Teoterapia Del Amor Edic 2
Teoterapia Del Amor Edic 2
Teoterapia Del Amor Edic 2
(Segunda Edición)
LA TEOTERAPIA DEL AMOR
(Segunda Edición)
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© 2005 por Betty Dolores Cruz de Chamorro
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Impresión digital
Litocencoa - Impresión digital. Cali, Colombia, 2005
Impreso en Colombia
Printed in Colombia
Prólogo.............................................................…..
Capítulo 1
Las tres dimensiones del ser...............................…
Dios, diseñador de la vida……………………………...
Dios, preservador y restaurador del hombre……..
El hombre triuno ....................................................
La dimensión espiritual…………………………………….
Funciones del espíritu……………………………………….
Necesidades básicas de la dimensión espiritual………
Dificultades en el área espiritual…………………………
La dimensión psicológica o el alma………………………
Funciones del alma………………………………………….
Necesidades en la dimensión psicológica o alma……..
Dificultades en la dimensión psicológica………………..
La dimensión física…………………………………………..
Funciones de la dimensión física………………………….
Dificultades en la dimensión física………………………..
Plan de Dios para cada una de nuestras áreas……….
Capítulo 2
El corazón.............................................................
Definición…………………………………………………….
El corazón y el encuentro con Jesucristo……………..
El corazón, punto de enlace entre el espíritu
Y el alma……………………………………………………….
El corazón y la Teoterapia Total
El corazón y el nuevo nacimiento.......................….
Capítulo 3
En la Teoterapia, lo más importante es el amor......
La fe y el amor……………………………………………….
El discipulado como fruto del amor……………………..
El amor fue la motivación del Señor al sanar…………
¡Crecer en el amor!, nuestra prioridad………………….
Capítulo 4
La sanidad espiritual.............................................
El 3x5 de la salud……………………………………………
Cómo opera la terapia espiritual…………………………
Cómo experimentar el amor y el perdón
de Dios ...................................................................
Teniendo una conciencia limpia………………………..
¿Cómo perdonar a los demás? ................................
Principios básicos para experimentar
el perdón.................................................................
Capítulo 5
La sanidad del alma...............................................
Sanidad del corazón endurecido..............................
Frutos del corazón endurecido.................................
La sanidad interior: Teoterapia para la culpa
Ficticia e imaginaria................................................
Liberación espiritual................................................
Sanidad de posesión................................................
Sanidad de opresión (liberación de ataduras)………..
Capítulo 6
La sanidad del cuerpo............................................
Casos de sanidad en la Biblia..................................
Razones por las cuales no se recibe sanidad............
Advertencia al orar por enfermos.............................
Conclusión............................................................
Bibliografía………………………………………………………
Prólogo
Este fue uno de los libros que mi esposo enseñó y predicó en diferentes
lugares, presentando la Teoterapia (tratamiento integral de Dios al
hombre) como factor de solución para personas que, fruto de vivir bajo el
control de su propio “ego”, experimentaban esclavitud y frustraciones
internas.
Dios como creador dio origen a todo lo que existe. Creó al hombre, hizo el
mundo y el universo que lo rodea, separó la noche del día, la tierra del
mar, las montañas de los valles, etc. Al término de la creación, vio Dios
que todo lo que había hecho "era bueno en gran manera" (Génesis 1:25).
Dios nos diseñó de tal manera que nuestro espíritu debe ser quien nos
dirija y no el alma (nuestros pensamientos, sentimientos o nuestra propia
voluntad). El espíritu es el área de nuestro ser que nos permite percibir la
existencia de Dios (intuición), tener intimidad con él (Comunión) y, a
través de la Conciencia, dar la orden al alma de hacer la voluntad de Dios.
Antes de pecar, el hombre vivía en armonía consigo mismo, con otros y con
Dios (Génesis 3:1-8). Cuando pecó, las consecuencias no tardaron:
*En su Espíritu: vacío y muerte (Romanos 5:12; 6:23)
*En su Alma: crisis y conflicto (Job 15:20-24)
*En su Cuerpo: diversas enfermedades y alteraciones sicosomáticas
(taquicardias, úlceras, alergias, etc.) (Génesis 3:16-19).
El hombre tri-uno
La dimensión espiritual
*Recibir vida: La primera gran necesidad del espíritu es recibir salud, vida
y salvación. Cuando entregamos nuestra vida a Cristo, reconociendo que
somos pecadores y que nos perdonó a través de su muerte, nacemos
espiritualmente para Dios, al recibir la vida que viene de él (Juan 3:3, 6;
11:25). Solamente Jesucristo puede acercarnos a Dios, y una vez que
entra a morar en nuestra vida, ésta adquiere vida en el espíritu: vida
eterna (Juan 14:5-7).
* Neurosis espiritual. Vida de relación con Dios con base en las emociones.
Queremos sentir en lugar de creer; no hay confianza en la bondad y
misericordia de Dios. Como resultado de nuestra inseguridad respecto de
Dios y nuestro desánimo, nuestra vida es una montaña rusa espiritual
(sube y baja), a veces muy bien, a veces muy mal (Santiago 1:6-8)
Las funciones del alma son tres: pensar, sentir y decidir; en sus
respectivos componentes: mente, emociones y voluntad.
*Para el espíritu: Paz con Dios que representa: Intuición clara, despierta,
activa, sana; Conciencia limpia, en armonía perfecta con los parámetros de
Dios (Jeremías 32:39-40); y Comunión absoluta y permanente con él (2
Crónicas 29:11)
El corazón
Definición
Como cristianos somos salvos, pero ¿cómo sucedió esto? Cuando creímos
en nuestro corazón (Romanos 10:9-10). ¿Cómo debemos servir a Dios?
Con el corazón. ¿Qué es lo que mira Dios? El corazón del hombre. ¿A
quién bendice Dios? A los rectos de corazón. En otras palabras, lo que
nuestro corazón es, es lo que nosotros somos realmente.
Así como el tocar el manto de Jesús trajo sanidad a una mujer (Lucas
8:44-46), así sucede en la Teoterapia, la cual, por definición, es producida
cuando Dios, desde nuestro espíritu, llega a nuestra alma y a nuestro
cuerpo, sanando todo a su paso.
Proverbios 4:20-23 nos amplía el concepto: “Hijo mío, está atento a mis
palabras; inclina tu oído a mis razones. No se aparten de tus ojos;
guárdalas en medio de tu corazón; porque son vida a los que las hallan, y
medicina a todo su cuerpo. Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón;
porque de él mana la vida”.
• Lo que sale de Dios es lo que trae vida a nuestro ser, y por lo tanto
medicina a nuestro cuerpo; pero esta vida pasa a través del corazón
• La exhortación divina va enfocada a nuestro corazón:
El corazón no está diseñado para ser el que dicta las órdenes, sino el que
las acata voluntariamente.
Una vez que una persona recibe a Cristo, recibe un espíritu nuevo, como ya
lo habíamos mencionado; pero, además, la Biblia afirma que también
recibe un corazón nuevo (Ezequiel 36:26). El corazón nuevo no significa
que Dios nos da una nueva voluntad, sino que por primera vez va a poder
funcionar conforme al diseño con que fue creado.
* Es también un nuevo deseo (Filipenses 2:13), pues hay mayor deseo por
obedecer. La Biblia dice que este nuevo hombre fue creado en la justicia y
la santidad de la verdad (Efesios 4:24). Justicia es el camino que Dios
aprueba. Santidad es nuestra actitud hacia el pecado. De allí el deseo de
andar como Jesús anduvo y el aborrecimiento por el pecado
Egoísmo Apatía
Autocompasión Inconstancia
Ansiedad Hipocresía
Inquietud Parcialidad
Aspereza Abulia
Presunción Propio centralismo
Propia complacencia Temor
Orgullo Codicia
Inclinaciones naturales Desperdicio
Rechazo Extravagancia
Incertidumbre Irrespeto
Indiferencia Tardanza
Desorganización Prisa
Juicio Angustia
Infidelidad Indiferencia
Impureza Resistencia
Soledad Contención
Irresponsabilidad Pereza
Decepción Adormecimiento
Desagradecimiento Debilidad de corazón
Prejuicio Presunción
Logros Rendición
Dureza
Los autores bíblicos hablan con frecuencia del corazón que necesita salud
y cambio (Salmos 51; 122; Isaías 61:1). Como lo dije en el capítulo 2 de
este libro, el corazón es el centro de nuestra voluntad, por esto el Espíritu
Santo quiere darnos un corazón nuevo, un corazón de carne, un corazón
limpio, en lugar del sucio y de piedra que teníamos al momento de recibir
a Cristo.
Por tal motivo, es necesario hacer correctivos en nuestra vida, para poder
experimentar la libertad a la cual Dios nos ha llamado. Para esto
necesitamos entender la exhortación que el Señor nos hace en su palabra:
“antes exhortaos los unos a los otros cada día, entre tanto que se dice: Hoy;
para que ninguno de vosotros se endurezca por el engaño del pecado.
Porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme
hasta el fin nuestra confianza del principio, entre tanto que se dice: Si
oyereis hoy su voz, no endurezcáis vuestros corazones, como en la
provocación.” (Hebreos 3:13-15).
Capítulo 3
La fe y el amor
La primera fase tiene que ver con saturarnos del amor de Dios, y la
segunda fase con que trabajemos con el amor de Dios. En la primera,
se procede a quitar todas aquellas cosas que nos impiden experimentar
el amor de Dios; en la segunda, se permite que fluya ese amor que
estamos experimentando (Romanos 5:5). En la primera, se sana
nuestro corazón; en la segunda, a partir del corazón llega la sanidad a
la totalidad de nuestro ser (Proverbios 4:22-23).
Crecer
• Saturarnos del amor de Dios
• Quitar todo aquello que nos impide experimentar el
amor de Dios
• Se sana nuestro corazón
• Se vuelve fuente de sanidad total
Sanar
• A partir del corazón sano, llega la sanidad a todo
nuestro ser
Trabajar con el amor de Dios
• Dejar que fluya el amor que estamos experimentando
Capítulo 4
La sanidad espiritual
El 3 x 5 de la salud
La salud en el área espiritual tiene que ver con recibir respuesta a las tres
necesidades del área espiritual, ya explicadas en el primer capítulo:
*Necesidad de recibir vida
*Necesidad de recibir el impacto del sobrenatural amor de Dios
*Necesidad de ajustar la conciencia a los parámetros de Dios.
* Salvación
* Experimentar certeza
Es posible ser salvos, sin estar seguros de esa salvación. Nuestra fe debe
estar basada en los hechos de la Escritura y no en nuestras fluctuantes
emociones. Hacer demasiado énfasis en las emociones, nos lleva a no tener
convicciones del Espíritu (Hebreos 11:1; 2 Corintios 5:7).
*Experimentar seguridad
*Experimentando Aceptación
La vida que Cristo vivió en la tierra, es la misma que ha vivido como Dios
en la eternidad. Él vino de la eternidad al tiempo, se hizo hombre, cumplió
su ministerio terrenal, pero su vida continúa en la eternidad (1 Juan 1:1-
3). Pasamos de la muerte a la operación de su dinámica vida en nosotros
(1 Juan 5:11-13, 20).
La Biblia enseña que hay dos situaciones que sucedieron, de las cuales
nosotros no fuimos partícipes, pero que nos afectan directamente: primero
la desobediencia de Adán, y segundo la obediencia de Cristo (Romanos
5:12-21 y Romanos 6:1-14).
Una vez que estamos en Cristo, estamos en una existencia que no está
basada en el tiempo. La vida nueva en Cristo se traza no desde nuestros
antepasados hasta Adán, sino de Cristo en la cruz y más allá. Ahora
estamos en la eternidad, y la eternidad es siempre presente. Eso quiere
decir, por la identificación, que estábamos en él en la cruz cuando fue
crucificado. Por lo cual:
Por lo anterior, es necesario que entendamos que hay tres realidades para
el hombre, frente al Espíritu Santo (1 Corintios 2:14-15; 3:3).
*El hombre carnal, que, a pesar de ser cristiano, trata de vivir en sus
propias fuerzas. Es un cristiano derrotado que no lleva fruto; nunca
permite que el Espíritu Santo le moldee para ser la clase de persona que
Dios quiere que sea; vive completamente frustrado en cuanto a sus
objetivos. Es la clase de persona que no se da cuenta de que pertenece a la
categoría carnal (Romanos 7:14-25).
Dios ha provisto la solución para el cristiano carnal por medio del poder
del Espíritu Santo, que puede librarle del poder vicioso del pecado y de la
muerte (Romanos 7:25; 8:3). Las disciplinas religiosas impuestas por uno
mismo solamente conducen a la derrota y a la frustración.
Una vez que haya confesado todos los pecados que recuerda, cualquier
complejo de culpa o de culpabilidad que quede vendrá de Satanás y no de
Dios, porque el perdón de Dios es completo (Hebreos 10:1-17). Procure
dedicar tiempo para conocer más sobre el ministerio del Espíritu Santo, y
aprenda a ejercitar con frecuencia la respiración espiritual.
Es un alivio saber que Dios vino a salvar a los pecadores, pues sabe que lo
somos y nos perdona; pero cuando ofendemos a alguien, debemos hacer
todo lo que esté a nuestro alcance para arreglarnos con dicha persona, de
lo contrario, nuestra relación con Dios quedará truncada.
Con base en todo lo anterior, nos damos cuenta que es necesario tener y
vivir día a día con una conciencia limpia. Personalmente es muy bueno
saber que Dios ha venido a salvar pecadores, pues él sabe que cometemos
errores y a la vez nos perdona. Pero cuando pecamos y ofendemos a otros,
no debemos gastar demasiado tiempo en una introspección inútil. Dios
traerá a nuestra mente cualquier pecado que hayamos cometido; sin
embargo, sabemos que Satanás está dispuesto a acusarnos de más cosas
de las que en realidad son. Para un caso particular, es mejor pedir
consejo. Cuando cometa una falta, no se quede tranquilo, busque a la
persona que respeta y aprecia debido a su madurez cristiana, háblele
respecto a su problema y reciba dirección.
Cuando alguien nos ofende o hace algo que nos dañe, la justicia más
elemental sería pagarle conforme a sus hechos. “Ojo por ojo, diente por
diente”, dice el Antiguo Testamento, que era la manera como los jueces
debían administrar la justicia en casos más análogos, dentro del pueblo de
Israel. En el Nuevo Testamento no se niega esto; sólo que los hijos de Dios,
el nuevo Israel del Señor, sabemos que quien ejecuta justo juicio es Dios
(Romanos 12:17-19), y que él se hace responsable de lo que nos sucede
(Romanos 8:28). Pero si tomamos la ofensa como algo personal y nos
enojamos, Dios nos lo deja como algo sólo de nuestro cuidado y no mete
su mano (Santiago 1:19-20).
También se supone que deberíamos pagar por nuestros pecados como algo
justo, pero Jesucristo ya se hizo cargo; nos reemplazó y recibió nuestro
castigo. Así fue como se nos otorgó el perdón de nuestros pecados. Él no
pasó por alto nuestros pecados, ni se hizo el desentendido, sino que los
llevó en su cuerpo y murió en reemplazo nuestro. Ese es el amor de Dios:
entregó a su Hijo por nosotros.
Sobre esta base es que Dios dice que también nosotros perdonemos toda
ofensa, de todo corazón, sin acordarnos más de ellas, como Dios ha hecho
con nosotros. ¡Somos deudores del perdón que Dios nos ha otorgado!
Aplicación práctica
La sanidad interior trae paz y gozo a las personas; es una lástima que
pocos la entiendan y no oren de esta manera. No toda persona está
equipada con los dones necesarios para orar por sanidad interior. Además,
esta oración toma tiempo y es exhaustiva. Vale la pena hacerla en todo
tiempo para que se vea la transformación del dolor en gozo y paz.
A continuación, quiero describir el testimonio de una joven, quien oraba
para ser liberada de un problema interior que venía sufriendo por mucho
tiempo. Estas son su palabras:
Necesitamos ser sanados. Dios puede y quiere sanar todos estos recuerdos
traumáticos. “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros
dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.”
(Isaías 53:4). Isaías profetizó que el Mesías llevará nuestro sufrimiento,
tomará nuestras penas y cargará no sólo con nuestro pecado, sino
también con el dolor que otros nos han causado. Eso fue lo que Jesús llevó
consigo. El amor de Dios puede limpiarnos y liberarnos de estas cosas que
nos impiden experimentar una vida abundante. Yo pienso que esta es la
transformación a la cual se refiere Pablo en Efesios 4:22-24: “En cuanto a
la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que está viciado
conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el espíritu de vuestra
mente, y vestíos del nuevo hombre, creado según Dios en la justicia y
santidad de la verdad”.
Todo lo que nos sucede antes de los seis primeros años puede fijar nuestra
manera de ser por el resto de nuestros días. Siendo que el inconsciente
nunca olvida nada, necesitamos dejar que el amor sanador de Dios toque
cada parte de nuestra mente, inclusive nuestro período prenatal e infantil.
Le podemos pedir a Jesús que camine hacia atrás, hacia el comienzo de
nuestra vida, y nos sane. ¡Él puede hacerlo ahora mismo!
Mucha gente necesita más amor del que recibió en los primeros meses, y
quienes no tuvimos el amor de una madre, porque fuimos separados por
circunstancias inevitables, no tuvimos a nuestro alrededor el amor
necesario para crecer fuertes y estables. En muchas ocasiones sentí la
necesidad de tener cerca a mi madre, arrullándome y contándome
pequeñas historias que sólo una madre sabe hacer.
“Señor, llena ahora mi ser con ese fuerte amor paternal que
viene sólo de ti, Padre Celestial. Aunque no esté consciente de
haber necesitado brazos fuertes a mi alrededor y un papá que
me ame, me dé seguridad y confianza, te pido, ¡oh Dios!, que
con tu amor, lo hagas ahora. Te doy gracias, Señor, porque sé
que lo estás haciendo”.
El primer trauma real que tuvimos, pudo ser cuando fuimos enviados al
colegio por primera vez. Era la primera ocasión en que nos alejábamos de
casa y de todo lo que ello significaba. Para algunos demasiado sensibles,
tímidos o inseguros, fue difícil estar con ese profesor antipático, con
compañeros extraños y en un edificio desconocido.
Los esposos y las esposas tienen cosas del pasado, ofensas y dolores que
surgen entre dos personas que están tratando de vivir juntos y de
aprender el uno del otro.
A algunas personas les ha sucedido cosas, que han hecho que se alejen del
Señor, en vez de llevarlos más cerca de él.
Carácter de Satanás
Para liberar a una persona que está bajo posesión, es necesario estar
seguros de que ha recibido a Cristo como su Señor y su Salvador. No se
debe efectuar liberación en personas no cristianas o que no tienen
intenciones firmes de apartarse del pecado y crecer espiritualmente (2
Pedro 2: 20-22).
Ciclo de la atadura:
Pensamiento
Emociones
Acción
Hábito
Atadura
Dentro de este mismo capítulo vimos los frutos del corazón endurecido,
pero es necesario que profundicemos y estudiemos de dónde nacen los
problemas y cuál es la raíz de ellos.
Hace pocos meses, tuve una experiencia interesante con un hombre que
hace muchos años conocía del Señor, pero no había experimentado
sanidad a pesar del largo tiempo en la vida cristiana. Estando en mi
oficina, le coloqué una cita a la cual acudió ese mismo día. Después de
conversar un rato con él, le invité a orar, llevándole en amor a
experimentar mucha paz y alegría en su corazón.
Desde el tiempo de Abraham, hasta nuestros días, son muchos los casos
de enfermos que han sido sanados; miremos lo que dice la Biblia al
respecto.
El Señor se vale muchas veces de sus siervos y otras veces no, él obra
como quiere; esto no se debe olvidar. De esta manera nos mantendremos
humildes, pues «siervos inútiles somos», y reconoceremos que el poder
viene de Dios y no de nosotros. Por lo tanto, debemos orar con fe y amor
por el enfermo que lo requiere.
Siempre que hablo del agua viva, coloco como ilustración el vaso lleno de
tierra que, una vez se le empiece a echar agua, va botando la tierra, hasta
quedar turbio; muchas veces nuestra vida se torna de esta manera, porque
nos conformamos con migajas, nos conformamos con un poco del amor
que Dios nos tiene, cuando él en realidad quiere saturarnos del verdadero
amor que todo lo sana.