Resumen Sentencia SU 049:17 Victoria Calle
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1.2. Inciviles S.A. decidió terminar el segundo contrato de manera unilateral sin solicitar autorización previa del
inspector de trabajo alegando la existencia de una justa causa relacionada con el incumplimiento de las
obligaciones contractuales a cargo del contratista. Específicamente, en la comunicación del despido, se anotó:
“[e]l día 13 de marzo de 2014, el Sr. ECHAVARRÍA estaba a cargo del vehículo con placas STZ-215, siendo
las 12:00pm en el BOTADERO TERRIGENO el Sr. ECHAVARRÍA, dejó rodar y chocó una volqueta que
estaba parqueada detrás, dañando la persiana y causando daños a otro vehículo particular” (Mayúsculas en el
texto).
1.3. La carta mediante la cual la empresa dio por terminado el contrato de prestación de servicios, con fecha del
14 de marzo de 2014, le fue notificada al accionante el día 18 del mismo mes. Para ese momento, se encontraba
incapacitado como consecuencia de un accidente laboral que sufrió mientras realizaba sus labores el 27 de enero
de ese año[7]. Cuando descargaba los materiales que se encontraban dentro de uno de los vehículos que
operaba, le cayó encima una llanta que lo arrojó al piso, con la mala fortuna de que lo atropelló un vehículo
particular que transitaba por allí[8].
1.4. El actor sufrió una lesión completa del músculo supraespinoso, en su hombro izquierdo[9]. Inició
tratamiento físico, con ingestión de analgésicos y controles de ortopedia[10], y fue incapacitado en cuatro
oportunidades, comprendidas entre: (i) el 28 de enero y el 6 de febrero de 2014[11]; (ii) el 7 y el 26 de febrero
de 2014[12]; (iii) el 17 y el 27 de marzo de 2014[13], y (iv) el 20 y el 30 de junio de 2014[14].
1.5. Todos los servicios médicos fueron cubiertos por el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (SOAT),
que amparaba al vehículo particular implicado en el accidente, así como por la EPS del régimen contributivo a
la cual estaba afiliado el accionante como trabajador independiente[15].
1.6. Durante el año 2014, el actor no estuvo afiliado a un Fondo de Pensiones y Cesantías, ni a una
Administradora de Riesgos Laborales. A su juicio, esos gastos debían correr por cuenta de la compañía, toda
vez que, a pesar de que el contrato decía ser de prestación de servicios, él consideraba que se trataba de un
contrato laboral porque existía subordinación. Particularmente, el señor Echavarría Oquendo manifestó (i) haber
recibido órdenes de manera constante por parte de los funcionarios de la empresa; (ii) cumplir con un horario
habitual de 7:00 a.m. a 5:30 p.m., hasta completar cuarenta y ocho (48) horas semanales, y (iii) recibir el pago
de horas extras cuando era necesario atender una tarea específica por fuera del horario establecido. Aunque en
el expediente obran copias de los contratos de prestación de servicios, no aportó pruebas de sus aserciones
referidas a órdenes, horarios y pagos de horas extras.
1.7. Inconforme con la terminación unilateral del contrato, el 18 de marzo de 2014 el accionante acudió ante la
Dirección Territorial del Ministerio del Trabajo en el Departamento de Antioquia para denunciar a Inciviles
S.A. por haber desconocido la estabilidad laboral de la que gozaba al tener tratamientos médicos pendientes y
estar incapacitado para trabajar[16]. Como consecuencia, solicitó el reintegro al cargo. El 3 de junio del 2014, el
inspector de trabajo[17] citó a ambas partes a una audiencia de conciliación, programada para el día 12 del
mismo mes[18]. En la diligencia, la empresa manifestó que no le asistía ánimo conciliatorio debido a la
naturaleza del contrato (de prestación de servicios) que según su criterio podía terminarse en cualquier
momento[19]. Por esa razón, la audiencia finalizó sin acuerdo.
1.8. Teniendo en cuenta los anteriores hechos, el 24 de junio de 2014 el señor Echavarría Oquendo presentó
acción de tutela contra la compañía Inciviles S.A. por considerar vulnerado su derecho fundamental al trabajo.
Específicamente, denunció la terminación unilateral y sin autorización previa del inspector de trabajo de su
contrato de prestación de servicios mientras estaba incapacitado como consecuencia de un accidente laboral.
Solicitó el reintegro sin solución de continuidad, que el contrato celebrado en el 2013 fuera declarado como un
contrato laboral vigente hasta la fecha, y que Inciviles S.A. realizara los aportes atrasados al Sistema General de
Seguridad Social.
4. Impugnación
El accionante impugnó esta decisión el 11 de julio de 2014, afirmando que la acción era procedente porque
existe un perjuicio irremediable dado que sus derechos fundamentales a la salud y a una vida en condiciones
mínimas de dignidad, se encuentran comprometidos, y es un sujeto de especial protección constitucional por
tener más de 70 años de edad.
5. Decisión del juez de tutela en segunda instancia
Mediante Sentencia del 14 de agosto de 2014, el Juzgado Veintiuno Penal del Circuito de Medellín, confirmó la
decisión inicial por considerar que la acción de tutela era improcedente lo que sustentó con similares
argumentos a los expuestos por el juez de primera instancia.
2. CONSIDERACIONES
La contestación de estas cuestiones se puede agrupar en la resolución del siguiente problema jurídico: ¿Vulnera
un contratante (Inciviles S.A.) el derecho fundamental a la estabilidad ocupacional reforzada de un contratista
(el señor Ángel María Echavarría Oquendo) al terminar su contrato de prestación de servicios de manera
unilateral y anticipada sin obtener autorización previa del inspector del trabajo, en un momento en el cual
padecía los efectos de un accidente de origen profesional que le dificultaba significativamente desarrollar sus
funciones en condiciones regulares? En el caso de comprobarse la alegada vulneración, se deberá precisar si es
dable, además de las protecciones restantes, decretar el reconocimiento de la indemnización por despido
injustificado que se encuentra estipulado en el artículo 26 de la Ley 361 de 1997[35] o, en su defecto,
determinar qué sumas deben cancelársele al trabajador y por qué concepto.
En este caso la tutela solicita un reintegro, declarar que el contrato celebrado en 2013 era laboral y está vigente,
y que se ordene a la accionada realizar los aportes atrasados al Sistema General de Seguridad Social. Para
tramitar estas pretensiones el ordenamiento prevé en abstracto otros medios de defensa judicial susceptibles de
instaurarse ante la justicia ordinaria.[41] No obstante, la tutela ha sido excepcionalmente declarada procedente
por esta Corporación, en casos como este, cuando la parte activa es una persona en circunstancias de debilidad
manifiesta, o un sujeto de especial protección constitucional que considera lesionados sus derechos
fundamentales con ocasión de la terminación de su relación contractual[42]. Especialmente procede cuando el
goce efectivo de su derecho al mínimo vital o a la salud se ve obstruido.
3.5. En el caso objeto de estudio, la Sala Plena encuentra que el señor Ángel María Echavarría Oquendo (i)
tiene más de 70 años de edad;[43] (ii) se desempeñaba como conductor y sufrió un accidente de origen
profesional que le dejó una lesión completa del músculo supraespinoso, ubicado en su hombro izquierdo, y que
le dificultaba realizar sus labores desde hacía algún tiempo; (iii) carece de otras fuentes de recursos económicos
para asegurar su propia subsistencia, pues no cuenta con empleo o relación contractual vigente, con pensión ni
rentas de otra naturaleza, y carece de cesantías[44]; y (iv) finalmente no está afiliado al Sistema General de
Seguridad Social en Salud en el régimen contributivo.[45] En tales circunstancias, la acción de tutela es el
mecanismo eficaz de protección, toda vez que el peticionario es una persona de la tercera edad y con problemas
de salud, lo cual le hace difícil retornar al mercado de trabajo. Por otra parte, no cuenta con recursos para
satisfacer sus necesidades básicas. Se hace entonces indispensable tomar acciones urgentes e impostergables
para evitar un perjuicio sobre el mínimo vital del actor, que sería una consecuencia grave y, por sus condiciones
existenciales, inminente. En consecuencia, la Corte pasará a pronunciarse sobre las cuestiones referidas.
no es entonces constitucionalmente aceptable que las garantías y prestaciones de estabilidad reforzada del
artículo 26 de la Ley 361 de 1997 se contraigan a un grupo reducido, cuando la Corte encontró en la sentencia
C-824 de 2011 que el universo de sus beneficiarios era amplio y para definirlo no resulta preciso “entrar a
determinar ni el tipo de limitación que se padezca, ni el grado o nivel de dicha limitación”. Cuando se interpreta
que es necesario contar con un porcentaje determinado de pérdida de capacidad laboral para acceder a los
beneficios de la Ley 361 de 1997, ciertamente se busca darle un sustento más objetivo a la adjudicación de sus
prestaciones y garantías. No obstante, al mismo tiempo se levanta una barrera también objetiva de acceso para
quienes, teniendo una pérdida de capacidad relevante, no cuentan aún con una certificación institucional que lo
establezca, o padeciendo una pérdida inferior a la estatuida en los reglamentos experimentan también una
discriminación objetiva por sus condiciones de salud. La concepción amplia del universo de destinatarios del
artículo 26 de la Ley 361 de 1997 busca efectivamente evitar que las personas sean tratadas solo como objetos y
por esa vía son acreedores de estabilidad reforzada con respecto a sus condiciones contractuales, en la medida
en que su rendimiento se ve disminuido por una enfermedad o limitación producto de un accidente.
5.14. Una vez las personas contraen una enfermedad, o presentan por cualquier causa (accidente de trabajo o
común) una afectación médica de sus funciones, que les impida o dificulte sustancialmente el desempeño de sus
labores en condiciones regulares, se ha constatado de manera objetiva que experimentan una situación
constitucional de debilidad manifiesta, y se exponen a la discriminación. La Constitución prevé contra prácticas
de esta naturaleza, que degradan al ser humano a la condición de un bien económico, medidas de protección,
conforme a la Ley 361 de 1997. En consecuencia, los contratantes y empleadores deben contar, en estos casos,
con una autorización de la oficina del Trabajo, que certifique la concurrencia de una causa constitucionalmente
justificable de finalización del vínculo.[95] De lo contrario procede no solo la declaratoria de ineficacia de la
terminación del contrato, sino además el reintegro o la renovación del mismo, así como la indemnización de
180 días de remuneración salarial o sus equivalentes.
5.15. Esta protección, por lo demás, no aplica únicamente a las relaciones laborales de carácter dependiente,
sino que se extiende a los contratos de prestación de servicios independientes propiamente dichos. En efecto,
esto se infiere en primer lugar del texto mismo del artículo 26 de la Ley 361 de 1997, el cual establece que
“ninguna persona en situación de discapacidad podrá ser despedida o su contrato terminado por razón de su
discapacidad, salvo que medie autorización de la oficina de Trabajo”. Como se observa, la norma establece una
condición para la terminación del contrato de una persona en situación de discapacidad, y no califica la clase de
contrato para reducirla únicamente al de carácter laboral, propio del trabajo subordinado. Ciertamente, el inciso
2º de la misma disposición dice que, en caso de vulnerarse esa garantía, la persona tiene derecho a una
indemnización “equivalente a ciento ochenta días del salario”. Dado que el salario es una remuneración
periódica inherente a las relaciones de trabajo dependiente, podría pensarse que esta indemnización es exclusiva
de los vínculos laborales que se desarrollan bajo condiciones que implican vinculación a la planta de personal.
Sin embargo, esta interpretación es claramente contraria a la Constitución pues crea un incentivo perverso para
que la contratación de personas con problemas de salud se desplace del ámbito laboral al de prestación de
servicios, con desconocimiento del principio de prevalencia de la realidad sobre las formas y de las garantías
propias de las relaciones de trabajo dependiente.
6.4. Ahora bien, la estabilidad ocupacional reforzada significa que el actor tenía entonces derecho fundamental
a no ser desvinculado sino en virtud de justa causa debidamente certificada por la oficina del Trabajo. No
obstante, en este caso la compañía contratante Inciviles S.A. no solicitó la autorización referida. En eventos
como este, la jurisprudencia constitucional ha señalado que la pretermisión del trámite ante la autoridad del
Trabajo acarrea la presunción de despido injusto.[100] Sin embargo, esta presunción se puede desvirtuar,
incluso en el proceso de tutela, y por tanto lo que implica realmente es la inversión de la carga de la prueba.
Está entonces en cabeza del empleador o contratante la carga de probar la justa causa para terminar la relación.
Esta garantía se ha aplicado no solo a las relaciones de trabajo dependiente, sino también a los vínculos
originados en contratos de prestación de servicios independientes.[101] Por tanto, en esta ocasión, la Corte debe
definir si la compañía Inciviles S.A. logra desvirtuar la presunción de desvinculación injusta del actor.
6.5. Como antes se indicó, la empresa contratante invocó cinco acontecimientos, asociados a daños de vehículos
de la compañía o de terceros y a una contravención de tránsito, para justificar la terminación del contrato
suscrito el 1º de enero de 2014. No obstante, la Corte observa que cuatro de esos motivos tienen que ver con
hechos ocurridos en 2013; es decir, durante la ejecución de un contrato anterior, que tuvo lugar entre el 3 de
enero y el 30 de noviembre de 2013, cuando finalizó el plazo pactado. Esos sucesos, a lo sumo podrían haber
servido de fundamento para terminar el contrato entonces vigente, o para no suscribir el que en efecto luego se
celebró en enero de 2014, con independencia del anterior, y por voluntad de la sociedad que llamó al trabajador
a firmarlo. Pero un hecho ocurrido y conocido por la parte contratante antes de celebrar el contrato del año
2014, no puede erigirse como causa para ponerle fin anticipadamente a este último.
6.6. Sin embargo, la Corte no pasa por alto que la compañía Inciviles S.A. adujo en la carta de terminación del
contrato la concurrencia de otro hecho, acontecido este sí en el año 2014. Dijo en ese memorial que el día 13 de
marzo de 2014 el tutelante estaba a cargo de un vehículo de la empresa, y que: “lo dej[ó] rodar y chocó una
volqueta que estaba detrás, causando daños a otro vehículo particular”.[102]
6.7. Respecto del caso, el señor Echavarría Oquendo señala en su tutela que en el memorial de terminación se le
endilgan fallas en las que “presuntamente” incurrió, pero respecto de las cuales “se [l]e ha violado el debido
proceso al no permitirse[l]e la defensa frente a los cargos que se esbozan”. Finalmente, cabe resaltar que el actor
se presentó ante la Inspección del Trabajo, oficina del Ministerio del Trabajo, para solicitar la citación de
Inciviles S.A. con el fin de llegar a una conciliación, pero este intento fracasó pues el representante de la
empresa manifestó no tener “ánimo conciliatorio”.
6.8. En vista de que la presunción de desvinculación injusta invierte la carga de la prueba y la radica en la parte
demandada, a Inciviles S.A. no le bastaba en este caso con afirmar, sin sustento probatorio, los hechos
mencionados en la causal de terminación del contrato. Por tanto, al invocar la causal de terminación del contrato
contenida en su Cláusula Séptima, literal b), debía probar que hubo un daño a uno de sus vehículos el 13 de
marzo de 2014 y que el señor Ángel María Echavarría lo causó, pues el contrato dice expresamente en lo
pertinente que la causal de terminación se produce por los “daños causados por el Contratista”. Pues bien, tras
examinar los documentos aportados al proceso se advierte que la compañía Inciviles S.A. no anexa ninguna
prueba de que hubiese habido un daño a sus vehículos, o de que un vehículo a cargo del peticionario
específicamente hubiese sufrido una avería, ni tampoco muestra los elementos que la llevan a concluir que el
supuesto daño lo hubiese causado el actor. Incluso dando por cierto, sobre la base de la buena fe, que un
vehículo hubiese sido objeto de un choque, sería injustificado inferir a partir de allí que el daño lo hubiese
causado el actor. El hecho de que el demandando haya afirmado, como se indicó, que “se [l]e ha violado el
debido proceso al no permitirse[l]e la defensa frente a los cargos que se esbozan”, le impide a la Corte asumir la
versión que ofrece la empresa, pues el demandante no fue escuchado en proceso administrativo alguno. Por lo
demás, si bien el rodamiento de un vehículo puede ser ocasionado por la voluntad o el descuido humano de
quien tenía el dominio del automotor, en este caso no está claro que esa persona hubiera sido en concreto el
actor, ni se ha descartado que el deslizamiento se hubiese producido por fallas mecánicas.
Conclusión
7.1. Teniendo en cuenta lo anterior, la Corte concluye que no se desvirtuó la presunción de desvinculación
injusta. En consecuencia, en este caso, pese a que el actor era titular del derecho fundamental a la estabilidad
ocupacional reforzada, se le dio por terminado el vínculo contractual sin autorización de la oficina del Trabajo y
sin justa causa probada.
En este punto es relevante aclarar que en la cláusula quinta del contrato celebrado el 1 de enero de 2014 se
describió el objeto contractual así: “el CONTRATISTA se compromete para con la parte CONTRATANTE a
poner a disposición sus conocimientos y experiencia en el servicio de SUMINISTRAR TRANSPORTE DE
MATERIALES: EL CONTRATISTA se compromete para con EL CONTRATANTE, en forma independiente
y estable a: suministrar el transporte y/o suministro de materiales”[103]. Asimismo, según el Certificado de
Existencia y Representación de la empresa Inciviles S.A., su objeto social corresponde a: “el desarrollo de
actividades tales como la construcción de puentes, carreteras, canales, acueductos, alcantarillado, plantas de
tratamiento, redes de energía, teléfonos, vías, vivienda y en general todo tipo de obras de ingeniería civil y de
arquitectura”[104]. De lo anterior se desprende claramente que, conforme a la naturaleza de la sociedad, el
objeto del contrato de prestación de servicios al que aquí se ha hecho alusión sigue requiriéndose.
En ese sentido, con base en la jurisprudencia constitucional unificada en la presente sentencia, en el caso
concreto la Sala Plena de esta Corporación revocará los fallos proferidos, en primera instancia, por el Juzgado
Treinta Penal Municipal con Función de Control de Garantías de Medellín el 8 de julio de 2014 y, en segunda
instancia, por el Juzgado Veintiuno Penal del Circuito de Medellín el 14 de agosto de 2014. A su turno,
concederá la tutela del derecho fundamental a la estabilidad ocupacional reforzada del señor Ángel María
Echavarría Oquendo, vulnerado por Inciviles S.A.
7.2. Por tanto, procederá a declarar ineficaz la terminación de la relación contractual. Como consecuencia,
ordenará (i) la renovación del contrato de prestación de servicios con condiciones análogas a las que tenía al
momento de dársele por terminado el último de tales contratos. Si el actor no pudiera realizar las actividades
para las cuales fue contratado con anterioridad, la empresa atenderá la recomendación que al respecto efectúe la
administradora de riesgos profesionales, a fin de garantizar su reubicación, previa capacitación y ajuste de las
condiciones de su trabajo en virtud del principio de integración social (CP art 43). Finalmente, dispondrá (ii) el
pago de los emolumentos dejados de percibir desde la desvinculación (17 de marzo de 2014) hasta la fecha
inicialmente pactada para la terminación del contrato celebrado (1 de diciembre de 2014), y (iii) una
indemnización equivalente a 180 días de remuneración, todo lo cual habrá de calcularse conforme al contrato
celebrado entre la partes que parece con fecha del mes de enero del año 2014.
8. Síntesis de la unificación
8.1. El derecho fundamental a la estabilidad ocupacional reforzada es una garantía de la cual son titulares las
personas que tengan una afectación en su salud que les impida o dificulte sustancialmente el desempeño de sus
labores en las condiciones regulares, con independencia de si tienen una calificación de pérdida de capacidad
laboral moderada, severa o profunda. La estabilidad ocupacional reforzada es aplicable a las relaciones originadas en
contratos de prestación de servicios, aun cuando no envuelvan relaciones laborales (subordinadas) en la realidad. La
violación a la estabilidad ocupacional reforzada debe dar lugar a una indemnización de 180 días, según lo previsto en el
artículo 26 de la Ley 361 de 1997, interpretado conforme a la Constitución, incluso en el contexto de una relación
contractual de prestación de servicios, cuyo contratista sea una persona que no tenga calificación de pérdida de
capacidad laboral moderada, severa o profunda.
3. DECISION
Primero.- LEVANTAR la suspensión de términos decretada dentro del proceso.
Segundo.- REVOCAR el fallo proferido, en segunda instancia, por el Juzgado Veintiuno Penal del Circuito de
Medellín el 14 de agosto de 2014, que a su turno confirmó el dictado, en primera instancia, por el Juzgado
Treinta Penal Municipal con Función de Control de Garantías de Medellín el 8 de julio de 2014. En su lugar,
TUTELAR el derecho fundamental del señor Ángel María Echavarría Oquendo a la estabilidad ocupacional
reforzada, vulnerados por Inciviles S.A.
Tercero.- ORDENAR a Inciviles S.A. a través de su representante legal, o quien haga sus veces, y en el plazo
de quince (15) días calendario, contados a partir de la notificación de la presente sentencia: (i) renueve el
contrato de prestación de servicios con el señor Ángel María Echavarría Oquendo; (ii) cancele al actor las
remuneraciones que dejó de recibir entre el momento de su desvinculación (17 de marzo de 2014) y la fecha en
que su contrato se vencería conforme al plazo pactado; (iii) y le pague, adicionalmente, una indemnización
equivalente a 180 días de honorarios.
Cuarto.- Por Secretaría General, LÍBRENSE las comunicaciones a que se refiere el artículo 36 del Decreto 2591
de 1991.
4. SALVAMENTO DE VOTO
Gloria Stella Ortiz Delgado
La providencia de la que me aparto estudió si se vulneraba el derecho a la estabilidad ocupacional reforzada del
accionante, al terminarle la empresa accionada su contrato de prestación de servicios de manera unilateral y
anticipada, sin obtener autorización previa del inspector del trabajo, en un momento en el cual padecía los
efectos de un accidente de origen profesional que le dificultaba desarrollar sus funciones en condiciones
regulares. La Sala resolvió tutelar el derecho fundamental a la estabilidad ocupacional reforzada del accionante.
En consecuencia, ordenó a la empresa Inciviles S.A. (i) renovar el contrato de prestación de servicios con el
señor Ángel María Echavarría Oquendo; (ii) cancelarle las remuneraciones que dejó de recibir entre el momento
de su desvinculación y la fecha en que su contrato se vencería conforme al plazo pactado; (iii) y pagarle,
adicionalmente, una indemnización equivalente a 180 días de honorarios.
Para tal efecto, la Corte señaló que el derecho fundamental a la estabilidad ocupacional reforzada es una
garantía de la cual son titulares las personas que tengan una afectación en su salud que les impida o dificulte
sustancialmente el desempeño de sus labores en las condiciones regulares, con independencia de si tienen una
calificación de pérdida de capacidad laboral moderada, severa o profunda. Además, esta Corporación precisó
que la estabilidad ocupacional reforzada es aplicable a las relaciones originadas en contratos de prestación de
servicios, aun cuando no envuelvan relaciones laborales en la realidad. En esa medida, la violación a la
estabilidad ocupacional reforzada debe dar lugar a una indemnización de 180 días, según lo previsto en el
artículo 26 de la Ley 361 de 1997, interpretado conforme a la Constitución, incluso en el contexto de una
relación contractual de prestación de servicios, cuyo contratista sea una persona que no tenga calificación de
pérdida de capacidad laboral moderada, severa o profunda.
2. Si bien estoy de acuerdo con la decisión adoptada en la Sentencia SU-049 de 2017, lo cierto es que no
comparto las razones que llevaron a la Sala Plena a conceder el amparo y ordenar la renovación del contrato de
prestación de servicios. Considero que de conformidad con el principio de primacía de la realidad sobre las
formas era evidente que existía un contrato realidad y, tal y como se señala en la sentencia, la terminación del
contrato del accionante no constituía una justa causa probada que permitiera desvincularlo mientras presentaba
afectaciones en su salud que le impedían sustancialmente el desempeño de sus labores.
3. En efecto, el señor Echavarría Oquendo manifestó (i) haber recibido órdenes de manera constante por parte
de los funcionarios de la empresa; (ii) cumplir con un horario habitual de 7:00 a.m. a 5:30 p.m., hasta completar
cuarenta y ocho (48) horas semanales, y (iii) recibir el pago de horas extras cuando era necesario atender una
tarea específica por fuera del horario establecido. Aunque en el expediente obran copias de los contratos de
prestación de servicios, no aportó pruebas de sus aserciones referidas a órdenes, horarios y pagos de horas
extras, pero ello nunca fue desvirtuado por la empresa accionada.
4. De conformidad con la jurisprudencia de la Corte[105], existen distintos criterios que diferencian un contrato
civil o comercial de prestación de servicios de una vinculación laboral. En particular, independientemente de la
denominación que las partes asignen al contrato, existirá una relación laboral cuando: “i) se presten servicios
personales, ii) se pacte una subordinación que imponga el cumplimiento de horarios o condiciones de dirección
directa sobre el trabajador y, iii) se acuerde una contraprestación económica por el servicio u oficio
prestado.”[106]
5. En este orden de ideas, considero que la Sala Plena debió estudiar la concurrencia de los elementos esenciales
de la relación laboral, esto es, que la actividad del accionante en la empresa fue personal, que por dicha labor
recibió una remuneración o pago y, además, que en la relación con el empleador existía subordinación o
dependencia. En este sentido, para conceder el amparo se debió efectuar un análisis minucioso de la vinculación
del accionante, las funciones que ejercía y la permanencia en el cargo, para declarar la existencia de un contrato
realidad y poder concluir que el contrato se debía renovar.
6. En consecuencia, salvo parcialmente mi voto porque disiento del análisis realizado en relación con el
desconocimiento de la estabilidad ocupacional reforzada de la que supuestamente gozaba el accionante. En
efecto, la razón para conceder el amparo no debió tener como fundamento la regla formulada por la Sala Plena
en relación con la estabilidad ocupacional en los contratos de prestación de servicios, pues la situación del
accionante era otra. En este caso se debió conceder el amparo al accionante, porque en realidad se encontraba
vinculado mediante un contrato laboral y en este sentido la no renovación sin justa causa probada y sin
autorización de la oficina del trabajo, permitía suponer que no se renovó por la incapacidad en la que se
encontraba el accionante, lo cual desconoce los artículos 13 y 53 Superiores.
7. Por último, debo aclarar que no comparto la aplicación del principio de estabilidad ocupacional reforzada
para los contratos de prestación de servicios civil y comercial, ya que en esos casos no se configuran las mismas
condiciones ni requisitos de un contrato laboral. En efecto, los contratos de prestación de servicios tienen como
objeto una obligación de hacer, que se caracteriza por la autonomía e independencia del contratista y su
duración siempre debe ser por tiempo limitado.
En consecuencia, la intención de permanencia o continuidad que trae consigo la aplicación del principio de
estabilidad ocupacional reforzada, desnaturaliza las formas de contratación civil y comercial para la prestación
de un servicio específico. De esta manera, expongo las razones que me llevan a salvar parcialmente el voto con
respecto a las consideraciones y la decisión que se adoptó en la Sentencia SU-049 de 2017.