AINEs

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República Bolivariana de Venezuela

Ministerio del Poder Popular para la Educación

Instituto Universitario de Tecnología “Juan Pablo Pérez Alfonso”.

I.U.T.E.P.A.L

Sede Principal – Valencia.

Antiinflamatorios no esteroideos.

Profesora: Bachiller:

Dra.María Auxiliadora Soteldo Hurtado María Verónica Ortiz C.I:27.146.379

Sección 1341.

Valencia, 28 de septiembre del 2020.


Mecanismo general de acción: Los principales efectos terapéuticos, así como muchas de las
reacciones adversas de los AINE pueden explicarse por su efecto inhibidor de la actividad
de las ciclooxigenasas (COX), enzimas que convierten el ácido araquidónico que se
encuentra en las membranas celulares en endoperóxidos cíclicos inestables, que se
transforman en prostaglandinas (PG) y tromboxanos. Algunos de estos eicosanoides
participan, en grado diverso, en los mecanismos patogénicos de la inflamación, el dolor y la
fiebre, por lo que la inhibición de su síntesis por los AINE sería responsable de su actividad
terapéutica, aunque, dada su participación en determinados procesos fisiológicos, dicha
inhibición sería también responsable de diversas reacciones adversas características de
estos fármacos. Es preciso destacar que los eicosanoides son sólo una parte de los
mediadores celulares implicados en la modulación de una determinada función o proceso
patológico, y que los AINE no inhiben el conjunto de la cascada biosintética que tiene su
origen en el ácido araquidónico.

Los eicosanoides se forman a partir de la actividad enzimática de las prostaglandin sintasas


1 y 2, que convierten el ácido araquidónico libre, liberado de las membranas celulares por
la actividad enzimática de la fosfolipasa A2, en PGG2 y PGH2. La reacción implica una
ciclooxigenación y una peroxidación, por lo que habitualmente tales sintasas se denominan
COX-1 y COX-2. Múltiples sintasas e isomerasas, con cierta especificidad tisular, catalizan
la formación de los cinco eicosanoides activos más importantes, que incluyen la
prostaciclina (PGI2), el tromboxano A2 (TXA2) y las prostaglandinas PGE2, PGD2 y
PGF2α, que actúan sobre receptores específicos (IP para PGI2; TPα,β para TXA2; FP para
PGF2α; EP1-4 para PGE2 o DP1,2 para PGD2). La activación de estos receptores,
asociados a proteínas G, inician las cascadas de señalización (incremento o disminución de
la producción de AMPc, aumento de la concentración intracelular de calcio), mediadoras de
los efectos fisiológicos de los eicosanoides.

La mayoría de los AINE de que se dispone en la actualidad inhibe, a concentraciones


terapéuticas, la actividad enzimática de ambas isoformas de forma no selectiva. Para
aquellos que se postulan como inhibidores selectivos de la COX-2, los denominados
coxibs, deberíamos considerar tal efecto como una variable continua, ya que se observa un
considerable solapamiento en dicho efecto entre alguno de ellos, como el celecoxib, y
AINE clásicos, como el diclofenaco.

La acción anticiclooxigenásica de los AINE no sólo tiene como consecuencia la inhibición


de la síntesis de prostaglandinas (PG) y tromboxanos (TX). Algunos de sus efectos pueden
deberse a la derivación del metabolismo del ácido araquidónico hacia otros mediadores
lipídicos. Así, y concretamente en el caso del AAS, la acetilación de la COX-2 redirige su
actividad hacia la síntesis de lipoxinas, con actividad antiinflamatoria y antihiperalgésica.

Efectos secundarios: Los AINE se caracterizan por provocar un número elevado de


alteraciones y lesiones gastrointestinales (comúnmente leves). En tratamientos crónicos el
paciente suele tener lesiones ya que dañan la mucosa gastroduodenal por dos mecanismos
diferentes: a) un efecto local agudo, que es dependiente del pH y varía con el preparado
usado, y b) un efecto sistémico, que es menos específico de la preparación utilizada y
ocurre sin contacto del AINE con la mucosa, aunque el hecho de que el fármaco entre en
contacto con la mucosa es un factor ulcerógeno, los AINE también provocan úlceras
gastroduodenales cuando se administran por vía parenteral. Estas lesiones pueden originar
complicaciones graves, de carácter hemorrágico, o perforaciones. En la mayoría de los
pacientes, las úlceras gastroduodenales son asintomáticas, no relacionadas con síntomas
dispépticos, y las complicaciones graves se presentan de forma abrupta, por lo cual es
imprescindible la identificación de los subgrupos de pacientes y de los factores de riesgo
que predispongan a presentar una complicación: edad superior a 60 años; antecedentes de
úlcera péptica, hemorragia o perforación relacionada o no con el uso de AINE; tratamiento
con AINE muy ulcerógenos, a dosis elevadas o de acción prolongada; existencia de
enfermedad grave (cardiovascular, renal o hepática, diabetes e hipertensión), y consumo
concurrente de corticoides o anticoagulantes; e infección por H. pylori. Los efectos
menores: pirosis, dispepsia, gastritis, dolor gástrico, diarrea o estreñimiento.

La acción antipirética del AAS y otros AINE: se explica, principalmente, por su capacidad
de disminuir las concentraciones centrales de PGE2, mediante la inhibición directa de la
actividad enzimática de la COX-2. Un caso especial es el del paracetamol, que posee
efectos analgésicos y antipiréticos notables, pero no efectos antiinflamatorios. Su efecto
antipirético parece depender de la inhibición preferente de la COX-2 central o de una
variante de esta isoforma , en función de su buena penetración en el SNC y su dependencia
de un entorno, como el neuronal, bajo en peróxidos. Además, los salicilatos y el
ibuprofeno, pero no el paracetamol, son capaces de reducir la producción de PGE2
mediante reducción de la translocación nuclear del NF-κB y la consiguiente represión de la
expresión de la COX-2.

Un mecanismo central adicional puede ser la liberación de sustancias antipiréticas


endógenas, como la arginina-vasopresina. En este sentido, el efecto antipirético de los
salicilatos y la indometazina es bloqueado por antagonistas del receptor V1. Entre los
efectos periféricos que podrían contribuir al efecto antipirético se encuentran: el aumento
de la producción de moléculas antiinflamatorias (p. ej., adenosina o lipoxina A4), la
disminución de la producción de citocinas pirogénicas (p. ej., TNF o IL-1β) o la reducción
de la expresión de moléculas de adhesión (p. ej., VCAM-1 e ICAM-1).

La acción antiálgica de los AINE: Son varios los mecanismos de acción analgésica que se
postulan:

1. A nivel periférico, las PG, liberadas por el traumatismo o la inflamación, aumentan


la sensibilidad de las terminaciones nerviosas libres (nociceptores) a través de la
activación de diversos canales iónicos, resistentes al bloqueo por tetrodotoxina; o
canales iónicos no selectivos, como el receptor TRPV1 para la capsaicina. Los
AINE, a través de la inhibición de la síntesis de las prostaglandinas producidas por
ambas isoformas de la COX, especialmente PGE1 y PGE2, impiden su acción
sensibilizadora de los nociceptores y disminuyen la acción algógena de otros
mediadores allí liberados (histamina, bradicinina, etc.).
2. A nivel central, la PGE2 ejerce un bloqueo sobre la transmisión glicinérgica de
carácter inhibidor, con lo cual aparece un estado de hiperexcitabilidad; la inhibición
de la forma constitutiva de la COX-2 impide el bloqueo de la transmisión inhibidora
y de este modo se restaura el estado de sensibilidad.
3. Además, y en el caso concreto del AAS, se ha demostrado su capacidad de generar
lipoxinas, mediadores lipídicos que, actuando sobre la microglía, ejercen un efecto
antihiperalgésico atenuando la activación del NF-κB y bloqueando la fosforilación
de cinasas como el p38 y ERK.

Acción antiinflamatoria de los AINE: La capacidad de los AINE para reducir la


inflamación es variable, si bien, en general, son más eficaces frente a inflamaciones agudas
que crónicas, y dependerá del tipo de proceso inflamatorio, de la participación relativa de
algunos eicosanoides en él y de la posibilidad de que actúen, además, por mecanismos
complementarios de acción independientes de la inhibición de las COX. Al inhibir la
síntesis de PG y tromboxanos, los AINE reducen su actividad sensibilizadora de las
terminaciones sensitivas, así como la actividad vasodilatadora y quimiotáctica, interfiriendo
de esta forma en uno de los mecanismos iniciales de la inflamación.

Parece evidente que la acción anticiclooxigenásica de los AINE contribuye a su acción


antiinflamatoria, interfiriendo en la síntesis de mediadores lipídicos derivados del ácido
araquidónico. Este sirve como sustrato de la 5-lipoxigenasa neutrofílica generando
leucotrieno B4, con acciones netamente inflamatorias, pero también de la 15-lipoxigenasa
tisular que genera lipoxinas, con efecto antiinflamatorio.

Al mismo tiempo, la COX-2 inducida en macrófagos convierte el ácido araquidónico en


PGE2 que tiene, inicialmente, efectos pro inflamatorios. La elevación de sus
concentraciones, sin embargo, puede inhibir a la propia COX-2, y a la 5-lipoxigenasa, e
inducir la transcripción de la 15-lipoxigenasa. Así, tras predominar durante horas como
señal proinflamatoria, la PGE2 se transforma en una señal antiinflamatoria. Uno de los
mecanismos que explica el efecto antiinflamatorio del ácido acetilsalicílico es la acetilación
de la COX-2, que en consecuencia pasa de generar PGE2 a generar lipoxinas.
La respuesta inflamatoria puede dividirse, al menos, en tres fases en las que intervienen
mecanismos diferentes. a) Fase aguda, cuyos signos distintivos son la vasodilatación local y
el aumento de la permeabilidad capilar; b) Fase subaguda, en la que se produce una
infiltración leucocitaria y de células fagocíticas, y c) Fase crónica, en la cual existen signos
de degeneración y fibrosis en los tejidos afectados. El número de células tisulares (células
endoteliales, mastocitos y macrófagos) y sanguíneas (leucocitos y plaquetas), y de
mediadores químicos (factor C5a del complemento, factor activador de plaquetas,
eicosanoides, citocinas, factores de crecimiento, histamina y bradicinina) que intervienen
en los procesos inflamatorios es muy amplio y variable, y también es diferente su
participación en cada proceso. Aunque en muchas ocasiones la inflamación es auto limitada
por el curso temporal del proceso que la desencadenó, en otras, especialmente frente a
agresiones autoinmunes, la vasodilatación, la quimiotaxis y la liberación de mediadores
pueden generar procesos en cascada, que facilitan su cronificación.

Por otro lado, la explosión de información relativa a las moléculas de adhesión que
gobiernan la migración leucocitaria desde los vasos sanguíneos y su acumulación en focos
inflamatorios, ha puesto de manifiesto otros mecanismos que pueden ser relevantes en las
primeras etapas de la inflamación. Más que ser atraídos hacia las áreas de lesión o infección
por un gradiente de concentración de moléculas quimiotácticas, los leucocitos son dirigidos
hacia el foco inflamatorio por la interacción con el endotelio activado por citocinas o
productos bacterianos. Tras ser captados por el endotelio, a la altura de las vénulas
poscapilares, los leucocitos son activados, reforzándose su adhesión a él y migrando a
través de los vasos. La interacción entre las células endoteliales y los leucocitos tiene lugar
por el concurso de moléculas de adhesión pertenecientes a tres grandes familias: integrinas,
selectinas y proteínas de membrana pertenecientes a la superfamilia de las
inmunoglobulinas. Pues bien, algunos AINE inhiben el aumento de la expresión de
determinadas moléculas de adhesión celular en células endoteliales estimuladas.

Saliciatos: Son un grupo de medicamentos derivados del ácido salicílico, producto de la


oxidación del ácido benzoico. Dicho grupo está constituido por: ácido acetilsalicílico,
salicilamida, salicilato de sodio, salicilato de dietilamina, diflunisal, acetilsalicilato de
lisina, salicilato de sodio, ácido salicílico, salicilato de metilo.
Fármacos

Ácido acetilsalicílico (AAS) (Aspirina): Fármaco prototipo de los saliciatos, pertenece al


grupo de los antiinflamatorios no esteroideos. Tiene propiedades antiinflamatorias,
analgésicas, antipiréticas y uricosúricas. También se usa como antiagregante plaquetario.

Diclofenaco: Fármaco compuesto por moléculas de ácido ácetico y derivado fenilacético,


pertenece al grupo de los antiinflamatorios no esteroideos. Tiene actividad analgésica,
antipirética y antiinflamatoria potente.

Ibuprofeno: Fármaco derivado del ácido arilpropiónico, pertenece al grupo de los


antiinflamatorios no esteroideos. Tiene efectos antiálgicos, antiinflamatorios y piréticos.

Paracetamol: Fármaco derivado de la anilina pertenece a la familia de paraaminofenoles,


tiene una eficacia analgésica y antipirética.

Metamizol (Dipirona): Fármaco perteneciente a la familia pirazolonas, ejerce acción


relajante de la musculatura lisa, por lo que resulta útil en dolores de cualquier intensidad y
etología, espasmolítico y antipirético.

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