Aristóteles y Quintiliano
Aristóteles y Quintiliano
Aristóteles y Quintiliano
Ahora, para que un texto produzca el efecto catártico, debe seguir una serie de
condiciones. Es conveniente que la fábula tenga anagnórisis y peripecia, es
decir, que sea una fábula compleja, y sobre todo, es necesario que posea el
carácter ficcional y de representación, ya que la tragedia es mimesis y no
digeseis.
La obra que más directamente está dispuesta para producir un efecto sobre el
espectador es aquella en la que un personaje trágico vive los acontecimientos
de su propia existencia. La desgracia del héroe no debe deberse a la mala
intención o no, sino a un error, pues sólo el inocente suscita compasión; para
ello, el autor trágico debe revelar el por qué del sufrimiento. El alivio catártico
exige que esos hechos patéticos ficcionales se perciban como si efectivamente
hubiesen ocurrido, pero que no sean hechos reales. También es conveniente
que la desgracia suceda entre amigos o parientes, pues la enemistad y el odio
entre enemigos o desconocidos no da lugar a patetismo, y por eso la familia es
el ámbito por excelencia trágico.