Miguel Núñez - Avivamiento, Un Mover de Dios
Miguel Núñez - Avivamiento, Un Mover de Dios
Miguel Núñez - Avivamiento, Un Mover de Dios
01 de Noviembre de 2012
“Por tanto, arrepentíos y convertíos, para que vuestros pecados sean borrados, a fin de
que tiempos de refrigerio vengan de la presencia del Señor", Hechos 3:19
De manera intermitente escuchamos de parte de algunos la expresión, “estamos en medio de
un avivamiento”. Otras veces oímos decir que una iglesia en particular tiene servicios
semanales de avivamiento. Otros han llamado avivamiento a las campañas de milagros y
sanación que ocurren de manera frecuente en nuestros días, acompañadas con frecuencia de
promesas de prosperidad económica. La pregunta que debemos hacernos es, ¿Qué realmente
es un avivamiento?
Muchos son los que han tratado de definir el avivamiento, sin que necesariamente hayan
podido capturar en una sola definición todo lo que éste es. En mi opinión, el avivamiento es
más fácil de caracterizar que de definir. En otras palabras, me parece más apropiado ir hacia
atrás en la historia, revisar los avivamientos más conocidos de la Iglesia y analizar sus
características. Sin embargo, de antemano nos atrevemos a decir que si hay algo que
pudiéramos decir de cada avivamiento verdadero es que estos representan un mover del poder
de Dios, traído a su pueblo de manera soberana, en un momento particular, y como resultado
del derramamiento de Su gracia.
Al revisar los avivamientos del pasado, parecería que éstos ocurren en momentos donde la
condición del pueblo de Dios ha llegado a un deterioro moral significativo, y donde Dios
entonces viene en rescate de su pueblo, trayendo convicción de pecado y arrepentimiento. A
manera de ilustración, pudiéramos citar al historiador de la Iglesia Edwin J. Orr, quien habla de
que justo antes del primer gran avivamiento en Estados Unidos, en el Siglo XVIII, había una
condición moral deplorable en aquella nación. El alcoholismo había alcanzado proporciones
epidémicas, donde aparentemente de una población rondando los 5 millones de personas,
habían unos 300,000 “borrachones” confirmados. Aproximadamente unas 15,000 personas
eran enterradas cada año como consecuencia del alcoholismo. Además, el lenguaje de la
población era profano, las mujeres estaban temerosas de salir en las noches por la frecuencia
de los asaltos, y los bancos eran robados casi a diario.
Las condiciones en las iglesias no eran muy distintas. De los metodistas se dice que estaban
perdiendo más miembros que los que ganaban. El reverendo Samuel Shephard, de Lenox,
Massachusets, dijo no haber admitido una sola persona joven como miembro de la iglesia en
16 años. Los luteranos se estaba muriendo y pensaron unirse a los episcopales; y el presidente
de la Suprema Corte de Justicia, John Marshall, escribió a quien era el obispo de Virginia que
la iglesia estaba “demasiado alejada como para ser redimida”. Condiciones similares han sido
reportadas inmediatamente antes de una nueva ola de avivamiento, en diferentes lugares del
planeta. Todo esto nos deja ver que nuestra sociedad, que no está lejos de aquellas
condiciones, pudiera estar lista para otro mover de Dios.
Los avivamientos parecen ser el resultado de un mover de Dios, con la intención de restaurar a
una iglesia desviada, para moverla a una nueva posición de bendición, donde su gracia y su
poder puedan ser vistos una vez más. En la mayoría de estos casos, por no decir en todos, la
oración ha jugado un papel fundamental. En los diversos avivamientos hay reportes de algún
grupo de cristianos que, preocupados por la situación de la sociedad y de la iglesia, han
decidido interceder delante de Dios, con la esperanza de ver a la Iglesia renovada. Muchos
creen que el principio del primer avivamiento de Estados Unidos, conocido como “el gran
avivamiento” (1725) puede estar relacionado a un movimiento de oración de la comunidad de
los Moravos.Después de esta comunidad estar orando por un tiempo, comenzó a aparecer un
movimiento de arrepentimiento y reconciliación. Este grupo de creyentes comenzó a orar 24
horas al día, a través de un grupo de personas que tomaban un turno cada uno; y este
movimiento duró 100 años. No es de extrañar entonces que esa pequeña comunidad de
Moravos, llamadaHerrnhut, enviara en los próximos 65 años a 300 misioneros altamente
comprometidos.
Pudiéramos concluir que el avivamiento representa un derramamiento de la gracia y el poder
de Dios, con la intención de renovar a su pueblo, en un momento de deterioro de las
condiciones de la sociedad y la iglesia, y que siempre ha sido precedido por un movimiento de
oración originado en el deseo de ver a Dios obrar otra vez en medio de su pueblo. En la
próxima entrada estaremos hablando acerca de algunas de las características confiables de los
avivamientos verdaderos del pasado, para contrastarlo con algunas señales que no
necesariamente implican una obra de Dios.