CODEPU Hiram Villagra PDF
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técnicamente llamado “Proyecto de ley que concede indulto general por razones humanitarias
a las personas que indica por los delitos que señala “ presentado por un grupo de senadores,
han desnudado la naturaleza autoritaria, los límites y los actores de la institucionalidad chilena,
que fuera abrumadoramente rechazada en el plebiscito reciente y las movilizaciones sociales
a partir de octubre del año 2019.
Por lo pronto, solo negar la naturaleza política de ese encarcelamiento demuestra que no se
quiere reconocer su realidad.
Vamos por parte, en doctrina es indiscutible que los hechos por los que se les juzga son
delitos políticos de esos luchadores. El Delito Político es definido doctrinariamente como un
infracción que castiga el alzamiento contra el orden político y la seguridad del estado o contra
las autoridades políticas en su calidad de tales (escuela objetiva) o hechos con la finalidad de
provocar en forma extralegal cambios políticos o, en palabras de la Ley Francesa de 1830
actos ilegales, pero realizados por motivos altruistas. El trato diferenciado se extendió a los
delitos comunes conexos a políticos.
El Código Penal Italiano de Rocco de 1930, dictado, incluso, en la época fascista era menos
hipócrita definía al delito político en su art. 8: ‘Es político todo delito que lesiona un interés
político del Estado o del ciudadano, así como el común en que, en parte o en todo, viniese
determinado por móviles políticos’” cosa que obvian en el debate actual
Las detenciones son generalmente muy violentas, hechas con el objetivo de castigar al
manifestante y no capturar a un infractor, lo que ha dado márgenes a situaciones de tortura,
apremios ilegítimos y castigos.
El ministerio Publico, en esa faz, se ha mostrado muy riguroso y parcial, con una investigación
sesgada, escuchando lo que le ha solicitado públicamente el Ministerio del Interior y
endureciendo sus actitudes y conductas.
Particularmente grave es lo que llamamos tipicidad aberrante o retorsión del sentido del tipo
penal, esto es que las personas fueron detenidas por conductas de protesta social como
verdadera razón, y estas en las formalizaciones son, disfrazadas, estiradas hasta hacerlas
calzar con conductas “antisociales”
Los Tribunales, en su gran mayoría han seguido la bajada de línea del Ministerio del Interior y
también han agravado la mano con que los tratan.
La Ilustrísima Corte de Apelaciones de San Miguel mantuvo la prisión preventiva por una
conducta que en el fondo era encender barricadas fundamentado la necesidad de cautela, en
“la gravedad de los hechos y eventuales consecuencias del mismo, el complejo escenario
social que resulta de público conocimiento y teniendo presente el disvalor implícito en la
conducta desplegada por los imputados”
Ha habido peticiones de pena de 15 años por incendios de mobiliario urbano como bancas, o
señalética.
Si abstraemos mentalmente los motivos o móviles con que actuaron, los presos del estallido
estarían en libertad, le habrían ofrecido salidas alternativas o tendrían penas más bajas.
Ahora bien, la reacción de los diversos actores y transmitida por diversos medios, en contra
del proyecto termina por legitimar la petición de Libertad, porque demuestra que la
institucionalidad prestablecida, por su sesgo ideológico no va a ser capaz de dar las
soluciones políticas que la situación excepcional requiere.
Declaraciones como las de la senadora, Carolina Goic o el ex dirigente del partido Socialista,
Osvaldo Andrade, las recientes del expresidente Eduardo Frei Ruiz-Tagle o las emitidas desde
el extranjero por José Miguel Vivanco, asimilan delito político a delito de opinión, lo que
muestra ignorancia y mala fe, además de doble estándar sorprendentes, y hablan de una
visión punitivista.
Declaraciones como las del Consejo de Fiscales, en que señalan que el indulto, «podría
constituir una gravísima señal para la convivencia social”, descarta la existencia de presos
políticos en el país y tampoco reconoce la existencia de una desproporción en las causas.
“La Fiscalía de Chile no puede compartir aseveraciones en orden a que existirían cientos de
personas privadas de libertad por delitos menores, o contra quienes se habría hecho un uso
indebido o desproporcionado del derecho penal”, y agrega que “las personas sometidas a la
acción de los tribunales no están en esa condición por su pensamiento o por sus opiniones,
sino por actos que son constitutivos de delito.
Esa toma de partido demuestra la falta de objetividad y parcialidad, que es un mandato
constitucional que tiene el Ministerio Público, quien debe investigar y perseguir delitos no
juzgar leyes que, de aprobarse extinguen responsabilidad penal, en defensa de señales que
hay que dar a la sociedad.
La represión a las movilizaciones sociales, vulneratoria a los derechos humanos, ha sido una
constante que ha recorrido, en los últimos años todas las manifestaciones y movilizaciones
sociales. Desde Freirina, Caimanes, Aysén hasta hoy.
En ese panorama, el Indulto es un primer paso en pos del nuevo ordenamiento político que se
avizora en el país. Primer paso que debe ser acompañado por otras reformas que actualice y
sanee nuestro sistema penal.