belleza de la armonía... en la música, en el arte y en el romance.
Como los Libra recuerdan inconscientemente su soledad de Virgo, experimentan el despertar de un profundo
y primigenio anhelo de encontrar pareja. El alma de Libra, sentimental pero práctica, comprende
instintivamente que necesita llevar a alguien a su lado, en el amor y los negocios, para equilibrar la vida y
satisfacer el deseo de armonía del regente de Libra, que es Venus. Sin embargo, en el elemento Aire de Libra
no es fácil encontrar pareja para el amor. Cuando se pesan y equilibran los vicios y virtudes de los posibles
consortes en los platillos de la Balanza de Libra, a menudo se descubren carencias que generan la angustia de
la indecisión emocional. Pero mientras tanto el hombre o la mujer continúa la búsqueda incansable de un ser
con el cual compartir las alegrías y las penas. Algún día se disipará la estación tan amada del otoño, la
primavera recordada con tanto cariño ha quedado muy atrás, y hay algo que Libra sabe: no deberá estar solo o
sola, cuando llegue el invierno. Y así los Libra reaccionan ante la belleza del crepúsculo, tristemente, con la
sensación simultánea de que, no obstante su magnificencia escarlata y dorada, anuncia la proximidad de otra
noche del alma.
Las cualidades positivas de Libra son la justicia, la inteligencia, la simpatía, la dulzura y el equilibrio
emocional. Expresadas en su forma negativa se convierten en pereza, morosidad, indecisión, espíritu
polémico, hedonismo y comportamiento temperamental.
Para Libra, el amor es una unión de las mentes y los corazones, ni demasiado apasionada ni demasiado
desapegada: un feliz término medio que se debe compartir equitativamente. Pero estas almas se hallan tan
cautivadas por la belleza superficial del amor que no pueden sondear cabalmente sus implicaciones más
profundas. Sólo comprenden que aman. Aún no se les ha ocurrido preguntarse por qué.
24
El misterio de amor de Escorpión
El alma de Escorpión sabe mucho... pero es más aún lo que intuye y todavía no puede definir. La vibración
de Escorpión genera una necesidad tan apremiante de explorar lo desconocido que hay que sepultarla bajo
profundas capas de manso raciocinio, pues de lo contrario consumiría la mente y devoraría el alma. Las
lecciones muy presentes de la placidez y el juicio imparcial de Libra han determinado que Escorpión se cuide
mucho de expresar opiniones a quienes podrían descalabrarlas. El fuerte instinto de supervivencia de
Escorpión procede de un arraigado temor a que lo destruyan si no se pertrecha de antemano. Cada derrota que
sufre Escorpión no hace más que reforzar la íntima convicción de que ante todo debe ser leal a su propia
integridad personal. Porque Escorpión intuye que si pierde su personalidad, lo pierde todo.
En el nivel de conciencia de Escorpión, el alma descubre por primera vez la relación que existe entre el
nacimiento, la muerte, el sexo y la verdad religiosa. Escorpión sabe que, de alguna manera mística, todos
estos elementos se hallan entrelazados. Por tanto, el sexo se convierte en algo íntimamente explorado con una
pasión que no conocen quienes se encuentran detrás o delante de la etapa de desarrollo de Escorpión. Aunque
Escorpión sólo confía en el amor después de que éste ha demostrado ser digno de semejante confianza,
cuando se consagra a otra persona su lealtad es inamovible y eterna. Escorpión siente la necesidad vehemente
de protegerse a sí mismo y de proteger a quienes ama de todo daño, y por ello se siente obligado a reclamar
«ojo por ojo y diente por diente» como garantía de que no volverán a maltratarlos.
Mediante la sutil influencia del planeta regente Plutón, el alma de Escorpión asimila la experiencia de la
muerte a medida que desaparecen amigos y parientes, y esto acrecienta la necesidad de buscar aún más a
fondo el conocimiento sepultado en el inconsciente silencioso. En tanto que el espíritu de Escorpión se
remonta por las alturas como el águila, desafiando la gravedad, los deseos y las pasiones mundanas se
intensifican y lo obligan a poner en tela de juicio su propia dignidad. Ultrasensible, pero ya capaz de disfrazar
totalmente esta sensibilidad, Escorpión descubre ahora el poder asombroso de su propia mente, la voluntad
silenciosa, y la emplea secretamente, para que los demás no aprendan a ejercitar el mismo poder sobre él... o
ella. La conciencia de Escorpión es el período de prueba del alma.
Las cualidades positivas de Escorpión son la lealtad, la fuerza de voluntad, el magnetismo, la amabilidad, la
clarividencia y un autocontrol prodigioso. Expresadas en su forma negativa se convierten en crueldad,
fanatismo, venganza, sadismo, recelo y autoaborrecimiento.
Para los hombres y mujeres Escorpión el amor es una llama devoradora, digna de cualquier sacrificio... y
deben triunfar sobre su desafío. Sexualmente desinhibidos, pero con temores emocionales y recelos mentales,
se esfuerzan desesperadamente por fusionar las vibraciones físicas y espirituales del amor, con una extraña
mezcla de erotismo y pureza. Sin embargo, la satisfacción del deseo no hace más que dejar al alma de
Escorpión con la apetencia de algo más trascendente.
25
El misterio de amor de Sagitario
El alma en vías de desarrollo sale de la larga noche de la meditación de Escorpión y se vuelve nuevamente
esperanzada hacia las fuerzas diurnas positivas y masculinas, en tanto une el otoño con el invierno mediante
la conciencia de Sagitario. Ahora experimenta por tercera vez las vibraciones del comunicador mutable, y
responde por última vez al elemento impulsivo del Fuego. En Sagitario, el hombre o la mujer se ha convertido
en un filósofo escéptico, en un profeta renuente, que aún no conoce con certeza las respuestas definitivas al
enigma de la vida. De modo que el Arquero indaga más a fondo, con lógica penetrante y candor embarazoso,
para convalidar el aserto de Júpiter: «YO VEO».
Ya es hora de que el alma tome conciencia una vez más de su propia dualidad. Sagitario experimenta el
deseo compulsivo de explorar su propia mente y de tratar de desentrañar los secretos del comportamiento
humano en la etapa filosófica del estudio avanzado. Sin embargo, una parte de esta alma aborrece los
implacables requisitos de una educación cada vez más compleja y anhela hacer novillos y evadirse de la
exigente escuela kármica de la vida. Él —o ella— se zambulle desde las alturas del supremo optimismo y de
la fe ciega hasta los abismos del cinismo sarcástico. Primeramente frívolo y alegre, después serio y solemne,
Sagitario es el Centauro, mitad hombre y mitad caballo, que enfila las aguzadas flechas de la curiosidad
directamente hacia la diana del conocimiento buscado. La búsqueda sagitaria de la verdad transporta a esta
alma por el laberinto del concepto religioso, virando del ateísmo descarnado al fanatismo espiritual, hasta
desnudar el baluarte del dogma eclesiástico... que acepta o rechaza, parcial o totalmente.
A veces Sagitario retoza como un payaso torpe, con una despreocupación irresponsable por el futuro. 'A
veces medita seriamente, muy por encima de sus pares, y más allá de éstos. En la etapa sagitaria, el alma ha
llegado al trance simbólico del retiro. Movidos por su planeta regente, Júpiter, los Arqueros ansían viajar,
calentarse bajo soles extraños, ver y aprender de otros países, pueblos e ideas. Aunque se someten a
regañadientes a las obligaciones del trabajo, el deber y la responsabilidad, esta restricción fastidiosa a la
materialización de sus sueños los pone muy impacientes.
Para encubrir su constante inquietud espiritual, los Sagitarios adoptan una pose histriónica, teatral, que les
permite distraer a los demás con una mezcla de farsas divertidas y trágicas, mientras permanecen en
condiciones de seguir aplicando su método de indagación socrática respecto de sus propias almas, detrás de
sus máscaras. En este nivel queda poco tiempo para proceder con tacto, mientras Sagitario arremete para
descubrir las verdades antes de que termine la «Vida». El otoño toca a su fin, soplan los primeros vientos
invernales... y el clima estimulante invita al Arquero a tentar al destino, para demostrar que el hombre es más
fuerte que la Naturaleza. Aún no se ha impuesto la reclusión propia de la estación invernal. Y por ello
Sagitario disfruta de cada copo de nieve, mientras se interroga sobre su intención y su origen... y después los
comprime en una bola que arroja sin aviso previo para derribar la solemnidad de las almas más circunspectas.
Aunque intuye que le aguarda la «vejez», con sus prometidas recompensas de sabiduría y paz, el alma
recuerda con demasiada nostalgia los tiempos despreocupados de la juventud perdida... la primavera y el
verano... y no puede resignarse de buen grado a su madurez inevitable.
Las cualidades positivas de Sagitario son el optimismo, el candor. la alegría, la lógica, la honestidad, la
audacia y el entusiasmo. Expresadas en su forma negativa se transforman en la temeridad, la confusión
emocional, la negligencia, la falta de tacto, la grosería y la inconstancia.
Sagitario, que ha llegado a la edad intermedia simbólica del alma, debe descubrir el amor ahora... o lo perderá
para siempre. Cuando los Arqueros buscan una pareja para todos los tiempos, se dejan cegar por el idealismo
y el desafío del amor, y por tanto los hiere la realidad de éste, pues su indagación ansiosa aún no los ha
llevado a buscar el amor donde en verdad se encuentra: dentro de sus propios corazones.
26
El misterio de amor de Capricornio
Ahora las ráfagas heladas del invierno se hacen más insistentes, y obligan al alma harta de experiencias a
replegarse simbólicamente en el refugio del círculo familiar, y a someterse de nuevo a las fuerzas nocturnas
meditativas, negativas y femeninas. En el nivel de conciencia de Capricornio, el alma siente por cuarta y
última vez las poderosas vibraciones del liderazgo cardinal. Pero esta vez dicho liderazgo la conduce a través
del elemento Tierra estable, desde una posición de fuerza en el interior del hogar, junto al fuego de la
chimenea. ¿Por qué la Cabra habría de exponerse a las gélidas temperaturas exteriores, sólo para hacerse ver y
oír... aplaudir y alabar?
Las almas de Capricornio, que ahora están seguras de su capacidad y su derecho para asumir el mando, ya
no sienten la necesidad de exhibir u ostentar agresivamente su poderío... para conquistar la adulación pública
o la seguridad interior. En esta etapa, el alma ha aprendido que la auténtica paz emana de adentro. El título de
líder implica una responsabilidad que hay que manejar con la mayor cautela posible, sin que la ejecución de lo
que es obviamente el propio deber merezca un reconocimiento especial. Ahora los parientes (y sobre todo los
padres) del Capricornio asumen una marcada importancia, para bien o para mal, porque ha llegado la «vejez»
simbólica del alma... y junto con ella la conciencia de las prioridades de la vida, entre las cuales sobresale la
seguridad de pertenecer al grupo. Las emociones del romance y las libertades de la juventud ya no son ni
remotamente tan tentadoras para la Cabra como la comodidad y la satisfacción que uno encuentra junto con
aquellos en cuyos cuidados puede confiar.
Capricornio está preparado para comunicar la sabiduría de Saturno, trabajosamente acumulada, y también
está bien predispuesto para ello, pero sólo cuando se lo pidan. Como las Cabras saben que es un desatino
obligar a la gente a madurar prematuramente, sonríen con la benévola indulgencia de un abuelo cariñoso
(cualquiera que sea su edad cronológica) ante las travesuras de quienes aún son jóvenes de corazón.
Secretamente, el alma de Capricornio anhela renunciar al deber, pero ya está resignada a la certidumbre de
que el idealismo puro no es práctico... y de que el entusiasmo espontáneo nunca puede sustituir a la
experiencia. Muy consciente de los peligros de la acción impulsiva, el alma se ha hecho más conservadora... y
la negativa de la Cabra a diseminar sus esfuerzos o a incurrir en sentimentalismos determina que quienes
nacieron en los elementos de Fuego y Aire la acusen de frialdad emocional. Los Capricornio respetan la
autoridad porque interpretan que la ley es necesaria para proteger los derechos y la seguridad humanos.
Veneran tímidamente a los famosos y los triunfadores porque el regente de Capricornio, Saturno, les enseña a
reverenciar el éxito, cuyo precio conocen muy bien.
Aunque las almas más liberales puedan pensar que Capricornio es austero e inflexible, la vida también les
ha enseñado a las Cabras su lado humorístico, y sus bromas sutiles están teñidas por la ironía de la existencia.
Como los nuevos deberes saturnales que les impone su condición de consejeros de los necios descansan
pesadamente sobre sus hombros, a veces intentan beber la última dosis de los raros placeres de la Vida, que
aceptan serenamente, sin falsa vergüenza ni inhibiciones superfluas. Sólo después, cuando vuelve a imperar la
influencia atemperante de la madurez, el Capricornio experimenta una vaga sensación de remordimiento y
melancolía por haber sucumbido a la tentación de pasiones prohibidas. En la vibración de esta alma existe la
compulsión de reconocer la necesidad de ser prácticos, como lo confiesa Capricornio: «YO UTILIZO». Pero
la benevolencia espiritual atenúa la severidad de la adustez superficial que impone Saturno, porque la
conciencia del Capricornio trae consigo la comprensión de los errores humanos, nacida de la sabiduría que
asimiló durante diez etapas de los misterios de la vida... y del amor.
Para Capricornio, el amor es un intercambio apacible y noble de satisfacciones personales. Las Cabras han
aprendido cabalmente la valiosa lección de que el amor no se mide por el exceso de emociones. Pero como lo
equiparan sólo con las exigencias de la necesidad y el deseo mutuos, aún no han experimentado la liberación
de sus anhelos interiores.
27
El misterio de amor de Acuario
Al llegar a la iniciación de Acuario, el alma en vías de desarrollo siente que debe devolver a la vida mucho de
lo que cosechó en el camino. Y así comienza una «segunda infancia» a nivel del Aguador, que vierte su
conocimiento, resuelto a compartirlo, y ansioso por compartirlo, antes de abandonar este planeta para explorar
el excitante mundo de lo desconocido en el más allá.
Acuario siente por última vez como organizador fijo las conmociones de las fuerzas diurnas masculinas y
positivas, en la experiencia final del desapegado e imprevisible elemento Aire. El hombre o mujer Acuario,
que es un enigma para sus amigos y parientes, retoza de manera peculiar con los jóvenes de corazón, y
decimos peculiar porque su sabiduría y experiencia entran en contraste directo con esta conducta liberal y
excéntrica. En el pasado dejó relegados muchos misterios porque no tuvo tiempo para investigarlos. Ahora los
Acuario deben saborearlos a todos, deben examinar todos los matices por arriba y abajo, a izquierda y
derecha, de buena o mala gana. Les encanta dejar pasmados a quienes los rodean, y súbitamente toman
conciencia de una inexplicable capacidad para atisbar en el futuro. Asombrosamente intuitiva y erizada de
imprevistas vislumbres de imágenes telepáticas, el alma de Acuario examina a las personas y las ideas sin
sentimentalismo, y descubre la verdad sin una lógica visible ni un esfuerzo identificable.
En este nivel, el alma tiende a menospreciar la ley y la autoridad porque el espíritu vive realmente en el
mundo del futuro. El Acuario sabe que tarde o temprano habrá que modificar y adaptar las normas rígidas de
la sociedad actual. Por tanto él (o ella) no ve ninguna razón sensata para respetar lo que seguramente se
transformará mañana en algo nuevo y diferente. Si es necesario sublevarse violentamente para implantar la
tolerancia, la fraternidad y la comprensión, el Acuario piensa que el resultado será digno de semejante
conflicto. Sin embargo, si bien los Aguadores postulan cambios para el mundo (y para sus amigos y
familiares), ellos siguen fijos en sus opiniones personales, códigos privados y formas de vida, lo cual refleja la
naturaleza contradictoria de su planeta regente, Urano.
Ahora el alma ha adquirido un auténtico enfoque humanitario. Para el desprejuiciado Acuario todo ser
humano es un amigo, cualesquiera que sean los valores personales de dichos individuos, porque el Aguador
ha aprendido que él —o ella— está integrado dentro de la totalidad del género humano... y de la Naturaleza.
Sin embargo puede descuidar las relaciones personales, porque estos hombres y mujeres corren en pos de un
idealismo que está relacionado con el bienestar de la sociedad en general. Al igual que la era de Acuario, de la
que ella es un reflejo, el alma imagina en esta etapa un futuro radiante y glorioso que sólo se podrá alcanzar si
se demuelen las viejas costumbres y las ideas anacrónicas para abrir paso a la conciencia espiritual, mediante
la embestida de la masa acelerada del Karma. Cuando la conducta de Urano ofende a los más conservadores,
el Acuario individualista desecha su desaprobación con una carcajada. Los Acuario se sienten seguros merced
a su conciencia intuitiva del futuro, responden «YO SÉ» a todas las preguntas, y después se niegan
maliciosamente a explicar cómo lo saben... excepto a los niños, que entienden merced a su propia inocencia el
estado inocente de sencillez al que el alma retorna en la vibración uraniana de la «segunda infancia».
Las cualidades positivas de Acuario son la visión, la individualidad, la tolerancia, la cordialidad, el espíritu
inventivo, la originalidad y el genio. Expresadas en su forma negativa se convierten en excentricidad,
neurosis, desapego, distracción y negativa a cooperar.
Para Acuario, el amor es una emoción autónoma y desprovista de egoísmo, que hay que explorar y disfrutar.
El Aguador entiende la envergadura del amor e investiga todas sus dimensiones, pero lo derrocha
negligentemente confundiéndolo con la amistad. La satisfacción física deja al Acuario emocionalmente vacío
y aún anhelante, pues no comprende el misterio de la unidad con la pareja, la verdad última del amor. Ésta
espera silenciosamente, en las sombras, que la descubran. Es el secreto custodiado por Neptuno, más allá de la
comprensión de Urano.
28
El misterio de amor de Piscis
Así como el alma «nace» simbólicamente en la inocente irreflexión de Aries, así también «muere»
simbólicamente —o deja el doloroso plano terrenal— para ingresar en la compasiva humildad y la
sensibilidad mística de Piscis. En la etapa del signo solar Piscis, el hombre y la mujer en vías de desarrollo
empiezan a comprender vagamente el secreto del tiempo como un eterno AHORA, capaz de ver (en distinta
medida) el pasado, el presente y el futuro como una sola cosa. Esta es la tercera y última incursión del alma en
el elemento Agua sensible —su cuarta y última vibración como comunicador mutable— y la última
experiencia bajo las fuerzas nocturnas negativas y femeninas.
En el nivel de Piscis, el hombre y la mujer han pasado al menos una vez por las doce etapas de iniciación, y
muchos han tenido que remontarse atrás y volver sobre sus pasos centenares de veces en el curso de esta
experiencia, porque Piscis es el más difícil de comprender y conocer a fondo, entre los doce signos solares.
Generalmente esta hazaña no se logra la primera vez que se recorre la rueda de la vida, excepto cuando se
hace un vehemente despliegue de deseo y voluntad, lo cual tampoco significa que la proeza sea impracticable.
Pero éste es un camino que, hasta ahora, sólo han elegido unos poquísimos individuos. Por ello la astrología
enseña que Piscis es un «alma vieja»... y ésta también es la razón por la cual no todo hombre o mujer Piscis es
el paradigma de la gracia espiritual, y por la cual algunos nadan por aguas peligrosamente próximas a las
llamas del Infierno de Dante. El Pez vive en dos mundos, y experimenta simultáneamente el cielo y el
infierno.
Merced a la sabiduría secreta de su planeta rector, Neptuno, los Piscis saben que la aflicción y la fealdad no
forman parte del plan divino. Han vislumbrado la belleza de la verdad, y el fulgor de esta visión mística
genera el anhelo de apartarse de las vibraciones negativas del plano terrenal. Por tanto Piscis elude a menudo
la confrontación y la tensión y se evade por la ruta de las drogas, el alcohol, los ensueños diurnos, la creación
artística, la elaboración de teorías filosóficas, la meditación o el retiro religioso. Los Piscis pueden convertirse
en maestros, monjes, monjas, místicos, artistas, músicos, compositores, matemáticos abstractos y matemáticos
muy intuitivos... o pueden optar por zambullirse en las aguas cenagosas del alcoholismo y la drogadicción, e
incluso de la locura. Se trata de una vibración difícil y complicada para el alma, porque la experiencia de este
signo solar está preñada de tentaciones para el hombre o la mujer Piscis.
Como los Peces han «pasado por todo» en el nivel inconsciente, sienten una compasión natural por los
problemas de quienes los rodean. El alma de Neptuno está íntimamente familiarizada con las vicisitudes de la
vida, comprende las debilidades de la naturaleza humana, y por consiguiente tiende a apiadarse de las
flaquezas del hombre y la mujer, en lugar de condenarlas. Ello explica por qué estas «viejas almas» se
convierten tan a menudo en las receptoras de los secretos, tribulaciones, preocupaciones y aprensiones de
todos los demás. Sin embargo, su instinto inicial consiste en volver la espalda a las complicaciones
engorrosas, en todas sus formas. Sólo cuando el Pez encuentra el coraje necesario para enfrentar sus propios
problemas con la misma sabiduría espiritual que suministra a los demás, se pueden sondear los misterios de
Neptuno.
Mediante esta «iniciación por la muerte» (muerte del yo humano) el alma se hace más condescendiente,
más benévola, y adquiere la capacidad de entender mejor su auténtica relación con los Co-Creadores... a
medida que Piscis afirma: «YO CREO». Para materializar la gloria y la verdad cabales del amor, el Pez puede
recurrir, si así lo desea, a la inocencia de Aries, a la paciencia de Tauro, a la perspicacia de Géminis, a la
percepción de Cáncer, a la nobleza de Leo, al discernimiento de Virgo, al criterio de Libra, a la agudeza de
29
Escorpión. a. la honestidad de Sagitario, a la sabiduría de Capricornio... y al humanitarismo de Acuario. Pero
a veces estos múltiples fragmentos de conocimientos y talentos secretos sólo sirven para confundir a Piscis, y
lo impulsan a seguir el camino más fácil de la no resistencia pasiva.
Las cualidades positivas de Piscis son la humildad, la compasión, la sensibilidad, la agudeza espiritual, la
comprensión psíquica, la clarividencia filosófica y el potencial terapéutico. Expresadas en su forma negativa
se convierten en timidez, aprensión, masoquismo, ociosidad, proclividad al embuste y falta de voluntad.
Para Piscis, el amor implica una sumisión generosa del yo a los deseos de la persona necesaria para alcanzar
la Totalidad. El Pez experimenta más placer cuando da que cuando recibe, se siente más feliz cuando sirve
que cuando es servido. Sin embargo el enigmático Neptuno pone a prueba el alma de Piscis con la tentación
de múltiples experiencias sexuales y románticas... flotando de un amorío a otro.
El receloso Pez se vale de este comportamiento promiscuo se convierte en un recluso romántico— para rehuir
al peligro de que lo «pesquen» mediante un compromiso emocional profundo o permanente. Pero el hombre o
la mujer Piscis que se resiste a la tentación de buscar sólo el placer del amor para evitar su dolor, recibe una
valiosa recompensa cuando desentraña el misterio último del amor. Entonces él o ella vislumbra por primera
vez, en el curso del cansador peregrinaje del alma, la auténtica pasión de fusionar en una trinidad la mente, el
corazón y el espíritu, de lo cual resulta un raro éxtasis físico: la lejana promesa primaveral de un milagro, que
el amor formuló en Aries, se cumple por fin en Piscis.
30
Los planetas
coronadas por la dulce Venus con la Victoria del Amor que no murió
sino que sobrevivió a la noche de la búsqueda egoísta para aguardar el tierno perdón de la
mañana
y el amanecer de la comprensión*
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Su signo solar
El término «signo solar» significa que si usted es, por ejemplo, Géminis, cuando usted nació el Sol ejercía su
poderosa influencia a través de la ZONA DEL ZODIACO (no la constelación) llamada Géminis... desde el 21
de mayo hasta el 21 de junio inclusive (en todas las zonas horarias de los Estados Unidos durante las últimas
décadas; con un día de diferencia, por ejemplo, en Greenwich, Inglaterra). Usted notará que las fechas que
abarcan los períodos de los doce signos solares varían en función del libro de astrología que lee, lo cual puede
confundir al profano. Esta variación se debe a que la mayoría de los astrólogos no quieren desconcertarlo con
la información de que el Sol «cambia de signo» por la mañana, la tarde o la noche de un día determinado. Y
entonces le «roban» ese día de cambio a un signo solar consecutivo y se lo pasan a otro... para emparejar las
cosas. Esto no hace más que aumentar la confusión. Es muy agradable y fácil fingir que el período de cada
nuevo signo solar comienza exactamente a medianoche. Pero no es cierto.
Por ejemplo, si se exceptúan las variaciones de los años bisiestos, el Sol (tanto durante las últimas décadas
como actualmente) DEJA Aries y ENTRA en Tauro en algún momento del 20 de abril, en todas las zonas
horarias de los Estados Unidos (pero el 21 de abril en Greenwich, Inglaterra). Es importante que usted sepa
que el 20 de abril contiene AMBOS signos. De lo contrario usted podría pasar toda su vida pensando que es
un Toro, cuando en realidad es un Carnero.
De modo que recuerde siempre que si nació en el PRIMER o el ÚLTIMO día de cualquiera de los períodos
de los signos solares que enumero en este libro, deberá averiguar la HORA exacta de su nacimiento, más la
longitud y latitud del lugar donde nació, para determinar si el Sol había «cambiado de signo» o no a esa hora
y en ese lugar.
El término «signo lunar» se refiere a la zona del zodíaco (no la constelación) por donde «pasaba» y ejercía
su influencia cuando usted nació. El término «ascendente» (a veces llamado «signo naciente») identifica al
signo del zodiaco que «ascendía» sobre el horizonte oriental en el momento exacto de su nacimiento. El
ascendente depende del lugar de la Tierra donde usted nació (longitud/latitud de su lugar natal). Quienes
deseen saber algo más acerca de estas cuestiones podrán consultar la lista de materiales bibliográficos que
figura al final del libro.
Una acotación acerca de los «nacimientos registrados en la fecha de una cúspide»: A menudo, quienes han
nacido en una «cúspide» astrológica (aquel día durante el cual el Sol cambia de signo) dicen (y creen) que sus
personalidades contienen las cualidades de ambos signos solares. E imaginan que esto se debe a que nacieron
en una «cúspide».
Por ejemplo, una persona nacida el 20 de enero puede pensar que a veces se comporta como capricorniana,
y a veces como acuaria. Lo mismo vale para todas las «personas cúspides». Algunos astrólogos os dirán que
ello se debe a que el «nacimiento en cúspide» determina que la persona así nacida exhiba los rasgos de ambos
signos. En mi larga y variada experiencia personal como astrólogo profesional, me he convencido de que esto
sencillamente no es cierto. En todos los casos, sin ninguna excepción, la persona que cree que su
comportamiento refleja una combinación de ambos «signos solares cúspides», se comporta así porque su
Luna o ascendente está en el «segundo» signo.
Por ejemplo, la persona arriba citada que nació el 20 de enero por la mañana es un signo solar Capricornio.
Si este capricorniano se comporta a veces como una Cabra... y en otras ocasiones como un Aguador de
Acuario, ello siempre se debe a que la Luna o el ascendente del capricorniano estaba en Acuario a la hora del
nacimiento... Y NO PORQUE HAYA NACIDO EN UNA «CÚSPIDE». Si una persona nacida el 19 de enero
se comporta siempre esencialmente como una Cabra —y nunca como un Acuario— la Luna o el ascendente
NO estaba en el «signo cúspide» de Acuario a la hora del nacimiento.
Usted pertenece a un signo solar u otro. Su personalidad no puede compartir y no comparte los dos signos
solares porque usted haya nacido en una «cúspide». Es cierto que cada uno de los tres «decanatos» de todo
signo solar (cada signo astrológico tiene una envergadura de 30 grados y a cada «decanato» le corresponden
10 grados) confiere su propia variación a la cualidad del signo solar específico. Pero ésta es una cuestión
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aparte. Si usted es Capricornio, es Capricornio. No es un signo solar Acuario «parcial» por el hecho de haber
nacido en una «cúspide». Si de vez en cuando siente que se comporta como un Acuario, puede estar seguro de
que ello se debe a que la Luna o el ascendente estaba en Acuario a la hora de su nacimiento (o también es
posible que sólo se imagine sus características acuarias porque lo ha impresionado exageradamente el error
que repiten tan a menudo los astrólogos equivocados).
Es posible que esta imagen le aclare más las cosas. El Sol que ejercía su poderosa influencia a través de la
zona del zodiaco llamada Capricornio (por ejemplo), grabó las características de Capricornio en su
personalidad cuando usted respiró por primera vez (al programar los miles de millones de células eléctricas de
su cerebro más o menos en la forma en que se programa una computadora). Este proceso (que crea su signo
solar personal) es una fuerza tiempo-energía. A falta de un vocabulario más preciso, el proceso es
relativamente electromagnético. Entonces, para ayudarse a forjar una imagen, usted puede preguntarse si es
posible que en determinado momento una luz eléctrica esté mitad encendida y mitad apagada. Por supuesto
que no. Una luz eléctrica está ENCENDIDA o está APAGADA. No puede estar encendida y apagada al
mismo tiempo. Tampoco el Sol puede ejercer (por razones análogas) su poderosa influencia a través de DOS
SIGNOS simultáneamente.
Cuando el Sol hace vibrar su fuerza a través de Capricornio, la hace vibrar a través de Capricornio. En el
momento cósmico exquisitamente cronometrado (que en realidad se puede cronometrar en la Tierra en un
lapso de minutos, utilizando los actuales medios astronómico-matemáticos), en ese momento en que el Sol
«entra» en el signo de Acuario, pasa a irradiar sus poderosas vibraciones a través de Acuario, y ya no a través
del signo de Capricornio. Y punto final. La luz no puede estar encendida y apagada al mismo tiempo. El Sol
no puede estar imprimiendo al mismo tiempo las características de Capricornio y Acuario. Esto es imposible,
tanto desde el punto de vista cósmico como desde el astrológico. La racionalización de la «órbita de
influencia» utilizada por los astrólogos que hacen hincapié en los rasgos «combinados del día cúspide» no se
aplica en relación con el signo solar. Sí se aplica en relación con muchas otras fases y facetas de la astrología
(incluyendo la actual «órbita de influencia» de la era de Acuario) tales como los aspectos, etcétera, etcétera.
Pero NO en el caso de un signo solar.
En cuanto a la «Astrología 13», la humorada del astrónomo contra la santidad y validez de la astrología, no
hagáis caso de ella. Por razones que no puedo detallar aquí por falta de espacio, este concepto de los «trece
signos solares», con todas sus connotaciones, es completamente falaz. Os ofrezco la prueba última de ello,
mitad en serio y mitad en broma. La Astrología 13 convertiría a la autora de este libro en un signo solar Piscis
en lugar de un Aries. Todos mis amigos y parientes Os dirán que la hipótesis en virtud de la cual yo sería
Piscis es tan falaz que termina por ser hilarante. Tampoco Nelson Rockefeller es un Géminis (en lo cual lo
convertiría la Astrología 13) sino un Cangrejo de Cáncer hasta sus últimas consecuencias. Tampoco Billy
Graham es un Libra (en lo cual lo convertiría la Astrología 13) sino un Águila de Escorpión hasta sus últimas
consecuencias. Y esto es ESTO, queridos amigos y estudiosos de la astrología. ¡Lo dice un Carnero testarudo
(y no un Piscis discreto y afable)! Amén. Os exhorto a no permitir que esta deliberada semilla de confusión,
plantada por los astrónomos que desean enlodar la cuestión astrológica, crezca hasta convertirse en uno de los
inmensos baobabs de tinieblas y falsedad negativa de los que nos habla el Principito.
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Períodos natales de los signos solares
ARIES 20 de marzo al 20 de abril
TAURO 20 de abril al 21 de mayo
GÉMINIS 21 de mayo al 21 de junio
CÁNCER 21 de junio al 22 de julio
LEO 22 de julio al 23 de agosto
VIRGO 23 de agosto al 23 de septiembre
LIBRA 23 de septiembre al 23 de octubre
ESCORPIÓN 23 de octubre al 22 de noviembre
22 de noviembre al 21 de
SAGITARIO
diciembre
CAPRICORNIO 21 de diciembre al 20 de enero
22 de noviembre al 21 de
ACUARIO diciembre 21 de diciembre al 20 de
enero
20 de enero al 19 de febrero 19 de
PISCIS
febrero al 20 de marzo
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Combinaciones
de los signos del amor
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ARIES ARIES
Fuego - Cardinal Positivo
-
La relación ARIES-ARIES
Entonces de manera bastante curiosa ambos
lanzaron la misma exclamación:
«¡Calla!»
«¡Calla!»
Me pregunto... ¿es correcto y digno que una ariana como yo analice la influencia vibratoria de la configuración de
signos solares 1-1 entre dos Carneros, y que describa lo que sucede cuando combinan sus naturalezas
compatibles pero igualmente combustibles, como amigos, vecinos, parientes, socios, amantes o consortes?
Dejadme reflexionar un momento. Está bien, he reflexionado. Claro que es correcto. ¿Quién podría ser más
idóneo? Nadie. En cuanto a si es digno, nunca ha sido la meta capital de mi vida recibir el Premio a la Dignidad. Esto
queda, pues, resuelto. Así que sigamos adelante. No soporto esperar de brazos cruzados que las cosas sucedan,
¿y vosotros?
En primer término, quizá deberíamos analizar la cantidad de errores que dos Carneros pueden cometer
cuando están estrechamente asociados. Es descomunal. Sencillamente descomunal. Igualmente, la cantidad de
aciertos también puede ser abrumadora... y puesto que los Carneros se sienten a menudo obligados a zambullirse
impulsivamente de cabeza en los charcos (Aries siempre embiste con la cabeza), no se sentirán tan solos cuando
queden atascados patas arriba en el lodo, con la compañía de un alma afín.
Cuando estas dos fuertes personalidades mezclan por primera vez sus auras particulares, despejad el terreno e
iniciad la cuenta atrás previa al estallido, que consiste generalmente en una eclosión de empatía
espontánea.
Es realmente regocijante descubrir una personalidad positiva, entusiasta y abierta, después de haber tenido que
soportar a todos esos finolis melindrosos y esos aguafiestas aburridos... los taciturnos y mezquinos, y sobre todo esos
individuos fríos, inabordables, que te hacen el vacío cuando lo único que deseas es mostrarte cordial. ¡No es
extraño que se produzca tamaña avalancha instantánea de admiración mutua! Ambos Carneros se sentirán
maravillosamente aliviados de que el otro no adopte una actitud engreída respecto de cosas tales como la
extravagancia, el comportamiento impulsivo, los discursos imprudentes y el retraso en las citas. No sólo esto: ahora
contarán con alguien que los acompañará a la consulta del dentista sin acusarlos de «cobardía».
La mayoría de los arianos aborrecen dos cosas por igual: a) ir al dentista, y b) que les tomen una foto
«espontánea» o de otro tipo. El hecho de quedarse quietos en sus asientos, posando, mientras el fotógrafo
acomoda las luces del estudió, los fastidia casi tanto como el tener que someterse a la extracción de una muela o a
un tratamiento de conducto, porque les deja todo ese tiempo libre para meditar sobre su fealdad, lo cual es igual-
mente doloroso para los afectados Carneros, que están desmedidamente preocupados por su imagen y son un
poco vanidosos. (Astrológicamente, Aries rige el aspecto físico.) El miedo que el Carnero le tiene al dentista no
menoscaba, empero, su coraje. Marte les suministra a estas personas todo el coraje que necesitan, y un poco más
por añadidura cada vez que lo solicitan, incluso sin muchos preparativos previos. Su terror al torno es un trauma
aislado, y no debe interpretarse como un testimonio de que los Carneros son cobardes. Sencillamente no les gusta
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que nadie se meta con su cabeza. Esto incluye normalmente las drogas. Incluye categóricamente los ojos, los
oídos, la nariz y la boca... y también el cerebro, lo cual significa que tampoco hay que meterse con sus ideas.
Por ejemplo, a la mayoría de las mujeres Aries les disgusta concurrir a los salones de belleza. Las expertas en
belleza son muy prepotentes, y sencillamente no te peinan como les pides que lo hagan, o no marcan la raya
donde les pides que la marquen. Al fin y al cabo, el cabello no es de ellas, sino tuyo, pero si les cedes un
centímetro te cortarán cuatro. Es posible que la mujer Aries se corte el cabello drásticamente y lo deje demasiado
corto, o desparejo, cosa que lamentará más tarde... pero si otra persona la convierte en una oveja esquilada se
pondrá furiosa. Tan furiosa como se pondría consigo misma. (Aries no es nada selectivo a la hora de
encolerizarse.) Las chicas Carnero prefieren tomarse el trabajo extra de lavarse el pelo en casa con tal de no
soportar a una peluquera que cree ser propietaria de sus cabezas. La sensibilidad de Aries respecto de todo lo que
está asociado con la cabeza es realmente muy pronunciada. Usted también sería sensible respecto de su cabeza si
tuviera diseminadas por ésta y por la cara más o menos una docena de cicatrices que empezó a coleccionar en la
infancia, a fuerza de embestir las cosas (y a las personas) a topetazos.
En cuanto al «trabajo extra» de hacer algo por sí mismos, esto no es grave. A los Carneros casi nunca les
molesta tomarse un «trabajo extra» por sí mismos o por los demás. Cuando se trata de los demás, el trabajo
extra es producto del impulso generoso de las almas regidas por Marte que tienden a dar más de lo necesario de
su tiempo, su dinero, su amor, su lealtad y todo lo demás. Cuando se trata de ellos mismos, generalmente se
imponen el trabajo extra porque fomentan problemas que no existirían si dejaran todo como está. El Carnero
considera que la máxima según la cual «lo mejor es enemigo de lo bueno» entraña una necedad. ¿Por qué habría
de conformarse con lo «bueno»? ¿Qué clase de objetivo es éste cuando, con un poco de esfuerzo, se puede
transformar lo bueno en mejor? (Aries nunca piensa que lo bueno puede transformarse en peor.)
A menos que uno de los Carneros, o ambos, tengan un signo lunar o ascendente Capricornio, Tauro o
Cáncer, probablemente les resultará fácil obtener dinero prestado el uno del otro, y es difícil que alguno de
ellos reclame destempladamente que se lo devuelvan pronto... lo cual crea otra área de empatía entre los
dos. Ambos proceden con rectitud en todos los órdenes de la vida, incluido el financiero. Nunca se les
ocurre engañar a nadie. En verdad, no saben hacerlo.
Es posible que de vez en cuando sobreestimen su capacidad para pagar, o incluso que se olviden de una
deuda cuando están comprometidos en algo nuevo y muy emocionante que consume toda su atención,
pero nunca son deshonestos, y jamás son taimados. Nada lastima y encoleriza tanto a un Carnero como el
hecho de que desconfíen o sospechen injustamente de él. Al hombre o la mujer Aries típico lo mortificaría
decepcionar a cualquier persona a la que le haya dado su palabra, y esto incluye a los acreedores. Es Posible
que los arianos sean olvidadizos o morosos, pero finalmente pagarán íntegras todas sus deudas, y a menudo
en exceso... porque los Carneros no son exageradamente desconfiados, ni cautos, cuando se trata de gastar, así
que es fácil que les vendan y les cobren de más. No importa. Marte piensa que cuando el dinero desaparece
no tardará en aparecer más, de una manera u otra. (¿Acaso el recién nacido se preocupa pensando de dónde
vendrá el próximo pañal seco o el próximo biberón con leche? Claro que no. Aparecerá por arte de magia
cuando lo necesite. ¡Esto lo saben todos!) Cada persona Aries implicada en esta asociación de la
configuración de signos solares 1-1 se sentirá conmovedoramente agradecida por la confianza de la otra. No
sólo los dos Carneros casi siempre confiarán instintivamente el uno en el otro, sino que no se aprovecharán
el uno del otro, y si se piensa en el trato que generalmente les dispensa a ambos el resto del mundo, esto
puede producir una sensación cálida y maravillosa.
Al principio todo es un carrusel de dicha entre Aries y Aries, pero cuando se derritan los rosados
filamentos de azúcar, pueden aflorar trances de desilusión. ¿Sabéis lo que sucede cuando el Fuego se
encuentra con el Fuego? Se elevan llamas más altas y más ardientes. Esto debería presagiar las
ramificaciones posibles de una asociación entre dos Carneros cerriles y velludos, ya sea de naturaleza
comercial, romántica, amistosa o de otro tipo. Podría ser de otra manera, si ambos se empeñaran en
emprender a cabezazos la imposible tarea de quebrantar recíprocamente su espíritu vulnerable pero indomable
e inconquistable.
Entre los arianos extrovertidos más típicos están dispersos otros menos comunes, semejantes a ovejas,
cuyas personalidades marcianas han sido tristemente pulverizadas en la infancia, y que por consiguiente
controlan su exuberancia natural detrás de una introversión muy antinatural. Si los dos Aries comprometidos
entre sí pertenecen a este grupo, tal vez no parezcan capaces, exteriormente, de provocar sus respectivas
cóleras, pero las apariencias engañan. Es seguro que en algún momento, de alguna manera, entrechocarán
sus cuernos.
Cuando Marte choca con Marte, el resultado puede ser una guerra en gran escala, con un heroico y
pintoresco flamear de banderas. Es inevitable que se produzcan estallidos ocasionales cuando estos dos viven
en estrecha proximidad cotidiana, sin que algún alejamiento mitigue su asociación. Pero también habrá
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algunas gloriosas euforias que compensarán estas depresiones.
Durante la mayor parte del tiempo, el carácter franco y enérgico de Marte creará una corriente de
simpatía entre los dos Aries. Es previsible que las crisis se produzcan cuando se superpongan sus
respectivas necesidades de satisfacer las tendencias egocéntricas. He aquí una posible solución para el
problema: un Carnero puede salirse con la suya los lunes, miércoles y viernes, y el otro manda los
domingos, martes y jueves. Los sábados sencillamente entablan batalla y dejan que el Carnero con cuernos
más fuertes gane... y cure las heridas del perdedor con la instantánea contrición y la tierna generosidad que
son típicas de Aries. Ésta es una fórmula que dará buenos resultados en la
mayoría de los casos, porque a ninguno de los dos le molestará quedar relegado periódicamente a segundo plano
si sabe que al día siguiente podrá volver a llevar la batuta.
Se ha dicho que los Aries tienen personalidad. Es cierto. Una personalidad caprichosa. Pero, no obstante la
fachada marciana, a veces hostil, intuyen sus respectivas necesidades desesperadas de hacerse acreedores al aprecio
y la estima de los demás. Cuando se juntan, es posible que se disputen el liderazgo, pero la experiencia les
suministrará algunas merecidas lecciones. Seguramente la conmoción de convivir con alguien —o de estar próximo a
alguien— que es tan inocentemente desaprensivo, egoísta y agresivo como uno mismo, ablandará a cualquier
Carnero topador, aunque queden algunas cicatrices como testimonio de las lecciones de convivencia así
aprendidas. El corazón de los Aries siempre tiene más cicatrices que las que los Carneros exhiben o discuten
abiertamente.
Será necesario que ambos comprendan que Aries es el recién nacido del Zodíaco, que simboliza el despuntar de la
conciencia de la personalidad, o la Aurora. Aries representa al Este, a las fuerzas diurnas, y ésta es la razón por la
cual la mayoría de ellos combaten con tanto vigor el sueño, la tranquilidad, el descanso y la resignación al destino.
La intromisión negativa de la crítica o el pesimismo, cualquiera que sea su magnitud, oscurece el horizonte
«oriental» del Carnero, y aplasta considerablemente el espíritu de Aries, especialmente cuando quien machaca
vigorosamente la inocencia y la fe naciente es otro Carnero. Sin embargo, es raro que el resentimiento temporal
perdure hasta convertirse en un rencor permanente, porque Aries alimenta una fe infantil en el hecho de que la
reyerta se puede resolver de algún modo y de que la relación se puede enmendar cada vez que se rompe. Al
Carnero le parece inconcebible que una situación específica pueda ser distinta de como él (o ella) la ve en un
momento dado. Sin embargo, nadie (excepto un Sagitario y un Géminis) puede corregir con más rapidez un
enfoque equivocado, ni sepultar más cabalmente la desdicha y el agravio de ayer. que un hombre, mujer o niño
Aries al que se lo trata con dulzura. Para un Aries de uno u otro sexo, o de cualquier edad cronológica
(exceptuando la presencia de un signo lunar y/o un ascendente más pesimista), cada amanecer trae un nuevo
pacto de resurrección... la resurrección de una idea, de un objetivo o de una amistad desquiciados. ¿Por qué
mirar atrás, o preocuparse por lo pasado e irremediable, cuando el hoy está tan preñado de promesas?
Veréis que un poco más arriba figura la frase «al que se lo trata con dulzura», en cursiva. El problema
consiste en que, si bien los Carneros necesitan que los traten con dulzura, ellos no son propensos a tratarse entre sí
(ni a tratar a nadie más) con dulzura. Los arianos no parecen captar el sentido profundo de la regla áurea.
Comprenden, e incluso personifican, su generosidad y clemencia, pero no son capaces de interpretar cabalmente lo
que significa tratar a los demás con la misma ternura con que ellos necesitan ser tratados. No dejan que nadie los
lleve de las narices, los empuje ni los coaccione, ni siquiera quienes son obviamente más fuertes que ellos, y
ciertamente tampoco los otros Aries. (Un Aries típico enfrentaría literalmente a un criminal que le apuntara con
una pistola cargada, y le replicaría temerariamente.) Los Carneros esperan que los demás satisfagan sus deseos y
obedezcan sus órdenes sin chistar, lo más rápidamente posible (a menos que en su horóscopo se manifieste la
influencia moderadora de varios planetas o de los signos Piscis o Libra). Este es el instinto de rebelión de Marte. En
algunos hombres, mujeres y niños regidos por Marte, el deseo de tomar la iniciativa y de conducir es tan fuerte
que a veces interpretan como una intromisión insoportable incluso una sugerencia cordial, para no hablar de las
órdenes vehementes de un pariente, vecino, amigo, socio, consorte o amante nacido bajo el mismo signo solar,
inconscientemente imperativo.
Si uno de los dos Aries es más fuerte en razón de las posiciones planetarias a la hora del nacimiento (no
más sabio y más paciente, lo cual sería beneficioso, sino más fuerte), el resultado de la asociación podría
consistir en la transformación gradual del Carnero «más débil» en una oveja neurótica, que casi se
disculparía constante y patéticamente por su misma existencia... o que racionalizaría todas sus palabras y sus
actos por temor a ofender o a ser mal interpretado. Esta situación es muy triste, porque el hecho de ver la
fuerza orgullosa de un brioso «animal» astrológico como el Carnero reducida a la debilidad y el llanto,
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mientras se esmera constantemente por aplacar a la personalidad más dominante aunque se sienta
interiormente frustrado y emocionalmente reprimido, contraría la primera ley de la astrología: Sé fiel a la
esencia de tu propio signo solar, o prepárate para perder el poderoso potencial que te corresponde por
derecho de nacimiento.
Nunca es fácil que dos Carneros coexistan en plácida armonía (aunque puede ser innegablemente
emocionante!). Una probabilidad feliz consiste en que ambos se sientan habitualmente inclinados a perdonarlo
y olvidarlo todo con excepción de los encontronazos más crueles. En cuanto a estos últimos, habrá que
realizar un gran esfuerzo para evitarlos, porque Aries los recordará durante mucho tiempo... por la misma
razón por la cual los recién nacidos, que olvidan instantáneamente, con una sonrisa confiada, las lesiones
y dolores más comunes, habrán de recordar, con terror inconsciente, las experiencias más profundas de
rechazo traumático... a veces para siempre.
Dos Carneros tendrán que tratar de controlar su tendencia a agredirse mutuamente mientras aún están
exasperados. Asestarán un golpe, poco después experimentarán un ramalazo de remordimiento por su
apresurada crueldad, y entonces tratarán de compensar impulsivamente su cólera con recíprocas muestras de
afecto, o mediante un obsequio exorbitante que hará las veces de prenda de paz. Entre paréntesis, los
obsequios son el recurso del que se vale el Carnero para decir «me gustas» o «te amo»... y ocasionalmente
los entregan para decir, compungidos: «lo siento». Pero los Aries nunca hacen regalos para «comprar la
amistad». Los regidos por Marte desprecian la idea de recurrir a la compra para obtener lo que desean
(están acostumbrados a exigirlo). De modo que aborrecen esas insinuaciones o acusaciones falsas, y
también se sienten profundamente agraviados por ellas. Los obsequios de Aries siempre nacen del corazón,
y son entregados como un testimonio franco y honesto de buena voluntad. Sin embargo, quienes son tan
materialistas que no comprenden que se pueda regalar algo sin propósitos ulteriores (puesto que ésta es su
propia pauta de conducta creen que todos son iguales a ellos). interpretan a menudo equivocadamente las
motivaciones de los Aries.
Afortunadamente, éste es otro tipo de agravio que probablemente dos Carneros no se infligirán el
uno al otro. Todo Aries entiende el síndrome del reparto de obsequios que forma parte de la naturaleza de
Marte (y que sólo se repite en los otros dos signos de Fuego) y, por tanto, generalmente ambos darán y
recibirán con júbilo, intercambiándose regalos. Al Carnero le produce el mismo deleite recibir un obsequio
que poder darlo. El saber que tiene tanta importancia recibir afablemente como dar generosamente
forma parte de la inocente sagacidad de Aries. Porque si nadie recibiera dichosamente, no podría
existir la entrega feliz. Por consiguiente, el Carnero típico reaccionará con júbilo infantil al recibir un
«obsequio sorpresivo», y dos arianos podrán vivir permanentemente en bancarrota (pero eufóricos y
contentos) en razón de su mutuo anhelo de expresar sus entusiasmos mediante regalos.
A lo largo de los siglos, el Carnero ha sido un símbolo de sacrificio para los fanáticos
religiosos espiritualmente ciegos, emocionalmente retorcidos y ment alment e necios. El Antiguo
Testamento está lleno de cruentos ejemplos de los «holocaustos» que perpetraron estos «santos»
descarriados. El patriarca Abraham no se ciñó en absoluto a los deseos ni a los dictámenes de «Dios» cuando
se manifestó primeramente dispuesto a asesinar a su propio hijo para complacer al Todopoderoso, y cuando
después «oyó» que la voz de Dios le concedía un indulto de último momento y le ordenaba inmolar en
cambio a una oveja indefensa. Lamentablemente, Abraham sólo oyó la voz de sus propios desvaríos y no la
voz de Dios. Ninguno de nuestros Co-Creadores infinitamente sabios y misericordiosos sería tan sádico
como para ordenar el asesinato de niños, o de los más ínfimos de nuestros hermanos o hermanas animales,
para Su mayor gloria particular, convirtiendo este acto en una insensata prueba de fe y obediencia. La
Tierra necesitaba urgentemente el ejemplo que dio el dulce Nazareno. Jesús, a quien se lo representa a
menudo abrazando el «cordero», utilizó a las ovejas en una parábola tras otra para ilustrar el amor y la
bondad, y trajo al mundo la imagen del Buen Pastor, con el fin de rectificar los retorcimientos de la mente
tortuosa de estos «siervos de Dios», que con sus crueles sacrificios de animales servían inconscientemente a
Satán, no obstante sus actitudes por demás piadosas y humildes.
En leyendas como la de Jasón y el Vellocino de Oro se ha repetido el triste destino del Carnero, a lo
largo de toda la mitología, al igual que en la historia bíblica. El infortunado Carnero que intentó atravesar
mares peligrosos y rescatar a un hermano y una hermana de los perversos designios de su madrastra celosa,
con gran despliegue de coraje, no pudo evitar que la hermana se ahogara. Cuando llegó a la costa y depositó
allí al hermano ileso, se lo agradecieron asesinándolo por haber permitido que. la hermana muriera, a pesar
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de que había hecho esfuerzos desesperados por salvarla.
Éste es el destino simbólico, en diversos grados, y en todo tipo de empresas, de muchos Aries. No
obstante sus esfuerzos entusiastas y la sinceridad de sus impulsos, los Carneros humanos son ignorados o
desdeñados en razón de sus tribulaciones por las mismas personas a las que intentaron ayudar. Los más
cínicos del mundo no siempre reciben con beneplácito la sencillez de intenciones y el comportamiento
inequívoco de los arianos. El Carnero Thomas Jefferson recibió pruebas de ello, al igual que el político ariano
contemporáneo Eugene McCarthy. Las motivaciones personales de Nikita Jruschov también fueron
erróneamente interpretadas y menospreciadas, en gran medida. por su propio pueblo y por los
norteamericanos.
Así, la unión de dos arianos puede ser beneficiosa si consiguen ayudarse el uno al otro para que no los
conviertan en un «holocausto», o para que no los sacrifiquen las maniobras premeditadas de los más
mundanos que se complacerían en «desollarlos». Se brindan protección recíproca contra quienes de otra
manera sacarían provecho de sus instintos altruistas. Siempre hay individuos autoritarios que esperan el
momento oportuno para atacar a los indefensos. Claro que es difícil imaginar a los Carneros exuberantes,
fogosos y habitualmente sin pelos en la lengua como personas «indefensas». Pero en última instancia, son
inmensamente vulnerables a la acción de quienes están dispuestos a volver contra ellos su candidez y su falta
de sofisticación naturales.
En cualquier asociación entre dos Aries, dentro del ámbito familiar, en la oficina o a ambos lados del
puente del amor y la amistad, hay algo seguro: las emociones entrarán periódicamente en ebullición y aflorarán
cerca de la superficie. Cátulo describió perfectamente la actitud de este signo solar respecto de su propia
inmadurez emocional, cuando escribió: Odio y amo. Podéis preguntarme por qué procedo así. No lo sé. Pero
lo siento y sufro.
Entre dos Carneros pocas veces habrá engaños, simulaciones o hipocresías, pero tampoco se observará una
gran dosis de cautela, razonamiento o espíritu práctico. Habrá pocos elementos neutrales en esta vibración de la
configuración de signos solares 1-1 con doble participación de Marte. Estos dos seres son capaces de llegar al
cenit de la felicidad o de consumirse en manifestaciones infantiles de cólera, resentimiento y egoísmo
desaprensivo. Sin embargo, nunca dejarán de entender y comprender recíprocamente sus sueños rojos
refulgentes, rociados con polvo de diamantes, sobre todo cuando se trata de sueños que no terminaron de
materializarse, por un motivo u otro. Quizá juntos podrán volver a intentarlo. Y de alguna manera, tal vez,
algún día... triunfarán. Los soñadores tenaces siempre triunfan.
Aunque la mujer Aries sea ferozmente independiente, espabilada e inteligente, el hombre Aries lo es aún
más... a juicio de él. Y algún día exigirá que se lo reconozcan, por mucho que la haya engatusado a ella, y
se haya engatusado a sí mismo, al principio. Desde la primera oportunidad en que ella se le adelante al
pasar por una puerta, él experimentará el vago deseo de enseñarle que, en cualquier enfrentamiento entre
una chica Carnero y un muchacho Carnero, el varón del signo solar saldrá victorioso. Él deberá decidirse
a subyugarla de esta manera al comenzar el juego, o lo mejor será que se despida. Tal vez se produzcan algunas
escaramuzas bulliciosas, lacrimosas, antes de que ella lo entienda, pero después florecerá maravillosamente
cuando le permitan convertirse en mujer. Pero deben permitírselo, y no obligarla a ello.
Sin embargo, la forma ideal de desarrollar la feminidad de ella y de afirmar la masculinidad de él no
consiste en exigirle a la mujer que renuncie a su carrera o su empleo para dedicarse a satisfacer los caprichos
del hombre durante las veinticuatro horas del día. Hay otros sistemas. A menos que la mujer sacrifique
voluntariamente la ocupación que tenía antes de que se unieran, para calentarle las pantuflas o ayudarlo a
alcanzar sus metas personales, olvidando las de ella (cosa que a veces ocurre), lo mejor será que él la deje
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permanecer fuera del hogar, en contacto con el mundo activo. También procederán sagazmente si deciden de
común acuerdo pagar el alquiler o la hipoteca, los víveres y las facturas de servicios, con los emolumentos de
él. El dinero de ella podrá suministrarles los elementos extras que necesitarán para satisfacer sus frecuentes
impulsos extravagantes. Así, el varón Aries estará sólidamente abroquelado en la imagen que corresponde al
lado masculino del equipo, cosa que es importante dejar en claro desde el primer momento.
Lo que quiero decir es que deberá quedar nítidamente estipulado que él es el HOMBRE y ella es la
MUJER. Ya habrá muchas oportunidades para preguntarse cómo se distribuye el control real de la situación, y
sería absurdo complicar el problema con una confusión de los roles sexuales masculino y femenino.
La amenaza de la hembra de Marte a la masculinidad empieza el día en que ella acierta por primera vez en
el corazón del Carnero varón con el flechazo de sus esperanzas y emociones centelleantes, tan parecidas a las
de él, y después lo seguirá a lo largo de todo tipo de formas de convivencia, incluida la separación geográfica
temporal. Es posible que ella intente dominarlo por teléfono, telegrama o carta, si no lo tiene al alcance de la
mano. Como el hombre Aries sabe que nadie ha podido dominarlo desde el día en que nació, es posible que
cuando vislumbre el primer desafío de una chica Aries experimente deseos de romper la relación, pero lo más
sensato será que reprima su fastidio y que opte por tratar de domarla.
Toda mujer Aries alimenta un deseo profundo, oculto, de ser protegida y defendida por su hombre. En sus
ensueños secretos siempre es la bella y dulce Ginebra, y él es el bondadoso, tierno y fuerte Lancelote... y ojalá
lo sea si no quiere que su Ginebra se convierta en una frustrada Virginia Woolf, resultado que es muy posible
e indeseable que se produzca cuando el hombre cede demasiado para complacerla, o presiona demasiado para
asumir el control. Es probable que lo primero no ocurra a menudo, porque generalmente el Carnero varón
típico no acostumbra a ceder. En cambio sí es probable que presione exageradamente. Pero él debe entender
que el deseo de ser conquistada que alimenta su Ginebra es puramente romántico y sexual. Tiene poco o nada
que ver con la personalidad o con otras áreas de su vida. El macho de Marte que la tiene extática y
emocionalmente satisfecha durante un paseo por la playa, o en la intimidad de la alcoba, no será bien recibido,
normalmente, en el ámbito de actividades ajenas al romance. Ella traza una nítida línea divisoria entre la
sumisión romántica y las otras formas de sumisión, y será mejor que él lo entienda así si desea conservarla.
Cometerá una imprudencia si pretende que su dama se ciña al toque de queda que él le impone, o que
obedezca sus órdenes, y será francamente peligroso que la desaire. Es posible que él cometa todos estos
errores hasta que aprenda que ella no dejará que la tengan a raya ni se someterá a un trato despótico, porque
ha salido del mismo molde que él... un molde que, por supuesto, destruyeron después de forjar el signo solar
Aries. Así es como los Carneros creen que nació el viejo adagio: «Te hicieron a ti y después tiraron el
molde». Nada más cierto. (En realidad, el adagio se refiere al antiguo molde del alfarero, pero se adapta muy
bien a la situación de los Aries.)
Lo primero que la chica Aries notará en su versión masculina es que se trata de un individuo aún más
autoritario, beligerante y belicoso que ella. Obviamente... y también afortunadamente. Si la intrigan el Yin y
el Yang de ello, una breve meditación sobre su cuento de hadas favorito tal vez la ayudará a vislumbrar la
verdad.
Esta mujer nunca podía contener el llanto, en su infancia, cuando leía la historia del Príncipe que se
internaba valerosamente en el bosque para buscar a su Princesa y despertarla de su letargo solitario con el
beso del Auténtico Amor. (Las mujeres Aries se ablandan y derriten invariablemente por dentro con sólo
pensar en el auténtico amor, porque su idealismo en cuestiones del corazón es tan eterno como la primavera
misma.) Pero realmente, querida muchacha Aries, cuando eres sincera contigo misma, ¿todo te habría
parecido tan mágico si la fogosa e intrépida Princesa se hubiera internado valerosamente en el bosque, a
caballo, para reivindicar a su Príncipe y rescatarlo de la bruja perversa? La misma meditación se debe repetir
respecto de todos los otros cuentos de hadas en los que aún cree y con los que sueña más o menos cada
quincena. Imaginad a la melindrosa Cenicienta que, congestionada, resollante y transpirada, trata de calzar el
pie de su Príncipe en un mocasín de cristal, para comprobar si encaja bien. La Madre Naturaleza sabe lo que
hace. La relación entre un hombre y una mujer Aries tendrá más probabilidades de éxito si ella permite que él
le arrebate el trueno de Marte. Quién sabe por qué éste suena mejor cuando parte de él... siempre que no se
exceda. Además, como ella tampoco es una recién llegada al mundo de inexorabilidad, sabe muy bien, si se
detiene a recapacitar, que la implacable fachada que luce el varón Aries sólo sirve para encubrir su trémulo
idealismo ariano, su desesperado anhelo interior de sentir que lo necesitan... y que se fijan en él.
Muy bien, así que ella debe fijarse en él cuando aparece montado en su corcel blanco, ostentando su
autoritarismo ariano para ocultar el secreto temor de que nadie lo ame jamás tanto como él sabe que necesita
ser amado (y esta necesidad es considerable)... a menos que él lo pida. Este hombre puede ser muy tierno y
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dulce, a pesar de su temeraria independencia, y es un experto en simular que está ileso cuando en verdad lo
han herido profundamente. Ella sabe de qué se trata. Como ambos conocen todos estos secretos de Marte que
les son comunes, cualquiera pensaría que podrían mitigar sus estallidos, pero generalmente hace falta más de
una lección dolorosa para enseñarles la futilidad de los desafíos constantes al ego. A menudo, la lección
definitiva consiste en la alarmante experiencia que viven cuando están a punto de perderse el uno al otro, para
entonces descubrir a último momento, antes del desastre final —como en las viejas películas mudas del serial
Los peligros de Paulina— que nunca sirve enfrentar la fuerza con la fuerza.
Si ella lanza todas sus ofensivas de Marte contra los enemigos de su hombre, y no contra éste, él la
adorará por ello, y se lo retribuirá con un comportamiento tan leal como el de ella. Ciertamente éste es un
trueque justo. Pero alguien tiene que comenzarlo.
Al principio podría parecer que estos dos seres son muy compatibles en el aspecto sexual, porque ambos
piden lo mismo del amor: que éste sea la fusión físico-emocional que los poetas describen como el paradigma
de la teoría de los compañeros del alma, que casi todos los arianos aceptan como un dogma romántico
inapelable. Usen o no la expresión «compañeros del alma», los Carneros nunca dudan, cuando aman, que su
unión no sólo ha sido concertada en el cielo, sino que además ha sido programada para toda la vida... y más
allá de ésta. Sin embargo, antes de que se materialice esta cúspide potencial de armonía, deben vencer un
obstáculo serio: el egoísmo instintivo, aunque casi siempre involuntario, de este signo solar.
Ahora bien, todo lo que todos desean saber acerca del sexo (hayan tenido o no miedo de preguntarlo)
descansa sobre el egoísmo deliberado o involuntario, sobre el uso de la pareja para la propia satisfacción. No
se trata de cómo puedo suministrarle a él (o a ella) mayor placer, sino de cómo puedo extraer yo más placer.
Sexo-sexo-sexo. Los doctores David Reuben, Masters y Johnson, Kinsey y Freud, lo han explicado,
verificado, investigado, analizado, observado, fotografiado, grabado en cintas magnetofónicas y escuchado, y
han escrito respecto de él... lo han hecho casi todo menos exhibirlo en auditorios públicos. (Tenían demasiada
competencia en teatros, cines y revistas.) Pero la mayoría de los hombres y mujeres aún no han recibido el
mensaje.
Sería una buena idea que estos amantes arianos compren uno de esos grandes posters donde se ve a una
pareja que marcha dichosamente cogida de la mano, rumbo a las montañas, el océano o los maizales,
mirándose a los ojos... con esta inscripción al pie: EL AMOR COMIENZA CUANDO LAS NECESIDADES
DE OTRO SER ASUMEN MÁS IMPORTANCIA QUE LAS TUYAS PROPIAS... y que lo claven
sólidamente junto a la cama, al lado del tapiz que muestra LA BODA DE ROMEO Y JULIETA, el cual
siempre cuelga espiritualmente, si no materialmente, en la alcoba de todo Aries. Romeo y Julieta también eran
compañeros del alma, ya veis... pero ellos no eran egoístas. No es necesario que el hombre y la mujer Aries
concluyan su luna de miel con un doble suicidio para demostrar abnegación. Bastará con que ambos den unas
pequeñas muestras de consideración.
Cuando la ternura ha borrado tales rastros de egoísmo infantil, la forma en que estos dos seres comparten
sexualmente el amor puede convertirse en un intercambio extático. Para Aries, el sexo se compone de
extrañas contradicciones, apenas comprendidas, en razón de las cuales su conjunción puede trocarse en una
increíble combinación de deseo explosivo, directo y penetrante, fogoso e incontrolado... con fragmentos
obsesivos de flores bajo la lluvia, brisas frescas y refulgentes diamantes de nieve. He aquí lo que sucede
cuando la poderosa embestida de Marte se aplaca al expresarse a través de la ingenuidad y el maravillado
asombro del recién nacido simbólico de Aries. Esto crea una rara y sorprendente fusión entre las emociones
desenfrenadas, tempestuosas... y la serenidad de un amanecer plácido y silencioso. Al mismo tiempo
primitivo... y poético. La alquimia entre partes iguales de pasión voraz y frágil inocencia es casi sacrosanta.
Obviamente, pues, en el mejor de los casos, la unión sexual entre dos Carneros puede ser una experiencia
inolvidable. Incluso en el peor de los casos será... interesante…
¿Qué hará ella si él flirtea con otras chicas? Bueno, ¿qué haría él si ella flirteara con otros hombres? Lo
mismo. Desencadenaría un estallido emocional tan tremendo como el de la bomba de hidrógeno... y tan
insensato y suicida para el amor como la auténtica bomba de hidrógeno lo es para nuestro planeta. Cada
Carnero le hará saber inequívocamente al otro que no tolerará que le pongan barrotes de hierro a su libertad
individual. Pero se trata de una libertad unilateral, porque cada uno de ellos se niega a dejarse estrangular por
los celos, al mismo tiempo que es vehementemente celoso respecto del otro. Los Aries tienden a ambicionar
este mundo y el otro, y se necesitan varias escenas ruidosas y emocionales para enseñarles que no es posible
tenerlo todo. Deberán aprender que el amor no es un juego en el que se gana, una batalla que se entabla, ni
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un trofeo que se conquista. Es un don... que se ofrece. Los Carneros le exigirán muchas cosas a la vida, y las
conseguirán. Pero nadie, ni siquiera un Aries, puede exigir amor.
El hombre dejará en claro que ella no deberá tener la audacia de celarlo a él, pero será mejor que ella ni
siquiera mire a otro hombre. La mujer dejará igualmente en claro que él no deberá sofocarla a ella con sus
celos, pero al mismo tiempo será mejor que a él no lo sorprendan mirando a otra mujer con el menor atisbo
de interés.
¿Sabe cómo se llama esto? Egoísmo. Si usted es Aries, tal vez no se le ha ocurrido interpretarlo así, pero
piénselo bien. Los Carneros incluso pueden ponerse celosos si observan que la persona amada sonríe en
sueños. ¿Con quién sueña él (o ella)? Y no crea que muchas parejas Aries no han formulado esta misma
pregunta por la mañana. «Bueno, aparentemente anoche tuviste sueños muy agradables. ¿Tu cuerpo astral se
estaba reuniendo con tu antiguo amigo?» Y no crea que la respuesta no ha sido: «Lo que sueño no es nada de
tu incumbencia. Además, noté que cuando te di los buenos días con un beso, hace un momento, no estabas
muy ansioso por despertarte. ¿Estabas practicando telepatía, semidespierto, con aquella chica con la que
flirteaste la semana pasada en el supermercado?».
El diálogo puede variar, pero estos enfrentamientos son muy posibles cuando dos Carneros han prometido
amar, honrar y respetar... ¡pero nunca obedecer! La solución consiste en que estas dos personas practiquen su
propia comunicación telepática y que se ratifiquen constantemente su devoción imperecedera, porque aunque
parezca incongruente, lo que subyace en el fondo de los celos de Aries es el hecho de que el recién nacido
simbólico teme inconscientemente perder el amor; en tanto lidia con el anhelo consciente de libertad
personal, típico de Marte. Si él se olvida de advertir por teléfono que llegará tarde a cenar, ¿quién mejor que
ella para entender esa necesidad de obedecer a un impulso súbito sin celebrar antes una reunión de
directorio?
Si los vientos de la primavera lo tientan a alejarse del hogar, es posible que ella se sienta simultáneamente
convocada a seguir su propia cadencia de alondra, y cuando vuelvan el uno al otro podrán intercambiar
historias mágicas de prodigios que casi tocaron, de milagros que casi captaron. El hombre Aries que anda por
el mundo corriendo en pos de una nueva meta emocionante que acaba de descubrir no hace más que ser leal
consigo mismo, y la mujer Aries que enfrenta la verdad debe admitir que no podría amar realmente a un
hombre que no fuera leal consigo mismo. La nueva meta emocionante no tiene por qué ser necesariamente
una mujer. No a menos que se convierta en una mujer por obra de los celos infundados. Si ella confía
totalmente en él, es probable que no deba lamentarlo, porque el hombre Aries, más que el de cualquier otro
signo solar, casi siempre hace exactamente lo que se espera de él. Y esto también se aplica a la inversa. Entre
dos amantes, lo que vale para él también vale para ella.
Hace un par de años recibí una carta de una Aries que se caso con un Aries. Tienen tres hijos, un Géminis y
dos Tauro. La mujer describe tan bien la felicidad que puede generar (con algún esfuerzo) una doble vibración
de signos solares 1-1, que reproduciré aquí parte de la carta. Dice, en un fragmento:
«...y cuando le leí en voz alta a mi marido, que también es Aries, el último párrafo de la sección que le
dedica a la mujer Aries en su libro Sun Signs (Los signos del Zodiaco y su carácter), allí donde dice: "Bien
que pueda ser un poco impulsiva, autoritaria e independiente... pero es que no se puede tener todo, ¿no?", él
me preguntó: "¿Qué más podría desear un hombre?". Mi marido Aries me comprende, y siempre podrá
retenerme, a pesar de que a veces lo amenazo con abandonarlo cuando nuestros cuernos de Carneros se
entrechocan. Ello se debe a que, como dice su libro, cuando "corro a sus brazos con lágrimas en los ojos,
huyendo de un mundo oscuro y desalentador", él me estruja con fuerza, y me consuela, y nunca, nunca diría:
"¿Qué has hecho tú para merecerlo?", como ese condenado Libra acerca del cual usted escribió en su libro.
Nunca había comprendido antes cuán importante es esto para mí».
Así que, ya veis, la relación Aries-Aries puede prosperar. Y no es necesario que los dos sacrifiquen su coraje,
su iniciativa o su independencia marciana. La mujer Aries que me escribió aquella carta la remató con una
posdata:
«Siento un tremendo deseo de exhortarla a agregar a Ayn Rand a su lista de Acuario eminentes. Encaja
como un guante en la categoría. Pero, por supuesto, usted sabe que yo no podría firmar esta carta sin formular
por lo menos una sugerencia acerca de la forma en que debe manejar sus asuntos».
Aries hasta el fin, pero una joven Carnero que ha aprendido a confesar su necesidad marciana de coger las
riendas, y que puede reírse de ésta en lugar de negarla o de avergonzarse... ha aprendido una lección
importante. Debes amarte a ti misma (para lo cual son indispensables la honestidad y el humor) antes de que
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otro te pueda amar. Lamento decir que he perdido el nombre y la dirección de esta dama Carnero, después de
mecanografiar el extracto de su carta, y espero que si lee estas líneas vuelva a escribirme para que yo pueda
contestar una pregunta vital que me formuló.
Si el hombre Aries y la mujer Aries aplican por igual la regla áurea y cada cual trata a su pareja como le
gustaría que ésta lo tratara a su vez, siempre que sus aspectos recíprocos Sol-Luna no sean discordantes, su
relación les suministrará la recompensa de la madurez emocional, más el mejor de todos los dones: la libertad
de ser completamente auténticos el uno respecto del otro, sin temor al rechazo.
Quizá cuando riñan él se deje arrastrar por la vehemencia y la amenace con dejarla, pero es poco probable
que lo haga. Por lo menos definitivamente. Una vez que ha amado a una Aries, todas las otras mujeres le
parecerán sosas. (Reposadas, quizá, por comparación, pero aburridas.)
Ella siente lo mismo respecto de él cuando amenaza con dejarlo y no lo dice en serio. Pero ella debe tratar
de recordar que él es capaz de hachar leña, de dinamitar montañas de granito para abrirse paso, de pilotar
aviones, de construir casas, de gobernar una ciudad o un estado o una nación, de cambiar neumáticos, de
practicar la medicina o la abogacía, de producir y dirigir películas, de pilotar un tractor y un quitanieves... por
lo menos tan bien como ella. Quizá ya no sea cierto que el lugar de la mujer esté en el hogar. Pero será
eternamente cierto que el lugar de la mujer está en el corazón de su hombre.
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ARIES TAURO
Fuego - Cardinal - Positivo Tierra - Fijo Negativo
-
La relación ARIES-TAURO
Arriba, donde todo había estado tan sereno, los alaridos y el choque de aceros desgarraban
el aire.
Abajo, reinaba el silencio sepulcral.
Como los Carneros y los Toros tienen cuernos resistentes, la determinación de Aries y la obstinación de Tauro
pueden parecer rasgos idénticos. No lo son, y entre ambos se producirán muchos conflictos que pondrán en
claro la diferencia.
Por ejemplo, un padre Aries quiere que su hijo Tauro coma, y se lo hace saber con una orden marciana
como ésta: «Traga hasta el último bocado de esos copos de trigo y levanta tu cuchara ahora mismo, ¿me
oyes?». Esto es determinación.
El niño Tauro se queda quieto en su silla, sin mover un músculo, devuelve fijamente la mirada y contesta:
«No». Esto es obstinación.
Un jefe Aries quiere que un empleado o empleada Tauro trabaje en su día de descanso y dice
enérgicamente: «Lo necesito el sábado, y es posible que deba quedarse todo el día, así que cancele cualquier
otro programa que tenga». Esto es determinación.
El empleado Tauro responde tranquilamente: «El sábado estoy ocupado. Recurra a otro». Esto es
obstinación.
Después de unos pocos choques, la diferencia entre los dos rasgos saltará a la vista. La determinación
inicia. La obstinación reacciona. La primera es una acción positiva. La segunda es una reacción negativa. Por
tanto, cuando se produce un encontronazo entre Aries y Tauro, el Carnero lo inicia y el Toro lo termina. Es
importante recordarlo.
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ostensibles, tienden a encauzarse en direcciones distintas, Pero a veces te conviene andar a la greña con
alguien que posee las cualidades que te faltan. Ya que ésta es una configuración de signos solares 2-12, el
Tauro es más propenso a ser tolerante y comprensivo con el Carnero, y el Aries procurará imitar la plácida
estabilidad del Toro. Al fin y al cabo, la plácida estabilidad es casi sinónimo de fuerza, y los Aries harán
cualquier cosa —aunque vaya contra su naturaleza— para acumular más fuerza. La debilidad es una palabra
obscena tanto para el Carnero como para el Toro,
Aunque los Toros son igualmente aficionados a la fuerza, los rige temporalmente (hasta que
«descubran» y le pongan nombre a su auténtico regente, PAN-HORUS*) Venus, que mitiga un poco la
atmósfera para que no sean tan vehementes como el ariano regido por Marte a la hora de probarla u
ostentarla. Los Tauro comprenden la compulsión que se oculta detrás del coraje y la independencia
llamativa de Aries, porque todo signo solar lleva consigo las semillas o la memoria kármica de las
cualidades del signo que lo precede inmediatamente en el Zodiaco, tal como sucede en toda configuración
2-12, Pero como el Toro ya ha estado allí, inconscientemente, también conoce los riesgos que corre quien
arroja la cautela a los cuatro vientos, Sin embargo, la meta taurina de la seguridad financiera se puede
alcanzar, a menudo, mediante la cooperación con el ímpetu y la energía incansables del marciano, y los
Tauro lo saben instintivamente, Ésta es una de las razones por las cuales se sienten totalmente atraídos por
Aries,
*El doctor C. Musés anunció oficialmente en 1965, en la publicación La ricerca scientifica (pág. 200), que edita en Roma el
Consejo Nacional de Investigaciones de Italia, la ubicación aproximada de un planeta extra plutoniano (Pan), Se calcula que Pan
estará el 1.° de enero de 1979 en los 355 grados de -longitud celeste (o sea, 25 grados de Piscis), con aproximadamente nueve grados de
declinación sur, y que entrará en Aries en 1984, Musés señala que durante la primera mitad de este siglo el astrónomo W. H. Pickering había
computado previamente, en su observatorio de Jamaica, a partir de abundantes datos sobre las perturbaciones de los cometas, la
existencia de un planeta con un período de 333 años. Los cálculos de Musés suministran una distancia de 48,4 unidades astronómicas
respecto del Sol, lo cual coincide con el período de Pickering por la tercera ley de Kepler.
Astrológicamente, las dos connotaciones de este planeta son expresadas por Pan, regente de las fuerzas ctónicas de la Tierra, y por
Horus, restaurador del cuerpo inmortal en la tradición egipcia. En este contexto, el doctor Musés me hizo notar las asombrosas
ilustraciones de los papiros de Pa-diAmon'Jonsu-Renap. Ta-Shed-Jonsu y Amon-m-Set, del Museo de El Cairo, y también del
sarcófago de Hent-Taui, del Metropolitan Museum de la ciudad de Nueva York.
En cuanto al Carnero, éste envidia secretamente la circunspección y la sensatez de Tauro, y podría sacar
inmensos beneficios del contacto con el enfoque realista que el Toro tiene de la vida, Todo signo solar
intuye inconscientemente que puede aprender mucho del signo que lo sigue o lo precede inmediatamente en
el Zodiaco, en una vibración 2-12. En razón de ello Aries se siente atraído por la fiabilidad de Tauro,
fiabilidad que interpreta como algo tangible en lo cual puede encontrar apoyo cuando la impetuosidad
marciana atrae sobre su cabeza una avalancha de problemas.
Si se pudiera generar una corriente libre de intercambio entre el Toro y el Carnero, sus idiosincrasias
podrían fusionarse en condiciones que les permitiría obtener juntos, mediante su asociación, lo que les
resultaría difícil lograr por separado. La mezcla de las auras de Marte y Venus lleva implícito el peligro de
que, ocasionalmente, el Carnero exaspere al Toro y le haga perder su colosal paciencia, hasta el punto en que
después de largas deliberaciones el Tauro finalmente cambiará sus muy tercas ideas y resolverá que no vale la
puna seguir sacrificándose. A la inversa, siempre existe la posibilidad de que el Toro se niegue tantas veces a
dejarse contagiar por las múltiples ideas inflamadas del Carnero, y por sus chispas de ideales y ensueños, que
al fin el Aries se irá desesperado, para ahorrarse la depresión... que ningún hombre, mujer o niño regido por
Marte puede tolerar durante lapsos prolongados sin buscar alivio.
Es posible que el Carnero se sienta desconcertado, y a menudo frustrado, por los accesos periódicos de
melancolía e introversión del Toro, aunque se reconforte con una multitud de diversiones y risitas y aunque de
cuando en cuando pueda arrastrarlo a fiestas y actividades sociales, que, siempre que no se exagere, ayudarán
a compensar la «misantropía» instintiva del Tauro... rasgo éste que no conviene estimular. El Aries puede
utilizar varios recursos para alentar al Tauro a sumirse en un mayor clima de placidez y de paz... ya sea
alentando al Toro de cualquier sexo o edad a expresar su amor innato por la forma y el color en la música o el
arte, o sugiriéndole medios para retirarse al campo, los bosques y las montañas (todos los Toros experimentan
un amor vehemente, aunque encubierto, por la Naturaleza).
El peor error que comete la mayoría de los arianos con un amigo, pariente, socio, amante o consorte
Tauro, consiste en urgirlo a tomar una decisión. Esto nunca surtirá efecto. Nunca. El Toro debe proceder
parsimoniosamente. Las exigencias, las presiones y la porfía (la típica estrategia marciana, cuando los deseos
de Aries chocan con una barrera), sólo servirán para reforzar la negativa del Tauro a moverse, y a menudo lo
sumirán en una incomunicación total. Si el Tauro piensa que una sugerencia es válida y sensata, la estudiará, y
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finalmente dará su aprobación. Hasta entonces —y en otras condiciones— no habrá ningún poder en la Tierra
capaz de forzar la situación prematuramente. Así son las cosas y nadie, ni siquiera un Carnero fogoso, logrará
cambiarlas.
Si el Toro consigue aprender, como dicen en el Oeste norteamericano, a cabalgar «suelto sobre la silla»,
con el Carnero, y a no pretender que el Aries se comporte con espíritu práctico, la relación también será más
apacible. Hay que permitir que los Carneros se expresen ciñéndose a su propia configuración marciana, que
debe contener una cierta dosis de altibajos violentos, pues así aprenderán finalmente que en la mayoría de los
casos uno termina arrepintiéndose de haber sido impulsivo y temerario. Ciertamente al Aries lo beneficiará la
proximidad de un Tauro más estable en el que podrá buscar apoyo cuando las cosas le salgan mal... y él (o
ella) aceptará con sorprendente docilidad los consejos del Toro, siempre que estén atemperados por la ternura
y que no se formulen con tanta frecuencia o dogmatismo como para que el Carnero se sienta «acorralado».
A los Aries de todas las dimensiones, formas, edades y sexos se les debe permitir que sigan su rumbo sin
restricciones indebidas, o sin demasiadas críticas negativas. En verdad, la crítica tácita perturba aún más que
la explícita el espíritu brillante y optimista de Aries. Por alguna razón le parece más ominosa y amenazadora...
y sencillamente «alarmante», al comunicativo Carnero. Recordad que Aries es el recién nacido simbólico, así
como Tauro es el bebé simbólico. (Ved «Los doce misterios del amor», al comienzo de este libro.) Si los
entusiasmos espontáneos del Carnero quedan sepultados a cada rato bajo una tonelada de prohibiciones
terrenales del Tauro, es posible que él o ella se convierta en una oveja frustrada, en un Carnero cuyo ego ha
sido cruelmente mutilado a la hora de florecer. El ariano necesita que lo exhorten de vez en cuando a no
dejarse arrastrar por su entusiasmo desbordante, pero hay que exhortarlo delicadamente, con mucha dulzura.
Aries descubre la nueva comarca, ya sea ésta geográfica, o un continente mental. Dada la forma en que Marte
penetra directamente hasta la médula de cualquier situación, el Carnero se coloca a la cabeza y se convierte en
un pionero tanto del territorio... como de las ideas innovadoras. Entonces el Toro puede emprender su propia
actividad que consiste en construir, en transformar en una comunidad próspera... o en un concepto práctico y
útil, el territorio o las ideas que Aries ha descubierto y promovido.
Todas las relaciones humanas —la vida misma— deben tener, para Tauro, una intención clara y una
función definida. En ausencia de una meta útil concreta, y en medio de ideas dispersas y de actividades
desprovistas de objetivo, el Toro se siente confundido y finalmente se repliega. Él (o ella) sólo aprende a
través de los sentidos y de la experiencia, y este signo solar fijo sólo puede ser fiel a sí mismo, o a sí misma,
cuando ejerce una fijeza de intención. Para Tauro, todas las cosas, y todas las personas, tienen un lugar
apropiado y deben estar allí, al servicio de su fin, y sin fingir nunca que son lo que no son. Aries se comporta
y sueña linealmente y siempre marcha adelante, ajeno al hecho de que ambos extremos de esa línea recta
están totalmente abiertos a los vientos del destino, en tanto que Tauro se comporta y sueña en un círculo, que
abarca lecciones del pasado y planes minuciosos para el futuro, sin ningún hueco por el que puedan colarse
fracasos debidos a la acción irresponsable.
El Carnero puede ayudar al Toro a romper ese círculo para que entren la luz del optimismo y las nuevas
ideas... y el Toro puede ayudar al Carnero a curvar la línea recta marciana de actividad y sentimiento para
transformarla por lo menos en un semicírculo, que cerrará el paso a algunos de los desengaños inevitables
repartidos a lo largo de la existencia de Aries, llena de acontecimientos y de altibajos. Es extraño y bello que
la música, en cualquiera de sus formas, sirva casi siempre para tender un puente de comprensión entre Aries y
Tauro, y para cicatrizar algunas de las lesiones causadas por sus respectivas diferencias de personalidad, que
pueden ser enormes.
Puesto que en Aries se glorifica el Sol, estas personas piensan a menudo que la victoria ha sido
conquistada aún antes de la batalla. Todo Carnero se siente identificado con el nacimiento, la primavera y el
éxtasis de la Pascua... la resurrección. Ésta es la razón por la que existe ese alma, el milagro que él (o ella)
posee para ofrecérselo inocentemente a otros signos solares, que es como los Aries sirven a la humanidad y a
su auténtica personalidad interior. Aries cree en el triunfo de la vida sobre la muerte, de la fe sobre la duda.
Sin embargo, detrás de su bravata, acecha la peculiar inseguridad emocional del Carnero (las semillas de
memoria kármica de Piscis, situado inmediatamente detrás de Aries, en el círculo astrológico), y los esfuerzos
de un signo terrenal por retenerlo (o retenerla) de cualquier manera sólo producen un aumento de esta
vulnerabilidad oculta. De modo que el Aries romperá súbita y violentamente todos los lazos que lo unen al
Tauro sofocante... o se someterá y se sumirá en una triste neurosis, totalmente anómala para la fuerza vital de
Marte.
Como la combinación de la determinación marciana con la obstinación taurina genera
una fuerza pura de inmensa magnitud, los antiguos astrólogos advertían que la fusión de
las cualidades de Aries y Tauro puede desembocar en una gran crueldad, si no se las equilibra
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cuidadosamente. El Sol Tauro y el ascendente Aries tremendamente «mal aspectados» de Adolfo Hitler
(sumados a otros aspectos negativos) son un ejemplo clásico de lo que ocurre cuando se hace caso omiso de
esta advertencia. La combinación puede producirse en la carta natal del individuo, o manifestarse mediante la
asociación entre un Carnero y un Toro, pero siempre depende de las posiciones planetarias de ambos a la hora
del nacimiento. Por supuesto, es posible superar esta tendencia, mediante el esclarecimiento, y muchos
Carneros y Toros generan, al asociarse, una alquimia igualmente poderosa de bondad y benevolencia. Pero
infortunadamente hay, por ejemplo, algunos Aries y Tauro que encauzan estos aspectos negativos
convirtiéndose en «cazadores deportivos». Estas personas expresan el lado tenebroso del coraje de Aries y de
la fuerza de Tauro de una manera cruel, y ojalá comprendieran que así se convierten en cobardes de la peor
especie. Matar a sangre fría a un animal silvestre —incluidos ciervos, conejos, natos. faisanes v todos
nuestros amigos con plumas que surcan el cielo— para luego transportar el cadáver silencioso a través de la
ciudad, como trofeo machista, es una forma patética de cobardía en su forma más vil, y no una demostración
de «virilidad» o «feminidad» como algunos creen.
Si en las cartas natales del Carnero y el Toro, el Sol y la Luna tienen aspectos no armoniosos, en su mutua
relación luminaria, hay que precaverse con mucho cuidado de la crueldad. Sin embargo, cuando el Sol natal
del Carnero tiene un aspecto favorable respecto de la Luna natal del Toro (o viceversa), y si sus ascendentes
mutuos también son armoniosos, Tauro podrá ayudar a Aries a remontarse hasta las cumbres de la dicha y la
espontaneidad, para lo cual sustentará los vuelos aerostáticos emocionales de su fantasía con una cálida y
benévola paciencia (y también le suministrará una parcela reconfortante y blanda de Tierra para que caiga en
ella cuando se corte la cuerda). Y el Carnero podrá guiar a Tauro hasta las laderas más altas de la
imaginación, allí arriba donde el panorama huracanado del futuro es tan colosal y grandioso como los mismos
sueños porfiados del Toro.
Ciertamente la relación romántica con un hombre Tauro será una experiencia educativa para la mujer Aries.
Ésta piensa que los objetos inamovibles (él) no son más que cosas que se apartan a puntapiés, que se sortean
de un salto o que se derriten con la fuerza irresistible del calor marciano (el de ella). No en este caso.
Ella empuja... él se queda sentado. Ella presiona... él se enfurruña. Ella exige... él se empecina. Entonces,
cuidado. El próximo paso podría ser: ella solloza... él se va. Parte, esto es... definitivamente. Pero los Toros y
los Carneros pueden hacer otras cosas juntos. Por ejemplo, si ella sonríe... él se ablandará. Si ella lo halaga...
él se pondrá mimoso. Si ella lo abraza con fuerza... él sonreirá. Observaréis que es ella quien toma la
iniciativa... en todo.
Es posible que discutan por cuestiones de dinero (la prodigalidad de ella... la frugalidad de él), o que
entrechoquen sus cuernos porque Aries necesita emociones y Tauro necesita paz y tranquilidad. Pero si
hacen un esfuerzo para adaptarse a sus respectivos metabolismos e idiosincrasias, este hombre y esta mujer
podrán disfrutar juntos de una rara y muy plácida satisfacción.
Como ella reclama, y necesita (lo uno y lo otro), una dosis anormal de libertad, es afortunado que el Toro
no sea exageradamente celoso. No es celoso, pero sí es muy posesivo. La diferencia entre estas dos
cualidades se puede encontrar en el diccionario... o se puede descubrir mediante la vida en común. Ella es
celosa. Él es posesivo. Deberán estudiar cuidadosamente el diccionario, y partir de allí.
Sí, el hombre Tauro es obstinado. No se puede negar esta verdad astrológica. Es posible suscitar
desagradablemente su tozudez a veces ciega, irracional, si una chica Aries le pide que recoja margaritas con
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ella cuando él quiere dormir, si ella lo somete a la compañía de sus amigos cuando él quiere leer
apaciblemente (en otras oportunidades se complacerá en distraerlos con su maravilloso sentido del humor), o
si ella insiste en gastar más de lo que él gana, en menos tiempo que el que él necesita para ganarlo. Sin
embargo, un Toro bienamado soportará con sereno aplomo una plétora de «sonido y furia, que no significan
nada» excepto ruido y necedad. Normalmente, el Toro reaccionará con impasible bonhomía cuando ella
tenga una gresca con el jefe o los parientes de él, cuando aúlle porque le duele una muela, cuando pierda la
sortija de bodas dentro del puré de patatas del restaurante y no se dé cuenta de ello hasta después de haberse
ido, o sea a la hora en que el local estará cerrado y el camión recolector de basuras ya habrá triturado todas
las sobras.
Un hombre Tauro satisfecho aguantará pacientemente los proyectiles de entusiasmo peor teledirigidos
que lance Aries, a menos que lo hostiguen con demasiada intensidad y frecuencia.
En este último caso, es posible que dé rienda suelta a la esporádica pero siempre latente e incandescente
cólera taurina. Los Carneros que nunca se han enfrentado con la ira del Toro deberán precaverse para el
futuro. Y ésta es una advertencia astrológica muy seria, sin una pizca de humorismo.
Si lo tratan afablemente, con una cuota decorosa de consideración, este hombre será solidario con la chica
Carnero que ama en medio de las tormentas más tenebrosas, firme como una roca de sólido amor, y tenderá
un manto cálido y protector de franca devoción sobre las desgracias que ella padecerá como consecuencia de
sus propios errores. La sensación que produce el Tauro es parecida a la que experimentas cuando regresas al
hogar, invulnerable y seguro, después de haber realizado un largo viaje por una pesadilla terrorífica de
rechazo, en la cual nadie se preocupa realmente por ti ni te entiende. Él se preocupa, aunque no pueda
terminar de entender los traumas emocionales pasajeros de ella. Y generalmente respaldará tesoneramente su
solicitud con una cuenta bancaria fiable, y con un techo impermeable desplegado sobre la cabeza de ella
(para no hablar de una nevera bien provista), mientras edifica lenta e infaliblemente un futuro más seguro,
incluso opulento.
En la relación amorosa o conyugal media entre el Toro y la mujer Aries, ella aporta las ideas y la energía
en tanto que él aporta la estabilidad y la seguridad. Esto vale tanto para los aspectos financieros como para
los sexuales de su operación conjunta.
Aunque los hombres Tauro son tan prácticos respecto del amor como de todo lo demás,
también son profundamente afectuosos, apaciblemente románticos y muy sentimentales.
La mujer Aries que se ha formado la idea equivocada de que su amante o marido Tauro, generalmente poco
demostrativo, no la ama de veras, nunca dejará de experimentar una sorpresa periódica al recibir una costosa
tarjeta, en algún día festivo inesperado, tarjeta ésta en la cual él le expresará tierna y elocuentemente, en
verso, sus tímidos sentimientos taurinos.
Igualmente, la forma física de compartir el amor podría plantear algunos problemas, después de que la
primera atracción magnética de la bipolaridad masculino-positivo y femenino-negativo pierda su condición
novedosa. Para la mujer Aries el sexo es una forma de desahogo: mental, emocional, físico y espiritual. Es la
manifestación visible de la fe y la fuerza marcianas combinadas, en un poderoso anhelo de autoexpresión.
Para ella, la actividad sexual se justifica a sí misma como una fantasía emocionante, que podría materializar,
en una forma milagrosa que sólo ella conoce, todos los sueños que soñó en su vida. Para el hombre Tauro, el
sexo es una función normal y natural, cuyo fin consiste en lograr dos resultados muy tangibles y sensatos:
satisfacer las necesidades sensuales y eróticas de la carne, y engendrar hijos. Constituir una familia.
Ella siente la compulsión de desahogar la energía sexual marciana, aunque ello no produzca casi nada,
excepto frustración... y la elaboración imaginativa del ideal romántico es esencial para la mujer Aries. A él no
le parece razonable descargar ningún tipo de energía si no es con el fin de producir algo práctico y útil... y el
Tauro típico no considera que soñar despierto sea esencial o productivo. Por consiguiente, es posible que la
chica Carnero se harte gradual y finalmente del deseo de su Toro de hacer el amor en un clima francamente
sensual y relativamente poco imaginativo... y es posible que a él lo deje sinceramente perplejo (a un ritmo
relativamente más lento) el viaje a las estrellas que ella interpreta como sinónimo de la pasión, en privado. A
él le gustaría poder transportarla allí, pero intuye que podrían extraviarse porque no conoce bien la ruta... y al
fin y al cabo no hay un mapa que lo guíe. Una relación armoniosa entre sus soles, lunas y ascendentes
recíprocos disipará por milagro estas diferencias de sus naturalezas, y les permitirá alcanzar a ambos un goce
fecundo a través de la unión sexual, así como en todas las otras facetas de su vida en común.
Sin embargo, con un aspecto tenso entre sus luminarias y/o ascendentes natales, es posible que a la mujer
Aries le resulte difícil conservar al Toro en su prado, a menos que haga un esfuerzo constante y consciente
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para complacerlo, y éste es un impulso generoso que al ariano típico no le nace espontáneamente. Se
necesitan cúmulos de agravio y resentimiento para inducir al hombre Tauro a dejar a la mujer que amó alguna
vez (o para inducirlo a permitir que ella se zafe de su posesivo dominio) pero cuando se va, se va.
Definitivamente. Un poco de ternura en el día de hoy puede evitar que mañana derramen muchas lágrimas.
No obstante las múltiples discusiones que estos dos se hallan casi destinados a entablar en el terreno de las
finanzas comunes e individuales, la mujer Aries no tardará en aprender una verdad conmovedora acerca de la
actitud de su hombre Tauro respecto del dinero, que es tan diferente de la de ella (suponiendo que ambos sean
ejemplares típicos de sus signos solares, y que sus cartas natales no confundan las cosas con una diversidad de
posiciones planetarias, pues éstas crean las excepciones que confirman las reglas astrológicas). Al principio
ella pensará que él es un verdadero tacaño, y él pensará que ella es todo lo imprevisora y descuidada que
puede ser una mujer con el dinero (él cree que a todas las han hecho, más o menos, con el mismo molde de
derroche). Sin embargo, gradualmente, su gran corazón de Toro se sentirá conmovido a medida que
comprenda poco a poco que la negligencia de ella con el dinero es casi siempre producto de la generosidad
impulsiva. Notará que, si bien ella gasta mucho dinero en sí misma (Aries representa la primera casa
astrológica y, por tanto, todos los Carneros están excepcionalmente preocupados por su aspecto físico), gasta
aún más dinero en los demás, repartiéndolo casi como una niña, deleitándose al complacer a la gente y al
recibir como retribución sus sonrisas felices. Es probable que entonces él aplaque un poco su actitud inicial de
desaprobación respecto de ese derroche desorbitado y desaprensivo. En verdad, después de que la relación
haya tenido tiempo de consolidarse en una estructura definitiva, es posible que la generosidad espontánea de
ella le inspire aún más amor.
Al mismo tiempo que él aprende a adaptarse al despilfarro de ella, incluso afectuosamente, ella irá
descubriendo que él no es un avaro, como pensó al principio. Comprenderá que su cautela nace de la
necesidad incontrolable de estar convencido de su seguridad futura, del arraigado temor a verse súbitamente
arrojado a la calle y obligado a depender de la caridad..de los demás o del Gobierno, lo chal ,mataría su
orgulloso espíritu de autarquía. Y comprenderá que, una vez que su Toro testarudo pero bondadoso, constan-
te y leal, toma conciencia de que su futuro está razonablemente asegurado (no excesivamente, como en el
caso del Cangrejo o la Cabra típico), es sinceramente generoso. A menos que haya una Luna o un ascendente
«mal aspectado» en los elementos Tierra o Agua, él se complacerá tanto como ella en hacer regalos a sus
amigos y parientes, y les prestará dinero a quienes lo necesitan, sin reclamarles imperiosamente el pago...
mientras su reserva básica para el mañana permanezca intacta, reserva cuyo monto varía, lógicamente, de un
Toro a otro. Pero el varón Tauro típico no correrá grandes riesgos con su seguridad. Si su mujer Aries intenta
convencerlo de que deben mudarse a un apartamento o una casa mejor, y confiar en la promesa que alguien
les hizo respecto de emolumentos, comisiones o sobresueldos futuros, para compensar la diferencia en el
alquiler o las cuotas hipotecarias, sus esfuerzos serán infructuosos. El Toro no se moverá un ápice mientras
no esté seguro de que puede afrontar la erogación adicional. Desde que el mundo es mundo, para el Toro no
hay ninguna promesa que no sea pura cháchara inconsistente... material que no es de fiar a la hora de
construir algo concreto y perdurable. Sin embargo, cuando la presión se transforma en tracción (excelente
metáfora en el caso de Tauro), este hombre compartirá la mitad de todo lo que tenga con cualquiera de cuya
auténtica necesidad haya tomado conciencia, sobre todo si se trata de su familia, sus amigos... y la mujer que
ama.
Posiblemente habrá trances en que la chica Aries interpretará la obstinación del Toro como la forma más fría
de crueldad. Por ejemplo, es posible que le diga algo grosero en público, si ella ha retozado demasiado para
su gusto y si ha exhibido un comportamiento en general histriónico, y esto la agraviará hasta la médula. Ella
tratará de obligarlo a disculparse abiertamente, o por lo menos a confesar que no lo pensaba en serio (y ella
sabe que no lo pensaba), mientras él se niega hoscamente a concederle el consuelo verbal que le pide (o, más
exactamente, le exige). A medida que ella siga ordenándole primero, y suplicándole luego, que se retracte, él
se mostrará aún más taciturno y retraído, como un bloque de mármol, ciego, sordo, insensible...
aparentemente.
Entonces ella echará a correr impulsivamente, con un llanto colérico, y se perderá en la noche. Él es
el hombre más frío, más cruel, que ha conocido en su vida, y todo ha terminado entre ambos. No puede
hacerle eso. Unas manzanas calle abajo (tal vez veinte o más, según la dosis de adrenalina que segregó
cuando salió del lugar donde lo dejó), ve un café y entra en él, se sienta sola, llora sobre sus rosquillas, y lo
odia ferozmente... hasta que llega a sus oídos, desde los altavoces del techo, la canción favorita de ambos, y
ésta le recuerda lo que ha perdido al abandonarlo. De modo que paga la cuenta, sale deprisa, y termina sola y
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desamparada en una esquina, buscando un taxi para volver a casa —arrepentida, por fin— y ahora realmente
asustada. Es tarde, no hay taxis a la vista, y debe volver a pie. lo cual le da tiempo para reflexionar sobre
muchas cosas mientras marcha apresuradamente por unas calles que parecen inusitadamente silenciosas y
solitarias.
Pero... ¿quién es el que está allí entre las sombras, plácidamente recostado contra el edificio de enfrente,
esperándola pacientemente? Es él. Aún está allí. Ella experimenta una eclosión de alegría mientras atraviesa
corriendo la calle para arrojarse entre sus brazos protectores. Al fin y al cabo él no se fue y la dejó. Todo está
nuevamente en orden. No, no se fue... esta vez. Probablemente aún estará allí, esperándola pacientemente,
también después de su próxima escena fogosa y emocional de despedida. Pero algún día...
Si ella es prudente, hará el balance de su dicha antes de que sea demasiado tarde.
En un romance o un matrimonio Aries-Tauro, cuando la mujer es Tauro y el hombre es Aries su relación tiene
unas pocas probabilidades más de prosperar que cuando se invierte la situación. Ésta no es una garantía en un
sentido u otro, por supuesto, sino sólo lo que acabo de decir: existen unas pocas probabilidades más. Las
cualidades de pasividad, constancia y mansa receptividad (Tauro) son más naturales cuando se ejercen a
través de la mujer. Las cualidades de agresividad, independencia y acción violenta (Aries) son más naturales
cuando se ejercen a través del hombre... mal que le pese al feminismo, que es justo y correcto y oportuno y
necesario, y todo lo demás, aunque la aprobación de la Ley de Igualdad de Derechos nunca podrá alterar por
la fuerza (ni de ninguna otra manera) los principios básicos de la Madre Naturaleza. Por lo menos, cuando ella
es Tauro y él es Aries, en esta vibración 2-12, es posible que así se reduzca un poco el número de conflictos.
Aun así, lo que perjudica cualquier relación es la intensidad de los conflictos, no la cantidad, de modo que
estos dos no deberán dejarse embriagar por el optimismo. Todo depende. Sobre todo de las posiciones de la
Luna y los ascendentes de cada uno de ellos.
A menos que la cuarta Casa de su horóscopo esté muy «mal aspectada» la mujer Tauro es un ama de casa
nata. (¡Suerte que alguien disfruta de este trabajo!) Aunque en su horóscopo haya aspectos adversos que
tiendan a inducirla a vivir unos pocos años como si fuera una mujer casquivana (caso muy poco frecuente), su
deseo básico consistirá, igualmente, en montar un hogar confortable, lleno de buenos muebles, buenos ali-
mentos, niños y música... con las camas correctamente tendidas, los rincones limpios, la ropa blanca doblada
y guardada, y las cuentas pagadas. Agregad un jardín florido y un cuarto de baño adicional, bien equipado con
la bañera llena de burbujas. No es irracionalmente celosa, sin causa justa, es paciente y pocas veces rezonga.
Normalmente es una anfitriona afectuosa y simpática cuando su marido trae a casa a las personas con quienes
tiene relaciones de negocios... y sabe escuchar.
Ahora bien, dado que el hombre Aries necesita una caja de resonancia constante y fiable mientras discute
su tema favorito —él mismo—, y dado que invita frecuentemente a gente a casa para venderle un nuevo
proyecto o idea que ha soñado, y dado también que es un poco negligente con el presupuesto porque en la
escuela primaria nunca ha aprendido a deletrear la palabra «ahorro»... salta a la vista de qué manera la mujer
Tauro puede suministrarle una base de operaciones perfecta. Normalmente, a los hombres Aries les gustan los
deportes, y la mujer Tauro típica ama la naturaleza. De modo que si el deporte que él prefiere consiste en
acampar al aire libre, o en marchar por los bosques, se suma otro tanto a favor de las probabilidades de éxito
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de la relación. De lo contrario, el sábado por la tarde y el fútbol pueden generar algunas tensiones.
La desavenencia nace en áreas a las que posiblemente no se les ocurrió prestar atención mientras se
cortejaban. Tal vez ella prefiera residir en el campo o en las afueras, en tanto que los hombres Aries no
pueden sobrevivir mucho tiempo sin la emoción y la acción de la ciudad. Quizás algunos sí pueden, pero son
pocos y están dispersos, e incluso a ellos les gusta lucirse entre las luces rutilantes en los fines de semana.
Exceptuando el camping y las caminatas, el Aries no tiene alma de campesino. Si tiene un signo lunar o un
ascendente Tauro, es posible que plante unas patatas o que ordeñe algunas vacas pero, esencialmente, la tierra
nunca lo atraerá más que la idea de coger un taxi para correr en pos de un milagro.
También es posible que salten chispas en el ámbito de sus fondos comunes, porque sus actitudes respecto
del dinero no son necesariamente comunes. Él anhela un coche nuevo; ella desea un nuevo frigorífico. Cosas
por el estilo. El empleado favorito de él, en el banco, es el que atiende el Departamento de Préstamos. El
empleado favorito de ella, en el banco, es el que atiende la Sección de Ahorros. Vosotros sabéis que a los
banqueros les encanta llevar agua a su propio molino, de manera que estos dos intrusos no les hacen ningún
favor cuando tironean del Toro y el Carnero, para ofrecerles sus respectivos servicios. Sin embargo, cuando él
gasta dinero en joyas para ella, o en muebles para la casa, es posible que la mujer sea más tolerante.
Generalmente las mujeres Tauro aprecian las buenas joyas y la decoración lujosa del hogar, pero pretenden
que estos elementos sean prácticos, y que hayan sido diseñados de manera tal que duren unos cientos de años
antes de que haga falta reemplazarlos.
Aunque ella sea muy serena, es posible que pierda los estribos si él le quema el sofá nuevo o le derrama
zumo de uva sobre la alfombra (antes del matrimonio, se pueden sustituir el sofá y la alfombra por su falda
nueva o por el bolso que ella estruja precavidamente). A él le resulta difícil entender por qué incidentes tan
minúsculos la ofuscan tanto. Para Aries, llorar sobre la leche derramada (o el zumo de uva derramado) es una
tremenda pérdida de tiempo. Si algo se pierde, se rompe o se deteriora, siempre se lo puede reemplazar. Tauro
alimenta algunas dudas al respecto.
Afortunadamente, la mayoría de estas desavenencias se pueden zanjar a la hora de acostarse, porque la
relación física entre los dos suele ser placentera y satisfactoria. Ciertamente al hombre Aries no le disgusta el
potencial de la mujer Tauro para el sentimiento sensual erótico, pero es posible que lo frustre un poco el
hecho de que a ella le falte creatividad mística cuando se trata de hacer el amor. Ella aprueba el sexo como
una actividad práctica y agradable que genera una satisfacción total de los sentidos y, por añadidura, produce
unos críos robustos. Por tanto, es posible que no entienda por qué el sexo ha de parecerse a un ensueño
delirante que transporta a dos almas a la cumbre de una montaña del Tíbet, a un corneta que surca el
firmamento nocturno, o a un milagro asociado con el lanzamiento de tres monedas a la Fuente de Trevi, en
Roma. Para ella, el sexo es el sexo. El amor es el amor. ¿Qué relación tiene esto con el hecho de arrojar unos
pocos centavos al fondo de unas aguas verdes y sucias... o con los cometas, al fin y al cabo? Esta mujer toma
el sexo en solfa, porque el humor de Tauro no se restringe a una sola faceta de la vida. Lo abarca todo. Si el
hombre Aries pisara por casualidad una tachuela al correr apasionadamente en dirección a la cama durante su
luna de miel, ella se desternillaría de risa. ¿Y cómo reaccionaría él? Posiblemente aplazaría la luna de miel
durante unos días —o noches— hasta que se recuperara su ego masculino marciano.
Igualmente, aunque es posible que la mujer siga desconcertada por el idealismo romántico de Aries
durante toda su vida en común, no por ello ha de producirse necesariamente una absoluta incompatibilidad
sexual. Dentro de ella se ocultan profundos remansos emocionales, y es posible que su respuesta
ultrafemenina a las enérgicas y directas apelaciones amorosas del Carnero, sumadas al obvio placer con que
reacciona ante su carisma masculino, lo induzcan a preguntarse, finalmente, por qué pensó, después de todo,
que debía escalar montañas para ir en busca de la felicidad. Es posible. No seguro, pero sí posible. (Aries es
remiso a aceptar sucedáneos de los milagros.)
Una palabra de advertencia: no se debe interpretar que la chica Tauro no es sentimental o romántica sólo
porque no capta todos los matices de la sexualidad ariana. Lo es. ¡Oh, vaya si lo es! Si no se ocupan de ella el
día de San Valentín, patrono de los enamorados, o si él omite recordar el día en que se conocieron (el día en
que hicieron el amor por primera vez, el día en que resolvieron casarse, el día en que se casaron, o cualquier
otro día, en el orden que sea), el Carnero desconsiderado y atolondrado que no tuvo la delicadeza de celebrar
estas fechas históricas se cansará de oírla. Esta mujer tiene una memoria de elefante para recordar las lesiones
personales y los agravios emocionales.
Algunas descripciones astrológicas de la mujer Tauro la presentan como una vaca satisfecha en un prado, y
esto es muy ofensivo. ¿Qué importa si no es francamente deslumbrante y si no se convierte en el centro de
atracción en todas las reuniones? Su plácida belleza se parece a la de un estanque manso, poblado de lirios
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fragantes, en medio de un bosque de pinos. El magnetismo de Tauro actúa intensamente sobre el corazón del
hombre, porque augura paz y fecundas aventuras, sobre todo cuando se trata del corazón inquieto del Carnero.
El hombre Aries no tarda en descubrir que esta criatura femenina, tan apacible y compuesta (como
secretamente le gustaría ser a él), puede llenar su espíritu de flores frescas y puede llenar su casa con la
música del amor y el compañerismo, sin contar que es una sobresaliente cocinera. Además, puede llenarle el
corazón con una multitud de risas, y con una devoción leal y eterna. Ella también sabe acumular y ahorrar
dinero. Ninguna vaca podría reunir tantas virtudes. Esta chica puede darse el lujo de dejarles las pestañas
falsas (que parecen patas de arañas) a otras menos femeninas que ella. Es una mujer cálida de pies a cabeza, y
no necesita el disfraz de la belleza artificial para demostrarlo.
Sin embargo, lo que tal vez necesite será salirse de cuando en cuando de su rutina terrenal. Cuando la
dama Tauro ha tomado una decisión y ha cerrado la puerta a toda discusión ulterior, puede parecerle muy fría
y cruel al hombre Aries, cordial, franco y extrovertido. Si en esas oportunidades él le grita que es obstinada,
obtendrá el mismo resultado que obtendrá ella si le dice, enérgicamente que es egoísta y malcriado. En una
palabra: ninguno.
¿Quién, ella... obstinada? ¿Quién, él... egoísta y malcriado? Ninguno de los dos sería muy sensato si
contuviera el aliento hasta que el otro confesase tener semejantes defectos.
Un cúmulo de afecto, mucha ambición, honestidad y la garantía de seguridad económica son los cuatro
caminos que llevan al corazón de ella. El hombre Aries puede satisfacer las tres primeras condiciones sin
ningún problema, pero es posible que deba introducir algunas correcciones en su estilo general de vida para
estar a la altura de las expectativas en el cuarto ítem. Los ingresos de Aries suelen fluctuar a menudo, y esto
puede poner muy nerviosa a la dama.
Normalmente, por supuesto, no está nerviosa: Sólo lo está cuando siente .amenazada su seguridad
emocional o económica. En otros momentos, irradia casi siempre una placidez mística que puede ser
deliciosamente relajante, sobre todo para el Carnero. También puede contribuir sustancialmente a recargar las
baterías de las energías dinámicas marcianas de este hombre, cuando lo han agotado sus diversos excesos
mentales, emocionales o físicos. (El Aries practicará jogging hasta caer rendido.) Es cierto que cuando ella
tiene una de sus muy raras rabietas, su placidez mística puede trocarse en una cólera de magnitud volcánica,
sin mucha advertencia previa. Pero estos fenómenos son tan esporádicos que es muy poco probable que
perturben la relación de la pareja... a menos que el Carnero cometa la tontería de empeñarse en salir victorioso
de estos raros pero peligrosos encontronazos. Nunca lo conseguirá. La estrategia más aconsejable es la
retirada. Tanto daría lidiar con un terremoto.
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ARIES GÉMINIS
Fuego - Cardinal - Positivo Aire - Mutable - Positivo
Regido por Marte Regido por Mercurio
Símbolo: el Carnero Símbolo: los Gemelos
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas diurnas Masculino
-
La relación ARIES-GÉMINIS
No era realmente la noche del sábado, al menos podría haberlo sido, porque hacía mucho
que habían perdido la cuenta de los días; pero siempre que querían hacer algo especial decían
que ésa era la noche del sábado, y lo hacían.
Si trabajara en equipo, esta combinación de signos solares podría volver a vender Manhattan a los indios: con
los cortes de energía, los atracadores, los Metros desvencijados, la basura acumulada y todo lo demás. Por
supuesto, dado que ambos son idealistas, probablemente comprenderían que a los indios los timaron desde el
principio, y terminarían restituyéndoles Nueva York a cambio de unos collares de cuentas y una insignia
pacifista, junto con todos los derechos que el hombre blanco le arrebató a su hermano piel roja... si pudieran
cerrar el trato.
Como a Aries y Géminis les gustan las causas nobles, y como comparten el mismo talento para
convertirse en vendedores creativos y perseverantes, pueden ejecutar juntos fabulosas hazañas de ingenio.
También comparten una actitud displicente respecto de la acumulación de grandes cantidades de poder o
dinero, y quizás esto explica por qué tan pocas veces tienen todo el éxito que deberían tener, si se considera la
energía emocional (Aries) y mental (Géminis) que invierten en todo lo que les interesa... por el momento,
quiero decir. Nada retiene el interés de ninguno de estos signos solares durante más de un minuto. Bueno, a
veces durante dos o tres minutos.
Puesto que Aries bulle con ingenua impetuosidad, y Géminis está resuelto a conquistar la independencia
absoluta mediante la ruptura de todas las ataduras del espíritu, es raro que sus actividades recíprocas estén
sustentadas por la madurez de pensamiento.
Se podría decir que las cualidades combinadas de la asociación entre esta configuración de signos solares
3-11 muestran una imagen de optimismo, salpicada por breves tramos (generalmente muy breves) de
sensibilidad e inseguridades ocultas. Cuando Aries y Géminis fusionan sus naturalezas como vecinos, amigos,
socios, parientes, amantes o consortes, se duplican sus afanes individuales por liberarse de todos quienes
querrían inmovilizarlos en una ciénaga de normas convencionales y precauciones. Separados o juntos,
parecen jóvenes, actúan como jóvenes... y por tanto, con la mayor naturalidad, a menudo tienen un
comportamiento infantil.
Ahora bien, los niños pueden ser cautivantes y cándidos, y pueden inspirar cariño. También pueden ser
involuntariamente egoístas, irracionales y desconsiderados. Lo mismo vale para cualquier asociación
concertada entre este equipo colocado bajo la influencia 3-11. Es preferible que ambos, o por lo menos uno de
los dos, madure eventualmente, porque si no la mayor parte del tiempo que pasen juntos lo dedicarán a jugar
en una montaña de arena, con un par de cubos de colores brillantes y grandes palas, en busca de lo que todos
saben que ellos son especialistas en endilgarse recíprocamente y en endilgarle al resto del mundo.
Básicamente, tanto Aries como Géminis son honestos —especialmente los Carneros— pero ambos pueden
embaucarse a sí mismos hasta olvidar dónde termina la honestidad y empieza el autoengaño. Esto se debe a
que son inocentes o ignorantes —quién sabe cuál de las dos cosas— en lo que concierne a sus propias
naturalezas individuales. En otras palabras, ambos son tan expertos cuando se trata de venderse algo a sí
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mismos como cuando se trata de vendérselo al público en general. Si el producto que venden no es genuino,
casi siempre el Géminis será el primero en sospecharlo, con la mente aguzada y analítica de Mercurio, aunque
también es capaz de embaucarse a sí mismo (o a sí misma), y seguirá imaginando que posiblemente el
producto continúa siendo lo que él (ella) pensó originalmente que era. En cuanto a Aries, a este signo solar le
resulta tremendamente difícil detectar la diferencia entre lo que brilla tan tentadoramente... y el oro auténtico.
El Carnero sólo aprende a discriminar después de reiteradas y dramáticas desilusiones y desengaños.
He estado hablando de «ellos dos». En realidad, quizá debería referirme a «ellos tres», porque aunque Aries
es evidentemente una sola persona, indivisible, «con libertad y justicia para todos», todo Géminis es
netamente dos personas, aquella que él-ella es verdaderamente... y la persona que a él-ella le gustaría ser. Ya
sabéis, los Gemelos. Sumad el ego del Carnero —un ente casi autónomo— y podría producirse una gran
aglomeración, con todas estas auras que se mezclan, que se atraen y se repelen, que se fusionan y chocan,
alternadamente. No será una mala idea que las personas con estos dos signos solares, no obstante su condición
esencialmente compatible, se separen de vez en cuando y se miren con nuevos ojos desde lejos. Así se
despejará parte de la espesa bruma que necesariamente se acumulará entre ellas.
Aries arremete instintivamente, convencido de la sinceridad de su causa, así como del triunfo final, y tiene
poco o ningún tiempo para reflexionar sobre los pros y contras de cualquier situación o problema dado. A la
inversa Géminis sopesa, individualiza y desentraña todas las maniobras y conclusiones posibles con la
objetividad y la lógica frías, informales, que son tan típicas de los tres signos de Aire (Acuario y Libra son los
otros dos). Sin embargo, es posible que Géminis no tenga espíritu práctico, a pesar de todas sus acrobacias
mentales. Géminis puede deducir rápidamente qué es lo que tal vez fallará, pero a menudo resuelve ganar en
ingenio al hado o el destino, e incluso a sí mismo (o a sí misma), valiéndose de la inteligente estrategia
mercurial. Hay otras diferencias de criterio entre estos dos.
Aries, influido por un signo cardinal, insistirá en marchar a la cabeza, en conducir, en desafiar, en iniciar e
inspirar siempre, con entusiasmo y audacia. El Carnero aceptará prácticamente cualquier idea, sensata o
insensata, que cautive y estimule sus emociones... y a la que su ego pueda asociarse de manera personal. El
Géminis inconstante prefiere asociarse de manera impersonal, y aceptará las ideas que sean afines con el
proceso mental deductivo. Se comunicará mediante la lógica y la sagacidad de la razón de Mercurio, mientras
su auténtica personalidad permanece en segundo plano, atenta, sin que quienes son hipnotizados por el
encanto de Géminis sospechen su presencia.
A Aries le gusta cabalgar en el elefante que encabeza la columna y saludar a la multitud, pero los Gemelos
no alimentan el deseo devorador de convertirse en héroes o heroínas tachonados de estrellas. Géminis
preferiría delegar en otros todos los deberes y obligaciones constrictivos del liderazgo, y mantenerse libre de
responsabilidades, libre para ensayar el mérito de nuevas ideas... para explorar a nuevas personas, nuevos
lugares y cosas. El análisis geminiano es menos vehemente que el de Aries, porque la computadora mental lo
examina todo serenamente en busca de posibles defectos... o virtudes. Aunque el enfoque de Géminis es
esencialmente intelectual, los Gemelos simpatizan-con la actitud emocional del Carnero, al mismo tiempo que
conservan su independencia respecto de este compromiso exagerado. Los hombres y mujeres regidos por
Mercurio comprenden los impulsos temerarios de Marte. Sin embargo, se dan cuenta de que a ellos les
conviene evitar las complicaciones emocionales, siempre que ello sea posible.
Los. Géminis desconfían de las estrechas relaciones humanas que amenazan con sofocarlos, de los
empleos a largo plazo sin cambios ni estímulos... de cualquier cosa que inmovilice sus sueños o corte las alas
de Mercurio, porque temen que su propio espíritu quede apresado. El signo de Aire de Géminis anhela
remontarse por encima de las llamas que arden alrededor del signo de Fuego de Aries. Al mantenerse retraído
y ligeramente apartado, Géminis se las apaña más a menudo para conquistar el tipo de libertad que Aries
también desea pero no siempre consigue. Por supuesto, un exceso de libertad mental y emocional puede
generar sus propias confusiones, y cuando los Gemelos quedan atrapados en la red de sus propios vericuetos
mentales, a veces la misma desenvoltura del Carnero puede ayudar a desatar los nudos.
Afortunadamente, el Aries típico no sólo intuye la dualidad de Géminis sino que además está dispuesto a
concederle espacio para que exista. Por ello esta asociación es a menudo beneficiosa para el geminiano,
porque la comprensión —o la incomprensión—respecto de sus sueños, influye mucho para determinar si éstos
se materializan, sencillamente se herrumbran, o se convierten sólo en quimeras que Géminis siempre persigue
pero nunca alcanza. El Géminis soñará desde su más temprana infancia hasta pasado el límite del siglo. La
mayoría de las personas interpretan la curiosidad y las ansias de experimentación de Mercurio como un
mosaico de afanes excéntricos y volubles, pero el Carnero parece entender que esta miríada de intereses sólo
representa el esfuerzo de Géminis por integrar la multifacética personalidad mercurial, que tanto fascina a
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Aries.
Es más difícil que a Aries le disguste que Géminis revolotee de un tema a otro, buscando todas las
respuestas, mientras descarga un torrente continuo de imaginación y energía estática. Interrumpir a un ave
mercurial mientras se expresa verbalmente es como tratar de capturar una luciérnaga y, curiosamente, los
Carneros (que a su vez son relativamente expertos en interrupciones) así lo entienden. Estos dos se
interrumpen continuamente, con una recíproca falta de resentimiento, y éste es un detalle muy simpático de su
asociación.
Si en sus cartas natales existe un aspecto negativo entre el Sol y la Luna o el ascendente. es posible que
Aries acuse a Géminis de fantasear demasiado y de no hacer suficientes cosas concretas, y que intente
acorralado para obligarlo a formular respuestas directas. Tal vez entonces la lengua cáustica de Géminis
lastimará el ego ultrasensible del Carnero, y estallará una batalla feroz en cuyo transcurso saltarán chispas en
todas direcciones a medida que la actitud insustancial de Géminis avive las llamas de la cólera de Marte. Sin
embargo, los vientos cambiarán, al cabo de un tiempo, incluso después de las escenas más tempestuosas... y
casi nunca alguno de ellos dejará perdurar el resentimiento. Como sucede con todas las configuraciones de
vibraciones 3-11, Aries y Géminis son básicamente buenos amigos, y casi siempre continúan siéndolo.
Además, son capaces de comunicarse verbalmente sus diferencias de opinión tanto como haga falta para
despejar la atmósfera y reanudar la relación armónica.
La mente mercurial de Géminis, aunque a veces se disfrace inteligentemente tras .una máscara de aplomo y
»simpatía, parece una peonza. Gira continuamente. Aries montará alegremente en ella, y probablemente
disfrutará de la vertiginosa experiencia. Mientras el Carnero no intente aprisionar el espíritu libre de Géminis
con demasiadas preguntas y exigencias, los dos se entenderán bastante bien. (Los cuatro, si contamos al
Carnero, los Gemelos y el ego de Marte). Aries y Géminis pueden construir, con el éter multicolor de sus
imágenes mentales combinadas, castillos de arena suficientemente altos como para llegar a las estrellas. Pero
los cimientos deberán ser sólidos y estables, porque de lo contrario se derrumbarán. Si construyen
sólidamente desde el principio, el producto final podrá ser realmente portentoso: una suma de arco iris,
mariposas y trasgos. La paciencia es la llave secreta para pasar al otro lado de la valla, donde la hierba
siempre les parece más verde y fresca a Aries y Géminis, los jóvenes eternos, que andan en busca de Shangri-
la, la Ciudad de Esmeralda de Oz, el País de las Maravillas y la Fuente de Juvencia. Juntos, tienen más
posibilidades que la mayoría de las personas de encontrar esos lugares... e incluso más posibilidades que ellos
mismos si hubieran emprendido la búsqueda aisladamente.
Hay mujeres Aries y hombres Géminis que se cogen suavemente de la mano y retozan juntos calle abajo
como niños. Hay otras mujeres Aries y hombres Géminis que entablan sarcásticas y furiosas trifulcas verbales
desde que se levantan hasta que se acuestan... y ambos también hablan en sueños. A menudo, la fusión
emocional de Marte y Mercurio en una experiencia amorosa produce una extraña alquimia de ternura
obsesiva, jalonada por crueles agravios, en razón de lo cual la relación puede ser triunfal o desastrosa. Quizá
se deba a que Géminis, a diferencia de los otros dos signos de Aire, expresa verbalmente tanto su admiración
como su desdén en términos muy claros e inconfundibles. O quizá se deba a que Aries, a diferencia de los
otros dos signos de Fuego, se deja consumir por la pasión del momento, ya se trate del amor o el odio, y
nunca piensa que mañana podría arrepentirse.
La configuración de signos solares 3-11 ejerce una influencia muy característica sobre dos personas unidas
por sus vibraciones cordiales y muy comunicativas. Es indudable que reñirán ocasionalmente, incluso
frecuentemente, pero sus reyertas más tempestuosas contendrán la simiente de la primavera, y nuevas
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promesas para el futuro. Sus malentendidos son extraordinariamente verbales, y a menudo muy sonoros, pero
quién sabe por qué, no demasiado serios. Es casi como si en medio de la batalla ambos tuvieran conciencia
del potencial que existe para la tregua.
Estos dos podrían decir con acierto de sí mismos...
Existen pocos elementos de sobriedad en el amor entre Aries y Géminis. Cuando el Carnero y los
Gemelos se enamoran, ninguno se molesta en preguntarse si el desenlace del amorío, o del matrimonio, será
dichosamente feliz o cruelmente triste. La atracción inicial, el tironeo magnético de sus personalidades
despreocupadas, determina que ambos se busquen confiadamente, sin inquietarse por el final aún lejano. Si
éste debiera producirse eventualmente, de cualquier manera que fuese —por separación, divorcio o muerte—
las remembranzas de un amor tan ingenuo, excitante y lleno de fe ciega como el corazón de un niño en
Nochebuena, suavizará las aristas del recuerdo de cualquier pena o agravio que pudieran haberse inferido
mutuamente. Éste es el encanto de la vibración 3-11, en la cual la amistad sincera forja el cimiento de la
empatía, desde el primer saludo.
Los celos pueden complicar mucho las cosas. La chica Aries típica es todo lo celosa que puede ser una
mujer, sin ponerse íntegramente verde, y casi nunca atina a reconocerlo racionalmente. Los celos no emanan
de una naturaleza posesiva sino del tremendo miedo al rechazo que experimenta el recién nacido ariano
simbólico (el rechazo implicaría, para un recién nacido, la muerte literal), y de la necesidad de que le
ratifiquen constantemente cuánto lo quieren. La injustificada preocupación de Aries por la posible
transferencia del amor a otra persona es más comprensible cuando se la estudia a la luz de estos sentimientos
inconscientes de indefensión infantil y de dependencia total respecto de un cariño continuo e ininterrumpido.
Se trata de un sentimiento que está siempre presente, justo debajo de la deslumbrante bravata con que Marte
proclama su independencia y autarquía, que no son de ninguna manera reales, sino sólo ficticias... una especie
de protección contra una mayor vulnerabilidad.
El hombre Géminis típico no es excesivamente celoso (siempre que no tenga una influencia negativa de
Marte en su carta natal, o una Luna o ascendente Aries). Y es posible que la mayoría de las dificultades
residan en esto. Porque, veréis, a ella le gustaría secretamente que lo fuera. Lo menos que él puede hacer es
simular que lo es. A la chica Carnero, lo comprenda o no conscientemente, casi le gusta despertar el instinto
celoso de su hombre. Los celos le confirman que él la considera importante, y esto es algo que nunca se le
puede confirmar con demasiada frecuencia a un Aries. Es posible que el hombre Géminis la deje conforme, y
acceda a su deseo, si ella se descarría de manera excesivamente obvia. Pero casi siempre estará tan ocupado
cambiando de ropa, de estado de ánimo, de ideas, de sueños y de humor que no dispondrá de mucho tiempo
para detenerse a observar y escuchar cualquier coqueteo inocente del que ella se valga para provocarlo con la
esperanza de caldear el enfoque frío, desapegado y etéreo que tiene de la vida... y de ella.
A la inversa, él no necesitará hacer ostentación de ningún flirteo delante de ella para generar un
relampagueante estallido de celos. Bastará con que salude por la mañana con tono demasiado íntimo a la
encargada del quiosco de periódicos de la esquina. Como el hombre Géminis le tiene mucho cariño a su
libertad, y aborrece los grilletes emocionales que traban sus actividades gregarias normales, no harán falta
muchas escenas de este tipo para hacerle perder la paciencia. Aunque ella deberá aprender a controlar u
ocultar de alguna manera sus celos (si no quiere perderlo), él también deberá acostumbrarse a comprender el
motivo que la induce a adoptar semejante comportamiento: el temor interior de que le falte la feminidad
suficiente para conservar la fidelidad de él (si él no quiere perderla a ella). A lo largo de los años se ha hecho
tanta propaganda en torno de la conejita-gatita esbelta, sexualmente seductora, cabeza hueca, suave y dulce
«con la que sueña todo hombre», que no se puede culpar a la mujer Aries si adquiere una neurosis respecto de
su mente ágil, su actitud desenvuelta frente al amor y su carencia de arteras insidias femeninas...
especialmente porque nació bajo la influencia de un signo solar masculino.
La mujer Aries tiene coraje e iniciativa, es enérgica y ambiciosa... cualidades todas éstas presuntamente
masculinas. Los hombres creen monopolizar estos rasgos. ¿No habéis leído los panfletos del movimiento de
liberación femenina? (Es muy posible que la mujer Aries sea la dirigente del grupo que lucha por la Ley de
Igualdad de Derechos dentro de su comunidad.) ¿Qué se supone que debe hacer una chica Carnero para que la
consideren femenina? ¿Leer el libro The Total Woman de Marabel No-Recuerdo-QuéMás, y «totalizarse» con
sólo quedarse sentada en casa murmurando «Eres maravilloso, cariño», sin hacer nada por su propia
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iniciativa? De esto se trata, más o menos, según Marabel y todos los machistas. ¿Simple, verdad?
Oh, supongo que podría hacer otras cosas para conservar su feminidad, como lavar la colada, planchar,
cocinar, cambiar los pañales de los críos, comprarse ropas, chismorrear, planchar, lavar la colada, cocinar,
alumbrar hijos... ¿acaso me estoy repitiendo? Lo siento, empezaba a aburrirme. En mi propia condición de
Aries, nunca he entendido por qué a una chica han de catalogarla como «agresiva» sólo porque sabe lo que
quiere. Si la mayoría de los hombres prefieren una esposa-robot en lugar de una verdadera esposa, peor para
ellos. Las mujeres Aries, junto con sus hermanas Sagitario y Leo, a veces compiten con los «cerdos
chovinistas masculinos» pues también pueden comportarse como «cerdas chovinistas femeninas» bastante
revoltosas. Estos animales de sexo femenino existen de veras.
Ahora bien, ¿por qué he escrito esto? Les he dado una nueva arma verbal a los hombres Géminis
espabilados. Le pido disculpas a Gloria Steinem, a quien admiro mucho, pero es cierto, Gloria, y tú lo sabes.
Por favor no os ofendáis, porque yo también soy así. O sea que pienso que todo lo que ellos pueden hacer,
nosotras podemos hacerlo igualmente... y algunas cosas las hacemos mejor. No es necesario suministrar la
lista de estas cosas. Todos y todas sabemos cuáles son. ¿Oh, tú no? Bueno, por amor de Dios... la mujer
suministra paciente y tiernamente un apacible jardín en el cual los bebés crecen durante nueve meses, puede
soportar el dolor hasta un umbral más alto que el del hombre, posee el sentido común y la lógica esotérica
necesarios para saber que la guerra nunca resolvió nada, y puede percibir el peligro y el mal mucho antes de
que afloren. Estos son unos pocos aspectos en los cuales somos superiores a la esencia masculina. También
somos más sensibles, intuitivas y clarividentes, ciertamente más compasivas.... y al mismo tiempo mucho más
realistas que los hombres. Pero no tan sentimentales. (¿No sabías que los hombres son secretamente
sentimentales? Tanto que también les han enseñado a ver a las mujeres la poesía y la belleza de la vida.) Está
muy bien que las cerdas chovinistas femeninas sepan cuáles son las áreas en que son iguales y superiores al
sexo masculino, pero también deben saber cuáles son las áreas en que los hombres son iguales y superiores a
las mujeres. Esto es lo que forja la auténtica feminidad y la auténtica masculinidad.
Está escrito que la mujer Aries, con su fe inocente en los milagros, descubrirá algún día a un hombre que
estará buscando a una mujer auténtica, y este hombre podría ser un Géminis. Es posible que este hombre
tenga dos cabezas y deseos gemelos, pero también experimentará una fuerte necesidad de poder jugar al
ajedrez mental con la mujer que ama. No está hecha para Géminis la plácida sirena que lo contempla desde
abajo con silenciosa y palpitante pasión, porque esto es más fácil que tratar de competir con él en ingenio,
indudable que él se enamora primero con la cabeza. Después con el corazón, y a continuación interviene su
deseo físico. Cuando se trata de los Gemelos, el romance sigue generalmente este orden de prioridades. En el
caso de la mujer Aries, el orden de prioridades sólo se modifica ligeramente. Ella se enamora primeramente
con el corazón, inmediatamente después con la cabeza... y por último interviene su deseo físico. Las pautas
iniciales se modifican, pero esto no es tan importante como el hecho de que ambos terminan sintonizados en
la misma frecuencia cuando ello corresponde... en último lugar, después de haber verificado su afinidad
mental y emocional. Ésta es una fórmula que tiene un éxito asombroso.
Como él sabrá apreciar el desafío intelectual permanente de la chica Aries (Aries rige la cabeza, Géminis
la mente, entre otras cosas), finalmente ella aprenderá a confiar en el hecho de que él la ama por lo que es.
Entonces es posible que le revele lo que no le ha permitido descubrir a ningún otro hombre: que ella puede ser
auténticamente dulce y tierna eón un hombre que demuestra ser superior en algunos aspectos, y que al mismo
tiempo le manifiesta claramente que también la admira por sus cualidades, que son idénticas a las de él, y a
veces son igualmente superiores. He aquí una difícil prueba de malabarismo, pero si alguien puede ejecutarla,
ése ha de ser un Géminis. Su encanto natural y su volubilidad (algunas personas la llaman charlatanería)
bastan para mantener apaciguados la vanidad y el ego de Marte, y ciertamente está en condiciones de manejar
cualquier tipo de controversia verbal que ella se empeñe en entablar. Y es posible que entable bastantes.
Quizás a ella le resulte difícil acostumbrarse al típico hábito Géminis de la impuntualidad. Ella misma es a
menudo un poco negligente en este contexto, pero los Carneros tienen una forma bastante egoísta de
indignarse cuando les pagan con su misma moneda.
En una oportunidad un hombre Géminis llegó con tres horas de retraso a una cita que tenía conmigo. Preví
sus excusas (una de las ventajas de ser astrólogo) y escribí unos versos sobre su persona mientras lo esperaba.
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Cuando por fin llegó, los leyó y exclamó: «¡Caray!» ¿Cómo adivinaste exactamente lo que iba a decir? La
chica Aries que está enamorada de este prodigio bicéfalo y gemelo de deseos y acciones duales deberá
estudiar minuciosamente la diferencia entre la palabra «gregario» y la palabra «infiel», y notar que existe una
diferencia. También deberá estudiar el significado de las palabras «libertad» y «amor» y comprender que,
para un Géminis, son sinónimos. Esto la ayudará a reducir el número de discusiones.
En cuanto a la compatibilidad física, el Géminis es uno de los pocos hombres capaces de crear el clima de
ilusión que esta mujer debe asociar con el sexo. Ella idealiza la expresión sexual del amor y la convierte en
una trama multicolor, estratificada, urdida con todos los libros que ha leído, todas las películas que la han
hecho llorar y todas las esperanzas rutilantes que ha alimentado en el fondo de su corazón. Está convencida de
que las campanas deberán repicar literalmente cuando los dos se fusionen. En compañía de él, es posible que
las escuche realmente, porque la imaginación del Géminis puede suministrar todas las fantasías que ella
necesita para realizar sus sueños románticos de Cenicienta.
Este tipo de empatía es la que los induce a enamorarse inicialmente, a veces a primera vista (ninguno de
estos dos signos solares se destaca por su parsimonia). Pero posiblemente más adelante las fantasías no
bastarán para mantener viva la llama del amor de ella, cuando el desapego geminiano no satisfaga su concepto
total de la expresión sexual, que no es puramente imaginaria. Ella también necesita lo tangible. Tal vez
empiece a pensar que él siempre retiene una pequeña parte de su persona, incluso en los trances de intimidad,
y es posible que tenga razón. Ella no oculta nada, empujada por el instinto ariano de entrega total. La
proclividad marciana a la acción directa casi nunca se diluye en la entrega de la pasión... o en el intercambio
de ésta. Es posible que con su forma etérea de hacer el amor él no consiga estimular en ella estos impulsos
físicos naturales (para los Carneros). Tal vez entonces ella intuya que los cuentos de hadas carecen de
sustancia, cuando no hay fuego para inflamarlos, y quizá se aburra... o, lo que es mucho peor, se torne frígida.
Ésta es un área de ajuste delicada, y la relación tendrá más probabilidades de éxito si la Luna y/o el
ascendente de la carta natal de él está en un signo de Fuego. De lo contrario, es posible que él no pueda
enseñarle lo que ella está en excelentes condiciones de aprender, después de que Géminis haya vencido las
inhibiciones iniciales de Aries con sus preliminares idealistas. El Príncipe Géminis puede despertar a la
Princesa Aries con un beso, pero en ausencia de la pasión total ella puede volver a dormirse, sin saber nunca
el verdadero motivo. Entonces el Fuego de Aries puede trocarse en el Hielo de Aries, lo cual es un triste
derroche, cuando se piensa en el calor que ella puede irradiar tan generosamente cuando se estimula el
desarrollo del potencial completo de su naturaleza fogosa.
Es posible que durante una de sus partidas mentales de ajedrez, cuando él se comporta de una manera
intolerable, ella intente argüir: «Comprendo que tú crees haber entendido lo que acabo de decir, pero no estoy
segura de que hayas captado lo que no me propuse insinuar, por temor a que tú interpretaras equivocadamente
lo que yo creía que pensabas». Si esto lo deja perplejo, ella puede agregar: «Estupendo. Ahora sabes lo que se
siente al hablar contigo... o más exactamente, con vosotros. Con vosotros dos».
Ella también podrá dejar este libro al alcance de él, abierto en este capítulo, para recordarle cuán aburrida
sería su vida si ella no se hubiera cruzado en el camino de su corazón. Pero deberá reprimir el impulso de
entregarle el libro directamente, y de ordenarle que lo lea inmediatamente. Cenicienta jamás obraría así.
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Hombre ARIES Mujer GÉMINIS
Él volvió, y ahora había en sus ojos una expresión ávida que debería haberla alarmado,
pero no la alarmó.
Si no se conocieron en la escuela secundaria y se casaron poco después (cosa que sucede con bastante
frecuencia entre estos dos signos solares, porque los dos llevan siempre mucha prisa), es posible que el
hombre Aries le guarde un rencor feroz a la vida amorosa pasada de su chica Géminis, que según las pautas
normales puede haber sido bastante movida. Casi seguramente incluirá, si no un par de ex maridos, por lo
menos media docena de compromisos anulados o algunos antiguos romances titilantes. Todos los Géminis
deben precaverse de los matrimonios prematuros, a menos que hayan nacido cuando su Luna o ascendente
estaba en Capricornio, Virgo, Cáncer o Tauro.
No se trata de que ella sea inconstante o promiscua, sino de que suele pasar revista a la larga nómina de
centrocampistas mientras corre por el campo de juego, hasta encontrar uno capaz de atajar todos los goles. Sí,
ya sé que los centrocampistas no atajan, y que los porteros no patean el balón en el centro del campo... pero
ningún hombre que no sepa hacer por lo menos las dos cosas con igual pericia, y preferentemente otras más, y
también preferentemente las dos al mismo tiempo, tendrá muchas probabilidades de éxito con ella.
Por supuesto, sabemos que esto jamás le ocurriría a un hombre Aries, porque puede hacerlo todo en
general o por separado mejor que cualquier otro, en cualquier momento, así que supongo que ésta es sólo una
discusión académica, pero de todos modos no estará de más que lo recuerde.
Durante toda su vida esta mujer ha pensado que la casa que tenía ventanas doradas era la de la cumbre de la
colina. Trepa hasta allí y, cuando está en la cúspide, mira hacia abajo y descubre que la casa que tiene
ventanas doradas es, después de todo, la que se levanta al pie del cerro. De modo que vuelve a bajar y
redescubre que la casa de la base sólo tiene ventanas comunes, como ella había pensado al principio, y
entonces levanta la mirada y ve brillar una vez más las ventanas doradas en la cima. Resuelve que se había
equivocado y vuelve a trepar penosamente para sufrir otro desengaño. ¿Por qué esas ventanas doradas son tan
esquivas? Tantos ascensos, descensos y nuevos ascensos pueden resultar espiritualmente agotadores, hasta
que descubre que el reflejo del Sol es sólo una ilusión —en absoluto real—, algo relativo que depende de la
hora del día y del lugar donde uno se encuentra en cualquier momento dado.
Quizás hay trances en que una chica Géminis piensa que un viejo amor fue el que realmente tenía
posibilidades doradas, pero antes de comprobar que ésta, también, es una ilusión, habrá perdido al hombre
Aries, ya sea que lo haya dejado solo en la cima o al pie del cerro. El Carnero nunca comprenderá la nostalgia
de su mujer por los romances de antaño, aunque él mismo rinda homenaje a un viejo amor todos los años, en
el día de la marmota. Recordad el egocentrismo ariano. Él puede hacerlo. Ella, no. ¿Por qué? Porque él sabe
que su nostalgia es inocente y nunca llevará a ninguna parte. No está tan seguro acerca de la de ella. (La
inseguridad encubierta de Aries.)
Es posible que, junto con sus innegables deleites, esta relación tenga otros pocos peligros latentes, como
una posible falta de fuerza de voluntad y de estabilidad. Los Carneros tienen sencillamente la mar de ímpetu y
energía, pero la perseverancia en los trabajos que inician no se cuenta entre sus virtudes. Como el hombre
depende inconscientemente de la mujer para que ésta supla sus carencias, es posible que al buscar apoyo en
una chica Géminis esté confiando en una pluma al viento. La fuerza de voluntad y la fiabilidad tampoco son
las mayores virtudes de ella (a menos que su Luna o ascendente, como acabo de decir, esté por casualidad en
Cáncer, o en un signo de Tierra... y naturalmente, lo mismo vale para él). Por consiguiente, estos dos
(podríamos decir estos tres o cuatro) pueden disparar un montón de fuegos de artificio que siguen
deshaciéndose en chispas mientras cada uno de ellos alienta las debilidades del otro: la pereza y el hastío
rápido.
Este es un hombre que probablemente no insistirá para que su mujer Géminis barra la chimenea, con un
delantal de zaraza, ni para que riegue la huerta. Probablemente comprenderá que puede aprovechar las
opiniones versátiles de ella en su vida empresarial o profesional, así que es común encontrar a esta pareja
trabajando junta, tanto después del matrimonio como antes. Generalmente los dos forman un equipo de
primera. Él sabe con exactitud lo que ambiciona... y ella tiene muchas ideas para ayudarlo a alcanzar su meta.
Además, él puede vigilarla mejor si la tiene todo el día cerca. Así no debe preocuparse por el lechero, el
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limpiador, el carnicero y ese tío tan apuesto que maneja el ascensor en la casa de apartamentos donde viven.
Su propensión mercurial al fuego de flirteo inofensivo (casi siempre) echa abundante leña al fuego de los
celos arianos, y todo lo que pueda contribuir a mantener bajo control estas chispas marcianas es deseable.
Sería interesante, desde el punto de vista astrológico, una encuesta encaminada a determinar cuántos arianos
sugieren eventualmente que sus esposas colaboren con ellos como secretarias o como socias cabales. Por otra
parte, estos amantes se conocen a menudo en el trabajo. Las mismas ocupaciones y carreras les interesan a
ambos, así que es totalmente natural que tropiecen el uno con el otro en un área o profesión creativa que los
excita y estimula.
Nunca veréis a un hombre Aries y una mujer Géminis que, aunque haga mucho que están casados, lean el
periódico en la mesa del restaurante, o miren a los otros comensales, en silencio, sin fijarse el uno en el otro,
cosa que desgraciadamente hacen tantas parejas cuando se aplacan un poco los primeros ímpetus del romance.
Aries y Géminis siempre tendrán algo que decirse... y a veces demasiado. Sea como fuere, no es fácil que la
conversación entre ellos decaiga. La mayoría de las veces su comunicación verbal está compuesta de
intercambios estimulantes y chispeantes, pero cuando ella toca un nervio vivo de su sensible ego marciano
con ese talento que tiene para dar en el blanco del sarcasmo, puede desencadenarse una batalla retórica que tal
vez dejará heridas muy profundas. Sin embargo, afortunadamente, estos dos suelen perdonar y olvidar los
agravios con la misma rapidez con que los infligen.
Cosa curiosa, a veces esta relación amorosa es más insoportable para los demás que para el hombre y la
mujer mismos. Cuanto más sincera y profundamente se aman, tanto más posible es que sus amigos, vecinos o
parientes deban sufrir, en algún momento u otro, aunque sólo sea esporádicamente, las consecuencias de este
romance en que el Aire aviva el Fuego. De cuando en cuando, la mujer Géminis imaginará toda clase de
cosas, sencillamente falsas, acerca de la gente que la rodea. Se convencerá a sí misma de que mantuvo un
diálogo determinado con otra persona, y se lo transmitirá a su amante o marido Aries, en términos totalmente
desvinculados de la realidad o de los que en verdad fueron pronunciados. (Sucede sencillamente que su vivaz
imaginación mercuriana la induce a llenar los huecos aburridos o poco interesantes con una retórica más crea-
tiva.)
Dado que él la ama con la vehemencia con que sólo un Carnero puede amar, es posible que se sienta
tremendamente ofendido por estos agravios ligeramente exagerados de los que fue objeto su bella dama, y que
encauce su cólera marciana, elevada a la enésima potencia, contra la persona atónita que, según le han hecho
creer falsamente, la trató con tanta descortesía. (Los hombres Aries son ferozmente leales a sus amigos y
parientes, y sobre todo a sus consortes.)
Más tarde, el Gemelo veraz de la mujer le turbará la conciencia al recordarle apacible pero insistentemente
que el episodio no se desarrolló en los términos espectaculares con que ella se lo ha descrito al Carnero. Si
ella se sincera, él deberá controlar sus arranques de ira marciana y deberá valorar con ternura los esfuerzos de
Géminis por separar la realidad de la imaginación. Porque la mujer Géminis está hecha de un material frágil.
No es el implacable guerrero Marte quien la protege, como lo protege a él, durante su viaje por la vida, sino
sólo el imprevisible mago Mercurio, quien a menudo se oculta de ella precisamente cuando toda mujer más
necesita la sabiduría del planeta que la rige.
El corazón de la mujer Géminis contiene muchos acordes distintos de música obsesiva. Ella es una sinfonía de
recuerdos, compuestos de belleza y luz, de fealdad y sombra, en razón de lo cual el Aries más franco que la
ama se pregunta a veces: «¿Quién es esta mujer... esta desconocida íntima y familiar? ¿Quién es... y qué es?».
¿Quién es...? Es aquel de los dos Gemelos que lleva la batuta, en un momento dado. ¿Qué es? Es el ramo
de caléndulas colocado en un florero de color azul cielo, sobre el escritorio de su maestra, en tercer grado... es
la cabalgata del circo que presenció una vez, cuando el payaso le arrojó una rosquilla que ella atrapó
jubilosamente... es una evocación de paseos nocturnos en carromatos y de huracanes... es su primer par de
zapatos negros de charol... es una tormenta de estío en el bosque, en el campamento de niñas exploradoras,
que les hizo exhalar a los pinos un aroma de jacintos... es un campo de brezos purpúreos donde ella pasó
horas sentada, y que la transportó a Escocia donde se transformó en la Dama del Lago... y también en la
solitaria Evangeline... es el pajarillo extraviado que ella alimentó cuando tenía cinco años, hasta que reunió
fuerzas suficientes para volar. Éstas son las cosas que ella es. Todas ellas.
Por tanto, aunque la niña-mujer Géminis debe ejercer una cierta dosis de control sobre su imaginación, si
pretende armonizar con el Carnero recto y veraz que ama, también debe cuidarse de no reprimirla por
completo, porque es la cualidad que Ja convierte en un ser tan exquisitamente femenino para él. Los niños
también poseen una imaginación vivaz, y él, este hombre, la ve, más a menudo de lo que ella piensa, como
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una niñita que necesita esta imagen de su indefensión derrotándolo en sus juegos de ingenio mentales.
Algunas Géminis pueden comportarse, cuando lo desean, como auténticas fieras intelectuales, con una lengua
afilada como un cuchillo y un cacumen nada menos que brillante... lo cual no actúa como un bálsamo sedante
sobre el amor propio masculino del Carnero macho. Pero entonces, también está el ramo de caléndulas en el
florero de color azul cielo...
En cuanto a él, no está hecho sólo de las ásperas túnicas del coraje descarnado, ceñidas por el cordel
escarlata de la bravuconería. Sus cuernos de Carnero se enroscan alrededor de los recuerdos de sus días de
Lancelote... de la primera vez que nadó con la cabeza bajo el agua porque no sabía nadar, pero nadó... de su
peonza rota... de sus sueños quebrantados... y de las pesadillas sin contorno ni forma, provenientes de un
temor infantil sepultado, ya olvidado... de la Navidad en que Santa Claus olvidó el cachorrillo que figuraba en
su lista... de los fuegos de artificio que él encendió, cuando tenía nueve años, en el Día de la Independencia...
de la primera vez que vio un caballo y aspiró los olores embriagantes de un granero... de la sensación que
experimentó cuando supo por primera vez cuán sacrosanta podía ser una noche silenciosa, al dormir solo bajo
incontables estrellas refulgentes que entonaban para él una melodía añorada que nadie más podía oír.
Son tantas cosas, este hombre... esta mujer. Sobre todo, son los habitantes ocasionales de una comarca, de un
reino que descubrieron por sí solos, donde todo era bello... pero solitario... y donde hacían falta otros ojos para
ver el entorno, pues sólo así se lo podía considerar auténtico. Es posible que el uno visite los mundos privados
del otro, pero si la invitación recíproca que formulan con tanta ansiedad... tácitamente... es rechazada, puede
ocurrir que cada uno se repliegue en su reino, cada vez con más frecuencia, y que deje al otro penosamente
atrás. Estos amantes no deben permitir nunca que se produzca semejante repliegue, porque las estrellas y los
planetas han forjado sus mundos quiméricos con tantas semejanzas, que seguramente se sentirán mucho más
felices cuando atraviesen danzando sus sueños recíprocos, que cuando uno de ellos se detenga, compungido,
frente al cartel del otro donde se lee Prohibido pasar.
Desde el punto de vista sexual, este hombre y esta mujer sentirán, al principio, que forman la pareja ideal. El
Carnero sueña con llegar al jardín del amor en una alfombra voladora de aventura, directamente extraída de
las Mil y Una Noches (o de la Era de la Caballería), y la mujer Géminis desempeñará a la perfección el papel
que le corresponde en ese drama onírico. Ella no sólo le seguirá el juego, sino que ideará una cantidad
suficiente de nuevas variantes como para mantenerlo fascinado hasta mucho después de la luna de miel. Nadie
como una mujer Géminis para convertir un lecho normal en el harén de un sultán, y esto deja muy satisfecho
al hombre Aries, que desea que su consorte sea el paradigma de la mujer. Mientras viva con ella, nunca sabrá
quién lo espera por la noche en la intimidad del tocador. Tal vez sea Cleopatra, George Sand, Mata Hari,
Rebecca de la Granja Sunnybrook, Lady Hamilton o Fanny Brice. Durante un tiempo esto lo excitará, hasta
que empiece a buscar a «la mujer sensual» en el armario y debajo de las almohadas.
La expresión sexual del ariano es directa e intensa. La de ella es un poco más evasiva y compleja. Es
cierto que a él le gusta encaminarse hacia el acto amoroso por un sendero de romance imaginativo, pero al
llegar a destino pretende saciar su sed en un torrente de pasión pura y sincera. La actitud de ella hacia el amor
físico irradia a menudo un aire de intangibilidad, hasta el punto de que el Aries puede acusarla de estar en otra
parte durante sus momentos íntimos, y la Géminis puede sentirse fastidiada por la intromisión masculina en lo
que, para ella, siempre es un lugar sagrado: su mente.
Este hombre necesita que su unión sexual se asocie con ensueños, pero hay una hora y un lugar para éstos,
y ni la una ni el otro coinciden, a juicio de él, con el último acto del drama amoroso. El Aries opina, como
George M. Cohan, que todo acto final debe incluir una versión emocionante de «The Star and Stripes
Forever» (si pretende un bis). Ella entenderá mejor la cadencia romántica de él si escucha la versión orquestal
completa, en cassette o estéreo, de Los planetas de Holst, grabada por el Carnero André Previn. El pasaje
titulado «Marte» le transmitirá el mensaje a fondo, incluyendo el violento énfasis de la percusión final, que
simboliza con asombrosa lucidez los ritmos del planeta que los rige. Es un curso de educación sexual ariana...
y el aprendizaje es más bello, como todo, en el mundo, con fondo musical.
Es posible que él intuya a veces que ella busca algo que nunca ha existido, y que no se dé cuenta de que si él
pusiera un poco más de ternura de su parte, tal vez ella podría transmutar sus vívidas imágenes en realidades
igualmente hermosas. Las imágenes de Géminis proyectan un retrato auténtico de lo que podría ser... si se les
permitiera tomar cuerpo y forma, cariñosamente. Es la doble conciencia de ella la que puede deformar la
comunicación. Pero el amor puede mantener los circuitos mercuriales libres de vibraciones negativas. El amor
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lo puede todo... literalmente, todo.
Este hombre y esta mujer eternamente jóvenes podrían escuchar juntos la misma melodía, y seguir al
mismo tamborilero lejano, durante muchos años felices... siempre que ella entienda que los celos y las cóleras
petulantes de él provienen de sus vulnerabilidades emocionales arianas... y siempre que él respete el amor de
ella por su propia personalidad gemela. Es posible que este amo la transporte a veces a lugares hacia los que
correrá a un paso que él no podrá seguir, pero volverá, renovada, y lista para marchar con él hacia nuevos
horizontes.
Él es muy inteligente y valeroso, muy cordial, franco y entusiasta. Ella es cabalmente femenina,
encantadora, versátil y espontánea. Mientras no intenten cambiarse el uno al otro, seguirán siendo
eternamente niños. Y los niños... son los seres más afortunados del Universo.
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ARIES CÁNCER
Fuego - Cardinal - Positivo Agua - Cardinal Negativo
-
La relación ARIES-CÁNCER
...pero por supuesto ninguno de los dos entendía la lengua del otro.
El Cangrejo puede ponerse un poco tenso y nervioso cuando gira en un tiovivo ariano. Como el metabolismo
físico-emocional lunar es más delicado y fluctuante, los Carneros pueden agotar a las personas lunares con su
excesivo entusiasmo ariano, que inflama, ocasionalmente, incluso a los arianos más afines a las ovejas (y
recordad que éstos son minoría). Por consiguiente, el Carnero entusiasta, un poco temerario, posiblemente
tendrá a menudo la impresión de que el Cangrejo desaprueba su conducta. ¿Qué es lo que estos Cáncer
pretenden que hagas?, se pregunta Aries. ¿Que sepultes tu confianza y cultives un complejo de inferioridad,
sólo para conformarlos?
No necesariamente. Es cierto que tal vez los Cangrejos se sentirían considerablemente más cómodos si se
pudieran mitigar un poco los impulsivos ritmos marcianos, para adaptarlos a su propia música de órgano,
más cauta. Pero la inseguridad básica de Cáncer no ganará nada si Aries se suma a él (o a ella) para gemir
juntos «nadie-me-ama-todos me-odian-qué-infeliz-soy». En una asociación o relación basta con un trauma
plañidero de esta índole. ¿Para qué ensayar dos?
Muy pocas personas se dan cuenta de que los hombres y mujeres (y niños) arianos buscan frenéticamente la
aceptación mientras cortejan febrilmente el rechazo con su comportamiento impulsivo y desconsiderado.
Entre esos pocos que se dan cuenta están los Cáncer, que a su vez son anormalmente sensibles al agravio.
Incluso mientras parecen fastidiados por la impetuosidad de Aries; intuyen, con su aguda perspicacia, que los
Carneros no son siempre tan fieros como parecen indicarlo sus actos. Merced a dicha intuición, entre estos
dos signos solares pueden urdirse algunas relaciones hermosas y sólidas. Sin embargo, como la suya es una
configuración de vibraciones 4-10, esta asociación se produce más a menudo en un ámbito profesional,
comercial o familiar inevitable, que en otro romántico. Las personalidades superiores de dos personas
cualesquiera influidas por la vibración 4-10 posiblemente podrán entenderse de esta manera, en razón del
Karma más pesado, que es necesario nivelar y armonizar, y puesto que la naturaleza humana es como es,
pocas personas elegirían las tensiones y conflictos de una confrontación de almas 4-10 si hubiera otra opción.
Naturalmente, también hay compromisos amorosos y conyugales entre Aries y Cáncer, de tiempo en tiempo.
Sólo se trata de que cuando uno encuentra equipos formados por un Carnero y un Cangrejo, éstos son más a
menudo parientes o compañeros de trabajo, o son un jefe y un subordinado, o forman otro tipo de asociación
profesional. Incluso aquellos Carneros y Cangrejos que experimentan una atracción romántica mutua se
conocen generalmente en una atmósfera profesional o familiar, o entablan su primera conversación en torno
de temas profesionales o familiares.
Si el aspecto Sol-Luna de sus cartas natales es armonioso, esta combinación puede tener un éxito
financiero sorprendente y puede ser emocionalmente compatible. Pero si existe un aspecto luminario o
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ascendente negativo entre sus horóscopos, deberán escalar algunas pendientes empinadas y deberán someter
sus almas a muchas pruebas de durabilidad.
A Aries le gusta triunfar y necesita triunfar. También le complace mandar. Ahora bien, Cáncer no tiene
nada contra el triunfo ni contra el liderazgo. En cuanto a este último, recordemos que Cáncer es un signo
cardinal de liderazgo, no obstante el esfuerzo del Cangrejo por ocultar su deseo de mando tras un velo de
fingida indiferencia. Aries también es un signo cardinal, y como los cuernos del Carnero son tan duros como
el caparazón del Cangrejo, es previsible que se produzcan algunas escaramuzas para decidir quién sigue al
líder en cualquier juego en el que intervengan. Éste es un problema intrincado, porque cuando hay dos líderes,
¿cómo se determina quién es el que sigue al otro? (Sobre todo cuando ninguno de los dos tiene la intención de
ocupar el segundo puesto.) La situación parece irresoluble, pero no lo es. Pueden caminar a la par, sin que
ninguno de los dos marche a la cabeza, ni atrás. Esto se llama transacción. Cáncer tiende a transar con menos
pena que Aries, así que generalmente es el Cangrejo el que debe tomar la iniciativa y proponer la tregua. Es
posible que Aries también lo intente, pero se las ingeniará de alguna manera para decir algo inconveniente, en
términos inconvenientes, con una dosis excesiva de ego, después de lo cual el Cangrejo hará chasquear
furiosamente las pinzas, o se echará a llorar desconsoladamente.
Muy bien, así que ahora los tenemos (esperemos que así sea) a la par hacia la meta triunfal, al principio
pacíficamente, hasta que vuelven a aflorar las diferencias entre sus personalidades y estrategias. El Cangrejo
sigue una trayectoria un poco zigzagueante. y nunca avanza en línea recta como el Carnero, franco e
inequívoco. La marcha de Cáncer es siempre circunspecta, encubierta y cuidadosa, aunque cuente muchos
chistes por el camino para distraer a su acompañante y evitar que éste note su técnica. Mientras el Carnero
siempre está resuelto a lanzar por la borda el peso muerto y a despejar las cubiertas para la acción, el Cangrejo
quiere asegurarse de que nadie arroja al bebé con el agua del baño, por así decir. Confieso que ésta es una
figura literaria muy heterogénea, pero lícita cuando se discute y describe a Aries y Cáncer. Ninguna metáfora,
analogía o alegoría unilateral bastaría para acomodar a estos terráqueos divergentes, que a menudo se miran el
uno al otro como si provinieran de estrellas o galaxias distintas.
La vida es, para Aries, una colosal competición desafiante. Arremete de cabeza contra los obstáculos,
incluso cuando debe hacer un gran esfuerzo para encontrarlos. Si no están allí, Aries creará unos cuantos,
porque, ¿qué gracia tiene una competición en la que no hay que vencer obstáculos?
En verdad, los obstáculos atraen a Aries como imanes. Al Carnero lo fastidian y aburren las avenencias
constantes y ubicuas. Cuando otra persona se niega a pelear o polemizar, Aries se siente desalentado o
furioso. Semejante comportamiento le quita toda emoción a la vida. Frente a cualquier tipo de oposición
bulle la adrenalina de Marte y la vitalidad de Aries se recarga instantáneamente. Dejad que asome un
conflicto en el horizonte, y el Carnero estará en la gloria, enfrentará valerosamente la emoción del desafío, y
experimentará la explosiva excitación de abordarlo victoriosamente. Esto no tiene nada de malo, siempre que
Aries se detenga de vez en cuando para observar que no está solo (o sola) en el mundo, y que los demás
también tienen sentimientos. Los Aries no pretenden pisotear la sensibilidad de nadie, pero están tan
obsesionados por llegar a su meta (y podéis incluir en esta definición a las escasas ovejas más introvertidas,
junto con los Carneros más ostentosos), que pueden ser desconsiderados e irreflexivos sin darse cuenta de
ello. Exceptuando a los escasos Aries que tienen un Sol o un Marte natal muy «mal aspectado», el Carnero
típico jamás maltrataría a alguien premeditadamente. Sin embargo, él (o ella) maltrata a los demás, y sobre
todo a los Cangrejos hipersensibles.
A esta altura ya veréis que uno de los problemas que se plantean entre Aries y Cáncer es el de la
sensibilidad vulnerable. Los Aries tienen poca o ninguna conciencia de esta debilidad peculiar suya... que
choca con la imagen que tienen de sí mismos como individuos fuertes. Por ello, cuando lastiman a un Aries,
la reacción de éste, influida por Marte, consiste en negar inmediatamente el hecho, o en montar en cólera
como medio de defensa. La vulnerabilidad de Cáncer está cuidadosamente oculta, de modo que su reacción
típica, cuando lo lastiman, consiste en meterse dentro del caparazón del Cangrejo y enfurruñarse. Si la herida
es suficientemente profunda, la reacción puede llegar acompañada por algunos litros de lágrimas, y a veces la
sensibilidad lunar asoma desde atrás del humor lunático. Cuando estos dos se agravian recíprocamente, uno
de ellos (Cáncer) se sume en la congoja como si ésta fuera una mancha de tinta, o en un silencio ofendido,
jalonado por rabiosos chasquidos de pinzas. El otro (Aries), frustrado por la estrategia evasiva de Cáncer, se
siente impotente para adoptar medidas encaminadas a resolver el desacuerdo que los separa, y es posible que
se ponga furioso y que se desahogue con una avalancha de palabras y actos que, previsiblemente, sólo
servirán para inducir al Cangrejo a sepultarse aún más profundamente en las arenas del enfurruñamiento
silencioso.
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Volved por un momento a la Naturaleza, siguiendo los cauces del simbolismo astrológico, e imaginad a un
carnero exacerbado que machaca con sus cuernos el duro caparazón de un cangrejo impenetrable, el cual
excava frenéticamente la arena de la playa, cada vez a mayor profundidad. ¿De la playa? ¿Qué hace un
carnero retozando en la playa, junto al océano misterioso, al fin y al cabo? Está fuera de su elemento. (Él o
ella, si se trata de una mujer ariana.) Así como el cangrejo se extraviaría si intentara arrastrarse por las
laderas rocosas de la montaña donde el carnero está más cómodo. Hace falta un trígono o conjunción Sol-
Luna entre sus horóscopos, o una gran dosis de comprensión por parte de ambos, para reunir a estas dos
criaturas astrológicas muy diferentes en un terreno emocional mutuamente aceptable. Incluso entonces,
aunque aprendan a tolerarse recíprocamente, y a ayudarse a crecer, evolucionar y aprender, sus diferencias
seguirán siendo claramente visibles.
Es cierto que los Cáncer pueden esconderse en el armario de las escobas cuando alguien hiere su
sensibilidad, y que normalmente son lacónicos y reflexivos (excepto cuando nos hacen reir con sus bromas),
pero los Aries no deberían considerarlos totalmente impasibles, maleables o incapaces de resistir. Tal vez no
enarbolen la espada llameante de Marte y prefieran enfrentar los obstáculos con serenidad, discreción y pa-
ciencia, pero los Cangrejos no son seres trémulos, blandos y medrosos. Corrección: sí son seres trémulos,
blandos y medrosos, pero el Carnero no debería olvidar el duro caparazón bajo el cual se ocultan mientras
tiritan y tiemblan. No es aconsejable golpearlo con los nudillos. En tanto que el Carnero es propenso a atacar
instantánea y abiertamente cuando amenazan su seguridad, el hombre o la mujer Cáncer intentará,
primeramente, buscar con la mayor prudencia posible la causa subyacente del problema, y después
maniobrará para zafarse gradualmente de él, con una estrategia secreta y una tenacidad increíble. Nunca hay
que descuidar ni subestimar la capacidad del Cangrejo para prenderse al dedo del pie, a la oreja, al dedo de la
mano... o a una idea, hasta que obtiene lo que desea. (Esto vale tanto para los Cangrejos varones como para
los Cangrejos mujeres.)
Aries y Cáncer tienen distintas motivaciones, diferentes actitudes respecto de la vida... y diferentes metas.
Pero si cada uno de ellos le cede al otro una pizca de su bondad intrínseca, las vidas de ambos se enriquecerán
mucho. Ésta es una combinación de Fuego y Agua; por tanto, cada uno de ellos sabe inconscientemente que el
otro (la otra) puede destruirlo. Un exceso de Fuego ariano puede deshidratar los delicados sentimientos de
Cáncer. Un exceso de Agua de Cáncer puede ahogar el entusiasmo y las radiantes esperanzas del Carnero. En
astrología, el Fuego representa el optimismo, y el Agua el pesimismo. Los dos elementos parecen ser
incompatibles, pero otra palabra para designar el pesimismo es «cautela», algo con lo que Aries le convendría
experimentar... y otra palabra para designar el optimismo es «fe», una virtud que le resultaría muy útil a
Cáncer
Si estuvieran dispuestos a tomarse el tiempo necesario para traducir el mensaje destinado a sus respectivos
corazones, quién sabe hasta qué alturas podrían remontarse juntos el Carnero y el Cangrejo. Quizás hasta la
Luna... o hasta Marte.
Como todas las mujeres nacidas bajo signos solares masculinos, que están regidos, además, por un planeta
masculino (en este caso, Marte) la chica Aries alimenta dudas íntimas acerca de su feminidad. Desde que
concurrió a la escuela de danzas, se ha resistido a dejar que su acompañante la guíe.
La mayoría de los hombres con los que bailó se aterraron cuando ella no les permitió fijar la cadencia y el
ritmo de sus relaciones, y dado que la mística del machismo masculino es lo que es, el «machismo» de ella los
espantó y los indujo a buscar una chica dispuesta a seguir la corriente a sus fantasías de superioridad. La chica
Carnero es tan honesta que no puede imitar a sus hermanas de signos solares más sumisos, las que fingen
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permitir que el hombre tome la iniciativa de hecho y de palabra, mientras sonríen con divertida tolerancia a
espaldas de él. Un ejemplo perfecto de este tipo de engaño bienintencionado pero degradante lo encontramos
en la gran novela norteamericana de Margaret Mitchell, Lo que el viento se llevó, cuando la moribunda
Melanie dice, refiriéndose a Ashley: «Cuida de él, Scarlet... pero nunca dejes que se entere».
Es posible que después de vivir unas pocas experiencias crueles que le revelarán que la sinceridad no es
siempre la mejor política cuando del romance se trata, la Aries hembra empiece a sufrir comprensible, y
justificadamente, algunos traumas interiores a medida que pone en duda su condición de mujer deseable.
Entonces un hombre Cáncer viene a cortejarla (sí, he dicho cortejarla), respetuosa, galantemente, como un
Príncipe directamente salido de un libro de cuentos. No sólo esto, sino que la hace reír mucho, y la risa nunca
deja de levantar el ánimo del Carnero, endulzando su compañía. Desde el comienzo él deja claramente
sentado que ella lo excita y lo emociona, sin que importe quién es el que ha traspuesto primero la puerta, el
que ha iniciado la conversación o el que ha hecho la primera llamada telefónica. ¡Por fin! Ahora ella puede
actuar y hablar espontáneamente en presencia de un hombre... y él sigue amándola. No es extraño que la
experiencia le resulta embriagante. Quizás es la primera vez que se siente como si fuera un miembro del sexo
opuesto.
Cuando él la convence de que al fin y al cabo no es una vieja bruja perversa, que es realmente la bella y
deseable Blancanieves (como ella siempre lo sospechó), la experiencia puede ser regocijante... por un
_tiempo. Si existe un aspecto armonioso de intercambio entre sus luminarias, ascendentes, y demás posiciones
astrológicas mayores de sus natividades, existen muchas posibilidades de que los ensueños de ella se
conviertan en realidad. De lo contrario, Blancanieves podría encontrarse viviendo en el bosque con uno solo
de los siete enanos —Gruñón— y esperando siempre en vano al Príncipe.
La mujer Aries nunca se sentirá definitivamente en paz consigo misma hasta que descubra al hombre
dispuesto a amarla libre y francamente, a no argüir quién debe tomar la iniciativa de dar el primer beso de
buenas noches, y a no enfurruñarse si ella lo interrumpe con un estallido súbito de cháchara alegre y
entusiasta. Necesita un hombre capaz de entender que si él le permite desarrollar su propia personalidad, ella
le suministrará el amor extático que necesita para sentirse fuerte y viril y masculino. Limitarse a murmurar:
«Lo que tú digas... o lo que tú decidas, cariño» (con una mueca oculta) es una forma de hipocresía romántica,
una parodia de la sincera devoción. El amor de ella es directo. Se comprime y reduce a una nerviosa
frustración cuando lo restringen las discusiones mezquinas acerca de los fundamentos de la diferencia entre
masculinidad y feminidad.
Ella lo ama con todo el corazón y el alma y la mente y el ser... ¿acaso no basta con esto? Sí. Debería
bastar, y muy probablemente basta, cuando se trata de un Cangrejo varón. Pero los Carneros tienen otras áreas
de fricción con los Cáncer.
Ambos son vehementemente celosos. La diferencia capital consiste en que el Cáncer disfruta más que el
Aries de los celos. Para el Cangrejo, los celos no son más que una prueba de lo mucho que lo aman y lo
necesitan, y esta mujer le dará todas las pruebas que le hagan falta... y quizá más de las que pueda asimilar. A
veces los celos también pueden producirle al Carnero una sensación de seguridad emocional... en pequeñas
dosis esporádicas. Pero cuando se exageran hasta el punto de convertirse en una dominación sofocante,
pueden constreñir violentamente la forma de vida de la mujer Aries, cordial, libre y gregaria... y la verdad es
que el amante o consorte Cáncer suele manifestarlos con excesivo autoritarismo, cuando ha terminado la
etapa de festejo galante y está seguro de que ella le pertenece. Por supuesto, es igualmente cierto que su
tendencia de Cangrejo a perseverar, cuando se trata del amor, -es un testimonio de su propensión a la lealtad y
la fidelidad. Ciertamente ella no objeta este comportamiento. A su juicio, es lo menos que se puede esperar
del auténtico amor. Sólo cuando la leal devoción de él se transforme gradual y sutilmente en un acoplamiento
acompañado por una sensación de encierro, ella tendrá arranques de rebeldía resentida.
Estos dos signos solares son igualmente aficionados al dinero, la fama y el reconocimiento. Sin embargo,
el Cangrejo esconde mejor su ambición. Aunque ambos comparten los mismos objetivos básicos de seguridad
emocional y éxito económico, sustentan ideas que son hasta cierto punto muy antagónicas acerca de la forma
de alcanzar dichos objetivos... así como acerca de lo que hay que hacer con el dinero, después de obtenerlo.
(Ella quiere gastarlo, o regalarlo, para crear un agradable y apacible flujo de numerario... y él quiere ahorrarlo
para aumentar su capital.) Las discrepancias aflorarán aún antes de que uno de ellos alcance una cota de éxito
material. Aries es optimista, rotundo, está seguro de ganar. Cáncer es a menudo pesimista, negativo, y le teme
al futuro (los Cangrejos dicen que ésta es una actitud de sensata prudencia)... y es aquí donde los dos
posiblemente necesitarán un intérprete para comunicarse.
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El Carnero no entiende cómo el Cangrejo espera ganar, al mismo tiempo que prevé perder. Para Aries, el
médico y filósofo Jean-Baptiste Baudin enunció perfectamente esta enigmática actitud de Cáncer cuando
escribió: «Ambicionar la riqueza, y sin embargo estar siempre a la expectativa de la pobreza; y dudar siempre
de tu capacidad para obtener lo que anhelas... es como tratar de llegar al Este viajando rumbo al Oeste. No
existe ninguna filosofía que pueda ayudar al hombre a triunfar cuando siempre pone en duda su aptitud para
ello, y por tanto atrae el fracaso». Es cierto que en el Quién es quién en la industria y el comercio hay más
nacidos en julio que en cualquier otro mes (exceptuando Toros y capricornianos), pero ello se debe a que el
Cáncer cuenta con un elemento más que suficiente para sustituir el valeroso optimismo ariano: un duro
caparazón de tenacidad.
No sirve de nada tratar de explicárselo a una mujer Aries. Ésta se halla familiarizada con un término como
«determinación», pero no entiende la palabra «tenacidad», porque es diametralmente opuesta a su cualidad
más obvia: la impaciencia. Ser tenaz implica esperar, y esta mujer aborrece esperar lo que sea: el autobús, la
luz roja del semáforo o la llegada de su amante, en la puerta, cuando tienen una cita... o la llegada de su
marido después del trabajo, si está casada con un Carnero. Si se retrasa cinco minutos, telefoneará a la
comisaría con pánico impulsivo, o se paseará como una fiera enjaulada, juntando suficiente ira para saltarle
encima con un torrente de reproches cuando por fin llegue. La actitud general de su amante o consorte Cáncer
respecto de la ambición y el éxito, con o sin tenacidad, la deja totalmente perpleja. Ella cree en las cosas
sencillas. Por ejemplo, que la gente debe mirar hacia el lugar adonde quiere ir, y ella mira hacia el Este.
¿Cómo se le puede ocurrir a él que llegará a Nueva York si se dirige a California? Está bien, el mundo es
redondo, y tal vez al fin llegará, pero por esa ruta tardará mucho.
El dilema tiene varios desenlaces posibles. Ella puede sentirse desolada en presencia de los melancólicos
accesos de depresión del Cangrejo, y puede resolver finalmente que debe evadirse, para eludir el destino de
ver hasta la última de sus ambiciones fogosas sumergida en el acuoso pesimismo de Cáncer. O puede tratar de
arrancarlo de la periódica congoja con su fuerte fe marciana, levantándole el ánimo con coraje y humor y
recordándole, por ejemplo, el viejo proverbio que dice que la oveja pierde un bocado de heno cada vez que
bala. Él puede sentirse derrotado por las emociones impulsivas y los despilfarros de ella, y puede partir solo,
con su colección de sellos y su viejo gorro de pescador... o puede enseñarle afable y pacientemente que a
veces la prudencia tiene méritos. y que la ventaja de contar hasta diez consiste en que la suma total nunca es
cero.
Otro punto de fricción podría residir en la tendencia de este hombre a guardar secretos. La mujer
Aries no está tan hecha como él a imagen y semejanza de la Esfinge. Cuando el Cangrejo se niega a contarle
en qué piensa, ella suele imaginar toda clase de extravagancias, y se tortura hasta caer en un acceso de
histeria marciana. Él no tardará en aprender (ojalá) que a la larga es mejor decirle toda la verdad, para vivir
en paz. Sincerarse. Si él se cierra, ella hurgará hasta comprobar que sus esfuerzos son inútiles, y entonces
resolverá que la empresa no vale el derroche de energía y el sufrimiento... y posiblemente lo abandonará. De
pronto. Con una pequeña advertencia previa o sin ninguna. Recordad que Aries no dilapidará su tiempo en el
contexto de una situación que, según sus análisis, es imposible corregir.
Al final es posible que el Cangrejo siga guardando sus secretos mientras ella se aleja entonando aquellos
versos de Edna St. Vincent Millay: «Dios sea loado, el mundo es ancho y yo me voy lejos de casa./ y
olvidaré en Camelot al hombre que amé en Roma». Él llorará.
Para colmo, tenemos a mamá. Si la madre de él vive, es posible que la chica Carnero que ama al chico
Cangrejo sienta que le disputan encarnizadamente la devoción y la atención de éste, y aunque quizás el
conflicto no aflore en el primer encuentro, tampoco podrá aplazarlo indefinidamente. Si su santa madre ha
muerto, probablemente sus virtudes adquirirán un brillo adicional, vistas a través del cristal rutilante de la
memoria. ¿Acaso su madre nunca chamuscaba una camisa, nunca horneaba mal los bizcochos, nunca
desafinaba al cantar, nunca despilfarraba el dinero ni se ponía de mal humor? No. Nunca. Ni una sola vez.
¿Acaso su madre siempre economizaba, se embellecía cosiendo sus propias ropas, pelaba sus judías, usaba la
cantidad justa de maquillaje y sabía exactamente cómo hacerlo sonreír cuando él estaba melancólico? Sí.
Efectivamente. Siempre. Paradójicamente, es posible que el complejo materno los beneficie. Ciertamente un
ejemplo tan sobresaliente implica un reto, y esta chica no puede resistir la tentación de enfrentar
combativamente un desafío. Es posible que se convierta en un ser tan perfecto como él cree que lo es —o lo
era— su madre, sólo para demostrarle que nadie ruede aventajar a un Carnero.
También deberán introducir ajustes en su vida sexual. Cuando florezca el amor, la tierna consideración de él
por los deseos y necesidades de ella la harán sentirse muy querida, y por tanto emocionalmente segura. (Los
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dos experimentan ese increíble trauma en virtud del cual necesitan seguridad emocional.) Al principio él será
un amante fabuloso. El Cáncer puede ser tan imaginativo, sutil e inteligente en la alcoba como en el banco. La
franqueza y candidez de ella en todo lo que concierne al sexo, y su relativa vulnerabilidad inconsciente,
conmoverán profundamente al Cangrejo. Cualesquiera que hayan sido sus experiencias pasadas, la chica
Aries siempre aporta a su acto amoroso una especie de fresca inocencia. Además, cuando ama, ama
vehemente y apasionadamente y entrega realmente la totalidad de su ser con absoluta honestidad, lo cual hará
que él se sienta emocionalmente seguro. Pero cuando él esté malhumorado y mohíno durante unos pocos días
y no haga caso de las insinuaciones afectuosas de la ariana, es posible que ésta no atine a recordar la emoción
de su compatibilidad física inicial. Lo que se le antoja (equivocadamente) una manifestación de rechazo,
puede empañar considerablemente su entusiasmo erótico. Es la Luna. Ella deberá esperar sencillamente que la
Luna cambie y deje de zarandear las emociones de él como si fueran un leño flotante. Lo que ella no deberá
hacer durante estas fases lunares pasajeras que amenazan con eclipsar su dicha será encolerizarse y pronunciar
palabras hirientes de las que más tarde se arrepentirá. Él se arrastrará al interior de su caparazón de Cangrejo
y permanecerá allí, porque es muy sensible. Lo es, aunque bromee mucho al respecto... y un agravio sexual lo
inducirá a refugiarse durante largos períodos en una pasividad melancólica. O peor aún, es posible que busque
consuelo en el seductor canto de sirena del alcohol.
Si se mira el lado feliz de su relación, el Cangrejo puede ser muy divertido y entretenido, y puede convertir
toda actividad en una juerga, ya se trate de contar dinero o de buscar almejas. Su bella sensibilidad y su
caballeresco aire protector pueden hacer aflorar toda la feminidad de su dama ariana. Se sentirá secretamente
orgulloso del valor intelectual y el espíritu deslumbrante de ella, aunque refunfuñe contra su inmadurez, y se
acostumbrará a buscar en ella el apoyo espiritual que necesite cada vez que la Luna lo obsesione con
fragmentos de sus viejos temores infantiles. Mirando el lado negativo, es posible que ella lo juzgue a veces
demasiado severo, demasiado quisquilloso o tacaño, y que él piense que la arcana no es capaz de cuidar de sí
misma sin la ayuda de un tutor. Él podría ahogar de vez en cuando su desencanto en alcohol o drogas, lo cual
siempre implica un peligro muy concreto cuando se trata de un signo de Agua... y ella podría dejarse arrastrar
de vez en cuando por su carácter fogoso e irritable hasta tal punto que después necesitará mucho tiempo para
expiar el daño causado.
Éste es un hombre que no se avergüenza de sus sentimientos. Lo impresionan la música, el arte y la poesía, y
cuando se conmueve, se le llenan los ojos de lágrimas. Y ésta es una mujer cuyo corazón necesita muchos
cuidados tiernos y cariñosos, porque, cualquiera que sea su edad cronológica, se trata, desde el punto de vista
emocional, de una recién nacida. Si cruzan la iniciativa ariana de ella con la tenacidad de Cáncer de él, podrán
realizar milagros. Sus Soles natales están en cuadratura, así que necesitarán mucha paciencia... y mucho amor.
¿Pero acaso no se necesitan siempre?
El hombre Aries se siente atraído al principio por la chica Cáncer en razón de que ésta parece seductoramente
indefensa y femenina. (Nota: He dicho que parece indefensa. Volveremos sobre este tema más adelante. Es
categóricamente seductora y femenina. Esto no se discute.). Parece necesitar su fuerte hombro masculino para
llorar sobre él, y su fogoso apoyo emocional.
Cuando la doncella lunar le consagra al Carnero su atención halagadora, total, él toma este hecho como
una prueba de lo que siempre ha sospechado: a saber, que ninguna mujer se le puede resistir. Ella cocinará
para él, lo mimará, se reirá de sus chistes, los complementará con otros muy graciosos de su propia cosecha, y
transformará su vida, en general, en una larga y dulce melodía de reconfortante serenidad, con letra cómica.
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Pero la música que él escucha puede ser el preludio de la creciente sensación de que lo están sofocando.
Como bien sabéis, si estáis familiarizados con la astrología, a los Carneros no les gusta que los sofoquen, con
mantas, con autoridad ni con restricciones de ningún tipo... y ni siquiera con amor. Está bien que a uno lo
sofoquen con cuidados, pero el hombre Aries no tolera que le expriman su libertad. Ahora bien, es cierto que
nadie puede exprimir la libertad de un hombre en condiciones más indoloras y placenteras que una chica
Cáncer. Si ésta actúa con sutileza, como la mayoría de las doncellas lunares, es posible que el viaje en su
romántica alfombra voladora se convierta en una experiencia emocionante para el Carnero (sabed que detrás
de las virtudes domésticas de ella se oculta una arraigada pasión de viajar). Sin embargo, si el Cangrejo da
muestras de que empieza a prenderse con demasiada saña, es posible que el ariano salte de la alfombra. Sin
paracaídas, si es necesario.
Respecto de su condición de mujer indefensa: Más tarde o más temprano él descubrirá que es algo así
como una ilusión... tal vez el día en que ella constituya la sociedad de su propio banco, redecore la casa de
una amiga, presente su candidatura a diputado o rescate a un niño que se está ahogando en el océano,
adelantándose al socorrista. Cáncer es un signo cardinal, y estas mujeres poseen un vigor y una tenacidad
asombrosos, junto con toda esa fragilidad lunar. Es probable que una vez disipados los efectos de la primera
conmoción, él la admire por ello. Admira todo tipo de fuerza, y ella es más fuerte de lo que parecerían indicar
las tímidas lágrimas que derrama cuando él ofende sus sentimientos (cosa que puede ocurrir con frecuencia).
Incluso es posible que se enamore aún más de ella cuando descubra que no es toda «azúcar y canela», porque
esencialmente necesita una mujer capaz de enfrentarlo de cuando en cuando.
Pero otras notas discordantes pueden amenazar con desquiciar el concierto de amor entre estos dos signos
solares. El dinero, por ejemplo. Ella tiene una marcada compulsión a acumularlo, quizás incluso a utilizarlo
para empapelar las paredes del dormitorio, la cocina y el cuarto de los niños (sus tres habitaciones favoritas).
Para ella, la seguridad financiera equivale a la seguridad emocional. Las dos son inseparables. A él también
le gusta el dinero, y se le pueden ocurrir cien formas excitantes de usarlo, pero la idea de atesorarlo en un
viejo cofre herrumbroso relegado al desván, o en la caja de caudales de un banco, para precaverse contra
posibles penurias, no figura a la cabeza de su lista. Aries piensa que el dinero ha sido hecho para gastarlo (o
regalarlo). Su lema es: «El dinero no compra la felicidad». Puesto que ambos están enamorados y son
dichosos, ¿a quién le preocupa el dinero? A ella. A ella le preocupa. Porque, veréis, su lema es: «La felicidad
no compra el dinero». El hombre Aries que planea forjar un romance con una doncella lunar debe pensar en
ello. Cuidadosamente. Igualmente no se pondrán de acuerdo, pero debe pensarlo.
No pasará mucho tiempo antes de que él observe que ella está melancólica. Claro que él también lo
está, pero su caso es distinto y comprensible. Cuando se trata de los Aries, todo lo que ellos hacen es distinto
y comprensible... y también es justificable y permisible, así como disculpable. (Recordad que Aries es el
recién nacido simbólico del Zodiaco, adorable pero totalmente egocéntrico.) Él considera que los abatimientos
de ella son gratuitos y húmedos calabozos de pesadumbre, y hay que confesar que son más profundos, oscuros
y perdurables que los de él. A veces sucede que un Carnero saca a una chica Cangrejo de su periódica
melancolía lunar con su puro optimismo. Esto lo hace sentirse fuerte y masculino, y le suministra a ella la
estabilidad emocional que necesita. Pero existe el riesgo de que él se rebele eventualmente contra una
depresión fluctuante que no puede sondear, aunque sólo sea porque ésta lo asusta y le hace pensar que quizá
sus milagros marcianos de invención casera no tienen el poder de modificar el Universo, como él creía. Antes
que enfrentar esta horrible hipótesis, él preferirá separarse. Es posible que no llegue muy lejos. Es bastante
agradable reencontrarse —y reconciliarse—con ella... ¿y qué otra mujer podría bañar su ego en tan seductoras
tonalidades de color lavanda y verde claro, con tan plateada sinceridad? Ella es graciosa y tierna al mismo
tiempo, y eternamente capaz de sacarlo de esos fosos donde él se arroja de cabeza. Además, prepara unos
estupendos pasteles de arándano... y la atracción química que los une es una virtud adicional. Quizá no fue lo
que los unió al principio, porque el interés inicial pudo descansar sobre otras bases... pero después de un
tiempo se transformó en un aspecto positivo de su relación, muy digno de tomar en cuenta.
La imaginación lunar de ella enciende enseguida la llama de la sexualidad marciana, y la forma entusiasta,
idealista, en que él hace el amor, puede extraerla de su caparazón tímido (o arisco) y proyectarla a una bella
materialización de la pasión latente. La actitud de Aries respecto del sexo contiene un elemento afectuoso
capaz de llegar a una parte de la naturaleza de ella que se ha ocultado tímidamente detrás de su risa delirante
de Pájaro Loco, hasta que el hombre apropiado venga a descubrirla. Afortunadamente, sin embargo, el
sentimiento práctico de Cáncer, muy arraigado en esta mujer, no tarda en advertirle que «no sólo de flores
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vive el hombre... también necesita pan». (A veces Cáncer se las ingenia para retorcer los axiomas, o para
ponerlos patas arriba, con el fin de subrayar lo negativo y eliminar lo positivo.) Es entonces cuando puede
empezar el verdadero conflicto económico: cuando ella menciona el dinero en medio de un interludio
romántico, en el preciso instante en que los dos están a punto de convertirse en «uno». Súbitamente un
estallido emocional sustituye a la intimidad sexual.
Toda relación entre Aries y Cáncer está sujeta habitualmente a un generoso surtido de reyertas por dinero:
cómo conseguirlo y cómo gastarlo. Él es dispendioso, ella es ahorrativa. Por lo menos, ella es normalmente
económica, hasta que cae en uno de sus múltiples estados depresivos, generados por las fases lunares, y se da
el gusto de comprar un cúmulo de frivolidades femeninas para apuntalar su ego menoscabado. Sin embargo,
en la mayoría de las otras oportunidades, es renuente a desprenderse del dinero, para decirlo con términos
benévolos.
Si consiguen superar el punto crítico de las finanzas, mediante concesiones mutuas, Aries y Cáncer tienen
el potencial necesario para construir juntos algunos sólidos castillos de ensueños, especialmente si existe un
aspecto trígono o sextil, o una conjunción, entre el Sol de él y la Luna de ella, o viceversa. La combinación
entre los arranques creativos de fantasía y la actitud prudente respecto del dinero, típicos de ella (una extraña
contradicción de los Cáncer), y la audacia y la determinación marciana, típicas de él, generalmente
inmunizarán a esta pareja de signos solares contra la necesidad de recurrir a la asistencia social del gobierno.
Igualmente, los problemas no se han agotado. Los accesos de melancolía de ella continúan hostigándolos.
Es posible que él no entienda que las necesidades emocionales de Cáncer son muy delicadas, y que se
sienta totalmente desconcertado por sus cambios de humor. La agudeza de percepción no se cuenta entre las
virtudes de Aries. Lo que sucede puede dejarlo perplejo. ¿Qué torpeza habrá cometido él? (Ninguna. Es la
Luna, os repito.) Hacía apenas un momento ella andaba dando saltitos como un pájaro bobo, parloteando y
riendo y tarareando una melodía, mientras alimentaba al gatito con pasteles de soya... toda sonrisas. Y ahora,
las lágrimas. ¿Qué pasó? Hay que consultar el almanaque del granjero o el diario vespertino. Puede ser la
Luna llena. O tal vez algo que él dijo sin siquiera darse cuenta, lastimó sus sentimientos. Posiblemente omitió
fijarse en su vestido nuevo, u olvidó decirle que su guiso de zanahorias estaba delicioso. Desde su infancia,
esta chica ha temido que nadie la amara. Él deberá enseñarle afablemente que la mejor forma de obtener
cariño... consiste en darlo. (Lo cual no será fácil, porque ésta es una lección que él también necesita aprender,
desesperadamente.) El hombre Aries debería recordar que la forma de mantener contenta a una doncella lunar
consiste en cuidar que ella reciba montones de cariño, montones de alimentos y montones de dinero. No es
voraz sino que sencillamente tiene apetito de seguridad, y esto no es ni remotamente lo mismo.
He omitido algo. Si se trata de una dama lunar típica agregad a la lista: montones de hijos. Bueno, por lo
menos unos cuantos.
Al Carnero casi siempre lo entusiasma la idea de la próxima paternidad, y ella adorará esta cualidad suya.
Pero cuando a los críos les crezcan las alas, es posible que él y ella empiecen a tirar del carro parental en
direcciones opuestas. Él es partidario de inculcar a los jóvenes el espíritu de independencia. Aunque puede ser
autoritario y exigente con ellos, es proclive por naturaleza dejarles mucha libertad para desarrollarse. Ella se
toma la maternidad en serio, y quiero decir muy en serio. Vigilará atentamente su alimentación, su
indumentaria, sus romances, sus carreras y su salud. Los atiborrará de sopa de lentejas, los mimará, los
consentirá y los controlará... todo con un aire de cordial persuasión, desde luego. Nadie sabe mejor que mamá
lo que conviene Comer, cómo conviene vestir, y a quién no hay que amar y con quién no hay que casarse. Por
todo lo cual el Carnero podría acusarla de asfixiar sus individualidades... y ella podría acusarlo de ser
demasiado hosco y demasiado indiferente, alternadamente. Es posible que los vástagos sientan a veces que
están siendo triturados lentamente entre dos paredes de cemento. Es indispensable que lleguen a una
transacción acerca de la forma de criar a los hijos, porque de lo contrario la relación se resquebrajará
irreparablemente.
La capacidad del Carnero para dar y recibir cariño depende de que se vea a sí mismo como el más fuerte.
Necesita disfrutar de una libertad constante de expresión y de acción. Su mujer deberá tener una fe absoluta
en la aptitud de él para mover montañas. De lo contrario es posible que sus emociones frustradas forjen
extrañas configuraciones neuróticas, y conviertan al Carnero valeroso en una oveja mansa y desdichada.
Como si estuviera bajo los efectos de un embrujo maléfico. Ella nunca deberá recordarle que es más hábil que
él para hacer malabarismos con la cuenta bancaria (aunque lo sea), ni deberá formular ningún otro comentario
que pueda obrar en detrimento de su masculinidad. Si ella se abstiene de te robar sus ensueños, él se quedará a
la vera del hogar, satisfecho. Si ella le permite ponerse a la cabeza del desfile, sin empañar sus esperanzas, él
se las arreglará para hacer desaparecer definitivamente el cúmulo de preocupaciones y temores que ella
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alimenta en secreto. Pero siempre existe la posibilidad de que los silencios exasperantes de ella, su humor
huraño y sus ataques ocasionales de histeria lo hagan trepar por las paredes de la casa, empapeladas de dinero,
y lo empujen a partir... y también existe la posibilidad de que las palabras agrias y el comportamiento
impulsivo del Carnero hagan bullir la naturaleza acuosa de ella, que terminará por desbordarse y por ahogar la
iniciativa de él.
Cuando ella se eche a llorar y él no sepa por qué, no deberá irse impacientemente de la habitación. En
cambio, deberá cogerla en sus brazos y arrullarla con tiernas palabras de consuelo, para contener las mareas
de miedo y soledad que se levantan en ella, susurrándole suavemente: «Por favor, no llores, y no te preocupes.
Todos te aman porque eres muy lista y muy bella, y porque cuentas unas historias divertidísimas. Además, es
casi seguro que algún día seremos ricos. En cuanto a mí, te amo más que el resto de la gente, o sea realmente
mucho. No es necesario que te ofrezcas para hacer la colada de la vecina. No somos tan pobres y nunca lo
seremos. Ahora quiero que te laves la cara, que te cepilles el pelo, que te suenes la nariz, y que te pongas un
lindo vestido, porque te llevaré a cenar fuera». En ese momento deberá mencionar el nombre del restaurante
más caro y sofisticado de la ciudad. Ella dejará de moquear inmediatamente.
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ARIES LEO
Fuego - Cardinal - Positivo Fuego Fijo Positivo
- -
La relación ARIES-LEO
—Así que eres un flan cobarde. —No tengo miedo.
—Yo tampoco.
—Entonces cógelo.
—Bueno, entonces cógelo tú.
Casi todos saben que a Leo lo simboliza el León. En cuanto a los Carneros arianos, una vez que se les ha
enseñado (Leo) los plácidos goces de la sumisión, se convierten en perfectos corderos. Ahora bien, la Biblia
insinúa que cuando «el cordero more con el león» deberemos esperar ya sea el Gótterdámmerung... o mil
años de paz. Los teólogos y metafísicos discuten si la profecía tendrá un final feliz o trágico. Tal vez haya un
poco de lo uno y de lo otro. Así ocurre en la mayoría de los casos. Esperemos, sin embargo, que el hecho de
que el cordero more con el león traiga la paz permanente y no el Gótterdiimmerung (fin del mundo). Por
supuesto, se podría argüir que una tregua en las reyertas entre estos dos parecería el fin del mundo. Una
relación mansa, somnolienta, entre ellos implicaría el fin concreto... de algo. Quizá de lo mucho que se
divierten incitándose a correr hasta la meta, y compitiendo por las aclamaciones de los animales menores.
Los Carneros son triunfadores. Indiscutiblemente. Su ocupación primordial consiste en triunfar. Así
figura en sus currículums. Ocupación: ¡TRIUNFAR! Cualquiera que sea el juego —el del amor, el de la
amistad, el de los negocios o el- de la vida familiar—triunfarán en él. Esto coloca a Aries en la cúspide.
Los Leo no pierden su tiempo valioso esforzándose por triunfar en algo. No necesitan competir. Nacen
superiores a todos los demás, y son evidentemente los más importantes en cualquier competición amorosa,
comercial, amistosa o familiar. Esto también coloca a Leo en la cúspide... con mucho menos esfuerzo y
energía. El interrogante es: ¿habrá espacio en la cúspide?
Bueno, sí... en un vasto estadio con mucha capacidad, cada uno de ellos podría apropiarse de una parte de
los focos y de las reconfortantes salvas de aplausos. Pero en un escenario de menores dimensiones, como el
que suministra un despacho, un aula, un apartamento o una casa... podrían estar un poco hacinados. Algo
debería ceder. Concretamente, el ego descomunal de uno de los dos.
No andaré con rodeos ni con tacto. El mensaje dolerá menos si es directo y rápido. Es el ego del Carnero
el que debe doblegarse y rendirse a la majestuosidad de Leo, porque el León y la Leona han nacido para
dirigir, han nacido para mandar, han nacido para ser los primeros... ¡HAN NACIDO LIBRES! O sea libres de
la dominación de cualquiera, incluidos el gobierno, los recaudadores de impuestos, los astrólogos... y sobre
todo los agresivos Carneros. El Aries que forma la mitad de este equipo deberá conformarse con saber que él
o ella puede combatir con cualquiera de los otros signos solares y triunfar... (bueno, quizá no con Escorpión).
Pero no todo está perdido. (Aries considera que nada se pierde, sino que sólo se extravía temporalmente.)
Cuando dije que Aries no puede triunfar sobre Leo, lo dije en el sentido de ganar trofeos frente a un auditorio.
En privado, el Carnero puede ganarle prácticamente cualquier torneo al Gran Gato, con sólo escuchar
respetuosamente esas largas disertaciones del León, cubriéndolo de lisonjas... y reservándose sus intenciones
y opciones personales. La primera parte es fácil. A Aries le encanta levantar el ánimo de la gente y elogiar
pródigamente a cualquiera que estimule la admiración de Marte por el poder y la fuerza (dos elementos que
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Leo tiene en abundancia). Sin embargo, a la mayoría de los Carneros les resulta difícil silenciar sus objetivos
últimos. A los Aries les gusta presumir cuando ganan una elección, una muñeca en un parque de diversiones,
o una discusión. Hay un exceso de jactancia en esta doble combinación de signos solares, y es posible que la
mitad felina del equipo se retire con la dignidad herida cuando salte a la vista que a él (o a ella) lo están
manipulando o eclipsando sobre el escenario, dos alternativas que quebrantan su orgullo. No es por
coincidencia que, en inglés, a un grupo de leones se lo denomina, técnicamente, pride, o sea, «orgullo».
Si un León o Leona se encuentra en una posición en la que no puede alejarse con su dignidad herida (por
ejemplo, si es un menor de edad o un cónyuge legal), se sentará enfurruñado en un rincón, y mirará desde allí
con expresión de reproche, triste, mientras acaricia su vanidad. También existe siempre la posibilidad de que
Leo ruja como el León de la M.G.M. y que denuncie ferozmente la injusticia perpetrada por un simple
plebeyo. Esto puede ser tremendamente estruendoso. El Carnero estará más seguro si deja que el Leo de uno u
otro sexo piense que ha ganado la partida que los dos pueden haber estado jugando. Nadie, dentro o fuera de
la jungla, puede ser tan magnánimo, alegre y sencillamente digno de un abrazo como un Leo al que han
halagado emocional y físicamente. Sin embargo, el Aries no sobresale en absoluto por su talento para las
lisonjas.
En sus fábulas, Esopo destaca cuán fácil es que un animal de menor cuantía, el chacal, maneje al León.
Cuando el León se enfurece con él y ruge coléricamente, el astuto chacal recupera sin ningún esfuerzo la
buena voluntad del soberano. Le basta con recordarle al León, en el trance culminante de su ira, que él es el
Rey de la Jungla, el Monarca de Todas las Bestias, y que por tanto no debe esperar demasiado de un vil
chacal. Esto es tan eficaz como un embrujo.
El problema consiste en que el Carnero no es un chacal. Es más probable que Aries le ordene a Leo, en el
apogeo de la batalla (¡y vaya si habrá batallas!), que capitule... o se vaya. Esto creará inmediatamente una
situación emocional sin salida. Puesto que es absolutamente imposible que un Leo se rinda... y puesto que irse
es un acto de cobardía, indigno de un monarca (¿qué rey auténtico se retira jamás?), al León o la Leona no le
queda otra alternativa que rugir con más fuerza, con creciente arrogancia. Finalmente, cuando el Aries
descubra que ni siquiera los duros cuernos de un Carnero pueden con el espléndido coraje y vigor del León
(emocional, mental y físico), todo terminará menos la vociferación, que podrá prolongarse durante un lapso
agotador, porque estos dos signos solares son bastante aficionados a los discursos y posturas teatrales.
«¡Cómo te atreves!» «¡A mí no me levantes la voz!» «¡No me des órdenes!» «¡No te saldrás con la tuya!»
«¡No haré lo que me mandas!» «¡Oh, claro que lo harás!» «¡Esto ya ha durado demasiado!» «¿Sabes con
quién te has metido? «¡Harás lo que te digo!» «¡Nunca! ¿Me oyes? ¡NUNCA!» Esto continúa... y continúa... y
continúa. Si vendieran entradas, habría un lleno total. Ninguna de las obras que se representan dentro o fuera
de Broadway tiene el impacto dramático, el suspense y la acción que estos dos consiguen insuflar en cada acto
de la teatralización de sus egos... y el final reclama inevitablemente un bis. Conozco a una pareja Aries-Leo
que se turna para levantar el volumen de su tocadiscos y fraccionar así sus turbulentas sesiones. Incluso el
crítico de Broadway John Simon, tan difícil de conformar, catalogaría esa pieza como una comedia musical
de éxito.
Sin embargo, aunque Leo deba triunfar en última instancia, este signo solar no es un conquistador que inspire
miedo, listo para apoderarse del botín de guerra y para triturar al vencido (o la vencida) bajo sus botas. Tanto
los Leones como las Leonas se destacan por su generosidad y por la nobleza de su actitud respecto de los
derrotados. Por supuesto, hay que admitir que los Carneros no son buenos perdedores. Pero si existe la
posibilidad de que los Aries pierdan alguna vez decorosamente, ello ocurrirá en un enfrentamiento con un
Leo.
Estos signos solares son astrológicamente trígonos (armoniosos) y están influidos por la configuración
mágica de signos solares 5-9 (véase la sección de configuraciones de signos solares en el final de este libro).
Por consiguiente, cada uno de ellos intuye las cualidades superiores del otro, cuando las compara con las de
cualquier persona conocida. Puesto que pocas veces dejan de experimentar una auténtica admiración
recíproca, cuando se concierta la paz y se firma el armisticio, éste se halla a menudo lleno de juramentos
(dramáticos, por supuesto) de lealtad y devoción eternas. Hasta la próxima batalla. Entonces todo vuelve a
empezar.
En el círculo familiar, en el aula o la oficina, o entre amantes o cónyuges legales, la relación puede ser
tierna y feliz, siempre que Aries esté dispuesto a aceptar a Leo como guía, preceptor, consejero o maestro... y
siempre que Leo continúe envolviendo a Aries en la confortable tibieza de esa benevolencia y esa protección
cariñosas que quienes están regidos por el Sol pueden suministrar con tanta naturalidad. En general, ésta será
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una asociación afortunada, aunque no siempre tranquila, porque la relación Aries-Leo está agraciada por la
vibración mágica de la configuración de signos solares 5-9. Leo brindará una plétora de halagos sinceros y
extravagantes, cosa que Aries necesita como las flores necesitan de la lluvia. Y viceversa. Totalmente
viceversa. Aries y Leo no sólo buscan estima, la reclaman perentoriamente. Si uno de ellos tiene un signo
lunar o ascendente en un aspecto adverso, es posible que sus reyertas sean más crueles y agraviantes. Sin em-
bargo, aun en estos casos, el desenlace final consiste generalmente en un acto de magnanimidad.
Un motivo de fricción serán esas largas disertaciones sabihondas de Leo que empiezan a menudo con la
frase: «Ahora escúchame, y te explicaré cuán equivocado estás».
Como el Carnero tiene suficientes dificultades para lidiar con otra gente autoritaria en su vida cotidiana, es
posible que la obligación de soportar el mismo sermón todas las noches a la hora de la cena inflame la mecha
muy corta de la ira marciana... Pero os confiaré un secreto. En realidad, Aries le reconocerá muchos méritos a
Leo, en privado, y respetará sinceramente —mucho más de lo que dejará entrever— los consejos que le da
con tanta prodigalidad y frecuencia. Quizás esto se explica por el hecho de que los consejos que un Leo le da
a un Aries están amortiguados muy a menudo por un afecto y una consideración muy sinceros. Los Carneros
necesitan desesperadamente de una orientación cariñosa, y existe una probabilidad mayor que la media de que
la reciban del León... o la Leona. Siempre que sea netamente «cariñosa» y no arrogantemente autoritaria.
Si por lo menos el Carnero pudiera aprender a pedirle a Leo que haga las cosas, en lugar de ordenárselo —
«Hazlo ahora, sin chistar»--- la relación entre ambos sería más apacible. Nadie da semejantes órdenes a los
monarcas, ni siquiera los primeros ministros. El Carnero regido por Marte deberá hacer grandes esfuerzos
para comportarse con más cortesía cuando quiera que Leo haga algo, pero valdrá la pena que los haga, porque
si no la lucha por la hegemonía degenerará en una contienda permanente.
Cuando se tratan con consideración mutua, ésta puede ser una relación singular y extraordinaria, porque Leo
intuye las inseguridades y la dependencia que se ocultan detrás de la personalidad espectacular y valerosa de
Aries, y sabe que la fachada de certidumbre del Carnero no está respaldada por la convicción interior... en
tanto que Aries se acostumbrará a depender de Leo, que le aportará no sólo su mente bien organizada y su
equilibrio en horas de tormenta, sino también la capacidad de su naturaleza soleada para impartir calor y
significado a cada momento de la vida. El Carnero sabe que en realidad el corazón de Leo es trémulo y
sensible, a pesar de que se oculta tras una máscara de superioridad y jactancia. Entre estos dos existe una gran
simpatía natural, que salta a la vista cuando se sonríen. Se trata de una sonrisa extrañamente íntima, una
sonrisa reconocida que dice: «Gracias por entenderme... yo también te entiendo a ti».
Aries y Leo encontrarán el uno en el otro la emoción que buscan continuamente. Ambos tienen
personalidades esencialmente dinámicas, impulsadas por el deseo de vivir plenamente la vida, sin perderse
nada. Saben que las estrellas se alborotan, como un campo de margaritas, en las alturas, más allá de lo trivial
y mundano. Y aunque sus metas puedan diferir, a menos que al nacer uno de ellos haya tenido la Luna o el
ascendente en un signo de mayor cautela financiera, como Cáncer, Escorpión o uno de los tres signos de
Tierra, ambos serán partidarios de llegar a destino viajando en primera clase, no sólo en el sentido material
sino en todos los otros. Es posible que para entender esto haya que reflexionar cuidadosamente.
Podemos aceptar el mundo que crearon otros o imaginar un mundo nuevo. Aries y Leo preferirían
materializar uno nuevo con su imaginación, quizá semejante a los que soñaban cuando eran niños. Tal vez sea
éste, musitan cuando se encuentran. O por lo menos el germen de ese nuevo mundo. Nadie sabe a dónde
llevará... pero no será aburrido.
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Mujer ARIES Hombre LEO
—Qué inteligente soy —graznó él extáticamente- 01i, mi inteligencia!
Wendy se horrorizó.
—Engreído —exclamó ella—. ¡Claro que yo no hice nada!
—Hiciste un poco —dijo Peter indiferentemente, y continuó bailando.
El romance entre un León y un Carnero, si bien puede representar una experiencia cálida y maravillosa,
también producirá frecuentes tempestades emocionales... especialmente cuando ellos hayan congelado y
convertido en carámbanos su considerable orgullo. Pero los carámbanos se derriten rápidamente en presencia
de dos signos de Fuego, y las tormentas sirven para despejar la atmósfera, de manera que después todo
vuelve a parecer fresco y verde.
A menudo las cosas empiezan así: él promete telefonearle a las cinco, después no la llama hasta
medianoche y se niega a pedir disculpas. Le dice a ella que no sabe escribir correctamente y que usa
demasiado maquillaje. Después le ordena que se calle y que, para variar, lo escuche a él. ¿Cómo?
Bueno, esto colma la medida. Ella ya está harta de su despótica arrogancia y resuelve impulsivamente
que lo arrojará fuera de su vida. ¿Al fin y al cabo quién lo necesita, con esa autoritaria política napoleónica?
Ella lo necesita.
No obstante sus aires independientes de «yo puedo apañarme sola», por fin ha tropezado con alguien que
sabe que no es así, y que la desenmascara. De nada sirve decirle que «desaparezca de su vida». Esto es
precisamente lo que él no hará. Luego ella recordará cuán cálida sonó su voz cuando le telefoneó finalmente,
aunque fuera muy tarde. Recordará con cuánto afecto la regañó porque usaba una sombra de ojos purpúrea y
porque había escrito «hacer» sin hache. Quizá sólo pretendía ser tiernamente protector y no insufriblemente
condescendiente y... quizá debería perdonarlo. (Esto es lo mejor que puede hacer. Ha sido conquistada. Ahora
sabe lo que sintió Josefina, para no hablar de Francia.)
No pasará mucho tiempo antes de que él le enseñe toda clase de cosas que ella ni siquiera sabía que
desconocía hasta que él apareció para hacerle notar su ignorancia. Más aún, se asombrará al descubrir que se
siente muy feliz y disfruta mucho con esa situación. Por supuesto, después de que pase la novedad, ella bajará
de las nubes y lo aventajará unas cuantas veces, sólo para evitar que se desequilibre la balanza... y su Gran
Gato descubrirá cómo se siente un León cuando está en la jaula con el domador. Primeramente sorprendido,
luego resentido... después indignado. y finalmente sojuzgado. O por lo menos, finalmente dispuesto a suavizar
las aristas ásperas de su complejo de superioridad. En realidad, el temperamento fogoso de ella no le
desagrada, mientras no llegue al punto en que se interfiera con el suyo o lo eclipse. Esto no ocurrirá nunca. En
realidad él se preocupa injustificadamente. ¿Desde cuándo Marte puede eclipsar al Sol? Que lo interfiera es
harina de otro costal.
Ésta es la configuración de signos solares 5-9, poderosamente magnética, de modo que cuando estos dos
signos de Fuego ven juntos a Venus, la escena romántica es explosiva, pero también actúa como una luz
cegadora enfocada sobre un jardín hechizado. Quizás aquellos viejos sueños que él archivó no son tan
imposibles, después de todo. Son sus sueños, ¿verdad? Esto basta para convencerla a ella de que se
materializarán... ¡y la fe de Marte mueve montañas! En cuanto a los modales autoritarios y la llamativa inde-
pendencia de ella, no son más que señales de socorro con las que pide que alguien la guíe en la dirección
correcta. ¿Acaso no es ésta la especialidad de los Leones: organizar vidas ajenas y salvarlas de sus propios
errores? Ciertamente ella implica un desafío, ¿pero cuándo rehuyó Leo un desafío? Es posible que ella aseste
algunos fuertes golpes a su masculinidad, pero los Leones no son blandengues. Él deberá limitarse a
devolvérselos (figuradamente) y le hará saber que es él quien lleva la batuta. Después de enderezar la energía
marciana de ella hacia su propio canal, él podrá descansar, mientras ella le suministra toda la energía que
necesita, cuando la necesita... y claro que la necesita.
Como él es más práctico y sensato (recordad que Leo es un signo fijo) ella lo acusará a veces de ser
tedioso y remilgado. Finalmente, ella lo distenderá, y él la frenará, de modo que saldrán equilibrados y
ambos progresarán. De todas maneras la mayoría de sus reyertas serán instigadas deliberadamente, en un
nivel inconsciente (a veces consciente), por el solo placer de reconciliarse y de ratificarse su amor. Las
reconciliaciones suministrarán la emoción reiterada de sentir nuevamente el hechizo. Es posible que sus
amigos se pregunten por qué viven juntos, riñendo como riñen, pero ellos sabrán el porqué.
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Para empezar, no ocupan en disputas todo el tiempo que pasan juntos. Influidos como
están por la vibración 5-9, disfrutarán de muchos momentos maravillosos y delirantes,
jubilosos y mágicos, llenos de lilas y gotas de lluvia, de polvo druida, de violetas y de tiovivos embrujados.
La auténtica candidez de ella lo conmueve extrañamente, y hace vibrar tina cuerda consonante en su propio
corazón idealista. La chispeante excitación de ella es contagiosa, y concuerda con sus propios entusiasmos
solares. Aries es el recién nacido simbólico del Zodiaco (tal como explicamos en la sección de los doce
misterios del amor, en el comienzo de este libro), y por consiguiente su ingenuidad y su aire de inocencia
activan en él una recóndita reserva de ternura. Él se siente obligado a proteger a este espíritu rutilante,
valeroso, que, como el verdadero recién nacido, no tiene la menor noción de los múltiples abismos que
acechan a su paso, esperando que caiga en ellos... en las tinieblas. Él la ayudará a eludirlos, afectuosamente,
con su juicio más sensato. más maduro, porque Leo está delante de Aries en la rueda kármica de la vida.
Una vez que ella haya experimentado la cálida seguridad que le suministra la devoción del León, dejará
de exigir la satisfacción de sus necesidades y perderá el miedo a caer sin que nadie la coja en sus brazos...
ciñéndose así a la «esencia infantil» de su signo solar. Los robustos brazos de él la sostendrán si cae, y
evidentemente está en condiciones de satisfacer... cualesquiera necesidades... que ella pueda experimentar.
Entonces ella se relaja, se siente más serena, más tranquila... plácidamente apaciguada por la leal endecha de
amor del León. Una mujer regida por Marte admira la fuerza, tanto moral como física, y a este hombre no le
falta. Ella no depositará su confianza en ningún otro tipo de hombre, por mucho que se resista a la sumisión.
Aries y Leo activan una vibración poderosa de respuesta física recíproca, intensificada por el constante
estímulo emocional. Su mutua expresión sexual puede ser prodigiosamente terapéutica. porque cada uno de
ellos suministra lo que el otro reclama de la unión: pasión, combinada con afecto. Ésta no es una necesidad
tan común corno podríais pensar. La mayoría de las personas desean —y están en condiciones de brindar—
sólo una de las dos cosas, y no ambas. El corolario podría ser un despertar de sentimientos que los dos creían
definitivamente sepultados junto con los ideales perdidos de la infancia. Este es un elemento muy
embriagante, el tipo de felicidad que ambos perseguirán juntos casi a cualquier precio a la hora de las
lágrimas o de las aflicciones temporales... o del orgullo herido. Pero Leo no pagará por ello el precio de
dejarse subyugar. Desea rondar por la jungla, sin que lo aprisionen las cadenas de los celos. Y otro tanto le
sucede a ella. Por consiguiente, ¿la «libertad» es un bien del que disfrutan el uno y el otro?
No. Ella tendrá que aflojarle mucho la cuerda, en tanto que él sólo se la aflojará lo justo para que se
ahorque. Aunque a la mujer Aries le resulte muy frustrante volver la otra mejilla a su amante o marido Leo,
al orgulloso León le resulta infinitamente más doloroso tener que humillarse. La humildad es una virtud que
él predica constantemente pero jamás practica. Ella tendrá que perdonar primero, y deberá esforzarse por
entender. Le deseo suerte y coraje. Los necesitará.
Su compatibilidad sexual no se desarrollará sin fuertes dolores de crecimiento. La chica Carnero tiene -un
extraño capricho. Sabe que es muy difícil encontrar un hombre virgen, pero esto sólo lo comprende con la
cabeza. Su corazón regido por Marte alimenta otras ideas. Aunque parezca increíble, le gustaría pensar que
es la primera mujer que él ha tocado, a la que le ha susurrado, o que ha conquistado sexualmente. Como para
los hombres Leo el romance es tan natural como la respiración, semejante ideal no pasa de ser una vana
esperanza. Ella así lo entenderá cuando lo instigue a confesar todos los suspiros apasionados que exhaló en
su pasado, incluyendo nombres, fechas y lugares. Está bien, así que ha hecho el amor a otras mujeres. Ella lo
aceptará, aunque le duela. (Los Carneros siempre enfrentan las verdades desagradables con valor, una vez
que las han aceptado como inevitables.) Pero otro radiante ensueño ariano debe someterse a las frías y duras
realidades de la naturaleza humana. No se infiere necesariamente que él lo haya disfrutado, ¿verdad? Quizá
lo sedujeron. Quizás una casquivana lo engrilló o lo maniató mientras él se resistía desesperadamente, y él
aún tiene pesadillas en las que aparecen todos aquellos horrores.
Bueno, es inútil pretender que un hombre Leo alegue frigidez. Es demasiado Orgulloso y veraz. No, no lo
ataron a la cabecera de la cama con nudos marineros, ni lo esposaron. (Recordad que hablamos de
experiencias románticas previas a su encuentro, en tiempo pasado. Ella jamás podrá aceptar o perdonar una
infidelidad en tiempo presente o futuro, no después de haberse entregado el uno al otro y de haber concertado
un compromiso. No se trata de que ella no perdone, sino de que no puede perdonar. Así es Aries.) Sea como
fuere, después de que ella lo haya engatusado e inducido a narrar sus amoríos anteriores, tocando su vanidad
henchida, él se apresurará a explicarle que no le entregó su corazón a ninguna de esas chicas, antes de
haberla conocido a ella. Pero es posible que ella no lo escuche. Estará demasiado ocupada imaginando orgías
desenfrenadas. El no le pertenece realmente, como dijo. Todo fue una ilusión. Su caballero de armadura
deslumbrante tiene los pies enlodados; su corcel blanco se ha convertido en un asno salpicado y gris.
Estos ensueños de pureza brumosa que se descalabran son los que pueden destruir la armonía sexual entre
la idealista Aries y un León con una larga historia romántica a sus espaldas. ¿Y la vida amorosa pasada de
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ella? Esto es distinto. La racionalizará con una docena de excusas distintas. Ella no la disfrutó, veréis. (No
me canso de repetiros que los Carneros son involuntariamente egoístas.)
Hay dos soluciones posibles. La primera consiste en que ella madure emocionalmente y comprenda que
el ayer, ya pasado y olvidado, no puede ensuciar el presente, si éste es sólido y bello y bueno. Sin embargo, a
la luz del temperamento marciano típico, esta solución es muy improbable. Choca con su naturaleza básica, a
menos que ella tenga un signo lunar o ascendente más desapegado y objetivo, como Géminis o Libra. (Una
Luna o ascendente Acuario también servirá, pero probablemente la hará demasiado desapegada y objetiva
para el gusto de él, y creará otros problemas.)
La mejor solución será que el León le repita frecuente y periódicamente que sus experiencias sexuales
pasadas y desechadas le produjeron reacciones negativas (hasta que ella sienta que ya no corre peligro de
precipitarse en las tinieblas de la soledad)... y que después le enumere todos los aspectos de la dicha sexual
que experimenta con ella, aspectos éstos que son no sólo superiores a los otros sino también «originales»,
compartidos únicamente entre ellos dos. No es necesario explicar aquí el significado de la palabra
«originales». Cualquier pareja Aries-Leo lo entenderá inmediatamente.
La franca admiración de ella por el coraje y la confianza y la sabiduría de él estimula toda la masculinidad del
Leo (aunque también es posible que ella la amortigüe considerablemente, de cuando en cuando, con sus otras
cualidades). La categórica negativa de él a dejarse dominar aviva en ella una feminidad latente que nunca
imaginó tener, y que quizá no tenía... hasta que apareció él. Sin embargo, aunque es posible que se someta
emocional y sexualmente a su León, nunca renunciará a su individualidad e independencia, ni siquiera por él.
Él necesita una cuantiosa devoción para alimentar su ego hambriento, y para ella la devoción es análoga a la
mansedumbre, cualidad ésta que nunca adquirió. Leo le dará multiples oportunidades para cultivarla. Ella
sabe que él es más fuerte, y esto la excita. Pero si él utiliza esta fuerza para hacer valer su autoridad como un
machista arrogante, ella volverá a enfriarse inmediatamente. Una chica Aries nunca se someterá a ninguna
forma de servidumbre femenina feudal. Sin embargo, será mejor que proceda con tacto si quiere que este
Amo y Señor la deje en libertad. Cuando ella reivindique sus derechos, él rugirá, frustrado, una «gran y
poderosa verdad»: «¡Sólo podré permitir que seas mi igual si tú reconoces antes mi superioridad!». A una
chica Aries inteligente no le resultará difícil interpretar esta orden. Sólo implica que un orgulloso rey Leo,
cuya soberanía suprema ha sido formal y debidamente reconocida, tendrá entonces la confianza y el poder
necesarios para sentar a su reina Aries en un trono tan alto como el suyo, y para permitirle reinar a su lado.
(Ella podrá lucir la tiara de diamantes, pero él retendrá el cetro.)
Ella lo admirará, respetará y amará vehementemente. También seguirá muy aficionada a sí misma, y a
hacer lo suyo... aunque tal vez permita que él le enseñe a hacerlo. Habrá momentos en que él sofocará su
entusiasmo y la regañará con espíritu práctico para hacerla desistir de sus esperanzas. Habrá otras
circunstancias en que ella lastimará su orgullo al interrumpirlo, o al olvidarse de pedirle consejo. Entonces él
la dejará helada con su solemnidad mayestática, y ella lo ultrajará con su cólera tempestuosa. Pero cuando se
derrita la gélida soberbia de él, y se aplaque la furia de ella, los dos siempre volverán a sumirse en la dicha.
Después de que las llamas de la indignación hayan fulgurado y se hayan consumido, la necesidad abrumadora
de volver a echarse el uno en los brazos clementes del otro creará el milagro de la primavera... la magia
eterna.
Como les sucede a todas las parejas con la configuración de signos solares 5-9, el Carnero y el León
descubrirán que su devoción recíproca se expande en un amor y una compasión de mayor envergadura,
porque sobre la poderosa vibración de sus soles trígonos influye la benevolencia del regente de la novena
casa, Júpiter. Toda asociación de signos solares 5-9 en la cual las dos personas implicadas actúan realmente
en serio, experimenta en su relación, hasta cierto punto, el efecto de los rayos benéficos de Júpiter. Cuando
realmente amáis a alguien sin reservas, o sea cuando lo amáis (o la amáis) tanto que todo parece formar parte
de todo lo demás, entendéis mejor cómo se sienten los otros. Sabéis lo que le pasa a la gente cuando está
dolorida, cuando está sola. Inexplicablemente, deseáis compartir con los demás vuestra propia paz y alegría.
Y de alguna manera encontráis la forma de lograrlo, juntos.
El amor es una bendición para Aries y Leo en razón de lo que ven cuando se miran recíprocamente al
fondo de los ojos. Él ve a una mujer suficientemente vulnerable como para necesitar de su sabiduría, pero
suficientemente independiente como para desafiarlo y estimularlo. Ella ve a un hombre suficientemente afable
como para tratarla con ternura, pero suficientemente fuerte como para protegerla y conquistarla. Y ambos
ven... algo más... un misterio del ayer, una promesa para el mañana... algo que no pueden definir, acompañado
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por la música de la memoria. Entre Aries y Leo existe una relación química correcta. Cuando se tocan, y
después le formulan juntos un deseo a Venus que flota en el firmamento matutino, las galaxias de estrellas
expectantes los contemplan con portentoso regocijo, y les formulan un deseo a ellos... previendo que el
nacimiento del amor entre estos dos puede ser el presagio de las lejanas profecías de paz prometidas al
mundo... «cuando el cordero more con el león».
No es fácil vivir con la Leona, y a veces es sencillamente imposible manejarla. Puede ser orgullosa, retraída,
vana, egocéntrica y arrogante. También puede ser una mujer fuerte, vital, cálida y generosa, si se reconoce y
respeta su obvia superioridad. Aunque nunca capitula fácilmente, puede ser inesperadamente dócil con el
hombre Aries que tiene la precaución de no destruir nunca su dignidad, y que expresa claramente cuánto la
admira. Nadie que la conozca lo creerá posible, porque nunca la han visto someterse a los deseos ajenos tan
gustosamente como a los de él.
La astrología garantiza prácticamente la armonía y la dicha a esta relación de configuraciones de signos
solares 5-9, abril-agosto, especialmente si existe un buen aspecto entre sus luminarias. En este caso, el amorío
o el matrimonio casi podría estar forjado en el Cielo. Incluso cuando el aspecto Sol-Luna de sus respectivos
horóscopos es T con la suya propia. Por supuesto, a las mujeres Leo no les gusta confesar que son
derrochadoras. Os dirán que son muy ahorrativas, y hasta cierto punto algunas de ellas lo son. Los Leo pueden
ser sensatos y prácticos en el contexto de los gastos normales, pero parecen entrar en trance cuando se trata de
lujos, y a menudo escatiman en los gastos pequeños y después despilfarran en los grandes. El hombre Aries
generalmente despilfarra en los gastos pequeños y grandes. Es posible que todo esto no se aplique si uno de
los dos tiene un signo lunar o un ascendente ahorrativo, pero aun así, tarde o temprano los dos exhibirán la
esencia de su signo solar con arranques de generosidad. A ambos les encanta dar y recibir regalos.
No es demasiado sorprendente que el hombre Aries que ama a una Leona la aliente a vivir a la altura de su
orgullo y dignidad natales. Él piensa que una actitud majestuosa le sienta bien. (También le confiere a él la
imagen de un auténtico triunfador, pues ha logrado conquistarla.) Aunque el Carnero pretende que las otras
mujeres lo atiendan y vivan sólo para satisfacer sus deseos, a menudo exhibirá con esta mujer una faceta más
tierna de su personalidad, y será más considerado con los deseos de ella. Quizá la coloca sobre un pedestal
para ganar y conservar sus favores reales, pero es más probable que proceda así porque piensa sinceramente
que ella merece un poco de veneración, dado que es tan especial... tan parecida a él (!).
Uno de los matrimonios más felices que conozco es el de una Leona y un Carnero, Rosemary y Norman.
Durante años, él cocinó alegremente para ella, mantuvo la casa en orden y la mimó cariñosamente para
asegurarse de que ella disfrutaba de un descanso suficiente, mientras completaba sin sobresaltos sus estudios
de medicina, y después de postgrado, hasta convertirse en psiquiatra de mucho éxito. La experiencia sirvió
para mitigar considerablemente su propensión ariana al «yo primero», sin lesionar su masculinidad. Como
Norman adora a su bella Leona, ella lo trata con una afabilidad que no deja dudas acerca de quién es Tarzán y
quién es Jane en su matrimonio. Cuando Rosemary no trabaja, ella sirve las comidas. Cuando lo mira, sus
ojos castaños irradian sincero afecto, y sus modales destilan la serena dulzura de una mujer que siente
totalmente realizada su feminidad. Él la mira con franca admiración, e incluso permite orgullosamente que
ella sea el centro de atención cuando reciben visitas, pero uno siempre tiene la clara impresión de que él es el
hombre de la casa.
No se trata de que estos dos no tengan su cuota de desacuerdos. Los psiquiatras no son inmunes a las
tensiones emocionales esporádicas, así como los dentistas no lo son al dolor de muelas. Pero un choque
circunstancial de personalidades entre signos de Fuego pone el condimento de la excitación... y genera la muy
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anhelada reanimación que acompaña a la reconciliación. Una reyerta ocasional evita que Aries y Leo den por
supuesto el amor, lo cual puede ser aburrido y soso. Estos amantes experimentan la necesidad básica de
recargar periódicamente su pasión inicial.
Los hombres Aries siempre corren activamente en pos de una meta, y existe la posibilidad de que el Carnero
esté tan obsesionado por llegar allí que olvide alabar suficientemente a su compañera. Cuando la mujer Leo
intuye que no la valoran como corresponde, se torna fría, indiferente... incluso perezosa. Descuida su
feminidad, y no se interesa por su aspecto (un triste y serio síntoma premonitorio de su sufrimiento interior), o
experimenta la reacción diametralmente opuesta: pone excesivo énfasis en su belleza y busca sin disimulo las
atenciones de otros hombres. Aún no ha nacido el Aries que acepte los coqueteos o una relación concreta de
su mujer con otro hombre. La menor insinuación de infidelidad generará una feroz escena de celos. A la larga,
esto puede resultar útil, si lo induce a comprender que ha omitido rendirle el homenaje romántico que ella
siempre anhelará mientras viva.
En realidad, no se puede decir que ninguno de estos dos sea inmune a los celos. De cuando en cuando, a
uno de ellos se le puede ocurrir la idea de que tal vez sería «divertido» azuzar un poco a su pareja fingiendo
interés por otra persona. La batalla campal resultante, entre estos dos signos de Fuego, es generalmente tan
«divertida» como hacer cosquillas debajo del mentón a un gorila furioso, con una pluma.
La mujer Leo necesita que le digan frecuentemente cuánto —y por qué— la aman. Entonces no
desconfiará tanto del tiempo que él pasa fuera. El Carnero que malcríe a su majestuosa consorte no lo
lamentará. Es posible que ella sea un poco exigente, pero esto no es tan difícil de soportar como el mal
carácter que exhibe cuando la descuidan. Cuando esta mujer sospecha que la desatienden, empieza a conceder
una importancia desorbitada a las trivialidades. La misma reacción se puede esperar del Carnero preterido.
Cuando piensa que no lo aman o atienden como corresponde, basta una provocación mínima, real o
imaginaria, para que formule exigencias casi infantiles, y para que el resentimiento lo haga adoptar una
actitud francamente petulante. La ingratitud lo sumirá a él en una cólera furibunda... y la sumirá a ella en un
gélido rencor. Los dos tienen un apetito exagerado de adulación, y necesitan de ésta para salvaguardar su
amor propio. Cuando no encuentran una dosis suficiente en el mundo exterior —y casi nunca la en-
cuentran— pueden concederse recíprocamente este valioso don, para compensar su carencia en otras partes.
Desde el punto de vista sexual, generalmente están bien avenidos. Su necesidad compartida de afecto
tierno atempera sus respectivas tendencias instintivas a hacer el amor con pasión desenfrenada. Aunque los
dos son amantes, en el sentido más cálido de la palabra, también son idealistas. Un beso cariñoso en la
mejilla es tan importante para ella. y para él, como las expresiones más eróticas de la unidad sexual. La
personalidad del hombre Aries encierra una plétora de sentimientos y de pasión, que nunca dejan de arrancar
una respuesta a la Leona. Cuando se trata de la satisfacción física, lo que ambos buscan es la delirante
entrega de Lady Chatterley y su amante, mezclada —por partes iguales— con la ternura poética de Elizabeth
Barrett y Robert Browning. Existen muchas más posibilidades de que encuentren esta rara amalgama
emocional entre ellos que con la mayoría de los otros seres. Lo único que puede perturbar su relación sexual
idílica es el resentimiento de él contra los antiguos amoríos de ella. Cuando se trata de una mujer Leo, los
rescoldos de dichos amoríos no se extinguen nunca. Las brasas siguen incandescentes, muchos años después,
no porque ella desee reavivarlas sino porque se resiste a desprenderse de los recuerdos de la veneración y la
adoración pasadas. Estas remembranzas nunca se opacan en su mente.
Si el Carnero llega a tropezar con alguna de las viejas cartas de amor que posiblemente ella ha
guardado, y que relee periódicamente para nutrir su apetito romántico, probablemente se sentirá tan
agraviado y furioso como si la sorprendiera en un acto flagrante de infidelidad. También es probable que la
interrogue en tono de reproche acerca de sus amores pasados, haya guardado o no los mensajes románticos.
Como ella ciertamente se jactará un poco, y quizás incluso exagerará respecto de todo lo ocurrido, él perderá
la acariciada ilusión de que fue el único hombre que estuvo próximo a conquistarla... y la pérdida de esta
ilusión puede perjudicar seriamente la armonía sexual de la pareja. Aries debe ser el primero (y el último) en
el juego del amor, como en todos aquellos otros en los que participa. También le gusta ser el primero al que
le prestan atención en las fiestas. y por tanto es posible que no se desentienda de las mujeres que lo miran a
él con admiración e interés. (Los Carneros no son egoístas, sino sólo imprudentes, a veces.) ¿Qué sucede
entonces? ¿Cómo podéis preguntarlo? Recordad que la Leona quiere que todos sepan que es adorada por el
hombre al que le ha permitido que la ame. El cometería una insensatez si la humillara así delante de los
demás, por muy inocentes que fueran sus intenciones, porque esta mujer no tolerará semejante afrenta a su
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dignidad. Tal vez confíe suficientemente en sus propios encantos como para sentirse segura de que su amante
o marido la adora, pero para ella es importante que los otros lo sepan igualmente.
Si él le quita el hollejo a una uva en público, para ofrecérsela a otra mujer, verá cómo su consorte
espabilada, radiante y afectuosa se transforma delante de sus ojos en una gata agresiva... o peor aún, en una
estatua de mármol, imagen de la fría desaprobación. Más tarde, cuando estén a solas, se producirá un
estallido emocional.
Pero se reconciliarán, casi antes de que las lágrimas de ella se hayan secado... y él tendrá otro motivo para
decirle cuánto la ama, y para decirlo en serio. Ella, a su vez, tendrá otra oportunidad para confesarle cuánto lo
necesita. Y ambos tendrán otra oportunidad para asegurarse recíprocamente que encuentran muy superficiales
a las demás personas después de haber experimentado la hondura de su propia variante del amor y la amistad.
Porque el Carnero y el León han sido agraciados con la más deseable de todas las bendiciones de los dioses:
la aptitud para ser amigos, además de amantes. Es posible que se turnen para infligirse agravios emocionales
involuntarios, pero en todo lo demás confían el uno en el otro más que en cualquier extraño. Cuando concluye
el desacuerdo entre ellos, quedan más convencidos que nunca de esta dichosa verdad. Esto es lo que tienen de
hermoso las reyertas entre Aries y Leo, a diferencia de las que se producen entre los otros signos solares. Así
como cuando transitáis entre los vientos invernales la mordiente frialdad del aire convierte en un milagro
portentoso el advenimiento de la primavera, así también la desolación producida por el orgullo herido
determina que la felicidad de reencontrarse después de haber estado a punto de perderse el uno al otro sea aún
más deliciosa que antes.
El Carnero impulsivo e impetuoso encontrará un cálido hogar en el corazón de la mujer Leo, y ésta pondrá
por las nubes a su consorte Aries. Como recompensa, él la hará el precioso don de sí mismo, de todo su ser, y
esto es algo que nunca le concedió a nadie... hasta que la conoció a ella.
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ARIES VIRGO
Fuego - Cardinal - Positivo Tierra - Mutable - Negativo
La relación ARIES-VIRGO
En verdad chocaban constantemente... si veían una nube frente a ellos, cuanto más
trataban de eludirla, tanto más seguro era que chocaban con ella.
A Aries le gusta generalizar, odia ocuparse de los detalles y lo aburre el análisis minucioso. Virgo es
minucioso, le gusta analizar los detalles y odia las generalidades. Esto os da -una idea de la distancia que
existe, para empezar, entre estos dos signos solares... y ya que hemos empezado, he aquí algunos otros datos.
Los Carneros inician todos sus actos a partir del sentimiento puro: confían en sus emociones y dudan de
los excesos del espíritu práctico. Los Virgo son prácticos, confían en su intelecto, y dudan de los sentimientos
y las emociones puros. Cuando los Aries están ofuscados, generalmente lo gritan desde los tejados y exhiben
sus agravios para ventilarlos. Cuando los Virgo están ofuscados, lo ocultan y encierran sus agravios para que
junten la herrumbre del resentimiento. Los Carneros descuidan su salud física y sin embargo casi nunca
padecen enfermedades crónicas. Los Virgo cuidan extremadamente su salud física, y sin embargo se quejan a
menudo de que padecen síntomas diversos de enfermedad. Y ésta no es más que una lista parcial de sus
diferencias.
Ambos casi siempre se apresuran a ayudar a los demás, aunque sus motivaciones son un poco distintas.
Los arianos lo hacen porque se complacen en ser causa de felicidad, dado que esto les prueba que pueden
ejecutar un milagro de menor envergadura cada vez que se presenta la ocasión. Los Virgo lo hacen porque al
Virgen le pone nervioso permanecer inactivo y ver cómo la confusión se trueca en caos, cuando, a juicio de su
espíritu práctico, bastaría un mínimo de pensamiento lúcido para desenredar la maraña. El Virgo se adelanta
instintivamente, aplica un tijeretazo y un corte aquí y allá, y después sigue su camino sin esperar ni desear
muestras de gratitud. Aries tampoco se quedará mucho tiempo a la espera del agradecimiento, pero creedme
cuando os digo que el Carnero lo desea. Si no se lo tributan, el Aries se sentirá agraviado y enfadado, a
diferencia del Virgo, que de todas maneras no espera realmente mucho de la gente, y por tanto puede
despreocuparse de la ingratitud y tildarla como otra de las muchas imperfecciones de la naturaleza humana.
Es cierto que ambos gravitan hacia la pureza de intenciones. Ambos anhelan ávidamente la belleza del
espíritu y buscan un ideal rutilante. Aries y Virgo cabalgan juntos buscando la verdad y la hermosura, pero
cuando sus corceles blancos como la nieve llegan a una bifurcación del camino, marchar en direcciones
distintas. Los Carneros creen ciega e instintivamente que encontrarán lo que buscan, a pesar de todos los
desengaños y de la aparente imposibilidad de obtener el éxito. Los Virgo alimentan pocas esperanzas, o
ninguna, de descubrir algún día el Santo Grial, y si lo descubrieran, estad seguros de que le hallarían un
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defecto.
Sin embargo, no obstante todas estas disparidades en sus pautas personales, el Carnero y el Virgo pueden
encontrar un extraño consuelo en su relación cuando sus caminos se cruzan. Si se trata de negocios, los
resultados de la asociación serán casi siempre la admiración y el respeto, y un deseo mutuo de ayudarse. Si se
trata de amistad, ésta probablemente se encauzará hacia los negocios en algún punto del trayecto. En el
círculo familiar, la fusión de estas dos idiosincrasias divergentes, influidas por la vibración de la
configuración de signos solares 6-8, también podrá generar muchas satisfacciones reconfortantes.
Aries y Virgo se cuentan a menudo secretos que no le confiarían a nadie más. Parecen intuir que la
confianza mutua implícita en esta confesión íntima no será violada... y pocas veces lo es, aunque al Carnero le
resulte difícil entender cómo pudo haberse gestado la situación que le describió Virgo, dada su propia
filosofía personal. Asimismo, el Virgo se sentirá sinceramente compenetrado con las experiencias del
Carnero, aunque íntimamente no atinará a comprender cómo éste pudo permitir que se materializaran.
Sin embargo, aunque Aries y Virgo estén unidos muy estrechamente, el primero no podrá dejar de intuir la
mueca de disgusto del segundo cuando él (o ella) llegue tarde a una cita, cometa una necedad o actúe
descuidada e irresponsablemente. Al Carnero nunca le resulta tan fácil como al Virgo disfrutar del trabajo. Lo
que a Aries se le antoja una remolonería inofensiva, Virgo lo interpreta como un derroche casi pecaminoso de
tiempo valioso. Por supuesto, después de despachar debidamente sus obligaciones de trabajo, de estudio o de
familia (que pueden reclamar tiempo y atenciones interminables), y cuando ya no pueden experimentar
remordimientos de conciencia porque todas las cosas están correctamente archivadas en sus respectivos
casilleros, los Virgo disfrutan a menudo de una vida privada bastante interesante y, en raras ocasiones, incluso
escandalosamente poco ortodoxa, una vez liberados de sus preocupaciones compulsivas.
Más tarde o más temprano, después de que estos dos hayan pasado un lapso razonable juntos, el Carnero
seguramente le recordará al Virgo su propensión a preocuparse innecesariamente, y recibirá una respuesta de
este tenor: «¿De qué preocupaciones compulsivas me hablas? Yo no permito que nada me preocupe
excesivamente». Oído lo cual es probable que el Aries replique: «¿Ah, no? ¿Qué me dices de aquella mañana
de la semana pasada en que omitiste tu ducha diaria porque no encontraste el jabón que usas siempre y que no
puedes sustituir por otro... esa misma mañana en que te cayó una mancha de tinta sobre el zapato y
encontraste una mosca en la sopa a la hora de la comida? Durante varios días tuviste una jaqueca atroz y una
indigestión nerviosa».
Probablemente Virgo contestará: «Lo que dices es un poco exagerado e incorrecto. La indigestión duró sólo
tres horas y cuarenta y cinco minutos, y fue producto de esa horrible sopa grasienta que tomé, y no de mis
nervios. La jaqueca duró sesenta y cinco minutos —no varios días— y se debió a que la noche anterior no
dormí bastante, y no a que estuviera compulsivamente preocupado. No omití ducharme porque no encontraba
la pastilla de jabón que uso habitualmente, sino porque iba a llegar tarde a una cita. En cuanto a la tinta, es
lógico que me disgustara un poco el hecho de haber arruinado un par de zapatos de veintidós dólares que sólo
había usado durante un par de años. No puedo darme el lujo de ser tan indiferente como tú respecto del
dinero».
Este último comentario le sirve a Virgo para acusar discretamente a Aries de derrochar el dinero. Los Virgo
tienen la precaución de conservar una escrupulosa amabilidad cuando están ofuscados, de modo que su
cortesía típica mitiga su irritabilidad.
Como los Virgo son muy analíticos y aficionados a la claridad, los Aries suelen considerarlos remilgados
y fríos. Sin embargo, lejos de ser fríos, los Virgo se destacan entre todos los signos solares por ser los más
íntimamente sentimentales. (Aquí la palabra clave es «íntimamente». Esta es la que causa todos los
malentendidos.) Su misma puntillosidad es testimonio de los elevados ideales a los que deben ceñirse las
personas y las cosas. y cuando no se ciñen a ellos... bueno, cualquiera tendría accesos periódicos de
exasperación, si lo desilusionaran constantemente. Los Virgo están a menudo nerviosos en presencia de los
Aries porque al Virgen le disgusta ser abiertamente enérgico... y el trato con el Carnero obliga a serlo. La
impulsividad ariana puede determinar que el Virgo se sienta secretamente incompetente porque carece de
medios para modificar una situación, de modo que a veces tratará de encubrir este sentimiento con una actitud
crítica, una especie de desaprobación silenciosa. En realidad poco importa de qué especie es. Cualquier tipo
de desaprobación ofuscará al Aries, aunque sólo se insinúe vagamente y no se exprese con palabras.
Igualmente la siente o la intuye. El hombre o mujer Aries típico no anda en busca de discusiones razonables,
ni de los comentarios fríos y sensatos del Virgo acerca de lo que es bueno y malo, acerca de lo que es correcto
y práctico y lo que no lo es. Los Carneros reaccionan maravillosamente ante la generosidad de espíritu de los
demás y pésimamente ante la pomposidad o la crítica. El Aries íntimamente asociado a un Virgo se rebelará a
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menudo y luchará en defensa de su identidad porque considera que la conversación serena y racional es un
mal sustituto de la calidez afectuosa, la cordialidad y la franqueza.
Sin embargo, cuando el Sol y la Luna de sus cartas están colocados en un aspecto favorable, Aries y Virgo
pueden agraciarse el uno al otro con bienaventuranzas recíprocas. En una asociación Aries-Virgo en la que
opera esta influencia luminaria armoniosa, es posible que el Carnero descubra con sorpresa que sigue el
ejemplo sereno de Virgo y que presta seria atención a sus consejos siempre bien intencionados y útiles. Y los
Virgo también descubrirán con sorpresa que se dejan engatusar por los Carneros, quienes les hacen perder
muchas de sus inhibiciones y desechar varios estratos de su conducta generalmente sosegada. Para que esta
combinación se fusione mansamente sólo hace falta, en realidad, que cada individuo dedique más tiempo a
concentrarse en las virtudes del otro que a hurgar en las diferencias.
El cliente que reclama con talante agresivo que lo atiendan inmediatamente en un comercio, que deja
todas las prendas colgadas en una percha del vestuario después de habérselas probado apresuradamente y de
haber decidido que son todas espantosas... probablemente es un Aries. Pero la persona cordial y confiada que
le presta diez dólares a un forastero extraviado, sin siquiera preguntarle para qué los necesita, probablemente
también es un Aries.
Lo que el Virgo pocas veces comprende es que el Aries intuye infaliblemente si el interés que aquel
demuestra por su bienestar emana auténticamente del cariño, el afecto o la amistad... o sólo de sentido del
deber. Y cuando emana de este último, el Carnero preferirá apañarse solo antes que aceptar la ayuda de
alguien que no la ofrece de corazón y con sincera comprensión, por mucho que necesite la asistencia y el
consejo de Virgo.
Sin embargo, aunque a primera vista Aries y Virgo parezcan muy distantes el uno del otro, ambos
podrán recibir algunas sorpresas agradables si echan a andar juntos y tienen la precaución de eludir los cardos,
las zarzas y las espinas del desacuerdo. El Virgo puede encontrar en el Carnero a alguien realmente digno de
que lo ayuden a progresar, a alguien que como compensación derramará sobre el Virgo un torrente de gratitud
vehementemente entusiasta y conmovedora, a alguien que quizás incluso conseguirá abrir las puertecitas de
las inhibiciones y los anhelos secretos de Virgo. En el Virgo, los Carneros hallarán la estima sincera que
necesitan... y un corazón tan honesto y leal como el suyo propio. Virgo puede enseñarle a Aries a descubrir la
belleza de las insignificancias, a comprender que es prudente esperar, a creer en el triunfo final de la
paciencia. El Aries puede enseñarle al Virgo a descubrirse y a creer en sí mismo.
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Mujer ARI ES Hombre VI RGO
Era el más humilde de ellos, en verdad era el único humilde, hasta tal punto que Wendy
fue especialmente amable con él.
Cuando alguien describa a una chica Aries diciendo que es agresiva, mandona, emocional, impulsiva, poco
práctica e insoportablemente inmadura, el hombre Virgo que la ha amado discrepará casi siempre. Él no le ha
encontrado ninguno de estos defectos.
A su juicio era una mujer cabal —quizá demasiado mujer para que él pudiera manejarla— pero la
recordará como franca y honesta, fresca e inocente. «Era generosa con su tiempo y su dinero —dirá—.
Compartía mi actitud idealista respecto del amor, me enseñó muchas cosas y me trataba tierna y
bondadosamente. Tal vez de cuando en cuando se sentía un poco agraviada o celosa, pero nunca montaba
escenas realmente violentas. Siempre estaba dispuesta a dialogar conmigo, a escuchar razones. Y cuando nos
reconciliábamos después de una pequeña reyerta me hacía creer de nuevo en la felicidad, como la primera
vez. Era dulce, afectuosa... y eternamente joven.»
Cuando termine esta nostálgica disertación, su interlocutor probablemente le preguntará: «¿Estás seguro
de que era Aries?».
Sí, era una ariana, regida por Marte, el planeta de la guerra y de la conducta agresiva. Pero una mujer
Aries exhibirá con sorprendente frecuencia su faceta más tierna, su feminidad oculta, y su profunda capacidad
latente para amar generosamente a un Virgo. Cuando encuentra a un hombre benévolo y considerado, un
hombre que admira su coraje y su mente brillante, que raramente compite con ella, que le enseña con dulzura,
que comprende sus defectos y que tiene fe en sus sueños... ella confía en él de todo corazón. Sus
incertidumbres arianas ocultas y su temor secreto de ser incompetente se disipan, y junto con ellos la
necesidad de hacerse valer por la fuerza, con la errada convicción de que conquistar equivale a triunfar... tanto
en el amor como en la guerra. La necesidad de combatir se extingue cuando le brindan el amor que busca tan
desesperadamente, y cuando se lo brindan como un don, pura y totalmente, como siempre se brinda el amor
de Virgo, incondicionalmente.
¿Entonces por qué no duró? Por el miedo instintivo de Virgo al matrimonio. Como la mujer Aries no sabe
interpretar la paciencia como una virtud y pretende que todos sus deseos se materialicen inmediatamente,
apenas dice «abracadabra», es posible que se desanime (tal vez demasiado pronto), que huya bañada en llanto,
y que finalmente se convenza a sí misma de que sólo fue una hermosa amistad. Cosa curiosa, es en esto en lo
que se convierte frecuentemente el amor frustrado entre los dos después de cerrarse las heridas. Gracias a la
cortesía y la galantería innatas de Virgo, les quedan menos recuerdos amargos que los que habitualmente
perduran después de la ruptura del romance entre otros signos solares.
Igualmente, a veces el amor entre Aries y Virgo dura eternamente, y entonces la vida puede ser muy bella.
Sin embargo, habrá unas pocas sombras dispersas entre la luz del Sol, y habrá que enfrentarlas con criterio
realista y no emocionalmente. Él está dispuesto a enfrentar cualquier cosa con espíritu realista, sin
autoengaños, pero es posible que ella necesite un poco de ayuda. (En verdad, es posible que necesite mucha
ayuda.) Pero si ella lo consigue, tiene más méritos que él. Al hombre Virgo le resulta fácil analizar una
situación, descubrir los defectos, llegar a una transacción y despejar la confusión. En realidad no se ha ganado
muchos elogios por hacer algo tan instintivo, algo que le brota espontáneamente. La reacción natural de una
chica Aries frente a un problema consiste en asestarle primeramente un martillazo y en embestirlo después
con sus cuernos de Carnero, con la esperanza de pulverizarlo. Si esto no resulta, accede a sentarse para
discutir los pros y los contras del lado de él. Por tanto, sin consigue aprender a abordar un malentendido con
la cabeza fría y espíritu racional, es digna del respeto reservado para quienes logran lo casi imposible.
Todos los recuerdos de la chica Carnero que el hombre Virgo al que nos hemos referido más arriba
conserva aún en su pulcra mente, se forjaron cuando su romance estaba fresco. Si la relación hubiera durado
más tiempo o hubiese desembocado en el matrimonio, tal vez él ya no la vería exactamente a la altura de un
ángel. Ella también lo vería a él como algo menos que un santo. La mayoría de las riñas entre Aries y Virgo
oscilarán alrededor de la necesidad que él tenga de criticarla. Si él posee una mentalidad realmente analítica,
no tardará en comprender que corre menos peligro con ella cuando los vientos soplan tórridos que cuando
soplan fríos. Ya he advertido repetidamente que hay que temerle más al hielo de Aries que a su fuego. Este
último se consume solo. El primero puede sacudir al novicio astrológico, cuando la mujer Aries deja de gritar
«al lobo» y grita «adiós», Es poco probable que después de irse contemple el ayer por encima del hombro.
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Posiblemente la libertad presente le resultará mucho más excitante que los recuerdos del dolor pasado,
recuerdos éstos que se borran deprisa. Se ha dicho que los Carneros nunca aprenden a evitar el fuego cuando
se queman con un hornillo caliente.
Siempre están dispuestos a repetir la experiencia. Quizá. Pero no necesariamente con el mismo hornillo. Vale
la pena recordarlo.
Volvamos a la crítica. Es cierto que él tiene recursos secretos para convencerla de que sus críticas no implican
falta de amor. Pero amada o no, ella no se sentirá feliz cuando la lista de sus defectos sea más extensa que la
de sus talentos y virtudes. Si él quiere tener una relación apacible con esta mujer, deberá aprender a valorar el
buen gusto y la pulcritud con que monta un hogar atractivo, y deberá abstenerse de espiar bajo el fregadero
para Verificar si ha lustrado el tubo del triturador de desperdicios... o de hurgar en el armario para comprobar
si ha fregado los estantes. Probablemente no lo ha hecho. Algún otro puede hacerlo. Él, por ejemplo. O una
criada.
Es posible que ella también tenga la costumbre de gastar ahora y pagar mañana, lo cual puede generar
accesos periódicos de nerviosidad Virgo. Tratándose de Aries, de nada servirá enfurruñarse en el rincón,
regañarla o esconder las tarjetas de crédito. La mejor solución consiste en dejar que ella se busque un empleo
y derroche su propio dinero.
La combinación de Aries y Virgo implica una configuración de signos solares 6-8. Esto significa, entre
otras cosas, que la devoción, el servicio y el trabajo conjunto siempre formarán parte de la relación. También
significa algo que podrá tomar por sorpresa a quienes no entienden de astrología: una atracción sexual
extrañamente compulsiva. Ella representa, para él, el misterio sexual. Él representa, para ella, el tipo de
relación sexual en la que puede confiar. Curiosamente, a pesar de que sus personalidades son básicamente
distintas, estos dos pueden disfrutar de una rara compatibilidad de deseos y expresión físicos. Quizás ésta
emana de la inocencia esencial y la pureza de intenciones que el recién -nacido simbólico y la Virgen
simbólica aportan, en sentido esotérico, a su acto amoroso. O puede deberse a que sustentan la convicción
recíproca de que la unión sexual implica la fusión última de los anhelos más profundos del hombre y de la
mujer, que hace confluir sus cuerpos, sus mentes y sus almas en una armonía melódica de intención y de
ternura mutua. Lo que cautiva la honestidad innata del hombre Virgo podría ser la franqueza de esta mujer, la
sencillez con que aborda la intimidad, y el hecho de que la pasión latente de él sólo puede despertarse en
compañía de alguien que lo acompañe en el deseo de elevar el amor físico por encima de un encuentro erótico
informal o de un placer pasajero. Así como lo que la conmueve a ella tan tiernamente es la consideración
desinteresada del Virgo por sus necesidades.
Cualquiera que sea el motivo, la relación sexual entre ellos generalmente es una fuerza poderosa, que a
menudo se traduce en ese tipo de sosiego emocional y satisfacción física que los ayuda a tolerar las
diferencias y tensiones en otras áreas de su convivencia. Para Aries y Virgo, el sexo es una renovación de la
esperanza y una nueva consagración recíproca. En la mayoría de las uniones Aries-Virgo, el varón Virgo
sentirá que la hembra Aries sintetiza todo lo que él deseará o necesitará de una mujer mientras viva. El
entusiasmo de la pasión espontánea de ella ahonda casi siempre los instintos básicos mundanos de él. Pero tal
vez ella sienta de cuando en cuando que él no es espontáneo ni está suficientemente entregado a la pasión, y
es posible que permanezca despierta a su lado más de una noche, preguntándose si el amor se reduce a eso.
Quién sabe por qué, ella pensaba que se parecería más a sus ensueños, que sería más tempestuoso y frenético
y extático. Ella adora su delicadeza y su consideración, pero quizá desee ocasionalmente que él la haga
sentirse realmente conquistada y subyugada... como si se tratara de Heathcliffe y Cathy en los páramos de
Cumbres borrascosas.
La chica Carnero debe comprender que las fuerzas combinadas del regente adoptivo de su hombre Virgo,
o sea Mercurio, y de su regente auténtico aún no descubierto, el planeta Vulcano, lo impulsan frecuentemente
a consagrarse a la gimnasia mental del momento... y a perseguir una idea hasta su conclusión. Cuando ella lo
acuse de abandonarla en esos trances, él no la entenderá. Su mente afanosa ha estado meditando sobre las
amebas, que se dividen y salen disparadas por el aire a medida que se reproducen. Es posible que lo fastidie
que en semejante circunstancia lo devuelvan a la realidad del amor entre el hombre y la mujer. A ella la
indignará su desapego, y su necesidad instintiva de emplear el fogoso recurso marciano de exigirle atención
puede generar algunas escenas desagradables entre los dos. A él le disgustará muchísimo que ella lo acorrale
con sus pedidos insistentes de respuestas directas. Sobre todo cuando está sumido en uno de sus frecuentes
accesos de depresión y frustración desconsoladas.
En esos momentos, la única forma de manejarlo consiste en fingir que ella ni siquiera nota su abatimiento
y su tristeza. Ella debe hacer un esfuerzo consciente para mantenerse animada, debe reprimir totalmente su
propia sensibilidad al abandono... y debe encauzar toda su preocupación y su comprensión hacia él, no hacia
ella. Debe sugerirle actividades entretenidas... y formular planes optimistas para el futuro. Pero sosegada y
moderadamente... no con un torrente de palabras que sólo servirá para hacerlo replegarse aún más
profundamente en su reclusión mental. El no necesita de su cháchara cuando está preocupado y tampoco le
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revelará qué es lo que lo inquieta. Necesita saber que la tiene a mano, esto es todo: que ella está cerca,
cantando o tarareando, y que sigue dedicándose confiadamente a sus faenas en un segundo plano. Esto le
produce una sensación de seguridad.
Aunque él haga oídos sordos a las sugerencias de salir de casa, y aunque se resista a moverse cuando ella
lo instigue amablemente a cambiar de escena, al fin cederá gradualmente, si no lo urgen. Cualquiera que sea
la sugerencia, bastará con formularla una vez. Si él no hace caso... espere un poco. Lo único que no necesita
durante esas sesiones de preocupación típicas de Virgo es que lo acosen... o que le endilguen la carga
adicional de ver a la mujer que ama sumida en llanto porque su silencio y desapego han hecho que se sienta
desatendida, y por tanto compadecida de sí misma. La autocompasión es lo peor que la chica Carnero puede
darse el lujo de exhibir cuando su hombre Virgo se ha apartado temporalmente de ella, en el plano mental y
emocional. La paciencia, la dulzura, la ternura, el sólo estar allí para el caso de que él la necesite... he aquí los
ingredientes de la sutil alquimia que, infaliblemente, volverán a hacer brillar las estrellas titilantes en sus ojos
claros y serenos de Virgo.
Ella debe dejarse de buscar defectos (Aries es rápido para imitar, y puede copiar después de un tiempo el
síndrome crítico de Virgo), y en cambio debe hacer el balance de sus bienaventuranzas. Este hombre casi
nunca coartará su libertad, imponiendo limitaciones y restricciones innecesarias a sus actividades. (Ésta es
una actitud muy prudente, porque ella hará de todos modos lo que se le antoje, por puro resentimiento contra
la pretensión de dictarle cómo debe comportarse, a dónde debe ir y cuándo debe volver.) Pero es innegable
que a veces los comentarios punzantes y satíricos del hombre Virgo pueden herir profundamente a esta mujer
en el área sensible de su confianza en sí misma. Además, es posible que él no sea tan demostrativo como a
ella le gustaría que fuese... no en el ámbito de la intimidad sexual, sino en el de la comunicación y el contacto
cotidianos.
El afecto demostrativo no brota espontáneamente de Virgo, y es posible que deba cultivarlo
deliberadamente si desea conservarla, porque ella tiene una necesidad muy arraigada de muestras tangibles de
cariño (los pequeños detalles conmovedores, como los abrazos asfixiantes, un beso en la mejilla, un guiño
significativo desde el otro extremo de la habitación, o un apretón de manos inesperadamente fuerte). Si a su
relación le faltan estas pruebas constantes de amor, la beligerancia y la actitud desafiante de ella aumentarán
en proporción directa a la magnitud de su privación emocional.
La chica Aries es gregaria, afectuosa y demostrativa. Le agravia y le preocupa que el hombre que ama le
demuestre que de vez en cuando prefiere estar atareado en otras cosas sin la compañía de ella. Pero él necesita
disfrutar de más momentos de soledad que la mayoría de los otros hombres, porque en ausencia de ellos
pueden aumentar su quisquillosidad, su nerviosidad y su irritabilidad propias de Virgo. Aunque a la chica
Carnero no le resulte fácil entender realmente el hecho de que su hombre Virgo necesite disfrutar tan a
menudo de la intimidad y la soledad, podrá consolarse pensando que este hombre es mucho menos propenso
que los de cualquier otro signo solar a lastimarla flirteando con otra mujer cuando ella está ausente. Virgo,
como Aries, generalmente se enamora para siempre. Sí, ya sé que el amor eterno es tan raro que se lo puede
definir como un milagro. Pero si esperáis un milagro, lo conseguiréis... siempre.
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Hombre ARIES Mujer VIRGO
—Oh, dime que estás satisfecha —exclamó él. Era un niño encantador, ataviado con hojas
secas y con los jugos que rezuman los árboles;
pero lo más fascinante era que conservaba todos sus dientes de leche.
Cuando vio que era adulta, hizo rechinar las pequeñas perlas en dirección a ella.
Es triste, pero a menudo cierto. En algún momento de su relación con una mujer Virgo, el hombre Aries
sentirá la necesidad de demostrarle que sus ideales e ideas son sensatos, que es un ser emocionalmente
maduro... y, en general, tratará de despertar el entusiasmo de ella por sus planes, sus ambiciones y sus
sentimientos.
No se trata de que esto no la complazca, pero si es una Virgen típica, tal vez lo dejará con una vaga
sensación de que desaprueba de alguna manera lo que él ha intentado decirle. Y probablemente es así. Quizás
ella apoya de todo corazón la mayoría de las cosas que él proyecta e imagina, pero casi siempre habrá una
pequeña parte de su disertación que se le antojará descentrada, o insuficientemente meditada y construida. Así
son los Virgo. Descubren los eslabones flojos de la cadena y os lo advierten antes de que ésta se rompa.
Todos deberíamos estarles agradecidos por este pulcro hábito de señalar los defectos antes de que sea tarde,
para que el corolario y el resultado final de toda empresa sean aún más perfectos. La mayoría de las personas
sí valoran debidamente la capacidad de Virgo para extraer el orden sereno del desorden caótico. Pero no el
Carnero. A éste lo ofenderá tremendamente que ella no esté totalmente consagrada a sus ideales, sus emo-
ciones, sus indignaciones, sus sueños y su superioridad. Después de un tiempo, es posible que la acuse
coléricamente de no tener sensibilidad ni imaginación.
Está muy equivocado. Esta chica es dueña de una imaginación bella y sensible. Es posible que otros
niños hayan tomado sopa de «Pollo y Estrellas» durante años sin hacer un solo comentario, pero cuando ella
era pequeña, siempre exclamaba jubilosamente (silenciosa, tímidamente, para sus adentros, cuando nadie
podía oírla): «¡Oh, ved las estrellitas que flotan en mi sopa!». Cuando alguien le sirvió ginger ale una mañana
en una copa de cristal tallado, y ésta reflejó el sol, exclamó (interiormente): «¡Oh, qué maravilla! ¡Tengo un
arco iris en mis burbujas de jengibre!».
Como estos prodigios sólo se los susurraba a su mejor amigo secreto y quimérico, y pocas veces o nunca los
expresaba en voz alta, quienes la rodeaban mientras crecía se convencieron de que era terriblemente prosaica
y poco imaginativa... porque no hacía ostentación de su mente brillante y sus pensamientos íntimos. Entonces
apareció él, el apuesto y arrollador Carnero, y le hizo sentir que ella era un ser muy especial. Esto entibió su
frío corazón de Virgen, y la hizo sentir más segura que nunca de sí misma. Y ahora él la acusa, como todos
los demás, de no tener imaginación. ¿Insensible? Quizás el insensible es él.
Es posible que el mundo interior de esta mujer no esté poblado a toda hora de criaturas feéricas
imaginarias. Sin embargo, es un bello país de maravillas, porque descubre la belleza en las cosas
insignificantes y ordinarias. Cuando el hombre Aries que la adora sinceramente se da cuenta de ello, y deja de
gritarle y de menoscabarla, puede inducirla a abrir el cofre hermético de sus anhelos vehementes y sus
fantasías secretas y a exponer los unos y las otras a los cálidos rayos solares del afecto cariñoso, alentándola a
sacar sus temores al aire fresco, en lugar de retener sus sufrimientos dentro, donde pueden trocarse en
jaquecas y en toda clase de dolores y malestares y enfermedades físicas. Sí, ella aprenderá muchas cosas
valiosas junto a él.
Él también puede aprender mucho de ella. Por ejemplo, la atenta consideración para con los demás, el
sosiego y la dicha de servir (en lugar de ser servido). Esto es algo que ella le demuestra casi todos los días que
pasan juntos. Sin embargo él rara vez lo nota. No la ve sonreír dulcemente mientras él desea que un duende
mágico venga a ayudarlo a ejecutar un trabajo físico o a elucidar un problema que está rumiando
mentalmente. Ella se desliza tan mansamente en la confusión- que él apenas nota su presencia... y lo ayuda a
resolver las cosas sin que se lo solicite. También sin esperar elogios. La gratitud de él la pondría radiante,
pero no se la pedirá. Se limita a hacer lo que le aflora espontáneamente a Virgo cuando presta ayuda, así que
no pretende alabanzas, porque sus motivaciones no son el ego y el engreimiento. Igualmente, no estaría de
más que él lo notara, y que quizá dijera de vez en cuando, «gracias, cariño». Incluso podría decir «gracias por
amarme»... porque el amor puro de una mujer Virgo es un don inapreciable, que ella nunca da a la ligera.
Es hermoso encontrar en casa a una mujer Virgo cuando ella se estima a sí misma, es ella misma... y deja
que el Carnero al que ama sea él mismo. Si se trata de una Virgen típica, no es entremetida (¡no lo es en
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comparación con Aries!), y sin embargo es vivaz y simpática, una mujer que alegra la vida. Es circunspecta y
cortés y necesita mucho afecto (que nunca pedirá, así como no pide gratitud). Sí, a veces es criticona, pero
generalmente es por lo menos amable mientras discute trivialidades.
Cuando esta inteligente criatura femenina está melancólica y abatida por algún pequeño error que ha
cometido (los Virgo son muy propensos a la autoflagelación), el hombre Aries que la ama puede consolarla
recordándole que incluso el manso Nazareno cometió momentáneamente el error de perder su habitual control
«perfecto» cuando azotó a los mercaderes del templo. Además, tenemos también los «años perdidos» durante
los cuales las Escrituras no mencionan al humilde carpintero (en verdad, fueron bastantes). El Carnero puede
decirle a su preocupada dama Virgo que probablemente durante esos «años perdidos» Jesús clavó más de una
vez las tablas que correspondía clavar, en la carpintería de su padre, José... calculó erradamente los impuestos
que había que pagar a la Hacienda del César (o no llegó a tiempo a Belén para abonarlos en la fecha limite)...
se desgarró la túnica en una piedra filosa... se machacó el dedo del pie... se enfadó fugazmente con María
Magdalena... y cometió quién sabe cuántos otros desatinos menores y variados. Gracias a los rígidos censores
de las Escrituras, nadie lo sabe. Pero es posible hacer una conjetura espiritualmente aproximada. ¿Y quién es
ella, puede preguntarle entonces el Carnero, para pretender que el historial de su comportamiento humano sea
más impecable que el de un hombre tan sencillo y humilde como Jesús de Nazaret?
Quizás esto ayude a la mujer Virgo a comprender que en realidad la mayoría de las preocupaciones que
alimenta acerca de sus traspiés son superfluas. Y quizá la ayude a ver que la perfección no es un requisito
indispensable para aceptarse a sí misma, como ella supone tan a menudo.
Frecuentemente el amor físico entre el hombre Aries y la mujer Virgo lleva implícito un vaporoso encanto.
Estos dos suelen contarse entre las poquísimas personas que aún no han sido contaminadas, desde el punto de
vista sexual, por la sexualidad explícita que les refriegan a todos por la cara, les guste o no. El Carnero es un
idealista probado (y superceloso, además), en tanto que la vulgaridad y la chabacanería sexual o de cualquier
otro tipo enfría normalmente a la mujer Virgen. Ésta también preferirá que él no deje el frasco de la salsa
sobre la mesa del comedor. La selectividad proyecta sus destellos sobre muchas facetas de la existencia
humana, que abarcan los frascos de salsa, los armarios desaliñados y los cajones desordenados... para no
hablar del pensamiento chapucero y el intelecto embotado. El pensamiento de ella nunca es chapucero y su
intelecto nunca está embotado.
Sus actos sexuales reflejarán su idealismo recíproco y la búsqueda inconsciente de la pureza y la
inocencia. Esto no significa que, en el plano físico, sus relaciones amorosas carezcan de pasión. El Carnero
macho, regido como lo está por Marte, es la pasión personificada. Sin embargo, también es
conmovedoramente afectuoso, habitualmente atento a los pequeños detalles vinculados con la unión sexual...
y ella reaccionará ante esta cualidad suya con auténtico regocijo. Pero ella debe tener la precaución de no
criticar sus técnicas románticas y de no permitir que la objetividad innata de Virgo reduzca a cenizas la
inflamada expresión sexual que él le tributa con tanta confianza. A la inversa, él debe cuidarse de no herir la
delicadeza de Virgo, asegurándose siempre de que la ternura y la dulzura forman parte de su unión. También
convendrá que él no se enfurruñe ni se sienta tan ofendido en aquellas ocasiones en que ella prefiera
demostrarle su amor por vías distintas de las físicas. Es posible que la vitalidad de la energía sexual de él sea
muchas veces superior a la de ella, y cuando esto suceda él deberá recordarse a sí mismo que la paciencia es
una virtud que genera su propia recompensa, sumada a la recompensa de que ella vuelva a ser una mujer
cálida y amorosa.
Él sencillamente debe concederle tiempo para descansar un poco y refrescar sus deseos. Además, él
deberá saber que el entusiasmo de Virgo por hacer el amor siempre se diluirá en proporción directa a las
precauciones y los problemas enfadosos con que tropezó durante las horas previas... previas a la necesidad
que él experimenta de que ella se le entregue. En el mejor de los casos, los Virgo nunca sacrifican su
personalidad íntegra al amor. Los hombres Aries, sí. Y ésta es una diferencia básica entre ambos que habrá
que manejar con cuidado.
No obstante su afinidad natural en cuestiones románticas, estos dos podrían dejar que su romance
asumiera gradualmente la forma de un respeto mental mutuo, con menos imposiciones emocionales.
Ciertamente a su respeto mental mutuo no le falla nada, pero necesita algunas otras facetas brillantes para
activarse. Por ejemplo, la compenetración y la vibración emocionales recíprocas. De todos modos, es raro que
un Virgo o un ariano sea infiel, aunque se sienta frustrado en el plano romántico. No lo será sin una causa
colosal. Es igualmente raro, si se trata de modelos típicos de sus signos solares, que uno de ellos abandone o
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deje al otro, incluso en situaciones de grave hostigamiento... una vez que se han comprometido a venerarse.
Porque Virgo empieza por analizar la veneración, y después la define más como una responsabilidad que
como un sentimiento. Por tanto, cuando un Virgo resuelve renunciar a esa «responsabilidad», podéis estar
seguros de que la decisión de «cortar amarras» fue provocada por un agravio personal tan inconmensurable
que sólo dejaba como alternativa final la evasión o el colapso mental. El Virgo tiene poca o ninguna
inmunidad a las presiones mentales y emocionales persistentes y prolongadas.
El hombre Aries también se resiste a confesar que ha entablado una relación equivocada, pero por un
motivo diametralmente opuesto al de Virgo. Él sigue perseverando, no por «responsabilidad», como ella, sino
por «sentimiento». Al Carnero le resulta difícil imaginar que pudo equivocarse respecto del amor, una vez que
creyó en este de todo corazón. Este hombre se consagra por entero a todas las empresas, enfrenta con
vehemente tenacidad todos los desafíos... y el amor no es distinto de lo demás. ¿Acaso Romeo podía dejar de
amar a Julieta, o Julieta podía hartarse de Romeo? Claro que no. Así es como él lo entiende. Olvida que estos
dos amantes medievales murieron antes de cumplir veinte años, y que si hubieran vivido probablemente
habrían tenido su cuota de malentendidos y desacuerdos, porque eran humanos. Curiosamente, él es tan
perfeccionista respecto del amor como su mujer Virgo lo es respecte de todo menos el amor.
Ella actúa como si esperara que el amor tenga defectos, y por tanto no se sorprende demasiado cuando
éstos aparecen. Sólo en otros ámbitos de la vida sufre reiteradas desilusiones cuando descubre que las cosas
distan mucho de ser perfectas. A él le ocurre lo contrario. Puede tomar con displicencia los grandes
desengaños de la vida, pero al «amor» le exige la perfección. Estos dos encontrarán la base para entenderse en
un punto situado en una posición intermedia respecto de sus criterios extrañamente traspuestos.
Cuando aflora un problema grave en esta relación, generalmente lo que cercena el vínculo es la tijera
filosa de alguna presión exterior insoportable, y no la declinación de su amor. A veces se trata de la obsesión
casi fanática de ella por las obligaciones de su carrera o por los deberes del hogar. A veces se trata de la
ambición feroz y la determinación implacable de él que lo inducen a colocarla en último lugar, después de la
gran meta de su vida, o sea, de la cruzada por la conquista de su propia identidad. Entonces es posible que ella
experimente la compulsión irresistible de intervenir, criticando sus actitudes, ya sea en público o en privado.
Esto lo frustra, después lo humilla y finalmente lo encoleriza y le produce un furioso resentimiento marciano,
que a su vez congela en ella el deseo de ayudarlo y lo trasforma en un desapego helado y en una satisfacción
casi petulante por su desgracia. Entonces alguien tendrá que ceder... ¡enseguida! De lo contrario, sus
respectivas necesidades de afecto recíproco no tardarán en quedar a la zaga de sus respectivas necesidades de
salvaguardar el amor propio... y se separarán para buscar cada uno por su lado la paz espiritual que no
encontraron juntos.
Éste es el aspecto negativo. El aspecto positivo consiste en que este hombre y esta mujer pueden reparar la
cuerda de plata que los une cada vez que se rompe... con el mágico poder terapéutico del amor. Pero sólo
cuando él define el amor como generosidad y como conciencia de las necesidades de ella... y sólo cuando ella
define el amor como confianza y entusiasmo espontáneos por los sueños de él. Una vez que estos dos
consigan poner en orden sus definiciones, su amor podrá durar... y las pequeñas grietas que repararon con
consideración mutua ni siquiera se verán. A menos que la Virgen siga inspeccionándolas con una lupa... o que
el Carnero vuelva a descompaginarlas impulsiva y descuidadamente. El amor se parece a una preciosa obra de
arte: es frágil y delicado... mucho más bello e inmensamente más valioso cuando está oreado por los años.
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ARIES LIBRA
Fuego - Cardinal - Positivo Aire - Cardinal - Positivo
La relación ARIES-LIBRA
Así que con ocasionales altercados, pero en general jubilosamente, se acercaron al País de
Nunca Jamás; porque después de muchas lunas llegaron a él, y lo que es más, siempre
habían estado viajando casi en línea recta.
Es posible que los Libra que lean este capítulo aleguen que no he sido justa con ellos, porque yo a mi vez soy
Aries. (Siempre alegan que alguien no ha sido justo con ellos.) ¿Acaso los temerarios Carneros envidian la
maravillosa tranquilidad de la que disfrutan las personas regidas por Venus cuando la balanza de Libra está
perfectamente equilibrada, como ocurre a veces? No. Los Carneros no envidian la tranquilidad de Libra,
aunque la astrología insiste en que eso es lo que deberían hacer, porque los dos signos solares están situados
en extremos opuestos de la rueda kármica de la vida, y por consiguiente a cada uno de ellos le falta lo que
tiene el otro. Por lo menos, el ariano típico nunca confesará abiertamente que envidia a Libra, aunque
secretamente a los Carneros les gustaría imitar el bello equilibrio de Libra, plácido y sosegado. La palabra
«equilibrio» es un derivado de la palabra «libra». O viceversa, la palabra «libra» es un derivado de la palabra
«equilibrio». Sea como fuere, la palabra y el signo solar están asociados. Para un Libra no hay nada más
importante que el equilibrio. Odian perderlo. A pesar de lo cual lo pierden a menudo.
Una de las veces que el Carnero envidia secretamente al Libra es cuando una persona Aries toma una
decisión súbita, a la manera marciana, y después se ve obligada a enfrentar el inevitable trauma emocional
antagónico, de tipo Libra, que siempre se produce. He procedido bien o mal? ¿Debí haber dicho «sí» o «no»?
Creedme, la indecisión ariana a posteriori es mucho más dolorosa que la indecisión a priori que padecen los
Libra... y ciertamente es menos constructiva que ésta.
Nadie puede ser más simpático, inteligente y optimista que los Libra que controlan cabalmente sus
balanzas. Son sencillamente geniales para lograr que los grupos humanos se fusionen armoniosamente y
para mitigar las tensiones (cuando ellos no están personalmente implicados). Los hombres y mujeres
arianos admiran y respetan a Libra por estas virtudes típicas de Venus de las que ellos mismos carecen.
Pero Aries también es el signo solar opuesto a Libra, y por tanto los Libra también deben admirar y
respetar las virtudes marcianas. ¿No suena esto como si fuera una orden?
Una de las diferencias más notables entre Aries y Libra consiste en que el aserto más -sencillo de Aries
suena, quién sabe por qué, como una imposición. Incluso cuando los Carneros formulan una pregunta, a
menudo te parece que no te están interrogando sino mandando. Por otro lado (debemos tener la precaución de
contemplar el anverso y el reverso del problema, puesto que se trata de la balanza)... por otro lado, cuando los
Libra regidos por Venus formulan una pregunta o un aserto, se las ingenian para cautivarte y hacerte olvidar
tu sentido común, dejándote vulnerable e indefenso.
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Poco importa si el Libra pregunta: «¿Por qué eres siempre tan ignorante, cariño?», o comenta: «Lo que
haces revela tu completa falta de educación»... en uno u otro caso evocará un tono musical con
reminiscencias empalagosas. Esas voces de Venus, suaves como la pelusa de un rabo de conejo, generan
imágenes de jarabe de arce derramado en cuencos de miel. Ésta es la razón por la cual Libra puede discutir
durante horas con Aries y dejar la impresión de que el Carnero ha sido intolerablemente grosero y
testarudo, en oposición a la lógica afable y sensata de Libra. ¿Y esto qué es, si no una injusticia? No es
extraño que los Libra se conviertan en abogados fabulosos, de esos que ganan todos los debates orales ante
el jurado, en la sala de audiencias. Si un abogado Libra puede hacer lo que se le antoja con un juez
implacable y puede conquistar a un conjunto de jurados indiferentes, imaginaos lo que sucede en un torneo
de ingenio entre Libra y el Carnero impulsivo, irritable y emocional. No existe competencia posible.
Tal vez el Libra acusará a los Carneros de ser demasiado precipitados e incapaces de emitir un juicio
cabal, de embestir atropelladamente sin pensar en las consecuencias... para recordarles luego cuán bello es
el símbolo de la Justicia con su Balanza perfectamente equilibrada.
ARIES: Sí, pero si tiene los ojos vendados, ¿cómo puede distinguir el bien del mal? LIBRA: Usa la
venda sólo para precaverse del prejuicio, cariño.
Es posible que entonces Aries le pregunte a Libra si conoce la fábula del asno que se murió de hambre
porque colocado entre dos prados de trébol, no atinó a decidir en cuál de ellos pastaría primero.
Finalmente, el hombre o mujer Libra sonreirá... y cuando el Carnero está bajo la influencia de la rutilante
aura de Venus, el fuego de Aries se extingue con un último chisporroteo. A los Carneros francos y
cordiales les resulta difícil resistirse a una sonrisa y una palabra amable, y son demasiado ingenuos para
sospechar que Libra utiliza la seducción como arma contra ellos. Sin embargo, esto es lo que hace Libra.
En esta relación, el Libra se mantendrá casi siempre sereno y equilibrado. Pero cuando la agresividad del
Aries se torne intolerable, posiblemente producirá en esta persona por lo general afable el mismo efecto que la
acumulación de tensión produce en el cielo: una tormenta eléctrica. Todos los instintos de Libra rehúyen la
confrontación desagradable, pero cuando él (o ella) se sienta seriamente amenazado, reaccionará
enérgicamente, a veces incluso impulsivamente, aunque sólo sea con el fin de recuperar la calma. Esto puede
parecer un poco confuso, pero si queréis elucidarlo deberéis aplicar la lógica de Libra. Lo mejor que puedo
hacer es decir que, desde el punto de vista de Libra, el fin siempre justifica los medios. Por lo menos en esto
contará con la aprobación de la mayoría de los Carneros.
En realidad, con el respeto que siempre se debe al signo solar opuesto del propio, los Carneros admirarán,
aunque de mala gana, el discernimiento de Libra y, secretamente, desearán tenerlo. Aries sabe que Libra es
justo y lógico, y que piensa con lucidez. El hombre o mujer Aries sabe que las decisiones de Libra son casi
siempre correctas, pero el Carnero puede ponerse un poco nervioso mientras observa cómo Libra las toma. La
sola palabra «decisión» les produce prurito a la mayoría de los Libra. A los Aries los deja indiferentes. ¿Hay
que tomar una decisión? Estupendo. Arrojas una moneda o una pluma... o te limitas a hacer lo que te parece
instintivamente correcto, y después te olvidas. Éste es el lema de Aries. Zambúllete sin vacilar. (Si no hay
agua en la piscina, los Carneros se despellejan el mentón contra el cemento, pero les bastará con aplicarse un
apósito y después retomarán su camino con entusiasmo.) No se trata de que Aries no capte el valor potencial
del «camino intermedio» agradable y seguro que Libra desgasta hasta convertir en una zanja, pero el Carnero
prefiere arriesgarse de cuando en cuando por el sendero de la derecha o la bifurcación de la izquierda... para
ver qué ocurre. Es emocionante. Y ésta (miremos la otra cara del asunto) es una de las cualidades que Libra
admira en el signo solar opuesto, el de Aries. En ambos casos el efecto es el mismo.
Si deseáis medir los conocimientos astrológicos de una persona, preguntadle cuál de estos dos signos solares
tiene un carácter más violento. Antes de sacar conclusiones precipitadas, pensad. Libra es Aire y Aries es
Fuego. El Fuego parece más volátil y violento que el Aire, pero entre los tres signos de Aire, Libra es el
cardinal... y cardinal significa «líder», entre otras cosas. Aries también es cardinal, pero debéis recordar que
en la Naturaleza el aire no es un elemento tan inocente como parece, cuando se pone agresivo. ¿Alguna vez
habéis presenciado un tornado, un ciclón o un huracán agradable, sosegado, «no violento»? El vapor sereno,
compuesto de «aire» húmedo, que brota del pico de una tetera, puede trasformarse en una fuerza
suficientemente poderosa como para destripar el suelo en muchos kilómetros a la redonda. Pensad también
que el principal componente del aire es el nitrógeno. El nitrógeno puede ser un gas inerte, pero es la razón
capital por la que los explosivos estallan. Entonces... ¿quién tiene el temperamento más peligroso, Aries o
Libra? Decididlo vosotros. Yo no pregunté cuál es el que hace más bulla cuando se enfada. Pregunté cuál es el
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más peligroso. Si estudiáis detenidamente este párrafo, comprenderéis por qué la gente se queda perpleja
cuando la mayoría de los libros de astrología, al referirse al hecho de que Venus rige a Libra, describen a
todos los Libra como individuos pacíficos, afables, bellos, dulces y serenos. Son todo esto... durante la mitad
de su tiempo. Y supongo que debo confesar que Aries se beneficiaría si tratara de imitar algunos de estos
rasgos positivos de la personalidad de Libra.
A veces estos dos discutirán instintivamente, pero para ser justos, diremos que cuando estalla un conflicto
entre un Libra y un Carnero, lo que pretende el primero (generalmente) es ganar y lograr eventualmente el
imperio de la paz y la justicia. Lo que pretenden los arianos en la mayoría de las disputas es (generalmente)
ganar y demostrar que tienen razón (aunque estén equivocados) para satisfacer el considerable ego de Marte.
Una asociación entre Aries y Libra, influida por la configuración de signos solares 7-7, es en la mayoría
de los casos una experiencia afortunada para ambos. Pero si existe un aspecto Sol-Luna negativo entre sus
horóscopos, puede generarse algunos períodos fogosos y ventosos de tensión y conflicto. Con un intercambio
astral armonioso. Libra suministrará una rica atmósfera de libertad de pensamiento y acción que nutrirá
fecundamente la confianza de los Carneros en sí mismos. Generalmente el Libra típico tratará a Aries con
dulzura, y rara vez con despotismo o palabras duras... y ésta es una actitud ideal para sacar a la luz lo mejor de
la naturaleza marciana, para hacer florecer las cualidades más valiosas del Carnero. En lugar de empeñarse en
imponerle a Aries una pauta determinada de comportamiento, Libra reconocerá muy a menudo la
individualidad ariana y la respetará.
Movido por el instinto natural a imitar al signo solar opuesto, el Carnero descubrirá frecuentemente que la
relación con un amigo, pariente, socio, amante o consorte Libra le permite conservar intactos el coraje y el
ímpetu marcianos, pero mitigados y adaptados a una pauta más tolerante y equilibrada, la pauta de Venus. A
la inversa, el hombre, la mujer o el niño Libra descubrirá que en presencia del amigo, pariente, socio, amante
o consorte marciano su vacilación se transforma gradualmente en una decisión más firme, a la que la
ambición ariana le inspirará metas: superiores; tanto en el ámbito personal como en el público. Como les
sucede a todas las vibraciones 7-7, esta combinación funciona mejor cuando está compuesta por dos personas
de sexo opuesto. Cuando se trata de un Libra y un Carnero del mismo sexo, la relación será perturbada a
menudo por un sentimiento reiterado de envidia, rencor y competencia (a menos que los soles, lunas y ascen-
dentes de ambos se encuentren en un aspecto armonioso en sus respectivas natividades).
El Carnero deberá procurar entender que el Libra experimenta la necesidad muy concreta de conservar su
energía y no derrocharla injustificadamente, como Aries se siente impulsado a derrochar muchas veces la
energía marciana. Así es como Libra mantiene su equilibrio físico y emocional, y su comportamiento no debe
atribuirse a la pereza. Cuando el Carnero trata sinceramente de ver ambas caras de cualquier desinteligencia
que se plantea entre los dos, y realiza un esfuerzo auténtico para comprender la idiosincrasia venusina de
Libra, el hombre o mujer Libra le devolverá el favor con mucho afecto y con un alegre estímulo, que
levantará considerablemente el ánimo de Aries. Los Libra prefieren con creces mostrarse alegres y afables en
lugar de malhumorados y discutidores, siempre que Aires juegue limpio con ellos.
Alguien comentó una vez que los Libra son la prueba concreta y viviente de la reencarnación, porque
nadie podría hacerse tan «imposible» en una sola vida. Enunciadle esta teoría a un Libra y contestará: «Oh, he
oído decir eso de los Aries, pero no de Libra. ¿Acaso el símbolo de Libra no es la balanza de la Justicia y la
Verdad? No veo nada imposible en el hecho de tratar de ser razonable. Por otro lado, Aries es un signo muy
irrazonable, y creo que...» A esta altura, un Carnero inteligente le ofrecerá al hombre o mujer Libra un trozo
de pastel de queso. El Libra volverá a ser todo sonrisas y dulzura (a los Libra les encantan las golosinas), y la
discusión habrá terminado. Tanto mejor, porque de todas maneras el Carnero no podría haberla ganado.
Además, a la larga generalmente conviene perder una discusión con un Libra, porque el juicio de Venus es
casi siempre correcto. Después de sopesarlo y medirlo y balancearlo —y discutirlo y debatirlo— tan
interminablemente, claro que debe serlo.
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Mujer ARIES Hombre LIBRA
—Wendy —continuó él, con una voz a la que ninguna mujer ha podido resistirse jamás—.
Wendy, una chica vale por veinte muchachos...
—Creo que eres extraordinariamente amable —respondió ella. También dijo que si a
él le gustaba le daría un beso.
Como he mencionado en otro tramo de este capítulo, Libra y Aries ocupan lugares opuestos en la rueda
kármica de la vida. La regla astrológica estipula que a usted lo atrae fuertemente el sexo opuesto del signo
solar opuesto, pero que normalmente no se lleva demasiado bien con el mismo sexo de ese signo.
Aparentemente, entonces, la mujer Aries y el hombre Libra deberían ser amantes natos, destinados a vivir
felices por siempre jamás.
Son amantes natos, porque la química es la correcta. Pero pueden no estar destinados a vivir felices por
siempre jamás, a menos que exista entre ellos una relación armoniosa Sol-Luna, en cuyo caso podrían seguir
siendo tórtolos durante toda la vida, si ellos así lo desearan. De lo contrario, con un aspecto Sol-Luna
discordante en sus respectivas cartas, la relación puede ser explosiva. Es posible que se toquen —
tiernamente— pero no pasará mucho tiempo antes de que se vayan... en direcciones opuestas, y que terminen
como empezaron. En oposición.
Los astrólogos pierden el tiempo cuando no cesan de mencionar que el hombre Libra tienen un atractivo
fatal para las mujeres. Este atractivo lo cultiva, con éxito instantáneo, desde que tenía trece años (o menos), y
cuando lo halagan se limita a exhibir la sonrisa Libra, con un par de hoyuelos, y murmura: «Cuéntamelo todo,
preciosa». Muy bien, así que tiene conciencia de las ventajas que Venus le ha conferido. De lo que quizá no
tenga tanta conciencia es de que su encanto puede trocarse en una maldición cuando se mezcla con una mujer
Aries. (Nadie se enreda nunca con un Aries, sino que se mezcla.)
La larga fila de mujeres que hacen cola detrás de él en todos los lugares donde va, convertirá a la chica
Aries que era un manso cordero en un Dragón que despide fuego por las orejas. Los celos marcianos son a
menudo irracionales, y paralizan la estrategia de Venus. Sin embargo, es posible que antes de decidirse a
abandonarla porque le estropea la diversión, el hombre Libra medite acerca de la palabra «amor». Cuanto más
tiempo pase una emoción almacenada dentro y desarrollándose en profundidad, tanto más poderosa y
satisfactoria será. (La prueba la encontraréis leyendo The French Lieutenant Woman.) El amor, cuando se lo
reprime, y después se lo desahoga plenamente en un momento especial, con una persona muy especial, puede
traer la paz espiritual junto con el éxtasis físico. Dos errores comunes de Libra consisten en enamorarse del
amor y en contraer matrimonio por el matrimonio mismo. Ella puede ser bella y deseable, pero si no es
suficientemente espabilada como para discutir con él y desafiarlo, la refinada mente de Libra se herrumbrará.
Es imposible que esto ocurra con una chica Aries. Ella le suministrará todas las discusiones que necesite... y
suficientes desafíos mentales como para llenar varias vidas.
Cuando el hombre Libra se impaciente y desee discurrir —solo y libre— por donde pueda aceptar
nuevamente los favores de un harén, es difícil que la mujer Aries le pregunte tímidamente por qué parte. Lo
más probable es que le grite: «¿A dónde crees que vas, Charlie?». Él le contestará que se va a buscar otro
caracol, porque la playa está llena de ellos. Ella podría recordarle, entonces, que los caracoles están vacíos.
Tendrá más probabilidades de triunfar (que es lo que todos los Carneros desean constantemente) si en lugar de
montar una pataleta emocional (que tal vez lo asustará y lo hará huir tan rápidamente que olvidará llevarse sus
cassettes de música clásica y su albornoz favorito de angora celeste), frena su mal carácter marciano y utiliza
como arma la lógica Libra de él. Lo cual es muy justo. pues él siempre la utiliza contra ella.
«Escucha, cariño. La vida es algo más que una larga fiesta de vino, mujeres y canciones. Mientras te
embriagas con una sucesión constante de aventuras pasajeras, recuerda que cuando has terminado de verter
todo el vino, sólo te queda la botella vacía. Entonces termina la fiesta. Por supuesto, siempre te queda el
recurso de volver a llenarla a partir de tu fuente inagotable, ¿no es cierto, tesoro mío? ¿Tu capacidad de amar
es realmente inagotable? ¿Por qué no encauzas algunos de los anhelos románticos que sabes expresar tan bien
(esto sale mejor si ella tiene puesto el albornoz de angora celeste de él... sobre todo lo que sigue) por otros
canales creativos, como el arte, la música, la literatura o el teatro? Yo podría ayudarte. Mi cerebro es tan
brillante como el tuyo, aunque nuestros cuerpos sean distintos... porque tú eres hombre y yo soy mujer.»
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Es indispensable recordarle esto último. Cuando a un hombre Libra lo inducen a pensar en las diferencias
entre los sexos, queda más o menos inerme. Claro que es difícil que la ariana típica tenga la paciencia
necesaria para aceptar el consejo precedente. Lo más probable es que le grite: «¡Vete! ¿Al fin y al cabo quién
te necesita?», y que lo empuje fuera, dé un portazo, eche llave, arroje los cassettes y el albornoz por la venta-
na... y luego pase toda la noche en vela, derramando lágrimas de cólera frustrada y de arrepentimiento. Pero
de todas maneras me pareció oportuno incluirlo, para aquellas chicas Aries que creen tener suficiente
madurez emocional como para no perder los estribos con este hombre. Realmente es la única forma de
entenderse con Libra. Con equidad, lógica y razón. Sin fuegos de artificio. Éstos alteran el sentido de la
armonía del Libra y rompen su equilibrio, que de todas maneras siempre vacila peligrosamente, en el mejor
de los casos. Además, si leísteis la sección inmediatamente anterior a ésta, recordaréis que a los signos de
Aire se los puede azuzar hasta hacerles adoptar una conducta huracanada que hará correr en busca de refugio
incluso a un Carnero.
Esta fusión de Aire y Fuego entre Aries y Libra tiene tantas cualidades positivas que es una lástima que
pasen tanto tiempo riñendo por trivialidades. La mujer Aries típica no busca un atleta. Anhela un amante que
tenga los bíceps en la mente. La mente del hombre Libra los tiene. Él la estimulará y desafiará en el ámbito
intelectual y en el emocional. Bastará que ella elija un tema, y él tendrá un millar de cosas para decir al
respecto, en pro y en contra. Puesto que a ella la atrae una pizca de discusión, disfrutará sinceramente de las
polémicas que han de entablar, siempre que ambos se ciñan a las reglas y se abstengan de aporrearse en sus
complejos o de pisotear sus respectivos talones de Aquiles, delicados y sensibles. A él le resultará más fácil
que a ella seguir este consejo. El tacto y la cortesía son virtudes naturales de Libra, pero a Aries le cuesta
mucho ser considerado con el prójimo.
Esta mujer no es básicamente egoísta: es atolondrada. En verdad nunca se propone ser grosera ni cruel, y
menos aún con el hombre que ama. Sencillamente no piensa ni cuenta hasta diez antes de decir lo que piensa.
Y sus pensamientos pueden ser muy prejuiciosos. No olvidéis que Aries es el signo solar del dictador
benévolo, para ambos sexos. Los dictadores benévolos se preocupan sinceramente por la gente, son
comprensivos, generosos y fieles a la causa del bienestar general. Pero no se molestan en preguntarle a las
personas que defienden tan lealmente qué es lo que ellas desean. Esto no importa. Al igual que el dictador
benévolo, Aries cuidará que la gente reciba lo suyo, sin preocuparse por averiguar si esto es lo que los demás
desean... porque Aries sabe mejor que la gente qué es lo que a ésta le conviene. El afecto y la arrogancia
pueden formar una combinación frustrante, pero todos los signos de Fuego la poseen, y por ello sus amigos,
parientes y amantes los quieren a ratos, y a ratos desean estrangularlos.
Cuando alguien le señala a un chica Carnero que es irrazonable e impulsiva, y se lo hace notar con tacto,
delicadeza y afecto, ella nunca deja de escucharlo, ve rápidamente dónde residen sus errores (todo lo hace
rápidamente) y se esfuerza por complacer a su interlocutor, introduciendo cambios drásticos en sus ideas
iniciales. Cuando le ordenan que no siga por el camino errado que ha elegido, o la obligan a detenerse, es
imposible hacerla desistir. Esto se parecería demasiado a un retroceso, y Aries nunca, nunca jamás, retrocede.
¿Cómo podría retroceder Marte, el planeta de la guerra en persona? Esto no sucederá nunca. Como Marte es
su regente e influye sobre todas sus motivaciones, su estrategia y su comportamiento, no se puede pretender
realmente que esta dama acepte con docilidad la subyugación o una crítica áspera. Si alguien puede
transformar a la mujer Carnero en un corderito manso (además de Leo... y a veces Géminis, Sagitario y Acua-
rio), éste es el hombre Libra. Él la rectificará amablemente y tratará de hacerle ver sus errores con afecto y
ternura. Y nueve veces de cada diez lo logrará como por ensalmo. La décima vez lo mejor que podrá hacer
será dejarla en paz y considerarse afortunado. No se puede ganar siempre. El problema consiste en que a
Libra le gustaría ganar siempre... en todos los debates, discusiones, controversias, disputas y desacuerdos. Y
lo mismo vale para Aries. De modo que si uno de ellos no acepta la derrota de buen grado por lo menos
algunas veces, nunca habrá paz en su relación... y la paz es lo que el hombre Libra necesita tan
desesperadamente como la mujer Aries que él ama necesita la emoción.
Ella saldrá beneficiada si procura darle la paz que necesita, porque entonces parte de ésta la envolverá
también a ella en sus nubes sutiles, y mitigará sus desengaños y apaciguará sus temores al rechazo. Él también
saldrá ganando si trata de suministrarle a ella la emoción que necesita, porque ésta lo arrancará de los trances
de letargo propios de Libra y mantendrá el equilibrio oscilante de su balanza.
El optimismo irreductible del hombre Libra (irreductible cuando su balanza no está deprimida por un
desasosiego fútil) hará vibrar espontáneamente una cuerda consonante en el corazón de la mujer Aries, porque
armoniza con la fe luminosa de ella en el mañana. La confianza ingenua de la ariana en el hecho de que todo
aquello en lo que crea con suficiente vehemencia y durante un lapso sucificiente deberá materializarse
infaliblemente, generará en él el mismo tipo de reacción, y a menudo lo conmoverá hasta las lágrimas (porque
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es un sentimental). A ella le gustará este sentimentalismo. Precisamente por esto se enamoró de él: porque
encarna la combinación de fuerza y ternura que ella busca.
Pero cuando él entre en uno de sus trances de reposo ella se impacientará y lo acusará de ser un holgazán,
porque no comprenderá que su naturaleza regida por Venus necesita descansar entre largos períodos de
actividad febril. La naturaleza de ella es distinta: su metabolismo está tan cargado de vitalidad que apenas
necesita descansar... o por lo menos esto es lo que a veces le parecerá a él.
Las dos cualidades que ella más estima en él son la bondad y la cordialidad. O sea, precisamente las
mismas cualidades que él más estima en ella. Ambos son bondadosos, ambos son cordiales. En un mundo
lleno de seres fríos, desapegados, indiferentes, éste no es un detalle desdeñable... y constituye un cimiento
sólido para su relación.
Como se trata de una configuración de signos solares 7-7, serán muy pocas las disputas entre el hombre
Libra y la mujer Aries que estallarán al entrar en la alcoba o al salir de ésta. (Sobre todo si ella le compra un
colchón de agua de dimensiones superiores a las normales.) Para el hombre Libra, el hecho de flotar rumbo al
romance o al país de los sueños entre los blandos repliegues de uno de estos artefactos ondulantes y
ondulados tiene mucha semejanza con la imagen que él se ha formado del cielo. Es posible que riñan en la
cocina, en el despacho, en el jardín, en el sótano, en el garaje... pero cuando llegue la hora de darse las buenas
noches con un beso harán las paces. La reconciliación fundada sobre la atracción sexual que existe entre ellos
puede no ser, empero, eterna (sin la ayuda de la armonía Sol-Luna). El es dulce, poético, considerado,
seductor y romántico, todo lo cual le hace correr a ella ligeros estremecimientos por la columna vertebral,
desde lo alto de su dura cabeza hasta la punta de los ajetreados dedos de sus pies. Al principio su relación
física parece la expresión tangible de todas las canciones de amor que ella soñó mientras esperaba que se
corporizara el paradigma de virtud que había imaginado en el corazón.
He aquí el problema. Corporizar a este hombre. Libra tiene un enfoque mental, ligero y etéreo del sexo.
Los hombres Libra buscan ideales refulgentes y experiencias delirantes de expresión erótica y sensación
sensual, a veces tan delirantes, a veces tan remontadas por las alturas, que ella anhelará encontrar algo sólido
de donde cogerse. Por ejemplo, dos brazos cálidos y una pasión ardiente que puedas tocar, además de soñar.
El amor etéreo y la respuesta sexual estética pueden dejar a Aries un poco frío. Las mujeres Carnero necesitan
mucho afecto tierno y una sexualidad fogosa para sentirse completamente satisfechas en la relación física. Es
posible que con este hombre ella se sienta al final un poco vacía. Falta algo. No puede especificar qué, con
exactitud. Quizás el último verso de la canción. Si ella tiene la Luna en Libra, Géminis. Acuario, Sagitario o
Leo, o si él tiene su signo lunar en Aries, Sagitario, Leo. Géminis o Acuario, tal vez aparecerá el verso
ausente. Si la Luna de uno de ellos estaba en cualquier otro signo astrológico a la hora del nacimiento,
probablemente les costará trabajo encontrarlo. Pero la búsqueda del verso será deliciosa.
El hombre Libra que aprendió de memoria en la escuela la vieja canción infantil que decía: «Peter, Peter, el
comedor de calabazas / no podía guardar a su mujer / la metió en una corteza de calabaza / y allí la guardó
muy bien», deberá consultar a la autora de los versos. Porque la mujer Aries no se quedará dentro de una
corteza de calabaza mientras él se desliza por la ciudad, seduciendo a todas las chicas... ni mientras se oculta
en la biblioteca, para pulir su intelecto. Tratándose de ella, no deberá esperar que el matrimonio equilibre los
platillos de su balanza... a menos que consista en una completa asociación mental y emocional. Igualmente, si
el Libra es honesto, comprenderá que ésta es la relación que él mismo necesita. Cuando hayan cesado todas
las fiestas.
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Hombre A RI E S Mujer LI B RA
—¡No abriré si no hablas! —gritó Peter.
Entonces por fin la visitante habló, con una hermosa voz tintineante. —Déjame entrar, Peter.
Era Campanilla, y él le quitó rápidamente la traba a la puerta.
Generalmente a la chica Libra no le resulta difícil persuadir al Carnero para que le quite la traba a la
puerta o a su corazón y la deje entrar. Él es como masilla entre sus manos hermosas, salpicadas de hoyuelos, y
como sabéis, normalmente los Carneros no son masilla en las manos de nadie. Los hombres Aries no están
hechos de masilla maleable.
Están hechos de hierro y acero (los metales asociados con el signo solar Aries). Pero ante la dama Libra, se
derretirá como un muñeco de nieve en verano. No puede resistir su encanto, la forma en que ella elogia todas
las maravillosas cualidades que él tiene perfecta conciencia de poseer pero que (según le parece) los demás
siempre pasan por alto... no puede resistir la innegable química sexual que los une, y la dulzura femenina de
ella. (Éste es el comienzo. Más adelante, él experimentará unas cuantas sorpresas respecto de su «dulzura
femenina».) Además, probablemente es muy bella (la mayoría de las mujeres Libra lo son), con una sonrisa
empalagosa como la algarroba, y a todo ariano le gusta tener una amante o esposa que despierte la envidia de
los otros hombres. Necesita estar orgulloso de la mujer que ama, poder exhibirla y jactarse de ella. Quiere que
siempre luzca más atractiva y espabilada que las otras mujeres para que sea obvio que él ganó el primer
premio en la feria del amor. (Los Carneros, veréis, tienen esta obsesión innata por el triunfo.)
Puesto que probablemente ella es superior a muchas otras mujeres —superinteligente y prodigiosamente
hermosa, curvilínea y así sucesivamente— llenará todos los requisitos marcianos, y al comenzar la relación
todo será miel sobre hojuelas.
Pero es posible que la mujer Libra enamorada de un hombre Aries sienta, más adelante, que la
desequilibran con frecuencia. Dada la forma casi neurótica en que reacciona cuando la obligan a actuar
instantáneamente, antes de que ella esté totalmente segura acerca de lo que desea hacer, el hecho de tener un
amante o marido impaciente que le grita: «Vamos, qué es lo que deseas, ¿sorbete de piña o pastel de piña? Al
camarero le crece la barba mientras espera que te decidas», puede ser causa suficiente para que su relación
sufra algunas crisis tempestuosas. Este hombre pretende que ella haga las cosas ahora, inmediatamente, aun
antes si es posible, aunque a menudo él pida a último momento aquello que desea. «¿Quieres que lo haga hoy,
cariño —preguntará ella—, o puedo dejarlo para mañana?». (Ya se trate de llevar el suéter rojo favorito de él
a la tintorería o de mecanografiarle su libreta de direcciones para que tenga otra copia si la extravía. Él
siempre extravía las cosas.) «Hoy —contestará él—. Quiero que lo hagas hoy.» (Si hubiera querido que lo
hiciese al día siguiente, se lo habría pedido al día siguiente.) En verdad, a la mayoría de los Carneros les
gustaría que todo lo que «solicitan» se hiciese ayer.
Este tipo de razonamiento marciano, ilógico e impaciente, puede ofuscar la delicada psiquis venusina de
ella. Podría preguntar: «¿No te parece más sensato planear con anticipación y tratar de hacerlo mañana?». Y
entonces lo oiría vociferar: «¡No discutas conmigo! Limítate a hacer lo que te digo... por favor». Si él tiene un
signo lunar o ascendente más afable, agregará el «por favor»... si no, se conformará con espetar las órdenes
alegremente, desconsideradamente, sin sospechar siquiera que su comportamiento es irrazonable y un poco
semejante al de un niño malcriado.
Conozco a una esposa Libra que le hizo a su marido Aries un regalo de cumpleaños confeccionado por
ella misma. Un tapiz de terciopelo y raso, con una gama de rojos tipo camión de bomberos, propios de Marte,
en el cual había bordado la frase: «Dios mío, concédeme el don de la paciencia... pero deprisa». Él quedó
encantado. Ésta es una de las virtudes del ariano típico: sabe reírse de sí mismo y casi nunca se molesta
cuando le señalan sus defectos (amablemente, y no hoscamente o con actitud severa y crítica). Pero es
necesario señalárselos de cuando en cuando. Apenas el Carnero se dé cuenta de que se está comportando de
manera egoísta, pedirá disculpas y prometerá no reincidir, después de lo cual volverá a las andadas una vez...
y otra... y otra. Al hombre medio regido por Marte no le resulta difícil disculparse. Éste es uno de sus rasgos
más admirables. Aries se apresura a confesar una falta y a cargar con la culpa, pero no se apresura tanto a
desistir de la mala costumbre por la que se disculpó con tanta franqueza y generosidad. Igualmente, el hecho
de poder admitir los propios errores y empezar de nuevo es una auténtica virtud. Él lo intenta. No siempre lo
consigue, pero Dios sabe que lo intenta.
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Ella también se disculpa dulcemente. Libra, como Aries, rara vez se resiste a confesar sus faltas y a
manifestar de buen grado su arrepentimiento. En verdad, quizá sea demasiado propensa a confesar sus
errores... o tal vez sería más apropiado decir que puede estar demasiado dispuesta y pronta a decidir que lo
que ha pensado (o hecho) puede haber sido incorrecto. Si lo ha ofendido de palabra o de hecho, se
preocupará y tratará de encontrar la forma de expiar amablemente su culpa. En su relación con este hombre
será un fenómeno muy frecuente. Me refiero al de la expiación: se disculpará y expiará la culpa de haber
herido sus sentimientos, porque este hombre es ultrasensible. Quiere que todos lo estimen, e incluso que lo
amen: su familia, sus amigos, los extraños... y naturalmente la mujer de su propiedad. (Ésta es más o menos
su forma de pensar: ella es de su propiedad. como si se tratara de un regalo especial, excitante, precioso,
largamente esperado y largamente anhelado, que encontró por la mañana al pie de su árbol de Navidad.) Los
hombres Aries pueden ser desmedidamente egocéntricos, sin proponérselo. Ella asimilará gradualmente esta
idea, pero en el ínterin, su delicadísima sensibilidad venusina recibirá más de un disgusto.
Ella intentará desplegar todos los poderes de la lógica y la persuasión de Libra para hacerle entender que
no todo el mundo puede amarlo. Pero sus argumentos harán poca mella en el Carnero. Éste no entenderá por
qué sus peores enemigos no lo estiman y lo admiran, sin que importe lo que él dijo o hizo para
encolerizarlos. Deberían comprender que él tenía razón, al fin y al cabo... y que no alimentaba ninguna mala
intención. Se limitaba a defenderse de algo malo que ellos le habían hecho a él. ¿Por qué no son más
cordiales? ¿Por qué no se dan cuenta de que él está arrepentido de haber hablado irreflexivamente y de que
ya ha olvidado su ira? El Carnero pretende que la gente olvide los agravios tan rápidamente como los olvida
él. Siempre se siente muy dolorido cuando los demás se enfurruñan o le guardan rencor por algo que él
considera pasado y olvidado.
Sus enemigos de hoy son sus camaradas de mañana. Llegará a casa, furioso con alguien, y pretenderá que
su dama Libra comparta su furia respecto de la persona que lo ha ofendido. Si ella se niega a seguirle la
corriente, si intenta analizar equitativamente el punto de vista de la otra parte, y si trata de hacerle notar a su
amante o marido Aries cuál pudo haber sido su propio error, él se volverá contra ella, a veces exasperado, a
veces incluso lloroso, y la acusará de deslealtad. Ella no lo ama. Si lo amara, estaría de parte de él, y no
defendería a sus enemigos. No le interesa la equidad de Libra. El único punto de vista correcto es el de él... y
si ella lo quisiera realmente así lo entendería.
Mientras el Carnero está encolerizado, no puede valorar otra versión del conflicto que no sea la suya
propia, y aspira a que la mujer que ama lo apoye vehemente y consecuentemente. Es posible que al día
siguiente se sienta un poco abochornado, y que se comporte como un perfecto «corderito» a la hora de
confesar su imprudencia y de expiar su falta. Entonces, ya veréis, le parecerá bien que ella le reproche su
error... porque él también ha tomado conciencia de éste. Pero no antes de que él tome conciencia por sus
propios medios. Nunca antes.
Naturalmente, una mujer regida por Venus está en mejores condiciones que cualquier otra para equilibrar
la delicada situación generada por los súbitos arranques de furia del hombre que ama, y por sus
reconciliaciones aún más rápidas. Es tierna, femenina, lógica, inteligente y prudente. Pero ha nacido bajo un
signo masculino, y es posible que ella también se subleve esporádicamente cuando le parezca que él es
totalmente injusto. Sin embargo, es difícil que consiga cambiarlo. El pondrá mala cara o saldrá coléricamente
de la habitación (dando un sonoro portazo), o se quedará en un rincón, convencido de que ella lo odia.
No sería prudente que la mujer Libra utilizase demasiado a menudo su «puño de hierro enfundado en un
guante de terciopelo», en su relación con este hombre. Después de un tiempo, él intuye cuándo lo están
manejando. Es posible que al principio lo acepte inocentemente (Aries carece casi por completo de picardía, y
casi nunca es exageradamente receloso), pero apenas se dé cuenta de que ella está tratando de acomodarlo a
determinada pauta de conducta, se empecinará o se indignará... o hará lo uno y lo otro. Nadie le impone lo que
debe hacer. El se gobierna a sí mismo. Incluso cuando desee hacer algo específico, probablemente se niegue a
hacerlo si piensa que esto es lo que ella quiere, no porque desconfíe de sus motivaciones, sino porque le
espanta hacer lo que sugiere otra persona... sobre todo lo que otra persona le pide abiertamente que haga.
Al ariano típico no le fastidia que a ella le guste discutir (discutir, debatir o lo que sea) cualquier decisión
o situación de poca o mucha magnitud. ¡Esto lo interpreta como una controversia, un desafío, una emoción!
Lloraría de aburrimiento en compañía de una mujer que nunca lo contradijera. El presagio de una contienda
llena de júbilo a su naturaleza marciana, ya se trate de una mansa disputa verbal acerca de la película que irán
a ver o del auto que habrán de comprar, o de una polémica acerca de temas públicos o más generales, como
los que conciernen a lo que se debe hacer respecto de la pornografía, la calefacción solar, la energía nuclear,
la corrupción política u otros problemas candentes del día. Pero a él le gustará ganar todas estas discusiones.
No cederá ni un ápice... hasta que gane (o hasta que su astuta dama Libra le deje creer que ha ganado).
Entonces se sentirá orgulloso, satisfecho de sí mismo y feliz. Y la tratará con todo el afecto y la ternura que
una mujer puede desear.
98
La imagen sexual que este hombre tiene de sí mismo está estrechamente ligada a su aptitud para tener siempre
razón y para salir victorioso a los ojos de la mujer que ama. Debe ser respetado, estimado, aprobado y
admirado para poder proyectar su considerable virilidad marciana, como amante. Si se siente rechazado en el
plano intelectual, o en cualquier otro, se transformará en un bloque de hielo ariano (siempre más peligroso y
perdurable que el fuego ariano... o que sus arranques de cólera fogosa). Normalmente, la relación sexual de la
pareja será inusitadamente feliz y sana. La feminidad de ella y la masculinidad de él armonizarán bella y
apaciblemente, con la mayor naturalidad. Siempre que ella no permita que el lado masculino de la esencia de
su signo solar se inmiscuya en su intimidad (demostrando, por ejemplo, que las aptitudes de ella en todos los
terrenos que alumbra el Sol son idénticas a las de él, como probablemente lo son), y después pretenda que él
se sienta, en el plano físico, como si fuera el macho conquistador. Él debe tomar la iniciativa en su fusión
sexual, como en todo lo demás. Si ella se lo permite, y entiende las necesidades que lo mueven, él será el
amante más sensible, romántico, sentimental, afectuoso y apasionado que pueda imaginar. Pero si ella
destruye la confianza en sí mismo que él tanto necesita, puede convertirse en un tirano exigente.
Esto es muy poco probable, a menos que ella tenga la Luna o el ascendente en Virgo, Sagitario, Cáncer o
Capricornio... o muchos planetas en los signos de Tierra, en su carta natal. Su instinto básico es el tacto y la
consideración, que generalmente se fusionan agradablemente y por partes iguales con su propia naturaleza
bien estructurada y controlada, emprendedora y agresiva.
Aunque sus naturalezas son netamente bipolares, el hombre regido por Marte y la mujer regida por Venus
armonizan exquisitamente. Al fin y al cabo los mismos Marte y Venus se enamoraron vehemente y
definitivamente... a pesar de que Venus estaba casada con Júpiter. Los atraparon, por supuesto, en una red
sigilosamente urdida por Neptuno... pero la cólera de Júpiter no mitigó en absoluto la pasión de los dos
amantes. El estudio de la mitología griega es inmensamente útil para entender todos los signos solares.
Si tomamos en consideración que al Carnero le gusta retozar sobre las laderas rocosas y que la dama de
Venus vive en el mundo precario de los platillos oscilantes de su balanza, donde el más ligero soplo de
viento puede alterar su armonía interior y su sosiego exterior, resulta sorprendente el éxito con que estos dos
consiguen unir a menudo sus naturalezas divergentes. La mujer Libra puede hallar gracias a este hombre la
libertad embriagante y la excitante actividad mental que busca... y al Carnero le encantará transitar por los
frescos bosques de Libra, bajando por senderos sinuosos donde proliferan las campanillas y las mariposas.
La dama Libra es toda una mujer. Muy pocos hombres pueden coexistir con su poderosa combinación de
tenacidad masculina- y deliciosa exquisitez. Pero nadie como el Aries para enfrentar desafíos portentosos y
superarlos... y el desafío de ella le promete recompensas fabulosas al vencedor. Todos los hombres son
niños, en el fondo del alma, y el Carnero más que la mayoría de sus congéneres. Exteriormente, no tiene
nada de infantil. Es robusto y enérgico... un hombre de pelo en pecho, como se dice. Los que le confieren su
aire juvenil son el aura de sueños imposibles y deseos anhelantes que flota como una bruma alrededor de sus
hombros... y el hechizo que está latente detrás de sus ojos y que lo hace tan vulnerable. Si ella utiliza su
seducción y paciencia venusinas para encauzar las ambiciones vehementes y las energías increíbles de él
hacia una meta digna, puede convertirse en el cruzado de todo tipo de virtudes y glorias. (Ambos alimentan
un fuerte sentimiento de compasión para con los débiles y pueden indignarse ante las injusticias).
Ella rara vez o nunca ahogará la entusiasta espontaneidad de él con críticas implacables, sarcasmos,
enfurruñamientos mudos, largos silencios melancólicos o retracciones... y esto lo complacerá. Rara vez o
nunca él se negará a mostrarse sinceramente interesado y fascinado por la necesidad que ella tiene de discutir
y debatir las cosas... y esto la reconfortará.
La causa primigenia de cualquier conflicto que surja entre ellos residirá en la compartida esencia cardinal
de sus nacimientos. Porque Aries y Libra son signos cardinales de liderazgo. Nunca prosperará la relación
cuando lidien continuamente para resolver quién es el general y quién el recluta, quién galopa a la cabeza y
quién se queda a la zaga. Deberán aprender a cabalgar a la par, como iguales, no como superior y
subordinado. Sólo así encontrarán el camino de regreso a sus respectivos corazones, después de haber reñido
y de haberse agraviado recíprocamente. De lo contrario, se perderán como Hansel y Gretel, y ya sabéis cuán
felices se sintieron ellos de poder volver a casa juntos, al concluir sus aventuras. La única seguridad concreta
es la de sentirte amado por alguien que te acepta como eres, con todos tus defectos. Por alguien que no te
cambiaría por otro u otra... nunca. Por alguien que te lo hace saber así, aun cuando te comportes mal. Ésta es
la seguridad. Ésta es la seguridad emocional. Éste es el hogar... donde reside el amor.
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ARIES ESCORPIÓN
Fuego - Cardinal - Positivo Agua - Fijo - Negativo
Regido por Marte Regido por Plutón
Símbolo: el Carnero Símbolos: el Escorpión y el Águila
Fuerzas diurnas Masculino
- Fuerzas nocturnas - Femenino
La relación ARIES-ESCORPIÓN
Si los piratas se hubieran mantenido unidos seguramente habrían
triunfado; pero el principio del fin comenzó cuando se ofuscaron todos, y echaron a correr de un
lado a otro, embistiendo desatinadamente porque cada uno de ellos creía ser el último
sobreviviente de la tripulación. De hombre a hombre eran los más fuertes; pero sólo se
batían a la defensiva...
En el fondo del corazón, los hombres y mujeres Aries se complacen en verse a sí mismos como piratas
pintorescos, feroces. Al fin y al cabo los piratas son intrépidos, románticos y temerarios. Pero al igual que la
tripulación pirata del País de Nunca Jamás, los Aries derrochan a menudo la energía de Marte en el despliegue
prematuro de reacciones emocionales, y se baten a la defensiva. El Carnero nunca ataca si no lo agreden
antes. Recordad que Aries es el recién nacido simbólico del Zodiaco, y que los recién nacidos sólo gritan
cuando no les prestan atención, o cuando alguien los pincha con un aguzado imperdible. Después de todo, es
la única defensa que tienen contra el dolor o la negligencia. Cuando los amenaza un peligro de más
envergadura, Marte, su tutor, corre a rescatarlos.
Los Escorpión, sin embargo, son maestros de la ofensiva... una ofensiva urdida con inteligente y fría
estrategia, exquisita paciencia y una misteriosa percepción de las debilidades ajenas. No encontraréis ningún
Escorpión ofuscado, corriendo de un lado a otro ni embistiendo desatinadamente. Cuando los Escorpión
embisten, apuntan directamente al blanco, con precisión mortal. Cuando os pica la cola de un Escorpión,
sabéis que os han picado. Por eso es raro que la gente enfrente por segunda vez el poderío de Plutón.
Generalmente con una vez basta y sobra.
Igualmente, es casi imposible apiadarse de los Escorpión (aunque demostrar compasión un Escorpión es casi
como prestar un dólar a la familia Agnelli, de Italia... o a los zares del petróleo del Oriente Medio). Debe de
ser agotador ver cómo la gente se sobresalta cuando descubre que has nacido en noviembre.
Un amigo mío, ariano, tiene una secretaria de confianza a la que siempre había considerado la mujer más
encantadora y más eficiente del mundo. Hasta que un día descubrió por azar que Molly era Escorpión. Casi
tuvo un colapso. Fue como si hubiera estado albergando una serpiente en su despacho. Su leal Molly... ¿una
Escorpión? El coraje normal de Marte se fue a pique cuando el Carnero reaccionó ante este alarmante golpe
astrológico. Cuando se serenó, recordó la tenacidad con que Molly había trabajado durante años; su valor
excepcional, mayor que el que le imponía el deber; su serenidad eficiente en casos de emergencia... y, sí, su
lengua a veces cruel.
En ese mismo momento, Molly, que estaba despachando la correspondencia, alzó una carta y comentó: «Si se
piensa que la dictó usted, no está del todo mal». Traducido del lenguaje de Escorpión, esto significaba: «Su
expresión creativa está mejorando».
Mi amigo Aries experimentó una cálida sensación reconfortante, como si hubiera recibido una alabanza del
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Altísimo. Y la había recibido. Así que se atrevió a decir: «Escuche, en cuanto a eso de que usted nació en
noviembre...».
Escorpión levantó la vista de la IBM Selectric Correctional, horadó con mirada hipnótica el vapor cada vez
más espeso que impregnaba la atmósfera (producto del Fuego y el Agua) y preguntó: «¿Sí? ¿Qué pasa con
eso?». Entonces el Carnero murmuró: «Oh, nada, Molly. Absolutamente nada. Sólo pensaba qué podría
regalarle el día de su cumpleaños...».
Ahora bien, si usted tiene alguna noción de astrología, sabrá que ésta no es la reacción típica de un jefe Aries.
Ni de ningún otro Aries. Los Carneros no se repliegan ante nadie.
Curiosamente, en condiciones normales el Carnero no arremete enseguida contra un Escorpión, como lo haría
contra los nacidos bajo todos los otros signos solares. En esos subyugantes ojos de Plutón, donde se refleja un
sereno aplomo y una fortaleza oculta, hay algo que le trasmite un mensaje al Carnero: «Cuidado. Esta agua
mansa es muy profunda. Y podrías ahogarte en ella. Eres sólo un Carnero de papel, y el Carnero pertenece a
la familia de las ovejas. Conmigo no estás en tu elemento. Ahora estás en el vasto océano, que te cubre con
creces, lleno de tiburones, algas marinas, extrañas criaturas nocturnas, arrecifes oscuros y misterios».
De allí proceden originalmente todos los Escorpiones: del mar. Si en estos tiempos también se los encuentra
en el desierto, las arenas ardientes no son un territorio más extraño para los Carneros.
Aries asimila instintivamente el mensaje, que dice: «peligro». ¡Ah, PELIGRO! Ésta es la única palabra que
estimulará al Carnero y lo hará entrar en acción, así que la embestida de Marte, dirigida a enfrentar el desafío,
no tarda en reemplazar a la cautela. Casi siempre es un error. Cuando se trata de un auténtico duelo, el
Carnero es más resistente, atronador y enfático que el Escorpión. Pero cuando las cosas llegan a ese punto, el
Escorpión típico sencillamente desaparece, envuelto en un silencio altanero, y Aries se queda rumiando el
mismo enigma de siempre. ¿Él (o ella) se fue porque reconoció su derrota... o porque yo incurrí en una
exageración? En otras palabras, aunque os parezca que habéis triunfado sobre un Escorpión, nunca lo sabréis
con certeza. Siempre tendréis que tejer conjeturas.
El Carnero medio no necesita muchas experiencias para aprender que el mejor sistema para tratar con un
Escorpión consiste en cooperar con él... a una distancia emocional segura y respetuosa. Las intimidades del
romance son otra cosa. Aquí nos referimos a las vibraciones generales de esta configuración de signos
solares 6-8, entre Aries y Escorpión en las relaciones comerciales, amistosas o familiares.
Los ejemplos de la interacción Aries-Escorpión siempre son válidos, cualesquiera que sean el sexo y la edad
del Carnero y el Águila implicados, y por tanto, lo que sigue se podrá aplicar apropiada y provechosamente a
cualquier asociación Marte-Plutón en que el lector esté involucrado, mediante el sencillo procedimiento de
cambiar los nombres y la situación específica. Los elementos básicos siguen siendo los mismos.
Un verano, pocos años antes de escribir estas líneas, observé que mi hijo Escorpión de diez años
empezaba a ponerse marcadamente rollizo (bueno, de acuerdo, gordo) y también holgazán, a fuerza de
consumir la típica dieta infantil compuesta por helados, pasteles, caramelos, gaseosas y venenos comestibles
procedentes de las cadenas de alimentos preparados. Esta «fruta prohibida» la compraba con el dinero de su
asignación. (Es imposible lograr que algunos chicos coman fruta auténtica. Debe estar prohibida.)
«Michael —le ordené estentórea y coléricamente, con autoridad y desparpajo marcianos—, dejarás de
comer esa basura, y dejarás de comerla ahora mismo. Inmediatamente. No introducirás más golosinas en tu
habitación ni las esconderás en el estante de tu armario. No volverás a comprar secretamente pasteles y
chocolates con tu asignación. ¿Entiendes? ¿Me oyes?»
Su respuesta fue el silencio total. Al cabo de dos semanas aumentó otros cinco kilos. Entonces le cancelé
su asignación, hasta el último centavo, para castigarlo. ¡Ahora veríamos si encontraba la forma de vengarse
de mí!, pensé. La encontró.
La semana siguiente, recibí varias llamadas telefónicas de sus maestros y maestras que se quejaban de la
conducta incorregible de Mike en la escuela, y de su categórica negativa a hacer los deberes. Entonces,
afortunadamente, recordé por fin que soy astrólogo. Levanté la interdicción que pesaba sobre las golosinas y
los alimentos nocivos. No sólo le reintegré su asignación sino que la aumenté.
«Michael —le dije, esta vez afable y suavemente—, confío en que sabrás mejor que nadie qué es lo malo
para tu cuerpo, tu mente y tu alma... y qué es lo bueno. Estás regido por Plutón, el planeta más sabio y más
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poderoso de todo el sistema solar. Me arrepiento de haberte gritado antes. Ocurre que (confieso que a esta
altura adopté una actitud un poco calculadora), bueno, ocurre que me duele que los chicos del cole te llamen
«Ballena». Éste no es el apodo apropiado para un Águila. Sé que te lo dicen afectuosamente, pero...» Dejé la
frase en suspenso, incapaz de seguir llenando el silencio que nos separaba. Esta vez me contestó no sólo con
una mirada muda sino también con una tenue sonrisa enigmática. Me estremecí por dentro.
No pretendo que mis lectores crean lo que ocurrió a continuación, porque si yo no lo hubiera visto con mis
propios ojos arianos, tampoco lo habría creído. Este tenaz Escorpión-Águila, al que por fin le habían
reconocido su fuerza e integridad interiores, empezó a prepararse sus propias ensaladas al volver de la
escuela, sin que yo siquiera se lo insinuase. Rechazaba todos los postres, mordisqueaba manzanas y masticaba
mandarinas entre las comidas, y se ceñía a una dieta que habría matado por inanición a un yogui. La reserva
secreta de golosinas que guardaba en el armario desapareció milagrosamente. Todo esto sin que yo agregara
una palabra, y con una voluntad de hierro sinceramente alarmante.
Su recompensa consistió en una serie de lecciones semanales de karate, durante las cuales sus instructores se
maravillaron de su robusta salud, para no hablar de su «presa mortal de Escorpión», que él les enseñó a ellos.
Sin embargo, no ambicionaba un cinturón negro. Sólo quería entrenarse para poner sobre aviso a los
gamberros de la escuela, porque conocía intuitivamente el poder de la sugestión. Entre paréntesis, el karate es
un excelente ejercicio para los jóvenes Escorpión. Les inculca cortesía, respeto por la autoridad, y sobre todo
pone énfasis en la defensa, y no en el ataque.
Al cabo de dos meses, ya nadie llamaba «Ballena» al Águila. Su nuevo apodo, dictado el mismo Escorpión,
era MOE... y sus amigos no se atrevían a llamarlo de otra manera. Ciertamente, este humilde Carnero
tampoco se atrevería. MOE es la sigla de «Master of Eternity», o sea, «Señor de la Eternidad». Lo cual es
coherente, tratándose Plutón. Entonces MOE formó con un grupo de amigos íntimos una organización
llamada PEARLS (el significado es secreto, y no alimento la esperanza de elucidarlo nunca, que se dedica
a defender a los niños pequeños y a los ancianos de todo tipo de dores, en Manhattan.
Esto es lo que puede suceder cuando un Carnero impulsivo, autoritario, trata con el debido respeto a un
Águila de cualquier edad, o cualquier sexo. Una lección impagable, para el Aries cuando trata con un
Escorpión, en esta asociación influida por la configura-de signos solares 6-8.
En compañía de una persona regida por Plutón, el Aries no debe esperar encontrarse con la equidad de
Libra, la compasión de Piscis o la cálida generosidad de Leo. Incluso es posible que se encuentre con un
egoísmo básico superior al de Capricornio, ya que no al del mismo (o la misma) Aries.
Pero Escorpión es inmensamente leal, y nunca transa en cuestiones de principio. Esto fascina al Carnero,
que también es ferozmente leal, y que desprecia igualmente las cornponendas en materia de ideales o de
integridad. Escorpión nunca capitula, nunca admite la derrota. Aries también está vehementemente
consagrado a triunfar. Sólo los maricas capitulan y se rinden. Todos lo saben. Estos dos ciertamente lo
saben.
Sin embargo, existe otra cualidad de Escorpión, intangible, indefinible, que Aries no puede sondear. ¿Se
trata de la fuerza de voluntad? ¿O simplemente... de la voluntad? Se trata de esta última, y es responsable
del aura compacta, dotada de una fuerte carga emocional que rodea incluso a los Escorpión más tranquilos
y aparentemente inofensivos.
Ahora bien, esto no significa que todo Escorpión deba comportarse como Drácula. Muchos de estos hombres
y mujeres tienen una personalidad innegablemente dulce y afable. Son interesantes, inteligentes y corteses.
Pero no son tímidos, inseguros e indefensos... y Aries no debe dejarse engañar por sus voces sosegadas, su
porte discreto y su falta de agresividad exterior. En esta asociación, es prudente recordar siempre que los
elementos de Fuego y Agua son combinables, y que cada uno de ellos es capaz de destruir al otro, como lo
explicamos más detalladamente al final de este libro, en la sección denominada «Los elementos», y en varios
capítulos que se ocupan de las compatibilidades entre los signos de Fuego y los de Aire.
Conozco a un hombre Escorpión que se casó con una chica Escorpión después de un largo (y por supuesto,
secreto) compromiso. Cuando el primer hijo de Herb y Donna nació en abril, mi impulso inicial consistió en
ofrecerme para adoptarlo. ¿Un pequeño Carnero, sometido a la dominación restrictiva de dos Escorpión? Hay
que rescatar al pequeño Joshua, me dije, antes de que aplasten por completo su ego de Marte. Pero lo cierto es
que la sosegada disciplina y la sabiduría intuitiva de sus dos progenitores regidos por Plutón han beneficiado
tremendamente al ariano Joshua. Una pareja de Águilas evolucionadas y esclarecidas le da un excelente
ejemplo de coraje moral e integridad personal a un joven regido por Marte, que necesita y desea que lo
orienten en la dirección correcta. Los Escorpión son maestros perfectos de fuerza de voluntad y estabilidad
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para un Carnero explosivo, que tiende a estallar en una eclosión de entusiasmo, y después pierde interés antes
de que las chispas se hayan asentado.
Por supuesto, siempre existe el peligro de que el poder de Plutón ejercido sobre Marte sea demasiado
riguroso. La cautela del elemento Agua de Escorpión puede aplacar a un Carnero de cualquier edad y
convertirlo en un ariano tipo oveja, anormalmente introvertido y tímido, lo cual es francamente indeseable
porque implica negar la personalidad innata de Marte. Sin embargo, en las asociaciones más felices Aries-
Escorpión, el Carnero responderá estupendamente a la fuerza del amigo, vecino, pariente, socio, amante o
consorte Águila, y tratará de imitar el aplomo de Plutón, de manera que la combinación tendrá un resultado
francamente positivo. Igualmente, la mitad Escorpión de la pareja procurará desarrollar una mayor elasticidad
de criterio, en relación con la idiosincrasia más abierta del Carnero, y con su enfoque mucho más libre y
cordial de la vida. La frialdad emocional que Escorpión puede proyectar a ratos es capaz de destrozar el cálido
corazón de Aries, así como su ánimo y su confianza en sí mismo (o en sí misma).
Habrá trances pasajeros en los que la penetrante mirada de desaprobación colérica de Escorpión, o su
voluntad malograda, aterrará al Aries, y le producirá al Carnero un estremecimiento interior, aunque esté
regido (o regida) por Marte. Conozco a un padre Escorpión que, cuando ya no podía seguir discutiendo
porque lo frustraba la testarudez de sus tres hijos (uno de los cuales era Aries), se sumía durante unos pocos
segundos en un silencio pétreo, y después pronunciaba, con voz sepulcral. las ominosas palabras de Plutón:
Me acordaré de esto. Será saludable que todos los Carneros asociados con Escorpiones recuerden aquello. O
sea, que el Águila jamás olvidará un agravio. Jamás. El hombre, mujer o niño Escorpión tampoco olvidará
una prueba de amor o bondad. Vivirá mucho más seguro y feliz quien les deje un recuerdo de esto último, y
evite dejárselo de lo primero, siempre que sea posible.
Algunos Escorpiones se convierten en esclavos de su propia voluntad. Tanto que el Águila perseverará en su
empresa aun después de tener la evidencia de que el camino por el que marcha le llevará irremisiblemente a la
autodestrucción. Aries entiende muy bien este tipo de compulsión vehemente, de la que luego hay que
arrepentirse.
Pero Aries es un signo de Fuego positivo: el cruzado temerario regido por Marte, que se siente estimulado
emocionalmente por la consagración a una causa y por la excitación de una misión peligrosa. Escorpión es un
signo de Agua negativo: el veterano curtido, que posee un profundo conocimiento de las realidades, y la
fuerza necesaria para soportar penurias, y que no alimenta ilusiones acerca del atractivo de las bandas de
música, los uniformes y las condecoraciones por heroísmo. Sus estrategias son muy distintas. Aries defiende
ferozmente, en la vanguardia. Escorpión ataca súbita, inesperadamente, desde la retaguardia. En la guerra,
estos dos signos solares son enemigos naturales. La paz es mejor... y empieza con el amor.
El hombre Escorpión penetra en la vida hasta la médula. Tiene una capacidad casi sobrehumana para
enfrentar los hechos concretos que le conciernen a él y que conciernen a los demás. Así que puedes asustarte
un poco cuando deja que te metas entre bastidores para ver lo que sucede realmente detrás de su máscara de
seguridad inconmovible. ¿Qué hace una mujer cuando le confían semejante secreto? Si es Aries,
generalmente se enamora con increíble apasionamiento.
Es posible que él le permita compartir partes de su ser que jamás le reveló a nadie más. Esto se explica
porque admira su falta de malicia femenina. El Escorpión responde a su fresca inocencia y a la fe que
deposita en él, y se siente conmovido por su lealtad. De alguna manera, este hombre intuye que la chica
Aries, a diferencia de sus hermanas de otros signos solares, no utilizará contra él lo que sabe acerca de su
naturaleza interior. La venganza nunca es un arma de Aries. Aunque el Escorpión entiende y a veces utiliza
la represalia, esto sólo lo induce, extrañamente, a valorar aún más la magnanimidad del Carnero. Por tanto,
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entre Aries y Escorpión puede existir un amor profundo cuya devoción apasionada y compenetración
espiritual pocas veces tienen par.
Como ninguno de ellos queda satisfecho hasta haber vaciado la última gota de placer de la copa del
romance, forman una buena pareja emocional. Mentalmente, están todo lo distantes que pueden estar dos
personas que pertenecen a la misma raza humana.
Él tiene la mente de Plutón, perspicaz, crítica, cauta y escéptica. Los procesos mentales marcianos de ella
son atolondrados, directos, impulsivos y simples. Esta distancia que separa sus enfoques mentales puede
encauzarse por dos senderos distintos. Puede añadir intriga y encanto a su relación, fundada sobre la ley de la
atracción de los opuestos... o puede «quebrantar la ley» y ensancharse hasta formar un abismo que les
impedirá comunicarse, incluso en aquellos planos en los que son parecidos y compatibles. El desenlace
depende casi por completo de la forma en que se avienen el Sol y la Luna de sus respectivos horóscopos.
Sin embargo, antes de que la relación llegue al punto en que podrá asumir formas definitivas, el hombre
habrá formulado algunas preguntas penetrantes, y nadie formula preguntas penetrantes con más minuciosidad
que un Escorpión, aunque sólo lo haga con los ojos. ¿Ella tolerará, mansa y respetuosamente, la verdad fría e
implacable que él le asestará con frecuencia? No. No la tolerará. (¿Mansamente? Él debe de estar bromean-
do.) ¿Ella se desintegrará ante la menor picadura del Escorpión? No. Nunca se desintegrará. Su reacción ante
el agravio podrá oscilar entre un berrinche infantil y un acceso de cólera violenta. ¿Ella se lamentará y
sollozará porque él se queda platicando en privado durante horas con una chica guapa acerca de la proyección
astral y los ritos antiguos de las brujas? ¿Si hace qué? No. No se lamentará ni sollozará. Hará otras cosas. Sus
cosas. Estoy dispuesta a olvidar que él formuló esta última pregunta, si él lo está. Y será mejor que lo esté.
Una reflexión para el hombre Escorpión que lee este capítulo: Si ella se comporta así ahora, piense lo que será
el matrimonio con esta chica. Entiendo. Ya lo ha pensado. Lógicamente. Es difícil decirle a un Escorpión que
él ya no sepa. Pero he aquí algo que él tal vez supone que nadie sabe. No obstante los resultados que dio el
test de compatibilidades, el Escorpión cree que puede inculcarle a esta chica la forma de conservar la
serenidad. Además, su espíritu vital y su fogosa independencia lo fascinan.
El problema podrá empezar cuando el Escorpión descubra que nunca le enseñará a controlar sus emociones y
a ser tan aplomada como él. Es posible que entonces el espíritu vital y la fogosa independencia que se le
antojaron virtudes deslumbrantes, pierdan su atractivo. Mientras las cosas marchen por sus carriles él aceptará
los modales agresivos de Aries. Incluso es posible que disfrute de ellos. Pero si ella insiste en obligarlo a
adaptarse a un modelo emocional que entra en colisión con su naturaleza, él se revolverá como un Escorpión
al que le han pisado la cola... y picará. Se sabe que los escorpiones contraatacan indefectiblemente cuando los
pisan, aunque el pisotón sea involuntario. ¿Pero a quién se le ocurriría pisar adrede la cola de un Escorpión? A
un Carnero.
Cuando un Escorpión se enfrenta con una situación que le resulta intolerable, no pierde el tiempo tratando
de apartarla del camino, como Tauro; ni urdiendo planes para eludirla, como Libra; ni aceptando que se trata
de algo predestinado, como Piscis. Lo único que le devolverá la paz espiritual será la aniquilación total del
obstáculo. Por ejemplo, si alguien intenta imponerle un dogma religioso que va en contra de sus propios
principios, le parecerá que conformarse con atacar solamente a la iglesia impertinente sería una reacción
trivial, indigna del poderío de Plutón. En cambio, se empeñará en destruir las raíces y las ramas de toda
religión, y se convertirá en un ateo militante. Si un delincuente empedernido entra en su hogar y le roba, no se
conformará con ayudar a la policía a capturarlo. La deshonestidad lo ha amenazado personalmente, y por
tanto hay que borrarla de la faz de la Tierra, aunque ello implique condenar a los criminales más peligrosos a
la silla eléctrica... e imponer una larga sentencia a los niños de seis años que roban chocolate. Cuando una
lesión sentimental le produce padecimientos emocionales, no le basta con pulverizar a la chica y su amorío.
Trasmutará la fuerza increíble de su voluntad en una diatriba acerba y quemante contra todas las relaciones
íntimas y contra la institución misma del matrimonio. Escorpión no hace nada a medias (por supuesto,
tampoco cuando se trata de ser fiel, leal e íntegro). Los hombres de Plutón construyen hasta llegar al cielo... o
destruyen hasta hundirse en el infierno. Por eso son tan interesantes.
Admito que tal vez «interesantes» no sea precisamente la palabra correcta, pero toda mujer regida por Marte
captará la idea global. Se trata del viejo atractivo de la masculinidad, la virilidad y la fuerza. De todos modos,
sería prudente que la chica Aries que se dispone a forjar un vínculo con un hombre Escorpión analice
detenidamente la naturaleza de Plutón antes de exponer su fuego rutilante a ese torrente arrollador de agua. Si
tiene alguna objeción, quiero decir. A lo mejor no la tiene. El magnetismo de Escorpión garantiza
prácticamente que este hombre conseguirá todo lo que ambiciona, incluida la chica. Para mantenerse
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impasible ante la embestida romántica de un Escorpión hace falta una objetividad que la mayoría de los
Carneros no poseen, sobre todo en vista de que ésta es una configuración de signos solares 6-8. Aries es la
sexta casa astrológica de servicio para Escorpión. Escorpión es la octava casa de sexo para Aries. Y esto lo
sintetiza más o menos todo. Ella le presta muchos servicios, con sorprendente docilidad, y él le suministra
satisfacción sexual. Por supuesto, el intercambio no es siempre tan claro y simple. Pero básicamente la
relación estimulará en ella una curiosa propensión a someterse a este hombre y a permitirle que se convierta
en su Svengali, en tanto que él satisface el hondo deseo que experimenta ella de recibir pruebas físicas del
tipo de amor total y eterno que necesita. Su atracción sexual recíproca puede prolongarse hasta la vejez, sin
que se mitigue ni un ápice de la pasión original. Después de la muerte puede seguir ardiendo con la misma
intensidad en el plano espiritual.
Es muy probable que esta pareja se retire de las salas donde proyectan películas porno con escenas sexuales
explícitas. No creáis todo lo que habéis leído acerca de Escorpión. Esta exhibición pública de intimidades
ofenderá generalmente el sentimiento que el Águila tiene muy imbuido respecto de la naturaleza privada de
las relaciones humanas en la misma medida en que ofenderá el idealismo de ella. El sexo sólo podrá causarles
problemas si la tendencia de ella a exagerar el fuerte atractivo que él ejerce sobre las mujeres la induce a
acusarlo de infidelidad... o si la típica desconfianza de Escorpión induce a interpretar el comportamiento libre
y cordial de ella con todos los hombres como un coqueteo. Él debe comprender que ella es tan honesta e
idealista, en el terreno del amor, que no cometerá adulterio si no la provocan exageradamente e incluso en
este caso lo confesará casi antes de haberlo cometido.
A la inversa, ella debe entender que, no obstante la apasionada entrega interior de él al sexo, el concepto
que Plutón tiene del amor descansa sobre la pureza y la integridad. Cuando él satisfaga en el hogar sus
necesidades (que son considerables), permanecerá totalmente inmune a las artimañas de las otras mujeres,
aunque una de ellas intente seducirlo descaradamente en la calle (lo cual siempre es posible en el caso de los
Escorpión). Por consiguiente, la responsabilidad por la lealtad sexual de él recae íntegramente sobre ella, y
deberá asumirla o atenerse a las consecuencias.
Si ella consigue tolerar su aire taciturno de superioridad, sus silencios exasperantes y sus espesas murallas de
reserva, su actitud un poco mezquina (comparada con la de ella) respecto del dinero, y sus férreas
convicciones acerca del bien y el mal, aunque éstas difieran de las suyas, podrá disfrutar de una dicha
perdurable junto a este hombre. Pero esto implica que la mujer Aries deberá ser muy tolerante, y los Carneros
no se destacan por su paciencia. Tal vez la empresa le resultará más fácil si comprende que esas firmes
convicciones acerca del bien y el mal, a las que él se aferra con tanta tenacidad y vehemencia, nacieron, en el
nivel inconsciente, de las semillas kármicas de la ponderación y el equilibrio que dejó el signo precedente.
Libra... y que ahora se han consolidado. Todo forma parte de su proceso de crecimiento kármico, espiritual.
Realmente no puede evitarlo.
Si él consigue desentenderse de los accesos de celos de ella, de sus despilfarros, de sus frecuentes
reclamos de atención y de su actitud emocional un poco inmadura respecto de todos los problemas, encontrará
en la chica Aries a la mujer que siempre buscó. Pero los Escorpión no son, por naturaleza, propensos a
desentenderse de nada. Si la Luna o el ascendente de ella está en un signo de Agua o de Tierra (con excepción
de Tauro) o si la Luna o el ascendente de él está en un signo de Fuego o de Aire (con excepción de Libra),
podrán arriesgarse a descubrir juntos el lugar donde vuela el Águila... las flores mágicas que crecen en la
cumbre de los farallones rocosos del Carnero.
Incluso sin semejante ayuda planetaria, estos dos pueden utilizar sencillamente su libre albedrío, y decidir que
desean una relación armoniosa. Cuando Plutón y Marte suman sus fuerzas, no hay literalmente nada que no
puedan materializar con su voluntad, y la felicidad no es una excepción. Cuando este hombre y esta mujer
formulan un deseo dirigiéndose a sus propios astros, el firmamento tiembla, los cometas pasan vertiginosa-
mente, y billones de estrellitas titilantes gritan a coro un obediente: «¡sí!»
105
Hombre ARIES Mujer ESCORPIÓN
—Pero si yo hubiera sido un hombre débil —dijo él—. ¡Válgame Dios, si
hubiera sido un hombre débil!
¿Puedo formularle una sugerencia astrológica útil al Carnero que está a punto de liarse con una mujer
Escorpión? Le aconsejo que consiga un ejemplar de Hedda Gabler, de Ibsen, y lo lea entre líneas. Hedda era
evidentemente una Escorpión y la descripción de su comportamiento a veces incomprensible lo preparará para
todas las posibilidades, aunque la dama Águila que ama sea una Escorpión más común, con un poder de
Plutón más mitigado. Es prudente prepararse para lo peor, aunque aguarde —y reciba— lo mejor. Prevenir es
curar, y nunca está de más prevenirse cuando se trata de un Escorpión
En cuanto a la desdichada Hedda, se trata indiscutiblemente de un caso extremo, pero interesante para los
observadores de Águilas. En su fría, silenciosa y enigmática mística femenina, se intercalan súbitos accesos
de frenesí violento, que son desconcertantes, cuando menos, por provenir de una mujer normalmente tan
apacible y autónoma. Su simpático y parsimonioso marido, Tauro o Piscis, se queda totalmente perplejo a la
hora de comprender las necesidades emocionales de Hedda. Entonces aparece un espabilado hombre de
mundo, indudablemente un Aries, y cree que ha dominado a esta mujer, que ha sondeado sus abismos y que la
ha subyugado con su superioridad masculina. Cuando ella finalmente se mata, a lo único que atina este
hombre alelado es a murmurar que «la gente sencillamente no hace estas cosas».
Los Escorpión, sí. Pueden hacer toda clase de cosas, extrañas y alarmantes o excéntricas y maravillosas...
y nunca te advierten por anticipado de cuáles son sus intenciones.
Claro que, como ya he dicho, Hedda suministra una imagen exagerada de la mujer Escorpión.
Probablemente la mujer media regida por Plutón no se remontará a las cumbres de éxtasis a las que se
remontaba la infortunada Hedda, ni se hundirá en las simas de desesperación en las que ella se hundía. Pero
aunque no haga más que desinflar los neumáticos cuando él no le permita conducir el coche, o sólo se limite a
cortar informalmente el cable del teléfono cuando él llama a otra chica, el Carnero que conozca por anticipado
la proclividad del Escorpión a la rebelión secreta, seguida por la represalia súbita, encontrará
considerablemente menos traumática la convivencia con esta chica.
Es la rebelión secreta, más que la represalia súbita, la que puede generar tensiones entre estos dos amantes. A
un Aries puede ponerlo frenético un acto que, aunque fácil de perdonar en sí mismo, es producto de una
premeditación que él desconocía. Como ella suele ser reservada cuando no está en acción, sus inexplicables
arranques de venganza colérica pueden enfurecerlo. A los Carneros no les gustan las sorpresas desagradables,
y sencillamente no soportan ignorar secretos. Pueden enfrentar los estallidos normales de mal humor, con la
experiencia que les han dado sus propios impulsos tempestuosos. Pero ella no le dio el menor indicio de que
se proponía quemarle sus flamantes zapatillas Adidas de jogging, y almidonarle sus vaqueros favoritos. El
lunes por la mañana, a la hora del desayuno, ella le habló con voz fría y serena, sus ojos lo miraron
ardientemente y le expresaron la habitual devoción vehemente, y su beso de despedida fue tan apasionado
como siempre. ¿Cómo iba a sospechar que al volver esa noche a casa se encontraría con un par de zapatillas
chamuscadas y con unos Levi's rígidos? Y todo porque el domingo le había dicho que no la llevaría al cine,
pues preferiría hacer una caminata por el bosque con unos viejos condiscípulos de la universidad a los que no
veía desde hacía muchos años.
¿Cómo se ATREVIÓ a maltratarlo y sobresaltarlo con una maniobra sorpresiva como ésa,
retroactivamente? ¡Él le daría una buena lección! Pero cuando se dispone a darle la lección, ella se
desentiende de su indignación furibunda, porque ya ha retomado su displicencia silenciosa. Se ha
desconectado. Desapegada y despreocupada. También indiferente.
Las escenas de este tipo pueden sacudir al Carnero hasta las raíces de sus cuernos. Lo que ella hace lo
indigna, sencillamente porque obra con tanto sigilo y de una manera tan... bueno, tan indignante. Súmese a
esto el talento de ella para desconectarse fríamente, antes siquiera de que el pueda contraatacar para
defenderse, y comprenderéis por qué es posible que el Aries se convierta en un boxeador agresivo, frenético,
que pelea con su sombra y reparte golpes a ciegas, sin tener nunca la satisfacción de asestar un puñetazo
victorioso (simbólicamente) en la mandíbula (también simbólica) de su dama Águila. El hecho de
sorprenderlo así, después de que él ya ha olvidado jubilosamente el incidente que tanto la enfureció, para
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replegarse luego y negarse a prestarle siquiera atención y a escuchar sus imprecaciones coléricas, no es una
forma de conducta programada para ganar —ella— todas las confrontaciones, en el recuento final. Es posible
que ella pierda la última mano de su partida de bridge... al perderlo a él.
En realidad, si el Carnero se limita a dejarla ganar, o si le permite creer que ha ganado, le ahorrará muchos
disgustos a su ego, porque eludirá un montón de conflictos emocionales infructuosos con esta mujer,
conflictos éstos que, según lo han prefijado los astros, no llevarán a ninguna parte. Ésta es realmente la única
forma de entenderse con una dama Escorpión: permitir sencillamente que ella se convenza de que ha devuelto
el agravio o la ofensa recibida, y no decir nada más al respecto. Una de las recompensas más valiosas que
cosechará merced a este control y madurez emocional, consistirá en que se hará acreedor a un respeto gradual,
seguro y profundo. Puesto que el modelo de contienda que acabo de describir es el único que reconocen los
Escorpión también es el único suficientemente poderoso como para salvaguardar su relación sobre una base
equitativa. Como decía el Abuelo: «Es inútil litigar con el Gobierno» (aún más cierto hoy que en tiempos del
Abuelo, tanto en el sentido literal como en el simbólico). Ella tiene la baza: el autocontrol. Evidentemente, la
forma de manejar y conservar a una mujer como ésta consiste en no perder el control de uno mismo.
Él siempre podrá recordar, en sus momentos de mayor desaliento, que esta mujer es tan leal al hombre que
ama como tenaz en su empeño de no dejarse pisar por él su cola de Escorpión. Cuando una dama con un signo
solar, signo lunar o ascendente Escorpión se enamora, nada más cuenta para ella: ni sus amigos, ni su familia,
ni su carrera, ni su reputación, ni sus sufrimientos. No vacilará ni un segundo en escarnecer abiertamente a
cualquiera que amenace con interponerse en el camino de su dicha conjunta, con proyectar una sombra sobre
su amor o con perjudicar de alguna manera a su hombre. Una devoción de tanta magnitud debería ayudarlo a
pasar por alto la forma en que ella vuelve ocasionalmente contra él sus reyertas personales. Los Carneros
necesitan que los amen ilimitadamente... o nada. Y así es precisamente como ama Escorpión.
Ilimitadamente... o nada.
Un hombre Aries que acabe de entablar una relación emocional con esta chica (digamos mujer... las
Escorpión no son nunca chicas, todas nacieron mujeres) pensará tal vez que ésta es una reseña injusta del
carácter, los rasgos y la personalidad de su amada. Y lo pensará porque imagina los ataques de represalia,
seguidos por el repliegue instantáneo, que acabo de describir, como la operación de una araña viuda negra.
¿Cómo es posible que una mujer con una voz tan susurrante, gangosa, y dulces modales femeninos, sea una
araña viuda negra encubierta? No lo es, desde luego. En ello reside la clave. Sus tácticas vengativas de Plutón
no han de parecerse necesariamente a algo copiado de una película de vampiros. Ella es sencillamente una
dama tierna, un poco tímida, sensible, que tiene sus momentos de sosiego.
Después de la boda, él aprenderá. Recibirá una lección acelerada de astrología cuando le diga: «Quiero que
vayas al salón de belleza y te hagas peinar antes de que mi socio [mi jefe, mi agente, o quien sea] y su esposa,
vengan a cenar esta noche. Tu peinado actual es muy anticuado y no te sienta bien.» (Aries gobierna la
primera casa astrológica del aspecto físico, y los Carneros son muy vanidosos cuando se trata de su figura y
de la de sus seres queridos. Casi tanto como Leo.) La mujer Escorpión no le gritará indignada, porque él ha
criticado su encanto. Se limitará a sonreír dulcemente y dirá: «Por supuesto, cariño». Seguirá siendo un
perfecto ángel de feminidad cuando él llegue esa noche a su casa, en compañía del señor Cascarrabias y su
enjoyada esposa.
La voz de su consorte Escorpión será cálida, aterciopelada y sensual cuando le susurre en la alcoba:
—Cariño, tú se lo explicarás a los Cascarrabias, ¿verdad? Tengo una jaqueca espantosa, y esta noche
sencillamente no estoy en condiciones de recibir a nadie.
—¿Qué dices? —vocifera él—. ¿Cómo podría explicárselo? ¿Ellos te están esperando en la sala, y tú
sigues en camisón y ni siquiera has empezado a preparar la cena? ¡Esto podría arruinar todo mi futuro! ¿Te
das cuenta de lo que me has hecho?
Su furia no surte el menor efecto. Ella ya ha cerrado los ojos y se ha colocado la bolsa de hielo sobre la
cabeza, siempre con la dulce sonrisa en los labios, y ha dejado que él se encargue de lidiar con los
hambrientos invitados. ¿Veis? ¡Ninguna semejanza con las películas de vampiros! Sólo una simpática señora,
con jaqueca, que siente mucho causarle semejante contratiempo. (La próxima vez él no menospreciará su
peinado.)
El hombre Aries es competente y valeroso cuando está implicado en una situación que comprende, pero no
sabe enfrentar con éxito aquellos razonamientos que no le entran en la cabeza. Cuando ella se niegue a
combatir con las armas que él ha elegido, se sentirá desconcertado, pero esta experiencia lo sosegará, a la
larga, y es posible que también contribuya a fomentar su maduración emocional. Aunque amar a un Escorpión
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y convivir con él puede ser un poco accidentado, la experiencia aplacará la personalidad fogosa del Carnero, y
le hará ver como ninguna otra sus defectos marcianos: el egoísmo, la imprudencia y la retórica impulsiva. Si
él la ama, es mucho lo que ella podrá enseñarle... así como él a ella.
En 1970, conocí en California a una fascinante mujer Escorpión que acababa de separarse de su marido
Aries. (Él era cirujano —profesión típica de Marte— aunque no muy evolucionado ni esclarecido.) Ninguno
de los dos tenía suficientes conocimientos de astrología como para entender, y por tanto tolerar, sus
respectivas personalidades. Pero tuve la impresión de que tal vez aún se amaban, y espero que este libro
aparezca a tiempo para ayudarlos a reencontrarse. Su matrimonio le inculcó por lo menos a ella una lección de
astrología que nunca olvidará. (Los Escorpión siempre saben aprovechar la experiencia.) «Los hombres se
intimidan cuando conocen a una Escorpión —me dijo—. Creen que somos todas mortales y peligrosas. De
modo que ahora, cuando me preguntan mi signo solar, me limito a agitar las pestañas y les contesto que soy
Piscis. ¡El efecto es milagroso!»
Es imposible saber cuántas chicas de noviembre andan por el mundo fingiendo ser Peces... pero ya estáis
advertidos. Es una vergüenza que el desconocimiento de la astrología obligue a usar este disfraz. Las mujeres
Escorpión cuando se las comprende, son personas encantadoras, con una ternura insuperada y una inmensa
capacidad para amar.
La atracción sexual entre un hombre Aries y una mujer Escorpión es instantánea y magnética, y puede
producir una satisfacción permanente. Su relación física nunca será indiferente o fortuita. El sexo, combinado
con el amor, es un componente básico de la búsqueda de salvación personal de Escorpión, y equivale a la
gloria que el Carnero anhela para satisfacer su brumoso ideal. Él necesita conquistar sexualmente, y ella se lo
permitirá, pero no será pasiva sino que saldrá a su encuentro recorriendo más de la mitad del camino de la
expresión erótica. La apasionada respuesta de ella a la posesión sexual de él, fusionada con su buena
disposición para someterse físicamente al ariano, representa la apoteosis de la unión extática para este hombre
que busca una mujer auténtica, y nunca una compañera pasiva, ni tampoco una consorte dominante que
intente subyugarlo. En lo más recóndito de su corazón, él es el Adán original y viril, pero puro e inocente... y
en lo más recóndito de su corazón, ella es la Eva original, tentadora y misteriosa. A menos que alguno de ellos
tenga una grave tara de Marte o Venus en la carta natal (que puede degenerar. tratándose de estos dos, en
diversas formas de sadismo o masoquismo), a la hora de acostarse no quedarán dudas acerca de cuál es el
hombre y cuál la mujer... y, con el debido respeto al movimiento de liberación femenina, así fue como lo
planearon nuestros Co-Creadores.
La mujer Escorpión no puede disculpar que no la amen debidamente, dentro o fuera de la alcoba, y si él la
ha agraviado involuntariamente, es posible que ella se vengue de cuando en cuando utilizando como arma la
negación de la unidad sexual, lo cual implicará un grave' error de su parte, porque es muy posible que lo
convierta en un amante inseguro, y por tanto egoísta. Él debe ratificar su dominio desde el principio en el
ámbito de la pasión física.
Escorpión se siente obligado a irrumpir en lo desconocido, para saber, y una vez que sabe, guarda el secreto.
Aries arremete temerariamente, para descubrir la verdad y la felicidad, y después las comparte con entusiasmo
y desenvoltura. Ésta es una diferencia esencial entre ambos, que sólo se pueden superar cada vez que aflora,
mediante la confianza mutua y la clemencia. Cuando él exhibe sus emociones desconsideradamente, puede
generar en el corazón de ella un dolor que le resultará difícil olvidar, y aunque su respuesta exterior a los
fuegos de artificio de Marte puede consistir simplemente en un suave: «¿No te parece que exageras, cariño?»,
es imposible detectar qué ocurre dentro de ella, detrás de su fría máscara. Hay una sola respuesta a esta
pregunta.
«No, no exagero. No hago más que ser como soy. Nací bajo un astro distinto del tuyo, y debo expresar mis
sentimientos. ¿No quieres que sea sincero conmigo mismo?» Sí, esto es lo que ella quiere. Tal vez no lo
revele nunca, ni lo confiese... pero esto es lo que ella quiere.
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ARIES SAGITARIO
Fuego - Cardinal - Positivo Regido por Júpiter
La relación ARIES-SAGITARIO
A ambos signos solares les gusta acostarse tarde. Temen perderse algo. Por eso son tan renuentes a irse
temprano a la cama, a retirarse temprano de las fiestas... o a pasar de largo junto a dos desconocidos que
pelean en la calle. Los amigos bien inspirados aconsejan constantemente a los Carneros y los Arqueros: «No
te entrometas. Ocúpate de tus cosas. No es nada de tu incumbencia. Es una causa perdida». Esta última
advertencia ha sido una metedura de pata. Estos dos caminarían mil kilómetros en aras de cualquier causa, y
si se trata de una causa perdida, sencillamente no soportan quedarse a la expectativa sin tratar de salvarla. El
hecho de que no sea de su incumbencia sólo la hace más tentadora, porque ambos signos están imbuidos de
una dosis excesiva de curiosidad, así como de la certidumbre de que lo saben todo.
En cuanto a «pedir vendajes», Aries y Sagitario son también los más propensos del Zodiaco a los
accidentes (Acuario los sigue de cerca). Por motivos obvios. No sólo en razón de los rasgos que acabo de
mencionar, sino también porque los hombres y mujeres Aries siempre meten los cuernos en lugares que los
ángeles temen pisar... incluso de puntillas. Los Sagitario (simbolizados por el Centauro, con el arco y la
flecha) nacen, todos ellos, por naturaleza, un poco torpes. No resulta fácil equilibrar un cuerpo que es mitad
hombre y mitad caballo. Tampoco. es fácil equilibrar una personalidad que es mitad filósofo y mitad payaso.
Aries y Sagitario se llevan bastante bien casi siempre, porque tienen mucho en común: por ejemplo, su
notable cúmulo de idealismo. Nadie es más idealista que el ingenuo Carnero, con su fe infantil en el efecto
mágico del deseo, excepto los Arqueros, que apuntan sus flechas en dirección a alguna galaxia que no ven
los hombres y mujeres mortales.
Por supuesto, hoy, cuando individuos menos idealistas envenenan la Tierra y su atmósfera, las flechas de
Júpiter pueden quedarse atascadas en una masa de contaminación sólida antes de atravesar una nube baja.
Los Carneros y los Arqueros no son los únicos con buenas intenciones, pero generalmente están tan
ocupados, sobre todo en equipo, propugnando sus ideas utópicas (y corriendo a menudo en círculos
concéntricos), que no tienen tiempo para dejarse descarriar por la ambición personal o política.
Otro elemento que Aries y Sagitario tienen en común es su afición a los debates acalorados. Sólo Libra
disfruta más que ellos cuando inicia una discusión. Pero al lógico Libra lo mueve el deseo de ser equitativo y
de que se haga justicia. Los Carneros y los Arqueros, en cambio, son orgánicamente incapaces de eludir un
desafío verbal, pero por otras razones. Los Aries discuten porque alguien se ha atrevido a decirles que están
equivocados, cuando los Carneros saben que siempre son infalibles. Los Sagitario discuten porque se miente,
y si hay algo que un Arquero no tolera es oír cómo deforman la verdad.
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Un excelente ejemplo lo encontramos en la fábula sobre las ropas nuevas del Emperador. Allí estaban todos
esos súbditos a los que les habían lavado el cerebro, millares de individuos crédulos, alineados a la vera del
camino y aclamando al Emperador loco que se paseaba en su carruaje... totalmente desnudo. Como era su
líder, y por tanto no podía hacer nada incorrecto, lo veían ataviado con lujosos rasos y terciopelos, irradiando
destellos de piedras preciosas. «¡Mirad qué bellas son las ropas del Emperador!»
Es imposible conjeturar lo que le habría ocurrido a aquel reino mítico, si una criatura (que sólo pudo
haber sido una niñita Virgo con la Luna en Sagitario, o un joven Arquero con la Luna en Virgo), no hubiera
disparado una flecha de veracidad en dirección a la muchedumbre, gritando (en lenguaje moderno): «¡Caray!
¡El tío está en pelota viva!». No recuerdo qué le sucedió al crío de la fábula, pero espero que los guardias del
Emperador no lo hayan prendido para interrogarlo. Los guardias lo habrían pasado mal.
Cualquiera que tenga un amigo Sagitario se ha visto sujeto a una cierta dosis de cirugía verbal. Este
cachorrillo juguetón y cordial se te acerca en la calle, te da una palmada en la espalda y te espeta: «¡Hola,
cómo estás! Cuánto me alegro de volver a verte, pero casi no te reconocí. ¡Si pareces un esqueleto!». A esto
lo sigue la habitual petición de disculpas de Sagitario por la descortesía, porque estos invitados tienen básica-
mente buen corazón, y sólo unos pocos Arqueros subdesarrollados te ofenderían deliberadamente. «Oh, no,
he vuelto a meter la pata. Probablemente no te gusta que te digan que estás flaco, ¿verdad?»
O la escena puede ser ésta otra: «¿Cómo marchan las cosas, viejo? Escucha, me enteré de que te echaron
del empleo porque empinabas demasiado el codo. No tienes por qué avergonzarte de ello. Piensa en el
presidente Andrew Johnson. Era un curda y a él también quisieron mandarlo a freír espárragos. ¿Nunca se te
ocurrió buscar trabajo como catador de vino? ¡Esa sí que es una carrera en la que podrías progresar! Oye, ¿por
qué no vienes a visitarnos esta noche con esa mujer casada con la que te liaste? No te preocupes, le diré a mi
esposa que esconda el licor. Ya sabes lo que dijo San Patricio. Dios inventó el whisky para evitar que los
irlandeses gobernaran el mundo».
David Susskind, productor y personalidad de la TV, es un doble Sagitario. (Signo solar y ascendente
Sagitario.) Quizá pescasteis su programa de televisión la noche de la famosa entrevista entre el «cordial
cachorrillo» Susskind y el ampuloso Carnero ruso Nikita Jruschov, que se desarrollaba bastante bien hasta
que David miró fijamente al Premier Jruschov en los ojos y le espetó algo así como: «¿Por qué su país es tan
falaz y por qué sus funcionarios mienten tanto?» ¿Qué os parece esta manera de calentar una guerra fría?
¡Bing! ¡Bang! Tal como contaron los periódicos al día siguiente, y tal como lo vieron incluso los propietarios
de televisores en blanco y negro, la cara del Aries Jruschov viró al rojo colérico, y sus facciones se parecieron
mucho a un cumulonimbo a punto de trocarse en tormenta.
Normalmente, Aries admira y defiende la veracidad de Sagitario, porque los Carneros también se jactan de
decir la verdad. Pero no toleran oír las verdades que les conciernen a ellos. Ésta es una marcada diferencia
entre Aries y Sagitario. El Arquero es casi tan despiadado cuando se denigra a sí mismo como cuando denigra
a los demás. El Carnero es el paladín de la verdad sólo hasta que ésta empieza a dolerle o a tocarlo de cerca.
Los Aries no se caracterizan por su tendencia a reconocer o aceptar fácilmente sus debilidades y defectos.
Aunque Sagitario dispara la mayoría de sus flechas de buena fe, sin auténtica malicia, de cuando en
cuando un Centauro poco evolucionado y esclarecido le asestará a un Carnero un comentario cortante y cruel
totalmente ajeno a la verdad, e inspirado sólo por el deseo de hacer daño. (Todos los rasgos de los doce signos
solares se pueden expresar, a veces, a través de su polo negativo.) Si bien es posible que este Sagitario brutal
se salga con la suya en la mayoría de los casos, también descubrirá que no es muy sensato ensañarse con un
Carnero de uno u otro sexo. Le devolverán la flecha, con el ímpetu marciano adicional de la indignación
virtuosa, y si bien aquella no siempre dará inmediatamente en el blanco (Aries no tiene tan buena puntería
como el Arquero), finalmente terminará su flamígera trayectoria en el lugar exacto. Júpiter es un astro de gran
magnitud y poderoso, pero incluso en el cielo se mantiene a saludable distancia del belicoso Marte, regente de
Aries. Si Marte no se defendiera del ataque, echaría a perder su reputación de arrojo, y toda la estructura
astrológica se vendría abajo. Esto jamás sucederá.
Pero ésta es una asociación de vibraciones 5-9, y el rápido arrepentimiento y la franca clemencia que
ambos signos solares son capaces de demostrar cuando han sido torpes o crueles el uno con el otro, suavizará
las frecuentes fricciones mutuas. Ni Sagitario ni Aries pueden alimentar su cólera durante mucho tiempo, y
ninguno de los dos signos solares puede prolongar su rencor más allá de la pasión del momento... a menos que
uno de ellos tenga un signo lunar Escorpión. Entonces es posible que recuerden el agravio durante algo más
que unos pocos días. Aun así, el Sol es más poderoso que la Luna, con su ligera influencia, y finalmente las
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idiosincrasias solares del Carnero y el Centauro restaurarán la armonía entre ellos.
Muchas carreras y actividades atraen al Sagitario andariego e inquieto, desde los safaris por la jungla hasta
los garitos o la Bolsa, que es el mayor de los garitos; desde la cría de caballos o el adiestramiento de perros
hasta la religión; desde la medicina y el derecho hasta la educación superior... todo ello mientras el Arquero
disponga de libertad para ir de un lado a otro, para hablar, para correr riesgos y para encontrar emociones.
Al gregario Aries también lo atraen muchas carreras y actividades. Elegid una profesión, y el Carnero se
complacerá en seguirla para claros el gusto. No son selectivos, mientras puedan mandar. Aries es un signo
cardinal de liderazgo. Sagitario es un signo mutable, y menos propenso a buscar la autoridad. Intuitivamente,
el Arquero sabe que el jefe está atado al escritorio, que a menudo no puede tornarse tantas vacaciones como
sus empleados... ¡y a Sagitario le encantan las vacaciones! En realidad, ambos prefieren ser sus propios jefes,
y gravitan hacia las ocupaciones o profesiones en las que nadie les dice lo que deben hacer, ni cuándo deben
hacerlo.
Aunque el Carnero y el Arquero son esencialmente extrovertidos, nacidos ambos bajo las fuerzas diurnas
positivas, masculinas, conoceréis más Arqueros lacónicos que Carneros lacónicos. Quizás esto se debe a que
los Sagitario más aficionados a la filosofía han descubierto por las malas —y digo por las malas--- que
aprendes más cuando escuchas que cuando hablas. Al fin y al cabo. Júpiter gobierna la educación superior
(entre otras cosas), y es muy natural que el individuo regido por Júpiter se aficione gradualmente a educarse
a sí mismo. Los Arqueros son intuitivos por naturaleza, e «in-tuición» significa «enseñar desde dentro».
Para entender la diferencia básica entre Sagitario y Aries es necesario entender las diferencias entre los
dos planetas que los rigen: Júpiter y Marte. Estas dos personas son tan semejantes, por fuera, que puede
resultar difícil descubrir las diferencias, pero las hay.
Júpiter influye sobre el hombre, niño, mujer, muchacho o chica Sagitario, y lo induce a ser expansivo (a
menudo a exagerar las experiencias y los sentimientos, pero rara vez los hechos), a ser brutalmente sincero y
muy propenso a la experimentación, en todas las áreas de la vida. La vibración de Júpiter también genera en
el Sagitario una intensa pasión por los viajes y dota a los Arqueros de chispazos ocasionales de visión
profética. El Arquero, simbolizado por el Centauro, que es mitad caballo y mitad hombre, disfruta de una
mayor confianza y seguridad personal que el Carnero (poco importa la temeridad superficial de Aries)
porque Sagitario contiene la experiencia total del ser humano y la bestia.
Marte influye sobre el hombre, niño, mujer, muchacho o chica Aries, y lo induce a ser enérgico y franco
en todo, a defenderse ferozmente si lo atacan, y a ser muy valeroso en casos de emergencia o crisis. El ariano
necesita esta defensa que procede de la vibración de Marte, porque a Aries lo simboliza el recién nacido, y al
igual que el recién nacido humano, Aries moriría, literalmente, sin afecto y cuidados, si no lo protegiera
Marte.
Aunque Aries no es tan sabiamente profético como Sagitario, ve sin embargo el meollo de todas las
cosas, porque está dotado de una combinación entre la visión penetrante de Marte y la inocencia e
ingenuidad del recién nacido, que es la sabiduría más pura que existe. La diferencia más vital entre estos dos
reside, empero, en el hecho de que el Carnero es mucho más vulnerable a la crueldad y la dejadez. Además,
la intención de Aries siempre está desprovista de malicia, porque Aries, como el recién nacido, sólo entiende,
esencialmente, la bondad... mientras que Sagitario ha vivido tanto (desde el punto de vista del alma) que ha
desarrollado más cinismo y más actitudes mundanas.
En Sagitario encontramos un gran idealismo y una gran perseverancia, pero casi nunca la inocencia.
Sagitario ha aprendido a pensar, a usar el intelecto, a profetizar y a filosofar. Aries no comprende ningún
camino a la felicidad que no sea el de la reacción emocional instintiva del recién nacido ante el amor y la
bondad. Sólo la encarnizada protección de Marte impide que el Carnero esté totalmente inerme en manos de
los más fuertes. ¿No es verdad que nuestros Co-Creadores fueron sabios cuando resolvieron conservar el
orden del plan kármico mediante la astrología, para garantizar que el leal guerrero (y amante de Venus)
Marte, velara sobre el recién nacido de la rueda kármica y lo protegiera?
Ésta es la configuración de signos solares 5-9, agraciada por los dioses, merced a la cual es relativamente fácil
lograr la compatibilidad entre el Carnero y el Arquero. Tanto los raros arianos y sagitarios introvertidos, como
los más comunes y típicos extrovertidos, se sienten mucho más felices cuando están mental y físicamente
activos, aprendiendo. Como los proverbiales profetas, a menudo Sagitario prospera mucho más cuando está
lejos de su tierra natal, y disfruta viajando para llegar a los nuevos horizontes (sin sentir mucha nostalgia por
las «raíces» que dejó atrás). Aries siente que el recuerdo de la «seguridad» que dejó atrás tironea
dolorosamente de su corazón, pero a pesar de ello se suma valerosamente al Arquero, y trata de marchar a la
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par del Centauro, que galopa más deprisa. Cuando el Carnero se une al Sagitario y viajan juntos, la expedición
puede ser un poco bulliciosa, pero nunca aburrida, y se defenderán enérgicamente el uno al otro de los
malvados que los amenazan. No obstante sus frecuentes reyertas, el insaciable idealismo de Sagitario
fomentará permanentemente el afecto espontáneo y la desusada compasión de Aries... así como el Arquero se
sentirá permanentemente conmovido por la ingenuidad y la honestidad de Aries, seguro de que puede fiarse
de que éste nunca será hipócrita ni desleal. Cuando se haya despejado todo el humo, estos dos seguirán
plantados allí, sonriéndose recíprocamente de todo corazón. Se podría decir que el Carnero y el Arquero son
combustibles, pero compatibles.
Para enfrentar cruda y candorosamente una verdad astrológica, como les gusta a los Arqueros, hay que decir
que el hombre Sagitario es mucho más propenso que cualquier otro (con la excepción del Géminis) a ser infiel
de alguna manera, si no físicamente entonces mentalmente, con flirteos inofensivos.
Naturalmente, ésta es una generalización que no se aplica a todos los casos, a todos los Centauros. Pero sí
se aplica con suficiente frecuencia como para hacer que la relación amorosa entre una chica Carnero y un
Arquero aunque sólo sea «ligeramente» promiscuo, resulte tan divertida como saltar a la comba en sandalias,
con una ristra de cohetes atada a los talones. El hombre que piense que sería estimulante jugar a ese tipo de
ruleta rusa romántica con una mujer Aries, estaría más seguro si concurriera con la presidenta de la Liga de
Moralidad a una asamblea del movimiento de liberación gay. Si tropezáis con una chica regida por Marte que
alega que no experimenta ni una pizca de celos cuando su hombre se muestra amable con otras mujeres, y
ellas con él, pensad que miente (porque tiene a Marte o Mercurio «mal aspectado» en su carta natal) o que es
adoptada y sus padres no le confesaron su verdadera fecha de nacimiento. Podéis apostar a ello, y ganaréis. Os
lo garantiza la astrología.
Por supuesto, siempre existe la posibilidad de que no esté enamorada del hombre que no le inspira celos
(los celos de todo tipo no son más que un arraigado temor al rechazo) y de que sencillamente no le importe. El
hielo de Aries. En verdad, éste es un excelente barómetro para medir los sentimientos de la chica. Si reacciona
con indiferencia o displicencia ante los flirteos de su amante o marido, ya no lo quiere, y no tardará en
decírselo. Éste es el primer síntoma de la insatisfacción romántica de Marte, y no llegará a transcurrir
demasiado tiempo entre la aparición de dicho síntoma y la despedida final de esta mujer.
Aries y Sagitario son signos de Fuego, y el fuego atrae al fuego próximo, simplemente mediante una
chispa que salta de una llama a otra, a veces atravesando una distancia de muchos metros, para no hablar del
ancho de una habitación. Por consiguiente, el hombre Sagitario se sentirá atraído hacia la mujer Aries casi
desde el primer encuentro, ya sea para entablar un romance o una amistad. Puesto que influye sobre ellos la
configuración de signos solares 5-9, sus Soles natales tienen aspecto trígono, y, para decirlo con una palabra,
ellos simpatizan. Tal vez sea mejor que él busque la amistad, en lugar del romance, si aún no está preparado
para sentar la cabeza y hacerse monógamo. Es posible que él haya disfrutado con la escena de la película
norteamericana Bob and Carol and Ted and Atice en que aparecían los cuatro en la cama, y que lo haya
aceptado todo con buen talante y riéndose... pero ella es la que al proyectarse esa imagen salió del cine y le
arrojó sus palomitas de maíz en la cara al acomodador. (Como he dicho en otro pasaje de este libro, la cólera
de Aries nunca hace discriminaciones.)
Lo que se puede decir en defensa del Arquero típico de sexo masculino es que, si siente la tentación de
sucumbir a los encantos de un nuevo amor, suele ser tan propenso como la mujer Aries a confesarlo casi
inmediatamente. Básicamente, el hombre regido por Júpiter es sincero y veraz. Ninguno de los dos engañará
al otro durante mucho tiempo. Claro que cuando se trate de una chica Aries, él saldrá ganando si no es tan
veraz. No debe sentirse obligado a enumerarle todos los guiños que le hacen las mujeres voraces que abundan
en estos tiempos, en razón de los múltiples estímulos que las inducen continuamente a asegurarse de que no se
privan de su cuota de aventuras sexuales, en un juego que no tiene más reglas que las de la variación. La
fantasía de la mujer regida por Marte le suministra más que suficientes imágenes de infidelidad, sin necesidad
de sumar a los sentimientos de ella, y a la relación de ambos, la carga adicional de unos guiños sin
112
importancia.
Parece raro que una chica aparentemente tan segura de sí misma, tan demostrativamente independiente,
sea tan vulnerable desde el punto de vista emocional. Pero lo es, y su miedo interior a ser maltratada o
engañada en el amor la hace sufrir mucho. Aries es un signo masculino, y por ello la chica Carnero nunca está
totalmente segura de su feminidad. Esto le hace pensar que incluso las mujeres que son netamente menos
inteligentes y atractivas que ella le resultan sin embargo más deseables al hombre que ama, aunque sólo sea
por sus modales exteriormente femeninos. Esta incertidumbre puede generar una tortura interior
indescriptible. Pero, infortunadamente, a menudo sus estallidos de celos despertarán poca comprensión o
compasión auténticas en el Arquero, que valora mucho la libertad personal y la confianza mutua entre dos
personas que se aman.
Esta actitud es muy correcta, pero si él no se reeduca para ser un poco más afable con la naturaleza básica
de esta mujer, y para tratar de abordar los temores ocultos de ella con más tierna consideración, accediendo a
discutir las cosas de vez en cuando y a tranquilizarla, la perderá más rápidamente de lo que la encontró. Y
probablemente el vacío que ella le dejará en el corazón no será tan fácil de llenar como él supone. Cuando un
hombre y una mujer cuyos Soles natales están en aspecto trígono, y que se amaban sinceramente, se separan,
siempre se produce por ambas partes una terrible sensación de soledad. Si el sentimiento que interpretaban
como amor era sólo amistad, y ellos lo habían definido equivocadamente desde el principio, la separación será
menos dolorosa... e incluso es posible que más adelante vuelvan a ser amigos. Pero no si se amaban
entrañablemente. Entonces el dolor será demasiado grande para transmutar el antiguo afecto en una amistad
informal.
Si logran llegar a un acuerdo de confianza mutua desde el principio, la chica Aries tiene muchas
probabilidades de entablar una relación de armonía emocional con el hombre Sagitario, y viceversa. Muchos
Arqueros son estables y fiables en el plano sexual, y cuando lo son, el amor entre los dos puede resultar
eternamente excitante y siempre estimulante... emociones éstas que, paradójicamente, llevan la paz y la
satisfacción al corazón de quienes han nacido bajo signos de Fuego. Es que veréis, no todos alcanzan de la
misma manera la paz y la satisfacción interiores.
Estos dos amantes son optimistas, francos, afectuosos y cordiales. También son visionarios, pero las
visiones de él son más prácticas, porque Sagitario, a diferencia de Aries, tiene la virtud profética de prever el
desenlace de sus sueños desde el principio, así como la honestidad necesaria para separarlos de las simples
fantasías, fundadas sobre desvaríos. Aunque ambos son expertos en construir castillos en el aire, a los de él
casi nunca les falta argamasa.
Cuando este hombre y esta mujer se enamoran, la fusión del entusiasmo marciano de ella y la temeridad
jupiteriana de él les suministran un reaseguro contra el aburrimiento. El amor entre dos personas que
comparten un entusiasmo recíproco por las nuevas ideas, y una eterna juventud espiritual, pocas veces se
enfría. Probablemente incluso votarán igual, porque es muy raro el Carnero o el Arquero que no sustenta ideas
políticas liberales. Desde luego, hay algunos conservadores nacidos bajo ambos signos, aunque es probable
que sea el Sagitario y no el Aries el que se inclina ligeramente hacia la derecha. Aun así, los escasos Sagitario
conservadores actuarán movidos por el idealismo político. Puesto que ambos son muy sensibles a los
problemas candentes del momento, este factor contribuirá más de lo imaginable a reforzar su compatibilidad.
Es justo advertirle a la chica Aries que el hombre Sagitario es más proclive que el de cualquier otro signo
solar, con excepción de Virgo y Acuario, a quedarse soltero. Su naturaleza afectuosa, impulsiva (muy
semejante a la de ella), le permite entablar un romance fácilmente, y es posible que la fuerza marciana de ella
lo impulse a contraer un compromiso que no está dispuesto a cumplir. Como la mayoría de los Arqueros se
niegan a mentir en el altar, no es extraño que los hombres de este signo solar rompan sus compromisos y
desaparezcan a la hora de la boda. No son crueles... sólo sinceros. Conozco a un hombre Sagitario que desde
hace muchos años —tantos que ambos han perdido la cuenta— le promete a una viuda encantadora que se
casará con ella. La viuda sigue esperando, con la tenacidad de Cáncer. Si fuera Aries, le diría que se vaya a
hacer puñetas a otra parte, le echaría llave a la puerta y cambiaría su número, de teléfono. A menudo una
medida intempestiva de esta naturaleza le abre los ojos al Arquero, si ama realmente a la mujer. Si no, la
única culpable es ella. Probablemente él nunca le dijo concretamente que la amaba. En general los hombres
Sagitario tienen la precaución de no decir «Te amo» si no lo sienten, y poseen un rico arsenal de frases
evasivas para zafarse del aprieto sin despertar sospechas. He aquí un par de ellas que todo Arquero varón con
sangre en las venas ha utilizado, en un momento u otro. Prestad atención a las palabras exactas.
113
conoces mis sentimientos?
(o quizás...)
Más tarde, ella lo acusará de una ruptura emocional de compromiso, pero no lo ha escuchado
atentamente. Él no le ha mentido. Los Sagitario no mienten jamás. ¿Lo sabíais?
Normalmente, este hombre no es de tipo doméstico. Observad cómo trata a su propia familia...
displicentemente. Y cómo ama a sus propios parientes... desde lejos. Pero la chica Carnero tampoco está
atada al hogar, así que no le molestarán sus vagabundeos, siempre que la lleve consigo. Si ella le da mucha
autonomía de movimiento y le informa que también cree en la libertad personal, el Arquero puede
convertirse en un compañero generoso y estimulante, dentro y fuera del matrimonio. Ella deberá aprender a
amar a los animales, porque más tarde o más temprano este hombre traerá a casa un perro o un caballo, o
algo por el estilo. Si viven en un apartamento pequeño, esperemos que sea un perro.
Es posible que él pase mucho tiempo en los establos, en los bosques, caminando o haciendo camping,
dedicándose a los deportes como participante o espectador, o dedicándose al teatro como intérprete o
espectador. El Arquero de vocación más intelectual sustituirá la naturaleza, los deportes o el teatro por los
libros y la filosofía, pero sus gustos se encauzarán a menudo fuera del hogar. Esto no significa que no la ame,
y la chica Aries así debe comprenderlo, si desea conservarlo definitivamente.
Su acomodamiento sexual es casi automático. Ambos son inmensamente afectuosos y nunca les falta
apasionamiento, porque ambos son signos de Fuego. Es posible que la actitud de él respecto del amor físico
sea un poco más informal y displicente que la de ella, y no tan vehemente, pero no será menos sincera, y de
ningún modo menos idealista. Ambos son capaces de suministrar una respuesta cálida, merced a lo cual sus
intimidades pueden ser maravillosamente satisfactorias, aunque quizá no estén totalmente libres de egoísmo
sexual (una de las causas más comunes de la desavenencia sexual). Tal vez ambos deban aprender que la
auténtica dicha emana de la necesidad interior de amar, no de ser amado. La lección no será demasiado difícil
de asimilar, porque la generosidad está muy arraigada en sus respectivas idiosincrasias. Como también
armonizan mental y emocionalmente. la relación física entre ambos puede ser ideal en todos los sentidos
(siempre que no interfieran los celos ni la infidelidad).
Ella se disgustará cuando él formule ocasionalmente promesas que no puede cumplir, porque a menudo
los Arqueros estiran impulsivamente los brazos hasta donde éstos no llegan. Es posible que ella prorrumpa
en un llanto colérico cuando él deje escapar negligentemente una verdad desagradable, sin preocuparse por
sus sentimientos susceptibles. Y también es posible que a ella la fastidien los torpes y a menudo inoportunos
esfuerzos de él por hacerse el chistoso. Como sabéis, los Sagitario son medio payasos, y las bromas de los
payasos nunca son sutiles. A ella le ha tocado en suerte un bufón, así que, ¿por qué no aceptar sus cacahuetes
y sus copos de azúcar, y por qué no reírse y disfrutarlo? Aunque es posible que de vez en cuando a él lo
exasperen las tentativas de ella encaminadas a privarlo de su libertad y a quitarle su tiempo, la admirará por
su mente brillante y respetará su independencia.
En cuanto a la posibilidad de que la tendencia jupiteriana a la promiscuidad despierte los celos marcianos
de ella, no olvidéis que el Arquero tiene un marcado sentido del honor y de la integridad personal. El
comportamiento del Sagitario estará a la altura de las expectativas y de la confianza depositadas en él. Existe
una antigua fórmula metafísica, que obra milagros por su naturaleza mágica. Una vez, un amigo mío, Hank
Fort, escribió una canción cuya letra resume esta Ley Universal infalible.
Dice, en parte:
La mujer Aries enamorada de un Arquero que repita una y otra vez el último verso cuando su corazón esté
atribulado, descubrirá que se trata realmente de un mantra milagroso que le dará más motivos para regocijarse
que para llorar. Porque la verdad hace la verdad, sabéis... y la mentira hace la mentira.
114
Hombre ARIES Mujer SAGITARIO
Una chica Sagitario que se siente atraída por un hombre Aries no hace más que obedecer a su instinto natural.
Admira el coraje, anhela la excitación, le gusta divertirse... y ciertamente el Carnero no es un tipo estático.
Claro que a veces es un poco autoritario, y que tiende a empecinarse en salirse con la suya. Pero es
eternamente un romántico sentimental, y esto es lo que ella busca, aunque a veces no tome conciencia de su
propio objetivo hasta que alguien se lo haga notar. Sin embargo, una vez que toma conciencia, acumulará
muchas cicatrices al buscarlo donde no debe y como no debe. Pero las ocultará, a menudo con una máscara de
payaso. Sagitario siempre hace un chiste cuando lesionan el idealismo de Júpiter. Se trata de un mecanismo de
defensa. Esta mujer necesita desesperadamente el romance, porque sólo el romance puede aplacar su cinismo
instintivo. Nació un poco escéptica, y frecuentemente sus incursiones en el amor no hacen nada para mitigar
este escepticismo. En cambio, lo estimulan... junto con su ingenio.
El hombre Aries común no es demasiado sensible (a menos que su Luna esté en un signo de Agua, o que
su carta natal contenga un Neptuno en aspecto excepcionalmente favorable), y por consiguiente tampoco es
muy perspicaz a la hora de analizar la naturaleza humana. Se conforma más o menos con las apariencias, y
por tanto le resulta difícil imaginar que ella tiene sed de romance cuando la ve aparecer como una caricatura
hilarante, con una risa cínica, armada con un ejemplar del libro Sexual Revolution de Kate Millett, y
desafiándolo para que la posea. O cuando ella luce alguna otra de sus máscaras teatrales que la disfrazan de
cachorrillo travieso y retozón... o de solterona tímida y retraída.
Interiormente, la chica Sagitario anhela encontrar a un hombre inteligente, honesto, que la estreche entre
sus cálidos brazos y la proteja eternamente... de sí misma. Antes de poder actuar así, el Carnero tendrá que
quitarle delicadamente los afeites y comunicarle enérgicamente que la comedia musical ha concluido. Ella
protestará, porque adora el teatro y porque también comparte el temor de Cenicienta al toque de queda de la
medianoche, cuando su carroza se trocará en una calabaza. Sin embargo, habrá que hacerlo. La joven Arquera
es mucho más dócil cuando está sentada en una calabaza, descalza y humilde, que cuando revolotea por el
salón de baile, coqueteando y desafiando a un hombre. Una vez doblegada y debidamente subyugada (lo cual
es más o menos tan fácil de lograr cómo adelantarse a un caballo de carrera montando en una tortuga), puede
ser la mujer más dulce del mundo. Pero el hombre Aries necesitará una tortuga veloz para alcanzar a la
potranca Sagitario.
Él podrá conformarse pensando que esta chica no sólo es ligeramente torpe en el aspecto físico (no
obstante su andar y su porte elegantes), sino que también lo es en el aspecto emocional. Tropezará más tarde o
más temprano. Entonces podrá recogerla en sus brazos cálidos, comprensivos, y podrá colocarla en la
calabaza y enseñarle las verdades de la vida, a saber, que él es hombre y ella es mujer. (Ya sabéis que
Sagitario es un signo masculino.) Posiblemente esto le resultará más difícil que domar a la mujer ariana,
porque lá Arquera, que es mitad caballo, puede correr más deprisa que el Carnero. Si consigue convencerla de
que puede confiar en el hecho de que él la amará cabalmente (a diferencia de esos hipócritas falaces que le
destrozaron el corazón), ella lo recompensará suministrándole libertad, una conversación estimulante, una
amistad leal, afecto, humor, ternura y generosidad. Todo lo cual ciertamente vale un poco de esfuerzo en el
punto de partida.
Inicialmente, el Carnero se sentirá indignado por la crudeza del lenguaje de ella y por la falta de
consideración con que trata su delicado ego masculino. Tampoco lo complacerá la pura suerte con que ella
gana todas las partidas de Monopoly al coger intuitivamente los terrenos más valiosos, ni la forma en que lo
pone en ridículo con su franqueza delante de sus amigos. Los hombres Aries están resueltos a defender a
cualquier precio su superioridad masculina, su independencia y su libertad personal. Si le resulta difícil
hacérselo entender a ella, podrá recurrir sucintamente a la historia. «Nena, ¿sabes quién redactó la afirmación
de libertad más formidable que ha conocido el mundo... ¿la Declaración de Independencia de los Estados
Unidos? Un Carnero varón, llamado Thomas Jefferson. ¿Qué otro hombre podría haber firmado un ejemplo
tan glorioso de independencia, sino un Aries?» Es posible que esto la impresione.
Desde luego, esta misma lección de historia podrá enseñarle a ella otras cosas, como la falta de humildad
115
que caracteriza a Marte. Thomas Jefferson también escribió su propio epitafio, un ejemplo típico de modestia
ariana: Aquí yace Thomas Jefferson, Autor de la Declaración de la Independencia, Autor de la Ley de
Libertad Religiosa de Virginia, y Fundador de la Universidad de Virginia. No necesitó mencionar que había
sido Presidente. Esto ya figuraba en otro lugar de su lápida, por tradición. Así Tom pudo permitirse el lujo de
excluir modestamente dicho cargo del homenaje a sus logros, redactado por él mismo. Como todos los Aries,
Thomas Jefferson fue un radical, un promotor de nuevas ideas, un vehemente enamorado de la
independencia... y ciertamente un hombre que no se destacó por su recato.
¿Pero por qué habría de ser recatado? Al fin y al cabo postuló, desarrolló y manifestó todas aquellas
iniciativas, con su entusiasmo y coraje. ¿Por qué habría de ocultar su brillo tras un cúmulo de falsa humildad?
En el territorio del ego, no se generará mucha tensión entre el hombre Aries y su mujer Sagitario. Bueno,
quizás un poco, pero no mucha. En su condición de signo cardinal, él no puede evitar que lo guíen los
instintos. En su condición de signo mutable, ella no es consumida por el ego o la personalidad. Preferirá
mantenerlo oculto si le impide viajar mentalmente, o geográficamente. Los signos mutables no responden
desmesuradamente a impulsos del ego. (Los otros dos signos mutables son Piscis y Virgo, y estos individuos
casi nunca son egoístas agresivos.) De los tres mutables, Sagitario es quizás el más consciente de su yo, y la
«conciencia de sí» del Arquero pocas veces es exagerada.
El término «consciente de sí» (self-conscious) es confuso y contradictorio. Uno lo interpreta como un
testimonio de humildad o apocamiento... o como un asomo de introversión. ¿No es ésta la imagen que aflora
cuando describen a una persona como «consciente de sí»? Curiosamente, los norteamericanos han deformado
el verdadero sentido del término, al transformarlo en sinónimo de falta de naturalidad, cuando obviamente
significa «consciente-del-yo»... y esto no tiene nada que ver con la humildad, la introversión o esas formas de
conducta pie sofocan la propia personalidad. Sea como fuere, en todo caso, la chica Centauro es un poco más
consciente de sí que sus hermanas mutables de Piscis y Virgo, aunque lo es considerablemente menos .que el
Carnero varón.
No todas, pero sí la inmensa mayoría de las mujeres Sagitario prefieren los amigos a las amigas, de modo que
el Carnero celoso tiene muchísimas oportunidades de recordarse a sí mismo que ella sólo es cordial, vivaz y
gregaria pero no infiel. Ella también es más que un poco propensa a ser celosa cuando la provocan, pero ni
remotamente tanto como él. Los malvados monstruitos verdes que se ocultan detrás de la aureola de ella,
cualquiera sea su número, no tendrán muchas oportunidades de mostrarse, porque su amante o marido ariano
también prefiere la compañía masculina. ¿No es ésta una circunstancia afortunada? Otra ventaja. Esta chica
tiene suerte. Quién sabe por qué, sale bien parada de muchos de sus peores desatinos, gracias a la influencia
de su regente, Júpiter, quien la favoreció al nacer, como un hada «padrino» (vaya término interesante), con las
deslumbrantes cualidades de la fe y el optimismo, las cuales, al combinarse, actúan con una fuerza tremenda
para promover la pura «suerte», que no es suerte en absoluto, sino sólo el producto de la ley del magnetismo.
Uno atrae lo que imagina, y ella imagina muy a menudo la felicidad.
Aunque su comportamiento social parezca a grandes rasgos informal y poco convencional, recordad que
Júpiter gobierna la comprensión espiritual y la esencia profética de todas las religiones. Esta chica posee una
inocencia interior y una fe conmovedora en los seres humanos (por lo menos la poseía cuando era más joven)
que la colocan frecuentemente en situaciones incómodas, y que la hacen parecer más coqueta de lo que en
realidad es. Todo empieza muy inocentemente.
ARIES: ¿Has pasado toda la noche en la casa que el señor Cromwell tiene en la ciudad sólo porque es tu jefe y
te necesitaba? Claro que te necesitaba, ese viejo sátiro taimado. Y tú tienes la moral de una gata
vagabunda. (Cuando estalla la ira de Marte, los Carneros no se destacan por la prudencia con que eligen
las palabras.)
SAGITARIO: Su perra estaba a punto de parir, y él no pensaba ayudarla. Alguien tenía que echar una mano
a la pobre bestia.
ARIES: Un viejo inmundo que seduce a su secretaria y se la lleva a la cama no es una pobre bestia.
SAGITARIO: Me refería a la perra. El señor Cromwell es un crápula. Se acostó y yo tuve que asistir sola
al parto de los cachorros. Uno nació muerto. Fue muy triste. No paré de llorar en todo el trayecto de
regreso, en el taxi.
ARIES: No paraste de llorar... Así que es por eso que tienes el maquillaje corrido. Lo siento, cariño, no
me di cuenta...
SAGITARIO: Eso significaba que no confiabas en mí. No trates de disculparte. Me has llamado gata
vagabunda. El hecho de que utilices a una pobre gata para simbolizar a una prostituta es una prueba
evidente de que tienes un odio psicótico a los animales. Y eso es lo que crees que soy yo: una -prostituta.
116
Vete.... ¡no quiero volver a verte nunca más!
Unas pocas escenas como ésta, con cambio de nombres, lugares y situaciones, bastarán
para que el Carnero aprenda —en el mejor de los casos antes de perderla— que los celos infundados son algo
que ella no tolerará, porque implican que es deshonesta, y todos los Sagitario tienen una obsesión por la
veracidad y la integridad que en algunos casos equivale a una auténtica neurosis. Preguntádselo a los
psiquiatras. Si ella se hubiera dejado seducir por el señor Cromwell, probablemente se lo habría confesado a
Aries con la mayor franqueza, sin omitir ningún detalle escabroso.
En ausencia de esta confesión descarriada, el Carnero debe confiar en ella. Es cierto que, desde el punto de
vista estadístico, las mujeres Sagitario, como las Géminis y Piscis, se sienten tentadas más a menudo que sus
hermanas de otros signos solares por los experimentos de promiscuidad sexual o por los amoríos múltiples,
porque son mutables, y también de naturaleza dual... pero la Arquera no es hipócrita. El hombre Aries podrá
acusarla de cualquier cosa menos de impostura. Esta mujer siempre será veraz consigo misma, y con el
hombre que ama; hasta que deje de amarlo o hasta que -él dude injustamente de ella. Incluso entonces, lo más
probable es que rompa la relación colérica y emocionalmente, y no que le sea infiel sólo para castigarlo. (A
menos que ella tenga un signo lunar o un ascendente Escorpión.) Aun aquellas jóvenes Arqueras que tienen
fama de cambiar despreocupadamente de amante se lían, normalmente, en un amorío por vez, y lo que
desencadena semejante conducta es, generalmente, una serie de crueles desengaños sentimentales.
Tanto Sagitario como Aries son igualmente culpables de sus respectivos accesos de soberbia,
autoritarismo y temeridad, que ambos interpretan como virtudes. A los dos también los traba el desprecio por
la cautela, la prudencia y la paciencia, que ambos interpretan como vicios.
Una vez que han descubierto que la transacción es el mejor sistema para resolver sus desacuerdos y poner fin
a sus rencillas, pueden lograr un tipo de armonía mental y emocional, para no hablar de la física, a la cual las
parejas que no arriesgan tanto (y que no están guiadas por la vibración 5-9 agraciada-por-la-simpatía-mutua)
jamás podrían aspirar. Su entendimiento sexual debería ser al mismo tiempo estimulante y sedante.... cálido,
imaginativo... y poblado de estrellas fugaces. Siempre que ella recuerde que «el silencio es oro» mientras
hacen el amor y siempre que se abstenga de pinchar la pasión de él en un lugar estratégico con una de sus
flechas verbales de Sagitario. Los momentos de intimidad no son los más indicados para entablar una
conversación vivaz ni para formular observaciones ingenuas. Por lo demás, la forma en que estos dos seres
expresan y comparten el aspecto sexual de su amor puede resultar muy satisfactoria para ambos.
Ninguno de estos dos signos solares es tacaño por naturaleza, de modo que el dinero no les creará muchos
problemas, excepto quizá cuando deban resolver dónde y cómo lo obtendrán, después de haberlo gastado
todo. En una competencia encaminada a determinar cuál de los dos es más derrochador, podréis apostar por el
Carnero, dado que la Arquera típica o media marcha normalmente unos pocos (y breves) pasos a la zaga de
Aries cuando se trata de despilfarrar descuidadamente los «verdes». Es posible que la naturaleza general de
ella sea también un poco más pacífica que la de él, aunque no se puede confiar ciegamente en esto, a menos
que ella tenga un ascendente o signo lunar Piscis o Tauro, de manera que será preferible que él no piense que
esto lo salvará cuando intente hacerse el mandón, o cuando denigre sus aptitudes culinarias o domésticas, que
no son el punto fuerte de la Arquera media.
Lo importante, para el hombre Aries, es comprender que esta chica es tan idealista como él cuando se
trata del amor y la vida... y quizás aún más. La popularidad de la Arquera y su comportamiento cordial y
franco con los hombres no modifican la naturaleza de su integridad básica. ¿Acaso la afición de él a la
admiración femenina, inocente e inofensiva, implica infidelidad? No, claro que no. Pocas veces, o nunca. Al
igual que ella, el ariano seguirá siendo fiel al amor hasta que éste se extinga, y si esto ocurre será más
propenso a confesar sus sentimientos que a guardar el secreto. Pero es posible que él tome en consideración el
hecho de que ella también alimenta temores. Muy parecidos a los suyos. Mientras el Aries sea franco con la
Sagitario, ésta lo amará de todo corazón, y lo acompañará valerosamente a donde él quiera ir. Es posible que
pierda los estribos y diga cosas que no piensa... pero apenas se dé cuenta de que él está realmente dolorido,
correrá a su lado para restañarle las heridas, ya sean éstas físicas o emocionales, con una ternura y una
delicadeza inesperadas. Entonces las llamas de sus naturalezas asociadas al elemento Fuego volverán a arder
como el primer día.
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Bastará que él recuerde que debe ser siempre veraz con ella, que debe mantener vivos en su relación la
fantasía y la excitación, y que no debe hablar precipitadamente, empujado por la cólera. Ella deberá recordar
exactamente lo mismo respecto de él. Estos dos seres se parecen mucho. Orgullosos. Valientes. Generosos.
Impulsivos. Apasionados. Independientes. Idealistas. Y muy, muy vulnerables a la frialdad y el rechazo...
sobre todo en su relación mutua. Una vez que han triunfado definitivamente sobre sus respectivos egoísmos
involuntarios, nada puede separarlos. La fortaleza de su amor es invencible. Marte y Júpiter forman una
combinación colosal.
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ARIES CAPRICORNIO
Fuego - Cardinal - Positivo Tierra - Cardinal - Negativo
La relación ARIES-CAPRICORNIO
—Sólo los alegres e inocentes e insensibles pueden volar.
— ¿Qué se entiende por alegre e inocente e insensible? Ojalá yo fuera alegre e inocente e
insensible.
La ansiosa queja extraída del Peter Pan de James M. Barrie muy bien podría haber sido formulada por un
Capricornio que envidiara la capacidad de Aries para volar dichosamente por la vida, con un estilo libre y
despreocupado. Sin embargo, la Cabra no tiene por qué envidiar la aptitud del Carnero para ser insensible,
porque la insensibilidad es sinónimo de egoísmo, una cualidad que Aries no monopoliza en absoluto. Los
capricornianos la comparten con creces.
El egoísmo de Aries es producto de la desconsideración del Carnero y de sus deseos a menudo infantiles.
Lo que Aries ambiciona, de una manera u otra, lo consigue, siempre que él —o ella— aprenda a dominar el
entusiasmo marciano y no arremeta con demasiada prisa. El egoísmo de capricornio se origina en el afán de la
Cabra en no mirar atrás para ver quién resbaló y quedó rezagado, por miedo a que esto .aplace su propia cita
personal con el destino. De todas maneras, el egoísmo es el egoísmo, cualquiera que sea la base o la causa, y
ambos incurren en él con bastante frecuencia.
En cuanto a las otras dos condiciones para volar —la alegría y la inocencia— la Cabra tiene todas las razones
del mundo para envidiar al Carnero. La palabra alegría no se asocia generalmente con los individuos regidos
por Saturno. Intentad aplicársela a los capricornianos Humphrey Bogart, Edgar Allan Poe, Juana de Arco o
Howard Hughes. Bogart desenfundando alegremente su revólver. Poe citando alegremente las palabras del
Cuervo. Juana de Arco capitaneando alegremente los ejércitos de Francia contra Inglaterra. Howard Hughes...
bueno, Howard Hughes haciendo alegremente cualquier cosa. O incluso su gemelo idéntico, Robard Hughes.
(Si por casualidad lo tuviera... pura fantasía, ya sabéis.) La inocencia tampoco es una cualidad capricorniana.
Los Capricornio nunca son inocentes, ni siquiera cuando son bebés, párvulos o niños. Todos ellos, tanto
cuando lucen botitas de color rosa como cuando las lucen de color azul, nacen, sin excepción, convertidos en
pequeños viejecitos o pequeñas viejecitas, con un sentido muy profundamente implantado de la sabiduría y la
paciencia, que normalmente no se adquiere hasta aproximarse o pasar el jalón de los cien años, hablando en
términos cronológicos.
De modo que, como veis, existen pocas probabilidades de que la Cabra vuele por la vida con la ingenua
alegría y la inocente candidez del Carnero, hasta muy pasada lo que se denomina falazmente «edad
intermedia» (que en verdad es la flor de la juventud en un lapso de expectativa de vida de trescientos a
quinientos años, viable aun ahora, para aquellos que se lo proponen seriamente). Es entonces cuando
empezará el proceso de «envejecimiento hacia atrás» del Capricornio, con sus eclosiones de abandono total
que a veces pueden remontar a la Cabra incluso por encima del Carnero. Por eso los Aries generalmente se
sienten más cómodos en compañía de las Cabras mayores. Las más jóvenes los ponen nerviosos.
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Las razones que tienen los Aries para forjar cualquier tipo de relación o asociación humana son siempre
impulsivas e idealistas, y están gobernadas por las emociones. Los capricornianos tienen motivaciones más
prácticas. Aunque es comprensible que a las Cabras las disguste la implicación astrológica de que tienden a
«valerse del matrimonio para ascender en la escala social o económica», lo cierto es que esto se aplica con
más frecuencia en el caso de los Capricornio que en el de los Aries. No se trata de que los Capricornio sean
fríos y calculadores. Al fin y al cabo, sólo piensan en los hijos por nacer. Éstos no sólo tendrán zapatos, sino
que los tendrán de primera, porque los servicios del podólogo son tremendamente costosos. Y ciertamente no
sufrirán en el futuro (los hijos, no los podólogos) las consecuencias de un desvarío romántico presente. Es por
ello que Capricornio se horroriza a menudo cuando oye la historia de una pareja de amigos que conviven
felices sin casarse y que se proponen renunciar a sus empleos y recorrer Europa en bicicleta durante más o
menos un año. Lo que alarma a la Cabra no es sólo la falta de un contrato de matrimonio. ¿Qué sucederá si
ella queda embarazada durante el viaje? Y si él abandona un excelente empleo, ¿cómo se las apañarán para
pagar el tratamiento de ortodoncia de los niños?
Ahora bien, es posible que esto horrorice a algunos lectores capricornianos, y que los conmueva hasta el
tuétano, pero entramos en la era de Acuario, queridos, y la chica de nuestro ejemplo, y su enamorado, están
ensayando un matrimonio de prueba. Veréis, no planean tener hijos con los dientes o los dedos de los pies
torcidos mientras no estén seguros de que podrán soportarse recíprocamente durante el tiempo suficiente para
criar una familia con un asomo de estabilidad. Si la relación no prospera, se separarán amistosamente (en
general)... más tristes, pero también considerablemente más sabios.
La reacción típica de Aries ante un acuerdo de este tipo es casi conmovedoramente sentimental y
románticamente optimista. Si los dos se aman realmente, piensa el Carnero, tienen que saber que su amor será
eterno, ¿y entonces por qué no se casan desde el principio?
Los Capricornio siempre se ofenden cuando los Aries los acusan de ser ambiciosos. Creen que nadie lo sabe.
¿Quiénes, ellos? ¿Ambiciosos? Sí, ellos... ambiciosos. Las Cabras son lerdas en descubrir en sí mismas
algunos otros rasgos propios de Saturno, cómo esos accesos periódicos de lóbrego pesimismo, su avidez por
aferrarse al peldaño más alto de la escala social, su renuencia a desafiar al sistema... y su sometimiento a
menudo ciego a la tradición, la familia, la ley, el orden y todas las formas de autoridad. (La Cabra J. Edgar
Hoover no hacía más que cumplir con el deber que le imponía Saturno.)
Los Carneros también son ambiciosos, pero sin ambages. En lugar de caer en el pesimismo, tienen
accesos periódicos de optimismo francamente absurdo. La mayoría de los Aries no saben distinguir una
escala social de una persiana, se deleitan en desafiar al Sistema, no sienten absolutamente ninguna obligación
de respetar ningún tipo de autoridad... y en general sólo rinden ciega pleitesía a sí mismos, a sus propios
deseos e ideas.
En mi condición personal de Aries, formulo la siguiente confesión de muy mala gana. Pero ella ayudará a
aclarar la vibración que existe entre los dos signos solares, bueno... está bien. Mi hija, Jill (capricorniana), ha
sido más sensata que su madre desde el día en que nació. No sólo más sensata sino también más serena, más
práctica, más prudente... y siempre estaba exasperantemente en lo cierto. ¿Dije que ha sido más cauta?
También más cauta.
Ya hace bastante tiempo que empecé a llevar conmigo a Jill cuando salía a hacer mis compras navideñas,
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segura de que ella cuidaría de que no perdiera mi dinero, mi monedero, mis paquetes... o mi cabeza.
Iniciamos esta pequeña tradición festiva cuando mi Capricornio tenía sólo ocho años. Era humillante. Pero
nunca fallaba.
Antes de que empezara a llevarla conmigo, no había una Navidad en la que no olvidara el dinero de las
compras, o media docena de regalos, sobre un mostrador del primer piso de Macy's o Gimbel's, y sólo me
daba cuenta de ello cuando estaba en un ascensor atestado, rumbo al duodécimo piso. Después de un tiempo,
resolví que realmente le exigía demasiado a San Antonio (especialista en hallar objetos extraviados) y recluté
a mi diminuta Cabra como acompañante. Les transmito .1a información a todos los padres arianos de
criaturas capricornianas, a modo de regalo de Navidad... para todas las estaciones.
Bobbs Pinkerton, la afectuosa y sabia supervisora de mi primer libro, Sun Signs (Los
signos del Zodíaco y su carácter, Editorial Pomaire, 1977), me juró una vez que ella no
era una típica Cabra porque adora (arguyó) los colores llamativos. «Me enloquecen», creo que me dijo.
(Astrológicamente muy dudoso, aunque tiene una Luna en Sagitario, y probablemente desea que la
enloquezcan.) De modo que hicimos una apuesta —pequeña, naturalmente, porque los capricornianos no-
arriesgan con mucha prodigalidad— y revisamos sus armarios.
Sólo encontramos prendas negras (con unos mezquinos ribetes blancos), azules oscuras, verdes oscuras y
marrones. Finalmente, extrajo triunfalmente del fondo del armario un mono de color amarillo canario, chillón,
cuidadosamente envuelto en papel de seda e impregnado por un fuerte olor a naftalina. Le clavé mi mirada
marciana más penetrante y ella confesó, ruborizándose: «Bueno, sólo lo uso en casa, pero fue una ganga».
Como era una Cabra típicamente honesta, comprendió que los catorce centavos que había apostado me
correspondían con pleno derecho, y los pagó sin chistar.
Los capricornianos tienen la aptitud auténticamente maravillosa de enfrentar los hechos objetivamente,
controlar sus defectos y usufructuar al máximo sus virtudes. A los Carneros les convendría imitarlos.
Hablando de ropa, la Cabra Bobbs cuenta que tiene una vecina capricorniana de ochenta años que usa
minifaldas y recatadas blusas de cuello alto y mangas largas. «Bueno —dice—, yo lo entiendo así. Las
piernas son las últimas en fallar.»
Así que no es correcto imaginar a todas las Cabras como mujeres pacatas. Los Capricornio de sexo masculino
tampoco son siempre tan remilgados y decorosos como podríamos suponer. Puesto que no están abrumados
por el bagaje del idealismo ariano, pueden sobresaltar al Carnero con todo tipo de propuestas y actos
inesperados... en privado.
Sin embargo, en última instancia, la mentalidad capricorniana circula, al menos en públicos por carriles
bastante conservadores. Aries acusa frecuentemente a Capricornio de falta de compasión, y sin embargo, la
Cabra no está desprovista de tierno interés y misericordia por quienes verdaderamente los merecen. La
cooperación entre el Carnero y la Cabra puede generar un éxito insospechado cuando apuntan conjuntamente
sus cuernos contra el prejuicio y la falacia, en lugar de apuntarlos el uno contra el otro.
Imaginad a la cabra montés, tímida pero robusta y de pisada firme, que pasa cuidadosamente de un risco a
otro, con confianza y tesón... que se las apaña para encontrar suficiente alimento en las matas de pastos ralos,
y que incluso traga cartón y mastica latas cuando es necesario. Nada puede frenar su marcha lenta pero segura
hacia la cumbre de la verdad, la sabiduría y la justicia que la convoca desde lo alto.
Ahora imaginad al carnero de la montaña escabrosa, que necesita una dieta de hierba más sustanciosa. A
diferencia de la cabra, el carnero no puede digerir plácidamente los clavos herrumbrosos de la crítica y las
astillas de vidrio del desencanto... y cuando salta de risco en risco a menudo calcula mal la distancia, cae y se
fractura los cuernos. Como la visión soñadora lo distrae en el sendero peñascoso de la Naturaleza, el carnero
de grandes cuernos coge algunos atajos imprevistos.
Ésta es la diferencia básica entre los hombres, mujeres y niños arianos y capricornianos. Ambos signos
solares son robustos escaladores. Pero la meta final de la Cabra es la cima misma de la montaña, el único
lugar donde ella (o él) se siente realmente segura. Para el raro Carnero, más gregario, que llega a tanta altura,
la cima de la montaña es un lugar solitario, sin más desafíos... ¿y qué sentido tiene la vida sin la emoción del
peligro? Para el Capricornio... es apacible. Para el Aries... es aburrida.
121
Mujer ARIES Hombre CAPRICORNIO
—Ahora —dijo él—, ¿te daré un beso?
...Ella se rebajó bastante al inclinar el rostro hacia él, pero él se limitó a dejar caer un
botón de bellota en su mano; de modo que ella devolvió lentamente el rostro a donde había
estado antes, y dijo amablemente que colgaría su beso de una cadena que luciría alrededor
del cuello.
El aire inconfundible de soledad que flota alrededor del hombre Capricornio, incluso en una habitación llena
de gente, atrae inmediatamente a su lado a la chica Aries. Para la Carnero femenina, sentimental y
egocéntrica, la razón de su soledad es obvia. La ha estado esperando... para que ella le muestre que la vida
puede ser muy hermosa. Así que ella se lo muestra directamente. Aries nunca se anda con rodeos.
Sin embargo, es posible que el entusiasmo inicial de ella sea sofocado al cabo de muy poco tiempo por las
reacciones lentas del capricorniano, por su inmunidad terrena al fogoso carisma de Marte... y tal vez las
emociones impulsivas de ella la induzcan a resolver finalmente que él es demasiado engreído, altanero,
distante. ¿Cómo podrá ayudarlo a encontrar la luz del sol si él está tan melancólicamente apegado a su
carrera, para no hablar de su familia... incluidas sus tías abuelas y primas cariñosas, así como sus biena-
venturados padres? Hay pocas esperanzas de que él la alce en brazos y se case con ella cuando ya está tan
permanentemente desposado con su empleo, su ambición y/o sus parientes.
Éste podría ser el fin de una relación promisoria que quizá habría sido profundamente satisfactoria, y
próspera en lo económico. ¿Por qué ella habría de malgastar su tiempo, esforzándose en quebrar su soledad
para mostrarle que la vida es bella, cuando es obvio que él disfruta de su aislamiento? No reconocería a la
belleza si ésta lo embistiera de frente. Sin embargo, ella se equivoca.
Los capricornianos valoran la belleza. Pero él nunca le hablará de aquellos cuadros que pintó en la
escuela cuando la maestra no miraba, ni de la música en la que se sumergía cuando no escuchaba nadie, antes
de consagrarse a los graves problemas que plantea la conquista de la seguridad en un mundo enloquecido. No
le hablará de esto... a menos que a ella le interese realmente.
Es doloroso perder al ser que amas porque no puedes comunicarle tus sentimientos, y esto es lo que
sucede con demasiada frecuencia en la relación entre el taciturno chico Cabra y la agresiva chica Carnero.
¿Cómo podrá hacerle conocer a ella todos esos ensueños secretos que anhela transmitirle... cómo podrá
mostrarle el romanticismo de toda la vida que yace oculto en el fondo de su tímido y extraño corazón de
Cabra? Bueno, él deberá encararlo así: si ella no encuentra más virtud en lo excepcional que en lo excitante,
no es la chica apropiada. O podrá aprender de memoria el soneto de Elizabeth Barren Browning que empieza
diciendo: «¿Cómo te amo? .Déjame contar de cuántas maneras...», y practicar, y practicar, y practicar. A lo
largo de los siglos los enamorados han descubierto que pueden comunicarse en verso los sentimientos que
estaban sepultados en sus almas, esperando que alguien los exhumara para revelarlos a una persona en
particular.
Así que veréis, es posible que el instinto de la chica Aries, regido por Marte, estuviera en lo cierto. Él
esperaba realmente que ella se acercara y le enseñara a pintar quimeras. Sólo se trata de que su táctica inicial
tal vez fue abrumadora para la Cabra más introvertida. A los capricornianos les resulta difícil acostumbrarse a
los actos temerarios y desenfrenados, aunque éstos se ejecuten en nombre del amor. Este hombre necesita un
poco de tiempo para asegurarse de que controla firmemente la realidad del romance, y aun entonces procede
con cautela. Así, tiene la certeza de que no resbalará y caerá, y de que no cometerá errores que podría
lamentar en el futuro. La política de Aries es: «Vuele ahora, pague después». La de Capricornio es: «Pague
ahora... y vuele después, con la conciencia tranquila».
Suponiendo que Capricornio y Aries consigan salvar el abismo de sus diferencias, y se aferren el uno a las
manos y el corazón del otro, igualmente deberán superar o pasar por alto las discrepancias entre sus
concepciones de la vida. Ella procurará superarlas. Son diferentes incluso cuando abordan los problemas de
sus diferencias. La explicación de esto reside en sus enfoques divergentes. He aquí un par de ejemplos.
La situación: Él acaba de lesionarse la rodilla, y el médico le ha dicho que para no agravar la herida debe
abstenerse de caminar con esa pierna durante por lo menos tres semanas. (Los capricornianos siempre se
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golpean la rótula, visitan al dentista, se rompen los huesos o sufren ataques de artritis. Por lo demás, gozan de
excelente salud.) La lesión de la rodilla estropea la excursión que planeaban hacer para esquiar en las
montañas.
ARIES: Siento que no puedas venir, cariño. Pero seguramente no te molestará que vaya con los otros y
trate de distraerme a pesar de todo.
CAPRICORNIO: ¿Sabes lo que eres? Eres egoísta.
ARIES: ¿Pretendes que me quede aquí teniéndote la mano, cuando hace un año que sueño con este fin de
semana? ¿No puedes hacer un esfuerzo y venir, aunque no esquíes?
CAPRICORNIO: No, no quiero ir mientras estoy tullido, y sí, pretendo que te quedes aquí tendiéndome la
mano, si me amas.
ARIES: ¿Sabes lo que eres? Eres egoísta.
Otra situación: (Si la primera todavía no los ha espantado.) Ella está transitoriamente en bancarrota, así que él
le presta dinero para que pueda reparar su auto y pagar el alquiler. Ella no tiene escrúpulos en pedírselo. Al
fin y al cabo, están enamorados. A ella la impresiona y la conmueve que haya tenido la gentileza de darle el
dinero sin protestar ni regatear. Transcurren varios meses y ella aún no ha saldado la deuda. Veréis, es que la
ha olvidado por completo. De modo que él se la recuerda afablemente, pero ella piensa que no es más que una
broma. En el ínterin, ella lo ha cubierto de regalos: un costoso televisor en colores y un quimono de seda pura
para Navidad.., más un reloj de oro macizo y un cachorro de San Bernardo para su cumpleaños, todo ello
pagado con sus propias tarjetas de crédito. Él se siente sinceramente conmovido y queda agradecido por el
gesto, pero no tan agradecido como para olvidarse de enviarle por correo una factura informal por los
doscientos dólares que le prestó (algunos capricornianos habrían agregado unos dólares más en calidad de
intereses), 'y el amor vuela por la ventana en medio de un estallido de fuegos de artificio marcianos.
ARIES: ¿Cómo se atreve a asentar nuestra intimidad sobre una vulgar base financiera? CAPRICORNIO:
¿Cómo se atreve a violar nuestra intimidad negándose a respetar un compromiso recíprocamente contraído?
Y así siguen las cosas: cric, crac, pim, pam, pum.
En el aspecto físico del amor, deberán superar el mismo tipo de obstáculos antes de alcanzar la satisfacción
física. Cuando el Carnero se aparea con la Cabra, se produce una amalgama de Fuego y Tierra, y
normalmente éstos no se cuentan entre los elementos más compatibles.
Los impulsos sexuales de él están controlados por Saturno, el planeta de la resistencia sólida, la
autodisciplina y la estabilidad. Los de ella están regidos por Marte, planeta que simboliza el principio
masculino de la penetración inflamada. Capricornio preferiría quedarse solo y hambriento de amor antes que
correr el riesgo de que lo queme una pasión pasajera.
Aries preferiría abrasarse antes que no intentarlo siquiera. De modo que generalmente es ella quien toma
la iniciativa sexual. Si las estrellas son favorables, y si ella lo atrapa cuando él está demasiado débil y no
puede resistir, el hombre Capricornio responderá a sus frescas y entusiastas expresiones de amor con ese tipo
de honda vehemencia que sólo pueden entender los regidos por Saturno... y con un profundo afecto que la
sorprenderá tanto como la deleitará.
Si milagrosamente estos dos consiguen entenderse, probablemente se debe a que él tiene la Luna en Aries,
Sagitario, Leo, Géminis o Acuario... o a que ella la tiene en Capricornio, Tauro, Virgo, Piscis o Escorpión.
Entonces las diferencias que existen entre ellos (y hay diferencias innegables) tenderán a atraer en lugar de
repeler. En otras palabras, en lugar de sentirse fastidiada por la cautela, la estabilidad y la compostura de
Capricornio, Aries lo respetará por estas cualidades de las que ella misma carece, y procurará imitarlas. En
lugar de sentirse incómodo frente al ímpetu arrollador de Aries, Capricornio envidiará y admirará esta
cualidad, y aflojará un poco sus ataduras. Con una relación armoniosa Sol-Luna en sus respectivas cartas, el
amor entre Aries y Capricornio puede desarrollarse y convertirse en una devoción profunda y perdurable...
tanto desde el punto de vista sexual como desde muchos otros.
Sin embargo, con una cuadratura u oposición entre sus signos Sol y Luna natales, la Cabra y el Carnero
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entrechocarán sus cuernos en una batalla perpetua, o se aburrirán tanto el uno del otro que un día se irán y
olvidarán volver. Cualesquiera que sean sus posiciones planetarias, siempre existe la posibilidad de que la
recelosa circunspección inicial de él paralice el natural entusiasmo romántico de ella, y entonces nunca
pasarán de cogerse de la mano en el cine... o de formularse con la mirada promesas mágicas que nunca
cumplirán.
La Cabra y el Carnero no son inmunes al error de todos los amantes de la configuración de signos solares
4-10, que ven el mundo a través de lentes de distintos colores. Se enamoran, y después intentan modificar
precisamente las cualidades del otro que los atrajeron inicialmente. Cuando él decide por primera vez que la
ama, lo entusiasma su conversación optimista, efervescente. Incluso su temeridad lo intriga y le inspira una
admiración inusitada, renuente. Las extravagancias de ella lo hacen sonreír, y sus errores lo hacen reír
indulgentemente. Después, perversamente, intenta trasmutar su personalidad confiada, optimista, en otra más
convencional y aceptable. Pero ella no se deja moldear.
Cuando ella decide por primera vez que lo ama, se siente muy impresionada por su aura fuerte y silenciosa
de poder. Ésta la desconcierta y la excita. Su paciencia y mansedumbre son un bálsamo para las emociones
enmarañadas de ella, y su corazón late más deprisa con sólo imaginar lo que será compartir una relación
íntima, cotidiana, con este hombre afable, silenciosamente alegre, prudente y equilibrado. Entonces ella
empieza a sentirse sofocada por todo esto, y trata de inducirlo a arrojar la cautela por la borda. Le hace señas
y lo invita a correr con ella en pos de quimeras, a retozar por aromáticos campos de trébol bajo la lluvia
estival... circunstancia ésta en la cual descubrirá que él ha traído el paraguas consigo.
El hombre Capricornio no entiende por qué la chica Aries se divierte tanto montada en un eterno tiovivo.
Éste le produce vértigo y nada más. Pero a ella le gusta la música del organillo y la forma en que el viento le
agita el cabello. La ariana se preguntará por qué él mantiene el corazón encerrado en un lugar hermético. Él
le explicará que es sólo por razones de seguridad. Pero en un corazón no hay nada para robar. Sólo hay cosas
para dar.
Cuando este hombre y esta mujer se separan, es posible que el eco de la música que antaño escucharon juntos
los persiga y les recuerde que quizá no perseveraron bastante. Es posible que él no deje entrever la pena que
experimenta por haberla perdido, pero las aguas corren a mucha profundidad, y la amargura de la Tierra
corre a más profundidad aún. Ella llorará desconsoladamente durante muchos días, ciñéndose a su propia
pauta emocional fogosa, pero poco a poco lo olvidará, aunque tal vez siga contemplando el amanecer
pensativamente durante muchos años. Ella no le dirá cuánto sufre por dentro... ¿para qué? Es tan frío e
indiferente, y apenas la saluda cuando se cruzan en la calle... como aquella vez en la esquina, cuando el
tráfico urbano era tan compacto y bullicioso que sólo pudieron intercambiar un ademán. Él ni siquiera sonrió.
Pero lo que ella ignora es que en alguna parte, en lo más recóndito de su corazón solitario, posiblemente él
piensa cosas que ella sospecha, quizá palabras como éstas...
He envejecido por lo menos 500 años desde que tropecé contigo; sin embargo vivo
creyendo en cuentos de hadas
como el de la Princesa y la Rana
y aún creo que me deseabas...
¿acaso tengo más o menos tres años?
Por supuesto, ella no oye las palabras que el corazón de él le recita silenciosamente. Ella rumia sus propios
pensamientos, recuerda aquello que él le dijo, al amanecer, mientras caminaban por la playa, junto al
océano... cuando él la cogió en sus brazos y le susurró: «Y aquí te quedarás, hasta que sea hora de que te
vayas». Entonces ella le preguntó: «¿Cuándo llegará esta hora?». Pero él no contestó. Así que no volvió a
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preguntárselo. Aries es orgulloso.
Recordad el mensaje de las estrellas. Aquellos enamorados que triunfan en la difícil prueba que la
influencia vibratoria 4-10 le impone al alma, tienen la bendición de Venus. Y quizá se necesita la
intervención del dulce planeta Venus para ablandar dos corazones regidos por los planetas masculinos, Marte
y Saturno. Venus... v la música... y la poesía... y los recuerdos...
Las tensiones y los problemas, los malentendidos v la falta de comunicación que deben enfrentar este
hombre y esta mujer... son tremendos. Pero las recompensas que reciben por ser pacientes el uno con el otro,
y por esperar que los guíe la sabiduría del corazón... son eternas. Ahora ella lamenta no haberse quedado en
casa cogiéndole la mano aquella vez que se lesionó la rodilla. ¿Cómo pudo haber sido tan egoísta? Ahora él
piensa que tal vez debería haberle propuesto acompañarla, sólo para verla esquiar por una pendiente cubierta
de nieve, con la convicción de que le pertenecía. ¿Cómo pudo haber sido tan egoísta?
Es mejor prevenir que curar. Pero quizás aún no sea demasiado tarde para decir: «Lo siento». Nunca es
demasiado tarde para quienes aman de veras. E incluso cuando el Carnero y la Cabra que antes se amaron
están separados... donde fuere... Venus les hace guiños a los dos, v proyecta el mensaje de su brillo sobre la
soledad de ambos, con la promesa refulgente de que tal vez habrá un nuevo mañana.
El efecto que se hacen recíprocamente el hombre Aries y la mujer Capricornio depende sobre todo de la edad
que ella tiene cuando se encuentran por primera vez. Si ella aún es adolescente, o tiene menos de treinta años,
es posible que lo vea como un tipo bastante tosco, autoritario, troglodítico, sin futuro. Y es posible que él la
vea como una avinagrada, o por lo menos como una reclusa, rara y con mentalidad de abuela. (Por supuesto,
conozco a una chica Cabra que lleva una vida muy disipada, casi hasta llegar al colmo de la disipación pero
tiene todos sus otros planetas en Acuario, bajo la influencia negativa de Marte. Aquí nos ocupamos de los
tipos de signos solares esencialmente puros.)
Si se conocen cuando la mujer tiene más de treinta años (cuanto más tarde, mejor), es posible que ella sea
muy divertida, y que esté llena de ideas originales acerca de todas las cosas, desde la psicología hasta la
ecología, y que tengan mucho más en común. Esto puede inducir al Carnero a pensar que ella es tan
impulsiva y despreocupada como él, pero este no será más que otro de sus precipitados juicios arianos. Ella
sigue siendo una capricorniana, bajo la férrea influencia de Saturno, y su extravagante garabito de enveje-
cimiento invertido nunca será tan elástico como para destruir o deformar sus criterios básicos de seguridad.
Nunca nada modificará el respeto de Capricornio por el éxito y por una sólida cuenta bancaria. Ahora bien, la
mayoría de los hombres arianos irradian un potencial de éxito. Éste brilla en sus facciones como la luz de un
faro, y se expresa en su andar y sus movimientos agresivos. Pero los Carneros no siempre exhiben una
aptitud natural para forjar sólidas cuentas bancarias. Hasta que ellos pasan la barrera de los treinta. (Digamos
cincuenta. Mejor aún... sesenta. Al fin y al cabo, con un lapso de vida potencial de trescientos a quinientos
años, disponen de mucho tiempo para madurar.)
Las chicas Capricornio gravitan por instinto hacia quienes están en la cúspide. Después de todo, alguien
tiene que saber quién es quién y qué es qué. ¿Acaso el sentido de responsabilidad es tan censurable? No, pero
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para los Aries puede ser enervante. Huele a cautela y prudencia, dos palabras que este hombre nunca aprendió
siquiera a deletrear, porque tiene una especie de trauma freudiano en relación con ellas. Simbolizan lo que
más teme: la represión de su entusiasmo marciano.
Por eso es raro que se desarrolle una relación amorosa cuando estos dos se conocen en una situación de
trabajo, en la cual, por ejemplo, el Carnero es el jefe y la chica Cabra es la secretaria. Él comprenderá que ella
es una perfecta alhaja como secretaria, con un sex appeal cautivante, aunque ligeramente mitigado y
controlado. Es una mujer capaz y eficiente, muy divertida (aunque oculta muy bien su humor en las horas de
trabajo). El hecho de que ella comprenda que es una subordinada, y que las subordinadas deben aprender de
sus superiores, halaga su ego marciano. Entonces él descubre (ojalá antes de que sea demasiado tarde), que
ella está aprendiendo discretamente todo lo que necesita saber para sustituirlo como jefe. Obviamente, un
Carnero así amenazado olvidará su sex appeal y la despedirá en un santiamén. Pero aun entonces, es probable
que él siempre la recuerde como una excelente secretaria, si bien su aterradora experiencia lo obligará a
agregar una frase atemperante como «furtivamente ambiciosa».
Sin embargo, la Cabra y el Carnero pueden formar una pareja interesante cuando no compiten entre sí. No
he dicho deslumbrante ni fantástica, sino interesante.
A esta altura ya sabéis que el símbolo de Capricornio es la cabra montés. Pero es posible que no sepáis
que el símbolo correspondiente de Capricornio en la mitología griega es Jano, el dios de dos caras. Antes de
que os forjéis una idea equivocada, dejadme explicar el significado de las dos caras de Jano: una de ellas está
vuelta hacia el pasado, la otra hacia el futuro. Para Capricornio, el futuro sólo es importante en la medida en
que se relaciona con el pasado. El Carnero no tardará en descubrir que si quiere impresionar a esta chica le
conviene tener un árbol genealógico respetable, que se remonte por lo menos cinco o seis generaciones atrás.
En cuanto a ella, bueno... una mujer Capricornio no necesita realmente un árbol genealógico. Se podría decir
que los capricornianos son sus propios antepasados. Reflexionad sobre esto. Si conocéis a algunas Cabras
típicas, entenderéis muy bien lo que quiero decir.
A menudo, una chica capricorniana se encontrará implicada en lo que sólo se puede definir como una
situación romántica «imposible». Y existe una buena razón para ello. La mujer que se cree, en secreto, una
persona imposible, buscará inconscientemente una relación amorosa imposible para justificar la opinión que
tiene de sí misma... y para autocastigarse. Eso es precisamente lo que merece, piensa ella. Una relación
imposible para una persona imposible. Yo. Pero a menudo esta chica es mucho más tierna y digna de ser
amada de lo que ella misma se permite imaginar, y siempre es mucho más atractiva y llamativa, físicamente,
de lo que ella cree. Además, tiene la cabeza bien puesta (excepto cuando el Sol o Mercurio está «mal
aspectado») y no es caprichosa.
Al Carnero le toca convencerla de que es una mujer muy deseable. Con su talento para la valoración
entusiasta y con su tendencia a colocar a la mujer amada sobre un pedestal de marfil, es posible que consiga
sacar con bastante limpieza de su caparazón a la capricorniana tímida o insegura. Aries tiene más
posibilidades que la mayoría de los otros signos solares de hacer pasar a la chica Cabra de la subestimación
personal a un justo orgullo por su sexualidad femenina. Sin embargo, aunque finalmente logre ejecutar este
pequeño milagro, tal vez no consiga cogerla en sus brazos enseguida y para siempre. Queda su familia.
A menos que sus padres hayan ultrajado de alguna manera el sentimiento de decoro típico de Saturno,
dejándole crueles cicatrices, la capricorniana media les es fanáticamente leal. Si su familia no aprueba al
Carnero, es posible que ella tampoco lo apruebe. Si sus padres sí lo aprueban, es posible que estén enfermos
o en aprietos económicos, y entonces ella pensará que tiene el deber de permanecer a su lado mientras la
necesiten, aunque deba sacrificar el amor. Os digo que hay una sola solución para esta obsesión
capricorniana por la familia. Ofrecedle llevar a papá y mamá a compartir vuestra vida conyugal, buscad una
casa o un apartamento espacioso con muchos dormitorios disponibles... y haced de tripas corazón. De lo
contrario, si el Carnero la exhorta a abandonar a sus parientes cuando éstos la necesitan, o a dejarlos lidiando
con sus propios problemas, ella se pondrá melancólica, se culpará y tendrá a cada rato sobresaltos de
remordimiento. Es desconcertante tratar de hacerle el amor a una mujer que tiene continuamente escalofríos
de melancolía y sobresaltos de remordimiento. Sobre todo para un hombre Aries, que necesita y exige, en
todo momento, una atención vehemente y concentrada... dirigida hacia él.
Si el Carnero estudia con más detenimiento las connotaciones astrológicas de la naturaleza emocional de
Saturno, su vida sexual podrá mejorar mucho. A veces, cuando la chica capricorniana luce una máscara de
despreocupada indiferencia, ésta puede ocultar las pasiones más torturantes. Si ella reprime las expresiones
físicas de afecto, esto-se debe únicamente a que Saturno no cesa de advertirle silenciosamente: Atención.
Mucho cuidado. No te dejes engañar por tus sentidos. Éstos no son de fiar y pueden engatusarte.
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Escuchar esta voz, mientras una arde de deseos de consumar físicamente una atracción emocional y
mental, puede acumular frustraciones.... y las frustraciones pueden asumir muchas formas extrañas. En el
caso de los capricornianos, puede inducir a llenar el vacío interior con la ambición de poder, con una
excesiva seguridad económica... o incluso con colecciones de antigüedades. Algunos se convierten en seres
maniáticos y malhumorados, y unos pocos aceptan su destino y simulan creer que la soledad es un signo de
perfeccionamiento espiritual. El Carnero valeroso no temerá arrancar la frígida máscara de indiferencia de la
Cabra, para dejar al descubierto su pasión oculta. El problema consiste en que el Carnero insensible puede no
darse cuenta de que se trata sólo de una máscara, puede no adivinar nunca la profundidad de los sentimientos
que se ocultan atrás, y puede desistir antes de empezar la lucha.
Las llamas de la pasión también pueden congelarse si la mujer Cabra utiliza su capa protectora, elegida
por su propia iniciativa, para destruir la confianza del ariano en su pericia de amante. Apenas el intuya que
sus actos sexuales no generan en ella una reacción igualmente vehemente, sufrirá el tormento de la
inferioridad. Poco importa que su desdicha descanse sobre una falacia, y que en verdad ella anhele
devolverle su pasión con igual fogosidad, a pesar de lo cual no puede confiar en sus propios sentimientos y
emociones. Es posible que él no tenga la perspicacia necesaria para comprender que ella alimenta el deseo
secreto de retribuirle su pasión, y así es como otra relación Aries-Capricornio termina antes de que haya
tenido la oportunidad de desarrollarse y convertirse en la profunda experiencia emocional que podría haber
sido.
La regla general, entre estos signos solares, debería consistir en verificar mutuamente sus
signos lunares. Si el Sol y la Luna de sus respectivas cartas son armoniosos, el Carnero
podrá trasmutar mágicamente el plomo frío y gris de Saturno en los diamantes refulgentes de Marte,
mediante la pura alquimia del amor. Pero si al nacer uno de ellos su Luna y su ascendente estaban en mala
posición respecto del signo solar del otro, y viceversa, es posible que estos dos deban esperar, y
reencontrarse la próxima vez, en una encarnación futura, cuando se hayan corregido algunas configuraciones
kármicas. Sin embargo, estas desavenencias recíprocas son raras, y la mayoría de los Carneros y las Cabras
pueden conquistar finalmente la armonía, si lo intentan, aunque al principio el sendero haya sido muy
escabroso. Siempre es más difícil escalar montañas cuando se empieza, pero a medida que uno se acerca a la
cumbre la marcha es más fácil, el aire es más fresco, el Sol es más brillante... y el espíritu brinca de júbilo al
aproximarse la materialización del sueño.
La secuencia lógica de Capricornio nunca puede descarriarse. Por consiguiente, la chica Cabra se ofusca
cuando algo inesperado o poco ortodoxo amenaza con desquiciar el plácido statu quo, y es posible que el
Carnero provoque involuntariamente estos desquiciamientos. Cuando la capricorniana está ofuscada, puede
hacer que el ariano se sienta algo más que un poco tenso. Normalmente esta mujer tiene nervios de acero, ojos
de halcón y la paciencia del mismísimo Job. Es posible que el Carnero impaciente se sienta, de alguna
manera, por debajo del autocontrol de ella. No debería ser así. Porque ese autocontrol no es más que la cadena
que ella emplea para amarrar su espíritu y evitar que se remonte demasiado lejos, donde no habría nadie para
sostenerla, si tuviera la mala suerte de caer. Los brazos de él son suficientemente fuertes para sostenerla. Y él
es suficientemente persuasivo, suficientemente tesonero, para convencerla de esto... si tiene paciencia. Este
hombre corre en pos del amanecer, y se siente agraviado cuando la capricorniana que ama no lo acompaña.
Ella es dulce y tierna, y cuando bromea hace sonreír su corazón. Sin embargo, en su talante hay algo que dice:
«No te acerques demasiado».
¿Es necesario que la astrología le traduzca este mensaje al ariano inteligente? Lo que ella quiere decir
en realidad es: «Deseo que te acerques más, pero temo que lo que ambiciones sólo sea mi estabilidad, que no
me necesites realmente a mí... como mujer». Seguramente el Carnero sabrá contestar semejante súplica
silenciosa reflejada en los ojos solitarios y mansos de esta chica. Más tarde, ella se aproximará a él, y tal vez
no murmurará palabras románticas, pero si él la observa atentamente, verá esa tierna sonrisita secreta
capricorniana de hondo placer. Si no mira deprisa, se la perderá. Pero igualmente estará allí, reflejada desde el
sol interior... el sol de saberse amada.
Es en verdad un Carnero muy afortunado. Ahora es muy bella, pero Saturno ha prometido hacerla más
hermosa a medida que pasan los años. Es posible que gobierne implacablemente sus emociones, pero
Saturno nunca viola una promesa. Y ella tampoco. Por fin, el ariano ha encontrado un amor en el que puede
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confiar, un amor para poseer y retener. Ciertamente esto vale el desafío de combatir con unos pocos dragones
de egoísmo... y de redondear sus Soles discordantes en un círculo de comprensión.
ARIES ACUARIO
Fuego - Cardinal - Positivo Aire - Fijo - Positivo
La relación ARIES-ACUARIO
Empezaron el verso, pero nunca lo terminaron...
Aries y Acuario tienen este elemento sobresaliente en común: ambos se sienten curiosamente atraídos por
cualquier cosa nueva hasta que le extraen toda la diversión y la verdad. Entonces se deshacen de ella y pasan a
la próxima aventura nueva y excitante. Estos dos no miran atrás ni lloriquean por el pasado, si son
representantes típicos de sus signos solares. Para el Carnero, el hoy es siempre mucho más emocionante que
el ayer. Para el Aguador de Acuario, el mañana es mil veces más fantástico que el ayer o el hoy.
De vez en cuando, se apartan por separado del carril del tiempo, en algún punto situado entre el pasado, el
presente y el futuro, y chocan frontalmente el uno con el otro, en un encuentro que no forma parte del
itinerario consciente de ninguno de los dos. Siempre se trata de un encuentro interesante, y predestinado,
planeado en una instancia superior mucho antes de que cualquiera de los dos hubiera nacido. Aries y Acuario
son influidos por la vibración de signos solares 3-11, y la fusión de sus auras los lleva a las experiencias
compartidas del viaje, la educación y el descubrimiento espiritual... y a los recuerdos kármicos de
reencarnaciones anteriores, así como a las esperanzas, los deseos y los ensueños de la existencia actual. Ya
veis por qué se encuentran recíprocamente fascinantes.
Los Aries se precipitan sobre las cosas con una dedicación total (por el momento), entusiasmados y
totalmente comprometidos con lo que está ocurriendo. Acuario es igualmente entusiasta, pero esta gente no se
precipita sobre nada. Los Aguadores abordan todas las experiencias con un desapego premeditado, husmean,
se rascan la cabeza y agitan las orejas... desde una distancia segura. Así pueden disfrutar de ellas sin
complicarse ni atarse. Por supuesto esta sutil diferencia psicológica no os ayudará a diferenciar los cuando os
crucéis con ellos por la calle. Pero hay otros medios.
Es posible que el Carnero corra, con la cabeza gacha, arrojando confetti y disparando bengalas. Es posible
que el Acuario pedalee en un uniciclo, masticando un rábano encurtido, y haciendo girar un hula hoop, con un
quetzal amigo posado sobre el hombro. Ambos se destacan en medio de la multitud.
128
Uno de los significados de la vibración 3-11 entre amigos, parientes, socios, amantes o cónyuges es: la
obligación kármica. La asociación o relación implica ya sea un intercambio de grandes bienaventuranzas y
dichas... o una gran aflicción que uno le produce al otro, quizás en forma de Aligación o responsabilidad, con
efectos de largo alcance sobre la vida de ambos.
El Acuario que tiene la dicha de contar con un amigo Aries que lo (o la) acompaña durante largos meses
de tribulaciones o enfermedad (personal o en la familia), cuando nadie se preocupa o lo ayuda... puede
preguntarse: «Por qué lo ha hecho?». El Carnero se limita a devolver un favor de una vida (sepultada en el
inconsciente) durante la cual recibió una ayuda análoga. Quizás en el curso de este proceso, el Carnero recibe
una dosis de esclarecimiento que lo encarrila hacia una carrera futura, hacia una meta o un sueño inesperado
que no le habría sido revelado de ninguna otra manera, salvo en aquellas circunstancias en que el Carnero le
ofrece ayuda al Acuario. Al invertir los signos se puede presentar la misma situación, con muchas variaciones
en el tema.
Otro Acuario administra los negocios de un Aries. y le evita problemas al Carnero con los recaudadores de
impuestos y los acreedores, le desbroza las marañas financieras y le consigue préstamos milagrosos en
condiciones imposibles... motivado inconscientemente por el recuerdo que lleva en el alma de la ayuda
monetaria que recibió de Aries en otra época y en otro lugar... y así paga una deuda kármica. Un hombre
Aries tiene un íntimo amigo de su mismo sexo, cuya esposa Acuario ve la amistad con malos ojos. Ella recela
ilógicamente del Carnero, y él, a su vez, experimenta una tensión inexplicable cuando ella entra en la
habitación. Es posible que al final el Carnero descalabre el matrimonio de su amigo con la mujer Acuario... o
que la esposa Acuario impida que el Aries continúe una amistad valiosa con su marido. El desenlace depende
del grado de evolución al que han llegado el Carnero y el Aguador a la hora del conflicto. El Karma es
complicado.
El bien o el mal que estos dos signos solares (o cualesquiera otros dos signos influidos por la vibración 3-
11) se aportan mutuamente no es casi nunca de poca envergadura. El contacto no es casual, y ellos ejercen
poco control consciente sobre su resultado. Sin embargo, si Aries y Acuario meditan sobre las leyes del
Karma, o la reencarnación, comprenderán por qué uno de ellos está dispuesto a ayudar al otro, y aprenderán a
aceptar el favor de buen grado. O comprenderán la situación inversa —por qué los dos continúan
maltratándose insensatamente el uno al otro— y merced a esta comprensión, podrán poner fin a la
configuración kármica mediante el sencillo acto de cancelación del Karma que consiste en perdonar y olvidar.
De lo contrario, no harán más que acumular obligaciones adicionales para vidas- futuras, en las cuales las dos
almas estarán encadenadas entre sí, en una sucesión interminable de estrechas relaciones, mediante la ley
inevitable de la atracción y repulsión magnética, de la acción y reacción.
Acuario es uno de los cuatro «signos humanos» del círculo astrológico. Los otros tres son
Géminis, Virgo y Libra (a menos que contemos al Centauro. el Sagitario mitad caballo y mitad humano). Por
consiguiente, las pasiones de Acuario son más controladas que las de los Carneros, cuyos amores y odios
instintivos los hacen actuar a menudo por puro impulso animal, o para la satisfacción personal del ego. Los
Acuario regidos por Urano suelen evadirse de la acción instintiva, enfilando hacia el mundo de la mente
superior... y el dominio de la intuición pura. Esto les concede a los Aguadores una misteriosa aptitud
parapsicológica o intuitiva.
A veces los Carneros también parecen ser clarividentes, pero en realidad no lo son, en el sentido estricto
de la palabra. Lo que ocurre es que se precipitan de cabeza en el foco de la situación, y la acción penetrante
de su planeta rector, Marte, les suministra la respuesta correcta. Aries va directa e inmediatamente al meollo
del problema, sin emplear ni la lógica ni el razonamiento racional: sencillamente lo obsesiona una necesidad
abrumadora de zambullirse y llegar al fondo del asunto. Los pantallazos más rápidos e intrincados de los
Acuario emanan de las longitudes de onda electromagnéticas con las que están sintonizados bajo la
influencia de su planeta rector. Urano, que simboliza la electricidad, entre otras cosas... y también el rayo.
Los Aguadores se limitan a captar una impresión del aire, o la absorben mediante una especie de ósmosis
eléctrica, sin gastar una décima parte de la energía que despliega Aries para llegar a las mismas conclusiones.
Aries y Acuario son esencialmente compatibles. Los une un cordón casi visible de comprensión. de
manera que incluso cuando discrepan vehementemente siempre pueden sustituir la tensión por la armonía
cada vez que se lo proponen. Se trata de la simpatía natural que existe entre el Fuego y el Aire, y de algo
más. Excepto cuando hay desavenencias inusitadas entre sus horóscopos, se trata de las posibilidades de
comunicación sin esfuerzo que están abiertas a todas las configuraciones de signos solares 3-11, en todos los
canales. La tercera casa astrológica simboliza la comunicación de todo tipo: visual, mediante la palabra
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impresa, y también mediante la palabra hablada, incluyendo las mentes que hablan a las mentes, los
corazones que hablan a los corazones.
A los Carneros los acusan frecuentemente de ser soñadores ingenuos, poco prácticos. A los Acuario los
acusan a menudo de ser sencillamente chiflados. Ésta es otra razón por la cual los dos generalmente se llevan
tan bien. Ambos se sienten incomprendidos por el mundo y por todos sus habitantes. Ambos también piensan
que marchan por el camino correcto, separada o conjuntamente, y que es el resto del mundo el que equivoca
el paso y está descarriado. Naturalmente, esto los hace confluir... para reconfortarse mutuamente y protegerse
recíprocamente del Sistema. Los Carneros son temerarios, los Aguadores están chalados... pero se las apañan
para entretejer estas cualidades trocándolas en complicadas redes de duendes, milagros, arco iris y hechizos
diversos. Así crean dirigibles de ensueños que, con gran sorpresa de las almas más sensatas, se remontan por
los cielos azules de algunas empresas personales y comerciales delirantemente prósperas.
La tolerancia de Acuario, inspirada por Urano, es un aislante que protege a la mayoría de los Aguadores
de la conmoción producida por los caprichos súbitos y los anhelos muy originales y creativos de Aries. Habrá
trances en los cuales los Carneros pensarán que Acuario no está totalmente en sus cabales, y en que Acuario
temerá no estar en condiciones de soportar los arranques de agresividad de Marte. Sin embargo, en general,
estos dos disfrutarán de una asociación demencia', fabulosa y singular. Acuario es un signo fijo, y por tanto
los Aguadores pueden ser, ocasionalmente, más que un poco tercos. Pero la terquedad no hará mella en Aries.
Sólo el amor y la bondad. En grandes dosis.
Es posible que los Aguadores intenten esclarecer a los Carneros con sus teorías acerca de la inmersión del
ego, aduciendo que esto genera paz y felicidad. Pero a Aries lo asusta sumergir el ego, tanto como sentirse
devorado por un túnel oscuro. «¿Dónde me deja eso a mí? ¿Dónde estaré yo, el Mí-de-Mí... en una especie
de vacío eterno?», se pregunta el Carnero. Los arianos nunca son expertos en el estado yoga del Nirvana.
Perder la conciencia de ti mismo... ¿eso es el éxtasis? En este instinto, Aries tiene intuitivamente razón
La mayoría de conceptos de Acuario están años luz por delante de su tiempo, y sin embargo no son más
infalibles o inmunes al error de juicio que las ideas de Aries... aunque de todas maneras la sabiduría uraniana
será vertida del pequeño cántaro marrón de Acuario, se la pidan o no. «Todos los problemas humanos emanan
del énfasis desmedido en las emociones y de la exageración del sentimiento personal», afirma Acuario.
«Las personas que niegan sus emociones y sepultan sus sentimientos personales son frías y desalmadas, y
están privadas de todo esclarecimiento y percepción», replica Aries.
Entonces... ¿a dónde van desde esa calle sin salida? Vuelven a sus duendes, milagros, arco iris... y dirigibles
de ensueños.
130
Mujer ARIES Hombre ACUARIO
Entonces casi lloró, pero se dio cuenta de que ella se indignaría si en cambio reía.
Así que rió con una risa altanera, y en la mitad de ésta se quedó dormido.
Estos dos podrían pasarlo maravillosamente juntos, si la chica Aries sólo consiguiera meterse una cosa en la
cabeza. Cuando un hombre Acuario se ríe, es porque se siente muy triste. Cuando llora, es porque se siente
muy alegre.
Una vez que entienda este importante juego que él juega, se sentirá más cómoda con todas sus otras tretas.
Me refiero a los trucos que utiliza el Aguador para evitar que la chica adivine que él la ama. También a los
que emplea cuando ya lo ha adivinado y él no quiere que descubra la magnitud de su amor, y no omitáis las
estratagemas que usa cuando se da cuenta de que está irremisiblemente enamorado, pero aún intenta
convencerse a sí mismo de que puede trocar nuevamente este sentimiento en amistad, antes de que sea
demasiado tarde.
Si os gustan los juegos, este hombre es más entretenido que una pila de crucigramas y un baúl lleno de
fichas de póker. A la chica Aries le gustan los juegos. Pero esto tiene una pequeña trampa. Sólo le gustan
cuando el otro jugador le permite ganar siempre.
El hombre Acuario no soporta a las chicas Carnero que juegan ciñéndose a estas reglas. No le dará ventaja ni
la dejará arrojar los dados de balde sólo porque ella derrama unas pocas lágrimas de cólera. Puesto que ella
es tan independiente y agresiva, para ser mujer, probablemente le dirá: «Escucha, compañera (los Acuario
llaman compañero a todo el mundo), si eres tan sensible, ¿cómo se explica que la semana pasada te haya
visto en ese desfile de las feministas? A vosotras las mujeres que reclamáis iguales derechos os convendrá
estar preparadas para asumirlos todos, incluidos los de transportar muebles, reparar las tuberías, cambiar los
neumáticos... y combatir junto a los hombres en la guerra».
Él se equivoca. Ella sólo se sumó al desfile porque no pudo resistir la emoción de los redobles. Al fin y al
cabo, los Carneros son idealistas que a veces se ponen a aclamar una causa antes de conocerla a fondo. Es
poco probable que ella esté formalmente afiliada a algún grupo feminista. ¿Una ariana? Ella nació liberada...
y no tiene ninguna intención de renunciar a sus privilegios femeninos, sólo para demostrar que es igual,
¡cuando sabe que es superior!
Sólo se trata de que le gusta debatir los problemas de vez en cuando, para conservar aguzada la mente.
Dirá, por ejemplo: «Tu argumento de que la igualdad de derechos implica que las mujeres deben vestir
uniformes, coger ametralladoras y empezar a matar gente es equívoco y falaz. Si las mujeres gobernaran este
país, no habría más guerras. Los partidarios de la violencia física, la lucha y la guerra son los hombres... y no
son las mujeres».
ACUARIO: ¿De veras? Una mañana bajo al sótano de una gran tienda, en medio de una liquidación.
Conozco a un tipo que tiene una concesión para vender vendajes de la Cruz Roja en Macy's todos
los sábados. El espectáculo le habría puesto blanco el cabello al general Patton en cinco minutos. Y
después hablan de atrocidades perpetradas a sangre fría. Vosotras las mujeres con vuestras lágrimas.
¡Qué farsa!
Tarde o temprano, ella se quejará de que él es altanero y desapegado, o francamente cruel y sádico. (Para
Aries lo uno equivale a lo otro. A sus ojos, altanero es sinónimo de cruel, y desapegado lo es de sádico.)
Sencillamente es la admirable, aunque en verdad irritante, amplitud de criterios de él, la que lo aísla de las
emociones mezquinas y personales de los individuos, en tanto promueve los sublimes ideales de la fraternidad
masculina y femenina. El Acuario tiene más interés en descubrir una cura definitiva para el resfriado común
que en alcanzarte un Kleenex cuando estornudas. Se preocupa más por los problemas de la geriatría y el
envejecimiento que por ayudar a las ancianas a cruzar la calle, individualmente. Urano encauza sus
sentimientos y su intelecto hacia la mitigación de todas las desdichas y los males del mundo en un futuro
131
radiante. No le queda mucha compasión para las zozobras personales que afloran en torno de él en el día de
hoy.
No os equivoquéis: este hombre es básicamente afable y bondadoso. Y sus intenciones son nobles. Sin
embargo, cuando tratéis con los Aguadores, pensad siempre en Robespierre (que tenía un ascendente
Acuario). Sus principios morales y sus planes para la regeneración de Francia eran indudablemente muy
sinceros e idealistas. Pero omitió considerar el hecho de que Francia era un país poblado por seres humanos
con sentimientos, y empujado por su fanatismo revolucionario cortó muchas cabezas... en el sentido literal de
la palabra.
El Acuario procura ser optimista y comprensivo con sus amigos en aprietos... y con la chica Aries (que
necesita de su ancho hombro para apoyarse y llorar después de que él la ha hecho sufrir). Pero esta
comprensión también consiste a menudo en generalidades bastante vagas. Merced a la clarividencia típica de
Urano, el Acuario comprende instintivamente el significado más profundo de la aflicción. Sabe que el alma
sólo se perfecciona mediante el sufrimiento... y no le gusta enmendar la plana al destino. ¿Quién es él para
trabar los engranajes de éste? Tal vez el destino es un sinónimo de Dios. (Ya veis que sus definiciones de los
sinónimos también son un poco diferentes.)
Está bien, así que el Aguador puede ser bondadoso y afable, tierno, dulce y divertido, cuando se le antoja.
Pero sigue siendo frío y despiadado cuando se lo mira a través de los ojos sentimentales de la chica ariana,
más sensible y extrovertida. La diferencia entre sus idiosincrasias se puede regular ocasionalmente mediante
transacciones, pero nunca se puede superar totalmente.
Él tiene centenares, quizás incluso millares de amigos. Ante semejante multitud, ella no se
apasionará, obviamente, por todos ellos. (Ella no es Acuario... él lo es.) Cuanto más tiempo pase él con esos
amigos, lejos de ella, tantas más oportunidades tendrá ella para sentirse celosa. Puesto que los celos son el
talón de Aquiles romántico de la ariana, sus relaciones tendrán más probabilidades de prosperar si ella le
permite traer sus amigos a casa que si lo obliga a encontrarse con ellos en el parque, junto a la jaula de las
ardillas. Ella no podrá hacer nada para despojarlo de esta obsesión por la amistad. Él es un hombre
humanitario. Disfruta de la compañía de la gente. Ella tendrá que convencerse sencillamente de esto.
Lo que le conviene hacer es olvidar todas sus virtudes, como la visión, la originalidad, la clarividencia, la
cordialidad y el humanitarismo... y concentrarse en sus defectos. (Sé que éste parece un consejo extraño, pero
se trata de un Acuario, lo cual significa que todo lo que habéis aprendido debe volverse del revés, y leerse a la
inversa tal como se refleja sobre un espejo). Los que los pueden mantener unidos son sus defectos, y no sus
virtudes. Veamos algunos de ellos.
Él es imprevisible. Ella deberá confesar que ésta es una cualidad excitante para Aries. Estimula la pasión de
Marte por el desafío. También es excéntrico, raro, poco convencional y extravagante. Estupendo. Nada
aburrirá más a esta chica que un hombre envarado y sujeto a una rutina conservadora. Él escucha música
extraña y corre en pos de un tambor alucinante y lejano (todos los Carneros adoran los desfiles). ¡Hurra!
Bueno, qué me cuentas... ¡un desfile! Si ella se porta bien, él permitirá que le coja la mano y lo acompañe.
En cuanto al tambor alucinante y lejano en pos del cual corre, para Aries un redoble es un redoble. ¿Qué
importa? Cualquier tipo de percusión le hace palpitar el pulso y le dispara el corazón en espasmos convulsivos
de esperanza entre estandartes de excitación tachonados de gloria.
Sin embargo, es posible que su pulso palpitante se aplaque un poco cuando llegue la hora de alcanzar la
satisfacción sexual con este hombre. Al principio, es posible que el empuje marciano más directo e inflamado
de la chica Aries pase zumbando sobre la cabeza de su amante Acuario. ¿Qué se ha hecho de él? Hace un
minuto estaba aquí. Oh, ahí está. Ella tendrá que volver atrás y recogerlo. Él aún está sentado en el mismo
lugar, rascándose la oreja izquierda y tratando de analizar el primer beso. ¿Dices que esto no es todo? Bueno,
qué interesante.
132
Él está dispuesto a aprender y a dejar que ella le enseñe. Que él se gradúe o no algún día es harina de otro
costal. No, ella no ha tropezado con un hombre virgen. Esto es posible, desde luego, pero probablemente la
razón por la cual está pasmado y admirado consiste en que, para el Acuario típico, cada nueva experiencia
vital es exactamente igual a la primera: hay que paladearla, saborearla, y después atesorarla o descartarla. Su
actitud respecto del romance no es distinta. Como la atracción entre Aries y Acuario descansa esencialmente
sobre el magnetismo emocional y la curiosidad intelectual, su unión sexual puede ser imprevisible. Se trata
nuevamente del mismo problema de antes. El desapego aparente de él... y el disgusto de ella ante todo lo que
no sea la satisfacción instantánea. Sin embargo, si la relación Sol-Luna entre sus horóscopos es armoniosa (y
a menudo, aunque no lo sea), existen muchas posibilidades de que, con la práctica, la expresión física del
amor termine por ser perfecta entre ellos. El aura de frescura ariana y la candidez de ella, su sinceridad básica
respecto del amor sexual, lo fascinarán y lo inducirán a reaccionar con inusitada ternura. Pero-ella siempre
deberá conservar la imagen ideal y la inocencia de la primera seducción. Y él también.
La causa de muchos problemas de la pareja consistirá en que ella es cardinal, y por tanto le gusta conducir... y
él es fijo, y por tanto se niega a seguir. Además, ambos nacieron bajo un signo solar masculino y, para colmo,
ambos están regidos por planetas masculinos, poderosos e imprevisibles. Marte y Urano no son gelatinosos.
Son igualmente explosivos y violentos, como los amantes o cónyuges gobernados por ellos y cuyos actos
guían. La vibración 3-11 de amistad y comunicación espontáneas que existe entre ellos puede pulir algunas
aristas de estos puentes escabrosos. Y la astrología tiene otros recursos para allanar el camino hacia la
felicidad de la chica Carnero y su Aguador (y también del Aguador y su chica Carnero, porque cuando se trata
de estos dos el carisma masculino de la propiedad y la posesión actúa en ambos sentidos).
La libre asociación esotérica de pensamientos, puede prestarles una insospechada ayuda práctica, no
obstante su cualidad mística. Deben tratar de meditar juntos sobre los estratos de significado más profundo de
su configuración de signos solares 3-11. En astrología, esta relación se denomina sextil. Cuando pensáis en la
palabra «sextil», aflora una imagen de copos de nieve y estrellas, porque el símbolo astrológico del sextil se
asemeja a los unos y las otras. Tiene este aspecto: * * * * ¿y qué imagen podría ser más bella que la de los
copos de nieve y las estrellas?
El copo de nieve tiene un diseño único y original... y lo mismo le sucede al hombre Acuario. No hay dos
copos de nieve iguales, y este hombre tampoco tiene par en la Tierra. En cuanto a las estrellas, son los
diamantes refulgentes del cielo hacia los cuales los niños (y todos los creyentes) elevan sus deseos, y deben
traerle a él reminiscencias de ella. Porque el corazón de la chica Aries será siempre el corazón de una niña,
que cree en la magia y los milagros... en la primavera y la aurora... tan ingenuo y confiado... tan excitado por
todos los nuevos prodigios y las emociones del descubrimiento... tan franco y cordial como el de un niño... e
igualmente vulnerable, detrás de la fachada de baladronadas superficiales e independencia exterior.
Los sorprenderá descubrir de qué manera este pequeño ejercicio de meditación los elevará de nuevo a la
dicha y la risa desde las sombras del miedo y el rechazo, de los celos y la cólera. Si cada vez que ella ve un
copo de nieve piensa en la singularidad de él... y si cada vez que él ve una estrella piensa en la inocencia
infantil de las intenciones de ella... la tensión que los separa se derretirá y se trocará en comprensión, así como
se derrite el copo de nieve... y refulgirá con una nueva promesa, así como refulge una estrella.
Los copos de nieve y las estrellas pueden ser un mantra mágico para todos los amantes influidos por la
vibración 3-11, pero sobre todo para este hombre y esta mujer. Los copos de nieve que caen y las estrellas
fugaces pueden ser su clave privada de amor.
A veces, estos dos signos solares os recuerdan la antigua fábula, ligeramente modificada.
Un trasgo mágico de color púrpura viene a conceder tres deseos a la chica Aries y su hombre Acuario. Con el
típico comportamiento excéntrico de Urano él pide una tarta de arándano. En lugar de dejar a los demás en
paz y de pedir lo que le reclama su corazón, la chica Carnero se siente tan agraviada y encolerizada por el
deseo impertinente de su amante que exclama: «¡Ojalá la estúpida tarta se te pegue a la nariz!». Y
naturalmente deben sacrificar el tercer y último deseo para despegarle la tarta de la cara.
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Es triste que dos personas que se aman hayan agotado todos sus deseos. Sin embargo, es posible que les
quede algo de ayer para utilizarlo como puente hacia el mañana. ¿Qué me decís de todos esos ensueños locos
y...? ¡Un momento! ¡Escuchad! ¿No es ése el redoble de un tambor alucinante y desafinado que suena a lo
lejos? Sí, lo es. Los dos lo han oído.
Al diablo la reyerta. Él la coge fuertemente por la mano y ambos echan a correr juntos para sumarse al
desfile (con el Carnero a la cabeza, desde luego). Ahora, si por lo menos ella pudiera evitar que él coquetee
con las elefantas... y él pudiera evitar que ella llore sobre los payasos.
Es el 9 de abril de 1971, el día (aunque no el año) del nacimiento de él, y acaba de enviarle *a su madre un
telegrama de felicitación. Ahora tiene prisa por arrojarse en brazos de la chica Acuario que ama. Entra
precipitadamente, la abraza con vehemencia, le estampa un beso apasionado en la mejilla, y dice algo más o
menos como esto: «Se me ha ocurrido una idea fabulosa para celebrar mi cumpleaños esta noche. Iremos al
barrio bohemio y cenaremos en ese pequeño restaurante italiano donde nos conocimos, y después veremos a
Ali MacGraw y Ryan O'Neal en Love Story».
La chica Acuario mira con expresión soñadora un punto situado por encima del hombro izquierdo de él, y
murmura: «Me pregunto cómo apareció en el cielo raso esa mancha de betún. Quizá podría pintar algunas
flores y símbolos de la paz para cubrirla. Sensacional. Un mural en el techo, como el de la Capilla Sixtina...».
Veréis, la única palabra que ella captó de su exuberante discurso fue «italiano». Cualquier astrológo
competente podría deciros que esa noche habrá jaleo en River City. (Si os parece que estoy haciendo una
ensalada geográfica, no importa, los Acuario que me lean entenderán.) Sin embargo, es un error suponer que
una Aguadora no está siempre alerta, sólo porque parece ambigua y distante. En realidad, a ella no se le
escapó nada. Si queréis una prueba, volvamos a River City...
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cumpleaños una botella de la misma marca de vino que bebimos aquella noche. Tendré que anotarlo,
para no olvidarme. ¿Es el próximo mes, verdad? ¿Por qué me miras así? ¿Fue el mes pasado?
La chica Acuario tiene un extraño aire de distraída abstracción. Algunas personas interpretan que sueña
despierta. La abuela lo habría definido como un ensimismamiento. El Carnero lo considera un agravio
imperdonable. Para el Aries, que como recordaréis nació bajo un signo cardinal, el pecado cardinal consiste
en desentenderse de él. Ella no se desentiende de él, exactamente. Y por otro lado, eso es lo que hace. Pero no
más de lo que se desentiende de cualquier cosa que pueda encadenarla a un hecho específico cuando ella se
concentra en algo que no está ni remotamente relacionado con lo que sucede delante de sus narices.
El ariano medio se enamora impetuosa y totalmente. y exige una respuesta inmediata. Si no la obtiene pronto,
muy pronto, entra en acción su mecanismo interior de defensa contra todo lo que pueda lesionarlo, y se
pregunta: «¿Pero quién la necesita?» Él la necesita, quizá, mucho, pero Aries no es un signo que se arriesgue
a no ser correspondido en el amor, si puede evitarlo. A una chica Acuario nunca le resulta tan fácil sentirse
segura de que está enamorada, aunque un hombre le interese mucho. Ello es producto de que pesa sobre ella
la maldición —o bendición— de la amistad, propia de Urano. (Puede ser lo uno o lo otro, por turno.
Depende.) Ella encuentra algún rasgo fascinante y cautivante en casi todos los desconocidos con los que se
cruza, para no hablar de todos sus conocidos. ¿Cómo distinguir esa fascinación del amor? A esta chica le
resulta verdaderamente difícil contestar la pregunta: «¿Es amor o amistad?». Lo único que sabe con certeza es
que el amor debe empezar por la amistad. No es para ella la química exclusivamente corporal que consume a
algunas parejas y les hace pensar equivocadamente que están hechos el uno para el otro. Esta mujer nunca
interpreta que las diferencias anatómicas entre el hombre y la mujer constituyen una razón suficiente para
comprometerse emocionalmente. Su esencia es el Aire, nació bajo un signo mental... y debe sentirse
intelectualmente atraída por el hombre antes de que le parezca sensato contemplar la posibilidad de entablar
una relación sexual o romántica. No se trata de que no sea capaz de olvidar un error circunstancial. Al fin y al
cabo, no es una casta mojigata. Pero comete menos errores de juicio que sus hermanas de signo solar que sólo
buscan una sensación de compenetración física junto al hombre.
Ella busca algo más. No sabe con mucha certeza qué es... pero indudablemente es otra cosa. Una vez que
la encuentra se interesará apasionadamente por el juego corporal, pero hasta entonces no se dejará seducir por
el jugador común que sólo busca el placer sensual. Tampoco se dejará apabullar fácilmente por las insistentes
declaraciones de amor idealista que le formulará el ariano, fundadas únicamente sobre la emoción impulsiva.
Pero tampoco es en absoluto vergonzosa, y apenas se convenza de que será intelectualmente excitante,
estimulante y valioso intimar más a fondo con el Carnero que la atrae, no se molestará en recurrir a las tretas
de la coquetería para tenerlo sobre ascuas. Lo más probable es que anuncie, súbita e inesperadamente, cuando
él esté menos preparado para semejante noticia bomba: «Creo que te amo. ¿Por qué no pasas la noche
conmigo?», o tal vez: «¿Por qué no vivimos juntos?».
Esto lo sobresaltará por un momento. Un momento fugaz. Pero puesto que él es tan veraz y sincero como ella
(ambos desprecian la hipocresía y a ninguno de los dos les importa un rábano lo que opinan los vecinos...
hacen lo que se les antoja y les encanta transgredir las convenciones y desafiar las estúpidas reglas de la
sociedad), se recuperará enseguida y aceptará su sugerencia. Cuando esta iniciativa emana de un hombre, es
una proposición. Cuando proviene de una mujer, no es más que una sugerencia amistosa. Estas sutilezas se
cuentan entre las ventajas de la condición femenina a las que es difícil renunciar a cambio de los beneficios de
la equidad sexual propuestos por la Ley de Igualdad de Derechos.
La mención de la equidad sexual nos trae a lo que quizás es el aspecto más importante, y más amenazante, de
una relación entre estos dos. Ella ha nacido bajo un signo solar masculino, y el planeta también masculino
Urano guía agresivamente sus actitudes y sus actos. El Carnero ha nacido asimismo bajo un signo solar
masculino, y sus actitudes y actos también son guiados agresivamente por el planeta Marte, igualmente
masculino. Para rematar este empate astrológico, ella es fija (testaruda) y él es cardinal (decidido). Esto
puede parecer muy desalentador, como el juego infantil en que un crío traza una raya y desafía a otro para
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que la trasponga... o como un enfrentamiento, cañón a cañón, entre el general Lee y el general Sherman. Pero
entre estos dos no todo es tira y afloja. También hay una buena dosis de toma y daca, principalmente gracias
a la benéfica influencia kármica de su configuración de signos solares 3-11. Ésta introduce en su relación
toda clase de bellos dividendos y de estímulos para la dicha y la armonía. El más benéfico de todos es el
aspecto amistoso de la vibración 3-11, que permite que las parejas influidas por ella sean amigas, además de
amantes. Ya veis cómo esto puede resolver muchos de los problemas del Carnero respecto del fetichismo de
ella por la amistad, propio de Urano. Además, esta influencia genera la atmósfera apropiada para la
comunicación libre y fluida entre ambos... durante la mayor parte del tiempo. Les resultará más fácil que a la
mayoría de las parejas conversar acerca de sus desacuerdos... y comunicarse recíprocamente sus
sentimientos. Ambos se beneficiarán más o menos por partes iguales de esta virtud peculiar de la vibración
personal de su configuración de signos solares, porque ella es un signo de Aire y a todos los signos de Aire
les gusta hablar. Él es un Aries, y le gusta aún más. Todas estas ventajas diluyen un poco el efecto negativo
del enfrentamiento entre el fijo y el cardinal y del empate entre los dos signos masculinos. Lo cual no implica
que esto último se pueda desestimar por completo. Seguirá siendo necesario lidiar hasta cierto punto con
dichos problemas, pero no resultará difícil —ni imposible, por cierto— encontrarles solución.
Una vez que ella ha resuelto que esta relación merece su entrega total, la compatibilidad sexual entre el
Carnero y la chica Aguadora (que, entre paréntesis, no obstante su nombre de Aguadora no tiene la esencia
del Agua, sino la del Aire... en razón de una de sus muchas contradicciones), encierra el potencial para una
rara y bella fusión. Pero el potencial necesita estímulo para desarrollarse. Es posible que ella se sienta
intrigada por la vehemencia del deseo de él y por la abrumadora pasión con que le hace el amor. Igualmente,
siempre es positivo que una mujer Acuario se sienta intrigada por algo, porque es curiosa y generalmente no
descansará hasta haber resuelto cualquier enigma que le planteé la vida o el amor. Sin embargo, he aquí una
advertencia para el Carnero. La Aguadora se aburre rápidamente después de haber armado el rompecabezas y
satisfecho su curiosidad. Así que el mejor sistema para garantizar que la unión física seguirá produciéndoles
el mismo éxtasis maravilloso del comienzo, consistirá en que el hombre Aries encare siempre su
acoplamiento sexual como algo especial, diferente, y de alguna manera inusitado. De vez en cuando deberá
modificar la forma de abordar sus intimidades. A ella no le molestará que las variaciones impliquen una
profunda y silenciosa comunión física después de una reyerta, de modo que la súbita satisfacción del apetito
amoroso se convierta en una elocuente disculpa mutua sin palabras... o que impliquen la elección de una
circunstancia insólita para consumar sus necesidades eróticas a una hora extravagante del día, de manera que
éste no sea siempre un ritual nocturno... o que él decida poner música clásica durante su contacto, y que
ponga el estéreo a todo volumen hasta hacer imposible el intercambio de palabras tiernas (e innecesario,
porque la música tiene un exultante efecto afrodisíaco)... o que susurren y hablen constantemente durante la
expresión física de su amor... y que él le recite poesías o le cuente historias cómicas de canguros... o que él
sea dulce y delicado o violento y feroz... con tal que la sexualidad no sea nunca monótona y aburrida, ni un
ritual repetitivo. El ansia de variación de ella es algo que él deberá entender.
Ella deberá entender que este hombre se siente herido más profundamente de lo que jamás dejará traslucir
cuando la esporádica indiferencia sexual de ella lo induzca a pensar que no lo necesita realmente. Ella nunca
deberá reaccionar ante sus arranques sexuales con algo que no sea un entusiasmo sincero y devorador, y
siempre deberá recibir sus abrazos con júbilo y una expectación inconfundibles. De lo contrario él quedará
temporalmente impotente y no podrá expresarle su amor físico, en razón de un sentimiento inconfesado de
ineptitud, que ella tal vez ni siquiera note, porque para la Acuario la sexualidad, como todo lo demás, no es
sino otra faceta de su variada existencia. Es posible que un sábado por la mañana ella esté poniendo a punto
alegremente el motor de su auto, o que esté correteando por el bosque y recogiendo un ramillete de flores
silvestres, durante uno de estos períodos de enfriamiento, sin sospechar ni remotamente por qué él está tan
cariacontecido y frustrado. Ella deberá exhortarse a estar más atenta a sus estados de ánimo, deberá olvidar el
tacómetro y dejar caer el ramillete de acederas, y deberá murmurarle al oído que necesita descansar un rato
(en sus brazos, por supuesto), pero cuidando que no parezca que ella es la iniciadora del acoplamiento que
sugiere.
Para mantener sexualmente satisfecho y feliz al Carnero hay que proceder con mucha consideración, y
esta mujer, si bien no es deliberada o intencionalmente desconsiderada, puede dejarse absorber por una
multitud de actividades e intereses maniáticos, mientras descuida la única actividad importante: su amor
recíproco.
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A veces los anhelos de experimentación y la conducta imprevisible de la mujer Acuario, propios de Urano, le
caen al Carnero que la ama sinceramente como un amasijo de humores desordenados, cambiantes, y de
chispazos de atención desquiciantemente breves. Tiene la impresión de que no puede atraparla... como si
fuera una mariposa o una alondra. Pero si no intenta dominar su personalidad y le concede la libertad que
necesita para desarrollar su individualidad, un' día todas sus múltiples vocaciones se integrarán
espontáneamente en el conjunto de su ser fascinante.
A veces, la ambición arrolladora, la energía infinita y la profusión de ensueños que se disparan como
cometas por el aura vibrante del hombre Aries, determinarán que la mujer Acuario que lo ama sinceramente
se sienta como si estuviera viviendo en compañía de un saco lleno de fuegos de artificio, prontos a estallar al
solo contacto con una cerilla. Aparentemente ella no puede convencerlo de que reduzca la marcha y se
acomode a su enfoque de la vida, complicado e intrincado, pero más lento y soñador. Pero si cuando él
tropieza y cae, ella siempre se acuerda de comunicarle que lo ama de todo corazón tanto como cuando está
eufórico por la victoria (y quizás aun más, en razón de su vulnerabilidad), sus emociones madurarán
gradualmente y su confianza crecerá hasta convertirse en un árbol descomunal de estabilidad. Entonces ella
deseará que vuelva a ser un niño impulsivo, porque echará de menos su espontaneidad. Veréis, es que la
gobierna Urano, el planeta del cambio. Así que arrojará perversamente una cerilla dentro de su saco marciano
de fuegos de artificio sólo para verificar si sigue siendo el hombre que la hizo reír por primera vez cuando
estaba triste y llorar cuando estaba contenta, al recordarle su propia primavera, la de ella, cuando todo estaba
verde y fresco y nuevo. Sus dudas no durarán mucho. Las luces de Bengala siguen siendo inflamables... y los
triquitraques también. Él sólo fingía ser maduro y estable. Y esto lo hará muy, muy feliz, a la manera de
Acuario, o sea demencialmente y patas arriba. Tan feliz, que le dará la sorpresa de regalarle una botella del
vino con el que brindaron aquella noche en el barrio bohemio. (Estarán en agosto, y su cumpleaños cae en
abril, pero da lo mismo. A él no le importará.) Después ella levantará el volumen del estéreo. El Concierto de
Varsovia. Quizá la Rapsodia en Azul. O la Quinta de Beethoven.
Una Casandra de Acuario urde un conjuro de magia druida y locura maravillosa del que el hombre Aries
no escapará nunca. Más tarde, cuando ambos estén «descansando» (la idea fue sólo de él), él mirará el cielo
raso y comentará: «Sabes, cariño, el mural que pintaste para cubrir la mancha de betún me recuerda a un
cuadro de Miguel Ángel».
«¡Hurra! —exclamará ella, jubilosa—. ¿Cómo supiste que quería ir a Italia en otoño?» ¿Cómo lo supo? Muy
fácil. El dominó por fin la modulación de alta frecuencia y sintonizó la onda de Urano. Además, él también
siempre quiso visitar la Capilla Sixtina. Quizá podrán ir allí para celebrar el cumpleaños de ella, le dirá... en
octubre. Ella sonreirá y dirá que es una idea estupenda. Siempre se ha preguntado cómo se sentiría si fuera
una mujer Libra. Él le dirá que eso sería formidable, porque, en su condición de Leo, siempre ha deseado
tener un amorío con una Libra. Entonces entablarán una batalla con almohadas. Triunfará ella. Plumas por
todas partes. A él no le disgustará haber perdido. Sí, finalmente están sintonizados.
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ARIES PISCIS
Fuego - Cardinal - Positivo Agua - Mutable - Negativo
La relación ARIES-PISCIS
Incluso entonces tuvieron tiempo para formar una falange que habría sido difícil
quebrantar si se hubieran levantado deprisa, pero esto era algo que las tradiciones les
prohibían hacer...
Un entrevistador de una agencia de empleos no tendría dificultades para identificar a estos dos signos
solares, no tendría problemas para distinguir a un Carnero de un Pez.
Bastan un poco de experiencia y unos conocimientos mínimos de astrología para identificarlos
correctamente.
Acercaos a un Carnero y comentad: «En tu condición de Aries, probablemente eres una persona creativa», y
el Carnero responderá: «¡Y qué lo digas! Estoy colmado de ideas originales. ¿Quieres que te exponga
algunas?».
Acercaos a un Pez y comentad: «En tu condición de Piscis, probablemente participas en algún deporte
acuático, como el surfing o la pesca submarina», y el Pez responderá: «Bueno, no sé nada, pero... esto, ¿en
cuál de ellos crees que debería participar? Supongo que podía aprender...»
Acercaos a un Carnero y comentad: «Si sigues por el camino que llevas ahora, nunca te convertirás en un
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líder», y el Aries contestará: «¿Quieres que te pegue una torta?».
Acercaos a un Pez y comentad: «Si sigues por el camino que llevas ahora, nunca te
convertirás en un líder», y el Piscis contestará: «¿De veras? Caray, ojalá tengas razón».
La pauta que aflora gradualmente en el caso del Carnero es de agresividad, a veces exagerada. La pauta que
emerge gradualmente en el caso del Pez es de acomodación, también a veces exagerada. Aries, desde luego,
es un signo de Fuego, y Piscis es un signo de Agua. Existe una diferencia marcada entre la agresividad de
Aries y la acomodación de Piscis, y para asegurarme de que he dejado en claro la diferencia, daré otro
ejemplo. Un Carnero se ha acercado al mostrador y ha pedido una pizza para llevar.
DEPENDIENTE: De acuerdo. ¡Marche una pizza! ¿Cómo la quiere, con champiñones o con pimientos
verdes?
CARNERO: Ni con lo uno ni con lo otro. Con aceitunas negras y cebolla. Y cuide que no la quemen, como la
última vez que estuve aquí.
DEPENDIENTE: De acuerdo. ¡Marche una pizza! ¿Cómo la quiere con champiñones o con pimientos
verdes?
PEZ: Bueno, veamos... ¿qué pide la mayoría de los clientes?
DEPENDIENTE: Vendemos muchas con champiñones.
PEZ: Champiñones. Llevaré la mía con champiñones.
DEPENDIENTE: Por supuesto, yo, personalmente, prefiero los pimientos verdes.
PEZ: Oh, bueno... esto, ¿podría cambiar el pedido por una pizza con pimientos verdes?
DEPENDIENTE: CÓMO no, pero escuche... ¿por qué no la pide a su gusto? No se deje influir por mí.
PEZ: Bueno... ¿pueden ser dos pizzas... una con champiñones y otra con pimientos?
Ya veis que el Piscis es acomodaticio. Lo que tal vez no veáis, empero, es el cúmulo de
motivaciones que se ocultan detrás de esto. A los bondadosos Peces realmente les encanta complacer a la
gente, cuando pueden. A todos los Piscis les espanta el bochorno de un enfrentamiento abierto, y les disgusta
que la atención se concentre sobre ellos. Pero también hay una razón más sutil por la que los Piscis son
renuentes a comprometer una opinión personal: siempre están prevenidos contra los espías, porque le tienen
pánico al «Hermano Grande». El hecho de que un extraño pase junto a un Piscis, en un aeropuerto, llevando
una maleta con el monograma CIA o FBI, puede sumirlo en un terror nervioso. Intente convencerlo de que
ésas son las iniciales de Charles Isidore Abernacky o de Frederick Bruce Israel. Vamos, inténtelo. ¿Qué
madre judía le pondría a su hijo un nombre como Frederick Bruce? Algún día, confeccione una lista de sus
amigos Piscis cuyos números de teléfono no figuran en la guía. Será interesante.
Cuando un Carnero conoce a un Pez, supone que se encuentra ante un alma dulce, mansa y afable que el (o la)
Aries puede zarandear de un lado a otro más o menos a su antojo. Lamento decir que esto es lo que el fogoso
Aries intenta hacer a menudo con el acuoso Piscis. Pero el Carnero debería estudiar ciencias naturales... y la
Biblia.
Las ciencias naturales le enseñarán todo lo que hay que saber acerca de los elementos llamados tierra, aire,
fuego y agua... y que el agua puede ser peligrosa para el fuego. Levantad tanto como os guste la llama de un
encendedor, y después sumergidla en un vaso con agua. Un chasquido... pssssttt... y se apaga. Aunque el agua
parece ser el más débil de los elementos, en realidad es el más fuerte. Unas pocas gotas de agua que caigan
sistemáticamente sobre una roca durante un lapso suficientemente prolongado la desgastarán hasta reducirla a
arena fina. Conozco a un casero Aries que aumentó impulsivamente el alquiler de un apartamento de New
Jersey donde vivía una dama Piscis llamada Marion. Ella recibió la noticia dulcemente, con mansa sumisión
femenina. Sin embargo, el casero ariano ha pasado los últimos ocho meses entrando y saliendo de los
tribunales. Ella le envía notitas acerca de las cañerías picadas y cosas por el estilo (una gota por vez,
obviamente), y él aún no ha podido aumentar el alquiler en un dólar. Antes de que termine el proceso,
probablemente se lo rebajará.
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El secreto de la gran fuerza del agua consiste en la pasividad. El agua no resiste. Arrojad un guijarro al río,
¿y qué ocurre? El agua no se resiste al objeto que penetra en su mansedumbre. El Old Man River, como lo
llama la canción, sencillamente se abre, devora el guijarro, lo cubre... y sigue su curso. El Nazareno asocia la
fuerza de la poderosa pasividad del Agua con la personalidad humana. «No resistáis al que es malo», aconsejó
Jesús, cuyo nacimiento, entre paréntesis, inauguró la era de Piscis, hace casi dos mil años.
Los Peces reciben la influencia de la sabiduría misteriosa e infinita de Neptuno, y por eso pocas veces
oponen resistencia a los Carneros más agresivos, impulsados por la fuerza ígnea del planeta rojo, Marte. A
menudo, los arianos comprueban que los Piscis ejercen un efecto sedante, refrescante, sobre sus frustraciones
inflamadas. Generalmente la asociación entre ellos los beneficia a los dos. Cada signo solar lleva, en la
memoria kármica, las semillas de experiencias extraídas del signo solar que lo precede inmediatamente en la
rueda astrológica de la vida... y a la inversa, se pueden aprender muchas lecciones de la naturaleza y las
cualidades del signo solar que sigue inmediatamente al propio.
Ésta es una configuración de signos solares 2-12, lo cual significa que Aries representa para Piscis la
segunda casa astrológica, y que Piscis representa para Aries la duodécima casa astrológica. Traducido. Aries
siempre simbolizará para Piscis, de una manera u otra, el dinero, ya sea en un sentido negativo o positivo. De
algún modo, el dinero será una consideración vital y un tema frecuente de discusión entre ellos.
Para los Carneros, el Pez representa muchos secretos, que Piscis generalmente oculta y no revela, con gran
fastidio de Aries. O si no se fastidia, los dos pasarán mucho tiempo discutiendo secretos... o las aflicciones
pasadas del uno o el otro. A veces, el síndrome del sigilo es beneficioso, pero podéis estar seguros de que,
sea como fuere, el dinero y el sigilo formarán el cimiento, en diversas formas, de cualquier asociación entre
el Carnero y el Pez, ya sea que estén implicados como amigos, parientes, socios, amantes o consortes. Los
«secretos» pueden abarcar todas las disciplinas relacionadas con lo oculto, lo esotérico o lo metafísico, como
la astrología, el hipnotismo, el viaje astral, la telepatía y otras semejantes. Tarde o temprano, estas disciplinas
serán de interés recíproco para toda combinación Aries-Piscis, cualquiera sea el sexo, la edad o la relación de
ambos, y lo mismo vale para todas las configuraciones de signos solares 2-12.
Puesto que Piscis está detrás de Aries en la rueda kármica, el Carnero experimenta una tolerancia
instintiva para con las debilidades del Pez, y de alguna manera entiende su comportamiento, aunque éste
difiere inmensamente del suyo propio. Todo ariano ha experimentado espiritualmente la pasividad y la
sumisión de la naturaleza de Piscis, y es por ello que Aries, en la encarnación actual, se inclina tan
vehementemente hacia el extremo opuesto a la humildad del Pez: el ego. No obstante su impetuosidad, los
Carneros guardan en el alma kármica el recuerdo de la experiencia de Piscis, tal como lo demuestran su
vulnerabilidad oculta al agravio, y la rapidez con que es posible despertar la compasión y la generosidad
arianas.
Sin embargo, los Carneros no están dispuestos a arriesgar ningún masoquismo (abiertamente, por lo
menos) en esta vida. Podría decirse que Aries comprende y aprecia la actitud de Piscis sin envidiarla, y sin
condenarla. Los arianos ya han recibido su boletín de calificaciones en la escuela espiritual de Piscis, gracias,
y prefieren no volver a ella. No les gustó mucho el maestro (Neptuno). Y lo mismo vale para todos los signos
solares, en toda la circunferencia de la rueda natal, una y otra vez, hasta que se aprenden todas las lecciones
necesarias y el alma puede graduarse y pasar del nivel de conciencia y existencia tierra-carne a otra
conciencia más elevada y más individual.
En razón de esta influencia 2-12, el Pez nunca dejará de mirar con respeto a Aries como si éste tuviera que
enseñarle algo importante, y a diferencia de lo que hacen la mayoría de los signos solares en la relación con el
signo que tienen delante, Piscis casi siempre está plácidamente dispuesto a imitar a los Carneros y a aprender
de ellos. (El Agua es no sólo el más fuerte y poderoso de los cuatro elementos: también es el más sabio, y por
ello es el más fuerte.)
En general, entre el Carnero y el Pez existe una agradable compatibilidad, y ninguno de los dos manifiesta
grandes deseos de inmiscuirse en la filosofía vital del otro, sino que en cambio prefiere complementarla. Sin
embargo, hay momentos en que sufren algunos choques acalorados (Aries) o gélidos (Piscis). Al Carnero,
muy franco, lo irritan las tácticas a veces escurridizas del evasivo Pez.
Conozco a un Piscis de Colorado que una vez me comentó afablemente (los Piscis son casi siempre afables):
«Bueno, ya sabes lo que siempre digo... promete lo que sea y después záfate del compromiso. Éste es mi
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lema». Los Peces confiesan sus pequeños defectos con inusitado regocijo. Este sistema de retractarse de un
compromiso con la mayor naturalidad puede levantar, ocasionalmente, una barrera entre los Piscis y los
Carneros muy rectos, ingenuamente veraces, que generalmente reaccionan con desembozado resentimiento
cuando los Peces se alejan nadando solos, de vez en cuando, para intercambiar cn el océano secretos
susurrados... o que pueden sentirse agraviados y abandonados si los Piscis se deslizan detrás de algún alga
fresca para reconfortar sus almas fatigadas, sin dejar una estela que marque su paradero. Pero el bondadoso
Pez no lo hace con mala intención. Desprovista de los duros cuernos del Carnero, y de la energía emocional,
espiritual y mental de Marte, el alma de Neptuno no tiene otro recurso para protegerse de la lacerante
existencia cotidiana en este mundo desapacible, del desgaste de los problemas de la vida.
El lema de Piscis, «promete lo que sea y después záfate del compromiso», puede parecer falaz, pero ésta
es una filosofía que mantiene jóvenes y tranquilos a los Peces... y los libra de caer en el diván del psiquiatra.
También les permite conservar su energía, y gracias a ello pueden mantenerse suficientemente sosegados
como para escuchar durante horas y horas los problemas ajenos. Igualmente. para los Carneros la impostura
sigue siendo impostura.
No quiero destruir ningún ensueño en el que figure la sandalia de cristal, pero generalmente esta combinación
funciona mejor cuando la chica es el Pez y el hombre es el Carnero. La mujer ariana necesita un varón
resuelto, invulnerable, que tenga la agresividad indispensable para decir: «Cállate y escucha», cuando haga
falta. Y tratándose de esta chica seguramente hará falta, de vez en cuando.
Desde luego hay, como siempre, excepciones que confirman la regla astrológica. Por ejemplo, un hombre
Piscis, con la Luna o el ascendente en un signo de Fuego, como Aries, Sagitario o Leo, puede poseer la
combinación justa de autoridad fogosa y dulzura de trato que se necesita para transformar a esta fierecilla en
una mujer mansa como un cordero. Bueno, quizá no tan mansa, pero sí más dócil y manejable de lo que sería
en su relación con la mayoría de los otros hombres.
Hasta cierto punto, esto es lo que ella busca y anhela en secreto: alguien que la controle firmemente (y la
haga sentir femenina) en algunas ocasiones. Alguien que le permita mandar (la mitad del tiempo) y que sea el
Príncipe tierno y encantador de sus sueños (el resto del tiempo, mucho o poco). Necesita un hermano grande y
fuerte que la proteja, un compañero al que considere su par en inteligencia, un amante que la conquiste
físicamente, un hombre sosegado que no intente aprisionar su personalidad briosa, ni dominarla. También la
complacería que fuera poeta.
Y desde luego, él debe estar dispuesto a defenderla lealmente de sus enemigos, e incluso debe estar
ansioso por ello (hasta que ella los disculpe, circunstancia ésta en que deberá amarlos), así como ella lo
defenderá de los suyos (tanto si él desea que lo haga como si no lo desea). Y veamos... sí, también debe
admirarla y respetarla, y decírselo con frecuencia, y debe ser el tipo de hombre al que le gusta partir leña y
reparar los objetos cuando se rompen (incluido el corazón de ella), y debe ser capaz de enfrentar una
emergencia con aplomo y una crisis con mucho coraje. Debe tener, sin duda, una integridad impecable, y su
lealtad sexual para con ella debe ser pura como un copo de nieve. (Pero no debe ser un felpudo, ni
exageradamente modesto.)
De ser posible, a ella le gustaría que estuviese compuesto por partes iguales de Rhett Butler, Robert
Browning, Mohammed Ali, Mike Todd, Abraham Lincoln... y su santo favorito. Quizá con un toque de
Charlton Heston, Warren Beatty, Jimmy Stewart, Mar_ Ion Brando y Steve McQueen, y apenas una pizca de
Norman Mailer... si no es mucho pedir.
En todas las Navidades de su vida, hasta donde se remonta su memoria, transcribió cuidadosamente su
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pedido en una carta a Papá Noel, pero éste no le hizo caso, y año tras año le dejó bajo el árbol toda clase de
objetos inútiles, menos este regalo singular e importantísimo. (Podéis compadecer a Papá Noel por su
problema.)
Pensándolo bien, el hombre Piscis tiene tantas probabilidades como cualquier otro de estar a la altura de
los ideales románticos de la chica Aries: Ninguna. Lo que significa que por lo menos parte en igualdad de
condiciones. ¿Sabéis una cosa? Ciertamente el Pez no puede pedir mejores probabilidades que éstas.
La chica ariana que se siente ofuscada por la naturaleza evasiva de su hombre Piscis debería preguntarse
cómo reaccionaría ella si formara parte de lo que algunos astrólogos petulantes denominan «el basurero del
Zodiaco». No es muy divertido cargar con el peso de saber que eres la corporización de todos los otros once
signos solares. Y este hombre soporta el lastre adicional de los frecuentes pantallazos precognitivos que
pueblan su conciencia. Para colmo, su compasión propia de Neptuno puede seducirlo y arrastrarlo a algunas
situaciones que sólo se pueden definir como extravagantes. Esto lo obliga a ocultar tras una serie de falsas
fachadas el hecho de que es el individuo más vulnerable de la ciudad. Dichas fachadas puede abarcar desde
la excentricidad y el mal genio hasta la ebriedad... o un viaje psicodélico sin igual (y disparado de este
mundo cruel). Pero muchos escritores creativos, artistas imaginativos y pensadores abstractos (como
Einstein) también han sido Piscis, y han aprendido a manejar sus vibraciones de Neptuno. Este hombre puede
optar entre una serie de corrientes, ¿sabéis? Esto les sucede a todos los Peces, cuando se apartan de los
remolinos caóticos.
El peligro implícito en una relación entre una mujer Aries y un hombre Piscis consiste en que los sexos
tienden a mezclarse. El hombre Pez puede ser tan masculino, viril y musculoso como el que más. Pero
también es demasiado sensible... para su condición de hombre. La mujer Carnero puede ser tan femenina,
tierna y seductora como la que más. Pero también es obstinada, empecinada e independiente... para su
condición de mujer. En razón de su tendencia instintiva a rehuir los conflictos, es posible que el hombre
Piscis prefiera replegarse antes que enfrentar el Fuego de la chica Aries. Esto no le gustará a ella. Los
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Carneros se sienten impotentes, e incluso se encolerizan aún más, cuando los obligan a boxear con su propia
sombra para zafarse de una desavenencia. El hecho de que no le hagan caso puede poner frenética a la ariana,
y los Piscis son expertos en la técnica de la no resistencia pasiva.
También es posible que a ella le disguste la renuencia de él a lidiar con los demás. Ella no entiende cómo
una persona puede soportar tantas cosas sin inmutarse. Y él tampoco entiende cómo una persona puede estar
constantemente alerta, luchando y atacando y contraatacando y derrochando tanta energía. La mansedumbre
de él, llevada a extremos, puede hacer que ella pierda finalmente la paciencia y lo agreda con algunos
comentarios hirientes y crueles que no reflejan sus verdaderos pensamientos pero que igual pueden lastimarlo
profundamente. Prácticamente cualquier incidente de poca monta puede desencadenar una escena como ésta:
PISCIS: La próxima semana exhibirán mis cuadros en la Exposición .de Arte del Museo. ¿Ves? Aquí está el
programa. Dice: «Muestra especial de nuevas formas artísticas por Guan Aco».
ARIES: ¿Hablan de un artista o de un animal? Ése no puedes ser tú. Tú te llamas Juan Lago.
PISCIS: Supongo que no entendieron bien mi apellido, y quizá «Guan» es un error de imprenta. Me he
estado preguntando qué es lo que haré...
ARIES: No me digas qué es lo que harás. No me lo digas, déjame adivinar. ¿Vas a cambiarte el nombre,
verdad?
PISCIS: Bueno, no había pensado llegar tan lejos. ¿Crees que eso es lo que debería hacer?
ARIES: Creo que deberías encarar al director de arte de ese museo y decirle: «Oye, lelo, habéis escrito
mal mi nombre. Si no imprimís nuevos programas, retiraré mis cuadros de la muestra».
PISCIS: Oh, no podría injuriarlo así. Tal vez se ofendería y entonces perdería la gran oportunidad de
exhibir mis cuadros.
ARIES: Bueno, si no lo haces, perderás la gran oportunidad de exhibirme como tu esposa. NO PERMITIRÉ
QUE EN EL MUSEO ME PRESENTEN COMO LA «SEÑORA DE GUANACO», ASÍ QUE O ENCARAS
AL DIRECTOR DE ARTE Y REIVINDICAS HOY MISMO TU DERECHO... O MAÑANA DESA-
PARECERÉ DE TU VIDA. ¿ME ENTIENDES?
Él no se negará. Se pondrá de acuerdo con ella y partirá rumbo al museo. Pero es posible que no vuelva.
Preferirá ser Guan Aco antes que una mosca atrapada en la telaraña de Marte. Por supuesto, éste es un caso
extremo. Igualmente, ilustra los conflictos y obstáculos que hay que afrontar cuando se produce una inversión
de los papeles dominador-pasivo entre dos amantes. Si existe un aspecto compatible Sol-Luna-ascendente
entre sus cartas natales, su relación podrá funcionar en condiciones ideales. Ella tendrá suficiente Fuego para
inflamarlo e impulsarlo a grandes logros, para infundirle fe en sí mismo y en sus sueños... y él tendrá la
cantidad justa de Agua para aplacar y sosegar los temores de ella, para sumistrarle seguridad emocional. Sin
embargo, con un aspecto In-minarlo o ascendente adverso entre sus natividades, es posible que enfrenten
algunos problemas.
Los hilos con los que está urdida la mujer Aries son más finos de lo que sospechan quienes sólo ven su
confianza superficial. Es mucho más que una bola de fuego cargada de impulso. Es el éxtasis que experimentó
al sepultar la nariz en la fragancia del ramillete de violetas que recogió en un rincón embrujado y umbrío del
patio, cuando tenía tres años... es el gatito que vio morir arrollado por un tranvía... es un conjunto de cometas
rojas y globos amarillos, y los días lluviosos de la infancia... es el bebé recién nacido que una señora le
permitió coger en brazos en el autobús cuando tenía nueve años y cuando representó su papel personal de
Madona... es el chisporroteo de la nieve bajo la farola callejera que ella confundió sinceramente con un
puñado de diamantes... es la zurra que su maestra de cuarto grado le aplicó durante el recreo con una paleta de
madera, delante de toda la escuela... es el amanecer que alguien olvidó... la canción que alguien recordó... Es
su primer chapuzón de barriga en la piscina, cuando se esmeraba desesperadamente por perfeccionar un salto
con entrada de cabeza... y es algo más. Es el poema que el hombre Piscis intentó escribir, pero no pudo
completar íntegramente... aunque podría completarlo, si dejara que ella lo ayudase a escribir el último verso.
La relación sexual entre ellos será la eterna y hermosa atracción recíproca entre la actividad explosiva y la fría
inmovilidad. Pero también puede ser la atracción que un conquistador potencial ejerce sobre una víctima
potencial, si existen graves desavenencias planetarias en sus respectivos horóscopos. Sin embargo, con
intercambios planetarios favorables en sus natividades, el Carnero y el Pez pueden disfrutar de una química
interpersonal excepcionalmente feliz y capaz de sobrevivir a las reyertas periódicas o a los sentimientos
heridos. Sus enfoques filosóficos de la vida pueden ser distintos, pero sus metas románticas son idénticas.
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Ambos buscan desesperadamente una experiencia sexual muy intensa... y ambos son sentimentales e
imaginativos. Al expresar su amor mediante la unión sexual, pueden materializar sus respectivas fantasías
secretas, pueden refugiarse en su propio mundo quimérico privado, y pueden cerrarle la puerta al resto del
mundo.
El Piscis que desea enseñarle a la chica Aries a flotar plácidamente en su estanque debe tomar la decisión de
ser franco con ella en todo, y después debe cumplirla. Su afición a guardar secretos y a decir verdades a
medias para no ofender sus sentimientos (los de ella o los de él), es algo que esta mujer no soportará jamás.
Ella coloca todas sus cartas sobre la mesa, y no puede confiar en un jugador que esconde algunos ases en la
manga. A menos que el Pez esté dispuesto a ser cien por ciento veraz con ella, en todo sentido, será mejor que
se busque otra compañera para el póker.
Si algún día él descubre que no puede ocultarle nada, ni siquiera sus sentimientos más íntimos, y que está
obligado a confesarle todos sus anhelos secretos... es porque la ama. Éste es el primer signo de capitulación
del hombre Piscis.
No es, empero, una garantía de que capitulará hasta el fin y llegará al matrimonio. Este hombre es muy
renuente a asumir las complicaciones del compromiso emocional y legal. Por lo que a él concierne, lidiar con
el primero ya es suficientemente complicado, sin necesidad de cargarse con el segundo. La definición del
matrimonio que da habitualmente Neptuno es: «una amistad íntima, reconocida por la policía».
Eventualmente tragará el cebo y se dejará recoger con el sedal, pero forcejeará menos en la red conyugal si la
mujer Aries simula que aún tienen un amorío que la policía no reconoce. Conozco a un hombre Piscis de
carne y hueso, .que vive y respira en California, y que sustituyó .a la familia por una gata siamesa (el Pez
típico le teme a la responsabilidad familiar tanto como al fisgoneo del Hermano o la Hermana Grande, a los
inspectores del fisco, a la CIA v al FBI). El Pez de la Gatita tiene un lema que repite a menudo: «El serrín
para gatos es más económico que los pañales».
La chica Carnero deberá hacerle creer a su Pez que sólo se hallan implicados en una unión emocional, y
nada más, aun después de que estén formalmente casados (ella nunca deberá emplear delante de él el término
«casado», al que basta cambiarle una s por una z para darle una acepción muy distinta). Si esta ficción hace
que se sienta más romántico, feliz y libre, ¿por qué no permitirle vivir la quimera de su soltería?
Es posible que él alterne entre dejarla y volver una vez más, sin saber muy bien cómo convencerla de su
devoción. Pero lo único que ella desea es que la amen y la comprendan, que nunca la interroguen... que la
acepten tal como es. En verdad, esto también es lo que él desea. Los únicos dragones que se alzan entre Aries
y Piscis son, por un lado, las ilusiones de Neptuno que sustenta él, ilusiones que, para él, son realidad... y,
por otro lado, la realidad marciana de ella, que es, por cierto, una ilusión. A ello se suman los endriagos
menores de la pasividad de él y la impaciencia de ella... y sus naturalezas recíprocamente sensibles,
vulnerables. Ningún extraño podrá ayudarlos matando a esos dragones y endriagos. Deberán matarlos desde
dentro. Así se hace siempre en los cuentos de hadas. Por lo menos en los que tienen un final feliz.
144
Hombre ARIES Mujer PISCIS
Los muchos caballeros que habían sido niños cuando ella era niña descubrieron
simultáneamente que la amaban, y todos corrieron a su casa, excepto el señor Amado,
que cogió un coche y llegó primero, y así la conquistó.
Puesto que ningún hombre es más masculino que el. Carnero, y ninguna mujer es más femenina que el Pez,
estos dos nunca llevarán la lacra de las confusiones respecto de su identidad sexual. Se trata de un auténtico
apareamiento, en todos los sentidos de la palabra que podáis imaginar. Cuando un hombre Aries y una mujer
Piscis se enamoran, la madre Naturaleza luce una sonrisa de aprobación.
En el mejor de los casos, la relación hace aflorar todo el heroísmo deslumbrante de Aries y toda la tierna
devoción de Piscis. Estos dos son Romeo y Julieta de carne y hueso. En el peor de los casos, puede hacer
aflorar el sadismo latente de Neptuno. Aun así, si él disfruta cuando representa el papel de Amo-Despótico-
de-la-Mansión, y a ella la hace feliz representar el papel de la Niña-Desamparada-en-la-Nieve, ¿quiénes
somos nosotros para estropearles la diversión?
Recuerdo muy bien la velada que pasé con unos amigos míos, un hombre Aries y su esposa Piscis, en
West Virginia. Después de que hubieron metido a sus siete hijos en la cama, el apuesto Carnero rodeó a su
bella chica Pez con un brazo protector, y sentenció enfáticamente: «Mi mujer no anda por el mundo corriendo
en pos de una carrera y asociándose a clubes. La tengo embarazada en verano y descalza en invierno... y así
no se mete en líos».
Cuando me disponía a alcanzarle a mi amiga un pesado cenicero de bronce para que se lo arrojara a la
cabeza, observé algo muy extraño. Ella le sonreía con un talante de absoluta adoración y pura veneración. No
tengo la menor duda de que se internarán juntos en el crepúsculo, mucho después de cumplir sus bodas de
oro, cogidos de la mano como novios, y él continuará siendo alto y robusto, y ella continuará siendo frágil y
estando descalza. Casi hace llorar, ¿verdad? Para mí fue una experiencia tan traumática que al día siguiente
fui a comprarme cinco pares de zapatos nuevos, que oculté bajo la cama. Cuando mi amiga Piscis me confesó
su curiosidad, le contesté simplemente: «Bueno, se acerca el invierno, sabes, y es posible que quiera salir
corriendo cualquier mañana a las cuatro para comprar el periódico o algo». No creo que me haya entendido,
pero me sentí más segura.
Aries y Piscis no son compatibles, en general, durante mucho tiempo (sobre todo si viven en Alaska,
donde a ella se le podrían helar los pies), en la medida en que él lo sería con un signo de Aire o Fuego... o ella
con un signo de Tierra o Agua. Básicamente son muy distintos. Pero para decirlo con las inmortales palabras
de los franceses: Vive la difference! Es posible que esto baste para atraerlos al principio. En cuanto a la
transformación de la atracción elemental en una relación estable, hay muchas probabilidades de que lo logren
si la Luna o el ascendente de él está en Piscis, Cáncer, Escorpión, Tauro o Capricornio... o si la Luna o el
ascendente de ella está en Aries, Leo, Sagitario, Géminis o Acuario.
Antes de que la chica Piscis se case, su teléfono suena constantemente, con las llamadas de una sucesión
interminable de hombres que le piden citas. A ella le resulta tremendamente difícil optar entre Tom, Dick y
Harry... porque aborrece ofender a Bill, John y Bob. De todas maneras en realidad amaría a Jack, si pudiera
olvidarse al menos de Roger. La vida está llena de frustraciones. Como la de decidir con quién se ha de
casar... o si ha de permitir que más o menos media docena de ellos la protejan de la pobreza y el hastío,
pagándole el alquiler y llevándola a esquiar a Sun Valley. Cosas por el estilo. Quizá le presten sus autos, uno
que otro Porsche, BMW o Saab. La vida es muy dura. El Movimiento de Liberación Femenina no conmueve
mucho a las Piscis.
La propaganda en favor de la igualdad de derechos le entra a Neptuno por un oído y le sale por el otro. La
Piscis piensa que todo depende de aquello respecto de lo cual deseas liberarte. Ciertamente es así. ¡Amén,
hermanas! (Y hermanos.)
Después de que se case, su teléfono seguirá sonando aproximadamente cada diez minutos durante todo el
día y la noche, pero ahora se tratará de sus vecinos, parientes y amigos, que necesitan de alguien a quién
puedan confiarle sus tribulaciones, de un hombro sobre el que puedan llorar. Esta tendencia a convertir su
hogar en una clínica terapéutica le provocará a su marido ariano algunas pataletas marcianas. Ella debería
escuchar sus problemas. Constantemente. Excepto en los días festivos, que él dedicará a descansar, o a
dormir... o a irse de juerga con sus camaradas.
145
La chica Pez es una confidente exquisita. Fue así como reclutó a todos sus admiradores, a partir de la escuela
primaria. También es deliciosamente humilde, y comprensiva, y así es como cae en su propia red de Neptuno.
Cuando la mujer Piscis intuye, finalmente, que el ego dominante del hombre Aries que ama está sofocando su
individualidad, generalmente no protesta en voz alta, ni entabla una discusión vehemente al respecto. Aunque
se sienta muy desesperada, lo más probable es que siga sonriendo... pero con una expresión ausente en los
ojos. Cuando él pierde la paciencia y la increpa por una nimiedad, ella normalmente no contraataca. Se limita
a parpadear unas pocas veces, y bosteza. Pero el bostezo puede ser un alarido silencioso.
Cuando el Pez parece flotar a la deriva y soñar, cuando sus sonrisas son ambiguas y su atención divaga,
el Carnero debe preguntarse si tal vez ha descuidado las necesidades de ella para ocuparse exclusivamente
de las suyas propias, cosa que es muy fácil que haga, aunque nunca intencionalmente. El ariano rara vez
tiene conciencia de su egoísmo ocasional. De todas maneras, es más desconsideración que egoísmo. Está tan
absorto en vivir-ser-hacer en todo momento, qué no se toma tiempo para mirar en torno. Cuando le hacen
notar que ha sido grosero o desconsiderado, se muestra invariablemente sorprendido y abochornado... y
compungido.
Nunca se propuso ser cruel o insensible. Nadie puede ser tan sentimental, bondadoso, absurdamente
generoso y encarnizadamente leal en el amor, como el ariano. Pero la pasividad propia de Neptuno no sólo
puede estimular el egoísmo desconsiderado y chovinismo latente de él, sino que también puede cegarlo e
impedirle ver el daño que le ha causado a ella. Si lo nota, es muy probable que se disculpe locuazmente, y que
se comporte como un perfecto ángel (hasta que vuelva a distraerse y haya que recordárselo nuevamente). Así
que no se lo puede culpar de todos los males. La mujer Piscis debe aceptar que por lo menos la mitad de la
responsabilidad de su propia desdicha recae sobre ella misma, y debe preguntarse si no ha abrazado con
demasiado fervor el papel de mártir.
No es muy necesario analizar detalladamente su relación sexual, como lo hicimos en el caso de las otras
combinaciones, porque, como se desprende de los datos astrológicos enunciados al comienzo de esta sección,
está claro que se trata, en el sentido sexual, de la perfecta unión Romeo-Julieta, Tarzán-Jane. El resultado, en
el contexto de su intimidad física, no es difícil de adivinar. Ella no sólo será sensible a todos los estados de
ánimo, deseos y anhelos de su amante, sino que los descifrará y satisfará casi antes de que se hayan formado.
A cambio, él le brindará agradecido un excitante testimonio de su fogosidad marciana y un afecto muy tierno
(a juicio de él). Ninguno de los chicos que le telefoneaban y le prestaban sus BMWs podría haberla
preparado, emocionalmente o de otra manera, para el tipo de pasión que bulle en el corazón del Carnero, una
vez que éste ha hallado a la mujer que puede considerar totalmente suya.
Esto nos trae al tema de la infidelidad sexual y romántica (tema al que siempre llegaremos finalmente en
todo capítulo dedicado a Aries). La chica Pez no es coqueta, entendedlo bien, pero lo que sucede, veréis, es
que... bueno, los hombres coquetean con
No es promiscua, sino que sólo piensa que lo más hermoso de la condición femenina es el hecho de despertar
la admiración de los hombres.
En cuanto al Carnero, él tampoco pertenece a la categoría de los playboys. Pero no le enfadará que el sexo
opuesto le tribute de vez en cuando un poco de veneración, que él utiliza para sacar brillo a su ego. Piensa que
esto forma parte de la condición masculina. Nada de esto debería generar verdaderos conflictos entre ellos, y
sin embargo es probable que los genere, porque, si bien la chica Piscis suele entender a su hombre y confiar
en él, Aries nunca pone tanto énfasis en la libertad de su pareja como en la suya propia. A juicio del Carnero,
sus encuentros informales con otras mujeres son inocentes. Los de ella son sospechosos, e implican
obviamente maniobras intencionadas encaminadas hacia un acto concreto de infidelidad.
Esto no es nada justo, desde luego. Será útil que ella comprenda que la actitud de él no descansa sobre el
egoísmo romántico, sino sólo sobre sus sentimientos de insuficiencia, cuidadosamente ocultos. Puesto que la
compasión de Neptuno influye sobre ella y la guía, es probable que comprenda su temor secreto y que actúe
en consonancia. Tenga o no razón, el hombre Aries nunca tolerará a una mujer promiscua o infiel... y un solo
desliz es mucho más que suficiente para él. Si ella no se esmera a toda hora por convencer a su hombre Aries,
con todo su corazón, de que le pertenece sólo a él... la pobrecilla terminará en la fría, fría nieve.
146
Juntad a dos personas totalmente distintas, y se amarán cada vez menos... o cada vez más? En el caso de Aries
y Piscis, las que importan no son las diferencias que los separan. Lo que importa es lo que tienen en común: el
temor a sufrir. La vulnerabilidad de ella está a la vista... la de él puede estar disfrazada por su valor y su
impetuosidad marcianos, pero es tan auténtica y dolorosa como la de ella.
147
Tipos de personalidad
148
ARIES: Fuego-Positivo-Masculino-Cardinal
Líder inspirativo, agresivo, dinámico, idealista
LEO: Fuego-Positivo-Masculino-Fijo
Organizador inspirativo, agresivo, dinámico, idealista
SAGITARIO: Fuego-Positivo-Masculino-Mutable
Comunicador inspirativo, agresivo, dinámico, idealista
TAURO: Tierra-Negativo-Femenino-Fijo
Organizador reservado, reflexivo, estratega VIRGO:
LIBRA: Aire-Positivo-Masculino-Cardinal
Líder mental, agresivo, dinámico, idealista
ACUARIO: Aire-Positivo-Masculino-Fijo
Organizador mental, agresivo, dinámico. idealista
GÉMINIS: Aire-Positivo-Masculino-Mutable
Comunicador mental, agresivo, dinámico. idealista
CÁNCER: Agua-Negativo-Femenino-Cardinal
Líder sensible, reservado. reflexivo, estratega
ESCORPIÓN: Agua-Negativo-Femenino-Fijo
Organizador sensible, reservado, reflexivo, estratega
PISCIS: Agua-Negativo-Femenino-Mutable
Comunicador sensible, reservado, reflexivo, estratega
149
Y así, la santa misión encomendada a cada hombre y mujer consiste en personificar el sacrosanto atributo
natal de su signo solar individual.
Éste es el mensaje de sabiduría y amor de nuestros Co-Creadores, canalizado a través de Sus mensajeros e
intérpretes, las estrellas, los planetas y las luminarias, a través de todo lo solar, todo lo lunar y todo lo estelar,
hacia todos los hombres y mujeres de todo el mundo.
Sólo si cada cual es fiel a la santa misión de su propio signo solar, será posible crear la unidad y la
armonía a partir del caos y la confusión, y favorecer el advenimiento del día en que Su Voluntad se hará
sobre la Tierra, como en el Cielo.
Dentro del bello sincronismo del equilibrio astrológico, nuestros Co-Creadores dispusieron que los cuatro
signos cardinales (líderes) estuvieran compuestos por partes iguales de la esencia positiva-masculina y
negativa-femenina, y también por partes iguales de los cuatro elementos de Fuego. Tierra. Aire y Agua.
El mismo equilibrio y la misma armonía perfectos existen dentro de las filas de los cuatro organizadores
fijos y los cuatro comunicadores mutables.
Cada parte del todo es diferente, como consecuencia de lo cual todas son iguales, y éste es el Gran Enigma
Cósmico de la Sabiduría y la Verdad. El primer paso encaminado a resolverlo —y es sólo el primer paso,
porque hay muchos más— consiste en que la Imperfección iguala a la Perfección. El primer paso encaminado
a lograr el esclarecimiento está detallado en «Los doce misterios del amor», en el comienzo de este libro.
150
La combinación de los elementos
SIGNOS DE FUEGO
SIGNOS DE AIRE
SIGNOS DE TIERRA
SIGNOS DE AGUA
FUEGO Y FUEGO
Cuando el Fuego se encuentra con el Fuego, las llamas más altas y calurosas que se forman pueden producir
una conflagración, que se consumirá, y se apagará... o que iluminará las tinieblas, y derretirá el hielo y el
miedo de las ideas negativas. La opción depende de ambos individuos por igual.
AIRE Y AIRE
Cuando el Aire se encuentra con el Aire, la libertad de movimiento es total, y existen pocas restricciones o
ninguna. Esta combinación puede desembocar en una gloriosa elevación mental, emocional y espiritual. Pero
sin los vientos del cambio el Aire se vuelve rancio y se contamina, y en determinadas condiciones el Aire
puede agitarse y trocarse en un tornado frenético. La opción también depende de ambos individuos.
TIERRA Y TIERRA
Cuando la .fierra se encuentra con la Tierra, esta combinación puede transformarse en una colosal montaña de
fe y vigor... o puede convertirse en cambio en un desierto árido, según la dirección que tome. Cuando se agita,
151
el resultado puede ser un terremoto, con repercusiones volcánicas. La opción también depende de ambos
individuos.
AGUA Y AGUA
Cuando el Agua se encuentra con el Agua no hay resistencia, y surge un río continuo de inspiración, que fluye
finalmente hacia un océano mayor de esclarecimiento... o. en condiciones negativas, puede gotear dentro de
una caleta estancada, sin salida. El agua sacia la sed, pero cuando se descontrola produce inundaciones
destructivas. La opción también depende de ambos individuos.
FUEGO Y AIRE
El Aire aviva el Fuego, y lo hace arder con más brillo, estimulando el entusiasmo y la emoción... o
provocando la pasión y la cólera. El exceso de Fuego puede consumir el oxígeno del Aire, dificultando la
respiración... y el exceso de Aire, por ejemplo en el caso de un vendaval, puede debilitar la llama. La opción
también depende de ambos individuos.
FUEGO Y TIERRA
Siempre resulta obvio cuál de los dos elementos es el más fuerte y perdurable. La Tierra permanece donde
está, a menos que la mueva una explosión interior, o la acción de fuerzas exteriores. El Fuego traza su propio
rumbo, elevándose siempre hacia los cielos. El Fuego puede chamuscar la Tierra, pero nunca puede destruirla
por completo. La Tierra sustenta al Fuego, formando una base estable para sus llamas. Pero un exceso de
Tierra puede sepultar al Fuego más refulgente. La opción también depende de ambos individuos.
FUEGO Y AGUA
Un Fuego de gran magnitud puede deshidratar o secar una pequeña cantidad de Agua, con su calor excesivo.
Por otro lado, grandes cantidades de Agua pueden apagar el Fuego, extinguiendo sus llamas. Por tanto, el
Fuego teme o respeta instintivamente al Agua, y viceversa. Pero ambos intuyen inconscientemente el
peligro... de que cada uno de ellos destruya totalmente al otro. La opción también depende de ambos
individuos.
TIERRA Y AIRE
La Tierra contiene Aire y lo necesita, pero el Aire no contiene Tierra ni la necesita. La Tierra debe
permanecer donde está, y sólo se mueve mediante terremotos o fuerzas volcánicas o exteriores. El Aire se ha
emancipado de estas restricciones, se mueve por encima de la Tierra obedeciendo a su propio capricho, y no
cambia la Tierra ni se queda mucho tiempo en un mismo lugar. La Tierra se mantiene distante del Aire,
aparentemente ajena a su existencia. hasta que fuertes vientos turban las plantas y las flores que crecen sobre
su superficie, arraigadas en su seno. El resultado lo determina la opción, que también depende de ambos
individuos.
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TIERRA Y AGUA
El Agua busca un hogar, que encuentra dentro de la Tierra, al penetrar en ésta y humedecerla, lo cual es una
bendición para la Tierra... porque únicamente la penetración del Agua permite que la Tierra sea la «madre» de
todo tipo de plantas vivientes, árboles y flores. Si no la enriquece el Agua, la Tierra permanece seca e inútil.
Si carece de Tierra para humedecer, el curso del Agua está desprovisto de sentido y es igualmente inútil.
Estos dos elementos están destinados a necesitarse recíprocamente. Pero un exceso de Agua puede convertir
la Tierra en un lodazal o una ciénaga... y una dosis demasiado pequeña de Agua puede perderse, puede
desaparecer dentro de las masas montañosas de Tierra. El resultado lo determina la opción, que también
depende de ambos individuos.
AIRE Y AGUA
El Aire penetra en el Agua... la agita, la hace bullir en olas restallantes... y después se aleja... infiltración o
ataque éste sobre el cual el Agua no ejerce ningún control. Cuando el Agua penetra en el Aire en forma de
humedad, lo torna pesado. Pero, en el ínterin, también suministra a toda la Naturaleza el bienaventurado alivio
de la lluvia, trocando mágicamente el Aire en su propio elemento, transmutación esta sobre la cual el Aire no
ejerce ningún control. En última instancia, el desenlace no depende de la opción de ninguno de los dos
individuos... sino sólo de la Voluntad del Destino Supremo.
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Configuraciones de signos solares
Configuración de
signos solares 7-7
Aries-Libra
Tauro-Escorpión
Géminis-Sagitario
Cáncer-Capricornio Leo-Acuario
Virgo-Piscis
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Como veréis en la Rueda Kármica de la vida que figura en la página opuesta, las configuraciones de signos
solares se obtienen de la siguiente manera: Contando cada signo solar en sí mismo como número uno, Aries
es la novena Casa respecto de Leo, y Leo es la quinta Casa respecto de Aries (contando siempre en dirección
inversa al sentido de las agujas del reloj). Por tanto, Aries-Leo es una configuración de signos solares 5-9.
Tauro es la novena Casa respecto de Virgo, y Virgo es la quinta Casa respecto de Tauro. Por tanto, Tauro-
Virgo también es una configuración de signos solares 5-9. Como Tauro-Capricornio y Virgo Capricornio. El
mismo método se puede emplear para identificar las diversas configuraciones de signos solares.
Observaréis que los números de todas las configuraciones de signos solares suman la cifra de dos dígitos
14. Menos los de la configuración de signos solares 1-1. Esto implica un profundo misterio, y representa un
importante simbolismo místico del principio Masculino-Femenino, relacionado con las almas gemelas.
El número 14 simboliza los catorce trozos de Osiris, que fue asesinado por su hermano, Set, y cuyo cuerpo
fue cortado en catorce fragmentos, al mismo tiempo que su alma era dividida en catorce partes. La misión del
alma gemela de Osiris —Isis— ha consistido en buscar estas catorce porciones de su consorte, durante
muchos y extenuantes eones. La leyenda dice que, en la era de Acuario, los catorce trozos de Osiris se
fusionarán en un hombre —«con la integridad de todas sus partes dispersas»— y éste se reunirá con su alma
gemela, Isis. (Observad que el nombre Osiris contiene dentro de sí el nombre de Isis.)
Todas las configuraciones de signos solares suman el número místico catorce, de Isis-Osiris, lo cual permite
que cada combinación de signos solares busque la unidad, siempre dentro de su propio esquema vibratorio.
Los amantes o consortes influidos por la vibración de la configuración de signos solares 1-1 sólo pueden
reconocerse recíprocamente como almas gemelas —y satisfacer su Karma— si uno de ellos tiene la suficiente
evolución espiritual como para «vibrar» sintonizado con la Octava Superior del «1», que es trece. Cuando se
suma el «1» de la otra persona, esta combinación da como resultado el número místico catorce, de las almas
gemelas Isis-Osiris. Si ambas personas colocadas bajo la influencia de la configuración de signos solares 1-1
vibran sintonizadas, con la Octava Superior de «1», que es el número 13, las dos estarán bajo la influencia
vibratoria del número ocho (8). (Dos veces 13 suma 26, que, al sumarse sus dos dígitos, se convierte en el
número ocho.) El número ocho representa el «misterio de amor del DOBLE Círculo de la Serpiente. Dos
círculos o ceros, el uno encima del otro. (Véase la sección «Los doce misterios del amor», en el comienzo de
este libro.) Por tanto, cuando los dos seres implicados en una configuración de signos solares 1-1 están
igualmente evolucionados en el plano espiritual, es posible que experimenten el «Sendero del Rayo» del
Karma (con algunos otros, en distintas circunstancias particulares) y que alcancen rápidamente el
esclarecimiento juntos... aunque ésta es una rara hazaña mística.
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Compatibilidades de signos solares
Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 1-1 con los signos aquí enumerados frente a los
vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.
En vuestra asociación con estas personas nacidas bajo vuestro propio signo solar, ambos os sentiréis
tentados de magnificar vuestras propias virtudes y defectos. Aumentará la intensidad de todos los rasgos
positivos de personalidad y carácter... así como la de los rasgos negativos. Deberéis hacer un esfuerzo
constante para estimular recíprocamente las «buenas» cualidades del signo solar que ambos compartís... y
para desalentar las «malas» cualidades del signo solar que ambos compartís, y para ser tolerantes con éstas.
* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos
modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán
fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 1-1, tal como ha sido
reseñada.
158
Configuración de signos solares 2-12
Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 2-12 con los signos aquí enumerados frente a los
vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.
En vuestra asociación con estas personas, uno de vosotros sentirá que él (o ella) tiene que aprender
muchas lecciones del otro (o la otra). El que tiene que impartir lecciones experimentará una compasión
inexplicable por las debilidades y errores de la otra persona, y comprenderá de una manera extraña las
motivaciones y el comportamiento marcadamente distintos del otro.
Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos
modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán
fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 2-12, tal como ha sido
reseñada.
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Configuración de signos solares 3-11
Estáis implicados en una configuración de vibraciones de signos solares 3-11 con los signos aquí enumerados
frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.
Experimentaréis un fuerte vínculo de amistad, cualquiera que sea la asociación que compartís con estos
individuos. Habrá confianza mutua, y una gran fluidez de comunicación, en un sentido y otro. Sois muy
diferentes, pero estas diferencias ejercen poco o ningún efecto sobre vuestra estima recíproca. Podría existir
un sentimiento de responsabilidad, algún tipo de deber ineludible, que os hace confluir y que refuerza el
vínculo que os une. Os resultará fácil conversar con estos individuos, y os estimularéis constantemente el uno
al otro para haceros cambiar los hábitos y las situaciones existentes.
Probablemente forjaréis amistades muy íntimas con estas personas, y seguiréis siendo amigos siempre.
Generalmente toda reyerta se resolverá, perdonará y olvidará en seguida. Es posible que riñáis y discrepéis a
menudo, y que os sintáis fastidiados por alguna obligación mutua que os ata el uno al otro, y que sin embargo
no podéis eludir, e incluso cuando la asociación parezca ser un capítulo concluido, reaparecerá meses o años
más tarde, para recomenzar nuevamente.
* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las lunas y los ascendentes de los dos horóscopos
modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán
fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 3-11, tal como ha sido
reseñada.
160
Configuración de signos solares 4-10
Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 4-10 con los signos aquí enumerados frente a los
vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.
No siempre, pero sí con sorprendente frecuencia, experimentaréis una notable tensión o conflicto de
personalidades en presencia de las personas nacidas bajo los signos solares aquí enumerados frente a los
vuestros, ya sea porque las desaprobéis, o porque intuyáis que ellas os desaprueban de alguna manera. Es
posible que una persona se ofusque en razón de que la otra intenta imponerle una disciplina estricta. Siempre
existirá alguna magnitud de restricción mental y emocional, por diversas razones.
* Si otros planetas (sobre todo las lunas y los ascendentes) tienen un aspecto mutuo armonioso
(conjunción, sextil o trígono), vosotros y estas personas intercambiaréis una devoción, una lealtad y un
respeto vehementes, en razón de lo cual las innegables diferencias básicas de motivación y personalidad serán
menos frustrantes, menos irritantes, aunque las grandes diferencias de enfoque y de objetivos continuarán en
pie.
* Si los otros planetas de vuestros horóscopos (sobre todo las lunas y los ascendentes) tienen un aspecto en
cuadratura u oposición (negativo), vuestras relaciones con estas personas serán en verdad tensas y difíciles, y
necesitaréis tener casi paciencia de santos para superar las dificultades... aunque las recompensas que
recibiréis por dicha superación serán inmensas.
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Configuración de signos solares 5-9
Sobre vosotros influye la configuración de signos solares 5-9 con los signos aquí enumerados frente a los
vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.
No siempre, pero sí con sorprendente frecuencia, experimentaréis con estas personas una fácil empatía,
estímulos mentales y afinidad emocional (o satisfacción romántica).
Existirá una fuerte simpatía entre vosotros, y generalmente vuestros malentendidos no serán graves ni
perdurables. Las posibilidades de armonizar son excelentes, y tendréis que hacer menos esfuerzos que con las
de cualquier otro signo solar para entablar una relación feliz sobre una base permanente.
* Si otros planetas (especialmente las lunas y los ascendentes) de los dos horóscopos tienen un aspecto mutuo
en cuadratura u oposición (negativo), entre vosotros y estas personas se producirán algunos choques de
personalidad y tensiones, que harán tambalear de cuando en cuando la compatibilidad que compartís, aunque
la empatía y la comprensión básicas permanecerán inconmovibles.
* Si otros planetas (especialmente las Lunas y los ascendentes) de los dos horóscopos están en un aspecto
armonioso (conjunción, sextil o trígono), vuestras relaciones con estas personas serán extraordinariamente
dichosas, apacibles y comprensivas.
162
Configuración de signos solares 6-8
Estáis implicados en una configuración de vibraciones de signos solares 6-8 con los signos aquí enumerados
frente a los vuestros, en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.
Tendréis algunos problemas para comunicaros con estos individuos. Pero os sentiréis misteriosamente
intrigados por su enigmático carisma y poderosamente atraídos por su hechizo. Si el vínculo que os une es una
relación amorosa, este individuo ejercerá sobre vosotros una irresistible atracción sexual.
De alguna manera, estos individuos desearán ayudaros, y vosotros desearéis ayudarlos a ellos. Uno de
vosotros servirá de buen grado al otro, u os serviréis recíprocamente, con poco o ningún resentimiento, y uno
protegerá a menudo al otro de quienes pretendan hacerle daño. Quizá habrá momentos en que los favores
tributados inspirarán resentimiento, pero no habrá otra alternativa. En esta configuración de vibraciones, los
servicios prestados siempre serán recompensados por la fascinación de la asociación misma. En cierta forma,
el uno beneficiará inmensamente al otro mediante esta relación, y el que sirve generalmente seguirá siendo
leal.
* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos modificarán
ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán fundamentalmente la
base del intercambio de la configuración de signos solares 6-8, tal como ha sido reseñada.
163
Configuración de signos solares 7-7
Si vuestro propio signo solar es:
Aries..................................... Libra
Tauro .................................. E scorpió n
Géminis ............................. Sagit ar io
Cáncer .............................. Capr icornio
Leo ............................................ Acuario
Virgo .................................. P isc is
Libra..................................... Aries
Escorpión .............................. Tauro
Sagitario .............................. Gé minis
Capricornio .......................... Cáncer
Acuario ................................. Leo
Piscis .................................... Virgo
Estáis implicados en una configuración de signos solares 7-7 con los signos aquí enumerados frente a los
vuestros en la amistad, los negocios, la familia o las relaciones amorosas.
No siempre, pero sí con frecuencia, os sentiréis físicamente atraídos hacia los individuos de sexo opuesto
aquí enumerados frente a los vuestros (y también situados frente a los vuestros en la Rueda kármica), o los
admiraréis y respetaréis secretamente, porque dichos individuos poseen las cualidades de carácter y los rasgos
de personalidad de los que vosotros mismos carecéis. La atracción y el deseo de emulación serán fuertes.
Sin embargo, es posible que os sintáis incómodos con aquellos individuos de vuestro mismo sexo que
nacieron bajo este signo solar, o que los envidiéis o experimentéis respecto de ellos un fuerte sentimiento de
competencia.
* Los aspectos recíprocos entre los otros planetas, las Lunas y los ascendentes de los dos horóscopos
modificarán ligeramente la relación arriba descrita (en forma positiva o negativa), pero no alterarán
fundamentalmente la base del intercambio de la configuración de signos solares 7-7, tal como ha sido
reseñada.
164
A todos aquellos que aman...
¡Esperad un milagro!
Los milagros son posibles. Los milagros ocurren. No son «interrupciones» de las leyes físicas. No son
«trasgresiones» de las leyes de la Naturaleza. Son confirmaciones de las leyes de la meta-física (más allá de la
física) y afirmaciones de las mayores profundidades de la ley de la Naturaleza. Sólo el Espíritu, el Ángel
Supremo de vosotros mismos, controla estas mayores profundidades... que aún no han sido descubiertas, ni
siquiera por los científicos que buscan e investigan con más afán. Pero esto no niega su existencia, ¡porque
serán descubiertas en la Nueva Era!
Actualmente la ciencia sólo se ocupa de las fuerzas materiales, y omite reconocer a las fuerzas
espirituales. Sin embargo, ¿qué es la fuerza material sino la manifestación visible de la fuerza espiritual que se
oculta detrás de ella? Aceptar la manifestación material y negar la fuerza espiritual que la genera y la controla
implica colocarse en la posición ilógica de aceptar un efecto... y de negar su causa.
Una vez que habéis aceptado que la causa fuerza espiritual y el efecto fuerza material conforman una
unidad perfecta, ¿cómo os atrevéis a alimentar la pretensión de fijar un límite a las manifestaciones de
cualquiera de estas fuerzas... y especialmente al poder de la causa y el efecto combinados? Vosotros —y
vuestro supraconsciente— controláis vuestros milagros. Para producirlos, basta el enlace de la Verdad con la
Fe.
165
Prefacio ………………………… ……………………………….. 4
Los doce misterios del Amor ………………………… ……………………………….. 11
Las doce iniciaciones del amor ………………………… ……………………………….. 13
El misterio de amor de Aries ………………………… ……………………………….. 18
El misterio, de amor de Tauro ………………………… ……………………………….. 19
El misterio de amor de Géminis ………………………… ……………………………….. 20
El misterio de amor de Cáncer ………………………… ……………………………….. 21
El misterio de amor de Leo ………………………… ……………………………….. 22
El misterio de amor de Virgo ………………………… ……………………………….. 23
El misterio de amor de Libra ………………………… ……………………………….. 24
El misterio de amor de Escorpión ………………………… ……………………………….. 25
El misterio de amor de Sagitario ………………………… ……………………………….. 26
El misterio de amor de Capricornio ………………………… ……………………………….. 27
El misterio de amor de Acuario ………………………… ……………………………….. 28
El misterio de amor de Piscis ………………………… ……………………………….. 29
Su signo solar ………………………… ……………………………….. 31
Períodos natales de los signos
solares ………………………… ……………………………….. 34
Combinaciones de los signos del
amor ………………………… ……………………………….. 35
Aries - Aries ………………………… ……………………………….. 36
Aries - Tauro ………………………… ……………………………….. 45
Aries - Géminis ………………………… ……………………………….. 54
Aries - Cáncer ………………………… ……………………………….. 64
Aries - Leo ………………………… ……………………………….. 73
Aries - Virgo ………………………… ……………………………….. 82
Aries - Libra ………………………… ……………………………….. 91
Aries - Escorpión ………………………… ……………………………….. 100
Aries - Sagitario ………………………… ……………………………….. 109
Aries - Capricornio ………………………… ……………………………….. 119
Aries - Acuario ………………………… ……………………………….. 128
Aries - Piscis ………………………… ……………………………….. 138
Tipos de personalidad ………………………… ……………………………….. 148
La misión kármica de los doce signos solares ……………………………….. 149
La combinación de los elementos ………………………… ……………………………….. 151
Configuraciones de signos solares ………………………… ……………………………….. 154
La Rueda Kármica de la Vida ………………………… ……………………………….. 155
Aspectos Mutuos ………………………… ……………………………….. 157
Compatibilidades de signos solares ………………………… ……………………………….. 158
166
Configuración de signos solares 1-1 ……………………………….. 158
Configuración de signos solares 2-12 ……………………………….. 159
Configuración de signos solares 3-11 ……………………………….. 160
Configuración de signos solares 4-10 ……………………………….. 161
Configuración de signos solares 5-9 ……………………………….. 162
Configuración de signos solares 6-8 ……………………………….. 163
Configuración de signos solares 7-7 ……………………………….. 164
A todos aquellos que aman... ……………………………….. 165
167