Programas y Políticas de Evaluación Docente 1
Programas y Políticas de Evaluación Docente 1
Programas y Políticas de Evaluación Docente 1
Este libro fue sometido a dos dictámenes doble ciego externos conforme a los criterios
académicos del Comité Editorial del Instituto de Investigaciones sobre la Universidad y la
Educación de la unam.
Esta obra es producto del proyecto de investigacón “Evaluación docente: ls voz de los maestros”
y contó con el apoyo del Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación
Tecnológica, clave IN-400115, de la Dirección General de Asuntos del Personal
Académico de la UNAM.
Coordinación editorial
Bertha Ruiz de la Concha
Edición
Juan Carlos Rosas Ramírez
Edición digital
Jonathan Girón Palau
Diseño de cubierta
Diana López Font
Formación tipográfica
Juan Carlos Rosas Ramírez
9 Prólogo
Mario Rueda Beltrán
Primera sección
Un acercamiento conceptual a la evaluación de la docencia
35 ¿Es posible evaluar externamente la docencia?
María Bertha Fortoul Ollivier
51 La evaluación docente en educación básica: aportes teóricos
para esclarecer el campo
Tiburcio Moreno Olivos
Segunda sección
Programas de evaluación docente
79 Un acercamiento al Programa de Carrera Magisterial
Patricia Ducoing Watty
143 Carrera magisterial: una revisión de sus consistencias
e inconsistencias
Laura Rodríguez del Castillo y Claudia Bataller Salas
165 La evaluación universal: antecedentes, herencias y experiencias
Catalina Inclán Espinosa
197 La evaluación del desempeño en la educación básica mexicana
como regulación de la carrera docente
Yazmín Cuevas Cajiga
Tercera sección
Un mapeo de las políticas de evaluación docente
Reflexión final
10 M A R I O R U E DA B E LT R Á N
rentes tipos de modalidades –presencial, a distancia, multigrado–,
lo que influye en el amplio y diverso repertorio de necesidades y
perfiles de cada población atendida. La diversidad multicultural –no
considerada de modo suficiente por el sistema educativo– se expresa
en las políticas para la designación de profesores, quienes en muchas
ocasiones no dominan la lengua de la comunidad atendida; también
puede advertirse en la insuficiencia de materiales didácticos en la len-
gua propia, así como en la falta de condiciones de estabilidad laboral
del personal.
Otro ángulo interesante del conjunto de textos que conforman
el presente libro es la oportunidad de abonar a la discusión de las
funciones de la evaluación y de la conveniencia de realizar un aná-
lisis de las prácticas de evaluación. La información que arrojan es
sumamente valiosa, por lo general muy alejada de las prescripciones,
las cuales se derivan de las formulaciones teóricas dominantes en
el discurso académico y en aquéllas más difundidas a través del len-
guaje de las autoridades educativas.
Algunas de las consecuencias del mal uso de la evaluación –que
ya se adelanta en el texto– son el efecto nocivo en la motivación de
los docentes y la generación de desconfianza por parte de los parti-
cipantes en la actividad de evaluar.
Un elemento adicional, que surge de las ideas expuestas en este
libro, lleva a cuestionar la elevación de los procedimientos de evalua-
ción a rango de leyes, con todo lo que ello implica, particularmente
en el caso de los procedimientos técnicos de programas e instrumen-
tos para la evaluación que deben someterse a condiciones impuestas
por agentes ajenos al conocimiento técnico del quehacer evaluativo,
con consecuencias adversas para la calidad de los instrumentos y
programas de evaluación.
Asimismo, se aborda el análisis del papel de los conflictos polí-
ticos de ciertos actores involucrados en el campo educativo cuando
se plantean y ponen en operación procesos delicados, como la eva-
luación docente en cualquier nivel escolar. El diseño y la puesta en
marcha de este tipo de proyectos han estado asociados al papel pro-
tagónico de un líder, un movimiento sindical o un proceso electoral.
P R Ó LO G O 11
Destaca en los capítulos que integran esta obra los roles de los
diferentes actores del sistema educativo, individuos o agentes socia-
les nacionales y extranjeros, participantes en la definición de las po-
líticas y las estrategias para su implementación. Incluir este elemento
de análisis deja de manifiesto interrogantes acerca de las caracterís-
ticas de la influencia de diversos actores en acciones educativas del
presente y del futuro.
Sin duda, este libro aporta elementos para la discusión del papel
que puede desempeñar la evaluación, en general, y la de docentes en
particular, en el control o la mejora del sistema educativo.
12 M A R I O R U E DA B E LT R Á N
13
LA EVALUACIÓN DE LA DOCENCIA:
UN RECUENTO DEL CAMINO ANDADO
1 Recordemos que los primeros resultados del Estudio de las Tendencias en Matemáticas y
Ciencias (TIMSS, Trends in International Mathematics and Science Study), de la International
Association for the Evaluation of Educational Achievement, en el que participó por primera
vez México, fueron ocultados al público. El TIMSS, además de analizar el desempeño de los
alumnos en matemáticas y ciencias, efectuó comparaciones entre los países participantes.
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del Estado, paralelamente a la ampliación y extensión de funciones
que le han sido confiadas y que van, algunas, más allá de los muros
del aula.
En el Foro Mundial sobre la Educación 2015, que se celebró en
Incheon, Corea,2 se subrayó la urgencia de “aumentar sustancial-
mente la oferta de maestros calificados, especialmente en los países
menos adelantados y los pequeños Estados insulares en desarrollo”
(unesco et al., 2016: 21). Para este efecto, se puntualizó que:
2 En este foro, impulsado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la
Ciencia y la Cultura (UNESCO), junto con el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia
(UNICEF), el Banco Mundial (BM), el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD),
la Organización de Naciones Unidas Mujeres, el Fondo de Población de las Naciones Unidas
(UNFPA) y el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), con la
participación de 160 países, se acordó la Declaración de Incheon y el Marco de Acción para
poner en marcha el Objetivo 4 de Desarrollo Sostenible: “Garantizar una educación inclusiva
y equitativa de calidad y promover oportunidades de aprendizaje permanente para todos”
(UNESCO et al., 2016: 20).
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ción obligatoria, efectuada regularmente, consiste en el juicio que
se emite acerca de su trabajo, con el cual se pretende “controlarlos
o ayudarlos a mejorar su rendimiento” (Comission européenne/
eacea/Eurydice, 2013: 97). Esta evaluación puede desplegarse en el
marco de la evaluación de las instituciones, o bien llevarse a cabo
de manera independiente.
Respecto de América Latina, la unesco (2017a) declaró que “es
así como las políticas públicas para el sector docente están entre las
prioridades establecidas por la Declaración de Buenos Aires, com-
promiso emanado de la reunión regional de ministros sobre la Agenda
2030”, al considerar que “los maestros son la fuerza más influyente
para la equidad, el acceso y la calidad en la educación y representan
la clave para el desarrollo sostenible del planeta” (unesco, 2017b).
Efectivamente, los ministros de educación latinoamericanos ya se
habían pronunciado al respecto al ratificar:
3 Entre los autores que más han abordado la profesión docente destaca Alberto Arnaut, quien
con sus diversas contribuciones ha posibilitado la comprensión de la temática y animado al
debate. Destacan de sus trabajos, entre otros, Historia de una profesión (1998); Origen, situa-
16 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
En estos países, la evaluación de la docencia se ha articulado con el
ingreso al servicio, a la permanencia, al ascenso de nivel, al desempe-
ño de los profesores o a los estímulos; sin embargo, es posible distin-
guir dos posiciones distintas respecto del resultado de la evaluación:
mientras en algunas naciones se condiciona la plaza magisterial al
resultado (Chile, Colombia y actualmente México), en otras, como
Cuba y Bolivia, la evaluación no tiene efecto sobre la permanencia
en el servicio.
Al igual que los países de la región, México ha considerado a los
docentes como actores clave para avanzar en la nueva Agenda de
Educación 2030, pero se distingue porque ya cuenta con una am-
plia experiencia en materia de políticas públicas que se destinan a
la mejora de su desempeño, las cuales han experimentado transfor-
maciones relevantes en su camino, que ya tiene más de dos décadas,
además de estar acompañadas por diversos programas que evalúan
o controlan la docencia de la educación básica.
Durante la presidencia de Carlos Salinas de Gortari (1982-
1988), el despegue de las políticas modernizadoras –entre éstas la de
educación, que estuvo acompañada de su evaluación– precedieron
el ingreso del país a la Organización para la Cooperación y el De-
sarrollo Económicos (ocde) en mayo de 1994, cuando se aceptó a
México como miembro número 25 del organismo.
La intención de este volumen es documentar los diversos pro-
gramas y las políticas que el Estado mexicano ha puesto en mar-
cha en materia de evaluación de los profesores de educación básica,
proceso que se ha incrementado en una evidente tendencia hacia
el control de los docentes y de su trabajo en diferentes ámbitos. Se
trata de un recuento general de lo que sucedió en el país respec-
to de la tentativa de evaluar a los docentes y sus correspondientes
consecuencias no sólo a nivel salarial, sino en cuanto a su situación
laboral y desarrollo profesional que, sin duda, significó una ruptu-
ción actual y perspectivas de la profesión docente en México (2007); “Educación”, en Los grandes
problemas de México, t. VII (2010); “Los maestros de educación básica en México: trabajadores
y profesionales de la educación”, en Notas para el Seminario organizado por el CIDE, BID y
el Senado de la República, 13 de junio (2013); El sistema de formación de maestros en México.
Comunidad, reforma y cambio (2004).
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ra drástica e histórica en relación con el tradicional control que el
Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (snte) había
ejercido durante varias décadas sobre el ingreso y la permanencia
del magisterio a nivel nacional. En efecto, pese a las resistencias y la
oposición de muchos de los agremiados, y al despojar al snte de
la hegemonía que se atribuyó durante muchos años, actualmente el
Estado es quien tiene en sus manos la evaluación de los docentes y,
por tanto, su elección, ingreso, permanencia y promoción.
Desde nuestra perspectiva, la lógica de la “evaluación” mexica-
na plantea varias tensiones:
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tema, el desarrollo de las secuencias de enseñanza, así como
las formas de verificar los aprendizajes, los planes de clase (las
programaciones semanales, mensuales o ambas) y, por lo tanto,
no se puede atender cuidadosamente el trabajo que despliegan
los alumnos, tan complejo como aquel de los docentes. La fo-
calización de las acciones del profesor poco puede evidenciar
respecto de los procesos de aprendizaje de los alumnos. Por el
contrario, si se toma como eje central los aprendizajes de los
alumnos, habrá que analizar sus habilidades, competencias, dis-
posiciones y desempeños durante la clase: sus reacciones ante la
intervención del docente, capacidades para analizar, comparar,
deducir, inducir, concluir, aplicar, resolver y plantear problemas,
enfrentar situaciones, tomar decisiones, argumentar, entre otros
muchos aspectos, elementos que sin duda pueden representar
insumos fundamentales para redefinir, reorientar y transformar
las estrategias de los docentes. Desde esta perspectiva, ambos
ejes parten del reconocimiento de la enseñanza, por un lado, y
del aprendizaje, por otro, como procesos que se caracterizan por
su complejidad y dinamismo, a la vez que por su singularidad y
temporalidad. Otro sería el eje centrado en resultados con base
en pruebas aplicadas a gran escala que, lejos de analizar proce-
sos, busca la verificación de saberes a partir de un referente ya
elaborado, estrategia que metafóricamente y a semejanza de una
fotografía, estatifica el desempeño de los alumnos, lo que impide
recoger los procesos; es decir, lo que está en desarrollo, en movi-
miento, en evolución, lo único e irrepetible, lo que no se puede
detener, como la enseñanza y el aprendizaje.
c) La evaluación, herramienta legitimadora de la meritocracia. Los
programas evaluativos que se han aplicado en el país se fun-
dan en un sistema meritocrático, como el de las empresas, que
valoran y otorgan premios o castigos a los docentes, o a los
empleados, según su desempeño. Si el pago por desempeño ha
sido parte de la cultura empresarial, en educación llegó para
quedarse en todos los niveles del sistema educativo, al devenir
en elemento constitutivo de las instituciones educativas para
regular y controlar tanto la vida académica como la carrera del
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profesorado. No se trata sólo de un instrumento de premios y
castigos, sino de una filosofía empresarial que diferencia a los
empleados, y que se trasladó al ámbito educacional.
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P rimera sección : un acercamiento conceptual
a la evaluación de la docencia
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El objetivo del autor es abordar las principales bases teóricas
que sirven de fundamento para construir un paradigma integrador
de la evaluación docente en la educación básica. Además, busca
contribuir al debate conceptual de la evaluación docente, con el fin
de problematizarla y dilucidar algunos de sus aspectos clave, ante
la ausencia de un marco teórico bien definido y compartido por la
comunidad científica que investiga el tema. A decir de Moreno, el
esclarecimiento teórico es esencial para cimentar el diseño y el de-
sarrollo de cualquier modelo o sistema de evaluación docente que
se pretenda implementar. Asimismo, subraya que es innegable la
relevancia que la evaluación de los maestros ha alcanzado en las
últimas dos décadas en México, al convertirse en uno de los asun-
tos más complejos, polémicos y controvertidos de la actual reforma
educativa. Aunque este interés por la evaluación del magisterio tie-
ne una vieja data, sin duda, es en años recientes que ha alcanzado
su punto más álgido.
La evaluación de los alumnos y de los profesores constituyen dos
campos en los que se cuenta con mayor experiencia en materia de
evaluación, señala Moreno. No obstante, aunque en el plano del dis-
curso se exalta la importancia del proceso evaluativo, es frecuente
que las prácticas evaluadoras estén marcadas por la superficialidad,
la homogeneización y un escaso conocimiento teórico-metodológico.
El autor puntualiza que la evaluación docente en México es un claro
ejemplo del mal uso que, en diversas ocasiones, se ha hecho tanto
del proceso como de sus resultados lo cual, en lugar de contribuir
a una mejora de la educación, ha producido el efecto contrario y
ha minado la motivación de los participantes y de otros actores del
campo educativo, además de generar desconfianza hacia la evalua-
ción misma.
22 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
los presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de
León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique
Peña Nieto, con el anhelo de evaluar a los profesores de la educa-
ción básica. El primero de estos trabajos es de Patricia Ducoing,
quien efectúa una revisión detallada del Programa de Carrera Ma-
gisterial, el más relevante no sólo por haber sido el que marcó un
hito en la historia del magisterio de la educación básica, sino por-
que su operación se extendió por más de dos décadas; un segundo
texto, cuya temática es también el mismo programa, pero desde
un análisis de sus consistencias e inconsistencias, es de la autoría
de Laura Rodríguez y Claudia Bataller; el tercer texto, dedicado al
Programa de Evaluación Universal, es cuidadosamente aborda-
do por Catalina Inclán; finalmente, Yazmín Cuevas presenta en un
análisis sobre la evaluación del desempeño de los profesores a partir
de la promulgación de la Ley del Servicio Profesional Docente.
El primero de esta sección, a cargo de Ducoing, es el tercer ca-
pítulo del presente volumen y lleva por título “Un acercamiento al
Programa de Carrera Magisterial”. Con la intención de revisar el de-
sarrollo de este programa, la autora efectúa una sistematización del
mismo a partir de una mirada retrospectiva que cubre sus 20 años
de operación. Después de un breve análisis sobre el contexto en la dé-
cada de 1990, cuando se evidenciaron algunos conflictos por parte
del sector magisterial y la Secretaría de Educación Púbica (sep), la
autora organiza su trabajo con base en una periodización, acotada
por la temporalidad y los momentos que marcaron los cambios rele-
vantes en su implementación, que son los siguientes:
El primer periodo corresponde al despegue del programa y va
de 1993 a 1997 y es el de la institucionalización, que acordó la pro-
pia sep y el snte, con base en un discurso que revaloró la función
docente y la asignación de estímulos salariales a quienes voluntaria-
mente se adscribieran. Se especifica la lógica del programa a partir
de su estructura –factores y puntajes– de sus modalidades, caracte-
rizadas por vertientes –para docentes, para directivos, para personal
de apoyo–, y se presentan algunos de los resultados que obtuvieron
los maestros.
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El segundo periodo, el auge del programa, corresponde al pe-
riodo 1998-2010, del cual se revisan y reformulan los lineamientos
reguladores. Se presenta la comparación entre el formato puesto en
marcha en el periodo precedente y el actual. Ésta es la fase más ex-
tensa que cubre el programa y, en consecuencia, la que concentró la
mayor participación de los docentes. También se integran aquí los
resultados referentes a la población que por vertientes participó, así
como los puntajes obtenidos en algunos de los factores que se consi-
deraron durante este lapso a partir de la nueva normatividad.
La consolidación del programa corresponde al último periodo
de operación, tan sólo de 2011 a 2013, debido a que, en este último
año, se promulgó la Ley General del Servicio Profesional Docente,
a partir de la cual quedó destituido éste. Es la fase más corta y de
menor presencia del magisterio, cuyos resultados no se reportan en
las fuentes consultadas en las etapas anteriores. También se incluye
un análisis comparativo sobre la estructura de las tres emisiones que
experimentó el Programa.
El texto de Rodríguez y Bataller, “Carrera Magisterial: una re-
visión de sus consistencias e inconsistencias”, es el segundo de esta
sección y se ubica como capítulo cuarto del libro. Las autoras inician
con un breve repaso sobre la trascendencia y el alcance que tuvo esta
experiencia mexicana, expresados de alguna manera por la diversidad
de investigaciones, reflexiones teóricas y trabajos de corte empírico
que académicos, maestros, investigadores, en lo particular, así como
diversas instituciones y organismos nacionales y supranacionales le
dedicaron, así como por sus implicaciones para la vida del magisterio.
En un primer apartado, Rodríguez y Bataller revisan algunas de
las acepciones atribuidas a los términos “consistencia” e “inconsis-
tencia” en diferentes ámbitos, con un enfoque en el de la educación,
para después analizar algunos factores del programa.
Como las autoras puntualizan, la misma comisión responsable
emanada de la sep y del snte, reconoció la presencia de consisten-
cias e inconsistencias en la versión inicial de los Lineamientos Gene-
rales del Programa (1993), por lo que, en la segunda edición (1998),
intentaron superar las incoherencias y las debilidades que detectaron
24 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
a lo largo de los cinco primeros años en que se había puesto en mar-
cha. No obstante, y a pesar de la revisión y el intento de superar las
primeras directrices –como detallan las autoras–, se pueden hallar
ciertas inconsistencias entre sus nociones de calidad educativa y los
factores y puntajes conforme a las diferentes vertientes configuradas.
Especial atención dedican al factor aprovechamiento escolar, en
virtud de que fue conceptuado como un elemento definitorio que,
durante las reformulaciones de los lineamientos, cobró una impor-
tancia cada vez mayor en éste y en los programas que le sucederían,
como el de Estímulos a la Docencia, Evaluación Universal y el ac-
tual, el Servicio Profesional Docente. La priorización de este factor
obedece, como sabemos, a las recomendaciones de los organismos
internacionales y, en específico, de la ocde.
Enseguida, Rodríguez y Bataller exploran las consistencias de
las pruebas que se diseñaron explícitamente para valorar el aprove-
chamiento escolar de los alumnos y, para cerrar el capítulo, expresan
algunos cuestionamientos.
El quinto capítulo, tercero de esta sección, a cargo de Inclán, y se
denomina “Evaluación Universal: antecedentes, herencias y experien-
cias”, con alusión al programa que bajo esta denominación se ofreció
también a docentes en ejercicio, a directivos y a personal de apoyo,
esto es, al considerar las tres vertientes que se definieron en la Carrera
Magisterial. A diferencia de los otros programas, éste se plantearía
como obligatorio –aun cuando nunca se concretó la obligatoriedad– y
estaría destinado a la mejora de la enseñanza por parte de los maes-
tros, tal como se formulara en el correspondiente Acuerdo:
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Instaurado en 2011, su vigencia fue de tan solo un año, puesto
que sería suspendido en 2013, cuando se aprobó la Ley del Servicio
Profesional Docente. Si bien se había previsto su implementación
por etapas (2012 en primaria, 2013 en secundaria, 2014 inicial, pre-
escolar y especial), sólo se logró una primera aplicación en educa-
ción primaria.
El Programa de Evaluación Universal representa la versión más
consistente que los otros programas experimentados en el país, al
recoger las experiencias y sus aciertos, además de enfrentar e inten-
tar superar los problemas de aquéllos, bajo las directrices políticas
y las recomendaciones de la ocde. En esto radica su importancia.
La autora inicia su texto con una reflexión sobre las políticas y,
particularmente, sobre las políticas públicas en educación, así como
de su puesta en marcha a partir de acciones y programas para su
implementación; posteriormente aborda los antecedentes de este
programa, donde destaca el relativo a la Carrera Magisterial y el
mecanismo que se instauró para acceder a una plaza de profesor, lla-
mado Concurso Nacional para el Otorgamiento de Plazas Docentes,
en cuya definición participó el Centro Nacional de Evaluación para
la Educación Superior (Ceneval).
Inclán explica el contexto en que surgió la Evaluación Universal,
tanto en el escenario nacional como en el internacional. Destaca la
intervención de la ocde en la determinación de las políticas de edu-
cación y de formación del profesorado, señalando que mientras Ca-
rrera Magisterial no atendió las recomendaciones de este organismo,
el Concurso Nacional para las plazas sí representó un primer paso
para avanzar en esta línea, aunque no fue sino hasta 2013 cuando
dichas recomendaciones se formalizaron.
En los apartados subsiguientes, Inclán subraya algunos rasgos
del programa con base en el acuerdo que para tal efecto se firmó
entre la sep y el snte –como todos los convenios de educación que se
pactaron durante las diferentes administraciones gubernamentales–
y precisa los componentes de la Evaluación Universal, las instancias
a cargo de las diferentes actividades, la conformación del Grupo Di-
rectivo y Técnico para el Diseño de la Evaluación Universal, los gru-
pos técnicos para su desarrollo, los perfiles de docentes y directivos
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de primaria regular e indígena, así como los resultados obtenidos.
La autora cierra este trabajo con un análisis crítico acerca de este
programa junto con los que le precedieron.
El cuarto trabajo de esta sección, relativo a los programas de
evaluación, lo presenta Yazmín Cuevas con el título “La evaluación
del desempeño en la educación básica mexicana como regulación de
la carrera docente”, en el cual analiza este aspecto como un elemento
constitutivo de la reforma que emprendió la administración de Peña
Nieto en 2013. A partir de esta reforma se definió el concurso de
oposición como la única ruta para incorporarse al servicio docente;
además, se estableció la obligatoriedad de la evaluación para con-
servar la plaza, sea como docente o personal directivo, supervisor o
de apoyo.
Cuevas inicia con una caracterización de las prácticas de eva-
luación del desempeño docente en su vinculación con las nocio-
nes de calidad de la educación, para introducir posteriormente el
análisis del servicio profesional docente de conformidad con la ley
que lo reglamenta. Desde entonces, el ingreso, la permanencia y la
promoción de los docentes de la educación básica queda supedita-
do a la evaluación del desempeño de los profesores, regulando, de
esta manera, la carrera del personal magisterial con base en perfiles,
parámetros e indicadores que aprueba el Instituto Nacional para la
Evaluación de la Educación. Con base en sus cinco dimensiones,
la autora alude a los perfiles de los docentes, a partir de los cuales se
derivan los parámetros, junto con sus indicadores correspondientes
que se visualizan como elementos observables.
La evaluación del desempeño docente, como puntualiza Cuevas,
es obligatoria, tanto para el ingreso como para la permanencia en la
docencia, en puestos directivos y de apoyo pedagógico; no así para
los incentivos salariales ni la promoción a puestos directivos y de
asesoría pedagógica.
Antes de desarrollar los diversos procesos evaluativos, y con el
fin de clarificar la estructura del servicio profesional docente, la au-
tora presenta un cuadro sintético, a través del cual especifica la
naturaleza voluntaria u optativa del proceso, el periodo, los instru-
mentos, las posibilidades de resultados y de seguimiento.
L A E VA LU AC I Ó N D E L A D O C E N C I A : U N R E C U E N TO D E L C A M I N O A N DA D O 27
La evaluación para el ingreso, como subraya Cuevas, alude a la
idoneidad de los candidatos que desean incorporarse a la educación
obligatoria, para lo cual deben someterse, por lo menos, a dos exá-
menes con base en los perfiles, parámetros e indicadores. Por otro
lado, la evaluación para la permanencia, misma que los maestros
deben presentar cuatrienalmente, sólo acepta dos posibilidades de
resultados: suficiente e insuficiente. En este último caso, los profe-
sores deberán participar en cursos de actualización con del fin de
acreditar, y si después de tres oportunidades no lo logran, no podrán
continuar como docentes.
En los apartados subsiguientes, la autora puntualiza la estrategia
prevista para la obtención de estímulos, así como los requerimientos
para ascender y permanecer en puestos de dirección, supervisión y
de asesoría pedagógica. Mientras el acceso a puestos directivos, de
supervisión y de apoyo es una cuestión voluntaria, la permanencia
en los mismos está determinada por el proceso de evaluación que se
integra por tres fases.
En las reflexiones finales, Cuevas cuestiona algunos de los tópi-
cos implicados en la evaluación de los docentes mexicanos y puntea
algunas de sus debilidades de corte normativo y técnico.
Esta tercera y última sección del libro se conforma por un solo ca-
pítulo, intitulado “Las políticas de evaluación docente en educación
básica de 1993 a 2017”, a cargo de Concepción Barrón y Angélica
Valenzuela.
En su introducción, las autoras reivindican el lugar de la eva-
luación en la mejora de los sistemas educativos, así como el papel
del docente en tanto actor crucial del aprendizaje de los alumnos. Su
trabajo se conforma de los siguientes apartados: “Políticas educati-
vas y políticas de evaluación de la docencia”, “El rol del docente y su
evaluación a partir de los organismos internacionales”, “El impacto
de la ocde en la evaluación docente en México”, “Programas de
28 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
evaluación docente en educación básica de 1993 a 2017” y “Análisis
comparativo de los programas de evaluación docente”.
Después de un corto acotamiento conceptual sobre políticas
educativas, Barrón y Valenzuela abordan el papel de los organis-
mos internacionales en la definición de las políticas educativas rela-
tivas a la calidad de la educación y a la evaluación de la docencia, en
el que destacan las directrices de la ocde, entre otros, que generaron
la adopción por parte del Estado de algunas estrategias destinadas a
la evaluación de los profesores de educación básica en el país desde
la década de 1990.
En un segundo momento, las autoras insisten en el papel y el
lugar del docente en el logro de una educación de calidad y puntean
las recomendaciones de los organismos internacionales con el pro-
pósito de conseguir docentes calificados, entre las cuales destacan
la mejora de la formación inicial y la promoción de la formación
permanente y la creación de estímulos para conservar a los mejores
docentes, entre otras.
En tercer lugar se aborda el impacto de la ocde en las definicio-
nes de política de evaluación docente en el país, ya que este organis-
mo puntualizó varias recomendaciones dirigidas específicamente a
los docentes de la educación básica, entre las que se especificaba la
relativa a fortalecer el sistema de evaluación de los mismos con base
en los resultados de aprendizaje de los alumnos.
El siguiente apartado se destina a la revisión de los programas
de evaluación docente. Barrón y Valenzuela presentan una visión
sintética y precisa de cada uno de los cuatro programas que han ope-
rado en el país. Inician con el de Carrera Magisterial, que se instauró
en 1993, para después revisar el de Estímulos a la Calidad Docente,
de 2008, y el de Evaluación Universal, de 2011; además, abordan
el recientemente instaurado, la Ley General del Servicio Profesional
Docente. Se cierra con una comparación de los cuatro programas
con base en varios aspectos, tales como vigencia, destinatarios, obje-
tivos, criterios y tipo de participación, de esta manera se ofrece una
visión de las convergencias y divergencias entre ellos.
Este capítulo finaliza con las conclusiones de las autoras, donde
resaltan –entre otras cuestiones– el papel de las políticas educativas a
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nivel nacional e internacional en el establecimiento de los programas
de evaluación docente en México, subrayando que el último, el del
Servicio Profesional Docente, expresa de manera contundente las
recomendaciones de los organismos supranacionales.
Por último, a manera de cierre de este libro, presentamos un pe-
queño texto de Claudia Pontón, “Reflexión final. Docentes y escue-
la: los grandes desafíos de la evaluación”, donde la autora sintetiza
y comenta las ideas y conclusiones emanadas de los trabajos que lo
anteceden.
R eferencias
30 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
unesco-Oficina Regional de Educación para América Latina y el Caribe,
unesco Santiago (2007), Evaluación del Desempeño y Carrera Pro-
fesional Docente. Una panorámica de América y Europa, Santiago
de Chile, unesco.
unesco/pnud/unfpa/acnur/unicef/onu Mujeres/bm/oit (2016), Edu-
cación 2030. Declaración de Incheon y Marco de Acción para la
realización del Objetivo de Desarrollo Sostenible 4. Garantizar
una educación inclusiva y equitativa de calidad y promover opor-
tunidades de aprendizaje permanente para todos, <http://unesdoc.
unesco.org/images/0024/002456/245656s.pdf>, consultado el 21
de febrero de 2017.
L A E VA LU AC I Ó N D E L A D O C E N C I A : U N R E C U E N TO D E L C A M I N O A N DA D O 31
PRIMERA SECCIÓN
UN ACERCAMIENTO CONCEPTUAL
A LA EVALUACIÓN DE LA DOCENCIA
35
36 M A R Í A B E R T H A F O R TO U L O L L I V I E R
responsable de su propio aprendizaje, de las aptitudes de los maestros
para enseñar y de la necesidad de mejorar sus condiciones de desarrollo
profesional. Con estas reformas, se busca también fortalecer las capa-
cidades de los maestros en su invaluable dedicación para formar a los
futuros ciudadanos (Junta de Gobierno del inee, 2013: 7).
¿ E S P O S I B L E E VA LU A R E X T E R N A M E N T E L A D O C E N C I A ? 37
mismo que se refiere no sólo al producto (valor), sino también a los
condicionantes de diversa índole que han intervenido en el proce-
so, con una finalidad prefijada. Glazman (2001), en su definición,
enfatiza que dichos juicios se dan con base en referentes, mismos que
pueden ser normas, premisas, modelos y propuestas que dan lugar a
valoraciones, recomendaciones y argumentaciones.
Con respecto a las finalidades de la evaluación, Moreno (2016) nos
dirá que la evaluación en la educación cumple con distintas funciones
que no son excluyentes entre sí (sociales, administrativas, formativas y
pedagógicas). Mientras las dos primeras buscan el control, la rendición
de cuentas ante diversos agentes sociales y el ordenamiento en asuntos
laborales a través de la contratación y permanencia de docentes, las
dos últimas están encaminadas al desarrollo pleno de las personas y de
las instituciones. Este autor sostiene que un equilibrio sano entre ellas
favorecería una mejora de la educación, debido a la complementarie-
dad de sus alcances: contar con diagnósticos e información sobre re-
sultados de distintos elementos de los procesos de enseñanza y apren-
dizaje a la par que una motivación en los profesores para la mejora y
un incremento en la calidad de los mismos (Bolívar, 2008).
Por su parte, Cordero y Luna (2014) sostendrán que, en general,
los sistemas evaluativos de la docencia de muchos países combinan
dos funciones: el mejoramiento de la docencia como fin último y
el control, al correlacionar directamente los resultados alcanzados
con estímulos económicos. Cordero y Luna (2014: 78), retomando
a House (1998) y Centra (1993), señalan que “un procedimiento
utilizado para lograr con igual rigor ambos fines difícilmente podrá
realizar evaluaciones justas, congruentes y pertinentes”.
En el marco del I Coloquio Iberoamericano “La evaluación de
la docencia universitaria y no universitaria: retos y perspectiva”, los
miembros de la Red Iberoamericana de Investigadores de la Eva-
luación de la Docencia analizan la evaluación docente desde cinco
dimensiones (Rueda, 2010):
38 M A R Í A B E R T H A F O R TO U L O L L I V I E R
con fines de control como otras tendientes a la formación de los
sujetos participantes.
• Teórica: la evaluación requiere de una definición clara respecto de
lo que es ser un buen docente y, a partir de ella, diseñar políticas,
programas, referentes e instrumentos; además, se debe reconocer
la complejidad del proceso evaluativo por sus múltiples aristas.
• Metodológica-instrumental: a lo largo del proceso evaluativo se
requiere una postura crítica ante las finalidades buscadas, los
instrumentos empleados y los usos de la información recolectada.
Asimismo, en las evaluaciones de los docentes por los estudian-
tes es necesario reconocer el impacto del comportamiento del
profesor en la formación del aprendiz.
• De uso: la evaluación requiere orientarse “hacia el mejoramien-
to de la enseñanza, hacia mayores niveles de aprendizaje y de
inclusión educativa, sosteniendo una actitud abierta frente a los
cambios” (Rueda, 2010: 346).
• Ética: remarcan la confianza en ella y entre todos los participan-
tes, su participación activa y la búsqueda de consensos.
P roblematización
¿ E S P O S I B L E E VA LU A R E X T E R N A M E N T E L A D O C E N C I A ? 39
lando en el fondo dos problemáticas diferentes, aunque fuertemente
vinculadas, que son:
40 M A R Í A B E R T H A F O R TO U L O L L I V I E R
resultados?, ¿con qué instrumentos?, ¿cuáles son los referentes?, y
muchas otras más. La respuesta negativa puede terminarse con un no
o, lo que puede ser mucho más valioso para la problemática que nos
ocupa, argumentar teórica, ética, política y metodológicamente el
por qué no desde miradas holísticas que van mucho más allá de re-
ferentes autopersonales o de un discurso politizado. A continuación
presentamos las respuestas de algunos académicos que disertan en
torno a la factibilidad de evaluar la docencia desde alguna instancia
jerárquica más arriba de las escuelas y, posteriormente, otros que
tienden hacia el no, con la finalidad de presentar de manera indica-
tiva argumentos que aportan al debate.
¿ E S P O S I B L E E VA LU A R E X T E R N A M E N T E L A D O C E N C I A ? 41
En el mismo sentido, Coloma (2010) arguye que la evaluación
de la docencia es indispensable para mejorar la calidad de la la-
bor que desempeñan los maestros, centrándose en el desarrollo de
su personalidad y de sus capacidades humanas. Ello conlleva a un
perfeccionamiento de todo el sistema educativo y “en consecuencia
de los factores o componentes funcionales que inciden de modo di-
recto en las personas que reciben su acción” (María Antonia Casa-
nova, 2004, Calidad educativa y evaluación de centros, en Coloma,
2010: 63). A partir de ahí, enfatiza que en el diseño de la evaluación
se debe establecer claramente las relaciones entre este proceso y la
mejora de los centros, además de delinear los mecanismos de ges-
tión que lo van a hacer posible, con el fin de garantizar tanto el
derecho a la diversidad de formas de ser docente, a la intimidad en
los evaluados, como el control en la sociedad.
Coloma (2010) destaca la necesidad de articular en la evalua-
ción docente la finalidad, los propósitos, las normas, los procedi-
mientos con el contexto y la participación en el diálogo y reflexión
entre docentes, familias, estudiantes y directivos de acuerdo con sus
responsabilidades particulares.
En lo metodológico-instrumental, los defensores de los estánda-
res internacionales sostienen que dicha evaluación es factible. Para
ello se apoyan en una teoría de la acción con base en una definición
de los resultados esperados y su medición en las aulas, a partir de
acciones docentes consistentes con éstos. Los resultados arrojados
desde la distancia entre ambos “permite influir en la enseñanza, ya
sea directamente mediante la intervención de la autoridad o, como
es más común, indirectamente por los incentivos o sanciones deriva-
dos de los resultados alcanzados” (Bolívar, 2003: 39).
42 M A R Í A B E R T H A F O R TO U L O L L I V I E R
mas empleados en la valoración. Con respecto de su primera línea
discursiva, presenta distintas características del trabajo docente, que
lo hacen casi imposible de valorar por evaluadores nacionales, sien-
do las centrales que se aprende a ser maestro y ello requiere mu-
chos años de trabajo en el aula con grupos diferentes, puesto que
“requiere paciencia, creatividad, tacto pedagógico y claridad en las
explicaciones, así como mucha lectura y preparación fuera de la jor-
nada de trabajo. Requiere la disposición y capacidad de coordinar
los esfuerzos de múltiples actores en un proceso colectivo de trabajo
que beneficia a todos” (Rockwell, 2013: 84).
Además, sostiene que el aprendizaje es acumulativo y rebasa el
tiempo y espacio escolar, por lo que no “depende” exclusivamente
del maestro en turno. La calidad del quehacer docente está fuerte-
mente condicionada por circunstancias materiales e institucionales,
mismas que en nuestro país son desiguales.
Respecto de los sistemas empleados, en la segunda línea argu-
mentativa, Rockwell (2013) muestra, desde un análisis riguroso a los
estudios internacionales y sus resultados, tanto en el corto como en
el largo plazos, que han sido muy escasos y, en algunos casos, con-
traproducentes “los sistemas de evaluación estandarizada con fuer-
tes consecuencias en la determinación de las trayectorias escolares
de los estudiantes o laborales de los docentes de la educación básica
[propiciando] distorsiones y corrupción sistemática que invalidan
los resultados” (Rockwell, 2013: 103). Además, señala que el know
how de la investigación cualitativa, que se basa en la observación de
clase, no puede usarse tal cual en la evaluación, debido a las dife-
rencias epistémicas, teóricas y metodológicas entre ambas funciones.
En este mismo sentido, Tenti (2013) presenta argumentos tanto
de orden político-social como de la misma concepción de la prác-
tica docente para sostener que llevar a cabo una evaluación justa
es casi imposible. Con respecto de los primeros, dirá que la evalua-
ción tiende a responsabilizar a los docentes de ciertos resultados en
los estudiantes, en los cuales coparticipan muchos otros actores: la
desvaloración social de la docencia, las transformaciones sociales,
culturales y económicas de las últimas décadas, así como la baja
inversión desde los gobiernos en la formación de docentes compe-
¿ E S P O S I B L E E VA LU A R E X T E R N A M E N T E L A D O C E N C I A ? 43
tentes y en sus condiciones laborales, que “han contribuido primero
a la decadencia del oficio para luego denunciar ‘la baja calidad de la
docencia’. Quizás una adecuada comprensión del proceso que llevó
a esta situación permitiría ver que en muchos casos los profesores
también fueron víctimas de un proceso que en gran parte los trasciende”
(Tenti, 2013: 137).
Este autor caracteriza la práctica docente como una praxis, con
un alto contenido crítico y ético. Los profesores, en relación con los
otros sujetos de los procesos de enseñanza y aprendizaje (estudian-
tes, padres de familia, miembros de la comunidad, autoridades) de-
ben crear y recrear permanentemente las condiciones de su propia
autoridad y reconocimiento. Asimismo, se pregunta “¿cómo se hace
para medir y evaluar la cantidad de pasión, de curiosidad, de creati-
vidad, de sentido crítico en relación con el conocimiento y la cultura
que es capaz de producir un maestro en sus estudiantes?” (Tenti,
2013: 128). También sostiene que sólo los estudiantes y los padres
de familia pueden aportar la información pertinente al respecto, con
un juicio certero pero informal. Sustenta, además, que el aprendizaje
significativo, no memorístico, tiene cualidades que lo hacen cole-
giado (muchas personas participaron en su logro), con un periodo
de adquisición largo y “observable” en situaciones y contextos no
necesariamente escolares.
44 M A R Í A B E R T H A F O R TO U L O L L I V I E R
ambientes democráticos y de inclusión. Al insertarse en un espacio
de lo público, lucha por el reconocimiento de “la igualdad en la
libertad para crear y para gozar, para pensar y para comunicar-
nos, para participar y para compartir, para vivir disponiendo de
los bienes necesarios en la realización de los proyectos que se eli-
jan” (Cullen, 1997: 258). Sin dispositivos arbitrados, que tienden
a una rendición de cuentas a distintas instancias (comunidad, el
propio sistema, los estudiantes, profesores y padres de familia) de
la educación, la escuela como una organización social y, por ende,
el conocimiento como bien público, pueden con mayor facilidad
servir a otros intereses privados, no acordes con un desarrollo sano
de los estudiantes, lo que conduce a desconocer en los hechos el de-
recho a la educación. Al respecto, Ravela (2006: 196) enfatiza que
“la alta conducción de los sistemas de educación pública muchas
veces responde más a intereses y lógicas de tipo político partidario
que educativas. De allí que se desee introducir mecanismos como
los descritos, que modifiquen las lógicas burocráticas y presionen
hacia el logro de los resultados esperados”. Bolívar (2008: 61), por
su lado, establece que:
¿ E S P O S I B L E E VA LU A R E X T E R N A M E N T E L A D O C E N C I A ? 45
marcada por “el espacio mismo de la escuela, con sus tradiciones y
modos de operar, sus prácticas de enseñanza, organización, gestión
y participación sociocomunitaria, es una historia viva que se escribe
día con día en cada escuela” (Fierro y Fortoul, 2017: 29). De ahí que
en la evaluación no pueden dejar de reconocerse los factores asocia-
dos, como el contexto sociocultural, la infraestructura escolar y los
recursos didáctico-tecnológicos.
En la respuesta a dicha pregunta, el segundo elemento a conside-
rar es la articulación de los resultados obtenidos con el mejoramien-
to de la docencia que, de acuerdo con Bolívar (2008), Bazdresch
(2000), Moreno (2016), Vaillant (2008) y Tenti (2013), incluye el
desenvolvimiento de las capacidades y de la personalidad del pro-
fesor; la articulación de las formaciones –inicial y continua– con el
quehacer cotidiano de los docentes en las aulas y en las instituciones
escolares; la atención de factores de la oferta y demanda educativas,
así como de la gestión del sistema educativo nacional que entorpe-
cen la labor del profesor; el encuentro y diálogo entre docentes y
otros actores (directores, autoridades educativas, padres de familia,
miembros de la comunidad). Solamente algunas de estas capacidades
pueden vincularse directamente con la evaluación de la docencia,
otras requerirían de valoraciones de otros sujetos y condiciones de
la oferta educativa.
El vínculo entre evaluación y mejoramiento, según Ravela
(2006), puede instrumentarse desde dos lógicas, con implicaciones
diferentes según las decisiones que se toman al respecto del uso de
la información:
46 M A R Í A B E R T H A F O R TO U L O L L I V I E R
moción a un cargo, acceso a un beneficio económico, recepción
de algún reconocimiento), o recibir una sanción. Su supuesto de
base es que el sistema, al no diferenciar entre los “buenos” y los
“malos” maestros, no propicia que el trabajo se lleve de la mejor
manera.
R eflexiones finales
¿ E S P O S I B L E E VA LU A R E X T E R N A M E N T E L A D O C E N C I A ? 47
(Ravela, 2006: 201), como con una definición conceptual y operati-
va más pertinente acerca de qué es la docencia, que cuente con refe-
rentes precisos, instrumentos válidos y confiables, especialmente los
relativos al quehacer compensatorio, de gestión escolar, entre otros,
así como un uso de los datos a nivel de escuela y de profesor con un
seguimiento pertinente. Esto constituye un gran reto en la genera-
ción y aplicación de diversos conocimientos (de índole pedagógica,
psicológica, demográfica, cibernética, sociológica, matemática, etc.),
y no puede considerarse un argumento en contra de la posibilidad
de evaluar la docencia.
R eferencias
48 M A R Í A B E R T H A F O R TO U L O L L I V I E R
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50 M A R Í A B E R T H A F O R TO U L O L L I V I E R
51
La problemática
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 53
consensuar cuestiones: ¿qué es una buena enseñanza?, ¿quién define
la buena enseñanza?, ¿buena enseñanza para quién?, ¿buena ense-
ñanza respecto de qué o en relación con qué? ¿Existe un marco de
buenas prácticas de enseñanza para la educación básica en el país?
¿Es posible evaluar la calidad de la enseñanza sin la existencia de un
marco de buenas prácticas de enseñanza?
Reconocemos que no hay definición inequívoca de la enseñanza
válida en todo tiempo y lugar. La visión de la enseñanza que hoy
parece satisfactoria en nuestra sociedad puede no ser la definición
aceptada en otro tiempo o en otra cultura (Philip W. Jackson, 2002,
La vida en las aulas, en Moreno, 2016a).
Por otro lado, aunque la valoración que realizan los directores
de los maestros que están bajo su cargo es sólo una parte del proce-
so de evaluación, es casi imposible para ellos, especialmente en las
escuelas grandes, contar con el tiempo suficiente o dominio del con-
tenido de las distintas materias para evaluar plenamente a los pro-
fesores que supervisan, mucho menos para atender las necesidades
de algunos de ellos, quienes requieren un apoyo de enseñanza conti-
nuo e intenso. Además, si consideramos que hasta hace poco tiempo
el puesto de director en nuestro país no se obtenía exclusivamente
por méritos académicos, es comprensible que muchos directores no
hayan tenido acceso al desarrollo profesional y al apoyo requerido
para convertirse en líderes expertos de enseñanza y evaluadores de
ésta. Así, la evaluación, en su forma actual, a menudo contribuye
poco al aprendizaje del profesor, toda vez que no le brinda la infor-
mación oportuna para tomar decisiones personales efectivas.
Algunos de los problemas referidos son antiguos y hemos avan-
zado muy poco para superarlos. Las actuales prácticas de evaluación
docente no ofrecen a los profesores oportunidades de establecer me-
tas ni recibir retroalimentación regular o útil. Aunque es evidente que
la evaluación docente requiere de una atención seria, cabe reconocer
que el cambio de ésta, por sí mismo, no transformará la calidad de
la enseñanza. A pesar del cuidado en la identificación y en la elimi-
nación de los malos profesores, de acuerdo con la nueva Ley General
del Servicio Profesional Docente (lgspd), realmente no habrá mejora
en la calidad de la docencia si no se cultiva también una excelente
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 55
2) no centrar el foco en la mejora de la práctica; 3) tiempo y per-
sonal inadecuados para realizar evaluaciones efectivas; 4) poca o
ninguna consideración de los resultados de los alumnos; 5) procedi-
miento del “cortador de galletas”1 que no considera las necesidades
del profesor, y 6) evaluaciones separadas del desarrollo profesional
(Darling-Hammond, 2013). Es evidente que casi todos estos pro-
blemas aplican para el caso de la evaluación de los maestros de
educación básica en nuestro país.
C oncepciones de docencia
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 57
Por otro lado, tomando como referencia otros trabajos de investi-
gación sobre la temática, Ramsden (1993) sintetizó en tres las mane-
ras de entender el rol del profesor: 1) la trasmisión de conocimiento;
2) la organización de la actividad del alumno, y 3) hacer posible el
aprendizaje.
Otros autores, como Kember y Gow (1994), a partir de sus in-
vestigaciones en Hong Kong, identificaron dos posibles orientaciones
o concepciones de docencia: la trasmisión de conocimiento o la faci-
litación de los aprendizajes; mientras que Prosser, Trigwell y Tylor
(1994) analizaron las concepciones de la docencia desde dos dimen-
siones: 1) la dimensión estructural o cómo se imparte la docencia
(trasmisión de información, ayudar a los alumnos a adquirir con-
ceptos, a desarrollar concepciones y al cambio de concepciones), y
2) la dimensión referencial o de dónde proviene el conocimiento (del
programa, del docente o del alumno).
Como el lector puede notar, no existe una concepción unívoca
de docencia ni tampoco de enseñanza; según la corriente o perspec-
tiva teórica que uno elija puede haber distintas formas de entender el
significado de estos términos. Insistimos en la idea de que esto debe
quedar claro desde el diseño mismo de la evaluación, lo cual le dará
certeza y claridad.
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 59
bina la descripción con el juicio crítico, pero hace una distinción
entre ambos, ya que son de naturaleza distinta. La descripción puede
basarse en la recolección sistemática de datos y, así, dar como resul-
tado información altamente objetiva. En cambio, el juicio crítico se
basa en criterios que, en la mayor parte de los casos, están determi-
nados por valores, normas sociales y preferencias personales de los
individuos o entidades que financian la evaluación.
A partir de las diversas concepciones de evaluación en educa-
ción, podemos inferir que la evaluación cumple distintas funciones
en la sociedad, algunas son sociales y administrativas, en tanto que
otras son formativas y pedagógicas. Estas funciones no son mu-
tuamente excluyentes, de hecho se complementan y cuando man-
tienen un sano balance pueden resultar valiosas para la mejora de
la educación.
No obstante, en el sistema educativo mexicano se observa un
desequilibrio entre una evaluación sumativa, que se orienta a la rendi-
ción de cuentas y al control, y una evaluación formativa que está en-
caminada al desarrollo pleno de las personas y las instituciones; esta
última, en los hechos, casi siempre permanece a la sombra de la pri-
mera, aunque en el discurso se declare lo contrario (Moreno, 2014).
E valuación docente
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 61
ción acerca del modo en que éstos enseñan y en el qué aprenden sus
alumnos. Tal evaluación puede ayudar a los profesores a mejorar su
docencia según las necesidades de los alumnos y así mejorar el apren-
dizaje de los estudiantes. En este sentido, se afirma que:
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 63
a) Fuerte conocimiento del contenido relacionado con lo que se va
a enseñar.
b) Conocimiento acerca de cómo enseñar a otros en esa área (pe-
dagogía del contenido) y habilidad para implementar prácticas
de enseñanza productivas.
c) Comprensión de los alumnos y su desarrollo, que considere cómo
apoyar a quienes tienen diferencias o dificultades en su aprendi-
zaje, y cómo apoyar el aprendizaje del lenguaje y el contenido de
aquellos que no son competentes en el lenguaje de la enseñanza.
d) Habilidades generales para organizar y explicar ideas, así como
para observar y pensar diagnósticamente.
e) Experiencia adaptativa que permita a los profesores hacer jui-
cios acerca de lo que puede funcionar en un contexto dado y en
respuesta a las necesidades de los alumnos (Darling-Hammond,
2013).
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 65
acuerdo con los propósitos del Estado, a medida que se desarrollan
nuevos sectores de escolarización, como sucede con la escasez, se
define el trabajo para que se adapte a los grupos de probables reclu-
tas” (Lawn y Ozga, 2006: 77). Desde esta perspectiva, no existe otra
calidad docente que las “cualidades” personales y éstas se definen de
un modo casi estereotipado.
Aunque el Estado ha definido más estrechamente la calidad
del docente a medida que transcurre el tiempo, se aprecian discre-
pancias u omisiones entre las distintas definiciones. También exis-
ten tensiones entre la visión ideológica del docente y la práctica, así
como entre la visión dominante del “buen docente” y la definición
del docente. Hay una visión del docente moderno, al que se le de-
nomina como “profesional reflexivo”, que describe una meticulosa
formación en un modo de enseñanza de alta habilidad que se basa en la
indagación en clase. Esta idea se relaciona con la del docente efecti-
vo (Lawn y Ozga, 2006).
P rofesionalismo docente
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 67
alto grado de control sobre el ejercicio de las responsabilidades
profesionales y un alto grado de autonomía en relación con el
Estado.
j) La formación prolongada, la responsabilidad y su orientación
al cliente están necesariamente recompensadas con un elevado
prestigio y un alto nivel de remuneración.
P rofesionalidad docente
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 69
rescatar el componente positivo que tiene la idea del profesional en
el contexto de las funciones inherentes al oficio de la docencia.
Pero, ¿cómo se puede definir la profesionalidad? Hoyle (1980: 44)
la concibe como “las actitudes hacia la práctica profesional entre los
miembros de una ocupación y el grado de conocimiento y destrezas
que aportan”. Mientras que para Gimeno (1990: 2) la profesionali-
dad es “la expresión de la especificidad de la actuación de los pro-
fesores en la práctica, es decir, el conjunto de actuaciones, destrezas,
conocimientos, actitudes y valores ligados a ellas, que constituyen lo
específico de ser profesor”. Por su parte, Contreras (1999: 50) afir-
ma que la profesionalidad “se refiere a las cualidades de la práctica
profesional de los enseñantes en función de lo que requiere el oficio
educativo”.
A partir de estas definiciones se plantea que el referirse a la
profesionalidad significa no sólo describir el desempeño del oficio
de enseñar, sino también expresar valores y pretensiones que sería
deseable alcanzar y desarrollar en esta profesión. Por supuesto que
las cualidades a que hace referencia la profesionalidad docente no
son una descripción de la “buena enseñanza”, no representan una
exposición de lo que debe hacer un profesor. Las cualidades de la
profesionalidad más bien refieren a aquellas que sitúan al docente
en condiciones de dirigir de manera adecuada su preocupación por
llevar a cabo una buena enseñanza. En definitiva, las cualidades pro-
fesionales que requiere la enseñanza en educación básica están en
función de la forma en que se interpreta lo que debe ser la enseñanza
y sus finalidades y, como es de suponerse, sobre este punto se abre un
abanico de posibilidades.
En algunos textos se alude a los profesionales como controla-
dores del servicio educativo. En la mayor parte de la teoría sobre
el profesionalismo no existe acuerdo general acerca de si el Estado
les ayudó a obtener el título por su propio interés o si fueron los
maestros quienes obtuvieron el apoyo a regañadientes por parte del
Estado, al actuar de formas levemente contrarias.
Para el caso de los maestros de educación básica en México, en
las reformas educativas más recientes se ha coqueteado con la idea de
considerarlos como profesionales de la enseñanza, pero esta etiqueta
R eflexiones finales
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 71
evaluación de la docencia, calidad docente, calidad de la enseñanza
y práctica docente. De esta manera, pretendimos dejar en claro las
distintas visiones que existen según la perspectiva teórica y epistemo-
lógica que se adopte. Insistimos en que es esencial que desde el inicio
de cualquier diseño de evaluación (en este caso de la docencia) se
defina el marco conceptual que le sirve de fundamento.
Otro tema que abordamos en este capítulo fue la distinción en-
tre profesionalismo y profesionalidad docente, toda vez que en re-
iteradas ocasiones se alude al papel de los maestros de educación
básica como profesionales de la enseñanza. De hecho, la evalua-
ción docente suele incluir algunas de las cualidades o rasgos que se
consideran propios de un profesional de la enseñanza.
Al revisar la bibliografía especializada, se percibe la existencia de
una serie de conceptos y nociones teóricas en relación con este tema
que, lejos de concitar unanimidad, lo hacen emerger como un campo
afectado por distintas visiones que responden a diversos intereses.
El profesionalismo es un concepto complejo, implica contradic-
ciones y significados de grupo históricamente específicos. En ocasio-
nes, el profesionalismo es un mecanismo de resistencia, un medio de
control, o ambos. El profesionalismo docente podría verse como una
expresión de servicio a la comunidad, una expresión de habilidad,
oficio o capacidad experta, como una expresión de la defensa de
cualquiera de estos elementos, o ambos. También se puede consi-
derar una fuerza creada externamente que ata a los docentes a una
determinada visión de su trabajo. No se trata de una fuerza reaccio-
naria o progresista en toda su expresión, ya que diferentes versiones
de la misma pueden contraponerse entre sí (Lawn y Ozga, 2006).
La evaluación de la docencia implica la valoración de un objeto
de estudio complejo, que exige asumir el desafío ético que conlleva
la responsabilidad social de evaluar la práctica docente. En todo
proceso evaluativo es un imperativo explicitar las posturas teóricas
y metodológicas en que está basado, esto significa dilucidar los va-
lores que promueve. Este punto se torna problemático toda vez que
actualmente no se dispone de una teoría unificada de la docencia ni
de la evaluación docente (Luna y Torquemada, 2008).
R eferencias
L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 73
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L A E VA LU AC I Ó N D O C E N T E E N E D U C AC I Ó N B Á S I C A 75
SEGUNDA SECCIÓN
PROGRAMAS DE EVALUACIÓN DOCENTE
79
UN ACERCAMIENTO AL PROGRAMA
DE CARRERA MAGISTERIAL
80 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
En este tercer apartado se enfatiza la continuidad de la política
educativa que promovió Carlos Salinas y extendió Ernesto Zedillo
en torno a la idea de revalorar la función magisterial y la búsqueda
de la buena calidad en la educación, política que fue refrendada por
los gobiernos panistas a través del denominado Compromiso Social
por la Calidad de la Educación, en 2002, y de la Alianza por la Ca-
lidad de la Educación, en 2008.
Se examinan algunas de las modificaciones que se efectuaron en
los nuevos lineamientos, así como los desgloses de las puntuaciones
asignadas a cada factor según las tres diferentes vertientes, modifica-
ciones que funcionaron de 1998 a 2010 –antes de la tercera versión
del Programa– y que cubren de la etapa 8 a la 20. Se comparan los
factores y sus ponderaciones entre lo que se estableció en 1993 y lo
relativo a 1998. También se analizan algunos de los datos relativos a
los docentes inscritos y docentes evaluados a lo largo de varios de los
años de la operación del programa; la participación de los docentes
por nivel, donde destaca el decremento experimentado; la participa-
ción de los maestros por vertiente de la quinta a la vigésima etapa; el
porcentaje de rango de puntaje que se obtuvo en cuanto a la prepa-
ración profesional en las diferentes etapas del periodo; el porcentaje
de rango de puntaje en aprovechamiento escolar de varias etapas, así
como los resultados del puntaje del examen correspondiente a los
cursos de actualización y superación.
El cuarto apartado refiere al tercer periodo, que transita de 2011
a 2013, último año que marca el cierre del mismo, al ser decreta-
da la Ley del Servicio Profesional Docente. Esta última emisión de
lineamientos –signados por Alonso Lujambio, entonces secretario
de la sep, y Elba Esther Gordillo, en ese momento presidenta del
snte– representa la versión más pulida y acabada, aunque su vida
sería muy corta.
Asimismo, se puntualizan las modificaciones centrales de este
tercer periodo, entre las que destacan el aumento del puntaje en los
factores del aprovechamiento escolar y la formación continua, así
como la incorporación de un nuevo factor denominado activida-
des cocurriculares, y se presenta un análisis comparativo de las tres
ediciones del programa (1993, 1998 y 2011), en el que se registra
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 81
la evolución que se experimentó a lo largo de las dos décadas de
funcionamiento en cuanto a los factores considerados para cada ver-
tiente, además de sus respectivas ponderaciones.
Lamentablemente la sep no publicó los resultados de este último
periodo, por lo que debimos utilizar la información de la etapa 21,
la única que trabajó el Instituto Nacional para la Evaluación de la
Educación (inee) y que se vincula con la primera que operó bajo los
lineamientos de 2011. Cerramos este capítulo con algunas reflexio-
nes sobre el Programa.
1 El SNTE tiene una historia de liderazgos vinculados con los partidos en el poder. Hay que
recordar que Jonguitud Barrios permaneció 17 años, mientras que Gordillo alcanzó 23 antes
de su detención y mantuvo una injerencia permanente en las políticas educativas a lo largo
de las administraciones federales respectivas.
82 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
tampoco fue aceptado por considerarlo insuficiente. Entre tanto,
Gordillo, al presentar un informe sobre su gestión, precisó que pro-
movería el establecimiento de un salario mínimo para los maestros.
Ortega (1991) puntualiza que se pueden distinguir dos líneas
de política sindical: la de la cnte, que reclamaba un aumento sala-
rial de 100% a través de diferentes expresiones, y la del snte, que
permanecía inactivo a la espera de las resoluciones de la Comisión
Intersecretarial del Servicio Civil de Carrera.
Después de diferentes paros, suspensiones de labores, marchas,
manifestaciones y movilizaciones por parte de la cnte, así como de
la negligencia del sindicalismo oficial (cnte y snte), que se conducía
políticamente por rutas irreconciliables, finalmente se acordó publi-
car un comunicado en el que se estableció:
1) Que el snte exija una respuesta salarial seria y satisfactoria que per-
mita recuperar el poder adquisitivo perdido en la última década […]
2) Exigir que se lleve a cabo un programa de corto y mediano plazo
para la rezonificación económica de municipios del país con base en
los estudios socioeconómicos que, para tal fin, hayan realizado las sec-
ciones sindicales del snte […]
3) […] las partes se comprometen a luchar consecuentemente por la
preservación de los derechos de los trabajadores, y por la defensa de la
escuela pública, popular y gratuita (Ortega, 1991: 190-191).
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 83
El reto de la educación es de congruencia con el desarrollo nacional. Se
debe, por ello, elevar la calidad de los contenidos que trasmite y los mé-
todos que utiliza; vincular sus partes entre sí y con el aparato producti-
vo; equipar y ampliar la infraestructura educativa e incorporar a los pa-
dres de familia, a las comunidades, y a los sectores, en su desarrollo […]
He comprometido mi palabra, mi trabajo y todo mi entusiasmo para
tener entonces una Nación más moderna, rica de nuevas realizaciones
y poblada de nuevas esperanzas. Una Nación que a las puertas del
siglo xxi sea soberana, justa, que pueda decir de sí misma que vive en
paz y con seguridad, que se sabe unida por una comunidad no sólo
de raíces sino también de metas, enriquecida por la calidad de sus
hombres y mujeres, libres, mejor educados y alimentados, productivos,
generosos con su Patria y con sus semejantes (Salinas, 1989).
84 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
cimientos y capacidades básicos que se requerían en el escenario
de las trasformaciones sociales del país y del mundo. Asimismo, se
planteó la renovación de los libros de texto gratuito y materiales
auxiliares.
En relación con la tercera línea (revaloración de la función ma-
gisterial), la que aquí nos ocupa, se asentó que el maestro era “el
protagonista de la trasformación educativa de México […] Sin su
compromiso decidido, cualquier intento de reforma se vería frustra-
do” (Salinas, 1992). De ahí que para revalorar la función magiste-
rial se definieron seis puntos:
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 85
el mejoramiento profesional de los docentes de la educación bá-
sica y la condición social del magisterio.
f) Promoción de la apreciación social del maestro, se puntualizó
que “un sistema educativo de calidad sólo se consolidará crean-
do una nueva institucionalidad que enaltezca el ejercicio y la vo-
cación magisterial” (Salinas, 1992), por lo que tanto el gobierno
federal como los estatales y municipales se esforzarían por dotar
a los docentes de las condiciones básicas para el ejercicio profe-
sional de la docencia.
86 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
rativo para fortalecer la soberanía nacional, para el perfeccionamiento
de la democracia y para la modernización del país […] El énfasis del
esfuerzo se concentrará en la educación básica, que agrupa a la mayor
parte de la población atendida (Salinas, 1989).
2 México fue el primer país en desarrollo y de Latinoamérica que ingresó a la OCDE, con lo cual
se reconoció su lugar en el concierto internacional de las economías más avanzadas del mun-
do, al ocupar, en aquel entonces, el noveno sitio, de acuerdo con el producto interno bruto
(PIB), y el 25 entre los países miembros.
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 87
más que de evaluación –aunque fue un gran promotor de ésta–, fue
formalizado con el objeto de
88 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
D espegue del programa : primer periodo
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 89
La Comisión Paritaria Estatal de cada una de las entidades con-
taba con 14 participantes, siete de la sep y siete del cen, y era presi-
dida por dos coordinadores, uno por cada instancia.
La composición del Órgano de Evaluación variaba según la
vertiente de inscripción de cada aspirante. Para la primera, el Ór-
gano de Evaluación, siempre presidido por el director del plantel,
se conformaba por todos los docentes del Consejo Técnico o su
equivalente, más un representante sindical. En la segunda vertiente
participaba el personal de la misma categoría (directores, super-
visores) más un representante del sindicato, y era presidido por
la autoridad inmediata superior. El Órgano de Evaluación en la
tercera vertiente, destinada a asesores, docentes destinados a pro-
yectos educativos institucionales o a la elaboración de materiales
educativos, estaba integrado por los maestros de cada grupo y un
representante del sindicato.
La participación de los maestros de educación básica se ofreció
con base en tres vertientes: a) maestros frente a grupo; b) personal di-
rectivo o supervisor, y c) personal ubicado en actividades técnico pe-
dagógicas. Se encontraba estructurado por cinco niveles de estímulo
(a, b, c, d y e), con sus correspondientes requisitos y estímulos econó-
micos, porque en cada nivel se incrementaba el estímulo monetario
(sep, 2001b). El estímulo adicional al salario oscilaba entre 25% en el
nivel a hasta 200% en el nivel e. Estos niveles eran seriados.
Para la incorporación al programa se requería básicamente ser
docente y contar con el título de alguna institución normalista. Se
conformaba, inicialmente, a partir de cinco factores que se modifi-
caron a lo largo del tiempo desde su implementación, al igual que
las ponderaciones atribuidas a cada uno: antigüedad, grado acadé-
mico, preparación profesional, actualización y superación y desem-
peño profesional (véase el cuadro 1). Además, se especificaron los
factores y pesos por vertientes. Los maestros eran evaluados con
base en los puntajes máximos de cada factor que, en su conjunto,
daban un total de 100 puntos. De acuerdo con los puntajes atri-
buidos a cada factor en las diferentes vertientes, se obtendría la
sumatoria. Concluida la evaluación global, los resultados pasaban
a un proceso de dictaminación, en el cual las comisiones paritarias
90 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
determinaban a los docentes que serían incorporados al programa.
Para incorporarse al nivel más bajo (a) se requería contar por lo
menos con 70 puntos y para ascender no había un mínimo, pero se
necesitaba permanecer de dos a cuatro años en el mismo nivel.
C uadro 1
Factores para Carrera Magisterial (1993)
Factores Porcentaje
Antigüedad en el servicio 10
Grado académico 15
Preparación profesional 25
Cursos de actualización y superación 15
Desempeño profesional: 35
a) Aprovechamiento escolar 7%
b) Evaluación de pares 28%
Fuente: Coordinación Nacional de Carrera Magisterial (1993).
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 91
programas, pero fundamentales para la enseñanza y, por último, ma-
nejo de las metodologías y del enfoque adoptado para la enseñanza.
A propósito del factor de preparación profesional, Velázquez se-
ñala que el primer problema consistía en determinar el conjunto de
contenidos básicos para la práctica docente, para lo cual se desarro-
lló la siguiente estrategia:
92 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
plan de estudios y al peso que se asignó a cada elemento. De esta ma-
nera, conforme a las horas semanales que se destinaban a los progra-
mas de las diversas asignaturas, en el examen se consideraría el nivel
de participación de cada una en cuanto al número de reactivos. En
el cuadro 2 se observa el ejemplo que cita Velázquez (1996), el cual
incluye las ponderaciones efectuadas de tercero a sexto de primaria.
C uadro 2
Peso de reactivos para el examen de docentes y alumnos
Asignatura Horas/semana %
Español 6 33.3
Matemáticas 5 27.7
Ciencias naturales 3 16.7
Historia 1.5 8.4
Geografía 1.5 8.4
Educación cívica 1 5.5
Fuente: Velázquez (1996: 207).
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 93
En cuanto al examen de los alumnos y de acuerdo con el banco
de reactivos, se diseñaron cinco formatos de prueba para primaria, y
tres formatos de prueba para cada grado y asignatura de secundaria.
Los resultados del factor preparación profesional, a partir de
1994, se entregaron a las autoridades educativas de cada entidad
federativa con el objeto de direccionar los cursos de actualización y
superación de los maestros (sep, 2002). Así, se tiene que para 1994
se diseñaron 135 pruebas relativas al factor preparación profesional
y 184 para 1995. Los centros de aplicación de las pruebas de pro-
fesores se incrementaron igualmente entre estos dos años: de 455
en 1994 se pasó a 666 en 1995. Lamentablemente, en la actualidad
no está disponible la información sobre los resultados, sólo los da-
tos relativos a profesores evaluados en algunos ciclos escolares, los
cuales probablemente representan menos de la mitad de la planta
magisterial del país (véanse los cuadros 3 y 4).
C uadro 3
Docentes evaluados
C uadro 4
Docentes evaluados por vertientes
94 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
un coordinador operativo (en la mayoría de los estados el director
de planeación), un subcoordinador para primaria y secundaria,
coordinadores de aplicación para cada escuela, así como aplicadores,
en este caso los mismos maestros de las escuelas (Velázquez, 1996).
Como ya se señaló, para valorar el aprovechamiento escolar se
empleó la tabla de especificaciones que se utilizó para el factor pre-
paración profesional de los docentes. La Dirección General de Eva-
luación decidió aplicar exámenes dirigidos a la valoración del apro-
vechamiento escolar a alumnos de una selección de escuelas, ya sea
que sus maestros hubieran participado o no en Carrera Magisterial,
con lo que se obtuvo dos tipos de poblaciones encuestadas. Para pri-
maria solamente se aplicó el examen a los alumnos de tercero a sex-
to grados de escuelas de organización completa, en tanto que para
secundaria –generales y técnicas– se tomó el examen en todas las
asignaturas, con excepción de Educación Física, Educación Artísti-
ca y Actividades Tecnológicas. En cada grupo se seleccionaron 25
alumnos de primaria, mientras que, en secundaria, 36. Al igual que
el factor preparación profesional, los resultados de aprovechamiento
escolar, referentes a las pruebas aplicadas a los alumnos, se enviaron
a las autoridades educativas de las entidades a partir de 1997, pero
no fue sino hasta 1999 que se mandó a la base electrónica con resul-
tados desagregados por zona, escuela, docente y tema (sep, 2002).
Este trabajo supuso un enorme esfuerzo por parte de la fede-
ración y de las diversas entidades no sólo para operarlo, sino para
planear la logística y diseñar las pruebas de alumnos y docentes de
acuerdo con los lineamientos que se establecieron en su proyecto
fundacional de 1993. La dimensión del sistema educativo del país
constituyó uno de los retos a vencer. En el rubro de aprovecha-
miento escolar se conformaron 67 pruebas para alumnos en 1994
y 87 en 1995.
El número de escuelas donde se aplicó, registró un incremento
importante durante estos cuatro años, posiblemente cerca de 50%
del total de planteles, al igual que la cantidad de alumnos evaluados,
al transitar de cuatro millones a más de cinco millones, así como el
número de grupos (véase el cuadro 5).
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 95
C uadro 5
Alumnos evaluados y escuelas
96 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
de Maestros, un mecanismo autónomo de evaluación y la Biblioteca de
Actualización del Maestro.4 Dos fueron las modalidades puestas en
marcha: los talleres generales de actualización y los cursos nacio-
nales de actualización. Los primeros, que se dirigieron a todos los
docentes durante el ciclo escolar, refieren a cuestiones de carácter
práctico vinculados con el trabajo del aula mediante una guía que
reciberon los profesores. Los cursos nacionales fueron voluntarios y
se trabajaron con base en un paquete didáctico para el estudio. Los
profesores podían participar en los cursos cuando lo desearan, ya
que no había límite para la acreditación, la cual era considerada en
Carrera Magisterial.
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 97
cotidiano” (Coordinación Nacional de Carrera Magisterial, 2001:
130), situación que generó algunos problemas internos y cierto
malestar en la planta docente de las escuelas.
Según el Observatorio Ciudadano de la Educación (s/f), durante
las dos primeras fases, Carrera Magisterial no contó con un sis-
tema de evaluación bien estructurado, motivo por el que 398 816
maestros fueron incorporados sin contar con evidencias de su buen
desempeño pero, además, con ello garantizaron su permanencia, al
no tener que someterse a nuevas evaluaciones.
Como se apuntaba en el Programa de Desarrollo 1995-2000
(Zedillo, 1996), Carrera Magisterial habría de ser mejorada y con-
solidada en los próximos años.
98 PAT R I C I A D U CO I N G WAT T Y
ga atención especial a su condición cultural, social y material, a la vez
que establece como prioridades la formación, actualización y reva-
loración social del magisterio en todo el sistema educativo (Zedillo,
1996: 6).
5 Gracias a los convenios establecidos con el gobierno federal, Gordillo colocó a su hija, Mónica
Arriola, en la Cámara de Diputados, así como a algunos amigos cercanos, y nada menos que a
su yerno en la Subsecretaría de Educación Básica, además de varios de sus colaboradores más
próximos en el ISSSTE y en otras dependencias gubernamentales.
6 Presidencia de la República (2002) está conformado por siete partes: “¿Por qué y para qué
este compromiso?”, “La educación que tenemos”, “Los retos que enfrentamos”, “Nuestra visión
común“, “Tareas en la educación”, “Nuestros compromisos”, “Naturaleza y sentido del presente
compromiso”.
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 99
Destacan en ese convenio los tópicos relativos a la calidad y eva-
luación del aprendizaje y del profesorado: “Falta de instrumentos de
evaluación integral y, en general, un avance insuficiente en la cultura
de rendición de cuentas” (Gobierno Federal, 2002), ante lo cual, se
subraya, entre los compromisos:
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 101
Durante las tres administraciones en que operó el segundo pe-
riodo del programa, como ya se puntualizó, fue en la primera, du-
rante el sexenio de Zedillo, que se acordó su renovación: entre 1996
y 1997 se desarrollaron reuniones regionales del Programa de Carre-
ra Magisterial con el objeto de revisar los problemas que se habían
detectado y redefinir algunos de los tópicos para enriquecerlo y ac-
tualizarlo y, con ello, garantizar su pertinencia.
Con el fin de tener una normatividad clara, consistente y ade-
cuada según los cambios experimentados en el sistema educativo, la
Comisión Nacional sep-snte organizó reuniones regionales sobre
las normatividades para recoger propuestas de las comisiones pari-
tarias de las diversas entidades federativas. La revisión e integración
de las propuestas condujo a que la señalada comisión redefiniera
los lineamientos del programa (Comisión Nacional sep-snte de
Carrera Magisterial, 1998), cuyos rasgos generales a continuación
esbozamos, aun cuando no difirieron mucho de los que se plantea-
ron en 1993.
La participación de los docentes se ampliaba, siempre y cuando
se ubicaran en alguna de las tres vertientes del programa, podrían
participar todos los maestros que, al contar con Código 10 (definiti-
vidad) o Código 95 (interinato), participaban en preescolar, primaria,
internados, educación indígena, secundarias generales, técnicas y tele-
secundarias, educación física, educación artística, educación especial,
educación extraescolar y centros de formación para el trabajo.
Es importante subrayar que los docentes que realizaran activi-
dades administrativas o relacionadas con el Programa de Carrera
Magisterial, así como quienes ocuparan puestos de confianza o es-
tuvieran adscritos a instituciones de educación superior, no fueron
incluidos como susceptibles de incorporación.
De los docentes que se ubicaron en la primera vertiente de pri-
maria quienes, entre otros, se consideraban susceptibles de partici-
par en el programa eran los siguientes: maestro de grupo del Distrito
Federal y foráneo, maestro de grupo asistencial del Distrito Fede-
ral y maestro de grupo en primaria nocturna en Distrito Federal.
También en la primera vertiente, pero en secundaria general y, entre
C uadro 6
Factores de Carrera Magisterial por vertientes (1998)
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 103
a) Factor preparación profesional: se le asignó un puntaje de 28, en
lugar de 25 que tenía en 1993, es decir, se le aumentó el peso en tres
puntos.
b) Factor cursos de actualización: se le incrementaron dos puntos y
quedó con una ponderación de 17, en lugar de 15.
c) Factor desempeño profesional: anteriormente estaba conforma-
do por dos indicadores, la evaluación de pares (a cargo del Ór-
gano de Evaluación) y el aprovechamiento escolar (a cargo de
la Dirección General de Evaluación), y al que se le habían atri-
buido 35 puntos, se modificó sustantivamente. Los dos antiguos
indicadores fueron desarticulados y cada uno quedó como factor
independiente y con nuevas ponderaciones: al desempeño profe-
sional se le asignó un peso de 10%, es decir, que disminuyó en 18
puntos, mientras que el factor aprovechamiento escolar, que en
la versión de 1993 se le habían fijado siete puntos, se incrementó
hasta alcanzar 20 puntos (véase el cuadro 7).
C uadro 7
Factores para Carrera Magisterial (1998 y 1993)
C uadro 8
Antigüedad en el servicio educativo para participar en Carrera
7 Para la definición de las localidades de bajo desarrollo se utilizaron como criterios los si-
guientes: a) carecer de servicio de agua entubada; b) carecer de servicio de energía eléctrica,
y c) ser de difícil acceso (tiempo de transporte superior a 30 minutos de la localidad urbana
más cerca, o bien tener que hacer el recorrido a pie para llegar a la escuela). Un catálogo de
las zonas rurales y de bajo desarrollo fue elaborado con el fin de ubicar a los maestros que
se encontraban laborando en dichas localidades (Comisión Nacional SEP-SNTE de Carrera
Magisterial, 1998).
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 105
C uadro 9
Años de permanencia para las promociones
C uadro 10
Puntajes del factor nivel de estudios
Preescolar y primaria
Estudios concluidos de Normal (no licenciatura) 8
Estudios concluidos de Normal o licenciatura en la upn 9
Estudios concluidos de licenciaturas afines 9
Estudios concluidos de maestría 12
Estudios concluidos de doctorado 15
8 El Sistema Nacional de Formación Continua y Superación Profesional, así como los corres-
pondientes sistemas estatales se conformaron con el fin de “transitar de un programa para
la actualización de maestros a una política de estado para la profesionalización de los maes-
tros en servicio” (Vázquez, 2008). En 2010 se reportó que en el primer año de operación del
Sistema “se avanzó […] en la coordinación nacional de instancias e instituciones, propósitos,
metas, objetivos y contenidos, mediante la constitución de los Consejos Estatales de Forma-
ción Continua y Superación Profesional […] y, con ello, la construcción de sistemas estatales
de Formación Continua, articulados sistémicamente en función de las prioridades educativas
nacionales. Los esfuerzos formativos guardarán correspondencia con los resultados de
las pruebas estandarizadas nacionales e internacionales ENLACE, Excale, PISA, así como con los
del Concurso Nacional de Asignación de Plazas Docentes, 2010-2011” (Lujambio, 2010).
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 107
12 puntos, en tanto que los estatales, a cargo de las autoridades
educativas de las entidades, aunque dictaminados por la sep y la
comisión sep-snte, sólo alcanzaban un puntaje de 5.
e) Desempeño profesional. Este factor, que comenzó a valorarse
hasta la tercera etapa (1995), como ya se precisó, se modificó
sustancialmente, debido a que, por un lado, se carecía de los mate-
riales necesarios y, por otro, se constató la asignación de altas ca-
lificaciones emitidas por los pares que conformaban los diversos
órganos de evaluación de las tres vertientes. Sin embargo, el des-
empeño profesional continuó representando un gran desafío para
el programa, debido a los problemas que implicaban su diseño y
operación, tales como “la complejidad, amplitud y subjetividad
de lo que se pretendió medir; los recursos requeridos para evaluar
a miles de docentes […] y la dificultad de estandarizar instrumen-
tos” (Coordinación Nacional de Carrera Magisterial, 2001: 107).
Los aspectos a valorar en ese factor para cada vertiente eran
los siguientes: para la primera, la planeación de la enseñanza, el
desarrollo del proceso enseñanza-aprendizaje, la participación
en el funcionamiento de la institución y en la relación con la
comunidad; para la segunda vertiente, la planeación del trabajo
institucional, el desarrollo de actividades pedagógicas y escola-
res, y la difusión y vinculación con la comunidad; para la tercera
vertiente, la planeación del trabajo, su desarrollo, la participa-
ción en el órgano técnico, y la cantidad y calidad del trabajo
(Comisión Nacional sep-snte de Carrera Magisterial, 1998).
f) Aprovechamiento escolar. Finalmente, el factor aprovechamien-
to, que aludía sobre todo a los docentes de la primera y segunda
vertientes, intentaba verificar los aprendizajes de los alumnos co-
rrespondientes a su grado y asignatura, y continuó evaluándose a
través del examen aplicado y elaborado por la sep, la Evaluación
Nacional de Logros Académicos en Centros Escolares (enlace),
en consonancia con los planes y programas de estudio.
Para los profesores de la segunda vertiente se estipularon dos
indicadores: el aprovechamiento escolar y el desarrollo perso-
nal. Para la obtención del primero y en el caso de directivos, se
obtendría a partir del promedio de los puntajes que se obtuvie-
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 109
factores. De hecho, se perdió una gran cantidad de docentes entre
los inscritos y los evaluados a lo largo de este segundo periodo, pér-
dida que se acentuó en las últimas etapas, ya que del 82% inicial de
evaluados, se transita, en la etapa 20, a 62% (ver cuadro 11).
C uadro 11
Número de docentes inscritos y evaluados por etapa
C uadro 12 a
Porcentaje de maestros evaluados por nivel
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 111
C uadro 12 b
Porcentaje de maestros evaluados por nivel
C uadro 12 c
Porcentaje de maestros evaluados por nivel
C uadro 12 d
Porcentaje de maestros evaluados por nivel
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 113
ocupan puestos de dirección o supervisión y que, a nivel nacional,
representan un grupo reducido; c) los docentes de la tercera vertiente,
que son quienes desarrollan funciones de asesoría, constituyen el
grupo minoritario. La séptima etapa es la que aglutina la mayor fre-
cuencia de docentes evaluados, seguida por la octava, mientras que
la decimoséptima registra la menor.
En todos los casos, es decir, en las tres vertientes, se observa un
decremento en la participación desde la quinta etapa hasta la vigé-
sima, así como en el total global, tal como se subrayó (véanse los
cuadros 13a, 13b y 13c), al pasar de 58 5682 a 417 676. En relación
con la primera y la segunda vertientes, de 1995 a 1999 se mantuvo
más o menos un crecimiento sostenido, pero a partir de la novena
etapa (1999-2000) inició el descenso.
En particular, respecto de la primera vertiente, que inició con
más de 450 000 docentes frente a grupo, fue en la decimaprimera
etapa cuando el total de evaluados no alcanzó los 400 000 maestros,
y descendió a 353 482, en la vigésima; sin embargo, en la etapa 17
se situó el decremento más notable, al contar con menos de 300 000
evaluados. En cuanto a los directivos y supervisores, que conforma-
ron la segunda vertiente, y en el marco de la tendencia generalizada
de decremento, se detectó un repunte en la vigésima etapa, al contar
con 42 512 funcionarios evaluados, si consideramos que en las dos
previas se contó con 36 118 y 34 408 docentes. En la tercera vertiente,
el decremento más pronunciado comenzó en la decimaprimera etapa,
pero inicialmente los asesores experimentaron un crecimiento impor-
tante, al pasar de 34 947 en la quinta etapa, a 42 284, en la décima.
C uadro 13 a
Docentes evaluados por vertientes según etapas
Etapas 5ª 6ª 7ª 8ª 9ª 10ª
1995-1996 1996-1997 1997-1998 1998-1999 1999-2000 2000-2001
Primera vertiente 484 864 497 725 513 692 506 602 468 752 411 066
Segunda vertiente 65 871 64 612 66 273 64 651 59 016 52 828
Tercera vertiente 34 947 35 594 37 290 31 345 31 216 42 284
Total 585 682 597 931 617 255 602 598 558 984 506 178
Fuente: SEP (2015).
C uadro 13 c
Docentes evaluados por vertientes según etapas
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 115
primaria con 21 y los de preescolar, con 25. Es importante destacar
que desde la octava etapa el porcentaje registrado en el rango más
bajo (de 5 a 8), se mantuvo así durante la casi totalidad de las fases,
al registrar entre 1 y 5% como acumulado de los tres niveles; sin
embargo, a partir de la etapa 18 se registró un aumento que ascendió
en la fase 20, a 16%, lo que puede significar que los maestros que
tardíamente se evaluaron presentaron menores conocimientos y ha-
bilidades que quienes lo hicieron en las sesiones precedentes.
C uadro 14 a
Porcentaje de rango de puntaje en preparación profesional por etapas
C uadro 14 b
Porcentaje de rango de puntaje en preparación profesional por etapas
C uadro 14 d
Porcentaje de rango de puntaje en preparación profesional por etapas
Rango Etapa 20
2010-2011
Nivel Nivel Nivel
0 1 2
5-8 9 5 2
9-12 26 27 12
13-16 25 33 27
17-20 15 19 32
21-24 14 11 20
25-28 12 5 7
Fuente: SEP (2015).
Nota: Identificamos nivel 0 como preescolar; nivel 1 como primaria y nivel 2 como secundaria.
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 117
Al igual que en los exámenes relativos al factor de preparación
profesional, en el que los maestros de secundaria destacaron respecto
de los de primaria, en los de los alumnos, correspondientes al factor
aprovechamiento escolar, los de secundaria superaron a los de prima-
ria, si se considera el rango de puntaje más alto, que va de 17 a 20, así
como en el rango de puntaje anterior (de 13 a 16). En cuanto al rango
penúltimo del bajo puntaje (5-8), los alumnos de primaria concentra-
ron porcentajes más elevados que los de secundaria. Por otro lado, en
este mismo rango se observa que, en las últimas dos etapas (19 y 20),
los porcentajes de bajos puntajes aumentaron hasta alcanzar, entre los
dos niveles, una sumatoria de 19% y de 27%, que replica, de alguna
manera, el comportamiento decreciente de los datos de preparación
profesional de los maestros (véanse cuadros 15a, 15b, 15c y 15d).
En resumen, tanto la formación del profesorado de secundaria
como los logros de aprendizaje de los alumnos del nivel, dan cuenta
del mejor desempeño institucional de la educación secundaria.
C uadro 15 a
Porcentaje de rango de puntaje en aprovechamiento escolar por etapas
C uadro 15 b
Porcentaje de rango de puntaje en aprovechamiento escolar por etapas
C uadro 15 c
Porcentaje de rango de puntaje en aprovechamiento escolar por etapas
C uadro 15 d
Porcentaje de rango de puntaje en aprovechamiento escolar por etapas
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 119
ofreció el Pronap y el Sistema Nacional de Formación Continua y
Superación Profesional de Maestros de Educación Básica en Servicio.
Se puede destacar que el puntaje más bajo (5 puntos) es el que
concentró la mayor población de docentes. Por el contrario, el pun-
taje más alto (17 puntos) sólo alcanzó porcentajes que iban de 0% a
3% en las diferentes emisiones del programa. Así se tiene, por ejem-
plo, que en la octava etapa 202 891 maestros (63% de la población
evaluada) obtuvieron tan sólo 5 puntos, mientras que 2 895 docen-
tes (1%) alcanzaron 17 puntos. Si bien el porcentaje situado en el
nivel más bajo disminuyó, este descenso no fue suficiente, ya que
en la etapa 14 todavía se registró un alto grupo poblacional en el
mismo (126 275), y en la última fase, correspondiente a la vigésima,
se contó con 108 980 profesores, quienes representaron 40% de los
docentes evaluados y tan sólo 900 con el puntaje más alto (véanse
los cuadros 16a, 16b y 16c). Sin duda, habría que revisar con mayor
cuidado la pertinencia y calidad de los cursos que desde hace varias
décadas se han ofrecido a los profesores en los centros de maestros y
otros espacios institucionales y, sobre todo, los que en la actualidad
se están impartiendo en línea.
C uadro 16 a
Puntaje en cursos de actualización y superación
C uadro 16 b
Puntaje en cursos de actualización y superación
C uadro 16 c
Puntaje en cursos de actualización y superación
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 121
Etapa 17 Etapa 18 Etapa 19 Etapa 20
Puntaje 2008-2009 2009-2010 2010-2011 2011-2012
en cursos Núm. de Núm. de Núm. de Núm. de
% % % %
docentes docentes docentes docentes
8 3 291 2 7 923 4 6 763 3 5 510 2
9 2 465 1 2 994 1 1 690 1 2 418 1
10 1 269 1 723 0 287 0 684 0
11 971 0 917 0 1 038 0 1 394 1
12 11 344 6 19 839 9 27 120 11 28 178 10
13 28 684 14 54 468 26 70 037 28 73 156 27
14 24 596 12 25 128 12 23 590 10 38 561 14
15 14 068 7 6 048 3 3 136 1 8 510 3
16 6 619 3 637 0 133 0 747 0
17 4 468 2 695 0 630 0 900 0
Fuente: SEP (2015).
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 123
para reformar el Programa de Carrera Magisterial, el cual entraría
en vigor en la vigésima primera etapa, es decir, en el ciclo escolar
2011-2012.
Los nuevos lineamientos generales, así como el programa, ten-
drían una vida efímera, ya que el 11 de septiembre de 2013 se apro-
bó el decreto por el que se expidió la Ley General del Servicio Pro-
fesional Docente, a través de la que se derogaron las disposiciones
que se oponían a ella. Esta ley marcó una ruptura definitiva con la
lógica de estímulos que significaba el Programa de Carrera Magis-
terial, además de definirse como un nuevo derrotero para todos los
maestros de educación básica.
Cabe destacar que esta ley establece la obligatoriedad de la eva-
luación sistemática, regula el ingreso, la permanencia, la promoción
y el reconocimiento del personal docente de toda la educación básica
a partir de verificaciones específicas para cada caso; además, separa el
sueldo base del estímulo salarial del citado programa, esto significa
que el aumento anual se aplicaría únicamente al primero, cuando
en los años anteriores los incrementos se efectuaban sobre el salario
base más el estímulo del Programa de Carrera Magisterial.
El programa continuaría funcionando hasta que no entrara en
vigor la ley y la etapa 22 se desarrollara en las condiciones señala-
das en la convocatoria. Asimismo, se puntualizó, en el artículo 10º
transitorio, que “los beneficios adquiridos por el personal que par-
ticipa en Carrera Magisterial no podrán ser afectados en el tránsito
al programa a que se refiere el artículo 37 de esta Ley” (Peña, 2013).
No obstante, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los
Trabajadores del Estado (issste) pagó las jubilaciones sin considerar
el pago de Carrera, por lo que se acumularon innumerables quejas
en la Oficialía Mayor de la sep, ante lo cual se debió dar marcha
atrás. Aunque también, como quedó definido en el citado artículo,
la sep tendría la posibilidad de realizar ajustes en cuanto a los fac-
tores, puntajes e instrumentos hasta que se diera a conocer el nuevo
decreto.
A más de 15 años de funcionamiento del programa, se modificó
en 2011 respecto de los factores y las ponderaciones, así como otros
rubros que se detallan a continuación. En primer lugar, se reiteró que
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 125
C uadro 18
Factores y puntajes de Carrera Magisterial (2011)
Factores
1. Aprovechamiento escolar 50
2. Formación continua 20
3. Actividades cocurriculares 20
4. Preparación profesional 5
5. Antigüedad 5
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 127
por la instancia correspondiente, conforme a los resultados que
se obtuvieran en el factor de aprovechamiento escolar y en el
de preparación profesional.
• El reconocimiento del trabajo extraclase, que se despliega a tra-
vés de actividades cocurriculares, se valoró con un puntaje de 20
para los profesores de las tres vertientes, factor que se incorporó
por primera ocasión. Las actividades cocurriculares de los profe-
sores de la primera vertiente se considerarían las que se realizan
fuera del horario laboral, las cuales se destinan a promover el
aprendizaje de los alumnos, la integración social y a fomentar un
clima de convivencia en la comunidad. Para los directores de la
segunda vertiente, el puntaje se obtendría a partir del promedio
de las actividades cocurriculares de los docentes a su cargo, en
tanto que para los inspectores del promedio de los directores de
su zona y, para los jefes de sector, del promedio de los supervi-
sores a su cargo. Para los docentes de actividades técnico peda-
gógicas (tercera vertiente), el puntaje se obtendría con base en el
cumplimiento de su plan anual de trabajo de Carrera Magisterial,
relativo al acompañamiento a los docentes de la primera y se-
gunda vertientes y las horas trabajadas fuera del horario laboral.
• El factor que se denominó formación continua, correspondien-
te a la actualización y superación profesional en las emisiones
precedentes, se incrementó en el puntaje y se refería a las activi-
dades destinadas a la profesionalización de la práctica educativa
con el objeto de que los docentes se actualizaran desde el punto
de vista cultural, pedagógico, científico y tecnológico. Para este
efecto se dispusieron múltiples opciones, como los cursos del
Catálogo Nacional de la sep, los cuales se ofrecían, y se conti-
núan ofreciendo, a través de diversas modalidades (presencial,
semipresencial y en línea; diplomados, especialidades, maestrías
y doctorados del Catálogo Nacional).
• El factor preparación profesional de las tres vertientes experi-
mentó un decremento importante: mientras en 1993 se le asig-
naron 25 puntos, y 28 puntos en 1998, en esta emisión única-
mente fueron 5 puntos, verificados con base en el tradicional
examen que se conforma a partir de un banco de reactivos.
C uadro 19
Factores y pesos en Carrera Magisterial (1993, 1998 y 2011)
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 129
C uadro 20
Factores y ponderaciones en Carrera Magisterial por vertientes (1998 y 2011)
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 131
terés para inscribirse y las múltiples críticas que se desplegaron tanto
al interior del mismo magisterio como de agentes externos, incluidos
académicos universitarios.
A manera de cierre
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 133
considerados como determinantes de la calidad (años de servicio,
grado de estudios, calificaciones en las pruebas de preparación
profesional, cursos de actualización o de formación continua) y
las calificaciones de los alumnos en las pruebas –comprendidas
aquí como la calidad de la educación–, tanto en el caso de los
maestros de primaria como en los de secundaria:
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 135
la docencia y el docente, con la enseñanza y el aprendizaje, con
el aula y la escuela.
c) Desde la lógica empresarial, también podemos preguntarnos si
la inversión en el programa por parte del Estado ha sido redi-
tuable. De acuerdo con el informe de resultados de la revisión
de la cuenta pública, que efectuó la Auditoría Superior de la
Federación, la inversión en él fue gigantesca, a pesar de que no
toda la planta docente decidió o pudo participar, ya que para
el ingreso se establecieron ciertas condiciones que limitaron la
incorporación de los docentes de recién ingreso, entre otros.
Desde 2007 se puntualizaba que, en el presupuesto de egre-
sos, Carrera Magisterial no se configuró como un programa
presupuestario, lo que impidió transparentar el ejercicio presu-
puestal y obstaculizó la evaluación del logro del objetivo funda-
mental (Auditoría Superior de la Federación, 2007).
Sin embargo, se enfatizó que la sep sólo logró parcialmente
promover la calidad de la educación:
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 137
su superación y productividad. El Pride de la unam (denominado
así en 1990) tuvo como antecedente el Programa de Estímulos a la
Productividad y al Rendimiento del Personal Académico de Carrera
(preprac). En cuanto a las instituciones de educación superior, el
Promep, instaurado desde 1996, y el actual Prodep, han pretendido
profesionalizar a los profesores de tiempo completo en materia de
docencia e investigación, así como su integración como comunida-
des académicas.
R eferencias
U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 139
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U N AC E R C A M I E N TO A L P R O G R A M A D E C A R R E R A M AG I S T E R I A L 141
143
144 L A U R A R O D R Í G U E Z D E L C A S T I L LO Y C L A U D I A B ATA L L E R S A L A S
había sido diseñado, así como acerca de sus formas de aplicación,
omisión que, en palabras de Santibáñez et al. (2006: 14), supuso “un
costo de implantación considerable e importantes esfuerzos reali-
zados por parte de la Secretaría de Educación Pública, [a lo que se
agregaría que] el Programa de Carrera Magisterial nunca ha sido
formal e independientemente evaluado. Como consecuencia, no re-
sulta claro si el programa funciona adecuadamente”.
Las consistencias e inconsistencias que aquí se trabajan son una
manera de acercarse a la revisión del programa, su explicitación per-
mite advertir algunas de sus implicaciones en y para la práctica de
evaluación a los maestros. En este capítulo se revisan aquellas que
se atribuyen a:
C A R R E R A M AG I S T E R I A L : U N A R E V I S I Ó N D E S U S C O N S I S T E N C I A S E I N CO N S I S T E N C I A S 145
C onsistencia e inconsistencia
146 L A U R A R O D R Í G U E Z D E L C A S T I L LO Y C L A U D I A B ATA L L E R S A L A S
Por lo antes expresado, cabe señalar que en la exposición de
motivos que justificaron los ajustes a los Lineamientos en 1998, la
Comisión sep-snte admitió la existencia de consistencias e inconsis-
tencias, tal como se aprecia en el siguiente extracto:
C A R R E R A M AG I S T E R I A L : U N A R E V I S I Ó N D E S U S C O N S I S T E N C I A S E I N CO N S I S T E N C I A S 147
que se han operado en los últimos tiempos y que han originado formas
novedosas de interacción entre los diferentes países, dicha aspiración
se ha convertido en una necesidad imperiosa: únicamente con una for-
mación integral se puede lograr el nivel de competitividad exigido por
los procesos de modernización y globalización. Para poder enfrentar los
retos impuestos por las actuales exigencias internacionales es indispen-
sable fortalecer la educación nacional (Comisión Nacional sep-snte
de Carrera Magisterial, 1998).
148 L A U R A R O D R Í G U E Z D E L C A S T I L LO Y C L A U D I A B ATA L L E R S A L A S
sión Nacional sep-snte de Carrera Magisterial, 1998 y 2011), se diri-
ge a la revisión de tales atributos en la relación indicada.
La calidad educativa, como una de las principales aspiraciones
de la educación, se mantiene de manera consistente en ambos casos;
sin embargo, en 2011 los elementos en torno a los que se ligaban
muestran cambios; es decir, por una parte aquéllos fueron ampliados
y, por otra, el logro académico de los alumnos se colocó como uno
de los referentes centrales de la misma. Estas diferencias indican un
carácter inconsistente respecto de los temas y ámbitos a los que se
alude en cada una de las versiones de los Lineamientos para conno-
tarla; inconsistencia que, en un sentido general, no niega que calidad
educativa en el programa se refiera a la búsqueda de un constante
mejoramiento educativo.
De acuerdo con lo anterior, no es posible dar cuenta de la exis-
tencia de una idea concreta ni explícita en cuanto a lo que significa
calidad educativa, ni en el programa en general ni tampoco en el
esquema o estructura de evaluación en lo particular, lo cual hace
posible señalar un estado de inconsistencia.
También es necesario puntualizar que la inconsistencia, que se
desprende a causa de la falta de precisión sobre dicha noción, no es
algo que se presente únicamente en éste, y mucho menos que sea, en
estricto sentido, imputable a él. En este sentido, se ha planteado que:
Zorrilla (2003) hace suya esta disertación y aclara que los tér-
minos calidad y calidad de la educación aluden a cuestiones de na-
turaleza particular, en tanto que el primero es un estado deseable de
C A R R E R A M AG I S T E R I A L : U N A R E V I S I Ó N D E S U S C O N S I S T E N C I A S E I N CO N S I S T E N C I A S 149
manera generalizada por toda persona y sociedad, mientras que el
segundo se encuentra en dependencia de aquello que se elige como
parámetro de calidad. En nuestro caso, con base en la perspectiva de
la autora, la referencia a calidad educativa, expresada en los Linea-
mientos a los que nos hemos referido, quedaría sujeta al contexto en
que se ubica, así como a la intencionalidad o estado de cosas a las que
se pretende llegar a partir de su alusión.
El trabajo docente, en relación con calidad educativa, es otro
vínculo que también nos permite distinguir expresiones acerca de su
consistencia e inconsistencia, que presentamos con base en temas inmis-
cuidos en dicha relación. Como ya señalamos, será necesario mencionar
el contexto en el cual surgen los atributos a los que nos referimos.
En el marco del clima político-educativo que se registra en el
país, antes y durante el desarrollo del programa,4 se produjeron di-
ferentes discursos y propuestas en materia educativa que aludían a
los maestros, su trabajo, así como su papel en los cambios que se
impulsarían en el terreno de la educación. En numerosas ocasiones
se mencionaron como propósitos la recuperación del valor social
del magisterio, la resignificación del trabajo docente, la profesiona-
lización de los maestros, el maestro como actor fundamental de los
cambios, entre otros.
En este sentido, no es una casualidad la importancia que se
otorgó a la tarea de la enseñanza; sin embargo, y a propósito de
la identificación de inconsistencias, vacíos e imprecisiones respecto
de los saberes teóricos y metodológicos involucrados en dicha la-
bor, éstos se manifestaron en el proceso de evaluación. Nos referi-
mos a las múltiples acciones institucionales5 que se desplegaron en
torno a la definición de un conjunto de especificaciones sobre los
contenidos curriculares susceptibles de ser evaluados y, en conse-
cuencia, que daban paso a la construcción de reactivos y pruebas
de evaluación dirigidas tanto a los maestros como a los alumnos.
Por otra parte, cuando en la última modificación de Carrera
Magisterial se hicieron esfuerzos para ampliar los saberes, los ám-
150 L A U R A R O D R Í G U E Z D E L C A S T I L LO Y C L A U D I A B ATA L L E R S A L A S
bitos y los contextos escolares, que serían tomados en cuenta en la
evaluación, se mantuvieron ausentes los procesos que alumnos y
maestros viven en la realidad de cada aula.
6 El proceso de cambios que sufrieron los factores y los puntajes será brevemente mencionado,
ya que Patricia Ducoing hace un extenso tratamiento del tema en el capítulo anterior de la
presente obra.
C A R R E R A M AG I S T E R I A L : U N A R E V I S I Ó N D E S U S C O N S I S T E N C I A S E I N CO N S I S T E N C I A S 151
en los resultados de aprendizaje que se obtuvieran en las pruebas apli-
cadas a los alumnos. Estas trasformaciones revelaron un conjunto de
inconsistencias entre factores, puntajes y calidad educativa.
Los Lineamientos 2011 dieron la pauta a lo que podríamos lla-
mar “nuevos ejes de evaluación”, si se estima que en éstos se privile-
giaron las tareas docentes, como la dedicación de tiempo extraor-
dinario para la organización y desarrollo de actividades extraclase y
el fortalecimiento de la profesionalización, la experiencia docente y el
dominio de conocimientos (Comisión Nacional sep-snte de Carrera
Magisterial, 2011).
152 L A U R A R O D R Í G U E Z D E L C A S T I L LO Y C L A U D I A B ATA L L E R S A L A S
de la integración de dicha relación, pues observamos que los maestros
recibieron un mensaje contradictorio acerca de lo que, en última
instancia, perseguía la evaluación, así como de aquello en lo que de-
bieron centrar sus esfuerzos y tareas para conseguir su objetivo, ya
fuera ingresar, permanecer o promoverse en el Programa.
Debido a la fuerza con la que dicho factor fue instalado en la
propuesta de evaluación, en éste se habría resumido el largo proce-
so de luces y sombras, de consistencias e inconsistencias por el que
transitó Carrera Magisterial.
C A R R E R A M AG I S T E R I A L : U N A R E V I S I Ó N D E S U S C O N S I S T E N C I A S E I N CO N S I S T E N C I A S 153
que los alumnos poseían y, en consecuencia, el logro de la calidad de
la educación a la que el programa pretendía contribuir.
Como ya se mencionó, a partir de 2011 Carrera Magisterial
tomó los resultados de aprendizaje de los alumnos como el referente
más importante, no de manera casual, pues la ocde había estable-
cido la necesidad de que el inee realizara el diseño y desarrollo de
evaluaciones para alumnos y la gestión de las evaluaciones interna-
cionales, como las pruebas del Programa para la Evaluación Inter-
nacional de Alumnos (pisa) para el alumnado desde 2002. Por ello,
con el propósito de tener información respecto de los aprendizajes
logrados por los alumnos, durante la vigencia del programa se cons-
truyeron y aplicaron las pruebas Examen para la Calidad y el Logro
Educativo (Excale) y enlace. Excale se aplicó por primera vez a
finales del ciclo escolar 2004-2005 a alumnos de tercero de secun-
daria, identificados como Excale 09 (inee, s/f a) y concluyó en 2014
(inee, s/f b). Su propósito fundamental, como ya señalamos, fue ob-
tener información sobre el conocimiento de los alumnos respecto del
currículum nacional (inee, s/f c).
Excale tuvo como finalidad medir el desempeño de los sistemas y
subsistemas educativos. Cada cuatro años se aplicaba a una muestra
de alumnos en tercero de preescolar, tercero de primaria, sexto de
primaria, tercero de secundaria y tercero de educación media supe-
rior en escuelas públicas y privadas, tomando como referente los
contenidos y habilidades que se encontraban en los planes y progra-
mas de estudio. Además, se aplicaba un cuestionario para recabar
información de los contextos de los alumnos y las escuelas; sin em-
bargo, de acuerdo con el propio inee:
154 L A U R A R O D R Í G U E Z D E L C A S T I L LO Y C L A U D I A B ATA L L E R S A L A S
entidad federativa; por sus características, se concebía como de poca
visibilidad social y de escasa presencia en la toma de decisiones a
nivel educativo, ya que las pruebas Excale no daban a conocer resul-
tados por alumno sino a niveles nacional, estatal y por modalidad
educativa (inee, s/f d).
En el caso de enlace, se estableció en 2006 y su aplicación se
realizó en los últimos cuatro grados de primaria, así como en el último
de secundaria. Se le señaló de alto impacto –a diferencia de Ex-
cale–, de tipo censal y su aplicación abarcaba mucho más. Se realizó
cada año y consideraba evaluaciones por alumno, por escuela y por
entidad federativa, sin un análisis educativo de fondo que permitiera
la comprensión. Los resultados fueron visibles socialmente, incluso,
podemos decir, escandalosamente visibles, al dar a conocer diferencias
entre alumnos, escuelas, grupos, sectores y entidades sin mencionar
apenas el contexto y las condiciones materiales en que se encontraban
muchas de ellas, carencia ya mencionada también en la prueba Excale.
Cumplía propósitos más amplios que la anterior ya que, por una par-
te, involucraba al sistema educativo nacional, a la vez que funcionaba
como una escala de todo el país sobre conocimientos y habilidades de
los alumnos en relación con los contenidos evaluados. Muchos de los
docentes salieron afectados por los resultados que se obtuvieron en
esta evaluación; en este sentido, es posible señalar que enlace marca-
ba el rumbo y el acento que el maestro debía de dar, no en cuanto a su
práctica educativa como un hecho complejo y multideterminado, sino
en relación con los resultados que se debían obtener desde la perspec-
tiva evaluativa gubernamental plasmada en el Programa de Carrera
Magisterial en relación con el aprendizaje de los alumnos.
Así, enlace se instauró de manera abrupta en nuestro sistema
educativo como apoyo a la propuesta de evaluación del magisterio,
pese a que adolecía de una fundamentación teórica y metodológica
en materia de elaboración de exámenes, sin señalar con claridad si
se hacía referencia al contenido, a las habilidades, destrezas o ca-
pacidad de los alumnos para resolver problemas; su articulación se
daba exclusivamente con lo curricular (Padilla, 2010). Su intención
primordial era conocer el nivel de desempeño en las materias de es-
pañol, matemáticas y otras asignaturas de forma alternante.
C A R R E R A M AG I S T E R I A L : U N A R E V I S I Ó N D E S U S C O N S I S T E N C I A S E I N CO N S I S T E N C I A S 155
La última prueba enlace se aplicó del 3 al 7 de junio de 2013
a 14 098 879 alumnos (94.4% de los programados), en 122 608
escuelas primarias y secundarias de sostenimiento público y privado
(89.9% de los planteles programados) en 32 entidades federativas.
En el caso de Oaxaca participaron sólo los centros comunitarios
administrados a nivel federal por el Consejo Nacional de Fomen-
to Educativo (Conafe). Las asignaturas evaluadas fueron Español y
Matemáticas, como en años anteriores, así como Formación Cívica
y Ética, con preguntas sobre los contenidos de los programas de es-
tudio vigentes (unoiNews, 2013).
156 L A U R A R O D R Í G U E Z D E L C A S T I L LO Y C L A U D I A B ATA L L E R S A L A S
de los Aprendizajes (Planea), que comenzaron a aplicarse en el ciclo
escolar 2014-2015. Dicha propuesta previó en un solo esquema tan-
to evaluaciones censales anuales como muestrales-cuatrianuales, lo
que fusionaba las intenciones de las pruebas anteriores.
Hasta ahora, los maestros no reciben de manera sistematiza-
da una retroalimentación del trabajo que realizan ni de las posibles
mejoras que deben hacer en su labor docente. No hay una revisión
puntual sobre lo que deben hacer para favorecer los procesos de en-
señanza ni cómo pueden interactuar de mejor manera con sus alum-
nos; en el mejor de los casos, los supervisores son quienes –de manera
más bien informal– dan cierta retroalimentación a los maestros. Así,
la evaluación docente se vuelve punitiva y no formativa –como lo
establecieran en sus primeras intenciones–, lo que evidentemente es
una inconsistencia a destacar en el Programa de Carrera Magisterial.
Es sabido que, en todo proceso de aprendizaje que busca una
mejora sustancial, la retroalimentación es básica y fundamental.
Sólo a partir de la revisión de las etapas que se han realizado y de
las acciones acompañantes se puede llevar a cabo una mejora. Sin
este acompañamiento difícilmente se podrán identificar las acciones
que se deben realizar.
La evaluación docente no ha tomado en cuenta una forma sis-
temática para llevar a cabo la retroalimentación al maestro, apenas
ahora, con la propuesta de evaluación actual, se está mirando como
algo importante, como parte sustancial del proceso. De tal suerte
que a los maestros se les mandan mensajes ambiguos respecto de
lo que se espera de ellos para el logro de la calidad educativa. ¿De-
ben enfocar sus esfuerzos al logro del aprendizaje de sus alumnos de
acuerdo con el contexto y la situación real que están enfrentando?
Nuevamente, la mirada no está en la formación del docente y su
desempeño, sino finalmente en el logro de resultados.
En el discurso, la evaluación docente, en general, y Carrera Ma-
gisterial, en particular, establecen la necesidad de la mejora profe-
sional como motor de cambio del sistema educativo, con base en la
urgencia de realizar un proceso permanente y continuo de profesio-
nalización docente; sin embargo, los esfuerzos hasta el momento se
encuentran lejos de retomar este sentido formativo y de mejora del
C A R R E R A M AG I S T E R I A L : U N A R E V I S I Ó N D E S U S C O N S I S T E N C I A S E I N CO N S I S T E N C I A S 157
desempeño docente de manera clara, sistemática y continua, donde
el peso de los resultados de los alumnos no sea tan determinante y,
además, las condiciones contextuales jueguen un parámetro sustan-
cial de corte cualitativo que brinden otra mirada a los instrumentos
estandarizados.
Desde 2007, el inee había realizado un estudio que señalaba las
grandes brechas que existían en relación con factores socioculturales y
el impacto que éstas tenían en los resultados de las pruebas enlace.
De acuerdo con ello, se estableció que:
158 L A U R A R O D R Í G U E Z D E L C A S T I L LO Y C L A U D I A B ATA L L E R S A L A S
inconsistencia que ha sido poco atendida en aras de establecer
parámetros confiables y medibles del desempeño, principalmente
de los alumnos (Nava y Rueda, 2014).
A decir del inee (Santiago et al. , 2012), la necesidad de evaluar
al docente e identificar el buen desempeño del esfuerzo realizado en
torno a la evaluación del magisterio y del aprendizaje de los alumnos
goza de un consenso generalizado; sin embargo, este instituto tam-
bién reconoció en su momento que, para evaluaciones más precisas,
se necesitan aspectos tales como los estándares específicos de ense-
ñanza y la articulación de un marco general de evaluación; además,
señaló como la principal inconsistencia la falta de articulación entre
la evaluación docente, el desarrollo profesional y el desarrollo esco-
lar, así como la participación limitada de las autoridades estatales y
los directivos escolares.
En nuestra opinión, otro punto importante en la evaluación do-
cente es retomar la experiencia del maestro y los años que lleva en
servicio. Hacer esta diferenciación es un punto crucial. Los maestros
de reciente ingreso no pueden ser evaluados con los mismos pará-
metros que los que llevan 25 o más años de servicio. La ausencia de
esta situación también puede subrayarse como una inconsistencia
sustancial del programa.
A nálisis crítico
C A R R E R A M AG I S T E R I A L : U N A R E V I S I Ó N D E S U S C O N S I S T E N C I A S E I N CO N S I S T E N C I A S 159
Por lo que se refiere a calidad educativa, a pesar de la impor-
tancia que se le otorgó como referente de la estructura misma que
adoptó el programa, en ninguna de las versiones de Lineamientos
Generales se explicitó lo que se entendería por ella, por lo tanto se
presentó de manera inobjetable como un “estado deseable” al que
todos debemos y podemos aspirar; relativismo axiológico que, en
consecuencia, niega la posibilidad de manifestar cualquier tipo de
oposición, o bien, de encontrar respuesta a varias interrogantes:
¿por qué no existía calidad? ¿Cuándo y cómo se sabe que se alcanza
la calidad educativa? ¿A qué alude calidad educativa en el programa?
¿El programa contribuyó a la calidad educativa?
Ante este escenario, no existió un ejercicio propositivo ni orien-
tador sobre las dimensiones que involucraría la “calidad” educativa.
La evaluación por sí misma no mejora la educación y evaluación y
calidad no son sinónimos.
Análogamente, el esquema de puntajes en que se basó la evalua-
ción de los docentes no es un tema menor en el orden de aquello que
se pretendía por calidad educativa, así lo demuestran los cambios
que sufrió el programa durante su vigencia, mismos que, en lo fun-
damental, se concentraron en el establecimiento de los requisitos y
porcentajes de los diferentes factores a ser evaluados. De este modo,
de iniciar priorizando la formación y actualización académica de
los maestros, en su última etapa de modificación se realizó el ma-
yor giro al esquema de evaluación, al considerar los resultados del
aprendizaje de los alumnos con el mayor puntaje. Lo anterior nos
remite a señalar el uso indiscriminado y hasta acomodaticio del tér-
mino calidad educativa, si se admite que fue utilizado como un co-
modín para justificar, en cada uno de sus momentos, los propósitos
del Programa Carrera Magisterial.
Por su parte, la evaluación del aprovechamiento escolar, como
factor preponderante de la evaluación de los docentes, dio cauce al
empleo de nuevos recursos de evaluación del aprendizaje de los alum-
nos. Así, su diseño, aplicación e integración de resultados se convirtió
en una de las tareas principales de las acciones que acompañaron a la
reforma educativa. La pertinencia de los instrumentos para evaluar el
aprendizaje ha sido fuertemente cuestionada, incluso se ha dicho que
160 L A U R A R O D R Í G U E Z D E L C A S T I L LO Y C L A U D I A B ATA L L E R S A L A S
los resultados no fueron utilizados para favorecer la mejora ni de la
práctica docente ni del aprendizaje de los estudiantes; en todo caso,
unos y otros fueron más bien “clasificados” con base en los registros
obtenidos. Ante tal situación, no es aceptable que el uso e interpre-
tación de los datos que proceden de esta forma de evaluación estén
al margen de afirmaciones de valor; sin embargo, el programa se dio
a la tarea de utilizar los datos por sí mismos, negando las múltiples
interpretaciones que ellos entrañan.
La discusión sobre la presencia de calidad educativa en el pro-
grama no la circunscribimos a la ausencia o no de un significado,
más bien parece que estamos frente a un proceso que no tomó en
cuenta la gran complejidad que involucra emprender la evaluación
de los maestros. Su importancia es incuestionable, la práctica de la
evaluación debe consolidarse como un mecanismo para la mejora
educativa; sin embargo, no es suficiente llevar a cabo programas de
evaluación para que las prácticas de los maestros se trasformen o
mejoren, es necesario reconocer que en ellas se juega un sinnúme-
ro de factores de naturaleza diversa, los cuales deben considerarse
de acuerdo con las realidades en que se realiza la docencia. El haber
hecho de la evaluación el instrumento para cumplir con la meta de
alcanzar la calidad educativa abonó a la distorsión del conocimiento
sobre las condiciones sociales, culturales, políticas y económicas en
las que tiene lugar la enseñanza y el aprendizaje en los espacios esco-
lares de México. El problema no es exclusivamente de la evaluación,
también lo es de la política educativa que la utiliza con determinados
fines.
Si bien es cierto que en la actualidad se tiene acceso a valiosos
reportes de investigación e informes de resultados, en cuyo conteni-
do y análisis es posible saber quiénes son los docentes, además de co-
nocer algunos datos respecto de su participación en el programa, es
pertinente reconocer que se mantiene vigente la necesidad de contar
con trabajos que, desde una mirada que admita e integre la comple-
jidad de la práctica docente, aborden los alcances y limitaciones de
la experiencia de su evaluación.
En relación con los esfuerzos desplegados en torno a la realiza-
ción de evaluaciones estandarizadas, éstos no darán los frutos es-
C A R R E R A M AG I S T E R I A L : U N A R E V I S I Ó N D E S U S C O N S I S T E N C I A S E I N CO N S I S T E N C I A S 161
perados si no se acompañan de la toma de decisiones de naturaleza
política que estén dirigidas a la mejora de la realidad en la que se
vive y se desarrolla el trabajo docente.
Asimismo, estimamos que, a pesar de la importancia y la riqueza
que arrojó, la única evaluación externa que fue practicada al pro-
grama en realidad fue tardía (Santibáñez et al., 2006); además, no se
sabe con certeza cuáles de sus resultados y recomendaciones fueron
retomados en 2011 en su última versión.
El análisis crítico que hemos presentado nos interpela a tomar
en cuenta nuevas interrogantes sobre la evaluación de los docen-
tes en México. En este sentido, queremos compartir preguntas nue-
vas que nos acompañan: ¿el Programa de Carrera Magisterial fue
la propuesta de evaluación del desempeño docente que se requería
para mejorar la educación básica? ¿La promoción horizontal y los
bonos salariales son un mecanismo de mejora del o para el trabajo
docente? ¿Cuáles son los instrumentos pertinentes para llevar a cabo
un proceso de evaluación docente en el contexto mexicano? ¿Cómo
y de qué forma se puede recuperar el aprovechamiento escolar en la
evaluación docente?
Por último, señalamos que lo dicho en este capítulo es una for-
ma de hacer evidente la presencia de ciertas consistencias e incon-
sistencias con las que el Programa Carrera Magisterial nació y se
desenvolvió.
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165
166 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
en un lugar central para la definición de acciones en materia educa-
tiva y para la evaluación de la docencia.
Desentrañar cada uno de los elementos que evidencian esta singu-
lar relación supera la capacidad de este texto. Se enuncian porque, en
el caso de la política de evaluación de la docencia, se movilizan
en conjunto, no en sintonía total, aunque sí en oscilación de perspec-
tivas. El recorrer los diferentes programas alineados a la política de
evaluación docente, desde el Programa de Carrera Magisterial hasta el
Servicio Profesional Docente (spd), permite percibir la presencia de las
entidades negociadoras que con diferente énfasis participan, deciden y
aplican acciones específicas. En otros capítulos de este libro se exponen
con mayor profundidad las particularidades de estas acciones.
Por otro lado, es imposible omitir que, para concretar las orien-
taciones políticas sobre evaluación de la docencia, es necesario es-
tablecer las estructuras operativas y técnicas que las pongan en
marcha, permitan concretarlas y puedan aplicarse; en las experien-
cias nacionales antes dichas, en pocos casos han sido sólidamente
sustentadas. Los programas de evaluación de la docencia parecen
estar siempre presionados en los tiempos, improvisados en sus accio-
nes y trastocados por las negociaciones.
Además de lo anterior, agregamos un fenómeno que caracteriza
las políticas de evaluación de la docencia y la definición de sus pro-
gramas: que éstos son determinados y estructurados al margen del
conocimiento acumulado en materia educativa, no suelen ser discu-
tidos públicamente sino presentados como una realidad inamovible
y, para analizarlos, se debe reconstruir el andamiaje analítico que
los sostiene, ya que casi nunca se presentan acompañados de los
referentes que los sustentan. Así, cada acercamiento a un programa
necesita ensayar la comprensión de los argumentos que fundamen-
tan las acciones indicadas, los enfoques utilizados y las razones para
elegir una u otra opción en el contexto nacional.
Los elementos anteriores subyacen en la perspectiva de este
capítulo. No todos pueden desarrollarse, aunque se reconoce su pre-
sencia en la experiencia de la Evaluación Universal. Intentaremos
identificar los más relevantes y los que se vinculan con la experiencia
posterior de evaluación docente.
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 167
A ntecedentes , algunos rasgos relevantes
168 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
ejercicio docente y de gestión en las diversas modalidades en las que
éste se realiza; aunque no constituye un perfil docente generalizado,
pues su carácter voluntario involucró sólo a sus participantes, es po-
sible considerarlo como referencia de las actividades docentes rele-
vantes. Si atendiéramos al porcentaje que se le atribuye a cada factor
evaluado, es posible señalar que las actividades con mayor puntaje
son más relevantes frente a las que tienen menor puntuación y que
el programa reconoce en su estructura. En el caso de Carrera Magis-
terial, para su última aplicación, la diferencia entre puntajes puede
clasificarse en tres bloques. En el primer caso se encuentra el apro-
vechamiento escolar de los alumnos, factor que concentra 50% de
los posibles puntos a lograr, seguido de la formación continua y las
actividades cocurriculares que se definen en 20% cada una y, final-
mente, con una diferencia significativamente menor (5% cada una),
la antigüedad y la preparación profesional, esta última calificada
mediante un examen de conocimiento. Desde la perspectiva de Ca-
rrera Magisterial, las actividades relevantes del docente son las que
se reflejan en los resultados de aprendizaje de sus alumnos, mientras
que las menos relevantes son las que constituyen su conocimiento
sobre los principios y orientaciones pedagógicas del programa, así
como los contenidos programáticos.
Esta perspectiva de evaluación, que se basa en el pago por mé-
rito de la actividad docente, se constituye como un modelo de eva-
luación sumativo de resultados; su finalidad es clasificar profesores
para determinar quiénes tienen derecho a recibir estímulo econó-
mico. Díaz-Barriga (1999: 97) considera que para este programa
lo más llamativo es la tecnocrática simpleza con la que este tipo de
evaluación se impuso, con el pretexto de establecer una cultura de la
evaluación que priorizó enfoques de detección de resultados muy
lejanos a la valoración de aspectos sustantivos de la tarea docente.
Durante más de 20 años, Carrera Magisterial fue el único pro-
grama de evaluación de la docencia y coexistía con la anterior estruc-
tura vertical de ascenso por antigüedad y escalafón. A pesar de que
tuvo varios cambios, muchos de los cuales modificaron su estructura
original, subsistió como modelo de evaluación docente, aunque exis-
te otra experiencia que aplica por primera vez la evaluación como
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 169
mecanismo para acceder a una plaza, el Concurso Nacional para el
Otorgamiento de Plazas Docentes (cnpd), esquema que se aplicó des-
de el año 2000 en algunas entidades federativas, pero sólo hasta 2008
se generalizó a nivel nacional. La elección de un examen implicó por
primera vez el diseño de una estructura técnica para la evaluación a
los aspirantes a una plaza; como sabemos, definir una prueba de esta
magnitud requiere una serie de acciones, tiempos y responsabilidades
diferenciadas, así como la elaboración de métodos de calificación, áreas
de evaluación y reactivos, su validación, ponderación de porcentajes de
las áreas evaluadas, entre otros aspectos. Como la única experiencia
similar que existía en nuestro país era Carrera Magisterial, el factor
preparación profesional fue referente de los reactivos en sus prime-
ras aplicaciones, posteriormente se contrataría al Centro Nacional de
Evaluación para la Educación Superior (Ceneval) con el fin de que
asumiera la responsabilidad de diseñar la estructura de evaluación del
cnpd (Aceves, 2015). Esta primera experiencia de evaluación para el
ingreso a una plaza docente transitó por varios cambios en los seis
años que fue aplicada (2008-2014). Dichas modificaciones y ajustes a
su diseño posiblemente hayan sido motivo de discusiones técnicas y
negociaciones políticas. No son conocidas las razones de los cambios,
posiblemente porque estaban dirigidas a los aspirantes a obtener una
plaza o a ampliar el número de horas frente a grupo y el número
de sustentantes dependía de las plazas y horas disponibles en cada
entidad, o también porque su construcción estaba en manos de la Di-
rección General de Evaluación de Políticas de la sep y esta entidad no
suele explicitar el sustento de sus programas. Por lo anterior, no existe
documento, estudio o investigación que pueda dar cuenta de las carac-
terísticas de las pruebas, las discusiones técnicas o las perspectivas in-
volucradas; esta circunstancia constituye un buen ejemplo de las
experiencias de evaluación docente en nuestro país: pequeños trozos
de acciones inconexas sin relación entre sí, sujetas tal vez a presio-
nes internas o externas y sin precisión sobre su construcción técnica.
Según Aceves (2015), la ausencia de un perfil profesional do-
cente, que construyera un examen tipo criterial, constituyó una pro-
blemática en esa experiencia, ya que la dificultad para establecer un
punto de corte nacional permitió la contratación de docentes cuyos
170 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
resultados fueron bajos. Esto se debió a que, desde la primera con-
vocatoria (2008-2009), se estableció que para acreditar el examen
nacional el sustentante debería alcanzar un puntaje estandarizado
mínimo de 70% con respecto del puntaje más alto obtenido en cada
entidad para cada tipo de examen. Esta decisión implicó diferentes
puntos de corte por entidad y por nivel educativo convocado, y con
este criterio los aspirantes pudieron ingresar a una plaza al obte-
ner diferentes calificaciones en la prueba. La experiencia del cnpd
muestra lo atropellado que ha sido en nuestro país concretar los
aspectos que una política de evaluación al ejercicio docente estable-
ce, en particular cuando la implementación o acción demandan defi-
nir una estructura congruente y sólidamente establecida para lograr
esa finalidad; además, evidencia lo complicado que ha sido alinear
una propuesta de evaluación docente donde las dimensiones técnicas
sean congruentes o consistentes. Aunque se han explorado algunos
aspectos políticos involucrados en su ejercicio, éstos se refieren úni-
camente a las dos primeras aplicaciones, como en el caso del trabajo
de Flores-Crespo y Mendoza (2012).
En síntesis, tanto Carrera Magisterial como el cnpd son prácticas
que han influido en la definición de la Evaluación Universal. Entre
los rasgos comunes que se encuentran en ambos ejercicios, o que
después se reflejarán en la Evaluación Universal, podemos mencionar:
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 171
el caso del cnpd, se enfatizó que su objetivo era transitar del
clientelismo a un sistema de mérito, los aspirantes participaban
por voluntad para obtener una plaza u obtener horas ofertadas,
aunque las evidencias de los primeros concursos y seguramente
de los subsecuentes indicaban que no todas las plazas se some-
tieron a este procedimiento ni que tampoco todas las entidades
participaron en sus convocatorias (Ornelas, 2012: 132-141).
• El uso de la prueba enlace como referente para valorar el factor
aprovechamiento escolar en la evaluación docente, desde 2008, y
en el marco del Acuerdo por la Calidad de la Educación, donde los
resultados de la prueba se agregaron a la Carrera Magisterial con
un puntaje relevante (la mitad de los posibles). A pesar de las di-
ficultades que significaba esta prueba de aprovechamiento escolar
y de las evidencias sobre comportamientos atípicos en sus resulta-
dos, la Evaluación Universal la mantiene como referente de la eva-
luación docente, insistiendo en la controvertible circunstancia de
vincular los resultados de una prueba diseñada para medir apren-
dizajes de alumnos al trabajo docente logrado en un ciclo escolar.
• Para el desarrollo del cnpd se consideró, por primera vez en
una experiencia nacional, la acreditación de observadores en la
aplicación de la prueba. La presión acerca de la trasparencia y
rendición de cuentas, así como la insistencia de que la discusión
sobre lo que sucede en educación también involucra a la “so-
ciedad civil” y no únicamente a la sep, el snte o los académi-
cos interesados, abrieron la posibilidad para que observadores
acreditados verificaran el desarrollo de la jornada de aplicación
de la prueba. Aunque ésta parece una efectiva participación de
organizaciones interesadas en observar el ejercicio, también
es un tema que va más allá de la trasparencia y, en el caso de
nuestro país, muestra la injerencia de organizaciones primor-
dialmente empresariales involucradas en los asuntos educativos.
• Un asunto que se ha quedado al margen de la discusión sobre
evaluación de la educación en México es el papel que desempeña
el Ceneval, como la instancia que ha definido la perspectiva de las
evaluaciones, la forma de construcción de los ítems, la calibración
y piloteo de la estructura y hasta el sistema de calificación. La pre-
172 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
sencia de este organismo como entidad directamente involucrada
en todas las experiencias de evaluación docente mediante pruebas
de medición, desde el Instrumento Diagnóstico de Conocimiento
para el Ingreso a la Educación Normal, el cnpd, la Evaluación
Universal, así como el Servicio Profesional, necesita ser revisada.
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 173
educativas, en los que se indicaba el tema de concursos de oposición
para el ingreso y promoción, y se insistía en la certificación de com-
petencias docentes. Esta reintegración abrió la puerta para la aplica-
ción de instrumentos estandarizados, ya sea para la reformulación
de la Carrera Magisterial o para la generación de nuevos programas.
Por otro lado, desde el contexto internacional, algunos orga-
nismos comenzaban a insistir en la relación entre la capacidad de
los docentes y su correlación con los resultados de los aprendizajes
de los alumnos. Sobre el tema podemos destacar la influencia de la
ocde. Si bien no es el único organismo que destaca el papel de los
docentes en el sistema educativo, sí es el que más ha insistido en re-
saltar su relevancia. México, como integrante de la ocde, participó
en el primer estudio internacional sobre políticas de educación y
formación docente realizado de 2002 a 2004, publicado en inglés un
año después. Este material se conoce como Los docentes son impor-
tantes. Atraer, formar y conservar a los docentes eficientes (ocde,
2009). El desarrollo de la participación de México quedó a cargo
de la Subsecretaría de Planeación y de la Dirección General de Nor-
matividad de la sep, donde llama la atención que en una gran parte
de los temas que ejemplifica el estudio no existe información sobre
nuestro país, principalmente porque al momento de su realización
no se contaba con experiencias en evaluación docente, por eso la
principal sugerencia para el desarrollo de políticas era obvia. México,
comparado con el resto de los países integrantes de la ocde, nece-
sitaba estructurar políticas destinadas a la docencia. Así, el repor-
te delineaba el camino a seguir: desarrollar perfiles profesionales y
estándares de desempeño para homogeneizar la formación de los
docentes, así como mejorar la selección y certificación en el ingreso a
la profesión. Una indicación más clara sobre la manera de concretar
esta perspectiva llegó a través del documento Mejorar las escuelas,
estrategias para la acción en México, con ocho recomendaciones
para consolidar la profesión docente que se enlazan directamente
con varias acciones posteriores y, sin duda, constituyen los ejes de la
política de evaluación docente en nuestro país (véase el cuadro 1).
174 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
C uadro 1
Recomendaciones de la OCDE para mejorar las escuelas (2010)
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 175
En este mismo sentido, un reciente análisis sobre la influencia de
la ocde en la educación básica mexicana afirma que durante 2013 se
materializaron las recomendaciones del organismo sobre evaluación
docente (Cuevas y Moreno, 2016). Aunque efectivamente es muy ex-
plícita la relación entre las recomendaciones de la ocde y las accio-
nes que se aplicarían en 2013, es difícil rechazar que los primeros in-
tentos para atender dichas sugerencias, con cierta tensión frente a las
formas tradicionales de ingreso a la docencia, iniciaron con el cnpd
en 2008 y continuaron, como se verá más adelante, con la Evaluación
Universal, para después concretarse efectivamente en el spd.
176 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
la sep y el gremio magisterial representado por el snte, enunciado
en la ceremonia del 15 de mayo de 2011 (sep, 2011a) como una
propuesta del sindicato y refrendada el 31 de mayo del mismo año.
Los discursos pronunciados en ambas ceremonias enunciaron “un
acuerdo histórico”, “una valiente decisión”, “un cambio cultural
en materia de evaluación”. Desde su anuncio, como durante toda la
estrategia de difusión que la acompañó, se enfatizó que los docen-
tes no deberían considerarla como un ejercicio para “denostarlos o
recriminarlos”, sino para “conocer sus competencias” y “contar con
un diagnóstico preciso de sus fortalezas e identificar tramos de for-
mación”. Asimismo, se insistió que esta iniciativa “no afectaría los
derechos laborales de los docentes”, en un claro mensaje para evitar
confrontaciones y mitigar interpretaciones.
El Acuerdo para la Evaluación Universal de Docentes y Directi-
vos en Servicio de Educación Básica, firmado el 31 de mayo de 2011,
indicaba:
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 177
y Competencias Profesionales, este último se compone de Preparación
Profesional, Desempeño Profesional y Formación Continua.
3. La sep, con base en los resultados del diagnóstico integral, esta-
blecerá Programas de Formación Continua y Superación Profesional
presenciales, semipresenciales, en línea, abiertos y a distancia con di-
versos apoyos didácticos. Se pondrá énfasis en matemáticas, español,
ciencias, tecnologías de la información e inglés.
4. Los resultados de la Evaluación Universal se harán del conocimiento
público y se comunicarán a las autoridades educativas, al snte y al
personal docente, directivo y de supervisión.
5. El examen que corresponde a Preparación Profesional se llevará
a cabo por nivel educativo en todas sus modalidades, así como sus
vertientes, iniciando en 2012 con primarias, 2013 secundarias y 2014
educación inicial, preescolar e inicial.
6. Quienes formen parte de Carrera Magisterial deberán presentar la
evaluación, aunque no les corresponda evaluarse.
7. El inee participará en el diseño de las evaluaciones (sep, 2011b).
178 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
canismos de evaluación, por ejemplo, incorporar un portafolio de
evidencias en el cnpd o la fallida experiencia de diseñar estándares
de desempeño docente en el aula. Tanto la experiencia del portafolio de
evidencias, a cargo del Ceneval, como el de estándares de desempe-
ño, fueron acciones desaprovechadas, pues nunca se incorporaron
como elemento de evaluación al concurso de ingreso ni tampoco
pudieron usarse los estándares coordinados por la oei, ya que, al
parecer, la encomienda a tres entidades diferentes derivó en “falta de
congruencias entre los mismos” (Aceves, 2015).
Además de lo anterior, otra circunstancia atravesó el proceso de
la Evaluación Universal: la Reforma Integral de la Educación Básica,
modificación curricular que en 2009 inició de manera escalonada en
todo el país y que significó la reestructuración curricular y de los pla-
nes de estudios, la modificación de los libros de texto y la formación
de docentes en la perspectiva por competencias, que posteriormente
se vería modificada en la versión de 2011, siendo que esta última se
convertirá en el eje central de la Evaluación Universal.
Así, en la definición de Evaluación Universal se concentraron
varias experiencias: Carrera Magisterial, el cnpd, la aplicación de
un piloteo de portafolios docentes en 22 entidades realizado por el
Ceneval y el diseño malogrado de estándares de desempeño docen-
tes, además de otras que se incorporaron, aunque todas resultaron
fallidas en cuanto a estructurar una política de evaluación de la do-
cencia consistente y coherente con la realidad nacional.
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 179
obtenidos no es del todo atribuible al conocimiento de los sustentan-
tes. Si pudiéramos conocer más a fondo los procesos a través de los
cuales los instrumentos de evaluación se fueron construyendo, se-
guramente identificaríamos muchas equivocaciones, derivadas de la
premura del tiempo de su realización, la escasa experiencia sobre
la construcción técnica que recayó en los involucrados, la ausencia
de coordinación general y consistente de los esfuerzos, así como la
insistencia para aplicar un mismo tipo de enfoque para todas las
modalidades escolares y de contextos en su construcción.
Si se hubiera propuesto una estrategia que reconociera las di-
ficultades pasadas, la Evaluación Universal podría haber superado
estas dificultades, pero al parecer este principio ha estado muy le-
jos del horizonte de acción de las políticas educativas en nuestro
país. Antes de la firma del Acuerdo para la Evaluación Universal
de Docentes y Directivos en Servicio de Educación Básica en mayo de
2011, se definieron en marzo de 2011 los Lineamientos Generales
que Regulan la Evaluación Universal de Docentes y Directivos en
Servicio de Educación Básica, ambos suscritos entre representantes
de la sep y del snte, aunque el primero lo firmó el secretario de la
sep y la presidenta del Comité Ejecutivo Nacional del snte, mien-
tras que el segundo únicamente lo signaron representantes de ambas
partes. Aunque en apariencia el orden lógico debió haber sido el in-
verso, lo que podría atribuirse como una fe de erratas (Cordero, Luna
y Patiño, 2013), si lo situamos en contexto podría pensarse que el
Acuerdo ratificó las decisiones tomadas y, por lo tanto, los meses de
diferencia entre ambos no son relevantes.
Los Lineamentos Generales que Regulan la Evaluación Univer-
sal de Docentes y Directivos en Servicio de Educación Básica enu-
meran 16 puntos y cinco transitorios, su estructura puntualiza las
instancias responsables, los componentes de la evaluación y el cro-
nograma de actividades. Los dos primeros apartados ratifican el
objetivo central de la Evaluación Universal: obtener diagnósticos
integrales de las competencias profesionales, focalizar los trayec-
tos formativos de educación continua y vincular las competencias
profesionales con el aprovechamiento escolar de los alumnos. La in-
sistencia en una evaluación formativa evidencia lo delicado del tema
180 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
y su planteamiento generalizado, ya que no existe en los documentos
alusión alguna a que fuera obligatoria, aunque este acuerdo asen-
tó que “se evaluará a la totalidad de los docentes frente a grupo,
directivos y docentes en funciones de apoyo técnico pedagógico de
educación básica”, con el siguiente agregado: “en las escuelas pú-
blicas y privadas”. Lo anterior permite apreciar que la Evaluación
Universal fue pensada para aplicarse también a docentes de institu-
ciones privadas; sin embargo, en su estructuración no se aprecia la
incorporación de alguna representación de este tipo de escuelas ni
tampoco hay referencias sobre su parecer ante el hecho. Otro dato
que reafirma la sensibilidad sobre la generalización de la evaluación
y la posible respuesta docente se registró en los lineamientos: “la
Evaluación Universal es diagnóstica, por lo que no tiene relación con
las condiciones de trabajo y, por ende, respeta los derechos laborales
de los trabajadores de la educación pública”, la separación entre la
evaluación y la situación laboral del sustentante resultaba definiti-
va, aunque dejaba desprotegidos a los docentes de escuelas privadas
que acudieran a la evaluación si se hubiera realizado.
Según se indica en los lineamientos, las instancias responsables de
la evaluación deberían cumplir una serie de responsabilidades (véase
el cuadro 2).
C uadro 2
Instancias responsables de la Evaluación Universal
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 181
Es importante destacar que en todas estas instancias existía una
representación sindical del snte, el primer caso lo veremos más ade-
lante, pero la Comisión Rectora de la Alianza por la Calidad de la
Educación estaba integrada por igual número de integrantes de la sep
y del snte, y en cada uno de sus cinco ejes rectores operaba una
coordinación para el trabajo de las mesas con el mismo principio
(Amador, 2009). Por su parte, la Comisión Mixta se integraba por
un representante de la autoridad estatal y de la(s) sección(es) del
snte que correspondían a la entidad. La instancia de autoridades
educativas locales estaba supeditada en algunas actividades a la Co-
misión Mixta y a la Dirección General de Formación Continua de
Maestros. Esta estructura muestra claramente una sobrerrepresen-
tación del snte en la definición de la Evaluación Universal, donde
cada movimiento o curso de acción vinculado con el tema pasaba
por la decisión sindical. En consecuencia, la sep quedaría desdibu-
jada en el marco de acción de la Evaluación Universal, aunque sería
quien garantizaría y financiaría todo el proceso.
182 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
correspondía al desempeño profesional tampoco se había definido.
Esta circunstancia muestra que la Evaluación Universal arrancó al
mismo tiempo que se diseñaba y se desarrollaba, que no existía una
preparación completa de todos sus componentes y que, al igual que
como ya había sucedido en experiencias pasadas –y seguiría ocurriendo–,
prácticamente se estaba desarrollando “sobre las rodillas”.
C uadro 3
Componentes de la Evaluación Universal
C uadro 4
Constitución del GDTDEU
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 183
El gdtdeu definió los siguientes aspectos de la Evaluación
Universal:
184 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
a sexto grado para recibir un diagnóstico integral de sus fortalezas,
debilidades y trayectos formativos posibles. Como alternativa se pudo
planear la reglamentación de permanencia de un docente en alguno
de los seis grados que comprenden la educación primaria, cuestión
que seguramente sería casi imposible de plantearse. Otra decisión po-
lémica es que la rieb, en su versión de 2011, presentó modificaciones
sustanciales a su primera versión de 2009; en particular, se registra-
ron cambios en los estándares, enfoques, competencias, estructura
del programa, organización del contenido, aprendizajes esperados,
bloques de estudio, evaluación y perfil docente. Es posible que los do-
centes no estuvieran familiarizados aún con todas las modificaciones
de la reforma, lo que es comprensible debido a la poca experiencia
que significa un año de trabajo con un nuevo enfoque pedagógico y
curricular, aunque en esas circunstancias debían evaluarse. Además,
usar como referente el perfil del docente de educación primaria de
la reforma de las escuelas normales para definir un instrumento y
aplicarlo a docentes que no egresaron de esta estructura, sin ha-
ber ocurrido aún la generalización de esa reforma, también fue una
decisión debatible. Finalmente, considerar al Ceneval –una entidad
constituida como asociación civil “sin fines de lucro” (sic), cuya fi-
nalidad es el diseño y la aplicación de instrumentos de evaluación de
conocimientos, habilidades y competencias, así como del análisis y
difusión de los resultados que arrojan las pruebas– como el respon-
sable de recibir el resultado del trabajo de los grupos y de definir el
instrumento, era prueba de la ausencia de la capacidad interna de
la sep para desarrollar este tipo de enfoques. Como ya señalamos,
no se ha valorado la viabilidad del enfoque del Ceneval ni la posi-
bilidad o pertinencia de pensar otras opciones de construcción de
pruebas con estas características.
Los comités académicos que desarrollaron los instrumentos ini-
ciaron sus actividades el 11 de octubre de 2011 y concluyeron el 23
de marzo de 2012. Durante cuatro meses definieron ocho tipos de
exámenes, un tiempo muy apresurado si se considera la magnitud
de la tarea. Las responsabilidades de cada comité se muestran en el
cuadro 5.
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 185
C uadro 5
Grupos técnicos para el desarrollo de la Evaluación Universal
Comité Productos
Comité Académico de Diseño • Para cada examen (por ocho tipos).
• Perfil referencial.
• Contenidos y estructuras (áreas, subáreas, pesos y número de reactivos).
• Niveles de complejidad.
• Especificaciones de reactivos.
• Bibliografía.
• Estructura de las guías de estudio.
Comité Académico de Elaboración de Reactivos • Elaboración de reactivos para cada examen (por ocho tipos).
Comité Académico de Validación • Revisión y validación de los reactivos.
186 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
que contenían en un mismo espacio estándares, ámbitos, bloques,
aprendizajes esperados y contenidos de primero de primaria a ter-
cero de secundaria de las asignaturas de Español y Matemáticas.
Sobre estos materiales se seleccionaron los contenidos de alta densi-
dad académica; es decir, que mantenían una secuencia para todos los
grados referidos y con ellos se estableció la modificación de enlace
y se estructuraron los estándares docentes; servirían además como
referente del desempeño profesional. La retícula de Español conte-
nía 1 006 contenidos curriculares, 26 esenciales, 910 importantes, 70
menos importantes, 869 relaciones entre contenidos, 126 grupos de
aprendizajes esperados y 126 prácticas sociales del lenguaje. Es difícil
imaginar la agobiante tarea que este trabajo significó, con los resul-
tados que se obtuvieron, a partir de los cuales debieron definirse
los instrumentos y los reactivos alineados a estos contenidos y al
perfil de desempeño, así como trazar las unidades diagnósticas de
preparación que se usarían para estructurar los trayectos formativos.
En el Diseño y elaboración de los instrumentos para evaluar la
Preparación Profesional. Primera fase 2012 se presentaron los perfi-
les de desempeño de docentes, atp y directivos como referente oficial
para los instrumentos de evaluación, los cuales pueden considerarse
como estándares, ya que describen y explicitan las acciones del do-
cente, además de ser referentes de una práctica (véase el cuadro 6).
C uadro 6
Perfiles de desempeño que se desarrollaron para la Evaluación Universal
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 187
Docente de educación primaria Docente de educación primaria indígena
• Trabaja en forma colaborativa y crea redes • Atiende de manera adecuada la diversidad social, cultural
académicas en la docencia para el desarrollo de y lingüística, estilos de aprendizaje y puntos de partida de
proyectos de innovación e investigación educativa. los estudiantes.
• Reflexiona permanentemente sobre su práctica • Trabaja en forma colaborativa y crea redes académicas en
docente. la docencia para el desarrollo de proyectos de innovación
• Incorpora las tecnologías de la información e investigación educativa.
y comunicación en los procesos de formación • Reflexiona permanentemente sobre su práctica docente.
profesional, así como en los procesos de enseñanza • Incorpora las tecnologías de la información y la
y aprendizaje de los estudiantes. comunicación en los procesos de formación profesional,
así como en los procesos de enseñanza y aprendizaje de
los estudiantes.
Docente de educación primaria Docente de educación primaria
con funciones directivas indígena con funciones directivas
• Conoce el sistema educativo, su historia y el marco • Conoce el sistema educativo, su historia y el marco
normativo. normativo.
• Incorpora en la gestión institucional la participación • Incorpora en la gestión institucional la participación del
del colectivo escolar y de los padres de familia. colectivo escolar y de los padres de familia.
• Analiza los diversos enfoques en la gestión escolar. • Atiende de manera adecuada la diversidad social, cultural
• Promueve la gestión democrática y la creación de y lingüística, así como los estilos de aprendizaje y puntos
ambientes de respeto, tolerancia, inclusión, equidad, de partida de los estudiantes.
apego a la legalidad y aprecio por la diversidad. • Analiza los diversos enfoques en la gestión escolar.
• Domina los conocimientos curriculares, los • Promueve la gestión democrática y la creación de
contenidos temáticos y se compromete con el ambientes de respeto, tolerancia, inclusión, equidad,
liderazgo académico de la comunidad escolar, apego a la legalidad y aprecio por la diversidad.
propiciando ambientes escolares adecuados para el • Domina los conocimientos curriculares, los contenidos
aprendizaje y la formación de los maestros. temáticos y se compromete con el liderazgo académico
• Aplica habilidades comunicativas para favorecer el de la comunidad escolar, propiciando ambientes escolares
diálogo en la resolución de conflictos y la búsqueda adecuados para el aprendizaje y la formación de los
de acuerdos en la implementación de proyectos maestros.
escolares. • Aplica habilidades comunicativas para favorecer el diálogo
• Maneja las tecnologías de la información y la en la resolución de conflictos y la búsqueda de acuerdos en
comunicación para usarlas en el contexto didáctico la implementación de proyectos escolares.
como parte integral de los procesos educativos y de • Maneja las tecnologías de la información y la
gestión institucional. comunicación para usarlas en el contexto didáctico como
• Hace uso de propuestas metodológicas de evaluación parte integral de los procesos educativos y de gestión
para la toma de decisiones. institucional.
• Planea el desarrollo institucional y escolar atendiendo • Hace uso de propuestas metodológicas de evaluación para
los resultados de pruebas estandarizadas nacionales la toma de decisiones.
e internacionales. • Planea el desarrollo institucional y escolar atendiendo
los resultados de pruebas estandarizadas nacionales e
internacionales.
Fuente: SEP (2012: 19-30).
188 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
Es posible que estos perfiles no hayan sido los que se aplicaron
en la Evaluación Universal, ya que “estaban organizados en cuatro
ámbitos: planificar para potenciar el aprendizaje, desarrollo de am-
bientes de aprendizaje, seguimiento y evaluación del aprendizaje y
desarrollo profesional” (Aceves, 2015: 59) y los que se presentan en
el documento referido no tienen esa diferencia en la preparación
del acto de enseñar. Además, esta limitada información necesitaba
complementarse con los demás elementos que componen un están-
dar docente: el criterio de desempeño, los indicadores y las sugeren-
cias de evaluación, así como las diferentes versiones para cada nivel
educativo y cada vertiente establecida: docente frente a grupo, atp
y directores. La ausencia de información sobre estos importantes
aspectos hace pensar irremediablemente en que su construcción se
realizaba con poco tiempo y simultáneamente a su aplicación.
Se debe advertir también la poca diferenciación de las acciones
de los docentes y directivos de las escuelas indígenas; por ejemplo, el
considerar acciones de tecnología de la educación en estas escuelas,
que carecen de las más elementales condiciones de infraestructura,
parece un sinsentido.
Asimismo, no existe documentación disponible sobre la Eva-
luación Universal, pues únicamente permite acercamientos muy li-
mitados a su experiencia, aunque con la información recuperada
son evidentes sus dificultades en la estructuración de estándares
sobre desempeño docente que expresen con claridad una posición
respecto de la enseñanza y el aprendizaje, y que además descri-
ban formas de desempeño e identifiquen indicadores de evaluación.
Aunque existen muchos aspectos de la evaluación que no pueden
ser públicos, como los reactivos o los instrumentos, cuestión que
en la Evaluación Universal se aseguró con el resguardo del banco
de reactivos y la confidencialidad del trabajo realizado por los co-
mités que realizaron el diseño, la elaboración, los reactivos y los
estándares de evaluación sí debieron ser difundidos y conocidos por
los docentes, pues constituyen los referentes sobre los que serían
evaluados.
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 189
R esultados de la E valuación U niversal
y lecciones de la experiencia
190 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
en poco tiempo ambos coincidieron en mantener la relación calidad
de la educación-evaluación de la docencia.
Los resultados individuales se dispusieron en una plataforma
el 22 de octubre de 2012 (Andere, 2013), las características de la
información disponible en el portal permitían una consulta pública
a través de tres criterios: ubicación de la escuela, clave del centro
de trabajo o nombre de la escuela. Al ingresar a alguna de estas
opciones se desplegaban los nombres de directivos y docentes par-
ticipantes en la escuela consultada. Debe advertirse la decisión de
informar de esta manera los resultados, ya que la evaluación era
concebida como una prueba diagnóstica de la situación individual
de cada docente, además de que presentar los resultados por escuela
era contradictorio a sus principios.
La consulta individualizada se desplegaba en un polígono de
cuatro aristas de diagnóstico, uno por cada campo de formación:
lenguaje y comunicación, pensamiento matemático, exploración y
comprensión del mundo natural y social, y desarrollo personal y para
la convivencia, mismos que componen la rieb. Asimismo, se agre-
gaban los trayectos formativos derivados del diagnóstico. Con el fin
de entender las gráficas, habría que leer el documento Orientaciones
para la selección de trayectos formativos y la planeación de forma-
ción continua, 34 páginas de explicaciones técnicas; sin embargo,
“después de leerlas y entender el esquema, ningún maestro sabrá
cuál fue su desempeño” (Andere, 2013: 109). El resultado incluía
dos opciones: atención a corto plazo y atención inmediata, sin refe-
rencia alguna para discriminar ambas, pues la forma de redactarlas
era similar; frente a cada una se desplegaba una liga para seleccionar
los programas de formación continua o superación profesional que
el docente podría cursar, aplicables al grupo de alumnos con los
que laboraba en el momento del examen, los que –como ya mencio-
namos– no podrían seguir siendo los mismos o, incluso, el nivel que
atendería en el siguiente ciclo escolar.
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 191
C onsideraciones finales
192 C ATA L I N A I N C L Á N E S P I N O S A
organización, un año después, hizo un llamado para armonizar la
política docente con otros componentes sistemáticos del plan educa-
tivo del país. Este llamado, aunque puede parecer indiscutible, es un
indicador para comprender la desvinculación de las acciones que ca-
racterizan las iniciativas sobre docencia en el mundo (unesco, 2015).
En nuestro país, y sobre el caso que nos ocupó en este capítulo,
además se evidencia la naturalización de una práctica de evaluación
de cara a una correlación de perspectivas entre la abrumadora pre-
sencia sindical, representada por el snte, y las áreas destinadas a
concretar el ejercicio desde la sep. Mientras esto sucedía en México,
las discusiones internacionales en esta materia insistían en la rele-
vancia de estructurar políticas de evaluación integrales, construidas
con atención, cuidado y tiempo, pero sobre todo de cara a los gre-
mios magisteriales. Cabe mencionar –aunque no es materia de este
texto– que un gremio profesional no es sustituible por un grupo
sindical, lo cual ha dejado un amplio espectro ausente en la cons-
trucción de políticas de evaluación docente.
En este sentido, la experiencia nacional revisada desde Carrera
Magisterial, cnpd y Evaluación Universal, muestra, por un lado, que
la integralidad de atención hacia la evaluación quedó simplificada a
un examen, desconectada entre sí de las propias experiencias y del
conjunto de perspectivas sobre el campo, así como a una construc-
ción mal estructurada y reducida –como en el caso de Evaluación
Universal– a una serie de recomendaciones remediales sin relación con
prácticas ni impactos. Además, esta misma sensación de desconexión se
percibe con claridad cuando se identifica la premura en el diseño de
sus instrumentos, la dificultad para ofrecer una retroalimentación
al docente sobre su desempeño en el aula y las alternativas viables
que se vinculan con el contexto de su práctica. Tampoco parece po-
sible reconocer la integralidad del proceso por el que transita la vida
de un docente y sus diferentes condicionantes; desde el proceso de
formación inicial con el que egresa, la formación en ejercicio que
recibe de las instancias responsables y que validan su pertinencia,
hasta la construcción de lo que significa el ejercicio docente para los
diferentes involucrados en el mismo.
L A E VA LU AC I Ó N U N I V E R S A L : A N T E C E D E N T E S , H E R E N C I A S Y E X P E R I E N C I A S 193
El diseño de políticas docentes, que incluye las de evaluación,
es una tarea que demanda la construcción de muchas piezas que de-
ben coincidir entre sí, las cuales estructuran un escenario consisten-
te para todos los involucrados. Existen perspectivas que identifican
que, para nuestro país y el resto de la región de América Latina, la
visión de los docentes como trabajadores convive con la visión de
los docentes como profesionales (unesco, 2014). Esta dicotomía no
es menor para el caso de la evaluación de su ingreso, desempeño,
diagnóstico, permanencia o estímulos. Poner el acento en ello es una
tarea que no se ha construido aún en nuestro país.
En este trabajo hemos descrito que la evaluación docente en
las experiencias conocidas ha mostrado más debilidades que fortale-
zas, más confusiones que certezas y más equivocaciones que aciertos.
Plantearse una nueva estrategia, con repercusiones de alto impacto,
será el medio adoptado en la siguiente fase de este recorrido. Cono-
ceremos en breve sus repercusiones.
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197
198 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
logro de la calidad en los sistemas de educación. Aunque es difícil
definir qué es calidad educativa, cada sistema nacional ha acuñado
los criterios que le dan forma, entre los cuales se encuentra el desem-
peño de los maestros en su práctica (Schulmeyer, 2002). A mediados
de la década de 2000, el docente se perfiló como el elemento más
importante para la mejora del aprendizaje y, en consecuencia, del lo-
gro de la calidad. Es significativo el documento Teachers matter (2005),
que publicó la Organización para la Cooperación y el Desarrollo
Económicos (ocde), donde el maestro aparece como un elemento
más significativo en el éxito de los sistemas educativos. Posterior-
mente, otros organismos internacionales comenzaron a destacar la
trascendencia del docente en el logro del aprendizaje de los alumnos
y en la influencia de resultados exitosos en pruebas de evaluación
internacionales (Barber y Mourshed, 2007). Para tener a los me-
jores maestros, el Banco Mundial (bm), la ocde y la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(unesco) han recomendado atraer a los candidatos más aptos para
esta profesión, otorgarles una formación sólida y retenerlos a tra-
vés de procesos de evaluación (Bruns y Luque, 2014; ocde, 2005;
unesco, 2014). Si bien las dos primeras recomendaciones son ne-
cesarias, la evaluación docente es un elemento que cada vez cobra
mayor presencia y relevancia en los discursos de política educativa.
Para Isoré (2010), la evaluación del desempeño docente tiene dos
criterios. El primero es la evaluación para promover la mejora de los
maestros mediante diagnósticos y autoevaluaciones, con el fin
de ofrecer formación profesional pertinente, lo cual centra su aten-
ción en la identificación de las deficiencias y fortalezas de la práctica
docente. De esta manera, los evaluadores ofrecen retroalimentación al
maestro y establecen rutas formativas para mejorar la enseñanza (Isoré,
2010); el segundo criterio es la evaluación del desempeño docente con
el propósito de garantizar que el maestro cumpla con los conocimien-
tos, habilidades y conductas para que los alumnos logren resultados
destacados en su aprendizaje. No obstante, algunos autores, como
Bolívar (2008), señalan que este tipo de evaluación sólo sirve para la
rendición de cuentas, en la cual se responsabiliza completamente al
maestro del estado de la educación. En cualquier caso, la evaluación
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 199
del desempeño docente generalmente está asociada al otorgamien-
to de estímulos económicos y, sobre todo, a la regulación de la carrera
docente en los procedimientos de ingreso, permanencia y promoción
(Bolívar, 2008; Isoré, 2010; Shulmeyer, 2002).
De acuerdo con Schulmeyer (2002), las prácticas de evaluación
del desempeño provienen de la administración organizacional para
medir la eficiencia de los empleados en su función y así lograr una ma-
yor productividad dentro de la empresa. Posteriormente, esta visión
fue trasladada a la institución escolar para que, mediante la suma de
todos los elementos (maestro, infraestructura, programas y material
didáctico, por mencionar algunos), se lograra el aprendizaje de los
alumnos: “La evaluación del desempeño docente comprende la me-
dición y la valoración tanto de la actuación como de la idoneidad del
docente, expresada en un conjunto de capacidades, hábitos y habili-
dades pedagógicas, así como su disposición para el trabajo, necesarias
para el ejercicio profesional eficiente y eficaz” (Schulmeyer, 2002: 41).
En este sentido, la evaluación del desempeño docente implica
la determinación del cumplimiento de funciones del maestro que se
expresan mediante la suficiencia de conocimientos disciplinares y
pedagógicos. Para determinar la idoneidad del maestro en sus fun-
ciones docentes, se emplea la valoración a través de la medición. Así,
el desempeño docente tiene una composición de carácter cuantitativo,
ya que se otorgan medidas para señalar la actuación del docente en
su función. Este tipo de evaluación pone énfasis en los resultados
que obtiene el maestro y su vínculo con la efectividad, lo cual se rela-
ciona con el resultado del aprendizaje de los alumnos (Hunt, 2009).
Según Isoré (2010), la evaluación del desempeño docente puede
tener dos funciones: la primera es conocer el nivel de actuación de la
función del maestro y su correlación con el aprendizaje del alum-
no; la segunda, el mejoramiento de la práctica docente, ya que esta
evaluación puede proveer información acerca de las cualidades y
deficiencias del maestro para diseñar programas de formación conti-
nua profesional docente. Sin embargo, es difícil negar que el principal
propósito de esta evaluación es la rendición de cuentas.
El desarrollo de una evaluación al desempeño docente com-
prende primordialmente estándares o competencias docentes, ins-
200 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
trumentos de evaluación y evaluadores. Respecto del primer aspecto,
es indispensable que los sistemas educativos –en conjunto con auto-
ridades, investigadores educativos y docentes experimentados– de-
finan las buenas prácticas de enseñanza (Danielson, 2011; Isoré,
2010), lo que a su vez requiere delimitar y construir un conjunto de
actitudes que debe reunir el maestro para desarrollar su práctica
de enseñanza. Estos estándares o competencias son una guía para el
trabajo que despliega el maestro en la escuela y en el aula. Al mismo
tiempo, este marco de buenas prácticas es un referente para la for-
mación de nuevos docentes. Según Danielson (2011), la elaboración
de estos estándares o competencias toma mucho tiempo y debe per-
feccionarse cada ciclo escolar. Además, requiere que se definan los
estándares específicos por asignatura y nivel de estudio, ya que la
docencia es una actividad compleja que demanda precisión respecto
de lo que los maestros necesitan saber en términos de la disciplina
(contenido) y de su enseñanza. Otro elemento esencial es incluir
niveles de desempeño; es decir, determinar las diferentes fases que
puede alcanzar un docente en cada uno de los estándares, elemento
difícil de definir debido a que no existe una fórmula o esquema in-
falible y que, además, depende del sistema educativo.
En cuanto a los instrumentos, la docencia, al ser una profesión
compleja en la que el maestro tiene diferentes puntos de intervención e
influencia, requiere de diferentes fuentes para obtener la evidencia
que permita observar el desempeño de los estándares docentes
(Danielson, 2011). Así, es recurrente que los sistemas de evaluación
del desempeño consideren como instrumentos para obtener informa-
ción las observaciones del aula, entrevistas con el maestro, portafolio
de evidencias, pruebas docentes y cuestionarios, por mencionar algu-
nos. Para Isoré (2010), es imperativo definir las fuentes de recupera-
ción de evidencia de desempeño docente, porque son los aspectos que
pueden influir en la determinación de los resultados de evaluación.
Las evaluaciones de desempeño incluyen la función de evaluado-
res con la capacidad de formular juicios de las actividades docentes
con el apoyo de las fuentes de evidencia (Danielson, 2011). En este
sentido, se requiere una certificación para cumplir esta tarea ya que,
aunque se encuentren definidos los estándares docentes y estén descri-
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 201
tos los niveles de desempeño, esto conlleva la aplicación de criterios
que no han sido necesariamente explicitados.
En palabras de Murillo (2007: 28), “la evaluación del desempeño
es un tema altamente conflictivo, dado que se enfrentan intereses y
opiniones del conjunto de actores educativos, tomadores de decisión
política, administradores, docentes y sus sindicatos”. Además, varios
estudios reconocen que la evaluación del desempeño docente, que
se vincula con los procesos de certificación de los maestros para
regular su permanencia en el puesto y otorgar incentivos salariales,
genera tensión y ansiedad en estos actores educativos (Bolívar, 2008;
Isoré, 2010; Murillo, 2007). Generalmente, este tipo de evaluación
deja en un segundo plano la formación inicial y continua de los do-
centes, ya que no es su principal objetivo. También es una evaluación
que se destaca por reconocer únicamente el desempeño individual
del maestro, cuando la docencia es una actividad social en la que
interactúan diversos actores y factores. Por ello, la evaluación del
desempeño docente tiene una veta meritocrática.
202 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
riales a través de la evaluación del desempeño. En este sentido,
se debe subrayar que en la educación básica los procesos de movili-
dad del personal no estaban sometidos a una evaluación y los ascen-
sos a puestos directivos consistían en la revisión de un expediente
para verificar la acumulación de antigüedad y la actualización, ade-
más de ser de carácter voluntario. Cuando surge el spd, la evaluación
del desempeño docente se instituyó como un requisito obligatorio
para los procesos de ingreso, promoción y permanencia, que serán
explicados y discutidos más adelante.
En el Artículo 4o fracción ix de la lgspd se enuncia que la eva-
luación del desempeño docente es “la acción realizada para medir la ca-
lidad y resultados de la función docente, directiva, de supervisión, de
Asesoría Técnica Pedagógica o cualquier otra naturaleza académica”
(Junta de Gobierno del inee, 2015: 129). Entonces, la evaluación
del desempeño está dirigida a revisar y contabilizar los resultados de
la productividad del personal docente en relación con los criterios
de calidad que considera pertinente el sistema de educación básica.
Cabe destacar en esta definición dos cuestiones ambiguas: medición
y calidad. Medir algo se entiende como el efecto de comparar, en este
caso, ciertos datos y resultados con respecto de una cantidad o un
parámetro (Moliner, 2007). En relación con la calidad, diferentes au-
tores han expuesto la ambigüedad del término en el sentido de que
todo o nada puede ser de calidad. Al respecto, Edwars (1991: 15)
advierte que “la calidad es un valor que requiere definirse en cada
situación y no puede entenderse como un valor absoluto. Los signi-
ficados que se le atribuyen a la calidad de la educación dependen de
la perspectiva social desde la cual se hace”. En este capítulo conside-
ramos que la calidad educativa está delimitada por los criterios que
cada sistema educativo define y que considera permiten cumplir con
sus propósitos.
Para Bracho y Zorrilla (2015), el elemento central del spd es el
mérito académico, donde se consideran los conocimientos, las habi-
lidades y las trayectorias individuales de cada docente y directivo.
La siguiente cita es ilustrativa para identificar la incorporación del
mérito académico como una vía para regular la profesión docente:
“el establecimiento del criterio del mérito profesional como la base
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 203
para poder ingresar y avanzar en el ejercicio de la formación docente
implica un nivel de calidad […] como las nuevas reglas del juego de
la profesión docente en el país” (Bracho y Zorrilla, 2015: 33). De
esta manera, la evaluación del desempeño docente está asociada a
la productividad individual de maestros y directivos, en la que posi-
blemente no se consideran otros factores del proceso de enseñanza
o la gestión escolar. Paralelamente, la evaluación del desempeño tiene
la intención de regular la carrera del personal docente, es decir, el
ingreso, la permanencia y la promoción de los maestros. La lgspd
indica que, además de regular la carrera docente, prevé la formación
y la actualización para fortalecer el desempeño de los docentes y di-
rectivos, pero no hay claridad en las acciones que se han emprendido.
Para llevar a cabo la evaluación del desempeño docente, se
creó la Coordinación Nacional del Servicio Profesional Docente
(cnspd) y se le otorgó autonomía al Instituto Nacional para la
Evaluación de la Educación (inee).
Así, la evaluación docente que propone el Estado mexicano está
dirigida a medir el desempeño docente, esto quiere decir los conoci-
mientos y habilidades de maestros y directivos. Tal evaluación es la
vía para regular la carrera docente en los procesos de ingreso, per-
manencia, promoción y otorgamiento de incentivos (Cuenca, 2015).
204 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
(2011) apunta que, a diferencia de otras profesiones liberales, donde se
pueden construir marcos de buenas prácticas por gremios y asocia-
ciones, para los maestros los estándares son definidos por los gobier-
nos y ministerios de educación.
En 2014, con la finalidad de evaluar el ingreso de nuevos
maestros, la Secretaría de Educación Pública (sep) definió perfiles,
parámetros e indicadores para el ingreso a la profesión docente
(sep, 2014). En 2015 sucedió lo propio para el desempeño de los
docentes (sep, 2015a). Ambos hechos fueron validados por el inee
y son el referente para la evaluación del ingreso y la permanencia
docente. De esta manera, se enunciaron perfiles para el ingreso y la
permanencia para funciones directivas (sep, 2015b). En la elabora-
ción de los perfiles para el ingreso y la permanencia en la docencia
participaron docentes frente a grupo, directores, supervisores, auto-
ridades locales y responsables de niveles educativos. Cabe destacar
que entre la aprobación de la lgspd y la publicación de los perfiles,
parámetros e indicadores pasaron cinco meses, lo que evidencia mu-
cha celeridad en la elaboración de este marco de buenas prácticas
docentes (sep, 2014). Si bien cuando se llevó a cabo la Evaluación
Universal fue la primera ocasión que se construyeron estándares de
evaluación docente, no se sabe si éstos fueron una base para la for-
mulación de los actuales perfiles.
Debe destacarse que la literatura especializada se refiere a es-
tándares docentes –en ocasiones de competencias–, cuyo propósito
es definir las características, los conocimientos y las habilidades que
debe cumplir el maestro y sobre el cual se valora el desempeño. No
obstante, en México se sustituyó el término “estándar” por el de
“perfil”, probablemente porque la incorporación de una evaluación
del desempeño era muy controvertida y podría serlo aún más al
usar esta palabra asociada con la medición.
Elaborar estándares docentes puede ser positivo para los siste-
mas educativos, ya que permite discutir y formular elementos nodales
del proceso de enseñanza. No obstante, su construcción es compleja
porque obliga a considerar tareas y responsabilidades del docente
que son amplias y diversas. ¿Cómo medir la actividad docente? Ésta
es una pregunta que subyace a la construcción de estándares.
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 205
Al revisar los perfiles, parámetros e indicadores, tanto para el
ingreso a la docencia como la evaluación del desempeño docente
(sep 2015a; sep 2014), se encontró que prácticamente son iguales
entre sí. Por ejemplo, no se diferencia entre maestros novatos, en
vías de consolidación o experimentados. Asimismo, las caracterís-
ticas particulares para cada nivel (preescolar, primaria y secunda-
ria) y para cada modalidad no se tratan con profundidad, sino sólo
mediante modificaciones superficiales en la redacción. Danielson
(2011) denomina estos estándares como genéricos, en razón de que
son aplicables para todos los docentes de todas las asignaturas, nive-
les educativos y modalidades, y afirma que “no son recomendables
para una profesión tan compleja. Subestiman y no representan con
precisión aquello que los docentes necesitan saber y ser capaces de
hacer para ser eficientes” (Danielson, 2011: 102). En consecuencia,
es necesario formular estándares por asignatura, nivel y modalidad.
Sin embargo, en la evaluación del desempeño de la educación básica
mexicana esto no se efectuó así.
Ahora bien, el perfil, que es referente para la evaluación de los
maestros se compone de cinco dimensiones, a saber:
206 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
tir de su experiencia, también considera a la colaboración entre
pares para resolver cuestiones relacionadas con la escuela.
• Dimensión 4. “Un docente que asume las responsabilidades lega-
les y éticas inherentes a la profesión docente para el bienestar de
sus alumnos” (sep, 2015a: 12). Implica el conocimiento y aplica-
ción de criterios que hace el maestro de la normatividad escolar.
• Dimensión 5. “Un docente que participa en el funcionamiento
eficaz de la escuela y fomenta su vínculo con la comunidad para
asegurar que todos los alumnos concluyen con éxito su escola-
ridad” (sep, 2015a: 12). Reconoce las habilidades del maestro
para generar colaboración entre la escuela y la comunidad, así
como para generar proyectos que vinculen a las mismas.
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 207
C uadro 1
Ejemplo de parámetros e indicadores docentes para la evaluación del desempeño
Parámetro Indicadores
Reconoce los procesos de desarrollo Identifica los aspectos fundamentales de los procesos de desarrollo y aprendizaje
y de aprendizaje de los alumnos de los alumnos.
Reconoce la influencia del entorno familiar, social y cultural en los procesos
de aprendizaje de los alumnos.
Reconoce que la atención a las necesidades e intereses de los alumnos
en la escuela favorece el aprendizaje.
208 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
Estos procesos son muy complejos de evaluar, cada uno de ellos im-
plica observar y medir conocimientos, habilidades y tareas. De igual
manera, con la evaluación de cada proceso, maestros y directivos
escolares obtienen una certificación para ingresar, permanecer o
promoverse en la carrera docente. En este apartado se revisará uno
a uno estos procesos, su carácter (obligatorio o voluntario), cuándo
se somete a evaluación el maestro, el tipo de resultados que arroja
tal proceso y si se da un seguimiento. En el cuadro 2 se presenta
sintéticamente las características de cada uno de los procesos de eva-
luación del desempeño docente.
C uadro 2
Evaluación del desempeño docente y los procesos de la carrera profesional
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 209
Proceso Carácter Periodo Instrumentos Resultados Seguimiento
de evaluación
Permanencia Obligatoria Cada Expediente con Suficiente o No se indica
en puestos cuatro evidencias de actividades insuficiente
directivos y años desarrolladas en el
de asesoría puesto.
pedagógica Examen de análisis
de casos.
Presentación de una ruta
de mejora para resolver
un problema latente en
la escuela.
210 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
Como ya se indicó, el concurso de evaluación de ingreso con-
siste en la aplicación de dos exámenes. El primero se conforma por
aproximadamente 120 reactivos que tienden a medir las dimensio-
nes 1 y 2 del perfil docente. El segundo examen también consta de
120 reactivos autoadministrados en línea, en el que se evalúan las
dimensiones 3, 4 y 5 del perfil docente. Los maestros que imparten
asignaturas estatales, Inglés o Francés, Tecnología, o imparten clases
en zonas donde se usa otra lengua además del español, presentan
un examen complementario. Es necesario puntualizar que para este
proceso no se han dado a conocer las rúbricas que permitan ubicar
el nivel del desempeño de los aspirantes en cada una de las dimen-
siones que componen el perfil docente.
La única vía para ingresar a la docencia es mediante el concurso,
un cambio sustancial en la regulación del acceso a la carrera docente,
en razón de que hasta antes de 2013 los maestros se formaban prio-
ritariamente en las escuelas normales y con las actuales modifica-
ciones, pueden presentar esta evaluación egresados de la educación
superior de profesiones afines a la docencia.
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 211
• El primero fue un informe elaborado por el director escolar so-
bre el cumplimiento de actividades del docente con respecto de
sus responsabilidades profesionales (participación en la escuela
y con la comunidad).
• El segundo instrumento fue un expediente electrónico que or-
ganizó el maestro con ejemplos representativos de los trabajos
que desarrolló con sus alumnos para el logro de aprendizajes
y que debía incluir un análisis y explicación de la selección de
dichos trabajos como evidencia de su práctica docente.
• El tercer instrumento fue un examen de 120 reactivos con casos
similares a los que un docente se enfrenta cotidianamente.
• El cuarto instrumento fue la presentación de una planeación di-
dáctica argumentada en la que el maestro justificaba las estra-
tegias de aprendizaje seleccionadas y su relación con el logro de
objetivos pedagógicos.
212 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
• El nivel ii comprende a los docentes que demuestran conoci-
mientos suficientes sobre la práctica de la enseñanza, la organi-
zación del trabajo docente y la justificación de su intervención
docente.
• El nivel iii considera a los maestros que poseen conocimientos
adecuados en su desempeño.
• El nivel iv contempla a los docentes cuyas evidencias y exa-
men denotan solidez en sus conocimientos y en su interven-
ción docente.
Incentivos en la función
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 213
mera vez al nivel uno de este programa, el cual tiene siete niveles de
incentivos y la vigencia en cada uno de ellos se da por cuatro años. Al
respecto, la sep señala:
C uadro 3
Programa de Promoción en la Función
Nivel 1 2 3 4 5 6 7
Vigencia (años) 4 4 4 4 4 4 4
Porcentaje del incentivo 35 65 95 120 140 160 180
sobre el salario docente
Porcentaje del incentivo sobre 41 77 113 144 170 196 222
el salario docente para personal
docente en zonas de alta pobreza
214 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
sólo puede alcanzar el nivel más alto del Programa de Promoción
después de 28 años.
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 215
gestión pedagógica. La tercera etapa implica la elaboración de una
ruta de mejora para una problemática de su escuela, zona escolar o
asesoría pedagógica, con una argumentación que incorpore el diag-
nóstico, el contexto escolar, las metas, las acciones, el seguimiento
y la evaluación (sep, 2015e). Los directores, supervisores y asesores
técnico pedagógicos cuentan con tres oportunidades para aprobar
la evaluación con el fin de permanecer en funciones, mientras tanto
la autoridad educativa les ofrecerá cursos o programas pertinentes
y en relación con sus resultados de evaluación. Al agotar las tres
oportunidades, este personal docente será retirado de su puesto para
desempeñar otro tipo de actividades (Junta de Gobierno del inee,
2015).2
M odificaciones a la evaluación
de la permanencia de los docentes
216 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
• Ausencia de información oficial sobre la notificación a los maes-
tros que serían evaluados.
• Los maestros, al recibir con retraso la notificación de evalua-
ción, no pudieron recuperar evidencias de su práctica de ense-
ñanza porque la escuela estaba en periodo vacacional.
• Problemas técnicos con el equipo de cómputo en el momento en
que los maestros presentaban su examen de conocimiento.
• Débil explicación en el propósito y la elaboración de la planea-
ción argumentada que los maestros debían presentar.
• Desconfianza y dudas de los maestros en los resultados que les
fueron entregados acerca de la evaluación del desempeño.
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 217
para presentar un examen. Esto es de carácter voluntario. También
habrá una formación de 12 semanas para el apoyo en la elaboración
del desarrollo de proyectos de enseñanza. A pesar de estos cambios,
algunos aspectos prevalecen y necesitan revisión, como el mejora-
miento de los perfiles, parámetros e indicadores docentes.
C onsideraciones finales
218 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
plazas docentes. En el discurso político de las autoridades del go-
bierno, la sep y del propio inee, se destaca que con esta evaluación
del desempeño se evitará la compra y venta de plazas docentes, se
eliminarán prácticas clientelares partidistas, se ofrecerá trasparencia
en los procesos de contratación, se sientan las reglas de la profesión
docente (Bracho y Zorrilla, 2015) y, sobre todo, el Estado recuperará
la rectoría de la educación básica que hasta 2013 detentaba el snte.
Un aspecto que merece especial atención es que, como ya se
mencionó, el gobierno y las autoridades educativas presentan la
evaluación docente como la panacea para resolver los problemas
que aquejan al sistema educativo y, principalmente, el logro de la
calidad. De tal suerte que se ha hecho mucho énfasis en los resul-
tados que obtienen los maestros en la evaluación del desempeño
docente; en especial, se evidencian los bajos resultados alcanzados
del personal. Esto deja de lado uno de los principios básicos de la
evaluación docente: obtener información con respecto del estado
de la práctica profesional del maestro, con el fin de trazar rutas de
mejora con formación continua para quienes requieren fortalecer
algún elemento. En este caso, se corre el riesgo de que el objetivo de
todos los actores involucrados (gremio docente, sindicato y autori-
dades educativas) sea la obtención de resultados aprobatorios en la
evaluación del desempeño, desplazando el fortalecimiento del tra-
bajo con alumnos para el logro del aprendizaje. Así, se constata que
la evaluación del desempeño docente en México adquiere un tinte
burocrático (Bolívar, 2008), porque el principal interés es regular la
carrera docente.
En un plano menor se encuentra la formación de los maestros.
Al respecto, Cordero y Luna (2016: 4) señalan que “la regulación
meritocrática otorga un papel central en la evaluación del desempeño
docente. En este sentido, la evaluación de los profesores se convir-
tió en una estrategia primordial para incrementar la calidad de la
evaluación pública, quedando indiscutiblemente asociada a la vida
profesional del docente”.
Al revisar la evaluación del desempeño para maestros y direc-
tivos, se constató que únicamente se dirige a reconocer el grado de
conocimientos declarativos y procedimentales sobre el currículum y
L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 219
la gestión escolar. La evaluación del desempeño que se propone deja
de lado el análisis de las prácticas docentes y de gestión escolar. A las
autoridades educativas no les interesa conocer cómo implementan
los maestros el plan y los programas de estudio con la diversidad de
alumnos que asisten a la educación básica, cómo resuelven los do-
centes las situaciones y necesidades de aprendizajes de los alumnos,
qué factores de la gestión escolar influyen en el progreso de enseñan-
za cómo se vinculan los supervisores, los directores y asesores con
los maestros para que mejoren las prácticas docentes?
La evidencia es incontrovertible: la sep hace uso de la evalua-
ción docente para regular al gremio magisterial, no para alcanzar la
tan anhelada calidad educativa que aparece frecuentemente en los
discursos políticos, supuesto a partir del cual uno de los pilares de
las evaluaciones de desempeño es la construcción de estándares sólidos
que deben ser validados por la comunidad de expertos (Danielson,
2011). La definición de los mismos demanda un proceso largo y
exhaustivo con diferentes revisiones. En la evaluación del desempe-
ño docente en México se evidencia que los estándares fueron elabo-
rados con rapidez y después de tres años han sufrido modificaciones
superficiales. Los perfiles, parámetros e indicadores no pueden ser
denominados estándares, pues carecen de niveles de desempeño; más
bien, son objetivos observables que quizá son considerados para la
elaboración de instrumentos y reactivos de evaluación.
Otra debilidad que se debe destacar son los estándares genéri-
cos aplicables a todos los profesores de educación básica, los cuales
no consideran la especificidad de la tarea docente de acuerdo con
el grado de estudios, la modalidad educativa y la disciplina. Ésta es
una de las fallas que la sep no consideró en la construcción de es-
tándares y que el inee validó sin tomar en cuenta las directrices
de objetividad que recomiendan los expertos en el tema. Después de
esta revisión, se considera que los perfiles, parámetros e indicadores
docentes para la evaluación del desempeño son un primer ejercicio.
Se requiere un trabajo arduo, profundo y académico para el forta-
lecimiento, ya que son estándares muy generales. Como lo indica la
literatura especializada, se necesitan estándares finos y particulares
según la actividad docente que se evaluará. Sobre todo, es preciso
220 YA Z M Í N C U E VA S C A J I G A
que la sep y el inee trabajen en los niveles de desempeño. Estos ins-
trumentos todavía no operan. Además, será importante que el inee
proporcione los niveles de desempeño por lo menos antes de cada
instrumento de evaluación.
Con todo y sus debilidades técnicas, normativas y administrativas,
que requieren revisarse y modificarse, la evaluación del desempe-
ño es la primera experiencia que tiene México al respecto y eso es
significativo. La evaluación del desempeño docente en nuestro país
necesita más tiempo para su diseño pedagógico y técnico, para su
pilotaje, para su consenso con el gremio docente, así como para re-
conocer la importancia de una formación pertinente. Con ello se
podría superar la evaluación del desempeño docente burocrática que
hoy impera en el sistema educativo.
Reconocemos que la evaluación ofrece un reto para los investiga-
dores educativos, porque el spd está dirigido a docentes de todas las
modalidades y niveles. Cada proceso supone, por sí mismo, un mundo
de información que debe ser analizada con diferentes tamices teóri-
co metodológicos que demandan distintos ángulos de estudio.
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L A E VA LU AC I Ó N D E L D E S E M P E Ñ O E N L A E D U C AC I Ó N B Á S I C A 223
TERCERA SECCIÓN
UN MAPEO DE LAS POLÍTICAS
DE EVALUACIÓN DOCENTE
227
228 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
en sus éxitos y fracasos. De esta manera se puede entender el hecho
de que tanto autoridades como investigadores educativos centren su
atención en la figura del maestro y, como consecuencia, se justifica
la existencia de una preocupación generalizada por mejorar el
desempeño del docente, con la confianza de que, con ello, mejoren
los resultados educativos.
Con esto en mente, se han propuesto diversos mecanismos para
profesionalizar la docencia, así como para regular el ingreso de los
docentes con el fin de que obtengan plazas a través de diversos pro-
gramas de formación, actualización y evaluación. Sin embargo, no
se puede soslayar el hecho de que la evaluación ha sido un concep-
to polémico en el ámbito educativo. De Alba, Díaz-Barriga y Viesca
(1984) señalaban ya las connotaciones sociales, administrativas y
axiológicas que se ponen en juego en el acto de evaluar, por lo que es
necesario diferenciar la finalidad de la evaluación docente que sub-
yace en los diversos programas de evaluación de la docencia a partir
de los propósitos que la orientan, ya sea al control y al seguimiento
administrativo, de aquellas que se relacionan con los procesos de for-
mación y desarrollo de los docentes (Rueda y Díaz-Barriga, 2011).
Por tal motivo, al reconocer la trascendencia que tienen los do-
centes en el ámbito académico y los programas generados en México
para su evaluación, en este capítulo se analizan de manera general
las políticas educativas y los programas de evaluación docente que
se han desarrollado en el periodo 1993-2017, y que han sido consi-
derados de gran importancia para lograr la calidad educativa desea-
da en nuestro país. Para ello, nos proponemos dar una respuesta a
las siguientes interrogantes: ¿cuáles son los contextos internacional
y nacional que dan marco a las políticas y programas de evaluación
docente de educación básica en México?, y ¿cuáles son los principa-
les programas de evaluación docente en México que han impactado
a la educación básica en el periodo de estudio?
El capítulo está integrado de la siguiente manera. En primer
lugar, se aborda el sentido y significado de las políticas educativas
y de evaluación de la docencia; posteriormente se revisan las polí-
ticas educativas planteadas por los organismos internacionales en
torno a la evaluación docente y específicamente el impacto de la
230 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
proyectos de acción con la finalidad de lograr uno o varios objetivos
que incluyen los qué y los porqués (Zorrilla, 2003). Así, las políticas
de evaluación docente se derivan de las políticas educativas explíci-
tas y se expresan a través de programas y acciones concretas.
Específicamente en México, el gobierno ha formulado en los
últimos años algunas políticas educativas en torno a la evaluación y,
concretamente, referidas a la evaluación de los maestros:
232 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
la asignación y promoción de plazas para docentes y directivos. Por
otro lado, los maestros egresados de las escuelas normales obtenían
una plaza docente en alguna escuela pública, situación que cambió
drásticamente a partir de la Ley General del Servicio Profesional Do-
cente (lgspd), en la que el Estado establece los criterios, los términos
y las condiciones para el ingreso, la promoción, el reconocimiento y
la permanencia en el servicio, elevado a rango constitucional. Cabe
señalar que la puesta en marcha de las políticas educativas no ha
estado exenta de conflictos y de contradicciones.
La que deriva del nuevo rol que se les exige, pero sin que se altere su
estatus profesional. Se les pide que sean competentes para dar una
respuesta eficaz a la diversidad de los alumnos, que integren su ense-
ñanza en los parámetros de la sociedad de la información, que sean
capaces de interesar a sus alumnos, de orientarlos y de colaborar con
las familias para que se impliquen en la acción educadora. Sin embar-
go, su formación, sus condiciones de trabajo, su valoración social y su
desarrollo profesional se mantienen invariables en la mayoría de los
casos (oei, 2008: 91).
234 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
a los docentes la expresión de sus competencias personales: músi-
ca, dibujo, tecnologías, investigación, poesía, novela o cualquiera de
las manifestaciones creativas a través de concursos, premios, certá-
menes, publicaciones, etcétera; el objetivo es reconocer la valía de
muchos docentes en diferentes campos, abrir cauces de expresión
personal y pública, así como reforzar el reconocimiento social de la
profesión docente. La tercera estrategia propone realizar un esfuerzo
para la preparación e incorporación al sistema educativo de los nue-
vos profesores con condiciones, perspectivas y exigencias que miren
al futuro y se constituyan en el germen de las transformaciones ge-
nerales (oei, 2008). Esto sin dejar de lado la compleja realidad de la
profesión docente y su fuerte componente sociopolítico:
236 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
rente de estándares docentes; 2) atraer mejores candidatos docentes y
elevar la exigencia en el ingreso a la profesión docente, especialmente
en las normales; 3) crear un sistema confiable de acreditación para to-
das las instituciones de formación inicial docente, desarrollar estánda-
res específicos para formadores de docentes y establecer mecanismos
de control de calidad más sólidos; 4) revisar, mejorar y ampliar los
mecanismos de diagnóstico que determinan si los candidatos a docen-
tes y los docentes en servicio están listos para enseñar (acreditación
docente); 5) abrir progresivamente todas las plazas docentes a concur-
so y revisar el proceso de asignación de las plazas buscando alinear
mejor las necesidades de los candidatos y de las escuelas; 6) establecer
un periodo de prueba para los docentes principiantes, durante el cual
habría una tutoría y apoyo intensivos, seguido de una evaluación del
desempeño antes de recibir una plaza permanente, además de crear
un equipo de tutores docentes de excelencia para ofrecer tal ayuda; 7)
construir un sistema sobresaliente de desarrollo profesional integral
que combine las opciones de desarrollo basado en la escuela con los
cursos que se ofrecen en el Catálogo Nacional de Formación Conti-
nua, y 8) desarrollar e implementar un sistema riguroso de evaluación
docente enfocado en la mejora docente (ocde, 2010). Como se obser-
va, estas recomendaciones se centran en el mejoramiento de la figura
del docente, al reconocer el rol estratégico que tiene en su interacción
con los alumnos y en el logro de la calidad educativa.
Posterior a este informe, en el documento Establecimiento de
un marco para la evaluación e incentivos docentes. Consideraciones
para México, la ocde (2011: 3) sostiene lo siguiente:
238 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
importante que todos los actores tuvieran un conocimiento compartido
de lo que implica la enseñanza de alta calidad y el nivel de desempe-
ño de los docentes más eficientes (Santiago et al., 2014: 119).
240 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
mulos a la Calidad Docente, la evaluación es “un proceso que debe
permitir revisar las fortalezas y oportunidades del Sistema Educativo
y, a partir de ella, premiar y estimular a quienes están en los primeros
sitios y los esfuerzos de quienes logran avances significativos” (sep,
2013a: 1). El Programa de Estímulos a la Calidad Docente se planteó
como objetivo general “promover el reconocimiento al desempeño
y logro académico entre los docentes, coordinadores, subdirectores,
directores y personal de [atp] en función del logro de sus alumnos”
(sep, 2013a: 17).
Este programa se aplicó “en 2008-2009 (cubriendo solamen-
te educación primaria y secundaria) y en 2009-2010 (cubriendo
preescolar y educación especial, además de la educación primaria
y secundaria)” (Santiago et al., 2014: 111). No obstante, en la litera-
tura revisada se encontraron resultados de su aplicación durante
el periodo 2010-2011 y la convocatoria correspondiente a los perio-
dos 2011-2012 y 2012-2013 (sep, 2013b y 2013c).
Este programa consideraba para los estímulos colectivos a las es-
cuelas con mayor puntaje promedio de aprovechamiento escolar de los
alumnos, así como a las escuelas con mayor incremento de aprovecha-
miento escolar, en relación con el puntaje nacional y los resultados ob-
tenidos en el año anterior (Cordero, Luna y Patiño, 2013; sep, 2013a).
Por otra parte, los estímulos en la modalidad individual esta-
ban dirigidos a los docentes frente a grupo que laboraran de tercero
a sexto grado en el nivel de primaria y a docentes de secundaria
en las asignaturas definidas a nivel nacional. Para su evaluación se
consideraba el promedio del puntaje obtenido por los alumnos y el
maestro evaluado en relación con el puntaje nacional. Para el caso
de los maestros y directivos de educación preescolar y especial, se
tomaba en cuenta el mayor puntaje obtenido en el Factor de Prepa-
ración Profesional de Carrera Magisterial del ciclo escolar a evaluar
(sep, 2013a).
Un maestro podía participar en ambos estímulos: individual y
colectivo, para ello sólo necesitaba realizar el registro correspondiente
(Santiago et al., 2014). “Entre 2008-2009 y 2009-2010 el número
de estímulos colectivos otorgados aumentó en 11% (de 222 805 a
248 414), mientras que los estímulos individuales disminuyeron en
242 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
docente obligatoria e integral de carácter formativo que proporcio-
nara una retroalimentación a los docentes y sirviera de base para
su desarrollo profesional y de formación continua (Aceves, 2015;
Cordero, Luna y Patiño, 2013; Santiago et al., 2014; sep-snte,
2011). Además, los resultados podían ser “considerados para acre-
ditar los factores correspondientes del Programa Nacional de Carrera
Magisterial, así como para el Programa de Estímulos a la Calidad
Docente, de acuerdo con los Lineamientos específicos de cada Pro-
grama” (sep/snte, 2012: 3).
El Programa de Evaluación Universal estaba dirigido a los
docentes en servicio, docentes en funciones directivas, jefatura de
enseñanza, supervisión y jefatura de sector, así como docentes en acti-
vidades técnico pedagógicas.
En los documentos rectores del Programa de Evaluación Uni-
versal se especificaba que los resultados de evaluación obtenidos no
afectarían las condiciones laborales de los trabajadores. Únicamente
serían considerados con fines formativos; además, estarían vincula-
dos con los otros programas de estímulos vigentes (sep-snte, 2012
y 2011).
Hasta ese momento de la historia de la educación en México,
todos los programas de evaluación docente habían respetado los
derechos laborales de los trabajadores de la educación básica. La
atención de estos procesos estaba centrada en una evaluación for-
mativa y en proporcionar un estímulo económico a los maestros que
obtuvieran mejores resultados en el aprovechamiento escolar de sus
alumnos. Sin embargo, la lgspd cambiaría muchos de los paradig-
mas existentes antes de su aprobación en 2013.
244 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
Además, de acuerdo con la lgspd, en su Artículo 52, la evalua-
ción del desempeño de docentes, directores y supervisores de educa-
ción básica y media superior será obligatoria y se realizará, cuando
menos, una vez cada cuatro años (Peña, 2013a).
Estas consideraciones, expuestas de manera general, son mues-
tra de un complejo sistema de evaluación docente que pretende dar
respuesta, por un lado, a las recomendaciones de los organismos
internacionales y, por otro, subsanar –según los criterios de la sep y
el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (inee)– las
debilidades que se presentaban en los programas de evaluación do-
cente antes instrumentados. De 2013 a la actualidad se han elabora-
do y aprobado más de 30 documentos en los que se hacen explícitos
los criterios con los que se debe trabajar para la instrumentación
de la lgspd.
C uadro 1
Características generales de los programas de evaluación docente
Fuentes: Brambila (2017); Cordero, Luna y Patiño (2013); Comisión Nacional SEP-SNTE de Carrera Magisterial (1998);
Hernández (2017); López (2017); Santiago et al. (2014); Santibáñez et al. (2006); SEP (2013a, 2013b, 2013c y 2017b) y
Valenzuela (2017).
246 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
Al analizar los objetivos y propósitos de los cuatro programas
estudiados y que se presentan en el cuadro 2 se identifica que, de ma-
nera general, tienen grandes coincidencias entre sí: están orientados
a asegurar y elevar la calidad y pertinencia de la educación basada
en el desempeño de los docentes y el aprovechamiento escolar de
los estudiantes; aunado a lo anterior, la lgspd hace extensiva esta
atención a la evaluación de la escuela, al ponerla en el centro del
proceso educativo.
También se observa que los resultados obtenidos a través
de la evaluación docente sirven de base para realizar procesos de
educación continua, desarrollo profesional, así como estrategias
y políticas educativas, cuya finalidad sea atender las debilidades
encontradas por los docentes evaluados y mejorar el logro de los
estudiantes; sin embargo, tal y como ya se mencionó, la lgspd sí
afecta los derechos laborales de los docentes en caso de obtener
resultados insatisfactorios.
Además, en los objetivos se identifica que los cuatro programas
pretenden realizar un reconocimiento a los docentes que obtengan
resultados favorables en la evaluación a través de incentivos y estí-
mulos, principalmente económicos y laborales. En relación con lo
anterior, y como consecuencia de la aplicación de los programas,
en los objetivos se percibe una preocupación por mejorar las con-
diciones de vida, laborales y sociales del magisterio. No obstante,
este objetivo es contradictorio en la lgspd el cual, a pocos años de
su aplicación, ha tenido un impacto negativo en algunos aspectos,
como propiciar la inestabilidad personal y laboral de los docentes
en servicio.
Otra característica que se observa en los programas es la preo-
cupación por atender la profesionalización del magisterio, al generar
las condiciones para fortalecer tanto el trabajo docente como sus
funciones. Aunque dicha preocupación sólo se hace explícita en los
objetivos de Carrera Magisterial (véase el cuadro 2). Asimismo, se
identifica que en la lgspd, a diferencia de los tres programas ante-
riores, se incorporan criterios para atender la inclusión y la diver-
sidad, los cuales no se habían incluido en los programas anteriores.
Programa 1. Coadyuvar a elevar la calidad de la educación nacional por medio del reconocimiento e impulso a la
Nacional profesionalización del magisterio.
de Carrera 2. Estimular a los profesores de educación básica para que obtengan mejores logros en su desempeño.
Magisterial 3. Mejorar las condiciones de vida, laborales y sociales de los docentes de educación básica.
Programa de Promover el reconocimiento al desempeño y logro académico entre los docentes, coordinadores,
Estímulos a la subdirectores, directores y personal de apoyo técnico pedagógico en función del logro de sus alumnos.
Calidad Docente
Programa de a) Focalizar los trayectos de formación continua en las áreas de oportunidad que se detecten en los
Evaluación diagnósticos de los participantes.
Universal b) Orientar y consolidar la calidad y pertinencia (de la oferta) de los programas académicos de
educación básica y normal.
c) Generar estrategias pertinentes y oportunas que coadyuven a mejorar el logro educativo de los
estudiantes y el desempeño profesional de los docentes.
d) Diseñar y desarrollar políticas educativas que tengan el efecto deseable en el aprendizaje de los
alumnos, en el desempeño de los docentes y en la calidad del sistema nacional de educación básica.
Ley General I. Mejorar, en un marco de inclusión y diversidad, la calidad de la educación y el cumplimiento de sus
del Servicio fines para el desarrollo integral de los educandos y el progreso del país.
Profesional II. Mejorar la práctica profesional mediante la evaluación en las escuelas, el intercambio de
Docente experiencias y los apoyos que sean necesarios.
III. Asegurar, con base en la evaluación, la idoneidad de los conocimientos y capacidades del personal
docente y del personal con funciones de dirección y de supervisión.
IV. Estimular el reconocimiento de la labor docente mediante opciones de desarrollo profesional.
V. Asegurar un nivel suficiente de desempeño en quienes realizan funciones de docencia, de dirección
y de supervisión.
VI. Otorgar los apoyos necesarios para que el personal del servicio profesional docente pueda,
prioritariamente, desarrollar sus fortalezas y superar sus debilidades.
VII. Garantizar la formación, capacitación y actualización continua del personal del servicio profesional
docente a través de políticas, programas y acciones específicas.
VIII. Desarrollar un programa de estímulos e incentivos que favorezca el desempeño eficiente del servicio
educativo y contribuya al reconocimiento escolar y social de la dignidad magisterial.
Fuente: Comisión Nacional SEP-SNTE de Carrera Magisterial (1998); Peña (2013a); SEP, (2013a: 17); SEP/SNTE/INEE (2012: 18).
248 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
C uadro 3
Criterios a evaluar en los programas de evaluación docente
Directores:
Etapa 1. Expediente de evidencias de la función de dirección.
Etapa 2. Examen de conocimientos y habilidades directivas.
Etapa 3. Ruta de mejora argumentada.
Supervisores:
Etapa 1. Expediente de evidencias de la función de supervisión.
Etapa 2. Examen de conocimientos y habilidades de las funciones de supervisión.
Etapa 3. Plan de trabajo.
Fuente: Comisión Nacional SEP-SNTE de Carrera Magisterial (2011); Santiago et al. (2014); SEP (2013a, 2017b, 2017c y
2016c); SEP-SNTE (2012).
250 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
C onclusiones
252 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
encuentros, que reportan las autoridades educativas, con el fin de
validarla y generar confiabilidad al proceso de evaluación. Ante este
panorama, el futuro es poco claro y la incertidumbre mayor.
La política educativa tiene varias aristas y, debido a las con-
diciones económicas y sociales que imperan en el país, se tornan
sumamente complejas. Si bien el argumento inicial es mejorar la cali-
dad de la educación, cabría preguntarse cómo afrontar en México la
desigualdad social, la multiculturalidad y la inequidad. Por ejemplo,
en el último reporte del inegi (2016) se informa que la población
asciende a 119 530 753 personas, de las cuales el sector entre cinco
y 19 años de edad alcanza 32 997 718 personas, es decir, más de la
tercera parte de la población total del país. Cabe cuestionarse si el
modelo educativo vigente y la lgspd responderán a las diversas, va-
riadas y complejas demandas educativas existentes en México.
En el marco de la política educativa actual, se presentan algu-
nos planteamientos que merecen ser analizados a fondo y que, de
llevarlos a la práctica, mejorarían significativamente lo educativo,
entre ellos se destacan: 1) buscar una enseñanza eficaz con calidad;
2) fortalecer la formación docente; 3) seleccionar a los docentes con
base en criterios académicos; 4) mejorar el desarrollo profesional;
5) evaluar para mejorar; 6) definir la autogestión escolar; 7) profe-
sionalizar la formación docente; 8) fortalecer liderazgos; 9) aumen-
tar la autonomía escolar; 10) garantizar el financiamiento a las
escuelas, y 11) fortalecer la participación social.
En este sentido, queda pendiente la consolidación del proceso
de evaluación docente, lo que constituirá un gran reto a través del
interjuego entre lo local, lo regional, lo nacional y los postulados de
los organismos internacionales. Ante ello, es importante reconocer
que se requiere construir un proceso de evaluación docente mexica-
no, con la participación de todos los actores, que respete y valore la
diversidad étnica y cultural existente, así como perfilar una perspec-
tiva de futuro con el objetivo de enfrentar las exigencias y deman-
das del siglo xxi a partir de principios filosóficos, sociales, éticos y
pedagógicos visionarios que estén contextualizados a nuestro país.
Los principales programas de evaluación docente en México
que han impactado a la educación básica en el periodo 1993-2017
254 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
con esta evaluación, se tendría que identificar si la lgspd significó
un avance en relación con el Programa Nacional de Carrera Magis-
terial, el Programa de Estímulos a la Calidad Docente y el Programa
de Evaluación Universal.
R eferencias
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260 C O N C E P C I Ó N B A R R Ó N T I R A D O Y G LO R I A A N G É L I C A VA L E N Z U E L A O J E DA
261
262 C L A U D I A B. P O N TÓ N R A M O S
de los sistemas educativos, como resultado de la intervención de los
Estados nacionales, creará condiciones para la conformación de la
actividad docente que conocemos, esto es, un sujeto que recibe un
contrato para realizar la tarea de enseñar, además de recibir una
preparación formal para ello.
Respecto de lo anterior, nos interesa enfatizar cómo el desarrollo
de la escuela, en tanto propuesta formativa, adquiere sentido cuando
aparece como parte de un ideal social: la formación de un nuevo ciu-
dadano. Precisamente en el marco de esta propuesta cobra significado
la contribución de los maestros como formadores de un nuevo pro-
yecto, lo que nos permite argumentar que los programas de formación
de profesores en el ámbito de las escuelas normales se gesta en un pro-
yecto relacionado con el propósito de consolidar la nación mexicana.
Si a este antecedente de carácter histórico le agregamos que, por
lo regular, en nuestro país, las acciones que se establecen en el ámbi-
to de la evaluación educativa se construyen con la finalidad de darle
continuidad al proyecto modernizador del Estado y de las políticas
públicas educativas de los sexenios precedentes, tenemos un pano-
rama complejo, en tanto que, al parecer, los problemas y desajustes
de las reformas se han heredado y acumulado de un sexenio a otro,
lo que ha generado la apreciación de que los cambios en materia
educativa en México se vislumbran como un esfuerzo rápido y poco
planeado, y no como un proceso de mediano y largo plazo.
Por otra parte, el panorama nacional se presenta más complejo
si, además, añadimos que una de las consecuencias de la presencia
avasalladora y vertiginosa de la actual sociedad del conocimiento
y de los procesos de globalización generalizada es su impacto en la
educación, en términos de la suscripción de acuerdos internaciona-
les sobre políticas educativas que intentan ponerse al día, a pesar
de las desigualdades estructurales entre los países que participan en
ellos. Sobre este punto, si bien en nuestro país se realizan esfuerzos
importantes emanados de este tipo de acuerdos que, equivocados
o no, se firman con el fin de “mejorar la calidad de la educación”,
hasta el momento dichos esfuerzos no han sido suficientes ni efi-
cientes, tal como lo demuestran los exámenes estandarizados tan
dura y acertadamente criticados.
R E F L E X I Ó N F I N A L . D O C E N T E S Y E S C U E L A : LO S G R A N D E S D E S A F Í O S D E L A E VA LU AC I Ó N 263
En función de lo anterior y al realizar un balance de los as-
pectos centrales que nos comparten los autores de los capítulos de
este libro, identificamos dos grandes rubros que siguen siendo una
preocupación tanto para los tomadores de decisiones como para los
investigadores educativos, uno recupera el tema de la evaluación de
la docencia y el otro sus niveles de profesionalización. El primero
centra su atención en las iniciativas bien intencionadas que están
orientadas a generar cambios en el quehacer de los docentes. El se-
gundo, por su parte, da cuenta de fuertes disyuntivas críticas, las
cuales permiten identificar cierta mejora en las dimensiones y pun-
tajes que se plantearon durante el desarrollo de ciertos programas,
como Carrera Magisterial y la Evaluación Universal, ambos orien-
tados a vincular las competencias profesionales de los docentes con
el aprovechamiento escolar de los alumnos, lo cual permitió, entre
otras cosas, un proceso de transición en el control de la educación
del snte a la sep en cuanto al ingreso al servicio docente, la perma-
nencia y la promoción de la educación básica.
Por otra parte, si bien podemos identificar que en las últimas
décadas existe un esfuerzo por elevar los niveles de profesionaliza-
ción de los docentes, a partir de la ampliación de la obligatoriedad
escolar básica, la modificación jurídica del artículo constitucional
referido a la educación, la reglamentación de todas las modalidades
de formación docente como estudios de licenciatura, entre otros as-
pectos, aún existen prácticas que están fuertemente vinculadas con
el gremio magisterial. La apreciación de este sector es que las expec-
tativas de cambio y progreso que se sostienen en el discurso de las
reformas educativas, por lo regular, se establecen como acciones de
gobierno que dejan al margen su opinión. Un sector importante
de docentes comparte la apreciación de que los proyectos de refor-
ma no cambian los mecanismos ni los procesos del funcionamiento
escolar; no basta con introducir cambios institucionales ni inten-
tos por mejorar las capacidades de gestión, tampoco con adoptar
sistemas de medición de calidad y evaluación de los resultados de
aprendizaje ni implementar nuevos contenidos curriculares o instru-
mentar programas de incentivos a los docentes ya que, al parecer,
todas estas medidas no han logrado alcanzar la anhelada “calidad
264 C L A U D I A B. P O N TÓ N R A M O S
de la educación”. Quizá lo que también se debería de considerar es
la posibilidad de analizar el desempeño docente en el contexto del
aula y, desde ahí, identificar los problemas y construir posibles rutas
para solucionarlos.
R eferencias
R E F L E X I Ó N F I N A L . D O C E N T E S Y E S C U E L A : LO S G R A N D E S D E S A F Í O S D E L A E VA LU AC I Ó N 265
SIGLAS Y ACRÓNIMOS 267
268 S I G L A S Y AC R Ó N I M O S
Pronap Programa Nacional para la Actualización
Permanente de los Maestros de Educación Básica
rieb Reforma Integral de la Educación Básica
Segob Secretaría de Gobernación
sep Secretaría de Educación Púbica
snte Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación
spd Servicio Profesional Docente
timss Trends in International Mathematics and Science
Study (Estudio de las Tendencias en Matemáticas
y Ciencias)
unesco Organización de las Naciones Unidas
para la Educación, la Ciencia y la Cultura
unfpa Organización de Naciones Unidas Mujeres,
el Fondo de Población de las Naciones Unidas
unicef Fondo Internacional de Emergencia
de las Naciones Unidas para la Infancia
upn Universidad Pedagógica Nacional