XXV Congreso Argentino de La Ciencia Del Suelo PDF
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ARGENTINO DE LA
CIENCIA DEL SUELO
Ordenamiento Territorial:
un desafío para la Ciencia del Suelo
TRABAJOS DE INVESTIGACION
Carmen G. Cholaky
José M. Cisneros
(Compiladores)
1. Ciencias del Suelo. 2. Agronomía. I. Cholaky, Carmen Gloria, comp. II. Cisneros, José,
comp.
CDD 632
ISBN 978-987-688-173-9
Primera Edición: Junio de 2016
Este obra está bajo una Licencia Creative Commons Atribución 2.5 Argentina.
http://creativecommons.org/licenses/by/2.5/ar/deed.es_AR
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Diseño de logotipo del XXV CACS: Lic. Julia Cisneros y Mauricio Linquet
Consejo Editorial
Secretaría Académica
Prof. Ana Vogliotti y Prof. José Di Marco
Equipo Editorial
Secretaria Académica: Ana Vogliotti
Directora: José Di Marco
Equipo: José Luis Ammann, Daila Prado, Maximiliano Brito, Ana Carolina Savino
y Daniel Ferniot
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MIEMBROS TITULARES
MIEMBROS SUPLENTES
Carolina Alvarez
Ana Wingeyer
Roberto Balbuena
José Luis Panigatti
Gerardo Rubio
COORDINADORES DE COMISIONES
REVISORES DE CUENTAS
Fernando Salvagiotti
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COMITÉ CIENTÍFICO
Cerioni, Guillermo
De Maestri, Marcela
Fernández, Elena
Giayetto, Oscar
Grumelli, María
Pereyra, Cecilia
Rivarola, Andrea
Viale, Susana
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ORGANIZAN
AUSPICIAN
PATROCINAN
FUNDACION MANI ARGENTINO
BUNGE
NIDERA NUTRIENTES
BIO4
COMPO
PROFERTIL
ACEITERA GENERAL DEHEZA
COTAGRO
ASP
YARA
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FCA-UNLZ, Ruta Prov. N° 4 km 2, Llavallol (1836), Buenos Aires, (011) 4282-6263,
[email protected]
Resumen
Introducción
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El objetivo del presente trabajo fue determinar las propiedades que mejor representen la
calidad del suelo luego de 10 años de rotación de cultivos bajo dos sistemas de
labranza, a través de un estudio estadístico multivariado.
Materiales y Métodos
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Matanza-Riachuelo, delimitada por el interfluvio entre los arroyos Aguirre y Ortega, está
ocupada por un suelo Argiacuol Vértico (Soil Survey Staff, 2010) y posee un clima
templado húmedo con una precipitación media cercana a los 1000 mm. El ciclo agrícola
presenta la siguiente rotación: soja1° (2005/06); trigo/soja2º (2006/07); maíz (2007/08);
soja1º (2008/09); trigo (2009); maíz (2010/11); soja1º (2011/2012); soja1º (2012/13);
maíz (2013/14); trigo (2014) y a partir de 2015 se instaló una pastura polifítica.
La Dap se determinó por el método del cilindro (Blake & Hartge, 1986), tomando
muestras de suelo sin disturbar con un cilindro de acero inoxidable de volumen conocido
(260 cm3). La IMP se midió con un penetrómetro de golpe, y a partir de los datos de
campo tomados con un permeámetro de disco se calculó la INF, la Kh y la Sort. La
PTOT se calculó a partir de los valores obtenidos de Dap, considerando una densidad
real de 2,56. Muestras de suelo fueron secadas en estufa a una temperatura de 105 ºC
hasta peso constante. A partir de la diferencia de peso en húmedo y en seco de las
muestras de suelo se calculó el HGrav. Los valores de HGrav fueron afectados por la
Dap correspondiente para expresar el contenido hídrico en forma volumétrica (HVol).
Entre los parámetros químicos del suelo se incluyeron Carbono orgánico expresado en
porcentual (Corg) y en masa (Cmasa), Fósforo extractable (Pext), Nitrógeno total (Ntot),
Conductividad eléctrica (CE) y pH. El Corg se determinó por el método de Walkey-Black
(Jackson, 1964). Estos valores fueron afectados por la Dap correspondiente para
expresar el contenido de carbono orgánico en unidades de masa (Cmasa). El Pext fue
obtenido siguiendo la técnica descrita por la Norma IRAM-SAGyP 29570-1 (2010) y el
Ntot por Kjeldahl según la metodología descrita por SAMLA (2004). La CE y el pH se
determinaron por potenciometría en una dilución 1:2,5.
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Tanto las propiedades físicas como las químicas se determinaron en cada parcela en
dos niveles de profundidad: superficial de 0-10 cm y subsuperficial de 10-20 cm. Para la
elaboración de este trabajo se emplearon datos obtenidos en el mes de julio de 2014,
después de la cosecha del cultivo de maíz (Zea mays) y previo a la siembra del cultivo
de trigo (Triticum aestivum).
Resultados y Discusión
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capa superficial bajo SD (Rodríguez et al., 2014) y mayores valores de PTOT, INF, Paire
y Kh en LC respecto de SD (Barrios et al., 2014).
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G.II SD
G.I LC
Cada propiedad del suelo está representada por un autovector que queda definido por la
correlación existente entre el parámetro analizado y el CP considerado. Donde el ángulo
existente entre vectores representa el grado de correlación entre las variables medidas.
La diferencia encontrada entre las variables representadas en el CP1 se fundamenta en
los parámetros de suelo que presentaron valores más altos de variabilidad en este
componente (Tabla 2). En el CP1 las variables que presentaron mayores valores
absolutos de los vectores propios corresponden a Dap, Pagua, HVol, Corg, Cmasa y
Pext, los cuales se correlacionaron negativamente con PTOT, Paire, Kh e INF, que
demostraron pesos sobre el CP1 similares a los anteriores. En el CP2 los parámetros
con mayor variabilidad para ese componente fueron HGrav, CE y pH.
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G.I SD G.II LC
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Conclusiones
El laboreo genera variaciones en las propiedades físicas y químicas del suelo. Los
cambios se producen principalmente en los primeros centímetros del mismo, pero
también pueden encontrarse diferencias a mayores profundidades. Los parámetros que
podrían ser tenidos en cuenta, en ambas profundidades, para explicar la variabilidad en
la calidad del suelo bajo SD son Cmasa, Corg, Dap, HVol, IMP y Pagua. Los parámetros
que mejor explican la variabilidad bajo LC son INF, PTOT y Paire. Parámetros químicos
como el pH y la CE resultan ser propiedades que no se asocian a ningún tratamiento de
labranza.
Agradecimientos
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Resumen
Introducción
La acidez edáfica puede afectar el crecimiento de las plantas en forma directa, pero
también indirecta, incidiendo negativamente en la disponibilidad de nutrientes, los
niveles de elementos fitotóxicos, la actividad microbiana y hasta en las condiciones
físicas de los suelos. Este problema es considerado como una de las principales
limitantes para la producción agropecuaria a nivel mundial. Aproximadamente 25-30%
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de los suelos del mundo están de alguna manera afectados por problemas de acidez y
muchos de ellos se encuentran en las regiones más productivas (Havlin et al., 2005).
Los suelos agrícolas de la región central de Argentina, y entre ellos los de la Pcia. de
Buenos Aires, son principalmente Argiudoles y Hapludoles que evolucionaron a partir de
sedimentos loéssicos. En áreas marginales de la región también pueden encontrarse
Haplustoles que están caracterizados por poseer ciertas cantidades de vidrio volcánico
en el material parental (Hepper et al., 2006), carbonato libre (Buschiazzo, 1988) y, entre
las arcillas, esmectitas pobremente cristalizadas, con trazas de caolinita (Scoppa, 1976;
Camilión, 1993). Los Argiudoles contienen elevados contenidos de arcilla y materia
orgánica (Díaz-Zorita & Buschiazzo, 2006), siendo sus minerales de arcilla
fundamentalmente illitas con trazas de caolinita (González Bonorino, 1966). Sobre la
base de su composición, dado su elevado contenido de arcilla y materia orgánica, los
Argiudoles serían suelos con una menor susceptibilidad a la acidificación que aquellos
menos desarrollados, como los Haplustoles y Hapludoles (Iturri, 2015).
Bennardi et al. (2014, 2015) obtuvieron un modelo de regresión lineal (ecuación 1) que
permite calcular la inversa de la capacidad buffer alcalina de un suelo (b) a partir de los
porcentajes de materia orgánica (MO) y arcilla (a).
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1.- Brindar pautas para el tratamiento de suelos ácidos mediante mapas temáticos
relacionados con la problemática en la Provincia de Buenos Aires, según los siguientes
datos analíticos consignados en los mapas de suelo disponibles (1:50.000):
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2.- Desarrollar un mapa de la provincia delimitando clusters con diferentes dosis teóricas
de CaCO3 utilizado como enmienda básica, considerando la capacidad buffer del
horizonte superficial de la serie de suelo predominante en cada unidad cartográfica de
suelo.
Metodología
Se utilizó una capa vectorial que delimita las unidades cartográficas de suelos, escala
1:50.000, de la provincia de Buenos Aires, excepto los partidos de Villarino y Patagones,
elaborada a partir de las cartas de suelos (INTA). Se generó una base de datos con los
resultados analíticos del horizonte superficial de cada serie de suelo. Mediante
procedimiento SIG, ambos datos fueron asociados entre sí. Dado que las unidades
cartográficas se componen de una o más series de suelos en diferentes porcentajes, se
consideró a la serie dominante para realizar la mencionada asociación. No fueron
considerados los complejos ni aquellas unidades cuya primera serie tuviera pH por
debajo de 5 o por encima de 7 y contenidos de materia orgánica superior a 7,5%, pues
estos fueron los valores límites dentro de los que se generó el modelo aplicado
(ecuación 1).
A los fines de realizar las recomendaciones zonificadas de las dosis teóricas de CaCO3
para elevar 0,5 unidad de pH, se utilizaron los polígonos que delimitan Zonas
Agroeconómicas Homogéneas de la provincia de Buenos Aires (ORA-SAGPyA, 2006)
Se reconocen ocho zonas en la provincia, establecidas en base a características de
suelos, clima y uso; son las siguientes: Zona 1: Zona de riego y ganadera árida; Zona 2:
Zona mixta del Sur Oeste de Buenos Aires; Zona 3: Zona mixta del centro Sur de
Buenos Aires; Zona 4: Zona ganadera de la Cuenca del Salado; Zona 5: Zona Noreste
de Buenos Aires; Zona 6: Zona mixta del centro de Buenos Aires; Zona 7: Zona mixta
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del Noroeste de Buenos Aires y Zona 8: Zona núcleo agrícola del Norte de Buenos
Aires. Como la pendiente “b” adopta valores continuos, lo que implica también valores
continuos para las dosis de corrector, se optó por determinar siete rangos de dosis, que
permitan una mejor expresión de las estadísticas de superficies. Esto permitió
desarrollar un mapa de la provincia delimitando clusters con diferentes dosis teóricas de
CaCO3 utilizado como enmienda básica, considerando la capacidad buffer del horizonte
superficial de la serie de suelo predominante en cada unidad cartográfica de suelo.
Resultados y Discusión
a) pH actual y potencial
a) b)
Figura 1: pH actual (a) y pH potencial (b) de las series dominantes en las unidades
cartográficas, determinados en las cartas de suelos.
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El problema principal que presenta este tipo de índices relativos es que su empleo
puede derivar en conclusiones erróneas respecto a la suficiencia de ambos nutrientes.
Esto ocurre porque una misma relación puede obtenerse con valores absolutos en
niveles de suficiencia o deficiencia de cada catión en particular. Sin embargo, dado que
en el ámbito de la Provincia de Buenos Aires, los valores absolutos, en general, son
adecuados, la utilización de estos índices relativos no adolecería de la problemática.
Puede observarse en la Figura 2 b, que la saturación cálcica se encuentra por debajo de
valores citados en la literatura como apropiados (Vázquez & Pagani, 2015),
fundamentalmente en la zona 7 en forma generalizada. Sainz Rozas et al. (2014)
analizando situaciones prístinas y agrícolas del centro del país, señala que el NO de la
Provincia de Buenos Aires tenía condiciones originales con bajos valores de Ca
intercambiable, que se extendieron arealmente en la región a causa del uso. Estos
resultados son concordantes con los obtenidos en este trabajo. Ciertos niveles de esta
afectación también se ubican al E de la zona 3 y al O de la zona 4. Esto se corresponde
con altos porcentajes relativos de Mg. Por otro lado, existen zonas con contenidos
relativos bajos de saturación magnésica y potásica. Dentro de ellas se destacan el O de
la zona 3 y el N de las zonas 5 y 8. Estas zonas se caracterizan por elevada saturación
cálcica. Sainz Rozas et al. (2014) también señalaron bajo contenido de Mg en el NE
bonaerense en las situaciones agrícolas.
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a b
c d
Figura 2.
a) Saturación total de bases b) c) y d) Saturación relativa de los diferentes
cationes (Ca, Mg y K).
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a b
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c) Capacidad buffer
a b
Figura 4. Porcentaje de arcilla (a) y materia orgánica (b) de las series dominantes en las
unidades cartográficas.
Los mapas de contenidos de arcilla y materia orgánica del horizonte superficial, son
presentados en la Figura 4. Los mismos constituyen herramientas para establecer la
causa de la variabilidad de la capacidad buffer de los suelos estudiados (Ecuación 1).
Los valores de “b” encontrados al aplicar la Ecuación 1 en todas las series de suelos
oscilan entre 0.0064 y 0.0364. A partir de estos valores se calcula la dosis teórica de
corrector a aplicar ante diferentes niveles de “b” (Tabla 1) y, estos fueron asociados a
las unidades cartográficas para obtener el mapa de la Figura 5.
En la Figura 5, se observa en color rojo las unidades cartográficas con los menores
valores de la pendiente “b” (0,006 a 0,012), que se traducen en las mayores
necesidades de CaCO3 (>4000 kg ha-1) para elevar el pH en 0,5 unidades. Estas áreas
se encuentran ubicadas en la zona 3 y 4, zona mixta del centro sur y zona ganadera de
la cuenca del Salado, respectivamente. Esto obedecería, fundamentalmente, a los
elevados tenores de materia orgánica y en menor medida por la presencia de arcilla
(Figura 4).
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Contrariamente, las zonas 7 y 6 serían las de menor requerimiento de corrector (< 2.000
kg ha-1) para producir este cambio de pH, debido a su bajo poder buffer. De la misma
manera, este hecho obedece a la textura gruesa y bajo contenido de arcilla.
Tabla 1. Capacidad buffer y dosis teórica de corrector para elevar 0,5 unidades de pH,
en función del valor de la pendiente “b” de la titulación alcalina, calculada para una capa
arable de 2 Mg ha-1.
“b” Capacidad Buffer Dosis teórica
-1
(mmoles álcali kg ) (mmoles KOH kg-1 pH-1) kg Ca CO3 ha-1 0,5 pH-1
0,010 100,0 5000,0
0,015 66,7 3333,3
0,020 50,0 2500,0
0,025 40,0 2000,0
0,030 33,3 1666,7
0,035 28,6 1428,6
0,040 25,0 1250,0
0,045 22,2 1111,1
0,050 20,0 1000,0
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En la Tabla 2 se observan las zonas productivas, con la superficie total que ocupa cada
una, la superficie que se analizó en este estudio, ya que no fueron incluidas todas las
unidades cartográficas, y los siete rangos en que se dividió la dosis de corrector.
1- Zona de riego y
ganadera árida del 0,0 0,1 0,6 0,3 0,0 0,0 0,0 2.365.231 0,92
Sur
2- Zona mixta del
0,7 12,5 22,5 10,0 0,8 1,7 0,0 3.436.770 48,16
Sur Oeste
3- Zona mixta del
0,0 0,6 8,1 28,0 6,1 6,0 20,7 4.541.811 69,56
Centro Sur
4- Zona ganadera
de la Cuenca del 0,0 1,1 5,4 9,9 2,4 13,0 12,4 8.504.611 44,21
Salado
5- Zona Noreste 0,0 2,2 11,9 34,8 13,0 0,0 0,0 2.634.976 61,91
6- Zona mixta del
0,3 43,0 11,3 4,3 3,4 0,1 0,0 2.404.868 62,57
Centro
7- Zona mixta del
1,8 54,5 10,1 0,4 0,0 0,5 0,0 4.626.209 67,27
Noroeste
8- Zona núcleo
0,0 12,2 53,3 16,0 6,7 0,0 0,0 1.720.477 88,23
agrícola del Norte
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zona agrícola del N de la provincia (zona 8) señalada como de baja dotación relativa de
Mg y K, posee casi el 90% de su superficie con potencialidad de padecer el problema,
ya que sus suelos poseen bajos valores de pH (Figura 1). Algo comparable ocurre en el
E de la zona 3.
Estos resultados ponen evidencia que la metodología utilizada es una herramienta útil
para poner de manifiesto las cualidades de la dotación básica, establecer dosis
orientativas de corrector y señalar las áreas de mayor potencialidad de la problemática.
Sin embargo, debe advertirse que al emplearse datos suministrados en las cartas de
suelos, muchas de las cuales tienen varias décadas de antigüedad, es probable que la
situación actual se haya agravado.
Conclusiones
- Los valores más bajos de pH actual en el horizonte superficial de la serie dominante
de cada unidad cartográfica se registran en la zona núcleo agrícola del Norte (zona 8),
Noreste (zona 5) y la zona mixta del Centro Sur (zona 3)
Bibliografía
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Resumen
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Introducción
En el año 1996 ingresan a la Argentina, variedades de soja (Glycine max (L.) Merr.)
modificadas genéticamente por la empresa multinacional Monsanto®, denominadas soja
RR (Roundup Ready), cuya característica primordial fue la resistencia al herbicida total
sistémico de nombre común “glifosato”. Se logró la conjunción de técnicas como la
siembra directa y el paquete de soja RR/glifosato que, en el corto plazo, facilitó y
simplificó en extremo el control de malezas (Satorre, 2005; Mengo, 2008; Papa &
Tuesca, 2009).
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Siendo el suelo uno de los principales recursos naturales de actividad agrícola, se han
desarrollado diferentes indicadores para evaluar su condición estática y dinámica a
través del tiempo. Uno de estos indicadores, que permite evaluar la fertilidad química de
los suelos, es el balance de nutrientes de los cultivos (Fontanetto & Gambaudo, 2010).
En una situación ideal en que el balance es cero, la extracción de los nutrientes del
suelo efectuada por los cultivos a través de las cosechas es repuesta a través de la
fertilización química o bien de mecanismos biológicos como la fijación simbiótica de
nitrógeno. Un balance negativo indica el empobrecimiento de nutrientes de los suelos
cuando se realiza la actividad o el cultivo evaluado (Frank, 2007; Gonzálvez & Pomares,
2008). Un balance positivo puede indicar el peligro de contaminación de cuerpos de
agua cuando se trata de un nutriente móvil. Pero en un suelo empobrecido y tratándose
de nutrientes no móviles, un balance positivo contribuirá a reconstruir la fertilidad
edáfica.
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Hipótesis
Objetivo
Materiales y Métodos
Se condujeron dos ensayos en la Estación Experimental Julio Hirschhorn (34° 52´ LS,
57° 58´ LO), localizada en Los Hornos, partido de La Plata, perteneciente a la Facultad
de Ciencias Agrarias y Forestales (FCAyF) de la Universidad Nacional de La
Plata(UNLP) en las campañas 2011/2012 y 2012/2013.
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Las labores previas a la siembra en la campaña 11/12 para colza fueron 2 pasadas de
discos y aplicación de herbicida trifluralina incorporado con una pasada de disco y
diente; en trigo se realizó una pasada de disco adicional. En la campaña 12/13 para
colza se realizó 1 pasada de arado de reja y vertedera, 2 pasadas de disco y una
pasada con diente; se aplicó herbicida trifluralina incorporado con una pasada de disco y
diente; en trigo se realizó una pasada con disco adicional.
La siembra fue igual en ambas campañas. Para los cultivos de invierno se hizo bajo
labranza convencional y la de soja de segunda bajo siembra directa. La siembra de
colza (híbrido Hyola 571) se efectuó con una densidad de 100 plantas m-2. El trigo
(variedad Meteoro) se sembró con una densidad de 300 plantas m-2 (140 kg de semilla
ha-1). La soja, previamente inoculada, se sembró en surcos a 50 cm, inmediatamente
después de la cosecha del cultivo antecesor, previo picado del rastrojo y a una densidad
de 20 semillas por metro lineal. Las variedades de soja utilizadas cambiaron de acuerdo
a las recomendaciones usuales para la siembra (Baigorri et al., 2009) en función del
cultivo antecesor y del nivel tecnológico utilizado: DM3810 para NTA y antecesor colza;
DM4210 para NTM y antecesor colza; DM4970 para antecesor trigo y en ambos
tratamientos.
Para la colza:
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NTA: 120kg ha-1de urea (46-00-00), y 100 kg ha-1de fosfato mono amónico azufrado
(11-34-00 con 9% de azufre) en el estado fenológico de comienzo de elongación
Para el trigo:
NTA: fertilizante foliar Niebla (09-2,6-00 con 5,5% de azufre) en pleno florecimiento e
inicio de formación de vainas en una dosis de 6 l ha-1cada aplicación.
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Precipitaciones 2011/2012/2013
350
300
250 2011
mm/mes
200 2012
150
2013
100
históric
50 o
0
zo
o
ril
e
o
o
ro
lio
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to
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tu
en
em
em
m
m
b
ag
oc
fe
ie
vi
ci
pt
no
di
se
meses
Resultados y Discusión
Balance de Nitrógeno
De los cuatro nutrientes analizados es el que registró los balances más negativos,
alcanzando una extracción neta de 112,65 kg N ha-1 para 2011/12 y de 78,78 kgN ha-1
en 2012/13. Es decir, en la campaña 2012/13 se produjo una menor explotación del
suelo en razón de este nutriente como consecuencia de una menor producción de
granos, limitada fundamentalmente por las condiciones climáticas atravesadas. En la
primera campaña se lograron rendimientos superiores a la segunda que provocaron las
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Con respecto a las secuencias el balance para colza/soja2da fue de -60 kg N ha-1
mientras que para trigo/soja 2da fue de -131,21 kg N ha-1. La secuencia de la crucífera
extrajo menor cantidad de nitrógeno debido a que el rendimiento de colza fue menor al
rendimiento del trigo (2.657 kg colzaha-1 vs 7.269 kg de trigoha-1), pese a su mayor
concentración de N en grano (3,78% en colza vs 2,07% en trigo) y al mayor rendimiento
de la soja de segunda después de la oleaginosa (4.115 kg ha-1 luego de colza vs 3.344
kg ha-1luego de trigo).
Los balances negativos de N, coinciden con los resultados de Chamorro & Sarandón
(2011, 2012) para las secuencias: colza/soja2da y trigo/soja2da en niveles medio y alto de
tecnología, en Tres Arroyos, al igual que con los de Rivero et al. (2004) y García (2003)
para la rotación trigo/soja2day los obtenidos por Forján (2003) en ensayos de larga
duración en la Chacra Experimental Barrow en Tres Arroyos
Balance de Fósforo
Se observó que en el balance de este nutriente existió interacción para los factores
secuencia * tecnología, y diferencia estadísticamente significativa entre campañas.
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encontrados por Chamorro & Sarandón (2011, 2012) en Tres Arroyos. Sin embargo,
estos autores observaron también balances positivos de P para la secuencia
trigo/soja2da con niveles de tecnología altos que podrían relacionarse con una mayor
tradición de fertilización con P en el SE de la provincia de Buenos Aires respecto de la
zona de La Plata. García (2003) en otro estudio sobre la secuencia trigo/soja2da,
observó valores negativos en el balance de P coincidentemente con este estudio,
mientras que Rivero et al. (2004) encontraron balances positivos que atribuyeron al
elevado nivel de fertilización fosforada.
Figura 6. Interacción secuencia * tecnología en balance de fósforo. Medias con una letra
común no son significativamente diferentes (p>0,05).
Balance de Potasio
Como era previsible, en todos los tratamientos el balance fue negativo, ya que en
ninguno de ellos se fertilizó con K, y fue, luego del N, el nutriente que se extrajo en
mayores cantidades. Se observó que la secuencia colza/soja2da en la campaña 2012/13,
tuvo el balance menos negativo (-75,39 kg K ha-1) pero sin diferenciarse
estadísticamente con la secuencia trigo/soja2da sobre la misma campaña, la cual
produjo una extracción de 89,67 kg K ha-1. Ésta diferencia a favor de la secuencia con la
crucífera en la campaña 2012/2013, fue inversa a lo que sucedió en la campaña
2011/2012, en la cual se favoreció el balance del cereal (Figura 7).
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Figura 7. Interacción año * secuencia en balance de potasio. Medias con una letra
común no son significativamente diferentes (p > 0,05).
El balance negativo para el nutriente K coinciden con los encontrados por Chamorro &
Sarandón (2011, 2012) quienes observaron extracciones netas del nutriente para las
secuencias: colza/soja 2da y trigo/soja 2da en niveles medios y altos de tecnología. En
otro estudio García (2003) también demostró valores negativos en el balance de K para
la secuencia trigo/soja2da.
Balance de Azufre
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La secuencia colza/soja2da con NTA, fue significativamente diferente del resto de los
tratamientos en el balance de S, con una diferencia de 8,88 kg S ha-1.
Figura 10: Interacción secuencia * tecnología en balance de Azufre. Medias con una
letra común no son significativamente diferentes (p > 0,05)
El balance negativo para el nutriente S, coincide con los encontrados por Chamorro &
Sarandón (2011, 2012) quienes observaron, en Tres Arroyos, extracciones netas del
nutriente para las secuencias: colza/soja 2da y trigo/soja 2daen niveles de tecnología
medio y alto. La usual práctica de fertilizar a la colza con S es debido a los altos
requerimientos de S por esta oleaginosa y al impacto de su deficiencia sobre el
rendimiento. Por tal motivo se observó un balance de S más favorable en la secuencia
colza/soja bajo NTA.
Conclusiones
La inclusión del cultivo de colza en reemplazo del trigo como antecesor a soja de
segunda no implicó un mayor impacto negativo en el balance simplificado de nutrientes.
Por el contrario, en el caso del N se pudo observar que el reemplazo del cereal por la
oleaginosa produjo un impacto favorable en el balance, a pesar de seguir siendo
negativo. Para el caso de P, K y S, debido a que la secuencia se encontró en interacción
con otros factores, no se pudo evaluar su impacto aisladamente.
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produjo un balance más negativo. Por lo tanto, se refuta la hipótesis planteada en donde
se supone que el nivel de tecnología es indiferente en el impacto sobre el balance de
nutrientes. Esto no es así para el N en el cual un uso de NTA implicó un aumento en las
entradas del nutriente compensando el aumento en las salidas
Las condiciones climáticas de los años analizados tuvieron un elevado impacto en los
balances. Para N, P y S en 2011/12 se obtuvo un impacto menos negativo, pudiéndolo
asociar a las precipitaciones menos favorables para la producción en grano en relación
al 2012/13.
Finalmente, cabe resaltar que la mayoría de los balances fueron negativos y, debido a
que los planteos tecnológicos utilizados son los implementados por los productores, se
muestra una cara de la insustentabilidad del modelo de producción agrícola actual,
provocando, entre otras cosas, deterioro del suelo, recurso natural base de la
producción agrícola.
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y una diferencia entre las diferentes vías de aplicación de fertilizante en Ch. En los
suelos ensayados la práctica de encalado de suelos resultó ventajosa en comparación
con la fertilización tanto foliar como aplicada al suelo. La fertilización cálcico/magnésica
generó un aumento de rendimiento en 2 de los suelos ensayados. En las aplicaciones
cálcico/magnésicas incorporadas al suelo es importante conocer la disponibilidad de
fósforo debido a la precipitación y disminución de solubilidad a corto plazo de este
elemento.
Introducción
Con el objetivo de aumentar la reacción básica del suelo se ha utilizado desde épocas
muy antiguas la práctica del “encalado”. La misma consiste en la aplicación de
enmiendas como calcita, óxido o hidróxido de calcio, dolomita o yeso, entre otros
(Vázquez, 2007). Los mismos tiene como objetivo adicional al de incrementar el pH, la
incorporación de Ca/Mg, deficitarios en estas condiciones. Esta práctica adolece de la
dificultad de la deriva en la aplicación debido a la finura del material que es necesaria
para su mejor disolución. Otro problema es la lenta disolución de los productos, aun con
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material fino, debido a la baja solubilidad de los carbonatos. Otra forma de tratar esta
problemática, particularmente en situaciones con ausencia de toxicidad de Al, es
incorporar los cationes mencionados mediante fertilización vía suelo o foliar. La
fertilización foliar tiene la ventaja de corregir las demandas de los nutrientes durante
estadios críticos de los cultivos, superando la restricción que significan la insolubilización
o inmovilización que dichos elementos sufren en algunos suelos. Sin embargo, la tasa
de absorción y transporte a través de las hojas depende del tipo y movilidad del
elemento que se trate (Salas, 2002). En relación a ello, el Ca posee una velocidad de
absorción foliar mucho menor que el Mg. Bertsch (1995) estima entre 2 a 5 horas para
que se absorba el 50% del producto magnésico, mientras que para el cálcico la demora
sería de entre 1 y 2 días. Es por esta razón que el Ca suele proveerse mediante
fertilizantes vía suelo. Sin embargo, es común encontrar fertilizantes foliares de este
elemento.
Metodología
5 suelos:
o Lincoln (Li)
o 25 de Mayo (25M)
o Chascomus (Ch)
o Belgrano (Be)
o Los Hornos (LH)
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Tabla 1. Análisis químico de los suelos de los diferentes sitios experimentales (0-20 cm).
CIC Ca Mg Na K Saturación Ca/Mg pH C.E. P
-
-1 -1 mg kg
cmolc kg % dS m 1
25 de Mayo 12,6 6,6 1,5 0,5 0,9 75,8 4,4 5,5 0,4 30
Lincoln 13,0 6,9 1,7 0,5 1,2 78,5 4,1 5,7 0,3 16
Chascomús 19,2 11,4 1,6 0,5 1,5 78,0 7,1 5,5 0,4 7
Los Hornos 19,9 11,6 2,1 0,5 1,8 80,1 5,6 5,7 0,6 39
Gral. Belgrano 20,1 11,2 2,6 0,5 1,7 79,1 4,4 6,2 0,5 46
4 Tratamientos:
o 40 y 6,5 kg ha-1 de Ca y Mg, respectivamente, con fertilizantes en suelo
o 60 y 9,75 kg ha-1 de Ca y Mg, respectivamente, con fertilizantes en suelo
o 40 y 6,5 kg ha-1 de Ca y Mg, respectivamente, con los fertilizantes foliar
o 60 y 9,75 kg ha-1 de Ca y Mg, respectivamente, con fertilizantes foliar
o 1.500 kg ha-1 de dolomita
o Testigo
Resultados y Discusión
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Los resultados del análisis estadístico de la materia seca obtenida en los diferentes
suelos y tratamientos, se ilustran en la Figura 1. Puede generalizarse que los
tratamientos no presentaron una tendencia definida en los diferentes suelos ni en los 2
cortes, aun dentro de un mismo suelo. Si analizamos el primer corte (Figura 1 a), el
tratamiento D1500 fue el que ocasionó la mayor variabilidad en la respuesta del vegetal
entre los suelos. Este tratamiento arrojó en LH un valor significativo (p<0,05) en un 30%
superior a T, en 25M y Li no se encontraron diferencias significativas de este tratamiento
respecto a T, y en Ch y Be fueron significativamente inferiores (p<0,05) a T en un 30%.
Esto indica que no se observa un patrón definido entre respuesta al agregado de Ca/Mg
y textura, como sería esperable debido a la estrecha relación entre esta propiedad y el
poder buffer de los suelos. Para los tratamientos S40, S60, F40 y F60 no se observaron
diferencias significativas con T. Cabe aclarar que la dosis foliar, debido a la evolución de
la biomasa aérea de la planta, no fue aplicada en forma contemporánea a la fertilización
en el suelo y era esperable una respuesta dilatada en el tiempo.
En la Figura 1 b se observan los resultados obtenidos 45 días más tarde (2º corte). En el
tratamiento D1500 se produjo un incremente en la producción de materia seca para
todos los suelos con respecto a T, siendo estadísticamente significativo (p<0,05) en LH
(2,9 y 1,8 kg MS maceta-1). Por tratarse de un producto de baja solubilidad y mediar sólo
45 días al primer corte, este comportamiento puede adjudicarse a la falta de
solubilización del producto, y es por esto que sus efectos se manifiestan recién de
manera uniforme en el segundo corte. Para los tratamientos con fertilización cálcica se
aprecia que no hubo diferencias significativas, excepto en F40 de LH, en el cual se
produjo un incremento de producción en relación a T.
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Figura 1. Peso seco aéreo según tratamiento y tipo de suelo. T: testigo, D1500: dolomita
1.500 kg ha-1, S40: fertilizante vía suelo 40 kg Ca ha-1; S60: fertilizante vía suelo 60 kg
Ca ha-1; F40: fertilizante foliar 40 kg Ca ha-1; F60: fertilizante foliar 60 kg Ca ha-1. Be:
Belgrano; 25M: 25 de Mayo; Ch: Chascomús; Li: Lincoln; LH: Los Hornos. a: 1 er corte. b:
2do corte. c: sumatoria de ambos cortes. Letras distintas indican diferencias estadísticas
significativas entre tratamientos dentro de cada suelo (p<0,05).
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Conclusiones
Bibliografía
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1 2
Facultad de Agronomía, Universidad Nacional de La Pampa. Facultad de Ciencias
Exactas y Naturales, Universidad Nacional de La Pampa.
* [email protected]
Palabras clave: planicie con tosca, planicie medanosa, suelos agrícolas, suelos de caldenal.
Resumen
En la Región Semiárida Central occurió una disminución en los contenidos de fósforo (P),
asociada a la intensificación del uso agrícola y la baja reposición. En suelos calcáreos la
disponibilidad de P puede estar afectada por la abundancia de calcio. El objetivo del trabajo
fue evaluar la relación entre los valores de P determinados por ambos métodos. En las
subregiones de planicie medanosa (PM) y planicie con tosca (PT) se realizó el muestreo de 3
toposecuencias con 3 posiciones cada una (loma, media loma y bajo) a 3 profundidades de
suelo (0-20 cm, 20-40 cm y 40-60 cm) y dos tipos de uso de suelo (agrícola y natural). Se
determinó P por Bray-Kurtz 1 y por Olsen y pH. Los valores de pH variaron entre PM y PT,
entre posiciones y entre profundidades, asociado a la presencia de napa alcalina en PM y de
tosca en PT. En PM los valores más bajos correspondieron a la loma, mientras que en PT
las lomas mostraron valores más altos, y en ambas el pH aumentó con la profundidad. Los
valores de P para ambos métodos mostraron una relación positiva lineal, con R2 de 0,94 para
PM, lo cual indicaría que ambos métodos serían equivalentes para determinar la
disponibilidad de P. Los valores P Olsen fueron inferiores respecto Bray-Kurtz. Con respecto
a la posición topográfica se observó la mejor relación en media loma y la más baja en bajo,
reflejando la influencia de la interacción del P con Ca. En PM los valores medios de P fueron
de 21,96 ppm Bray-Kurtz1 para el natural y 14,90 ppm para el agrícola; y 8,44 ppm y 6,44
ppm P Olsen respectivamente. En PT se encontró un valor de 2,44 ppm P Olsen en el
natural y 1,96 ppm en el agrícola; y 5,51 ppm y 4,22 ppm P Bray-Kurtz1 respectivamente.
Introducción
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En suelos calcáreos o con influencia de napa alcalina de la Región Semiárida Central (RSC),
la disponibilidad de P puede estar afectada por la abundancia de calcio. Por este motivo, es
importante contar con métodos de diagnóstico sensibles que permitan determinar la
disponibilidad de P para los cultivos y la necesidad de aplicación de fuentes externas. Los
métodos más utilizados son Bray-Kurtz 1 y Olsen. Sin embargo, para estos suelos,
Olsenpodría presentar mayor sensibilidad en la determinación de P disponible, ya que extrae
las formas más lábiles, y no las que estarían asociadas a calcio. Por su parte, el método de
Bray- Kurtz 1 para estos suelos podría sobrestimar la disponibilidad de P, ya que se extraen
fracciones que en este caso podrían no estar realmente disponibles para el cultivo.
Materiales y Métodos
Resultados y Discusión
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cercanía de la napa alcalina, con valores de 6,4 (0- 20), 7,0 (20- 40) y 7,2 (40- 60); y en PT
por la cercanía de la tosca, con valores de 6,9, 7,3 y 7,5 respectivamente. El pH es un factor
importante a considerar a la hora de optar por un método de extracción para la determinación
de P. El método Bray-Kurtz 1 al tener una solución extractiva ácida, extrae formas de P, por
ejemplo ligadas a Ca, que Olsen con la extracción alcalina no solubiliza.
Se realizó un análisis de regresión de los valores de P (Fig. 1) obtenidos por los métodos
Bray- Kurtz 1 y Olsen para las 3 toposecuencias analizadas (PM, PT), con dos tipos de uso
del suelo (natural, agrícola), tres posiciones (loma, media loma, bajo), y tres profundidades
(0-20, 20-40, 40-60). Los valores de P para ambos métodos mostraron una relación positiva
y lineal, con un alto valor de R2, lo cual indicaría que en general ambos métodos son
equivalentes para determinar la disponibilidad de P. Para P Olsen los valores fueron
inferiores en aproximadamente un 40% de los valores de P Bray-Kurtz 1, para los suelos
analizados. De acuerdo a Shuai et al. (2013) el método de Olsen extrae una fracción lábil
débilmente adsorbido, que según nuestros resultados sería más pequeña que la fracción
más fuertemente retenida por el suelo que es extraída por el método de Bray-Kurtz 1
(Sharpley et al., 2006).
25 y = 0,42x + 0,02
R² = 0,94
20
P Olsen (ppm)
15
10
0
0 10 20 30 40 50
P Bray- Kurtz 1 (ppm)
Figura 1: Relación entre valores de P Olsen y P Bray-Kurtz 1 para todos los suelos.
Sin embargo, para la totalidad de los suelos la correlación estaría principalmente definida por
los valores de P de los suelos pertenecientes a la PM. Analizando sólo los suelos de la PT
(Fig. 2b), el valor de R2 encontrado fue inferior a cuando se tomaron valores de P de todos
los suelos. Esto podría estar indicando que para los suelos calcáreos de la PT la correlación
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entre ambos métodos estaría afectada por otros factores, reflejando la fuerte interacción de P
con Ca (Schoumans, 2014).
a b
25 14
y = 0,46x - 1,02 12 y = 0,35x + 0,50
20
P Olsen (ppm)
P Olsen (ppm)
R² = 0,94 10 R² = 0,88
15 8
10 6
4
5 2
0 0
0 10 20 30 40 50 0 10 20 30 40
P Bray- Kurtz 1 (ppm) P Bray- Kurtz 1 (ppm)
Figura 2: Relación entre valores de P Olsen y P Bray-Kurtz 1 para los suelos de PM (a)
y de PT (b).
Para el análisis de regresión se utilizaron los datos de PT, debido a que factores
posiblemente condicionantes como el pH y abundancia de Ca inciden de manera
diferente a lo largo de la toposecuencia en cada subregión (Fig. 3). La menor correlación
entre los dos métodos se observó en la posición de loma, donde la dispersión de puntos
fue mayor. Esta situación indica la presencia de otros factores que influyen en la
determinación de P. El gradiente de pH en aumento a lo largo de la toposecuencia
desde el bajo hacia la loma, explica en parte la baja correlación. Esto se debe a que la
solución extractiva de Olsen no extrae las formas de P ligadas al Ca, presente en estos
suelos calcáreos, sobre todo en las posiciones de loma donde la tosca se encuentra a
escasa profundidad .
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Loma
8 Bajo
4
P Olsen (ppm)
P Olsen (ppm)
6
3
4 y = 0,32x + 0,76 2 y = 0,35x + 0,88
R² = 0,67 R² = 0,49
2 1
0 0
0 10 20 0 5 10
P Bray- Kurtz 1 (ppm) P Bray- Kurtz 1 (ppm)
1/2 Loma
5
P Olsen (ppm)
4
3
2 y = 0,28x + 0,62
1 R² = 0,91
0
0 5 10 15
Figura 3: Relación entre valores de P Olsen y P Bray-Kurtz 1 para bajo, media loma y
loma de PT.
Se analizaron para cada toposecuencia dos tipos de uso de suelo, agrícola y natural. Se
observó una tendencia de mayores valores medios de P para el suelo natural en
comparación con el suelos agrícola en PM (Bray-Kurtz 1, 21,96 ppm para el natural y
14,90 ppm para el suelo agrícola; P Olsen 8,44 ppm y 6,44 ppm respectivamente). En
PT los valores medios fueron inferiores, para P Olsen 2,44 ppm en el natural y 1,96 ppm
en el agrícola; P Bray-Kurtz 1, 5,51 ppm y 4,22 ppm respectivamente. El menor nivel de
P en suelos agrícolas expone una historia de uso donde el balance de nutrientes en
general ha sido negativo, debido a la continua extracción a través de los cultivos y una
baja reposición, tal como ya fue señalado por Slazak et al. (2013). En el sitio agrícola se
observó una mejor correlación y una mayor pendiente entre ambos métodos de
extracción (Fig. 4). Esto puede explicarse en parte por la homogeneización que se da en
el suelo agrícola, producto de la labranza. Por otro lado el suelo natural presentó niveles
medios de CO superiores a los del suelo agrícola (1,38% y 1,08% respectivamente), lo
que podría estar afectando la correlación entre ambos métodos. Esto se explica sobre la
base de que la solución extractiva de P Olsen, por sus características alcalinas extrae
un mayor porcentaje de P orgánico que el método de P Bray-Kurtz 1.
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Natural Agrícola
8 15
y = 0,36x + 0,49
P Olsen (ppm)
P Olsen (ppm)
y = 0,34x + 0,58
6 10 R² = 0,95
R² = 0,71
4
5
2
0 0
0 10 20 0 10 20 30 40
Efecto de la profundidad
Se tuvieron en cuenta tres niveles de profundidad (0- 20; 20- 40; 40- 60). Los niveles de
P disminuyeron en profundidad tanto para PM como para PT y en ambos métodos. Para
PM los valores medios para P Olsen fueron 14,38ppm, 5,15ppm y 2,79ppm
disminuyendo en profundidad; para P Bray-Kurtz 1, 32,70ppm, 14,97ppm y 7,63ppm.
Para PT los valores medios para P Olsen fueron 4,18ppm, 1,94ppm y 1,28ppm; para P
Bray-Kurtz 1, 10,10ppm, 3,75ppm y 2,86ppm. La correlación entre los dos métodos
disminuyó a mayor profundidad, y la pendiente de la recta también fue menor (Fig. 5). El
valor de pH que aumentó con la profundidad por la presencia de napa alcalina o tosca
podría haber incidido sobre la relación entre los valores de ambos métodos.
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0- 20 cm 20- 40 cm
30 10
P Olsen (ppm)
y = 0,30x + 0,75
P Olsen (ppm)
y = 0,26x + 0,63
4 R² = 0,66
2
0
0 5 10 15
P Bray- Kurtz 1 (ppm)
Figura 5: Relación entre valores de P Olsen y P Bray-Kurtz 1 para tres profundidades (0-
20cm, 20- 40cm y 40- 60cm) de todos los suelos.
Conclusiones
Bibliografía
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a
Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, UNLP. Calle 60 y 119, CC 31. 1900 La
Plata, Argentina. bBecario del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas, Argentina. cInvestigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y
Técnicas. dINTA Chascomús. *Calles 60 y 119, CC 31. 1900, La Plata, Argentina.
Teléfono/fax: +54 (221) 4236758.
*[email protected]
Resumen
Los objetivos de este estudio fueron determinar los efectos de la siembra directa (SD) y
de la labranza convencional (LC) en la dinámica temporal, dentro del ciclo de cultivo de
maíz, de propiedades estáticas del sistema poroso como porosidad total (PT), macro,
meso y microporosidad estática determinada a partir de mesa de tensión (θma, θme, y θmi,
respectivamente), y en propiedades dinámicas del sistema poroso como Macro y
mesoporosidad efectiva derivadas de mediciones con infiltrómetro de disco a tensión
(εma, y εme, respectivamente), y conductividad hidráulica saturada de campo (K0); y
evaluar la dependencia de K0 con la porosidad total y la efectiva. El suelo era un
Argiudol abrúptico ubicado en el partido de Chascomús. El muestro de suelo y los
ensayos de infiltración se llevaron a cabo en cuatro momentos diferentes: en octubre de
2014, una semana antes de la siembra (AS), en diciembre de 2014 (V6, 6 hojas), en
marzo de 2015 (R5, madurez fisiológica), y en junio de 2015, una semana después de la
cosecha (DC). K0, εma, y εme fueron significativamente afectados por el momento en
ambos tratamientos. Bajo LC estos parámetros presentaron valores mayores AS,
inmediatamente después de aplicar las prácticas de labranza, decreciendo en V6, e
incrementándose nuevamente DCa un valor menor al inicial. Bajo SD los valores de K0,
εma, y εme se incrementaron significativamente de AS a V6, permaneciendo altos hasta
R5, y luego decreciendo DC.K0 dependió fuertemente en la εma, en ambos tratamientos,
mientras que la dependencia con θma fue pobre. Se concluyó que propiedades
hidráulicas dinámicas, como K0 y εma son las más afectadas y varían de forma diferente
durante la estación de crecimiento dependiendo del manejo. La K no depende de θma, lo
cual muestra que la conectividad y continuidad de los poros debe ser considerada.
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Introducción
El área bajo siembra directa (SD) ha crecido constantemente en los últimos años. En
1999 la SD ocupaba alrededor de 450000 km2en el mundo, creciendo a 720000 km2 en
2003, y a 1050000 km2 en 2009.Las mayores tasas de adopción se dieron en
Sudamérica (Kassam et al., 2009). Argentina es uno de los países con mayor área bajo
SD, la cual es de aproximadamente 280000 km2lo que constituye cerca del 70 % del
área cultivada (AAPRESID, 2014).
Más aún, hay pocos estudios de la variabilidad temporal de las propiedades hidráulicas
(Alletto et al., 2015), incluso cuando se ha encontrado que la variación de las mismas en
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el tiempo pueden ser mayores a las inducidas por el sistema de manejo (Alletto &
Coquet, 2009; Angulo-Jaramillo et al., 1997; Hu et al., 2009; Strudley et al., 2008).
Durante el ciclo del cultivo, las propiedades físicas del suelo varían en respuesta a
condiciones ambientales como cantidad e intensidad de las precipitaciones, ciclos
humedecimiento-secado, entre otros (Angulo-Jaramillo et al., 1997; Bodner et al., 2013).
Se ha mostrado que la conductividad hidráulica, K, muchas veces se incrementa con la
labranza, y luego decrece durante la temporada debido a la consolidación de la
estructura creada por la misma (Angulo-Jaramillo et al., 1997; Azevedo et al., 1998;
Bormann & Klaassen, 2008). Clásicamente la curva de retención hídrica (CRH) del suelo
ha sido utilizada para predecir el almacenaje de agua y el agua disponible para los
cultivos. La mayoría de los estudios sobre las fuentes de variación de la CRH se han
enfocado en los efectos de los sistemas de manejo (Arshad et al., 1999; Mapa et al.,
1986), mientras que su dinámica temporal está poco estudiada (Jirku et al., 2013).
Las hipótesis de este trabajo son que el sistema de labranza afecta la dinámica temporal
de la configuración del sistema poroso del suelo y de las propiedades hidráulicas
relacionadas durante la temporada de crecimiento del cultivo; y que las propiedades
dinámicas del sistema poroso como porosidad efectiva se relacionan mejor con K que
propiedades estáticas del sistema poroso del suelo como distribución de tamaño de
poros derivada de la CRH.
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Los objetivos de este estudio fueron: i) determinar los efectos de los sistemas de
labranza SD y LC en la dinámica temporal de la configuración del sistema poroso, y de
las propiedades hidráulicas relacionadas; y ii) evaluar la dependencia de K con la
porosidad total y la efectiva.
Materiales y Métodos
Sitio y tratamientos
El ensayo fue llevado a cabo cerca de la ciudad de Chascomús, Pcia. De Buenos Aires,
Argentina, en la Chacra Experimental Integrada Chascomús (INTA-MMA). El suelo fue
clasificado como Argiudol abrúptico, fino, illítico, térmico (Soil Survey Staff, 2006),
Faeozem luvico (IUSS Working Group WRB, 2007). La distribución media de tamaño de
partículas del horizonte A no varió entre tratamientos y fue de 25 % de arcilla, 41,5 % de
limo, y 33,5 % de arena (franco). El contenido de materia orgánica del mismo era similar
entre tratamientos al comienzo de ensayo con un valor de 4,9 %. El clima en la región
es templado con precipitaciones anuales alrededor de 1000 mm.
Determinaciones en laboratorio
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total). Las muestras se cubrieron con tapas plásticas para proteger el suelo de disturbios
mecánicos y evaporación.
La densidad aparente del suelo (dap) se midió usando el método del cilindro (Blake &
Hartge, 1986). La porosidad total (PT) se calculó a partir de la dap, asumiendo una
densidad de partículas de 2,65 Mgm-3normal para suelos minerales (Hillel, 1998), y
cercano a valores medidos en suelos similares de la región pampeana (Cosentino &
Pecorari, 2002). Se midió la CRH en el rango de tensiones, h (L), de -1 a 0 m usando la
mesa de tensión.Las fracciones de poros correspondientes a macroporos (diámetro> 60
μm), mesoporos (30 μm < diámetro< 60 μm), y microporos (diámetro< 30 μm) (θma, θme,
yθmi, respectivamente) se calcularon como la relación entre la cantidad de agua retenida
en esos poros (1 g = 1 cm3) y el volumen de la muestra.
Se utilizó el infiltrómetro de disco a tensión (Perroux & White, 1988), con un diámetro de
disco de 12,5 cm, para determinar la tasa de infiltración básica. Los ensayos de
infiltración se realizaron en los cuatro momentos considerados. En cada tratamiento y
momento se midió infiltración en 5 sitios seleccionados al azar. Para considerar
únicamente el efecto del manejo, los residuos del cultivo fueron removidos de la
superficie. La superficie fue alisada con una espátula y se esparció una fina capa de
arena seca, para asegurar un buen contacto hidráulico. Se midió infiltración a tres
tensiones de entrega de agua, h (6, 3, y 0 cm, aplicadas en este orden y el mismo
lugar). Esta secuencia fue elegida porque un orden ascendente podría causar histéresis,
y además, al aplicar una tensión subsecuente mayor se debe dar un drenaje de los
poros mayores (a los que permanecen llenos a la tensión aplicada) para que se
regularice el flujo (Jarvis & Messing, 1995). Se monitoreó el flujo hasta alcanzar el
estado estacionario. La infiltración acumulada se registró cada minuto hasta los 10 min,
cada 5 min hasta los 30 min, y cada 10 min hasta el fin del ensayo. Cuando la tasa de
infiltración no cambió en cuatro mediciones tomadas a 10 min, se asumió flujo
estacionario, y la tasa de infiltración se calculó en base a estas últimas cuatro
mediciones. El tiempo necesario para alcanzar el estado estacionario fue de alrededor
de 1,5 h por tensión (Figura 2.2). La conductividad hidráulica, K, a diferentes tensiones
de entrega de agua (K6, K3, y K0), fueron calculadas en base a la infiltración acumulada
usando el método de las cargas múltiples (Ankeny et al., 1991).
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Análisis estadístico
Resultados y Discusión
La tabla 1 muestra los valores de K0, PT, y las fracciones de poros totales y efectivos.
K0, εma, yεme fueron significativamente afectados por el momento en ambos tratamientos.
Bajo LC estos parámetros presentaron valores mayores AS, inmediatamente después
de aplicar las prácticas de labranza, decreciendo en V6, e incrementándose
nuevamente DCa un valor menor al inicial. Estos resultados muestran que en este suelo
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encontraron que indicadores estáticos como dap yθmano son capaces de detectar
cambios en el sistema poroso del suelo inducidos por tráfico, mientras que los
indicadores dinámicos como K0 y εma son los más afectados, y además están
relacionados, ya que K0 depende de la cantidad de macroporos continuos.
Conclusiones
Bibliografía
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CONICET-CERZOS; 2 Comisión de Investigaciones Científicas- CERZOS; 3
Dpto.
Agronomía, Universidad Nacional del Sur, Bahía Blanca.
* [email protected]
Resumen
El uso del suelo y la intensidad del manejo influyen en la estabilidad del carbono. En un
suelo con labranza continua de la región semiárida pampeana y en otros cuatro con
prácticas contrastantes de la región semiárida a húmeda pampeana, los objetivos
fueron: evaluar los cambios de las fracciones orgánicas con distinto grado de
recalcitrancia (carbono orgánico asociado a la fracción mineral, COM y recalcitrante,
COR) y medir el Índice de Recalcitrancia (IR= COM/COR). En el primer caso se usó un
suelo con 23 años de labranza y uno de referencia, de la EEA Bordenave-INTA. En el
segundo los suelos se ubicaron en Bengolea, Monte Buey, Pergamino y Viale, con
diferente manejo agrícola (Buenas Prácticas y Malas Prácticas) y un Ambiente Natural.
La hidrólisis ácida separó las fracciones lábiles y recalcitrantes (COM y COR) y se
calculó el IR. En el primer caso, el monocultivo de trigo produjo pérdida de materiales
orgánicos y aumento de las fracciones resistentes. La labranza no alteró las fracciones
recalcitrantes, a diferencia de la fertilización. El IR cambió entre años. El carbono
orgánico total no fue el mejor indicador de los cambios del uso del suelo y las labranzas
contribuyeron al descenso del COM. En el segundo caso, las prácticas agrícolas
disminuyeron el carbono respecto al ambiente natural. El carbono total fue más elevado
en Viale que en Bengolea. Las mayores pérdidas se produjeron en Monte Buey y
Pergamino, con menores diferencias entre Buenas y Malas Prácticas. En los 4 sitios, el
carbono total y el COM, difirieron entre manejos, pero el COR no se alteró. El IR mostró
los menores valores para el suelo natural y los mayores para las rotaciones con mayor
proporción de soja. La fracción obtenida por hidrólisis ácida fue lo suficientemente
recalcitrante como para no cambiar frente a la mayoría de los manejos contrastantes
estudiados.
Introducción
El ciclado de la reserva de carbono orgánico del suelo (COS) está ligado a las
características edáficas, las condiciones ambientales y el manejo agronómico. El uso de
la tierra resulta en un rápido descenso del COS (Davidson & Ackerman, 1993) y estas
pérdidas se han atribuido mayormente a la reducción de las entradas de materia
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Materiales y Métodos
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Las muestras de suelo fueron secadas al aire y tamizadas por 2 mm. A partir de éstas
se realizó el fraccionamiento por tamaño de partícula (Duval et al., 2013). En cada
fracción de suelo y en el suelo entero, se determinó el CO total (COT), el Carbono
orgánico particulado (COP) y el Carbono orgánico asociado a la fracción mineral (COM),
por el método de combustión seca (1500ºC, con analizador automático LECO C
Analyser).
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Resultados y Discusión
Para todas las variables analizadas, a excepción del COT, la interacción entre año y
tratamiento, no mostró efecto significativo, por lo que el análisis estadístico en el tiempo,
se realizó para todos los datos en conjunto. Para el caso del COT, el efecto del análisis
en el tiempo se realizó para cada manejo por separado. La concentración de COT en los
tratamientos con agricultura fue inferior a la observada en el suelo REF, mientras que no
se detectaron diferencias significativas entre los tratamientos ni en los años. Factores
que provocan disturbios en la protección física del suelo, tales como la labranza serían
responsables de la ruptura de los agregados del suelo exponiendo las moléculas
orgánicas al ataque biológico, produciendo el descenso del COT. En trabajos previos se
observó que el COT puede variar a lo largo de los años, dependiendo de la
disponibilidad de agua durante el barbecho (por la descomposición del COT) y durante
el ciclo del cultivo (por la producción de materia seca y aporte de C al suelo) (Galantini
et al., 2002).
Si bien se observó una tendencia a mayores valores de COT en el suelo fertilizado, esta
no alcanzó a ser significativamente diferente, mientras que la semejanza entre los
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valores observados luego de 14 años puso en evidencia que el sistema llegó a cierta
estabilidad. Este resultado concuerda con aquellos que concluyen que el COT no es el
mejor indicador de los cambios que ocurren como consecuencia del uso del suelo y que
es conveniente analizar las fracciones orgánicas.
A diferencia del COT, el COM mostró diferencias entre los años (*) y entre los manejos
(***), tal lo expresado sobre la mayor sensibilidad de las fracciones orgánicas con los
manejos de corto o largo plazo. La fracción más resistente del COM, el COR, mostró un
comportamiento distinto, se observó un ligero cambio debido al manejo (*) pero no
cambios en el tiempo. Esto confirma que esta fracción estaría formada por moléculas
orgánicas más resistentes a la degradación, las que resultan estables en el tiempo y
pueden ser consideradas como la mínima cantidad de carbono que puede almacenar el
suelo.
Los cambios en el COHi, siguieron una tendencia diferente al COR, ya que representan
la fracción más fácil de degradar dentro del COM. En este sentido, se encontraron
diferencias significativas por el manejo y el paso de los años.
El IR aumentó respecto al suelo sin laborear y con el paso del tiempo. Este índice
pondría en evidencia que durante la degradación de los materiales orgánicos debido al
manejo, se acumulan materiales cada vez más resistentes. Es decir, el monocultivo de
trigo produciría una pérdida de materiales orgánicos y un aumento relativo de las
fracciones resistentes. Esto es especialmente importante cuando se asocia el contenido
de COT con la fertilidad potencial de un suelo. Para valores semejantes de COT el
aporte va a ser menor cuanto mayor sea el IR. Los suelos sin fertilizar (TTnf) serían
menos resistentes a la degradación o sea más susceptibles a las pérdidas de C
comparado con el suelo de referencia. La mayor biomasa producida por la fertilización
continua y la incorporación de residuos sería responsable de la protección de las
pérdidas de C del suelo. El NR no presentó cambios estadísticos igual que la relación
C:N.
En los ambientes no cultivados, el nivel del COT fue más elevado en Viale que en
Bengolea, siguiendo el gradiente de lluvias (Este-Oeste). Las prácticas agrícolas
continuas produjeron un descenso en los valores del COT, respecto al ambiente natural.
La magnitud de la disminución del COT por efecto del uso productivo del suelo, varió en
los diferentes sitios. Las mayores pérdidas se produjeron en Monte Buey y Pergamino
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(alrededor del 40%), con menores diferencias entre BP y MP. La bibliografía muestra
tendencias similares en suelos de la Pampa Ondulada (Andriulo & Cordone, 1998).
Los contenidos de limo más arcilla, mostraron asociación con las fracciones orgánicas
del suelo, siendo más estrecha en la fracción más recalcitrante que en las lábiles.
Nuevamente Viale presentó mayores valores de COM y COR, y Bengolea los menores.
En todos los sitios el AN mostró valores de COM superiores y estadísticamente
diferentes entre prácticas de manejo. Para el caso de la fracción orgánica más
recalcitrante, COR, las prácticas agrícolas no mostraron diferencias estadísticas, siendo
Viale el sitio con mayor acumulación. Estos resultados estarían indicando que los
cambios en el COM no son iguales a los ocurridos con el COR. De acuerdo a esta
hipótesis, las prácticas de manejo con diferentes secuencias agrícolas no estarían
alterando el equilibrio en las fracciones orgánicas más estables. El NR también mostró
diferencias entre sitios y entre manejos.
El IR fue mayor en MP, indicando que la mayor proporción de soja, respecto a maíz
(4:1) de este manejo, podría estar afectando la estabilidad de los materiales
recalcitrantes, mostrando que las menores acumulaciones de COR, podrían asociarse a
una mayor susceptibilidad a la degradación química.
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Conclusiones
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Resumen
El contenido de Carbono orgánico del suelo (COs) es dinámico y se ve afectado por las
labranzas y la secuencia de cultivos y fertilización. El objetivo fue analizar el efecto de
diferentes rotaciones de cultivos sobre el COs y el carbono particulado de un Argiudol
típico del partido de La Plata. Los tratamientos fueron: secuencia 1 trigo/soja 2º-maíz-
soja 1º-trigo; secuencia 2 cebada/soja 2º-maíz-soja 1º-trigo; secuencia 3 avena/soja 2º-
maíz-girasol-trigo; y secuencia 4 colza/soja 2º-maíz-sorgo-trigo. Se condujo con nivel de
tecnología: media y alta. Muestreo de 0-20 cm el 11/2013 posterior a la cosecha del
maíz, y el 5/2015 luego de la cosecha del trigo. Se determinó COs y carbono orgánico
particulado en dos fracciones granulométricas, una gruesa: < 2000 μm y > a 106 μm y
una fracción fina entre 53 y 106 μm (COPg y COPf). En el análisis estadístico del
carbono orgánico no se encontró diferencia entre las rotaciones analizadas, solo hubo
diferencia significativa entre años de muestreo. El COs promedio fue 28,8 g.kg -1 en el
2015 y de 22,1 g.kg-1 en el 2013. Tanto el particulado grueso como la relación (COPg +
COPf)/COs disminuyeron en función de los años de agricultura. En la fracción fina del
particulado se encontró diferencia significativa entre la secuencia 1 (promedio 2,0 g.kg -1)
y las secuencia 3 y 4 (siendo el promedio de ambas 1,7 g.kg -1). La secuencias 2 no se
diferenció de las restantes. El COPf fue el único indicador que manifestó diferencia de
las rotaciones analizadas, esto denota mayor sensibilidad, por tal motivo justifica el
cambio de la técnica original que sólo valoraba el particulado mayor a 100 μm. La
incorporación de rastrojo no se vio reflejado en los contenidos de COs del suelo de las
diferentes rotaciones pero trajo aparejado un aumento del COs en el muestreo del 2015.
Introducción
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2005; Forján & Manso, 2010; Krupinsky et al., 2002). Con las malezas y los insectos
ocurre algo similar. Al ir modificando anualmente el ambiente estos organismos no
encuentran un nicho estable que permita un aumento importante de su densidad
poblacional, en consecuencia, malezas y plagas se mantienen en niveles que no
comprometen el éxito del cultivo con un manejo integrado.
Las rotaciones también influyen en las condiciones físicas de los suelos. Los distintos
sistemas radiculares de los cultivos exploran diferentes estratos del perfil, permitiendo
una colonización del suelo con raíces de diferentes arquitecturas. Debido a esto cada
tipo de raíz genera una clase determinada de poros, los cuales, según su tamaño
tendrán funciones de aireación, ingreso del agua al perfil, almacenamiento o funciones
mixtas. El cultivo de trigo desarrolla un sistema radical en cabellera, ocupando
principalmente la superficie del suelo. El cultivo de maíz o sorgo tienen también raíces
en cabellera pero mucho más agresivas y profundas. Al descomponerse las raíces por
actividad de los microorganismos quedan formados poros, los cuales presentan alta
estabilidad y continuidad espacial, favoreciendo una buena dinámica del aire y del agua
(Belloso, 2002; Forján & Manso, 2010).
La cantidad y calidad del rastrojo que es aportado al suelo está ligada por un lado al tipo
de cultivo empleado en la secuencia y por otro a la producción de biomasa alcanzada,
parámetro que se ve incrementado con la fertilización y tecnología utilizada.
El Carbono orgánico (CO) del suelo está formado por una fracción lábil o activa,
componente más dinámico que contribuye a la liberación de nutrientes y una fracción
recalcitrante generalmente asociada a la fracción mineral. El contenido de CO es
dinámico y refleja la historia del balance entre las tasas de acumulación y la de
mineralización, el cual es afectado por las labranzas y la secuencia de cultivos y
fertilización (aporte de C de los residuos) (Janzen, 2006).
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El objetivo del trabajo fue analizar el efecto de diferentes rotaciones de cultivos sobre el
contenido de carbono orgánico oxidable y el carbono particulado sobre un Argiudol
típico del partido de La Plata, Buenos Aires, Argentina.
Materiales y Métodos
Se contó con los valores de rastrojo de los cultivos de verano y del trigo entre los dos
muestreos.
Resultados y Discusión
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de tiempo muy largos para detectar diferencias por efecto de los sistemas de labranza y
cultivos
35 a
)
a a
-1
bc bc bc bc bc bc c
25 c
20
15
10
5
0
Sec 3 NTM
Sec 1 NTM
Sec 2 NTM
Sec 4 NTM
Sec 1 NTM
Sec 3 NTM
Sec 4 NTM
Sec 2 NTM
Sec 4 NTA
Sec 3 NTA
Sec 2 NTA
Sec 1 NTA
Sec 4 NTA
Sec 1 NTA
Sec 3 NTA
Sec 2 NTA
2015 2015 2015 2015 2015 2015 2015 2015 2013 2013 2013 2013 2013 2013 2013 2013
Figura 1. Contenido de Carbono orgánico del suelo según año de muestreo 2013 y 2015
por secuencia de cultivo 1 (trigo/soja de segunda, maíz, soja de primera y trigo);
secuencia 2 (cebada/soja de segunda, maíz, soja de primera y trigo); secuencia 3
(avena/ soja de segunda, maíz, girasol y trigo); y secuencia 4 (colza/soja de segunda,
maíz, sorgo y trigo) y nivel tecnológico alto (NTA) – nivel tecnológico medio (NTM).
Rastrojo de los cultivos de verano (kg MS ha-1)
1600
1400
1200
1000 a
ab ab
800 bc cd
de de
600 e
400
200
0
NTA
NTA
NTA
NTA
NTM
NTM
NTM
NTM
4
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1600
a
1400 ab
abc abc
1200 bcd cd d d
1000
800
600
400
200
0
NTA
NTA
NTA
NTA
NTM
NTM
NTM
NTM
2,5
a
Carbono particulado-Fracción gruesa (g.kg
ab ab
2 bc
c c c
1,5 c
0,5
0
sec 3
sec 1
sec 2
sec 4
sec 1
sec 2
sec 3
sec 4
5
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20 a a a
18 a
16
14 b bc
12 bc
c
10
8
6
4
2
0
Sec 3
sec 1
sec 2
sec 4
sec 1
sec 2
sec 4
sec 3
2013 2013 2013 2013 2015 2015 2015 2015
Conclusiones
La incorporación de rastrojo entre los dos años analizados trajo aparejado un aumento
del carbono orgánico oxidable en el último muestreo.
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El particulado fino denotó diferencias entre las rotaciones, pudiéndose considerar como
el indicador analizado más sensible.
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1
FCAyF/UNLP Av. 60 y 119, La Plata; 2 Centro de Investigaciones Geológicas (UNLP-
CONICET).
* [email protected]
Resumen
Introducción
Desde el punto de vista del desarrollo vegetal esto puede derivar en múltiples
consecuencias, tales como la disminución de la reserva de los nutrientes básicos y su
desbalance, la alteración de la dinámica de otros nutrientes (N, P, Mo) (Vázquez, 2007;
Vázquez & Pagani, 2015), la afectación de propiedades físicas (Alburquerque et al.,
2003; Vázquez et al. 2008, 2009; Nicora et al., 2012), así como de propiedades
microbiológicas (Groffman et al., 1996). Paralelamente, cabría la posibilidad que en las
situaciones donde el pH llegue a valores inferiores a 5,3-5,5, aumente la solubilidad del
Al3+ y eventualmente se produzcan situaciones de toxicidad de éste y otros elementos
(Fe, Mn). La actividad del Al+3, en equilibrio con las diferentes formas presentes en el
suelo, decrece aproximadamente 1.000 veces por cada unidad de incremento en el
valor de pH (Lindsay, 1979). Millán et al. (2010) mostraron incrementos de Al3+ soluble e
intercambiable para suelos de la región bajo estudio, aunque por debajo de niveles
considerados tóxicos en la literatura científica.
Se ha podido comprobar, adicionalmente, que una arcilla saturada de H+, producto del
reemplazo de iones X+ y X++ de los sitios de intercambio, no resulta estable; la red
cristalina colapsa y libera Al3+, Mn2+ y Fe3+ (Zapata Hernádez, 2004). Aún en ausencia
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de colapso, estos iones pasan a la solución del suelo y los sitios de intercambio, aunque
a diferentes pH según el elemento considerado. Es por ello que el proceso de
acidificación está íntimamente ligado a los iones mencionados, particularmente a la
dinámica del Al. El Al es uno de los elementos más abundantes de la naturaleza,
representando el 8,07 % en peso de la corteza terrestre. Durante el proceso de
meteorización es removido de los minerales primarios y precipitado/cristalizado como
minerales secundarios, principalmente como aluminosilicatos. Iones metálicos como
Fe3+, Fe2+, Mg2+, K+ reemplazan el Al de los aluminosilicatos. A posteriori de la liberación
de los minerales, puede precipitar como óxidos e hidróxidos o complejarse con la
materia orgánica (Boruvka & Kosák, 2001). La fitotoxicidad del Al involucra un efecto
deletéreo directo del ion en el crecimiento de las plantas y una reducción de la
disponibilidad de fosfato del suelo, causado por la precipitación de fosfato de Al
(Lindsay, 1979; Rengel, 1992). Este elemento es también capaz de inhibir la absorción
de Ca2+, bloqueando canales en la membrana plasmática (Huanget et al., 1992) y de
Mg2+, haciendo lo propio con sitios de enlace de las proteínas de transporte (Rengel &
Robinson, 1989; Casierra Posada & Aguilar Avendaño, 2007).
Materiales y Métodos
nd: no determinado
2.- Análisis en microscopio electrónico de barrido (MEB): para los análisis con MEB se
dejó secar el material tanto natural como con tratamiento ácido de manera de obtener
pseudo agregados(T0, T1 y T3). En una etapa previa a la del análisis microscópico se
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procedió al secado en estufa a 60° C durante 24hs con la finalidad de evitar la humedad
que pudiera haber adquirido del ambiente, y de esta forma lograr un correcto vacío.
Mediante esta técnica se estudia la micromorfología de los minerales de arcillas como
así también de los componentes no arcillosos. Las muestras fueron cubiertas con Au
con la finalidad de realzar los contrastes entre los minerales, como así también sus
hábitos y microtexturas. Se utilizó un equipo FEI Quanta 200 SEM con sonda EDS
Phoenix 40 disponible en la Facultad de Ingeniería, UNLP para realizar el análisis
químico puntual. Este sistema de microanálisis opera con una aceleración de 20 Kw.
Las imágenes fueron generadas a diferentes magnificaciones dependiendo de las
fracciones minerales que se observaron y en fracciones < 2µm se procedió a
confeccionar los espectros y su cuantificación en 5 puntos de cada muestra.
Resultados y Discusión
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b
a
c
d
Figura 1. Difractogramas a) fracción arcilla antes de la incubación; b) fracción arcilla despues de la incubación sin agregado de solución ácida (T0); c)
fracción arcilla despues de la incubación con 0,5 ml de solución ácida (T0,5); d) fracción arcilla despues de la incubación con agregado de 3 ml de
HNO3 0,2N (T3).
El análisis de la fracción < 2 µm, previo a la incubación (T original) (Figura 1 a), indica
que la arcilla dominante es la illita, coincidentemente con la información bibliográfica
precedente. Este argilomineral posee una reflexión de marcada intensidad de 9,9 ηm en
el difractograma con pretratamiento “natural” y está acompañada por escasas
esmectitas, interestratificados illita/esmectita y trazas de caolinita en orden de
abundancia relativa. El análisis difractrométricode T0 (Figura 1 b), es decir las muestras
incubadas sin adición de reactivo ácido, es semejante al delas muestras de arcilla sin
incubación, con dominancia de illita e intensidad de reflexión marcada, con un valor de
10,08 ηm en el mismo pretratamiento “natural”. Este hecho sugiere que la incubación no
alteró la naturaleza de la fracción arcilla cuando no hubo adición de HNO 3. Sin embargo,
los registros de las muestras con aporte creciente de solución ácida, particularmente T3,
presentan picos de reflexión de la illita menos pronunciados y aserrados, que indicarían
cierta alteración del mineral (Figura 1 d). Esta característica podría indicar un efecto
degradante de la estructura cristalina de esa especie mineral en la situación de mayor
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acidez, dentro de los tratamientos evaluados. Iturri (2015) encontró mayores contenidos
medios deóxidos amorfos (Alo, Mno, Feo) junto con menores valores medios de óxidos
cristalinos (Alos, Mnos, Feos) en suelos fertilizados respecto de los no fertilizados, lo
que sugeriría cierto grado de transformación de los minerales debido a la fertilización
nitrogenada. Los cocientes Alo:Alos, Mno:Mnos y Feo:Feos son índices de la tasa de
cristalización de las arcillas. Mayores valores de estos cocientes indican una menor tasa
de cristalización. Según Iturri (2015), estos cocientes fueron mayores en la condición
“fertilizado” que en la “no fertilizado” en algunos de los suelos estudiados, demostrando
la afectación de la cristalinidad de los aluminosilicatos y con ello la posibilidad de la
liberación de Al. Los resultados hallados en este trabajo serían concordantes con los de
los autores citados precedentemente.
T0 T1 T3
DS DS DS
Según Iturri (2015) las distintas respuestas de los suelos ante disminuciones en sus
valores de pH, obedecerían a las diferencias de contenidos de materia orgánica, textura
y tipo de minerales. Suelos illíticos por sobre los esmectíticos en sus fracciones
minerales más finas, arcilla y limo, serían más susceptibles a degradarse química y
mineralógicamente por acidificación. En contraposición elevados contenidos de arcilla y
materia orgánica, pueden compensar este efecto. Según la autora citada, los Argiudoles
son los suelos más acidificados en el presente por su historia productiva, sin embargo, a
igualdad de condiciones, serían algo menos susceptibles a ser degradados por
acidificación que los Hapludoles, debido a sus contenidos elevados de fracciones finas,
no obstante su mineralogía illítica y contenido de materia orgánica.
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continuará. Esto sólo podrá producirse con mejoramiento genético y el uso de altas y
frecuentes dosis de fertilización en general, y de N en particular.
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Conclusiones
1.- El análisis difractométrico del suelo original estudiado señala la presencia dominante
de cuarzo y feldespatos entre los minerales primarios, y de arcilla entre los secundarios,
con una relación Si:Al en donde predomina el Si y acompañan cationes de K, Mg, Fe y
Na. La arcilla dominante es la illita, con escasas cantidades de esmectitas,
interestratificado sillita/esmectita y trazas de caolinitas en orden de abundancia relativa.
2.- Las muestras incubadas sin adición de reactivo ácido, son semejantes
mineralógicamente en su fracción arcilla, a las muestras de arcilla sin incubación,
sugiriendo que la incubación llevada a cabo no alteró la naturaleza de la fracción < 2 µm
cuando no hubo adición de HNO3.
Agradecimiento
Se agradecen las valiosas sugerencias de la Lic. Perla Imbellone, sin cuya ayuda no
hubiera sido posible llevar a cabo esta presentación.
Bibliografía
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1.
INTA. EEA San Luis. Empalme RN 7 y RN 8 (D5730CKA) Villa Mercedes – Argentina.
2.
INTA. AER Venado Tuerto.
*[email protected]
Resumen
El objetivo del trabajo fue comparar a mediano plazo la fertilidad del suelo en sistemas
integrados (SI) y con agricultura continua (AC) en un Hapludol Típico del S de Santa Fe.
El estudio fue llevado a cabo en dos establecimientos en Venado Tuerto, dentro una
misma unidad cartográfica de suelo y ubicación en el paisaje. Los tratamientos fueron:
Sistemas (establecimientos) a) SI, con ciclo completo de producción bovina con uso de
pasturas en base alfalfa y verdeos invernales sobre rastrojos de soja y maíz; y b) AC
con una rotación soja-maíz. Dentro de cada sistema se comparó al momento de la
siembra y cosecha de los dos cultivos de la fase agrícola (momento). Comparamos el
contenido de carbono orgánico (CO), pH y fósforo disponible (Pd) a la siembra de los
cultivos, mientras que a la cosecha de los mismos se tomaron muestras solo para la
determinación de CO. El contenido de CO y el pH a la siembra fueron mayores en SI
que en AC (P<0,05). A la cosecha de los cultivos, el contenido de CO fue mayor en SI
que en AC (P<0,05). Esto implicaría una mayor dinámica de nutrientes relacionados con
la materia orgánica, como N o S en SI, y en una reducción potencial en la productividad
de cultivos sensibles a la acidez como la alfalfa en AC. No existieron diferencias de Pd
entre sistemas (P>0,05). Esto significa que aún en SI la dinámica de este nutriente está
asociada a la práctica de fertilización y su dinámica es relativamente independiente a la
de CO. Los sistemas integrados poseen una mayor fertilidad potencial, con nutrientes
asociados a la materia orgánica y una menor acidez edáfica que sistemas bajo
agricultura continua, que en el largo plazo aseguran una mayor sustentabilidad en estos
suelos.
Introducción
1
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Una revisión sobre los impactos de los SI sobre las propiedades de suelo afirma que
existe un incremento de la materia orgánica asociado a la incorporación de pasturas
perennes (Franzluebber et al., 2014). Sin embargo, en la región pampeana si bien se
han determinado diferencias por el cambio en el uso de la tierra en el contenido de
carbono y nitrógeno orgánico, ha existido una escasa diferenciación entre sitios
agrícolas y pasturas a nivel regional en el largo plazo (Álvarez et al., 2013). Es probable
que esta falta de sensibilidad se deba a la escala espacial y temporal utilizada en el
análisis. Otro parámetro que altera la dinámica de nutrientes es la reacción del suelo. En
relación al mismo, existen evidencias que muestran un proceso de acidificación
asociado al uso de fertilizantes nitrogenados y a la extracción de bases en las
secuencias agrícolas en la región pampeana (Álvarez et al., 2009).
Los sistemas integrados serían más eficientes en el uso de los nutrientes que los
sistemas con agricultura basada exclusivamente en cultivos de verano. Sin embargo,
existen pocos trabajos que comparen sistemas reales de producción en el mediano
plazo. Es por ello que, el objetivo del trabajo fue comparar a mediano plazo la fertilidad
del suelo en sistemas integrados (SI) y con agricultura continua (AC) en un Hapludol
Típico del S de Santa Fe.
Materiales y Métodos
2
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(mayo de 2014) se tomaron muestras solo para la determinación de CO. Estas fueron
secadas al aire y tamizadas a través de una malla de 2 mm. En ellas determinamos
carbono orgánico (Walkley & Black), fósforo disponible (Bray 1) y pH actual (1:2.5).
También fueron tomadas con cilindro muestras sin disturbar para la determinación de la
densidad aparente para la expresión de los valores de CO en masas equivalentes. Los
resultados fueron analizados mediante ANOVA con un nivel de significación del 5%.
Resultados y Discusión
No existió interacción de las variables estudiadas entre sistema x momento ni efecto del
momento (P>0,05), por lo que se compararon los valores medios de los sistemas (Tabla
1). Los valores de CO y pH son similares a los reportados por Sainz Rozas et al. (2011)
para la región de estudio. El contenido de CO y el pH a la siembra fueron mayores en SI
que en AC (P<0,05). A la cosecha de los cultivos, el contenido de CO fue mayor en SI
que en AC (P<0,05). Estos resultados concuerdan con Studdert et al. (1997) quienes
encontraron mayores niveles de CO en suelos con pasturas la rotación de cultivos y
estarían asociados a mayores niveles de residuos durante esta fase. Esto implicaría una
mayor dinámica de nutrientes relacionados con la materia orgánica, como N o S en SI, y
en una reducción potencial en la productividad de cultivos sensibles a la acidez como la
alfalfa en AC.
3
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Conclusiones
Los sistemas integrados poseen una mayor fertilidad potencial, con nutrientes asociados
a la materia orgánica y una menor acidez edáfica que sistemas bajo agricultura
continua, que en el largo plazo aseguran una mayor sustentabilidad en estos suelos.
Agradecimientos
Bibliografía
Álvarez, R.; J. Depaeppe & H. Steinbach. 2013. Cambios en los niveles de C y N en los
suelos pampeanos por el uso. En: Barbosa, O.A. & J.C. Colazo (Eds.). Primeras
Jornadas Nacionales de Suelos de Ambientes Semiáridos y Segundas Jornadas
Provinciales de Agricultura Sustentable.p: 70 – 85. CABA.
Sainz Rozas, H.; H. Echeverría & H. Angelini. 2011. Niveles de carbono orgánico y pH
en suelos agrícolas de las regiones pampeana y extrapampeana argentina. Ci. Suelo
(Argentina), 29(1): 29-37.
Sainz Rozas, H.; H. Echeverría & H. Angelini. 2012. Fósforo disponible en suelos
agrícolas de la región Pampeana y Extra Pampeana argentina. RIA, 38(1): 33-39.
Studdert, G.A.; H.E. Echeverría & E.M. Casanovas. 1997. Crop-pasture rotation for
sustaining the quality and productivity of a Typic Argiudoll. Soil Sci. Soc. Am. J., 61:
1466-1472.
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1
Cátedra de Edafología, Facultad de Ciencias agrarias y Forestales, U.N.L.P. 2 Becario
BENTRE de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Pcia. de Bs As. 3Cátedra
de Química Orgánica, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, U.N.L.P. *Calle 60 y
119, La Plata (1900), Buenos Aires.
*[email protected]
Resumen
1
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Introducción
La salinidad del suelo es uno de los factores que mayores limitaciones ofrece a la
explotación agropecuaria. Ocupa el segundo lugar como causante de la degradación
mundial de suelos, detrás de la erosión. Según FAO la salinización de las tierras
irrigadas avanza anualmente a valores que alcanzan un 1 a 2%. Por otro lado, las tierras
disponibles para uso futuro de la agricultura, se ubican en regiones áridas y semiáridas,
donde la salinidad es de origen natural y a su vez solo estarían disponibles por el uso
del riego, práctica que posee un alto potencial de producir salinización.
2
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pasta de saturación, hay escasos trabajos que analicen la reducción del tiempo de
reposo, cuestión que nos parece fundamental para aportar una posibilidad de contribuir
a la simplificación de la metodología.
Materiales y Métodos
La comparación entre los datos obtenidos con las diferentes metodologías fueron
analizados con la prueba estadística “t” de Student apareada.
Resultados y Discusión
3
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Figura 1: Datos de conductividad obtenidos del total de muestras analizadas y para cada
una de las metodologías utilizadas.
Por otro lado existen investigaciones que a lo largo de los años han buscado la manera
de simplificar la determinación calculando factores de conversión que permitan
transformar determinaciones en pasta o extractos de relación fija, a valores de CE en
extracto (Hogg and Henry, 1984; Nijensohn, 1988; Zalba et al, 2013). El análisis de los
datos obtenidos en el presente trabajo (figuras 2 y 3) indica que la relación entre
cualquiera de las 2 variantes seleccionadas para medir la conductividad eléctrica en
pasta comparada a la determinación en extracto, se aparta de la linealidad. Por
consiguiente no se adaptaría al uso de factores fijos de conversión. Esto podría
atribuirse a que existen diferencias sustanciales en el tipo de suelo y región sobre la que
se realizaron la mayoría de dichos estudios. Mientras en el presente trabajo se realizó la
investigación sobre suelos de una región templado-húmeda, en la mayoría de los
trabajos citados se han estudiado suelos de regiones áridas. Asimismo, la obtención de
coeficientes incluye factores como la textura y el contenido hídrico porcentual de
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saturación, factores que no se han incluido en el presente análisis y que podrían corregir
la desviación (Zalba et al, 2013).
Figura 2: Relación entre CE pasta 24 horas (CE pas24) y CE extracto 24 horas (CE
ext24)
5
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Figura 4: Relación entre conductividad eléctrica en extracto a los 10 minutos (CE pas10)
y a las 24 horas (CE ext24).
Figura 5: Relación entre conductividad eléctrica en pasta a los 10 minutos (CE pas10) y
a las 24 horas (CE ext24)
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Conclusiones
Bibliografía
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with the saturation extract in estimating salinity in Saskatchewan soils. Can. J. Soil Sci.
64:699-704.
Khorsandi, F. and Yazdi, F. 2007. Gypsum and Texture Effects on the Estimation of
Saturated Paste Electrical Conductivity by Two Extraction Methods Soil Science and
Plant Analysis, 38: 1105–1117.
Mc Kenzie, R.; Sprout, C. and Clark, F. 1983. The relationship of the yield of irrigated
barley to soli salinity as measured by several methods. Can. J. Soil Sci. 63: 519 528.
Nijensohn, L. 1988. Determinación del nivel de salinidad edáfica a partir del nivel de
salinidad edáfica a partir del quintuple extracto de saturación. Ciencia del Suelo 6: 8-13.
Rhoades J., Chanduvi F. and Lesch. S. 1999. Soil salinity assessment. Methods and
interpretation of electrical conductivity measurement. FAO Irrigation and Drainage.
Roma. 57pp.
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United State Salinity Laboratory Staff. 1954. Diagnosis and improvement of saline and
alkali soils. Agriculture Handbook 60 Richards Ed. Washington. 160 pp.
Zalba P.; Garay, M.; Amiotti, N. y Ares, A. 2013. Improved Field Method For Estimating
Soil Salinity Ciencia del Suelo. Buenos Aires 31(2):265-269.
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1
Cátedra de Edafología; ²Cátedra Forrajicultura y Praticultura, Facultad de Ciencias
Agrarias y Forestales. Universidad Nacional de La Plata; 3Facultad de Agronomía.
Universidad de Buenos Aires. *Calle 60 y 119 s/n C.C. 31 (1900) La Plata. Buenos Aires
Argentina; 54-221-4536758 int 428.
*[email protected].
Resumen
1
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Introducción
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El objetivo de este trabajo fue evaluar el rol de la cobertura vegetal, el suelo desnudo y
la cobertura del alga Nostoc bajo pastoreo continuo en las propiedades químicas y
biológicas de un Natracualf, de una estepa de halófitas, con respecto a un suelo
Argiudol bajo una pradera de húmeda mesófitas.
Materiales y Métodos
En marzo de 2015 se tomaron de cada sitio cuatro repeticiones de 0-10 cm, muestras
compuestas de 10 submuestras.
Se evaluaron propiedades químicas del suelo mediante análisis de: pH actual (relación
suelo-agua 1:2,5); Carbono oxidable (CO), determinado por Walkley & Black modificado
y Nitrógeno total (Nt) determinado mediante digestión por Kjeldahl (PROMAR, 1991).
Los indicadores biológicos analizados fueron respiración según Frioni, (1999) y actividad
de la enzima ureasa, (Nannipieri et al., 1978). Finalmente se calcularon los coeficientes
de correlación de Pearson (r) entre la actividad ureásica y el contenido de carbono
orgánico y la actividad ureásica con el pH.
Resultados y Discusión
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Por otro lado según McNaughton 1983, el pastoreo modifica la disponibilidad y dinámica
del agua en el suelo a través de su efecto sobre el área foliar y sobre la abundancia
relativa de especies con perfiles radicales profundos, esto se puede ver reflejado en la
acumulación del agua en el perfil, medida a través del porcentaje de humedad. En
nuestro trabajo se advirtió que la acumulación de agua es mayor en suelos con alta
cobertura vegetal (Argiudol) mientras que los sitios de la estepa de halófitas no
mostraron diferencias significativas entre ellos. No obstante, se visualizó una tendencia
de mayor acumulación de humedad debajo de Nostoc y debajo de la cubierta vegetal,
respecto al suelo desnudo (Tabla 1).
Tabla 1. Valores medios de pH, carbono orgánico (CO) y nitrógeno total (Nt) y humedad
de los sitios estudiados. Natracualf bajo cubierta vegetal, suelo desnudo, bajo alga
Nostoc y sobre Argiudol. Medias con una letra común no son significativamente
diferentes (p>0,05).
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orgánico (R=0,72; Figura 2a) coincidente con la encontrada por Borie y Fuentealba,
(1982) de r = 0,74.
200
180 a
160
140
ug N -NH4 g-1h-1
120 b b
100 b
80
60
40
20
0
debajo debajo de suelo desnudo
cubierta Nostoc
vegetal
PHM EH
Figura 1. Actividad ureásica del suelo (ug N-NH4 g-1h-1) en pradera húmeda de
mesófitas (PHM) y los diferentes sitios en la estepa de halófitas (EH). Letras diferentes
indican diferencias significativas p<0,05.
250 250
b
200 R² = 0,7197 200 R² = 0,7229
ug N -NH4 g-1h-1
ug N -NH4 g-1h-1
150 150
100 100
50 50
0 0
0 5 10 15 20 25 30 35 2 4 6 8 10 12
pH
Carbono orgánico g.kg-1
Los valores de la ureasa se modifican por efecto del pH. La actividad ureásica estuvo
negativamente relacionada con el pH (R=0,73); Figura 2b) (Bremner y Mulvaney 1978,
Kiss et al 1975). El suelo de la pradera húmeda de mesófitas con pH ligeramente ácido
obtuvo mayor actividad ureásica y ésta fue disminuyendo con el aumento del pH de
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acuerdo a lo encontrado por Boriez y Fuentealba (1982). Los pH del suelo bajo pastoreo
continuo son limitadores del crecimiento de las plantas disminuyen la actividad biológica
revelada en la menor actividad ureásica.
200
180
a
mg CO2 100g-1/suelo seco
160 a a
140
120
100
80 b
60
40
20
0
debajo debajo de suelo desnudo
cubierta Nostoc
vegetal
PHM EH
Figura 3. Respiración del suelo (mg CO2 100 g-1 suelo seco) en la pradera húmeda de
mesófitas (PHM) de un Argiudol vértico, y en la estepa de halófitas (EH) de Natracualf
(debajo de la cubierta vegetal, debajo de Nostoc y en suelo desnudo). Letras diferentes
indican diferencias significativas (p<0,05)
Los suelos son la mayor fuente y reservorio de carbono en los ecosistemas terrestres, y
son la vía principal por la cual el CO2 fijado por las plantas es retornado a la atmósfera.
La emisión de CO2 de los suelos a la atmósfera ocurre principalmente por la respiración
de raíces y organismos heterótrofos (Palacio y Hurtado, 2008). La pérdida de la
cobertura vegetal como consecuencia del pastoreo continuo en ambientes restrictivos
como los Natracualfes ha disminuido significativamente la respiración con respecto a los
suelos con cobertura vegetal o con Nostoc. Estos resultados constituyen un avance
respecto a los encontrados por Irigoyen y Giambiagi (1990), quienes no detectaron
diferencia entre suelos con y sin cobertura vegetal.
Conclusiones
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Las buenas prácticas que favorezcan la cobertura vegetal del suelo mejorarían la
sustentabilidad de las comunidades halófitas.
Bibliografía
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Burkart, SE; RJC León; SB. Perelman & M. Agnusdei. 1998. The grassland of the
flooding Pampa (Argentina): Floristic heterogeneity of plant communities of the southem
Rio Salado basin. Coenoses 13:17-27.
Chaneton, EJ; S.B. Perelman; M. Omacini & J.R.C. León. 2002. Grazing, environmental
heterogeneity, and alien plant invasions in temperate pampa grasslands. Biological
Invasions 4: 7-24.
Kiss, S., M.; Drăgan-Bularda, & D. Rădulescu. 1975. Biological significance of enzymes
accumulated in soil. Advances in Agronomy, 27, 25-87.
Nannipieri P.; R.L. Johnson & E.A. Pool. 1978. Criteria of measurement of microbial
growth and activity in soil. Soil Biology and Biochemistry.
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Perelman, SB; R.J.C. León & M. Oesterheld. 2001. Cross-Scale vegetation patterns of
Flooding Pampa grasslands. J. Ecology, 89: 562-577.
USDA. 2010. Claves para la Taxonomía de Suelos. Onceava Edición. pp. 374.
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1
Cátedra de Edafología, Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, U.N.L.P. 2Becario
BENTRE de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Bs.As. * Calle
60 y 119, La Plata (1900), Pcia. de Bs. As.
*[email protected].
Resumen
Introducción
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riego complementario. El uso de agua subterránea como principal recurso hídrico para
suplementar las necesidades de los cultivos tiene algunas desventajas. Una de ellas se
deriva de su mala calidad, esta problemática se manifiestan con mayor énfasis en
cultivos bajo cubierta. En estos sistemas de producción la utilización de agua de pozo
comúnmente salino-sódica tiende a degradar el suelo por aumento de la conductividad
eléctrica y el pH. La evaporación directa del agua del suelo hacia la atmósfera, sumado
a la evapotranspiración de los cultivos provoca la precipitación continua de los iones
presentes en el agua. La tasa de acumulación de sales provenientes de los sucesivos
riegos en los invernáculos, toma mayor dimensión al no poseer estos suelos el lavado
natural proveniente de las precipitaciones que sí tienen los sistemas extensivos.
Otra problemática que tienen algunos sistemas de riego es la baja eficiencia en el uso
de agua. Si bien el riego por goteo ha permitido reducir los volúmenes de agua
utilizados en los cultivos bajo cubierta, la conducción mediante canales, acequias y
surcos de los sistemas extensivos se caracteriza por una baja eficiencia de utilización de
agua que varía según el tipo de suelo, con valores que van desde 45% para suelos
livianos, 60% pesados y 65% para texturas medias (Petillo, 2008). Otros sistemas, como
los de aspersión tienen eficiencias de 60% según tipo de clima. Las pérdidas más
comunes de agua en estos sistemas son la infiltración, escurrimiento y evaporación
directa a la atmósfera (Petillo, 2008).
El agua como recurso indispensable para el crecimiento de las plantas está siendo cada
vez más limitante en cantidad y calidad. Por lo tanto, el mejor aprovechamiento del agua
de riego así como la proveniente de las precipitaciones permitirá cuidar la
sustentabilidad del recurso y también minimizar los efectos de salinización y
alcalinización.
Una de las metodologías que se está implementando para mejorar la eficiencia de los
sistemas de riego es el uso de hidrogeles o poliacrilamidas (PAM).
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El objetivo de este trabajo fue evaluar los efectos generados en la estabilidad estructural
y en variables hídricas como la capacidad de campo, punto de marchitez permanente y
agua útil de un suelo arenoso por el agregado de diferentes dosis de poliacrilamida en
estado sólido y líquido. Además se midió la producción de materia seca en plantas de
Avena sativa L. y se determinó el número de días transcurridos hasta alcanzar la
mortandad de las plantas luego de efectuar el último riego.
Materiales y Métodos
Para las dosis más bajas sólo se realizaron tratamientos para el producto en estado
líquido, debido a que en trabajos anteriores se ha observado que la PAM líquida
produce un efecto mayor en retención de agua que sólo pudo ser medido por debajo de
0,1 y 0,2%. Esta respuesta sugiere la realización de pruebas con dosis menores a las
utilizadas en dichos trabajos, para definir el rango donde se producen los efectos
deseados (Irurtia et al., 2012).
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Resultados y Discusión
Mediciones en vegetal
Figura 1: Producción de Materia seca total promedio de las tres repeticiones de cada
tratamiento obtenido en estufa a 60°C. En color rojo se remarca el testigo, en azul y
verde la poliacrilamida en estado líquido y sólido respectivamente.
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estadísticas significativas, a excepción del tratamiento 0,02% que rindió menos que el
testigo. Independientemente de las diferencias estadísticas, se puede observar que al
aumentar la dosis existe una tendencia a incrementar el rendimiento de MS, peropor
encima de 0,8% se produce una caída en el mismo. Esto, probablemente, esté asociado
a una mayor dificultad por parte de la planta, a extraer el agua retenida en el suelo.
Como se puede ver en la Figura 5 el agua útil (AU), en esas dosis, es mucho más baja
que los testigos.
En los tratamientos con el producto en estado sólido se observó que todas las dosis
tuvieron un rendimiento igual o mayor al testigo. Se encuentran diferencias significativas
de todas las dosis en relación al testigo y1,6% y 0,8% presentaron diferencias en
relación a las dosis más bajas 0,1% y 0,2%. En laFigura 5 se observa que esas dosis
son las que presentan mayor porcentaje de AU, además en estos tratamientos se
destacan los valores alcanzados por las concentraciones más altas, superando el
rendimiento del testigo en un 86% en la aplicación de 1,6% de PAM sólida y en un 29%
para igual dosis de PAM líquida. Esto denota una diferencia importante entre igual dosis
del hidrogel en estado líquido y sólido.
Figura 2: promedio de los días desde el último riego al punto de marchitez permanente
de las plantas. En color rojo se remarca el testigo, en azul y verde la poliacrilamida en
estado líquido y sólido respectivamente.
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Respecto de los tratamientos del PAM en estado sólido se destacan las dosis de 0,8% y
1,6% que presentaron una cantidad de días significativamente mayor al testigo y a la
mayoría de las dosis del producto en su versión líquida. La dosis 0,4% también presentó
un período de resistencia más largo a la sequía que el testigo, denotando que la dosis a
aplicar debería ser superior a ésta, ya que por debajo de la misma los días de
resistencia fueron menores al testigo.
Un punto interesante en relación a las dos determinaciones anteriores es que los riegos
durante el ensayo se realizaron antes de notar estado de sequía en el suelo. Por lo cual
se puede deducir en función del comportamiento encontrado, que las diferencias en
materia seca entre el producto sólido, líquido y el testigo podrían ser mayores frente a
estrés hídricos más marcados.
Mediciones en suelo
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Para este parámetro valores de retención muy elevados, de no ser acompañados por
valores de capacidad de campo (CC) también elevados, serían contraproducentes para
poseer una adecuada cantidad de agua disponible para el crecimiento de las plantas.
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Como se observa en la Figura 5, para PAM líquida, los tratamientos menores a 0,4% no
presentan diferencias significativas con el testigo, a excepción de las dosis 0,2% sin
planta y 0,1%P, los que se hallan con un contenido de agua superior al testigo. Las
dosis 0,8% y 1,6% con plantas y sin plantas, presentan valores menores a los testigos,
llegando en la dosis de 1,6% a casi un 50% menor que el testigo. Esto demostraría la
dificultad a extraer agua por la planta y explicaría la caída en los rendimientos de MS
expresados en el Figura 1 para el tratamiento 1,6%.
Para el tratamiento con PAM sólida, en la Figura 5 se observan aumentos para las dosis
de 0,8% y 1,6% del producto sólido en los casos sin planta que tuvieron diferencias
significativas respecto del testigo. En cambio para esas mismas dosis no se encontró
diferencias significativas en los tratamientos vegetados. El resto de los tratamientos no
presenta diferencias estadísticas, pero el porcentaje de AU posee una tendencia a
aumentar acompañando las dosis aplicadas.
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Los datos de AU, explican en parte los resultados de MS y los días de sobrevivencia
posterior al fin del riego no se relacionan totalmente con los contenidos medidos. Es
posible que existan cantidades de agua retenidas en valores menores a las 0,3
atmósferas que son consideradas como agua gravitacional. Con la incorporación de
PAM se lograría un aumento en la retención de agua a estas presiones de vacío, tal
como menciona Del Campo Garcia et al. (2008). Por otro lado, en contraposición a lo
que señalan Irurtia et al.(2012), no se hallaron diferencias significativas en las dosis
menores a 0,1% de PAM líquida.
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Conclusiones
Bibliografía
Del Campo García, AD; Aguilella Segura, A; Lidón Cerezuela, A; Segura & G Orenga.
2008: Influencia del tipo y dosis de hidrogel en las propiedades hidrofísicas de tres
suelos forestales de distinta textura. Actas de la II Reunión sobre Suelos Forestales25:
137-143
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Johnson, M.S. 1984. The effects of gel forming polyacrylamides on moisture storage in
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retention and nutrient availability to Ligustrumlucidum. Hort. Sci., 21: 1159–1161.
11
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1
Conicet- Cerzos; 2Comisión de Investigaciones Científicas (CIC)-CERZOS; 3Dpto. de
Agronomía-Universidad Nacional del Sur. *San Andrés 800-Bahía Blanca, Buenos Aires,
0291-4595102.
*[email protected].
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En la región semiárida y subhúmeda del SOB, con suelos de texturas gruesas y bajos
niveles de MO, no existe información sobre la mineralización del N proveniente de la
descomposición de los residuos de los cultivos y de la MO del suelo. Además, en la
actualidad no existen estudios que establezcan las relaciones entre los indicadores
rápidos de mineralización- como Nan y el Nhid- con las fracciones orgánicas del suelo
en regiones semiáridas y subhúmedas. El objetivo de este estudio fue evaluar al Nan y
Nhid, y la relación con las fracciones orgánicas de C y N del suelo, lábiles y
recalcitrantes en varios suelos representativos del SOB.
Materiales y Métodos
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los lotes para reducir la variabilidad espacial. El muestreo se llevó a cabo en esas áreas
de muestreo en las profundidades de0-20 cm, durante el invierno antes de la siembra
del cultivo de trigo o cebada.Se secaron las muestras al aire y se tamizaron por una
malla de 2 mm. Se analizaron en los siguientes parámetros edáficos para clasificar a los
sitios: carbono orgánico total (COT) por combustión seca con analizador automático
Leco (Leco Corporation, St Joseph, MI), fosforo extraíble (Pe, Bray&Kurtz, 1945), N total
de los suelos (Nt) por el método Kjeldahl (Bremner & Mulvaney, 1982) y pH en
suspensión suelo-agua 1:2,5 por el método potenciométrico. Como parámetros físicos
se estimó la granulometría por tamaño de partículas por fraccionamiento físico de la MO
(Duvalet al., 2013), descontándole el porcentaje de MO de cada fracción (mayor y
menor de 53 micrones), se obtuvieron las fracciones arena y la compuesta de
limo+arcilla.
Análisis estadístico
Se realizó el análisis de cluster teniendo en cuenta la distancia de Ward según las
medias de las fracciones orgánicas (COT, Nt, COP; NOP) y el contenido de limo+arcilla
que se encuentra altamente ligado a las fracciones orgánicas (Galantini et al., 2004).El
corte del grado de agrupamiento de los sitios de realizo en el 50% de la distancia total
(Balzarini et al., 2008).
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Resultados y Discusión
Sitios
13
12
9
A
7
11
3
8
5
10
B
2
4
6
1
0.00 2.61 5.23 7.84 10.45
4
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Nhid fueron semejantes a los hallados por Wang et al. (2001) para 19 suelos de
Australia con variabilidad en las propiedades químicas.
Al analizar los sitios del grupo A y B, se hallaron diferencias significativas (p<0,05) en
Nan con mayores valores en el primer grupo, mientras que con Nhid no ocurrió lo mismo
(p>0,05). Esto demuestra que el Nan es más sensible ante las diferencias en las
condiciones edáficas -más precisamente a la variación de las fracciones orgánicas- en
coincidencia a lo reportado por Echeverría et al. (2000), quienes trabajaron en suelos
del Sudeste bonaerense en 0-20 cm.
Los indicadores de la mineralización (Nan y Nhid) estuvieron más relacionados con las
fracciones orgánicas más recalcitrantes, solamente en los suelos del grupo A. Además
en ambos indicadores, se hallaron correlaciones con los carbohidratos, que son
fracciones lábiles según la bibliografía (Puget et al., 1999; Duval et al., 2013).Esto es
debido a que los CH son componentes que actúan como principales fuentes de energía
para los microorganismos del suelo (González-Chávez et al., 2010). Por su parte,
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Caso contrario, sucedió con los suelos del grupo B, donde se hallaron correlaciones
significativas del Nan con las fracciones lábiles del C y del N (COP y NOP), CHt y CHs.
Esto resultados evidencian un posible efecto de protección física de la MO por parte de
las arcillas sobre estas fracciones orgánicas (Balesdent et al., 2000) en los suelos del
grupo A. Estas relaciones halladas indican que tanto Nhid como Nan son variables de
acuerdo a las características edáficas de los sitios (Griffin, 2008), por lo que sería
necesario el agrupamiento de suelos con condiciones similares para hacer evaluaciones
de estos indicadores.
Tabla 2. Correlaciones de Pearson entre Nan y Nhid con las fracciones orgánicas
evaluadas según grupo de suelo.
Indicador de Grupo COT COP COM Nt NOP NOM CHt CHs
mineralización cluster Coeficiente de correlación (r)
Nan A 0,49 -0,09 0,59 0,61 0,04 0,67 0,58 0,59
B 0,30 0,43 0,27 0,59 0,36 0,53 0,33 0,63
Nhid A 0,38 -0,06 0,45 0,31 -0,01 0,35 0,41 0,46
B -
-0,25 0,01 0,24 0,10 0,21 0,05 0,15
0,002
En negrita y en cursiva se hallan las correlaciones significativas (p<0,05).
Conclusiones
El Nan resultó ser el indicador de mineralización más sensible ante diferencias edáficas
de los sitios, debido a que se encontraron diferencias significativas entre ambos grupos
de suelos.
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El Nan y Nhid están relacionados a las fracciones orgánicas en estos suelos donde los
aportes de MOP por parte de los residuos de los cultivos son erráticos por las
condiciones climáticas característicos del SOB, sin embargo, la relación con los
diferentes pooles de C y N, lábiles o recalcitrantes son dependientes de la protección
física producida por el limo+arcilla.
Esto permite concluir que las relaciones entre los indicadores estudiados y las
fracciones orgánicas difieren según las condiciones edáficas y deben ser calibradas en
base a estas fracciones. El análisis de clúster permitió lograr este agrupamiento en base
a varias fracciones orgánicas y debería ser usado para comparar suelos con iguales
condiciones.
Bibliografía
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Conicet- Cerzos; 2Comisión de Investigaciones Científicas (CIC)-CERZOS; 3Dpto. de
Agronomía-Universidad Nacional del Sur. *San Andrés 800-Bahía Blanca, Buenos Aires,
0291-4595102.
* [email protected].
Palabras Clave: Mineralización del suelo; Digestiones con acido diluido, Siembra
directa
Resumen
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Introducción
Debido a esto es necesaria una metodología de corta duración que permita explicar el
Npm determinado por el método de largo plazo. Debido a que el Npm es una porción del
Nt, la hipótesis planteada es que mediante digestiones suaves de los suelos con ácido
sulfúrico diluido se puede estimar el N potencialmente mineralizable. El objetivo del
trabajo fue evaluar mediante digestiones del suelo con acido sulfúrico con diferentes
concentraciones su relación con el N potencialmente mineralizable para obtener un
indicador de la mineralización potencial de rápido procedimiento y bajo costo.
Materiales y Métodos
Durante los años 2010, 2011 y 2012 se muestrearon nueve (9) lotes de productores bajo
siembra directa destinados al cultivo de trigo donde se realizaron ensayos de
fertilización con N, ubicados en el SO de la Región Pampeana Argentina. El diseño del
ensayo fue de tres bloques completamente aleatorizados. Dentro de cada bloque, en
cada una de las parcelas testigo (sin aplicación de N), se tomaron muestras de suelo de
0-20 y 20-60 cm.
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Con respecto a los suelos tomados durante la siembra, se analizaron en 0-20 cm los
parámetros químicos: COT, mediante analizador automático Leco; nitrógeno total del
suelo (Nt) (Bremner, 1996); Relación C:N; pH, con una suspensión suelo-agua 1:2.5;
fosforo extraíble (Pe) (Bray & Kurtz, 1945). Se determinó la MO mediante el valor del
COT multiplicado por el factor 1,72 (Galantini, 2005). La textura se realizó por el método
de la pipeta (Gee & Bauder, 1986). Los datos analíticos de los sitios muestreados se
detallan en la Tabla1.
Mineralización de nitrógeno
Se realizó una incubación aeróbica de largo plazo en las muestras de 0-20 cm tomadas
al momento de la siembra, siguiendo el protocolo de Honeycutt (2005) y Griffin et al.
(2008).
El procedimiento consistió en pesar 250.00 g de masa de suelo seco al aire, que fueron
colocados en frascos de vidrio de 1 L. Se utilizaron 3 replicas y un control para realizar
el seguimiento de la humedad (H). Se estimó la porosidad total (Klute, 1986) de los
suelos muestreados secos al aire y por porcentaje en masa de suelo se determinó el
60% de PT, siendo un valor aproximado a la capacidad de campo (CC). Se ajustó la H
gravimétrica actual de los suelos en los frascos a 60% de la PT y se incubó durante seis
ciclos de humedecimiento y secado con una T de 25°C. Diariamente, se realizaba el
pesaje de las muestras hasta el momento en que la H actual llegaba al 30% de la PT,
estimada por diferencias de masa. Luego se rehidrataban las muestras distribuyendo el
riego en forma homogénea hasta el 60% calculado por masa de suelo, se dejaba
estabilizar unas horas y luego se procedía a muestrear con un sacabocados para la
determinación de N inorgánico (N-NO3- + N-NH4+) mediante destilación por arrastre de
vapor (Mulvaney, 1996). Luego de transcurridos los seis ciclos de humedecimiento y
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-
( - ) [Ec. 1]
Análisis estadístico
El análisis de regresión no lineal se utilizó para la obtención del Npm mediante la
Ecuación 1. Se realizó ANOVA simple para comparar cada dilución del ácido, mediante
comparación de medias por DMS de Fisher (p<0,05). Se realizó la estadística
descriptiva para cada concentración de acido empleada. Para todos los análisis
estadísticos se utilizó utilizando el software INFOSTAT (Di Rienzoet al., 2013).
Resultados y Discusión
Los valores de Npm detectados demuestran diferencias edafoclimáticas entre los sitios
estudiados (CV= 45%) (Figura 1). El valor promedio fue de 117,5 mg kg -1, con un
mínimo de 26,5 mg kg-1 hallado en el suelo 4 (suelo con mayor contenido de arena) y un
máximo de 220,7 mg kg-1 hallado en el suelo 8 (suelo con menor contenido de arena).
Galantini et al. (2004) hallaron que cuando mayores eran los contenidos de fracción
granulómetrica fina del suelo (limo+arcilla), mayores eran las fracciones orgánicas del
C. Mientras que otros autores (Sharifi et al., 2007; Nyiraneza et al., 2011) reflejaron las
relaciones elevadas del Npm con COT y sus fracciones. Teniendo en cuenta la textura
del suelo, Dessureault-Rompré et al. (2010) y Mariano et al. (2013) reportaron
relaciones negativas entre arenas y Npm.
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250
200
Npm (mg kg-1)
150
100
50
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9
Sitios
Figura 1. Nitrógeno potencialmente mineralizable (Npm) (media±desvío estándar) por
sitio.
Los datos resultantes se encuentran en la Tabla2. Los CV fueron poco variables, con
rangos entre 30 y 38%. El menos variable de todos fue el Nt, mientras que el más
variable fue el más diluido (0,1 mol L-1). El análisis de comparación de las medias para
cada dilución de ácido, indicó diferencias altamente significativas entre las mismas
(p<0,001). Se hallaron valores estadísticamente similares entre 0,5 y 1 mol L-1, y entre
6, 12 y 24 mol L-1 (Tabla2).
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DE, desvío estándar; CV, coeficiente de variación; mín, mínimo; máx., máximo.
Letras diferentes indican diferencias significativas entre diluciones de acido
(p<0,001).
Tabla3. Regresiones lineales entre todas las diluciones y nitrógeno total con el nitrógeno
potencialmente mineralizable.
error error
Variable regresora constante estándar pendiente estándar R2 p- valor
Npm 0,1 mol L-1 -2,0 34,7 0,87 0,24 0,66 0,0082
0,5 mol L-1 -44,1 21,1 0,95 0,12 0,90 0,0001
-1
1mol L -11,5 31,3 0,61 0,14 0,73 0,0033
6mol L-1 -47,9 35,4 0,36 0,07 0,77 0,0019
-1
12mol L -30,7 37,4 0,29 0,07 0,71 0,0044
24mol L-1 -34,9 41,2 0,30 0,08 0,68 0,0064
Nt -45,4 47,1 0,09 0,02 0,65 0,0091
Ecuaciones: Nitrógeno potencialmente mineralizable (Npm)= ax- b, siendo x= N
orgánico extraído por las concentraciones de H2SO4.
Conclusiones
Para suelos con iguales condiciones edafoclimáticas la digestión suave con ácido 0,5
mol L-1 podría utilizarse con un buen nivel de precisión para predecir el Npm. Esta
metodología permitiría optimizar la determinación del Npm en un corto plazo y a un bajo
costo.
Como trabajo a futuro habría que incrementar el estudio a suelos con otras
características edáficas para evaluar la sensibilidad de la nueva metodología.
Bibliografía
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(1) (2)
CONICET, CERZOS-UNS AER INTA Cañada de Gómez (3)Comisión de
Investigaciones Científicas (CIC), CERZOS-UNS (4)EEA INTA Oliveros.
*[email protected]
Resumen
Las secuencias agrícolas con largos períodos de barbecho y escaso aporte anual de
carbono (C), comunes en monocultivos de soja, registran una progresiva disminución de
la fertilidad física y química edáfica. En este estudio (2006-2011) se evaluó el efecto de
especies otoño-invernales como cultivos de cobertura (CC) sobre la disponibilidad de
agua para el cultivo posterior y el carbono orgánico total del suelo (COT). Los
tratamientos fueron: trigo (T), avena (A), vicia (V) y avena+vicia (A+V), utilizando un
control (Ct) sin CC. En general, los tratamientos T y A aportaron mayor cantidad de C al
suelo, en promedio, el aporte de C de estas gramíneas fue 22 y 86 % superior en
comparación con A+V y V. El costo hídrico de la inclusión de los CC fue de 13 a 93 mm
en comparación con Ct. La inclusión de T, A y A+V, aumentó el COT a una tasa de 597
a 98 kg C ha-1año-1 en 0-25 cm, mientras que sin CC o utilizando leguminosas (V)
disminuyó 824 y 289 kg C ha-1año-1, respectivamente. Para la conservación o aumento
del COT en planteos de monocultivos de soja, el uso de A, A+V y T como CC evitarían
disminuciones en los contenidos de COT dado que el aporte de C (CC+soja) supera los
4,5 Mg C ha-1 año-1 necesarios para generar un balance positivo.
Introducción
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Materiales y Métodos
Sitio
El ensayo se estableció en el año 2006 sobre un lote de 30 has ubicado en la localidad
de Correa, provincia de Santa Fe. El lote presentaba una historia agrícola de 40 años,
los últimos 10 en SD, con predominio de soja.
Tratamientos
Los CC evaluados fueron: trigo pan (T) (Triticum aestivum L.), avena (A) (Avena sativa
L.), Vicia (V) (Vicia sativa L.),avena+vicia (A+V) y un tratamiento control (Ct) (sin CC). La
fecha de siembra de los CC fue entre Mayo y Julio. La supresión del crecimiento de los
CC se realizó en el mes de Noviembre con glifosato (2,5 L ha-1), aproximadamente a los
145 días desde su siembra, en estadios reproductivos. Los tratamientos fueron
dispuestos en un diseño en bloques completos aleatorizados con 3 repeticiones y
parcelas de 500 m2.
Entre Mayo y Julio de cada año se sembraron los CC bajo el sistema de SD. Las
densidades de siembra utilizadas fueron de 110, 60 y 45 kg semilla ha-1 para T, A y V,
respectivamente. La consociación A+V, se sembró con densidades de siembra de 30 kg
semilla ha-1 de ambas especies. Todos los CC fueron fertilizados al momento de la
siembra con 7 kg ha-1 de fósforo (P) y 8,4 kg ha-1 de azufre (S) en forma de superfosfato
simple (SFS). Las especies gramíneas, además, se fertilizaron con 51 kg ha-1 de
nitrógeno (N) en forma de urea a la siembra. La supresión del crecimiento de los CC se
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realizó en el mes de Noviembre con glifosato con dosis de 2,5/3 L ha-1 (480 g
equivalente ácido L-1), aproximadamente a los 145 días desde su siembra, en estadios
reproductivos. El criterio que se tuvo en cuenta para definir el momento de supresión fue
que los cultivos de gramíneas llegaran a floración, a fin de lograr una elevada
producción de materia seca total, sin comprometer la fecha de siembra óptima del
cultivo de soja, la cual fue 10 a 60 días posteriores a la supresión de los CC. La soja
(cultivar ADM 4200) se sembró empleando semillas tratadas con inoculantes y
fungicidas, con una densidad de 40 semillas por m2. La soja se fertilizó con P, S y Ca a
la siembra, a razón de 6,8, 16,7 y 24 kg ha-1, respectivamente mediante la utilización de
mezclas de SFS y sulfato de calcio.
Muestreo y análisis
La producción de materia seca aérea total (MS) de los CC se midió al momento de
secado yse determinó la concentración de C mediante analizador de carbono (LECO,
St. Joseph, MI, EE.UU.). El aporte de C total se obtuvo mediante la concentración de C
y el aporte de MS de los CC.
-
-
-
Donde ADB y ADCC es el contenido agua útil disponible en el suelo en los diferentes
tratamientos con CC y el tratamiento control, respectivamente.
Durante los años 2006 y 2011 se realizó el muestreo de suelos para evaluar el efecto de
la inclusión de los CC sobre el COT. En cada año, dentro de cada parcela, las muestras
de suelo (3 réplicas) fueron tomadas al azar en el horizonte A (0-25 cm). Luego de
secadas al aire y tamizadas por 2 mm se realizó la determinación de COT por
combustión (1500ºC) con analizador automático (LECO, St. Joseph, MI).
Se calculó la cantidad de C mínima necesaria aportada por los residuos aéreos (CC +
soja) para no generar disminuciones en los contenidos de COT. Para ello, se realizó el
balance de C entre los años 2006 y 2011 (COT2011-2006) y se relacionó con la entrada
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anual de C por parte de los residuos aéreos (CC + soja), Cresiduo (Mg C ha-1año-1). El
aporte de C por los CC se determinó como fue explicado anteriormente, mientras que el
aporte de C por parte de la soja se estimó en base a los rendimientos e índice de
cosecha de 0,47 (Johnson et al., 2006).
Análisis estadístico
Los datos fueron analizados utilizando el software estadístico Infostat (Di Rienzo et al.,
2013). Para el análisis estadístico de los resultados se utilizó análisis de varianza
(ANOVA). Cuando se detectaron diferencias significativas en las variables medidas, se
aplicó la prueba de comparación de medias mediante diferencias mínimas significativas
(DMS) utilizando un nivel de significación de 0,05. Se utilizaron modelos de regresión
lineal con intervalos de confianza del 95% para evaluar la relación entre la producción
de MS y las variables climáticas y el cambio en el COT con el aporte de C por los CC y
el cultivo de soja.
Resultados y Discusión
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Tabla 1: Aporte de carbono (C), costo hídrico (CH), uso consuntivo (UC), eficiencia de
uso del agua (EUA) y precipitaciones (PP) durante el ciclo de crecimiento de los cultivos
de cobertura.
Variables CC Año 2006 Año 2007 Año 2008 Año 2009 Año 2010 Año 2011
T 3,4 b 3,6 b 2,4 b 4,6 c 3,5 c 2,0 b
Aporte de C A 3,2 bc 3,9 b 2,3 b 4,9 c 3,2 c 2,1 b
-1
(Mg ha ) A+V 2,6 b 3,8 b 2,2 b 3,4 b 2,6 b 1,6 ab
V 1,4 a 2,6 a 1,4 a 2,1 a 1,9 a 1,1 a
T -23 b -92 a -82 b -50 a -49 c -45 c
A -13 c -48 b -93 a -48 a -54 b -33 d
CH
A+V -84 a -35 c -45 d -50 a -66 a -82 a
V 0d -31 d -55 c -36 b -46 c -53 b
T 38 b 22 ab 29 c 28 c 46 c 22 b
EUA (kg A 36 b 26 b 25 b 30 c 40 c 23 b
-1
MS mm ) A+V 22 a 26 b 33 c 21 b 33 b 14 a
V 18 a 18 a 18 a 12 a 25 a 11 a
T
PP ciclo A
168 329 28 353 120 177
(mm) A+V
V
Para cada variable y año, letras diferentes indican diferencias significativas entre
tratamientos (p <0,05).
5
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Las diferencias en la cantidad de C de los residuos devueltos al suelo entre los CC y Ct,
sumado a las diferencias en el contenido de agua disponible y longitud del barbecho,
provocó cambios en los contenidos de COT, aumentando o disminuyendo desde Mayo
del 2006 a Diciembre del 2011 (Tabla 2).
Tabla 2: Secuestro de carbono en los suelos bajo barbecho tradicional y con cultivos de
cobertura entre 2006 a 2011 en 0-25 cm.
Aporte carbono COT COT Secuestro de
2011-2006
Tratamientos (CC+Soja) Inicial Final carbono
-1 -1 -1 -1 -1
(Mg C ha año ) (Mg ha ) (kg ha año )
Ct 2,1 51,1 a -4,1 -824
T 5,3 58,2 c 3,0 597
A 5,4 55,2 55,7 bc 0,5 98
A+V 4,8 55,8 bc 0,6 128
V 4,0 53,8 ab -1,4 -289
Letras diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos (p <0,05).
En general, se considera que se necesitan al menos 4,1 Mg C ha-1 año-1 aportado por
los residuos de cosecha y/o CC para no generar disminuciones del COT en suelos con
niveles de COT entre 16,9 y 18,9 g kg-1 en 0-15 cm (Pikul et al., 2008; Benjamin et al.,
2010). Si consideramos que el aporte de C por parte de la soja fue similar en todos los
tratamientos (aproximadamente 2,0 Mg C ha-1 año-1) (Fig. 1), dado que no se
encontraron diferencias significativas en el rendimiento entre tratamientos, el aporte de
C en Ct estuvo muy por debajo del valor critico señalado por estos autores, mientras
que en el caso de los CC, en promedio, el aporte de las gramíneas superó dicho umbral
(5,3 Mg C ha-1 año-1) al igual que A+V (4,7 Mg C ha-1 año-1), mientras que V no logró
alcanzarlo (3,8 Mg C ha-1 año-1) (Fig. 1).
6
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,
kg C ha-1 año-1
Figura 1: Aportes medios de carbono al suelo por parte de los residuos aéreos de los
cultivos de cobertura y soja. Nivel crítico (línea horizontal) (Pikul et al., 2008).
7
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800
Trigo
600
COT (kg ha-1 año-1)
y = 0,367x - 1640
400
R² = 0,88 **
Avena+vicia
200 Avena
0
0 2000 4000 6000
-200
Vicia
-400
-600
Testigo
-800
-1000
Figura 2: Relación entre el cambio del carbono orgánico total (COT2011-2006) en 0-25 cm
y el aporte promedio de carbono en superficie de los cultivos de cobertura y soja.
Conclusiones
Agradecimientos
8
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1
Cátedra de Fertilidad y Fertilizantes, Facultad de Agronomía, UBA, Av. San Martín 4453
(1417DSE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires; 2INBA CONICET, Facultad de
Agronomía, UBA, Av. San Martín 4453 (1417DSE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires;
3
Región CREA Sur de Santa Fe, Sarmiento 1236 5to piso (1041AAZ) Ciudad Autónoma
de Buenos Aires.
*[email protected].
Resumen
En los últimos años se ha intensificado el uso agrícola del suelo y con ello la práctica de
fertilización de los cultivos de granos. Con el objetivo de evaluar el efecto de los distintos
regímenes de fertilización de largo plazo sobre: (a) los contenidos de materia orgánica
de suelos (MOS) y nitrógeno potencialmente mineralizable (Nan) en el suelo y, (b) la
relación entre Nan y MOS, se llevó a cabo la siguiente experiencia. Se analizaron las
concentraciones de MOS y Nan en suelo de tres estratos de profundidad (0-5 cm, 5-10
cm y 10-20 cm) de cinco sitios de la Red de Nutrición CREA-IPNI de la Región Sur de
Santa Fe instalados en la campaña 2000-2001. Estos ensayos se instalaron en siembra
directa (SD) bajo dos sistemas de rotación, maíz-trigo/soja (M-T/S) (Balducchi y San
Alfredo) y maíz-soja-trigo/soja (M-S-T/S) (La Blanca, La Hansa y Lambaré), seis
tratamientos de fertilización: testigo, PS, NS, NP, NPS y completo
(NPS+micronutrientes). La fertilización con N, P y S provocó aumento en los contenidos
de MOS (sólo en el estrato de 0-5 cm de profundidad) pero no afectaron a los
contenidos de Nan en el suelo. Las rotaciones no afectaron a los contenidos de MOS y
Nan. Se determinaron relaciones positivas entre el Nan y la MOS y sus variaciones
fueron atribuibles a las diferencias en otras características además del contenido de
MOS total entre los sitios. Se concluye que solo la MOS total no es un buen predictor de
la capacidad de mineralización de N de los suelos.
Introducción
1
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producción agrícola (Wu & Ma, 2015). Esa necesidad de producir más alimentos y el
deterioro de la fertilidad natural de los suelos ha impulsado a la fertilización en forma
continua por parte de los productores. En la agricultura Argentina también se ha
intensificado el uso de fertilizantes para cultivos extensivos. El consumo de fertilizantes
tuvo un gran aumento en los últimos 20 años, pasando de 300 mil toneladas en 1990 a
más de 3 millones de toneladas en el 2013 (Fertilizar, 2014a).
Materiales y Métodos
Se tomaron muestras de suelo de tres estratos de profundidad (0-5 cm, 5-10 cm y 10-20
cm) de los cinco sitios de la Red de Nutrición del CREA de la Región Sur de Santa Fe
(Tabla 1), durante la campaña 2013-2014. Las características de los ensayos son: dos
sitios con rotación maíz-trigo/soja (M-T/S) (Balducci y San Alfredo) y tres sitios con
rotación maíz-soja-trigo/soja (M-S-T/S) (La Blanca, La Hansa y Lambaré). Se evaluaron
los seis tratamientos de la red: testigo sin fertilizar, NP, NS, PS, NPS y completo
(NPS+micronutrientes). El diseño es en bloques completos aleatorizados con tres
repeticiones en cuatro sitios, y dos en San Alfredo. El tamaño de las parcelas es de 25-
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Tabla 1. Información de manejo y de sitio. Red de Nutrición CREA Sur de Santa Fe.
Soja. Campaña 2013/14.
San La Lambar
Sitio Balducchi La Hansa
Alfredo Blanca é
Hapludol Arguidol Hapludol Argiudol Argialbol
Suelo
típico tìpico típico típico típico
Santa La
Serie Hughes Bustinza El Trébol
Isabel Bélgica
Labranza siembra directa
Años agricultura
previo a la
+ 60 15 12 +20 6
instalación del
ensayo
Rotación M-T/S M-S-T/S
Antecesor Trigo Maíz
Textura de los suelos (0-20 cm de profundidad)
Análisis Unidad
Arcilla % 11,8 18,0 15,5 18,0 20,5
Limo % 53,2 62,0 56,4 78,9 76,5
Arena % 35,1 20,0 28,1 3,1 3,0
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Resultados y Discusión
San Alfredo y Lambaré presentaron los valores más altos de MOS en todo el perfil
(promedio 31,5 g kg-1 y 30,2 g kg-1 respectivamente) y Balducchi fue el más pobre en
MOS (promedio 23,5 g kg-1)(Figura 2). Estas diferencias entre sitios son previas a la
instalación de los experimentos en el año 2000 (Boxler et al., 2014) y se podrían atribuir
a las diferencias en años de agricultura y a las diferencias texturales en los sitios (Tabla
1). La información de los sitios previo a la implementación de los ensayos indican que
Balducchi tenía más de 60 años de agricultura continua mientras que Lambaré y San
Alfredo tenían 12 y 8 años respectivamente (Tabla 1). Por lo tanto, los contenido de
MOS y los años de agricultura en los sitios guardan relación inversa entre sí y, son
visibles en el largo plazo (Genovese et al., 2009, Reussi Calvo et al., 2013 y Eiza et al.,
2005; Divito et al., 2011). Por otro lado, Lambaré es el sitio más rico en arcillas y
Balducchi el más arenoso. En cuanto a los contenidos de (arcilla+limo), Lambaré tiene
un 97%, mientras que Balducchi posee un 68% de dicha fracción (Tabla 1). Está
documentado que la fracción (arcilla+limo) guarda relación positiva con los contenidos
de COT de los suelos (Galantini et al., 2004), porque en suelos más finos el tamaño
pequeño de los poros del suelo protegen a la MO de la acción de los microorganismos
(Van Veen & Kuikman, 1990). Hassink et al. (1993a) indicaron que en suelos arenosos,
la presencia de grandes poros disminuye la capacidad de retener agua y de mantener la
humedad para el crecimiento bacteriano. Los cuales explican las mayores
concentraciones de MOS total en suelos de texturas finas y menos laboreadas en este
estudio.
4
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El Nan varió con la profundidad y con los sitios (Figuras 3 y 4). Los mayores contenidos
de este nutriente se vieron en el estrato de 0 a 5 cm y disminuyeron con la profundidad
(Figuras 3 y 4). Esto puede atribuirse a la incorporación de residuos con el sistema de
SD cerca de la superficie, lo cual aumentó la MOS y consigo el Nan en este estrato.
Según West & Post (2002) la SD generalmente incrementa la MOS en comparación con
la LC y es más notorio en el estrato superficial. Los valores más bajos en los 3 estratos
de profundidad correspondieron a Balducchi (promedio 33,85 mg kg-1) y Lambaré
(promedio 65,13 mg kg-1) fue el más rico en concentración de Nan (Figura 4). Vale
aclarar que los contenidos de COT siguen el mismo patrón (Figura 2, Tabla 1). Nuestros
resultados sugieren que el Nan está relacionado con la MOS, ya que proviene de
mineralización del N orgánico. Esto puede atribuirse a los contenidos de MO sumado a
las condiciones ambientales favorables para la actividad microbiana que favorecieron a
la mineralización y disponibilidad de N (Manna et al., 2007).
5
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2 A 2
A
4 4
Profundidad (cm)
Profundidad (cm)
6 6
B
B
8 Testigo 8
PS
10 Balduchi
10 NS
NP San Alfredo
12 12
NPS La Hansa
14 Completo 14 La Blanca
C C
Lambaré
16 16
6
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2 2 A
A
4 4
Profundidad (cm)
Profundidad (cm)
6 6
B B
8 8
10 10
Testigo Balducchi
PS
12 12 San Alfredo
NS
La Blanca
14 NP 14
C La Hansa
NPS C
16 Completo 16 Lambaré
7
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distintas entre sí. Estos resultados sugieren que el contenido de MOS no es un indicador
suficiente para predecir la capacidad de proveer N disponible en los suelos. Existirían
otros factores como la textura, pH, y el contenido de MO lábil que juegan papeles
importantes en la mineralización de la MOS más allá de los contenidos totales de MOS
(Baath & Anderson, 2003). Petersen et al. (2013) mostraron una relación positiva y muy
estrecha entre el Nan y la biomasa microbiana en el suelo. Por otro lado, Diovsalvi et al.
(2010a) reportaron que existe menor asociación entre el Nan y la MOS en suelos de
textura fina. Sin embargo, nuestros resultados indican lo contrario, Lambaré pese a ser
un sitio de textura fina mostró mayor correlación entre el Nan y MOS (Figura 5, r 2: 0,46).
Esto podría ser explicado por las condiciones favorables para la actividad microbiana en
Lambaré más allá de su riqueza en MO. Además, Kanazawa & Filip (1986) también
informaron que la mayor parte de los microorganismos se acumulan en la fracción
arcillo+limo.
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corresponde a Balducchi.
35
25
15
15 20 25 30 35
-1
M O S (g kg ) ( 0 - 2 0 c m )
Conclusiones
Agradecimientos
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Resumen
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Introducción
La siembra directa promueve un arreglo estructural diferente al producido por las
labranzas convencionales. En este sentido, los resultados de las diversas variables
físicas y biológicas usualmente analizados en este sistema son una consecuencia de
nuevas interacciones que se reflejan en una nueva organización de los componentes,
en particular a nivel de la microescala. Por otro lado, y de acuerdo a la literatura, estos
resultados a menudo son divergentes entre suelos, entre fechas de muestreo y aún
entre repeticiones. Esto podría estar dado además, por las diferencias entre las
secuencias de cultivos (Castiglioni et al., 2013, Kraemer, 2015), por la marcada
heterogeneidad estructural propia del manejo bajo SD, donde se contraponen fuerzas
mecánicas de densificación de la estructura y/o aumento de su resistencia y fuerzas de
disturbio biológico, las que por su parte generan disminución de la densidad aparente,
aumento de la estabilidad estructural, disgregación de estructuras laminares y cambios
en la porosidad del suelo (Kraemer, 2015, Morrás et al., 2012).
cada muestra. En este sentido, se considera que la técnica RIMAPS –Rotated Image
with Maximum Average Power Spectrum- (Fuentes y Favret, 2002) puede ofrecer
alternativas a estos inconvenientes para la evaluación de la porosidad y la matriz del
suelo. Este tipo de análisis fue desarrollado para evaluar las orientaciones topográficas
preferenciales de distintos materiales. En suelo, este método ha sido utilizado en un
único trabajo donde se evaluó el desempeño de RIMAPS en la descripción de la
micromorfología de dos suelos con diferentes años de agricultura con laboreo
convencional (1 vs 40 años) (Favret et al., 2009). Estos autores encontraron que los
picos máximos del espectro RIMAPS correspondían a las orientaciones de los poros
presentes en los cortesdelgados y las bases de dichas curvas presentaban diferencias
sustantivas entre ambos manejos.
Materiales y Métodos
El suelo evaluado corresponde a un Haplustol, serie General Cabrera (GC) (INTA, 1974-
1997), localizado en Bengolea, provincia de Córdoba (33º 01’31” S; 63º 37’53” O). El
suelo posee una textura franco arenosa. Las características físicas y químicas se
presentan en la Tabla 1. Los tratamientos de manejo evaluados fueron Buenas
Prácticas Agrícolas (BP) y Malas Prácticas Agrícolas correspondientes al proyecto
BIOSPAS (Wall, 2011). BP posee más años bajo siembra directa y un balance de
gramíneas y cultivos de cobertura apenas más favorable que MP (Tabla 1). Por su
3
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En cada una de las situaciones se tomaron muestras (0-6 cm) no disturbadas de la capa
superficial del suelo. Las muestras fueron impregnadas con resina sintética y se
prepararon cortes delgados. Estos cortes fueron analizados por microscopía óptica de
polarización en un rango de 6 a 50 aumentos con un instrumento Leica-Wild MZ8
equipado para microfotografía, efectuándose la descripción micromorfológico según
Stoops (2003) y criterios expuestos por Morrás et al (2012) para evaluar los modelos
microestructurales (laminar, densificado y biodisturbado)en suelos cultivados en SD.
La técnica RIMPAS fue realizada según Fuentes &Favret. (2002) con las mismas
imágenes obtenidas de los cortes delgados siendo el paso de la rotación también de 2º.
Para realizar la comparación de la orientación de poros obtenidas mediante RIMPAS y
el JMicroVision, se normalizaron ambos conjuntos de datos.
Resultados y Discusión
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También para los tres tratamientos, los poros de forma elongada fueron aquellos que
representaron un porcentaje mayor de porosidad mientras que los poros redondeados e
irregulares presentaron valores similares entre sí y entre los tratamientos evaluados
(Tabla 2). Resultados similares pueden encontrarse en Fernández et al. (2012) donde
se compararon sistemas de cria intensiva bovina, agricultura continua y pastura. En este
trabajo la tendencia de la forma de poros también fue muy homogénea entre
tratamientos,donde los poros alargados presentaron un valor promedio del 77 %, los
poros irregulares presentaron valores en torno al 15 % mientras que los poros
redondeados no superaron el 10%. Esta tendencia general fue observada también en
otros trabajos en la Región Pampeana (Castiglioni&Morrás, 2007;Morrás et al., 2008).
RIMAPS, por su parte, presentó valores medios del espectro para los tres
tratamientos(AN: 0.266; BP: 0.186 y MP: 0.209) acordes a los valores de porosidad
evaluados por el software JMicroVision (AN 26,9%; BP: 6,14% y MP: 14,3%). Si bien se
trata de 3 valores, la correlación entre ambos es cercana a 1. En el trabajo de Favret et
al. (2009) también se encontró la misma relación para el nivel base del espectro en dos
lotes con distintos años de agricultura (0.45 y 23,1% para 1 año de agricultura y 0.15 y
6.1% para 40 años de agricultura). Por otro lado, los picos de las curvas han logrado
representar satisfactoriamente las direcciones preferenciales de orientación de los poros
y la matriz del suelo. Para el AN, los espectros RIMAPS mostraron diversos picos
indicando una orientación de poros y de la matriz heterogénea (Figura 2), lo cual sería
adecuado para una estructura fuertemente disturbada como la que presenta la Figura 1.
También se observan picos importantes en ángulos cercanos a 90º, demostrandola
presencia de poros verticales lo cual brindaría buenas características hidrofísicas al
suelo. Además, considerando el trabajo de Fuentes &Favret (2002), la presencia de
curvas acentuadas en ángulos cercanos a 45 y 135º pueden indicar la presencia de
áreas de matriz de suelo –o agregados- de forma redondeada como las que se
observan en la Figura 1.Por el contrario, BP presenta una baja expresión de picos,
sugiriendo una orientación de poros y una matrizmás homogénea con incrementos hacia
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0º y 180º, lo cual reflejarían los poros planares(Figura 1). Por último, MP se configura
como una situación intermedia, con valores de MAPS concentrados cerca del ángulo de
90º, pero también con incrementos hacia los poros de 0º y 180º.
Conclusiones
La técnica RIMAPS mostró resultados promisorios como una nueva herramienta para
realizar análisis de la microestructura del suelo. Dicha metodología, describió
adecuadamente las orientaciones preferenciales de la porosidad y de la matriz del suelo
sin ser influenciada por la frecuencia de poros, ni perdió precisión en los caracteres
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Tabla 1. Variables físicas y químicas de unHaplustoléntico (serie Gral. Cabrera, Prov. Córdoba)
para tres tratamientos de manejo. AN (Ambiente Natural), BP (Buenas prácticas) y MP (Malas
Prácticas). COT: Carbono orgánico total; CE: Conductividad eléctrica; HE: Humedad equivalente.
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Variables micromorfométricas AN BP MP
Morfología de poros
Redondeados 21,00 23,99 6,19
Irregulares 20,17 17,53 14,37
Elongados 58,83 58,47 79,45
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Agradecimientos
Bibliografia
Favret, E; N Fuentes & H Morrás. 2006. RIMAPS and Variogram Characterization of Soil
Microstructure Patterns. Microscopy and Microanalysis.12 (Suppl. 2) 1688-1689.
Stoops, G. 2003.Guidelines for analysis and description of soil and regolith thin sections.
Soil Sci. Soc. Am. J. 184 p.
Wall, LG. 2011. The BIOSPAS Consortium: Soil Biology and Agricultural Production. En:
Handbook of Molecular Microbial Ecology I (F.J. de Bruijn, Ed.) 299–306. Hoboken, NJ,
USA: John Wiley&Sons, Inc.
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1.
EEA San Luis (INTA) Empalme RN 7 y RN 8 (D5730CKA) Villa Mercedes – Argentina.
2.
AER Venado Tuerto (INTA).
* [email protected]
Resumen
Introducción
1
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pasturas crecen año a año con un mínimo disturbio en el suelo a través de la labranza.
Por otro lado se sabe que las pasturas mejoran el contenido de carbono del suelo
(Franzluebberset al., 2000), esto es debido a un mayor aporte de residuos durante esta
fase en la rotación agrícola ganadera (Álvarez & Steinbach, 2006).
El objetivo de este trabajo fue analizar la influencia del sistema integrado en el contenido
de carbono total y particulado comparado con el manejo de agricultura continua y la
aplicación dela metodología de 13C en el análisis de la dinámica del carbono en función
de la rotación de cultivos.
Materiales y Métodos
Tabla 1. Distribución por tamaño de partículas y densidad aparente superficial del suelo en los
sistemas de estudio: AC: Agricultura continuay SI: Sistema integrado. Profundidad: 0-20 cm.
Unidades AC SI
Arena 31 40
Limo % 33 26
Arcilla 36 34
-3
Densidad aparente Mg m 1,3 1,3
2
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( ) [ ] Ec. 1
Donde
Análisis estadístico
Los resultados fueron analizados mediante test de medias con un nivel de significación
de 5%.
Resultados y Discusión.
No existió efecto de las especies de cultivo en COM, COP y COT (P<0,05), por lo tanto
comparamos entre sistemas de manejo. La Figura 1 muestra el contenido de COT y las
fracciones COM y COP. COT fue mayor en SI que en AC en ambas profundidades
(P<0,05). Este resultado está de acuerdo con Loss et al. (2013) quienes encontraron
similares resultados en suelos tropicales en Cerrado, Brasil. Esto significa que SI es
más eficiente en incrementar los niveles de COT y COP comparados con AC, y por
ende en el mejoramiento de la agregación del suelo y el incremento del secuestro de
3
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carbono. La fracción COM no mostró diferencias entre sistemas en ninguna de las dos
profundidades, a diferencia de Eclesia et al.(2012), quienes, en suelos con pasturas,
encontraron diferencias en el contenido de carbono en la fracción mineral pero no en la
particulada, esta diferencia puede ser debida a una mayor protección de la materia
orgánica en la fracción mineral de los suelos de este trabajo y no con el sistema de
manejo como si sucede con COP o las fracciones más lábiles (Quiroga et al., 1996).
Figura 1. Carbono orgánico mineral (COM), particulado (COP) y total (COT) en Sistema
integrado (SI) agricultura continua (AC) en A) 0 – 5 cm y B) 0 – 20 cm de profundidad
4
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del suelo. Las barras indican la desviación estándar (n=8). * indica diferencias
significativas entre tratamientos (P<0,05).
Figura 2. Contenido de δ13Cen Sistema integrado (SI) agricultura continua (AC) en: 0–5
cm y 0–20 cm de profundidad del suelo. Las barras indican la desviación estándar (n=4).
* indica diferencias significativas entre tratamientos (P<0,05).
Conclusiones
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Agradecimientos
Bibliografia
Cambardella, CA & Elliott, ET. 1992. Particulate Soil Organic-Matter Changes across a
Grassland Cultivation Sequence. Soil Sci. Soc. Am. J. 56: 777-783.
Eclesia, RP EG. Jobbagy; RB Jackson; F Biganzoli & G Piñeiro. 2012. Shifts in soil
organic carbon for plantation and pasture establishment in native forests and grasslands
of South America.Global Change Biology:18, 3237–3251.
Nelson DW. & L E. Sommers. 1996. Total carbon, organic carbon and organic matter, p.
961-1010. In DL. Sparks et al. (ed) Methods of soil analysis, Part 3. 3rd ed. SSSA, Book
Ser 5, SSSA, Madison WI.
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1
Becario doctoral CONICET- Instituto de Suelos (INTA); 2 Instituto de Suelos (INTA); 3
Cátedra de Cultivos Industriales (FAUBA); 4 Cátedra de Fertilidad y Fertilizantes
(FAUBA)
* [email protected].
Resumen
Los planteos agrícolas continuos en Siembra Directa (SD) pueden generar cambios en
la calidad estructural de los horizontes superficial y subsuperficial, que afectan el
crecimiento de las raíces y captación de agua por los cultivos. Se llevó a cabo un
ensayo en condiciones controladas para evaluar el efecto de estados físicos
desfavorables sobre la profundización, distribución y biomasa de raíces, patrones de
extracción y uso total de agua, y conversión a biomasa del cultivo de soja. Asimismo, se
analizaron posibles mecanismos compensatorios a nivel del sistema radical. Se
extrajeron monolitos de 20 cm sin disturbar de lotes en SD con historia de monocultura
de soja (SJ), rotación con trigo/soja-maíz-soja (ROT) y rotaciones con pasturas (PA); y
se manejaron hasta R1 con dos niveles de humedad superficial (100% y 50% de
capacidad de campo), y un mismo manejo hídrico en un subsuelo franco-arenoso hasta
2 m. Se encontraron efectos significativos de la historia agrícola (p<0.05) y la humedad
superficial (p<0.01) sobre la biomasa total de raíces y la densidad de longitud radical en
los primeros estratos, pero también en estratos más profundos (posible efecto de
―sombreado‖). Las plantas que crecieron sobre suelos con rotaciones con pastura
generaron entre un 26 y 27% más de biomasa radical que aquellas que crecieron sobre
suelos provenientes de monocultura o de rotaciones puramente agrícolas, y aquellas
que tuvieron mejores condiciones de humedad superficial en las primeras etapas
generaron un 26% más de biomasa radical que las de menor disponibilidad hídrica. Sin
embargo la cantidad y longitud de raíces alcanzada en los distintos tratamientos de
historia agrícola permitió asegurar similares tasas de extracción, y un consumo similar
de agua en los periodos reproductivos y en el total del ciclo. Todos los tratamientos
alcanzaron los 2 m de profundidad, con tasas de profundización similares una vez
atravesado el horizonte superficial. Los efectos se compensaron a partir de diferencias
en la tasa de absorción específica (mm agua.mm raíz-1). Los tratamientos provenientes
de SJ o ROT tuvieron, en el total del ciclo, una absorción específica 43% superior a las
de PA (p<0.05), y los tratamientos con 50% de CC una absorción específica 42%
superior a los de 100% de CC. Se observaron efectos significativos de la humedad
1
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Introducción
Los efectos de la calidad estructural de los suelos en SD sobre el cultivo de soja mismo,
todavía no están del todo esclarecidos. Por un lado, distintos autores sostienen que los
niveles de compactación encontrados en ambientes como los de la región pampeana no
resultan limitantes para el crecimiento de los cultivos predominantes (Díaz Zorita et al.,
2002; Álvarez y Steinbach, 2009). Otros estudios más recientes muestran que los
rendimientos de cultivos como soja y maíz comienzan a verse afectados por la creciente
compactación (Botta et al., 2010 y 2013), y que las diferencias en el estado físico de los
suelos podrían estar explicando gran parte de la variabilidad de rendimientos observada
a campo en el cultivo de soja (Bacigaluppo et al., 2011). Sin embargo, no se han
estudiado en detalle los mecanismos por los cuales diferencias en el estado físico del
suelo en planteos de SD puedan estar afectando los rendimientos de soja.
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de suelos sin compactar (Andersen et al., 2013; Chen et al., 2014). Estas alteraciones
se han asociado también a una menor conductancia estomática y una menor absorción
total de agua (Amato y Ritchie, 2002; Grzesiak, 2009; Imhoff et al., 2010; Nosalewicz y
Lipiec, 2014).
Materiales y Métodos
Experimento
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Determinaciones
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Estadística
Resultados y Discusión
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PA 1,26 a 1,35 a 51 a
SJ 1,32 b 1,37 a 32 b
Profundización de raíces
Se encontraron efectos significativos de la historia agrícola reciente (p <0.05) y de la
humedad superficial (p<0.001), sobre la tasa de crecimiento inicial de raíces, sin
interacción entre ambos factores. Los tratamientos provenientes de pastura (PA)
tardaron en promedio entre 5 y 6 días menos que los tratamientos provenientes de
monocultura de soja (SJ) o de rotaciones agrícolas (ROT) en atravesar los 20 cm
correspondientes al horizonte superficial. Los tratamientos con elevada humedad
(100%CC) tardaron en promedio 6 días menos que los tratamientos más restrictivos
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(50%CC). Sin embargo, en todos los tratamientos las raíces alcanzaron los estratos
inferiores del suelo, independientemente del grado de compactación del primer
horizonte. Aún con valores de resistencia mecánica en capacidad de campo cercanos a
niveles considerados seriamente limitantes para la tasa de elongación radical (15-20
kg/cm2 ~ 1,5-2Mpa; Bengough et al., 2011), las raíces atravesaron exitosamente los
primeros 20 cm de suelo. La elevada presencia de canales y bioporos continuos
característicos de la SD (Shipitalo y Protz, 1989, Calonego y Rosolem, 2010) pudo
haber facilitado este crecimiento y permitir el acceso a los recursos de horizontes
inferiores, como se ha observado en otros estudios (Williams y Weill, 2004).
Todos los tratamientos alcanzaron la profundidad máxima de enraizamiento de 2
metros, determinada por la capacidad de los contenedores (Fig. 2). Estas
profundidades de enraizamiento, y aún profundidades mayores, han sido mencionadas
por diversos autores en estudios de enraizamiento de soja en la región pampeana
(Andriani et al., 1991; Gil, 1994; Dardanelli et al., 1991; Dardanelli y Adriani, 2003;
Dardanelli et al., 2003; Dardanelli et al., 2004). Una vez atravesado el horizonte
superficial, la velocidad de crecimiento de las raíces permitió compensar los contrastes
iniciales, y no se observaron diferencias en el tiempo en el que las raíces alcanzaron las
distintas profundidades (Fig. 2). Los modelos sigmoideos y lineales presentaron ajustes
similares. A su vez, las pendientes de los modelos lineales y los parámetros de los
modelos sigmoideos no presentaron diferencias significativas entre tratamientos (p>0.1),
por lo que podría asumirse una pendiente única, que representa una tasa de velocidad
aparente de profundización promedio de 3,84 cm día-1. Estos valores son coincidentes
con las tasas de profundización observadas en soja en suelos sin limitantes físico-
químicas en profundidad (Dardanelli et al., 1997).
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El estado estructural de los primeros cm del suelo influyó sobre la producción total de
raíces del cultivo de soja (Fig. 3). Se observaron efectos significativos asociados a la
historia agrícola (p<0.05) y al nivel de humedad del horizonte superficial (p<0.01), sin
efectos de interacción entre factores. Las plantas que crecieron sobre suelos con
rotaciones con pastura generaron entre un 26 y 27% más de biomasa radical hasta los 2
metros que aquellas que crecieron sobre suelos provenientes de monocultura o de
rotaciones puramente agrícolas (Fig. 3, izq.). A su vez, aquellas que tuvieron mejores
condiciones de humedad superficial en las primeras etapas, generaron un 26% más de
biomasa radical que las de menor disponibilidad hídrica (50%CC). La longitud de
raíces, expresada a través de la densidad de longitud de raíz (DLR, cm de raíz cm -3
suelo), presentó un comportamiento similar al de la biomasa (Fig.3, derecha). Se
observaron efectos significativos asociados a la historia agrícola (p<0.05) y al nivel de
humedad del horizonte superficial (p<0.001) sobre la DLR total de las plantas, sin
efectos de interacción entre factores.
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PA ROT SJ
B io m a s a t o t a l d e r a íz ( M S , g /p l)
15
DMS
10
0
100% 50%
H um edad
PA ROT SJ
0 .5
DMS
)
-3
0 .4
D L R T o ta l ( c m .c m
0 .3
0 .2
0 .1
0 .0
100% 50%
H um edad
Al analizar la distribución de raíces en el perfil (Fig. 4), fue evidente que las diferencias
se generaron principalmente en los primeros 20 cm de suelo, donde se concentró la
mayor proporción de raíces. La historia agrícola afectó el crecimiento de raíces en este
horizonte, independientemente de los niveles de humedad inicial. Los tratamientos
provenientes de pastura produjeron en promedio 20 y 30% más biomasa de raíces que
los tratamientos con rotación agrícola y monocultura, respectivamente, en este primer
horizonte (p<0.01) (Fig. 4). La humedad inicial también influyó en forma significativa
(p<0.05) en este estrato, observándose en promedio un 16% más de biomasa radical en
los tratamientos de mayor humedad. No se observó interacción entre ambos factores. A
su vez, los tratamientos provenientes de pastura tendieron a una mayor cantidad y
longitud de raíces a profundidades más allá del horizonte superficial. Se observaron
diferencias significativas asociadas a la historia agrícola y la humedad en los estratos
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H U M ED A D 100 % H U M ED A D 50 %
B io m a s a d e r a íc e s ( g /p l) B io m a s a d e r a íc e s ( g /p l)
0 .0 0 .5 1 .0 1 .5 4 5 6 7 8 0 .0 0 .5 1 .0 1 .5 4 5 6 7 8
0 -2 0 * 0 -2 0 *
2 0 -4 0 2 0 -4 0
P r o f u n d id a d (c m )
PA - 100% PA - 50%
4 0 -6 0 R O T - 100% 4 0 -6 0 R O T - 50%
6 0 -8 0 SJ - 100% 6 0 -8 0 SJ - 50%
8 0 -1 0 0 8 0 -1 0 0
1 0 0 -1 2 0 1 0 0 -1 2 0
1 2 0 -1 4 0 1 2 0 -1 4 0
1 4 0 -1 6 0 1 4 0 -1 6 0
1 6 0 -1 8 0 * 1 6 0 -1 8 0 *
1 8 0 -2 0 0 1 8 0 -2 0 0
* *
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Tasa
Tasa dede absorción
absorciónKK Tasa de absorción K
Tasa de absorción K Tasa deabsorción
absorción
Tasa
(mm
(mm
de
agua.
agua. mm suelo-1K
de
-1 agua
día -1
-1 ) (mm agua. mm suelo -1 día -1)
Humedad
(mm =agua.
100% mm suelo -1 día -1) (mm
(mmagua . mm
útilútil
agua mm suelo
suelo
. mm -1día
suelo -1 . )-1
. día ) -1)
día
0.00 0.05 0.10 0.15 0.00
0.00 0.05
0.05 0.10
0.10 0.15
0.15 0.00 0.05 0.10 0.15
20-40
Profundidad (cm)
20-40
20-40
Profundidad (cm)
Profundidad (cm)
20-40
Profundidad (cm)
V-R1 40-60
R3-R5 40-60 R5-R7
40-60 40-60
60-80 60-80
60-80 60-80
80-100 80-100 80-100
80-100
100-120 100-120 100-120
100-120
120-140 120-140 120-140
120-140 140-160
140-160 140-160
140-160 160-180
160-180 160-180
160-180 180-200
Profundidad (cm)
180-200 180-200
180-200 ROT - 100% SJ - 100% PA - 100%
ROT - 100% SJ - 100% PA - 100%PA - 100% ROT - 100% SJ - 100%
ROT - 100% SJ - 100% PA - 100%
Tasa de absorción K
Tasa de absorción K Tasa de absorción K -1 Tasa de absorción K
Humedad = 50% (mm agua. mm suelo -1 -1 día -1 )
(mm agua. mm suelo -1 día -1) (mm agua. mm suelo día ) (mm agua. mm suelo -1 día -1)
0.000.00 0.05
0.05 0.10
0.10 0.15
0.15 0.00 0.05 0.10 0.15
0.00 0.05 0.10 0.15
20-4020-40 20-40
Profundidad (cm)
Profundidad (cm)
Profundidad (cm)
20-40
Profundidad (cm)
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Tabla 2. Consumo de agua durante las distintas etapas del cultivo de soja, según la
historia agrícola (PA=rotación con pastura, ROT = rotación agrícola, y SJ= monocultura
de soja) y el nivel de humedad de las etapas iniciales (100 vs 50%).
Historia NS NS NS NS
Hum x
Hist 0,0924 NS NS NS
Temperatura de hoja
Las determinaciones de temperatura de canopeo mostraron efectos significativos de la
humedad (p<0.01) y de la historia agrícola (p<0.1) durante los primeros 35 días desde
siembra (estadios V3-V4, profundidades de enraizamiento cercanas a los 60cm en
promedio). Los tratamientos con mayor humedad y aquellos provenientes de pastura
presentaron menores síntomas de estrés hídrico, con menores temperaturas de
canopeo. Los tratamientos de PA presentaron entre 0,64 y 1,48 °C menos que los
tratamientos agrícolas, y los tratamientos de 100% de humedad entre 0,73 y 1,49 °C
menos que los tratamientos de 50% de humedad, durante este período. Algunos
autores han informado en trigo y cebada el cierre de estomas y una menor conductancia
estomática en presencia de capas compactadas, aún con adecuadas provisiones de
agua y nutrientes, e incluso sin efectos importantes sobre la biomasa de raíces (Masle y
Passioura, 1987; Beemster y Masle, 1996; Mulhollad et al., 1996; Masle, 1998). Este
cierre de estomas podría estar favoreciendo el aumento de temperatura observado en
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Se encontraron efectos significativos del nivel de humedad de las etapas iniciales sobre
la producción de biomasa total (p<0.01) y biomasa reproductiva (p<0.05) generadas al
final del ciclo. Sin embargo, no se detectaron efectos de la historia agrícola o la
interacción con el nivel de humedad sobre estos atributos. El cultivo fue capaz de
compensar los efectos directos de la historia agrícola -y el nivel de compactación
asociado a ella- sobre el crecimiento de raíces del horizonte superficial, el ―
sombreado‖
de los estratos inferiores, y la menor extracción y aumento de temperatura de canopeo
de los estadios vegetativos. A pesar de esto, con niveles restrictivos de humedad, los
tratamientos provenientes de rotaciones agrícolas o de monocultura de soja presentaron
una variabilidad mucho más marcada que los rotados con pasturas (Fig. 7). Si bien el
test de Levene sobre los residuales absolutos indicó homogeneidad general de
varianzas (p=0.45), y permitió el análisis de los datos a través del ANOVA con un
modelo lineal, el test F de comparación de varianzas arrojó diferencias significativas al
comparar los tratamientos de monocultura y rotación agrícola en condiciones restrictivas
de humedad con otros tratamientos. Estos dos tratamientos presentaron también los
mayores coeficientes de variación.
Figura 7. Izquierda: Biomasa total de parte aérea a R7, según la historia agrícola y la
humedad superficial. Derecha: Biomasa reproductiva a R7, según la historia agrícola y
humedad superficial. Las barras de los gráficos de caja y bigote muestran los percentiles
10 y 90, y el punto el valor de la media. Se muestran los coeficientes de variación (%) de
cada tratamiento.
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Conclusiones
El estado físico del suelo afectó la cantidad y longitud de raíces, no sólo de las capas
compactadas, sino también de los estratos subsuperficiales (posible efecto de
―sombreo‖). Estas diferencias asociadas a la historia agrícola y al nivel de humedad
superficial retrasaron la tasa de profundización de raíces durante los primeros estadios.
Una vez atravesado el estrato superficial, el crecimiento de las raíces compensó estas
diferencias iniciales y alcanzaron profundidades similares en las etapas siguientes.
Bibliografía
Álvarez, C., Alvarez, C. R., Costantini, A., & Basanta, M. (2014). Carbon and nitrogen
sequestration in soils under different management in the semi-arid Pampa
(Argentina). Soil and Tillage Research, 142, 25-31.
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Resumen
Las condiciones físicas del suelo pueden restringir el desarrollo y rendimiento de los
cultivos. El crecimiento de las raíces de las plantas está directamente afectado por el
contenido de agua del suelo, su aireación y su resistencia mecánica (Rs) y dependen de
la textura y el estado de degradación. El objetivo de este trabajo fue evaluar la relación
de la Rs en función del contenido hídrico del suelo en horizontes genéticos de suelos de
la Pampa Ondulada abarcando un gradiente textural y dos niveles de degradación
superficial. Se seleccionaron un Hapludol típico, un Argiudol típico y un Argiudol vértico.
En sus horizontes se midió textura, carbono orgánico y, con muestras no disturbadas, se
obtuvo la Rs, el contenido hídrico gravimétrico (θg) y volumétrico (θv) y la densidad del
suelo (Ds).Para obtener diferentes valores de θg, se sometieron las muestras a
diferentes potenciales mátricos y en cada uno se determinó Rs. En el A. típico A>deg
(más degradada) alcanza mayor Rs que A<deg a bajo θg. Este comportamiento es
esperable en situaciones donde la estructura se encuentra degradada. El Hapludol y el
A. vértico, tuvieron comportamiento diferente al A. típico a nivel superficial. El A<deg del
Hapludol, mostró mayor Rs en todo el rango de θg, mientras que el A. vértico, A<deg
presentó Rs más alta que A>deg en el rango medio de θg y, en el rango de bajo θg,
sucedió lo contrario. En este suelo, a un mismo potencial mátrico, el A<deg alcanzó
hasta 0,1 g g-1 más que el A>deg, lo que representa hasta el doble de agua retenida en
el rango de bajo θg. El contenido de arcilla es un factor importante que modula la
relación entre la Rs y θg. A mayor contenido de arcilla, mayor Rs. El estado de
degradación no siempre supone un aumento de Rs sino que incide la textura y el
carbono orgánico.
Introducción
Las condiciones físicas del suelo pueden imponer estreses que juegan un rol
fundamental en el desarrollo y rendimiento de los cultivos (da Silva y Kay, 2004). El
crecimiento de las plantas está directamente afectado por el contenido de agua del
suelo, su aireación y su resistencia mecánica (Tormena et. al, 1999). Estos factores
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Varios autores han determinado que la resistencia a la penetración del suelo (Rs) es un
parámetro aún más sensible que la densidad aparente del suelo (Ds) para detectar los
efectos de las prácticas de manejo sobre el suelo (Bauder & Black, 1981; Hammel,
1989). Por ejemplo, un aumento del 20% de la Ds, puede llegar a suponer un
incremento de la Rs de hasta un 400% (Vorhees et al. 1978). El incremento en la
resistencia mecánica del suelo bajo sistemas conservacionistas puede reducir el
crecimiento de las raíces (Álvarez et al., 2009) con efectos negativos sobre el
abastecimiento de agua y nutrientes por parte de los cultivos (Kirkegaard et al, 1994).
Stirzaker et al. (1986) indicaron que en suelos finos, inclusive con adecuada fertilidad
química, la absorción de agua y nutrientes puede verse limitada debido a la dificultad de
las raíces para explorar la matriz del suelo.
Si bien existen trabajos que relacionan Rs con θ en suelos pampeanos, la mayoría mide
la Rs a campo, en horizontes superficiales y con un solo nivel de humedad, para luego
ajustarla con un modelo (Álvarez, 2012).La medición a diferentes potenciales mátricos y
densidades de suelo en muestras no disturbadas genera una mayor precisión y por lo
tanto disminuye la incertidumbre sobre los datos. Pocos trabajos contemplan un amplio
rango textural. Finalmente, hay pocas comparaciones sobre lo que sucede cuando se
degrada el suelo sobre la Rs ya que casi todos los trabajos estiman indirectamente la
Rsa través de la Ds, infiltración, estabilidad estructural, etc. (Ferreras et al., 2007).
Materiales y Métodos
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Para realizarla curva de resistencia mecánica a la penetración del suelo (Rs) en función
del contenido hídrico volumétrico (θv) y la Ds media de cada horizonte se utilizó un
modelo no lineal sugerido por Busscher (1990) y utilizado por da Silva el al. (1994) y
Betz et al. (1998) (eq. 1)
Rs = aθvbDsc (1)
Se observó que el modelo propuesto por Busscher (1990) mostró altos valores de ajuste
y significancia (R2 = 0.809; p<0,001) para los suelos evaluados de la Pampa Ondulada
Alta (Mengoniet al., 2016).
Resultados y Discusión
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6 6 6
Hapludol típico A<deg
0.50 Argiudol típico 0.50 Argiudol vértico
5 5 A<deg 5 A<deg
A>deg 0.40 A>deg 0.40
4 4 4 A>deg
3 0.30 3 0.30
3
2 0.20 2 2
0.20
1 0.10 1 1
0.10
Rs (Mpa)
0 0 0
0.00 0.00
6 0.0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.56 0.0 0.1 0.2 0.3 0.4 6 0.0
0.5 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5
Hapludol típico 1.0 Argiudol1.2
típico 1.4 AB 1.6 1.0 Argiudol vértico
1.2 1.4 Ap2 1.6
Bw
5 5 Bt1 5
BC Bt1
4 4 Bt2 4 Bt2
C
BC BC
3 3 3
C
2 2 2
1 1 1
0 0 0
0.0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5
θg ( g g-1)
Figura 1. Curvas de resistencia a la penetración (RS) en función de la humedad
volumétrica (θg) de un Hapludol típico, un Argiudol típico y un Argiudol vértico de la
Pampa Ondulada Alta. Los gráficos superiores corresponden al Horizonte A con dos
situaciones de degradación: A<degy A>deg, mayor y menor degradación,
respectivamente. Los gráficos inferiores corresponden a los horizontes subsuperficiales
de cada suelo.
4
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relacionados con las características del sitio. Glinsky & Lipiec (1990) encontraron que la
Rs medida con penetrómetro aumenta conforme lo hace el contenido de arcilla. Por lo
tanto, la diferencia entre tratamientos no necesariamente responde a una situación
menos degradada en sí misma, sino que puede estar degradada respecto a la textura y
presentar, entonces, altos valores de Rs.
5
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XXV CONGRESO ARGENTINO DE LA CIENCIA DEL SUELO
“Ordenamiento Territorial: un desafío para la Ciencia del Suelo”
Río Cuarto, 27 de Junio - 01 de Julio de 2016
1
Facultad de Agronomía y Veterinaria – Universidad Nacional de Río Cuarto. Ruta Nac.
36, km 601. Río Cuarto, Córdoba, Argentina.
* [email protected]
Palabras clave: Diviner 2000, medición contenido hídrico, textura y estructura del suelo
Resumen
Conocer el agua almacenada en el suelo es una información para tareas de
investigación como de gestión de la producción agrícola. Disponer de instrumentos de
medición rápidos, confiables y precisos contribuye a este objetivo. Uno de estos
instrumentos es la sonda Diviner.2000 (FDR). Mide el contenido de agua del suelo de
manera instantánea y en profundidad. Sin embargo, es altamente dependiente de la
estructura y propiedades del suelo, por lo que requiere calibración in situ. El objetivo de
este trabajo fue calibrar y validar las medidas del contenido hídrico de una sonda
Diviner.2000 para Haplustoles típicos del Departamento Río Cuarto. Se describió el
perfil del suelo, se midió la DAp y las constantes hídricas. Seis tubos de acceso fueron
instalados en el suelo con tres niveles de humedad (saturado, húmedo y seco). Se
efectuaron lecturas cada 10cm hasta el metro de profundidad. Se extrajeron muestras a
esas profundidades y se midió la humedad gravimétrica. Con los datos medidos se
parametrizó la ecuación de calibración (ϴ=ASFB) que relaciona el contenido volumétrico
de agua en el suelo (ϴ) y la frecuencia a escala medida por la sonda (SF). Se
obtuvieron ecuaciones de calibración para todo el perfil y ecuaciones individuales por
cada profundidad. En ambos casos el ajuste logrado fue superior a R2=0,8. Las
calibraciones individuales de profundidad no presentaron diferencia estadística
significativa frente a una única calibración para el perfil entero (ϴ=0,3374SF0,2917), según
el test de comparación de pendientes. La validación del procedimiento de medida
permitió que el máximo error de lectura del contenido hídrico real del suelo con el
medido por la sonda no superara el 15% de error, lo que permitió disminuir a más de la
mitad el error de toma de datos respecto a la calibración por defecto del equipo.
Introducción
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dinámica del agua en la naturaleza donde el suelo juega un factor clave como
“acumulador ecosistémico”. El suelo es un “receptor, captador y entregador” de agua a
los cultivos (De Santa Olalla Mañas et al., 2005). Por tanto, conocer los cambios de
humedad en el perfil del suelo resulta un dato fundamental a la hora de determinar el
consumo y la disponibilidad de agua para los cultivos entre otros aspectos, tanto para
tareas de investigación como de gestión eficiente de la producción agrícola.
Materiales y Métodos
Área de estudio
La instalación de los tubos de acceso fue realizada bajo dos suelos representativos del
departamento Río Cuarto, ambos Haplustoles típicos. Los sitios experimentales fueron
el Campo de Docencia y Experimentación (CamDocEx) de la Universidad Nacional de
Río Cuarto (33°06'26,97"S; 64°18'01,21"O; 233 msnm) y el otro en un campo de
producción ubicado al sur de la localidad de Adelia María (33°49'12,81"S;
64°02'27,11"O; 233 msnm). Según el Atlas de Suelos de la provincia de Córdoba los
suelos Haplustoles ocupan el 50,65 % de la superficie del Departamento Río Cuarto por
lo que son uno de los grandes grupos representativos del mismo (Jarsum et al., 2003).
Además, se realizó la descripción morfológica del perfil según guía de reconocimientos
de suelos, propuesta por Etchevehere (1976) y se determinaron las contantes hídricas
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Instalación y Calibración
Seis tubos de acceso de PVC (DE = 56,5 mm y DI = 51 mm) fueron instalados según las
recomendaciones del fabricante en diferentes condiciones hídricas: dos tubos bajo la
condición de suelo seco, dos en estado de saturación y dos a capacidad de campo
(Sentek, 2003).Para llegar a dichas condiciones de humedad se agregaron diferentes
cantidades de agua al suelo utilizando anillos de infiltración tal como lo indican Andrade
Junior et al. (2007). Cada 10 cm y hasta 1 m de profundidad se tomaron lecturas con la
sonda del cómputo bruto y se tomaron tres muestras para determinación de humedad
volumétrica (y densidad aparente, DAP). Con el dato del cómputo bruto fue posible
determinar la escala de frecuencia (SF) utilizando la siguiente ecuación:
ϴ = (a SF b)
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Resultados y Discusión
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La densidad aparente (DAP) obtenida fue de 1,257 g cm-3 y varió en un rango de 0,81 g
cm-3 (en las capas superficiales) a 1,40 g cm-3 (el mayor profundidad). La materia
orgánica varió desde 0,29% en horizontes más profundos (BC y C) hasta 6,8% en el
horizonte A1.
A continuación (Tabla1) se muestran los valores de contenido hídrico a capacidad de
campo (que corresponden a una succión a 0,3 bar) y de punto de marchitez permanente
(succión de 15 bar).
Calibración de la sonda
Para la calibración de la sonda se utilizaron un total de 309 muestras inalteradas
válidas. En la tabla 2 se muestran los parámetros de la ecuación de calibración de la
relación existente entre la frecuencia normalizada (SF) y la humedad volumétrica
medida.
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Validación
En la figura 2 se comparan los valores de humedad a diferentes profundidades del perfil
en distintos tratamientos, con riego superficial y en secano. En ambas condiciones
hídricas, al contrastar las tres calibraciones posibles de utilizar con la humedad medida
por gravimetría, se puede observar que en la calibración por defecto provista por el
fabricante (valores promedios obtenidos de varios tipos de suelo) se obtienen las
mayores diferencias, dándose una marcada sobreestimación de los datos medidos.
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Secano Riego
0 0
-60 -60
-80 -80
-100 -100
10 20 30 40 10 20 30 40
Contenido hídrico (mm) Contenido hídrico (mm)
Figura 2. Contenido hídrico del suelo (cada 10 cm de espesor) en un perfil transversal
hasta la profundidad de 100 cm medido con gravimetría y con la sonda Diviner 2000 con
diferentes calibraciones, para condición de riego y secano.
A su vez, las diferencias en las capas superficiales del suelo han sido también
descriptas por otros autores (Andrade Junior et al., 2007; Curto et al., 2014), quienes
señalan la alta variabilidad en la DAP en horizontes superficiales como una de las
principales fuentes de error. Sin embargo se requiere de un mayor número de
muestreos para mejorar los niveles de ajuste de la validación de las ecuaciones
encontradas.
Conclusiones
Se logró calibrar una sonda FDR (Diviner 2000) en suelos Hapustoles típicos
representativo del departamento Río Cuarto obteniéndose ecuaciones para cada
profundidad analizada. El test de La comparación de pendientes indicó que no existen
diferencias significativas entre los parámetros obtenidos en la ecuación de calibración
única del perfil en relación a los obtenidos a cada profundidad, por lo que es posible
utilizar una única calibración para todo el perfil del suelo.
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Agradecimientos
Los costos de adquisición del equipo y los gastos de este trabajo fueron provistos por el
PID-013-2009 “Bases ambientales para el ordenamiento territorial del espacio rural de la
provincia de Córdoba”. Ministerio de Ciencia y Tecnología (MinCyT) del Gobierno de
Córdoba y del Fondo para la Investigación Científica y Tecnológica (FONCyT) de la
Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica de la República Argentina.
Bibliografía
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CONICET. 2INTA EEA Bariloche-Modesta Victoria 4450. CP: 8400. Bariloche Río Negro
*[email protected].
Resumen
Introducción
Hace décadas se reconoce que los mallines de la Patagonia tienen elevados contenidos
de materia orgánica del suelo (MOS), pero recientemente se ha determinado que los
suelos de los mallines húmedos y mésicos del norte de la Patagonia son importantes
reservorios de C, no solo en relación con la estepa que los rodea sino que ésta puede
compararse con la de otros tipos de humedales del mundo (Enriquez et al., 2015). La
reserva de C de los mallines se almacena en perfiles de suelo de al menos un metro de
profundidad, con horizontes poco diferenciados, de color oscuro y con poca
pedregosidad, que se inundan estacionalmente debido al ascenso del nivel freático por
ingreso de agua de lluvias y de escurrimiento superficial y subsuperficial. El gran
desarrollo en profundidad de estos suelos se acompaña de elevados niveles de carbono
orgánico del suelo-COS (170 g Kg-1 hasta 10 g Kg-1 a 1 m) y de una reserva de carbono
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Materiales y Métodos
Se seleccionaron tres sitios de estudio a lo largo de un gradiente Oeste-Este de
precipitación de Patagonia Norte. Cada sitio se ubica en una región ecológica distinta, a
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Muestreos
En cada sitio de estudio (Bar, Pil y Jac) y tipo de mallín (MH y MM) se realizó lo
siguiente:
Intercambio neto del ecosistema (INE)
El INE se midió con un IRGA (Infra Red Gas Analizer-Modelo: PP-systems EGM-4),
adaptado por Vourlitiset al. (1993), con una cámara translúcida de acrílico. En cada sitio
de muestreo se seleccionaron áreas que se fijaron para realizar las cuatro mediciones
consecutivas y programadas en los períodos noviembre-diciembre de 2011 y enero-
febrero, marzo y abril de 2012 (Figura 1). En cada momento de medición, en el MH se
realizaron 8 mediciones dada la homogeneidad de la vegetación. El MM se compone de
una vegetación heterogénea compuesta de un mosaico de parches de Festuca (pF)
einterparches de Festuca (ipF) por lo que en MM se realizaron 5 mediciones para cada
situación (pF e ipF). La humedad edáfica (%HS) y la radiación fotosintéticamente activa
(PAR) se monitorearon en simultáneo con las mediciones del IRGA con un medidor
automático de medición de humedad edáfica (marca Hydrosense) y con un sensor de
PAR (marca Cava devices), respectivamente.
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Ecuación 2.MOR-LCt
Flujos de C
Los flujos de C medidos con el IRGA (INE y TRE, en g CO2 m-2 h-1) fueron
transformados en flujos diarios multiplicando los mismos por tres (g CO2 m-2 día-1), ya
que las mediciones se realizaron durante los momentos de máxima actividad
fotosintética del día (>1000 PAR), período que dura aproximadamente 3 horas por día.
Los datos se analizaron con el programa Prism4 (Graph Pad, San Diego, CA, USA).
Utilizando el criterio de AIC (menor es mejor) y sumado la interpretación de gráficos de
residuales (verificando supuestos de homogeneidad de varianza y normalidad), se eligió
el modelo de mejor ajuste para los datos obtenidos para los tres flujos (INE, TRE y TF),
generado como promedio de las repeticiones realizadas para cada variable en el tiempo
(4 muestreos) y cada tipo de mallín (MH= 8; MM= 5+5, para parche e interparche de
Festuca sp.). El flujo de CO2 a lo largo de la temporada de crecimiento vegetal (4
meses) fue transformado en flujo de C considerando el peso molecular del CO 2 (C =
48/12= 25 %). Considerando para este caso que el INE calculado en la temporada se
corresponde a un año, se determinó el área debajo de la curva promedio de INE
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(integral del polinomio de grado 3 para cada caso) con el uso del programa Prism4, que
se corresponde a la ganancia neta de C en un año (kg C m-2 año-1). Los cálculos de
flujos de CO2 contemplaron la cobertura de Festuca pallescens de los MM de referencia
(Tabla 1), ponderando por % de cobertura (pF e ipF) en el cálculo de ganancia de C por
unidad de superficie considerada de mallín (ej. 1 m2).
La comparación entre situaciones (e.g. MH vs MM;Bar vs.Pil vs.Jac) se realizó con el
mismo programa, contrastando los parámetros del modelo no lineal elegido y sus
interacciones. Las comparaciones gráficas se utilizaron para proveer de una rápida
visualización de la bondad de ajuste, pero el R2 ajustado (que contempla el número de
parámetros-p del modelo y el número de datos-n) se utilizó como índice estadístico para
confirmar la bondad de ajuste o la significancia del conjunto de datos al modelo
seleccionado (Archontoulis y Miguez, 2013). Los parámetros ajustaron al modelo
común, con p< 0,05.
Los patrones de variación estacional de la concentración de INE, TRE y TF, se
analizaron con un ANOVA para cada sitio de estudio, poniendo previamente a prueba
los supuestos de normalidad y homogeneidad de variancia y considerando la fecha de
muestreo con 4 niveles (noviembre, enero, marzo y abril). La correlación entre fechas de
muestreo fue contemplada modelando la covariancia con un modelo autorregresivo de
primer orden, de acuerdo al criterio Akaike (< AIC). Las diferencias fueron consideradas
significativas cuando p< 0,05. Se utilizó el procedimiento pmixed del paquete estadístico
SAS v.9.1 (SAS 2002-2003, SAS Institute Inc., Cary NC, USA).
Tabla 1.Porcentaje de coberturaaérea de las matas de Festuca sp para los sitios donde
está presente este tipo de mallín con pastoreo histórico leve o de referencia (Diehl, 2012
comunicación personal).
Sitio estudio Tipo de mallín Medición Cobertura (%)
Bar MM Parche Festuca 44
Pil MM Parche Festuca 48
Jac MM Ausente ----
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Resultados
Flujos de C: Intercambio neto del ecosistema (INE), tasas de respiración del
ecosistema (TRE) y de fotosíntesis (TF).
La variabilidad en las mediciones del INE y TRE fue en casi todos los casos elevada.
Las curvas promedio de INE obtenidas de la modelización de las mediciones de los
flujos netos de CO2 durante la estación de crecimiento vegetal (noviembre 2011 a abril
2012) fueron siempre positivas (Figura 2). Las únicas curvas de INE que mostraron
picos máximos significativos durante la estación de crecimiento vegetal fueron las de
Bar MH y Pil MH. El resto de los sitios mantuvo curvas de INE sin diferenciación
significativa en el tiempo (Figura 2). En todos los casos se observó que la actividad
fotosintética se inició antes de la primera medición y culminó poco después que la
medición final. Las curvas de TF de los MH de los tres sitios de estudio mostraron una
reducción significativa hacia fines del período de crecimiento vegetal contemplado
(Figura 2). Los MM (pF e ipF) mostraron comportamientos constantes, sin diferencias
entre mediciones a lo largo de la temporada, excepto MM-ipF de Bar que mostró una
reducción significativa para enero 2012 (Figura 2). El comportamiento de las curvas de
TRE fue el inverso al hallado para las TF, para cada sitio de muestreo. Así, las curvas
de TF y TRE tienden a cruzarse al disminuir una y al aumentar la otra respectivamente
hacia el otoño y en el mes de abril (Figura 2).
a
Bar 800 Pil Jac
800 800
a a
600 a 600 ab 600
a ab b
MH (mg CO2 cm-2 h-1)
1000 1000 a
800 800 a
a a
MM-pF (mg CO2 cm-2 h-1)
600 600
a a a a
400 400 a
a
Flujos de CO2
ab a
200 a 200 a
a ac INE
0 0 a
-200 a40848 40909 40969 41000
ab -200 a
40848 40909
a
40969 41000
b a
-400 b -400 TF
-600 -600
-800 TRE
-800
MM ipF (mg CO2 cm-2 h-1)
700 700 a
a
500 a ab 500 a
Flujos de CO2
b a a
300 300
a a ab ab
100 a 100 a a
a
-100 nov-11 dic-11 ene-12 feb-12 mar-12 abr-12 -100 nov-11 dic-11 ene-12 feb-12 mar-12 abr-12
c a a
b a a
-300 a ac -300
-500 -500
Temporada de crecimiento vegetal Temporada de crecimiento vegetal
Figura 2. Flujos de CO2: intercambio neto del ecosistema (INE= TF-TRE) y tasa de respiración
-2 -1
del ecosistema (TRE), medidos en mg CO2cm h . Los flujos fueron medidos durante la estación
de crecimiento vegetal (noviembre 2011 a abril 2012) en los tres sitios de estudio de referencia
(Bar, Pil y Jac) y para los mallines húmedo (MH) y mésico (MM), diferenciando parche de
Festuca (MM-pF) de inter parche de Festuca (MM-ipF). Letras distintas indican diferencias
significativas entre fechas de muestreo, a lo largo de la temporada de crecimiento vegetal para
cada flujo.
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Considerando los parches e interparches de Festuca por separado (Tabla 1), los INE de
MH fueron siempre mayores (MH>MM-pF y MH>MM-ipF, con pF>ipF). Considerando la
suma de los parches e interparches ponderados de Festuca de MM, los tipos de mallín
no mostraron diferencias en la ganancia neta de C (MH≈MM) (Figura 3). Los valores
totales de INE de los sitios del centro-oeste fueron similares (Bar≈Pil) y a su vez
mostraron mayores valores que el sitio Jac, ubicado en la región más seca del gradiente
evaluado (Figura 3).
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MH MM-pF MM-ipF
1.6
1.43
1.36
1.4
1.2
INE (kg C m-2 año-1)
1.05
1.0
0.8 0.73
0.60
0.6 0.52
0.4
0.23
0.2
0.0
Bar Pil Jac
Figura 3.Valores de intercambio neto del ecosistema (INE = fotosíntesis – respiración
del ecosistema), obtenidos a partir de la integración la curva promedio de todas las
mediciones realizadas durante la estación de crecimiento vegetal (noviembre 2011- abril
2012) para los tres sitios de estudio de referencia y para los mallines húmedo (MH) y
mésico (MM), diferenciando y ponderando según la superficie ocupada por parche de
Festuca (pF) e inter parches de Festuca (ipF).
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Oeste (Bar) para los MH (k-Jac≤ k-Pil<k-Bar) (con R2 aj promedio~ 0,70 para las tres
relaciones) y lo contrario se observó para los MM, siendo k-Pil>k-Bar, con R2 aj ~ 0,90.
Pil-MM Bar-MM Jac-MH Pil-MH Bar-MH
Bb Mallín Húmedo
A) 120 B) 1.8
Mallín Mésico
1.6
100
Materia orgánica remanente
1.4
a
libre de ceniza (%)
k (año-1)
80 1.2 a
1
60
0.8
Ab
40 0.6 b
0.4
20
0.2
0 t (años) 0
0.0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9 1.0 1.1 Bariloche Pilcaniyeu Jacobacci
Discusión
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Los valores de biomasa remanente hallados para los MH (promedio 66%, con un valor
asociado MOR-LC de 57%) fueron muy similares a los encontrados en distintos estudios
con variadas especies pertenecientes a humedales naturales ubicados en zonas con
altitudes más elevadas, que mostraron un promedio de 53 % (Ohlson, 1987;
Szumigalski y Bayley, 1996; Aerts y Caluwe, 1997; Puriveth, 1980), mientras que los
valores hallados para los MM (promedio 40%, con un valor asociado de MOR-LC de
31%) se asemejaron más a los hallados para praderas húmedas (Davis y Van der Valk,
1978; Thormann y Bayley, 1997; Puriveth, 1980; Oliver et al., 2002). Los procesos de
descomposición son parte importante del ciclo del C en los ecosistemas y cualquier
cambio, ya sean aumentos o retrasos en las tasas, implican efectos que pueden ser
considerados ecológicamente significantes. Cuando se comparan ambientes o
diferentes tipos de manejo se considera que variaciones entre 10 % y 25 % o más en la
pérdida de MO al final del ensayo pueden significar cambios importantes en la dinámica
de los ecosistemas (Römbke et al., 2003).Los valores de ganancia neta anual de C y las
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Conclusión
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Agradecimientos
Este trabajo fue parcialmente financiado por el Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CoNICET), el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de
la Provincia del Chubut y el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), a
través del proyecto PATNOR-810342. La Universidad Tecnológica de Michigan prestó
equipamiento para llevar adelante este trabajo. También agradecemos a las Estancias
San Ramón, El Cóndor y La Juanita por el permiso para trabajar en sus campos.
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Resumen
Las curvas de contracción (CurCon) de un suelo son los cambios de volumen del mismo
en la medida que se seca. En un suelo prístino, la forma de las CurCon, los puntos de
transición (máxima expansión, macroporosidad límite, entrada de aire, límite de
contracción) y las pendientes (lineales: estructural, básica, residual) que las curvas
presentan, dependen de las características intrínsecas del suelo (e.g. cantidad y tipo de
arcillas, materia orgánica, etc). El objetivo del trabajo fue conocer las CurCon de tres
suelos cuasi-prístinos representativos de la región pampeana. Los suelos muestreados
fueron: Argiudol vértico (Serie Portela), Argiudol típico (Serie Rojas) y Hapludol típico
(Serie Junín), de situaciones cuasi-prístinas o con alto contenido de materia orgánica.
Se obtuvieron las CurCon del horizonte A de todos los suelos, y del horizonte Bt para los
Argiudoles y Bw para el Hapludol. Para la obtención de las CurCon se tomaron
muestras no disturbadas, en el laboratorio se saturaron y se registraron los cambios de
volumen con sensores y los cambios en el peso de la muestra. Se acompañó la
información con variables para la caracterización del suelo. Los parámetros de las
curvas fueron analizados mediante análisis de varianza, y en conjunto con las variables
del suelo se realizó un análisis de componentes principales. Los suelos Hapludol y
Argiudol típico son más rígidos (menor pendiente lineal básica) que el Argiudol vértico
en concordancia con la textura. El Argiudol vértico presentó mayor contracción (alta
capacidad de expansión) presentando, a su vez, un mayor desarrollo de la fase
estructural el cual se atribuyó a la apertura de grietas en la medida que el suelo se seca.
El análisis de componentes principales permitió resumir los resultados en los que las
arcillas estaban relacionadas a las pendientes lineales agrupando los horizontes Bt. El
limo se asoció a los puntos de transición de las CurCon, agrupándose los horizontes A
de los Argiudoles. El Hapludol mostró un desarrollo isotrópico de los horizontes
agrupándose en consonancia con la arena y la densidad aparente.
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Introducción
Contracción Contracción
residual Contracción básica estructural
CL EA ML ME ks
Vol. del aire
kb :1
ó n1
Ve (cm3 g-1)
uraci
sat
kr de
ea
Lín
Vol. del agua
Línea de sólidos
Vol. del sólido
CH (g g-1)
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Generalmente, los suelos arcillosos, principalmente los Vertisoles, con altos contenidos
de minerales expansibles son muy resilientes y poseen una agregación intrínseca muy
intensa. En contraposición, en los suelos arenosos, la distribución de poros está
asociada al tamaño y empaquetamientos de los granos de arena, y su estructura no es
afectada por los ciclos de humedecimiento y secado ya que su capacidad de expansión
y contracción es muy baja. Los suelos denominados "rígidos" y los suelos con arcillas
expansibles difieren mucho en cuanto la organización y composición del espacio poroso
y su comportamiento hídrico (Nettleton et al., 1983; Kutilek, 1996). Las arcillas que más
cambian de volumen son las más activas en los fenómenos de humectación-
desecación. Las consecuencias macroscópicas en cambio de volumen serán
importantes en suelos con mineralogía esmectítica, cuyas propiedades de
hinchamiento-contracción se relacionan con la geometría variable de esta arcilla. Para
otras arcillas, como la illita y la caolinita, la retención de agua depende sobre todo del
tamaño y forma de las partículas (Tessier, 1984).
Aunque los cambios de volumen del suelo también se pueden originar por factores de
manejo, en primera instancia resulta de interés conocer la CurCon del suelo en su
estado cuasi-prístino como referencia del comportamiento original del suelo y las
modificaciones consecuencia del manejo. La contracción de un suelo ha sido
investigada principalmente en suelos arcillosos donde se expresa con una gran
magnitud (Boivin et al., 2004). En suelos de texturas finas, los cambios de volumen son
importantes debido a su expansión-contracción (Jayawardane y Greacen, 1987; Oades,
1993; Logsdon y Karlen, 2004). Sin embargo, los cambios de volumen también ocurren,
aunque con una magnitud menor, en suelos con bajos contenidos de arcilla (i.e. > 8 %
del peso) (Dexter, 1988). Este es el caso de muchos suelos franco y franco limosos, que
se hallan en muchas de las planicies fértiles alrededor del mundo. Si bien la Región
Pampeana es considerada como una matriz cuasi-rígida con arcillas
predominantemente illiticas, sus suelos presentan una gran heterogeneidad, siendo muy
variable la composición de arcillas (Kraemer, 2015). En la Región Pampeana se han
hallado cambios de volumen significativos con diferentes contenidos hídricos (CH)
(Taboada et al., 2004; 2008; Fernández et al., 2010).
Los suelos de la Región Pampeana poseen un alto contenido de limo. Los limos tienen
una capacidad de expansión nula, lo cual disminuye los cambios de volumen y la
resiliencia de los suelos limosos (Stengel et al., 1984). El limo se encuentra en gran
proporción en los suelos de la región chaco-pampeana y, aunque la arcilla es la más
importante y estudiada en relación al comportamiento físico de los suelos, el limo
también influye en los mismos Por ejemplo, los suelos cultivados de la región pampeana
han sufrido un proceso de deterioro físico, debido entre otras causas, a la presencia de
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una alta cantidad de limos en su matriz (Percorari et al., 1990). La abundancia de esta
fracción de por sí genera sensibilidad de estos suelos a la degradación física que se
manifiesta por la formación de estructuras masivas, encostramiento superficial y
disminución de la porosidad estructural (Wischmeier et al., 1971). Sin embargo, más allá
de los efectos físicos derivados de la cantidad de esta fracción, algunos estudios han
puesto en evidencia la influencia de la composición de los limos en diversos aspectos.
Así por ejemplo, inicialmente Pecorari et al. (1990) y posteriormente Cosentino y
Pecorari (2002) establecieron que la conocida abundancia de fitolitos y vidrios
volcánicos en la fracción limo de los suelos pampeanos tendrían consecuencias
negativas desde el punto de vista físico. La existencia de estos limos de baja densidad
disminuye la densidad de partícula y les confiere la debilidad estructural del ensamblaje
del esqueleto con la arcilla en un amplio rango de contenidos hídricos, generando un
efecto negativo sobre su resistencia mecánica a la ruptura influenciando también la
estabilidad estructural de estos suelos y en la resiliencia de los suelos a través de
mecanismos de contracción-expansión.
Por todo ello, el objetivo del trabajo fue conocer la potencialidad de los suelos en
relación a sus cambios de volumen mediante sus CurCon en condiciones cuasi-prístinas
en tres suelos diferentes y representativos de la Pampa Ondulada.
Materiales y métodos
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Tabla 1. Contenido de arcillas, limo y arena; Cox: porcentaje de carbono oxidable; y Ds:
densidad del suelo para los tres suelos y los dos horizontes en cada uno de ellos.
Donde V0, Vf, son el volumenes de las muestras al comienzo y al final del experimento; y
L0, Lf alturas de las muestras al comienzo y al final del experimento, respectivamente.
Las curvas de contracción obtenidas fueron ajustadas mediante las ecuaciones del
modelo XP desarrolladas por Braudeau et al. (1999) (Tabla 2).
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Tabla 2. Ecuaciones del modelo XP, Braudeau et al., (1999) (de Boivin et al., 2006).
kb (Fase de contracción kb=[VEA-VML]/[W AE-W ML]
básica)
kb=[-ks+(exp(1)-1 x (VML-VMS)/(W ML-W MS)]/exp(1)-2
Donde VME : Volumen específico en el punto ME; VCL: Volumen específico en el punto
CL
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Análisis estadísticos
Los parámetros de las curvas de los suelos fueron comparados mediante un análisis de
varianza (p<0,05) y las diferencias significativas mediante el test de Tukey. Además se
realizó un análisis multivariado (componentes principales) para describir la variabilidad
del sistema y detectar agrupamientos entre los casos analizados y asociaciones entre
las variables edáficas intrínsecas del suelo y los parámetros de la CurCon. Los análisis
estadísticos fueron realizados mediante el programa Infostat/P v1.1, 2002.
Resultados y discusión
En la Figura 2 se presentan las CurCon de los suelos Argiudol vértico (Serie Portela),
Argiudol típico (Serie Rojas) y Hapludol típico (Serie Junín), para los horizonte A (Fig.
2a) y para los horizonte B (Fig. 2b). En la Figura 2a se puede observar el ordenamiento
de los suelos de acuerdo a su textura, ubicándose los suelos Argiudoles típico (66,7 %
limo+arcilla) y vértico (88,3 % limo+arcilla), de textura más fina por encima del Hapludol
típico (36,2 % limo+arcilla) (Tabla 1). A su vez, esto se encuentra relacionado con los
valores de Ds, debido a que el volumen específico es la inversa de esta variable. Así los
suelos Argiudoles típico y vértico presentaron 1,22 y 1,17 g cm-3, respectivamente;
mientras que el suelo Hapludol presentó una Ds de 1,41 g cm-3 (Tabla 1). La capacidad
de expansión del suelo (CEx) coincide con la composición textural del suelo, siendo
1,26; 4,78; 9,11 % para el Hapludol, Argiudol típico y vértico, respectivamente. Boivin et
al. (2004) observaron que suelos con diferentes cantidades y tipos de arcillas
presentaron diferentes propiedades de contracción (puntos de transición y pendientes).
Estos autores concluyeron que cambios en la relación caolinita/esmectita están
asociados a la CEx, en acuerdo con estudios previos de pasta de arcilla (e.g. Tessier y
Pedro, 1980). Taboada et al. (2007) en un Argiudol típico de la región pampeana con un
rango de 26,4 a 29,6 % del contenido de arcillas para el horizonte A encontraron que la
CEx del suelo fue de 40,9 - 47,9% en suelos bajo labranza convencional, aunque las
curvas de estos resultados se obtuvieron con otra metodología. Los cambios
volumétricos de suelos francos limosos cuasi-prístino estudiados en este trabajo no
mostraron esta magnitud de comportamiento. Boivin et al. (2006) observaron que la
acción mecánica de las labranzas podría aumentar la expansión de los suelos.
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Figura 2. Curvas de contracción de los tres suelos con tres repeticiones para cada uno. a) curvas
de contracción del horizonte A; b) curvas de contracción de los horizontes B: Bt (Rojas y Portela)
y Bw (Junín).
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Tabla 3. Promedio del contenido hídrico (W) y del volumen específico (Ve) para los puntos de
transición CL, EA, ML, y ME; las pendientes de las fases lineales residuales (k r), básica (kb),
estructural (ks); y la capacidad de expansión del suelo (CEx) para las curvas de contracción de
los horizontes A de los suelos Hapludol típico; Argiudol típico, y Argiudol vértico. Letras distintas
denotan diferencias significativas entre suelos (p<0,05).
Horizonte A
Variables Hapludol típico Argiudol típico Argiudol vértico
(Serie Junín) (Serie Rojas) (Serie Portela)
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Tabla 4. Contenido de agua (W) y el volumen específico (V) para los puntos de transición CL,
EA, ML, y ME; las pendientes de las fases lineales residuales (k r), básica (kb), estructural (ks); y la
capacidad de expansión del suelo (CEx) para las curvas de contracción de los horizontes B de
los suelos Hapludol típico; Argiudol típico, y Argiudol vértico. Letras distintas denotan diferencias
significativas entre suelos (p<0,05).
Horizonte B
Variables Hapludol típico Argiudol típico Argiudol vértico
(Serie Junín) (Serie Rojas) (Serie Portela)
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Argiudol vértico (0,13) mientras que el suelo con mayor contenido hídrico en este punto
fue el Argiudol típico (0,25).
De acuerdo con lo hallado por Boivin et al. (2004), la matriz arcillosa puede ser
considerada como un agente de expansión, pero la contracción del suelo refleja la
estructura del suelo. Por ello, las pendientes lineales de la fase estructural (k s) y lineal
básica (kb), sumado a su extensión, estarían indicando la estabilidad de la estructura y
de los macroporos de los suelos. Las pendientes ks de los horizontes A presentaron un
rango 0,01 a 0,20 para los tres suelos; y para los horizontes B los valores fueron de 0,00
y 0,08 para el Hapludol y el Argiudol típico. En el caso del Argiudol vértico, la
contracción mayor se dió en la fase estructural. El horizonte A presentó una contracción
de 0,3 (W ME-W ML), mientras que para el horizonte Bt dicha contracción fue de valores
muy elevados (W ME-W ML= 1,6). También, la pendiente ks en el horizonte Bt fue elevada y
se diferenció estadísticamente del Argiudol vértico (ks= 0,69), en el cual hay entrada de
aire en la medida que se seca. La suma de ambos efectos y de acuerdo a lo hallado por
Braudeau et al. (2005), hace que en esta etapa haya predominio de la salida de agua y
aparición de la porosidad vertical (fisuras y cracks) que quedan abiertas al aire dando
como resultado el punto de partida de la contracción (punto ML) de los peds primarios.
En la pendiente de la fase lineal básica (kb), valores mayores a 1 cm3 g-1 significan que
los suelos presentan gran inestabilidad (Boivin et al., 2006a), como los que muestran los
suelos sódicos (Boivin, 1990). La kb de los horizontes A fueron: Argiudol vértico
(0,24)=Argiudol típico (0,37)>Hapludol (0,04). La contracción en esta fase está
relacionada con el componente del plasma, donde el tipo y la proporción de arcillas
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Para evaluar de forma conjunta las relaciones entre los parámetros hallados de las
curvas de contracción y las variables edáficas de cada uno de los suelos se realizó un
análisis de componentes principales (ACP). Este análisis incluyó todos los parámetros
obtenidos de las CurCon, y el contenido de arcilla, limo y arena, el carbono orgánico
oxidable (Cox) y la Ds. El primer componente (CPA1) explicó el 53,9% de la variabilidad
del sistema mientras que el segundo componente (CPA2) presentó un valor de 38,8%
para alcanzar un valor total alto cercano al 93% entre los dos primeros ejes (Figura 3).
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Figura 3. Análisis de componentes principales incluyendo: arena, limo, arcilla, densidad aparente
(Ds) y carbono oxidable (Cox) y los parámetros obtenidos a partir de las curvas de contracción
del suelo. La magnitud de los vectores indica el peso relativo de las variables. En cada eje
aparece entre paréntesis las tres variables con mayor peso. CE: capacidad de expansión del
suelo, kb: pendiente de la fase básica, k s: pendiente de la fase estructural, k r: pendiente de la fase
residual,..
Las variables que más aportaron para CP1 fueron W EA, W CL y Ds, seguida por: W ML; Cox,
limo, VML, W ME, VEA, VCL, arena. Mientras que para el CP2 los que más contribuyeron
fueron el contenido de arcilla, kb y CE, y seguido por orden de peso: ks, kr, arena. Como
se puede observar en el biplot (Figura 3), el horizonte A del Argiudol vértico y del
Argiudol típico presentaron un agrupamiento y se relacionaron con W EA y W CL, W ML y
con las variables edáficas: contenido de limo y Cox. En este horizonte se puede resaltar
la importancia que reviste el limo en los puntos de coordinación de las CurCon de estos
suelos, junto con la fracción orgánica. En general es la arcilla el componente que es
más analizado debido a su capacidad de reacción en el suelo (Dexter, 1988). El limo
presente en la región pampeana posee propiedades que lo asocian a procesos
degradatorios (Pecorari et al., 1998). Sin embargo, la proporción en la que se presenta
puede tornarlo relevante en la definición de las curvas, lo cual debe seguir siendo
estudiado con mayor profundidad.
Por su parte, los Bt de los Argiudoles presentaron valores más altos en el CP2 indicando
mayores contenidos de arcillas asociados a CE, kb y ks más altos. El Hapludol presentó
un agrupamiento entre el horizonte superficial y el Bw indicando pocas diferencias
edáficas y de cambios de volumen entre ambos horizontes. Esto indica que es un suelo
más isotrópico.
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En cuanto a la relación entre variables, se puede observar una alta correlación entre la
arcilla y CE y las distintas pendientes (kb, kskr), mientras que el Cox y el contenido de
limo afectaron a los puntos de transición, y la arena se asoció con la Ds. Del mismo
modo, en otros trabajos se observaró que incrementos en Ds fueron opuestos al
aumento en Cox (Kay 1998; Schäffer et al., 2008). En un análisis de covarianzas
Schäffer et al. (2008), hallaron que el incremento de la pendiente Kb se relacionó con
aumentos en el contenido de arcilla.
Conclusiones
Agradecimientos
Bibliografía
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Resumen
Estudios referidos a los efectos del cambio de uso de la tierra por implantación de
coníferas en áreas de pastizales, indican incrementos significativos del contenido de
fósforo extractable del suelo (Pe). Sin embargo, no está bien dilucidada la distribución
de esta variable en distintas fracciones granulométricas de suelos con concentraciones
de Pe contrastantes. A fin de ampliar el conocimiento referido a esta temática, se
propusieron como objetivos: i) Evaluar la concentración de Pe en distintas fracciones
granulométricas de suelos implantados con Pinus radiata y comparar los resultados con
aquellos obtenidos para suelos adyacentes que sostienen vegetación graminosa; ii)
Determinar las relaciones existentes entre el diámetro de partículas y el contenido de
Pe. El estudio se realizó en el sistema de Ventania (Bs. As.). Se tomaron muestras a
tres profundidades (0-15, 15-30 y 30-45 cm) en suelos bajo P. radiata (TB) y en sitios
adyacentes con vegetación graminosa (TP; N=18). Se determinó pH, carbono orgánico
(CO) y Pe. Se separaron cuatro fracciones granulométricas (2000-90; 90-45; 45-2 y <2
µm), y se determinó Pe en cada una. Los resultados indicaron que el Pe fue máximo
para el limo (TP) y la arcilla (TB) y mínimo para la arena 2000-90 µm. El tamaño de
partícula y la profundidad de muestreo afectaron la proporción del incremento del Pe
entre tratamientos. Se observaron mayores aumentos en la fracción arcilla de las capas
más profundas bajo los árboles, indicando un movimiento descendente de fosfatos. El
Pe de las fracciones se relacionó inversamente con el pH y positivamente con el
obtenido en las muestras completas de suelo (Pes), siendo aquellas más ácidas y finas
las que mayor concentración de fosfatos retienen. La contribución de las arenas fue
proporcionalmente menor, siendo limitado su contenido de fosfatos por una menor
disponibilidad de sitios libres y superficie específica en ésta fracción.
Introducción
Desde que los humanos se han asentado en comunidades, los ecosistemas han sufrido
importantes transformaciones relacionadas con el uso de la tierra, afectando la
diversidad de especies presentes y, en general, disminuyendo la calidad del agua, el
aire y el suelo (Brevik & Hartemink, 2010; Heredia et al., 2003). El fósforo edáfico (P),
como elemento indispensable para la vida, no escapa a este proceso y su dinámica se
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Materiales y métodos
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Resultados y Discusión
Tabla 1. Valores medios de pH, carbono orgánico (CO) y fósforo extractable del suelo
(Pes) obtenidos para los tratamientos pastizal (TP) y bosque (TB).
Profundidad TP TB TP TB TP TB
0-15 6,2 (0,2) 4,6 (0,1) ** 42,1 (1,5) 39,4 (1,6) 22,5 (4,3) 231,1 (30,5)**
15-30 6,3 (0,3) 5,3 (0,1) * 26,6 (3,3) 35,8 (2,6) 14,1 (3,0) 183,0 (31,3)**
30-45 6,5 (0,3) 6,0 (0,3) 15,4 (1,6) 26,1 (3,7)* 12,3 (2,5) 162,0 (28,8)**
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Valores entre paréntesis indican errores estándar. ns= no significativo; (*) y (**) indican
diferencias significativas entre tratamientos para una misma profundidad con p<0,05 y
p<0,01 respectivamente.
De los resultados obtenidos, se evidencia claramente que existe una relación inversa
entre el tamaño de partícula y el contenido de Pe, siendo las arenas 2000-45 µm las que
exhiben los menores valores, y la arcilla y el limo los que muestran las concentraciones
más elevadas. Para la línea de base (TP), valores ligeramente más altos se asociaron al
limo, mientras que en el bosque los máximos se observaron en la arcilla.
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Respecto del CO, el pH mostró una mayor relación con el contenido de Pe en los
distintos tamaños de partículas. Las muestras con mayor contenido de Pe, mayormente
correspondientes al tratamiento bosque, fueron también las más acidas. En cambio las
muestras con pH más elevados, especialmente aquellas con pH>6,5, mostraron las
menores concentraciones de Pe. Los coeficientes de determinación más elevados se
hallaron para la arena fina y la gruesa, mientras que los más bajos se obtuvieron para
limo y arcilla. La mayor dispersión de los datos para el limo y especialmente la arcilla,
podrían indicar que el contenido de fosfatos en estas fracciones está influenciado por
otras variables no determinadas en este trabajo.
60
a 120 b
y = 3,124x2 - 51,74x + 213,5 y = 10,31x2 - 147,2x + 534,4
50
Pe 2000-90 µm (mg kg-1)
40
80
30
60
20
40
10 20
0 0
4 5 6 7 8 4 5 6 7 8
pH pH
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250
350
c d
y= 18,82x2 - 273,8x + 1009, 300 y = 26,78x2 - 389,8x + 1436,
200
Pe 45-2 µm (mg kg-1)
100 150
100
50
50
0 0
4 5 6 7 8 4 5 6 7 8
pH pH
Figura 1. Relaciones entre la reacción del suelo (pH) y el fósforo extractable (Pe) en
distintas fracciones granulométricas (1a) 2000-90 µm; 1b) 90-45 µm; 1c) 45-2 µm y 1d)
<2 µm). representa muestras correspondientes a TP y representa muestras de TB.
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60 100
a 90
50 b
Pe 2000-90 µm (mg kg-1)
80
250 350
c 300 d
200
Pe 45-2 µm (mg kg-1)
250
Pe <2 µm (mg kg-1)
150 200
150
100
100
y = 0,994x - 8,361
50 y = 0,620x + 2,831
50 R² = 0,96; p<0,01
R² = 0,99; p<0,01
0 0
0 100 200 300 400 0 100 200 300 400
Pes (mg kg-1) Pes (mg kg-1)
Para las fracciones limo y arcilla, las tendencias de las relaciones fueron lineales y no se
detectaron valores de Pes que limiten las concentraciones de Pe. Considerando que el
P lábil determinado por el método de Bray-Kurtz se encuentra sobre la superficie de las
partículas y responde a equilibrios químicos de adsorción-desorción (Frossardet al.,
1995), los comportamientos descriptos podrían explicarse por un efecto fisicoquímico
asociado a la disponibilidad de sitios libres para la retención de P. En las fracciones limo
y arcilla esto se ajustaría a un estado de sub-saturación de la superficie, pues el área
disponible para la adsorción de fosfatos es elevada,de modo que la concentración de P
resulta insuficiente para lograr la saturación.
Las pendientes de las relaciones obtenidas son más pronunciadas a medida que
disminuye el tamaño de las partículas, mostrando el Pe de la arcilla una
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Conclusiones
Se hallaron relaciones significativas entre pH y Pe. Las muestras de suelo más ácidas,
evidenciaron mayores contenidos de Pe en todos los tamaños de partículas analizados.
También se obtuvieron elevados coeficientes de determinación para las relaciones
existentes entre la concentración de Pes y Pe en las distintas fracciones
granulométricas, resultando las mismas independientes de los efectos del tratamiento y
la profundidad. Para las arenas, las relaciones fueron positivas hasta un “umbral” a partir
del cual mayores contenidos de P en las muestras completas de suelo no se reflejaron
en incrementos en el Pe de dichas fracciones. En contrapartida, el limo y la arcilla
exhibieron relaciones lineales positivas sin un límite aparente.
Agradecimientos
Los autores agradecen a la SGCyT-UNS y la ANPCyT por aportar los fondos para
realizar la presente investigación.
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JOSEFINA PAULA ZILIO1; HUGO RICARDO KRÜGER1 & FRANCO DANIEL FROLLA1
Resumen
El objetivo del presente trabajo fue evaluar la aptitud de distintas variables físicas y
químicas como indicadores de calidad de suelo, en el sudoeste bonaerense. Mediante
análisis multivariado se identificaron aquellos más sensibles para la separación de
distintos manejos, con el propósito de convertirlos en herramientas para la detección
temprana de degradación. Se muestrearon dos situaciones de manejo que diferían en la
aplicación de buenas prácticas agropecuarias (M: moderado y A: agresivo) y una
situación de referencia (I: Inalterado). Los resultados del análisis multivariado mostraron
que los indicadores que más discriminaron los manejos agropecuarios de las
situaciones de referencia fueron: contenido de carbono orgánico total (COT) y el Índice
estructural (IE=MO/a+l) calculado para COT y para la fracción de CO particulado grueso
(COPg: 50-100µm). Asimismo, se evidenció una estrecha relación entre los suelos con
mayor contenido de arcilla+limo (San Germán y Coronel Suárez) y las variables
relacionadas a COT, hidratos de carbono solubles (HCs) y CO asociado a la fracción
mineral (COM), mientras que los suelos con mayor contenido de arena (Carhué y
Tornquist), se vincularon más estrechamente a variables relacionadas a la degradación
física (densidad aparente máxima: Dap Máx., fracción erodable: FE y cambio del
diámetro medio ponderado: CDMP). En cuanto los suelos de referencia, manifestaron
estrecha relación con las distintas formas de P y CO, IE a partir de las distintas
fracciones, HCt y diámetro medio ponderado (DMP), en contraposición con M y A, que
mostraron una vinculación negativa con estas variables, hecho que manifiesta una
degradación debida al uso.
Introducción
Desde mediados del siglo XX, el aumento en la productividad de los suelos está
principalmente ligado a los avances tecnológicos en mejoramiento de los cultivos,
fertilización, aplicación de pesticidas y manejo de plagas (Havlin et al., 1999) y
enmascara pérdidas de productividad por degradación. Una forma de evaluar los suelos,
es midiendo su calidad y para ello suelen utilizarse ciertas propiedades físicas, químicas
y biológicas, que funcionan como indicadores (Debelis, 2003). La magnitud e intensidad
de dichas pérdidas, varían con el sistema productivo, tipo de suelo y clima de cada
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región. Es por ello que se han ahondado los esfuerzos para encontrar indicadores
sensibles a las distintas prácticas de manejo adecuados a cada sitio en particular.
Materiales y métodos
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1999) y totales (HCt, Brink et al. 1960), pH, fósforo extractable (P; Bray y Kurtz, 1945),
fósforo orgánico e inorgánico (Po y Pi; Saunders y Williams, 1955), densidad aparente
(Dap; método del cilindro Blake y Hartge, 1986), densidad aparente máxima (Dap Máx.,
test Proctor descripto por Felt, 1965)., compactación relativa (CR, Soane et al., 1981),
textura (Bouyoucos, 1965), y estabilidad estructural (EE) a partir del cambio del diámetro
medio ponderado (CDMP; De Leenher y De Boodt, 1956) y del diámetro medio
ponderado (DMP; Le Bissonnais, 2002). Se calculó el Índice Estructural (Pieri, 1995)
definido en la Ec.1, tanto para CO como para sus fracciones.
Ec.1 IE = [(CO (g kg-1)*1,724 / arcilla+limo (g kg-1)] * 100
Resultados y discusión
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El mismo análisis se realizó para la capa subsuperficial (10-20 cm) con un menor grupo
de determinaciones existentes, observándose igual tendencia, aunque con menor
potencia para segregar los suelos de Ca y To, y los manejos respectivos en cada caso.
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ponderado
Densidad aparente
DAP Máx, -0,10 0,27 - -
máxima
Índice de inestabilidad
estructural (De
Boodt& de Leenher):
CDMP 0,12 -0,22 - -
Cambio del diámetro
medio ponderado
(CDMP)
Fósforo Orgánico+ P
Po+Pi -0,17 0,23 - -
inorgánico
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Conclusiones
Los resultados del análisis multivariado mostraron que los indicadores que más
discriminaron los manejos agropecuarios de las situaciones de referencia fueron:
contenido de COT, IE COT e IE COPg. Además, se evidenció una estrecha relación
entre los suelos con mayor contenido de arcilla+limo (SG y CS) y las variables
relacionadas a COT, HCs y COM, mientras que los suelos de Ca y To, se vincularon
más estrechamente a variables relacionadas a la degradación física (Dap Máx., FE y
CDMP). En cuanto al manejo inalterado, manifestó estrecha relación con las distintas
formas de P, carbono, IE a partir de las distintas fracciones, HCt y DMP, en
contraposición con M y A, que mostraron una vinculación negativa con estas variables,
hecho que manifiesta una degradación debida al uso.
En resumen, las variables tradicionales CO y textura (que permiten el cálculo de IE) y el
fraccionamiento del CO, son las variables que más discriminaron las situaciones
estudiadas. Claramente, las dos primeras son operativamente más simples y
económicas, por lo cual su uso parece más apropiado.
En el caso del presente trabajo, se priorizó la homogeneidad de suelos por sobre el
contraste de manejos, lo que pudo haber dificultado la eficiencia de los indicadores en
diferenciar éstos últimos. Surge la necesidad de continuar con los muestreos, con el fin
de incluir manejos mejor diferenciados, a fin de encontrar aquellos indicadores que sean
lo suficientemente sensibles a la intensidad de manejo.
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FRANCO DANIEL FROLLA1*; HUGO RICARDO KRÜGER1 & JOSEFINA PAULA ZILIO1
Resumen
La conductividad hidráulica del suelo (K) es una de las propiedades físicas de gran
interés dentro de las ciencias agrarias. Mediciones directas de esta propiedad son
dificultosas, costosas y requieren gran cantidad de tiempo. Las funciones de
pedotransferencia pueden estimar la K, pero no contemplan cambios en la distribución
de poros por tránsito de maquinaria o animal, volviéndose herramientas poco prácticas
para diferenciar distintos manejos. El objetivo de este trabajo es determinar relaciones
de indicadores físicos del suelo con la K, posibilitando la detección de cambios
tempranos en la misma. Mediante una sonda de electro-conductividad aparente (EM-
38MK2), se detectaron tres texturas en un lote: Arenoso Franco (AF), Franco Arenoso
(FA) y Franco arcillo arenoso (FaA). En dicho lote, se sembró un verdeo invernal en
siembra directa, el cual fue pastoreado con vacas de cría. Se utilizaron tres niveles de
carga: Testigo (TES), 0 cabezas.dia.ha-1, Moderado (MOD), 200 cabezas.dia.ha-1, y
Pesado (PES), 400 cabezas.dia.ha-1. Se evaluó densidad aparente (DA), resistencia
mecánica (RM), K en tres tensiones (0 mm; 15 mm; 30 mm), y macroporosidad (ρ) en 6
tensiones (15 mm, 30 mm, 70 mm, 140 mm, 270 mm, 560 mm). Luego del pastoreo, se
observó una correlación lineal entre la RM y K(0) en las profundidades 0-5 cm (R2=0,35)
y 5-10 cm (R2=0,32). Relación similar se observó en K(-15) y K(-30). La ρ tuvo una buena
correlación entre el volumen de poros mayores a 50 μm (ρ-560) y los valores de K(0). La
correlación por texturas fue: FaA (R2=0.76), FA (R2=0,6) y AF (R2=0.033), estando esta
última textura, afectada por dos valores extremos. La DA no mostró ninguna relación
significativa con la K. ρ y RM son indicadores apropiados para identificar cambios en la
K, siendo necesaria la validación de las presentes relaciones con nuevos set de datos.
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Introducción
La conductividad hidráulica del suelo (K) es una de las propiedades más importantes del
suelo (Ghanbarian-Alavijeh et al., 2010), utilizada en el estudio del movimiento del agua
y solutos en el suelo. Mediciones directas de esta propiedad son dificultosas, costosas y
requieren gran cantidad de tiempo (Islam et al., 2006; Zhuang et al., 2001). Debido a su
alta variabilidad espacial y temporal, se requiere de un gran número de muestras para
obtener una resolución espacial aceptable (Jury y Horton, 2015).
El uso de indicadores que contemplen la porosidad y sus fracciones, pueden ser más
efectivos como predictores de la K, debido a que la forma, tamaño y continuidad de
poros afecta el movimiento de agua en el suelo (Ringrose-Voase y Bullock, 1984).
La compactación originada por el pisoteo animal puede afectar la estructura del suelo,
siendo afectados el volumen total, la distribución, conectividad y tortuosidad de poros,
modificándose el ingreso y retención del agua al suelo, la disponibilidad de oxígeno, y la
resistencia mecánica a la penetración radical (Dexter et al., 2008). Aun así, no se han
evaluado indicadores de fácil estimación de K, los cuales permitan inferir rápidamente
el estado estructural del suelo, facilitando tomar decisiones de manejo adecuadas para
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Materiales y Métodos
Sobre el lote se sembró centeno (Secale cereale) consociado con vicia (Vicia villosa
Roth) a razón de 45 y 10 kg de semilla ha-1, respectivamente. Se utilizaron tres
tratamientos con tres repeticiones, dados por tres niveles de carga animal: Testigo
(TES), 0 cabezas.dia.ha-1, Moderado (MOD), 200 cabezas.dia.ha-1, y Pesado (PES), 400
cabezas.dia.ha-1. El tamaño de las parcelas fue de 392m2. Se utilizaron vacas de cría de
450 kg animal-1 en dos pastoreos.
Ec. 1
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Ec. 2
Ec. 3
Ec. 4 [ ]
Con la Ec. 4 se realizó un ajuste no lineal de los valores de infiltración en sus tres
tensiones, permitiendo estimar K(0) y α, utilizando la función nls del software R. Con los
valores de K(0) obtenidos, se calculó K(-30) y K(-15), según la ecuación 3. Los datos de
conductividad hidráulica presentaron falta de normalidad, siendo normalizados por el
método de Box-Cox.
El diseño experimental utilizado fue de bloques completos aleatorizados, siendo Textura
y Carga Animal los factores principales, considerando los bloques como un efecto
aleatorio anidado en las distintas texturas. Diferencias entre medias fueron calculadas a
través del test de Tuckey (αe=0,05). Se establecieron relaciones entre grupos de datos
mediante el coeficiente de correlación de Pearson.
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Resultados
Conductividad Hidráulica
2,5 0,2
a a
2 0,1
b b
0
1,5
Kt(0) ∆ Kt (0)
-0,1
(cm h-1) (cm h-1)
1
-0,2
0,5 -0,3
b b
0 -0,4
Pesado Moderado Testigo Pesado Moderado Testigo
La Fig. 2 muestra los valores Kt para las distintas tensiones. Kt(-15) tuvo el mismo
comportamiento que la Kt(0). Kt(-30) presentó un comportamiento diferencial, no
observándose reducciones significativas de la conductividad hidráulica posterior a los
pastoreos, como así, en relación a su situación inicial. Los mayores cambios ocurridos
por el efecto del pastoreo se produjeron a las menores tensiones de medición, lo cual,
se correlaciona con poros de mayor diámetro. Vahhabi et al. (2001); Mwendera y
Saleem (1997) también detectaron una reducción en la K(0) por causa del pisoteo
animal.
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2,5
1,5
Kt
Testigo
(cm h-1)
1 Moderado
Pesado
0,5
0
0 1,5 3
Tensión (cm)
Resistencia mecánica
Posterior a los pastoreos, se observó una correlación lineal entre la RM y K(0) en las
profundidades 0-5 cm (R2=0,35) y 5-10 cm (R2=0,32) (Fig. 3). Dicha relación se mantuvo
para las restantes conductividades hidráulicas estudiadas (K(-15); K(-30)). La RM por
debajo de 10 cm no mostró una relación significativa con K.
El uso conjunto de los datos en ambos momentos de muestreo, revela una correlación
significativa entre K(0) y RM0-5 cm (R2=0,33), RM5-10 cm (R2=0,34) y RM10-15 cm (R2=0,13)
tendencia que se mantuvo en todas las tensiones (Tabla 1).
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16
14
12
R² = 0,3529
10
K(0)
8 Testigo
(cm h-1)
6 Moderado
4 Pesado
0
0,00 2,00 4,00 6,00
RM (Mpa)
Figura 3 - Relación entre los valores medios de resistencia mecánica (0-5 cm) y los
valores medios de conductividad hidráulica saturada (K(0)) (cm h-1).
Macroporosidad
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ρ -140 0,35 0,28 0,17 0,78 0,84 0,96 1,00 *** ***
ρ -280 0,48 0,39 0,25 0,59 0,66 0,78 0,90 1,00 ***
ρ -560 0,58 0,58 0,53 0,01 0,06 0,28 0,46 0,71 1,00
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Densidad aparente
Discusión
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20
18
16
14
12 R² = 0,4769 Pospastoreo
ρ -560 10 Prepastoreo
(cm3 100cm3)
8
6
4
2
0
0,000 1,000 2,000 3,000 4,000 5,000
RM (Mpa)
16
14
R² = 0.3238
12
p<0,01
10 AF
K(0)
8 FA
(cm h-1)
6 FaA
4
2
0
0 2 4 6 8 10
ρ -560 (cm3 100cm-3)
10
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Aparicio et al. (2007) observaron una buena correlación entre la K(-40) y K(-60) con la
porosidad estructural del suelo, siendo éste un buen indicador para evaluar el efecto de
distintos manejos sobre K. Por lo cual, es esperable que aquellas metodologías que
infieran la macroporosidad del suelo pueden ser útiles como herramientas de monitoreo
de las propiedades hidráulicas del suelo.
Conclusiones
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(1)
Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales. Universidad Nacional de La Plata. Avda
60 y 119. (CP 1900) La Plata, Argentina, (2) Escuela María Cruz y Manuel L. Inchausti.
Universidad Nacional de La Plata, (3) Facultad de Agronomía. Universidad Nacional de
Buenos Aires
* [email protected]
Resumen
La Región Pampeana Argentina padece procesos de acidificación antrópica. Esta
problemática acarrea deficiencias de nutrientes básicos, alteraciones en la dinámica de
N, P y Mo, y en condiciones de pH inferior a 5,5 toxicidades por Al, Mn y H1+. Los
microorganismos del suelo son afectados, modificando su composición y actividad.
Otras consecuencias pueden producirse sobre propiedades físicas, tanto estacionarias
(retención hídrica a diferentes succiones, estabilidad estructural) como dinámicas
(infiltración, conductividad hidráulica). Se ha probado en esta región que el encalado es
efectivo para incrementar el rendimiento y la posibilidad de la implantación de ciertas
especies. Sin embargo, se desconocen los mecanismos particulares que originan dichos
beneficios en estos suelos. El objetivo de este trabajo fue evaluar la incidencia de
diferentes dosis de encalado en un suelo de tipo Hapludol thaptoárgico acidificado de la
Región Pampeana sobre propiedades químicas orgánicas (carbono orgánico total (COT)
y carbohidratos solubles (CS) y físicas (estabilidad estructural evaluada como 3
diámetros ponderados) y diámetro medio ponderado (DMP), retención hídrica (RH) e
infiltración básica (Ib). Las dosis fueron 0, 1.000, 2.000 y 3.000 kg ha-1 de dolomita. El
agregado de enmiendas básicas contribuiría a favorecer en el corto plazo, conforme a
las dosis agregadas, las condiciones de floculación de los coloides y la estabilidad de
este proceso, derivando en mejoras de la infiltración y contenido de agua útil. La dosis
de 1.000 kg ha-1 presentó los resultados más favorables en las propiedades físicas
analizadas (DMP, RH e Ib), así como en fracciones orgánicas (COT, CS) respecto del
testigo, seguida por la dosis de 3.000 kg ha-1. Se encontró correlación entre el contenido
de COT y las propiedades físicas (COT/RH, COT/DMP), no evidenciándose igual
asociación con la fracción soluble (CS). El aumento progresivo de las dosis no produjo
un incremento favorable y proporcional de las variables medidas.
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Introducción
La Región Pampeana Argentina padece procesos de acidificación en algunos suelos por
su larga historia productiva y la forma de producción adoptada en las últimas décadas
(Casas 2000; Martínez 2002; Gelati y Vázquez 2004, 2008; Vázquez 2007a; García y
Vázquez 2012). Ésta implica la transformación de los planteos mixtos de los sistemas
productivos en agricultura permanente, con reemplazo de cultivos tradicionales como el
maíz (Zea mays, L) por otros de mayor atractivo económico como la soja (Glycine max,
L Merr). Esto trae como consecuencia una menor incorporación de residuos post-
cosecha y mayor exportación de bases del suelo. La intensificación de la agricultura en
general, el empleo de germoplasma de alto potencial de rendimiento y el incremento en
el uso de fertilizantes nitrogenados son factores determinantes de la problemática a
nivel regional (Vázquez y Pagani 2015).
Las leguminosas son las especies más afectadas, entre ellas, alfalfa (Medicago sativa L)
y otros tréboles forrajeros. La implantación, la perdurabilidad y el rendimiento de las
pasturas a base de estas especies están seriamente condicionados por el proceso de
acidificación creciente, especialmente en suelos de textura gruesa dentro de la región
mencionada (Vivas 2004; Vázquez 2007a, 2009; Vázquez et al. 2004, 2010). Cultivos
de cosecha de leguminosas como la soja también se ven seriamente afectados
(González y Gambaudo 2004; Vivas 2004; Dorronsoro et al. 2006; García et al. 2007,
2008, 2009; Vázquez 2005, 2007a, 2007b, 2009; Vázquez et al. 2004, 2010, 2012;
Oderiz et al. 2012).
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el encalado podría ser evaluada con indicadores como el contenido de carbono total
(COT) y carbohidratos solubles (CS), entre otros.
La práctica del encalado produciría efectos secundarios sobre los parámetros físicos
alterados, y dichos efectos son variables de acuerdo a la dosis de aplicación y estratos
del perfil del suelo (Vázquez et al. 2009). En suelos con predominio de cargas
permanentes de los coloides como los de la Región Pampeana, el encalado puede
mejorar la estabilidad de los agregados por mecanismos directos e indirectos. El efecto
directo se relaciona con la acción floculante que poseen el Ca2+ (caliza, cal y dolomita),
y en menor medida el Mg2+ (dolomita). Como efecto indirecto, puede citarse que el
encalado incrementa el rendimiento de los cultivos, lo que a su vez aumenta la cantidad
de residuos que retornan al suelo y consecuentemente el contenido de materia
orgánica. Las moléculas de humus y polisacáridos contribuyen a la formación de
agregados (Haynes y Naidu 1998).
Sasal et al. (2006) probaron en varias experiencias, que una mayor tasa de infiltración y
mayor capacidad de retención de agua a causa del incremento de la estabilidad de
agregados, ligado a la creación de bioporos verticales originados por raíces, lombrices y
gusanos blancos. Puede suponerse entonces que la modificación de la estabilidad
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Objetivos
Evaluar la incidencia de diferentes dosis de encalado en un suelo de tipo Hapludol
thaptoárgico acidificado de la Región Pampeana sobre propiedades químicas orgánicas
y físicas, relacionadas con condiciones estacionarias y dinámicas del agua.
Hipótesis
El agregado de enmiendas básicas en el corto plazo contribuye a favorecer, conforme a
las dosis agregadas, las condiciones de floculación de los coloides y la estabilidad de
este proceso (puentes catiónicos, coloides orgánicos), derivando en mejoras en la
infiltración y contenido de agua útil.
Materiales y Métodos
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Ensayo experimental
Se llevó a cabo mediante un diseño en bloques al azar (3 r) con un factor, dosis de
dolomita (0 (T), 1.000 (D1000), 2.000 (D2000) y 3.000 (D3000) kg ha-1). EL producto
empleado posee una composición equivalente de CaO2/MgO2 24% y 22%,
respectivamente, con la siguiente granulometría <75 µm: 27 %, 75-250 µm: 40,5 %,
>250 µm: 32,5 %. Las enmiendas se aplicaron el 7/5/14, al voleo, de manera manual
con incorporación mediante pasada de disco. Se fertilizó a la siembra con fosfato
monoamónico (100 kg ha-1) y se sembró alfalfa (Medicago sativa L.) el 23/5/14 variedad
WL 1058, a razón de 18 kg ha-1, cosechándose 6 veces entre 11/2014 y 11/2015 para
posterior evaluación de peso seco a 70ºC.
Se determinó
a) sobre muestra disturbada a una profundidad de 0-20 cm (2
submuestras/parcela):
- carbohidratos solubles (CS). (Brink R.H., Dubach P., Lynch D.L., 1960)
- carbono orgánico total (fácilmente oxidable) (COT): micrométodo por vía
húmeda, según Walkley y Black modificado. (SAMLA, 2014).
- retención hídrica (RH): a 0,03 (RH 0,03); 0,05 (RH 0,05); 1,013(RH 1,013) y 1,52
(RH 1,52) MPa. (Richards, 1948).
- agua útil: por diferencia entre el contenido hídrico obtenido a RH 0,03 y RH 1,52
MPa. Profundidad de la muestra: 0-20 cm.
- pH actual: por vía potenciométrica, relación suelo:agua de 1:2,5 (p:v) (SAMLA,
SAGPyA 2004).
- Ca y Mg intercambiables: extracción mediante el método del acetato de amonio
pH 7 1N, determinación por quelatometría (SAMLA, SAGPyA 2004).
b) sobre muestra no disturbada a una profundidad de 0-10 cm
(2 submuestras/parcela):
- diámetro medio ponderado (DMP): promedio de 3 pretratamientos (humectación
rápida (HR), desagregación mecánica luego de re-humectación con etanol (DM),
humectación lenta por capilaridad (HL)). Profundidad de la muestra: 0-10 cm. (Le
Bissonnais et al., 2002)
c) in situ:
- infiltración básica (Ib): con infiltrómetro de disco. (Perroux y White, 1988).
La muestras para determinar CS, COT y realizar los análisis de RH, fueron extraídas el
mes 12/2014; y para analizar DMP, pH y cationes intercambiables fueron extraídas en el
mes 6/2015, momento en que se realizaron las mediciones de infiltración a campo.
Análisis estadísticos
Todos los resultados de las variables medidas fueron evaluados estadísticamente
mediante ANOVA, previo análisis de supuestos básicos. Se realizaron comparaciones
múltiples de medias mediante prueba de LSD Fischer y análisis de regresión
(INFOSTAT, 2011).
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Resultados y Discusión
Estos resultados coinciden con los hallados por Vázquez et al. (2009) en un Argiudol
típico de la Pradera Pampeana argentina donde analizaron la estabilidad de los
agregados con la prueba de alcohol:agua, la infiltración y el escurrimiento, ambos con
microsimulador de lluvia. Los autores pudieron comprobar que dosis bajas (1.000 kg ha-
1
) favorecieron estas propiedades respecto al testigo. Sin embargo, dosis mayores
(1.500 kg ha-1) arrojaban valores similares al testigo. Mediante análisis por imagen de la
porosidad, los autores pudieron apreciar que las diferencias de infiltración/escurrimiento
respondían no sólo a cambios en la estabilidad, sino también, a una modificación de la
distribución del tamaño de poros. Vázquez et al. (2009) y Terminiello et al. (2006)
encontraron que dosis superiores a 1.500 kg ha-1, si bien producen mejoras en las
propiedades químicas, podrían, a causa de la recristalización de los carbonatos de la
propia enmienda en el espacio poroso, afectar negativamente propiedades como la
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Tabla 3. Contenidos de carbohidratos solubles (CS) y carbono orgánico total (COT) del
suelo con distintas dosis de dolomita (T=0 kg ha-1, D1000= 1.000 kg ha-1, D2000= 2.000
kg ha-1 y D3000= 3.000 kg ha-1). Letras diferentes indican diferencias significativas entre
dosis.
CS COT
Dosis -1 -1
mg C kg suelo g C kg suelo
Testigo 866,67 a 17,3 a
D1000 1066,67 a 20,2 a
D2000 800 a 18,4 a
D3000 933,33 a 18,3 a
En la Tabla 4 se ilustran los resultados de RH, así como su análisis estadístico. A pesar
de la ausencia de significancia estadística, los 4 puntos analizados de RH (0,03; 0,05;
1,013 y 1,52 MPa) presentan valores mayores en el tratamiento D1000 (0,2; 0,16; 0,09 y
0,09 g H2O g-1 suelo, respectivamente) y menores en T (0,17; 0,14; 0,08 y 0,07 g H2O g-
1
suelo, respectivamente para las diferentes succiones). El contenido de agua útil, de
igual manera, no presentó diferencias estadísticas significativas entre tratamientos (T:
0,10, D1000: 0,12, D2000: 0,10, D3000: 0,11 g/g), sin embargo, su tendencia acompaña
los valores de DMP.
En la Tabla 5 puede observarse que la regresión lineal entre los valores de RH a las
diferentes succiones fue estadísticamente significativa ante los distintos tratamientos.
Esto permite evidenciar que el supuesto efecto de la enmienda sobre la RH afectaría los
distintos tamaños de poros de la misma manera.
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Tabla 4. Retención hídrica a diferentes succiones (0,03, 0,05, 1,013 y 1,52 MPa) y
contenido de agua útil para las distintas dosis de corrector (T=0 kg ha-1, D1000= 1.000
kg ha-1, D2000=2.000 kg ha-1 y D3000= 3.000 kg ha-1). Letras diferentes indican
diferencias significativas entre dosis.
Tabla 5. Matriz de regresiones lineales entre los valores de retención hídrica (RH) a
diferentes succiones (RH 0,03, RH 0,05, RH 1,013 y RH 1,52).
RH
0,03 0,05 1,013 1,52
(MPa)
0,03 1
2
R =1
0,05 1
p=<0,0001
2 2
R =0,95 R = 0,96
1,013 1
p=<0,0001 p=<0,0001
2 2 2
R =0,95 R =0,97 R =0,96
1,52 1
p=<0,0001 p=<0,0001 p=<0,0001
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Tabla 6. Infiltración básica (Ib) calculada a partir de datos obtenidos a campo para las
distintas dosis (T=0 kg ha-1, D1000= 1.000 kg ha-1, D2000=2.000 kg ha-1 y D3000= 3.000
kg ha-1). Letras diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos.
Dosis Ib
-1
cm h
Testigo 0,72 a
D1000 0,88 a
D2000 0,78 a
D3000 0,78 a
Conclusiones
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Bibliografía
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1
Facultad de Ciencias Agrarias – Universidad Nacional de Lomas de Zamora, Ruta Prov. N° 4
2
km 2, Llavallol (1836), Buenos Aires, Argentina.; Instituto de Suelo – INTA Nicolás Repetto y
de los Reseros s/n, Hurlingham (1696) Buenos Aires, Argentina.
* [email protected]
Resumen
El método de Le Bissonnais pretende reproducir la acción de distintos mecanismos de
desagregación sobre el suelo. Para estimar la estabilidad de los agregados (EA) se
emplean tres pretratamientos: Humectación rápida por inmersión en el agua (HRap),
humectación lenta por capilaridad (HLen) y disgregación mecánica por agitación
después de prehumectación en etanol (HEta). Del método se obtienen un DMP
(Diámetro medio ponderado) para cada pretratamiento y un PromE de los tres
pretratamientos. El estudio se realizó sobre un Argiacuol vértico de la Pampa
Ondulada. Se compararon los sistemas de labranza: Labranza Convencional (LC),
Siembra Directa (SD) y Monte. Se tomaron muestras de suelo para las profundidades:
0-5, 5-10 y 10-20 cm. Fue evaluada la EA del suelo sometido a diferentes sistemas de
labranza utilizando dicha técnica y la utilidad del PromE como indicador del estado de
estructura, versus analizar por separado cada uno de los pretratamientos, respecto a
la degradación que producen. Como resultado se obtuvo que HRáp fue el que generó
la mayor desagregación para las tres profundidades y tratamientos. Con HEta y HLen
no se obtuvieron diferencias significativas de desagregación producida entre ambos,
quedando más del 80% de los agregados sin alterar. Para todas las profundidades, el
tratamiento SD es el que dio valores de PromE mayores a los 2,5 mm, superando los
encontrados en LC. En general en SD se alcanzaron valores superiores de PromE que
bajo LC. El suelo bajo SD se clasificó como ¨muy estable¨. Se corroboró que los
sistemas de labranza afectan de manera diferencial la EA, el DMP Promedio es un
buen indicador pero HRáp es aún más sensible para detectar diferencias en la
desagregación para los tratamientos propuestos.
Introdución
La estabilidad de los agregados de suelo (EA), puede ser definida como la habilidad
del suelo para mantener la arquitectura de su función sólida y del espacio poroso
cuando son sometidos a un estrés (Angers & Carter, 1996; Novelli, 2007). Por ejemplo,
al ser sometidos a procesos potencialmente destructivos, como la manipulación
mecánica en el laboreo o el impacto durante la caída de las gotas de agua en el suelo.
La cuantificación de los cambios que ocurren en la estructura del suelo (desde el punto
de vista cualitativo y cuantitativo) es el inicio en el estudio de los procesos de
degradación física de los suelos (Pagliai & Vignozzi, 2004) y por tal motivo, puede ser
usada como un indicador de la degradación de los suelos (Cerda, 2000). Se puede
llamar indicador, a variables que resumen información relevante que, además de
cuantificar información importante, vuelven perceptibles fenómenos de interés
(Gallopin, 2006).
Los diferentes sistemas de labranza afectan las propiedades físicas del suelo, entre
ellas la EA de manera diferencial (Cisneros et al., 1997; Steinbach & Álvarez, 2007).
Es por ello que la EA es uno de los indicadores de calidad de suelo más ampliamente
utilizado debido a que es sensible para detectar cambios tempranos en las
propiedades del suelo afectadas por el uso de la tierra (Arshad & Coen, 1992;
Amézketa, 1999; Novelli, 2007).
Le Bissonnais (Le Bissonnais, 1996) propone una metodología unificada para medir la
EA, incluyendo los aspectos más relevantes de diversas metodologías preexistentes
que se vienen empleando desde 1930 (Yoder, 1936; Hénin et al., 1958; De Leenheer
& De Boodt, 1959; Emerson, 1967). Le Bissonnais (1996), propone la utilización de
tres pre-tratamientos, para cada uno de ellos, a través de una fórmula matemática se
obtiene el diámetro medio ponderado (DMP) de agregados. Por último se promedian
los DMP de los tres pretratamientos y se obtiene un valor final promedio (PromE) de
los mismos que resume el estado de la EA de los suelos.
estructura, versus analizar por separado cada uno de los pretratamientos propuestos
por Le Bissonnais, respecto a la degradación que producen.
Materiales y Métodos
De cada tratamiento se tomaron 4 muestras de suelo (una por parcela) sin disturbar
para las profundidades de 0-5 cm, 5-10 cm y 10-20 cm. Las muestras fueron
recolectadas y transportadas en cajas rígidas al laboratorio luego de la cosecha del
cultivo. Posteriormente se secaron al aire, hasta capacidad de campo y una vez
alcanzada esta condición, se tamizaron y separaron los agregados de 3–5 mm. Estos
fueron secados en estufa a 40 ºC durante 24 horas para homogenizar el contenido de
humedad. El método de Le Bissonnais (1996) consiste en someter 10 g de los
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(3,5 x [% 2mm]) (1,5 x [% 1 - 2 mm]) (0,75 x [% 0,5 - 1 mm]) (0,35 x [% 0,2 - 0,5 mm]) (0,15 x [% 0,1 - 0,2 mm]) (0,075 x [%0,05 - 0,1 mm]) (0,025 x [% 0,05 mm])
100
Con el DMP de los tres pretratamientos para cada muestra se determinó el PromE que
sintetizó la información obtenida de los pretratamientos evaluados. Los resultados
fueron comparados con la escala de “Clases de estabilidad” propuesta por Le
Bissonnais (1996) (Tabla 1).
La elección de esta metodología, a pesar de ser más laboriosa y consumir más tiempo
que los métodos estándares, obedece a que al incluir tres pretratamientos diferentes
(Humectación rápida, desagregación mecánica por agitación tras rehumectación con
etanol y humectación lenta por capilaridad) ayuda a identificar los mecanismos que
causan la rotura de los agregados; además permite reproducir el comportamiento de
los agregados bajo tres supuestos de condiciones hídricas en los que puede ocurrir
desagregación bajo lluvias naturales: humectación rápida de un suelo seco (ej.
Tormentas de verano), desagregación mecánica posterior a la rehumectación (ej.
Períodos invernales húmedos con lluvias persistentes y humectación lenta por
capilaridad (ej. Lluvias suaves y continuas). Estos tratamientos combinan la
humectación con una acción mecánica con niveles de energía variables (Taboada-
Castro et al., 2011).
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Resultados y Discusión
100%
90% HRáp HEta HLen
80% A1 A2 A3
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
100%
90%
80% B1 B2 B3
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
100%
90%
80% C1 C2 C3
70%
60%
50%
40%
30%
20%
10%
0%
>2 2-1 1-0,5 0,5-0,25 0,25-0,1 0,1-0,05 <0,05 >2 2-1 1-0,5 0,5-0,25 0,25-0,1 0,1-0,05 <0,05 >2 2-1 1-0,5 0,5-0,25 0,25-0,1 0,1-0,05 <0,05
Figura 1: Distribución del peso parcial (%) en función del tamaño de agregados para los diferentes usos del suelo (A: Labranza Convencional; B: Siembra
Directa y C: Monte) y profundidades del suelo (1: 0-5 cm; 2: 5-10 cm y 3: 10-20 cm).
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Para la profundidad de 0-5 cm, con los tratamientos de LC y SD, el pretratamiento HRáp
denotó que los agregados se concentraron en la fracción que va de 0,25-0,5 mm,
observándose una distribución de los mismos a modo de campana de Gauss a lo largo
de todas las fracciones de agregados propuestas por la metodología.
En el caso de las profundidades que van de 5-10 cm y de 10-20 cm para LC y SD, con
el pretratamiento HRáp, los agregados se concentraron en la fracción >2 mm. El Monte
es el que ofrece una distribución de agregados más homogénea a lo largo de las tres
profundidades.
Para los pretratamientos HEta y HLen, en todas las situaciones evaluadas la mayor
cantidad de agregados se concentraron en la fracción >2 mm.
En el pretratamiento HEta, se realiza una humectación previa con etanol que pretende
poner a prueba la cohesión de los materiales independizándose del estallido;
permitiendo evaluar el fraccionamiento por disgregación mecánica simulando el efecto
de las gotas de lluvia sobre el suelo. El pretratamiento HLen, es menos destructivo que
el de humectación rápida, representa una medida de la desagregación debida al
microagrietamiento generado por hinchamiento diferencial de las arcillas. Observando
los tratamientos de LC y SD, no se encuentra mucha variación en los pretratamientos
HEta y HLen, en cuanto a ruptura de agregados, pues en líneas generales, quedan más
de un 80% de los agregados sin alterar. En el Monte estos porcentajes son levemente
menores, quedando alrededor del 70% de los agregados sin alterar. (Figura 1).
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Figura 2: Diámetro medio ponderado (mm) para los diferentes pretratamientos (HRáp, HEta,
HLen y valores de PromE) según usos (LC: Labranza Convencional; SD: Siembra Directa y
Testigo) para las profundidades. Letras diferentes indican diferencias significativas entre
tratamientos con p<0,05 (Test: LSD Fisher).
Comparando los tres pretratamientos, en las tres profundidades y para los dos sistemas
de labranza y el testigo (Figura 2), el HRáp es el que menor valor de DMP obtiene, es
decir, es el pretratamiento más agresivo y que mayor desagregación propone.
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En líneas generales se observó que para los tres tratamientos en las tres profundidades
estudiadas, el mayor PromE fue para Monte, lo cual es lógico siendo un suelo no
laboreado, con abundante contenido de materia orgánica (materia orgánica de 4,3% en
la profundidad de 0-20 cm); variable a menudo relacionada con el incremento de la EA
(Le Bissonnais, 1989; Dimoyiannis et al., 1998; Taboada-Castro et al., 2011).
En SD se obtuvieron valores mayores de PromE que bajo LC, tales resultados indican
que los suelos bajo SD poseen mayor EA que aquellos que se encuentran bajo LC. Esto
coincide con las publicaciones de otros autores (Álvarez et al., 2009; Quiroga et al.,
2009) quienes compararon dichos sistemas de manejo utilizando otras metodologías
para determinar EA, y con Belmekki et al. (2013) y Rodríguez et al. (2014), quienes
utilizaron la metodología de Le Bissonnais (1996).
Las labranzas agresivas, tal como la LC, producen ruptura de macroagregados por
acción física directa y estimulan el potencial oxidativo de las poblaciones microbianas
(Tisdall & Oades, 1982), acelerando la descomposición de la materia orgánica (Paustian
et al., 2000). Inciden, además, indirectamente sobre la EA al dejar la superficie
descubierta expuesta a los agentes climáticos. (Rodríguez et al., 2014).
Para SD y Monte, en todos los casos evaluados, el PromE estuvo dentro del rango de
suelos ¨muy estables¨ y LC dentro de suelos ¨estables¨.
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Conclusión
Bibliografía
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Resumen
Introducción
corto y mediano plazo la instalación de nueva vegetación. Dado que las cenizas están
constituidas esencialmente por minerales primarios (vidrio volcánico), el
restablecimiento de la vegetación está limitado por la disponibilidad de nitrógeno
(prácticamente ausente), fósforo (abundante pero asociado a minerales primarios y no
disponible para las plantas), y posiblemente también de agua (debido a la escasa
estructura del material).
La ciudad de Bariloche cuenta desde 1996 con una planta de tratamiento de líquidos
cloacales; la transformación de los lodos cloacales (biosólidos) en enmiendas a partir
del compostaje con chips de poda y viruta de madera, dio lugar en 1997 a la primera
Planta de Compostaje de Lodos Cloacales del país (Mazzarino et al. 2012). Por otro
lado, la planta de tratamiento de residuos sólidos de Villa La Angostura lleva a cabo
manualmente la separación de la fracción orgánica de los residuos domiciliarios, que
se utiliza para la elaboración de compost. En ambos casos, los elementos traza
(metales pesados) del compost se encuentran por debajo de los valores límites
establecidos para los compost en Europa (Kowaljow et al. 2010). Ambos tipos de
compost son en principio utilizables para la rehabilitación de las banquinas, aunque
dadas las diferencias existentes en sus características químicas se esperaría
encontrar efectos diferentes sobre la vegetación. Los compost de biosólidos son
ligeramente ácidos y más ricos en materia orgánica, N total y P que los compost de
residuos orgánicos domiciliarios, mientras que estos últimos presentan pH neutros a
alcalinos y son más ricos en Ca (Kowaljow & Mazzarino 2007) (Tabla 1).
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CB CROD
pH 5,4 7,6
-1
CE (dS m ) 1,23 0,27
-1
C total (g kg ) 289 151
-1
N total (g kg ) 18,5 7,0
-1
NH4-N (g kg ) 0,34 0,11
-1
NO3-N (g kg ) 1,00 0,37
-1
P total (g kg ) 5,4 3,0
-1
P disponible (mg kg ) 1700 150
Materiales y métodos
El efecto de las enmiendas sobre las variables respuesta del sustrato fue evaluado
mediante análisis de la varianza de un factor enmienda (3 niveles: control, CB, CROD).
El efecto sobre la cobertura y riqueza vegetal fue evaluado mediante análisis de la
varianza de un factor, utilizando al tiempo como covariable (5 niveles: control, CB,
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Resultados
La aplicación de ambos tipos de compost tuvo un efecto positivo sobre la humedad del
sustrato. Por otro lado, el CROD incrementó significativamente la conductividad y el
pH, mientras que el CB promovió un incremento en el P disponible. Finalmente, se
registró un efecto moderado de ambos tipos de enmiendas sobre el N total, que se
encontró en una posición intermedia entre los niveles de la ceniza volcánica del control
y aquella presente debajo de la hojarasca en el bosque de coihue adyacente (Tabla 2).
dominada por las plantas vasculares, sin embargo, en las parcelas con aplicación de
CROD se registró una importante contribución de los musgos, con picos estacionales
durante el invierno (Figura 2B). Además, se encontraron diferencias significativas en la
riqueza (ANOVA: F4,291 = 91,2; p < 0,001), pudiéndose ordenar los tratamientos según:
Bosque > CB = CROD > Banquina > Control (Figura 2C).
Figura 2. A) Promedio del porcentaje de cobertura vegetal a lo largo de los tres años
del experimento. B) Promedio del porcentaje de cobertura vegetal correspondiente a
plantas no vasculares. C) Promedio de la riqueza vegetal. D) Promedio de los índices
de similitud.
Durante los tres años del experimento, la comunidad vegetal de las parcelas estuvo
dominada exclusivamente por especies exóticas (Tabla 3). Muchas de estas especies
se encontraron ausentes tanto en las banquinas (dominada por Rumex acetosella,
herbácea exótica perenne) como en el bosque (dominado por renovales de
Nothofagus dombeyi, árbol nativo) adyacentes, y fueron características del tipo de
compost (ej.: Achillea millefolium y Cirsium vulgare en CROD; Chenopodium album,
Carduus nutans, Sysimbrium officinale y Holcus lanatus en CB) (Tablas 3 y 4). Sólo
durante el último muestreo, realizado en enero de 2016 (tres años después de la
instalación del ensayo), se registraron dos especies nativas presentes en las
banquinas y el bosque adyacentes, en las parcelas con aplicación de CROD (Acaena
pinnatifida y Oxalis valdiviensis; cobertura promedio ~ 1%) (Tabla 3).
Tabla 3. Promedio de la cobertura vegetal por especie y tratamiento en enero (verano), mayo (otoño), julio (invierno) y septiembre (primavera)
de 2014, y en marzo de 2013 (primera estimación de cobertura) y enero de 2016 (última estimación de cobertura). + = cobertura menor al
0,5%. N = Nativa, E = Exótica, C = Cosmopolita. H = Hierba, Ao = Arbusto, Al = Árbol. P = Perenne, A =Anual, biA =Bianual.
Control CROD CB
Septiembre 2014
Septiembre 2014
Septiembre 2014
Historia de vida
Marzo 2013
Marzo 2013
Marzo 2013
Enero 2014
Enero 2016
Enero 2014
Enero 2016
Enero 2014
Enero 2016
Mayo 2014
Mayo 2014
Mayo 2014
Julio 2014
Julio 2014
Julio 2014
Origen
Hábito
Acaena pinnatifida N H P 1
Achillea millefolium E H P 2 4 4 4 26 1
Aira caryophyllea E H A 2
Brassica oleracea E H biA 2 + + + 2 1
Capsella bursa- E H A + 1
pastoris
Carduus nutans E H biA 4 20 38 17 13 11 4
Chenopodium E H A 20
album
Cirsium vulgare E H A 1 1
Holcus lanatus E H A 1 2 5 4 5 26
Hypochaeris E H P 2 4 1 2 1 2 6
radicata
Matricaria inodora E H A 6 2 1
Oxalis valdiviensis N H P 1
Poa domingensis E H P 2
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Polygonum E H A 1
aviculare
Rumex acetosella E H P 1 + 4 + 9 6 11 6 12 3 4 1 8
Sysimbrium E H A 4 + 2 10 8 8 3 3
officinale
Tripleurospermun E H A +
perforatum
Verbascum thapsus E H biA 2 3 3 1
Vulpia myuros E H A 8
Bryophyta: C - - + 19 19 11 7 2 2 2 1
Funaria
hygrometrica y
Bryum argenteum
(musgos)
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Tabla 4. Promedio de la cobertura vegetal por especie en los sitios de referencia de las
banquinas y el bosque en enero (verano), mayo (otoño), julio (invierno) y septiembre
(primavera) de 2014. + = cobertura menor al 0,5%. N = Nativa, E = Exótica, C =
Cosmopolita. H = Hierba, Ao = Arbusto, Al = Árbol. P = Perenne, A = Anual, biA =
Bianual.
Banquina Bosque
Septiembre 2014
Septiembre 2014
Historia de vida
Enero 2014
Enero 2014
Mayo 2014
Mayo 2014
Julio 2014
Julio 2014
Origen
Hábito
Acaena N H P 4 3 3 1 1
ovalifolia
Aira E H A 1 1 1
caryophyllea
Aristotelia N Ao P 1 + +
chilensis
Berberis darwinii N Ao P 4 4 4 2
Blechnum N H P 1 + 1 +
penna-marina
Buddleja N Ao P +
globosa
Chusquea N H P 1 1 1 1
culeou
Cerastium sp. N H P + + 1
Cirsium vulgare E H A + + +
Lomatia hirsuta N Al P + + +
Maytenus N Al P + 1 + 1
chubutensis
Nothofagus N Al P 8 5 7 7
dombeyi
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Osmorhiza N H P +
chilensis
Oxalis N H P +
valdiviensis
Plantago E H P 1
lanceolata
Prunella vulgaris E H P + 1 2
Ribes E Ao P 1
magellanicum
Rosa rubiginosa E Ao P +
Rumex E H P 9 7 6 4 +
acetosella
Trifolium repens E H P + 1
Bryophyta: NN -- -- ++ 33 44 22
Bartramia
ithyphylla
(musgo)+
Leptoscyphus sp.
(hepática)
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Discusión
El efecto positivo de las enmiendas sobre la humedad era esperado, ya que la adición
de compost promovería la retención de humedad indirectamente mediante un
incremento en la materia orgánica del suelo. Sin embargo, en el camino “De los Siete
Lagos” no se encontraron diferencias significativas en la materia orgánica entre
tratamientos (Tabla 2). Por lo tanto, el efecto de las enmiendas sobre la humedad
probablemente fue ocasionado por el sombreado de la vegetación desarrollada en las
parcelas con adición de compost (menor temperatura y evaporación), a pesar del mayor
consumo de agua de las plantas. El incremento en la conductividad y el pH ocasionado
por el CROD ha sido frecuentemente reportado, y asociado a un alto contenido de Ca
en las enmiendas obtenidas a partir de residuos urbanos (Hernando et al. 1989,
Kowaljow & Mazzarino 2007). El mayor incremento en el P disponible promovido por el
CB respecto al CROD sería explicado por el alto contenido de P de este tipo de compost
(Tabla 1).
Las parcelas con aplicación de compost presentaron durante los tres años importantes
coberturas vegetales (cobertura promedio > 20%), que superaron siempre al control y
los sitios de referencia del bosque y la banquina. Sin embargo, la composición
específica de todos los tratamientos fue muy diferente (IS < 50%). El bosque presentó
siempre mayores valores de riqueza y una comunidad vegetal constituida esencialmente
por especies nativas. Por otro lado, las parcelas experimentales y la banquina fuera de
las clausuras estuvieron dominadas por especies exóticas. Cabe destacar que todas las
exóticas encontradas son especies reportadas previamente para los caminos y sitios
disturbados del Parque Nacional Nahuel Huapi (Ezcurra & Brion 2005).
La similitud creciente entre las parcelas con aplicación de CROD y CB (Figura 2D), se
explicaría por la aparición durante los últimos años de especies exóticas inicialmente
características de un tipo de compost en las parcelas del otro tipo (ej.: musgos en CB a
partir de 2014 y C. nutans en CROD a partir de 2016), y por la proliferación de R.
acetosella, ruderal dominante en las banquinas, en ambos tipos de compost (Tabla 3).
Esto sugiere que la comunidad vegetal inicial, tan característica del tipo de compost
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Conclusiones
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Agradecimientos
Bibliografía
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1
Grupo de Suelos, Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medio Ambiente
(INIBIOMA), Universidad Nacional del Comahue-CONICET. San Carlos de Bariloche
(8400). 2Laboratorio de Química, Universidad Nacional de Río Negro.
*[email protected]
Resumen
Introducción
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Las plantas invasoras, además de sus efectos directos sobre las comunidades de
especies nativas, pueden afectar las propiedades del ecosistema tales como la
productividad, el ciclado de los nutrientes y las características del suelo (Ramakrishnan
& Vitousek 1989). Cambios en la productividad pueden ser ocasionados por la
introducción de nuevas formas de vida o nuevos procesos biológicos, tales como la
fijación de N (Vitousek et al. 1987). En una comunidad limitada por N, una especie
fijadora de N no sólo tiene una ventaja competitiva sino que puede liberarlo en el suelo,
facilitando la instalación de otras especies. Así, por ejemplo, las dunas del norte de
California, actualmente cubiertas por varias especies arbustivas, antes de la invasión
por lupino amarillo (Lupinus arboreus) carecían de arbustos, y eran deficientes en N y
otros macronutrientes (Pickart et al. 1998). Estos organismos capaces de facilitar la
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Los lupinos (Lupinus spp.) son un género de leguminosas que incluye más de 500 taxa
restringidos fundamentalmente al nuevo mundo, con la excepción de 12 especies
pertenecientes al mediterráneo europeo (Australian Government 2013). En nuestro país
se encuentran unas 43 especies, entre las cuales se incluyen plantas nativas (ej.: L.
andicola), introducidas (ej.: L. polyphyllus, L. arboreus; originarias de Norteamérica) y
domesticadas (ej.: L. albus) (Instituto de Botánica Darwinion 1997-2016). La capacidad
fijadora de N de los lupinos, dada por sus nódulos en simbiosis con Bradyrhizobium sp.,
ha recibido mucha atención (Kurlovich 2002, del Moral & Rozzell 2005). Sin embargo, se
ha ignorado durante mucho tiempo su capacidad de desarrollar raíces en cluster (o
proteoides, nombradas así por la primer familia en que fueron descubiertas: Proteaceae;
Purnell 1960), con capacidad de exudar ácidos carboxílicos que incrementan la
disponibilidad de P gracias a que forman complejos con iones metálicos que precipitan
fosfatos (ej.: Al, Fe y Ca), o porque desplazan los fosfatos de la matriz del suelo por
intercambio de ligandos (Lambers et al. 2012). Mientras que muchas especies de
lupinos del viejo mundo producen raíces proteoides (ej.: L. albus, L. cosentinii), las
especies del nuevo mundo carecen de esta capacidad (Skene 2000). A pesar de esto,
se ha encontrado que muchas especies de lupino sin raíces proteoides liberan gran
cantidad de carboxilatos que movilizan P, como L. angustifolius y L. sericeus (Pearse et
al. 2007), o presentan raíces semejantes a las proteoides como L. luteus y L. mutabilis
(Hocking and Jeffery 2004).
Nuestro objetivo fue estudiar la capacidad del lupino para rehabilitar ecosistemas
degradados, especialmente por pérdida de nutrientes. Nuestra hipótesis de trabajo fue
que los lupinos mejoran la disponibilidad de nutrientes (N y P) en las banquinas con
acumulación de cenizas volcánicas.
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Materiales y métodos
Variables respuesta.
Sustrato: Cada muestra de sustrato se obtuvo a partir de 4 submuestras ubicadas al
azar en cada sitio. Los primeros 5 cm de sustrato fueron muestreados con un cilindro de
PVC (6 cm de diámetro). La ceniza de la rizósfera fue colectada agitando las plantas
manualmente sobre una bandeja para remover las partículas adheridas a las raíces
(Grayston et al. 1998). Las muestras se pasaron a través de tamices de 2 mm de
tamaño de malla para estimar humedad gravimétrica, nitratos y amonio (muestra
fresca), pH, conductividad eléctrica y P extraíble (muestra seca al aire). La
concentración de nitratos se estimó por el método de la reducción por Cd y la de amonio
por la reacción de Berthelot (Keeney & Nelson 1982). El P se extrajo con 0,5 M NaHCO 3
y se determinó con el método del ácido ascórbico (Olsen & Sommers 1982). Para
estimar el C orgánico se utilizó el método de Walkley-Black modificado (Nelson &
Sommers 1996).
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Análisis estadístico.
La diferencia en las variables respuesta entre los tratamientos fueron evaluadas
mediante análisis de la varianza de un factor (5 niveles: C, L, R, RL, RR y 5 réplicas).
Las diferencias entre los tratamientos se testearon con los contrastes a posteriori de
Tukey. Se chequearon la normalidad (Kolmogorov–Smirnov test, P >0.05) y
homocedasticidad (Cochran C test, P > 0.05) de todas las variables antes de la
realización de los test paramétricos. Cuando las variables no cumplieron con los
supuestos, se les aplicó una transformación logarítmica. Todos los análisis fueron
realizados con el programa de estadística SPSS 14.0 for Windows.
Resultados
Los sitios de estudio presentaron una cobertura vegetal del 63 ± 9 % (promedio ± desvío
estándar) y una riqueza de 8 ± 2 especies, estando la comunidad dominada por L.
polyphyllus y R. acetosella, con un 31 ± 19 % y un 9 ± 5 % de cobertura,
respectivamente. La biomasa vegetal se estimó en 472 ± 54 g/m2, de los cuales 348 ±
108 g/m2 correspondieron a L. polyphyllus y 61 ± 64 g/m2 a R. acetosella.
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disponible mayores a los de la ceniza encontrada bajo los matorrales de lupino y rumex.
Además, se encontraron diferencias significativas en el N inorgánico, pudiéndose
ordenar los tratamientos de la siguiente manera: R = RR < C = L < RL (Tabla 2).
La ceniza asociada a los matorrales y rizósfera de lupinos mostró los mayores valores
de actividad fosfomonoesterasa y ß-glucosidasa, que fueron mínimas en la ceniza
desnuda. No se encontraron diferencias significativas entre los tratamientos para la fenol
oxidasa y la leucina aminopeptidasa (Figura 1).
Discusión
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Conclusiones
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Agradecimientos
Bibliografía
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Pickart, AJ; LM Miller & TE Duebendorfer. 1998. Yellow bush lupine invasion in northern
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1
Docentes/Investigadoras Fac. de Agronomía y Zootecnia, UNT-2 Estudiante Fac. de
Agronomía y Zootecnia, UNT- 3 Investigador INTA Famaillá, Tucumán
* [email protected]
Resumen
Introducción
1
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Para suelos cañeros de Tucumán, Morandini, M. (2005) afirma que el uso de vinaza
presenta aspectos positivos y negativos. Entre los primeros menciona un elevado
contenido de nitrógeno, materia orgánica y potasio y entre los negativos, un elevadísimo
contenido de sales solubles y de potasio. Se considera este último aspecto como
negativo ya que, como afirman Molina N. C.et al (2009), los contenidos de cationes
monovalentes en la solución micelar de los suelos normales no deben superar el 10%.
El objetivo de este trabajo fue evaluar dos variables edáficas: pH actual y CE que
podrían llegar a sufrir variaciones tras sucesivas aplicaciones de vinaza al suelo, en el
cultivo de caña de azúcar.
Materiales y Métodos
2
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franco arcillo limosa en la capa subsuperficial. Son suelos con alta capacidad de
retención de agua, con permeabilidad moderadamente lenta por la presencia de arcilla y
moderadamente bien drenados. La reacción química es ligeramente ácida o neutra (pH:
6,1 a 7,3). Los suelos de esta subregión muestran escasas limitaciones edáficas para el
cultivo de la caña de azúcar. El mesoclima de la subregión gradúa de seco sub-húmedo
cálido al este a húmedo cálido al oeste. La precipitación media anual es de 750 a 1000
mm. La evapotranspiración potencial de 900 a 950 mm. La deficiencia de agua es
moderada, desde nula hasta 200 mm, registrándose la misma en el período invernal-
primaveral (agosto-octubre). La temperatura media anual es de 19º C. La temperatura
media del mes de enero es 24º C y la de julio de 12 a 12,5 ºC. El período con riesgo de
heladas se extiende desde junio a agosto, con una frecuencia de 12 heladas anuales.
Los suelos fueron clasificados como Argiudoles típicos, de textura moderadamente
fina a fina (Zuccardi, R. B. &Fadda, G. S.; 1985).
El lote cañero seleccionado correspondiente a las coordenadas LS 26º50´8,2´´ y LW
65º16´29,0´´, se encuentra en la Finca El Manantial (FEM) de la FAZ-UNT (Figura 1). La
variedad de caña plantada es LCP 85-384, en edad de soca 1. En caña planta se
fertilizó con urea a una dosis de 3 Kg.surco-1(86,25 Kg N2.ha-1) en la segunda mitad del
mes de diciembre de 2012.
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Resultados y Discusión
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Conclusiones
Entre los parámetros edáficos estudiados, que contribuyen a calificar la calidad del
suelo, se encuentran el pH y CE. Podemos observar que, con tan sólo un año de
aplicación de vinaza en un suelo Argiudol típico (según el sistema americano de
taxonomía de suelos del Departamento de Agricultura de los EEUU-(USDA)), se
evidencia un efecto negativo en el suelo al disminuir el pH y aumentar la CE. Si bien la
evaluación de la CE no mostró limitantes edáficas en cuanto a la salinidad, en un año de
aplicación, se recomienda hacer un monitoreo para evitar la salinización en sucesivas
aplicaciones. Se sugiere avanzar y profundizar en el estudio de éstas y otras
propiedades edáficas sensibles al agregado de este desecho industrial.
Bibliografía
Fadda, G. S.&M. Morandini 2007. El uso agrícola de la vinaza. Revisión de
antecedentes y caracterización de las condiciones del área cañera tucumana para su
aplicación. Publicación Especial Nº 33. EEAOC. ISSN 0328-7300. 18p.
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Resumen
Introducción
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diferencian del resto de la pampa húmeda. Esta región se caracteriza por la gran
variabilidad climática y la escasez de precipitaciones (Glave, 2006), factores que
determinan la diferencia de potencial de producción respecto a la región pampeana
central. Al igual que en toda la zona agrícola central de la Argentina, en el sudoeste
bonaerense ha ocurrido una gran expansión de la siembra directa (SD) en los últimos 20
años (AAPRESID, 2012). Son necesarios estudios sobre el impacto a largo plazo de
este método de siembra sobre diferentes propiedades edáficas que influencian tanto la
productividad como la sustentabilidad de las producciones agrícolas de esta región
(Galantini et al., 2006), donde los agroecosistemas poseen mayor fragilidad y menor
resiliencia (Schmidt y Amiotti, 2015).
El objetivo de este trabajo fue determinar la porosidad en suelos de ambientes naturales
y en suelos con más de 12 años bajo SD en el sudoeste bonaerense, para evaluar el
estado actual de propiedades físicas en suelos bajo este sistema de producción.
Materiales y Métodos
Resultados y Discusión
Los suelos evaluados se agruparon en 6 clases texturales (Figura 1), predominando los
suelos de textura franca a franca arenosa. Estos suelos se caracterizan por una gran
cantidad de limo y arena. En la fracción limo predominaron los limos finos, factor que
provocaría susceptibilidad a la degradación de la estructura (Pecorari et al., 1990).
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Figura 1. Clases texturales (USDA) de los sitios evaluados: suelos bajo cultivo (círculos)
y ambientes naturales (triángulos).
En la Tabla 1 se presentan los resultados del ANAVA entre lotes agrícolas (AG) y
ambientes naturales (AN) para densidad aparente (DA), porosidad total (PT) y
distribución por tamaño de poro. Independientemente del sitio y textura del suelo, se
observa como la agricultura, con labranza convencional anteriormente y actualmente
bajo SD, ha modificado las propiedades físicas en el horizonte superficial.
Tabla 1. Densidad aparente (DA), porosidad total (PT) y distribución por tamaño de poro
para las situaciones evaluadas (ambiente natural: AN y lotes agrícolas: AG), según
profundidad.
0-10 cm 10-20 cm
AN AG AN AG
-3
DA (Mg m ) 1,06 1,28 1,38 a 1,43 b
3 -3
PT (m m ) 0,565 0,529 0,488 a 0,486 a
3 -3
MP (m m ) 0,245 b 0,199 a 0,166 b 0,118 a
3 -3
MPg (m m ) 0,190 b 0,144 a 0,128 0,079
3 -3
MPp (m m ) 0,055 a 0,056 a 0,038 a 0,039 a
3 -3
mP (m m ) 0,213 b 0,200 a 0,182 a 0,199 a
Para cada profundidad letras diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos (p<0,05).
Ausencia de letra para alguna propiedad significa interacción tratamiento*profundidad.
MP: macroporos (>30 µm); MPg: macroporos grandes (>60 µm); MPp: macroporos pequeños (60-30 µm);
mP: mPg: mesoporos grandes (30-9 µm).
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Tabla 2. Densidad aparente (DA) y porosidad total (PT) para ambiente natural (AN) y
lotes agrícolas (AG).
0-5 cm 5-10 cm
AN AG AN AG
DA (Mg m-3) 0,88 a 1,19 b 1,24 a 1,37 b
PT (m3 m-3) 0,615 b 0,552 a 0,514 a 0,506 a
Para cada profundidad letras diferentes indican diferencias significativas entre tratamientos (p<0,05).
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Conclusiones
Bibliografia
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Resumen
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Introducción
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Al ser débilmente sorbido por la fase sólida, existe una preocupación sobre su
potencial para lixiviar a las aguas subterráneas, como se dijo en un principio.
Debido a que los herbicidas ácidos representan una amenaza para preservación de
los recursos hídricos, ya que pueden ser detectados en numerosas muestras de aguas
superficiales y subterráneas, el objetivo del presente trabajo fue estudiar el proceso de
adsorción-desorción en función de los constituyentes de un Argiacuol con uso arrocero
en Mercedes (Corrientes), para predecir el comportamiento y la movilidad de MCPA en
el suelo y reducir el riesgo de contaminación del agua.
Materiales y Métodos
3
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donde: qe es la cantidad en el equilibrio de MCPA adsorbida por la fase sólida (mg kg-
1
), C0 es la concentración inicial MCPA en solución (mg L-1), Ce es la concentración
MCPA de equilibrio en solución (mg L-1), V es el volumen de solución (L) y m es la
masa del suelo (kg).
La cantidad de MCPA desorbido se calculó como:
[ ( )]
donde: qdeses la cantidad de MCPA liberado de la fase sólida calculado sobre la masa
de suelo (mg kg-1), Cdes es la concentración determinada analíticamente de MCPA
desorbido en solución (mg L-1) y Vex(L) es el volumen de la solución MCPA que se
retiró de cada tubo y se reemplazó por el mismo volumen de solución de cloruro de
calcio.
El coeficiente de distribución KD (L kg-1) representa la distribución de equilibrio de un
herbicida entre el suelo y la solución. Se define como sigue:
El coeficiente KOC se calcula dividiendo los valores de KD para suelos / sedimentos por
el contenido de carbono orgánico correspondiente del suelo / sedimentos:
( )
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Resultados y Discusión
22.00
20.00
Ce/y, g
18.00
16.00
14.00
Modelos de
Freundlich Langmuir
isotermas
-
KL x 10
Kfa 2 qm
4
2
Parámetros 1/n 1/na R
(ppm/g) (g L )
-1 - R
(L/g) 1
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1.80
1.60
log y
1.40
1.20
1.00
1,4
1,2
0,8
0,6
0,4
0,2
0
0 0,5 1 1,5
-0,2
-0,4
-0,6
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Kfd 1/nfd H
Parámetros
(L/g)1/n
Conclusiones
Bibliografia
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Resumen
Introducción
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sea porque se trabaja con mayor carga animal en planteos a campo o directamente
porque se pasó a sistemas total o parcialmente estabulados.
Trabajos de investigación destacan el efecto positivo de los residuos orgánicos en el
suelo, tanto sobre las propiedades químicas, debido al reciclado de nutrientes, como
físicas, al aumentar el contenido de materia orgánica, la porosidad e infiltración del
agua en el suelo (Feng et al., 2005; Bittman et al., 2007; Imhoff et al. 2014). En tal
sentido, el aporte de materia orgánica en Argiudoles del centro de la provincia de
Santa Fe permitiría mantener la calidad estructural estos suelos y es de importancia
considerando su matrtiz se caracteriza por su baja macroporosidad, elevado contenido
de limo y el bajo contenido de arena (Ghiberto et al. 2015).
Teniendo en cuenta que existe escasa información acerca de la influencia de la
aplicación de residuos sólidos orgánicos de tambo (RST) en las propiedades físicas
del suelo a nivel regional, que los suelos se están degradando y que se deben buscar
alternativas para solucionarlo, el objetivo del presente trabajo fue determinar el efecto
de la aplicación de RST sobre propiedades físicas de un Argiudol típico representativo
de la cuenca lechera central santafesina.
Materiales y Métodos
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r s r 1
n m
(1)
donde: =contenido volumétrico de agua (cm3 cm-3), r=contenido volumétrico de agua
residual (cm3 cm-3), s=contenido volumétrico de agua en saturación (cm3 cm-3), =
potencial mátrico (kPa) y , n y m son los parámetros de ajuste. La relación funcional
entre RP, y Ds se obtuvo ajustando el modelo no lineal propuesto por Busscher
(1990):
RP a b D s
c
(2)
donde: RP= resistencia del suelo a la penetración (MPa), = contenido volumétrico de
agua (cm3 cm-3), Ds = densidad del suelo (g cm-3) y a, b, c son los parámetros del
ajuste.
Con esta información se calculó el intervalo hídrico óptimo (IHO), para tal, fueron
estimados los valores críticos de contenido de agua en el suelo que limitan el
crecimiento de las raíces siendo: a) capacidad de campo (CC), correspondiente al
contenido de agua retenida a 33 kPa, b) agua fácilmente utilizable (AFU), contenido de
agua retenido a potencial mátrico de 170 kPa, c) contenido de agua en el suelo en el
que la porosidad de aireación es 0,15 cm3 cm-3 (PA) y d) contenido de agua en el
suelo en el que la resistencia mecánica a la penetración de las raíces es 3 MPa (RP).
El IHO y la densidad del suelo crítica para el crecimiento de las raíces Dscrít fueron
determinados usando el algoritmo propuesto por Leão et al. (2005).
Utilizando la CRH se evaluó la porosidad total del suelo (PORt, cm3 cm-3) siendo esta
equivalente al contenido de agua en saturación y la macroporosidad (Reynolds et al.,
2009). La macroporosidad (PORp, cm3 cm-3), correspondiente a los poros de diámetro
mayor que 300 µm, fue calculada como:
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Resultados y Discusión
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Tabla 2. Materia orgánica (MO), Densidad del suelo (Ds), Porosidad Total (PORt),
Macroporosidad (PORp), Intervalo hídrico óptimo (IHO) y Densidad crítica (Dscrít.) en los
casos estudiados.
-3
cm (Ghiberto et al., 2015). Los bajos valores encontrados, evidencian las dificultades
de estos suelos para dejarse atravesar por los fluidos. La macroporosidad (PORp) no
fue baja, en comparación al valor óptimo propuesto por Reynolds et al. (2009) de 0,07
cm3 cm-3 (Tabla 2). Se puede observar que esté parámetro mejoró en 2014 quizás
influenciado por el sistema radicular del trigo pero sin manifestar diferencias por la
aplicación de RST. Mantener esta propiedad en condiciones favorables es de vital
importancia ya que en Argiudoles como el estudiado con elevado contenido de limo y
poco de arena, una pequeña disminución puede causar severas restricciones físicas
en la infiltración el drenaje y la proliferación de las raíces (Ghiberto et al. 2015).
La densidad del suelo no se vio afectada significativamente entre 2011 y 2014 por el
agregado de RST. En todos los tratamientos fue inferior al valor de densidad en el cual
el Intervalo Hídrico Óptimo es igual a cero (Dscrit), y por lo tanto, restrictivo para la
proliferación radical. Pese a ello debe seguir siendo evaluada ya que trabajos han
demostrado que pequeños incrementos en la densidad del suelo pueden causar
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Conclusión
Agradecimientos
Bibliografía
Blake, GR & KH Hartge. 1986. Bulk density. En: A Klute (ed.) Methods of Soil Analysis
- Physical and Mineralogical Methods 2nd ed. p. 363-375. Am. Soc. Agron. Madison,
Estados Unidos.
Bittman, S; CG Kowalenko; T Forge; DE Hunt; F Bounaix & Patin N. 2007. Agronomic
effects of multi-year surface-banding of dairy slurry on grass. Bioresource Technol.
98(17): 3249-3258.
Busscher, WJ. 1990. Adjustment of flat-tipped penetrometer resistance data to a
common water content. T. ASAE. 33: 519-524.
Feng, GL; J Letey; AC Chang; C Ampbell & M Mathews. 2005. Simulating dairy liquid
waste management options as a nitrogen source for crops. Agr. Ecosyst. Environ.
110(3-4): 219-229.
Gee, G.W.; Bauder, J.C. 1986. Particle size analysis. p. 383-411. In: Klute, A., ed.
Methods of Soil Analysis. Part I: Physical and mineralogical methods. 2.ed. ASA,
SSSA, Madison, USA.
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Resumen
Los Residuos Líquidos (RL) de la industria alimentaria podrían tener valor agrícola y
para recuperar suelos, dado su riqueza en nutrimentos y MO. En Argentina hay pocos
estudios de la aplicación en suelos, no habiendo reglamentación específica para dicha
utilización. Es necesario establecer indicadores edáficos que permitan conocer el
potencial productivo y de riesgo ambiental para establecer un protocolo para uso
agroambiental de RL.
Objetivo: cuantificar indicadores edáficos que representan las condiciones de un
“Suelo Ideal” para lograr una elevada y sostenida producción de los cultivos y, a partir
de ellos, evaluar los cambios por adicionar RL.
Se estudió un Natracualf (centro oeste de Santa Fe, Argentina) usado para
biorremediación: se aplicaron RL de la industria láctea. Después de 4 años se
evaluaron 18 atributos físicos y químicos. Durante ese tiempo se mantuvo el suelo
desnudo, pasando mensualmente doble acción.
El RL adicionó (en kg/ha/año): MO: 6000; solutos: 1560; Nt: 660 (141 nítricos y 47
amoniacales); P: 337; Cl: 236; S de sulfatos: 1728; Na: 424; K: 94; Ca: 2074; Mg: 236.
Comparando donde se aplicó RL con un lote colindante: RL incrementó la MO en
superficie, el Nt y P en todo el perfil por ausencia de cultivos. Los SO4 y Ca del RL
desodificaron todo el perfil (hasta 150 cm), lixiviando también parte del Mg y K. RL
mejoró los atributos químicos del suelo pero aumentó el riesgo de contaminar la
freática. Las propiedades físicas empeoraron en RL por intenso laboreo, ausencia de
raíces y rastrojos. Pero con una adecuada rotación de cultivos y contralor de
parámetros críticos, como los aquí evaluados, la adición de RL resultaría beneficiosa
para suelos y cultivos. Los indicadores utilizados para verificar alteraciones edáficas
resultaron útiles para dicho propósito. Se recomienda su uso en investigaciones de
este tipo y para protocolos de monitoreo.
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Introducción
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Para identificar qué atributos edáficos medir y qué técnicas analíticas usar se siguió lo
propuesto por el grupo de trabajo de Orellana, Pilatti y Felli (1999, 2000 y 2003)
actualizado en Pilatti y Orellana (2012, 2016); indican qué condiciones alejan a un
suelo dado de los requisitos de un “suelo ideal” para la producción de los cultivos.
Propusieron qué atributos edáficos evaluar para detectar limitaciones por: toxicidad,
aireación, infiltración y capacidad de almacenamiento de agua fácilmente utilizable,
macronutrimentos, fijación biológica de N e impedimentos mecánicos.
En este trabajo, además de hacer los análisis prescriptos para los barros; se pone
énfasis en evaluar el “cuerpo receptor”, el suelo, cuantificando en qué medida se
mejoran los indicadores edáficos de su capacidad productiva (o se deteriora). Se
espera sea un aporte significativo no sólo acerca de qué medir y cómo comparar cada
atributo edáfico para reconocer si mejora o empeora; sino que este conjunto con los
mínimos de datos necesarios pueden integrarse en un modelo que simula el
crecimiento y producción de los cultivos para cuantificar en qué medida cambia el
rendimiento y el riesgo de producción (Pilatti et al., 2006; Pilatti y Orellana, 2016).
Materiales y Métodos
Para esta evaluación se utilizó un lote, con una experiencia pre existente de
biorremediación, en el que durante 4 años (2010 al 2014) se aplicó 6.600 kg materia
orgánica/ha/año de RL de la industria láctea (ver en Cuadro 1 su composición), no se
realizó ningún cultivo y cada 3 a 5 semanas se efectuó una labor superficial para
favorecer la mineralización de la MO y la infiltración del RL asperjado con estercolera.
Según la calificación canadiense de la calidad ambiental de las Materias Residuales
Abonos (Hébert, 2004) se las clasifica en: C: Contaminantes químicos; P: Patógenos;
O: Olores. Así C1; P1, O1 indica que no presenta riesgos de contaminación química, ni
de patógenos, ni olores. Este RL se encuentra dentro de esta categoría.
En los lotes estudiados, centro oeste de la provincia de Santa Fe, predomina el
Natracualf típico serie Aurelia (INTA, 1991).
El RL tiene reacción alcalina con intermedia cantidad de sales. La demanda química
de oxígeno (DQO) es alta, no así la demanda bioquímica de oxígeno (DBO) ni el nivel
de cloruros - según la legislación de Buenos Aires (336/03) y de La Pampa (2793)
para aplicar a “cuerpo superficial” (agua)-. Es importante el aporte de Nt (más de 600
kg N/ha/año). La relación C:N es baja a muy baja: lo que indica dificultades para su
descomposición como lo señala también el valor de DBO. Hay aportes de nitratos y
amonio, formas que se mueven fácilmente con el agua. También es significativa la
adición de P y muy importante la de S y Ca; siendo intermedia la de Na y Mg, con
bajos niveles de K.
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Se compara el sitio sobre el cual se asperjó el RL con un lote colindante que tiene el
mismo suelo pero con prácticas agropecuarias representativas de la zona (T o testigo)
con una historia de uso similar a la del área del ensayo. Los análisis realizados se
presentan en el Cuadro 2a y b.
En ambos se tomó muestra perturbada compuesta por 30 extracciones según lo
indicado por Pilatti y Orellana (1995) abarcando tanto la profundidad enraizable como
la de enraizamiento (según Pilatti y Grenón, 1995) de los siguientes espesores que
coinciden con los horizontes presentes: 0 a 14 cm, 15 a 30 cm, 31 a 44 cm, 50 a 70
cm y 100 a 120 cm. Se seleccionó ese espesor porque coincide con el de mayor
extracción de agua y nutrimentos de los cultivos anuales y porque se encuentra por
encima de la freática: si en el horizonte más profundo muestreado hay acumulación de
elementos puede -al menos sospecharse- riesgo de contaminación.
También se tomaron muestras no perturbadas en cilindros de 100 cm3 de capacidad
para análisis físicos en el estrato superficial de suelo debajo de la zona laboreada (10
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K
%DK 0 1 0 RL 100 (1)
K 0T
Donde: K0RL y K0T son las conductividades hidráulica saturadas del tratamiento con la
aplicación de residuo líquido (RL) y Testigo (T).
Cuadro 2a: Determinaciones químicas realizadas en dos lotes del centro oeste de
Santa Fe (Argentina) domina el Natracualf típico serie Aurelia (Octubre 2014):
tratamiento con aplicación de residuo líquido (RL) y testigo (T).
Relación
Medida Símbolo Método Referencia
con suelo ideal
Nutrimentos Combustión húmeda Walkley-Black
Materia SAMLA (2004),
MO Actividad biológica (Factor recuperación 0,77)
orgánica total Jackson (1982)
Agregación (MO= C x 1,724)
Nitrógeno total Nt Nutrimentos Kjeldahl SAMLA (2004)
2- Nutrimentos
Sulfatos SO4 Turbidimetría SAMLA (2004)
Fijación simbiótica
Fósforo Nutrimentos
P Bray y Kurtz Nº 1 SAMLA (2004),
extraíble Fijación simbiótica
Capacidad de Extracción con acetato de amonio y
Nutrimentos
intercambio CIC posterior determinación del amonio SAMLA (2004)
Toxicidad
catiónico mediante destilación
Calcio y 2+
Ca y Nutrimentos
Magnesio 2+ Complexometría SAMLA (2004)
Mg Fijación simbiótica
intercambiable
Toxicidad y
Sodio y Potasio + +
Na y K Nutrimento Fotometría de llama SAMLA (2004)
intercambiable
Conductividad
eléctrica Toxicidad
CEes Conductimetría SAMLA (2004)
extracto de Fijación simbiótica
saturación
Reacción del Toxicidad Potenciometría
pH SAMLA (2004)
suelo Fijación simbiótica (pH en H2O rel. 1:2.5)
Análisis estadístico
Datos físicos: En todos los casos se evaluó la normalidad de la distribución de los
datos usando los test: chi-cuadrado de bondad de ajuste¸ W de Shapiro-Wilks y Z para
curtosis y asimetría. Para normalizar el IHO se usó [π/2 arcsen(IHO)0,5].
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2a 39 a 16 a 19 a 31 a 51 a
Internacional(*) 15 157 41 32 44 53
91 a 263
15 a 27 a 13 a 108 a
Local (**) 4a 8 7 a 65 3 a 30
25
3 a 21 2 a 24
40
4 a 43
74 142
Adoptado en
8 65 30 25 21 24 40 43 74 142
este trabajo
(*) (Imhoff et al., 2000); (Mulla & McBratney, 2000) (**) Todos son Molisoles, algunos muestreos
a nivel de grilla en lotes, otros varios lotes a nivel regional, (Rondini & Doval, 1975); (Barberis et
al., 1976); (Conti et al., 1978); (Piñeiro et al., 1982); (Vázquez, 1983); (Orellana et al., 1988);
(Imhoff & Pilatti, 1995); (Pilatti et al., 2004); (Flores, 2009); (Carrizo et al., 2011), (Alesso et al.,
2012)
Resultados y Discusión
El Natracualf típico Aurelia, tiene una Aptitud de Uso 6 ws con un Índice de Aptitud
productiva de la Tierra es 21 (Giorgi et al., 2010). Son tierras con restricciones en su
uso productivo por exceso de agua, sales y/o sodio; ocupan –casi- el 40% del área
provincial.
En Cuadros 4, 5 y 6 se presentan los resultados de los análisis efectuados en T y RL.
Hay una importante acumulación de MO en los primeros 14 cm de RL pero no más
abajo. Lo mismo se observa para Nt pero con incremento hasta los 44 cm y también
en el horizonte más profundo: claro indicio de formas móviles de N que, si no son
absorbidas por los cultivos seguirán profundizando hasta la freática.
El P incrementa en todo el perfil poniendo en evidencia que hay formas de P
hidrosolubles que se mueven en el perfil, esto le confiere una gran fertilidad para los
cultivos, especialmente para las leguminosas; pero si no se extrae podría llegar hasta
la freática.
Mucho aumentan también tanto los sulfatos y como el calcio ambos componentes del
yeso: enmienda utilizada para desodificar a los suelos.
El suelo estudiado contiene sodio originalmente y se ve en T que está presente en
cantidades importantes con PSI que supera el 15% en profundidad y con más del 5% ;
en RL se mejora esa situación ya que el Na decrece a niveles bajos en todo el perfil de
suelo, como consecuencia de aquella aplicación.
La reacción del suelo se mantiene próxima a la neutralidad en ambos casos,
posiblemente por el predomino del anión sulfato en la solución del suelo.
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Horizonte E Bt1 Bt1 Bt2 Bt3 E Bt1 Bt1 Bt2 Bt3
Aspersión
Testigo Testigo Testigo Testigo Testigo Aspersión Aspersión Aspersión Aspersión
RL
Referencia 0 – 14 15 – 30 30 – 44 50 – 70 100– 120 RL RL RL RL
100–120
cm cm cm cm cm 0 – 14 cm 15 – 30 cm 30 – 44 cm 50 – 70 cm
cm
Materia Orgánica (%)
2,6a 1,5a 0,8a 0,4a 0,5a 3,4b 1,4a 0,9a 0,5a 0,6a
Nitrógeno Total (%)
0,132a 0,086a 0,054a 0,068a 0,061a 0,207b 0,098b 0,098b 0,066a 0,078b
Fósforo Extraíble (ppm)
24a 11a 14a 13a 19a 574b 35b 28b 46b 124b
S-SO4 (ppm)
69a 86a 121a 85a 123a 148b 98a 157b 142b 128a
pH actual (1:2,5) 6,4a 7,4a 7,8a 7,9a 6,7a 7,0b 6,9b 7,3b 7,7a 7,8b
Conductividad eléctrica
extracto de saturación 1,6a 2,2a 3,4a 3,9a 2,7a 6,3b 3,0a 2,8a 2,6a 2,5a
(dS/m)
2+
Ca intercamb. (cmolc/kg) 7,4a 7,5a 9,5a 10,4a 10,3a 12,2b 8,6b 9,7a 14,2b 16,3b
2+
Mg intercamb (cmolc/kg) 2,1a 2,4a 1,6a 2,1a 3,5a 0,8b 0,8b 1,6a 2,6b 3,7a
+
Na intercamb. (cmolc/kg) 0,9a 1,9a 2,2a 3,3a 4,2a 0,8a 1,0b 1,2b 1,0b 0,7b
PSI (%) 7 14 12 17 21 5 8 9 5 4
+
K intercamb. (cmolc/kg) 1,4a 1,0a 1,4a 2,0a 2,7a 2,7b 1,6b 1,3a 1,5b 1,9b
CIC (cmolc/kg) 12,9a 13,9a 17,8a 19,7a 20,2a 16,4b 13,3a 13,4b 18,3a 19,2a
Cuadro 4: Resultados de los análisis químicos realizados a un lote asperjado durante 4 años con residuo líquido (RL) de la industria láctea y un lote
colindante con uso agrícola ganadero típico de la zona (Testigo); domina el Natracualf típico serie Aurelia (Centro oeste de Santa Fe, Argentina) . Letras
distintas indican diferencias significativas a nivel del 5% (test “t”); se comparan sólo pares de valores correspondientes a la misma propiedad y profundidad.
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La salinidad es elevada sólo en superficie siendo RL muy superior al, pero sin llegar a
ser muy perjudicial para los cultivos: ese efecto indeseable es corregible. En estratos
más profundos no hay una tendencia definida, pudiendo decirse que no hay daño.
En RL el K aumenta en los primeros 30 cm: deseable para la nutrición potásica de los
cultivos; pero es menor en profundidad. En cambio el Mg disminuye mucho en los
primeros 30 cm con respecto al T; aumentando en profundidad. Se sugiere que se
está lavando, en forma similar a lo que ocurrió para el Na.
El Cuadro 5 presenta la conductividad hidráulica del suelo a diferentes tensiones, fue
más alta en todas las tensiones en T demostrando su mejor condición para la
captación de agua. También puede observarse que, quién más disminuyó es K0,
indicando el deterioro de los poros mayores del suelo, que siempre son los primeros
en degradarse. La mayor conductividad hidráulica en T puede asociarse con mayor
cantidad de macroporos y mejor continuidad lo que es frecuente cuando hay bioporos
generados por las raíces de los cultivos o por la vegetación natural: esto ocurre en T
pero no en RL donde no se hacen cultivos.
En suelos valores de K0 entre 20 y 40 mm/h (Caso T) son moderadamente limitantes y
menores a 10 mm/h (Caso RL) indican una muy baja captación de agua. En la última
condición, se produce escurrimiento superficial y junto con él el arrastre de partículas y
solutos que en exceso pueden ser perjudiciales para cursos de agua, hecho
preocupante si no se controla el escurrimiento en RL. Si no hay escurrimiento habrá
encharcamiento con anaerobiosis temporaria.
El porcentaje de disminución de la conductividad hidráulica saturada (%DK0 ) fue del
86% en RL comparado con T. Esta disminución se debe probablemente al bloqueo de
poros causado por partículas del suelo dispersas asociado, más que al nivel de sodio,
a la acción mecánica de las frecuentes labores.
El intervalo hídrico óptimo (IHO) es un tramo del contenido hídrico del suelo dentro del
cual: (1) el agua es fácilmente utilizable por el cultivo, (2) la masa sólida del suelo aún
es horadable por las raíces, y (3) la aireación no es limitante para la respiración
radical. Integra así tres variables: Porosidad de aireación, Agua fácilmente utilizable y
Resistencia mecánica a la penetración radical, de modo que durante dicho intervalo
las raíces no hallan mayores dificultades para ocupar volúmenes crecientes de suelo
ni para absorber agua y disponer de oxígeno suficiente. Por lo tanto cuando mayor es
su valor mejor es el suelo.
Se observa que el IHO es bajo en el T (Cuadro 6), lo que es de esperar por la baja
calidad física que tienen los Natracualfes como es el de este caso. Donde se asperjó
RL el IHO es aún menor. Con los valores de peso específico medida en el suelo
(Cuadro 9) las propiedades que determinan el IHO fueron la porosidad de aireación y
la resistencia mecánica a la penetración indicando que las plantas serán afectadas por
falta de aire o las raíces no podrán explorar el suelo.
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Cuadro 5. Conductividad hidráulica a diferentes tensiones medida en superficie de un
Natracualf típico serie Aurelia (Centro oeste de Santa Fe, Argentina) sobre un lote
asperjado durante 4 años con residuo líquido (RL) de la industria láctea y en un lote
colindante con uso agrícola ganadero típico de la zona (Testigo) (Noviembre, 2014).
K0 K1,5 K3 es la conductividad hidráulica del suelo a 0, 1,5 y 3 cm de tensión
Tensión Testigo RL
-1 -1
(cm) (mm h ) (mm h )
K0 0 25,8a 3,7b
K3 3 8,5a 0,2b
específico crítico, valor a partir del cual las raíces dejan de crecer.
El peso específico crítico representa el valor de peso específico del suelo a partir del
cual las raíces no crecen con lo cual, al momento del muestreo la recuperación física
es reversible por mecanismos naturales y/o técnicamente sencillos; hasta aquí el
grado de deterioro es, a lo sumo, moderado; y no se ha perdido la resiliencia edáfica.
Conclusiones
La aplicación de RL de la industria láctea aporta al suelo MO, Nt, P, SO4, Ca; también
Cl, Na, Mg y en menor cantidad K. Pero, como en el caso aquí evaluado en el que se
mantuvo el suelo desnudo, sin cultivos ni malezas, con labranza superficial una vez
por mes, los nutrimentos se acumulan en el perfil edáfico. Esto daña las propiedades
físicas del horizonte superficial, de por si con limitaciones para la captación de agua,
resistencia mecánica elevadas y deficiente aireación. El Intervalo Hídrico Óptimo
indica que el suelo naturalmente tiene pobre propiedades físicas; en RL disminuye.
El N y P profundizan pudiendo alcanzar la freática.
El Natracualf estudiado tiene sodio en todo el perfil pero la adición a través de RL de
sulfatos con Ca hace que se reduzca significativamente por reemplazamiento catiónico
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y lavado en profundidad. Lo mismo ocurre parcialmente con el K y Mg que también
son reemplazados por el Ca.
El RL puede aplicarse directamente al suelo pero para aprovechar sus cualidades se
requiere de una adecuada rotación de cultivos que aprovechen, extraigan, los
nutrimentos agregados y acondicionar la MO aplicada.
En RL el K aumenta en los primeros 30 cm: deseable para la nutrición potásica de los
cultivos. Sin embargo el Mg que disminuye: pero es posible su corrección.
Se confirma lo previsible si no hay extracción por los cultivos, ni adición de rastrojos
con actividad de raíces y, además, frecuente remoción mecánica superficial: lo valioso
es que se cuantifican los cambios y todas las variables más importantes relacionadas
con la producción de los cultivos.
Los atributos edáficos propuestos para evaluar cambios muestran ser sensibles para
ello, recomendándose tenerlos en cuenta en futuras investigaciones y para desarrollar
protocolos de monitoreo.
Esta es la primera de una serie de investigaciones que aplica la metodología al estudio
de cómo evolucionan los indicadores edáficos de la capacidad productiva de los
suelos ante la aplicación de RL. Se espera con ello avanzar hacia una evaluación más
integral y disponer de criterios para elaborar un protocolo común de evaluación inicial,
final y monitoreo del suelo; útil para los investigadores en esta temática como para los
órganos legislativos y de contralor, tanto para acciones de auditoría como para realizar
recomendaciones para el monitoreo. Tal protocolo debe especificar: qué medir, con
qué técnica, cómo tomar las muestras y analizar los datos.
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1
Cátedra de Edafología, Universidad de Buenos Aires; 2Cátedra de Fertilidad y
Fertilizantes; Universidad de Buenos Aires; 3Instituto de Suelos CNIA INTA Castelar;
4
CONICET; 5Facultad de Agronomía de la Universidad Nacional del Litoral
*[email protected]
Resumen
Las condiciones físicas del suelo pueden imponer estreses que juegan un rol
fundamental en el desarrollo y rendimiento de los cultivos. El crecimiento de las raíces
de las plantas está directamente afectado por el contenido de agua del suelo, su
aireación y su resistencia mecánica (Rs) y dependen de la textura y el estado de
degradación del suelo entre otros factores. Según varios autores, el valor de Rs =
2MPa es tomado como crítico (Rsc) para el crecimiento de las raíces. Los suelos
compactados, requieren de alta humedad para mantener la Rs por debajo de los
valores restrictivos. Por ello, el objetivo de este trabajo fue: determinar los niveles de
contenido hídrico gravimétrico crítico (θgc) en que se alcanza Rsc en los horizontes
genéticos de diferentes suelos de la Pampa Ondulada Alta con un gradiente textural
marcado y dos niveles de degradación del horizonte superficial. Los suelos
muestreados fueron: un Hapludol típico, un Argiudol típico y un Argiudol vértico. Se
tomaron muestras disturbadas de sus horizontes en las cuales se midió distribución de
tamaño de partícula y carbono orgánico. También se tomaron muestras no disturbadas
de los horizontes de las cuales se obtuvo: la Rs, el contenido hídrico gravimétrico (θg)
y volumétrico (θv) y la Ds. Para alcanzar diferentes valores de θg y θv, se sometieron
las muestras a diferentes potenciales mátricos. Cuando se alcanzó el equilibrio mátrico
se determinó Rs a cada θg. Para estimar la Rs a partir de elθv y la Ds se utilizó el
modelo no lineal propuesto por Busscher (1990). El modelo presentó altos valores de
ajuste y significancia (R2 = 0.809; p<0,001) en la estimación de la Rs f (Ds; θv) para los
suelos evaluados de la Pampa Ondulada Alta. Los resultados sugieren que en
situaciones de menor degradación superficial, el suelo debe estar más húmedo que en
las de mayor degradación para que su Rs esté por debajo de la Rsc. A nivel sub
superficial, los horizontes que contienen menos de 460 g kg-1 de arcilla disminuye su
θgc conforme aumenta la compactación y viceversa. La Rs = 2 MPa, considerada
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como crítica e invariable, debería tomarse como dependiente del contenido de arcilla
y/o de MO. Más estudios son necesarios para determinar los umbrales críticos de las
variables que afectan el crecimiento de las plantas.
Introducción
Las condiciones físicas del suelo pueden imponer estreses que juegan un rol
fundamental en el desarrollo y rendimiento de los cultivos (da Silva y Kay, 2004). El
crecimiento de las plantas está directamente afectado por el contenido de agua del
suelo, su aireación y su resistencia mecánica (Tormena et al. , 1999). Estos factores
físicos están determinados por la textura del suelo, la estructura (porosidad, densidad
aparente, y estado de agregación) y también por el clima (principalmente las
precipitaciones) que varían de un año a otro (Dexter, 1988). Por lo tanto, no es fácil
definir los límites críticos más allá de los cuales se perjudica el crecimiento y desarrollo
del cultivo (Torres y Saraiva, 1999). Sin embargo, existe amplio consenso en identificar
esos valores (o rangos) óptimos o umbrales de parámetros tales como la densidad
aparente, la porosidad, la dureza del suelo y la capacidad de retención de agua del
suelo (Ferreras et al. , 2007). En tal sentido, el agua debe ser tomada como una
variable de equilibrio, que disminuye o agrava los efectos de la aireación y el
endurecimiento del suelo (Letey, 1985).
Varios autores han determinado que la resistencia mecánica del suelo (Rs) es un
parámetro más sensible que la densidad para detectar los efectos de las prácticas de
manejo sobre el suelo (Bauder y Black, 1981; Hammel, 1989). Por ejemplo, un
aumento del 20% de la densidad del suelo (Ds), puede llegar a suponer un incremento
de la Rs de hasta un 400% (Vorhees et al. , 1978). El incremento en la Rs bajo
sistemas conservacionistas puede reducir el crecimiento de las raíces (Álvarez et al. ,
2009), con efectos negativos sobre el abastecimiento de agua y nutrientes por parte de
los cultivos (Kirkegaard et al. , 1994). Stirzaker et al. (1986) indicaron que en suelos
finos, inclusive con adecuada fertilidad química, la absorción de agua y nutrientes
puede verse limitada debido a la dificultad de las raíces para explorar la matriz del
suelo.
Existe una amplia discusión acerca de cuál es el valor umbral de Rs a partir del cual se
limita el crecimiento de las raíces. En la literatura, son generalmente aceptados
valores de Rs de 2 a 3,5 MPa (da Silva y Kay, 1996; Bengough y Mullins, 1990;
Greacen, 1986, Cass et al. , 1994, Horn y Baumgartl, 2000, Materechera et al. ,
1991). Sin embargo, 2 MPa es el valor crítico de resistencia (Rsc) más ampliamente
utilizado. De acuerdo con Taylor et al. (1966) y Atwell (1990) es a partir del cual se
reduce notablemente la elongación y el desarrollo radical y según Weaich et al.
(1992) y Tardieu (1994) comienza a afectarse el crecimiento de la parte aérea de las
plantas.
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Materiales y Métodos
contenido hídrico gravimétrico (θg), la densidad del suelo (Ds) (Grossman y Reinsch,
2002), calculando elθv. Cuando se alcanzó el equilibrio en el potencial mátrico se
determinó Rs a cada θv.
Hapludol típico
A>deg 0-13 1.33 10.5 45 174 781 0.19 0.06
A<deg 0-13 1.43 17.9 111 280 609 0.29 0.13
Ap2 13-25 1.43 9.7 90 120 791 0.28 0.13
Bw 25-48 1.47 4.2 100 127 774 0.23 0.08
BC 48-80 1.38 3.4 93 121 787 0.15 0.07
C1 80+ 1.40 1.4 78 112 810 0.31 0.07
Argiudol típico
A>deg 0-15 1.48 14.9 292 486 222 0.33 0.19
A<deg 0-15 1.34 20.9 304 577 119 0.34 0.21
Ap2 15-32 1.45 13.3 262 537 202 0.32 0.15
BA 32-42 1.46 8.2 391 383 227 0.36 0.23
Bt1 42-58 1.44 5.2 465 386 149 0.37 0.26
Bt2 58-77 1.44 3.9 431 399 171 0.37 0.25
BC 77-125 1.30 1.8 356 455 190 0.31 0.20
C 125+ 1.26 2.0 246 503 252 0.24 0.14
Argiudol vértico
A>deg 0-13 1.34 11.6 354 526 120 0.33 0.15
A<deg 0-13 1.20 23.5 302 577 121 0.42 0.17
Ap2 13-30 1.46 15.8 353 539 108 0.33 0.18
Bt1 30-47 1.31 7.5 584 322 94 0.50 0.32
Bt2 47-67 1.36 7.0 636 289 75 0.47 0.35
Bt3 67-97 1.40 3.2 574 343 84 0.51 0.32
BC 97-140 1.48 1.7 597 329 75 0.45 0.36
BCk 140+ 1.45 1.7 413 501 88 0.39 0.28
Donde: Prof. es profundidad; Ds, densidad del suelo; Cox, carbono fácilmente
oxidable; θvCC y θvPMP contenido hídrico volumétrico a capacidad de campo (-0,033
MPa) y a punto de marchitez permanente (-1,5MPa) respectivamente. A>deg y A<deg
corresponde al horizonte superficial con mayor y menor degradación, respectivamente.
Busscher (1990) generó un modelo no lineal para estimar la Rs a partir de elθv y la Ds.
Este modelo también fue utilizado por da Silva et al. (1994) y Betz et al. (1998) [ec. 1] con el
objetivo de determinar el θv al cual se alcanza Rs igual a 2 MPa.
b c
Rs = aθv Ds [ec. 1]
donde: Rs = resistencia a la penetración del suelo (MPa); θv = contenido de agua de la muestra
3 –3 -3
(cm cm ), Ds = densidad aparente (g cm ); a, b, c = coeficientes de ajuste.
4
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Para la estimación del θg crítico se despejó θv de la ec. 1 y se dividió por la Ds. El valor de Rsc
utilizado fue 2 MPa, considerado valor umbral (da Silva et al. 1994).
Resultados y Discusión
Estimación de la Rsc
La Rsc se estimó a partir del modelo propuesto por Busscher (1990). Este modelo fue
desarrollado a partir de 8 suelos de origen laterítico (Ultisoles y Oxisoles). Siete de los
cuales tienen textura gruesa y sólo uno franco arcillo limosa. Esto presupone
incertidumbre sobre su validez en suelos de la región pampeana de origen loéssico.
Sumado a ello, la punta del penetrómetro utilizada por Busscher, fue plana de 5 mm
de diámetro a diferencia de la utilizada en este trabajo que fue cónica de base 4 mm
de diámetro y con ángulo de 60º. Considerando todo esto, se trazó una relación entre
las Rs medidas (observadas) en relación con la Rs estimada con la ec. 1. Esta relación
se muestra en la Figura 1, el cual mostró altos valores de ajuste y significancia (R2 =
0.809; p<0,001) (Figura 1).
8
1:1
7
6
Rs observada (Mpa)
5
y = 0.986x + 0.035
4 R² = 0.809
3
Hapludol típico
2
Argiudol típico
1
Argiudol vértico
0
0 2 4 6 8
Rs estimada (Mpa)
Figura 1. Regresión entre Rs estimada con el modelo de Busscher (1990) y Rs observada. La línea llena
corresponde a la relación 1:1; la línea punteada es la curva de regresión.
5
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0.00 0.00
0.20 0.20 0.20
1.0 1.2 1.4 AB 1.6 1.0 1.2 1.4 1.6
Ap2
Bt Bt1
0.10 0.10 0.10
BC Bt2
C BC
0.00 0.00 0.00
1.0 1.2 1.4 1.6 1.0 1.2 1.4 1.6 1.0 1.2 1.4 1.6
Ds (g cm-3)
Figura 2. Curvas de contenido hídrico gravimétrico crítico (θgc) en el que se alcanza la
resistencia mecánica crítica (Rsc) en función de la densidad del suelo (Ds) de unHapludol
típico, un Argiudol típico y un Argiudolvértico de la Pampa Ondulada alta. Los gráficos
superiores corresponden al Horizonte A con dos situaciones de degradación. Los gráficos
inferiores corresponden a los horizontes subsuperficiales de cada suelo.
6
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Conclusiones
De los gráficos, surge que el horizonte A de los suelos con menor degradación (mayor
CO) debe mantener la humedad por encima de 0,18g g-1, 0,25gg-1y 0,27 g g-1para el
7
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Agradecimientos
A la Dra. Ing. Agrónoma Silvia Imhoff por el apoyo recibido y la facilitación del uso del
laboratorio de física de suelos de la UNL.
Bibliografía
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1
Agencia de Extensión Rural INTA General Villegas. San Martín 26. General Villegas.
C.P. 6230. 2 Estación Experimental INTA General Villegas. 3 Agencia de Extensión Rural
INTA Trenque Lauquen.
* [email protected]
Resumen
Introducción
En Argentina, la producción lechera se caracteriza por ser principalmente base
pastorilcon pasturas perennes, con complemento de verdeos de invierno y siembras de
verano, especialmente maíz y sorgo para ensilado, (Chimicz & Gambuzzi, 2007). Sin
embargo, en los últimos años hubo una disminución progresiva de forraje en la dieta,
aumentando la participación de silo y concentrado.
1
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Materiales y métodos
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Resultados y discusión
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De acuerdo a las fracciones de arcilla, limo y arena se determinó que 17 de los 20 lotes
son de textura franco arenosa, y los 3 restantes arenosa franca (Tabla 1).
Alrededor del 70 % de los lotes evaluados presentaron un contenido de MOinferior a 20
g kg-1 (Tabla 2).Los valores variaron entre 12,2 y 27,8g kg-1en PP y 15,4 y 24,8 g kg-1en
lotes de MzS. El Nt está muy relacionado a estos valores, resultando entre 0,6 y 1,5 g
kg-1 en lotes de PP y entre 0,8 y 1,3 g kg-1 en lotes de MzS (Tabla 2). En ambos casos
se observó una relación lineal significativa entre estas 2 variables: r2=0,70, p<0,05 en
PP y r2 = 0,67 con p< 0,05 en MzS.
En S-SO4 se obtuvieron valores entre 1,7 y 18,4 mg kg -1en lotes de PP, y en los de MzS
entre 1 y 8 mg kg-1 (Tabla 4). Valores de 10 mg kg-1, se considera que tendrán respuesta
a la fertilización fosfatada en maíz (García et al., 2006).
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Tabla 4:Fósforo disponible (P Bray) y azufre como sulfatos S-SO42-en suelo en lotes de
Maíz de silo y de Pastura (base alfalfa) de diez tambos comerciales de la Cuenca Oeste
de Buenos Aires.
P (mg kg-1) S-SO42- (mg kg-1)
Establecimiento
Maíz Silo Pastura Maíz Silo Pastura
1 25,9 19,2 7,9 2,4
2 20,7 15,1 3,4 3,2
3 13,6 9,3 2,6 11,4
4 28,9 9,9 4,9 5,5
5 15,7 32,2 3,7 11,0
6 17,8 91,8 1,0 18,4
7 49,9 157,2 1,5 11,7
8 53,5 32,2 8,0 2,1
9 16,7 14,6 5,0 2,1
10 22,5 21,6 2,1 1,7
Media 26,5 40,3 4,0 6,9
En pH las variaciones fueron de 5,33 a 6,51 en PP, y en MzS entre 5,66 y 6,29 (Tabla
5). Porta et al. (1999) sugieren un rango de valor óptimo para el cultivo de alfalfa de 6,5
a 7,5.
En ambientes de altas producciones de MS y baja reserva de bases intercambiables,
toma importancia la acidificación, y con ello problemas como bajos rendimientos y
perdurabilidad de la alfalfa, (Vázquez, 2011).El maíz en cambio, requiere suelos
ligeramente ácidos, con un pH que oscile entre 5,6 y 6,5 (Morales, 2009).
Con respecto a la CE se observaron valores entre 0,26 y 1,01 dSm-1 en PP, y en MzS
varió entre 0,26 y 0,51 dSm-1 (Tabla 5).
Tabla 5:Valor de pH y de CE del suelo en lotes de Maíz silo y de Pastura (base alfalfa)
de diez tambos comerciales de la Cuenca Oeste de Buenos Aires.
pH Conductividad eléctrica (dS m-1)
Establecimiento
Maíz Silo Pastura Maíz Silo Pastura
1 6,1 6,2 0,5 0,4
2 6,2 6,4 0,3 0,5
3 6,1 6,2 0,2 0,4
4 6,1 6,1 0,5 0,3
5 5,8 5,3 0,5 1,0
6 5,8 6,3 0,3 0,9
7 5,7 6,0 0,3 0,9
8 5,9 5,9 0,4 0,5
9 6,3 6,2 0,5 0,5
10 5,9 6,5 0,4 0,3
Media 6,0 6,1 0,4 0,6
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La CIC de estos suelos presentó valores entre 10 y 15,2 cmolkg-1, característicos de las
series de suelo de la región debido a su composición de arcillas. Con respecto a los
cationes que constituyen las bases de intercambio, son necesarios para equilibrar el
complejo valores finales de: 75% de saturación de Ca, 10% para Mg, y del 5% al 2,5%
para el potasio (K). Estos valores están sujetos a fluctuaciones, sin afectar seriamente la
capacidad del suelo para producir, siendo esa variación entre 65% y 85% para Ca, 6% y
12% para Mg, y 2% y 5% para K (Graham, 1959). Para Na es recomendable que los
valores no superen el 5% (Quiroga & Romano, 2007). Los porcentajes de cada catión
con respecto a la CIC fueron bajos para Ca (entre 42,9 % y 66,1% de CIC); en Mg, el
rango fue de 8,2 % a 22,8% de CIC; en K, entre 8,4 y 15,9 % de CIC y enNa entre 3,3 y
6,7 % de CIC (Tabla 6).
Algunos estudios muestran que el índice IMO resultó ser un indicador más sensible que
la MO como valor absoluto para determinar la calidad de los suelos.Una relación 5 de
IMO, es considerado el umbral entre suelos severamente degradados y suelos con
distinto grado de riesgo (Quiroga et al., 2005). Valores por debajo de 5, pueden dar
indicio de algún problema de manejo del lote, ya que significaría un menor contenido de
MO del suelo, con respecto a lo que puede asociarse a las fracciones más finas. Entre 5
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y 7, se considera que son suelos que tendrán respuesta a la fertilización. Lotes que
contengan valores de IMO por encima de 7, indican alta fertilidad de estos, y por lo tanto
su respuesta a la fertilización será baja.
En los establecimientos en estudio, el IMO presentó valores entre 4,2 y 10,7,
presentando sólo dos de los veinte lotes valores menores a 5 (Tabla 7). En los lotes de
MzS de los establecimientos 1 y 4, se obtuvieron valores de IMO menores a 5, y sólo en
cuatro lotes que provenían de pastura (establecimientos 6, 7, 8 y 9), los valores se
ubicaron por encima de 7.
Tabla 7: Valores de Índice de Materia Orgánica “IMO” (MO (limo+arcilla)-1) en diez lotes
de maíz de silo y diez lotes de pastura de alfalfa de la Cuenca Oeste de Buenos Aires.
Índice de la Materia Orgánica
Establecimiento
Maíz Silo Pastura
1 4,2 5,1
2 6,0 7,0
3 5,5 5,0
4 4,7 5,8
5 5,0 6,8
6 6,8 10,7
7 6,8 10,4
8 6,1 7,4
9 6,0 7,7
10 6,6 7,0
Media 5,7 7,3
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Conclusiones
Si bien los resultados de este estudio hacen referencia a una escala de tambos
particular y con cierta estructura de manejo, podemos concluir que los sistemas lecheros
tienen un variado nivel de fertilidad, influenciado principalmente por la presencia de
animales en los lotes productivos.
El P, nutriente que se repone por fertilización y excretas, resultó ser muy variable entre
lotes. En S y Ca los resultados en general estuvieron por debajo de los requeridos por
los cultivos.
El IMO demostró que en la mayoría de los casos los bajos niveles de MO se deben a la
genética de los suelos y no a condiciones antrópicas.
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Agradecimientos
A M. Menghini, quien colaboró en los análisis de laboratorio, y a los productores que
prestaron su establecimiento y su tiempo para realizar esta investigación. Estos estudios
fueron financiados por los proyectos BANOR 11271305 y 11271309 de INTA.
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Argentina. URL http://www.infostat.com.ar.
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11
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ANDREA DELL´ OSO1 *, ELENA BONADEO1, 2, CECILIA MILÁN 1, LUCRECIA BAUK3 &
MICAELA MANZOTTI1,4
1
Universidad Nacional de Villa María 2Universidad Nacional de Río Cuarto. 3Universidad
Católica de Córdoba. 4Becaria CONICET *Arturo Jauretche 1555. Villa María (5900).
0353-4539141/4539106.
* [email protected].
Resumen
1
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Introducción
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El objetivo es caracterizar propiedades del suelo y del sistema de raíces y parte aérea
de un cultivo de soja en las dos situaciones “manchón” y “normal” de un suelo sódico del
centro de Córdoba.
Materiales y métodos
Los niveles freáticos varían dependiendo la estación del año. Manzotti (2015) evaluó la
profundidad de la freática durante los años 2013 y 2014, registrando en la estación seca
(invierno) profundidades que oscilaron en los 3,62 m, mientras que en estaciones
húmedas (verano-otoño) en los 2,92 m. Se caracterizan por ser aguas bicarbonatadas
sódicas, con una salinización media (CE: 1,15 a 2,41dSm- 1), una RAS muy elevada
(RAS: 40,52) y un pH que varío entre 7,13 en época seca y 8,15 en época húmeda en el
periodo analizado.
Se seleccionó un sitio “manchón” y uno “normal” en función del aspecto del cultivo.
3
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-Índice de dispersión (ID) (Rengasamy, 1997; adaptación de Olivo et al., 2013). Este test
clasifica en 5 tipos de suelos según el pH 1:5 y la CE 1:5 y la turbidez de la solución en
sódico neutro (SN), sódico alcalino (SA), Salino sódico (sal S), salino (sal) y normal (N).
Luego, en otra etapa cualitativa, se los subclasifica con el grado final (GF), según el
grado de dispersión, de disgregación o de mantenimiento de la forma de los agregados
en agua (Milán et al., 2016).
-Raíces
-Parte aérea
En madurez de cosecha se realizó el muestreo del cultivo de soja. En cada uno de los
sitios, en las cercanías donde se realizaron las respectivas calicatas, se seleccionaron 3
lugares donde en cada uno de ellos se extrajeron las plantas correspondientes a 0,87 m
4
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Río Cuarto, 27 de Junio - 01 de Julio de 2016
Resultados y discusión
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N M
Resistencia Mecánica
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5 * 5
10 * 10
15 15
Profundiadad (cm)
Profundidad (cm)
M M
20 20
N N
25 25
30 30
35 35
40 40
45 45
50 50
Figura 2. (a) Variación de la resistencia mecánica con la profundidad para “manchón” y “normal”
(b). Ídem para % de humedad en el momento de la determinación de la resistencia mecánica.
Para RM * en la misma profundidad es significativamente diferente (p < 0.05)
Caracterización de raíces
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-10 -10
-20 -20
Profundidad (cm)
10
-30 9 -30
4
8
Profundidad (cm)
-40 -40
7
6 3
-50 -50
5
-60 4 -60
2
3
-70 -70
2
1 1
-80 -80
-90 -90
10 20 30 40 50 60 70 80 10 20 30 40 50 60 70 80
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DLR (cm/cm3)
0,00 0,10 0,20 0,30 0,40 0,50
0
5
Profundidad (cm)
10
15
20
25
30
35
Manchon
Normal
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Cabe aclarar, que, en el año de estudio, el ciclo del cultivo fue acompañado de
abundantes lluvias, lo que le permitió al cultivo de la situación manchón aprovechar los
nutrientes disponibles en los primeros centímetros de suelo, que es donde presenta la
mayor cantidad de raíces (Figura 2), debido al impedimento que presenta a pocos
centímetros de profundidad. En la situación normal las plantas destinaron más energía
para explorar el suelo en profundidad. Esto, podría explicar las diferencias obtenidas
entre una situación y la otra.
Conclusiones
En cuanto a los componentes del rendimiento la altura de plantas fue un 15% mayor en
“normal” y el peso de granos por unidad de superficie fue levemente superior en
“manchón”.
Bibliografía
Bonadeo, E; I Moreno; E, Hampp & A Sorondo. 2001. Factores del suelo que regulan la
productividad del cultivo de alfalfa en áreas con Manchoneo. XV Congreso
Latinoamericano y V Cubano de la Ciencia del Suelo: IV-20. Cuba.
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Delgado R. Castro L., Cabrera de Bisbal E., Mújica M., Caniche S.,Navarro L.,& I
Noguera. 2008 Relación entre propiedades físicas del suelo y algunas características
del sistema radical del maíz, cultivado en un suelo fluventic haplustoll de textura franco-
arenosa de Maracay Venezuela.
Di Rienzo J.A., Casanoves F., Balzarini M.G., Gonzalez L., Tablada M.& C.W Robledo.
InfoStat versión 2015. Grupo InfoStat, FCA, Universidad Nacional de Córdoba,
Argentina. URL http://www.infostat.com.ar
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GOLDEN SOFTWARE. 1999. Surfer: User´s Guide (Version 7.0). Golden, CO, EEUU.
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Imbellone, P.; Gimenez, J. & Panigatti J.L. 2010. Suelos de la región pampeana.
Procesos de formación. UNLP-INTA. 288p
Jarsun, B. 1996. Condiciones del suelo para la alfalfa. EEA INTA Manfredi.
Klute, A. 1986. Methods of soil analysis. Part 1. Physical and mineralogical methods.
Agron. Monograph Nº 9 ASA, SSSA. Madison, Wisconsin, USA
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Olivo, S.; Milán, C.; Bonadeo, E.; Manzotti, M.; Ganum, M.J.; Bauk, L. 2013.
Identificación de suelos salinos y sódicos en la zona de Villa María, Córdoba. Jornadas
Argentinas de Conservación de Suelos.
Olivo, S; Milán, C; Bonadeo, E; Manzotti, M; Ganum, M.J. & L Bauk. 2013. Identificación
de suelos salinos y sódicos en la zona de Villa María, Córdoba. Jornadas Argentinas de
Conservación de Suelos. Eje Temático 1. Actas en C.D. Buenos Aires. 2, 3 y 4 de julio
de 2013.
Milán, C; Bonadeo, E; Manzotti, M & A, Dell' Oso. 2016. Técnica del índice de dispersión
para el reconocimiento de suelos sódicos. Datos a publicarse en el XXV Congreso
Argentino de la Ciencia del Suelo. Río Cuarto. Junio de 2016
Page, A.L. 1986. Methods of soil analysys. Nº 9. American Society of Agronomy. Soil
Science Society of America, Inc. Segunda Edición. Madison, Wisconsin,USA. 1159 pp
Rengasamy, P. 1997. Sodic soils. In: Lal., R.; W.H. Blum; C. Valentine and B.A. Stewart
Methods for assessment of soil degradation. CRC Press. Boca Raton. London. New
York. Washington. pp 269.
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1
Iniversidad Nacional de Villa María. 2 Unversidad Nacional de Río Cuarto. 3 Becaria
CONICET. Arturo Jauretche 1555 (5900) Villa María- Córdoba.
* [email protected]
Resumen
1
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Introducción
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composición a la fase líquida del suelo en el rango de humedad natural, mientras que la
CE en suspensiones, puede perder precisión en sus resultados. Por ello, se han
intentado simplificaciones metodológicas tratando de relacionar la CE en suspensiones
con las de CEes. Smith & Doran (1996) estudiaron relaciones y obtuvieron ecuaciones
para convertir la CE1:1 a CEes, según la textura del suelo.
En sus trabajos de investigación Olivo et al. (2013); Milán et al. (2013) encontraron
comportamiento sódico en la zona de Villa María y Río Cuarto similares los
mencionados por Rengasamy y Olsson (1991) para suelos australianos y adaptaron
metodologías propuestas por Rengasamy (1997) y DPI (2006). Los procedimientos
consisten en determinaciones mucho más simples que las de PSI, RAS o CEes, con
mediciones de pH, de CE en suspensiones con agua (1:5), observando la turbidez de la
solución y si los agregados de suelo dispersan o no en agua.
Materiales y métodos
La técnica del índice de dispersión tuvo sus inicios en los trabajos de investigación de
Olivo et al. (2013) y Milán et al. (2013) y se utilizó como actividad práctica en la carrera
de Ingeniería Agronómica, en el Seminario sobre Conservación de Suelos de la
Universidad Nacional de Villa María y en la asignatura Sistema Suelo-Planta de la
Universidad Nacional de Río Cuarto. Además, se está empleando en Trabajos finales de
grado (Manzotti, 2015; Dell´Oso, 2015; Caset, 2015) y de posgrado (Milán, 2016) como
herramienta diagnóstico para clasificar distintos tipos suelos y diferenciar situaciones
"normales" de situaciones "manchoneadas".
3
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Estudios realizados por Olivo et al. (2013); Milán et al. (2013); Bauk et al. (2016) en la
zona de Villa María y Río Cuarto a partir de relacionar la CE1:5 con la CEs, el pH1:5 con el
pH1:2,5,, con el PSI y el RAS y observando la dispersión producida, difirieron en los
umbrales de CE1:5 y pH1:5 para clasificar suelos australianos, propuestos por Rengasamy
(1997) (* en Tabla 1). La diferencia en los valores umbrales de salinidad se ajustó al
encontrar suelos que a partir de los 0,4 dSm-1 de CE1:5, a su vez tenían un valor de
CEes de 4 dSm-1 o mayor, considerados tradicionalmente como suelos salinos. La
discrepancia del menor pH1:5 con respecto a los umbrales australianos fue debido a que
se encontraron suelos que a partir de pH1:5 7,7 producían dispersión y/o tenían PSI
≥15% y/o RAS ≥12%. Este tema se sigue analizado para ser planteado con mayor
precisión, infiriendo en el efecto de la textura sobre la concentración de la solución del
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suelo. Los suelos estudiados en su mayoría poseen textura franco limosa a franco
arenosa, mientras que los suelos australianos poseen una textura con mayores
contenidos de arcillas.
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Con los grados o puntuaciones de ambas etapas del método cualitativo, se obtiene el
grado final (GF) (Tabla 4) que brinda la posibilidad de "subcategorizar" a los suelos
clasificados previamente por el método cuantitativo. En esta escala, los GF más
elevados estarían indicando una mayor "intensidad sódica", infiriendo en un mayor
contenido de sodio. Los grados finales 7 a 10 pueden manifestarse cuando los suelos
son sódicos y expresan una "dispersión instantánea" (Etapa A), mientras que los grados
menores cuando presentan una escasa o nula dispersión.
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No se
0 El agregado no se dispersa
identifica
Moderada dispersión
2 Sódico medio
adyacente al agregado
Dispersión completa
4 el agregado se dispersa Sódico muy alto
en su totalidad
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4 0 10
3 0 9
2 0 8
Etapa A
1 0 7
4 0 6
3 0 5
2 0 4
1 0 3
Etapa B
0 2 2
0 1 1 Menor
Intensidad
0 0 0
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Se sugiere sacar fotografías del frasco con el sobrenadante y de las cajas de Petri
(etapas A y B) con carteles indicativos de la muestra de suelo, siendo de utilidad por si
hubiera resultados no concordantes o dudosos.
A fin de comparar suelos o situaciones y poder procesar los datos con análisis
estadísticos, se procede a cuantificar los resultados obtenidos en las etapas anteriores,
con el valor de la intensidad de dispersión (VID) a través de una escala creciente de 0 a
12, que infiere directamente a una mayor sodicidad (Tabla 5). Esta escala consta de 13
valores (0 a 12), infiriendo que a mayores valores de VID existe una mayor sodicidad. Al
momento esta escala se está utilizando en diversos trabajos de investigación y se
continuará con su proceso de ajuste.
12 SalS10; SA10
11 SalS9; SA9
10 SalS8; SA8
9 SalS7; SA7
8 SalS6; SA6
7 SalS5; SA5
3 SalS0; SA0
2 SN1
0 N1; N0
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Consideraciones finales
Bibliografía
Bauk, L; Bonadeo, E; Milán, C & A Dell’ Oso. 2016. Criterios para la selección de
técnicas de evaluación de sodicidad en suelos de Córdoba. Datos enviados a XXV
Congreso Argentino de la Ciencia del suelo 2016- Río Cuarto.
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Massoud, F L. 1977. Basic principals for prognosis and monitoring of salinity and
sodicity. Proceedings International Conference on Management of saline water for
irrigation. Technical University. Lubbock, Texas. 432-454.
Milán, C; Bonadeo, E; Olivo, S; Ganum Gorriz MJ. & M Manzotti. 2013. Aprendizaje
transmitido a través de la práctica y la investigación mediante el abordaje de la
adaptación de una técnica innovadora para detectar suelos sódicos. Pag 32-42. Libro de
actas del I Encuentro Nacional de docentes de la Ciencias del Suelo. ISBN 978-987-
26404-5-3. Zavalla. 10 y 11 de Octubre 2013.
Nijensohn, L. 1988. Determinación del nivel de salinidad edáfica a partir del quíntuple
extracto de saturación. Ciencia del Suelo. Volumen N° 1:8-13
Northcote, KH & JKM Skene. 1972. Australian soils with saline and sodic
properties. CSIRO Soil Publication 27.
Olivo, S; Milán, C; Bonadeo, E; Manzotti, M; Ganum, M.J. & L Bauk. 2013. Identificación
de suelos salinos y sódicos en la zona de Villa María, Córdoba. Jornadas Argentinas de
Conservación de Suelos. Eje Temático 1. Actas en C.D. Buenos Aires. 2, 3 y 4 de julio
de 2013.
Rengasamy, P & KA OLSSON. 1991. Sodicity and soil structure. Austr. J. Soil Res.
29:935-32. 60. Government Printing Office. Washington.
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Rengasamy, P. 1997. Sodic soils. En: Rengasamy Lal, R.; Blum, W.H. ; Valentine, C.
and A. Stewart (1997) Methods for assessment of soil degradation, R. Lal et al. (Eds.)
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Rengasamy, P. 1997. Sodic soils. In: Lal., R.; W.H. Blum; C. Valentine and B.A. Stewart
Methods for assessment of soil degradation. CRC Press. Boca Raton. London. New
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Resumen
Introducción
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Otra técnica frecuentemente utilizada para el estudio de los suelos salinos sódicos es la
cuantificación de los cationes solubles en el extracto de saturación (Na+, Ca+2 y Mg+2)
para calcular la Relación de Adsorción de Sodio (RASe). Si bien es ampliamente
utilizada, en los suelos sódicos es dificultoso obtener volumen necesario de extracto
para la cuantificación de los cationes. Cuando el suelo se humedece, el ion sodio (Na+)
es fácilmente hidratado, estaextensiva hidratación promueve la separación de las
partículas de arcilla y su dispersión. Cuando las partículas se separan más allá de 7 nm
por las reacciones de hidratación, se repelen con otras y permanecen dispersas
(Rengasamy, 1997). La dispersión provoca una mayor exposición de la superficie del
coloide y por lo tanto una mayor retención de agua por parte del suelo, limitando la
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obtención de una cantidad suficiente de extracto a partir del filtrado de las pastas
saturadas.
El índice de dispersión fue ampliamente utilizado en Australia para identificar los suelos
con riesgo de sodificación. La dispersión se puede evaluar en forma más directa y con
relativa simplicidad mediante la técnica propuesta por Rengasamy (1997).
Materiales y métodos
Datos de Suelos
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Figura 1. Vista aérea del área seleccionada para el estudio (Imagen extraída de Google
earth, 2013)
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Determinaciones de laboratorio
A todas las muestras se les determinó el pH actual, Conductividad eléctrica del extracto
saturado (CEe), Conductividad eléctrica en dilución 1:2,5 (CE(1:2,5)), Conductividad
eléctrica en dilución 1:1(CE (1:1)), cationes de intercambio en extracto acetoamónico,
cationes solubles en el extracto saturado y cationes solubles en el extracto 1:5. También
el índice de dispersión (Rengasamy, 1997; adaptado por Olivo et al., 2013).
Los cationes del extracto saturado para el cálculo del RAS, se obtuvieron con el método
de la pasta de saturación descripto en el manual Nº 60 del Departamento de Agricultura
de los Estados Unidos (Richards, 1954). Los cationes solubles en el extracto (1:5) se
midieron utilizando la técnica desarrollada por Rengasamy (1997) a la cual se le
modificó el tiempo de agitado a 30 minutos y en lugar de centrifugación, los extractos se
obtuvieron por filtrado. El pH actual (1:2,5) se determinó por potenciometría y las
Conductividades eléctricas en todas las diluciones se midieron utilizando un
conductímetro (Klute, 1986).
Análisis estadísticos
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Para comprobar si las diferentes técnicas agrupan los casos respondiendo a grupos
previamente seleccionados de sodicidad conocida, se realizó el Análisis de
Conglomerados utilizando como variables la RAS(1:5), la RASe; el PSI y el pH y como
criterio de clasificación la posición en el perfil y en el sitio por ejemplo Horizonte 1 del
sitio Normal = N1.
Resultados y discusión
Tabla 1. Propiedades edáficas de los suelos: pH, conductividad eléctrica del extracto
(CEe), porcentaje de sodio de intercambio (PSI), relación de absorción de sodio del
extracto (RASe), y relación de absorción de sodio 1:5 (RAS(1:5)).
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Tabla 2. Autovectores del pH, CEe, PSI, RASe, RAS(1:5) y VID para las dos primeras CP
Variables CP1 CP2
pH 0,42 -0,33
CEe 0,33 0,73
PSI 0,45 -0,12
RASe 0,40 0,42
RAS (1:5) 0,43 -0,15
VID 0,41 -0,37
CEe
3
RASe
CP 2 (14,3%)
0
PSI
RAS (1:5)
pH
VID
-3
-6
-6
-3
CP 1 (74,9%)
Figura 3. Análisis de Componentes Principales del pH, CEe, PSI, RASe, RAS(1:5) y VID
identificando horizontes.
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Los resultados de la Tabla 2 muestran que una sola de las variables analizadas no sería
suficiente para caracterizar la sodicidad del suelo dado que los coeficientes de todas
ellas reflejadas en la CP1 poseen similar inercia o peso, a excepción del PSI y la RAS
(1:5) que son levemente superiores. Por otro lado, la CP2 muestra que los suelos con
mayor CE poseen menores valores de pH, PSI, RAS(1:5) y VID, menor sodicidad y menor
grado de dispersión. Hay una alta correlación entre VID- pH ; RAS(1:5)-PSI y poca
correlación entre CEe y RASe con las demás variables (Figura 2).
RASe
CEe
2
CP 2 (18,0%)
0
PSI
pH
-2 RAS (1:5)
VID
-4
-4 -2 0 2 4
CP 1 (78,1%)
Figura 4. Análisis de componentes principales (ACP) del pH, CEe, PSI, RASe, RAS(1:5) y
VID para Horizonte 3
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Tabla 3.Autovectores del pH, CEe, PSI, RASe, RAS(1:5) y VID para las dos primeras CP
en el Horizonte 3.
Variables CP1 CP2
pH 0,44 -0,22
CEe 0,37 0,56
PSI 0,45 -0,03
RASe 0,37 0,58
RAS (1:5) 0,4 -0,35
VID 0,41 -0,42
La RAS(1:5) mostró una elevada correlación con el PSI (Tabla 4). También es notable el
elevado coeficiente de correlación entre VID-pH y VID-PSI. Por otro lado, se destaca la
baja relación entre RASe y RAS1:5 (0,66). Estos resultados indican que la alta correlación
entre el PSI y el RAS(1:5) aporta una importante herramienta para el diagnóstico de
suelos sódicos ya que el primer indicador requiere una técnica de determinación más
compleja, en comparación a la RAS(1:5), y no siempre arroja resultados coherentes en los
suelos abordados que poseen elevados contenidos de carbonatos en muchos de sus
horizontes subsuperficiales. El pH y PSI, indicadores frecuentemente usados, y las
RAS(1:5) están altamente correlacionados con el VID, técnica que este grupo de trabajo
actualmente está probando.
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El análisis de conglomerado de las variables RAS(1:5), RASe y pH; por un lado; y PSI,
RASe y pH; por otro; mostró un resultado similar (Tablas 5 y 6). En ambos análisis se
forman 3 grupos diferentes que agrupan casos de comportamiento parecido entre sí. En
el conglomerado 1 se agrupan los casos correspondientes al primer horizonte, en el
conglomerado 2 se encuentran los segundos horizontes de los normales, gramínea y
árbol y en el conglomerado 3 los terceros horizontes de los manchones y de Gramínea
(Figura 4). Este resultado indica que tanto la RAS(1:5) como el PSI permiten formar
grupos compuestos por los mismos casos quedando evidenciado que una u otra técnica
permiten caracterizar del mismo modo a los suelos sódicos.
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M5 A M4
B
M4 M5
M3 M3
G3 G3
N5 N3
N4 M2
M1 G2
N2 N2
G2 M1
N3 N5
M2 N4
A4 A4
A2 A2
N1 N1
G1 G1
A3 A3
A1 A1
cofenética (0,800) cofenética (0,737)
0,00 3,38 6,77 10,15 13,54 0,00 3,13 6,26 9,40 12,53
Figura 4. Dendrograma de las variables RAS (1:5), pH y RASe (A) y PSI, pH y RASe (B)
usando como criterio de clasificación la Posición en el perfil. Siendo N: normal, M:
manchón, A: árbol, G: gramínea y el número que acompaña 1: primer horizonte, 2;
segundo horizonte, 3: tercer horizonte y 4: cuarto horizonte.
Finalmente, los resultados mostrados indican que las variables analizadas permitieron
evaluar la sodicidad del suelo con diferente grado de ajuste. La RAS(1:5) además de
cuantificar el sodio presente en los suelos del Centro-Este de Córdoba fue el parámetro
de mayor correlación con el PSI con la ventaja de ser una técnica de poca dificultad,
bajo costo, con buena sensibilidad analítica y que requiere de poco volumen de suelo
para su determinación.
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Conclusión
Los resultados obtenidos en este trabajo indican que el RAS(1.5) puede usarse para
evaluar la sodicidad del suelo siendo una técnica alternativa al PSI y especialmente a la
RASe.
Bibliografía
Allison LE, L.Bernstein , C.A.Bower, J.W. Brown , M.Fireman ,J.T. Hatcher, H.E
Hayward, G.A. Pearson , R.C.Reeve ,L.A Richards, L.V. Wilcox (1994). Diagnosis and
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Bohn H.L; B.L.McNeal; G.A.O`Connor. 2001. SOIL CHEMISTRY. John Wiley &Sons.
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GELATI PABLO R(1 *).,SARLI, GUILLERMO O(1) & FILGUEIRA ROBERTO R. (1,2)
1
Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales, UNLP. Av. 60 y 119 s/n. 1900. La
Plata. Pcia de Bs As. 2CONICET
* [email protected]
Resumen
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Introducción
En la ciencia del suelo se ha utilizado la geometría fractal para arrojar nueva luz sobre la
compleja dinámica de los procesos formadores del suelo mediante el estudio de las DTP
(Tyler & Wheatcraft, 1992; Hyslip & Vallejo, 1997; Bittelli et al., 1999; Taguas et al.,
1999; Perfect et al., 2002; Millán et al., 2003; Stanchi et al., (2006, 2008). Tyler &
Wheatcraft (1992) plantearon forma una alternativa sugerida fue considerar
directamente la masa de partículas, en cambio del número de ellas. Esto conlleva
ventajas, pues es experimentalmente más sencillo y preciso obtener fracciones de masa
que número de partículas. En el modelo propuesto, la fracción de masa acumulada de
un radio menor que un valor R es (Tyler & Wheatcraft 1992):
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3 D
M (r R) M (r R) R
1 cR 3 D (1)
MT MT R
L sup
Si bien diversos autores han encontrado que la DTP de algunos suelos siguen
distribuciones fractales (Tyler & Wheatcraft, 1992; Taguas et al., 1999; Filgueira et al.,
2006), en otros estudios se han identificado más de una escala de dominio en el mismo
suelo (Bittelli et al., 1999). Tyler & Wheatcraft (1992) concluyeron que sólo algunos
suelos dentro del triángulo textural podrían tener este tipo de DTP. En este sentido,
Filgueira. (2004), encontraron DTP en suelos del centro oeste de la provincia de Buenos
Aires, que no se correspondían con una distribución fractal.
Dado que para estudiar la DTP deben dispersarse las mismas, ésta depende de los
pretratamientos realizados sobre las muestras de suelos (Eshel et al., 2004.; Dur et al.,
2004; Filgueira et al., 2006; Filgueira et al., 2009; Gelati et al., 2008, 2010)
Stanchi et al., (2008), propusieron relacionar la dimensión fractal D con los procesos
formadores, a partir de la evaluación de la DTP en varios órdenes de suelo, estudiando
la sedimentación con diversos pretratamientos. En sus trabajos, evaluaron las DTP
desde 1 hasta 2000 μm, mientras que otros autores (Bittelli et al., 1999; Filgueira et al.,
2006), utilizaron el modelo fractal sólo para describir las fracciones arena y arcilla-limo
por separado. La aplicación de la teoría fractal a todo el rango de partículas, usando el
número de partículas versus el diámetro en todo el rango puede llevar a valores de D> 3
(Tyler & Wheatcraft, 1989), sin sentido físico. Un detalle interesante es que Stanchi et
al., (2008) propusieron arbitrariamente que una DTP era fractal si el R2 resultante del
ajuste de los datos experimentales a la función potencial que los describe, era mayor
que 0,95. Con R2 menores en el ajuste la DTP no sería considerada Fractal.
Hipótesis
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Objetivos
Materiales y métodos
Se calcularon, según Stokes, los tiempos para obtener diámetros aparentes de 100, 50,
25, 10, 5 y 2 μm, las muestras fueron extraídas con una pipeta de 25 mL. Todas las
determinaciones se realizaron por duplicado. A partir de los resultados de las
sedimentaciones se obtuvieron las clases texturales. En el caso del pretratamiento A, se
incorporaron las arenas en los cálculos hasta obtener más de 90% de la masa total.
(2)
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Resultados
Los suelos de la serie Pas y Pv, de texturas FA y AF, es necesario analizarlos por
separado.
Para el suelo Pas, de textura FA, (Fig 1b), la distribución de partículas hasta 100 μm
sigue el modelo fractal alcanzando a describir el 50 % de la masa estudiada. Al
agregarle las arenas, para lograr la totalidad, el modelo deja de ajustar, la distribución
de los residuos tiene patrones sesgados y subvalora las arenas. (Fig. 1)
El caso del suelo Pv, AF, (Fig. 1c)es diferente, los residuos evidencian que el modelo no
ajusta a los datos observados, en el rango estudiado y con la metodología empleada.
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Se observa que si las texturas son medias a finas, el modelo, sobrevalora la fracción
gruesa. Si las texturas son gruesas, subvalora a esta fracción y sobrevalora arcillas y
limos. Como se ve en los gráficos.
Como ejemplo se muestran tres suelos contrastantes, con los puntos observados y los
valores que predice el modelo fractal.
Serie Arrecifes
120
100
80
m (%)
60
40
20
0
0,0 20,0 40,0 60,0 80,0 100,0 120,0
φ(µm)
Serie Piedritas
120
100
80
m (%)
60
40
20
0
0,0 50,0 100,0 150,0 200,0 250,0 300,0 350,0 400,0
φ(µm)
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Serie Pirovano
120
100
80
m (%)
60
40
20
0
0,0 50,0 100,0 150,0 200,0 250,0 300,0 350,0 400,0
φ(µm)
1c
Tabla 2. Textura (SMO) y textura aparente (CMO). C.T. clase textural; F, franco; L
limoso; A arenoso.
Textura Ar Po Bo Md Pas Pv
A(%) 10,6 9,3 15,9 8,0 62,0 80,6
L(%) 62,1 67,1 58,1 66,0 24,9 12,7
a(%) 27,4 23,6 26,0 26,0 13,0 6,7
C.T. FL FL FL FL FA AF
A(%) aparente 52,0 52,9 56,1 62,7 81,6 93,1
L(%) aparente 45,1 43,8 41,3 34,7 17,8 6,5
a(%) aparente 2,9 3,3 2,6 2,6 0,5 0,3
C.T. aparente FA FA FA FA AF A
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800
700
600
500
400
300
200
100
0
-100 Ar Po Bo Md Pas Pv
-200
2,900
2,700
2,500
2,300
D SMO
2,100
D CMO
1,900
1,700
1,500
Ar Po Bo Md Pas Pv
El ΔA(%), fue positivo en todos los suelos y su resultado muy variable, desde 15,6 a
688%. Los suelos FL son los que mostraron mayores incrementos en arena aparente.
El ΔL(%), fue negativo en todos los suelos siendo, mostrando una rango de variación
intermedio, 27,3 a 48,5%.
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El Δa(%), también fue negativo y los valores cercanos entre si, 86,1 a 96,1%, aunque se
analizaron suelos con un amplio rango de arcillas.
Conclusiones
Los suelos con textura FL, tienen una distribución de partículas fractal. Texturas más
gruesas pueden serlo parcialmente o no seguir el modelo fractal de fragmentación.
Agradecimientos
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GUDELJ, OLGA ESTHER(1 *); PABLO ALEJANDRO POCHETTINO (2) & CARLOS
MARTIN GALARZA (1)
(1)
EEA INTA Marcos Juárez, Ruta Prov. Nº 12, CC 21, CP 2580 Marcos Juárez.
Córdoba.(2)Estudiante de Ingeniería Agronómica. Universidad Nacional de Villa María.
* [email protected]
Resumen
El objetivo de este trabajo fue evaluar los efectos del cultivo de cobertura (CC) y la
práctica de fertilización sobre propiedades físicas en un suelo Argiudol típico. La
experiencia se realizó en 2010/2011 sobre maíz-trigo/soja-soja continua desde 1993. En
bloques completos aleatorizados con tres repeticiones y unidad experimental de 450 m 2,
los tratamientos fueron: TB, (siembra directa continua (SDC) con fertilización según uso
medio del productor; TC (SDC con reposición de los nutrientes extraídos por los
granos); TD (ídem TB y con el agregado de CC invernal) y como referencia (PR) se usó
una pastura (leguminosas y gramíneas)aledaña al ensayo sin extracción del forraje
producido. Se midió densidad aparente (DA) de 0-5 y 5-10cm de profundidad,
estabilidad de agregados (EA) y carbono orgánico joven (COJ) en 0-10cm einfiltración
con infiltrómetro de anillo simple. Para el análisis estadístico de los datos se usó ANAVA
y el test de comparaciones de medias LSD Fischer.En relación a la PR, que se asignó
100% de EA, el TD presentó una buena EA (38%) y se diferenció del TB (27%), EA no
satisfactoria. El TC (31%) no se diferenció estadísticamente del TB y TD. Respecto de
DA (0-5cm), no se encontró diferencias entre tratamientos (media 1,10g.cm-3), mientras
que en 0-10cm el TD (1,19g.cm-3) se diferenció del TB (1,27g.cm-3). Entre los
tratamientos de SDC, el TD mostró mayor contenido de COJ (1,84 g CO.kg -1 suelo) pero
no alcanzó a diferenciarse estadísticamente de los demás. Luego de 1h 15min de
infiltración (Imáx), aunque sin diferencias estadísticas, el Test LSD Fisher de
comparación de medias separó el TD (21,53 cm.h-1) delTC y TB, (7,13 y 5,78cm.h-1).
Los resultados demuestran que el CC es un factor mejorador de la estructura del suelo y
la fertilización no incidió sobre las variables en estudio.
Introducción
Son numerosos los trabajos que informan acerca de la disminución de la fertilidad
química asociada a la pérdida de carbono orgánico (CO), alteraciones de los procesos
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Materiales y métodos
Sitio experimental
El estudio se realizó en la Estación Experimental Agropecuaria (EEA) del INTA Marcos
Juárez, provincia de Córdoba, Argentina, (Lat. S 32° 43’ 29’’ y Long O 62º 05’ 28’’) en un
suelo Argiudol típico de la Serie Marcos Juárez con capacidad de uso I. El mismo es un
suelo oscuro, profundo y bien drenado, desarrollado sobre un sedimento loéssico,
presentando una textura franco limosa, de buena capacidad de retención de agua y con
una amplia aptitud para cultivos agrícolas y forrajeros. En cuanto al clima, la
temperatura media es de 16.9ºC y la precipitación media alcanza los 894mm anuales.
La mayor cantidad de lluvias está concentrada en los meses estivales (INTA, 1978).
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Diseño Experimental
A los fines del presente estudio se seleccionaron tres tratamientos (Tabla 1), de un
ensayo más complejo que responde a un diseño de bloques completos, aleatorizados
con tres repeticiones. La unidad experimental es una parcela que cuenta con 450 m 2
(9m x 50m) de superficie. Aledaño al ensayo se sembró simultáneamente con el inicio
del mismo una parcela de referencia (PR), la cual ilustra sobre la posible evolución del
suelo hipotéticamente sometido a clausura (sin uso agrícola o ganadero) durante el
desarrollo del ensayo. Dicha parcela combina pasturas leguminosas y gramíneas sin
extracción del forraje producido.
Tabla 1: Descripción de los tratamientos
TRATAMIENTOS DESCRIPCIÓN
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Densidad aparente
Las mediciones de DA se realizaron con el método del cilindro, basado en la metodología
propuesta por Stengel (1983). Se usó un cilindro de acero con bordes biselados (D =
7cm, h = 5,5cm y V = 211,66cm3). Las muestras fueron extraídas en los mismos puntos
donde primeramente se midió infiltración. Se tomaron cuatro muestras por repetición,
totalizando doce por tratamiento en dos espesores de suelo: 0 a 5cm y 5 a 10cm.
Estabilidad de Agregados
Se tomaron tres muestras por unidad experimental (Gudelj & Masiero, 1996) de 0 a10
cm de profundidad de suelo. Para la medición de la EA se empleó al método de
DeBoodt-De Leenheer(1967) con modificaciones realizadas por Santanatoglia &
Fernández (1982). El índice de EA se expresó como cambio en el diámetro medio
ponderado (CDMP) en mm, considerándose que a menor CDMP mejor es la EA y se
calculó el índice de estabilidad relativo (IER) respecto del dato de EA de la PR.
Infiltración
Para las determinaciones de infiltración se utilizó un infiltrómetro de anillo simple
(Michelena et al.,2010; Michelena, 2011). Se efectuaron cuatro mediciones a campo por
unidad experimental y en cada uno de esos puntos se realizó la lectura con una
frecuencia de un minuto hasta los cinco minutos. Luego se prosiguió con la misma cada
cinco minutos hasta un tiempo establecido de 1:15 h. Al momento de las mediciones en
el tratamiento D, el CC ya estaba implantado con una altura de 10cm y cuando se
colocó el cilindro, las líneas de siembra tocaban los bordes del mismo. La infiltración
básica (Ib) es el dato que se tiene cuando la velocidad de infiltración (VI) se vuelve
prácticamente constante. El lapso de tiempo durante el cual se efectuó la lectura de la
infiltración, si bien se aproxima bastante, se considera que no fue suficiente para
alcanzar el valor de Ib del suelo estudiado. Por tal motivo se prefiere hablar en el
presente trabajo de infiltración máxima (Imáx) alcanzada en el tiempo de medición.Se
usó el promedio de todas las lecturas tomadas por tratamiento y se aplicaron las
ecuaciones según modelo de Kostiakov (1932) para cálculo de la lámina de agua (LA) y
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Resultados y discusión
Densidad aparente
En el estudio realizado la PR presentó el menor valor de DA (0,98 g.cm-³) de 0 a 5cm de
profundidad. El análisis de varianza no mostró diferencias significativas entre los
tratamientos TB, TC y TD, marcándose efecto de la repetición (p=0,0527). Se apreció
una DA baja que en el promedio de los tres sistemas considerados resultó ser igual a
1,10g.cm-³.Un valor similar de DA (1,13g.cm-3) fue medido en la caracterización del
suelo en el inicio del ensayo (Gudelj & Masiero, 2001). En el espesor 5 a 10cm el menor
valor de DA también se obtuvo en la PR (1,11g.cm-3). En tanto que entre los
tratamientos de SDC, el menor valor de DA se midió en el tratamiento que incluye el CC
en su secuencia, TD (1,19g.cm-3) y el mayor en el TB (1,27g.cm-3) apreciándose
diferencias significativas entre ambos tratamientos (p=0,0128). El valor promedio de DA
en el TC fue de 1,23g.cm-3y no se diferenció de los otros (Figura 1).Es evidente que la
presencia de raíces de los CC tiene más influencia sobre la DA (5-10cm) que la
fertilización que principalmente mejora los aportes de residuos superficiales.
Restovich(2011) reportó que los CC utilizados en la secuencia soja-maíz de un ensayo
ubicado en Pergamino, suelo Argiudol típico, no produjeron cambios en los valores
medios de DA del espesor 0-5cm y 5-10cm, cuyos valores oscilaron entre 1,03-1,13
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Estabilidad de Agregados
Una buena EA favorece la entrada de agua en el perfil y su almacenamiento. Según un
estudio realizado por Rey Montoya et al. (2012) en suelo Argiudol ácuico, la mayor EA
en la superficie y mejor infiltración del agua en el suelo, resultaron buenos indicadores
de calidad. El CDMP medido en el presente trabajo varió entre 1,431 y 0,391mm
correspondiéndose con un IER del 27 y 100%, respectivamente. El TD presentó una
buena EA (38%) (Figura 2) y se diferenció del TB (27%), EA no satisfactoria. El TC
(31%) no se diferenció estadísticamente del TB y TD. Similar relación entre los mismos
tratamientos apreciaron Gudelj & Masiero (2001).
TB: SDC con fertilización según uso medio del productor.TC: SDC con fertilización de
reposición de nutrientes extraídos por los granos.TD: SDC con fertilización según uso
medio del productor y CC invernal. PR: Parcela de referencia (alfalfa más gramínea).
Letras distintas indican diferencias significativas entre tratamientos (p<=0,05).
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TB: SDC con fertilización según uso medio del productor.TC: SDC con fertilización de
reposición de nutrientes extraídos por los granos.TD: SDC con fertilización según uso
medio del productor y CC invernal. PR: Parcela de referencia (alfalfa más gramínea).
Letras distintas indican diferencias significativas entre tratamientos (p<=0,05).
Se puede apreciar la sensibilidad de la EA para discriminar las distintas situaciones
estudiadas y no así el COJ, componente de COT, el cual por lo menos en este estudio
no permitió diferenciar entre las situaciones de manejo. Esto concuerda con numerosos
trabajos que destacan la mayor sensibilidad a los cambios de manejo de la EA, respecto
de las fracciones de C y con lo hallado por Alvarez, et al. (2012) que sugiere que la
ausencia de remoción del suelo y la presencia de raíces vivas contribuyen como
factores en la estabilidad, ante la falta de cambios en el componente orgánico edáfico.
Este autor sugiere que son las raíces el principal mecanismo de estabilización, entre
otros factores, y agrega que a medida que la fracción limo aumenta se requieren
mayores valores de C para mantener la EA.
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Infiltración
La evaluación de humedad superficial realizada al momento de las determinaciones de
infiltración indicaron mayor contenido en el TD (26%)diferenciándose estadísticamente
de los tratamientos TB y TC, los cuales no se diferenciaron entre sí (23%). En cuanto a
la Imáx, si bien la diferencia es no significativa entre los tratamientos estudiados
(p=0,0693) este valor está muy cerca de la significancia y el Test LSD Fisher de
comparación de medias separó el TD, con una Imáx rápida igual a 21,53 cm.h-1, que se
asemejó a la PR donde la lmáx fue de 21,84 cm.h-1, del TC y TB con una Imáx
moderadamente alta, cuyas medias fueron de 7,13 y 5,78 cm.h-1, respectivamente. Una
velocidad de infiltración rápida (14,77 cm.h-1 ± 9,34) también se obtuvo como resultados
de mediciones realizadas en el mismo suelo y con la misma metodología sobre un área
con cultivo de alfalfa más festuca (5 años) sometida a una única defoliación mecánica
anual en verano (Antonietta & Pelletti, 2016). Ridley (2013) en un suelo Argiudol Típico,
serie Armstrongy secuencia de cultivos similar a la de esta experiencia, con un año de
inclusión de avena como CC, midió una tasa de infiltración que prácticamente duplicó al
testigo, pasando de 2,98 cm.h-1 a 5,61 cm.h-1. Landini (2007) empleando el método del
doble anillo y con duración de cada ensayo de 2,5 horas halló valores de tasa de
infiltración que estuvieron comprendidas en un rango de 0,6 a25,2 cm.h-1, según
situación estudiada en suelos Argiudoles vértico y ácuico.
En las figuras 4 y 5 se presenta la variación observada en la LA y en la VI,
respectivamente, entre los tratamientos medidos y su relación con la PR.
Se sabe que el uso agrícola induce cambios en la capacidad de infiltración del suelo por
la alteración de las propiedades físicas. El valor alto de VI registrado en la PR puede
deberse a que este sistema generó una estructura con un flujo preferencial. Doerr et al.
(2000), lo definen como la presencia de canales dejados por la descomposición de las
raíces, actividad biológica, túneles construidos por lombrices, gusanos, es decir,
tamaños de poros más grandes de los que cabe esperar por la distribución de tamaño
de partículas del suelo. Además, es importante considerar que todos los tratamientos
sometidos a estudio como así también la PR tenían en el momento del estudio 18 años
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de continuidad, lo que hizo que se recuperara su EA, disminuyera o mantuviera una baja
DA e incorporara CO al suelo, dando lugar a una condición física del suelo favorable a
la captura del agua. De todos modos, entre los tratamientos de SDC se destaca el que
contempla al CC en su secuencia, el cuál se asimila en todas las variables estudiadas a
la PR.Por su parte, Fernández et al.,(2012), como resultado de la descripción
micromorfológica y micromorfométrica de la capa superficial de un Argiudol típico de la
Región Pampeana, bajo diversos sistemas de manejo, informaron que la situación
pastura base alfalfa presentó orientaciones de poros más homogéneos con una
tendencia parecida al sistema agricultura continua bajo SD.
Conclusiones
En todas las variables se observó una marcada diferenciación de la PR de los
tratamientos de SDC.
En DA sólo se encontraron diferencias significativas entre tratamientos para la
profundidad 5 a 10cm,
Entre los tratamientos de SDC se apreciaron diferencias significativas en EA entre el TB
y el TD, siendo favorable a éste último. La misma tendencia, aunque no significativa, se
apreció respecto al contenido de COJ.
La VI y LA acumulada fueron afectadas por las condición física del suelo, evaluada a
través de los indicadores EA, DA y COJ.
El CC se destaca en este estudio como un factor mejorador de la estructura del suelo
puesto que presentó mejor EA entre los tratamientos de SDC evaluados, lo cual se
vinculó con mayor contenido de COJ y menor DA, siendo ésta similar a la DA de la PR;
variables que determinaron una mejor condición física que favoreció la infiltración de
agua en el suelo.
El factor fertilización no manifestó incidencia sobre las variables en estudio.
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Bibliografia
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1
Cátedra de Edafología, Facultad de Agronomía y Zootecnia, Universidad Nacional de
Tucumán. 2 Ingenio Santa Rosa
* [email protected]
Resumen
Introducción
1
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Materiales y métodos
Las profundidades de estudio fueron de 0-5, 5-10 y 10-20 cm para determinar COPa y
de 0-20, 20-50 y 50–100 cm para COT, pH, CE, Textura, humedad, CIC, cationes de
cambio y K en el extracto de saturación, extraídos con pala barreno.
Para todas las variables se realizó el ANAVA y la prueba de comparación múltiple de
medias de Tukey utilizando el programa Infostat 2015.
Resultados y discusión
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Con respecto a las propiedades físicas se determinó que las clases texturales
superficiales son Franco a Franco arenoso y en profundidad Arenoso franco. En lo que
respecta a las propiedades físico-químicas y químicas se obtuvo que los valores de pH
nos indica que son suelos ácidos en superficie a ligeramente ácidos en profundidad; no
existiendo diferencias significativas entre las profundidades estudiadas con respecto a
esta variable (Tabla 1).
Por otra parte como la materia orgánica particulada es un componente dinámico del
suelo que responde rápida y selectivamente a los cambios de manejo se procedió a
determinar los contenidos de Carbono Orgánico particulado (COPa) en las
profundidades de 0-5, 5-10 y 10-20 cm. En la Tabla 2 se muestra una mayor
acumulación de carbono en la profundidad de 10-20 cm de suelo previo a la aplicación
de vinaza.
Una vez realizada la aplicación de vinaza se evaluó el efecto de las diferentes dosis en
el COPa. Los resultados que figuran en las Tablas 3, 4 y 5 ponen de manifiesto la
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riqueza de materia orgánica activa que contiene la vinaza. Determinándose los mayores
contenidos de CO a la profundidad de 0-5 cm con una ganancia de más del 200%
(Tabla 3)
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0-20 cm, esta propiedad aumenta su valor probablemente como consecuencia de que
los protones intercambiables del suelo son reemplazados por los iones K aportado por la
vinaza. Los protones que son desplazados a la solución del suelo se pierden por
lixiviación lo que se traduce en un aumento de los valores de pH
T4 0,14 a 0,14 a
T1 1,64 b 1,68 b
T2 4,79 c 2,62 c
T3 14,25 d 6,47 b
Letras distintas en columnas indican diferencias significativas (p<0,05).
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T4 0,10 a 0,07 a
T1 0,12 a 0,17 a
T2 0,14 a 0,15 a
T3 0,40 a 0,54 b
Letras distintas en columnas indican diferencias significativas (p<0,05).
50-100
Exponencial (0-
20)
Exponencial
(20-50)
Exponencial
y = 0,0996e0,0379x
0,0835e0,0149x
y = (50-100)
Dosis [m3/ha]
R² = 0,8632
R² = 0,7945
Conclusiones
Los contenidos de K+ en la solución del suelo se incrementan en forma proporcional al
aumento de la dosis aplicada de vinaza lo que se traduce en una fuente nutritiva de fácil
acceso para el sistema radicular de la caña de azúcar.
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Bibliografía
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35 Año 2015.
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1
Instituto de Investigación Animal del Chaco Semiárido. Centro de Investigaciones
Agropecuarias. INTA. 2Cátedra Edafología. Facultad de Agronomía y Zootecnia.
Universidad Nacional de Tucumán. Chañar Pozo s/n, Leales (4113), Tucumán,
Argentina
* [email protected]
Resumen
Introducción
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La tendencia actual a nivel mundial se dirige hacia una reconversión de los sistemas
agropecuarios tradicionales en sistemas intensificados. Como regla general, la
intensificación de los sistemas ganaderos pastoriles se caracteriza por un incremento de
la carga animal y de la cantidad de alimentos producidos en forma de forrajes, como así
también por la utilización de insumos externos (fertilización de pasturas, incorporación
de genotipos forrajeros mejorados, utilización de suplementos concentrados y silaje
(Nasca, 2015). En la región NOA, una de las primeras medidas de intensificación, fue el
reemplazo de pastizales por pasturas megatérmicas. Sin embargo, luego de tres a siete
años de uso se observan algunos signos de degradación de las mismas, tales como
pérdida de cobertura, disminución de densidad de macollos, y producción de forraje
(Spain & Gualdrón, 1991). Las causas de la degradación pueden ser una falta de
adaptación de la especie a las condiciones ecológicas, un desbalance entre la fertilidad
del suelo y los requerimientos de la especie, ataque de insectos y enfermedades,
pastoreo con alta carga (sobrepastoreo), y/o en momentos del año que no son propicios
(napa freática en superficie) y pisoteo.
2
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Materiales y métodos
Para todas las variables estudiadas, las muestras se extrajeron en cuatro momentos:
previo pasaje de rastra (pre-rastra), 24 horas, 7 días, y 11 días posterior al pasaje de la
maquinaria.
Las datos obtenidos fueron analizados estadísticamente por ANOVA y test de diferencia
de medias (Tukey p≤ 0,05) con el programa INFOSTAT (Di Rienzo et al., 2013).
Resultados y discusión
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Figura 1. Valores medios de densidad aparente (DA), en g.cm-3, para los distintos
momentos evaluados.
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Los valores de CO en esta profundidad fueron menores a los reportados por Banegas
(2014) en pastura de Chloris gayana cv Fine cut bajo distintos sistemas de manejo (24 a
22 g.kg de suelo-1), y superiores a los encontrados por Broquen Bosch et al. (2015) en
sistemas ganaderos semejantes (15,5 g.kg de suelo-1).
En este estudio, el carbono orgánico particulado (COPa) resultó ser sensible al pasaje
del implemento, no registrándose diferencias significativas en la fracciones estable
(COPe) (Figura 3A y 3B).Se destaca que se observó que esta fracción tendió a
descender en el tiempo evaluado, pero la caída no fue significativa como en la fracción
lábil.
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Otro aspecto importante para caracterizar el estado orgánico del suelo, además de la
distribución de las fracciones orgánicas, es su calidad. En este sentido, la relación C:N
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0-10 12,7
10-20 10,3
0-10 11,5
10-20 10,5
0-10 11,2
10-20 10,4
0-10 12,9
10-20 13,8
Los valores obtenidos para esta variable, obviamente, estuvieron relacionados con el
comportamiento registrados de CO y Nt, y los respectivos descensos en sus contenidos.
Otros autores también registraron un incremento en la relación C:N por efecto de la
labranza convencional, especialmente cuando se compara sistemas de siembra
(labranza convencional vs siembra directa), destacando que estos aumentos están
principalmente condicionados por disminuciones marcadas en el contenido de N
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(Galantini et al., 2006; Espinoza et al., 2010), acentuando la característica del N como
factor nutritivo limitante para la productividad de los sistemas (disminución en la
disponibilidad del mismo).
Conclusiones
Se definen dos interrogantes a continuar en este estudio. Por un lado evaluar en plazos
temporales mayores, el comportamiento de estas propiedades, con el fin de analizar el
efecto de la rastra, y posterior intersiembra. Por otro lado, surge la posibilidad de
plantear y evaluar otra estrategia de renovación que incluya como práctica a la siembra
directa o el uso de fertilizantes.
Agradecimientos
Este trabajo fue financiado con fondos de proyectos INTA (PNPA 1126073, PNS
1134042/43) y proyecto CIUNT (A510). Los autores agradecen la colaboración de
Roberto Corbella, personal de la cátedra de Edafología (FAZ-UNT) y personal de campo
del IICAS.
Bibliografía
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EEA INTA Santa Cruz; 2Universidad Nacional de la Patagonia Austral
* [email protected]
Resumen
Introducción
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(Aguiar 1999). A largo plazo, se puede generar un mosaico de celdas de erosión que
representa distinto estado de pérdida de suelo o de ganancia (Pickup 1985). Un paisaje
funcional captura agua y nutrientes de manera eficiente, mientras que en uno
disfuncional estos recursos se pierden del sistema (Tongway y Ludwig, 1996). Para
asegurar las funciones de estos ecosistemas es necesario mantener la estructura
horizontal: número, tamaño y distribución espacial de los parches vegetados (Ludwig
and Tongway 1995).
En Patagonia, más de 100 años de ganadería han generado cambios negativos en los
pastizales naturales. El 70% de los suelos se encuentran en la actualidad en un estado
entre moderado-severo a muy severo de degradación (Del Valle 1998). Para monitorear
estos cambios a gran escala espacial y temporal se ha desarrollado una red de
monitoreo “MARAS” (Monitores Ambientales para regiones Áridas y Semiáridas), que
permite evaluar de manera sistemática la estructura y el funcionamiento de la
vegetación y suelos de estos ambientes y permitirá en un futuro cuantificar los efectos
de eventos extremos como sequías, erupciones volcánicas o invasiones biológicas a
escala regional.
En la provincia de Santa Cruz, Patagonia, el sistema cuenta con 114 monitores MARAS
distribuidos en función de grandes Áreas Ecológicas, que han sido definidas a partir de
las características del clima, relieve y fisonomía vegetal (Oliva 2001). De estos
monitores se obtiene información sobre la cobertura vegetal, la estructura horizontal de
la vegetación a partir de la cuantificación del tamaño de los parches vegetados y
muestras superficiales de suelo. El objetivo de este trabajo fue comparar variables
físico-químicas de los suelos y cobertura vegetal entre las Áreas Ecológicas de la
provincia de Santa Cruz y dentro de cada una, evaluar la diferencia de los suelos bajo
parches vegetados y de suelo desnudo.
Materiales y métodos
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seguidos por los Aridisoles. El horizonte superficial es de textura franco arenosa con
abundante materia orgánica (de 5 a 10%).
Estepa Arbustiva del Golfo San Jorge (GSJ). En el NE, en un paisaje ondulado, surcado
por valles y cañadones que desembocan en el mar. Es un área de arbustos altos (más
de 2 metros) como malaspina (Retanilla patagonica), duraznillo (Coliguaja integerrima),
neneo (Mulinun spinosum) entre otros. Esta estepa arbustiva se desarrolló en suelos
someros, pedregosos, de escasos materiales finos y materia orgánica y de moderada a
alta salinidad. Los suelos corresponden al Orden de los Aridisoles. Las temperaturas
medias anuales son aproximadamente de 10ºC y las precipitaciones alcanzan los
200mm anuales y ocurren durante el invierno.
Meseta Central (MC). Es el área ecológica de mayor extensión que ocupa el centro-
norte de la provincia. Es una estepa de subarbustos de baja cobertura vegetal (20-30%).
El clima es frío árido de mesetas. Las temperaturas medias anuales se encuentran entre
10-8ºC. Las precipitaciones anuales son inferiores a los 200 mm, con concentración
invernal. Los suelos en general son Aridisoles de textura franco arenosas a franco
arcillosa con bajos contenidos de materia orgánica.
Sierras y Mesetas Occidentales (SMO). Estepa arbustiva abierta que ocupa 1,38 M ha,
formando una estrecha cuña en el noroeste de la provincia. El paisaje es ondulado. Los
suelos son Aridisoles y Entisoles, ambos se caracterizan por horizontes superficiales
arenosos. Poseen un alto porcentaje de gravas y rodados patagónicos y un horizonte
calcáreo bien marcado. Las precipitaciones son escasas (100-200 mm) y se concentran
entre el otoño-invierno. La temperatura media anual es de 8,5-9,5ºC.
Pastizal Subandino (PS). Ubicados en una estrecha franja discontinua entre MC, SMO y
MMN en el este y el Complejo Andino en el oeste. Es una estepa graminosa dominada
por Festuca pallescens. El paisaje es ondulado de origen glacial y fluvial. Los suelos son
Aridisoles, Inceptisoles, Entisoles y Molisoles. En general son arenosos o franco
arenosos y en ocasiones con capas de cenizas volcánicas. Poseen un elevado
contenido de materia orgánica. Las precipitaciones varían de oeste-este de 400-200mm,
respectivamente. La temperatura anual varía de 7-8ºC.
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Figura 2. Áreas Ecológicas de la Provincia de Santa Cruz. Los puntos negros indican la
ubicación de los monitores (MARAS).
Monitores MARAS
Los suelos fueron muestreados en 114 sitios en el marco del protocolo MARAS, una
metodología para monitorear suelos y vegetación en Patagonia (Oliva et al. 2011), que
proviene de una adaptación de metodologías conocidas como “Landscape Function
Analysis” (Tongway 1994) y de sistemas de monitoreo desarrollados en Australia
(Watson et al. 2007) y EEUU (Herrick et al. 2005). Los monitores fueron distribuidos en
la provincia de Santa Cruz mediante un diseño estratificado por Área Ecológica. A nivel
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Se realizaron mapas a escala regional de las variables más relevantes de los muestreos
de suelo y vegetación de MARAS. Para ello se utilizó el método geoestadístico de
interpolación Kriging con ArcGis ®.
Análisis estadístico
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Resultados
Figura 3. Rangos de cobertura vegetal. Los puntos negros indican la ubicación de los
monitores (MARAS).
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Los * indican diferencias estadísticas (p<0.05) para cada una de las variables evaluadas
para los factores analizados: área ecológica, parche-interparche y su interacción.
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(a) (b)
Figura 4. (a) Clases texturales según las Áreas Ecológicas de la provincia de Santa
Cruz, y (b) contenido de materia orgánica de los suelos. Los puntos negros indican la
ubicación de los monitores (MARAS).
Los suelos de las Áreas Ecológicas fueron agrupados en dos clases texturales. La
mayor parte posee suelos franco arenosos (Meseta Central, Estepa Magallánica
Húmeda y Seca, Mata Negra y Pastizales Subandinos) y arenosos-franco en Sierras y
Mesetas Occidentales y Golfo San Jorge (Figura 4, a).
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Tabla 2: Valores medios de las variables físicas y químicas del suelo por Áreas
Ecológicas, para el parche y el interparche.
Área ecológica
EMH EMS GSJ MC MMN PS SMO Promedio
Superficie
3900 11700 6500 143300 28300 21800 13800 32757,1
(ha)
Numero
9 17 7 54 18 3 5
monitores
Inter 15,4bc 11,71 ab 5,97 a 11,18 ab 16,58 bc 20,33 c 5,3 a 12,4
Arcilla (%) 11,4
Parche 14,76 ab 11,64 ab 5,88 ab 9,18 ab 14,06 ab 12,03 ab 5,3 a 10,4
Inter 22,67 ab 19,02 ab 11,73 a 23,19 ab 24,46 ab 28,1 b 9,32 a 19,8
Limo (%) 19,5
Parche 24,42 b 17,34 ab 11,34 a 17,75 ab 21,77ab 27,16 b 14,7 ab 19,2
Inter 61,63 ab 69,43 ab 82,93 c 65,69 ab 59,16 ab 51,03 a 85,1 c 67,9
Arena (%) 68,9
Parche 60,8 a 71,04 a 82 ,54 a 73,00 a 60,6 a 60,63 a 80,5 a 69,9
Inter 6,04 c 2,60 b 0,93 a 1,10 a 2,57 b 2,95 b 0,75 a 2,4
MO (%) 2,7
Parche 6,18 c 3,45 b 1,35 a 1,33 a 2,94 ab 3,61 b 1,57 a 2,9
Nitrógeno Inter 0,31 e 0,13bcd 0,06 a 0,06abc 0,13 cd 0,15 b 0,04 a 0,1
0,1
(%) Parche 0,34 c 0,17 b 0,07 a 0,077 a 0,15 ab 0,17 b 0,08 ab 0,2
Relación Inter 11,46 b 11,33 b 8,93 a 9,52 ab 10,64ab 10,84ab 8,95 ab 10,2
10,7
C/N Parche 10,75 a 11,54 a 11,24 a 9,97 a 11,16 a 12,04 a 11,27 a 11,1
Agua Inter 45,85 b 39,86ab 34,89ab 34,47 a 41,15ab 41,02ab 32,55 a 38,5
40,6
Saturada(%) Parche 42,88 b 43,72ab 41,57 a 46,04 a 45,9 ab 36,21ab 42,25 a 42,7
Inter 6,03 a 6,65 ab 7,20 bc 7,66 c 6,89abc 6,83abc 7,26 bc 6,9
pH 6,8
Parche 6,34 a 6,53 a 6,90 ab 7,32 ab 6,64 ab 6,45 a 6,74 ab 6,7
Inter 0,31 a 0,25 a 0,17 a 0,74 a 0,25 a 0,18 a 0,18 a 0,3
CE mS/cm 0,3
Parche 0,40 a 0,26 a 0,34 a 0,28 a 0,28 a 0,26 a 0,3 a 0,3
Valores con una letra común no son significativamente diferentes (p>0,05), entre Áreas Ecológicas.
Parches e interparches difieren en variables del suelo, aunque cada Área Ecológica
presenta particularidades (Tabla 3). En general los parches presentaron menor
proporción de arcilla y limo, mientras que ganan partículas gruesas de arena. Los suelos
de los parches están enriquecidos en materia orgánica y N, y la relación C/N es más
alta. Por otro lado se registra un aumento en el contenido de agua en saturación, una
disminución en el pH y un aumento en la conductividad eléctrica. La Meseta Central fue
el área Ecológica que presentó diferencias estadísticas en todas las variables
analizadas.
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Tabla 3: Diferencia entre los valores de las variables físicas y químicas del suelo entre
las muestras de parches e interparches en % (parche-interparche/interparche*100) en
cada Áreas Ecológicas.
Área Ecológica
EMH EMS GSJ MC MMN PS SMO Promedio
Largo de interparche
24 30 65 84 42 45 80 62
(cm)
Arcilla (%) -4,2 -0,6 -1,5 -17,9 * -15,2 * -40,8 0 -11,5
Limo (%) 7,7 -8,8 -3,3 -23,5 * -11 -3,3 57,7 2,2
Arena (%) -1,3 2,3 -0,5 11,1 * 2,4 18,8 -5,4 3,9
MO (%) 2,3 32,7 45,2 * 20,9 * 14,4 22,4 109,3 35,3
Nitrógeno (%) 9,7 30,8 16,7 28,3 * 15,4 13,3 100 30,6
Agua Sat.(%) -6,5 * 9,7 19,1 33,6 * 11,5 * -11,7 29,8 * 12,2
pH 5,1 -1,8 -4,2 -4,4 * -3,6 * -5,6 -7,2 -3,1
CE 29 4 100 * -62,2 * 12 44,4 66,7 * 27,7
* indican diferencias significativas entre parches e interparches (p>0,05).
Discusión
La textura de los suelos presentó variaciones, siendo más gruesos (areno-franco) en las
áreas ecológicas del norte: Sierras y Mesetas Occidentales y Golfo San Jorge y suelos
más finos (Franco-arenosos) en el centro y sur de la provincia (Figura 4a). Las dos
clases texturales probablemente se deben a que evolucionaron a partir de dos
materiales parentales distintos. Uno de los materiales fue un manto de arena (con más
de 50 cm de espesor), carente de estructura de origen eólico, más superficial y más
moderno (del Valle H. et al. 2002) e influyó en la génesis de los suelos del N. El otro
material fue de textura franco arenosa con iluviación de arcillas que corresponde a los
suelos de la porción sur.
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En los ecosistemas áridos los parches vegetados generan islas de fertilidad con mayor
contenido de materia orgánica y nutrientes en relación a la matriz circundante (García-
Moya 1970, Rostagno et al. 1991, Mazzarino 1996, Aguiar and Sala 1999). Los
resultados indican que esto también ocurre en el área de estudio, en donde se
detectaron diferencias significativas entre parches/interparche en materia orgánica,
retención de agua, nitrógeno y pH (Tabla 3). Las islas se generan por procesos bióticos
y abióticos. Los procesos abióticos ocurren por movimiento de partículas finas del suelo
por el viento y al agua. Estas partículas están asociadas a nutrientes y quedan retenidas
en parches vegetados (Rostagno et al. 1991). En nuestro análisis se puede observar
que todas las Áreas Ecológicas evidenciaron cambios en las fracciones granulométricas.
Sin embargo, MC fue en la única que presentó diferencias estadísticamente
significativas. Probablemente se deba a que los interparches fueron de mayor tamaño y
más definidos y a que son suelos donde predominan la arena. Además, el impacto de la
erosión eólica e hídrica tiene que ser mayor ya que posee la menor cobertura vegetal e
históricamente es el área con mayor degradación (Del Valle, 1998, Oliva et al 2001). En
el caso del PS, en los parches aumenta la fracción de arena y esto genera que la
proporción de arcilla disminuya. Ya que la clase textural de estos suelos es franco-
arenosa, el enriquecimiento de arena en los parches podría deberse a que la distancia
entre parche y parche es pequeña y el movimiento predominante de las partículas de
suelo sea por saltación. En el MMN la ganancia de arena es baja, mientras que las
pérdidas de material fino (arcilla+limo) son más importantes, probablemente a que este
tipo de fisonomía vegetal se ha desarrollado sobre suelos de texturas más finas.
Pérdidas de materiales finos ya han sido reportadas por Buschiazzo y col. (2009) para
suelos de Patagonia Norte. Los procesos bióticos de la formación de islas de fertilidad
incluyen la acción de raíces en absorber nutrientes y el aporte de material vegetal
muerto de la vegetación que luego será descompuesto (Burke 1998). La vegetación en
los parches estudiados generó probableente más material para descomponer y por lo
tanto el contenido de MO fue mayor que en los interparches. Por el efecto de la materia
orgánica se produce una disminución del pH (suelos neutros a ligeramente ácidos),
aumenta la capacidad de los mismos para retener agua e incrementa nutrientes (como
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nitrógeno). Este efecto fue significativo para GSJ y MC, ya que las longitudes de los
parches e interparches son mayores (datos inéditos). Además, como ya se mencionó,
son las Áreas Ecológicas más degradadas, por lo tanto el efecto de la acumulación de
materia orgánica en los parches es más marcado que en el resto de las áreas.
Conclusión
Bibliografía
Aguiar, M. and O. Sala. 1999. Patch structure, dynamics and implications for the
functioning of arid ecosystems. Trends in Ecology and Evolution 14:273-277.
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Cornet, A. F., C. Montana, J. P. Delhoume y J. Lopez-Portillo 1992. Water flows and the
dynamics of desert vegetation stripes. In Landscape boundaries. Springer New
York:327-345.
del Valle H., P. J. Bouza, P. E. Rial, and L. González. 2002. Suelos. Geología y
Recursos Naturales de Santa Cruz. Relatorio del XV Congreso Geológico Argentino. El
Calafate V-3:815-828.
Levy, E. and D. Madden. 1933. The point method of pasture analysis. New Zealand
Journal of Agriculture 46:267-269.
Ludwig, J. and D. Tongway. 1995. Spatial organization of landscapes and its function in
semi-arid woodlands, Australia. Landscape Ecology 10:51-63.
Ludwig, J. A., D. J. Tongway y S. G. Marsden. 1994 A flow-filter model for simulating the
conservation of limited resources in spatially heterogeneous, semi-arid landscapes.
Pacific Conservation Biology 1:209-213.
Melillo, J. M., J. D. Aber, P. A. Steudler y J. P. Schimel. 1982. Nitrogen and lignin control
of hardwood leaf litter decomposition dynamics. Ecology 63:621–626.
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Nelson, D. W. y. L. S. 1982. Total carbon, organic carbon, and organic matter. Methods
of soil analysis. Part 2. Chemical and microbiological properties, (methodsofsoilan2):539-
579.
Rostagno, C. M., H. F. del Valle, and L. Videla. 1991. The influence of shrubs on some
chemical and physical properties of an aridic soil in north-eastern Patagonia, Argentina.
Journal of Arid Environments 20:179-188.
SAS/STAT Institute, I. 1998. SAS/STAT User’s Guide, Release 6.03. Sas Institute INC,
CAry, NC.
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1
Facultad de Ciencias Agrarias – Universidad Nacional de Lomas de Zamora.
*
Autor de contacto: [email protected]
Resumen
Introducción
La intensificación del uso agrícola de los suelos afecta la fertilidad a través de la
disminución del contenido de materia orgánica (Studdert y Echeverría, 2000). La misma,
es de gran importancia debido a que, además de ser una reserva de nutrientes e incidir
en la estructura del suelo, desempeña un rol no sólo para la actividad biológica del
mismo, sino también para sus propiedades físicas. Interviene en la agrupación de
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Los tipos de rotaciones, el uso del suelo, las condiciones ambientales, entre otros
factores, pueden afectar su concentración y disponibilidad. Entre los nutrientes, el
nitrógeno (N) es uno de los más incidentes en el ciclo de los cultivos. Su importancia
radica en que es el nutriente que limita en mayor medida la producción a nivel global y
es casi universalmente deficiente, debido a las pérdidas de este elemento causadas por
el mal manejo a que han sido sometidos los suelos y por la agresión que se hace de sus
reservas orgánicas (Vidal et al., 2002).
Echeverría et al. (2000) encontraron una estrecha correlación del No y el Nan en suelos
del sudeste bonaerense (con un R2=0,65), lo que permite estimar el No a través de éste
último, en diferentes tipos de suelo.
Por tal motivo, el objetivo del presente trabajo es evaluar el comportamiento del Nan en
suelos agrícolas sometidos a diferentes sistemas de labranza.
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Materiales y Métodos
El ensayo fue realizado en el Campo Experimental de la Comisión Nacional de Energía
Atómica (CNEA), en el Partido de Ezeiza, Buenos Aires (34º 49’ 01’’ LS 58º 34’ 16’’ LW)
sobre un suelo Argiacuol vértico (Soil Taxonomy, 2010), con un contenido de materia
orgánica de 4,12 g.100g-1 en los primeros 20 cm de profundidad. El historial del lote
proviene de ocho años de una rotación de cultivos los cuales fueron: soja 1° (2005/06),
trigo/soja 2º (2006/07), maíz (2007/08), soja 1º (2008/09), trigo (2009), maíz (2010/11),
soja 1° (2011/12), soja 1º (2012/13); sometidos a dos sistemas de labranza
(tratamientos): siembra directa (SD) y labranza convencional (LC). El diseño de las
parcelas fue en bloques completos aleatorizados, con cuatro repeticiones. Las mismas
poseen una superficie de 250 metros cuadrados.
El Nan fue estimado por diferencia entre las muestras incubadas con las muestras
iniciales analizadas con igual procedimiento.
Para la estimación del No se empleó la ecuación del modelo lineal, desarrollada por
Echeverría et al. (2000) donde:
Resultados y Discusión
Los resultados obtenidos mediante el análisis estadístico, indicaron que se presentaron
diferencias significativas entre los tratamientos en los primeros centímetros del suelo, no
registrándose diferencias en las demás profundidades, bajo los diferentes sistemas de
labranza (Tabla 1).
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El efecto de las labores agrícolas sobre los suelos permite visualizar la distribución de
los contenidos de Nan y No relacionados con el contenido de materia orgánica (MO)
presentes en los mismos (Tabla 3). La misma presentó diferencias significativas en
todos los tratamientos y profundidades.
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En cambio, en la LC, la remoción del suelo generó una distribución más homogénea de
las concentraciones de Nan y MO, teniendo en todos los casos las concentraciones más
elevadas entre los 5 a 10 centímetros de suelo.
Conclusión
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Bibliografía
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Res. 19:323-332.
Cozzoli MV; N Fioriti; GA Studdert; GF Domínguez & MJ Eiza. 2010. Nitrógeno liberado
por incubación anaeróbica y fracciones de carbono en macro- y microagregados bajo
distintos sistemas de cultivo. Unidad Integrada Facultad de Ciencias Agrarias (UNMdP) -
EEA INTA Balcarce, Instituto de Suelos, CIRN INTA Castelar. ISSN 1850-2067.
Echeverría HE; N San Martín & R Bergonzi. 2000. Métodos rápidos de nitrógeno
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crop and soil management. Commun. Soil Sci. Plant Anal. 38:2029-2043.
Studdert GA & HE Echeverría. 2000. Crop rotations and nitrogen fertilization to manage
soil organic carbon dynamics. Soil Sci. Soc. Am. J. 64:1496-1503.
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1
Micología, Diversidad e Interacciones Fúngicas. Área de Ecología, Dpto. de Bioquímica
y Ciencias Biológicas, FQByF, UNSL; 2 CONICET-INBIOTEC/FIBA; 3 EEA INTA,
Balcarce; 4 IMIBIO-CONICET-UNSL. Box 4, 2do piso Bloque I. Área de Ecología.
Ejército de los Andes 950. (5700) San Luis.
[email protected]
Resumen
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Introducción
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Desde el año 2001, se han analizado filogenéticamente las secuencias de genes del
ADNr (Stümer, 2012). Así, los HMA pasaron de constituir un orden (Glomerales)
perteneciente a Zygomycota (Morton & Benny 1990; Bentivenga & Morton 1994 entre
otros) a establecer un filum exclusivo de los HMA, Glomeromycota (Schüßler et al.
2001); inicialmente, con cuatro órdenes (Glomerales, Diversisporales, Paraglomerales y
Archeosporales). Esta clasificación está modificándose paulatinamente, ya que se
agregan nuevos taxones a nivel de clases, órdenes y familias (Schüßler & Walter 2010;
Öehl et al. 2011; Redecker et al. 2013). Actualmente, los HMA están representados por
aproximadamente 230 especies incluidas en Glomeromycota, la mayoría de ellas están
caracterizadas sólo anatómica y morfológicamente y nunca fueron cultivadas en PT
(Krüger et al. 2011a; www.amf-phylogeny.com). Además, los resultados de estudios
ecológicos moleculares indicarían que las especies descriptas hasta el momento,
representan un escasa fracción de la diversidad existente de los HMA (Öpik et al.
2008). Globalmente, Kivlin et al. (2011) proponen que la riqueza de especies real de los
HMA, analizando 14.961 secuencias publicadas de ADN, es seis veces mayor que la
estimada. Así, los aportes desde la biología molecular podrían complementar a los
estudios morfológicos y permitir elaborar una descripción más profunda y precisa de la
diversidad de los HMA (Redecker et al. 2003; Stümer 2012). En el último decenio, a
partir de técnicas derivadas de la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), se ha
precisado y ampliado el conocimiento de la diversidad rizosférica, incluyendo a los HMA.
En particular, se mejoraron las técnicas moleculares que permiten la extracción de ADN
de HMA directamente de muestras de suelo de campo, trampas o esporas (Hempel et
al. 2007; Yang et al. 2010) y la caracterización de las especies probando nuevos primers
o cebadores específicos para PCR (Krüger et al. 2011a). Además, la utilización de
técnicas de fingerprinting moleculares tales como el polimorfismo conformacional de
cadena simple (SSCP) permiten realizar estudios tendientes a determinar el impacto de
presiones ecológicas sobre la diversidad microbiana (Qing et al. 2007, Lugauskas et al.
2005). Esta técnica permite la caracterización de poblaciones, por la huella génica que
generan en geles de poliacrilamida debido a variaciones en las secuencias contenidas
en productos de PCR. Cabe destacar que hasta el momento, la información incluida en
estos estudios proviene predominantemente del Hemisferio Norte, mayoritariamente
Norte América y Europa, y existen escasos reportes provenientes del Hemisferio Sur, y
menos aún de Sudamérica (De Souza, 2008; Kivlin et al. 2011). En nuestro país,
estudios preliminares han evidenciado variabilidad genética de HMA nativos de la
Provincia de Buenos Aires por la técnica de PCR-SSCP (Covacevich et al. 2012;
Thougnon Islas et al. 2014).
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Materiales y Métodos
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por HMA de las PT, las raíces se clarificaron y tiñeron (Grace & Stribley 1991); éstas se
montaron en preparados semipermanentes con agua y glicerina, en los que se
cuantificó, bajo microscopio óptico a 40X, la intensidad de colonización según 5
categorías: 1 (0-5%), 2 (6-25%), 3 (26-50%), 4 (51-75%), 5 (76-100%) (Kormanik &
McGraw 1982 en Rajapakse & Miller 1992).
La extracción del ADN genómico total se realizó tanto del suelo-sustrato de las PT como
de las muestras de suelo nativo de la Puna sumadas al análisis, utilizando el kit de
extracción kit Power SoilTM (MoBio, USA) de acuerdo a las indicaciones del fabricante.
Para confirmar la integridad del ADN extraído, éste fue sometido a electroforesis en gel
de agarosa al 1%; las bandas se revelaron con 1,5µL de GelRed por cada 100mL de
solución; se sembraron 5µL por cada muestra y 1µL de marcador 1Kb DNA Leader
Axygen; se utilizó TBE 1X como solución buffer. La electroforesis se realizó a 120V,
durante ca. 60 minutos. La presencia de bandas bajo luz UV en los geles de agarosa se
consideró como resultados positivo, para cada muestra y par de primers utilizados. Por
otro lado, se cuantificó el contenido de ADN en 5µL por muestra y absorbancia 260/280
con el equipo Epoch (Biotech).
El ADN extraído a partir del suelo de las PT y de suelo nativo de la Puna se utilizó para
amplificar, por la reacción en cadena de la polimerasa (PCR), regiones del ADN
ribosomal de los HMA. Para ello se realizaron reacciones de PCR directas (en las que el
templado era el ADN extraído) y también del tipo PCR anidadas (nested PCR) en las
que en la segunda reacción el templado era el amplificado de la primera reacción. Las
condiciones de reacción fueron: 3µL/2µL (de ADN sin diluir y del templado de la primer
PCR diluido 1:10; 1:50; 1:100, para la primera y segunda reacción de PCR,
respectivamente), buffer 1,5mM con MgCl2, dNTPs 0,25mM, primers 0,1-0,2mM, Taq
polimerasa 1,25mM y se trabajó con volúmenes finales de 15 y 25µL para las primera y
segunda PCR, respectivamente. Para la mayoría de las reacciones se utilizó la enzima
GoTaq® DNA Polymerase de Promega, también la enzima Taq DNA Polymerase de
Invitrogen y para algunas muestras aisladas la Platinum® Taq DNA Polymerase de
Invitrogen. En todos los casos se emplearon las condiciones de reacción indicadas por
el fabricante y las muestras se sembraron con sus respectivos negativos.
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/LSU RK7r (Kjøller & Rosendahl 2000; Stukenbrock & Rosendahl 2005 a y b). Para
ambas reacciones se aplicaron las condiciones de amplificación previamente publicadas
por Kjøller & Rosendahl (2000); además, a efectos de evitar doble bandeo, se
incrementó en 1ºC la temperatura de annealing. El producto de esta última reacción de
PCR se analizó mediante la estrategia de SSCP (Kjøller & Rosendahl 2000; Simon et
al. 1993; Stukenbrock & Rosendahl 2005 a y b). Para confirmar las amplificaciones de
las reacciones de PCR, los productos de amplificación fueron sometidos a electroforesis
en gel de agarosa como se indicó anteriormente para confirmar la integridad del ADN,
pero aplicando un marcador 100pb.
Resultados
De acuerdo a los resultados de cantidad y pureza del ADN cuantificado por el equipo
Epoch, se observó que el ADN extraído se mantuvo dentro del rango de 7,6 a 12,9
ng/μL. La cuantificación de la pureza arrojó valores de absorbancia 260/280 que
oscilaron entre 0,6 y 2,11.
A partir del ADN obtenido de las PT, en las reacciones anidadas en las que se utilizó el
par de primers NS5/ITS4 en la primera serie de amplificación, se obtuvieron resultados
positivos en al menos una repetición de cada uno de los sitios muestreados, utilizando
Taq DNA Polymerase, mientras que no se obtuvieron resultados positivos cuando se
utilizó la enzima GoTaq® DNA Polymerase.
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Del análisis de los suelos nativos de la Puna se obtuvieron resultados negativos de las
reacciones anidadas LSU 0061/LSU 0599 aunque no se observan bandas en esta
reacción, sí las hubieron en la segunda con LSU RK4f/LSU RK7mr en las muestras L1
y L5 cuando se utilizó la enzima Platinum® Taq DNA Polymerase.
El análisis de los patrones obtenidos de los suelos nativos, determinó una Riqueza de
bandas de 25 bandas para el sitio L1 y 32 bandas en el sitio L5. Además se detectaron
bandas con diferente localización en el gel para los sitios L1 y L5. Se detectaron
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Discusión
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modificaciones enfocadas en aumentar la lisis celular (p. ej. aumento el tiempo de lisis,
temperatura y tiempo de congelación, uso de nitrógeno líquido, entre otras) y por ende
incrementar la disponibilidad del ADN para su extracción. Los valores obtenidos en la
cuantificación de ADN se mantuvieron dentro del rango de 7,6 a 12,9 ng/μL. Estos
valores fueron menores a los hallados por la extracción de ADN en muestras de suelo
de la Provincia de Buenos Aires por Covacevich et al. (resultados no publicados). Hay
que considerar sin embargo, que el contenido de ADN resultante de la extracción
corresponde al genómico de todos los representantes de la biota de la muestra, no
siendo específico para HMA. Si bien estos valores en general no se informan, otros
autores registraron que la cantidad de ADN de HMA es en general baja en las muestras,
incluso menor al 10% comparada con otros Fila fúngicos y además, no se relaciona con
la riqueza de taxones (Young et al. 2015). De tal manera, y aun siendo los porcentajes
de colonización de las PT bajos, si el sustrato hubiera contenido propágulos de HMA
suficientes, el ADN de los mismos se hubiera extraído y los primers genéricos hubieran
detectado los diferentes géneros de HMA. Futuros trabajos deberían considerar
incorporar modificaciones que maximicen la lisis celular de las muestras tendientes a
extraer mayor cantidad de ADN de los HMA.
De las PCR realizadas a partir de los primers universales NS5/ITS4, puede destacarse
que se hayan obtenido resultados positivos mediante las reacciones de amplificación del
ADN extraído solo a partir de PT de todos los sitios muestreados y que no se obtuvieron
amplificaciones a partir de suelo nativo, ello indicaría que el ADN extraído presentó la
calidad necesaria para ser amplificado por reacciones de PCR, solo en el caso de las
PT. En esta reacción se utilizaron primers generales para Eucariotas (White et al. 1990)
que constituyen un paso previo para la detección de los HMA. Si bien se conocen los
efectos inhibidores sobre la extracción del ADN del suelo por las sustancias húmicas
(Persoh et al. 2008), en nuestro caso el sustrato suelo de las PT fue el mismo que en las
muestras de suelo nativo, ya que se utilizó éste como sustrato de cultivo; es decir, la
extracción diferencial de ADN entre PT y suelo nativo no pueden explicarse por la
presencia de ácidos húmicos. La extracción exitosa de ADN eucariota a partir del
sustrato de las PT podría deberse a que este tipo de cultivo haya estimulado el
crecimiento vegetativo de los organismos que se encontraban en quiescencia o con baja
actividad en las muestras de suelos nativos originales conservado en heladera a 4ºC.
De las reacciones anidadas a partir de los amplificados por los primers NS5/ITS4, los
resultados positivos obtenidos en los sitios L1, L2, L3 y L5 con el par de primers
ACAU1660/ITS4 para discriminar Acaulosporaceae sensu stricto (Redecker 2000),
evidenciaría de la presencia de esta familia en todos los niveles altitudinales estudiados
excepto a 3870 msnm (L4). Además, estos primers permiten la amplificación de
regiones del genoma las especies Acaulospora laevis y Acaulospora spinosa (Redecker
2000). Esto también podría considerarse como la confirmación molecular de la
presencia de ambas especies en los sitios mencionados, las que habían sido también
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registradas por métodos morfológicos previamente por Lugo et al. (2008) en los sitios
denominados L3 y L1 respectivamente. En este sentido, la estrategia molecular utilizada
estaría confirmando la presencia de la familia Acaulosporaceae y las especies A. laevis
y A. spinosa en los sitios L1 y L3. Además que se amplía su distribución a 3790 msnm
(L2) y a 3404 msnm (L5), en los que estos taxones no se hallaban determinados por los
métodos morfológicos. Sin embargo, futuras estrategias de clonado y secuenciamiento
deberían ser conducidas para confirmar los resultados obtenidos en este estudio.
Por otro lado, tampoco se obtuvieron amplificaciones positivas visibles con los pares de
primers PARA1313/ITS4 tanto de PT como de suelo nativo; si bien las posibles causas
podrían ser las ya indicadas (por ejem. la baja colonización y abundancia de propágulos
de HMA en los suelos estudiados, los inhibidores existentes en el suelo, etc.), este
resultado sí se correspondería con las determinaciones de taxonomía clásica en los que
no se registró la presencia de Paraglomus en las muestras analizadas morfológicamente
en la Puna (Lugo et al. 2008).
En cuanto a las PCR directas destinadas a amplificar también parte de la región 18S e
ITS; mediante la utilización de los primers ITS T2/ITS4 y FM6/GIGA5.8R, no se
obtuvieron resultados positivos en ninguno de los sitios estudiados. Es decir, no se
confirmó la presencia de Scutellospora castanea (Hijri et al. 1999) ni de otros
representantes (p. ej., Gigaspora spp., Scutellospora spp.) de la familia Gigasporaceae
(De Souza et al. 2004). Así, los métodos moleculares no detectaron estos taxones que
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Las reacciones a partir de los primers LSU 0061/LSU 0599, a pesar de haber observado
doble bandeo, indicarían nuevamente ADN extraído de calidad tal que permite su
amplificación por reacciones de PCR. En la segunda serie de reacciones anidadas en
las que se utilizó el par de primers LSU RK4f/LSU RK7r que amplifica para
representantes de Funneliformis (Kjøller & Rosendahl 2000; Stukenbrock & Rosendahl
2005 a y b), no se obtuvo producto de amplificación en las reacciones de rutina cuando
se trabajó con templados procedentes de PT; para lograr amplificar el material, se
debieron incluir modificaciones que dieron como resultado amplificados con doble
bandeo, éste probablemente indique inespecificidad en la amplificación en al menos una
banda o signos de degradación. Estos productos de amplificación no presentaron la
calidad necesaria para los análisis de variabilidad genética por SSCP programados. Aun
así, podría decirse que al haberse obtenido amplificaciones positivas, se confirmaría la
presencia de HMA pertenecientes al grupo de especies de Funneliformis ya
mencionadas (Kjøller & Rosendahl 2000; Stukenbrock & Rosendahl 2005 a y b) en
todas las muestras de PT analizadas. Así, se sumarían este grupo de especies de HMA
a los resultados obtenidos mediante técnicas taxonómicas clásicas por Lugo et al.
(2008), quienes registraron previamente en los suelos puñenos a Glomus sp., G.
aggregatum, G. ambisporum y G. sinuosum, actualmente denominado Sclerocystis
sinuosa (Schübler y Walker 2010).
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L5 podría indicar un mayor grado de polimorfismo y/o mayor número de taxones en este
sitio de estudio, lo que podría ser indicativo de mayor diversidad de los HMA del género
Funneliformis en el sitio L5. Sin embargo, la confirmación por corte de bandas y
secuenciamiento sería el paso a seguir para confirmar estos resultados.
Conclusiones
Agradecimientos
Este trabajo de investigación fue financiado por los Proyectos PROICO 2-2214 (SeCyT
FQByF-UNSL), PICT 2008-0781 y proyectos de INTA.
Bibliografía
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GABRIELA SARTI*, ANA EVA JOSEFINA CRISTOBAL MIGUEZ, LIS PIÑERO, LETICIA
PALAZZESI, ERIKA PACHECO RUDZ, LETICIA PALAZZESI, SILVIA CATAN,
CRISTINA QUINTEROS & DIANA EFFRON
Cátedra de Química General e Inorgánica. Facultad de Agronomía, UBA, Av. San Martín
4453 C1417DSE Buenos Aires.
*[email protected]
Resumen
Introducción
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Pinus elliottii Engelm es una de las especies forestales más cultivadas en el país
(SAGyP 1999). Su madera se utiliza para el aserradero, la producción de tableros y la
industria celulósica. A partir de la década de 1940 comenzaron las introducciones de
Eucaliptos tomando un gran impulso en los años 70, siendo Eucalyptus camaldulensis
(rostrata) una de las especies utilizadas a nivel comercial. Durante varios años, el
principal destino de esta madera fue el aserradero (compitiendo palmo a palmo con el
pino), actualmente ha tomado relevancia el destino celulósico y para confección de
tableros.
En este sentido, la especie exótica Roble europeo (Quercus robur) por su adaptación a
las condiciones generales del clima en ciertas regiones de nuestro país, por poseer
madera de calidad y reconocido valor en el mercado, podría ser considerada dentro de
las especies promisorias para ser seleccionada en ensayos de implantación (Godoy et
al., 2007). Según Luque (2009), en un estudio llevado a cabo en el Valle de
Calamuchita, Córdoba, considera a esta especie por sus características biológicas, de
bajo impacto ambiental sugiriendo que su introducción masiva no reviste mayor riesgo
para la salud ni para la persistencia del bosque nativo actual.
Para evaluar cómo estas plantaciones exóticas afectan la calidad de un suelo, no habría
un enfoque único para generar un conjunto de indicadores adecuados. En este trabajo,
se eligieron indicadores de origen biológico debido a que los mismos son muy sensibles
a las ligeras alteraciones que el suelo pueda sufrir (Yakovchenko et al., 1996) pudiendo
entonces ser utilizados para predecir la tendencia de la calidad del suelo a largo plazo
(Ferreras et al., 2009). Se midieron la actividad de las enzimas involucradas en los
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ciclos del C, N y P como son las β-glucosidasa, proteasas y fosfatasa ácidas. Estas
enzimas son las más estudiadas por estar relacionadas con la mineralización de la
materia orgánica, siendo sus productos finales imprescindibles para la nutrición vegetal,
a través de la transformación y degradación de la misma (Effron et al., 2014). Se evaluó
el contenido de carbono orgánico debido a que existe una estrecha relación entre las
actividades enzimáticas y el contenido de materia orgánica del suelo estando dichos
parámetros influenciados por los cultivos y el sistema de laboreo del suelo. Otro
parámetro estudiado fue el carbono de respiración que representa una medida de la
actividad microbiana del suelo, el cual puede variar con la temperatura, la humedad y
las especies de plantas (Carmona et al., 2006).
El objetivo de este trabajo fue evaluar cómo diferentes plantaciones forestales de las
especies Pinus elliottii, Eucalyptus camaldulensis y Quercus robur afectaron la calidad
microbiológica de un suelo a través de la evaluación de indicadores biológicos.
Materiales y Métodos
Se trabajó con tres rodales de bosque implantado cuya antigüedad son de 20 años para
el caso de las especies Roble (Quercus robur) y Eucalipto (Eucalyptus camaldulensis) y
de 16 años para el caso de Pino (Pinus elliottii), siendo estas plantaciones contiguas en
el establecimiento forestal.
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Actividad β-glucosidasa Se siguió la técnica descripta por Dick et al. (1996). El método
se basa en la hidrólisis del sustrato p-nitrofenil glucósido (PNG) por acción de la β-
glucosidasa a pH 6 que libera p-nitrofenol el cual se determina colorimétricamente. Los
resultados se expresan en μg p-nitrofenol g-1 suelo seco h-1.
Actividad fosfatasa ácida: Se siguió la técnica descripta por Dick et al. (1996). El método
se basa en la hidrólisis del p-nitrofenil fosfato de sodio (PNP) por acción de la fosfatasa
a pH 6,5 que libera p-nitrofenol el cual se determina colorimétricamente. Los resultados
se expresan en μg p-nitrofenol g-1 suelo seco h-1.
Análisis estadístico
Resultados y Discusión
Las enzimas involucradas en los ciclos del C y N tales como β-glucosidasa y proteasa
mostraron en el suelo bajo la influencia de Roble mayores valores (p<0.05) respecto de
Pino (Fig. 1 y 2), tanto en el muestreo de primavera como de otoño. Estos resultados
coinciden con otros trabajos donde el suelo bajo la influencia de Roble en comparación
con Pino radiata (Pinus radiata D. Don), presentó mayores valores de algunos
parámetros biológicos estudiados (Effron et al., 2011). Con respecto a Eucalipto (Fig. 1 y
2) se encontraron resultados similares a los anteriores siendo nuevamente la especie
Roble la que presentó valores significativamente superiores, excepto en el caso de la
actividad proteasa en otoño situación en la cual, si bien, el suelo bajo Roble posee los
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Figura 3. Valores medios de la fosfatasa ácida. Los valores fueron medidos en el suelo
bajo la influencia de las tres especies forestales en Luján, Provincia de Buenos Aires.
Letras distintas entre especies indican diferencias significativas (p< 0,05).
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Figura 4. Valores medios del C-CO2 de respiración. Los valores fueron medidos en el
suelo bajo la influencia de las tres especies forestales en Luján, Provincia de Buenos
Aires. Letras distintas entre especies indican diferencias significativas (p< 0,05).
Con respecto a los valores que corresponden a carbono de respiración (Fig.4), las
muestras tomadas en primavera mostraron resultados significativamente distintos
(p<0,05) para las tres especies, siendo el Roble aquella que mostró la mayor actividad.
En cuanto a las muestras tomadas en otoño, si bien el Roble presenta una leve
tendencia hacia mayores valores, ésto no fue de significancia estadística.
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Figura 5. Valores medios de carbono orgánico. Los valores fueron medidos en el suelo
bajo la influencia de las tres especies forestales en Luján, Provincia de Buenos Aires.
Letras distintas entre especies indican diferencias significativas (p< 0,05).
Effron et al. (2011) quienes trabajaron con Roble europeo y Pino radiata en un andisol
de la Patagonia también encontraron mayores valores de estas variables en el suelo
bajo Roble. Según Alvear et al. (2007) existirían cambios en la estructura de la
comunidad de los microorganismos, la cual depende del origen y composición cualitativa
y cuantitativa de la materia orgánica del suelo, hecho que se vería reflejado
indirectamente en nuestros resultados, teniendo en cuenta el mayor contenido de
carbono orgánico en el suelo bajo Roble.
Los resultados encontrados en el presente trabajo respecto que los mayores valores de
carbono orgánico se corresponden con la mayor actividad de las enzimas extracelulares
fue reportado por otros autores, debido a cambios en la actividad metabólica de los
microorganismos (Jiang et al., 2010; Bowles et al., 2014).
Conclusiones
El suelo bajo las distintas plantaciones forestales presentó distinta actividad biológica
medida a través de los diferentes parámetros evaluados, siendo el Roble el que generó
una mayor actividad microbiológica. Este efecto fue más notorio en primavera que en
otoño, mostrando la influencia del Roble en generar un mayor desarrollo de la microflora
del suelo en estudio. Este trabajo preliminar posiciona al Roble como promisoria en
futuros procesos de implantación.
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Agradecimiento
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Resumen
El objetivo del presente trabajo fue desarrollar índices de calidad biológica a partir de
indicadores y funciones matemáticas sintetizadoras, que resuman información compleja
sobre el estado del suelo, a fin de cuantificar la CS y monitorear su dinámica bajo
distintos sistemas de uso. El estudio se llevó a cabo en Oxisoles de la provincia de
Misiones. Se emplearon sistemas naturales (selva subtropical, Sv) y sistemas cultivados
(yerba mate, Ilex paraguariensis Hill, Yc); mandarina, Citrus unshiu Marc., Ci y tabaco
Nicotiana tabacum L., Ta), aplicando un diseño en bloques completos al azar en los
Departamentos de Alem, Oberá, Cainguás y Guaraní. El abordaje metodológico se
realizó definiendo un nivel de referencia contra el cual se compararon y cuantificaron los
cambios de CS. Suelos con vegetación clímax (selva subtropical) fueron tomados como
escenario de referencia de alta calidad. En cada caso se tomaron muestras
compuestas, al azar, a 3profundidades: 0-0,10; 0,10-0,20 y 0,20-0,30 m. Las variables
determinadas fueron: nitrógeno potencialmente mineralizable (Npm), actividad de la
fosfatasa ácida (Enz),materia orgánica particulada total (MOP), materia orgánica
particulada gruesa (MOPa) y fina (MOPb), y respiración (Res). Los datos fueron
procesados mediante la aplicación de análisis univariado y multivariado (Análisis de
Componentes Principales). El conjunto mínimo de datos (CMD) de indicadores
biológicosestuvo integrado por MOP, MOPa, MOPb, Npm, Enz y Res. A partir del CMD,
se procedió al desarrollo de índices de calidad mediante la aplicación de ACP. El índice
obtenido fue denominado “Índice de Actividad biológica”, estuvo conformado por: MOP
gruesa y fina, Npm y Enz. Este índice tomará valores más altos, cuanto mayor sea la
calidad del suelo, y señaló que todos los sistemas agrícolas bajo estudio produjeron
pérdida de calidad biológica, estableciendo el siguiente orden de calidad de suelo:
Sv>Ci>Ta=Yc.
Introducción
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resultados obtenidos para evaluar las consecuencias de los diferentes sistemas y/ó
prácticas (Karlen et al., 1997; Giuffré et al., 2006).
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Un índice de calidad puede ser definido como el mínimo conjunto de parámetros, que
interrelacionados, proveen datos numéricos acerca de la capacidad de un suelo para
llevar a cabo sus funciones (Acton&Padbury, 1993). Las variables que integran un índice
de calidad son consideradas como los indicadores más críticos para expresar la calidad
del suelo (Sinhaet al., 2009).
Diversos autores como Wander & Bollero (1999); Giuffré et al. (2006); Shukla et al.
(2006); Xu et al. (2006); Villamil et al. (2008); Almenara-Barrios et al. (2002) y Santana
Rodríguez et al. (2010), han efectuado trabajos en IC en los cuales han aplicado
técnicas de análisis multivariante como análisis de componentes principales, factor de
análisis ó su combinación con un análisis discriminante, a los efectos de determinar
cuáles son los indicadores de suelo que permiten diferenciar mejor las distintas
categorías de manejo de suelo o sistemas de cultivo.
Debido a que muchas de las propiedades edáficas que contribuyen a explicar la calidad
del suelo se encuentran altamente correlacionadas, es necesario llevar a cabo una
evaluación mediante métodos estadísticos que consideren todas las variables
simultáneamente y la correlación entre ellas (Bredja et al., 2000).
Como las componentes son combinaciones lineales de todas las variables originales, la
selección de variables dentro de cada componente, puede ser deseable cuando el
objetivo es seleccionar atributos para ser considerados o medidos en futuros estudios
(Argüelles-Cárdenas, 1990; McCabe, 1984) como es el caso del desarrollo de índices
(Abeyasekera, 1995).
Objetivo
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Materiales y Métodos
El suelo bajo selva virgen, fue tomado como referencia de alta calidad, ya que en
ecosistemas naturales, no disturbados, el funcionamiento del sistema suelo se
encuentra expresado en su máximo potencial (Arshad & Martin 2002; Masto et al.,
2008).
Cada componente fue el resultado de una combinación lineal de las variables originales,
en donde cada una tuvo una ponderación diferente, en proporción a las magnitudes de
cada elemento que conforma el autovector respectivo. El significado de cada CP,
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Una vez obtenidas las CP´s, se procedió a seleccionar dentro de cada una, aquellas
variables con contribución significativa en la construcción cada componente principal. En
cada componente, se seleccionaron las variables cuyos autovectores presentaron altas
cargas (cargas >2/3 de la carga máxima) y alta correlación (Bramardi, 2009). Frente al
caso de 1 variable con alta carga en dos componentes a la vez, el criterio de selección
que se tomó fue conservar la variable en la componente con la que presenta mayor
correlación positiva (Husson et al., 2011). Cada CP resultó entonces una variable
sintética o combinación lineal de las variables originales que resumió la información, y
fue interpretada como un índice de calidad (Godshalk & Timothy, 1988; Almenara-
Barrios et al., 2002; Tusell, 2008; Santana Rodríguez et al., 2010).
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Las puntuaciones de los índices se calcularon para los distintos sistemas bajo estudio,
de manera directa, ya que las mismas fueron valoradas a partir de los datos
estandarizados de las variables que intervinieron en su construcción y de la aplicación
de la formulación correspondiente (Morales Vallejo, 2013).
Tabla 1: Resultados del análisis de varianza y Prueba LSD (p< 0,05) para las variables
biológicas evaluadas para las profundidades 0-0,10 m (1); 0,10-0,20 m (2) y 0,20-0,30 m
(3), en los sistemas: selva (Sv), citrus (Ci), tabaco (Ta) y yerba mate (Yc). Medias,
coeficiente de variabilidad (CV) y valor de probabilidad (p-valor).
Propiedades Biológicas
Prof. Sv Ci Ta Yc R² CV p-valor
MOPa 1 4,19a 2,67b 1,34c 1,32c 0,54 44,75 <0,0001
-1
g.Kg 2 1,46a 1,32a 0,82b 1,17ab 0,20 41,07 0,0171
3 1,12a 1,09a 0,74b 0,87ab 0,16 39,22 0,0503
MOPb 1 9,60a 6,36b 2,49c 1,96c 0,64 47,85 <0,0001
-1
g.Kg 2 2,53b 3,88a 1,51c 1,40c 0,59 36,90 <0,0001
3 2,03b 2,60a 1,24c 0,98c 0,53 36,95 <0,0001
MOP 1 13,80a 9,03b 3,83c 3,28c 0,67 41,84 <0,0001
-1
g.Kg 2 4,00b 5,20a 2,34c 2,57c 0,52 33,07 <0,0001
3 3,15a 3,69a 1,99b 1,84b 0,46 33,29 <0,0001
Npm 1 0,20a 0,06b 0,04b 0,03b 0,71 51,93 <0,0001
-1
g.Kg 2 0,15a 0,06b 0,02c 0,03bc 0,69 49,57 <0,0001
3 0,08a 0,05b 0,01c 0,01c 0,69 45,34 <0,0001
Enz 1 698,24a 270,23b 275,53b 251,97b 0,66 37,92 <0,0001
µg p-nitrof. 2 281,65a 221,62b 207,72b 184,26b 0,28 26,68 0,0020
-1 -1
g soil h
3 192,26a 147,00b 176,71ab 144,71b 0,19 25,96 0,0227
Res 1 47,32a 33,38b 38,31ab 29,26b 0,20 37,40 0,0171
-1 -1
kgCO2.ha d
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Resultados y Discusión
Las variables que integraron la categoría fueron: materia orgánica particulada total
(MOP), materia orgánica particulada fracción gruesa (MOPa), materia orgánica
particulada fracción fina (MOPb), nitrógeno potencialmente mineralizable (Npm),
respiración de suelo (Res) y actividad de la enzimática de la fosfatasa ácida (Enz).
CP 1 2 3 4 5
Autovalor 3,959 0,996 0,622 0,255 0,166
Proporción 0,659 0,166 0,103 0,042 0,027
En base a los autovalores>1, y examinando los gráficos de codo óscreeplots (Fig. 1),
sólo la componente 1 fue seleccionada.
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MOPa 0,45*
MOPb 0,46*
MOP 0,47
Npm 0,38*
Enz 0,42*
Res 0,14
En el círculo de correlaciones (Fig. 2), se puede observar que todas las variables,
excepto Res, presentaron una correlación alta y positiva con la CP1.
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derecha del plano, presentando los mayores contenidos de MOP, MOPa y MOPb, como
así también mayor actividad de las enzimas fosfatasas (Enz).
A la izquierda del plano, se ubicaron los suelos bajos usos yerbatero y tabacalero,
presentando los menores contenidos de materia orgánica particulada y menor actividad
biológica (Npm y Enz). Los correspondientes al tratamiento citrus adoptaron una
posición intermedia entre selva y los usos yerba y tabaco.
Y1= MOPa*0,45+MOPb*0,46+Npm*0,38+Enz*0,42
El índice IB-30-1, depende de las variables MOP en sus distintas fracciones, Npm y
actividad de la enzima fosfatasa ácida, es decir que está relacionado al sustrato
orgánico fácilmente mineralizable, a su mineralización y al potencial de proveer
nutrientes en el corto plazo. El índice tomará valores más altos, cuanto mayor sea la
calidad del suelo.
Puntuaciones del índice de calidad biológica para los distintos usos de suelo:
Las puntuaciones obtenidas para el índice bajo los distintos sistemas de uso se pueden
observar en la Tabla 4.
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Tabla 4: Puntuaciones o “scores” para el índice de calidad biológica del suelo, bajo los
sistemas selva (Sv), citrus (Ci), yerba mate (Yc) y tabaco (Ta). Anova y Prueba LSD
(p<0,05).
IB-30-1
“Actividad biológica”
Sistema
Sv 1,38a
Ci 0,14b
Ta -0,74c
Yc -0,78c
p-valor 0,0001
El índice tomó el mayor valor para suelos de alta calidad (selva) y resultó sensible para
distinguir entre usos, estableciendo el siguiente orden de calidad Sv>>Ci>Ta y Yc.
Los suelos bajo selva presentaron la mayor calidad biológica, lo cual se asoció a una
mayor acumulación de material vegetal (hojarasca y/ó residuos) en los primeros
centímetros del perfil favoreciendo la acumulación de MO, principalmente de material
particulado ó carbono lábil (Eiza et al., 2005), material orgánico fácilmente
descomponible. La materia orgánica es esencial para la actividad biológica del suelo,
proporciona recursos energéticos a los organismos del suelo, en forma de carbono lábil
(Martínez et al., 2008).
El menor valor del índice para suelos bajo cultivos de yerba mate y tabaco fue atribuido
a que en éstos el producto de la cosecha son las hojas, siendo por lo tanto menor el
aporte de MO que vuelve al suelo, como así también menores la mineralización del
nitrógeno y la actividad enzimática. Tanto la destrucción de los agregados, acelerando la
degradación de los materiales orgánicos lábiles, como la disminución de residuos
debido a la extracción de material foliar por las cosechas, conllevan a un menor retorno
de biomasa y reducen el carbono orgánico del suelo (Reeves, 1997; Píccolo et al.,
2004). La disminución del potencial del suelo para mineralizar nitrógeno está
relacionado a una menor actividad microbiana y una degradación de las propiedades
biológicas del suelo (Deenik, 2006).
En Toledo et al., 2015, la actividad enzimática por sí sola, sólo permitió diferenciar entre
suelos naturales y cultivados, sin embargo su incorporación a un CMD y su participación
en la conformación de un Índice biológico, permitió aumentar la sensibilidad y distinguir
entre los distintos usos de suelo.
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Conclusiones
Agradecimientos
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(1)
Instituto de Suelos, CIRN, INTA Castelar. Nicolás Repetto y De los Reseros s/n
(1686), Hurlingham, Buenos Aires. Ruta 5, km 580, CP 6326, CC11. Anguil, La Pampa.
(2)
EEA INTA Anguil, Ruta 5, km 580, CP 6326, CC11. Anguil, La Pampa.
(3)
Fac de Agronomía UNLPam, Ruta 35, CP6300, CC30. Santa Rosa, La Pampa.
*[email protected]
Resumen
Introducción
Los cultivos de cobertura (CC) proveen numerosos servicios ecosistémicos que han sido
ampliamente estudiados (ver revisiones bibliográficas Blanco-Canqui et al., 2015;
Poeplau y Don, 2015). Muchos de los beneficios de su uso en sistemas agrícolas han
sido relacionados principalmente con su productividad aérea y la cobertura remanente
1
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que dejan sobre la superficie del suelo mientras que sus raíces no han sido estudiadas
en profundidad.
Materiales y Métodos
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Para cuantificar la productividad aérea de los CC se realizó un corte por parcela previo a
la finalización del ciclo de los cultivos utilizando un aro de 0.25 m2. Las muestras fueron
llevadas inmediatamente al laboratorio y colocadas en estufa a 60oC por 72 hs o hasta
lograr su peso constante. Para evaluar la biomasa de raíces de los cultivos de cobertura
se trazó en cada parcela una transecta al azar entre dos líneas de siembra del CC
distanciadas a 17 cm. En cada transecta se realizaron 4 piques equidistantes utilizando
un barreno tubular de 3,2 cm de diámetro, el primer y último pique coincidió con las
líneas de siembra del cultivo. La profundidad de muestreo fue hasta los 100 cm
estratificando cada 20 cm. Las muestras se almacenaron en freezer (-20oC) hasta su
procesamiento. Para separar las raíces del suelo se utilizó un tamiz de 250 (Barley,
1970) aplicándoles presión con un chorro de agua. Las raíces obtenidas en los tamices
se separaron manualmente de posibles impurezas utilizando una pinza metálica, se
colocaron en estufa a 60oC por 24 hs y luego fueron pesadas. Para evaluar la biomasa
total de raíces (BRT) se calculó el porcentaje de participación de las mismas
determinadas sobre la línea de siembra (LS) (5 cm/17 cm x 100 = 29%) y sobre el
entresurco (ES) (12 cm/17 cm x 100= 71%). El cálculo de biomasa de raíces totales se
realizó a partir de la siguiente ecuación (Frasier et al., 2014):
Los resultados fueron analizados mediante ANOVA utilizando el Test de Fisher para la
comparación de medias. La biomasa total de raíces fue transformada al Ln (y) y los
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Resultados y Discusión
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a) b)
Biomasa de raices (kg/ha) Biomasa de raices (kg/ha)
0 500 1000 1500 2000 2500 3000 3500 4000 4500 0 500 1000 1500 2000 2500 3000 3500 4000 4500
0 0
c b a a
b a a
20 20
60 60 b a a
b a a
80 80
80 b a a 80 b a a
100 100
b a a b a a
100 100
120 120
C T V VC C T V VC
Conclusiones
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Resumen
La biota edáfica garantiza múltiples funciones que dan como resultado un suelo sano,
estable y productivo. Las estrategias de manejo agroecológicas apuntan a generar
sistemas productivos más diversificados, basándose en el mejoramiento de la calidad
del suelo, incluyendo una biota edáfica más diversa y por el manejo del hábitat mediante
una diversificación temporal y espacial de la vegetación. El objetivo del presente trabajo
es el de evaluar el impacto de manejos convencionales y agroecológicos sobre los
artrópodos edáficos asociadas a la vegetación. El estudio se desarrolló en la cuenca
media del río Luján. Los grupos taxonómicos reconocidos fueron analizados según su
Abundancia, Riqueza y Diversidad. Además se agruparon según grupos funcionales y
se analizaron mediante Riqueza promedio y Abundancia Relativa. Si bien los resultados
obtenidos del análisis de los grupos taxonómicos muestran la tendencia esperada, no
se han encontrado diferencias estadísticamente significativas entre tratamientos. Si se
encontraron diferencias en los grupos funcionales. El presente estudio permitió evaluar
el impacto de diferentes sistemas de manejo del suelo sobre los artrópodos edáficos
asociadas a la vegetación en sistemas Agroecológicos y Convencionales en relación a
los grupos funcionales pero no en los grupos taxonómicos. Un número mayor de
muestreos y profundizar en la taxonomía permitiría fortalecer el análisis.
Introducción
La biota edáfica garantiza múltiples funciones que dan como resultado un suelo sano,
estable y productivo. Consiste en un grupo muy diverso de organismos que cumplen por
lo menos una parte de su ciclo de vida dentro o sobre él. La mayoría de estos
organismos edáficos son de vida libre y participan directa o indirectamente en la
descomposición y mineralización de residuos de plantas y animales (Hendrix, 1990).
Una parte importante de está biota está representada por los artrópodos edáficos que
están asociados directamente a la vegetación.
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representados por el mejoramiento de la calidad del suelo, incluyendo una biota edáfica
más diversa, y por el manejo del hábitat mediante una diversificación temporal y
espacial de la vegetación. Esta diversificación tiende a incrementar la biodiversidad
funcional de los agroecosistemas, representada por organismos que juegan papeles
ecológicos claves como lo es la entomofauna benéfica (Altieri & Nicholls, 2007).
En tanto, los agroecosistemas de la región pampeana se han simplificado en sistemas
donde prevalecen pocas especies agrícolas abandonando las rotaciones ganaderas
bajo pastoreo. Esta modalidad productiva demanda crecientes incorporaciones de
agroquímicos y fertilizantes sintéticos, usando maquinarias de siembra directa (Pengue,
2002). Esto ha provocado una pérdida de biodiversidad principalmente por el efecto de
los agroquímicos y la simplificación de hábitats (Guzmán Casado et al., 2000; Sarandón
& Flores, 2014) interfiriendo en la resistencia potencial del suelo a las perturbaciones a
corto y a largo plazo (Giller, 1997).
La relación entre la biodiversidad sobre y debajo del suelo es actualmente una tarea en
activa investigación. Altieri & Nicholls (2007) plantean que en la medida que emerja más
información sobre la biodiversidad, los procesos ecosistémicos y la productividad
derivados de estudios de una variedad de agroecosistemas, estarán disponibles
mayores elementos para el diseño agroecológico con el fin de mejorar la sustentabilidad
de los agroecosistemas y la conservación de los recursos.
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impacto de diferentes sistemas de manejo del suelo sobre los artrópodos edáficos
asociadas a la vegetación en sistemas convencionales y agroecológicos y detectar
aquellas prácticas que favorecen a estas comunidades edáficas.
Materiales y Métodos
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Luego de 7 días los artrópodos caídos en las pit-fall fueron recolectados y colocados en
tubos con tapas herméticas con una solución de alcohol al 70%. Las muestras fueron
acondicionadas en laboratorio y luego reconocidas taxonómicamente. Para ello se
utilizaron claves de identificación y consultas a especialistas. La resolución taxonómica
alcanzada en la mayoría de los casos fue hasta nivel de Familia. Los individuos
restantes fueron reconocidos hasta Orden, Suborden y Superfamilia.
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Resultados y Discusión:
Grupos taxonómicos
Se registró una abundancia total de 4132 individuos, de los cuales 2282 corresponden al
tratamiento Agroecológico y 1850 al Convencional. No se encontraron diferencias
significativas entre los tratamientos (p<0.05).
Los valores de Riqueza estuvieron en el rango de 9 a 23con un valor promedio de 17
para el Agroecológico y 15 para el Convencional.
Los valores de Diversidad estuvieron en el rango de 0.8 a 2.15 con un valor promedio de
1.90 para el Agroecológico y 1.66 para el Convencional.
No se encontraron diferencias significativas para los dos parámetros entre tratamientos
(Figura 2 y 3).
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20 2
18 1,8
16 1,6
14 1,4
12 1,2
10 1
8 0,8
6 0,6
4 0,4
2 0,2
0 0
Agroecológico Convencional Agroecológico Convencional
Figura 2 Figura 3
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Grupos funcionales
Analizando la riqueza promedio de cada grupo funcional por tratamiento, se observa que
los parasitoides presentan el menor valor para ambos tratamientos (Figura 4 y 5). En el
tratamiento Convencional, el resto de los grupos no presentó diferencias significativas y
en el Agroecológico la población de herbívoros fue mayor a los predatores (Figura 5).
Esto coincide con la revisión de Montañez Velázquez (2014) que encontró similar
cantidad de investigaciones donde la población de herbívoros es mayor en sistemas
convencionales tanto como en orgánicos. Esta situación debería contemplar la
posibilidad de una migración de artrópodos entre un campo y otro. Dado que los lotes
contrastados no tienen una barrera física que los separe (sólo alambrado), sumado al
momento del análisis donde 2 de los lotes Convencionales estaban en periodo de
barbecho con poca oferta de alimento, existe una posibilidad de traslado de este grupo
hacia la pastura agroecológica (Primavesi, 1982).
a
a Convencional;
a Convencional; Detritívoros;
a
Herbívoros; 4,222222222
Convencional;
3,888888889 Convencional;
Predatores;
Riqueza promedio
3,444444444 Omnívoros;
3,222222222
Convencional;
Parasitoides;
0,555555556
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Agroecológico;
Herbívoros; ab Agroecológico;
a 5,111111111 Agroecológico; Detritívoros;
ab
b Omnívoros; 4,555555556
4,222222222
Agroecológico;
Riqueza promedio
Predatores;
3,222222222
c
Agroecológico;
Parasitoides;
0,666666667
Predatores
Figura 5: Riqueza promedio de grupos funcionales en el tratamiento Agroecológico. Letras
diferentes indicas diferencias significativas con un p<0.05.
Al contrastar los diferentes grupos funcionales se encuentran diferencias significativas
en el grupo funcional de los Omnívoros entre tratamientos, siendo mayor en el
Agroecológico (Figura 6).Este resultado está relacionado con el grupo dominante de los
Formícidos en el tratamiento Agroecológico.
a
a
Convencional;
Detritívoros; 0,53
Agroecológico;
Detritívoros; 0,43
a
Agroecológico;
Convencional; Omnívoros; 0,34
Predatores; 0,19 a a
a
Agroecológico;
a b
Predatores; 0,14 Convencional;
Herbívoros; 0,16 a a
Convencional;
Agroecológico; Omnívoros; 0,10 Convencional;
Herbívoros; 0,08 Parasitoides; 0,01
Agroecológico;
Parasitoides; 0,01
Agroecológico Convencional
Figura 6: Abundancia relativa los diferentes grupos funcionales entre tratamientos.
Letras diferentes indican diferencias significativas (p<0.05)
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Resulta interesante evaluar los resultados según el contexto en el que se enmarcar los
predios agroecológicos analizados, que responde a una matriz donde predominan
campos con agricultura continua con aplicación de agroquímicos de por lo menos 15
años. Así, la diversidad del agroecosistema puede analizarse desde dos componentes:
la biodiversidad planificada del predio que depende de las prácticas agronómicas
implementadas y la biodiversidad asociada que incluyen todos los organismos que
pueden colonizar el suelo desde el ambiente circundante (Vandermeer & Perfecto, 1995
en Altieri & Nicholls, 2009). Este contexto de agricultura Convencional puede estar
influyendo en lo observado en el predio.
Bibliografía
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Resumen
Introducción.
La calidad del suelo es la capacidad que este tiene de funcionar como un ecosistema,
sustentando la producción biológica, la calidad del ambiente, la salud de las plantas,
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animales y la población (Doran & Parkin, 1994). En dicho concepto reconoce y remarca
las funciones del suelo: Promover la productividad del sistema sin perder sus
propiedades físicas, químicas y biológicas (productividad biológica sostenible); atenuar
contaminantes ambientales y patógenos (calidad ambiental); y favorecer la salud de
plantas, animales y humanos (Doran & Parkin, 1994; Karlen et al., 1997).
La calidad de suelo es dinámica, puesto que el suelo es uno de los ecosistemas más
heterogéneos donde ocurren procesos físicos, químicos y biológicos con una gran
interdependencia entre ellos; y puede variar en el corto plazo dependiendo el uso y las
prácticas de manejo empleadas determinado así su gran complejidad. La evaluación de
la calidad de suelo permite detectar y revertir el deterioro en ese ecosistema (Banegas,
2014).
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Cambardella & Elliot, 1993); activa, lenta y pasiva (Parton et al., 1987); residuos,
biomasa microbiana y materia orgánica estabilizada (Jenkinson & Rayner, 1997) . La
Materia Orgánica Particulada (MOP) corresponde a una fracción de entre 53 y 2000 µm,
y es utilizado como indicador de los cambios provocados por las prácticas agrícolas
debido a su mayor sensibilidad. La fracción asociada (MOA), es mas pequeña (menor a
50 µm) y es menos sensible a sufrir alteraciones con respecto a la MOP (Cambardella
& Elliot, 1992).
La actividad alimenticia es una forma opcional de medir la actividad biológica del suelo
propuesto por Von Törne (1990). Mide la actividad alimenticia de organismos que
habitan el suelo mediante la utilización de cebos como fuente de alimento y posterior
recuento de los mismos para obtener un porcentaje. Este método es una herramienta
muy importante en la realización de estudios ecotoxicológicos, utilizada a campo e in
vitro. Los organismos que intervienen en la medición son: Lombrices de tierra y el
complejo de gusanos de suelo. Los microorganismos también pueden participar en el
consumo de cebos, aunque no intervienen de manera muy importante.
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Objetivo
Materiales y Métodos
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Durante el muestreo Conv 1 tenía una cobertura vegetal de capiquí (Stellaria media).
Por su parte en Conv 2 existía un cultivo de trigo en estado fenológico de espigazón y
en Conv 3 el lote tenía rastrojos de maíz. En los tres casos existe agricultura continua
sin rotación con pasturas.
Para la separación física de la MOA se uso el método propuesto por Cambardella &
Elliot (1993). Todas las muestras se tamizaron por un tamiz de 2 mm de tamaño de
malla y se colocaron 20 gr de muestra en frascos de plástico, agregando 60 ml de
hexametafosfato de sodio (5 gr/l) para realizar la dispersión de la muestra. Se procedió
al agitado durante cinco horas en un agitador de vaivén marca Cosacov a 180 RPM. La
solución obtenida se pasó por un tamiz de 53 µm de malla, haciendo pasar agua
destilada por el tamiz hasta que no se perciba la caída de mas tierra por el tamiz,
obteniendo así dos fracciones, una fina, menor a 53 µm de diámetro que corresponde a
la fracción asociada a la fracción mineral, y una superior a 53 µm de diámetro,
correspondiendo a la fracción particulada. La fracción fina fue colectada en un frasco y
llevada a estufa a 60 ºC hasta la evaporación del agua y obtener un peso constante.
Luego se pesó y determinó el contenido de Materia orgánica asociado (MOA) por el
método de Walkley & Black (1934).
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Figura2 : Muestras distribuidas en los vasos con las láminas de PCV y lombrices.
Los vasos fueron ubicados en una cámara cultivo a 25 ºC por tres días para la posterior
recolección de las láminas de PVC y recuento de cebos consumidos. En este caso se
tomo como unidad cada vaso con 4 tiras. La actividad alimenticia se obtuvo por el
porcentaje de cebo consumido.
Los resultados fueron analizados mediante la prueba no paramétrica de Friedman
utilizando el programa estadístico InfoStat versión 2010.
Resultados
Densidad aparente.
En la tabla 2 se expresa la densidad aparente de cada sitio, para los tratamientos
agroecológico y convencional, con el objetivo de obtener la MO en kilogramos.
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Materia Orgánica.
En el Gráfico 1 se observa la distribución de la Materia Orgánica a nivel superficial (0-5
cm) para los tres tipos de Materia Orgánica, separadas por ambiente y expresados en
kg MO/ha.
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Autores como Galantini et al., (2002) y Loveland & Webb (2003) introducen al análisis el
cociente MOP / MOT el cual es un indicador importante del grado de transformación de
las fracciones orgánicas del suelo, puesto que este cociente relaciona la proporción de
MOP en el total, y no la cantidad absoluta, la que puede estar influida por la densidad
del suelo en cada tratamiento (Ferreras et al., 2001). Los resultados de dicho cociente
se detallan en el Gráfico 5.
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Actividad Alimenticia.
Pasado tres días de incubación, se recolectaron las láminas de PVC para el recuento de
cebos consumidos y obtención de la actividad alimenticia. No se registraron
inconvenientes durante la realización del ensayo. En la tabla 3 se describe la actividad
alimenticia registrada en los diferentes sitios.
Los valores de actividad alimenticia no poseen una distribución normal según el análisis
Shapiro-Wilks modificado. Motivo por el cual se les realizo un análisis de varianza no
paramétrico con la prueba de Friedman no encontrando diferencias significativas entre
tratamientos.
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Discusión
Materia Orgánica
Los resultados son coincidentes con los observados en distintos trabajos (Eiza et al.,
2003; Eiza et al., 2006) registrando valores de MOT en superficie mayores en
situaciones de manejo de praderas, en este caso agroecológicas con especies que
aportan abundante material orgánico; con respecto a situaciones de agricultura en
siembra directa, donde poseen una rotación de cultivos con una mayor frecuencia de
implantación de especies leguminosas quienes aportan una menor cantidad de
residuos orgánicos con una menor relación Carbono / Nitrógeno, lo que facilita la
descomposición de los mismos. La misma situación ocurre con la MOP.
Los ensayos realizados forman parte de una red de muestreo en esta área de influencia
con un período de duración de tres años entre campos con formas de trabajo
convencional y agroecológico, presentando hasta el momento los resultados parciales
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Conclusión
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Resumen
Introducción
Materiales y Métodos
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Entre los años 2000 y 2013 se llevaron a cabo tres redes experimentales de fertilización
en trigo (Triticum aestivum L.), maíz (Zea mays L.) y girasol (Helianthus annuus L.) en la
Región Semiárida-Sub-húmeda Pampeana, ocupando un área geográfica de ca. 15
Mha. Las principales características de esas redes han sido descriptas anteriormente
(Bono y Alvarez 2006; 2007; 2012a). En los testigos no fertilizados de 138 de esos
experimentos se determinó el uso consuntivo de agua de los cultivos bajo una gama
muy amplia de condiciones de suelo y clima, que generaron también rangos amplios de
rendimientos (Tabla 1). Los suelos predominantes fueron Haplustoles (67%) y
Hapludoles (28%).
Cultivo Experimentos Manejados en SD Con tosca Arena Mat. org. N-nitratos Precipitación Rendimiento
(n) (n) (n) (%) (%) (kg N ha-1) (mm) (kg MS ha-1)
Trigo 78 23 37 58 1.8 55 356 2010
(30 - 83) (0.1 - 2.8) (16 - 222) (38 - 527) (190 - 5070)
Maíz 22 17 0 66 1.9 77 481 7820
(44 - 85) (1.1 - 3.3) (18 - 202) (147 - 784) (1570 - 13300)
Girasol 38 22 9 58 2.3 89 448 2300
(24 - 86) (0.4 - 5.7) (22 - 343) (198 - 684) (730 - 4500)
En cuatro momentos del ciclo de los cultivos (siembra, macollaje o V6, floración y
madurez) se muestreó la humedad del suelo. Se realizaron 552 muestreos hasta 140
cm de profundidad o hasta el límite superior de la capa petrocálcica en los perfiles
donde se encontraba esa capa. Se tomaron muestras cada 20 cm de profundidad en las
que se determinó la humedad gravimétrica y la densidad aparente de la manera
descripta en Bono y Álvarez (2012b). El contenido de humedad gravimétrica se convirtió
a lámina y se calculó el contenido de agua útil descontando el punto de marchitez
permanente. Éste y la capacidad de campo se determinaron usando la olla de Richards
(Gardner 1986). En siembra y madurez se calculó la lámina de agua útil acumulada en
el suelo hasta 140 cm o hasta la tosca y en cada experimento se registraron también las
precipitaciones durante el ciclo de los cultivos. El uso consuntivo se estimó como la
diferencia de contenido de agua útil de los suelos entre siembra y cosecha más las
precipitaciones durante el ciclo. La eficiencia de uso del agua se calculó como el
cociente entre rendimiento en grano seco (0% agua) y el uso consuntivo.
Resultados y Discusión
Los contenidos de agua útil medios bajaron en casi todos los estratos de profundidad
muestreados entre siembra y madurez de los cultivos (Figura 1). La absorción de agua
se produjo hasta 140 cm de profundidad y posiblemente más abajo también, aunque no
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fue registrada. La disminución del nivel de agua útil en las capas profundas durante el
ciclo fue especialmente importante en los cultivos de verano donde se redujeron al ca.
50-60% de los valores iniciales. Contrariamente, en trigo esa disminución fue de ca.
10%. Sin embargo, el aporte del agua del suelo al uso consuntivo total de los cultivos
fue bajo, rondando en promedio un 10%, siendo el componente principal del mismo las
precipitaciones (Tabla 2). Los cultivos de verano tuvieron usos consuntivos un ca. 20-
40% superiores al de trigo. Particionando la población de datos se pudo calcular que en
años-sitios secos, con precipitaciones en el percentil del 33% menor el aporte de las
precipitaciones decrecía en los tres cultivos y el suelo aportaba un 25-30% del uso
consuntivo (Figura 2). Contrariamente, bajo escenarios de medias y altas
precipitaciones (percentiles del 33% intermedio y del 33% superior de precipitación), las
precipitaciones eran en promedio similares al uso consuntivo y el aporte aparente del
suelo muy bajo a nulo. La eficiencia de uso del agua del maíz aproximadamente triplicó
la alcanzada por trigo y girasol (Tabla 2).
0 10 20 30 40 0 10 20 30 40 0 10 20 30 40
0 0 0
40 40 40
Profundidad (cm)
Profundidad (cm)
Profundidad (cm)
60 60 60
80 80 80
Figura 1. Valores medios de lámina de agua útil almacenada por capa de suelo en dos
momentos del ciclo de los cultivos, siembra y madurez.
Tabla 2. Valores medios de disminución del contenido de agua útil de los suelos entre
siembra y madurez en el estrato 0-140 cm de profundidad ( agua útil), uso consuntivo,
relación precipitación/uso consuntivo y eficiencia del uso del agua (EUA).
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2.0
Trigo Maíz Girasol
1.5
PPT/UC
1.0
0.5
0.0
<301 301-446 >446 <358 369-553 >553 <394 438-467 >469
Precipitación (mm) Precipitación (mm) Precipitación (mm)
Algunos experimentos han mostrado que a pesar que más del 75% de las raíces de
trigo y maíz se encuentran en el estrato 0-15 cm de los suelos en que se trabajó (Fagioli
1973) las raíces en profundidad pueden extraer agua en forma importante en esta
región (Fagioli 1983). Este comportamiento es compatible con los resultados medios de
las redes experimentales reportados en muestro trabajo donde observamos
disminuciones del nivel de agua útil en los estratos de suelo por debajo de 1 m de
profundidad. Localmente se han reportado usos consuntivos para trigo de entre 224 y
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570 mm en la región (Fagioli et al. 1982; 1985) y 275 a 858 mm para girasol (Bono et al.
1999). Nuestros resultados pueden usarse como promedios regionales debido a la
magnitud de las redes experimentales usadas para estimarlos. Mayor disponibilidad de
agua a la siembra posibilita que el uso consultivo supere a las precipitaciones (Quiroga
et al. 1998). Sin embargo, este efecto parece solo importante en los años más secos.
En años húmedos la contribución del agua del suelo a los cultivos resulta poco
importante. También la eficiencia de uso del agua puede mostrar gran variación en la
región estudiada. En trigo se han reportado rangos de 1,41 a 8,5 kg grano mm -1 (Fagioli
et al. 1982; 1985) y en girasol de 1,8 a 14,0 kg grano mm-1 (Bono et al. 1999). Los
promedios calculados aquí parecen adecuados para caracterizar la región pero debe
tenerse en cuenta que se determinaron en cultivos no fertilizados y podrían no ser
representativos de lo valores que se pueden alcanzar en escenarios de alta
disponibilidad de nutrientes.
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storage by polynomial regression and artificial neural networks. Agron. J. 104: 934-938.
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a
Cerzos (UNS-CONICET); b Dpto. Agronomía, UNS.
* [email protected]
Resumen
La gran producción de cebolla en la zona del Valle Inferior del Río Colorado genera una
gran cantidad de residuos difíciles de degradar que podrían tratarse anaeróbicamente
en codigestión con estiércoles, produciendo energía (biogás) y reaprovechando el agua
y los nutrientes a través de la aplicación del digerido al suelo. Se utilizó estiércol de
feedlot, cama de pollo y purín de cerdo crudos, digeridos anaeróbicamente y en
codigestión con residuos de cebolla, un control solo con agua y un control químico. El
objetivo fue evaluar su capacidad fertilizante y el efecto sobre el suelo midiendo la
actividad biológica (por desprendimiento de CO2 trabajando en microcosmos) y el
desarrollo del cultivo de lechuga en macetas en invernáculo. Se utilizó un suelo arenoso
franco de Bahía Blanca. Los volúmenes aplicados correspondieron a igual dosis de
nitrógeno (10mg/100g de suelo). Semanalmente se calculó el área de cobertura y a
cosecha se determinó peso fresco y seco de la parte aérea, peso seco de raíces,
número de hojas y % de humedad. La codigestión incrementó el contenido de nitrógeno,
sobre todo de las fracciones inorgánicas (NH4/Nt) y disminuyó la relación C/N,
generando una menor activación de la microbiota y mejorando el rendimiento de la
lechuga. Luego descendió rápidamente manteniéndose a partir de las 42hs en valores
próximos al control. A las 644 horas los DA no se diferenciaron del control, a excepción
de DAFL y DACP. Los estiércoles crudos generaron un marcado incremento de la
actividad biológica del suelo (FL:540 mg; PC:432 mg y CP:372 mg). El PC se degrado
rápidamente mientras que CP y FL con mayor contenido lignocelulósico mostraron una
degradación más prolongada. Esto permitió al PC disponer la mayor parte del N dentro
del ciclo del cultivo alcanzando el máximo rendimiento junto con Urea. En contraposición
CP y FL mostraron deficiencias nutricionales alcanzando los menores rindes.
Introducción
La gran producción de cebolla en la zona del Valle Inferior del Río Colorado genera una
gran cantidad de residuos difíciles de degradar que actualmente se acumulan o queman
constituyendo un importante pasivo ambiental. Estos residuos podrían tratarse
anaeróbicamente en codigestión con estiércoles, produciendo energía (biogás) y
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Para la realización del presente ensayo se planteó como objetivo evaluar el efecto
posaplicación de efluentes de la codigestión de residuos de cebolla comparándolos con
los efluentes de la digestión, los estiércoles crudos, un control químico y un control sin
agregados, sobre la activación y actividad biológica del suelo y el desarrollo del cultivo
de lechuga.
Materiales y Métodos
Se utilizó estiércol de feedlot (FL), cama de pollo (CP) y purín de cerdo (PC) crudos,
digeridos anaeróbicamente (DA) y en codigestión con residuos de cebolla (+Ceb). Las
características de los efluentes se muestran en la tabla 1. Las digestiones anaeróbicas
se realizaron en condiciones de laboratorio en digestores tipo batch de 2L.
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Se extrajo suelo de los primeros 15 cm de una zona rural poco disturbada cercana a la
Ciudad de Bahía Blanca. Sus características fueron: pH7,9 (potenciométrico en agua),
ce0,442 dm m-1(en extracto de saturación), Co 1,26%, N-NO34 ppm y N-NH4 5,6 ppm
(Kjeldahl).
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Resultados y discusión
Los DA muestran una marcada activación de la microbiota del suelo (6hs) (Gráfico 1
A)coincidiendo con lo observado en trabajos anteriores (Iocoliet al., 2015). La
codigestión con cebolla generóuna disminución significativa de la actividad biológica a 6
hs respecto a la digestión de CP y FL sin alcanzarse diferencias significativas para
PC.Esta disminución es coincidente con la disminución observada en la relación C/N y
el incremento de la relación NH4/N. Si consideramos las primeras 24hs los resultados
coinciden con lo observado por Marcatoet al. (2009), Grigattiet al. (2011) y Alburquerque
et al. (2012). Luego de esta activación la respiración desciende rápidamente
manteniéndose luego de las 42hs en valores próximos al control. El PC presentó la
máxima actividad entre las 18 y 42 hs mientras que el FL y la CP la alcanzaron a las 90
horas manteniendo valores elevados hasta la finalización del ensayo. La rápida
mineralización observada en el tratamiento con purín de cerdo versus el estiércol de
feedlot y la cama de pollo podría deberse a la menor relación C/N (compuestos
orgánicos más lábiles) y al mayor contenido de nitrógeno inorgánico (mayor relación
NH4/N). A diferencia del purín de cerdo, estos últimos contienen una fracción
lignocelulósica de lenta degradación constituida por paja de cereal en el estiércol de
feedlot y de aserrín en el caso de la cama de pollo.
A las 644 horas los DA no se diferenciaron estadísticamente del control, a excepción del
DAFL y el DACP que presentaron mayores valores (Gráfico 1 B). Los efluentes crudos
presentaron la mayor actividad acumulada diferenciándose entre sí y de todos los
demás tratamientos (FL: 540 mg; PC: 432 mg y CP: 372 mg)
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Para el PAH y PAS todos los tratamientos difirieron del control (Tabla 2). El PAH fue la
variable que mostró más claramente las diferencias. Los tratamientos PC y Urea
presentaron los mayores rindes coincidiendo con lo observado en ensayos previos
(Iocoli et al., 2015). En todos los casos la aplicación de los efluentes de la codigestión
(+Ceb) generó mayores rindes que los digeridos (DFL+Ceb> DFL; DCP+Ceb>DCP y
DPC+Ceb>DCP) y los DFL y DCP presentaron mayores rindes que FL y CP (DFL>FL;
DCP>CP).Los incrementos de rendimiento posiblemente se deban a la mayor
proporción de nitrógeno inorgánico (NH4/N) y a la menor relación C/N que podría
favorecer la mineralización.
Conclusiones
Los estiércoles (PC, CP, FL) generaron un marcado incremento de la actividad biológica
del suelo. El PC se degradó rápidamente mientras que CP y FL con mayor contenido
lignocelulósico mostraron una degradación más prolongada. Esto permitió al PC
disponer la mayor parte del N dentro del ciclo del cultivo alcanzando el máximo
rendimiento junto con Urea. En contraposición CP y FL mostraron deficiencias
nutricionales alcanzando los menores rindes.
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Agradecimientos
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Monsanto BioAg S.A.; 2Actividad privada
*[email protected]
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Introducción
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Las respuestas a la inoculación con cepas de Penicillium spp. en general son más
frecuentes en condiciones de respuesta a la fertilización con P y en suelos cuyo
contenido de P esté ligado al calcio (Ca) (Kucey 1983; Sander 1991; Boman y
Westerman 1992). Sin embargo, los aportes y mejoras debidas a prácticas de
inoculación son mayores al aumentar la dosis de fertilización con P (Roberts y Green,
1994) y abundantes resultados en condiciones extensivas de producción, sugieren que
estos aportes y mejoras no se deben únicamente a la nutrición fosfatada de las plantas
sino a otros procesos de formación del rendimiento (Kucey y Leggett, 1989; Whitelaw et
al. 1997). Resultados de 47 estudios en cultivos de trigo en Canadá mostraron que la
inoculación con Penicillium bilaiae mejoró los rendimientos sin relacionarse directamente
a cambios en las concentraciones de P extractable, contenidos de materia orgánica,
textura de los suelos, ni a patrones o condiciones climáticas (Karamanos et al. 2010). En
un estudio realizado durante 6 campañas agricolas y 461 cultivos de maíz (Zea mays L.)
en USA, Leggettet al (2014) observaron que la inoculación con Penicillium bilaiaesobre
las semillas o en bandas en el surco de siembra mejoró los rendimientos. Los aumentos
de producción mostraron variaciones entre campañas, aunque la mayor consistencia y
magnitud de aportes se describieron en sitios con niveles bajos a muy bajos de P en los
suelos. Sin embargo, estos autores mostraron que evaluaciones en parcelas de grandes
dimensiones mostraban respuestas significativas a la inoculación aún en sitios con altos
niveles extractables de P atribuyendo este comportamiento a interacciones con la
topografía y antecedentes de manejo de la fertilidad de los lotes de producción. Estudios
bajo condiciones extensivas de producción en Argentina concluyeron que la inoculación
con Penicillium bilaiae sobre semillas de trigo y de soja [Glycine Max (L.) Merrill] mejoró
el crecimiento y producción de ambos cultivos. Estos efectos fueron aditivos a las
mejoras en rendimientos logradas al fertilizar con P (Díaz-Zorita et al. 2014).
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Materiales y métodos
Este estudio se desarrolló entre las campañas 2008 y 2014 en un total de 40 sitios
experimentales de producción de maíz distribuidos en la región pampeana sobre suelos
agrícolas clasificados como Hapludoles y Argiudoles con niveles de P extractable
(método de BrayKurtz 1) entre 8 y 18 mg kg -1. En cada uno se instalaron 4 tratamientos
según dos factores de variación: (i) fertilización con fósforo y (ii) inoculación con
Penicillium bilaiae. La fertilización se realizó con fosfato diamónico (18:46:0) aplicado en
bandas localizadas en la línea de siembra en dosis de 15 kg de P ha-1. La inoculación se
realizó a razón de 0,3 g kg-1 de semillas sobre las semillas empleando una formulación
de polvo mojableconteniendo Penicillium bilaiae provisto por Novozymes Bioag S.A.
(Pilar, Buenos Aires) con un recuento mayor a 3 x 108 esporas g-1 al momento de la
aplicación.
Los cultivos se condujeron según prácticas de manejo de alta producción en cada una
de las regiones bajo evaluación. La siembra se realizóbajo prácticas de labranza cero
(control químico de malezas durante el barbecho y el cultivo)mayormente entre mitad de
septiembre e inicio de octubre y en menor proporción durante la segunda quincena de
noviembre. Se emplearon semillas de híbridos comerciales de alta productividad
adaptados a cada una de las regiones de producción bajo estudio y con tratamientos
industriales con fungicidas e insecticidas. En todos los casos, los cultivos fueron
fertilizados durante sus estadios vegetativos con nitrógeno y azufre en dosis no
limitantes para su normal producción y se mantuvieron libres de malezas con aplicación
de tratamientos químicos de pre- y post-emergencia.
Resultados
La producción de granos varió entre 2986 y 15100 kg ha-1 mostrando diferencias tanto
en respuesta a la fertilización fosfatada de base como a la aplicación del tratamiento de
semillas con Penicillium bialaie (Fig. 1). En promedio para todos los casos, e
independientemente de la aplicación del tratamiento biológico, los rendimientos de los
cultivos fertilizados fueron 6,1 % (equivalentes a 490 kg ha-1) superiores que aquellos en
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ausencia de esta práctica (p<0,01). Esta respuesta fue de mayor magnitud (9,7 %,
592 kg ha-1) al aplicar el inoculante con Penicillium bialaie que en ausencia de este
tratamiento biológico (5,0 %, 388 kg ha-1) (p<0,10). Además, al inocular, la proporción de
sitios con respuesta a la fertilización fosfatada tendió a incrementarse del 81 % en
cultivos no inoculados al 90,5 % de los casos(p<0,21).
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Figura 2: Relaciones entre los rendimientos medios de los sitios y la producción de maíz, con y
sin fertilización fosfatada de base, según tratamientos de inoculación con Penicillium bilaiae en
40 sitios representativos de la región pampeana.
Conclusiones
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Bibliografía
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Resumen
El glifosato es el herbicida más ampliamente utilizado a escala mundial, tal que casi el
90% de los cultivos transgénicos en el mundo son resistentes al mismo. El uso
generalizado y los impactos sobre las comunidades microbianas del suelo, justifican su
estudio, debido a que la degradación microbiana del glifosato es considerada el proceso
de transformación más importante que determina su persistencia. Nuestro objetivo fue
caracterizar la abundancia de grupos bacterianos y actividad microbiana general, en
condiciones controladas con aplicación de dosis crecientes de glifosato. Se realizó un
bioensayo con aplicación del herbicida en microcosmos con suelo de historial agrícola
de la estación experimental INTA Marcos Juárez, Córdoba. Se utilizó glifosato de
formulación comercial (74.7 %) y los tratamientos evaluados fueron: Suelo sin agregado
de glifosato (control), y Suelo con dosis de 1,12 y 11,2 kg ia ha-1. Los parámetros
microbiológicos fueron estimados mediante recuento de bacterias heterótrofas,
celulolíticas, fijadoras de nitrógeno (N), nitrificantes, hidrólisis de la fluoresceína
diacetato (FDA), respiración microbiana (RM) y carbono de la biomasa microbiana (C-
BM). Las bacterias relacionadas al ciclo del N, mostraron mayor sensibilidad al glifosato
con incrementos significativos en la abundancia; mientras que las del ciclo del C
estuvieron fuertemente condicionadas por el tiempo transcurrido desde la aplicación del
herbicida, al igual que la RM. La FDA disminuyó con la mayor dosis, mientras que el C-
BM no cambió. Por lo tanto, concluimos que bajo las condiciones de microcosmos
analizadas, el glifosato en general estimuló el crecimiento bacteriano representando una
fuente de N, C y nutrientes. Por el contrario, disminuyó la actividad enzimática (FDA)
cuando fue aplicado en exceso, mientras que, no tuvo efecto sobre la RM ni en el C-BM,
lo que podría ser atribuible al contenido de materia orgánica del suelo.
Introducción
En la agricultura moderna, los pesticidas son utilizados para controlar plagas, malezas y
a la baja producción de alimento (Cycoń & Piotrowska-Seget, 2012). Su amplio y
extenso uso representa un riesgo potencial para el ecosistema suelo por los efectos
sobre los procesos biológicos y miembros sensibles de la comunidad microbiana edáfica
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(Zabaloy et al., 2008). Los cambios detectados en la microbiota dependen del tipo de
pesticida, su espectro de control, persistencia y dosis utilizada (Cycoń & Piotrowska-
Seget, 2012). Sin embargo, algunas sustancias activas de los formulados químicos
pueden ser degradadas con intensidades variables ya que son utilizadas como fuente
de energía y nutrientes por algunos microorganismos, causando el aumento de
poblaciones microbianas (Cycon et al., 2010b citado en Cycoń & Piotrowska-Seget,
2012).
El uso generalizado del glifosato como incluso hasta los impactos de menor importancia
que produce sobre las comunidades microbianas del suelo, justifican seguir trabajando
en la temática, debido a que la degradación microbiana del glifosato es considerada el
proceso de transformación más importante que determina su persistencia en el suelo
(Aparicio et al., 2015). Por lo tanto, ¿el glifosato aplicado en distintas dosis podría actuar
como un agente negativo inhibiendo a los grupos bacterianos y a la actividad microbiana
del suelo?. A partir de esta pregunta, nuestro objetivo fue caracterizar la abundancia de
distintos grupos funcionales bacterianos relacionados a los ciclos del C y N y a la
actividad microbiana general en condiciones experimentales controladas con aplicación
de dosis crecientes de glifosato.
Materiales y métodos
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Los tratamientos evaluados fueron: a) Suelo sin agregado de glifosato (control), b) Suelo
con dosis de glifosato recomendada a campo de 1.5 kg de producto ha-1 (1,12 kg i.a ha-
1
) y c) Suelo con una dosis de glifosato 10 veces mayor a la recomendada de 15 kg de
producto ha-1 (11,2 kg i.a ha-1) para simular una concentración potencial desigual al uso
convencional del herbicida en el campo (Zabaloy et al., 2008). Las bandejas aplicadas y
las control (a las que se le adiciono sólo agua destilada) fueron incubadas bajo
condiciones controladas de temperatura (25°C) y humedad (75 % de capacidad de
campo) la cual fue inicialmente ajustada considerando el aporte de las soluciones
acuosas del herbicida. La humedad se mantuvo con riego en forma periódica con agua
destilada teniendo en cuenta el peso de la bandeja. Los muestreos fueron destructivos y
se realizaron a los 3, 7, 14 y 21 días de realizadas las aplicaciones.
Determinaciones microbiológicas
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Para las bacterias nitrificantes y celulíticas se aplicó el método de recuento del Número
Más Probable (NMP) (Alexander, 1965). En nitrificantes se utilizó medio líquido selectivo
con (NH4)2SO4 y CaCO3 según Frioni (2006). Las diluciones, 10-1, 10-2 10-3 y fueron
sembradas por triplicado (1 ml) en tubos que contenían 1,5 ml de medio, luego se
incubaron a 28 ºC durante 28 días. La lectura se realizó con la adición de 10 gotas de
H2SO4 concentrado y 10 gotas de Difenilamina sulfúrica. Luego se contaron los tubos de
reacción positivos (color azul por la presencia de NO-3), se ordenó la cifra para obtener
el número característico y se ingresó a la tabla de Mc. Grady para el NMP. En celulíticas
se utilizó medio líquido selectivo con K2HPO4 al que se le adicionaron tiras de papel de
filtro semi sumergidas en el medio (Frioni, 2006). Se sembró 1 ml de las soluciones de
suelo 10-1, 10-2, 10-3, 10-4 y 10-5, por triplicado en tubos con 9 ml de medio y
posteriormente se incubaron a 28 ºC por 15 días. La lectura se realizó observando
cambio de color en el papel, lo que se consideró un resultado positivo (degradación) y el
conteo fue siguiendo el mismo procedimiento anterior. Los resultados fueron expresados
como log10 del nº de bacterias g-1 de suelo.
Actividad microbiana
La tasa de actividad enzimática general del suelo se determinó a partir de la hidrolisis de
la Fluoresceína Diacetato (FDA; ug fluoresceína g -1 h-1) propuesta por Schnϋrer &
Rosswall (1982). Se pesó 1 g de suelo al que se le adicionaron 15 ml de buffer fosfato
sodio (SPB) y 10 ml de solución sustrato FDA, se agitó por 2 h a 20ºC. Posteriormente
se filtró la suspensión y se midió el filtrado con espectrofotómetro a 490 nm.
La respiración microbiana (RM; mg C-CO2 100 g-1 suelo) se determinó según Jenkinson
& Powlson (1976) y el C de la biomasa microbiana (C-BM; µg C-CO2 100 g-1 suelo) por
el método de Fumigación-extracción (Vance et al., 1987). Para respiración, se pesaron
30 g de suelo en frascos de incubación. Dentro de cada frasco se colocó un vasito
plástico conteniendo 20 ml de NaOH (0,2N) y otro con agua destilada. Luego se taparon
herméticamente y se llevaron a oscuridad a 25ºC durante 7 días. Finalmente se realizó
una retro titulación con H2SO4 (0,1N) tomando una alícuota de 5 ml de NaOH del vasito,
a la que se le adicionaron 1 ml de BaCl2 más 1 gota de fenolftaldeína.
El C-BM se determinó pesando 7.5 g de suelo por cuatriplicado (por muestra), a los que
se le agregaron 2.5 ml de agua destilada en un tubo de 50 ml. Se tapó en forma no
hermética e incubó durante 15 horas a 30°C en oscuridad. Luego, 2 tubos se fumigaron
con 0.4 ml de cloroformo durante 30 min tapando herméticamente y los 2 restantes
representaron los blancos, sin cloroformo. Luego, se agregaron 30 ml de solución
extractante (0.5 mol l-1 K2SO4), agitando 1 h. Posteriormente se centrifugó a 2000 rpm
por 15 min y filtró. Se extrajeron 4 ml del extracto y se le adicionaron 0.0667 M de
K2Cr2O7 y 4 ml de H2SO. Finalmente se realizó una digestión a 140°C por 30 min, se
dejó enfriar y se agregó 1 ml de agua destilada, para luego vortexear y medir la
absorbancia a 590 nm.
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Análisis Estadístico
Los datos fueron analizados con el programa estadístico INFOSTAT (Di Rienzo et al.,
2014). Se aplicó modelo lineal mixto tomando como efectos fijos las dosis del herbicida
y las fechas (días desde la aplicación). Para la diferencia entre medias se utilizó el test
de comparación LSD Fisher con un nivel de significancia del 5 % y la relación entre
variables se estimó a través del análisis de correlación de Pearson. Además se realizó
un análisis de componentes principales (ACP), para describir la asociación entre los
tratamientos y las variables biológicas estudiadas.
Resultados
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229,00 ±
7 3,77 ± 0,12 ab 2,28 ± 0,14 b 47,20 ± 10,03 a 23,65
215,11 ±
14 3,98 ± 0,04 a 2,96 ± 0,14 a 53,72 ± 7,42 a 21,44
Letras distintas indican diferencias significativas (P< 0,05) según LSD de Fisher.
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250
200
a
150 a
b
100
3 7 14 21
Días transcurridos desde la aplicación
Figura 2. Actividad enzimática del suelo (FDA) en los días transcurridos desde la
aplicación de glifosato según las dosis utilizadas. Las barras indican el error estándar y
las letras diferentes indican diferencias significativas (P< 0,05) según LSD de Fisher.
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5,00
FDA
2,50
T2
Fijadoras de N
T1
CP 2 (28,4%)
0,00
Celuloliticas
Heterotrofas
T3
C microbiano
Respiración microbiana
-2,50
Nitrificantes
-5,00
CP 1 (71,6%)
Discusión
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La actividad enzimática del suelo estimada por FDA, no cambió con la dosis
recomendada a campo, pero se detectó una disminución en esta variable al utilizar la
dosis en exceso en comparación al control durante todo el experimento. En
coincidencia, Weaver et al. (2007) en un suelo franco limoso y Bortoli et al. (2012), en un
suelo sin uso agrícola y sin aplicaciones previas, detectaron una reducción acelerada de
la actividad enzimática con concentraciones mayores que las utilizadas a campo bajo
condiciones de laboratorio. Zabaloy et al. (2008) utilizando una dosis de 150 mg ia kg-1
suelo (1,95 kg ia ha-1) sobre un suelo Argiudol típico con historia de aplicación,
observaron una reducción en la FDA durante la incubación que sólo fue importante en la
fecha 7 con un 14% menos de actividad en comparación con un control. Los resultados
obtenidos reflejan la sensibilidad de los microorgansimos funcionalmente activos del
suelo al glifosato. Bórtoli et al. (2012) concluyeron que la reducción en el contenido de
fluoreceína en suelos aplicados podría estar relacionada con la inhibición de la actividad
microbiana en poblaciones sensibles al agroquímico.
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La correlación detectada entre RM y bacterias del ciclo del C, estaría indicando que bajo
las condiciones de estudio, la respiración fue dominada por dicho grupo, principalmente
por las heterótrofas que utilizarían más eficientemente el C aportado por el herbicida.
Este resultado es apoyado por un trabajo realizado por Gimsing et al. (2004) citado en
Bohm et al. (2011) que informó para cinco diferentes tipos de suelo, que la
mineralización del glifosato estaba relacionada con la población de bacterias
heterótrofas, principalmente con la frecuencia del género Pseudomonas spp.
Por otra parte, el C de la biomasa microbiana (C-MB) no cambió con las dosis ni fechas,
pero se observó una tendencia de disminución con los días transcurridos desde la
aplicación, consecuencia de la mayor actividad respiratoria. Otros estudios (Pereira et
al., 2008; Bortoli et al., 2012; Shigueyoshi et al., 2014) han reportado similares
resultados, sin cambios en esta variable utilizando el mismo método de determinación
de C microbiano medido o el de fumigación-incubación de Jekinson & Powlson (1976).
De acuerdo a los resultados obtenidos, la ausencia de efectos del herbicida tanto en la
RM como en el C-BM, podría estar relacionada con el contenido de MO del suelo.
Según estudios realizados por Nguyen et al. (2016), el glifosato estimularía con mayor
probabilidad la RM en suelos con bajo contenido de MO. Además, Jakelaitis et al. (2006)
citado en Pereira et al. (2008), al no encontrar cambios en el C-BM luego de la
aplicación de agroquímicos, concluye que en suelos con alto porcentaje de MO, los
herbicidas pueden proporcionar el sustrato para la microbiota o no causar efecto al
punto de modificar al C-BM.
Conclusiones
La abundancia de los grupos funcionales bacterianos, principalmente de las bacterias
relacionadas al ciclo del N, mostró mayor sensibilidad al glifosato que la actividad
microbiana del suelo (FDA y RM) y C-BM. Los grupos del ciclo del C estuvieron
influenciados por el tiempo transcurrido desde la aplicación del herbicida, al igual que la
RM, la que fue dominada por las bacterias heterótrofas. Bajo las condiciones de
microcosmos analizadas, el glifosato en general, estimuló el crecimiento bacteriano
representando una fuente de N, C y nutrientes. Por el contario, disminuyó la actividad
enzimática (FDA) cuando fue aplicado en exceso, mientras que, no tuvo efecto sobre la
RM ni en el C-BM lo que podría ser atribuible al contenido de MO del suelo.
Agradecimientos
Al grupo de trabajo de Gestión Ambiental del Área Suelos de la EEA INTA Marcos
Juárez por su constante apoyo y ayuda. A los PEs 1134043 y 1134044 del PNS de
INTA.
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Resumen
Introduccion
Estos últimos años se incrementó los estudios basados principalmente en las bacterias
promotoras de crecimiento o PGPR (Plants Growth Promoting Rhizobacteria) como
alternativas al uso de los fertilizantes químicos. Las PGPR cumplen un rol importante en
el crecimiento de las plantas con efectos benéficos sobre ellas. Tal es el caso de ser
productoras de compuestos de tipo fitohormonas como el ácido indol acético,
citocinínas, giberelinas y etileno, como así también otras moléculas reguladoras del
crecimiento vegetal, ácido abscícico y la diamina cadaverina (Rives et al. 2007; Cassan
et al. 2009). Además que observarse respuestas como tolerancia a helada y sequía (de-
Basha et al. 2007; Faggioli et al. 2014), y efectos en el biocontrol de agentes patógenos
del suelo (Kloepper, 2010).
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Las bacterias PGPR de mayor impacto y estudio son las del genero Azospirillum sp. y
Pseudomonas sp. de-Basha et al. (2007) observaron que especies de plantas
inoculadas con Azospirillum mejoraban significativamente el crecimiento y el desarrollo
vegetal, como así también el rendimiento final de numerosas de las plantas, entre ellas
el algodón. Azospirillum brasilense participa en cambios morfológicos y fisiológicos de
las raíces, favoreciendo la absorción de agua y minerales del suelo, sumado a la fijación
biológica del nitrógeno (Iglesias et al. 2008; Cassan et al. 2009; García de Salomone
2013). Por su parte a Pseudomonas sp. son atribuidas funciones de biocontrol sobre
patógenos, secreción de sustancias inductoras y la solubilización de nutrientes como el
P y Fe (Ferraris, 2010). La combinación de estas dos cepas también fue tema de
estudio, ya que actuarían solubilizando el P, en la producción de ácidos orgánicos tales
como ácido oxálico, fumárico y cítrico y en la producción de fosfatasas (García de
Salomone 2013)
Juarez (2011) no detectó efectos significativos entre las cepas de PGPR y un testigo
fertilizado con urea, en los parámetros de crecimiento, tampoco sobre los componentes
de rendimiento de plantas de algodón, sin embargo el tratamiento de mejor
comportamiento fue en la que se combinaron Azospirillum + Pseudomonas +
Bradyrhizobium.
Existen pocos antecedentes citados sobre los efectos positivos de las PGOR en los
componentes de rendimiento de algodón (Avila Politi et al. 2005; Koritko 2008), por el
contrario, mayor es el número de respuestas positivas encontradas en los parámetros
de crecimiento de estas plantas (Narula et al. 2005; Juarez 2011).
Objetivo:
Materiales y Métodos
El ensayo fue realizado en la EEA INTA Francisco Cantos, Santiago del Estero, (Latitud
sur 28º 01’ y Longitud oeste 64º 17’) departamento Silípica, provincia de Santiago del
Estero. El suelo es un Haplustol torriorténtico familia franca gruesa mixta hipertérmica
(Angueira y Zamora 2007). El perfil tiene una secuencia A1p (0-20 cm) - AC (20 – 52
cm) - C1k (52 – 87 cm) – C2k (+ 87 cm). Es un suelo de origen loéssico con una textura
franco limoso en el horizonte A (9 % arcilla y 57% de limo).
El ensayo fue sembrado el 2 de diciembre del 2014, con una sembradora mecánica de
grano grueso, a un distanciamiento entre surcos de 0,38 m y una densidad final de
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plantas de 350.000 planta ha-1. Antes de la siembra el lote recibió un riego por arriba de
capacidad de campo, ya que este se encuentra sito en la zona de riego del Río Dulce.
La variedad utilizada fue NuOpal BG/RR (semilla ácido deslintada y tratada con
Carbendazin y Thiram) resistente al glifosato y al complejo de capulleras y orugas
defoliadoras. No obstante a ellos durante el ciclo de crecimiento del cultivo recibió
aplicaciones de insecticida y herbicida para el control de plagas y malezas. Las semillas
de algodón fueron tratadas con las distintas cepas de bacterias provistas por la empresa
Facyt (AYUI S.R.L) a una concentración para cada tratamiento de:
Control --
Determinaciones:
Siembra 02-12-2014 0
Pimpollado 09-01-2015 38
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Las variables fueron analizadas mediante un ANOVA y las diferencias entre medias de
tratamiento determinadas con el test de Fisher para un p<0,05. Se utilizó el programa
estadístico Infostat versión 2008 (Balzarini et al. 2008).
El cultivo antecesor al algodón fue un sorgo para silo. La tabla 1 muestra los datos de
fertilidad química generados por el laboratorio de suelo del INTA Santiago del Estero en
la siembra del cultivo. Los valores de Materia Orgánica Total (1,89 %), Nitrógeno total
(0,17%) y P (71,1 ppm) en los primeros 20 cm, fueron considerados normales en la zona
donde se desarrolló el experimento. El pH fue ligeramente alcalino y la conductividad
eléctrica (C.E) se encuentra debajo de los límites que afectan el crecimiento del cultivo,
siendo perjudicial a partir de una C.E de 4.
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Tabla 1. Datos iniciales de fertilidad química del suelo C.E, pH, P(ppm), COT(%),
MOT(%), Nt(%) y NO-3(ppm) para las profundidades 0-20, 20-40 y 40-60 cm a la
siembra del cultivo de algodón.
Las precipitaciones entre noviembre y abril fueron de 592 mm, mientras en el ciclo de
480 mm. La Figura 1 muestra las precipitaciones para la campaña 2014-15, estas fueron
inferiores al promedio histórico en los meses de diciembre, enero y abril, mientras que
estuvieron por arriba del promedio en febrero y marzo (Figura 1).
200
PP (mm) Hist PP(mm)14-15
175
Precipitaciones 2014-2015
150
125
100
75
50
25
0
Jul Ago Sep Oct Nov Dic Ene Feb Mar Abr May Jun
Meses del año
La Figura 2 muestra los valores de las temperaturas promedio máximas y mínimas para
los meses del año de la campaña 2014-15 y del periodo histórico 1989-2014. Las
temperaturas mínimas estuvieron por arriba del promedio histórico a partir de enero. Las
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40
T.max T.max Histor.
35
T.min. T.min.Histor.
30
Temperatura C
25
20
15
10
La Figura 3 superior, muestra los días con precipitaciones y los eventos fenológicos del
cultivo. El gráfico inferior describe el contenido de agua en el perfil de suelo para los
distintos eventos fenológico ocurridos.
140
120
Precipitaciones mm
100
80
60
Inicio Apertura Madurez
Floración Capullo cosecha
40 Siembra Pimpollado
floración
efectiva
20
0
Días 1 7 13 19 25 1 7 13 19 25 31 6 12 18 24 30 5 11 17 23 1 7 13 19 25 31 6 12 18 24 30 6 12 18 24 30
11 12 1 2 3 4 5
Meses
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Contenido de agua mm
0 20 40 60 80
0
20
0
40
44
Profundidad en cm
60
69
80
100 110
120 176
140
CC(mm)
160
pmp(mm)
180
50%(mm)
200
Resultados y Discusión
La acumulación de materia seca (M.S) aumentó en forma significativa durante el ciclo
del cultivo, encontrándose interacción entre tratamientos y DDS (días después de la
siembra) (p<0,01) (Figura 4). No se encontró diferencia entre los tratamientos para los
36 DDS (pimpollado) y 60 DDS (inicio de floración) y en promedio acumularon 1350 y
3400 kg ha-1 de materia seca para esos dos eventos fenológicos respectivamente. En
esos mismos estadíos de crecimiento esos valores de biomasa seca estuvieron en
línea con los registrados por Gomez y Azar (2015).
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8000
Test. Azos.
e
7000 Pseu. Coin.
d
Biomasa Seca kg ha-1
6000
c
5000
b
4000
3000 b
2000
1000 a
0
1 36 2 60 3 107
DDS
Figura 4. Biomasa seca (M.S) de plantas de algodón a los 36, 60 y 107 DDS para los
tratamientos Azospirillum brasilense, Pseudomonas fluorescens, Azospirillum
brasilense + Pseudomonas fluorescens y el testigo.
Letras distintas indican diferencias entre tratamientos con un p<0,05
A los 107 DDS se observó efecto significativo entre los tratamientos con las cepas
inoculadas. La máxima acumulación de biomasa seca fue para el tratamiento
Pseudomonas sp, con 7486 kg ha-1, representando un 75% más de lo que produjo el
testigo. Mientras los tratamientos Coinoculado y Azospirillum presentaron un aumento
de 50% y 24% más que el testigo respectivamente (Figura 4). Juárez (2011) a los 90
DDS, no observó diferencias significativas en biomasa seca de hoja, tallo y raíces para
los tratamientos Pseudomonas y Coinoculado (Azospirillum b.+Pseudomonas f.) con
respecto a un testigo fertilizado. Narula et al.(2005) mencionaron que a partir de los 30
días comienza a descender la tasa de supervivencia de los inóculos en planta. Para
nuestro ensayo atribuimos la persistencia o supervivencia de la cepa en el cultivo, dado
sus efectos benéficos sobre la acumulación de M.S de la planta diferenciándose con
respecto al testigo (Figura 4).
Al considerar solo las cepas con inóculo, Azospirillum brasilense acumuló la menor
biomasas total (107 DDS). Posiblemente asociado al estrés por falta de agua
principalmente, que se registró durante los primeros 60 días de cultivo (Figura 3). Esto
posiblemente haya ocasionado una disminución en la supervivencia de la cepa en la
planta. Abril et al. (2006) observaron en condiciones de estrés hídrico, Azospirillum b.
experimenta una fuerte competencia con las cepas nativas del suelo y con ventajas de
estas últimas, por su mayor adaptación al medio.
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Nudo de
Nudo de
Altura de inserción del Nro. nudos Nudos
Tratamiento inserción del
planta(cm) ultimo fructíferos Totales
1°Capullo
capullo
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tratamientos (Tabla 3). Norula et al. (2005) observaron un aumento en el número y peso
de capullo por planta con las PGPR con respecto al testigo sin inocular.
Tabla 3. Valores de “p” para las variables de rendimiento, Nro. capullos 1 posición,
nro. capullos en 2°posición, nro. capullos totales por planta, nro. capullos totales por m
lineal (L) y porcentaje al desmote, para los tratamientos, testigo (T), Azosporillum (A),
Pseudomonas (P) y Coinoculado (C).
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Rendimiento
Kg/ha
4000 2937 2715 3156 3078
a a
a a
3000
Rendimiento kg/ha
2000
1000
0
Test. Azos. Pseu. Coin.
Tratamiento
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Conclusiones
Los efectos positivos registrados por las bacterias reguladoras de crecimiento fueron
observados a partir de la etapa post floración, tal vez se debieron a mejores condiciones
ambientales durante este período y a la sobrevivencia de los inóculos. El testigo
acumuló la menor M.S (107 DDS), mientras que esta variable se incrementó en todos
los tratamientos que fueron inoculados.
Agradecimientos
Los autores agradecen al aporte de la empresa AYUI S.R.L y Nestor Muños por su
colaboración en la inscripción al congreso. También al proyecto Regional Centro –
TUCSO- a José Salvatierra, jefe de campos de la EEA Francisco Cantos, INTA Santiago
del Estero.
Blibiografia
Avila Poleti, H., Iglesias M.C., Sotelo C. E. 2005 Inoculación con Azospirillum brasilense
en el cultivo de algodón (Gossypium hirsutum). Comunicaciones Científicas y
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OSCAR BRAVO1*, JOSÉ AUGUSTO STRICK1, MARTÍN DÍAZ-ZORITA2 & JUAN PABLO
ROLLHAUSER3
1
Departamento de Agronomía UNS; 2 Monsanto BioAg LAS/Nitragin; 3Asesor Privado
* [email protected]
Resumen
Introducción
El trigo candeal (Triticum turgidum) es una de las gramíneas cultivadas con mayor
tradición del sudoeste de la provincia de Buenos Aires, con buena inserción en
subregiones trigueras IV y V sur. La máxima superficie sembrada se alcanzó en 1976,
con 0,43 Mha, correspondiendo a la campaña 2015 una superficie de 75000 ha. Los
rendimientos actuales alcanzan a nivel provincial a 3 Mg ha-1. En el partido de Coronel
Dorrego La superficie sembrada durante el último quinquenio osciló entre 15000 a
30000 ha, con rindes de 2 a 2,5 Mg ha-1 (SIIA, 2016). Su principal aplicación es en la
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industria alimenticia como sémola, ya que por su dureza poseen una granulometría
mucho mayor a la de las harinas provenientes del trigo pan.
Materiales y Métodos
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Clima
Geomorfología y suelos
El paisaje regional corresponde a una llanura suavemente ondulada, con una pendiente
regional del 0,2 % con sentido NO-SE y profusamente recortada por numerosos ríos y
arroyos, que vuelcan los excesos hídricos al océano Atlántico (Bravo, 2013). El sector
donde se ubicaron los ensayos corresponde a planos elevados, con suelos
desarrollados a partir de sedimentos loéssicos depositados sobre un horizonte
petrocálcico relíctico (2Ckm). El régimen de humedad del suelo es údico y el régimen de
temperatura térmico. Los suelos descriptos en posiciones similares fueron clasificados
como Paleudoles petrocálcicos, franco finos, térmicos (Bravo, 2013), correspondiendo
sus denominaciones actualizadas a Argiudoles petrocálcicos, franco finos, térmicos (Soil
Survey Staff, 2014). Son suelos de morfología Ap-A2-Bt-BC-2Ckm, de texturas medias a
finas, buena fertilidad física y química, con una profundidad efectiva de alrededor de 1
metro.
El Lote 1 (34 ha) presentó como cultivos antecesores a la cebada y soja de segunda. La
variedad de trigo candeal utilizada fue Buck esmeralda, siembra del 11-06-12 con una
densidad de 150 kg ha-1. Se aplicó una dosis de 70 kg de PDA a la siembra, 120 l de
UAN (32%) en estado de emergencia y 125 l de UAN (32%) en macollaje. Para el
control de malezas se aplicaron 280 cc de 2,4D + 120 cc de Tordon y 600 cc de Axial. El
Lote 2 (136 ha) tuvo como antecesor: soja de segunda, utilizando la variedad ACA
1901F a razón de 120 kg ha-1. La fecha de siembra fue el 16-07-13 con aplicación de 80
kg de PDA y 230 kg de UAN al 32% (70 kg de nitrógeno) en emergencia. El control de
malezas se realizó con 500 cc de Axial y 250 cc de 2,4D + 130 cc de Banvel.
Tratamientos
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Variables analizadas
La recolección del material se realizó en 15 y 16 puntos apareados (NT-T) para los lotes
1 y 2, respectivamente en una superficie de 0,5 m2 (n= 62). El corte de las plantas se
realizó a mano, cosechando todo el material. Los parámetros de productividad
evaluados incluyen biomasa aérea (BA, kg ha-1), rendimiento en grano (R, kg ha-
1
),número de espigas (esp m-2), granos por espiga (grano esp-1), Peso de 1000 granos
(P1000, en g) e índice de cosecha (IC). Además se incluyeron las variables de calidad
peso hectolítrico (PH, en kg 100 l-1), porcentaje de vitreosidad (% Vitreo) y contenido
porcentual de proteína en grano (% Prot.)
Análisis estadísticos
A partir de los datos históricos se calculó un intervalo para las medias mensuales de
precipitación con una confianza del 95 % (α= 0,05). Lluvias por debajo o por encima de
los valores del intervalo son extraordinarias por defecto u exceso. De las variables de
cultivo se calcularon medidas de centralización y dispersión. Para el análisis del efecto
de la inoculación se utilizó un diseño apareado en lotes productivos durante 2 ciclos
consecutivos (2012-2013). Los muestreos apareados reducen la variabilidad asociada a
suelos, disponibilidad hídrica, variedad de cultivo, etc. (Di Rienzo et al. versión 2013).
Las medias de los dos tratamientos (T y NT) fueron analizadas por pruebas t,
estableciendo un nivel de significación del 5 % (p< 0,05). Asimismo, se calculó una
matriz de correlación entre las variables analizadas, estableciendo regresiones lineales
en los casos de significación estadística (Steel & Torrie, 1982).
Resultados y Discusión
Variabilidad climática
Las precipitaciones anuales fueron de 818 mm y 603 mm para los años 2012 y 2013,
respectivamente datos provistos por RIAN-INTA, http://rian.inta.gov.ar/). En la Fig. 1 se
presentan los valores del intervalo de confianza del 95 % para las lluvias medias
mensuales (líneas) y los valores mensuales para los años analizados (barras).
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160
Precipitaciones (mm)
140
120
100
Año 2012
80 Año 2013
IC Inf. 95 %
60
IC Sup. 95 %
40
20
0
Meses
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12
Durante el año 2012 los meses de Enero, Abril, Junio, Julio, Septiembre y Octubre
fueron secos. En el ciclo 2013 los meses secos corresponden a Febrero, Mayo, Junio,
Agosto, Octubre, Noviembre y Diciembre. Los dos años presentaron buena acumulación
de agua en el barbecho, así como en emergencia y macollaje. Durante la espigazón y
floración se presentó un déficit hídrico para los dos ciclos, que se extiende en llenado de
grano en 2013.
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*: en las filas, medias seguida de distinta letra difieren por prueba t con p< 0,05.T: semillas
inoculadas; NT: semilla sin tratar; n: número de réplicas; P: probabilidad estadística de error; Dif
(T-NT): diferencia entre tratamientos; Dif %: diferencia entre tratamientos en % respecto T; BA:
-2 2 -1
biomasa aérea; R: rendimiento en grano; esp m : espigas por m ; grano.esp : granos por
espiga; P1000: peso de 1000 granos; IC: índice de cosecha.
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*: en las filas, medias seguida de distinta letra difieren por prueba t con p< 0,05.
T: semillas inoculadas; NT: semilla sin tratar; n: número de réplicas; P: probabilidad estadística
de error; Dif (T-NT): diferencia entre tratamientos; Dif %: diferencia entre tratamientos en %
respecto T; % Vitreo: % de granos vítreos; PH: peso hectolítrico; % Prot.: contenido de proteína
-1
en grano; Prod. Prot.: kg de proteína en grano ha .
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5000
R NT = 0,42* BA - 612,7
R² = 0,84**
4500
NT
4000
T
Lineal (NT)
3500
R T= 0,35 *BA + 120,4
Lineal (T)
R² = 0,79**
3000
2500
2000
BA (kg ha-1)
6000 7000 8000 9000 10000 11000 12000 13000 14000 15000
450
400
NT
esp m-2 (NT) = 0,02*BA+ 140 T
350
R² = 0,54* Lineal (NT)
Lineal (T)
300
250
BA (kg ha-1)
200
6000 7000 8000 9000 10000 11000 12000 13000 14000 15000
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500
esp m-2 (T)= 0,08*R + 61
R² = 0,64**
450
400
NT
T
esp m-2 (NT)= 0,04*R + 193
350 Lineal (NT)
R² = 0,46*
Lineal (T)
300
250
R (kg ha-1)
200
1000 1500 2000 2500 3000 3500 4000 4500 5000 5500
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9000
Ra (kg ha-1)
8000
Ra (T)= 1,27*R+ 609
R² = 0,60*
7000
6000
NT
T
5000
Ra (NT)= 0,90*R + 1308 Lineal (NT)
R² = 0,62* Lineal (T)
4000
3000
R (kg ha-1)
2000
1000 1500 2000 2500 3000 3500 4000 4500 5000 5500
Conclusiones
Las distribución de las precipitaciones durante los ciclos 2012 y 2013 se caracterizó por
presentar 6 y 7 meses en los cuales las lluvias fueron menores a las esperadas. Los
años analizados presentaron buena acumulación de agua en el barbecho, así como en
emergencia y macollaje. Durante la espigazón y la floración se presentó un déficit
hídrico para los dos ciclos, que se extiende hasta el llenado de grano en 2013
La producción de biomasa aérea, el rendimiento en grano, las espigas por m2, los
granos por espiga y el P1000 han presentado respuesta positiva a la inoculación con
Azospirillum brasilense (valores de p entre 0,01 a 0,05). Solamente el IC no ha mostrado
diferencias entre testigo e inoculado (p> 0,24). El rendimiento en grano y los granos por
espiga han presentado la mayor respuesta, con incrementos del 10 % respecto del
testigo.
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Se han establecido relaciones significativas entre las variables BA-R, BA-esp m-2, R-esp
m-2, R-PH y grano esp-1-% vítreo (p <0,05). El efecto positivo del uso de Azospirillum
brasilense se aprecia en la correlación entre biomasa aérea y el número de granos en
por m2. En NT la regresión es signifcativa (p <0,05) con un coeficiente de correlación
positivo de 0,54. En T el porcentaje de predicción de esp m-2 se eleva a 0,81 (p< 0,01),
con una respuesta con menor dispersión y de mayor eficiencia del número de espigas
a los incrementos de biomasa por efecto de la inoculación. La relación entre R y Ra
presentan similares porcentajes de explicación (r2 de 0,60 a 0,62, p< 0,05). La recta de
regresión en T supera a la recta de NT a partir de los 2500 kg ha-1 de R debido a una
mayor pendiente de la curva de regresión. La incorporación de rizobacterias ha elevado
los rendimientos potenciales, generando un incremento en la expectativa productiva de
sistemas agrícolas de altos insumos como los aquí analizados.
El uso de las rizobacterias ha elevado el piso productivo, siendo necesario analizar que
prácticas agronómicas son las indicadas para que el aumento observado en los
parámetros individuales pueda manifestarse en el rendimiento en grano. De tal forma, si
en un esquema tecnológico como el analizado (de alto uso de insumos) pretendiéramos
alcanzar una eficiencia del 0,85 de los rendimientos medios máximos obtenidos, los
valores corresponderían a 4500 y 3700 kg ha-1 para T y NT, respectivamente.
Bibliografía
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Resumen
Introducción
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Materiales y métodos
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Resultados y Discusión
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200
30
160
20
Numero
120
(g)
10 80
40
0
NGh 0
PTG
T0 T1 T2 T3 T4 T0 T1 T2 T3 T4
(a) (b)
Figura 1: (a) Valores medios de número de granos por hilera-NHh y (b) de peso total de granos
por mazorca-PTG para el Lote A
En todas las variables T0 es superado tanto por los tratamientos biofertilizados como
por los fertilizados con fosfato. Se puede observar que los tratamientos inoculados T1 y
T2 muestran efectos similares sobre las variables analizadas, es decir no se encuentran
efectos destacados de los ME coincidiendo con lo informado por Mayer et al. (2010). Sin
embargo, es evidente la acción promotora de los tratamientos biofertilizados respecto a
la fertilización química, especialmente para NGh y PTG como se muestra en las figuras
1 (a y b).
En el lote B, donde las condiciones edáficas son menos favorables en términos agro-
biológicos, también se observan diferencias significativas (p>0,05) en las mismas
variables pero en menor proporción. Para DMz T1, T2 y T3 superan a T0 en 9,45%,
2,46% y 6,37% respectivamente; para LMz todos los tratamientos superan a T0, siendo
T1 el más eficiente con 13,55%. Para NGh T1, T2 y T4 superan a T0 en 25,94%,
21,89% y 13,35% respectivamente y también se evidencia que T1 supera al fertilizado
con fosfato (T4) en 14,53% (Fig. 2 a). Para PTG todos los tratamientos superan a T0
mientras que entre los tratamientos biofertilizados y fertilizados con fosfato diamónico se
observa una diferencia significativa de 11,89 % a favor de T2 con respecto a T3; por
otra parte T1 supera a T3 y a T4 con 19,16% y 11,87% respectivamente (Fig. 2 b).
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100
20
80
15
60
Numero
(g)
10
40
5
20
0 0
NGh PTG
T0 T1 (a)T2 T3 T4 T0 (b)
T1 T2 T3 T4
Figura 2: (a) Valores medio de número de granos por hilera -NGh y (b) de peso total de granos
por mazorca -PTG para el Lote B.
Conclusiones
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1
Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNER); 2INTA-EEAParaná; 3CONICET
*[email protected]
Resumen
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Introducción
Los microorganismos del suelo median muchos procesos del ciclo del P, participando en
su inmovilización y mineralización (Bunemann et al., 2011), y cumpliendo dos roles
fundamentales: la acumulación de P en la biomasa microbiana (PBM) y la
transformación del P orgánico en fosfatos disponibles para las plantas (Damon et al.,
2014). En general, el PBM comprende entre el 0,4-2,5% del P total en suelos cultivados,
siendo muy importante su efecto en el reciclaje de nutrientes en el corto plazo (Oberson
& Jones, 2005).
Los microorganismos son la principal fuente de enzimas en el suelo (Dick & Tabatabai,
1993), como las enzimas fosfatasas que llevan a cabo la mineralización del P orgánico,
catalizando la hidrólisis de los enlaces éster de fosfatos y anhidros de ácido fosfórico
(Nannipieri et al., 2011). Uno de los grupos de fosfatasas más estudiados es el de las
fosfomonoesterasas, que incluyen a las fosfatasas ácidas y alcalinas, siendo el pH del
suelo el factor que determina la predominancia de la actividad de una u otra
(Tabatabai, 1994).
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fertilizantes inorgánicos, teniendo un rol más relevante en suelos con bajos contenidos
de P disponible (Nannipieri et al., 2011).
Materiales y Métodos
El ensayo se inició en 2006-2007 sobre un suelo Argiudol ácuico (Serie Tezanos Pinto)
en el campo experimental del INTA -EEA Paraná. Se trata de suelos profundos,
moderadamente bien drenados, con un epipedón oscuro, franco-arcillo-limoso a franco-
limoso, y un horizonte argílico oscuro, franco-arcillo-limoso a arcillo-limoso,
desarrollados sobre loess calcáreo (Plan Mapa de Suelos, 1986). Se utilizó un diseño
experimental en bloques completos aleatorizados (DBCA), con 3 repeticiones y
unidades experimentales de 5,3 x 30 m.
Los tratamientos evaluados fueron: monocultivo de soja sin fertilización (Sj), monocultivo
de soja con fertilización de reposición de P y S (Sjf), cultivo de cobertura/soja sin
fertilización (CC/Sj), cultivo de cobertura/soja con fertilización de reposición de P y S
(CC/Sjf). En los tratamientos fertilizados se aplica anualmente 24 kg P ha-1 y 15 kg S ha-
1
(120 kg de superfosfato triple de calcio y 90 kg ha-1 de yeso agrícola, respectivamente)
al voleo en el mes de junio luego de finalizado el muestreo de suelos.
Al inicio del ensayo se tomó una muestra compuesta de suelos (0-20 cm), para la
caracterización inicial del sitio, donde se analizó pH, contenido de materia orgánica
(MO), P Bray (P Bray) y N total (Nt). En junio de 2015 se realizó un muestreo de suelo,
en el que se tomaron muestras compuestas por 20 submuestras a una profundidad de
0-5 cm.La forma de muestreo, el manipuleo y el almacenamiento de las muestras fueron
acorde a la guía general para tratamiento de muestras de suelo para evaluaciones
biológicas de calidad de suelos (ISO10381-6).
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Resultados
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Las correlaciones entre las variables determinadas no fueron significativas para las
variables Pi, PBM y P-asa, (Tabla 2).
Tabla 2. Correlaciones simples (coeficiente de Pearson) entre las variables: contenido de materia
orgánica (MO), P Bray, pH, nitrógeno total (Nt), P inorgánico (Pi), P de la biomasa microbiana
(PBM) y actividad de la enzima fosfatasa ácida (P-asa).
MO P Bray pH Nt Pi PBM P-asa
MO 1 * * * ns ns ns
P Bray 0,95 1 * * ns ns ns
pH -0,93 -0,78 1 * ns ns ns
Nt 0,88 0,7 -0,99 1 ns ns ns
Pi -0,12 -0,13 0,09 -0,08 1 ns ns
PBM -0,33 -0,41 0,19 -0,14 -0,27 1 ns
P-asa -0,02 -0,06 -0,03 0,04 0,13 0,11 1
Referencias: * = significativo p<0,05; ns= no significativo
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Discusión
Los valores de P-asa determinados en este estudio fueron mayores a los reportados por
Fernandez et al., (2008) y Ferreras et al., (2009), en suelos de la región pampeana
argentina, especialmente en los tratamientos con cultivos de cobertura (CC/Sj y CC/Sjf)
posiblemente debido al aporte de residuos desde que se inició el ensayo. Se ha
demostrado que el aporte de residuos de cultivos al suelo estimula a la biomasa
microbiana siendo proporcional a la cantidad de C en los residuos (Damon et al., 2014),
sugiriendo que la MO protege y mantiene las enzimas del suelos en sus formas activas
(Deng & Tabatabai, 1997).
Los contenidos de PBM concuerdan con los reportados por Garcia & Moron (1992), que
variaron entre 7,2 y 24,7 mg P kg-1. Los autores también mostraron que en los
tratamientos con secuencias de cultivo más intensivas, con mayor aporte de C, el PBM
fue mayor. En nuestro estudio se observó igual tendencia en los tratamientos con
cultivos de cobertura (CC/Sj y CC/Sjf), si bien las diferencias en PBM no fueron
significativas. Sin embargo en los tratamientos fertilizados (Sjf y CC/Sjf), el PBM
determinado fue menor que en los tratamientos sin fertilizar, contrariamente a lo
reportado por Garcia & Moron (1992) y Gierson et al. (1999). Sin embargo, se ha
destacado que en suelos con bajos contenido de P disponible, el PBM adquiere mayor
relevancia, debido a que los microorganismos pueden acceder a formas de P no
disponibles (Thien & Myers, 1992; He & Zhu, 1998).
Al analizar los cambios relativos en las variables analizadas (P-asa y PBM), es posible
sugerir que la P-asa es un indicador de mayor cambio relativo ante la incorporación de
residuos, en forma de cultivo de cobertura, en una secuencia de soja continua, respecto
al PBM. Sin embargo, el PBM permitió diferenciar entre tratamientos fertilizados y sin
fertilizar en ambas secuencias, y la P-asa solo cuando no hubo efecto del cultivo de
cobertura.
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Conclusiones
Agradecimientos
El trabajo fue parcialmente financiado por PID UNER 2153 “Prácticas de manejo de
suelo: Análisis conjunto de su impacto sobre la calidad biológica del suelo y la
productividad de los cultivos” y por el PNSUELO-1134024 y el ERIOS-1263102 de INTA.
Bibliografía
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Resumen
Introducción
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Materiales y Métodos
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Análisis microbiológicos
La actividad respiratoria microbiana (ARM), fue determinada en recipientes de 2,5 L
con 110 g de suelo y dos vasos de precipitado (Beaker), uno conteniendo 10 mL de
agua destilada y el otro 10 mL de hidróxido de sodio 0,5 M L-1. Después de la
incubación por siete días a 28°C en ambiente con ausencia de luz, el hidróxido de
sodio fue titulado con ácido clorhídrico 0,5 mol L-1 (Rezende et al., 2004).
El carbono de la biomasa microbiana (CBM) fue obtenido por el método de la
irradiación-extracción (Ferreira, 1999). El tiempo de irradiación al cual las muestras
fueron sometidas fue determinado según Islam & Weil (1998). La extracción fue
realizada con sulfato de potasio 0,5 M L-1 , la oxidación con dicromato de potasio 0,066
M L-1 , y la titulación con sulfato ferroso amoniacal 0,033 M L-1 , y aplicado el factor de
corrección Kc = 0,33. El cociente metabólico (q CO2) fue determinado por la razón
entre o CBM y ARM (Anderson & Domsh, 1993). El carbono orgánico total (COT) se
determinó por el método propuesto por Walkley & Black (1934).
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Análisis estadístico
Los datos obtenidos fueron sometidos a análisis conjuntas, siendo el factor cualitativo
comparado a través de la prueba Tukey (5%) y el cuantitativo sometido a regresión
polinomial utilizándose el Software AgroEstat (Barbosa & Maldonado Júnior, 2009).
Resultados
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SC U SD M/M SD L/M
1200
g CO2 g de C en el suelo)
1000
800 ns
y= 335,39
**
y= 825,78+0,76 x (R²= 0,70)
600
-1
** **
y= 1094,30-3,39 x+0,01 x² (R²=0,99)
400
200
0 90 180
-1
Dosis de N, kg ha
Figura 1. Actividad respiratoria microbiana en suelo con siembra de maiz cultivado en sistema
convencional, fertilizado con urea (SC U), siembra directa fertilizado con urea en sucesión
maiz/maiz (SD M/M) y leguminosa/maiz (SD L/M).
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g g de C en el suelo)
250 y= 116,95
ns
*
y= 145,41-0,21 x (R²= 0,91)
200 **
y= 68,95+0,46 x (R²= 0,99)
150
-1
100
50
0 90 -1
180
Dosis de N, kg ha
Cociente metabólico
El q CO2, que expresa la tasa respiratoria por unidad de CBM, apenas fue afectada de
forma significativa por las dosis de N en el sistema SD L/M, presentando
comportamiento lineal decreciente con el mayor valor 16,55 µg CO2/ µg C en el
microrganismo, obtenido en la dosis Cero (Figura 3).
SC U SD M/M SD L/M
20
16
Cociente metabólico
g CO2/g C mic)
12
8
ns
y= 2,89
ns
4 y= 7,53
**
y= 16,55-0,05 x (R²= 0,94)
0
0 90 180
-1
Dosis de N, kg ha
6
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SC U SD M/M SD L/M
-1 16
12
*
y= 14,52-0,03 x+0,00x² (R²=0,99)
y= 16,30+0,00*x (R²=0,99)
8
y= 17,29-0.03**x+0,00**x² (R²=0,99)
4
0 90 180
-1
Dosis de N, kg ha
Figura 4. Carbono orgánico total en suelo de área de siembra de maíz cultivado en sistema
convencional, fertilizado con urea (SC U), siembra directa con fertilizado con urea en sucesión
maíz/maíz (SD M/M) y leguminosa/maíz (SD L/M).
Discusión
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Cociente Metabólico
En cuanto al cociente metabólico, fue verificado en el sistema SD L/M reducción
significativa en función de las dosis de N (Figura 3.). Menores valores del q CO2 son
asociados a sistemas maduros y estables mientras que valores más elevados
representan ecosistemas jóvenes sometidos a alguna situación de estrés (Anderson &
Domsch, 1993). Por lo tanto se puede argumentar que la reducción del q CO 2 indica
una comunidad microbiana más eficiente. La reducción verificada en el presente
estudio parece estar ligada a la disponibilidad de N y aumento de la biomasa
microbiana como fue constatado por Cederrón et al. (2014).
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Conclusiones
Bibliografía
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12
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Resumen
La actividad de enzimas refleja la diversidad funcional del suelo, que es controlada por
la diversidad genética de microorganismos del suelo, plantas y animales, poseendo
así, sensibilidad en identificar alteraciones referentes a la calidad del suelo. En este
sentido, tres experimentos fueron realizados con el objetivo de evaluar la actividad
enzimática de la ureasa (AEU), deshidrogenasa (AED) y amilasa (AEA), en suelos
provenientes de áreas con históricos de manejo y fertilización. El primer experimento
fue constituido por siembra de maíz con cultivo de verano, en sistema convencional
con fertilización ureica (SC U), en las dosis: 0, 90 e 180 kg ha-1 de N, el segundo y
tercero, por siembra directa con sucesión de maíz/maíz (SD M/M) y leguminosas/maíz
(SD L/M), respectivamente, ambos fertilizados con urea, en las mismas dosis del
primer experimento. Los sistemas de siembra directa resultan en mayor actividad
enzimática en el suelo, con relación al sistema de siembra convencional. El efecto de
las dosis de urea bajo condiciones de las enzimas, varió en función del sistema de
manejo.
Introducción
1
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Materiales y Métodos
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Análisis microbiológicos
La actividad enzima de la ureasa (AEU) y deshidrogenasa (AED) fueron realizadas de
acuerdo con los métodos propuestos por McGarity & Myers (1967), y Casida et al.
(1964), respectivamente. Para la cuantificación de la activida y de la amilasa (AEA), el
substrato de las muestras de suelo fue extraído según Cole (1977) y determinada
conforme el método del azúcar reductor de somogyi – Nelson (Somogyi, 1952).
Análisis estadística
Los datos obtenidos fueron sometidos a los análisis conjuntos, siendo el factor
cualitativo comparado a través de la prueba Tukey al (5%) y el cuantitativo sometido a
la regresión polinomial, utilizándose el software AgroEstat (Barbosa & Maldonado
Júnior, 2009).
Resultados
3
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ureasa, puede ser observado que el mayor valor 65,08 µg N-NH4/3h g en suelo seco,
fue obtenido en el sistema SD L/M, con superioridad de 24,60% en relación al SD M/M
que presentó un valor de 49,07 µg N-NH4/3h g en suelo seco. El sistema SC U fue
inferior 65,90%, en relación al SD L/M (Tabla 2).
A mayor actividad enzimática de la deshidrogenasa (83,46 µg TPF g -1 de solo 24 h-1),
fue observada en el sistema SD L/M (Tabla 2). Este valor fue 57,86% superior al
obtenido en el sistema SC U, no habiendo diferencia significativa entre los sistemas de
siembra directa.
4
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“Ordenamiento Territorial: un desafío para la Ciencia del Suelo”
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SC U SD M/M SD L/M
160
SS 24 h )
-1
ns
y= 35,17
120 **
Deshidrogenasa
80
-1
g TPF g
40
0
0 90 180
-1
Dosis de N, kg ha
SC M SD M/M SD L/M
60
(µg de glucosa g SS 24 h )
-1
50
y= 3,39+0,05**x (R²= 0,90)
ns
40 y= 14,01
Amilasa
-1
** **
y= 17,71-0,16 x+0,01 x² (R²= 0,99)
30
20
10
0
0 90 180
-1
Dosis de N, kg ha
Discusión
5
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al., 2003), y por tanto a los sistemas de manejo que favorecen su acúmulo, como es el
sistema de siembra directa SD L/M y SD L/M (Tabla 2). La mineralización del nitrógeno
es resultante de la degradación de formas orgánicas de este elemento, decurrente de
la actividad de microorganismos que desempeñan importancia fundamental en el ciclo
del nitrógeno (Saha et al., 2008).
A relación C/N ha sido la característica más usada en modelos para prever la
disponibilidad de N en el suelo durante la descomposición de materiales orgánicos
(Nicolardot et al., 2001). De esta forma, la mayor actividad de la ureasa en el sistema
SD L/M en relación a SD M/M puede ser debido a la menor relación C/N de la
leguminosa, que permite la descomposición y la mineralización más rápida en relación
a la sucesión milho/milho (Giacomini et al., 2003). Además de esto, la composición de
exudados y producción de componentes orgánicos del sistema radicular varía en
función de la especie de planta, lo que puede haber favorecido al sistema SD L/M,
debido al probable aumento del “efecto rizósfera”, que resulta en el aumento de la
actividad enzimática. La superioridad del sistema de siembra directa en comparación
al convencional está en acuerdo con Van Den Bosshe et al. (2009). Al observar que la
actividad de la ureasa fue superior entre 50 a 100 % em sistema de siembra directa
em relación al convencional. Los autores atribuyeron este resultado a los mayores
teores de C em siembra directa, que estimularía la actividad microbiana en el suelo.
Con relación a las sucesiones de cultivos Klose e Tabatabai (2000), evaluaron la
actividad de la ureasa en sistemas de cultivos en dos localidades, observaron en una
de ellas, que entre la sucesión milho/milho e milho/soja no hubo diferencias
significativas. Pero, cuando la alfalfa fue adicionada a los sistemas, la actividad de la
enzima fue superior. Los resultados referentes a la actividad enzimática de la ureasa
en el presente trabajo , asi como los pocos trabajos encontrados en la literatura
indican que hay una variación del efecto provocado por sistemas de manejo y
sucesiones de cultivos, y también evidencia la grande laguna referente a la falta de
estudios que permitan comprender mejor estos efectos. La mayor actividad enzimática
de la deshidrogenasa verificada en los sistemas SD M/M y SD L/M en relación al SC
U, también puede ser justificado por el acúmulo de residuos orgánicos en el sistema
de siembra directa, pues la deshidrogenasa se forma en células vivas, y el mayor
aporte de carbono en el sistema proporciona multiplicación del número de
microorganismo, que resulta en mayor actividad enzimática (Krämer & Green, 2000;
Böhme & Böhme 2006).
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Conclusiones
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(1)
INTA E.E.A. Mendoza. S. Martín 3853 (5507). Mendoza
* [email protected]
Resumen
Introducción
1
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suelo pueden vivir asociados con las plantas, favoreciendo su nutrición y sanidad. Los
microorganismos tienen un papel sustancial cuando, como parte del manejo agrícola,
se adoptan medidas conservacionistas. Entre los microorganismos que contienen los
biofertilziantes se encuentran Azospirillum spp, Pseudomonas spp, Rhizobium spp y
Glomus spp(Rosas et al. 2013). Particularmente, los hongos formadores de micorrizas
(ej Glomus spp), forman una asociación con la raíz de la planta denominada micorriza.
Esta simbiosis incrementa la exploración radical de la planta y facilita la captación de
agua y nutrientes como N, K y Ca en especial el P (Jeffries et al. 2003; Barea et al.
2005). Existen antecedentes en la bibliografía que datan sobre la colonización de
estos hongos en la vid. En ensayos vitícolas, los contenidos de N, P y K en planta han
incrementado por el efecto de la asociación vid – hongo micorrícico, además ese
efecto favorece en un mayor crecimiento vegetativo (Schreiner 2005; Schreiner &
Linderman 2005; von Bennewitz 2007; Karagiannidis et al. 2007). Respecto de las
consecuencias del hongo micorrícico en el suelo, von Bennewitz (2007) indicó que la
aplicación de productos ricos en hongos formadores de micorrizas en suelos chilenos,
incrementaron el porcentaje de infección de la raíz en el rango de 20 -30% mientras
que valores menores de 10% se encontraron en suelos que no han recibido dicho
producto (von Bennewitz 2007). Con respecto a la abundancia de esporas de hongos
formadores de micorrizas, en un ensayo de vides micorrizadas con diferentes
fertilizantes nitrogenados estuvo en el rango de 250 a 450 esporas por 100g suelo
(Karagiannidis et al. 2007). Mientras que en un ensayo de Araucaria spp de diferentes
ecosistemas, con suelos de contenido bajo de P, y determinados en octubre y mayo
fue del rango 50 a 120 esporas por 100 g suelo y 150 a 270 respectivamente.
Indicando en este ensayo la importancia de las condiciones climáticas en los hongos
micorrícicos (Moreira et al. 2006). El objetivo de este estudio fue evaluar el efecto de
la aplicación de un biofertilizante en la presencia de esporas de hongos formadores de
micorrizas y el estado nutricional de plantas de vid
Materiales y Métodos
Resultados
3
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CB SB
-1
Rendimiento (kg.planta ) 1,85 1,39
-1
Peso de poda (g sarmiento.planta ) 0,37 0,36
Discusión
Conclusión
Bibliografía
Barea, J., Azcón, R. & Azcón-Aguilar, C., 2005. Interactions Between Mycorrhizal
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1
Instituto de Investigación Animal del Chaco Semiárido (IIACS) - Centro de
Investigaciones Agropecuarias (CIAP) - INTA.
2
Cátedra Edafología - Facultad de Agronomía y Zootecnia - Universidad Nacional de
Tucumán. Chañar Pozo s/n, Leales (4113), Tucumán, Argentina
* [email protected]
Resumen
1
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Introducción
El mercado de carnes es uno de los más relevantes para el país tanto a nivel económico
como cultural e histórico. En el Noroeste Argentino (NOA) la producción bovina se
realiza, principalmente, en sistemas pastoriles extensivos y semi-extensivos, sobre
pastizales y bosques naturales degradados, con un fuerte componente de leñosas
arbustivas que limitan severamente la oferta de forraje y la productividad animal de
estos sistemas (Observatorio Ganadero, 2013). En los últimos 15 años, la expansión de
la agricultura resultó en una reducción de la superficie ganadera, que obligó a aumentar
la carga animal por unidad de superficie, y a desplazar estos sistemas productivos hacia
zonas y suelos marginales, mientras que generó una demanda importante de cultivares
de especies forrajeras que transformen la actividad en un sistema más eficiente, tanto
en lo productivo como en lo socio-económico. Sin embargo, desde que la demanda ha
pasado a impulsar de manera creciente al sector ganadero, su crecimiento se ha
acelerado y ahora compite por los recursos naturales con otros sectores, generando una
preocupación sobre las repercusiones ambientales (García Posse & Radrizzani, 2012).
2
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Materiales y métodos
Resultados
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Letras distintas indican diferencias significativas según el test de LSD Fisher (P<0,05) (n
= 3). PP: Chloris gayana cv Epica; IS: intersiembra Chloris gayana cv Epica/ Zea mays
L.; MS: Zea mays L.
Con respecto a las variables microbiológicas evaluadas, los resultados muestran una
mayor biomasa microbiana (CBM), actividad microbiana (REM) y actividad enzimática
(AEM) en muestras provenientes de PP respecto a IS y MS, no habiendo diferencias
significativas entre estos dos últimos (Tabla 2). La incorporación de maíz en el sistema
pastoril (IS) a través de la labranza convencional produjo un descenso de los valores de
estas variables, llevando las mismas a niveles similares al cultivo de maíz para silo
(MS).
Letras distintas indican diferencias significativas según el test de LSD Fisher (P<0,05) (n
= 3). PP: Chloris gayana cv Epica; IS: intersiembra Chloris gayana cv Epica/ Zea mays
L.; MS: Zea mays L.
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Discusión
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Conclusiones
Agradecimientos
Este trabajo fue financiado con fondos de los proyectos de INTA PNPA 1126073, PNS
1134042/43 y Proyecto CIUNT A510. Los autores agradecen la colaboración del
personal de campo del IIACS.
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6
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1
Facultad de Agronomía y Agroindustria – Univ. Nac. de Santiago del Estero. 2UPM,
Madrid, España.
* [email protected]
Resumen
Introducción
1
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Materiales y métodos
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secundario (testigo); SSP1: una pasada de rolo (3000 kg) en el año 2011 en el bosque
secundario (con iguales características ecológicas del T y siembra de Panicum maximun
cv gatton panic (5kg ha-1) al inicio de la época de lluvias. SSP5: ídem SSP1 con
pastoreo controlado (1 EV ha-1). Los muestreos se hicieron en invierno del 2012 (seco) y
verano del 2013 (húmedo). En cada unidad experimental (1 ha) se tomó una muestra de
suelo (compuesta de 5 submuestras) de 0-15 cm de profundidad debajo de las
coberturas arbóreas de Aspidosperma quebracho blanco (Qb), Schinopsis lorentzii (Qc)
y Ziziphus mistol (M). Las variables de suelo evaluadas fueron: nitrógeno total (Nt)
(Bremner y Mulvaney, 1982), Nitrógeno de la materia orgánica particulada (NOP)
(Cambardella, Elliot, 1992), la relación NOP:Nt, nitrógeno potencialmente mineralizable
(NAN) (Echeverria et al., 2000) y actividad ureásica (Weaver et al., 1994). Los datos se
analizaron mediante ANOVA utilizando como fuente de variación “tratamientos”
“coberturas” y “estación” y las respectivas interacciones. Se empleó el programa
estadístico Infostat 2011 (Di Rienzo et al., 2011).
Resultados y discusión
Los valores medios de Nt, NOP, NOP:Nt, NAN observados fueron estadísticamente
significativos (p>0,05) para la triple interacción tratamiento*cobertura*estacionalidad y
los contenidos medios siguieron el siguiente orden, en relación a los tratamientos
T>SSP5>SSP1 (Tabla 1).
El menor valor medio de Nt, NOP, NOP:Nt se registró en el primer año después de la
implantación del sistema (SSP1) e incrementó a los cinco años con tendencia al
restablecimiento de los contenidos en el monte natural. Estos resultados coinciden con
lo registrado para el Nt, por Mao et al. (2010), en un ambiente semiárido frio de China,
por Savino (2012) en sistemas rolados en ambientes sub-húmedos de la región
chaqueña y por Sacramento et al. (2013) en ambientes semiáridos de la región noreste
del Brasil. Estos resultados indicarían que el disturbio, al año de efectuado, afecta en
primera instancia al nitrógeno asociado a las fracciones más lábiles de la materia
orgánica coincidiendo con Savino (2012). Es asi que el NAN disminuye en los
silvopastoriles mostrando una estrecha asociación con el NOP (Gregorutti et al., 2014),
apoyando lo expresado por Studdert et al. (2006) quienes al comparar sistemas de
labranza, encontraron que la variación en las fracciones lábiles del suelo se traduce en
cambios, en el mismo sentido, en la capacidad del suelo de mineralizar N.
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La disminución del contenido de Nt, NOP, NOP:Nt en el SSP1 podría deberse a los
bajos ingresos de N a través de los residuos de las plantas ya que los mismos son
principalmente arbustivos leñosos, con altos contenidos de lignina (Banegas et al.,
2015), con elevada relación C:N que favorecerían inmediatamente procesos de
inmovilización y, al corto plazo, procesos de mineralización a expensas de la fracción
más lábil del N (Whalen et al., 2000; Ald, 2003 en Carrera et al., 2005; Savino, (2012), y
por otro lado a la intensiva absorción por la pastura de alta productividad en desarrollo
(Silberman et al., 2015) que requiere de N, quedando disminuido en el suelo
(Dessureault-Rompré et al., 2008 en Dessureault-Rompré et al., 2013).
El aumento del Nt, NOP, NOP:Nt en SSP5 pudieron ser consecuencia de residuos
provenientes del estrato arbóreo (de Aguiar et al., 2010), de la fijación de N2 por
organismos de vida libre (Hooker & Compton, 2003) asociados a las pasturas, sumado
4
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al aporte de los residuos del P. maximun ya que a los 5 años alcanza una producción de
aproximadamente 6.000 Kg materia seca ha-1(Albanesi et al., 2013; Silberman et al.,
2015) ,a los exudados radiculares de las mismas (Loveland y Webb, 2003; Steffens et
al., 2008; Benbi et al., 2015) y a la deposición de las heces y la orina de los animales en
pastoreo, que son ricas en N (de Aguiar et al., 2010; Nyakatawa et al., 2011; Prieto et
al., 2011; Carrera & Bertiller, 2013; Rossignol et al. 2006 en Wang et al., 2014, Banegas
et al., 2015). Estos residuos contribuyeron anualmente con materia orgánica fresca de
baja relación C:N, lo que podría permitir un incremento en los valores de las fracciones
más lábiles (Savino 2012). todo esto se favorece debido a que el N en ecosistemas
semiáridos no está sujeto a la lixiviación (Woodmansee, 1978 en Barrett y Burke, 2002.)
sino más bien al ciclado en los pools de las plantas y los detritos animales (Barrett y
Burke, 2002).
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Con relación a la estacionalidad, en general los valores medios de Nt, NOP NOP:Nt son
mayores en la estación húmeda para el T, mientras que en SSP1 y SSP5 los mayores
valores se presentan en la estación seca (Tabla 1). Esto último posiblemente se deba a
que las menores temperaturas no favorecen los procesos de mineralización de la
materia orgánica (Dijkstra et al., 2011) por lo que se evidencian mayores valores medios
de Nt generado por el aporte de residuos orgánicos producido por el rolado. Además la
variación de la precipitación y temperaturas podrían causar el cambio de la estructura de
la comunidad microbiana y de su composición (Wang et al., 2015) en ecosistemas
áridos y semi-áridos (Zhang et al., 2015) afectando la mineralización del Nt.
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Conclusiones
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Steffens, M., A. Kölbl, K. U. Totsche & I. Kögel-Knabner. 2008. Grazing effects on soil
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1
Fac. agronomía y agroindustrias. Univ. Nac. Santiago del Estero. Av. Belgrano (S)
1912. Santiago del Estero. CP 4200. Santiago del Estero, Argentina..2Instituto de Suelo.
CNIA. INTA Castelar. 3 CONICET.
* [email protected]
Resumen
Los sistemas silvopastoriles son promovidos a nivel mundial como una alternativa para
mejorar la sustentabilidad de sistemas de producción agropecuarios debido a los
beneficios ambientales que conlleva la inclusión de árboles en los agroecosistemas. Sin
embargo permanece poco esclarecido nuestro conocimiento del impacto de estos
sistemas en la salud del suelo. El objetivo fue analizar el efecto de las diferentes
coberturas arbóreas sobre la estructura y funcionalidad de los microorganismos del
suelo de bosques nativo y sistemas silvopastoril de la Región Chaqueña. Las
consecuencias de la transformación de bosques nativos a sistemas silvopastoriles en la
estructura de las comunidades microbianas y bioquímica del suelo son evidentes luego
de un año de la transformación. Este comportamiento está relacionado a las
modificaciones en la disponibilidad de los recursos (agua en ingreso de carbono y
nitrógeno). Sin embargo estos cambios son reversibles, ya que a los cinco años se
restauran la mayoría de los grupos bacterianos. La estructura de las comunidades
microbianas del suelo del bosque y del sistemas silvopastoril de cinco años estaría
determinada por la calidad de los residuos foliares de las distintas especies arbóreas
que ingresan al suelo. En el bosque, los perfiles fisiológicos varían según las diferentes
especies arbóreas y esto está relacionado a la composición química diferencial de las
hojas de estas estas especies. Las comunidades microbianas del suelo bajo la
cobertura de Schinopsis lorentzii muestran preferencias por los polímeros. Mientras que
la microbiota del suelo bajo la cobertura de Ziziphus mistol muestra preferencia por los
carbohidratos y aminoácidos.
Introducción
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Las comunidades microbianas del suelo juegan un rol vital en el ciclado de nutrientes,
descomposición de la materia orgánica, secuestro de carbono, estructura y retención de
agua. El enfoque para el estudio de los microorganismos del suelo ha pasado de las
determinaciones bioquímicas y microbiológicas como actividades enzimáticas, biomasa
microbiana y coeficientes de respiración, hacia la investigación de su diversidad a nivel
de comunidad.
La amplificación por PCR del gen ARNr del ADN de suelo combinado con técnicas
fingerprint como denaturing gradient gel electrophoresis (DGGE) ha demostrado ser una
herramienta muy útil para analizar los cambios en la estructura de la comunidad
microbiana y diversidad (Tao et al., 2012).
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Es por ello que se estima que las diferentes especies arbóreas presentes en los
bosques y sistemas silvopastoriles de la Región Chaqueña tendrán un efecto diferencial
en las comunidades microbianas del suelo.
Materiales y métodos
Los tratamientos fueron (T) Testigo, bosque secundario lignificado; (SP1) silvopastoril de
un año y (SP5) sistema silvopastoril de cinco años, ambos habilitados mediante RBI y
siembra simultánea de Panicummaximum cv gattonpanic y un pastoreo controlado (1
E.V ha-1) por año.
Se llevó a cabo una segunda PCR con los primers F341 (5´- CGC CCG CCG CGC GCG
GCG GGC GGG GCG GGG GCA CGG GGG GCC TAC GGG AGG CAG CAG - 3´) y
R534 (5´- ATT ACC GCG GGT GCT GG - 3´) (Muyzeret al., 1993; Solaiman y
Marschner, 2007) para amplificar una región hipervariable de 200bp. La segunda PCR
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La electroforesis se llevó a cabo durante 16hs a 70V. Los geles fueron teñidos 1 h con
SYBR Safe (Invitrogen). La visualización se realizó en Gel Doc XR+(Bio-Rad). Se realizó
el análisis de los perfiles usando el software Bionumerics 6.0.
Resultados y discusión
ADNr 16S-DGGE
El número de bandas osciló entre 28 y 53 (Tabla 1) y se ubican dentro del rango
informado por otros autores para otras regiones del mundo con clima similares al del
presente estudio usando la técnica DGGE dirigida al gen 16S ADNr (Ben-David et al.,
2011; Zhang et al., 2013; Zhang et al., 2015). El número de bandas (Tabla 1) y el clúster
mostraron diferencias en la estructura de las comunidades microbianas entre
tratamientos (Fig. 1). Las diferencias entre los bosques y sistemas silvopastoriles de un
año podrían atribuirse a la calidad del residuo que ingresa al suelo. Diversos autores
reportaron la relación entre la diversidad microbiana y la calidad del mantillo (Torres et
al. 2005; Ndaw et al. 2009; Keiser et al. 2012).
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Tabla 1. Número de bandas promedio, obtenidas por DGGE, para los diferentes tratamientos y
coberturas en el sitio semiárido.
Nº de
Uso del suelo Cobertura bandas
M 42 ± 2 C
Qb 37 ± 2 BC
T Qc 36 ± 2 B
M 54 ± 2 D
Qb 53 ± 2 D
SP1 Qc 53 ± 2 D
M 28 ± 2 A
Qb 34 ± 2 B
SP5 Qc 36 ± 2 B
Referencias: (T) bosque nativo; (SP1) sistema silvopastoril 1 año y (SP5) sistema silvopastoril de
5 años habilitados mediante dos pasadas de rolo y siembra de Panicummaximum cv
Gattonpanic. Qc, suelo bajo la cobertura de Schinopsislorentzii; Qb, suelo bajo la cobertura de
Aspidosperma quebracho blanco y M, suelo bajo la cobertura de Ziziphus mistol. Medias con
letra común no son significativamente diferentes (p> 0,05).
En este estudio se considera que las diferencias entre los sistemas naturales (bosques)
y antropizados (silvopastoral) está principalmente en la susceptibilidad a la degradación
de los residuos de las plantas. En nuestro estudio se considera que material depositado
en el suelo de bosque es principalmente leñoso mientras que en el sistema silvopastoril
ingresa material herbáceo (pastura) con mucho menor contenido de lignina en
coincidencia con lo reportado por Banegas et al. (2015).
Los resultados demuestran que esta práctica tiene bajo impacto y por otra parte que los
microorganismos nativos muestran un alto grado de tolerancia a los cambios en las
condiciones ambientales, que podrían dar lugar a las comunidades microbianas
resistentes a las alteraciones causadas por el uso de la tierra (Vallejo et al., 2012).
Mantener la diversidad microbiana del suelo es un aspecto importante de la calidad del
suelo ya que está vinculada a la provisión de servicios ecosistémicos como la regulación
del clima, fertilidad del suelo y producción de alimentos (Delgado-Baquerizo et al., 2016)
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220413 220413
100
50
0
Figura 1. Dendograma construido en base a los perfiles ADNr 16S DGGE para los diferentes
tratamientos y coberturas. Referencias: T bosque nativo lignificado; SP1 y SP5, sistemas
silvopastoriles 1 año y 5 años respectivamente habilitados mediante dos pasadas de rolo y
siembra de Panicum maximum cv Gattonpanic. Qc, suelo bajo la cobertura de Schinopsis
lorentzii; Qb, suelo bajo la cobertura de Aspidosperma quebracho blanco y M, suelo bajo la
cobertura de Ziziphus mistol.
BIOLOG
Enanálisis de perfiles fisiológicos (Fig2) mostró que al año de la intervención se
detectaron los câmbios em los CLPP que se restablecieron a los cinco años. El perfil se
modifico en SP por el cambio em las entradas de carbono y nitrógeno al suelo. Esto se
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debe en primer lugar por el ingreso de material lignocelulósico aplastado por el rolo
proveniente de una gran diversidad de arbustos con diferente composición química
(Tabla 2). En segundo lugar por el ingreso de necromasa de Panicummaximum cv.
Gattonpanic. Estos resultados sugieren que elefecto del ingreso de losresiduos
aplastado por el rolo y elgattonpanic es mayor al efecto que generanlas diferentes
especies de árbobles sobre los perfiles fisiológicos a nivel de comunidad.
Fenoles Taninos
Totales (g Totales (g
Fibra Fibra ácido ácido
Proteína detergente detergente tánico/100g tánico/100g
Especie bruta (%) neutro (%) ácido (%) MS) MS)
Aspidosperma
quebracho blanco 13 38,1 28,4 sd sd
(1)
Schinopsislorentzii 11,5 31,1 23,1 24,5 14,5
(1)
Ziziphus mistol 20,2 26,6 17,8 10,1 3,6
(1) Fuente García et al. 2013
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Ward
Distancia: (Euclidea)
SP1:Qc
SP1:Qb
T:Qc
T:Qb
T:M
SP5:Qb
SP5:Qc
SP5:M
SP1:M
Figura 2. Dendograma construido en base a los perfiles BIOLOG para las diferentes tratamientos
y coberturas. Referencias: T bosque nativo lignificado; SP1 y SP5, sistemas silvopastoriles 1 año
y 5 años respectivamente habilitados mediante dos pasadas de rolo y siembra de Panicum
maximum cv Gattonpanic. Qc, suelo bajo la cobertura de Schinopsis lorentzii; Qb, suelo bajo la
cobertura de Aspidosperma quebracho blanco y M, suelo bajo la cobertura de Ziziphus mistol.
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Conclusiones
La estructura de las comunidades microbianas del suelo del bosque y del sistemas
silvopastoril de cinco años estaría determinada por la calidad de los residuos foliares de
las distintas especies arbóreas que ingresan al suelo.
En el bosque, los perfiles fisiológicos varían según las diferentes especies arbóreas y
esto está relacionado a la composición química diferencial de las hojas de estas estas
especies. Las comunidades microbianas del suelo bajo la cobertura de Schinopsis
lorentzii muestran preferencias por los polímeros. Mientras que la microbiota del suelo
bajo la cobertura de Ziziphus mistol muestra preferencia por los carbohidratos y
aminoácidos.
Bibliografía
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1
EEA INTA Marcos Juárez, Área Suelos y Producción Vegetal, Grupo Gestión
Ambiental. Marcos Juárez, Córdoba, Argentina; 2 EEA INTA San Pedro, Red de
Agroecología REDAE. San Pedro, Buenos Aires, Argentina.
* [email protected]
Resumen
1
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Pasa y FDA. Las variables microbiológicas son buenos indicadores siendo sensibles a
los cambios en el manejo. Teniendo en cuenta la conservación del suelo, su salud y
calidad se puede concluir que para este estudio los mejores antecesores de batata
fueron gramíneas, consociación gramíneas y leguminosas.
Introducción
Materiales y métodos
2
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profundo, de textura franco arcillo limosa perteneciente a la serie Ramallo (Ra) (INTA,
1978). Detalles del diseño experimental, prácticas de manejo e información relevante
han sido reportadas (Úlle et al. 2015; Úlle et al. 2013).Se utilizó un diseño en bloques
completos aleatorizados con tres repeticiones.Los tratamientos evaluados fueron: maíz
blanco duro, maíz caiano, maíz azteca, sorgo forrajero talero, avena sp, canavalia
ensiformis, mucuna cinza, asociaciones de batata más canavalia ensiforme, batata más
maíz blanco duro y batata más maíz caiano, comparados con el monocultivo de batata y
la situación de barbecho estival. Para el análisis de los datos los tratamientos fueron
agrupados en: Gramíneas (G), Leguminosas (L), Consociación gramínea (CG),
Monocultivo (M) y Barbecho (B).En el año 2012, 2014 y 2015 se tomaron muestras
compuestas de suelo (20 submuestras) a la profundidad de 0-5 cm con barreno de 2,5
cm de diámetro las mismas fueron procesadas en húmedo tamizadas por 2mm para su
homogenización y almacenadas a 4º C hasta su procesamiento. Se analizó carbono de
la biomasa microbiana por el método de fumigación incubación propuesto por Jenkinson
& Powlson (1976), respiración microbiana por la metodología de (Jenkinson & Powlson
1976), coeficiente metabólico, actividad enzimática global medida por la hidrolisis de
fluoresceínadiacetato (FDA) propuesta por Schnϋrer & Rosswall (1982), enzima
relacionada al ciclo del fosforo fosfatasa ácida (P-asa) (Alef & Nanipieri, 1995) y
glomalinas fácilmente extraíbles por la metodología de Bradford (Wright et al. 1996).Los
datos fueron analizados con el programa estadístico INFOSTAT (Di Rienzo et al., 2014).
Se utilizó modelo lineal mixto, para el caso que fue necesario se contempló
heterocedasticidad de variancia. Para la diferencia entre medias se utilizó el test de
comparación DGC (p<0.05). Además se realizó un análisis de componentes principales
(ACP) para describir la asociación entre los tratamientos y las variables biológicas
estudiadas.
Resultados y discusión
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4,00
BM
RB
2,00
Glom CG
Pasa
G
CP 2 (27,0%)
L M
FDA qCO2
0,00
CL
-2,00
B
-4,00
-4,00 -2,00 0,00 2,00 4,00
CP 1 (52,8%)
5
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obtener otro cultivo de cosecha (maíz) es una práctica poco habitual en nuestro país, y
sumamente importante para la agricultura familiar y economías regionales para lo cual
se trajeron variedades del norte argentino, viendo que se pueden producir en estos
ambientes (ulle, et al. 2013). Los resultados obtenidos en este trabajo muestran que el
tratamiento CL no tuvo diferencias estadísticamente significativas en las variables
medidas, mientras que el tratamiento CG estimuló la producción de P-asa, esta enzima
es reconocida por su relación con la mineralización de P complejos orgánicos (Serri et
al. 2013). También se relacionó con aumentos en enzima FDA y en CBM (Tabla 1).
Similares resultados fueron reportados por Chavarría et al. 2015 en un suelo argiudol
típico en una secuencia soja-soja; soja-maíz quienes obtuvieron mayores contenidos de
FDA cuando diversificaron la rotación con consociaciones de avena más nabo y avena
más nabo y vicia. Por eso sobre la base de nuestros resultados es bueno introducir
consociaciones al cultivo de batata en especial con gramíneas.
Conclusión
Las variables microbiológicas son buenos indicadores siendo sensibles a los cambios en
el manejo. En este estudio lasvariables más sensibles fueron fosfatasa acida, hidrolisis
de fluoresceína diacetato y la respiración microbiana al mostrar cambios por antecesor.
Sobre la base de nuestros resultados podemos decir que tanto las consociaciones con
gramíneas como los antecesores gramíneas y leguminosas aumentaron favorablemente
la actividad microbiológica del suelo en relación a los tratamientos de monocultivo de
batata y barbecho, por lo que sería fundamental realizar prácticas de manejos que
logren una mayor diversificación para así favorecer los parámetros microbiológicos de
nuestro suelo.
Agradecimientos
Bibliografía
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(1)
Docente-investigador FCA-UNL; (2) Investigador CONICET
(*)
Autor de contacto: [email protected] – R.P. Kreder 2805, FCA -UNL-, CP: 3080,
Esperanza, Santa Fe.
Resumen
Los sistemas agrícolas actuales en la Argentina están basados en cultivos estivales, con
una predominancia de soja; mientras que, la superficie destinada a los cultivos
invernales ha descendido hasta alcanzar sólo el 20-25% del área cultivada. La mayor
productividad de la tierra se obtiene cuando se logra un mejor aprovechamiento de los
recursos disponibles. La inclusión de cultivos invernales para granos permite
implementar el doble cultivo secuencial, sembrando un cultivo estival luego de la
cosecha. Este trabajo pretendió aportar resultados regionales en cuanto a evaluar
distintas alternativas de secuencias agrícolas sobre la productividad y producción del
cultivo de maíz. El ensayo se realizó en el Campo Experimental de Cultivos Extensivos
(Esperanza, Santa Fe). Durante el primer año de la secuencia agrícola (campaña 2014)
se implantaron 3 cultivos invernales: trigo (considerado como testigo, por ser el cultivo
más difundido), cebada forrajera y vicia (como cultivo de cobertura). El segundo cultivo
de la secuencia es el maíz de segunda (campaña 2014/2015). El diseño utilizado fue en
bloques completos aleatorizados con arreglo en parcelas divididas y 3 repeticiones. La
parcela principal fue el cultivo antecesor (trigo, cebada y vicia) y la sub-parcela el nivel
de fertilización del maíz (con nitrógeno (N) y sin N). La productividad y producción del
cultivo de maíz sólo fue modificada por la fertilización nitrogenada. El agregado de N
mejoró la producción de materia seca total, el rendimiento, el índice de cosecha, el peso
y el número de granos. Debido a las características favorables del año (precipitaciones
por encima de la media) y a la escasa productividad del cultivo de cobertura antecesor
(vicia), sería importante la repetición de dicho ensayo para poder afirmar sobre la falta
de respuesta del maíz con respecto a los diferentes cultivos antecesores en la región.
Introducción
Los sistemas agrícolas actuales en la Argentina están basados en cultivos estivales, con
una predominancia de soja; mientras que, la superficie destinada a los cultivos
invernales ha descendido hasta alcanzar sólo el 20-25 % del área cultivada (SIIA, 2011).
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Dentro de ellos, con relación a las secuencias de cultivos sólo serán efectivas si aportan
rastrojos en cantidad y calidad, por lo que la correcta elección de los cultivos integrantes
de las rotaciones es esencial (Tremblay & Vasseur, 1994; Guy et al., 1995; Astegiano et
al., 2003; Villar et al., 2005). En términos prácticos las buenas secuencias implican la
combinación de gramíneas y leguminosas.
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En los sistemas agrícolas actuales los CC pueden constituir una importante herramienta
agronómica para el manejo de la dinámica del nitrógeno (N) (Wagger et al., 1998).
Algunos de sus beneficios están asociados a capturar N edáfico susceptible a lixiviación
durante el período de crecimiento de los cultivos invernales. Luego, mediante la
descomposición de residuos, es posible un aporte de N para el cultivo de cosecha (Stute
& Posner, 1995; Malpassi et al., 2000; Sainju & Singh, 2001).
Materiales y Métodos
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Para las determinaciones (i), (ii), (v) se tomaron 5 plantas por parcela. La medición de
MSt se obtuvo llevando a estufa de aire forzado hasta peso constante. El peso de la
muestra completa dio la MSt, luego se trillaron las espigas y se estimó el Rto. y en NG.
Se calculó el IC a través del cociente entre Rto./MSt. Finalmente, con ayuda del
contador de granos, se determinó el P1000.
Los valores obtenidos se analizaron por medio del software estadístico InfoStat, versión
2014 (Di Rienzo et al., 2014). Cuando las diferencias entre tratamientos para una
variable fueron significativas, las medias se compararon según el test LSD (α= 0,05).
Resultados y Discusión
Condiciones agrometeorológicas
Las temperaturas medias fueron superiores a los valores históricos (Figura 1), variando
entre los 0,5 a 9 ºC por encima de la media. Esta diferencia se ocasionó por un aumento
de las temperaturas máximas (de 30,6 Tmáx vs. 28,6 ºC Tmáx_H) y una caída en las
temperaturas mínimas (de 18,3 ºC Tmín vs. 21 ºC Tmín_H).
Las mayores temperaturas registradas en las últimas semanas del cultivo pudieron
haber provocado un aceleramiento del período de llenado del grano y senescencia
anticipada del mismo. Sin embargo, considerando que se trata de un maíz de segunda,
su comportamiento general fue bueno.
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Las producciones de MSt fueron favorecidas en 5884 kg ha-1 de MSt, siendo un 33,6 %
superior en los tratamientos con N. Esto también se evidenció en el Rto., con ganancias
en el orden de 49,2 % al comparar con y sin N (3366 kg ha-1). De manera similar, el IC
se incrementó en 4,34 unidades, lo que representa un aumento del IC por la aplicación
de N de 11,1 %. Finalmente, con relación a los componentes de Rto. analizados, P1000
y NG m-2, se beneficiaron en 22,8 y 21,5 % en los tratamientos con N, respectivamente.
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Tabla 1. Materia seca total (MSt), rendimiento (Rto.), índice de cosecha (IC) y peso de mil granos
(P1000) del cultivo de maíz en la campaña 2014/15. Letras diferentes, dentro de una misma
columna, indican diferencias según el test LSD (p ≤ 0,05). Valores promedio de: dos niveles de
fertilización para A y tres antecesores para F. ns: no significativo; *: p ≤ 0,05.
Antecesor (A)
Trigo 19442 a 8109 a 41,5 a 202 a 3980 a
Vicia 19347 a 7967 a 40,8 a 202 a 3885 a
Cebada 22532 a 9495 a 41,7 a 198 a 4765 a
Fertilización (F)
sin N 17499 b 6840 b 39,1 b 180 b 3802 b
con N 23382 a 10207 a 43,5 a 221 a 4618 a
Análisis de varianza
A ns ns ns ns ns
F * * * * *
AxF ns ns ns ns ns
Valores "p"
A 0,1763 0,1878 0,2207 0,1412 0,0932
F 0,0013 0,0017 0,0023 <0,0001 0,0364
AxF 0,5536 0,9573 0,4231 0,7004 0,8644
La falta de interacción entre A y F, como el efecto puro del cultivo antecesor podría estar
asociada a dos factores. En primer lugar, las diferencias entre vicia (leguminosa fijadora
de N) vs. trigo o cebada (gramíneas), quedó enmascarada por efecto de la escasa
producción de MS del cultivo de cobertura (vicia). La misma logró 2760 kg ha-1 de MS al
momento del secado, por lo que su posibilidad de fijación de N y mejor disponibilidad en
el suelo para el cultivo siguiente no pudo expresarse.
Rillo et al. (2012) informaron producciones de MS de vicia entre 1818 y 4871 kg ha-1
como CC; en tanto que, para la región de General Villegas Lardone et al. (2013)
obtuvieron producciones de 6365 y 7709 kg ha-1. Albrecht et al. (2010) reportan que los
cultivos antecesores leguminosas provocan una mayor oferta de N disponible a la
siembra de los cultivos estivales, con incrementos entre 53-77 % respecto a los niveles
aportados por el trigo.
En segundo lugar, la diferencia principal entre trigo vs. cebada, dada por la menor
longitud de ciclo de esta última y, por ende, una mejor recarga hídrica del perfil de suelo
para el cultivo siguiente fue soslayada por el elevado régimen hídrico de la campaña en
estudio (33 % superior a la media histórica, unos 206 mm por encima del promedio para
la zona). Dicha diferencia fue documentada por Albrecht et al. (2010), quienes
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Conclusiones
La productividad y producción del cultivo de maíz sólo fue modificada por la fertilización
nitrogenada. El agregado de N mejoró la producción de MSt, el Rto., el IC, el peso y el
NG.
Debido a las características favorables del año (Pp por encima de la media) y a la
escasa productividad del cultivo de cobertura antecesor (vicia), sería importante la
repetición de dicho ensayo para poder afirmar sobre la falta de respuesta del maíz con
respecto a los diferentes cultivos antecesores en la región.
Bibliografía
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FERRARI JL
Introducción
Materiales y Métodos
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CE: 0.11 dS m-1, MO: 7.4%, Nkjeldahl: 0.28 % y K extractable en acetato de amonio 1 N:
83 mg kg-1. El suelo de El Bolsón fue clasificado como Hapludol Vitrandico (Ayesa et al
2002) y presentó una textura franca (20.9% de arcillas, 39.3% de limos y 39.8% de
arenas), pH en agua: 6.4, pH en NaF 2`: 8.3, pH en NaF60´: 9.0, CE: 0.30dS m -1, MO:
7.7%, Nkjeldahl: 0.34 % y K extractable en acetato de amonio 1 N: 702 mg kg-1. Se
molieron las muestras de suelo con maza de madera y se tamizaron por 2 mm. Se
realizaron 15 repeticiones de P-Olsen (Sparks et al 1996) en cadamuestra de suelo.De
la muestra de El Bolsón se tomaron tres submuestras al azar de 250 g
aproximadamente y se molió en mortero cerámico y se tamizó por 0.5 mm y de cada
una se realizaron 5 determinaciones de P-Olsen. Se pesaron 2.5 g suelo, se agregó 50
ml de solución extractora Na2CO3 0.5M pH 8.5, tiempo de agitación 30 minutos a 180
golpes por minuto. La colorimetría se realizó por complejometría del fosfomolibdato y
ácido ascórbico, con pipetas automáticas (100-1000 µl y 1000-5000 µl) y repipet (1-
25ml) de volúmenes variables. Se tomaron 5 ml de alícuota de los extractos de suelo
(previamente centrifugados 5 minutos), llevando a volumen final de 29.5 ml, quedando
una relación de dilución de 5.9. La curva de calibración se realizó a partir de una
solución de P de 2 µg ml-1y se repitió 15 veces (tabla 1).
Para observar el efecto del carbón activado se tomaron 15 muestras de suelo con
diferentes contenidos de P y materia orgánica, se determinó el P-Olsen normalmente y
se filtró una parte del extracto con papel Whatman 42 con una medida de carbón
activado y se midió nuevamente el P-Olsen.
Resultados y Discusión
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Los altos coeficientes de regresión (superiores a 0.996) sugieren que los materiales
volumétricos empleados (pipetas automáticas y repipet de volúmenes variables) son
apropiados para la construcción de las curvas de calibración. Los mismos presentan una
gran practicidad en los trabajos de rutina en el laboratorio. Si bien deben ser calibrados
pesando agua destilada en balanza analítica (calibrada con pesas clase E2),
comprobando que la precisión y exactitud sean aceptables y estén dentro de lo
declarado en el manual del instrumento (de la misma manera que el material
volumétrico de vidrio como pipetas y matraces). Un punto importante es el
mantenimiento de los instrumentos de volumetría variable, por ejemplo, lubricación del
interior de la pipeta, evitar que entren sustancias corrosivas como ácidos fuertes
llenando suavemente los tips de la pipeta y manteniendo las mismas verticalmente
cuando no se usan en los soportes específicos.
Las pendientes obtenidas son muy similares por lo que puede usarse el valor promedio
de pendiente realizando la curva de calibración por ejemplo cada tres meses y en cada
tanda de análisis puede ponerse una muestra de suelos (preferentemente de valor
medio o alto) y un blanco que siga todos los pasos de la determinación sin la presencia
de suelo.
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0,180
0,160 y = 0,0282x + 0,0109
R² = 0,9981
0,140
0,120
0,100
0,080
0,060
0,040
0,020
0,000
0 1 2 3 4 5 6
I µg tubo-1
La muestra del suelo natural Bariloche presentó valores muy bajos de P-Olsen,
cercanos al límite de detección (Tabla 3). La dispersión de los resultados no fue alta, si
bien el coeficiente de variación sí lo es debido a que el denominador (valor promedio) es
pequeño. Si se aumentara la dilución por ejemplo a 10 (como es comúnmente utilizado
en el método Bray y Kurtz, 1 ml de alícuota más 9 reactivo color) las muestras de suelos
naturales quedarían muy cercanas al valor de absorbancia del blanco. Un blanco puede
tomar valores de absorbancia de 0.005/0.015, muy frecuentemente medimos valores en
muestras de suelo de 0.040/0.050 de absorbancia, si usáramos una dilución mayor no
se respetaría que las muestras deben medir como mínimo de 3 a 5 veces más que el
blanco. Puntualmente en Sparks et al 1996, página 896, dice transferir una alícuota de 1
a 20 µg de P y medir según colorimetría del ácido ascórbico. Esto quiere decir que se
debe regular la colorimetría en función de las cantidades de P en las muestras de suelo.
También menciona que el P-Olsen extrae menos P del suelo que el método P-Bray, en
consecuencia es correcto utilizar una colorimetría más concentrada para P-Olsen.
La muestra del suelo abonado de El Bolsón presentó valores medios a altos con un
rango de dispersión muy grande (Tabla 3). Al repetir la colorimetría desde el mismo
extracto da valores exactamente iguales, lo que sugiere que el problema podría estar en
la homogeneidad de la muestra durante el proceso de extracción (fundamento de la
técnica analítica). Cuando esta muestra es molida en mortero cerámico y tamizada por
0.5 mm, se reducen notablemente los parámetros de dispersión estadísticos sugiriendo
que se ha obtenido una muestra más homogénea, mejorando la precisión de la
determinación. Podría ampliarse el rango de muestras de suelo fertilizados o abonados,
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de valores medios y altos que confirmen estos resultados, sin embargo el procedimiento
debería ser aceptable para la totalidad de las muestras. El P-Bray también es un índice
de calidad de Suelos (Echeverría & Ferrari 1993) y también ha sido altamente
correlacionado con indicies ambientales (Posse et al 2012, Zamuner et al 2015), en
estos casos las determinaciones de P-Bay se realizaron sobre muestras tamizadas por
0.5 mm, evitando posiblemente el problema de una mayor variabilidad en suelos
fertilizados.
El coeficiente de correlación entre muestras con y sin carbón activado fue 0.98 tanto
para la curva de calibración con y sin carbón activado. Al clarificar los extractos con
carbón activado no se observó un cambió marcado en los valores de P, incluso para
extractos de color oscuro de suelos con valores altos de materia orgánico (Tabla 4). El
tratamiento con carbón activado no es necesario para la mayoría de los suelos cuando
se utiliza el método del ácido ascórbico para la determinación de P (Sparks et al 1996,
página 896). La pendiente ligeramente menor (0.024) cuando se agregó carbón activado
a la curva de calibración sugiere que algo de P es adsorbido, de confirmarse este valor
debería tenerse en cuenta en la matriz de la colorimetría.
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Conclusiones
Agradecimientos
A la Dra. Patricia Satti y a la Lic. Paula Crego (CRUB) por la calibración de la técnica P-
Olsen y corrección del manuscrito. A Maximiliano Dosanto (INTA) por realizar las
determinaciones de textura de suelos.
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Resumen
En la región semiárida central los contenidos de fósforo (P) han disminuido debido a las
pérdidas por extracción de los cultivos y los procesos de erosión. La disponibilidad de P
y la respuesta a la fertilización fosfatada son afectadas por factores del suelo. Los
fertilizantes sólidos pueden tener problemas de solubilidad en suelos calcáreos, por lo
que se han desarrollado fuentes líquidas de que podrían mejorar la disponibilidad de P.
El ensayo tuvo como objetivos evaluar la eficacia de dos métodos para la determinación
de P disponible y el efecto de la fertilización fosforada con fuentes sólida y líquida de P
sobre cultivos de maíz y soja en suelos con presencia de carbonatos de calcio. Se utilizó
un ensayo en las cercanías de General Pico (La Pampa) y durante dos campañas se
fertilizó maíces de siembra temprana y tardía y en una campaña dos cultivares de soja,
con superfosfato triple (SPT) y polifosfato de amonio (APP) a 40 kg ha-1 de P2O5. Se
realizaron muestreos de suelo para determinar P disponible por los métodos Bray-Kurtz
I y Olsen, y se determinaron los rendimientos de los tratamientos testigo, SPT y APP.
Los resultados mostraron que no hubo respuesta al agregado de P con excepción de un
cultivo de maíz tardío y el cultivo de soja grupo 4, en ambos casos en los tratamientos
SPT. En ningún caso APP mostró respuesta en rendimiento, en cambio los valores de P
extractable a la cosecha fueron mayores que el testigo y SPT en estos tratamientos.
Esto se observó sobre todo para el P Olsen, mientras que para Bray I las diferencias
fueron menores. Estos resultados indicarían que los suelos solubilizarían suficientes
cantidades de P para satisfacer los requerimientos de maíces y soja. La diferencia entre
las dos fuentes de P no se manifestó.
Introducción
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Los fertilizantes sólidos generalmente poseen una solubilidad limitada, sobre todo en
suelos alcalinos o calcáreos, por lo que frecuentemente se observa una cubierta de
calcio que se forma en los granos del fertilizante en estos suelos, disminuyendo aún
más la disponibilidad del P (McBeath et al., 2006). Es por este motivo que se han
desarrollado fuentes líquidas de este elemento cuya solubilidad sería mayor y por ende
la eficiencia de uso de fósforo por parte del cultivo aumentaría respecto a las fuentes
sólidas tradicionales (Lombi et al., 2005).
Materiales y Métodos
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Resultados y Discusión
30
20
P Olsen (ppm)
10
0
0 10 20 30 40 50
P Bray (ppm)
Figura 1: Relación entre valores de P Bray I y P Olsen para todas las muestras de suelo
del ensayo. (R2=0,34; N = 80).
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Los valores de P extraídos con el método de Olsen fueron más bajos que los valores
obtenidos por Bray-Kurtz I, representando aproximadamente el 50% del valor de estos
últimos. Al respecto, Fernández López y Mendoza (2008) ya señalaron que tanto los
valores obtenidos por Bray-Kurtz I y Olsen, se relacionaron entre sí y con la absorción
de P de parte del cultivo, pero que fueron menos estables que los obtenidos por el
método STRIP de adsorción, el cual elimina la interferencia de cationes en la
solubilización del fosfato.
A su vez, se observa que los datos de ambos métodos tuvieron altos coeficientes de
variación, lo cual estaría asociado a la alta variabilidad espacial de los contenidos de P
de los suelos (Kumhálová et al., 2011)
Tabla 1: Contenidos de fósforo extractable por Bray-Kurtz I y Olsen (ppm) en los suelos
de los diferentes tratamientos. (Test Tukeyp> 0.10)
Bray Olsen
Tratamiento ppm de P n
CV 45,5 37,0
Los datos de rendimiento (kg ha-1) para maíz temprano de las campañas 2012/13 y
2013/14 no mostraron diferencias significativas entre los tratamientos sin fertilizar y los
fertilizados con SPT y APP (Tabla 2).
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2012/2013 2013/2014
Los datos de rendimiento de maíz tardío para la campaña 2012/13 tampoco mostraron
diferencias significativas entre los tratamientos. En cuanto a la campaña 2013/14,
existieron diferencias significativas en el rendimiento entre el testigo sin fertilizar y el
tratamiento fertilizado con SPT para el maíz tardío (Tabla 2). En cambio, el tratamiento
fertilizado con fósforo líquido no difirió significativamente del testigo ni del tratamiento
fertilizado con SPT. El tratamiento fertilizado con SPT fue el que presentó el mayor
rendimiento.
Tabla 3: Diferencias de rendimiento (kg ha-1) entre fuentes en los dos cultivares de Soja
de la campaña 2013/2014.
Soja 1 Soja 2
CV 19,1 13,1
Los datos de rendimiento (kg ha-1) para Soja 1 de la campaña 2013/14 no presentaron
diferencias significativas entre los distintos tratamientos sin fertilizar, SPT y APP. En
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Conclusiones
Se puede concluir que el método de Olsen fue más sensible para la detección de
fracciones lábiles de P ya que respondió más al agregado de la fuente líquida del
elemento (APP). Sin embargo, se encontró una relación lineal positiva y muy
significativa entre los datos obtenidos por el método de Bray -Kurtz I y el de Olsen. La
falta de respuesta de los cultivos indicaría que los suelos solubilizarían P en cantidades
suficientes para satisfacer las demandas de los cultivos, a pesar de acusar valores bajos
de P extractable, y que la fuente de P no incide en la disponibilidad del elemento en
estas condiciones de suelo. Las diferencias entre una fuente líquida y sólida en
ambientes con presencia de Ca libre no se pudo constatar. Sin embargo, estos
resultados son muy preliminares, y es necesario profundizar los estudios de las
condiciones de disponibilidad de fósforo en la región semiárida central.
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Unidad Integrada Balcarce, Facultad de Ciencias Agrarias (UNMdP) - Estación
Experimental Agropecuaria Balcarce (INTA); 2Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas (CONICET)
* [email protected]
Resumen
Introducción
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La pérdida de áreas naturales en el CSA modificó el ciclo del carbono (C), tanto en la
cantidad total fijada desde la atmósfera como en su variabilidad estacional (Volante et
al., 2012). Consecuentemente, el cambio en el uso del suelo en el CSA produjo grandes
emisiones de dióxido de C (CO2) a la atmosfera (Gasparri et al., 2008), el principal gas
de efecto invernadero (GEI) responsable del calentamiento global (IPCC, 2013). El C
orgánico del suelo (COS) representa aproximadamente tres veces la cantidad de C
presente en la vegetación y el doble de la cantidad en la atmósfera (Janzen, 2004) y sus
variaciones están asociadas a emisiones o secuestro de CO2 (Lal, 2011; Stockmann et
al., 2013). Además, el COS es el principal componente que determina la calidad y la
salud del suelo (Weil & Magdoff, 2004; Powlson et al., 2011). Por lo tanto, conocer los
contenidos de COS bajo distintos escenarios de uso del suelo es una necesidad
fundamental para el desarrollo de estrategias que contribuyan a la mitigación del cambio
climático y prácticas de manejo para un uso sustentable del suelo (Lal, 2011;
Stockmann et al., 2013). Sin embargo, las técnicas disponibles para cuantificar el COS a
escala regional aún se encuentran poco desarrolladas, tienen grandes niveles de
incertidumbre y, cuando incluyen mediciones directas, son muy costosas (Wander &
Nissen, 2004; Goidts et al., 2009; van Wesemael et al., 2011; Stockmann et al., 2013).
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Materiales y Métodos
Área de estudio
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Para los años 1976, 1996 y 2012, el uso del suelo se clasificó en tres categorías: BO,
cultivos anuales (CA) y pasturas perennes (PP). Las superficies de CA se obtuvieron a
partir estadísticas agrícolas nacionales (SIIA, 2015), las superficie bajo siembra directa a
partir del Censo Nacional Agropecuario (INDEC, 2004) y las disminuciones de
superficies de BO (superficie deforestada de aquí en adelante) a partir de Vallejos et al.
(2014). Para estimar las superficies de BO, CA y PP en un partido y en un año, se
establecieron los siguientes supuestos: (i) la superficie deforestada se debe al
reemplazo de superficie de BO por superficie de CA o de PP (Volante et al., 2005), (ii) si
en un período determinado el aumento de la superficie de CA fue menor que la
deforestada, la diferencia restante entre ambas superficies corresponde a PP que
reemplazaron al BO, (iii) si en un período determinado el aumento de la superficie de CA
fue mayor que la deforestada, toda la superficie de BO fue reemplazada por superficie
de CA y la diferencia restante corresponde a superficie de CA que reemplazó a
superficie de PP, (iv) si en un período determinado la superficie de CA disminuyó fue
debido a su reemplazo por superficie de PP y (v) toda la superficie del partido que no es
CA o PP es BO. De esta manera se cumplió con el requisito de mantener la misma
superficie de análisis para todos los años (IPCC, 2006d).
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dónde, i es eliéimo partido con un determinado clima, suelo y combinación de uso del
suelo, t es el año correspondiente al inicio o del final del periodo de inventario, j es elj éimo
uso del suelo, COS es el carbono orgánico del suelo estimado (Mg C ha-1), COSi es el
contenido inicial de COS (Mg C ha-1), Fcc es el factor de cambio del N2 para los CA, Fcp
es elfactor de cambio del N2 para las PP y A es el área (ha).
Se asumió que el COS del BO era un buen estimador del COSref. Se ajustaron modelos
lineales, de primer y de segundo orden, para estimar el COSref en función de la textura
y variables climáticas. Los datos de textura y COS provinieron de muestras de suelo
recolectadas en 21 sitios del CSA con cobertura boscosa, ubicados en las provincias de
Chaco, Salta y Santiago. La descripción de los muestreos y los análisis de laboratorio se
detallan en Villarino et al. (2016).Tres sitios de los 21 correspondieron a Reservas
Naturales y no fueron reportados en el trabajo Villarino et al. (2016). Dichas reservas
fueron el Parque Nacional Copo (coordenadas del muestreo: 25° 55’ 17’’ sur, 61° 43’ 7’’
oeste), el Parque Provincial Pampa del Indio (coordenadas del muestreo: 26° 16’ 8’’ sur,
59° 58’ 16’’ oeste) y el Campo Experimental La María (coordenadas del muestreo: 28° 1’
16’’ sur, 64° 20’ 19’’ oeste). Dentro de las variables climáticas se utilizó la temperatura
anual media y la precipitación anual media, debido a su influencia sobre el COS (Post et
al., 1982; Álvarez & Lavado, 1998; Jobbágy & Jackson, 2000). A partir de los mapas
climáticos (Bianchi & Cravero, 2010) se estimó la temperatura anual media y la
precipitación anual media para cada sitio muestreado. La temperatura media anual
finalmente se excluyó de los modelos debido a que los sitios muestreados tuvieron
valores muy similares para esta variable. El mejor modelo se seleccionó a través del
mayor R2 ajustado y del análisis de los residuales para verificar los supuestos. El
modelo elegido fue utilizado para estimar el COSref de cada partido. Para esto se
estimó la textura principal (la correspondiente al suelo que ocupaba mayor superficie)
(INTA, 1990; Angueira et al., 2007) y la precipitación anual media (Bianchi & Cravero,
2010) de cada partido.
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cultivo multiplicado por la proporción que ocupa en la rotación), COS inicial, tiempo y
labranza. Finalmente, se seleccionó el mejor modelo a través del mayor R2 ajustado y
del análisis de los residuales para verificar los supuestos del modelo.
Los tres niveles de producción de MS de las PP se combinaron con los tres niveles de
arcilla utilizados para las simulaciones de CA y cinco niveles de COS inicial. Un nivel
inicial correspondió al estado de equilibrio del BO y los cuatro niveles restantes (42, 36,
30 y 18 Mg COS ha-1) se obtuvieron de las simulaciones de los CA. El criterio para elegir
estos contenidos de COS iniciales, fue cubrir un amplio rango. Combinando todos los
niveles de los factores se construyeron 45 escenarios hipotéticos que fueron simulados
con el RothC. Los aportes de C de las PP fueron estimados asumiendo: i) una
proporción de biomasa entre raíz y tallo de 0,45 (Veneciano & Frigerio, 2003); ii) una
proporción de raíces en los primeros 30 cm de 0,83 (Jackson et al., 1996) y iii) un 37 %
de C en la biomasa (Maryol & Lin, 2015). Al igual que para los CA, los escenarios se
simularon durante 10, 20, 30, 40 y 50 años
A partir de los resultados de las simulaciones se calcularon los Fc para las pasturas
(Fcp) de la misma forma que se calcularon los Fcc. Con todas las combinaciones
posibles se generaron 675 datos de Fcp. Luego, se ajustaron modelos lineales para
predecir el Fcp en función del COS inicial, el tiempo y el nivel de producción de MS. El
mejor modelo se seleccionó a través del mayor R2 ajustado y del análisis de los
residuales para verificar los supuestos del modelo.
Resultados y Discusión
El modelo elegido para estimar los contenidos de COSref con el N2 (ec. 2) tuvo un R2 =
0,68 y un valor p < 0,0001.
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donde PMA es la precipitación media anual y la arena esta expresada como porcentaje
de la fracción mineral del suelo.
Figura 2. Gráfico de caja para el carbono orgánico del suelo de referencia (COSref)
estimado para los 40 partidos del Chaco Semiárido.
Factores de cambio
Los modelos finales seleccionados para estimar el Fcc y el Fcp tuvieron un muy buen
ajuste (R2 = 0,89 y R2 = 0,90, respectivamente, Tabla 1). Esto indica que los cambios
simulados por el RothC pueden estimarse en forma precisa con los modelos lineales
ajustados.
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Tabla 1. Resumen de los modelos ajustados para el factor de cambio para cultivos
anuales (Fcc) y para el factor de cambio para pasturas (Fcp).
Coeficiente
Factor de
Valor Error
cambio Nombre*
Estimado estándar
Ordenada al origen 5,422 0,307
Arcilla (%) 0,001352 0,000136
Tiempo (años) -0,00788 0,000102
Soja (%) -4,536 0,3065
Maiz (%) -4,549 0,3065
Cultivos
Trigo (%) -4,302 0,3054
anuales (Fcc)
Girasol (%) -4,436 0,3089
R2ajustado = 0,89
Algodón (%) -4,568 0,3071
-1
Rendimiento (Mg ha ) 0,04594 0,001176
-1 2
COSi (Mg ha ) -0,000058 0,000001
SD 0,05165 0,003589
Tiempo (años) x SD 0,001962 0,000135
Ordenada al origen 1,312 0,01957
Tiempo 0,00779 0,000466
COSi (Mg ha-1) -0,02081 0,000844
Pasturas PP5,7 0,05383 0,0045
perennes (Fcp) PP6,7 0,1058 0,004522
R2ajustado = 0,90 Arcilla (%) 0,007798 0,001287
COSi (Mg ha-1)2 0,000204 0,00001
2
Arcilla (%) -0,000156 0,000056
Tiempo (años) x COSi -0,000262 0,000013
*COSi: Carbono orgánico de suelo inicial. SD, PP5,7 y PP6,7 son
variables clasificatorias. Cuando el sistema de labranza es siembra
directa, SD = 1 y en caso contrario SD = 0. Cuando la producción de
las pasturas (PP) es 4,6 Mg Ms ha-1 PP5,7 = 0 y PP6,7 = 0, cuando la
PP es 5,7 Mg Ms ha-1 PP5,7 = 1 y PP6,7 = 0 y cuando la PP es 6,7 Mg
Ms ha-1 PP5,7 = 0 y PP6,7 = 1.
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promedio tuvo un rango amplio, en un extremo, un cambio positivo del 6% (Fcp = 1,06) y
en el otro, un gran cambio negativo (-43%, Fcp = 0,57). Rojas et al. (2016) y Caruso
(2008) no encontraron relación entre el tiempo transcurrido desde el reemplazo del BO y
los cambios del COS. Por otra parte, Ciuffoli (2013) observó disminuciones de 30 y 10%
de COS (Fcp entre 0,7 y 0,9) en la conversión de BO a PP para períodos desde la
conversión del BO de 4 y 31 años, respectivamente. Esto resultados sugieren que la
conversión de BO a PP tiene un impacto muy variable sobre COS, pero que el Fcp
estimado con N2 tiene un moderado grado de acuerdo con el valor medio observado en
otros estudios.
Tabla 2. Promedios (Pr) y desvíos estándar (De) de los factores de cambio (Fcc y Fcp)
estimados con el Nivel 2 (N2) para conversiones entre bosque (BO), cultivos anuales
(CA) y pasturas (PP).
Año
Conversión del uso
1976 1996 2012
del suelo
Pr De Pr De Pr De
De BO a CA (Fcc) 0,77 0,05 0,84 0,06 0,87 0,04
De CA a CA (Fcc) - - 0,87 0,05 0,9 0,04
De PP a CA (Fcc) - - 0,87 0,07 0,91 0,02
De BO a PP (Fcp) 0,87 0,02 0,88 0,02 0,88 0,03
De CA a PP (Fcp) - - 0,94 0,02 1,13 0,19
De PP a PP (Fcp) - - 0,92 0,01 0,94 0,06
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Figura 3. Cambio en el uso del suelo (a) y pérdidas del carbono orgánico del suelo
(COS) respecto al COS de referencia (COSref), según usos del suelo (b), para los tres
años analizados. Las líneas de las barras indican el desvío estándar.
Las pérdidas de COS variaron entre 0 y 18% del COSref entre los diferentes partidos
(Figura 4). Los partidos más afectados se encontraron en la parte centro sur del CSA,
mientras que en el noreste de la región prácticamente no se han estimado pérdidas de
COS (Figura 4).
Las pérdidas de COS estimadas en el CSA han sido bajas hasta el año 2012. Sin
embargo, las estimaciones solo consideran los primeros 30 cm de suelo. El cambio
drástico que implica el reemplazo del ecosistema boscoso, compuesto por varios
estratos herbáceos y leñosos que superan los 15 metros de altura (Biani et al., 2006),
por un agroecosistema de cultivos herbáceos anuales, puede provocar cambios en el
COS incluso por debajo de aquel estrato superficial (Ciuffoli, 2013; Villarino et al., 2016)
y este hecho podría implicar que las pérdidas sean superiores a las estimadas en este
trabajo.
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Figura 4. Pérdidas de carbono orgánico del suelo (COS) estimadas con el Nivel 2,
representadas en el espacio y en el tiempo. El número por debajo de cada mapa indica
el año de evaluación.
Conclusiones
En el CSA, la investigación de los efectos del cambio en el uso del suelo sobre el COS
es muy reciente y, por lo tanto, cuenta con menos información disponible que en otras
regiones más estudiadas del país, como es el caso de la Región Pampeana (Carreño et
al., 2012; Rojas et al., 2016). Esta limitante en general conlleva a que los inventarios de
COS se realicen con el N1, un método que tiene altos niveles de incertidumbre (IPCC
2006c) y que no ha demostrado ajustarse a los valores observados en la Región
Pampeana (Berhongaray y Álvarez, 2013). En este trabajo se demostró que en el CSA
es posible derivar un N2 a partir de un modelo de simulación e información sencilla y
disponible en forma generalizada. El enfoque propuesto con el N2supera varias
limitaciones conceptuales del N1 y por lo tanto es esperable que sus estimaciones sean
más confiables que las del N1 (Villarino et al., 2014).
Agradecimientos
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* EEA INTA Bariloche. (8400) San Carlos de Bariloche, Río Negro. CC227. Te: 02944-
422731.
*[email protected]
Resumen
Los fertilizantes son utilizados para reponer nutrientes a los cultivos, los fertilizantes
inorgánicos (FI) son aplicados a todo tipo de cultivos, los orgánicos (FO) son utilizados
en cultivos intensivos. Los FO pellets aportan micronutrientes asociados a la materia
orgánica, mientras que los FI pueden aumentar la disponibilidad de los micronutrientes
mediante la modificación del pH del suelo o también por impurezas. Mediante la
transformación de abonos en FO por secado, molido y peletizado podría mejorarse el
transporte, almacenamiento, dosificación e incrementar la escala de utilización de los
mismos. En la región Andino Patagónica, actividades ganaderas (ovinos,caprinos y
vacunos) producen resíduos que podrían transformarse en FO. El objetivo de este
trabajo fue evaluar el aporte de micronutrientes de distintos fertilizantes y difundir la
peletización de abonos como medio para incrementar el reciclado de nutrientes. Se
tomaron muestras compuestas de tres fuentes de fósforo inorgánico, fosfato diamónico
(PDA), superfosfato triple (SPT) y triple 15 (T15) y de tres FO-pellets comerciales. Para
su posterior peletización se armaron dos pilas de abono (estiércol de ovejas y de
cabras). Se peletizó también un compost de residuos de comida domiciliarios. Para la
transformación de los abonos en pellets se construyó en una tornería local una
peletizadora de pequeña escala. Se determinó la humedad, la densidad aparente, el pH
y la CE y Cu, Fe, Zn y Mn por digestión nítrico perclórica y posteriormente por absorción
atómica. La densidad aparente de los abonos aumentó marcadamente a través de la
peletización. Las pellets de abono y compost domiciliario no presentaban olor, pH
moderadamente alcalinos y baja CE. Los pellets comerciales (1,2 y 3) presentaron
olores muy fuertes, pH fuertemente alcalinos (pellets 1 y 2) y alta CE (pellets 1, 2 y 3),
debiendo ser utilizados con precaución particularmente en cultivos recién implantados y
almácigos. La humedad de los abonos estuvo cercana al óptimo para la peletización
(entre 15 y 25 %). Los bajos valores de pH de SPT y T15 sugieren que podrían
incrementar la disponibilidad de los micronutrientes, mientras que el PDA no tendría
mayor influencia en el pH del suelo. El Fe se encontró en mucha mayor cantidad que el
resto de los micronutrientes en todos los fertilizantes. Más estudios son necesarios para
confirmar o no los valores de Fe. Se observa un mayor aporte de Zn y Mn en
fertilizantes orgánicos que en inorgánicos. El Cu se encontró en muy pequeñas
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Introducción
Los fertilizantes son normalmente utilizados para reponer nutrientes a los cultivos, en el
caso de los fertilizantes inorgánicos (FI) son aplicados a todo tipo de cultivos en general,
mientras que los orgánicos (FO) son utilizados en cultivos intensivos hortícolas, frutales
y frutas finas. Sin embargo, estos últimos también podrían ser utilizados en cultivos
extensivos como por ejemplo maíz (Yan et al., 2002). Los FO pellets al tener
importantes cantidades de carbono orgánico pueden aportar micronutrientes asociados,
mientras que los FI pueden aumentar la disponibilidad de los micronutrientes por la
modificación del pH del suelo (Aruani & Sanchez 2003) o podrían también aportar
micronutrientes por impurezas en los fertilizantes fosfatados (Zubillaga & Lavado, 2002,
Bell, 2004). Por otro lado, la aplicación de abonos es realizada en volumen y a través de
la medición de la densidad aparente y la concentración de nutrientes podemos conocer
los kg ha-1 aplicados (Ferrari et al., 2015); sin embargo, un mecanismo debería ser
establecido para facilitar el movimiento de abonos desde áreas excedentes a deficitarias
(Sharpley, 2003). Mediante la transformación en FO por secado, molido y peletizado
podría mejorarse el transporte y almacenamiento (López-Mosquera et al., 2008), como
así también el ajuste de las dosis aplicadas e incrementar la escala de utilización de los
abonos. En la región Andino-Patagónica diferentes actividades ganaderas como la
producción de ovinos, caprinos y vacunos producen residuos que pue podrían
transformarse en FO. El objetivo de este trabajo fue evaluar en forma preliminar el
aporte de micronutrientes de distintos fertilizantes y difundir la peletización de abonos
como medio para incrementar el reciclado de nutrientes.
Materiales y Métodos
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Resultados y Discusión
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al., 2001). Sin embargo en dosis más bajas, los FI tradicionales podrían realizar un
aporte que justifique su cuantificación al menos en ensayos de respuesta al agregado
de micronutrientes.
Cu Fe Zn Mn
-1
fertilizante (mg kg )
Compost domiciliario 57 c 15646 e 79 a 584 d
Abono cabras 24 b 6125 bcd 54 a 182 a
Abono ovejas 25 b 4240 ab 60 a 223 ab
Comercial 1 61 c 2479 a 178 b 561 d
Comercial 2 60 c 2471 a 177 b 559 d
Comercial 3 35 b 5830 bc 340 c 390 c
PDA <1 a 6764 cd 67 a 246 ab
SPT <1 a 8167 d 58 a 303 bc
T15 65 c 5487 bc 545 d 144 a
Conclusiones
Agradecimientos
Bibliografía
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valle de Río Negro, Argentina. Ciencia del Suelo, 21(2):78-81.
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Resumen
Introducción
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Nuestro objetivo fue generar modelos predictivos de la evolución del fósforo extractable
y de la capacidad buffer en suelos de la Región Pampeana. Para ello, realizamos una
recopilación de datos de experimentos locales de campo en los que se determinó la
evolución del fósforo extractable del suelo, las entradas al agrosistema por fertilización y
las salidas por cosecha de granos
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Materiales y Métodos
800 mm
Océano
Atlántico
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del suelo (fósforo aplicado – fósforo cosechado) y relacionarlo con los cambios del
fósforo extractable.
Para modelar la evolución del fósforo extractable en función de la dosis de fósforo del
fertilizante y el tiempo se probaron la regresión polinómica con efectos lineales,
cuadráticos e interacciones y redes neuronales artificiales. La metodología aplicada en
cada caso fue similar a la utilizada en Alvarez (2009). Se buscó generar los modelos
más sencillos sin pérdida de ajuste, que se evaluó por el coeficiente de determinación
(R2). Los datos se particionaron en 50% para generar las redes neuronales, 25% para
detener el ajuste de los coeficientes de las redes y evitar sobre aprendizaje y 25% para
una validación independiente. Para los ajustes polinómicos se usó el mismo set de 75%
de datos que se usó en la elaboración de las redes y también se validaron los modelos
generados con el 25% de datos no empleados en la elaboración de los modelos. En las
redes neuronales solo se incluyeron como inputs variables con índice de sensibilidad
mayor a 1 (Miao et al., 2006) y en las regresiones variables con efecto significativo a P<
0.05 luego de una selección por stepwise. El software empleado fue Statistica. La
performance de los modelos se testeó contrastando la ordenada de la relación
observado vs estimado con 0 y la pendiente con 1 usando el programa Irene. Los R2 de
los modelos se contrastaron entre sí por el test de Fisher de transformación de Z
(Kleinbaum & Kupper, 1979). Se utilizaron además métodos de regresión simple y a las
estimaciones generadas por los modelos polinómicos o las redes se les ajustó con
Tablecurve diferentes modelos cinéticos a fin de generar metamodelos sencillos que
describan la evolución del fósforo extractable en el tiempo.
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Tabla 1. Principales características de los experimentos. Los datos de precipitación y temperatura de los sitios experimentales corresponden al promedio de 30 años.
Autores TMA PMA Suelo Prof. Arcilla MO pH Duración Rotación P extractable Dosis media P Rend. medio P cosechado medio
-1
(ºC) (mm) (cm) (g kg-1) (g kg ) (años) (mg kg-1) (kg P ha-1 y-1) (t MS ha-1 y-1) (kg P ha-1 y-1)
Barbagelata 2012 19 1130 AA 0-20 270 4 19 to 48 0 to 200
Barbagelata 2012 19 1130 AC 0-20 400 5 4 to 15 0 to 200
Barraco et al. (2014) 16 830 TH 0-20 27 6.2 12 M-S-G-T/S-M-G 15 to 29 7 to 23 5.5 to 5.9 17 to 18
Berardo and Grattone (1998, 2000) 14 950 TA 0-18 62 5.7 6 T 8 to 39 0 to 176 3.2 to 4.2
Berardo and Marino ( 2000a) 14 950 TA 0-15 64 6.2 4 Pastura 5 to 32 0 to 100 5.5 to 8.6
Berardo and Marino ( 2000b) 14 950 TA 0-15 64 6.2 4 Alfalfa 5 to 23 0 to 100 8.3 to 13.0
Ciampitti et al. (2011); Gacía et al. (2010) 17 1050 TH 0-20 118 21 5.9 9 M-T/S 9 to 15 0 to 37 8.0 to 9.0 27 to 31
Ciampitti et al. (2011); Gacía et al. (2010) 17 1050 TA 0-20 180 23 6.0 9 M-T/S 9 to 26 0 to 37 8.3 to 8.9 28 to 33
Ciampitti et al. (2011); Gacía et al. (2010) 18 910 TH 0-20 155 24 6.6 9 M-S-T/S 12 to 29 0 to 46 5.8 to 6.1 26 to 28
Ciampitti et al. (2011); Gacía et al. (2010) 18 910 TA 0-20 205 23 5.6 9 M-S-T/S 40 to 72 0 to 46 6.3 to 6.2 27 to 28
Divito et al. (2010) 14 950 TA-PP 0-20 210 32 5.5 6 M-S-T/S 11 to 37 0 to 23 5.1 to 5.7 14 to 17
Echeverría et al. (2004) 18 910 0-20 1 T/S 15 to 50 0 to 150 27 to 33
Echeverría et al. (2004) 18 910 0-20 1 T/S 14 to 45 0 to 150 27 to 32
Echeverría et al. (2004) 18 910 0-20 1 T/S 11 to 36 0 to 150 31 to 33
Echeverría et al. (2004) 14 940 0-20 1 T/S 8 to 21 0 to 150 18 to 27
Ferraris et al. (2015) 16 1030 0-20 8 M-S-T/S-C/S 4 to 26 0 to 52
Vidaurreta et al. (2012) 14 950 TA-PP 0-20 56 5.8 10 T/S-M-S 11 to 40 0 to 30
Vivas et al. (2007) 18 1030 TA 0-20 26 6.0 3 T/S-M-S 8 to 18 0 to 27
Wyngaard et al (2011, 2012) 14 950 TA-PP 0-20 56 5.8 8 T/S-M-S 11 to 37 0 to 30 19 to 22
TMA= temperatura media anual, PMA= precipitación media anual, AA= Argiudol Acuico, AC= Cromudert Argico, TH= Hapludol Típico, TA= Argiudol Típico, PP= Paleudol Petrocálcico, MO= materia orgáncia,
P= fósforo, M= maíz, S= soja, G= girasol, T/S= doble cultivo trigo/soja, C/S= doble cultivo cebada/soja.
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Resultados y Discusión
Los suelos que no recibieron fertilización sufrieron una caída de su nivel de fósforo
extractable en el tiempo (Figura 2A). Esta caída fue muy grande en sitios con alto nivel
inicial de fósforo y mucho menor en aquellos de bajo nivel. La fertilización determinó en
general un incremento de los contenidos de fósforo extractable que en algunos casos
llegaron a quintuplicar los niveles de los testigo no fertilizados (Figura 2B).
80
A
80
B
P extractable fertilizado (mg kg-1)
1:1
P extractable (mg kg )
-1
60 60
40 40
20 20
0 0
0 2 4 6 8 10 0 20 40 60 80
Años P extractable no fertilizado (mg kg-1)
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2014). Si el balance es positivo pero el suelo pierde fósforo extractable implica que hay
fijación o pérdidas y si es negativo pero el fósforo extractable sube o se mantiene se
está produciendo liberación desde los pooles estables o absorción profunda. La inversa
de la pendiente de la relación entre cambio del fósforo extractable y balance acumulado
indica la capacidad buffer media de los suelos. Esta es de 11.5 kg P ha-1 para mover el
fósforo extractable 1 mg kg-1. Esto implica que es necesario fertilizar con esa dosis de
fósforo por encima de la exportación del cultivo para incrementar 1 mg kg -1 el fósforo
extractable cuando se desea enriquecer el suelo.
50
y = 0.087 x
D P extractable (mg kg )
-1
2
R = 0.33
25
0
-250 -150 -50 50 150 250
-25
-50
Figura 3.
fósforo (P) del suelo. Las elipses indican casos en los que el P extractable decreció
aunque el balance era positivo o nulo y casos en los que con balance negativo el P
extractable no varió o pareció subir.
Se pudo modelizar con éxito los cambios del fósforo extractable por efecto del tiempo y
la fertilización tanto por regresión como con redes neuronales, pero estas últimas
tuvieron un mejor ajuste (P< 0.01). Las variables predictoras fueron nivel inicial de
fósforo extractable, tiempo y dosis acumulada de fósforo aplicada. La mejor red lograda
tuvo 7 neuronas en la capa escondida. Para ambas metodologías de modelización no
hubo diferencias entre los R2 de los sets de ajuste y de validación, lo que mostró buena
capacidad de generalización de los modelos, y las ordenadas y pendientes de las rectas
de valores observados vs estimados no difirieron de 0 y 1 respectivamente (Figura 4).
Con la mejor red ajustada se modelizó la variación esperada del fósforo extractable en
el tiempo para escenarios contrastantes de fertilización (Figura 5). La red mostró que sin
aplicación de fertilizante el fósforo extractable cae en el suelo con mayor pendiente a
mayor valor inicial. Así por ejemplo, para un nivel inicial de 50 mg kg -1, en 9 años de
cultivo el fósforo extractable baja 27 mg kg-1. En cambio si el nivel inicial es de 10 mg kg-
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la disminución es de 3 mg kg-1. Cuando se aplican fertilizantes las caídas son menos
pronunciadas a valores iniciales muy altos o se producen incrementos en valores bajos
de fertilidad inicial. El incremento por fertilización respecto del testigo del fósforo
extractable es mayor en suelos inicialmente más ricos en fósforo. Por ejemplo,
agregando 10 kg P ha-1 año-1 luego de 9 años de cultivo se incrementa en 6 mg kg -1 en
un suelo con 50 mg kg-1 de nivel inicial pero solo 2 mg kg-1 en un suelo de 10 mg kg-1
iniciales. Estos resultados pueden atribuirse a una menor fijación de fósforo del
fertilizante en suelos más fértiles (Pote et al., 2003). Como es de esperar, dosis mayores
de fósforo determinan aumentos mayores del fósforo extractable.
80 80
y=x y=x
P extractable observado (mg kg-1)
R2 = 0.82 R2 = 0.91
60 60
40 40
20 20
A B
0 0
0 20 40 60 80 0 20 40 60 80
-1 -1
P extractable estimado (mg kg ) P extractable estimado (mg kg )
Figura 4. Relación entre el fósforo (P) extractable observado y estimado por regresión
polinómica (A) o una red neuronal artificial (B). Puntos llenos: set de ajuste de los
modelos, puntos vacíos: set de validación. La recta se ajustó al total de datos.
Pt = Pi e -bt (Eq. 1)
b = 0.693/t1/2 (Eq. 2)
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80 80
60 60
40 40
20 20
0 0
0 2 4 6 8 10 0 2 4 6 8 10
80 80
60 60
40 40
20 20
0 0
0 2 4 6 8 10 0 2 4 6 8 10
Figura 5. Predicciones generadas con una red neuronal de la evolución en el tiempo del
fósforo (P) extractable en suelos con diferente valor inicial de P extractable y sometidos
a diferentes dosis anuales de P.
El modelo tuvo muy buena performance para describir la caída del fósforo extractable
con valores iniciales medios y altos pero no describía bien la disminución del fósforo
extractable de suelos cultivados que inicialmente tenían muy baja fertilidad (Figura 6A).
Suelos con niveles iniciales de 20 a 70 mg kg-1 de fósforo extractable tienen una
constante de decaimiento parecida pero esta disminuye en suelos de bajo fósforo
extractable (Figura 6B). Consecuentemente, la vida media del fósforo extractable es de
ca. 7.5 años para suelos con 20 mg kg-1 o más (Figura 6C). Esta vida media se
incrementa hasta ca. 70 años en suelos muy pobres en fósforo. Se testeó la capacidad
del metamodelo de predecir la variación del fósforo extractable de la población original
de datos de los tratamientos no fertilizados (Figura 6D). El mismo funcionó muy bien
logrando un ajuste similar al de la red neuronal. Pudo simular los niveles de fósforo tanto
del set de datos usados para generar la red como del set independiente de validación,
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1.0 0.10
0.8 0.08
b (fracción año-1)
0.6 0.06
R2
0.2 0.02
A B
0.0 0.00
0 20 40 60 80 0 20 40 60 80
P extractable (mg kg-1) P extractable (mg kg-1)
80 80
y=x
P extractable observado (mg kg-1)
R² = 0,89
C
60 60
t1/2 (años)
40 40
20 20
D
0 0
0 20 40 60 80 0 20 40 60 80
P extractable (mg kg-1) P extractable estimado (mg kg-1)
10
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40 20
A 15 B
DP extractable (mg kg )
-1
Dosis P (kg ha a-1)
30 10
-1
5 40
30
20 0
20
-5
10 -10 10
-15
0 -20
0 10 20 30 40 0 10 20 30 40
-1 -1
P extractable (mg kg ) P extractable (mg kg )
Figura 7. A: Dosis anual de fósforo requerida para mantenimiento del nivel de fósforo
extractable en función del umbral de fósforo extractable en que se quiere tener el suelo.
B: Cambio del fósforo ( P) extractable en función de diferentes dosis anuales de fósforo
de fertilizante aplicadas luego de 10 años de fertilización. Los números junto a las
curvas indican las dosis (kg P ha-1 año-1). Los puntos representan estimaciones de la red
neuronal y las líneas ajustes estadísticos a esos puntos.
11
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variable puede ser explicada por un regla simple (un solo coeficiente b) (Johnston et al.,
2014). Esta regla simple puede aplicarse en los suelos pampeanos por encima de 20
mg kg-1 de fósforo extractable pero no por debajo. Según los antecedentes indicados la
vida media del fósforo varía generalmente entre 2 y 10 años, pero en los suelos
pampeanos la vida media es muy larga en suelos de baja fertilidad.
El balance de fósforo del suelo puede ser una herramienta muy útil en algunos casos
para predecir cambios del fósforo extractable (Li et al., 2012; Ma et al., 2009; Zhang et
al., 2004), cuando los procesos de fijación, liberación, pérdidas y absorción profunda
son poco importantes. Sin embargo, se logran también buenas predicciones de los
cambios del fósforo extractable considerando solo la entrada de fósforo por fertilización,
sin computar salidas por exportación (Zhang et al., 1995, 2004). Esto hace la red
neuronal ajustada aquí y el metamodelo generado con ella. Tiene la ventaja además de
no requerir una estimación de rendimientos y concentraciones de fósforo en grano a
futuro para las estimaciones. La limitante principal es que es válida para niveles de
exportación de fósforo similares a los producidos en los experimentos sobre los que se
ajustó. Estos variaron en la mayor parte de los casos entre ca. 20 y 30 kg ha-1 año-1.
Agradecimiento
12
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Resumen
Introducción
1
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Materiales y Métodos
Np = A pb
2
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Resultados y Discusión
25
a ab bc bc c
50
a b bc b c
75
a b bc b c
Figura 2. Contenidos de nitrógeno total de los suelos. Letras diferentes por estrato de
profundidad indican diferencias significativas entre usos del suelo (P<0.05).
3
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25
a b bc bc c
50
a b ab b b
75
a b ab ab b
0
ab a bc c abc
Profundidad (cm)
25
a ab c c bc
50
a b c bc bc
75 94 a 60 b 67 b
104 a
a b b b b
4
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150
Nitrógeno mineralizado (µg g-1)
y = 0.030 x - 5.4
R2 = 0.70
100
Figura 5. Relación entre la
mineralización in vitro de nitrógeno
y el nitrógeno total de las
50
muestras.
0
0 1000 2000 3000 4000
-1
Nitrógeno total (µg g )
0
a a a a a
Profundiddad (cm)
25
a a a a a
50
a a a a a
75
a a a a a
100
Figura 6. Proporción del nitrógeno total mineralizado durante las incubaciones. Letras
diferentes por estrato de profundidad indican diferencias significativas entre usos del
suelo (P<0.05).
5
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600
Nitrógeno mineralizado a 1m (kg ha-1)
R2 = 0.99
500
400
Figura 7. Relación entre la
300
mineralización acumulada a 1 m
observada y el parámetro A del
200 modelo potencial.
100
0
0 100 200 300 400 500 600
Los resultados indican que el uso del suelo afecta marcadamente la capacidad de los
suelos pampeanos de mineralizar nitrógeno y que este efecto llega al menos a 50 cm de
profundidad. Además, es posible estimar la mineralización de nitrógeno determinando
ésta solamente en la capa superficial del suelo y modelizando luego los efectos en
profundidad.
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7
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Resumen
Introducción
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pesar que las entradas de fósforo a los suelos aumentaron entre 1850 y 2000 por la
actividad humana, las reservas edáficas del nutriente han caído (Mackenzie & Lerman,
2002). Son especialmente las formas disponibles para las plantas las que se afectan por
la exportación agrícola y la fertilización (Negassa & Leinweber, 2009; Sharpley & Smith,
1983).
Materiales y Métodos
Balance de fósforo
2
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partido. La entrada de fósforo de los fertilizantes se calculó sobre la base del consumo
nacional de fertilizantes (FAOSTAT 2014), la fracción aplicada por cultivo (FAO, 2014;
Heffer, 2009) y la superficie sembrada por partido (MinAgri, 2014), en la forma descripta
en Alvarez et al. (2015). Los valores anuales se promediaron en períodos de 5 años
para eliminar casos extremos.
La salida de fósforo se computó como la suma de las salidas por cosecha de granos,
carne y lana. Hasta 1950 los principales cultivos fueron trigo, maíz y lino, siendo este
último reemplazado por girasol y soja en las últimas décadas. La producción de granos
a nivel partido se obtuvo de censos nacionales (Anónimo, 1888; 1909; 1917; 1923;
1939; 1947) y estadísticas recientes del período 1960-2010 disponibles on line (MinAgri,
2014). Se ajustaron splines para establecer las tendencias anuales de la producción de
granos por cultivo y los datos anuales se promediaron en períodos de 5 años. El
contenido de fósforo en los granos se estimó en 4 kg t-1 para trigo, 3 kg t-1 para maíz, 4
kg t-1 para girasol, 6 kg t-1 para soja (Alvarez, 2013; IPNI 2013) y 6 kg t-1 para lino
(Morris, 2007). Alrededor de 25% del maíz se usa para alimentar vacunos (Eyhérabide,
2009) y el fósforo retorna al suelo en excretas, lo que fue considerado en las
estimaciones. Otro ca. 20% de la producción de maíz se usa para la alimentación de
pequeños animales (Eyhérabide, 2009) pero las excretas no retornan a los suelos donde
se hace agricultura extensiva sino intensiva. Como estos suelos, ubicados en los
cinturones hortícolas de las ciudades no fueron muestreados, este flujo no se tomó en
cuenta. Cultivos menores como sorgo y cebada no se consideraron porque la salida de
fósforo de los mismos se estimó en menos del 3% del total (2006-2010). La producción
pecuaria se basó en ovejas hasta 1910 y vacunos después. La evolución de la
población animal se modeló con splines a partir de datos de censos (Anónimo, 1888;
1909; 1917; 1923; 1939; 1947; INDEC, 1964; 1969; 1974; 1988; 2002; MinAgri, 2010;
Antuña, 2010; Rossanigo et al., 2009) y se calcularon promedios cada 5 años. Se
estimó en 29% año-1 la fracción sacrificada anualmente (MinAgri, 2010; Observatorio
Bovino, 2013). El peso promedio (400 kg) se obtuvo de MinAgri (2010), asumiendo que
20% era contenido ruminal y una concentración de fósforo de 8 kg t-1 de peso corporal
(Georgievski, 1982; Marcondes, 2013). La producción de leche se obtuvo de ONCA
(2009). Para el período 2008-2009 se produjo un total de 4.7 Gl de leche. Considerando
un contenido de 785 mg P l-1 (Sola-Larrañaga & Navarro-Blasco, 2009), la salida de
fósforo era equivalente a ca. 1% del total de la región. Como no se obtuvo información
histórica de producción de leche a nivel partido este flujo no se tuvo en cuenta. El peso
corporal promedio al momento de sacrificio de ovejas se calculó en 40 kg y la
producción de lana en 4.8 kg oveja-1 año-1 (MinAgri, 2011). Se estimó un contenido de
fósforo de 8.2 kg t-1 de peso vivo y 0.2 kg t-1 en lana (Grace, 1983) y un sacrificio
promedio de 24% año-1 (MinAgri, 2010) para el cálculo de la salida de fósforo.
3
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Una descripción detallada del muestreo, las características de los sitios y los métodos
analíticos aplicados para describir propiedades climáticas y edáficas puede hallarse en
Alvarez et al. (2013, 2014b) y Berhongaray et al. (2013). Se muestrearon en cada
establecimiento 5 usos del suelo en sitios apareados: arboledas, sitios nunca cultivados
bajo vegetación graminoide, lotes agrícolas bajo la fase pastoril de una rotación mixta,
sitios cultivados bajo la fase agrícola de la rotación o agricultura continua y bajos
hidromórficos dedicados al pastoreo. Los suelos de los cuatro primeros usos eran bien
drenados y muy similares en cada establecimiento. Se tomaron muestras en capas de
25 cm hasta 1 m de profundidad o hasta el límite superior de la capa de tosca donde
estaba presente en ese primer metro del perfil. El total de sitios muestreados fue 361,
generando 1348 muestras. Las concentraciones de nutrientes se calcularon sobre una
base areal ajustando por la densidad aparente de los suelos. El contenido de fósforo
total de los suelos se determinó por el método de la digestión con ácido perclórico (Kuo,
1996) y posterior colorimetría por el método de Murphy & Riley (1962).
Se modelizó la variación espacial del fósforo, extractable y total, del suelo utilizando
redes neuronales artificiales ajustando el valor de los pesos por el algoritmo back
propagation (Rogers & Dowla, 1994). Los métodos para determinar la arquitectura de
las redes, funciones de transferencia, técnicas de scaling, velocidad de aprendizaje y
tamaño del epoch se han descripto anteriormente (Alvarez, 2009). Como inputs se
utilizaron variables climáticas, edáficas y el uso del suelo. El peso de esos inputs se
estableció con el índice de sensibilidad (Miao et al., 2006) y sólo se incorporaron a las
redes inputs con índice mayor a 1. Los inputs se eligieron usando un procedimiento de
stepwise (Gevrey et al., 2003). Para evitar el sobreaprendizaje se usó cross-validation
particionando los datos en tres sets: de ajuste, de verificación y de validación (Özesmi et
al., 2006). Las redes se ajustaron con el set de ajuste (50% de los datos) deteniendo el
ajuste de los pesos cuando el R2 del set de verificación (25% de los datos) se hacía
menor al de ajuste (Park and Vlek, 2002). Una validación independiente de los modelos
se hizo con el set de validación (25% de los datos). Los usos del suelo se codificaron
para su incorporación en las redes (Brouwer, 2004). Se usó el programa Statistica
(www.statsoft.com) para construir las redes. Las interceptas y pendientes de las
regresiones de datos observados vs estimados se contrastaron contra 0 y 1
respectivamente por un test de t (P< 0.05) usando IRENE (Fila et al., 2003). Para las
estimaciones de stock regional de fósforo la información de uso del suelo, clima y
propiedades edáficas a nivel partido fue la misma usada en Berhongarary et al. (2013).
Los cambios en los stocks de fósforo por el uso agrícola en más de un siglo se
estimaron asumiendo que los suelos cultivados actualmente se encontraban es estado
pastoril antes de la introducción de la agricultura y su nivel de fósforo era similar al que
presentan los suelos no cultivados actualmente. Se asumió también que la superficie
bajo arboledas y suelos hidromórficos no se modificó respecto al período precultivo.
5
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Para la comparación del efecto tratamiento entre usos del suelo se transformó los datos
por la falta de normalidad usando Box-Cox. Los datos se analizaron usando modelos
mixtos (Littell et al., 1998) tomando el uso del suelo como un efecto fijo (P<0.05) y el
campo como aleatorio. También se probaron modelos más complejos usando variables
de clima y suelo como covariables y se testearon los efectos lineales y cuadráticos de la
profundidad anidándola dentro del tratamiento. Una detallada descripción de los
modelos usados se puede encontrar en Berhongaray et al. (2013) La asociación entre
variables se analizó por regresión y correlación testeando la significancia por la F (P<
0.05).
Resultados
15 15
A
Entrada de P acumulado (Mt)
B
Salida de P acumulado (Mt)
12 12
9 9
6 Fertilizantes 6
Grano
3 3
Deposición atmosférica
Carne
0 0
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010 1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010
Año Año
2 10
Balance de P acumulado (Mt)
C D
0
8
Salida/entrada
-2
6
-4
4
-6
-8 2
-10 0
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010 1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010
Año Año
6
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El stock de fósforo total de los suelos fue afectado significativamente por el uso (Figura
3). Se produjo una disminución del 15% en promedio para la región en los suelos
cultivados respecto de los controles no cultivados, siendo significativos los efectos de la
agricultura hasta 75 cm de profundidad. El fósforo extractable fue mucho más
marcadamente afectado por el cultivo que el total lo que determinó una caída
significativa de la relación fósforo extractable/total bajo agricultura (Figura 4).
Previamente se había reportado en estas muestras una pérdida del 70% del fósforo
extractable por uso agrícola (Alvarez et al., 2013).
0
a a b b b
Profundidad (cm)
25
a b b b
a
50
a a b b ab
75 4.8 a 4.6 a 3.8 b 4.0 b 3.9 b
a a a a a
100
Figura 3. Perfiles de los stocks de fósforo total en función del uso del suelo. Los
números inferiores indican el stock acumulado a 1 m de profundidad. Letras diferentes
7
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indican diferencias significativas entre usos del suelo por estrato de profundidad o para
el stock total.
0
a a b b b
25
Profundidad (cm)
a a b b b
50
a a b b b
75 0.10 a 0.07 a 0.03 b 0.03 b 0.03 b
a a a a a
100
Figura 4. Perfiles de la relación fósforo extractable/fósforo rotal en función del uso del
suelo. Los números inferiores indican la relación media a 1 m de profundidad. Letras
diferentes indican diferencias significativas entre usos del suelo por estrato de
profundidad o para el promedio a 1 m.
8
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3000
y=x
P extractable medido (kg ha )
-1
R2 = 0.50
Figura 5. Relación entre los valores
2000
observados y estimados por una red
neuronal de fósforo extractable del
estrato 0-100 cm en el set de datos de
1000
validación.
0
0 1000 2000 3000
-1
P extractable estimado (kg ha )
Combinando el modelo con información a nivel partido de uso del suelo, carbono y clima
se generó un mapa de fósforo extractable para todos los suelos de la Región Pampeana
(Figura 6).
P extractable P extractable
stock cambio
(kg ha-1) (kg ha-1)
8.62 Mt - 6.82 Mt
Asumiendo que los suelos hoy cultivados tenían niveles de fósforo extractable
semejantes a los suelos no cultivados actuales antes de la expansión agrícola, se
calculó la pérdida de fósforo por uso agrícola y por partido (Figura 7). Esta pérdida fue
de ca. 6.8 Mt de fósforo, representado el 85% de las pérdidas estimadas por balance.
Partidos con altos stocks de fósforo antes de la época agrícola perdieron mucho fósforo
9
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extractable (ca. 70%) pero partidos originalmente pobres en fósforo pudieron mantener
sus niveles del nutriente en la fracción extractable.
200
DP extractable (kg ha )
0
0 200 400 600 800 stock de fósforo extractable de los
suelos a 1 m de profundidad a nivel de
-200
partido producido por el uso agrícola
-600
P extractable (kg ha-1)
-50
entre el balance de fósforo ( P,
-1
-200
1960 1970 1980 1990 2000 2010
Año
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a a a a a
25
Profundidad (cm)
a ad ad bd c
50
a b a ab c
75 3.1 a 2.8 a 3.0 a 2.8 a 2.2 b
a a b c d
100
Figura 9. Perfiles de la relación nitrógeno total/fósforo total en función del uso del suelo.
Los números inferiores indican la relación media a 1 m de profundidad. Letras diferentes
indican diferencias significativas entre usos del suelo por estrato de profundidad o para
el promedio a 1 m.
500
400
Figura 10. Producción parcial del
PPF (t grano t P-1)
300
fósforo del fertilizante (PPF) en la
Región Pampeana comparada
200 con otras áreas productoras de
granos del Mundo para el
100
período (2004-2010).
0
Pampas USA Europa Canada India China Brazil Australia
Discusión
11
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Nuestros resultados muestran que el uso del suelo afecta significativamente los stocks
de fósforo extractable y total no sólo en superficie sino también en las capas profundas
del suelo, específicamente hasta los 75 cm de profundidad. El efecto del uso del suelo
sobre las reservas de fósforo ha sido descripto en otras regiones productoras de granos
del Mundo (Negassa y Leinweber, 2009; Sharpley y Smith, 1983). Estos trabajos han
mostrado que el fósforo decrece por uso agrícola y aumenta bajo escenarios de fuerte
fertilización. Los cambios se han reportado principalmente para la capa superficial del
suelo y no para los estratos profundos. Algunos experimentos pampeanos, en los que
se ha seguido la dinámica del fósforo edáfico en superficie, han mostrado tendencias
similares (Ciampiti et al., 2011; Zubillaga y Giuffre, 1998).
Las pérdidas de fósforo de los suelos pampeanos son el resultado del escaso uso de
fertilizantes. Áreas con altos niveles de fertilidad perdieron mucho fósforo pero fue
escaso el efecto del cultivo en áreas de bajo nivel inicial de fósforo. Esto parece ser el
resultado de mayores niveles de exportación en suelos fértiles por mayor rendimiento y
también porque altos niveles de fósforo extractable son difíciles de sostener por
reciclado interno en los de alta fertilidad pero fácil en los de baja fertilidad (Ciampiti et
al., 2011). Las arboledas produjeron incrementos de los niveles de fósforo extractable
hasta 50 cm de profundidad respecto de los controles bajo vegetación graminoide. Esto
es atribuible a las diferencias de los sistemas radicales entre ambos tipos de vegetación.
Los árboles tienen raíces más profundas que los pastizales (Jackson et al., 1996) y
pueden transportar nutrientes de las capas muy profundas del suelo a la superficie.
Adicionalmente, en la Región Pampeana, las arboledas son comúnmente usadas como
refugio para el ganado (Jobbágy y Jackson, 2007) y el fósforo se puede concentrar
superficialmente en los suelos debido a las excretas.
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Un metaanálisis global ha mostrado que el cultivo afecta tanto las fracciones lábiles del
fósforo del suelo como las estables (Negassa y Leinweber, 2009). El fenómeno ha sido
también reportado en algunos sitios de la Región Pampeana para la capa superficial del
suelo, donde se ha visto que tanto la fracción extractable, como el fósforo total
inorgánico y el orgánico pueden decrecer por el uso agrícola (Buschiazzo et al., 2000;
Galantini y Rossell 1997). La recopilación de datos locales indica que la fracción
extractable representa entre 2 y 10% del fósforo total del suelo (Alvarez y Steinbach,
2012). Nuestros datos muestran que el uso impacta marcadamente sobre la fracción
lábil del fósforo, de hecho observamos que decrece a menos de la mitad por efecto del
uso agrícola.
Agradecimiento
Este trabajo fue subsidiado por la Universidad de Buenos Aires (G004, G033, y
20020100617), CONICET (PIP 02050 and PIP 02608) y FONCYT (PID-BID 37164 - 49).
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1
Cátedra de Edafología, Facultad de Ciencias agrarias y Forestales, U.N.L.P. 2 Becario
BENTRE de la Comisión de Investigaciones Científicas de la Provincia de Buenos Aires.
* calle 60 y 119, La Plata (1900), Buenos Aires.
*[email protected]
Resumen
La agricultura extensiva se caracteriza por ser extractiva y con baja reposición de bases,
y en combinación con el incremento del uso de fertilizantes nitrogenados de reacción
ácida ha agudizado y acelerado la manifestación del fenómeno de acidificación natural
de los suelos. En este trabajo se evaluó mediante un ensayo de simulación el efecto
neutralizante de las enmiendas dolomíticas junto a dos fertilizantes nitrogenados de
reacción ácida (Sulfato de amonio y Urea) en el cultivo de Lolium multiflorum. Se
utilizaron dos suelos con características contrastantes en textura, contenido de carbono
orgánico y CIC. La fertilización nitrogenada fue equivalente a 100 kg de Nha-1. Se
calculó la dosis teórica de corrector para neutralizar la acidez generada por el N. Se
observó que la disminución del pH siempre fue más marcada en la fertilización con SA,
Por otro lado, el efecto neutralizante va aumentando con las dosis, aunque no se
observan diferencias significativas para los tratamientos fertilizados con U. En el suelo
arenoso se evidencia cómo el pH entre el testigo y las diferentes dosis de corrector son
mucho más marcadas que en el suelo de menor textura para ambos fertilizantes
ensayados. En los valores de materia seca se observó que en Belgrano la aplicación de
correctores mejoró el rendimiento de raigrás en la fertilización con U, en tanto que en el
caso de 25 de Mayo se observa que la producción aumenta con las dosis más bajas de
corrector y decrece con las más altas para ambos fertilizantes. En conclusión, la
neutralización del fertilizante se alcanza con dosis inferiores a la calculada teóricamente
en función de la cantidad de H+ producidos durante el proceso de nitrificación; en suelos
de bajo poder buffer la acidificación alcanza valores críticos y el efecto neutralizante se
expresa con mayor magnitud.
Introducción
1
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Así, tenemos que por cada mol de SA se liberan 4 moles de H+, mientras que por cada
mol de U se producen solo 2 de H+. Por lo tanto, ante una misma dosis de N, la acidez
inducida por la nitrificación sigue el siguiente orden SA > U (Chien et al., 2001). Sin
embargo, ésta no sería la única causa de la acidificación provocada por la fertilización
nitrogenada. Los NO3- formados por oxidación de la formas amoniacales no absorbidos
por las plantas, tienen una alta potencialidad de lixiviarse ligados a las bases,
disminuyendo el poder de neutralización que éstas ejercen. Paralelamente, una mejor
nutrición nitrogenada de los cultivos aumenta la producción vegetal con su consecuente
mayor exportación de nutrientes básicos, sin una adecuada reposición (Vázquez, 2007).
Billetty Blake (1999) explican que la acidez natural de los suelos se origina
principalmente por el lavado de los cationes formadores de base (Ca+2, Mg+2 y K+) con
las precipitaciones, que dejan el complejo de intercambio empobrecido en estos
elementos y dominado por los iones hidrógeno (H+) y aluminio (Al+3), aumentando en
zonas de alta precipitación este efecto.
Los suelos loéssicos agrícolas de Argentina muestran descensos de los valores de pH,
aparentemente asociados con la fertilización nitrogenada. (Iturri, 2015). En un estudio
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realizado por Sainz Rozas et al. (2011) sobre los valores de pH de suelos agrícolas y
prístinos de la región pampeana, encontraron valores de pH en suelos agrícolas
significativamente menores que los valores de pH de los mismos suelos en la condición
prístina, indicando que la agricultura es una de las causas de las disminuciones en los
valores de pH de los suelos. Según Vázquez et al., 2005 existen evidencias empíricas
de disminución de los valores de pH de suelos agrícolas de Argentina. Sainz Rozas et
al., 2012 por otro lado en un estudio de suelos agrícolas de la región pampeana y
extrapampeana, encontraron valores de pH comprendidos en el rango de 5,5 a 5,9 que
corresponde según la clasificación del USDA, a suelos moderadamente ácidos a
fuertemente ácidos. Estos menores valores de pH encontrados en los suelos agrícolas,
fueron explicados por los autores en base a la mayor exportación de bases de este área
respecto de otras regiones agrícolas (Cruzate & Casas, 2003) y a una prolongada
historia de aplicación de fertilizantes nitrogenados.
3
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Materiales y Métodos
Se realizó un ensayo con un diseño completamente al azar y arreglo factorial (suelo, tipo
de fertilizante y dosis de corrector) en macetas de PVC de 1500 ml.
4
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Se llevaron adelante 3 repeticiones de cada tratamiento. Cada maceta fue llenada con
1,5 kg de suelo y, sembrada con 100 semillas de raigrás. Luego de la emergencia se
raleó a 50 plantas por maceta para lograr un stand de plantas uniforme. Se realizaron
riegos cada 48 horas con la cantidad de agua destilada suficiente para mantener el
contenido hídrico al 80% de capacidad de campo, controlado en forma gravimétrica.
5
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Análisis estadístico:
Resultados y Discusión
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Conclusión
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Pierre, W.H. 1928. Nitrogen fertilizers and soil acidity: I. Effect of various nitrogenous
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Sainz Rozas, H.R.; H.E. Echeverría & H.P. Angelini. 2011. Niveles de materia orgánica y
de pH en suelos agrícolas de la región pampeana y extrapampeana argentina.
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10
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“Ordenamiento Territorial: un desafío para la Ciencia del Suelo”
Río Cuarto, 27 de Junio - 01 de Julio de 2016
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11
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1.
*INTA. EEA San Luis. Empalme RN 7 y RN 8. (D5730CKA), Villa Mercedes –
Argentina. 2. FICA – UNSL.
*[email protected]
Resumen
Conocer la variación de las propiedades del suelo en función del manejo es fundamental
para el desarrollo de sistemas sustentables y la formulación de políticas de
conservación. Los estudios que evalúan esta dinámica en la provincia de San Luis son
escasos y parciales. Es por ello que el objetivo del siguiente trabajo fue analizar la
variación temporal de los contenidos de fósforo disponible (Pd), carbono orgánico (CO)
y pH en los suelos de la provincia de San Luis. Con datos obtenidos del laboratorio de
suelos de la EEA San Luis se confeccionó una base de datos y mediante estadística
descriptiva y análisis de frecuencia se compararon los siguientes periodos: a) 1997 –
2000; b) 2001 – 2005 y c) 2006 – 2010. El análisis de frecuencia de Pd indicó una
tendencia a la disminución de valores mayores a 20 mg kg-1 y un aumento,
fundamentalmente, de los valores menores a 10 mg kg-1 cuando comparamos los
análisis realizados entre 1997 – 2000 con los realizados entre 2006 – 2010. La mediana
para los niveles de CO para los periodos 1997-2000, 2001-2005 y 2006-2010 fue de 0,6;
0,69 y 0,75 % respectivamente. El análisis de frecuencia muestra una tendencia a un
aumento en los valores los suelos con niveles por encima del 0,6%. La mediana para
los niveles de pH para los periodos 1997-2000, 2001-2005 y 2006-2010 fueron 6,8; 6,9 y
7,3 respectivamente. El análisis temporal de muestras de suelo en la provincia de San
Luis indica que los niveles de fósforo disponible han disminuido y los valores de CO y
pH han aumentado. Mayores estudios son necesarios debido a las limitaciones y sesgos
del enfoque utilizado.
Introducción
1
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En otras regiones con mayor historia agrícola se han encontrado disminuciones de los
valores de fósforo disponible (Pd), carbono orgánico (CO) y reacción del suelo (pH)
asociado a mayores niveles de intensificación (Pazos, 2002; Kruger et al., 2006; Sainz
Rozas et al., 2012).La comparación de suelos cultivados y sin cultivar reportó una
disminución media del contenido de CO (de Dios Herrero et al., 2014). Un relevamiento
realizado en el S de la provincia indicó niveles adecuados de P, pero sin establecer una
tendencia temporal (Bongiovanni et al., 2010).
Materiales y Métodos
Base de datos
Para realizar el estudio se confeccionó una base de datos con los registros del
laboratorio de suelos de la EEA San Luis del INTA. El mismo estuvo comprendido entre
los años 1997 – 2010. Para seleccionar las muestras se tuvieron en cuenta los
siguientes criterios: a) ubicación dentro de los límites provinciales, b) pertenecientes a
suelos bajo agricultura o ganadería extensiva y c) una profundidad de 0 – 20 cm. Los
parámetros químicos evaluados fueron: a) fósforo disponible (Bray1), carbono orgánico
(Walkley & Black) y pH (relación 1:1). Durante el periodo evaluado no existieron cambios
metodológicos. Las principales características de la base de datos se resumen en la
Tabla 1.
Tabla 1. Valores medios, mínimos (Min), máximos (Max), percentiles 25 (P25), 50 (P50),
75 (P75) y número de muestras (n) para la determinación de fósforo disponible (Pd),
carbono orgánico (CO) y reacción del suelo (pH).
Media Min Max P25 P50 P75 n
-1
Pd (mg kg ) 23,6 1 78 14 22 32 758
CO (%) 0,78 0,1 3,61 0,45 0,68 0,95 700
pH 7,04 4,9 10 6,6 7,1 7,6 596
2
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Análisis estadístico
Para el análisis temporal se separaron los datos en tres periodos de tiempo: a) 1997-
2000, b) 2001-2005 y c) 2006-2010. Los datos fueron analizados mediante estadística
descriptiva y análisis de frecuencia.
Resultados y Discusión
La mediana para los niveles de Pd para los periodos 1997-2000, 2001-2005 y 2006-
2010 fueron 27, 22,5 y 20 mg kg-1 respectivamente (Figura 1a). Estos valores indican
que los suelos de la provincia son ricos en P provenientes de su material parental
(Bongiovanni et al., 2010). Estos valores son mayores a los reportados para otras
regiones del país (Sainz Rozas et al., 2012). El análisis de frecuencia indica una
tendencia a la disminución de valores mayores a 20 mg kg-1 y un aumento,
fundamentalmente, de las clases menores a 10 mg kg -1 cuando se comparan las
muestras realizados entre 1997 – 2000 frente a los realizados en 2006 – 2010 (Figura
1b).Esto implicaría que la probabilidad de encontrar en la provincia situaciones con
bajos valores de P (<10 mg kg-1) aumentó del 10 al 20%.
La mediana para los niveles de CO para los periodos 1997-2000, 2001-2005 y 2006-
2010 fueron 0,6; 0,69 y 0,75 % respectivamente (Figura 1c). Estos valores se
encuentran dentro del rango de valores encontrados por de Dios Herrero et al. (2014).
Los niveles son menores para reportados en otras regiones (Sainz Rozas et al., 2011).
El análisis de frecuencia muestra un aumento en los valores los suelos con niveles por
encima del 0,6%. Esto podría deberse a una mayor proporción de muestras
provenientes de suelos Haplustoles, utilizados preferentemente para agricultura, así
como también a un incremento en los niveles de CO. Álvarez et al. (2013) en suelos de
la región pampeana reporta incrementos temporales de los niveles de CO, en suelos
con bajos niveles de CO.
La mediana para los niveles de pH para los periodos 1997-2000, 2001-2005 y 2006-
2010 fueron 6,8; 6,9 y 7,3 respectivamente (Figura 1e).Esto indica que en términos
medios los valores de pH se encuentran dentro del rango de la neutralidad y son
tolerables para la mayoría de los cultivos. Estos valores son más altos que los
reportados por Sainz Rozas et al. (2011) para otras regiones del país, aun teniendo en
cuenta que en nuestro caso la dilución utilizada es menor (1:1). El análisis de frecuencia
muestra una tendencia a la disminución de valores con pH ácido (<6,5) y un aumento de
3
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valores con pH básico (>7,5). Es posible que al igual que el caso anterior en el periodo
más reciente exista una mayor proporción de Haplustoles, los cuales poseen un
contenido mayor de carbonatos comparados con los Entisoles de la provincia (Peña
Zubiate et al., 1998).
Figura 1. Box-plot y frecuencia relativa para valores de: a,b) fósforo disponible (Pd); c,d)
carbono orgánico (CO) y e,f) pH; para muestras tomadas entre los periodos 1997-2000,
2001-2005 y 2006-2010 en la provincia de San Luis.
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Conclusiones
El análisis temporal de muestras de suelo en la provincia de San Luis indica que los
niveles de fósforo disponible han disminuido y los valores de CO y pH han aumentado.
Con relación al fósforo estos resultados coinciden con los reportados para otras
regiones del país. Con respecto al CO y pH un cambio en la proporción de muestras de
suelos de textura más fina y mayor nivel de carbonatos puede explicar esta tendencia.
Mayores estudios son necesarios debido a las limitaciones y sesgos del enfoque
utilizado.
Bibliografía
Álvarez, R.; J. De Paeppe & H. Steinbach. 2013. Cambios en los niveles de C y N en los
suelos pampeanos por el uso. En: OA Barbosa & JC Colazo (Eds.), Primeras Jornadas
Nacionales de Suelos de Ambientes Semiáridos y Segundas Jornadas Provinciales de
Agricultura Sustentable. p: 70 – 85. CACS. CABA.
Bongiovanni, M.D.; R. Marzari & M. Ron. 2010. Fósforo disponible en suelos agrícolas
del sur de Córdoba y sudeste de San Luis. En: Actas del XXII Congreso Argentino de la
Ciencia del Suelo, Rosario. (En CD).
de Dios Herrero, J.M.; J.C. Colazo & D.E. Buschiazzo. 2014. Balance de carbono, efecto
del manejo en suelos de San Luis. En: Actas del XXIV Congreso Argentino de la Ciencia
del suelo& II Reunión Nacional de Materia Orgánica y Sustancias Húmicas, Bahía
Blanca. (En CD)
Kruger, H.; M. Vergara; S. Venanzi & M. Marini. 2006. Variación espacial y temporal de
propiedades químicas en suelos del suroeste bonaerense. En: Actas del XX Congreso
Argentino de la Ciencia del Suelo, Salta – Jujuy. (En CD).
Peña Zubiate, C.A.; D.L. Anderson; M.A. Demmi; J.L. Saenz & A.D. ´Hiriart. 1998. Carta
de Suelos y Vegetación de la provincia de San Luis. 115 p.
Sainz Rozas, H.; H. Echeverría & H. Angelini. 2011. Niveles de carbono orgánico y pH
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(Argentina) 29(1): 29-37.
Sainz Rozas, H.; H. Echeverría & H. Angelini. 2012. Fósforo disponible en suelos
agrícolas de la región Pampeana y ExtraPampeana argentina. RIA, 38(1): 33-39.
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1
Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires. Av. San Martín 4453 (1417)
Buenos Aires, Argentina. 2CONICET.
* [email protected].
Resumen
Introducción
1
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posibles impactos ambientales (Eickhout et al. 2006). Según la complejidad del modelo
que se use se pueden plantear diferentes tipos de balances. En el balance del suelo se
incluyen los inputs y outputs más importantes, entre éstos la cosecha de productos y las
pérdidas gaseosas y por lixiviación (Oenema et al. 2003). Una versión simplificada es el
balance de superficie en el que las pérdidas son ignoradas (OECD 2001). Esta última
metodología permite estimar excesos de nutrientes, que pueden ser retenidos en el
suelo o pasar a la atmósfera o las masas de agua (OECD 2001; Panten et al. 2009).
Tiene la ventaja que al no considerar flujos muy difíciles de estimar, como lo son las
pérdidas, decrece la incertidumbre de los resultados (Oenema et al. 2003).
Materiales y Métodos
Área de estudio
El área de estudio comprendió 149 partidos de las provincias de Buenos Aires, La
Pampa, Córdoba, Entre Ríos y Santa Fé (Figura 1) con una superficie de 55 Mha. En
esta área se genera la casi totalidad de la producción agropecuaria pampeana. El área
efectiva de trabajo fue de 50 Mha descontando ciudades, lagunas, salinas y
afloramientos rocosos, la que fue determinada usando imágenes satelitales
(Berhongaray et al. 2013).
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65 º 60 º
29 º 29 º
39 º 39 º
0 200 km
65 º 60 º
Input de nitrógeno
El input de nitrógeno se calculó como la suma de las entradas desde la atmósfera
(aporte húmedo y seco), fijación de nitrógeno en pasturas, fijación de nitrógeno en soja y
aporte de fertilizantes. Las estimaciones se hicieron a nivel de partido y luego se
integraron para toda el área de estudio. La entrada atmosférica se estimó en 13 kg N ha -
1
año-1 100 cm-1 de precipitación sobre la base de experimentos locales (Alvarez 2001) y
se ajustó en función de la precipitación media de cada partido según registros
meteorológicos. Se usaron los censos nacionales y provinciales y otras fuentes de
información para determinar la superficie destinada a pasturas de leguminosas
(Anónimo 1888; 1909; 1917; 1923; 1939; 1947; INDEC, 1964; 1969; 1974; 1988; 2002;
Secanell 2009), aplicando splines para estimar los valores correspondientes a los años
intermedios entre censos. Como en el censo del año 2002 se publicó una partición muy
detallada de la superficie entre tipos de pasturas, que no estuvo disponible en los
censos anteriores, se asumió que esa partición fue constante a lo largo de todo el
período analizado. Se ha estimado localmente que la alfalfa fija 38 kg N t -1 biomasa
aérea producida cuando se considera el nitrógeno fijado en parte aérea y raíces sumado
(Alvarez et al. 2014a). La productividad de la alfalfa a nivel partido se estimó con un
modelo climático ajustado localmente (Alvarez et al. 2014) y se calculó la fijación
combinando dicho modelo con el factor de fijación indicado. Se asumió que en pasturas
consociadas de alfalfa su biomasa representaba el 50% de la biomasa total (Mortenson
et al. 2004) y se corrigió la fijación a la mitad. Las pasturas consociadas con tréboles
representan 34% del total de pasturas consociadas (INDEC 2002) pero no existen
herramientas para estimar la fijación de las mismas por lo que se aplicaron los mismos
métodos que para alfalfa consociada. Se consideró que la fijación en pastizales
naturales es nula (Chaneton et al. 1996). La fijación de nitrógeno en soja se estimó con
el modelo de Di Ciocco et al. (2011) según el cuál se fijan 52 kg N t-1 grano seco (0%
agua) en la Región Pampeana. Combinando el modelo con datos de rendimiento de
soja por partido (MinAgri 2014), se estimó el ingreso de nitrógeno por esta vía a los
suelos. El input por fertilización se estimó combinando el consumo de fertilizantes de
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Argentina (FAOSTAT 2014), la partición entre los principales cultivos (FAO 2004;
González Sanjuan et al. 2013; Heffer 2009) y el área cultivada con cada uno (MinAgri
2014). Aproximadamente 90% del consumo nacional de fertilizantes se usa en la Región
Pampeana y 80% en los cultivos de granos. Asumimos que el resto se parte entre
pasturas implantadas (10%) y cultivos intensivos (10%). Estos últimos predominan en
los cinturones hortícolas que circundan las ciudades y no fueron considerados en el
análisis. Los datos anuales se integraron en períodos de cinco años para eliminar
algunos valores extremos.
Output de nitrógeno
El output de nitrógeno se calculó como la suma de las salidas por cosecha de grano y
en productos animales. La salida por cosecha de grano fue el producto de la producción
de grano por partido y su concentración de nitrógeno. La producción se obtuvo de los
censos nacionales ya mencionados y estadísticas recientes para el período 1960-2010
(MinAgri, 2014). La concentración de nitrógeno en grano de soja, maíz, trigo y girasol
fueron las usadas en Alvarez et al. (2014a). En lino, que fue un cultivo importante a
principios y mediados del Siglo XX se aplicó un contenido de 40 kg N t-1 grano seco (0%
agua) (Morris 2007). Cultivos menores como sorgo o cebada no fueron considerados
porque se estimó que esto generó una subestimación del output no mayor a 2%. Como
25% del maíz se usa para alimentación de ganado (Eyhérabide et al. 2009) y el
nitrógeno retorna al suelo en las excretas, esto fue considerado los cálculos. Se usó
estimación por splines para obtener datos intermedios entre las fechas de los censos y
los resultados se promediaron en períodos de cinco años.
El output en productos animales fue la suma del nitrógeno en los cuerpos vivos de
bovinos y ovinos y en lana. La producción ovina fue muy importante en la región durante
el Siglo XIX y principios del Siglo XX. Las poblaciones de animales se obtuvieron de los
censos nacionales y se calculó la cantidad sacrificada anualmente (MinAgri 2010,
Observatorio Bovino 2013). Para bovinos se estimó un peso medio de 400 kg por animal
sacrificado MinAgri (2010), 29% de sacrifico promedio, 20% de contenido ruminal y 3%
de nitrógeno en los tejidos corporales (Thompson et al. 1983). Se estimó que en la
producción de leche no se exportaba más de 1% del nitrógeno del output total y se
descartó del análisis por falta de información pasada (Alvarez et al. 2014a). El peso
promedio de ovinos al sacrificio se estimó en 40 kg aplicando una fracción sacrificada
del 24% año-1 (Minagri 2010) y una producción de lana de 4.8 kg oveja-1 año-1 (Minagri
2010). El contenido de nitrógeno en el cuerpo sin rumen se asumió 2.5% (Greenwood et
al. 1998) y en la lana 14% (Thomas et al. 1951). A los datos calculados se ajustaron
splines para hacer estimaciones anuales y éstas se promediaron en períodos de cinco
años.
4
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Input de azufre
El input de azufre se calculó como la suma de la deposición atmosférica y la aplicación
de fertilizantes. La deposición atmosférica varía en la Región Pampeana entre valores
cercanos a cero y 0.83 kg S ha-1 año-1, sin asociación aparente con variables climáticas
(Lavado, 1983; Michel et al., 2010). Usando los datos publicados para tres distintas
localidad pampeanas estimamos una deposición media de 0.45 kg S ha-1 año-1
incluyendo deposiciones húmedas y secas. Para calcular el input de fertilizantes se
usaron los mismos procedimientos y bases de datos que para nitrógeno.
Output de azufre
El output de azufre fue calculado como la exportación en granos cosechados, cuerpos
de animales y lana. Se usaron los mismos procedimientos y bases de datos que en
nitrógeno para estimar la masa de granos y productos animales exportados y se
aplicaron los coeficientes de concentración de azufre correspondientes. Información
adicional a la de los censos nacionales referida a poblaciones de ovinos fue obtenida de
MinAgri (2010), Antuña (2010) y Rossanigo et al. (2009). Se estimó un contenido de
azufre de 1.7 kg t-1 en trigo, 1.4 kg t-1 en maíz, 2.2 kg t-1 en girasol, 3.2 kg t-1 en soja
(Alvarez 2013; IPNI 2013) y 1.8 kg t-1 en lino (Madhusudhan 2009). El contenido de
azufre usado para los cálculos en cuerpo sin rumen de bovinos fue 1.5 kg t-1 (Hale et al.
1984), en ovinos 1.7 kg t-1, calculado con datos de Breytenbach (1999) y Greenwood et
al. (1998), y 35 kg S t-1 en lana (Reis 1967). El azufre exportado en leche teniendo en
cuenta la producción (ONCA 2009) y una concentración de 290 mg S l-1 (Masters &
Mccance 1939) representaba menos del 1% del output total en el año 2008-2009 y no
se tuvo en cuenta por falta de datos pasados de producción lechera.
Cálculos
El balance de superficie se calculó como la diferencia entre inputs y outputs acumulados
desde 1870 hasta el momento considerado en cada caso para toda la región. También
se calculó la relación output/input; en este caso sobre una base anual, no acumulando
los datos.
Resultados y Discusión
El input de nitrógeno durante el período 1870-2010 fue de 242 Mt (Figura 2A) siendo el
orden relativo de las distintas entradas: fijación por pasturas (56%), aporte atmosférico
(30%), fijación por soja (9%) y fertilización (5%). Las dos últimas entradas solo cobraron
importancia durante los últimos 30 años, mientras que la fijación por pasturas y la
atmósfera han sido históricamente las vías principales de suministro de nitrógeno a los
ecosistemas pampeanos desde que comenzó la expansión agrícola. A su vez, la fijación
por pasturas solo fue significativa desde principios del Siglo XX pues la superficie
registrada bajo leguminosas era casi nula con anterioridad. Actualmente, para el período
2006-2010, la importancia relativa de las fuentes de nitrógeno cambió en relación a los
valores acumulados, pasando a ser el input por fijación de soja más importante que el
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de pasturas, debido a que la soja desplazó a las mismas de las rotaciones en muchas
áreas pampeanas (Alvarez et al. 2014a). El output de nitrógeno acumulado fue de 76
Mt, unas tres veces menor al input (Figura 2B), originado principalmente en la
exportación en grano (82%) y mucho menos en los productos pecuarios (18%). Como
consecuencia, el balance del nutriente fue de +146 Mt (Figura 2C). Los valores
anualizados de la relación output/input muestran que durante un siglo se exportó una
cantidad de nitrógeno equivalente al 20% del input, pero que durante las últimas
décadas, a causa de la agriculturización (Alvarez et al. 2014a), esa relación se
incrementó fuertemente llegando a un valor de la relación output/input de 0.7 (Figura
2D).
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250 250
A Fertilizantes
B
Soja
200 200
150 150
50 50 Granos
Atmósfera
0 0
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010 1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010
Año Año
250 1.0
C D
Output/input de nitrógeno
Balance de nitrógeno (Mt)
200 0.8
150 0.6
100 0.4
50 0.2
0 0.0
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010 1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010
Año Año
A pesar que el balance de nitrógeno es positivo esto no implica que debió aumentar el
contenido de nitrógeno de los suelos. Se ha realizado una comparación de los stocks de
nitrógeno de los suelos pampeanos entre 1960-1980 y 2007-2008 (Alvarez et al. 2014b).
La misma mostró que el stock total de nitrógeno en los primeros 25 cm del suelo no
varió significativamente. En este lapso (1970-2010) el balance fue de +58 Mt de
nitrógeno, que no fueron retenidos en los suelos. Por lo tanto, se perdieron de los
ecosistemas pampeanos en forma gaseosa o por lixiviación. La pérdida promedio fue de
29 kg N ha-1 año-1. Este valor es compatible con los datos disponibles sobre pérdidas de
nitrógeno recopilados a nivel local (Alvarez et al. 2012) y similar a lo observado a escala
regional y continental en otros estudios. Por ejemplo, a nivel global para el año 1996 se
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estimó un balance de superficie de +38 kg N ha-1 pero un balance del suelo de -12 kg N
ha-1, siendo la diferencia atribuida a las pérdidas (Sheldrick et al. 2002),
El balance de azufre mostró una tendencia muy diferente al de nitrógeno. Mientras que
los inputs sumaron 3.9 Mt (Figura 3A), con un aporte atmosférico (81%) muy superior
que por fertilización (19%), los outputs totalizaron 5.6 Mt (Figura 3B), siendo mucho
mayor la salida por cosecha de granos (82%) que en productos animales (18%). El
balance acumulado fue positivo para la Región Pampeana hasta 1970, pasando luego a
negativo (Figura 3C). Desde entonces se acumuló un valor de -1.7 Mt de azufre para
toda la región. La relación output/input fue creciendo desde valores menores a 1 hasta
2.8 a lo largo del período analizado (Figura 3D), pero tendió a bajar en los últimos años
debido a la fertilización. Sin embargo, en la actualidad se sigue extrayendo un 50% más
de azufre que el que entra a los ecosistemas pampeanos (relación output/input = 1.5)
8 8
A B
Output de azufre (Mt)
Input de azufre (Mt)
6 6
Fertilizante
4 4
Prod. pecuaria
2 2
Atmósfera
Grano
0 0
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010 1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010
Año Año
2 4
C D
Output/input de azufre
Balance de azufre (Mt)
1 3
2
0
1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010
1
-1
0
-2 1870 1890 1910 1930 1950 1970 1990 2010
Año Año
.
Figura 3. A: Input acumulado de azufre a la Región Pampeana según su origen. B:
Output acumulado de azufre de la región. C: Balance acumulado de azufre de la región
(input-output). D: Relación output/input de azufre de la región.
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Al igual que con nitrógeno, la incertidumbre de los outputs y del input de azufre en
fertilizantes es baja. En cambio, la entrada atmosférica se ha medido en solo tres sitios y
durante solo un año en cada caso. El promedio usado para las estimaciones en la
Región Pampeana (0.45 kg S ha-1 año-1) es bajo en comparación con otras zonas
agrícola del Mundo, donde se han reportado valores de 1 a 30 kg S ha-1 año-1 (Franzen
& Grant 2008; Lovett 1994). Esto puede atribuirse al bajo grado de industrialización de la
región, pero más información es necesaria para confirmar estos valores por la
importancia relativa de este input en el balance.
Alrededor de 95% del azufre integra la materia orgánica, estando casi todo el resto en
forma de sulfatos en el suelo (McGrath et al. 2003 a, b). El contenido promedio de
carbono de un suelo pampeano es de 100 t ha-1 en el estrato 0-100 cm (Berhongaray et
al. 2013). Asumiendo una relación C/S de 100 (Dick et al. 2008) permite estimar un
stock de azufre de 1 t ha-1 para estos suelos. La pérdida de 1.7 Mt de azufre para toda la
región equivale a 3.5% del contenido de azufre del suelo promedio. Para el área bajo
agricultura, que ronda 28 Mha (Alvarez et al., 2014 a, c), estimamos un balance negativo
de –3.35 Mt, debido a que en esa área se concentra casi todo el output y se reduce el
input por precipitación. Esa pérdida es equivalente al 12% del stock de azufre de los
suelos cultivados.
Agradecimiento
Este trabajo fue subsidiado por la Universidad de Buenos Aires (G004, G033, y
20020100617), CONICET (PIP 02050 and PIP 02608) y FONCYT (PID-BID 37164 - 49).
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1
International Plant Nutrition Institute (IPNI) Cono Sur. 2Cátedra de Fertilidad y
Fertilizantes, FAUBA. 3EEA INTA Oliveros. *IPNI Cono Sur, Av. Santa Fe 910,
Acassuso, Buenos Aires.
*[email protected],
Resumen
Introducción
1
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intenta responder es: ¿Cuál es el valor o rango crítico de un indicador de fertilidad del
suelo para un determinado nivel de rendimiento o respuesta a la fertilización? Para
responder esta pregunta, existen diferentes aproximaciones. Por un lado, se encuentra
el análisis de la dispersión de observaciones en coordenadas x:y, como el método de
cuadrantes de Cate-Nelson, en sus versiones gráfica y estadística (Cate & Nelson,
1965; 1971). Por otro lado, probablemente los modelos más difundidos son de carácter
predictivo y = f(x) que incluyen como independiente a la variable de interés (AS)y como
variable dependiente al rendimiento -normalmente expresado como RR(Ron, 2003).A
partir de esta base, se utilizan funciones matemáticas como lineal-plateau, cuadrática-
plateau o Mistcherlich, entre otros.
Se podría decir que el modelo más básico para predicción de RR en función del análisis
de suelo, es el modelo lineal-plateau (Colwell, 1994) donde el componente lineal previo
al plateau representa una asociación causal simple entre las variables dependiente (Y) e
independiente (X). El método más utilizado para ajustar modelos deregresión, el de
mínimos cuadrados, asume que solo la variable Y es aleatoria.En contraste, la variable
X (regresora) es considerada comofija y libre de error, por lo que el modelo solo
considera error en la variable Y (ei). Este modelo es aplicable perfectamente cuando la
variable regresora es por ejemplo, la dosis de fertilizante. No obstante, en aquellos
casos donde la variable X no es controlada por el investigador (como el AS), muchas
veces se la considera también como no aleatoria (fija) dado que es a prioriconocida
(García, 2012). Sin embargo, este supuesto omite que los valores de AS, así como el
RR, son una dimensión ― observada‖ de los experimentos, y provienen de una población
de referencia que posee distribución y un componente de error. Por lo tanto, existe una
distribución conjunta de ambas variables denominada ― bivariante‖, cuyo caso más
simple es la ―normal bivariada‖.
Por otra parte, también deben considerarse problemas relacionados a los supuestos de
normalidad del error y homocedasticidad. En los modelos de regresión de RR vs AS,
generalmente, ninguna de las dos variables sigue distribución normal, por lo que suele
recomendarse el uso de transformaciones para cumplir con este requisito (Webster,
2001). Sin embargo, es común observar que se transforma solo la variable dependiente
(RR), mientras se deja la variable regresora en las unidades originales, por lo que la
solución resulta solo parcial. Relacionado al supuesto de homocedasticidad
(homogeneidad de varianzas), al utilizar RR como variable Yes común observar una
dependencia de su varianza respecto de los valores de X. Este comportamiento sigue
una lógica esperable, de que si la única limitante es el nutriente en cuestión, altos
niveles de nutriente en suelo implican rendimientos del testigo cada vez menos variables
y más parecidos al máximo alcanzable. Sin embargo, en muchos casos esto trae
aparejado que los ajustes de RR en función de AS falten al supuesto y sus estimadores
pierda solidez estadística. Detalles adicionales sobre desventajas asociadas al uso de
RR como variable respuesta fueron discutidos por Álvarez (2008).
Los modelos mencionados líneas arriba resultan de suma utilidad para el desarrollo de
recomendaciones. Sin embargo, nótese que, especialmente los métodos de regresión,
2
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están diseñados para predecir el RR a partir del nivel de AS. Por tanto, sirven para
contestar la pregunta de interés pero en sentido opuesto. Es decir, ¿Cuál es el nivel de
rendimiento o respuesta a la fertilización que puedo obtener con un determinado valor o
nivel de análisis de suelo? Aunque la pregunta es completamente válida, esta
característica sumada a los problemas mencionados de incumplimiento de supuestos en
los modelos predictivos, genera el siguiente interrogante:¿Existe algún método
alternativo robusto capaz de responder cuál es el valor o rango crítico de análisis de
suelo dado un determinado nivel de respuesta en rendimiento a la fertilización?
Recientemente, un enfoque alternativo propuesto por Dyson & Conyers (2013), el
método ALCC (Arcsine Logarithm Calibration Curve) ha sido utilizado en Australia para
la calibración de niveles críticos de nitrógeno (N), fósforo (P) y azufre (S) en diversos
cultivos de grano (Anderson et al., 2013; Bell et al., 2013a; 2013b; 2013c;Brennan& Bell,
2013). El método presenta dos diferencias principales respecto a los habitualmente
utilizados: i) transforma ambos ejes (RR y AS) para mejorar la distribución de ambas
variables, y ii) invierte los ejes (i.e. ajusta AS vs. RR) para poder calcular no sólo el nivel
crítico (ASC) que corresponde a un determinado valor de RR, sino también su intervalo
de confianza (IC). No obstante, los autores de la metodología reconocen que los
lCestimados resultan demasiado amplios desde un punto de vista práctico y, para
estimaciones más precisas, reducen el nivel de confianza al 70%. Sin embargo, una
revisión detallada de la técnica sugiere que la modificación de pasos puntuales
permitiría lograr estimaciones más precisas sin necesidad de reducir el nivel de
confianza.
Los objetivos de este trabajo son: i) presentar el método ALCC como alternativa para la
estimación de niveles críticos de análisis de suelo, ii) proponer una modificación
respecto del método original para la estimación de los IC del ASC, y iii) comparar sus
resultados con los métodos habitualmente utilizados en fertilidad de suelos en Argentina.
Metodología
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Procedimientos
Los pasos del método conforman un total de nueve. La modificación respecto del
método original sugerida en este trabajo se describe a partir del sexto paso. Todos y
cada uno de los mismos pueden realizarse con software de planilla de cálculo de uso
común como Microsoft Excel ® o similar.
̂ ̂ ̂
Ec. 1
Donde, ̂ son los valores estimados de ln-AS y los valores centrados de
ASeno-RR.
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Modificación propuesta
La metodología descrita por Dyson & Conyers (2013) emplea, a partir de aquí, una
segunda modificación matemática de los valores ya transformados de AS [ln(AS)].Luego,
por MC comunes, estiman una segunda regresión de Ymodificado en función de X centrada,
con sus respectivos estimadores ̂ y ̂ . Aunque el valor medio de los estimadores resulta
correcto, desde el punto de vista estadísticola modificación de los valores de Y (ln-AS)
genera una sobre-estimación innecesaria en el error de ̂ y ̂ . Esta característica resulta
especialmente influyente en la precisión del IC del ASC. Precisamente, los autores del
método reconocen esta debilidad e, incluso, plantean una reducción considerable del
nivel de confianza para lograr estimaciones más precisas y útiles en términos prácticos
(Dyson & Conyers, 2013).La explicación a este problema es que la segunda regresión
se calcula en base a una elipse de datos diferente y más amplia (producto de la
modificación de los valores de Y), cuando la función de ajuste buscada ya es, en
realidad, una propiedad de la elipse original (Figura 1). Por lo tanto, la estimación de la
función puede realizarse sin necesidad de esta segunda transformación de los valores
de Y.
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̂
̂
Ec. 2
̅ ̂ ̂ ̅
Ec. 3
̂
̂ ̅ [( ) ̅]
Ec. 4
̂ ( )
Ec. 5
(̂ )
Ec. 6
6
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∑ ( ̂) ̅ ̅
̂ √ [ ∑ ( ̅)
] √ [ ]
Ec. 7
Donde, es el error estándar de la ordenada al origen, es el
cuadrado medio del error del modelo (sumatoria de los residuales al
cuadrado dividido los grados de libertad), es la sumatoria de los
residuales al cuadrado de X, y el número de observaciones.
̂ ̂ ̂ ( )
Ec. 8
Donde, ̂ es el error estándar de la ordenada al origen, y ( ) es
( ) ̂ ̂ [ √ √ ]
Ec. 9
[ ( )]
Ec. 10
( ) ̂
( ) { [ ̂ ]} Ec. 11
Para graficar la función de predicción de RR en función del nivel de AS se debe:
b. Confeccionar una tabla con tres columnas:
i. la primera, RR, con valores consecutivos de rendimiento relativo,
partiendo desde el menor valor observado hasta un máximo de
100%.
ii. la segunda, ln(AS), deberá contener una fórmula con la Ec.9.
iii. la tercera, AS, contendrá la Ec. 10 para re-transformar los valores
de ln(AS) a las unidades originales de expresión.
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Con el objetivo de comparar resultados, para el cálculo del ASC se utilizaron otras 3
metodologías alternativas: i) regresión mediante MC, ii) Cate-Nelson gráfico, y iii) Cate-
Nelson estadístico. Adicionalmente, se estimó el IC del ASC según el método ALCC
original sin la modificación propuesta (Dyson & Conyers, 2013). Para el método ALCC-
modificado, los supuestos del modelo SMA se chequearon de manera visual y
estadística según Warton et al. (2006). Para el ajuste por MC se utilizó el software
Graphpad Prism v6.0g (GraphPad Inc., 2015; Motulsky & Christopoulos, 2004). Los
supuestos de normalidad se chequearon visual y estadísticamente, mientras que la
homocedasticidad se chequeó de manera visual. El mejor ajuste se logró mediante una
función exponencial tipo Mistcherlich con restricción asintótica a 100% de RR (Ec. 12).
Se probaron técnicas de ponderación de residuales (Kutner et al., 2005), pero no
mejoraron de forma consistente la homogeneidad de varianza ni el ajuste del modelo
(datos no mostrados).
̂ ( [ ( )]
) Ec. 12
Donde, ̂ es valor el estimado de RR (%), y son los parámetros de la función, y es
el nivel observado de P Bray-1 (mg kg-1).
El ajuste gráfico del modelo de dispersión en cuadrantes (Cate & Nelson, 1965) se
realizó fijando 90% de RR como nivel divisor de cuadrantes en Y, y mediante divisiones
sucesivas en X (nivel de AS) hasta lograr la mayor cantidad de casos en los cuadrantes
positivos. El ajuste estadístico del mismo modelo (Cate & Nelson, 1971) se realizó
mediante el código desarrollado por Mangiafico (2013) para el software estadístico R
(Hornik, 2015). En ambos casos se estimó el coeficiente de determinación del modelo
(r2) según Cate & Nelson (1971), y la dispersión final en los cuadrantes se analizó
mediante el estadístico χ2 incluyendo una corrección de continuidad por la
transformación de una variable cuantitativa continua(AS) en categórica (Yates, 1934).
Resultados y Discusión
Supuestos
Luego de las transformaciones ASeno y ln, las variables RR Y AS mostraron estar
correlacionadas (rxy=0.44; p<0.0001) y aproximaron su distribución de forma significativa
hacia la normal (Figura2). Consecuentemente, mientras que el modelo de regresión por
MC de las variables sin transformar mostró una distribución de residuales sesgada hacia
la derecha (Figura 3A), el modelo SMA de las variables transformadas (Figura 1)
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presentó distribución normal del error (Figura 3C). Esta ventaja para el supuesto de
normalidad coincide con resultados descritos por Dyson & Conyers (2013). Por otra
parte, la dispersión de residuales también mejoró su comportamiento en el modelo SMA,
donde se observa varianza homogénea (Figura 3D), respecto del mejor modelo de MC –
Mistcherlich-que registró varianza heterogénea (Figura 3B). El cumplimiento de los
supuestos mencionados es importante por dos motivos. Por un lado, aunque las
estimaciones por MC pueden ser robustas ante la falta de normalidad, esta condición
implica la pérdida de potencia estadística (Kutner et al., 2005; Warton et al., 2006). Por
otro lado, la falta de homogeneidad de varianza le quita validez estadística al test de
significancia F y los estimadores asociados (Kutner et al., 2005).
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0.3
0.15
0.2
0.10
0.1
0.05
0.00 0.0
30 40 50 60 70 80 90 100 0 10 20 30 40 50 60 70 80
RR (%) P Bray-1 (mg kg-1)
0.4 0.3
Skewness= -0.069 Skewness= +0.329
Kurtosis= -0.058 Kurtosis= +0.535
0.3 p = 0.89 p = 0.24
0.2
0.2
0.1
0.1
0.0 0.0
0.8 1.0 1.2 1.4 1.6 1.8 0 1 2 3 4 5
ASeno-Ö(RR/100) ln-P Bray-1
10
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0.15
0
0.10
-20
0.05
0.00 -40
-40 -30 -20 -10 0 10 20 0 10 20 30 40 50
RR (%) P Bray-1 (mg kg-1)
0.15 2
Skewness= -0.074
Kurtosis= +0.46
C D
p = 0.31
1
0.10
0.05
-1
0.00 -2
-2.0 -1.6 -1.2 -0.8 -0.4 0.0 0.4 0.8 1.2 1.6 2.0 0 1 2 3 4 5
ln-P Bray-1 Eje ajustado (xi * bSMA + yi)
Niveles críticos
Los resultados obtenidos con el set de experimentos de fertilización con P maíz
muestran una estimación más baja del ASC90%(P Bray-1, 0-20 cm) mediante el método
ALCC modificado (10.9 mg kg-1, IC95=10.0-11.6 mg kg-1) comparado con los métodos de
regresión por MC (13.7 mg kg-1) y Cate-Nelson gráfico (12.3 mg kg-1) (Tabla 1; Figura 4).
Esta sobre-estimación del nivel crítico mediante modelos de regresión por MC respecto
del método ALCC coincide con resultados de Dyson & Conyers (2013). Especialmente
respecto de MC, se registró una menor tendencia a sobre-estimar y sub-estimar el RR a
niveles menores y mayores del ASC, respectivamente (Figura 4). El método estadístico
de Cate-Nelson resultó en una estimación similar (10.5 mg kg-1 para 88.5 % de RR)
aunque, dada la imposibilidad de fijar a un nivel de referencia de RR, presenta el riesgo
de obtener resultados poco útiles en términos prácticos (e.g. ASC muy alto para muy alto
nivel de RR). Por otra parte, el método ALCC mejoró el ajuste del modelo respecto de
las demás alternativas (r).Adicionalmente, para un mismo nivel de confianza, mediante
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Tabla1.Comparación del nivel crítico de P Bray-1 (0-20 cm) en el suelo para maíz según
diferentes metodologías de estimación.
NIVEL DE RR NIVEL CRÍTICO IC 95% ESTADÍSTICOS
MÉTODO -1 -1
(%) (mg kg ) (mg kg ) ASOCIADOS
ALCC rxy = 0.44
90 10.8 9.3 – 12.4
original p< 0.0001
ALCC rxy = 0.44
90 10.8 10.0 – 11.6
modificado p< 0.0001
Regresión r2 = 0.15
90 13.7 No
MC p< 0.0001
Cate-Nelson r2 = 0.08
90 12.5 No
gráfico p< 0.0001
Cate-Nelson r2 = 0.12
88.5 10.5 No
estadístico p< 0.0001
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niveles críticos se indican mediante las líneas punteadas verticales. En A, las franjas
verticales rojas y amarillas indican el IC95 según el método ALCC modificado y sin
modificar, respectivamente. En C y en D, la cantidad de casos en cada cuadrante se
indican entre paréntesis.
Consideraciones Finales
Agradecimientos
Agradecemos especialmente a los Drs. C.B. Dyson (South Australian Research and
Development Institute) y M.K. Conyers (NSW Department of Primary Industries) por su
predisposición para realizar aclaraciones acerca de la metodología original. También
agradecemos al Dr. E.T. Peltzer (MBA Research Institute)por su asesoramiento
desinteresado en la aplicación de métodos bivariados.
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1 2 3
Fac. Agronomía UBA, INBA-CONICET, Región CREA Sur de Santa Fe.
*[email protected].
Resumen
Introducción
1
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Debido a que los cambios en el suelo son lentos, se requieren experimentos de larga
duración con distintos esquemas de fertilización para poder detectarlos (Boxler et al.,
2013; Eiza et al., 2005) y evaluar su magnitud. Poco se sabe sobre la variación de las
relaciones entre nitrógeno (N) y fósforo (P) en la fracción disponible del suelo por efecto
de la fertilización de largo plazo y cómo se reflejarían estos cambios en los productos
cosechados. La estequiometría considera las relaciones cuantitativas de los elementos
en los seres vivos (Elser et al., 2000b), y este concepto ha sido utilizado para estudiar
los cambios en las relaciones entre nutrientes a distintos niveles de organización en
ecosistemas (Peñuelas et al., 2013). Las relaciones entre nutrientes también han sido
propuestas como herramienta de diagnóstico de deficiencias nutricionales (Salvagiotti et
al., 2012). El análisis de los granos puede servir como herramienta complementaria al
análisis de suelos, y también provee información sobre la exportación de nutrientes.
La región sur de Santa Fe del movimiento CREA, con el apoyo del IPNI y Agreservicios
Papeanos (ASP), instalaron una red de ensayos a largo plazo en la campaña 2000-
2001. Sus objetivos fueron varios, uno de ellos fue determinar respuestas directas y
residuales de los cultivos a la aplicación de N, P y S como fertilizantes buscando
complementar los métodos de diagnóstico de la fertilidad del suelo. En este trabajo se
sintetizan los resultados obtenidos de análisis de suelos de tres estratos de profundidad
(0-5 cm, 5-10 cm y 10-20 cm) y de granos de soja de primera y de segunda
correspondientes a la campaña 2013-2014. Los objetivos de este trabajo fueron evaluar
el efecto de los distintos regímenes de fertilización de largo plazo sobre: a. la
concentración de P Bray 1 en el suelo y su relación con el P del grano y, b. la relación
entre Nan y P Bray 1 en el suelo.
Materiales y Métodos
Se analizaron suelos de tres estratos de profundidad (0-5 cm, 5-10 cm y 10-20 cm) y
granos de soja de los cinco sitios de la Red de Nutrición del CREA de la Región Sur de
Santa Fe, durante la campaña 2013-2014. Las características de los ensayos son: dos
sitios con rotación maíz-trigo/soja (M-T/S) (Balducci y San Alfredo) y tres sitios con
rotación maíz-soja-trigo/soja (M-S-T/S) (La Blanca, La Hansa y Lambaré). Se evaluaron
los seis tratamientos de la red: Testigo sin fertilizar, NP, NS, PS, NPS y Completo
(NPS+micronutrientes). El diseño es en bloques completos aleatorizados con tres
repeticiones en cuatro sitios, y dos en San Alfredo. El tamaño de las parcelas es de 25-
30 m de ancho y 65-70 m de largo. Se utiliza maquinaria del productor y labranza en
siembra directa (SD) en todos los casos. La dosis de fertilización se estima a partir de
los rendimientos esperados más un 5-10% de fertilización de enriquecimiento con P y S
a la siembra de soja y, a partir de modelos zonales para cultivos de alto rendimiento en
el caso del N (Boxler et al., 2014).
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El P Bray 1 se extrajo con solución de Bray & Kurtz 1 y la medición con colorimetría. Se
determinó también la concentración en grano de P (digestión húmeda) seguido de una
colorimetría. Los resultados se analizaron mediante ANOVA, y de regresión. Los
ANOVA de concentración de P-Bray 1 se analizaron para cada estrato por separado. Se
hizo un ANOVA para la relación Nan: P Bray 1 en cada sitio por separado. Las
diferencias significativas fueron determinadas a un nivel de significancia del 5% usando
la prueba de LSD. Los efectos de los tratamientos sobre la relación entre la
concentración de P en grano y el P-Bray 1 se analizaron con una función lineal plateau.
Los efectos de los tratamientos sobre las relaciones entre Nan: P Bray1 en el suelo se
analizaron con una función potencial y logarítmica con SMA. Se compararon las
distintas regresiones mediante test de F y, en los casos en que no fueron diferentes, la
regresión para esos tratamientos se representó con una sola función.
Resultados y Discusión
3
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2 A 2 A
4 4
Profundidad (cm)
Profundidad (cm)
6 6
B B
8 8
10 Balducchi
10 Testigo
San Alfredo
PS
12 12
NS La Blanca
14 NP 14
La Hansa
C NPS C
16 16 Lambaré
Completo
4
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Figura 5: Relación Nan: P Bray 1 en el suelo entre los tratamientos en todos los
sitios. Cambios de letra implican diferencias significativas determinadas mediante
LSD a un nivel de 5% en cada sitio.
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Conclusiones
La fertilización continua de largo plazo con P cambió la relación Nan: P Bray 1 en los
suelos, mientras que aplicaciones con N no la afectaron en forma significativa. La
relación Nan: P Bray 1 tendió a bajar con el aumento del P Bray 1 del suelo. La
sensibilidad de la concentración de P en grano y de la relación Nan: P Bray 1 al
agregado de P como fertilizante, sugieren que la fertilización puede ser una herramienta
para modificar la composición de nutrientes en la fracción disponible y la composición
del grano de soja.
Agradecimientos
Bibliografía
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(1)
Monsanto Argentina SAIC; (2) IPNI Latinoamérica Cono Sur; (3)
INTA Paraná-FCA
(UNER) - CONICET
Ruta 188, Km 72 (2700) Pergamino
* [email protected]
Introducción
1
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manejo que permitan mejorar la EAN, producirán un impacto positivo en los sistemas
productivos con implicancias sobre la sustentabilidad (Pietrobón et al., 2012).
Materiales y Métodos
Muestreos de suelo
2
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Una vez que el maíz llego a madurez fisiológica, en todos los tratamientos se procedió a
cortar al ras del suelo 4 plantas sucesivas por parcela evitando los dos surcos centrales,
para determinar peso seco. Se separó el grano del resto de la planta: marlo, tallo y
hojas. Cada fracción individual se secó en estufa a 65°C con circulación forzada hasta
peso constante y luego se pesó.
3
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donde:
Análisis estadístico
Resultados y Discusión
Las Tablas 1 y 2 muestran datos de fertilidad de suelo para cada uno de los dos sitios.
Los valores para P-Bray 1, S-SO4, materia orgánica y pH son los usualmente
encontrados en Entre Ríos. El área agrícola de Entre Ríos, generalmente presenta
deficiencia de P, y los niveles observados en los dos sitios experimentales pueden
considerarse de medio a altos para la región. Los valores de Nan observados en los dos
sitios experimentales indicarían niveles medios a adecuados (Reussi Calvo et al., 2014).
4
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A pesar que en los dos sitios el agua disponible en el suelo fue similar en PS, las
precipitaciones posteriores a la misma fueron diferentes. En la Tabla 3, se puede
observar que los registros de Gualeguaychú y Victoria fueron de 453 y 300 mm para el
periodo entre siembra-MF y de 75 y 101 mm durante el periodo critico, respectivamente.
5
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Tabla 4. Materia seca acumulada en el rastrojo, grano y total, peso de mil granos e
índice de cosecha en función de tres dosis de fertilizante y tres densidades para las dos
localidades.
MS rastrojo MS grano MS total PMG IC
-1 -1 -1
kg ha kg ha kg ha g %
Localidad
Victoria 8833 A 6612 A 15447 A 211 A 43 A
Gualeguaychú 6439 B 5207 B 11647 B 181 B 45 A
-1
Dosis de N Fertilizante (kg N ha )
150 8310 A 6832 A 15143 A 205 A 46 A
50 7768 AB 5998 B 13767 B 197 AB 44 AB
0 6831 B 4900 C 11732 C 186 B 42 B
-1
Densidad (plantas ha )
100000 8777 A 6627 A 15404 A 179 A 43 A
70000 7607 AB 5888 AB 13495 B 201 B 44 A
40000 6525 B 5215 B 11745 C 207 B 44 A
Prueba de hipótesis marginales (P)
Modelo <0,0001 <0,0001 <0,0001 <0,0001 <0,0001
Localidad (Loc) <0,0001 <0,0001 <0,0001 <0,0001 0,1538
Densidad (D) 0,0137 0,0123 0,0023 <0,0001 0,9080
Dosis de Fertilizante (Fert) 0,0191 <0,0001 <0,0001 0,0266 0,0116
Loc x D 0,9889 0,3617 0,7795 0,3887 0,4313
Loc x Fert 0,4340 0,8453 0,4298 0,1432 0,4324
6
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A excepción del IC, en todas las demás variables hubo diferencias significativas entre
las dos localidades. Para todas las variables, los valores registrados en Victoria fueron
mayores a los de Gualeguaychú. La cantidad de MS que queda en el rastrojo después
de la cosecha fue afectada tanto por la densidad como por la fertilización, en el caso de
la fertilización se diferenció la dosis de 150 kg ha-1 del testigo sin aplicar, siendo la
diferencia de 1479 kg ha-1. En el caso de la densidad, las diferencias fueron entre las
densidades extremas, donde la diferencia entre el rastrojo que se generó fue de 2252 kg
ha-1.
El rendimiento en grano, también fue afectado por los tres factores, localidad, densidad
y dosis de fertilización. Las diferencias en precipitaciones (Tabla 3) resultaron en una
menor disponibilidad de agua a R1 en Gualeguaychú que en Victoria y en diferencias de
rendimientos de 1405 kg ha-1 entre los dos sitios. En el caso de las densidades, al igual
que en la MS rastrojo, sólo se observaron diferencias entre las densidades de 100000 y
40000 plantas ha-1, a favor de la densidad más alta. Esta respuesta podría cambiar a
densidades mayores que las evaluadas en estos experimentos debido a la competencia
intraespecífica (Pietrobón, 2012). En cambio, la fertilización produjo diferencias
significativas incluso entre las diferentes dosis de N aplicado, 834 kg ha-1 a favor de las
dosis de 150 kg ha-1, en comparación de la dosis de 50 kg ha-1. Al igual que en este
trabajo, Ruiz el al. (2004) y Barbieri et al. (2012), también encontraron diferencias
significativas en el rendimiento en grano de maíces sembrados en fechas tempranas por
aumentar la disponibilidad de N del suelo mediante la aplicación de fertilizantes
nitrogenados.
Barbieri et al. (2012) también observaron que la aplicación de 150 kg N ha-1 produjo
incrementos de un 30% en la biomasa aérea total. En este trabajo se observó un efecto
significativo (P=0,0232) de la interacción densidad y N (Figura 1) sobre la MS total. En la
densidad mas baja (40000 plantas ha-1), el agregado de fertilizante no produjo
incrementos en la MS total. En la densidad media, el agregado de fertilizante produjo un
incremento de la MS respecto al testigo, lo mismo ocurrió en la densidad más alta, no se
encontraron diferencias entre dosis de fertilizante. Los incrementos de la biomasa aérea
total por la aplicación de 150 kg N ha-1 respecto al tratamiento sin N fueron de 33 y 45%
para las densidades de 70000 y 100000 pl ha-1.
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20000
A
18000
A
MS Total (kg/ha)
16000
A
14000 A
A B
12000 A A B
10000
40000 70000 100000
Densidad
Figura 1: Variación de la materia seca total para las diferentes densidades en funcion de
diferentes dosis de N aplicado con el fertilizante 0 Kg N ha-1 (barras gris claro), 50 Kg N
ha-1 (barras gris oscuro) y 150 Kg N ha-1 (barras negras). Letras diferentes expresan
diferencias significativas en la respuesta al N para una misma densidad.
Salvo para el ICN, para todas las demás variables hubo diferencias entre localidades,
densidades y dosis de fertilización (Tabla 5). Para el contenido de N en rastrojo, grano y
total se verificaron diferencias significativas entre localidades, densidades y las tres
dosis de fertilización. Barberi et al. (2008) encontraron que la fertilización nitrogenada
incrementó la acumulación de N en biomasa y grano a MF, en la Tabla 5, se puede
observar que la fertilización aumento el contenido de N e incluso hubieron diferencias en
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100
A
A
90
B
N en grano (Kg/ha)
80 A
B
70 AB C
60 B
C
50
40
40000 70000 100000
Densidad (Pl/ha)
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La EAN fue afectada tanto por la dosis de N (P=0,0013) como por la densidad
(P=0,0335). Al aplicar 150 kg N ha-1, se produjeron 13,2 kg ha-1 extra de grano por kg de
N aplicado. Aplicando 50 kg N ha-1, la EAN fue de 24,4. Ciampitti y Vyn (2010) por
medio de un ensayo con diferentes híbridos, densidades y dosis de N, concluyeron que
a medida que se incrementaba la dosis de N disminuía la EUN del fertilizante. Similares
resultados fueron informados Dobermann (2007) y Boomsma et al. (2009). En el caso
de la densidad, no hubo diferencias entre las densidades de 100000 y 700000 plantas
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ha-1, pero si entre estas dos y la densidad de 40000 plantas ha-1, donde la EAN cayó en
más de un 60% respecto a las densidades más altas. Pietrobón et al. (2012), si bien
utilizaron diferentes densidades, también encontraron que la EAN aumentó al
incrementarse la densidad; en el caso de estos investigadores las densidades de
110000 y 85000 plantas ha-1, se diferenciaron de la densidad de 60000 plantas ha-1.
150 150
A
A
A
FPP (Kg grano/Kg N aplicado)
B B B
50 50 B
B
0 0
40000 70000 100000 Victoria Gualeguaychu
Densidad (Pl/ha) Localidad
Figura 3 a y b: PPF para las diferentes densidades (a) y distintas localidades (b) en
función del N aplicado con el fertilizante 50 Kg N ha-1 (barras gris) y 150 Kg N ha-1
(barras negras). Letras diferentes expresan diferencias significativas en la respuesta al
N para una misma densidad o una misma localidad.
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Conclusiones
Los resultados del presente trabajo indican que, para las condiciones de MT en la
campaña 2012-13 en Entre Ríos, fue posible modificar la EAN y sus componentes a
través de diferentes prácticas agronómicas como son la fertilización nitrogenada y
cambios en la densidad de plantas. Dosis altas de fertilización nitrogenada produjeron
una disminución en la EAN y la ERN, por lo que no se rechaza la hipótesis 1. Aumentos
en la densidad de plantas, no afectaron la EFN pero mejoraron la EAN y la ERN, por lo
cual se rechaza la hipótesis 2 propuesta en el trabajo.
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Resumen
Es importante conocer el balance de fósforo (P) en el suelo para un mejor manejo de los
cultivos y para la conservación del recurso. Nuestro objetivo fue evaluar el efecto de la
fertilización de largo plazo sobre el balance de P y el nivel de P extractable del suelo en
agrosistemas pampeanos. Se analizó la información proveniente de una red de ensayos
de largo plazo (14 años: 2000-2014) en cinco sitios del Norte de la Región Pampeana.
El balance de P se calculó como la diferencia entre el fertilizante aplicado y el P
exportado en el producto de cosecha. Los valores iniciales de P (Pi) fueron de 14 mg P
kg-1 suelo (promedio) para el grupo con Pi <28 mg P kg-1 suelo, y de 67.7mg P kg-1 suelo
para el grupo con Pi >45mg P kg-1 suelo. Los tratamientos aplicados fueron sin
fertilización de P y fertilización del P removido por el cultivo +10%. El efecto de la
fertilización de largo plazo sobre los valores de P-Bray del suelo dependió en gran
medida del P-Bray inicial. Aquellos suelos que no han sido fertilizados, presentaron una
pendiente de caída en los gráficos de P-Bray vs balance de P que fue más pronunciada
para el suelo inicialmente rico en P (0.2058); y luego su caída es similar a los suelos
pobres en Pi (0.0292). Los suelos fertilizados con P, presentaron un aumento en el P-
Bray significativo y lineal para los 5 sitios, sin efectos significativos del P-Bray inicial. En
promedio se requiere un balance positivo de 3,05 kg P ha-1 año-1 para incrementar la
disponibilidad de P en 1 mg kg-1año-1 y se disminuye en 1 mg kg-1 el P-Bray (0-20 cm)
por 38.19 kg P ha-1 año-1 de extracción neta.
Introducción
Más de la mitad de los suelos de la región pampeana poseen niveles de fósforo (P)
edáfico deficitarios para el óptimo crecimiento de los cultivos (Ciampitti et al., 2009;
Sainz Rozas et al., 2012; García y San Juan, 2013). Dentro de los suelos deficitarios,
existen muchos con niveles muy bajos en los que es económicamente muy costoso
elevar su disponibilidad de P a los niveles óptimos La falta de reposición del P exportado
por las cosechas es el principal responsable de esta situación, aunque en los últimos
años esta tendencia se ha revertido parcialmente (Cruzate y Casas, 2012; García y San
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Juan, 2013). Los balances negativos no se extienden a toda la región (Cruzate y Casas,
2012), ya que en el Sur de la Región predominan los balances positivos. En esta zona,
el trigo fue históricamente el cultivo preponderante y suele ser fertilizado con P, al ser un
cultivo de alta respuesta (umbral crítico: 16 mg kg-1P Bray) (Rubio y Alvarez, 2010). En
cambio, un cultivo de soja puede alcanzar rendimientos cercanos al máximo con valores
menores de P del suelo (umbral crítico: 9-11 mg kg-1 P Bray) y este hecho es uno de los
principales causantes de la reducción en el nivel de P en las otras zonas de la región. A
su vez, esta reducción condiciona la productividad de las gramíneas (ej. trigo y maíz)
que necesitan mayores niveles de P en el suelo y que son alternativas convenientes
para intercalar con soja en las rotaciones.
Los cambios en el P Bray están regulados por el nivel inicial de P Bray del suelo y el
balance de P (P aplicado– P removido por el cultivo) (Ciampitti et al., 2011b). Ciampitti
et al. (2011 a, b, c) realizaron un relevamiento en los primeros 6 años (2001-2006) de la
red de ensayos CREA Sur de Santa Fe para conocer los efectos de la fertilización de
largo plazo y la rotación agrícola sobre el balance y el fraccionamiento de P y carbono
(C). Se observó que los suelos con valores iniciales bajos o intermedios de P Bray (Pi
<20 mg kg-1 de suelo) presentaron una rápida respuesta a la fertilización fosfatada, que
se manifiesta a través de un notorio incremento de los niveles de P Bray ante balances
positivos de P. En cambio, los valores de P Bray de estos suelos permanecieron
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Materiales y Métodos
En campos de los grupos CREA dela Región Sur de Santa Fe se realiza un estudio de
fertilización de largo plazo, que en la actualidad acumula 15 años manteniendo los
mismos tratamientos (T, PS, NS, NP, NPS y NPS + micronutrientes). La Red es un
trabajo conjunto de CREA Sur de Santa Fe, IPNI y ASP. Los detalles de la red de
ensayos figuran en García et al. (2010). Originalmente la red contaba con 11 sitios, de
los cuales 5 se mantienen en la campaña 2014-2015 (Balducchi, San Alfredo, La Hansa;
Lambaré y La Blanca; Tabla 1). Para el presente trabajo, nos concentramos en estos
cinco para evaluar el efecto de los tratamientos en los 14 años.
Se plantearon dos rotaciones: maíz – trigo/soja (doble cultivo) y maíz – soja de primera
y trigo/soja (Tabla 1). Los tratamientos de fertilización se efectuaron siguiendo un diseño
en bloques completos aleatorizados con tres repeticiones en parcelas de 25-30 m de
ancho y 65-70 m de largo. Los tratamientos se realizaron anualmente siempre sobre las
mismas parcelas. Las tasas de fertilización fueron cambiando cada año en función de
los requerimientos del nutriente por los cultivos según el rendimiento esperado. Las
dosis de P se decidieron anualmente estimándose a partir del rendimiento esperado del
cultivo a fertilizar, aplicándose P en dosis equivalente a la reposición de la extracción en
grano más un 5-10%. La soja de primera no se fertilizó con N, mientras que la secuencia
trigo/soja de segunda se maneja fertilizando a la siembra del trigo con dosis para ambos
cultivos. Las fuentes de nutrientes son urea (46-0-0), fosfato monoamónico (FMA; 11-
23-0), y yeso agrícola (0-0-0-17S) para N, P y S, respectivamente. Los fertilizantes se
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Los niveles de P Bray inicial (0-20 cm) para cada sitio se indican en la Tabla 1. Con una
periodicidad anual, se tomaron muestras de 0-20 cm de profundidad, en cada parcela de
los tratamientos NS y NPS. Se extrajo P según Bray1, y el P en el extracto se determinó
colorimétricamente (Murphy y Riley, 1962). Para el presente trabajo, se optó por
comenzar la serie de años de La Hansa y San Alfredo en su segundo año, ya que los
valores iniciales de P (Pi) reportados en el año inicial no guardaban relación con las
mediciones posteriores (los valores reportados como iniciales para esos
establecimientos fueron excesivamente elevados, 44.9 y 28.3 mgP kg-1 suelo).
Dónde:
P de entrada = dosis de P aplicada (kg P/ha).
P de salida (kg P/ha) = rendimiento en grano (kg/ha * concentración de P en el grano (kg
P/ kg grano).
Análisis estadístico
Para la selección de los modelos con mayor ajuste se compararon distintas funciones
(lineales, exponenciales, logarítmicas, cuadráticas) y entre ellas se eligió aquella con
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Resultados y Discusión
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pendiente de esta relación sugiere la tasa de cambio (Ferraris et al. 2012; Ciampitti et al.
2009). La función ajustada indica que fue necesario un balance positivo de 3.33 kg P ha-1
año-1 para incrementar la disponibilidad de P en 1 mg kg-1año-1. Para las situaciones de
balance negativo (i.e. tratamientos no fertilizados con P), el P Bray disminuyó en 1 mg
kg-1 por cada 50 kg de P como extracción neta.
El segundo grupo incluye al sitio con Pi >45mg P kg-1 suelo: Lambaré (Figura 1f). En
este grupo, el tratamiento no fertilizado presentó balances negativos descriptos por una
regresión no lineal del tipo exponencial de tres parámetros. El P Bray cae abruptamente
en los primeros años del balance negativo, para luego estabilizarse en alrededor de los
29 mg P kg-1 (R2= 0.86). El tratamiento fertilizado muestra un ascenso en el Pe con el
balance positivo, encontrándose una relación lineal significativa (R2= 0.37). La función
ajustada indica que se necesitaron 2.32 kg P ha-1 año-1 para incrementar la
disponibilidad de P en 1 mg kg-1año-1. Considerando la caída en el balance negativo de
0-200 kg P ha-1, el P Bray disminuyó en 1mg kg-1 por cada 6 kg de P como extracción
neta.
Los resultados observados están en línea con lo hallado por Ciampitti et al. (2011 c) ya
que la relación entre el balance de P y las variaciones del P Bray del suelo fueron
reguladas principalmente por el valor inicial de P del suelo.La diferenciación de
situaciones de acuerdo al P Bray inicial fue válida tanto para los balances positivos
como para los balances negativos.El grupo con Pi<20 mg P kg -1presentó una rápida y
continua respuesta positiva del PBray en relación al balance positivo. En los primeros 6
años de la Red, en Lambaré (el suelo más rico en P) no se habían registrado
incrementos significativos en el P Bray en las parcelas fertilizadas (Ciampitti et al.
2011c), pero la acumulación sucesiva de balances positivos P pasó a impactar en el P
Bray en los posteriores 7 años. En cuanto a los balances negativos (provenientes de
aquellas parcelas que no recibieron fertilizantes), el grupo de los suelos pobres en P
presentó consistentemente disminuciones constantes del P Bray a medida que se
acentúanlos balances negativos. En cambio, el suelo rico, presentó caídas curvilíneas
que tendieron a una asíntota.
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70 70
S a n A lfr e d o a B a ld u c c h i b
60 P i= 1 1 . 5 7 p p m 60 P i= 1 0 .8 p p m
50 50
40 40
y = 8 .4 7 + 0 .3 6 x
30 y = 2 6 .6 4 + 0 .3 3 x 30 2
R = 0 .8 0 6 4
2
R = 0 .4 0 2 1
20 y = 1 2 .7 3 + 0 .0 2 x 20 y = 1 2 .3 5 + 0 .0 2 x
2
R = 0 .2 9 9 7 2
R = 0 .5 0 3 7
10 10
0 0
-4 0 0 -3 0 0 -2 0 0 -1 0 0 0 100 200 -4 0 0 -3 0 0 -2 0 0 -1 0 0 0 100 200
70 90
L a B la n c a c d
80 La Hansa
60
P i= 1 6 .2 p p m
70 P i= 1 7 .7 p p m
s u e lo )
50
60
40 50
-1
y = 3 4 .8 4 + 0 .2 8 x
B ra y P 1 (m g P k g
R ² = 0 .4 5 1 1
30 40
y = 1 8 .5 5 + 0 .0 2 7 x
2
R = 0 .5 3 3 8 y = 1 9 .4 9 + 0 .2 1 x 30
20 2 y = 2 1 .0 4 + 0 .0 3 x
R = 0 .5 5 0 5 2
20 R = 0 .4 8 8 8
10
10
0 0
-4 0 0 -3 0 0 -2 0 0 -1 0 0 0 100 200 -5 0 0 -4 0 0 -3 0 0 -2 0 0 -1 0 0 0 100 200
90 120
-1
Pi < 28 m g P kg e L a m b a ré f
80
100
P i= 6 7 .7 p p m
70
60 80
50
60
40 y = 5 7 .5 5 + 0 .4 3 x
R ² = 0 .3 7 1 6
y = 1 5 .8 9 + 0 .0 2 x
30 2
40
R = 0 .2 4 2 3
y = 2 1 .9 5 + 0 .3 x
20 2
R = 0 .4 0 7 3
20 y = 2 8 .1 2 + 4 2 .7 4 e x p (x /1 1 9 )
10 R ² = 0 .8 6 4 1
0 0
-4 0 0 -3 0 0 -2 0 0 -1 0 0 0 100 200 -5 0 0 -4 0 0 -3 0 0 -2 0 0 -1 0 0 0 100 200
-1
B a la n c e A c u m u la d o d e P ( k g P h a )
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Para poder comparar las pendientes, la curva exponencial del sitio Lambaré en su
balance negativo fue convertida a una curva bilineal (Figura 2). Como resultado de ello,
se observa que luego de una caída inicial de este sitio con Pi >45 mg P kg -1 (primera
pendiente de la bilineal: 0.2058), no existen diferencias significativas en las pendientes
de los cuatro sitios con bajo P inicial, y la segunda pendiente de la bilineal del sitio
Lambaré (0.0292) para el balance negativo (Tabla 2). Es interesante este resultado, ya
que indica que suelos con P iniciales altos luego de una caída brusca del Pe (primera
pendiente de la bilineal), presentan la misma caída del Pe (segunda pendiente de la
bilineal) que los suelos con bajo P inicial. En el balance positivo, tampoco se encuentran
diferencias significativas entre las pendientes de los 5 sitios (Tabla 2).Promediando las
pendientes de los 5 sitios en su balance negativo (la segunda pendiente de la bilineal
para Lambaré y las cuatro pendientes de la lineal para los restantes sitios), se obtiene
una pendiente de 0.0262 y una pendiente de 0.3278 para el balance positivo;
requiriéndose entonces 3.05 kg P ha-1 año-1 para incrementar la disponibilidad de P en 1
mg kg-1año-1y disminuyendo el P Bray (0-20 cm)1 mg kg-1 por cada de Pcon extracción
neta 38.19 kg P ha-1 año-1.
120
100 La H ansa
s u e lo )
L a m b a ré
80
L a B la n c a
-1
P B ra y 1 (m g P k g
60 S a n A lfr e d o
B a ld u c c h i
40
20
0
-5 0 0 -4 0 0 -3 0 0 -2 0 0 -1 0 0 0 100 200 300
-1
B a l a n c e a c u m u la d o d e P ( k g P h a )
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indican el tratamiento sin aplicación de P (NS); los símbolos llenos indican el tratamiento
con aplicación de P (NPS).
Conclusiones
Agradecimientos
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Resumen
Introducción
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Uno de los principales problemas que surge para la estimación de clorofila mediante
mediciones de canopeo del cultivo es la interferencia de factores de manejo del cultivo,
diferentes a la nutrición nitrogenada tales como la cobertura, fenología, estado hídrico
entre otros y la reflectancia del suelo.
Los objetivos de este trabajo fueron:
- relacionar el estado nutricional del cultivo en antesis con varios índices
espectrales
- predecir el rendimiento y contenido proteico del grano en cultivos de cebada
cervecera a partir de índices medidos en antesis
Materiales y Métodos
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Resultados y Discusión
Los rendimientos variaron entre 2200 y 8200 kg/ha debido la gran diversidad de
ambientes que presentaron los sitios experimentales (Figura 1). Los efectos de sitio
tratamiento se observan en la Tabla 1. La fertilización nitrogenada en emergencia
incrementó significativamente el rendimiento de los cultivos en 6 de los 15 experimentos
y tendió a incrementarlos en el resto. La fertilización foliar en antesis, no tuvo efecto
significativo sobre el rendimiento.
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Tabla 1: ANOVA y contrastes para los efectos de sitio y tratamiento para rendimiento,
número de granos, peso de grano y proteína.
8
Testigo
7 N 20 foliar
N 150
6
Rendimiento (tn ha )
-1
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Sitio
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La Figura 3 muestra las correlaciones entre los índices evaluados con las mediciones
realizadas sobre el cultivo en antesis. La biomasa y el N absorbido por unidad de
superficie correlacionaron significativamente con los siguientes índices: NDVI, GNDVI,
OSAVI, TCARI y REIP. El índice GNDVI presentó el mejor ajuste para N absorbido por
unidad de superficie (R2= 0.60) OSAVI fue el índice que mejor correlacionó con la
biomasa (R2= 0.55).
La relación entre NDVI con biomasa coincide con los resultados de numerosos trabajos:
Freeman (2003); Fox (2008). El mejor ajuste que presenta GNDVI, respecto a NDVI
puede explicarse por su menor tendencia a saturarse bajo condiciones de alta cobertura
de suelo (Fox, 2000; Hatfield, 2008).
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prácticas de manejo entre los sitios. Estas diferencias generan interferencias en las
mediciones tanto por efecto de la diferente cobertura foliar como de la reflectancia del
suelo (Eitel, 2008).
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El número de granos se pudo estimar con mayor precisión que el rendimiento, siendo
NDVI, GNDVI y OSAVI los índices que mejor estiman este parámetro (R2= 0,68-0,69)
probablemente debido a que dicho componente se define en el momento donde se
realiza la medición (antesis). Ninguno de los índices probados pudo predecir el peso de
los granos (datos no mostrados), probablemente debido a la escasa relación existente
entre el peso del grano con las condiciones del cultivo al momento de realizar la
medición. Por lo tanto, la asociación observada entre el rendimiento y los índices
espectrales medidos en antesis se debe a que los índices son capaces de predecir el
número de granos por unidad de superficie.
El contenido proteico del grano solo correlacionó con el SPAD, tanto en la medición
absoluta como relativa al tratamiento sin limitaciones de N (Figura 4), aunque los
coeficientes de determinación fueron bajos. Si bien el contenido proteico está
relacionado con el N absorbido por unidad de superficie en antesis, los índices que
estiman este parámetro no permitieron predecir la proteína final coincidiendo con lo
observado por Freeman (2003). Esto puede deberse a que el contenido proteico es
afectado por otros factores, además del N absorbido en antesis principalmente el
rendimiento, por su efecto de dilución determina el contenido proteico final.
Conclusiones
Los índices medidos en antesis permitieron una buena estimación del rendimiento,
principalmente a través del número de granos.
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que en algunas zonas representan solo el 50% del nivel original (Lavado, 2006). Esto
junto con la escasa reposición de nutrientes podría generar carencias generalizadas.
El Nitrógeno (N) es el principal elemento en la nutrición del maíz, y uno de los factores
que con mayor frecuencia limita los rendimientos (Andrade, 2012; Doberman, 2007). Por
este motivo, desde hace mucho tiempo se conducen experimentos de investigación en
la Región pampeana Argentina, destinados a desarrollar metodologías de diagnóstico,
calibrar curvas de respuesta a fertilización, y evaluar alternativas tecnológicas como
fuentes, momentos, o formas de localización (Ferraris & Couretot, 2013.a, b.). Sin
embargo, poco se sabe de las interacciones que existen entre la nutrición y prácticas de
manejo del cultivo, como la fecha de siembra, densidad, o el genotipo elegido. En la
Región Norte de Bs As y Sur de Santa Fe, es habitual observar un incremento de 30- 40
kgN ha-1 en el período setiembre-diciembre (Ascheri, 2013, Ermácora et al., 2013,
Ferraris & Couretot, 2013.b). Por este motivo, aun cuando se decidiera un mismo
objetivo de N-sumando el contenido en el suelo a la siembra y el agregado mediante
fertilización-, lo cual actualmente es motivo de disenso (Ascheri, 2013; Ermácora et al.,
2013), la dosis recomendada a aplicar suele reducirse. De igual modo, de manera
intuitiva se asume que altas densidades, buena disponibilidad hídrica y genotipos de
mayor rendimiento responden en mayor medida a la fertilización (Espósito et al.,2013,
Ermácora et al., 2013; Maddonni, 2009). Los cambios en fecha de siembra traen
aparejados también cambios en la eficiencia agronómica de uso de N, y en las pérdidas
por lixiviación o volatilización (Ferraris et al., 2010; Ferraris et al., 2014), así como en la
adaptación al ambiente productivo (Scharf, 2005) Sin embargo, esto debe ser
comprobado y cuantificado pare realizar recomendaciones certeras.
El objetivo de este trabajo es 1. Evaluar los efectos sobre los rendimientos de diferentes
genotipos, fechas, densidades de siembra y niveles de N, así como sus interacciones.
Hipotetizamos que 1.Es posible identificar combinaciones de estos factores que
optimizan los recursos del ambiente, en fechas de siembra tempranas y tardías y 2.
Existe interacción entre los factores, de modo que el óptimo de densidad y dosis de N
cambia según el cultivar. Esta jerarquía a su vez es diferente según la fecha de siembra
establecida
Materiales y Métodos
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parcelas fueron fertilizadas a la siembra con igual dosis de fósforo (P) y azufre (S): 100
kg ha-1 de superfosfato triple de calcio y 80 kg ha-1 de sulfato de calcio. En ambas
fechas de siembra, los tratamientos recibieron una aplicación de fungicida (azoxistrobin
20 g l-1 + cyproconazole 8 g l-1, a la dosis de 500 ml ha-1) para aislar el efecto de
enfermedades. Los tratamientos se detallan en la Tabla 1. El análisis de suelo del sitio
se presenta por su parte en la Tabla 2.
En el estado V10 se midió la intensidad de verdor por medio del sensor Green Seeker.
En la floración se midió el número de hojas fotosintéticamente activas, se calificó
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Resultados
a) Maíz temprano.
En la Figura 1 se presentan las precipitaciones del sitio durante el ciclo de cultivo. Las
precipitaciones fueron favorables y bien distribuidas (Figura 1), acompañadas de
temperaturas moderadas. No se registraron excesos hídricos desmesurados. Las
condiciones de luminosidad fueron favorables, originando un cociente fototermal (Q)
medio (11 dic-10 ene) de 1,70, en comparación con 1,35 de la campaña anterior (Figura
2).
300
Et. maiz= (mm/mes)
Precipitaciones (mm)
250 Balance hídrico (mm)
200
mm decádicos
Florac
150
100
50
0
inicial
3-Nov
3-Dic
1-Nov
2-Nov
1-Dic
2-Dic
1-Mar
1-Ene
2-Ene
3-Ene
1-Oct
2-Oct
3-Oct
1-Feb
2-Feb
3-Feb
-50
Períodos decádicos
Figura 1: Precipitaciones, evapotranspiración y balance hídrico decádico acumulado
(mm) en el sitio experimental. Pergamino, Bs As. Agua disponible inicial en el suelo (200
cm) 180 mm. La flecha indica la floración. Precipitaciones totales en el ciclo 674 mm.
Déficit acumulado de evapotranspiración 13 mm.
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b) Maíz Tardío
300
250
Precipitaciones (mm)
Balance hídrico (mm)
150
100
50
0
inicial
2-Dic
3-Dic
1-Mar
2-Mar
3-Mar
1-Abr
2-Abr
3-Abr
1-Ene
2-Ene
3-Ene
1-Feb
2-Feb
3-Feb
-50
a) Maíz Temprano
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SPS2721 3458,
TDTG 85000 N160 235 3,6 95,9 0,80 11518 8 333
SYN 840 3146,
TDTG 65000 N83 260 4,2 87,5 0,75 9786 5 311
SYN 840 2906,
TDTG 65000 N120 255 4,4 94,1 0,81 10143 3 349
SYN 840 3383,
TDTG 65000 N160 260 4,3 98,3 0,79 10286 6 304
SYN 840 2574,
TDTG 75000 N83 265 4,1 88,7 0,77 8393 5 326
SYN 840 2802,
TDTG 75000 N120 268 4,3 83,2 0,80 8857 9 316
SYN 840 3582,
TDTG 75000 N160 270 4,2 92,6 0,82 11607 5 324
SYN 840 3094,
TDTG 85000 N83 250 3,9 89,6 0,81 9839 1 318
SYN 840 2908,
TDTG 85000 N120 255 4,2 96,9 0,81 9483 9 326
SYN 840 3432,
TDTG 85000 N160 255 4,3 93,1 0,82 11429 0 333
0,0
Correlación (r2 vs rendimiento) 0,20 0,23 0,04 0,18 0,84
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Índice de Vigor: 1 mínimo 5-máximo
R2 Corresponde a los estados de cuajado de grano.
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Cult x Dens x N
Dens x N 3,04% 4,35%
Cult x N 4,42%
Cultivar;
Cult x Dens; 19,56%
7,63%
Densidad;
5,36%
Nitrógeno;
55,64%
12000
Rendimiento (kg/ha)
11000
10000
9000
8000
SYN 969 SPS 2721 SYN 840
7000
65000 75000 85000
Densidad (pl/ha) Dosis de N (kg/ha)
Figura 4: Comportamiento de tres cultivares de maíz frente a cambios en la densidad
de siembra, promedio de tres niveles de N. Fecha de siembra temprana .INTA EEA
Pergamino, campaña 2014/15.
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12000
11000
12000
11000
8000
65000 pl/ha 75000 pl/ha 85000 pl/ha
7000
80 90 100 110 120 130 140 150 160 170
Disponibilidad de N (s+f)(kg/ha)
Figura 5.b. SPS 2721TDTG
15000 Rend SYN 840 = 6,0304N + 8670,5 Rend SYN 840 = 39,301N + 4222,4
R² = 0,093 R² = 0,4665
14000
R² = 0,3421
12000
11000
10000
9000
8000
65000 pl/ha 75000 pl/ha 85000 pl/ha
7000
80 90 100 110 120 130 140 150 160 170
Disponibilidad de N (s+f)(kg/ha)
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12000
11500
11050
11000
10500 10496
Rendimiento (kg/ha)
10500
10000
9500
9000
8500
8000
7500
7000
65000 pl/ha 75000 pl/ha 85000 pl/ha
Densidad (pl emergidas/ha) Figura 6.a
12000
11046 11020
11500
a a
11000
Rendimiento (kg/ha)
10500 9980
b
10000
9500
9000
8500
8000
7500
7000
SYN 969 TDTG SPS 2721 TDTG SYN 840 TDTG
CULTIVAR Figura 6.b
12000 11693
a
11500
10710
11000 b
Rendimiento (kg/ha)
10500
9643
10000 c
9500
9000
8500
8000
7500
7000
83 120 160
DOSIS N (kg/ha) Figura 6.c
Figura 6: Rendimiento de maíz temprano promedio de três factores principales: a) Densidad de
plantas logradas, b) Genotipo y c) Dosis de N. Dentro de cada factor, letras distintas sobre las
columnas representan diferencias significativas entre tratamientos (P<0,01). Las barras de error
indican la desviación standard de la media. INTA EEA Pergamino, campaña 2014/15.
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El ciclo agrícola 2014/15 se caracterizó por un escenario favorable para los maíces,
tanto en fecha de siembra tradicional como tardía, que fueron acompañados por
temperaturas moderadas y precipitaciones bien distribuidas.
En promedio, la densidad de mayor rendimiento fue 75000 pl/ha, aunque las diferencias
observadas fueron moderadas y no alcanzaron la significancia estadística (Figura 6.a).
SYN969 TDTG y SPS2721 TDTG presentaron un rendimiento estadísticamente similar,
y superaron a SYN840 TDTG (Figura 6.b). Es probable que materiales de ciclo completo
en un ambiente muy favorable, expresaran un mayor potencial productivo en
comparación con un cultivar de ciclo intermedio. Por su parte, la respuesta a N se
verificó en todos los cultivares y densidades, de manera lineal y significativa en todo el
rango de dosis aplicado (Figuras 6 y 7.c).
b) Maíz Tardío
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SPS2721 3022,
TDTG 75000 N200 277 3,7 90 0,78 12633 3 418
SYN 840 2721,
TDTG 55000 N125 240 2,8 80 0,65 8600 5 316
SYN 840 3687,
TDTG 55000 N160 270 2,8 83 0,74 11467 0 311
SYN 840 3415,
TDTG 55000 N200 270 3,5 90 0,75 11750 7 344
SYN 840 2521,
TDTG 65000 N125 255 3,0 82 0,6 8700 7 345
SYN 840 2686,
TDTG 65000 N160 250 2,5 78 0,5 10100 2 376
SYN 840 2656,
TDTG 65000 N200 265 3,4 89 0,75 9883 8 372
SYN 840 2621,
TDTG 75000 N125 235 2,5 75 0,58 9383 0 358
SYN 840 3034,
TDTG 75000 N160 255 3,3 87 0,66 11017 9 363
SYN 840 3531,
TDTG 75000 N200 270 3,8 94 0,72 12750 9 361
SYN 860 2844,
TDTG 55000 N125 245 2,5 85 0,69 9783 0 344
SYN 860 3528,
TDTG 55000 N160 260 3,0 92 0,73 12034 9 341
SYN 860 3523,
TDTG 55000 N200 280 3,5 94 0,79 12367 3 351
SYN 860 2275,
TDTG 65000 N125 270 2,7 85 0,68 8600 1 378
SYN 860 3121,
TDTG 65000 N160 270 2,8 89 0,71 12050 8 386
SYN 860 3185,
TDTG 65000 N200 280 3,8 93 0,76 12550 3 394
SYN 860 2165,
TDTG 75000 N125 245 3,2 78 0,69 8467 4 391
SYN 860 2751,
TDTG 75000 N160 270 3,0 88 0,69 10317 1 375
SYN 860 3461,
TDTG 75000 N200 295 3,8 90 0,72 13500 5 390
0,0
Correlación (r2 vs rendimiento) 0,33 0,42 0,46 0,38 0,82
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Índice de Vigor: 1 mínimo 5-máximo
R2 Corresponde a los estados de cuajado de grano.
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Cultivar;
24,54%
Densidad;
6,87%
Nitrógeno;
59,98%
16000
15000
14000
Rendimiento (kg/ha)
13000
12000
11000
10000
9000
NK 900 SPS 2721
8000
SYN 840 SYN 860
7000
55000 65000 75000
Densidad (pl/ha)
Dosis de N (kg/ha)
Figura 8: Comportamiento de tres cultivares de maíz frente a cambios en la densidad
de siembra, promedio de tres niveles de N. Fecha de siembra tardía. INTA EEA
Pergamino, campaña 2014/15.
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15000
14000 R SYN 900 = 14,337x + 10271
R² = 0,4895
13000
12000
R SYN 900 = 17,061x + 9514
11000
R² = 0,3958
10000
9000 55000 pl/ha 65000 pl/ha 75000 pl/ha
8000
7000
120 130 140 150 160 170 180 190 200
Disponibilidad de N (s+f)(kg/ha)
Figura 9.a. SYN 900 TDTG
18000 R SPS 2721 = 48,965N + 4933,9
17000 R² = 0,9212
16000 R SPS 2721 = 35,197N + 5898,7
Rendimiento (kg/ha)
15000 R² = 0,4946
14000
13000
12000
11000
10000 R SPS 2721 = 6,2229N + 10605
9000 R² = 0,0429
8000 55000 pl/ha 65000 pl/ha 75000 pl/ha
7000
120 130 140 150 160 170 180 190 200
Disponibilidad de N (s+f)(kg/ha)
Figura 9.b. SPS 2721 TDTG
18000
17000 R SYN 840 = 44,852N + 3798,9
55000 pl/ha R² = 0,7156
16000
Rendimiento (kg/ha)
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18000
17000
16000
Rendimiento (kg/ha)
En esta siembra tardía, las interacciones de Cultivar con Densidad o Nitrógeno son de
menor magnitud en comparación con la FS temprana (Tabla 4). Esto significa que los
diferentes cultivares se comportan de manera más parecida, con mayor uniformidad,
probablemente por la reducción en los niveles de estrés que podrían sufrir. La densidad
de mayor rendimiento fue 55000 pl/ha (Figura 8): Los cultivares sembrados no
necesitaría poblaciones altas para alcanzar niveles de producción altísimos (Figura
10.a). El óptimo se verificó 20000 pl/ha por debajo de la siembra temprana (Figura 6.a).
SYN900 TDTG superó a SPS 2721 TDTG, y este a SYN860 TDTG y SYN840 TDTG
(Figura 10.b). Nuevamente, los materiales de ciclo completo se impusieron sobre los
intermedios.
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variables (Figura 10).c. Sin embargo, se verificó cierto grado de interacción triple: La
respuesta a N fue mayor para la densidad más baja en los materiales de ciclo más
largo: SYN 900 TDTG y SPS 2721 TDTG (Figuras 9.a y 9.b), pero se verificó el
comportamiento inverso en SYN 860 con la mayor respuesta a N en alta densidad
(75000 pl/ha, Figura 9.d).
13000 12149
a
11418
12000 11207
c
b
Rendimiento (kg/ha)
11000
10000
9000
8000
7000
55000 pl/ha 65000 pl/ha 75000 pl/ha
c
10406
11000
c
10000
9000
8000
7000
SYN 900 SPS 2721 SYN 840 SYN 860
TDTG TDTG TDTG TDTG
Figura 10.b
CULTIVAR
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12906
a
13000
11847
b
12000
Rendimiento (kg/ha)
11000
10021
c
10000
9000
8000
7000
125 160 200
Figura 10.c
DOSIS N (kg/ha)
Figura 10: Rendimiento de maíz tardio promedio de três factores principales: a)
Densidad de plantas logradas, b) Genotipo y c) Dosis de N. Dentro de cada factor, letras
distintas sobre las columnas representan diferencias significativas entre tratamientos
(P<0,01). Las barras de error indican la desviación standard de la media. INTA EEA
Pergamino, campaña 2014/15.
Conclusiones
Para la siembra temprana, se observó una densidad óptima para cada cultivar -75000
pl/ha en SYN969 TDTG y SPS2721 TDTG, 85000 pl/ha en SYN 840 TDTG- . Se
destaca la alta eficiencia de uso de N (EUN) en los tres materiales aumentando los
rendimientos hasta la dosis máxima. De las interacciones evaluadas, Cultivar x
Densidad fue la más destacada.
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Lavado, R. 2006. La región Pampeana: Historia, características y uso de sus suelos. En:
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1.
INTA EEA Pergamino. Av Frondizi km 4,5 B2700WAA Pergamino; 2.Compo Argentina
SRL 3 Rizobacter Argentina SA
* [email protected]
Resumen
Introducción
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El Zinc (Zn) es uno de los trece elementos considerados esenciales (Marschner, 1992).
Su función principal es la de activador enzimático, catalizando innumerables reacciones
en procesos metabólicos como la respiración, la síntesis de clorofila y proteínas. Es
además precursor del triptófano y el ácido indol acético (Fancelli, 2006). La deficiencia
se asocia con la presencia de suelos arenosos de baja CIC, primaveras frías y dosis
elevadas de fertilizante fosforado en la línea de siembra, al presentar un antagonismo a
nivel de superficie radicular con este elemento (Scheid López, 2006). Se identifica por la
aparición de bandas longitudinales blanquecinas. En casos severos, pueden aparecer
plantas más pequeñas, entrenudos cortos y agrupamiento de hojas formando una roseta
en la porción terminal (Fancelli, 2006). Considerando solamente los cultivos extensivos,
cerca de 11,9 millones de hectáreas estarían afectadas por deficiencias de Zn y Cu
(Melgar, 2005). Moralejo y Acebal (2010) y Barbieri et al, (2015) observaron que en
reiterados casos los tenores de Zn disponible se encuentran por debajo de límites
críticos sugeridos por Ferraris (2013) para la Región Pampeana. En un relevamiento
reciente de los niveles de Zn y B en suelos de aptitud agrícola de la región pampeana,
Sainz Rozas et al. (2012) determinaron que los niveles de Zn bajo agricultura han
disminuido notablemente (65 al 74%, respecto de la condición prístina), encontrándose
cercanos a los umbrales de deficiencia mencionados en la bibliografía. El cultivo de
maíz presenta requerimientos totales de Zn que casi duplican al de los restantes
cultivos, siendo la especie que ha mostrado respuestas positivas a su agregado con
mayor frecuencia. De este modo, el Zn en el área de estudio se ubica como el cuarto
elemento en importancia para la nutrición del maíz, luego de N, P y azufre (S).
El objetivo de este trabajo de investigación fue 1. Evaluar los efectos sobre los
rendimientos y otros parámetros de cultivo de la aplicación de dosis crecientes de Znpor
vía foliar en maíz, en comparación con tratamientos al suelo 2. Estudiar la interacción
entre Zn y N.
Materiales y Métodos
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Las aplicaciones de fertilizante foliar fueron realizadas con mochila manual de presión
constante. La misma contaba con un botalón aplicador de 200 cm provisto de 4 picos a
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50 cm y pastillas de cono hueco 80015 que permiten asperjar 100 l ha-1. En la floración
se midió el número de hojas fotosintéticamente activas, el vigor e intensidad de verde
medida por Green seeker. A cosecha de determinaron los componentes del rendimiento,
número (NG) y peso (P1000) de los granos. La cosecha se realizó en forma manual, con
trilla estacionaria de las muestras. Para el estudio de los resultados se realizaron
análisis de la varianza y comparaciones de medias.
Resultados y Discusión
200
mm decádicos
150
100
50
0
inicial
1-Dic
2-Dic
3-Dic
1-Mar
1-Ene
2-Ene
3-Ene
1-Nov
2-Nov
3-Nov
1-Oct
2-Oct
3-Oct
3-Feb
1-Feb
2-Feb
-50
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25,0 3,0
Temperatura ºC y Hs de luz
2,5
20,0
2,0
Coeficiente Q
15,0
1,5
10,0
1,0
5,0 0,5
0,0 0,0
11- 16- 21- 26- 31- 05- 10- 15- 20- 25- 30- 04- 09- 14-
dic dic dic dic dic ene ene ene ene ene ene feb feb feb
Figura 2:Insolación (en hs y décimas de hora) y temperatura media (ºC) diaria para el
período 10 de Diciembre – 10 de Febrero, en el transcurso del cual se ubicó la etapa
crítica de la floración y buena parte del llenado de los granos. Datos tomados de la
estación meteorológica de la EEA INTA Pergamino, (Bs As), campaña 2014/15.
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0 2
N15 MAP + Basfoliar Zn 4366,
0 T4 0,2 12,0 3,5 95 0,83 12095 1809 5 277
N15 MAP + Basfoliar Zn 4502,
0 T5 0,4 12,5 3,4 95 0,84 12381 2095 2 275
N15 MAP + Basfoliar Zn 4363,
0 T6 0,6 12,0 3,5 95 0,85 11476 1190 6 263
N15 MAP + Basfoliar Zn 4245,
0 T7 0,8 12,0 3,4 96 0,85 12143 1857 8 286
N20 3669,
0 T1 Testigo (MAP) 12,0 3,5 94 0,85 10714 0 3 292
N20 4745,
0 T2 MesZ 100 12,5 3,5 93 0,85 13524 2810 2 285
N20 4012,
0 T3 MAP + Basfol 10 N 12,5 3,4 95 0,86 9429 -1285 2 235
N20 MAP + Basfoliar Zn 3121,
0 T4 0,2 12,0 3,5 95 0,85 9238 -1476 0 296
N20 MAP + Basfoliar Zn 3871,
0 T5 0,4 12,5 3,6 96 0,86 10762 48 2 278
N20 MAP + Basfoliar Zn 4387,
0 T6 0,6 12,5 3,7 95 0,86 11714 1000 4 267
N20 MAP + Basfoliar Zn 3616,
0 T7 0,8 12,5 3,6 96 0,85 10524 -190 4 291
2
Correlación (r vs rendimiento) 0,58 0,51 0,46 0,33 0,72 0,11
Fertilización complementaria 0,000
(P=)
Dosis N (P=) 0,000
Interacción N x Tratamiento P>0,10
(P=)
Índice de Vigor: 1 mínimo 5-máximo
R2 Corresponde a los estados de cuajado de grano.
El sitio evidenció una acentuada carencia de N y Zn, teniendo en cuenta los niveles en
el suelo (Tabla 2) y la sintomatología que podía visualizarse especialmente en los
tratamientos testigo (Figura 4). Se determinaron diferencias significativas entre
tratamientos de fertilización complementaria (P=0,000) (Figura 3.a) y dosis de N
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8000
6000
4000
2000
0
Zn 0,2 Zn 0,4 Zn 0,6 Zn 0,8
Testigo MeSZ Basfol 10N Basfoliar Zn
Tratamientos
Figura 3.a
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11510 10844
12000 10415 a ab
b
10000 8531
c
Rendimiento (kg/ha)
8000
6000
4000
2000
0
N0
N 100 N150 N 200
Dosis de N (kg/ha)
Figura 3.b
Figura 3: Producción media de maíz según a)tratamientos de fertilización foliary al
suelo con Zinc. b) dosis de N inicial aplicado al suelo. General Gelly, maíz de siembra
temprana, ambiente de fertilidad media. Año 2014/15. Letras distintas sobre las
columnasindican diferencias significativas entre tratamientos.
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Conclusiones
Los resultados obtenidos permiten aceptarla hipótesis 1 que propone respuesta a los
tratamientos con Zn. Las aplicaciones foliares permitieron maximizar la respuesta en
dosis menores en comparación con los tratamientos al suelo, sin embargo no se
verificaron diferencias significativas entre ambos sistemas. La hipótesis 2 no es
aceptada. No se demostró interacción estadística Zn x N, aun cuando la respuesta
máxima se obtuvo con niveles moderados de N, disminuyendo hacia los extremos.
Bibliografía
Gutiérrez Boem F., F. García, y M. Boxler. 2010 ¿Qué tan distintos son los niveles
críticos de fósforo disponible para soja, maíz y trigo? En: Actas XXII Congreso Argentino
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Marschner, H.E. 1995. Mineral nutrition of higher plants. Second edition. Academic
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1
Depto. Agronomía (UNS); 2CERZOS (CONICET).
* [email protected]
Resumen
En el Partido de Bahía Blanca la gran variabilidad del régimen pluviométrico constituye
una importante limitación para el uso agrícola a la que se suma la baja aptitud
productiva de sus suelos. El objetivo de este trabajo es informar el efecto de la
fertilización nitrogenada sobre el rendimiento y la calidad del trigo (Triticum aestivum L.)
en un ensayo de largo plazo (ELD) durante un año con condiciones ambientales poco
frecuentes, caracterizadas por abundantes precipitaciones. Los tratamientos del ELD
consisten en dosis y épocas de aplicación de nitrógeno (N): testigo, 40 y 80 kg N ha-1,
en siembra-emergencia (Ne) o macollaje (Nm), y una dosis fraccionada (Nfrac) de 80 kg
en total en ambos momentos. En madurez fisiológica del trigo se determinaron biomasa
aérea (Bac), rendimiento en grano (REND), peso hectolítrico (PH), y los componentes
del rendimiento. Se determinó el contenido de proteína en grano (PROT) y se estimó el
N cosechado (Ncos). Se estimó la eficiencia agronómica (EAGR), la recuperación
aparente del fertilizante (EREC) y la eficiencia fisiológica. El rendimiento medio del trigo
fue de 3612 kg ha-1, con niveles de proteína mayormente por encima del 11%. La EAGR
fue de 25,5 y 14,6 kg grano kg-1 N para Ne y Nm-Nfrac, estas últimas analizadas
conjuntamente. La EREC fue de 0,60 y 0,38 kg N absorbido kg-1 N aplicado, para Ne y
Nm-Nfrac, respectivamente. Además, se estimó una elevada eficiencia fisiológica: 42,8 y
38,8 kg grano kg-1 N absorbido para Ne y Nm-Nfrac. La superioridad de la EAGR de Ne
con respecto a Nm-Nfrac, se basó en una recuperación mucho más efectiva del
fertilizante. El mayor suministro nitrogenado tuvo una gran influencia sobre el número de
espigas por m2, que se tradujo en mayor Bac y REND (p<0,0001 para las tres variables).
.
Introducción
La Universidad Nacional del Sur (UNS) tiene su sede en la ciudad de Bahía Blanca,
cabecera del partido del mismo nombre que se emplaza al sur del sistema serrano de
Ventania. Las precipitaciones generalmente se concentran principalmente en dos
estaciones bien definidas (otoño y primavera), con una estación seca en invierno y
semiseca en verano (Glave, 2006). Sin embargo, se registra una gran variabilidad del
régimen pluviométrico, característica de una zona semiárida, que constituye una
importante limitación para el uso agrícola (Marinissen et al., 2011).
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Materiales y Métodos
Desde 2009 se realiza el ensayo de larga duración en el Partido de Bahía Blanca sobre
un lote con pendiente de 2,7%, profundidad variable entre 80 y 100 cm y coordenadas
38º25´ S, 62º16´ O. Las características del sitio de ensayo y su variabilidad espacial se
detallan en otro trabajo (Orden et al., 2011). El diseño es de 4 bloques completos al azar
y unidad experimental de 60 m2. Los tratamientos consisten en dosis y épocas de
aplicación de N: testigo, 40 y 80 kg N ha-1, en siembra-emergencia o macollaje, y la
dosis mayor repartida entre las dos épocas, en dos fracciones iguales. Los tratamientos
se repiten anualmente en las mismas parcelas.
El 24 de junio de 2014 se sembró la variedad Buck Malevo, con una densidad de 250
plantas m-2. Se fertilizó con 70 kg de superfosfato triple ha-1, en la línea de siembra.
Luego se instalaron los tratamientos aplicándose N como urea granulada al voleo en
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Resultados y Discusión
En la Figura 1 se comparan las precipitaciones mensuales del año 2014 con las medias
de los periodos 1959-2011 y 2005-2011, agrupándose objetivamente los últimos 9 años
según variaciones en la temperatura media global (Zotelo, 2012). El total anual del año
2014 fue de 713 mm, superando en casi 200 mm a los promedios considerados. Esta
diferencia se debe mayormente a las precipitaciones destacadas de febrero, julio y
octubre.
La disponibilidad de nitrógeno inorgánico (Ni) inicial en el tratamiento testigo fue de 227
kg Ni ha-1 (0-60 cm). En ese momento se muestrearon, además, las parcelas que
habían recibido 80 kg N ha-1 en macollaje (80m) el año anterior, para determinar si el Ni
era mayor que para el testigo. Si bien se registró una superioridad de 38 kg Ni ha-1 (0-
60 cm), esta diferencia no fue significativa (Tabla 1).
En el muestreo de macollaje, el Ni en el tratamiento testigo disminuyó casi 100 kg Ni ha-
1 con respecto al muestreo anterior y no se expresaron los 80 kg N/ha aplicados entre
siembra y emergencia (80e). Esta observación se atribuye a pérdidas por lixiviación de
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Figura 1. Precipitaciones del año 2014, media histórica (1959-2014) y periodo 2005-
2014.
Las medidas resumen para las variables del cultivo se muestran en la Tabla 2. El rango
de valores de IV fue muy amplio, atribuible a la variabilidad impuesta por bloques y
tratamientos y al efecto de lavado descripto. La media correspondió a una nutrición
nitrogenada moderada. El rendimiento medio del ensayo fue muy bueno, duplicando los
1500 kg ha-1 considerados como media para el ambiente semiárido bonaerense
(Kruger, 2015). Las ESPm2 tuvieron un alto valor medio, tanto en antesis como a
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Los resultados del efecto de dosis y época se resumen en las Figuras 2 y 3. En base a
la comparación de medias, la dosis fraccionada se combinó con la fertilización en
macollaje. En la Figura 2 se destaca la respuesta lineal de REND a la fertilización en el
rango de dosis utilizado, constituyendo la pendiente de las rectas una estimación de la
EAGR. Esta fue de 25,5 y 14,6 kg grano kg-1 N para la aplicación en emergencia y
macollaje-fraccionada en ese orden. El ajuste análogo para Ncos (Figura 3) provee de
una estimación de la recuperación aparente del fertilizante que fue de de 0,60 y 0,38 kg
N absorbido kg-1 N aplicado, para la fertilización en emergencia y macollaje-fraccionada,
respectivamente. Se estimó una alta EFIS: 42,8 y 38,8 kg grano kg-1 N absorbido para
emergencia y macollaje, en ese orden. Esta correspondió a bajos requerimientos: 23,4 y
25,7 kg N t-1 grano, para emergencia y macollaje respectivamente. La comparación de
estas aproximaciones con los valores medios de PROT sugiere que el índice de
cosecha del N se habría ubicado en los valores mayores reportados en la bibliografía
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(Austin et al., 1977; Desai & Bhatia, 1978) superando un 80% del N absorbido para las
distintas épocas de aplicación.
3000
y = 14,609x + 2607,5
2000 R² = 0,9786
1000
0
0 20 40 60 80 100
Dosis kg N ha-1
La Figura 3 muestra las medias de los REND y PROT de las diferentes dosis y épocas
de fertilización analizadas en el ensayo. Se reitera lo graficado en la Figura 2 para
REND. Independientemente de la época de aplicación, en el rango de de dosis de 0 a
40 kg N ha-1 la PROT presentó inicialmente una disminución, mientras que entre 40 a 80
kg N ha-1, REND y PROT aumentaron linealmente. De acuerdo con la relación entre el
rendimiento y el contenido de proteína en grano, descripta por Stone & Savin (1999),
esto significa que la disponibilidad de N en el ciclo fue baja entre los tratamientos de 0 y
40 kg N ha-1 y media para el rango siguiente. Estos resultados están de acuerdo con el
nivel crítico de proteína de 11,5% y el nivel de transición de 11,1% y 11,2% de PROT,
reportados por Goos et al. (1981) para un diagnostico post cosecha de la nutrición
nitrogenada del cultivo.
Lo expuesto no concuerda con la disponibilidad inicial superior a 200 kg N ha-1,
estimada por análisis de suelo a fines de junio. De lo anterior se ratifica que hubo
importantes pérdidas de N durante el ciclo del cultivo en particular por lavado,
ocasionado por las abundantes precipitaciones entre abril y octubre (Figura 1).
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60
y = 0,3761x + 51,068
R² = 0,929
40
20
0
0 20 40 60 80 100
Dosis kg N ha-1
Conclusiones
Aún con elevada disponibilidad de N inorgánico inicial, se registraron altas respuestas a
la fertilización nitrogenada. La eficiencia agronómica de la fertilización en emergencia
fue un 75% mayor que la de macollaje y la fraccionada, siendo esta superioridad basada
en una recuperación mucho más efectiva del fertilizante.
En un panorama de grandes pérdidas de Ni por lavado, durante el periodo emergencia-
macollaje, las parcelas fertilizadas tempranamente habrían presentado una
disponibilidad posicional ventajosa del N aplicado, con respecto al nativo. El mayor
suministro nitrogenado tuvo una influencia notable sobre el número de espigas por m 2,
que se tradujo en mayor biomasa aérea a cosecha y rendimiento. Sin embargo, la
biomasa aérea medida en antesis fue mayor para las parcelas fertilizadas en macollaje.
Esto puede explicarse por la oportunidad del aporte nitrogenado, en la etapa de mayor
tasa de crecimiento (encañazón). En cosecha, en cambio, la biomasa aérea estuvo
fuertemente asociada al rendimiento.
La proteína se mantuvo en un nivel de transición entre la deficiencia y suficiencia de N.
El 12% de proteína solo se superó con 80 kg de N aplicados, al menos en parte, en
macollaje.
En la campaña anterior (2013), después de 5 años del ensayo de larga duración, se
detectó una mayor capacidad de las parcelas fertilizadas para capturar más del
suministro de agua (lluvias durante el barbecho). En un año con alta disponibilidad
hídrica como el 2014, este efecto no se manifestó plenamente.
Agradecimientos
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Bibliografía
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1
Facultad de Agronomía y Veterinaria – Universidad Nacional de Río Cuarto. Ruta
Nac.36, km601. Río Cuarto, Córdoba, Argentina.2Yara Argentina S.A.Av. Libertador 498.
C.A.B.A, Argentina.
* [email protected]
Resumen
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Introducción
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meq 100 g-1) con 1, 2 y 3 Tn ha-1 de yeso (20% Ca), como fuente de calcio aplicado a
inicio de floración, en ambientes con diferentes condiciones de humedad durante el
llenado; Fernández y Tomaselli (2006) en Gral. Cabrera (5,74 meq 100 g-1) con CaB
(8% Ca + 0,5% B); Vissio (2008) en Gral. Cabrera (5,74 meq 100 g-1) con 200 y 400 kg
Ca ha-1 aplicado a la siembra. Recientemente, Lisa (2010), con dosis de 200 y 300 kg
Ca ha-1, usando como fuente un producto comercial granulado (23,4% Ca + 18,6% S)
aplicado en R3,sólo detectó un aumento del rendimiento en Coronel Moldes(816 ppm
Ca), pero en Río Seco (1360 ppm Ca) las diferencias se presentaron en el rendimiento
confitería debido, principalmente, al incremento proporcional de las semillas de mayor
tamaño. Por su parte, Casini et al. (1997) en una experiencia en parcelas con y sin riego
a la que se le incorporaron dosis crecientes de Ca (1, 2 y 3 Tn ha-1 de yeso),no
observaron diferencias significativas en el rendimiento, aunque registraron una
tendencia de interacción positiva entre el agua disponible durante la formación de frutos
y la dosis de Ca que favoreció la absorción del nutriente por los frutos.
Recientemente, en la región manisera de Córdoba, se ha observado una pérdida de
bases de intercambio y acidificación de los suelos generada por la agricultura intensiva
que produce cambios en las propiedades fisicoquímicas pudiendo originar una
disminución de su productividad (Pezzini et al., 2010).Paralelamente, ha crecido de
manera notable la superficie de cultivo de maní en la que se realiza fertilización con Ca
(Cámara Argentina del Maní, Com. Pers.).
Las fuentes de Ca más utilizadas son yeso (sulfato de calcio; SO 4Ca), hidróxido de
calcio (Ca(OH)2), caliza (CaCO3) y dolomita (CaCO3.MgCO3) (Vasquez y Pagani, 2015).
Como principal desventaja, de estos fertilizantes es la cantidad que se requiere aplicar
(kg ha-1) (Casini et al., 1997; Fernandez et al., 1998; Pezzini et al., 2010) que dificulta la
logística y tareas de aplicación. Además, la alta cantidad de agua necesaria para su
disolución y pasar a formar parte de la solución del suelo, solubilidad que depende de
las características químicas del material (e.g. solubilidad: dolomita 1 g l-1; yeso 2,1 g l-1)
y del tamaño de las partículas(granulometría) del producto que se aplica al suelo
(Vasquez y Pagani, 2015). Estas características determinan, en varias ocasiones, que el
Ca no esté disponible en el momento crítico de clavado y posterior desarrollo del fruto
(Gascho y Davis, 1994).
Una alternativa al uso de estos fertilizantes cálcicos es el nitrato de calcio (Ca (NO3)2)
que presenta una alta disponibilidad de Ca por su alto grado de solubilidad (129 g l-1)
suministrando Ca soluble y asimilable de manera inmediata.
El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto y la performance del fertilizante Yara
Liva™Nitrabor™ (nitrato de calcio + boro)sobre el rendimiento y calidad comercial del
cultivo de maní en diferentes suelos de la región manisera de la provincia de Córdoba.
Materiales y Métodos
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Resultados y Discusión
El rendimiento en frutos del cultivo respondió de manera significativa (α<0,10) a la
aplicación del fertilizante en 11 de los 16 sitios de la región manisera de Córdoba
evaluados en este trabajo (Tabla 1). En esos sitios, el tratamiento testigo presentó los
menores valores de rendimiento de frutos mientras que los tratamientos de fertilización
no difirieron entre sí en ninguno de los ambientes evaluados. En Justo Daract los
tratamientos de fertilización coincidieron con áreas donde no se había inoculado el
cultivo por lo que cada tratamiento se comparó con un testigo de igual condición (e.i.
con inoculación C/I y sin inoculación S/I).
-1
Tabla 1. Rendimiento de frutos (kg ha ) según tratamientos de fertilización evaluados en
diferentes sitios de la región manisera de Córdoba.
Zona Dosis 130 Dosis 65+65 Testigo p
1 Las Acequias 6169 a 5697 ab 5358 b 0,0903
2 La Ensenada 6195 ab 6701 a 6033 b 0,0687
3 Punta del Agua 7263 a 7127 a 5814 b 0,0027
4 Río Cuarto 5738 5471 5686 0,7673
5 Tancacha 5128 5672 5045 0,2370
6 Del Campillo 4428 4615 4959 0,1426
7 Huinca Renancó 5059 a 4555 ab 4447 b 0,0548
8 Italó 6611 a 6856 a 6049 b 0,0372
9 Jovita 7326 ab 7607 a 6781 b 0,0753
10 Gral.Levalle 6211 6071 5324 0,1097
11 V. Mackenna 3677 b 4325 a 3705 b 0,0405
12 Ranqueles 5513 a 5093 ab 4650 b 0,0310
13a Justo Daract S/I 5700 a -------- 4081 b 0,0001
13b Justo Daract C/I -------- 7464 a 6502 b 0,0164
14 Villa Valeria 6488 5860 6256 0,1410
15 De La Serna 6900 a 6888 a 5831 b 0,0648
16 Gral. Cabrera 4776 a 4833 a 3435 b 0,0131
En cada fila, letras distintas indican diferencias estadísticamente significativas, Test LSD de
Fisher (α<0,10).
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Dosis 130
6000 Dosis 65+65
Testigo
1000
5000 500
Residuos
4000 -500
-1000
3000 4000 5000 6000 7000 8000
Media ambiental
3000
3000 4000 5000 6000 7000 8000
Media ambiental
-1
Figura 2. Rendimiento de frutos (Kg ha ) y residuos (en caja) de los diferentes tratamientos en
función de la media ambiental de los sitios evaluados.
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5245 b
5000 4069 B
4535 A 4505 A
4000
3000
o
0
65
ig
13
st
+
Te
65
-1
Figura 3. Rendimiento promedio de frutos y granos (Kg ha ) de los diferentes sitios para cada
tratamiento.
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2.0 600
Peso de 1 Fruto
Nº de frutos
Número de frutos (m 2)
Peso de 1 fruto (g)
1.5
500
a a
1.0 b
400
0.5
0.0 300
o
0
65
ig
13
st
+
Te
65
Figura 4. Peso individual de 1 fruto y número de frutos por unidad de superficie en función de
diferentes tratamientos de fertilización evaluados.
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100 0.9
B
A
Rendimiento Confitería (%)
0.78 a 0.78 a
0.8
Relación Grano/Caja
0.76 b
80 0.7
0.6
0.5
60
8 (%)
0.4
o
7,5 (%)
13
ig
+6
st
Te
65
40
Z 6,5 (%)
9 (%)
7 (%)
Z 6 (%)
10%
20
0
130
130
130
130
130
130
130
130
Testigo
Testigo
Testigo
Testigo
Testigo
Testigo
Testigo
Testigo
65+65
65+65
65+65
65+65
65+65
65+65
65+65
65+65
Figura 5. Rendimiento confitería y categorías granométricas (A) y relación grano/caja (B) en
función de diferentes tratamientos de fertilización evaluados.
Conclusiones
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Agradecimientos
Financiamiento: Yara Argentina S.A. y Unidad de servicios del departamento de
producción vegetal USPROVEG - Universidad Nacional de Río Cuarto. Los autores
agradecen a las empresas Olam Argentina S.A., Golden Peanut Argentina S.A., Olega
Saciiayf y Maniagro Argentina S.A., por facilitar los lotes de producción para la
realización de los ensayos experimentales.
Bibliografía
Bonadeo E. & I. Moreno. 2006. Nutrición Mineral. Cáp. IV. En: El cultivo de maní en
Córdoba. Fernandez E.M. y O. Giayetto Eds. Universidad Nacional de Río Cuarto. p.
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Casini C., P. Salas, M. Sagadín & N. R. Grosso.1997. Estudio del efecto del riego y la
fertilización con calcio sobre la calidad del maní tipo “Runner”.12 Jornada Nacional del
Maní. General Cabrera, Córdoba. p. 40-41.
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Resumen
Introducción
Los árboles cítricos son altamente dependientes de la fertilización y particularmente
realizan una gran extracción de nitrógeno (N) del suelo (Hernández, 2006). La urea es el
fertilizante nitrogenado más utilizado en el medio; y durante la mineralización de esta
fuente, el N contenido en ella queda sujeto a procesos de volatilización como amoníaco
gaseoso (NH3) a la atmósfera, reduciendo así su eficiencia y constituyéndose en un
contaminante (Videla, 1955; Echeverría, 2006). Una vez aplicada, la urea es hidrolizada
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Materiales y Métodos
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La unidad experimental estuvo constituida por 10 plantas contiguas en una misma fila.
Estas parcelas se dispusieron en un diseño en bloques totalmente aleatorizados con
tres repeticiones. Los tratamientos ensayados fueron:
1. Testigo sin fertilizar (TESTIGO).
2. Urea (46% N) (UREA).
3. Solución Urea-nitrato de amonio (33% N) (UAN).
4. Nitrato de amonio calcáreo (27% N) (CAN).
La dosis utilizada fue de 330 kg N ha-1 (0,5 kg N planta-1) recomendada para planta
adultas con patrón semi-enanizante. La aplicación se realiza generalmente en invierno,
pero en este ensayo se hizo en el mes de octubre, de manera convencional al voleo
para los fertilizantes sólidos y chorreado para el fertilizante líquido; ambos en la franja
delimitada por el vuelo de la copa de tres metros de ancho (Aso, 1980).
Los parámetros edáficos evaluados fueron: N volatilizado (kg ha-1), temperatura del
suelo a 0,05 m y humedad del suelo a una profundidad de 0-0,2 m.
Para medir el amoníaco volátil se utilizó un sistema de absorción semi-abierto estático,
adaptado del propuesto por Nommik (1972). Consiste en atrapar el amoníaco
volatilizado por medio de cámaras de captación compuestas por un cilindro de
policloruro de vinilo (PVC) enterrado 5 cm para aislar el área de suelo a monitorear; la
retención del NH3 se realiza con un disco de espuma de poliuretano embebido con
solución de ácido sulfúrico 1N, que capta y estabiliza el NH3 emitido; un segundo disco
embebido se coloca por encima del primero con la finalidad de capturar el NH3
proveniente del exterior de la cámara y evitar así la contaminación del inferior. Dichos
discos se reemplazan al momento de la lectura: el disco inferior se transporta en envase
hermético al laboratorio, donde se lava con agua destilada y, a partir de una alícuota, se
determina la concentración de N mediante destilación por arrastre de vapor, titulación y
cálculo de concentración. Se colocó una cámara por parcela y los discos fueron
cambiados al primer, segundo, cuarto, séptimo y décimo primer día después de la
aplicación del fertilizante nitrogenado determinando una frecuencia diaria hasta el día
dos; de dos, tres y cuatro días respectivamente para las mediciones restantes.
El registro de temperatura del suelo se realizó con un sensor enterrado a 0,05 m y a una
distancia de 0,1 m de las cámaras. El contenido hídrico del suelo se obtuvo mediante
determinaciones gravimétricas realizadas en cada cambio de disco.
Se realizaron determinaciones de rendimiento de fruta fresca para las cosechas de
invierno y de verano. Además se hicieron mediciones vegetativas de diámetro de tallo.
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Con los datos de N perdidos por volatilización se realizó un ANOVA y una comparación
de medias con el test de Fisher (p<0,05), mediante el uso del software INFOSTAT (Di
Rienzo et al., 2009). Se ajustó una ecuación para estimar las tasas de pérdida para
cada fuente y las pérdidas relativas al día 15 posterior a la aplicación de la fuente
nitrogenada (Leal et al., 2007).
Resultados y Discusión
Se registraron pérdidas por volatilización desde el primer día de medición. Las distintas
fuentes nitrogenadas presentaron comportamientos significativamente disímiles
(p<0,05). En el tratamiento UREA, las pérdidas acumuladas fueron superiores (p<0,05)
desde el segundo y hasta el último día de muestreo, en comparación con UAN, CAN y
Testigo. Los tratamientos Testigo y CAN no registraron diferencias significativas entre
ellos durante todo el período experimental (Tabla 2), coincidentemente con lo observado
por Barbieri (2003).
-1
Tabla 2. Pérdidas de N acumuladas (kg ha ). Octubre 2013, San Andrés, Cruz Alta. Tucumán, Argentina.
Letras distintas en la misma fila indican diferencias significativas entre tratamientos (p<0,05).
Tratamientos
Día Urea UAN CAN Testigo
1 2,22 a 2,78 a 1,47 ab 0,36 b
2 11,98 a 5,78 b 2,88 bc 0,73 c
4 30,57 a 10,19 b 3,81 b 0,97 b
7 54,82 a 15,79 b 4,73 b 0,97 b
11 65,38 a 29,4 ab 6,23 b 1,47 b
La curva de pérdidas acumuladas para UREA tuvo una distribución sigmoidea (Figura 1)
que se corresponde con la actividad de la enzima ureasa. Similares resultados
encontraron Soares (2012) en laboratorio, y Velthot (1990) en praderas con cámaras de
túnel de viento. A partir de ecuaciones de ajuste (Figura 1) se estimó las tasas de
pérdida para cada fuente en función del tiempo (Figura 2) y la pérdida relativa al día 15
posterior a la aplicación (Figura 3).
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kg.ha-1 acumulada
y = 27,721ln(x) - 2,6186
R² = 0,9703 Urea
70
UAN
60
Testigo
50
CAN
40
y = 10,093ln(x) - 0,1777
R² = 0,8518
30
20
y = 1,8587ln(x) + 1,4374
R² = 0,9786
10
y = 0,4003ln(x) + 0,3873
0 R² = 0,9111
0 2 4 6 8 10 12 14
Dias desde aplicación
2
Figura 1. Pérdidas acumuladas por tratamiento con sus respectivas ecuaciones de ajuste y R . Octubre
2013, San Andrés, Cruz Alta. Tucumán, Argentina.
Kg.ha-1 Urea
16 UAN
14 Testigo
12 CAN
10
0
0 2 4 6 8 10 12 14 16
Dias desde aplicación
-1
Figura 2. Pérdidas diarias estimadas de N (kg ha ) por volatilización. Octubre 2013, San Andrés,
Cruz Alta. Tucumán, Argentina.
Los tratamientos UREA, UAN y CAN tuvieron las mayores tasas de volatilización al
segundo, tercer y primer día respectivamente (Figura 2). En plantaciones cítricas de
Florida se encontraron las mayores tasas de pérdida para urea al quinto día de su
aplicación (Mattos, 2003). Cantarella et al (2003), en San Pablo, registró las mayores
tasas de pérdida al tercer día, al igual que Soares (2012) en laboratorio con aplicaciones
de 300 kg N ha-1. Este adelanto en los picos de pérdida pudo ser consecuencia del
retraso en la aplicación hasta el mes de octubre, cuando las temperaturas del suelo son
mayores a las registradas en la época invernal.
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Las pérdidas relativas al total de N aplicado estimadas a los 15 días fueron de 21,5%,
7,7% y 1,5 % para UREA, UAN y CAN respectivamente (Figura 3).
% perdidas de N
25% Urea
UAN
20%
CAN
15%
10%
5%
0%
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15
Dias desde aplicación
Para el tratamiento UREA, las pérdidas relativas fueron inferiores a las citadas por
Cantarella (2003), Mattos (2003), Soares (2012) y Ferraris (2014), quienes encontraron
valores del 37, 33, 37 y 39,5 % respectivamente. Ferraris (2009), para la localidad de
Pergamino en maíz temprano y con una dosis de 120 kg N ha-1 obtuvo pérdidas del
13,2% para la fuente UREA y 3,3% para UAN.
Para CAN, Barbieri (2003) en la localidad de Balcarce con dosis de 70 kg N ha-1 obtuvo
valores inferiores a 1%; mientras que Ferraris (2014) en Pergamino, sobre maíz tardío
con dosis de 120 kg N ha-1 encontró pérdidas del 2,7%. Esta menor pérdida por
volatilización para el CAN se debería a la solubilidad del calcio presente en la fuente, el
cual reacciona con el carbonato de la solución del suelo formando compuestos de baja
solubilidad, disminuyendo el pH y regulando de esta manera el proceso de volatilización
(Easterwood, 2002; Echeverria, 2006).
La temperatura del suelo se ubicó entre 18,8 y 22,2ºC (Figura 4). De acuerdo a Videla
(1994), Sáinz Rozas (1997) y Echeverría (2006), la temperatura influye mayormente en
la acción de la enzima ureasa con un rango de actividad de 10 a 40ºC, incrementándose
por encima de los 20ºC. Probablemente este factor contribuya a explicar las diferencias
con la literatura citada.
La humedad edáfica se mantuvo entre 19,5 y 25% con un promedio de 22,5%, sin
diferencias significativas entre tratamientos durante toda la duración del ensayo. Estas
condiciones de humedad generadas por el riego, se diferencian de las citadas como
óptimas para una alta tasa de volatilización, que ocurren cuando la aplicación se realiza
con humedad cercana a capacidad de campo y el suelo se seca lentamente (Videla,
1994; Echeverría, 2006). El factor humedad de suelo, sumado a las condiciones de
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Figura 4. Valores de humedad edáfica gravimétrica y temperatura del suelo promedios durante el
ensayo. Octubre 2013, San Andrés, Cruz Alta. Tucumán, Argentina.
Conclusiones
En plantaciones de limoneros la fuente nitrogenada aplicada en el mes de octubre tuvo
un marcado efecto en la tasa de volatilización debido a la naturaleza del compuesto
nitrogenado y su reacción con el medio.
UREA presentó mayores pérdidas por volatilización, seguida por UAN. CAN fue la
fuente con menores pérdidas por volatilización.
Fuentes con menor contenido de nitrógeno amídico como UAN y CAN constituyen una
alternativa válida para aumentar la eficiencia en la fertilización nitrogenada.
Se hace necesario cuantificar las pérdidas por períodos mayores al evaluado para
estudiar su dinámica. En el mismo sentido, debe evaluarse la respuesta productiva para
verificar los efectos de mencionada eficiencia.
Bibliografía
Aso, P. J. 1980. La fertilización con Nitrógeno en limoneros. Avance Agroind. 2: 23
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ORCELLET, JUAN 1*; REUSSI CALVO, NAHUEL 2,3; SAINZ ROZAS, HERNÁN 3;
ECHEVERRÍA, HERNÁN 3; DIOVISALVI, NATALIA 2 ; BERARDO, ANGEL 2.
1
INTA Rafaela, 2Laboratorio de suelos FERTILAB, 3
Unidad Integrada Balcarce;
*[email protected].
Resumen
El maíz durante el llenado de granos re-moviliza o acumula el N-NO3- en la base del tallo
(NBT), según se encuentren en situaciones de deficiencia o excesos de N,
respectivamente. Por lo tanto, el objetivo del presente trabajo fue evaluar en diferentes
ambientes de la región pampeana (RP) el comportamiento del NBT como indicador de
niveles de deficiencia, suficiencia y excesos de N. En la campaña 2013-2014 se
realizaron 23 experimentos de fertilización en el sudeste bonaerense (SEB), en
siembras tempranas (NRPte) y tardías del norte de la RP (NRPta). El diseño
experimental fue en bloques completos aleatorizado con tres repeticiones y se
evaluaron 5 dosis de N: 0, 40, 80, 120 y 200 kg N ha-1. Se evaluó el rendimiento (14,5%
de humedad) y el contenido de NBT. Para determinar los umbrales de suficiencia (US)
se relacionó el rendimiento relativo (RR) con NBT. Por otro lado, para definir los
umbrales de exceso (UE) se relacionó la eficiencia de uso de N (EUN) con NBT, donde
se estableció una EUN igual a relación de precio histórica de 10:1 (precio de grano:
precio fertilizante). Para ambas zonas y fechas de siembra, se determinó un 78% de los
casos diagnosticados de forma correcta cuando el US fue igual a 1000 mg kg -1 (RR =
95%). Por otro lado, se determinó que valores de NBT por encima de 2000 mg.kg -1
indicarían aplicaciones excesivas de N, dado que la EUN se ubicó por debajo 10:1. En
síntesis, se determinó que el contenido de NBT es un adecuado indicador del estatus
nitrogenado del cultivo de maíz, dado que permitió establecer umbrales de suficiencia y
de exceso de N.
Introducción
El cultivo de maíz (Zea mays. L) es el cereal de verano más importante de los sistemas
agrícolas de la región pampeana argentina (RP). El mismo se realiza bajo condiciones
edafo-climáticas contrastantes, tales como las presentes en el Sudeste Bonaerense
(SEB) y en el Norte de la RP (NRP). Dichas regiones difieren en el contenido de materia
orgánica (MO) de los suelos (mayores en el SEB) y en la temperatura media durante el
ciclo (mayor en el NRP). Para ambas regiones el déficit hídrico es la principal limitante
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Materiales y Métodos
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estableció una EUN fija e igual a relación de precio histórica de 10:1 (precio de grano:
precio fertilizante) (Pagani et al., 2008) tal como fue propuesto por Binford et al. (1992).
Para comparar las diferencias entre zonas y fechas de siembra para las distintas
variables edáficas, rendimiento y NBT del 0N, se realizaron análisis de la varianza
utilizando el procedimiento incluido en las rutinas del programa R commander (R Core
Team, 2014), considerado zona y fecha de siembra como tratamiento. Cuando las
diferencias entre tratamientos fueron significativas, se empleó el test de la diferencia
mínima significativa (DMS), con un nivel de probabilidad de 5 %.
Resultados y Discusión
Las precipitaciones medias durante el ciclo del cultivo fueron de 575, 650 y 750 mm
para el SEB, NRPte y NRPta, respectivamente, en general, superaron la demanda
hídrica del cultivo (Andrade & Gardiol, 1995; Castellarín et al., 2010), por lo tanto para la
mayoría de los sitios experimentales las condiciones hídricas fueron adecuadas. Sin
embargo, en solo 3 sitios del SEB se determinó un déficit hídrico en durante el período
crítico del cultivo.
El rendimiento promedio del tratamiento 0N fue de 8800, 8577 y 10955 kg ha-1, para el
SEB, NRPte y NRPta (Tabla 2), siendo significativa (p< 0,05) la diferencia entre zona y
fechas de siembra. El rendimiento del 0N es un indicador la capacidad del suelo de
proveer N (Cassman et al., 1996), por lo tanto estos resultados estarían indicando una
mayor oferta de N en el NRPta. Es válido mencionar que el menor potencial de
mineralización (Nan) se determinó en dicha región. No obstante, la mayor temperatura y
menor contenido de arcilla (datos no mostrados) del NRP compensa dicha diferencia,
obteniendo similares o incluso mayores aportes de N por mineralización (Orcellet et al.,
2015b). En línea con esto, la menor respuesta media al agregado de N (757 kg ha-1) y
por ende la menor EUN promedio (8,2 kg grano kg Nf -1) fue determinada en maíces del
NRPta. Por el contrario, la máxima respuesta media (1610 kg ha-1) y EUN (15,5 grano
kg Nf-1) se determinaron en el NRPte (Tabla 2).
El contenido de NBT a madurez fisiológica es un indicador del estatus nitrogenado que
tuvo el cultivo de maíz (Binford et al., 1990, 1992; Blackmer & Mallarino, 1996). Al
evaluar el NBT del tratamiento 0N, las mayores y menores concentraciones fueron
determinadas en maíces tardíos y tempranos del NRP, respectivamente (Tabla 2). Estos
resultados indican mayor oferta de N en siembras tardías con respecto a siembras
tempranas en el NRP, producto de un mayor aporte por mineralización (Orcellet et al.,
2015b). Por otro lado, para ambas zonas y fechas de siembra se determinó un
incremento del contenido de NBT frente a aumentos en la disponibilidad de N.
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Para ambas zonas y fechas de siembra el contenido de NBT permitió definir umbrales
de suficiencia. En el SEB para determinar el US se excluyeron del análisis los sitios con
deficiencia hídricas en el período crítico (n = 3), debido a una alta concentración de NBT
producto del bajo rendimiento del cultivo (Figura 1a). Para el SEB, utilizando la
metodología de Cate y Nelson (1965), se determinó que para lograr el 95% del RR es
necesario un contenido de NBT de 1000 mg kg-1, siendo del 87% el número de casos
diagnosticados de forma correcta (cuadrantes inferior izquierdo y superior derecho)
(Figura 1a). Para esta estos ambientes, Sainz Rozas et al. (2001) han determinado nula
o muy baja probabilidad de respuesta a la fertilización nitrogenada con niveles de NBT
superiores a 800 mg kg-1.
Por otro lado, en el NRPte el RR se relacionó linealmente con el contenido de NBT,
donde el US fue igual a 955 mg kg-1 (Figura 1b). Además, se determinó un incremento
de 2% del RR por aumento unitario (mg kg-1) de NBT. Sin embargo, para estos
ambientes (NRPte), se ha reportado un US inferior (400 mg kg -1) (Bianchini et al., 2005).
Por último, para NRPta, mediante la metodología de Cate y Nelson (1965), se determinó
que le US fue de 750 mg kg-1 (Figura 1b). Para ambas zonas y fechas de siembras los
US determinados se encuentran dentro del rango de 700 – 1000 citado por la
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bibliografía (Binford et al., 1990, 1992; Blackmer & Mallarino, 1996; Sainz Rozas et al.,
2001).
El análisis de tejido vegetal es un integrador de variables de suelo y de las condiciones
de crecimiento del cultivo, por lo tanto es posible agrupar las diferentes zonas y fechas
de siembra. Al relacionar el RR y el NBT de todos los sitios experimentales, se
determinó que para lograr el 95 % del RR es necesario un contenido de NBT igual a
1000 mg kg-1 (Figura 1d). Mediante el conteo en los cuadrantes positivos se determinó
un 78% de los casos bien diagnosticados. Es válido mencionar que dicho US resultó
similar al reportado para el hemisferio norte por Binford et al. (1992), lo cual evidencia el
buen comportamiento del NBT como índice de disponibilidad de N que tuvo el cultivo.
SEB NRPte NRPta
110
a) b)
- +
100
90
RR (%)
80
70
+ - RR (%) = 0,02*NBT (mg kg -1)+ 75,9
Déficit Hídrico r2= 0,39
60
110
c) d)
- + - +
100
90
RR (%)
80 + -
70
+ -
60 Déficit Hídrico (SEB)
0 1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000 0 1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000
-1
NBT (mg kg ) NBT (mg kg -1)
Figura 1. Rendimiento relativo (RR) en función del N-NO3- en base de tallo (NBT) para:
a) sudeste bonaerense (SEB), b) maíz temprano del norte de la región pampeana
(NRPte), c) maíz tardío del NRP (NRPta) y d) todos los sitios experimentales. + =
diagnóstico correcto; - = diagnóstico incorrecto.
Por otro lado, al analizar por zona y fecha de siembra, el contenido de NBT permitió
determinar umbrales de exceso de N en el SEB (Figura 2a) y en NRPta (Figura 2c).
Para ambas situaciones se determinó que por encima de 2000 mg kg -1 de NBT la EUN
se ubicó por debajo de la relación histórica de precio de grano: precio de N (10:1). Dicho
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+ -
30
20
10
0
- +
40
c) d) Deficit Hídrico (SEB)
+
EUN (kg grano kg Nf -1)
30 + - -
20
10
0
1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000 1000 2000 3000 4000 5000 6000 7000 8000
-10
- +
-20 - +
NBT (mg kg -1) NBT (mg kg -1)
Figura 2. Eficiencia de uso de nitrógeno del fertilizante (EUN) en función del N-NO3- en
base de tallo (NBT) para: a) sudeste bonaerense (SEB), b) maíz temprano del norte de
la región pampeana (NRPte), c) maíz tardío del NRP (NRPta) y d) todos los sitios
experimentales. + = diagnóstico correcto; - = diagnóstico incorrecto.
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Conclusión
Agradecimientos
Este estudio se hizo posible por el apoyo financiero del Proyecto INTA (PNSUELO-
1134024) y de Fertilab (Laboratorio de Suelos y Plantas).
Bibliografía
Andrade, FH & J Gardiol. 1995. Sequía y producción de los cultivos de maíz girasol y
soja. Boletín técnico 132. EEA INTA Balcarce.
Bianchini, A.; ME MagnellI; D Canova; S LorenzattI; D PeruzzI; J Rabasa & F García.
2005. Diagnóstico de fertilización nitrogenada para maíz en siembra directa. En: Actas
VIII Congreso Nacional de Maíz. pp. 230-233.
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corn production. Agron. J. 82(1): 124-129.
BInford, GD; AM Blackmer & BG Meese. 1992. Optimal concentrations of nitrate in
cornstalks at maturity. Agron. J. 84(5): 881-887.
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Cassman, KG; A Dobermann; PCS Cruz; GC Gines; MI Samson; JP Descalsota; JM
Alcantara; MA Dizon & DC Olk. 1996. Soil organic matter and the indigenous nitrogen
supply of intensive irrigated rice systems in the tropics. Plant and Soil. 182: 267-278.
Castellarín, J; F Ferraguti & J Andriani. 2010. Caracterización del ambiente y
determinación del rendimiento de maíz durante la campaña 2009/10 en Oliveros (Santa
Fe). Para mejorar la producción 44. EEA Oliveros INTA.
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Orcellet, J.M.; NI Reussi Calvo; HE Echeverría; HR Sainz Rozas; N Diovisalvi & A
Berardo. 2015b. Mineralización de nitrógeno en maíz: Efecto de zona y fecha de
siembra. Presentado en: Simposio Fertilidad 2015 “Nutriendo los suelos para las
generaciones del futuro”. Rosario, 19 y 20 de Mayo de 2015.
Orcellet, J.M.; NI Reussi Calvo; HE Echeverría; HR Sainz Rozas; N Diovisalvi & A
Berardo. 2015a. ¿Podemos mejorar el diagnóstico de nitrógeno en maíz en la Región
Pampeana? Presentado en: Simposio Fertilidad 2015 “Nutriendo los suelos para las
generaciones del futuro”. Rosario, 19 y 20 de Mayo de 2015.
Pagani, A; HE Echeverría & HR Sainz Rozas. 2009. Respuesta a nitrógeno y azufre en
el cultivo de maíz en diferentes ambientes en la provincia de Buenos Aires. Ci. Suelo
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R Core Team. 2014. R: A language and environment for statistical computing. R
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Sainz Rozas, H.; HE Echeverria & H Angelini. 2011. Niveles de carbono orgánico y ph
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Sainz Rozas, HR.; HE Echeverria; E Herfurth & GA Studdert. 2001. Nitrato en la base
del tallo de maíz. ΙΙ Diagnóstico de la nutrición nitrogenada. Ci. Suelo. 19(2): 125.
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Materiales y Métodos
Se condujeron experimentos a campo en suelos clasificados como Hapludoles ubicados
en dos establecimientos del centro de la provincia de Buenos Aires con manejos
representativos de sistemas agrícolas de la región subhúmeda pampeana. En cada lote
se delimitaron zonas de manejo (ZM) de alta (AP) y baja (BP) productividad mediante:
fotointerpretación de imágenes satelitales de cultivos en campañas anteriores a las de
este estudio y análisis de clúster de índice verde de imágenes satelitales de cultivos
anteriores según la siguiente ecuación:
NVDI = (RNIR–RR) (RNIR+RR)-1
Donde NDVI es el índice verde, RNIR es la reflectancia en infrarrojo cercano (longitud
de onda de 760-900 nm), y RR es la reflectancia en rojo visible (longitud de onda de
630-690 nm).
Se implantaron 6 lotes, 4 durante la campaña 2013-2014 y 2 durante 2014-2015. Dentro
de cada lote y zona de manejo se implantaron los siguientes tratamientos (Tabla 1). Las
fechas de siembra temprana fueron inicios de octubre (maíz) e inicio de noviembre
(soja); las tardías fueron mediados de diciembre para ambos cultivos. El tratamiento de
fertilización fue aplicado como superfosfato triple (75 kg ha-1) en bandas en superficie a
la siembra.
Tabla 1: Tratamientos utilizados para cada lote y zona de manejo (AP y BP).
Cultivo Fecha de siembra Fertilización
Maíz o Soja Temprano P0
Maíz o Soja Temprano P1
Maíz o Soja Tardío P0
Maíz o Soja Tardío P1
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Resultados y Discusión
Durante la campaña 2013-2014 las precipitaciones durante el período septiembre-marzo
fueron de 478 mm, 169 mm menos que el promedio histórico para la zona. Se destacan
lluvias en el mes de febrero de 139 mm. Durante la campaña 2014-2015 las
precipitaciones durante el período septiembre-marzo fueron de 490 mm, 156 mm menos
que la media histórica.
Propiedades de los suelos
Las zonas de manejo de alta productividad se ubicaron en posiciones bajas en el
paisaje y presentaron en promedio valores mayores de MO (3,4 %) y CE (0,2 dS/m) y
valores menores de Pe (12,5 ppm) y de arena (46,4 %), que las zonas de baja
productividad (2% MO; 0,1 CE; 25,6 ppm de Pe y 74 % de arena). El valor de pH fue
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similar en promedio para ambas ZM (Tabla 2). Datos similares fueron encontrados por
Zubillaga et al. (2006), para la zona de Vedia (Provincia de Buenos Aires).
Tabla 2: Análisis de los suelos (0 a 20 cm) previo a la siembra para cada lote, cultivo, y
zona de manejo por productividad. MO = Materia orgánica, Pe = Fosforo extractable, CE
= Conductividad eléctrica.
Zona de MO Pe CE Arena
Lote Cultivo pH
manejo (%) (ppm) (dS/m) (%)
Promedio ± desvío Alta 3,4 ± 0,4 12,5 ± 3,0 5,7 ± 0,3 0,2 ± 0,03 46,4 ± 6,7
estándar
25,6 ±
Baja 2,0 ± 0,4 5,8 ± 0,4 0,1 ± 0,04 74,0 ± 5,1
10,6
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que su relación es inversa al contenido de arena y Pe, ambos con una fuerte asociación.
pH y el lote presentaron un comportamiento que no se relaciona con las variables
anteriores.
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216 /
n/p <0,0001
Temprano Tardío Temprano Tardío
Rendimiento
(kg/ha) 4.596 3.495 3.770 2.471
108 / 108 /
n/p <0,0001 <0,0001
P0 P15 P0 P15 P0 P15 P0 P15
Rendimiento
(kg/ha) 4.366 4.826 3.460 3.529 3.757 3.784 2.484 2.458
54 / 54 / 54 / 54 /
n/p 0,0156 0,4511 0,8968 0,7585
La disminución del rendimiento en las zonas de manejo fue mayor para maíz (65%) que
para soja (23%) (Figura 3). En AP el rendimiento de maíz no fue afectado por
diferencias en las fechas de siembra, mientras que para soja en fechas tardías se redujo
un 24 % (Figura 3.a). En BP el rendimiento de maíz aumentó aproximadamente 80% en
fechas tardías mientras que decayó 34% en soja (Figura 3.b.). En AP y fechas de
siembra tempranas el agregado de P produjo incrementos similares de rendimiento para
maíz y soja (13 % y 10 % respectivamente), mientras que en fechas tardías este
incremento fue mayor en maíz (10 %) que en soja (2%) (Figuras 3.a.1 y 2). En BP el
agregado de P produjo variaciones de rendimiento negativas en el cultivo de maíz en
fechas de siembra temprana (-35%), mientras que en el resto de las combinaciones no
hubo variaciones (Figuras 3.b.1 y 2).
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Figura 3: Variación del rendimiento para soja y maíz en kg/ha y % entre: zonas de
manejo= figura 3, fechas de siembra en AP= figura 3.a, fechas de siembra en BP= figura
3.b, P0 y P1 para AP temprano= 3.a.1, P0 y P1 para AP tardío= 3.a.2, P0 y P1 para BP
temprano= 3.b.1, P0 y P1 para BP tardío= 3.b.2.
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Respuestas al agregado de P
La distribución de los datos de respuesta permitió un análisis de cuadrantes (Cate &
Nelson 1971). Se destacan 2 poblaciones: Sitios con menos de 17 ppm de Pe, en donde
se observan respuestas al agregado de P, independientemente del cultivo considerado.
Mientras que en los sitios con valores superiores a las 25 ppm de Pe, las respuestas a
la fertilización con este elemento para el maíz fueron erráticas, dependientes de las
precipitaciones en el período crítico (Figura 4). Estos valores son superiores a los
obtenidos por Prystupa et al. (2004) y Fontanetto et al. (2006), para maíz y soja
respectivamente en la Pampa Ondulada, con un umbral de 12 ppm de Pe.
175
150
125
Respuesta (%)
100
75
50
25
0
0,0 5,0 10,0 15,0 20,0 25,0 30,0 35,0 40,0
P en suelo (ppm) (0-20 cm)
Conclusiones
Las zonas de manejo de alta productividad se ubicaron en posiciones bajas en el
paisaje y presentaron en promedio valores mayores de MO, CE y valores menores de
Pe y de arena.MO, CE se asocian juntas en el mismo sentido que ZM, mientras que su
relación es inversa al contenido de arena y Pe, ambos con una fuerte asociación.
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Los cultivos presentaron diferente caída del rendimiento según fechas de siembra y
fertilizacion con P.
La respuestas se ubicaron en un umbral de disponibilidad por debajo de 17 ppm,
mientras que por encima de 25 ppm las mismas fueron erráticas.
Agradecimientos
A los proyectos INTA: Tecnologías de agricultura de precisión para mejorar la eficiencia
de la producción agropecuaria y Contribución al desarrollo agrícola ganadero del centro,
por el financiamiento de la investigación.
A los establecimientos: EEA “Domingo y María Barnetche Bolívar” y “Los Tambos” por el
uso de lotes y maquinaria agrícola.
A C. Aguilera por la colaboración en la redacción del manuscrito.
Bibliografía
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correlation data into two classes.Soil Science Society of America Journal, 35(4), 658-
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Fontanetto, H., & O. Keller, 2006.Consideraciones sobre el manejo de la fertilización de
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ondulada. INPOFOS Informaciones Agronómicas, (23), 1-4.
Zubillaga, M.M.; M. Carmona; A. Latorre; M. Falcón y J Barros. 2006. Estructura
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XX Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo. Paraná, Argentina.
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por un relieve ondulado con zonas deprimidas y elevadas, con diferente productividad
de cultivos,pudiendo determinar mediante información previa zonas de manejo dentro
de lotes.Esto induce a pensar que, en zonas de manejo contrastantes dentro de un
mismo lote,las funciones ajustadas entre los rendimientos de trigo y la disponibilidad de
N (suelo + fertilizante) pueden ser distintas, porque la demanda del nutriente por parte
del cultivo podría ser diferente.
El objetivo del estudio fue comparar los niveles críticos de N (suelo + fertilizante) para
alcanzar el máximo rendimiento de trigo entre zonas de manejo dentro de lotes del
Centro de la Provincia de Buenos Aires. Se hipotetizó que las zonas de alta
productividad tendrían un nivel crítico de N mayor que las zonas de baja productividad.
Materiales y Métodos
Los experimentos se realizaron en seis campos de productores ubicados en los partidos
de Bolívar, Hipólito Irigoyen, Pehuajó, 9 de Julio y 25 de Mayo (Buenos Aires), en suelos
Hapludoles representativos de la región. Durante dos campañas (2014 y 2015) y
mediante imágenes satelitales, cartas de suelo o mapas topográficos, se delimitaron
zonas de manejo contrastantes en lotes agrícolas en siembra directa: Alta productividad
(AP) y baja productividad (BP).El manejo de los cultivos de trigo se correspondió con
condiciones de alta producción (variedades, fertilización con fósforo no limitante, control
químico de malezas, plagas y enfermedades).Dentro de cada zona de manejo se
realizaron ensayos de cambios de rendimiento ante dosis crecientes de N. En todos los
casos se usó urea (46-0-0) como fuente nitrogenada, aplicada al inicio del cultivo, en
cobertura total. Las precipitaciones ocurridas entre mayo y noviembrede cada año y en
cada localidad variaron de 482 a 781 mm. Previo a la implantación se realizaron
muestreos de suelopara la determinación de nitratos en las capas de 0 a 20 y 20 a 40
cm de profundidad y de N mineralizable, fosforo extractable (Bray Kurtz 1), materia
orgánica por combustión humedad y pH en agua en la capa de 0 a 20 cm de
profundidad. El contenido de nitratos de 40 a 60 cm de profundidad se estimó como el
50 % del observado entre 20 y 40 cm. La cantidad de N disponible del suelo se estimó a
partir de la conversión de las concentraciones de nitratos por la densidad aparente de
cada capa.
En cada zona de manejo de los seis lotes se empleó tres o cuatro bloques completos
aleatorizados con cinco a seis tratamientos (0, 25, 50, 100, 150, 200, 250 kg de N ha -
1
).El tamaño de las parcelas experimentales fue de 10 m2 y la cosecha se realizó
manualmente sobre 3 m2.
La evaluación de los resultados se realizó a partir de un análisis de regresión para cada
zona de manejo ajustando los rendimientos relativos y la disponibilidad de N (suelo +
fertilizante) a una función tipo Mitscherlich, con la restricción de que Y(rendimiento
relativo)tienda a 100. Esta función posee dos parámetros, c y b:
( )))
2
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Resultados y Discusión
Los resultados de los análisis de suelo (Tabla 2) mostraron una concentración media de
materia orgánica67 % mayor en las zonas de APrespecto de las zonas de
BP,probablementeatribuido a la mayor producción y acumulación de biomasa. La
mineralización media fue 95 % superior y la disponibilidad de nitratos promedio 54 %
mayor en las zonas de AP, pudiendo atribuirse a una mayor actividad
microbianaademás de la superior concentración de materia orgánica, favorecida por la
alta humedad con respecto a laszonas de BP. El mayor crecimiento de los cultivos en
las zonas de AP con respecto a las de BP causa una mayor exportación de fósforo, lo
que explicaría la menor concentración del nutriente en estos ambientes. Los valores
medios de las propiedades químicas para las zonas de AP y BP, respectivamente,
fueron 14 y 9 mg kg-1 de N de nitratos, 48 y 25 mg kg-1 de N mineralizable, 12 y 26 mg
kg-1 de fósforo extractable, 2,8 y 1,7 % de materia orgánica y ambas con 5,8 de pH.
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La media de rendimientos fue de 4825 kgha-1 para AP con mínimo de 1478 kgha-1en 25
de Mayo y máximo de 7511 kgha-1en Hipólito Irigoyen. En las zonas de BP la producción
media fue de 3550 kgha-1con mínimos rendimientos de 895 kgha-1en 25 de Mayo y
máximos de 6456 kgha-1en Pehuajó.
En las figuras 1 y 2 se observan el modelo completo y simplificado respectivamente. En
el primer caso tenemos dos líneas y cuatro parámetros, mientras que en el segundo
tenemos menos restricciones al modelo (una línea y dos parámetros).El primer
parámetro “c” (- 0,02) corresponde a la eficiencia y es una constante para cada
nutriente, mientras que el parámetro “b” corresponde al N inicial en este caso no
contemplado al modelo, el cuál puede corresponderse con el N mineralizable.
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El incremento del error debido al uso de una sola función para explicar el rendimiento
relativo en función del N inicial a la siembra más el fertilizante, no fue significativo
(p<0,34), por lo tanto ambas zonas de manejo pueden ser explicadas conjuntamente
mediante una misma función (Tabla 3). En este estudio, conun umbral crítico de 102 kg
Nha-1 (suelo +fertilizante) se alcanza un rendimiento relativo al máximo de 90 %. Si bien
los rendimientos fueron superiores en AP que en BP, las respuestas promedio fueron de
1025 kgha-1 y 945 kgha-1para AP y BP respectivamente, mientras que la eficiencia de
uso de N fue AP: 5,3 kggrano/kgNy BP: 7,6 kggrano/kgN, pudiendo esta mayor eficiencia en
BP equiparar las dos curvas de rendimiento en cada zona de manejo.
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Tabla 4: Eficiencia de uso de nitrógeno (EUN) calculado para cada sitio y zona de
manejo a partir funciones tipo Mitscherlich. N0= N-nitratos (0-60 cm); N90= Necesidades
de nitrógeno calculado a partir del modelo para un rendimiento relativo del 90%; Rend.
90%= Rendimiento calculado a partir del 90% del máximo de cada sitio; Rend. N0=
Rendimiento calculado con el modelo a partir del N inicial. r2aj= Coeficiente de
determinación para cada ajuste. EUN= (Rto.90%-RtoN0)/(N90-N0).
Rend.
Zona de N0 N90 Rend.N0 EUN
90%
Sitio Año r2aj
manejo (kg/ha) (kg/ha) (kg/ha) (kg/ha) (kggrano/kgN)
Conclusiones
Los niveles críticos de N disponible (suelo + fertilizante) para alcanzar los máximos
rendimientos de trigo en diferentes zonas de manejo dentro de lotes puede ser
explicada por un único modelo.
Teniendo en cuenta cada lote de manera individual, el umbral crítico para lograr el 90%
del rendimiento varía, siendo en promedio 123 kg Nha-1para AP y 82 kg Nha-1para BP.
Agradecimientos
A los proyectos INTA: Tecnologías de agricultura de precisión para mejorar la eficiencia
de la producción agropecuaria y Contribución al desarrollo agrícola ganadero del centro,
por el financiamiento de la investigación.
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Bibliografía
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Facultad de Ciencias Agrarias, UCA. Cap. Gral. Ramón Freire 183 (C1426AVC) CABA,
Argentina.
*[email protected]
Resumen
Introducción
1
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Materiales y métodos
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Análisis estadístico
Se utilizó un modelo mixto para analizar si hubo diferencias entre tratamientos sobre
rendimiento y proteína (SAS, 1992). El modelo consideró varianzas heterogéneas entre
sitios. Se realizaron contrastes pre-planificados para calcular las diferencias entre
tratamientos de interés para cada variable y su significancia estadística y para
determinar el error estándar de cada promedio, que se incluyó en los gráficos.
Resultados
La campaña 2013-2014 se caracterizó por presentar excesivas precipitaciones, lo que
atrasó y dificultó la siembra y la implantación, y disminuyó la radiación interceptada por
el cultivo. La campaña de soja en 2014-2015 se caracterizó por presentar condiciones
climáticas muy favorables durante la mayor parte del ciclo del cultivo, permitiendo altos
rendimientos en grupos de madurez cortos y un crecimiento vegetativo algo excesivo en
los grupos de madurez largos (Tabla 1). El 70% de las localidades tenían menos de 15
mg kg-1 de P Bray, el 95% menos de 10 mg kg-1 de S-SO4 y el 45% tenían menos de 3%
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de materia orgánica (MO); el pH osciló entre 5.7 (Gualeguay) y 7.2 (Pringles II) y los N-
NO3 de 0-60 cm variaron entre 7 (Pringles II) y 146 kg ha-1 (Azul) (Tabla 1).
N-NO3
Proteína Rend.testig 0-60 S-SO4 pptoct+no pptene+feb
Localidad-año variedad testigo o cm pH MO P Bray mg kg-1 v+dic +mar
-1 -1
% ----- kg ha ----- % ---- mg kg -- ------mm-------
DM
Azul 2013 3810 36.4 3910 146 6.0 6.0 5 4.9 162 414
Carmen de DM
Areco2013 4670 N/D 2840 92 6.5 2.0 15 2.8 334 730
Daireaux20 NA
13 5009 39.1 4784 46 6.6 2.5 9 2.2 228 278
Gualeguay NA
2013 5009 39.3 3434 78 5.7 3.2 7 3.8 281 633
Mercedes DM
2013 4200 38.9 3873 79 6.5 3.6 25 5.8 249 592
Pehuajó201 DM
3 4800 38.1 2805 16 6.4 1.9 12 2 133 246
TapalquéLT DM
2013 4210 37.1 3311 84 6.3 5.3 5 3.3 194 328
Tapalqué DM
EC 2013 3810 34.5 3669 141 6.0 3.8 14 3.5 173 273
Tejedor DM
2013 3810 35.8 3586 16 6.4 1.9 12 2 205 370
Villegas DM
2013 3810 35.5 4702 25 6.3 2.2 11 5.6 417 375
Zavalla201 DM
3 3810 33.9 3095 70 N/D 3.2 28 N/D 332 692
America201 HiPro
4 3010 44.3 4057 80 6.0 2.4 21 3.3 151 123
Casbas DM
2014 4670 37.1 4050 48 6.4 1.7 13 4.5 253 182
Chacabuco DM
2014 4612 34.6 6499 82 6.0 3.8 7 5.4 363 279
Navarro FN
2014 4,35 37.6 5138 56 6.1 3.5 4.8 4.6 516 275
Pehuajó201 ACA
4 4550 35.6 4038 96 6.4 2.6 8 3.7 128 114
SPS
Pringles 3900
I2014 Plenus 35.9 3339 39 7.2 3.2 16 4.9 365 454
Pringles II SPS
2014 3900 37.3 2329 7 6.6 4.8 21 11.1 365 270
San Pedro NA
2014 5009 36.8 3751 35 6.1 3.1 6 2.6 363 361
Trenque
Lauquen DM
2014 4712 36.2 2759 78 6.6 2.5 11 2.1 228 174
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El rendimiento de las parcelas testigo varió entre 2329 kg ha-1 en Pringles y 6499 kg ha-1
en Chacabuco. El porcentaje de proteína osciló entre un promedio de 33.9% en Zavalla
y 45.2% en América, donde se sembró una variedad Hipro (alta proteína). La gran
diferencia en la concentración proteica a favor de la variedad Hipro indica la importancia
decisiva del genotipo sobre este factor.
La interacción localidad x tratamiento fue significativa para proteína (P=0,06), o sea que
la respuesta varió según la localidad, mientras que los efectos principales tratamiento y
localidad fueron significativos para rendimiento (P<0,01), pero no así su interacción
(P=0,18).
-1
Figura.1. Respuesta en rendimiento (eje x, kg ha ) y proteína en grano (eje y, puntos
-1
porcentuales) del cultivo de soja a la aplicación al voleo de 20 kg P ha presiembra. Cada punto
representa el promedio y el error estándar de una localidad en la región pampeana en las
campañas 2013/2014 y 2014/2015.
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-1
Figura 2. Respuesta en rendimiento (eje x, kg ha ) y proteína en grano (eje y, puntos
-1
porcentuales) del cultivo de soja a la aplicación al voleo de 13 kg S ha presiembra. Cada punto
representa el promedio y el error estándar de una localidad en la región pampeana en las
campañas 2013/2014 y 2014/2015.
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-1
Figura. 3. Respuesta en rendimiento (eje x, kg ha ) y proteína en grano (eje y, puntos
-1
porcentuales) del cultivo de soja a la aplicación al voleo de 21 kg P ha-1 y 13 kg S ha
presiembra. Cada punto representa el promedio y el error estándar de una localidad en la región
pampeana en las campañas 2013/2014 y 2014/2015.
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-1
Figura 4. Respuesta en rendimiento (eje x, kg ha ) y proteína en grano (eje y, puntos
-1
porcentuales) del cultivo de soja a la aplicación al voleo de 42 kg P ha-1 y 26 kg S ha
presiembra, comparado con el testigo sin fertilización. Cada punto representa el promedio y el
error estándar de una localidad en la región pampeana en las campañas 2013/2014 y 2014/2015.
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-1 -1
Figura 5. Respuesta en rendimiento (eje y, kg ha ) a la aplicación al voleo de 42 kg P ha y 26
-1
kg S ha presiembra en función del rendimiento promedio de cada sitio del cultivo de soja. Cada
punto representa el promedio y el error estándar de una localidad en la región pampeana en las
2
campañas 2013/2014 y 2014/2015. Y=-1126+0.413 x; R =44%; las líneas punteadas representan
el intervalo de confianza del 95%. La localidad de Chacabuco no se incluyó en esta regresión por
presentarse como un valor extremo.
Discusión
La fertilización con 12-13 kg ha-1 de S con una base de 20-22 kg de P ha-1, al contrario
de lo hipotetizado, no aumentó los rendimientos en forma significativa, a pesar de que
los niveles de S-sulfato hallados superficialmente (0-20 cm) estuvieron en su gran
mayoría por debajo de 10 mg kg-1, valor considerado como umbral de respuesta (García
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&Ciampitti, 2009). Lo mismo fue observado por Boga y Ramírez (2014) en una red de 12
ensayos en la región centro-norte pampeana.
Tal como sugieren Soldini et al. (2009), en la variación en la expresión del contenido de
proteína en grano intervienen variables como: el potencial de rendimiento de granos, la
capacidad genética de síntesis y acumulación de proteína de los cultivares, los niveles
de fósforo disponibles en el suelo y las interacciones entre estos factores. En nuestro
trabajo, la aplicación de una doble dosis de P y S aumentó la concentración de proteína
en 5 localidades y este aumento no estuvo asociado a una disminución en el
rendimiento ni al nivel de P disponible en el suelo.
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Conclusiones
La fertilización con una doble dosis de P y S fue la que no sólo produjo la mayor
respuesta en rendimiento y en forma consistente en ambientes de rendimientos
mayores a 4000 kg ha-1, sino la que con mayor frecuencia aumentó los porcentajes de
proteína (26% de los sitios). Esta técnica permitiría mejorar los balances de P y S en el
suelo, incrementar los beneficios económicos al productor y en algunos casos aumentar
la concentración de proteína de la semilla de soja, beneficiando a la industria.
Agradecimientos
Agradecemos a Bunge de Argentina S.A. por proveer los fertilizantes y por la ayuda
financiera para análisis de suelos y viáticos, a la Bolsa de Comercio de Rosario por los
análisis de proteína y a los alumnos de la Facultad de Ciencias Agrarias – UCA: M.
Azcueta, N. Copello, M.Fossati, A. Giordano, M. González Labrousse, F. Paz, M. Pera,
L. Ripa, N. Mihura, J. M.Squirru, S. Caride, D. García Alvarez, A. Pastrone, R. Gómez,
S. Torresel, A. Fitte, P. Bastard, L.Garrahan y C.Ressia que condujeron los ensayos a
campo como parte de su trabajo final de graduación.
Bibliografía
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1
Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNER); 2INTA-EEA Paraná; CONICET3
* [email protected]
Resumen
El método Bray es el más utilizado para estimar la disponibilidad de fósforo (P) del suelo
y determinar la probabilidad de respuesta de los cultivos a la fertilización fosfatada. Sin
embargo, se han reportado cultivos con ausencia de respuesta a la fertilización
fosfatada en suelos con bajos contenidos de P Bray, estimándose que existe un aporte
al P disponible para los cultivos desde la fracción particulada de la materia orgánica
(MOP). El objetivo es evaluar el aporte del P de la MOP del suelo al diagnóstico de
fertilidad del cultivo de soja en comparación con el P Bray en sistemas en siembra
directa de la región pampeana argentina. Se hipotetizó que la predicción de la respuesta
del cultivo de soja a la fertilización fosfatada puede ser mejorada en sitios con bajos
contenidos de P Bray a la siembra teniendo en cuenta el aporte de P desde la MOP Se
utilizaron muestras de suelo de ensayos de fertilización fosfatada en el cultivo de soja
realizados en tres campañas agrícolas, seleccionando sitios experimentales con y sin
respuesta a la fertilización de acuerdo a su ubicación relativa a los cuadrantes del
procedimiento estadístico de Cate y Nelson. Se determinó el contenido de P total del
suelo, y en las fracciones de la materia orgánica: particulada (P-MOP) (>53 µm) y
asociada a minerales (<53 µm) utilizando dos profundidades: 0-5 cm y 5-20 cm. Los
umbrales de respuesta a la fertilización fosfatada determinados para los experimentos
considerados, fueron de 8,5 mg kg-1 de P Bray y de 50 mg kg-1 de P-MOP. La
cuantificación del P-MOP resultó en una menor precisión para clasificar sitios según la
probabilidad de respuesta del cultivo de soja a la fertilización fosfatada, respecto a la
metodología utilizada habitualmente en los diagnósticos de fertilidad.
Introducción
1
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el ciclaje de los nutrientes (Hedley et al., 1982; Stewart & Sharpley, 1987; Selles, 2003;
Zamuner et al., 2007). Asimismo, el fósforo (P) del suelo se estratifica debido a la
extracción por parte de los cultivos desde los horizontes más profundos, la deposición y
reciclaje del P de los residuos en la superficie del suelo (Selles et al., 1995) y la
aplicación de fertilizantes fosfatados (en cobertura).
El método Bray (Bray & Kurtz, 1945) es ampliamente utilizado como diagnóstico de
fertilidad (Beegle, 2005; Sainz Rosas et al., 2013), pero no incluye el aporte de P desde
fracciones orgánicas del suelo (Suñer et al., 2002; Ciampitti et al., 2011; Wyngaard et
al., 2013). Algunos estudios realizados en la región pampeana argentina muestran
cultivos de soja con baja o nula respuesta a la fertilización con P en sitios donde el
contenido de P Bray a la siembra estuvo por debajo de los niveles críticos calibrados
para la zona (Melchiori et al., 2008; Gutierrez Boem et al., 2010). La falta de respuesta a
la fertilización fosfatada en sitios con bajos contenidos de P Bray ha sido reportada
como un error común de los métodos de diagnóstico (Heckman et al., 2006). Mallarino
(2003) y Heckman et al. (2006) determinaron niveles críticos de P mayores para maíz
utilizando el método de ICP (espectrometría de masas con plasma acoplado
inductivamente) para cuantificar el P en extractos de suelo, y sugirieron que dichas
diferencias podrían deberse a la medición de alguna fracción orgánica de P.
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Materiales y Métodos
El estudio se realizó sobre muestras de suelo provenientes de una red de experimentos
de fertilización fosfatada en el cultivo de soja realizados en la región pampeana
argentina durante las campañas agrícolas 2003-2004, 2004-2005 y 2005-2006, en lotes
con más de 4 años de siembra directa continua e incluyendo diferentes cultivos
antecesores (maíz, soja y pradera) (Melchiori et al., 2008) (Figura 1). Los sitios se
ubicaron sobre suelos Pelludertes, Argiudoles, Argiarboles y Hapludoles.
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[ ]
El contenido de P de las muestras de suelos fue determinado por digestión con HNO 3–
HClO4 y análisis colorimétrico (Murphy & Riley, 1962; Kuo, 1990). Se calcularon los
valores de las fracciones de P ponderados a una profundidad de 0 a 20 cm.
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Resultados
-1
Tabla 1. Características edáficas de los sitios, rendimiento (Rto) (kg ha ) y rendimiento relativo
-1
(RR) del cultivo de soja, contenido de P Bray (PB) (mg kg ) clasificados por su ubicación en los
cuadrantes de C&Ng.
Cuadrante Sitio Rto RR PB MO pH Arcilla Limo Arena
-1 -1
kg ha mg kg % ....…...%..........
1 1613 0,69 4,8 4,5 6,7 39,9 57,5 2,6
2 3094 0,75 7,8 3,7 5,9 21,5 73,1 5,3
1
3 3002 0,66 4,9 3,2 7,1 41,2 48,1 10,8
4 1440 0,77 4,5 5,1 7,5 37,8 58,0 4,3
5 2996 0,91 6,8 2,6 7,6 42,9 55,4 1,8
6 3459 0,90 6,5 4,5 6,6 18,2 28,3 53,4
2
7 3434 0,96 4,8 4,0 6,4 17,1 73,1 9,8
8 2640 0,89 7,4 4,2 6,9 38,4 58,8 2,7
9 4091 0,95 11,1 3,3 6,0 22,7 58,5 18,8
10 3701 0,96 15,2 3,6 6,2 23,2 58,5 18,3
3
11 5291 0,96 12,3 4,1 6,2 21,6 53,6 24,8
12 4949 0,99 33,8 5,7 6,4 28,0 66,1 5,9
5
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El contenido de P total varió de 281 a 597 mg P kg-1 a 0-5 cm, de 245 a 540 mg P kg-1 a
5-20 cm de profundidad, y de 257 a 547 mg P kg-1 a una profundidad de 0-20 cm. El
contenido de P en AM varió de 232 a 503 mg P kg -1 a 0-5 cm, 199 a 434 mg P kg-1 a 5-
20 cm, y de 208 a 446 mg P kg-1 a 0-20 cm de profundidad. El contenido de P total en
MOP varió de 30 a 183 mg P kg-1 a una profundidad de 0-5 cm, de 15,7 a 167 mg P kg-1
a 5-20 cm y de 19,3 a 171 mg P kg-1 a 0-20 cm.
El contenido de PT en las tres profundidades evaluadas, fue similar en los sitios del
cuadrante II y III, y significativamente menor (p<0,05) que en los sitios del cuadrante I. El
contenido de P en AM fue significativamente diferente en los sitios del cuadrante I, II y III
(p<0,05), y el P-MOP no mostró diferencias significativas para los sitios de los distintos
cuadrantes (Figura 2).
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Tabla 2: Coeficientes de correlación de Pearson y significancia para las variables rendimiento del
cultivo de soja (Rto), rendimiento relativo (RR), contenido de P Bray (PB), contenido de materia
orgánica (MO), pH, contenido de arcilla, limo y arena, contenido de fósforo total (PT), contenido
de fósforo en la fracción asociada a minerales (P-AM) y contenido de fósforo en la fracción
particulada de la materia orgánica (P-MOP) para una profundidad de 0-20 cm.
Figura 3. Relación entre el rendimiento relativo del cultivo de soja y (a): el contenido de P Bray
en suelo, (b): con el P de la materia orgánica particulada (MOP). Referencias: Rombos,
triángulos, círculos: sitios del cuadrante I, II y III, respectivamente.
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Figura 4. Relación entre el rendimiento relativo del cultivo de soja y la suma de los contenidos de
P Bray y el P de la materia orgánica particulada (MOP) en suelo. Referencias: Rombos,
triángulos, círculos: sitios del cuadrante I, II y III, respectivamente.
Discusión
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2013; Suñer & Galantini, 2015). Los contenidos de P-AM fueron similares a los
reportados por Suñer & Galantini (2015), teniendo en cuenta que los autores
consideraron la fracción AM como aquella <100-μm, por lo tanto, algo del P que se
consideró P-MOP es cuantificado por ellos como P-AM. Los sitios del cuadrante III
mostraron contenidos de P-AM similares a los determinados por Ciampitti et al. (2011) y
Wyngaard et al. (2013) para suelos como contenido de P Bray también similares. Los
demás sitios mostraron menores contenidos de P-AM ya que también presentaron
menores contenidos de PT.
Los contenidos de P-MOP fueron mayores a los reportados por Ciampitti et al. (2011) y
Wyngaard et al. (2013) para suelos de la Región Pampeana. Contenidos de P-MOP más
elevados a los reportados por estos autores en suelos cultivados podrían mostrar que
los residuos que constituyen la MOP se encuentran en mayor estado de
descomposición (Salas et al., 2003) y protegidos por los agregados del suelo en
sistemas en siembra directa (Cambardella & Elliott, 1992). Dependiendo de la cantidad
de residuos de cultivos anteriores y su relación C/P, el contenido de P-MOP podría
incrementarse en estados avanzados de descomposición a través de la inmovilización
de P por los hongos (Salas et al., 2003; Ha et al., 2008). Sin embargo, los contenidos de
P-MOP fueron menores a los reportados por Suñer & Galantini (2015), probablemente
debido a que ellos estudiaron suelos de pastizales naturales que poseen mayores
contenidos de MOP que los suelos cultivados (Cambardella & Elliott, 1992). Asimismo,
estos autores mostraron que existe una relación entre el P-MOP y la textura del suelo,
siendo menor el contenido de P-MOP en los suelos de textura fina, como muchos de los
suelos analizados en este estudio. Igualmente, los contenidos de P-MOP obtenidos,
concuerdan con los determinados por Wei et al., (2016) para suelos fertilizados con
diferentes fuentes de P tanto inorgánicas como orgánicas.
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Conclusiones
Agradecimientos
Los experimentos utilizados en este trabajo fueron seleccionados de una red financiada
por INTA-INPOFOS-MOSAIC (Melchiori, Ferrari, Fontanetto, 2004-2006). Este trabajo
fue parcialmente financiado por el proyecto PNSUELO-1134024 y ERIOS-1263102 de
INTA.
Bibliografía
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Resumen
En los Valles templados de Jujuy, el maíz para choclo tiene importancia socio-cultural y
económica. Uno de los problemas identificados en la región es la aplicación intensiva y
sostenida de fertilizantes sintéticos, lo que atenta contra el modelo de agricultura
sustentable. El objetivo de este trabajo fue estudiar el efecto de un biofertilizante
formulado con cepas locales de PGPR que permitan mejorar características
morfológicas del maíz con vista a la sustitución parcial o total de la fertilización química.
Los ensayos se condujeron a secano durante cuatro años. Las cepas empleadas fueron
Pseudomonas sp (H19) y Bacillus megaterium (Bm), que se inocularon en forma simple
y combinada. Se evaluó peso de mazorca (PM), longitud de mazorca (LM), diámetro de
mazorca (DM), número de hileras por mazorca (NH) y profundidad de grano (PG). Si
bien hubo una respuesta a la fertilización química, los efectos de promoción de las
bacterias inoculadas, tanto en su forma simple como combinada, se expresaron
significativamente destacándose los parámetros PM y PG, aun ante situaciones de
stress hídrico. La inoculación de las cepas PGPR presentan un gran potencial en cuanto
a su posible utilización como biofertilizantes en el cultivo de maíz para choclo para
reducir la fertilización química y contribuir a la conservación del suelo.
Introducción
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Los efectos adversos para el ambiente derivados del uso sostenido e intensivo de
fertilizantes sintéticos constituyen una oportunidad para introducir fertilizantes biológicos
formulados con microorganismos rizosféricos promotores del crecimiento vegetal
(PGPR) de acuerdo a las nuevas tendencias de una agricultura sustentable (Caballero
Mellado, 2006). Es conocido que las interacciones planta-microorganismos que ocurren
en la rizósfera influyen en la fertilidad del suelo y en el rendimiento de los cultivos
(Hayat et al., 2010). Entre los beneficios más importantes informados para la inoculación
de los cultivos con las PGPR, se mencionan los incrementos en la longitud y superficie
de las raíces que permiten a las plantas una mayor capacidad de absorción de agua y
nutrientes tornándolas más vigorosas, productivas y tolerantes a condiciones climáticas
adversas (Bashan & Holguin, 1997; Dobbelaere et al., 2002). Al respecto, Bashan &
Levanony (1990) sostienen que, en condiciones de stress hídrico, el género
Pseudomonas se destaca por ejercer cambios marcados en la morfología y fisiología del
sistema radical. Al respecto, Zankar et al. (2010) pusieron de manifiesto el efecto
promotor de una cepa de Pesudomonas sp. identificada como H19 tanto en parte aérea
como en raíz de plántulas de maíz, lo que fue corroborado en ensayos posteriores a
campo por Zankar et al. (2013).
De acuerdo a Zuberer (1990) y Chanway & Holl (1992), a pesar del importante avance
en la formulación y desarrollo de los inoculantes, la respuesta de los cultivos a la
biofertilización varía considerablemente en función de múltiples factores entre los que
se destacan: la bacteria, la especie vegetal, el inoculante, la competitividad con los
microorganismos autóctonos del suelo y las condiciones edafoclimáticas. Cuando dichos
factores son favorables potencian la actividad de los microorganismos y su interacción
con las plantas (Okon & Lavandera, 1994). Algunos autores (Vázquez et al., 2000;
Robles & Barea, 2004) afirman que en determinados casos los mecanismos individuales
son menos importantes que si operan de manera conjunta, sin embargo las condiciones
del medio edáfico tienen mucha influencia en la colonización de organismos rizosféricos
y podría ser la causa de los resultados contradictorios y variables encontrados en
inoculaciones realizadas en condiciones de campo (Dobbelaere et al., 2002).
Materiales y Métodos
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Tabla 1: Text. (textura), pH actual, MO (materia orgánica), Nt (nitrógeno total), Pext. (fósforo
extractable), Cationes de intercambio y Ce (conductividad eléctrica). Metodología SAMLA
(SAGPyA, 2004)
-1
Text. pH MO Nt Pext cmol(+).kg Ce
-1 -1
(USDA) (1:2,5) (%) (%) (mg. kg ) (ds.cm )
Ca+2 Mg+2 Na+1 K+1
FaA 6,23 2,35 0,09 7 8,05 2,86 0,73 1,23 0,687
Las cepas nativas empleadas en los ensayos fueron aisladas y caracterizadas en sus
propiedades PGPR por Altamirano et al; (2005) en el laboratorio de la Cátedra de
Edafología de la FCA-UNju. Las mismas son: a) H19 (Pseudomonas sp.) aislada del
vermi-compostaje de residuos cárnicos y polvo de tabaco, Gram (-), con propiedades de
biocontrol (CB), solubilizadora de fósforo y productora de ácido indol acético (AIA), y
sideróforos. b) Bm (Bacillus megaterium): aislada de la rizósfera de soja. Gram (+),
formadora de esporas, solubilizadora de fósforo, productora de AIA y de sideróforos.
Las semillas de maíz empleadas corresponden a una variedad jujeña desarrollada por el
Ing. J.J Britos muy solicitada por el mercado local para producir choclo blanco.
Se planteó un DCA con tres niveles de inoculación y tres repeticiones por nivel. T0:
testigo sin inocular mientras que T1 - T2 y T3 se inocularon previo a la siembra con H19,
Bm y co-inóculo H19 + Bm respectivamente. La dosis de inóculo para cada tratamiento
fue de 0,5 ml x 100 g-1.
Tabla .2: Precipitaciones registradas en el sitio de ensayo entre 2010 y 2013 durante los meses
de Diciembre a Marzo (comunicación personal productor: Ing. Agr. J.J Britos)
3
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La evaluación de los caracteres morfológicos que definen la calidad del maíz para
choclo se realizó sobre una muestra de 90 mazorcas por tratamiento de acuerdo a la
metodología propuesta por el Centro Internacional de Mejoramiento de Maíz y Trigo
(CIMMYT & IBPGR, 1991). Los parámetros evaluados fueron: peso de mazorca (PM),
longitud de mazorca (LM), diámetro de mazorca (DM), número de hileras por mazorca
(NH) y profundidad de grano (PG).
El análisis estadístico de los datos se realizó mediante ANOVA y Tukey (p > 0,05) con el
programa INFOSTAT.
Resultados y Discusión
En el primer año de ensayo (2010) el tratamiento fertilizado con urea (T4) superó a
todos los tratamientos en las variables analizadas, siendo la diferencia significativa
(p>0.05) solo para peso de mazorca (PM), diámetro de mazorca (DM) y número de
hileras (NH) (tabla 2). Por otra parte, también se observo que T1 (H19) y T3 (H19 + Bm)
superaron significativamente al testigo en las mismas variables.
4
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Tabla 3: Valores medios de peso de mazorca PM (g), diámetro de mazorca DM (cm), profundidad
de grano PG (cm), longitud de mazorca LM (cm) y número de hileras NH para los distintos
tratamientos registrados durante los años de ensayos (2010 al 2013). Letras diferentes indican
diferencias al 5 %.
T0 T1 T2 T3 T4
2010
PM 256,77 a 276,20 c 268,04 b 273,37 bc 300,53 d
DM 4,57 a 4,86 b 4,54 a 4,89 b 5,10 c
PG 1,07 a 1,12 b 1,11 b 1,12 b 1,14 b
LM 20,93 a 21,32 ab 21,24 ab 21,66 bc 22,02 c
NH 11,36 a 11,93 b 11,62 ab 12,44 c 13,19 d
2011
PM 340,58 a 378,61 b 345,48 a 380,11 b 373,18 b
DM 5,33 a 5,70 bc 5,58 b 5,75 c 5,66 bc
PG 1,15 a 1,31 b 1,28 b 1,32 b 1,28 b
LM 20,60 a 22,12 b 21,55 b 21,97 b 21,80 b
NH 12,29 a 13,18 b 13,09 b 13,18 b 13,09 b
2012
PM 242,63 a 284,60 d 259,54 b 285,14 d 270,28 c
DM 4,54 a 4,95 c 4,80 b 4,86 bc 4,84 b
PG 1,03 a 1,14 c 1,08 ab 1,11 bc 1,09 b
LM 18,78 a 21,13 b 20,77 b 21,14 b 21,03 b
NH 12,16 a 13,73 c 12,80 b 13,55 c 13,42 c
2013
PM 261,79 a 287,51 b 264,36 a 271,13 a 263,32 a
DM 4,73 a 4,99 c 4,83 ab 4,89 bc 4,81 ab
PG 1,02 a 1,12 b 1,07 ab 1,10 b 1,04 a
LM 20,24a 21,71 c 20,95 ab 21,63 bc 21,34 bc
NH 12,11a 13,04 b 12,62 ab 12,98 b 12,84 b
En el 2012, los resultados obtenidos en todos los tratamientos y para todos los
parámetros evaluados fueron menores con respecto al año anterior, lo que se atribuyó al
stress hídrico que afectó al cultivo en su etapa inicial, agravado por las características
del suelo que impidieron la acumulación de una lámina de agua suficiente. Sin embargo,
en estas condiciones adversas, T1 y T3 nuevamente superaron no solamente a T0 sino
también a T4 para todas los parámetros evaluados, registrándose diferencias
significativas (p>0.05) entre el tratamiento biofertilizado (T1) y el fertilizado
químicamente (T4) para PM, DM y PG. Se puede observar que las diferencias
significativas entre el tratamiento biofertilizado T1 y el fertilizado químicamente (T4) se
evidencian recién en el tercer año de cultivo. Estos resultados muestran que la
adaptación y la acción promotora de las cepas introducidas requieren de un tiempo de
adaptación condicionado por factores edafoclimáticos y la competencia con la flora
nativa (Hayat et al., 2010).
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Esta diferencia en los efectos promotores entre las cepas de Pesudomonas y Bacillus
podría atribuirse a la capacidad colonizadora y condiciones genéticas de las bacterias
como a la influencia de las condiciones ambientales (Zuberer, 1990; Chanway & Holl,
1992). No obstante ambas cepas se destacan por ser buenas colonizadoras de la
rizósfera, aun en condiciones poco favorables.
400 1,40
Profundidad de grano (cm)
350 1,20
Peso de Mazorca (g)
300 1,00
250
0,80
200
0,60
150
0,40
100
50 0,20
0 0,00
1 2 3 4 1 2 3 4
Años Años
T0 T1 T2 T3 T4 T0 T1 T2 T3 T4
(a) (b)
Figura 2: Valores medios de Peso de mazorca (a) y Profundidad de grano (b) de los distintos
tratamientos observados durante los cuatro años de ensayos.
Conclusiones
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Bibliografía
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FAUBA, Cátedra de Fertilidad y Fertilizantes. 2CONICET
* [email protected]
Resumen
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más productivo. Esta variabilidad fue capturada por los IE en etapas tempranas de
cultivo, donde el IE que mejora explica la variabilidad es la relación TCARI/OSAVI. Por
último se encontró una relación entre los distintos parámetros de mineralización y los IE
capturados en distintos estadios del cultivo de maíz. Estos resultados son promisorios
para avanzar en la búsqueda de nuevas tecnologías que mejoren el diagnóstico de la
fertilización nitrogenada.
Introducción
El manejo de la variabilidad ambientalde un lote mediante zonas de manejo (ZM) a
través de la agricultura de precisión muestra un importante crecimiento en las regiones
productivas del país. La fertilización variable según el potencial de cada ZM en el lote de
producción mejora la rentabilidad y reducie el impacto ambiental (Vazquez Amabile et.
al., 2013; Muschietti & Zubillaga, 2014). Las ZM son subregiones dentro de los lotes que
expresan una combinación homogénea de factores determinantes del rendimiento y
para las cuales resulta apropiada una proporción única de insumos (Deorge et al.,
1999).
En los sistemas pampeanos la productividad de los cultivos está limitada principalmente
por el nitrógeno (N) (Maddoni, 2011).La predicción de las necesidades de N,
principalmente en etapas tempranas de los cultivos, es importante para mejorar la
eficiencia de la producción de granos y minimizar el impacto de los excesos de N sobre
el ambiente (Isla & López-Lozano, 2005). El aporte por mineralización de la materia
orgánica de N es importante ya que permite ajustar las dosis de N por el método del
balance para el diagnóstico de la fertilidad nitrogenada (Benintende et al., 2007).
A nivel nacional, las tecnologías de teledetección desde plataformas remotas,
principalmente el uso de imágenes multiespectrales, va en crecimiento (Melchiori et. al.,
2008). La aplicación de estas imágenes se utiliza como herramienta para el diagnóstico
y la prescripción de recomendaciones de fertilización nitrogenada en grandes superficies
de cultivo, donde generalmente existe variabilidad espacial .Las mediciones de las
propiedades ópticas del canopeo de maíz como la reflectancia y la obtención de índices
pueden considerarse técnicas tan eficientes como el análisis vegetal. La utilización de
sensores remotos permite realizar determinaciones en cultivo de manera no destructiva
y rápida, facilitando la repetitividad de las determinaciones.
Los índices espectrales (IE) comúnmente utilizados se basan en el cálculo de índices de
vegetación, como la diferencia de vegetación normalizada (NDVI), aunque existen
numerosos índices alternativos (Scotford & Miller, 2005) para evaluar distintos aspectos
del canopeo de los cultivos, como: TCARI (Índice transformado de la absorción de la
clorofila), OSAVI (Índice de vegetación ajustado por la reflectancia del suelo) y la
combinación de estos últimos (TCARI/OSAVI), la cual es sensible al contenido de
clorofila de la vegetación y resistente a las variaciones en el índice de área foliar.
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El objetivo del trabajo fue evaluar la relación de los IE, capturados mediante dos
plataformas, con los rendimientos del cultivo de maíz y la mineralización según las dosis
de N y ZM.
Materiales y Métodos
Ubicación del área estudio y tratamientos
El ensayo fue conducido en la localidad de Vedia (Provincia de Buenos Aires)
perteneciente a la región de la Pampa Arenosa (Figura 1), donde se identifican
ambientes de marcada heterogeneidad a escala intra-lote. La superficie del experimento
fue de 12 ha, presentando variabilidad asociada a dos tipos de suelos: Hapludoles
Énticos en las partes más elevadas y convexas del paisaje (4 ha) y Hapludoles Típicos,
desarrollados entre las lomas (8 ha) (INTA, 1989).Según reflejan las imágenes
satelitales históricas, la diferenciación entre ambientes se basa en diferencias de
productividad, donde las posiciones pie de loma presentan la productividad más alta
(AP) y las lomas arenosas la productividad más baja (BP).
La superficie fue dividida en franjas, donde se aplicaron diferentes dosis de N (75 y 150
kg N ha-1) con fertilizante liquido UAN (32-0-0) cuando el cultivo de maíz se encontraba
con dos hojas totalmente expandidas (V2) y donde se dejaron franjas sin fertilizar
(Figura 1). En las franjas sin fertilización se realizó un muestreo de suelo en grilla,
totalizando 96 puntos de muestreos (25 sobre el ambiente de BP y 71 sobre el de AP).
Determinaciones
Sobre las muestras de suelo (0-30cm) se determinó el nitrógeno potencialmente
mineralizable (N0) y el nitrógeno de amonio liberado por incubación anaeróbica (Nan).
El N0 se obtuvo al incubar las muestras a 35 ºC y a capacidad de campo por 150 días.
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Se determinó el amonio y nitrato producidos después de 0, 7, 14, 28, 56, 90, 120 y 150
días (Stanford & Smith, 1972) con técnicas colorimétricas y se ajustó un modelo de
cinética de primer orden, donde se obtuvieron los parámetros N0 y k según la ecuación:
Nm = N0 (1 - e-kt)
Siendo Nap el N mineralizado aparente durante el ciclo del cultivo de maíz, Nveg el N
total aéreo acumulado por el vegetal (grano y rastrojo), N-NO3i el N inicial en el suelo y
N-NO3r el N residual a madurez fisiológica del cultivo de maíz.
Se realizó un vuelo de captura, a una altura de 920 m (resolución 0.5 m), con un
vehículo aéreo no tripulado con cámara multiespectral Tetracam modelo MCA Series –
High Quality Multi-Spectral Imaging (longitudes de onda capturadas: 470, 550, 660, 690,
710 y 810 nm) cuando el cultivo se encontraba con seis hojas totalmente expandidas
(V6). A madurez fisiológica se cosechó el maíz con cosechadora con monitor de
rendimiento. Las imágenes de reflectancia en distintas longitudes de onda se
combinaron utilizando QGIS 2.8 (QGIS, 2015), para obtener los siguientes índices
espectrales: NDVI, OSAVI, TCARI (Tabla 1) y se calculó la relación TCARI/OSAVI
(Haboudane et al., 2002).
Tabla1. Índices espectrales de vegetación. R#: reflectancia en longitud de onda #.
IE Fórmula
NDVI ((R810-R670)/(R810+R670))
TCARI 3(R700-R670)-0.2(R700-R550)(R700/R670)
OSAVI (R800−R670)/(R800+R670+0.16)
También se tomaron registros con un radiómetro multiespectral portátil (Crop-Scan
MSR16, Rochester, EE.UU.) en distintos estadíos fenológicos del cultivo. Se tomaron
datos en seis y ocho hojas totalmente expandidas (V6 y V8 respectivamente) y a
floración (R1). El radiómetro se dispuso sobre el tope del canopeo a 1.1 m de altura,
integrando una superficie de 0.52 m2. Con la reflectancia en las distintas longitudes de
onda se calcularon los IE.
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RESULTADOS Y DISCUSIÓN
Respuesta a la fertilización nitrogenada según ZM
El rendimiento tuvo una relación positiva con la dosis de fertilizante nitrogenado
aplicado, encontrándose diferencias entre ZM (Figura 2). La respuesta al agregado de
fertilizante fue diferente para las ZM, siendo para la menor dosis de 1.12 y 0.26 tn grano
ha-1 para AP y BP respectivamente. La diferencia de respuesta para la mayor dosis no
fue tan contrastante como el caso anterior, siendo de 1.83 y 1.78 tn grano ha-1 para AP y
BP respectivamente. Las lomas arenosas presentaron rendimientos de 7 a 8.5 tn ha-1,
mientras que las zonas de alta productividad variaron de 8.6 a 10.5 tn ha-1.
Mineralización de N según ZM
Las ZM delimitadas no mostraron grandes diferencias en el aporte potencial de
nitrógeno al cultivo (Tabla 2). Es decir, los valores de Nan y N0 no difirieron entre ZM.
Sin embargo, el aporte de N al cultivo de maíz desde el suelo fue diferente (Nap). El
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El Nan es un indicador relativamente simple, sensible a los cambios producidos por las
prácticas de manejo y sistemas de labranza (Genovese et al., 2009). En este sentido,
las muestras obtenidas provienen de un lote con manejo uniforme, por lo que no se
observa diferencias entre ambientes.
Efecto del ambiente productivo, dosis de N y estadío fenológico sobre los índices
espectrales.
Plataforma aérea
Los IE obtenidos a partir de la cámara multiespectral montada en la plataforma aérea
variaron con las dosis de N (Figura 3). TCARI y TCARI/OSAVI presentaron mayor
sensibilidad para diferenciar entre dosis de N. También en este experimento hubieron
resultados similares para el estadío V8 del maíz, donde los índices espectrales
obtenidos a través de un radiómetro, mostraron sensibilidad al diferenciar las tres dosis
de N (Redel & Zubillaga, 2014).
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Los IE muestran mayor diferencia entre ZM para las dosis más bajas de Ny casi nulas o
mínimasen la dosis de 150 kg N ha-1 (Figura 3). Las diferencias observadas para el
NDVI son bajas, posiblemente debido al bajo índice de área foliar (IAF), bajo estrés por
deficiencia de nitrógeno y bajo estrés hídrico (Eitel et al., 2008).
Coef. de
correlación 0.32* 0.32* -0.43* -0.42*
Rendimiento
Plataforma portatil
Los IE presentaron diferencias significativas entre ambientes y estadíos (Tabla 4). En el
caso del NDVI solo se observaron diferencias en el estadio más avanzado del cultivo,
que coincide con el momento de floración (R1), donde el N acumulado varía entre el 55y
65% del total a cosecha. Existe un compromiso entre poder capturar información valiosa
y hacerlo en estadios tempranos que permitan una corrección nutricional. OSAVI y la
relación OSAVI/TCARI presentaron diferencias desde estadíos tempranos (V6) ya que
tienen en cuenta la reflectancia del suelo. Por lo tanto son más eficientes para evaluar
las diferencias nitrogenadas del cultivo en etapas tempranas.
Asimismo se debe tenerse en cuenta que las variaciones en IAF, humedad del suelo y
disponibilidad de nitrógeno pueden confundir las estimaciones de estado nutricional
mediante los IE (Eitel et al., 2008).
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Tabla 4.Valores promedios de los IE para los dos ambientes delimitados y los distintos
estadios fenológicos Letras diferentes indican diferencias significativas entre ZM
(p<0.05).
N0 Nan Nap
NDVI 0.10 0.30** 0.29**
OSAVI
V6
Para los estadíos tempranos (V6 y V8) se observa buena correlación con los parámetros
Nan y Nap. Sin embargo, al avanzar hacia floración se observa que el único parámetro
que correlaciona es el N0. Para datos de la misma zona se observaron relación entre
índices (NDVI, REIP y TCARI) y nitrógeno potencialmente mineralizable y nitrógeno
mineralizado aparente, siendo la relación mas consistente en estadios más avanzados
(Zubillaga et al. 2012). Estos resultados son promisorios para generar una herramienta
que permita predecir el aporte de N al cultivo de maíz en estadios tempranos del cultivo.
De esta manera se podría ajustar la dosis de N teniendo en cuenta el aporte de este
nutriente desde el suelo.
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Conclusiones
Las diferencias de rendimiento y mineralización (dada por nap) observadas entre
diferentes zonas de manejo y las diferencias de rendimiento ante distintas dosis de N.
Esta variabilidad fue capturada por los IE obtenidos en etapas tempranas a través de las
dos plataformas, siendo el mejor IE el TCARI. Los IE constituirían una tecnología útil
para desarrollar modelos de dosificación variable según ZM a escala intralote. El manejo
variable de N reduciría el impacto ambiental generado por aplicaciones uniformes de
fertilizante.
Agradecimientos
UBACyT y BECA DE MAESTRIA por Convenio expediente CD 239966/12 FAUBA.
Bibliografía
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EEA Ascasubi (INTA), 2Cerzos (UNS-CONICET).
* [email protected]
Resumen
La recuperación de suelos frágiles degradados puede llevarse a cabo mediante la
incorporación de enmiendas orgánicas que pueden conseguirse en las mismas
regiones. Sin embargo, para su correcto manejo es indispensable conocer sus
características y el balance entre el N mineralizado e inmovilizado que permite estimar
el N disponible para las plantas y el riesgo de pérdidas por volatilización o lixiviación. En
este trabajo se evaluaron dos residuos crudos (efluente y barro de tambo), tres digeridos
anaeróbicos (de tambo, de cerdo y de la codigestión cebolla-estiércol) y un compost
(cebolla-estiércol) trabajando bajo condiciones controladas en laboratorio. Se utilizó un
diseño estadístico bifactorial completamente aleatorizado con tres repeticiones. Los
digeridos presentaron una baja relación C/N (3 a 5) y la mayor parte de N como amonio
(70 al 80%) mientras que el compost presentó una mayor relación C/N (14) y una menor
proporción del N en forma inorgánica (0,1%). El barro de tambo presentó una muy alta
relación C/N (44,3) y una mínima proporción de N disponible (3%), mientras el efluente
presentó una relación C/N de 10 y un 35% del Ni. Los suelos tratados con digeridos
presentaron una dinámica similar entre sí (p>0,05) durante los primeros 70 días y
aportaron gran cantidad de Ni al suelo con un reducido aporte posterior por
mineralización, diferenciándose del control durante todo el ensayo. En contraposición,
los suelos tratados con compost solo se diferenciaron del control a los 91 y 119 días con
un importante aporte de N inorgánico por mineralización. Los digeridos deberían
aplicarse en el momento de siembra o trasplante ya que la mayor parte del N está
disponible; el compost 70 días presiembra o trasplante, mientras que no se recomienda
la aplicación de barro de tambo dado que genera una marcada y prolongada
inmovilización que supera el período evaluado (119 días).
Introducción
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como consecuencia de erosión hídrica, eólica y salinización (Perez Pardo et al., 2002).
Aquí se encuentra comprendido el Valle Inferior del Río Colorado (VIRC) con una
superficie sistematizada bajo riego de 137.565 hectáreas.
En los ambientes frágiles caracterizados por climas semiáridos y suelos poco
evolucionados con bajos niveles de materia orgánica y alta susceptibilidad a la
degradación, la producción agropecuaria genera un marcado empobrecimiento de los
suelos. En las regiones de secano es fundamental utilizar sistemas de manejo
sustentables con muy baja intensificación, mientras que la intensificación en zonas bajo
riego hace fundamental la incorporación de materia orgánica para restituir o mejorar las
propiedades físicas, químicas y biológicas de los suelos.
En el VIRC conviven sistemas intensivos (principalmente tambos y feedlot) que generan
grandes cantidades de residuos orgánicos. El compostaje y la digestión anaeróbica
constituyen excelentes formas de reducir los residuos orgánicos, disminuir las emisiones
de gases efecto invernadero (Bogneret al., 2008), los malos olores, el contenido de
patógenos y semillas de malezas (Walshet al., 2012) y finalmente,permiten reciclar los
nutrientes al aplicarlos al suelo (Tamboneet al., 2010).
La disponibilidad de N para las plantas está controlada por el balance entre el N
inmovilizado y el mineralizado luego de la aplicación (Cambardellaet al., 2003) y que a
su vez será determinado por la relación C/N y por las estructuras orgánicas de las que
estos elementos forman parte (Iocoliet al., 2015). Sin embargo, dada la gran
variabilidad de las enmiendas y de las características edafoclimáticas de los lugares de
aplicación, junto con la escasa información disponible, es muy difícil poder estimar la
disponibilidad del N para las plantas. Las características químicas de las enmiendas
varían principalmente por el material inicial, el tipo y tiempo de proceso (Campitelliet al.,
2008) y estas variaciones generan diferencias en el efecto de su aplicación sobre la
mineralización de N en el suelo (Zhang et al. 2013).
En este contexto es fundamental optimizar el reciclaje de los nutrientes de las
enmiendas considerando no solo criterios agrícolas sino también ambientales. Con este
fin es indispensable conocer la dinámica de su degradación posaplicación al suelo. En
este trabajo se evaluaron enmiendas orgánicas con diferentes características: sin tratar
(efluente líquido y barro de tambo), tratadas anaeróbicamente (digerido de purín de
cerdo, de efluente de tambo y de la codigestión de cebolla y estiércol vacuno) y tratadas
aeróbicamente(compost de estiércol vacuno y catáfila de cebolla).
Los objetivos de este estudio fueron: 1) caracterizar física y químicamente dos efluentes
sin tratar, tres digeridos anaeróbicos y un compost; 2) evaluar la dinámica de
mineralización de N de estos materiales posaplicación al suelo.
Materiales y Métodos
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(iii) la dinámica de la diferencia entre los tratamientos y el control para cada fecha. El
%Nmin fue calculado de acuerdo a lo descripto por Alburquerque et al. (2012):
Resultados y discusión
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ET: Efluente de tambo, DT: digerido de tambo, DC: digerido de cerdo, DCE:
digerido de cebolla y estiércol, BT barro de tambo y CCE: compost de cebolla y
estiércol. Valores de ET, DT, DC y DCE expresados en fresco y BT y CCE
expresados en seco.
Dinámica del N
Los digeridos presentaron una dinámica similar (p>0,05) durante los primeros 70 días, y
luego comenzaron a diferenciarse. El digerido de cebolla presentó los mayores valores,
seguido por el digerido de cerdo y finalmente el de tambo (figura 1a).Los digeridos
aportaron gran cantidad de Ni al suelo, coincidiendo con lo observado por Alburquerque
et al. (2012). Presentaron, además, la mayor parte del N como NH4+y una cantidad muy
reducida de NO3-. Esto permite suponer el inicio de un rápido proceso de nitrificación
evidenciado por el marcado aumento del contenido de NO3- en el día de la aplicación al
suelo. Sin embargo, durante la primera semana se observó una importante reducción
del Ni marcando una etapa de inmovilización como consecuencia del crecimiento
microbiano. Posteriormente, el Ni aumentó hasta el día 21 donde comenzó una nueva
etapa de inmovilización hasta el día 49. Luego se incrementó la mineralización hasta
alcanzar una meseta entre los días 91 y 119 (figura 1a).
El compost en el momento inicial aumentó el contenido de Ni en el suelo y luego lo
disminuyó hasta el día 7 donde la mineralización generó un nuevo incremento hasta el
día 21 donde aumento marcadamente en relación al control. Esto se contrapone a lo
observado por Gálvez et al (2012) que no detectaron diferencias durante 35 días entre
dos compost y el control trabajando con dos suelos contrastantes, uno alcalino y el otro
ácido. La mineralización es sucedida por otra de inmovilización donde nuevamente
alcanza valores cercanos al control. A partir del día 49 comenzó otra etapa de
mineralización con valores similares al control hasta el día 70 donde el control
permaneció prácticamente constante. El compost continuó incrementando el contenido
de Ni hasta finalizar el ensayo mostrando claras diferencias con el control en los días 91
y 119.
El efluente y el barro de tambo presentaron dinámicas diferentes a los demás
tratamientos. El efluente se ubica entre los digeridos y los compost, presentando
siempre valores superiores al control. Mientras que el barro permanece por debajo del
control durante todo el ensayo, lo cual indicaría que los microorganismos están
utilizando N del suelo para poder degradarlo.
Al estimar el % Nmin (figura 1b), se observó que el mayor aporte de los digeridos
corresponde al Ni presente en el material y no a la posterior mineralización del digerido,
mientras que en los compost se observa el efecto contrario, donde el mayor aporte es
debido a su mineralización. Esta característica justificaría lo observado en otros estudios
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(Iocoliet al., 2015; Grigattiet al., 2011) donde la aplicación de digeridos generó una
respuesta en los cultivos similar a la observada con fertilizantes químicos.
En la figura 1c puede observarse la dinámica de la diferencia entre el Ni en los suelos
enmendados y el control.Los digeridos y el ET presentaron valores positivos (mayores al
control) durante todo el ensayo, el CCE mostró valores positivos por un breve lapso
previo al día 35 y se diferenció marcadamente de este a partir del día 70. El BT mantuvo
valores negativos durante todo el ensayo como consecuencia de la utilización de N
edáfico para su degradación microbiana.
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500
450
a
400
350
300
250
200
150
100
50
0
0 20 40 60 80 100 120
50 b
0
0 20 40 60 80 100 120
-50
-100
-150
-200
400
350
c
300
250
200
150
100
50
0
-50 0 20 40 60 80 100 120
-100
BT CCE DCE DC DT ET
+ -
Figura 1. a) Dinámica del Ni (NH4 + NO3 ); b) Dinámica del %Nmin; c) Dinámica de la diferencia
entre los tratamientos y el control para cada fecha. BT: barro tambo; CCE: compost cebolla-
estiércol; DCE: digerido cebolla-estiércol; DC: digerido cerdo; DT: digerido tambo y ET: efluente
tambo.
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Conclusión
Los digeridos, y en menor medida el ET, presentaron la mayor parte del N en forma
inorgánica (NH4+) y bajos niveles de C generando un marcado aumento del Ni en el
suelo en el momento de la aplicación y un reducido aporte posterior por mineralización.
El compost, en contraposición, tuvo la mayor parte del N en forma orgánica generando
un menor aporte inicial y un mayor aporte como consecuencia de la mineralización a
partir de los 70 días. El barro presentó alto contenido de C y prácticamente todo el N en
forma orgánica generando un balance negativo durante todo el ensayo.
Estas conclusiones permiten sugerir que los digeridos y el ET no presentarían
restricciones en cuanto a la fecha de aplicación, siendo recomendable que esta
coincidiera con la siembra o el trasplante. Los compost deberían incorporarse 70 días
previos a la siembra, mientras que no se recomienda la aplicación de BT ya que generó
una marcada y prolongada inmovilización.
Agradecimientos
El ensayo se financió con los proyectos PNNAT-1128042 - Tecnologías y Estrategias de
gestión de residuos y efluentes en sistemas agropecuarios y agroindustriales y REDAE
– 1136021- Red de Agroecología del INTA. Agradecemos a la EEA Ascasubi por las
instalaciones, a Luciana Dunel Guerra y RominaStorniolo por la colaboración en el
desarrollo del ensayo y la caracterización de las enmiendas y el suelo, a Andrea
Mairosser por el digerido de cebolla-estiércol, a Sebastián Orionte por la colaboración
en la recolección de efluentes de tambo y al LANAIS N15 por los análisis químicos.
Bibliografía
Alburquerque, JA; C de la Fuente & MP Bernal. 2012. Chemical properties of anaerobic
digestates affecting C and N dynamics in amended soils. AgrEcosystEnviron 160: 15-22.
Campitelli, P & S Ceppi. 2008. Chemical, physical and biological compost and
vermicompost characterization: A chemometric study. ChemometrIntellLab 90: 64-71.
Codagnone, R. 1991. Carta detallada de suelos de la EEA INTA Ascasubi Prov. de Bs.
As. CIRN INTA Castelar.
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Iocoli, GA; MA Gómez; JA Galantini & OI Pieroni. 2015. Análisis de la correlación entre
la composición orgánica de efluentes agropecuarios y la actividad biológica del suelo. II
Congreso Internacional de Ciencia y Tecnología Ambiental, II Congreso Nacional de la
Sociedad Argentina de Ciencia y Tecnología Ambiental. CABA, Argentina. 1-4/12/2015,
304. Producción y Ambiente-Efluentes Líquidos.
Mulvaney, RL. 1996. Nitrogen-inorganic forms. In: Sparks, DL (Ed) Methods of soil
analysis.,. Madison, WI: Soil Science Society of America. American Society of
Agronomy, 1123-1184.
Walsh JJ; J Rousk; G Edwarda-Jones; DL Jones & A Prysor Williams. 2012. Fungal and
bacteria growth following the application of slurry and anaerobic digestate of livestock
manure to temperature pasture soils. Biol Fertil of Soils 48(8): 889-897.
Zhang, X., BD Xi, Y Zhao, ZM Wei, Y Li & XY Zhao. 2013. Characteristics of organic
nitrogen mineralization in organic waste compost-amended soil. Huan Jing Ke Xue
34(6):2448-55.
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Resumen
La agricultura bajo riego de Santiago del Estero se desarrolla sobre suelos textura
franco limosa y de baja estabilidad estructural, contenidos de materia orgánica y N
total bajos. El predominio de labranza convencional, suelos con muchos años de
agriculturas y frágiles producen una degradación aún mayores de las propiedades
físicas, químicas y biológicas del suelo. Una alternativa para mantener y/o mejorar la
salud del suelo, involucra rotaciones de cultivos, con siembra directa e irrigación. El
objetivo del trabajo fue evaluar los parámetros de crecimiento y rendimiento para un
cultivo de algodón proveniente de antecesores diferentes con siembra directa y riego.
Se evaluó al monocultivo de algodón (T1) y algodón con antecesor maíz (T5), en tres
bloques y 3 repeticiones al azar, siendo el segundo año de experiencias. En suelo se
midió M.O %, C.O %, N total, densidad aparente, nitratos a los 47, 67 y 176 días
después de la siembra (DDS) y contenido de agua hasta los dos metros de
profundidad. En planta se obtuvo biomasa seca (M.S) a los 47, 69 y 110 DDS y
rendimiento de fibra bruta. Además se evaluó rastrojos antes de la siembra y posterior
a la cosecha del algodón.
La acumulación de biomasa seca presento diferencias en fechas muestreadas y fue
mayor en las últimas fechas. No detectaron diferencias en rendimiento de fibra bruta.
Los nitratos mostraron diferencias para DDS y profundidad. El mayor valor fue a los 47
DDS (4,51ppm) reduciéndose en fechas posteriores, mientras el estrato 0-20 cm se
acumuló la mayor concentración de nitratos, disminuyendo en profundidad.
Los rastrojos presentaron diferencias entre fechas muestreadas y tratamientos. El T5
acumulo mayor rastrojo con 12824 kg ha-1 y T1 solo un 72% del valor anterior. Los
dos tratamientos no mostraron diferencias en el contenido de agua en los perfiles de
humedad.
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Introducción
Materiales y Métodos
El ensayo fue realizado en el campo experimental Francisco Cantos (ex La María) del
INTA, Santiago del Estero, (Latitud sur 28º 01’ y Longitud oeste 64º 17’) departamento
Silípica, provincia de Santiago del Estero. El suelo es un Haplustol torriorténtico familia
franca gruesa mixta hipertérmica. El perfil tiene una secuencia A1p (0-20 cm) - AC (20
– 52 cm) - C1k (52 – 87 cm) – C2k (+ 87 cm). Es un suelo de origen loéssico con una
textura franco limoso en el horizonte A (9 % arcilla y 57% de limo).
Este ensayo se enmarca dentro de un experimento de larga duración (ELD), con cinco
tratamientos (distintas secuencias de cultivos) distribuidos al azar en cinco bloques.
Para este ensayo se hicieron las determinaciones en dos tratamientos, el T1,
correspondiente al monocultivo de algodón y al T5 algodón con antecesor maíz y solo
en tres bloques de los cinco, siendo este el segundo año de experimentación en el
ELD. Las parcelas fueron de 20 m de ancho por 25 m largo, con una superficie de 500
m2. El cultivo fue sembrado el 5 de noviembre del 2014 y cosechado el 30 de abril del
2015. La siembra se hizo con una sembradora mecánica de grano grueso, a un
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Siembra 05-11-2014 0
Pimpollado 13-12-2014 38
FFE 05-02-2015 92
En suelo se determinó C.O%, M.O %, N total, P (bray) en las profundidades 0-20 y 20-
40 cm. También se tomaron muestras para densidad aparente al finalizar el ciclo. Se
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Tabla 2. Datos de fertilidad química del ensayo para los tratamientos T1 -monocultivo
de algodón- y T5 -antecesor maíz- para C.O (%), M.O(%), N total (%), P(ppm) y
Densidad aparente para las profundidades 0-20, 20-40 cm.
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25
120
20
80
15
10
40
5
0 0
Noviembre Diciembre Enero Febrero Marzo Abril Mayo Junio
Resultados y Discusiones
La acumulación de materia seca no presento diferencia entre los tratamientos en los
tres eventos fenológicos evaluados (Figura 2). Las diferencias significativas fueron
dadas a medida que avanzó en el ciclo de crecimiento o DDS (P<0,001). El mayor
valor de M.S se produjo a los 110 DDS con 6504 kg ha-1 en promedio para los dos
tratamientos, mientras a los 69 y 47 DDS produjeron solo el 43 % y 16 %
respectivamente del primer valor (Figura 2). Similares valores fue experimentado por
Boquet & Breitenbeck (2000) para un testigo sin fertilizar. Ellos también observaron
que a partir de los 50 DDS comienza un incremento significativo del crecimiento. Por
su parte Havely (1976) para un cultivar Acala 4-42 en condiciones potenciales de
crecimiento y un rendimiento de fibra de 1700 kg ha-1 encontraron valores de M.S a
los 50 y 70 DDS más bajos que nuestros experimentos, por el contrario a los 110 DDS
los valores de M.S fueron el doble en relación a nuestro experimento.
El rendimiento en fibra no presento diferencias significativas entre los tratamientos
evaluados. El tratamiento T1 (monocultivo) rindió 2811 kg ha-1 de algodón en bruto
(aproximadamente 850 kg ha-1 de fibra) mientras que el T5 presento una reducción del
5% con respecto al valor anterior (Figura 3). Boquet & Breitenbeck (2000) obtuvieron
un rendimiento de fibra de 900 kg ha-1 para el testigo sin fertilizar, y con una similar
acumulación de M.S a los 110 DDS.
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8000
8000
7000
T1 T5
6000
6000
Materia Seca kg ha-1
5000
4000
4000
3000
2000
2000
1000
0 0
47 69
47 69 110
110
DDS
2500
2500
2000
2000
1500
1500
1000
1000
500
500
00
T1 T 1 TT5
5
6
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20000
2014 2015
16000
Rastrojos kg ha-1
12000
8000
4000
0
T1 T5
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-
Tabla 3. ANOVA para contenido de N-NO3 (ppm) y valores para DDS y profundidades en cm.
-
Contenido de N-NO3 (ppm)
DDS Profundidad cm
p-valor 47 67 176 0-20 20-40 40-60
DDS 0.0001* 4.51 b 2.3 a 2.5 a 4.66 b 2.89 a 2.17 a
Tratamiento 0.735
Profundidad 0.0004*
Bloque 0.001*
Letras iguales no se diferencian entre medias para un p<0.05
140
120
Precipitaciones en mm
100
80
60
Apertura
Pimpollado
40 Capullos
(38 dds) I.Floración FFE Cosecha
Siembra (119 dds)
(63 dds) (92 dds) (174 dds)
20
0
1 6 11 16 21 26 1 6 11 16 21 26 31 5 10 15 20 25 30 4 9 14 19 24 1 6 11 16 21 26 31 5 10 15 20 25 30 5 10 15 20 25 30
11 12 1 2 3 4 5
Días y meses del año
Contenido de agua mm
0 20 40 60 80 0 20 40 60 80
0
20 0
40
44
Profundidad en cm
60
69
80
110
100
176
120
140 CC(mm)
160 pmp(m
m)
180 50%(m
m)
200
Antecesor Algodón Antecesor Maíz
Figura 5. Superior, cantidad de lluvia en mm por día para los meses del año durante el ciclo
del cultivo (líneas verticales) y eventos fenológicos del algodón (flechas).Inferior, contenido de
agua en mm hasta los 2 m de profundidad para los distintos eventos fenológicos del cultivo en
DDS, donde (CC) capacidad de campo, (PMP) punto de marchitez permanente, Umbral al 50
% entre CC y PMP.
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Agradecimientos
Este ensayo fue realizado con los aportes de los Proyectos PENCyO 1127032 y el
proyecto Regional Centro –TUCSO-. También queremos agradecer al Jefe de campos
de la Experimental Francisco Cantos José Salvatierra por colaborar en las tareas
realizadas.
Bibliografía
Álvarez, R; G Rubio; C R Álvarez & R S Lavado (Eds). 2010. Fertilidad de suelos:
caracterización y manejo en la Región Pampeana. CABA, Argentina 496 pp.
Balzarini, MG; L Gonzalez; M Tablada; F Casanoves; JA Di Rienzo & CW Robledo.
2008. Infostat: Manual del Usuario. Edit. Brujas, Córdoba, Argentina.
Bashan Y., J. Bustillos, L. Leyva, J. Hernandez, M. Bacilio 2006 Increase in auxiliary
photoprotective photosynthetic pigments in wheat seedlings induced by Azospirillum
brasilense. Biology and Fertility of Soils. Vol. 42: 279-285.
Boletín algodonero. 2015. http://www.minagri.gob.ar/sitio/areas/algodon/. 11-11-2015.
Boquet, JD & GA Breitenbeck. 2000. Nitrogen rate effect on partitioning of nitrogen and
dry matter by cotton. Crop Sci. 40: 1685-1692.
Galizzi, FA; CC González; PE Nazar; MJ Elias Tissera; NM Ramírez & NA Gomez.
2015. Condición inicial de un suelo degradado por el uso agrícola continuado en la
zona IV de riego del Rio Dulce (Provincia de Santiago del Estero). X Jornadas de
Ciencia y Tecnología de Facultades de Ingeniería del NOA. Salta 21 y 22 de mayo del
2015.
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Resumen
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Introducción
Materiales y Métodos
Ensayos y sitios
Se utilizaron datos provenientes de 25 ensayos de fertilización en cebada cervecera
llevados a cabo entre 1999 y 2002. Se utilizó un diseño de cuatro bloques completos al
azar. En unos pocos ensayos solo se cosecharon tres repeticiones. Los tratamientos
seleccionados fueron 0, 30 y 60 kg N ha-1 aplicados como dosis única en emergencia o
en macollaje y un tratamiento de 60 kg N ha-1 dividido en dos fracciones iguales
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MO Walkley y Black (1934) citado por Carreira (2005), pH potenciométrico en agua 1:2,5
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54: constante para efecto lineal; 20: promedio de dosis aplicadas en emergencia o macollaje
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Resultados y Discusión
Variables de sitio
La correlación entre las variables edáficas de Tabla 1 se muestra en la Tabla 3.
La MO y el pH correlacionaron significativamente entre sí y con las formas de Ni a
excepción del N-NH4+. La relación negativa entre MO y pH se debió al espectro
edafoclimático abarcado por los ensayos. En zonas más húmedas es mayor el
contenido de MO (Álvarez & Lavado, 1998) y se incrementa el lavado de bases con la
consiguiente disminución del pH. Por otra parte, los suelos con menor pH usualmente
tienen un mayor contenido de MO porque los microorganismos son menos activos en
suelos ácidos (Gregorich & Janzen, 1998). La asociación negativa entre el pH y el Nii
de la Tabla 3 podría ser indirecta, en coincidencia con lo reportado por Curtin et al.
(1998), porque los suelos con menor pH fueron los de más alto contenido de N
orgánico (sustrato mineralizable). Se registró una correlación similar entre pH y N-N03-,
dada la asociación altamente significativa del Nii con N-NO3-.
Las formas de Ni determinadas a la profundidad de 0-20 cm tuvieron una correlación
altamente significativa con las analizadas en 0-60 cm. Esto permitiría estimar las
cantidades en el perfil del suelo mediante el análisis de la muestra más superficial (Fig.
1). La relación más estrecha entre las formas de Ni en superficie y en profundidad
correspondió al N-NO3-(Fig. 1a). La mayor pendiente para el N-NH4+ puede atribuirse a
la humedad creciente en profundidad, que limita la actividad de las bacterias
nitrificadoras (Stark & Firestone, 1995), con la resultante de una menor relación N-NO3-
/N-NH4+ (Fig. 1 b). La pendiente para la relación N-NO3- (0-60)/ N-NO3- (0-20) es
coherente con la observación de Álvarez & Steinbach (2012) de una reducción
aproximada de 50% cada 20 cm en los primeros 60 cm de profundidad del suelo.
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MO 1
pH -0,46 1
Variables ver Tabla 1. Valores críticos de r para 24 gl. 0,39 y 0,50 para p 0,05 y 0,01,
respectivamente.
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a)
450
400
350
N-NO3 -(0-60) kg ha-1
300
y = 1,9244x
250
R² = 0,8634
200
150
100
50
0
0 50 100 150 200 250
N-NO3 - (0-20) kg ha-1
160 b)
140
120
N-NH4 + (0-60) kg ha-1
100
80
60 y = 2,7586x
R² = 0,6298
40
20
0
0 10 20 30 40 50 60
N-NH4 + (0-20) kg ha-1
c)
600
500
Nii (0-60) kg ha-1
400
300
y = 2,1463x
200 R² = 0,7724
100
0
0 50 100 150 200 250
Nii (0-20) kg ha-1
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Rendimiento
Proteína
Rendimiento de N
De los 25 ensayos ANe y/o ANm fueron negativas en 11, cuatro y nueve, para REND,
PROT y RN, respectivamente, indicando un efecto desfavorable de la fertilización en
distintos sitios. En los 15 ensayos con respuesta positiva de REND a la aplicación en
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emergencia, ANe fue en promedio de 8,7 kg grano kg-1 N aplicado. Para los 16 casos
de aplicaciones en macollaje con efecto positivo sobre REND, la media de ANm fue de
6,6 kg grano kg-1 N aplicado. Estos son valores bajos en comparación con los
obtenidos con nuevas variedades de cebada que presentan una mayor respuesta a N
debido a la mejora en el número de granos por unidad de superficie (Prystupa, 2005).
Un análisis análogo para ERECe y ERECm dio un promedio similar en ambas épocas
de alrededor 0,28 kg N acumulado en grano por kg-1 N aplicado. Estos valores son
bajos pero están dentro del rango considerado como típico para cereales (Dobermann,
2007).
En la Fig. 2 se contrasta el efecto lineal de la respuesta a la fertilización para dos
épocas de aplicación. Aunque ANm tendió a ser ligeramente superior a ANe en 12, 16 y
13 ensayos para REND (Fig. 2a), PROT (Fig. 2b) y RN (Fig. 2c), en ese orden, la
media de ANm sólo fue significativamente superior a la de ANe para PROT.
En la discriminación entre años se evidenció mayor respuesta a la aplicación en
macollaje en el año 1999, con menores rendimientos en varios sitios debido a
condiciones hídricas desfavorables, especialmente durante la etapa de llenado de
granos. Generalmente, las aplicaciones que aumentan la disponibilidad temprana de N
permiten obtener respuestas en el rendimiento de los cereales, ya que se incrementa
la producción de macollos y el número de espigas (Dreccer et al., 2003). Cuando se
registran insuficientes precipitaciones en etapas avanzadas del cultivo, un exceso de
crecimiento vegetativo previo aumenta las pérdidas por evapotranspiración y consumo.
En esas condiciones los ajustes morfológicos para reducir la transpiración (Farooq et
al., 2011) serían menos efectivos en parcelas con mayor biomasa.
Las asociaciones de la Fig. 2 fueron todas significativas, como lo muestra la Tabla 5,
con la correlación entre las variables dependientes que resumen el promedio y los
efectos lineales de la aplicación de N en emergencia y macollaje. Además de las
relaciones graficadas, se encontraron relaciones negativas de PROT con las medias
de REND que confirman - para este grupo de ensayos - que el contenido de proteína
en grano, y su respuesta a la fertilización nitrogenada en emergencia, fueron menores
en los ensayos con mayores promedios de REND. A su vez, las variables
dependientes para REND y RN mostraron una estrecha correlación positiva en un
buen porcentaje de los casos.
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REND PROT RN
REND Ӯ 1
ANe -0,33 1
Variables ver Tablas 1 y 4. Valores críticos de r para 24 gl. : 0,39 y 0,50 para p 0,05 y
0,01, respectivamente
10
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a)
30
ANm (REND) kg grano kg N-1
20
10
-10
-20
-30
-40
-40 -30 -20 -10 0 10 20 30
ANe (REND) kg grano kg N-1
b)
0,070
ANm (PROT) puntos% kg N-1
0,050
0,030
0,010
-0,010
-0,030
-0,030 -0,010 0,010 0,030 0,050 0,070
ANe (PROT) puntos % kg N-1
0,90
ANm (RN) kg N en grano kg N-1
0,50
0,10
-0,30
-0,70
-0,70 -0,30 0,10 0,50 0,90
ANe (RN) kg N en grano kg N-1
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ANe (REND) = -2,45 + 32,5 ANe(RN) ANm (REND) = -2,79 + 26,3 ANm(RN)
p < 0,0001 R2 = 0,51 p < 0,0001 R2 = 0,48
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REND PROT RN
N-NO3-(0-60) 0,39 -0,28 -0,15 0,23 -0,04 -0,09 0,41 0,03 -0,03
Variables ver Tablas 1 y 4. Valores críticos de r para 24 gl.: 0,39 y 0,50 para p 0,05 y 0,01,
respectivamente
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Conclusiones
Los sitios de ensayo cubrieron una amplia gama de suelos en cuanto a sus
características inherentes y la disponibilidad de nitrógeno en presiembra. Las
determinaciones en el espesor más superficial del suelo se relacionaron con las de 0-
60 cm. El N disponible se asoció muy estrechamente con el N de nitratos.
Tabla 8. Resultados de la prueba t bilateral para comparación de grupos de
variables dependientes para PROT.
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Agradecimientos
El presente trabajo fue parcialmente financiado por la Universidad Nacional del Sur,
Bahía Blanca, Argentina. Los autores agradecen a la directora del proyecto
―Fertilización nitrogenada en cebada cervecera‖ (1999-2008, PGI Nº 24/A068,
24/A103, 24/A137) Lic. (Mag.) María Aurora Lázzari y a los agentes de UNS, Malterías
Quilmes y Pampa; INTA Bordenave y CHEI Barrow que participaron en el mismo.
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Dpto. de Agronomía-Universidad Nacional del Sur; 2Conicet- Cerzos
* [email protected]
Resumen
Los experimentos de larga duración (ELD) son esenciales para proveer la base
científica del uso racional de los suelos.El objetivo de este trabajo es informar el efecto
de la fertilización nitrogenada sobre el rendimiento del trigo (Triticumaestivum L.)bajo
siembra directa (SD) en cinco años sucesivos, dentro de un ELD.Los tratamientos
consisten en dosis y épocas de aplicación de nitrógeno (N): testigo, 40 y 80 kg N ha-1,
en siembra-emergencia (Ne) o macollaje (Nm), y una dosis fraccionada de 80 kg
fraccionada en ambos momentos. En todos los años se determinaron biomasa aérea
en cosecha (BAc), rendimiento (REND), proteína en grano (PROT) y peso de mil
granos (PMIL).Para el análisis de eficiencias se ajustó un modelopara cada campaña,
sin incluir el tratamiento de aplicación fraccionada. Las pendientes para Ne y Nm
(REND) se utilizaron como estimación de la eficiencia agronómica (EAGR) de la dosis
de 80 kg N ha-1. Se aproximó la eficiencia de recuperación a través de las pendientes
para Ne y Nm (RN). Se observaron respuestas positivas a los tratamientos, durante
2011 y 2014. Los coeficientes positivos y significativos de los modelos para las
variables continuas (dosis de Ne y Nm) arrojaron estimaciones de la EAGR de 7 y 23
kg de trigo kg-1 Ne en 2011 y 2014, respectivamente. Sólo en 2014, se obtuvo
respuesta a Nm con eficiencia de 13 kg de trigo kg-1 Nm. La recuperación aparente del
fertilizante fue de 16 y 22% para 2011 y de 37 a 55% para 2014, correspondiendo el
valor mayor a las aplicaciones en emergencia.Comparando tratamientos, la mayor
respuesta global sobre REND se observó con la dosis máxima aplicada al momento de
emergencia, mientras que la dosis aplicada en estadios avanzados del cultivo
favorecieron a PROT.
Introducción
Los experimentos de larga duración (ELD) son esenciales para proveer la base
científica del uso racional de los suelos. Este es un hecho incontrovertible y reflejado
en la investigación llevada a cabo por prestigiosos centros de estudio. Los objetivos de
los ELD incluyen, entre otros, monitorear la estabilidad de un sistema productivo a lo
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largo del tiempo y determinar los cambios necesarios para mantener la sustentabilidad
y mejorar la productividad, brindar información de valor inmediato a los productores y
proveer insumos para distintas investigaciones científicas (Poulton, 1995). Además,
tienen la finalidad de construir bases de datos que puedan usarse a largo plazo para
desarrollar o validar modelos matemáticos, predictivos de los efectos probables de
prácticas de manejo y del cambio climático sobre las propiedades edáficas, la
capacidad productiva de los suelos y el ambiente.
En la Región Pampeana se han llevado a cabo ELD para comparar el efecto de
rotaciones o secuencias de cultivos sobre propiedades edáficas. En algunos casos se
basan en la gestión del carbono orgánico del suelo, a través de la selección de cultivos
en una rotación y la fertilización nitrogenada (Studdert& Echeverría, 2000, Mandolesi
et al. , 2005 y Minoldo,2010).
En las experiencias nombradas el trigo (Triticum aestivum L.) continuo es uno de los
tratamientos y recibe una fertilización estándar.El monocultivobajo siembra directa
(SD), usado como referencia frente a secuencias o rotaciones, podría considerarse por
sí mismo en un eventual proceso de agriculturización. En este paradigma la tecnología
de uso delnitrógeno (N) puede ofrecer respuestas a algunas de las objeciones
clásicamente planteadaspor defensores de la agricultura orgánica (Tilman, 1998). El
fraccionamiento del fertilizante es, por su flexibilidad y sencillez, una de las más
promisorias (Ron, 2004).
Los estudios regionales que sugieren la evolución potencial de problemas edáficos
relacionados con la productividad de los cultivosen el oeste de la región pampeana,
han sido evaluados por Díaz Zorita et al. (2002). Esta revisión no incluye el SO
bonaerense. Tampoco se dispone para el área de información de los efectos a largo
plazo del monocultivo, como la realizada para especies estivales (Buschiazzo et al. ,
1999). A pesar de los estudios realizados, el balance de las tecnologías de procesos y
de insumos, para contribuir a una producción sustentable, es aún una cuenta
pendiente en la Región Pampeana.
Una razón de esta última falencia reside en la dificultad de compatibilizar un ELD con
los plazos institucionales o académicos.Por otra parte, en el partido de Bahía Blanca la
superficie con uso agrícola es menor al 20% (Marinissen et al. , 2011) por lo que hay
mucha menos información sobre los cultivos de grano que en el resto del SO
bonaerense. En este marco, la instalación de un ELD con trigo continuo en dicho
partido permite evaluar el comportamiento del cultivo, en un sitio semiárido, en
términos de estabilidad, rendimiento y calidad, bajo distintos tratamientos de
fertilización nitrogenada. También se incluyen, entre los objetivos, el monitoreo de
variables edáficas para insertar correctamente el cultivo dentro de sistemas
productivos adaptados a la zona.
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Materiales yMétodos
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se continuó en los años siguientes, repitiendo los tratamientos en las mismas unidades
experimentales. Algunas características de las campañas se detallan en Tabla 1.
En todos los años se determinó el % de humedad en el suelo y se evaluaron las
formas de N inorgánico (Ni) en presiembra. Se tomaron muestras compuestas a dos
profundidades 0-30 y 30-60 cm de los tratamientos testigo y fertilizado con 80 kg N ha-
1
en macollaje. El N-NH4+ se estimó a partir de la liberación de amoníaco por la
destilación con MgO y para la determinación del N-NO3- se empleó una técnica de
microdestilación por arrastre de vapor (Mulvaney, 1996).
En todos los años se determinaron biomasa aérea en cosecha (BAc), rendimiento
(REND) y peso de mil granos (PMIL). Se determinó el contenido de proteína en grano
(PROT) por espectroscopía de reflectancia en el infrarrojo cercano.En 2010 se
determinó el N en grano por el método de Kjeldahl (Bremner, 1996). Se usó un factor
proteína/N de 5,75 (Novoa & Loomis, 1981) y se estimó el N cosechado (RN).
Se evaluó la calidad de los datos para su posterior limpieza, siguiendo el
procedimiento descripto en Storniolo et al. (2012).
Se analizó la interdependencia de las variables determinadas en cosecha (BAC,
REND, PMIL, PROT) mediante un análisis de componentes principales (CP). Este se
realizó con el conjunto de los datos,clasificándolos según los años y los tratamientos.
Para un análisis global se calculó el rendimiento acumulado (RENDACUM) de las 5
campañas y se realizaron un ANOVA, comparaciones “a priori” (contrastes
ortogonales) y “a posteriori” (Tukey).
Además, para un análisis de eficiencias se ajustó la siguiente ecuaciónpara cada
campaña, sin incluir el tratamiento de aplicación fraccionada:
y = a + b Ne + c Nm+ dLb + eQb + fCb (Ec. 1)
donde “y” es REND o RN, Ne y Nm son las dosis de N en kg ha-1aplicada en
emergencia y macollaje, respectivamente, Lb: variable categórica para la tendencia
lineal entre los bloques, con valores -3, -1, +1, +3 para los bloques I, II, III y IV,
respectivamente; Qb, ídem para la tendencia cuadrática: +1, -1, -1, +1 y Cb. ídem para
la tendencia cúbica: -1, + 3, -3, +1; a, b, c, d , e, y f coeficientes (Colwell, 1994).Las
pendientes para Ne y Nm (REND) se utilizaron como estimación de la eficiencia
agronómica (EAGR) de la dosis de 80 kg N ha-1. En forma análoga se aproximó la
eficiencia de recuperación a través de las pendientes para Ne y Nm (RN) (Barbieri et
al. , 2001). Se relacionaron las eficiencias y medias generales de PROT Y REND con
las variables edáficas de Tabla 1. Para los análisis se utilizó el paquete INFOSTAT (Di
Rienzo et al. , 2013).
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Resultados y Discusión
Condiciones ambientales
En la Tabla 1 se consignan, además de características de los ensayos, el promedio
general de REND y PROT para cada campaña. Como los factores edáficos y de
manejo se mantuvieron constantes en su mayoría, el REND medio considerado como
índice ambiental, refleja principalmente las características climáticas de cada
campaña. Entre 2010 y 2013 las diferencias entre las campañas se sustentaron más
en la distribución de precipitaciones y en la cobertura durante el barbecho previo, que
en las precipitaciones totales durante el ciclo.
El ensayo se inició en el año 2009, dentro del período 2005-2011 en el cual
disminuyeron las precipitaciones notablemente según cambios en la temperatura
media global (Zotelo, 2012). Las escasas precipitaciones en los ciclos 2008, 2009 y
2010 limitaron la producción de biomasa, con la consecuente reducción de los
residuos postcosecha. Esta baja cobertura relativa redujo la disponibilidad hídrica para
los cultivos al no permitir la expresión de algunas de las ventajas del sistema de SD.
En efecto, la cobertura postcosecha de 2010 se estimó en menos del 30%, a partir de
la ecuación propuesta por López et al. (2015). En 2011, las condiciones
excepcionales de enero (148 mm), contribuyeron a un desarrollo importante de
malezas como Cynodon sp .y Cenchrus sp.que posibilitaron la formación de un manto
de cobertura edáfica. El control químico de las mismas a principios de febrero y un
mes de marzo con precipitaciones superiores a la media histórica generaron
condiciones de cultivo, similares a un sistema de SD estabilizado. A partir de
diciembre de 2011 la cobertura fue creciente estimándose de 65 al 80%. Por otra
parte, la fertilidad nitrogenada alta a muy alta en presiembra (Tabla 1), atribuible al uso
previo, se potenció durante período de menores precipitaciones.
Interrelación entre variables del cultivo
El análisis de calidad de datos detectó unos pocos casos atípicos en distintas variables
del cultivoque se trataron como faltantes y se reemplazaron por sus estimaciones.
Esta es una licencia estadística aceptable debido a que se hace la correspondiente
reducción en los grados de libertad del error (Steel &Torrie, 1992) y las conclusiones
se derivan de un porcentaje importante de los resultados registrados.
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a) b)
5.0 5.0
PROT
PROT
2.5 Bac 2.5
PMIL
CP 2 (12,0%)
REND
CP 2 (8,3%)
Bac
2011
2013 REND
0.0 0.0 2012
PMIL 2010 2014
-2.5 -2.5
-5.0 -5.0
-5.0 -2.5 0.0 2.5 5.0 -5.0 -2.5 0.0 2.5 5.0
CP 1 (80,2%) CP 1 (86,0%)
c)
5.0
REND
2.5 PMIL
Bac
CP 2 (15,0%)
40e
80e
0.0 40e-40m
0
40m
80m
-2.5 PROT
-5.0
-5.0 -2.5 0.0 2.5 5.0
CP 1 (80,4%)
Para todo el conjunto de datosse observaron relaciones positivas entre BAc, REND y
PMIL, mientras que PROT demostró relaciones inversas con respecto a las primeras
(Fig.1a). Es decir, como era esperable, los granos de mayor peso tuvieron un menor
contenido de proteína. Además, se puede explicar el 92,2% de la variación total con
los dos primeros CP. El CP1, por sí mismo, concentró un 80,2% de la varianza total.
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En este componente la variable REND tuvo el peso positivo más altoseguido de BAc y
PMIL. Sin embargo. Las diferencias entre los autovectores de estas tres variables no
superaron el porcentaje necesario según Li et al. (2013) para discriminar variables
dentro del mismo CP. El mayor autovector en CP2 fue el de PROT. La ortogonalidad
de los componentes principales garantiza que el CP2 representa la variabilidad de los
datos no explicada por el CP1. Los dos componentes en Fig. 1a pueden interpretarse
como un contraste entre variables productivas y de calidad del cultivo.
Cuando se analizó nuevamente, clasificando por años, se obtuvo un biplot de
características similares con una mayor asociación positiva entre Bac, REND y
PMIL(Fig. 1 b). La asociación positiva entre estas dos últimas no es frecuente debido a
la gran dependencia del REND con el número de granos por sobre su relación con el
peso (Loewy & Ron, 2001). Sin embargo en la clasificación por años las campañas
con mayor REND fueron las de PMIL más alto. Al construir el CP1, la variable REND
recibió el peso positivo más alto y el PMIL el único peso negativo. Se puede interpretar
que el CP1 separa el año 2014 con alto rendimiento del 2010 con la mayor PROT,
situándose los tres años restantes cerca del origen. La explicación total de la varianza
para ambos CP fue de 94,3%.
El análisis análogo, clasificando por tratamientos,proveyó un biplot con correlación
perfecta negativa entre PROT y PMIL y estrecha asociación entre Bac y REND. Se
destaca la correlación casi nula entre los dos grupos mencionados. La explicación total
de la varianza fue de 95,4%. Para CP1 los autovectores indican que los tratamientos
con mayor REND y Bac fueron 80e y 40e-40m, mientras que el CP2 diferenció a las
aplicaciones en macollaje como las de mayor PROT y menor PMIL. Esta agrupación
de tratamientos en base a parámetros de rendimiento ycalidad, se asemeja a la
realizada por Grahmann et al. (2014), para trigo candeal.
Efecto acumulado de los tratamientos
El ANOVA de RENDACUM arrojó efectos significativos de los bloques y tratamientos
con un coeficiente de variación de 5% Los efectos de los tratamientos se desglosaron
en los contrastes ortogonales “a priori” que se describen en la Tabla 3. Estos indican
efecto altamente significativo y positivo de la fertilización y de la época y una
superioridad significativa de la dosis de 80 kg con respecto a la menor. La interacción
entre dosis y épocas no llegó a ser significativa.En la comparación de medias
individuales “a posteriori”, el test de Tukey reveló que solo se diferenciaron del testigo
los tratamientos de 80e y 40e-40m.
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14000
12000
10000
8000
6000
4000
2000
0
0 40e 80e 40m 80m 40e-m
Tratamientos
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b) RN const Ne Nm Lb Qb Cb modelo R2
2010 12,2 -0,03 0,03 -0,84 1,05 -0,4 0,0267 0,48
2011 66,5 0,22 0,16 -6,77 -8,64 0,42 <0,0001 0,84
2012 54,6 0,02 -0,04 -3,14 -0,36 1,08 0,0007 0,67
2013 56,8 0,10 -0,07 -1,98 1,7 -1,31 0,0033 0,60
2014 50,9 0,55 0,37 3,43 3,87 -1,53 <0,0001 0,81
Coeficientes significativos en negrita.
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% Humedad en presiembra
Conclusiones
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Los resultados pueden ser utilizados para el diseño de una tecnología de fertilización
en trigo, bajo siembra directa, en el sector semiárido del sudoeste bonaerense.
Agradecimientos
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EEA INTA General Villegas; 2FAUBA, 3FCAyF-UNLP
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(V3) o en estado reproductivo (R1) con la dosis de 150 cm3 ha-1 y 400 cm3 ha-1,
respectivamente.
Los tratamientos que se realizaron fueron los siguientes:
1. Testigo
2. 50 kg ha-1 de calcita (carbonato de calcio)
3. 50 kg ha-1 de calcita tratada* (carbonato de calcio)
4. 50 kg ha-1 de dolomita (carbonato de calcio y carbonato de magnesio)
5. 150 cm3 ha-1 de Mg foliar aplicado en V3
6. 400 cm3 ha-1 de Mg foliar aplicado en R1
7. 1000 kg ha-1 de calcita (carbonato de calcio)
8. 1000 kg ha-1 de calcita tratada (carbonato de calcio)
9. 1000 kg ha-1 de dolomita (carbonato de calcio y carbonato de magnesio)
10. 50 kg ha-1 de calcita (carbonato de calcio) + 150 cm3 ha-1 de Mg foliar en V3
11. 50 kg ha-1 calcita (carbonato de calcio) + 400 cm3 ha-1 de Mg foliar en R1
12. 50 kg ha-1 calcita tratada (carbonato de calcio) + 150 cm3 ha-1 de Mg foliar en V3
13. 50 kg ha-1 calcita tratada (carbonato de calcio) + 400 cm3 ha-1de Mg foliar en R1
*Calcita tratada es carbonato de calcio micronizado y aperdigonado.
Se analizaron los contenidos de nutrientes básicos presentes en cada corrector.
Se evaluó el contenido de agua del suelo (%, método gravimétrico) en capas de suelos
de 20 cm hasta los 140 cm de profundidad al momento de la siembra. Los resultados
se expresaron como mm de agua disponible, afectando el % de humedad por la
densidad aparente, profundidad de la capa y restando el contenido de humedad en
punto de marchitez permanente.
La cosecha se realizó el 7 de abril de 2015 en forma manual sobre una superficie de
2,52 m2 y se trilló con máquina estática. Se determinó el rendimiento, número de
granos m-2 y peso de 1000 granos. Los resultados se expresaron con contenidos de
14% de humedad. Al momento de la cosecha también se realizaron los muestreos del
suelo en la capa 0-20 cm para evaluar pH y las bases de cambio (Ca y Mg) en cada
una de las parcelas.
El diseño estadístico del ensayo fue en bloques completos al azar (DBCA) con tres
repeticiones. Los resultados se analizaron mediante ANOVA y diferencias de medias
mediante la prueba de Di Rienzo, Guzmán y Casanoves (DGC) (p<0,1), y se
analizaron contrastes entre tratamientos, empleando el programa estadístico InfoStat
versión 2014 (Di Rienzo et al., 2014).
Resultados y Discusión
La Tabla 1 presenta los resultados de los análisis de los correctores que se aplicaron.
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5000
Rendimiento kg haˉ¹
4000
3000
2000
1000
0
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13
Tratamientos
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5000
a
Rendimiento kg haˉ¹
4000 b
3000
2000
1000
0
Testigo Corrector
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Tabla 2: Peso de mil granos (PMG) y número de granos m-2 (NG) del cultivo de soja.
Tratamientos= 1: Testigo, 2: 50 kg ha-1 de calcita, 3: 50 kg ha-1 de calcita tratada, 4: 50
kg ha-1 de dolomita, 5: 150 cm3 ha-1 de Mg foliar aplicado V3, 6: 400 cm3 ha-1 de Mg
foliar aplicado en R1, 7: 1000 kg ha-1de calcita, 8: 1000 kg ha-1 de calcita tratada, 9:
1000 kg ha-1 de dolomita, 10: 50 kg ha-1 de calcita + 150 cm3 ha-1 de Mg foliar en V3,
11: 50 kg ha-1 calcita + 400 cm3 ha-1 Mg foliar en R1, 12: 50 kg ha-1 calcita tratada +
150 cm3 ha-1 Mg foliar en V3 y 13:50 kg ha-1 calcita tratada + 400 cm3 ha-1 Mg foliar en
R1.
Tratamiento PMG NG
(g)
1 156,1 2402
2 148,5 2795
3 148,4 2719
4 148,4 2888
5 151,1 2738
6 151,4 2569
7 150,7 2881
8 153,7 2935
9 152,2 2828
10 157,3 2625
11 152,7 2716
12 156,2 2822
13 147,4 2600
Cuando se analizan los siguientes contrastes: testigo vs Mg foliar, testigo vs
enmiendas, testigo vs fertilizantes básicos, enmiendas vs fertilizantes básicos y calcita
vs dolomita, en el PMG no se encontraron diferencias (p=0,38; p=0,48; p=0,15; p=
0,31 y p=0,95, respectivamente). Mientras que en el NG, sólo se encontraron
diferencias significativas en el contraste testigo vs enmiendas (p=0,01), el aumento de
NG m-2 fue de 19% (Figura 3).
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4000
NG mˉ²
a
3000
b
2000
1000
0
Testigo Corrector
Figura 3: Número de granos (NG) de soja por metro cuadrado del tratamiento testigo
vs la media de los tratamientos de correctores (1000 kg ha-1 de calcita, 1000 kg ha-1 de
calcita tratada, 1000 kg ha-1 de dolomita). Letras diferentes indican diferencias
significativas (p<0,1).
El diagnóstico de la fertilidad básica puede realizarse a través de medidas absolutas
(concentración de los cationes en sitios de intercambio). Para el caso del Ca se
encontraron diferencias significativas entre tratamientos (p=0,10), donde todos los
tratamientos que tuvieron aplicación de correctores básicos o fertilizantes
cálcico/magnésicos tuvieron diferencias con el tratamiento testigo (+10,54%, Figura 4).
8
a a a
a a
Ca cmolc kg⁻¹
7 a
b
6
5
4
3
2
1
0
1 2 3 4 7 8 9
Tratamientos
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ha-1 de calcita, 8: 1000 kg ha-1 de calcita tratada, 9: 1000 kg ha-1 de dolomita. Letras
diferentes indican diferencias significativas (p<0,1).
En el caso del Mg no se encontraron diferencias significativas entre tratamientos
(p=0,36). Esto es similar a lo encontrado por Lamarche (2012) donde la aplicación con
dolomita elevó el contenido de Ca intercambiable, mientras que el Mg tuvo escasa
variación.
El pH 1:2,5 medido en 0-20 cm de profundidad varió entre 5,73 y 6,05. No se
encontraron diferencias significativas entre tratamientos (p=0,19).
Conclusiones
Bibliografía
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1
Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires. Av. San Martín 4453 (1417)
Buenos Aires, Argentina, 2 CONICET, 3 EEA INTA Anguil. Ruta Nacional Nº 5- km 580
– CC: 11 (6326) Anguil – La Pampa, Argentina.
*[email protected]
Resumen
Bajo el escenario mundial de aumento de la demanda cereales, las regiones
productivas pero donde se logran rendimientos bajos, como el caso de la Región
Pampeana juegan un rol clave. La reducción de las brechas de rendimiento en estas
regiones permitiría un aumento de la producción mundial de alimentos. Los objetivos
de este trabajo fueron modelar los patrones espaciales de la brecha de rendimiento
trigo (Triticum aestivum L.) y lo relacionarlo con factores ambientales. El área de
estudio comprende una superficie de aproximadamente 45 Mha durante un intervalo
de 40 años. El rendimiento alcanzable se estimó mediante una función de producción
de frontera estocástica ajustada a datos estadísticos disponibles y calculados a nivel
partido. La brecha de rendimiento se calculó para cada combinación de variables
climáticas y de suelo como la diferencia entre el rendimiento alcanzable y alcanzado
por productores con una red neuronal artificial (RNA). La brecha de rendimiento fue
modelada con otro modelo de RNA usando como entradas factores de clima y suelo.
La brecha de rendimiento promedio fue de 865 kg ha-1 (que representa el 25% de
rendimiento alcanzable promedio) variando entre 740 kg ha-1 (26%) en ambientes
húmedos y 1140 kg ha-1 (42%) en los ambientes semiáridos durante las últimas cinco
campañas. La brecha de rendimiento pudo modelarse adecuadamente con una RNA
(R2 = 0,745, RMSE = 144 kg ha-1). El modelo mostró que los factores de suelo afectan
profundamente la brecha de rendimiento y que la menor brecha se obtuvo en los
suelos con valores de medios a altos de carbono orgánico y capacidad de
almacenamiento de agua útil. La brecha de rendimiento y un índice de productividad
del suelo desarrollado localmente se correlacionaron negativamente. La metodología
desarrollada para el análisis de brecha de rendimiento puede ser utilizada para otros
cultivos y regiones.
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Introducción
Materiales y Métodos
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Resultados y Discusión
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Figura 1. Rendimiento
alcanzado estimado con una
red neuronal artificial (RNA) vs.
rendimiento alcanzable
estimado con una función de
frontera (FF) para las 41
unidades geográficas de la
Región Pampeana para un
período de tiempo de 40 años.
Figura 2. Índice de productividad de suelos vs. (A) rendimiento alcanzable y vs. (B) la
brecha de rendimiento de trigo. El índice de productividad de suelos está basado en un
modelo local desarrollado por De Paepe y Álvarez (2013).
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YieldPampas
gap Pampeana
Región Region
(kg ha-1)N
30º S
S
Uruguay
brecha de rendimiento de trigo
promedio por unidad geográfica
35º S
de la Región Pampeana.
Brecha de
Yield gap
rendimiento
(kghaha
(kg -1)-1
)
B
40º S
0 200 Km
65º O 60º O
La brecha de rendimiento pudo ser modelada con una RNA (R2 = 0.745; RMSE = 144
kg ha-1, P < 0.05) (Figura 4). La RNA ajustada tenía seis neuronas en la capa oculta y
una buena capacidad de generalización ya que no se encontraron diferencias
B
significativas en el R2 de la relación entre los sets de datos de entrenamiento y
validación. La pendiente de la relación de los valores observados vs. estimados no
eran diferentes de 1 y las ordenas al origen fueron iguales a 0 (P < 0.05). Las variables
independientes seleccionadas para la estimación de la brecha de rendimiento fueron:
campaña, carbono orgánico (0-50 cm), capacidad de almacenamiento de agua útil (0-
100 cm), precipitación/ETP durante las fases de barbecho y crecimiento del cultivo, y
el coeficiente fototérmico durante el período crítico.
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Se utilizó una nueva aproximación para estimar la brecha de rendimiento restando del
valor del rendimiento alcanzable estimado con una función de frontera el rendimiento
alcanzado estimado con una RNA. El valor modelado del rendimiento alcanzado
representa el rendimiento promedio esperado para una combinación de factores
ambientales determinadas. El rendimiento alcanzable y la brecha de rendimiento
estaban correlacionados de manera negativa (R2= 0.18, P < 0.01). En las unidades
geográficas con condiciones climáticas óptimas y con suelos muy productivos se
lograron rendimientos alcanzables altos durante la mayor parte de las campañas
resultando en áreas con brechas de rendimiento bajas. Al contrario, cuando los
rendimientos alcanzables fueron logrados únicamente durante algunas campañas en
suelos con baja productividad, el conjunto de unidades geográficas representaron
áreas con brechas de rendimiento altas relacionadas a condiciones climáticas
semiáridas que además se caracterizan por ser más variables. Resultados similares,
es decir brechas de rendimiento grandes en zonas donde los rendimientos alcanzados
fueron menores, fueron reportados en otras regiones de producción de trigo (Abeledo
et al., 2008) y Asia (Lu y Fan, 2013). En cambio en Australia, no se encontró relación
entre la brecha de rendimiento de trigo y los niveles de rendimiento (Peake et al.,
2014).
Para el quinquenio 2002-2006 la brecha de rendimiento promedio fue de 865 kg ha-1
(25% del nivel de producción del rendimiento alcanzable) y varió entre 200 kg ha-1 a
1800 kg ha-1 según la unidad geográfica. Durante este período la brecha varió de entre
26% en ambientes húmedos y 42% en los semiáridos. La porción semiárida del oeste
de la Región Pampeana y el borde muy húmedo del noreste fueron las zonas con los
rendimientos alcanzados más bajos y en consecuencia las brechas de rendimiento
más altas. Por un lado, este patrón espacial pudo ser atribuido parcialmente a la alta
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Agradecimientos
Este trabajo fue subsidiado por la Universidad de Buenos Aires (G004, G033, y
20020100617), CONICET (PIP 02050 y PIP 02608) y FONCyT (PID-BID 37164 – 49).
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Bibliografía
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1
Conicet- Cerzos; 2Comisión de Investigaciones Científicas (CIC)-CERZOS; 3Dpto. de
Agronomía-Universidad Nacional del Sur.
* [email protected]
Resumen
Introducción
La calidad de suelos (CS) ha sido definida como la capacidad del suelo de funcionar
efectivamente en el presente y futuro (Doran & Parkin, 1994). En la actualidad, resulta
necesario contar con información científica que permita seleccionar indicadores de
calidad, y desarrollar índices a fin de evaluar la calidad de los suelos, con respecto a la
degradación y la sustentabilidad del mismo (Duval et al., 2013). En los suelos agrícolas
la calidad estará dada por su potencial para permitir el desarrollo de los cultivos, sin
causar degradación del suelo ni deteriorar el ambiente. Las propiedades físicas,
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Diferentes autores han definido una serie de requisitos o pautas específicas que deben
cumplir los parámetros evaluados para ser considerados indicadores. Según Dalal
(1998) supone que un buen indicador debe medir una o más funciones del suelo; ser lo
suficientemente sensible para reflejar los cambios debidos a perturbación, restauración
o manejo; facilitar la referencia de valores críticos o umbrales; ser fácilmente
interpretables; ser fácil y barato de obtener. Las propiedades físicas, químicas y
biológicas pueden ser buenos indicadores de CS aunque la mayoría no son universales,
y son variables con el ambiente y características edáficas bióticas y abióticas (Shukla et
al., 2005). Los indicadores de CS más efectivos probablemente varían acorde a la
región, clima y sistema de producción (Parr et al., 1992).
El cultivo de trigo es la base de los sistemas productivos en una amplia región del
sudoeste bonaerense (Martínez et al., 2012). Sus rendimientos son influenciados por las
condiciones climáticas y las propiedades edáficas, obligando a un uso eficiente de los
recursos (Galantini et al., 2004).
En este ambiente donde los recursos- como el agua - son limitados, se desconocen en
detalle cuales son los indicadores de CS asociados a la fertilidad que nos permiten
observar el efecto de la agriculturización y de la SD sobre la productividad de estos
suelos. El objetivo fue evaluar diferentes indicadores químicos, físicos y biológicos de la
CS asociados a la fertilidad y determinar cuáles son los más importantes en suelos con
trigo bajo SD del SOB semiárido.
Materiales y métodos
Las muestras de suelo se secaron al aire y se tamizaron por 2 mm. Luego, se evaluó
como indicadores químicos: Carbono orgánico total (COT) por combustión seca con
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analizador automático Leco (Leco Corporation, St Joseph, MI), N total (Nt) del suelo
(Bremner & Mulvaney, 1982), pH y fosforo extraible (Pe, Bray & Kurtz, 1945). Con
respecto a los indicadores físicos se analizó: almacenamiento de agua del suelo al
momento de la siembra (AS) y granulometría por tamaño de partículas por
fraccionamiento físico del suelo (Duval et al., 2013), obteniendo las fracciones: arenas y
Limo+ arcilla. Como indicadores biológicos se evaluó: N potencialmente mineralizable
medido como N anaeróbico (Nan) (Waring & Bremner, 1964), Carbono organico
particulado grueso (COPg, > 100 micrones) y particulado fino (COPf, < 53 micrones)
(Duval et al., 2013), e hidratos de C totales y solubles (CHt y CHs) (Puget el al., 1999).
En madurez fisiológica del trigo, se obtuvieron 2 muestras compuestas de 2 m lineales
trigo, para estimar el rendimiento de grano.
Resultados y discusión
Los suelos evaluados tuvieron un nivel de materia orgánica en el rango 16 a 27,4 g kg-1.
El pH fue de ligeramente ácido a neutro (6,1- 7,2), condición típica de los suelos de la
región (Landriscini et al., 2015). La concentración de Pe de los suelos, en general se
encontró por encima del límite establecido por Ron & Loewy (1990) de 10 mg kg -1
quienes encontraron estos valores en 0-10 cm y con otro sistema de labranza, salvo el
sitio “Cnel. Pringles” donde se reportaron menores valores promedios (6,9 mg kg-1).
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Los rendimientos del trigo oscilaron entre 1882 kg ha-1 y 3469 kg ha-1 con un promedio
de 2445 kg ha-1.Los mayores rendimientos se hallaron en el sitio “Cnel. Pringles”,
mientras que los menores en “Las Oscuras”.
Para el CP3 se halló al Pe y esto puede ser explicado por la influencia de los
indicadores en el CP2, que regulan la disponibilidad del P. Mientras, que en el CP4 con
menor explicación de la variabilidad total se encontró al COPg, debido a que en estas
regiones debido a la erraticidad de las precipitaciones, existe mucha variabilidad en los
aportes de C lábil de los residuos de cultivos y generalmente son escasos, en eso radica
esa menor importancia en el rendimiento. Esto demuestra que a pesar de ser un
indicador sensible e importante para otros suelos (Duval et al., 2013), en este caso
debido a la baja explicación de la variabilidad total, no sería un indicador de la calidad
de suelo importante.
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Variables Autovectores
COT 0,32 -0,03 0,31 0,24
Nt 0,30 -0,35 -0,002 0,08
pH -0,03 0,38 -0,35 0,35
Pe 0,02 -0,24 0,55 0,44
AS 0,33 0,30 -0,06 -0,03
Arenas -0,35 -0,39 -0,17 -0,03
Limo+arcilla 0,34 0,39 0,16 0,02
COPg 0,01 -0,13 -0,43 0,68
COPf 0,34 0,03 -0,37 -0,13
Npm 0,27 -0,34 -0,17 -0,36
CHt 0,36 -0,06 0,12 -0,01
CHs 0,38 -0,33 -0,22 0,09
Subrayados, se indican las variables con mayores autovectores por cada CP generado.
Conclusiones
Se pudo detectar a los CHs como indicador biológico principal de la calidad de estos
suelos con trigo. Otros indicadores importantes fueron la condición textural y el pH, dado
que son reguladores del agua en el suelo y la disponibilidad de nutrientes para el trigo.
Las fracciones más lábiles del C no fueron indicadores de gran importancia por la
variabilidad en los aportes de fracciones lábiles por los residuos de cultivos en esta
región.
Existe una falta de información sobre los indicadores de calidad de suelos en este
ambiente, donde los rendimientos de los cultivos son muy variables y por lo tanto, los
aportes de fracciones lábiles por los residuos resultan en general, escasos y
dependientes de las condiciones climáticas del año. Sería importante incluir estos
indicadores en la confección de índices funcionales del sistema que permitan explicar en
mayor medida la variabilidad de los factores estudiados.
Bibliografía
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“Ordenamiento Territorial: un desafío para la Ciencia del Suelo”
Río Cuarto, 27 de Junio - 01 de Julio de 2016
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Resumen
Introducción
1
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ha planteado como una alternativa para obtener datos cuantitativos que permiten
caracterizar los cultivos con el fin de tomar decisiones para la planificación y el manejo.
Las aplicaciones más utilizadas en general se basan en el cálculo de índices de
vegetación. Gilabert et al 1997 afirman que un Índice de Vegetación puede ser definido
como un parámetro calculado a partir de los valores de la reflectancia a distintas
longitudes de onda, y es particularmente sensible a la cubierta vegetal. Entre los índices
más usados se encuentra el índice de diferencia de vegetación normalizada (NDVI),
aunque existen numerosos índices alternativos para evaluar distintos aspectos del
canopeo de los cultivos (Hatfield et al, 2008). El NDVI ha mostrado tener una fuerte
relación con la biomasa. Farrell y Rivas (2008), entre otros autores, afirman que la
diferente evolución de la vegetación estaría ligada a las condiciones topográficas, la
actividad antrópica, y al cambio en el uso de la tierra. Este último aspecto adquiere
especial relevancia en áreas que han experimentado cambios profundos en la
explotación de sus recursos en los últimos décadas, como es el caso de Llanura
Deprimida subregión salina (LLDs) de la provincia de Tucumán (Corbella et al 2014). La
misma constituye una llanura aluvial de suaves ondulaciones y débiles depresiones con
pendientes menores al 0,5% (Zuccardi y Fadda 1985). Toda el área está afectada por la
presencia de una napa freática salina a escasa o mediana profundidad. LLDs constituye
parte de la ecoregión del Chaco semiárido que representa una de las zonas
“extrapampeanas” con mayor tasa de expansión agrícola en la República Argentina.
Materiales y métodos
2
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Una vez delimitadas las mismas se procedió en campo a realizar muestreos de suelo en
cada una. Los muestreos fueron de tipo compuesto para analizar propiedades químicas,
físico-químicas y también se efectuó la apertura de calicatas para caracterizar el suelo y
realizar determinaciones de propiedades físicas. Con respecto al muestreo químico y
físico-químico se trabajó con barreno a tres profundidades: 0-20, 20-50 y 50-100 cm.
El 25 de Enero de 2014 el lote fue implantado con maíz utilizando el sistema de siembra
directa. El híbrido usado fue SYN 139 Viptera 3 triple pro y la sembradora utilizada
corresponde a la marca Agrometal de trece cuerpos. Se sembró a una distancia de 52
cm entre líneas y a una densidad de 2,5 semillas por metro. La cosecha se realizó en el
mes de Agosto con una cosechadora New Holland provista de monitor de rendimiento
(Ag Leader PF 3000). La biomasa fue evaluada mediante el cálculo de NDVI a partir de
una imagen Landsat 8 OLI correspondiente al 26 de abril de 2014.
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Resultados y discusión
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Tabla 4. Valores medios de carbono orgánico (CO) y fósforo (P) en la profundidad 0-20
cm
Lote CO (%) P (mg kg-1) N (%)
1 2,10 a 3,80 a 0,16 a
2 1,69 b 5,07 b 0,15 a
3 2,53 c 9,68 c 0,15 a
Letras distintas en columnas indican diferencias significativas (p<0,05).
Tabla 5. Valores medios de carbono orgánico (CO) y fósforo (P) en la profundidad 20-50
cm
Lote CO (%) P (mg kg-1) N (%)
1 0,99 a 4,69 a 0,13 a
2 1,29 b 4,73 a 0,11 a
3 0,99 a 3,69 b 0,09 a
Letras distintas en columnas indican diferencias significativas (p<0,05).
Tabla 6. Valores medios de carbono orgánico (CO) y fósforo (P) en la profundidad 50-
100 cm
Lote CO (%) P (mg kg-1) N (%)
1 0,60 a 5,20 a 0,04 a
2 0,40 b 6,54 b 0,05 a
3 0,29 b 5,16 a 0,02 a
Letras distintas en columnas indican diferencias significativas (p<0,05).
Después de caracterizados las zonas del lote cañero por las imágenes ndvi y las
propiedades edáficas se procedió a eliminar el cultivo de caña de azúcar y sembrar un
cultivo anual estival. Se optó por el cultivo de maíz bajo un sistema de manejo
conservacionista fundamentalmente para reducir el fenómeno de planchado, debido a
6
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que estos suelos son muy propensos, e incrementar los volúmenes de rastrojo en
superficie y el porcentaje de cobertura.
En la figura N° 2 se observa la zonificación del lote surgida del análisis de índices NDVI
de 5 años (2 A) y el índice NDVI resultante de las imágenes del cultivo de maíz, en color
verde (2B). Los tonos más oscuros indican mayor biomasa, por mayor reflectancia y los
verdes más claros, menor biomasa. Es notable la coincidencia de mayor o menor
desarrollo de biomasa de maíz con las zonas delimitadas por las características
edáficas con el cultivo de caña.
Figura N° 2: Zonificación del lote (A) e Índice NDVI en cultivo de maíz, abril de 2014 (B)
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Se determinó un coeficiente R2= 0,79 lo que indica las imágenes NDVI explican el 79%
de la variabilidad observada en el rendimiento del cultivo de maíz (Figura N° 4).
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7,30
l l
Producción
til
l
5,30
til
3,29
l
1,29
til
-0,72
0,39 0,41 0,44 0,46 0,49
l l NDVI l
i
Conclusiones
Los índices NDVI obtenidos a partir de imágenes satelitales constituyen una
excelente herramienta para la evaluación de la biomasa de los cultivos, que contribuye a
la vez, a la delimitación de ambientes.
La zonificación edáfica determinada a partir del estudio de imágenes NDVI presentó
excelente correlación con el rendimiento obtenido del cultivo de maíz.
Los resultados alcanzados avalan el uso de la información obtenida por sensores
remotos para evaluar los cultivos y separar ambientes, con vistas al uso racional de
insumos.
Agradecimiento
Bibliografía
Baret, F; Guyot, G. (1991). Potentials and limits of vegetations indices for LAI and APAR
assesment. Remote Sensing Environment. 35: 161 - 173.
Corbella, R.D., Courel, G. F., Plasencia, A. M., Ceballos, R. y Banegas N. 2014 “Índice
ndvi para detectar limitaciones edáficas en lotes cañeros de la Llanura deprimida
salina” Trabajo presentado en el XXIV Congreso Argentino de la Ciencia del
Suelo, Bahía Blanca del 5 al 9 de mayo de 2014.
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Farrell Mauricio y Raúl Rivas (2008). Relación entre índices de vegetación provenientes
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Argentina. XII Reunión Argentina de Agrometeorología, 8 al 10 de octubre de 2008. San
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Hatfield, J.L., A.A. Gitelson, J.S. Schepers, and C.L. Walthall. 2008. Remote sensing of
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10
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1
INTA-EEA Paraná; 2 Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNER); 3
AAPRESID,
Regional Paraná.; Ruta Nº 11 km 10,5 (3101), Oro Verde (ER);
* [email protected]
Resumen
1
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Introducción
En la última década se produjo una gran expansión del área bajo producción agrícola en
la región pampeana argentina. Esta expansión se apoyó parcialmente en el cambio en
el sistema de labranza tradicional hacia la siembra directa (SD). Los suelos de la región
presentan bajos niveles de fósforo (P) disponible para las plantas (Tasi, 2000; Sainz
Rozas et al., 2012) debido a la baja reposición de este nutriente exportado con las
cosechas de forrajes y granos (balances negativos) y/o a características inherentes a los
materiales originarios de los mismos. La aplicación racional de fertilizantes fosfatados
generalmente aumenta el rendimiento de los cultivos en amplias regiones del país
(Barbagelata, 2012), incrementando también la rentabilidad de los productores.
Los estudios de larga duración permiten reunir información esencial para estudiar como
los sistemas de producción y la fertilización con P afectan su evolución en el suelo a
través del tiempo. Conociendo como los niveles de P en suelo decaen o aumentan,
cuando dosis de P menores o mayores al promedio de remoción por los cultivos son
aplicadas, debería ayudar a manejar la fertilización con P para mantener niveles óptimos
de P en suelo a través del tiempo y a determinar por cuánto tiempo se puede mantener
un campo en producción antes que los niveles de P en suelo decrezcan a niveles que
requieran fertilización (Webb et al., 1992; Mallarino et al., 1991; Dodd y Mallarino, 2005;
Cox, 1992). Las investigaciones de larga duración en fertilidad han servido como base
de los programas de recomendaciones de fertilización usados actualmente en muchos
países (McCallister et al., 1987; McCollum, 1991). Estos permiten determinar los efectos
acumulativos de las prácticas en el mismo suelo, aparte del efecto sobre los cultivos y
son la fuente de información más confiable para recomendar las dosis de fertilizantes a
aplicar y para responder a preguntas originadas en la filosofía de fertilización que indica
que las dosis de nutrientes a aplicar deben estar basadas en la remoción por los cultivos
(Cope, 1981). Dichas recomendaciones están sustentadas en una filosofía con bases
razonables pero que debería ser chequeada y apuntalada con datos de estudios de
campo de larga duración. Potencialmente existen claras diferencias entre las distintas
2
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Materiales y métodos
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cultivo, es de 3.5, 5.3, 2.6 y 3.1 g P kg-1 grano para trigo, soja, maíz y sorgo,
respectivamente.
Resultados y discusión
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La dosis promedio de P aplicada en los 24 años de estudio fue de 24.5 kg P ha-1, con un
mínimo anual de 8 y un máximo de 50.6 kg ha-1 en los ciclos 1995/96 y 2007/08 (Tabla
1), respectivamente, totalizando 588 kg P ha-1 en el período considerado.
En la Figura 1 se muestran las dosis de P aplicadas anualmente vía fertilizantes
fosfatados, las cantidades estimadas de P exportadas anualmente con los granos y el
balance acumulado de P. Allí se puede observar un balance negativo de P durante las
primeras campañas, en donde las dosis de P rondaban los 10 kg ha-1 año-1, y un quiebre
de tendencia a partir de la campaña 1998/99 en donde el balance comienza a ser
positivo, fruto de las dosis crecientes de P aplicadas anualmente.
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60 80
Aplicación de P Extracción de P en granos Balance de P
60
Aplicación y Extracción de P
50
Balance acumulado de P
40
40
(kg de P/ha)
(kg de P/ha)
20
30
0
20
-20
10
-40
0 -60
Campañas
Figura 1. Dosis de P aplicadas, extracción de P estimada y balance acumulado de P en
las 24 campañas agrícolas evaluadas en el lote 11 del establecimiento “Los
Cordobeses”, Provincia de Entre Ríos.
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30
25
P Bray, 0-20 cm (mg kg-1)
20
15
10
Año
Figura 2. Evolución del P Bray (0-20 cm) en los 24 años evaluados en el lote 11 el
establecimiento “Los Cordobeses”, provincia de Entre Ríos
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30
25 Y = 10.61 + 0.117X
R² = 0.64 P<0.001
P Bray (mg kg-1), 0-20 cm
20
15
10
0
-60 -40 -20 0 20 40 60 80
Balance acumulado de P (kg P ha -1)
Conclusiones
El rendimiento promedio en los 24 ciclos agrícolas evaluados fue de 5990 kg ha-1 año-1,
lo que resultó en una extracción total estimada de P en granos de 540 kg P ha-1. En
tanto la cantidad de P aplicada vía fertilización en el mismo período fue 588 kg P ha-1,
produciendo un balance neto positivo de 48 kg de P ha-1 al final del período.
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La evolución del contenido de P Bray en el suelo durante los 24 años evaluados siguió
la misma tendencia del balance acumulado de P.
La relación entre los cambios en el balance acumulado de P del sistema y el P Bray fue
lineal y positiva. La variación del balance acumulado de P explicó un 64% de la
variación en el contenido de P Bray del suelo, demostrando ser una buena aproximación
para estimar los cambios en el mismo. La ecuación obtenida mostró que se necesitaron
8.5 kg de P ha-1 de balance acumulado para modificar el P Bray en 1 mg P kg-1 suelo.
Esto demuestra que balances de P positivos en los sistemas de producción, aún de
escasa magnitud, como el logrado en este trabajo (2 kg de P ha-1 año-1), permiten
aumentar los niveles de P disponible del suelo y que el P Bray es un indicador sensible
para medir estos cambios.
Agradecimientos
Este trabajo fue parcialmente financiado por los proyectos PNSUELO-1134024,
PNCYO-1127033 y ERIOS-1263102 de INTA.
Bibliografía
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Webb, J.R., A.P. Mallarino, A.M. Blackmer. 1992. Effects of residual and annually
applied phosphorus on soil test values and yields of corn and soybean. J. Prod. Agric.
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11
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Resumen
Introducción
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Las fechas de siembras óptimas para el maíz desde el punto de vista de radiación y
temperatura comprenden septiembre y octubre, luego de un período de barbecho que
se inició en la cosecha del cultivo anterior. En sistemas de secano una alternativa para
incluir a los CC sin restringir la oferta de agua al maíz es retrasar su fecha de siembra.
En contraposición, dicho atraso, modifica los niveles de radiación, temperatura y largo
del día durante el período de crecimiento, estando condicionado el ciclo por las primeras
heladas (Cirilo et al., 2012). No obstante numerosos estudios desarrollados en la zona
muestran adecuados niveles de productividad y estabilidad de rindes de los maíces
tardíos, debido a condiciones hídricas favorables durante las etapas críticas del cultivo
(Miranda et al., 2013).
Una de las ventajas de incluir CC como antecesor de maíz sería el aporte de Nitrógeno
(N) retenido en su biomasa que producto de la descomposición estaría disponible para
el cultivo estival reemplazando total o parcialmente la fertilización. En tanto si la especie
de CC es una leguminosa ese N proviene de la fijación biológica por lo que representa
un ingreso al sistema desde la atmósfera.
Dentro de los efectos inmediatos o directos de incorporar CC se destaca una mayor
eficiencia de uso del agua, menores temperaturas del suelo (Fernandez et al., 2008),
competencia con malezas invernales (Montoya et al., 2015), entre otros. En tanto,
cambios en el contenido de materia orgánica (MO) (Duval et al., 2015, Girón et al.,
2014), y mejoras en las propiedades físicas (Varela et al., 2010, Lardone et al., 2014a),
se observan en el mediano o largo plazo.
Los objetivos del trabajo fueron: (i) evaluar el efecto de un barbecho con rastrojo de soja
y distintas especies de CC invernales sobre la dinámica hídrica, nitrogenada y de
malezas durante el invierno y primavera, (ii) evaluar los aportes de biomasa aérea y la
tasa de descomposición de los residuos de los CC, y (iii) evaluar el efecto del antecesor
y el nivel de fertilización nitrogenada sobre los rendimientos de maíz.
Materiales y Métodos
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El maíz (híbrido DK190) se sembró en siembra directa el día 12/12/2013 a razón de 6,09
semillas m-2 y con un distanciamiento de 0,525 m entre hileras. El control de malezas
durante el ciclo de maíz se realizó de forma química siguiendo las dosis y formulaciones
típicas para la zona.
Mediciones
Se midió la materia seca de la biomasa aérea (MSA) de los CC en 6 momentos del ciclo
(62, 95, 126, 157, 174 y 194 días desde la siembra), con cortes del material en una
superficie de 0,50 m2, que luego se secó en estufa hasta alcanzar peso constante.
3
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como el promedio de las últimas tres lecturas, y la infiltración acumulada (mm) a los 120
minutos. En dichos tratamientos y momento se cuantificaron los rastrojos sobre una
superficie de 0,25 m2 (secado en estufa hasta alcanzar peso constante).
En estadíos de madurez de los cultivos de maíz se realizó la cosecha manual sobre una
superficie de 3,15 m2 y posterior trilla en máquina estática. El rendimiento se corrigió por
la humedad de cosecha de cada muestra y los valores se expresaron con 13 g kg -1 de
humedad.
El análisis de MSA, AD, UC, EUA y N de nitratos se realizó mediante ANOVA y prueba
de diferencia de medias con el test LSD Fisher. En tanto que el número de malezas se
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analizó con el test no paramétrico de Friedman (Santos et al., 2005), luego de probar el
no cumplimiento del supuesto de normalidad (de residuos) a través de la prueba de
Shapiro-Wilks y de forma gráfica con Q-Q plot. En todos los casos se usó el software
Infostat (Di Rienzo et al., 2015). Las curvas de descomposición de residuos y sus
parámetros se compararon mediante test F (GraphPad Prism, 2007).
Resultados y discusión
La producción de MSA al momento de secado (174 DDS, 18/10) varió en función de los
tratamientos antecesores de CC (Figura 1). La mayor producción de MSA se registró en
los tratamientos C, VV y C+VS (5342 kg ha-1 promedio), respecto a VS (2123 kg ha-1),
(p=0,02). En la consociación de C+VS el 72 % de la MSA estuvo aportado por la
especie C. Esta misma tendencia de producción de MSA se mantuvo en todas las
evaluaciones realizadas durante el ciclo de crecimiento de los CC (Figura 1). En
contraposición, en la misma zona de estudio pero con fecha de secado de septiembre,
se registró mayor producción de MSA en C respecto a VV (Lardone et al., 2015). En
tanto en la EEA INTA Marcos Juárez (Córdoba), Baigorria & Cazorla (2010) reportaron
para CC secados en octubre un 90% más de MSA en VS y VV, respecto a C. Estos
resultados indicarían posiblemente un efecto combinado de factores ambientales y
edáficos sobre la producción relativa de las diferentes especies.
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60 *
80 * VS
100 * VV
120 * SinCC
140
160
180
200
Figura 2: Agua disponible en el suelo hasta los 200 cm de profundidad en los
tratamientos de antecesores invernales: barbecho químico (sin CC), cultivos de
cobertura (CC) de las especies: centeno (C), vicia sativa (VS), vicia villosa (VV), y
centeno + vicia sativa (C+VS), evaluados al momento de secado de los CC
(18/10/2013). La presencia de asterisco indica diferencias estadísticas entre los
tratamientos para cada capa de suelo (p=0,01).
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60
80 VS
100 VV
120 SinCC
140
160
180
200
Figura 3: Agua disponible en el suelo hasta los 200 cm de profundidad en los
tratamientos de antecesores invernales: barbecho químico (sin CC), cultivos de
cobertura (CC) de las especies: centeno (C), vicia sativa (VS), vicia villosa (VV), y
centeno + vicia sativa (C+VS), evaluados al momento de la siembra de maíz
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140
Infiltración acumulada (mm)
120 *
*
*
*
100 *
*
80 *
* C
*
60 VV
SinCC
40
20
0
0 20 40 60 80 100 120 140
Tiempo (min)
Mejoras en la infiltración también fueron observados por Varela et al. (2010), Barraco et
al. (2012) y Lardone et al. (2014a) en la misma zona, pero estos estudios fueron
realizados con historia de uso de CC continuo de mediano plazo. Destacándose en este
trabajo el efecto inmediato o de corto plazo favorable en la infiltración al incorporar CC.
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Nitratos
100
80
60
40
b b b
b
20
0
C C+VS VS VV SinCC C C+VS VS VV SinCC
18/10/2013 12/12/2013
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20 cm, <intensidad 40-60, intermedio 20-40 cm). Letras distintas indican diferencias
estadísticas entre los tratamientos (p<0,10), para cada momento de evaluación.
Malezas
120
C
100 a
a a C+VS
80 a a a a b
a VS
60 a a
a a VV
40 a SinCC
a bc
20 c
a
0
17/06/2013 05/08/2013 08/09/2013 14/10/2013
Descomposición de residuos
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El rendimiento de los cultivos de maíz varió entre 9374 y 10927 kg ha-1 y se observó
efecto del nivel de fertilización (p<0,01), pero no del antecesor (p=0,55), sin interacción
entre el antecesor y la dosis de fertilización (p=0,21), (Figura 6).
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12000 12000
a a a b a
a
10000 10000
8000 8000
6000 6000
4000 4000
2000 2000
0 0
C C+VS VS VV SinCC 0 34 68
El rendimiento de los cultivos de maíz no se vio afectado por el antecesor, y en todos los
casos se observó una respuesta positiva a la fertilización nitrogenada en la mayor dosis
empleada. Esto pudo deberse a que las precipitaciones ocurridas luego de la siembra (y
fertilización) hayan causado el movimiento del N como nitratos en el suelo. Para la
misma zona de estudio en maíces de siembra tardía Barraco et al. (2014) no observaron
respuesta a la fertilización nitrogenada tanto en antecesor barbecho de soja como CC
VS. En contraposición, Lardone et al. (2013) reportan mayores rendimientos con CC
(especies cebada, C y trigo) respecto al tratamiento testigo de barbecho. En condiciones
de secano en 25 de Mayo (BA) para siembras tardías Rillo et al. (2013) en un estudio de
3 campañas reportaron en una campaña mayores rendimientos con antecesor VS
respecto al testigo, y en 2 campañas no se observaron diferencias entre los
tratamientos.
Conclusiones
Para las condiciones de la campaña 2013/2014 en que se realizó este trabajo las
especies de CC que generaron mayor cantidad de MSA fueron C y VV respecto a VS.
La descomposición de los residuos generados se realizó a mayor tasa para las vicias en
relación a C.
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Agradecimientos
Este trabajo fue financiado por los proyectos de INTA: BANOR 1271305 “Contribución
del INTA al desarrollo sustentable del territorio del noroeste bonaerense” y PNCyO
1127032 “Tecnologías de manejo de cultivos en sistemas basados en cereales y
oleaginosas, enfocadas en las demandas territoriales”. Los autores agradecen a los
Ings. Marta Perez, Cecilia Justo, Paula Girón y Walter Miranda por su colaboración en
las mediciones de campo, a la Lic. Florencia Varela por su aporte en el análisis de la
información de descomposición, a la Dra. Irene Ceconi por su aporte en el análisis
estadístico de los datos, y a la empresa Nitrap por la donación del inoculante para los
cultivos de vicia.
Bibliografía
Baigorria, T & C Cazorla. 2010. Eficiencia del uso del agua por especies utilizadas como
cultivos de cobertura. Actas del XXII Congreso Argentino de la Ciencia del Suelo.
Rosario, Argentina. 31 de mayo al 04 de junio de 2010 (CD-ROM).
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disponible en monocultivo de soja con cultivos de cobertura y barbechos reducidos en la
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http://inta.gob.ar/sites/default/files/inta_mt2015_lardone_efecto_antecesor.pdf [Acceso:
07/03/2016].
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de la ALAM, I congreso de la ASACIM. Disponible en:
http://www.asacim.com.ar/congreso/pdf/MM.EO.03MontoyaEX.pdf [Acceso: 07/03/2016].
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1
Becario Postdoc. CONICET - JTP Topografía, FCAyF-UNLP. Calle 75 Nro 1176, La
Plata, Bs. As. 2 Pasante - Estudiante de Ing. Ftal., FCAyF-UNLP.
* [email protected]
Resumen
Las praderas de la Depresión del Río Salado se caracterizan por poseer una alta
proporción de suelos con limitaciones productivas relacionadas a excesos hídricos,
salinidad-sodicidad y deficiencias edáficas de algunos nutrientes, a causa de la
naturaleza de la Cuenca del Río Salado en la que se halla inmersa y a la pobreza de los
materiales originales. El nitrógeno y fósforo del suelo constituyen los nutrientes
deficitarios por excelencia en estos ambientes y, por consiguiente, son condicionantes
de la producción. El objetivo del trabajo es estudiar los efectos y/o consecuencias de la
implantación de forestaciones comerciales de rápido crecimiento (Eucalyptus sp.) en el
contenido de nitrógeno total y fósforo lábil de algunos suelos característicos de la
Depresión del Río Salado. Para alcanzar este objetivo, se realizaron determinaciones de
N total y P disponible por los métodos de MicroKjeldahl y Bray-Kurtz 1 sobre suelos de
tres localidades de la Depresión del Río Salado, en la provincia de Buenos Aires
(Chascomús, Dolores y Uribelarrea). Las muestras fueron extraídas del horizonte
superficial del suelo (0-20cm) en número de tres repeticiones por condición,
completando un total de 36 muestras compuestas. Las condiciones mencionadas para
cada localidad son cuatro y responden a la conjunción entre coberturas contrastantes
del suelo (herbácea y forestal) y distinta posición topográfica (loma y bajo). Los valores
analíticos de nitrógeno total y fósforo disponible fueron sometidos, primeramente, a un
análisis de la varianza y comparación de medias (Tukey). Posteriormente, se incorporó
la variable de sitio como factor random en un análisis de modelos mixtos, utilizando el
criterio de información AKAIKE para la exploración de variables (paquete lme4 de
programa estadístico R). Los resultados obtenidos revelan que los contenidos de fósforo
disponible se ven afectados de forma significativa por los cambios de cobertura del
suelo (p-value < 4,00e-06) y condición topográfica (p-value < 2,55e-06), de modo tal que
los mayores contenidos de este nutriente se encuentra en situaciones de bajo y
cobertura forestal. En cambio, los contenidos de nitrógeno total responden únicamente a
un cambio de la cobertura (p-value < 1,01e-05), hallándose en mayor proporción bajo las
forestaciones. Se concluye que la instalación de especies forestales de rápido
crecimiento genera cambios significativos en la disponibilidad de fósforo y contenido de
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Introducción
Las praderas de la depresión del salado se caracterizan por poseer una alta proporción
de suelos con limitaciones productivas relacionadas a excesos hídricos, salinidad-
sodicidad y deficiencias edáficas de algunos nutrientes, a causa de la naturaleza de la
cuenca del Río Salado en la que se halla inmersa y a la pobreza de los materiales
originales (Vázquez & García, 2012).
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(productividad primaria) frente a las pasturas naturales y por tanto, un mayor consumo
hídrico, un aumento de la cantidad de agua evapotranspirada, una disminución del
rendimiento hidrológico y un mayor almacenamiento de nutrientes (Jobbágy et al.,
2006).
El nitrógeno (N) es un elemento primario tanto en plantas como en el resto de los seres
vivos, se lo puede encontrar en los aminoácidos y proteínas; en las amidas, la clorofila y
las hormonas (auxinas y citoquininas, nucleótidos, vitaminas, alcaloides y ácidos
nucleicos). El ciclo biogeoquímico de este nutriente es uno de los más importantes y
dinámicos de la naturaleza, producto de estrecha vinculación con el ciclo del carbono y
la actividad biológica del suelo (Marbán & Ratto, 2005).
Las raíces pueden absorber el nitrógeno en su forma iónica como nitrato (NO3-),
mientras que algunas plantas pueden utilizar el nitrógeno del amonio (NH4+). En el
suelo, se produce un proceso denominado nitrificación, que consiste en la conversión de
N-3 (tal como está presente en la mayoría de los compuestos biológicos como
aminoácidos) a N+5, como se encuentra en los nitratos, forma principal absorbida por las
plantas. En la naturaleza, la nitrificación se cataliza por dos grupos de bacterias,
Nitrosomonas y Nitrobacter. Las bacterias Nitrosomonas provocan la transición del
amoníaco al nitrito, mientras que la oxidación de nitrito a nitrato es mediada por
Nitrobacter (Manahan, 2006). El N suele ser uno de los elementos que escasean y que
es factor limitante de la productividad de muchos ecosistemas (IICA, 2001).
Las plantas pueden absorber solamente el fósforo disuelto en la solución del suelo y,
puesto que la mayor parte del fósforo en el suelo existe en compuestos químicos
estables, sólo una pequeña cantidad está disponible para la planta en cualquier
momento dado. Se estima que la cantidad de fósforo disponible para la planta en un
momento dado es inferior al 1% del P total del suelo (Boschetti & Quintero, 2005). Al
absorber el fósforo de la solución del suelo por las raíces, parte del adsorbido en la fase
sólida es liberado a la solución del suelo, para mantener un equilibrio químico. Los tipos
de compuestos de fósforo que existen en el suelo son principalmente determinados por
el pH del suelo y por el tipo y la cantidad de los minerales en el suelo. Por lo general, los
compuestos minerales que forma el fósforo son compuestos de aluminio, hierro,
manganeso y calcio. Las formas más solubles o disponibles de fósforo existen dentro
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del rango de pH de 6,0 a 7,5. Las plantas absorben el fósforo de la solución del suelo
principalmente como el ion ortofosfato H2PO4-, y en menor proporción como HPO4-2,
dependiendo del pH del suelo (Navarro & Navarro, 2013).
Son escasos los estudios sobre el efecto de las conversiones pastizal a forestación, en
lo que respecta a la cantidad y distribución de nutrientes limitantes como el nitrógeno y
el fósforo. La determinación y análisis cuantitativo de estos elementos resulta necesario
para caracterizar la fertilidad de los suelos y ésta, a su vez, para el correcto uso de los
recursos.
Al respecto, Frangi et al. (2015) indican que una plantación de primer ciclo de
Eucalyptus grandis W. Hill ex Maiden en Concordia demuestra una avidez por el P y N
que se manifiesta por la captura de estos por vía foliar. A su vez, afirman que los
requerimientos de N fueron provistos mayormente por absorción, mientras que los de P
lo hacen por redistribución. La absorción abarca los nutrientes de retención (madera y
raíces gruesas) más los de retorno (caída de hojarasca, mortalidad de raíces y agua de
trascolación y flujo caulinar). La redistribución, en cambio, hace referencia a la diferencia
entre el contenido de nutrientes en estructuras anuales (hojas, ramas finas, frutos y
raíces finas) y la suma del retorno más los nutrientes contenidos en agua de lluvia y
absorbidos en copas. Estos autores (Frangi et al., 2015), observaron un descenso del N
bajo estas plantaciones (Goya et al., 2013), a la vez que señalaron que la mayor
eficiencia de redistribución que presenta el P se interpreta como una mayor
independencia de los procesos de mineralización/inmovilización edáfica de este
nutriente con respecto al N bajo forestaciones de Eucalyptus grandis W. Hill ex Maiden.
Del mismo modo, Graciano et al. (2006), analizaron los nutrientes en el suelo y
hojarasca de una crono-secuencia de Eucalyptus grandis W. Hill ex Maiden,
comprobando que, a medida que se desarrolla el rodal, los contenidos N decrecen
mientras que la concentración de P se mantiene estable. Además, remarcaron el hecho
de que si bien los nutrientes del suelo decrecen a lo largo de la crono-secuencia
estudiada, los contenidos de estos nutrientes en hojarasca se incrementa, por lo que el
sistema forestal actuaría agotando los nutrientes del suelo para acumularlos en la
hojarasca.
En Dourados, Brasil, Doffinger Ramos et al. (2013) realizaron un estudio sobre los
contenidos de carbono (C) y N total ante un cambio de uso de los suelos. En el mismo
se concluye que, mientas que la conversión de rotación soja/maíz bajo labranza cero a
Eucalyptus generaba un incremento de C en su fracción más activa (ácidos fúlvicos) y, a
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Al respecto, Díaz Rosello (1992) observó, para tres ciclos de rotación, un efecto positivo
de las pasturas en relación a suelos bajo cultivo intensivo. Este efecto, se manifestó
como un incremento de más de 0,02% de N total en el suelo para una rotación de una
pastura mixta de gramíneas y leguminosas, y un detrimento de aproximadamente 0,01%
para un cultivo de grano.
Materiales y Métodos
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Para la determinación de N tot. fueron seguidos los pasos del método MicroKjeldahl
(SAMLA-SAGPyA, 2004). Éste método comprende tres fases fundamentales, en las que
el N de la muestra es convertido a amonio (NH4+) por digestión con H2SO4 concentrado
(conteniendo sustancias que facilitan esta conversión), y el NH4+ se determina por
titulación de la cantidad de NH3 liberado por destilación del digesto con álcali.
La determinación de P disp. fue efectuada por medio del método de Bray y Kurtz I, el
cual está fundamentado en la propiedad del ión F- de formar complejos con los iones
Al+3 y Fe+3, liberando así el P retenido por estos cationes (Bray y Kurtz, 1945). El ensayo
comprende dos etapas: extracción y determinación (IRAM-SAGPyA 29570-1, 2010). La
naturaleza ácida del extractante utilizado en este método (pH 2,6) contribuye a la
disolución del P disp. del Al, Ca y Fe, formas enlazadas en la mayoría de los suelos, que
luego es centrifugado y filtrado para cuantificar el P en el extracto por
espectrofotometría.
Los valores analíticos obtenidos de N tot. y P disp., fueron contrastados con los valores
de referencia que comúnmente se utilizan para la caracterización de suelos según los
macronutrientes evaluados (Tablas 1 y 2).
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Resultados y discusión
En lo que respecta al contenido de P disp. (Tabla 2), los suelos estudiados se presentan
desde pobres (Dolores) a ricos (Uribelarrea), pasando por una situación intermedia en
Chascomús. Llama la atención la magnitud de los valores de P obtenidos en Uribelarrea
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para las situaciones de loma y bajo forestal, el motivo responde al aporte externo de
este nutriente, producto de más de 5 años de enmiendas con residuos de corral y
gallineros.
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Gráfico 1. Representación gráfica de los valores medios de N total (%). Loma (L); bajo (B);
cobertura herbácea (P) y cobertura forestal (F). Letras iguales sobre las barras de cada localidad,
indica que no existen diferencias significativas entre medias (α=0,05)
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Gráfico 2. Representación gráfica de los valores medios de P disponible (ppm). Loma (L); bajo
(B); cobertura herbácea (P) y cobertura forestal (F). Letras iguales sobre las barras de cada
localidad, indica que no existen diferencias significativas entre medias (α=0,05)
Para poder interpretar correctamente estos datos, los mismos fueron trabajados con
modelos mixtos a través del programa estadístico R y el paquete “lme4”. Esto permitió
considerar el efecto generado por el sitio, al incorporar las localidades como variable
random en el modelo. El resultado de este análisis indica que los cambios de cobertura
inciden significativamente en el contenido de N total y P disponible en el suelo (p-value <
1,01e-05), mientras que la topografía no afecta de forma significativa el contenido de los
nutrientes evaluados (p-value > 0,06).
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a b
a b
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a b
Conclusiones
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Agradecimientos
A Mabel Vázquez (Titular del curso de Manejo y Conservación de suelos) por poner a
disposición el laboratorio de suelos de la Cátedra de Edafología de la Facultad de
Ciencias Agrarias y Forestales de La Plata – UNLP.
A Victor Merani (Personal de apoyo del curso de Edafología) y Guillermo Millán (JTP
curso de Edafología) por su apoyo constante en el desarrollo de las metodologías de
laboratorio e interpretación de datos.
Al CONICET por su participación como ente financiador del proyecto.
Bibliografía
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entre comunidades vegetales y suelos en el pastizal de la Pampa Deprimida. En:
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Doffinger Ramos, D.; da Silva, E.F.; Ensinas, S.C.; Hilgert de Souza, N.; Costa Potrich,
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de carbono e nitrogênio totais nas substâncias húmicas do solo sob diferentes sistemas
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(1)
EEA INTA Marcos Juárez, Ruta Provincial Nº 12 (2580) Marcos Juárez (Córdoba);
(2)
AAPRESID; (3)ASP; (4)IPNI CONO SUR; (5)FERTILAB.
* [email protected]
Resumen
Introducción
1
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se implantaban directamente (Gudelj y col. 1994 y 2000). Las dosis utilizadas eran bajas
y localizadas para obtener una mayor eficiencia. Experiencias de largo plazo en el área
del INTA Marcos Juárez determinaron rendimientos de maíz, trigo y soja superior a la
media regional, y un deterioro en las propiedades químicas del suelo, entre ellas un
deterioro de la disponibilidad de P debido a la utilización de dosis que estaban por
debajo de lo que se exportaba con la cosecha de los cultivos (Gudelj y col. 2002). Otras
experiencias de largo plazo determinaron la factibilidad de la fertilización de reposición.
El objetivo del presente trabajo fue evaluar la evolución del P disponible luego de la
aplicación de un plus de fertilizante fosforado destinado a aumentar la disponibilidad de
este nutriente en un suelo Argiudol típico del sudeste de Córdoba.
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Materiales y métodos
Los datos de temperatura de suelo fueron tomados de la casilla meteorológica del INTA
Marcos Juárez ubicada a 60 km del lugar de la experiencia y los de precipitaciones en el
lugar donde se condujo la misma.
Se analizaron los resultados utilizando modelos lineales mixtos para considerar las
medidas repetidas en el tiempo y la heterogeneidad de variancia de cada año. Cada
tratamiento se comparó a través de los años y dentro de cada año se compararon los
tratamientos entre sí.
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Resultados y discusión
AÑOS Marzo Abril Mayo Junio media Marzo Abril Mayo Junio Total
4
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Trat 421,98 <0,0001 127,39 <0,0001 40,12 <0,0001 11,46 0,0008 317,61 <0,0001 240,23 <0,0001
Año 4,21 0,0461 53,30 <0,0001 18,97 0,0005 0,81 0,5236 25,11 0,0002 14,28 0,0014
AñoxTrat 1,70 0,1854 17,19 <0,0001 6,15 0,0017 0,83 0,5622 8,71 0,0003 5,72 0,0024
Se puede observar que hubo una acumulación del P aplicado en los primeros
centímetros de suelo. De 0 a 5 cm hubo una diferenciación entre los tratamientos en
todos los años evaluados pero no de cada tratamiento a través de los años (Figura 1).
Esto es lógico si se considera que la secuencia implementada se realizó en siembra
directa continua por lo que el fertilizante aplicado al voleo al inicio de la experiencia
para diferenciar los tratamientos quedo en superficie al no haber remoción de suelo y
el aplicado previo a cada cultivo fue incorporado superficialmente. Para las
profundidades 5-10 y 10-18 cm, existe un comportamiento similar diferenciándose
desde el 2004 el testigo de los tratamientos fertilizados, pero estos recién se
diferencian en 2010 y cada uno de ellos entre años a partir de 2008 (Figuras 2 y 3). De
18 a 30 cm los tratamientos fertilizados se diferencian del testigo desde el 2004 pero
en ningún caso hay diferencias entre ellos (Figura 4). Estos resultados muestran que
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el P tiene una movilidad descendente lenta pero que las capas inferiores también se
enriquecieron con el P aplicado (Figura 7).
60
a B b A
40
a C a C
20 a B a B a B
b A b A b A c A
0
2004 2006 2008 2010
Años
0 Kg P 36 Kg P 140 Kg P
20
a B b A
15
10 a C a C a B
5 a C a C
b A b A b A c A
0
2004 2006 2008 2010
Años
0 Kg P 36 Kg P 140 Kg P
6
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8 A
A
6
P (ppm)
4
B
2
0
2004 2006 2008 2010
Años
0 Kg P 36 Kg P 140 Kg P
Figura 4: Evolución del P de 18-30 cm
Las Figuras 5 y 6 muestran para 0-18 y 18-30 cm, la sumatoria de los valores de P
ponderados por profundidad. De esta forma los tratamientos se diferencian a partir del
2004 y muestran también una más temprana diferenciación del tratamiento que
inicialmente recibió la dosis más alta de P.
70 a A
60
50 a B b A
P (ppm)
40 a C a C
b B
30 b B b B
20
c A c A c A c A
10
0
2004 2006 2008 2010
Años
0 Kg P 36 Kg P 140 Kg P
Figura 5: Evolución del P de 0-18 cm
50 a A
40
a B b A
P (ppm)
30 a C a C
b B
20 b B b B
10 c A c A c A c A
0
2004 2006 Años 2008 2010
0 Kg P 36 Kg P 140 Kg P
Figura 6: Evolución del P de 0-30 cm
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P Bray (ppm)
0 20 40 60 80 100
0-5 0
Profundidad (cm)
180
5-10
700
10-18
18-30
Haciendo un balance entre lo exportado por los granos, lo aplicado vía fertilización, las
ppm inicial y final de P podemos determinar los kg de SPT necesarios para aumentar en
1 ppm el valor de P disponible en el suelo. La Tabla 4 indica los valores de P inicial y
final y las diferencias entre los mismos a 0-18 y 0-30 cm para los dos tratamientos
fertilizados.
P(ppm) inicial 11 8 10 7
P(ppm) final 44 29 66 43
Diferencia 33 21 56 36
El balance de P (Tabla 2), indica 216 y 306 kg.ha-1 para los tratamientos de 180 y 700
kg.ha-1 de SPT respectivamente. Llevado a SPT esto es 1080 y 1530 kg.ha-1. Según la
formula (1 x kg de SPT aplicado por encima de lo exportado por los cultivos / valor de
diferencia de ppm) obtenemos la cantidad de SPT necesario para aumentar en 1 ppm el
valor del P disponible en el suelo.
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Para el tratamiento 36 P fueron necesario 32,7 y 51,4 kg.ha-1 de SPT para aumentar en
una ppm el valor del P disponible de 0-18 y 0-30 cm de profundidad, respectivamente.
Para el tratamiento de 140 P fueron necesarios aportar 27,3 y 42 kg.ha -1 de SPT para
lograr igual aumento en las mismas profundidades respectivamente. Debe considerarse
que estos valores reflejan los cambios ocurridos en el P Bray entre la aplicación en 2001
y la última evaluación de 2010, es decir en el término de 9 años.
Conclusiones
Un balance positivo de P logró aumentar la disponibilidad de este elemento en el suelo
después de 9 años de agricultura.
Se produjo una estratificación superficial del P aplicado y con el paso del tiempo se
observó enriquecimiento a mayor profundidad.
El tratamiento testigo mantuvo los valores de P disponible a través del tiempo a pesar
de haber tenido un balance negativo de 141 de P producto de nueve años con la
secuencia maíz-trigo/soja.
Bibliografia
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extractable dynamics in field crop rotations in Mollisols, Soil Science Society of America
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QUINTERO, CE. 2002. Dosificación del Fósforo según Tipos de Suelos. Simposio
“Enfoque sistémico de la Fertilización Fosfórica. Actas XVIII Congreso Argentino de la
Ciencia del Suelo. Puerto Madryn, Chubut, Argentina.
10
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2
Facultad de Ciencias Agrarias (UNL), Dpto de Ciencias del Ambiente Kreder 2805
(3080) Esperanza, Santa Fe; 03496-20639 int (256); 3 Ingeniero agrónomo actividad
privada. 4Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Esperanza, Santa
Fe, Argentina,
* [email protected]
Resumen
Introducción
1
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Santa Fe se caracteriza por tener una de las cuencas lecheras más importantes del país
pero, en los últimos 15 años, la agricultura está desplazando a los tambos de las
mejores tierras y la tendencia es que se incremente.
Cabe destacar que más del 60% de los tambos no realizan ningún manejo especial de
los purines. Sin embargo, hay directrices generales para su buen uso y existen
proyectos de investigación en la Región que atienden parcialmente a esa demanda.
Materiales y métodos
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tratamientos fueron testigo (T), con aplicación de fertilizantes (F), dosis alta y baja de
adición de purín (DA, DB).
Para la producción de forrajes la Empresa hace una rotación de 7 años: Alfalfa 1/Alfalfa
2/Alfalfa 3/Avena o Ryegrass o trigo – Maíz 2º/Maíz 1º/Avena o Ryegrass o trigo – Maíz
2º/Maíz 1º.
La ubicación de cada predio es: Rincón de Ávila: Lat.31º 21‟ 04‟‟S Long.60º 52„42‟‟O
Hipatia: Lat. 31º07‟ 07‟‟ S; Long. 61º07‟ 06‟‟ O Llambi Campbell: Lat.31º 12‟ 03‟‟S;
Long.60º 45„ 25‟‟O Sarmiento: Lat.31º 05‟ 07‟‟S ; Long.61º 14„ 47‟‟O (campo anexo a los
tambos).
Alfalfa: Los barbechos se realizaron con 5 L/ha de glifosato aplicado en dos veces y 1
L/ha de imazetapir. No hubo necesidad de aplicaciones para el control de plagas
animales La siembra se realizó en abril con una sembradora de 25 líneas a 17,5 cm
entre ellas, con una dosis de siembra de 12 kg/ha de alfalfa peleteada.
3
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Cuadro 2: Profundidad de muestreo y clasificación de los suelos de cada lote sobre los que se
aplicaron purines de 3 tambos estabulados en el centro de Santa Fe (Argentina) y campo anexo.
(IAP índice de aptitud productiva)
4
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Análisis de datos:
5
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Resultados y discusión
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Cuadro 5: Fertilidad química del horizonte superficial antes de la siembra de lotes usados para
ensayos de aplicación purín bovino estabulado para leche en el centro de Santa Fe (Argentina).
MO es materia orgánica, Nt es nitrógeno total, P es fósforo, pH es la reacción del suelo, CEes es
la conductividad eléctrica del extracto de saturación, Cai; Mgi, Nai y Ki son calcio, magnesio,
sodio y potasio intercambiable (entre paréntesis % Cai),
Cuadro 6. Respuesta del maíz para silo a la aplicación de purín bovino para leche estabulado en
el centro de Santa Fe (Argentina); ciclo 2011/12. Letras distintas en una misma columna indican
diferencias significativas al 5% según test de Tuckey. DA, DB, T y F significan, Dosis Alta y Baja
de purín, tratamientos Testigos y con adición de Fertilizantes. El número entre paréntesis es la
cantidad de purín aplicado en Mg MS/ha.
Hipatia Biomasa aérea Rincón Biomasa aérea Llambi Biomasa aérea
kg MS/ha de Ávila kg MS/ha Campbell kg MS/ha
DA (10) 24016 b DA (7,5) 20147 b DA (8,4) 18923 b
DB (6) 20751 a DB (4,5) 17859 ab DB (5,5) 17110 a
F 19730 a F 19021 b F 16763 a
T 18556 a T 17001 a T 16690 a
Lote 12- IP 71 Lote 26 - IP 31 Lote 16E - IP 63
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manifestó en todas las parcelas con purín; indicando también que la densidad de
siembra utilizada fue baja para las condiciones productivas favorables.
Cuadro 7. Respuesta del maíz para silo a la aplicación de purín bovino para leche estabulado en
el centro de Santa Fe (Argentina); ciclo 2014/15. Letras distintas en una misma columna indican
diferencias significativas al 5% según test de Tuckey. DU y T significan, Dosis Única de purín y
tratamiento Testigo sin purín ni fertilizantes. El número entre paréntesis es la cantidad de purín
aplicado en Mg MS/ha.
Alfalfa
En el Cuadro 8 se observa que hay una tendencia a aumentar la producción de la alfalfa
con la adición de purín, pero sólo en un caso esa diferencia es significativa. En general
las producciones logradas –independientemente del tratamiento- son medias a altas
(más de 1.500 kg Ms alfalfa/corte) mostrando las buenas condiciones meteorológicas de
la primavera del 2011 y alcanzado en todos los casos el rendimiento planteado como
objetivo antes de la siembra. Las diferencias ocurrieron en los dos primeros cortes, no
hubo un efecto residual de mayor duración. Pareciera que dosis entre 10 y 12 Mg MS/ha
son las mejores; menores no tienen respuesta y mayores también declina.
Cuadro 8. Respuesta de alfalfa con cortes mecánicos a la aplicación de purín bovino para leche
estabulado en el centro de Santa Fe (Argentina); 25/08/2011 a 06/01/2012. Letras distintas en
una misma columna indican diferencias significativas al 5% según test de Tuckey. DA, DB y T
significa Dosis Alta y Baja de purín, tratamiento Testigo, respectivamente. El número entre
paréntesis es la cantidad de purín aplicado en Mg MS/ha.
Hipatia Biomasa aérea Llambi Biomasa aérea
5 cortes Campbell 5 cortes
kg MS/ha kg MS/ha
DA (12) 8660a DA (16,5) 8146a
DB (7) 8004a DB (10,5) 8792b
T 7815a T 7256a
Lote 13 IP 71 Lote 15 O IP 63
8
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En el Cuadro 9 está la respuesta del trigo a la adición de purín tanto en biomasa aérea
como en grano. En todos los casos se logró el rendimiento planteado como objetivo
antes de la siembra (3.000 kg grano/ha), habiendo una tendencia al aumento productivo
con mayor dosis de purín; pero sólo la DA mostró diferencia significativa en biomasa
aérea.
Cuadro 9. Respuesta del trigo a la aplicación de purín bovino para leche estabulado en el centro
de Santa Fe (Argentina). Letras distintas en una misma columna indican diferencias
significativas al 10% según test de Tuckey. DA, DB y T significa Dosis Alta y Baja de purín,
tratamiento Testigo, respectivamente. El número entre paréntesis es la cantidad de purín
aplicado en Mg MS/ha.
Tratamiento Biomasa Grano
en Hipatia aérea kg MS/ha
kg MS/ha
T 12.011 a 3.692 a
DB (3) 12.693 a 3.843 a
DA (6) 14.278 b 4.388 a
Lote 26 IP 71
Bibliografía
Carrizo M.E., M.A. Pilatti, C.A. Alesso& S.C. Imhoff.2011. Atributos químicos y
biológicos de suelos Argiudoles cultivados y no cultivados del departamento Las
Colonias (Santa Fe). Ci. Suelo (Argentina). 29 (2), 173-179.
Giorgi, R., R. Tosolini, V. Sapino & C. León. 2010. Índices de aptitud agropecuaria de las
tierras de la Provincia de Santa Fe.http://rafaela.inta.gov.ar/mapas/
Jackson, M.L., 1982. Análisis químico de suelos. Omega, Barcelona, 663 pp.
Pilatti, M.A. & D. A. Grenón. 2008a. Información química de Argiudoles del centro de
Santa Fe. – I) Nitrógeno y Fósforo. Revista FAVE sección Ciencias Agrarias. 7 (1 y 2):
105-120..
9
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Pilatti, M.A. & J.A. de Orellana, 1995. Instrucciones para tomar muestras de suelos. 2ª.
Ed., corregida y ampliada. Comunic. FAVE, C-002-AD-002, 10pp.
Walkley, A. & I. Black, 1945. En Jackson ML. 1982. Análisis químico de suelos. Omega:
Barcelona. 663 pp.
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1
AER INTA “9 de Julio”; 2 AER INTA “Gral. Pico”; 3Facultad de Agronomía UNLPam.
4
Monsanto BioAg. *Av. Bartolomé Mitre 857, 9 de Julio (6500), Buenos Aires, Argentina.
* [email protected]
Resumen
La disponibilidad de agua es afectada por varios factores, sin embargo solo podemos
actuar sobre el manejo de la misma a través de cambio en la secuencia de cultivo y el
manejo de la fertilidad de la misma. los objetivos del trabajo fueron evaluar y cuantificar
los efectos de la fertilización P sobre la producción, el consumo y la eficiencia de uso del
agua en grano y biomasa aérea de trigo, maíz soja de 1° y de 2° en la región centro
oeste de Buenos Aires. Durante 3 ciclos consecutivos de cultivos y en 9 sitios del centro
de la región subhúmeda pampeana, con Hapludoles Enticos se establecieron
tratamientos control sin fertilización con P y fertilizados con 22 kg ha-1 de P en cobertura
total (PV) y en la línea de siembra (PL). Anualmente, se determinaron componentes del
rendimiento, eficiencia de uso del P (EUP) y niveles de P extractable (Bray Kurtz I) del
suelo. Los resultados mostraron que el impacto de la fertilización fosforada sobre las
EUAG y EUAB y el rendimiento de granos fue muy significativo durante los 7 años de los
ensayos en suelos Hapludoles. En general, todos los cultivos respondieron con
aumentos en el rendimiento al agregado de P mientras quelas variables hídricas (ADI,
ADF y uso del agua) no registraron diferencias significativas entre tratamientos. En
todos los cultivos y años se determinaron incrementos significativos (p< 0,05) en la
EUAG y EUAB. Como promedio general de todos los cultivos los incrementos en la EUAG
fue del orden del 38% y para la EUAB del 39%. Los mayores incrementos en la EUA en
grano se lograron en soja de 1° con 60%, seguido por trigo, maíz y soja 2° (43, 25 y
14%, respectivamente).El mayor incremento de la EUA en respuesta a la fertilización fue
hallado en los cultivos de soja, indicando que es posible lograr aumentos importantes en
la eficiencia de uso de agua para este cultivo cuando la disponibilidad de P es
adecuada. En ambientes donde el agua es la mayor limitante para la producción de
granos la fertilización fosforada puede contribuir a la mayor estabilidad de los
rendimientos y mejor eficiencia en el uso de los recursos.
Introducción
La disponibilidad de agua y su eficiencia de uso (EUA) no sólo son influenciadas por las
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precipitaciones, sino que también dependen de aspectos genéticos de los suelos que
determinan la capacidad de retención de agua. El cultivo (ciclo, índice de cosecha), la
profundidad efectiva de raíces y el manejo (sistema de labranza, cultivo antecesor,
barbecho, cobertura, fertilización) también inciden sobre la EUA (Alessi and Power,
1981; Gregory et al., 2000; Katerji and Mastrorilli, 2009). Esta multiplicidad de factores
requiere de enfoques más sistémicos y plantea la necesidad de conocer cuáles son los
factores que más afectan la productividad de los cultivos y su EUA. El recurso agua es
el más limitante en los sistemas productivos pampeanos y su aprovechamiento resulta
clave en el manejo agronómico de los cultivos.
La EUA de los cultivos es modificada por diversas prácticas de manejo tales como la
rotación, el sistema de labranza, el riego, la fertilización, las variedades o híbridos, la
fecha de siembra y otras prácticas (Chen et al., 2010). Diversos trabajos mostraron que
la fertilización nitrogenada afecta el uso del agua y la productividad del cultivo de
trigo(Andrade et al., 2015; Delogu et al., 1998; Fuentes et al., 2003).La eficiencia de
uso del agua condicionada por el régimen hídrico de los suelos, debe ser especialmente
considerada al planificar el sistema de productivo en diferentes escalas (Abbate et al.,
2004; Noellemeyer et al., 2013). El término eficiencia de uso de un recurso hace
referencia a la cantidad de materia seca o grano obtenido por unidad de recurso
limitante, en este caso el agua Cantero- art ne et al., 2003). La fertilización puede
ser una herramienta decisiva a la hora de mejorar dicho aprovechamiento, ya que
numerosos estudios demostraron que la disponibilidad de nutrientes condicionaría la
eficiencia de uso del agua (Cossani et al., 2012; Hatfield et al., 2001; Kurwakumire et
al., 2014; Lenka et al., 2013; Molden et al., 2010).
El Fosforo extraíble (Pe) generalmente es bajo en los suelos del sudeste de la región
pampeana, dadas las características de los materiales originales (Suñer and Galantini,
2013). La intensificación de la agricultura de las últimas décadas ha acentuado estas
deficiencias de nutrientes, ya que los balances de Pe son negativos en la mayoría de los
sistemas agrícolas y ganaderos de esta región. Actualmente la aplicación de fertilizantes
no compensaría la exportación que se realiza (Suñer and Galantini, 2012). En la región
pampeana, las deficiencias de N y P limitan los rendimientos de manera variable según
su disponibilidad en el suelo, el nivel de rendimiento, y factores ambientales y de cultivo.
Teniendo en cuenta la importancia de hacer un uso eficiente del agua, la cual es el
recurso más escaso para la producción de los cultivos en nuestra región, la hipótesis de
este trabajo fue que la fertilización modifica el aprovechamiento del agua por los
cultivos. Si bien es conocido el impacto de la fertilización nitrogenada sobre la eficiencia
de uso de agua de los cultivos(Fuentes et al., 2003; Hatfield et al., 2001; Singh et al.,
1975), no hemos encontrado trabajos relacionados al efecto del P sobre la misma., En
suelos con bajo niveles de P se esperaría un efecto de la fertilización con P sobre la
EUA y la respuesta de los cultivos a la aplicación de los demás nutrientes.
De esta manera, los objetivos del trabajo fueron evaluar y cuantificar los efectos de la
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Materiales y métodos
Todos los lotes provenían en de un manejo de 10 años en siembra directa. Con una
secuencia de 4 cultivos: trigo (Trititicum aestivum L.) (T)/soja [Glycine max (L.) Merrill]
de segunda (S2), maíz (Zea mays L.) (M) y soja (S). Esta secuencia se realizó durante
por tres ciclos continuos en los mismos lotes. Las propiedades de los suelos variaron
entre 20,2 y 53,5 g kg-1 de materia orgánica (MO); pH en agua entre 5,5 y 6,0; entre 1,0
y 2,5 g kg-1 de nitrógeno total (Nt) y entre 5,8 y 7,4 mg kg-1 de P extractable (BrayKurtz
I).
Los tratamientos evaluados fueron un testigo sin fertilización con P (T) y dos fertilizados
con 22 kg ha-1 de P (100 kg ha-1 de superfosfato triple de calcio, SFT, 46% P2O5)
aplicado en cobertura total (PV) y en la línea de siembra (PL) en parcelas
experimentales de 40 m2. El PV se realizó entre 45 y 60 días antes de la siembra y el
tratamiento de fertilización PL en el momento de la siembra, al costado de las semillas y
aproximadamente a 6 cm de profundidad. Los tratamientos de fertilización se realizaron
todos los años al sembrar los cultivos de trigo, de maíz y de soja. En soja de segunda
fecha de siembra no se aplicaron tratamientos de fertilización. En los cultivos de trigo y
de maíz, además se fertilizó con una mezcla de urea (48 % N) con sulfato de amonio
(21% N 24% S) aportando 150 kg ha-1 de N y 7kg ha-1 de S. Los cultivos de soja en la
primer fecha de siembra fueron fertilizados solo con 7 kg ha-1 de S aplicado como yeso
agrícola (CaSO4.2H2O, 18% S 24% Ca).
3
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Se calculó la eficiencia de uso del agua de los granos (EUAG mm-1) y la eficiencia de uso
de agua de la biomasa (EUAB mm-1) a partir de los datos de productividad (granos o
biomasa) dividido por el UA para cada cultivo y tratamiento.
Resultados y discusión
En el cultivo de trigo
Los rendimientos variaron en promedio entre 3200 y 4500 kg ha-1 para tratamientos
testigos vs PL y PV respectivamente. Los tratamientos con P se destacaron del testigo,
sin diferenciarse entre PL y PV (p<0,05). La EUAG fue mayor y presentó diferencias
significativas (p< 0,05), en PV y PL respecto al testigo, logrando 3 kg más de grano por
mm-1, representando esto un incremento con adición de P del 42,8% respecto de la
situación testigo. La EUAB fue mayor y registró diferencias significativas (p< 0,05), en PV
y PL respecto al testigo, logrando incrementos medios de 7 kg biomasa mm-1,
representando un aumento promedio de 40,4% con adición de P (Tabla 1).Las mayores
eficiencias determinadas en granos y biomasa guardaron relación y superaron a las
reportadas por Imwinkelried et al. ( 2014) en secuencias de cultivos soja-trigo.En la
región semiárida pampeana se ha constatado gran variabilidad en la EUA para la
producción de grano de trigo (entre 1,4 y 12.98 kg.ha-1 mm- 1; Fernández, 2013). En
cambio, Pala et al. (2007)observaron un rango más estrecho (3,4 a 6,0 kg ha-1 mm-1)
para trigo pan en un ambiente mediterráneo.
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-1
Tabla 1. Cultivo de trigo agua rendimiento (Rend. kg ha ), eficiencia de uso del agua de granos
-1 -1
(EUA g (kg mm ), biomasa aérea (B.A. (kg ha ) y eficiencia de uso del agua de biomasa (EUA b
-1
kg mm ) promedio anual del ciclo 2009-2013.
Rend.
- EUA.G B.A. EUA.B
(kg ha -1 -1 -1
Tratamiento Año 1 (kg mm ) (kg ha ) (kg. mm )
)
En el cultivo de soja de 2°
Los rendimientos variaron entre 3150 y 2405 kg ha-1 en promedio para los tratamientos
con PL y PV vs testigo, sin diferenciarse entre PL vs PV (p<0,05). La EUAG fue mayor
en PV y PL respecto al testigo, representando en promedio un incremento del 17,6%con
adición de P. La EUAB también fue mayor en PV y PL respecto al testigo, logrando 5,4
kg de biomasa mm-1, representando un incremento promedio de adición de P del 32,5%
(Tabla 2).
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-1
Tabla 2. Cultivo de soja de 2°, rendimiento (Rend. kg ha ), eficiencia de uso del agua de granos
-1
(EUA g (kg mm), biomasa aérea (B.A. (kg ha ) y eficiencia de uso del agua de biomasa (EUA b
kg mm) promedio anual y del ciclo 2009-2013.
EUA.G B.A.
Rend. - - EUA.B
-1 (kg mm (kg ha -1
Tratamiento Año (kg ha ) 1 1 (kg. mm )
) )
En el cultivo de maíz
Los rendimientos variaron entre 7305 y 9650 kg ha-1 para testigo vs PL y PV en
promedio, respectivamente. Los tratamientos con P se destacaron del testigo, sin
diferenciarse entre ellos (p< 0,05). La EUAG fue mayor en PV y PL respecto al testigo,
representando en promedio un incremento de los tratamientos con adición de P del
31,3%. La EUAB fue mayor en PV y PL respecto al testigo, representado en promedio
7,6 kg biomasa mm-1, lo cual implicó un incremento promedio de los tratamientos con
adición de P del 29,0% (Tabla 3).
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-1
Tabla 3. Cultivo de maíz, rendimiento (Rend. kg ha ), eficiencia de uso del agua de granos (EUA
-1
g (kg mm), biomasa aérea (B.A. (kg ha ) y eficiencia de uso del agua de biomasa (EUA b kg mm)
promedio anual y del ciclo 2009-2013.
Rend. EUA.G EUA.B
- - B.A. -
(kg ha (kg mm -1 (Kg. mm
Tratamiento Año 1 (kg ha ) 1
1) ) )
En el cultivo de soja de 1°
Los rendimientos variaron entre 3188 y 4950 kg ha-1 para los tratamientos testigo vs PL
y PV en promedio respectivamente con diferencias significativas. Entre los tratamientos
con P no se comprobaron diferencias significativas (p<0,05). La EUAG fue mayor y
registró diferencias significativas (p< 0,05), en PV y PL respecto al testigo representando
un incremento promedio de un 60,4%.La EUAB fue mayor en PV y PL respecto al
testigo, encontrando en promedio un incremento del 55,5% con adición de P (Tabla 4).
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-1
Tabla 4. Cultivo desoja 1°, rendimiento (Rend. kg ha ), eficiencia de uso del agua de granos
-1)
(EUA g (kg mm), biomasa aérea (B.A. (kg ha y eficiencia de uso del agua de biomasa (EUA b
kg mm) promedio anual y del ciclo 2009-2013.
Rend. EUA.G B.A. EUA.B
-1 -1 -1 -1
Tratamiento Año (kg ha ) (kg mm ) (kg ha ) (Kg. mm )
Los resultados mostraron que el impacto de la fertilización fosfatada sobre las EUA G y
EUAB y el rendimiento de granos fue muy significativo durante los 7 años de los ensayos
en suelos Hapludoles. En general, todos los cultivos respondieron con aumentos en el
rendimiento al agregado de P mientras que las variables hídricas (ADI, ADF y uso del
agua) no registraron diferencias significativas entre tratamientos. En todos los cultivos y
años se determinaron incrementos significativos (p< 0,05) en la EUAG y EUAB. Como
promedio general de todos los cultivos los incrementos en la EUAG fue del orden del
38% y para la EUAB del 39%. Los mayores incrementos en la EUA en grano se lograron
en soja de 1° con 60%, seguido por trigo, maíz y soja 2° (43, 25 y 14%,
respectivamente). En el mismo sentido los mayores incrementos en EUA en biomasa
fueron en el cultivo de soja 1° (56%) seguido por trigo, soja 2° y maíz (40, 33 y 29%,
respectivamente). Estos valores de respuesta de la EUA al agregado de P son similares
a las mejoras obtenidas por la fertilización nitrogenada (17-37%) en trigo o rotaciones de
trigo con vicia en ambientes mediterráneos (Pala et al., 2007). Cabe aclarar que el
cultivo de soja 2° no fue fertilizado, indicando la expresión de un efecto residual del P
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Conclusiones
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INTA Marcos Juárez - Ruta 12, km 2 – (2580) Marcos Juárez, Córdoba, Argentina.
INTA Balcarce; 3INTA Paraná; 4INTA General Villegas
*[email protected]
Resumen
El objetivo del trabajo fue evaluar la respuesta del contenido de proteína y aceite del
grano de soja en cultivos con diferentes estrategias de fertilización (N=80; P=20 y S=15
kg ha-1) e intensificación de la secuencia de cultivo, y detectar interacciones con otros
factores ambientales. Durante 2013-14 y 2014-15 se realizaron ensayos de diferentes
estrategias de fertilización y rotación de largo plazo en distintos ambientes. Se
determinó el rendimiento en grano y su contenido de proteína y aceite, utilizando el
analizador portátil de semilla Zeltex ZX-50.En relación a proteína en grano, los
tratamientos tuvieron diferencia significativa respecto del contenido, pero su respuesta
cambió en función del ambiente. A pesar de que las diferencias no fueron significativas
en la mayoría de los ambientes, se observa una tendencia a tener mayor contenido de
proteína en tratamientos con fertilización y CC. Por lo tanto, se analizó el efecto
tratamiento en el conjunto de los ambientes. Los tratamientos que conjuntamente fueron
fertilizados y tuvieron un CC presentaron mayores contenidos de proteína que los
tratamientos en soja continua o sin fertilizar. Sin embargo, el efecto de los tratamientos
fue pequeño en relación al efecto que tuvo el ambiente (Fambiente>Ftratamiento). En
ambientes donde el contenido de proteína fue bajo, la remediación a través de fertilizar
o mejorar la rotación fue de poca magnitud y no alcanzó para llegar a niveles críticos de
proteínas de grano que permitan obtener harinas que superen los umbrales de calidad
comercial. Del mismo modo, el contenido de aceite de los granos difirió
significativamente entre ambientes (p<0.05), y se detectaron diferencias significativas
entre tratamientos (p>0.05). Los ambientes con mayor contenido de aceite fueron los
que tuvieron menor contenido de proteína. La misma tendencia se observa para los
distintos tratamientos. Los tratamientos fertilizados tendieron a presentar menor
contenido de aceite.
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Introducción
Materiales y Métodos
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los tratamientos respectivos. El manejo del cultivo se ajustó para cada ambiente,
manteniendo al cultivo libre de plagas, malezas y enfermedades. En los ciclos 2013-14
y 2014-15 se determinó el rendimiento en grano y su contenido de proteína y aceite,
utilizando el analizador portátil de semilla Zeltex Z-50 (método no destructivo). También
se registraron las precipitaciones y temperatura media durante el ciclo de los cultivos.
En la Tabla 1 se indica el tipo de suelo y el manejo utilizado en cada ambiente.
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Resultados y discusión
Las condiciones climáticas en los ocho ambientes difirieron entre sí (figuras 1 a 4).
Como era de esperar, los ambientes en latitudes más altas presentaron menores
temperaturas durante ambas campañas, además Paraná y Marcos Juárez en ambas
campañas tuvieron mayores precipitaciones.
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El análisis de los datos muestra que hubo diferencias significativas de rendimiento entre
tratamientos, aunque la respuesta cambió entre ambientes (Tabla 2-Anexo),
presentando interacción tratamiento x ambiente significativa. En la campaña 2013-14,
en Balcarce, donde se produjeron los menores rendimientos, hubo una respuesta clara
a la fertilización. Los rendimientos de los tratamientos fertilizados fueron
significativamente (p<0.05) superiores a los tratamientos no fertilizados sugiriendo una
baja disponibilidad en el suelo de los nutrientes aplicados. En Marcos Juárez, en donde
se produjeron los mayores rendimientos, los tratamientos bajo soja continua rindieron
significativamente (p<0.05) menos que el resto de los tratamientos, respondiendo
solamente al esquema de rotación. En los ambientes restantes, las respuestas fueron
menos claras. En General Villegas hubo diferencias significativas (p>0.05) entre
tratamientos, pero no hubo respuesta clara a la fertilización o al esquema de rotación
de cultivos, es más, los tratamientos 3, 4 y 5 con CC como antecesor, tuvieron una
emergencia más lenta, un menor stand de plantas y el rendimiento obtenido fue
significativamente menor que los tratamientos 1, 2 y 6. En Paraná, no hubo una
respuesta (p>0.05) a la fertilización con P y S. Sin embargo, el T6, basado en una
rotación más larga y con cultivos antecesores fertilizados con N, tuvo rendimientos
significativamente (p<0.05) más altos que el resto de los tratamientos. (Tabla 2).
Tabla 2: Resumen del análisis bajo modelos lineales mixtos de rendimiento en grano en cada tratamiento por ambiente. Letras diferentes
significan diferencias significativas (p<0.05).
Localidad T1 T2 T3 T4 T5 T6
2013-14
Balcarce 2519 RST 3203 MNOP 2393 T 3277 KLMNOP 3335 IJKLMNO 3603 GHIJKLM
Gral. Villegas 4132 DEF 4231 DE 3344 IJKLMNO 3627 GHIJKLM 3648 GHIJKL 4531 D
Marcos Juárez 3664 GHIJKL 3720 FGHIJ 3993 EFG 4215 DE 3928 EFGH 4231 DE
Paraná 3634 GHIJKLM 3714 FGHIJK 3453 IJKLMN 3375 IJKLMN 3392 IJKLMN 3965 EFG
2014-15
Balcarce 2460 ST 2882 PQRS 2436 T 3151 NOPQ 2928 OPQR 3591 GHIJKLMN
Marcos Juárez 3278 JKLMNOP 3249 LMNOP 3611 GHIJKLM 3733 FGHI 3590 GHIJKLMN 4338 DE
Paraná 3149 NOPQ 3491 HIJKLMN 2744 QRST 3304 IJKLMNOP 3409 IJKLMN 3660 GHIJKL
Tratamiento <0,0001
Ambiente <0,0001
Tratamiento x Ambiente <0,0001
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Por lo tanto, se analizó el efecto tratamiento en el conjunto de los ambientes (Tabla 4).
Los tratamientos que conjuntamente fueron fertilizados y tuvieron un CC presentaron
mayores contenidos de proteína que los tratamientos en soja continua o sin fertilizar. Sin
embargo, el efecto de los tratamientos fue pequeño en relación al efecto que tuvo el
ambiente (Fambiente>Ftratamiento). De esta forma, tal como lo muestra la comparación de las
figuras 6 y 7, en ambientes donde el contenido de proteína fue bajo, la remediación a
través de fertilizar o mejorar la rotación fue de poca magnitud y no alcanzó para llegar a
niveles críticos de proteínas de grano que permitan obtener harinas que superen los
umbrales de calidad comercial.
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Tabla 3: Resumen del análisis bajo modelos lineales mixtos de proteína en grano en cada tratamiento por ambiente. Letras diferentes
significan diferencias significativas (p<0.05).
Localidad T1 T2 T3 T4 T5 T6
2013-14
Balcarce 34,67 KLM 35,87 HIJ 34,7 KLM 35,67 HIJKL 36,53 GH 36,53 GH
Gral. Villegas 38,5 CDE 37,87 DEF 38,13 DEF 38,83 CDE 38,97 CD 38,03 DEF
Paraná 37,77 EF 38,13 DEF 37,27 FG 38,5 CDE 38,1 DEF 38,97 CD
2014-15
Balcarce 35,77 HIJK 36,3 GHI 35,43 HIJKLM 35,97 HIJ 35,27 IJKLM 37,9 DEF
Gral. Villegas 34,33 M 34,37 M 34,43 M 35,07 JKLM 34,57 LM 34,97 JKLM
Paraná 37,83 EF 38,7 CDE 37,9 DEF 38,73 CDE 38,7 CDE 38,23 DEF
Tratamiento 0,001
Ambiente 0,0001
Tratamiento x Ambiente 0,0085
Tabla 4: Resumen del análisis bajo modelos lineales mixtos para el contenido de proteína del
grano en cada tratamiento. Promedio de 8 ambientes. Letras diferentes significan diferencias
significativas (α=0.05).
Tratamiento Proteína %
Tratamiento 0,001
Ambiente <0.0001
Tratamiento*Ambiente 0.0085
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Figura 6: Relación entre el contenido de aceite y el contenido de proteína en el grano para los
distintos tratamientos.
Figura 7: Relación entre el contenido de aceite y el contenido de proteína en el grano para los
distintos ambientes.
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La oferta de N para el cultivo, por ser una de las sustancias más abundante en la
constitución de las proteínas, tendría un rol mayor para aumentar el contenido de
proteína del grano. La cantidad de N disponible para generar proteína por el cultivo
dependerá de la fijación biológica y de la oferta del suelo durante el llenado de grano
(Kantolic et al. 2003). En los tratamientos que se fertilizaron con N los cultivos
antecesores, podría existir una mayor oferta de este nutriente durante el llenado de
grano, y traducirse en un mayor contenido de proteína. En esta serie de ensayos, estos
tratamientos (T5 y T6) no tuvieron mayor contenido de proteína respecto del tratamiento
T4, que se diferenciaba de los anteriores por no tener fertilizado con N el cultivo
antecesor. Sin embargo, presentaron diferencias significativas (p<0.05) respecto al T2,
soja fertilizada con P y S en monocultivo (además de los controles sin fertilizar). Es
probable, que esta diferencia se deba a una mayor cantidad de N retenida en los
residuos vegetales de cultivos anteriores que se liberó de manera progresiva
interfiriendo en menor medida sobre la fijación simbiótica de N. Este resultado difiere, al
menos en parte, con los obtenidos por Soldini(datos no publicados) en Marcos Juárez,
en donde no encontró cambios en el contenido de proteína del grano al agregado de
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urea en altas dosis en distintos momentos de su ciclo. La falta de respuesta pudo ser
causada por la fertilización directa del cultivo con N, que inhibe la fijación biológica del
nitrógeno (Salvagiotti et al. 2008), compensando el aumento de la oferta de N vía la
fertilización.
Del mismo modo, el contenido de aceite (Tabla 5) de los granos difirió significativamente
entre ambientes (p<0.05), y se detectaron diferencias significativas entre tratamientos
(p>0.05) (Tabla 5). Cabe destacar que los ambientes con mayor contenido de aceite
fueron los que tuvieron menor contenido de proteína (Figura 7). La misma tendencia se
observa para los distintos tratamientos (Figura 6). Los tratamientos fertilizados tendieron
a presentar menor contenido de aceite. Tal como lo documenta Westgate (1995), se
observó para el set total de datos una correlación negativa entre las variables contenido
de proteína y aceite (r:-0,53; p<0,001).
Tabla 5: Resumen del análisis bajo modelos lineales mixtos de aceite en grano en cada tratamiento por ambiente. Letras diferentes
significan diferencias significativas (p<0.05).
Localidad T1 T2 T3 T4 T5 T6
2013-14
Balcarce 22 KLM 21,93 KLMN 22,37 KL 21,9 KLMN 21,77 LMN O 21,57 MNOP
Gral. Villegas 21,15 OPQ 21,57 MN OP 21,93 KLMN 21,5 MN OP 21,4 MN OP 21,07 PQ
2014-15
Balcarce 25,93 ABC 25,7 ABCDE 26,13 AB 25,63 ABCDE 26,2 A 25 EFG
Gral. Villegas 25,97 ABC 25,87 ABC 25,63 ABCDE 25,5 BCDEF 25,8 ABCD 25,4 CDEF
Marcos Juárez 22,5 IJK 23,07 HIJ 23,13 HI 23,3 H 23,47 H 23,17 H
Tratamiento 0,0002
Ambiente <0,0001
Tratamiento x Ambiente 0,0216
Consideraciones finales
Esta experiencia muestra mejoras en el contenido de proteína del grano de soja en
respuesta a la fertilización con P y S en combinación con CC. Sin embargo, la magnitud
de la respuesta es pequeña en relación al efecto del ambiente.
Bibliografía
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Resumen
Introducción
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Las variaciones en los rendimientos pueden explicarse a partir de efectos del genotipo,
del ambiente y de su interacción. Generalmente el efecto ambiental, explica la mayor
parte de las variaciones del rendimiento. Las propiedades del suelo (físicas y químicas)
en interacción con las variables climáticas (disponibilidad de radiación y agua, así como
también de los diferentes regímenes térmicos) determinan diferentes ambientes para el
cultivo de maíz. Por lo tanto un ambiente de cultivo puede ser definido por la
combinación de los factores lote, genotipo y manejo, es decir que, para una misma
campaña y localidad, un mismo lote sembrado con distintos genotipos pueden ser
tratados como ambientes distintos (Bacigaluppoet al., 2009). El objetivo de este estudio
fue cuantificar el efecto de la ubicación topográfica (posición en el relieve), y la
fertilización con Nitrógeno y Azufre sobre la variación de rendimiento del cultivo de maíz.
Materiales y métodos
Tabla 1.Ambiente de Loma y Bajo: contenido de fracciones de arcilla (Ar), limo (L) y arena (A) (g
-1 -1 -1
kg ), contenidos de materia orgánica (MO) (g kg ) y fósforo (P) (mg kg ), Capacidad de
intercambio catiónico (CIC) (meq/100 g de suelo), Azufre total (ppm) y pH.
Prof. S
Ambiente Ar L A MO MO/L+A pH CIC P
cm total
20 40 100 860 10.8 7.7 6.07 7.12 46 115
Loma 40 40 100 860 6.42
60 40 100 860 6.55
20 160 220 620 22.6 7.7 6.17 10.6 30 249
Bajo 40 100 220 680 6.42
60 100 200 700 6.55
20 237
100 200 70 17.0 5.95 9.2 35
½ loma
40 110 150 740
60 90 170 760
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cosecha de 2.5 plantas por m/l sobre un cultivo de cobertura secado en el mes de (15-
9). En cada ambiente productivo se obtuvieron muestras de 0-20 cm y se determinó
materia orgánica total (MO), Fósforo extractable (Bray-Kurtz I), pH, Capacidad de
intercambio catiónico (CIC), N incubado en anaerobiosis (Nam), índice (MO/arcilla+limo
x100, Pieri, 1995) y N-NO3 en dos profundidades (0-20 y 20-60 cm). Las distintas
fracciones texturales se determinaron por el método de hidrómetro de Bouyoucous cada
20 cm hasta la profundidad de 60 cm. En el momento de la siembra del cultivo, y en los
estadios reproductivos de R2 y en R6 (Ritchie y Hanway, 1982) se determinó el
contenido de agua total del suelo (AT) en capas de 20 cm de espesor hasta los 200 cm
de profundidad (método gravimétrico). A partir de los valores de textura se estimó a
través del software SPAW (Saxton et al. 2006) capacidad de campo (CC), punto de
marchitez (PMP), y DA. Se calcularon los contenidos de agua útil (AU) (ecuación 1) y el
uso consuntivo (ET, ecuación 2) según la ecuación de López y Arrúe (1997):
AU (mm) = [CC (g kg-1) – PMP (g kg-1)] x DA (mg kg-1) x espesor (mm)......... [1]
CC: capacidad de campo, PMP: punto de marchitez permanente, DA: densidad
aparente
ET: ∆S + R …………………………………………………………………………….[2]
ET: evapotranspiración, ∆S: cambio en el agua almacenada y R: precipitaciones
Resultados y discusión
Las precipitaciones registradas durante elestudio fueron un 28% menor durante etapa
vegetativa-reproductiva respecto a serie histórica 612 mm desde la decaria de diciembre
hasta la segunda de enero. (Figura 1)
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Tabla 2: Contenido de agua disponible al momento de la siembra y floración del cultivo de maíz.
Estado Loma ½ Media Bajo
Siembra
165 476 521
(mm)
R2
60 200 400
(mm)
R6
60 332 443
(mm)
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Tabla 4. Rendimiento de maíz, número de granos por m2 (NG) y peso de mil granos para los
distintos tratamientos y ambientes (a-Loma; b-1/2 loma y c-bajo) evaluados. (p<0,05) LSD.
Rendimiento Nº grano Peso de
Ambiente Tratamientos -1 -2
(kg ha ) m 1000 gr
0 4326 a 1790 a 246 a
0+S 4448 a 1799 a 247 a
40 6143 ab 2363 ab 263 ab
Loma 40+S 6817 b 3004 b 228 a
(a) 80 7252 b 2850 ab 264 ab
80+S 7404 b 2662 ab 283 ab
120 6792 b 2550 ab 267 ab
120+S 6812 b 2398 ab 305 b
Ambiente Tratamientos Rendimiento Nº grano Peso de
-1 -2
(kg ha ) m 1000 gr
½ Media 0 7845 a 2658 a 280 a
(b) 0+S 8406 ab 2972 ab 285 a
40 9983 ab 3402 bc 294 a
40+S 9849 bc 3431 bc 279 a
80 10345 c 3620 bc 288 a
80+S 10427 c 3701 c 279 a
120 10232 bc 3774 c 288 a
120+S 10435 c 3879 c 271 a
La productividad del cultivo de maíz vario entre 4326 y 7404 kg ha-1 en el ambiente de
loma. La fertilización con N incremento el rendimiento del cultivo entre el 42 y 67%
respecto al testigo y entre 0.4 y 15% por el agregado de S (Tabla 4a).
En el ambiente de ½ loma la productividad del cultivo de maíz vario entre 7845 y 10427
kg ha-1. La respuesta a la fertilización con nitrógeno varío entre el 33 y 38 % respecto al
tratamiento Testigo y entre -2 y 12% por el agregado de S en cada nivel de N (Tabla
4b).
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La productividad del cultivo de maíz vario entre 6687 y 11034 kg ha-1 en el ambiente de
bajo. Registrándose incrementos en la productividad por el agregado de N entre el 23 y
61% respecto al tratamiento (p<0,05) y entre -0.6 y 23% por la aplicación de S (Tabla
4c).
Tabla 5: Uso consuntivo (mm) y eficiencia de uso de agua (kg grano mm-1 ha-1) de los
tratamientos testigos y fertilizados con N y S (120 kg de N/ha + 15 kgs de S ha-1) en los tres
ambientes evaluados. Letras diferentes entre tratamiento por ambiente indican diferencias
significativas p<0,05.
Ambientes Tratamientos UC EUA
Testigo 550 a 7,9 a
Loma
Fertilizado 529 a 12,8 b
Testigo 568 a 13,2 a
½ Loma
Fertilizado 538 a 19,4 b
Testigo 522 a 12,8 a
Bajo
Fertilizado 502 a 21,9 b
Conclusiones
Bibliografia
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Resumen
En este trabajo se analiza el estado nutricional del cultivo de soja en la zona núcleo
argentina, a partir de análisis foliares. Para poder representar diferentes zonas
productivas de esta región se realizaron muestreos en las provincias de Santa Fe,
Córdoba y Buenos Aires, en el estadio de R1 (Inicio de floración), luego las muestras
fueron secadas y analizados los nutrientes nitrógeno, fósforo, potasio, calcio, azufre,
magnesio, zinc, manganeso, cobre, hierro y boro.
Para poder determinar el estatus nutricional del cultivo, se utilizó el método DRIS, que
analiza las relaciones de todos los nutrientes, generando normas de una sub población
de altos rendimientos mayor a 3978 kg ha-1, calculando los índices nutricionales para
cada nutriente por el método propuesto por Jones 1981. Se determinó el orden de
limitación por deficiencia y el Índice de balance nutricional.
Con estos resultados se pudo evaluar el estatus nutricional por provincia, verificar los
nutrientes más limitantes y predecir a partir del IBN, el rendimiento del cultivo.
El azufre fue el nutriente que limitó fuertemente la producción del cultivo en la zona
núcleo, seguido por nitrógeno, potasio y magnesio. Entre los micronutrientes se
encontraron a zinc y cobre como principales limitantes. Manganeso y calcio fueron los
elementos que presentaron la mayor disponibilidad en valores óptimos o superiores.
Introducción
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Si bien los rendimientos promedios nacionales se han incrementado desde los años 70
(1500 kg ha-1) al año 2002 (2630 kg ha-1) (SAGPyA, 2002), en los últimos años este
promedio no ha mostrado fuertes evoluciones. Según el Informe de calidad de soja
2013-2014 presentado por el INTA Marcos Juárez, el rendimiento promedio nacional fue
de 2830 kg ha-1, mientras que en la región núcleo-sojera el rinde de la soja de primera
superó al promedio de los últimos cinco años que fue de 3200 kg ha-1. Dentro de estas
estadísticas, se encuentran regiones con muy bajos rindes y otras con rendimientos
mayores a este promedio. Por ejemplo, para la misma campaña, en Córdoba los
rendimientos variaron de 2000 a5000 kg ha-1 con un promedio de 3040 kg ha-1.
Potencialmente se podrían alcanzar altos rindes, superiores a los 5000 kg ha-1. De
hecho, en otras regiones del mundo se han logrado rindes excepcionales, como en EE
UU de 7963 kg ha-1 (Flannery, 1989), o como el informado por la Asociación de soja de
Missouri en el suroeste de Missouri, uno de los más altos registrados, con un
rendimiento de 10800 kg ha-1, en el año 2010 (R.J. Van Roekel and L.C. Purcell, 2012).
Esta diferencia entre niveles de rendimientos puede asociarse en parte a variaciones en
la oferta ambiental de recursos; y en gran parte estar asociada al manejo del cultivo,
dentro de esto último, la nutrición.
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Análisis Foliar
El análisis foliar se presenta como una herramienta que permite valorar en forma directa
el grado de nutrición del cultivo, ya que éstas por su actividad metabólica representan
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La mayor ventaja del diagnóstico foliar es que, al tomar a la propia planta como solución
extractora (Malavolta et al 1997), permite una evaluación directa de su estado nutricional
e indirecto de la fertilidad del suelo.
Por todo esto y para poder valorar la nutrición de los cultivos es necesario la utilización
de métodos dinámicos, donde no sólo se utilice la concentración de un nutriente, sino
pares de ellos o relaciones donde podemos mencionar el “Balance nutriente evolutivo”,
propuesto por Carpena (1982) o “Diagnosis and RecomendationIntegratedSystem”
(DRIS) desarrollado por Beaufils 1973 y recientemente el “CompositionalNutrient
Diagnosis” (DOP) (Parents et al, 1992). Todos ellos intentan mejorar el diagnóstico
respecto a la edad de la planta, efectos de dilución y concentración, además de las
interacciones entre nutrientes (Lucena et Al 2002). De estos métodos, el más utilizado
para evaluar el estado nutricional de los cultivos es DRIS.
El DRIS se basa en la ley de Liebig o del mínimo, la cual establece que el rendimiento
máximo posible es función directa del factor más limitante de acuerdo a las necesidades
del cultivo. También se basa en la ley Mitscherlich o de los rendimientos decrecientes,
ley que se fundamenta en que el rendimiento puede incrementarse por efecto de cada
uno de los factores, siempre y cuando no estén presentes en sus niveles subóptimos o
mínimos (Sumner y Farina, 1986).
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Beaufils (1973), presenta al DRIS como una alternativa al método clásico experimental
de campo consistente en comparar el efecto de varios tratamientos, en razón de las
dificultades y limitaciones que introducen en estos experimentos, la acción de
numerosos factores incontrolables y no evaluados, los cuales son meramente incluidos
como estimaciones de error experimental.
Malavolta et al (1997), define como plantas “normales” a aquellas que teniendo en sus
tejidos todos los elementos en cantidades y proporciones adecuadas, son de alta
producción y presentan una apariencia externa sana.
Rodríguez et al (2000), atribuyen la rápida adopción y difusión del DRIS, a sus variadas
ventajas en términos de economía de recursos y del tiempo necesario para el desarrollo
de normas de diagnóstico. Otras características del DRIS son sus sólidos basamentos
conceptuales, fisiológicos y su relativa simplicidad metodológica.
Normas DRIS
Para desarrollar las normas DRIS de una región, se debe utilizar una muestra
representativa de un gran número de sitios al azar, que pueden ser campos comerciales
y/o parcelas experimentales bajo diferentes condiciones ambientales y de manejo. Se
deben tomar muestras de hojas para su análisis y registrar el rendimiento (Sumner,
1986). Las normas basadas en un banco de datos grande, son probablemente más
representativas, ya que abarcan un amplio espectro de variabilidad en la población
(Letzsch y Sumner, 1984).
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Letzsch y Sumner (1984), indican que las mejores normas DRIS, son las que tienen un
gran número de observaciones obtenidas al azar, con un límite alto de rendimiento para
dividir las dos subpoblaciones (de bajo y alto rendimiento) y que tenga al menos un 10%
de observaciones de alto rendimiento.
Objetivo General
Materiales y Métodos
Toma de muestras
Durante los ciclos agrícolas 2007-2008, 2008-2009, 2009-2010 y 2011-2012 se tomaron
muestras foliares de soja en las diferentes zonas sojeras del país tratando de abarcar la
mayor variabilidad posible.
Para la toma de muestra se utilizó la metodología planteada por la Empresa Brasilera de
Producción Agropecuaria, EMBRAPA, colectando la tercera hoja desarrollada contando
desde el extremo superior de la planta a partir del estadio de inicio a plena floración, R1
a R2 (escala de Fher and Caviness, 1977) sobre el tallo principal. R1 en esta escala es
cuando se observa una flor en cualquier parte de la planta y R2 cuando se ha
completado la floración.
Se recogieron alrededor de 35 hojas (con sus tres foliolos) recién maduras, sin pecíolo,
que, en general, fueron la tercera o cuarta hoja debajo del ápice del tallo principal,
considerando que una hoja está desarrollada cuando los bordes de sus foliolos no se
tocan entre sí.
Para la toma de las muestras de hoja se tomaron en cuenta los siguientes puntos:
a- El muestreo se realizó al azar, en áreas representativas dentro del sitio de muestreo.
b- Al recoger las hojas, se pusieron en bolsas de papel limpias, desarrolladas para este
fin.Se registró la información de la parcela en la bolsa de papel
c- No se recogieron las hojas dañadas por insectos, o las hojas con manchas
anormales, a menos que la posible causa de esta anomalía fueran de origen nutricional.
d- Si las hojas que se recogieron tuvieron aplicación de fertilizantes o plaguicidas, se
registró la fecha de aplicación, tipo de producto y la dosis, y cualquier otra información
que se consideró necesaria. Estas observaciones permiten evitar errores en la
interpretación y mejorar la comprensión de los resultados.
Sitios de muestreo
Para poder representar el estatus nutricional del cultivo fueron elegidos lotes de
producción de las diferentes zonas sojeras del país, que abarcaron el centro sur de
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Santa Fé, Sudeste de Córdoba y Norte de Buenos Aires, una muestra de Entre Ríos y
Chaco como zona marginales. Una vez recibidas las muestras en el laboratorio, fueron
secadas en una estufa de aire forzado a una temperatura de 60º C por 48 horas, para
luego ser molidas en un molino de acero inoxidable hasta un tamaño de
aproximadamente 1 mm.
Para evaluar la concentración de nutrientes, se pesó un gramo de material vegetal seco
y molido, que fue digestado con mezcla nitroperclorica (1 L de acido nítrico concentrado
al 70 % con 500 ml de acido perclórico concentrado al 70 %).
El nitrógeno total fue determinado luego de una digestión, por el método Kjeldahl sobre
0,3 gramos de muestra. La concentración de NH4+ en el extracto se determinó por
destilación por arrastre de vapor, recogiendo en ácido bórico 2 % junto con una mezcla
indicadora de rojo de metilo y verde de bromocresol, titulando con ácido sulfúrico 0,005
N (Bartels, 1996).
Para esta división, se tomó aquellos lotes cuyo rendimiento fue superior a la media de la
población, más un 0,5 de desvío estándar. Para este caso, la productividad fue ≥ a 3978
kg ha-1.
Una vez definida la población de alta productividad, se procedió a calcular las normas,
constituidas por las relaciones entre todos los nutrientes, determinando, además, sus
respectivos desvíos estándar, coeficiente de variación y el cociente de varianzas entre la
varianza de la población de bajo rendimiento y la varianza de la población de altos
rendimientos.
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Donde:
( ): Función de la relación A/B
: Valor norma DRIS
: Valor de la relación A/B en la muestra
CV: Coeficiente de variación de la población de donde se obtuvo la norma DRIS
Una vez estimada la función de cada relación, se calcularon los índices de los nutrientes
involucrados, seleccionando sólo una de las dos relaciones que involucra un nutriente
(A/B o B/A).
Para determinar qué relación de nutrientes (A/B o B/A, por ejemplo), sería utilizada en
las ecuaciones de cálculo de los índices, se observaron las relaciones de varianzas
entre las poblaciones de baja y de alta producción. Se adoptaron las relaciones que
presentaron valores más altos.
Las ecuaciones (3 a 13) fueron las utilizadas para el cálculo de los índices DRIS.
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( ) ⟦( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) (3)
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( ) ⟦( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) (13)
( ) ( )⟧
Jones propuso una fórmula (14) para las dos condiciones (A/B menor a a/b y A/B
mayor a a/b), y como estimador de ladispersión, utilizóladesviaciónestándar.
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( ) ⟦ ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) (16)
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( ) ⟦ ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) (23)
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( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( )⟧
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( ) ⟦ ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) (24)
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( ) ⟦ ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) (25)
( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( )
( ) ( ) ( ) ( ) ( ) ( )⟧
Cada índice es la media de todas las funciones de relaciones donde está involucrado el
nutriente, para una muestra. Cada función intermedia es una comparación de la relación
encontrada en la muestra individual, con el patrón o norma establecida para esa
relación. Las funciones pueden ser directas o inversas, las directas ocurren cuando el
nutriente en estudio se encuentra en el numerador de las relaciones, mientras que las
inversas son cuando se encuentra en el denominador de las relaciones. Si el elemento
que se calcula está en el numerador se le da el signo positivo, pero si está en el
denominador se le da el signo negativo.
La suma de los índices positivos y negativos debe ser cero para que exista un balance
entre los nutrientes de la muestra analizada. Índices negativos significan deficiencia y
los índices positivos indican suficiencia o excesos relativos (desbalance nutricional). El
más negativo es el más deficiente y los que le siguen indican el orden de requerimientos
de los nutrientes (Walworth y Sumner, 1987).
Una vez determinados los índices DRIS para cada nutriente, se calculó el índice de
balance nutricional (IBN), sumando todos los índices en valor absoluto. El valor más
grande supone mayor desbalance nutricional y por lo tanto se esperaría un menor
rendimiento (Davee et al., 1986). Un valor de IBN más cercano a cero, indicará un
mayor balance nutricional en el cultivo.
La ecuación (26) representa el cálculo general para determinar el IBN:
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Resultados y discusión
Los rendimientos del cultivo de soja para los sitios y campañas analizadas variaron
entre 1032 y 5349 kg ha-1, con un promedio de 3441 kg ha -1. Buenos Aires fue la
provincia que presentó el promedio más alto con 4166 kg ha-1, seguida por Córdoba con
3128 kg ha-1 y con el menor rinde promedio la provincia de Santa Fe con 2809 kg ha-1,
siendo la media nacional de 2770 kg ha-1. En promedio los lotes seleccionados
estuvieron por encima de la media nacional.
La fertilización de los lotes estuvo de acuerdo a los métodos de diagnóstico actuales con
la realización de análisis de suelo y recomendación de fosforo y azufre según los
resultados obtenidos por nivel crítico.
En todos los lotes las semillas fueron inoculados con bacterias del genero Rizhobium
para lograr una buena nodulación, que asegure el aporte de nitrógeno.
Índices DRIS
Para todas las muestras se calcularon los índices DRIS para cada nutriente, por el
método desarrollado por Beaufils, 1973 (1 a 13) y el propuesto por Jones C.A 1981, (14
a 25).
En la tabla 1 se presentan las medias, los máximos y los mínimos de los valores,
observándose que estos varían para cada método.
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En el cálculo propuesto por Jones, las medias de los índices de fósforo, hierro y boro
fueron algo menores, y mucho más bajas para calcio y manganeso, coincidiendo con
nutrientes que mostraron, en general, concentraciones suficientes y/o en exceso. Para
el resto de los nutrientes, las medias fueron mayores según este método.
Al igual que lo planteado por Machado Díaz et al, (2011), para el método de Jones, la
amplitud de índices para cada nutriente fue mucho menor, los valores máximos
tendieron a hacerse menores y los valores mínimos, que corresponden a valores
negativos, a hacerse mayores o más cercanos a cero. Sin embargo, la capacidad de
predecir el estado nutricional, como se puede observar, no fue afectada. Los índices
para cada nutriente fueron igualmente manifestados como deficientes o en excesos por
cualquiera de los métodos.
Según Maia (1999) y Wadt et al (2007), las fórmulas de Beaufils (1 a 13) tienden a
sobreestimar la deficiencia nutricional en comparación con Jones (14 a 25), tal como se
observa en la tabla 1.
Beaufils (1973), destaca que la mayor ventaja del diagnóstico foliar está en el hecho de
tomar a la propia planta como extractora de los nutrientes de suelo, permitiendo una
validación directa de su estado nutricional por la validación de las concentraciones
foliares e indirectamente validar la fertilidad del suelo (Hoogerheide H., 2005).
Tabla 1. Índices DRIS con método de Beaufils y con método de Jones para cada
nutriente.
INDICE DRIS BEAUFILLS INDICE DRIS JONES
Nutriente Media Max Min Media Max Min
N -7,207 24,159 -98,753 -5,226 15,375 -61,902
P 0,001 41,692 -33,830 -0,317 22,518 -18,894
K -13,015 17,897 -82,135 -9,182 13,279 -50,972
Mg -12,448 23,828 -71,760 -7,837 16,244 -43,952
S -13,736 38,192 -117,022 -10,203 21,640 -68,010
Ca 11,768 74,302 -31,146 5,865 27,898 -19,592
Zn -7,209 22,867 -57,253 -4,805 16,237 -35,748
Mn 35,342 158,807 -32,507 22,650 91,745 -17,575
Fe 5,560 60,900 -27,958 3,857 34,604 -14,917
Cu -6,890 64,225 -38,489 -2,661 39,770 -19,724
B 5,889 100,345 -37,927 4,499 61,963 -24,321
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Sin embargo, las relaciones no lineares a bajas y/o altas concentraciones de nutrientes
revela las ventajas de los índices Dris para el diagnóstico de deficiencias o excesos
sobre el método de niveles críticos o rangos de deficiencias.
Una vez planteados los índices, se decidió continuar trabajando con la metodología
planteada por Jones (1981), debido a que, como ya fue expresado antes, la amplitud de
los índices para cada nutriente fue menor mediante este cálculo. Además, el método
planteado por Jones fue mucho más claro y sencillo, donde se utilizó una única fórmula
a aplicar, en contrapartida del método de Beaufils (1973), que fue más complejo, ya que
la formula a utilizar depende de la relación entre el valor de la norma y el de la muestra.
Sumado a esto, se presentan diversos debates sobre la veracidad de las fórmulas de
Beaufils (1973), (Alvarez y Leite et al, 1992).
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Tabla 2. Relación entre la productividad y los índices DRIS calculados por las fórmulas
de Beaufils y Jones.
Beaufils (1973) Jones (1981)
Variable
Ecuación R2 Ecuación R2
IN y=3612,8 + 23,71 x *** 0,2 y=3622,9 + 34,63 x *** 0,18
IP y = 3431,8 + 15,22 x NS 0,06 y = 3449,1 + 22,72 x NS 0,04
IK y= 3737,9 + 22,74 x *** 0,29 y= 3767,8 + 35, 49 x *** 0,29
IMg y= 3768,6 + 26,24 x *** 0,25 y= 3760 + 40,58 x *** 0,25
IS y= 3730,7 + 21,02 x *** 0,27 y= 3806,32 + 35,71 x *** 0,29
ICa y= 3678,6 - 20,11 x *** 0,21 y= 3665,6 - 38,13 x ** 0,17
IZn y= 3627,1 + 25,69 x ** 0,18 y= 3624,8 + 38,06 x ** 0,16
IMn y= 3881,6 - 12,47 x *** 0,38 y= 3930,1 - 21,55 x *** 0,39
IFe y= 3582,11 -25,21 X *** 0,19 y= 3619,4 - 46,01 X *** 0,22
ICu y= 3568,5 + 18,37 x NS 0,08 y= 3507,6 + 24,68 x NS 0,06
IB y= 3554,5 - 19,12 x *** 0,19 y= 3578,4 - 30,33 x *** 0,19
***: relación muy significativa p<0,001
** : relación significativa p<0,01
NS : relación no significativa p> 0,1
Para un total de 101 muestras analizadas, el azufre calificó en primer lugar como
nutriente deficiente, seguido por potasio, nitrógeno y magnesio. Dentro de los
macronutrientes, el calcio fue el menos limitante. Entre los micronutrientes, el zinc fue el
más limitante mientras que el manganeso fue el menos limitante, observándose que la
mayoría de las muestras presentaron concentraciones en suficiencia, y en algunos
casos en exceso, cuando se interpretaron por rangos de suficiencias. La reducción en la
absorción del zinc en presencia de considerables cantidades de calcio podría ser una de
las causas del déficit de este micronutriente en el suelo. Por tanto, en suelos
carbonatados y salinos la disponibilidad de los microelementos en el suelo no depende
únicamente de los contenidos elevados de metales totales sino también de otras
características edáficas, por ejemplo, la fuerte adsorción en los coloides.
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En Buenos Aires los nutrientes limitantes fueron fósforo y cobre en primer lugar, siendo
de relevancia también nitrógeno, hierro, manganeso, magnesio, azufre y zinc. El
nutriente que mostró menor deficiencia fue calcio. El potasio, si bien presentó
deficiencia, para esta provincia, no estaría limitando fuertemente el rendimiento, como
se observa en el resto de las provincias, esto puede estar asociado a diferencias en el
tipo de suelo, historia agrícola y manejo del cultivo.
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ha-1). En Rio Cuarto, Córdoba, los ensayos se vieron afectados por bajas precipitaciones
en el período de floración lo que causo el menor rendimiento (1926 kg ha-1).
Es claro entonces, que el IBN nos indica la probabilidad de obtener altos rendimientos,
asociado a una nutrición balanceada. Pero no necesariamente implica que los
rendimientos se alcancen, debido a que factores limitantes, no nutricionales, como
disponibilidad o exceso de agua, enfermedades, insectos, etc., pueden reducir los
rendimientos.
4000
3000
2000
1000
0
0 50 100 150 200 250 300 350 400
IBN
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Santa Fe, en general fue la provincia nutricionalmente más pobre en relación a los
demás suelos analizados, limitada mayoritariamente por magnesio, potasio y azufre.
Entre los micronutrientes el cobre fue el más limitante, mientras que manganeso
presentó suficiencia para casi el total de las muestras de esta provincia.
Buenos Aires, mostró estar limitada principalmente por nitrógeno, fósforo y azufre entre
los macronutrientes. En micronutrientes hierro y cobre fueron los más limitantes.
Conclusiones
A partir de las normas DRIS elaboradas en este trabajo, fue posible utilizar el análisis
foliar como herramienta para diagnosticar el estado nutricional del cultivo de soja en
Argentina. Utilizando estas normas específicas, el método DRIS fue eficiente en el
diagnostico nutricional del cultivo. Ya que, por un lado, los índices DRIS mostraron una
relación de alto ajuste con la concentración del nutriente en hoja, con R2 mayores a
0,72, lo que evidenció que el método validó correctamente el estado nutricional de la
planta. y, por otro lado, la productividad y el Índice de Balance Nutricional mostraron una
relación inversa de alto ajuste (R2=0,83), siendo esto lógico ya que el desbalance
nutricional en el cultivo (alto IBN) genera menores rendimientos.
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1
Fac. Ciencias Agrarias, Univ. Nac. Mar del Plata, Unidad Integrada Balcarce
* Dirección postal: Área Agronomía, Unidad Integrada Balcarce, Ruta Nac. 226 km 73,5,
(7620) Balcarce, Buenos Aires.
*[email protected]
Resumen
Los cultivos de cobertura (CC) y los abonos verdes (AV) podrían mejorar la eficiencia de
uso del nitrógeno (N), aportar carbono al suelo y controlar la erosión. Sin embargo,
pueden afectar la disponibilidad de agua para el cultivo siguiente. Se hipotetiza que los
CC/AV incrementarán la disponibilidad de N-NO3- en el suelo y no afectarán la
disponibilidad de agua para el maíz. Se llevó a cabo un ensayo en Balcarce, Buenos
Aires en que se evaluaron los factores “CC/AV” (Avena, Vicia, Mezcla avena-vicia y
Testigo), “sistema de labranza y fecha de matado” (LxM) (labranza convencional (LC)-
temprana, LC-tardía, siembra directa (SD)-temprana y SD-tardía), y “fertilización
nitrogenada” al maíz (Sin N y Con N). Se determinó: 1) En el suelo: contenido de agua a
la siembra, preantesis, antesis y MF del maíz (0-60 cm), y contenido de N-NO3- a la
siembra, V6 y MF del maíz; 2) En los CC/AV: acumulación de materia seca aérea (MS) y
contenido de N; y 3) En el maíz: acumulación de MS y de N, y rendimiento en grano. La
acumulación de MS de los CC/AV fue mayor en los tratamientos con matado tardío. La
vicia presentó un bajo desarrollo y alta infestación de malezas gramíneas. El contenido
de agua fue superior al 50 % de agua útil en todos los momentos evaluados. Los valores
de N-NO3- fueron muy bajos en todos los muestreos y tratamientos. Hubo efecto de la
fertilización nitrogenada sobre la acumulación de MS y N y el rendimiento del maíz.
Además, en los tratamientos Sin N con CC/AV y en los Sin N y sin CC/AV se obtuvieron
rendimientos más elevados que los esperados según el nivel de N-NO3- y similares entre
sí. Así, los CC/AV no habrían aportado N adicional para el maíz, independientemente
del sistema de labranza empleado.
Introducción
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La inclusión del maíz en las secuencias de cultivos es importante por la importancia del
grano para la alimentación humana y animal y además por su elevada producción de
biomasa (Studdert y Echeverría, 2000). Sin embargo, el uso de fertilizantes podría traer
un efecto negativo. Las condiciones del Sudeste Bonaerense (SEB) suponen una
elevada probabilidad de recarga hídrica del perfil del suelo a la siembra del maíz,
independientemente del manejo previo. Por lo tanto, los CC/AV serían una herramienta
viable para intensificar la agricultura buscando hacer un uso más completo y eficiente de
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los recursos (Caviglia & Andrade, 2010) para contribuir a la sustentabilidad. Así, los
CC/AV pueden favorecer el aumento o mantenimiento del contenido de MO, ayudar a
controlar la erosión, favorecer el control de malezas, hacer un uso más eficiente y
seguro de los fertilizantes y aprovechar mejor los recursos naturales. Por ello, dado que
la utilización de CC/AV ha sido poco estudiada en la región, es de interés evaluar el
efecto de distintos CC/AV sobre el N y el agua disponible para el maíz.
Materiales y Métodos
La experiencia se llevó a cabo en la Unidad Integrada Balcarce, (37º 45’ 13’’ S, 58º 17’
53’’ W; 136 msnm), Balcarce, Buenos Aires, entre abril de 2012 y abril de 2013. El clima
es mesotermal subhúmedo húmedo (según Thornthwaite) con una temperatura media
anual de 14 ºC y una precipitación mediana anual de 955,3 mm. Este trabajo se realizó
sobre un complejo de Argiudol Típico fino, mixto, térmico (Soil Survey Staff, 2014) (Serie
Mar del Plata, INTA, 1979) y Argiudol Petrocalcico fino, illítico, térmico (Soil Survey Staff,
2014) (Serie Balcarce, INTA, 1979) de textura franca (232, 341, 427 g/kg de arcilla, limo
y arena, respectivamente) para el horizonte A y textura franco arcillosa (333, 292, 375.5
g/kg de arcilla, limo y arena, respectivamente) para el horizonte B, y con una pendiente
menor al 2 %. El lote destinado al ensayo había estado bajo agricultura por un número
elevado de años que, si bien los últimos habían sido bajo SD, anteriormente lo habían
sido bajo labranza convencional (LC) muy agresiva. El lote había tenido trigo cosechado
a principios de enero de 2012.
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largo por 14 m de ancho, las sub-parcelas 20 m de largo por 3,5 m de ancho y las sub-
sub-parcelas, 10 m de largo por 3,5 m de ancho con 5 surcos de maíz.
Se determinó la acumulación de materia seca (MS) aérea de los CC/AV (Mg MS/ha).Se
utilizó un marco de 35 x 35 cm, arrojado aleatoriamente cinco veces poco antes de cada
fecha de matado. En cada situación se cortó la biomasa aérea dentro del marco y se
caracterizó botánicamente el material separando las especies de CC/AV de otras que
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fueron agrupadas como “malezas”. Las muestras se secaron en cámara con circulación
forzada de aire a 60°C, hasta peso constante. Se determinó su contenido de N mediante
el método Kjeldahl (Bremner & Mulvaney, 1982) y se asumió un contenido de C en la
MS de 43% (Sánchez et al., 1996) para el cálculo de la relación C/N.
Luego de MF (R6) (Ritchie & Hanway, 1982) (16 de mayo de 2013), se seleccionaron
dos tramos de surco contiguos de 7,15 m de largo (10 m2) por unidad experimental para
cosechar con una cosechadora automotriz de parcelas de 2 surcos y se contaron las
plantas cosechadas. Se pesaron los granos obtenidos y se les midió el contenido de
humedad. El rendimiento se expresó en Mg/ha de grano corregido a 14,5% de
humedad.
Resultados y Discusión
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temprano fue posiblemente debida a las bajas precipitaciones ocurridas en los meses de
junio y julio de 2012 (datos no mostrados).
Las precipitaciones ocurridas entre agosto y octubre superaron a las históricas (datos no
mostrados) y contribuyeron al crecimiento de los CC/AV, destacándose la avena que
acumuló significativamente más MS que los otros dos CC/AV (Figura 1). Contrariamente
a lo esperado (mayor acumulación de MS en la mezcla avena+vicia) (Clark et al., 1997;
Restovich et al., 2011), no hubo diferencia entre la vicia y la avena+vicia y rindieron
aproximadamente el 50% de la MS acumulada por la avena sola. La acumulación de MS
de vicia fue menor que la obtenida por Diez et al. (2014) (4,7 Mg MS/ha) sobre el mismo
suelo y con la misma fecha de siembra. Asimismo, Restovich et al. (2011) obtuvieron
rendimientos medios de vicia variables (2,9, 5,9, 1,8 y 5,8 Mg MS/ha) en el norte de la
provincia de Buenos Aires en cuatro años, debido a variaciones en las precipitaciones.
Cabe destacar que, por error, se entendió que el cultivo de trigo previo a la instalación
de este ensayo había sido fertilizado con fósforo (P) y se omitió hacer un análisis de
suelo para determinar el nivel de P extractable. Teniendo en cuenta, que el lote
presentaba una larga tradición de agricultura de cosecha con fertilizaciones con dosis
bajas de P (Martínez, J.J., com. pers.) y que la vicia tiene un alto requerimiento de dicho
nutriente (Ciampitti& García, 2014), el desarrollo de la vicia pudo haber sido afectado
por una posible deficiencia de P.
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No hubo interacción entre los CC/AV y LxM, ni efecto de estos factores, sobre la
acumulación de N en MS aérea (kg N/ha). Sin embargo, en los CC/AV con matado
tardío hubo mayor acumulación de N (40,8, 35,5 y 43,4 kg N/ha para avena, avena+vicia
y vicia, respectivamente) que en aquéllos con matado temprano (12,9, 9,5 y 9,2 kg N/ha
para avena, avena+vicia y vicia, respectivamente) debido a la distinta producción de MS
entre CC/AV(Figura 1)que compensa las diferencias en contenido de N. Estos
resultados coinciden con lo obtenido por Clark et al. (1997), quienes determinaron que al
atrasar la fecha de matado de los CC se incrementaba la cantidad de N en MS devuelto
al suelo tanto en gramíneas como en leguminosas. En la avena con matado tardío, el
rendimiento en N en MS fue similar a lo obtenido por Restovich et al. (2011) quienes
determinaron una acumulación de N en avena de 34 y 48 kg N/ha, en dos años de
estudio. Además, contrariamente a lo obtenido en este ensayo, estos autores informaron
mayor contenido de N en la mezcla de avena+vicia que en avena. Por otro lado, debido
a la escasa acumulación de MS (Figura 1) y la alta proporción de malezas gramíneas,
se acumuló menor cantidad de N en MS de la vicia que lo obtenido por Diez et al. (2014)
en Balcarce en 2010 (170 kg N/ha) pero similar a lo que obtuvieron en un informaron
mayor contenido de N en la mezcla de avena+vicia que en avena. Por otro
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A la siembra del maíz hubo interacción entre CC/AV y LxM sobre la disponibilidad de
agua (Figura 3). No hubo diferencias en el contenido hídrico entre las unidades
experimentales con matado temprano ni con las Testigo correspondientes al matado
tardío. Las unidades experimentales con avena, avena+vicia y vicia con matado tardío
presentaron menor contenido de agua sin diferencias significativas entre ellas.
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debido al efecto de la cobertura sobre la superficie del suelo. Si los CC/AV hubiesen
acumulado mayor cantidad de MS, es posible que el contenido hídrico fuera aún mayor
bajo SD. Teniendo en cuenta que el contenido hídrico a capacidad de campo del suelo
es de 28,8% p/p y que el punto de marchitez permanente es de 15,2% p/p (según
estimación según Travasso & Suero, 1994), todos los tratamientos presentaron un
contenido de agua superior al 50% de agua útil. Por otro lado, las lluvias posteriores a la
siembra del maíz fueron suficientes para recargar el perfil del suelo. Así, al comienzo del
periodo crítico del maíz (preantesis) no hubo interacción entre CC/AV y LxM, ni efecto
de estos factores, sobre el contenido de agua del suelo que fue en promedio de
27,4±1,45% p/p. Asimismo, en antesis del maíz, no hubo interacción entre CC/AV y LxM
y sólo hubo efecto de LxM sobre el contenido de agua del suelo. El contenido de agua
fue significativamente superior bajo SD (26,3±0,4 y 25,9±0,3% p/p para DTe y DTa,
respectivamente) que bajo LC (25,6±0,5 y 24,1±0,5% p/p para CTe y CTa,
respectivamente) para el mismo momento de matado. Además, bajo SD el mayor
tiempo de crecimiento de los CC no provocó diferencias significativas entre momentos
de matado en el contenido de agua. En el período crítico del maíz (15 d antes a 15 d
después de floración) (Andrade & Sadras, 2000) y posteriormente a éste, el contenido
de agua en el suelo hasta los 60 cm de profundidad fue superior a 50% de agua útil, sin
limitar en consecuencia, la absorción de agua por parte del cultivo (Andrade&; Sadras,
2000). Finalmente, en MF el contenido de agua a los 60 cm de profundidad promedió
27,2±0,2% p/p que es cercano capacidad de campo (según estimación según Travasso
& Suero, 1994).
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A la siembra del maíz hubo interacción entre CC/AV y LxM sobre la disponibilidad de N-
NO3- (Figura 4). Tal lo esperado, la concentración de N-NO3- (datos no mostrados) fue
más elevada en la capa de 0-20 cm (6,9±0,3 y 3,6±0,5 mg/kg para matado temprano y
tardío, respectivamente) que en la de 20-60 cm (3,9±0,3 y 2,4±0,2 mg/kg para matado
temprano y tardío, respectivamente). El nivel de N-NO3- de 0-60 cm en todos los
tratamientos fue muy bajo (en promedio general, 28,8±1,5 kg/ha) aunque algo más
elevada en aquéllos correspondientes al matado temprano (36,5±0,8 kg/ha) que en los
correspondientes al matado tardío (21,3±2,3 kg/ha). Sobre el mismo suelo, Diez (2012)
había informado un contenido de N-NO3- en los primeros 60 cm del perfil luego de un
CC/AV de vicia con fecha de matado similar al tardío de este trabajo, de
aproximadamente 90,0 y 60,0 kg/ha bajo LC y SD, respectivamente.
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En el estadio V6 del maíz, hubo interacción significativa entre CC/AV y LxM sobre el
contenido de N-NO3- en los primeros 30 cm de profundidad. La determinación de nitrato
en el estadio V6 representa no sólo el N mineral presente a la siembra del cultivo, sino
también contempla el aporte por mineralización hasta dicho estadio y las pérdidas de N
para las condiciones ambientales y de manejo del lote que pudieran haber ocurrido
entre la siembra y V6 (Echeverría& Sainz Rosas, 2005b). Cabe destacar que los niveles
de N-NO3- de todos los tratamientos fueron extremadamente bajos (en promedio
general, 2,4±0,1 mg N/kg). Los niveles de N-NO3- al estadio V6 del maíz estuvieron muy
por debajo del umbral de respuesta propuesto por Sainz Rozas et al. (2000) (25 mg
N/kg) y la probabilidad de respuesta a la fertilización nitrogenada sería elevada en todos
los tratamientos. El contenido de N-NO3- a 0-30 cm al estadio V6 es un indicador de la
capacidad de mineralización de N del suelo (Sainz Rozas et al., 2000; Echeverría&
Sainz Rozas, 2005b). Sin embargo, situaciones que condujeran a menores
concentraciones de N-NO3- en la solución del suelo o a reducir las tasas de
mineralización (p.e. mecanismos de pérdida, inmovilización, consumo, bajas
temperaturas, déficit hídrico) podrían limitar su uso como tal (Echeverría& Sainz Rozas,
2005b). El escaso tiempo transcurrido entre el matado tardío y el muestreo de V6 puede
no haber sido suficiente para la descomposición de los residuos de los CC/AV (mayor
cantidad de MS y relación C/N > 30, Figuras 1 y 2d, respectivamente) lo que explicaría
la reducida concentración de N-NO3- por inmovilización bajo dichos tratamientos, pero
no así en aquéllos con matado temprano ni en los testigos de matado tardío. Por tanto,
los bajos contenidos de N-NO3- a 30 cm en V6 podrían haber sido debidos al efecto
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Según lo publicado por Sainz Rozas et al. (2000), los valores promedio de contenido de
N-NO3- en el suelo en V6 harían esperar un rendimiento de los testigos Sin N de ~40%
del rendimiento máximo. Si el rendimiento máximo esperado fuera el obtenido como
promedio de las situaciones Con N (11,1±0,2 Mg/ha), el rendimiento esperado de los
tratamientos Sin N sería, en promedio, 4,44 Mg/ha. Así, la respuesta al agregado de N
esperada sería de 6,66 Mg/ha de grano a 14,5% de humedad. El rendimiento promedio
de los tratamientos con CC/AV Sin N fue de 7,2±0,3 Mg/ha y el de los tratamientos sin
CC/AV y Sin N fue de 7,9±0,4 Mg/ha, es decir, ~3,0 Mg/ha más que lo esperado de
acuerdo con el contenido de N-NO3- en el suelo a 30 cm en V6 (Sainz Rozas et al.,
2000). Cabe aclarar, que en este ensayo el rendimiento máximo (~11,0 Mg/ha) fue
menor que el reportado por Sainz Rozas et al. (2000) (~14,0 Mg/ha). No obstante, al
trabajarse con rendimientos relativos, lo propuesto por Sainz Rozas et al. (2000) permite
realizar algunas consideraciones relativas. De acuerdo con esto, si bien no se manifestó
en el muestreo de V6, los CC/AV y el suelo habrían aportado, luego de dicho estadio, el
N suficiente para generar un rendimiento testigo superior que el que según Sainz Rozas
et al. (2000) podría haberse esperado en función del contenido de N-NO3- a 0-30 cm al
estadío V6. Además, el nitrato presente debajo de los 30 cm puede haber contribuido y,
así, haber provocado mayores rendimientos que los esperados de acuerdo al análisis en
V6. Independientemente de la diferencia en rendimientos máximos absolutos entre lo
publicado por dichos autores y los obtenidos en este trabajo, los rendimientos de los
testigos Sin N tanto con CC/AV como sin CC/AV fueron similares. Así, para las
condiciones en que se desarrolló el presente ensayo, los CC/AV no habrían estado
relacionados con un aporte adicional de N para el cultivo de maíz, independientemente
del sistema de labranza empleado, pero tampoco afectaron el contenido de agua del
suelo. Un posible efecto combinado de mecanismos de pérdida de N mineral,
inmovilización, baja acumulación de biomasa de los CC/AV al momento de matado
temprano y particularmente de la vicia, pueden haber contribuido para que no se
registraran efectos diferenciales de los CC/AV sobre la disponibilidad de N para el maíz.
Conclusiones
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CC/AV y los tratamientos con CC/AV y los rendimientos en grano de los tratamientos sin
fertilizar fueron similares en los testigos Sin N con y sin CC/AV, lo que indica que éstos
no se relacionaron con un aporte adicional de N para el maíz.
Por otro lado, no se reunieron evidencias suficientes para rechazar la segunda hipótesis
planteada. La utilización de avena, vicia y avena+vicia como CC/AV no afectó
diferencialmente la disponibilidad de agua en una magnitud tal que el comportamiento
del maíz en secano, fuera afectado.
Los CC/AV aparecen como una alternativa a las técnicas de producción agrícola
tradicionales que, además de su esperado efecto sobre la dinámica de N disponible
para el cultivo siguiente, pueden brindar otros beneficios al sistema de producción (i.e.
aporte de C, cobertura). Por lo tanto, si bien en este trabajo no fue posible identificar
ventajas diferenciales respecto la dinámica de N para el maíz, la importancia de las
demás y la necesidad de conocer mejor el efecto sobre el N disponible, hacen necesaria
la continuación de los estudios. Con ello se brindarán elementos para ajustar su uso a
través de la comprensión de las interacciones entre los CC/AV, el manejo y el ambiente.
Agradecimientos
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Resumen
El proceso de compactación del suelo es una de las formas de degradación física más
comunes, que se presenta mediante la densificación y reducción de la porosidad del
mismo. Frente a la problemática planteada existe como alternativa desde la
mecanización, la utilización de descompactadores con diferentes características de
diseño. El objetivo del trabajo fue evaluar la eficiencia de reducción de la compactación
del suelo de dos diseños de montantes, angulado lateral de lámina curva (AC) y
angulado lateral de lámina recta (AR) en un suelo Argiudol típico, en dos disposiciones:
mismo plano de acción (MPA) y distinto plano de acción (DPA). Las variables evaluadas
fueron: resistencia a la penetración (RP) y área trabajada (AT). Para el AT los AC
obtuvieron un 40% más, con diferencias significativas respecto a los AR. Para la RP los
resultados fueron más variables, pero ambos tratamientos y subtratamientos se
diferenciaron de la situación testigo. La roturación del suelo con montantes angulados
laterales posee una fuerte simetría lateral con respecto a la posición de la reja, similar a
la que caracteriza a los implementos de montantes rectos. Además se encontraron
efectos de roturación por debajo de la profundidad de labor.
Introducción
Los sistemas productivos de carácter extensivo han experimentado en los últimos años,
un cambio en los procesos de mecanización tanto para la producción de granos como
de forrajes. La siembra directa, la presencia de maquinaria agrícola cada vez de mayor
peso, el tránsito en condiciones de suelo húmedo, la falta de rotación, el alto contenido
de limo en algunos suelos y el bajo porcentaje de materia orgánica del horizonte
superficial del suelo, generan un aumento en la compactación superficial y sub-
superficial del mismo (Elisei et al., 2012). Si bien en los suelos en producción bajo
siembra directa frecuentemente ofrecen una mayor capacidad portante (Domínguez et
al., 2000), se reducen las acciones que permitan atemperar periódicamente sus efectos,
principalmente a nivel subsuperficial, por lo cual la compactación se convierte en un
proceso acumulativo (Claverie & Balbuena, 2005).
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La compactación del suelo es una de las formas de degradación física más comunes
(Casagrande et al., 2009) que se presenta mediante la densificación y reducción de la
porosidad, asociado con cambios en su estructura y, generalmente, un aumento de la
resistencia mecánica y una reducción en la conductividad hidráulica (Raper & Mac Kirby,
2006). Esto genera un ambiente poco propicio para el desarrollo y el crecimiento radical,
una reducción de la infiltración (Raper & Mac Kirby, 2006) y de la disponibilidad y
movilidad del agua y del oxígeno en el perfil (Koostra & Stombaugh, 2003). A ello se
suma el incremento de la intensidad de tráfico producto de los ciclos productivos
consecutivos a los cuales son sometidos los suelos y la reducción en profundidad de los
ciclos de humectación-desecación, congelamiento-descongelamiento, de l actividad
biológica y la generación de poros por acción de raíces, (Jorajuría, 2005).
En lo que respecta a AT, Raper (2005) evaluó montantes AR y AC, sin encontrar
diferencias significativas. Elisei (2013) trabajando con AC y AR, remarca la baja
interacción que existe entre dos montantes que trabajan con la disposición de la
angulación lateral hacia el mismo lado. Como consecuencia, el AT en la zona entre los
montantes es menor, debido a una menor PT efectiva. Vallejos et al. (2010) trabajando
con cuatro AR en forma convergentes hacia el centro cuantificaron 0,48 m 2 de AT.
Balbuena et al. (2003) trabajaron con dos AC, en forma convergente por pares y
determinaron un AT de 0,2112 m2. Balbuena et al. (1997), trabajando con montantes
rígidos, con ángulos de ataque de 32°, 38° y 45°, sobre un suelo Argiudol vértico
arcilloso obtuvieron los mayores valores de AT para los menores ángulos (32° y 38°).
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Además, mediante la técnica de perfil cultural lograron apreciar efectos de roturación por
debajo de la profundidad de la reja. En relación a ello, Fielke (1996) evaluó los efectos
de rejas afiladas y desafiladas encontrando que las rejas desafiladas produjeron
modificaciones de la estructura hasta 0,05 m por debajo de la PT. Resultados similares
fueron informados por Colareda (2013) para montantes AC y por Hilbert&Pincu (2000)
para AR pero hasta 0,15 y 0,12 m por debajo de la reja respectivamente.
Por lo expuesto, son escasos los estudios comparativos entre distintos diseños y
configuraciones de los descompactadores de montantes angulados.
Materiales y Métodos
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Para la determinación del AT se realizaron 3 calicatas, cada una con su repetición, por
cada tratamiento/subtratamiento. Se removió el suelo laboreado de forma manual para
luego colocar un perfilómetro (Figura 7, Figura8) similar al descrito por Stafford (1979).
En gabinete se determinaron las AT a través del CorelDraw X3 y CobCal 2 Versión 2.1.
Área trabajada
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Si se eliminan los posibles efectos de la PT, los resultados en un análisis general serían
coincidentes con los informados por Raper (2005) quien trabajando con AR y AC no
encontró diferencias estadísticamente significativas entre sus AT. Los resultados del
ensayo, al igual que los de Raper (2005) guardan relación con lo encontrado por Willat
& Willis (1965) para el trabajo con escarificadores rectos, ya que el AT calculada a partir
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de la PT, teniendo en cuenta un ángulo de roturación del suelo de 45º en forma lateral,
resulta adecuadamente predicha por el cuadrado de la PT de la reja. Para los resultados
de Raper (2005) la estimación es de 0,1089 m2, para una PT de 0,33 m, cercano a los
registros de 0,1028 m2montante-1 AR y 0,1075 m2montante-1 AC. Sin embargo, cuando
se realiza el análisis de regresión de los datos del ensayo, sin tener en cuenta tipo de
montantes y disposición, el R2 es de 0,23, indicando una alta variabilidad y escasa
correlación, que podría ser explicado en parte por la propia variabilidad en la roturación
del suelo y los procesos de interacción entre órganos activos.
En relación a ellos, los efectos de interacción pueden ser valorados, en parte, a través
de la PT efectiva en la zona central roturada por cada par de órganos activos. Los
valores medios de profundidad en dicho sector, se visualizan en la Figura 5.La misma
fue significativamente mayor para los AC, pero también fue significativa la interacción
entre diseño de montantes y disposición, lo cual indica que los distintos diseños no
tuvieron la misma respuesta para este parámetro. En los AC, en DPA alcanzó una PT
de 0,25 m, ligeramente inferior a la PT alcanzada por las rejas para ese mismo
subtratamiento, con diferencias significativas con el AR para cualquiera de sus
disposiciones. En forma contraria, para los AR, la disposición MPA alcanzó una mayor
PT, sin diferencias significativas con DPA. Esto marca, en parte, una diferencia con lo
que se registró para la PT de las rejas, para este subtratamiento. A su vez, en el AC las
diferencias entre DPA y MPA resultaron mayores que las medidas para la PT de las
rejas. Lo expuesto indicaría que independientemente que el AT se relacione
inexorablemente con la PT, existen otros factores de diseño y disposición que inciden
sobre las características del perfil trabajado por el descompactador. Lo antedicho tiene
importancia en función de la eventual necesidad de roturar capas compactadas, puesto
que aquellos diseños con menores diferencias de profundidad entre los sectores
correspondientes a las rejas y el lomo, permitirán trabajar a una menor profundidad para
alcanzar el aflojamiento de la misma. En la Figura 7 y Figura8 se muestran las
características de roturación de los AC y AR.
Respecto al AT, Vallejos et al. (2010) calcularon 0,48 m2 para cuatro AR, es decir, que
para dos el área es de 0,24 m2, más del doble al determinado en este ensayo, pero con
una PT máxima para las rejas de 0,35 m. Si se estima el AT, en función del cuadrado de
la PT, se tendrá nuevamente una adecuada aproximación entre valores predichos y
medidos.
Esto implica que a nivel técnico, es posible validar en acuerdo con los resultados de AT,
que independientemente de su diseño AC o AR, los descompactadores de montantes
angulados, roturan el suelo de manera similar a la de los escarificadores de montante
recto, pese a las diferencias de diseño de sus órganos activos y cabría efectuar arreglos
espaciales de distanciamiento entre órganos activos de 1,5 veces la PT, si es que se
mantiene una adecuada eficiencia desde el punto de vista energético.
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Pese a ello, en los gráficos presentados por Vallejos et al. (2010), se visualiza
claramente que existen diferencias entre la roturación de aquellos montantes que
trabajan en un mismo plano apareados hacia el centro, con aquellos que trabajan por
detrás y al costado con la misma disposición que su predecesor. En el primer caso, el
AT es mayor, con una menor altura del lomo, con respecto a lo que ocurre con los de la
segunda disposición. Similares consideraciones realiza Elisei (2013) para el trabajo con
AC, por diferencias en la RP en los sectores centrales y laterales. Por otra parte, los
resultados obtenidos por Balbuena et al. (2003) con AC, indican diferencias en las
características de roturación según la configuración sea por pares hacia el centro en un
mismo plano o en diferentes planos en conjunto hacia el centro. Para el primer caso
detallan una mayor PT efectiva en el sector central entre las rejas y una mayor
uniformidad en ese parámetro, llegando a un 72% de la medida para las rejas. En este
caso, para los AC se registró en promedio un 85% aproximadamente en el sector medio
con respecto a las rejas, mientras que en los AR dicha relación fue del 78%, algo mejor
en conjunto que lo establecido por Balbuena et al. (2003).
Resistencia a la penetración
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El perfil roturado bajo el patrón de falla creciente, en acuerdo con lo establecido por
Spoor &Fry (1983), es el frecuentemente desplazado a mano para la identificación del
patrón de roturación (Spoor & Godwin, 1978) y surge de la acción de la cara superior
angulada de los órganos activos sobre el suelo. Dicha metodología no permite evaluar
los límites reales del aflojamiento, en los sectores por debajo de la máxima PT
alcanzada por la reja y menos aún en los sectores intermedios entre las mismas. La
evaluación aleatoria de la RP en parcelas descompactadas por escarificadores tampoco
brinda una adecuada resolución de la problemática analizada, ya que terminan
promediándose valores correspondientes a sectores ubicados sobre la línea de acción
de la reja y sectores distanciados de la misma e intermedios entre el trabajo de 2
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órganos activos contiguos. Por ello, la realización de una transecta en forma sistemática
es la única que facilita dicha evaluación y la determinación de hasta qué profundidad el
suelo, aunque firme, modificó su estado mecánico y qué posibilidades de colonización
radical se generaron.
Los menores valores de los tratamientos de AR en los primeros estratos del terreno
pueden asociarse a las características de diseño del montante, con menor separación
lateral entre el mismo y la posición de la reja, lo que hace a mayores efectos de
interacción entre la lámina oblicua y la reja y posiblemente mayor grado de roturación en
dicho sector. La ausencia de diferencias entre ARMPA y ACDPA entre los 0,25 y 0,30 m
de profundidad puede en parte explicarse por la mayor superficie de trabajo de la reja
del AC, que favorecería una mayor intensidad de roturación en el área circundante a la
misma.
En la Figura 15 se observan los perfiles de RP para el sector medio entre las rejas. En
esta posición, promedio de los tres valores centrales de RP, se encontraron diferencias
significativas en la totalidad de los tratamientos y subtratamientos con respecto al testigo
hasta los 0,25m, estrato en el cual el ARDPA tuvo valores similares al mismo y
diferentes al resto de los tratamientos y subtratamientos. Por otra parte, ARDPA
presentó los mayores valores, sin ser significativos, con respecto a las demás
alternativas de diseño y configuraciones, desde la superficie y hasta los 0,55 m de
profundidad. Las configuraciones que lograron un mayor grado de roturación, fueron
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En una evaluación general, ARDPA fue el de menor eficiencia de, aflojamiento del
suelo. La condición mecánica del suelo lograda es suficiente en el sector cercano al
trabajo de las rejas y el montante, pero insuficiente para el adecuado desarrollo radical
en el sector intermedio entre las rejas, desde estratos relativamente superficiales. En el
otro extremo, las configuraciones ARMPA y ACDPA fueron las que alcanzaron una
mayor eficiencia de roturación, con escasas diferencias entre sí, con mejor prestación
para los ARMPA en el área cercana a la reja y mayor roturación y menores valores de
RP, para ACDPA en profundidad en el sector central trabajado entre las rejas. No
obstante, el aflojamiento del suelo por el mismo no fue lo suficientemente grande como
para favorecer procesos de recompactación a nivel subsuperficial, en acuerdo con los
recaudos manifestados por Spoor et al. (2003) y Spoor (2006). En la Figura 10 y Figura
11 pueden observarse los perfiles de isoresistencia a la penetración de los AR en MPA y
DPA, en los cuales se incluyeron la totalidad de las posiciones de la transecta.
Es interesante destacar, que por debajo y hacia el sector externo de la línea del
montante (entre 0 a 0,1 m y entre 0,7 y 0,8 m sobre el eje de las abscisas) se detectan
sectores en los cuales existe un incremento de los valores de RP con respecto a la
situación original. Esto puede interpretarse en función de que la parte externa del
montante que no realiza trabajo sobre el suelo, es la que soporta las fuerzas laterales
generadas en los órganos activos asimétricos y el suelo es el medio que compensa a
las mismas, lo cual puede originar un incremento de la RP del suelo en esos sectores.
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roturación de los sectores cercanos a la reja y los sectores centrales, brindando una
labor más homogénea en el total del perfil trabajado.
Conclusiones
La roturación del suelo por los montantes AC y AR posee una fuerte simetría
lateral con respecto a la posición de la reja, similar a la que caracteriza a los
implementos de montantes rectos.
El área de suelo roturada es principalmente una función exponencial de la
profundidad de trabajo, independientemente de las características particulares del
diseño del montante y de la reja.
Los implementos de montantes rígidos causan aflojamiento de suelo por debajo
de la profundidad de trabajo de la reja, independientemente de su diseño y disposición.
Tanto el diseño del montante como la configuración espacial de los montantes
inciden sobre las características de roturación del suelo en los sectores
correspondientes a la reja e intermedios entre las mismas, correspondiendo a ARMPA y
ACDPA la mayor eficiencia.
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FIGURAS
Figura 1. Dimensiones del montante angulado lateral de Figura 2. Dimensiones del montante angulado lateral de lámina
lámina recta: A: 0,125 m, B: 0,35 m, C: 60°, D: 0,25 m, E: 0,37 curva. Medidas de los radios de curvatura anterior y posterior
m, F: 0,57 m, G: 25°. respectivamente: a (3,727 m; 3,588 m), b (4,131 m; 1,333 m),
c(9,747 m; 6,739 m). Ángulo de ataque de la reja: 20°.
Figura 3. AT en m2 por AR y AC, en las disposiciones MPA y DPA. Letras diferentes indican diferencias
estadísticamente significativas (P<0.05) LSD.
Figura 4. Profundidad de trabajo de la reja para los Figura 5. Profundidad de trabajo del sector medio entre
distintos diseños y configuraciones espaciales. AR: rejas para los distintos diseños y configuraciones
Angulados Rectos; AC: Angulados Curvos. MPA: mismo espaciales. AR: Angulados Rectos; AC: Angulados
plano de acción; DPA: diferente plano de acción. Letras Curvos. MPA: mismo plano de acción; DPA: diferente
diferentes indican diferencias estadísticamente plano de acción. Letras diferentes indican diferencias
significativas (P<0.05) LSD. estadísticamente significativas (P<0.05) LSD.
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Figura 6. Áreas estimadas y medidas para los distintos diseños y configuraciones espaciales. AC: Angulados Curvos;
AR: Angulados Rectos; MPA: mismo plano de acción; DPA: diferente plano de acción. Letras diferentes indican
diferencias estadísticamente significativas (P<0.05) LSD.
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Figura 10. Isoresistencia a la penetración. ARMPA. Figura 11. Isoresistencia a la penetración. ARDPA.
Figura 12. Isoresistencia a la penetración. ACMPA. Figura 13: Isoresistencia a la penetración. ACDPA.
Figura 14. Perfiles de RP para la posición Reja en los Figura 15. Perfiles de RP para la posición media para los
distintos tratamientos y subtratamientos. distintos tratamientos y subtratamientos.
Bibliografía
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(1*) (2)
SÁ PEREIRA, E. DE ; ÁLVAREZ, C ; VECCHI, G.(3); IBARRA, C.(4) &
PEDELABORDE, J.M.(5)
(1)
AER INTA Coronel Suárez (EEA Bordenave);(2) AER INTA Gral. Pico (EEA Anguil);
(3)
Asesor de Cambio Rural II; (4) Laboratorista (MAA) y (5) Asesor de Cambio Rural II.
*
[email protected]
Resumen
1
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Los máximos rendimiento se obtuvieron con antecesor vicia (7077 y 10004 kg ha-1) y
los mínimos con antecesor testigo y cebada (5916 y 5385 kg ha-1) para los E1 y E2
respectivamente. Hubo una mayor eficiencia en la utilización del agua con antecesor
vicia, que en el manejo del barbecho largo tradicional. En esta región es posible incluir
CC en dicha rotación sin afectar la oferta hídrica del cultivo siguiente, aún en años con
precipitaciones anuales reducidas. La vicia (Vicia sativa L) puede ser incluida en los
sistemas de producción agrícola, en remplazo del barbecho largo, con el propósito de
reducir la dosis de fertilizantes nitrogenados, aumentando la cobertura del sistema y
rendimiento del maíz.
El objetivo fue determinar, en una secuencia de trigo/maíz en cero labranza, los efectos
de la inclusión anual de Triticale (Triticum aestivum x Secale cereale L. var. Ona),
Cebada (Hordeum vulgare var. Josefina INTA) y Vicia (Vicia sativa L) como cultivo de
cobertura (CC) sobre la eficiencia de uso del agua, eficiencia de barbecho y
productividad del cultivo de maíz según diferentes momentos de secado. Se realizaron
dos ensayos sobre diferentes antecesores durante la campaña 2013/2014 (E1) y
2014/2015 (E2) en Coronel Suárez, sobre un suelo Argiudol Tipico. Los antecesores
evaluados en el E1 fueron: a) Vicia sativa (v), b) Triticale (tr.), y c) testigo (B) sin CC y
dos momentos de secado químico (temprano y tardío). En el E2 los antecesores
evaluados fueron: a) Vicia sativa (v), b) Cebada (ceb.) y c) testigo (B) sin CC.
Anualmente se determinaron parámetros de rendimiento de maíz y biomasa aérea de
los CC. Se determinó la humedad de suelo a la siembra de los CC, del maíz y en cada
momento de secado, como lámina de agua disponible (LAD, mm) para el cálculo de
eficiencia de uso de agua (EUA) y eficiencia de barbecho (EB). Las mayores EB se
obtuvieron con antecesor vicia (21 a 63%) en los dos años en estudio con barbecho
temprano y tardío, superiores a los barbechos tradicionales. Las menores EB se
obtuvieron con los barbechos tradicionales de larga duración y variaron entre -2 y 3%.
Los máximos rendimiento se obtuvieron con antecesor vicia (7077 y 10004 kg ha-1) y los
mínimos con antecesor testigo y cebada (5916 y 5385 kg ha-1) para los E1 y E2
respectivamente. Hubo una mayor eficiencia en la utilización del agua con antecesor
vicia, que en el manejo del barbecho largo tradicional. La vicia (Vicia sativa L) puede ser
incluida en los sistemas de producción agrícola-ganadera, en remplazo del barbecho
largo.
Introducción
2
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Materiales y Métodos
Se realizaron dos ensayos sobre diferentes antecesores durante el año 2013 (E1) y 2014
(E2) en el establecimiento “Bamalú” en proximidades de la localidad de Cura Malal (20
km al oeste de Coronel Suárez), sobre un suelo perteneciente al gran grupo de los
Argiudoles, serie Cascada, de capacidad de uso II (Mapa de suelos de la provincia de
Buenos Aires, 1989), con un desarrollo morfológico Ap-BA-Bt-BC-C (Soil Survey Staff,
2010) de textura franco-arcillo-limosa (69,3 % limo+arcilla) (Figura 1).
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Ap
BA
Bt
BC
En el primer ensayo las fuentes de variación fueron los cultivos de cobertura (CC)
triticale y vicia; como factor principal y el momento de secado como sub factor, en un
diseño en parcelas divididas con tres repeticiones. En el segundo ensayo se evaluaron
diferentes CC en un diseño en bloques completamente aleatorizados con cuatro
repeticiones.
El secado de los CC se realizó con rolo aplastador y con herbicida (glifosato). Las
densidades de siembra fueron 50, 60 y 40 kg ha-1 para triticale, cebada y vicia,
respectivamente. El cultivo de maíz RR sembrado en noviembre como sucesor, se
fertilizó con 70 kg ha-1 de FDA.
La materia seca (MS, kg ha-1) producida por los CC se determinó mediantes corte de
0,25 m2 de biomasa aérea, secadas en estufa a 60 ºC. La humedad del suelo se
determinó cada año, a la siembra y a los distintos momentos de secado del CC, así
como a la siembra y a la cosecha del maíz, para los siguientes intervalos de
profundidad: 0-20, 20-40, 40-60, 60-80 cm. Dichos valores fueron expresados como
humedad volumétrica (HV, cm3.cm-3), para caracterizar el perfil en cada momento, y
como lámina de agua disponible (LAD, mm), a fin de realizar luego los cálculos de
eficiencia de uso de agua (EUA kg MS mm-1) y de EB (EB%) según las ecuaciones:
EUA = [MS / (AAIc - AAFc + PPc)] y EB = [(AAFb – AAIb) / PPb] 1.
Ref. MS: producción de MS durante el período de crecimiento; AAIc y AAFc: agua acumulada en el suelo
1
al inicio y al final del período de crecimiento, respectivamente; AAFb y AAIb: agua cumulada en el suelo al
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Con los datos obtenidos se confeccionó un modelo de balance de agua según Galantini
et al. (2008). Por último, y para el E1 y E2, se determinaron los parámetros de
rendimiento de maíz (peso de 1000 granos, materia seca total, rendimiento en grano y
número de plantas) con los diferentes CC como antecesores. El análisis estadístico se
realizó mediante el software INFOSTAT (Di Rienzo et al., 2011), utilizando análisis de la
varianza (ANOVA) para las fuentes de variación CC y momento de secado.
Resultados
140 1400
552 mm
120 1200
100 1000
506,5 mm
80 97,5 mm 800
PP Anual 607 mm
60 600
40 400
20 200
0 0
Ene Ene Ene Feb Feb Feb Mar Mar Mar Abr Abr Abr May May May Jun Jun Jun Jul Jul Jul Ago Ago Ago Set Set Set Oct Oct Oct Nov Nov Nov Dic Dic Dic Ene Ene Ene Feb Feb Feb Mar Mar Mar Abr Abr Abr May May May
final y al inicio del período de barbecho respectivamente; PPc y PPb: precipitaciones acumuladas en cada
período de crecimiento y de barbecho, respectivamente (Bennie y Hensley 2001).
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140 2000
763 mm
287 mm 695 mm 1800
120
100
1400
1200
80
1000
60
800
600
40
400
20
200
0 0
Ene Ene Ene Feb Feb Feb Mar Mar Mar Abr Abr Abr May May May Jun Jun Jun Jul Jul Jul Ago Ago Ago Set Set Set Oct Oct Oct Nov Nov Nov Dic Dic Dic Ene Ene Ene Feb Feb Feb Mar Mar Mar Abr Abr Abr May May May
Eficiencia de Barbecho
Similares resultados fueron obtenidos por Carfagno et al. (2012 y 2013) en hapludoles y
haplustoles del oeste arenoso (región subhúmeda pampeana).
En el año 2014, las EB en el secado tardío fueron superiores para cebada y vicia (30 y
35%, respectivamente). Las menores EB se obtuvieron con los barbechos tradicionales
de larga duración y variaron entre -2 y 3% (Tabla 1). Según Dabney (1998) y Carfagno
et al. (2013) la mayor EB respecto a barbecho tradicional, es debido a la reducción de la
evaporación y aumento en la infiltración (Figura 3).
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Figura 3. Cultivo de cobertura de Vicia (Vicia sativa L.) como antecesor de maíz.
Tabla 1. Contenido de agua útil (0-80 cm) (Aus), materia seca (MS), uso consuntivo
(UC), eficiencia de uso del agua (EUA) y eficiencia de barbecho EB (%) de triticale,
vicia, cebada y testigo al momento de secado de los CC para las campañas 2013 y
2014. Letras distintas indican en sentido vertical indican diferencias significativas entre
tratamientos por año (p<0,05) según Test de Fisher (LSD) y CC.
La producción de MS varió entre (841 y 2843) y (5799 y 9570) para la campañas 2013
(E1) y 2014 (E2) respectivamente, registrando diferencias significativas entre tratamiento
para ambas campañas (p<0.05). La producción de biomasa en 2014 reflejó la mayor
oferta hídrica de ese año, comportamiento que no se manifestó de igual manera en
2013, el año más seco del período estudiado. Algunos autores Fernández et al. 2012,
Álvarez et al., 2015 trabajando sobre Haplustoles y en campañas similares registraron
similares resultados.
En la Tabla 1 se muestran las EUA calculadas para cada tiempo de duración del
barbecho, en el año 2013 y 2014. Las mayores EUA se obtuvieron con el antecesor
triticale y vicia (7,76 y 12,47 kgMS.mm-1 ha-1), bajo secado tardío en los años 2013 y
2014 respectivamente. Las menores EUA fueron de (3,03 y 4.72 kg MS.mm-1 ha-1) para
los tratamientos triticale y vicia en el secado temprano.
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Lluvias
200
150
100
50
0
1-abr
1-nov
1-abr
1-feb
1-feb
1-sep
1-jul
1-dic
1-jul
1-jun
1-oct
1-jun
1-ene
1-mar
1-may
1-ago
1-ene
1-mar
1-may
Figura 4. Dinámica del agua en el suelo y lluvia en (mm) durante el ciclo CC/maíz
(valores diarios estimados y determinados al momento de la siembra de los CC, secado,
siembra y cosecha de maíz). Campaña 2013/14 (E1). (a) triticale (b) vicia, (c) testigo.
Las flechas gruesas indican el momento de secado para cada duración de barbecho.
Las flechas finas con letras indican: SCC: siembra del cultivo de cobertura; secado
temprano, secado tardío, siembra y cosecha de maíz. La línea horizontal con la
referencia PMP representa el punto de marchitez permanente.
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con vicia y triticale mantuvieron un nivel de agua útil en el perfil superior al del
tratamiento testigo, y consumen parte del agua de reserva.
Cultivo de Maíz
Tabla 2: Uso consuntivo del cultivo de soja UCs (mm), eficiencia de uso de agua del
cultivo de maíz EUAm (Kg MS mm-1 agua) , rendimiento del cultivo de maíz (kg ha-1),
NG y PG para las campañas 2013 y 2014. Letras en sentido vertical indican diferencias
significativas entre tratamientos para cada año evaluado (p<0,05) según Test de Fisher
(LSD) y CC. .
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Antecesor Cebada
Antecesor Vicia
En cuanto al uso consuntivo y eficiencia de uso del agua de maíz se observó diferencias
significativas (p<0,05) con antecesor vicia vs testigo, el impacto del antecesor vicia
sobre el cultivo de maíz fue de un menor uso del agua con una mayor eficiencia en la
producción de materia seca por mm de agua utilizada y con respecto al testigo (Tabla 2)
Respecto del momento de secado existieron diferencias significativas (p<0,05),
observándose un mayor rendimiento en el secado tardío que en el secado temprano.
Esto probablemente se vincule a una mayor tasa de infiltración y disponibilidad de
humedad en el suelo con CC secados próximos a la siembra de maíz, que con aquellos
CC secados temprano, lo cual también impactó en la EB obtenida.
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En la campaña 2014 (E2) y de la evaluación de N (kg ha-1) del espesor de suelo 0,60 m
a la siembra del cultivo de maíz, surge que, con secado tardío y en promedio sé
obtuvieron: 148,4; 122,2 y 50,5 kg ha-1 de N disponible con antecesor vicia, cebada y
testigo sin CC respectivamente (datos no presentados).
Conclusiones
La vicia (Vicia sativa L) puede ser incluida en los sistemas de producción agrícola-
ganadera, en remplazo del barbecho largo, con el propósito de reducir la dosis de
fertilizantes nitrogenados.
Hubo una mayor eficiencia en la utilización del agua con antecesor vicia, que en el
manejo del barbecho largo tradicional, comúnmente realizado por los productores del
sudoeste bonaerense.
Es posible incluir CC en dicha rotación sin afectar la oferta hídrica del cultivo siguiente,
aún en años con precipitaciones anuales reducidas.
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(1)
Facultad de Agronomía y Ciencias Agroalimentarias - Universidad de Morón, Cabildo
134, (1708) Morón, Buenos Aires, Argentina; (2) Instituto de Suelos – CIRN - INTA,
Nicolas Repetto y De Los Reseros s/n, Villa Udaondo, (1686) Hurlingham, Buenos
Aires, Argentina
*[email protected]
Resumen
Introducción
La expansión urbana provoca degradación o pérdida del recurso edáfico, los ecosistemas
naturales y sus servicios ecosistémicos, por omisión o desconocimiento de estos y su
disposición espacial. Distintos trabajos cuantificaron la urbanización (Año Vidal et al, 2005;
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Villar Cheda, 2013) y particularmente en la RMBA: Matteucci, 1999; Morello et al., 2001;
Morello, 2004; Morras, 2011; Baxendale y Buzai, 2011) y algunos estudios basados en
datos estadísticos de censos de población y estimaciones o proyecciones de evolución
poblacional analizaron la urbanización hasta el año 2011.
El objetivo de este trabajo fue caracterizar y cuantificar los suelos urbanizados y sin
urbanizar en 29 partidos (961.211 has) de la RMBA al año 2014 y delimitarlos según sus
capacidades de uso, conocimiento necesario para evaluar la pérdida del recurso edáfico a
fin de aportar un conocimiento que sirva para orientar la urbanización indiscriminada, con el
fin de preservar las tierras más aptas para la producción agropecuaria y otras para brindar
sus servicios ecosistémicos (Universidad de Morón, PROFINCA. PID 2015).
Materiales y métodos
El área de estudio abarca una superficie de 961.211 has, que involucra 29 partidos de la
Región Metropolitana Buenos Aire (RMBA) a saber: 1. Escobar, 2. Tigre, 3. Pilar, 4. Lujan,
5. Malvinas Argentinas, 6. José C. Paz, 7. San Miguel, 8. Moreno, 9. Hurlingham, 10.
Ituzaingo, 11. Morón, 12. General Rodríguez, 13. Merlo, 14. La Matanza; 15. Quilmes; 16.
Marcos Paz; 17. Ezeiza; 18. Esteban Echeverría; 19. Almirante Brown; 20. Berazategui; 21.
Florencio Varela; 22. General Las Heras; 23. Ensenada; 24. Berisso; 25. La Plata; 26.
Presidente Perón; 27. Cañuelas; 28. San Vicente; 29. Coronel Brandsen (Figura 1).
2
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La caracterización edáfica siguió los criterios del Soil Survey Manual, Handbook Nº 18
(USDA, 1993) y la clasificación taxonómica los del Soil Taxonomy segunda edición (USDA,
1999) y su actualización en la onceava edición (USDA, 2010) a nivel de Sub Grupo y sus
respectivas fases. La Evaluación de Tierras siguió la metodología de La Clasificación de
las Tierras por su Capacidad de Uso (Miaczynski, 1961).
Los suelos reconocidos se tomaron del capítulo “Ambiente físico del Área Metropolitana”
(Morras, 2010), que fueron clasificados por el sistema taxonómico Soil Taxonomy,
actualizados a la versión USDA 2010, mayoritariamente en los Ordenes Molisoles y
Alfisoles; reconociendo morfologías contrastantes diferenciadas por sus limitaciones.
3
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Clase VI. Los suelos de esta clase presentan limitaciones muy graves que los hacen
inadecuados para el cultivo y su uso queda reducido casi exclusivamente al pastoreo,
forestación o conservación de la fauna silvestre.
Resultados
Las superficies cuantificadas de las Clases de Ocupación Urbana (COU) son: COU 1 cubre
118.450 has (12,32%); COU 2 cubre 59.292 has (6,17%); COU 3 cubre 126.416 has
(13,15%); COU 4 cubre 87.849 has (9,14%); COU 5 cubre 569.204 has (59,22%) (Tabla 1
y Figura 2).
Las superficies de las clases de Capacidad de Uso (CU) son: CU IIs cubre 445.188 has un
46,32%; CU IIIws 219.434 has un 22,83%; CU VIws cubre 136.858 has un 14,24%; los
Humedales cubren 159.732 has un 16,62% (Tabla 1 y Figura 4).
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Subtotales COU según IIs 43.829 20.587 66.790 45.590 268.392 445.188
(has / %) 37 34,72 52,83 51,90 47,15 46,32
Subtotales COU según IIIws 47.497 28.252 30.864 28.573 84.248 219.434
(has / %) 40,10 47,65 24,41 32,53 14,80 22,83
Subtotales COU según VIws 4.240 2.474 7.361 3.625 119.157 136.858
(has / %) 3,58 4,17 5,82 4,13 20,93 14,24
6.510 2.531 6.329 1.517 12.881 29.768
Humedales Entisoles
5,50 4,27 5,01 1,73 2,26 3,10
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Discusión
Los suelos están analizados por Unidades y corresponden geográficamente con las
Clases de Ocupación Urbana (COU): COU 1 ocupa un paisaje suavemente ondulado,
reconociéndose Argiudoles vérticos en posición de loma y Natracualfes típicos en áreas
bajas y su Capacidad de Uso (CU) es IIes; COU 2 ocupa un paisaje suavemente ondulado,
reconociéndose Argialboles típicos en tendidos altos y Natracualfes típicos en áreas bajas,
y su CU es IIes; COU 3 ocupa un paisaje de planicies extendidas (tendidos)
reconociéndose Argiudoles ácuicos en tendidos altos y Natralboles típicos en áreas bajas y
su CU es IIIws; COU 4: ocupa un paisaje de planicies extendidas (tendidos)
reconociéndose Argiudoles vérticos y en tendidos altos y Natrudalfes típicos en
depresiones y su CU es de IIIes; COU 5 corresponde al área rural propiamente dicha,
diferenciándose solo construcciones referidas a los cascos de establecimientos rurales y
por la extensión territorial los suelos reconocidos son variados, pueden reconocerse
Argiudoles vérticos, Argiudoles típicos, Hapludoles tápto argicos y Argialboles típicos en
posiciones elevadas, en sectores deprimidos Natrudalfes típicos y Natracuoles típicos, en
pequeños sectores del sudeste se encuentran Paleudoles típicos y Cromudertes típicos, y
las CU de los suelos reconocidos en esta Unidad son IIe, IIes, IIIws y VIw (Figura 3, Tabla
1).
Las Capacidades de Uso de las diferentes clases de urbanización (COU) surgen de los
suelos reconocidos en ellas. Los suelos ubicados en la clase de Capacidad de Uso VI
por sus características edáficas, se encuentran estrechamente relacionados a los
humedales (Tabla 1 y Fig. 4).
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Las tierras no urbanizadas o con muy bajo nivel de urbanización (COU 5) que cubren
569.204 has, un 59,22 % del área total analizada, se compone así: a tierras de aptitud
agrícola (clases de capacidad de uso II y III) corresponde un 62% (352.640 has), en
tanto la correspondiente clase VI es un 21% (119.157 has) y los humedales y suelos
asociados representan un 17% (97.407 has).
Conclusiones
Estudios específicos y detallados de estas áreas a nivel de partido son necesarios fin de
generar conocimientos pertinentes para planificar y conducir urbanizaciones, sugerir
controles y/o correcciones en los procesos de expansión urbana cuya ejecución provoca
cambios que por regla general son irreversibles.
Bibliografía
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antropogénico del suelo en la franja litoral de la provincia de Castellón”. Investigaciones
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1
Unidad Integrada Balcarce, Facultad de Ciencias Agrarias (UNMdP) - Estación
Experimental Agropecuaria Balcarce (INTA); 2Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas (CONICET); 3Agencia de Extensión Rural Sachayoj (INTA); 4LART, IFEVA-
CONICET, Facultad de Agronomía –UBA
* [email protected]
Resumen
El principal indicador de calidad y salud del suelo es el carbono (C) orgánico del suelo
(COS). El C orgánico particulado (COP) es una fracción del C orgánico total (COT) que
ha demostrado tener una alta sensibilidad a cambios en el manejo y que se relaciona a
algunas funciones clave del suelo. Durante las últimas décadas, una extensa área del
Chaco Semiárido (CSA) ha sido deforestada y el principal impulsor de esta
transformación fue la expansión agrícola. Se analizaron los contenidos de COS en sitios
con bosque y con lotes agrícolas adyacentes de distintas ― edades‖ ubicados en zonas
del CSA con altas tasas de transformación. En los primeros 30 cm de suelo, se produjo
un incremento del COT, del COP y del C orgánico asociado a la fracción mineral (COA)
durante los primeros años de agricultura. No obstante, períodos agrícolas prolongados
provocaron rápidas disminuciones de todas las fracciones. En la condición de 40 años
agrícolas continuos, las pérdidas estimadas fueron de 44, 83 y 22 % para el COT, el
COP y el COA, respectivamente. Por debajo de los 30 cm de suelo, el COT también fue
fuertemente afectado por la agricultura. En los estratos 60-100 y 0-100 cm las pérdidas
estimadas hasta el equilibrio alcanzado con uso agrícola fueron de 46 y 36%,
respectivamente. El tipo de vegetación natural que es reemplazada por cultivos anuales
podría estar determinando la profundidad hasta la cual se producen los cambios en el
COS. El contraste entre sistema radicales es menor entre pastizales y cultivos que entre
bosque y cultivos. Las raíces más profundas del bosque del CSA respecto a la de los
cultivos anuales probablemente aporten cantidades C en los estratos más profundos del
suelo que son drásticamente reducidas en la conversión del bosque a cultivos anuales.
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Introducción
El suelo es el sustento y la esencia de toda la vida terrestre (Lal, 2014). El carbono (C)
orgánico del suelo (COS) afecta prácticamente a todas las propiedades del suelo
relacionadas con el funcionamiento del ecosistema y al crecimiento de los cultivos
(Powlson et al., 2011). Por lo tanto, su contenido es considerado el principal indicador
de la calidad y la salud del suelo (Weil & Magdoff, 2004). El COS comprende una amplia
variedad de sustancias carbonadas orgánicas cuyas dinámicas dentro del suelo son
diferentes (Stevenson & Cole, 1999). Sin embargo, los compuestos obtenidos por el
fraccionamiento químico del COS no han demostrado tener una clara relación con sus
dinámicas y funciones edáficas (Cambardella & Elliott, 1992; Wander, 2004).Es probable
que esto se deba a que la composición química por sí sola no controla la estabilización
del COS, sino que su interacción con las condiciones edáficas es quien determina
principalmente su persistencia en el suelo (Schmidt et al., 2011). El C orgánico
particulado (COP), cuyo tamaño de partículas se encuentra entre 53 y 2000 μm, ha
demostrado tener una alta sensibilidad a cambios en el manejo del suelo, que
generalmente no son detectados en el COS total (COT) (Wander, 2004). Por lo tanto, el
COP ha sido propuesto como un indicador del COS lábil (Six et al., 2002). Además, se
ha observado que el COP se relaciona a algunas funciones clave del suelo, como su
capacidad para suministrar nitrógeno a los vegetales (Fabrizziet al., 2003; Studdert,
2014; FerraryLaguzziet al., 2014) o la capacidad de los agregados a resistir su ruptura
(Studdert, 2014). Por lo tanto, conocer las variaciones del COP implica no sólo un mayor
grado de entendimiento de la dinámica del COS sino también del funcionamiento del
suelo.
La deforestación ha dominado el cambio en el uso del suelo a nivel global (Smith et al.,
2015), provocando fuertes impactos ambientales, como la pérdida de biodiversidad,
cambios climáticos y la degradación de los suelos (Lal, 2001; Foley et al., 2007). El
cambio en el uso del suelo con mayor impacto sobre el COS ha sido el reemplazo de
bosque por cultivos, lo que ha provocado pérdidas que oscilan entre el 24 y el 52%,
dependiendo principalmente de la región climática (Smith et al., 2015). La relevancia de
estas pérdidas no radica únicamente en el rol que cumple el COS sobre el
funcionamiento del suelo, sino que además, aquellas pérdidas ocurren principalmente
en forma de emisiones de CO2 a la atmósfera (Stockmann et al., 2013). El CO2 es el
principal gas de efecto invernadero responsable del calentamiento global (IPCC, 2013).
El principal reservorio terrestre de C se encuentra en el suelo (Janzen, 2004) y, por lo
tanto, el cambio en su uso tiene la potencialidad de modificar procesos asociados al
ciclo de C generando consecuentemente emisiones o secuestro de grandes cantidades
de CO2(Powlson et al., 2011).
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hectáreas, cuyo paisaje natural puede describirse como una matriz boscosa con
parches de pastizales (Morello et al., 2005; Torrella & Adámoli, 2006). Debido al clima
semiárido de la región, las especies vegetales que componen el bosque se encuentran
adaptadas a extensos períodos de sequía y, por lo tanto, comúnmente presentan
espinas, hojas pequeñas y caducas. Las principales especies corresponden a los
géneros Schinopsis,Prosopis, Acacia, Aspidosperma y Bulnesia(Biani et al., 2006).
Durante las últimas décadas, una extensa área de esta región ha sido deforestada
(Vallejos et al., 2014) y el principal impulsor de esta transformación fue la expansión
agrícolo-ganadera (Paruelo et al., 2004; Grau et al., 2005). Las tasas de transformación
del bosque se han incrementado exponencialmente desde el año 1976, alcanzando sus
valores máximos en el período 2006-2012 (Vallejos et al., 2014). El impacto del
reemplazo de áreas naturales por cultivos anuales sobre los contenidos de COS ha sido
ampliamente documentando a nivel mundial (Guo & Gifford, 2002) y en la Argentina
(Cantú et al., 2007; Berhongaray et al., 2013). Sin embargo, en nuestro país, este tipo
de información se concentró en su región principal de producción agrícolo-ganadera, la
Región Pampeana (Hall et al., 1992). En las zonas del CSA donde la agricultura se
expandió durante los últimos 20 años, este tipo de información es escasa y aún no está
claro el impacto que este cambio en el uso del suelo ha generado sobre el COS.
Algunos estudios en la región sugieren que con la conversión del bosque al uso
agrícola, los contenidos de COS disminuyen en las capas superficiales del suelo (Rojas
et al., 2016). Sin embargo, el cambio drástico que implica el reemplazo del ecosistema
boscoso, compuesto por varios estratos herbáceos y leñosos que superan los 15 metros
de altura (Biani et al., 2006), por un agroecosistema de cultivos herbáceos anuales,
puede provocar cambios en el COS incluso por debajo de las capas superficiales
(Ciuffoli, 2013). Por todo lo expuesto, este estudio tuvo como objetivo evaluar el impacto
del reemplazo de bosques nativos por cultivos agrícolas sobre el COS, en zonas del
CSA con altas tasas de transformación y donde el bosque remanente se encuentra
expuesto a su transformación para la agricultura. Este conocimiento es potencialmente
útil para el desarrollo de estrategias de manejo del suelo y de ordenamiento territorial.
Materiales y Métodos
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sitios de referencia. A los fines de superar esta limitante, la comparación de dichos lotes
agrícolas se realizó contra dos bosques de similar textura que se encontraban a 55 y 75
km en línea recta. El resto de los bosques de referencia se encontraban contiguos a
cada lote agrícola y se verificó que la textura entre usos del suelo fuera similar. Durante
los últimos 15 años, los lotes agrícolas se manejaron bajo siembra directa y las
rotaciones estaban compuestas por soja (Glycine max (L.) Merr.), entre el 50 y el 66%
del tiempo, y maíz (Zea mays L.), entre el 50 y el 33 % del tiempo. Los lotes con una
antigüedad mayor que 15 años, en los primeros años habían sido sembrados con
algodón (Gossypium hirsutum L.) bajo el sistema de labranza convencional.
Las campañas de muestreo se realizaron en los años 2012, 2013 y 2014. En el primer
año se visitaron 5 sitios y en cada uso del suelo se recolectaron 3 muestras compuestas
por entre 8 y 12 sub-muestras, a las profundidades de 0-5 y 5-30 cm. En los años 2013
y 2014 se visitaron 11 sitios y en cada uso del suelo se recolectaron 2 muestras a las
profundidades 0-5, 5-15, 15-30, 30-60 y 60-100 cm. Las muestras correspondientes a
los 3 estratos superiores se formaron a partir de entre 8 y 12 sub-muestras, y las
muestras de los dos estratos restantes se formaron a partir de 3 sub-muestras. Las
muestras fueron recolectadas con un barreno cilíndrico de 2 cm de diámetro.
Figura 1. Ubicación de los sitios muestreados en el Chaco Semiárido (área en gris). Los
círculos negros corresponden a los sitios muestreados en este estudio y los círculos
blancos a los sitios muestreados en la tesis de Ciuffoli (2013). Las líneas cortadas con
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Análisis de laboratorio
Las muestras correspondientes a los años 2013 y 2014 fueron pesadas en húmedo al
llegar al laboratorio. Luego se les extrajo una alícuota para secar en estufa a 105 °C. La
alícuota fue pesada antes y después del secado. Por diferencia entre el peso seco y el
peso húmedo se estimó el porcentaje de humedad. El suelo restante de las muestras
fue secado en estufa a 30 °C y molido hasta pasar por un tamiz de 2 mm, eliminando el
material vegetal identificable. El peso seco total de cada muestra compuesta se
relacionó al volumen total de suelo recolectado para estimar la densidad aparente (dap)
de cada estrato de suelo (ec. 1).
𝑃𝑠 (ec. 1),
𝑑𝑎𝑝 =
𝜋 𝑟2 ℎ 𝑛
donde dap es la densidad aparente del suelo (g cm-3), Ps es el peso seco total de la
muestra de suelo (g), r es el radio del barreno utilizado (cm), h es el espesor del estrato
de suelo considerado (cm) y n es el número de sub-muestras.
En las muestras del año 2012 se omitió medir la dap. A partir de los datos de las
campañas de los años 2013 y 2014 se encontró una relación entre el tiempo con
agricultura y la dap en los primeros 30 cm (Figura 2). Esta relación se utilizó para
estimar la dap de las muestras del año 2012. Para los primeros 5 cm no se encontró una
relación clara con el tiempo agrícola y, por lo tanto, se utilizó el promedio de dap del
bosque (0,94 Mg m-3) y del lote agrícola (1,05 Mg m-3) para estimar los contenidos de
COS de las muestras del año 2012.
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En el noroeste del CSA (Figura 1) se realizó un estudio con objetivos comunes a este
trabajo (Ciuffoli, 2013) y, por lo tanto, sus resultados fueron incorporados al presente
análisis. En aquel estudiose tomaron muestras de suelo en cinco lotesagrícolas, cada
uno con 2, 3, 16, 19 y 32 años de agrículturacontinua, y 5 bosques remanentes, los
cuales se encontraban contiguos a los lotes agrícolas y seutilizaron como sitios de
referencia. Los estratos de suelo muestreados fueron: 0-5, 5-10, 10-20, 20-30, 30-50,
50-70 y 70-90 cm. Para poder incorporar esta información al presente estudio fue
necesario estimar los contenidos de COS hasta los primeros 100 cm de suelo.Para esto
se asumió que la concentración de COS y la dap del estrato 90-100 cm (estrato no
muestreado) era igual al estrato 70-90 cm.La concentración de COS en la muestras de
Ciuffoli (2013) se determinó por combustión seca con un analizador elemental
automático (Carlo Erba NA 1500 Elemental Analyzer) en el Laboratorio de Isótopos
Estables (DEVIL), de la Universidad de Duke, Estados Unidos. Para corroborar que esta
técnica de laboratorio era comparable a la técnica utilizada en esta tesis, se
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Las comparaciones entre el bosque nativo y los lotes agrícolas se realizaron en masas
equivalentes de suelo, a los fines de evitar sobrestimaciones en situaciones donde la
densidad aparente del suelo hubiera aumentado (Davidson & Ackerman, 1993). Los
lotes agrícolas presentaron una dap mayor que la del bosque nativo, en todas las
situaciones. Por lo tanto, en los lotes agrícolas, el espesor de cada estrato de suelo
muestreado se corrigió utilizando la siguiente ecuación (Solomon et al., 2002; Ciuffoli,
2013):
donde COSf es el contenido de Cde la fracción del COS (Mg ha-1), Pf es el peso de la
fracción del COS, Pt es el peso total de la muestra, %Cf es el porcentaje de C de la
fracción del COS, dap es la densidad aparente del suelo (g cm-3) y Ec es el espesor del
estrato del suelo considerado (cm).
Análisis estadísticos
𝑦 = 𝛼 + 𝛽 ln 𝑥 + 𝜀 (ec. 4),
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𝛼 + 𝛽 (𝑥 − 𝑇𝑐 ) + 𝜀 𝑠𝑖 𝑥 ≤ 𝑇𝑐
𝑦= (ec. 5),
𝛼+𝜀 𝑠𝑖 𝑥 > 𝑇𝑐
Resultados
Los cambios en el COS se asociaron al tiempo con agricultura (Tabla 1). En los
primeros 30 cm de suelo, se produjo un incremento del COT, del COP y del COA
durante los primeros 2-3 años de agricultura. No obstante, períodos agrícolas más
prolongados provocaron rápidas disminuciones de todas las fracciones (Figura 3). En la
condición de 40 años agrícolas continuos, las pérdidas estimadas fueron de 44, 83 y
22% para el COT, el COP y el COA, respectivamente. En los primeros 5 cm de suelo el
comportamiento fue similar, aunque el COT y el COP no se incrementaron en los
primeros años agrícolas y a los 40 años con cultivos, las pérdidas fueron mayores (61,
80 y 34% para el COT, el COP y el COA, respectivamente). El COP fue la fracción más
sensible frente al cambio en el uso del suelo. Luego de cinco años agrícolas, las
pérdidas de COP en los primeros 5 cm del perfil fueron del 41%, mientras que las de
COT para el mismo periodo fueron de sólo 20% (Figura 3). Por el contrario, el COA fue
la fracción menos sensible al cambio en el uso del suelo. El contenido de COA estimado
disminuyó por debajo de los contenidos del bosque recién cuando el tiempo con
agricultura superó los seis años (Figura 3).
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Parámetro α Parámetro β
Fracción Estrato
Error Error R2 Valor p
del COS de suelo Estimado Estimado
estándar estándar
COT 0-5 cm 12,78 7,82 -20,07 2,98 0,71 < 0,0001
COP 0-5 cm -10,54 9,90 -18,89 3,77 0,57 < 0,0001
COA 0-5 cm 32,91 8,61 -18,22 3,28 0,62 < 0,0001
COT 0-30 cm 33,03 6,76 -20,75 2,58 0,77 < 0,0001
COP 0-30 cm 38,28 12,90 -32,91 5,04 0,70 < 0,0001
COA 0-30 cm 29,59 7,40 -14,08 2,89 0,57 0,0001
COT 30-60 cm -10,35 7,74 -9,06 2,94 0,51 0,013
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Figura 3. Cambios a través del tiempo con agricultura respecto al bosque nativo en el
carbono (C) orgánico total (COT), C orgánico particulado (COP) y C orgánico asociado a
la fracción mineral (COA) en dos estratos del perfil de suelo (0-5 y 0-30 cm). Los
círculos negros corresponden a datos propios de este trabajo y los círculos blancos a los
datos de la tesis de Ciuffoli (2013). La línea completa representa el modelo ajustado y la
línea cortada indica la situación sin cambio respecto al bosque.
Por debajo de los 30 cm de suelo, el COT también fue fuertemente afectado por la
agricultura. En los estratos 60-100 y 0-100 cm las pérdidas estimadas hasta el equilibrio
alcanzado con uso agrícola fueron de 46 y 36%, respectivamente (Figura 4, Tabla 2). En
el estrato más profundo del suelo (60-100 cm), se estimó que aquel nuevo equilibrio del
COT se alcanzaría a los 7 años desde la conversión del bosque (Figura 4, Tabla 2). Al
considerar el primer metro del suelo completo, se estimó que el equilibrio se alcanzaría
a los 9 años desde la conversión del bosque a agricultura (Figura 4, Tabla 2).
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Figura 4. Cambios a través del tiempo con agricultura respecto al bosque nativo del
carbono orgánico total (COT) en tres estratos del perfil de suelo (30-60, 60-100 y 0-100
cm). Los círculos negros corresponden a datos propios de este trabajo y los círculos
blancos a los datos de la tesis de Ciuffoli (2013). La línea completa representa el modelo
ajustado y la línea cortada indica la situación sin cambio respecto al bosque.
Discusión
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Conclusiones
Las mediciones de COS en los primeros años agrícolas no reflejaron la tendencia de los
cambios y, por lo tanto, no sería recomendable realizar los muestreos de suelos durante
este tiempo. El reemplazo de bosque por cultivos produjo un fuerte impacto sobre el
COS que se observó en todo el primer metro de suelo. Los inventarios de COS que
consideran únicamente los primeros 30 cm (IPCC, 2006) deberían prestar atención a
esto, ya que no considerar los estratos más profundos en situaciones donde el avance
agrícola ocurre sobre bosques, implica una gran pérdida de información y
probablemente una subestimación de las emisiones de CO2.
Agradecimientos
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Introducción
Si bien los suelos bajo sistemas de no labranza ofrecen una mayor capacidad portante
(Domínguez et al., 2000) que reduce los procesos de compactación por el tránsito de
vehículos, la ausencia de labranzas implica que no existan acciones que permitan
atemperar sus efectos, principalmente a nivel subsuperficial, por lo cual se convierte en
un proceso acumulativo (Claverie & Balbuena, 2005).
El proceso de compactación del suelo es una de las formas de degradación física más
comunes que se presenta mediante la densificación y reducción de la porosidad,
asociado con cambios en su estructura y, generalmente, un aumento de la resistencia
mecánica y reducción en la conductividad hidráulica. Esto ocasiona un ambiente poco
propicio para el desarrollo y crecimiento radical, una reducción de la infiltración y por lo
tanto un aumento del escurrimiento superficial y de las posibilidades de erosión (Raper
& Mac Kirby, 2006), reducción del agua y oxígeno disponibles, y disminución de la
movilidad de los mismos en el perfil de suelo (Koostra & Stombaugh, 2003). Los
procesos naturales de recuperación de los suelos compactados, tales como ciclos de
humectación-desecación, congelamiento-descongelamiento, actividad biológica,
generación de poros por acción de raíces, incorporación de materia orgánica por
rotación de cultivos, no son suficientes (Jorajuría, 2005), debido a los ciclos productivos
consecutivos a los cuales son sometidos los suelos.
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Una característica es el ángulo de ataque de las rejas, que se define como el formado
por la inclinación de la reja con respecto a la horizontal en la dirección de avance.
Según Payne & Tanner (1959) con valores de hasta 45° el suelo provee una
componente vertical que contribuye a la penetración de los órganos activos, cuyo
sentido se invierte para mayores angulaciones.
Raper (2005) trabajó con montantes angulados rectos (AR) y angulados curvos (AC)
sobre suelos franco-arenosos y franco-arcillosos, a una velocidad de 0,45 m.s-1 y 0,33 m
de profundidad. Las variables medidas fueron área roturada (AT), esfuerzo de tiro (ET),
área de elevación (AE) y la variable calculada RE. Los resultados obtenidos de ET,
sobre el suelo franco-arcilloso para el AR y AC, fueron cercanos a 10,15 kN y de 9,65
kN respectivamente, sin diferencias significativas entre si. En RE los valores hallados
fueron de 0,98 kN.dm-2 para el AR y 0,89 kN.dm-2 para el AC, sin diferencias
significativas, como así también para el AE, con 3,6.10-2 m2 para el AR y 4.10-2 m2 para
el AC. Esta última variable evalúa la condición superficial del suelo luego del pasaje del
descompactador, relacionada a la elevación de la cota del terreno y la modificación del
relieve generada por la labor.
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del suelo perturbada puede por un lado mejorar los aspectos vinculados a la condición
física del suelo para la implantación del cultivo, pero también afectar severamente el
desempeño de la máquina sembradora, en relación a la uniformidad de labor en lo
concerniente a profundidad de siembra.
Con estos mismos diseños de montantes, AR y AC, Simoes et al. (2009) evaluaron sus
prestaciones en lo que respecta a ET. El ensayo se llevó a cabo en un suelo areno-
arcilloso. La velocidad de desplazamiento fue de 1,12 m.s-1, la profundidad de 0,38 m, y
los resultados fueron de unos 6,9 kN.montante-1 para el AR y unos 7,9 kN.montante-1
para el AC.
Karlen et al. (1991) en un ensayo, determinaron el ET requerido por AR, sobre un suelo
areno-limoso con un 9% de contenido de humedad promedio, a 0,83 m.s-1 de velocidad
de avance y a una profundidad real de 0,30 m. Se utilizaron dos montantes dispuestos
en forma convergente hacia el centro sobre el bastidor. El ET rondó en unos 9,65
kN.montante-1.
En lo concerniente a AE, Raper (2005) explica que aunque los montantes angulados
laterales requieren algo más de ET con respecto a los montantes de diseño recto, los
primeros son mayoritariamente usados por la escasa disturbación superficial de suelo. A
su vez Riley & Fielke (1990), destacan que la presencia de una cuchilla que asiste en el
corte del rastrojo por delante de la línea del montante de un descompactador genera un
canal en el suelo adonde tienden las fracturas del proceso de roturación y como
consecuencia el suelo es elevado en menor medida en comparación con la ausencia de
la cuchilla. En la misma temática Fielke & O´Driscoll (1986), concluyen que el área de
elevación se ve reducida por la presencia de cuchillas que asisten en el corte de
rastrojo. Balbuena et al. (1997) estudiaron el efecto de las cuchillas sobre los patrones
de roturación y la energía requerida de la labor de escarificación, encontrando que la
presencia de cuchillas disminuye tanto el ET como el AT generada por
descompactadores de arcos rígidos.
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Reeder et al. (1993) trabajando con AR, sobre suelos franco arcillo limosos, a una
profundidad de 0,28 m y a 1,94 m.s-1 aproximadamente, obtuvieron 4,31 kN de ET por
montante. Del mismo modo, con cuatro montantes de igual diseño dispuestos en forma
de flecha y convergentes hacia el centro, sobre un suelo Paleustol Petrocálcico con un
promedio de humedad de 18,37 %, a una profundidad 0,26 m y velocidad de 1 m.s-1,
Vallejos et al. (2010) encontraron 4,61 kN de ET por montante. Asimismo, cuantificaron
48.10-2 m2 de AT y a partir de estas obtuvieron una RE de 0,38 kN.dm-2.
Balbuena et al. (2003) trabajaron con AC, en forma convergente por pares y en forma
convergente en conjunto hacia el centro, sobre un Argiudol típico, franco arcilloso, a una
PT de 0,35 m y con una velocidad teórica de 2,1 m.s-1. Informaron que la menor RE, se
produjo con una D / PT de 1,528. Los resultados antes mencionados se dieron para una
distancia entre rejas de 0,54 m y una profundidad de labranza de 0,35 m. Estos mismos
autores determinaron que el ET, con la configuración convergente por pares, con una D
de 0,34 m, fue de 9,05 kN por montante, y la RE de 0,857 kN.dm -2. También se
desprende de los datos, que el ET y AT variaron para las distintas configuraciones, pese
a que no se registraron diferencias en la RE. Lo mismo podría asociarse a diferencias
en los procesos de interacción, según se trabaje en simultáneo o en forma progresiva
(mismo plano de acción o distinto plano de acción respectivamente).
Por otra parte, se han desarrollado equipos comerciales en los cuales para la
configuración por pares, los órganos activos trabajan desplazados unos con otros en el
sentido de avance, cambiando las características del proceso de interacción. Ello
implica que puedan modificarse los parámetros de prestación tractiva, pero no se
encuentran antecedentes científicos que justifiquen los diseños.
Por lo expuesto, son escasos los estudios comparativos entre distintos diseños y
configuraciones de los descompactadores de montantes AC y AR, en aspectos
vinculados a los parámetros de prestación tractiva y la eficiencia de reducción de la
compactación del suelo.
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Materiales y Métodos
Se utilizó un tractor de tracción asistida (FWA), de 73,5 kW con un peso total de 44,9 kN
y un bastidor de arrastre, sobre el que se acoplaron los distintos órganos activos y
cuchillas lisas de 0,4 m de diámetro, a una PT de 0,06 m en la línea de cada montante.
Se transitó a una velocidad teórica de 2 m/s, iniciando el trabajo 15 m antes del
comienzo de las parcelas para recorrerlas a la misma velocidad y profundidad.
Por último, el AE se evaluó con el mismo perfilómetro, previo a la remoción del suelo
trabajado (Foto 1, Foto 2), colocando el perfilómetro en forma transversal al pasaje del
implemento. Se estableció la superficie del suelo como referencia, y en gabinete se
determinaron las AE a través del CorelDraw X3 y CobCal 2 Versión 2.1.
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Área de Elevación
Raper (2005) menciona que los descompactadores angulados requieren un poco más
ET que los rectos pero son utilizados porque dejan la superficie del terreno poco
disturbada. En este sentido, calcula un índice de resistencia específica de elevación,
sugiriendo que resulta conveniente que el mismo sea lo más bajo posible, ya que se
trata de reducir los ET y la disturbación superficial. En este caso, según dicho autor y
teniendo en cuenta el AE, el subtratamiento más eficiente sería ARDPA puesto que es
el que produjo la menor AE y el menos eficiente ARMPA que produjo la mayor. Estas
diferencias, pueden en forma relativa ser mayores si se toma en consideración el
distanciamiento efectivo entre montantes, el cual es claramente diferente entre los AR y
los AC. En los AR la distancia entre montantes es de 0,6 m, mientras que en los AC es
de 0,7 m. Por lo tanto, si se toma como parámetro la elevación media de la cota del
suelo, en el AT entre montantes, se aumentará la supuesta ineficiencia de ARMPA y
disminuirán en forma relativa las diferencias entre ACMPA y ARDPA. Los valores
medios calculados son de 0,05 m para los ARMPA, 0,04 m para ACDPA, 0,034 m para
ACMPA y 0,033 m para ARDPA. Esta valoración de mayor eficiencia cuanto menor es la
elevación del terreno, también encuentra sustento en lo expresado por Spoor et al.
(2003) quien recomienda que el trabajo mecánico de descompactación debe estar
limitado a disminuir la compactación sin dejar al suelo más susceptible a futuras
compactaciones. En este sentido, cuanto menor es el grado de elevación, menor sería
la remoción del suelo y mayor la capacidad portante, si es que efectivamente se logra
fisurar sin roturar, lo cual respondería en parte al diseño del montante angulado, su
ángulo lateral o su radio de curvatura. Por otra parte, esa diferencia de separación entre
montantes aumenta la distancia entre las irregularidades sistemáticas que dejan los
montantes sobre el suelo, como consecuencia de su trabajo, además de las
irregularidades aleatorias.
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observar que los sectores cercanos a los montantes es donde se producen, en forma
relativa, las mayores variaciones, producto de desplazamientos laterales de los
agregados. Raper (2005) recalca que pese a que los AR deberían trabajar hacia un solo
lado, producto de la inclinación del sector angulado lateral, a nivel de los estratos
superficiales se produce roturación a ambos lados del mismo, aumentando la elevación
de la cota del suelo y la irregularidad superficial. A diferencia de ello, los distintos
tratamientos y subtratamientos evaluados no generaron importantes efectos laterales en
el sector externo al delimitado por los pares de montantes. Estas diferencias con los
resultados de Raper (2005) pueden ser explicadas por la incorporación de cuchillas
circulares por delante de las líneas de los montantes que asisten en el corte del rastrojo,
las cuales generan también un corte en el suelo hacia donde tienden los planos de
fractura, disminuyendo su resistencia al pasaje del órgano activo, ocasionando una
mayor homogeneidad en el AE, producto del corte de los residuos vegetales, formando
un canal por donde el montante se desplaza sin inconvenientes (Riley & Fielke, 1990)
facilitando el movimiento del suelo y reduciendo la elevación (Fielke & O´Driscoll, 1986).
Sería conveniente, con el objeto de aumentar estos efectos, que las cuchillas de corte
de residuos fuesen corrugadas y no lisas, pero dicha modificación aumentaría la RP de
las cuchillas en particular y el equipo en general. A su vez en la preparación del
implemento es importante la disposición de los montantes sobre el mismo.
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respectivas. Los resultados muestran esa prescripción, solo variando el ARMPA que fue
el que más AE manifestó. Esto significa que aunque no se encontró significancia entre
los subtratamientos para cada tratamiento, el diseño del montante, el trabajo en
conjunto y su disposición en el bastidor tienen algún efecto sobre el AE. Raper (2005) a
una PT de 0,33 m encontró valores de 3,6.10-2 m2 y 4.10-2 m2 para el AR y AC
respectivamente, que son alrededor del doble de los encontrados en este ensayo, lo
cual puede en parte ser explicado nuevamente por la ausencia de cuchillas de corte de
residuos y consecuente roturación del suelo y elevación del mismo hacia el costado
contrario al del sector angulado interno, y de la mayor PT.
Para los diseños de montantes con menor distancia entre la parte recta del montante y
la reja es diferente su comportamiento si se encuentran en el MPA o en DPA. En la
primera situación, una determinada superficie de suelo debe atravesar al mismo tiempo
entre los dos montantes, ocasionando una mayor AE. Esto puede explicarse a partir de
2 efectos principales. Por un lado, al trabajar los montantes en MPA , las tensiones
producidas hacia delante, hacia arriba y hacia el centro, resultan contrapuestas entre sí,
por lo cual el volumen de suelo movilizado tendería a desplazarse en mayor medida
hacia arriba, ya que es el lugar por donde pueden liberarse las mismas, lo cual podría
ocasionar también una mayor irregularidad. Ese desplazamiento de mayor magnitud
facilitaría un cambio en la posición de los agregados del terreno y por lo tanto un
aumento del espacio poroso. En cambio en DPA, la superficie de suelo labrada entre
ellos es atravesada en diferente momento, dando la posibilidad de que el suelo se
desplace en forma lateral, disminuyendo como consecuencia su elevación. El otro efecto
que también influye es que las rejas dispuestas sobre los sectores angulados y rectos o
curvos del montante, determinan una mayor AT que la existente entre los montantes.
Esto implica que para que el suelo pueda atravesar esa ventana de forma de trapecio
invertido, el mismo debería compactarse o inevitablemente elevarse. En los AC, las AE
tuvieron una diferencia contraria y menor a la de los AR. Dicha variación puede
explicarse por las características de diseño de los montantes y como se dijo
anteriormente por su mayor distancia entre los mismos. Los AC presentan en el sector
cercano a la reja un radio de curvatura amplio, el cual determina que las tensiones
provocadas por los mismos sobre el suelo, no tiendan a contraponerse entre sí,
produciendo una elevación y pasaje del suelo sobre el montante, con menores
dificultades y mayores posibilidades de dejar un suelo con mayor capacidad portante. A
la vez, la disposición de las rejas, con el bisel parcialmente hacia adentro, serían las
eventuales responsables del fracturamiento entre los montantes, en profundidad, sin
que la tensión que se produce sobre el suelo tienda a moverlo con intensidad en el
sector medio del AT. La sección del suelo instantáneamente sometida a la labranza
resulta compleja y el grado de elevación depende fuertemente del ángulo de ataque que
se ajuste para el montante.
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Esfuerzo de Tracción
Los resultados de ET, algo mayores para AC, posiblemente se deban a su mayor PT
efectiva, mientras que en lo que respecta a los subtratamientos, el resultado fue
prácticamente el mismo. La ausencia de diferencias de ET entre las disposiciones, pudo
deberse a que la distancia entre los planos de acción fue excesiva para ambos diseños
ocasionando nula interacción entre montantes. Estas distancias fueron resultado de los
lugares donde el bastidor utilizado permitió la colocación de los montantes. A su vez,
aunque con diferencias mínimas, los mayores valores fueron para la disposición DPA,
tanto para AR como AC.
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corresponden con los determinados por Kichler et al. (2007), Reeder et al. (1993) y
Karlen et al. (1991), aunque son mayores a los determinados por Vallejos et al. (2010),
posiblemente por la mayor velocidad de desplazamiento utilizada en este ensayo. Para
este mismo tratamiento Simoes et al. (2009), determinaron ET superiores, alrededor de
1 kN más por montante, potencialmente, como consecuencia de la PT (0,38 m).
Técnicamente, el motor del tractor debería trabajar en la zona de acción del regulador,
adecuando el nivel de carga, a través de la selección de marchas, en función de los
valores medios demandados y de la elasticidad del motor. Los desvíos con respecto al
promedio resultaron de 1,55 kN y 1,78 kN para ARDPA y ARMPA, y 1,70 kN y 1,34 kN
para ACDPA y ACMPA respectivamente. El mayor coeficiente de variación del ET lo
tuvo el ARMPA, con un 15,27%, seguido por el de ACDPA con 13,99%, mientras que
los menores fueron para el ACMPA con un 11%. A nivel de variaciones con respecto al
valor medio, los registros de ARMPA alcanzan en un espacio de 8 m valores máximos
de ET comprendidos entre 20% y 37,4%. Esto reafirma la necesidad de contar con
tractores con motores elásticos y no cargar a los mismos a niveles cercanos al par
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motor nominal. Por otra parte, teniendo en cuenta los valores medios de ET y la
distancia entre montantes, se requieren al menos 3 pares de arcos para cubrir la
distancia entre caras externas de las cubiertas del tractor y un peso adherente de al
menos 70,56 a 88,2 kN para poder trabajar con niveles de patinamiento que no sean
elevados, si se estiman valores de coeficiente de tracción de 0,4 a 0,5.
Resistencia Específica
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Los valores de RE se encontraron dentro del rango informado para este tipo de
implemento en los antecedentes científicos relevados. Los correspondientes a los AR
superaron la unidad mientras que los de los AC fueron inferiores a la misma, siendo los
primeros entre un 23% y 31% mayores. Los resultados fueron para ACMPA un poco
mayores a los encontrados por Balbuena et al. (2003), para arcos del mismo diseño,
quienes determinaron para el trabajo en MPA 0,857 kN.dm-2, 0,842 kN.dm-2 y 0,728
kN.dm-2 y 0,63 kN.dm-2 con relaciones d/p de 1, 1,25, 1,54 y 2,5 respectivamente. En
ese caso, la RE disminuyó en la medida en que se aumentó la distancia entre arcos
para una misma PT, lo cual puede atribuirse a los menores contenidos de humedad que
fueron para el perfil trabajado por el implemento, del orden del 20%. También fueron
similares los valores a los reportados por Raper (2005) para los AC. Estos tuvieron los
menores valores, cercanos a 0,897 kN.dm-2, pero no tuvieron diferencias significativas
con respecto a uno de los dos diseños de AR evaluados, explicando lo mismo, por la
diferencia de diseño en la longitud y el ángulo lateral del montante, lo cual afirma la
hipótesis que el diseño del montante incide sobre la eficiencia energética de la labor.
Las diferencias no significativas en RE, entre el AC y el AR con 45º de ángulo lateral
pueden asignarse a cuestiones de variabilidad en los ET y AT, pese a las condiciones
de homogeneidad del canal de suelo ya que las mismas superaron el 10%, En parte,
puede haber incidido la ausencia de interacción de arcos en MPA, ya que la evaluación
se efectuó sobre un solo órgano activo.
Para el caso de los AR, los valores hallados son superiores a los determinados por
Raper (2005) para los de 45º del montante lateral y algo más cercanos a los del AR de
menor desarrollo. También fueron superiores a los informados por Claverie et al. (1998),
para los mismos arcos, en un suelo similar, para relaciones de distancia entre rejas y PT
cercanas a 1,4. En cambio, fueron semejantes a los alcanzados por los menores
distanciamientos, más ineficientes, con relaciones cercanas a 1,05.
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En relación con el trabajo de Vallejos et al. (2010), los valores medios fueron superiores
en más de un 100% como consecuencia de que el AT por montante en el ensayo de
estos autores fue más del doble. Esto puede deberse, en parte, a que el contenido de
humedad durante el ensayo fue alrededor de un 10% inferior, hasta los 0,40 m de
profundidad, sumado a que el suelo del ensayo fue un Paleustol Petrocálcico (Soil
Taxonomy, 1999), con textura franco-arenosa y la velocidad media de avance de 1 m s-1
(alrededor de la mitad de la velocidad utilizada en este ensayo). Raper (2005) también
muestra diferencias en la RE para suelos de textura arcillosa y arenosa, en ensayos
sobre canales edafométricos, donde el principal factor de variación entre los mismos fue
el ET y no el AT, principalmente para los AR.
Conclusiones
Figuras y Fotos
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1
EEA INTA Pergamino. *ruta 32 km 4.5, Pergamino, Buenos Aires, Argentina, CP 2700,
054-02477439069.
*[email protected]
Resumen
Introducción
1
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limosa de los horizontes superficiales del suelo explican en gran parte la existencia de
compactación superficial y subsuperficial en el suelo. Este es un proceso de
densificación y distorsión en el que se reducen la porosidad y permeabilidad, aumenta la
resistencia, la estructura se destruye en parte y se producen otros cambios en el
comportamiento del suelo (Soane & Van Ouwerkerk, 1995).
Materiales y Métodos
2
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El equipo escarificador estaba conformado por cuatro montantes curvos de lámina curva
y rejas (ancho: 0,07 m y ángulo 30˚) sin ala, dispuestos en forma convergente al centro
del equipo, con distancia entre órganos activos de 0,5 m. Dado que el tipo de
perturbación del equipo sobre el suelo está influenciado por la humedad edáfica y la
equidistancia entre púas, la labor, por única vez, fue realizada en estado friable de suelo
con una distancia entre púas no mayor a 1,5 veces la profundidad de trabajo. La
velocidad de avance del equipo fue de 3,5 km hˉ¹, alcanzándose una profundidad de
trabajo comprendida en el rango de 32 a 35 cm.
Tabla 1: Manejo agronómico del cultivo de sorgo, soja, trigo y soja de 2da.
da
Sorgo Soja Trigo Soja 2
Híbrido / Variedad Pampa DM 5048 (RR) Baguette 11 N 5009
Fecha de siembra 10-12-2009 9-12-2010 4-7-2011 13-1-2012
Densidad de siembra 38.000 300.000 3.100.000 350.000
-1 -1 -1 -1
Semillas ha Semillas ha Semillas ha Semillas ha
Prof. de siembra 0.02 m 0.03 m 0.02 m 0.03 m
Dist. entre surcos 0.32 m 0.525 m 0.175 m 0.175 m
-1 -1 -1
Fertilización (siembra) 110 kg ha 80 kg ha 120 kg ha -
(7-40-0-6) (0-11.6-0-4.8) (7-40-0-5)
-1 -1
Fertilización 300 kg ha - 160 kg ha -
(46-0-0-0)(2*) (46-0-0-0)(25*)
Fecha de cosecha 29-4-2010 20-4-2011 4-12-2011 2-6-2012
(*) Estado de crecimiento según escala fenológica del cultivo
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Resultados
Tabla 1: Rendimiento en granos de los cultivos sorgo, soja, trigo y soja 2da en los
tratamientos testigo (T) y escarificado (E).
da
Tratamientos Sorgo Soja Trigo Soja 2
-2 -2 -2 -2
gm gm gm gm
(1)
T 783.7 a 353.7 a 417.8 231.8
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El cociente entre los valores de RP de los tratamientos (E/T) en enero de 2010 fue 0.78,
0.34, 0.29 y 0,62 en los rangos de profundidad 0-10,10-20, 20-30 y 30-40 cm
respectivamente (Figura 2).
5
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Discusión
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Otros experimentos agrícolas son necesarios para corroborar los efectos residuales del
escarificado de suelo bajo distintas secuencias de cultivos y condiciones climáticas ante
suelos de textura limosa.
Conclusiones
Bibliografía
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1
CONICET, Universidad Nacional del Sur, Argentina; 2 CERZOS (UNS-CONICET)
Departamento de Agronomía, Universidad Nacional del Sur, Argentina; 3 Comisión de
Investigaciones Científicas, Provincia de Buenos Aires, Argentina. *San Andrés 800-
Bahía Blanca, Buenos Aires, Argentina.
* [email protected].
Resumen
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Introducción
El uso de la tierra para fines agrícolas es una de las principales causas de degradación
del suelo, y por lo tanto existe un gran interés en la cuantificación de la pérdida de
calidad del suelo (CS) generada por el manejo agrícola (Lal et al., 1998). Entre las
diferentes prácticas agrícolas, la agricultura conservacionista preserva la estructura del
suelo, la productividad y la biodiversidad a través de tres principios básicos: labranza
mínima o siembra directa (SD), cultivos de cobertura y rotación de cultivos (ECAF,
1999).El incremento de la presión de uso de las tierras a nivel mundial aumenta la
magnitud e intensidad de los procesos de deterioro y los desequilibrios de los
agroecosistemas. En la Región Pampeana este efecto se acentuó por una disminución
de la superficie cubierta con praderas semipermanentes y crecimiento de las áreas
dedicadas a las secuencias agrícolas anuales donde predomina el cultivo de soja
(Glycinemax [L.] Merr.) sobre todo como una única cosecha anual. Dichos cambios
provocan notables alteraciones en la dinámica del carbono orgánico total del suelo
(COT), lo cual puede repercutir negativamente sobre la CS (Raiesi, 2006). En esta
región se ha perdido alrededor de un tercio del contenido de COT debido al proceso de
agriculturización (Álvarez, 2005). Debido a la necesidad revertir los procesos de
deterioro, conocer y mantener la CS, surgió la necesidad de certificar el proceso
productivo a fin de promover las buenas prácticas agrícolas. Uno de estos esfuerzos se
llevó a cabo con AAPRESID en conjunto con el proyecto BIOSPAS (Wall, 2011) en
donde se evaluó la calidad física, química y biológicas de los suelos en campos
particulares de producción los cuales responden o no a los criterios definidos por el
Programa de Certificación de Buenas Prácticas (http://www.aapresid.org.ar/ac/buenas-
practicas-agricolas). En este contexto, la evaluación del COT es de crucial importancia
debido a sus efectos significativos sobre las propiedades física, químicas y biológicas
del suelo, influyendo así en la CS (Haynes, 2005). Por lo tanto, el mantenimiento del
COT es necesario para la sostenibilidad de los agroecosistemas.
El COT está compuesto de varias fracciones, que difieren en sus propiedades físico-
químicas y por tanto su grado de estabilización y ciclado en el tiempo. Para estimar el
efecto de las prácticas de manejo o usos del suelo sobre el COT, es crucial cuantificar y
comprender la sensibilidad de las diferentes fracciones orgánicas a tal disturbio (Martin
et al., 1990). En el corto plazo, las fracciones orgánicas asociadas a la fracción arena
muestran alteraciones resultantes de los cambios en las prácticas de manejo (von
Lützow et al., 2007). Existen fracciones orgánicas lábiles como el carbono orgánico
particulado (COP, entre 53-
más rápidamente que el COT a los cambios producidos por diferentes manejos del
suelo (Duval et al., 2013). Sin embargo, la tasa de recambio de estas fracciones varía
continuamente (Graham et al., 2002). Por lo tanto, además de los efectos causados por
los diferentes usos y manejos del suelo, existen otros factores como las condiciones
2
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climáticas y momento de muestreo que también pueden afectar las fracciones orgánicas
más lábiles (Galantini & Rosell, 2006).
En general, los efectos a largo plazo de las prácticas de manejo del suelo sobre la
evolución de la CS han estado estrechamente relacionada con el contenido de COT
(Roldán et al., 2005), mientras que los efectos a corto plazo, las fracciones más lábiles
del COT son más útiles para su detección (Duval et al., 2013). A su vez, los cambios en
el corto plazo son complejos y dependen también de las condiciones del suelo, tales
como la textura del suelo, el clima, sistema de cultivo y el tipo de residuo, así como el
manejo actual (Paustian et al., 1997). Este trabajo tiene por objetivo cuantificar el efecto
de los diferentes factores de variación (Tratamiento, Sitio y Época) sobre el COT y las
diferentes fracciones que lo componen sobre dos prácticas agrícolas contrastantes y su
comparación con una situación de referencia.
Materiales y Métodos
Sitios
Se seleccionaron cuatro sitios de estudio con historia documentada bajo SD (más de 5
años) ubicados en la Región Pampeana con diferentes condiciones climáticas y edáficas
(Tabla 1). Los sitios de estudio se encuentran en Bengolea (Córdoba, latitud 33º01'32,9"
S, longitud 63º37'36,4" W), Monte Buey (Córdoba, latitud 32º58'17,0" S, longitud
62º27'02,4" W), Pergamino (Buenos Aires, latitud 33º56'42,6" S, longitud 60º33'35,6"
WO) y Viale (Entre Ríos, latitud, 31º52'42,2" S Longitud 59º41'16,2" WO).
3
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Tabla 1: Características de los suelos (0-20 cm) en los diferentes sitios y tratamientos al
inicio del muestreo.
Sitios Bengolea Monte Buey Pergamino Viale
TMA (°C) 17 17 16 18
-
PMA (mm año
1 870 910 1000 1160
)
Subhúmedo Subhúmedo Húmedo
Clima Húmedo templado
templado templado templado
Clasificación HaplustolEntico Argiudol Típico Argiudol Típico Hapludert Típico
Arena (g kg-1) 575 191 181 27
-1
Limo (g kg ) 295 575 605 572
Arcilla (g kg-1) 130 234 215 401
Franco Franco arcillo
Textura Franco limoso Franco limoso
arenoso limosa
TMA: Temperatura media anual; PMA: Precipitación media anual.
Tratamientos
En cada uno de los sitios seleccionados se definieron tres tratamientos: ''Buenas
Prácticas Agrícolas'' (BP), manejo agrícola sostenible bajo SD, con rotación intensiva de
cultivos de invierno, trigo (Triticum aestivum L.) y cebada (Hordeum vulgare) y de
verano, soja (Glycine max [L.] Merr.), maíz (Zea mays L.) o sorgo (Sorghum bicolor L.
Moench) y, en ciertas ocasiones, incluyendo cultivos de cobertura, como vicia (Vicia
sativa L.) y triticale (Triticum aestivum). La reposición de nutrientes se realiza en base a
las necesidades de los cultivos, minimizando el uso de agroquímicos (herbicidas,
insecticidas y fungicidas) (Tabla 2); “Malas Prácticas Agrícolas” (MP), manejo agrícola
no sostenible bajo SD con mínima rotación o monocultivo de soja (Glycine max [L.]
Merr.), mínima reposición de nutrientes y alto uso de agroquímicos (herbicidas,
insecticidas y fungicidas) (Tabla 2) y “Ambiente Natural” (AN), situaciones sin uso
antrópico como referencia, se seleccionaron pastizales naturales, cerca de las parcelas
cultivadas (menos de 5 km), donde se hayan alcanzado los equilibrios entre las
diferentes fracciones orgánicas por ello, los sectores seleccionados presentaban más de
30 años sin ningún tipo de disturbio.
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Muestreo y análisis
En cada sitio, las muestras de suelo (tres repeticiones) fueron recolectadas durante dos
años (2010 y 2011) en los meses de Febrero y Septiembre (factor Época) en los
manejos agrícolas (BP y MP) y los ambientes naturales (AN) (factor Tratamiento). En
cada situación, los tres puntos de muestreo (réplicas), representadas por tres
submuestras, se localizaron mediante GPS para los muestreos subsiguientes. Se
extrajeron muestras sin disturbar de 0-5, 5-10, 10-15 y 15-20 cm de profundidad
mediante cilindros de acero de volumen conocido (90,5 cm-3). Para la comparación entre
tratamientos se consideró la profundidad de 0-20 cm, a través del promedio ponderado
de los resultados de cada una de las variables obtenidas para las profundidades
muestreadas. Sobre las muestras secas al aire y tamizadas por 2 mm, se determinó:
carbono orgánico total del suelo (COT) por combustión seca (LECO Analizador de
carbono), N total (Nt) mediante semimicroKjeldhal, (Bremner, 1996), carbohidratos
totales (CHt) (Puget et al., 1999), carbono orgánico particulado fino, grueso y asociado a
la fracción mineral (COPf, COPg y COM, respectivamente) (Duval et al., 2013).En este
estudio, los contenidos de COT y sus fracciones en los diferentes tratamientos fueron
calculados basados en masas de suelo equivalentes (Ellert & Bettany, 1995; Toledo et
al., 2013), utilizando una masa de suelo de 2350 Mg como tratamiento de referencia
(Duval et al., 2013).
Sobre las muestras sin disturbar se determinaron las siguiente propiedades físicas
densidad aparente (DA) y porosidad total (PT)(Blake & Hartge, 1986), macroporos
grandes (MPg) (Kay & VandenBygaart, 2002) y textura por el método de la pipeta (Gee &
Bauder, 1986).
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Teniendo en cuenta que los indicadores de calidad de suelos (químicos y físicos) más
sensibles para detectar los cambios debido al manejo, también pueden ser sensibles a
las variaciones meteorológicas, edáficas, topográficas y/o estacionales, puede ser mejor
aplicar índices vinculados al funcionamiento del sistema (índices funcionales): el índice
de reserva de carbono (IRC) se calculó según lo desarrollado por Blair et al. (1995):
COTrat ( -2 cm)
C CO ef ( -2 cm)
donde COTrat= carbono orgánico del suelo (total o fracción) en los tratamientos agrícolas
(BP y MP) y CORef= carbono orgánico del suelo (total o fracción) de referencia (AN).
Este índice se calculó para comparar la magnitud de los cambios en las diferentes
épocas de muestreo sobre las diferentes fracciones orgánicas.
Se calculó el índice de rotación (IR), en función del número de meses con cultivo en
relación con el número total de meses, por ejemplo AN=12/12 (Sasal et al., 2010).
Información de las secuencias de cultivo se obtuvo de los registros por parte de los
productores durante un período de 10 años, anterior al momento de los muestreos de
suelo.
Análisis estadístico
Los efectos del uso del suelo (AN, BP y MP), los sitios (Bengolea, Monte Buey,
Pergamino y Viale) y la época de muestreo (verano y primavera) sobre las variables
determinadas, fueron evaluados mediante ANOVA, utilizando un diseño de bloques
(réplicas) completos al azar. Se utilizaron diferencias mínimas significativas (DMS) para
detectar diferencias entre las medias. En el caso de no hallar interacción entre factores,
los sitios de muestreo fueron tratados como replicas (efectos aleatorios) y los diferentes
usos del suelo como los tratamientos (efectos fijos). Se realizó análisis de componentes
principales (ACP) para resumir las características químicas, físicas e índices asociados
de los suelos estudiados y para interpretar las asociaciones entre las variables edáficas.
Todos los análisis estadísticos se realizaron con un nivel de significación de p <0,05
mediante software estadístico INFOSTAT (Di Rienzo et al., 2013).
Resultados y Discusión
El análisis de los resultados sobre los tres factores de variación mostró efectos
significativos, principalmente por los sitios y tratamientos. Si consideramos la fuente de
variación temporal (Época), los CHt fue la única fracción orgánica que presentó efectos
significativos por esta variable (Tabla 3). En todas las fracciones orgánicas se observó
interacción significativa entre los sitios y tratamientos, por lo tanto, todos los resultados
se evaluaron en cada sitio individualmente.
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En el caso del COT y del COM, no se encontró un efecto diferencial de los Tratamientos
por Época de muestreo (interacción no significativa), por lo tanto estas fracciones se
analizaron en conjunto (promedio de fechas). En promedio, para las cuatro fechas de
muestreo, en todos los sitios, los contenidos de COT mostraron diferencias
estadísticamente significativas entre AN y MP, donde los suelos bajo AN presentaron
entre 7 y 24 Mg más de COT en 2350 Mg de suelo (Tabla 4). Diferencias significativas
también fueron evidentes entre AN y BP únicamente para Pergamino y Monte Buey con
14 y 19 Mg más de COT en AN, respectivamente (Tabla 4). Entre tratamientos
agrícolas, los contenidos de COT fueron menores en MP que en BP (p <0,05), en tres
de los cuatro sitios (Tabla 4). La variabilidad temporal a corto plazo del COT fue baja
(CV 3-10%) en general, los contenidos de COT permanecieron casi constantes entre
épocas de muestreo.El COM, al igual que el COT, presentó diferencias entre AN y MP
en Monte Buey y Pergamino, sin diferencias en Bengolea y Viale, mientras que BP
presentó mayor contenido de COM en Viale, menor en Monte Buey y Pergamino y sin
diferencias significativas en Bengolea (Tabla 4). La variabilidad temporal del COM fue
similar a la del COT (CV 4-16%), por lo tanto contenidos de COM permanecen casi
constante entre épocas (Tabla 4).
Tabla 3: Efecto de los tratamientos, sitios y momento de muestreo sobre los contenidos
de COT y sus fracciones en 2350 Mg de suelo.
Fracciones orgánicas
Factor de variación
COT COM COPg COPf CHt
Tratamiento *** *** *** *** ***
Sitio *** *** *** *** ***
Época ns ns ns ns ***
Sitio*Tratamiento *** *** * * *
Sitio*Época ns ns ** ns ns
Tratamiento*Época ns ns ** ns ns
Sitio*Tratamiento*Época ns ns ns * ns
(***), (**), (*) y ns indican efectos significativos al 0,05; 0,01; 0,001 y no significativo,
respectivamente.
La comparación de los cambios del uso del suelo, mediante el índice de reserva de
carbono (IRC), reflejó que los niveles de COT en los tratamientos agrícolas se
encontraron por debajo de AN (IRC=100), donde MP presentó contenidos de COT entre
60 y 80% del determinado en AN para todos los sitios, mientras que en BP fueron del
70% en Monte Buey y Pergamino, encontrándose valores similares o superiores al AN
en Bengolea y Viale (Figura 1a). El IRC para el COM, al igual que en el COT, presentó
disminuciones en MP, pero menos marcadas, y en BP únicamente se observaron
contenidos inferiores a AN en Monte Buey y Pergamino (Figura 1b). Para el COT, se
observaron diferencias altamente significativas (p <0,001) en el IRC entre BP y MP en
Bengolea, Monte Buey y Viale, sin diferencias significativas en Pergamino (Figura 1a).
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a) b)
Figura 1: Comparación de los efectos de los tratamientos agrícolas a través del índice
de reserva de carbono (IRC) para carbono orgánico total (COT) (a) y carbono orgánico
asociado a la fracción mineral (COM) (b) en 2350 Mg de suelo.
Las barras representan los errores estándar. Para cada sitio, (***), (**), (*) y ns indican
diferencias significativas (p <0,001), (p <0,01), (p <0,05) y no significativas, respectivamente
entre tratamientos. Buenas prácticas (gris); Malas prácticas (negro).
Fracciones orgánicas
En Bengolea se observaron efectos significativos de los Tratamientos y Época de
muestreo sobre el COPg, mientras que únicamente se observó efecto de los
Tratamientos sobre el COPf. El COPg presentó diferencias significativas tanto entre usos
del suelo (AN vs manejos agrícolas) como entre manejos (BP vs MP) en verano,
mientras en primavera desaparecen las diferencias entre AN y BP (Tabla 5). La
variabilidad del COPg a lo largo de los dos años en Bengolea fue mayor en los
tratamientos agrícolas (CV 26 y 20%, para MP y BP, respectivamente) que en AN (CV
16%) y más elevada que en el COT. Esta mayor variabilidad en los tratamientos
agrícolas, responde a la distintas cantidades y diversidad de residuos (distinto C:N) que
se incorporan al suelo. El COPf, al igual que el COPg, presentó diferencias significativas
entre manejos agrícolas sin diferencias entre AN y BP (Tabla 5). El COPf presentó
menor variación temporal que el COPg a lo largo de los dos años, con CV de 13, 11 y
10% para AN, BP y MP, respectivamente. La reserva de carbono de la fracción >105
valores por debajo del 40% en MP en ambas épocas y valores del 50 al 80% en BP para
verano y primavera, respectivamente, hallando diferencias significativas entre BP y MP
en ambas épocas (Tabla 5). El COPf presentó, en promedio, valores de IRC de 95 y
66% para BP y MP, respectivamente (Tabla 5).
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primavera, esta fracción permitió diferenciar entre prácticas agrícolas (Tabla 5). En este
caso, BP (6,8 Mg) presentó un 59% más de COPf en relación a MP (4,0 Mg). Al igual
que Bengolea, el COPf permitió discriminar entre tratamientos agrícolas (BP>MP)
donde, a su vez, BP alcanza los niveles de AN (BP=AN). La variabilidad temporal de
esta fracción fue mayor en BP (CV 34%) que en AN (CV 25%) y MP (CV 11%).Los
valores de IRC para COPg en Monte Buey fueron 50% y 34% en BP y MP,
respectivamente, encontrando diferencias significativas entre BP y MP únicamente en
primavera (Tabla 5). En este caso, el COPg en los tratamientos agrícolas, representó
alrededor de la mitad (2,7 Mg) de los niveles medidos en AN (5,5 Mg). El IRC del COP f
presentó diferencias significativas entre BP y MP tanto en verano como en primavera
(Tabla 5).
En Pergamino, el COPg y COPf mostraron resultados similares que los hallados para
COT y COM (AN>BP=MP), sin diferencias entre épocas de muestreo. Únicamente se
encontraron diferencias significativas (p <0,05) entre AN y los tratamientos agrícolas en
COPg para ambas épocas. Los contenidos de COPg en los tratamientos agrícolas
disminuyeron 2,8 Mg en relación con AN (Tabla 5). Los contenidos de COPf presentaron
las mismas diferencias que el COPg pero, aunque no significativo, los contenidos de
COPf aparecieron en el orden AN<BP<MP en 2350 Mg de suelo (Tabla 5). Esas
tendencias observadas en el COPf, se convirtieron en significativas cuando se
analizaron los tratamientos agrícolas mediante el IRC (Tabla 5).Las fluctuaciones
temporales para COPg y COPf, al igual que en los sitios anteriores, fueron mayores que
en COT y COM, presentando a su vez variaciones entre tratamientos. No se observaron
diferencias significativas en el IRC para el COPg, donde los manejos agrícolas
presentaron un 50% menos de COPg independientemente del tratamiento y época de
muestreo (Tabla 5). Mientras que para el COPf, como fue mencionado anteriormente, el
IRC reflejó diferencias significativas entre prácticas agrícolas en primavera donde BP
presentó alrededor del 60% del COPf de AN, mientras que MP no supero el 50% (Tabla
5).
Las disminuciones del COT a causa de las prácticas agrícolas fueron, principalmente, a
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COPg, representado por el IRC, presentó entre 34-52% y 50-74% de los contenidos
naturales en MP y BP, respectivamente. Con frecuencia, cambios en el uso del suelo
afectan principalmente al carbono de la fracción arena, que incluye el C lábil (Tiessen &
Stewart, 1983). Duval et al. (2014) trabajando en sistemas de rotaciones y monocultivos
sobre un Argiudol Típico, determinaron que las disminuciones del COPg al efecto
antrópico fue mayor en relación a las demás fracciones orgánicas con disminuciones de
hasta el 50% del COPg sin observarse cambios en el COT, poniendo en evidencia la alta
susceptibilidad del COPg a degradarse.
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la capacidad de aireación (MPg) y los índices (IR, IEE) fueron asociados positivamente y
contrarrestados por DA. Esta primer CP separa, principalmente, los distintos
tratamientos (AN, BP y MP). Es decir, aparecen las propiedades edáficas más
asociadas al uso del suelo, donde la calidad del suelo mejoró cuando el suelo
permaneció más tiempo con vegetación natural o cultivada (mayor IR) generando un
mayor aporte de residuos al suelo con el consecuente aumento de las diferentes
fracciones orgánicas lábiles (COPf y CHt), aumentando el almacenamiento de C (mayor
IEE) afectando positiva y negativamente las propiedades físicas como los MPg y la DA,
respectivamente. La segunda CP explicó el 27% de la varianza, donde PT, COM y C:N
presentaron asociaciones positiva en dicha componente, mientras que DA, COT/arcilla y
COPg+f:COT se asociaron negativamente. Esta segunda CP permitió diferenciar los
distintos sitios (Viale, Monte Buey-Pergamino, Bengolea). Estas diferencias entre sitios
(CP2) se fundamentan en que las variables que presentaron valores más altos de
variabilidad en dicha componente, fueron aquellas relacionadas con las características
propias de cada sitio. Es decir, en la parte superior los suelos se caracterizan por
presentar C:N, PT y COM altos, característicos de suelos con mayor contenido de
arcillas (mayor protección) y elevadas precipitaciones (mayores aportes) como es Viale,
mientras que, en la parte inferior los suelos presentan mayor COP:COT, COT/arcilla y
DA, asociado principalmente a suelos de texturas más gruesas y menores
precipitaciones (Bengolea), presentando Monte Buey y Pergamino características
intermedias (Figura 3). A su vez, también se puede deducir de la Figura 3, que BP y MP
se encuentran más alejados de AN en aquellos sitios de texturas francas (Monte Buey y
Pergamino) en relación a aquellos sitios de texturas contrastantes (Bengolea y Viale)
donde la separación entre AN, MP y BP es gradual.
Figura 3: Biplot de componentes principales de los atributos del suelo y de cultivo para
Buenas Prácticas Agrícolas (BP) (gris); Malas Prácticas Agrícolas (MP) (negro) y
Ambiente Natural (AN) (blanco) para Bengolea (cuadrados), Monte Buey (triángulos),
Pergamino (rombos) y Viale (círculos).
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Conclusiones
Agradecimientos
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Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas; 2Instituto de Hidrología de
Llanuras “Dr E.J. Usunoff”; 3Facultad de Agronomía de la Universidad de Buenos Aires.
*República de Italia 780 (B7300) Azul (BA).
*[email protected]
Resumen
Este trabajo plantea como objetivos analizar la pérdida de fósforo durante eventos de
lluvia-escurrimiento-erosión registrados en una microcuenca agrícola de 566 ha ubicada
en la provincia de Buenos Aires, y estudiar los factores asociados a la salida de dicho
nutriente. Se analizaron 13 eventos entre 2011 y 2012. Se registraron las
precipitaciones y variables asociadas: intensidad máxima en 30 minutos e índice de
erosividad de las precipitaciones, el volumen de escurrimiento, el caudal medio y el
coeficiente de escurrimiento (CE). Se evaluaron los sólidos totales y el fósforo total (P
Tot) en muestras de agua recolectadas en la fase inicial de las crecidas. Se identificaron
2 grupos de eventos en relación al P Tot producido: Grupo 1 (G1), y Grupo 2 (G2), con
medianas de 0,19 y 1,7 kg de P Tot, respectivamente. Los eventos del G1 estuvieron
asociados a erosión laminar, con bajo escurrimiento y pérdida de suelo. Aquellos del G2
se vincularon a erosión en surcos, con mayor escorrentía y erosión con respecto a los
del G1. En el G1 predominaría el fósforo disuelto movilizado por el escurrimiento,
mientras que en el G2 prevalecería el fósforo particulado fuertemente unido al suelo
erosionado que se transporta con la escorrentía superficial. Asimismo, la conectividad
en la microcuenca habría estado involucrada en la tendencia registrada en el G2, en
relación con la formación de surcos, que habrían actuado como caminos preferenciales
para la circulación del flujo superficial, del suelo y del nutriente. La relación entre P Tot y
el CE mostró que dicha conectividad se habría activado desde valores cercanos a 9 %
de CE, coincidentes con cambios relevantes en la salida de fósforo del sistema. Se
señala la relevancia de continuar con estudios que determinen las áreas fuente del
nutriente para la implementación de medidas que permitan controlar su pérdida.
Introducción
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escurrimiento y la erosión son los principales medios de salida del fósforo de las
cuencas (Sharpley et al., 2008; Rodríguez-Blanco et al., 2010a).De este modo, la
dinámica en los procesos hidrológicos y erosivos genera variabilidad en la pérdida de
este nutriente. Dicha dinámica se asocia, entre otros factores, con las características de
las tormentas (duración, intensidad), con las condiciones de humedad antecedentes
(Kleinman et al., 2011), y con el manejo del suelo y de su cobertura (Rodríguez Blanco
et al., 2007). Distintos autores han estudiado las relaciones entre la salida de fósforo y la
generación de escorrentía y pérdida de suelo (Puustinen et al., 2004; Yuan et al., 2013).
En tanto, Buda et al.(2009) señalan la importancia de conocer las variables vinculadas
con el transporte de este elemento para el manejo de la calidad del agua en cuencas.
Este trabajo tiene como objetivos analizar la pérdida de fósforo durante eventos de
lluvia-escurrimiento-erosión registrados en una microcuenca agrícola de la provincia de
Buenos Aires, y estudiar los factores asociados a la salida de dicho nutriente. El área
considerada en este trabajo se ha monitoreado desde el año 2011, y no cuenta con
investigaciones previas que discutan la dinámica del fósforo durante eventos de distinta
magnitud.
Metodología
Área de estudio
El área de estudio corresponde a una microcuenca perteneciente a la subcuenca del
arroyo Videla, tributario del arroyo del Azul, ubicada en la zona central de la provincia de
Buenos Aires. De acuerdo con su geomorfología, está situada en el área de
afloramientos rocosos de la cuenca superior del arroyo del Azul, que incluye divisorias
de aguas y valles fluviales (Zárate & Mehl, 2010).Su superficie es de 566 hay su
pendiente media de 3%, con sectores que pueden superar el 10% de pendiente y otros
en los que puede ser menor que 1%. De acuerdo con la cartografía de suelos existente
(INTA, 1992), predominan los Argiudoles típicos (67,9%) y Hapludoles y Argiudoles
líticos (27,6%), mientras que el 4,5% de la superficie corresponde a los suelos con
capacidad de drenaje reducida, cercanos al cauce principal de la microcuenca. En
general, los suelos tienen alta estabilidad estructural y abundantes macroporos debido a
su textura superficial franca y su alto contenido de materia orgánica (6,6 %). Asimismo,
los suelos están bien provistos de fósforo (entre 20 y 25 ppm), según lo que indican los
resultados de laboratorio obtenidos a través del método de extracción de Bray y Kurtz I
(Bray & Kurtz, 1945). Dada la alta productividad de sus tierras, en la microcuenca tienen
lugar actividades agrícolas, que se realizan bajo siembra directa.
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Asimismo, se calculó la lluvia de los 5 días previos de cada evento (P 5d prev, mm),
variable que fue utilizada para evaluar la humedad previa de las crecidas analizadas.
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Análisis estadístico
Se calcularon los valores máximos, mínimos y las medianas de las variables estudiadas,
y se analizaron las correlaciones no paramétricas entre el P Tot y P, I30, EI30, Esc, Qm,
CE, P 5d prev y SólTot. Asimismo, se aplicó la prueba no paramétrica de U de Mann-
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Resultados y Discusión
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Figura 1. Valores de fósforo total (P Tot) en las 13 crecidas analizadas entre 2011 y
2012 en la microcuenca bajo estudio.
El análisis de los valores de dicha tabla muestra que el Grupo 2 presentó mayor
mediana de P Tot con respecto al Grupo 1. La misma tendencia se dio con respecto a
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las variables Esc 1,5 h; Qm; CE; P 5d prev; CSS y SólTot. Por el contrario, las medianas
de las variables asociadas a la precipitación del Grupo 1 superaron a las del Grupo 2.
Esto indicaría que, para esos casos con humedad antecedente menor, fueron
necesarias lluvias de mayor magnitud, intensidad y erosividad para generar
escurrimiento, pérdida de suelo y nutrientes.
EI30 P
I30 3 Qm P 5d prev SólTot
Variable P (mm) -1 (MJ mm Esc (m ) 3 -1 CE (%) Tot
(mm h ) -1 (m s ) (mm) (kg)
(ha h) ) (kg)
Grupo 1
Mínimo 17,8 7,2 49 758,6 0,14 1 0.0 326,6 0,02
Máximo 65,4 42 536,8 1.359,9 0,2 3,4 17,6 652,8 0,27
Mediana 50,2 26,4 266,4 978,5 0,2 2,1 3,4 473 0,19
Grupo 2
Mínimo 23,6 8,4 41,6 1.338,2 0,2 8,7 0,2 619,6 0,6
Máximo 136,4 57,2 1.030,3 11.022,8 2,1 53,8 77,8 45.634,3 9,9
Mediana 30 18 213 1.740,8 0,3 24,6 23,2 1.949,7 1,7
De acuerdo con lo que indican análisis previos realizados en el área de estudio (Ares et
al., 2014) los eventos correspondientes al Grupo 1 fueron asociados a erosión laminar.
En tanto, el primer evento del Grupo 2 fue vinculado a erosión en surcos y este tipo de
erosión fue predominante desde esa fecha (17/05/2012), con un total de 5 de los 7
casos del Grupo 2 con formación de surcos en el área de estudio (eventos 8, 11, 12 y
13).Las diferencias en las variables del escurrimiento y en los sólidos totales como
también en el fósforo total podrían vincularse a los tipos de erosión predominantes en
ambos grupos. Ares et al. (2014) identificaron menores valores de escurrimiento y
pérdida de suelo para eventos de erosión laminar que para los asociados a erosión en
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Tabla 3. Correlaciones de Spearman entre el fósforo total (P Tot, kg) y las variables
consideradas en el análisis. Las correlaciones significativas (p<0,05) se indican en
negrita cursiva. P: Precipitación (mm);I30: Intensidad máxima de la precipitación total del
evento en 30 minutos (mm h-1); EI30: índice de erosividad de la precipitación (MJ mm (ha
h)-1); Esc: escurrimiento superficial registrado durante el período de muestreo(m3); Qm:
Caudal promedio calculado para el período de muestreo (m3 s-1); CE: Coeficiente de
escurrimiento del evento (%); P 5d prev: Precipitación de los 5 días previos al evento
(mm); SólTot: Sólidos totales calculados para el período de muestreo (kg).
El escurrimiento y la erosión son los principales medios de salida del fósforo de las
cuencas (Sharpley et al., 1994; Hansen et al., 2002). El fósforo disuelto es la forma del
nutriente que se moviliza de manera predominante en el agua de escurrimiento (Buda et
al., 2009), mientras que el fósforo particulado también se transporta por medio del
escurrimiento que lleva las partículas de suelo erosionadas a las cuales el fósforo está
fuertemente unido (Girmay et al., 2009). Para este caso de estudio, esto último quedaría
de manifiesto a través de las correlaciones entre los sólidos totales y el fósforo total y
entre este último y las variables del escurrimiento correspondientes al Grupo 2. A su
vez, la correlación entre la I30 y el P Tot medido se asocia a la relevancia que posee
dicha intensidad en la desagregación del suelo al cual está unido este nutriente, ya que
considera el incremento en la eficiencia en el desprendimiento asociada al escurrimiento
por lluvias que superan la capacidad de infiltración de los suelos (van Dijk et al., 2002).
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Por otra parte, Croke et al. (2013) señalan que la conectividad se activa cuando se
superan umbrales de estabilidad. En este caso, el análisis de la relación entre el CE de
la crecida y el P total correspondiente al período de muestreo (Figura 2) sería indicativo
de posibles cambios en la resiliencia del sistema en cuanto a su capacidad para regular
la salida del nutriente. Así, sería posible establecer que a partir de valores cercanos a 9
% de CE se darían cambios relevantes en la salida de P del sistema, lo cual está dado
por los eventos identificados dentro del Grupo 2. El reconocimiento de estos valores
resulta de importancia al momento del diseño de prácticas de conservación de agua,
suelo y nutrientes en cuencas.
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Figura 2. Relación entre el fósforo total (P Tot) obtenido durante 1,5 h de muestreo y el
coeficiente de escurrimiento (CE). Datos correspondientes a los 13 eventos estudiados
en la microcuenca bajo análisis.
Este es el primer trabajo realizado en una microcuenca agrícola del arroyo Videla, en la
provincia de Buenos Aires, cuyo análisis se centra en el estudio de la pérdida de fósforo
en crecidas de diferente magnitud, y de los factores asociados a la salida del nutriente.
Se destaca el rol que presentaron los eventos erosivos más importantes en la pérdida
de fósforo. Tales eventos se vincularon al tipo de erosión en surcos, los que habrían
actuado como caminos preferenciales para el transporte del agua, del suelo y del
fósforo. Finalmente, se señala la relevancia de continuar con otros estudios que
determinen las áreas fuente de fósforo para la implementación de medidas de control de
la salida del nutriente.
Agradecimientos
Este trabajo fue financiado parcialmente por los proyectos UBACyT 709 y 937 (período
2011-2014) y por el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas. Se
agradece a Ing. D. Arias, Lic. F. Altolaguirre y Téc. N. De Líbano por su colaboración en
el procesamiento de las muestras de agua de escurrimiento y por las determinaciones
químicas.
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1,*
Instituto de Hidrología de Llanuras “Dr. Eduardo J. Usunoff” – Av. República de Italia
780, C.C. 47 (B 7300) Azul, Buenos Aires; 2Comisión de Investigaciones Científicas de
la Provincia de Buenos Aires. 3CONICET
*[email protected]
Resumen
Introducción
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provincia de Buenos Aires. Se trata de una depresión con muy escasa pendiente, que
oscila entre 0,025% y 0,5%, lo que dificulta claramente el escurrimiento superficial y
promueve la generación de un sistema de drenaje de tipo endorreico o arreico (IHLLA,
2003). El paisaje se caracteriza por su relieve plano y la ocurrencia periódica de
inundaciones, cuya duración e intensidad cambia con la posición topográfica (Chaneton,
2005).
Batista et al. (1988) y Batista & León (1992) caracterizaron las comunidades vegetales
de la Pampa Deprimida y su relación con los suelos a escala de paisaje. Sin embargo,
no se cuenta con análisis de dichas relaciones en pastizales naturales a escalas más
grandes.
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Materiales y Métodos
Área de estudio
La cuenca del arroyo del Azul (Figura 1)se encuentra ubicada en el centro de la
provincia de Buenos Aires (58° 51' - 60° 10' O y 36° 09' - 37° 19' S), abarcando casi la
totalidad del partido homónimo. El clima de la región es templado subhúmedo, con
temperatura media anual cercana a 14°C y medias estacionales de 7°C en invierno y
22°C en verano (Cid et al., 2011). Las precipitaciones medias anuales se aproximan a
los 900 mm. Durante el verano son frecuentes las sequías en suelos someros,
asociadas con la alta evaporación y evapotranspiración, mientras que en otoño, invierno
e inicios de primavera suelen ocurrir eventos de anegamientos de distinta intensidad
(Chaneton et al., 2002).
Figura 1. Cuenca del arroyo del Azul, cuencas alta y baja y sitio de análisis.
Los suelos del área se caracterizan por presentar horizontes A poco desarrollados y
oscuros, y horizontes B prismático-columnares con fuertes signos de hidromorfismo.
Además, presentan un encostramiento calcáreo estratiforme entre los 0,5 y 1 m de
profundidad y exhiben alcalinidad en superficie y/o profundidad, por lo que se los
considera alcalinos, no salinos.
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Entraigas et al. (en prensa) distinguen tres tipos o variantes del pastizal natural en el
área de acuerdo con las especies vegetales más abundantes o conspicuas: A.
Distichliss picata (L.) Greenevar. spicata; B. Paspalum dilatatum Poir. ssp. dilatatum; y
C. Nassella formicarum (Delile) Barkworth. Siguiendo la clasificación propuesta por
Perelman et al. (2001) dichas variantes se correspondes con “estepas de halófitas”,
“praderas húmedas de mesófitas” y “pradera de hidrófitas” respectivamente.
Para analizar las relaciones entre las distintas variables, se recurrió a un análisis de
componentes principales (ACP) (Klovan, 1975; Abdi, 2003) utilizando el modo R para
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analizar las relaciones entre variables y el modo Q para estudiar la similitud entre
lugares de muestreo.
Resultados y Discusión
Según puede verse en la Tabla 1, en los sitios donde se identificaron las variantes A y B
se halló el menor contenido de humedad en los 0,10 m superiores, mientras que en la
variante C los contenidos de humedad fueron ampliamente superiores a los otros sitios.
Los sitios dominados por C. dactylon (variantes D) arrojaron valores intermedios.
Tabla 1: Valores promedios para las variables analizadas en cada variante del pastizal
identificada (A, B, C y D). H.G.: humedad gravimétrica (g g -1) de 0 a 10 cm (H10) y de 10
a 20 cm (H20); CE: conductividad eléctrica del suelo (µS cm-1); pH; S.D.: porcentaje de
suelo desnudo (%); B.A.: biomasa aérea (g) viva (Bio V) y seca (Bio S); Raíces:
densidad de raíces en g dm-3, de 0 a 20 cm.
Variante
A B C D
Variable
H10 0,24 0,22 0,51 0,30
H.G.
H20 0,32 0,12 0,20 0,38
CE 1423,8 161,5 363,0 1136,6
pH 10,1 5,9 7,4 9,4
S.D. 48,3 0,0 2,0 7,8
Bio V 13,83 48,62 20,11 15,09
B.A.
Bio S 3,38 7,50 4,00 5,80
Raíces 1,18 1,06 3,35 2,57
Es notable advertir que en la variante B se registran los valores más altos de biomasa
aérea (tanto viva como seca), pero no ocurre lo mismo con la biomasa subterránea. La
densidad de raíces es claramente superior en los sitios identificados como la variante C.
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Figura 2. Representación de las variables sobre los dos primeros componentes del
análisis de componentes principales (modo R).H10 y H20: humedad gravimétrica de 0 a
10 cm y de 10 a 20 cm, respectivamente; CE: conductividad eléctrica del suelo; SD.:
porcentaje de suelo desnudo; Bio V y Bio S: biomasa aérea viva y seca,
respectivamente; RAI: densidad de raíces.
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de pH, CE y humedad de 10-20 cm, asociado a menor cantidad de biomasa aérea viva.
Por su parte, la variante C presenta situaciones intermedias entre las anteriores.
Es interesante destacar que, a pesar de las diferencias en composición florística y en
cobertura de las especies más abundantes que presentan las variantes A y D, los sitios
correspondientes no se diferenciaron en el análisis a partir de las variables elegidas. Sin
embargo, el ACP ha resultado ser una herramienta útil para la caracterización de sitios y
variables, y para la diferenciación entre sitios que presentan los tres tipos de pastizales
típicos del área analizada (variantes A, B y C).
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Resumen
Introducción
El cultivo de pera, desde el punto de vista de importancia comercial a nivel mundial, está
en segundo lugar después de la manzana. Los perales crecen en un amplio rango de
clima desde fríos a cálidos y de húmedos a áridos. En 2009 hubo una producción global
de 14,2 t h-1(FAO, 2012) y las perspectivas de producción para este cultivo van en
aumento y Argentina es el país con mayor tendencia frente a Italia, España, Rusia y
EEUU (FAO, 2012). En la zona del Alto Valle de Río Negro la producción de peras
depende exclusivamente del riego. Está bien documentado que el déficit hídrico
realizado en algún momento del ciclo del cultivo puede tener efectos positivos mediante
el control de vigor del árbol durante la temporada actual y en la floración en la
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Materiales y Métodos
El estudio se llevó a cabo en un monte comercial implantado con pera (Pyrus communis
L.) cultivar Willam´s, conducido en espaldera en un marco de plantación de 4m x 2m y
con riego por melgas sin desagüe al pie (a manto). En el espacio interfilar presentó una
cobertura de festuca implantada en el 2005.El suelo posee textura franco arcillo limosa
en superficie y franco limosa hacia la profundidad, con presencia de capa freática
fluctuante. En la parcela se colocaron sensores de humedad a 20,40 y 60 cm para
determinar el contenido de humedad durante los ciclos productivos 2013-2014 y 2014-
2015. Los sensores fueron controlados y calibrados en el laboratorio antes de su
colocación. La información que brindaron los sensores fue: contenido de humedad
expresado en volumen y la profundidad del nivel freático. Los datos almacenados en el
datalogger fueron transformados en datos medios semanales. Se calculó la
evapotranspiración de referencia (ETo) utilizando datos climáticos de la Estación
Agrometeorológica de la Facultad de Ciencias Agrarias (Lat. 38º 50` S y Long 68º 04` O
a 282 m.s.n.m.) tales como: valores diarios de temperatura, humedad relativa, viento,
radiación y precipitación. Se calcularon los requerimientos hídricos óptimos del cultivo a
través del programa Cropwat 8.0. Para cada horizonte, se determinaron las constantes
hidrofísicas, capacidad de campo (CC), punto de marchites permanente (PMP) y las
curvas de retención hídrica, en laboratorio, por el método de Richards, (1956) y la
densidad aparente por el método del cilindro. El potencial mátrico correspondiente al
contenido de humedad registrado por los sensores se obtuvo utilizando las curvas de
retención hídrica. Se definió el agua fácilmente aprovechable (AFA) como el contenido
de humedad entre CC y NAP, siendo NAP el 50% del agua útil total (CC-PMP*0.5). El
AFA está en equilibrio con la evapotranspiración máxima del cultivo, es decir sin stress
hídrico para la planta.
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El ascenso capilar fue calculado aplicando la Ley de Darcy para la zona no-saturada,
resultando la siguiente ecuación de flujo estacionario (Tanji et al. 2002):
q K h h / z
2 1 2 z1 1 (1)
Dónde: K es la conductividad hidráulica no saturada (md-1), h es el potencial del
agua en el suelo (m) y z es el ascenso capilar (m).
K ( )
(1 h ) h * Ks
n m n 1 2
(2)
1 h n m ( 2)
m 1 1 / n () (3)
Cada suelo tiene una curva de retención según las características físicas propias (Tanji
et al. 2002). Dicha curva determina el ascenso capilar (z) dado por una velocidad de
flujo en función al potencial de agua en el suelo (h). En la Fig. 1 se observan las curvas
de ascenso capilar para suelo franco limoso que fueron utilizadas en el presente trabajo.
100
95
90
85
80
75
70
65
60
55
z (cm)
50
45
40
35
30
25
20 q=7.5 mm/d
15 q=5.0 mm/d
10
q=2.5 mm/d
5
0
0 50 100 150 200 250 300 350 400 450 500 550 600 650 700 750 800
h (cm)
Figura 1:Curvas de ascenso capilar (z) en función de la tensión del agua en el suelo (h)
y de la velocidad del flujo capilar estacionario (q).
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Resultados y Discusión
Los valores de CC, PMP y NAP para el sensor ubicado a 20 cm fueron de 46,7%, 19,2%
y 32,9% expresados en volumen respectivamente. Para los sensores ubicados a 40 y 60
cm corresponden los mismos valores de CC, PMP y NAP y fueron de 39,1, 15,8 y 27,4
% vol. respectivamente. La densidad aparente del suelo para la textura franco limosa a
20 cm fue de 1,44 tm-3 y a 40 y 60 cm de 1,4 tm-3 (Fig. 2 y 3).
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Se realizaron 4 riegos en todo el ciclo con una lámina aplicada entre 150-200 mm por
riego, distribuidos a principio de los meses de octubre, noviembre, diciembre y enero.
Cabe señalar que la pera William´s es una variedad de cosecha temprana y el sello de
cosecha para la zona del Alto Valle oscila entre el 10 al 20 de enero según condiciones
climáticas.
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Variacion freatica
0.6
0.8
1.2
1.4
12
12
12
12
12
13
13
13
13
13
0/
0/
1/
2/
2/
1/
2/
2/
3/
4/
/1
/1
/1
/1
/1
/0
/0
/0
/0
/0
10
30
19
09
29
18
07
27
19
08
Fecha
Figura 4: Fluctuaciones del nivel freático durante los ciclos 2013-2014 y 2014-2015
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Conclusiones
Este análisis deberá completarse con mediciones del contenido salino en la solución del
suelo a fin de determinar el potencial total del agua en el suelo.
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Universidad Nacional del Comahue (UNCo), Facultad de Ciencias Agrarias. *Ruta 151,
km 12,5, Cinco Saltos, (C.P. 8303) Río Negro, Argentina; 54 0299 4980005.
*[email protected].
Resumen
El objetivo fue determinar y comparar los valores de materia orgánica del suelo (MOS) y
de las fracciones de distinta labilidad en suelos implantados con pera Williams, en la fila
de plantación y en el espacio interfilar. Se realizó en el Alto Valle de Río Negro en la
temporada 2012-2013. Las muestras de suelo se extrajeron en otoño,en parcelas con
distintas coberturas: alfalfa (Medicago sativa) (A), festuca (Festuca arundinacea) (F) y
vegetación espontánea (VE), a 0,5m y 2m del tronco. Se determinó: materia orgánica
total (MOT), materia orgánica particulada (MOP), materia orgánica fina (MOF), nitrógeno
total (Nt), porcentaje de microagregados (0-100µ) y de macroagregados (100-2000µ). La
clase textural del horizonte superficial en VE y F fue franco arcillo limosa y presentó
30,2% de arcilla y 52,2 % de limo y en A fue franco limosacon 26,9% de arcilla y 50,0%
de limo. La MOT se incrementó hacia el espacio interfilar, 17% en VE, 27% en A y 30%
en F. En VE la MOP fue menor en el interfilar respecto a la fila. En F y A la MOP mostró
tendencia a incrementar hacia el interfilar, posiblemente debido a un mayor aporte de
materia seca y rizodepositación. En ambos sectores el contenido de MOF fue mayor al
de MOP y el porcentaje de microagregados fue mayor al de macroagregados. Los
valores de MOF oscilaron entre 1,93% y 3,31% y los de MOP entre 0,59% y 0,90%. La
relación MOP/MOT marcó distribución diferente de las fracciones orgánicas entre los
sectores y oscilaron entre 0,3 a 0,36 en la fila y 0,21 y 0,24 en el interfilar. El Nt en el
interfilar de A incrementó 40 % respecto a la fila. Este aporte de nitrógeno podría
reemplazar parte de las fertilizaciones inorgánicas nitrogenadas que se realizan
habitualmente en los montes frutales.
Introducción
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La fracción lábil de la MOS está constituida por restos vegetales, animales y hongos en
distintos grados de descomposición. Esta fracción es llamada MO particulada (MOP) y
es la más dinámica de la MOS en el corto plazo, por lo que se utiliza como índice de
fertilidad del suelo o como indicador sensible y precoz de los efectos producidos por las
prácticas de manejo (Carter 2002, Alvarez & Alvarez 2000, Fabrizzi et al. 2003). La MOP
puede ser separada del resto de la materia orgánica por tamizado (Cambardella & Elliot
1992). La materia orgánica fina o recalcitrante, humificada o asociada a la fracción
mineral del suelo (MOF) refleja el porcentaje de carbono secuestrado en el suelo (Six, J.
et al. 2004).
El objetivo de este trabajo fue determinar y comparar los valores de la materia orgánica
del suelo (MOS) y las fracciones de distinta labilidad en suelos implantados con pera
Williams, en la fila de plantación y en el espacio interfilar con cobertura de alfalfa,
festuca y vegetación espontánea.
Materiales y Métodos
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En tierra fina seca al aire (TFSA) (0-2000 µm) se determinó la materia orgánica total
(MOT) (Walkley & Black 1934) y nitrógeno total (mét. Kjeldhal). Para obtener las
fracciones de la MOS se realizó un fraccionamiento por tamaño de partícula mediante
tamizado en húmedo obteniendo la fracción fina (microagregados 0-100µ) y la fracción
gruesa (macroagregados de 100-2000 µ)(Galantini, et al. 1994). En la fracción fina se
encuentra la materia orgánica humificada (MOF) ligada a la fracción mineral y en la
fracción gruesa se encuentra la materia orgánica particulada (MOP), más joven. En
cada fracción se determinó la materia orgánica por el método de (Walkley & Black,
1934). Se calculó el porcentaje de macroagregados y microagregados presentes en
cada muestra.
Los contenidos de MOT, MOP, MOF y Nt fueron analizados con pruebas t de student
para muestras apareadas fila e interfilar para cada parcela considerando como límite de
significancia un valor de 0,1. Se determinó la correlación entre los microagregados y la
MOF y entre los macroagregadosy la MOP. Para el análisis estadístico de los datos se
utilizó el programa Infostat (Di Rienzo et al. 2015).
Resultados y Discusión
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Para las tres coberturas y en ambos sectores el contenido de MOF fue mayor al de
MOP, lo que implica mayor almacenamiento, protección física a la biodegradación y
estabilización del carbono a largo plazo (Balesdent et al. 2000; Gale et al. 2000). En
esta fracción la mineralización de la materia orgánica es más lenta y es menos sensible
a las prácticas agrícolas.
Tabla 1: Porcentaje de materia orgánica total del suelo y sus fracciones, nitrógeno total,
microagregados y macroagregados para cada parcela en la fila de plantación y en el
espacio interfilar. Cada valor corresponde a cinco repeticiones (n=5).
Parcela
Variable Sector Vegetación
Festuca Alfalfa
espontánea
Fila 2,06 b 2,53 2,71 b
MOT (%)
interfilar 3,01 a 3,07 3,70 a
Fila 2,25 2,34 2,55 b
MOF (%)
interfilar 1,93 2,62 3,31 a
Fila 0,59 0,90 a 0,78
MOP (%)
interfilar 0,64 0,71 b 0,85
Fila 0,31a 0,36 a 0,3
MOP/MOT
interfilar 0,21b 0,24 b 0,23
Fila 0,10 0,12 0,11 b
Nt (%)
interfilar 0,10 0,11 0,15 a
Macroagregados Fila 25,6 16,8 16,5
(%) interfilar 13,7 15,1 10,9
Microagregados Fila 84,8 83,1 83,4
(%) interfilar 86,4 84,9 89,0
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Medias con distintas letras en columna indican diferencias significativas con un nivel de
significancia < 0,1.
MOT: materia orgánica total; MOP: materia orgánica particulada; MOF: materia orgánica
fina; Nt: nitrógeno total.
Conclusiones
Bibliografia
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1
EEA Paraná (INTA); 2Facultad de Ciencias Agropecuarias, Universidad Nacional de
Entre Ríos; 3IFEVA, Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires, CONICET;
*Ruta N° 11 Km 12,5 (3101) Oro Verde (ER)
* [email protected].
Resumen
La alta frecuencia de soja en las secuencias de cultivo es un factor que afecta la calidad
como así también a la materia orgánica del suelo (MOS). Una manera de detectar
tendencias en la evolución de la MOS en el corto plazo, es a partir del estudio de
fracciones más sensibles a los cambios como la materia orgánica particulada (MOP). En
este trabajo se analiza la evolución en el corto plazo del carbono de la fracción MOP (C-
MOP) por efecto de tres secuencias de cultivo, en dos suelos diferentes (orden molisol y
vertisol). Dos de las secuencias evaluadas correspondieron a monocultivos (soja y maíz)
y una secuencia de doble cultivo trigo/soja. Se combinaron técnicas de fraccionamiento
de la MOS con técnicas isotópicas de 13C, de manera de estimar el carbono (C) nuevo
en la fracción MOP (C-MOPn), formado a partir de cada secuencia y el C original
remanente de la situación inicial (C-MOPor), en un período de 6 años. Se muestreó suelo
(0 a 15 cm de profundidad) en tres momentos: en el año 2008 cuando comenzó el
experimento, en el 2010 y en el 2014. Se tomaron muestras de cada cultivo para el
análisis de la abundancia natural de 13C, junto con las muestras de MOP. Los
contenidos totales de C-MOP, en ambos suelos, tendieron a aumentar en las
secuencias de maíz o trigo/soja y a disminuir en las secuencias de monocultivo de soja,
aunque las diferencias no fueron estadísticamente significativas. Los análisis isotópicos
revelaron que la secuencia trigo/soja presentó los mayores ingresos de C nuevo al suelo
(mayores valores de C-MOPn), pero estos aumentos fueron significativos sólo para el
Vertisol, (P<0.05) con aumentos del 77% respecto a la secuencia soja/soja. Asimismo,
las tasas de formación de C-MOPn fueron similares en las secuencias con gramíneas
para los dos suelos (0,68 y 0,78 Mg ha-1 año-1 en Molisol y Vertisol, respectivamente) y
superiores al monocultivo de soja (0,35 y 0,17 Mg ha-1 año-1 para Molisol y Vertisol).
Estas diferencias siguieren que tanto el cultivo de maíz y el doble cultivo trigo/soja en el
Vertisol aportarían una mayor cantidad de C humificable al suelo, destacando la
importancia de estas rotaciones en los suelos más susceptibles a la erosión y de menor
productividad.
1
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Introducción
Materiales y Métodos
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Las muestras destinadas a análisis químico se secaron en estufa a 60ºC y las muestras
para Da fueron secadas en estufa a 105 ºC. En el suelo se separó la fracción de la
materia orgánica particulada (MOP) según Cambardella y Elliot (1992). En las muestras
de suelo del Vertisol se detectó la presencia de carbonatos, por lo que luego del
fraccionamiento y previo al análisis de C, se extrajeron los mismos utilizando 0,5N HCl.
El ácido fue extraído cuidadosamente de la solución mediante el lavado con agua
destilada, centrifugado de las muestras (4000 rpm durante 10 minutos) y posterior
extracción del sobrenadante, repitiendo el procedimiento al menos 3 veces para
asegurar su completa eliminación. En cada fracción de suelo y en las muestras de
vegetación, se determinó la concentración de C y la abundancia natural de 13C (13C)
con un analizador elemental (Carlo Erba) acoplado a un espectrómetro de masas
(Finnigan MAT) en el Laboratorio de Isótopos Estables (DEVIL), de la Universidad de
Duke, USA.
donde C-MOPn es el C nuevo en la MOP derivada del material que fue incorporándose a
partir de cada secuencia agrícola (%); es el 13C del suelo en el tiempo t; o es el 13C
del suelo al inicio del experimento (t=0), y v es el 13C de los aportes de residuos
vegetales al suelo (rastrojo) provenientes de cada secuencia (en los casos de la
secuencia trigo/soja, éste valor se estimó como el promedio de la señal isotópica de los
dos cultivos) y Cf (Mg ha-1) es la cantidad de C final en el uso actual.
El diseño del experimento fue de bloques completos al azar con cuatro repeticiones. Se
evaluaron las diferencias en el C-MOP entre años para cada secuencia y entre
secuencias para los años 2010 y 2014, mediante un ANOVA, detectando la diferencia
entre las medias a partir de un test de Duncan. Del mismo modo se analizaron las
diferencias de C-MOPn entre las secuencias al año 2014. Para evaluar las diferencias en
las tasas de formación de C-MOPn entre las secuencias, se ajustó un modelo de
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regresión múltiple para cada tipo de suelo, incluyendo la secuencia como una variable
dummy (maíz/maíz: D1=1, D2=0; soja/soja: D1=0, D2=1; trigo/soja: D1=0, D2=0), de
modo de detectar diferencias entre las pendientes de las rectas de cada regresión entre
C-MOPn y año de muestreo.
Resultados y Discusión
a) b) 12
12
Molisol Vertisol
10 10
C-POM (Mg ha-1)
C-MOP (Mg ha-1)
8 8
Maíz/Maiz
6 6
Soja/Soja
4 4 Trigo/Soja
2 2
0 0
2008 2010 2012 2014 2008 2010 2012 2014
Año de muestreo Año de muesteo
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asociado a una mayor incidencia de los procesos erosivos en este suelo y secuencia,
más que un aumento de la descomposición. Las mayores limitantes que posee el
Vertisol en comparación con el Molisol (mayor contenido de arcilla desde la superficie,
menor intervalo hídrico óptimo, entre otras) limitan la productividad de los cultivos y en
consecuencia los aportes de residuos. En el caso de la secuencia soja-soja, el aporte de
residuos es muy escaso en comparación con trigo/soja y maíz/maíz, y de rápida
descomposición lo cual deja el suelo desprotegido por un mayor período favoreciendo
en mayor medida el impacto erosivo de las precipitaciones.
a)
12
Molisol b) 12 Vertisol
a 10 a
10
a ab
C-MOP (Mg ha-1)
C-MOP (Mg ha-1)
8 8
a
6 6
C-MOPn
b
4 4
C-MOPor
A
2 A A A 2 A
A
0 0
Maíz/Maíz Soja/Soja Trigo/Soja Maíz/Maíz Soja/Soja Trigo/Soja
Secuencia Secuencia
Al analizar la evolución del C-MOPn fue posible estimar las diferencias en la tasa de
formación del mismo para cada secuencia (Fig. 3). Así, la tasa de formación de C-MOPn
surge del valor de la pendiente de la ecuación de regresión de cada secuencia. La
menor tasa de formación de C-MOPn se observó en la secuencia soja/soja (0,35 y 0,17
Mg ha-1 año-1 para Molisol y Vertisol, respectivamente), diferenciándose
significativamente de la secuencia trigo/soja en ambos suelos (0,68 Mg ha-1 año-1 para
Molisol y 0,78 Mg ha-1 año-1 para Vertisol) y arrojando diferencias al 10% respecto al
monocultivo de maíz (0,70 Mg ha-1 año-1) sólo para el Molisol. Asimismo, las pendientes
de las secuencias que incluyeron gramíneas fueron similares en el Molisol y tendieron a
separarse (p=0,067) en el Vertisol.
Esta mayor tasa de formación de C-MOP a partir del doble cultivo, dada principalmente
en el Vertisol, refuerza la presunción indicada antes de que un único cultivo en el año
podría estar favoreciendo a un proceso de erosión, manifestado en el suelo con menor
tasa de infiltración del agua de lluvia. En consecuencia, esto sugiere que parte del C-
MOPn formado se haya perdido por efecto de la erosión en el Vertisol en las secuencias
con monocultivo, siendo más evidente este procesos en el monocultivo de soja. Esto
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podría ser corroborado posteriormente a partir del análisis de las tendencias de otras
fracciones de la MOS. Asimismo, las secuencias más intensificadas, además de
mantener el suelo cubierto y protegido, incorporan más C al suelo que las secuencias de
cultivo simple.
a) 5 Molisol b) 5 Vertisol
4 4
3 3
2 2
Maíz/Maíz
1 1 Soja/Soja
Trigo/Soja
0 0
2008 2010 2012 2014 2008 2010 2012 2014
Figura 3. Evolución del C-MOPn (Mg ha-1) formado en cada secuencia durante el
período de evaluación para un suelo a) Molisol y b) Vertisol, en los primeros 15 cm de
profundidad. La secuencia de cultivo se consideró como una variable dummy
(maíz/maíz: D1=1, D2=0; soja/soja: D1=0, D2=1; trigo/soja: D1=0, D2=0).
Conclusiones
La mayor diferenciación entre las secuencias en el Vertisol sugiere un rol importante del
proceso de erosión hídrica, lo que destaca la importancia de proteger los suelos más
vulnerables al mismo y de menor productividad.
Agradecimientos
Al personal de apoyo del grupo de Recursos Naturales de la EEA Paraná del INTA por
su dedicada labor en las tareas de campo. El trabajo fue financiado por INTA
(PNSUELO 1134042, ERIOS 1263101y ERIOS 1263102), IPNI y ANPCyT-INTA-UNER-
CAFESG (PICTO 2009-220).
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Facultad de Agronomia (UBA); 2Instituto de Suelos INTA Castelar, 3CONICET. *Av. San
Martín 4453 CABA.
* [email protected].
Resumen
En el Chaco Subhúmedo desde fines de la década del ’70 se viene dando un avance de
la frontera agropecuaria sobre los bosques nativos. La pérdida de los bosques reduce
los stocks de carbono en la vegetación y causa pérdidas importantes del carbono
orgánico (CO) del suelo. El objetivo del presente trabajo fue determinar el stock de CO
hasta el metro de profundidad y sus fracciones en el estrato superficial en suelos con
diferentes usos: agrícola (menos de 10 años y más de 20 años bajo agricultura), pastura
y bosque en el Departamento de Moreno de Santiago del Estero. Los contenidos de CO
se ordenaron de la siguiente manera: El bosque tiene secuestrado en promedio
119.3±2.8 Mg ha-1, la pastura 87.9±3.07 Mg ha-1 y los lotes agrícolas entre 71.9±1.7 y
77.3±2.6 Mg ha-1 en masa equivalente de suelo. El uso del suelo influye de manera
significativa sobre las fracciones del carbono. La fracción más sensible fue la gruesa
(212µm - 2000µm) en las dos profundidades estudiadas (0 a 5 cm y 5 a 20 cm). El
carbono resistente (<53 µm) es el principal constituyente de la materia orgánica para
todas las situaciones estudiadas menos para el bosque, el cual tiene como fracción
principal a la gruesa el cual representa un 60% del total. El stock CO, su calidad y su
distribución en el perfil es sensible al cambio de uso de la tierra operado en la región
estudiada.
Introducción
Desde fines de la década del ’70 se viene dando en el país un avance de la frontera
agropecuaria (Gasparri et al., 2009; Viglizzo & Jobbagy, 2010). El Chaco Subhúmedo y
Semiárido de la provincia de Santiago del Estero tiene una de las mayores superficies
de bosques nativos y desde 1997 ocurrió un notable aumento de la superficie
desmontada (Albanesi et al., 2003; Volante et al., 2009).
La pérdida de los bosques no solo reduce los stocks de carbono en la vegetación sino
también causa pérdidas importantes del carbono orgánico del suelo (Neillet al., 1998;
Post & Kwon, 2000; Desjardins et al., 2004). El bosque chaqueño posee un 60% del C
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acumulado en la biomasa área y un 40% en el primer metro del suelo, y por la gran
superficie que ocupa en la Argentina constituye un gran reservorio de carbono (Gasparri
et al., 2008). Por la introducción de la agricultura se puede perder hasta un 50 % de
materia orgánica del suelo después de 20 a 30 años en los bosques de América tropical,
hasta llegar a un nuevo equilibro (Eswaran et al., 1993). En el E del Chaco Subhúmedo
se han detectado reducciones en los niveles de la materia orgánica en los primeros
centímetros, sobre todo de su fracción lábil (Álvarez & Lavado, 1998; Roldán et al.,
2000; Albanesi et al., 2003; Sánchez et al., 2006; Barbero et al., 2010), ya que las
prácticas agropecuarias no solo afectan a la cantidad total de CO sino que controlan el
retorno de ésta siendo diferentes en cada fracción dependiendo de la labilidad de los
materiales incorporados (Conteh et al., 1998). Los principales motivos que generaron
dicha disminución fueron la deforestación sumada al monocultivo de soja y algodón, el
aumento de los años de agricultura y el manejo inadecuado.
El objetivo del presente trabajo fue determinar el stock de carbono orgánico (CO) y el
carbono particulado del Chaco Subhúmedo en suelos con diferentes usos: agrícola
(menos de 10 años y más de 20 años bajo agricultura), pastura y bosque.
Materiales y Métodos
Sitio de muestreo
El muestreo se llevó a cabo en lotes de establecimientos del este del Departamento
Moreno de la provincia de Santiago del Estero (Figura 1). Este área se encuentra dentro
de la región natural Chaco subhúmedo y ocupa una franja meridional que bordea el
límite Este del Chaco semiárido (Vargas Gil, 1988). Las precipitaciones anuales varían
de 700 mm a 1000 mm. La temperatura media anual es de 21°C. Los suelos más
representativos son los Haplustoles, Argiustoles y Ustifluventes (Vargas Gil, 1988).
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Muestreo y determinaciones
Se seleccionaron 4 situaciones de uso del suelo más comunes en la región: lotes
agrícolas bajo siembra directa continua con distintos periodos de uso a partir del
desmonte (menores a 10 años y mayores a 20 años), bosque nativo (cortinas forestales)
y pasturas de Megathyrsus maximus (Panicum maximun cv. GattonPanic). Se
seleccionaron 8 lotes por situación muestreando hasta el metro de profundidad de 0 a 5
cm, de 5 a 20 cm y luego cada 20 cm. De cada estrato se tomaron 4 submuestras.
Resultados y Discusión
Densidad aparente
En el bosque nativo la DA aumenta con la profundidad, en superficie (0-20 cm) en
promedio el valor es de 0.88 Mg m-3 y en el estrato más profundo (80-100 cm) la DA es
de 1.14 Mg m-3, es decir que hay un aumento del 30%. Los lotes agrícolas no siguen
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dicha tendencia, sus densidades son mayores en superficie (0-20 cm) y en profundidad
(80-100 cm) y los menores valores se encuentran en el estrado de 20 a 80 cm. La
pastura con 15 años de uso ganadero tienen valores similares a los de los lotes
agrícolas con pocos años de uso solo que a los 40-60 cm los valores de densidad son
más altos (Tabla 1).
Hasta los 60 cm hay diferencias significativas entre las tres situaciones analizadas
(p<0.05), por lo que existe un efecto del uso sobre la DA de los suelos. Los suelos con
más de 20 años de uso agrícola poseen una DA de 1.20 Mg m-3 en los primeros 20 cm,
un 8% mayor que los suelos de con pocos años de uso y las pasturas (1.11 Mg m-3) y un
36% por arriba de los valores que posee el bosque nativo (0.88 Mg m-3). En el estrato de
20 a 40 cm los lotes con más años de uso tienen una DA de 1.14 Mg m -3, 6% más que
los de menor uso y pasturas (1.08 t m-3) y 16% más que la situación prístina (0.96 Mg m -
3
). En la capa de 40 a 60 la pastura posee mayor DA (1.17 Mg m -3) un 17% más que el
bosque, de 60 a 80 cm la DA para las tres situaciones es de 1.09 Mg m -3 y de 80 a 100
cm de 1.15 Mg m-3 (Tabla 1).
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Tabla 1: Densidad aparente del suelo hasta el metro de profundidad. Letras diferentes
indican diferencias significativas entre situaciones dentro de un mismo estrato (p<0.05).
Agrícola
Profundidad Bosque Pastura 6 a 7
> 20 años
(cm) años
Mg m-3 Mg m-3 Mg m-3 Mg m-3
0a5 0.88 c 1.10 b 1.12 b 1.20 a
5 a 20 0.89 c 1.10 b 1.11 b 1.21 a
20 a 40 0.96 c 1.09 b 1.07 b 1.14 a
40 a 60 1.00 d 1.17 a 1.07 c 1.13 b
60 a 80 1.08 a 1.11 a 1.10 a 1.09 a
80 a 100 1.14 a 1.15 a 1.15 a 1.16 a
Stocks de Carbono
Se observa una influencia del uso del suelo hasta el metro de profundidad menos en el
estrato de 20 a 40 cm donde todos poseen las misma cantidad de carbono (19,5 Mg ha-1).
Hay una reducción significativa en el CO de los lotes agrícolas con respecto a la
situación prístina (cortina de bosque nativo) en los primeros 20 cm y desde los 40 a 80
cm de profundidad. Las pasturas solo presentan dicha reducción en el estrato
superficial. Entre el 34% y el 48% del CO se encuentra en los primeros 20 cm de suelo,
en los bosque el carbono se encuentra más estratificado (Jobbágy & Jackson, 2000).
Para el estrato de 0 a 20 cm la disminución en el CO fue de un 45%. Estos resultados
coinciden con los obtenidos por Rojas (2012) en la región, pero difieren con los
obtenidos por Albanesi et al. (2003), quien no encontró diferencias significativas para el
horizonte superficial. La distribución vertical del CO tiende a seguir el diseño del sistema
radical de las vegetación (Jobbágy & Jackson, 2000), por esto a mayor profundidad las
pasturas poseen mayor carbono ya que sus raíces son abundantes de 80 a 100 cm
(Figura 2).
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Figura 2. Distribución del contenido de carbono del suelo (CO) hasta los 100 cm de
profundidad para distintos usos de suelos. Letras minúsculas diferentes indican
diferencias significativas entre situaciones dentro de un mismo estrato (p<0.05).
Tabla 2. Concentración de carbono del suelo (CO) hasta los 100 cm de profundidad.
Letras minúsculas diferentes indican diferencias significativas entre situaciones dentro
de un mismo estrato (p<0.05).
Agrícola
Bosque Pastura
Profundidad (cm) 6 a 9 años >20 años
g k g -1 g k g -1 g k g -1 g k g -1
0a5 3.84 a 2.09 b 1.89 bc 1.73 c
5 a 20 3.08 a 1.25 b 1.32 b 1.19 b
20 a 40 1.02 a 0.95 ab 0.86 bc 0.84 c
40 a 60 0.95 a 0.80 b 0.54 c 0.48 c
60 a 80 0.70 a 0.53 b 0.46 bc 0.36 c
80 a 100 0.38 b 0.51 a 0.39 bc 0.29 c
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Figura 3. Stocks de carbono a masa constante de suelo (9885 Mg ha-1 de suelo) para
distintos años de uso del suelo.
El mayor contenido de CR en los lotes agrícolas que representa el 78% del total de
muestra que existe una redistribución del CO desde fracciones más lábiles a fracciones
más humificadas, las cuales tienen una tasa menor mineralización de nutrientes.
Estos resultados coinciden con los obtenidos por Albanesi et al. (2003), Ferrary et al.
(2014) y Galantini & Suñer (2008).
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Figura 4: Carbono resistente <53µm (CR), carbono particulado fino 53µm - 212µm
(CPF) y carbono particulado grueso 212µm - 2000 µm (CPG) para diferentes situaciones
de 0 a 5 cm (A) y de 5 a 20 cm de profundidad (B). Letras diferentes indican diferencias
significativas (p<0.05).
Conclusiones
Agradecimientos
Bibliografía
Aber JD & JM Melillo.2001. Terrestrial Ecosystems. San Diego. Harcourt and Science
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8
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“Ordenamiento Territorial: un desafío para la Ciencia del Suelo”
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1
Facultad de Agronomia (UBA); 2Instituto de Suelos INTA Castelar; 3CONICET. *Av. San
Martín 4453 CABA.
* [email protected].
Resumen
Las propiedades físicas del suelo están asociadas al contenido de carbono orgánico y al
manejo del suelo. La materia orgánica es uno de los elementos que contribuye a la
unión de las partículas elementales del suelo para formar agregados junto a otros
agentes de unión. Uno de los indicadores de calidad física del suelo es la estabilidad de
los agregados que permite caracterizar la resistencia del suelo a la degradación física.
El objetivo del presente trabajo fue determinar la estabilidad estructural (EE) de los
suelos del Chaco Subhúmedo con distinta cantidad de años de uso agrícola desde el
desmonte (menos de 10 años bajo agricultura y más de 20 años de agricultura), con
pastura y bosque (cortina forestal). Se determinó la EE de los primeros 20 cm de suelo
según la metodología descripta por Le Bissonnais donde se aplican tres tratamientos a
la muestra: 1) Humectación rápida 2) Agitación en húmedo 3) Humectación lenta. Se
correlacionó la estabilidad con el contenido de carbono orgánico total y sus diferentes
fracciones. La estabilidad es mayor para el bosque y la pastura (Diámetro medio
ponderado DMP = 1.67 mm). Los lotes agrícolas poseen un DMP de 0.76 mm un 54%
menos que la situación prístina y la pastura. Las mayores diferencias se dieron en el
tratamiento de humectación rápida (62%) y la menor en el tratamiento de agitación en
húmedo previa humectación en alcohol (44%). La EE está directamente relacionada con
la fracción particulada gruesa (212µm -2000µm) del carbono orgánico (r=0.6 p=<0.01) y
el carbono total (r=0.48 p<0.01). Se observa un importante cambio en la EE por el uso
agrícola, llegando a niveles críticos que los hacen susceptible a la erosión. La pastura
resulta una buena alternativa para la conservación de la estabilidad del suelo
minimizando los riesgos de erosión.
Introducción
Las propiedades físicas del suelo como su estructura, porosidad, entre otras, están
asociadas al contenido de carbono orgánico y al manejo del suelo (tránsito, rotación,
labranza) (Carter, 2002; Marland et al., 2004). La materia orgánica es uno de los
elementos que contribuye a la unión de las partículas elementales del suelo para formar
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agregados junto a otros agentes de unión (Tisdal & Oades, 1982). El uso agropecuario
afecta a las propiedades y funciones del suelo, si el manejo no es el adecuado se
generan formas estructurales que afectan negativamente el flujo de aire, de agua y
nutrientes a través de los espacios porosos y genera una menor resistencia al impacto
de la lluvia siendo más susceptible a la erosión (Elliot, 1986; Zhang & Miller, 1996; Le
Bissonnais et al., 2007). Uno de los indicadores de calidad física del suelo es la
estabilidad de los agregados que permite caracterizar la resistencia del suelo a la
degradación física (Arshad & Cohen, 1992).
Desde fines de la década del ’70 se viene dando en el país un avance de la frontera
agropecuaria (Gasparri & Grau, 2009; Viglizzo & Jobbagy, 2010). El Chaco Subhúmedo
y Semiárido de Santiago del Estero tiene una de las mayores superficies de bosques
nativos y desde 1997 ocurrió un notable aumento de la superficie desmontada (Albanesi
et al., 2003; Volante et al., 2009). El cambio del uso de la tierra influye sobre las
propiedades físicas, químicas y biológicas del suelo (Lal, 1993).
El objetivo del presente trabajo fue determinar la estabilidad estructural de los suelos del
Chaco Subhúmedo con distinta cantidad de años de uso agrícola desde el desmonte
(menos de 10 años bajo agricultura y más de 20 años de agricultura), con pastura y
bosque (cortina forestal).
Materiales y Métodos
Sitio de muestreo
El muestreo se llevó a cabo en lotes de establecimientos del Este del Departamento
Moreno de la provincia de Santiago del Estero (Figura 1). Este área se encuentra dentro
de la región natural Chaco subhúmedo y ocupa una franja meridional que bordea el
límite Este del Chaco semiárido (Vargas Gil, 1988). Las precipitaciones anuales varían
de 700 mm a 1000 mm. La temperatura media anual es de 21°C. Los suelos más
representativos son los Haplustoles, Argiustoles y Ustifluventes (Vargas Gil, 1988).
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Muestreo y determinaciones
Se seleccionaron 4 situaciones de uso del suelo más comunes en la región: lotes
agrícolas bajo siembra directa continua con distintos periodos de uso a partir del
desmonte (menores a 10 años y mayores a 20 años), bosque nativo (cortinas forestales)
y pasturas de Megathyrsus maximus (Panicum maximun cv. GattonPanic). Se
seleccionaron 8 lotes por situación muestreando hasta 20 cm de profundidad. Se
tomaron 4 submuestras por lote.
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Resultados y Discusión
El DMP es mayor para el bosque y la pastura (1.67 mm) en todos los tratamientos sobre
todo en el tratamiento de menor estrés (humectación lenta por capilaridad). Los lotes
agrícolas poseen un DMP de 0.76 mm un 54% menos que la situación prístina y la
pastura (Figura 2). Teniendo en cuenta las clases de estabilidad los primeros son suelos
estables con riesgo a la erosión limitada y los segundos inestables con frecuente riesgo
a la erosión.
Las pasturas a pesar de tener un uso pecuario tienen valores de estabilidad iguales a
los del bosque en los primeros 20 cm. Este incremento puede responder al entramado
físico de las raíces finas de la gramínea implantada (GattonPanic) permanentes durante
todo el año (Six et al., 2004).
4
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La materia orgánica influye sobre la estructura del suelo, pero a la vez la formación de
agregados estabilizados facilita el secuestro de carbono y provee una protección física
al carbono del suelo (Onweremadu et al., 2007).
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Conclusiones
Agradecimientos
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XXV CONGRESO ARGENTINO DE LA CIENCIA DEL SUELO
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(1) (2, )
EEA INTA Anguil, Ruta 5, km 580, CP 6326, CC11. Anguil, La Pampa. * Fac de
Agronomía UNLPam, Ruta 35, CP6300, CC30. Santa Rosa, La Pampa.
* [email protected]
Resumen
Introducción
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En la práctica especies tan bien conocidas como agropiro o festuca entre otras se les
asigna escasa tecnología y difícilmente llegan a expresar su capacidad productiva
(Agnusdei et al., 2010; Parsons et al., 2010). El alto potencial de estas especies en la
región pampeana estaría relacionada con su plasticidad al suelo y al clima lo cual
asegura una alta persistencia en comparación con otras especies (Agnusdei et al.,
2014).
Sin embargo, los requerimientos para que festuca logre buenos niveles productivos son
equivalentes a los de la mayoría de las gramíneas forrajeras cultivadas (Agnusdei et al.,
2014).
2
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A pesar del potencial en la producción de pasto que brindan las pasturas perennes,
tanto puras o consociadas con especies de leguminosas, las mismas siguen siendo
subutilizadas y la ganadería depende en gran medida de verdeos anuales.
Materiales y Métodos
El diseño utilizado fue en bloques completos al azar con 3 repeticiones y los resultados
fueron analizados mediante modelos lineales mixtos con medidas repetidas en el tiempo
3
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para cada especie. La comparación de medias se realizó mediante Test de Fischer (p≤
0,05).
Resultados preliminares se han presentado en las II Jornadas Nacionales de Suelos en
Ambientes Semiáridos llevadas a cabo en septiembre del 2015 en la ciudad de Santa
Rosa, La Pampa.
Resultados y Discusión
Resultados similares fueron obtenidos por Vallejo et al. (2002) quienes sobre un
Haplustol con bajo contenido de MO (1,1%) evaluaron la respuesta de pasto ovillo a la
fertilización nitrogenada. Utilizaron dosis de 60kgNha-1 aplicadas en setiembre y febrero
(durante dos años) obteniendo una importante respuesta en producción de materia seca
(acumulado de cinco cortes: testigo 7.065 y fertilizado 14.100 kg MS ha-1) y en los
contenidos promedios de proteína (8,7 a 10,4%). También Mills et al. (2009) confirmaron
que el nitrógeno fue el factor más limitante para la producción de pasto en secano.
4
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a) b)
MS (kg ha-1) MS (kg ha-1)
14000 14000
12000 a a 12000 a
10000 10000
8000 8000
b
6000 a 6000 b c
a c
4000 b 4000 d d
b a a
2000 2000
0 0
T F T F T F T F T F T F T F T F
1 er año 2 año 3er año 4to año 1 er año 2 año 3er año 4to año
5
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a) b)
MS (kg ha-1)
MS (kg ha-1)
30000
30000
T a a
25000 T
25000 a
20000 F F
20000
b
15000 15000
10000 10000
5000 5000
0 0
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 0 200 400 600 800 1000 1200 1400
Dias siembra Dias siembra
Figura 2: Producción de materia seca (MS) de testigo (T) y fertilizado (F) desde siembra
hasta 1.319 días en a) festuca + agropiro y b) agropiro + alfalfa.
El UC promedio durante el ciclo de ambas pasturas fue similar, siendo 675 mm para FA
y 655 mm para AA; la EUA promedio de los 4 años fue superior en AA (10,8kg MS ha-
1
mm-1) con respecto a FA (8,7kg MS ha-1mm-1).
En FA en el 2do año el UC fue 160 mm menos que en el 1er año, y el 3ero fue el de
mayor UC; las precipitaciones ocurridas en el 1er año de la pastura fueron de 600 mm
donde el 52 % de éstas ocurrieron entre la siembra y el 1er corte y durante el 2, 3 y 4to
corte se distribuyó en 11,9, 16 y 19,5%; durante el 2do año las precipitaciones fueron de
746 mm con una distribución para el 4to, 5to, 6to y 7mo corte de 20,6, 10,7, 33,2 y
35,5% y en el 3er año las precipitaciones ocurridas fueron de 793 mm con una
distribución para el 8vo, 9no y 10mo corte del 33,9, 13,3 y 52,8%. Cabe aclarar que no
se encontró relación entre la producción de materia seca por corte y las precipitaciones
ocurridas entre cada corte lo cual refleja la importancia de considerar el suelo, su textura
y profundidad a la penetración de las raíces como factores de suma importancia en la
transferencia del agua de las precipitaciones entre distintos periodos.
La EUA fue muy diferente entre el 1er año y los restantes. Se puede observar en la
Tabla 1 en FA que del 1er al 2do año la misma fue 6,9 kgMSha-1mm-1 menor, del 2do al
3er año 3,7 kg MS ha-1mm-1 menos y del 3er hasta la finalización en el 4to año 0,6kg MS
ha-1mm-1 menos.
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Para la pastura de AA los UC fueron similares a FA excepto en el 4 to año, pero las EUA
fueron mayores, también se evidenció una disminución importante entre el 1er y 2 año
de 5,1 kg MS mm-1 ha-1 y 4 kg MS ha-1mm-1 entre el 2do y 3er año, obteniéndose un
aumento de 2,2 kg MS ha-1mm-1entre el 3er y 4to año.
Según Hendrickson et al., (2013) una manera de mejorar la EUA sería lograr que la
pastura genere más biomasa con la misma cantidad de agua o utilizar menos agua para
producir la misma biomasa.
Tabla 1: Uso consuntivo (UC) y eficiencia en el uso del agua (EUA) en festuca +
agropiro (FA) y agropiro + alfalfa (AA).
FA AA
UC (mm) EUA UC (mm) EUA
-1 -
(kgMS mm ha (kg MS mm-1
1
) ha-1)
1er año 757 15,9 731 16,1
2do año 597 9 619 11
3er año 878 5,3 889 7
4to año * 467 4,7 382 9,2
Promedio 675 8,7 655 10,8
*Producción hasta enero del 4 año, momento de finalización de la pastura.
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En promedio la pastura FA produjo por día 1,8 y 2,6 kg ha-1 de proteína para T y F
respectivamente, mientras que AA presentó valores mayores (2,8 y 3,1 kgha-1 de
proteína para T y F respectivamente).
El costo hídrico para la producción de este indicador de calidad para la pastura FA fue
1,07 kg de proteína ha-1 mm-1 y en AA 1,51 kg de proteína ha-1mm-1.
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a) b)
Proteína (kg ha-1) Proteína (kg ha-1)
5000 5000
a
4000 4000 a
a
3000 3000
b
2000 2000
T T
1000 1000
F F
0 0
0 200 400 600 800 1000 1200 1400 0 200 400 600 800 1000 1200 1400
Ds siembra Ds siembra
Figura 3: Contenido de proteína en la materia seca de testigo (T) y fertilizado (F) desde
la siembra hasta los 1.319 días en a) festuca + agropiro y b) agropiro + alfalfa.
Conclusiones
Bajo las condiciones del presente estudio los resultados en general muestran que AA
presentó mayor producción, mejor calidad (proteína, digestibilidad) y no fue significativa
la respuesta a la fertilización nitrogenada, respecto de FA. Mientras que en la pastura de
gramíneas la respuesta a la fertilización fue significativa, incidiendo tanto sobre biomasa
como en el contenido de proteína. También resulta interesante destacar que el efecto de
la fertilización en FA se tradujo en primera instancia en la calidad del forraje producido
(a partir de los 369 días de la siembra) y luego en la cantidad del mismo (a partir los 537
días).
Las especies estudiadas tienen un rol fundamental por tratarse de pasturas que
rehabilitan suelos marginales y mejoran su capacidad productiva con elevada
producción de forraje de calidad para el uso ganadero.
9
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Agradecimientos
Deseamos agradecer a Ignacio Ávila de la empresa Gentos por brindar la semilla para
realizar la siembra de la pastura y al PRET (1282101) y Proyecto Nacional de Agua del
INTA por financiar la experiencia.
Bibliografía
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ALBERTO QUIROGA (1,2 *), AGUSTÍN ODERIZ (1), MAURICIO UHALDEGARAY (1),
CRISTIAN ALVAREZ (1), ERIC SCHERGER (1), ROMINA FERNÁNDEZ (1,2) & ILEANA
FRASIER (1,2).
(1)
EEA INTA Anguil, Ruta 5, km 580, CP 6326, CC11. Anguil, La Pampa; (2) Facultad de
Agronomía - UNLPam, Ruta 35, CP 6300, CC 30. Santa Rosa, La Pampa.
* [email protected]
Resumen
Introducción
1
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2
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Materiales y Métodos
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Resultados y Discusión
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resultando menos resistente y/o resiliente en relación con V que presentó mayor
contenido de MO (4,5%) y menor SC (0,42).
a) b)
5 2
y = -0,0037x + 1,69
R² = 0,6; p=0,0001
4
1,5
3
MO (%)
DAm
1
2 y = -0,01x + 1,55
R² = 0,44; p=0,0016
0,5
1 y = 0,02x + 0,78
R² = 0,5; p=0,0006
0 0
0 20 40 60 80 0 20 40 60 80 100
A + L (%) A + L (%)
Virgen Agrícola
Virgen Agrícola
a) b)
2 2
1 1
0 0
0 1 2 3 4 5 0 10 20 30 40
MO (%) Humedad (%)
MÓDULO ATREUCÓ - Monte
MÓDULO ATREUCÓ - Soja Contínua
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a) b)
2 4
1,5 3
y = 1,93x-0,5
DAm
SC
2 R² = 0,4; p=0,0025
y = 0,03x2-0,29x + 1,88
0,5 R² = 0,69 ; p<0,0001 1
0 0
0 1 2 3 4 5 0 1 2 3 4 5
MO (%) MO (%)
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a) b)
1,60 1,60
1,50 1,50
DA (gr.cm-3)
DA (gr.cm-3)
1,40 1,40
1,30 1,30
1,20 1,20
1,10 1,10
1,00 1,00
0,0 10,0 20,0 30,0 0,0 10,0 20,0 30,0
% Humedad % Humedad
SAN CARLOS - Soja SAN CARLOS - Pastura 9 de JULIO - Agrícola Continua 9 de JULIO - Pastura
Figura 4: Curvas Proctor correspondientes a manejos contrastantes en Hapludoles de
Bolivar (a) y 9 de Julio (b).
a) b)
30 1,8
y = 0,0818x + 17,308
R² = 0,16 1,6
25
DAm (gr.cm-3)
1,4
20 1,2
Hc (%)
15 1 R² = 0,6784
0,8
10 y = 0,0988x + 11,785 0,6
5 R² = 0,59
0,4
0 0,2
0 20 40 60 80 100 0
A + L (%) 0 1 2 3 4 5 6
cc virgen cc agrícola MO (%)
Figura 5: Influencia del manejo sobre la humedad crítica (Hc) a la que se alcanza la
DAm en suelos de distintas granulometrías (a) y variación de la DAm en función de los
contenidos de MO (b).
Puede concluirse que si bien estos resultados son preliminares y parciales de una
amplia zona de estudio, los mismos ponen en evidencia la importante influencia que la
MO posee sobre la sostenibilidad de los suelos al incidir (en interacción con la
granulometría) sobre propiedades físico-hídricas, tanto en regímenes de humedad
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Resumen
Introducción
Las terrazas son una práctica complementaria para el control de la erosión hídrica. Se
aplican en las zonas con ambientes frágiles. El principal efecto radica en que se acorta
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Objetivo
Materiales y Métodos
Se estimó el valor de erosividad de las lluvias (R) para la localidad en 527 T/ha.año.
Las pendientes en las zonas elegidas para el trabajo tienen longitudes mayores a 300m
y gradientes entre 2,2% y 3%, lo que resulta en valores de L.S entre 0,3 y 0,7.
Se utilizaron valores de variable C de: 0,55 para el cultivo convencional de Soja-Soja;
0,09 para rotación Trigo-Soja con siembra directa y 0,15 tanto para el caso de labranza
convencional en una rotación trigo-soja como para la situación de siembra directa en
una rotación soja-soja.
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Figura1: Geo-ubicación de las terrazas, delineadas como vectores que son importados
al SIG.
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Wischmeier y Smith (1978), proponen un valor del factor P de 0,6 para pendientes de
entre 1 y 2% con una longitud máxima de 122 metros. En el sector de terrazas,
prácticamente la totalidad de la superficie tiene estas características por lo que se tomó
el valor de P propuesto por Wischmeier y Smith.
Resultados
A partir de los mapas resultados del SIG, en diferentes usos, podemos conocer el efecto
de las terrazas en los mapas de erosión actual para cada una de las situaciones
posibles de manejo, cultivos y sistemas de labranza.
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Figura 5: Erosión actual en las situaciones de labranza convencional con rotación trigo-
soja y siembra directa con rotación soja-soja.
Figura 6: Efecto de las terrazas sobre el mapa de erosión actual en las situaciones de
labranza convencional con rotación trigo-soja y siembra directa con rotación soja-soja.
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Esto se explica en el importante efecto que tienen las terrazas en las zonas donde están
emplazadas, logrando que en su área de influencia sólo un 0,2% de la superficie quede
con niveles por sobre los tolerables, cifra que es prácticamente despreciable.
Para la situación de siembra directa con una rotación trigo-soja, (Figura 7) el efecto de
las terrazas es mínimo, ya que si bien se logra reducir la superficie afectada por
pérdidas de suelo superiores a las toleradas más de un 50%, el aporte en definitiva es
insignificante por la protección alta, causada por el sistema de manejo,
independientemente de la construcción de las terrazas.
Figura 7: Efecto de las terrazas sobre el mapa de erosión actual en siembra directa con
una rotación trigo-soja.
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Bibliografía
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LUCÍA CASALI 1,2,*, JUAN MANUEL HERRERA 1,3, GERARDO RUBIO 1,2
1
INBA CONICET, Facultad de Agronomía, UBA, Av. San Martín 4453 (1417DSE) Ciudad
Autónoma de Buenos Aires; 2Cátedra de Fertilidad y Fertilizantes, Facultad de
Agronomía, UBA, Av. San Martín 4453 (1417DSE) Ciudad Autónoma de Buenos Aires;
3
Agroscope, Institute of Plant Production Sciences, Route de Duillier 50, Nyon – Suiza
* [email protected]
Resumen
Introducción
El Chaco Semiárido es una de las subregiones en las que se divide el Gran Chaco
Americano (Red Agroforestal Chaco Argentino, 1999; Naumann, 2006; Adámoli et al,
2011; REGATTA-PNUMA, 2013). En las últimas décadas ha experimentado una fuerte
1
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expansión agrícola (Boletta, 2001; Morello et al., 2005; Torella et al., 2005; Torella &
Adámoli, 2005; Boletta et al., 2006, Adámoli et al., 2011). En general, las prácticas
agronómicas empleadas actualmente en el Chaco Semiárido Argentino son las
utilizadas en la Región Pampeana. Sin embargo, las notorias diferencias ambientales
entre ambas (mayores riesgos hídrico y térmico para los cultivos y mayor riesgo de
deterioro edáfico en el Chaco Semiárido) determinan la necesidad de generar
información local que permita diseñar prácticas que compatibilicen una alta
productividad con la preservación de los recursos naturales, principalmente el suelo.
El clima del Chaco Semiárido es subtropical semiárido, con áreas que presentan las
máximas temperaturas absolutas del continente y un promedio anual de lluvias de entre
500 y 750 mm (Naumann, 2006). Las precipitaciones presentan una alta variabilidad
interanual con predominio estival. Este régimen permite hacer agricultura de secano,
aún con serios riesgos de sequías. El incremento de las precipitaciones en las últimas
décadas y el corrimiento de las isohietas hacia el Oeste impulsaron el avance agrícola
(Hoffmann, 1989; Bonino, 2006; Serio & Zalazar, 2012; Ricard et al., 2014; Barros et al.,
2015). Sin embargo, si este incremento se revirtiera, se podrían disparar procesos de
desertificación de difícil reversibilidad y muchas áreas podrían presentar vulnerabilidad a
la erosión (Paruelo et al., 2005; Oesterheld, 2008; Perez-Carrera et al., 2008). Por lo
tanto, el desarrollo agrícola está condicionado por el régimen pluviométrico y térmico y
demanda una adecuada planificación y una correcta gestión de los recursos hídricos
(Gorleri, 2005).
Las predicciones del Quinto Informe del IPCC (IPCC, 2014) muestran una tendencia al
calentamiento y la desecación en las regiones semiáridas. Las proyecciones globales
indican que el cambio climático hará que aumente progresivamente la variabilidad
interanual de los rendimientos de los cultivos en muchas regiones. Esos impactos
ocurrirán en un contexto de rápido crecimiento de la demanda de cultivos. Dentro de las
estrategias de adaptación al cambio global, se mencionan frecuentemente la
introducción de cultivares más adaptadas al cambio (temperatura y sequía) y/o
estrategias de manejo de los sistemas agrícolas (Tilman et al., 2001; Smith & Skinner,
2002; Travasso et al., 2009). Las perspectivas específicas para el Gran Chaco sugieren
una alta vulnerabilidad al cambio climático, principalmente debido a su conformación
geológica y localización geográfica (REGATTA -PNUMA, 2013). Este estudio prevé,
según el escenario climático A2 del IPCC (ver https://www.ipcc.ch/pdf/special-
reports/spm/sres-sp.pdf), un aumento significativo de la temperatura media anual de
1,2°C para la década 2031-2040 respecto al período 1961-1990.
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La conservación del agua del suelo es particularmente importante para los cultivos de
secano de las zonas semiáridas, donde las precipitaciones son escasas y erráticas. Las
prácticas de manejo asociadas a la conservación de los residuos de cosecha
contribuyen a controlar la erosión hídrica y eólica del suelo, retardan la pérdida de
materia orgánica y aumentan la conservación del agua del suelo (Unger et al., 1991;
Varela et al., 2014). Bussière & Cellier (1994) indican que los residuos también
disminuyen la temperatura del suelo (promedio y amplitud). Karlen et al. (1994)
evaluaron el efecto de los residuos en la calidad de un suelo cultivado con maíz bajo
siembra directa por diez años. Encontraron que, en aquellos suelos con residuos, los
agregados del suelo eran más estables en agua, la actividad microbiana era mayor, y
las concentraciones de carbono total más altas. Debaeke & Aboudrare (2004)
mencionan diferentes estrategias para maximizar la eficiencia agronómica por unidad de
lluvia caída, entre ellas, minimizar pérdidas por evaporación desde el suelo y por
escorrentía. Indican que la cobertura y la compactación del suelo influyen en estos
procesos y son factores relativamente controlables mediante prácticas agronómicas.
El objetivo de este trabajo fue evaluar, mediante simulaciones DSSAT, el efecto de dos
residuos de cosecha (maíz y soja) sobre el rendimiento de maíz en un escenario de
cambio climático y en dos suelos del Chaco Semiárido.
Materiales y Métodos
Para estimar el rendimiento del maíz en dos suelos bajo dos escenarios climáticos y con
dos tipos de residuos de cosecha, se utilizó el modelo CERES-maize del paquete de
simulación agronómica DSSAT (Decisión Support System for Agrotechnology Transfer)
(Hoogenboom et al., 2010).
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Tabla 1. Datos analíticos del perfil típico de la serie Añatuya. Fuente: SigSE (Angueira et al., 2007).
Tabla 2. Datos analíticos del perfil típico de la serie Bandera. Fuente: SigSE (Angueira et al., 2007).
Los parámetros de manejo del cultivo ingresados en DSSAT fueron los indicados por la
Oficina de Riesgo Agropecuario (http://www.ora.gov.ar/) como los más habituales para
la zona. En las simulaciones se consideró como fecha de siembra: 20 de diciembre del
2013, densidad: 7 plantas m-2 y distancia entre hileras: 52 cm. El cultivar utilizado fue DK
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Para estudiar el efecto de dos residuos de cosecha (maíz y soja) sobre el rendimiento
de maíz, se calculó la producción de rastrojo del cultivo antecesor según lo indicado por
Álvarez et al. (2012). El rendimiento del cultivo antecesor se obtuvo del Sistema
Integrado de Información Agropecuaria del Ministerio de Agroindustria
(http://www.siia.gov.ar/). (maíz 3900 kg ha-1, soja 1800 kg ha-1). Según la fórmula
mencionada, la producción de rastrojo fue de 3334 kg ha-1 y 2071 kg ha-1
respectivamente.
Resultados y Discusión
Bajo el escenario “temperatura control”, el ciclo del cultivo tuvo una duración de 102
días, durante los cuales llovieron 405 mm con un promedio de temperatura máxima de
34,2°C y de temperatura mínima de 20,8°C. Bajo el escenario “temperatura control +
1,2°C”, el ciclo del cultivo tuvo una duración de 95 días, durante los cuales llovieron 395
mm, con un promedio de temperatura máxima de 35,8°C, y de temperatura mínima de
22,2°C.
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Edreira & Otegui (2012) estudiaron, con ensayos a campo (llevados a cabo en la
Facultad de Agronomía de la UBA), el efecto del golpe de calor en distintos momentos
del ciclo de maíz sobre, entre otras cosas, el rendimiento. Encontraron que un aumento
promedio de la temperatura máxima de 35,5°C durante quince días a partir del inicio del
llenado activo de granos, redujo el rendimiento 40,5%. Resultados similares se
obtuvieron en las simulaciones realizadas en este trabajo. Bajo el escenario
“temperatura control +1,2°C”, donde la temperatura máxima promedio durante el ciclo
del cultivo fue de 35,8°C, se encontró que, al sembrar sobre suelo desnudo, las
reducciones del rendimiento fueron de entre 36,0 y 38,6% (Tabla 3). En otros trabajos
predijeron menores reducciones en el rendimiento frente al cambio climático. Lobell et
al. (2011) estudiaron, a través de modelos, las tendencias climáticas entre 1980 y 2008
y su efecto en la producción global de cultivos. Encontraron una tendencia positiva y
significativa en la temperatura, que produjo una disminución en la producción global de
maíz de 3,1%. El aumento de 1°C tiende a reducir los rendimientos por arriba del 10%
(excepto en países de latitudes altas). También indican que la mayoría de los impactos
del cambio climático sobre los rendimientos, estuvieron asociados principalmente a las
tendencias en la temperatura más que a las tendencias en las precipitaciones.
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Tabla 3. Rendimiento simulado de maíz en un Haplustol éntico y un Haplustol típico (Añatuya y Bandera,
respectivamente) sembrado sobre suelo desnudo (“sin residuo”), sobre residuo de cosecha de soja (“soja”) y
sobre residuo de cosecha de maíz (“maíz”). Las simulaciones se realizaron con dos escenarios climáticos:
“temperatura control” (clima de Añatuya correspondiente al período 2013-2014) y “temperatura control
+1,2°C” (clima control aumentando la temperatura máxima y mínima 1,2 °C). En la última columna se indica
el porcentaje de cambio en el rendimiento entre las simulaciones bajo los dos escenarios climáticos.
Temperatura Temperatura
Serie de suelo Residuo Cambio (%)
control control +1,2°C
Tabla 4. Evaporación (E) y evapotranspiración (EVT) simulada entre siembra y cosecha del maíz en un
Haplustol éntico y un Haplustol típico (Añatuya y Bandera, respectivamente) sembrado sobre suelo
desnudo (“sin residuo”), sobre residuo de cosecha de soja (“soja”) y sobre residuo de cosecha de maíz
(“maíz”). Las simulaciones se realizaron con dos escenarios climáticos: “temperatura control” (clima de
Añatuya correspondiente al período 2013-2014) y “temperatura control +1,2°C” (clima control aumentando la
temperatura máxima y mínima 1,2 °C). En las dos últimas columnas se indica el porcentaje de cambio en E
y EVT entre las simulaciones bajo los dos escenarios climáticos.
Temperatura Temperatura
Cambio (%)
control control +1,2°C
Serie de EVT(mm EVT(mm
Residuo E(mm) E(mm) E EVT
suelo ) )
Sin
92,90 469,10 106,40 450,80 14,53 -3,90
residuo
Sin
87,10 476,00 100,90 457,10 15,84 -3,97
residuo
9
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Tabla 5. Eficiencia en el uso del agua evapotranspirada (EUA-EVT) y eficiencia en el uso del agua de lluvia
(EUA-lluvia) de maíz en un Haplustol éntico y un Haplustol típico (Añatuya y Bandera, respectivamente)
sembrado sobre suelo desnudo (“sin residuo”), sobre residuo de cosecha de soja (“soja”) y sobre residuo de
cosecha de maíz (“maíz”). Las simulaciones se realizaron con dos escenarios climáticos: “temperatura
control” (clima de Añatuya correspondiente al período 2013-2014) y “temperatura control +1,2°C” (clima
control aumentando la temperatura máxima y mínima 1,2 °C). En las dos últimas columnas se indica el
porcentaje de cambio en EUA-EVT y EUA-lluvia entre las simulaciones bajo los dos escenarios climáticos.
Sin
14,4 16,7 9,6 11,0 -4,8 -5,7
residuo
Sin
14,3 16,8 9,1 10,6 -5,2 -6,2
residuo
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1
Catedra de Fertilidad y Fertilizantes e INBA CONICET. Fac. Agronomía UBA.;
* [email protected]
Resumen
Tradicionalmente los científicos han tratado los problemas que enfrentan las raíces de a
uno por vez (por ejemplo limitaciones por agua o P), pero la realidad es que la raíz
experimenta un amplio rango de estreses en forma simultánea. El nivel de
precipitaciones, la disponibilidad de nutrientes y las condiciones físicas de los suelos
son condicionantes principales de la productividad de los cultivos extensivos en la
Región Pampeana. El objetivo del presente trabajo fue evaluar la respuesta de trigo y
soja frente a la combinación de niveles de stress hídrico y compactación del suelo. Se
realizó un experimento en condiciones controladas haciendo crecer las plantas en
macetas sometidas a tratamientos combinados de compactación (1.31; 1.5 y 1.75
gr/cm3) y humedad de suelo (en 3 niveles de 30, 50 y 90% de la capacidad de agua
útil). La interacción densidad aparente * humedad resultó no significativa en todas las
variables analizadas para las dos especies, constituyendo un resultado inesperado. En
trigo no hubo efecto de la humedad sobre los parámetros de crecimiento. En cambio sí
hubo efecto de la densidad aparente. Soja presentó un efecto significativo sobre el
crecimiento tanto para el factor densidad como para agua disponible. Las variables
biomasa total y de raíces de soja fueron afectadas de manera similar siendo el ranking
de densidad aparente 1.31>1.5=1.75. En el caso de agua disponible (soja), el ranking
fue 90%> 30% = 50%. Ninguno de los tratamientos efectuados afectó la distribución de
las raíces por diámetro en trigo. En soja, esta distribución no fue afectada por los niveles
de densidad aparente pero los tratamientos con mayor déficit hídrico aumentaron la
proporción de raíces medias y gruesas. Nuestros resultados indicarían que la humedad
del suelo no pudo aliviar el efecto de la compactación.
Introducción
1
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(Taboada et al. 2012). Bajo estas limitantes ocurriendo simultáneamente, los cultivos se
enfrentan con condiciones adversas para la exploración del suelo, afectándose el
aprovechamiento del agua disponible y la absorción de nutrientes. A su vez, el
crecimiento de sus raíces es a menudo restringido por impedancias mecánicas como la
compactación causada por el paso de maquinarias o la presencia de horizontes muy
arcillosos o impermeables, situación común en lotes agrícolas de la región Pampeana
(Calviño y Sadras, 1999; Rubio y Taboada, 2013). Sin embargo, las impedancias físicas
del suelo pueden dejar de ser un obstáculo para el crecimiento radical cuando la
humedad es superior a ciertos niveles críticos, por lo que los períodos húmedos
enmascaran el efecto de las impedancias mientras que los períodos secos lo exacerban
(Bengough et al. 2011). Todavía no está suficientemente comprendido cómo los factores
del suelo limitan el crecimiento de la raíz, por qué períodos y bajo qué condiciones
climáticas y de humedad del suelo. Sin esta información es difícil pensar en un manejo
del suelo para maximizar la producción de cultivos (Bengough et al. 2011).
Aunque tradicionalmente los científicos han tratado los problemas que enfrentan las
raíces de a uno por vez (por ejemplo limitaciones por agua o P), la realidad es que la
raíz experimenta un amplio rango de estreses en forma simultánea (Cahill et al. 2010).
Como se arreglan entonces las raíces para cumplir tantas funciones y adaptarse a la
heterogeneidad espacial y temporal del suelo? Las raíces son estructuras modulares, lo
que les otorga flexibilidad para detectar las condiciones ambientales y responder en
consecuencia. La arquitectura y la morfología de las raíces en determinado momento
estaría, pues, determinada por un compromiso entre varios factores ambientales. El
objetivo del presente trabajo fue evaluar la respuesta de trigo y soja frente a la
combinación de diferentes niveles de stress hídrico y compactación del suelo.
Materiales y Métodos
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El diseño del ensayo fue Completamente Aleatorizado (DCA). Los resultados fueron
analizados estadísticamente mediante el programa Statistix 9 realizando un ANOVA
para el análisis de varianza y utilizando el test de comparaciones múltiples LSD para la
diferencia entre medias con un nivel de significancia del 5%.
Resultados
En trigo no hubo efecto de la humedad del suelo, lo cual indica que el nivel inferior de
humedad (30%) resultó suficiente para el crecimiento de las plantas. En cambio sí hubo
efecto de la densidad aparente del suelo. Atribuimos que no hubo efecto entre los
tratamientos de humedad dado que el cultivo de trigo, al ser invernal tiene menos
demandas hídricas en los primeros estadios asociados a una menor evaporación (la
temperatura es menor) y considerando que los riegos se realizaban diariamente no se
llegó a provocar el stress esperado en el tratamiento de menor humedad. Las variables
biomasa total y de raíces fueron afectadas de manera similar siendo el ranking de
densidad aparente 1.31>1.5>1.75. El área foliar fue significativamente afectada por la
densidad aparente presentando el mismo ranking que para las variables biomasa aérea
y de raíz, disminuyendo en suelos más compactados; resultados similares fueron
encontrados por Young et. al. (1997) para la impedancia mecánica sin variar el nivel de
humedad del suelo en trigo y cebada. En plantas de trigo, se ha sugerido una
señalización directa entre la raíz y el tallo asociada a la impedancia mecánica (Masle
and Passioura 1987).
3
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El cultivo de soja presentó un efecto significativo tanto para el factor densidad como
para agua disponible. Las variables biomasa total y de raíces de soja fueron afectadas
de manera similar siendo el ranking de densidad aparente 1.31>1.5=1.75. En el caso de
agua disponible el ranking fue 90%> 30% = 50% (Figura y tabla 1). El área foliar
presento valores de 90%>50%>30% en el factor humedad y 1.31>1.5>1.75 para el de
densidad aparente.
T r ig o Soja
600
3 0 % A g u a d is p o n ib le 30 % Agua disponible
Area foliar (cm2.pl-1)
A re a fo lia r (c m .p l )
50 % Agua disponible
-1
5 0 % A g u a d is p o n ib le
2000
9 0 % A g u a d is p o n ib le 90 % Agua disponible
2
400
200
1000
0 0
1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5 1.31 1.50 1.75
5 0 % A g u a d is p o n ib le 50 % Agua disponible
4
9 0 15
% A g u a d is p o n ib le 90 % Agua disponible
10
2
5
0 0
1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5 1.31 1.50 1.75
(g.cm-3)
-3
D e n s id a d ATprai g
r eon t e (g .c m ) Densidad Aparente
Soja
5
3 0 % A g u a d is p o n ib le 30 % Agua disponible
Biomasa radical (g. pl-1)
B io m a s a r a d ic a l ( g . p l )
-1
3
50 %
4 A g u a d is p o n ib le 50 % Agua disponible
9 0 % A g u a d is p o n ib le 90 % Agua disponible
2 3
2
1
1
0 0
1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5 1.31 1.50 1.75
Aparente (g.cm-3)
-3
D e n s id a d A p a r e n t e (g .c m ) Densidad
Densidad aparente (g.cm ) -3
Figura 1: Área foliar (cm2), Biomasa total y radical (g) por planta. Las barras
n indican error estándar medio.
Tabla 1: Resultado de los ANOVA de área foliar, biomasa total y de raíz. Las tres
variables presentaron los mismos resultados, por eso en la tabla no se discrimina por
variable.
ANOVA Humedad (A) Dap (B) A*B
Trigo n.s. *** n.s.
Soja *** *** n.s.
*** Diferencias estadisticamente significativas (p <0.05). Los
ANOVAfueron iguales para las 3 variables
4
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Morfología radical
T r ig o S o ja
150 1000
3 0 % A g u a d is p o n ib le 3 0 % A g u a d is p o n ib le
(m )
8 0500 % A g u a d is p o n ib le 5 0 % A g u a d is p o n ib le
-1
9 0 % A g u a d is p o n ib le 9 0 % A g u a d is p o n ib le
100
L o n g it u d .P la n ta
600
400
50
200
0 0
1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5 1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5
300
2 5300 % A g u a d is p o n ib le
3 0 % A g u a d is p o n ib le
5 0 % A g u a d is p o n ib le
200 5 0 % A g u a d is p o n ib le
9 0 % A g u a d is p o n ib le
)
200 9 0 % A g u a d is p o n ib le
-1
S R L (m .g
150
100
100
50
0 0
1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5 1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5
Figura 2: Longitud radical por planta expresado en metros y SRL en m/g para Trigo y
Soja. Las barras indican error estándar medio.
Tabla 2: Resultados de los ANOVA para SRL y longitud radical por planta para los dos
cultivos.
Humedad (A) Dap (B) A*B
SRL n.s. *** n.s.
Trigo Long/planta n.s. *** n.s.
SRL n.s. *** n.s.
Soja
Long/planta *** *** n.s.
*** Diferencias estadísticamente significativas (p<0.05).
5
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T r ig o S o ja
30 80
3 0 % A v a ila b le w a te r 3 0 % A g u a d is p o n ib le
5 0 % A v a ila b le w a te r 5 0 % A g u a d is p o n ib le
60
< 0 .2 m m ( % )
9 0 % A v a ila b le w a te r 9 0 % A g u a d is p o n ib le
20
40
10
20
0
0
1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5
1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5
30 50
3 0 % A v a ila b le w a te r 3 0 % A v a ila b le w a te r
5 0 % A v a ila b le w a te r 5 0 % A v a ila b le w a te r
0 . 2 - 0 .4 m m ( % )
40
9 0 % A v a ila b le w a te r 9 0 % A v a ila b le w a te r
20
30
20
10
10
0 0
1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5 1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5
30 30
3 0 % A v a ila b le w a te r 3 0 % A v a ila b le w a te r
5 0 % A v a ila b le w a te r 5 0 % A v a ila b le w a te r
> 0 .4 m m (% )
9 0 % A v a ila b le w a te r 9 0 % A v a ila b le w a te r
20 20
10 10
0 0
1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5 1 .3 1 1 .5 0 1 .7 5
Ninguno de los tratamientos efectuados afectó la distribución de las raíces por diámetro
de las plantas de trigo (Tabla 3). En el caso de soja, esta distribución no fue afectada
por los niveles de densidad aparente pero si por los tratamientos de oferta de agua. Los
tratamientos con mayor déficit hídrico aumentaron la proporción de raíces medias y
gruesas mientras que disminuyó la proporción de raíces finas (Figura 3, Tabla 3). Agnew
and Carrow, (1985) encontraron que la compactación del suelo influenció más la
distribución de raíces que las condiciones de humedad en Poa pratensis.
6
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Conclusiones
El cultivo de soja fue más sensible a la compactación del suelo y al déficit hídrico que el
cultivo de trigo para la mayoría de las variables analizadas. Interesantemente la
interacción entre ambos factores no fue significativa para ninguno de los casos.
Generalmente se asume que altos niveles de humedad en suelo pueden llegar a
enmascarar los efectos de la compactación del suelo. Contrariamente a esto, nuestros
resultados indicarían que la humedad del suelo no pudo aliviar el efecto de la
compactación.
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8
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1
Facultad de Agronomía, Universidad de Buenos Aires. Av. San Martín 4453 (1417)
Buenos Aires, Argentina. 2 CONICET.
* [email protected]
Resumen
de 5-6 años. Esto sugiere que, a pesar de la limitada duración de los experimentos
analizados, es probable que se haya llegado a un nuevo equilibrio del nivel de carbono
de los suelos y no sean esperables mayores aumentos del carbono luego de los
primeros años de la adopción de esta práctica.
Introducción
1
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que se produce un aumento del nivel de carbono orgánico del suelo promedio de 5.4 t
ha-1 en el estrato 0-20 cm (Rimski-Korsakow et al. 2015). Qué factores regulan el
impacto de los cultivos de cobertura sobre el stock de carbono del suelo no han sido
estudiados. Nuestro objetivo fue tratar de identificar esos factores.
Materiales y Métodos
erentes
rotaciones se compararon con el test de t (P= 0.05). Los datos se analizaron por
regresión y correlación determinando la significancia con la F (P= 0.05) y testeando
diferencias entre ordenadas y pendientes con 0 y 1 respectivamente usando IRENE
(Fila et al. 2003).
Resultados y Discusión
2
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análisis anualizado mostró que los cambios del nivel de carbono de los suelos se
producía durante los primeros años de adopción de la práctica (Figura 1D). Después de
5-6 años de introducir cultivos de cobertura
decrecía a valores muy bajos.
80 15
y = 1.07 x A B
C con CC (t ha-1)
R2 = 0.94
DC con CC (t ha )
60
-1
10
40
5
20
0
0 20 40 60 80
0
0 20 40 60 80 -5
C testigo (t ha-1) C testigo (t ha-1)
100 8
DC con CC (t ha año )
Con maíz o C
-1
trigo/soja D
80 6
Frecuencia
-1
Soja-soja
60
4
40
2
20
0
0 0 5 10 15 20
-5 0 5 10 15 -2
-1
DC con CC (t ha ) Años
La estimación de los stocks de carbono del 25% de los casos que realizamos
asumiendo un valor medio de densidad aparente difícilmente haya tenido un impacto
cambia my poco, 9% para la secuencia soja-soja y solo 2% para las rotaciones con maíz
o trigo-soja. La adopción de la práctica de cultivos de cobertura tuvo mayor impacto
3
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sobre el carbono edáfico en secuencias soja-soja que en rotaciones con cultivos que
aportan mayor cantidad de carbono al suelo como el maíz o trigo/soja, los que duplican
el aporte de la soja como único cultivo anual (Alvarez et al. 2011). Esto es atribuible a la
mayor diferencia porcentual en el aporte de carbono al suelo que producen los cultivos
de cobertura cuando suman su producción a la de la soja que a la de otros cultivos y a
que existe una relación lineal entre aporte de carbono en forma de residuos y carbono
orgánico del suelo (Alvarez & Steinbach 2012). Los incrementos producidos en los
niveles de carbono del suelo fueron importantes en los primeros años desde la
introducción de los cultivos de cobertura tendiendo aparentemente a estabilizarse la
diferencia entre stocks de carbono entre tratamientos con y sin cultivos de cobertura en
5-6 años. No deberían por lo tanto esperarse niveles de secuestro de carbono mucho
mayores a los observados en estos experimentos en el futuro.
Agradecimiento
Este trabajo fue subsidiado por la Universidad de Buenos Aires (G004, G033, y
20020100617), CONICET (PIP 02050 and PIP 02608) y FONCYT (PID-BID 37164 - 49).
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“Ordenamiento Territorial: un desafío para la Ciencia del Suelo”
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“Ordenamiento Territorial: un desafío para la Ciencia del Suelo”
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Fac. Ciencias Agrarias, Univ. Nac. Mar del Plata, Unidad Integrada Balcarce.
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EEA INTA Balcarce, Unidad Integrada Balcarce y CONICET.
*[email protected]
Resumen
Los cultivos puente (CP) pueden proveer importantes cantidades de nitrógeno (N) al
maíz (Zea mays L). La liberación de N a partir de los CP depende de la especie, del
agua disponible, del momento y método de incorporación, entre otros. Se hipotetiza que:
a) la utilización de CP y distintos tipos de CP, no afectarán la disponibilidad de agua
durante el ciclo del maíz, independientemente del momento de interrupción del ciclo(MI)
y del sistema de labranza (SL) empleado y b) el N aportado por los CP con
leguminosas, reducirá las necesidades de fertilización nitrogenada para el cultivo de
maíz, independientemente del MI y del SL. Para esto se evaluó el efecto de la utilización
de una leguminosa como vicia (V) (Vicia villosa Roth.), de una gramínea como avena
(A)(Avena sativa L) y de la consociación de éstas como CP, sobre la disponibilidad de N
y de agua para el cultivo de maíz en secano y sobre su rendimiento en grano, bajo
distintos SL, dosis de N y MI. Se determinó el contenido de agua en el suelo, la biomasa
acumulada y el contenido de N en la materia seca (MS) de los CP, y el rendimiento en
grano de maíz y contenido de N de nitrato (N-NO3-)durante su ciclo La utilización de CP
y distintos tipos de CP, no afectó la disponibilidad de agua durante el ciclo del maíz
independientemente del MI y del SL empleado. El N acumulado en biomasa de A+V y
de V fue superior al acumulado por A debido a la presencia de la leguminosa, en
especial cuando los CP fueron quemados tardíamente. Solamente el N aportado por V
quemada tardíamente tanto pura como en consociación con A, permitió reducir las
necesidades de N como fertilizante del cultivo de maíz.
Introducción
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cultivo, en especial, durante el periodo crítico ubicado entre los 15 días previos y los 15
días posteriores a la floración del maíz (Andrade & Sadras, 2000).
La materia orgánica (MO) es la fuente natural de N para las plantas. Sin embargo, la
evolución de la producción agrícola hacia sistemas de monocultivo con bajo aporte de
residuos y sin alternancia con pasturas, ha producido grandes disminuciones de la MO
en el Sudeste Bonaerense (SB), resintiéndose así la posibilidad de obtener N a través
de su mineralización (Sainz Rozas et al., 2011).
Para cubrir una fracción del N requerido por el maíz, su producción en los sistemas
agrícolas del SB se basa en el uso de fertilizantes químicos industriales. La elaboración
de estos fertilizantes conlleva un elevado costo económico-ambiental, al ser aquélla
dependiente de la energía derivada de combustibles fósiles. Asimismo, la utilización de
elevadas dosis de fertilizantes nitrogenados en busca de altos rendimientos, incrementa
el contenido de N en el suelo quedando susceptible a pérdidas por lavado, volatilización
y desnitrificación, contribuyéndose así al deterioro del medio ambiente (Echeverría &
Sainz Rosas, 2015).
Se han propuesto diferentes especies para ser utilizadas como CP. Las leguminosas,
además de absorber N del suelo, pueden fijarlo biológicamente incrementando el aporte
del nutriente al sistema (Clark et al.,1997). Además, pueden acumular una gran cantidad
de N en sus tejidos en comparación con cultivos de gramíneas. La cantidad de N fijado
dependerá de condiciones ambientales, de manejo y de la especie de leguminosa a
utilizar (Ranells & Wagger, 1996). Por otra parte, debido a su denso y extenso sistema
radical en comparación con las leguminosas, las gramíneas pueden absorber una mayor
cantidad de N excedente del cultivo antecesor, como así también de aquél mineralizado
durante el periodo invernal a partir de la MO, disminuyendo la posibilidad de que el N se
pierda del sistema. De esta manera, es posible disminuir la incidencia negativa sobre el
medio ambiente y, a la vez, de incrementar la eficiencia en el uso del N (McCracken et
al., 1994).
Para maximizar el uso del N acumulado en los CP, es necesario lograr una sincronía
entre liberación del nutriente, y el periodo de máxima absorción del cultivo de maíz
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Materiales y Métodos
La experiencia se llevó a cabo entre abril de 2013 y abril de 2014 en la Unidad Integrada
Balcarce, provincia de Buenos Aires(37º 45’ 14’’ S; 58º 17’ 52’’ W; 137 msnm), sobre un
complejo de Argiudol Típico y Argiudol Petrocálcico (Soil Survey Staff, 2014).El diseño
experimental del ensayo fue en bloques completos aleatorizados con un arreglo de
tratamientos en parcelas sub-divididas con tres repeticiones. A las parcelas principales
se les asignó el factor “CP” con cuatro niveles: 1) testigo (sin CP), 2) avena (A), 3)
consociación avena+vicia (A+V) y 4) vicia (V). A las sub-parcelas se les asignó un
arreglo factorial de dos factores y dos niveles cada uno, el factor “SL” con 1) labranza
convencional (LC) (rastra de discos y cultivador de campo) y 2) siembra directa (SD), y
el factor “MI” con 1) interrupción temprana (Ite) e 2) interrupción tardía (Ita). A la sub-
sub-parcela se asignó el factor “fertilización nitrogenada (FN)” con dos niveles: 1) sin
fertilizante (sin N) y 2) con fertilizante (con N) (120 kg N ha-1). Los CP se sembraron el
10 de abril de 2013 con una densidad de 80 kg ha-1 para la A, 30 kg ha-1 para la V y
40+30 kg ha-1 para la A+V, respectivamente. El 2 de octubre se aplicó glifosato en las
parcelas destinadas a la Ite y se realizaron las labranzas en las parcelas
correspondientes. El 1 de noviembre se aplicó glifosato y dicamba en todas las unidades
experimentales y se realizaron las labranzas en las parcelas destinadas a la Ita con LC.
Para la siembra del maíz se utilizó el hibrido Dekalb 747 RR que se sembró el 12 de
noviembre, con una distancia entre surcos de 70 cm lográndose 70000 plantas ha-1 en
promedio. El control de malezas pos-emergencia se realizó el 11 de diciembre, en el
estadio fenológico de seis hojas desarrolladas (V6) (Ritchie & Hanway, 1982) de maíz,
con atrazina y glifosato y seguidamente se aplicaron 120 kg N ha-1 en forma de urea en
las sub-sub-parcelas correspondientes. El maíz fue cosechado el 15 de abril de 2014
con una máquina cosechadora automotriz de parcelas de tres surcos.
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Travasso & Suero (1994). Para el cálculo de la lámina se utilizó la densidad aparente
obtenida por Batallanez (1972) para las series de suelos utilizadas. Se realizó un
balance de agua utilizando la evapotranspiración potencial (EtP) estimada por el método
de Penman-Monteith (Allen et al., 2006) y a partir de información obtenida de la Estación
Meteorológica de la Unidad Integrada Balcarce. A su vez, el coeficiente de cultivo (Kc)
se ajustó en función del contenido de agua determinado en el suelo en diferentes
momentos del cultivo de maíz y tomando como referencia datos locales (Andrade
&Sadras, 2000). La evapotranspiración máxima (EtM) (Allen et al., 2006) se determinó
según EtM = EtP x Kc. La evapotranspiración real (EtR) (Allen et al., 2006) para el ciclo
del maíz, se obtuvo a partir de la EtM asumiendo una caída lineal de la EtR respecto a
la EtM a partir del 80% de la capacidad de retención de AU en el suelo. El déficit hídrico
(Dh) se calculó como la diferencia entre EtM y EtR.El contenido de N-NO3-se determinó
por colorimetría (Keeney& Nelson, 1982) a la siembra y V6 del maíz (Sainz Rozas et al.,
2000). Dichos contenidos fueron expresados en kg ha-1 utilizando las densidades
aparentes en profundidad publicadas por Batallanez (1972) para los suelos presentes en
esta experiencia.Para la determinación de la materia seca (MS)acumulada por losCP,se
utilizó un marco de 35 x 35 cm que se arrojó cinco veces aleatoriamente por cada
unidad experimental poco antes de ser quemados los CP. En cada situación se cortó la
biomasa aérea total comprendida en el marcoy posteriormente fue secada a 60°C hasta
peso constante (peso seco). Se determinó el contenido de N en la biomasa aérea de los
CP mediante el método Kjeldahl (Bremner & Mulvaney, 1982) y posterior destilación por
arrastre con vapor (Keeney & Nelson, 1982). Con los contenidos de N en la MS de los
CP y, asumiendo un contenido de C de 43,0% (Sánchez et al., 1996), se calculó la
relación carbono/nitrógeno (C/N) mediante C/N= 0,43%(%C) / %N. Para el rendimiento
en grano de maíz en madurez fisiológica (R6) (Ritchie & Hanway, 1982), se
seleccionaron dos tramos de surco por unidad experimental para cosechar.
Posteriormente, se pesaron los granos obtenidos y se les midió el contenido de
humedad. El rendimiento se expresó en Mg ha-1 de grano corregido a 14,5% de
humedad.
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Resultados y Discusión
Precipitaciones
Desde la emergencia de los CP hasta la Ita, las precipitaciones fueron similares a lo
registrado históricamente (Figura 1). No obstante, hasta a la Ite llovieron 85,7 mm
menos que lo registrado históricamente (Figura 1).
80 600
Precipitación diaria
(mm)
40 300
30
200
20
100
10
0 0
1 21 41 61 81 101 121 141 161 181 201 221
Días desde la emergencia
Figura 1: Precipitación diaria, y diaria acumulada durante la campaña 2013-14 y
precipitación diaria acumulada histórica (1971-2010) desde la emergencia de los cultivos
puente hasta la siembra del cultivo de maíz. *: momento de interrupción temprana, #:
momento de interrupción tardía y : fecha de siembra del maíz.
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70 18
Ppt EtM EtR
60
Periodo 16
Evapotranspiración (mm)
V6 crítico 14
50
Precipitación (mm)
12
40 10
30 8
6
20
4
10 2
0 0
1 11 21 31 41 51 61 71 81 91 101 111 121 131
Días desde la siembra (días)
Figura 2: Evapotranspiración máxima (EtM), evapotranspiración real (EtR) y
precipitaciones (Ppt) durante el ciclo del cultivo de maíz.
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0-100 100% AU
250
100
50
0
Sin CP Avena Avena+Vicia Vicia
Cultivo puente
En los primeros estadios del maíz, el contenido de agua en el suelo alcanzó niveles
cercanos a PMP y, aunque en los tratamientos bajo SD el contenido de agua fue
levemente superior a LC (Figura 4), el cultivo sufrió estrés por falta de agua (Figura 2).
Posteriormente, las lluvias (Figura 2) permitieron reponer parte del agua en el suelo
(Figura 4). Si bien el Dh fue alto en los primeros estadios del maíz (Figura 2), el
contenido de agua a principios del periodo crítico fue cercano a 50% de AU (Figura 4),
nivel por sobre el cual el estrés por falta de agua en el maíz se atenúa significativamente
(Andrade & Sadras, 2000).
140
120
100
80
60
40 *
20
0
1 11 21 31 41 51 61 71 81 91 101 111 121 131
Días desde la siembra
Figura 4: Agua en el suelo estimada y observada durante el ciclo del cultivo de maíz. *
indica diferencias significativas en el contenido de agua útil en el suelo a 0-100 cm de
profundidad, bajo distintos sistemas de labranza (SD: siembra directa y LC: labranza
convencional). AU: agua útil.
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Momento de interrupción temprana
Materia seca aérea (Mg ha-1)
2
b b
1
c
0
Avena Avena +Vicia Vicia
Cultivo puente
Figura 5: Materia seca de la biomasa área de distintos cultivos puente en dos momentos
de interrupción del ciclo. Letras iguales acompañando cada barra indican ausencia de
diferencia significativa (p>0,05). Las líneas verticales en cada barra indican error
estándar de la media.
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Momento de
N acumulado
interrupción Cultivo puente %N C/N
(kg ha-1)
del ciclo
Avena 1,6 c 14,6 c 27,5 b
Temprana Avena+vicia 3,3 b 31,5 b 13,3 c
Vicia 4,5 a 29,1 b 9,7 c
Avena 1,0 d 36,0 b 41,0 a
Tardía Avena+vicia 3,0 b 136,9 a 15,9 c
Vicia 3,3 b 123,8 a 12,4 c
En A+V y V la relación C/N estuvo por debajo de 25/1, mientras que en A la relación fue
superior a dicho umbral en ambos momentos de interrupción del ciclo (Tabla 1). En A, la
relación C/N aumentó significativamente (p<0,05) al atrasarse el MI. No obstante, la
relación C/N de A+V y V no presentó variaciones de importancia entre MI y coincidió con
lo reportado por Clark et al. (1997). En el SB, Corral (2014) determinó una relación C/N
de A similar a la observada en la presente experiencia en cada momento de quemado.
No obstante, en A+V, Corral (2014) obtuvo una mayor relación C/N tanto a la Ite y como
a la Ita (23,6 y 43,1, respectivamente) como consecuencia de una elevada proporción
de gramínea en la consociación.
N-NO3- en suelo
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100 100
a
80 80
b b
60 60
bc c
40 40
20 20
0 0
Sin CP Avena A+V Vicia SD LC
Cultivo puente Sistema de labranza
Figura 6: Nitrógeno de nitrato (N-NO3-) en suelo al estadio siembra del maíz, en los
primeros 100 cm de profundidad, bajo distintos niveles de cultivo puente (CP) (sin CP,
avena, avena+vicia (A+V) y vicia) (a) y bajo distintos sistemas de labranza (SD: siembra
directa y LC: labranza convencional) (b). Letras iguales acompañando cada barra
indican ausencia de diferencia significativa (p>0,05). Las líneas verticales en cada barra
indican error estándar de la media.
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a) b)
35 35
a
30 30
25 25 a
b
20 20 b
c
c
15 15
10 10
5 5
0 0
Sin CP Avena A+V Vicia Temprano Tardío
Cultivo puente Momento de interrupción del ciclo
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tampoco detectó una reducción en la necesidad de N del maíz posterior a la Ite de los
CP. No obstante, cuando los CP fueron quemados tardíamente, sólo el maíz luego de
A+V y de V, alcanzó un rendimiento superior respecto al maíz sin CP (Figura 8). El
mayor contenido de N-NO3- en el suelo en el maíz luego de V respecto a los demás CP
(Figuras 6a y 7a), por un lado, y el mayor contenido de N-NO3- a la Ita respecto a la Ite
(Figura 7b), sugere que fue liberada una parte importante del nutriente acumulado en la
biomasa de V a la Ita (Tabla 1). Si bien el N em MS de A+V fue similar al cuantificado en
V en ambos momentos de quemado (Tabla 1), el contenido de N-NO3- a la siembra y V6
de maíz fue significativamente inferior luego de A+V respecto a luego de V. Sin embargo
el rendimiento de maíz luego de A+V y de V fue similar (Figura 8).Esto sugiere que el N
contenido en A+V pudo ser liberado con posterioridad a V6 del maíz como consecuencia
de una menor tasa de mineralización neta por la presencia de A en la consociación
(Ranells &Wagger, 1997).
b
b
b b
8 b b
0
Testigo Avena A+V Vicia
Cultivo puente
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según las condiciones ambientales en la campaña estudiada. De esta manera para las
condiciones de estudio ambas tecnologías de suministro de N fueron complementarias.
Conclusiones
Agradecimientos
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1
:Comisión de Investigaciones Científicas de la Pcia. de Buenos Aires (CIC);
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:Universidad Nacional de Mar del Plata; 3: INTA; 4: CONICET
* [email protected]
Resumen
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Introducción
Una de las propiedades más afectada por los cambios en el uso de la tierra, es el
contenido y la distribución de Carbono Orgánico total (COT). Está bien documentado en
la bibliografía que, la conversión de vegetación nativa a agricultura, provoca reducciones
en el contenido de COT de los suelos (Lal, 2004, Sainz Rosas et al.; 2011),
principalmente de sus fracciones lábiles (Graham et al.; 2002, Sequeira & Alley, 2011).
En cuanto a la forestación de pastizales, se han encontrado tanto reducciones (Guo &
Gifford, 2002; Berthrong et al., 2009), como aumentos o ausencia de efectos (Jobbagy &
Jackson, 2000; Fialho & Zinn, 2012).
Otra propiedad del suelo que se ve afectada por los cambios en la vegetación es el pH.
El uso agrícola continuo del suelogenera disminución del pH, debido a factores como el
desbalance entre la extracción y la reposición de nutrientes básicos (Ca, K, Mg)
(Vázquez, 2005), el uso de siembra directa (Wyngaardet al., 2012)y de fertilizantes de
reacción ácida (Divito et al., 2011). Las forestaciones también pueden ocasionar acidez
en los suelos debido a la alta extracción de cationes (Amiottiet al., 2000), estando
condicionado el proceso por la especie arbórea en cuestión (Castro Diez et al.; 2012).
El contenido de carbono y el pH cumplen un rol fundamental enel ciclado y
disponibilidad de nutrientes, como el nitrógeno (Amiottiet al., 2000) y el fósforo
(Frossardet al., 2000; Nairet al., 2004) edáficos. La mineralización del C, principalmente
de sus fracciones lábiles, regula la disponibilidad de N (Manlayet al., 2007). A su vez, el
pH modifica la actividad biológica del suelo (Sims, 1990), condicionando el proceso de
mineralización del C y del N (Amiottiet al., 2000).
Para poder realizar un correcto uso del suelo, resulta clave la comprensión de los
procesos que ocurren en el mismo luego de un cambio en la vegetación. Como ya se
dijo, son reconocidos los efectos del reemplazo de pastizales por agricultura. Sin
embargo, los efectos del reemplazo de pastizales por forestaciones y la apertura del
dosel arbóreo para reconversión a SSP han sido menos evaluados, particularmente en
zonas templadas.
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El objetivo de este trabajo fue estudiar los cambios en algunas propiedades edáficas
bajo las mismas condiciones ambientales y tipo de suelo similar, generados por los
siguientes cambios en el uso de la tierra:
1. Pastizal Natural (PN) a agricultura (AGR)
2. PN a forestación con pinos (MP)
3. Franjas raleadas dentro de MP, para reconversión a SSP: pastizal secundario
(PS).
Materiales y Métodos
En cada sitio se tomaron tres muestras de suelo compuestas a dos profundidades: 0-5
cm (40 submuestas) y 5-20 cm (20 submuestas). . Todas las muestras fueron secadas
en estufa a 30ºC, molidas y tamizadas con tamiz de 2 mm o 0,5 mm, según el análisis a
realizar.
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mediante trampas con NaOH que se titularon con HCL, en los días 1, 2, 3, 7, 14, 21 y
28 después de la incorporación del mantillo (Anderson, 1982). La mineralización de N se
determinó como la diferencia en la concentración de N inorgánico entre los días 0 y 28
de incubación. Para ello se extrajo el N mineral, con una solución KCl y se cuantificó
separadamente N-NH4 y N-NO3· por microdestilación por arrastre de vapor (Bremner &
Keeney 1965).
Las diferencias entre las áreas experimentales, PN, MP, AGR y PS, se analizaron a
través de análisis de la varianza empleando el procedimiento GLM del paquete
estadístico SAS INSTITUTE INC. (2008). Se utilizó el test de LSD, a un nivel de
significancia del 5% para evaluar las diferencias entre medias.
Resultados y Discusión
En la Tabla 1 se presenta un resumen de los datos de pH, COT, Nan y P-Bray (Di
Gerónimo et al., 2014), en el cual se observan diferencias muy marcadas en algunas
propiedades químicas del suelo, asociadas a los cambios ocurridos en el uso de la tierra.
La forestación con pinos produjo un marcado aumento del COT del suelo a las dos
profundidades analizadas con respecto a la situación inalterada (PN), y un fuerte
descenso del pH, principalmente en los primeros 5 cm del perfil. A pesar de la gran
acumulación de COT, el Nan en MP fue menor que en PN, mientras que el P extractable
aumentó con respecto a aquél. La apertura del dosel arbóreo (PS), provocó un rápido
incremento del pH, pero no ocasionó variaciones en el COT. Se observó un leve
aumento del Nan, pero este siguió siendo menor que en PN, mientras que el P
extractable aumentó con respecto a MP. El pasaje de PN a AGR originó un descenso
del COT y del pH, pero la magnitud de los cambios fue menor que la hallada bajo
manejo forestal. El Nan también descendió, en el siendo su valor, el más bajo entre los
sistemas estudiados, pero el P extractable aumentó considerablemente a causa de la
fertilización (Tabla 1).
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Tabla 1: Efecto del sistema de manejo y profundidad sobre el pH, contenido de Carbono
orgánico total total (COT), Nitrógeno incubado en anaerobiosis (Nan) y P extractable (Di
Gerónimo et al., 2014).
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0,6
MP PS AGR PN
Acidez intercambiable (cmolc kg-1)
0,5 a a
0,4
a
0,3
b
0,2 b b
b
c
0,1
0,0
0-5 5-20
Profundidad (cm)
Figura 1. Acidez intercambiable del suelo para cuatro situaciones de manejo: Monte de
pinos (MP), pastizal secundario (PS), agricultura (AGR) y pastizal natural (PN), a dos
profundidades de suelo: 0-5 y 5-20 cm. Letras distintas indican diferencias significativas
entre sistemas de manejo y profundidades (LSD, α<0,05).
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las franjas raleadas aún presentaban una importante cantidad de mantillo de pinos en
estado parcial de descomposición, y además, seguían recibiendo aporte de hojas desde
las franjas de árboles contiguas. Por lo tanto, se observóque en este estrato del perfil
sería más lento el proceso de recuperación de la saturación con bases, por lo cual en el
período analizado el cambio se observó sólo en el pH (Tabla 1). Es posible que las
variaciones en acidez intercambiable y pH en estratos más profundos del perfil sean
debidas principalmente a la gran extracción de bases que los árboles realizan
(Jobaggyet al., 2006), y no tanto a la influencia directa del residuo y los productos de su
descomposición, como puede ocurrir en los primeros cm (Schlatter & Otero, 1995). Así,
tanto el pH como la saturación con H+ se recuperarían más rápidamente en el estrato 5-
20 cm, ya que la eliminación de los árboles genera un efecto instantáneo de reducción
en la extracción de cationes, recuperándose el suelo con mayor facilidad.
Las variaciones en la acidez del suelo tuvieron un fuerte impacto sobre los niveles de P
extractable (Tabla 1). El reemplazo del PN por MP no produjo cambios significativos en
el P-Bray en los primeros 5 cm del suelo, sin embargo, en el estrato 5-20 cm, el valor de
dicha variable fue superior en 6,06 mg P kg-1 suelo al de PN. Se ha reportado que en
suelos donde se ha introducido Pinus radiata como especie exótica, existe una
disminución del P orgánico y del P total (McDowell & Stewart, 2006) y aumentos de las
fracciones de P inorgánico, particularmente las disponibles medidas por el método de
extracción de P utilizado en este trabajo (Mc Dowell & Stewart, 2006; Chenet al., 2008).
Estudios previos en la zona también indican que existen importantes aportes de P
provenientes de los horizontes orgánicos generados bajo P. radiata (Garay et al., 2012).
Sin embargo, en los primeros cm del perfil, la disponibilidad del nutriente fue menor. Se
ha reportado que la disminución del pH, junto con una mayor producción de ácidos
orgánicos incrementa la hidrólisis ácida de silicatos, con liberación de Al (Amiottiet al.,
2000), pudiendo aumentar la sorción de P (Frossardet al., 2000; Nairet al., 2004). Sin
embargo, en este trabajo no se verificó presencia de Al intercambiable, atribuyéndose
estas variaciones a un efecto directo del pH sobre la disponibilidad del nutriente
(Frossardet al., 2000). En línea con esta teoría, el pasaje de MP a PS produjo un
aumento de 9 mg P kg-1 suelo, sin que se encontraran tales diferencias en el estrato 5-
20 cm, donde las variaciones en acidez fueron menores (Tabla 1, Figura 1).
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Del análisis de las fracciones COP (2000-53 μm) y COA (<53 μm), se presentan los
resultados correspondientes a la masa de suelo contenida en cada fracción (Figura 2.A)
y el contenido de carbono orgánico en las mismas (Figura 2.B).
En la Figura 2.A puede observarse que para todos los sitios y profundidades analizadas,
la mayor proporción de masa de suelo se localizó en la fracción MOA. La situación
inalterada (PN) fue el sitio con menor masa en la fracción MOA y mayor en la fracción
MOP a ambas profundidades. Los sitios MP y PS presentaron una distribución de masa
entre fracciones intermedia, con algunos variaciones entre profundidades. El manejo
agrícola en cambio, presentó siempre la menor proporción de masa en la fracción MOP
(Figura2.A)
En la Figura 2.B y en la tabla 1, puede verse que el carbono contenido en las fracciones
tuvo un comportamiento diferente a la masa, lo cual fue asociado a diferencias en
concentración de carbono en cada fracción (datos no mostrados).
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estado de descomposición parcial, por lo que presenta una tasa de reciclado alta y es
muy sensible a las prácticas de manejo adoptadas (Balesdentet al., 2000). En este caso,
en el material retenido en el tamiz de 53 μm en MP y en menor medida en PS,
predominaban acículas de pino poco descompuestas. Este material tiene gran cantidad
de estructuras químicamente recalcitrantes y de grupos carboxílicos (Wiesmeieret al.,
2009) y los grupos que contienen N serían menores, por lo que la relación C/N de la MO
en el suelo bajo MP aumentaría (Dick et al., 2011).
Figura 2: Masa (A) y carbono orgánico del suelo (B), en dos fracciones: (COP y COA)
para cuatro situaciones de manejo: Monte de pinos (MP), pastizal secundario (PS),
agricultura (AGR) y pastizal natural (PN), a dos profundidades de suelo: 0-5 y 5-20 cm.
Letras distintas indican diferencias significativas entre sistemas de manejo y
profundidades (LSD, α<0,05).
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En el caso del reeplazo de PN por agricultura, luego de mas de 30 años, se observa una
disminución en el COT del suelo de 2,33 g C 100 g-1 suelo (promedio ponderado de las
dos profundidades). En este caso, la reducción se asoció a pérdidas en ambas
fracciones, pero de mucho mayor magnitud en el COP, en coincidencia con otros
trabajos que afirman que la agricultura contínua genera un agotamiento de fracciones
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lábiles (Eiza et al., 2005, Riestra et al., 2012). En este caso, a diferencia de lo ocurrido
en el sistema forestal, la disminución en los niveles de Nan, puede ser atribuida a una
marcada caída del COP del suelo (Diovisalvi et al., 2008).
Mineralizaciòn potencial de C y N
PS PS+M
5000 a
a
4000
3000
b
2000
b
1000
0
0 5 10 15 20 25 30
Tiempo (dias)
Figura 3: Producción acumulada de dióxido de carbono en el monte de pinos (MP) y de
pastizal secundario (PS), con y sin agregado de mantillo (MP-M y PS-M,
respectivamente) durante incubación bajo condiciones de temperatura y humedad
controladas. Letras minúsculas diferentes indican diferencias significativas (LSD, α =
0,05).
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350 a
MP MP+M
Mineralización neta potencial de N
300 PS PS+M
250 b
(mg kg suelo -1)
c
200
150
100 d
50
0
MP MP+M PS PS+M
Tratamientos
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Con los resultados encontrados, se pone en evidencia que para el período estudiado no
habría sufridouna limitante de C y con ello la mineralización habría ocurrido
normalmente reflejando la influencia diferencial de las condiciones de suelo en cada
sistema de manejo. En este sentido, es probable que el aumento en el pH luego del
desmonte, haya generado un aumento en la diversidad de microorganismos
descomponedores (Kemmittet al., 2006), sumado a una mayor proporción de
componentes lábiles con un reciclo más rápido (Dick et al., 2011), originado en el
contínuo aporte de raíces y restos de la comunidad herbácea que este sistema alberga.
Conclusiones
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Agradecimientos
Este trabajo fue financiado por los proyectos: “Determinación de índices de calidad para
suelos bajo uso agrícola y silvopastoril” (UNMdP, AGR 428/13) y “Tecnologías y
capacidades para el manejo de sistemas silvopastoriles y agroforestales en bosques
implantados” (INTA- PNFOR-1104075).
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1
Depto. Agronomía - Universidad Nacional del Sur. San Andrés 800 (8000) Bahía Blanca
(Buenos Aires); (0291-4595102) 2 CERZOS-CONICET
* [email protected]
Resumen
El objetivo de este trabajo fue identificar aquellas propiedades que, por su sensibilidad
para evidenciar cambios asociados a la aplicación de distintos sistemas de labranza
conservacionistas, secuencias de cultivos y texturas del horizonte superficial, puedan
ser utilizadas para evaluar modificaciones en la calidad del suelo en la región pampeana
semiárida sur. La investigación se desarrolló sobre Paleustoles petrocálcicos con textura
superficial (0-18 cm) franco arenosa (FA: 1) y franco a franco arcillosa (Fa: 2),
pertenecientes a 27 lotes agrícolas del sudoeste de Buenos Aires. Se evaluaron seis
tratamientos definidos por el sistema de labranza (siembra directa: SD o labranza
reducida: LR), número de años de implementación (10 o 15), rotaciones (secuencias de
cultivos de invierno y verano: FG; secuencias de cultivos de invierno: FF; secuencias de
cultivos de invierno con un año de barbecho entre dos cultivos sucesivos: FB) y textura
del horizonte superficial (1 o 2). Los parámetros físicos y bioquímicos seleccionados son
los usualmente utilizados para evaluar alteraciones en la calidad de los suelos. Los
análisis multivariados mostraron que SD10FG1 y SD15FG1 se segregan del resto de las
combinaciones por el desarrollo de procesos de compactación más pronunciados,
pérdida de estabilidad estructural (EE), menores contenidos de carbono orgánico total
(COT), carbono y nitrógeno particulados y valores de índice estructural (IE) más bajos.El
tratamiento SD15FF1 presentó un comportamiento similar a LR15FG1, sistema que
mostró las condiciones físicas y bioquímicas más favorables. A pesar de las mejores
cualidades agrícolas del tratamiento SD15FG2, inherentes a su granulometría, existe en
ellos riesgo de degradación física, manifestado por un bajo IE.Sobre la base de la
elevada contribución relativa de las propiedades IE, EE y COT en las funciones
discriminantes se obtuvo una adecuada clasificación de los tratamientos, lo que
demostraría su utilidad como indicadores de calidad del suelo para la región.
Introducción
En la agricultura de conservación se encuadran aquellos sistemas de labranza que
presentan un 30% o más de cobertura en el suelo al momento de la siembra. En este
contexto, la siembra directa (SD) como herramienta tecnológica que persigue la
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entre numerosos parámetros que son analizados simultáneamente, de tal modo que
permite sintetizar e interpretar la información (Quiroga et al., 1998).
El impacto del manejo sobre los atributos de calidad edáfica dependerá, entre otros, de
las condiciones climáticas y de la textura (Quiroga et al., 2008). Si bien los efectos de la
SD sobre las propiedades del suelo han sido documentados, la información generada
hasta el presente para la región pampeana muestra resultados contradictorios en los
aspectos referidos a modificaciones de algunos parámetros de calidad de suelos bajo
SD continua (Kruger, 1996; Galantini & Rosell, 2006; Iglesias et al., 2007). En este
contexto resulta de interés profundizar en las investigaciones a fin de lograr un mayor
conocimiento acerca de las interacciones entre las prácticas agrícolas y las
características del suelo sobre los indicadores de calidad edáfica en la región pampeana
semiárida sur. El objetivo de este trabajo fue identificar aquellas propiedades que, por su
sensibilidad para evidenciar cambios asociados a la aplicación de distintos sistemas de
labranza conservacionistas, secuencias de cultivos y texturas del horizonte superficial,
puedan ser utilizadas para evaluar modificaciones en la calidad del suelo.
Materiales y Métodos
La presente investigación se desarrolló sobre lotes en producción agrícola
pertenecientes a establecimientos de la región pampeana semiárida sur. El clima es
templado semiárido, con una temperatura media anual de 15 ºC y una precipitación
anual de 580 mm (1900-2009), siendo el verano y el otoño las estaciones más lluviosas
(Scian, 2010). Los suelos, clasificados como Paleustoles petrocálcicos, evolucionan a
partir de loess depositado sobre un horizonte petrocálcico heredado presente a
profundidades variables (comúnmente entre los 60 y 100 cm) (Amiotti et al., 2010). La
textura dominante de los horizontes superficiales de los suelos de la región es franco
arenosa, asociado a eventos de erosión eólica. Éstos coexisten con otros que
conservan la granulometría más fina (franco a franco arcillosa) que caracteriza al
material original.
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Tratamientos
Se muestrearon 27 lotes bajo diferentes situaciones productivas agrícolas típicas de la
zona de estudio. Se incluyeron dos sistemas de labranza conservacionista: SD y
labranza reducida (LR). Antes de proceder al muestreo específico se determinó la clase
textural del horizonte superficial por el método de la pipeta de Robinson. El análisis
reveló para la mayoría de los lotes la presencia de texturas franco arenosas (FA) con
contenidos medios de arcilla y limo de 175 gr kg -1 y 217 gr kg-1, respectivamente. Por
otra parte, cuatro de los lotes mostraron texturas franco a franco arcillosas (Fa), con
valores medios de arcilla y limo de 217 gr kg-1 y 342 gr kg-1respectivamente. Las
secuencias de cultivo consideradas fueron las comúnmente halladas en la región, e
incluyen secuencias de cultivos de invierno y verano (FG); secuencias de cultivos de
invierno (FF) y secuencias de cultivos de invierno con un año de barbecho sin control de
malezas entre dos cultivos sucesivos (FB). De esta manera, se consideraron seis
tratamientos definidos por el sistema de labranza (SD o LR), número de años de
implementación de la práctica (10 o 15), secuencia de cultivos (FF, FG o FB) y textura
del horizonte superficial (FA: 1 o Fa: 2). Las combinaciones que constituyen los
tratamientos son: LR15FG1 (n=5), SD10FG1 (n=5), SD15FG1 (n=5), SD15FF1 (n=4),
SD15FB1 (n=4) y SD15FG2 (n=4).
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Análisis estadístico
Se realizó un análisis de componentes principales (ACP) con el programa estadístico
Info Stat (Di Rienzo et al. versión 2013) considerando el conjunto de muestras
correspondiente a las tres profundidades evaluadas en las seis combinaciones bajo
estudio (N=81), cuyos valores medios se muestran en la Tabla 1. Se utilizó la matriz de
correlación con las variables estandarizadas, contemplándose las componentes
principales (CP) con autovalores > 1. Sólo se consideraron en la discusión de los
resultados aquellas variables que presentaron un porcentaje de reconstrucción mayor al
50%. Las componentes, que resultan independientes entre sí, se interpretan en función
de las correlaciones más altas con las variables originales mientras que el ángulo
existente entre dos vectores representa el grado de correlación existente entre ellos. A
fines de identificar aquellas propiedades del suelo que resulten más relevantes para la
separación de los distintos tratamientos, luego del ACP se realizó un análisis
discriminante canónico (AD). Esta técnica construye combinaciones lineales de las
variables originales cuantitativas, representando todos los datos en un espacio donde
las diferencias entre grupos (combinaciones) son máximas. Es decir que se explica la
variación entre tratamientos de la misma forma que las combinaciones lineales que
constituyen las CP explican la variación total. También brinda la posibilidad de clasificar
nuevos casos en los grupos establecidos a priori sobre la base de una regla de
clasificación basada en las variables independientes (Balzarini et al., 2008).
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Tabla 1. Valores medios de las variables Dap (Mg m-3), CR (%), IE, CDMP (mm), COT
(g kg-1), COP (Mg ha-1) y NP (Mg ha-1) para las distintas combinaciones evaluadas.
Prof. Dap CR IE CDMP COT COP NP
-3 -1 -1 -1
Combinación Cm Mg m % mm g kg Mg ha Mg ha
0-5 1,30 76,3 8,6 1,1 12,4 2,66 0,18
LR15FG1 5-10 1,38 80,6 5,8 2,0 9,9 2,52 0,15
10-18 1,31 75,8 6,4 1,1 13,7 2,20 0,15
0-5 1,40 80,5 5,4 2,1 10,1 1,50 0,11
SD10FG1 5-10 1,48 84,6 4,6 2,2 9,3 1,22 0,09
10-18 1,48 85,0 4,5 2,2 11,9 1,44 0,11
0-5 1,34 77,6 6,4 3,1 9,4 2,08 0,11
SD15FG1 5-10 1,48 85,9 6,1 2,9 9,6 2,04 0,11
10-18 1,48 85,6 5,6 3,4 14,4 1,92 0,12
0-5 1,38 82,7 6,5 1,6 11,1 3,10 0,17
SD15FB1 5-10 1,36 81,4 6,1 1,9 10,1 1,95 0,11
10-18 1,50 88,2 4,5 1,8 14,7 2,00 0,12
0-5 1,27 75,5 8,7 1,5 11,2 3,38 0,20
SD15FF1 5-10 1,46 86,2 7,1 2,2 9,6 2,70 0,17
10-18 1,48 87,6 7,5 1,9 17,3 2,70 0,16
0-5 1,14 73,2 6,5 1,6 12,7 2,65 0,15
SD15FG2 5-10 1,25 79,7 5,1 1,7 11,4 2,45 0,14
10-18 1,33 75,8 5,0 1,7 19,2 2,38 0,14
Resultados y Discusión
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Tabla 2. Correlación entre las variables y las dos primeras componentes principales
(CP1 y CP2).
Variables CP1 CP2 % de reconstrucción*
-1
COT (g kg ) 0,82 - 0,22 72,1
-1
COP (Mg ha ) 0,74 0,54 83,9
-1
NP (Mg ha ) 0,78 0,54 90,0
-3
Dap (Mg m ) - 0,77 0,54 88,4
CR (%) - 0,73 0,52 80,3
CDMP (mm) - 0,71 0,07 50,9
IE 0,73 0,28 61,1
* % de reconstrucción en el plano de las componentes principales 1-2 = [(correlación variable -
2 2
CP1) + (correlación variable - CP2) ]*100. COT: carbono orgánico total; COP: carbono orgánico
particulado; NP: nitrógeno particulado; CR: compactación relativa; Dap: densidad aparente;
CDMP: cambio en el diámetro medio ponderado; IE: índice estructural.
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Todas las correlaciones resultaron altamente significativas (p<0,01, N: 81). COT: carbono
-1 -1
orgánico total (g kg ); COP: carbono orgánico particulado (Mg ha ); NP: nitrógeno particulado
-1 -3
(Mg ha ); CR: compactación relativa (%); Dap: densidad aparente (Mg m ); CDMP: cambio en el
diámetro medio ponderado (mm); IE: índice estructural.
Figura 1. Biplot en el plano de las dos primeras componentes principales. COT: carbono
orgánico total (g kg-1); COP: carbono orgánico particulado (Mg ha-1); NP: nitrógeno
particulado (Mg ha-1); CR: compactación relativa (%); Dap: densidad aparente (Mg m-3);
CDMP: cambio en el diámetro medio ponderado (mm); IE: índice estructural.
Análisis Discriminante
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Una forma útil de obtener una medida de la importancia de una variable respuesta sobre
un eje canónico es a través de la estandarización de los coeficientes de la combinación
lineal correspondiente (Tabla 5). Estos coeficientes son útiles para juzgar la contribución
de cada variable original en la explicación de la variabilidad entre grupos. De esta
manera, se observa que IE y COT son las variables más importantes para la
discriminación sobre el eje 1 (Fig. 2), el cual posee autovalor más elevado y explica el
mayor porcentaje de la varianza (81%). La magnitud de los autovalores obtenidos en el
AD es una medida de la importancia que posee cada uno de los ejes canónicos
(O'Donovan et al., 1997). Observaciones con valores altos para el IE aparecerán
situadas a la derecha del gráfico de dispersión de observaciones en el espacio
discriminante (espacio formado por los ejes canónicos) ya que el coeficiente es positivo
(3,20), mientras que observaciones con altos contenidos de COT (coeficiente negativo: -
3,05) se situarán a la izquierda del gráfico. Para la discriminación sobre el eje canónico
2, la variable más importante fue el CDMP, con coeficiente positivo (0,91).
Los atributos del suelo que poseen un peso relativamente mayor en la función
discriminante son los que permiten una mejor separación de los grupos, por lo que
resultan ser los más utilizados como indicadores de calidad (Villamil et al., 2008). La
primera y segunda funciones discriminantes canónicas obtenidas pueden expresarse de
la siguiente manera:
F1= -5,61 + 3,15 (IE) + 1,76 (CDMP) – 1,23 (COT) + 0,36 (COP) + 0,0004 (CR)
F2= 1,68 – 0,49 (IE) + 2,65 (CDMP) + 0,18 (COT) - 0,51 (COP) - 0,07 (CR).
Los centroides en el espacio discriminante (Tabla 6) muestran que SD15FG2 se separa
marcadamente del resto de los tratamientos de textura FA sobre el eje canónico 1,
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principalmente por sus elevados contenidos de COT, mientras que SD15FF1 presenta
los mayores valores en el IE (Fig. 2). De igual manera se pueden interpretar diferencias
entre grupos usando el eje canónico 2, donde se aprecia que LR15FG1, SD15FB1 y
SD15FF1 se separan de los tratamientos SD10FG1 y SD15FG1) por una mayor EE.
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Conclusiones
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Agradecimientos
Los autores agradecen a la SGCyT – UNS y a la ANPCyT por aportar los fondos para
realizar la presente investigación.
Bibliografía
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Resumen
Introducción
El agua es el principal componente de los tejidos que forman las plantas (más del 85%)
y es un factor clave para el cumplimiento de sus funciones vitales. La mayor parte del
agua absorbida por las raíces de las plantas es llevada hasta la superficie de las hojas
para ser transpirada (Romero et al., 2015b). La caña de azúcar (Sacccharum spp.
Hybrid) se cultiva en zonas tropicales y subtropicales a partir de ella se obtiene el 78%
de la producción mundial de azúcar. Este cultivo semi-perenne tiene una capacidad
productiva de 40 a 150 t ha-1 de caña y de 3,5 a 15 t ha-1 de azúcar, según las
condiciones edafo–climáticas y de manejo (Romero et al.,2015 a). A nivel local, Fogliata
(1995) determinó un consumo hídrico de 1331 mm año-1 para lograr una producción de
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caña por hectárea de 95 toneladas de caña de azúcar por hectárea, estos estudios se
realizaron con riego por surcos y caña sin cobertura de rastrojos (Fogliata, 1974), lo que
supone mayores pérdidas por evaporación directa del suelo (Oliver and Singels, 2012;
Morandini et al., 2005). Figueroa et al.(2009) citan un consumo variable entre 750 y
1250 mm, dependiendo de la producción del cultivo y de las condiciones edafo-
climáticas donde se desarrolla el cañaveral. El balance de agua en el suelo es el
resultado de las diferencias entre el agua aportada (lluvia, riego, ascenso capilar y flujo
sub-superficial lateral) y el agua perdida (evaporación directa, evapotranspiración,
escurrimiento superficial, percolación profunda) (Spescha y Hurtado, 2011), siendo el
agua aprovechable por el cultivo la que está retenida en el volumen de suelo donde se
encuentran las raíces del mismo. En los últimos años se han incorporado 1900 ha bajo
riego por goteo en Tucumán (Romero et al., 2015b). Para el diseño de los equipos se
han tomado en cuenta criterios económicos o estimaciones de demanda basadas en
estudios de otras regiones cañeras del mundo. En general, se utilizan los coeficientes
de cultivo propuestos por Allen et al. (2006) para calcular la evapotranspiración potencial
del cultivo, y en base a ello diseñar equipos de riego o realizar estimaciones de
producción. No existen a nivel local estudios recientes sobre los requerimientos hídricos
de la caña de azúcar cultivada con cobertura de rastrojos y con riego por goteo
enterrado. El objetivo del presente trabajo fue estimar el consumo hídrico de la caña de
azúcar bajo riego por goteo y en secano en un lote con residuo de cosecha en
superficie.
Materiales y Métodos
El trabajo se llevó a cabo en un ensayo ubicado en la Sub-estación Overo Pozo (26º 50´
10´´, 64º 52´ 01´´) en el departamento de Cruz Alta, Tucumán, Argentina. El sitio se
encuentra en la llanura chacopampeana subhúmeda seca, con clima de tipo BShaw
estépico cálido con veranos calientes e inviernos secos según la clasificación de
Koppen; las precipitaciones presentan un régimen monzónico concentrándose en los
meses de verano. El suelo fue clasificado como Haplustol éntico (Tabla 1) (Zuccardi y
Fadda, 1985; Fogliata, 1995).
Tabla 1: Propiedades edáficas Overa Pozo, Tucumán. 2014-2015.
CIC
Prof CE (ds CaCO3 MO P Arcilla Arena Clase DA t CC (gr PM (gr
pH (cmolc
(cm) m-1) (%) (%) (ppm) % % text m-3 gr-1) gr-1)
kg-1)
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Resultados y Discusión
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Figura 2. Consumo hídrico de la caña de azúcar para los tratamientos riego y secano.
Campaña 2014-2015. Overo Pozo. Tucumán. Argentina.
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Conclusiones
El consumo hídrico de la caña de azúcar fue mayor para el tratamiento con riego (784
mm) en comparación con el tratamiento en secano (636 mm) mejorando la EUA y la
producción del cultivo.
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Bibliografía
Allen, R.G.; L. S. Pereira; D. Raes y M. Smith. 2006. Evapotranspiración del cultivo. En
Estudio F.A.O. Riego y drenaje 56: Guías para la determinación de los requerimientos
de agua de los cultivos. Roma. pp. 298.
Correa, R. O.; F. A. Sosa; J. Romero; M. Morandini; A. Sanzano y N. Aranda. 2014.
Distribución espacial de raíces de la caña de azúcar en Tucumán. SATCA 2014.
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Resumen
La materia orgánica particulada (MOP) es una fracción transitoria de la MO del suelo
(MOS) que se encuentra en un estado intermedio entre el mantillo reciente y la MO
humificada. La MOPes una fracción muy sensible y fácil de aislar por lo que es utilizada
como indicador de cambios provocados por diferentes prácticas de uso de la tierra o de
manejo. El objetivo de este trabajo fue poner a prueba la técnica de fraccionamiento
físico de la MOS en mallines, testeando la sensibilidad de la MOP para detectar cambios
producidos por el pastoreo histórico y su estabilidad en el tiempo (en distintas
condiciones de humedad del suelo). Para esto, se seleccionaron tres sitios de Patagonia
Norte con mallines húmedos y mésicos en dos condiciones de pastizal (bueno y regular)
como producto del pastoreo a largo plazo (leve e intenso), respectivamente. A lo largo
de la temporada de crecimiento vegetal que coincide con la fluctuación natural del nivel
freático, se muestreó suelo que se fraccionó reteniendo las partículas entre 2 mm y
0,053 mm, cuantificando la MO en esa fracción (MOP). Se detectaron diferencias
significativas en la mayoría de los contrastes realizados entre situaciones buenas y
regulares de pastizal (mallín bueno 55 g kg-1y mallín regular 22 g kg-1 =disminución del
54% de MOP). También se encontró que la MOP varía en el tiempo relacionado con los
cambios en la humedad del suelo (modelos comunes con R2 ajustados > 0,75). Estudios
de mallines que hagan uso de la MOP deberían establecer el momento de muestreo
para evitar variaciones que enmascaren los efectos a evaluar y para hacer comparables
los efectos a contrastar. La MOP parece ser un mejor indicador de deterioro que la
MOS, siendo el primero más sensible a los cambios por pastoreo intenso a largo plazo.
Introducción
La materia orgánica del suelo (MOS) tiene una composición compleja y heterogénea
que está por lo general mezclada o asociada con los constituyentes minerales del suelo.
Conceptualmente, la MO particulada (MOP) es la fracción transitoria de la MOS que se
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espacialmente heterogénea típica de la estepa que los rodea (Buono et al., 2010; Irisarri
et al., 2012)yuna alta acumulación de MOS (Enriquez et al., 2015).La reducción del
ingreso del O2 atmosférico induce procesos químicos y biológicos que varían el estado
del suelo de aeróbico y oxidados a anaeróbico y reducidos en el tiempo. A esas
reacciones químicas se las conoce como de “óxido-reducción” ó “redox”, y controlan
todas las funciones químicas y biológicas en los humedales (Mitsch y Gosselink,
2000)que también podrían generar cambios detectables en la fracción lábil de la MOS. A
pesar de que se ha encontrado que la MOT en el suelo de mallines es estable, siendo
que no varía entre períodos secos y húmedos del año (Enriquez, 2008; Enriquez et al.,
2015) es posible que fracciones más sensibles como la MOP sí fluctúen en el tiempo.
En base a los recientes estudios que han encontrado la tendencia a la pérdida de MOS
en mallines con deterioro por pastoreo intenso a largo plazo, en este trabajo se puso a
prueba la MOP en suelos de mallines con deterioro por sobrepastoreo con el objetivo de
encontrar señales más claras y/o amplificadas respecto de lo encontrado para la MOT.
Además, a los efectos de realizar en el futuro correctos diseños de estudio en mallines,
se estudiará la concentración de la MOP en distintos momentos del año con diferentes
condiciones de humedad edáfica (asociado a condiciones redox) para determinar si la
MOP varía en el tiempo.
Hipótesis: 1) El contenido de MOP se verá influenciado por elproceso de pastoreo
histórico intenso, que altera la estructura del suelo y la hidrologia del mallín. 2) La MOP
variará a lo largo de la temporada de crecimiento vegetal debido a losprocesos de
secado-rehumedecimiento del suelo de mallines.
Materiales y Métodos
Como la precipitación puede influenciar la disponibilidad de agua a nivel regional y local,
se seleccionaron tres sitios de estudio a lo largo delcaracterístico gradiente de
precipitación Oeste-Este de Patagonia Norte. Cada sitio se ubica en una región
ecológica distinta, a aproximadamente 100 km de distancia entre cada uno (Bran et al.,
1998): 1) Bariloche (Bar), con dos subsitios (A 41° 02´034.06´´S, 71° 04´19.6´´W y B
41°10´16.75´´S, 71°05´13.66´´W), localizado en la región ecológica de Cordillera. 2)
Pilcaniyeu (Pil) (41°03´´33.4´´S, 70°31´06.6´´W), localizado en la región de Sierras y
Mesetas Occidentales. 3) Jacobacci (Jac) (41°35´4´´S, 69°22´39´´W), Sierras y Mesetas
Orientales. La precipitación media anual que recibe cada sitio es de650 mm (Bariloche:
A y B),280 mm (Pilcaniyeu), y 150 mm (Jacobacci). La temperatura media anual para
todos los sitios varía entre 7,5 y 9 °C. La precipitación se concentra en los meses de
invierno (mayo-agosto) mientras que la estación de crecimiento vegetal (diciembre-
marzo) es seca.
Por razones de topografía, los mallines de Patagonia muestran un gradiente de
humedad edáfica que pude desarrollar dos comunidades de plantas: (a) mallines
húmedos (MH) dominados por Juncus balticus en el área más baja, central y húmeda, y
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(b) mallines mésicos (MM) dominados por Festuca pallescensen áreas relativamente
más elevadas, periféricas y secas (Burgos, 1993). El sitio Jac no cuenta con MM.
Para cada sitio de estudio y tipo de mallín se seleccionaron dos áreas con distintas
intensidades de pastoreo a largo plazo: pastoreo histórico leve (PHL) e intenso (PHI). El
pastoreo leve es definido como aquel realizado por debajo de la capacidad de carga del
pastizal mientras que el pastoreo intenso se define como aquel realizado por encima de
la capacidad de carga en el largo plazo (al menos 20 años). Todo fue definido mediante
evaluación de los pastizales mediante guías locales (Bonvissuto et al., 2008), cortes de
vegetación y entrevistas con propietarios de los campos. Como el pastoreo se ha
extendido en toda la región no es posible encontrar áreas no pastoreadas y los sitios
PHL fueron utilzados como de referencia.
Muestreos
En cada sitio de estudio (Bar, Pil y Jac), tipo de mallín (MH y MM) e intensidad de
pastoreo histórico (PHL y PHI), se tomaron con barreno tres (n=3) muestras de suelo
compuestas de cinco (n=5) submuestras a 0-15, 30-40 y 70-100 cm de profundidad de
forma aleatoria y representativa. Los muestreos se realizaron en cuatro momentos a lo
largo de la estación de crecimiento vegetal, en los períodos noviembre-diciembre 2011 y
enero-febrero, marzo y abril 2012. Las profundidades muestreadas se eligieron en
función de la variación general de las napas freáticas de los mallines en estudio
conocidas a partir de trabajos previos (Enriquez, 2008; Chimner et al., 2011), a fin de
representar las situaciones de óxido-reducción del perfil de los suelos analizados. En
cada muestreo se registró el nivel de napas freáticas (NF) de manera puntual y se
tomaron muestras de suelo para determinar humedad edáfica (%HS).
Análisis de laboratorio
Todas las muestras compuestas de suelo fueron procesadas (secadas a temperatura
ambiente de 21ºC, mezcladas y tamizadas con malla de 2 mm) y almacenadas para
analizar materia orgánica total (Walkley y Black, 1934) y su fraccionamiento físico. El
fraccionamiento físico del suelo se realizó por tamaño de partícula, siguiendo el
protocolo de Galantini y Suñer, (2008) adaptado de Cambardella et al. (2001). El suelo
disperso fue tamizado en húmedo con agua desmineralizada sobre tamiz nº 270, La
fracción con partículas mayores a 0,053 mm se denominó F> 0,053, la que se asocia a la
fracción lábil de la MOS. La fracción de suelo disperso con partículas menores a 0,053
mm que fue lavada y desechadase denominó F< 0,053, la que se asocia a fracciones
recalcitrantes de la MOS. La fracción de suelo recolectada sobre tamiz (F> 0,053) se secó
a 60 °C durante 24-48 hs. y se procesó para analizar el contenido de CO mediante el
método de Walkley y Black (1934) el que fue referenciado a la masa de suelo original.
Luego la materia orgánica particulada (MOP) se calculó mediante la aplicación del factor
1,724. Se considera que MOR= MOT – MOP.
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Resultados
Materia orgánica particulada y efecto del sobrepastoreo histórico
El contenido de materia orgánica particulada (MOP) asociada a la F> 0,053 fue elevado
hasta el metro de profundidad en todos los mallines muestreados, variando en los sitios
PHL desde más de 237 g por kg de suelo (Pil 0-15cm) hasta ~ 13 g por kg de sueloen
Jaca 1 metro de profundidad(Figura 1). En promedio, la cantidad de MOP para los tres
sitios de estudio PHL fue de 55 g kg-1(MH = 70 g kg-1y MM= 39 g kg-1) a 0-15 cm (Figura
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1). La disminución de la MOP con la profundidad del suelo fue más marcada para los
MM que para los MH, donde se mostró más variable a lo largo del perfil (Figura 1). Los
MM mostraron mayor cantidad MOP solamente en los primeros 15 cm del suelo de Bar
y Pil y en el suelo más profundo la cantidad de MOR fue mayor.
La concentración de MOP de los sitios PHI mostró el mismo comportamiento en el perfil
que en los sitios PHL. En general, los valores de MOP fueron significativamente
menores en los sitios PHL que en los sitios PHI en los cuatro muestreos realizados a lo
largo de la estación de crecimiento vegetal 2011-2012(Figura 1). En promedio, la
cantidad de MOP para los tres sitios de estudio PHL fue de 22 g kg -1 (MH = 30 g kg-1 y
MM= 14 g kg-1) a 0-15 cm (Figura 1). Se estima una pérdida promedio de 54% de
MOPcomo consecuencia del deterioro por pastoreo intenso histórico en mallines.
Variaciones temporales de la MOP en el tiempo.
El nivel freático (NF) de los sitios PHL (de referencia) varió entre fechas de muestreo
para ambos tipos de mallín. Los MM mostraron niveles máximos de freática que no
alcanzaron la superficie (Figura 2.A), con suelos saturados desde el mes de noviembre
hasta enero para todos los sitios y con valores de humedad edáfica (%HS) siempre
mayores al 50 %, queluego disminuyeron hasta valores nunca menores del 25 %. En
general, los suelos de MH mostraron valores de %HS un ~50% mayor que los MM
durante toda la estación de crecimiento vegetal, especialmente desde noviembre hasta
enero (Figura 2.B). El patrón de los sitios PHI fue similar al de los PHL, pero con menor
amplitud de cambio entre noviembre y abril. La diferencia en la %HS entre MH y MM de
sitiosPHI no fue tan grande como la observada en sitios PHL, excepto Pil que aumentó
desde enero a marzo respecto de su MM asociado (Figura 2 B).
Se encontró un patrón general de aumento o disminución de la MOP en el tiempo
aunque sólo se observaron algunas diferencias significativas en la MOP entre las fechas
de muestreo, mayormente entre momentos con máximo y mínimo desarrollo del nivel
freático (Figura 1). En cada sitio de estudio se observó que la tendencia de variación de
la MOP a lo largo de la temporada de crecimiento vegetal 2011-2012 (Figura 1), siguió
la tendencia de la humedad edáfica, con R2 ajustados entre 0,75 y 0,99 para modelos de
MH y R2 ajustados entre 0,94 y 0,99 para los MM (Tabla 1).
En los sitios PHL se encontratron diez situaciones con modelos ajustados entre MOP y
%HS. Para los sitios con PHI se encontraron cuatro situaciones ajustes entre los
modelos de variación de la humedad edáfica y los de variación de la MOP (Tabla 1).
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aA 150
150 150
aA a AB
100 100 100
aB
b aA aB
50 b b b 50
b a BCb aCb 50
a Aa a Aa a Bb a Bb
b
0 0 0
Nov Ene Mar Abr Nov Ene Mar Abr Nov Ene Mar Abr
aB
Pil-MH
100
a Aa aA aA 100 100
aA
b b a Ab
50 b 50 aBa aBa aBa 50
a Ab aA a a Aa a Aa
0 0 0
Nov Ene Mar Abr Nov Ene Mar Abr Nov Ene Mar Abr
300 300 300
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Figura 2.A) Dinámica del nivel freático (NF) y B) humedad edáfica (%HS) evaluada a 0-
15 cm. Se muestran las determinaciones para los mallines húmedos (MH) y mésicos
(MM) de los sitios con pastoreo histórico leve (PHL) e intenso (PHI) de Bar, Pil y Jac, a
lo largo de la estación de crecimiento vegetal 2011-2012. Barras muestran desvío
estándar para los datos de %HS (los valores de NF son puntuales).
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Tabla 1. Contraste de los modelos para los pares de variables: humedad edáfica (%HS)
vs materia orgánica en fracción F>0,053 del suelo (MOP), para los tres sitios de estudio
(Bar, Pil, Jac), los dos tipos de mallín (húmedo-MH y mésico-MM),las dos intensidades
de pastoreo analizadas (leve-PHL e intensa-PHI) y las tres profundidades muestreadas
por separado. Se muestra R2 ajustado y tasa de probabilidad (TP) para el modelo
común ajustado: Exp (-): modelo exponencial negativo; Pol: Polinomios de grado I, II y
s/a: sin ajuste. s/d: sin determinar. N= 26, para cada tratamiento. En gris se marcan
ajustes a modelos comunes. Diferencias entre parámetros con p< 0,05.
MH MM
Contraste
de Sitio Prof Modelo R2 aju TP Modelo R2 aju TP
variables
15 s/a Exp (-) 0,9439 7,01
Bar 40 Exp (-) 0,9917 7,05 s/a
100 s/a Exp (-) 0,9849 7,09
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Discusión
En este trabajo se caracterizó por primera vez la materia orgánica particulada (MOP) de
mallines y la influencia de algunos parámetros como el deterioro por sobrepastoreo
histórico y la humedad edáfica (en el tiempo)sobre la ella. Los resultados encontrados
en este trabajo indican que la MOP es más sensible a los cambios producto del
pastoreo histórico intenso que el COS (%) y la reserva de COS (t C ha-1),ya que se halló
mayor número de diferencias significativas entre sitios PHL y PHI respecto de lo hallado
por Enriquez et al. (2015). En los pastizales naturales áridos y semiáridos los estudios
sobre los cambios en la MOS (Milchunas y Lauenroth, 1993; Rostagno, 2001; Villamil et
al., 2001, entre otros), no han utilizado a la MOP como variable indicadora, siendo el
presente el primer registro de esta variable con ese fin en mallines patagónicos. Videla
et al. (2008) han examinado diferentes metodologías para el análisis de la MOP en la
provincia del Chubut (Patagonia Sur) a fin de utilizarla como posible indicador de
alteraciones en el suelo, y han llegado a una conclusión similar a la que se llega en este
estudio: la MOP fue más afectada por la intensidad de pastoreo que la MO total y podría
ser considerada como un buen indicador de cambios en la calidad de los suelos bajo
condiciones de pastoreo. Además, la reducción promedio general de la fracción F>
0,053del suelo se estimó en un 30 % y es la fracción del suelo que mayor contenido de
MO mostró. Este patrón coincide con la reducción promedio general del CO-suelo de
más del 40 % y la reducción promedio general de la RC-total del ecosistema, que se
estimó en ~30 % (Enriquez et al., 2015).
Por otra parte, en este trabajo se encontró que la concentración de MOP varió con la
dinámica de la humedad edáfica en el tiempo, aunque no se pudo describir ningún
patrón común en las diferentes situacionesanalizadas. La tasa de descomposición de la
MOS tiende a ser más rápida en suelos continuamente oxigenados que en suelos
continuamente inundados, pero el particular ciclo de secado-rehumedecimiento de los
suelos de mallines parece no reflejarse claramente en la variación de la MOP en el
tiempo. Se esperaba encontrar una disminución en los contenidos de MOP ante la
reducción del contenido de humedad entre inicio y fin de la temporada de crecimiento
vegetal. En algunos casos se observó esta tendencia (sitio Bar y Pil-MH a 30-40 cm y
tendencias no significativas para Jac) pero los resultados de los análisis no son
concluyentes. Las variaciones encontradas en este trabajo para la respuesta de la MOP
podrían atribuirse a la heterogeneidad propia de los suelos (Miehlich, 1976),
especialmente en aquellos ricos en MO, sugiriendo muestreos más detallados para
disminuir esta variabilidad. La variación en el tiempo de los niveles de MOP indica por
un lado que el análisis de este parámetro en mallines debería realizarse en iguales
momentos para evitar variaciones que enmascaren los posibles efectos a evaluar y para
hacer comparables los efectos a contrastar.Por otra parte, la variación de la MOP en
relación a la humedad siguió patrones distintos entre usos históricos del pastizal. Así, la
concentración de MOP no es solamente un indicador estructural de cambio por deterioro
sino que también mostraría cambios en la funcionalidad del ecosistema como
consecuencia del mismo. Sería útil implementar la MOP en el estudio y monitoreo de
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Agradecimientos
Al Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA), el Consejo Nacional de
Investigaciones Científicas y Tecnológicas (CONICET) y la Secretaría de Ciencia,
Tecnología e Innovación de la Provincia del Chubut por el financiamiento conjunto de
este proyecto. A los propietarios de las estancias San Ramón, El Cóndor y La Juanita
por otorgar el permiso de conducir en ellos estos estudios.
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El propósito de este trabajo fue evaluar los efectos del sistema de labranza bajo rotación
de cultivos, sobre la partición de materia seca, la productividad y calidad de un cultivo de
trigo (Triticum aestivum).
Materiales y Métodos
El trabajo se realizó en un ensayo de rotación de cultivos y sistemas de labranza
instalado en 2005, en el campo experimental de la Comisión Nacional de Energía
Atómica (CNEA), ubicado en el Partido de Ezeiza, Buenos Aires, en la subregión de
Pampa Ondulada. El área del ensayo pertenece a la Cuenca Media de la Cuenca
Matanza-Riachuelo, delimitada por el interfluvio entre los arroyos Aguirre y Ortega, está
ocupada por un suelo Argiacuol Vértico (Soil Survey Staff, 2010) y posee un clima
templado húmedo con una precipitación media cercana a los 1000 mm anuales. El ciclo
agrícola presenta la siguiente rotación: soja1° (2005/06); trigo/soja2º (2006/07); maíz
(2007/08); soja1º (2008/09); trigo (2009); maíz (2010/11); soja 1º (2011/2012); soja1º
(2012/13); maíz (2013/14), trigo (2014) y a partir de 2015 se instaló una pastura
polifítica. El cultivo de trigo fue sembrado el 19/08/2014 y cosechado el 18/12/2014.
El diseño experimental responde a bloques completos al azar con dos tratamientos:
Labranza Convencional (LC) y Siembra Directa (SD) con cuatro repeticiones. Las
parcelas bajo SD fueron tratadas con 3 L ha-1 de glifosato presiembra. La LC consistió
en una pasada de arado de reja y vertedera y dos pasadas de rastra de disco.Cada
unidad experimental (parcela) tiene un área de 250 m2.
A partir de tres plantas tomadas al azar de cada parcela se determinaron variables de
productividad y de calidad en el cultivo. Se registró el peso fresco de la BiomasaTotal
(BTt) que incluye tallos, láminas, espigas y raíces, y se discriminó en Biomasa Aérea
(BAt) y Biomasa de Raíces (BRt); altura de plantas a cosecha (Ht) y Índice de Área
Foliar (IAFt). Los muestreos se realizaron periódicamente cada 15-30 días. Las plantas
se separaron y cada fracción se secó independientemente hasta peso constante en
estufa a 70 °C. Se determinó el peso seco de la Biomasa de Raíces de 0-20 cm (BRt),
Biomasa de Tallos (BTat), la Biomasa de Láminas (BLt) y la Biomasa de Espigas (BEt).
El Área Foliar (AF) se determinó con el programa Iproplus; el rendimiento en grano(Rt) y
el peso de mil semillas (PGMt) a partir de la cosecha de una subparcela de 4 m 2. Sobre
el grano entero de trigo se determinó la Proteína Bruta (PBt) y el trabajo de deformación
(W) utilizado el equipo Infraneo de CHOPIN; sobre el grano molido se determinó el
Gluten Húmedo (GH) utilizando el equipo Glutomatic; la actividad amilásica (FN) por el
Falling Number o número de caída utilizando el equipo modelo FN 1500. Se utilizó la
escala Zadoks (Zadoks et al., 1974) (Tabla 1) para determinar el Estadio Fenológico
(EF) en que se encontraba el cultivo según los Días desde la Siembra (DDS). Se
registraron las fechas de Inicio de macollaje Z2 (IM), Vaina Engrosada Z4 (VE); Grano
Lechoso (GL) Z8 y Madurez Fisiológica Z9 (MF).
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Los efectos del sistema de labranza, sobre los parámetros medidos, se evaluaron
estadísticamente mediante un análisis de varianza utilizando paquete estadístico
Infostat 2013 (De Rienzo et al., 2008). Las medias significativamente diferentes se
separarán usando test de Tukey (p<0,05).
Resultados y Discusión
Al estudiar el comportamiento de la BTt, esta se incrementó hasta los 96 DDS y decayó
hacia MF, independientemente del sistema de labranza. Entre la floración y la MF se
produce el llenado de granos y se acelera progresivamente la senescencia foliar. Al
llegar a MF los granos alcanzan su máximo tamaño y el cultivo generalmente no tiene
más tejidos verdes, pues se observa que las hojas senescieron y los tallos y espigas
amarillearon. De allí en adelante lo único que ocurre es la pérdida de agua de los granos
hasta cosecha (Slafer et al., 2003). El efecto del sistema de labranza generó diferentes
respuestas en la BTt y BAt a lo largo del EF (Tabla 2). No obstante, no se encontraron
diferencias estadísticas significativas entre los tratamientos para estos dos parámetros
en ninguna fecha de muestreo. Estos resultados no coinciden con González-Montaner &
Di Nápoli (1998) quienes encontraron una disminución en la producción de BTt en
tratamientos con escasa remoción del suelo. Golik (2009) en su tesis encontró que la
BAt resultó superior en LC. Sin embargo, a pesar de no haber diferencias estadísticas
significativas, se observó una tendencia superior a favor de la LC salvo a los 96 DDS. La
SD retarda la acumulación de materia seca respecto de la LC, probablemente debido a
menores temperaturas al inicio del cultivo (Barrios, 2011). Una mayor cantidad de
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ambos tratamientos creció hasta los 96 DDS y luego decayó sin encontrarse diferencias
estadísticas significativas para cada fecha entre sistemas de labranza. Presentando un
comportamiento similar a la BLt.
6,00 ESPIGA
GL
LAMINA MF
5,00
TALLO
4,00 RAIZ
Tn ha-1
3,00
VE
2,00
1,00 IM
0,00
24 69 96 120
DDS
5,00 ESPIGA
LAMINA MF
4,00 TALLO
Tn ha-1
RAIZ
3,00
2,00 VE
1,00
IM
0,00
24 69 96 120
DDS
Figura 1: Evolución de la partición de la biomasa aérea a lo largo del ciclo del cultivo
como peso seco de cada órgano de la planta. (A) Labranza Convencional (LC) y (B)
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Siembra Directa (SD). EF: Estadios fonológicos según la escala Zadoks (Zadoks et al.,
1974). DDS: Días después de la Siembra; IM: Inicio de Macollaje; VE: Vaina Engrosada;
GL: Grano Lechoso y MF: Madurez Fisiológica.
A: Participación relativa en LC
100%
80%
ESPIGA
60%
LAMINA
TALLO
40% RAIZ
20%
0%
24 69 DDS 96 120
VE GL MF
IM
B: Partición relativa SD
100%
80%
60% ESPIGA
LAMINA
40% TALLO
RAIZ
20%
0%
24 69 DDS 96 120
IM VE GL MF
Figura 2: Evolución de la partición de la biomasa aérea a lo largo del ciclo del cultivo
medida como Participación relativa de cada órgano respecto del peso seco total. (A)
Labranza Convencional (LC) y (B) Siembra Directa (SD). EF: Estadios fenológicos EF
según la escala Zadoks (Zadoks et al., 1974). DDS: Días Desde la Siembra; IM: Inicio
de Macollaje; VE: Vaina Engrosada; GL: Grano Lechoso y MF: Madurez Fisiológica.
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100 a
a
80
a a
Altura cm
60 a
LC
40 SD
a b
20
a
0
24 69 98 120
DDS
EF IM VE GL MF
Figura 3: Evolución de la altura de las plantas de trigo para cada tratamiento. LC:
Labranza Convencional; SD: Siembra Directa; EF: Estadio Fenológico según la escala
Zadoks (Zadoks et al., 1974). DDS: Días después de la Siembra; IM: Inicio de Macollaje;
VE: Vaina Engrosada; GL: Grano Lechoso y MF: Madurez Fisiológica. Letras diferentes
muestran diferencias significativas entre tratamientos según Tukey (p<0,05).
La Figura 4 muestra la evolución del IAFt a lo largo del ciclo del cultivo. Se ha reportado
que la tasa de producción de materia seca de un cultivo se incrementa a medida que el
IAF aumenta, hasta un valor máximo alcanzado, como consecuencia de que las hojas
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4,00
b LC
3,00
a SD
2,00
a a
1,00
b aa
0,00
24 69 96 120
DDS
EF IM VE GL IM
Figura 4: Evolución del Índice de Área Foliar (IAF) a lo largo del ciclo del cultivo para
cada sistema de labranza. LC: Labranza Convencional; SD: Siembra Directa; EF:
Estadios fenológicos según la escala Zadoks (Zadoks et al., 1974). DDS: Días después
de la Siembra; IM: Inicio de Macollaje; VE: Vaina Engrosada; GL: Grano Lechoso y MF:
Madurez Fisiológica. Letras diferentes muestran diferencias significativas entre
tratamientos según Tukey (p<0,05).
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2500
1936 a
Rendimiento ( Kg ha-1)
2000
1489 b
1500
1000
500
0
LC SD
Tratamiento
Figura 5: Rendimiento en grano de Trigo (Rt) en kg ha-1 para cada sistema de labranza.
LC: Labranza Convencional; SD: Siembra Directa. Letras diferentes muestran
diferencias significativas entre tratamientos según Tukey (p<0,05).
40 37,85 a
35,46 a
30
PMGt (gr)
20
10
0
LC SD
Tratamiento
Figura 6: Peso de mil semillas de Trigo (PMGt) en gr para cada sistema de labranza.
LC: Labranza Convencional y SD: Siembra Directa. Letras diferentes muestran
diferencias significativas entre tratamientos según Tukey (p<0,05).
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Resumen
El suelo se vincula con otros elementos del paisaje natural, vegetación, geomorfología y
sistemas de flujo de agua subterránea y con el hombre. La sostenibilidad de prácticas
de manejo y su contribución al desarrollo de una región depende de que sean
implementadas conforme al paisaje local y regional. En general, la caracterización del
suelo no incluye la calidad del agua subterránea ni se establecen las relaciones entre
las características observadas y su origen, que es lo que define la factibilidad de una
práctica de manejo. Esto es particularmente importante con superficies freáticas
someras y se plantean prácticas como desmontar, forestar, drenar, regar, o manejar el
agua en exceso a través de la vegetación (bio-drenaje). La teoría de los sistemas de
flujo de agua subterránea permite vincular los elementos del paisaje e indica que
pueden coexistir en un área flujos locales, intermedios o regionales que son definidos
por la calidad del agua, suelo, vegetación, geología y geomorfología. Se busca definir si
los suelos pueden estimar la historia hidrogeológica del sitio e inferir el funcionamiento
del paisaje. Se estudió el agua de molinos, freatímetros y lagunas en Lincoln, Buenos
Aires, suelos asociados y elementos del paisaje local, y de otros ambientes vinculadas
regionalmente. Se comporta como zona de descarga de flujos intermedios que se
vinculan con locales, con calidades de aguas contrastantes en geomorfologías
semejantes, donde se presuponen mejores condiciones productivas. Los suelos van
desde Hapludol típico a Natracualf típicos, asociado al espesor del depósito arenoso
superior e influencia delagua(bicarbonatadas sódicas hasta cloruradas sulfatadas
sódicas no asociada a precipitaciones locales). Hay una estrecha relación entre el suelo,
su mineralogía, y agua incidente. Si esta no pudiese ser medida es factible inferirla
caracterizando el suelo en su composición, y con esto, el funcionamiento hidrológico y
manejos posibles.
Introducción
La sustentabilidad de los sistemas productivos y que estos coadyuven en las
particularidades de la región, requiere de una comprensión paisajística, estudiándolos
en el contexto regional. Esto es particularmente importante en ámbitos con superficies
freáticas poco profundas, donde son planteadas prácticas tales como desmontes,
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forestación, drenaje, riego o manejo del agua en exceso a través de la vegetación (bio-
drenaje). En la Figura 1 se presenta un esquema general de la denominada técnica del
“bio-drenaje” donde se propone manejar el agua a través de la evapotranspiración
vegetal (Heupermanet al., 2002; Tomar et al., 2007). Sin embargo, la respuesta sobre la
profundidad en la superficie freática no sólo depende de dicha práctica sino también del
funcionamiento hidrológico local y regional. Pla Sentis (2005) destaca la necesidad de
un enfoque hidrológico en la evaluación de procesos degradativos y manejo sustentable
del suelo y agua, definiendo las variables del ambiente y sus relaciones. Son muchos
los ejemplos en el país donde este tipo de análisis podría tener aplicabilidad, tal como
valles y mallines patagónicos, monte chaqueño, y llanura chaco pampeana en general.
En la provincia de Buenos Aires, se destaca la Pampa Arenosa y Pampa Deprimida, ya
que son las superficies freáticas las que principalmente definen el funcionamiento
general del paisaje y especialmente inciden en el régimen hídrico, coadyuvando o
agudizando la problemática de déficit y exceso hídrico frecuente en estas regiones con
efectos tales como: sequías, anegamiento, inundación, lavado, salinización,
alcalinización, entre otros.
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Figura 2 Teoría de los sistemas de flujo de agua subterránea (modificado de Toth, 2000)
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inferir la calidad del agua (tipo de flujo) que junto a otros elementos del paisaje, estimen
el funcionamiento hidrológico del ambiente a intervenir.
Cabe destacar que normalmente, la caracterización del suelo se realiza hasta 1-2 m de
profundidad o hasta alguna impedancia para el crecimiento vegetal, y dicha
caracterización junto a las condiciones climáticas, son generalmente las
consideraciones ambientales que se tienen al definir especies vegetales, rotaciones y
manejos. Sin embargo, aun cuando se describan las características morfológicas y
analíticas edáficas principales, en general no se analiza suficientemente el origen de
dichas características, pudiendo ser lo que define la pertinencia de una intervención. Se
tuvo como objetivo establecer la pertinencia de definir la historia hidrológica de un
ambiente a partir de la caracterización morfológica, analítica y mineralógica de los
suelos, geomorfología local y regional, como procedimiento para definir manejos
agropecuarios y forestales ajustados al funcionamiento del paisaje local y regional.
Materiales y Métodos
Ubicación y características del sitio_. En la Figura 4 se presenta la ubicación de Lincoln
(Li), y otras localidades vecinas, Pehuajó (Pe), Trenque Lauquen (TL), y Carlos Casares
(CC), en el sector de Médanos Longitudinales de la Pampa Arenosa (5.500.000 ha),
provincia de Buenos Aires, Argentina. El estudio en Lincoln se efectúa sobre una red de
observación de 12 km de longitud integrada por 12 sitios de muestreo de suelo y agua,
dispuestos en tres transectas (T):T1: sector más alto, Molino 1 (M1), Freatímetros 1
(F1), 2 (F2), y 3 (F3) (distancia M1 a F3 1605 m, pendiente 0,16%). T2: sector medio,
Molino 2 (M2), Freatímetros 4 (F4), y 5 (F5), y Laguna 1 (L1) (distancia M2 a L1 1815 m,
pendiente 0,14%). T3: sector más bajo, Molino 3 (M3), Freatímetro 6 (F6) y 7 (F7), y
Laguna 2 (L2) (distancia M3 a L2 1055 m, pendiente 0,12%). El escurrimiento superficial
es anárquico, muy lento, en un microrelieve de crestas de carácter medanoso
estabilizado, lomas planas extendidas y pequeñas depresiones, con pendiente local del
0.4‰ emplazado en un ambiente general de 0.6‰ de pendiente (dirección NO-SE), con
alturas que varían entre 82.5 y 90 msnm. Los estudios detallados en Lincoln se
comparan con lo obtenido en partidos vecinas en estudios previos en Pehuajó (Pe),
Trenque Lauquen (TL), y Carlos Casares (CC) (Alconadaet al., 2011).
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Figura 4 Ubicación de Lincoln, y otros partidos con los cuales se compara, en el sector
Médanos longitudinales dentro de la Pampa Arenosa, Buenos Aires, Argentina. Detalle
de ubicación de sitios de muestreo en Lincoln en tres transectas
Agua-.Muestreos en 9 fechas: D1, 12/05/2011; D2, 28/07/2011; D3, 28/09/2011; D4,
22/11/2011; Fch5, 29/02/2012; Fch6, 18/06/2012; Fch7, 19/09/2012; Fch8, 28/11/2012,
y D9, 19/3/2013. Se analizó: pH (potenciometría), conductividad eléctrica (CE,
conductimetría a 25 °C), alcalinidad, cationes y aniones: Na+, K+, Ca2+, Mg2+, Cl-, SO42-,
HCO3- por Espectrometría de Masas y Espectrometría de emisión atómica por plasma.
Se procesan los datos con modelos hidrogeoquímicos, HIDROGEOQUIM,
MODELAGUA, BATOMET; obteniéndose el factor de concentración de cloruros
respecto al agua de lluvia(FCCl), tipo de agua, patrón hidrogeoquímico medio de Kurlov
(PHM), el cual surge de la relación entre cationes y aniones (Na+K:Ca:Mg -
Cl:HCO3:SO4), el origen del agua(Fagundo, 1998; Fagundo Sierra et al., 2001). Se
define el tipo de flujo (local, intermedio, regional), y sus respectivas zonas (recarga,
tránsito y descarga) según la teoría de los sistemas de flujo (Tóth, 2000).Lo relativo al
procesamiento del agua se presentó con mayor detalle en Damianoet al. (2015).
Ambiente-.En cada sitio se estudió el suelo,en su morfología (Etchevehere, 1976),
composición química y mineralógica, esta última por difracción de rayos X (realizado en
Laboratorio INTA Castelar). Los análisis químicos incluyen pH, salinidad, alcalinidad,
aniones y cationes solubles e intercambiables por procedimientos estándares (Page et
al., 1982). El tipo de suelo se define por SoilTaxonomy (SoilSurveyStaff, 2006).Se
establece posición topográfica y unidad fisiográficas, mediante GPS y estudió temporal
de imágenes satelitales disponibles en INTA, Dpto Clima y Agua (información no
presentada). En cada fecha de muestreo se indica vegetación natural e implantada.
Parte de esta información fue presentada en Alconadaet al., (2014).
Resultados y Discusión
Agua-Ambiente _.En la Tabla 1 se presentan algunas características físico-químicas del
agua y en Tabla 2 características del ambiente para las transectas T1, T2 y T3 (alta,
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media y baja respectivamente), indicándose el tipo de flujo y zona que resulta de Tabla
1 y Tabla 2. En las 3 transectas, las distancias entre manifestaciones indicadas en
materiales y métodos, diferencias de altura topográfica, y profundidad de la superficie
freática no supondrían diferencias tan marcadas como las obtenidas en la calidad del
agua (Tabla 1). Se reconocen 3 grupos de aguas (G1 a G3)que evoluciona desde
bicarbonatada sódica (F1) hasta clorurada sulfatada sódica (F2, F3, F5, F7, L1 y L2),
pasando por bicarbonatada clorurada sulfatada sódica en F6, M1 y M2, y bicarbonatada
clorurada sódica en F4. En todos los sitios de muestreo, la salinidad y alcalinidad es
elevada y siempre sódica. Esto se aprecia en los PHM, en todos los casos la relación de
cationes es 901 (Na+K:Ca:Mg).La temperatura del agua, no presentó variaciones
significativas, sólo en M3 resultó en promedio mayor, 19,2oC, y en la L1, 18,7oC. En el
resto de las manifestaciones muestreadas, en promedio fue próximo a 17oC.
Se aprecia entonces, que aún en posiciones altas (loma) hay incidencia de flujos
intermedios de largo recorrido que se vinculan con flujos locales que moderan la
salinidad-alcalinidad observada (Tabla 2): No obstante se destaca que con excepción de
las lagunas, no hay una respuesta directa a las precipitaciones acaecidas en el sitio
(Tabla 3) ni en la calidad ni en la profundidad de la superficie freática (Tabla 4).
Lo señalado puede ser más claramente observado en la Tabla 5, donde se presenta la
conductividad eléctrica (CE) del agua para cada una de las fechas y manifestación
muestreada. Asimismo, se destaca el enriquecimiento en sales del agua extraída en los
freatímetros de lomas (F1, F4, y F6) respecto a la calidad del agua de lluvia recolectada
en el sitio en octubre de 2012 (Tabla 6).
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Tabla 1 Calidad de agua promedio 9 fechas: pH, conductividad eléctrica (CE dS.m -1),
relación de absorción de sodio (RAS), factor de concentración de cloruros (FCCl), tipo
de agua y patrón hidrogeoquímico medio (PHM: relación Na+K:Ca:Mg - Cl:HCO3:SO4),
grupo de agua (G), en las 3 transectas T, alta, media y baja, en manifestaciones (M) F:
freatímetro, M: molino, L: laguna
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Tabla 2 Sitios muestreo en Lincoln: posición en ambiente (P planicie: LA loma alta, LPE
loma plana extendida, MLB media loma baja, B bajo, C cubeta), altura topográfica
(msnm), vegetación (Fch1), suelo: Hapludol típico (HT), Hapludol ácuico (HA), Hapludol
taptoárgico-nátrico (HTA-HTN), Natracualf típico (NtT), Natracuol típico (NT),
profundidad freática, m (D1). grupo agua (G), patrón hidrogeoquímico (PHM), flujo:
intermedio (I)- local (L), zonas: recarga (R)-tránsito (T)-descarga (D)
0
N Posición m Vegetación, D1 Suelo Prof G Fl Zona
snm
Fch1
D1 D2 D3 D4 D5 D6 D7 D8 D9 Extremos P CV
F1 1,87 1,60 1,73 1,40 1,35 0,66 0,72 0,70 1,55 0,70-1,87 1,29 36,7
F2 1,16 0,75 1,03 0,73 0,22 0,15 0,19 0,30 0,83 0,15-1,16 0,60 64,9
F3 0,97 0,56 0,87 0,59 0,12 0,08 0,11 0,23 0,69 0,08-0,97 0,47 73,2
F4 1,84 1,70 1,87 1,56 1,14 0,94 1,01 1,09 2,10 0,94-2,10 1,47 29,4
F5 0,73 0,59 0,79 0,57 0,14 0.06 0,02 0,12 0,96 0,02-0,96 0,49 71,7
F6 1,64 1,51 1,79 1,76 0,44 0,79 0,81 0,71 2,02 0,44-2,02 1,27 45,7
F7 1,03 0,90 1,20 1,11 0,27 0,49 0,53 0,51 1,30 0,27-1,30 0,82 45,5
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2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013
E 17 140 151 104 127 24 106 215 268 1
+5
F 24 205 160 105 155 78 84 121 184,5 48
+9
M 41 177 107 207 90 23 41 92 238,5 62
A 15 27 148 48 28 48 41 191 97 111
+1
M 18 10 0 12 10 32,5 38 35 160
+6
J 20 25 42 10 27 1 8 15 0
+2
J 87 43 16 7 52 35 21,5 41 0
A 57 34 0 0 3 2 1 7 157
+3 +7
S 0 89 30 116 56 110 152 13 47
O 102 67 190 83 91 23 67 89 140
+4 +8
N 114 105 65 55 52 178 25 135 115
D 185 12 97,5 63 90 284 56 4,5 152
Total 680 934 1006,5 810 781 838,5 640,5 958,5 1559
F1 2690 2800 2910 2780 3240 3040 2850 3305 3460 6,8
F2 9440 9890 9830 10140 11145 10270 9700 10050 11436 4,9
F3 19000 19030 19500 21000 20000 17960 18930 19520 20525 6,5
F4 3930 3450 4140 3810 4550 3960 3550 3500 3845 9,6
F5 15495 14990 15840 14750 15230 15730 16120 18085 17495 7,3
F6 4730 4640 4970 4480 5210 3850 3350 2930 3220 18,9
F7 11040 11730 12835 10000 8060 8060 9870 9870 9870 12,6
M1 3960 4145 4200 3970 4240 4090 3510 3690 3455 7,3
M2 9020 5810 6350 5860 6360 5660 5260 5270 3665 19,6
M3 5400 2650 3740 3305 Nd Nd 6530 7750 5708 42,1
L1 3750 8950 20000 16910 7800 4355 5230 3850 6910 67
L2 6960 14975 36500 25465 12100 7210 8430 6300 17630 71,2
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F1 8,1 3,1 22,9 24,3 20,3 4,6 5,3 0,7 2,1 27,2
e/ 7,9- 8,7 2,6- 3,5 21-25 20-29 19-22 4-6 4-7 0,3-0,9 1,8-2,4 25-30
F4 8,2 3,8 37,6 54,3 19,7 10,3 7,4 0,4 1,5 36,1
e/ 8,1- 8,4 3,4 - 4,5 34-40 44-69 18-21 8-12 6-9 0,4-0,5 1,2-2,0 33-41
F6 8,0 4,1 25,9 80,0 16,0 15,2 8,6 1,0 3,1 36,3
e/ 7,9-8,1 2,9-5,2 25-30 42-113 15-17 8-21 5-11 0,5-1,4 1,8-4,5 27-44
AP 7.2 0,06 1,4 0.3 0,2 0,31 0,20 0,05 0,10
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F TL 7,8 3,3 10,9 16,0 4,7 1,7 2,9 27,6 1,6 231 15
Pe 7,3 3,8 5,7 27,0 4,5 4,2 5,9 25,0 1,0 505 11
Li 7,9 9,6 17,7 46,6 33,1 3,2 9,3 84,4 1,4 621 35
P- TL 7,8 7,3 6,2 63,5 17,7 5,1 16,7 68,7 1,1 1095 17
M
Pe 7,8 4,0 15,2 22,5 6,6 1,7 4,9 37,2 0,8 326 20
CC 7,0 8,0 10,4 37,2 9,6 5,9 5,7 60,9 1,9 578 21
Li 7,8 4,9 18,6 18,2 12,3 2,4 4,4 42,3 1,1 341 24
rango 6,5 0,1 0,8– 0,3 0,02 0,5 0,08 0,04 0,002
frecuente 8,5 0,2 6 a7 a a a8 a 6,5 a 0,2
aguas (13*) 5,2 19
dulce
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Tal como se aprecia en Tabla 8, los suelos en profundidad presentan una alcalinización
e hidromorfismo que se corresponde con el agua incidente, la vegetación (datos no
presentados), y con la mineralogía reconocida en el sitio del presente estudio (Tabla 9),
y la identificada en la región por Etchichurryet al.(1988) y González (2005).
En el presente estudio, se reconoce en todos los perfiles y profundidades la existencia
de cuarzo, plagioclasas (anortita y albita) y calcita. El yeso se presenta sólo en las
lomas, F1 y F6, y la halita si bien se observa en todos los perfiles se encuentra a escasa
y variable profundidad incluso en F1 (Tabla 9). Etchichurryet al. (1988) reconocen en los
sedimentos superficiales hasta un máximo de 12 m de profundidad (E1): cuarzo (19 a
26%); plagioclasas (15 a 40%); feldespatos K (6 a8%); riolita y/o alteritas (incluyen
materiales variables, 14 a 47%); auguita, minerales opacos, toba, arenisca, andesita, y
biotita (0,6 a 1,7%); hipersteno, hornblenda y lamprobolita (<0,4%): y rutilo, circón y
granate menores o próximos a 0,10%.
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F1 A 0-26 6,5 0,3 7,3 2,2 1,8 0,4 2,8 0,6 0,4 1,0 1,5 2,2
HA AB 26-44 8,4 0,4 3,7 1,9 1,0 1,1 13 0,5 0,5 0,4 3,8 5,6
Bwn1 44-74 10 2,5 5,2 4,2 2,7 6,8 48 0,5 2,3 1,2 24,3 21
Bwn2 74-93 10 1,9 3,6 4,4 3,1 7,1 47 0,4 1,9 1,1 19,1 18
Agua D8 93+ 7,9 3,3 0,7 2,4 0,8 29,5 23
F6 HTN A 0-30 6,3 0,3 7,6 2,9 1,6 0,3 2,3 0,9 0,3 0,7 1,1 1,1
AC 30-45 8,5 0,6 2,8 2,6 1,3 1,2 18 0,5 0,5 0,5 6,6 7,7
2Bt 45-61 9,6 1,9 --- --- 4,2 7,6 36 0,7 0,5 0,9 20,2 21
Agua D4 151+ 8,0 4,5 0,5 3,6 0,9 42,7 30
F7 A 0-29 8,8 47,4 --- --- 1,7 29 100 19,5 57,5 7,7 414 60
NT 2Bt1 29-49 8,6 10,8 --- --- 3,2 17 66 3,3 5,9 2,2 102 41
2Bt2 49-59 8,8 11,1 --- --- 2,9 16 74 3,8 6,6 2,2 112 42
Agua D4 59+ 7,7 11,8 0,6 15,8 1,9 109 38
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perfil prof Minerales que prevalecen en fracción limo- arcilla tipo de arcilla %
arena %
cm I/E+E I C
total
F1 0-26 Qz Pg Ye Ca 20,0 19 76 5
26- Qz Pg Ye Ca Ha 12,5 26 65 9
44
44- Qz Pg Ca Ha 17,5 30 65 5
74
74- Qz Pg Ca Ha 22,5 41 55 4
93
F6 0-30 Qz Pg Ca 19,0 22 70 8
30- Qz Pg Ye Ca 11,5 19 73 8
45
45- Qz Pg Ca Ha 19,0 45 52 3
61
F7 0-29 Qz Pg Ca 15,0 14 78 9
29- Qz Pg Ca Ha 24,0 45 51 4
49
49- Qz Pg Ca Ha 26,5 60 39 2
59
El suelo del freatímetro más elevado, F1, Hapludol ácuico, es sódico desde los 44 cm,
con pH 10, debido a los HCO3_ que prevalecen en la base del perfil (14,7 me.l-1) que se
vincula con un agua muy rica en dicho anión (22,2 me.l-1, representan el 68% de
aniones), así como al elevado contenido de Na+(85% de los cationes en la base del
suelo, y 90,5% en el agua incidente. A partir de 44 cm, se identifican minerales
evaporíticos, yeso, calcita y principalmente halita, que si bien son constituyentes del
material original, revela el ascenso del agua por evaporación aún en lomas. La halita
(NaCl), se halla en todos los perfiles a diferentes profundidades asociado a ascensos de
la freática. El suelo de F6, también de loma, si bien no difiere marcadamente en su
composición química de F1, difiere en la secuencia de horizontes y texturas (datos no
presentados).
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Conclusiones
Se confirman relaciones entre elementos del paisaje que permiten inferir zonas de
recarga y descarga de agua subterránea. Sin embargo, en el noroeste bonaerense,
coexisten flujos locales e intermedios de largo recorrido, y diferentes espesores de los
depósitos arenosos superficiales que modifican la forma en que el agua incide,
condicionando la magnitud de inundaciones, anegamientos, y manejos.
Los suelos varían entre Hapludol típico a Natracualf típico, y las aguas desde
bicarbonatadas sódicas a cloruradas sódicas.
La caracterización química del perfil edáfico permite inferir la calidad físico-química del
agua incidente, y estimar el funcionamiento hidrológico local y regional. Las relaciones
con otras regiones resultan útiles en la comprensión del paisaje local.
Reconocimientos
Los autores agradecen al Área Estratégica de Recursos Naturales “Proyecto:
Modelación hidrológica para planificación de cuencas” y al Programa Nacional de Agua-
INTA, por el cofinanciamiento de actividades.
A Juan P. Vitale por su colaboración en tareas de campo y procesamiento de imágenes
satelitales.
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Resumen
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Introducción
El INTA EEA Paraná posee una larga trayectoria en la generación de tecnologías que
apuntan a la conservación del suelo productivo y fue pionera en el estudio de los
factores que desencadenan el proceso erosivo. Una de las tecnologías que permiten
controlar de manera eficaz la erosión hídrica es la construcción de terrazas para
evacuación de los excedentes de agua de lluvia escurrida. Las prácticas menos
costosas son sembrar cortando la pendiente y producir la menor compactación posible,
evitando el “huelleado” de la maquinaria a favor de la pendiente. Sin embargo, debido a
la baja capacidad de infiltración de agua de nuestros suelos cuando están húmedos,
2
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generalmente estas prácticas no son suficientes y las pérdidas de suelo siguen siendo
superiores a la tolerancia (Scotta et al., 1986).
El objetivo de este trabajo fue comparar la pérdida de suelo, utilizando el Software INTA
USLE/RUSLE, para distintas rotaciones de cultivos, con distintos porcentajes de
participación de soja, diferentes sistemas de labranza y tecnologías de control de la
erosión hídrica.
Materiales y métodos
Para realizar los cálculos de pérdida de suelo, se utilizó el software INTA USLE/RULE
(Gvozdenovichet al., 2015).
En la versión más reciente de este software se ajustaron las predicciones del modelo
mediante modificaciones de los factores longitud e intensidad de pendiente (LS),
cobertura (C) y un enfoque más determinista para calcular el factor prácticas (P) que
fueron incorporados en la Ecuación Universal Pérdida de Suelo Revisada (RUSLE,
Renard y Ferreira, 1993).
Este software es de acceso libre desde el sitio web del INTA EEA Paraná y puede ser
ejecutado en cualquier computadora, por lo que permite su uso aun sin conexión a
internet.
Los límites reportados para que una rotación de cultivos sea considerada como
sustentable desde el punto de vista de la erosión hídrica se encuentran en el rango
entre 2 y 11 t/ha/año de suelo perdidas, dependiendo del tipo de suelo y profundidad del
horizonte superficial (Montgomery, 2007; Cox, 2008).
Para las diferentes zonas productivas de la República Oriental del Uruguay, se emplea
el modelo Erosion 6.0 (Clérici y García Préchac, 2001), el que utiliza la tabla propuesta
por Puentes (1981), según la cual pérdidas por encima de las 7 t/ha/año indicarían
suelos no son aptos para agricultura.
3
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Asimismo en Entre Ríos, Scotta et al., (1986) proponen que el rango de perdida de
suelo debe variar entre 2 a 11 t/ha/año.
Figura 1. Captura de pantalla del Software INTA USLE/RUSLE, donde se observan los
5 componentes del modelo.
4
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Proporción de
Rotación Año 1 Año 2 Año 3 Año 4 Soja
6 Trigo/Soja Maíz 33
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Resultados y discusión
En la Tabla 2 se puede observar que para todas las rotaciones estudiadas, como se
esperaba, la pérdida de suelo fue siempre mayor cuando se utilizó labranza
convencional comparado con siembra directa (39 vs. 15 t/ha/año para el promedio de
las 6 secuencias, respectivamente).
Cuando el cultivo de soja ocupa más del 50% en la rotación, la pérdida de suelo fue más
del doble en convencional. Para los ejemplos 5 y 6 de la Tabla 2, los valores de pérdida
fueron muy similares.
Tabla 2. Pérdida de suelo estimada con labranza convencional (LC) y siembra directa
(SD) para las distintas rotaciones evaluadas, sin el uso de terrazas de control de
erosión.
LC SD
6
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Los CC permiten aumentar la materia orgánica (MO) del suelo (Álvarez et al., 2004), lo
protegen de las lluvias intensas que ocurren al final del periodo de barbecho, reduciendo
la erosión (Santanatoglia et al., 1989), disminuyen el escurrimiento de agua con
nutrientes y plaguicidas (Sasal et al., 2008), y aumentan la infiltración de agua en el
suelo (Caviglia y Novelli, 2011).
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Tabla 3. Perdida de suelo estimada para distintas rotaciones de cultivos evaluadas con
terrazas sembrables y siembra en contorno, para labranza convencional (LC) y siembra
directa (SD).
LC SD
Conclusión
Cuando las rotaciones de cultivos poseen una proporción de soja mayor al 50% y los
lotes están cultivados bajo labranza convencional, a pesar de realizar terrazas como
tecnología para el control de erosión, los valores de pérdida de suelos continúan por
encima de los niveles tolerables.
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Agradecimientos
Bibliografía
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1
Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNER); 2INTA EEA Paraná
* [email protected]
Resumen
Introducción
Los procesos que de alguna manera provocan en forma real o potencial una
disminución de la capacidad productiva del suelo se denominan procesos de
degradación, entre los cuales uno de los más importantes es la erosión hídrica (FAO-
Unesco, 1975).
1
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Sasalet al. (2014) informaron que la erosión hídrica en la provincia de Entre Ríos afecta
una superficie de 3.939.954 ha, que representa el 50% de la superficie total de la
provincia. El 15% corresponde a erosión moderada y severa (o grave) y el 35% a
erosión leve.
Diversos autores (Fournier, 1960 y Arnoldus, 1978) han realizado estudios para
encontrar parámetros más fáciles de obtener y calcular, que permitan estimar la
erosividad de las precipitaciones, proporcionando índices factibles de emplear en zonas
donde es limitante la base de registros pluviográficos. Dichos antecedentes han
despertado el interés de nuevas investigaciones en diversas regiones del mundo
orientadas a evaluar el comportamiento de estos índices para condiciones locales
(Almozaet al., 2007; Ramírez, 2006; Pizarro et al., 2003; Dufilhoet al., 2011 y Díaz
Zorita, 1995).
2
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Por tal motivo, los objetivos de este trabajo son comprobar si existe correlación entre el
Índice Modificado de Fournier y el factor R y actualizar los valores de dicho factor para la
zona de estudio.
Materiales y métodos
El Índice Modificado de Fournier (IMF) está dado por la relación entre la suma del
cuadrado de las precipitaciones mensuales para un año, respecto de la precipitación
media anual, tal como se expresa en la siguiente ecuación:
Donde:
Se utilizaron los datos del factor R calculados en la EEA Paraná para el período 1950 –
1998 (Rojas et al., 1976; Rojas y Conde, 1985; Codromaz de Rojas y Saluso, 1988 y
1993) (Tabla n°1).
3
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Tabla 1: Valores de factor R (Tnm/ha/año), período 1950 – 1998, INTA, EEA Paraná.
1950 661 1960 275 1970 679 1980 524 1990 1003
1951 418 1961 725 1971 705 1981 917 1991 651
1952 231 1962 196 1972 532 1982 479 1992 858
1953 799 1963 441 1973 957 1983 752 1993 1120
1954 574 1964 563 1974 461 1984 939 1994 442
1955 636 1965 626 1975 368 1985 547 1995 756
1956 435 1966 567 1976 673 1986 783 1996 607
1957 454 1967 590 1977 575 1987 396 1997 668
1958 458 1968 274 1978 1159 1988 493 1998 1031
Por su parte para el período 1999 – 2005 inclusive, se calculó el factor R aplicando la
metodología propuesta por Wischmeier y Smith (1958). Se seleccionaron todas las fajas
pluviográficas con lluvias mayores a 13,5 mm, haciendo la lectura de las mismas en
forma manual, contabilizando la precipitación a intervalos fijos de 15 minutos. Luego se
calculó la intensidad expresada en mm/h para cada intervalo de tiempo:
I=
Dónde:
15: corresponde al tiempo fijo (min) en el cual se realizó la lectura de las fajas
pluviográficas.
Con la intensidad de cada intervalo se obtiene la energía cinética por milímetro de lluvia,
mediante la siguiente ecuación:
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E = 0,119 + (0,0873*LOG10I)
Dónde:
E = energía cinética.
I= intensidad en mm/h.
El factor erosividad de cada tormenta se obtiene del producto de la energía total (E) con
la máxima intensidad en 30 min (I30).
Los valores del factor R para el periodo 2006 – 2014 inclusive, fueron estimados
aplicando la ecuación obtenida que relaciona ambas variables en estudio.
Resultados y discusión
Los valores de erosividad de las lluvias (R) obtenidos para el periodo 1999 – 2005
inclusive (figura 1) por la metodología propuesta por Wischmeier y Smith (1958) variaron
entre 527 para el año 1999 y 1573 para el año 2002, siendo dicho valor el máximo
encontrado para la serie 1950 -2005, considerándolo un año extraordinario desde el
punto de vista de la erosividad de las lluvias. Un comportamiento similar se presentó en
el año 2000, con un valor de erosividad de las lluvias de 1484. El valor promedio para
estos 7 años fue de 943.
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1800
1600
1400
R (Tnm/ha/año)
1200
1000
800
600
400
200
0
1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006
Años
Figura 1. Valores del factor erosividad de las lluvias (R), mediante metodología
propuesta por Wischmeier y Smith (1978) para Parana, Entre Rios. Periodo 1999-2005.
6
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de regresión obtenida para el periodo 1950-2005 (R= 13,612 IMF0.77). Los valores
obtenidos se presentan en la tabla 2.
Año 2006 2007 2008 2009 2010 2011 2012 2013 2014
Figura 3. Valor promedio del factor R (Tnm/ha/año) por departamento para la Provincia
de Entre Ríos. Período 1950 - 2014
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Figura 4. Valor promedio del factor R (Tnm/ha/año) por departamento para la Provincia
de Entre Ríos. Período 1990 – 2014.
Conclusiones
El Índice Modificado de Fournier por Arnoulds presenta un elevado ajuste con el factor R
(R2= 0.88).
Es una metodología relativamente sencilla y que es posible aplicar a distintas zonas del
pais que posean regimenes pluviométricos similares a los de la provincia de Entre Ríos.
Agradecimientos
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1
Carrera de Ingeniería Ambiental de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad
Nacional de Asunción (FCA-UNA); 2 FCA-UNA. 3 Facultad de Ingeniería-UNA
*[email protected]
Resumen
Los sedimentos regulan la calidad de las aguas, actuando como medio de transferencia
desde ecosistemas terrestres hacia los acuáticos. El fósforo se acumula en los
sedimentos bajo distintas formas químicas, en el agua limita el crecimiento de
organismos, por ello cuando existe un suministro por fuentes antrópicas impacta
rápidamente en el ecosistema, aumentando la productividad primaria provocando
eutrofización. La investigación pretendió diagnosticar las formas de fósforo presentes en
el sedimento de fondo de afluentes y del Lago Ypacaraí. Se analizaron muestras de
sedimento de fondo de 33 puntos en la cuenca (23 en afluentes y 10 en el lago). El
experimento fue completamente al azar con dos repeticiones de campo y dos de
laboratorio. Se determinó la textura inicial del sedimento por el método de Bouyoucos.
Se realizó el fraccionamiento del fósforo propuesto por Hedley de la partícula menor a
63 micrómetros. Se clasificó el fósforo de las fracciones en lábil, moderadamente lábil,
poco lábil y no lábil. El 64% de las muestras de sedimento presentaron textura arenosa,
18% areno francosa y 18% franco arenosa. Las concentraciones promedio de fósforo
total fueron superior en afluentes (692 mg kg -1) que en el lago (219 mg kg -1). Se
identificó como punto más crítico el arroyo San Lorenzo con 2971 mg kg-1 de fósforo
total, y altos porcentaje en la forma lábil y moderadamente lábil. Los sedimentos
próximos a zonas urbanas, principalmente en la sub cuenca de Yukyry poseen mayor
cantidad de fósforo en sus diferentes formas que los puntos muestreados en zonas
rurales. La zona urbana es más importante como fuente de contaminación de fósforo del
lago Ypacarai que las áreas rurales.
Introducción
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El fósforo es un nutriente esencial para los organismos vivos, sin embargo, su exceso
en las aguas provoca aumento de la productividad primaria, incidiendo en la
modificación de la estructura trófica de ecosistemas acuáticos e induciendo la
eutrofización de los mismos (Suarez et al., 2013). La actividad antrópica en la cuenca
altera la cantidad y la calidad de fósforo presente en la cuenca hidrográfica,
principalmente en los suelos de uso agrícola y urbano, que posteriormente por el
proceso de erosión o la mala disposición de residuos urbanos, pueden terminar a los
cursos hídricos (Schwarzbold, 2000; Keinanen et al., 2001; Rheinheimer et al., 2003;
Csathó et al., 2007. El volumen y la rapidez con que el fósforo llegará al curso hídrico
dependerá de la presencia de fósforo en el suelo, de la existencia de barreras físicas,
químicas y biológicas y la distancia del curso hídrico, siendo los bosques ciliares y los
humedales importantes barrreras que impiden la contaminación de cursos hídricos (De
Roo, 1998, Pellegrini et al., 2009).
Barboza (2000) afirma que el Lago Ypacaraí es un ecosistema que sufre los efectos de
la presión generada por la expansión urbana, mediante la intervención de diversos
factores (incremento poblacional, actividades productivas y ocupación territorial
desordenada) que favorecen el ingreso de fósforo presente en el sedimento de sus
afluentes. El entendimiento de la dinámica de la transferencia de fósforo del suelo a las
aguas superficiales y el conocimiento de las formas de P pasibles de ser transferidas de
los sedimentos al curso hídrico permite tomar medidas más eficientes de mitigación de
la contaminación, maximizando los beneficios de la aplicación de fósforo de manera
amigable con el ambiente.
Materiales y métodos
El área de estudio corresponde a la cuenca del Lago Ypacaraí, Paraguay (Figura 1).
Dentro de la misma se colectaron muestras de sedimento de fondo en 33 puntos (23 de
afluentes y 10 del Lago).
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Las variables medidas fueron la textura del sedimento de fondo y las formas de fósforo
extraídas de acuerdo a su labilidad por diferentes extractores químicos en las muestras
colectadas. El experimento fue considerado como completamente al azar con 33
tratamientos. Fue obtenido dos repeticiones en campo y dos de laboratorio, totalizando
132 muestras analizadas
El proceso de colecta fue realizada en cuatro fechas distintas (entre los meses de
agosto y setiembre), durante las colectas no hubo precipitaciones de importancia del
punto de vista erosivo. Cada punto de colecta fue georreferenciado con GPS.
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En cada punto fue colectada dos muestras compuestas en la profundidad de 0-5 cm,
según el método igual incremento de ancho (Poleto & Merten 2013) el cual consistió en
la realización de la división de una sección transversal del curso hídrico en semi
secciones igualmente espaciadas. Las muestras fueron tomadas en forma vertical en al
menos tres sitios del curso hídrico, uno en el centro y uno a cada orilla para luego ser
mezcladas y así obtener el sedimento del fondo. Se almacenaron en frascos plásticos
con una capacidad de 5 litros debidamente identificados. Posteriormente fueron
transportadas al laboratorio de suelos de la Facultad de Ciencias Agrarias de la
Universidad Nacional de Asunción, allí se procedió al secado y tamizado empleando un
tamiz de 63 μm para separar la fracción limo y arcilla de la arena.
Resultados y discusión
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arena que variaron de 92,2% a 94,9%, y de arcilla 0,3 a 1%. De acuerdo com
Ritterbusch (1988) esto puede deberse a que el material de origen de los suelos de la
cuenca del Lago Ypacaraí corresponde a formaciones de tipo arenisca (sarcosidas y
sacaroides).
Tabla 1. Textura del sedimento de los puntos muestreados dentro de la Cuenca del
Lago Ypacaraí.
Arena Arcilla
Puntos Clasetextural
………….% ………….
P1 al P5; P7 al P20; P22 y P23 92,2 a 94,9. 0,3 a 1 Arenosa
P6; P21; P29 al P31; P33 71,2 a 80,2 8 a 10 Areno Francosa
P24 al P28; P32 65,2 a 76,2 6 a 15 Franco Arenosa
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El fósforo extraído con resina tiene una diferencia de poco más del doble en los
afluentes en relación con el contenido del lago. Esta forma representa el fósforo
inorgánico adsorbido muy débilmente a los grupos funcionales de superficie de los
sedimentos, y que pueden fácilmente desplazarse a la solución del suelo para mantener
el equilibrio dinámico entre la fase acuosa y sólida en el curso hídrico (Boschetti et al.,
2003), el hecho de que se encuentre débilmente adsorbido supone su rápida
disponibilidad para los diversos organismos autótrofos.
Por otra parte la fracción extraída NaHCO3 involucra el fósforo inorgánico (Pi) adsorbido
débilmente y el fósforo orgánico (Po) fácilmente hidrolizable, tanto la forma orgánica
como la inorgánica se encuentra 4 y 6 veces más respectivamente en los afluentes que
en el sedimento de fondo del lago, lo que indica que con cambios de ciertas condiciones
como el pH, oxi-reducción o disminución del tenor de fósforo soluble en el agua pueden
convertirse a formas disponibles y ser aprovechados por los organismos (Rasche,
2014).
El PNaOH 0,1 y PNaOH 0,5 que es el fósforo inorgánico sorbido a la superficie de las arcillas o
de los óxidos e hidróxidos de Fe y Al y el fósforo orgánico asociado a compuestos
orgánicos tales como ácidos fúlvicos y húmicos, pudiendo ingresar esta última a los
cursos de agua como materia orgánica por medio de procesos de erosión, y su
descomposición en el agua provocaría que se encuentre disponible para los
organismos. En relación a los resultados obtenidos en la tabla 2 se tiene también
valores superiores en los afluentes que en el sedimento de fondo del lago.
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El fósforo residual que corresponde al fósforo muy estable, unido fuertemente a las
partículas del sedimento también se presentó en mayor cantidad en afluentes (90 mg de
P kg-1) que en el lago (56 mg de P kg-1).
Enlo que se refiereal fósforo total se observa enla tabla 2 que al igual que conlas
fracciones descritas anteriormente el contenido es superior enlos sedimentos de fondo
de afluentes que en sedimentos de fondo del lago. En promedio se tiene tres veces más
fósforo total en el sedimento de fondo de los afluentes que del lago, siendoel valor
promedio de 692 mg de P kg-1 para sedimentos de fondo de afluentes y de 219 mg de P
kg-1para los sedimentos de fondodel lago.
Los valores más altos de fósforo total se obtuvieron en aquellos arroyos que atraviesan
zonas urbanizadas y bastante pobladas como es la ciudad de San Lorenzo, tal como es
el caso del punto P23 que corresponde al arroyo San Lorenzo (2971 mg de P kg -1)
siendo este el de mayor cantidad de fósforo total. Seguido del P23 se encuentran los
puntos P1 y P22 que son del arroyo Tayuazape con los valores de 1640 mg de P kg -1 y
1787 mg de P kg-1 respectivamente (Figura 2), que también atraviesan zonas urbanas
en la ciudad de san Lorenzo y Capiatá.
Figura 2.Fósforo total en el sedimento de fondo de los afluentes y del Lago Ypacaraí.
Por otro lado los puntos P16, P17 y P18 también mostraron valores altos en el contenido
de fósforo total siendo estos de 935 mg kg-1, 860 mg kg-1 y 818 mg kg-1. Estos puntos
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(P16, P17, P18) atraviesan las ciudades de Ypacaraí e Itagua, pero aun así, si se los
compara con el P23 (arroyo San Lorenzo) los tenores están por debajo del 50%.
El arroyo Capiatá fue muestreado en tres puntos P2, P3 y P21, encontrándose que en
los puntos próximos a la naciente los tenores de fósforo total fueron elevados 776 mg
kg-1 para el P2 y 681 mg kg-1 para P3 sin embargo en punto P21 se obtuvo solo 278 mg
kg-1 que es prácticamente menos de la mitad. Estos resultados son llamativos debido a
que este arroyo se encuentra en un área urbanizada y muy poblada, esta reducción
puede deberse posiblemente a la influencia de una zona de esterales y de bosques de
ribera que se encuentran entre estos puntos, permitiendo la reducción del fósforo total
entre estos puntos, en este sentido Pellegrini (2011) afirma que los bosques de ribera
son áreas que poseen mayor capacidad de reducir la cantidad de residuos que llega a
arroyos y manantiales.
En lo que se refiere a la distribución espacial del fósforo total de los puntos muestreados
en Lago Ypacaraí (Figura 1) se puede observar que el P26 registró el mayor valor de P
total (356 mg kg-1) lo cual concuerda con el estudio de López (2009) sobre los
sedimentos y su incidencia en la eutrofización de los embalses. Caso del Rio Lozoya, en
que los resultados apuntan a que el sedimento de los cinco embalses estudiados no se
encuentran saturados en relación al fósforo, por lo que una mayor concentración relativa
de fósforo en sedimento va asociada a una menor concentración en el agua.
En la Figura 3 se puede percibir que todas las formas de fósforo son superiores en el
sedimento de fondo de los afluentes (P1 a P23) que en el lago (P24 a P33), lo cual es
de esperarse ya que como se mencionó anteriormente el fósforo total fue superior en los
afluentes.
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Figura 3. Formas de fósforo del sedimento de fondo de afluentes del Lago Ypacaraí.
En relación a los niveles más bajos para el fósforo lábil, estos se obtuvieron en los
puntos P4 con 32 mg de P kg-1 y P8 con 23 mg de P kg-1. Ambos puntos corresponden a
arroyos de áreas poco pobladas, P4 con naciente en el distrito de Paraguarí y P8 en
distrito de Caacupé.
En relación a los sedimentos de fondo colectados dentro del lago, el nivel más alto de
fósforo en su forma lábil se observó en el punto P26 (54 mg kg -1) siendo este punto
ubicado al sur del lago, en las proximidades de la zona donde se produce la entrada de
los afluentes de los puntos P10, P11, P12, P13, P14, P15 y P16. No obstante los puntos
P31 y P32 registraron los niveles más bajos siendo de 16 mg kg -1 y 26 mg kg-1 para
cada punto respectivamente, ambos puntos ubicados hacia el centro del lago (Figura 4).
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Los niveles de fósforo moderadamente lábil en el lago tiene valores altos para el P26
con 225 mg kg-1 y P28 con 173 mg kg-1 (cercanías de la Playa de Aregua) y P31 ubicado
hacia el centro del lago y los valores más bajos en los puntos P29 y P30 con 79 mg kg-1
respectivamente. De la Figura 3 se puede destacar los dos puntos más resaltantes en lo
que se refiere a fósforo no lábil, el P25 ubicado cerca de las costas hacia el distrito de
San Bernandino registró el nivel más alto (113 mg kg-1), de manera contraria al otro
extremo del lago hacia las costas del distrito de Aregua los tenores de esta forma de
fósforo son los más bajos en el P30 es de 26 mg kg-1.
Conclusiones
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Todas las fracciones de fósforo fueron superiores en los afluentes que en el lago, lo cual
indica una fuerte amenaza considerando que varias de estas fracciones corresponden a
formas disponibles para organismos autótrofos a corto y mediano plazo.
Los sedimentos de fondo de los arroyos San Lorenzo, Tayazape y Capiata son los que
poseen mayor concentración de fósforo, siendo el arroyo San Lorenzo el más crítico en
la cuenca, presentando los porcentajes elevados de fósforo en sus formas lábil y
moderadamente lábil.
En la cuenca del lago Ypacaraí las fuentes de contaminación puntuales como las zonas
urbanas son más importantes que las difusas (áreas rurales) en la contaminación del
sedimento de fondo con fósforo.
Agradecimientos
Bibliografia
De Roo, A.P.J. 1998. Modelling runoff and sediment transport in catchments using GIS.
Hydrol.Process., 12:905–922.
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Distrito de Caacupe. Escala 1:100.000. National Imagery and Mapping Agency (NIMA).
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Csatho, P.; Sisák, I.; Radimszky, L.; Lushaj, S.; Spiegel, H.; Nikolova , M.T.; Nikolov , N.;
Cermák, P.; Klir, J.; Astover, A.; Karklins, A.; Lazauskas, S.; Kopinski, J.; Hera, C.;
Dumitru, E.; Manojlovic, M.; Bogdanovic , D.; Torma,S.; Leskosek, M.; Khristenko, A.
2007. Agriculture as a source of phosphorus causing eutrophication in Central and
Eastern Europe.Soil Use and Management, 23(1):36–56.
Keinanen, M.M.; Korhonen, L.K.; Lehtola, M.J.; Miettinen, I.T.; Martikainen, P.J.;
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and phosphorus forms in sediments in a Southern Brazilian watershed. J Soils
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Rheinheimer, D.S.; Gonçalves, C.S.; Pellegrini, J.B.R. 2003. Impacto das atividades
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Ritterbusch, B. 1988. Estudio limnológico del lago Ypacaraí. Rev. Asoc. Cienc. Nat.
Litoral 19(1):11- 26.
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Departamento de Agronomía, Universidad Nacional del Sur, San Andrés 800 (8000)
Bahía Blanca (BA).
* [email protected]
Resumen
El sello superficial es la principal causa de la baja tasa de infiltración de agua y del alto
riesgo de escurrimiento y erosión. El objetivo fue evaluar el sellado y encostramiento del
suelo mediante parámetros hidrológicos y físicos en dos condiciones de tamizado (50 y
8 mm) y bajo diferentes manejos. Los tratamientos fueron: Pastura Natural con
intensidad media de pastoreo (PN 50 y PN 8); Agricultura, secuencia de verdeos (AG 50
y AG 8); Laboreo intenso (Li 50 y Li 8); Pastura de pasto llorón (Eragrostis curvula)
(PLL 50 y PLL 8) Para medir: infiltración, escurrimiento y pérdida de suelo se utilizó un
simulador de lluvia. La infiltración acumulada de PN fue más alta que Li, PLL y AG. PN
infiltro un 35 % más que AG y PLL y 12 % más que Li. En cuanto a la condición de
tamizado, 50 mm infiltró 31 % más que 8 mm. El escurrimiento total para PLL y AG
correspondió al 51 y 47 % de la lámina aplicada mientras que en PN y Li fue del 28 y 36
%. Los tratamientos AG, PLL y Li generaron pérdidas de sedimentos más altas que PN.
En cuanto a la evaluación del suelo después de la lluvia se observo que la DA fue mayor
en los suelos bajo agricultura (AG y Li). La RP mostró valores más altos en los suelos
con baja estabilidad estructural (AG, PLL y Li) y fue muy dependiente del contenido de
agua del suelo. Los suelos con buena estabilidad (PN) exhibieron un perfil de RP
homogéneo mientras que aquellos con baja estabilidad manifestaron un endurecimiento
entre los 10 y 25 mm. Los suelos estudiados son muy susceptibles a la degradación
superficial provocada por el impacto de la gota de lluvia.
Introducción
El sello superficial es la principal causa de la baja tasa de infiltración de agua y del alto
riesgo de escurrimiento y erosión. Esta impedancia mecánica resulta del efecto
combinado del impacto de las gotas de lluvia sobre la superficie del suelo, del
humedecimiento y de la dispersión de las partículas de arcilla a partir de una estructura
de baja estabilidad y sin protección ante el efecto de la lluvia. Este proceso conduce a la
formación de capas superficiales que presentan una reducción significativa en la
porosidad y permeabilidad. El secado posterior del suelo puede resultar en una capa
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con alta resistencia mecánica, la cual es denominada encostramiento o costra del suelo
(Le Bissonnais et al., 1996; Taboada et al., 2012).
El sur de la región semiárida no escapa a esta realidad y sus suelos muestran una
fuerte tendencia a la degradación física (Silenzi et al., 2011). En estos ambientes con
alta variabilidad climática e inestabilidad en la producción de materia seca es difícil
conseguir niveles de residuos que generen una buena protección del suelo para
asegurar un buen mantenimiento de su calidad superficial. En el SO bonaerense,
recientemente Lopez et al. (2015) evaluaron el estado de la cobertura del suelo en lotes
bajo siembra directa y observaron que más de la mitad presentaron una cobertura
menor a la indicada por la bibliografía como adecuada para proteger el suelo contra la
erosión. En concordancia, en nuestra región es común visualizar a campo, altos
porcentajes de sellado superficial para labranza convencional, y en muchos casos,
dependiendo de la condición de sitio, es habitual encontrar importantes sectores con
planchado en siembra directa. La eliminación total o parcial de la cubierta vegetal, sea
por acción del pastoreo intensivo o por las labranzas, deja los suelos desprotegidos
ante la acción erosiva de las lluvias. Este deterioro de la superficie del suelo, suele traer
consecuencias muy perjudiciales en la implantación de pasturas adaptadas a nuestra
región. A pesar de la gran difusión alcanzada por los sistemas que priorizan la cobertura
de los suelos, resulta posible asegurar que en las principales regiones agrícolas de la
Argentina la pérdida de agua constituye un importante factor de limitación a la
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El objetivo del presente trabajo fue evaluar mediante el uso de un simulador de lluvia, la
susceptibilidad al sellado y encostramiento estructural para suelos con diferente uso y
manejo del sudoeste bonaerense. Estudiar el desarrollo del sellado, inducido por el
impacto de la gota de lluvia, para dos condiciones de tamizado del suelo mediante
parámetros hidrológicos y la evaluación del encostramiento mediante resistencia a la
penetración.
Materiales y métodos
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entre los tratamientos empleando el test de LSD Fisher (P<0,05). Se realizó un análisis
de covarianza para evaluar el efecto de las lluvias simuladas sobre la infiltración,
escurrimiento y pérdida de suelo (Di Rienzo et al., 2015).
Resultados y discusión
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La Figura 1 describe la dinámica de las tasas de infiltración (TI) en función del tiempo
para todos los tratamientos. Las curvas describen un modelo decreciente, con altas TI al
comienzo del evento, luego una etapa donde los valores declinan gradualmente. PN50,
Li50 y PLL50 se comportan de manera similar, las TI se mantuvieron altas y con un
suave descenso en el tiempo. En AG 50, después de los 15 minutos se evidenció un
marcado descenso, con TI final significativamente menores. En el caso de los
tratamientos con suelo refinado (Figura 1B) las TI indicaron valores menores a los
tratamientos 50 mm. PLL8 y AG8 manifestaron un decaimiento pronunciado de las TI a
partir de los 10 minutos y Li8 a los 15 minutos. PN8 tuvo un decaimiento más gradual
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con TI final significativamente más altas que Li8 y AG8. La declinación de las tasas de
infiltración de AG y Li fue atribuida al sellado de los poros del suelo superficial. En la
Tabla 3 se muestran las TI inicial y final para cada tratamiento. Estas diferencias entre
situaciones de uso (PN vs AG y Li) y el refinado del suelo se asocian con la estabilidad
de la estructura frente al impacto de la gota de lluvia. En los tratamientos con estabilidad
estructural baja o deficiente se produce un taponamiento de los poros superficiales que
provoca una disminución más rápida de la velocidad de infiltración comparado con
suelos de buena estabilidad estructural (Aoki & Sereno, 2006). Una buena condición
estructural como la de PN mejora la condición de drenaje (Sanzano et al., 2005). Todos
los tratamientos a partir de los 30 minutos tendieron a estabilizarse, esto se atribuye al
descenso de la succión del suelo conforme este se va humedeciendo y a la destrucción
de la estructura superficial por el efecto del impacto de la gota de lluvia en el suelo
desnudo. (Echeverría, 2014).
7,0 7,0
A B
6,0 PN 50 6,0 PN 8
Li 50
5,0 5,0 Li 8
Infiltración (mm)
Infiltración (mm)
PLL 50 PLL 8
4,0 4,0
AG 50 AG 8
3,0 3,0
Lámina Lámina
2,0 aplicada 2,0 aplicada
1,0 1,0
0,0 0,0
0 10 20 30 40 50 0 10 20 30 40 50
Tiempo (minutos) Tiempo (minutos)
Figura 1: Tasas de infiltración en función del tiempo para los diferentes manejos según
el tratamiento de tamizado. A) Infiltración para tamizado 50 mm; B) Infiltración para
tamizado 8 mm. PN: pastizal natural; Li: laboreo intenso; PLL: pastura de pasto llorón;
AG: agricultura; tamizado por malla 50 mm y 8 mm.
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Tabla 3. Tasa de infiltración final (TIf), tasa de infiltración inicial (TIi), coeficiente de
escurrimiento (CE) para cada manejo y cada tamiz.
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LSD Fisher (P<=0,05). PN: pastizal natural; Li: laboreo intenso; PLL: pastura de pasto
llorón; AG: agricultura; tamizado por malla 50 mm y 8 mm.
A MPa B MPa
0 1 2 3 4 0 1 2 3 4
0 0
5 5
10 10
Profundidad (mm)
Profundidad (mm)
15 15
20 20
PN 50 PN 8
25 25
Li 50 Li 8
30 30
PLL 50 PLL 8
35 35
AG 50 AG 8
40 40
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Conclusiones
PN mostro mayor infiltración acumulada que los suelos bajo agricultura (AG y Li) y PLL.
La infiltración acumulada fue significativamente más alta en la condición de suelos
menos refinado (tamiz 50 mm).
Los suelos con baja estabilidad estructural fueron más susceptibles al sellado
generando mayor volumen de escurrimiento y pérdida de sedimentos.
Por lo expuesto anteriormente se concluye que en la región del sudoeste se debe tener
en cuenta el manejo que se le va aplicar a cada suelo para evitar la erosión hídrica y el
encostramiento de los suelos.
Bibliografía
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Resumen
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Introducción
Las “tierras secas” (“drylands”) se destacan por el alto riesgo intrínseco a la erosión
eólica. Las causas naturales más importantes son: escasas precipitaciones, altas
temperaturas, elevadas tasas de evapotranspiración, fuertes vientos y suelos con
horizontes superficiales de estructura frágil (Woodruff y Lyles, 1967). Estas tierras se
ubican en las regiones áridas, semiáridas y sub-húmedas secas del mundo (Reynolds
et al., 2007). Argentina tiene alrededor de 220 millones de hectáreas de “tierras secas”
(Fryrear, 1990), de las cuales algo más de 5 millones de hectáreas corresponden al SO
de la provincia de Buenos Aires. Dentro de esta última región se destaca el Partido de
Bahía Blanca (Figura 1) por la cantidad anual de energía que desarrollan sus vientos
(Brizuela y Aiello, 1988).
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A la alta fragilidad eólica natural de los suelos del SO Bonaerense se le suma el efecto
degradante de la agricultura realizada en forma convencional, cuya manifestación más
conspicua se aprecia en el aumento de la Fracción Erodible. Se valora claramente que
los períodos de resiliencia que dispone la naturaleza, más las escasas prácticas de
manejo que ofrece el hombre para la recuperación del suelo no alcanzan a compensar
el efecto destructivo de las labranzas mecánicas (Silenzi et al., 2011).
Materiales y métodos
Los sitios experimentales seleccionados fueron 38, cuyos suelos fueron descriptos y
clasificados como Paleustoles Petrocálcicos, Haplustoles Énticos y Ustipsamntes
Típicos. Estos suelos nacieron a partir de un material loéssico de espesor oscilante
entre los 40 y 80 centímetros. El mismo se apoya sobre un sustrato de tosca de distintas
durezas. El paisaje está conformado por planicies recortadas por acción hídrica pasada.
Los suelos localizados para su estudio tuvieron un manejo antecedente previsto, los que
fueron identificados con las siglas: “Ag-”; “Ag+”; “alf” y “PLL”.
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“Ag-”: responde a los casos de agricultura “racional” en los últimos 30 años. Los suelos
comprendidos en este tratamiento se ubican en lotes que según las encuestas y la
observación de campo –perfil cultural- indican que el suelo no sufrió excesiva agresión
por labranza mecánica.
“Ag+”: implica a los lotes donde se aplicó agricultura de alta agresividad en los últimos
30 años. Generalmente el manejo responde a lotes muy arados y con muchos cultivos
de cosecha en su historial.
“alf”: los casos involucran pasturas base alfalfa asociada a gramíneas –generalmente
festuca- de 5-6 años de producción, o de gramíneas puras principalmente en base
agropiro. Cabe acotar que la alfalfa tiende a desaparecer, por competencia con la
gramíneas, a los 3 a 4 años de su implantación. Por lo tanto en el momento del
muestreo sólo se aprecian plantas aisladas de esta especie.
Todos los tratamientos con pasturas (“alf” y “PLL”) habían sido sembrados en lotes
provenientes de historia agrícola excesiva y prolongada. Los muestreos se realizaron en
primavera, tomando 8 submuestras por muestra correspondiente a cada tratamiento
suelo/manejo.
Cada muestra se “cuarteó” y cada una de estas submuestras fue procesada en el tamiz
rotativo. Los 4 valores de Fracción Erodible (FE) resultantes por muestra fueron
promediados –en pocos casos fue necesario eliminar algún valor discordante-.
Para el tamizado del suelo seco se utilizó el “tamiz rotativo simplificado” ideado por
Silenzi et al. (1990). El equipo consta de un tamiz cilíndrico de 18 pulgadas de largo,
malla nº 20 (0,84 mm de apertura), inclinado 4º respecto de la horizontal, con una
velocidad de giro de 10 rpm.
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Resultados y discusión
La fracción erodible, promedio de los suelos,% osciló alrededor del 79% para los
Ustipsamentes Típicos, 66% para los Haplustoles Énticos y 47% para los Paleustoles
Petrocálcicos. El ANOVA indicó diferencias altamente significativas (p < 0,01) para las
variables suelo y factor climático, y significativa (p< 0,05) para manejo.
Los Ustipsamentes Típicos fueron los suelos con mayor REE, con un pronóstico de
pérdida de 122Mg ha-1 año-1 para situación climática promedio y 2062 Mg ha-1 año-1 para
condición climática extrema. Siguieron los Haplustoles Énticos con 84 y 1474 Mg ha-1
año-1 y por último los Paleustoles Petrocálcicos con 41 y 694 Mg ha-1 año-1,
respectivamente (Tabla 1). La conducta de los suelos fue atribuido fundamentalmente a
la calidad natural del epipedón y a su mayor estabilidad estructural.
Tabla 1.- Riesgo de erosión eólica (REE) actual de suelos del Partido de Bahía Blanca,
según el manejo antecedente y situación climática media y “extrema” (Factor climático
alto).
Factor climático
En cuanto a la influencia del manejo, en promedio para los tres suelos, marca una
diferencia importante entre “Ag+” y el resto de los tratamientos. Se observó claramente
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dos aspectos muy importantes: 1º) “Ag+” incidió muy fuertemente en la erodabilidad de
los tres suelos; 2) Se aprecia en los tratamientos con pastura, tanto “Alf” como “PLL”, a
pesar de su escaso tiempo de acción –menos de 8 años-, una manifiesta tendencia a la
recuperación, al menos si se supone que los suelos partieron de una condición similar a
“Ag+”. También vale aclarar que los muestreos siempre se hicieron cerca de las
gramíneas, alrededor de las “matitas” y eliminando el material suelto en superficie
proveniente de movimientos o desplazamientos de partículas por el viento proveniente
de otros sectores. Se evitaron los muestreos en los espacios entre “matas” por
presentar mayor compactación por tránsito de vacunos y posiblemente mayor erosión
por viento y agua -a juzgar por la cantidad de gravillas muy finas y arenas muy gruesas
presentes en la superficie-. En dicha recuperación se aprecia que “PLL” tuvo mejor
accionar que “alf” en los Ustipsamentes Típicos y Haplustoles Énticos, en cambio en los
Paleustoles Petrocálcico la situación se invirtió. Se asume que en suelos con textura
arenosa franca (Ustipsament Típico) a franca arenosa gruesa (Haplustol Éntico) el pasto
llorón se adapta mejor a la escasa retención hídrica del perfil. En cambio en textura
franca arenosa fina a franca, suelos con mayor retención hídrica que los anteriores, el
comportamiento de las gramíneas asociadas a la alfalfa –festuca o agropiro- tienen un
desarrollo más importante que el pasto llorón. A esta última especie le cuesta expresar
su potencial productivo en suelos “más pesados”.
Bibliografía
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Resumen
En la sub-región de Pampa Ondulada, uno de los principales procesos de degradación
de las tierras es la erosión hídrica. Las condiciones naturales de dichas tierras
predisponen este proceso, y la acción del hombre puede aumentar el riesgo. Es por lo
tanto, importante poder predecir el riesgo potencial y actual de erosión hídrica del suelo
a fin de facilitar la toma de decisiones acertadas para el manejo. Actualmente la
tecnología de Sistemas de Información Geográfica (SIG), permite aplicar modelos
predictivos de manera espacial, con lo cual se puede determinar el riesgo de pérdida de
suelo, no solo en una ubicación determinada, sino también en áreas extensas; asimismo
pudiendo incluir el efecto de cada práctica de manejo en la modelización realizada. Al
aplicar el modelo predictivo EUPS a través de un sistema de información geográfica
para un establecimiento en San Pedro, Bs As; se logró delinear las áreas con diferentes
grados de riesgo de pérdida de suelo por erosión hídrica. Cada variable de la ecuación
es definida como un mapa temático individual a partir de la combinación de los límites
del campo con los límites del mapa de suelos y los mismos para las unidades de
pendiente, estos permiten definir los mapas de R, K y L.S que pueden ser operados
para hallar la erosión potencial. Al incluir los límites de las unidades de manejo y la
ubicación de las practicas específicas, se obtienen los mapas de C y P que al incluirlos
en la operación nos permiten estimar la erosión actual. El valor de erosividad de las
lluvias utilizado fue de 527 (MJ.mm)/(ha.h). Los suelos muestran valores de variable K
(erodabilidad del suelo) de entre 0.464 y 0,648, variando de unidad a unidad en función
de sus participación porcentual en las unidades de suelos. Las pendientes medidas en
las diferentes unidades, determinaron factores LS de entre 0 y 0,694.Sobre estos mapas
temáticos obtenidos se aplicó la ecuación realizando la intersección de los mapas de R,
K y L.S para obtener las unidades cartográfica del mapa de erosión potencial y de todas
las variables de manera de obtener las unidades del mapa de erosión actual. Las
erosiones potenciales producidas se estimaron en valores de entre 20 y 160 (tn ha-1 año-
1
). Las erosiones actuales resultantes de la aplicación de diferentes sistemas de manejo
se estimaron en:
- Entre 20 y 90 (tn ha-1 año-1) para soja sobre soja con labranza convencional.
- Entre 0 y 20 (tn ha-1 año-1) para doble cultivo trigo-soja con labranza convencional.
- Entre 0 y 20 (tn ha-1 año-1) para soja sobre soja con siembra directa.
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- Entre 0 y 10 (tn ha-1 año-1), con excepciones de 15 (tn ha-1 año-1), para doble cultivo
trigo-soja con siembra directa. La metodología SIG para la aplicación de la EUPS,
mostró una gran utilidad para la identificación de áreas con diferentes fragilidades, así
como para la comparación de diferentes usos y manejos desde el efecto protector que
realizan sobre las tierras frente al riesgo de erosión hídrica.
Introducción
La erosión del suelo es definida como un proceso de desagregación, transporte y
deposición de materiales del suelo por agentes erosivos (Ellison, 1947).
Las precipitaciones conjuntamente con el escurrimiento superficial, ocasionan la
dispersión y transporte del suelo, generando erosión hídrica.
En 1994, Irurtia y Maccarini publicaron estimaciones que indican que un área de
aproximadamente 25.000.000 de hectáreas estaba afectada por erosión hídrica en la
Argentina. En contraposición, para el año 1957, la superficie erosionada estimada por el
"Instituto de Suelos y Agrotécnia" era de 18.300.000 has. Por lo tanto, el incremento en
los últimos 30 años ha sido de 6.700.000 has, creciendo a un ritmo de 223.000 has por
año.
La ampliación de la frontera agropecuaria en diversas regiones, incorporó como áreas
cultivadas a tierras susceptibles a erosionarse.
También la falta de manejo adecuado, con inclusión de rotaciones entre cultivos y/o
pasturas, es un factor determinante del deterioro del suelo, ya que suelos de aptitud
agrícola-ganadera destinados exclusivamente a agricultura fueron transformados en
campos improductivos.
En años recientes, el monocultivo de soja ha contribuido a generar condiciones
favorables para la acción erosiva del agua debido a que el suelo permanece
desprotegido durante mucho tiempo, y de esta forma el arrastre de suelo y la formación
de cárcavas y zanjas, son características frecuentes en los campos cultivados.
En Argentina se suele trabajar con relevamientos topográficos a escala 1:50000, cuando
se dispone de ellos en el área de trabajo. En esta ocasión se pudo trabajar con
relevamientos topográficos a escala 1:2000 y equidistancias de 0,5 m. Con lo cual se
pretende mejorar la eficiencia descriptiva del modelo digital de elevación generado a
partir de la cartografía topográfica papel.
En la subregión Pampa Ondulada, el mapeo semidetallado de los suelos, ha permitido
conocer la magnitud de la erosión hídrica y estimar la disminución de la productividad,
calculando un total de tierras erosionadas de 1.600.800 has sobre un total de 4.600.000
has que abarca esta subregión. Es decir que el 34,8% de la superficie presenta algún
grado de erosión. (Irurtia y Maccarini, 1994).
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Objetivo
En el presente trabajo se busca aplicar el modelo EUPS a través de un Sistema de
Información Geográfica para predecir la erosión potencial de las tierras a la erosión
hídrica y la erosión actual de las mismas en tierras de Pampa Ondulada, comparando
los resultados para diferentes cultivos y sistemas de manejo, trabajando con
relevamientos topográficos súper-detallados escala 1:2000, con equidistancias de 0,5 m.
Metodología
El modelo predictivo que se aplica en este trabajo es la Ecuación Universal de Pérdida
de Suelo por erosión hídrica (EUPS), que resume los factores determinantes de la
erosión en cinco variables: R, K, L.S, C y P, relacionadas con la lluvia, el suelo, la
pendiente y su longitud, los cultivos y las prácticas específicas de manejo.
La Ecuación Universal de Pérdida de Suelo (EUPS) se diseñó para calcular la
erosión laminar y en surcos (Wischmeier, 1976).
Consiste en un modelo matemático multifactorial que integra cinco variables que
intervienen en la erosión hídrica, como los que indica la expresión:
A = R*K*L.S*C*P
Donde:
A es el promedio anual de pérdida de suelo (tn ha-1 año-1),
R es el factor de erosividad de la lluvia (MJ mm) (ha h)-1,
K es el factor de erodabilidad del suelo (tn ha h) (MJ mm ha)-1,
L es el factor de longitud de la pendiente (adimensional),
S es el factor del grado de la pendiente (adimensional),
C es el factor de manejo del cultivo (adimensional),
P es el factor de prácticas mecánicas para control de la erosión (adimensional).
Cada variable se ingresa a través de un mapa temático en el SIG, para operarlos entre
sí y obtener los mapas de erosión hídrica potencial y actual. Las variables R, K y LS
determinan la erosión potencial y al incluir las cinco variables se obtiene la erosión
actual.
A partir de los mapas obtenidos se determinan los ambientes donde es necesario tomar
medidas de conservación y se pueden decidir cuáles son las prácticas más
convenientes para tales fines en cada sector.
Se trabajó en un sector del establecimiento "Los Patricios", San Pedro, provincia de
Buenos Aires, perteneciente a las Facultades de Agronomía y Veterinaria de la UBA. El
estudio se centró específicamente en los lotes correspondientes a las parcelas 219,
216a y 216b.De estos lotes se contaba con planos topográficos escala 1:2000,
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Resultados
Como primer resultado se presentan los mapas de los tres factores que componen la
erosión potencial: R, K y LS
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En el sector bajo estudio se puede decir que los valores de erosión potencial que
dominan van de 20 a 160 tn/ha/año, (figura 4).
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Figura 5: Mapa de erosión actual con Soja Figura 6: Mapa de erosión actual con Trigo –
sobre soja con labranzaconvencional Sojacon labranza convencional.
Figura 7: Mapa de erosión actual con Soja Figura 8: Mapa de erosión actual con Trigo –
sobre soja con siembra directa. Sojacon siembra directa .
Puede observarse en las figuras 4, 5, 6, 7 y 8 que las erosión esperada pasa de valores
máximos superiores a 150 T/ha.año en erosiones potenciales (Figura 4) a valores de 40
a 90 T/ha.año para los mismos lugares con soja continuada con labranza convencional
(Figura 5), a valores de entre 10 y 15 T/ha.año para Trigo-soja con labranza
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Resumen
Introducción
Los mallines son pastizales húmedos inmersos en zonas áridas o semiáridas, ya que
reciben aportes de aguas superficiales o sub-superficiales de las áreas circundantes.
Representan un recurso forrajero valioso para el ganado vacuno y ovino, debido a la
diversidad de especies, alta productividad y calidad del pastizal. Pueden ser calificados
como humedales y como tales poseen numerosas funciones ambientales y ecológicas
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Los mallines si bien ocupan una superficie pequeña, contribuyen con el 30-50 % de la
oferta forrajera, y debido a su alta productividad primaria (10 a 20 veces mayor que la
estepa circundante) (Burgos, 1993; López y Bran, 1997; Buono et al., 2010; Irisarri et al.,
2012) son ambientes de gran importancia para la ganadería, ya que contribuyen con un
30-40 % de la oferta forrajera de la región (López y Bran, 1997). Del Valle (1993)
propone un modelo de estados y transiciones para mallines de ambientes áridos en
donde sostiene que la disminución de la cobertura vegetal provocada por el pastoreo
continuo, induce una mayor tasa evaporativa sobre el suelo desnudo y un marco
propicio para la intensificación de los procesos de erosión y un aumento de la
concentración de sales. Fases severas de erosión hídrica en los mallines conducen a la
formación de cárcavas que actúan como drenes profundizando la freática generando la
intrusión de la estepa en estos ambientes que pierden su valor como pastizales de gran
valor forrajero.
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El proyecto en el que se enmarca este trabajo plantea el estudio del funcionamiento del
ecosistema de mallín degradado en proceso de arbustización, en particular de las
condiciones de micrositio asociadas a la presencia de arbustos y su relación con
eventuales procesos de facilitación para estrategias de recuperación en sistemas
deteriorados, en el área ecológica de Precordillera del norte de Patagonia. Trabajos
anteriores de este mismo proyecto han demostrado que la presencia de arbustos no
parece generar heterogeneidad de recursos edáficos en lo que se refiere a
disponibilidad de nutrientes, por lo que el rol del arbusto sería neutro respecto a la oferta
de nutrientes para el establecimiento de nuevas plántulas. Sin embargo es posible que
los arbustos generen debajo de su canopeo micro hábitats más benignos para la
germinación o el reclutamiento de nuevas semillas de especies de interés en la
restauración por su efecto sobre la radiación, temperatura o disponibilidad de agua
edáfica, o protección del pastoreo en lo que se conoce como el “efecto nodriza”. El
objetivo de esta parte del trabajo entonces, fue cuantificar el rol de los arbustos en la
generación de heterogeneidad de microambientes más favorables para el
establecimiento de nuevas plántulas. Se estudió en tres sitios y a lo largo de una
estación de crecimiento la evolución de la radiación PAR, la temperatura y la humedad
edáfica en micro ambientes bajo y entre arbustos en mallines degradados
comparándolos con el efecto observado en comunidades de estepas colindantes.
Materiales y métodos
El estudio se realizó en tres mallines del área de Precordillera de las provincias de Río
Negro y Neuquén: Estancia Perito Moreno (PM - 41º 07' 07,1'' S y 70º52'18.5''W);
Estancia El Cóndor (EC - 41º 11' 18.6'' S y 71º 04' 24.3'' W) y Estancia Nahuel Huapi
(NH - 41º 01' 45.6'' S y 71º12'37.6'' W). La precipitación media anual (PMA) de la región
es de alrededor de 600 mm aunque existe un marcado gradiente O-E de descenso de la
misma, estimando en el sitio más al oeste una PMA de ~800 mm y al este de ~400 mm.
Dentro de los mallines se seleccionaron parches con buen estado de conservación (M) y
parches con alto grado de deterioro con presencia de arbustos (MD) en base a
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En todos los casos, se tomaron los parámetros de temperatura en la superficie del suelo
con un termómetro digital, la radiación PAR (Cavadevices) y la humedad a 10 cm de
profundidad con TDR (marca IMKO) con la precaución de tener todos los sensores
enterrados y sin contacto con el aire. Las mediciones de temperatura y radiación PAR
fueron hechas siempre entre las 11:30 y las 16 hs en días mayormente despejados y
con el sensor de radiación en posición horizontal. En cada muestreo se respetó el
mismo orden para hacer las mediciones. Sin embargo el efecto de la hora y día de la
medición de estas dos últimas variables es siempre importante por lo que se considera
en el análisis solo la comparación de interés, es decir bajo arbusto (A) e interarbusto
(IA).
Para el análisis estadístico de las variables se realizó un ANOVA por sitio con un diseño
factorial considerando dos factores: fecha y micrositio, considerando las comparaciones
Mallín vs Mallín Degradado y Arbusto(A) e Interarbusto (IA) en mallín degradado (MD) o
estepa (E) según corresponda, abriendo la interacción por fecha. Se comprobó
previamente el cumplimiento de los supuestos de normalidad y homogeneidad de
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Resultados
Figura 1: Porcentaje de humedad gravimétrica del suelo en los tres sitios estudiados, a lo largo
de la temporada de crecimiento vegetal. Se indica con una estrella las diferencias que no
resultaron estadísticamente significativas.
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-2 -1
Figura 2: Diferencia entre a) la temperatura (°C), b) la radiación PAR (mol.cm .s ) y c) el % de
Humedad edáfica (volumétrica) medidas en el interarbusto (IA) y bajo arbusto (B) (en ese orden)
en las diferentes fechas de muestreo y en los tres sitios estudiados en el área de mallín
degradado (MD) y la estepa (E). Las comparaciones estadísticas se realizaron entre IA y B y,
para los parámetros de temperatura y radiación, todas fueron estadísticamente significativas (no
se indican en el gráfico). En humedad de suelo se indican en el gráfico con un asterisco de igual
color que la línea que las representa aquellas diferencias que no fueron estadísticamente
significativas. Las barras expresan el error estándar. Nótese que las escalas son diferentes y
responden a la condición climática reinante en la fecha de muestreo.
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El efecto de la protección del arbusto fue significativo para las variables temperatura y
radiación PAR en todos los sitios y en todas las fechas muestreadas y muy semejante al
efecto observado en la estepa (ver figura 2).
Discusión
En ambientes con condiciones limitantes como los de las zonas áridas, algunas plantas
pueden beneficiarse de crecer en la proximidad de otras que atenúan las condiciones
ambientales extremas, mejoran la disponibilidad de recursos o las protegen de la
herbivoría en lo que se conoce el “efecto nodriza” (Hai Ren et al, 2008). Walker et al.
(2001), por ejemplo reportaron una supervivencia más alta de Ambrosia dumosa en el
inter parche que bajo el arbusto, ya que esta especie puede tolerar las condiciones
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existentes en las áreas abiertas pero no la competencia de éste último. Gómez Aparicio
(2004) en cambio demostró que especies tolerantes al sombreo mostraron una buena
respuesta al efecto de plantas nodriza. En los mallines degradados del norte de
Patagonia se encontró que la presencia de arbustos crea microambientes con
temperatura y radiación sensiblemente inferiores a las registradas en los espacios
interarbustos, generando condiciones que pueden resultar favorables para el
establecimiento de algunas plántulas, dependiendo de la tolerancia de las mismas a
condiciones extremas.
Conclusión
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Río Cuarto, 27 de Junio - 01 de Julio de 2016
Agradecimientos
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Resumen
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Introducción
Participando del espacio central de la Argentina y estirándose entre sus bordes que se
ajustan a los meridianos, se levanta el paisaje de San Luis. Encerrada entre un singular
río, el Desaguadero por el oeste, y la convencional línea geodésica al este, el meridiano
de 65º 07', la provincia intenta, en su estiramiento latitudinal, desarrollarse
espacialmente al estilo argentino, en busca de nuevos diseños paisajísticos, hacia el
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Los productores agropecuarios, los científicos y los técnicos no son los principales
agentes determinantes de que es lo sustentable, pero su contribución en el desarrollo
tecnológico es muy significativa. En este sentido, se considera que la conservación de
los suelos constituye el basamento de la pirámide de los sistemas agrícolas
sustentables ya que cuando un suelo se degrada intensamente ya sea por erosión,
contaminación o salinización por mencionar los principales procesos, la pérdida de su
productividad puede ser irreversible o su recuperación tornarse económicamente
inviable (Casas, 2001).
Basar la toma de decisiones en un conocimiento integral del ambiente puede evitar
errores, que conducirían a un uso inadecuado del territorio, aumentando los costos de la
actuación con riesgos de degradación del medio al producir impactos ambientales no
deseados o la ocupación irreversible de determinadas tierras de interés para una
producción agrícola eficiente, por otros usos (Porta et al. 1999) menos rentables y por lo
tanto menos sustentables económicamente.
En el territorio puntano, la Ley Protección y Conservación de Suelos Nº IX-0315-2004 y
su Decreto Reglamentario Nº 2651-MdelC-2007, declara de interés general la acción
tendiente a la conservación y recuperación de la capacidad productiva de los suelos.
Esta ley explica, a su vez, que la degradación de los suelos y la disminución de su
capacidad productiva aparecen como una limitante fundamental para alcanzar una
producción estable o creciente y que la erosión hídrica es un fenómeno grave y extenso,
que afecta a las tierras más aptas para la producción agropecuaria. De lo anterior se
desprende la necesidad de desarrollar y difundir prácticas y procedimientos que deberán
aplicarse para la conservación, mejoramiento y recuperación de la capacidad productiva
de los suelos puntanos.
Por lo tanto los objetivos planteados por técnicos del ministerio del Campo y docentes
de la FICA-UNSL y FAUBA fueron la concientización del uso y manejo sustentable del
suelo a través de diferentes metodologías.
Convenios
Entre las acciones llevadas a cabo se encuentra dos convenios específicos firmados
con la UNSL. El primero de ellos para la confección de un proyecto de sistematización
mediante cultivos en contorno, en franjas, o terrazas de conducción, de acuerdo a lo que
se estime técnicamente más conveniente para áreas demostrativas.
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El segundo convenio tenía como objetivo determinar pérdidas de suelo por escorrentía
(foto 1) y la obtención de los parámetros erosividad de las lluvias (R) y del suelo (K) de
la ecuación universal de pérdida de suelo. El factor R fue determinado con las series de
datos de precipitaciones disponibles en registros provinciales, nacionales y privados.
Mientras el factor K fue calculado para todas las series de suelos de la provincia, luego
se realizo un rango de acuerdo a su valor para poder ser mapeado (tabla 1). Ambos
mapas se pueden observar en las figuras 2 y 3.
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Figura 2. Mapa de isolíneas de erosividad de las lluvias (R) para San Luis.
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Conferencias
Los autores realizaron una presentación sobre la Ley de conservación de suelos en San
Luis en la Jornada de Conservación de suelos con énfasis en legislación organizada por
la Asociación Argentina de Ciencia del Suelo (AACS) e INTA en la ciudad de Buenos
Aires (año 2011) con 90 asistentes.
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Charlas a productores
b) Charla a técnica sobre “Los problemas de erosión eólica y los suelos del sector.
Algunas pautas para su manejo” realizado en el marco del Encuentro Provincial
sobre prácticas de manejo de suelo para el cultivo de maní en la Estancia La
Moneda (Travesía) (foto 2) con la asistencia de 100 productores y técnicos.
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Notas periodísticas
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Organización de eventos
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Foto 4. Tapa del Congreso Argentino de Ciencia del Suelo desarrollado en San Luis.
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Cursos de perfeccionamiento
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Conclusiones
Si bien todas estas acciones encaminadas para una mayor utilización de técnicas de
conservación de suelos han sido orientadas a la capacitación de técnicos e ingenieros
agrónomos y la concientización de los problemas erosivos por parte de los productores
de los diferentes distritos de conservación de suelos, los técnicos del Ministerio del
Campo como los docentes de la FICA-UNSL y FAUBA han encontrado diferentes
dificultades. Entre ellas, podemos mencionar: los escasos conocimientos de los
productores del manejo de tales sistemas, la falta de asesoramiento integrado de los
sistemas productivos y la alta rentabilidad económica de corto plazo del cultivo de la
soja.
Bibliografía
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1
EEA INTA Marcos Juárez, Ruta Nº 12 km 36, (2580) Marcos Juárez, Argentina.
2
Agencia de Extensión Rural INTA General Pico. 3UNR Zavalla, Santa Fe.
* [email protected]
Resumen
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Introducción
Los mecanismos principales por los cuales los residuos de CC inhiben la germinación y
emergencia de las malezas anuales son: (1) la atenuación de las señales del medio
ambiente (luz, temperatura, precipitaciones, oxigeno) que rompen la dormición de las
semillas, (2) interferencia física con el proceso de emergencia de la plántula y (3) la
liberación de compuestos fitotóxicos (Mirsky et al., 2013).La supresión de las malezas
aumenta al incrementar la producción de materia seca (MS) del CC, a su vez el control
de la emergencia de malezas será consistente si el residuo del CC se encuentra de
forma uniforme sobre la superficie del suelo (Creamer et al., 1996; Teasdale & Mohler,
1993).
Si bien es necesario lograr elevadas producciones de MS del CC, las mismas pueden
reducir el agua almacenada en el suelo para el cultivo de soja, pudiendo afectar de esta
manera al rendimiento de la misma (Rufo, 2003; Coll et al., 2011). En efecto, Caviglia et
al., (2007), encontraron una relación negativa entre la lámina de agua hasta 1m de
profundidad y la producción de MS de los CC al momento de secado. Dentro de los
factores de manejo, el momento de secado de los CC, debe adecuarse siguiendo dos
criterios: (a) lograr una acumulación de biomasa que garantice una importante cobertura
y aportes de carbono y (b) ajustarse zonalmente a las precipitaciones de cada región
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para asegurar la recarga del perfil con las lluvias de primavera (Rufo, 2003). En
Argentina el secado del CC aplicando herbicidas es la práctica más utilizada por los
productores. Existe otra alternativa menos riesgosa para el medio ambiente, pero poco
conocida por los productores agrícolas de la región pampeana Argentina, que consiste
en el control mecánico (rolado) de los CC. Esta práctica, se ha utilizado durante
décadas en Brasil y Paraguay, mejorando con éxito el manejo de los CC y sus residuos
(Derpsch et al., 1991; Ashford & Reeves, 2003).
Materiales y métodos
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uso consuntivo (UC) de los CC, mediante la suma del contenido hídrico del suelo (150
cm) al momento de la siembra y las precipitaciones ocurridas durante el ciclo del CC, a
la cual se le restó el contenido hídrico del suelo al momento de finalizar el ciclo de los
CC. La eficiencia en la utilización del agua (EUA) se determinó utilizando el cociente
entre MS y UC. Se cuantificó la producción de granos de soja (kg ha-1) y la materia seca
total (MST) de malezas residuales (kg ha-1) en cada tratamiento, discriminando por
especie.
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-1 -1
Campaña Tratamiento Momento Dosis (kg p.a. ha ) TOTAL (kg p.a. ha )
Abril 1,44
Septiembre 0,99
B 4,97
SSj 1,34
SjV3 1,2
2012/2013 PSTriti 1,44
TR 2,64
V1 1,2
PSTriti 1,44
TH SeT 1,2 4,08
SjV3 1,44
Abril 0,96
Agosto 1,12
Septiembre 1,34
2013/2014 B 6,7
Noviembre 2,4D(*) 0,45
Noviembre 1,34
SjV3 1,49
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PSTriti 1,44
TR 2,93
SjV1 1,49
PSTriti 0,96
TH SeT 1,34 3,79
SjV3 1,49
Junio 1,12
B Octubre 1,12 3,36
SjV1 1,12
2014/2015
TR PSTriti 1,12 1,12
PSTriti 0,96
TH 2,3
SeT 1,34
(*)Sal dimetilamina del ácido 2,4-Diclorofenoxiacético(30%) + Glifosato(74.7%).
Resultados y discusión
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Producción de materia seca, rebrote, uso consuntivo y eficiencia del uso del agua
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El UC tuvo diferencias significativas (p<0,05), sin encontrarse relación (R2= 0,041) con la
MS, a diferencia de Basanta et al., (2012) que encontraron una relación lineal positiva
(R2= 0,87) utilizando trticale como CC en un suelo Haplustol éntico, serie Oncativo. En
cuanto a la EUA se observaron diferencias significativas (p<0,05), con una EUA
promedio de 50,4 kg ha-1 mm-1, mientras que Scianca et al., (2006) obtuvieron valores
de 23 kg ha-1 mm-1 en trticale sobre un suelo Hapludol Típico de Gral. Villegas. Huang et
al., (2003), afirman que un mismo cultivo puede tener diferentes EUA, dependiendo de
la rotación en la que esté, y esto puede ser atribuido a las diferencias entre años de las
precipitaciones y del almacenaje del agua del suelo.
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a b
Figura 3. Materia seca total (kg ha-1) de las malezas residuales en todos los
tratamientos al momento de cosecha de la soja: TR (triticale secado con rolo), TH
(triticale secado con herbicida) y B (barbecho). Letras distintas mayúsculas indican
diferencias significativas según test LSD (p<0,05) para el análisis por campaña y
minúsculas para el conjunto.
En la última campaña la disminución fue del 98% y 99% en “peludilla” y Capsella bursa-
pastoris (L.) respectivamente. Es importante resaltar la ausencia de “rama negra”
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Rendimiento de soja
Durante las campañas analizadas los rendimientos de soja variaron entre 3000 y 4281
kg ha-1 (Figura 4). En el análisis por campaña no se observaron diferencias significativas
(p>0,05) entre tratamientos, mientras que sí las hubo en el análisis conjunto (p>0,05).
Promediando las tres campañas, no se observaron diferencias significativas (p>0,05)
por introducir un CC, ni por el método de secado con respecto al barbecho.
Figura 4. Rendimiento del cultivo de soja (kg ha-1) para todos los tratamientos. Las
barras indican el error estándar. Letras distintas mayúsculas indican diferencias
significativas según test LSD (p<0,05) para el análisis por campaña y minúsculas para el
conjunto.
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Conclusión
Agradecimientos
A D. Villarruel, A. Nievas, A. Ferrari y L. Pereyra (INTA Marcos Juárez), por su constante
apoyo en el trabajo de campo. A E. Arce y A. Andreucci (INTA Marcos Juárez) por el
suministro de datos climáticos. Al Ingeniero Agrónomo P. Vallone (INTA Marcos Juárez)
quien financió la adquisición del rolo. A la empresa JLS por la ayuda brindada para el
diseño del implemento. Al personal del área de mejoramiento genético de trigo y de soja
(INTA Marcos Juárez), quienes se brindaron con trabajo de campo e información para el
desarrollo de estos ensayos.
Bibliografía
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Resumen
El objetivo fue analizar el efecto de cinco años de sistemas de labranzas y rotaciones
sobre las variaciones de algunas propiedades de un Argiudol ácuico de Corrientes que
sean posibles indicadores de calidad. Se instaló un ensayo completamente aleatorizado
con arreglo factorial, comparando sistemas de labranzas: convencional (LC), reducida
(LR) y siembra directa (SD) y secuencias de cultivos con cuatro años de alternancias de
algodón, maíz, avena y descanso y el quinto año con mucuna. Al finalizar se determinó:
biomasa; densidad aparente, penetrometría, infiltración, estabilidad de agregados (EA),
pH, fósforo inorgánico y orgánico (Po) y materia orgánica (MO). Se realizaron análisis
multivariados para interpretar la relación entre variables de suelo evaluadas,
identificando las de mayor peso. Se retuvieron tres factores, explicando el 61% de la
variabilidad. En el Factor 1 (F1) las mayores comunalidades y autovectores
correspondieron a la biomasa que con su protección al suelo influyeron en la EA (0,67)
indicando su importancia entre las variables edáficas. El F3 explicó el 13% de la
variación con el Po cuyo autovector fue de 0,85. El ANOVA de los factores para la
clasificación o score, halló en: F1 (P<0,0001) y en F3 (P<0,039). En el F1 los sistemas
con SD en las cuatro rotaciones fueron mayores y con valores positivos superando al
resto de los tratamientos evaluados. El análisis discriminante de los atributos señaló que
la EA, MO y Po presentaron mayor importancia dentro de cada ecuación, definiéndose
entre algunos de los indicadores de calidad más relevantes en base a la magnitud de
sus coeficientes discriminantes. Bajo SD con las cuatro rotaciones superó a todos los
tratamientos, influyendo sobre la biomasa aportada por los diferentes tratamientos. Ello
contribuyó a mejorar los contenidos de MO y favoreció la EA y el Po resultando
promisorios indicadores de la calidad del suelo.
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Materiales y Métodos
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Nota: LC: labranza convencional, LR: labranza reducida, SD: siembra directa, Mz: maíz amarillo, A: algodón,
Av: avena negra, D: descanso y Mu: Mucuna.
En las muestras tomadas al finalizar el quinto año se determinó: biomasa con un marco
rígido de 625 cm2 donde se extrajeron cuatro muestras por parcela del total de rastrojos
de la superficie del suelo, secadas en estufa a 60°C durante 48 h; densidad aparente
por el método de cilindros no alterados de 5 cm diámetro y 5 cm de altura (100 cm 3), de
0-7 y de 7-20 cm de profundidad (Pla, 1983); resistencia mecánica a la penetración con
penetrómetro de impacto (Pla, 1983), realizando dos observaciones por cada parcela
de: 0-7 cm, 7-20 cm y 20-30 cm. Simultáneamente se determinó la humedad
gravimétrica en las mismas profundidades; Infiltración de agua por el método de
inundación con anillos concéntricos, con anillos internos de 30 cm de diámetro y
externos d 50 cm (Pla, 1983). Se tomaron muestras compuestas de suelos que fueron
secadas al aire y tamizadas (2 mm) para la realizar las siguientes determinaciones:
distribución del tamaño de partículas del suelo con el método hidrométrico (Pla, 1983);
estabilidad de agregados por el método de Kemper & Rosenau (1986) en muestras no
alteradas; pH: potenciométricamente; materia orgánica (MO) por el método de Walkley y
Black modificado (Nelson & Sommers, 1996); fósforo disponible por Bray I (Dewis &
Freitas, 1970); P inorgánico por el método de Condron et al., (1990) y P orgánico (Po)
por el método ácido-base (Bowman, 1989).
Con los datos obtenidos se aplicaron análisis multivariados para interpretar la relación
entre variables de suelo observadas. Se usó el análisis factorial, y el discriminante para
reducir la complejidad de los datos al construir un subespacio de dimensión reducida
(SAS Institute, 2004), identificando las variables de mayor peso entre las estudiadas.
Para los análisis se utilizó el software Statistical Analysis System Versión 9.1. (SAS
Institute Inc., 2004).
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Resultados y Discusión
La matriz de correlación de las variables estandarizadas (SAS Institute, 2004) indicó que
la mayoría de las variables presentaron elevada correlación entre sí con P<0,05 (datos
no presentados).
En la Tabla 2 se observan los valores promedios obtenidos con las variables evaluadas
y los desvíos estándares.
En la Tabla 3 se presentan los datos obtenidos del análisis factorial luego de aplicar una
rotación Varimax. En ella puede verse, para cada factor, sus autovalores o valores
propios, el porcentaje de variabilidad explicada por cada factor y la variabilidad
acumulada.
Los autovalores representan la cantidad de la variancia explicada por cada factor y
aquellos factores con autovalores menores a uno, explican menor variación que las
variables individuales, por lo cual se retuvieron hasta el Factor3 (F3) ya que el F4 no
superó el valor de 0,90. Los tres primeros factores tuvieron autovalores mayores a 1 y
explicaron el 61% de la variabilidad (Tabla 3).
En el análisis factorial, los factores comunes no son únicos. Normalmente, se calcula un
primer conjunto ortonormal de factores comunes, pero estos factores se rotan para
simplificar su interpretación en términos de las variables originales. Una rotación
ortogonal preserva la ortonormalidad de los factores; una transformación oblicua
presenta las correlaciones entre uno o más factores.
Los vectores específicos o autovectores de los tres factores retenidos del modelo
factorial, luego de la rotación se presentan en la Tabla 3 y adquieren magnitudes que
varían entre +1 y -1. Para su interpretación se considera de especial relevancia a las
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variables que presentaron valores mayores o iguales a 0,7, ya sea positivo o negativo
(Jeffers, 1967). Otros autores sugieren márgenes de 0,4 o 0,5 (Frese, 1991; Aparicio &
López, 1995; Wander & Bollero, 1999; Maddonni et al., 1999).
Tabla 3: Modelo factorial de rotación Varimax (SAS Institute, 2004) con los autovectores de los
primeros tres factores.
Variables Factores
F1 F2 F3 Comunalidad
Biomasa 0,830 0,280 -0,019 0,768
Infiltración básica 0,420 -0,105 0,411 0,356
Estabilidad Agregados 0,665 0,101 0,365 0,586
Densidad aparente 0,662 -0,095 -0,369 0,585
Resistencia Mecánica 0,685 0,001 0,075 0,475
Materia Orgánica 0,304 0,339 0,340 0,323
P disponible 0,104 0,915 -0,040 0,849
P inorgánico -0,044 0,908 0,081 0,833
P orgánico -0,079 0,053 0,854 0,738
Autovalores 2,59 1,71 1,21
Proporción 0,288 0,190 0,134
Acumulados 0,288 0,478 0,613
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La clasificación del Factor 1 fue mayor y con valores positivos para los sistemas con SD
en las cuatro rotaciones: SD A-D-Mz-D- Mu, SD Mz-Av-A-Av- Mu, SD A-Av-Mz-Av- Mu,
SD Mz-D-A-D- Mu, que superaron al resto de los tratamientos evaluados (Tabla 4),
ajustándose a los análisis de variancia univariados de MO donde SD (2,32%) fue
superior a los otros sistemas de labranza (LC: 2,07 y LR: 2,02%) con diferencias
significativas (P < 0,0001). A continuación se encuentran los laboreos reducidos y para
finalizar con los valores negativos más bajos con labranza convencional.
En el Factor 2 se obtuvieron los mayores valores positivos, en su mayoría, para los
tratamientos con SD, sin diferencias significativas entre los tratamientos (P < 0,12).
El Factor 3 presentó al Po como el atributo más representativo. Los mayores valores
correspondieron a los tratamientos con SD Mz-Av-A-Av- Mu y LC Mz-Av-A-Av- Mu (P <
0,039).
En el análisis discriminante de los factores, el F1 fue relacionado con atributos como la
biomasa aportada por los cultivos y sus remanentes en superficie para proteger el suelo,
y con las variables físicas del suelo: EA, RM y Da (Ecuación [1]).
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Y4 = 0,9 (estabilidad de agregados) + 0,57 (materia orgánica) - 0,23 (fósforo orgánico) [4]
Y5 = 0,84 (materia orgánica) - 0,49 (estabilidad de agregados) - 0,1 (fósforo orgánico) [5]
Y6 = 1,02 (fósforo orgánico) + 0,02 (materia orgánica) - 0,11 (estabilidad de agregados) [6]
Conclusión
El sistema de siembra directa en las cuatro rotaciones evaluadas SD A-D-Mz-D- Mu, SD
Mz-Av-A-Av- Mu, SD A-Av-Mz-Av- Mu, SD Mz-D-A-D- Mu, superó al resto de los
tratamientos, e influyeron directamente sobre la biomasa aportada por los diferentes
tratamientos. Ello contribuyó a aumentar los contenidos de materia orgánica y por lo
tanto a mejorar atributos como la estabilidad de agregados, favoreciendo a las
condiciones físicas del suelo y a la fracciones de fósforo orgánico que actúa como una
reserva de este nutriente resultando posibles indicadores de la calidad del suelo.
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Resumen
Introducción
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suelo expuesto a un mayor impacto de los factores erosivos cuando se realiza como
único cultivo en el año (Studdert & Echeverría, 2000; Wright & Hons, 2004).
El COS esta compuesto por fracciones de diferente labilidad, siendo algunas ellas
sensibles al efecto de las prácticas de manejo en el corto plazo (Galantini, 2008). El
carbono orgánico particulado (COP), al igual que el carbono de la biomasa microbiana
(CBM), son indicadores de calidad de suelo que han mostrado ser sensibles para
detectar cambios tempranos por efecto de las prácticas de manejo (Cambardella &
Elliot, 1992; Fabrizzi et al., 2003; Ferraras et al., 2009). Se hipotetiza que la práctica de
fertilización junto con la inclusión de un cultivo de cobertura en secuencias basadas en
soja permiten incrementar el stock de COP y CBM en comparación con el monocultivo
de soja sin fertilización. El objetivo del trabajo es evaluar el impacto de la fertilización e
inclusión de CC en secuencias basadas en el cultivo de soja sobre el stock de algunas
fracciones del COS.
Materiales y Métodos
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Hacia fines del mes de mayo del año 2014, luego de 8 años de iniciado del experimento,
se realizó un muestreo de suelo a 0-5 y 0-15 cm de profundidad utilizando un calador de
suelos de 2 cm de diámetro. Cada muestra estuvo compuesta por 20 submuestras.
Adicionalmente, se determinó la densidad aparente (Dap) en las mismas profundidades
descritas anteriormente, utilizando el calador de suelos. Cada muestra de Dap estuvo
compuesta de 5 submuestras que se analizaron de manera individual para conocer la
variabilidad de la determinación. Se utilizó esta metodología ya que resultó práctica y ha
sido sugerida como adecuada para la determinación de Dap en usuarios con
experiencia (Agostini et al., 2014).
Las muestras de suelo se dividieron en dos grupos: i) una parte se utilizó para la
determinación de C de biomasa microbiana (CBM) por la técnica de fumigación –
extracción (Vance et al., 1987; ISO, 1997), por lo que la muestra se manipuló de
acuerdo a la guía general para tratamiento de muestras de suelo para evaluaciones
biológicas de calidad de suelos (ISO, 1993), ii) la mitad restante se secó al aire, molió,
tamizó por 2 mm y se utilizó para la determinación de carbono total y carbono asociado
a la fracción mineral (COA) en un autoanalizador LECO CHN-2000 (LECO Corp., St.
Joseph, MI). Para la obtención del COA se siguió la metodología propuesta por
Cambardella & Elliot (1992). El COP se obtuvo de la diferencia entre el COS total y el
COA.
El stock de C fue estimado en masa de suelo equivalente (Gifford & Roderick, 2003,
Wingeyer et al., 2012), basado en los datos de densidad de suelo y concentración de C
para cada intervalo de profundidad de suelo (0-5 y -15 cm). Para ello se utilizaron dos
masas de referencia: i) 600 Mg ha-1 (aproximadamente 0-5 cm) y ii) 2000 Mg ha-1
(aproximadamente 0-15 cm). El stock de COS a 5-15 cm se estimó como la diferencia
entre 0-15 y 0-5 cm. Se calculó la estratificación de COS como la relación entre el stock
de COS en 0-5 cm y el stock de COS en 5-15 cm (Franzluebbers, 2002).
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Resultados
El stock de COS presentó un rango de valores entre 11,7-15,7 Mg ha-1 en 0-5 cm, entre
16,2-21,2 Mg ha-1 en 5-15 cm y entre 27,9 a 26,9 Mg ha-1, considerando el estrato 0-15
cm. No se detectó un efecto de los tratamientos en la estratificación del stock COS (0-
5/5-15 cm). En promedio el valor de estratificación fue de 0,71.
45
40
Stock COS (Mg ha )
35
-1
30
25
20
a
bc b ab ab b b
15 c
10
5
0
Sj Sjf CC/Sj CC/Sjf CCN/Sjf Rot 1 Rot 2 Rot 3
Tratamientos
0-5 cm 5-15 cm 0-15 cm
Figura 1: Stock de COS en diferentes secuencias de cultivo basadas en soja. Ensayo Larga
duración de fertilización y manejo del cultivo de soja. INTA-EEA Paraná. Letras diferentes indican
diferencias estadísticas significativas de acuerdo a LSD ( α=0.05). Barras de error indican el
desvío estándar de los tratamientos.
El COP en 0-5 cm de profundidad fue afectado por las diferentes secuencias de cultivos
(p<0,05). En dicha profundidad, el mayor stock de COP se registró en la secuencia
CCN/Sjf, aunque sin diferencias estadísticas significativas con las secuencias Rot 1, Rot
3 y CC/Sj (Figura 2). De manera similar a lo observado en el stock de COS a 0-5 cm, el
menor valor de stock de COP para dicha profundidad se registró en la secuencia Sjf. Sin
embargo, sólo se diferenció significativamente de las secuencias Rot 1 y CCN/Sjf que
presentaron en promedio un stock de COP 47% mayor que la secuencia Sjf (Figura 2).
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12
COA COP
10
Stock COS (Mg ha )
-1
6
a
abc ab abc
bc bc
4 c bc
0
Sj Sjf CC/Sj CC/Sjf CCN/Sjf Rot 1 Rot 2 Rot 3
Secuencia de cultivos
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1.0
0-5cm 5-15 cm
0.8
Stock CBM (Mg ha-1)
0.6
0.4
a ab ab
bc bc abc a
0.2 a
0.0
Sj Sjf CC/Sj CC/Sjf CCN/Sjf Rot 1 Rot 2 Rot 3
Secuencias de cultivos
Discusión
A pesar de detectarse cambios en el stock de COS por los tratamientos, los mismos
sólo se evidenciaron en la capa superficial de suelo (0-5 cm) (Figura 1 a 3). En
coincidencia con nuestros resultados, ha sido ampliamente demostrado que los cambios
en stock de COS ocurren principalmente en superficie, donde el suelo recibe un mayor
impacto de las prácticas agrícolas y de la lluvia (Franzluebbers, 2010) y que los cambios
comienzan a ser poco evidentes cuando se considera una mayor profundidad en el perfil
(Bowman et al., 1999; Franzluebbers, 2010). La evaluación de algunas fracciones del
COS (COP y CBM) permitió detectar diferencias entre los tratamientos (Figura 2 y 3) Sin
embargo, el COS total fue tan sensible como el COP y CBM para detectar diferencias
6
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entre los tratamientos. Cabe aclarar que si bien el experimento cuenta con 8 años de
duración, para este trabajo sólo se considero un año de evaluación (2014), haciendo
necesario la evaluación de más años para poder corroborar los resultados aquí
presentados.
Conclusiones
En este trabajo, la evaluación del stock de COP y CBM no fueron indicadores más
sensibles que el COS total.
Agradecimientos
Al personal de apoyo del Grupo de Recursos Naturales y Factores Abióticos del INTA
EEA Paraná, por su dedicada labor en el seguimiento y manejo del experimento de
campo. Al personal del Laboratorio de Suelos y Vegetales del INTA Paraná y al de
Microbiología de la FCA-UNER, por los análisis de laboratorio. El trabajo fue financiado
por el PID UNER 2153 “Prácticas de manejo del suelo: Análisis conjunto de su impacto
sobre la calidad biológica del suelo y la productividad de los cultivos”, por el PNCYO
1127033 y el PRETCO ERIOS-1263102 de INTA.
Bibliografía
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OSINAGA, R.1, 4 *; CHAGAS, C.I.2; ARES, M.G.3, 5; OSINAGA, N.2,4,5; ACIAR, M.1
1
Universidad Nacional de Salta, 2Facultad de Agronomía UBA, 3Instituto de Hidrología
de Llanuras Dr EJ Usunoff, 4Instituto de Suelo y Aguas-UNSa, 5CONICET
* [email protected]
Resumen
Introducción
Las variables más importantes para calibrar tanto los modelos hidrológicos como de
predicción de erosión hídrica de uso internacional son aquellas que inciden directamente
en la generación de volúmenes y caudales pico de escurrimiento superficial en una
determinada cuenca bajo un cierto estado de cobertura, manejo y antecedente de
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humedad, ante una determinada precipitación. Contar con un set significativo de pares
de datos de lluvia y escurrimiento superficial medidos in situ, es el paso previo más
importante para tal fin. El método del USDA SCS (1985) es utilizado universalmente
para estimar el escurrimiento directo en pequeñas cuencas agrícolas, forestales y
urbanas. Este modelo integra los principales factores que inciden sobre escorrentía en
un solo parámetro: el número de curva o CN. Los valores de CN pueden ser obtenidos
de las tablas de dicho método. Sin embargo, es conveniente determinarlos a partir de
datos locales de lluvias y escurrimiento (Hawkins, 1993; Boughton, 1989). En nuestro
país ya se han comenzado a determinar valores de CN in situ a partir de microcuencas y
cuencas aforadas para las localidades bonaerenses de Pampa Serrana (Azul) y Pampa
Ondulada (San Pedro) (Ares et al., 2005, 2012, 2014; Chagas et al., 2008). Existen
regiones de nuestro país como el centro/este de Salta, donde avanzó significativamente
en los últimos 20 años el fenómeno de agriculturización, que requieren en forma
perentoria este tipo de información para utilizarlas en planes de conservación de suelo y
agua. El presente trabajo tiene como objetivo analizar los registros hidrológicos
preliminares obtenidos en una microcuenca recientemente aforada del área de Las
Lajitas (Salta), donde se realizan cultivos anuales desde hace unos 20 años.
Materiales y Métodos
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Los suelos dominantes son Argiustoles, Haplustalfes y Haplustoles, con texturas del
horizonte superficial franco y franco arenoso. Los lotes presentan longitudes de 300 a
500 m y 0,3 a 3% de pendiente. La longitud máxima del cauce principal es de 8600 m y
su pendiente media de 1,74%.
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( )
(1) (2)
Para los casos b) y c) se asume la relación mencionada por Chow et al. (1994) y
Dingman (2002):
Tc=1,67.Tr (3)
Los valores de infiltración fueron medidos in situ para los diferentes suelos de la cuenca,
empleando un permeámetro de disco (Perroux y White, 1988), en ensayos de 30
minutos de duración.
Resultados y Discusión
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superficial franco arenosa, franca y franco limosa arrojó un promedio de 70 mm h-1 con
un desvío estándar de 50 mm h-1. Los valores de infiltración media coinciden con los
valores medios obtenidos a campo con simulador de lluvias por Ares et al. (2014) en
una microcuenca aforada de Azul (Bs As) cuya tendencia en los valores de CN fue
también de 60.
En el caso particular del método b) que emplea las relaciones entre los centroides del
hietograma y del hidrograma, se obtuvo un set heterogéneo de valores de “tiempos de
retraso”, que tal como se mencionó, transformados a tiempo de concentración,
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Los resultados obtenidos son promisorios ya que guardan coherencia con los valores
esperados, si bien indican un comportamiento hídrico del sistema que le es propio y
requiere del análisis específico de una más amplia base de datos.
Agradecimientos
Bibliografia
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“Ordenamiento Territorial: un desafío para la Ciencia del Suelo”
Río Cuarto, 27 de Junio - 01 de Julio de 2016
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Resumen
La interacción de las raíces de cortinas forestales con las de los cultivos limitará la
productividad de éste último. El objetivo de este trabajo fue medir los efectos a
barlovento de barreras forestales con corte mecánico de las raíces, sobre el contenido
de agua del suelo al finalizar el barbecho y su influencia en parámetros de productividad
para tierras del sudoeste bonaerense. Los tratamientos fueron: EU: cortina de
Eucaliptos, PI: cortina de Pinos y T: sin cortina. Los puntos de muestro se ubicaron a
barlovento de la cortina y se determinó la humedad (0-20 cm; 20-40 cm, 40-100cm) y el
rendimiento de grano y biomasa de trigo. Los muestreo se realizaron en dos años
consecutivos (año 1 y año 2), en el segundo año se cortaron las raíces el 20 de marzo
mediante retroexcavadora. Los resultados fueron analizados estadísticamente mediante
el Software InfoStat. Los valores de humedad al finalizar el barbecho fueron
significativamente más altos para T respecto a EU y PI en los dos años. No obstante en
el año 1 los contenidos menores de agua en el suelo se dieron en los puntos cercanos a
la cortina de pinos mientras que en la de eucaliptos no hubo diferencias entre distancias.
En el año 2 la situación se revertió, en PI mostró uniformidad entre distancias y en EU
los puntos cercanos a la cortina arrojaron valores significativamente más altos. Los
parámetros de rendimiento medidos expresaron un comportamiento semejante. Para el
primer año, los valores de T superaron a EU y PI. En el segundo año no hubo
diferencias significativas entre tratamientos. Por lo tanto, a barlovento de las cortinas
forestales durante el primer año se comprobó que el contenido de agua del suelo y el
rendimiento del cultivo fueron menores que en T. De acuerdo a la merma en los
rendimientos, se estimó un efecto de competencia hasta una distancia de 3,8 H para EU
en ambos años, mientras que en PI alcanzó solo a 2H en el primer año y no se detecto
en el año que fueron cortadas las raíces.
Introducción
Las barreras eólicas constituidas por arbustos y/o arboles reciben el nombre de cortinas
rompe vientos, son una práctica utilizada para disminuir el efecto perjudicial de la
velocidad del viento y proveer la protección del suelo, conservación de la humedad, la
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protección de plantas y animales y/o para mejorar el microclima edáfico y el del cultivo
(Van Eimern et al., 1964), no obstante las cortinas compiten con los cultivos. La
competencia puede definirse como el efecto negativo que un organismo ejerce sobre
otro debido al consumo o al control que realiza sobre el acceso a un determinado
recurso (luz, agua o nutrientes) de disponibilidad limitada (Keddy, 1989). En este sentido
la cortina forestal presenta una fase negativa ya que compite por radiación, humedad y
nutrientes, ocupa el espacio disponible para el crecimiento con sus copas y raíces,
genera dificultad en las labores, y puede hospedar plagas y enfermedades.
Gea et ál. (2009) afirmaron que cuando hay estrés por deficiencia de agua, la fertilidad
del suelo no es aprovechada y, si se le suma la falta de luz por la sombra que dan los
árboles, el crecimiento de los cultivos sufrirá efectos negativos. La forma y estructura del
sistema radical en arboles es controlado en gran medida por las características
genéticas de las especies e individuos (Spurr & Barnes, 1980), sin embargo las
condiciones del sitio influyen marcadamente en la forma y patrones de desarrollo de las
raíces (Fisher & Binkley, 2000). Algunos elementos y características morfológicas de la
raíz son relevantes ante ciertas situaciones ambientales; por ejemplo, las raíces finas
son esenciales en la absorción de agua y nutrientes (Smith & Read, 1997). Se sabe que
la distribución horizontal y vertical en el suelo es un aspecto fundamental, ya que la
distribución vertical está asociada a la búsqueda de nutrientes y la horizontal está
relacionada con la búsqueda de humedad (Jackson et al., 1990; Parker & Dear, 1996).
El objetivo de este trabajo fue medir los efectos a barlovento de barreras forestales con
corte mecánico de las raíces, sobre el contenido de agua del suelo y su influencia en
parámetros de productividad para tierras del sudoeste bonaerense
Materiales y Métodos
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2000, la lluvia promedio fue 584,6 mm, con un año de cuatro con precipitaciones por
debajo de 467,4 mm (Mormeneo, 2003).
Para los años evaluados las precipitaciones acumuladas para el periodo enero-julio
fueron 348 y 472 mm en 2013 y 2014 respectivamente (Campi & Coudrec, 2014)
Tratamientos.
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Resultados y Discusión
En general T (sin cortina) presento los valores más altos de humedad en el perfil en
comparación con los tratamientos con cortinas (PI-EU) que exhiben valores similares
entre sí. Para el año 1 los promedios fueron 248, 206 y 204 mm para T, EU y PI,
mientras que para el año 2 fueron de 285, 243 y 249 mm respectivamente. Estos
valores indican el mismo comportamiento para los dos años, no obstante EU no mostró
diferencias entre distancia para el año 1, luego del corte de las raíces se evidenciaron
valores significativamente más altos en la profundidad de 40-100 cm a los 60 y 90 m
desde los árboles. PI en cambio mostró a 30 metros de la cortina y en la profundidad de
20-40 cm el valor significativamente más bajo y una tendencia similar en las otras
profundidades en el año 1, situación no definida en el muestreo del año 2, donde no
hubo diferencias entre las distancias.
Año 1 Año 2
Trat Distancia H 0-20 H 20-40 H 40-100 H 0-20 H 20-40 H 40-100
m mm mm
30 44 51 bc 133 52 59 177 a
60 43 62 a 172 55 60 166 c
T 90 39 49 c 155 57 61 177 ab
120 45 53 bc 141 58 60 168 bc
150 47 57 ab 157 59 60 163 cd
180 46 55 bc 141 55 63 157 c
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Año 1 Año 2
TrTrat Distancia H 0-20 H 20-40 H 40-100 H 0-20 H 20-40 H 40-100
m mm mm
30 39 49 132 45 47 142 abc
60 46 52 121 52 55 151 a
EU 90 40 49 118 52 55 147 a
120 42 46 107 48 49 144 ab
150 38 45 125 52 53 133 bc
180 36 44 106 52 51 128 c
Año 1 Año 2
Trat Distancia H 0-20 H 20-40 H 40-100 H 0-20 H 20-40 H 40-100
m mm mm
30 37 40 c 95 49 50 139
60 39 46 bc 104 49 49 140
PI 90 42 48 b 113 52 52 146
120 44 50 ab 113 53 55 148
150 49 49 b 115 51 52 146
180 47 56 a 136 53 55 153
La Tabla 4 muestra a los parámetros de rendimiento del cultivo de trigo en T, los valores
de biomasa varían entre 9,5 y 11 Mg ha-1 para el año 1 y entre 8,3 y 8,7 Mg ha-1 para el
año 2 en ningún caso se observan diferencias estadísticas entre distancias. Con
respecto al rendimiento de grano los valores oscilan entre 2 y 3 Mg ha-1 para el año 1,
estas diferencias son significativas aunque muy heterogéneas en su distribución. El
rinde en el año 2 varía entre 2,6 y 2,8 Mg ha-1 presentando uniformidad entre las
distancias analizadas.
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Año 1 Año 2
Tratamiento Distancia Biomasa Rinde Biomasa Rinde
-1 -1
m kg ha kg ha
30 10749 2975 a 8282 2612
60 10295 2352 bc 8371 2694
T 90 11373 2666 ab 8422 2710
120 10492 2860 a 8598 2713
150 9561 2091 c 8747 2781
180 10964 2679 ab 8672 2785
En la tabla 5 se observa que el comportamiento del cultivo en EU es similar para los dos
años evidenciándose un efecto negativo de la cortina. Según Rai & Suresh (1988),
algunos eucaliptos son más eficientes que otras especies de árboles compitiendo con
cultivos anuales; por ejemplo, el rendimiento de maíz y sorgo se ve reducido si se
cultivan entre Casuarina equisetifoli o Leucaena leucocephala, sin embargo la reducción
de rendimiento es mayor bajo la influencia de eucalipto. En el presente estudio se puede
apreciar el efecto hasta los 90 metros de distancia desde la cortina esto significa que se
extendería la competencia a 3,8 H a barlovento, con esta relación concuerdan
Heuveldop et al. (1986) que exponen valores de 3 a 7 H, mientras que Salazar (1996)
propone valores que van desde 1 a 10 H dependiendo de la especie que conforme la
cortina. La influencia de la cortina produce una merma de 850 kg ha-1 teniendo en
cuenta la diferencia de rinde entre los promedios de los primeros 90 metros con las
distancias 120, 150 y 180 para el año 1. Para el año 2 a los 30 metros la diferencia es
de 970 kg ha -1 respecto al promedio de las distancias alejadas de la cortina y 420 kg ha-
1
entre los 60 y 90 metros respecto a los puntos no influenciados por la cortina.
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Año 1 Año 2
Tratamiento Distancia Biomasa Rinde Biomasa Rinde
-1 -1
m kg ha kg ha
30 7982 1711 b 6242 c 1972 c
60 7804 1685 b 7824 b 2453 b
EU 90 8786 1681 b 8128 b 2591 b
120 10662 2656 a 9459 a 2946 a
150 10318 2525 a 8988 a 2885 a
180 8985 2446 a 9213 a 2993 a
En la tabla 6 se exponen los datos de rendimiento de biomasa y grano para el
tratamiento PI, para el año 1 si bien no existen diferencias significativas, a 30 metros (2
H) de distancia se ven los valores más bajos. Barber & Johnson (1993) consideran que
la altura de la cortina (H) se relaciona con el área de influencia a barlovento y que la
extensión horizontal del efecto es proporcional a la altura de la cortina, Teuber (2008)
propone una relación de 1 a 2 H a barlovento coincidiendo con los resultados del
presente trabajo en el 1º año de muestreo. En cambio para el 2º año de muestreo los
valores son uniformes entre todas las distancias, por lo tanto la influencia de las raíces
de la cortina de pinos sería la competencia más fuerte para el cultivo aledaño.
Año 1 Año 2
Tratamiento Distancia Biomasa Rinde Biomasa Rinde
-1 -1
m kg ha kg ha
30 8867 1982 8203 2610
60 9748 2233 8819 2733
PI 90 10177 2503 8835 2824
120 9944 2205 9212 2873
150 10693 2604 8668 2816
180 9740 2282 8720 2827
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3000
a
2500 b
b
2000
EU
kg ha -1
1500 PI
T
1000
500
0
año 1 año 2
Figura 1. Rendimiento promedio de grano en los dos años para los diferentes
tratamientos. Letras diferentes indican diferencias estadísticas significativas (p<0,05)
entre tratamientos.
12000 a
ab
10000 b
8000
EU
kg ha -1
6000
PI
T
4000
2000
0
año 1 año 2
Figura 2. Rendimiento promedio de biomasa en los dos años para los diferentes
tratamientos. Letras diferentes indican diferencias estadísticas significativas (p<0,05)
entre tratamientos.
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Conclusiones
A barlovento de las cortinas forestales, respecto del testigo sin cortina, se comprobó que
el contenido de agua en el suelo es menor y los rendimientos de grano y biomasa son
inferiores en el año 1 luego la situación se revierte y los rendimientos son homogéneos
en PI y T, mientras que en EU la disminución de los rendimientos es proporcional al
aumento de la distancia hasta los 90 metros donde se estabilizan y se mantienen hasta
los 180 metros.
De acuerdo a estas conclusiones y a los objetivos previstos para cortinas rompe vientos,
se puede pensar que el efecto de las raíces se ve más reflejado en la cortina de pinos,
mientras que en la de eucalipto la competencia se da por otros factores que no se
evaluaron en este trabajo.
Esto llevaría a creer que ambas cortinas podrían tener necesidades de intervención o
manejo. También se podría evaluar los parámetros utilizados durante la plantación de
las especies.
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TOMÁS LOEWY *
Resumen
Introducción
“Los suelos son, hasta ahora y lo seguirán siendo por mucho tiempo hacia el futuro, la
canasta de alimentos más completa y diversa de la humanidad y un enorme proveedor
de servicios ecosistémicos, pobremente considerados hasta ahora por los humanos”
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La idea de esta iniciativa se apoya en que si aceptamos que los graves problemas
sociales y ambientales fueron generados por la actividad humana, su reparación puede
lograrse por la misma vía. Una comunidad abocada específicamente a esta tarea sería
un paso ineludible para avanzar en ese sentido, con rigor científico, abordando el
problema en el ámbito político y social. El emprendimiento, más que una opción, califica
hoy como un imperativo de carácter transversal.
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crecimiento económico era una condición necesaria para el desarrollo, tanto en el sur
como en el norte. La sustentabilidad, que tiene que ver con la biodiversidad y la
supervivencia de la especie humana y cómo lograrla, remite a un carácter
“irremediablemente normativo”. Críticamente, no pasa por cuestiones de naturaleza
técnica-científica, aunque las contiene (Reichmann, S/F). Consecuentemente, ya es
procedente asociar la palabra sustentabilidad con justicia y la visión del desarrollo
sustentable con el desarrollo humano (Cortina, 2014).
La agricultura hoy ocupa el 40% de la superficie de tierra, usa el 70% del agua dulce y
contribuye con el 30% de la emisión de gases con efecto invernadero. El flujo de
nitrógeno y fósforo se duplicó por el uso de fertilizantes, afectando la calidad de agua en
los ríos, lagos y hasta océanos, pero es -también- la mayor causa de pérdida de
biodiversidad. Los impactos globales son comparables al cambio climático por lo que
Foley (2012) los señala como “la otra verdad incómoda”. Hacia 2040 necesitaremos
alimentar nueve mil millones de personas y hacerlo de forma sostenible, equitativa y
justa, protegiendo nuestro planeta para esta y las siguientes generaciones.
Abordar una cuestión tan ligada a fuertes conflictos territoriales, nacionales y globales
demanda un ejercicio de resignificación de muchas palabras y la incorporación de
algunas variables frecuentemente soslayadas. En el primer caso estoy hablando de
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Dentro de una visión que prioriza la integración de las ciencias sociales y naturales, se
aborda la problemática agroalimentaria en general y de la región pampeana, de
Argentina, en particular. En ese marco, el objetivo consiste en contrastar los paradigmas
de producción agroindustrial (consolidado) y agrosocial (emergente) en términos de
desarrollo y sustentabilidad.
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Materiales y Métodos
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incluye desde una cosmovisión que se interroga: “desde que, con qué y con quien”
(paradigma), además del “como” (metodología), del “para que” (presupuesto ético y
testimonial), del “que” (rubros) y “para quien” (inclusión) (Vasilachis, 1992).
Para este análisis de sistemas agrarios apelamos a dos tipos de sinergias o recursos
hermenéuticos. El primero se refiere a la mediación entre el discurso vertical
(académico, jerárquico) y el horizontal, más cercano al sentido común, para decodificar
el mensaje científico. Por otra parte, contabilizamos las virtudes epistemológicas
(comparación, explicación) de las ciencias naturales, implicándolas con las actitudes y
contenidos más axiológicos de la sociología o la educación (Martin et al., 2010). Esta
digresión analítica es consistente con recurrir a la comparación, en este caso entre
paradigmas agroalimentarios, explorando significados a través de los niveles de
contradicción que exhiben entre sí.
Resultados
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Se describen dos categorías de sistemas productivos que guardan, cada uno, cierta
afinidad en sus características, filosofía, objetivos y formas de relacionarse con el
entorno donde progresan. Recurrimos a los esquemas y las comparaciones,
privilegiando su cualidad heurística, asumiendo las simplificaciones inherentes.
Hija del paradigma de la “Revolución verde” (años 50-60), progresa desde los 70 y
desplaza a otras formas agrícolas desde los 90. El modelo es vinculante al crecimiento
económico (PBI), pago de deudas externas o focopoliticas (sociales) según el país del
cual se trate. Sarandon & Flores (2014) cita la erosión genética y cultural, entre doce
ítems que cuestionan la sustentabilidad de esta modalidad productiva. Su afianzamiento
progresa hasta nuestros días, a partir de recursos biotecnológicos, uso masivo de
agroquímicos y producción de agrocombustibles. Respondiendo al llamado “consenso
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Los factores que entran en juego, en esta nueva cosmovisión, incluyen la prevención o
internalización de los costos sociales y ambientales en la ecuación productiva. Para
alcanzar esta premisa los sistemas deben producir -simultáneamente- bienes
comerciales (alimentos) y bienes públicos (ambiente y desarrollo). Esto significa
convertirse en multifuncionales (Loewy, 2014 b) por sus características y la adopción de
determinadas buenas prácticas agrícolas. De esta forma, las unidades se autonomizan
de la escala, a partir de un umbral mínimo, para ser viables: su rentabilidad integra lo
económico, social y ambiental, con el largo plazo y se comparte con toda la sociedad
(Loewy et al., 2015).
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Tabla 1- Atributos y funciones estimadas, de los sistemas productivos, para una gestión
territorial/nacional, según el paradigma agroindustrial o agrosocial.
Tamaño Residencia Función Tenencia
Agroindustrial medio/grande distante productiva variable
Agrosocial pequeño/medio local múltiple propiedad
*Millas de alimentos: distancia que recorren los alimentos hasta llegar al consumidor
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P a r a d i g m a
Indicador Agroindustrial Agrosocial
Población Concentrada Equilibrada
Progreso Crecimiento Desarrollo
Salud humana Perjudicada Beneficiada
Servicios ecosistémicos Deteriorados Preservados
Polinización Limitada Asegurada
Ordenamiento territorial Obstruido Facilitado
Cultura Antropocentrica Biocéntrica
Tabla 3.- Impactos negativos o positivos para una gestión del desarrollo, según
componentes de sustentabilidad (S = sociedad; A = ambiente; E = economía; C =
cultura) y paradigma (Ai = Agroindustrial; As = Agrosocial) en un territorio.
Paradigma
Indicador Agroindustrial Agrosocial
Multifuncionalidad Baja Alta
Resiliencia Baja Alta
Huella ecológica Alta Baja
Cambio climático Alto Bajo
Eficiencia energética Baja Alta
Seguridad ambiental Baja Alta
Seguridad alimentaria Baja Alta
Soberanía alimentaria Baja Alta
Patrimonio cultural Bajo Alto
Cohesión social Baja Alta
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Discusión
Si postulo la calidad del suelo y el paisaje como los elementos más sensibles de la
relación sociedad-naturaleza (metabolismo social), es innegable que el análisis del
complejo agroalimentario resulta determinante. En esa línea, pasar de una racionalidad
económica a una ambiental no puede soslayar el abordaje de los modelos productivos,
en orden a su mayor o menor grado de (in)sustentabilidad, en tanto (sub) sistemas de
un territorio (Tabla 3). Paralelamente, urge incorporar el largo plazo como un horizonte
inexcusable de trabajo.
La carta Universal del Agrónomo (Farm LAB, 2015), al hablar de los desafíos globales
del siglo XXI, propone una estrategia donde la alimentación es tecnología y la
sustentabilidad, ambiental. Este sesgo conceptual y reduccionista responde a un
soporte epistémico del paradigma agroindustrial. Reducir la sustentabilidad, por ejemplo,
a una de sus componentes es vaciarla de contenido (Loewy, 2009). En los diez
enunciados de esa carta no aparece, coherentemente, ninguna mención a las
competencias profesionales sobre la calidad de los sistemas productivos agrarios. Valga
esta referencia para enfatizar la relevancia de la batalla cultural para instalar agendas
estructurales frente a los intereses corporativos transnacionales.
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Sevilla Guzman (2013) expone una secuencia del pensamiento social agrario
hegemónico, a partir del siglo XIX, desde la sociología rural hasta el desarrollo rural
sustentable. En ese trayecto de cambios, no esenciales, se va consolidando la
agricultura de perfil industrial. Paralelamente, describe el pensamiento social agrario
alternativo desde la lógica del lucro capitalista hasta la dimensión sociopolítica de la
agroecología.
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(1)
Universidad Nacional de Salta.
* [email protected]
Resumen
El ambiente de las tierras áridas se caracteriza por un conjunto de elementos que
afectan su capacidad para fijar el carbono. La característica principal de las tierras
áridas es la falta de agua. Esto limita la productividad de las plantas de forma severa,
por lo tanto, afecta la acumulación de carbono en los suelos.El presente trabajo evaluó
el impacto en el tiempo de diferentes sistemas de manejo en el contenido de Carbono
Orgánico del Suelo(COS) en el horizonte superficial de un suelo de la región
semiárida de los Valles Calchaquíes (Cafayate), sometido a dos sistemas de manejos
en parcelas contiguas, una con alfalfa implantada (PCA) desde el año 2007 y la otra
con la vegetación natural existente (PSA) y; relacionarlo con algunas propiedades del
suelo.Los suelos bajo estudio pertenecen a la serie Cafayate, desarrollados a partir de
depósitos coluviales y aluviales de arenas medias a finas, provenientes de las rocas
intrusivas y metamórficas del basamento cristalino que conforman las Sierras del
Cajón. Son bien a algo excesivamente drenados, de relieve poco ondulados,
pertenecientes a los sectores medios y terminales de los conos aluviales de las sierras
mencionadas. La serie posee colores pardos grisáceos claros, reacción neutra a
débilmente ácida, inclusiones de lentes y capas de gravilla y grava con clastos
angulosos del basamento y ligera pedregosidad en superficie Las muestras se
tomaron en tres diferentes momentos en los años 2010, 2013 y 2015. Las mismas se
secaron al aire, en laboratorio se determinó: Carbono Orgánico (COS), por el método
de Walkley y Black.La determinación de la Fracción erodable(FE) fue calculada como
el porcentaje de agregados secos <0,84 mm de diámetro. Conductividad eléctrica
(CE),1:2,5 suspensión suelo-agua, pH (1:2,5 suelo-agua, método potenciométrico).Los
valores obtenidos se procesaron mediante el análisis de varianza y el test de
Tukey(P<0,05). Los resultados muestran que no se observaron diferencias
significativas en pH y CE. El análisis de COS y FE de las parcelas PSA y PCA
evidenció diferencias estadísticamente significativas entre ambos manejos. Se
concluye que bajo condiciones de aridez moderada, vegetación xerófila suelos de
texturas arenosas con erosión hídrica y eólica, el cultivo de alfalfa mejora del
contenido de carbono orgánico del suelo.
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Introducción
El carbono orgánico del suelo (COS) es un componente importante del ciclo global del
Carbono (C), ocupando un 69,8 % del C orgánico de la biosfera (FAO, 2001).
El suelo puede actuar como fuente o reservorio de Cdependiendo de su uso y manejo
(Lalet al., 1990;Lal, 1997).Existen prácticas agronómicas que favorecen la captura de
C en el suelo (West & Post, 2002). La labranza de conservación (Lal, 1997), que
incluye a la cero labranza (FAO, 2001), es un sistema de manejo de suelos que tiene
una alta capacidad potencial para secuestrar C en el suelo (Rasmussen & Parton,
1994; Rosell, 1999).El carbono orgánico del suelo, COS, afecta la mayoría de las
propiedades químicas, físicas y biológicas del suelo vinculadas con su: 1) calidad
(Carter, 2002, Wanderet al., 2002), 2) sustentabilidad (Carter, 2002; Acevedo &
Martínez, 2003) y 3) capacidad productiva (Sánchez et al., 2004; Bauer & Black,
1994) por lo que en un manejo sustentable, el COS debe mantenerse o aumentarse
(Martínez et al., 2008).
El ambiente de las tierras áridas se caracteriza por un conjunto de elementos que
afectan su capacidad para fijar el carbono. La característica principal de las tierras
áridas es la falta de agua. Esto limita la productividad de las plantas de forma severa y,
por lo tanto, afecta la acumulación de carbono en los suelos. El problema se agrava,
debido a que la lluvia no sólo es escasa, sino que generalmente es errática. Por lo
tanto, un buen manejo de la poca agua existente es esencial. Además, el contenido de
carbono orgánico del suelo tiende a decrecer exponencialmente con la temperatura
(Lal, 2002a). En consecuencia, los suelos de las tierras áridas contienen pequeñas
cantidades de carbono (entre uno y menos de 0,5 por ciento) (Lal, 2002b).Los suelos
de las tierras áridas son proclives a la degradación y la desertificación, lo cual conduce
a reducciones importantes en el contenido de carbono orgánico del suelo. Sin
embargo, el potencial de las tierras áridas para secuestrar carbono es alto, no solo
debido a su gran magnitud, sino también porque históricamente, los suelos de las
tierras áridas han perdido cantidades significativas de carbono y falta una cantidad
importante para su saturación. Debido a todas estas características, cualquier
estrategia para restablecer la materia orgánica del suelo en estas regiones resulta
particularmente interesante (FAO,2007:17).
En condiciones naturales el nivel de materia orgánica de un suelo es función del
clima, vegetación, topografía, material madre y tiempo. El uso y manejo del suelo tiene
importantes efectos, negativos o positivos, en el contenido de materia orgánica del
suelo (Cambardella & Elliott, 1992).
El objetivo de este trabajo fue evaluar el impacto en el tiempo de diferentes sistemas
de manejoen el contenido de COS en el horizonte superficial de un suelo de la región
semiárida de los Valles Calchaquíes (Cafayate), sometido a dos sistemas de manejos
en parcelas contiguas, una con alfalfa implantada (PCA) desde el año 2007 y la otra
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con la vegetación natural existente (PSA) y; relacionarlo con algunas propiedades del
suelo.
Materiales y Métodos
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intrusivas y metamórficas del basamento cristalino que conforman las Sierras del
Cajón. Son bien a algo excesivamente drenados, de relieve poco ondulados,
pertenecientes a los sectores medios y terminales de los conos aluviales de las sierras
mencionadas. La serie posee colores pardo grisáceos claros, reacción neutra a
débilmente ácida, inclusiones de lentes y capas de gravilla y grava con clastos
angulosos del basamento y ligera pedregosidaden superficie. Las texturas
superficiales varían desde arenas gruesas con gravilla hasta arenasfinas; similares
características presentan las capas del subsuelo pero en general con fracciones de
arenas más finas en profundidad e inclusión de cantos rodados de menos de 10 cm de
diámetro (Valencia et al., 1970).
Las parcelas bajo estudio presentan clase textural arenosa, se corresponden con las
siguientes coordenadas: PCA con alfalfa 26° 2'26.88" 65°52'21.77"O, PSA sin alfalfa
26° 2'29.59"S 65°52'26.08"O.
El presente trabajo evaluó el impacto en el tiempo a diferentes sistemas de manejoen
el contenido de COS, FE, CE y pH en el horizonte superficial de un suelo de la región
semiárida de los Valles Calchaquíes (Cafayate), sometido a dos sistemas de manejos
en parcelas contiguas, una con alfalfa implantada (PCA) desde el año 2007 con una
superficie aproximada de 20 ha, y la otra con la vegetación natural existente (PSA)con
dimensiones similares a PCA y relacionarlo con algunas propiedades del suelo.
Del trabajo de campo surge que en la PCA hay una coloración más oscura en el
horizonte superficial (Figura N° 1)y acumulación de restos vegetales (Figura N° 2). En
la PSA se observa pavimento de desierto (Figura N° 3), estratificación (Figura N° 4) y
signos e erosión hídrica (Figura N° 5).
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Las muestras se tomaron en tres diferentes momentos, en los años 2010, 2013 y
2015.El muestreo se realizó con una pala, tomando muestras no alteradas,
superficiales de 2,5 cm de suelo de cada lote. Para la toma de muestra de suelo, en
cada parcela, se demarcaron tres cuadriculas de 50 m por 50 m y en cada una de ellas
en las dos diagonales se tomaron muestras de suelo obteniéndose dos muestras
compuestas por cada cuadrícula o sea seis muestras compuestas por parcela,
haciendo un total de 12 para cada año de muestreo. Las mismas se secaron al aire, en
laboratorio se determinó: Carbono Orgánico (COS), por el método de Walkley y Black
(1934). En ningún caso se detectó presencia de carbonatos. Para la determinación de
la Fracción erodable (FE) se tamizaron muestras no disturbadas de 100 g durante 5
minutos, la (FE) fue calculada como el porcentaje de agregados secos <0,84 mm de
diámetro (López et al. 2007), Conductividad eléctrica (CE),1:2,5 suspensión suelo-
agua y pH (1:2,5 suelo-agua, método potenciométrico).
Para evaluar el efecto del uso de la tierra sobre el contenido de COS, la FE, CE y pH
se realizó un análisis de varianza (ANOVA) utilizando el programa estadístico InfoStat
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(Di Rienzo et al., 2011). Para la comparación de medias, se utilizó el test de Tukey a
un nivel de significancia estadística de 0,05.
Resultados y Discusión
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El análisis de comparación entre las medias anuales de COS de las parcelas PSA y
PCA evidenció diferencias estadísticamente significativas entre ambos manejos.
La FE promedio para la parcela bajo uso agrícola y la parcela sin alfalfa fueron
significativamente distintas. En el período registrado no se observan cambios de en los
valores de FE en cada parcela (Figura N° 7).
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Conclusiones
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Resumen
El método más sencillo y usado para calcular la erosión total laminar y en microsurcos
es la Ecuación Universal de Pérdida de Suelos. Debido al cambio de tecnologías en
los últimos años, la erosión principal paso de ser la laminar a ser erosión en surcos,
para interpretar mejor este efecto, se desarrolló la Ecuación Universal Revisada de
Pérdida de Suelos. El factor topográfico, recoge la influencia del relieve, que es
considerado como factor activo en el proceso de erosión hídrica, responsable de la
circulación del agua sobre el suelo, determinante de su velocidad y por tanto, de su
capacidad disgregadora y de transporte. Se obtiene como producto del factor longitud
de ladera (L) por el factor pendiente (S). Tanto la longitud de ladera como la pendiente
desempeñan un papel muy importante en el proceso de erosión laminar y en surcos.
El modelo RUSLE, asigna una mayor influencia a la longitud de ladera que la
considerada en la USLE, teniendo en cuenta que esta longitud de ladera es decisiva
para la iniciación de la formación de surcos, a partir de los cuales se incrementan
mucho las pérdidas de suelo en las laderas. El objetivo de este trabajo es comparar
los resultados de LS estimados con USLE y RUSLE, y ver que modelo es más preciso
y más eficiente al momento de estimar la erosión total. Las conclusiones del trabajo
arrojaron que los valores de LS con RUSLE son más precisos que los del modelo
USLE, ya que contempla la erosión en surcos y entre surcos. También el valor de LS
obtenido por RUSLE, presenta una continuidad de los resultados en la medida que
aumenta la intensidad de la pendiente, mientras que el valor de LS obtenido por USLE
presenta discontinuidad o saltos a medida que aumentamos la intensidad de la
pendiente.
Introducción
Ante la presencia de un evidente cambio climático, donde las precipitaciones son más
intensas, e impactan directamente sobre los suelos, cultivos y manejo, provocando
erosión principalmente en surcos y cárcavas, se requiere hacer estimaciones de la
erosión (rendimiento de sedimento) en campos de cultivos o cuencas. Para responder
a esta necesidad, se han desarrollado numerosos modelos para predecir la erosión.
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El método más sencillo y usado para calcular la erosión total laminar y en microsurcos
es la Ecuación Universal de Pérdida de Suelos (Universal Soil Loss Equation) (USLE,
Wischmeier y Smith, 1978). Debido al cambio de tecnologías en los últimos años, la
erosión principal paso de ser la laminar a ser erosión en surcos, para interpretar mejor
este efecto, se desarrolló la Ecuación Universal Revisada de Pérdida de Suelos
(Revisad Universal Soil Loss Equation - RUSLE), (Renard et al., 1997).
Ambos modelos utilizan seis factores: erosividad de la lluvia (R), susceptibilidad de
erosión del suelo (K), largo de la pendiente (L), magnitud de la pendiente (S), cubierta
y manejo de cultivos y residuos (C), y prácticas de conservación (P), para estimar la
pérdida de suelos promedio (A) por el período de tiempo representado por R,
generalmente un año (Scotta et al., 1986).
La RUSLE fue desarrollada para superar algunas de las limitaciones de USLE. Sus
avances incluyen modificaciones en el factor K (susceptibilidad del suelo a la erosión
estacionalmente variable), en el factor C (utilizando subfactores que incluyen uso
previo de la tierra, cubierta de cultivos, cubierta vegetal del suelo y rugosidad), en el
factor LS (que consideran porcentajes de erosión en surcos e inter-surcos, capacidad
de ajustar el LS para pendientes de forma variable) y en el factor P.
El factor topográfico (LS), recoge la influencia del relieve, es considerado como factor
activo en el proceso de erosión hídrica, responsable de la circulación del agua sobre el
suelo, determinante de su velocidad y por tanto, de su capacidad disgregadora y de
transporte. Se obtiene como producto del factor longitud de ladera (L) por el factor
pendiente (S). Tanto la longitud de ladera como la pendiente desempeñan un papel
muy importante en el proceso de erosión laminar y en surcos. La intensidad de la
pendiente, es la que determina la variación de la energía potencial por unidad de
longitud, que se traduce en un incremento de la velocidad del flujo de escorrentía, y
en consecuencia en un incremento en la capacidad erosiva y de transporte (García
Rodriguez & Giménez Suárez, 2009).
En un trabajo realizado por Fernández Yute et al. (2006), donde compararon los
factores LS de USLE y RUSLE, obtuvieron que en el caso del factor LS las diferencias
que aparecen en pendientes elevadas podrían dar estimaciones de pérdida de suelo
muy dispares, sobre-estimándose estas en el caso de la aplicación del modelo USLE,
siendo en algunos casos del doble de las calculadas con RUSLE. De esta
comparación se desprende que el cálculo del factor LS con la nueva formulación de la
RUSLE mejoraría los cálculos en la estima de la pérdida de suelo, ya que en este
modelo se consideran para su cálculo elementos que intervienen en el factor relieve y
que no se consideraban en el modelo USLE.
El modelo RUSLE, asigna una mayor influencia a la longitud de ladera que la
considerada en la USLE, teniendo en cuenta que esta longitud de ladera es decisiva
para la iniciación de la formación de surcos, a partir de los cuales se incrementan
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mucho las pérdidas de suelo en las laderas. De tal manera, en el cálculo de este factor
con la aplicación del modelo RUSLE, a diferencia de USLE, se incluye un
conocimiento general de las características del suelo, así como el uso, que es
determinante en la relación entre la erosión en surcos y la erosión entre surcos.
Este efecto viene recogido por el parámetro β, que es la relación entre la erosión en
surcos y la erosión entre surcos que se produce en la ladera, y que se evalúa en
función de la pendiente del terreno y el uso del suelo (Fernández Yuste et al., 2006).
Otra diferencia importante entre las dos formas matemáticas de obtener el LS, es que
el calculo del mismo por la USLE, a medida que pasa de un rango de pendiente a otro
(de 1 a 1,1%, 3 a 3,1% y de 4,5 a 4,6%) se produce un salto o discontinuidad que
responde meramente al modelo matemático empleado, que asigna un mayor peso a la
pendiente que a la longitud, lo cual en la realidad no sucede. En cambio, la forma de
estimar el LS con RUSLE, este cambio abrupto por aumentar en un 0,1% la pendiente,
no ocurre.
El objetivo de este trabajo es comparar los resultados de LS estimados con las
ecuaciones de USLE y RUSLE, y ver que modelo es más preciso y de esta forma ser
más eficiente al momento de estimar la erosión total.
Materiales y Métodos
Pendiente:
3
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Se usaron pendientes que van desde 0,2 hasta 5,5 %, incrementando su valor en 0,1
%, es decir que se usaron 54 datos de pendiente, para poder abarcar todos los
cambios que llegara a presentar la ecuación.
Para el L, se usaron 4 longitudes: 50, 100, 200 y 400 m.
Se realizaron todas las combinaciones posibles para determinar cuál de los dos
modelos es más eficiente para interpretar el cambio de pendiente o de longitud.
Resultados y Discusión
4
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a b
Figura 1. Valores de LS para distintas longitudes de 50 y 100 metros, calculados con las
ecuaciones de la USLE (a) y RUSLE (b). Los colores indican el cambio de pendiente. Verde:
pendientes hasta 1%. Celeste: pendientes de 1 a 3%. Violeta: pendientes de 3 a 4.5% y Rojo:
pendientes mayores a 4.5%
a b
Figura 2. Valores de LS para distintas longitudes de 50 y 100 metros, calculados con las
ecuaciones de la USLE (a) y RUSLE (b). Los colores indican el cambio de pendiente. Verde:
pendientes hasta 1%. Celeste: pendientes de 1 a 3%. Violeta: pendientes de 3 a 4.5% y Rojo:
pendientes mayores a 4.5%
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a b
c d
Conclusión
Se concluye que las ecuaciones matemáticas para estimar el valor de LS del modelo
RUSLE, son más precisas que las del modelo USLE para nuestros sistemas actuales,
ya que contempla la erosión en surcos y entre surcos.
El valor de LS obtenido por RUSLE, presenta una continuidad de los resultados en la
medida que aumenta la intensidad de la pendiente, mientras que el valor de LS
obtenido por USLE presenta discontinuidad o saltos a medida que aumentamos la
intensidad de la pendiente.
Recomendamos usar la fórmula de la RUSLE para calcular el valor de LS.
Consideramos necesario realizar mediciones a campo para corroborar que lo
observado en la teoría se adapta mejor a las mediciones reales.
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Agradecimientos
Bibliografía
Fernández Yuste, J; Gómez Sánz, V. & M Roldán Soriano. 2006. Los factores c y ls
en la RUSLE v.1.06 en su aplicación a la evaluación de la pérdida de suelo en la
cuenca alta del Río Cega (Segovia). Contraste de los resultados con los valores
obtenidos con USLE. Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Forestal. Avda.
Ramiro de Maeztu s/n. 28040. Madrid.
García Rodriguez, J. & M Giménez Suárez. 2009. Metodología para la Estimación del
Factor Topográfico, LS, de los Modelos RUSLE y USPED Bajo Entorno SIG. 5to
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septiembre de 2009 ISBN: 987-84936854-6-1
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Agricultural Research Service Handbook 537. 58 pp.
7
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Resumen
Introducción
En la provincia de Entre Ríos es de gran importancia el estudio del manejo del agua
superficial excedente, debido a las características del paisaje ondulado y a las
particularidades propias de los suelos poco permeables.
1
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del lote, es decir, que el Tc este representado por la suma del Tc en el trayecto del lote
hasta llegar a la terraza, más el Tc del paño de la terraza, más el Tc en el trayecto del
canal colector, con la misma fórmula propuesta por el SCS.
Otra propuesta es el método de cálculo hidrológico utilizado es HEC-HMS (Hydrologic
Engineering Center- Hydrologic Modeling System. USACE - US Army Corp of
Engineers. 2010), que es un modelo hidrológico de eventos desarrollado por el US
Army Corp of Enginners de los Estados Unidos. El HEC-HMS ha sido diseñado para
simular el proceso de precipitación escorrentía de cuencas con drenaje dendítrico.
Está compuesto de cuatro submodelos que ayudan a una mejor interpretación de la
realidad. Modelo de cuenca, modelo meteorológico, modelo de control y modelo de
tiempo. Define la precipitación que cae sobre la cuenca y sobre cada subcuenca,
define día y hora de comienzo y fin de la simulación, estima lámina escurrida, estima
caudal pico, hidrogramas, etc. Es un método sencillo y de gran aplicabilidad.
Algunos autores (Pardo Gomez y Marredo de León. 2009) utilizando el modelo de
cálculo hidrológico HEC,evaluaron el Tc y lo analizaron por sus componentes,
concluyendo que el Tc es igual a la suma del tiempo de concentración superficial (Ts)
más el tiempo de concentración superficial concentrado (Tsc) más el tiempo de
concentración concentrado (Tcc).
Estos componentes del Tc no los tiene en cuenta el método del SCS. El Ts tiene en
cuenta la rugosidad, la intensidad, longitud de la pendientey la lluvia máxima en 24
horas con una recurrencia de 2 años; pero no tiene en cuenta el manejo, el tipo de
suelo y humedad antecedente que si lo tiene en cuenta el SCS.
El objetivo de este trabajo es evaluar tres métodos de obtención del Tc y compararlos
en dos cuencas sin y con terrazas de evacuación. Y también evaluar si un campo con
terrazas aumenta o disminuye el Tc.
Materiales y Métodos
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cuenca 4 (imagen 2) el trayecto por la terraza y por el canal es mayor (339 y 530
metros respectivamente).
Se calculó el Tiempo de Concentración con tres metodologías:
1- Método del SCS recomendado por el Manual de Sistematización.
Tc= tr x 1.67
Se toma la longitud total del recorrido de la gota más lejana al punto de salida de la
cuenca y la pendiente media ponderada.
2- SOLUM. Utiliza la misma fórmula que el SCS, pero calcula el Tc final como la
suma del Tc1 en el paño entre terrazas más el Tc2 en el recorrido de la terraza
y el Tc3 del recorrido del flujo dentro del canal colector.
3- HEC. Utiliza la metodología del SCRN recomendada en el programa HEC
donde
Tc= ts+tsc+tcc
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V: velocidad, m/seg
R: Radio hidráulico.
C: factor de conversión.
S: Pendiente, m/m
n: coeficiente de rugosidad
Los supuestos utilizados para el cálculo del agua concentrada son,velocidades de 1,2
m/seg y 1,4 m/seg para Tsc y Tcc en la pendiente 2. De1,4 m/seg para Tsc y Tcc en la
pendiente 4. De 0,4 m/seg para el recorrido en la terraza y 1 m/seg para el recorrido
en el canal empastado.
Para obtener el Caudal pico se utilizó la fórmula del SCS recomendada en el Manual
de sistematización (Scotta et al., 1986):
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Resultados y Discusión
Imagen 1. Proyecto de sistematización de una cuenca del lote 2 del campo experimental de la
FCA UNER.
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Los resultados nos indican que con las tres metodologías de cálculo, la
sistematización con terrazas aumenta el Tc un entre 8 y 70 % dependiendo del método
de cálculo.
Sin terrazas el menor tiempo es con el método del SCS (0,26 h), seguido por HEC
(0.27 h) y muy distante, SOLUM (0.32 h).
Con terrazas el mayor es SOLUM (0,54 h), luego SCS (0.35) y el menor, HEC (0,29 h).
Grafico 1. Comparacion Tc sin terrazas (s/T) y con terrazas (c/T) para los tres metodos
evaluados, HEC, SOLUM y SCS.
Al hacer un análisis detallado del Tc, en ts, tsc y tcc, observamos que para el caso
donde no hay terrazas, con HEC, el ts y tsc son casi iguales y mayor a tcc; mientras
que con SOLUM sucede todo lo contrario.
Si analizamos el tratamiento con terrazas, con HEC observamos que el mayor tiempo
fue en el cauce (tcc), luego en el paño (ts) y por último en la terraza. En cambio para
SOLUM, el menor tiempo fue en el paño respecto al concentrado en la terraza (tsc) y
canal colector (tcc).
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0,60
0,50
0,40
Ts
0,30 Tsc
Tcc
0,20 Tc
0,10
0,00
HEC s/T SOLUM SCS s/T HEC c/T SOLUM SCS c/T
s/T c/T
Grafico 2. Comparacion del Tc sin terrazas (s/T) y con terrazas (c/T) para los tres metodos
evaluados, HEC, SOLUM y SCS. Ts: tiempo de concentración superficial. Tsc: tiempo de
concentración superficial concentrado. Tcc: tiempo de concentración concentrado.
La cuenca del lote 4, difiere de la del 2 principalmente por el mayor recorrido del flujo
en la terraza (339 metros versus 98 metros).
En este caso, cuando no hay terrazas (representado por la línea anaranjada en el
plano – Imagen 2) el recorrido de la gota más lejana es de un total de 440 metros,
dividido en 87 metros superficial (con 3,75 % de pendiente), mas 137 metros corre
como superficial y en surcos (con 5,2 % de pendiente) y más 216 metros concentrada
(con 1,4 % de pendiente)
Cuando se hacen terrazas (línea amarilla en el plano – Imagen 2), partiendo del mismo
punto, el recorrido total es de 925 metros (la gota recorre un 110 % más), dividido en
56 metros superficial (con 3,75 % de pendiente), más 339 metros en la terraza (0,32 %
pendiete) y concentrada en el canal en dos secciones (de 273 metros (con 2% de
pendiente) y 257 metros (con 1,4 % de pendiente).
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Imagen 2. Plano de sistematización del lote del campo experimental de la FCA UNER.
Como se observa en el gráfico 3, los tres métodos evaluados dan un mayor Tc con
terrazas 183 % promedio más que sin terrazas. Esto se debe al largo recorrido del flujo
por la terraza y luego por el canal colector.
La metodología propuesta (SOLUM), fue el que obtuvo el mayor valor de Tc (0,34 y
1.06 horas respectivamente).
Sin terrazas, tanto HEC como SCS, dieron menores resultados (0,18 y 0,25 h
respectivamente).
Mientras que con terrazas SOLUM dio el mayor Tc, seguido de HEC y SCS (0.46 y 0.7
h).
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Grafico 3. Comparacion Tc sin terrazas (s/T) y con terrazas (c/T) para los tres metodos
evaluados, HEC, SOLUM y SCS.
Si analizamos los componentes del Tc, sin terrazas, HEC tiene mayor ts respecto a tsc
y tcc; mientras que para SOLUM el mayor tiempo es el encauzado respecto al
superficial y surcos. Con terrazas, tanto para HEC como para SOLUM el mayor tiempo
es el que recorre en la terraza, seguido del canal colector y el flujo superficial entre
terrazas.
1,20
1,00
0,80
Ts
0,60 Tsc
0,40 Tcc
Tc (hs)
0,20
0,00
HEC s/T SOLUM SCS s/T HEC c/T SOLUM SCS c/T
s/T c/T
Grafico 4. Comparación del Tc sin terrazas (s/T) y con terrazas (c/T) para los tres metodos
evaluados, HEC, SOLUM y SCS. Ts: tiempo de concentración superficial. Tsc: tiempo de
concentración superficial concentrado. Tcc: tiempo de concentración concentrado.
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6,00
4,00
2,00 Cuenca 2
0,00 Cuenca 4
Gráfico 5: Caudal pico (m3/seg) en la boca de salida de las cuencas 2 y 4 con y sin terrazas
calculando el Tc con distintos métodos.
Conclusión
Agradecimientos
Bibliografía
Fernández Yuste, J.; V. Gómez Sanz & M.Roldán Soriano. 2006. Los factores C y LS
en la RUSLE V.1.06 en su aplicación a la evaluación de la pérdida de suelo en la
cuenca alta del Río CEGA (SEGOVIA). Contraste de los resultados con los valores
obtenidos con USLE. Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Forestal. Avda.
Ramiro de Maeztu s/n. 28040. Madrid.
García Rodriguez, J. & M. Giménez Suárez. 2009. Metodología para la Estimación del
Factor Topográfico, LS, de los Modelos RUSLE y USPED Bajo Entorno SIG. 5to
congreso forestal español. Montes y sociedad: saber que hacer. 21 a 25 de
septiembre de 2009 ISBN: 987-84936854-6-1
Gómez, R. P., & de León, N. M. 2009. El tiempo de concentración y el número de la
curva para obtener el hidrógrafo de una cuenca. Revista de Ingeniería Hidráulica y
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Raadsma, S; & F. Schulze. 1978. Sistemas de drenaje agrícola superficial, in
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Renard, K. G., Meyer, L. D., & Foster, G. R. 1997. INTRODUCTION AND
HISTORY. Predicting Soil Erosion by Water: A Guide to Conservation Planning with
the Revised Universal Soil Loss Equation (RUSLE), (703), 1.
Scotta E.; L. Nani; A. Conde; A. Rojas; H. Castañeira & O. Paparotti. 1986. Manual de
sistematización de tierras para control de erosión hídrica y aguas superficiales
excedentes. INTA EEA Paraná. Serie Didáctica Nº 17:3-4. ISSN 0325 – 8882.
Scotta E.; O. Paparotti; L. Nani; A. Conde; A. Rojas & H. Castañeira 1989. Manual de
sistematización de tierras para control de erosión hídrica y aguas superficiales
excedentes. Segunda edición corregida y aumentada. INTA EEA Paraná. Serie
Didáctica Nº 17:1-2. Segunda edición corregida y aumentada. ISSN 0325 – 8882.
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Wischmeier, W. H., & Smith, D. D. 1978.Predicting rainfall erosion losses-A guide to
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planning.
Zamarillo, E.; G. Larenze; M. Tito; M. Perez & Garat, M. 2008.Procedimiento para la
estimación de tormentas de diseño para la provincia de Entre Ríos.
12
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(1 )
INTA, EEA Manfredi, Ruta 9 km 636, Córdoba; (2) IAP Cs. Básicas y Aplicadas.
Universidad Nacional de Villa María, Córdoba; (3) INBA (CONICET/UBA) Facultad de
Agronomía, Buenos Aires.
* [email protected]
Resumen
El riego y los sistemas de labranzas afectan al contenido de carbono orgánico del
suelo (COS). Es conocido que la siembra directa produce un incremento del carbono
orgánico en los primeros centímetros del suelo. Respecto al riego el efecto no es tan
claro. El objetivo del presente trabajo fue cuantificar cambios del COS (total y
particulado) a causa de la aplicación de riego suplementario a un suelo cultivado bajo
SD. Sobre un experimento ubicado en INTA Manfredi, Córdoba, se evaluaron dos
tratamientos: irrigado (Ri) y secano (Sec). En 1996 (instalación experimento), se
muestreó el suelo en cuadrícula. En 2007 y 2013 se muestrearon sitios para
determinar la evolución del COS. Se observó una estratificación del carbono en
profundidad, tanto en Ri como en Sec. Al comparar entre tratamientos, solo se
observaron diferencias en el estrato superficial (0-5 cm), con valores de 2,59% de CO
en el tratamiento Ri y 2,12% en secano. Los mayores valores de carbono obtenidos se
debieron a mayores valores de las fracciones 53-200 micras y >200 micras. La
evolución temporal del COS mostró un incremento significativo en ambos tratamientos.
Hasta el año 2007 se pudo estimar un aumento diferencial del stock de CO en Ri
respecto a Sec del orden de 2,3 tn C/ha, equivalentes a 209kgC/ha/año. Analizando
hasta el año 2013 (17 años de riego), se observó que el incremento diferencial bajo Ri
disminuyó a 94 Kg C/ha/año. En el período 2007-2013, la tasa de acumulación de C
bajo Ri fue menor que en los primeros años, mostrando evidencias de que se podría
estar alcanzando un nuevo equilibrio de CO en el suelo bajo riego.
Introducción
1
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provocando una degradación del recurso suelo, pérdida de materia orgánica (MO),
nitrógeno total y fósforo y disminución de la estabilidad estructural e incremento del
escurrimiento superficial (Salas et al., 2005). Desde la década del 90 los sistemas de
labranza fueron cambiando hacia los llamados “conservacionistas”, dentro de los
cuales el de siembra directa (SD) es el más difundido en la región, cubriendo el 90%
de la superficie dedicada a agricultura en la provincia durante la campaña 2010/11
(Aapresid, 2012).
Por su parte, el uso de riego para suplementar períodos de déficit hídrico, surgió como
una tecnología con el objetivo de aumentar y estabilizar la producción de los
principales cultivos de la región. La adopción de esta técnica comenzó a ser
significativa desde mediados de la década del 90. En la actualidad, si bien la superficie
con riego es baja respecto al total agrícola provincial, su potencial de crecimiento es
muy importante teniendo en cuenta los promisorios resultados obtenidos respecto al
incremento de rendimiento de los cultivos (Martellotto et al., 2005). La superficie bajo
riego suplementario relevada al año 2014fue de 157 mil ha, principalmente con
sistemas de riego presurizados (e.g. pivote central, avance frontal y cañón regador)
(Salinas et al., 2015).
En general hay coincidencia en que la SD produce un incremento en los niveles de
carbono orgánico (CO) en los primeros centímetros del suelo(Unger, 1991; Buschiazzo
et al., 1998; Kay y VandenBygaart, 2002). Respecto al riego el efecto no es tan
claro.En estos sistemas la evolución del contenido de carbono orgánico del suelo
(COS) depende de la ocurrencia de dos procesos contrastantes. Por un lado, se
produce un incremento de los rendimientos de los cultivos regados, lo cual significa
mayor cantidad de residuos aportados al suelo y por lo tanto un incremento en el
contenido de COS (Lal et al., 1998; Gillabel et al., 2007). Por otro lado, bajo riego se
pueden acelerar las tasas de descomposición de los residuos y la mineralización del
COS, con incrementos del flujo de CO2 hacia la atmosfera. Esto se debería a un
incremento de la actividad microbiana, por una mayor cantidad de humedad disponible
en el suelo (Jabro et al., 2008; Sainju et al., 2008). Como consecuencia, las posibles
ganancias de COS bajo riego pueden ser de escasa magnitud o despreciables (De
Bona et al., 2008; Giubergia et al., 2013).
Es conocidoqueel contenido de materia organica total y sus fracciones son importantes
atributos de la calidad del suelo. Sin embargo, una gran parte de la MO es muy estable
y su variación sólo se observa luegode varios años o décadas.En cambio, las
fracciones lábiles son sensibles a los efectos de diferentesusos de la tierra y pueden
ser utilizadas como indicadores tempranos de la calidad de suelo (Six et al., 2002).La
estratificación de la MO producida por la ubicación superficial de los residuos
vegetales bajo SD es debida principalmente a un aumento de las fracciones lábiles de
la MO en los primeros centímetros del suelo;las fracciones más estables sufren poco
cambio frente al sistema de labranza (Álvarez y Steinbach, 2006). Bajo riego, son
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escasos los antecedentes de estudios del efecto sobre distintas fracciones de la MO.
Gillabel et al. (2007) midieron mayor stock de CO del suelo en riego, asociado
principalmente a un cambio en el carbono en la fracción entre 53 y 250 micras.
Si bien en los últimos años se registra un creciente número de trabajos de
investigación sobre la temática, los experimentos que hayan estudiado los efectos de
la aplicación de riego suplementario en suelos manejados bajo SD, son escasos. Por
ello, el objetivo del presente trabajo es cuantificar cambios del COS (total y
particulado) a causa de la aplicación de riego suplementario por un período de 17 años
a un suelo cultivado bajo siembra directa, en la RCC.
Materiales y Métodos
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Determinaciones
Concentración de CO, por el método de Walkley y Black (Nelson y Sommers
1982).
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Resultados y Discusión
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Tabla 2. Evolución del stock de carbono del sueloen el estrato de 0-20 cm, para las
situaciones riego y secano.
Stock CO (tn/ha)
Tratamiento
Año 2007 Año 2013
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Conclusiones
Agradecimientos
El presente trabajo fue realizado con fondos provistos por los proyectosPNSUELO-
1134042 (Aprovechamiento de residuos para aumentar el reciclado en el suelo.
Sumideros de carbono y emisiones del suelo) y CORDO-1262205 (Proyecto regional
del territorio agrícola ganadero central de la provincia de Córdoba) del INTA.
Bibliografía
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perteneciente al PAC II- zona centro. EEA INTA Manfredi (Ed.). Argentina.
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Universidad Nacional de Villa María; 2 Unversidad Nacional de Río Cuarto
Arturo Jauretche 1555 (5900) Villa María- Córdoba.
* [email protected]
Resumen
Los suelos sódicos del SE de Córdoba suelen presentar un crecimiento desigual en los
cultivos o pasturas en “parches” o “manchones”, siendo una delas causas relevantes,
la profundidad en que aparece el sodio y las sales, en niveles que afectan
negativamente a los cultivos. Como alternativa de rehabilitación se utilizan enmiendas
cálcicas. Los objetivos de este estudio fueron evaluar el efecto de yeso en dosis única
o fraccionada sobre propiedades de suelo y planta durante la última etapa de un
ensayo de larga duración. La investigación se llevó a cabo en un lote de 25 ha,
representativo del fenómeno de “manchoneo” en la zona de Villa María, Córdoba. El
suelo fue reclasificado como Haplustol tipico, con fases por salinidad y sodicidad. El
diseño utilizado fue en bloques al azar con tres repeticiones, en parcelas de 7x7m
ubicadas en sectores manchoneados. Los tratamientos, T: sin agregado de yeso, DM:
con aplicación única de 6000 kg ha-1 al inicio del ensayo (2005), DA: aplicando 2000
kg ha-1 de yeso en tres oportunidades (2005, 2008 y 2010). El yeso se aplicó en
superficie y al voleo. Las evaluaciones fueron a partir del último reenyesado (2010). Se
determinó pH1:2,5, CE1:1, RAS, Infiltración, Conductividad hidraúlica (K), Densidad
aparente, Resistencia Mecánica, producción de cultivos soja y alfalfa. Se hicieron
determinaciones en sector "normal" como situación de referencia en las variables del
cultivo de soja y en el último corte de alfalfa. El agregado de yeso tendió a mejorar las
propiedades de suelo y la producción de cultivos, especialmente en el tratamiento
DM,aunque la producción de granos y forraje no llegó a aproximarse al rendimiento de
la situación "normal". El régimen de precipitaciones y las bajas velocidades de
infiltación y K en estos suelos no contribuyeron para que la enmienda actúe en forma
satisfactoria.
Introducción
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Las precipitaciones son superiores a los 800 mm anuales, lo que permitiría realizar
cultivos en secano con buenos rendimientos en suelos "normales", cobrando entonces
esta problemática una especial relevancia.
Los suelos sódicos están sujetos a una degradación estructural severa en condiciones
de alto pH, presentando exceso de sodio intercambiable y baja concentración de
electrolitos, con arcillas que tienden a dispersarse. El nivel crítico de sodio
intercambiable que separa suelos con tendencia a la dispersión no está aún bien
definido y depende del tipo de suelo (Shainberg & Letely, 1984). Un suelo se considera
sódico cuando el porcentaje de sodio intercambiable (PSI) es superior al 15%,
respecto a la CIC. Aunque menores umbrales de sodicidad, 6% de PSI, son citados
para suelos australianos (Rengasamy, 1997), como asi también, para la región de Villa
y Río Cuarto (Milán et al., 2016). Este menor umbral se debe a la menor cantidad de
sales solubles en algunos suelos (Northcote y Skene, 1972), o un efecto de dispersión
de los agregados con valores de PSI <15% (Milán et al., 2016) .
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De este modo, mejora la utilización de los nutrientes por los cultivos, pudiendo
increntar la producción de los mismos. Aunque, con el paso del tiempo, este efecto
tiende a revertirse. Según Costa & Godz (1999), el yeso aumenta la concentración de
electrolitos a un nivel que permite la floculacion del coloide, manteniendo una
adecuada infiltración del agua. La reacción de dilución-intercambio toma calcio de la
solución del suelo, se produce una disolución adicional de yeso, que puede ser medida
por la conductividad eléctrica (CE), esta misma estaría en función lineal con el
contenido de sodio del suelo.
Materiales y Métodos
El clima del área es templado subhúmedo, con una temperatura media anual de 16,05
ºC, con una amplitud térmica aproximada entre el mes más cálido (enero) y el más frío
(julio) de 14.5 ºC. El régimen pluviométrico es monzónico, con una precipitación media
anual de 799 mm, con meses más lluviosos en verano y más secos en invierno (INTA,
1987).
Características de suelo
El suelo está clasificado como Haplustol éntico, perteneciente a la unidad cartográfica
Ot (Consociación serie Oncativo) (INTA, 1987). Aunque posteriormente fue
reclasificado como Haplustol tipico, con fases por salinidad y sodicidad (Hampp et al.,
2004), cuyas caracteristicas constan en las Tablas 1 y 2.
Ensayo
El ensayo de larga duración se inició en enero de 2005, en un lote de 25 ha. En ese
momento había una alfalfa (Medicago sativa L.) en su tercer año de implantación,
fuertemente “manchoneada” y los "manchones" invadidos por malezas, especialmente
gramíneas.
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fraccionada (DA) y dosis máxima o única (DM). En enero de 2005, se aplicaron 2000
kg ha-1 de yeso en DA y 6000 kg ha-1 en DM. Se reenyesó en abril de 2008 y en
diciembre de 2010, solamente en el tratamiento DA, aplicando 2000 kg ha-1 cada vez.
De esta manera DA se igualó a DM en el año 2010. La enmienda cálcica que se utilizó
fue yeso (CaSO4.2H2O) con una pureza del 67 % y se aplicó en forma manual,
superficial y al voleo.
Tabla1. Propiedades morfológicas de los suelos en las zonas "Normales" y en las zonas
"Manchón" (Bonadeoet al., 2006)
Situación “normal” Situación “manchón”
Horiz. Prof. (cm) Textura Estruc. Horiz. Prof.(cm) Textura Estruc.
A 0 – 26 Fran. Lim Bl. sa.me. A 0 – 24 Fran. Lim Bl. sa.me.
(cm)
Bw 26 – 37 Fran. Lim Bl. sa.me. Bwk1 24 – 43 Fran. Lim Bl. sa.me.
Bwk 37 – 55 Fran. Lim Bl. sa.me. Bwk2 43 – 66 Fran. Lim Bl. sa.me.
BCk 55 – 90 Fran. Lim Bl. sa.deb. Ck1 66 – 96 Fran. Lim Masivo
Ck > 90 Fran. Lim Masivo Ck2 > 96 Fran. Lim Masivo
Tabla2. Propiedades físico-químicas de los suelos en las zonas "Normales" y en las zonas
"Manchón" (Bonadeoet al., 2006)
Situación “normal” Situación “manchón”
Determinaciones
En este trabajo constan las determinaciones realizadas en la última etapa del ensayo
de larga duración, a partir del último reenyesado en 2010.
Se realizaron muestreos de suelo en dos profundidades (0-20 y 20-40 cm) con barreno
helicoidal, con un mínimo de dos piques por cada unidad experimental. Las muestras
de suelo fueron secadas al aire, para luego realizar las determinaciones
correspondientes en laboratorio. Así mismo, se realizaron determinaciones in situ y
muestreos de vegetación.
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-Conductividad eléctrica CE1:1 (en relación suelo:agua 1:1) (Richards, 1954) y pH1:2,5
(pH actual en relación suelo:agua 1:2,5) (Page et al., 1982). En 3 momentos: al inicio
(antes del reenyesado en DA) en diciembre de 2010, al año en 2011 y a los dos años
en 2012.
-Relación de adsorción de sodio (RAS) (Richards, 1954). En 2 momentos: al inicio
(antes del reenyesado en DA) en diciembre de 2010 y al año en 2011.
-Resistencia mecánica a la penetración (RM). En febrero de 2012. Se realizaron
tres mediciones por parcela, hasta los 50 cm de profundidad con penetrómetro tipo
Villegas ®, con cono de 30º y diámetro de 12 mm. Se midió el contenido de humedad
cada 10 cm hasta los 50 cm de profundidad.
-Velocidad de infiltración y conductividad hidráulica saturada (K). En marzo de 2013.
Se realizaron las mediciones a los 24 cm, en el segundo horizonte, que es donde
comienzan a diferenciarse entre situaciones, las propiedades características de esta
problemática (Bonadeoet al., 2006). Con permeámetro de disco de 120 mm, se
registraron lecturas hasta que las últimas cuatro no tuvieran una desviación mayor al
10% (Gil, 2006).
-Densidad aparente (DAP). Marzo de 2013. Se determinó en las dos profundidades (0-
20 y 20-40 cm) y en el mismo momento que se midió con el permeámetro. Las
muestras se extrajeron con un cilindro de acero de 7,8 cm de diámetro interior y 8,5
cm de altura (Klute, 1986).
fueron utilizados como referencia. Las muestras se llevaron a estufa a 60°C hasta
peso constante, para obtener el dato de materia seca (MS)(Kg m-2).
Resultados y Discusión
Evaluaciones en suelo
La CE1:1 en la profundidad 0-20 cm (Figura 1a) fue más baja en DM en todos los
momentos evaluados, aunque sin diferencias significativas entre tratamientos. DA
presentó los valores mayores en la profundidad 20-40 cm (Figura 1b) debido a que fue
el tratamiento que recibió la aplicación de yeso nuevamente en 2010 y se produjo una
disolución de la enmienda, evidenciada al aumentar la CE1:1con respecto al T.
Posiblemente el tratamiento DA al aplicarse en dosis fraccionada, no logró flocular el
coloide y por lo tanto la lixiviación de sales no fue importante. Según Bonadeoet al.
(2009b), el aumento de CE está directamente relacionada con la disolución del yeso.
La aplicación de yeso en una única dosis (DM) podría haber mejorado la estructura y
la porosidad que favorecieron la lixiviación de sales del suelo a través de los años de
la aplicación del yeso, con una mayor intensidad en el primer horizonte. Esto fue
registrado por Costa &Godz (1999) en un trabajo de similares características,
explicando que el mejoramiento de la infiltración producido por el yeso pudo ser la
causa que permitió el lavado de sales generadas por la aplicación de la enmienda.
Mantener una concentración de electrolitos suficientemente alta es de crucial
importancia, dado que favorece la circulación de agua, de la que depende el proceso
de recuperación.
-1
Figura 1. Conductividad eléctrica (CE1:1) (dS m ) en los diferentes tratamientos al inicio (CE 0),
al año (CE 1) y a los 2 años (CE 2) del reenyesado en DA: a) en la profundidad 0-20 cm y b) en
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la profundidad 20-40 cm. Letras comunes no son significativamente diferentes (p > 0,05) en el
mismo momento (color).
El agregado del yeso disminuyó el pH en DM y DA con diferencias significativas con
respecto al Testigo (T), en todos los momentos evaluados y en ambas profundidades
(Figura 2). Aunque, en DA al segundo año y en los 0-20 cm de profundidad no se
observan esas diferencias, con una tendencia de valor más alto de pH, provocado por
ser el único tratamiento que en 2010 se le agregó yeso (Figura 2a). Según Costa
&Godz (1999) en los tratamientos con yeso los sulfatos (SO4-2) predominan entre los
aniones, generando pH cercanos a la neutralidad, por ello DM al iniciarse con dosis
de yeso más elevada pudo disminuir su pH. En cambio, como el anión dominante en el
suelo del sitio experimental sin el agregado de yeso es el bicarbonato (HCO3-),
explicaría los mayores pH en el Testigo. Mientras que, las diferencias de pH más alto
en DA con respecto a DM, podría atribuirse a la completa disolución de yeso y lavado
de SO4-2, la cual, una vez ocurrida haría que el HCO3- sea nuevamente el anión
predominante.
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Figura 2. pH1:2,5 en los diferentes tratamientos al inicio (pH 0), al año (pH 1) y a los 2 años (pH
2) del reenyesado en DA: a) en la profundidad 0-20 cm y b) en la profundidad 20-40 cm. Letras
comunes no son significativamente diferentes (p > 0,05) en el mismo momento (color).
Figura 3. Relación de absorción de sodio (RAS) en los diferentes tratamientosal inicio y al año
del reenyesado en DA a) en la profundidad 0-20 cm y b) en la profundidad 20-40 cm. Letras
comunes no son significativamente diferentes (p > 0,05) en el mismo momento (color).
En cuanto a la RM, todos los tratamientos, salvo en los primeros 5 cm, superaron al
umbral o nivel crítico máximo de 2 MPa, establecido para la resistencia a la
penetración, por encima del cual las raíces de los principales cultivos dejan de crecer
(Álvarez y Taboada, 2008). DA presentó los valores más altos de RM hasta los 20 cm
y con diferencias significativas con respecto a T y DM hasta los primeros 10 cm. A
partir de los 25 cm se revierte la situación mostrando disminuciones en los
tratamientos con yeso, con diferencias significativas en esta profundidad con respecto
al testigo (Figura 4a y Tabla 3). La menor humedad del suelo en los tratamientos con
yeso, especialmente en los primeros 15 cm de DM con respecto a la misma
profundidad en T (Figura 4b), que se corresponden a mayor RM (Figura 4a), puede
explicarse por las curvas curvas de desorción observadas por Bonadeoet al. (2014),
donde se destaca el menor contenido hídrico a partir de succiones mayores a 1 bar
para los tratamientos con yeso. Ello, es consecuencia de la menor cantidad de poros
que retienen agua a partir de la mencionada succión. Efecto notorio, también a los 15
bares, es evidenciado por la menor cantidad de agua retenida a esta succión
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Prof. (cm) T DA DM
0-5 1,20 A 1,53 B 1,29 AB
5-10 3,22 A 3,88 B 3,16 A
10-15 3,48 A 3,77 A 3,74 A
15-20 3,40 A 3,34 A 3,2 A
20-25 3,22 A 3,00 A 3,22 A
25-30 3,51 B 2,79 AB 2,36 A
30-35 4,15 A 3,31 A 3,18 A
Figura 4. Resistencia mecánica en los distintos
tratamientos a) Determinación hasta los 50 cm 35-40 4,60 A 4,81 A 4,30 A
de profundidad b) Porcentaje (%) de humedad 40-45 4,87 A 4,90 A 4,67 A
en el momento de la determinación de la 45-50 4,62 A 4,85 A 4,57 A
Resistencia mecánica. (MPa) por profundidad
Medias con una letra común en la misma fila
o profundidad no son significativamente
diferentes (p > 0,05)
Luego de 2 años del último reenyesado en DA, se observa que infiltra más agua al
suelo en los tratamientos con yeso que en el testigo (T) y superando la dosis única
(DM) a la fraccionada (DA) (Figura 5). Esto se condice con los resultados de la Figura
6, donde DM con una K de 8,21mm h-1 se diferenció significativamente del T con 2,68
mm h-1 de K, mientras que DA obtuvo valores intermedios de 6 mm h-1 y sin diferencias
significativas con respecto a DM y T (Tabla 3). La menor velocidad de infiltración y la
menor K en T tienen coincidencia con una mayor RM en 20-40 cm (Figura 4). Las
mayores K en los tratamientos con yeso podrían explicarse por el aumento en la
concentración electrolítica (Figura 1b) y/o la disminución de la RAS con respecto a T
en la misma profundidad (Figura 3b). La concentración electrolítica es uno de los
factores que controla la K del suelo, la cual está directamente relacionada con el
contenido de sales y el lavado (Torrente, 2003), independientemente del efecto de los
cationes intercambiables. Cuando la concentración de sales en el agua que percola
está por debajo del valor de floculación, la dispersión de las arcillas, el movimiento de
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Figura 5. Velocidad de infiltración (mm h ) Figura 6. Conductividad hidráulica saturada (K)
-1
promedio en función del tiempo en los diferentes (mm h ) del segundo horizonte de suelo en los
tratamientos a partir del 2° horizonte. diferentes tratamientos. Letras comunes no son
significativamente diferentes (p> 0,05)
Para la densidad aparente (DAP) en ambas profundidades no se obtuvieron
diferencias significativas entre tratamientos. En la profundidad 20-40 cm hubo una
tendencia de disminución de la DAP en DA, luego de la última aplicación de yeso. DM
se mantuvo muy similar a T (Tabla 4), considerando nuevamente que DM a lo largo del
tiempo, estaría volviendo a su condición inicial. Mientras que DA, al activarse
nuevamente en el último reenyesado explica la disminución de la DAP, debido a que
produce un aumento en la macroporosidad del suelo (Greeneet al., 1988).
Tabla 4 .Densidad aparente del suelo (Mg m-3) en los diferentes tratamientos y profundidades
Profundidad (cm) T DA DM
0-20 1,34a 1,35a 1,38a
20-40 1,40a 1,35a 1,40a
Letras comunes no son significativamente diferentes (p> 0,05)
Evaluaciones en cultivo
En el cultivo de soja sembrado en el mismo momento del último reenyesado en DA, se
obtuvieron diferencias significativas entre la situación "normal" (N) o de referencia con
respecto a los tratamientos de la situación "manchón" (T, DA y DM), salvo en el
número de plantas en los tratamientos DM y DA (Tabla 5). El yeso podría haber
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En la misma fila o variable las medias con una letra común no son significativamente
diferentes (p > 0,05). Estas letras en mayúsculas y negro Test LSD Fisher entre T, DA
y DM. Letras en minúscula y rojo Test LSD Fisher entre T, DA, DM y N.
*Para estimar el rendimiento de soja por tratamiento se sumó el 13% de humedad
peso de seminllas a cosecha. El lote en su totalidad rindió 1270 kg ha-1 con una
humedad a cosecha del 13 % (Datos proporcionados por el productor).
Según FAO (2006), la soja es un cultivo medianamente tolerante a la salinidad (CEe 5
dS m-1 = CE1:1 de 2,8 - 3,6 dS m-1), al no superarse este umbral durante la implantación
del cultivo en ninguno de los tratamientos, se infiere que la producción no fue afectada
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por esta causa. Aunque sí, podría haberse afectado la producción vegetativa y
reproductiva, al superar los umbrales de pH 7,5, especialmente el tratamiento T
(Figura 2b). La soja tiene un intervalo mínimo óptimo de pH 6 a 7 y de rendimiento
satisfactorio con pH entre 4,5 y 7,5 (Azcarate y Kloster, 2012). Aún, en sectores N, el
pH supera estos umbrales luego de los 26 cm (Tabla 2), que ligado a las escasas
precipitaciones ocurridas en la campaña 2010-2011 podrían justificar los bajos
rendimientos obtenidos de 1270 kg ha-1 en todo el lote (Referencias de la Tabla 5).
Con respecto al cultivo de alfalfa, implantado al año y cinco meses del reenyesado en
DA, la producción de materia seca acumulada (MS Ac) de DM se diferenció
significativamente del T, mientras que DA obtuvo valores intermedios sin diferencias
significativas con los demás tratamientos (Tabla 6). En el 1° y 2° corte, la MS en los 3
tratamientos fue semejante (Figura 7 y Tabla 6), pudiendo deberse a que las raíces
aun no habían profundizado, explorando solo el horizonte superficial, con buenas y
similares condiciones. Luego, durante el 3° y 4° corte se observaron mejoras en la
producción de alfalfa en todos los tratamientos, debido a una época con mayores
precipitaciones. En el 4° corte, DM y T produjeron más forraje y con diferencias
significativas con respecto a DA, atribuido a las lluvias abundantes de esa época que
contribuyeron en disolver el yeso aplicado en DA dos años antes, provocando la
liberación de sodio de las micelas coloidales, que por la baja permeabilidad de estos
suelos, no pudo drenar. La disolución de yeso, además provocó en DA una mayor
CE1:1 (Figura 1) superando el umbral de tolerancia de la alfalfa (CEe 2 dS m-1 = CE1:1
de 1,1 - 1,4 dS m-1 ) por encima del cual empiezan a disminuir los rendimientos y
siendo clasificada como moderadamente sensible a la salinidad (FAO, 2006). A los 2
años, en el 5° corte, cae abruptamente la producción de alfalfa en todos los
tratamientos, por ser una época con déficit hídrico. DA es el tratamiento que produce
más MS en este corte seguido por DM y ambos se diferencian de T. Se infiere que DA
mantuvo su estabilidad con respecto a la eficiencia en el uso del agua, debido a que
en los cortes anteriores había producido menos forraje y podría haberse aclimatado
mejor para poder mantener el stand de plantas, y por ello en este corte pudo superar
en MS a los demás tratamientos. Por el contrario, el tratamiento DM con plantas más
grandes, con una gran demanda de agua, fue más sensible a las condiciones del
estrés hídrico, decayendo su producción, especialmente por muerte de plantas
(observado en los muestreos). Nilsen y Ocurtt (1996) explican que las plantas son
capaces de adquirir más agua o hacen un uso más eficiente de ésta y pueden ser más
resistentes al estrés hídrico al poseer mecanismos de aclimatación para esta situación.
Aunque, Sheafferet al. (1988) señalan que, no obstante, la alfalfa recurre a la
estrategia de poder acceder al agua en profundidad a través de su sistema radicular,
su resistencia a la sequía es deficiente y se ve rápidamente afectada por la escasez
de agua. En el 6° corte se mantienen estables DA y T, y se recupera DM, a causa de
las precipitaciones de esa época. Sin embargo, no hubo diferencias significativas entre
tratamientos en ese momento, pero se diferenciaron de la situación N, obteniendo esta
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0,19
*
0,16 -2
Tabla 6.Anava de materia seca (MS) (kg m ) de
MS (kg/m²)-T
Corte T DA DM N
0,09
DA DM T
3 0,11 BCD 0,12 CD 0,14 D SD
húmeda) en octubre 2012, 4° corte (época acumulada (MS Ac.) en todos los cortes
húmeda) en noviembre 2012, 5° corte (época
seca) en diciembre 2012, 6° corte (época seca)
en marzo 2013
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Conclusiones
Bibliografía
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17
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“Ordenamiento Territorial: un desafío para la Ciencia del Suelo”
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1
Agencia de Extensión Rural General Villegas 2 Estación Experimental Agropecuaria
General Villegas 3 Agencia de Extensión Rural Trenque Lauquen
* [email protected]
Resumen
Introducción
1
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En los últimos años, la producción nacional de leche bovina mostró una tendencia a la
intensificación en sus sistemas, expresados en aumentos de carga animal, mejoras en
la genética, mayor suplementación y calidad de los alimentos (Herrero et al., 2006).
Este incremento en el uso de los recursos, podría afectar algunas propiedades físicas y
químicas de los suelos de tambos. Las propiedades físicas podrían ser modificadas en
sistemas con pastoreo por el efecto del pisoteo de los animales debido a su mayor
carga instantánea; y en cultivos de maíz para silo, por el mayor tránsito de maquinaria
que impacta directamente en la porosidad del suelo. El estudio de algunas propiedades
físicas de los suelos podría evidenciar impedimentos físicos para el normal crecimiento
de los cultivos, o la reducción del tamaño de poros que provoca una disminución del
ingreso de agua de lluvia al perfil.
Este trabajo tiene por objetivo mostrar el avance de un estudio sobre el impacto de la
intensificación de las rotaciones forrajeras en las propiedades físicas en
establecimientos tamberos de la Cuenca Oeste de Buenos Aires, de dos situaciones de
manejo de lote diferente: cultivos de alfalfa (PP) o maíz para silo (Mz).
Materiales y métodos
2
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Entre los meses de marzo y junio del 2014, se realizaron las mediciones, en tres
estaciones de muestreo por lote. Se midió textura (de 0 a 20 cm) por el método del
hidrómetro de Bouyoucos, infiltración durante 120 minutos por el método de anillo
simple, densidad aparente (DA) con cilindros de 99,5 cm3 en capas de 10 cm de 0 a 30
cm de profundidad, y resistencia mecánica (RM) con penetrómetro de impacto (Cimmyt,
2013), en capas de 5 cm de espesor hasta los 40 cm de profundidad.Este es un estudio
de larga duración, en el que se repetirán los muestreos cada tres años; por lo que los
puntos de muestreo han sido georeferenciados.
Análisis estadísticos:
3
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Resultados y discusión
Textura
De acuerdo a la proporción de partículas de arena, arcilla y limo de los suelos, se
determinó que 17 de los 20 lotes son de textura franco arenosa, y los 3 restantes
arenosa franca (Tabla 1).
4
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Densidad aparente:
Los valores de DA variaron entre 1,33 y 1,47 g cm-3 (Figura 2). Esta propiedad tiene una
gran relación con la porosidad del suelo (Krüger et al, 2005) y generalmente el pisoteo
conduce al aumento de la densidad superficial del suelo (Denoia et al., 2000). En los
establecimientos 1, 5, 8 y 10 se observó mayor DA superficial (0-10 cm) en los lotes de
PP, mientras que en el establecimiento 2 mayor DA en Mz (p<0,05), sin encontrarse
diferencias en el resto de los establecimientos. En promedio los lotes de PP presentaron
mayor DA que los de Mz (p<0,05) con valores medios de 1,34 y 1,28 g cm-3,
respectivamente. Para la capa de 10-20 cm se observó mayor DA en PP en
establecimiento 8 y en Mz en establecimiento 9, mientras que en el resto de los
establecimientos resultó similar entre manejos. En promedio la DA de esta capa fue de
1,34 g cm-3 sin diferencias entre PP y Mz (p=0,98). Para la capa de 10-20 cm las DA
fueron similares entre manejo en 8 establecimientos, a excepción de establecimiento 9
donde resultó mayor para Mz y establecimiento 10 mayor para PP (p<0,05). En
promedio, la DA fue de 1,36 y 1,35 g cm-3 para PP y Mz, respectivamente, sin
diferencias significativas atribuibles al manejo (p=0,53).
Los valores de DA tienen relación directa con los de textura del suelo, modificando su
valor crítico de acuerdo a esta. Para suelos de textura franco arenosa, el valor crítico de
DA es 1,45 g cm-3, y para los de arenosa franca es de 1,49 g cm-3 (Almorox Alonso,
2007). En este estudio no se observó una relación significativa entre los valores de DA y
la textura de los lotes.
1,60
0 a 10 cm 10 a 20 cm 20 a 30 cm
1,50
Densidad aparente (g cm-3)
1,40
1,30
1,20
1,10
1,00
0,90
0,80
Pastura
Pastura
Pastura
Pastura
Pastura
Pastura
Pastura
Pastura
Pastura
Pastura
Maíz Silo
Maíz Silo
Maíz Silo
Maíz Silo
Maíz Silo
Maíz Silo
Maíz Silo
Maíz Silo
Maíz Silo
Maíz Silo
1 2 3 4 5 6 7 8 9 10
Figura 2: Densidad aparente en lotes de producción de Maíz para silo y Pastura, base
alfalfa, en diez establecimientos lecheros de la Cuenca Oeste de Buenos Aires.
6
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Resistencia mecánica
Con respecto a RM, valores menores a 2 MPa para suelos a capacidad de campo, no
resultan críticos para el crecimiento de las plantas (Richmond & Rillo, 2003). En los
sistemas evaluados, el valor más alto de RM obtenido fue a los 15 cm en el
establecimiento 1, el cual fue de 1 MPa (Tabla 3), valor muy inferior al valor crítico para
el desarrollo de los cultivos. En análisis conjunto de los establecimientos relevados no
se encontraron diferencias significativas (p<0,05) entre el manejo de lotes de Mz y PP
en esta propiedad edáfica.
7
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Conclusiones
Agradecimientos
Bibliografía
Cimmyt, 2013. Resistencia a la penetración. Guía útil para comparar las prácticas de
manejo de cultivo. Disponible en: http://repository.cimmyt.org/xmlui/handle/10883/4031
Acceso: 25/02/2016.
Denoia J, O Sosa, G Zerpa & B Martín. 2000. Efecto del pisoteo animal sobre la
velocidad de infiltración y sobre otras propiedades físicas del suelo. Facultad de
Ciencias Agrarias. Universidad Nacional de Rosario. Zavalla. Santa Fé. EN: Pastos 30
(1): p 129-141.
Di Rienzo J.A., Casanoves F., Balzarini M.G., Gonzalez L., Tablada M., Robledo C.W.
InfoStat versión 2015. Grupo InfoStat, FCA, Universidad Nacional de Córdoba,
Argentina. URL http://www.infostat.com.ar
8
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Krüger H, S Venanzi & E De Sa Pereira. 2005. Efecto del pisoteo por animales en
planteos de SD. Indicadores de calidad física de suelos. Boletín Técnico Nº 4. EEA
General Villegas.
Richmond P & S Rillo. 2006. Evaluación del efecto de la compactación por el rodado de
maquinarias sobre algunas propiedades físicas del suelo y el cultivo de trigo en siembra
directa. http://www.ipni.net/publication/ia-
lacs.nsf/0/02B1B9D56D66790A852579950079CF58/$FILE/6.pdf Acceso: 11/08/2014.
9
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1
AER INTA General Pico; 2EEA INTA General Villegas; 3 EEA INTA Marcos Juárez;
4
EEA INTA San Luis; 5EEA INTA Pergamino;6 AER INTA 9 de Julio.
* [email protected]
Resumen
El objetivo de este trabajo fue evaluar el aporte de los cultivos de cobertura (CC) al
stock de carbono orgánico del suelo (COS) y su fracción lábil y algunas propiedades
físicas edáficas, en ensayos instalados en suelos representativos de la región
subhúmeda y semiárida pampeana. Este trabajo resume estudios de 5 sitios
experimentales ubicados en 4 localidades de la región subhúmeda pampeana (Marcos
Juárez, Córdoba), (Pergamino, 9 de Julio y General Villegas, Buenos Aires) y una
localidad de la región semiárida (Buena Esperanza, San Luis) en donde se compararon
los valores de COS, carbono orgánico particulado (COP), densidad aparente (Dap), e
infiltración, entre tratamientos con y sin CC dentro de cada localidad. Los CC
aumentaron los contenidos de COS en la profundidad 0-5 cm en todas las localidades,
excepto 9 de Julio. En todas las localidades se observaron incrementos en los valores
de COP principalmente en los primeros 5 cm. Por otro lado, los CC disminuyeron la
Dapen la profundidad 0-5 cm en la localidad de 9 de julio. La infiltración acumulada fue
mayor en los tratamientos con CC en comparación con el testigo (entre 34 y 233%). Los
CC tienen la capacidad de mejorar las condiciones edáficas en el mediano y largo plazo.
En suelos arenosos la mejora de los contenidos de COS, COP y la infiltración por la
inclusión de CC son perceptibles desde el primer año. Las variables COP e infiltración
son sensibles para detectar una mejora en las condiciones edáficas promovida por los
CC, principalmente en los primeros 5 cm de profundidad, siendo de gran importancia
debido a su rol en los principales procesos de la interface suelo-atmósfera. La
intensificación de las rotaciones agrícolas con CC podría ser una opción viable para
incrementar la fertilidad edáfica de los agroecosistemas, contribuyendo a una mayor y
más consistente productividad.
Introducción
1
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2003; de Rouw et al., 2010). Estas mejoras pueden producirse en el corto, mediano o
largo plazo dependiendo de las variables a evaluar (Blanco-Canqui et al., 2015).
Mientras que la disminución de la población de malezas o la mejora de la actividad
biológica del suelo se puede visualizar en el corto plazo, las mejoras en los contenidos
de carbono orgánico del suelo (COS) y propiedades físicas asociadas pueden llevar a
un lapso de tiempo mayor. El objetivo de este trabajo fue evaluar el efecto de los CC en
secuencias agrícolas sobre las reservas de COS y su fracción lábil y algunas
propiedades físicas edáficas en suelos representativos de la región subhúmeda y
semiárida pampeana.
Materiales y métodos
CC Gram (avena y
centeno);
Argiudol CC Crucif (nabo y
Pergamino S-M 2005 colza); CC Leg 6
típico
(vicia y
vicia+avena) vs
testigo
CC (avena y rye
Hapludol grass) vstestigo 5
9 de Julio S-S 2005
Entico S/S
General CC (triticale) vs
Hapludol típico S-S 2003 8
Villegas 1 testigo
7
Hapludol CC (avena,
General
S-S 2005 centeno y raygrass) (8:
Villegas 2 thaptoárgico vs testigo infiltración
en
2
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centeno)
(*) corresponden a los años en que se realizaron las determinaciones de las variables
presentadas
Tabla 2: Contenidos de arcilla, limo y arena, y textura de la capa 0-20 cm de los sitios
experimentales.
Sitio Arena Limo Arcilla Textura
Marcos Juárez 7 68 25 Franco limoso
Pergamino 12 65 23 Franco limoso
9 de julio 65 27 8 Franco arenoso
General
57 29 14 Franco arenoso
Villegas 1
General
52 39 9 Franco
Villegas 2
Buena
84 11 5 Arenoso franco
Esperanza
En los distintos sitios de muestreo se determinó: carbono orgánico del suelo (COS)por el
método combustión húmeda (Nelson y Sommers, 1982) y carbono orgánico particulado
(COP) a través de fraccionamiento físico por tamaño de partículas según el método de
Cambardella y Elliot (1993) a 0-5, 5-10 y 10-20 cm de profundidad. En el sitio de
muestreo de Buena Esperanza estas determinaciones se realizaron en la profundidad 0-
20 cm. Se tomaron muestras de suelo para obtener la densidad aparente (Dap) con el
método del cilindro (Blake y Hartge, 1986)en las profundidades 0 – 5 cm, 5 – 10 cm y 10
– 20 cm. La infiltración acumulada se determinó con el método del anillo simple y se
expresaron los resultados en mm h-1. Se realizó un análisis de varianza (ANAVA)
utilizando el software InfoStat (Di Renzo et al., 2011) para las variables en estudio de los
distintos tratamientos por localidad y para comparación de medias se utilizó test de
Duncan (p<0,05).
Resultados y discusión
3
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Tabla 3: Valores medios de Carbono orgánico del suelo(g kg-1) en tratamientos con
(CC) y sin cultivo de cobertura (Testigo) en diferentes profundidades para las
localidades evaluadas.CC Gram= CC gramínea, CC Crucif= CC crucíferas, CC Leg= CC
leguminosa.
Prof. Marcos General General Buena
Pergamino 9 de Julio
(cm) Juárez Villegas 1* Villegas 2** Esperanza
CC Gram: CC Gram: CC Gram: CC Gram: CC Gram:
22,1 a 22,8 b 12,31 a 24,44 a 17,34 a
Testigo: CC Cru: Testigo: Testigo: Testigo:
19,4 b 22,9 b 12,36 a 17,39 b 14,27 b
0-5
CC Leg:
25,0 a
Testigo:
21,2 b
CC Gram: CC Gram: CC Gram: CC Gram: CC Gram:
15,8 a 16,8 a 10,12 a 10,34 a 12,78 a
Testigo:
Testigo: CC Cru: Testigo: Testigo:
12,13 b
5-10 14,7 a 16,2 a 9,70 a 10,25 a
CC Leg:
17,4 a
Testigo:
15,3 a
CC Gram: CC Gram: CC Gram: CC Gram: CC Gram:
13,3 a 13.3 a 7.87 a 12,32 a 11,16 a
Testigo: CC Crucif: Testigo: Testigo: Testigo:
13,5 a 13.2 a 7.85 a 11,34 a 10,80 a
10-20
CC Leg:
13.1 a
Testigo:
12.9 a
CC Gram:
0-20 6,4 a
Testigo: 4 b
Letras diferentes indican diferencias significativas (p<0,05).
*Lardone et al., 2012. **Girón et al., 2014.
4
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CC Gram Testigo
140
*
120 *
Infiltración acumulada (mm h-1)
*
100
80 *
60
40
20
0
9 de julio Marcos Juarez Buena esperanza Gral Villegas
Figura 1: Infiltración acumulada (mm h-1) en tratamientos con cultivo de cobertura (CC)
gramínea y sin CC en las localidades evaluadas.
*Indican diferencias significativas (p<0,05).
Sitio General Villegas: Lardone et al., 2014.
Conclusiones
Bibliografía
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1
Instituto de Investigación animal del Chaco Semiárido, INTA; 2 Cátedra de Edafología,
Universidad Nacional de Tucumán; 3 Estación Experimental Agroindustrial Obispo
Colombres
* [email protected]
Resumen
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Introducción
En los sistemas de producción del noroeste argentino, durante los últimos años, han
ocurrido importantes cambios en el uso de la tierra, caracterizados por un avance de la
agricultura sobre áreas boscosas, como así también, sobre aquellas ocupadas por
ganadería. La siembra directa (SD) ha sido un componente fundamental en el
corrimiento de la frontera agropecuaria hacia zonas consideradas desde el punto de
vista edáfico y climático menos aptas para la producción agrícola. Según datos de
AAPRESID, la superficie manejada bajo siembra directa ha crecido en el país desde 9
millones de hectáreas en 1999, a más de 25 millones en el año 2010. Sin embargo, a
pesar de que existen estudios que demuestran el deterioro de algunas propiedades del
suelo a medida en que se intensifica el laboreo del mismo (Ratan, 1993; Karlen et al.,
1994; Corbella, 2004; Sanzano et al., 2005), todavía subsisten grandes superficies
manejadas con laboreos convencionales (LC). La Llanura Deprimida Salina de Tucumán
(LDS) no escapa a esta realidad, y en los últimos años, se ha producido una conversión
de sistemas ganaderos a agricultura, es decir, un reemplazo de las pasturas por cultivos
como soja, maíz o trigo. Si bien existe bibliografía que sostiene que, la calidad de
muchos suelos de diversas áreas de nuestro planeta ha declinado significativamente
desde que sistemas pastoriles o forestales fueron paulatinamente reemplazados por la
actividad agrícola (Ferreras et al., 2007), el impacto de esta transformación en la región
todavía no ha sido evaluado.
2
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La materia orgánica del suelo (MOS) es, para numerosos autores, el indicador que
ejerce la influencia más significativa sobre la calidad del suelo y su productividad
(Galantini & Rosell, 2006; Corbella et al., 2006; Quiroga & Funaro, 2003; Campitelli et
al., 2010). No obstante, otros autores resaltan la importancia de evaluar un grupo de
propiedades del suelo, asociadas a la región de estudio, al encontrarse las variables
edáficas íntimamente relacionadas entre sí, como así también al verse influenciadas por
condiciones propias de la región (Larson & Pierce, 1991; Doran & Parkin, 1994; Seybold
et al., 1997). En ese sentido, el estudio de variables físicas y de físico-químicas resultan
de interés en sistemas agropecuarios de la LDS, dadas las características de la región:
napa freática de naturaleza salina a escasa o mediana profundidad, suelos de reacción
neutra a alcalina, y frecuentemente con tendencia a la salinización y/o sodificación.
(Zuccardi & Fadda, 1985).
En este trabajo se plantea como objetivo evaluar el efecto de cambio de uso de suelo
(transformación de sistemas ganaderos a la agricultura) a través del seguimiento de
indicadores de calidad de suelo de naturaleza químicas, físico-químicas y físicas en la
LDS de Tucumán.
Materiales y métodos
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Resultados y Discusión
En las tablas 1, 2 y 3 se observan los datos obtenidos para las distintas profundidades
(0-5, 5-20 y 20-40 cm, respectivamente), y todos los tratamientos estudiados
CO (g.kg-
Trat 1 CE (dS.m-1) pH DA (g.cm-3)
)
G 18,14 a 0,52 a 7,35 a 1,11 b
C-SD 17,29 ab 0,37 a 6,70 a 1,16 ab
M-SD 18,06 a 0,32 a 7,09 a 1,22 a
C-LC 12,76 b 0,50 a 7,73 a 1,25 a
M-LC 13,87 ab 0, 42 a 7,24 a 1,24 a
CO (g.kg-
Trat 1 CE (dS.m-1) pH
)
G 12,95 a 0,64 a 8,16 a
C-SD 13,09 a 0,44 a 7,69 a
M-SD 13,53 a 0,65 a 8,09 a
C-LC 9,34 b 0,58 a 8,11 a
M-LC 10,64 ab 0,59 a 8,00 a
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CO (g.kg- CE (dS.m-
Trat 1 1 pH
) )
G 6,05 a 1,14 a 8,92 a
C-SD 6,37 a 0,42 a 8,17 a
M-SD 6,33 a 0,89 a 9,10 a
C-LC 6,13 a 1,14 a 8,87 a
M-LC 5,65 a 0,89 a 9,34 a
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Conclusiones
Del conjunto de variables analizadas, CO fue el que se mostró más sensible a los
cambios de uso y prácticas de manejo. Se considera importante complementar las
evaluaciones de CO con determinaciones de fracciones lábiles del mismo, como CO
particulado dada la mayor sensibilidad esta fracción, lo que permitiría detectar de
manera más temprana las variaciones producto del manejo Si bien la CE no mostró
diferencias entre los tratamientos, se destaca la importancia de continuar su evaluación,
dada la relevancia de los problemas de salinización en esta región y a su estrecha
relación con las fluctuaciones de la napa freática.
Agradecimientos
Los autores desean agradecer al personal técnico y de apoyo del grupo de Sistemas de
Producción del IIACS, sin cuya colaboración este trabajo no hubiese sido posible.
Asimismo se hace extensivo el agradecimiento a la Cátedra de Edafología de la
6
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Universidad Nacional de Tucumán por facilitar las instalaciones de laboratorio para las
determinaciones realizadas.
Este trabajo se realizó con fondos de los proyectos INTA PNPA 1126073 y PNS
1134023
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1
AACREA; 2Facultad de Agronomia (UBA); 3Instituto de Suelo y Aguas – UNSa;
4
CONICET; 5Viluco S.A Sarmiento 1236 CABA; 011-4382-2076
* [email protected]
Resumen
Introducción
El aumento de la demanda de alimento, principalmente de China, y la posición clave de
América del Sur como productor de alimentos promovió la expansión de la producción
agrícola, siendo ésta el principal motor de la deforestación (Aide et al., 2012; Hansen et
al., 2013; Kastner et al., 2012).
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Desde fines de la década del ’70 se viene dando en el país un avance de la frontera
agropecuaria (Gasparri & Grau, 2009; Viglizzo & Jobbagy, 2010). El norte argentino
tiene una de las mayores superficies de bosque nativo el cual incluye más de la mitad
del llamado bosque Chaqueño y desde 1997 ocurrió un notable aumento de la superficie
desmontada, llegando a tasas del 1.5 y 2.5 % anual (Volante et al., 2009). Todo esto
causado por la introducción de la soja transgénica, la siembra directa (Lombardo &
Pescio, 2011), el inicio de un período húmedo en la Argentina (Grau, 2005) y la
liberación del tipo de cambio en 2001.
Materiales y métodos
Sitio de estudio
El estudio se llevó a cabo en las áreas con mayor tasa de deforestación de las
provincias de Salta, Tucumán y Santiago del Estero (Volante et al., 2009) en lotes
manejados actualmente bajo siembra directa a secano donde el principal componente
de la rotación es soja (Figura 1). Estas áreas se encuentran dentro de las siguientes
regiones naturales, de este a oeste:
Chaco subhúmedo: Ocupa una franja meridional que bordea el límite Este del
Chaco semiárido. Las precipitaciones anuales varían de 700 mm a 1000 mm. La
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temperatura media anual es de 21°C. Los suelos más representativos son los
Haplustoles y Argiustoles (Vargas Gil, 1988).
Chaco semiárido: Es una extensa llanura ubicada en la porción central del Chaco
sudamericano. Las precipitaciones oscilan entre 450 y 650 m. La temperatura
media anual es de 22°C. Los suelos son Haplustoles, Torripsamments,
Haplustalfs, Natracualfs y Torrifluventes (Vargas Gil, 1988).
Parámetros evaluados
Los parámetros evaluados fueron materia orgánica (MO), textura, año de desmonte,
precipitación y rotación. Los datos de materia orgánica y textura de los primeros 20
centímetros se tomaron de análisis de suelos obtenidos por grupos de investigación,
grupos CREA y empresas agropecuarias. El año de desmonte se extrajo del proyecto
“Monitoreo de desmontes en el Chaco Seco” disponible en la plataforma GeoINTA. Los
datos de precipitación anual se obtuvieron de los registros pluviométricos de cada
campo, y en los casos de no encontrarse estos datos se obtuvieron del mapa generado
3
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por INTA. Así se obtuvieron 450 sitios, cada uno con su dato de MO, textura, años de
uso y precipitación.
Resultados y discusión
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6 >20% arcilla
<20% arcilla
y = -0.306ln(x) + 3.7541
5 R² = 0.5597
MO (g kg-1)
1 y = -0.172ln(x) + 2.7387
R² = 0.1842
0
0 5 10 15 20 25 30 35 40 45
Años Postdesmonte
Figura 2. Relación entre el contenido de materia orgánica (MO) de 0-20 cm y los años
de postdesmonte.
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Por otro lado hay una relación inversa entre materia orgánica y porcentaje de arena (r=-
0.38 p<0.01). Las texturas gruesas retienen menor cantidad de agua, afectando la
productividad y por lo tanto en los aportes de carbono. Para atenuar la caída de MO en
suelos arenosos se debe recurrir a la incorporación de gramíneas en la rotación en más
del 50%. Sin embargo, en la región este porcentaje varía entre el 15% y el 75% (Figura
3).
Tabla 1. Correlación del contenido de materia orgánica (MO) con la textura y las
precipitaciones.
%MO
r p-valor
Años de Postdesmonte -0.52 <0.01
% arcilla 0.46 <0.01
% arena -0.38 <0.01
% arcilla + limo 0.38 <0.01
Precipitaciones 0.17 <0.01
% limo 0.17 <0.01
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Conclusiones
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EEA INTA General Villegas 2 Monsanto BioAg
* [email protected]
Resumen
Introducción
El cultivo de soja [Glycine max (L.) Merill] ocupa la mayor superficie agrícola de
Argentina, con una superficie implantada de aproximadamente 19,8 millones de
hectáreas (SIIA, 2016). En el noroeste de la Pcia de Buenos Aires este cultivo
representa alrededor del 70% de la superficie implantada con cultivos estivales
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Materiales y métodos
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En todos los tratamientos que incluyeron CC se usó la especie centeno (Secale cereale
L.), sembrado a mediados-fines de abril, a excepción de centeno en S6 en el período
2007 a 2010 cuando se sembró unos 15 días después que el resto de las secuencias
después de la cosecha de la soja de segunda.
El diseño del ensayo fue en bloques completamente aleatorizados (n=3). Los resultados
de P, S-SO4-2 y pH se analizaron mediante ANOVA y prueba de diferencias de medias
de LSD (p<0,05), mientras que para C total y C particulado, MS de los CC y
rendimientos de soja se emplearon modelos mixtos, seleccionando en base al criterio de
Akaike. El programa estadístico usado fue Infostat versión 2016 (Di Rienzo et al., 2016).
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Resultados y discusión
El aporte de MS de los CC varió entre 2719 y 7292 kg ha-1, con un promedio de 4989 kg
ha-1 para las 8 campañas evaluadas. Se observaron diferencias entre secuencias
(p<0,01) y campañas (p=0,03), sin interacción entre secuencias y campañas (p=0,52).
Los menores valores de MS se observaron en la secuencia S3, intermedios en S6 y
mayores para S5 y S4. La implantación tardía del CC en la S6 con antecesor soja de
segunda o menor eficiencia de implantación sobre maíz podrán haber incidido en su
menor producción de biomasa. La brecha en la producción de MS entre secuencias sin
(S3) y con fertilización (promedio de S4 y S5) se incrementó a lo largo del estudio
(diferencia de 20 y 40%, respectivamente, en campañas 2007 y 2014, respectivamente).
El agregado de N en macollaje del CC no incrementó significativamente la producción
de MS (S4 versus S5, p=0,91), (Tabla 1).
Tabla 1: Producción de materia seca de los cultivos de cobertura (CC) en kg ha-1 según
secuencias. S3= CC-soja/CC-soja sin fertilización, S4= CC-soja/CC-soja con reposición
de P y S en soja, S5= CC-soja/CC-soja con 46 kg N ha-1 en el CC y reposición de P y S
en soja, S6= rotación (2007 a 2010: maíz-trigo/soja-CC/soja y desde 2011 a 2015 maíz-
CC/soja-trigo/soja).
Secuencia 2007-8 2008-9 2009-10 2010-11 2011-12 2012-13 2013-14 2014-15 Prom
-1
(kg ha )
Rendimientos de soja
Los rendimientos de soja variaron entre 1582 y 5977 kg ha-1, con un promedio de 3541
kg ha-1 (Tabla 2). En el análisis en conjunto de las 8 campañas se detectaron diferencias
entre secuencias (p<0,05), sin interacción entre campañas (p=0,67). Los menores
rendimientos se observaron en la secuencia CC/soja sin fertilización (S3) y en los
monocultivos de soja (S1 y S2), rendimientos intermedios para CC/soja fertilizados (S4 y
S5) y mayores rendimientos medios en la soja en rotación (S6). La brecha de
rendimiento entre S2 y S6 fue en promedio de 332 kg ha-1 (9%), mientras que entre S3 y
S6 fue del 19%. En sistemas de monocultivo de soja la fertilización con PS no
incrementó significativamente los rendimientos de soja (S1 versus S2, p=0,50) pero sí
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Secuencia 2007-8 2008-9 2009-10 2010-11 2011-12 2012-13 2013-14 2014-15 Prom
(kg ha-1)
S2 2430 1964 3204 3860 2708 4406 4231 5438 3530 abc
Los niveles de S-SO42- resultaron muy bajos en todos los tratamientos y si bien se
observó una tendencia a menores valores para las dos secuencias sin fertilización (S1 y
S3), estas diferencias no resultaron estadísticamente significativas (p=0,18). En cuanto
a los niveles de pH de los suelos se observaron valores más bajos para la secuencia en
rotación (S6) respecto a los restantes tratamientos (p=0,08), posiblemente atribuido al
mayor uso de fertilizantes nitrogenados. Resultados similares fueron descriptos por
Lardone et. al., (2012a) en ensayos de larga duración en Marcos Juárez.
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(Mg ha-1)
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(Mg ha-1)
Conclusiones
Los rendimientos de soja fueron mayores en secuencias rotadas con maíz y trigo o en
combinación con CC y reposición de PS.
Los contenidos de COT y COP de los suelos se modificaron con las secuencias
evaluadas, con mayores valores para las secuencias con CC y reposición de PS y la
secuencia con participación de maíz y trigo.
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EEA INTA General Villegas; Área 1Producción Animal y 2Producción Agrícola y gestión
ambiental.,San Martín 26 (6230). Gral. Villegas (BA). Tel: 03388-423816
*[email protected]
Resumen
El objetivo del trabajo fue evaluar la producción de materia seca (MS) y algunas
propiedades edáficas en tres secuencias de cultivos forrajeros anuales y una pastura
base alfalfa, durante el período 2010-2013. El ensayo se realizó en INTA EEA Gral
Villegas (Bs. As.) sobre un suelo Hapludol Típico franco arenoso con 25,8 g kg-1 materia
orgánico (MO), 30,8 mg kg-1 de fósforo y pH 6,23. Se inició el 8/4/2010 con la
implantación de la pastura y los cultivos de invierno. Los tratamientos fueron: cebada
(Hordeum vulgare) para silo-soja(Glycine max) para silo (C/S), raigrás anual (Lolium
multiflorum) para pastoreo-maíz (Zea mayz) para silo (RP/M), raigrás anual para silo-
maíz para silo (RS/M) y una pastura de alfalfa y festuca alta como testigo (PP). En cada
tratamiento se determinó producción de MS. Los períodos se analizaron de noviembre a
octubre. En otoño de 2013 se tomaron muestras de suelo de 0-5, 5-10 y 10-20 cm para
determinar carbono orgánico total oxidable(CO) y particulado. Se midió infiltración,
resistencia mecánica a la penetración (RM) hasta los 40 cm de profundidad, humedad
edáfica y densidad aparente (DA) hasta los 30 cm. Las secuenciasaportaron más de 18
t MS ha-1 cuando las condiciones ambientales fueron adecuadas. Tuvieron menor
biomasa acumulada respecto a PP cuando la distribución de lluvias no fue homogénea y
la demanda atmosférica fue elevada. Al cabo de tres años se observó que RP/M y RS/M
alcanzaron las máximas producciones de MS ha-1(53,1 y 47,6 t ha-1 respectivamente),
sin diferenciarse estadísticamente RS/M de PP, C/S fue la menos productiva (36,7 t ha-
1
). Existieron diferencias en el CO solo en los primeros centímetros del suelo (0-5 cm), el
cual resultó mayor en PP. Se alcanzó la mayor lámina acumulada a los 80 min y la
mayor infiltración básica en PP.
Introducción
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El objetivo del trabajo fue evaluar la producción de materia seca y algunas propiedades
edáficas en tres secuencias de cultivos forrajeros anuales (verdeo de invierno + cultivo
de verano) y una pastura base alfalfa, durante el período 2010-2013.
Materiales y métodos
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los años en abril y los cultivos de verano en noviembre. Los tratamientos evaluados
fueron: cebada (Hordeum vulgare) para silo-soja para silo (C/S), raigrás anual (Lolium
multiflorum) para pastoreo-maíz para silo (RP/M), raigrás anual para silo-maíz para silo
(RS/M) y una pastura de alfalfa y festuca alta como testigo (PP). La pastura implantada
fue una alfalfa grupo 7 Patricia INTA con una densidad de 10 kg ha-1 y una festuca
Palenque Plus con 6 kg ha-1. Los verdeos de invierno fueron una cebada Scarlet con
una densidad de 90 kg ha-1 y un raigras anual Bill max con una densidad de 30 kg ha-1.
La soja utilizada fue DM 4970 a una densidad de 45 plantas m-2 y para maíz se utilizó un
DK 780, Duo 548 y DK 747 para el primer, segundo y tercer año respectivamente, con
una densidad de 7,6 plantas m-2. En todos los cultivos, excepto la pastura y la soja, se
realizaron fertilizaciones con urea (46-0-0), fraccionados entre la siembra (50 kg ha-1 de
N para todos los verdeos de invierno), después del primer corte (50 kg ha-1 de N para la
cebada y el raigras para pastoreo, y también se fertilizó en este momento el raigras para
silo), después del segundo corte (50 kg ha-1 de N en raigras para pastoreo) y en V6 en
maíz (100 kg ha-1 de N).
En otoño de 2013 se tomaron muestras de suelo estratificadas en las capas de 0-5, 5-10
y 10-20 cm para determinar el contenido de carbono orgánico (CO) total oxidable y
particulado (fraccionamiento físico por tamaño de partículas), se midió infiltración
(permeámetro de disco), resistencia mecánica a la penetración (RM; con penetrómetro
de impacto, en capas de 5 cm de espesor hasta los 40 cm de profundidad, Cimmyt,
2013), humedad edáfica (gravimétrica) y densidad aparente (DA; con cilindros de 137,41
cm3, en capas de 10 cm hasta los 30 cm de profundidad).
Resultados y discusión
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Figura 2. Temperaturas máximas diarias de enero de los años 2011-12-13. Valores registrados
por la estación meteorológica del INTA EEA General Villegas.
4
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El período 2011-12 fue totalmente distinto al primero por el mencionado déficit hídrico
estival, resultando el aporte de PP mayor que el de las secuencias (5,9 vs 12,0 t MS ha-1).
Este período fue particular ya que la producción de los maíces fue muy baja (4000 kg
MS ha-1 promedio). La soja ese verano se perdió y no se pudo resembrar, con lo cual
ese período no aportó MS a la secuencia correspondiente.
Tabla 1. Aporte de materia seca (MS) en toneladas por hectárea en los tres períodos productivos
y el acumulado de los 3 años para cada tratamiento. PP: pastura; C/S: cebada silo-soja silo;
RP/M: raigrás pastoreo-maíz silo; RS/M: raigrás silo-maíz silo
En lo que respecta a las evaluaciones edáficas, se pudo observar que a los 3 años de
establecido el ensayo existieron diferencias entre tratamientos en el CO solo en los
primeros centímetros del suelo (0-5 cm), el cual resultó mayor en la pastura (Tabla 2). El
CO es el atributo mayormente estudiado en ensayos de larga duración como indicador
de la calidad de los suelos y de la sustentabilidad de los mismos (Álvarez & Barraco,
2005). Cualquier sistema de cultivo que permita el crecimiento continuo o casi continuo
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Tabla 2. Contenido de Carbono orgánico total y particulado (%) del suelo a los 3 años de iniciado
el ensayo para cada tratamiento. PP: pastura; C/S: cebada silo-soja silo; RP/M: raigrás pastoreo-
maíz silo; RS/M: raigrás silo-maíz silo
Letras distintas en la columna indican diferencias significativas (P ≤ 0,05). Entre paréntesis error
estándar de la media.
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Figura 3. Lámina acumulada (mm) y Velocidad de infiltración (mm h ) para cada tratamiento. PP:
pastura; RP/M: raigrás pastoreo-maíz; RS/M: raigrás silo-maíz; C/S: cebada-soja.
Cabe mencionar que en este trabajo no se utilizaron animales para pastorear los
cultivos correspondientes, con lo cual en sistemas reales el impacto de la utilización de
las secuencias o la pastura sobre estas variables puede ser diferente. En trabajos
realizados por Krüger, et al. (2005) en suelos HapludolesTípicos y Énticos encontraron
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Figura 4. Resistencia a la penetración (MPa) y agua total acumulada en el perfil del suelo (mm)
al momento del muestreo, para cada tratamiento. PP: pastura; RP/M: raigrás pastoreo-maíz;
RS/M: raigrás silo-maíz; C/S: cebada-soja.
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Tabla 3. Densidad aparente (g cm ) en capas de 10 cm de 0 a 30 cm de profundidad para cada
tratamiento. PP: pastura; RP/M: raigrás pastoreo-maíz; RS/M: raigrás silo-maíz; C/S: cebada-
soja. Diferencias no significativas (p>0,05)
Tratamientos
Profundidad PP RS/M RP/M C/S
0-5 cm 1,33 1,25 1,23 1,23
5-10 cm 1,33 1,29 1,32 1,31
10-20 cm 1,25 1,28 1,29 1,27
Promedio 1,3 1,27 1,28 1,27
Conclusiones
A los tres años del ensayo, se pudo observar que la pastura mostró una mayor
capacidad de infiltración, como tambiéndiferencias del CO total solo en la capa de 0-5
cm de profundidad, mostrando algún indicio de sus beneficios en las propiedades del
suelo. Son necesarios más años de evaluación para poder detectar diferencias
significativas en otras propiedades edáficas.
Bibliografía
Cimmyt, 2013. Resistencia a la penetración. Guía útil para comparar las prácticas de
manejo de cultivo. Disponible en:
http://repository.cimmyt.org/xmlui/handle/10883/4031Acceso: 25/02/2016.
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Argentina. URL http://www.infostat.com.ar
García, SC & WJ Fulkerson. 2004. Opportunities for future Australian dairy systems: a
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Krüger, RH; S Venazi & E Sa Pereira. 2005. Efecto delpisoteo por animales en planteos
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Monsanto1 EEA Gral. Villegas 2, AER Pehuajó3, pasante AER Gral. Pico 4, AER Gral.
Pico4
* alvarez.cristian@ inta.gob.ar
Resumen
Introducción
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real es reducida en cultivos bajo riego, en los cuales se obtiene alrededor del 85 a 95%
del rendimiento potencial, mientras que en cultivos sin riego raras veces se superan el
50%. Según Aramburu Merlos et al., (2015), la brecha entre el rendimiento alcanzable
en secano en soja versus el obtenido por el productor es de 32%. Esto resalta la
necesidad de desarrollar tecnologías para mejorar la productividad de cultivos en
secano, ya que la posibilidad de incorporar nuevas tierras a producciones bajo riego es
limitada. Por otra parte, de acuerdo con varios autores, el avance genético ha llegado a
su límite en cuanto a su impacto sobre el rendimiento de los cultivos. Por este motivo se
plantea la necesidad de intensificar la agricultura. Según Cassman (1999) es necesaria
la “intensificación ecológica”, que consiste en sistemas de producción de altos
rendimientos que protegen la calidad de los suelos y del ambiente conservando los
recursos naturales. Si bien sería en la práctica imposible lograr todos estos objetivos en
la misma manera, el concepto de intensificación productiva utilizando conceptos
ecológicos provee un abordaje novedoso para vencer las barreras que causan las
brechas de rendimiento. Lobellet al., (2009) sugieren que una de las cuestiones a
resolver sería identificar el efecto que tiene la variación climática y la variabilidad de
suelos sobre la productividad potencial de un sitio. En cuanto a las condiciones de suelo
que afectan el rendimiento de los cultivos se puede distinguir entre factores físicos
(capacidad de retención de agua-CRA, densidad aparente-DA.) y nutricionales
(disponibilidad de nitrógeno-N, fósforo-P, etc.), A su vez, estos factores pueden ser
genéticamente determinados o pueden ser el resultado de procesos degradantes
causados por el uso del suelo. El manejo uniforme de cultivos no solo produce
disparidad de rendimientos y disminución de la rentabilidad de los cultivos, sino también
desencadena procesos de degradación de los suelos sometidos a usos y mane