Brevisimos Apuntes Escuela Derecho de La Universidad de Chile Sede Valparaíso (Ricardo Loyola)

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BREVÍSIMOS APUNTES ACERCA DE

LA ESCUELA DE DERECHO DE LA
UNIVERSIDAD DE CHILE DE
VALPARAÍSO

Ricardo Andrés Loyola Loyola


A don Anjel Victorio Pescio Vargas, abogado, profesor de Derecho Civil, Director de
la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de Valparaíso, hombre iluminado
que entregó su vida por un sueño, su Escuela, y este lo consiguió, vayan para él mis
respetos y este humilde homenaje.

A todos los ex alumnos de esta noble casa de estudios que por elegir caminos
distintos al Derecho, no haber nacido en cuna de oro o no ser amigo de las
autoridades, no es considerado como un aporte a la Escuela.

A los funcionarios y auxiliares de la Escuela de Derecho de la Universidad de


Valparaíso, quienes más que cualquier magister, doctor o profesional, saben lo que
vale un libro antiguo o las historias de su lugar de trabajo, especialmente a don
Eliezer Escobar, Juan Candia, los señores Nuñez, Abarca, Sandoval, Salas y todo el
equipo de compañeros que labora en la querida Escuela, muchas gracias.
Ricardo Andrés Loyola Loyola
Licenciado en Ciencias Jurídicas, Universidad de Valparaíso
Abogado
Presidente de la Sociedad de Historia y Geografía de la Provincia de
Marga Marga
Académico de Número, Academia de Historia Naval y Marítima de Chile
Académico de Número, Academia de Historia y Geografía de la Región de
Valparaíso
PREFACIO A LA EDICIÓN DE 2009

Valga para el lector una advertencia antes de iniciar la lectura del presente
texto. Lo que tenéis en vuestras manos es el rescate de diversas piezas
documentales que se tuvieron a la vista durante los años 2005 a 2009, época en
que existía un proyecto de archivo histórico de la Escuela de Derecho y donde la
mayoría de los registros existían y mantenían en el edificio de la Escuela, caso que
no ocurre en tiempos actuales, en que estos han desaparecido por diversas
inundaciones a las que se ha visto afectado el material y la sustracción del mismo
por ex alumnos de la misma casa de estudios y otras extrañas manos, debiendo
conseguir muchos de ellos incluso en ferias libres en Valparaíso o en internet.
No se pretende con el presente entregar una historia acabada acerca de
una institución centenaria como es la Escuela de Derecho de la actual Universidad
de Valparaíso, para eso se requieren años de constancia, recursos e inagotables
energías que se viertan en trabajos tales como el que ha desarrollado y hoy amplía
don Manuel Patricio Vergara. Muy por el contrario y consecuente con el título de
este documento, mi interés es entregar una brevísima reseña en base a apuntes
sobre algunos aspectos de esta institución de educación superior, centrándose el
análisis en los objetos que conforman el patrimonio artístico cultural del edificio,
todo esto en razón a la escasa bibliografía existente actualmente y lo valioso que
reviste el rescate de estos objetos o secciones incluso de esta casa, que a muchos
nos acogió y nos brindó no sólo los conocimientos fríos de los tratados y códigos,
continentes del Derecho, sino que aquellos indispensables para surgir en la vida
por los diversos caminos que esta nos plantea.
PREFACIO A LA EDICIÓN DE 2015

En el año 2008 cuando comencé a escribir el texto de este pequeño libro,


lo hice pensando para entregarlo a la Escuela de Derecho en el año 2011, durante
su centenario de existencia, sin embargo el curso de los acontecimiento me impidió
hacerlo. El principal freno a esta idea se dio en el año 2010 cuando fui, “invitado” a
retirarme de las actividades en la Escuela por una docente externa a dicha unidad
académica.
Trágicamente recuerdo detalladamente ese momento, que fue como un
volver al pasado en los tiempos de la Dictadura, de la censura y de los
procedimientos tipo, de la Central Nacional de Inteligencia como me lo manifestó
al contarle este suceso, una destacada amistad, eminente historiadora. Viene al
caso comentar el hecho, ya que esto truncó la edición de este libro. Sucedió un día
indeterminado a comienzos del año 2010, cuando fui citado por la encargada en
ese entonces del proyecto patrimonial de un punto de vista técnico, la Magister,
diseñadora y docente de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de
Valparaíso, doña Ángela Herrera Paredes, quien me condujo a un pequeño cuarto,
casi sin luz, ubicado en el subterráneo del ala norte del edificio, donde funcionara
la Rectoría de la Universidad. Allí tomé asiento tras la puerta que quedó
entreabierta, frente a mi una pequeña mesa y la figura de la ilustre docente quien
me señaló, que tras hablar con el director de la Escuela, don Ricardo Saavedra
Alvarado, habían determinado que mi presencia en la unidad académica era
complicada y que gracias a mi terquedad por permanecer en el proyecto de rescate
patrimonial de la referida Escuela, no se podía avanzar, tras lo cual me señaló con
estas palabras “el Director me señaló que debías abandonar el cargo e irte por las
buenas, sino será difícil tu egreso”, a lo cual agregó una prohibición de presentar
cualquier texto de historia de la Escuela, ya que de eso se encargaría ella
personalmente en conjunto con el hijo del ministro de la Ilustrísima Corte de
Apelaciones de Valparaíso, señor Arancibia y el hoy abogado Felipe Román,
cualquier intento en contrario acarrearía como sanción no poder licenciarme de la
carrera.
Recuerdo que aquella vez abandoné la Escuela cabizbajo luego de desalojar
mi oficina y llevarme entre los papeles el borrador de este libro, el cual no podría
ver la luz sino que una vez egresando de la Escuela.
Hoy el tiempo ha pasado, me retiré del proyecto y el magnífico archivo y
biblioteca, guiado por sabios responsables y personas con estudios en el extranjero
sobre patrimonio se encuentra en una bodega que cada año se inunda con aguas
servidas. En el año 2013 entré al depósito, pese a mantenerse la prohibición de
ingreso hacia mi persona, a la cual se hizo excepción llevando conmigo la guardia
de dos funcionarios auxiliares que cuidaban, por órdenes superiores cada uno de
mis pasos y miradas.
Ya con mi título en mano y alejado de la dependencia educacional de la
Escuela de Derecho y con el valioso aporte de la Academia de Historia y Geografía
de la Región de Valparaíso que ha creído importante este texto, se ha podido editar
y ha salido a la luz con las páginas que antes fueron censuradas y que hoy están a
disposición de todos quienes quieren conocer un aspecto distinto de la historia de
una escuela formadora de abogados, que ha dado a luz grandes hombres y
mujeres, que antaño han hecho bien por el país y han iluminado con su sabiduría
las mentes de la población y que nunca pensaron ocultar su propia historia por un
simple capricho de niño pequeño.
Valparaíso, ciudad y puerto que da origen a esta historia…

Valparaíso es un lugar mágico, una ciudad que cautiva a muchos, tal como
lo describió el Decano de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la
Universidad de Chile, don J. Raimundo del Río C.: tiene este lugar para los hombres
de tierra adentro, un encanto especial, que hace que cuando se asoma al Puerto y
ven salir amables a su encuentro los mástiles que emergen de su rada o las luces
diminutas que se columpian en la altura se sienten un poco porteños de corazón y
sentimiento. Son las mismas o muy parecidas, palabras que tiempo más tarde
dedicaría a su ciudad otro abogado, don Carlos León y que resonarían fuerte
también en Sara Vial al recordar su amado puerto.

La gran rada que se extiende geográficamente desde la puntilla de Concón


hasta lo que por muchos años en tiempos antiguos fue conocida como la punta de
Valparaíso, encierra el paraje que se conoció por los nombres de Aliamapa o
Alinmapu, cuyo significado para el gran historiador don Benjamín Vicuña
Mackenna, citando la obra del padre Andrés Febres, quiere decir “país quemado”.
En este lugar se asentaría, con el tiempo, una pequeñisima ciudad, que se erigiría
como el primer puerto del Pacífico; entre las quebradas de Juan Gómez, San
Francisco y San Agustín se desarrollaría el primitivo núcleo que atrae a los más
disímiles habitantes del globo que desean conocer el paraje, negociar en él o
simplemente buscar abrigo tras un largo viaje, aprovisionarse y luego volver a
partir. Entre las quebradas de San Francisco (ubicada aproximadamente en calle
Carampangue) y San Agustín (calle Tomás Ramos) se desarrolla el primer núcleo
poblacional importante, allí se asienta la primera capilla, justamente en el lugar
donde desemboca el camino que desde la Viña de la Mar, Peuco, Casablanca y las
demás localidades, comunicaba con el Puerto; allí también se ubicó el Castillo
Grande y Fuerte de La Planchada (hoy calle Serrano). Hacia el sur y en una ribera de
la Quebrada de Juan Gómez se ubicó el pueblo de pescadores quienes se cobijaban
de la bravura del mar del sur, resguardando sus botes y habitaciones a un costado
del actual ascensor “21 de mayo” en donde hoy se emplaza las dependencias de
imprenta y otros servicios de nuestra Armada nacional.
Hacia el norte la Quebrada Elías era el límite máximo del naciente puerto,
luego venían una serie de arenales hasta el llamado “Almendral” que limitando con
el cauce del “Estero de las Delicias” daba paso a la hacienda de Peuco o de Siete
Hermanas, la cual a su vez limitaba hacia el norte con la Hacienda de la Viña de la
Mar o Santa Rita de la Mar en la ribera del estero Marga Marga.

Avanzado el tiempo y ya a mediados e incluso fines del siglo XIX, la


conformación de Valparaíso no distaba mucho del paisaje que reseñamos el cual es
el que nos detallan los planos levantados en 1770 por Miguel López y Solórzano. El
centro de la ciudad seguía siendo el sector de la Aduana y de allí hacia el norte,
hacia El Barón, se iba perfilando como los extramuros de la urbe, los límites
urbanos y la clara conclusión de una ciudad que no quería expandirse más allá. El
impulso del Ferrocarril y el establecimiento de la estación terminal a un costado del
Fuerte Los Andes (pies del cerro El Barón) determino el volcamiento del interés de
los porteños y comerciantes hacia ese sector antes tan abandonado. Sin embargo
no será sino hasta principios del siglo XX, que este sector cobre real interés, todo
esto tras el trágico terremoto que devastó la ciudad en 1906 y que determinó un
nuevo plan de ordenamiento territorial en Valparaíso, ampliación de la ocupación
de playa de mar y con eso una revitalización del sector del Almendral.

“Plano de Valparayzo echo por Miguel López y Solórzano en la Isla de León a primero de junio de 1770”. Mapoteca
Sociedad de Historia y Geografía de la Provincia de Marga Marga.
El soñador arriba al Puerto

Nacido en Tacna, Chile, el 1 de diciembre de 1902, Don Victorio Pescio,


nuestro recordado director, no se imagina en sus primeros años lo que su ímpetu y
que los pasos de su familia lo trasladarían a la zona central del país.

El artífice y real constructor de la Escuela de Derecho de la ex Universidad


de Chile de Valparaíso, nace en la antigua calle Mirave número 18 del
departamento de Tacna, Chile, a las seis y media de la tarde de ese día primero de
septiembre de 1902. Figura inscrito ante el Servicio de Registro Civil e Identificación
al día siguiente, 2 de septiembre, con el nombre de Anjel Victorio Pescio, siendo su
padre don Nicolás Pescio, italiano, comerciante de cuarenta y dos años a la fecha
del nacimiento de su hijo; no se señala el nombre de la madre y de esa manera
ocupa sólo el apellido paterno.

Registro de Nacimiento de don Anjel Victorio Pescio. Fuente: Archivo General Servicio de Registro Civil e Identificación
de Chile.

Doce días después en la Viceparroquia de San Pedro Apóstol de Tacna (hoy


parroquia San Pedro Apóstol), recibió el sagrado sacramento del bautismo,
oficiando el rito el vicepárroco don Francisco Quiroz. Queda consignado en el libro
de bautizos que su nombre es Anjel Victorio Vargas, hijo natural de Rosalia Vargas y
que sus padrinos fueron Nicolás Vivado y Benedicta Vivado de Giglio.
Partida de Bautismo de don Anjel Victorio. Fuente: Parroquia San Pedro Apóstol de Tacna, Perú.

Como se observa claramente existe una contradicción entre ambos


registros, la cual es salvada finalmente por escritura pública firmada por Nicolás
Pescio y Rosalia Vargas, ante la Notaria de Tacna, legitimando a su hijo; de allí en
adelante será su nombre: Anjel Victorio Pescio Vargas.

Quiso el destino que avanzado el tiempo y con más edad, Don Anjel
Victorio desembarcara sus pasos en el puerto de Valparaíso, el intertanto que corre
entre su infancia y el ingreso al Curso de Leyes de Valparaíso, hasta hoy es un
misterio que sólo se resuelve con las indagaciones en la vida familiar de nuestro
personaje, lo cual quedará como un reto para el futuro. Sin embargo con los datos
que tenemos y que son certeros, podemos establecer que, quien se convertiría en
uno de los más destacados juristas nacionales, ingresa a este curso de estudios
superiores en el año 1920, destacando como uno de los alumnos más
sobresalientes en el área en que se desarrolló, el Derecho Civil. Integró el curso de
Derecho en el cual destacaban figuras tales como Arturo Maschke Tornero, quien
ocupara la cartera de Hacienda durante el mandato del Presidente Gabriel
González Videla y la presidencia en el Banco Central de nuestro país entre 1953 y
1959; a este se sumaban otros nombres como el de Berta Santiago Hérnandez,
quien se dedicara a ejercer la labor de profesora de Legislación Social en la Escuela
de Servicio Social de la Universidad de Chile de Valparaíso en la década del sesenta.
Realmente no fue posible conseguir muchos antecedentes de su vida como
alumno, pero de las pocas actas de exámenes que se salvaron de la destrucción
completa del archivo histórico de la Escuela de Derecho de la Universidad de
Valparaíso, se evidencia el destacado desempeño que tuvo en todos los ramos de
la carrera, sólo destaca como un dato anecdótico el hecho que en su último año de
carrera no se presentara a rendir el examen de la cátedra de Hacienda Pública, el
día 6 de septiembre de 1924, curso que dictara el profesor Don Gustavo Rivera B. y
cuya comisión estuvo integrada por don Oscar Guzmán Escobar y don Alberto Toro
Arias. No existe una explicación certera de aquello, mas pensamos que puede
haber rendido el examen en temporada extraordinaria y en esta aprobarlo sin
mayores complicaciones.

Acta de examen de Hacienda Pública, Quinto año de leyes. Curso de Leyes de


Valparaíso. 1924. Fuente: Archivo Escuela de Derecho Universidad de
Valparaíso.

Dos años más tarde, en 1926, ya estando egresado del Curso de Leyes de
Valparaíso, termina su memoria de grado, la cual se basó en un estudio sobre el
contrato de fianza y titulándose de la misma forma: “La Fianza”. Esta memoria fue
impresa el mismo año por la imprenta Fischer y Compañía ubicada en Valparaíso.
En el mes de noviembre, el día 29, don Anjel Victorio presta juramento ante la
Excma. Corte Suprema, invistiéndosele con el título de abogado.

Desde allí en adelante comenzará una meritoria carrera, la cual lo lleva a


integrarse como docente en su antiguo Curso de Leyes, convertido ya en Escuela de
Ciencias Jurídicas y luego Escuela de Derecho dependiente de la Universidad de
Chile, poco tiempo pasó para que fuese elegido como director de dicha institución,
cargo que ocupó desde 1936 hasta 1964. Tristemente el señor Pescio fallece en
1968, solitario, alejado de su único amor, la Escuela de Derecho, a la cual dedicó
cada minuto de su vida, falleció triste recordando la felonía que lo hizo abandonar
su cargo y la traición de quienes decían apoyarlo desde su propio reducto, en
alianza con quienes asumirían los mandos de esta casa de estudios superiores.

Féretro del Director Pescio a la salida de su velatorio en la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de
Valparaíso. Fuente: El Mercurio de Valparaíso
Toma de la Escuela de Derecho.

Esta es una de las páginas más oscuras y tristes de la Escuela de Derecho,


hasta ahora nunca tocada. El señor Pescio dirigió con maestría los destinos de su
amada Escuela a la cual consideró como una obra propia, mas lo perfecto siempre
causa envidia, paradigma que se repite hasta nuestros días entre los círculos de
Derecho especialmente el que analizamos; estas envidias ocasionaron que en el
año 1964 un grupo de profesores pensara que había que poner fin a la época de
Pescio y abrir la Escuela a los nuevos aires, que con sones de reforma, se hacían
sentir en el puerto principal.

Uno de los principales detractores de Pescio fue su sucesor, el profesor y


abogado Oscar Henríquez Escobar, un extraño personaje de un particular genio
quien en concomitancia con el secretario de nuestro director, don Demetrio Muñoz
Cifuentes y otros profesores que no vale la pena mencionar, urdieron el plan para
sacar del puesto de director a Pescio Vargas. La ocasión elegida fue al cierre del año
académico y el método la aprobación sorpresiva de un nuevo decreto de
evaluación que cambiaba drásticamente las reglas de aprobación provocando el
descontento de los estudiantes, lo cual permitiría alzarlos y que estos por medio de
la toma de la Escuela lograran sacar al Director de su cargo. Para lograr lo anterior
se buscó una alianza con el representante de los alumnos, don Gonzalo Yuseff, uno
de los torturadores reconocidos durante la dictadura cívico militar que se instauró
en Chile en 1973.

El nuevo reglamento de evaluación se había discutido ya en sesiones del


Consejo de Profesores y un halo de incertidumbre y traición rondaba los rincones
de la Escuela, era un secreto a voces el plan que Henríquez y Muñoz habían ideado
y las almas más puras y leales perciben esas señales. En aquel tiempo ya un joven
Antonio Pedrals era profesor y podía asistir a los consejos de profesores, en uno de
estos quiso alzar su mano para advertir ante todos a Pescio de la traición, mas un
profesor de mayor edad a su lado le bajo la mano y le dijo “no digas nada”, fue el
paso final para la debacle.

Así las cosas el 14 de octubre de 1964 al medio día, luego de una asamblea
extraordinaria del Centro de Alumnos realizada a las once y treinta minutos del
mismo día, se procedió a iniciar un paro de alumnos y la toma del establecimiento,
declarando ante este hecho el Centro de Alumnos que se “ha adoptado esta
medida para obtener la solución de este problema ante las autoridades
universitarias y lograr así la normalidad y tranquilidad necesarias en el régimen de
estudio para los alumnos de esta escuela”, así lo declaró para La Unión, don
Gonzalo Yuseff. Se iniciaba el movimiento y el director Pescio debía salir del
edificio, el cual ocupado por los estudiantes se mantuvo inactivo, por mientras
estos para sustentar su decisión cobraban “peaje” a los automóviles que
transitaban por calle Errázuriz, esta acción permitió reunir dinero con que solventar
los almuerzos de los alumnos en el recinto.

El día 17 de octubre, la Asamblea de Alumnos en toma, decidió dar un


vuelco al conflicto y agudizarlo, solicitando al Rector de la Universidad de Chile, don
Eugenio González, la remoción de don Victorio Pescio, por considerar que su
actitud para con los alumnos no se compadece con la que corresponde al Director
de una escuela universitaria, imputándoles faltas tales como no querer prestar el
aula magna y otras tan nimias propias de un ardid sin sentido de los alumnos y
maquinada desde lo alto. Por mientras en las oficinas de la Cámara de Comercio de
Valparaíso, el 19 de octubre se realizó una breve reunión entre los profesores y el
director de la escuela la cual no se extendió más allá de las siete y veinte de la
tarde, y en la cual Pescio declaró para los corresponsales de La Unión que “la
posición de los alumnos es de la intransigencia más absoluta. Ellos piden una serie
de cosas que en este momento no recuerdo”. El golpe contra el espíritu y amor de
una persona estaba dado y la suerte echada, por mientras Pescio acudía ante los
tribunales para que, por medio de una acción posesoria se desalojara a los
estudiantes de lo que a todas luces era su Escuela, situación extraña jurídicamente
hablando y que motivó que la misma Corte de Apelaciones de Valparaíso
intercediera ante Pescio y lo conminara a retirar el escrito.

El día 22 de octubre de 1964 a eso del mediodía los profesores y los


alumnos en toma se reunieron buscando poner fin al conflicto, reunión tras la cual
se emitió la siguiente acta: “El cuerpo de profesores de la Escuela de Derecho de
Valparaíso de la Universidad de Chile, reunido con fecha de hoy, acordó hacer las
siguientes declaraciones:

1° Que ante el conflicto suscitado entre el alumnado y las autoridades que


dirigen dichos establecimiento, el cuerpo de profesores se ha mantenido
vivamente preocupado a fin de producir una solución justa y satisfactoria,
celebrando con ese objeto diversas reuniones.

2° Que con tal finalidad, y en cumplimiento a un acuerdo tomado el día


lunes 19 del actual, se pidió telegráficamente y telefónicamente al señor Decano
que concurriera a Valparaíso a imponerse debidamente del diferendo y darle
pronta y adecuada solución, petición que no ha tenido acogida.

3° Que se ha designado en reunión de hoy, una comisión de profesores


para que coopere en la solución del conflicto mediante gestiones inmediatas y
directas ante las autoridades universitarias respectivas, después de haber oído a los
alumnos.

4° Que el cuerpo de profesores ha sido totalmente ajeno a la acción judicial


a que alude la prensa”

La situación era desbordante y a los alumnos de Derecho se unieron los


demás planteles de la Universidad de Chile, así como también la Universidad Santa
María. Sin embargo, pese a las intransigencias y lo maquiavélico del trasfondo que
tiene el conflicto, se organizaban los primeros atisbos de los procesos de Reforma
Universitaria, organizándose un “Comando Pro Desarrollo de la Universidad de
Chile en Valparaíso”, cuya finalidad era solucionar los conflictos y problemas que
aquejaban en general a la Universidad porteña. Este Comando estuvo integrado en
sus orígenes por Mario Calderón, Gonzalo Yuseff Sotomayor, Juan Manuel
Marambio, René Andrade, Adolfo Tannenbaum Ramírez, Sergio Díaz Pérez, Enrique
Leiva, Sergio Ebner Correa y Juan Barrera.

Finalmente el viernes 23 de octubre, el director Victorio Pescio renuncia a


su cargo asumiendo inmediatamente como interino don Oscar Henríquez y
poniéndose fin a la paralización y toma del local de la Escuela. La misión estaba
cumplida y quienes urdieron el plan obtuvieron lo que querían. El profesor Pescio,
en tanto, herido en lo más profundo de su alma por la traición, se alejó de la
Escuela y nunca más volvió si quiera a hacer clases, sin embargo sus alumnos y
discípulos más cercanos corrientemente lo visitaban en su casa del Cerro Alegre,
casi diariamente podía verse allí a los distinguidos maestros Leslie Tomasello,
Agustín Squella, René Moreno o Antonio Pedrals. Quizás ellos fueron el único
vínculo con la Escuela que tuvo el viejo profesor que cerró sus ojos lejos de ella y
tras su deceso la comunidad porteña vio rematarse una de las más importantes
bibliotecas jurídicas de su propiedad, la cual se perdió por venta al mejor postor,
por medio de la cual se logró pagar las importantes deudas que tenía el profesor,
toda vez que como me explicara su estafeta personal, “don Victorio no pensaba
sino en la Escuela y si se endeudaba era para su Escuela nunca para él, por eso
nunca tuvo propiedades, auto propio u otro lujo, todo era para su Escuela”….

El sueño del Director.

Volvamos a lo feliz de este breve relato, durante su estadía como director,


Pescio, tuvo un sueño, sintióse tocado por el deseo de brindar a Valparaíso, la
ciudad que lo acogió, y a la entidad de educación que lo formó, un gran edificio que
albergara sus aulas y a la vez crear en esta ciudad un complejo barrio con diversas
sedes, que de alguna manera, posicionara a la Universidad de Chile en el principal
puerto del Pacífico Sur. La idea que se barajaba desde mediados de la década del
cuarenta, queda de manifiesto en una pequeña nota inserta en el periódico La
Unión de Valparaíso, la cual se titula “Nuevo edificio de 10 pisos será levantado. Se
alzará en terreno que han sido cedidos a la Universidad de Chile.- Un progreso para
Valparaíso”. La nota de prensa dada a conocer el día domingo 6 de abril de 1952,
detallaba que ya se encontraba en vigencia la ley que autorizaba al Presidente de la
República para transferir gratuitamente a la Universidad de Chile los terrenos
ubicados entre las calles Blanco, Rodríguez, Las Heras y Avenida Errázuriz, a fin de
levantar en estos las escuelas de Obstetricia, Odontología y el Instituto de Medicina
Legal. El referido periódico declara luego: “El paladín de esta obra es don Victorio
Pescio”, el mismo en entrevista declara: “Antes de iniciar la construcción de las
Escuelas de Odontología y el Instituto de Medicina Legal, es necesario buscar una
renta que permita ir financiando esta obra. Con este objeto y con los medios de que
se dispone, gracias a los bonos que puede emitir la Universidad, se levantará
primero un edificio de departamento de 10 pisos. Una vez levantado este, se
iniciará la construcción de las Escuelas indicadas y se podrá disponer entonces de
una renta considerable”. Termina la crónica destacando que “La construcción de
este nuevo edificio y la instalación de estas Escuelas constituyen un progreso
evidente para Valparaíso, que necesita una inyección de progreso para recuperar su
condición de primer puerto de la República y segunda ciudad de Chile. Don Victorio
puede estar satisfecho de su obra y tener el convencimiento de que alcanzará éxito
en ella”. Sin duda el sueño era ambicioso, pero la principal intención del jurista, fue
comenzar por casa y entregarle un nuevo edificio a la Escuela de Derecho, la cual
desde 1911 funcionó en un estrecho local ubicado en calle Colón a un costado del
Liceo Número 1 de Hombres Valparaíso.

Frontis de la antigua sede del Curso Fiscal de Leyes de Valparaíso a un costado del Liceo de Valparaíso, calle Colón
número 2128. El original de esta foto se conserva en la Sala de Profesores de la Escuela de Derecho de la
Universidad de Valparaíso.

El lugar escogido por el Director de la Escuela, fue una cuadra en punta de


diamante ubicada en el cuadrilátero de las calles Blanco, Freire, General Cruz y
Errázuriz. Hacia 1945 el mismo declara que el objetivo de este proyecto no sólo
tiene como fin establecer la Escuela de Derecho, sino que la Universidad de Chile
“sentara sus reales” definitivamente en Valparaíso, ciudad generosa, amable, de
apariencia desaliñada e indiferente, pero con un vivo sentido de la realidad y celosa
de su progreso. En una explicación somera del proyecto destaca el profesor Pescio,
que “Los planos de un edificio monumental para la Universidad de Chile en
Valparaíso están confeccionados; son la obra inteligente y artística del profesor
Marchetti. Una impresión de ella se puede captar contemplando la “maquette”. Se
calcula que el costo de la obra es del orden de los 9 millones de pesos. Ocupará una
manzana de la ciudad, en un paraje verdaderamente espectacular… El edificio
ofrece tres cuerpos. El principal, será la sede de la Escuela de Derecho y es obvio
que contará con todos los elementos e instalaciones propios a un establecimiento
de esta índole. Un segundo cuerpo, será la sede de los cursos universitarios de
temporada y en que se albergará la obra de extensión universitaria y que será como
el núcleo luminoso de la Universidad; un tercer cuerpo, está destinado a la Escuela
de Servicio Social. El Aula Magna, con capacidad para 600 personas, constituirá el
joyel en que se presentará al público porteño, amante de la cultura, la expresión de
las inquietudes espirituales y se divulgará el amor a la ciencia.

Se ha procurado llevar al alumnado a una situación de confort y agrado,


más que eso, darle los medios y el ambiente necesario para infundir y acrecentar en
nuestros jóvenes ese afán de solidaridad y de alegría, que les proporcione el goce
de vivir juntos y de luchar por el perfeccionamiento propio y por el
engrandecimiento colectivo”. Termina su escrito el jurista con un párrafo que lo
marcará hasta la inauguración del edificio, en este expone: “El Profesor Marchetti
ha logrado concebir un plan verdaderamente admirable y cuando él haya visto
materializada y realizada su concepción arquitectónica, cuando maestros y
alumnos, cavilen y enseñen los unos, y trabajen y brillen los otros, como en una
colmena afanosa, incansable e incontenible, nos detendremos a pensar que es lo
que queda por hacer, cual es la nueva tarea que habrá que emprender, con el
ánimo alegre y optimista, con la sensación de haber estado obrando bajo la mirada
sonriente de Dios...”

Maqueta del edificio de la Escuela de Derecho de Valparaíso. Fuente: Anales de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la
Universidad de Chile 1945.
Fachada de la Escuela de Derecho y Servicio Social, diseñado por Enrique Marchetti Rolle. Archivo personal del autor.
El profesor Pescio recordará la última frase de este texto el día 14 de abril
de 1952, cuando se inaugura el nuevo local de la Escuela de Derecho de la
Universidad de Chile. Las palabras del Director al cierre del evento quedaron
registradas por la cobertura especial que hizo Radio Cooperativa Vitalicia de
Valparaíso, y en estas se escucha claramente a un alegre personaje que se siente
feliz que Dios le haya sonreído, a él, un hombre laico y por nada del mundo
creyente, expone el Director: “Tendréis que comprender que soy objeto de una
simpática travesura, pero no he de perder mi aplomo y haciendo, como se dice
vulgarmente, de tripas corazón, he de detenerme unos momentos en este instante
que para mi marca un escalón en la trayectoria de mi vida entregada al
engrandecimiento de la Universidad de Chile y por ende de mi Patria. Cuando me
proponía emprender esta tarea yo escribí un artículo que terminaba diciendo que
me esforzaría por hacerlo, bajo la mirada sonriente de Dios, y he aquí que Dios me
ha sonreído y su sonrisa se ha manifestado, señoras y señores, a través de la
confianza ilimitada que me ha dispensado el rector magnífico de nuestra
Universidad de Chile, don Juvenal Hernández. Dios me ha sonreído, señoras y
señores, a través del consejo prudente y de la orientación ilustrada de nuestro
decano ausente, don Raimundo del Río, y la sonrisa de Dios, señoras y señores, se
ha manifestado a través de la comprensión, a través de la cooperación generosa y
sin límite que me han brindado las autoridades de esta ciudad, su digno intendente
don Humberto Molina Luco, sus esforzados parlamentarios, que yo no sabría decir
cuál ha sido más adicto, más entusiasta, si Vasco Valdevenito, si Gustavo Rivera, si
Pedro Poklépovic, pero permitirme que no siga enunciando nombres, porque no
quiero incurrir en una omisión que podría constituir una involuntaria ingratitud. De
todos he recibido ayudas, de mis discípulos, de mis colegas, hasta aún de los
hombres más insignificantes, todos han volcado generosamente de su pecho y de su
cerebro, ya la voluntad intrépida, ya la inteligencia despejada, que me ha permitido
a mi, navegar, romper como la rola de un barco las aguas serenas, mansas de la
buena voluntad de todos mis conciudadanos. Yo no soy otra cosa que un
exponente, yo no soy otra cosa que una herramienta de vuestros propósitos de
vuestras esperanzas y a Dios que me ha sonreído de esa manera, poniendo junto a
mi lado una junta constructora compuesta por Carlos Mori, por un hombre de una
concepción admirable de la belleza arquitectónica, Marchetti, poniendo junto a mi
colaboradores fieles y leales, poniendo junto a mi obreros esforzados… yo no soy
otra cosa señores que el instrumento bendito (falla de audio) quiere por que se me
ha puesto a realizar esta acción de Dios que derrama sobre mis conciudadanos la
voluntad que quiere para nuestra Patria. Excusadme la incoherencia de mis frases,
pero es imposible que en esta emoción que ahoga mi pecho, yo pueda deciros con
orden, con el método que me gustaría hacerlo, todo lo que embarga mi
sentimiento…”

La gracia de Dios permitió hacer posible el sueño de un edificio para la


Escuela de Derecho de la Universidad de Chile en Valparaíso, con esto cimentar los
lazos de esta entidad en la ciudad y crear un palacio para el desarrollo no sólo de
las ciencias jurídicas, sino que para el arte y el saber universal que debe albergar
una entidad de educación superior, ayer, hoy y siempre. El sueño se hizo realidad.

Nota del periódico La Unión de Valparaíso, 13 de abril de 1952.


La Escuela de Derecho. Su construcción como un palacio donde
destaca el arte y la cultura.

Como hemos visto, el Director de la Escuela de Derecho, el profesor Pescio,


proyectaba entregar a la comunidad y a la Universidad de Chile, no sólo un reducto
estudiantil, sino que su sueño consistía en crear un lugar donde pudiera convivir el
saber universal, crear una Universidad. De esta forma se buscó mezclar la rigurosa
enseñanza del derecho, con el arte, lo cual sólo era posible conseguir por medio de
la atracción de eventos culturales de gran nivel en una moderna Aula Magna
montada al centro del edificio, la cual se adornaba por diversos costados,
diseminados por todo el edificio, por una serie de expresiones artísticas
distribuidas entre murales pintados, mosaicos artísticos y semiartísticos y una vasta
colección de valiosas estatuas, en su mayoría italianas.

Escuela de Derecho en proceso de construcción, en la terraza se encuentra el arquitecto Marchetti. El original se


encuentra en la Sala de Profesores de la Escuela de Derecho de la Universidad de Valparaíso.
Desde que nuestro recordado Director, se propuso la idea de conseguir
dineros y resquicios legales para importar materiales de construcción y
revestimientos desde el extranjero, dejó en claro a las empresas con quienes
negociaba que deseaba, junto con adquirir el mejor material para construcción,
una serie de cuadros artísticos y semiartísticos elaborados en mosaicos importados
desde Venecia, junto con una colección de estatuas con el fin de adornar la sede de
la Escuela de Derecho, como la de su par de Servicio Social ubicada en el vértice
final del edificio en su punta de crucero. Quiso el destino que finalmente las
estatuas permanecieran en la Escuela de Derecho, sin adornar los pasillos y halls de
su vecina, todo esto, según la documentación, debido a desavenencias entre los
directores de ambas carreras universitarias. Junto con todo esto, Don Victorio
Pescio, tras viajar en gira por Europa y Estados Unidos, buscando y supervisando la
compra de materiales para el moderno edificio, se abocó a la misión de conseguir
una pieza de arte importante para guardar como una especie de tesoro dentro del
edificio de la Escuela, en un principio se le encargó la misión al profesor italiano,
amigo de don Victorio, señor Pace y al Ministro Rodríguez de Chile, para que por un
lado, el primero pesquisara con el gobierno italiano la posibilidad de importar una
obra de arte que en un comienzo fue pensada en un Sarcófago Romano de gran
valor, pero que finalmente tras la negativa del Departamento de Bellas Artes de
Italia, se decidió finalmente por la cabeza de la dama romana, que actualmente
posee el edificio. Por su parte el Ministro Rodríguez se encargó de supervisar la
confección de las estatuas y el despacho de los embarques con mosaicos desde
Venecia.

Luego, la colección artística de nuestro edificio se vería congraciada con un


nuevo aporte del gobierno italiano tras la celebración de los 50 años de existencia
de la Escuela de Derecho en 1961. Se trata de una copia en bronce de la escultura
original de Vincenzo Gemito “L’Acquaiolo”, la cual fue moldeada en Italia
basándose en una de las versiones que confeccionó su autor, en la cual se presenta
a un joven mozuelo desnudo que ofrece agua al sediento caminante,
correspondiendo a una pieza única en Latinoamérica, puesto que en el vecino país
de Argentina, existe también una copia de esta obra, pero correspondiente a una
versión destinada al rey de Nápoles Francesco II, en la cual dotó al joven aguador
de un calzón para cubrir su cuerpo.
Vista del Hall de Alumnos, década del 60. Archivo del autor.

Volviendo a la etapa de construcción del edificio, tras organizar las


expediciones, cotizar precios y encargar las decoraciones con que se adornarían los
rincones del moderno centro educacional, la tarea inmediata consistió en decidirse
por las empresas que surtirían de los elementos necesarios para revestir los muros
de la construcción y diseñar junto a esto, las decoraciones en cuadros artísticos.
Dos empresas fueron seleccionadas para esta tarea: Cerámica Ligure Vaccari y
A.I.S.E.N. (Azienda Italiana per gli Scambi Esteri e Nazionali), de la primera se
adquirieron los revestimientos y mosaicos propios para la construcción del edificio,
de la segunda correspondió encargar los paneles de mosaicos artísticos y
semiartísticos, como también las estatuas, las cuales pese a ser encargadas en un
principio a la primera compañía esta se rehusó a embarcarlas por no tener
experiencia en esas materias. La empresa A.I.S.E.N. puso a cargo de la confección
de los bocetos de los mosaicos artísticos y semiartísticos al ingeniero de apellido
Giamei, este es el responsable de la ejecución de los mosaicos: “Quosque Tandum
Catilina” (La acusación a Catilina), “Justiniano y Triboniano” (Entrega del Corpus
Iuris) y el mosaico semiartístico de alegoría submarina que adorna la piscina. Los
demás mosaicos fueron realizados bajo supervisión y bocetos chilenos e incluso
uno de ellos fue realizado en el mismo puerto de Valparaíso.
Mención aparte merecen el mosaico artístico y los oleos confeccionados
por el célebre Premio Nacional de Arte don Camilo Mori Serrano, el primero
“Escena de Valparaíso”, expresión única del impresionismo más característico de
Mori plasmado en un panel que adorna todo un muro de acceso al cuarto nivel del
edificio, donde en sus orígenes se ubicara el bar de profesores; esta obra fue
supervisada personalmente por el afamado pintor y en su confección colaboraron
incluso personal administrativo de la Escuela de Derecho, tales como el chofer de
don Victorio Pescio, don Alfredo Rossi y algunos miembros de su familia. La
supervisión del pintor fue grata y nunca se trabajó bajo presión, según han
comentado hasta nuestros días algunos de los personajes que colaboraron en el
armazón de la obra, esto se explica toda vez que no era un gran trámite para Mori
venir a la Escuela en construcción, desde su “laboratorio” de pinturas ubicado en
Avenida Brasil a pasos de la Avenida Francia. Otras obras que don Camilo Mori
Serrano, entregó a la Escuela se corresponden a dos serie de oleos de distintas
expresiones: retratos de Rectores y Decanos de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Chile y la otra serie que vaga entre el expresionismo abstracto y la
pintura metafísica, con cuatro cuadros sobre los elementos naturales, destinados a
adornar el comedor de los alumnos en el tercer piso del edificio.

La Escuela de Derecho, a su vez, se adelantaba al nivel de sus pares en


Santiago y Concepción, propiciando un grato ambiente con una serie de
comodidades a sus alumnos y perfilándose como un espacio de encuentro para el
arte y la cultura, como expresión de una ventana de educación y esparcimiento,
para la comunidad porteña y de los alrededores. Dos auditorios sirvieron de cajas
de resonancia para los ecos artísticos que dejaban las presentaciones de coros,
orquestas sinfónicas, cameratas, solistas, cantautores, folkloristas y los sonidos del
proyector 16 mm con las series de filmes traídos desde Estados Unidos y la eterna
Roma. Los oídos más sensibles sienten aún resonar los violines al estar al centro de
la majestuosa Aula Magna, la voz de los integrantes del Coro Universitario dirigido
por Marco Dussi, el clamor de nuestra tierra con los cantos de Violeta Parra, las
voces del nuevo canto latinoamericano que asistieron al Primer Festival de la
Canción Comprometida (Daniel Viglietti, Tiemponuevo, Los Olimareños, Rolando
Alarcón, Héctor Pavéz) y fuerte, aún, la voz de la juventud idealista de Víctor Jara,
junto a las mismas que gritaban por una revolución en colores con Los Jaivas. Estos
últimos, grabaron sus primeros experimentos musicales en los estudios de Radio
Valentín Letelier y en el Aula Magna, de noche o en día no hábil, para no
entorpecer la marcha de la enseñanza jurídica.

Vista del Aula Magna de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de Valparaíso, mediados de la década del
sesenta. Archivo del autor.

Vista del Aula “Luis Vicuña Suárez”, tercer piso, Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de Valparaíso,
mediados de la década del sesenta. Archivo del autor.
Frente a ese escenario importante del acontecer universitario y cultural, se
alzaba el bastión y máxime difusor de la cultura estudiantil de la Universidad de
Chile en Valparaíso, la Radio Valentín Letelier, de la cual ya haremos mención más
adelante; la primera emisora regional de esta gran casa de estudios y la segunda de
su especio en nuestro Valparaíso.

Estudios de Radio Valentín Letelier de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de Valparaíso. 1965. Fuente:
Archivo Histórico y Fonográfico Radio Valentín Letelier de la Universidad de Valparaíso.

Sin embargo no solamente del arte pictórico, monumental, musical y


plástico fue fructífero e importante en el flamante edificio. La lectura y el saber
alojado en las siempre sabias páginas de los libros, constituyeron otro importante
tesoro que hasta hoy, a duras penas, pervive. La Escuela de Derecho, tras su
instalación en el inmueble que hoy la ampara, fue dotada de la más completa
biblioteca jurídica y social de la época, centro de referencia para los estudiosos
como una alternativa a la siempre provista capital nacional. El Director Victorio
Pescio, tras su gira por el extranjero, encargó series de libros en los más diversos
idiomas y de los más diversos temas que no se agotaron nunca en el saber jurídico,
sino que abarcaban tratados completos de filosofía general, teatro, historia de la
humanidad, historia universal, cosmografía, gramática, estadística y, como es
lógico pensar, importantes obras jurídicas en su idioma original tanto en italiano,
alemán, francés o latín; estas fueron importadas para abastecer la naciente
biblioteca y entre ellas contamos las obras completas de Planiol, Henri-Capitant,
entre otros grandes autores, junto con una extraña y sorprendente colección de
Derecho Canónico tan escaso como imposible de creer, en una Escuela Laica por
excelencia.

Vista del depósito de libros de la Biblioteca de la Escuela de Derecho de la Universidad


de Chile de Valparaíso. Década del sesenta. Archivo del autor.
Vista de la sala de lectura de la Biblioteca de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de Valparaíso. Década
del sesenta. Archivo del autor.

El gusto y el sello italiano se reflejó finalmente, en cada rincón de la


estructura de este moderno edificio, cada centímetro es una parte de la vieja
Europa, con sus aires, vistas y sentimientos, si ingresamos por la entrada principal,
nos daremos cuenta de la magia y el cautivante sentimiento de un espacio único
definido entre el arte y el saber jurídico. La fisonomía de cada elemento que
conforma esta universalidad puede apreciarse en la definición que damos de cada
uno.
Breve descripción de los elementos artístico-culturales de la
escuela de derecho.

Estatuas

“Onore che vince l'Inganno” (El Honor vence al engaño)

Obra original de Vincenzo Danti tallada en 1561 bajo la forma de "en la


ronda" la cual permite contemplarla desde todos sus costados. El mármol para esta
estatua fue comprado para él por su patrón Sforza Danti Almeni para probar su
habilidad. La confección de esta estatua fue notable por el hecho de ser tallada en
un sólo bloque de mármol, hazaña en que el artista demostró gran destreza. La
obra original se exhibe en el Museo Nacional del Bergello, de Florencia, Italia.

La copia que posee el edificio de la Escuela de Derecho, corresponde a la


realizada bajo la supervisión del señor Beretta, comisionado especial del Director
Pescio en Italia, realizada en mármol de Carrara. Fue embarcada a Chile con su
pedestal en el vapor Américo Vespucci desde Génova, arribando a principios de
1956 al puerto de Valparaíso, con su correspondiente pedestal de mármol. Fue
ubicada en el acceso principal del edificio a un costado del portal que conduce a la
Dirección de la Escuela de Derecho.

Vista de la estatua “Onore che vince l'Inganno” y hall central de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile
de Valparaíso. Década del sesenta. Archivo del autor.
“Il Puddore” (El Pudor)

Obra original de Pierre Feute, escultor que donó esta estatua en 1955,
luego de su confección en mármol de Carrara en Génova, Italia, desde donde fue
embarcada con destino a Valparaíso en el vapor Américo Vespucci.

Corresponde al retrato de una mujer que se cubre por vergüenza de


sentirse desnuda, expuesta y solitaria ante una sociedad que la observa.

Originalmente esta pieza estaba destinada para adornar la Escuela de


Servicio Social, mas diferencias de caracteres entre Victorio Pescio (Director de la
Escuela de Derecho) y su par de la otra Escuela impidieron que la obra adornara los
pasillos de Servicio Social.

Vista de la estatua “Il Puddore” y hall de alumnos Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de Valparaíso.
Década del sesenta. Archivo del autor.

“Il Pescadore”(El Pescador)

Obra original de Vincenzo Gemito, artista italiano quien en 1877, expone


en el Salón parisino una escultura que representa un joven pescador, esculpido en
fino bronce, material característico de sus obras. La pieza original es exhibida en el
Museo Nazionale del Bargello en Florencia, Italia.
La obra fue embarcada desde Italia por la Compañía A.I.S.E.N., tras declinar
Cerámica Ligure Vaccari a embarcar la pieza por su inexperiencia, tal como lo
manifestó por escrito, declinando gestionar su traslado.

El Pescador, fue confeccionado para la Escuela de Derecho, en mármol de


Carrara sobre un pedestal de concreto y yeso que asemeja una roca sobre la cual
este personaje se ha posado con su caña para pescar. El lugar elegido fue a un
costado de la piscina lugar ideal y evocador de paisajes acuáticos decorados con un
gran mosaico semiartístico de la misma tendencia.

Vista de estatua “El Pescador” a un costado de la piscina de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile
de Valparaíso. Década del sesenta. Archivo del autor.
“Il Neptuno” (El Neptuno)

Obra original del escultor italiano, Gian Lorenzo Bernini, la cual es parte de
una obra monumental plasmada en la Plaza Navona en Roma, conocida también
como “Fontana de Neptuno”.

Esta escultura es una de las únicas que no provino desde Génova, Italia,
sino que corresponde a la donación que hiciera la Ilustre Municipalidad de
Valparaíso, con el fin de adornar el moderno edificio de la Escuela de Derecho y
Servicio Social de la Universidad de Chile en Valparaíso. La donación consistió en la
entrega de un millón de pesos a la Facultad de Derecho para la construcción de una
fuente monumental que se ubicaría según los planos elaborados por el arquitecto
Marchetti, en la entrada de la Escuela de Servicio Social, en la punta de diamante
de calle General Cruz, en dicha fuente monumental se instalaría una gran estatua,
correspondiente a una copia de El Neptuno de Bernini, evocando la plaza de
Navona y continuando la línea italiana del edificio. El Consejo de la Facultad en
Santiago, recibió esta graciosa donación con fecha 22 de mayo del año 1955.

La fuente monumental finalmente no se instaló en lo que posteriormente


fue el espejo de agua, frente a la entrada de la Escuela de Servicio Social, sino que
en el jardín de calle Errázuriz, todo esto debido a las diferencias de parecer entre
los Directores de ambas Escuelas. La estatua fue transportada por el personal de
servicio del empresario porteño y amigo del Director Pescio, señor Cánepa, el
traslado fue realizado bajo la atenta supervisión de su capataz y hombre de
confianza don Juan Alvarado.

“L’ Acquaiolo” (El Aguador)

Obra original del escultor italiano Vincenzo Gemito, corresponde a la


segunda que realizó tras su primera obra en bronce “Il Pescatore”, el éxito de esta
obra alentó al artista a continuar en este género, proporcionando a sus modelos
poses más expresivas, donde se propone en esta ocasión una escena de calle
realista, un diálogo vivo entre un vendedor de agua fresca y su cliente sediento -
invisible. La desnudez del niño, así como el zócalo en forma de fuente decorada con
un mascarón, sitúan esta escena en la Antigüedad Romana, lo que permite al
artista justificar su erotismo. La obra fue realizada en Nápoles, ciudad natal de
Gemito, realizando una primera versión, púdicamente dotada de un calzón, la cual
estuvo destinada al rey de Nápoles Francesco II, en exilio en la capital francesa.

Esta obra que representa a un niño desnudo con su ánfora de agua que
ofrece un sorbo al caminante es una graciosa figura del “scugnizza” napolitano,
desgreñado, pero con una sonrisa en el rostro que revela su alegría interior, el
regocijo de su alma infantil, pese a toda su miseria. El molde de la escultura fue
ejecutado por un artista italiano de renombre y fundido en los famosos talleres de
Pistoia, bajo la vigilancia de un gran amigo de la facultad, el Marqués Gianbattista
Renzi di Moriano. La intención del gobierno italiano, quién encargó la obra, era
congraciar a la Escuela con esta donación a modo de presente por el 50 aniversario
de esta en el año 1961, la figura del aguador fue enviada a nuestro país gracias a la
intervención destacada de nuestro Embajador en Roma, don Santiago Labarca. La
recepción de la estatua se realizó en medio de las ceremonias de medio siglo de
existencia, siendo expuesta en el sector destinado a los comedores de la Escuela,
lugar donde también se llevó a cabo la recepción a las autoridades y cena de esas
celebraciones.

“L’ Acquaiolo”, ubicado en el comedor de los alumnos de la


Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de
Valparaíso. Año 1961. Archivo del autor.
“La Donna” (La Dama Romana)

Corresponde a la mayor pieza en cuanto a valoración histórica y


significación para el edificio de la Escuela de Derecho. Desde la proyección de este,
el Director Victorio Pescio, quiso alhajarlo con una obra de arte importante, en un
principio pensó en un sarcófago romano, mas los permisos del gobierno italiano
para su traslado nunca llegaron a buen puerto, por lo cual las gestiones del
profesor italiano de apellido Pace y el ministro chileno Rodríguez se frustraron. Sin
embargo el primero logró hacerse de una obra que definió de un valor muy por
encima del sarcófago desde el punto de vista artístico, se trata de la cabeza de una
dama romana de la época de los Antoninos, de los tiempos del ilustre jurista Salvio
Juliano, la cual estaba hasta mediados de la década de 1950 expuesta en el Museo
Nacional Romano.

Las gestiones para conseguir esta obra de valiosísimo valor histórico que
corresponde a una pieza arqueológica que se encontró entre las ruinas romanas
correspondientes al siglo I de nuestra Era, fue enviada bajo la atenta dirección del
profesor Romanelli, Director del Museo Nacional de Roma, quién entregó esta
pieza al Ministerio de Pública Instrucción italiano, el cual comunicó la graciosa
dación de la pieza artística a la Facultad de Derecho el 1 de Abril de 1954. Las
coordinaciones y traslados de la cabeza romana se hicieron según los protocolos
del Ministerio de Relaciones Exteriores chileno.

La preciosa y valiosísima pieza arqueológica fue regalada por el gobierno


italiano bajo el nombre “Il Ritratto di Valparaíso” y fue colocada como decoración
de la Gran Sala de Consejo de la Escuela.
Cabeza Romana ubicada en la Sala de Consejo de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile
de Valparaíso. Año 1965. Archivo del autor.
Mosaicos Artísticos

“Quosque Tandum Catilina” (La acusación a Catilina)

Mosaico de cuatro metros de largo y un metro cuarenta centímetros de


alto, decora la sala de espera de la Dirección de la Escuela de Derecho, representa
la escena clásica romana de la acusación a Catilina en medio del proceso histórico
conocido como la “Conjuración de Catilina”, donde se le acusa de atentar contra la
República Romana.

El mosaico fue confeccionado en Génova bajo la atenta supervisión del


profesor de ingeniería señor Giamei, quién a la vez preparó los bocetos que
finalmente fueron aceptados por la Dirección de la Escuela de Derecho. El
despacho de este mosaico estuvo a cargo de Enrico Milani, representante de
A.I.S.E.N., quién se encargó de embarcar los diferentes bloques los cuales unidos
conforman este gran cuadro.

“Justiniano y Triboniano” (Entrega del Corpus Iuris)

Como una bienvenida al lector estudiante que acude a su flamante


biblioteca ubicada en el segundo piso del edificio, se encuentra el mosaico
alegórico de la entrega del Corpus Iuris por parte de Triboniano, jurista encargado
de dirigir la magna obra, en manos del emperador bizantino Justiniano. La escena
que se plasma en el boceto y posterior obra desarrollada por el ingeniero italiano
Giamei, corresponde a la escena vivida por ambos personajes en Bizancio en el año
534 de nuestra Era. La confección según los bocetos del ingeniero Giamei, fue
encargada a la empresa A.I.S.E.N. que embarcó los mosaicos que eran parte de la
obra, en el vapor Américo Vespuci en el año 1955.
Mosaico a un costado de la biblioteca de la Escuela de Derecho de la Universidad
de Chile de Valparaíso. Archivo del autor.

“Escena de Valparaíso”

Una oda a Valparaíso no podía estar ausente en tal magna obra, como es
este edificio al cual nos referimos. En la escalera de acceso al bar, actual cuarto
piso y casino de alumnos, se encuentra plasmada una composición inédita del
pintor porteño, Premio Nacional de Arte del año 1950, don Camilo Mori Serrano.
Corresponde a una vista desde los cerros hacia el mar, donde se cruzan los
ascensores, se vislumbra el dique y los barcos propios de la ciudad que da asiento a
la Escuela de Derecho. Destaca de la obra, el gran colorido de la composición
propio del paisaje porteño característico, con subidas y casas encaramadas una tras
otras. Tal como señaló el pintor, corresponde a uno de los estilos de este artista
apegado a una serie de obras en que destaca el impresionismo y el paisajismo de
lugares propios de su ciudad natal.

La obra, como se señaló, es inédita realizada bajo los bocetos que realizó el
mismo pintor, los cuales fueron enviados a Italia para la confección de los paneles
de mosaicos por la firma A.I.S.E.N., los cuales arribaron al país en la década de
1950.

Juicio Medieval

Es el último mosaico artístico del edificio, el cual se ubica a un costado del


acceso de la platea alta del Aula Magna y a la entrada del antiguo comedor de
alumnos. Para los investigadores y estudiosos de la historia de la Escuela de
Derecho corresponde a uno de los más enigmáticos mosaicos.

El presente es uno de los únicos confeccionados en Chile, específicamente


en Valparaíso por parte de don Alfredo Rossi, chofer de don Victorio Pescio que
más tarde hiciera por su cuenta el mosaico que ilustra la región de Valparaíso en la
entrada de la Dirección de Vialidad de la misma región; quién mediante un proceso
de corte de diversos mosaicos sobrantes desarrolló la escena de un juicio medieval,
bajo el boceto que presumiblemente confeccionó el Director Pescio. La obra fue
concluida el 7 de Julio de 1956 y tuvo un costo total de cien mil pesos, los cuales
fueron costeados directamente por el Director de la Escuela.

Mosaico Semiartístico.

Con una superficie de tres metros sesenta de alto y doce metros veinte
centímetros de largo, con el fin de decorar con un ambiente agradable el sector
recreacional de la piscina en el patio de la Escuela, se encargó a la firma A.I.S.E.N. la
confección de un gran panel con alegorías de peces y algas, muy parecido a lo que
ya la firma había diseñado para uno de los catorce baños de la residencia del Cerro
San Cristóbal en la ciudad de Benemérita, del Primer Mandatario de la República
Dominicana, General Rafael Leonidas Trujillo Molina. La obra de importantes
dimensiones se confeccionó siguiendo los bocetos de una de las decoraciones de
esta residencia, los que se remitieron al Director Pescio mediante catálogos
fotográficos y fue embarcado por piezas siendo armado por personal especializado
de la firma, en la misma Escuela.

Vista de la piscina y mosaico adjunto de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de Valparaíso. Año 1965.
Archivo del autor.

Óleos.

Retratos:

Rectores Universidad de Chile: Domingo Amunátegui, Juvenal Hernández y


Juan Gómez Millas

Decanos Facultad de Derecho y Ciencias Jurídicas de la Universidad de


Chile: Miguel Varas Herrera, Raimundo del Río C, y Darío Benavente.
Los retratos fueron ejecutados por el pintor nacional, Premio Nacional de
Arte, Camilo Mori Serrano, corresponden a un estilo impresionista, confeccionados
en óleo sobre tela. Su elaboración fue llevada a cabo copiando de manera idéntica
las fotografías de estos personajes tan importantes de la Universidad de Chile.

Estos retratos fueron colocados en la Sala de Consejo de la Escuela, lugar


de reunión donde puede apreciarse el pasado histórico de la institución dibujado y
retratado por el pincel del Premio Nacional en una serie de seis cuadros inéditos.

Dos vistas de la Sala de Consejo de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de Valparaíso con los óleos de ex
rectores y decanos. Año 1968. Archivo del autor.
Paneles los elementos: Aire, Tierra, Fuego y Agua.

Compuesto por cuatro paneles de madera, la obra de “Los Elementos”, fue


ejecutada por el Premio Nacional de Arte, Camilo Mori Serrano, directamente
sobre la madera con técnicas de pintura utilizando látex sobre las superficies que
se pintaban. La colección inédita en su obra tradicional, corresponde a su fase de
estilo expresionismo abstracto y pintura metafísica, cercana de alguna manera al
cubismo que también practicó el artista, centrándose en destacar las cualidades de
los cuatro elementos de nuestro planeta. La intención del pintor era entregar estos
paneles con el fin de decorar alguno de los salones de la Escuela, luego que no
pudiese hacerse realidad el proyecto de pintar murales en las paredes del Aula
Magna, en un estilo art-decó, el cual nunca se concretó.

Los cuatro paneles durante años y en su origen se exhibieron y alhajaron el


comedor de alumnos ubicado en el tercer piso del edificio, en segundo lugar de una
especie de secuencia que comenzaba en el segundo piso con los retratos de
rectores y decanos, luego en el tercer piso con los cuatro elementos para terminar
en la entrada al bar, en la escalera del cuarto piso, con el mosaico “Escena de
Valparaíso”.

La Biblioteca.

Tras construirse el edificio, la Junta Inspectiva de la Construcción integrada


por el Director Victorio Pescio, el arquitecto Enrique Marchetti, el ingeniero
calculista Carlos Mori y el contador Ricardo Allú, proyectaron alojar en el segundo
piso del edificio, en la principal ala de este, la biblioteca jurídica y del saber a
disposición de los universitarios, académicos y la comunidad en general.

Como una forma de ampliar el conocimiento de los usuarios la biblioteca,


esta fue dotada con una serie de textos no sólo jurídicos sino que de diversas áreas,
una colección de textos dramáticos para ser representados por quien quisiese,
varios tratados completos de la historia de la Humanidad y la Civilización en el
idioma galo de sus autores, entre otros tantos textos más. Sin embargo por su data
destacan otros importantes textos, tales como:
- “De primogeniorum hispanorum origine ac natura libri quatuor”, escrito
por Luis de Molina (autor nacido en 1535 y fallecido en 1600), fue publicado por
Lugduni sumptibus Anisson & Posuel, en el año 1727 y corresponde a una nueva
edición revisada por Josephi Maldonado et Pardo, con nuevas acotaciones de
Fernandi Alfonsi del Aguila et Roxas. El ejemplar trata materias de Derecho
Sucesorio español en idoma latín.

- “Tractatus de evictionibus, in quo quaestionum practicarum utriusque fori


ecclesiastici et sæcularis resolutiones omnémque ejusdem Curiæ praxim cernere
licet”, escrito en el año 1736, este libro trata diversas materias de Derecho
Eclesiástico redactadas en latín. Su autor es Alfonso de Guzmán Genzor, la obra
que posee la biblioteca corresponde a una nueva edición editada en Ginebra por
Coloniæ Allobrogum e impresa por Sumptibus fratrum de Tournes.

- “Summa diversorum tractatuum: in quibus quamplurimae universi juris


selectiores, conclusiones circa judicia, decisionibus praecipue Sacrae Romanae
Rotae pertractantur”. Corresponde a un texto distribuído en tres volúmenes acerca
de Derecho Romano y Canónico editado en el año 1733, en completo latín. El autor
de la obra es Marco Antonio Sabelli, jurisconsulto italiano que imprimió su obra en
Parma en la imprenta de Pauli Monti.

- “Dissertationum juris controversi, tam in hispalensi, quam granatensi


senatu, super materias tam ecclesiasticas quam civiles”. Editado por Sumptibus
Perachon et Cramer en Coloniae Allobrogum, corresponde a una edición de 1726,
posterior a la primigenia realizada por Josephi Vela de Oreña, la cual en dos
volúmenes trata materias, todas en latín, acerca del Derecho español, romano y
canónico.

- “Ad leges Iuliam et Papiam et quae ex libris iurisconsultorum fragmenta ad


illas inscribuntur commentarii et reliquationes”. Una de las obras más importantes
que atesora la biblioteca es esta, corresponde a un comentario a la Ley Papiam
romana en dos tomos, escritos en latín, redactados por Francisci Ramos del
Manzano en 1678, eminente jurista egresado de la Universidad de Salamanca,
presidente interino del Consejo de Indias entre 1662 y 1671, y Gobernador del
Consejo de Castilla en 1677. Los grandes tratados que escribió este autor fueron
guía para el jurisconsulto Savigny en la redacción de sus textos. La obra que se
comenta fue impresa en Madrid, España, en los talleres Extypografhia Imperlall,
apud Iofephio Fernandez de Buendia.

También destacamos una versión del Código Civil de Chile que data del año
1856, impreso en la Imprenta Nacional de calle Morandé número 36 en Santiago.
Esta edición muy limitada de circulación, fue impresa el 31 de mayo de 1856, la
Escuela, tal como lo hace su par de la Universidad de Chile conserva sólo un
ejemplar en los depósitos históricos que se han rescatado, actualmente este
ejemplar se encuentra en una alcantarilla del edificio igual que toda la colección
bibliográfica y archivos.

Del mismo autor del Código que mencionamos, la colección histórica


guarda una colección de Obras Completas de Andrés Bello, editada por la Editorial
Nacimiento bajo la supervisión de la Universidad de Chile y otra editada por el
Ministerio de Educación de la República de Venezuela e impresa en Caracas en el
año 1952, esta última incluye textos de Gramática, Poesía y Cosmografía, títulos
que demuestran la habilidad y prolífica pluma del autor del llano, estos textos
fueron donados por el gobierno venezolano para el Centro de Estudiantes de la
Escuela de Derecho en la década del sesenta.

Radio Valentín Letelier.

Un aspecto importante dentro de lo que es el recuento de los hitos


culturales de la Escuela de Derecho es la emisora universitaria Valentín Letelier. Es
esta un parlante que irradia palabras y sonidos, que son mensajeros y portadores
de un cargamento cultural importante, el Director de la Escuela de Derecho, a la
usanza de las universidades europeas que tuvo la suerte de recorrer en una gira de
dos meses junto al arquitecto del edificio, Don Enrique Marchetti Rolle, dotó a su
centro del saber de una gran biblioteca como hemos visto, una imprenta y una
radio, que como el mismo señaló se convertiría en una Radio Educacional cuyo
objetivo era servir a la cultura de Chile y de los países vecinos. Así desde fines de
1950 se dedicó de manera silenciosa y apoyado por un pequeño equipo de
profesionales a montar una emisora, que vendría a ser la segunda a nivel regional
desarrollada por un complejo universitario y la primera a nivel regional de la
Universidad de Chile. El nombre elegido para este medio de comunicación fue el
del recordado ex Rector de la Universidad de Chile de comienzos del siglo XX,
profesor de Filosofía, intelectual completo, don Valentín Letelier; bajo su nombre
comenzarían las transmisiones de la incipiente emisora tímidamente en
experimentación, justamente la semana santa en el mes de abril de 1962. Desde
aquel momento comenzaría a gestarse uno de los más ambiciosos proyectos
universitarios de Don Victorio Pescio. Para comenzar su labor encargó la gestión de
las transmisiones a don Hernán del Fierro Allende, ubicado estratégicamente en las
antenas de señal AM, onda corta y larga emplazadas en terrenos de la ex
Fundación Mena en el cerro Florida, mientras que en el edificio de la Escuela se
emplazaba en el tercer piso a un costado del acceso a la platea alta del Aula Magna
los estudios de donde provenía el rico producto que se enviaba a viajar por las
ondas emitidas, a la provincia; allí se encontraban a cargo el mismísimo Pescio, y
los funcionarios a cargo de la puesta en el aire, Jorge Aravena Gallardo (primer
locutor) y Amadeo Pascual (radiocontrol).

De pie don Demetrio Hugo Muñoz (Jefe de Programación) y sentado don Amadeo Pascual (Radiocontrolador).
Fuente: Archivo Histórico y Fonográfico Radio Valentín Letelier de la Universidad de Valparaíso.
Las primeras emisiones al aire estuvieron marcadas por la programación
de música docta, la cual era transmitida desde los discos de vinilo importados
directamente por el Director Pescio, quién escogió y programó la selección de los
temas a transmitir. Las transmisiones de prueba se sucedieron entre abril y
noviembre de 1962, entre estas, el día 21 de abril de 1962, en un sencillo acto se
inaugura oficialmente la Radio Valentín Letelier, siendo su primer hito cultural el
que salió al aire el sábado 28 de abril de ese mismo año, fecha en que se transmite
desde las 11 de la mañana el Discurso del Rector de la Universidad de Chile, don
Juan Gómez Millas, en el acto de apertura del año Académico 1962, transmitido en
directo desde el Aula Magna de la Escuela de Derecho de Valparaíso, era la primera
proyección real de la Universidad hacia la población porteña.

Desde allí en adelante se iría desarrollando este medio de comunicación,


bajo la supervisión del Director de la Escuela de Derecho de turno y la atenta
programación del Jefe de Programas. Destaca en este punto la dirección que fue
tomando la emisora en su parrilla desde 1965 con la participación de don Demetrio
Hugo Muñoz Cifuentes como Director de Programación; quien tuvo una línea
editorial muy apegada a su misión original, ser un canal cultural y de educación
para toda la población. Destacan en sus primeros años las programaciones doctas,
líricas y sinfónicas, programas de jazz y de instrucción musical a cargo del Instituto
de Extensión Musical de la Universidad de Chile en Santiago.

De pie don Demetrio Hugo Muñoz (Jefe de Programación) y sentado don Luis Pizarro Campos
(Radiocontrolador y técnico). Archivo privado del autor.
La vorágine sociocultural del Chile de fines de los años sesenta, sin
embargo se hizo sentir no sólo en el ambiente nacional y en los grandes medios,
sino que también logró remover las firmes líneas doctas de una radio universitaria
apegada al espíritu juvenil e idealista de los jóvenes que poblaban las aulas de su
lugar de transmisiones. Desde mediados de la década del sesenta ya comenzó a
generarse un espacio la música folklórica con la voz y el canto de Violeta Parra, que
se incluyó en la programación de los días sábado, junto a esto cabe destacar la
incorporación de locutores jóvenes de la talla de Aurelio “Lelo” Aguirre y Sergio
“Pirincho” Cárcamo, quienes con su programa “Música Joven” atrajeron la atención
de novatos músicos como Los Jaivas, conjunto viñamarino que hizo de la emisora
su segundo hogar y en la cual grabaron algunos de sus primeros temas basados en
la plena improvisación de sus instrumentos, todo esto guiados por la atenta mezcla
del radiocontrol, Luis Pizarro Campos. Se sumaban programas de algunos alumnos
de la Escuela de Derecho, como Héctor Soto y Hvalimir Balic, quienes comentaban
el cine en un ameno e inédito programa radial porteño, denominado “Cine
Proceso”, en el cual se sentaba al banquillo los nuevos estrenos de la pantalla
grande, el gran éxito de este bloque dio paso a la primera revista de análisis crítico
del cine en el principal puerto de Valparaíso, “Primer Plano”, hoy desaparecida y
una pieza de colección para los cinéfilos.

Don Demetrio Hugo Muñoz, Jefe de Programación de Radio Valentín Letelier. Año 1970. Fuente: Archivo Histórico y
Fonográfico Radio Valentín Letelier de la Universidad de Valparaíso.
Con el triunfo de la Unidad Popular en las elecciones de 1970, los cambios
sociales y los espacios políticos se toman los medios de comunicación, en esos años
es que nace el primer programa de debate político a cargo de estudiantes de la
Escuela de Trabajo Social de la Universidad de Chile de Valparaíso y la Universidad
Católica del mismo puerto, así también nace la primera programación periodística
que informaba acerca del quehacer universitario y los trabajos voluntarios de los
jóvenes y profesores de nuestra casa de estudios. Junto a esto se desarrollan
coberturas inéditas a la campaña presidencial de Salvador Allende y las
parlamentarias de marzo de 1973, donde se incluían programas especiales de
análisis y discusión política. Así también es necesario recordar el gran hito que no
ha tenido parangón hasta nuestros días, cual es estar a la cabeza en señal oficial, de
las transmisiones y producción del Festival Internacional de la Canción de Viña del
Mar en el mismo año 1973, siendo la única radio universitaria que hasta la fecha se
haya adjudicado tan importante misión y en la cual se inauguraron secciones que
hasta hoy perviven como el “backstage” que realizaron Sergio “Pirincho” Cárcamo,
Aurelio “Lelo” Aguirre y Néstor Hugo Cárcamo, a esto se suma la dirección de la
orquesta festival por don Henry Collins, encargado de los libretos y producción de
programas doctos en la emisora.

El desarrollo vertiginoso de la emisora se vio violentamente interrumpido


tras el Golpe de Estado propiciado por las Fuerzas Armadas el día 11 de septiembre
de 1973, fecha en que la radio fue allanada por efectivos de la Armada de Chile
quienes destruyeron gran cantidad de material audible, mas pese a estos esfuerzos
destructivos la emisora logró rescatar gran parte de su material gracias al ingenio
del radio controlador Luis Pizarro Campos, quién escondió muchas grabaciones de
los efectivos armados. Silenciada hasta octubre de ese mismo año 1973, la Radio
Valentín Letelier volvió al aire bajo la supervisión de un Director Designado por el
Gobierno Central, el Capitán Martín Rodríguez, quien cambió y controló la parrilla
programática que se emitía al aire. Con estas restricciones la programación se
basaba en emisiones de música ligera, docta e instrumental, con escasos espacios
para el jazz y ninguno para el folklore nacional e incorporando segmentos de
marchas y de cadena nacional de las autoridades imperantes en aquel tiempo.
Planta de Transmisiones de Radio Valentín
Letelier, ubicada en Camino La Polvora sin
número. Fuente: Archivo Histórico y
Fonográfico Radio Valentín Letelier de la
Universidad de Valparaíso.

Es necesario en este punto detenerse en el cruento día 11 de septiembre


de 1973 y analizar lo que sucedió no sólo en la radio sino que en la Escuela de
Derecho, tras la irrupción de los militares al poder. Ese día a las cuatro de la
mañana, un helicóptero de la Aviación Naval desciende sobre la terraza de la
Escuela de Derecho rompiendo la antena de enlace con la planta central de la
Radio Valentín Letelier, los efectivos guiados por el Capitán de Fragata O’Ryan, se
dirigen a la emisora y a culatazos destruyen los equipos de tocacintas y extraen el
cristal de los transmisores. A la amanecida de dicho día, tres valientes funcionarios
se atreven a ir a la Escuela a observar que había sucedido. El primero en ingresar,
aparte del mayordomo, señor Jorge Escobar, es un joven radiocontrol de la emisora
quien al ver los estudios destruidos se aleja de la Escuela en dirección hacia el
Almendral, en donde encuentra a quien había sido nombrado Director de la
emisora por el Director de la Escuela don Juan Carrasco, en el mes de agosto de
1973, como una forma de “lavarse las manos” ante lo que sabía ocurriría en el país;
este personaje era Demetrio Hugo Muñoz, quien recuerda que este controlador le
dijo “está todo destruido hay que irse”, luego de eso el radiocontrol se aleja. Muñoz
queda un rato detenido y vacilante entre quedarse o retirarse, observa que se
acerca Jorge Aravena también radiocontrol, ambos deciden entonces ingresar a la
Escuela y a su radio, constatando en directo la destrucción señalada en los
estudios. Rápidamente se dirigen a la discoteca ubicada en el segundo piso del
edificio, percatándose que allí nadie ha ingresado y que el material se encuentra
intacto; mientras se encuentran en aquel lugar sorpresivamente los encuentra don
Italo Paolinelli (Decano en la Sede de Valparaíso), quien junto al mayordomo Jorge
Escobar, el Capitán O’Ryan y dos efectivos de la Armada de Chile que portaban
metrallas, son conminados a retirarse del edificio. Ambos se retiran y caminan
hacia el Barón, donde apostados en un terreno eriazo y con una pequeña radio
portátil que llevaba Aravena, escuchan en onda corta el último discurso del
Presidente Allende transmitido por Radio Magallanes, el cual concluye con la
canción “No nos moverán” de los porteños de Tiemponuevo…. es el fin de los
sueños y el comienzo del miedo y la clandestinidad…. los amigos se despiden y no
se vuelven a encontrar sino hasta muchos años después.

Los funcionarios de la emisora, luego del cierre de la estación radial, no


volvieron a trabajar en esta, solamente acudieron a recibir su sueldo a fin de mes,
previa comunicación y citación de efectivos militares que controlaban la
Universidad. Es en esa ocasión, a fines de septiembre de 1973, en que se
encuentran Demetrio Hugo Muñoz y Luis Pizarro, el radiocontrol y técnico, los dos
siendo interrogados por los efectivos de la Armada acerca de su ocupación, fueron
conminados a ordenar y despejar los estudios de la emisora, eliminando discos y
cintas que contuvieran grabaciones “antipatrióticas, marxistas y ofensivas a los
sagrados intereses de la Patria liberada”. Esta ocasión fue propicia para eliminar
algunos registros que contenían nombres, direcciones, fotografías o locuciones que
serían incriminadoras para algunos de sus compañeros, estos registros fueron
quemados por los mismos funcionarios antes mencionados en el incinerador de la
Escuela, donde se encontraban también otros en similar labor destruyendo
material de sus unidades, así por ejemplo el profesor Mario Rossel estaba presente
quemando material que lo involucraba como miembro de las Juventudes
Socialistas mientras era funcionario de la Vicerrectoría. Sin embargo no todo fue
quemado, gran parte del material se salvó, como antes se mencionaba gracias a la
astucia de Luis Pizarro quien cambio varias cintas de cajas evitando su masiva
destrucción, llevándose otras a su domicilio o entregándolas a amigos, de esta
forma se intentó salvar algunos discos que fueron entregados al odontólogo
Roberto Rivera, director y fundador del conjunto Tiemponuevo de Valparaíso,
quien retiró extrañamente sin problemas desde la Escuela de Derecho varios
discos, los cuales pese a aquello no pudieron salvarse, ya que tuvo que huir al exilio
primero a Argentina y luego a Alemania, su actual residencia.
Por su parte mientras esto ocurría la Escuela de Derecho retomaba su
ritmo normal, los alumnos volvían a las aulas, pero no como antes, muchos ya no
estaban, se habían marchado, estaban presos o simplemente desaparecidos en
campos de detención militar. El ingreso a la Escuela para los alumnos de los
primeros años se hizo a la usanza de un cantón de reclutamiento, tomando las
características de cada uno y muchos de esos alumnos recuerdan la recepción que
hiciera el presidente del Centro de Alumnos de la Escuela, don Hernán Pinto
Miranda, quien revolver en el cinto, conminaba a los alumnos primerizos a
enlistarse con el centro de alumnos que él dirigía de tendencia pro militar y no
dejarse incitar por agitadores “marxistas” que creían en la resistencia al golpe
militar. La imprenta de la Escuela, por su parte, comenzaba a imprimir el texto
“Hitos de la Liberación”, editado por Edeval, cuya temática era una clara alegoría y
agradecimiento a las Fuerzas Armadas por liberar al país del yugo marxista. La radio
en tanto siguió silenciada y uno de sus locutores, quien fuera luego Director,
Ricardo Villarroel, trabajaba codo a codo con la Armada transmitiendo desde Radio
El Mar los bandos y proclamas del régimen que de facto se estableció en el país,
por su parte el Director Demetrio Muñoz comenzó a vivir en clandestinidad hasta
abandonar el país con rumbo a Suecia donde actualmente reside. Jorge Aravena
por su parte, continuó trabajando unos años en labores administrativas de la
Universidad, prohibiéndosele bajo pena de muerte pisar los estudios de la Radio
Valentín Letelier, a los cuales ingresó nuevamente recién en el año 2011 cuando
fue invitado por el autor de esta obra y Lorena López, ambos encargados del
proyecto de rescate de la memoria de la Escuela de Derecho; sin embargo en 1975
fue detenido por efectivos militares y torturado por haber sido considerado,
erróneamente, miembro del MIR en Valparaíso. De aquellos antiguos próceres de
la Valentín Letelier continuaron trabajando en ella solamente Luis Pizarro, Ricardo
Villarroel y por un breve tiempo Sergio Cárcamo y Aurelio Aguirre.

El control impuesto por las autoridades militares al designar un Director


independiente de la emisora fue suprimido en 1975, época en que las directrices
vuelven a la Escuela de Derecho; en julio de este año se inauguran por parte del
Director Mario Contreras Rojas, los modernos estudios de la emisora que incluían
un locutorio, un centro de transmisiones, un estudio de grabación con sala de
control y de grabación. A la ceremonia concurrió el Arzobispo de Valparaíso don
Emilio Tagle quien bendijo las instalaciones y el Vicerrector de la Sede de
Valparaíso de la Universidad de Chile, General Ramón Salinas. Los nuevos estudios
marcarían la nueva etapa de la emisora “lejos de las ideologías políticas que
destruyeron al país”, según palabras del Vicerrector, mas la nueva etapa nunca se
inició producto de la obsolescencia del material utilizado y las censuras que
igualmente imperaban en el gobierno autoritario imperante.

Uno de los únicos hitos de la emisora en dictadura es la cobertura en vivo,


como cabeza de la cadena regional, de la ceremonia de firma del Decreto que crea
la Universidad Autónoma de Valparaíso en una fastuosa ceremonia llevada a cabo
en el Aula Magna de la Escuela de Derecho el día 12 de febrero de 1981, a la cual
asiste el General Augusto Pinochet y en que se declara como uno de los principios y
valores fundantes de la nueva Universidad de Valparaíso, que esta se encuentra y
se encontrará siempre al servicio de la Armada de Chile, siendo un estamento de
instrucción y perfeccionamiento de los hombres de mar y un bastión educacional
de esta rama armada. Desde ese año en adelante la emisora universitaria seguirá a
cargo de la Escuela de Derecho, mas se integraran nombres y personajes que aún
permanecen en los oídos de los auditores, entre otros nombres figuran destacados:
Don Luis Chandía Yáñez, radio controlador y locutor que se transformaría en la voz
oficial de la radio y Don Jorge González Mancilla locutor que pasaría a ser Jefe de
Programación de la emisora durante un largo período, a este último la radio le
debe la vuelta del jazz a su programación y que mediante a sus gestiones antes de
ser jefe de programas, se salvara la señal ante una eminente amenaza de venta a la
cadena de Radio Portales a mediados de la década del ochenta por parte del
Director de la Escuela de Derecho, don Juan Carlos Osorio Johansenn, las gestiones
para salvar la señal surgieron efecto y las ondas de Valentín Letelier siguieron
intactas.

Los nuevos aires de la democracia ganan terreno en el país y lo mismo


pasa en la recién creada Universidad de Valparaíso que por fin en 1990 elige un
Rector por votación general de sus miembros, la nueva rectoría y nuevos aires,
conllevan a una nueva programación de la emisora incluyendo el folklore
latinoamericano, así como también la difusión del rock regional, entre otras
expresiones artísticas. La Radio también se mantiene aún bajo la dirección de la
Escuela de Derecho, sin embargo a mediados de la década del noventa la nueva
organización universitaria la coloca bajo la dependencia de la Dirección de
Extensión y Comunicaciones, abandonando su casa de estudios natal en el año
2000, trasladándose a sus actuales instalaciones en dicha Dirección de Extensión,
saltando a su vez desde el sistema de transmisión análoga con equipos que se
adquirieron a fines de la década del cincuenta, a las modernas técnicas digitales y
computacionales de emisión radial contemporánea.

De pie don Jorge González Mancilla (Jefe de Programación) y sentado don Luis Chandía Yañez (radiocontrol y
locutor). Año 1989. Fuente: Archivo Histórico y Fonográfico Radio Valentín Letelier de la Universidad de Valparaíso.

En la actualidad la emisora ha sido galardonada como un espacio valioso


por Ciudadanos por Valparaíso y ha vuelto a ser un punto de encuentro de artistas
porteños y nacionales que le han ido dando vida a sus diversas etapas, ha vuelto a
renacer ese espíritu perdido que se interrumpió tras el violento golpe militar que
hizo desaparecer muchos registros musicales atesorados en los estudios. La cuna
de artistas y espacio de difusión se ve aderezado con un rescate a su pasado, tras
proponerse la Dirección de la emisora encabezada por Ronald Smith la creación del
primer museo de una radio en el país, lo que involucra devolver a la población todo
el material sonoro y las historias de esta emisora que estuvo presente en varias
etapas de la Universidad y la vida del puerto principal de nuestro país, a su vez que
está empeñada en consolidar una alianza estratégica entre su par de la Universidad
de Chile, recordando con esto la historia y recuperando parte de su pasado
mediante los vínculos que se reorganizan tal como existían en un comienzo,
trabajando unidos por una comunicación eficaz entre las universidades estatales
del país.

Don Luis Chandía Yáñez, locutor y radiocontrol. Sin Fecha. Fuente: Archivo Histórico y
Fonográfico Radio Valentín Letelier de la Universidad de Valparaíso.
DOS PALABRAS FINALES

He aquí unas pinceladas de la historia de la Escuela de Derecho de la actual


Universidad de Valparaíso… como se ha podido apreciar en estas líneas trazadas, lo
que se ha querido realizar es un breve recorrido por algunos hitos, destacando
especialmente la importancia artístico-cultural del edificio y la institución. Queda
pendiente una tarea de enorme envergadura, confeccionar una gran historia, mas
para eso es necesario contar con los accesos, libres, sin trabas a los registros y
archivos que se han salvado de la destrucción producto de la mala conservación en
que se encuentran en el edificio que nos legara nuestro profesor y director Pescio
Vargas.

Como se señaló en un comienzo, son estos simples apuntes, que podrán ir


engrosándose o corrigiéndose con el paso de los años y el devenir de nuevas
investigaciones, ojalá libres y con apoyo del alma maters.
SET DE FOTOGRAFÍAS HISTÓRICAS

Fotografías recopiladas de la Revista Zigzag de 1955.


Fotografías personales del autor.

Aula Magna de la Escuela de Derecho de la Universidad


de Chile de Valparaíso.
Aula Luis Vicuña Suárez.
Biblioteca Escuela de Derecho Universidad de Chile de
Valparaíso.
Cafetería Escuela de Derecho Universidad de Chile de
Valparaíso.
Fotografías de Cursos del Curso Fiscal de Leyes de
Valparaíso, Escuela de Derecho de Valparaíso y Escuela de
Derecho de la Universidad de Chile de Valparaíso.

Curso de Leyes de Valparaíso, año 1938

Escuela de Derecho, de Valparaíso, 1 de Abril de


1940
Escuela de Derecho, de Valparaíso, 6 de Abril de
1942

Escuela de Derecho, de Valparaíso, 18 de Mayo de 1946


Escuela de Derecho Universidad de Chile, de Valparaíso, 6 de Abril de 1947

Cuarto Año, Escuela de Derecho Universidad de Chile sede Valparaíso, 1968


Estatuas

.
Eventos varios.

Celebración 50 años de la Escuela de Derecho, Septiembre de 1961.

Cena en Homenaje a Luis Jiménez de Azúa, 18 de Abril de 1969


Cena en Homenaje al Profesor Mori, 28 de julio de 1969.

Recepción en el Club de Valparaíso. Sin fecha..


Fachada del edificio.
Gimnasio Escuela de Derecho de la Universidad de Chile
de Valparaíso.
Prensas de la Escuela de Derecho de la Universidad de
Chile de Valparaíso.
Equipos del Instituto de Pericias de Valparaíso,
dependiente de la Escuela de Derecho de la Universidad de
Chile de Valparaíso.
Interiores de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile
de Valparaíso.
Oficina del Director de la Escuela de Derecho de la Universidad
de Chile de Valparaíso.
Pensionado Universitario “Luis Vicuña Suárez” de la Escuela
de Derecho de la Universidad Chile de Valparaíso, ubicado en
Viña del Mar.
Piscina de la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile de
Valparaíso.
Radio Valentín Letelier de la Escuela de Derecho de la
Universidad de Chile de Valparaíso.
Sala de Consejo de la Escuela de Derecho de la Universidad de
Chile de Valparaíso.
Sala de Clases de la Escuela de Derecho de la Universidad de
Chile de Valparaíso.
Servicio Médico y Dental de la Escuela de Derecho de la
Universidad de Chile de Valparaíso.
BIBLIOGRAFÍA

Fuentes Bibliográficas:

Anales de la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad de Chile.


Primera, Segunda, Tercera y Cuarta Época Años 1945 a 1961.

Boletín de Informaciones Universidad de Chile, junio – julio 1975.

Revista Archivum, Año III Nº 4: “Camilo Mori y la influencia en el quehacer


artístico chileno del siglo XX” Jorge Salomó Flores.

Benjamín Vicuña Mackenna “Historia de Valparaíso: crónica política,


comercial i pintoresca de su ciudad i de su puerto: desde su descubrimiento hasta
nuestros días, 1536-1868” Tomo I. Imprenta Albión de Cox i Taylor. Valparaíso.
1869.

Fuentes Periodísticas:

a) El Mercurio de Valparaíso. Años 1945 a 1961

b) La Unión de Valparaíso. Años 1945 a 1961

c) La Estrella de Valparaíso. Años 1950 a 1961

d) Revista Zigzag. Años 1952 a 1957

Archivos consultados:

a) Archivo y Mapoteca de la Sociedad de Historia y Geografía de la


Provincia de Marga Marga

b) Archivo General del Servicio de Registro Civil e Identificación de


Chile.

c) Archivo Parroquial Iglesia de San Pedro Apóstol, Tacna, Perú.


d) Archivo Histórico y Fonográfico Radio Valentín Letelier de la
Universidad de Valparaíso.

e) Archivo Histórico de la Escuela de Derecho de la Universidad de


Valparaíso. *Este archivo se consultó entre los años 2005 a 2009,
actualmente este no existe.

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