Resistencia Sistémica Inducida en Plantas

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II.

Marco teórico

2.1. Resistencia sistémica inducida en plantas

2.1.4. La vía de respuesta a las heridas

Se ha estudiado la vía de respuesta a las heridas en el contexto de la resistencia inducida a


insectos predadores en jitomate, tabaco y Arabidopsis. El análisis de la resisten- cia
sistémica adquirida a los insectos herbívoros mostró que es causada por inhibidores de
proteinasa sintetizados por la planta, que bloquean la función digestiva de los insec- tos.
Las señales responsables de la dispersión de estos inhibidores fueron investigadas cuando
se analizó la expre- sión de RSA. En la planta la sustancia responsable, que se transloca
apicalmente, fue llamada factor inductor inhibi- dor de proteinasa (PIIF por sus siglas en
inglés; Roberts, 1992; Ryan, 1992). PIIF es transportado por el floema.

Además, se identificaron las señales intracelulares y sustan- cias reguladoras involucradas


en la activación de un gen llamado pin que codifica el inhibidor de proteinasa. Entre las
señales de activación o sustancias reguladoras se encon- traron al etileno; ácido jasmonico
y el metil ester de ácido jasmonico que es volátil y es liberado de la membrana plasmática
por enzimas lipasas; ácido abcisico; y sistemina que es un polipéptido de 18 aminoácidos
(Farmer y Ryan, 1990). Todas estas sustancias pueden ser mensajeros secundarios dentro
de una cadena de transducción de señales que efectúan la activación de las reacciones de
defensa, o están involucradas en la transducción de señales de manera desconocida.

2.1.5. Las barreras estructurales

En muchas plantas se ha observado de manera contundente que las paredes celulares se


lignifican después de la infección por hongos, bacterias, virus y nematodos. Esta
lignificación de las paredes celulares es uno de los mecanismos importantes de resistencia
(Carver et al.,1994; Mauch-Mani y Slusarenko,1996; Mörschbacher et al., 1990). La lignina
se forma por polimerización y deshidrogenación de precursores producidos en la vía
metabólica de fenilpropanoides (Vance et al., 1980). El primer paso en esta vía es la
desaminación de fenilalanina a ácido cinámico catalizado por la enzima fenilalanina
amonio liasa (PAL). PAL suministra los precursores de lignina y para varios productos
secundarios derivados de fenilpropanoides involucrados en la resistencia. Son ejemplos las
fitoalexinas furanocoumarina y isoflavonoides en perejil y leguminosas, respectivamente,
así como el ácido salicílico.

Aunque se sabe poco de su papel en RSA, la lignificación puede contribuir a la resistencia


de diferentes maneras. La incorporación de lignina en la pared celular la fortalece
mecánicamente y la hace más resistente a la degradación por enzimas secretadas por un
invasor. Fortificar la pared celular puede aumentar la resistencia de varias maneras. Para los
biotrofos extracelulares como Pseudomo- nas syringae sellar la pared puede impedir el
lixiviado de contenidos del citoplasma, reduciendo la disponibilidad de nutrientes para los
patógenos. Para los necrotrofos como Botrytis cinerea que hidroliza la pared celular durante
el crecimiento de la hifa, se retrasa la difusión de toxinas y enzimas en las células sensibles.
Un tipo de fortificación de la pared celular que ocurre rápidamente en respuesta a la
invasión de hongos es la formación de papilas que son heterogéneas en composición y se
considera que bloquean físicamente la penetración del hongo. Las papilas de hojas de trigo
inoculadas con Botrytis cinerea son altamente resistentes a la degradación in vitro por
varias especies de hongos. En mono y dicotiledóneas es bien conocida la formación de
aposiciones (papilas) en el sitio de intento de penetración como un medio para restringir la
penetración de hongos en las células de la epidermis.

Después de la infección, la enzima peroxidasa también puede fortalecer la pared celular


realizando uniones cruzadas de glicoproteínas ricas en hidroxiprolina (Bradley et al., 1992).
Toda esta alteración en la estructura de la pared celular después de la infección puede
contribuir a la resistencia, ya sea deteniendo el ingreso del patógeno directamente o
disminuyendo el proceso de penetración, permitiendo que la planta active después los
mecanismos de defensa. Se ha propuesto que la polimerización de los precursores de
lignina por radicales libres en el espacio intracelular también pueden permitir la
lignificación de estructuras del patógeno. Hammerschmidt y Kuc, (1982) demostraron que
el micelio de Colletotrichum lagenarium y Cladosporium cucumerinum se lignifica in vitro
en presencia de alcohol coniferilo, H2O2 y una preparación cruda de peroxidasa de plantas
inmunizadas.

2.1.6. Condicionamiento
Cuando las plantas son pretratadas con patógenos necrosantes o inductores sintéticos de
RSA, las hojas protegidas sistémicamente reaccionan rápida y más eficientemente a los
retos de la infección con un patógeno virulento. Este fenómeno es conocido como
“condiciona- miento o sensibilización”.

Skipp y Deverall (1973) indujeron resistencia en hipocotilos de frijol, para ello inocularon
Colletotrichum lindemuthianum. Estos reaccionaron rápidamente a una segunda infección
del mismo patógeno. El tejido que rodeaba la RH inicial, no solo fue más resistente contra
el hongo, sino que también mostraron necrosis después de ser sometidos a un choque por
calor. Un cambio en la sensibilidad de las células inducidas permitió una reacción al calor
del medio ambiente, así como una reacción más rápida a la infección del patógeno.

El tiempo de respuesta de defensa también cambió después de un tratamiento inductor en


sistemas planta- patógeno pepino-Colletotrichum lagenarium y tomate- Phytophthora
infestans. En ambos casos, además de ser resistentes, las plantas inducidas reaccionaron
más rápido al hongo invasor ( Kovats et al., 1991 y 1991b; Silvermann et al., 1995).
Usando precursores de lignina marcados con 14C-fenilpropanoides infiltrada en hojas de
plantas inducidas-

C. Lagenarium. Dean y Kuc (1987) demostraron que el tejido protegido incorpora 14C en
lignina a tasas mayores y más extensas que los tejidos no protegidos. Esto está de acuerdo a
las observaciones de la lignificación alrededor de los sitios de intento de penetración del
tubo germinal del hongo (Hammerschmidt y Kuc, 1982).

2.1.7. La señal del ácido salicílico

Los patógenos incompatibles ya sea hongos, virus o bacterias, provocan la acumulación de


ácido salicílico (AS) y de ácido benzoico (AB) y sus respectivos glucósidos conjugados,
formándose altas concentraciones en la vecindad del sitio de infección. Niveles elevados de
AS también pueden inhibir la expresión de genes que son inducidos por heridas bloqueando
la biosíntesis de ácido jasmonico (Farmer et al., 1994).

El ácido salicílico se sintetiza por la vía del metabolismo fenilpropanoide desde ácido
cinamico y ácido benzoico. Se acumula intracelularmente en un receptor específico o se
une a la enzima catalasa. Normalmente la catalasa protege a la planta contra el estrés
oxidativo ejercido por las especies reactivas de oxígeno. Sin embargo, esta actividad de la
catalasa es bloqueada por la unión del ácido salicílico. Asi ue alterando la cantidad de ácido
salicílico dentro de la celda, se puede regular el nivel de las especies reactivas de oxígeno
como el peróxido de hidrógeno. Si solamente una pequeña cantidad de ácido salicílico está
presente en la célula, y poco unido a la catalasa, su actividad permanece alta, manteniendo
el nivel de especies reactivas de oxígeno bajo. Cuando los niveles de ácido salicílico son
altos y la actividad de la catalasa baja, los niveles de las especies reactivas de oxígeno
permanecen altas liberando la síntesis de proteínas-PR. La síntesis de proteínas-PR también
puede inducirse artificialmente inyectando H O en las hojas de las plantas.

2.1.8. H2O2 como molécula señal

Independientemente de la fuente de las especies reactivas de oxígeno, actualmente es


evidente que el H2O2 actúa como una señal para inducir un rango de respuestas

fisiológicas, bioquímicas y moleculares dentro de células y plantas. Dado que el H O se


produce en respuesta a una variedad de estímulos, es probable que el H O sea un mediador
del diálogo entre diferentes vías metabólicas, y es una molécula señal que contribuye al
fenómeno de tolerancia cruzada, en la cual las plantas expuestas a un estrés ofrecen
protección hacia otro factor (Bowler y Fluhr, 2000). Por ejemplo, la exposición previa a
dosis subletales de ozono o luz UV confieren tolerancia a la infección por patógenos
virulentos, y la exposición al estrés por calor induce la tolerancia a un ataque posterior de
patógenos (Vallelian- Bindschedler et al., 1998).

El papel bien establecido para el H O es como una molécula señal durante la respuesta
hipersensitiva. Después del reconocimiento de un patógeno, la generación del H2O2
produce los enlaces cruzados de las proteínas y la unión de

compuestos fenólicos en la pared celular y quizá tiene efecto microbicida (Wu et al., 1995).
En soya, el H2O2 induce la expresión de genes de enzimas relacionadas con la defensa

como la glutation-S-transferasa (GST) y glutation peroxidasa (GPx) (Levine et al., 1994).


También se ha demostrado en Arabidopsis que se induce la expresión de GST y PAL. GST
comprende una familia de enzimas involucradas en procesos de detoxificación celular
después del estrés, incluyendo el estrés oxidativo (Marrs, 1996), la glutation peroxidasa
destruye al H O en el ciclo glutation ascorbato.

2.2. Resistencia sistemática inducida en plantas

2.2.1. Parte especial estrategias de protección antiviral en plantas

Los virus que infectan a las plantas son, generalmente, de tipo ADN o ARN de cadena
simple. Estos fitopatógenos son transmitidos a las plantas a través de semillas, polen o
vectores. El ciclo viral se inicia al penetrar el virus en la célula hospedera. Este comienza
con el desensamblaje, la replicación del ARN, la traducción de proteínas, el ensamble, la
liberación, el movimiento de célula a célula y a larga distancia. La multiplicación y
translocación de los virus en las plantas son necesarios para el desarrollo de los síntomas.

A nivel mundial, para disminuir los daños ocasionados por la diseminación de los virus
fitopatógenos, se emplearon cultivares resistentes que son desarrollados en los programas
de mejoramiento genético. Para llevar a cabo estos programas existen tres fuentes de
obtención de genes para proteger las plantas contra los virus: Genes de resistencia natural,
Resistencia derivada del patógeno, y Resistencia conferida por otras fuentes, como son
protección cruzada, resistencia derivada de anticuerpos, silenciamiento postranscripcional
de genes (sPtG), resistencia mediada por proteínas y péptidos.

Con respecto a los genes de resistencia natural, diversos estudios demostraron que la
mayoría de los genes de resistencia viral caracterizados en plantas fueron de la clase
dominio de unión a nucleótido de repeticiones ricas en leucina (NBS-LRR), que
proporciona resistencia dominante monogénica.

Con relación a la resistencia conferida por otras fuentes, el mecanismo de protección


cruzada se informó por primera vez a comienzos de los años 20 en el siglo pasado, en el
cual la planta que ha sido inoculada con una cepa viral no tan severa puede protegerse,
posteriormente, de una cepa viral más agresiva.

Posteriormente, se desarrollaron mayores avances en el entendimiento de los mecanismos


moleculares asociados a la resistencia genética a virus fitopatógenos. A finales de la década
de los 90, mediante el mecanismo de silenciamiento génico mediado por ARN, se
generaron diversas plantas resistentes a virus.
Existe un extenso número de investigaciones que señalaron que las plantas perfeccionan y
aumentan su capacidad defensiva contra patógenos después de un estímulo apropiado, y
este mecanismo de resistencia es regulado por una red de las vías de señalización de las
hormonas AS, AJ y ET que inducen la expresión de distintos conjuntos de genes.

Bajo este contexto, se demuestra que microorganismos como las rizobacterias del
género Bacillus pueden inducir resistencia sistémica en plantas, mediante la expresión de
genes que participan en la cascada de señalización de AS, AJ y ET contra diversos
patógenos, con especial enfoque hacia enfermedades ocasionadas por virus.

2.2.2. ¿Cómo funciona la rsi durante la defensa de las plantas?

Para sobrevivir a enfermedades ocasionadas por diversos patógenos, las plantas desarrollan
mecanismos de resistencia inducida basados en el reconocimiento del patógeno y una
inmediata respuesta de señalización para activar las defensas.

En el reconocimiento, la interacción entre un patógeno particular y una especie de planta es


específica e invariable. Se inicia la activación de las defensas de las plantas con el
reconocimiento en los patógenos de las moléculas efectoras generales o específicas.
Inmediatamente después de este reconocimiento comienza la respuesta de la planta con el
incremento en la expresión de los genes de defensa llevándose a cabo: a) el fortalecimiento
físico de las paredes celulares por la producción de ligninas y la formación de callo, b) se
intensifica la producción de fitoalexinas, y c) se induce la producción de proteínas
antimicrobianas como las quitinasas, β-1,3-glucanasas o peroxidasas, y las proteínas
relacionadas con la patogénesis (PR). El aumento en la expresión de los genes relacionados
con la defensa está regulado por moléculas de señalización como el ET, el AS y el AJ.

Las interacciones entre las vías de señalización están mediadas por dos formas de
resistencia sistémica, la Resistencia Sistémica Adquirida (RSA, mediada por AS) y la
Resistencia Sistémica Inducida (RSI, mediada por AJ y ET). Las investigaciones sobre
estos mecanismos de resistencia sugieren que las vías de señalización de los jasmonatos y
el etileno suelen trabajar juntos de manera cooperativa, siendo generalmente antagónicos a
la vía de señalización de AS.
No obstante, existe una creciente evidencia sobre que las vías de señalización mediadas por
AS, AJ y ET no funcionan de manera independiente. Sin embargo, algunas características
en las que se pueden diferenciar RSA y RSI son que, en el caso de RSA, esta es inducida
por un amplio número de elicitores bióticos o abióticos, induce PR y utiliza vías de
señalización que pueden involucrar al AS. Por otra parte, RSI es potencializada por la
interacción planta-PGPR, no involucra la síntesis de proteínas PR y la señalización la
realiza a través de AJ y ET.

2.2.3. Vías de señalización y genes involucrados en la rsi

La RSI mediada por rizobacterias puede activar mecanismos de defensa inducidos en la


planta similares a la respuesta en interacciones incompatibles con microorganismos
patógenos. Las vías de señalización del AJ y el ET actúan inmediatamente después del
reconocimiento inicial entre las bacterias benéficas y la planta huésped.

Tras la percepción del patógeno, se activan rápidamente una serie de respuestas que
incluyen la expresión de genes asociados a defensa. Una de estas respuestas de defensa
promueve la RSI a través de la síntesis y posterior activación de las rutas del AJ y ET; sin
embargo, la interacción entre las vías de señalización puede ser antagónica o de
cooperación, lo cual resulta en la enfermedad o resistencia en la planta hacia el patógeno. Si
la interacción es positiva se activa una cascada de señalización que involucra a diversos
genes y factores de transcripción.

2.2.4. Vía de señalización mediada por el ácido salicílico

El AS es una molécula que posee un anillo aromático que lleva un grupo hidroxilo, o su
derivado funcional, pertenece a un conjunto de compuestos fenólicos y se produce por un
extenso número de organismos procariotas y eucariotas, incluyendo a las plantas. Las
investigaciones sobre esta molécula sugieren que el AS es una molécula de señalización en
la respuesta inmune de la planta, actuando durante el desarrollo de la RSA en plantas
dicotiledóneas.

El AS en plantas se sintetiza a partir del metabolito primario corismato, que es convertida


en isocorismato por acción de la enzima isocorismatosintasa. El isocorismato a su vez, es
convertido en AS por acción de la enzima Isocorismato PiruvatoLiasa. Al recibir la
señalización, el AS inicia la cascada de señalización de la resistencia sistémica a través de
la activación de NPR1, mismo que en estado inactivo está presente en un complejo
oligómero citosólico a través de enlaces disulfuro intermoleculares. Al iniciar la vía de
señalización mediada por el AS, este activa a la tiorredoxina TRX-H5, conduciendo a la
reducción en NPR1; por lo tanto, la conversión a monómeros activos que se translocan
desde el citosol al núcleo, activan la expresión del resto de genes de defensa.

2.2.5. Vía de señalización del etileno

La señalización de defensa regulada por ET incluye receptores de dicha molécula, que son
capaces de activar una cascada de quinasas proteínas quinasas activadas por mitógenos
(MAPK), cuya señal es transmitida al gen insensitivo a etileno-2 (EIN2) y que permite la
acumulación del factor de transcripción del gen insensitivo a etileno-3 (EIN3) y promueve
al factor de transcripción de respuesta a etileno (ERF1), el mismo que regula la expresión
génica  en respuesta a patógenos y a la represión de genes de respuesta a herida.

El factor de transcripción ERF está posicionado en el penúltimo paso en la cascada de


señalización de etileno, directamente regulada por la expresión del gen PR, en virtud de la
unión de ADN con el codón CCG (GCCGCC) situado en los promotores de genes PR, tales
como PRB-1b (PR1), β-1, 3-glucanasa (PR2), quitinasa (PR3), y osmotina (PR5). El
gen ERF1 se induce, sinérgicamente, por las vías de señalización del AJ y ET, y la
inducción por cualquiera de estas hormonas es dependiente de una vía de transducción de
señal para ambas hormonas, lo que indica que en ERF1 puede haber un punto de
integración para AJ y ET para la regulación de los genes de defensa en respuesta a los
patógenos.

Utilizando el modelo Arabidopsis, se observó que la función del etileno fue fundamental


frente a la infección ocasionada por el Cauliflower mosaic virus (CaMV). De igual
manera, un estudio en mostaza demostró que el etileno, en interacción con la ruta de la
oxidasa alternativa mitocondrial (AOX), induce resistencia sistémica al Turnip mosaic
virus (TuMV), posiblemente al limitar la infección sistémica del virus y su acumulación en
la planta.

2.2.6. Vía de señalización del ácido jasmónico


La síntesis de jasmonatos ocurre, principalmente, en las hojas, donde los ácidos grasos son
liberados de la membrana plasmática de los plastidios por acción de enzimas fosfolipasas y
desaturasas. La señalización por jasmonatos, es esencial para la expresión de genes de
defensa en plantas contra las plagas. Se observó que el gen de la proteína insensible a la
coronatina (COI1) es el componente regulador central de la vía de señalización del ácido
jasmónico y se requiere para las respuestas de defensa de las plantas. La unión de Jasmonil-
Isoleucina (JA-Ile) al receptor COI1, en el núcleo celular, promueve la unión de los
represores de jasmonatos Dominio-ZIM (JAZ) y su ubiquitinación, resultando así en la
liberación del factor de transcripción MYC2 y la transcripción de genes de respuesta a
jasmonatos.

En la primera década del siglo XXI, se realizaron investigaciones para conocer la expresión
del gen COI1 en plantas infectadas con virus fitopatógenos. Particularmente, se observó la
expresión de este gen en la interacción tabaco-TMV, al igual que la expresión del gen N en
plantaciones de tabaco, que confiere resistencia al TMV; se observó que la supresión del
gen COI1 afecta la función del gen N y COI1 es un componente en la respuesta de la
resistencia a TMV. Recientemente, en plantas de tabaco infectadas con TMV e inoculadas
con Bacillus spp. se observó la activación de los genes de NtPR1,
NtNPR1 y NtCOI1, generando una RSI modulada por Bacillus spp. 

2.2.7. Interacción entre las vías de señalización de aj/et y as

En la última década, diversos estudios demostraron que las interacciones entre la ruta del
ácido salicílico y la ruta del jasmonato y etileno pueden tener una cooperación antagónica o
una cooperación positiva mutua. A pesar de ello, la cooperación antagónica no es la más
común, pero existen algunos informes de dicha actividad. Por lo tanto, se ha sugerido que la
planta activa la red de señalización en dependencia de la naturaleza del patógeno y de su
modo de patogenicidad. Al respecto, estudios señalan al gen NPR1 como regulador central
en la ruta de señalización, tanto de RSA como de RSI.

El gen NPR1 codifica para una proteína que se transporta al núcleo en la célula durante la


respuesta RSA, donde actúa como modulador de la expresión de los genes PR. Allí, los
cambios redox, que son inducidos como resultado de la acumulación del AS, conectan la
señal del AS con NPR1. Este gen interactúa con un grupo de miembros de la familia de tipo
cierre de leucina de región básica (bZIP), tipo factores de transcripción (TGAs), que a su
vez se unen, específicamente, a los sitios promotores de genes de respuesta al AS
como PR-1 

El rol del gen NPR1 podría ser diferente en la RSA que en la RSI. Sin embargo, estas
diferentes funciones de NPR1 no son mutuamente excluyentes, ya que la simultánea
activación de la RSA y la RSI puede aumentar la capacidad de defensa de la planta,
comparado con su activación de forma independiente. En la ruta de AS, el NPR1 se conecta
a una proteína del núcleo, mientras que en la ruta mediada por AJ/ET la proteína es
conectada al citosol. Sin embargo, los mecanismos moleculares mediante los cuales
el NPR1 realiza esta función en la ruta AJ/ET aún no son muy claros.

III. Conclusión

 La resistencia sistémica adquirida tiene un aspecto práctico muy interesante. En


agricultura se puede inducir la resistencia sistémica infectando el cultivar para ser
protegido, empleando como el primer patógeno una raza avirulenta o virulenta, pero
en cualquier caso la respuesta a la infección debe producir una necrosis grande. De
manera alternativa, se pueden rociar las plantas ya sea con filtrados de cultivos de
bacterias gram-positivas o gram-negativas o aún mejor, con uno de los químicos
identificados como señales, como el ácido salicílico. Dado que estas sustancias son
descompuestas biológicamente y que el espectro de patógenos que pueden ser
repelidos es muy amplio, su aplicación en la liberación de la respuesta sistémica
tiene un buen potencial en la protección de las plantas. La investigación intensa de
la respuesta sistémica adquirida, en particular su genética molecular, pronto
mostrará que la respuesta sistémica puede ser aplicada exitosamente, quizá
combinada con otras medidas de protección.
 En la resistencia sistemática inducida se han realizado investigaciones sobre los
mecanismos de defensa inducidos por microorganismos contra fitopatógenos han
ido en aumento, pues estos microrganismos inducidos son promotores del
crecimiento de las plantas, y pueden usarse en en el control biológico de
enfermedades. 

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