Antología-Poesia Siglo XX
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Antología-Poesia Siglo XX
Soria, 1912.
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4. LUIS CERNUDA.
4.1. Los placeres prohibidos. 4.2. Donde habite el olvido.
SI EL HOMBRE PUDIERA DECIR Donde habite el olvido
en los vastos jardines sin aurora
Si el hombre pudiera decir lo que ama, donde yo sólo sea
si el hombre pudiera levantar su amor por el cielo memoria de una piedra sepultada entre ortigas
como una nube en la luz; sobre la cual el viento escapa a sus insomnios.
si como muros que se derrumban,
para saludar la verdad erguida en medio, Donde mi nombre deje
pudiera derrumbar su cuerpo, dejando sólo la verdad al cuerpo que designa en brazos de los siglos
[de su amor, donde el deseo no exista.
la verdad de sí mismo,
que no se llama gloria, fortuna o ambición, En esa gran región donde el amor ángel terrible
sino amor o deseo, se esconda como acero
yo sería aquel que imaginaba; en mi pecho su ala
aquel que con su lengua, sus ojos y sus manos sonriendo lleno de gracia aérea mientras crece el tormento.
proclama ante los hombres la verdad ignorada,
la verdad de su amor verdadero. Allí donde termine este afán que exige un dueño a imagen
[suya
Libertad no conozco sino la libertad de estar preso en sometiendo a otra vida su vida
[alguien sin más horizonte que otros ojos frente a frente.
cuyo nombre no puedo oír sin escalofrío;
alguien por quien me olvido de esta existencia mezquina, Donde penas y dichas no sean más que nombres
por quien el día y la noche son para mí lo que quiera. cielo y tierra nativos en torno de un recuerdo.
Y mi cuerpo y espíritu flotan en su cuerpo y espíritu
como leños perdidos que el mar anega o levanta Donde al fin quede libre sin saberlo yo mismo
libremente, con la libertad del amor, disuelto en niebla ausencia
la única libertad que me exalta, ausencia leve como carne de niño.
la única libertad por que muero.
Allá allá lejos
Tú justificas mi existencia: donde habite el olvido.
si no te conozco, no he vivido;
si muero sin conocerte, no muero, porque no he vivido. 4.3. Desolación de la quimera.
NO DECÍA PALABRAS PEREGRINO
No decía palabras, ¿Volver? Vuelva el que tenga,
acercaba tan sólo un cuerpo interrogante, tras largos años, tras un largo viaje,
porque ignoraba que el deseo es una pregunta cansancio del camino y la codicia
cuya respuesta no existe, de su tierra, su casa, sus amigos,
una hoja cuya rama no existe, del amor que al regreso fiel le espere.
un mundo cuyo cielo no existe.
Mas, ¿tú? ¿Volver? Regresar no piensas,
La angustia se abre paso entre los huesos, sino seguir libre adelante,
remonta por las venas disponible por siempre, mozo o viejo,
hasta abrirse en la piel, sin hijo que te busque, como a Ulises,
surtidores de sueño sin Ítaca que aguarde y sin Penélope.
hechos carne en interrogación vuelta a las nubes.
Un roce al paso, Sigue, sigue adelante y no regreses,
una mirada fugaz entre las sombras, fiel hasta el fin del camino y tu vida,
bastan para que el cuerpo se abra en dos, no eches de menos un destino más fácil,
ávido de recibir en sí mismo tus pies sobre la tierra antes no hollada,
otro cuerpo que sueñe; tus ojos frente a lo antes nunca visto.
mitad y mitad, sueño y sueño, carne y carne;
iguales en figura, iguales en amor, iguales en deseo.
Aunque sólo sea una esperanza,
porque el deseo es pregunta cuya respuesta nadie sabe.
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5. BLAS DE OTERO.