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Genealogías de la crisis: Massimo Cacciari y el surgimiento del pensamiento impolítico italiano | Guillermo Bialakowsky

Genealogías de la crisis: Massimo Cacciari y el


surgimiento del pensamiento impolítico italiano
Guillermo Bialakowsky. Universidad de Buenos Aires – CONICET – Université Paris 8
[email protected]

En el presente artículo nos proponemos analizar la interpretación que


Massimo Cacciari ha realizado del pensamiento de Friedrich Nietzsche en torno a la
crisis de las categorías políticas tradicionales1. La hipótesis que buscaremos sostener
en nuestro trabajo consiste en que la problematización elaborada por Cacciari del
concepto de crisis resulta la condición de posibilidad para su posterior
caracterización de la noción de “impolítico”. Con este objetivo, en el primer apartado
ahondaremos la lectura sobre la obra de Nietzsche que Cacciari desarrolla en su libro
Krisis. Saggio sulla crisi del pensiero negativo da Nietzsche a Wittgenstein (1976). En 11

segundo lugar, examinaremos en “L’impolitico nietzscheano” (1978) la apropiación Septiembre-


Octubre
que Cacciari realiza del término “impolítico” – punto de partida para el pensamiento 2018

impolítico italiano. Dicha resignificación conceptual posee un lugar de gran


relevancia en la discusión contemporánea y ha sido continuada por diversos autores
que han indagado en su riqueza filosófica (cfr. Esposito, 1988; 2010; Cantarano, 1998;
2003; Galindo Hervás, 2003; 2015). Finalmente, en el último apartado, evaluaremos el
alcance de nuestra lectura sobre lo impolítico y su diferenciación con la
“antipolítica”. A partir de la problematización de la categoría metafísica de crisis, nos
preguntaremos por la potencialidad filosófica de la “tarea” de lo impolítico.

1Este artículo fue elaborado en el contexto de una Beca Interna Doctoral del Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Técnicas de la Argentina (CONICET) para mi investigación doctoral en
cotutela entre la Universidad de Buenos Aires y la Université Paris 8 Vincennes-Saint-Denis. La
hipótesis comenzó a ser desarrollada en una estancia en el 2016 en el Laboratoire des logiques
contemporaines de la philosophie (LLCP) de la Université Paris 8. Agradezco por ello a mis directores
Dra. Mónica B. Cragnolini y Dr. Patrice Vermeren y a la Beca para Estancias de Investigación del
Programa Saint-Exupéry, del Ministerio de Educación de la Nación Argentina y la Embajada de
Francia en la Argentina.
Genealogías de la crisis: Massimo Cacciari y el surgimiento del pensamiento impolítico italiano | Guillermo Bialakowsky

I. Una lectura nietzscheana sobre la noción de crisis

En su obra Krisis, Cacciari tiene como propósito discutir la interpretación


“irracionalista” que pesaba con fuerza sobre la obra de Nietzsche en los ámbitos de
discusión italianos de la época. En este contexto, el abordaje del pensamiento de
Nietzsche estaba signado de modo paradigmático por el texto de György Lukács Die
Zerstörung der Vernunft. Der Weg des Irrationalismus von Schelling zu Hitler (1954)2.
Continuando el camino de investigación iniciado tempranamente con “Sulla genesi
del pensiero negativo” (1969), para Cacciari el pensamiento negativo constituye la
respuesta del “gran pensamiento burgués” a la crisis de las categorías como formas
mismas de la filosofía moderna. Se trata, para el autor italiano, de explorar los
supuestos filosóficos de este horizonte que parte del “nudo” de 1848 y se extiende
hasta la República de Weimar. En la búsqueda de una funcionalización del conflicto
inscripto en la crisis, la respuesta del pensiero negativo no consiste en una superación,
en el pasaje de la negatividad a la positividad, del rechazo a la aceptación, sino en el
intento de comprensión al interior del sistema (cfr. Cacciari, 1969:138-140). Dario
12 Gentili, un estudioso de la filosofía italiana contemporánea, ha considerado el
Sept.-
Octubre vínculo
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entre esta lectura aporética y la etimología misma del término para dar
2018
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cuenta
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de este punto:
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s De hecho, krisis es la palabra griega que significa “fuerza distintiva, separación, escisión”,
t
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2
pero también “decisión, resolución, juicio, elección”. El análisis etimológico del término krisis
0
1 permite evidenciar la íntima y compleja constitución de la crisis de lo político: la “elección” de un
8
aspecto respecto del otro que la “separación” de la krisis “distingue”, la tentativa de “resolver” la crisis
retornando a una indistinta unidad, no representa en absoluto la salida de la crisis, sino que resta en su
interior en cuanto su elemento constitutivo (Gentili, 2007:13, énfasis original).

El desafío de la perspectiva de Cacciari se encuentra en reintroducir en el debate


filosófico contemporáneo la categoría de crisis sin reducir su función a un accidente,

2 El texto fue publicado en castellano como El asalto a la razón. La trayectoria del irracionalismo desde
Schelling hasta Hitler. La edición italiana, más cercana al original alemán, traduce Zerstörung por
distruzione. Las primeras ediciones, tanto en castellano como en italiano, son del año 1959, con
traducción de Wenceslao Roces y de Eraldo Arnaud respectivamente (cfr. Lukács, 1959a; 1959b).
Genealogías de la crisis: Massimo Cacciari y el surgimiento del pensamiento impolítico italiano | Guillermo Bialakowsky

a un obstáculo o momento que puede ser eliminado del sistema. Desde la


Introducción a Krisis el autor italiano afirma que su libro pretende subrayar el
aspecto trágico implicado en dicha noción (cfr. Cacciari, 1976:8). Sin embargo, a
diferencia del pesimismo schopenhaueriano, Cacciari considera que el pensamiento
de Nietzsche es el que permite desarrollar las condiciones de posibilidad para
rechazar la dicotomía entre metafísica y nihilismo extremo. Es decir, el planteo
binario entre, por un lado, una concepción de sistema que se dirige hacia la
conciliación pero que se encuentra siempre amenazado por una nueva crisis. Y, por
el otro, una noción de crisis sin forma que sería finalmente absorbida por un nuevo
re-equilibrio. Cacciari busca rastrear la subrepticia unión entre ambos polos
elaborando las implicancias de la singular posición nietzscheana:

En Nietzsche el “pensamiento negativo” ha atravesado todo el espacio del nihilismo y ha


interpretado hasta el fondo su anuncio: las formas puras se convierten en poder positivo, la
caída del a priori es racionalización, la ascesis es, finalmente, definición de la estructura lógica del
mundo (…) Y todo esto: sin ninguna conciliación. Acordar-sintetizar sería recaer en la impotencia
absoluta del nihilismo. Poder no es síntesis – si fuese síntesis, no habría ya necesidad de un
13
poder. Ni la forma sería ya convencional: expresaría la realidad, la extinguiría en sí. (…) Y creer
que el proceso de racionalización tiende necesariamente a la Síntesis es regresar a Utopía – Septiembre-
Octubre
recuperar la teleología kantiana (Cacciari, 1976:69, énfasis original)3. 2018

Este proceso “in-finito” de logicización del mundo resulta, para Cacciari, la


lógica misma de la voluntad de poder nietzscheana (Wille zur Macht). A partir de una
rigurosa lectura de los textos póstumos de Nietzsche, el filósofo italiano destaca la
importancia del proceso de sistematización y racionalización de un mundo que no es
lógico, que se encuentra en devenir. La lógica no descubre una supuesta logicidad
del mundo sino que consiste en las herramientas para una sistematización útil para la
vida4. Por consiguiente, aunque esta racionalización jamás puede ser definitiva, al

3 Dada la importancia que poseen la grafía y la itálica en sus textos, cabe señalar que en los pasajes
citados se respetará estrictamente el uso que hace Cacciari tanto de las categorías como de los
términos en otros idiomas.
4 Si bien un análisis en profundidad del vínculo con Martin Heidegger excede los objetivos de este

trabajo, resulta insoslayable la presencia del filósofo alemán en la interpretación que Cacciari realiza
de Nietzsche en Krisis. Como indica Mónica Cragnolini, frente al peso que ha tenido en la historia de
las lecturas de Nietzsche el aspecto crítico-destructivo, Cacciari insiste en dicho texto en el aspecto
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modo de una forma a priori, ello tampoco implica que el análisis del proceso proceso
pueda caracterizarse como irracionalista. Giuseppe Cantarano ha estudiado esta
cuestión a partir de la pregunta por las implicancias de considerar a la razón como
estructuralmente “nihilista”. Para el autor, el significado de dicha afirmación consiste
en lo opuesto de una destrucción de la razón. Es decir, implicaría rearticular la historia
de las diferentes “destrucciones” que ha realizado la misma razón. Cantarano
sostiene: “Es por ello que el nihilismo de la razón no puede ser, al modo de Lukács,
rubricado someramente como irracionalismo, sino que es el mismo proceso racional
en obra” (Cantarano, 1998:319). Cacciari caracteriza a la noción de Wille zur Macht
desde su oposición a toda “decadencia”, a todo “irracionalismo vitalista” (cfr.
Cacciari, 1976:64). Es precisamente la búsqueda de refundar una verdad, entendida
como constitución absoluta de las cosas, la que conduce, según Cacciari, a los
supuestos de una metafísica en sentido tradicional. El filósofo veneciano advierte que
esta ilusión implica concebir un pensamiento que se encuentra ajeno a su propia
crisis. Y ello tanto desde una perspectiva absoluta como desde una comprensión de la
crisis como momento en una superación dialéctica de carácter teleológico 5 .
Remitiendo al origen etimológico común, Gentili subraya que, ante la noción de
14 crisis, Cacciari se propone pensar una noción de decisión crítica (cfr. Gentili, 2007:34-
Sept.-
Octubre 35).Ju En otros términos, asumir que toda “resolución” de la crisis implica una nueva
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división,
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una nueva re-escisión. La imposibilidad de apelar a una esencia o finalidad
-
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s
t lógico de la Wille zur Macht. Ahora bien, la autora señala que esta cuestión posee un fuerte vínculo con
o
2 el modo de abordaje perspectivista propio del autor. Ello significa el rechazo de una interpretación de
0
1 Nietzsche “completa y verdadera” que sintetice o concilie las diferentes perspectivas (cfr. Cragnolini,
8
1994:11-12). Cragnolini observa que ya en Krisis pueden encontrarse elementos que conciben la
creación de nuevos órdenes y de nuevos lenguajes desde un punto de vista no meramente formal. El
tratamiento del arte en general y de la música en particular daría cuenta de la imposibilidad de
reducir la voluntad de poder nietzscheana a una subjetividad calculadora de valores y
superrepresentativa. En este sentido, Cacciari se alejaría de la interpretación heideggeriana, sobre todo
de las posiciones volcadas en Nietzsche II y en Holzwege, donde concibe a Nietzsche como el
consumador de la historia de la metafísica (cfr. Cragnolini, 1994:10-18). Por último, cabe resaltar que
dichos elementos son efectivamente desplegados en otros textos de Cacciari tales como el ya mentado
“L’impolitico nietzscheano” o la Introducción realizada para el libro de Eugen Fink La filosofía di
Nietzsche (cfr. Cacciari, 1979:9-30).
5 En “Sulla genesi del pensiero negativo”, Cacciari ya exponía los presupuestos de esta elaboración

desde el mismo comienzo de su investigación: “El pensamiento negativo tiende a demostrar la


inefectividad de la dialéctica en relación con los contrastes fundamentales, la ilusión o mistificación de
las síntesis que ella opera” (Cacciari, 1969:139).
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que se sustraiga de este conflicto para producir una superación definitiva constituye
el aspecto ineludiblemente trágico:

[L]o esencial no son tales “nuevos órdenes” en sí, sino la irresoluble contradicción
constitutiva entre ellos y el permanecer de la crisis, la imposibilidad de resolver en sentido
sintético la crisis del sistema clásico-dialéctico (…) complejo de relaciones que en mi opinión
constituye la insuprimible instancia trágica del negatives Denken (Cacciari, 1976:8, énfasis
original).

Lejos de una desesperación paralizante, este modo de comprender la noción de


crisis supone para Cacciari la apertura productiva a nuevos ordenamientos y nuevos
lenguajes. El filósofo italiano desarrolla esta lectura explicitando que la crisis de las
categorías modernas comporta una incapacidad para dar cuenta de las
transformaciones científicas contemporáneas. Es por ello que resulta necesario para
el autor confrontar la posición de Nietzsche con la de Ernst Mach. Cacciari destaca el
rechazo del pensador austríaco a los fundamentos clásicos y resalta su intento por
establecer una crítica del mecanicismo metafísico. Sin embargo, sus esfuerzos se
15
encuentran obturados por una interpretación tradicional del lenguaje en general y de
Septiembre-

la doctrina del significado en particular. El positivismo que Mach encarna considera Octubre
2018

garantizada la correspondencia entre proposición científica y objeto físico. La


significación es exhaustiva y la verdad del dato se corresponde con una observación
subjetiva. Permanece entonces una relación inmediata de significado, clásica, entre
sujeto y objeto. Cacciari sintetiza cuatro condiciones sobre las cuales es posible tal
relación:

a) que sujeto y objeto continúen, en efecto, siendo entendidos separadamente; b) que el


objeto sea definido estáticamente, esto es, que se reduzca al ser-subsumido en la inmediatez de la
observación; c) que exista una inmediatez perceptiva, en grado de suministrar la imagen de este
objeto “puro”; d) que haya proposiciones verdaderas, en el sentido de significar o de ser reductibles a
estos datos. Estas condiciones son, implícita o explícitamente, sometidas por Nietzsche a una
crítica radical – y es aquí donde se diferencia, también radicalmente, de Mach. Admitir una
naturaleza, un mundo, reductible a representaciones lineales, a un significado, a proposiciones
elementales – significa refundar la hipótesis mecanicista de la “determinación y transparencia
lógica como criterio de verdad” (Cacciari, 1976:61, énfasis original).
Genealogías de la crisis: Massimo Cacciari y el surgimiento del pensamiento impolítico italiano | Guillermo Bialakowsky

El análisis en torno a la distancia entre las posiciones de Nietzsche y de Mach nos


muestra el lugar en el que Cacciari coloca el problema del lenguaje y de la búsqueda
de refundación 6 . La teleología de un progreso científico en Mach aparece
estrechamente ligada a la relación estática entre observación y fenómeno. En otros
términos, la doctrina del significado determina el proyecto filosófico machiano hasta
reconducirlo a la ilusión de una refundación de la física clásica newtoniana. Como
corolario final, Mach no puede concebir la contradicción que anida entre ciencia
normal y crisis. Esta última no sería, desde su concepción, más que un mero desvío
que queda superado por una ciencia normal corregida. En el primer capítulo de
Krisis, Cacciari ya había desarrollado la dificultad que posee la economía neoclásica
para abordar el problema de la contradicción y del vínculo entre sistema y crisis (cfr.
Cacciari, 1976:11-55; Catapano, 2003). El punto de vista neoclásico y el enfoque de
Mach coinciden en la disposición del desarrollo de la ciencia en sentido teleológico.
Si para los autores neoclásicos las fuerzas del mercado tienden hacia un equilibrio y
hacia una síntesis entre oferta y demanda (rechazando la ley marxiana de valor-
trabajo), para Mach se trata de la direccionalidad hacia una correspondencia plena
16 entre formas conceptuales y datos (depurado de todo elemento considerado
Sept.-
Octubre “metafísico”).
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Ello muestra que dichas concepciones no poseen, en su definición de
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sistema
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científico, un lugar para la noción de crisis que no sea el de mero movimiento
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o desviación hacia un fin. Su ideal se mantiene atado a un esquema de equilibrio y
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0
16 Esta problemática será continuada por Cacciari a partir de una deriva del análisis que va más allá de
8
los límites del presente artículo. Se trata de la posibilidad de poner en relación la lectura de Nietzsche
con la noción de juegos de lenguaje de Wittgenstein. Cacciari recompone, a través de los fragmentos
póstumos nietzscheanos, el vínculo con la noción de lo místico y su lectura de Wittgenstein. El
siguiente pasaje busca condensar dicha interpretación: “Al construir el `mundo verdadero´, los físicos
omiten considerar « el necesario perspectivismo, en virtud del cual cada centro de fuerza – y no sólo el
hombre – construye todo el resto del mundo a partir de sí mismo, es decir, lo mide, lo modela, lo
forma según su fuerza » (Frammenti Postumi,1888-1889, en Opere, cit., p. 162). Pero ya en un fragmento
del año anterior Nietzsche había ido más allá en la definición del carácter convencional de las `leyes´
físicas, refiriendo su análisis al más general de las formas lingüísticas. En realidad, cada `ley´ está
construida en la forma de la lengua: « Nosotros dejamos de pensar si no queremos hacerlo en la constricción
lingüística, llegamos incluso a la duda de ver aquí una frontera corno frontera. Pensar racionalmente
significa interpretar según un esquema que no podemos rechazar » (Frammenti Postumi, 1885-1887, en Opere,
cit., p. 183). Es un fragmento que bastaría por sí solo para explicar la relación de Wittgenstein con
Nietzsche.” (Cacciari, 1976:67, énfasis original).
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síntesis que no se ve afectado por la traducción a un lenguaje “positivo” ni por su


interpretación como “deducción positiva”. Cacciari concluye respecto a esta cuestión:

La teoría de la sensación-representación no cambia dicho contexto. La relación


observación-fenómeno es estática como, en Böhm-Bawerk, la acción subjetiva y la dinámica de
la demanda en relación con el ordenamiento institucional dado del mercado. La “reducción
lógica” del capitalismo a este ordenamiento de mercado por parte de Böhm-Bawerk es
históricamente inescindible de la “reducción” del desarrollo de la ciencia a la crítica de los
fundamentos epistemológicos del mecanicismo por parte de Mach (Cacciari, 1976:38, énfasis
original)

Ahora bien, ¿cuáles son las implicancias filosófico-políticas de afirmar que toda
pretensión de superación dialéctica o retorno a un origen primigenio constituyen
ilusiones metafísicas? En el siguiente apartado investigaremos el análisis realizado
por Cacciari en su artículo “L’impolitico nietzscheano” (1978). Ello nos permitirá
luego considerar el rol que ocupa la problematización previa de la noción de crisis en
la estructura conceptual del texto que inaugura la reapropiación impolítica italiana.
17

II. La crisis de las categorías políticas y el surgimiento de lo impolítico Septiembre-


Octubre
2018

En “L’impolitico nietzscheano” Cacciari continúa su reflexión sobre la necesidad


de seguir los pasos nietzscheanos de una deconstrucción filosófica de los conceptos
filosóficos tradicionales. El desarrollo del autor italiano parte del extrañamiento que
ha generado, al interior del pensamiento reaccionario alemán de principios de siglo
XX, el tratamiento de la cuestión política en la obra de Nietzsche. La defensa de la
Kultur guillermina en crisis frente a la amenaza de la “Zivilisation aliada” – encarnada
en Francia – implicaba rechazar tajantemente a Nietzsche. Así, Cacciari cita el
siguiente pasaje del filólogo Ulrich von Wilamowitz-Moellendorff:

Finalmente Nietzsche. Nos hace sólo sonreír al ver cómo, al lado de los propugnadores de
la potencia de nuestro Estado, se coloca a uno de aquellos individualistas anárquicos, que se
pueden permitir la negación del ordenamiento social sólo porque son protegidos por esta
sociedad encuadrada en el orden estatal. Por lo demás, quien busque a los precursores de
Nietzsche no encontrará un Alemán, sino más bien a los moralistas franceses y a los cínicos
Genealogías de la crisis: Massimo Cacciari y el surgimiento del pensamiento impolítico italiano | Guillermo Bialakowsky

griegos. La concepción del mundo de Treitschke y la de Nietzsche están en una relación de


contraposición polar (Wilamowitz, en Cacciari, 1994:63).

Más allá de la célebre disputa que Wilamowitz sostiene con Nietzsche y,


especialmente, con su obra Die Geburt der Tragödie (1872), Cacciari reflexiona sobre
esta “reacción”. Es decir, el autor italiano pone el acento en el carácter “inutilizable”
de Nietzsche para un proyecto cultural y político que comprende también a autores
como Friedrich Meinecke y Ernst Troeltsch7. Es en este contexto que el texto de Mann
Betrachtungen eines Unpolitischen (1918) realiza una lúcida operación de lectura.
Nietzsche se encontraría en el “corazón” de Alemania justamente por su impoliticidad
en tanto contraposición al proceso alemán de Politisierung (politización). Mann no
sólo descarta toda “estetización” y “politización” de la obra de Nietzsche sino que,
justamente, considera que su potencia reside en la posibilidad de recurrir a su figura
para intentar revertir dicho proceso. El célebre escritor reconstruye la época de
Goethe y del siglo XIX alemán desde el prisma del mito weimariano. Se trata de
construir una continuidad entre el Goethezeit y Nietzsche que residiría en su odio
hacia lo político (sin abandonar por ello la categoría de nación). En otras palabras,

18 Mann buscaría explícitamente dejar de lado la pretendida alianza entre la potencia


Sept.- estatal
J
prusiana y el espíritu de la Deutschtum (“alemanidad”). Es por ello que el
Octubre
2018 u
autor
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i
define, a partir del término clave “impolítico”, no sólo un autorretrato, sino
o

a
también
- una respuesta a la posición de su hermano Heinrich sobre la Alemania de la
g
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s
época que se abre con la Primera Guerra Mundial. En el “Prefacio”, Mann considera
t
o
2
que el carácter impolítico del pueblo alemán no impide sino más bien permite la
0
1
8
organización de su Estado. A lo largo de las Betrachtungen podemos observar cómo
Mann se propone sostener esta conjunción entre lo impolítico y el nacionalismo,
objeto de ataques por parte de sus contemporáneos (cfr. Mann, 1974:102ss). En
relación a esta cuestión, el escritor alemán afirma: “Si soy liberal, lo soy en el sentido
de la liberalidad [Liberalität] y no del liberalismo [Liberalismus]. Porque soy impolítico
[unpolitisch], nacional, pero en el sentido impolítico…” (Mann, 1974:116). En

7 Respecto a esta cuestión, en su libro Walther Rathenau e il suo ambiente, Cacciari ha cuestionado con
mayor detenimiento “las leyendas” que presuponen un vínculo estrecho y una apropiación de la
lectura de Nietzsche por parte de la Kultur del Deutschtum (véase especialmente “Kultur e
Kapitalismus”, 1978c:7-27).
Genealogías de la crisis: Massimo Cacciari y el surgimiento del pensamiento impolítico italiano | Guillermo Bialakowsky

consecuencia, es importante para el autor evitar la “politización del espíritu” y


distinguir entre el artista nacionalista pero impolítico de la politización del
sentimiento nacional producida por la Gran Guerra. Una distinción que se encuentra
condensada en el dictum “national, aber unpolitisch” (Mann, 1974:425). Desde una
perspectiva que busca oponerse a lo político, el escritor alemán considera que
“pensar y observar humanamente significa pensar y observar impolíticamente”
(Mann, 1974:428). Si bien Mann asume que un artista es por definición un impolítico,
con el fin de profundizar en su posición, el autor apela a la figura de Fiódor
Dostoievski. Aún cuando el escritor ruso pueda autodefinirse como “combatiente
político”, Mann subraya que su ataque al liberalismo occidental (al que llamaba
nihilismo) posee una naturaleza ineludiblemente impolítica. Dostoievski, más que
escribir sobre la política, se colocaría en una posición axiológica contra la política.
Ahora bien, este punto de la argumentación es precisamente el objetivo central
de la crítica por parte de Cacciari al uso que realiza Mann de la noción de lo
impolítico. El filósofo italiano considera que esa interpretación es posible, en primer
lugar, a partir de una reducción “historicista” del pensamiento nietzscheano. Para
19
Cacciari, Nietzsche se encuentra en las antípodas de una reconstrucción continuista
de la cultura que supera en “formas sintéticas” las etapas previas. Por el contrario, Septiembre-
Octubre
2018
Cacciari sigue la lectura de Karl Löwith para indicar que la interpretación
nietzscheana implica considerar a Goethe un “incidente sin consecuencias” para la
historia alemana:

[L]ejos de “perfeccionar” una tradición, en la cual directamente bebería Nietzsche mismo,


su actitud de conservación y conciliación parece en realidad la “máscara” con la cual él se separa
del Weltbürgertum alemán. Este último es hegeliano y dialéctico, no goethiano: está dominado
por la filosofía de la historia y por el ídolo del “suceso” sacralizado como necesidad racional. El
“realismo” goethiano le parece, en realidad, a Nietzsche, un heroico intento anti-nihilístico, de
superación del nihilismo, de afirmación dionisíaca, absolutamente excéntrico respecto a las
fuerzas de la Kultur alemana (Cacciari, 1994:66, énfasis original).

Asimismo, esta “reducción” no sería, según el filósofo italiano, la única de la


interpretación de Mann. En primer lugar, también resultaría necesario concebir la
genealogía nietzscheana de la moral como una simple crítica de lo “moral-político”,
Genealogías de la crisis: Massimo Cacciari y el surgimiento del pensamiento impolítico italiano | Guillermo Bialakowsky

de lo moral en su mezcla con los interesse. Sin embargo, el punto de divergencia más
relevante, a juicio de Cacciari, constituye la comprensión que Mann realiza del
problema de lo impolítico. Si “lo político” es un dis-valor que impide el
desenvolvimiento del proceso de afirmación de los Valores de Humanität y de
Bildung al interior de la concepción alemana de Weltbürgertum, lo impolítico deviene
en Mann mero rechazo de la dimensión de lo político. Es decir, lo impolítico termina
resultando aquí afirmación del Valor y lo político “inversión de los valores”. Como
explica con precisión Diego Tatián, la lectura de Cacciari muestra su distancia con la
interpretación manniana a partir de la especificidad de la noción nietzscheana de lo
impolítico y del vínculo con la categoría de Entzauberung (“desencantamiento”,
“desmagización”) de Max Weber:

Lo apolítico de Mann, dice Cacciari, en cuanto afirmación de valores extrapolíticos, en


cuanto “nostalgia del mito de Weimar” y negación de la posibilidad de articular espíritu y
política de la potencia, expresa una relación polar, opuesta, a la temática weberiana del
“desencanto”. Pero en cuanto a Nietzsche, sigue Cacciari, “lo impolítico” no remite ya, como
quería Mann, a la Goethezeit; no implica una restitución de las "antiguas tablas” sino que se
mueve dentro de la politización –en cuanto forma del desencanto weberíano-, mas en el modo
20 de una interrogación de lo político que acaba en una depreciación (Entwertung) del valor-
Sept.-
J
política; que deconstruye el valor (o los valores) que la política tiene por fundamento; que lo
Octubre
2018 u
l somete a una crítica del mismo orden de la “inversión de todos los valores” (Tatián, 1994: 45-6,
i
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énfasis original).
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o
Frente a la posición paradigmática de Mann, la genealogía impolítica de
2
0
1
Nietzsche no buscaría entonces ninguna recuperación de un valor externo (puro y
8
moral) antagónico a la dimensión de lo político. En su lucha contra la Politisierung, la
crítica manniana expresa los valores que finalmente fundan y reintroducen la misma
lógica agonal de los conceptos políticos tradicionales. La búsqueda de un punto de
vista que atraviese y deconstruya el campo de lo político, sin transformarse en una
mirada supra o anti-política, es lo que marcará la singularidad de esta apropiación
filosófica de la noción de lo impolítico8. Cacciari afirma:

8Loretta Monti ha ensayado en un artículo una reivindicación del pensamiento de Mann con respecto
a este punto e incluso en relación a la posibilidad de una lectura “impolítica” del autor en un sentido
más cercano al de los autores italianos contemporáneos (cfr. Monti, 1999).
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La crítica nietzscheana es lo opuesto a la crítica de lo “político” en cuanto dis-valor (...) Lo


“impolítico” nietzscheano es la crítica de lo “político” en cuanto afirmación de Valores. Lo
“impolítico” no es rechazo nostálgico de lo “político”, sino crítica radical de lo “político”: va
más allá de la máscara de lo “político” (su desencanto, su necesidad, su ser destino) para
descubrir los fundamentos de valor, el discurso de valor que aún lo funda (Cacciari, 1994:68,
énfasis original).

Si tomamos en cuenta que su tarea no es la legitimación ni la despolitización, la


crítica que entiende la política como dis-valor resulta ajena a la escritura
nietzscheana. Del mismo modo, ésta es extraña a la ilusión de una supuesta
conciliación en una totalidad estatal. En el proceso de Politisierung se encuentra
implicada, según Cacciari, una tendencia a articular lo político como totalidad.
Teniendo en cuenta que la lógica de lo político comienza a constituirse como
“método” de toda relación social, ello significa que toda forma de organización bajo
dicho signo tiende hacia esa totalización de la cual el “Estado dialéctico” es expresión
y resultado. Carlo Galli ha subrayado que el fracaso de la pretensión hegeliana
21
implicaría para Cacciari la posibilidad de comprender a la forma de lo político como
problema (cfr. Galli, 2010:36ss)9. Galli resalta además que el pensamiento de Carl Septiembre-
Octubre
2018
Schmitt aparece en los textos de Cacciari de 1978 como el resultado extremo del
proceso doble de racionalización y de la pérdida progresiva de “sustancialidad” (cfr.
Cacciari, 1978a; 1978b; 1978c; 1978d)10. En este sentido, Schmitt sería aquel que ha
seguido, según Cacciari, las premisas weberianas hasta sus últimas consecuencias:

Lejos del oponerse a “sectariedades” que se representan como tales, el estado dialéctico
comprende la instancia totalizante que emerge del conjunto de las formas de la politización. En
cuanto totalidad, este Estado tiende inmediatamente a concebir la propia forma como forma
“natural” de la organización política. El Estado dialéctico absolutiza el concepto de Estado: el
“trabajo” históricamente determinado que ha conducido a su configuración en el ámbito del

9 Al mismo tiempo que elabora la dimensión de dicho “problema”, Cacciari muestra con claridad la
distancia del pensamiento impolítico nietzscheano respecto a este punto con las perspectivas de
Schopenhauer y Kierkegaard (cfr. Cacciari, 1978b:73-74).
10 En una lectura que articula la situación histórica y la interpretación personal, la importancia de los

textos elaborados en 1978 por parte de Cacciari ha llevado a Alessandro Carrera a considerarlo como
el año crucial que entrelaza definitivamente el itinerario político y la obra filosófica del autor italiano
(cfr. Carrera, 2009:12-22).
Genealogías de la crisis: Massimo Cacciari y el surgimiento del pensamiento impolítico italiano | Guillermo Bialakowsky

racionalismo (del nihilismo) occidental aparece aquí superado – ahora el Estado vale como pura
Norma, Ley. Norma y Ley indican el método universal en base al cual todo sujeto deviene
totalidad (Cacciari, 1994:69-70, énfasis original)

Como destacan tanto Tatián como Cragnolini, la interpretación del nihilismo que
Cacciari lee en Nietzsche contiene ya dentro de su formulación el rechazo a todo “re-
encantamiento”, a toda “re-conducción” hacia una nuevo concepto de totalidad (cfr.
Cragnolini, 1994:22; Tatián, 1994:47-8). Lo impolítico es entonces aquello que insiste
sobre la no-totalidad de lo político como condición para una “gran política” en el
sentido específico de una política futura (cfr. Cacciari, 1994:78-9). Para Cacciari, lo
impolítico es el estadío crítico en el que el problema del Fundamento se pone en
escena al perfeccionarse el proceso de Politisierung11. De forma análoga al análisis
realizado en Krisis, podemos avanzar ahora en la argumentación de Cacciari:

Lo “impolítico” es el trabajo de de-construcción de esta totalidad (…) En el absolutizar su


ser-totalidad, el Estado – expresión máxima de la organización política, resultado de lo “político”
– se define como Valor: sus funciones devienen Valores. Nominando la multiplicidad de fuerzas
que componen la crisis de aquella totalidad, lo “impolítico” es justamente la crítica de los
22 Valores en base a los cuales solamente ella es concebible (Cacciari, 1994: 70, énfasis original).
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Para el autor italiano, nominar la multiplicidad de fuerzas que componen
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históricamente una supuesta unidad política es dar cuenta de su crisis del mismo
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modo que, en el libro analizado previamente, era necesario deconstruir la dicotomía
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entre metafísica y nihilismo extremo. Por eso lo impolítico nietzscheano no puede ser
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una “antipolítica”, un mero rechazo de lo político. Tampoco podría concebirse como

11Si bien no podremos ahondar en esta temática en el presente trabajo, cabe subrayar no sólo la
relevancia que posee el análisis de Schmitt en relación a este proceso y a su noción de “Estado total”,
sino también el modo en el que Cacciari re-inscribe la propia lectura de Weber y de Schmitt. Tatián
refiere a esta cuestión cuando considera los alcances de la genealogía nietzscheana: “La
desfundamentación nietzscheana corroe « la absolutización moderna de lo político », que concluye en
el « Estado total », cuyos valores son desvalorizados por el trabajo genealógico. Lo que queda, lo que
se abre luego de la destrucción de las figuras de redención del todo, es precisamente una emergencia
de iniciativas fragmentadas e inalienables que no transfieren su quantum de potencia a ninguna
instancia de convergencia, a ninguna Institución mediadora: no queda sino una expansión de centros
de poder sin síntesis posible, corrosiva de cualquier trascendencia del poder que pudiera dotar de
unidad, o al menos subordinar a las partes en juego para constituirlas en un « todo » (Tatián, 1994:46,
énfasis original).
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un punto de vista “suprapolítico” o “apolítico” sino que “su concepto atraviesa el


total espacio de lo «político», es, en lo «político», la crítica de su ideología y de su
determinación” (Cacciari, 1994:70). En otros términos, lo impolítico vuelve a las
categorías tradicionales sobre sí mismas revelando el nihilismo que las constituye.
En Krisis, Cacciari encontraba esta operación de modo paradigmático en la
lectura de Schopenhauer sobre el esquematismo y las formas a priori kantianas. Sin
embargo, el autor italiano resaltaba los límites y la reducción que se encuentra
implicada en el pesimismo schopenhaueriano y su nulificación de la voluntad-de-vida.
En este sentido, desde la perspectiva nietzscheana, una comprensión decadente del
nihilismo se desliza hacia el restablecimiento de la metafísica a través de la nostalgia
o la utopía de una conciliación definitiva12. En “L’impolitico nietzscheano”, Cacciari
destaca que la teleología constituye la premisa que sostiene la pretensión de una
conciliación de todos los intereses y del desarrollo mismo del sistema social,
económico y político. La construcción de dicha armonía futura será objeto del
análisis nietzscheano. En primer lugar, éste se encontraría contenido en la “crítica
nietzscheana total de la ética” (cfr. Cacciari, 1994:70). Las condiciones de la
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absolutización de lo político residen en los presupuestos teológicos de una redención
del hombre como totalidad y una liberación de su alienación: superación de la Septiembre-
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inmediatez empírico-contingente a través de una escatología de raigambre cristiana.
Pero el autor italiano no se detiene aquí: “La absolutización de lo «político» pertenece
a la dimensión teológica del pensamiento occidental. Pero el análisis de sus
condiciones no basta: él representa también un orden determinado y problemático de la
organización social” (Cacciari, 1994:71). Cacciari subraya la importancia crucial de la
genealogía nietzscheana para comprender las nociones de Estado total, democracia e
incluso la categoría de Sozialismus como despliegue del proceso de la Politisierung.
Ellas permiten explicitar las aporías que lo político presupone en relación tanto al

12Para un análisis sobre el problema del nihilismo en Nietzsche y su relación con la filosofía de
Schopenhauer, en el cual no podemos extendernos aquí, remitimos al riguroso análisis elaborado por
Cragnolini en Nietzsche: camino y demora (2003). Con respecto al uso de dicha noción en autores previos
a Nietzsche, cfr. 2003:15-52. En cuanto al vínculo específico con el pensamiento de Hegel, cfr.
2003:10ss; 54ss. Véase también sobre este punto el libro de Jorge Dotti Dialéctica y derecho. El proyecto
ético-político hegeliano (1983), la compilación Los antihegelianos: Kierkegaard y Schopenhauer (Urdanibia,
1990) y, por supuesto, los libros de Löwith Der europaische Nihilismus (1940) y el célebre Von Hegel zu
Nietzsche (primera edición de 1941), ambos en una versión revisada en sus Sämtliche Schriften (1981-
1988).
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origen de sus Normas y de sus Leyes, como al fin del hombre y del Estado como
totalidades. La absolutización de lo político implica la multiplicación de centros de
fuerza heterogéneos.
A partir de este planteo, Cacciari analiza el significado potencial del proceso:
removida la fe en la autoridad y en la verdad absolutas como fundamentos religiosos
de una jerarquía social verdadera y una consecuente visión total de la “filosofía de la
historia”, la Ley no sería más que la organización política determinada y el poder
contingente que la hizo posible. Derecho “arbitrario” y revocable según relaciones de
fuerza que expresan a su vez el surgimiento de múltiples derechos. En este sentido,
las contradicciones que emergen en dicho espacio suponen un problema constitutivo
para la pretensión de contener toda diferencia al interior de un espacio unívoco.
Cacciari advierte: “Lejos de reconducir a la unidad, a orígenes comunes, la
«politización total» acrecienta la entropía del «sistema»” (Cacciari, 1994:71, énfasis
original). ¿Qué significa dicho corolario para la concepción de lo impolítico? ¿Cuál es
entonces su vínculo con la noción elaborada de crisis? Analizaremos estos
interrogantes en el último apartado del trabajo.

24 III. Conclusiones en torno a la tarea de lo impolítico


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Hacia el final de “L’impolitico nietzscheano”, Cacciari busca reflexionar sobre las
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implicancias del diagnóstico que ha trazado sobre la crisis de las categorías políticas
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tradicionales:
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8 La misión de la idea democrática consiste en el “perfeccionar” esta “decadencia” del Estado,
de lo “político” como totalidad, en la concurrencia de los diversos sujetos que, ahora
“autónomamente”, lo componen. Pero esta “decadencia” es al mismo tiempo la máxima
extensión de lo “político”, la “perfección” de la Politisierung: todos “hacen política” y se
organizan “políticamente”; pero justamente porque lo “político” ha perdido toda “aura”, se ha
revelado como Entwertung y Entseelung. (…) Nadie puede “venerar” al Estado, si él cesa de
representar el destino que reconduce al hombre a la Morada, a la “revocación” de su alienación,
a la conquista (o re-forma) de su “naturaleza verdadera” (Cacciari, 1994:72, énfasis original).
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Tomando en consideración lo analizado, el primer paso hacia una comprensión


de la tarea de lo impolítico consistiría en asumir esta problemática sin una nostalgia
antipolítica que busque sustituir el “deber-ser ético-escatológico de lo Político” (cfr.
Cacciari, 1994:73). La parcialidad, el resto impolítico, resiste e impide a lo político
reconducirse a una noción absoluta de Valor o concluirse dialécticamente en un
Estado “total”. Es por ello que, para Cacciari, la crítica nietzscheana rechaza en dos
sentidos la teleología de una síntesis dialéctica y armónica. No sólo se trata de la
crítica general a una ética universal sino también de la impracticabilidad, la
imposibilidad política de producir una mediación que reduzca la multiplicidad de los
sujetos a la unidad de una Ley, un Origen y un Fin. Aquí reside la distancia que la
separa estructuralmente de una antipolítica (cfr. Cacciari, 1994:74-6).
Ahora bien, a partir de nuestra hipótesis, hemos buscado mostrar cómo este
desarrollo tiene como condición de posibilidad una reflexión singular sobre la noción
de crisis. En este sentido, si la postulación de una superación dialéctica o el retorno a
un origen primigenio no son más que ilusiones metafísicas, la relación misma entre
sistema y crisis exige para Cacciari una reformulación. En consonancia con lo
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desarrollado hasta aquí, el filósofo veneciano rechazaría la eliminación de uno de los
polos. Ello nos reenviaría a la posición dicotómica entre metafísica tradicional (que Septiembre-
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niega la crisis como mero desvío de la norma) y nihilismo extremo (pura crisis sin
forma). Dilucidar el modo en el que ambos se encuentran co-constituidos comporta
un estudio del proceso de logicización que no debe reducir el horizonte de
multiplicidad a una dicotomía. Cacciari parece recuperar la herencia de la crítica,
explícita e implícita, de Walter Benjamin a Schmitt. Reintroduciendo la célebre Tesis
VIII “Über den Begriff der Geschichte” podría afirmarse que el estado de excepción –
la crisis – ha devenido la regla13. En tanto una decisión sea necesaria para fundar esa

13La discusión filosófico-política entre ambos pensadores ha sido objeto de un amplio debate que
excede los límites del trabajo. De todos modos, vale mencionar dos destacados pasajes de sus autores.
Por un lado, en Politische Theologie (publicada originalmente en 1922), Schmitt afirma: “Soberano es
quien decide sobre el estado de excepción” (Schmitt, 2004:13). Por el otro, Benjamin afirma en la
póstuma Tesis VIII: “La tradición de los oprimidos nos enseña que el «estado de excepción» en el que
vivimos es la regla” (Benjamin, GS I.2, 1991:697). Para un análisis de las tesis benjaminianas, en
relación con Schmitt y con el problema de la representación y del tiempo, véase Villacañas y García,
1996; Reyes Mate, 2006; Argüelles Rozada, 2018. En el extenso artículo de 1975 “Di alcuni motivi in
Walter Benjamin”, Cacciari no sólo subraya la relevancia que ha tenido Benjamin para su reflexión
sino también dialoga con la herencia filosófica de Edmund Husserl. Resulta insoslayable en este
Genealogías de la crisis: Massimo Cacciari y el surgimiento del pensamiento impolítico italiano | Guillermo Bialakowsky

regla, la reflexión sobre lo político implicará estructuralmente la pregunta por la


noción de crisis. El punto de vista que Cacciari llama “impolítico” consistiría en
abandonar la ilusión metafísica que busca negar la crisis como un aspecto derivado.
En conclusión, el interrogante que abre el camino hacia el surgimiento del
pensamiento impolítico es posible a partir de un abordaje de la crisis desde su
carácter productivo. La crisis exige que nuevos ordenamientos y nuevos lenguajes
sean repensados desde su tensión constitutiva como voluntades de poder múltiples
y, a la vez, históricamente organizadas. Su comprensión, ligada al diagnóstico de una
radicalización de los conceptos modernos, no busca una reafirmación utópica basada
en un Valor externo como principio último. La concepción de Cacciari sobre lo
impolítico se propone realizar una deconstrucción de las categorías tradicionales
como condición de posibilidad para reflexionar sobre aquello que éstas obturan. Su
apuesta filosófica busca asumir la contingencia estructural de la norma y de los
acontecimientos históricos para poder pensar así, en su máxima radicalidad, el
devenir y la heterogeneidad.

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