Junta Incautación Estudio

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Estudios generales | Estudios

La Catedral de Murcia como depósito de obras de arte durante la Guerra Civil.


1936-1939
Murcia Cathedral as an artwork warehouse throughout spanish Civil War. 1936-1939

Juan Carlos Molina Gaitán


Arquitecto y profesor asociado del Departamento de Arquitectura y Tecnología de la
Edificación de la Universidad Politécnica de Cartagena

Isabel Bestué Cardiel


Arquitecto y profesor asociado del Departamento de expresión gráfica de la Escuela
Técnica Superior de Ingeniería de Caminos, Canales y Puertos. Universidad de Granada

María Lourdes Gutiérrez Carrillo


Arquitecta Técnica e Historiadora del Arte y profesor colaborador del Departamento de
Construcciones Arquitectónicas. Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Edificación.
Universidad de Granada

192

Resumen
La conservación de bienes del Patrimonio histórico durante la Guerra Civil Española en
la zona Republicana estuvo en gran parte a cargo de las Juntas de Incautación,
constituidas nada más comenzar ésta ante los desmanes de grupos incontrolados. Su
organización y actividades fueron modificándose a lo largo de la contienda, alcanzando,
a pesar de las difíciles circunstancias, un importante nivel de eficacia en la salvaguardia
de estos bienes. En Murcia, se convirtió la Catedral en depósito de los objetos
incautados, realizando una excelente labor de inventario y permitiendo a su vez la
preservación del monumento durante este convulso periodo de su historia.

Palabras clave: Conservación. Patrimonio cultural. Incautación. Guerra Civil Española.


catedral de Murcia.

e-rph nº 17, diciembre 2015, pp. 192-216


Abstract
The conservation of the Historic Heritage through Spanish Civil War was mainly under
the responsibility of the Confiscation Councils, which were formed just after the war
broke out, due to the outrages perpetrated by uncontrolled groups. Despite the difficult
circumstances, its organization and activities throughout the conflict reached a level of
remarkable efficiency when it comes to Heritage protection. In Murcia, the cathedral
was transformed into a seized-good storehouse, which did an extraordinary inventory
job and let simultaneously the conservation of the monument through this convulse
period of its history.

Keywords: Conservation. Cultural Heritage. Confiscation. Spanish Civil War: Murcia


Cathedral.

193

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e-rph Estudios generales | Juan Carlos Molina Gaitán

Juan Carlos Molina Gaitán

Arquitecto, historiador del arte y arquitecto técnico. Master en


Restauración Patrimonial. Ha realizado numerosas obras de
restauración y conservación en monumentos, principalmente en la
Región de Murcia. Imparte docencia en las asignaturas de
Patrimonio Arquitectónico de la Escuela Superior de Arquitectura y
Edificación de la UPCT. Su tesis doctoral se centra en la
conservación de la Catedral de Murcia durante el siglo XX.

Contacto: [email protected]

Isabel Bestué Cardiel

Arquitecto en la especialidad de Arquitectura y Restauración de


Monumentos por el Master Internacional en Roma: "Restauro
architettonico e recupero edilizio, urbano e ambientale". Su trabajo
se dedica a la restauración del Patrimonio Cultural, llevado a cabo
en monumentos como la Alhambra de Granada, Villa Adriana y
Ostia Antica en Roma, Itálica en Sevilla y en numerosos edificios
históricos de otras ciudades españolas.

Contacto: [email protected] 194


María Lourdes Gutiérrez Carrillo

Licenciada en Historia del Arte y Arquitecta técnica por la


Universidad de Granada. Profesora adscrita al departamento del
Construcciones Arquitectónicas de la UGR con docencia en las
asignaturas vinculadas a tecnología de la construcción, patología de
la arquitectura y rehabilitación. Docente en másteres nacionales e
internacionales especializados en modelos de conservación e
intervención del Patrimonio. Autora de diversas publicaciones en el
marco de la conservación patrimonial. Su tesis se centra en la conservación de la
arquitectura mudéjar en Granada.

Contacto: [email protected]

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Introducción

La Guerra Civil Española tuvo, entre otras muchas dolorosas consecuencias, el deterioro
y la destrucción de un gran número de bienes muebles e inmuebles, tanto públicos como
privados, del Patrimonio histórico español. Los graves atentados contra el mismo que se
produjeron desde el inicio de la contienda, como fueron los incendios de iglesias y
conventos, unidos a los bombarderos aéreos protagonizados por ambos bandos, hicieron
necesario tomar una serie de medidas orientadas a su protección y conservación.

Sin embargo, en la primera etapa del conflicto, el Gobierno Republicano no pudo


paralizar los actos vandálicos, obra de pequeños grupos incontrolados procedentes de
organizaciones sindicales como la CNT, y sobre todo la UGT, que se alzaron como
dueños de la situación, mientras que el aparato estatal se encontraba prácticamente
desarticulado. Fueron estos grupos los que iniciaron un proceso de incautación de
edificios religiosos y civiles a través de la promulgación de diversos decretos (27 de
julio y 11 de agosto de 1936), realizado en tal volumen que escapaban al control de la
Dirección General de Bellas Artes, lo que, según Esteban Chapapría, produjo un
periodo del doble poder entre el pueblo y las instituciones republicanas. (Esteban, 2007:
67).

Esta situación y la inquietud manifestada por miembros de la Alianza de Intelectuales


Antifascistas para la Defensa de la Cultura, llevó al Gobierno a promulgar los Decretos
de 23 de julio y de 1 de agosto de 1936, por los que se creó, al margen del Ministerio de
Instrucción Pública, la Junta que pasó a denominarse de Incautación y Protección del
Tesoro Artístico (JIPTA), que debía estar coordinada con el Director General de Bellas 195
Artes, con amplias facultades para intervenir los objetos de arte o históricos y
científicos, en principio de los palacios ocupados, lo que se rectificó en el segundo
decreto incluyendo a todas las obras muebles e inmuebles de interés artístico, histórico o
bibliográfico1.

En el preámbulo del primer Decreto se justificaban los motivos de su creación


señalando que,

“habiendo sido ocupados distintos palacios en los que se encierra una riqueza
artística e histórica de extraordinario valor, debe procederse sin pérdida de
tiempo a la intervención en ella, trasladándola en caso necesario a lugares que
permitan no sólo su instalación adecuada sino su conocimiento por el pueblo
para su mayor educación y cultura.”

Pero la falta de medios y la descoordinación que provocaron la aparición de juntas de


incautación por todo el territorio español, funcionando en realidad al margen de la
Dirección General de Bellas Artes, a lo que se unieron los problemas de competencias
entre los diversos ministerios, hicieron imposible el cumplimiento de sus objetivos, lo
que obligó a tomar medidas contundentes para fortalecer el poder del Estado.

1
Gaceta de Madrid, nº 207 de 25 de julio de 1936 y nº 215 de 2 de agosto de 1936.

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Con el Decreto de 9 de enero de 19372 se intentó potenciar la labor de la Dirección


General de Bellas Artes, reorganizando sus servicios y dándole prioridad sobre las
diversas comisiones revolucionarias provinciales o regionales. Así se crearon tres
Consejos Centrales (uno de Archivos, Bibliotecas y Tesoro Artístico, otro de Música y
otro de Teatro) y se estableció un sistema piramidal (Junta Central, Juntas Delegadas y
Subjuntas) para reorganizar las Juntas del Tesoro Artístico. Esto hizo posible coordinar
todas las actuaciones y subordinarlas a las directrices del Consejo Central de Archivos,
Bibliotecas y Tesoro Artístico (CCABTA). Con ello la Junta Central del Tesoro Artístico
se convirtió en la protagonista principal de la política de Protección del Patrimonio.
(Álvarez, 2009:42)

Este intento de centralizar y controlar el tesoro artístico chocó con determinadas


prerrogativas de algunos ministerios y organismos que no querían renunciar a ellas, por
lo que siguieron llevando a cabo actuaciones por su cuenta.

A partir de la publicación del Decreto de 9 de abril de 1938, se trasladó la sede de la


Junta Central del Tesoro Artístico al Ministerio de Hacienda y más tarde el control de
las Juntas Delegadas a los gobernadores civiles de cada provincia. La principal
preocupación en este momento fue la evacuación de los bienes muebles más
representativos. (Hernández, 2002:163-164)

1.- La Junta Delegada de Incautación de Murcia

La provincia de Murcia permaneció en zona republicana durante casi toda la guerra, 196
hasta su ocupación el 29 de marzo de 1939. Del mismo modo que ocurrió en la mayor
parte del país, con el inicio de la contienda, incluso antes, se desataron numerosos actos
de violencia contra iglesias y otras propiedades del clero 3 . Y ante estos hechos se
constituyeron varias juntas de salvamento e incautación con carácter no gubernativo,
como la Junta de Rescate del Tesoro Artístico, presidida por el Rector de la Universidad
y personal docente, que realizó en los primeros meses de la guerra una importante labor
divulgativa en defensa de las obras de arte, y la Comisión de Incautación Artística,
creada por el Ayuntamiento de la ciudad de Murcia para la protección del Tesoro
Artístico. Era entonces alcalde Fernando Piñuela Romero, quien desarrolló una intensa
actividad en pro de la salvación de obras de arte4.

Todas las obras recogidas se trasladaban desde su lugar de origen a Murcia capital,
utilizando como principal depósito el Museo Provincial de Bellas Artes. Uno de los
edificios incautados por la Comisión Municipal fue la Catedral, cuya corporación tenía
la intención de convertir en el futuro en un Museo Municipal Local. Durante la
contienda se destinó también a depósito en el que se catalogaban y conservaban las
obras de arte por técnicos nombrados al efecto. Esta condición de depósito se mantuvo

2
Gaceta de la República, nº 12 de 12 de enero de 1937.
3
Entre mayo y julio de 1936 se asaltaron iglesias en Moratalla, Calasparra, y Jumilla. Desde entonces
hasta diciembre, de ese año que fue cuando se produjeron los últimos asaltos, “todas y cada una de las
construcciones religiosas de la provincia, habrían sufrido en mayor o menor medida “asaltos” saqueos y
destrucciones”. (González, 1999; 183-184)
4
En cuanto a la destrucción del patrimonio durante la Guerra Civil en Murcia ver a: GONZÁLEZ
MARTÍNEZ, C., “Guerra Civil en Murcia”. En su apartado; “Destrucción de la simbología eclesiástica y
reordenación de nuevos espacios arquitectónicos”, pp. 179-187.

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durante toda la contienda, lo que permitió quizás que no sufriera un mayor deterioro, a
pesar de los tres intentos de asalto que sufrió 5 . El último depósito efectuado en la
Catedral se realizó el 21 de enero de 1939.

Ilustración 01. Plaza del Cardenal Belluga. Catedral de Murcia. H.1930. Fotos Thomas.

A lo largo del periodo de la contienda se utilizaron en Murcia, dado el volumen de obras


197
incautadas, además de los ya mencionados, otros cuatro depósitos: el Grupo Escolar
Baquero y Museo Arqueológico Provincial en Murcia, la casa de la familia Moreno
Rocafull, sede del actual Museo Arqueológico Municipal de Lorca, y la Iglesia de
Santiago de Jumilla.

La Junta Delegada de Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico


Nacional de Murcia, dependiente de la Junta Central del Tesoro Artístico, sita en
Valencia, se reorganizó por disposición de la Dirección General de Bellas Artes de 26
de abril de 1937, nombrando como presidente al Consejero Provincial de Cultura, a tres
vocales –que citaremos a continuación- y a un arquitecto, quienes debían designar a los
restantes miembros en su primera reunión6. La nueva Junta se reunió el 1 de mayo de
ese año, con el encargo de reunir todas las obras susceptibles de ser salvadas por su
valor artístico o social. Ese mismo día se convoca a los Sres. Justo García Soriano, del
Cuerpo facultativo de Archiveros, Ricardo Martínez Llorente, profesor del Instituto de
Segunda Enseñanza de Murcia7, y Paulo López Higueras, catedrático de la Escuela de

5
Para conocer la evolución del complejo catedralicio desde su declaración como monumento en 1928
hasta nuestro días, véase MOLINA GAITÁN J. C. Historia de la restauración de la catedral de Murcia:
intervenciones desde 1928 a 2010. [en línea]. 2014 <http://hdl.handle.net/10317/4781> [Consulta:
16/6/2015]
6
Gaceta de la República, nº 132 de 12 de mayo de 1937. Orden de la Dirección General de Bellas Artes.-
Reorganizando la Junta Delegada de Incautación y Protección del Tesoro Artístico, con jurisdicción en
Murcia y su provincia.
7
Martínez Llorente, que también pertenecía al Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y
Arqueólogos, había participado como miembro de la Comisión Gestora del mencionado Cuerpo, en

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Comercio de Murcia, para celebrar la sesión de su constitución el día 8 del mismo mes,
aunque no se realiza hasta el 22, nombrándose finalmente a Emilio Peñalver, Delegado
de Hacienda, como presidente de la Junta, vocales a los inicialmente convocados y
secretario a Pedro Sánchez Picazo, pintor y director del Museo Provincial de Bellas
Artes (De la Plaza, 1980: 364-365), que había realizado una importantísima labor de
recuperación de obras de arte en Murcia y su provincia durante los primeros y
turbulentos meses de la guerra 8 . Además, y a propuesta de los anteriores, se
incorporaron en calidad de técnicos los restauradores adscritos al Museo Juan González
Moreno9 y Enrique Sánchez Alberola10.

A lo largo de su existencia celebrará 23 sesiones, realizándose la última el día 23 de


enero de 1939.

Desde su constitución la Junta Delegada se esforzó por establecer las competencias


recibidas frente a las que, hasta entonces, desempeñaba el Ayuntamiento en las labores
de incautación, custodia y salvaguardia del Patrimonio artístico, pues desde el inicio del
funcionamiento de la Junta se produjeron divergencias sobre las atribuciones de unos y
otros, debido a la realización de algunos trabajos por el consistorio una vez constituida
la Junta Delegada y, sobre todo, por las responsabilidades encomendadas al técnico
conservador municipal responsable del depósito de la Catedral.

Ya en la primera sesión el Presidente planteaba saber “si el Ayuntamiento ha nombrado


un técnico de Arte y qué funciones habían de ser las de éste en relación con la Junta
Delegada.” López Higueras, presidente de la Comisión de Incautación Artística hasta el
nombramiento de la actual Junta Delegada, le confirmaba el nombramiento de Luis 198
Garay11, conservador municipal, “para inventariar y conservar todos aquellos objetos
de arte e interés histórico que fueron incautados por el Ayuntamiento”, que se
encontraban depositadas en la Catedral y en el Museo.

López Higueras comentaba la intención del Ayuntamiento de crear un Museo Municipal


Local,

“en donde tendrían cumplida representación, interesantísimos objetos artísticos


e históricos de esta localidad recogidos por el Ayuntamiento, en donde seguiría
actuando el Sr. Garay con esa u otra denominación que conviniera al
Ayuntamiento, dentro de las facultades del referido señor”12.

labores de salvamento del patrimonio –en este caso documental y bibliográfico- durante los primeros
meses de la guerra en Madrid (Pérez, 2010: 127 y 133).
8
Sánchez Picazo había sido designado vocal de la Junta murciana por orden de la Dirección General de
Bellas Artes de 8 de mayo. En esta disposición se afirma que era “Delegado Provincial de Bellas Artes”
(Gaceta de la República, nº 144 de 24 de mayo de 1937).
9
Importante escultor murciano del siglo XX. BELDA NAVARRO, Cristóbal. “Juan González Moreno,
escultor, imaginero y estatuario”. 1996. Murgetana, nº 93. [en línea]
<http://www.regmurcia.com/docs/murgetana/N093/N093_003.pdf> [consulta 07.10.2015]
10
Pintor e hijo de Sánchez Picazo.
11
Pintor y diseñador conocido en la sociedad murciana, actualmente reconocido como uno de los pintores
locales más significativos del siglo XX. (De la Plaza, 1980: 364-365)
12
Acta sesión de 22 de mayo de 1937. Archivo General de la Región de Murcia. (en adelante AGRM)
JTA, 53135.

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El nombramiento como conservador del depósito de la Catedral de Garay volvió a


plantearse en la sesión del 1 de junio de 1937, manifestándose en contra Martínez
Llorente, al considerar que al ser propiedad del Estado tanto lo incautado como la
propia Catedral, debía ser él quien ostentara esta responsabilidad para no sustraer a la
Junta el conocimiento y vigilancia de las obras allí contenidas. López Higueras defendió
el nombramiento de Garay por haberse hecho con antelación a la creación de la Junta
Delegada, ante la urgencia de hacer un inventario de todo lo incautado, y salvaguardarlo
de atentados. Por otra parte, dado que algunas de las obras incautadas eran solo
propiedad del Ayuntamiento, consideraba que éste era el responsable de conservarlo.
García Soriano propuso que no se rechazara el apoyo del Ayuntamiento, agradeciendo
sus gestiones, pero sin que eso supusiera dejación de los derechos de la Junta.

Para solucionar estos problemas se decidió por una parte crear una comisión formada
por Martínez Llorente y Sánchez Picazo para aclarar con el alcalde los extremos de este
asunto y por otra se solicitó a la Junta Central de Valencia aclaración sobre lo incautado
con anterioridad a su nombramiento y si un funcionario nombrado por la Corporación
Municipal podría “ejercer autoridad para determinar por sí o por mandato de aquélla
sobre lo incautado en la provincia y depositado en la Catedral.”13

El conflicto se solventó finalmente con el nombramiento por el Director General, como


auxiliar técnico de la Junta Delegada el 7 de agosto de 1937 de Luis Garay (sesión de 15
de octubre de 1937). La designación fue realizada sin la propuesta previa de la Junta
Delegada, que se limitó a tomar nota del mismo, desconociéndose las razones de la
Dirección General para este nombramiento.
199
El Museo de Bellas Artes era en estos momentos el depósito principal de la provincia,
pero el almacenaje en este lugar planteaba problemas, tanto por su saturación como por
las malas condiciones que presentaban algunas zonas, como el sótano y la galería
exterior. Por ello el vocal Martínez Llorente propuso, en la sesión de 12 de julio, que se
trasladaran todas las obras incautadas a la Catedral, por entender que este lugar reunía
mejores condiciones de seguridad, a lo que se opuso Sánchez Picazo, director del
Museo, que alegaba la falta de seguridad en la Catedral, por los intentos de asalto antes
mencionados, a lo que Martínez Llorente manifestó que se podría acondicionar el
templo para el fin al que se iba a destinar. Tampoco dio su conformidad al traslado
López Higueras, haciendo la salvedad de que la misión de la Junta era “recoger y
trasladar a esta Capital lo mucho que todavía queda en las iglesias y colegiatas de
Murcia y su provincia, hierros, rejas, libros existentes en varios pueblos, etc.”,
proponiendo que una comisión se hiciera cargo “de lo allí existente” y dotara al templo
de “las condiciones necesarias de seguridad para conservar las obras que allí hay y las
que puedan llevarse.”14

13
Acta sesión de 15 de junio de 1937. AGRM. JTA, 53135.
14
Acta sesión de 12 de julio de 1937. AGRM. JTA, 53135.

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Ilustración 02. Traslado de obras de arte a la Catedral de Murcia. (AMUBAM 1342-01).


200

Ilustración 03. Traslado de obras de arte a la Catedral de Murcia. (AMUBAM, 1340-01.).

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En respuesta a la preocupación manifestada por la Junta Central en relación con las


medidas de seguridad adoptadas para evitar daños por bombardeos e incendios en los
depósitos (sesión de 12 de julio de 1937), la Junta comunicó el acuerdo de trasladar las
obras de mayor importancia y valor a la Catedral, depositándolas en las dependencias
situadas bajo la Torre “sitio inaccesible a los efectos de un posible bombardeo”15. El
traslado al depósito de la Catedral de las obras más importantes pertenecientes a varias
iglesias y particulares, se inicia el 17 de agosto de 1937, ascendiendo a 117 obras “de
primera categoría”, independientemente de las obras y tesoro del templo que habían
sido anteriormente incautadas y trasladadas fuera de éste, que retornaron también a la
Catedral. Entre las primeras se encontraban tablas, lienzos y esculturas de diferentes
autores como Pedro de Mena, Escuela de Murillo, Alonso Cano y fundamentalmente de
Francisco Salzillo.

201

Ilustración 04. Depósito de obras de arte en la Capilla de Comontes de la Catedral de Murcia.


(AMUBAM 0331-01).

15
Acta sesión de 20 de julio de 1937. AGRM. JTA, 53135.

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Las competencias de la Junta Delegada de Murcia chocaron en ocasiones con juntas


limítrofes como la Junta Delegada de Baza y Guadix (sita en la zona republicana de la
limítrofe provincia de Granada) que reclamó que no se interviniera en su jurisdicción,
según se reflejó en el acta de la sesión 15 de octubre de 1937.

En esa sesión se daba cuenta del escrito remitido por la Dirección General de Bellas
Artes, sobre once extremos de los que destacamos los referidos al traslado y depósito de
la Catedral: la incorporación a la Junta de Fernando Piñuelas Romero, presidente del
Consejo Municipal de Murcia16; el traslado de objetos seleccionados, los más valiosos a
la torre de la Catedral y los menos importantes a otras dependencias de la misma,
acondicionando mientras el Museo; el rescate, por su valor artístico, de la orfebrería y
joyas de la Catedral, dejándolas bajo la custodia y vigilancia de la Junta Delegada17.

Además de estas labores de recuperación de obras dispersas, otro intento de rescate


importante fue el del retablo de Bernabé de Módena, que pertenecía a la Catedral y se
había trasladado para su restauración al Museo del Prado, mucho antes de la contienda.
La Junta delegó en el pintor José Ángel de Ayala para conseguir su regreso (sesión de
18 de enero de 1938), gestión que realizó con el subdirector del Museo argumentando la
“imperiosa necesidad moral” de alejar “obra tan valiosa” de los peligros de la gran
actividad bélica de la zona en la que se encontraba 18 . La subdirección del Museo
admitió el traslado siempre que lo ordenara la superioridad, pero en esos momentos
carecía de medios de transporte por lo que la Junta Delegada de Murcia debía
suministrarlos19.

En la documentación analizada no hay constancia de que se efectuara alguna gestión 202


posterior para su traslado. En cambio, si consta que una vez finalizada la guerra, la obra
fue expuesta en el Museo del Prado, junto a algunas otras obras, con el objetivo de
llenar el vacío creado por aquellas que se habían sacado del país durante la contienda 20.
Posteriormente sería devuelta a la Catedral.

Por otra parte, la misma Junta Delegada consideraba necesaria la creación de un Equipo
de Recuperación Urgente para actuar en zonas más cercanas a los frentes de guerra
(especialmente los de Andalucía Oriental), por lo que el 22 de febrero envió un escrito a
la Junta Central del Tesoro Artístico exponiendo cuales serían los fines de este equipo y
solicitando el envío por parte de ésta de la documentación y presupuestos necesarios
para el funcionamiento de dicho equipo, siendo su mayor preocupación precisamente,
las partidas dedicadas al transporte21. A pesar de esta solicitud, la autorización no fue
concedida y el equipo no llegó a constituirse.

16
Había sido nombrado vocal por disposición de la Dirección General de 2 de septiembre (Gaceta de la
República, nº 249, de 6 de septiembre de 1937).
17
Este tesoro se encontraba en las arcas de la sucursal del Banco de España, depositados por la Caja
Nacional de Reparaciones. Se realizaron varias gestiones para el rescate, dándose cuenta de su logro el 11
de mayo de 1938.
18
Escrito remitido al Subdirector del Museo del Prado. 21 de febrero 1938. Firmado por el Presidente de
la Junta Delegada. AGRM. JTA. 53137.
19
Contestación 1º de marzo de 1938. AGRM. JTA. 53137.
20
Museo del Prado. De Barbana da Modena a Francisco de Goya. Exposición de pinturas de los siglos
XIV al XIX recuperadas por España. Madrid 1939. Año de la victoria. Sala III. Comisario. Sánchez
Cantón F.J. Madrid, Blass, S.A., 1939.
21
Escrito dirigido a la Junta Central del Tesoro Artístico, AGRM. JTA. 53137.

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En mayo de 1938 volvieron a plantearse conflictos sobre las responsabilidades de


Garay, en este caso sobre la custodia de las llaves de la Catedral, de las que se negaba a
hacerse cargo en contra de la opinión de López Higueras, que estimaba que al ser
responsable de la Catedral debían estar en su poder, además de tener la responsabilidad
de cualquier irregularidad en el edificio, excepto en casos “que pudieran denominarse
de fuerza mayor”. Garay esgrimió que a pesar de su nombramiento como responsable,
éste no imponía “una responsabilidad extraña”, presentando un escrito, al no tener voz
ni voto en las juntas, en el que solicitaba que “ya de una vez quede bien deslindado” su
responsabilidad y la clase de labor que debía realizar que, según la Orden ministerial de
7 de agosto de 1937, en la que figuraba su nombramiento, era “realizar los trabajos
técnicos que la Junta le ordene y que estén dentro de su competencia. Aunque no está
obligado a ser responsable de otra cosa que no sea estrictamente el trabajo que él
realice” por lo que no se incluían en sus funciones la de “ser depositario de llaves de la
Catedral, Museo, iglesia alguna u otro edificio que la Junta utilice como depósito”.
Garay se manifestaba dispuesto a seguir ejecutando “con la misma escrupulosidad y
voluntad como hasta aquí ha venido demostrándolo”, todos los encargos profesionales
que la Junta le ordenara dentro de su especialidad, pero no admitía “mandatos que
pretendan fijar cualquier jornada de trabajo”, admitiendo sin embargo realizar
cualquier otra tarea artística que la Junta necesitara.22

El problema volvió a plantearse en la sesión de 16 de agosto en la que el presidente


amenazaba con los perjuicios que pudieran acarrearle a Garay por su actitud, quien -a
pesar de haberse hecho cargo finalmente de las llaves- se negaba a asumir más
responsabilidades que las propias de su trabajo como auxiliar técnico. López Higueras
manifestaba entonces que en la responsabilidad de técnico se incluía la custodia y 203
vigilancia de las obras existentes en la Catedral. Esto abarcaba tanto la limpieza y
cuidado de las mismas, evitando que no sufrieran deterioro por la posible torpeza del
personal encargado, como el control de las condiciones de manipulación y de
almacenaje de dichas obras. Estimaba, por tanto, que su misión no se limitaba

“a la catalogación o restauración, si estuviera permitida, de cuadros y


esculturas, sino una estrecha y asidua vigilancia de las mismas.” Garay se
manifestaba de acuerdo con estos criterios alegando que ya había asumido
dichas funciones, pero se quejaba de la exigencia del presidente de permanecer
en la Catedral “sin tener trabajo que realizar y la falta de respeto con que, en
ocasiones, le amonesta.” Ante estas y otras afirmaciones de Garay, López
Higueras deducía que su actitud se debía a “una cuestión de índole personal.”23

Sánchez Picazo afirmaba que era necesario contar con una persona que estuviera en el
depósito el horario señalado por la Junta para, entre otras funciones, recibir visitas de la
misma o vigilar los trabajos que se realizaran, indicando que si Garay no admitía estas
condiciones se nombrara a otra persona, ante lo que López Higueras proponía que se
diera cuenta del caso a la Junta Central, lo que el nuevo Delegado de Hacienda y
presidente de la Junta, Victorio Asunción no consideraba necesario al contar como
presidente con “atribuciones sobradas para adoptar la resolución pertinente”. Le
indicaba a Garay que dado que de momento no había trabajos técnicos que realizar, la

22
Acta sesión de 11 de mayo de 1938. AGRM. JTA, 53135.
23
Acta sesión de 16 de agosto de 1938. AGRM. JTA, 53135.

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única forma de justificar su remuneración era mediante la asistencia asidua a la


Catedral.

Respecto a este aspecto, parece conveniente aclarar que tanto el cargo de Presidente
como los de los vocales no tenían remuneración asignada, ni hay datos que hagan
pensar que recibieran alguna retribución por el desempeño de estas funciones. Por el
contrario los técnicos auxiliares y el resto del personal sí que la recibían.

Una Orden de 7 de agosto de 1937, del Ministerio de Instrucción Pública y Sanidad,


había constituido un Cuerpo denominado de Auxiliares técnicos para los servicios de
Incautación, Protección y Salvamento del Tesoro Artístico, convirtiendo a estos
técnicos en funcionarios con carácter interino y cuya retribución, diferente según los
casos, dependiendo de “la índole y rendimiento de la labor que cada uno de ellos
efectúe” sería fijada libremente por el Ministerio, “aumentándola o reduciéndola,
conforme lo aconseje la efectividad del trabajo realizado” y abonadas siempre en
concepto de gratificación24.

El 8 de septiembre de 1938 se dispuso la reorganización de la Junta Delegada de


Incautación Protección y Conservación del Tesoro Artístico de Murcia, según Orden del
Ministro de Hacienda y Economía, recibiendo el Gobernador Civil de Murcia, Juan
Pacheco Lozano, un escrito del Presidente de la Junta Central del Tesoro Artístico con
su nombramiento como nuevo presidente de dicha Junta Delegada 25.

De esta orden, que nombraba a su vez vocales al Delegado de Hacienda, Victorio


Asunción Martínez, y a Justo García Soriano26, se dará lectura en la sesión 3 de octubre. 204
En ella se acuerda la propuesta a la Junta Central para el nombramiento del personal
auxiliar entre los que se encontraban como auxiliares técnicos de Pintura, Luis Garay y
Pedro Sánchez Picazo y de Escultura, Clemente Cantos Sánchez. Se proponía además,
la cuantía de las gratificaciones de cada miembro del personal auxiliar desde el conserje
a los encargados de la limpieza.

En el acta de la sesión de 19 de noviembre de 1938 se recoge, junto a la aprobación de


estos nombramientos, las retribuciones que recibiría cada puesto, considerándolas como
sueldo mensual27.

Aunque Murcia fue ocupada por las tropas nacionales el 29 de Marzo de 1939, el equipo
militar de vanguardia del Servicio de Salvamento o Incautación del bando franquista no
se hizo cargo del depósito de la Catedral, hasta el 6 de abril de 1939.

24 Gaceta de la República, nº 226, de 14 de agosto de 1937.


25 AGRM, JTA, 53137.
26 Historiador, funcionario del Cuerpo Facultativo de Archiveros, Bibliotecarios y Arqueólogos.
27 “Seguidamente se da lectura de comunicación del Secretario General de la Junta Central del Tesoro
Artístico, en la que se manifiesta que ha sido aprobada la propuesta hecha por esta Delegada para el
nombramiento de Auxiliares técnicos auxiliares Secundarios y ordenando se formule presupuesto en que
se consigne la remuneración que deban percibir, y la Junta acuerda de conformidad con las Órdenes
Ministeriales de dos y veintitrés de abril del corriente año , asignar a los auxiliares D. Luis Gray
García, D. Pedro Sánchez Picazo y D. Clemente Carlos Sánchez la remuneración mensual de
ochocientas pesetas mensuales a cada uno, y al auxiliar secretario d. Pedro Sánchez Batlles la
remuneración mensual de quinientas pesetas y que se formule el oportuno presupuesto.” (Sesión de 19 de
septiembre de 1938)

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2.- Catalogación e inventario

En un principio cada Junta Delegada arbitró su propio y particular sistema de


inventariado de los bienes incautados28 y en el caso concreto de la Junta Delegada de
Murcia, ésta había realizado su correspondiente labor de de catalogación e inventario
desde el inicio de su actividad. Entre la documentación existente de la misma se han
localizado diversos cuadernillos que recogen las diferentes formas de clasificaciones de
las obras: Inventario de Obras de primera categoría. Depositadas en el Museo de la
Catedral, Inventarios Generales, Obras Incautadas de 1937 y 1938, Inventario General
de las Obras recogidas que se halla bajo su custodia y fichas de catalogación29.

Sin embargo, la Junta Central comprendió la necesidad de homogeneizar el trabajo de


catalogación de las diferentes juntas delegadas, estableciendo las Normas para el
registro de obras depositadas, según consta en el acta de la sesión de 16 de agosto de
1938.

Para conocer el contenido y el movimiento de las obras incautadas por la Junta


Delegada se establecían varios registros de modelos normalizados por la Junta Central
del Tesoro Artístico. El fin que se perseguía con el nuevo procedimiento era que los
inventarios de objetos recogidos o intervenidos por las Juntas Delegadas y los de la
Junta Central, se ajustaran a un procedimiento que hiciera factible que ésta pudiera
“evacuar con pleno conocimiento de causa cualquier información que se le pida”,
estableciendo un sistema uniforme y común a todas las Juntas, para el que debía
utilizarse el material impreso preparado y suministrado al efecto, ateniéndose para su
uso, a las siguientes prescripciones que se detallaban en el escrito: 205
1ª. Todo el conjunto de piezas que constituían cada depósito debía tener asignado un
número de orden correlativo a partir del 1 en el Registro General de Custodia30, que se
formaría cumplimentando las hojas del Modelo A que se acompañaban. (Véase
Ilustración 5).

2ª. Cada Junta tendría su propia numeración, anteponiendo al número las iniciales
empleadas en cada provincia para la matrícula de los automóviles. En el caso de Murcia
serían Mu.

28
Los trabajos de catalogación de la Junta Delegada de Madrid y de la Junta Central en Valencia y
Cataluña han quedado recogidos en diferentes artículos de la publicación ARTE PROTEGIDO. Memoria
de la Junta del Tesoro Artístico durante la Guerra Civil. Madrid 2009: PROUS, Socorro. “Fuentes
Documentales sobre el Tesoro Artístico durante la Guerra Civil”. Instituto del Patrimonio Cultural de
España. Zaragoza. 221-241. Los fondos documentales del IPCE referenciados en este artículo pueden
localizarse en http://censoarchivos.mcu.es/CensoGuia/fondoDetail.htm?id=838180. Y, ÁLVAREZ
LOPERA, José. “La Junta del Tesoro artístico de Madrid y la Protección del Patrimonio en la Guerra
Civil”. 27-61. Apartados: “La creación de la Junta Central. Conformación y actividades de la Junta de
Madrid en 1937 y comienzos de 1938”. (42-54) y “La reorganización de la Junta en septiembre de 1938.
Últimos trabajos de protección y evacuación” (57-61).
29
AGRM, JTA, 53135.
30
Con el último registro efectuado de obras incautadas, de 21 de enero de 1939, en el Diario General de
Custodia de Murcia se recogen 5214 lotes. En dicho documento existe otro movimiento que deja
parcialmente reflejadas las fechas de devolución de las obras, que se corresponden principalmente con los
objetos de propiedad de la Catedral. La anotación refleja la devolución efectuada el día 31 de marzo de
1939.

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3ª. Los números se colocarían en los objetos con etiquetas pegadas o atadas, facilitando
el reconocimiento de cada objeto. Cuando se considerase conveniente mantener las
indicaciones que ya tuviese un objeto, se le aplicaría la nueva enumeración, anotando
las antiguas indicaciones en la columna Referencia anterior del Registro General de
Custodia (3ª columna).

206

Ilustración 05. Modelo A. Folio 7 del Registro General de Custodia. (AGRM. Planero 4-4).

Como ejemplo nos fijaremos en la Ilustración 5, en el nº de lote 418, que corresponde a


la escultura de “San Jerónimo penitente” obra de Salzillo, a la que realizaremos el
seguimiento en los distintos documentos y registros de control de la Junta. En este caso
la Referencia anterior es Acta de incautación nº 8, que una vez localizada (Véase
Ilustración 6), confirma los datos que aparecen reflejados en el Registro General de
Custodia de la obra cuando fue incautada, en el que, sobre ésta, aparecen los siguientes
datos: Fecha de entrada: 1 de septiembre de 1936; Procedencia inicial: Catedral;
Clasificación del lote: Escultura; Autor: Salzillo; Detalles: San Jerónimo Penitente 1,60
x 1,55m y Situación y Movimiento: a29, a102 (indican el número de asiento en el Diario
de Movimiento: a29 corresponde al nuevo asiento de entrada de la obra en el Museo y
a102 al asiento correspondiente a su retorno a la Catedral. Ver prescripción 8ª).

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Ilustración 06. Actas de incautación nº 8. (AGRM, JTA, 053135-4). 207

Ilustración 07. Actas nº102. (AGRM, JTA, 053135-4).

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La ilustración 6 corresponde a la tercera hoja del Acta de Incautación nº 8, realizada por


el Ayuntamiento el 1 de septiembre de 1936 como inventario de los cuadros, esculturas
y enseres recibidos para su depósito en el Museo provincial de Bellas Artes de Murcia,
procedentes de diferentes iglesias. Entre las esculturas de bulto de la Catedral se
identifica la de San Jerónimo Penitente31. Se observa que

“Faltan al crucifijo las dos últimas falanges del índice de la izquierda; el dedo
gordo del pie derecho y todos los del izquierdo, excluyendo el meñique; el
cuarto está partido por la mitad” (nota a tinta roja: II. 31-1-40). Firma el
Director del Museo y el Alcalde de Murcia32.

En la ilustración 7 correspondiente al acta 102 se indica la entrega por el Director del


Museo de Bellas Artes, según acuerdo de la Junta Delegada de 15 de Octubre de 1937,
para su depósito y custodia en la Catedral, de la escultura de San Jerónimo. Hay una
nota a pie de página: “Por omisión involuntaria se sienta esta acta el 14 de marzo de
1937”33.

4ª. Para enumerar los objetos ya incautados al comenzar el Registro mencionado, se


podía prescindir de la correlación en las fechas de entrada, incluso de hacerlas constar
cuando no se conocían con precisión. El registro de los nuevos objetos debía llevarse al
día y tener fechas de entrada correlativas.

5ª. Cuando un objeto se compusiera de varias piezas (como retablos, libros, monedas
etc.) formando un conjunto homogéneo, se registraría como un solo lote, poniéndole a
cada pieza el número correspondiente a este. 208
6ª. Se consideraba prioritaria la inmediata implantación del nuevo sistema, aplicándolo
ya a los objetos recogidos desde el recibo de la comunicación. Sin embargo, en
consideración a los problemas que representaba el nuevo Registro, para aquellas Juntas
que tuvieran un gran número de objetos ya inventariados, se aconsejaba comenzar la
numeración de los objetos nuevos con el 1001 (suponiendo que el nº de antiguos no
superara los 1000), ya que sería difícil conocer la numeración que correspondería a las
nuevas incautaciones, manteniendo la correlación respecto a las obras ya inventariadas.
Para ello se debía iniciar con los nuevos elementos, una hoja independiente de las
utilizadas para el inventario de los antiguos, y unirlas después todas, una vez finalizado
éste. Con este objetivo se establecía un sistema de hojas sueltas en vez de libros, que
podría encuadernarse después, si se consideraba conveniente.

En el caso de los Registros de la Junta de Murcia, se iniciaba el Registro General de


Custodia numerando como lote nº 1 al conjunto de las obras que se guardaban en el
Libro de Movimiento de Obras del Museo de Bellas Artes, compuesto por 1.135 piezas.
Los lotes del 2 al 123 se refieren a anotaciones correspondientes a la primera Acta de
Incautación con fecha 6 de agosto de 1936, en la que figuran los objetos incautados en
el Palacio Episcopal y depositados en el Museo de Bellas Artes. En cuanto a los bienes
propios de la Catedral se registraron el 30 de octubre 1937 con un total de 2016 lotes.

31
En la ficha se indica lo siguiente: “Con atributos, lleva un crucifijo. de Salcillo. Sus dimensiones que
incluyen la peana: Talla y enlienzado 1,60 x1,55 m”.
32
AGRM, JTA, 53136.
33
AGRM, JTA, 53136.

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Por otra parte una vez recuperado el Tesoro de la Catedral se registró el 19 de enero de
1938, conteniendo 77 lotes.

El número total de lotes anteriores referenciados en el Registro General de Custodia es


de 5214, siendo la última fecha de anotación referenciada el 21 de enero de 1939.

7ª. En el Modelo A, la Junta Central había hecho algunas anotaciones de muestra a partir
de las Actas enviadas por la Junta Delegada, que unidas a las aclaraciones impresas al
pié del mismo servían de explicación para su cumplimento. Solo se aclaraba que las
indicaciones de la columna 9 señalaban la situación y el movimiento de los objetos
detallados en correspondientes asientos del Diario de Movimiento (Modelo B) (Véase
Ilustración 8) que se incluía también y que en Murcia tiene como primera anotación el 6
de agosto de 1936 y la última con el nº 149 de 4 de abril 1939.

209

Ilustración 08. Modelo B. Diario de Movimiento. (AGRM, JTA, 053135-4).

8ª. El Diario de Movimiento debía servir para anotar tanto las nuevas Entradas y
Salidas como las que se hubieran producido anteriormente si hubiera referencia de ellas,
y también para concretar donde se guardaban los objetos, haciendo constar en el
Registro General de Custodia solamente la inicial A. y el número del asiento34.

34
En este documento, respecto a las anotaciones a29 y a102 de la columna de Situación y Movimiento del
Registro General, del ejemplo analizado, puede observarse que el “número de asiento” 29, (el nº de
asiento es igual al nº de Acta), corresponde a la Salida de en este caso de la Catedral, con fecha 1 de
septiembre de 1936, incluyendo la anotación de Recogidas de la Catedral, e indicando los números de los
lotes que se trasladan, entre los que se encuentra el lote 418, (San Jerónimo Penitente) junto con otras
piezas (Nº418 al nº 423) y por último su destino al Museo de Bellas Artes.
En el segundo asiento con el Nº 102, se recoge un nuevo traslado desde el Museo de Bellas Artes al
Depósito de Catedral del lote 418 (San Jerónimo Penitente) junto con otros objetos. (140, 141, 152, 514 y
1844) el 9 de diciembre de 1937. Como se ha comentado el número de asiento coincide con el Acta que
se realiza para dicho traslado y depósito.

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9ª. Se incluían también los Modelos C, D, E, y F con el objetivo de facilitar la búsqueda


en el Registro General ya que dividían éste en Registros parciales agrupando los
objetos según su clasificación por materias, pudiendo establecerse tantos como la Junta
Delegada considerara conveniente.

En la Junta de Murcia se realizaron los siguientes Registros parciales: Escultura,


Pintura, Orfebrería, Cerámica, Ropas de iglesia, Muebles y Objetos varios. En ellos se
reflejan el nº de lote, fecha de entrada, procedencia inicial, autor y detalle de la obra.
Estos datos coinciden con los que figuran en el Registro General.

10ª. Se había dejado un margen en blanco en el extremo de las hojas en previsión de una
futura encuadernación, por lo que para que ésta fuera correcta, se insistía en que se
comenzara a escribir por la cara con el margen a la izquierda.

11ª. Cuando se hubiera terminado el nuevo inventario de los objetos anteriormente


incautados, debía enviarse una copia del mismo, y mensualmente debía darse cuenta de
los nuevos objetos registrados y de las operaciones consignadas en el Diario de
Movimiento para mantener al día el Inventario General de cada Delegación.

Concluía el escrito indicando que este nuevo sistema de inventario no excluía el sistema
de fichas que hubiese establecido cada Junta, ya que ambos se complementaban, porque
en éstas podría ampliarse lo indicado en la columna de Detalles de los Registros con
todos los datos que se tuvieran de un objeto registrado, bastando indicar en cada ficha el
número correspondiente al objeto en el Registro General. Las fichas debían agruparse
por clasificaciones y ordenarse dentro de cada grupo, por orden correlativo de números, 210
para poder localizar fácilmente la ficha correspondiente a cada registro (Véase
Ilustración 9).

Ilustración 09. Ficha del nº 418 de inventario. San Jerónimo Penitente. (AGRM, JTA, 053135)

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Además de esta documentación reglamentaria, existe otro documento realizado por la


Junta, con el título de Notas para un catálogo de obras seleccionadas de Murcia
depositadas en la Catedral, de cuyo contenido se deduce la pretensión de convertir la
Catedral en un Museo. Tras un extenso prólogo sobre la Historia Artística de Murcia se
explicaba el desarrollo de las actuaciones realizadas y su justificación:

“La Junta, ha tenido especial interés en conservar la Catedral con todas sus
obras de arte y objetos propios del culto. El templo permanece intacto. Los
cuadros, imágenes y objetos, están colocados en su sitio. En algunas capillas, el
efecto místico y estético ha sido mejorado con la sabia colocación de retablos e
imágenes traídas de algunas de las iglesias desalojadas.”

Se describen a continuación las capillas en las que se colocaron piezas de otros templos
terminando con el siguiente comentario: “Nada ha escapado al celo, al cuidado y a la
conservación, allí están hasta los mínimos utensilios”, enumerando las piezas
incautadas. Finalizaba el texto indicando las dificultades habidas para la preparación del
catálogo, sobre todo para fotografiar las obras, lo que en algunos casos no fue posible35.

La Junta consideraba muy necesario el documento fotográfico en este tipo de


actuaciones, tanto para la clasificación y catalogación como para la conservación y
protección de las obras. Para su realización debió vencer todo tipo de dificultades
económicas y materiales como consecuencia de la escasez del momento. Gracias a esta
preocupación, el fondo fotográfico realizado durante la catalogación que ha llegado
hasta nosotros es muy importante, resultando de gran interés para la identificación y el
estudio del Patrimonio incautado36. 211

Ilustración 10. Imagen de San Jerónimo Penitente. H. 1939. (AGRM, FOT_NEG-062_048).

35 Sin fecha 1936-1939. Notas para un catálogo de obras seleccionadas de Murcia depositadas en la
Catedral. AGRM, JTA, 53.136.
36 Este fondo documental está siendo en la actualidad analizado, clasificado y restaurado en el AGRM.

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Existe otro documento, también sin fechar, que es un borrador de Inventario de


existencias de la Catedral. 1936-1939 37 en el que, de manera más detallada, se
relacionan las obras depositadas indicando su lugar de depósito, historia, procedencia,
categoría o valor asignado. En él se clasifican los elementos según los siguientes
criterios: Libros sin valor ni interés, Libros aceptables, Libros interesantes, Objetos y
obras de relativo valor material, Obras de arte, Objetos sin interés ni valor, ropas sin
interés artístico y sin riqueza, etc.

3.- Devolución de lo incautado

Una vez que el Servicio de Recuperación y Defensa del Patrimonio Artístico Nacional
de Murcia, creado por el nuevo Gobierno franquista, se hizo cargo de los depósitos al
concluir la contienda, inició los trámites para la devolución de los objetos incautados,
según consta en los documentos localizados de este servicio. Estos escritos reflejan la
época de reorganización de la estructura del nuevo estado surgido del conflicto,
dibujando el desarrollo de la gestión administrativa del Patrimonio artístico durante los
primeros años de esta etapa, conteniendo las instrucciones y directrices, tanto políticas
como técnicas y administrativas, que debían seguirse para el funcionamiento de este
organismo. Cabe señalar entre las actividades desarrolladas por éste, la confección de un
interesante fichero de las obras “recuperadas”38.

212

Ilustración 11. Devolución de los objetos de la Catedral. Exposición en la Sala Capitular de la


Catedral. H.1940. (AMUBAM 0308-01).

37 Catálogo. Escultura, orfebrería y pintura. Inventario de objetos existentes en la Catedral de Murcia y


procedentes de los diversos lugares de la ciudad y región. AGRM, JTA, 53.136.
38 Fichero de obras de arte incautadas devueltas por el Servicio de Defensa del Tesoro Artístico Nacional
de Murcia (AGRM, JTA, 54159/3). Las fichas se ordenan alfabéticamente por procedencias o
propietarios, contiendo la siguiente información: Procedencia, número de inventario (que coincide con el
del registro general de custodia de la Junta Delegada), obra, asunto o título, autor, materia, dimensiones,
fecha de ingreso (y número de acta), fecha de salida (y número de acta), estado de conservación y
observaciones. Cuando la obra está fotografiada, se recogen dimensiones negativo, número cliché,
fotógrafo, si está mencionada en alguna obra de referencia y otros comentarios.

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Ilustración 12. Devolución de los objetos de la Catedral. Exposición en la Sala Capitular de la


Catedral. H.1940. (AMUBAM 0309).

Aunque no entraremos en el proceso de devolución de todos los bienes, haremos constar


la inmediata devolución y en perfectas condiciones de los bienes de la Catedral
incautados, según recoge el documento de 31 de marzo de 1939, titulado Acta de
devolución de los objetos de la Catedral, existentes en la misma, en el que D. Pedro

213
Sánchez Batlles hace entrega D. Ceferino Sandoval, canónigo de la Catedral, de todas
las obras pertenecientes al mencionado Templo, que se hallaban bajo la custodia de la
disuelta Junta Delegada del Tesoro Artístico que constaban detalladas en un Inventario
anexo39.

En otro documento sin fechar40 las nuevas autoridades daban cuenta de la localización
de todas las obras incautadas localizadas en la Catedral, que fueron trasladadas al
Museo al finalizar la guerra, aunque se indica también la necesidad de recuperar lo que
no se encontraba en los depósitos, liquidando la labor efectuada por la Junta, y
devolviendo a los propietarios, con garantías, los objetos incautados, lo cual se pudo
realizar gracias a la documentación elaborada.

Por otra parte, las nuevas autoridades consideraban necesario demostrar que la Junta
había descuidado la protección de la Catedral, por lo que se encargó al aparejador
Guillermo Beltrí, miembro del servicio, que investigara los daños sufridos por el
monumento durante el conflicto, y reconociera “los desperfectos que de “vox populi” se
ha dicho que los rojos habían causado en la fábrica de nuestra Torre catedralicia”,
según expresa el autor en el informe que emitió el 13 de julio 1940 41. No obstante de la
lectura del mismo, en el que se valoran los daños que necesitan reparación urgente, se

39 Archivo del Museo de Bellas Artes de Murcia (en adelante AMUBAM). Servicio de Recuperación y
Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. Murcia. Archivador 1. Copia del mismo documento en
Archivador 7.
40 Instrucciones provisionales para conocimiento de los Delegados locales de Defensa del Patrimonio.
Zona séptima.. (AMUBAM. Servicio de Recuperación y Defensa del Patrimonio Artístico Nacional.
Archivador 3.)
41 AMUBAM. Servicio de Defensa. Archivador 1.

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desprende que éste no sufrió daños significativos durante la contienda, salvo los propios
del deterioro que ya presentaba con anterioridad a la misma42.

4.- Conclusiones

En general debe reconocerse la labor realizada por la Junta Delegada de Incautación que
permitió la protección de numerosas obras de arte, así como del propio monumento. Sin
embargo también se constata que lamentablemente parte de las dificultades del trabajo
de ésta se debieron a las designaciones y competencias del personal responsable y que
en algunos casos se antepusieron cuestiones personales a las obligaciones de
conservación.

Por otra parte hay que reseñar la importancia del establecimiento de un único sistema de
catalogación para todas las Juntas delegadas que permitía unificar el inventario de los
objetos incautados en todo el Estado. El sistema creado, perfilado hasta en sus últimos
detalles, facilitó sin lugar a dudas la posterior devolución de dichos objetos.

La actividad de la Junta Delegada queda también demostrada en los documentos citados


en el apartado anterior, en los que, a pesar de no haber una predisposición para hacer
una valoración favorable del trabajo de la misma, se obtiene la impresión de que ésta
hizo una importante labor.

Esto se puede comprobar también en otro escrito de 15 de julio 1940, sobre El


Patrimonio Artístico de Murcia bajo el dominio Rojo del Servicio de Defensa, que
reconocía que 214
“en términos generales, salvo casos señalados de actuación indudablemente
marxista, los miembros de las Juntas que funcionaron en la zona roja para la
recogida de objetos de arte, obraron como salvadores o como incautadores de
los mismos según la intención con que procedieron. En la intervención fría, del
tipo podíamos decir profesional, cabe la colaboración espontánea o forzada con
las autoridades oficiales; no así en el salvamento y labores subsiguientes
efectuadas con un propósito de servir al nuevo Estado y de restituir los objetos a
sus dueños. Una misma conducta podrá ser, pues, digna de alabanza o censura.
Pero sólo la conciencia de cada cual – a falta, claro es, de otros antecedentes-
puede juzgarle. Por lo demás, esas Juntas- creadas para organizar el expolio de
la Nación- dificultaron en parte que el Patrimonio Artístico quedara a merced
de las turbas. Recuperado después éste en el extranjero o sin ser evacuado de la
Península por falta de tiempo- que es caso de Murcia-, el milagro salvador lo
hizo, aunque fuese por obra del diablo….”43

reconociendo tácitamente la labor realizada por la Junta Delegada.

Así pues, gracias al trabajo de la Junta y del personal asignado para los trabajos de
inventario y conservación de los bienes incautados, podemos decir que a pesar de las

42 Los daños indicados en el informe de Beltrí, ya estaban presentes en el edificio antes de la contienda
según consta en la tesis Historia de la restauración de la Catedral de Murcia: intervenciones desde 1928
a 2010 (Molina, 2014; 169-191.)
43 El Patrimonio Artístico de Murcia bajo el dominio Rojo. (AMUBAM. Servicio de Recuperación y
Defensa del Patrimonio Artístico Nacional. Murcia. Archivador 5.)

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importantes pérdidas que se produjeron durante el conflicto en el Patrimonio Artístico


de Murcia44, una buena parte de éste pudo salvarse.

En cuanto a la Catedral, puede asegurarse que su integridad como monumento se vio


favorecida por el hecho de haber sido utilizada como depósito y aplicarle por este
motivo, una especial vigilancia, ya que así además, no se le dieron otros usos que
podían haber provocado, como ocurrió en muchos edificios durante el desarrollo de la
guerra, un grave deterioro tanto de sus fábricas como de sus espacios y contenidos.
Cuando finalmente concluyó la contienda pudo comprobarse que su estado de
conservación se mantenía dentro de parámetros similares al que tenía antes de su inicio.

5.- BIBLIOGRAFÍA

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44
Al finalizar la guerra se realizó un proceso de investigación de las pérdidas en personas y bienes
provocados por “la dominación roja” conocido como Causa General que quedaron recogidas en
diferentes documentos. La Pieza 11 de la Causa General de Murcia recoge una relación de las obras
perdidas en el Tesoro Artístico. Centro Documental de la Memoria Histórica. Causa General, leg.1068.

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216

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