27 de Noviembre de 1992

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Recordando la rebelión del 27 de

noviembre de 1992
El desequilibrio económico y social, la fuerte crisis que en esos ámbitos vivía el país
mientras tenía el poder el Gobierno de derecha del presidente Carlos Andrés Pérez, propició
una segunda rebelión en Venezuela un 27 de noviembre de 1992, la segunda de ese año,
después de la del 4 de febrero. Después de 16 años, este hecho sigue siendo considerado
histórico y de suma importancia para dar comienzo a los cambios profundos y
transformadores que está experimentando el país y que dieron paso a la Revolución
bolivariana.

Portada del Diario de Caracas el 28 de noviembre de 1992.


A diferencia del alzamiento anterior, éste fue ejecutado por un grupo heterogéneo,
denominado Movimiento Cívico-Militar 5 de Julio, integrado por oficiales de alto rango de
los cuatro componentes de las Fuerzas Armadas Nacionales, civiles pertenecientes a
organizaciones revolucionarias y grupos que adversaban al Gobierno de entonces.

Los nombres más destacados de esta intentona fueron Hernán Grüber Odremán, Luis
Enrique Cabrera Aguirre, Francisco Visconti Osorio y los partidos políticos Bandera Roja y
Tercer Camino.

El presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías, en el año


2006, durante el acto de inauguración y puesta en marcha de la planta ensambladora
Venirauto, empresa de capital mixto Irán-Venezuela, ubicada en Maracay, estado Aragua,
expresó que este suceso forma parte de la trilogía de acontecimientos que “partieron en dos
la historia de Venezuela”, y expresó su reconocimiento a los mártires que entregaron su
vida en esa jornada y a sus principales protagonistas, como lo fueron los contralmirantes
Hernán Gruber Odremán y Luis Cabrera Aguirre; el general de la aviación Francisco
Visconti Osorio y los tenientes coroneles Luis Reyes Reyes y Wilmar Castro Soteldo.

El 27 de noviembre de 1992 fue causa de verdadera unión cívico militar que hizo declinar
definitivamente al Pacto de Punto Fijo, formado por los partidos políticos tradicionales
Acción Democrática y Copei.

Aquel 27 de noviembre fue la prolongación directa del 4 de febrero de 1989, en el que el


comandante Hugo Chávez Frías reconfiguró el imaginario rebelde del pueblo con su
legendario “por ahora”.

Los hechos
Este hecho constituyó el despertar del pueblo que, junto con la Fuerza Armada, decidió
ponerle fin a la grave crisis de dos instituciones: los partidos políticos y la Fuerza Armada,
que a partir del 23 de enero de 1958 se convirtieron en abanderados de la estabilidad de la
supuesta “democracia” implementada en la nación venezolana.
Los principales enfrentamientos del 27 de noviembre ocurrieron en el Distrito Federal, así
como en los estados Miranda, Aragua y Carabobo. La insurrección fue controlada por el
Gobierno el mismo día 27, lo que provocó la rendición de los involucrados y la huida y
posterior asilo en Perú de cerca de un centenar de éstos.

En el fondo de los acontecimientos del 27 de noviembre se encontraba una grave crisis de


dos instituciones que, a partir del 23 de enero de 1958, se convirtieron en importantes
garantes de la estabilidad de la democracia venezolana: los partidos políticos y las Fuerzas
Armadas.

A raíz de los sucesos de noviembre de 1992, los dos principales actores del Pacto de Punto
Fijo: Acción Democrática y Copei, experimentaron dificultades institucionales; muestra de
la crisis experimentada por AD fue la expulsión de una de sus principales figuras como lo
era Carlos Andrés Pérez y su derrota en las elecciones de 1993, aunque cabe destacar que
ésta se transformó en honrosa, ya que su candidato Claudio Fermín quedó segundo en la
contienda y además se mantuvieron como primer grupo parlamentario.

La situación de Copei fue algo diferente, pues sufrió un duro golpe al ser derrotado en las
elecciones presidenciales su candidato Oswaldo Álvarez Paz por su líder fundador Rafael
Caldera.

Caldera y su recién creada organización partidista Convergencia se convirtió en un líder de


las corrientes contrarias al bipartidismo, esto a consecuencia de su discurso en el Congreso
Nacional, luego de los sucesos del 4 de febrero, en el que señaló la falta de visión y
vigencia de los partidos políticos, que presentaban ante la opinión pública una imagen de
organizaciones cerradas ante las demandas de la sociedad.

En relación con la otra institución garante de la estabilidad del sistema democrático a partir
de 1958, las Fuerzas Armadas, con los alzamientos militares de 1992 quedó demostrado
que la institución armada había dejado de ser aquel elemento monolítico que a partir de
1958 funcionó como agente estabilizador del sistema democrático, hecho que quedó
demostrado con la derrota en los años 60 de los alzamientos militares izquierdistas
conocidos como el Porteñazo y el Carupanazo, lo que en su momento reforzó el papel
institucional del ejército venezolano y su unidad.

Una de las consecuencias inmediatas del 4 de febrero fue la sensación generalizada de


cierta intranquilidad en el seno del ejército, lo que posteriormente se puso en evidencia el
27 de noviembre cuando estalló una nueva insurrección militar.

Asimismo, con respecto a la insurrección de noviembre de 1992, hay dos aspectos que
llaman poderosamente la atención.

En primer lugar, la importante popularidad que tuvo el segundo alzamiento del año 92, lo
cual se tradujo en el súbito apoyo del electorado caraqueño a Aristóbulo Istúriz, candidato
de la Causa R a la alcaldía de Caracas.
En segundo lugar, pese a que la segunda intentona pareciese más poderosa que la primera,
y hubo combates más intensos entre las fuerzas leales y los insurrectos, los jefes de
alzamiento no dieron la impresión de querer luchar hasta el final. De hecho, uno de los
oficiales más comprometidos en el asunto, el general Francisco Visconti, no quiso enfrentar
las responsabilidades de su acción, por lo que huyó en compañía de unos 40 oficiales
rumbo a Iquitos, Perú.

El 27 de noviembre de 1992: Las Instituciones en Crisis

El 27 de noviembre de 1992 se produjo un intento de golpe de Estado en Venezuela, el


segundo de ese año (el primero ocurrió el 4 de febrero). A diferencia del alzamiento
anterior, éste fue llevado a cabo por una grupo cívico-militar, integrado por altos
oficiales de las 4 ramas de las Fuerzas Armadas, civiles pertenecientes a
organizaciones revolucionarias y grupos opositores al gobierno de Carlos Andrés Pérez.
De alguna manera esta segunda intentona, buscaba culminar con lo comenzado el 4 de
febrero del mismo año por el teniente-coronel Hugo Chávez Frías y un grupo de
oficiales graduación media. Los responsables militares de esta asonada, en contraste
con la anterior eran militares de alta graduación tales como los contralmirantes Hernán
Grüber Odremán (jefe de la operación) y Luis Enrique Cabrera Aguirre, el general de
brigada de la Fuerza Aérea Francisco Visconti Osorio, el coronel del Ejército Higinio
Castro y el mayor de la Guardia Nacional Carlos Salima Colina (los dos últimos
participaron en la planificación del golpe, mas no en su ejecución). Por el sector civil
estuvieron involucradas las organizaciones Bandera Roja y Tercer Camino, así como
individualidades pertenecientes a las agrupaciones Frente Patriótico y críticos del
gobierno organizados, de elevadas posiciones. Los principales enfrentamientos
ocurrieron en el Distrito Federal en los estados Miranda, Aragua y Carabobo. La
insurrección fue controlada por el gobierno el mismo día 27, provocando la rendición
de los involucrados y la huida y posterior asilo en Perú de cerca de un centenar de los
mismos.

En términos generales, en el fondo de los acontecimientos del 27 de noviembre se


encontraba una grave crisis de dos instituciones que a partir del 23 de enero de 1958
se convirtieron en importantes garantes de la estabilidad de la democracia venezolana:
los partidos políticos y las Fuerzas Armadas. En cuanto a los primeros, tenemos que a
partir de fines de los años 80 se fue produciendo el desprestigio de la institución
partidista en general, lo cual al confundirse democracia y régimen de partidos, condujo
a una rechazo general de la democracia y de la política. Por otra parte, el bipartidismo
que se instauró a partir de 1958 con el Pacto de Punto Fijo, también comenzó a ser
cuestionado por su marcado control del poder. En tal sentido, a raíz de los sucesos de
noviembre de 1992, los dos principales actores del Pacto de Punto Fijo, Acción
Democrática y Copei, experimentaron dificultades institucionales. Muestra de la crisis
experimentada por AD, fue la expulsión de una de sus principales figuras Carlos Andrés
Pérez y su derrota en las elecciones de 1993, aunque cabe destacar que la misma se
transformó en honrosa, ya que su candidato Claudio Fermín, quedó segundo en la
contienda y además se mantuvieron como primer grupo parlamentario. La situación de
Copei fue algo diferente, pues sufrió un duro golpe al ser derrotado en las elecciones
presidenciales su candidato Oswaldo Álvarez Paz por su líder fundador Rafael Caldera.
En tal sentido, Caldera y su recién creada organización partidista Convergencia (donde
coincidieron los restos dispersos de la izquierda venezolana), se convirtió en un líder
de las corrientes contrarias al bipartidismo. Esto como consecuencia de su discurso en
el Congreso Nacional, luego de los sucesos del 4 de febrero, en el que señaló la falta
de visión y vigencia de los partidos políticos, que presentaban ante la opinión pública
una imagen de organizaciones cerradas ante las demandas de la sociedad.

Con relación a la otra institución garante de la estabilidad del sistema democrático a


partir de 1958, las Fuerzas Armadas, con los alzamientos militares de 1992 quedó
demostrado que la institución armada, había dejado de ser aquel elemento monolítico
que a partir de 1958 funcionó como agente estabilizador del sistema democrático.
Hecho que quedó demostrado con la derrota en los años 60's de los alzamientos
militares izquierdistas conocidos como el "porteñazo" y el "carupanazo", lo que en su
momento reforzó el papel institucional del Ejército venezolano y su unidad. En este
sentido, una de las consecuencias inmediatas del 4 de febrero fue la sensación
generalizada de cierta intranquilidad en el seno del ejército, lo que posteriormente se
puso en evidencia el 27 de noviembre cuando estalló una nueva insurrección militar.
Asimismo, con respecto al golpe de noviembre de 1992, hay dos aspectos que llaman
poderosamente la atención. En primer lugar, tenemos la importante popularidad que
tuvo el segundo alzamiento del año 92, lo cual se tradujo en el súbito apoyo del
electorado caraqueño a Aristóbulo Istúriz, candidato de "La Causa R" (partido que
según la opinión publica estuvo cerca de los golpistas), como alcalde de Caracas. No
obstante, la popularidad obtenida por los insurrectos no implicó el apoyo directo de la
población al golpe, es decir, las personas desoyeron los llamados a "echarse a la calle"
para apoyar la insurrección militar. En segundo lugar, pese a que la segunda intentona
pareciese más poderosa que la primera, y hubo combates más intensos entre las
fuerzas leales y los insurrectos, los jefes de alzamiento no dieron la impresión de
querer luchar hasta el final. De hecho uno de los oficiales más comprometidos en el
asunto, el general Francisco Visconti, no quiso enfrentar las responsabilidades de su
acción por lo que huyó en compañía de unos cuarenta oficiales rumbo a Iquitos , Perú.

Luego de 8 años de los sucesos militares del 27 de noviembre de 1992, han pasado
muchas cosas, desde la elección de Hugo Chávez Frías-líder de la intentona del 4 de
febrero de 1992-como Presidente de la República, la derogación de la Carta Magna de
1961 y la promulgación de una nueva Constitución (1999); pero persiste un clima de
incertidumbre en cuanto al destino de Venezuela. Decimos esto, fundamentalmente
por dos razones.

En primer lugar, por que si bien el bipartidismo en muchos sentidos distorsionó la


función de los partidos Acción Democrática y COPEI como agentes canalizadores de las
demandas de la sociedad y como impulsores de una profundización de la democracia
en Venezuela; la crisis de ambas instituciones ha hecho que la coalición AD-Copei
característica de los últimos 40 años, haya cedido su lugar a un sistema de partidos,
en el que predomina una organización (representante del sector oficial) y en torno a la
cual giran una serie de partidos dispersos (incluyendo a AD y COPEI) que pretenden
contrarrestar su manejo monopólico del poder. En segundo lugar, a raíz de los golpes
de Estado de 1992, hemos podido apreciar como los principales actores de dichos
movimientos insurreccionales, se han convertido en los principales participantes en la
vida política del país. En otras palabras, en los últimos 8 años la sociedad civil ha
experimentado como el sector militar ha ido invadiendo parcelas que eran exclusivas
de su ámbito. Ejemplo de esto lo tenemos cuando los militares han ocupado cargos
(Presidencia de PDVSA) que están diseñados para civiles y que obviamente éstos
pueden desempeñar de una manera más eficiente. Por otra parte, la militarización de
la sociedad venezolana ha hecho que se haya querido imponer el tipo de organización
castrense a la sociedad, lo que es característico de los países que a través de la
historia han culminado en regímenes fascistas, tal como la Italia de Mussolini (1922-
1945), lo que no deja de ser preocupante. No obstante, pese a lo señalado
anteriormente, es muy difícil determinar a largo plazo cual será el destino de
Venezuela.

Venezuela había gozado de un período de estabilidad económica y social que era notable en
América Latina en las décadas de 1960 y 1970. Dicha estabilidad estaba basada en la
cuantiosa entrada de divisas extranjeras producto de la venta de petróleo y en el
alineamiento politico con los Estados Unidos, principal socio comercial del país. Varias
circunstancias produjeron una caída internacional de los precios durante los años 1980 y los
gobiernos de Luis Herrera Campins y Jaime Lusinchi se mostraron incapaces de
diversificar la economía venezolana, fuertemente dependiente del petróleo.
Adicionalmente, políticas internas no acertadas llevadas a cabo por ambos gobiernos fueron
deteriorando la calidad de vida de la población: el modelo rentista petrolero -antes exitoso-
empezaba a colapsar y frente a una nueva realidad mundial, Venezuela comenzó a transitar
un largo camino de crisis económicas.

Pérez, que en su primer gobierno (1974-1979) logró un gran crecimiento económico,


regresa a la escena política diez años después, portando dicho aval: esto le valió resultar
ganador en las elecciones de 1988, con una considerable mayoría que esperaba resolviese la
fuerte crisis económica. Sin embargo Pérez, con políticas diametralmente opuestas a las de
su primer gobierno, aplica un programa neoliberal (el llamado Gran Viraje), directamente
influenciado por las teorías económicas de moda en ese entonces en el FMI, el Banco
Mundial y en los principales grupos económicos de los Estados Unidos. Este programa
incluía, entre otros aspectos, la liberación de precios controlados por la anterior
administración, principalmente de la gasolina, pero su aplicación inmediata no hizo sino
profundizar los problemas de la mayoría de la población[cita  requerida]. Las consecuencias
sociales no se hacen esperar: en Caracas, en 1989 se producen intensos disturbios, saqueos
a gran escala, protestas y una subsecuente represión militar, conocida como el Caracazo.
Además de la crisis económica, estos hechos demostraban la existencia de una latente pero
muy fuerte crisis social: este fue el germen del intento golpista de 1992[cita  requerida].

Para 1992 la situación se había complicado. Las "razones aducidas"[1] por los militares
fueron las siguientes:

 La gestión económica y política del presidente Pérez.


 El descontento de los sectores medios y bajos de las Fuerzas Armadas por los hechos de
corrupción verificados en los altos mandos militares.
 La subordinación de las Fuerzas Armadas ante un liderazgo político que consideraban
incapaz y corrupto.
 La utilización de las Fuerzas Armadas, en particular del Ejército y de la Guardia Nacional,
en la represión del Caracazo.
 El cuestionamiento a la posición sostenida por el presidente Pérez en las negociaciones
relativas a la delimitación limítrofe con Colombia.
 El deterioro de las condiciones socioeconómicas de la oficialidad media y baja y de las
tropas.
 El empleo de las Fuerzas Armadas en labores como repartición de útiles escolares, becas
alimentarias, campañas de vacunación y de arborización, etc.

Durante ese año de 1992 se rumoreaba públicamente la posibilidad de que se ejecutara un


golpe de Estado[cita  requerida].

[editar] Antecedentes ideológicos

Varios participantes en el golpe de Estado formaron parte del Partido de la Revolución


Venezolana, fundado por el ex guerrillero Douglas Bravo, quien concibió la estrategia de
infiltrar las Fuerzas Armadas venezolanas[2] como requisito para la toma del poder en
Venezuela.

[editar] El golpe de Estado

En la intentona golpista participaron 5 tenientes coroneles como cabezas visibles del


movimiento, seguidos de 14 mayores, 54 capitanes, 67 subtenientes, 65 suboficiales, 101
sargentos de tropa y 2.056 soldados alistados", aunque posteriormente los medios revelaron
que la mayoría de los soldados habían sido movilizados bajo engaño.[3] [4] Los participantes,
pertenecientes a 10 batallones, formaban parte de las guarniciones militares de los estados
Aragua, Carabobo, Miranda, Zulia y el Distrito Federal, y fueron dirigidos por los jóvenes
oficiales encabezados por Hugo Chávez y Francisco Arias Cárdenas, así como también
Yoel Acosta Chirinos, Jesús Urdaneta y Miguel Ortiz Contreras. Este grupo formaba parte
de una organización conocida como Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-
200), con una ideología política nacionalista y revolucionaria, que alegaba estar basada en
el pensamiento de Simón Bolívar.

La movilización militar se inició el 4 de febrero, cuando Pérez regresaba del Foro


Económico Mundial de Davos. Gracias a la oportuna actuación del Ministro de la Defensa,
Fernando Ochoa Antich, y de los militares miembros de la escolta presidencia, Pérez se
refugió en el Palacio de Miraflores y luego en la estación de televisión Venevisión, desde
donde se dirigió al país en dos ocasiones para informar sobre la situación. El asalto al
palacio presidencial se inició a las 12 de la noche del 4 de febrero. Al mismo tiempo se
asaltaron la residencia presidencial (La Casona), y otras importantes ciudades del país. Los
enfrentamientos fueron intensos en algunos casos.

Fracasado el intento de toma la ciudad capital, Caracas, los insurgentes se rindieron, luego
que las guarniciones del interior del país fueran recuperadas por las fuerzas del gobierno
constitucional. Chávez fue arrestado y privado de su libertad por fuerzas de seguridad de la
DISIP, aunque poco antes se le dio la oportunidad de dirigirse al país en una alocución
transmitida ante los medios de comunicación, en donde asumía la responsabilidad del
alzamiento, y ordenaba a los insurgentes que aún luchaban en Aragua y Valencia que se
rindieran para evitar mayores derramamientos de sangre, a la vez que pedía a sus
partidarios deponer las armas.

Consecuencias

Con la imagen pública de Pérez desacreditada por las reformas económicas emprendidas, el
estallido social del caracazo, otros políticos comenzaron a desafiar su autoridad, poniendo
en peligro el viejo sistema de gobierno bipartidista del puntofijismo.

Pérez decretó la suspensión de las garantías constitucionales, la cual tenía que ser discutida
por el congreso al día siguiente. En esta reunión, Rafael Caldera rompió la unanimidad que
existía entre los parlamentarios, que apoyaban al poder ejecutivo, para criticar la situación
del país y desestimar la interpretación de magnicidio que defendía Pérez. Este discurso
sirvió para aumentar su popularidad, lo que le permitió ganar las siguientes elecciones
presidenciales.

La población no manifestó su apoyo al gobierno pero tampoco apoyó el golpe de Estado.

La cifra oficial de muertos fue de 14 personas. La cifra extraoficial es de 50 muertos y más


de 100 heridos.[1]

Los militares involucrados fueron juzgados y hallados culpables de rebelión. Algunos


fueron sobreseídos, otros dados de baja y el resto encarcelados, para después ser finalmente
indultados por el gobierno de Caldera en 1994, este lo hizo para poder tener una alianza con
grupos políticos de izquierdas que apoyaron el golpe, y así mantener su gobierno. Entre los
indultados se encontraba Hugo Chávez.
Se instala el 10 de diciembre de 1920 la Escuela de Aviación
Militar, en cuya creación puso todo su empeño el General
Juan Vicente Gómez, secundado por su hijo Florencio Gómez
Núñez y el Ministro de Guerra y Marina, Gral. Eleazar López
Contreras.

El puntillazo definifivo para la creación de la Escuela lo recibe


Gómez el día que observa admirado las demostraciones
hechas en San Juan de los Morros por el aviador italiano
Cosme Rennella.

A partir de ese momento apadrina todas las iniciativas que


terminaron por lograr el Decreto de creación, que con fecha
17 de abril firmó el Presidente Provisional de Venezuela, Dr.
Victorino Márquez Bustillos.
El primer Director de la Escuela de Aviación Militar fue el coronel David López Henríquez. En 1946
se celebra por primera Vez en Venezuela el «Día de la Fuerza Aérea», en el campo de aviación de
Maracay, con la presencia de los miembros de la Junta Revolucionaria de Gobierno, altas
autoridades civiles y militares y un numeroso publico.

BREVE HISTORIA DE LA F.A.V.

El inicio de la Fuerza Aérea Venezolana la marcó la hazaña del piloto norteamericano Frank
Boland, quien con un biplano de tela y madera, motor de 60 caballos y peso de 300 kilogramos,
realizó una carrera en la pista del hipódromo El Paraíso.

A raíz de ello, en 1913 se constituye una Junta, con el objeto de recolectar fondos para la compra
de un aeroplano destinado al Ejército. El 17 de abril de 1920, por decreto Nº 127, se crea la Escuela
de Aviación Militar, con el fin de entrenar los pilotos para el Ejército.

Esta Institución se instaló el 10 de diciembre de 1920 y, al día siguiente, se iniciaron los


entrenamientos, produciéndose apenas cuatro accidentes en un año.

Desde 1937 a 1947 se produce una nueva etapa cuando, al final de la era gomecista, se impulsan
reformas que concluyen luego del golpe militar de octubre de 1945, pues al año siguiente, se le dio
categoría de arma autónoma, independiente del Ejército. El 10 de octubre de 1947 se reorganizan
las Fuerzas Armadas Nacionales y las Fuerzas Aéreas quedan conformadas por un Comando
General, Estado Mayor, Unidades Tácticas, Dirección de Servicios Aeronáuticos, Bases Aéreas,
Institutos Aeronáuticos Docentes e Infantería de Aviación.
En 1952, se adquieren los Jet De Havilland Vampire, con lo cual evoluciona de la antigua época de
aviones a hélice, así como los North American F-86 Sobrejet y, en 1953, los Havilland Venoms.
Posteriormente, los F-86K. En 1954, se adquieren los Camberra y, en 1971, se inicia la era
supersónica con la dotación de los Mirage, los VF-5 y los T2D, estos últimos destinados al
entrenamiento.

Para 1983, la Fuerza Aérea Venezolana adquiere el versátil F-16 Fighting Falcón, de la General
Dynamics, capaz de cumplir cualquier tipo de misión en defensa aérea, a objetivos de superficie,
bien sea diurno o nocturno y aún en condiciones meteorológicas adversas.

En 1987, se compran a Brasil los Tucanos T-27. En 1989, se reciben los helicópteros Super Pumas,
para el Grupo Aéreo de Operaciones Especiales. Igualmente, se inicia la repotenciación del
sistema Mirage original.
HIMNO DE LA FUERZA AEREA VENEZOLANA

CORO

Aviadores unidos juremos


en las notas del himno sonoro
que luchando hasta el fin moriremos
en resguardo del patrio decoro.

Al ritmo de las hélices


trepiden los motores
alcemos sin temores
el vuelo magistral.
Alegres como pájaros
cual águilas valientes
y raudos y potentes
cual soplo de huracán.

II

Si un día pueblo estólido


nos mueve a la contienda
que atónito comprenda
lo inmenso de su error.
Al ver en nuestro espíritu
de lucha rediviva
la fuerza combativa
de un pueblo redentor.

III

Sepamos nueva páginas


espléndidas de gloria
trazar para la historia
del arma de Aviación.
Asombren las fúlgidas
estrellas soberanas
las ínclitas hermanas
del patrio pabellón.

Letra:
Prof. Gabriel Torres Pulgar
Música:
Prof. Carlos Bonnet
Instituido el 27 de Noviembre como Día de la Aviación
Militar Bolivariana por decreto presidencial
El Ejecutivo Nacional instituyó el 27 de Noviembre como el Día de la Aviación Militar, durante la
celebración del 89 aniversario de este componente de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB),
acto efectuado en la Base Aérea Libertador de Maracay, estado Aragua. De acuerdo con el decreto 7102,
firmado este jueves por el presidente Hugo Chávez Frías, la designación de esta fecha obedece a que el el
27 de noviembre de 1992 la Fuerza Aérea marcó un hito en la historia del país, al interpretar el sentir del
pueblo venezolano marginado de los altos propósitos de justicia social.

Asimismo, expresa el citado decreto que de esta manera se reconoce el heroico acontecimiento que dio
origen a una nueva etapa de la Aviación Militar como institución protectora de los principios de justicia
social, libertad y soberanía de la nación, legados por el Libertador Simón Bolivar.

“Este día se registró el primer empleo efectivo del medio aéreo en la historia del país, evento que formó
parte de una trilogía de acontecimientos que pusieron fin a la cuarta República y permitieron el inicio de
un proceso revolucionario que dio origen a esta quinta República”, expresa también el decreto.

Mediante el mismo, se exige incorporar en el calendario oficial y escolar esta fecha como el Día de la
Aviación Militar en el país. De igual manera, quedan encargados de ejecutar y dar cumplimiento al
mismo el Vicepresidente ejecutivo de la República y los ministros del Poder Popular para el Despacho de
la Presidencia y de la Defensa.

El decreto, mediante el cual se designa el 27 de Noviembre como el Día de la Aviación Militar Bolivariana,
entrará en vigencia a partir de su publicación en Gaceta Oficial.

Este cambio se ampara en ejercicio de las atribuciones que le confieren al Presidente de la República
Bolivariana de Venezuela los numerales 2 y 5 del artículo 236 de la Constitución Nacional y el artículo 46
del Decreto con Rango Valor y Fuerza de la Ley Orgánica de la Administración Pública

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