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Critica de Weber A Marx

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ASPECTOS EPISTEMOLOGICOS Y METODOLOGICOS

DEL DEBATE W E B E R / M A R X

Maria Celia Duek*

RESUMEN. Muchos pensadores han senalado que la obra de Max


Weber supone una permanente confrontaci6n con el marxismo
clisico. Retomando esta idea, el presente trabajo tiene como pro-
p6sito revisar y problematizar la discusi6n especificamente epis-
temol6gica y metodologica que Weber establece con el ma-
terialismo hist6rico en su ensayo La "objetividad" cognoscitiva
de la ciencia social y la politica social. La tendencia "monista" en
la explicaci6n causal, por una parte, y el desconocimiento de la
indole "ficticia", "tipico-ideal" o "instrumental" de sus leyes y con-
ceptos, por otra, son los dos pilares sobre los que construye su
critica Weber.

PALABRAS CLAVE: Marx, Weber, causalidad, leyes, tipo-ideal.

Diversos especialistas en teoria sociologica han sostenido que la obra


de Max Weber no se puede leer sin tener presente su referencia obligada
a Marx. Desde este punto de vista, se considera que Weber estableci6
un constante debate con el fantasma de Marx y que lo esencial de su
trabajo se configuro en su poldmica con Marx. Haciendo propia dicha
tesis, en este trabajo analizamos algunos de los aspectos epistemol6gicos
y metodol6gicos de esta discusion; concretamente, aquellos que
desarrolla Weber en su articulo de 1904, ha "objetividad" cognosciti-
va de la ciencia social y la politica social, en el cual la disputa con el
materialismo historico tiene una presencia privilegiada.

' Licenciada en sociologia. Magister en ciencias politicas y sociologfa de FLACSO (Fa-


cultad Latinoamericana de Ciencias Sociales). Doctoranda en ciencias sociales de la
UNCuyo. Correo electrbnico: [email protected]

Volumen 4, numero 7, diciembre, 2007, pp. 125-153 Andamios


MARIA CELIA DUEK

Si los trabajos de lo que podemos llamar "la primera etapa de la


produccion" de Weber (1889-1898) se ocupan de problemas de historia
economica y juridica y de cuestiones concretas de la realidad alemana
enfocadas desde el punto de vista de la economia politica e incluso de
la politica economica y social, el segundo periodo de su trayectoria in-
telectual, que se inicia en 1903, cuando el autor se recupera de su en-
fermedad nerviosa,^ esta signado fundamentalmente por dos nuevas
preocupaciones teoricas: los problemas epistemol6gico-metodol6gicos
de la ciencia social, por un lado, y la relacion entre etica religiosa y ac-
tividad economica, por otro. El primer ensayo de la nueva fase es
"Roscher y Knies y los problemas logicos de la escuela historica de
economia" (Weber, 1992).
A decir verdad, una primera reflexion sobre problemas logicos de
la ciencia ya se encuentra en la leccion inaugural de Friburgo, de 1895,
E! Estado nacional y la politica econdmica, cuando Weber critica la
idea de que la economia politica puede obtener desde si misma criterios
valorativos para guiar la politica practica (Weber, 2003). Sin embargo,
dicha reflexion no constituye ni con mucho el tema central de esta
leccion inaugural.
En 1903 Weber acepto codirigir, junto con Edgar Jaffe y Werner
Sombart, la revista de ciencias sociales conocida como el Archiv (Ar-
chivo para la Ciencia Social y la Politica Social), retomando a traves de
esta tarea el contacto con el mundo cientifico y academico. En ocasi6n
de ello, el sociologo nacido en Erfurt public6 en 1904 el famoso ensayo
metodologico La "ohjetividad" cognoscitiva de la ciencia social y de la
politica social, en cuyas paginas procura delimitar su metodo respecto
del empleado por Marx. Como se trataba de una revista cientifica, en-
contro ocasi6n aqui de plantear problemas referidos a las tareas de la
ciencia social en tanto ciencia empirica, a la especificidad del cono-

' El periodo que va de 1898 a 1902 constituyo una etapa improductiva en la vida de Max
Weber, ya que despues de la muerte de su padre en 1897, con el cual 6\ habia mantenido
poco antes una fuerte disputa, cay6 preso de una enfermedad nerviosa. El colapso, ja-
lonado por varias internaciones, le impidi6 trabajar y hablar en publico por varios afios.
Hacia 1902, aproximadamente, Weber retomo paulatinamente y con recaidas sus ac-
tividades academicas, con excepcion de la labor docente, iniciandose lo que su esposa
Marianne (1995) denomina "la nueva fase de su productividad".

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cimiento cientifico y de sus argumentaciones, al metodo, al papel de la


teoria y de la conceptualizacion te6rica, al modo de construccion de
conceptos, a la validez "objetiva" de sus resultados u "objetividad" cien-
tifica y al tipo de hechos de los cuales la ciencia social se ocupa.
Para entender este y el resto de los articulos reunidos en la edici6n
castellana Ensayos sobre metodologia socioldgica, debe tenerse en
cuenta el contexto de las formulaciones metodologicas de Weber. Nos
referimos con ello a las discusiones que a partir de mediados del siglo
XIX se dieron en Alemania en tomo a determinar la tarea de las ciencias
histdrico-sociales y la validez de sus procedimientos, en momentos en
que entraba en crisis el programa de la escuela historica, que construia
el edificio de las ciencias historico-sociales sobre un fundamento
historiografico.
Como explica Pietro Rossi, la cuestion central del debate que atra-
vesaba la obra de los investigadores alemanes de la epoca, y con el que
Weber se encontraria, es la relaci6n entre las disciplinas sociales y la
investigaci6n hist6rica.

La escuela historica, mientras construia un edificio cien-


tifico con fundamento historico, no habia abierto la posi-
bilidad de una investigacion sociologica autonoma; antes
bien, habia procurado resolver toda ciencia social en la
obra de sistematizacidn de un material historicamente
individualizado, obra subordinada al fin de la comprensidn
histdrica. En cambio, el camino de la sociologia habia sido
emprendido por el positivismo frances e inglds, frente al
cual la cultura alemana se veia constrefiida ahora a tomar
posici6n. Al rechazo del mdtodo de investigaci6n socio-
logica empleado por Comte o Spencer —y por los estudio-
sos que seguian sus huellas— debia sumarse, en con-
secuencia, o bien un rechazo de la sociologia en cuanto
tal, 0 bien un esfuerzo positivo por definir sobre otra base
el modo de consideraci6n que la sociologia puede adoptar,
asi como sus relaciones con la historiografia y las otras
ciencias sociales. La primera solucion habria sido la mas
coherente con los presupuestos de la escuela historica; la

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segunda, en cambio, fue la elegida por la cultura alemana,


con una critica de las consecuencias filosoficas de la socio-
logia positivista, critica a la que se sumaba, sin embargo,
el empefio por asignar a la investigacion sociologica otra
tarea y por construir para ella otro aparato conceptual.
(Rossi, 1990: 11)

Ademas, considera Rossi, habia un problema mas general que ocupaba


a los intelectuales alemanes que se liberaban progresivamente de la
herencia de la escuela historica, y era el de diferenciar el procedimiento
de las ciencias historico sociales respecto del de las ciencias de la
naturaleza.
Es cierto —creemos— que es en este contexto de discusion que
deben ubicarse los ensayos metodologicos de Weber, cuyas pro-
posiciones se vinculan a los aportes de Dilthey, Rickert y Windelband.
Pero tambien pensamos que La "objetividad" cognoscitiva es susceptible
de otra lectura. Ademas de situarla en el debate entre positivismo e
historicismo, esta obra debe ser leida a la luz de la polemica entre los
marxistas y sus criticos, que se desarroUaba alrededor del cambio de
siglo. Como ya anunciamos, constituye tambien un esfuerzo de Weber
por delimitar su metodo respecto del de Marx. Veamos en qu6 medida
esta afirmacion es valida.
Este articulo presenta para nosotros un interes particular, pues en el
Weber manifiesta, de manera mas frontal que nunca, su "rechazo" al
materialismo historico, rechazo que, por otra parte, no alude a cues-
tiones secundarias o accidentales, sino al corazon mismo de esta teo-
ria. En opinion de Derek Sayer, es en este incisivo trabajo donde Weber
dijo todo lo que tenia que decir respecto del "materialismo", tal como
el lo conocia. En cuatro paginas de su ensayo sobre la objetividad en
las ciencias sociales —agrega— Weber "hunde su bisturi en un siglo
entero de distorsiones ptolomaicas, desde Engels hasta Althusser, con
la misma facilidad con que se corta manteca con un cuchillo" (Sayer,
1994: 130).

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Aunque son muchas las diferencias establecidas en este ensayo con


el rnodo de proceder del pensamiento marxista, practicamente todas
remiten a un problema esencial: el del sesgo "materialista" de sus ex-
plicaciones. Al explicitar el enfoque del Archiv y su opcion por observar
los hechos de la vida cultural desde el punto de vista economico, Weber
escribe:

Liberados como estamos de la fe anticuada en que todos


los fenomenos culturales pueden ser deducidos, como
producto o funci6n, de constelaciones de intereses "ma-
teriales", creemos, sin embargo, que el andlisis de los Je-
ndmenos sociales de los procesos de la cultura desde el
especial punto de vista de su condicionamiento y alcance
econdmicos ha constituido, y constituira para el futuro
previsible, un principio cientifico sumamente fecundo, en
caso de que se lo aplique con circunspecci6n e indepen-
dencia a cualquier estrechez dogmatica. La denominada
"concepcion materialista de la historia", como cosmovisidn
0 como denominador comun para la explicacion causal
de la realidad historica, ha de rechazarse de la manera mas
decidida; no obstante, uno de los fines mas esenciales de
nuestra revista es la interpretacidn economica de la historia.
(Weber, 1990: 57-58)

En otras palabras, la consideraci6n de la realidad social desde el punto


de \'ista de su condicionamiento por factores econdmicos es valida y
puede ser util, para Weber, en tanto se tenga conciencia del caracter li-
mitado, unilateral y parcial de esta explicacion. Desde su optica, cons-
cientemente o no, toda investigaci6n se realiza desde puntos de vista
especiales y unilaterales, desde los cuales los fen6menos son seleccio-
nados, analizados y organizados como objeto des estudio. La uni-
lateralidad es, en este sentido, inevitable o irremediable: nunca podemos
describir la realidad de manera exhaustiva. Pero lo que si debemos ha-
cer -r—y es justamente desde la perspectiva weberiana lo que no hacen
los partidarios del materialismo hist6rico— es reconocer el caracter
fragmentario o parcial de nuestras explicaciones, sin pretender dar una

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explicacion universalmente valida, una "cosmovision" o un mdtodo


general o absoluto:

La llamada "concepcion materialista de la historia" en su


viejo sentido, genialmente primitivo, del Manijiesto co-
munista, por ejemplo, s6lo sigue prevaleciendo hoy en
las cabezas de legos y diletantes. Entre estos aun se en-
cuentra difundido por cierto el curioso fen6meno de que
no quedan satisfechos en su necesidad de hallar una ex-
plicacion causal de cierto hecho historico hasta que, de
algun modo o en alguna parte, no se muestran causas
economicas coactuantes (o que parezcan serlo). Pero
cuando este es el caso, en cambio, se conforman con las
hipotesis mas socorridas y los lugares comunes mas ge-
nerales, ya que entonces han satisfecho su necesidad
dogmatica de creer que las "fuerzas impulsoras" economicas
son las "autenticas", las unicas "verdaderas", las "decisivas
en ultima instancia". Este fenomeno en modo alguno es
unico. Casi todas las ciencias, desde la filologia hasta la
biologia, han pretendido en su momento producir, no
solamente un saber especializado, sino tambien "cosmo-
visiones". Y bajo la impresi6n del profundo significado
cultural de las transformaciones econ6micas modemas y,
en especial, de la importancia dominante de la "cuesti6n
obrera", espontaneamente se desliza por esta via la inevitable
tendencia monista de cualquier tipo de pensamiento carente
de conciencia critica. (Weber, 1990: 58)

La consideracion materialista resulta, para Weber, vieja, anticuada, ob-


soleta. Establecer, como lo hace la tradicion marxista clasica, el pos-
tulado de la determinaddn en ultima instancia por lo econdmico o por
las relaciones de produccion es una generalizaci6n que no corresponde.
La causalidad solo cobra sentido para el en el nivel de lo concreto, nunca
a manera de formulaciones generales: esto es lo que quiere indicar cuan-
do dice que solo es posible la imputacion de procesos culturales concre-
tos de la realidad historica a causas concretas, hist6ricamente dadas.

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Autores de diversa extracci6n han sefialado con frecuencia que las


criticas de Weber al marxismo se dirigen, mas que a Marx, hacia un
materialismo vulgar, mecanicista, economicista. Es decir, hacia una
interpretacion burda de las tesis de Marx efectuada por marxistas pos-
teriores. En 1932, el profesor aleman Karl Lowith subray6 que la critica
de Weber apunta al marxismo en su forma "vulgarizada" y "desfigurada",
cristalizada en la tesis de la base y superestructura. Weber combati6 es-
ta teoria como un "materialismo hist6rico dogm^ticamente econo-
micista" (Lowith, 1993: 89), dice, aunque concede que en cierta medida
el propio Marx, y mas aun Engels, dieron apoyo a esta concepcion
vulgar. Precisando un poco mas el asunto, en otro capitulo del trabajo,
Lowith sostiene que la "concepcidn materialista de la historia" criticada
por Weber no debe buscarse en el mismo Marx, y especialmente no
debe buscarse en el joven Marx, sino que es mas un producto del
marxismo economicista vulgar derivado de Engels y del Marx posterior.
Desde nuestro punto de vista, la idea de que los cargos de Weber no
recaen sobre Marx, sino sobre los vulgarizadores de sus pensamientos
es en general bastante discutible, y en todo caso no es aplicable en
particular a la embestida efectuada por Weber en La "objetividad" cog-
noscitiva. En este ensayo, que como ya sugerimos, no ocupa un lugar
menor en el conjunto de su critica, Weber apunta directamente a los
clasicos del materialismo historico: a Marx y Engels.
Dos elementos nos permiten fundamentar lo anterior. El primero,
que no deja lugar a dudas, su menci6n explicita del Manijiesto co-
munista. Weber propone rechazar "de la manera mas decidida" la lla-
mada "concepcion materialista de la historia" tal como se presenta en la
ohra de Marxy Engels, el Manijiesto. El segundo elemento en que nos
apoyamos es la aparici6n, en la redacci6n de Weber, de la categoria de
"ultima instancia". Justamente, la idea de que la determinacion por lo
economico es determinacion s6lo en ultima instancia es lo que dife-
rencia la perspectiva compleja de Marx y Engels de las concepciones
materialistas mecanicistas o deterministas. Esto queda claro en las cartas
de Engels a Joseph Bloch y a Conrad Schmidt.^

^ Dicho sea de paso, estas cartas, en las que se empieza a mostrar la diferencia del pen-
samiento de Marx y Engels con el de algunos nuevos "marxistas", muy probablemente

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En la carta a Bloch del 21 de setiembre de 1890, Engels escribe:

Segtin la concepcion materialista de la historia, el elemento


determinante de la historia es en ultima instancia la pro-
duccion y la reproduccion en la vida real. Ni Marx ni yo
hemos afirmado nunca mas que esto; por consiguiente, si
alguien lo tergiversa transformandolo en la afirmacion de
que el elemento econ6mico es el unico determinante, lo
transforma en una frase sin sentido, abstracta y absurda.
La situacion economica es la base, pero las diversas partes
de la superestructura —las formas politicas de la lucha de
clases y sus consecuencias, las constituciones establecidas
por la clase victoriosa despues de ganar la batalla, etcetera,
las formas juridicas, y en consecuencia inclusive los reflejos
de todas esas luchas reales en los cerebros de los com-
batientes: teorias politicas, juridicas, ideas religiosas y su
desarrollo ulterior hasta convertirse en un sistema de dog-
mas— tambidn ejercen su influencia sobre el curso de las
luchas hist6ricas y en muchos casos preponderan en la
determinaci6n de sujorma. Hay una interaccion de todos
estos elementos, en el seno de la interminable multitud de
accidentes (es decir, de cosas y hechos cuyo vinculo in-
temo es tan lejano o tan imposible de demostrar que los
consideramos como inexistentes y que podemos des-
preciarlos), el movimiento economico termina por hacerse
valer como necesario. Si no fuera asi, la aplicacion de la
teoria a cualquier periodo de la historia que se elija seria
mas facil que la solucion de una simple ecuacion de primer
grado. (Engels, 1957: 309)

La categoria de ultima instancia, entonces, remite directamente a los


clasicos del marxismo, y no al marxismo vulgar, del cual precisamente

no fueron conocidas por Weber al redactar La "objetividad", ya que, si bien datan de


1890, se publican reciSn en 1913 en el marco de la Correspondencia.

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esa expresidn sirve para descolocarse. Por lo tanto, al cuestionar a


quienes creen que las fuerzas econ6micas son las "decisivas en ultima
instancia", Weber no esta apuntando a los discipulos marxistas que
simplifican o vulgarizan la teoria de sus maestros (o al menos no so-
lamente a ellos), sino tambien a los propios maestros.
Para ser mas precisos: respecto del problema de la interpretacion
econdmica de la historia o de la determinacion o condicionamiento eco-
nomico, Weber no hace una distincion entre las posiciones de los
clasicos y la de algunos de sus seguidores, sino que coloca a todos los ex-
ponentes bajo el termino "concepci6n materialista de la historia" e
impugna de este modo a todos por igual. Como admite el historiador
aleman Wolfgang Mommsen,^ en este momento Weber no ve con clar-
idad las diferencias entre Marx y sus seguidores ortodoxos, sino que
interpreta sus teorias de manera bastante indiferenciada (Mommsen,
1981).
Por otra parte, la critica a las interpretaciones simplistas de la tesis
basica del materialismo historico esta formulada ya por el mismo
Engels:

Marx y yo tenemos en parte la culpa de que los jovenes


escritores le atribuyan a veces al aspecto economico mayor
importancia que la debida. Tuvimos que subrayar este prin-
cipio fundamental frente a nuestros adversarios, quienes
lo negaban, y no siempre tuvimos tiempo, lugar ni opor-
tunidad de hacer justicia a los demas elementos parti-
cipantes en la interaccion. Pero cuando se trata de presentar
un trozo de la historia, esto es, de una aplicacidn practica,
la cosa es diferente y no hay error posible. Sin embargo,
desgraciadamente sucede demasiado a menudo que la gente
cree haber comprendido cabalmente una teoria y cree poder

^ Wolfgang Mommsen (.1930-2004) es uno de los mas importantes estudiosos de Weber.


En 1959, publicb un minucioso estudio sobre Weber (Max Webery lapolitica alemana),
basado en una profunda investigaci6n de material inedito, que tuvo gran impacto sobre
los intdrpretes del clasico.

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aplicarla sin mas desde el momento en que ha asimilado


sus principios fundamentales, y aun estos no siempre co-
rrectamente. Y no puedo librar de este reproche a muchos
de los mas recientes 'marxistas', porque tambien de este
lado han salido las basuras mas asombrosas. (Engels,
1957: 310)

Es decir que, en tanto ataiie a una version vulgar de las tesis materialistas,
la critica de Weber no esta sino repitiendo lo que el propio Engels ad-
virtio acerca de los "nuevos marxistas" y sus tentativas de vulgarizar la
concepcion materialista de la historia mediante la consideracion de la eco-
nomia como el unico factor activo del desarrollo historico. Y en tanto
su critica se dirige inclusive a la determinacion pensada como "en ultima
instancia", alcanza las ideas fundamentales de Marx y Engels.
Lo que esta en juego en el debate es si es admisible o no la cons-
truccion de tesis sobre las relaciones entre los aspectos materiales e
ideales de la vida social, sobre los indices de eficacia o de determinacion
respectivos de lo economico, lo politico y las ideas. Y es claro que para
Weber no lo es. Si en la teoria marxista los postulados sobre la deter-
minacion en ultima instancia por la base economica son frecuentes y,
mas aiin, constituyen su punto de partida teorico, para Weber en cambio
nada puede decirse en terminos generales. Ninguna generalizacion a
este respecto es legitima. Solo cabe imputar procesos concretos a causas
concretas.
Pero Weber sigue explayandose en su critica a lo que llama la in-
terpretacion economica de la historia, y al uso contemporaneo de la
misma. En referencia a ella dice:

Si despuds de un periodo de iUmitada sobreestimacion


hoy casi existe el peligro de que se la subestime en cuanto
a su capacidad de logros cientificos, ello es resultado del
acriticismo sin precedentes con que la interpretacion eco-
ndmica de la realidad fue apUcada como metodo "uni-
versal", en el sentido de una deduccion de todos los fe-
nomenos culturales —esto es, de todo lo que en ellos es

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esencial para nosotros— en cuanto en ultima instancia


econdmicamente condicionados. La forma l6gica en que
hoy se presenta no es del todo unitaria. Cuando aparecen
dificultades para una explicaci6n economica pura, se
dispone de diversos medios para mantener su validez ge-
neral como factor causal decisivo. A veces, todo aquello
que en la realidad historica no es deducible de motivos
econdmicos es considerado por esa misma razdn como
un "accidente" que carece de signijicado cientifico. O bien
se extiende el concepto de lo "economico" hasta lo in-
cognoscible, de modo que cualquier interes humano que
de alguna manera este vinculado a medios extemos queda
inserto en su ambito. Si se comprueba que en dos situa-
ciones historicas, iguales respecto de lo economico, se
obtuvieron empero respuestas distintas en virtud de di-
ferencias de los determinantes politicos, religiosos, cli-
maticos u otros innumerables de caracter no economico,
entonces, para mantener la supremacia de lo economico,
se reducen todos esos momentos a la categoria de "con-
diciones" hist6ricamente accidentales, tras de las cuales los
motivos economicos actuan como causas. Es obvio, sin
embargo, que todos esos aspectos que, de acuerdo con la
interpretacidn economica de la historia, serian "acciden-
tales", siguen sus propias leyes en el mismo sentido que
los aspectos economicos, y que, para un modo de consi-
deracion que atienda a la significacidn especifica de aque-
llos, las "condiciones" econdmicas son, a la inversa, "hist6-
ricamente accidentales" en cada caso y en el mismo sentido.
Por ultimo, un intento muy socorrido para salvar la su-
premacia de lo economico a pesar de todo, consiste en
interpretar la correspondencia y sucesi6n constantes de
los elementos singulares de la vida cultural como de-
pendencia causal 0 funcional de unos respecto de los otros,
0, mas bien, de todos respecto de uno, a saber: el eco-
ndmico. AUi donde cierta instituci6n, no econdmica, ha
desempefiado tambien determinada "funcion" al servicio

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de intereses economicos de clases; alii donde, por ejemplo,


ciertas instituciones religiosas admitieron ser utilizadas, y
en efecto lo fueron, como "policia negra", toda la insti-
tucion es imaginada como si se la hubiese creado para esa
funcidn o —de manera por entero metafisica— como in-
formada por una 'tendencia de desarrollo' que parte de lo
economico. (Weber, 1990: 59-60)

Para Weber, este tipo de analisis de la historia esta, por decir poco, en-
vejecido. La explicacion que se reduce a las causas economicas —pien-
sa— no es en absoluto exhaustiva; ni siquiera es mas exhaustiva que
una explicacion centrada en causas ideales, en contenidos de conciencia.
Todos los puntos de vista (unilaterales) son, en principio, igualmente
validos. Dicho en otras palabras, no es que determinados factores sean
de hecho mas significativos que otros en cuanto a su eficacia histdrica:
somos nosotros, o mejor, es el investigador, el que les presta mas o
menos atencidn, el que les confiere mas o menos importancia causal.
Es esta preocupacidn de Weber por la sobreestimacidn de lo econd-
mico lo que lo lleva en este mismo texto a clasificar los fendmenos eco-
ndmico-sociales en "econdmicos" en sentido estricto, "econdmicamente
pertinentes" y "econdmicamente condicionados". Es cierto que la vida
cotidiana, la historia politica, las realizaciones artisticas, pueden estar
"econdmicamente condicionadas". Pero tambien se da la relacidn in-
versa: todos estos fendmenos culturales son "econdmicamente perti-
nentes" en tanto que operan sobre el curso del desarrollo econdmico.
En conclusidn, para el autor, el punto de vista econdmico, como cual-
quier otra perspectiva especifica, es insuficiente. Ofrece un cuadro parcial,
una contrihuddn preliminar para el conocimiento pleno de la historia.
Frente a las lecturas de aquellos comentaristas que intentan re-
conciliar las ideas de Weber con las de Marx, creemos conveniente ad-
vertir aqui que, si bien es cierto que el propio Marx y muchos marxistas
estarian de acuerdo con eso illtimo, puesto que de hecho reconocieron
la importancia de los otros factores,"* hay una diferencia sustancial a
'* Sobre la consideracion del papel que lo politico y juridico tienen sobre el movitniento
economico, vease la carta de Engels a Schmidt del 27 de octubre de 1890 (Engels, 1957;
310-314).

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nuestro entender: y es que este reconocimiento no implica en ellos re-


nunciar a la primacia, en ultima instancia, de lo econdmico, o con mas
rigurosidad, de las relaciones de produccidn econdmicas. Mientras que
Weber, por su parte, jamas aceptd ni aceptaria ese postulado funda-
mental. Es mas, lo combate incesantemente, pues, como dice Ephraim
Eischoff, tenia una conviccidn inamovible de que quien atribuia algun
tipo de primacia causal "caia en una simplificacidn extrema" (Eischoff,
2005: 49).
Podemos concluir que, en la cuestidn tedrica analizada hasta ahora
de la relacidn entre los aspectos econdmico, politico e ideoldgico de la
vida social, la confrontacidn con el pensamiento de Marx es relativamen-
te directa y por momentos muy explicita. Sin embargo, el permanente
dialogo que Weber establece con Marx en este articulo tiene lugar tam-
bieri a propdsito de otras cuestiones metodoldgicas o epistemoldgi-
cas, donde la referencia al marxismo es menos evidente o no se hace
abiertamente.
Dos problemas epistemoldgicos intimamente vinculados son ana-
lizados en este articulo por el padre de la sociologia comprensiva: el
del lugar que ocupan las "leyes" en las ciencias de la cultura, y el del
tipo de conceptos con los que estas disciplinas trabajan (tipo-ideal).
El primer problema es minuciosamente tratado por Weber, pero
podemos sintetizar su posicidn. Las "leyes", las regularidades, el cono-
cimiento de lo general, nunca son vaUdos por si mismos en el ambito
de las ciencias culturales. En ellas, la meta ultima es explicar los procesos
hisCdricos en su individualidad, en su especificidad, y las "leyes" sdlo
pueden ser un medio, una herramienta para esta tarea, nunca un fin. Es
absurdo pensar —dice Weber en oposicidn a una representacidn
difundida y basada en el modelo de las ciencias naturales— que el
objetivo de estas ciencias pueda ser la formacidn de un sistema cerrado
de conceptos, en el cual la realidad quedaria abarcada en una articula-
cidn definitiva y de la que podria ser deducida nuevamente. En eco-
nomia politica —cree— ese punto de vista naturalista que el refuta "no
ha sido todavia superado en ciertos puntos decisivos".
Al hacer esta evaluacidn, Weber se refiere a la teoria econdmica
abstracta, al metodo.tedrico "abstracto", al punto de vista "naturalista",
y aunque no individualiza autores, estimamos, teniendo en cuenta la

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argumentacidn del texto en su conjunto, que su critica alcanza, entre


otros tedricos, a Marx, en vistas del interes de este liltimo por investigar
las "leyes", las tendencias generales que rigen el funcionamiento del
modo de produccidn capitalista y que se imponen ineludiblemente.
Contrastemos para abonar nuestra hipdtesis las palabras de ambos
clasicos:

Como el principio de causalidad, premisa de toda labor


cientifica, parecia requerir la resolucidn de todo el acaecer
en "leyes" de validez universal, y como, por ultimo, era
evidente el abrumador exito de las ciencias naturales, que
habian tomado esta idea en serio, parecia inimaginable
otro sentido de la labor cientifica que no consistiese en el
descubrimiento de leyes del acaecer. En los fendmenos,
sdlo lo "conforme a leyes" podia ser cientificamente esen-
cial, y los procesos "individuales" sdlo entraban en con-
sideracidn como "tipos", es decir, en este caso, como repre-
sentantes ilustrativos de las leyes; interesarse por ellos en
cuanto tales parecia no "cientifico". (Weber, 1990: 75)

Al leer estas observaciones de Weber se nos vienen inmediatamente a


la mente ciertas palabras de Marx, quien reconoce que concibe el de-
sarrollo de la formacidn econdmica de la sociedad como un proceso
histdrico natural. Cuando anuncia el propdsito de su obra magna, EI
capital, aclara que se trata de una investigacidn tedrica, interesada por
conocer las leyes del regimen capitalista, para lo cual toma una for-
macidn social concreta, Inglaterra, como principal ejemplo. Estas afir-
maciones se encuentran en el prdlogo a la primera edicidn de su obra:

El fisico observa los procesos naturales alii donde estos


se presentan en la forma mas nitida y menos velados por
influencias perturbadoras, o procura realizar, en lo posible,
sus experimentos en condiciones que garanticen el
desarrollo del proceso investigado en toda su pureza. En
la presente obra nos proponemos investigar el regimen
capitalista de produccidn y las relaciones de produccidn y

138 Andamios
ASPECTOS HPISTEMOLOGICOS Y METODOLOGICOS DEL DEBATE WEBER / MARX

drculaddn que a el corresponden. El hogar clasico de este


regimen es, hasta ahora, Inglaterra. Por eso tomamos a
este pais como principal ejemplo de nuestras inves-
tigaciones tedricas. Pero el lector aleman no debe alzarse
farisaicamente de hombros ante la situacidn de los obreros
industriales y agricolas ingleses, ni tranquilizarse opti-
mistamente, pensando que en Alemania las cosas no estan
tan mal, ni mucho menos. Por si acaso, bueno sera que le
advirtamos: De te fahula narratur!
Lo que de por si nos interesa, aqui, no es precisamente
el grado mas o menos alto de desarrollo de las contra-
dicciones sociales que brotan de las leyes naturales de la
produccidn capitalista. Nos interesan mas bien estas leyes
de por si, estas tendencias, que actuan y se imponen con
fdrrea necesidad. Los paises industrialmente mas desa-
rrollados no hacen mas que poner delante de los paises
menos progresivos el espejo de su propio porvenir. (Marx,
1982: XIV)

Marx escribe El capital empefiado en ''descuhrir la ley econdmica que


preside el movimiento de la sociedad moderna". Es un trabajo tedrico;
consiste en el desarrollo de una teoria. Como el fisico, se interesa en
esta obra por las leyes mismas, por las tendencias, y no por la situacidn
particular de tal o cual pais. Su investigacidn se sitiia en un nivel de
analisis de un alto grado de abstraccidn: el del modo de produccidn
(capitalista).
Weber, por su parte, cuestiona este modo de proceder de la labor
cientifica consistente en el descubrimiento de leyes del acaecer. A la luz
de los parrafos transcritos, sus reflexiones bien pueden leerse como
una respuesta, en parte y en el marco de una discusidn que seguramente
abarca a numerosos economistas, al enfoque de Marx.
Dicho modo de funcionamiento —piensa Weber— tiende a de-
mostrar la teoria ilustrdndola mediante material extraido de la realidad
empirico-histdrica. El peligro que ello conlleva es que el saber histdrico
aparezca como el servidor de la teoria y no a la inversa; en definitiva,
que se confundan o inviertan los papeles de teoria e historia.

Andamios
MARIA CELL\ DUEK

Pero esto ya roza con el otro problema metodoldgico que ocupa a


Weber en La "ohjetividad", y que tambien esta atravesado, desde nuestro
punto de vista, por su dialogo con Marx: el de la estructura de los
conceptos que utiliza la ciencia social. Distinguimos estos dos problemas
con fines analiticos, para facilitar la exposicidn, pero en realidad no se
trata sino de dos aspectos de un mismo problema: el de la significacidn
de la teoria y sus conceptos para el conocimiento de la realidad social.
En las ultimas veinte paginas de su articulo, el flamante codirector
del Archiv expone su teoria del "tipo ideal", expresidn esta que, segiin
confiesa Marianne Weber (1995), ya habia utilizado Georg Jellinek
con el mismo sentido unos afios antes. Segiin Weber, los conceptos
generales elaborados por las ciencias sociales y utilizados por la historia,
son tipos-ideales, esto es, construcciones mentales o cuadros de pen-
samiento en que ciertos elementos de la realidad son realzados concep-
tualmente segiin puntos de vista unilaterales. Son tipos puros, inha-
llables empiricamente en la realidad. No constituyen una exposicidn
de la realidad, una copia fotografica y sin supuestos, pero proporcionan
medios de expresidn univocos para representarla. En el analisis histdri-
co se debe comprobar, en cada caso singular, "en que medida la realidad
se acerca o se aleja de ese cuadro ideal". Son ideales sdlo en un sentido
ldgico, no en un sentido etico, como "deber ser", ejemplo o modelo.
iQue tiene que ver esto con Marx? ^Por que detenemos en este tema? Por-
que para Weber, los conceptos de Marx son, lo sepa o no, tipos ideales.
La teoria de Marx constituye, segiin su expresidn, "el caso mas im-
portante de construcciones tipico ideales".
Despues de advertir sobre la tentacidn de violentar la realidad para
justificar la validez real de la construccidn conceptual (identificacidn
de teoria e historia), seriala:

Deliberadamente hemos evitado demostrar esto con re-


lacidn al caso mas importante de construcciones tipico
ideales: el de Marx. Lo hemos hecho para no complicar la
exposicidn introduciendonos en las interpretaciones de
Marx, y para no anticipar las discusiones que regularmente
se llevaran a cabo en nuestra revista respecto de la literatura
que se desarrolla acerca del gran pensador y en relacidn

140 Andamios
ASPECTOS EPISTEMOLOGICOS Y METODOLOGICOS DEL DEBATE WEBER / MARX

con el, hacidndola objeto de analisis critico. Limitemonos


a establecer aqui que, naturalmente, todas las "leyes" espe-
cificamente marxistas, asi como las construcciones de
, procesos de desarrollo —en la medida en que no sean
tedricamente erroneas— poseen caracter tipico-ideal. La
significacion heuristica eminente, y hasta linica, de estos
tipos ideales cuando se los emplea para la comparacidn
de la realidad respecto de ellos, y su peligrosidad en cuanto
se los representa como "juerzas operantes", "tendencias",
etcetera, que valen empiricamente o que son reales (es-
to es, en verdad, metaflsicas), he aqui cosas que conoce
quien haya laborado con los conceptos marxistas. (Weber,
1990: 92)

Pensemos un poco las implicancias de esto. Los conceptos marxistas


de "clase social", "lucha de clases", "modo de produccion capitalista",
por ejemplo, o la "ley" del Manijiesto, segun la cual "la historia de to-
das las sociedades que han existido hasta nuestros dias es la historia
de la lucha de clases" (Marx y Engels, 1998: 96), o "la gran ley que rige
la marcha de historia, la ley segun la cual todas las luchas histdricas, ya
se desarrollen en el terreno politico, religioso, filosofico, ya en otro
terreno ideologico cualquiera, no son, en realidad, mas que la expre-
sion mas o menos clara de luchas entre clases sociales" (Engels, 1999:
6) 0 inclusive las leyes economicas de "El capital", no se dan realmente,
no son verdaderas o correctas, sino que son construcciones del inves-
tigador, "Utopias",/icdones, conceptos limites puramente ideales, res-
pecto de los cuales la realidad tiene que ser medida y comparada. Dada
su calidad tipico ideal, podemos deducir que para Weber esos con-
ceptos e ideas "se apartan de la realidad"; en su pureza conceptual "no
encuentran representante en la realidad, o lo encuentran s6lo par-
cialmente". Esto sucede no solo con los conceptos marxistas, sino con
los de cualquier teoria social, pero el inconveniente es —se desprende
del texto— que los marxistas frecuentemente ignoran este caracter,
pretendiendo que sus formulaciones tengan validez empirica.

Andamios
MARIA CELLA D U E K

Nada mas peligroso, sin embargo, que la conjusidn de


teoria e historia, originada en prejuicios naturalistas, ya
porque se crea haber fijado en aquellos cuadros con-
ceptuales teoricos el contenido "autentico y verdadero", la
"esencia" de la realidad historica, o bien porque se los
emplee como un lecho de Procusto en el cual deba ser in-
troducida por fuerza la historia, o porque, en fin, las "ideas"
sean hipostasiadas como una realidad "verdadera" que
permanece detras del fluir de los fen6menos, como "fuer-
zas" reales que se manifiestan en la historia. (Weber, 1990:
83-84)

No se puede despreciar la importancia de esta cuestion referida a la


naturaleza de los conceptos cientificos y a la relacion entre concepto y
realidad en los clasicos de la sociologia. Si bien tanto desde las posi-
ciones teoricas marxistas como desde las weberianas se reconoce que
existe una distancia entre el concepto y lo real, o entre el objeto de co-
nocimiento y el objeto real (o en los terminos de Marx, entre el concreto
real y el concreto de pensamiento); esto es, que nunca llega a haber
una identidad o identificacion absoluta entre ambos ordenes, las po-
siciones de las dos corrientes teoricas sobre esta relacion tienen dife-
rencias que no son tan sutiles como podria parecer a primera vista.
Para el marxismo, el conocimiento, el concepto, pretende de alguna
manera "reflejar" o representar lo real, "reproducirlo como un concreto
espiritual" si nos atenemos a las palabras de Marx de la Introducddn
general a la critica de la economia politica de 1857, en su apartado
sobre el metodo.' Para Weber, en cambio, el concepto tiene un caracter
mas relativo e instrumental: es solo una herramienta, un medio, eficaz
o no. Como explica Julien Ereund:

' "Las determinaciones abstractas conducen a la reproducci6n de lo concreto por el


camino del pensamiento. [...] El metodo que consiste en elevarse de lo abstracto a lo
concreto es para el pensamiento solo la manera de apropiarse lo concreto, de reproducirlo
como un concreto espiritual. Pero esto no es de ningun modo el proceso de formacibn de
lo concreto mismo" (Marx, 1984: 51).

Andamios
ASPECTOS EPISTEMOLOGICOS Y METODOLOGICOS DEL DEBATE WEBER / MARX

No son mas que instrumentos, medios destinados a dar


univocidad significativa al objeto de la investigacion. Diga-
moslo con mayor precision, constituyen procedimientos
experimentales que el sabio crea voluntaria y arbitra-
riamente, segun las necesidades de la investigacidn y que
abandona de la misma manera si no rinden el servicio re-
querido. Su valor viene unicamente determinado por su
eficacia y fecundidad en la investigacion. Si 6stas son nulas,
el soci6logo forma otros ideal-tipos mas apropiados. Por
si mismos no son ni verdaderos ni falsos, sino utiles o
inutiles, como todo instrumento tdcnico. (Freund, 1986:
61-62)

En la construccidn del concepto tipico-ideal, ademas, interviene la suh-


jetividad (ideas de valor muy diversas que determinan qu6 aspectos o
rasgos seleccionamos y realzamos para construir el cuadro conceptual),
raz6n por la cual podemos tener varios tipos ideales distintos de una
misma cosa (Estado, capitalismo, artesanado, etcetera), todos igual-
mente validos o utiles. No hay descripci6n "sin supuestos" —afirma
Weber—: los conceptos-tipo son construcciones que nuestra/antast'a
juzg& adecuadas.* La validez de los tipos ideales es "muy relativa y
problematica cuando pretenden ser considerados como exposicidn
histdrica de lo que existe empiricamente" —dice Weber—. Esto tiene
implicancias precisas respecto de su parecer sobre el aporte tedrico de
Marx.
Con su teoria del tipo ideal —sostenemos, en virtud de todo lo
sefialado anteriormente—, Weber relativiza el valor de los conceptos
tedricos del pensador revolucionario. Las leyes o tendencias que esta-

* Este relativismo en la consideraci(3n weberiana se manifiesta tambidn en la limitacidn


histdrica de la validez de los conceptos. Podriamos hablar de una concepci6n relativista
del conocimiento, en Weber, en tanto acota la validez del mismo a sus condiciones his-
t6dcas particulares. La formaci6n de los conceptos —dice— depende del planteamiento
de los problemas, y este varia con el contenido de la cultura. Las sintesis conceptuales son
transitorias, puesto que cambian las ideas de valor rectoras. Los tipos-ideales son validos
en el momento en que fueron producidos, pero luego caducan. En este sentido, debemos
ser conscientes —advierte Weber— de los limites de la validez de los conceptos hist6ricos.

Andamios
MARIA CELL^ DUEK

blece Marx para el capitalismo son aqui invenciones tedricas, cons-


trucciones ideadas por el a partir de la acentuacidn unilateral de ciertos
rasgos de la realidad, "Utopias", que pueden ser (algunas) muy fructife-
ras cientificamente como medios de interpretacidn, pero que no deben
ser tomadas jamas como la descripcidn sin mas de procesos reales. Es
luego el analisis histdrico tendiente al conocimiento de fendmenos
culturales concretos el que debera decidir, en cada caso particular, sobre
el "exito" o no de estas construcciones.
Por eso Karl Ldudth considera que Weber se aparta de la "fe inge-
nua en la ciencia" exhibida por la mayoria marxistas. Partiendo de que
para Weber las categorias con que ordenamos la realidad son en cierto
sentido "subjetivas", afirma que la objecidn de Weber al marxismo no
es que descanse sobre ideales e ideas no demostrables sino que la sub-
jetividad de sus premisas fundamentales es presentada con la aparien-
cia de "objetividad", de validez universal. En este seritido —dice—
lo que le falta al marxismo, de acuerdo con Weber, es cierta apertura
frente a la naturaleza cuestionable de la objetividad cientifica (Ldwith,
1993: 54).
La divergencia epistemoldgica entre estas dos actitudes frente al co-
nocimiento cientifico se hace patente. No por casualidad ciertas escuelas
dentro del marxismo han defendido la tesis de que el marxismo no es
un historicismo, en el sentido de relativismo histdrico aplicado al cono-
cimiento. Concretamente, Althusser en Francia ha mantenido esta idea
a lo largo de toda su produccidn, desde Para leer El capital hasta sus
ultimos escritos de la decada del 80. Los conceptos tedricos que per-
miten el conocimiento de la historia —dice— no estan sometidos al
relativismo histdrico. En otras palabras, el conocimiento de la historia
no es histdrico, es decir, relativo al tiempo y a las circunstancias tem-
porales de su existencia. Entonces, el marxismo no es un historicis-
mo, pues esto "le impediria alcanzar un valor cientifico y por lo tanto
objetivo, o sea, tedricamente independiente de su tiempo" (Althusser,
1988: 95).
En el marco de estas reflexiones, Althusser situa a Weber, junto a Dil-
they, Rickert, Mannheim, Croce y Aron, como representantes de la
forma relativista-suhjetivista-empirista que tomd el historicismo desde
fines del siglo Xix, "para combatir la teoria marxista de la historia".

Andamios
ASPECTOS EPISTEMOLOGICOS Y METODOLOGICOS DEL DEBATE WEBER / MARX

Es desde estas posiciones relativistas-historicistas —explica


Althusser— como:

se ha podido considerar que una teoria de la historia


—tratese de una filosofia de la historia o de la teoria de
Marx— era la "expresidn" de su tiempo, pero exclusi-
vamente la expresidn de su tiempo. Esta es una manera de
someterlas y reducirlas a la contingencia de su propia "epo-
ca" histdrica y de impedirles toda pretensidn de explicar
una "dpoca" posterior. [...] Esta operacidn es muy clara: el
principio del historicismo sirve para desembarazarse de
Marx, es decir, de los principios cientificos del conoci-
miento de la historia. (Althusser, 1988: 94-95)

Perd volvamos a Weber y a sus ideas sobre los conceptos cientificos


esbozadas en La 'ohjetividad'. Lo que inquieta al autor, para decirlo de
algiin modo, es que los intelectuales marxistas no asuman ese caracter
"irreal" o "ficticio" de todo concepto tedrico, incluidos los suyos. Segu-
ramente se esta refiriendo a Marx o a los marxistas cuando cuestiona,
enfadado, a quien se rie de las "robinsonadas" de la economia politica,
queison, desde su punto de vista, formaciones "tipico ideales". Al aludir
al "concepto fundamental" de la economia politica, el de "valor eco-
ndmico", Weber escribe:

Que se entienda o se pueda entender por tal concepto


tedrico es algo que solo puede volverse claro, de manera
realmente univoca, a travds de una formacidn conceptual
precisa, esto es, tipico ideal; en todo caso en ello debiera
parar quien se burle de las "robinsonadas" de la teoria
abstracta mientras no disponga de algo mejor, esto es, mds
claro, para reemplazarlas. (Weber, 1990: 85)

De hecho, la Introducddn de 1857 de Marx, publicada por primera


vez en 1903 por Karl Kautsky, es decir, un afio antes de la redaccidn de
La "ohjetividad", se inicia con una critica a Adam Smith y David Ricardo
en tanto que parten, para analizar la produccidn, del modelo o de la

Andamios
MARIA CELIA DUEK

"ilusidn" de individuo aislado, del cazador y pescador solos, capaces


de satisfacer autdnomamente sus necesidades vitales:

Individuos que producen en sociedad, o sea la produccidn


de los individuos socialmente determinada: este es natu-
ralmente el punto de partida. El cazador o el pescador solos
y aislados, con los que comienzan Smith y Ricardo, per-
tenecen a las imaginaciones desprovistas de fantasia que
produjeron las robinsonadas del siglo xvill, las cuales no
expresan en modo alguno, como creen los historiadores
de la civilizacidn, una simple reaccidn contra un exceso de
refinamiento y un retomo a una malentendida vida na-
tural. El contrat social de Rousseau, que pone en relacidn
y conexidn a traves del contrato a sujetos por naturaleza
independientes tampoco reposa sobre semejante natu-
ralismo. Esta es sdlo la apariencia, apariencia puramente
estetica, de las grandes y pequeiias robinsonadas. En rea-
lidad, se trata mas bien de una anticipacidn de la "sociedad
civil" [...] (Marx, 1984: 33)

Para Marx, la idea de individuo autdnomo, desprendido de sus lazos


naturales, y por tanto, la idea de produccidn por parte de un individuo
aislado, fuera de la sociedad, es absurda; tan absurda como la idea de
un desarrollo del lenguaje "sin individuos que vivan juntos y hablen
entre si". Esta idea es un producto del siglo xvill y no el punto de par-
tida de la historia, pues cuanto mas nos alejamos en el tiempo hacia el
pasado —dice— tanto mas nos encontramos al individuo como de-
pendiente de un todo mayor.
Para Weber, los conceptos de Marx son, en todo caso, tan "irreales",
o distanciados de la realidad histdrica como los de la teoria abstracta
de la economia politica; simplemente porque todos los conceptos cien-
tificos de las disciplinas histdricas, siempre que no sean meramente
clasificatorios, tienen la condicidn de "Utopias", y por consiguiente se
apartan de la realidad empirica. Marx no deberia considerar una tonteria
las "robinsonadas" de la economia moderna puesto que no tiene nada
mejor para ofrecer.

Andamios
ASPECTOS EPISTEMOLOGICOS Y METODOLOGICOS DEL DEBATE WEBER / MARX

Pero la discusidn sobre la naturaleza ficticia e irreal de los conceptos


y leyes del marxismo excedia en Alemania los escritos de Max Weber.
De hecho, ya en 1895, poco antes de morir, Engels censuraba a quienes
rebajaban la ley del valor a una "ficcidn". El hecho de no coincidir
absolutamente con la realidad —entiende Engels—, no convierte a un
concepto en "ficcidn". Vale la pena reproducir sus lineas, porque
responden a las apreciaciones que otros, antes que Weber, hicieron al
parecer en el mismo sentido que el. En su carta a Schmidt del 12 de
marzo, Engels le cuestiona a este su tendencia a "degradar" la ley del
valor a una "ficcidn", a una "ficcidn necesaria", y agrega:

Los reproches que usted formula a la ley del valor se aplican


a todos los conceptos cuando se los considera desde el
punto de vista de la realidad. La identidad del ser y del
pensar, para expresarme a la manera hegeliana, coincide
en un todo con vuestro ejemplo del circulo y del poligono.
Ambos, el concepto de una cosa y su realidad, marchan
lado a lado como dos asintotas, aproximandose cons-
tantemente sin encontrarse nunca [...]. Pero aun cuando
un concepto posee la naturaleza esencial de los concep-
tos, y por lo tanto no puede coincidir prima Jade direc-
tamente con la realidad, de la cual debe ser primero abs-
traida, es sin embargo, algo mas que una ficcidn, a menos
que usted vaya a declarar ficciones todos los resultados
del pensamiento porque la realidad debe dar muchas vuel-
tas antes de corresponderles y aun asi sdlo les corresponde
con aproximacidn asintdtica. (Engels, 1957: 341)

La tasa de beneficio, la ley de los salarios, la renta del suelo, por ejemplo,
y ninguna de las leyes econdmicas en general —afirma— tienen reali-
dad "si no es como aproximacidn, tendencia, promedio, y no como
realidad inmediata". lO acaso los conceptos de las ciencias naturales
son ficciones porque no coinciden siempre con la realidad?, se pregunta.
Al terminar, seriala que encuentra tambien "esa tendencia a diluir la
teoria del valor" en un articulo de Werner Sombart, quien, como sa-
bemos, seria luego amigo de Weber y codirector del Archiv junto a el.

Andamios
MARIA CELIA DUEK

Vale comentar, por la cercana relacidn personal de Sombart (1863-


1941) con Weber, que durante su juventud (no despues) este economista
aleman simpatizd con el marxismo, escribid en 1894 una Contrihuddn
a la critica del sistema econdmico de Carlos Marx, se la envid a Engels
y, a raiz de esto, mantuvo con el correspondencia. En consonancia con
la carta a Schmidt, Engels le escribe que el concepto de valor "ha poseido
o posee mas realidad que la que usted le atribuye" (Engels, 1974: 533).
Asimismo, en su Complemento al prdlogo del tomo III de El capital,
Engels hace referencia a las apreciaciones positivas de Sombart y Schmidt
sobre la ley del valor de Marx, pero tambien a sus analogos reparos
formales.
Sombart dice que la ley del valor no es un hecho empirico, sino un
hecho Id^co, conceptual, y Schmidt la considera una hipdtesis que se
acredita como un punto de partida indispensable para penetrar en el
mecanismo econdmico de la realidad capitalista. Al recordar que, en
una carta, este ultimo autor declara que la ley del valor es, en el modo
de produccidn capitalista, ni mas ni menos que una ficcidn, tedricamente
necesaria, Engels subraya:

Pero esta concepcidn es falsa, a mi modo de ver. La ley del


valor tiene para la produccidn capitalista una importancia
bastante mayor y mas concreta que la de una simple hi-
pdtesis y mucho mas que la de una ficcidn, por necesaria
que ella sea.
Tanto Sombart como Schmidt [...] no tienen en cuenta
suficientemente que no estamos sdlo ante un proceso pu-
ramente ldgico, sino ante un proceso histdrico y ante el
reflejo especulativo de este proceso en el pensamiento,
ante las consecuencias ldgicas de su concatenacidn inter-
na. (Engels, 1982: 28-29)

Identicas palabras se podrian oponer a las consideraciones de Weber


sobre el caracter irreal, tipico-ideal, de los conceptos de Marx en general
y del concepto econdmico de valor, pues ellas no se diferencian nada,
en este punto, de los reparos de Schmidt y Sombart. Los postulados
marxistas pueden ser admitidos y hasta considerados valiosos llegado

Andamios
ASPECTOS EPISTEMOLOGICOS Y METODOLOGICOS DEL DEBATE WEBER / MARX

el caso, como ficcidn, como "principio heuristico", como hipdtesis,


como "punto de partida", pero no como representacidn o reproduccidn
de lo real.

CONCLUSIONES

Si como hemos podido establecer en un trabajo anterior, la relacidn


critica de Weber con el pensamiento de Marx y Engels se manifiesta
tempranamente en algunos escritos de juventud (La situacidn de los
trahajadores de las granjas al este del rio Elba y El estado nacional y la
politica econdmica), esta referencia no es abandonada por Weber en la
fase de su productividad que se inicia en 1903 sino que, por el contrario,
la disputa tedrica con el materialismo histdrico se hace particularmente
fuerte en estos afios, con la redaccidn de La "ohjetividad" cognoscitiva
de la ciencia social, de 1904, La etica protestante y el espiritu del ca-
pitalismo, de 1904-1905 y La "superacidn" de R. Stammler de la con-
cepcidn materialista de la historia, de 1907.
En los comienzos de esta segunda etapa, y particularmente en el
ensayo aqui analizado, la discusidn se desarrolla —como hemos podido
coniprobar— en los terrenos epistemoldgico y metodoldgico. Hacia
el final de la vida de Weber, el debate se desplazara al espacio mas pro-
piamente "tedrico" de la sociologia, al tiempo que tendra lugar una
confrontacidn "politica" con los intelectuales y militantes de formacidn
marxista.
En La "ohjetividad" cognoscitiva de la ciencia social y de la politica
social, el dialogo con Marx es frontal y explicito (lo que no sucede ne-
cesariamente en otros textos del autor) y tiene una presencia privi-
legiada. Sintetizando lo examinado a lo largo de este trabajo, puede de-
cirse que en este articulo la critica a la teoria marxista tiene dos ejes.
El primero alude a su tendencia "monista" en la explicacidn causal,
es decir, al sesgo "materialista" de sus explicaciones. Esta es la mas re-
currente y, desde nuestro punto de vista, principal critica de Weber al
marxismo clasico.
La interpretacidn marxista de la historia es "unilateralmente
materialista" en tanto postula —segiin Weber— una determinacidn

Andamios
MARIA CELIA DUEK

exclusiva por lo econdmico, o bien sohrevalora lo econdmico privi-


legiando en exceso este tipo de factores. En todas las etapas de la pro-
duccidn weberiana e incluso en todos los textos importantes esta
vigente esta discusidn con la tesis materialista de la determinacidn eco-
ndmica en ultima instancia. Weber reconoce el valor del punto de vista
econdmico como "hipdtesis", como "principio heuristico" o como "con-
tribucidn preliminar", pero lo rechaza como esquema general, como
"metodo universal", "cosmovisidn" o denominador comun de la ex-
plicacidn de los fendmenos culturales. En este sentido, el intento de
subrayar siempre la supremacia de lo econdmico deviene dogmdtico.
Para Weber no hay ninguna posibilidad de otorgar primacia causal
o de reconocer un aspecto determinante en ultima instancia. Sobre la
condicionalidad de distintos generos de fendmenos sociales entre si,
nada general cabe afirmar a priori, sostiene. Al "dogmatismo" de todo
materialismo o idealismo consecuentes, Weber le opone un metodo "em-
pirico" que desconoce todo tipo de generalizaciones respecto de las
relaciones de determinacidn entre fendmenos y destaca la insustituible
necesidad de analisis histdricos concretos.
Pero como lo demuestran las cartas de Engels a las que hemos re-
currido en el cuerpo del trabajo, los propios fundadores del mate-
rialismo histdrico ya recusaban la aplicacidn dogmatica de la teoria y la
sobreestimacidn del aspecto econdmico. Como cualquier teoria, la mar-
xista puede ser aplicada dogmaticamente, pero ello no es algo intrlnseco
a su configuracidn. Weber, sin embargo, no discrimina en este aspecto
entre la complejidad del pensamiento de Marx y Engels y la vulgarizacidn
y tergiversacidn que sufre en manos de algunos seguidores, que
imaginan que el elemento econdmico es el "unico" determinante de la
historia.
El segundo eje de la critica tiene que ver con la manera como los
marxistas conciben la relacidn entre la realidad y su conocimiento, y
mas concretamente, con sus concepciones sobre la naturaleza de los
conceptos y "leyes" de la ciencia.
Para el materialismo, la realidad determina su conocimiento. Si bien
no hay una identidad absoluta entre el ser y el pensar, este es "reflejo"
del mundo material. En lo esencial, el conocimiento no es una cons-

150 Andamios
AsPECTOs EPISTEMOLOGICOS Y METODOLOGICOS DEL DEBATE WEBER / MARX

trucci6n arbitraria del investigador sino que representa o reproduce lo


real.!
La teoria weberiana de los tipos ideales, en cambio, objeta esto que
algunos han Uamado "realismo materialista", y ofrece una imagen
distinta de la relacion entre concepto y realidad. Las ciencias culturales
—piensa Weber— conceptualizan la realidad social por medio de
construcciones tipico-ideales, elaboradas por el sujeto de conocimiento.
La constmccion de estos cuadros de pensamiento es, en cierta medida,
subjetiva, pues en ella interviene la relacion con valores del sabio. Los
conceptos tipico-ideales son solo una herramienta para medir en qu6
medida una realidad concreta se acerca o se aleja de ese cuadro puro,
pero no deben confundirse con lo real mismo.
Este es precisamente el "peligro" que Weber advierte en los conceptos
marxistas, en sus "leyes" y en sus construcciones de procesos histori-
cos: que se los conciba como tendencias reales, validas empiricamente.
En tanto formaciones tipico ideales, los conceptos de la teoria marxista
—entiende— se apartan de la realidad: no son verdaderos o correctos,
sino que son construcciones del investigador, ficciones, conceptos
llmites puramente ideales, respecto de los cuales la realidad tiene que
ser medida y comparada. Si se quiere, iluminan dertos aspectos y ten-
dencias de la realidad, pero no la agotan en absoluto. La confusion de
teoria e historia, o lo que es lo mismo, el desconocimiento del caracter
ficticio de los conceptos, es lo que Weber atribuye a determinados
usos de los conceptos del materialismo historico.
Asi, la teoria del tipo ideal le sirve a Weber, como hemos mostrado,
para relativizar el valor de los conceptos teoricos marxistas, al "de-
gradarlos" —en el lenguaje de Engels— a la calidad de ficci6n, al insistir
en su naturaleza relativa, instrumental y transitoria. Al prevenir sobre
la limitacidn historica de la validez de los conceptos, sobre su tran-
sitoriedad y validez limitada para el momento historico en que fueron
producidos, Weber asume una posicion relativista-historicista que
ayuda a "desembarazarse de Marx", para usar una expresion de Althusser.

Andamios
MARIA CELIA DUEK

BiBLIOGRAFLfV

ALTHUSSER, L. (1988), Filosofla y marxismo. Entrevista por Fernanda


Navarro. Mexico: Siglo xxi.
ENGELS, E (1957), "Carta a Bloch del 21 de setiembre de 1890" en
Carlos Marx y Eederico Engels, Correspondencia. Buenos Aires:
Cartago.
(1957), "Carta a Schmidt del 12 de marzo de 1895" en Carlos
Marx y Eederico Engels, Correspondencia. Buenos Aires:
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Fecha de recepcion: 25/04/2007


Fecha de aceptaci6n: 26/06/2007

Volumen 4, numero 7, diciembre, 2007, pp. 125-153 Andamios

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