Pueyo Lineas AJHCS
Pueyo Lineas AJHCS
Pueyo Lineas AJHCS
Balagueró (2002-2015)
Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies, Volume 22, 2018, pp. 281-300
(Article)
Access provided at 11 Jul 2019 18:58 GMT from West Chester University
Líneas narrativas del terror
neoliberal en el cine de Jaume
Balagueró (2002-2015)
Víctor M. Pueyo Zoco
Department of Spanish and Portuguese
Temple University
445 Anderson Hall
1114 Polett Walk
Philadelphia, PA 19122
[email protected]
Resumen: En este artículo me propongo identificar y descifrar las líneas narrativas del nuevo cine
de terror que se ha impuesto en España durante los últimos años. Me centraré en tres películas del
que acaso es su máximo exponente, Jaume Balagueró: [REC] (2007), Mientras duermes (2011) e
Inquilinos (2014). Al hacerlo, quiero abordar la cuestión de la “traductibilidad” de estas películas,
de su ineludible vocación de mercado. ¿Cómo funcionan los filmes españoles en los circuitos de
producción globales? ¿Qué pueden traducir los frecuentes remakes a los que se prestan y qué se
resiste a ser traducido por ellos? ¿En qué consiste, en definitiva, la especificidad del cine español en
las coordenadas simbólicas de un mundo globalizado? En juego está, como siempre, la posibilidad
de habitar relatos hostiles, de invertir sus polaridades internas para hacerles decir lo que no quieren
o no pueden decir; para obligarles a hablar, como si dijéramos, otro idioma.
Abstract: In this article, I attempt to identify the narrative lines put into play by the new wave of
Spanish horror cinema over the last few years. I will focus on three movies authored by its most
prominent representative, Jaume Balagueró: [REC] (2007), Mientras duermes (2011) e Inquilinos
(2014). In doing so, I want to explore the reasons for the high level of “translatability” these movies
seem to show. How do Spanish films work in global production markets? What can remakes based
on them translate and what resists to be translated in them? Where lies, in short, the specificity of
Spanish cinema within the symbolic coordinates of a globalized world? At stake is, as usual, the pos-
sibility of occupying hostile accounts, of subverting their inmost polarities to make them say what
they do not want or cannot say; to force them to speak, so to say, in another language.
E
Víctor M. Pueyo Zoco is n este artículo quiero poner a prueba las tesis des-
an associate professor and plegadas en un trabajo anterior, en el que intentaba
graduate chair in the De-
partment of Spanish and identificar y descifrar las líneas narrativas del nuevo
Portuguese at Temple Uni- cine de terror que se ha impuesto en España durante los últi-
versity. He holds a Ph.D. mos años.1 Al hacerlo, pretendo aclarar algunas de las posibles
in Hispanic Languages and dudas, malentendidos o reservas que su lectura pudiera haber
Literatures (Stony Brook
University, 2010). His in- suscitado, pero también abordar frontalmente un problema
terests include Marxist and que ese artículo había en buena medida sobreseído: la cuestión
Post-Marxist critical theory, de la “traductibilidad” de estas películas, de su implacable e
early capitalist ideological
production, and contempo-
insidiosa vocación de mercado. ¿Cómo funcionan los filmes
rary cinema and popular españoles en los circuitos de producción globales? ¿Qué
culture. He has published pueden traducir los frecuentes remakes a los que se prestan y
two books and several ar- qué se resiste a ser traducido por ellos? ¿En qué consiste, en
ticles in these fields. Now,
he is currently working on una palabra, la especificidad del cine fantástico español en
two parallel projects: an las coordenadas simbólicas de una cultura globalizada? Con
introduction to the com- el fin de contestar estas preguntas, voy a ceñirme a la filmo-
mons in Medieval and Early grafía de Jaume Balagueró, quizá el más prolífico exponente
Modern Spain and a book
on neoliberal horror fiction. de esta problemática en España y fuera de España, si no el
más celebrado emblema de sus contradicciones. Tres películas
centrarán el análisis: [REC] (2007), Mientras duermes (2011) e
Inquilinos (2014). En juego está, como siempre, la posibilidad
de habitar relatos hostiles, de invertir sus polaridades internas
para hacerles decir lo que no quieren o no pueden decir; para
obligarles a hablar, como si dijéramos, en otro idioma.
su lugar hay otros, pero las noticias que ahí el “zombi”). Tal es, ciertamente, el
contienen no hacen referencia, como en caso globalmente considerado. Pero, en
[REC], a una inusitada combinación de España, lo invisible se reviste de potencias
“Química e Iglesia” en la cepa del virus, que subyacen a esa vida, que la animan y le
sino a la mucho más prosaica irrupción prestan sus contornos. La verdad reprimida
de una secta adventista en un laborato- es la verdad de un cuerpo en régimen de
rio militar. El titular reza simplemente: posesión, y es ahí, en ese punto en el que
“Doomsday cult suspected in weapons lab convergen las inercias muertas del cuerpo
break in” (1:02:19). Alrededor, los hisopos y el élan vital de un espíritu endemoniado,
y crucifijos brillan por su ausencia. Que donde hay que buscar la especificidad del
sea una secta la que perpetra la catástrofe caso español, su inevitable porqué.
o que la protagonista aún se llame “Ánge- En buena medida, por supuesto, el
la” en el averno de un espacio demoníaco neoliberalismo español es un muerto vivien-
son apenas vestigios huecos, significantes te, el cadáver revivificado del franquismo.
vacíos de algo que en su versión original Pero creo que esta analogía “en bruto” no
tenía significado. De hecho, si la secuela de basta. Los límites de ese lenguaje en que se
[REC] desarrollaba precisamente esa vena produce y recibe al zombi en España están
religiosa, insistiendo en la posesión diabó- marcados por una contradicción ideológica
lica como manera de plantear un “cuerpo que hace relevante tal analogía: la contradic-
lleno,” Quarantine 2 la arrumbaba para ción entre el cuerpo vacío y plano (tabula
volver a una narrativa típicamente vírica rasa) del neoliberalismo tout court y el ser
acorde con la problemática del “cuerpo va- “de pleno derecho” sanguíneo tal y como es
cío,” el autómata o manojo de síntomas que entendido por un sustancialismo católico
caracteriza el constante fluir sin rumbo de y monárquico que le da contenido. Y esa
las formaciones sociales contemporáneas. contradicción, característica de las forma-
Cuando digo que hay elementos ciones sociales peninsulares, no se puede
intraducibles en [REC], no entiendo, trasplantar sin más a relatos globalmente
naturalmente, que no sea posible verter neutros. Los endemoniados del cine con-
relatos de posesiones demoníacas a otros temporáneo angloparlante rinden tributo
mercados audiovisuales, sino que lo que al cine de posesiones de finales de los 70,
se vierte tiende a ser inevitablemente per- plegándose a la lógica del revival, pero no
vertido, inmediatamente transformado en ofrecen hibridaciones como las que frecuen-
otra cosa. No es que el público español temente nos brinda el caso español.5 Algo
“prefiera” los cuerpos llenos frente a los que, insistiría, no se debe tanto a la inusitada
vacíos, sino que, más bien, ficcionaliza de “creatividad” de Balagueró o de otros direc-
manera diferente lo que a todas luces es tores españoles como al carácter diferencial
un trauma distinto. La invisibilidad de los de las condiciones simbólicas que regulan
mecanismos del capitalismo tardío, cuya la producción y recepción de narrativas de
imagen obstruida constituye, en términos terror en España. Este resto innegociable
psicoanalíticos, el núcleo traumático de que resiste a la sustracción globalizadora
lo real, no se debe solamente al hecho debería convertirse en el objeto de toda
de que éstos se confundan con la vida, pesquisa seria sobre la traductibilidad del
coincidiendo con la piel o asimilándose cine español, así como de sus posibilidades
a las funciones motoras del cuerpo (y de de actuar sobre o de intervenir en otros
Víctor M. Pueyo Zoco 285
una tarea compleja. Ningún género permite cación por parte de Amnistía Internacional
hacerlo mejor, con suerte, que el género de de las famosas fotografías en las que soldados
lo que el periodista David Edelstein bautizó norteamericanos torturaban y humillaban
como “torture porn” (pornotortura) en un a prisioneros iraquíes en la prisión ilegal de
artículo publicado en New York Mag el 6 de Abu Ghraib. El diagnóstico fue inmedia-
febrero de 2006. to: la pornotortura alertaba al espectador
medio americano de que el “eje del bien”
Afectos viscerales, narrativas de Rumsfeld había traspasado la línea que
le separaba de aquello que decía combatir.
post-diegéticas “Torture porn”—notaba Aaron Kerner—
“negotiates the violence we can no longer
Como este artículo ha levantado una consi- disavow” (3). Kevin Wetmore era todavía
derable polvareda bibliográfica en el ámbito más drástico al considerar este género como
angloparlante, intentaré resumir brevemente una justificación (“justification”) de esta vio-
sus presupuestos. En primer lugar, Edelstein lencia (98), mientras que Adam Lowenstein
se refiere con “torture porn” a una serie de llegaba incluso a identificar al prisionero
películas que arranca con la primera parte Ali Shallal al-Qaisi (“Gilligan” para sus
de la franquicia Saw de James Wan en 2004, sádicos captores) con uno de los personajes
pero a la que se añaden obras como The de Hostel, ataviado de una capucha similar
Devil’s Rejects (Rob Zombie, 2005), Wolf a la que le impusieron al prisionero iraquí
Creek (Greg McLean, 2005) o Hostel (Eli mientras se sometía a diversos y minuciosos
Roth, 2006).11 Todas estas películas tendrían tormentos (51-52).12
en común los mismos—así, en el vago len- Esta primera línea de lectura parece
guaje positivista del examen anatómico— dotarse de una excusa psicoanalítica legíti-
“rasgos” constitutivos: un secuestro, una ma. Abu Ghraib sería el evento traumático
víctima aleatoria, sangre y vísceras, escenas e inexpresable y el “torture porn” su manera
de tortura y un inquietante “fetichismo fo- de normalizarlo, de someterlo a una narrati-
rense” (“foresic fetichism”) construido sobre va capaz de evacuar y purgar el trauma. Lo
el placer culpable del voyeur (34). Edelstein haría, además, imprimiendo violencia sobre
tenía, sin duda, un caso. Y aunque su apro- cuerpos americanos que son sacrificados en
ximación no lograba soltar el lastre de un lugares convenientemente exóticos como
inocuo y pudoroso celo pequeñoburgués Eslovaquia (en Hostel) o Brasil (en Turistas).
(el que plantea un conflicto kantiano entre Las víctimas sacrificiales se convierten en el
la estética y la moral, entre las formas y los precio simbólico de los excesos de un impe-
contenidos), el periodista había alumbrado rialismo que no puede nombrarse ni cuestio-
una controversia que calaría profundamente narse en cuanto tal. Sugestiva como es, sin
en el ámbito académico. embargo, esta lectura deja bastantes cabos
Dos lecturas predominarán en ade- sueltos. Existía, para empezar, pornotortura
lante. Por un lado estaba la explicación antes de los eventos de 2003. Sin retrotraer-
“contextual” del fenómeno, partiendo de la nos a filmes como Audition (Takashi Miike,
existencia de un cierto zeitgeist detonado por 1999), habría que recordar que la seminal
los eventos fatídicos del once de septiembre Saw está basada en un cortometraje rodado
de 2001. Su estallido definitivo tendría lugar un año antes en Melbourne (Australia) por
el uno de noviembre de 2003, con la publi- James Wan y concebido, por tanto, antes
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de los eventos de Abu Ghraib. Además, no secuencia de apertura de Friday the 13th),
todas estas películas están ambientadas ni las víctimas de la pornotortura parecen ser
mucho menos en lugares heterotópicos, en en efecto intercambiables. Su fortuna o su
espacios que actúan como el reflejo inverti- miseria, argumenta Edelstein, carecen de un
do y perverso de Abu Ghraib. Al contrario: verdadero impacto en la trama, con lo que
muchas de ellas están producidas y pensadas se esfuma toda posibilidad de redención y
desde países donde esta alusión, reproche o desaparece la teleología moral que sostenía
justificación oblicua, tendría una cuestiona- el devenir diegético de la trama misma.
ble pertinencia. Caso claro es el de España, Al final, nadie se salva, ni siquiera la chica
donde el imaginario de la pornotortura que se salva (“the final girl”) del monstruo
incursionó de manera temprana con Pala- neoconservador en los slashers de los 80.14
bras encadenadas de Laura Mañá (2003) y Era sólo cuestión de tiempo que, ante
H6: Diario de un asesino de Martín Garrido esta situación de desprestigio, otra parte
(2006), a la que la carátula de su versión de la crítica intentara salvar el “torture
inglesa etiqueta con fines promocionales porn” argumentando lo que era a todas
como “the Spanish answer to Hostel.” Leer luces evidente: la diégesis ocupa sólo una
estas películas en clave nacional (i.e., como pequeña parte del discurso cinematográ-
efecto de la pesada digestión de un tácito fico. La pornotortura se adscribiría, de
terrorismo de estado) plantearía un ejercicio hecho, a una práctica no diegética (i.e.,
de frivolidad imperdonable, más cuando no dramática, no aristotélica) del medio
hablamos de un país en el que el “No a la audiovisual. Para apoyar esta tesis, autores
guerra” precipitó la caída del gobierno de como Lowenstein o Kerner se dan cita en
José María Aznar y la llegada al poder del el ensayo clásico de Tom Gunning “The
Partido Socialista de José Luis Rodríguez Cinema of Attractions,” donde Gunning
Zapatero en 2004. Uno casi tiene miedo a notaba que el discurso cinematográfico no
aventurar que esta interpretación es, en boca siempre fue, propiamente hablando, un
de un crítico liberal americano, el desahogo discurso. El proceso de narrativización del
inevitable de aquellas sospechas que alimen- cine tendría lugar entre 1907 y 1913. Antes
tan su objeto, la narrativa de denuncia que de que se constituyera en una manera de
permite naturalizar y escamotear el trauma narrar, sin embargo, el cine apelaba a otro
imperialista, oportunamente fetichizado en tipo de estímulos, mucho más próximos
un puñado de imágenes de tortura. a los que el circo, la feria o el parque de
Y es que la “contextualización” del atracciones suelen demandar de su público.
fenómeno en los EEUU había generado Así, el efecto de shock, la interactividad o
un sinnúmero de reacciones negativas.13 la presuposición de un auditorio múltiple
Cundía, sobre todo, el menosprecio a este del cine de atracciones se opondrían a la
cine por su tendencia a priorizar la especta- estructura dramática, la identificación con
cularidad de la tortura sobre la atención al un personaje individual y la manufactura
desarrollo de los personajes y de la trama. retórica de las emociones propia del cine
Los personajes, se decía, habrían sido así diegético (Gunning 58-59). El hecho de
literalmente sacrificados al efectismo gore. A que estos filmes hayan inspirado atraccio-
diferencia de las historias de slashers de los nes en parques temáticos (la montaña rusa
años 70 y 80, en las que los jóvenes incautos llamada Saw: The Ride en Thorpe’s Park o
son castigados por su promiscuidad (e.g., la el laberinto basado en Hostel e instalado en
290 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies
hay que disfrutar. El sufrimiento sólo puede entre el cine de slashers y la pornotortura:
definirse como una falta de compromiso mientras que el primero, enmarcado todavía
personal con el goce. De ahí que el psicó- en el habitus de la guerra fría, asigna al mal
pata imponga una serie de reglas a través de un lugar exterior al espacio significativo pro-
cuya estricta observancia el torturado puede pio y lo excluye de su racionalidad (el slasher
demostrar fehacientemente la autenticidad como mal en estado puro, como animal que
de este compromiso, su capacidad de ser actúa por impulsos ignotos), el segundo está
feliz. Jigsaw podría servir de paradigma, pero plenamente integrado en lo simbólico.18 Es
también el Antonio Frau de H6: Diario de perfectamente posible entender su conducta
un asesino o el Hilbert de La habitación de e incluso identificarse masoquistamente con
Fermat, víctima y victimario de su propio ella. De ahí que el torturador tienda a coin-
juego suicida. Todos ellos infligen daño a cidir con una figura paterna y autoritaria
sujetos incapaces de vivir “con lo que tienen” (el filósofo, el matemático, el mentor o el
y todos ellos funcionan como una imagen gurú, el hombre de negocios) y de ahí que
proyectada del superego de sus víctimas, la admonición básica de estos filmes sea la
como su inesperado desdoblamiento. de asumir la propia responsabilidad en las
Slavoj Žižek proponía hace unos años consecuencias de la tortura. Esta admoni-
una estrategia de lectura aplicable a toda ción tendrá, no hace falta decirlo, una muy
narrativa de terror: “The first key to horror particular resonancia en España.
films is to say: let’s imagine the same story,
but without the horror element. This gives Mientras duermes (la ideología
us, I think, the background” (Pervert’s
04:30). Si suprimimos el elemento vírico sigue ahí): de Louis Althusser
en una película de zombis, obtenemos la a Luis Tosar
incómoda realidad de una multitud indife-
renciada; si eliminamos al fantasma en una Pues, ¿cómo obviar la manera en que estos
película de casas encantadas, nos enfrenta- enunciados seguían sosteniendo el discurso
mos, veíamos, al drama de los desahucios. oficial sobre la crisis de la burbuja inmobi-
Imaginar la tortura sin torturador significa liaria española después de 2008? Mientras el
confrontar el núcleo mismo de la ideología gobierno acusaba a la ciudadanía de “haber
neoliberal como modelo de autogestión de vivido por encima de sus posibilidades,”
la vida privada. En medio de esa fantasía por las instituciones europeas la emplazaban
la cual el sujeto se piensa libre de aranceles a sufrir las reformas, cortes y recortes que,
simbólicos, circulando libremente por el a su juicio, se había infligido a sí misma
mundo, la satisfacción de cualquier fantasía al endeudarse. Cualquier sospecha de una
está precedida por la superación de una serie responsabilidad ajena en el desastre era rápi-
de obstáculos, de reglas y metas que “uno damente dirimida por las voces expertas de
se pone a sí mismo.” Dicho de otro modo: la ortodoxia económica, llamando a la aus-
este sujeto no puede encontrar satisfacción teridad y recordándonos que los mercados,
sin auto-infligirse una disciplina, la disci- nuestros verdugos, éramos en realidad no-
plina del placer. En este nódulo en el que sotros.19 La pornotortura era la traducción
convergen el deseo y sus cortapisas (lo que directa de estos discursos a la ficción, pero
Žižek llama en otros lugares, “el superego la ficción en España había decidido transitar
de la posmodernidad”), reside la diferencia otro camino. Murieron por encima de sus
Víctor M. Pueyo Zoco 293
posibilidades (2014) era la respuesta irónica en una estratégica vaguedad, tenían como
de Isaki Lacuesta a la famosa salmodia de fundamento común un profundo arraigo
los poderes fácticos. Un grupo de personas en el afecto.
afectadas por la crisis decide secuestrar a los Sólo así se puede explicar que el sufri-
que considera sus responsables, los tortu- miento ajeno se empezara a vivir muy pronto
radores (banqueros y especuladores que se en clave de tragedia nacional. Películas como
han lucrado con los intereses de la deuda) Secuestrados de Miguel Ángel Vivas (2010),
que ahora son los torturados. El juego de la que en otras circunstancias no habría pasado
tortura rinde un nítido homenaje al “tor- de ser otro tímido reboot de Funny Games, se
ture porn”: los rehenes pueden elegir entre convertían un año después del inicio de la
cortar o ser recortados, entre pagar o sufrir recesión en una salvaje parábola de la suerte
en sus carnes amputaciones equivalentes a que corrieron los que decidieron hipotecar-
un porcentaje del dinero que han estafado se por el sueño de una casa en las afueras,
a la ciudadanía. El paradigma quedaba así mientras que [REC] 3 de Paco Plaza (2012)
conmovido. Ajusticiar al verdugo, torturar y Afterparty de Miguel Larraya (2013) nos
al superego, lograba que el mecanismo que exponían a la resaca de esa larga noche de
bombardea con órdenes y deseos nuestro fiesta que había terminado en pesadilla. La
inconsciente (compra, endéudate, consu- circulación de afectos ocupaba ahora el cen-
me) apareciera de repente investido de una tro del teatro. En Insensibles de Juan Carlos
sangrante visibilidad. Y conseguía, con ello, Medina (2012) no faltan escenas de cruda
violencia, pero los niños que las padecen son
sonsacarle al género su verdad más obvia, su
inmunes al dolor físico. Nacidos durante la
secreto mejor guardado: que son cuerpos,
guerra civil, epitomizan una memoria dormi-
y nada más que cuerpos, los mercados que
da en la España neoliberal que duele porque
torturan y son torturados. no duele. El espectáculo del martirio cede así
Este giro, de hecho, distaba de ser a una ontología política del dolor levantada
casual. El sufrimiento se había convertido sobre el mismo espacio comunicativo que
en España en algo que excedía la esfera del ocupa el “torture porn.” Esta comunicación
individuo, revelando su esencia traumática, afectiva, imbuida de los estímulos corporales,
produciendo vínculos y enlaces, posibilitando gritos y salpicaduras de que el terror neoli-
la narración de historias personales y colecti- beral había hecho su santo y seña, se congela
vas. Asistimos desde 2008 (y especialmente a para crear un hábito político en España. En
partir del 15 de mayo 2011) a una progresiva vano nos aventuraremos a “sentir la historia”
politización de los afectos en España. Quizá por afuera de la trama, como recomendaba
no convenga olvidar que el movimiento social Lowenstein; el dolor (un dolor melancólico,
más importante desde el final de la transición no pocas veces basado en su ausencia) es
nunca tuvo una coherencia partidista ni aquí precisamente la manera de producir
partisana, ni fermentó en torno a consignas una narrativa histórica. Palpita siempre, bajo
políticas establecidas dentro de un marco la piel de estas películas, una politización del
semiótico dado. Lo hizo a través de un flujo sufrimiento que vuelve a narrativizar la culpa
de afectos. Su llamada constante a “la alegría y que les confiere una renovada densidad die-
de estar juntos,” su rechazo a la violencia, su gética. Este es, quiero postular, su elemento
escrupulosa definición de objetivos y posicio- intraducible, su punto de fuga y su condición
nes (“somos personas”), siempre atrincherada de enunciabilidad.
294 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies
es que se trata de su inversión milimétrica, todas aquellas personas que, como César,
de su traducción simultánea a un idioma no pueden dormir en ese tórrido verano
casi opuesto. Clara nunca se atribuye la de 2011 mientras la ciudad duerme. Son
responsabilidad de su sufrimiento. Lo con- las personas que musitan su malestar en
sidera simplemente una “mala racha.” En el programa de radio con que se abre la
consecuencia, no existe aquí un exceso de película y al que César mismo llama en
infelicidad culpable. Al contrario: el exceso varias ocasiones buscando un confort que
es un exceso de felicidad, de bienestar. Y, le disuada del suicidio. La pregunta, en este
coherentemente, tampoco hay un elemen- punto, es obvia: ¿por qué César no es feliz?
to “otro” que exteriorice el secuestro, bien ¿Qué reprime César o con respecto a qué
como desdoblamiento superegoico que representa César un elemento reprimido?
espectaculariza la ansiedad de ese déficit ¿En qué consiste esa relación incompleta
de goce con sus atroces demandas, bien que César establece con la realidad y que
como ejemplo del Gran Otro en su atuendo nosotros sentimos como propia?
disciplinario de “Gran Hermano” o estado Tal vez haya que buscar la respuesta
vigilante y represor. No hay secuestro: en la sonrisa de César. Poco después del
hay rescate. Por supuesto, César puede comienzo, la mujer de la limpieza y su hijo
y debe leerse como como “reflejo” de las hacen su primera aparición en el edificio.
instituciones europeas que mutilan con sus La mujer se acerca a César y lo interpela así:
recetas de austeridad las economías de los “ya te puedes relajar. Que ahora me toca
estados-miembro; pero, como ellas, nunca a mí limpiar la mierda de los señoritos. Y
se presenta como un secuestrador. Como de sus perritos” (0:12:45). César sonríe por
ellas, acude al rescate de los miembros de primera y última vez en toda la película.
la comunidad (de vecinos) y, como ellas, lo La diferencia entre los de arriba y los de
hace imponiendo condiciones más duras abajo está más que claramente insinuada
que las que motivaron su solicitud de ayuda a lo largo del filme. Desde el sótano en
en primera instancia. Porque, desde el punto que vive César hasta la azotea en la que el
de vista de la trama, César no es una fuerza vecino del 4º B le da un ultimátum antes de
exterior que abduce a la víctima o la somete interponer una demanda de despido, el eje
“desde arriba.” César es otro miembro de esa vertical que atraviesa el espacio en Mientras
comunidad que está ahí, formando parte del duermes es al menos tan rígido como en
decorado de la vida; sus actos sádicos no se [REC]. Sólo que, en este caso, determina
pueden distinguir del decurso normal de las relaciones entre los personajes. Clara
la rutina, desprovistos de cualquier tipo de alimentará la ilusión de que estas relaciones
espectacularidad y de cualquier concesión son transparentes, amortiguará el roce con
al goce. sus sonrisas, con su cortesía sobreactuada.
Él mismo permanece vulnerable a Incluso le pedirá a César que no la llame
ellos, pues César es, ante todo, un hom- “señorita Clara” (le hace, según dice, sentir
bre más (“nosotros, los mercados”). Y ahí extraña), petición a la que el conserje, na-
está precisamente el desvío que la película turalmente, no se rebajará a acceder. Pero
plantea con respecto a otros thrillers de sus intentos por desalojar esta incómoda
parecida factura. La película no trata sobre realidad fracasarán estrepitosamente. Cé-
la infelicidad de Clara. Es una película sar, la peor pesadilla de Clara, irrumpe en
sobre la infelicidad de César; de César y de su intimidad como si fuera un fantasma,
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el paradigma del terror posibilitando que Boyle es su manera de comunicar esta velocidad
el otro que antes estaba escondido pase en- a través de un montaje nervioso y sincopado,
tonces a mostrar su rostro más descarnado, verdadero garante del efecto estroboscópico
su lado más fiero. Balagueró nos lleva de (cosas inertes que parecen moverse muy rápido)
que facilita el tránsito entre lo no muerto y lo
la mano por esta angustiosa vereda. Nos
demasiado vivo. Ver Wallin (260).
obliga a respirar aceleradamente cuando 4
Balagueró ha explicado esto en varias en-
César está oculto debajo de la cama, nos trevistas y ruedas de prensa. Ver, por ejemplo,
fuerza a temer que sea descubierto. No Sabaté.
hay por qué negarlo: le tenemos cariño. 5
En el mencionado artículo citaba varios
Es entonces que el rostro amable de Luis casos más en los que los la narrativa de muertos
Tosar, tanto como nuestro rostro mismo, vivientes se solapaba con la de vampiros o cu-
empiezan a dar miedo. erpos poseídos, casos como Una de zombis, El
síndrome de Lázaro o Juan de los muertos (39).
Recuérdese solamente, si sirve como indicio,
Notas que el clásico White Zombie de Victor Halperin
fue conocida en España por el bíblico título de
1
Especialmente en torno a la productora La legión de los hombres sin alma y que The Evil
Filmax. Véase Pueyo, pero también, y sobre todo, Dead de Sam Raimi se tradujo al español como
el artículo de Lázaro Reboll (“Now Playing” Posesión infernal.
65-83) y su reciente monografía (Spanish Horror 6
En su infravalorada Land of the Dead
233-270), que por desgracia no puede consultar (2007) o en la próxima adaptación televisiva de
antes de escribir mi trabajo ese mismo año. En su propio cómic Empire of the Dead.
cuanto a los antecedentes de esta nueva ola, 7
No quiero implicar que en el reciente
pueden consultarse también las obras de Matel- cine internacional de actividades paranormales
lano, Schlegel, Sala, Higueras y las antologías de el conflicto no se halle confinado al hábitat
Carlos Aguilar Cine fantástico y de terror español: doméstico, al desastre cotidiano de una excesiva
1900-1983 (1999) y Cine fantástico y de terror intimidad (y de ahí sus tópicos: el selfie en el
español: 1984-2004 (2005). espejo del baño como mirada de un otro sin
2
Zombis descerebrados y zombis que se otredad, la casa a oscuras de noche como noche-
alimentan de cerebros constituyen, y esto pocas afuera contenida en la penumbra del salón, etc.).
veces se advierte, la izquierda y la derecha de una La diferencia es que en estos filmes ese espacio no
misma lectura frankfortiana sobre la alienación: es un espacio enemigo por ser de otro, sino por
por un lado el sujeto del “conformismo” de los ser, por así decirlo, insoportablemente propio.
50 y 60 inolvidablemente descrito/desmontado 8
Datos del Observatorio Social de España,
por Thomas Frank (34-46) e inmortalizado en marzo de 2015, de la Encuesta de Población
el mall de Romero; por otro, la cuestión de los Activa (julio de 2015) y del Banco de España.
retornos, del miedo a lo no-muerto del otro Algunas fuentes hablan de una deuda pública
soviético que, literalmente, “te come el coco” sin maquillar del 144.1%.
en el filme de Dan O’Bannon. 9
Coordinado por José Luis Carretero. Con-
3
Dejando así atrás a sus atolondrados súltese este volumen para entender el fenómeno
predecesores, que se arrastraban al ritmo de la de la cultura activista anti-burbuja en España,
sinfonía oxidada de la alienación. Este cambio especialmente los capítulos de Glays Martínez
de velocidad suele atribuirse, en una desdichada (89-108) y de Eduardo Pérez (139-158).
suerte de argumento voluntarista, a una “ocur- 10
“La función simbólica deja aparecer allí el
rencia” de Boyle antes que a las exigencias que punto nodal, en el que un símbolo viene al lugar
dicta el nuevo orden del capitalismo acelerado de la falta constituida por la falta en su lugar”
(Mogk 24-25). Lo que sí habría que agradecerle a (701). La teoría de los significantes flotantes a la
298 Arizona Journal of Hispanic Cultural Studies
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