Aspectos en Astrologia
Aspectos en Astrologia
Aspectos en Astrologia
El aspecto diestro es el que procede de un planeta que está a la derecha de otro si nos situamos en el
centro de la esfera. El siniestro de uno que está a su izquierda. Aparte de eso, el aspecto puede caer a
la derecha o a la izquierda del planeta. Morín consideraba siempre más fuerte el aspecto que caía a la
izquierda. Veamos un ejemplo (fig. 31):
31
En realidad, tal como lo aplica Morín, esto no es más que una variante de la aplicación y separación.
En la astrología clásica se considera más fuerte el aspecto diestro, sobre todo si además coincide con
un antiscio y, el summum ya, si el planeta a la derecha está más elevado que el planeta a la izquierda.
Por “más elevado” se entiende en una casa de mayor altura sobre el horizonte. En una cuadratura de
Saturno en X al Sol en I está más elevado Saturno, por lo que su cuadratura es más nefasta que si el
orden fuera el inverso (Sol en X y Saturno en I). En el ejemplo que vemos arriba, ambos aspectos son
diestros, pero el sextil de Marte al Sol resulta más benéfico porque está más elevado que el Sol (se
halla muy cerca del MC). En cambio, la cuadratura diestra de Saturno al Sol es algo menos nefasta por
el hecho de que el Sol se encuentre más elevado que Saturno (que es angular, pero está muy al final de
la casa). Si alguien tiene dudas sobre la elevación, tiene que basarse en el MC, la distancia a esa cús-
pide y considerar que el hemisferio oriental es más fuerte porque sube, mientras que el occidental baja.
Por ejemplo: si dos planetas estás ambos en cuadratura, hallándose a igual distancia del MC (45º), el
que esté en la XI está más elevado y fuerte que el que se halla en la VIII. Otra cosa es la determina-
ción por casa, pero ésa es otra cuestión.
Hay además en esta cuestión, un detalle a tener en cuenta (y esto es un aporte personal, no es algo de la
astrología clásica): en caso de cuadratura, es mejor que el planeta lento haga un aspecto diestro al rápi-
do. Es decir, que el lento esté a la derecha (fig. 32). Si trabajamos las progresiones secundarias, es
obvio que si el planeta lento está a la derecha y el rápido a la izquierda, con movimiento directo, más
pronto o más tarde el rápido formará un trígono al lento. Es el momento en el que el nativo ve abierta
una puerta para superar la cuadratura natal. Lo que entonces suceda servirá para enmendarla parcial-
mente. Por eso es buen momento para tomar decisiones respecto a esa cuestión. Si la situación es al
revés (planeta lento a la izquierda), el mejor aspecto que se formará a lo largo de la vida será un sextil,
con lo cual la posibilidad de enmendar la cuadratura es menos completa, menos satisfactoria. Todo
esto, como se puede suponer, no es aplicable a la Luna, planeta demasiado rápido.
Ejemplo de cuadratura diestra con el lento a la derecha.
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Es importante pues tener en cuenta esos momentos y aprovechar las oportunidades que se presenten
entonces, pues si dejamos pasar la ocasión, tal vez no se vuelva a presentar nunca. Lo que asentemos
en el momento del trígono es probablemente lo mejor que nos dejará tener la cuadratura a lo largo de
nuestra vida. Nunca será perfecto (por la cuadratura natal), pero será lo menos malo que podamos
alcanzar.
Pero en este asunto tan complicado de diestro y siniestro, yo recomendaría también que se tuviera en
cuenta quién va hacia quién, pues no es lo mismo que A vaya hacia B que B hacia A. Hay unos pasa-
jes de Ben Ragel (en el libro V) que confirman esta suposición: “Si Júpiter se halla en cuadratura con
Venus, estando Júpiter a su derecha, significa que aquel nativo querrá a los hombres y será querido por
ellos. Obtendrá provecho por parte de mujeres y llevará buena vida, con mesura. Será hombre muy
firme en la creencia de Dios y muy justo”. En cambio: “Si Júpiter se halla en la cuadratura siniestra de
Venus, significa que aquel nativo tendrá gran apetito de mujeres, será muy fornicador, y tendrá muje-
res hermosas y prostitutas, gozará de los actos de fornicación y practicará posturas contrarias a las que
deberían de ser en este tipo de actos”. Es evidente que para Ben Ragel es más “marchoso” el que tiene
a Júpiter en cuadratura siniestra a Venus que en cuadratura diestra. Al describir luego las cuadraturas
de Júpiter y Mercurio, también presenta como más favorable aquella en la que Júpiter está a la dere-
cha.
Desde la astrología actual, diríamos que la progresión secundaria nuestra, al ir en contra del sentido de
las agujas del reloj, hace que la cuadratura (con el lento a la derecha) se dirija al trígono. Pero si ellos
hacían atacir ( progresar 1º-un año), no es lo mismo que Venus vaya hacia el trígono a Júpiter (cuadra-
tura diestra de Júpiter), que Júpiter hacia el trígono a Venus (cuadratura siniestra de Júpiter ): cuando
Venus llega al trígono de Júpiter, siendo Júpiter planeta de opulencia y de ley, aumenta esto gracias a
mujeres o amores (Venus). Pero esto se mantiene dentro de la opulencia y la ley (Júpiter). En cambio,
cuando Júpiter llega al trígono de Venus (cuadratura siniestra de Júpiter), al ser Venus planeta de amo-
res, los multiplica. De allí tal vez que Ben Ragel lo considere un aspecto tendente a la promiscuidad.
Recordemos que una carta es una foto y una película, y hay que tener siempre en perspectiva cuál va a
ser el desarrollo de la película.
También es muy importante considerar el orden de los aspectos. Un aspecto bueno que viene tras uno
bueno favorece mucho, pero uno malo tras uno bueno arruina lo conseguido. Y uno malo tras uno
malo, representa un hundimiento completo, mientras uno bueno tras uno malo aporta una ayuda que
resuelve la situación.
Aspecto bueno tras uno malo (fig. 33):
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Otro tema a desarrollar es si los aspectos disociados son válidos o no. La astrología védica considera
los aspectos de signo a signo y la astrología antigua trabajaba con distancias angulares, pero dentro del
signo. Es decir: si la Luna estaba a 25º de Sagitario y Marte a 1º de Tauro, no había trígono entre
ellos, porque Marte no estaba en un signo compatible con Sagitario. Y la Luna se consideraba vacía de
curso si no iba alcanzar a ningún planeta antes de salir de Sagitario.
Esto no lo aplica Morín ya que, según él, los aspectos no tienen relación con los signos, sino con el
trayecto de la luz para volver a su punto de origen. Otro factor que habíamos visto, era el de que tal o
cual distancia angular era favorable o desfavorable según mantuviera la misma distancia respecto al
Sol o La luna que los planetas benéficos (Venus, 60º; Júpiter, 120º) o maléficos (Marte, 90º; Saturno
180º). Me inclino pues por descartar que los aspectos sean benéficos o maléficos únicamente por la
mayor compatibilidad o incompatibilidad entre los signos, pues ya nos hizo observar Morín que los
signos opuestos son compatibles, así que no puede venir de allí que la oposición sea el aspecto más
maléfico, mucho más que la cuadratura que sí se realiza entre signos incompatibles. Incluso, con esa
lógica, el aspecto peor sería el de semisextil ya que los signos contiguos son absolutamente distintos y
uno de ellos es la XII del otro.
El asunto de los aspectos disociados es pues algo que hay que tratar con sumo cuidado. La lógica nos
dice sin embargo que es más fuerte una cuadratura entre planetas que están en signos cuadrados entre
ellos (por ejemplo: un planeta en Aries y otro en Capricornio), pero hay otro factor a tener en cuenta,
mucho más importante: la recepción (hablaremos de ello en otro lugar) y, por ejemplo, aunque sea un
aspecto disociado, es mucho mejor un trígono de Venus a 1º de Sagitario a la Luna a 29º de Piscis que
el de Venus a 1º de Sagitario a la Luna a 1º de Aries. Pero esto lo explicaremos después.
De momento, veamos un ejemplo de Morín para convencernos de que sí utilizaba los aspectos disocia-
dos: hablando del rey de Suecia, Gustavo Adolfo, comenta el trígono del Sol (a 27º13 de Sagitario)
con la cúspide de IX (a 5º de Virgo). Hay pues un trígono de casi 8º a una cúspide y encima disociado
(fig. 36).
fig. 36
QUÉ ES LA RECEPCIÓN
Uno de los temas más importantes en los aspectos y que hemos perdido completamente, es el de la
recepción. No se puede valorar un aspecto sin tener en cuenta la recepción, pues entonces nos perde-
mos muchas matizaciones e incluso podemos errar en nuestros juicios.
Primero hay que explicar qué es la recepción: los signos son espacios de 30º, domicilio de un planeta,
a veces también exaltación de otro. Además, según el nacimiento sea diurno (es decir, si en la carta
vemos el Sol por encima del eje ASC-DS) o nocturno (si el Sol está debajo de ese eje), el signo tendrá
un regente de la triplicidad distinto. Y, para terminar, los signos se dividen en 5 partes desiguales
(términos) y 3 partes iguales de 10º (decanatos). Denis Labouré ha elaborado para ello unas cómodas
tablas que podréis encontrar en su página web http://www.astrocours.fr.st, que recomiendo a todos los
que sepan leer francés. Incluso los que no entiendan ese idioma encontrarán allí gráficos y tablas de
gran utilidad. Y quienes sepan bastante el idioma, les recomendaría que no sólo visitaran la página,
sino que siguieran cursos con Denis, pues es el sueño de todo astrólogo hecho realidad ☺
Volviendo a esas tablas, supongamos 2 personas distintas que tengan ambos a Mercurio a 12º de Aries:
-Si el nacimiento es diurno, ese Mercurio está en domicilio de Marte (5 puntos); exaltación (4 puntos),
triplicidad (3 puntos) y decanato (1 punto) del Sol (total: 8 puntos) y término de Mercurio (2 puntos).
En este caso se considera que el Sol es almuten de Mercurio, pues es el planeta que tiene más dignida-
des sobre ese grado.
-Si el nacimiento es nocturno, dicho Mercurio está en domicilio de Marte (5 puntos); exaltación (4
puntos) y decanato (1 punto) del Sol (total: 5 puntos); triplicidad de Júpiter (3 puntos) y término de
Mercurio (2 puntos). Aquí Mercurio tendrá pues 2 almutenes: Marte (5 puntos) y el Sol (4 puntos por
exaltación y 1 por decanato = 5).
Siendo el mismo grado, la mente del primero es más solar (destacará más, pues son 8 puntos para el
Sol) y la del segundo es más marciano-solar, con un ligero toque jupiterino que no tiene el primero.
Ambos tendrán el mismo refuerzo mercurial por el término de Mercurio. Del primero podríamos decir
que brillará más intelectualmente (Sol) y del segundo que no será tan brillante, pero tocará más temas
(toque jupiterino).
Estos matices son muy interesantes a la hora de valorar un Asc. o cuál es el verdadero regente de una
cúspide. En el ejemplo citado antes, si el Asc. estuviera a 12º de Aries, en el caso de un nacimiento
diurno consideraría al Sol como almuten de la I, salvo que Marte aspectara a la cúspide de I, pues allí
se añadiría una determinación más, que es el aspecto. De todas formas, no dejaría completamente de
lado a Marte (incluso sin aspecto), pero es muy probable que en el caso de ese nativo los tránsitos so-
bre el Sol tuvieran más efectos físicos que los tránsitos sobre Marte (el asc. es el cuerpo físico y los
tránsitos sobre su regente o almuten nos afectan físicamente).
Volviendo a la recepción, Venus a 12º de Aries en nacimiento diurno estaría pues recibida por Marte
por domicilio; por el Sol por exaltación, triplicidad y decanato, y por Mercurio por término.
Ya hemos visto que con la tabla citada antes se puede conocer siempre qué planetas tienen dignidad
sobre un grado y cuánta tienen. Pero también sabemos que los signos son exilio y a veces caída de
otros planetas. Pongamos de nuevo el ejemplo de Mercurio a 12º de Aries, estará pues:
Se puede decir que en general la recepción fortalece un aspecto. En astrología horaria Lilly, por
ejemplo, no daba demasiada importancia a un buen aspecto entre los significadores si no había recep-
ción. En el ejemplo anteriormente citado de Lilly, sobre una pregunta matrimonial en la que el Sol era
regente de I y Saturno de VII, dice: “Vi que el Sol estaba en sextil con Saturno y ello era lo que refle-
jaba todo el amor y el deseo que ésta sentía por el caballero, pero, al no darse ninguna recepción, las
esperanzas eran mínimas”. Como se puede ver pues, para un astrólogo de aquella época, un aspecto
sin recepción carecía de fuerza.
La recepción matiza mucho los aspectos, por la sencilla razón de que un planeta recibido por otro es
conocido por él. Y el conocerse siempre facilita las relaciones. Pongamos un ejemplo: imaginemos
que coincido en el autobús (conjunción) con alguien a quien no conozco. Puedo trabar amistad con él
o no. Si es alguien a quien sí conozco (recepción), charlaré ya desde el principio con esa persona.
Otro ejemplo: supongamos que dos chicos rompen un cristal de mi casa. Al chico A lo conozco y me
identifico con él (me recuerda a mí misma cuando tenía su edad). Al chico B, en cambio, no lo conoz-
co de nada. Esto, traducido al lenguaje astrológico, es que mi significador tiene una cuadratura con el
planeta A y con el planeta B. Si A está en mi domicilio (lo recibo, es decir, lo conozco), de alguna
manera me identifico con él y seré menos severa con éste que con el otro, que es un extraño para mí.
Obviamente, eso hará que mi enojo con A sea algo menor que con B.
En astrología horaria la recepción nos puede indicar también quién tiene más interés en una cosa: el
planeta que más recibe al otro es el que está más movido e interesado. Veamos esta carta (fig. 37):
Fig. 37
Es una carta horaria sobre una posible colaboración con traductores de EE.UU. La persona que con-
sulta es Saturno y los posibles colaboradores, la Luna (en IX, son extranjeros). De entrada es obvio
que la iniciativa surge de Saturno, pues el regente de I (consultante) está en VII (colaboradores).
¿Quién tiene más interés? Veamos las recepciones:
En este caso, al final, sin embargo, fue Saturno quien rechazó la colaboración que había aceptado la
Luna. Saturno hace una colección de luz de la cuadratura de la Luna y el sextil de Venus y del Sol,
luego el trígono de Marte. La cuadratura aplicativa de la Luna a Saturno no impidió que la Luna acep-
tara el trato, ya que, al haber recepción por dignidad entre ambos planetas, el aspecto es menos malo
(hay interés mutuo).
Pero, en cambio, el sextil de Venus (almuten de III, IX de VII) a Saturno, estando Venus en caída y
combusta, fue el que impidió el acuerdo: Venus recibe a Saturno por 5 puntos, pero Saturno no recibe
a Venus, así que Saturno (consultante) no tiene ningún interés en las condiciones de publicación (Ve-
nus) que le ofrece la Luna (colaborador). No lo ve viable y le parece incluso perjudicial (Venus en
caída). El sextil no sirvió pues de nada.
fig. 38
Esta es una carta horaria sobre la desaparición de una niña (fig. 38). El almuten de I (la niña) era el
Sol en VII, lo cual indicaba que se hallaba en poder de otras personas (VII). La luna, co-regente de la
niña, también estaba en VII. No estábamos seguros de que estuviera muerta (esperábamos que no),
pero pensamos que si lo estaba había sido tras una violación: Marte era almuten de VIII, almuten del
Sol y de Venus en VIII. Y Venus a su vez era almuten de Marte (recepción de Venus por domicilio y
de Marte por exaltación).
En aquella época escribimos: “Tanto la Luna como el Sol están en VII, y eso indicaría que se halla con
otra/s persona/s o en manos de otros. El almuten de VII es Saturno. Saturno se halla en III, así que
indicaría un familiar cercano o vecino (...). No creo que sea alguien viejo, porque saturno está en de-
canato y término de Mercurio. Asimismo, está en domicilio de la Luna y triplicidad de Venus. Eso me
hace pensar en una o varias mujeres y más bien jóvenes. La recepción mutua entre la Luna y Saturno
indicaría desde luego que se conocen y hay una estrecha relación.”
Tiempo después, nos enteramos de que la niña (Luna) había sido violada y asesinada por un vecino y
familiar. Existía una estrecha relación, porque la chiquilla iba mucho a esa casa por la amistad a ver el
bebé y la esposa del que sería su asesino.
Cuando algún planeta recibe a otro en una dignidad suya (una dignidad mayor o 3 menores) ya hemos
dicho que eso indica que conoce, se identifica o tiene interés en esa persona. Si el aspecto es bueno,
eso facilita tremendamente las cosas. Cuando decimos “facilitar” eso no significa necesariamente que
sean cosas buenas, sino que no encuentran trabas para realizarse. En la carta anterior de la niña se-
cuestrada y violada, vemos que ha habido un trígono ya separativo entre Venus en VIII y Marte, almu-
ten de VIII. Al estar Venus en Escorpio, está recibida por domicilio por Marte. A su vez, Marte en
Piscis está recibido por exaltación por Venus. Por lo tanto, esa buena recepción entre significadores
mal determinados por casa facilitó un hecho negativo.
En la carta horaria de la colaboración, en cambio, hemos visto que la recepción entre Saturno y la Lu-
na, a pesar de la cuadratura aplicativa, no representó realmente un conflicto. Era difícil que cuajara al
ser el significador de I un Saturno exiliado (los planetas exiliados en horaria indican debilidad en el
asunto, o un cierto desinterés o rechazo. Y si es Saturno, señalan que la persona está deprimida o pa-
sando una racha difícil). Digamos que, a pesar de buscar la colaboración, Saturno no se veía bastante
motivado y las condiciones para publicar no le interesaban (no recibía a Venus, regente de IX de VII
con quien sin embargo hacía un sextil aplicativo).
En conclusión diremos que cuando un planeta recibe al otro, facilita más los buenos aspectos y, en
caso de cuadratura, la hace menos conflictiva, abriendo una puerta a una posible solución. La oposi-
ción no tiene solución, ni por recepción, ya que eso supone que cada uno está exiliado en el domicilio
del otro. Tampoco lo tienen las cuadraturas en las que ambos planetas están igualmente exiliados en el
domicilio del otro, pues por encima de la recepción prima el mal estado celeste.
En natal esto tiene también sus consecuencias, ya que una cuadratura con recepción, si ninguno de los
planetas implicados tiene un mal estado celeste o condicionantes añadidos negativos, puede resolverse
más fácilmente a la larga que una cuadratura sin recepción.
La recepción por debilidad, es decir, si un planeta aspecta a otro que está en su exilio o caída, es nefas-
ta, sobre todo si lo recibe por caída. Igual que el domicilio da efectos menos contundentes que la exal-
tación (el planeta exaltado a menudo se pasa un poco y resulta exagerado), la caída es más perjudicial
que el exilio, ya que sus resultados tienen toques más fuertes, dramáticos, desmedidos o perjudiciales.
Maria Antonieta (fig. 39)
Cabe preguntarse si la recepción por debilidad sólo es mala con los malos aspectos. No es así: merma
incluso la calidad de los buenos aspectos.
Aquí vemos pues cómo un buen aspecto sufre una cierta merma por una recepción doblemente nefasta.
No impide un resultado satisfactorio, pero lo hace violento y algo doloroso.
En resumen: tal vez uno de los grandes secretos de la astrología sea las matizaciones que aporta la re-
cepción por dignidad o debilidad.
RESUMEN
A la hora de valorar los aspectos deberíamos tener en cuenta: