Julio Cesar - CAPITULO 2

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CAPÍTULO II

APTITUD PARA EL MINISTERIO

Llegamos a la conclusión en el Capítulo I que todos los cristianos son ministros del Señor.
Muchos de ellos, sin embargo, no desempeñan su ministerio porque no tienen concepto
adecuado del ministerio o creen que un ministro necesita muchos talentos naturales y años de
entrenamiento. Por supuesto, necesitamos la mejor preparación posible, pero las Sagradas
Escrituras nos enseñan que es el Espíritu Santo el que nos da la aptitud y poder para nuestro
ministerio.

Jesús dijo a sus discípulos en el aposento alto: “pero yo os digo la verdad: os conviene que
yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os
lo enviaré. Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. (Juan
16:7-8).

Antes de ascender al cielo añadió: “pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre
vosotros el Espíritu Santo y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y
hasta lo último de la tierra”. (Hechos 1:8).

Estos pasajes ponen en claro que el requisito número uno para un ministerio eficaz es la
presencia del Espíritu Santo en nuestra vida.

La importancia del Espíritu Santo en la Vida y Ministerio Cristiano

Podemos comprender mejor la importancia del Espíritu Santo en la vida y ministerio cristiano
si consideramos su relación al hombre.

El Espíritu inspiró a hombres santos en el Antiguo Testamento (José, Gedeón, David, los
profetas, etc.), engendró a Jesucristo en el seno de la virgen María (Lucas 1:39), vino sobre
Jesús después de su bautismo (Lucas 3:22), y le dio poder para predicar el evangelio y hacer
milagros (Lucas 4:1; 4:14).

En nuestros días el Espíritu Santo justifica al pecador (1 Corintios 6:11), purifica al creyente
(1 Pedro 1:22), y lo levantará en el postrer día (Romanos 8:11). También revela y preserva la
sana doctrina (Juan 14:26; 1 Corintios 2:10-16; 1 Juan 2:20), da poder para la comunicación
efectiva del evangelio (Hechos 1:8) y convence al mundo de pecado, de justicia y de juicio
(Juan 16:1-10).

Cuando el Espíritu Santo toma posesión de la vida cristiana, produce resultados deseables
tanto para su vida personal como para su ministerio. Le ayuda, por ejemplo, a comprender
las Escrituras. “Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi
nombre, él os enseñará todas las cosas, y os recordará todo lo que yo os he dicho”. (Juan
1:26)

Nos ayuda también en nuestra vida de oración. “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en
nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu
mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. (Romanos 8:26)

El Espíritu también infunde valor santo. Es muy interesante notas la diferencia en los
discípulos antes y después de Pentecostés. La noche en que Jesús fue entregado, huyeron
temerosos. Pero después de recibir el Espíritu Santo el día de Pentecostés se pararon frente a
sus enemigos en el Sanedrín y declararon que es menester obedecer a Dios y no a los
hombres. Reportaron las amenazas del Concilio a sus hermanos y después de orar “el lugar
en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron con
denuedo la palabra de Dios”. (Hechos 4:31).

Pero más importante aún, el Espíritu imparte aptitudes para nuestro ministerio. Estas
aptitudes aparecen en la forma de los dones espirituales que Dios nos da. Los dones del
Espíritu son aptitudes o habilidades especiales, divinamente repartidas, capacitando al
cristiano, para mejor servicio a Dios, a la Iglesia y al mundo en nombre de Cristo.

¿Qué es un don espiritual?

Son aptitudes o habilidades especiales, repartidas por Espritu Santo para capacitar al
creyente para el servicio a Dios a la iglesia

Escriba algunos de los resultados que produce el Espíritu Santo en la vida del cristiano:

Infunde valor, nos ayuda a comprender las escrituras, imparte aptitudes para nuestro
ministerio, nos ayuda en nuestra vida de oración

La Importancia de los Dones del Espíritu para el Ministerio

Los dones del Espíritu son muy importantes para el ministerio. San Pablo, en su carta a los
Efesios, dijo que Dios ha dado los dones del Espíritu para capacitar a los cristianos para la
obra del ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo (Efesios 4:12).

Muchas veces la iglesia depende de su organización, proyectos y programas de entrenamiento


para suplir sus necesidades y preparar obreros para el ministerio. En muchos casos esta
práctica sofoca la obra del Espíritu que quiere repartir sus dones a los creyentes y así suplir
las necesidades de servicio en la iglesia. Como veremos más adelante, Dios es el autor de
infinita variedad. Él no quiere que seamos todos iguales. El Espíritu no imparte el mismo
don a cada persona. Por eso dijo San Pablo: “si todo el cuerpo fuese ojo, ¿Dónde estaría el
oído? Si todo fuese oído, ¿Dónde estaría el olfato?” (1 Corintios 12:17).
Dios es más sabio que el hombre. Cuando la iglesia se somete a su control no faltarán
personas aptas para desempeñar todos los ministerios de la iglesia, ya sean en administración,
enseñanza, milagros o servicio de todas clases, porque él reparte sus dones para el beneficio
de la iglesia. Él quiere que seamos ministros de Dios y nos ofrece las aptitudes necesarias
para llevar a cabo nuestro ministerio.

La Diversidad de los Dones

Dios es el autor de infinita variedad. Él tiene dones para cada necesidad de la iglesia. La
Biblia habla de los dones del Espíritu en varios pasajes. Los mejores conocidos son los de
Efesios 4:8-13, 1 Corintios 12:4-11 y Romanos 12:1-8. Pero es un error limitarnos a estos
pasajes. Para obtener una lista más completa de los dones mencionados en las Escrituras hay
que considerar también los siguientes pasajes: Hechos 1:8, 6:8-10, 1 Corintios 12:28-30,
13:1-3, 14:6-13, 14:26, 1 Pedro 4:9-11.

La Biblia menciona, si eliminamos las duplicaciones, por lo menos 18 dones diferentes. Es


posible que haya más dones espirituales que no se mencionen pero nosotros nos limitaremos
a los 18 más conocidos. Es se puede catalogar como sigue:

Profecía: la capacidad de proclamar la verdad de Dios (en relación con el futuro y/o
presente) con el objetivo de exhortar, edificar o consolar a los creyentes y/o convencer
a los incrédulos de verdades espirituales.

Servicio: la capacidad de proporcionar ayuda a otros desinteresadamente por medio de


obras prácticas.

Enseñanza: la capacidad de instruir, explicar o exponer verdades bíblicas en una


manera que otros pueden aprender y aplicarlas a su vida.

Exhortación: la capacidad de motivar o estimular a otros a poner en práctica verdades


bíblicas o consolar mediante la aplicación de verdades a sus necesidades.

Generosidad: la capacidad de dar con liberalidad y desinteresadamente para suplir las


necesidades de otros y/o para apoyar la obra de Dios.

Misericordia: la capacidad de conmiserar con los de necesidad y expresar esta


compasión en una manera práctica y con un espíritu alegre que anima a los que están
sufriendo.

Palabra de Sabiduría: la capacidad de conocer la mente del Espíritu en una situación


específica y comunicar con precisión cuál es la voluntad de Dios para esa situación.

Palabra de conocimiento: la capacidad de recibir conocimiento directamente de Dios.


Fe: la habilidad de entender lo que Dios puede, quiere y va hacer y confiar en Él hasta
que Él lo haga.

Sanidades: la habilidad de sanar a personas enfermas por medio de la oración,


imposición de manos o por mandato.

Milagros: la habilidad de invocar la intervención milagrosa de Dios en una situación


específica con el resultado de que Dios recibe la gloria.

Discernimiento de espíritus: la capacidad de discernir entre verdad y error. Incluye la


habilidad de discernir que espíritu (maligno o divino) está obrando en la situación.

Lenguas: la habilidad de hablar espontáneamente en un idioma que es desconocido al


hablante.

Interpretación de lenguas: la habilidad de traducir espontáneamente por el Espíritu


Santo, las palabras dichas por uno hablando en lenguas.

Apóstol: se refiere a las personas dotadas por Dios con autoridad para establecer
iglesias y confirmar el liderazgo de líderes locales.

Evangelismo: la habilidad de presentar el evangelio en público y/o en privado en una


forma que la gente lo acepta.

Pastor: la capacidad de influenciar un grupo de personas y guiarlos a una meta en una


forma que estas personas se sienten protegidos, guiados y alimentados
espiritualmente.

Administración: la habilidad de manejar los detalles del funcionamiento de una iglesia


o institución cristiana.

Es importante tener claro que un don espiritual no es la misma cosa que un talento o
habilidad aprendida. Toda persona, sea creyente o no tiene talentos y habilidades adquiridas.
Solo el cristiano tiene dones espirituales. Sin embargo, para el cristiano las habilidades
naturales pueden complementar los dones y pueden y deben ser utilizadas para la edificación
de la Iglesia.

También se debe entender que los dones no son la misma cosa que el fruto del Espíritu. El
fruto tiene que ver con el carácter del cristiano y siendo así cada creyente debe desarrollar
todo el fruto en su vida. Los dones espirituales por su parte son las habilidades que el
cristiano recibe para desempeñar un ministerio en la iglesia.
Falso o verdadero: indique su respuesta escribiendo F para falso o V para verdadero en el
espacio en blanco al inicio de la afirmación.

F Un don espiritual es igual a un talento natural.

V Los dones espirituales y las habilidades pueden complementarse.

V El Espíritu Santo reparte diferente fruto espiritual a cada cristiano.

V Según 1 Corintios 12:7 habrá diversidad de dones espirituales entre los cristianos.

Un estudio de los dones pone en relieve dos verdades: la importancia primaria de la


proclamación del evangelio, y la diversidad de los dones del Espíritu.

Jesús prometió a sus apóstoles que cuando recibieran el Espíritu Santo tendrían poder para
testificar a todo el mundo. No solamente los apóstoles, sino también evangelistas, profetas y
exhortadores fueron comisionados para proclamar el evangelio.

Cristo dijo en su sermón en la sinagoga de Nazaret que el Espíritu le había ungido para “dar
buenas nuevas a los pobres, pregonar libertad y predicar el año agradable del Señor”.
(Lucas 4:18-19).

A pesar de las amenazas del Sanedrín, los discípulos pidieron valor en oración y cuando
hubieron orado, fueron llenos del Espíritu y “hablaban con denuedo la palabra de Dios”
(Hechos 4:31). De igual manera Esteban, lleno del Espíritu, discutía con sus contrincantes
los cuales “no podían resistir la sabiduría y el espíritu con que hablaba” (Hechos 6:10).

Estos ejemplos apoyan la idea de que el propósito principal de los dones es la proclamación
del evangelio.

La otra impresión sobresaliente es la diversidad de los dones. Aunque San Pablo pone
énfasis en la unidad de la iglesia, “una fe, un espíritu, un bautismo” él dice también que hay
variedades de dones y variedades de servicios. De modo que, en la Iglesia de Dios, como hay
muchos miembros, también hay muchos dones y cada miembro tiene un propio don o dones.

Sin duda usted ya repasó esta lista de dones con el fin de averiguar cuáles de ellos usted ha
recibido. No es mala la idea, pero no debemos limitarnos a esta lista. Se entiende por un
examen de los pasajes bíblicos pertinentes que las listas son representativas, no cabales. La
operación multiforme del Espíritu Santo puede despertar una variedad de dones, los dones
puedes ser tan variados como la personalidad humana. El Nuevo Testamento registra los
dones específicos de dirección como de apóstol, profeta, evangelista y pastor-maestro
(Efesios 4:11, 1 Corintios 12:28). Pero se entiende que tales designaciones como enseñanza,
ayudas, servicio y actos de misericordia incluyen un espectro amplio de dones particulares.
Cualquier habilidad, sea don espiritual, talento natural o capacidad aprendida (sea en música,
arte, literatura, oración intercesora, quehaceres domésticos, hospitalidad, o la habilidad de
escuchar con simpatía) debe y puede ser usada para la edificación de la iglesia y la salvación
del mundo.

Estos dones han sido dados para el uso de los cristianos en el ministerio de la Iglesia y la
salvación del mundo. Por tanto todos somos ministros del Señor y responsables de nuestra
parte del ministerio.

Asocie en don con su definición escribiendo la letra del don en el espacio en blanco frente a
la definición.

A. Profecía A La capacidad de conmiserar con los de


necesidad y expresar esta compasión en una manera
práctica y con un espíritu alegre que anima a los que
están sufriendo.

B. Servicio M La habilidad de hablar espontáneamente en


un idioma que es desconocido al hablante.

C. Enseñanza K La habilidad de invocar la intervención milagrosa


de Dios en una situación específica con el resultado de
que Dios recibe la gloria.

D. Exhortación G La capacidad de conocer la mente del Espíritu en


una situación específica y comunicar con precisión cuál
es la voluntad de Dios para esa situación.

E. Generosidad O Se refiere a personas dotadas por Dios con


autoridad para establecer iglesias y confirmar el
liderazgo de líderes locales.

F. Misericordia A La capacidad de proclamar la verdad de Dios (en

relación al futuro y/o presente) con el objetivo de


exhortar, edificar o consolar a los creyentes y/o
convencer a los incrédulos de verdades espirituales.

G. Palabra de Sabiduría D La capacidad de motivar y estimular a otros a


poner en práctica verdades bíblicas o consolar mediante
la aplicación de verdades a sus necesidades.

H. Palabra de Conocimiento R La habilidad de manejar detalles del


funcionamiento de una iglesia e institución cristiana.

I. Fe L La capacidad de discernir entre verdad y error.


Incluye la habilidad de discernir qué espíritu (maligno o
divino) está obrando en la situación.

J. Sanidades Q La capacidad de influenciar un grupo de personas


y guiarlos a una meta en una forma que estas personas
se sienten protegidos, guiados y alimentados
espiritualmente.

K. Milagros C La capacidad de instruir, explicar o exponer


verdades bíblicas en una manera que otros pueden
aprender y aplicarlas a su vida.

L. Discernimiento de espíritus I La habilidad de entender lo que Dios puede,


quiere y hará y confiar en Él hasta que Él lo haga.

M. Lenguas B La capacidad de proporcionar ayuda a otros


desinteresadamente por medio de obras prácticas.

N. Interpretación de lenguas J La habilidad de sanar a personas enfermas por


medio de la oración, imposición de manos o por
mandato.

O. Apóstol E La capacidad de dar con liberalidad y


desinteresadamente para suplir las necesidades de otros
y/o para apoyar la obra de Dios.
P. Evangelismo H La capacidad de recibir conocimiento
directamente de Dios.

Q. Pastor N La habilidad de traducir espontáneamente por el


Espíritu Santo, las palabras dichas por uno hablando en
lenguas.

R. Administración P La habilidad de presentar el evangelio en público


o en privado en una forma que la gente lo acepta.

El Uso Debido de los Dones Espirituales

¿Cómo se debe usar un don espiritual? Pablo propone cuatro normas:

1. Debe exhortar, consolar y edificar a la iglesia (Efesios 4:8-13).

2. Debe expresar y establecer el señorío de Cristo (1 Corintios 12:3, 1 Pedro 4:11).

3. No debe producir confusión, sino paz (1 Corintios 14:29-33; 14:39-40).

4. No puede contradecir el principio de amor que es más grande que todos los dones (1
Corintios 13:1-13).

Dios coloca sus dones en nuestras manos indignas sabiendo que, como humanos, podemos
abusar de ellos o equivocarnos en su aplicación. Es de suma importancia, pues, que toda
persona que busque estos dones del Espíritu y que observe también las instrucciones y
provisiones que Dios ofrece para evitar su abuso.

La salvaguarda más eficaz es el control practicado por los otros miembros del cuerpo de
Cristo. Pablo dijo: “El cuerpo no es un solo miembro sino muchos”… “Mas ahora Dios ha
colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como Él quiso… Ni el ojo puede decir
a la mano: no te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: no tengo necesidad de vosotros…
para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los
unos por los otros”. (1 Corintios 12:14-25).

Los miembros del cuerpo dependen el uno del otro. Los pies tropiezan si los ojos no se fijan
bien en el camino. Los dientes no pueden masticar si las manos no llevan la comida a la
boca. Así en el cuerpo de Cristo, cada uno depende de los otros y tiene que contribuir al
bienestar de todos.

Las Escrituras exhortan a la Iglesia: “Probad los espíritus… nadie que hable por el Espíritu
de Dios llama anatema a Jesús… a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para
provecho… que no haya desavenencia en el cuerpo… no seáis niños en el modo de pensar…
Si no hay intérprete, calle en la iglesia… los profetas hablen dos o tres, y los demás
juzguen… Dios no es Dios de confusión… hágase todo decentemente y en orden…
probad los espíritus” (1 Corintios 12:14).

Vemos pues, que aunque Dios coloca los dones del Espíritu en nuestras manos, Él ha hecho
provisión para su uso y su control. Este control está en manos de la Iglesia (“los profetas
hablen dos o tres, y los demás juzguen”), guiado siempre por las normas espirituales y por el
Santo Espíritu.

¿Cuáles son las pautas para el uso debido de los dones espirituales?

Debe exhortar, consolar y edificar a la Iglesia.

Debe expresar y establecer el señorío de Cristo.

No debe producir confusión sino paz

No puede contradecir el principio de amor que es más grande que todos los dones

Descubriendo su Don o Dones Espirituales

El obrero del Señor, deseoso de servirle, quiera saber cuáles son sus dones espirituales para
utilizarlos en su ministerio. Hay varias maneras para descubrir sus dones espirituales.
Consideremos las siguientes:

1. Busque la dirección del Espíritu Santo. Cuando éramos pecadores, vivíamos alejados de
la familia de Dios. Al arrepentirnos de nuestros pecados y creer en Cristo como nuestro
salvador, Dios nos perdonó y nos adoptó como sus hijos verdaderos.

¿Cómo sabemos que esto sucedió? Pablo declara: “El Espíritu mismo da testimonio a
nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios”. (Romanos 8:16).

De la misma manera el Espíritu Santo puede revelar al cristiano sincero cuáles son sus
dones espirituales. Él vive en nuestros corazones, quiere que seamos ministros
eficaces usando los dones que nos ha dado.

Podemos confirmar estas convicciones interiores por las siguientes pruebas.

2. Estudie la Biblia: Naturalmente la Biblia es la fuente básica de datos sobre los dones
espirituales. Estudie la lista de pasajes indicados en este capítulo. Haga una lista de todos los
dones que encuentre. Esto le ayudará a reconocer los dones que Dios quiere darle.
3. Experimente con tantos como crea tener. Usted puede descubrir sus dones espirituales de
la misma manera que descubre sus talentos naturales. Nunca sabrá, por ejemplo, que tiene
talento para tocar una trompeta si nunca lo intenta. De la misma manera, nunca sabrá si tiene
el don de administración o enseñanza si nunca lo intenta.

Póngase a la orden de la Iglesia para cualquier tarea que se puede pedir. Cuando se le
haya asignado una tarea, empréndela con toda su fuerza con la ayuda de Dios. ¡No se
acobarde!

Experimente así, con cuanto sea posible. Sin duda encontrará algunos trabajos
difíciles y aun penosos. Probablemente no tiene dones para ellos. Pero otros darán
éxito y satisfacción porque está usando los dones que Dios le ha dado. En cuanto sea
posible, debe concentrar sus esfuerzos en esas tareas.

4. Evalúe el resultado: Dios nos ha dado dones para la edificación del cuerpo de Cristo y
para nuestro ministerio en el mundo. Él espera que usemos los dones en su obra. Es lógico
esperar un resultado positivo de nuestra labor. Si no experimentamos éxito en nuestro
trabajo, probablemente no tenemos los dones necesarios para dichas actividades.

5. Examine sus sentimientos: Dios se reserva el derecho de asignarnos los dones, porque Él
sabe lo que la iglesia necesita y conoce también nuestra personalidad. El no da a una persona
dones contrarios a su naturaleza. El cristiano, guiado por el Espíritu, encuentra gozo y
satisfacción en el desarrollo de los dones que Dios le ha dado. C. Peter Wagner dice: “lo
normal es que el cristiano se sienta bien en el trabajo que hace, porque ha descubierto que
es el don espiritual que Dios le ha dado”.

6. Espere la confirmación de la Iglesia. No estamos limitados a nuestro propio criterio en el


descubrimiento de los dones espirituales. Gozamos del interés y ayuda de los demás
miembros de la iglesia.

La iglesia crece y prospera si todos los miembros se ayudan mutuamente (Efesios 4:16). Es
lógico, pues, que los demás se den cuenta si nosotros estamos cumpliendo nuestra parte del
ministerio o faltando a nuestro deber.

Ellos, guiados por el Espíritu, pueden ayudarnos a reconocer cuáles dones Dios nos ha dado.
Por tanto, debemos aceptar los consejos de nuestros compañeros cristianos como una
confirmación o negación de nuestras propias convicciones en cuanto a los dones espirituales.

Los pasos en el descubrimiento de los dones espirituales son:


1 Busque la dirección del Espíritu Santo.

2. Estudie la Biblia:

3.Experimente con tantos como crea tener.

4. Evalúe el resultado:

5.Examine sus sentimientos:

6. Espere la confirmación de la Iglesia.

Es claro de este estudio de los dones del Espíritu que la Iglesia necesita todos los dones para
funcionar bien. La multiplicación de iglesias independientes muestra la necesidad del don de
administración. De la falta del don de enseñanza resultan doctrinas falsas. Iglesias cerradas
muestran escasez de hombres con el don de pastor. La falta de dinero para la obra de Dios se
debe a la falta de buenos mayordomos. La lamentable condición de los pobres es el resultado
de no pedir el don de ayudas y servicio.

La iglesia no puede funcionar bien sin todos los dones del Espíritu. Dios sabe cuáles dones
necesita para funcionar bien y quiere dárselos a sus santos. El no da el mismo don a todos.
Permítale que, en su sabiduría divina, le imparta el don o los dones que usted necesita para
su ministerio en la iglesia.

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