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.

DQW*DXVV\HOSUREOHPDGHOHVSDFLR
José Ferreirós

En este capítulo consideraremos un caso que tiene tanto de vidas paralelas como de vidas
convergentes. O para expresarlo de una manera más interesante, y más acorde con el tema que
vamos a analizar, se trataría de paralelas que convergen hasta cortarse, posiblemente en más
de un punto (quizá vamos a situarnos en un espacio de curvatura variable, como los del
universo relativista).
Es un lugar común, nunca bien explicado, que matemáticas y filosofía van a menudo de la
mano: que por alguna razón el intelecto orientado a las matemáticas manifiesta –al menos en
algunos casos muy notables– fuertes inclinaciones filosóficas, y viceversa.
Si se pidiera a profesores de filosofía que eligieran un único filósofo de los tres últimos
siglos, una mayoría optaría por el nombre de Immanuel Kant (1724–1804). Desde 1800 a –
digamos– 1950, la filosofía se ha mantenido bajo su nombre: reaccionando contra Kant,
tratando de superar a Kant, o volviendo a Kant. Incluso matemáticos de la talla de Poincaré y
Hilbert, los dos grandes de principios del siglo XX, tenían como ídolo filosófico al pequeño
gran hombre de Königsberg.
1

El año en que Kant murió, 1804, otro hombre del norte de Alemania cumplía 27 años, y
podía estar bien satisfecho de los logros que había ya establecido en plena juventud. Se
trataba de Carl F. Gauss (1777–1855), que no tardó mucho en ser reconocido como el mayor
matemático vivo, y celebrado como SULQFHSVPDWKHPDWLFRUXP, el “primero [o príncipe] de los
matemáticos”.
La tarea que me propongo aquí es hilvanar algunas reflexiones que suscita una
comparación entre estos dos grandes. Es interesante advertir que Gauss recibió la influencia
del célebre filósofo a muchos niveles; especialmente, sus reflexiones sobre el espacio y las
geometrías estuvieron siempre ligadas a lo que se dice en la &UtWLFD GHODUD]yQSXUD y los
3UROHJyPHQRV. Pero también es mi intención recordar que tan clásico y tan central para
nuestra cultura es un Gauss como un Kant (entendiendo que se ha de hablar tanto de cultura
científica como de cultura humanística).


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  (QWUHHO$QWLJXR5pJLPHQ\OD,OXVWUDFLyQ
Empezaremos con algunos detalles sobre la vida y las orientaciones intelectuales y culturales
de ambos sabios. Y digo bien: sabios. Hace dos siglos aún no existía una conciencia clara de
que los “científicos” (palabra todavía inexistente) o ni siquiera los “matemáticos” (entonces
llamados “geómetras”) formaran un grupo reconocible, especial, con sus propias normas e
instituciones. Así que aquellos hombres escribían para la República de las Letras, para todos
los interesados en leer y escribir.
Esto nos recuerda que vivieron en un tiempo de cambios profundos: las cosas habían
cambiado ya mucho en 1855, año en que murió Gauss. Tanto Kant como Gauss nacieron
durante el Antiguo Régimen, y su trayectoria lo demuestra. Kant fue durante varios años tutor

1
Esta ciudad pertenecía a Prusia Oriental, aunque hoy se llama Kaliningrado y está ¡en Rusia!


privado de los hijos de familias nobles en distintos lugares de Prusia oriental (no había
entonces becas para alumnos brillantes, desde luego). Comenzó a dar clases en la Universidad
a los 31 años, pero sólo 15 años después dispuso de un sueldo digno y seguro, ¡a los 46 de
edad! Al final de su vida comentaría que no se había casado porque, mientras tuvo ganas de
ello, le faltó el dinero, y cuando tuvo dinero le faltaron las ganas. Su actitud hacia el poderoso
Rey de Prusia, hacia las rígidas normas y jerarquías, y hacia la nobleza fue siempre de
sumisión.
Aunque, eso sí, sumisión con cierta dignidad propia de un ilustrado. Y es que estamos
hablando del tiempo en que se fraguaron las ideas de la Ilustración que –a través de la
Revolución francesa, de guerras y de reformas– acabaron afectando a todo el modo de vida en
Europa. Kant fue uno de los que supieron analizar y expresar el sentido del movimiento
ilustrado. Decía que “ la Ilustración representa la mayoría de edad de la razón” , el momento de
madurez en que uno se atreve a pensar por sí mismo, sin sentirse atado a las creencias e
ideologías de sus padres. Pero, a la vez, Kant no dudó en “ poner límites a la razón para hacer
sitio a la fe” , y en lo relativo a reformas políticas y sociales era partidario de cambios
graduales y suaves, dirigidos desde el poder, no de revoluciones como los terribles sucesos en
Francia que todavía le tocó experimentar (desde la lejanía).
También Gauss, como tantos otros hombres “ de bien” de su época, sintió rechazo por los
movimientos revolucionarios, aunque también él era partidario de reformas ilustradas que
trajesen progreso y mejorasen la situación del pueblo. Como Kant, Gauss era un hombre del
pueblo, venía de una familia muy modesta: si el primero era hijo de un guarnicionero, el
segundo lo fue de un jardinero que también hacía de contable. Sólo gracias al apoyo de
hombres influyentes e ilustrados pudo Gauss desarrollar todo su talento, estudiar en la
Universidad y convertirse en un gran científico. En este sentido fue especialmente importante
la concesión de toda una serie de ayudas económicas al “ joven genio” por parte del Duque de
Brunswick (ciudad y pequeño ducado del norte de Alemania donde nació). Con esto, el
Duque se aseguraba una reputación de dirigente ilustrado, mientras en Gauss se estimulaba un
sentido de dependencia, tanto emocional como basada en la responsabilidad. Aquí puede
buscarse una de las raíces de su relativo conservadurismo.


  &XDQGROD8QLYHUVLGDGHUDXQLQVWLWXWR
Una de las analogías entre los dos grandes pensadores tiene que ver con su ejercicio
profesional, con peculiaridades de su actividad universitaria. Se ha señalado frecuentemente
que Kant dio clases de casi todo: no sólo lógica, metafísica y antropología, sino geografía,
matemáticas, física, etc. A veces se señala este hecho como indicativo de la increíble
capacidad de aquella mente. Está muy lejos de mi ánimo arrojar dudas sobre la valía de Kant,
pero es necesario tener en cuenta que la Universidad no era entonces lo que hoy es. Resulta
ingenuo, propio de alguien que desconoce la historia universitaria, pensar que Kant sería
capaz hoy de dar clases en diez Facultades distintas sobre los temas específicos de cada una.
¿Cómo era, entonces, la Universidad en aquel tiempo? Tenía todavía, en lo esencial, la
estructura medieval: tres grandes Facultades orientadas a la formación de profesionales
(Derecho, Medicina, Teología) y una Facultad de carácter preparatorio (Filosofía). La
Facultad de Filosofía no estaba al mismo nivel de las otras, sino que era un poco su sirviente.
Daba a los alumnos una formación que podría compararse con la del Bachillerato actual, y
esto con precaución. Por otro lado, en Filosofía no se hablaba sólo de lo que hoy llamamos
“ filosofía” , sino de todas las ciencias y las humanidades.
He dicho antes que hay que tener precaución al equiparar la Universidad de 1800 con el
Bachillerato actual. Es fácil aclararlo con un ejemplo: entonces resultaba casi imposible, en
Königsberg o cualquier otra Universidad, encontrar un curso dedicado al cálculo
infinitesimal, materia que hoy se introduce ya en último curso de Bachillerato. Los alumnos
llegaban a la Universidad con muchos conocimientos de latín y religión, algunos de griego,
aritmética y geometría. Casi todo lo demás tenía que empezar de cero. Como profesor de esa
Facultad, y dado el nivel elemental de las enseñanzas, Kant estaba perfectamente capacitado
para impartir todo tipo de materias.
El cambio enorme que ha tenido lugar en la enseñanza superior lo debe todo al espíritu de
reforma introducido por la Ilustración. Y el propio Kant contribuyó a este movimiento, en
particular con su obra de 1798 (OFRQIOLFWRGHODVIDFXOWDGHV. Aquí, tras la muerte de Federico
Guillermo II de Prusia (que en 1788 había establecido un sistema de censura), reivindicaba el
viejo profesor la libertad de pensamiento y de palabra. También defendía una equiparación de
la Facultad de Filosofía con las otras tres. En su opinión, la Universidad debía cultivar el
conocimiento por sí mismo, y no sólo en función de sus rendimientos, es decir, de los


servicios que presta al Estado mediante la formación de profesionales como los abogados
(Derecho), los médicos (Medicina) y los párrocos (Teología).
Con obras como ésta, el muy admirado filósofo que era Kant hizo lo suyo por difundir el
nuevo espíritu ilustrado y crear un ambiente propicio a la reforma de la Universidad. Reforma
que tuvo lugar en la primera mitad del siglo XIX y que condujo al admirable sistema
universitario del que gozó Alemania desde entonces.

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FRQIOLFWRGHODVIDFXOWDGHV@

Visto lo que hemos dicho antes, es posible también aclarar algunos rasgos de la carrera de
Gauss. No es extraño que los cursos que pudo recibir en la Universidad de Gotinga le
2

resultaran flojos y elementales, y eso a pesar de que era una Universidad mucho mejor y más
al día que la de Königsberg. Su formación fue autodidacta, y la obtuvo leyendo a los mejores
maestros de su tiempo, figuras del nivel de Newton, Euler, D’Alembert y Lagrange. Como
decía otro grande, Laplace: “ leed a Euler, leed a Euler; es el maestro de todos nosotros” . Y
por cierto, esta es una buena ocasión para decir que deberíais aprovechar vuestras
oportunidades para leer de primera mano a autores que están traducidos al castellano, como
Cauchy, Euler, Riemann o Hilbert.
Pero volviendo a la vida de Gauss, no es extraño que apenas diera clases de matemáticas a
lo largo de su vida. Nunca creó escuela, hasta el punto de que ni siquiera intervino

2
Gotinga o Göttingen es una pequeña ciudad en Hannover, hacia el norte de Alemania. Como los alemanes han sido
partidarios de que la ciencia se cultive en jardines pequeños, en esta ciudad provinciana han trabajado matemáticos,
científicos y filósofos de primera línea.


significativamente en la dirección de las tesis de sus más grandes alumnos (Riemann y


Dedekind). No dio nunca clases sobre álgebra, análisis, teoría de funciones o teoría de
números, a pesar de que en todos estos campos realizó aportaciones fundamentales. Lo que
pasa, en realidad, es que el “ príncipe de los matemáticos” no era profesor de matemáticas.
Estrictamente hablando era astrónomo, Director del Observatorio de Gotinga. Esto le daba
derecho a impartir cursos de matemáticas, pero la perspectiva no le atraía nada, porque a
principios del siglo XIX eso significaba –teniendo en cuenta los escasísimos conocimientos
del alumnado– limitarse a explicar los rudimentos del álgebra o del cálculo. Algo demasiado
mecánico y aburrido para un matemático de tan altos vuelos como Gauss.
Eso sí, Gauss dio clases de algunos temas, pero –como dijo un testigo cualificado– “ su
actividad lectiva, ciertamente muy estimulante, se limitaba a un campo muy pequeño que
pertenecía más bien a la matemática aplicada” : el método estadístico de mínimos cuadrados,
3

o bien temas de geodesia. Gauss tuvo una influencia y una repercusión inmensa sobre los
matemáticos alemanes del siglo XIX, pero toda ella se debió a sus escritos. Ni siquiera tuvo
mucha correspondencia con matemáticos, porque pronto se acostumbró a discutir sus ideas
sobre todo con amigos astrónomos, o con Wilhelm Weber, el gran físico que colaboró
intensamente con él.

 1HRKXPDQLVPR
Hay un aspecto de las tendencias ilustradas de ambos sabios que tiene un interés especial, e
incluso relevancia para algunos de los debates actuales sobre la educación. En Alemania, las
tendencias ilustradas dieron lugar a un movimiento característico que se llama
1HRKXPDQLVPR. Obviamente, la idea era producir algún tipo de vuelta al Humanismo
renacentista, con el fin de servir a la mejora de la educación (un problema central para los
ilustrados). Los neohumanistas alemanes estaban muy preocupados por la IRUPDFLyQLQWHJUDO
[Bildung] del hombre, y pensaban que una clave para conseguir ese tipo de formación era que
los estudiantes conocieran en detalle la Antigüedad clásica: el latín y el griego, los autores
clásicos más importantes, la historia y el arte de aquel tiempo, la filosofía clásica. Materias
como las ciencias naturales no les parecían necesarias para una buena formación, aunque sí se
lo parecían las matemáticas: siempre se ha pensado que son la mejor escuela para el intelecto,

Dedekind en su biografía de Riemann, contenida en las :HUNH de éste (1876), p. 512.


3


y esta opinión era avalada por clásicos de la talla de Platón.


También era característica del Neohumanismo una cierta actitud frente al conocimiento.
Pensaban que lo realmente valioso es el conocimiento en tanto contemplación, en tanto forma
de sabiduría, pero nunca por sus implicaciones prácticas, por motivos pragmáticos
relacionados con mejoras materiales, tecnológicas o económicas. También en esto eran muy
platónicos, a la vez que muy cristianos: lo valioso son las cosas del alma, nunca las del
cuerpo. Así que los alemanes desarrollaron la idea de FLHQFLDSXUD, de ciencia por la ciencia,
y transformaron la Universidad de acuerdo con ella.
Eso vino asociado, finalmente, a otro rasgo importante: el postulado de la XQLGDG GH
HQVHxDQ]DHLQYHVWLJDFLyQ. La idea resulta revolucionaria si la comparamos con lo que existía
en las universidades europeas en 1800, o en las españolas hace tan sólo 25 años. Se trata,
simplemente, del principio según el cual un profesor no puede hacerlo bien a menos que sea
investigador, y un alumno no puede aprender una materia en serio si no se introduce algo en
lo que significa la investigación en ese campo. La famosa LOU del gobierno actual quiere
tener como uno de sus ejes ese postulado que la Universidad de Berlín empezó a incorporar
hace casi 200 años.
Kant y Gauss propagaron estas ideas, a veces defendiéndolas explícitamente, y otra veces
con el ejemplo de sus obras. Los dos fueron grandes neohumanistas. Los dos cultivaron la
ciencia pura, el conocimiento por sí mismo. Aunque, eso sí, los dos llegaron tarde para
incorporar en su actividad la unidad de enseñanza e investigación. Kant murió antes incluso
de que las condiciones para ello se hicieran visibles, y a Gauss la mejora de situación le pilló
demasiado mayor para adaptarse (digamos que la mejora empezó hacia 1827, cuando él tenía
50 años de edad).

 *DXVVHOQHRKXPDQLVWD
He dicho que no sólo Kant, sino también Gauss fue un neohumanista. Como este hecho no es
demasiado bien conocido, voy a insistir un poco en él. A primera vista puede parecer extraño,
porque Gauss se dedicó a la astronomía, a la geodesia, a la física y aún a la tecnología (el
telégrafo, el heliotropo y otros instrumentos). Esta dedicación a asuntos prácticos parece
contradecir el espíritu contemplativo del neohumanismo. Pero el neohumanismo está
profundamente inscrito en su orientación cultural, en sus escritos y cartas, e incluso en el


papel que representó dentro de la comunidad científica de su tiempo.

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JUDEDGRGH

Cuando Gauss era joven consiguió resolver un problema matemático que tenía más de
2000 años de antigüedad: construir un polígono de diecisiete lados con regla y compás. Su
profesor de matemáticas y promotor en Brunswick anunció el descubrimiento en una revista
de entonces, y escribió: “ Merece la pena anotar que el Sr. Gauss tiene ahora 18 años, y que
aquí en Brunswick se ha dedicado con tanto éxito a la filosofía y a la literatura clásica, como
a la matemática superior” . No era un farol. Sabemos, entre otras cosas, que Gauss había leído
4

con cuidado a célebres filósofos como Wolf, muy probablemente a Leibniz, y sin duda al
propio Kant.
Como es bien sabido, Gauss dijo que la matemática es la reina de las ciencias, y la teoría
de números –tan pura y abstracta– la reina de las matemáticas. En el prefacio de su libro más
importante, 'LVTXLVLWLRQHV DULWKPHWLFDH (escrito entre los 19 y los 24 años, publicado en
1801), habla de cómo algunos autores modernos “ abrieron la entrada al santuario de esta

4
Wussing (1974), 19.


ciencia divina y revelaron abundantes riquezas dentro de él” . La retórica que aquí emplea, al
5

hablar de una “ ciencia divina” y de su “ santuario” , es típica del neohumanismo.


Unos años después, en 1807, dio su discurso en Gotinga como joven y flamante Director
del Observatorio. Todo el discurso está imbuido del espíritu neohumanista, y en él Gauss
menciona un hermoso poema de Schiller –el poeta romántico, neohumanista y admirador de
Kant–:
6

Vino a Arquímedes un joven deseoso de saber;


Iníciame, le dijo, en ese arte divina,
Que tan magníficos frutos dio a nuestra patria,
Y protegió los muros ciudadanos frente a los sambuca.
7

¡Divina dices que es el arte! Y lo es, replicó el sabio,


Mas ya lo era, hijo mío, antes de servir al estado.
Si quieres frutos, puede dártelos también una mortal;
Quien aspira a la GLRVD, no busque en ella a la GRQFHOOD.
Creo que Gauss se veía a sí mismo como un Arquímedes moderno, servidor ante todo de la
ciencia pura y divina, por mucho que sus obras condujeran a resultados prácticos. Y ojo,
porque sin duda Gauss valoraba mucho lo práctico, pero más aún lo contemplativo.
Gauss era un hombre muy culto, conocedor de los grandes clásicos latinos, griegos, pero
también de los modernos. Recordemos que de joven dudó si estudiar matemáticas o filología;
entonces tenía ya grandes conocimientos de latín y griego, pero al final de su vida leía
literatura en inglés, francés, español, italiano y ruso. En su época estaba de moda seleccionar
lemas elegantes; a él, aparte del de Platón que enseguida veremos, le gustaba mucho una frase
de Shakespeare en la obra .LQJ/HDU: “ Thou, nature, art my goddess; To thy law my services
are bound” [Tú, naturaleza, eres mi diosa; a tus leyes he entregado mis servicios].

6
DA (Santa Fé de Bogotá, Academia Colombiana de Ciencias exactas, físicas y naturales, 1995), 4.
El poema se llama ‘Arquímedes y el estudiante’. Schiller es autor también, claro, de la ‘Oda a la Alegría’ (o a la
Libertad) que Beethoven utilizó en el famoso coral de la novena sinfonía. Por cierto que a Gauss se le ha comparado en
alguna ocasión con el gran Beethoven (1770–1827): los dos representan la culminación de una tradición clásica, a la vez que
el inicio de tendencias renovadoras. Los dos cuidaban sus obras con sumo detalle, revisándolas y corrigiéndolas una y otra
vez, aunque poco tiene que ver la tranquila y conservadora vida de Gauss con la trayectoria tempestuosa de Beethoven. Eso
sí: los dos sufrieron en la vida, algo que los hermana entre sí y con muchos otros hombres.
7
Máquinas de guerra que los romanos emplearon en el asedio de Siracusa, la ciudad de Arquímedes.



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1yWHVHHOOHPD³HO'LRVDULWPHWL]D´

Observemos el retrato de Gauss y Wilhelm Weber (1804–1891). En él figuran dos frases


en griego, las dos relacionadas con Platón, lo que ya es significativo. La más corta dice: “ el
dios aritmetiza” , y viene a querer decir que el pensamiento de Dios es aritmética superior,
teoría de números, álgebra y análisis. La frase es adaptación de una que se atribuía a Platón,
quien naturalmente había dicho que el dios “ geometriza” ; más adelante veremos por qué
Gauss la cambió de la manera que lo hizo. La frase servía también como “ explicación”
teológica de por qué la matemática ilumina los fenómenos naturales y nos permite


profundizar en la comprensión de la realidad: es que el mundo, creación divina, está hecho


según modelos matemáticos.
Bien, ya hemos visto suficiente del universo cultural en que vivieron aquellos hombres.
Hoy es inevitable que nos resulte extraño, porque nuestra orientación es mucho más
pragmática y utilitaria. Esto se debe en buena medida a la influencia norteamericana, se ha
extendido principalmente en el siglo XX, y sin duda aumentará en el XXI. Sería ingenuo
verlo como algo malo en sí mismo, porque también la cultura alemana, con su aire
excesivamente purista y contemplativo, llevaba en sí tendencias muy negativas (que quedaron
funestamente expresadas en la época nazi). Cualquier tendencia cultural puede ser mala
cuando se vuelve exagerada y unilateral. El mundo de Gauss, tan lejano del nuestro, puede
tener una influencia muy beneficiosa si nos sirve para poner freno a los excesos de nuestra
propia cultura.
8

(/352%/(0$'(/(63$&,2

Pero entremos en el plato fuerte de este escrito. Se trata de discutir el célebre (e interminable)
problema del espacio, y en especial las aportaciones que a él hicieron Kant y Gauss, así como
la interrelación entre ambas. Como se verá, la cuestión es muy rica, y plantear estas relaciones
no tiene nada de arbitrario, sino que surge de la lectura de los textos del propio Gauss. Sería
magnífico poder entrar en los avatares posteriores del problema, en Riemann, en Einstein, en
la problemática actual de la especulación física, pero es obvio que los límites de una
conferencia son muy estrechos.
9

Tenemos buenos indicios de que Gauss leyó con detenimiento a Kant y experimentó la
influencia de sus ideas. Aparte de razones internas, derivadas del uso de terminología o
conceptos kantianos en sus cartas y escritos, existen otros indicios. Ya hemos visto que en
Brunswick, durante los años de 1790, dedicó parte de su tiempo a la filosofía, y aquella fue
precisamente la época de un primer furor kantiano en Alemania. Un gran científico con
fuertes inclinaciones filosóficas, Matthias J. Schleiden, que estudió en Gotinga de 1830 a

8
En esa tarea, no puede tratarse nunca de contraponer mecánicamente –por decirlo así– las orientaciones culturales de
Kant y Gauss con las nuestras. La cuestión exigiría un planteamiento mucho más original y creativo, pero no podemos
discutirla aquí.


1834, dio testimonio de que Gauss se había ocupado detenidamente de estudiar los escritos de
Kant. El mismo Schleiden cuenta una anécdota que indica la admiración del matemático por
10

la obra de un filósofo seguidor de Kant, J. F. Fries. Sabemos también que Gauss estudió en
11

su juventud obras de Christian Wolf, un influyente pensador racionalista alemán, quien


elaboró un sistema axiomatizante inspirado en Leibniz, aunque mucho más escolástico y
menos sugerente que las obras de éste.
La mayor parte de los (no muchos) textos de Gauss que hacen referencia directa a filósofos
tienen que ver con la doctrina kantiana del espacio y la geometría. Eso sí, también hay cartas
en las que expresa su profundo rechazo de filósofos idealistas como Hegel. Una curiosa carta
a su amigo el astrónomo Schumacher dice que en ninguna parte se encuentran las
“ confusiones en los conceptos y definiciones” tan en su casa “ como entre filósofos que no son
matemáticos” , por ejemplo Schelling, Hegel y sus asociados (“ ¿no se le ponen a Usted los
pelos de punta con sus definiciones?” ). Y sigue:
Pero incluso con Kant a menudo la situación no es mucho mejor; su distinción entre proposiciones analíticas y sintéticas es,
12
en mi opinión, una de aquellas que o bien se reduce a una trivialidad, o es falsa.

Por desgracia, Gauss no elabora esta interesante idea ni en su carta ni en otro lugar. Su
afirmación es muy notable, no sólo porque expresa una indudable independencia de juicio,
sino también porque grandes filósofos del siglo XX la han compartido basándola en
argumentos detallados. En todo caso, la manera en que Gauss se refiere al viejo Kant expresa
siempre reconocimiento y una buena dosis de admiración.

 (OSUREOHPDGHOHVSDFLRDQWHVGH.DQW
El problema clásico del espacio se planteó en los siglos XVII y XVIII, cuando por primera
vez se analizó el espacio euclideo como un todo. En la conferencia de Javier Echeverría se
mencionó la polémica entre Leibniz y Clarke (un clérigo que actuaba como portavoz de
Newton) en 1715–16. Es la más interesante discusión del problema en aquella época. Newton
y su portavoz defienden, como en los 3ULQFLSLD, que el espacio tiene que concebirse como

Algunos de estos asuntos los he tratado en 5LHPDQQLDQD6HOHFWD (Madrid, CSIC, 2000). Entre la inmensa bibliografía
9

disponible para el tema en su conjunto, una buena referencia es el libro de Jeremy Gray, ,GHDVGHHVSDFLR [1992], y en inglés
el de Trudeau [1987].
Gauss, :HUNH, vol. 12, 63. Véase A. Galle, 'DV:HOWDOO  (1925), 230. Schleiden fue botánico y es célebre por haber
10

descubierto mediante investigación microscópica –al tiempo que Schwann– la estructura celular de todos los seres vivos.
En particular por su libro 'LHPDWKHPDWLVFKH1DWXUSKLORVRSKLH,, véase Gauss, :HUNH, vol. 12, 206.
11

1 Nov. 1844, en :HUNH, vol. 12, 62–63.


12


algo absoluto, una entidad autónoma, distinta de los objetos materiales y que los condiciona.
13

Se trataría de un receptáculo tridimensional homogéneo, un inmenso contenedor de todos los


fenómenos ‘externos’ o materiales.
Entretanto, Leibniz defiende que resulta arbitrario concebir el espacio como un absoluto, y
que no puede encontrarse en los fenómenos prueba alguna de que se trate de una entidad
autónoma y real. Se trataría, en cambio, de una entidad derivada e LGHDO –aunque nada
arbitraria– que cifraría el entramado de relaciones entre los objetos materiales. Las cosas que
coexisten en un mismo instante temporal guardan entre sí multitud de relaciones, y el espacio
no sería más que el RUGHQGHFRH[LVWHQFLD entre las cosas, el conjunto de las relaciones que se
dan en un instante.
En la polémica terció también el gran Euler con argumentos que influyeron mucho en
Kant, y que le condujeron a abandonar las filas de los leibnizianos, en las que había estado
inicialmente, pasando al bando de los newtonianos. Sin embargo, y aunque conserva muchos
de los rasgos principales del enfoque de Newton, Kant le va a dar un giro nuevo e inesperado
a todo el problema.
Las dos posiciones anteriores, el absolutismo de Newton y el relacionismo de Leibniz,
presuponen la REMHWLYLGDG del espacio, o de aquello en lo que se funda la idea de espacio. El
“ giro copernicano” de Kant (la expresión es suya) consiste en pensar que una parte importante
de las características del mundo que conocemos tienen su origen en nuestra propia
constitución en tanto que sujetos del conocimiento. Es decir, parte de lo que ingenuamente
atribuimos al mundo y las cosas, sería en realidad algo aportado por el yo que conoce.

 7HVLV\DUJXPHQWRVGH.DQW
Concretamente, defiende la curiosa tesis de que todo lo que conocemos con respecto al
espacio, a la geometría, y a la espacialidad de los fenómenos observados, todo eso es
compatible con la mera LQWHUVXEMHWLYLGDG del espacio. El espacio no tiene por qué ser un rasgo
objetivo de las cosas, sino que puede ser algo VXEMHWLYR: es perfectamente posible (y Kant lo
cree así) que las cosas QRVHDQ espaciales, sino que sólo VHYXHOYDQ espaciales para el sujeto
que conoce. Pero no se trata de algo puramente subjetivo, en el sentido de algo que unos

En el Escolio a la def. 8 de los 3ULQFLSLD daba la célebre “ prueba” del cubo de agua que gira, posteriormente analizada
13

por Einstein. Por otro lado, en la ÏSWLFD (Cuestiones 28 y 31) sugería Newton que el espacio podría ser el “ sensorio” de
Dios, a través del cual está en todas partes e interviene en el mundo.


pudiéramos concebir de una manera y otros de otra. Nuestro conocimiento de la geometría


euclidea demuestra, según cree Kant, que la representación del espacio es QHFHVDULDPHQWH la
misma para todos nosotros. Por eso decimos que se trata de algo LQWHUVXEMHWLYR.
Antes de seguir adelante, me gustaría hacer dos aclaraciones. Primera: algunos autores,
con su mejor intención de divulgar, explican a Kant de una manera que traiciona lo más
profundo de sus ideas. El otro día me encontré en un libro magnífico esta frase: “ Kant
consideraba que la geometría euclidea se encuentra fuertemente arraigada en el cerebro
humano, siendo la misma esencia del modo en que observamos y hacemos observable el
mundo exterior” . La parte final de la cita es bastante buena, pero la referencia al cerebro es
14

nefasta: nuestra cabeza y nuestro cerebro son cosas ‘externas’ y materiales; el sujeto del que
habla Kant no es un sujeto físico, sino una abstracción típicamente filosófica: el \R que
conoce. Segunda aclaración: el giro copernicano de Kant, atribuyendo el origen del espacio,
15

el tiempo y las leyes naturales al sujeto trascendental, tiene la máxima importancia para su
concepción del mundo, para su filosofía moral y religiosa. Como dijo él mismo, se sintió
obligado a “ poner límites a la razón, para dejar sitio a la fe” ; aquí no puedo entrar en la
exposición ni en la crítica de todo esto, pero los kantianos no me perdonarían que dejara de
mencionarlo.
En resumidas cuentas, y utilizando su terminología tan oscura y académica, Kant enseña
que el espacio no es ni una entidad real, ni algo derivado de las relaciones que se dan entre las
cosas mismas, sino sólo la IRUPD GH OD LQWXLFLyQ D SULRUL del sujeto. El sujeto es capaz de
observar y percibir, pero sólo puede hacerlo según ciertas formas que vienen
predeterminadas: el espacio y el tiempo. Por eso, cualquier cosa que observe o perciba será
espacial y temporal. Como el espacio es una forma GHOD LQWXLFLyQ, hay –de acuerdo con la
teoría kantiana sobre el conocimiento matemático– una teoría matemática del espacio: la
geometría. Y como el espacio es una forma DSULRUL, nuestro conocimiento de la geometría no
depende de la experiencia, sino que es puro y a la vez necesario.
Más resumidamente todavía: sólo hay un espacio y sólo hay una geometría posible; pero
no es el espacio “ real” ni la geometría del mundo en sí mismo, sino el espacio de los

R. Osserman, /DSRHVtDGHOXQLYHUVR (Barcelona, Crítica, 1997), p. 71.


14

15
Por eso habla de él como “ sujeto trascendental” . La tendencia a psicologizar a Kant, convirtiendo su sujeto
trascendental en un yo psicológico, comenzó ya con J. F. Fries en el siglo XIX; si además reducimos el yo psicológico a algo
físico, estamos justamente en las antípodas de Kant. Pero conste que sólo estoy explicando a Kant, no me estoy adhiriendo a
su punto de vista, ¡faltaría mas!


fenómenos que observa el sujeto y la geometría del mundo fenoménico. Kant explica que el
conocimiento geométrico es estrictamente necesario y universal, pero lo hace de modo
paradójico, al precio de enseñar que la geometría no nos dice nada acerca del mundo real. Su
espacio es una especie de versión degradada del magnífico receptáculo absoluto de Newton.
Por eso, quienes leyeron a Kant cuidadosamente, entendiendo sus afirmaciones, se resistieron
mucho a aceptar esa conclusión escéptica. Es el caso de grandes matemáticos como Gauss y
Riemann.
Hemos hablado bastante de cómo hay que entender a Kant, pero hemos dicho muy poco de
cuáles eran sus argumentos. Y en filosofía, como en la ciencia, todo depende de los
argumentos y las pruebas que se den. Claro está que aquí no tengo tiempo para exponer la
cuestión con un mínimo de detalles, pero sí que debo mencionar al menos algunas de sus
sutiles consideraciones.
Una línea muy importante de argumentación parte de constatar que, de hecho, disponemos
de un elaboradísimo conocimiento de verdades geométricas: todo lo relativo a los (OHPHQWRV
y la geometría euclidea. Es el famoso IDFWXP, el “ hecho de la ciencia” tal como la
encontramos en nuestra experiencia cotidiana. Y aquí interviene el “ método trascendental” de
Kant, que surge de la simple pregunta: ¿cómo es posible ese hecho, cómo es posible la
ciencia? Según cree nuestro filósofo, sólo puede llamarse ciencia –y es una premisa muy
fuerte añadida al IDFWXP– a un conocimiento cierto y DEVROXWDPHQWH cierto. Pero, piensa Kant,
un conocimiento basado en lo empírico nunca puede darnos garantías de certeza. Así que la
ciencia de la geometría no puede estar basada en lo empírico, debe tener una base DSULRUL.
Por toda una serie de motivos adicionales, concluimos que el espacio es una forma DSULRUL de
la intuición.
Ese argumento principal puede ser atacado desde diversos frentes. Sobre todo, y enseguida
iremos a ello, hoy nos resulta muy oscura la afirmación de que la geometría euclidea es
ciencia en el sentido de ser un cuerpo de verdades ciertas, necesarias y absolutas. (¿Hay
alguna porción de la ciencia del espacio que pueda ser caracterizada de ese modo? Algunos
han creído que sí y han tratado de rescatar algo de Kant por esta vía, pero aquí no podemos
seguir esta línea de argumentación.) Más aún, si definimos la palabra “ ciencia” –al modo de
Kant– como conocimiento absolutamente cierto, resulta que los científicos y los filósofos del
siglo XX nos han enseñado a pensar que la ciencia –en ese sentido tan estricto– no existe.


Kant presentó, además, algunos otros argumentos. Uno de ellos tiene un gran interés
matemático y Gauss no dejó de referirse a él. Se le llama el argumento de los DQiORJRV
LQFRQJUXHQWHV, o el de las manos izquierda y derecha. Pretende mostrar que la ciencia del
espacio incluye conocimientos que resulta imposible analizar con medios puramente
conceptuales. La demostración es por reducción al absurdo. Imaginemos un ser perfectamente
simétrico, cuyas manos estén formadas exactamente igual, salvo por la simetría especular. Un
análisis conceptual perfecto de cada mano nos daría la totalidad de sus elementos, con todas
sus propiedades y todas las relaciones entre los elementos. El resultado (al no hacer referencia
a objetos situados fuera de cada mano) sería exactamente el mismo en los dos casos. Así que
las dos manos deberían poder coincidir punto por punto, cosa que no sucede en el espacio
tridimensional.
16

Todo esto tiene como resultado que, si un hombre quiere darle a conocer a otro la
diferencia entre izquierda y derecha, no puede hacerlo mediante una definición conceptual,
por mucho que alargue la explicación. La única manera es PRVWUDU la diferencia por referencia
a su propio cuerpo o a algún objeto, y esto demuestra que nuestro conocimiento de lo espacial
tiene un componente intuitivo. En sus 3UROHJyPHQRV (§ 13), Kant ofreció esta consideración,
17

a fin de “ librarlos de prejuicios” , a aquellos que encontraran difícil “ desprenderse de la


concepción de que el espacio y el tiempo son modos reales de ser” .

 &RQWUDDUJXPHQWRV\GHVFXEULPLHQWRVGH*DXVV

 En una importante obrita de 1831, Gauss expuso su concepción de los números
complejos, a cuento de un trabajo que iba a publicar en donde extendía la teoría de números a
los “ enteros gaussianos” D+E√–1. Aquí, además de presentar la idea del plano complejo,
proponía una serie de ideas filosóficas sobre los fundamentos de la matemática que le
permitían argumentar que los números “ imaginarios” son tan reales como los números
“ reales” . Y, en medio de todo esto, Gauss enlazaba con el argumento de los análogos
incongruentes:

16
Necesitamos un movimiento en la cuarta dimensión para llevar una mano sobre la otra, por analogía a lo que pasa con –
por ejemplo– dos triángulos escalenos simétricos sobre el plano, o con dos espirales simétricas, caso en el que ha de
intervenir la tercera dimensión.
17
Pero ojo con las palabras: lo que llamamos aquí “ intuitivo” no tiene por qué ser analizado en los términos de la teoría
kantiana de las intuiciones DSULRUL, sino que admite muchos otros análisis. El término “ intuición” es muy ambiguo.


Esta diferencia entre derecha e izquierda queda completamente determinada HQVt tan pronto como hemos fijado (a voluntad)
los sentidos de adelante y atrás HQ el plano, y los de arriba y abajo en relación con ambos lados del plano. Mas,
precisamente, comunicar a otros nuestra intuición de esta diferencia VyOR es posible remitiendo a cosas materiales que existan
en la realidad. [Y en nota:] Ya Kant había realizado ambas observaciones, pero no se comprende cómo este agudo filósofo
creyó encontrar en la primera una prueba a favor de su opinión de que el espacio es VyOR la forma de nuestra intuición
externa, cuando la segunda establece con tanta claridad lo contrario, que el espacio debe tener una referencia real al margen
18
de nuestra forma de intuición.

El mismo tema reaparece, muchos años después, en una carta a Schumacher de 1846, donde
afirma que lo anterior establece “ la refutación decisiva de aquella figuración [Einbildung] de
Kant, según la cual el espacio sería MERAMENTE la forma de nuestra intuición externa” .

),*  *DXVV HQ XQ GLEXMR


UHDOL]DGR HQ  SRU VX DOXPQR
/LVWLQJ HO LQYHQWRU GHO WpUPLQR
³WRSRORJtD´ 

Y en efecto, ese estado de cosas parece incompatible con la tesis de que WRGR lo referente
al espacio y la geometría se deriva de conceptos \ de la intuición pura, como quería Kant.
Veámoslo con más calma. Por hipótesis, se supone que (1) las formas DSULRUL de la intuición
son compartidas por todos los sujetos de conocimiento; y (2) se supone además que no
pueden ser alteradas por ningún contenido real o empírico de la percepción, ya que
precisamente derivan sólo de la constitución del sujeto. De manera que (1´) los dos sujetos
comparten todo lo que sería necesario para elaborar una descripción completa de las
propiedades del espacio: intuición y conceptos; y (2´) el hacer referencia a alguna cosa

:HUNH, vol. 2, 177. La carta a Schumacher de 8 de febrero 1846 está en el vol. 8, 247.
18


material no podría alterar lo más mínimo nuestras intuiciones puras del espacio. Así pues, el
caso de las manos izquierda y derecha refuta la hipótesis o –como dice Gauss– la “ figuración”
kantiana, porque la situación en que se encuentran los dos sujetos contradice tanto a (1´)
como a (2´).
19

 Muy a menudo, el argumento más simple y contundente para establecer una
determinada conclusión se obtiene sólo después de largo tiempo de trabajo sobre el tema, y la
conclusión se alcanza originalmente de un modo mucho más complicado y confuso. También
en este caso, todo parece indicar que no fue de un modo tan directo, ni mucho menos, cómo
Gauss llegó a desprenderse de la doctrina kantiana. Más bien, el camino que le llevó a esto
fue indirecto y comienza por el otro argumento de Kant que hemos visto antes, el que tiene
que ver con la geometría euclidea y su supuesto carácter necesario y absoluto. Este problema
comenzó a interesarle en 1792, cuando todavía estudiaba en Brunswick, tenía sólo 15 años, y
dedicaba parte de su tiempo a leer al gran filósofo.
Pronto Gauss elaboró una nueva definición de paralelas, aplicable por igual a la geometría
euclidea y a la LB, exploró las propiedades de la relación de equivalencia –paralelismo– a la
20

que daba lugar, y elaboró algunas ideas sobre lugares geométricos en la geometría LB. Todo
21

esto le llevó, en algún momento que no podemos precisar (quizá, siendo prudentes, la década
de 1800) al convencimiento de que la geometría LB era consistente. Así, Gauss se convenció
de la posibilidad de elaborar una geometría “ no euclidea” (nombre que él introdujo), con lo
que la solución al antiquísimo problema de las paralelas era negativa: no es posible demostrar
el Axioma de las Paralelas sobre la base de supuestos más simples. Pero Gauss no elaboró un
estudio detallado sobre esta cuestión, ni mucho menos lo publicó.
Lo que sabemos acerca de los descubrimientos de Gauss en geometría no euclidea es
impreciso, porque normalmente se trata de comentarios en cartas, donde UHDFFLRQD frente a
las contribuciones de otros. Pero sabemos con certeza que en 1817, muchos años antes de que
publicasen Lobachevskii o Bolyai, había llegado a una conclusión clara:
Cada vez más llego a la convicción de que la necesidad de nuestra geometría [euclidea] no puede ser demostrada, al menos

19
Cabría también pensar que (1´) sea falso, en tanto los sujetos, si bien comparten intuiciones y conceptos, quizá no
puedan GHVFULELU completamente lo relativo al espacio. Pero, en este caso, desde luego no podrían coordinar el sentido de las
respectivas orientaciones del espacio, con lo que sigue aplicándose la crítica de Gauss.
20
Usaré estas siglas en lo que sigue para referirme a la geometría de Lobachevskii y Bolyai, en la que, dado un plano,
existen muchas paralelas (i.e., rectas no secantes) a una recta dada por un punto exterior a ella.
21
Aunque sus manuscritos no llegan a hacer un estudio detallado del horociclo. Véase Gray [1992], cap. 7.


no SRU el entendimiento KXPDQR ni tampoco SDUD el entendimiento humano. Quizás en otra vida alcancemos una visión
distinta de la esencia del espacio, que nos resulta inalcanzable por ahora. Hasta entonces, no debemos poner a la geometría
en igualdad de rango con la aritmética, que se sostiene puramente DSULRUL, sino digamos con la mecánica.
22

Esto constituye un rechazo de principio al punto de vista kantiano: el conocimiento


geométrico no es apriorístico; los teoremas de Euclides no son verdades necesarias; la
geometría es una ciencia con contenido empírico, igual que la mecánica. Pero algo muy
curioso de este texto es que Gauss emplea un lenguaje muy kantiano para expresar sus ideas,
y que además salva el punto de vista kantiano en lo relativo a la aritmética.
23

En una recensión escrita el año anterior, 1816, Gauss criticaba un escrito que pretendía
fundamentar la geometría de un modo puramente lógico, en base a definiciones y a los
principios de identidad y de tercio excluso. Al hacerlo, apoyó expresamente la tesis kantiana
de que la geometría se basa, no en puros conceptos, sino en la intuición:
Que para la presentación y el encadenamiento de las verdades de la geometría se hace uso continuamente de esos medios
lógicos, ciertamente no lo ha querido negar Kant. Pero que aquéllos no logran de por sí ningún rendimiento, y sólo echan
flores estériles, si no reina en todas partes la fructificante intuición viva del objeto, esto no lo negará nadie que esté
24
familiarizado con la esencia de la geometría.

La cita es llamativa. Podría parecer, a primera vista, que contradice lo expuesto en el párrafo
anterior, pero esta conclusión sería precipitada. Ambas son coherentes si suponemos que
Gauss se refiere ahora a la intuición HPStULFD –para entendernos, la percepción GHREMHWRV o
fenómenos materiales– y no a la intuición pura como quería Kant.
En sus cartas, Gauss no se cansa de decir que ya conocía todos los resultados que va
encontrando en otros autores. Por ejemplo, en una carta de 1846 a Schumacher, hablando del
libro de Lobachevskii ,QYHVWLJDFLRQHV JHRPpWULFDV VREUH OD WHRUtD GH ODV OtQHDV SDUDOHODV
(publicado en alemán en 1840), dice:
Sabe Usted que yo albergo desde hace ya 54 años (desde 1792) la misma convicción (con cierto añadido posterior que no
mencionaré aquí); por ello no he encontrado en la obra de Lobachevskii nada que fuera materialmente nuevo para mí, si bien
el desarrollo tiene lugar por un camino distinto al que yo mismo había seguido, y en verdad que con Lobachevskii [se hace]
25
de un modo magistral y en espíritu verdaderamente geométrico.

El caso más famoso es el de la carta a Bolyai padre, escrita el 6 de marzo de 1832:


Si comenzara diciendo que soy incapaz de alabar esta obra [de Janos Bolyai, el hijo], sin duda quedarías sorprendido durante
un momento. Pero no puedo decir otra cosa. Alabar la obra sería alabarme a mí mismo, pues todo su contenido, el camino
seguido por tu hijo, y los resultados obtenidos, coinciden casi completamente con mis meditaciones, que me han ocupado

Carta a Olbers, en :HUNH, vol. 8, 177.


22

23
Como anotación para el lector experto: cabe pensar que Gauss pueda estar defendiendo más bien el punto de vista
leibniziano sobre la aritmética (para Leibniz la aritmética es DSULRUL por ser analítica, para Kant es sintética DSULRUL).
2SFLW 170ss.
24

:HUNH, vol. 8, 238–39. La afirmación sobre 1792 es cuando menos dudosa: la memoria tiende a “ adornar” los
25

recuerdos, sobre todo a tanta distancia, y no hay confirmación independiente de ello. Véase la nota siguiente.

26
parcialmente durante estos últimos treinta o treinta y cinco años. Yo mismo me he quedado estupefacto.

Viniendo del serio Gauss, tan parco en palabras y alabanzas, y teniendo en cuenta su
reputación de “ primero entre los matemáticos” , la carta contenía una enorme alabanza. Así la
interpretó Farkas Bolyai, pero su joven y temperamental hijo lo vio de otra manera. Se lo
tomó a la tremenda, pensó que Gauss quería plagiar sus ideas, y nunca más volvió a publicar
sobre matemáticas.
27

La carta de 1832 continúa diciendo que Gauss tenía la intención de no publicar estos
resultados en vida, porque la mayoría de la gente no tiene ni siquiera ideas claras de cuál es
realmente la cuestión que se está tratando. Es famosa su frase de que no publicaba por temor
“ al clamor de los beocios” . Todo parece indicar que estaba pensando en los profesores de
28

Universidad –filósofos o no– que eran seguidores irreflexivos de Kant y se apresurarían a


“ refutar” los teoremas de Gauss con alguna cita de la &UtWLFD GH OD UD]yQ SXUD. Y acertó,
porque las “ refutaciones” pseudo-kantianas se dieron una y otra vez en el siglo XIX, lo que a
la larga acarreó un descrédito inmerecido al viejo profesor de Königsberg. Una cosa es clara:
Kant hubiera reaccionado de otra manera.

 No daremos aquí más detalles sobre la geometría no euclidea de Lobachevskii–Bolyai


(y Gauss), o geometría “ hiperbólica” –nombre que deriva del modo de definirla en el contexto
de la geometría proyectiva–. Pero sí voy a detenerme un poco en algo que es, probablemente,
29

lo que Gauss tenía en mente cuando le hablaba a Schumacher en 1846 de “ cierto añadido
posterior” (véase la carta anterior). Creo que lo más probable es que Gauss estuviera
pensando aquí en su trabajo de 1828 sobre geometría intrínseca de superficies. Curiosamente,
se ha prestado poca atención a la conexión entre la geometría diferencial de Gauss y el
problema del espacio, y esto a pesar de que la posterior y decisiva contribución de Riemann
apunta en esa dirección.
En buena medida, el problema de la geometría no euclidea, que surgió como el problema
de las paralelas, puede pensarse que se reduce a una falta de claridad con respecto a la

2S FLW, 221. Esta carta, escrita 14 años antes que la precedente, nos da como estimación del año en que Gauss se
26

convence de la consistencia de la geometría LB el período 1798–1802.


27
Sobre esto cabe hacer dos comentarios: (1) así de dura es la investigación puntera en matemáticas, y de todos modos
Bolyai se había garantizado la prioridad en la publicación, que es lo que cuenta; (2) ¡juventud, divino tesoro!
28
Los beocios eran los nativos de Beocia, en la antigua Grecia, célebres por su estupidez –un tema intemporal, como
demuestran las bromas sobre Lepe–.
29
Sobre este tema puede verse el libro de Gray [1992] o el de Trudeau [1987], entre otros muchos.


naturaleza de las rectas. En la geometría LB nos encontramos con muchas “ paralelas” (rectas
que no cortan) a una recta dada, todas las cuales pasan por un mismo punto; nos encontramos
también con rectas que se aproximan asintóticamente, pero sin llegar a cortarse nunca. Era
natural pensar que aquí había un error conceptual: una “ verdadera” recta, pensaban los
matemáticos tradicionales, no puede comportarse así. Y, en consecuencia, si tuviéramos una
EXHQDGHILQLFLyQ de recta podríamos mostrar que la geometría LB no es correcta. Esta fue la
idea de un profesor de Gotinga (Kästner, que le dio clases a Gauss) hacia 1789, y pocos años
después nada menos que un Fourier expresó la misma convicción.
Por esa vía, es fácil relacionar el trabajo de 1828 sobre geometría diferencial con nuestro
tema. El mismo Gauss lo sugirió en una carta a C. A. Hansen:
[esta memoria] nos lleva a un plano impredictible. … Aquellas investigaciones están profundamente interrelacionadas con
30
mucho más, yo diría que con la metafísica del espacio, y encuentro difícil sacudirme las consecuencias de ello.

Gauss hablaba de “ la metafísica de” cualquier concepto matemático para referirse a lo que
nosotros llamaríamos los fundamentos lógicos y epistemológicos de dicho concepto. La
metafísica de la matemática, por tanto, es algo así como un estudio de sus fundamentos y de
filosofía de la matemática. Veamos cuál es la conexión entre la teoría intrínseca de superficies
y el problema de las paralelas.
Considerando superficies inmersas en el espacio euclideo tridimensional, Gauss estudió
aquellas propiedades suyas que permanecen invariantes bajo transformaciones isométricas.
Hablando informalmente, podemos curvar o doblar la superficie a voluntad, siempre que no
la deformemos, estiremos o pleguemos; las longitudes de las curvas trazadas en la superficie
permanecerán inalterables. Gauss demostró que la PHGLGD GH FXUYDWXUD de la superficie en
cada punto es, en efecto, un invariante isométrico, y este resultado le pareció tan importante
que lo denominó –quizá con algo de sorna– “ teorema egregio” . Así que un fragmento de
cilindro, un trozo de cono, y una porción del plano son equivalentes desde el punto de vista
intrínseco: la medida de curvatura en cada uno de sus puntos es idéntica (.= 0).
La transformación isométrica convierte las rectas sobre una superficie plana 6 en
JHRGpVLFDV sobre su transformada 6: las lleva sobre líneas mínimas, en el sentido de que las
geodésicas son las curvas de menor distancia, trazadas VREUH la superficie –no fuera, HQ el
espacio ambiente–, entre dos puntos de ella. Y todo lo que podamos decir sobre las figuras

Carta del 11 de diciembre de 1825. :HUNH, vol. 12, 8.


30


construidas en la superficie 6 –acerca del área de la figura, de los ángulos que se forman, etc.–
vale también para las contrapartidas que obtenemos por transformación isométrica en 6.
Visto esto, hemos de concluir que FXDOTXLHUFRQGLFLyQTXHSRGDPRVH[SUHVDUHQWpUPLQRVGH
JHRPHWUtDSODQDFRQHOILQGHFDUDFWHUL]DUODVUHFWDVVHDSOLFDUiWDPELpQDODVJHRGpVLFDV
TXHVRQWUDQVIRUPDGDVVX\DV.
Gauss especulaba con la posibilidad de seres planos, planilandeses, que habitan un mundo
bidimensional. Si fuéramos planilandeses, por mucho que estudiáramos las propiedades de lo
que llamamos “ rectas” , no podríamos estar seguros de que no se trata más bien de geodésicas
sobre alguna superficie no plana. Nosotros, seres tridimensionales, podríamos observar a los
planilandeses y decir, con aire de superioridad: “ pobrecitos, creen que su mundo es plano,
pero en realidad es –por ejemplo– una superficie enrollada en espiral” . Ahora bien, si esto es
así, algo análogo debe valer para el caso tridimensional: ¿cómo podemos saber que nuestros
“ planos” no son más bien superficies curvas? Y decía Gauss:
quizá los que están por encima de nosotros nos contemplen de forma semejante, [así que] he dejado de lado ciertos
problemas –continuaba diciendo en tono de broma– los cuales he pensado que podría tratar geométricamente más adelante,
31
en circunstancias superiores.

Esto es lo que quería decir en 1817 (véase más arriba) al afirmar que “ la necesidad de nuestra
geometría no puede ser demostrada, al menos no SRU el entendimiento KXPDQR ni tampoco
SDUD el entendimiento humano” , y que “ quizás en otra vida alcancemos una visión distinta de
la esencia del espacio” .
Hacia el final del trabajo de 1828 sobre superficies curvas llamaba la atención sobre
resultados, respecto a la suma angular en triángulos formados por geodésicas, que están
íntimamente ligados a la geometría LB. Supongamos, por simplificar, una superficie 6 de
curvatura . constante; dado un triángulo cuyos lados son geodésicas sobre 6, y a cuya área
llamaremos σ, la diferencia entre la suma angular (α + β + γ) y 180º (π) es:
.·σ = α + β + γ – π.
Gauss encuentra así el resultado un tanto paradójico que se había obtenido en la geometría LB
para la suma angular de un triángulo cualquiera. Y la constante . con la que trabajaban
Lobachevskii y Bolyai, arbitraria y carente de interpretación para ellos, adquiere ahora un
significado bien preciso como medida de curvatura (constante) en cada punto.
Reflexionando sobre los resultados de Gauss, y sobre su posible extensión al caso


tridimensional o Q-dimensional, se encuentra una asimetría fundamental. Los elementos


geométricos de dos dimensiones pueden adoptar múltiples configuraciones, y observamos una
equivalencia –intrínseca o isométrica– entre múltiples superficies, curvadas y configuradas en
el espacio de maneras diversas. Pero en tres dimensiones nos topamos con una única
posibilidad: el espacio postulado por Euclides, muy particular y característico. Podía así
surgir la cuestión de si es posible eliminar esa asimetría, flexibilizar el concepto de espacio
hasta el punto de que las posibilidades en tres dimensiones sean tan ricas como las
bidimensionales. Esto fue precisamente lo que hizo Riemann en su conferencia inaugural, en
la que establecía el proyecto de la geometría diferencial moderna, bajo la inspiración de la
obra de Gauss.
32

Ello sucedía en 1854, un año antes de la muerte del gran maestro, cuando éste ya estaba
muy delicado de salud. Pero Gauss tuvo la fortuna de poder seguir aquella conferencia, siendo
probablemente el único entre el público que logró entenderla. Cuenta Dedekind:
La lección, que superó todas sus expectativas, le dejó completamente asombrado, y a la vuelta de la sesión de Facultad le
habló a Wilhelm Weber de la profundidad de los pensamientos expuestos por Riemann con el mayor reconocimiento y con
33
una excitación rara en él.

No es de extrañar, porque Riemann planteó también la cuestión de reelaborar la teoría física


en el marco de estas nuevas geometrías, yendo más allá de Newton, hacia una comprensión
más profunda y unificada de la naturaleza. Y el mismo Einstein, que puso ese trabajo al
servicio de la teoría relativista de la gravitación –la Relatividad General–, habló de la “ visión
profética” que Riemann había logrado expresar.

&2'$&RQVHFXHQFLDVSDUDPDWHPiWLFDItVLFD\ILORVRItD

Todo lo anterior tuvo amplias consecuencias para al menos tres disciplinas: la matemática, la
filosofía y la física; las tres de capital importancia para Gauss y para Kant. Comencemos por
la filosofía, antes de pasar a la física.
Hemos resaltado que el complejo edificio de la filosofía crítica kantiana, a la vez sólido y
sumamente delicado, tenía como pilares la geometría euclidea y la mecánica newtoniana.
Sobre todo, la convicción de que ambas ciencias representaban un conocimiento definitivo,

S. von Waltershausen, ‘Gauss zum Gedächtnis’ . Citado en :HUNH, vol. 8, .


31

Véase 5LHPDQQLDQD6HOHFWD (Madrid, CSIC, 2000).


32

R. Dedekind, B. Riemann’ s Lebenslauf, en Riemann, *HVDPPHOWHPDWKHPDWLVFKH:HUNH (Springer).


33


necesariamente verdadero, absoluto y D SULRUL. El reconocimiento general de las geometrías


no euclideas, hacia 1870, planteó la necesidad de una seria revisión de la arquitectura
elaborada por Kant. Cincuenta años más tarde, con el triunfo de Einstein, trabajando sobre la
obra conceptual de Riemann y Gauss, llegó la superación de la mecánica y la teoría
gravitatoria newtoniana. Al verse cuestionadas o reemplazadas todas esas teorías, se volvió
obsoleta la convicción kantiana de que existen FLHQFLDV en el sentido de doctrinas
absolutamente necesarias y D SULRUL. Todavía estamos asumiendo y “ digiriendo” las
consecuencias de semejante transformación.
Seguía siendo posible, como enfatizaron los neokantianos hacia 1900, aplicar algo similar
al “ método trascendental” de Kant: partir del IDFWXP del conocimiento científico, tal como se
encuentra en nuestra experiencia, y emprender la tarea dificilísima y casi heroica de analizar
las bases imprescindibles para fundamentar la posibilidad de ese conocimiento. Pero la
evolución de la matemática y la física fue minando cada vez más –y al parecer para siempre–,
no sólo la idea de que esas ciencias sean válidas D SULRUL, sino la confianza en que el
conocimiento físico e incluso el geométrico pueda alcanzar la verdad absoluta.
Sin esos postulados esenciales, el edificio kantiano se viene abajo, y la revisión que se
impone es realmente profunda. En ello están muchos filósofos hoy mismo, aunque la
polvareda que se levantó con el derrumbe de aquel imponente mamotreto ha causado mucha
confusión y mucha ceguera. Alguno ha llegado, incluso, a sugerir que no existe
absolutamente ningún fundamento del conocimiento. Pero no hay que esperar que los
34

filósofos se pongan de acuerdo, y hoy menos que nunca. Lo interesante es que algunos, al
menos, hayan recogido la antorcha, conservando el espíritu de investigación de las bases del
conocimiento que caracterizó a Kant.
Mientras existió el convencimiento de la necesidad y aprioricidad de la geometría, esto
parecía un hecho sumamente notable. Había una única teoría del espacio disponible para la
mente humana, una teoría que se imponía a nuestro intelecto, y que coincidía precisamente
con la geometría del espacio físico, real. Hubo quien recurrió a Dios para explicar tan
milagrosa coincidencia (Kepler, Newton); no es de extrañar que la geometría y la matemática
fueran el refugio predilecto de los racionalistas, los creyentes en que la mente humana guarda

34
En mi opinión, la conclusión correcta es que no hay métodos privilegiados (filosóficos o de otro tipo) para “ excavar” en
los fundamentos hasta ponerlos al descubierto: podemos analizar las bases del conocimiento humano y teorizar sobre ellas,
pero no determinarlas con certeza absoluta.


ideas y conocimientos innatos. Pero el descubrimiento de geometrías como la LB cambió ese


panorama para siempre, especialmente en lo relativo a los problemas que tuvieron que
plantearse los físicos.
A partir de Gauss, Lobachevskii y Bolyai (entre 1800 y 1830), resultaba imprescindible
diferenciar entre las geometrías que podemos FRQFHELU y la geometría del espacio UHDO. La
pregunta era: ¿cuál de esas geometrías posibles representa el espacio físico? Y la respuesta
sólo podía encontrarse recurriendo a la observación y la experimentación. Ya no cabía pensar
que las leyes del espacio vienen dadas DSULRUL; el espacio –argumenta Gauss contra Kant– es
algo real, o remite a algo real. Tanto Lobachevskii como Gauss recogieron datos lo más
precisos posible, midiendo triángulos astronómicos a través de cuidadosas observaciones con
el telescopio. Como se ve en la fórmula que dimos en el apartado anterior, en la geometría LB
la suma de los ángulos de un triángulo se aleja tanto más de 180º, cuanto mayor sea su área;
por eso la información que buscamos sólo puede encontrarse trabajando con triángulos muy
grandes. Los datos de la paralaje de Sirio y otras estrellas parecían confirmar (dentro de los
límites del error observacional) que la geometría real es euclidea.
Todavía Riemann, en 1854, mencionaba este tipo de resultados físicos, pero señaló que
son resultados a gran escala y que no prejuzgan lo que pueda suceder con la métrica espacial a
nivel local. Dijo Riemann que es perfectamente concebible que las relaciones métricas del
espacio a nivel local no sean conformes a los presupuestos euclideos, y afirmó que
“ deberíamos suponer que así es de hecho, tan pronto como esto permitiera explicar los
fenómenos de una manera más simple” . Con el advenimiento del espacio-tiempo de
35

Minkowski, y sobre todo de la Relatividad General de Einstein, este tipo de ideas


experimentó un giro nuevo.
Queda, por fin, decir algo de cómo los desarrollos que hemos revisado afectaron a la idea
de lo que es la propia matemática. La cuestión es muy amplia y ha dado muchos giros; aquí
me limitaré a comentar cuáles fueron las reacciones del gran Gauss. En realidad, el tema ha
quedado planteado ya bajo la forma de un lema paradigmático: {? 2γ∈Η ∆42:0ϑ∴.γ4, “ Dios
aritmetiza” . Si antes –desde Platón hasta Kant– se pensaba que la actividad matemática por
excelencia es geometrizar, para Gauss lo característico del matemático (puro) es aritmetizar.
(Y Dios es matemático en lo más íntimo de su pensamiento, lo que, de paso, explica para

35
Ferreirós, ed. [2000], 16.


Gauss y sus contemporáneos la increíble potencia de los métodos matemáticos en la tarea de


descifrar el mundo, obra de Dios.)
Hemos visto en detalle cómo el SULQFHSVPDWKHPDWLFRUXP establece, de diversos modos, el
carácter empírico –al menos parcialmente– del conocimiento geométrico. Pero con la
aritmética sucede otra cosa:
Según mi más íntima convicción, la posición de la teoría del espacio con respecto a nuestro conocimiento DSULRUL es muy
distinta a la de la pura teoría de magnitudes [aritmética]: nuestro conocimiento de aquélla se aleja completamente de HVD
convicción total de su necesidad (o sea, también de su verdad absoluta) que es propia de la ~OWLPD; debemos conceder con
humildad que, si el número es SXUDPHQWH un producto de nuestro espíritu, el espacio tiene también una UHDOLGDGIXHUD de
nuestro espíritu, y que no podemos prescribir sus leyes completamente DSULRUL.
36

Resulta muy notable en esta cita que, aún corrigiendo al viejo Kant, Gauss parece moverse
dentro de los márgenes del esquema intelectual kantiano. Como Kant, el gran matemático
37

diferencia la matemática pura de la aplicada; como él, enfatiza el carácter necesario y


absolutamente verdadero de la matemática pura; y afirma con él que se trata de un puro
producto del entendimiento humano, sin “ contaminación” de ningún elemento empírico.
Lo que ha cambiado es la delimitación de esa matemática pura, que ahora abarcará la
teoría de números, el análisis y el álgebra, pero ya no la geometría. Y han cambiado también
38

las líneas de fuerza que estructuran el campo de la matemática pura, porque ahora el
paradigma teórico y conceptual no es la geometría, sino la aritmética. Para referirse a ésta,
Gauss dice “ teoría de magnitudes” : piensa en la aritmética como teoría del sistema numérico
en toda su extensión, incluyendo muy especialmente los números reales y complejos.
El cambio de orientación en la comprensión del conocimiento matemático que formula así
Gauss, y que expresa en su lema “ Dios aritmetiza” , acabó siendo característico de toda la
matemática en el siglo XIX. Fue la época de la DULWPHWL]DFLyQ del análisis y la matemática
pura, llevada hasta sus últimas consecuencias por autores como Weierstrass y Dedekind, y
celebrada a fin de siglo (entre 1895 y 1900) en escritos de Klein, Hilbert y Poincaré.

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Si tuviéramos más tiempo para entrar en pormenores, la tesis a defender sería que Gauss se mueve dentro del dominio
de ideas filosóficas acotado por Leibniz y Kant. Véase Ferreirós, en prensa.
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A no ser que hablemos de una geometría general y pura, al estilo del siglo XX; pero Gauss hablaba todavía de la
geometría del espacio real, y por tanto de matemática aplicada.


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