Resumen Capitulos 15 y 16
Resumen Capitulos 15 y 16
Resumen Capitulos 15 y 16
Las formas en las que los seres humanos se relacionan en interacciones positivas o
negativas. Por ejemplo, la solidaridad, el amor y la atracción son interacciones positivas. Las
interacciones negativas son la agresión, conducta prejuiciada, entre otras.
La atracción describe los sentimientos de agrado por otros, también los pensamientos
positivos acerca de ellos y la inclinación de actuar positivamente hacia ellos. Los psicólogos
sociales usan este término en un sentido amplio que incluye otros tipos de atracción como los
sentimientos de cariño que se pueden tener hacia un amigo.
Los factores claves que influyen en la atracción son la similitud, el atractivo físico, la
reciprocidad y la proximidad. La similitud hace referencia al hecho de que las personas se
sienten atraídas por personas con las que comparten valores y actitudes semejantes. Las
personas tienden a elegir una pareja con la que comparten actitudes, posturas religiosas y
valores. Esto no garantiza que la relación funcione. Se requiere que exista cierto terreno
común para anclar una relación pero para que ésta tenga éxito se requiere de compromiso y la
adaptación para mantenerla. Se ha visto que las actitudes de las parejas de novios se va
alineando con el paso del tiempo. Según investigaciones, se ha visto que las personas buscan
una pareja que tenga los Cinco Grandes rasgos de personalidad similares a ellos, pero que
sean mejor partido.
La evidencia demuestra que el principio determinante de la atracción inicial es el
atractivo físico. Los hombres suelen otorgar más importancia al atractivo físico de sus
posibles parejas que las mujeres. En el caso de relaciones sexuales casuales, tanto hombres
como mujeres suelen conceder un valor extra al atractivo físico de sus posibles parejas. La
apariencia física afecta la manera en las que las personas se perciben mutuamente. Se tiende a
juzgar que las personas atractivas poseen más habilidades sociales y son más inteligentes,
adaptadas psicológicamente y populares. Varias investigaciones han demostrado que las
personas suelen coincidir sobre quién es atractivo y quién no lo es. Los rostros simétricos y
un cutis terso son percibidos universalmente como rostros más atractivos. Aun así, se deben
tomar en cuenta las diferencias culturales. Estas diferencias determinan qué rasgos se valoran
como atractivos. La hipótesis del emparejamiento predice que las personas buscarán parejas
que tengan un atractivo físico similar al suyo.
La proximidad incrementa la posibilidad de interactuar con otros y de esta manera
conocerlos mejor. Así se establecen bases para que se desarrollen sentimientos de atracción.
Se debe tomar en cuenta que la proximidad también puede incrementar la atracción negativa
o el desagrado.
La reciprocidad hace referencia a que se demuestra agrado a aquellas personas que
corresponden con el mismo agrado. Las interacciones recíprocas se van creando unas sobre
otras y desembocan en sentimientos de afecto.
La ayuda es una forma de conducta prosocial, o que beneficia a otros. Detrás de la
conducta de ayuda hay dos clases de motivos según Daniel Batson. Una clase de ayuda se
debe a motivos altruistas. Es decir, deseo puro y desinteresado de ayudar a otros sin esperar
nada a cambio. La otra clase tiene base en motivos egoístas, como el deseo de ayudar a
alguien para quedar bien frente a otros o para evitar sentimientos de culpa por no ayudar.
Según Batson, la ayuda con motivos altruistas es el resultado de que la persona que brinda la
ayuda se siente identificada con la dificultad por la que pasa la víctima. Algunos psicólogos
sociales creen que la ayuda por altruismo puro no existe ya que plantean que todas las formas
de ayuda benefician en cierta manera a la persona que la brinda.
Según Bibb Latané y John Darley explican que la intervención del espectador
como un proceso de decisión que se descompone en cinco decisiones. Primero, la persona
debe decidir si existe una necesidad de ayuda. Segundo, si la situación es urgente. Tercero, si
asume la responsabilidad personal de brindar la ayuda. Cuarto, qué clase de ayuda brindará.
Quinto, cómo pondrá en práctica este curso de acción.
Se han identificado algunos factores que influyen en la disposición de las personas
para ayudar. Una es la ambigüedad situacional. Es menos probable que una persona brinde
ayuda en una situación ambigua que en una situación de evidente urgencia. Además es menos
probable que ayude en un entorno desconocido que en uno conocido. El costo percibido se
refiere a que es más probable que alguien ayude si el costo que percibe es pequeño. La
difusión de responsabilidad hace referencia a que cuando hay varias personas se difunde el
sentimiento de responsabilidad individual. Las personas creen que alguien más actuará,
entonces nadie actúa. La similitud hace referencia al hecho de que una persona está más
dispuesta a ayudar a otras si las perciben como parecidas a aquellas con las que comparten
orígenes y creencias. Las personas se encuentran más dispuestas a ayudar a parientes que a
personas que no son parte de su familia. La empatía influye en la ayuda altruista. Si la
persona siente empatía por la que necesita ayuda, entonces lo más probable es que la ayude.
Los rasgos faciales también tiene peso, pues es más probable que las personas que tienen
cara de niño que las que poseen rasgos faciales más maduros. Otro factor que influye es el
estado de ánimo y el género. Las personas tienden a ayudar más cuando se encuentran de
buen humor. Además es más probable que los extraños ayuden a mujeres que a hombres. Es
más probable que las personas ayuden a personas que son víctimas inocentes que a personas
que piensan que han provocado sus problemas. Este es el factor de atribuciones de la causa
de necesidad. Las normas sociales dictan las conductas que se esperan de las personas en
situaciones sociales.
El prejuicio es una actitud preconcebida, generalmente, negativa y que se adopta sin
pensar con sentido crítico ni evaluar los hechos. La mayoría de los prejuicios reflejan sesgos
negativos contra otros grupos o categorías por su raza, etnia, clase social, género, edad,
posición social, ocupación o discapacidad. Aun así, algunas veces los prejuicios pueden ser
sesgos positivos, por ejemplo cuando asumimos que alguien de nuestro propio grupo es
buena. El prejuicio incluye elementos cognitivos, emocionales y conductuales. El elemento
cognitivo consiste en una serie de creencias o estereotipos sesgados que una persona aplica a
otros grupos. En cuanto, al elemento emocional se compone de los sentimientos de rechazo
que una persona siente contra los miembros de un grupo que le desagrada. El elemento
conductual se refiere a la tendencia que tiene una persona a discriminar a esas personas. La
discriminación es el trato injusto o sesgado que se aplica a las personas por pertenecer a un
grupo. Lo que la gente dice acerca de sus actitudes raciales no siempre es congruente con la
forma en que se responde a los indicios raciales.
Se ha observado que los prejuicios y la discriminación se incrementan en tiempos de
inquietud social y de mayor competencia entre los grupos. Esto explica por qué los actos de
odio racial aumentan durante una desaceleración de la economía.
Los prejuicios son como una ramificación de los estereotipos negativos de otros
grupos. Los niños comienzan a aprender actitudes negativas hacia otros grupos cuando son
imitan las actitudes que vieron en sus padres, profesores y compañeros. También pueden ser
adquiridos por experiencia directa, al experimentar un evento negativo que involucre a
alguien de otro grupo. Se puede generar la creencia estereotipadas de que todas las personas
de ese grupo son iguales. La universalidad de los prejuicios sugiere que manifestamos una
tendencia cognitiva básica a dividir el entorno social en dos categorías generales: personas
que pertenecen a los mismos grupos nosotros y aquellas que no son miembros de ellos. Los
psicólogos sociales se refieren a ellos como grupos propios y grupos ajenos.
Los prejuicios se presentan por un pensamiento sesgado que atribuye más
características negativas a los miembros de grupos ajenos y más rasgos positivos a los
integrantes de los propios grupos. Esto se conoce como: negativismo extragrupal y
favoritismo intragrupal.
La homogeneidad extragrupal es la tendencia a percibir que todos los miembros de
otros grupos son homogéneos mientras que los propios grupos son diferentes. Una
explicación es que al conocer más personas de los propios grupos que de los grupos ajenos
que se puede recordar más fácilmente las diferencias que hay entre las personas del propio
grupo.
Las experiencias de aprendizaje tienen un importante papel en el desarrollo de los
prejuicios. Un niño que tenga padres con pocos prejuicios tenderá a desarrollar menos
prejuicios. Además las personas poco prejuiciosas tienden a tener un estilo cognitivo
diferente. Se fijan más en las similitudes que en las diferencias entre las personas. También
poseen un marco cognitivo llamado orientación universalista. La presencia de la
personalidad autoritaria puede contribuir al desarrollo de prejuicios. Esta expresión
describe un conjunto de rasgos de personalidad que incluye la rigidez y preocupación
excesiva por la obediencia y el respeto a la autoridad.
En 1954, Gordon Allport formuló la hipótesis de contacto como un modelo para
reducir los prejuicios. Propuso que la manera de reducir los prejuicios y la tensión entre
grupos era reunirlos. De esta manera los grupos tienen un contacto estrecho. Se debe tomar
en cuenta que en algunas condiciones este contacto puede llegar a incrementar las actitudes
negativas ya que provoca que las diferencias sean más evidentes. Allport planteó que son
necesarias cuatro condiciones para que el contacto entre grupos tenga el efecto que se desea.
Es decir, atenuar los prejuicios y la tensión entre ellos. La primera es el apoyo social e
institucional. Se refiere a que se debe ver con claridad que las personas que ocupan puestos
de autoridad respalden el esfuerzo por acercar los grupos. El potencial para conocerse mejor
hace referencia a que debe existir la posibilidad de que los miembros de los diferentes grupos
se conozcan unos a otros. De esta manera es más probable que se encuentre un terreno en
común. La igualdad de estatus se refiere a que cuando existe la posibilidad de que los
miembros de diferentes grupos se reúnan en igualdad de condiciones las creencias
prejuiciosas se ven desmentidas. Por último, la cooperación entre los grupos plantea que si
los grupos trabajan para alcanzar una meta común, se va a disminuir el sesgo intergrupal.
Esto se debe a que acerca más a miembros de los diferentes grupos. La empatía es la
capacidad de adoptar la perspectiva de otros y comprender lo que sientes. Esta capacidad es
un camino para disminuir los prejuicios.
La exposición al racismo y a la discriminación tiene efectos dañinos para la salud
psicológica y física de los grupos estereotipados. Esto puede producir un fenómeno llamado
amenaza del estereotipo que es cuando una persona de un grupo estereotipado siente que
debe “estar en guardia”. Además los miembros de estos grupos pueden llegar a interiorizar
los estereotipos negativos, llevándolos a sentirse inferiores. Esta exposición también tiene
efectos negativos en la salud física. Puede causar elevación de la tensión arterial, problemas
cardiovasculares, entre otros.
Algunos teóricos plantean que la agresión tiene una base instintiva en los humanos y
en otras especies. Según Lorenz, la agresión es una respuesta de adaptación que incrementa
la posibilidad de sobrevivir. Los teóricos contemporáneos creen que la agresión humana es
muy compleja como para que pueda ser explicada por un simple instinto. Las teorías de
instinto no toman en cuenta la función del aprendizaje y la cultura en la configuración de la
conducta. La violencia puede ser poco común en algunas cultura mientras que dentro de otras
es bastante frecuente. La agresión humana no puede ser explicada por una sola causa.
La genética y otras influencias biológicas parecen tener una función en la agresión
humana. Un ejemplo es que las anormalidades de los circuitos del cerebro que regulan las
emociones negativas pueden contribuir a la conducta agresiva. Además la serotonina juega un
papel en el control de la conducta impulsiva, ya que frena los arranques impulsivos. La
testosterona es la hormona sexual masculina y se encuentra ligada a la conducta agresiva en
hombres y mujeres. A mayor niveles de testosterona mayor es la probabilidad de mostrar una
conducta agresiva y violenta. Los hombres poseen niveles más altos de esta hormona que las
mujeres y se ha visto que los hombres tienden a ser más agresivos que las mujeres.
Según Albert Bandura, un teórico cognitivo-conductual, subraya la importancia del
aprendizaje por observación en la conducta agresiva. Menciona que los niños aprenden a
imitar la conducta agresiva que ven en casa, en la escuela y en los medios. El reforzamiento
también influye en el aprendizaje de la conducta agresiva. Si a un niño se lo felicita o premia
por mostrar este tipo de conducta, es más probable que repitan dicha conducta.
Es bien sabido que ciertas emociones negativas como la frustración y la ira pueden
desencadenar la agresión. La frustración es un estado emocional negativo que se produce
cuando los esfuerzos para alcanzar una meta se ven truncados o bloqueados. La ira es una
emoción negativa que puede producir que algunos individuos respondan de manera agresiva.
Es más probable que una persona con pensamiento iracundos reaccione de forma agresiva
que una persona con pensamiento tranquilos.
Los psicólogos ambientales han observado que la conducta agresiva aumenta cuando
se incrementa la temperatura. Según una explicación de la teoría social-cognitiva las
temperaturas muy cálidas pueden despertar la agresión porque provocan pensamientos y
sentimientos de ira y hostilidad. Esto incrementa la disposición a responder de forma agresiva
a las provocaciones sociales.