Biografía: Micaela Bastidas Pumacahua (

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Micaela Bastidas Pumacahua 

(Pampamarca, 23 de junio de 1744-Cuzco, 18 de
mayo de 1781) fue una prócer de la independencia hispanoamericana, jugó un importante
papel en la historia del Perú. Esposa y consejera de Túpac Amaru II, su desempeño tuvo
vital importancia en la rebelión de Tinta. Su ejemplo de coraje y determinación al defender
sus ideales de justicia y libertad hasta su trágica y despiadada muerte en mano de los
españoles, la convirtieron en leyenda y símbolo de la lucha americana contra la opresión y
la explotación colonial.1

Índice

 1Biografía
o 1.1La rebelión
o 1.2Ejecución
 2Véase también
 3Referencias
 4Bibliografía
 5Enlaces externos

Biografía[editar]
Hija de Manuel Bastidas, descendiente de africanos, y de Josefa Puyucahua (o
Puyucawa), indígena, la joven Micaela era de esbelta belleza y tez bronceada, con el
cabello ondulado. Por sus raíces tanto africanas como amerindias era una zamba, nombre
que se daba en época colonial a las personas producto del mestizaje entre africanos e
indígenas.
El 25 de mayo de 1760, poco antes de cumplir 16 años, se casó con el joven mestizo
descendiente de la nobleza incaica José Gabriel Condorcanqui, en la iglesia de Nuestra
Señora de la Purificación, en el pueblo de Surimana, lugar del curacazgo de su marido.
Condorcanqui era descendiente directo por línea paterna del último inca Túpac Amaru I.
En 1764 fue nombrado cacique de los territorios que le correspondían por herencia:
Pampamarca, Tungasuca y Surimana, y fijaron su residencia en Tinta, localidad
perteneciente a Cusco.
Tuvieron tres hijos varones, Hipólito (1761), Mariano (1762) y Fernando (1768).
José Gabriel había recibido una educación privilegiada en colegios jesuitas de Lima y
Cusco. Dominaba el castellano, el quechua y el latín, era un ávido lector y su interés por
diversos temas le dio un nivel cultural remarcable. Poseedor de grandes extensiones de
tierras y riqueza, cumplía múltiples roles en la administración de sus bienes. Como curaca
debía mediar entre el corregidor y los indígenas a su cargo. Como próspero hacendado se
vio afectado como el resto de la población debido a las alzas fiscales y la creación de
aduanas internas. Como arriero recorría su territorio, viviendo de cerca las historias y
desgracias de los trabajadores y sus duras condiciones. Como mestizo sentía que toda la
injusticia con su gente lo tocaba en carne propia. Realizó reclamos y solicitudes oficiales a
las autoridades coloniales de Tinta, Cusco y Lima, para que los indígenas fueran liberados
del trabajo obligatorio en las minas y exonerados del cumplimiento de la mita, obteniendo
siempre negativas o indiferencia y comenzó a desarrollar una ideología libertaria basada
en la defensa de indígenas, esclavos, criollos y mestizos, orientada a la independencia de
su territorio y comercio de las decisiones de la corona de España.
Micaela, en cambio, recibió en la infancia la educación elemental en letras y artes que era
usual en esa época para las mujeres. Su marido fue su maestro ideológico, ella se
concienció rápidamente de la compleja situación de su gente y se involucró con la causa.
Lo apoyaba firmemente, defendiendo y divulgando los postulados que harían resurgir la
conciencia del derecho de los labriegos a liberar su tierra y su existencia de la mano
opresora española.

La rebelión

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