Traducción MAYER. The Furies (Cap. 3)
Traducción MAYER. The Furies (Cap. 3)
Traducción MAYER. The Furies (Cap. 3)
Violencia
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Glaubenskrieg = guerra religiosa o guerra de religión (nota del traductor).
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Tanto en 1789 como en 1917, la violencia triunfó sobre la fuerza en gran medida
gracias a la falta de resolución y a la debilidad de los soberanos y de muchos de sus
consejeros principales. Esta falta de nervio derrumbó los últimos diques de contención
del antiguo régimen y envalentonó a los rebeldes más militantes. De manera gradual, los
abogados de la reforma se vieron superados e intimidados por los extremistas que
encarnaron y fomentaron la disociación amigo-enemigo. La contracción del centro
debilitó las barreras capaces de restringir la escalada de violencia, que amenazó con
barrer todo a su paso y alimentar terrores recíprocos de gran escala, potenciados por
conflictos internacionales y guerra civiles.
Este quantum de violencia fue a la vez causa y efecto del derrumbe del estado de
soberanía indivisa y de su transformación en centros de poder múltiples y rivales,
acompañado de una radical dislocación de los sistemas judicial y de seguridad. En
consecuencia, los estándares legales positivos para juzgar y circunscribir los actos de
violencia política cedieron su lugar a criterios morales y éticos. En otras palabras, en el
cálculo de medios y fines, los principios de la “ley” fueron rebasados por los de la
“justicia”.76 Cada vez con mayor frecuencia ambos bandos justificaron los medios a
partir de los fines, tanto en la esfera del discurso como en la práctica política. Es en esta
coyuntura que las fronteras entre violencia y terror se vuelven difusas, controvertidas y
discutidas. No hace falta recordar que, en su absoluta disociación amigo-enemigo, y
sordos a la delicada cuestión de los fines y los medios, los revolucionarios y los
contrarrevolucionarios más fervorosos se acusaron mutuamente de recurrir a un terror
agresivo, indiscriminado y planificado, al mismo tiempo que calificaban a su propia
violencia como defensiva, incidental y circunscripta. Los restantes actores políticos, sin
embargo, siguieron esforzándose de manera dolorosa por trazar una línea creíble entre
el fenómeno de la violencia revolucionaria y el terror.
Uno de los involucrados, Isaac Steinberg, primer Comisario de Justicia del
gobierno de Lenin, intentó diferenciar conceptualmente violencia de terror, luego de
que su abortado intento de trazar dicha distinción en la práctica forzara su renuncia.
Según Steinberg, la violencia revolucionaria es “defensiva, inevitable y necesaria”,
mientras que el terror revolucionario es “agresivo y provocador”. La primera se rige por
“la justa ira que provoca el orden antiguo y por la desatada pasión que genera el orden
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