4 Baruc
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2, "Paralipómenos de
Jeremías [Baruc 4]", págs. 369-83, trad. L. Vegas Montaner. Madrid: Cristiandad, 1983.
PARALIPÓMENOS DE JEREMÍAS
1 habló Dios: En ParJr Dios habla con Jeremías directamente (1,1-12; 3,5-17),
mientras que con Baruc, a través de un ángel (6,15-18, cf. 4,12).
elegido: Es el atributo más frecuente de Jeremías en ParJr, donde se aplica
también al águila (7,3) y a Jerusalén (1,6). En el AT se utiliza para Moisés
(Sal 106,23) y David (Sal 89,20) y permanece en el judaísmo como uno de
los atributos más difundidos.
sal de esta ciudad: cf. ApBar(sir) 2,ls. En el Talmud (Taa. 19) se dice que
una casa no puede caer mientras haya un hombre bueno dentro. Cf. También
Pes. R. 115b.
2 Basado en Jr 1,18. a. ApBar(sir) 2,2; ApocrJr 14,4-5.
4 cf. Gn 44,18: súplica similar de Judá a José.
6 La ciudad santa de Dios sólo puede ser tomada por intervención divina; cf.
Josefo, Bell. 6,110; 7,328.
he prevalecido…Cf. ApBar(sir) 7,1; 80,3
12 Cf.. 3,17: Dios baja a la tierra a hablar con Jeremías, lo que indica una alta
estima del profeta.
370 PARALIPOMENOS DE JEREMÍAS
9 Cf. v. 28. Los utensilios litúrgicos no pueden caer en manos de los paganos.
Sobre su ocultamiento, cf. Intr., § VI. En ApocrJr 28, Jeremías ofrece la
vestidura del sumo sacerdote a la piedra angular del templo y la lámina de
oro al sol.
10 Escucha, tierra...: Cf. Jr 22,29; ApBar(sir) 6,8.
Sobre la idea de la formaci6n de la tierra sobre las aguas, cf. Sal 24,2: para
la cosmología hebrea, la tierra descansaba sobre un océano inmenso, el
t'hóm. Cf. también JyA 12.
11 hasta la llegada: (;jjvj): sunevleusij significa «reunión,
asamblea» y no «llegada». Kilpatrick (pp. 140s) propone como lectura
original; ejleuvsew;, «llegada» (= etióp., arm.), cuya sustitución por la
palabra más usual sunteleivaj ( (así mss. AB P) ha dado lugar a esta forma
mixta vj;.
12s Cf. Jr 38,7ss; 39,16ss. Cf. intr., § I. Cf. ApocrJr 12,13-19.
14 la viña de Agripa: Cf. ApBar(sir) Pról., 2; ApocrJr 22,3,9; 39,8. Harris (p.
12) la identifica con el fértil valle que había al pie de los estanques de
Salomón, conocido como «Jardines de Salomón»; cf. Josefo, Ant. 8,186; Ecl
2,5-6.
15 anunciándoles buenas nuevas: Delling (p. 21) prefiere aquí para
euvaggelivzesqai el significado simplemente de «instruir» [cf. LXX, Sal
40(39) ,10]; Jeremías, por tanto, más que del futuro les hablaría de la
voluntad de Dios manifestada en el pasado. En cualquier caso, no tiene el
valor cristiano de «proclamar el evangelio».
16 Como en ApBar(sir) 10,2s, Jeremías debe ir a Babilonia y Baruc
permanecer en Jerusalén. En ApocrJr, Baruc deja de ser mencionado al
comenzar el destierro
372 PARALIPOMENOS DE JEREMÍAS
21
Llegado el amanecer, Jeremías envió a Abimelec diciendo: «Coge la
cesta, parte hacia la finca de Agripa por el camino de la montaña, trae
unos pocos higos y entrégalos a los enfermos del pueblo, pues el favor del
Señor está sobre ti y su gloria sobre tu cabeza». 22Tras decir esto, Jeremías
le despidió; y Abimelec marchó según le había dicho.
narra una leyenda cuyo objetivo es mostrar que los que han partido de este
mundo no conocen nada de lo que está sucediendo en él.
11
Tras haber dicho esto salió Baruc fuera de la ciudad llorando y diciendo:
«Afligido por ti, Jerusalén, he salido de ti». 12Y permaneció sentado en
una tumba, mientras los ángeles venían hacia él y le explicaban todas las
cosas que el Señor dispuso revelarle por medio de ellos.
5 1Abimelec, por su parte, llevó los higos bajo un sol ardiente, por
lo que al encontrarse un árbol se sentó bajo su sombra para descansar un
poco. 2Y al reclinar su cabeza sobre la cesta de los higos se durmió,
quedando dormido durante sesenta y seis años sin despertarse de su
sueño. 3Y después, al levantarse de su sueño, dijo: «He dormido a gusto
un rato, pero mi cabeza está pesada porque no he quedado saciado con mi
sueño». 4Entonces, al destapar la cesta de los higos, los encontró
destilando leche. 5Y dijo: «Querría dormir todavía un poco, porque mi
cabeza está pesada; pero tengo miedo, no sea que me duerma, tarde en
despertarme y mi padre Jeremías me menosprecie, pues si no tuviera prisa
no me habría enviado hoy de madrugada. 6Así, pues, me pondré en pie y
caminaré bajo el ardiente sol, pues ¿no hay ardiente sol, no hay fatiga
todos los días?». 7Levantóse, por tanto, tomó la cesta de los higos, se la
echó a los hombros y marchó hacia Jerusalén, pero no la reconoció -ni su
casa, ni su propio lugar-, ni encontró a su propia familia ni a ninguno de
sus conocidos. 8Y dijo: « ¡Bendito sea el Señor, porque un gran éxtasis
me ha sobrevenido hoy! 9Esta no es la ciudad de Jerusalén: he errado el
camino porque fui por la senda del monte cuando me levanté de mi
sueño; y como mi cabeza estaba pesada por no haber quedado saciado con
mi sueño, he errado el camino. 10¡Le parecerá sorprendente a Jeremías
cuando le diga que he errado el camino!».
11
Entonces salió de la ciudad; y al fijarse bien vio los mojones de
la ciudad y dijo: «Esta es ciertamente la ciudad; sin embargo, he errado el
camino». 12 Retornó de nuevo a la ciudad y se puso a buscar, pero no
encontró a ninguno de los suyos. Dijo entonces: « ¡Bendito sea el Señor
porque un gran éxtasis me ha sobrevenido!».
5,2 Sobre la historia del sueño de Abimelec, cf. Intr., § VI. Los 66 años
mencionados en ParJr corresponden a la duración del exilio (cf. 5,29; 6,8).
Según el AT. Jr 25,11; 29,10; Zac 1,12; 7,5; Dn 9,2; 2 Cr 36,21) y ]osefo
(Ant.10,184; 11,2; 20,233), el exilio duró 70 años, motivo por el cual varios
mss. de ParJr han cambiado 66 en 70. Al parecer (cf. Delling, p. 9), ParJr
utiliza la cifra 66 como «número redondo», del mismo modo que en AsMo
3,14 se hace anuncio de un exilio que durará «unos 77 años». Cf. Además 2
Cr 9,13, donde se emplea 666 para indicar una gran cantidad. En realidad,
tampoco 70 es una cifra exacta, sino un «número redondo», correspondiente
al promedio de la duración de la vida de una persona: ninguno de los que
sufren el castigo divino vivirá para presenciar la liberación. Apocr]r (12,15-
19; 22; 38s) ofrece también la historia del sueño de Abimelec y la
conservación de los higos, con algunas variantes: el sueño tiene lugar en una
374 PARALIPOMENOS DE JEREMÍAS
13
Salió nuevamente fuera de la ciudad y se quedó afligido, sin saber
adónde ir. 14Y se quitó de encima la cesta, diciendo: «Voy a quedarme
aquí sentado hasta que el Señor aparte de mi este éxtasis».
15
Mientras estaba él sentado, vio a cierto anciano que venía del
campo; Abimelec le dice: «A ti te hablo, anciano, ¿qué ciudad es ésta?».
16
Le respondió: «Es Jerusalén». 17Abimelec le pregunta: « ¿Dónde está
Jeremías el sacerdote, Baruc el secretario y todo el pueblo de esta ciudad
que no los he encontrado?». 18Repuso el anciano: « ¿No eres de esta
ciudad tú, que has recordado hoy a Jeremías, ya que preguntas por él tras
tanto tiempo? 19Pues Jeremías está en Babilonia con el pueblo, fueron, en
efecto, llevados cautivos por el rey Nabucodonosor, y con ellos está
Jeremías para anunciarles buenas nuevas e instruirles en la palabra».
20
Tan pronto como oyó esto Abimelec de aquel hombre anciano, dijo: «Si
no fueras anciano, y como no le es lícito a un hombre encolerizarse con
quien es mayor que él, me reiría de ti y diría que estás loco, pues has
dicho: “El pueblo ha sido llevado cautivo a Babilonia”. 21¡Aunque
hubieran bajado sobre ellos los torrentes del cielo, no ha habido todavía
tiempo suficiente para que hayan partido hacia Babilonia! 22Pues, ¿cuánto
tiempo ha pasado desde que mi padre Jeremías me envió al campo de
Agripa a traer unos pocos higos para que los diésemos a los enfermos del
pueblo? 23Fui, los traje y al llegar hasta cierto árbol, bajo un sol ardiente,
me senté a descansar un poco, recliné mi cabeza sobre la cesta y me
quedé dormido. 24Al despertarme destapé la cesta de los higos, pensando
que se me había hecho tarde, pero encontré los higos destilando leche, lo
mismo que cuando los cogí. 25Tú, en cambio, dices que el pueblo ha sido
llevado cautivo a Babilonia. 26Pero, para que te des cuenta, ¡toma, mira
los higos». 27Destapó la cesta de los higos al viejo y los vio destilando
leche.
28
Al verlos, el anciano dijo: «Hijo mío, hombre justo eres tú y no
quiso Dios que vieras la desolación de la ciudad; por eso trajo este éxtasis
sobre ti. 29Pues he aquí que hoy hace sesenta y seis años que fue llevado
cautivo el pueblo de Babilonia. 30y para que sepas, hijo, que es cierto
cuanto te digo, alza los ojos hacia el campo y observa que no ha
aparecido el crecimiento de las cosechas. 31Mira también los higos, que no
es su tiempo, y date cuenta».
32
Entonces gritó a grandes voces Abimelec diciendo: « ¡He de bendecirte,
Dios del cielo y de la tierra, reposo de las almas de los justos en todo
lugar!». 33Dice entonces al hombre anciano: « ¿Qué mes es éste?».
34
Respondió él: «Nisán (que es Abib)». 35Y tomando algunos de los
higos, los entregó al anciano, diciéndole: « ¡Dios ilumine tu camino
hasta la ciudad de arriba, Jerusalén!».
8
Dirige tu mirada sobre esta cesta de higos, pues he aquí que han cumplido
sesenta y seis años y no se han corrompido ni exhalado mal olor sino que
están rezumantes de leche. 9Así te sucederá, carne mía, si haces lo que se
te ha ordenado por el ángel justo. 10El que preservó la cesta de los higos,
él mismo te preservará a su vez con su poder».
11
Tras haber dicho esto, exhorta a Abimelec: «Levántate y recemos
para que el Señor nos dé a conocer cómo podremos enviarle hasta
Babilonia a Jeremías el relato acerca de la protección que te ha sido
procurada en el camino». 12Y oró Baruc, diciendo: «Nuestra fuerza, oh
Señor Dios, es la luz elegida que sale de tu boca. 13Suplicamos y pedimos
de tu bondad, oh gran nombre que nadie puede conocer, que oigas la voz
de tus siervos y surja conocimiento en nuestro corazón. 14¿Qué hemos de
hacer y cómo enviaremos este relato a Jeremías hasta Babilonia?».
15
Estaba aún orando Baruc cuando he aquí que vino un ángel del
Señor y dijo a Baruc todas estas palabras: « ¡Oh consejero de la luz no te
preocupes de cómo podrás enviar recado a Jeremías! Pues mañana al
amanecer va a venir a ti un águila, que tú enviarás a visitar a Jeremías.
16
Así, pues, escribe en la carta: "Habla a los hijos de Israel: El que sea
extranjero entre vosotros, sea separado y pasen quince días; después de
esto os conduciré a vuestra ciudad, dice el Señor. 17El que no esté
separado de Babilonia, de ninguna forma entrará en la ciudad; y les
impondré el castigo de que a su regreso no sean aceptados por los
babilonios, dice el Señor'». 18Después de decir esto, el ángel se apartó de
Baruc.
19
Entonces Baruc envió al mercado de los gentiles a por papel y tinta,
con los que escribió una carta del siguiente contenido: «Baruc, el siervo
de Dios, escribe a Jeremías en la cautividad de Babilonia.
9 Sobre la sinécdoque «carne» por «cuerpo», cf., por ejemplo, Sal 16,9; SalSI
4,6; 16,14.
ángel justo: Cf. 8,12. quizá haya que pensar en Miguel (cf. 9,5 Y también ApocrJr
35s). Sobre Miguel como ángel de justicia en la literatura de Qumrán, cf.
lQM 13,10; lQS 3,20. Cf. también Hen(et) 71,3.
12 luz... boca: Cf. ApBar(sir) 72,1, donde se identifica la luz con la palabra.
Cf. igualmente Sal 119,105.
15 consejero de la luz: Es decir, de la voluntad divina. Cf. «caminos de la luz»,
1QS 3,3.20; «luz de la ley», Sab 18,4; TestLev 14,4; cf. Is 2,2-5; Prov 6,23;
Sal 119,105.
16 sea separado: Cf. Is 52,11; Jub 22,16.
quince días: Es el tiempo de purificación que ha de pasar tras la separación; sobre
estos plazos de purificación, cf. Lv 12,2.5; 14,8s; 15,9; Nm 19,11; Pes. 8,8.
17 de Babilonia: Es decir, del tipo de vida y costumbres de Babilonia (cf. 8,2:
«las obras de Babilonia»).
19 mercado: Así, eds. basadas en C etióp.; AB arm. P leen «diáspora». Este
«mercado de los gentiles» era una reunión anual que tenía lugar en el
encinar de Abrahán, cerca de Hebrón. Esta famosa feria, posiblemente
establecida por Adriano en el año 119 d. C. según la Cr6nica pascual, está
históricamente relacionada con la guerra judía en tiempos de Adriano y
tenía una significaci6n negativa para los judíos, pues tras su derrota millares
378 PARALIPOMENOS DE JEREMÍAS
21 Sobre la significación que para el judaísmo tiene la alianza con los tres
patriarcas, cf., por ejemplo, Ec10 44,19-23. Por la alianza con Abrahán,
Isaac y Jacob se produce también la salida de Egipto; cf. Ex 2,24.
23 horno: Egipto es designado en el AT como «horno de hierro» (Dt 4,20; 1 Re
8,51; Jr 11.4). El autor de ParJr aplica esta expresión al nuevo cautiverio, el
de Babilonia.
24 mi voz... Jeremías: Cf. Jr 1,9; 5,14; 15,19.
25 Cf. Intr., § 1.
7,1ss La carta es enviada exactamente igual que en ApBar(sir) 77, por medio de
una de las fabulosas águilas de Persia, el Simurg («gran pájaro»). Según el
Midras (cf. Kohler, p. 410), sirve de mensajero y ave de montura al rey
Salom6n igual que a los reyes del folklore persa (cf. el buraq, asno alado
montado en el cual Mahoma viaja al cielo); está dotada de sabiduría divina
y facultad de hablar, así como del poder de inmortalidad o resurrecci6n (cf.
el ave fenix, que una vieja tradici6n rabínica que aparece ya en el Talmud
identifica con el bol de Job 29,18).
7 Sobre la alocución al águila, cf. ApBar(sir) 77,20-26.
TEXTO 379
misterios que había visto. 24Pero les dice Jeremías: «Callad y no sigáis
llorando, pues ciertamente no van a matarme sin que antes os relate todo
cuanto he visto». 25Entonces les dijo: «Traedme aquí una piedra». 26Y tras
ponerla en pie exclamó: « ¡Oh luz de los siglos, haz que esta piedra tome
mi apariencia hasta que relate a Baruc y Abimelec todo cuanto he visto!».
27
La piedra entonces, por mandato de Dios, tomó la apariencia de
Jeremías; 28¡y ellos lapidaban la piedra, pensando que era Jeremías!
29
Jeremías, entre tanto, transmitió a Baruc y Abimelec todos los misterios
que había visto, después de lo cual se situó en medio del pueblo, resuelto
a llevar a cabo su ministerio. 30Entonces gritó la piedra, diciendo: « ¡Oh
estúpidos hijos de Israel, ¿por qué me apedreáis, pensando que yo soy
Jeremías? He aquí que Jeremías se encuentra en medio de vosotros!». 31Y
cuando le vieron, corrieron inmediatamente hacia él con muchas piedras,
y se completó su ministerio. 32Baruc y Abimelec fueron y lo enterraron; y
tomando la piedra, la colocaron sobre la tumba, tras haber inscrito en ella
lo siguiente: «Esta es la piedra que vino en auxilio de Jeremías».