Sistemas de Transporte en El Almacén

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 12

Sistemas de transporte en el

almacén (carros, vigas...)


En las operativas de almacén se pueden complementar las tareas de los
equipos de manutención más empleados (las transpaletas, los apiladores
eléctricos, las carretillas retráctiles o las máquinas recogepedidos entre
otros) con otros sistemas de transporte. A continuación se describen
brevemente:

 Carros manuales: usados generalmente para el transporte de cajas o


como complementos a las preparadoras de pedidos.

Imagen cedida por Duro Imagen cedida por Toyota Imagen cedida por Rapid Rackin

 Transportadores aéreos de cadenas:  en estos transportes se habilitan


unas cadenas que están en continuo movimiento, describiendo un circuito
determinado. Suspendidas de ellas, se colocan distintos soportes que
permiten sostener diferentes productos (cajas, prendas colgadas,
componentes, etc.). Aquí se observan dos ejemplos:

 
Solución para cajas Solución para prendas colgadas
 

 Puentes grúa o polipastos: son sistemas de transporte y


elevación formados por una o dos vigas dotadas de un motor de traslación,
gracias al cual se desplazan longitudinalmente apoyadas en vigas
elevadas. Sobre estas se dispone un carro con un motor de traslación
transversal y otro de elevación, que acciona unos cables a los que se une
un gancho de seguridad. La mercancía ha de tener algún tipo de sistema de
enganche o bien se han de colocar eslingas que abracen el conjunto y que
permitan sujetarlo al gancho del puente grúa. Los movimientos se hacen
en el aire y no ha de haber obstáculos que impidan su desplazamiento.
Estas máquinas son idóneas para transportar cargas de gran envergadura,
así como perfiles, pero no pueden emplearse para la manutención en
estanterías, salvo que se instalen dispositivos apropiados para ello.

 
                        
       

Máquinas de recorrido fijo en


almacenes
Se denomina máquina de recorrido fijo a los dispositivos o máquinas
(normalmente, automáticas) que se utilizan en un almacén y que,
permanentemente, realizan un mismo recorrido sobre un circuito prefijado.
Dentro de esta categoría están incluidos los transportadores,
las electrovías, los vehículos de guiado automático (AGV y LGV) y, por
supuesto, los transelevadores.

No pueden incluirse en este grupo los demás vehículos utilizados


habitualmente en un almacén, como por ejemplo, las carretillas de cualquier
tipo. Las torres trilaterales guiadas o filoguiadas, pese a tener unos
recorridos más o menos prefijados en el interior del almacén, tampoco
pertenecen a esta clasificación, ya que pueden circular libremente por este
sin restricciones si así se desea. 
Almacén autoportante dedicado al sector farmacéutico
 

Las máquinas de recorrido fijo son las ideales para ser utilizadas dentro


de un almacén autoportante, pero es conveniente precisar de qué manera
podemos conseguir su máximo rendimiento.

Precisión del posicionamiento

Los distintos sistemas de esta familia disponen de elementos que


garantizan, en todo momento, su correcto posicionamiento en la
instalación o entre las estanterías. Así, por ejemplo, los transelevadores
disponen de telémetros láser, sistemas electrónicos de parada,
dispositivos de detección dinámica para posicionado fino, etc.

Estos aparatos actúan como ojos y oídos del sistema automático, de


manera que, en todo momento, las máquinas se posicionan a la perfección
y son capaces de manejar la carga sin golpearse ellas mismas ni a la
mercancía, contra las estanterías. También son capaces de, por ejemplo,
detectar si un hueco ya está ocupado o si hay algún obstáculo que impida
su desplazamiento. Estos sistemas de posicionamiento son indispensables
para construir con seguridad autoportantes de gran altura.

Apoyo de los elementos de recorrido fijo

Los apoyos de los aparatos de recorrido fijo están diseñados en función de


las características específicas de cada uno de ellos. Por ejemplo, los
transportadores de rodillos se apoyan sobre caballetes anclados al
pavimento. Los transelevadores lo hacen sobre dos raíles, uno que se ancla
al suelo y el otro, al arriostramiento superior de las estanterías.

A continuación procederemos a exponer cada uno de ellos para explicar sus


características propias.

Apoyo de los transportadores de rodillos

Los transportadores de rodillos se adaptan a las características del ciclo de


trabajo y al recorrido fijo que han de efectuar las mercancías que mueven.
Para ello, están formados principalmente por tramos rectos, que pueden
bifurcarse mediante diversos tipos de derivaciones estandarizadas.
Además, existe la posibilidad de comunicar unos y otros cuando están
colocados en distintos niveles de altura, mediante el uso de elevadores.
Estas máquinas se fabrican en tramos estándar con longitudes variables de
entre 1,5 y 3 m, por lo que, en función de las características del pavimento y
del peso del tramo y de la carga, se instala, como mínimo, un caballete de
soporte en cada uno de sus extremos. Estos soportes se atornillan al suelo
por medio de placas de apoyo graduables.

En ocasiones, los transportadores se colocan en puntos en los que se


concentran cargas procedentes de diversos orígenes del propio almacén,
por lo que se precisa de un anclaje más o menos especial, en función del
peso total de la agrupación de elementos de transporte, así como de las
cargas.

Apoyo de los transelevadores

Por su parte, los transelevadores necesitan de otros apoyos dada su altura.


Se utilizan dos raíles, uno anclado al pavimento y otro, al arriostramiento
superior de los pasillos de las estanterías.

 El raíl inferior ha de tener una resistencia muy elevada, teniendo en cuenta que,


en una máquina de este tipo, las cargas que se transmiten a cada rueda pueden
superar las 18 t. Las guías inferiores que se utilizan tienen unos 150 mm de altura
y están provistas de zapatas soldadas de 250 x 150 mm que se instalan a lo largo
del raíl cada 450 mm. Estas zapatas se anclan al suelo por medio de cuatro
tornillos, dos fijos y otros dos niveladores; estos últimos están dotados de una
tuerca y una contratuerca y tienen un recorrido por debajo del nivel del suelo de
unos 150 mm aproximadamente.

 Por otra parte, en los transelevadores de gran alcance –que son los que
habitualmente se utilizan en los almacenes autoportantes–, la fijación del raíl
superior se realiza en los arriostramientos más altos de las estanterías, ya que
en el edificio no existe ninguna otra estructura por encima de esas (incluso la
cubierta va unida a las estanterías).
Detalle de un testero o bastidor inferior de un transelevador y de un carril de rodadura

Testero superior de un transelevador y carril superior

 
En un autoportante, las estanterías configuran la estructura del propio edificio

 
 

Holguras para los aparatos de recorrido fijo

En los almacenes autoportantes los márgenes de trabajo son muy reducidos


y prácticamente se trabaja con márgenes de pocos milímetros. Por eso es
muy importante poder precisar cuáles son las holguras mínimas a las que el
diseñador tiene que ajustarse.

A efectos de diseño, los puntos críticos a los que hay que prestar la máxima
atención en cuanto a las holguras son los pasillos de trabajo, los niveles de
carga y el posicionamiento longitudinal de las cargas.
Holguras en los pasillos de trabajo

El ancho que debe tener un pasillo de trabajo, en un almacén autoportante,


se determina en función del espacio de circulación que necesita el
transelevador que se moverá por él y del ancho de las cargas que deberá
transportar.

Dado que estas máquinas van guiadas tanto por su extremo superior, como
por el inferior, las posibilidades de desviarse de su camino son
prácticamente nulas. Tan sólo existe un riesgo calculado de pandeo,
producido por la gran altura de estos aparatos. Por lo general, este pandeo
ha sido previamente calculado por el fabricante, que habrá puesto los
medios necesarios para evitarlo.

Posicionamiento de las cargas en las estanterías

La mayor contingencia que puede producirse en el interior de un almacén se


suele deber a los posibles desplomes de las cargas. En este sentido, se
puede dar el caso de que alguna de las mercancías sobresalga de la
estantería y ocupe más espacio del que se había previsto.

La correcta definición de las características de las unidades que se


almacenarán en la instalación, antes de su diseño, y un escrupuloso respeto
de las normas de seguridad y de uso de las máquinas, una vez en
funcionamiento, son las recetas para evitar este tipo de problemas.
Determinar las holguras relativas al posicionamiento de las cargas es una
cuestión de vital importancia en este punto.

Las holguras son las distancias que hay que considerar entre las
unidades de carga y los elementos de la estantería y se especifican en
relación a la medida total de dichas unidades, incluyendo cualquier saliente
que puedan presentar.

En función del peso de las mercancías y de la altura del almacén


proyectado se puede optar entre colocar dos o tres unidades en sentido
longitudinal dentro de cada alveolo.
Detalle de holguras en un módulo.

Detalle de holguras en fondo


 
 
En los esquemas que acompañan a estas líneas se representan las
holguras, tanto en el módulo como en el fondo, para el caso de dos paletas
por módulo. Las claves de las medidas representadas por letras (X1, X2...)
se definen en otras tablas a continuación.

Las holguras mínimas que se tienen que respetar se definen en la norma


EN 15620 y se aplican en función de la clase de estantería que se esté
proyectando (clase 100, 200, transelevadores, o clase 300, carretilla torre, o
clase 400, carretillas retráctiles y contrapesadas).

También podría gustarte