C 282 17
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Sentencia C-282/17
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Sentencia C-282/17
Las medidas correctivas que se pueden imponer son solamente aquellas que se
encuentran dentro del ámbito de competencia de las autoridades de policía previamente
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Respecto de cualquiera de las medidas que se pueden imponer a través del proceso
verbal inmediato, se dispone la posibilidad de interponer el recurso de apelación, el
cual, según el texto censurado, se otorga en el efecto devolutivo, esto es, que no
suspende la ejecución de la orden, mientras se surte el trámite de la impugnación. La
segunda instancia se asigna al inspector de policía, para lo cual se debe remitir el
expediente dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes, con el fin de que el recurso
sea resuelto dentro de los tres (3) días hábiles siguientes al recibo de la actuación. La
notificación frente a la determinación adoptada se hará por cualquier medio eficaz y
expedido.
Dentro de una lectura sistemática del CNPC, cabe señalar que las medidas correctivas
se definen como “las acciones impuestas por las autoridades de policía a toda persona
que incurra en comportamiento contrarios a la convivencia”, cuyo objeto es “disuadir,
prevenir, superar, resarcir, procurar, educar, proteger o restablecer la convivencia”.
Para su imposición se aplica el trámite previamente expuesto o el proceso verbal
abreviado, con sujeción a los principios enunciados en el artículo 8 de la Ley 1801 de
2016. Entre ellos se destacan los principios de proporcionalidad, razonabilidad y
necesidad.
La ley precisa que las medidas correctivas “no tienen carácter sancionatorio” y advierte
que una vez impuestas se debe informar a la Policía Nacional “para que proceda a su
registro en una base de datos de orden nacional y acceso público”, regulada de acuerdo
con las garantías que se derivan del derecho al habeas data. En caso de incumplimiento
a la medida o de reincidencia en el actuar contrario a la convivencia, se dispone la
posibilidad de imponer una multa, mediante la aplicación del proceso verbal abreviado.
En todo caso, las medidas correctivas prescriben en un término de cinco (5) años,
contado “a partir de la fecha en que quede en firme la decisión de las autoridades de
policía en el proceso único de policía”.
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La Corte observa que la Ley 1801 de 2016 previó a la medida correctiva de suspensión
temporal de actividad, como una acción de policía cuyo propósito desborda la
protección de intereses patrimoniales, vinculados con la censura a comportamientos que
se entiende afectan la actividad económica. (…) Su consagración incluye otros eventos
relacionados con el amparo a la seguridad y tranquilidad públicas, al medio ambiente, a
la salud, a la dignidad y a los derechos de los niños. Así, entre las conductas que dan
lugar a la imposición de la citada medida, se destacan las siguientes: (i) comercializar,
distribuir o usar sustancias prohibidas, elementos o residuos químicos o inflamables sin
el cumplimiento de los requisitos establecidos; (ii) permitir, auspiciar, tolerar, inducir o
constreñir el ingreso de los niños a lugares donde se realicen actividades sexuales o
pornográficas, o se ejerza la prostitución, o la explotación sexual; (iii) facilitar,
distribuir, ofrecer, prestar, alquilar o comercializar a niños, niñas o adolescentes
bebidas alcohólicas, cigarrillo, tabaco y sus derivados, o sustancias psicoactivas o
cualquier otra sustancia que afecte la salud; (iv) facilitar, distribuir, ofrecer,
comercializar, prestar o alquilar a niños, niñas o adolescentes armas, elementos
cortantes, punzantes, contundentes o sus combinaciones; (v) ejercer la prostitución sin el
cumplimiento de las medidas sanitarias y de protección requeridas; (vi) elaborar,
almacenar, poseer, tener, entregar, distribuir o comercializar bienes ilícitos, drogas o
sustancias prohibidas por la normatividad vigente; (vii) tolerar, incitar, permitir,
obligar o consentir actividades sexuales con niños, niñas o adolescentes; (viii) generar
ruidos o sonidos que afecten la tranquilidad de las personas o su entorno; (ix)
comercializar en el establecimiento artículos de mala calidad, caducados o adulterados
que puedan constituir peligro para la salud pública; (x) arrojar sustancias
contaminantes, residuos o desechos a los cuerpos de agua; (xi) contaminar o envenenar
recursos fáunicos, forestales o hidrobiológicos; (xii) experimentar, alterar o mutilar
especies silvestres sin el permiso de autoridad ambiental competente; (xiii) realizar
explotaciones mineras sin contar con licencia ambiental; (xiv) vender derivados
cárnicos que no cumplan las disposiciones de inocuidad; (xv) vender alimentos para
consumo directo sin cumplir con los requisitos establecidos por las normas sanitarias; y
(xvi) demoler sin previa autorización o licencia inmuebles declarados de conservación e
interés cultural, histórico, urbanístico, paisajístico y arquitectónico.
Este Tribunal resalta que la medida que se impone es de carácter temporal, lo que le
permite al interesado volver a realizar la actividad frente a la cual se dispuso el cese,
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Demandante:
Juan Camilo Garrido Duque
Magistrado Sustanciador:
LUIS GUILLERMO GUERRERO PÉREZ
SENTENCIA
I. ANTECEDENTES
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Una vez cumplidos los trámites previstos en el artículo 242 del Texto Superior y en el
Decreto 2067 de 1991, procede la Corte a resolver sobre la demanda de la referencia.
EL CONGRESO DE COLOMBIA
DECRETA
1.- Se podrá iniciar de oficio o a petición de quien tenga interés directo o acuda en
defensa de las normas de convivencia.
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III. DEMANDA
3.1. En criterio del accionante, el precepto acusado es contrario a los artículos 29 y 333
de la Constitución, referentes, en su orden, al debido proceso y a la libertad económica 1.
En cuanto al primer cargo, afirma que, si bien le asiste al legislador una amplia libertad
de configuración de las formas propias de cada juicio, no es menos cierto que dicha
atribución se limita por los principios de coherencia, razonabilidad y proporcionalidad,
cuyo propósito es el de lograr un diseño equilibrado de las normas procesales que permita
la efectiva aplicación del concepto de justicia, en un contexto acorde con la salvaguarda
de todos los intereses en conflicto.
Como consecuencia del trámite del citado proceso, y sin perjuicio de la mediación
policial4, las autoridades previamente reseñadas podrán imponer las medidas correctivas
autorizadas5, a través de una orden de policía6. Dichas medidas son las siguientes: (i)
amonestación; (ii) remoción de bienes que obstaculizan el espacio público; (iii)
inutilización o destrucción de bienes; (iv) disolución de reunión o actividad que involucra
aglomeraciones de público no complejas; y (v) participación en programas comunitarios
1
“Artículo 29.- El debido proceso se aplicará a toda clase de actuaciones judiciales y administrativas. // Nadie podrá ser
juzgado sino conforme a leyes preexistentes al acto que se le imputa, ante juez o tribunal competente y con observancia de la
plenitud de las formas propias de cada juicio. // En materia penal, la ley permisiva o favorable, aun cuando sea posterior, se
aplicará de preferencia a la restrictiva o desfavorable. // Toda persona se presume inocente mientras no se la haya
declarado judicialmente culpable. Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un abogado escogido
por él, o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público sin dilaciones injustificadas; a
presentar pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra; a impugnar la sentencia condenatoria, y a no ser
juzgado dos veces por el mismo hecho. Es nula, de pleno derecho, la prueba obtenida con violación del debido proceso.”
“Artículo 333.- La actividad económica y la iniciativa privada son libres, dentro de los límites del bien común. Para su
ejercicio, nadie podrá exigir permisos previos ni requisitos, sin autorización de la ley. // La libre competencia económica es
un derecho de todos que supone responsabilidades. // La empresa, como base del desarrollo, tiene una función social que
implica obligaciones. El Estado fortalecerá las organizaciones solidarias y estimulará el desarrollo empresarial. // El
Estado, por mandato de la ley, impedirá que se obstruya o se restrinja la libertad económica y evitará o controlará
cualquier abuso que personas o empresas hagan de su posición dominante en el mercado nacional. // La ley delimitará el
alcance de la libertad económica cuando así lo exijan el interés social, el ambiente y el patrimonio cultural de la Nación.”
2
Según el artículo 16 de la Ley 1801 de 2016, la función de policía se cumple por medio de órdenes de policía.
3
Las facultades de cada una de estas autoridades se encuentran previstas en los artículos 209 y 210 de la Ley 1801 de 2016.
4
La mediación policial consiste en la apertura de un canal por parte de las autoridades de policía para que las personas en
conflictos decidan voluntariamente resolver sus desacuerdos armónicamente. Ley 1801 de 2016, art. 154.
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Las medidas correctivas se identifican como las “acciones impuestas por las autoridades de policía a toda persona que
incurra en comportamientos contrarios a la convivencia o el incumplimiento de los deberes específicos de convivencia. Las
medidas correctivas tienen por objeto disuadir, prevenir, superar, resarcir, procurar, educar, proteger o restablecer la
convivencia”. Ley 1801 de 2016, art. 172.
6
El artículo 150 de la Ley 1801 de 2016 define a la orden de policía como el “mandato claro, preciso y conciso dirigido en
forma individual o de carácter general, escrito o verbal, emanado de la autoridad de policía, para prevenir o superar
comportamientos o hechos contrarios a la convivencia, o para restablecerla”.
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Para explicar el cargo, el accionante señala que la medida de suspensión temporal tiene
una duración de entre (3) y diez (10) días, según la gravedad de la infracción. De ahí que,
si el recurso de apelación, como se señala en el artículo que incluye la norma acusada,
una vez presentado, debe ser remitido al inspector de policía dentro de las 24 horas
siguientes y éste debe resolverlo en el plazo máximo de tres (3) días hábiles, en el caso en
que se imponga el tiempo mínimo de permanencia de dicha medida correctiva, la
impugnación resultaría a todas luces irrazonable y desproporcionada, pues se convertiría
en una forma procesal ineficaz, en la medida en que la orden de policía ya se habría
ejecutado. Para el actor, en el mejor de los escenarios, el recurso de apelación podría
llegar a ser resuelto en el plazo de dos (2) días.
IV. INTERVENCIONES
4.1.1. La Directora de Desarrollo del Derecho y del Ordenamiento Jurídico del Ministerio
de Justicia y del Derecho solicita, por una parte, declarar la exequibilidad de la norma
7
Ley 1801 de 2016, arts. 209 y 210.
8
Ley 1801 de 2016, art. 209, literal f).
9
El precepto en cita dispone que: “Artículo 196. Suspensión temporal de actividad. Es el cese por un término de entre tres
(3) a diez (10) días proporcional a la gravedad de la infracción, de una actividad económica o sin ánimo de lucro, o que
siendo privada ofrezca servicios al público a la que está dedicada una persona natural o jurídica. El desacato de tal orden o
la reiteración en el comportamiento contrario a la convivencia, dará lugar a un cierre de tres (3) meses, en caso de
posterior reincidencia en un mismo año se impondrá la suspensión definitiva sin perjuicio de las acciones penales que
correspondan. Parágrafo.- La medida se mantendrá, aun en los casos de cambio de nomenclatura, razón social o de
responsable de la actividad o cuando se[a] traslada la actividad a lugar distinto en la misma edificación o en inmueble
colindante. Si se prueba que el cambio de razón social, de responsable o de lugar, es para evadir la medida correctiva se
impondrá suspensión definitiva.”
9
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10
M.P. Jaime Córdoba Triviño.
11
La norma de la referencia disponía que: “Artículo 229.- Contra las medidas correctivas impuestas por los comandantes
de estación o subestación no habrá ningún recurso. Contra las impuestas por los alcaldes e inspectores, procede el de
reposición.”
12
Folio 49.
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4.2.2. En la primera parte del escrito, se exponen las razones que justifican la pretensión
del fallo inhibitorio. Al respecto, se afirma que se desconocen las cargas de pertinencia y
suficiencia, porque el accionante se limita a señalar que se vulnera la libertad económica,
a partir de una mera comparación de los efectos en los que se suele conceder el recurso
de apelación, para concluir que el “efecto suspensivo” no causaría ningún perjuicio
económico, en el caso en que la medida correctiva sea revocada por el superior
jerárquico. Como se deriva de lo expuesto, no se realiza una acusación que se sustente en
la infracción de un mandato constitucional, ni que tenga la capacidad de poner en
entredicho la presunción de constitucionalidad que ampara al precepto acusado, pues el
cargo responde a una construcción subjetiva del demandante, sobre aquello que en
términos económicos es más beneficioso para el impulso de una actividad económica.
Los fines que se buscan son los de preservar las libertades y derechos de las personas, así
como mantener una vida social armónica, pacífica y respetuosa, con énfasis en cuatro
categorías jurídicas definidas: seguridad, tranquilidad, ambiente y salud pública 17. A
partir de lo anterior, se insiste en que el derecho policivo no puede categorizarse como
parte del ius puniendi del Estado, ya que no busca proteger determinados bienes
jurídicos, sino reivindicar valores como el respeto y la convivencia pacífica de todos los
habitantes del territorio nacional.
Para lograr dicho objetivo, la Ley 1801 de 2016 consagra la aplicación de varios
mecanismos de respuesta que se van agotando de manera escalonada, iniciando con la
mediación policial y otras vías como la conciliación18, hasta llegar a la imposición de
medidas correctivas a través de la orden de policía. Lo anterior, se sujeta a la aplicación
del procedimiento único de policía, que se rige por los principios esenciales de debido
proceso, dignidad humana, proporcionalidad, razonabilidad y necesidad19.
Siguiendo esta argumentación, se concluye que el efecto devolutivo para que el inspector
de policía se pronuncie sobre la apelación de la medida correctiva de suspensión
temporal de actividad, no es contraria al debido proceso y, en concreto, al derecho a
impugnar la sentencia condenatoria, por las siguientes razones: (i) porque no se trata de
una respuesta novedosa del derecho de policía, pues dicho efecto viene siendo aplicado
en la ciudad de Bogotá, desde la expedición del Acuerdo Distrital 079 de 2003 20, el cual
concretar y hacer cumplir las decisiones dictadas en ejercicio del poder y la función de Policía, a las cuales está
subordinada. La actividad de Policía es una labor estrictamente material y no jurídica, y su finalidad es la de preservar la
convivencia y restablecer todos los comportamientos que la alteren.”
17
CNPC, art. 6.
18
“Artículo 232.- Conciliación. La conciliación en materia de convivencia procederá ante la autoridad de policía que
conozca del caso, en cualquier etapa del trámite del procedimiento o en el momento en que se presente el desacuerdo o
conflicto de convivencia. // Una vez escuchados quienes se encuentren en desacuerdo o conflicto, la autoridad de policía o el
conciliador, propondrá fórmulas de solución que aquellos pueden acoger o no. De realizarse el acuerdo, se suscribirá el
acta de conciliación, donde se consignarán las obligaciones a cargo de cada uno de los interesados, lo cual hará tránsito a
cosa juzgada y prestará mérito ejecutivo ante las autoridades judiciales competentes. // Las medidas correctivas de
competencia de los comandantes de estación, subestación o centro de atención inmediata de Policía, no son susceptibles de
conciliación. // No son conciliables los comportamientos que infringen o resultan contrarios a las normas urbanísticas,
ambientales, sanitarias, del uso del espacio público, del ejercicio de la actividad económica, de la libertad de circulación,
de las interacciones entre las personas y las autoridades, los que afectan la integridad de niños, niñas y adolescentes, del
ejercicio de la prostitución, y del derecho de reunión.”
19
Ley 1801 de 2016, art. 8.
20
Se menciona el artículo 206, cuyo tenor literal es el siguiente: “Artículo 206.- Procedimiento verbal de aplicación
inmediata. Se tramitarán por este procedimiento las violaciones públicas, ostensibles y manifiestas a las reglas de
convivencia ciudadana, que la autoridad de policía compruebe de manera personal y directa. // Las autoridades de policía
abordarán al presunto responsable en el sitio donde ocurran los hechos, si ello fuera posible, o en aquel donde lo
encuentren, y le indicarán su acción u omisión violatoria de una regla de convivencia. Acto seguido se procederá a oírlo en
descargos y, de ser procedente, se le impartirá una orden de policía que se notificará en el acto, contra la cual no procede
recurso alguno y se cumplirá inmediatamente. // En caso de que no se cumpliere la orden de policía, o que no fuere
pertinente aplicarla, o que el comportamiento contrario a la convivencia se haya consumado, se impondrá una medida
correctiva, la cual se notificará por escrito en el acto y, de ser posible, se cumplirá inmediatamente. // Contra el acto que
decide la medida correctiva procede el recurso de apelación en el efecto devolutivo, el cual deberá ser interpuesto
inmediatamente ante la autoridad que impone la sanción y será sustentado ante su superior dentro de los cinco (5) días
12
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fue avalado en sede de tutela por la Corte Suprema de Justicia 21; (ii) porque el carácter
autónomo del derecho de policía permite diferenciar su regulación frente a lo que ocurre
en el ámbito penal, en el que el recurso de apelación procede en el efecto suspensivo, en
aras de proteger la libertad personal; circunstancia distinta a lo que se presenta con el
CNPC, en donde la necesidad de rescatar valores como el respeto y la convivencia mutua
hacen necesario que la medida opere plenamente, sin perjuicio de su revisión por el
superior jerárquico; (iii) porque los comportamientos que dan lugar a la medida
correctiva de suspensión temporal de actividad demandan una acción policiva inmediata,
dentro del carácter preventivo que tienen las normas de policía; (iv) porque el recurso de
apelación patentiza sólo una parte del debido proceso, para lo cual debe agotarse
previamente un conjunto de pasos que excluyen la posibilidad de que exista un actuar
arbitrario, incluyendo la etapa de la medicación policial; y (v) finalmente, porque el
legislador actuó dentro del marco de la potestad de configuración normativa que le
permite delinear el alcance de la doble instancia, siempre que, como ocurre en el caso
bajo examen, lo haga en términos de razonabilidad y proporcionalidad.
formuló reparo alguno; (ii) porque no se realizó un estudio serio sobre el impacto y los
beneficios que en el escenario constitucional se le ha otorgado de forma tradicional al
efecto devolutivo, como ocurre en el caso de las medidas cautelares; y (iii) porque no se
profundizó en el desarrollo del test de proporcionalidad, a pesar de que se invoca el
desconocimiento de dicho principio.
6.1. Competencia
En virtud de lo previsto en el numeral 4 del artículo 241 del Texto Superior, esta
Corporación es competente para conocer sobre la demanda de inconstitucionalidad
planteada contra el artículo 222 (parcial) de la Ley 1801 de 2016, toda vez que se trata de
un precepto de carácter legal expedido con sujeción a las atribuciones consagradas en el
numeral 2 del artículo 150 de la Constitución23.
No obstante, antes de proceder con la formulación del problema jurídico y en cuanto hace
a la posibilidad de que este Tribunal emita una decisión de fondo, siguiendo lo expuesto
en varias intervenciones y teniendo en cuenta el concepto presentado por la Vista Fiscal,
es preciso que se examine si la demanda se ajusta a los mínimos argumentativos de los
cuales depende la prosperidad del juicio abstracto de constitucionalidad respecto de
normas de naturaleza legal, en virtud de su carácter predominantemente rogado y no
oficioso24.
23
La norma en cita dispone que: “Artículo 150.- Corresponde al Congreso hacer las leyes. Por medio de ellas ejerce las
siguientes funciones: (…) 2. Expedir códigos en todos los ramos de la legislación y reformar sus disposiciones”
24
En la Sentencia C-104 de 2016, M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez, se manifestó que: “el control de constitucionalidad
de las leyes es una función jurisdiccional que se activa, por regla general, a través del ejercicio del derecho de acción de los
ciudadanos, para lo cual se exige la presentación de una demanda de inconstitucionalidad, sin perjuicio de los casos en los
que la propia Constitución impone controles automáticos, como ocurre con las leyes aprobatorias de tratados
internacionales o las leyes estatutarias.”
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Son claras cuando existe un hilo conductor en la argumentación que permite comprender
el contenido de la demanda y las justificaciones en las que se soporta. Son ciertas cuando
la acusación recae sobre una proposición jurídica real y existente, y no sobre una
deducida por el actor o implícita. Son específicas cuando el actor expone las razones por
las cuales el precepto legal demandado vulnera la Carta Fundamental. Son pertinentes
cuando se emplean argumentos de naturaleza estrictamente constitucional y no de estirpe
legal, doctrinal o de mera conveniencia. Y son suficientes cuando la acusación no sólo es
formulada de manera completa, sino que, además, es capaz de suscitar en el juzgador una
duda razonable sobre la exequibilidad de las disposiciones acusadas.
Así las cosas, antes de pronunciarse de fondo, la Corte debe verificar si los accionantes
han formulado materialmente un cargo, pues de no ser así existiría una ineptitud
sustantiva de la demanda que, conforme con la reiterada jurisprudencia de esta
Corporación, impediría un pronunciamiento de fondo y conduciría a una decisión
inhibitoria, ya que este Tribunal carece de competencia para adelantar de oficio el juicio
de constitucionalidad. Sobre este punto, en la Sentencia C-447 de 199727, se sostuvo que:
“Si un ciudadano demanda una norma, debe cumplir no sólo formalmente sino
también materialmente estos requisitos, pues si no lo hace hay una ineptitud
sustancial de la demanda que, conforme a reiterada jurisprudencia de esta
Corporación, impide que la Corte se pronuncie de fondo. En efecto, el artículo
241 de la Constitución consagra de manera expresa las funciones de la Corte, y
señala que a ella le corresponde la guarda de la integridad y supremacía de la
Constitución en los estrictos y precisos términos del artículo. Según esa norma, no
corresponde a la Corte Constitucional revisar oficiosamente las leyes sino
examinar aquellas que han sido demandadas por los ciudadanos, lo cual implica
que el trámite de la acción pública sólo puede adelantarse cuando efectivamente
25
Al respecto, se pueden consultar las sentencias C-447 de 1997, C-509 de 1996 y C-236 de 1997.
26
M.P. Manuel José Cepeda Espinosa.
27
M.P. Alejandro Martínez Caballero.
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haya habido demanda, esto es, una acusación en debida forma de un ciudadano
contra una norma legal”.
Si bien por regla general el examen sobre la aptitud de la demanda se debe realizar en la
etapa de admisibilidad, el ordenamiento jurídico permite que este tipo de decisiones se
adopten en la sentencia28, teniendo en cuenta que en algunas ocasiones no es evidente el
incumplimiento de las exigencias mínimas que permiten adelantar el juicio de
inconstitucionalidad, lo que motiva un análisis con mayor detenimiento y profundidad
por parte de la Sala Plena29. Por lo demás, no sobra recordar que un fallo inhibitorio, lejos
de afectar la garantía de acceso a la administración justicia (CP art. 229), constituye una
herramienta idónea para preservar el derecho político y fundamental que tienen los
ciudadanos de interponer acciones públicas en defensa de la Constitución (CP arts. 40.6 y
241), al tiempo que evita que la presunción de constitucionalidad que acompaña al
ordenamiento jurídico sea objeto de reproche a partir de argumentos que no suscitan una
verdadera controversia constitucional. En estos casos, como se expuso en la Sentencia C-
1298 de 200130, lo procedente es “adoptar una decisión inhibitoria que no impide que los
textos acusados puedan ser nuevamente objeto de estudio a partir de una demanda que
satisfaga cabalmente las exigencias de ley”.
Para fundamentar esta solicitud, se afirma que el cargo realizado y sobre el cual se pide la
inhibición no se basa en la confrontación del texto acusado frente al contenido de la
norma superior presuntamente infringida, en este caso, la que consagra la libertad
económica (CP art. 333), sino en una serie de hipótesis y conjeturas casuísticas sobre las
eventuales consecuencias que se podrían generar en el evento de que proceda el recurso
de apelación y se enerve la medida correctiva de suspensión temporal de actividad
(CNPC art. 196). Precisamente, a partir de la comparación de los efectos en los que se
suele conceder el recurso de apelación, se sostiene que el actor se limita a plantear que el
“efecto suspensivo” no causaría ningún perjuicio económico, si la citada medida es
revocada por el superior jerárquico, en beneficio de quienes desarrollan una actividad
económica a través de un establecimiento de comercio abierto al público.
28
Decreto 2067 de 1991, art. 6.
29
Sobre el particular, la Corte ha dicho que: “[Si] bien el momento procesal ideal para pronunciarse sobre la inexistencia de
cargos de inconstitucionalidad es la etapa en la que se decide sobre la admisibilidad de la demanda, por resultar más
acorde con la garantía de la expectativa que tienen los ciudadanos de recibir un pronunciamiento de fondo sobre la
constitucionalidad de las disposiciones demandadas por ellos, esta decisión también puede adoptarse al momento de
proferir un fallo, pues es en esta etapa procesal en la que la Corte analiza con mayor detenimiento y profundidad las
acusaciones presentadas por los ciudadanos en las demandas de inconstitucionalidad”. Sentencia C-874 de 2002. M.P.
Rodrigo Escobar Gil. En el mismo sentido se pueden consultar las Sentencias C-954 de 2007, C-623 de 2008, C-894 de
2009, C-055 de 2013 y C-281 de 2013. En esta última expresamente se expuso que: “Aun cuando en principio, es en el auto
admisorio donde se define si la demanda cumple o no con los requisitos mínimos de procedibilidad, ese primer análisis
responde a una valoración apenas sumaria de la acción, llevada a cabo únicamente por cuenta del magistrado ponente,
razón por la cual, la misma no compromete ni define la competencia del pleno de la Corte, que es en quien reside la función
constitucional de decidir de fondo sobre las demandas de inconstitucionalidad que presenten los ciudadanos contra las leyes
y los decretos con fuerza de ley (CP art. 241-4-5).” M.P. Mauricio González Cuervo.
30
M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
31
Intervenciones del Ministerio de Justicia y del Derecho; del Ministerio de Defensa Nacional y de la Policía Nacional. Aun
cuando el Procurador General de la Nación solicita en su totalidad un fallo inhibitorio, las razones que aquí se exponen
abarcan el primero de los argumentos expuestos en su concepto.
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Al revisar el contenido de la demanda, se advierte que, en este punto, le asiste razón a los
intervinientes que solicitan la expedición de un fallo inhibitorio, ya que la acusación en
realidad se centra en la comparación de los efectos en los que se suele conceder el
recurso de apelación, para enfocar el reproche en señalar que el efecto suspensivo
excluye la producción de perjuicios de carácter económico, si se llega a revocar la
medida de suspensión temporal de actividad, lo que no ocurre con el efecto devolutivo,
circunstancia que da lugar a crear una carga desproporcionada frente a la libertad
económica.
32
Folios 5 y 6.
33
Véase, entre otras, las Sentencias C-447 de 1997, C-955 de 2000, C-1052 de 2001 y C-100 de 2013.
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34
Sentencias T-425 de 1992. M.P. Ciro Angarita Barón.
35
CNPC, art. 196.
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6.2.3. En segundo lugar, por fuera de la inhibición parcial resuelta, se advierte que el
Procurador General de la Nación y uno de los intervinientes36, exponen razones
adicionales para proferir un fallo inhibitorio total que involucre igualmente al otro cargo
formulado. Sobre el particular, esta Corporación observa que se censura el precepto legal
acusado por desconocer el derecho al debido proceso consagrado en el artículo 29 de la
Constitución, en lo referente a la garantía a impugnar el fallo condenatorio, toda vez que
al disponer que el recurso de apelación en el proceso verbal inmediato de policía se
otorga en el defecto devolutivo, en concreto, en los casos en que se impone la medida
correctiva de suspensión temporal de la actividad, fijando su tiempo mínimo de
permanencia de tres (3) días, se produce la consagración de una forma procesal ineficaz,
contraria a los principios de razonabilidad y proporcionalidad, pues presentado el
recurso, el mismo debe ser remitido al inspector de policía dentro de las 24 horas
siguientes y éste debe resolverlo en el plazo máximo de tres (3) días hábiles. De ahí que,
al momento de tomar una decisión sobre la apelación propuesta, la orden de policía ya se
habría ejecutado, pues, en el mejor de los escenarios, el recurso podría llegar a ser
resuelto en el plazo de dos (2) días. En tal virtud, se considera que el texto censurado
desconoce la garantía a impugnar dispuesta en el artículo 29 de la Carta, ya que, en la
hipótesis expuesta, se anula la eficacia de la apelación, al tornar dicho recurso en nada
distinto a un “saludo a la bandera”.
las siguientes razones: (i) porque la argumentación del actor se enfoca exclusivamente en
la medida correctiva de suspensión temporal de actividad, cuando existen otras órdenes
que pueden expedirse por el personal uniformado de la Policía Nacional, los
comandantes de estación o subestación, y los comandantes de Centro de Atención
Inmediata de Policía, frente a los cuales no se formuló reparo alguno; (ii) porque no se
realizó un estudio serio sobre el impacto y los beneficios que en el escenario
constitucional se le ha reconocido al efecto devolutivo, como ocurre en el caso de las
medidas cautelares; (iii) porque no se profundizó en el desconocimiento del principio de
proporcionalidad, pese a que se invoca en la formulación del cargo; y (iv) porque se
excluye el examen sistemático del proceso verbal inmediato de policía y de los fines de
convivencia que justifican las normas del CNPC, lo que descarta la preocupación
referente al carácter aparente e ineficaz de la apelación consagrada en la disposición
demandada.
Aunado a lo anterior, pese a la brevedad de la demanda y al carácter puntual del vicio que
se alega, es claro que el planteamiento formulado por el actor es compresible y del
mismo se deriva un claro problema de constitucionalidad vinculado con el carácter
nugatorio de la apelación y, por ende, de la segunda instancia 37. Por ello, no caben los
argumentos dos y tres, pues ellos cuestionan la técnica utilizada para realizar la demanda,
al requerir un estudio más profundo sobre las bondades del efecto devolutivo y sobre el
principio de proporcionalidad, aspectos que en nada alteran la entidad del cargo
propuesto. No sobra recordar que, al respecto, la jurisprudencia de la Corte ha insistido
en que la naturaleza participativa de la acción pública de inconstitucionalidad (CP art.
40), apunta a que el derecho a demandar del ciudadano no se someta a un excesivo
formalismo que haga inoperante su ejercicio y que, en mayor o menor medida, se
convierta en un límite para la protección no sólo de los derechos y garantías de las
personas, sino también de la efectiva protección de un sistema jurídico fundado en el
valor normativo de la Constitución38.
Por último, el análisis sistemático que se reclama respecto del proceso verbal inmediato
de policía y de los fines de convivencia que justifican las normas del CNPC, no conduce
a descartar la idoneidad del cargo, pues su efecto, por el contrario, es el de justificar un
examen de fondo del cargo propuesto, a partir de un método de interpretación en el que
37
Una demanda similar a la expuesta fue resuelta en la Sentencia C-243 de 1996, M.P. Vladimiro Naranjo Meza. En aquella
oportunidad se cuestionaba que el efecto devolutivo de la consulta en el trámite del incidente del desacato de tutela,
consagrado en el primigenio artículo 52 del Decreto 2591 de 1991, implicaba cumplir de forma inmediata la sanción de la
privación de la libertad, desconociendo los derechos al debido proceso y al acceso a la administración de justicia de la
persona condenada en el juicio de amparo, pues al momento en que el superior jerárquico se llegara a pronunciar sobre la
pena impuesta, la misma ya se habría ejecutado, tornando nugatoria la segunda instancia. Al pronunciarse sobre el caso
concreto, la Corte declaró la inexequibilidad de la norma demandada, al encontrar que le asistía razón al accionante, pues
disponer que la consulta del incidente en el que se impone una sanción privativa de la libertad es revisable en el defecto
devolutivo, más que demostrar una falta de técnica legislativa y de ineficacia de la segunda instancia, implicaba la
vulneración de la presunción de inocencia.
38
Al respecto, cabe consultar la Sentencia C-031 de 2017, M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez.
20
Sentencia C-282/17
6.2.4. Por consiguiente, con sujeción a los argumentos presentados en esta sentencia, la
Corte se inhibe de realizar un pronunciamiento de fondo sobre el cargo vinculado con el
supuesto desconocimiento de la libertad económica, por ineptitud sustantiva de la
demanda. En cambio, se adoptará una decisión definitiva en lo que atañe al cargo por
desconocimiento del debido proceso, al entender que se satisfacen los mínimos
argumentativos del juicio abstracto de constitucionalidad.
6.4.1. De acuerdo con lo previsto en los numerales 1 y 2 del artículo 150 del Texto
Superior39, por mandato constitucional, el Congreso de la República es titular de una
amplia libertad de configuración normativa, con miras a diseñar los distintos procesos,
actuaciones e instrumentos orientados a la defensa del derecho sustancial o del
ordenamiento jurídico40. Desde esta perspectiva, es al legislador a quien le corresponde la
función de evaluar y definir las etapas, características, términos y demás elementos que
integran cada procedimiento judicial o administrativo41. En virtud de dicha atribución,
autónomamente, puede consagrar (i) las formalidades que se deben cumplir; (ii) el
régimen de competencias que le asiste a cada autoridad; (iii) el sistema de publicidad de
las actuaciones; (iv) la forma de vinculación al proceso; (v) los medios de convicción;
(vi) los recursos para controvertir lo decidido; y, en general, (vii) los deberes,
obligaciones y cargas procesales de las partes. Como se observa, y así lo ha admitido esta
Corporación, esta función le otorga al legislativo la posibilidad de privilegiar
39
Las normas en cita disponen que: “Corresponde al Congreso hacer las leyes. Por medio de ellas ejerce las siguientes
funciones: 1º.- Interpretar, reformar y derogar las leyes; [y] 2º.- Expedir códigos en todos los ramos de la legislación y
reformar sus disposiciones”.
40
Véase, entre otras, las Sentencias C-005 de 1996, C-346 de 1997, C-680 de 1998, C-742 de 1999, C-384 de 2000, C-803 de
2000, C-596 de 2000, C-927 de 2000, C-1717 de 2000, C-1512 de 2000, C-1104 de 2001, C-316 de 2002, C-426 de 2002, C-
204 de 2003, C-798 de 2003, C-039 de 2004, C-180 de 2006, C-474 de 2006, C-318 de 2008, C-203 de 2011, C-543 de 2011,
C-782 de 2012, C-313 de 2013, C-437 de 2013, C-870 de 2014 y C-424 de 2015.
41
Véase, entre otras, las Sentencias C-927 de 2000, C-1104 de 2001, C-893 de 2001, C-309 de 2002, C-314 de 2002, C-646
de 2002, C-123 de 2003, C-234 de 2003, C-1146 de 2004, C-275 de 2006, C-398 de 2006, C-718 de 2006, C-738 de 2006 y
C-1186 de 2008. Aun cuando tienden a asimilarse las expresiones proceso y procedimiento, la primera se vincula
especialmente con el reconocimiento del medio a través del cual un asunto es puesto a conocimiento de las autoridades
judiciales; mientras que, el procedimiento, corresponde al conjunto de formalidades a que deben someterse el juez y las
partes en la tramitación del proceso.
21
Sentencia C-282/17
6.4.2. En cuanto al primer límite, es evidente que el carácter vinculante del principio de
supremacía constitucional implica que, cuando el Constituyente ha definido de manera
directa un determinado procedimiento judicial o administrativo, no le es posible al
legislador modificarlo. Conforme se expuso en la Sentencia C-870 de 201442, este límite
se expresa en dos subreglas. La primera mediante la cual se entiende que en los casos en
los cuales el legislador regula una materia procesal que ha sido directamente tratada en el
Texto Superior, el margen de configuración se somete a la imposibilidad de modificar lo
previsto, pudiendo desarrollar su contenido43 o incluso adicionar elementos nuevos,
siempre que no se altere lo regulado en la Carta 44. Y, la segunda, por virtud de la cual se
considera que, por fuera de la hipótesis previamente mencionada, el criterio general es el
que se preserva la amplia competencia legislativa en materia de definición de procesos,
sujeta al resto de los límites que a continuación se exponen.
Respecto del segundo límite, esto es, en cuanto a los principios y fines esenciales del
Estado, la Corte ha señalado que los procedimientos judiciales o administrativos no
constituyen un fin en sí mismo, sino un instrumento para alcanzar la primacía del derecho
sustancial, conforme se deriva de lo previsto en el artículo 228 de la Constitución. Ello
significa que las formas procesales deben estar instituidas para (i) cumplir con los fines
del Estado y, particularmente, (ii) para garantizar los derechos, bienes y libertades de
todas las personas residentes en Colombia.
42
M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez.
43
Así, por ejemplo, el artículo 86 de la Constitución Política se refiere a las circunstancias generales en las cuales es
procedente la acción de tutela contra particulares, cuya especificidad se encuentra en el artículo 42 del Decreto 2591 de 1991.
44
Sobre el particular, se destacan dos providencias. En la Sentencia C-400 de 2013, M.P. Nilson Pinilla Pinilla, la Corte
declaró la exequibilidad del inciso 2 del artículo 135 del CPACA, en el que además de consagrar la acción de nulidad por
inconstitucionalidad a cargo del Consejo de Estado frente a los decretos de carácter general dictados por el Gobierno
Nacional, cuya revisión no le corresponda a la Corte Constitucional, conforme se establece en el numeral 2 del artículo 237
de la Constitución; se incluyó la posibilidad de ejercer la misma acción y ante el mismo Tribunal, en relación con “los actos
de carácter general que por expresa disposición constitucional sean expedidos por entidades u organismos distintos del
Gobierno Nacional”. Al momento de efectuar su examen, la Corte encontró parcialmente ajustada al Texto Superior la
norma de la referencia, por cuanto consideró que se está en presencia de una ampliación que no desconoce lo previsto por el
Constituyente respecto de las reglas de procedencia de la citada acción, aunado al hecho de que su finalidad es la de
fortalecer el ejercicio del control de constitucionalidad, dentro del marco residual de competencias asignado al Consejo de
Estado. No obstante, en la medida en que dichos actos podrían tener fuerza material de ley, se condicionó su entendimiento a
que en esta última hipótesis su control le corresponde a esta Corporación. De igual manera, en la Sentencia C-483 de 2008,
M.P. Rodrigo Escobar Gil, se admitió que, pese al carácter inmediato del amparo constitucional, no es contrario a la
Constitución la posibilidad de que el juez de tutela rechace una demanda de amparo, cuando luego de prevenir al solicitante
sobre la imposibilidad de determinar los hechos o las razones en que se justifica, éste no corrigiere su escrito en el término de
tres días, conforme se dispone en el artículo 17 del Decreto 2591 de 1991. Para la Corte, si bien “de acuerdo con el artículo
86 de la Constitución Política, la regla general es que todas las acciones de tutela deben ser objeto de admisión, trámite y
decisión de fondo en los términos constitucionales dispuestos para el efecto. (…) [En] la medida en que el propio
ordenamiento superior faculta al legislador para regular la materia, en principio es posible que este pueda establecer
excepciones a dicho principio, siempre y cuando la medida este amparada por un principio de razón suficiente.” En estos
términos, frente a la disposición sometida a control, la Corte destacó que “[la] exigencia de claridad de la solicitud de tutela
resulta idónea para garantizar el efectivo ejercicio del derecho fundamental al acceso a la administración de justicia, en
tanto permite al juez contar con un cabal entendimiento de la situación que originó la presentación de la acción y así poder
emitir órdenes que garanticen la real y efectiva protección de los derechos fundamentales afectados en cada caso concreto.”
22
Sentencia C-282/17
En lo que atañe al tercer límite vinculado con la necesidad de satisfacer los principios de
razonabilidad y proporcionalidad, la Corte ha indicado que las normas procesales deben
responder a un criterio de razón suficiente, relacionado con la observancia de un fin
constitucional válido, a través de un mecanismo que se muestre adecuado y necesario
para el cumplimiento de dicho objetivo y que, a su vez, no afecte de forma
desproporcionada un derecho, fin o valor constitucional. Sobre este punto, en la
Sentencia C-428 de 200245, se expresó que:
“[C]omo lo ha venido señalando la jurisprudencia constitucional en forma por
demás reiterada y unívoca, en virtud de la cláusula general de competencia
consagrada en los numerales 1° y 2° del artículo 150 de la Carta Política, al
legislador le corresponde regular en su totalidad los procedimientos judiciales y
administrativos. Por esta razón, goza de un amplio margen de autonomía o
libertad de configuración normativa para evaluar y definir sus etapas,
características, formas y, específicamente, los plazos y términos que han de
reconocerse a las personas en aras de facilitar el ejercicio legítimo de sus derechos
ante las autoridades públicas. Autonomía que, por lo demás, tan sólo se ve
limitada por la razonabilidad y proporcionalidad de las medidas adoptadas, en
cuanto éstas se encuentren acordes con las garantías constitucionales de forma
que permitan la realización material de los derechos sustanciales.”
Finalmente, el cuarto límite que se relaciona con la eficacia de las diferentes garantías
que integran el debido proceso, busca que, en cada trámite judicial o administrativo, a
partir del modelo adoptado por el legislador, se expresen, en mayor o menor medida, los
principios de legalidad, defensa, contradicción, publicidad y primacía del derecho
sustancial (CP arts. 29, 209 y 228). Lo anterior, sin perjuicio de la realización de otros
mandatos específicos previstos en la Carta, como ocurre con el deber de consagrar
procesos sin dilaciones injustificadas (CP art. 29), salvaguardar la igualdad de trato (CP
art. 13) y garantizar el respeto de la dignidad humana (CP art. 1).
De este límite surgen dos importantes elementos de juicio. El primero es que cada
procedimiento responde a la naturaleza de los asuntos y objetivos que se pretenden
satisfacer a través del mismo, por lo que no cabe deducir la inconstitucionalidad de una
norma procesal, a partir de su mera comparación con otro procedimiento de igual
jerarquía, para el cual se prevén unas reglas diferentes de trámite. Precisamente, aun
cuando desde el mismo preámbulo se establece como un valor fundamental la realización
de la justicia, la forma como la misma se hace efectiva no puede estar sujeta a una
aproximación fundada en un criterio de igualdad absoluta, ya que ello más allá de
desconocer las particularidades que identifican a cada proceso (v.gr. no es lo mismo una
pretensión de declaración que una de ejecución), supone negar el contenido del margen
de configuración normativa del legislador, el cual, bajo la lógica del mandato de
armonización concreta, implica rescatar el rol que le asiste al Congreso para diseñar las
reglas de trámite que mejor se amoldan a la diversidad de objetivos que se buscan a
través de los distintos procesos, e incluso trazar las pautas de procedimiento que permiten
su recto y cabal desenvolvimiento, como ocurre, por ejemplo, con la posibilidad de
formular incidentes46, promover recursos47 o hasta recusar a un funcionario judicial 48. En
45
M.P. Rodrigo Escobar Gil.
46
El Código General del Proceso excluye la formulación de incidentes en el proceso verbal sumario, conforme se dispone en
el artículo 392.
47
El artículo 321 del Código General del Proceso señala de forma expresa los autos que son apelables, como ocurre en el
artículo 321.
48
En el trámite de la acción de tutela expresamente se prohíbe la posibilidad de recusar al juez constitucional, tal como se
dispone en el artículo 39 del Decreto 2591 de 1991.
23
Sentencia C-282/17
consecuencia, no cabe exigir que en materia procesal exista una plena identidad de
formas, tanto por las razones previamente expuestas, como por las dificultades inherentes
que ello puede traer al sistema judicial o administrativo (v.gr., en términos de
congestión).
49
Así, por ejemplo, en la Sentencia C-319 de 2013, M.P. Luis Ernesto Vargas Silva, se expuso que: “el balance planteado
por la jurisprudencia es absolutamente necesario para evitar el desmedro de cada uno de los extremos analizados. De un
lado, si se maximizara el principio de celeridad en los procedimientos, se llegaría a un escenario en que el procedimiento
judicial no cumpliría sus fines constitucionales, sino que se justificaría a sí mismo como una herramienta para resolver,
apenas desde un parámetro formal y eficientista, los derechos constitucionales interferidos por el proceso. De otro lado, si
se otorga un carácter prevalente e incuestionable a la permanencia de todos los recursos posibles para el ejercicio del
derecho de defensa, los procedimientos judiciales no podrían fácticamente cumplir con el propósito para el que fueron
instituidos, como es llegar a una decisión oportuna y definitiva por parte de un juez imparcial y sometido objetivamente al
ordenamiento jurídico.”
50
Un estudio detallado sobre los derechos de acceso a la justicia y debido proceso, frente al margen de configuración
legislativa de los procedimientos judiciales, se puede consultar en la Sentencia C-583 de 2016, M.P. Aquiles Arrieta Gómez.
51
M.P. Clara Inés Vargas Hernández.
24
Sentencia C-282/17
En materia procesal, los recursos se conciben como garantías que permiten a las partes
sometidas a una controversia o litigio discutir sobre las decisiones y someterlas a un
nuevo escrutinio, por parte de la misma autoridad o por un superior jerárquico, con el
objeto de obtener su revocatoria o modificación, acorde con los intereses de quien los
promueve y con miras a lograr la realización de los fines que se persiguen con cada
proceso.
Como ya se dijo, por regla general, los recursos son medios de creación legal, sometidos
como tal a un juicio de conveniencia y necesidad en lo que atañe a su consagración
normativa. La excepción se encuentra en aquellos mandatos de la Carta que imponen la
existencia obligatoria de un recurso respecto de una determinada decisión judicial o
administrativa, como ocurre con el derecho a impugnar las sentencias condenatorias en
materia penal52 o con la posibilidad de proceder en el mismo sentido frente a los fallos de
tutela, conforme se dispone en el artículo 86 del Texto Superior53.
La Constitución igualmente consagra un mandato general en el artículo 31, por virtud del
cual: “Toda sentencia judicial podrá ser apelada o consultada, salvo las excepciones
que consagre la ley”. Aun cuando de este precepto se deduce que no es imprescindible la
aplicación de la doble instancia en todos los asuntos que son materia de decisión judicial,
puesto que la ley se encuentra habilitada para introducir excepciones, dicha atribución no
le otorga al legislador una facultad ilimitada hasta el punto de convertir esa singularidad
en una regla absoluta. En este sentido, como lo ha sostenido de forma reiterada esta
Corporación, las normas que introducen excepciones de las cuales depende la
significación y alcance de una norma constitucional son de interpretación restrictiva54.
Desde esta perspectiva, si bien se ha dicho que la doble instancia no tiene un carácter
imperativo55 y que, por ello, puede entenderse que su satisfacción no hace parte del
núcleo esencial del derecho de defensa, también se ha admitido que toda restricción en su
procedencia debe tener una lectura acorde con los mandatos dispuestos en la
Constitución. Por esta razón, la ausencia de una consagración explícita en el texto
constitucional de las circunstancias en las cuales resulta exigible la doble instancia en un
determinado tipo de proceso, no faculta al legislador para regular indiscriminadamente
dicha garantía, ya que los principios de razonabilidad y proporcionalidad conducen a la
52
En el aparte pertinente del artículo 29 de la Constitución se dispone que: “(…) Toda persona se presume inocente mientras
no se le haya declarado judicialmente culpable. Quien sea sindicado tiene derecho a la defensa y a la asistencia de un
abogado escogido por él, o de oficio, durante la investigación y el juzgamiento; a un debido proceso público sin dilaciones
injustificadas; a presentar pruebas y a controvertir las que se alleguen en su contra; a impugnar la sentencia condenatoria,
y a no ser juzgado dos veces por el mismo hecho”. Énfasis por fuera del texto original. En la Sentencia C-792 de 2014, M.P.
Luis Guillermo Guerrero Pérez, esta Corporación consideró que a partir de la lectura de los artículos 29 de la Carta Política,
8.2.h de la CADH y 14.5 del PIDCP es exigible el derecho a controvertir las sentencias condenatorias que se dictan dentro de
un proceso penal, incluso si la sanción se impone por primera vez en la segunda instancia, entre otras razones, por el
contenido general de esta garantía que carece de una excepción en los referidos preceptos constitucionales y de derecho
internacional, así como por la circunstancia de que su procedencia se otorga en función del contenido del fallo y no en razón
de la etapa en la cual se dicta la providencia. Por lo anterior, en el fallo en cita se declaró la inconstitucionalidad con efectos
diferidos de varios preceptos de la Ley 906 de 2004 que omitían la posibilidad de impugnar todas las sentencias
condenatorias, con la carga para el Congreso de la República de que, en el término de un año contado a partir de la
notificación por edicto de dicha sentencia, regulara integralmente el derecho a impugnar las sentencias que, en el marco del
proceso penal, imponen una sanción por primera vez. En caso de que el legislador incumpliese con ese deber, se dispuso que
se “entenderá que procede la impugnación de los fallos anteriores ante el superior jerárquico o funcional de quien impuso
la condena”.
53
Sobre el particular se dispone que: “(…) La protección consistirá en una orden para que aquel respecto de quien se
solicita la tutela, actúe o se abstenga de hacerlo. El fallo, que será de inmediato cumplimiento, [y] podrá impugnarse ante el
juez competente (…)”. Énfasis por fuera del texto original.
54
Así, por ejemplo, ha ocurrido con la posibilidad del legislador de establecer excepciones a la votación nominal y pública.
Véase, al respecto, la Sentencia C-134 de 2014, M.P. María Victoria Calle Correa.
55
En la Sentencia C-411 de 1997, M.P. José Gregorio Hernández Galindo, se afirmó que: “la doble instancia, con todo y ser
uno de los principales [derechos] (…) dentro del conjunto de garantías que estructuran el debido proceso, no tiene un
carácter absoluto, como resulta del precepto constitucional que lo consagra (artículo 31 C.P.), a cuyo tenor ‘toda sentencia
judicial podrá ser apelada o consultada, salvo las excepciones que consagre la ley’ (subraya la Corte) (...)”.
25
Sentencia C-282/17
obligación de velar por la vigencia del contenido material de los distintos bienes jurídicos
previstos en la Carta. Por ello, las exclusiones de las garantías idóneas y suficientes para
la defensa de los derechos de los asociados en un determinado proceso, deben estar
plenamente justificadas a partir de un principio de razón suficiente, vinculado con el
logro de un fin constitucional válido. En otras palabras, tal como lo ha expuesto la Corte,
es necesario que al momento de establecer alguna excepción al principio de la doble
instancia exista algún elemento que justifique dicha limitación, una interpretación en otro
sentido “conduciría a convertir la regla (doble instancia) en excepción (única
instancia)”56.
Por fuera de lo anterior, esto es, más allá de los casos en los que la propia Carta dispone
la exigibilidad de determinados recursos y de la regulación que se dispone frente a la
procedencia de la doble instancia, la posibilidad de que existan recursos adicionales
(ordinarios o extraordinarios) depende de lo que la ley disponga, la cual, a menos que se
introduzcan reglas contrarias al Texto Superior, por ejemplo, frente a la garantía de los
principios de razonabilidad y proporcionalidad, no se reputa inconstitucional por el sólo
hecho de estatuir que contra determinada decisión no caben recursos57.
56
Sentencia C-040 de 2002, M.P. Eduardo Montealegre Lynett. Sobre el particular, en la Sentencia C-838 de 2013, M.P. Luis
Ernesto Vargas Silva, la Corte identificó algunos criterios que deben ser tenidos en cuenta cuando se consagren excepciones
al principio de la doble instancia, a saber: (i) la exclusión debe ser excepcional; (ii) deben existir otros recursos, acciones u
oportunidades procesales que garanticen adecuadamente el derecho de defensa y el derecho de acceso a la administración de
justicia de quienes se ven afectados por lo actuado o por lo decidido en procesos de única instancia; (iii) la exclusión debe
propender por el logro de una finalidad constitucionalmente legítima; y (iv) ella no puede dar lugar a discriminación.
57
Al respecto, se puede consultar la Sentencia C-619 de 1997, M.P. José Gregorio Hernández Galindo.
58
En la Sentencia C-632 de 2012, M.P. Mauricio González Cuervo se dijo que: “(…) el legislador cuenta on una amplia
libertad para instituir los recursos ordinarios y extraordinarios contra las providencias judiciales, señalar la oportunidad
en que proceden y sus efectos, así como determinar las autoridades judiciales que asumen el conocimiento de los mismos
(…)”. Énfasis por fuera del texto original.
26
Sentencia C-282/17
De esta manera, por ejemplo, en la Sentencia C-489 de 1997 59, este Tribunal declaró la
exequibilidad del efecto devolutivo en que se concede el recurso de apelación de los actos
administrativos de carácter particular expedidos por el Banco de la República, al
considerar que ellos comportan el ejercicio de varias atribuciones que tienden a la
satisfacción de intereses públicos, cuya realización demanda que tengan una fuerza
ejecutoria inmediata, más allá de las discusiones que puedan llegar a presentarse sobre su
legalidad. En armonía con lo expuesto, en uno de los principales apartes de la
providencia en mención, se dijo que:
6.5.1. La Ley 1801 de 2016, “Por la cual se expide el Código Nacional de Policía y
Convivencia”, establece en el Libro Tercero, Título III, la regulación del proceso único
de policía. Los capítulos II y III de este Título, establecen a su turno las reglas aplicables
a dos clases de procesos policivos: (i) el proceso verbal inmediato y (ii) el proceso verbal
abreviado.
El proceso verbal inmediato canaliza las acciones de policía que, con ocasión de
comportamientos contrarios a la convivencia, son objeto de conocimiento por el personal
uniformado de la Policía Nacional, los comandantes de estación o subestación, y los
comandantes del Centro de Atención Inmediata de Policía 64. Este proceso puede iniciar
de oficio o a petición de quien tenga interés directo o acuda en defensa de las normas de
convivencia, cuyo objeto es asegurar “la interacción pacífica, respetuosa y armónica
entre las personas, con los bienes, y con el ambiente, en el marco del ordenamiento
jurídico”65.
mediación policial entre las partes en conflicto, entendida dicha etapa como la apertura
de un canal de comunicación para que los interesados resuelvan directamente sobre sus
desacuerdos de forma armónica67. Si ello no es posible, el presunto infractor será oído en
descargos, luego de lo cual se impondrá una medida correctiva a través de una orden de
policía. Esta última se define como “el mandato claro, preciso y conciso dirigido en
forma individual o de carácter general, escrito o verbal, emanado de la autoridad de
policía, para prevenir o superar comportamientos o hechos contrarios a la convivencia,
o para restablecerla”68.
Las medidas correctivas que se pueden imponer son solamente aquellas que se
encuentran dentro del ámbito de competencia de las autoridades de policía previamente
reseñadas, a saber: (i) amonestación; (ii) remoción de bienes que obstaculizan el espacio
público; (iii) inutilización o destrucción de bienes; (iv) disolución de reunión o actividad
que involucra aglomeraciones de público no complejas; y (v) participación en programas
comunitarios o actividades pedagógicas de convivencia69. De forma exclusiva, se prevé
en la ley como competencia de los comandantes de estación, subestación y de Centros de
Atención Inmediata de Policía, (vi) la aplicación de la medida correctiva de suspensión
temporal de la actividad70.
La ley señala que en el caso en que se imponga las medidas de inutilización o destrucción
de bienes, disolución de reunión o actividad que involucra aglomeraciones de público no
complejas y suspensión temporal de actividad, se deberá levantar un acta en la que se
documente el procedimiento adelantado, la cual debe estar suscrita por quien impone la
medida y el infractor71.
Respecto de cualquiera de las medidas que se pueden imponer a través del proceso verbal
inmediato, se dispone la posibilidad de interponer el recurso de apelación, el cual, según
el texto censurado, se otorga en el efecto devolutivo, esto es, que no suspende la
ejecución de la orden, mientras se surte el trámite de la impugnación. La segunda
instancia se asigna al inspector de policía, para lo cual se debe remitir el expediente
dentro de las veinticuatro (24) horas siguientes, con el fin de que el recurso sea resuelto
dentro de los tres (3) días hábiles siguientes al recibo de la actuación. La notificación
frente a la determinación adoptada se hará por cualquier medio eficaz y expedido72.
6.5.2. Dentro de una lectura sistemática del CNPC, cabe señalar que las medidas
correctivas se definen como “las acciones impuestas por las autoridades de policía a
toda persona que incurra en comportamiento contrarios a la convivencia” 73, cuyo objeto
es “disuadir, prevenir, superar, resarcir, procurar, educar, proteger o restablecer la
convivencia”74. Para su imposición se aplica el trámite previamente expuesto o el proceso
verbal abreviado, con sujeción a los principios enunciados en el artículo 8 de la Ley 1801
de 2016. Entre ellos se destacan los principios de proporcionalidad, razonabilidad y
necesidad, los cuales se definen en los siguientes términos:
La ley precisa que las medidas correctivas “no tienen carácter sancionatorio”75 y
advierte que una vez impuestas se debe informar a la Policía Nacional “para que
proceda a su registro en una base de datos de orden nacional y acceso público”76,
regulada de acuerdo con las garantías que se derivan del derecho al habeas data. En caso
de incumplimiento a la medida o de reincidencia en el actuar contrario a la convivencia,
se dispone la posibilidad de imponer una multa, mediante la aplicación del proceso
verbal abreviado77. En todo caso, las medidas correctivas prescriben en un término de
cinco (5) años, contado “a partir de la fecha en que quede en firme la decisión de las
autoridades de policía en el proceso único de policía”78.
6.6.2. Antes de proceder con el examen de fondo propuesto, es preciso señalar las
razones manifestadas por los intervinientes para solicitar la declaratoria de exequibilidad
o inexequibilidad del precepto demandado. En esta ocasión, de acuerdo con los escritos
que fueron radicados en esta Corporación, todos los intervinientes solicitan que la norma
acusada sea declarada ajustada a la Constitución80, con fundamento en los siguientes
argumentos: (i) la determinación del tipo de efecto en que se concede el recurso de
apelación corresponde a la amplia libertad de configuración normativa del legislador; (ii)
en el caso del proceso de policía, el efecto devolutivo garantiza la eficacia de las medidas
que se imponen, las cuales se deben ejecutar de manera inmediata, para poder preservar o
restaurar la convivencia ciudadana; (iii) en relación con la medida de suspensión
temporal de actividad81, se destaca que su consagración no se limita a conductas que
75
CNPC, art. 172, parágrafo 1.
76
CNPC, art. 172, parágrafo 2.
77
CNPC, art. 222, parágrafo 2.
78
CNPC, art. 226.
79
Véase, al respecto, el acápite 6.3.1 de esta providencia.
80
Intervenciones del Ministerio de Justicia y del Derecho; del Ministerio de Defensa Nacional; de la Policía Nacional y de la
Federación Colombiana de Municipios.
81
Para mayor claridad nuevamente se reitera la norma que consagra esta medida correctiva, a saber: “Artículo 196.
Suspensión temporal de actividad. Es el cese por un término de entre tres (3) a diez (10) días proporcional a la gravedad de
la infracción, de una actividad económica o sin ánimo de lucro, o que siendo privada ofrezca servicios al público a la que
está dedicada una persona natural o jurídica. El desacato de tal orden o la reiteración en el comportamiento contrario a la
convivencia, dará lugar a un cierre de tres (3) meses, en caso de posterior reincidencia en un mismo año se impondrá la
suspensión definitiva sin perjuicio de las acciones penales que correspondan. Parágrafo.- La medida se mantendrá, aun en
los casos de cambio de nomenclatura, razón social o de responsable de la actividad o cuando se[a] traslada la actividad a
30
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afecten la actividad económica, sino que incluye otros eventos relacionados con el
amparo a la seguridad y tranquilidad públicas, al medio ambiente, a la salud, a la
dignidad y a los derechos de los niños, lo que le otorga una preponderancia frente al
eventual perjuicio derivado del tiempo en que se interrumpa una actividad por orden de
policía; (iv) la existencia de los bienes superiores previamente mencionados explica la
necesidad de otorgar el efecto cuestionado, pues su salvaguarda debe primar sobre el
interés particular de quienes pueden verse afectados con la citada medida correctiva (CP
art. 58)82; (v) en virtud del carácter preventivo y no sancionatorio del régimen de policía
y dado que ninguna de las medidas implica la privación de la libertad, es posible estipular
el efecto devolutivo, con el fin de redimir valores como el respeto y la convivencia
mutua, los cuales demandan una acción policiva inmediata; (vi) la configuración
normativa que se demanda no es novedosa, pues ella ha venido siendo aplicada en la
ciudad de Bogotá, desde la expedición del Acuerdo Distrital 079 de 2003; y finalmente,
(vii) el efecto censurado tiene una importante significación social, en el contexto en el
cual se ha construido el paradigma de que “es posible infringir la ley mientras llega la
sanción y es posible también seguir haciéndolo en tanto no se decidan los recursos”83.
Por último, no se observa que el Procurador haya expuesto alguna razón de fondo sobre
el contenido de la norma demandada, ya que se limitó a sugerir que se profiera un fallo
inhibitorio, como se explicó en el acápite referente al examen sobre la aptitud de la
demanda84.
6.6.3. Lo primero que la Corte observa es que durante el trámite legislativo dirigido a la
aprobación de la disposición en la cual se encuentra comprendida la norma demandada,
se acogieron distintas fórmulas para controvertir las decisiones adoptadas por las
autoridades competentes a través del proceso verbal inmediato de policía. En un
principio, en la exposición de motivos y en el informe de ponencia para primer debate en
el Senado de la República, se dispuso tan sólo la procedencia del recurso de reposición, a
partir del contexto de celeridad con el cual se buscó regular el citado procedimiento 85.
Luego, a partir del debate realizado en dicha Corporación, se decidió conservar el aludido
recurso, con excepción de los casos en que se impusieran las medidas de suspensión
temporal de actividad y de curso pedagógico, contra las cuales se estableció el recurso de
apelación en el efecto devolutivo86. Por último, en la plenaria de la Cámara de
Representantes, se acordó suprimir el recurso de reposición y otorgar exclusivamente el
de apelación, para lo cual se amplió su procedencia a todas las medidas adoptadas por las
autoridades competentes87.
lugar distinto en la misma edificación o en inmueble colindante. Si se prueba que el cambio de razón social, de responsable
o de lugar, es para evadir la medida correctiva se impondrá suspensión definitiva.”
82
“(…) Cuando de la aplicación de una ley expedida por motivo de utilidad pública o interés social, resulten en conflicto los
derechos de los particulares con la necesidad por ella reconocida, el interés privado deberá ceder al interés público o
social. (…)”.
83
Intervención de la Federación Colombiana de Municipios.
84
En esta oportunidad, al igual que se expuso en la Sentencia C-031 de 2017, M.P. Luis Guillermo Guerrero Pérez, “es
preciso resaltar que el deber constitucional que tiene dicha autoridad de manifestar o rendir un ‘concepto’ (CP art. 242 y
278), va más allá de considerar que una demanda carece de los elementos necesarios para tomar una decisión, pues es
primordial que exponga una opinión, reflexión o juicio para valorar si el precepto acusado se ajusta o no al Texto Superior,
al menos, a partir de las normas constitucionales invocadas como vulneradas. Esta práctica constituye un elemento común
entre los distintos intervinientes, para lo cual el ordenamiento jurídico otorga la posibilidad de distinguir entre solicitudes
principales y subsidiarias.”
85
Gacetas del Congreso No. 554 de 2014 y 290 de 2015.
86
Gacetas del Congreso No. 740 de 2015 y 271 de 2016.
87
Gaceta del Congreso No. 414 de 2016.
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6.6.4. Siguiendo lo expuesto, cabe reiterar que, a través del recurso de apelación, se busca
que una autoridad jerárquica superior realice un nuevo escrutinio sobre una decisión
adoptada, con el objeto de obtener su revocatoria o modificación, acorde con los intereses
de quien lo promueve. Por lo general, este recurso se concede en el efecto suspensivo, lo
que garantiza que el fallo cuestionado no se ejecute mientras se define si está o no
llamado a prosperar. Con todo, por razones de interés público o por la necesidad de
garantizar otros intereses superiores vinculados con el amparo de derechos, principios o
valores constitucionales, se ha hecho uso por el legislador de la fórmula del efecto
devolutivo, con fin de lograr que cierto tipo de decisiones se ejecuten de manera
oportuna, con la inmediatez y celeridad que demanda el interés que se encuentra
comprometido. Ello se observa, por ejemplo, en el caso de la acción de la tutela, en
donde el recurso de apelación se otorga sin perjuicio del cumplimiento inmediato de lo
resuelto por el juez de primera instancia 95, con miras a obtener el amparo de los derechos
fundamentales que se entiende han sido vulnerados o amenazados, lo que no excluye que
el fallo sea revocado o modificado, no sólo por el superior jerárquico sino también por
esta Corporación en sede de revisión.
94
Véase, al respecto, el acápite 6.4.4 de esta providencia.
95
Decreto 2591 de 1991, art. 31. La norma en cita dispone que: “Dentro de los tres días siguientes a su notificación el fallo
podrá ser impugnado por el Defensor del Pueblo, el solicitante, la autoridad pública o el representante del órgano
correspondiente, sin perjuicio de su cumplimiento inmediato. // Los fallos que no sean impugnados serán enviados al día
siguiente a la Corte Constitucional para su revisión.” Énfasis por fuera del texto original.
96
Sobre el particular se puede consultar la Sentencia C-838 de 2013, M.P. Luis Ernesto Vargas Silva.
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del poder público, como una forma específica de protección o de realización de los
derechos y libertades individuales”97.
6.6.6. Así las cosas, la Corte observa que la Ley 1801 de 2016 previó a la medida
correctiva de suspensión temporal de actividad, como una acción de policía cuyo
propósito desborda la protección de intereses patrimoniales, vinculados con la censura a
comportamientos que se entiende afectan la actividad económica 100. En efecto, como lo
señalan los intervinientes, su consagración incluye otros eventos relacionados con el
amparo a la seguridad y tranquilidad públicas, al medio ambiente, a la salud, a la
dignidad y a los derechos de los niños. Así, entre las conductas que dan lugar a la
imposición de la citada medida, se destacan las siguientes: (i) comercializar, distribuir o
usar sustancias prohibidas, elementos o residuos químicos o inflamables sin el
cumplimiento de los requisitos establecidos 101; (ii) permitir, auspiciar, tolerar, inducir o
constreñir el ingreso de los niños a lugares donde se realicen actividades sexuales o
pornográficas, o se ejerza la prostitución, o la explotación sexual 102; (iii) facilitar,
distribuir, ofrecer, prestar, alquilar o comercializar a niños, niñas o adolescentes bebidas
alcohólicas, cigarrillo, tabaco y sus derivados, o sustancias psicoactivas o cualquier otra
sustancia que afecte la salud103; (iv) facilitar, distribuir, ofrecer, comercializar, prestar o
alquilar a niños, niñas o adolescentes armas, elementos cortantes, punzantes,
contundentes o sus combinaciones104; (v) ejercer la prostitución sin el cumplimiento de
97
Sentencia C-799 de 2003, M.P. Marco Gerardo Monroy Cabra.
98
Sobre el alcance de estas modalidades se pueden consultar las Sentencias C-354 de 2009, C-640 de 2012 y C-838 de 2013.
99
Véase, al respecto, las Sentencias C-673 de 2001, M.P. Manuel José Cepeda Espinosa y C-104 de 2016, M.P. Luis
Guillermo Guerrero Pérez.
100
CNPC, arts. 91 y ss.
101
CNPC, art. 30, núm. 4.
102
CNPC, art. 38, núm. 1.
103
CNPC, art. 38, núm. 5.
104
CNPC, art. 38, núm. 5.
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Esto indica que el efecto cuestionado, pese a limitación que genera en el alcance de la
apelación, no sólo apunta a la realización de un fin legítimo e importante, sino a la vez
imperioso. En efecto, la afectación que con la medida se pretende evitar sobre los
intereses constitucionales expuestos, justifica la toma de acciones inmediatas, en pro de
asegurar una actuación de policía eficaz y preventiva, lo cual, en el escenario expuesto,
implica que la medida adoptada se cumpla, mientras se resuelve su apelación.
105
CNPC, art. 44, núm. 3.
106
CNPC, art. 92, núm. 8.
107
CNPC, art. 92, núm. 11.
108
CNPC, art. 93, núm. 3.
109
CNPC, art. 94, núm. 5.
110
CNPC, art. 100, núm. 3.
111
CNPC, art. 101, núm. 6.
112
CNPC, art. 101, núm. 8.
113
CNPC, art. 105, núm. 5.
114
CNPC, art, 110, núm. 3.
115
CNPC, art. 110, núm. 12.
116
CNPC, art. 135, núm. 6.
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6.6.8. El paso final del test intermedio asumido, supone examinar si el medio utilizado es
efectivamente conducente para alcanzar el fin propuesto. Al respecto, en el asunto sub-
judice, no cabe duda que el efecto devolutivo garantiza la eficacia de la medida que se
impone, la cual apunta a velar por intereses constitucionales de tal entidad, que, de
adoptarse una decisión distinta, se pondría afectar derechos fundamentales y colectivos
que gozan de prioridad en el régimen constitucional, como se deriva de los previsto en
los artículos 2, 5, 93 y 94 del Texto Superior. Adicionalmente, la protección de dichos
bienes envuelve un claro interés público o social, el cual, como lo dispone el artículo 58
de la Carta, tiene un carácter prevalente sobre los intereses privados con los cuales entra
en conflicto, como lo son, en la práctica, los de quienes pueden verse afectados con el
cese temporal de una actividad económica o sin ánimo de lucro, o que siendo privada
ofrezca servicios al público.
Por último, este Tribunal resalta que la medida que se impone es de carácter temporal, lo
que le permite al interesado volver a realizar la actividad frente a la cual se dispuso el
cese, bajo la lógica de que acredite plenamente el cumplimiento de las normas de
convivencia. A ello se agrega que, incluso, desde la órbita procedimental, su imposición
supone el desarrollo de un proceso, en el que se dota al presunto infractor de la
posibilidad de ser oído, de realizar descargos e incluso de llegar a un acuerdo mediante el
ejercicio de la mediación policial, lo que reduce la posibilidad de que exista un actuar
arbitrario, más aún cuando para la imposición de la medida, la autoridad se debe sujetar a
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RESUELVE
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GLORIA STELLA ORTÍZ DELGADO
Magistrada
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