04 Comentarios Al Programa Nacionalsocialista

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Título del original en alemán:

“DAS Programm der NSDAP un seine weltanschaungen grundgedanken”

(El Programa del NSDAP y sus concepciones doctrinarias fundamentales)

EDITORA CENTRAL DEL NSDAP

(Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores)

Munich 1938

Versión castellana de Eva Pardo De La Cruz


ÍNDICE

Prólogo a la Presente Edición

Prefacios de G. Feder

1. Manifiesto Partidario Oficial (Ref. Campesinado y Agricultura)


El Programa del NSDAP:

2. Los 25 Puntos

3. Las Ideas Fundamentales

4. Las Exigencias Programáticas en Particular

5. Lo Que no Queremos

6. Palabras Finales
PROLOGO A LA PRESENTE EDICIÓN

La concepción doctrinaria del Nacionalsocialismo -cuya enorme significación histórica


huelga resaltar- ha sido completamente ocultada a los ojos de los pueblos a través de una
montaña de mentiras y de burdas patrañas e incluso, paradójicamente, hasta no pocos de
sus partidarios actuales poseen sobre él un conocimiento rudimentario. Durante la existencia
del Tercer Reich, la imperiosa necesidad de contrarrestar, aunque fuera parcialmente, la
descomunal y calumniosa propaganda aliada, impidió la divulgación masiva fuera de
Alemania de los textos fundamentales de un pensamiento filosófico-político al que puede
calificarse sin exageración, como el más revolucionario de la historia.

La agobiante e ininterrumpida campaña de acción psicológica, de escala mundial,


orquestada por el judaísmo internacional y sus agentes liberales y marxistas ha cubierto de
fango todo lo que sea Nacionalsocialismo y esto ha sido realizado de modo tal, que para la
mayoría de la gente se trata de un movimiento de feroces y peligrosos monstruos
preocupados exclusivamente en someter al universo y satisfacer sus enfermizos y sádicos
instintos. En semejante clima, hábilmente prefabricado, no puede pretenderse, no ya, la
menor simpatía por los “camisas pardas”, sino, ni siquiera interés alguno en conocer su
ideario.

Se puede sostener cualquier ideología por más absurda y antinatural que ella sea, se
puede profesar abiertamente el marxismo -que circula tranquilamente por el mundo libre-,
pero los campeones de la libertad de pensamiento (una de las muletillas utilizadas contra la
Alemania de Hitler), no permiten que nadie proclame su fe Nacionalsocialista, bajo amenaza
de ser fulminado por los rayos de los dioses del Olimpo democrático. ¡Hasta se deforma el
nombre de la doctrina, llamándola peyorativamente "nazismo"!

Pese a todo, algunos sectores de las nuevas generaciones, hastiados del infierno de la
sociedad de consumo, no son ya atrapados por las seducciones del "paraíso" rojo. Observan
desdeñosamente las mistificaciones que los rodean y los que aún no han abrazado el
estandarte de la cruz gamada, han comenzado a prestarle respetuosa atención, encontrando
en él, con razón, una atracción irresistible. ¡Es que empieza a descubrirse que los enemigos
del movimiento Nacionalsocialista son justamente los verdugos y los explotadores de la
humanidad!

Nada más indicado para aprehender la esencia de la cosmovisión hitleriana que recurrir
a su fuente más autorizada: la Biblioteca Oficial del Partido Nacionalsocialista Alemán de los
Trabajadores (N.S.D.A.P.). Precisamente el Cuaderno Nº 1 de la misma lo constituye El
Programa Nacionalsocialista, analizado por su director, el célebre Gottfried Feder -designado
expresamente por el Führer responsable de la difusión y definición ideológica-, autor del no
menos célebre Manifiesto Para el Quebrantamiento de la Servidumbre del Interés, uno de
los ejes del Nacionalsocialismo.

Resulta sumamente difícil hallar las palabras adecuadas para poner de manifiesto la
trascendencia, el sentido profundamente revolucionario y la tremenda vitalidad histórica que
trasunta este Programa que modelará, a no dudarlo, el mundo del mañana.

Si bien el Programa Nacionalsocialista es de una claridad y precisión tales que,


prácticamente, nos eximen de todo comentario, cabe, sin embargo, hacer una acotación en
un punto crucial: el que se refiere al campo económico-social. Un análisis superficial que no
tenga en consideración todos los datos del problema, puede hacernos incurrir en el grave
error de suponer que el Nacionalsocialismo defendió las estructuras capitalistas, tal como
sostiene la propaganda comunista. La lectura del Programa parecería ratificar esta
afirmación dado que, efectivamente, la propiedad individualista de los medios de producción
(que no otra cosa, es el capitalismo) es, aunque con reservas, aceptada. ¿Cómo se entiende
esto? ¿Cuál es realmente la postura Nacionalsocialista en este aspecto? Veamos.

En primer término, reparemos que el Nacionalsocialismo, como los restantes


movimientos nacionales del siglo, a diferencia del demoliberalismo y del marxismo que son
engendros de laboratorio, irrumpe en la escena histórica como una reacción natural,
biológica, de la comunidad avasallada, por tanto, es comprensible que encerrara inicialmente
ciertas falencias en sus formulaciones teóricas que con posterioridad serían superadas
sobre la marcha. Por otro lado, lo que cuenta en un movimiento revolucionario no es la letra
sino el espíritu que lo anima. Y precisamente en el espíritu Nacionalsocialista campea una
radical y violenta oposición al capitalismo. ¿No se habla en El Programa, acaso, de la lucha
entre el trabajo -encarnado por el NSDAP- y el Capital -personificado en el judaísmo y los
sistemas burgueses, democráticos y marxistas, que le sirven dócilmente? ¿No dice Feder
que el Nacionalsocialismo es del todo distinto que el capitalismo? Ha sido el propio Hitler
quien calificó a la tesis del "Quebrantamiento de la Servidumbre del Interés" -según podrá
constatar el lector- como la esencia del Nacionalsocialismo (que, por lo demás, no se
denominó así por simple capricho u oportunismo). Y “la servidumbre del interés" es, a su
vez, la esencia de la sociedad capitalista.

La coyuntura especialísima en que se desenvolvió la Revolución Nacionalsocialista,


incidió negativamente sobre el desarrollo orgánico de su posición anticapitalista. Al acceder
(1)
al poder, Hitler se encontró con una Alemania sumida en la ruina más indescriptible y
cercada por poderosísimos enemigos. Había, por ende, forzosamente que efectuar el
proceso revolucionario en dos etapas, la primera de las cuales tenía como fin la liberación
política y la construcción del Estado Nuevo, única manera de enfrentar con alguna
posibilidad de éxito a los enemigos externos que querían impedir a toda costa la
resurrección alemana (en la que estaba implícita la resurrección de la civilización blanca), lo
que desgraciadamente a la larga sucedió.

La segunda fase revolucionaria, la liberación total de la comunidad de las formas


burguesas, debía quedar para más adelante, puesto que las alteraciones en el ritmo de la
producción que automáticamente trae aparejada toda modificación de las relaciones en el
seno de la empresa, acarrearían inevitablemente consecuencias fatales para Alemania, que
no se hallaba en condiciones de derrochar energías de ninguna índole y que debía, con
rapidez fulmínea, volear la totalidad de sus fuerzas en el plano de la política exterior. Ante
ello, el régimen Nacionalsocialista evidenciando una vez más su autenticidad revolucionaria,
decidió llevar a cabo una serie de experiencias pilotos en el ámbito económico-social,
destinadas inteligentemente a preparar el camino que la Nación transitaría en el porvenir,
superadas las graves contingencias del presente. En tal sentido se fomentó la creación de
empresas basadas en la propiedad comunitaria de las herramientas de trabajo como la
famosa Volkswagen, ejemplo de capacidad productiva y de eficiencia técnica.

(1) A consecuencia del humillante "Tratado" de Versalles y de la oprobiosa República de Weimar, impuestos por las
Plutocracias vencedoras en la Gran Guerra de 1914-18.
Paralelamente, se instauró el Frente del Trabajo Alemán, cuyas características eran las
siguientes: 1. Integración de todas las empresas industriales y agropecuarias de Alemania, a
la que se definía -en este aspecto- como una gigantesca comunidad de producción; 2.
Modificación sustancial de la sociedad anónima, lo cual significó: a. transformar las acciones
en simples obligaciones; b. traspasar casi íntegramente la plusvalía a manos del Estado,
quien la distribuía en función de las necesidades nacionales; el capitalista recibía un ínfimo
(2)
porcentaje que a partir de 1939 quedó reducido sólo al 3% anual ; responsabilizar ante la
(3)
comunidad al jefe de la empresa del desempleo eficaz de la misma. (Esta fiscalización se
realizó por intermedio de diversos organismos, el principal de los cuales era el originalísimo
Tribunal de Honor Social).

Asimismo, se prohibió bajo pena de muerte el interés del dinero, hecho inédito en las
(4)
sociedades contemporáneas . El préstamo recuperó su antiguo sentido comunitario,
dejando de ser usura legalizada. El dinero volvió a ser concebido como mero instrumento de
intercambio de bienes y servicios en lugar de medio de lucro y de opresión de la Nación,
como sucede en la democracia. La economía se apartó del patrón oro para basarse, como
(5)
corresponde a su naturaleza, en la capacidad de producción nacional .

Como puede comprobarse de hecho, el capitalismo había desaparecido. Aunque no se


podía en ese momento, como hemos visto, efectivizar el cambio integral de la infraestructura
económico-social, el sistema Nacionalsocialista no se limitó -como en otros países- a paliar o
suprimir sólo los efectos de aquél, sino que lo hirió de muerte. La clase burguesa casi no
existía y había sido despojada de todo su poder.

(2) Esta ha sido, básicamente, la fórmula que hizo posible implementar una economía de guerra que convirtió a Alemania,
en un par de años, en la primera potencia militar del planeta, y conjuntamente en la Nación de más alto nivel de justicia
social, fenómeno incomprensible para los seudoeconomistas burgueses y marxistas.

(3) Dicho cargo, por lo general, no era ejercido por los dueños del capital -cuyos derechos eran ya nominales -puesto que
se trata de una función- técnica.

(4) En la propia URSS, además de sustraerse a los obreros el producto de su trabajo, ha comenzado a implantarse
paulatinamente el lucro en las empresas.

(5) Ello motivó la aparentemente inconcebible proposición de Churchill de que serían reconocidas las exigencias germanas
con la sola condición de la vuelta al patrón oro que, como es sabido, es la clave del poder judío mundial del que era
testaferro el primer ministro británico.
En el terreno de las realidades concretas, ¿quién ha aventajado al Nacionalsocialismo?
El tan declamado socialismo de los países marxistas es sólo una máscara que no logra ya
disimular un brutal capitalismo de Estado, más tiránico aún que el de tipo demoliberal por su
grado de concentración, en el cual una nueva clase de oligarcas lleva al paroxismo la
(6)
expoliación de los productores . El Nacionalsocialismo, en cambio, ha sido y es el único
movimiento genuinamente revolucionario y liberador. Es el verdadero socialismo, esto es, la
síntesis totalitaria y armoniosa que resulta de la complementación orgánica de los conceptos
de propiedad y de sociedad.

La circunstancia de que el régimen hitleriano haya tenido sólo doce años de vida, la
mayor parte de los cuales fueron absorbidos por la guerra y sus prolegómenos, hacen aún
más sorprendente y encomiable la inmensa obra realizada. ¡Qué metas se habrían
alcanzado con un margen sólo un poco más dilatado de tiempo! Sus adversarios lo sabían y
actuaron en consecuencia para impedirlo. Valiéndose de las más descaradas y cínicas
provocaciones, obligaron al enemigo mortal de sus intereses a una guerra prematura en la
cual una colosal desproporción de efectivos, frustró la empresa casi increíble de la Alemania
Nacionalsocialista.

Queremos señalar, por último, que la creencia bastante extendida que circunscribe el
Nacionalsocialismo a Alemania, es absolutamente equivoca y entraña un prejuicio acientífico
forjado deliberadamente por los sofistas burgueses. Por el contrario, en tanto es la expresión
orgánica del orden social natural, posee validez universal e implica la única respuesta
histórica válida para nuestra hoy sojuzgada raza aria, creadora de las más elevadas
(7)
manifestaciones de la cultura y del espíritu humanos .

Adolf Hitler sucumbió voluntariamente con su pueblo -en la catástrofe histórica de


mayor dimensión que haya sufrido Occidente- en cumplimiento del Programa que el lector
tiene entre sus manos. A través del mismo, sin embargo, el Führer sigue viviendo en sus
fieles combatientes que día a día se acrecientan. El Nacionalsocialismo constituye la
garantía de su eternidad.
De ahí la importancia excepcional que revista EL PROGRAMA
NACIONALSOCIALISTA, basamento inesquivable de un Nuevo Orden que inexorablemente
se impondrá y cuyos signos germinales comienzan a vislumbrarse.

FEDERICO RIVANERA CARLES. Buenos Aires, octubre de 1975.

(6) Las tensiones sociales que se traslucen en los reiterados intentos de muchos de sus habitantes de abandonar el
territorio y las sublevaciones obreras y campesinas -aunque violentamente reprimidas siempre latentes- acaecidas en casi
todos los países torturados por el bolcheviquismo, son las pruebas dramáticas de lo expuesto.

(7) Esta verdad irrefutable y trascendente tal, fue lúcidamente comprendida por las juventudes de toda Europa que la
avalaron con su sangre y su martirio en las legendarias divisiones de la Waffen-SS.
PREFACIO DE LA PRIMERA EDICIÓN

El Congreso Partidario de 1926, en Weimar, decidió iniciar la publicación de una serie


de textos que, en forma sintética y orgánica, se ocupen de todas las áreas importantes de
nuestra vida política. Estos cuadernos han de proporcionar una imagen unitaria y fidedigna
de la posición del Nacionalsocialismo con respecto a los distintos problemas comunitarios,
indicando con precisión la metodología adecuada a las deficiencias y los errores.

Se trata, por consiguiente, de examinar exhaustivamente «cuál es la situación», luego


indagar científicamente «cómo llegó a producirse para después, construyendo
creativamente, dar respuesta a la cuestión vital: "QUÉ HACER AHORA? Mostrar nuevos
caminos en la vida estatal, en las finanzas y en la economía, ese debe ser el cometido
principal de estos trabajos que se diferencian de los escritos usuales, que impregnados de
cientificismo no se atreven a ir más allá de la tarea de clasificación retrospectiva del
"historiador", o que en mérito a la «objetividad» y al "realismo" se limitan a reflejar todas las
opiniones.

Erigir en este caos un "Rocher de Bronce" de estudios rigurosos y extraer


consecuencias claras, para conformar una voluntad política monocorde, tal es el objetivo que
nos hemos propuesto.

Por este motivo nuestros manuales -con toda la libertad en los detalles- deben mostrar
irrevocable e imperturbablemente las grandes concepciones fundamentales del
Nacionalsocialismo en forma categórica e inequívoca.

Adolf Hitler me encomendó la publicación de esta colección que ha de constituir la


Biblioteca Oficial del Partido.

Al Congreso Partidario del presente año entrego como primer cuaderno El Programa
del NSDAP. A nuestro Führer Adolf Hitler le expreso mi especial gratitud por la revisión del
manuscrito.

Mumaua. Staffelsee, agosto de 1927.


Gottfried Feder.

PREFACIO DE LA CUARTA EDICIÓN

Justamente un año después de la aparición de la primera edición de El Programa del


N.S.D.A.P., ya se hace necesaria una 4ª edición, nueva prueba contundente del desarrollo
potente y vigoroso del Movimiento.

Con acentuado énfasis, Adolf Hitler declaró en el Congreso de Dirigentes del Reich
(Reichsführertagung) del 31 de agosto del presente año: "Las cuestiones programáticas no
ocupan la atención del Congreso de Dirigentes: El Programa está fijado y no toleraré jamás
que se sacudan los fundamentos doctrinarios del Movimiento". A esta declaración decisiva
del Führer adhiero de todo corazón, pues nada es más peligroso para la estabilidad y el
empuje de un movimiento político de nuestra índole, que si a posteriori se practica una
crítica negativa de su base firme -El Programa-, o si se producen discusiones al respecto. Un
cambio de ideas sobre tal o cual punto del Programa es, por el contrario, fructífero, y puede
y debe enriquecer y ahondar el mundo ideológico del Nacionalsocialismo.

Respecto a los problemas cotidianos y de política diaria, las opiniones frecuentemente


divergirán, ya que las posturas de nuestras representaciones parlamentarias muchas veces
no comprendidas de inmediato, si por motivos tácticos deben hacerse concesiones, pero
distinto es cuando se trata de cuestiones básicas programáticas: aquí no puede ni debe ser
distorsionado ni menos aún traicionado nada para, digamos, obtener ventajas del momento.

Quien, en la cuestión judía, en nuestra lucha contra la alta finanza, el pacto de Dawes o
la política de pauperización o en otros aspectos programáticos cree no poder concordar con
nuestros caminos y metas fijadas inamoviblemente, quien piensa poder comprar la libertad
de la Nación alemana a través de la Liga de las Naciones o de Locarno, mediante
compromisos y cobardía, ese no tiene nada que buscar entre nosotros, ese está fuera del
N.S.D.A.P. Nosotros rechazamos absolutamente su mejor saber privado, que suele
exteriorizarse en forma insistente en sabios escritos y elocuentes discursos.
Asimismo, rechazamos a los del "sí, pero" que, si asienten en general, siempre tienen
pronto un "pero" con respecto a cualquier punto.

El que esté de acuerdo con nuestras demandas, que posponga sus escrúpulos por
cualesquiera cuestiones accesorias. No existe una concordancia absoluta de todos en todos
los detalles, menos tratándose de un movimiento combativo político.

Distinto es, si eventualmente un punto del Programa es explotado mediante falsas


interpretaciones por extraños o deformado canallescamente por nuestros adversarios
políticos, tal cual ya ha sucedido. Aquí tiene que darse y se dará la interpretación oficial.

Así el Punto 17 del Programa, arrancado de su contexto, ha encontrado una falsa y


malintencionada explicación y una imputación malévola por parte de nuestros enemigos.
Adolf Hitler dio, por lo tanto, de acuerdo con mi propuesta, el 15 de abril de 1928, la
siguiente Declaración:

"Frente a las mendaces interpretaciones del Punto 17 del Programa del N.S.D.A.P. por
parte de nuestros adversarios se hace necesaria la siguiente declaración:

Como el N.S.D.A.P. se ubica en el terreno de la propiedad privada, resulta de por sí


que el pasaje "expropiación gratuita" se refiere sólo a la creación de posibilidades legales
para expropiar, de ser necesario, la tierra que fue adquirida en forma ilegal o que no es
administrada conforme a los puntos de vista del beneficio popular. Esto se dirige, por tanto,
en primer término, contra las sociedades especuladoras de bienes raíces judías.

Munich, el 13 de abril de 1928.

Adolf Hitler.
Por supuesto no puede tratarse en absoluto de que el N.S.D.A.P. limite la terratenencia
alemana en la ciudad y el campo en sus bien adquiridos derechos de propiedad, tal como ha
sido sostenido mentirosamente durante la última campaña electoral por la Liga Agraria
(Landbund), el Partido de Campesinos (Bauernpartei) y los nacional-alemanes
(Deutschnationalen). Ningún partido practica una política agraria más clara y consecuente
que justamente nosotros, los Nacionalsocialistas. Del sentido y espíritu de nuestro Programa
global se desprende con absoluta nitidez que sólo puede tratarse de una expropiación de
tierras que, sobre todo durante la inflación, fueron escamoteadas por especuladores y
usureros del exterior o del interior, casi siempre judíos, a los propietarios alemanes
frecuentemente por lo que se llama "una rebanada de pan con manteca", o también en los
casos de latifundios que no se administran al servicio de la comunidad popular.

Es la finalidad de la Biblioteca Nacionalsocialista ofrecer exposiciones fundamentales,


dentro del espíritu de nuestro Programa, acerca de todos los sectores de la vida nacional.

¡Ella ha de ser el arsenal ideológico para nuestra lucha de liberación!

Murnau am Staffelsee, setiembre de 1928.

Gottfried Feder.
PREFACIO DE LA QUINTA EDICIÓN

Ya otra vez se ha hecho imprescindible una nueva edición. Es -como se sobreentiende


en un escrito programático- una copia inalterable, en todo lo esencial, de la edición
precedente.

Sólo han sido enmendados aquí y allá algunas imperfecciones en la expresión y


pasajes que pueden conducir a interpretaciones erróneas. Agradezco especialmente la
revisión minuciosa y las observaciones que me hiciera llegar la Secretaría de Adolf Hitler, las
que han sido tomadas debidamente en consideración.
Murnau am, febrero de 1929.

Gottfried Feder.

PREFACIO PARA EL 326-350 MILLAR

Durante la campaña electoral por la presidencia del Reich se publica el 326-350 millar
de nuestro Programa, para anunciar los pensamientos y objetivos de los Nacionalsocialistas.

Mientras en el campo burgués impera confusión, miedo y caos, mientras los marxistas
del gobierno hacen tentativas de represión tan ridículas como desesperadas, el NSDAP se
halla en un ascenso inaudito en la historia partidaria y se dispone a alcanzar el poder
político.

Nuestro Programa, nuestras metas, no han variado. No se han efectuado


rectificaciones esenciales, y tampoco son necesarias. Declinamos como lo hacen otros
partidos, adaptar nuestro Programa a las llamadas circunstancias. Adaptaremos, pues, las
circunstancias a nuestro Programa, dominando las circunstancias.
PROGRAMA NACIONALSOCIALISTA
Gottfried Feder

1. MANIFIESTO PARTIDARIO OFICIAL

Reproducimos a continuación la Proclamación Oficial Partidaria del 6 de marzo de


1930, mediante la cual quedan rebatidas en la forma más contundente y adecuada, todas las
mentiras sobre nuestra supuesta posición de animosidad con respecto a la agricultura
alemana en lo que se refiere a la propiedad y a la herencia.

PROCLAMACIÓN PARTIDARIA OFICIAL SOBRE LA POSICIÓN DEL NSDAP


RESPECTO A LOS CAMPESINOS Y A LA AGRICULTURA.
Munich, 6 de marzo de 1930.

1. IMPORTANCIA DE LOS CAMPESINOS Y DE LA AGRICULTURA PARA EL


PUEBLO ALEMÁN.
El pueblo alemán cubre una considerable parte de su subsistencia mediante la
importación de sustancias alimenticias extranjeras. Antes de la Guerra Mundial podíamos
pagar esta importación con las entradas provenientes de nuestra exportación industrial,
nuestro comercio y nuestro capital invertido en el exterior. Esta posibilidad nos ha sido
cortada por el desenlace de la Guerra Mundial.

Actualmente abonamos nuestras importaciones de alimentos principalmente con dinero


extranjero prestado. A través de ello el pueblo alemán se ha hundido cada vez más en la
servidumbre de deudas a la alta finanza internacional manipuladora del crédito.
Manteniéndose el estado actual, ella despojará cada vez más al pueblo alemán. Puede,
bloqueando el crédito y con ello el suministro de alimentos, es decir, colocando a mayor
altura el costo del pan, obligar, sobre todo a los proletarios alemanes, a trabajar a su servicio
por jornales de hambre o dejarse embarcar como esclavos de trabajo a colonias extranjeras.

La liberación de esta servidumbre sólo es posible si el pueblo alemán puede


alimentarse en lo esencial de sus propias tierras.

De ahí que el incremento del rendimiento de la agricultura nacional se ha transformado


en una cuestión vital para el pueblo alemán.

Un campesinado económicamente sano, con fuerte capacidad adquisitiva es, empero,


también de una importancia decisiva para las ventas de nuestra industria, remitida en el
futuro cada vez más al mercado interno.

Reconocemos no sólo la importancia descollante de las capas productoras para


nuestro pueblo, sino que también vemos en el campesinado al portador principal de la salud
hereditaria popular, la fuente rejuvenecedora del pueblo y la columna vertebral de la fuerza
militar.

La conservación de un campesinado eficiente, también numéricamente fuerte en


relación con la creciente cifra de la población total, constituye un pilar fundamental de la
política Nacionalsocialista, precisamente porque está dirigida al bienestar de todo el pueblo y
a las generaciones venideras.

2. Desprecio del campesinado y descuido de la agricultura en el estado alemán


actual.
El mantenimiento de un campesinado económicamente sano está gravemente
amenazado en el Estado "alemán" actual. Este no tiene en consideración la importancia
biológica y económica de esta capa social y actúa en oposición a la exigencia vital de un
mayor rendimiento de la agricultura. Se impide el aumento de la producción agraria porque
faltan los medios necesarios de explotación debido al creciente endeudamiento de los
agricultores, y porque se carece de incentivo para una productividad acrecentada, ya que la
labor rural ha dejado de proporcionar beneficio.

Las causas de esta rentabilidad insuficiente de las tareas del campo han de buscarse:

a) En la actual política impositiva, que grava desproporcionadamente a la agricultura.


Esto ocurre por consideraciones político-partidistas, y porque la potencia mundial
del dinero judío, que en realidad gobierna en la democracia parlamentaria, anhela
la destrucción de la agricultura alemana, ya que entonces el pueblo alemán, y en
especial la clase trabajadora, está enteramente a su merced.

b) En la competencia de la agricultura extranjera, que, produciendo bajo condiciones


más favorables, es beneficiada por una política aduanera hostil a nuestro agro.

c) En las ilícitas y cuantiosas ganancias obtenidas por el comercio mayorista con


productos agrarios, que actualmente está, en su mayor parte, en manos de los
judíos.

d) En los precios usurarios que el labrador debe pagar por el abono artificial y la
electricidad a los consorcios, generalmente judíos.

Los elevados impuestos ya no pueden ser pagados con retribuciones insuficientes. El


labrador, pues, está obligado a contraer deudas, por las cuales debe abonar intereses
usurarios. Se hunde cada vez más en la servidumbre de los intereses y pierde finalmente su
casa y su campo en favor de los dueños -preponderantemente judíos- del capital
prestamista.

La clase campesina alemana es, de esa forma, desarraigada.

3. En el futuro Reich propugnado por nosotros ha de regir un derecho agrario


comunitario y se realizará una política agraria comunitaria.
No puede esperarse un mejoramiento radical de la situación de apremio de la gente de
campo y un saneamiento de la agricultura, mientras el Reich Alemán continúe dominado por
los príncipes del dinero internacional, a través del sistema de gobierno parlamentario-
democrático, pues ellos se proponen el aniquilamiento de las fuerzas autóctonas alemanas.

Recién en el Nuevo Estado alemán -esencialmente diferente- ambicionado por


nosotros, campesinado y agricultura encontrarán la consideración que les corresponde como
sostén principal de un verdadero Estado comunitario germánico.

El futuro Reich se basará sobre estos principios:

I. El suelo alemán será tornado en posesión por todo el pueblo alemán y defendido por
él, puesto que constituye su territorio histórico y la garantía de la conservación de su
vida. Por eso, debe ser administrado en este sentido por cada uno de los propietarios
del suelo.

II. Solamente los ciudadanos alemanes pueden ser propietarios del suelo alemán.

III. La propiedad de bienes raíces adquiridos legítimamente por ciudadanos alemanes será
reconocida como bien hereditario.

Pero este derecho de propiedad estará supeditado a la obligación de utilizar el suelo


también en beneficio de todo el pueblo.

La vigilancia de esta obligación será competencia de juzgados corporativos, que se


integrarán con representantes de todos los grupos profesionales de la población que
realiza tareas rurales y con un representante estatal.

IV. El suelo alemán no debe ser objeto de especulaciones financieras ni servir para renta
sin trabajo del propietario. En adelante sólo podrá adquirir tierras el que las quiera
explotar por sí mismo.

En toda venta de tierras el Estado tendrá, por con siguiente, el derecho de preferencia.
Estará terminantemente prohibido hipotecar tierras a prestamistas privados. Para evitar
esto, la agricultura a través de sus asociaciones corporativas o del Estado, recibirá los
créditos de explotación necesarios en condiciones ventajosas.

V. Por la utilización del suelo alemán el propietario deberá pagar al Estado una tasa fijada
de acuerdo al volumen y la calidad del patrimonio. Mediante este impuesto de
productividad del suelo caducará todo otro impuesto estatal sobre tierras y
establecimientos agrícolas.

VI. Con referencia al tamaño de los establecimientos agrícolas no puede haber una
reglamentación esquemática. Un gran número de fincas pequeñas y medianas es,
sobre todo, importante desde el punto de vista político-demográfico; a su lado, sin
embargo, también el establecimiento grande cumple sus objetivos necesarios y está
justificado, en una relación sana con respecto a la finca pequeña y mediana.

VII. El derecho de herencia de tierras se regulará a través de un derecho de heredero


principal, que evitará, de esa manera, un parcelamiento antieconómico de la tierra y el
consiguiente endeudamiento del establecimiento.

VIII. El Estado tiene el derecho de la expropiación contra una indemnización apropiada:

a. de tierras que no se encuentren en poder de ciudadanos alemanes;


b. de tierras que, según el fallo del juzgado corporativo competente, por mala e
irresponsable administración de sus propietarios, no sirvan al abastecimiento del
pueblo;
c. de fracciones de latifundios no administrados por los propietarios mismos con el
objeto de la radicación de un campesinado libre;
d. de tierras, que en beneficio de la totalidad del pueblo se requieran para fines
estatales especiales (por ejemplo, obras de vialidad, de defensa nacional etc.);

Las tierras adquiridas ilegalmente (en el sentido del Derecho comunitario germánico),
se expropiarán gratuitamente.
IX. Una colonización planificada -de acuerdo con amplios puntos de vista político
demográficos- de las tierras no explotadas o recuperadas, es tarea prioritaria del
Estado.

Las tierras serán adjudicadas a los pobladores como enfiteusis hereditaria en


condiciones iniciales que posibiliten su explotación.

La selección de los postulantes se realizará, teniendo en cuenta su idoneidad cívica y


profesional como poblador. Los hijos de agricultores sin derecho a herencia (inciso VII),
serán especialmente considerados.

Ante todo, es importante la colonización fronteriza en el Este. Pero esta no puede tener
efectividad únicamente mediante la creación de fincas rurales, sino a través del desarrollo de
pueblos con poder adquisitivo en combinación con un reagrupamiento de los
establecimientos industriales. De esta manera se crea posibilidad de venta, que hace viable
la existencia de las fincas pequeñas y medianas.

Procurar espacio de alimentación y colonización en gran escala para nuestro pueblo


-teniendo en cuenta su denso volumen demográfico-, será objetivo de la política exterior
Nacionalsocialista.

4. La clase campesina será elevada económica y culturalmente.


El Estado tiene el deber de fomentar la elevación del nivel económico y cultural de la
clase campesina, de acuerdo con su importancia para todo el pueblo, y eliminar de esta
manera la causa principal del éxodo rural.

a) Por de pronto, la situación actual de agobiadora necesidad de la gente de campo, debe


ser aliviada a través de facilidades político-impositivas y otras medidas especiales. Al
endeudamiento de la agricultura ha de ponerse coto mediante la reducción legal del
tipo de interés para el capital de préstamo a la medida de la pre-guerra y mediante el
más severo proceder contra la usura.
b) El Estado ha de cuidar, a través de su política económica, de que la producción agraria
vuelva a rendir;

La producción agraria nacional será protegida por medio de tasas aduaneras,


regulación estatal de la importación y una educación nacional consecuente.

La conformación de precios para los productos agrarios debe ser sustraída a la


especulación bursátil y la explotación de los agricultores por el comercio mayorista debe ser
impedida. El Estado fomentará que las cooperativas agrarias se hagan cargo del comercio
mayorista de los productos agrarios.

Las organizaciones cooperativistas de la agricultura tienen la misión de reducir los


costos de producción para los agricultores y de acrecentar la producción. (Mediante el
suministro de máquinas agrícolas, sustancias para abono, semillas, animales de cría,
además de colaborar en la lucha contra las plagas, proporcionar asesoramiento
agropecuario gratuito, estudio químico del suelo, etc.). En el cumplimiento de estas tareas,
las organizaciones cooperativistas serán apoyadas ampliamente por el Estado. La
intervención del Estado debe proporcionar, en especial, un abaratamiento esencial de los
abonos artificiales y de la energía eléctrica.

c) Las organizaciones cooperativistas también tienen la obligación de incorporar


orgánicamente al grupo profesional de los trabajadores rurales, mediante relaciones de
trabajo socialmente justas, en la comunidad profesional campesina. Al Estado le
incumbe el derecho de supervisión y la función de árbitro supremo.

El trabajador rural eficiente tendrá asegurado el derecho de ascender a la categoría de


colono.

El impostergable mejoramiento de las condiciones de vivienda y de ingresos para los


trabajadores rurales podrá ser tanto más rápida y radical cuanto más se eleve la situación de
toda la agricultura. Estas transformaciones sustanciales de las condiciones de los labradores
autóctonos permitirán detener el éxodo rural lo cual hará innecesario emplear a trabajadores
extranjeros. Esto último será prohibido en lo sucesivo.

d) La importancia de la clase campesina para el pueblo requiere la promoción estatal y


cooperativista para posibilitar la formación profesional y la revitalización de la cultura
campesina. (Hogares para la juventud Provincial, Escuelas Superiores de Agricultores,
con preferencia para los jóvenes funcionalmente aptos, pero carentes de recursos).

e) Las organizaciones económicas cooperativistas no pueden solucionar definitivamente


los problemas de la clase campesina, sino solamente el Movimiento de liberación
político alemán del N.S.D.A.P.

La actual parte en penuria de la gente de campo es una parte de la penuria de todo el


pueblo alemán.

Es un error pensar que una sola profesión puede excluirse de la comunidad de destino
alemana, y un crimen el azuzar a la gente del campo y a la de la ciudad una contra otra,
pues ambas están unidas entre sí en la prosperidad y en la adversidad.

Las "ayudas" económicas dentro del marco del sistema político imperante no pueden
traer un mejoramiento real, pues la penuria del pueblo alemán radica en su esclavización de
la cual sólo pueden liberarlo medios políticos. Los viejos partidos políticos hasta ahora
gobernantes, que han conducido a nuestro pueblo a la esclavitud, no pueden ser los
conductores en el camino de la liberación.

Las organizaciones profesionales tienen que cumplir en nuestro futuro Estado


importantes funciones económicas y en este sentido, pueden realizar desde ya una labor
preparatoria, pero para la lucha de liberación política -que es la que ha de crear las premisas
para el Nuevo Orden social-, son inadecuadas, pues esta lucha no puede ser llevada desde
el punto de vista de una clase o profesión, sino desde el punto de vista del pueblo en su
totalidad.

La lucha de liberación contra nuestros opresores y sus recaudadores de tributos sólo


puede ser conducida exitosamente por un Movimiento de liberación Político que en total
reconocimiento de la importancia del campesinado y de la agricultura para la totalidad del
Pueblo reúna a los alemanes conscientes de todas las profesiones y clases del pueblo.

El Movimiento que llevará a cabo y conducirá hasta el fin la lucha política por la
liberación del pueblo alemán es el N.S.D.A.P.

ADOLF HITLER

EL PROGRAMA DEL N.S.D.A.P.

2. LOS 25 PUNTOS

El Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores -inscrito en el Registro de


Asociaciones como «Asociación Nacionalsocialista Alemana de los Trabajadores"- ha
entregado el 25 de febrero de 1920, en una magna asamblea en el Hofbrauhaus, en Munich,
su Programa al gran público.

El Estatuto de nuestro Partido, en el artículo 2, define a este Programa como


inalterable. Helo aquí:

PROGRAMA DEL PARTIDO NACIONALSOCIALISTA ALEMÁN DE LOS


TRABAJADORES

El Programa del Partido Nacionalsocialista Alemán de los Trabajadores es un


Programa-tiempo. Los jefes declinan establecer nuevas metas después de las establecidas
en el Programa, solamente con el objetivo de permitir la supervivencia del Partido mediante
la disconformidad artificialmente fomentada en las masas.

1. Exigimos la unión de todos los alemanes, en base al derecho de autodeterminación de


los pueblos, en una Gran Alemania.

2. Exigimos la igualdad de derechos del pueblo alemán frente a las otras naciones y la
anulación de los Tratados de Versalles y de St. Germain.
3. Exigimos tierra y suelo (colonias) para la alimentación de nuestro pueblo y el
afincamiento de nuestro exceso de población.

4. Sólo puede ser ciudadano el que sea miembro del pueblo. Miembro del pueblo sólo
puede ser el que tenga sangre alemana, sin consideraciones por su confesión religiosa.
Ningún judío puede, por consiguiente, ser miembro del pueblo.

5. El que no es ciudadano, sólo puede vivir como huésped en Alemania y debe estar bajo
la legislación de extranjeros.

6. El derecho de determinar sobre la conducción y las leyes del Estado ha de ser privativo
del ciudadano. Por eso exigimos que todo cargo público, de cualquier índole, en el
Reich, provincia o municipio, sólo pueda ser desempeñado por ciudadanos.

Combatimos la práctica parlamentaria corruptora de la asignación de cargos


exclusivamente de acuerdo a puntos de vista partidistas, que dejan de lado el carácter y las
aptitudes.

7. Exigimos que el Estado se comprometa a asegurar, en primer término, la subsistencia y


el poder adquisitivo de los ciudadanos. Si no es posible alimentar la población total del
Estado, entonces los miembros de naciones extranjeras no ciudadanos deberán
abandonar el Reich.

8. Ha de evitarse toda ulterior inmigración de no-alemanes. Exigimos que todos los no-
arios que inmigraron a Alemania desde el 2 de agosto de 1914, sean obligados
inmediatamente a abandonar el Reich.

9. Todos los ciudadanos deben poseer iguales derechos y obligaciones.

10. El primer deber de todo ciudadano debe ser producir, espiritual o, corporalmente. La
actividad del individuo no ha de contravenir los intereses de la colectividad, sino que ha
de desarrollarse dentro del marco comunitario y en provecho de todos.

Por eso exigimos:


11. Abolición de las ganancias obtenidas sin trabajo y sin esfuerzo.

Quebrantamiento de la servidumbre del interés.

12. En vista de los enormes sacrificios en bienes que toda guerra exige del pueblo, el
enriquecimiento personal en la guerra debe ser calificado de crimen contra el pueblo.
Exigimos, por tanto, la confiscación de todas las ganancias de guerra.

13. Exigimos la nacionalización de todas las empresas monopólicas y de los trusts.

14. Exigimos la participación en las ganancias en las grandes empresas,

15. Exigimos una ampliación generosa de la asistencia social a la vejez.

16. Exigimos la creación de una clase media sana y su conservación; la nominalización de


las grandes tiendas y su alquiler a bajo precio a pequeños artesanos y talleristas y un
decidido trato preferencial de éstos en los suministros al Estado, las provincias o los
municipios.

17. Exigimos una reforma agraria adaptada a nuestras necesidades nacionales; la creación
de una ley para la expropiación gratuita de tierras para fines de bien común. Abolición
(1)
del interés agrario e imposibilitar toda especulación con la tierra .

18. Exigimos la lucha implacable contra aquellos que con su actividad perjudican el interés
común. Los viles criminales del pueblo, los usureros, los especuladores, etc., serán
castigados con la pena de muerte, sin consideraciones de ninguna índole por su
confesión y su raza.

19. Exigimos la sustitución del derecho romano que sirve al orden mundial materialista por
un Derecho Comunitario alemán.

20. Para posibilitar a todo alemán capaz y laborioso una educación superior y con ello el
acceso a cargos directivos, el Estado ha de preocuparse por una fundamental
organización y desarrollo de toda nuestra instrucción pública. Los planes de estudio de
todos los institutos de enseñanza deben ser adaptados a las exigencias de la vida
práctica. La captación de la idea estatal debe ser lograda ya al comienzo del
entendimiento, a través de la escuela. Exigimos la formación educativa de niños
especialmente dotados de padres sin recursos, a costa del Estado, sin consideración a
la capa social o profesión de los mismos.

(1) Con respecto a este punto, Adolf Hitler dio el 13 de abril de 1928 la Declaración que (N. del T.) se reproduce.

21. El Estado ha de encargarse de elevar el nivel de la salud popular mediante la


protección de la madre y del niño, la prohibición del trabajo de los adolescentes,
asesorando el fortalecimiento físico por el establecimiento obligatorio de la gimnasia y
el deporte, y fomentando enérgicamente todas las asociaciones dedicadas al
adiestramiento físico de la juventud.

22. Exigimos la abolición de la tropa mercenaria y la formación de un ejército nacional.

23. Exigimos la lucha legal contra la mentira política consciente y su difusión mediante la
prensa. Para posibilitar la creación de una prensa alemana, exigimos que:

a) todos los editores y colaboradores de periódicos que se publican en idioma


alemán deben ser ciudadanos;
b) los periódicos no alemanes requieran para su publicación, la autorización expresa
del Estado. Los mismos no pueden ser impresos en idioma alemán.
c) toda participación financiera en periódicos alemanes o la influencia en ellos por
parte de no-alemanes será prohibido por ley, y exigimos como castigo, de
contravenciones la clausura de la empresa periodística, así como la inmediata
expulsión del Reich de los no-alemanes participantes de la misma.

Los periódicos que contravengan el interés de la Nación han de ser prohibidos.


Exigimos la lucha legal contra las tendencias artísticas y literarias que ejercen una influencia
corrosiva sobre nuestra vida nacional y la clausura de actos que contravengan las exigencias
precedentes.
24. Exigimos la libertad de todas las confesiones religiosas dentro del Estado en cuanto no
representen un peligro para la existencia del mismo o estén reñidas con el sentimiento,
la moral y las costumbres de la raza germana.

El Partido como tal defiende el punto de vista de un cristianismo positivo, sin atarse
confesionalmente a una doctrina determinada. Combate el espíritu judeomaterialista dentro y
fuera de nosotros y está convencido de que un restablecimiento definitivo de nuestro pueblo
sólo puede operarse desde adentro sobre la base del principio:

“Provecho común antes que provecho particular.”

25. Para llevar a cabo todo ello exigimos: la creación de un fuerte poder central del Reich.
Autoridad incondicional del Reichstag central político sobre la totalidad del Reich y de
sus organizaciones en general.

La formación de Cámaras corporativas y profesiones para el cumplimiento de las leyes


de encuadre promulgadas por el Reich, en los distintos Estados confederados.

Los conductores del Partido prometen de ser necesario con el sacrificio de su propia
vida, abogar sin consideraciones por la realización de los puntos precedentes.

Munich el 24 de febrero de 1920.

Con plena conciencia de la responsabilidad histórica, que ello entrañaba, la Asamblea


General de miembros del Movimiento resolvió el 22 de mayo de 1926: "El Programa es
invariable". Esto no significa, por cierto, que cada palabra debe quedar como está, esto no
implica tampoco que una labor de ahondamiento y de desarrollo del Programa esté
prohibida, pero esto quiere decir con toda claridad y decisión inclaudicable: las bases y
fundamentos ideológicos de este Programa no deben ser alterados.
No existen desvíos ni retrocesos por eventuales consideraciones utilitarias. No hay un
juego de escondite con puntos fundamentales del Programa especialmente molestos para el
orden estatal, social y económico actual. ¡No hay vacilación en el credo!

Los dos pilares angulares del Programa han sido destacados especialmente por Adolf
Hitler:

PROVECHO COMÚN ANTES QUE PROVECHO PARTICULAR es la ética de este


Programa, y QUEBRANTAMIENTO DE LA SERVIDUMBRE DEL INTERÉS es la esencia
del Nacionalsocialismo.

Imponer ambos puntos simultáneamente entraña la victoria del orden social


comunitario naciente del verdadero Estado sobre la actual descomposición de Estado,
Pueblo y Economía, producida por la influencia ruinosa de la concepción individualista. El
anti-Estado vigente, con su opresión de las clases trabajadoras, garantizando la propiedad
robada por los asaltantes bancarios y bursátiles, ha llegado a ser el campo de acción del
más inescrupuloso enriquecimiento privado, de los más viles intrigantes y aventureros
políticos. No existe consideración alguna por el prójimo, ningún nexo ético une a los
ciudadanos. El poder más brutal, el poder del dinero, impera sin barreras y ejerce su
influencia perniciosa, destructiva, sobre el Estado, la comunidad, la cultura, el teatro, la
literatura, las costumbres, etc.

En esta lucha gigantesca no debe haber, naturalmente, ni vacilación, ni cambio, ni


retroceso. Aquí sólo hay: o victoria o ruina.

Una versión algo distinta de exactamente los mismos pensamientos fundamentales, tal
como la he dado en mi libro El Estado alemán sobre base nacional y social, no implica una
modificación, sino solamente un cierto ordenamiento y resumen de distintos puntos de
acuerdo con las diferentes esferas vitales políticas, económicas, financieras, culturales, etc.

Si mi versión fuera considerada como una alteración o pudiera ser aprovechada contra
los 25 puntos, Hitler seguramente no hubiera llamado a mi libro en su conciso prefacio, "El
Catecismo de nuestro Movimiento". Por consiguiente, cada cual puede elegir a su gusto una
de las dos versiones o emplear ambas indistintamente. No caerá ni podrá caer nunca en
contradicciones.

Para garantizar en el futuro la unidad incondicional de nuestra intención programática y


preservar al Movimiento de las conmociones más peligrosas que pueden alcanzar a un
Movimiento, o sea las constantes "proposiciones de enmienda" de críticos, "observadores" y
sabihondos competentes y no competentes, en la Conferencia a nivel del Reich de todos los
gauleiter(2), convocada el 14 de febrero de 1926 en Bamberg, Adolf Hitler encomendó al
suscrito, la última decisión en todas las cuestiones que se refieren al Programa.

3. LAS IDEAS FUNDAMENTALES

No puede ser la misión de este sintético tratado ocuparse detenidamente de las bases
sociológicas, filosófico-políticas, espirituales y estructurales de la idea comunitaria
Nacionalsocialista (ello será el objetivo de un futuro cuaderno de esta Biblioteca), sino
extraer lo más simple y sencillamente posible los pensamientos esenciales.

También habremos de renunciar aquí a discutir las otras distintas ideologías y sus
expresiones partidistas -lo cual será abordado en otro trabajo- sino exponer, como
acabamos de manifestar, los puntos nucleares de nuestro ideario.

El caos impera hoy día sobre la tierra. Confusión, lucha, odio, envidia, litigio, opresión,
explotación, brutalidad, egoísmo. El hermano ya no comprende al hermano. Nuestros
compatriotas caen los unos sobre los otros. Se mata a golpes a uno sólo por llevar una cruz
esvástica. Pero, ¿dónde se ha oído, en los últimos meses, que los trabajadores marxistas
asaltaron y mataron a golpes a sus patrones, o a sus grandes bonetes partidarios, o, aunque
sea una vez, de los grandes vampiros del banco y de la bolsa, o a un gran estafador del
pueblo? Las víctimas del caos fueron trabajadores sencillos, llanos, honrados. ¡Confusos
están los cerebros! ¡Los obreros marxistas se reúnen alrededor de los mayores explotadores
de su propia clase y se vuelven azuzados y embrutecidos contra sus salvadores, surgidos de
entre sus propias filas!

Los "nacionalistas", los "círculos patrióticos", los partidos de derecha pugnan por llegar
al Gobierno o están en él, junto con los que niegan y destruyen su ideal estatal y pierden de
ese modo honor y carácter. Las asociaciones militares quieren "entrar al Estado", al Estado
de los Severing y Grzesinsky. ¡Con pacifistas, internacionalistas y judíos, creen poder
gobernar en común!

(2) Jefes Regionales del Partido.

¡Los cerebros están turbados! Los llamados círculos de derecha no ven que no puede
haber ni habrá jamás amistad y cooperación entre el águila y la serpiente, entre el buey y el
león, entre el hombre y el bacilo del cólera; Así, sostienen con sus fuerzas, con su
mentalidad "legalista", el desorden que se ha vuelto "orden", el caos político, la impotencia
política. ¡Pero se opusieron y se oponen a los Nacionalsocialistas, a esos fanáticos -los
verdaderos salvadores del caos político-, a los que rechazan a fuera de "políticos realistas",
odiándolos y llenos de un loco miedo interior de que los Nacionalsocialistas pudieran
quitarles sus anteriores privilegios y posiciones, pero olvidan al respecto que han perdido
todo por aquéllos de quienes pretenden ahora participación en los comederos estatales!

Los industriales, ya sean grandes o pequeños, pertenezcan a la industria pesada o se


trate de modestos artesanos, sólo conocen una meta: "provecho". Sólo tienen un anhelo:
"crédito". Sólo una indignación: "contra los impuestos". Sólo un temor y respeto indecible:
"los bancos", y sólo un encogimiento de hombros arrogante respecto a la exigencia
Nacionalsocialista sobre el "quebrantamiento de la servidumbre del interés".

Todos se afanan por "contraer deudas". Las ganancias usurarias de los bancos, las
extorsiones del capital prestamista obtenidas sin esfuerzo ni trabajo, se consideran
normales. Se fundan "partidos económicos" propios y se vota por las leyes de Dawes, que
son el motivo fundamental de las enormes cargas impositivas. Se enredan en la más
profunda servidumbre de intereses, pero al tiempo que maldicen contra éstos y contra los
impuestos, se deshacen en genuflexiones ante cualquier banquero y pirata de la bolsa.

¡Turbados están los cerebros! Toda la economía se halla envilecida, despersonalizada,


transformada en sociedades anónimas. Los productores se han puesto ellos mismos en
manos de su mayor enemigo, el capital financiero. Profundamente endeudados, los
creadores de valores en el taller, la fábrica y la oficina perciben un mísero salario. Toda
ganancia del trabajo fluye a los bolsillos del poder monetario anónimo en forma de interés y
dividendo.

Los industriales alemanes no saben afrontar el caos producido. Exprimidos desde


arriba por impuestos e intereses, amenazados desde abajo por el tronar subterráneo de las
masas obreras engañadas, en encandilamiento demente se han echado al cuello del capital
financiero y su "Estado", y, sin embargo, son sólo tolerados por los beneficiarios y
explotadores del caos actual, como negreros sobre la masa del pueblo laborioso. Pero su
cólera no se vuelve contra los ladrones de la economía alemana y contra la locura marxista,
no, sólo contra los cruz-gamados. Se olvida que nosotros y sólo nosotros fuimos los que
vimos llegar la tragedia de la economía alemana, los que la predijimos y señalamos a tiempo
el camino genuino para su reconstrucción.

Grupos, representaciones de intereses, asociaciones de combatientes, federaciones,


cooperativas, sindicatos, uniones de campesinos, ligas rurales, clubes etc. (sensatas en la
idea básica, pero insensatas en el caos de la vida pública actual), se esfuerzan poner orden
inútilmente porque no están en ninguna parte integradas orgánicamente a la comunidad
popular. Tan sólo ávidas de conseguir pequeños beneficios para la propia clase, faltos de
todo pensamiento rector, político o económico, acuden al mayor número posible de partidos
políticos, reconociendo resignadamente, obedientes y serviles, la estructura político-social
vigente.

Cuestan, en verdad, al pueblo alemán sumas infinitas, alimentan a numerosos síndicos,


dirigentes de federaciones, directores y "ejecutivos", pero todas juntas no son de la menor
utilidad. Una medida criminal -la inflación - roba a todas las cajas, despoja a todos los
ahorristas, miembros de federaciones, socios de cooperativas, gremialistas, etc. Una ley
impositiva, una medida desde la "mesa verde" (3), destruye la esperanza del trabajo de años;
una ventaja parcial alcanzada tras infinitas gestiones, solicitudes y representaciones ante el
Gobierno y el Reichstag, por lo general es, en el ínterin, sobrepasada por el encarecimiento
creciente, por precios que siempre suben.

¡Caos y confusión! ¡Los cerebros están turbados! ¿Cómo puede vivir el campesino
cuando se mata trabajando y sufriendo? ¿Cómo puede comprar el obrero cuando el
comercio intermediario encarece los precios? ¿de qué sirven a funcionarios y empleados los
por fin alcanzados aumentos de sueldos y salarios, si el índice del costo de la vida
porcentualmente sube más alto? Pero, llenos de fe tienen la vista fija en la ayuda del Estado,
precisamente el portador de la pauperización y el sometimiento del pueblo y que es
cualquier cosa menos el "padre Estado", sino el déspota recaudador de intereses y
contribuciones para la plutocracia.

Así se recurre siempre de nuevo a los viejos partidos y los que se declaran
"apartidistas", en razón de su incapacidad para ver más allá del sistema demopartidocrático,
no hacen sino entregarse absolutamente a la más miserable política de partido. El mismo
cuadro horrible de anarquía observamos en las restantes manifestaciones de la vida
nacional, sea arte, literatura, teatro, cines, radio, iglesia, escuela. En todas partes
detectamos el "fermento de la descomposición", el gran desintegrador y destructor: el judío-
masón visible en los lugares más importantes o invisible detrás de los telones moviendo los
hilos de los títeres que bailan como Stressemann o Scheidemann en el escenario público o
desembozadamente como Jacobo Goldschmidt, Warburg, Wassermann, Levy, etc., que
idiotizan y explotan al pueblo alemán mediante la prensa y el látigo del interés.

La voluntad por la forma, la voluntad de desenredar el caos, volver a poner en orden al


mundo desquiciado y actuar como guardián (en el más alto sentido platónico) del orden,
ESTA ES LA TAREA INMENSA QUE EL NACIONALSOCIALISMO SE HA PROPUESTO.

Debe observarse aquí que ni el orden exterior aparente de un Estado policial, ni los
ejercicios acostumbrados y las correrías de saqueo legalmente permitidos del capital
financiero, ni los convenios de consorcios y trusts y otras medidas organizadas de engaño
popular pueden ser reconocidas, como "orden" por bien que "funcionen". También una
banda de forajidos tiene su "orden", una cárcel su orden carcelario." Pero desde el punto de
vista de una comunidad orgánicamente articulada, todas las manifestaciones de nuestra vida
pública son absolutamente decadentes, esclavizadoras, alienantes, falsas y, observadas
desde arriba, muestran un cuadro totalmente anarquizado, caótico, el cuadro de lucha de
todos contra todos.

Gobierno contra pueblo, partidos contra partidos -concertando simultáneamente las


alianzas más extrañas e imposibles-, parlamentos contra gobiernos, trabajadores contra
empresarios, consumidores contra productores, negociantes contra productores y
consumidores, propietarios de viviendas contra inquilinos, obreros contra campesinos,
funcionarios contra el público, clase obrera contra burguesía, iglesia contra Estado.

(3). Se alude al color del paño de los escritorios de categoría. La expresión constituye una crítica de los funcionarios
burgueses que se caracterizan por adoptar resoluciones arbitrarias -desde sus despachos - siempre reñidas con la realidad.
(N. del T.)

Todos golpeando con furia ciega sobre el adversario momentáneo, todos teniendo en
cuenta sólo una cosa: su propio interés personal, su posición de poder, su provecho propio,
los intereses de su bolsillo.

Ninguno piensa que también el otro tiene su derecho a la vida, nadie reflexiona que la
persecución desconsiderada del provecho propio sólo puede ser alcanzada a costa de los
demás. Nadie se preocupa por el bienestar del compatriota, ni dirige la mirada hacia los
elevados deberes, a cumplir frente al conjunto social, ninguno quiere detenerse en el correr
sin aliento en pro del enriquecimiento personal. Golpe de codo en el estómago del vecino
para adelantarse y, si es que promete ventaja, se camina sobre cadáveres ¿para qué
andarse con consideraciones? ¡Este es el moderno espíritu económico!

Así caza y ruge, vocifera y grita la multitud. Así empuja y tironea, pisotea y derriba a
golpes el más fuerte al más débil, el más vulgar al más decente, el más bruto al más noble.
La avidez de placeres mata la cultura, la arbitrariedad triunfa sobre el derecho, el interés
partidario sobre el bien colectivo. El robo, la especulación y el fraude vencen al trabajo
honrado.
Un combate tan horroroso de todos los instintos bajos, jamás se ha visto ni oído.
Involuntariamente se está tentado de pensar en las viejas predicciones del ocaso de los
dioses, "cuando derecho y moral quebraron, tiempo de lobo y tiempo de hacha sobrevino; el
mar brama, fuego cae del cielo, y dioses y hombres sucumben".

No nos engañemos, estamos efectivamente en medio de una época de transición


mundial y es comprensible que la mente primaria, el pobre espíritu extraviado ya no vea
salida del caos actual. Y busque desesperado la muerte o crea próximo el fin del mundo, o
se una frenéticamente al baile insensato alrededor del becerro de oro y, olvidando todas las
ataduras, se lance igualmente al loco remolino. "¡Goza mientras puedas! ¡Después de
nosotros el diluvio!"

Una conmoción tan profunda de la estructura orgánica de un pueblo sólo es posible y


explicable cuando los fundamentos espirituales de toda la sociedad están en ruina o son
falsos, y, en efecto, vemos que marxistas y capitalistas, economistas y dirigentes de la vida
nacional rinden tributo parejamente a la misma ideología: el individualismo, el provecho
propio es la única fuerza motriz, la ventaja para el estrecho círculo de la propia clase o
profesión es el único objetivo.

También en este caso debo remitir al lector a un futuro trabajo de nuestra biblioteca,
que se ocupará exhaustivamente de todas estas trascendentales cuestiones sociológicas.
Aquí sólo se mostrará en una imagen alegórica, la diferencia fundamental entre la estructura,
o, mejor dicho, la falta de una estructura orgánica en el Estado y la economía actuales y la
construcción de un Estado Nacionalsocialista. La doctrina actualmente imperante dice: “La
sociedad es una suma de individuos, el Estado, en el mejor sentido, una mancomunidad de
intereses de distintas personalidades individúales". A la imagen alegórica de esta doctrina de
la estructura de la sociedad le corresponde un montón de piedras; en él, efectivamente, las
piedras y de piedras sueltas son lo único real y la forma exterior algo accidental. Si una
piedra está arriba o abajo es indiferente para el montón de piedras: siempre será un montón
de piedras, compuesto mecánicamente de tal número de piedras sueltas.

Y ahora, la imagen alegórica del Estado que corresponde a nuestra doctrina social y a
nuestra filosofía estatal Nacionalsocialista: “La casa”. También la casa, vista mecánica,
individualmente, se compone de tantos y cuales ladrillos, granza, cemento, vigas, ventanas,
puertas, entarimados, etc., etc. Pero para quien quiera, es evidente que una casa, es algo
más elevado, que posee leyes propias y que constituye una estructura orgánica unitaria, algo
-es obvio- totalmente superior a una simple suma, a un montón de ladrillos. Cualquiera
comprende que una casa no se origina por el acarreo casual de tantas y tantas partes
sueltas, sino solamente cuando estas partes sueltas son ensambladas con sentido, de
acuerdo a un plan. Recién entonces nace lo nuevo, lo grande, en cierto modo, la sobre
construcción espiritual.

Así también con el pueblo: recién cuando el caos es reemplazado por estructuras
orgánicas, cuando conforme a determinados planes, del caos sale la forma, de la pura masa
un todo armoniosamente ensamblado, recién entonces las partes sueltas cobran verdadera
vida y sentido, recién entonces nace el verdadero Estado.

Nosotros, los Nacionalsocialistas, hemos acuñado para ello lisa y llanamente la fórmula
comprensible para todos: “Provecho común antes que provecho particular.”

Recién en función del conjunto como miembro servidor de la comunidad, el individuo


despierta a una vida más elevada, recién de esa forma -cada uno en su lugar- es
incorporado realmente en la totalidad popular, sólo entendido así, el auténtico socialismo
-sentido comunitario- alcanza su verdadero significado. Únicamente bajo el imperio de este
pensamiento fundamental, el individuo adquirirá un sentimiento de amparo y reconocerá que
exclusivamente en el marco de esta idea dominante puede nacer de la actual economía de
rapiña una economía nacional ricamente articulada, en provecho de la totalidad y con ello
también en provecho de cada uno.

Hoy en día el individuo es presa indefensa de las distintas fuerzas que pugnan por
dominar. Sus aglutinamientos no le sirven de nada. En ninguna parte se reconoce clara y
exactamente al verdadero enemigo, el usufructuario y el explotador.

A pesar de toda la vocinglería anticapitalista de los marxistas, a pesar de las frases


(4)
devotas del Centro y del clamoreo contra las cargas impositivas y los intereses, nadie
reconoce clara y precisamente al enemigo mundial, los grandes capitales que ensombrecen
el orbe y su portador, el judío.

El pueblo en todos sus oficios y profesionales llega a sentir el látigo del interés. A todas
las clases de población el recaudador de impuestos las apremia, pero ¿quién osa
enfrentarse al todopoderoso capital bancario y bursátil? Este poder absoluto del capital
prestamista se evidencia en el hecho de que, en contra de todas las otras obras terrestres,
sin esfuerzo ni trabajo, solamente a través de interés, dividendo y renta crece en cierto modo
por sí mismo, nace cada vez más grande y omnipotente. El principio disolvente de la mentira
triunfa sobre el principio de orden del trabajo productor.

Quebrantamiento de la servidumbre del interés se llama aquí nuestro grito de combate.

Esta exigencia fundamental debe ser captada plenamente en su significación inmensa


y trascendente ¿En qué consiste, en realidad la servidumbre del interés? ¿cómo repercute
prácticamente en la vida de cada uno y de la Nación? ¿qué procesos técnico financieros
hacen de los trabajadores esclavos del interés"?, y aún más ¿qué medidas prácticas son las
indicadas para realizar el quebrantamiento de la servidumbre del interés? y ¿cuáles serán
las consecuencias del quebrantamiento de la servidumbre del interés para la población en su
totalidad?

(5)
Hitler ha señalado en su obra fundamental Mein Kampf tomo I, pág. 224/225, la
importancia descollante de esta cuestión, con las siguientes consideraciones: "Cuando
escuché la primera exposición de Gottfried Feder sobre el "quebrantamiento de la
servidumbre del interés" (en junio de 1919), comprendí de inmediato que se trataba de una
verdad teórica que sería de una significación inmensa para el porvenir del pueblo alemán...
La lucha contra el capital financiero y prestamista internacional ha llegado a ser el punto
programático más importante de la lucha de la Nación alemana por su independencia y
libertad".

Todos los Nacionalsocialistas estamos imbuidos de esta convicción, pues la solución


de esta cuestión implica, en el fondo la solución de la cuestión judía vista ésta
racionalmente. Y mucho más aún.
El antisemitismo es, en cierto modo, el basamento emocional de nuestro Movimiento.
Todo Nacionalsocialista es antisemita, pero no todo antisemita será Nacionalsocialista. El
antisemitismo es algo puramente negativo, puesto que, si bien el antisemita ha reconocido
ciertamente al portador de la peste de los pueblos, por lo general este conocimiento sólo se
transforma en odio personal contra el judío como individuo y contra el poderío de los judíos
en la vida económica. Sobre el "cómo" y el "entonces qué", generalmente el antisemita no se
preocupa.

Si las bases espirituales de la actual judeocracia, "provecho privado antes que


provecho común" y sus medios de poder material, el sistema de la economía judía de
bancos, empréstitos y créditos persistieran, aún después de la expulsión de los judíos, se
encontrarían suficientes bastardos judíos y aún "alemanes normales" que, productos de una
miserable mezcla de razas, no titubearían en ocupar el lugar de los judíos, y no procederían
menos ferozmente contra el propio pueblo de lo que lo hacen hoy día los judíos de raza
extraña y, quizás viéramos entonces a más de un "antisemita" en los puestos donde está el
judío.

(4) El autor se refiere al Partido del Centro, de ideología judío-burguesa y pseudo católica. (N. del T.)
(5) "Mi Lucha" (N. del T.)

El Nacionalsocialismo, por el contrario, con su exigencia principal de quebrantamiento


de la servidumbre del interés es verdaderamente constructivo. Esta exigencia es la que llega
al fondo del problema y las consecuencias son mucho más amplias.

En mi pequeño trabajo La esencia de nuestro programa (en Anales Nacionalsocialistas,


1927), he señalado la posición particular que precisamente esta exigencia nos asigna entre
todos los partidos y asociaciones. En todas nuestras otras normas programáticas
encontramos aspiraciones semejantes o paralelas, en parte en los partidos de derecha, en
parte en los de izquierda. Solamente esta exigencia principal no aparece en ningún otro
partido.

Ahora bien: sabemos todos que ni los partidos de izquierda con su gritería mendaz de
"abajo con el capitalismo", ni los partidos de derecha con sus frases patrióticas son capaces
de iniciar una nueva era mundial, pues ni las exigencias marxistas ni las reaccionarias
cambiarían algo de la esencia de nuestra economía global, o bien sólo destruirían, como los
comunistas en Rusia, pero no construirían.

¿Qué se entiende por "servidumbre del interés?

El estado de los pueblos que están bajo el dominio del dinero o del interés de la alta
finanza judía.

En servidumbre del interés se encuentra el labrador que para mantener su


establecimiento debe tomar "créditos", por los que debe pagar intereses tan crecidos, que
los intereses casi le devoran el fruto de su trabajo, o que vióse obligado a contraer deudas
hipotecarias que debe arrastrar tras de sí, como eterno peso de plomo.

En servidumbre del interés se halla el obrero, que produce valores en las fábricas y los
talleres por un jornal mientras el accionista sin esfuerzo ni trabajo recibe intereses,
porcentajes sobre los beneficios y dividendos.

En servidumbre del interés están todos los que por medio de su trabajo espiritual o
físico deben ganar su pan, mientras frente a ellos una capa numéricamente pequeña sin
esfuerzo ni trabajo recibe gigantescos ingresos de sus intereses, ganancias bancarias y
bursátiles, transacciones financieras, etc. No ha de pensarse aquí en los pequeños rentistas
o ahorristas (ciertamente deben o debieron también ellos sus ingresos de intereses a una
organización fundamentalmente errónea), puesto que a ellos a lo largo de su vida les fueron
sustraídas mediante impuestos, contribuciones o de cualquier otra manera, sumas
equivalentes al doble y céntuplo de sus pequeños intereses, de modo que en su vejez
fácilmente se les puede pagar una parte del pleno fruto de su trabajo que antes les fuera
robado. Cabe observar al respecto que, con esta gente, el actual sistema de interés-
capitalista, gana una gran masa de aparentes interesados. (Mayores explicaciones sobre
este punto en otro lugar).

En servidumbre del interés se encuentra el industrial, que en trabajo tesonero ha


levantado su empresa, transformándola luego, de acuerdo con la tendencia de la época en
una sociedad anónima, lo cual trae aparejado que no sea ya más el dueño de su libre
decisión, sino que debe satisfacer la codicia insaciable de "consejeros de administración y
accionistas", si no quiere ser despedido de su propia creación.

En servidumbre del interés se coloca todo pueblo que cubre su necesidad de dinero
con «empréstitos».

En servidumbre del interés se arruina todo pueblo que entrega al poder del dinero -los
banqueros-, sus derechos soberanos: el manejo del dinero (soberanía financiera), sus
ferrocarriles (soberanía del transporte) y la supervisión sobre los impuestos y tasas
aduaneras más importantes, tal como lo hizo Alemania al aceptar las leyes de Dawes.

En servidumbre del interés están todos los pueblos y gobiernos que se doblegan al
poder del capital prestamista.

En servidumbre del interés se halla el trabajo creativo que ha dado la primacía al


dinero, de tal modo que hoy el "siervo de la economía", el dinero, se ha transformado en el
«amo del trabajo» y efectivamente, en su tirano más brutal.

Servidumbre del interés es la expresión justa para las confrontaciones entre: "CAPITAL
CONTRA TRABAJO", entre "SANGRE CONTRA DINERO", y entre "CREATIVIDAD
CONTRA EXPLOTACIÓN".

Así relampaguean los fusilazos de esta lucha gigantesca entre la FUERZA CONTRA
LA ARGUCIA, ENTRE EL ESPÍRITU CONTRA LA MATERIA, ENTRE LA LIBERTAD
CONTRA LA SERVIDUMBRE, ENTRE LA LUZ CONTRA LAS TINIEBLAS.

La exigencia del "quebrantamiento de la servidumbre del interés" es de un alcance tan


formidable, de una importancia tan trascendental para nuestro pueblo, para nuestra raza,
que sólo de su solución dependerá su reascender de la más profunda servidumbre y
vergüenza. Aún más: dependerá de ello el reflorecimiento, la felicidad y la prosperidad, el
bienestar y la cultura sobre el orbe.

EL "QUEBRANTAMIENTO DE LA SERVIDUMBRE DEL INTERÉS" ES EL EJE DE


ACERO ALREDEDOR DEL CUAL TODO GIRA. Es mucho más que una exigencia político-
financiera. Interviene con sus premisas y efectos, con idéntica profundidad, tanto en la vida
política como en la económica. Siendo una cuestión fundamental de la económica-social,
incide hondamente en la vida privada de cada uno. Exige de cada cual la decisión: servicio
al pueblo o ilícito enriquecimiento privado ilimitado. Significa, pues, la solución de la
"cuestión social.

Está en la naturaleza de toda cuestión mundial que ella puede ser concentrada, en una
palabra, que se alza cual signo flameante del caos, y que 1000 libros y 100 profetas no
pueden representar en todos los detalles y agotar en un pensamiento.

Así también aquí, en este lugar, no puede ser dicho nada más sobre esta poderosa
idea esencial del Nacionalsocialismo. En mis anteriores escritos combativos El manifiesto
sobre el quebrantamiento de la servidumbre del interés (Munich 1926), La bancarrota
estatal, La salvación (Diessen 1919), La huelga impositiva venidera (Diessen, 1921) y El
Estado alemán sobre base nacional y social (Munich 1923) (todos adquiribles a través de
nuestra librería partidaria, Munich, Thierschtr, 11), he examinado todos los aspectos básicos
de este problema.

Se requiere un estudio detenido para familiarizarse con este problema, pues el


desarrollo económico de los últimos cincuenta años transcurrió tan completamente dentro
del círculo magnético de la idea interés-capitalista, que para todos los que han crecido
engañados por estas mistificaciones firmemente enraizadas, el desligarse de las mismas
constituye una reorientación fundamental.

Con esa finalidad aparecerá en breve un cuaderno especial sobre "el quebrantamiento
de la servidumbre del interés". Proporcionaremos así a nuestros camaradas, un análisis
detallado acerca de esta vital área de trabajo del Estado Nacionalsocialista venidero.

Al lado de estas dos muy grandes y nuevas ideas fundamentales de nuestro Programa,
han de mencionarse asimismo en conexión con ellas, los principios para la política estatal,
económica, financiera, social y cultural, de los cuales se desprenden cada una de las
exigencias programáticas.
Nuestro principio de política estatal reza lisa y llanamente: "El Reich Alemán es la
Patria de los Alemanes".

En este principio está contenida toda la política exterior, y la liberación nacional de


Alemania, con sus exigencias político-raciales.

Nuestro principio de política económica reza: la misión de la economía es cubrir la


demanda y no asegurar una rentabilidad lo más elevada posible para el capital prestamista.

Este principio involucra una toma de posición fundamental del Nacionalsocialismo con
respecto a la propiedad privada, a la estructura de nuestra economía con vista a sus formas
de organización (empresas pequeñas, medianas, grandes y gigantescas, sindicatos y trusts)
y respecto de las grandes cuestiones éticas que deben privar en una economía comunitaria
so pena de transformarse en una economía de explotación del pueblo de signo puramente
utilitario.

En el área de la política financiera nuestro principio reza: las finanzas están al servicio
de la comunidad. Los plutócratas no deben formar un Estado dentro del Estado.

Este punto encierra un cambio revolucionario. Los caminos que han de tomarse aquí,
consisten en las medidas prácticas para el "quebrantamiento de la servidumbre del interés,
la nacionalización de las finanzas y el estrangulamiento del sistema de empréstitos.

Cada uno de estos cometidos es programáticamente de la mayor trascendencia. Otro


aspecto clave de este principio es el referente a la legislación impositiva, cuya meta final,
aparentemente imposible es el ESTADO SIN IMPUESTOS.

En el área de la política social nuestro principio es: el bien general es la ley suprema.

También en este campo estamos en agudo contraste con la práctica actualmente


ejercida, de acuerdo con la cual cada estado, cada clase, cada representación profesional,
aspira a obtener para sí ventajas en el terreno sociopolítico en desmedro del interés
comunitario.
En este ámbito una de nuestras preocupaciones básicas es, entre otras, la eliminación
de la escasez de viviendas y la miseria de la desocupación e instaurar un sistema de
protección integral a la vejez.

En cuanto a la política cultural sólo se puede sentar el principio inamoviblemente


prioritario: toda labor cultural ha de realizarse desde el punto de vista de la pura etnia
germana. Que las fuerzas anímicas y espirituales de nuestro pueblo logren un nuevo
renacimiento, un período clásico de todas las bellas artes, ello, en cierto modo, no se puede
ordenar o forzar. Pero, en cambio, los cuantiosos daños que la vida cultural y espiritual
germana sufre bajo la tiranía judía, pueden erradicarse a través de medidas adecuadas,
especialmente por intermedio de la desintoxicación de la prensa.

Además de estas modificaciones sustanciales de la vida nacional, naturalmente habrán


de ser llevados a cabo otros diversos cambios radicales.

Es obvio que nuestro sistema de derecho, en concordancia con las múltiples


innovaciones, deberá asentarse sobre un basamento natural y comunitario.

Debe terminarse, por otra parte, con el disparate del "derecho" al voto parlamentario-
democrático, herramienta del poderío judío-plutocrático.

Una vez en el poder habrá de llegarse a una resolución concreta respecto de la forma
estatal externa y de la estructura estatal interna de las provincias.

Pero, como puede advertirse en esta breve exposición, este es un aspecto secundario
frente a las grandiosas metas fundamentales de nuestro Programa.

Para nosotros no es una cuestión vital la monarquía o la república. Es indiferente si


(6)
tendremos 5 0 25 estados confederados, regiones o estados troncales , siempre que todos
los linajes alemanes, reunidos bajo un fuerte poder central, sean ante el exterior una roca de
granito, y que, en el interior, los ciudadanos alemanes puedan vivir alegre y plenamente.
(6) Stammesstaaten (N. del T.)

4. LAS EXIGENCIAS PROGRAMÁTICAS EN PARTICULAR

(Según la formulación de Feder en El Estado Alemán)

Para la propaganda práctica resulta más conveniente emplear el texto del Programa
que damos a continuación, ya que los artículos aislados están reunidos bajo puntos de vista
más amplios, de acuerdo a los principios destacados en el capítulo precedente.
También es mejor y más acertado delimitar entre sí las distintas áreas de trabajo, una
vez transcripto el Programa, encasillándolas según su jerarquía.

El Programa estatal y económico del Partido Nacionalsocialista Alemán de los


Trabajadores.

NUESTRA META ES: EL RENACIMIENTO DE ALEMANIA, BAJO EL ESPÍRITU


ALEMÁN, HACIA LA LIBERTAD ALEMANA.

El camino hacia esta meta suprema es:

Principio Político-Estatal: El Reich Alemán es la Patria de los alemanes.

a) a nivel de política exterior:

1. El establecimiento de un Estado nacional unitario, que abarque a todos los linajes


alemanes.

2. La representación enérgica de los intereses alemanes en el exterior.

b) a nivel de política racial:

3. La eliminación de los judíos y de todos los no alemanes de todos los cargos


responsables de la vida pública.

4. Estrangulación de la inmigración de judíos del Este y de otros extranjeros parásitos.


Los judíos y los extranjeros perjudiciales pueden ser obligados a salir del país.

c) a nivel ciudadano.

5. Solamente el alemán que se profesa partidario de la comunidad cultural y de destino


alemanas puede ejercer los derechos ciudadanos.
6. El que no es alemán sólo puede vivir como huésped en el Estado alemán y está
sujeto al derecho de extranjeros.

7. Los derechos e intereses de los alemanes son prioritarios con respecto a los de
miembros de pueblos extranjeros.

Principio Político-Económico: La misión de la economía comunitaria (Volkwirtschaft)


es cubrir las necesidades y no una rentabilidad lo más alta posible para el capital
prestamista.

8. El Nacionalsocialismo reconoce en principio la propiedad privada y la coloca bajo la


protección estatal.

9. El interés de la comunidad, sin embargo, traza un límite a la desmedida concentración


de riquezas en manos de unos pocos.

10. Todos los alemanes forman una comunidad laboral para promover el bienestar y la
cultura generales.

11. En el marco de este deber de trabajo de cada alemán y bajo el reconocimiento en


principio de la propiedad privada, todo alemán goza de libre posibilidad de ganancia
(freie Erwerbsmöglichkeit) y de libre disposición sobre el producto de su trabajo.

12. La sana diversidad de empresas pequeñas, medianas y grandes en todos los campos
de la vida económica por consiguiente también en la agricultura, será mantenida.

13. Todas las empresas monopólicas y los trusts serán nacionalizados.

14. La práctica de la usura y los manejos ilícitos, así como el enriquecimiento


desconsiderado a costa y en perjuicio del pueblo se castigarán con la pena de
muerte.

15. Implantación de un año de servicio de trabajo obligatorio para todo alemán.


Principio Político-Financiero: Las finanzas están al servicio del Estado. Los poderosos
del dinero no deben formar un Estado dentro del Estado; de ahí nuestra meta:
quebrantamiento de la servidumbre del interés mediante:

16. Liberación del Estado y con ello del pueblo, de su endeudamiento tributario frente a
los grandes capitales prestamistas.

17. Nacionalización del Reichsbank y de los bancos de emisión.

18. Financiación de todas las grandes obras públicas (ampliación de los recursos
hídricos, caminos, etc.) evitando la vía del empréstito mediante la emisión de bonos
estatales sin intereses.

19. Implantación de una moneda estable con respaldo (feststehende Währung auf
gedeckter Grundlage).

20. Creación de un Banco de la Construcción y de la Industria de utilidad pública.


Reforma monetaria para el otorgamiento de créditos sin intereses.

21. Modificación radical de la práctica impositiva conforme a los principios sociales de la


economía comunitaria. Liberación de los consumidores de la carga de impuestos
indirectos, y de los productores de los impuestos que frenan la producción. (Reforma
impositiva y liberación impositiva).

Principio Político-Social: El bien común es la ley suprema.

22. Generosa ampliación del seguro a la vejez mediante una renta vitalicia. A todo
compatriota alemán necesitado le será asegurada a partir de una edad determinada o
al producirse una prematura incapacidad para el trabajo, una renta suficiente.
23. Participación en las ganancias de todos los que se desempeñan en empresas
creativas o productoras, con simultánea corresponsabilidad en el cumplimiento de las
funciones económico-comunitarias de las mismas.

(7)
24. Confiscación de todas las ganancias de la guerra y de la "revolución" que no
provienen de trabajo honrado, así como de los bienes de acaparamiento y de usura,
empleando los mismos para el desarrollo de la asistencia social.

25. Superación de la crisis habitacional mediante la construcción de viviendas en gran


escala en todo el Reich, con los medios del Banco Comunitario de la Construcción y
de la Economía a crearse conforme al artículo 20.

Principio Político-Cultural: Un florecimiento de todas las ciencias y bellas artes sobre


la base de un Estado políticamente libre y económicamente sano es nuestra superior
meta cultural. Esto ha de lograrse mediante:

26. Educación de la juventud para forjar hombres y mujeres físicamente sanos y


espiritualmente libres, de acuerdo con las grandes tradiciones de la vida espiritual
alemana.

27. Completa libertad religiosa y de conciencia.

28. Especial protección de los credos cristianos.

(7). Alusión a la subversión judío-bolchevique de noviembre de 1918. (N. del T.)

29. Represión y erradicación de dogmas contrarios al sentimiento ético alemán y cuyos


contenidos revistan caracteres destructivos para el Estado y la comunidad.

30. Represión de todas las influencias perniciosas en la literatura, la prensa, el teatro, el


arte, el cinematógrafo, etc.
31. En las universidades alemanas ha de impartirse una enseñanza auténticamente
nacional. Deberá formarse una capa dirigente de hombres de carácter.

Principio Militar:

32. Militarización para preservar y afianzar la independencia de la Nación, mediante la


vigencia efectiva del derecho que asiste a todo ciudadano alemán de defender con las
armas la integridad del territorio.

33. En las universidades alemanas ha de impartirse una enseñanza auténticamente


nacional. Deberá formarse una capa dirigente de hombres de carácter.

34. Abolición de la tropa mercenaria. Creación de un ejército del pueblo para la defensa
de la Patria, bajo la dirección de un cuerpo de oficiales profesionales estructurados
sobre la más rigurosa disciplina militar.

Otros objetivos.

35. Modificación del régimen de prensa. Represión de toda manifestación que atente
contra los intereses del pueblo alemán. La más severa responsabilidad por parte de
los editores respecto a la publicación de noticias falsas o intencionalmente
distorsionadas.

36. Transformación del sufragio eliminando las formas degradantes y corrompidas de la


lucha electoral, y la irresponsabilidad de los electos (amparados en el "derecho de la
inmunidad").

37. Formación de cámaras corporativas.

38. Reforma judicial:


a) Derecho del suelo: Reconocimiento, en principio, de la propiedad del suelo, no
hipotecamiento del mismo al capital privado. Derecho prioritario de compra del
Estado, sobre todo, frente a extranjeros y judíos. Administración y control estatal
de la tierra (Zwangsverwaltung), en caso de explotación negligente.

b) Derecho civil: Protección severísima del honor personal y de la salud en oposición


al amparo unilateral de la propiedad individualista actualmente dominante, según
el pseudoderecho liberal-burgués.

39. Reformas del derecho estatal.

Forma estatal. La forma estatal correspondiente a la idiosincrasia alemana es la de un


gobierno soberano reunido en una cúspide suprema. Si esta cúspide suprema es ocupada
por un monarca a elegir por el pueblo o por un presidente, deberá ser decidido por un futuro
plebiscito.

Carácter de confederación del Reich. La organización del pueblo alemán en Estados


(Länder) diversos que tienen su origen en nuestra evolución histórica, permite que ellos
posean la más amplia autonomía en relación con sus asuntos internos.

Es de competencia del Reich la representación del pueblo alemán ante el exterior, los
pasaportes y tasas aduaneras, además del ejército y la flota.

A la consecución de este Programa estatal y económico del Nacionalsocialismo se


oponen tres adversarios principales: el marxismo, el parlamentarismo y, por encima de
ambos, los grandes capitales prestamistas.

1. Nuestra lucha antimarxista se dirige contra la ideología destructora del Estado del judío
Carlos Marx, contra la tesis disociadora del pueblo de la lucha de clases, contra la
doctrina aniquiladora de la economía de negación de la propiedad privada y contra la
concepción histórica puramente materialista.

2. Nuestra lucha antiparlamentaria se dirige contra la falta de responsabilidad de los


llamados representantes del pueblo que -inmunes- jamás deben rendir efectivamente
cuentas sobre las consecuencias de sus actos, así como de todos los daños
resultantes de ello (corrupción de la moral, favoritismo, venalidad, etc.) y su más grave
consecuencia: un gobierno dependiente de tal parlamento.

3. Nuestra lucha contra el dominio del oro (antimamonistisch), que abarca los otros dos
frentes de lucha, se dirige contra el poder mundial que nos avasalla, es decir, contra el
constante desangramiento financiero y económico y contra la explotación de nuestro
pueblo por los grandes capitales prestamistas.

Pero esta lucha expresa, por otra parte, la más absoluta oposición contra la mentalidad
materialista y de la rapacidad que asesinan el alma, con todas sus manifestaciones
corruptoras en los distintos ámbitos de nuestra vida política, económica y cultural.

Esencialmente se trata del enfrentamiento entre dos concepciones del mundo


expresadas por dos estructuras éticas sustancialmente diferentes: el espíritu natural
productor y comunitario y el espíritu antisocial e inhumano, parasitario y desarraigado. El
espíritu creador, enraizado en la tierra, pero, superando simultáneamente al mundo en
vivencia metafísica, encuentra su personificación cabal en el hombre ario. El espíritu rapaz,
sin raíces, negociante y burgués, exclusivamente dirigido al goce terrenal, tiene en el judío
su representante más exacto.

El Nacionalsocialismo ve en la ética judeo-materialista la raíz principal del mal, pero


también sabe que, en esta formidable lucha de la historia mundial, no puede limitarse a
exigencias puramente negativas, antisemitas. Por eso, todo el Programa estatal y económico
del Nacionalsocialismo se eleva mucho más allá de una lucha antisemita superficial y ello es
fundamental, ya que proporciona una imagen creadora y constructiva de cómo ha de ser el
Estado Nacionalsocialista del trabajo y de la capacidad.

Cuando esta meta suprema haya sido alcanzada, entonces el Partido


Nacionalsocialista se disolverá. Entonces, el Nacionalsocialismo será la razón de ser de todo
el pueblo alemán. Es que el Partido Nacionalsocialista Alemán de Trabajadores no es un
partido parlamentario sino solamente la parte del pueblo decidida, alegre y confiada en el
futuro, que se ha reunido alrededor de dirigentes de férrea voluntad e inteligencia para volver
a llevar a Alemania del oprobio y la impotencia en cuanto a su papel en la historia y del
desgarramiento y la desmoralización en su interior a una posición vigorosa, imponente hacía
afuera y en su estructura interna, a una comunidad económicamente sana, culturalmente
floreciente, espiritual y moralmente elevada.

Queremos construir el Reich del anhelo alemán, como lo canta Geibel:

«Hacia afuera unido y de potente espada, reunidos junto a una alta bandera. Hacía
adentro rico y multiforme, cada linaje según su estilo.»

“El Reich Alemán es la Patria de los alemanes”

Cada palabra de este principio político-estatal es, medido con la mezquindad de


nuestra tragedia como un golpe de látigo.

¡El Reich Alemán! ¿Dónde hay hoy un Reich Alemán? ¿Tiene la colonia Alemania
derecho a este nombre de honor de un Estado soberano? ¡No!

Un país como la Alemania del presente ni aún para los más condescendientes juristas
del derecho público puede ser considerado como Estado independiente, en el pleno goce de
todos sus derechos soberanos.

Los cinco derechos soberanos más importantes de un Estado son: soberanía territorial,
soberanía militar, soberanía financiera, soberanía administrativa y de las comunicaciones y,
por último, soberanía judicial.

Es suficiente enunciar estas proposiciones del derecho internacional comprensibles sin


más a todo profano y compararlas con la actual situación de Alemania para poner en
evidencia lo insostenible de la afirmación de que aún existe un Reich Alemán soberano.

Nuestra soberanía territorial es una infame burla, ya que, si al enemigo le place, podría
ocuparnos tranquilamente y sin preocuparle la reacción que tal hecho pudiese suscitar. ¡De
qué distinta forma el "infame antiguo Régimen" juzgaba la menor violación de las fronteras!
Toda intrusión militar en tierra alemana significaba el inmediato "estado de guerra".
Para la defensa de su soberanía territorial y la salvaguarda de la vida y de la seguridad
de sus ciudadanos se requiere, obviamente, una fuerza armada poderosa y eficiente. Ningún
Estado libre puede conceder a una potencia extranjera el derecho de observación y menos
aún, el de determinar respecto al número de efectivos, armamentos, equipos, guarniciones,
etc., pues si lo hace, deja de ser soberano, no está en posesión de sus recursos de poder,
ha renunciado a su soberanía militar. Esto lo ha hecho Alemania al someterse a las
comisiones de desarme y al control de sus enemigos.

A este extremo Alemania ha sido denigrada con la aceptación de las condiciones del
armisticio. Los derechos soberanos de Política exterior no existen. Sin embargo, si se
hubiera mantenido, por lo menos, una cierta soberanía interna, las cosas serían algo
distintas, pero era precisamente la destrucción de estos resortes de poder internos lo que la
alta finanza buscaba, ya que recién en posesión de la soberanía interior de Alemania podía
explotar sin medida el trabajo alemán.

Por de pronto se volcó toda la marea del lodo de la "revolución". La canalla de usureros
y chanchulleros se arrojó sobre Alemania. Los agentes de la anarquía y los traidores a la
patria socialdemócratas, los desertores y los presidiarios ocuparon los cargos más altos y
mejor rentados del Estado, compartiendo el poder con los demócratas y el centro, y detrás
de todo ello y sobre todo ello, el judío, la alta finanza, haciendo sus negocios. Y junto a ellos,
los francmasones de los llamados partidos nacionales como, por ejemplo, Br. Stresemann.

Después se asestó el último golpe. Los "peritajes" de los "expertos" y las leyes de
Dawes que gracias ellos se implantaron, robaron a Alemania su soberanía financiera. Esta
fue vendida a un puñado de grandes judíos, es decir, a los magnates capitalistas del exterior
(8)
y del interior. E igualmente el Reichstag enajenó los ferrocarriles y con ello la soberanía de
las comunicaciones, y asimismo importantes sectores de la soberanía administrativa en el
campo de los impuestos y de las tasas aduaneras, fueron sometidos al control del "comisario
de reparaciones". Tampoco se puede hablar ya de soberanía judicial. En las regiones
ocupadas existe jurisdicción militar extraña y en el resto de Alemania rigen leyes especiales
intervencionistas, tales como la "ley de protección a la República". La inseguridad jurídica, la
expoliación organizada del pueblo por las llamadas "leyes de revalorización", obligan a los
juzgados a reemplazar la justicia por la injusticia.

Alemania ya no es un Estado soberano ¡Alemania es una colonia de esclavos! Los


alemanes son sometidos y enviados a la cárcel. Se les prohíbe hablar sólo porque se han
conservado alemanes y quieren eliminar la esclavitud. ¡Sí! ¡Nosotros queremos nuevamente
un Reich Alemán libre, y este Reich Alemán libre por venir ha de ser la Madre Patria de los
alemanes!

Madre Patria (Heimat) ha de ser esta Alemania. No sólo maquinaria de decretos


policiales, no sólo "Estado", "Autoridad", "Gobierno", no prebenda para un cuarto de
centenar de casas reinantes, sino Madre Patria. (¡Madre Patria! dulce palabra mágica que
hace rumorear los manantiales subterráneos. Amor patrio, envolvente y bello, soleado y
querido, el perfume del terruño se levanta, sentimientos de dicha invaden al caminante que
vuelve a pisar suelo patrio bajo sus pies, con el cual se siente unido por la sangre). La Madre
Patria cuida de todos sus hijos. Amparado y amado debe sentirse el alemán en el Reich
Alemán, en su Madre Patria. La seguridad de estar protegido, seguro (Geborgensein) es lo
esencial para el crecimiento de la delicada flor del patriotismo. No hay meta más alta para un
Estado y un pueblo. Esto significa mucho más que una justa política social, que el seguro de
desocupación y más que un programa de construcción de viviendas, a pesar de que la
vivienda propia es uno de los móviles más potentes para la germinación del amor patrio.

Patria es más que "potencia imperialista", a la que se sirve, quizá con entusiasmo quizá
bajo presión. Patria es más que administración del Reich, del Estado, de la comuna, más
que representación de intereses, más que núcleo protector de la persona y de la propiedad.
Todas estas instituciones públicas deben estar al servicio de la idea nacional. Así como en
una verdadera familia, para los hijos el "hogar" ejerce una magia muy especial, así como el
"en casa" produce sensaciones muy distintas que la habitación del hotel, en la cual también
se vive, o la celda de la cárcel, así también la Madre Patria, es algo indeciblemente delicado
y sin embargo poderoso, totalmente superior a los míseros sentimientos del individualismo
materialista burgués resultante de la idea liberaldemocrático-parlamentaria de la estructura
de la sociedad.
Política Estatal.

Principio: El Reich Alemán es la patria de los alemanes. No de los judíos, de los


bolcheviques, de los socialdemócratas, de los demoliberales, que no conocen una patria que
se llama Alemania. Tampoco de los demás extranjeros, aun cuando residan en suelo alemán
un tiempo más o menos largo.

Aquí estamos en contraposición fundamental con la Constitución de Weimar, que sólo


conoce "ciudadanos alemanes", pero no el concepto de alemán, en un sentido nacional, o
más precisamente, racial. Así dicen las tesis 1-7, divididas en tres subsecciones: a) de
política exterior, b) de política racial, c) ciudadana.

1. Instauración de un Estado nacional unido que encuadre todos los linajes (Stämme)
alemanes.

Es el derecho vital indiscutible de toda Nación consciente de su propio valor que aspire
a reunir a todos los seres humanos de su linaje en un Estado nacional integrado. Esta
exigencia encontró expresión espontanea en el "derecho de autodeterminación", proclamado
precisamente por nuestros adversarios bélicos.

Así tampoco nosotros renunciamos a ningún alemán que vive fuera de nuestras
fronteras, en lo que respecta a su pertenencia popular al Reich Alemán.

Declaramos, sin embargo, que no queremos procurar por la fuerza la reincorporación


de los alemanes que residen en el exterior, pero, eso sí, esperamos y exigimos que nuestros
hermanos que viven bajo soberanía extranjera sean respetados asegurándoseles sus
derechos humanos elementales (9).

Esta exigencia carece de toda tendencia imperialista. Es una premisa natural e


incuestionable de toda comunidad vigorosa.

De política exterior.
2. La representación enérgica de los intereses alemanes en el exterior tiene mayores
alcances y es el complemento necesario del punto 1.

No pocas veces son los alemanes mejores, los más capaces los más "vikingos", los
que van al exterior como propagadores de cultura, como ingenieros, investigadores,
científicos, industriales, médicos, etc. Pertenecen a la gran familia del pueblo alemán, para la
que no pueden ni deben perderse.

Tienen derecho a la protección de la Patria también en el extranjero. Estos alemanes


no sólo han de ser abono cultural, sino conscientes puestos de avanzada, adalides del
germanismo en la tierra no "apóstoles de la humanidad", sino portadores del pensamiento
ario.

No deben ser influenciados por estilos extraños sino conservar la idiosincrasia


alemana, el carácter alemán. Estas deben ser las obligaciones y las funciones de los
alemanes en el exterior y de nuestras representaciones oficiales. También aquí debe entrar
(10)
una escoba de acero en el polvoriento A.A. .

El servilismo frente al mundo al modo de Erzberger y Stresemann debe terminar; se


advertirá de inmediato que el exterior tendrá una aptitud radicalmente distinta ante una
representación vigorosa de los intereses alemanes. En lugar de golpes y puntapiés existirá,
en cambio, respeto y consideración por los objetivos alemanes.

(8) Parlamento del Reich. (N. del T.)

(9) La situación de inferioridad en que se encontraban las minorías alemanas en algunos países europeos, era realmente
intolerable y llenaba de indignación a todo el pueblo alemán. En Polonia, por ejemplo, se llegó a una abierta y descarada
persecución que no reparó en el asesinato de ancianos, mujeres y niños. La explicación de este fenómeno ha de buscarse
en la gran conspiración judía contra Alemania, bastión del mundo ario. (N. del T.)

(10) Auswärtige Amt (Ministerio de Relaciones Exteriores). (N. del T.)

De política racial.
3. La eliminación de los judíos y de los no alemanes de todos los cargos responsables de la
vida pública.

Esta exigencia es tan lógica para nosotros, los Nacionalsocialistas, que no requiere
ulterior aclaración; para aquel, en cambio, que no ha entendido al menos los fundamentos
de la doctrina racial es imposible proporcionarle una argumentación breve y convincente.
Quien ve en el judío simplemente a un "ciudadano alemán de confesión judía" y no un
pueblo de linaje extraño (artfremd), absolutamente diverso, que vive parasitariamente, no
puede comprender la imprescindibilidad de este principio.

El que declara a un colinabo que casualmente ha crecido en un cantero de frutillas,


planta de frutilla, o cree poder cosechar de él frutillas mediante persuasión, se equivoca; lo
mismo aquél que cree que un cachorro de león criado entre una masa de ovejas se
transformará en oveja. Se comprende fácilmente que un alemán no puede llegar ser alcalde
o juez municipal en la India o en la China. Tampoco seguramente veríamos con buenos ojos
si un chino o un hotentote nos fuera puesto delante de las narices como recaudador o
intendente.

A pesar de ello, no sería tan malo si alguna vez Enver Pachá pusiera orden en
Alemania, en lugar de judíos que dan rienda suelta a sus propiedades raciales destructoras.
Lo cierto es, que con la "revolución" se soltaron todos los ligamentos de orden comunitario y
que tanto el judío del gran banco establecido hace tiempo, como el judío del Este
recientemente inmigrado, se han enriquecido ilimitadamente con la miseria de Alemania.
Esto todos los hemos vivido, cada uno lo pudo observar con sus propios ojos y cada uno lo
ha llegado a sentir. Este fenómeno siempre ha acaecido cediendo a la destrucción del orden
ario. "Este pueblo astuto sólo ve abierto un camino. Mientras persiste el orden, nada tiene
que esperar" (Goethe, perla de Plundersweilen). Por eso exige el inciso.

4. La estrangulación de la inmigración de judíos y otros extranjeros parásitos.

Los extranjeros indeseables y los judíos pueden ser obligados a salir del territorio
alemán, en los tiempos de la gran inflación, estos judíos galitzianos y polacos llegaron como
sabandijas a las ciudades alemanas. A pesar de la gran escasez de viviendas encontraron
pronto las mejores casas, mientras que los alemanes debieron alojarse en covachas.
Después comenzaron sus negocios sucios. Compraban de todo: perlas, tapices de Oriente,
diamantes, oro, plata, platino, bonos de la guerra, papel viejo, billetes de mil marcos, cobre,
plomo, literatura, teatro, chatarra, etc. Pronto se hicieron visiblemente ricos y con ello
reconocidos como alemanes por el hombre común.

Bajo presión Nacionalsocialista, el Comisario Público General


(Generalstaatskommissar) v. Kahr en Baviera (el "perjuro por razón de Estado", que cobarde
e insidiosamente hizo ahogar en sangre la sublevación nacional del 9 de noviembre de
1923), se animó una hermosa mañana a anunciar la expulsión de los judíos del Este y
también mandó a la cárcel a algunos de los ladrones más conocidos. Pero, entonces los
judíos "decentes", "establecidos hace tiempo", del Zentralverein (Club Central) intercedieron
en favor de la canalla galitziana, de sus "compatriotas" judíos. Y Kahr, por supuesto,
retrocedió cobardemente.

Sólo gobernantes completamente claros e inflexibles actuarán aquí conforme a sus


conocimientos antropológicos. En esto no puede hacerse concesiones.

Más allá de esta aplicación práctica puramente antisemita, debe ser cultivada la higiene
(11)
racial y perseguida la alta meta, la más alta, de la renordización .

Esta cuestión quizá no pertenezca al "programa temporal" del NSDAP, pero todos
tenemos que hacernos cargo porque con un pueblo alemán tan bastardeado a la larga no se
puede hacer mucho.

Es cierto que ya actualmente podemos comprobar que el terrible reflujo racial por lo
menos está teóricamente superado, ya sea por el hecho del extraordinario interés que las
cuestiones raciales encuentran en amplios círculos como por la existencia de obras
científicas definitivas sobre esta materia, pero sólo un trabajo incesante basado en medidas
estatales concretas, podrá solucionar este problema angustioso y vital del que depende toda
esta civilización.
En política ciudadana exigimos

5. Solamente el alemán que se profesa por la cultura y la comunidad de destino alemanas


puede ejercer derechos cívicos.

Aquí se hace una limitación absolutamente necesaria. La gente que, aun habiendo
nacido alemana se transforme conscientemente en elemento destructivo para el pueblo y el
Estado, recibiendo y cumpliendo órdenes del exterior, no pertenecen a la comunidad de
destino alemana, de modo que tampoco pueden ejercer derechos cívicos, como tampoco lo
puede el judío. ¡A más de uno habremos de excluirlo del honor del derecho cívico alemán!
Los especuladores sin escrúpulos, los desertores que ocupan cargos públicos o los traidores
a la patria, todavía "inmunes", con toda seguridad que no ejercerán ya derechos políticos en
el Estado Nacionalsocialista.

6. El que no sea alemán sólo podrá vivir como huésped en el Estado alemán y estará sujeto
al derecho de extranjeros.

Este es un principio importantísimo que ha de poner término al eterno servilismo frente


a todo extranjero. Pero esto no quiere decir que no queremos ver entre nosotros con placer y
con toda la consideración que corresponde a ciudadanos extraños como huéspedes, en
tanto se comporten correctamente, pero…

7. Los derechos e intereses de los alemanes están antes que los de los extranjeros.

Las diversas facetas de esta cuestión no pueden, como se comprenderá, ser


analizadas en estas sintéticas normas programáticas. Por ejemplo, el derecho de extranjeros
o la forma en que se procederá a la eliminación de los judíos. No ha de exigirse de un
programa básico que sea un programa de acción, que formule minuciosamente la táctica
para alcanzar el poder político, o sus cometidos especiales, soy contrario a un excesivo
formulismo programático, pues en nuestra lucha gigantesca se trata, por lo pronto, de la
fijación inamovible de nuestras metas, pero no de "programas" electorales como los de los
partidos burgueses, liberales y socialdemócratas.
Política económica.

Principio: La función de la economía comunitaria (Volkswirtschaft) es satisfacer, las


necesidades y no una rentabilidad lo más alta posible para el capital prestamista.

Al razonamiento del hombre común le podrá parecer superfluo enfatizar especialmente


sobre este obvio postulado. Al hombre que produce, al agricultor, al operario, al técnico, al
artesano, al profesional, al fabricante y a todas las empresas auxiliares en el suministro y
distribución de los bienes le está, por así decir, en la sangre que lo que produce se usa o
consume o se utiliza como bien de canje económico. Una economía que no esté orientada a
la producción y al consumo les parecerá imposible, carente de sentido.

También aquí estamos nuevamente ante una de las grandes dificultades en nuestra
tarea propagandística, puesto que tenemos que decir a nuestros compatriotas que si bien
tienen razón en su concepción natural acerca del sentido y el objeto del trabajo y de toda la
economía comunitaria, lamentablemente nuestra así llamada economía no responde en
absoluto a su finalidad y que al observar más de cerca encontrarán, por el contrario, los
rasgos más alarmantes, que contravienen totalmente la función natural de la economía.

¿Qué es lo que hace el usurero y el negociante ilícito? ¿Es que esta clase tan difundida
de gente piensa quizá en la satisfacción de las necesidades de consumo? ¡No! ¿Su actividad
crea valores, produce algo? ¡No! Se enriquecen con la rapiña, el robo y la estafa del trabajo
de la comunidad entera.

¿Qué hacen los bancos? Actúan de intermediarios en el tráfico monetario y dan


"crédito". Sí, pero lo primero lo hace también el correo, y aún en forma más barata, rápida y
mejor. ¿Y a quién le da crédito el banco? ¿a los necesitados, a las masas de trabajadores
que no tienen vivienda propia para poder comprar su casa, cubriendo así la urgente
necesidad social de viviendas? ¡No!

(11) Aufnordung: aumentar el aporte del elemento nórdico, (N. del T.)
¿O a los agricultores, artesanos y distribuidores que por cierto son los productores e
intermediarios de los bienes de consumo económico-comunitarios? Apenas, y sólo cuando
se ofrecen «garantías» y, más allá del compromiso de reembolso se declaran dispuestos a
cumplir altas contraprestaciones especiales: los "intereses". ¿Es que los bancos están
interesados en que sus clientes artesanos y empresarios sean bien atendidos y auxiliados
financieramente de modo tal que las funciones económico-comunitarias sean satisfechas
con eficiencia y seguridad? ¡No! Sólo están motivados por el lucro que obtendrán con los
intereses y comisiones, como suelen llamarse las artes de extracción de dinero de los
bancos. ¿Y qué es lo producen los bancos? ¡Nada! ¿Y qué es lo que ganan? Sumas
ilimitadas.

Los usureros y los ladrones públicos, los bancos y los capitalistas prestamistas
profesionales no satisfacen necesidades de ninguna índole, pero recaudan ingentes
ganancias del sistema interés-capitalista actualmente imperante y, más aún, ellos son los
verdaderos amos, los beneficiarios y los explotadores de este "orden" económico antisocial
que nos asfixia. La rentabilidad del dinero prestado es hoy la función primordial de la
economía, es decir, bajo este sistema interés-capitalista los que trabajan deben aportar
buena parte del producto de su trabajo al capital prestamista de los bancos y bolsas y de la
economía comunitaria.

¿Qué hace el empresario burgués? Mediante jornales lo más bajos posibles, a través
del empleo de material deficiente por una parte y mediante una producción masiva y precios
altos por otro lado, obtiene deslealmente el mayor provecho para su bolsillo. A él no le
importa la miseria de sus obreros, a él le da lo mismo que sus mercaderías deban ser tiradas
al poco tiempo como inservibles baratijas, ya que ello le significa nuevas demandas y nuevas
ganancias. La masa es suficientemente ingenua como para dejarse engañar siempre de
nuevo con las baratijas mientras que sean presentadas seductoramente. Este es el mal
canceroso de las grandes tiendas, como veremos más adelante. Su "beneficio" esto es, la
rentabilidad de su capital, es para ellas lo primordial y la "satisfacción de las necesidades"
solamente medio para este fin.
En forma muy distinta ha de juzgarse, en cambio, al verdadero empresario consciente
de su alta misión como dirigente económico. Este debe ser una personalidad ética, por lo
menos en sentido comunitario. Su función es, en principio, reconocer las verdaderas
necesidades económicas del pueblo. Frecuentemente realiza él mismo este trabajo pionero
como inventor, luego tiene que averiguar los procedimientos de producción más
convenientes y más baratos; sus precios deben alcanzar el límite más bajo para poder
introducir sus productos; tiene que suministrar mercadería perfecta, y asegurar la reposición
permanente; tiene que pagar bien a sus obreros para tener también en ellos compradores de
buena capacidad adquisitiva; debe preocuparse constantemente por modernizaciones y
mejoras en la empresa y en el sistema de ventas. Si hace de ello la norma directiva de su
accionar, es decir, si sirve en el mejor y más alto sentido a la "satisfacción de las
necesidades", entonces la ganancia llega por sí sola sin que tenga que perseguirla como su
meta más alta. Así deben valorarse los verdaderos creadores de nuestra gran industria, tales
como Carl Bosch, Krupp, Kirdof, Thyssen, Abbé, Mannesmann, etc., para nombrar sólo a
algunos.

Pero inmediatamente cambia la idiosincrasia de tales empresas cuando ya no están


bajo la dirección responsable de una personalidad moral, que generalmente se ha mostrado
preocupada por el bienestar de sus trabajadores, también en interés bien entendido de su
empresa. Cuando éstas se transformen en sociedades anónimas o SRL se "anonimizan", se
despersonalizan (12).

Mientras el fundador y creador de una tal empresa, puede como accionista principal
preservar las viejas y sólidas tradiciones de la empresa, es posible que aún ande más o
menos bien, pero casi siempre comienza al poco tiempo de la transformación la arremetida
de los puros intereses lucrativos de los accionistas, esto es, de los capitalistas prestamistas
profesionales. Los anteriores propietarios, las juntas directivas, los directores, dependen del
«Consejo de Administración en cuanto a exigencias de mejoras en las empresas, tanto en lo
que se refiere a la calidad de la producción como a las condiciones de trabajo. Y aquél no
tiene ningún interés (¡más allá del de tenedor de esclavos!) en el bienestar de los obreros y
de la empresa, mientras pueda obtener dividendos bien altos por el capital invertido.
Esta situación se tornó devastadora con la implantación de la acción al portador, que
posibilita que cualquier asaltante y estafador venido de quien sabe dónde, pueda ser
accionista, gran accionista y con ello propietario de las más importantes empresas
industriales sin entender en lo más mínimo su funcionamiento ¿Qué son para los capitalistas
prestamistas profesionales, para los grandes accionistas, para los bolsistas, estos bonos de
participación -las acciones- sino "papel de juego" en la bolsa? Interés por el lugar de
producción, el modo de fabricación y la situación de los trabajadores no lo tienen, por cierto,
los accionistas. Más aún, generalmente no podrían enumerar siquiera los productos, las
condiciones de venta, los sueldos y jornales de las empresas cuyos propietarios "legales"
son en base a su paquete de acciones ilícitamente adquirido en la bolsa.

Hay que entender claramente esto y su gravísima proyección en la economía y en la


comunidad para descubrir toda la influencia funesta del sistema interés-capitalista.

EL LUCRO, LA RENTABILIDAD, ES HOY LA MISIÓN DE LA ECONOMÍA.

Las Grandes Tiendas (Tietz, Wertheim, Karstadt, etc., etc., todas judías) siguen un
camino algo distinto, como hemos señalado más arriba. "Incitación", bluff, creación de
"necesidades" totalmente innecesarias, o sea de "lujo" constituyen sus métodos comerciales.

Palacios gigantescos, edificios de enormes dimensiones construidos con todas las


artes del refinamiento, inducen a comprar objetos generalmente del todo inútiles; precios
aparentemente baratos, y condiciones de pago "ventajosas" conducen a efectuar gastos
superfluos, en tanto las "salas de refresco" facilitan la permanencia prolongada en el lugar.
Así las Grandes Tiendas son, en realidad, sitios destinados a crear y exacerbar la manía del
derroche. Pero nadie se haga la ilusión de que se le regala algo. ¿O es que las masas de
compradores de las Grandes Tiendas creen que estos palacios se construyen de otro modo
que no sea con sus propios ahorros? ¿Cree el visitante de las mismas que no es él mismo
quien debe pagar las escaleras rodantes, los ascensores, las salas de descanso, la
iluminación mágica, etc.?
(12) La sociedad anónima, además de constituir la expresión acabada del capitalismo al desaparecer todo vínculo entre los
detentadores de los medios de producción y la comunidad de trabajo, es la consagración legal de la irresponsabilidad
personal de aquellos en la marcha de la misma y simultáneamente permite a los amos del capital permanecer en el
anonimato. En la estructura de la sociedad anónima se revela inequívocamente el judío, creador y principal beneficiario del
régimen capitalista. (N. del T.)

Si se considera, por otro lado, que la gran tienda es la ruina de la capa artesanal, que
explota en la forma más cruel el trabajo a domicilio, lo mismo que al personal y que lo
principal para ella es la fabricación de artículos baratos, pero de muy mala calidad, mientras
que los artículos mejores generalmente son más caros que en casas serias del ramo, se
justifica plenamente nuestra enérgica lucha contra este tipo de comercios.

También vemos en estos establecimientos una forma de organización especial de la


idea interés-capitalista, que no sirve a la verdadera satisfacción de necesidades, sino que
está destinada exclusivamente a obtener enormes ganancias para los accionistas de los
mismos.

Desde el punto de vista supremo de la economía de satisfacción de necesidades, que


no tiene nada que ver con la economía capitalista-estatal del comunismo, como
expresamente lo hacemos notar, bien por el contrario, al problema de la propiedad privada le
corresponde un lugar de primer rango.

El Nacionalsocialismo reconoce, en principio propiedad privada, y la coloca bajo


protección estatal (por supuesto, nos referimos a la propiedad honestamente adquirida y
obtenida por el trabajo).

Un análisis exhaustivo no puede ser efectuado aquí, pero el que ha captado bien el
concepto de trabajo no puede poner en duda ni por un momento que los productos del
trabajo deben ser propiedad del que trabaja. Ni puede el trabajador entender que los
productos de su trabajo o bien sus valores correspondientes son patrimonio de una
generalidad inasible, de "todos", ni le puede entrar en la mente tampoco que ellos han de
pertenecer a un individuo, al capitalista. Así del concepto de trabajo bien entendido surge
necesariamente el reconocimiento de la propiedad privada.
Se trata también en este caso de una cuestión vital ligada estrechamente a la idea
nacional. La patria recién empieza a ser auténtica vivencia cuando se está sobre suelo
"propio", cuando la familia tiene su propiedad. Los frutos de la propia huerta -no hay nada
que hacer- son más sabrosos que la comida rutinaria en restaurantes de gran concurrencia.
El que no siente la aspiración por la posesión propia y todo lo que ello encierra, ese no
puede comprender el significado fundamental del reconocimiento de la propiedad privada,
ese es o bien un "hombre del asfalto" sin raíces comunitarias o un capitalista desarraigado,
que ve en la propiedad de los que crean una presa para sí. A través de los métodos interés-
capitalistas, éste último se adueña tranquilamente de la propiedad ajena.

Es característico que con la "propiedad raptada" del capitalista corre pareja


inseparablemente un deseo insaciable de posesión, sobre todo si es posible, de bienes
fácilmente movibles. Por el contrario, el hombre ario, el autóctono, es marcadamente
"modesto", no quiere tener más de lo que puede "obtener con el trabajo". Ningún obrero
quisiera construirse una mansión grandiosa que jamás podría ganar con su esfuerzo, pero
una linda y cómoda casa propia, esa sí la anhela, pero en posesión libre no en "alquiler",
dado que éste implica pagar en el curso de su vida tres y cuatro veces el costo de la casa. A
la inversa, el ávido judío, el capitalista, no quiere estar atado firmemente a ningún terruño,
sino que su máximo ideal estriba en una gran caja de caudales conteniendo montañas de
acciones, títulos hipotecarios, obligaciones y otros efectos. Riqueza, pero no en bienes
propios sino en bienes de otros enajenados ¡ésta es su meta! No trabaja, pero no descansa
hasta que se ve en la posesión de cuantiosos "títulos de demanda" (Forderungstitel), en
base a los cuales puede blandir el látigo del interés sobre sus "deudores" (que, sin embargo,
no le deben nada). A esta situación le pone coto el inciso 9 de nuestro Programa.

El interés del pueblo, sin embargo, pone un límite a la acumulación de riquezas en las
manos de unos pocos.

En sí, la riqueza y la posesión no son dañosas, al contrario, la posesión bien


administrada sirve a todos los que trabajan en ella. Es justamente la forma patológica de la
economía interés-capitalista, la que hace invertir la bendición de la riqueza en lo contrario,
transformándola en maldición, en explotación.
Frente a ello, en el Estado Nacionalsocialista:

10. Todos los alemanes han de formar una comunidad de trabajo al servicio del bienestar y
la cultura generales.

Esta comunidad de trabajo es, pues, la concreción político-económica de la concepción


orgánica y natural de la estructura de la sociedad. Toda función ha de estar enmarcada en la
idea más alta del servicio al conjunto. Esto de ninguna manera se halla en contradicción con
las aspiraciones, la laboriosidad y la eficiencia personales, sino que significa que el progreso
y el interés del individuo no debe tener lugar a costa de los restantes miembros la
comunidad. Así el inciso 11 enfatiza expresamente:

11. En el marco del deber de servicio a la comunidad y bajo reconocimiento en principio de


la propiedad privada, todo alemán tiene derecho al ejercicio de su profesión y a la libre
disposición del producto de su trabajo.

Con este presupuesto se rechazan expresamente la economía explotadora del


estatismo marxista, lo mismo que las aspiraciones de pseudo socialización totalmente
capitalistas (hochkapitalistische Sozialisierungsbestrebungen). La mayor cantidad posible de
grupos y asociaciones autónomas y libres unidas por la idea social de servicio, han de
constituir la comunidad Nacionalsocialista.

Naturalmente, es imposible, hacer funcionar minas o altos hornos, laminadoras o


astilleros como pequeña empresa, pero 100.000 maestros zapateros autónomos y libres
son, por ejemplo, mejores desde el punto de vista económico-comunitario y político estatal
que cinco fábricas gigantes de calzado.

Los enormes y alejados predios en el Norte y Este de Alemania pueden ser explotados
con mayor provecho por un establecimiento grande que por colonos individuales. La colonia
debe estar como amplio cinturón alrededor de las ciudades y marcas fronterizas.

En el inciso 12 exigimos:
12. La sana diversidad de empresas pequeñas, medianas y grandes en todas las áreas de la
vida económica, en la industria y en la agricultura, será mantenida.

13. Las empresas gigantes (consorcios, trusts y monopolios) serán nacionalizadas (13).

También esta exigencia dimana consecuentemente de nuestra lucha general contra la


idea capitalista. Los consorcios y monopolios sirven, en primer término, a la intención de
lograr en cualquier área de la producción, la unión de empresas con el objeto del dictado de
precios. No es la aspiración de suministrar bienes excelentes y baratos la que predomina,
sino fijar la calidad, cantidad y precio de la mercadería a los consumidores en función del
lucro. Especialmente gozan del favor de semejantes "anillos" las empresas que
individualmente producen ganancias. Estas con frecuencia son compradas, "arruinadas" o
paradas a cambio de gigantescas indemnizaciones. De esta manera se regula la "oferta"
mediante "prorrateo" (Kontingentierung), hallándose así en condiciones de controlar los
precios de acuerdo a la supuestamente fundamental "ley" de la oferta y la demanda. Y esto
es lo que buscan los accionistas. No que a través de la competencia los precios sean
mantenidos lo más bajos posible.

Las innovaciones e inventos son suprimidos cuando constituyen una amenaza para la
rentabilidad de viejas empresas que son mantenidas sólo como aparato burocrático
(Beamtenapparat) de los gigantescos trusts. En ellas no hay lugar para las personalidades
empresariales de alto nivel que sirven con pujanza a la comunidad. En realidad, están en
enmohecidas y destinadas sólo a ser sirvientes de la codicia del capital prestamista.

14. La usura y los negocios ilícitos, así como el enriquecimiento sin escrúpulos a costa y en
perjuicio del pueblo, se castigará con la pena de muerte.

El pseudoderecho vigente protege, por cierto, muy especialmente la propiedad


individual. Un pequeño hurto frecuentemente se castiga en forma inhumana, pero en cambio
nuestras leyes no ofrecen asidero para aprehender a los grandes delincuentes que con
métodos capitalistas roban a toda la población. Pensamos aquí en primer lugar en los
causantes y beneficiarios de la inflación; jamás ocurrió en el curso de la historia que, a todo
un pueblo laborioso, mediante un crimen inflacionario de la envergadura monstruosa de la
destrucción de la moneda, alemana, le fueran robados todos sus ahorros.

La práctica de la usura de los bancos después de la "estabilización" fue más que un


atraco. Mayor número de alemanes fueron víctimas de las prácticas de éstos y de las
sociedades financieras de postguerra, que de una banda organizada de salteadores.

Oportunamente nos ocuparemos en forma especial de este problema, para cuya


solución -una vez en el poder- forjaremos los mecanismos jurídicos apropiados. Que la
"estafa organizada del pueblo" debe ser castigada con mayor severidad que el robo o la
estafa individual, no escapará al criterio de nadie.

15. Implantación de un año de servicio de trabajo obligatorio para todo alemán.

El servicio de trabajo obligatorio ha de ser la representación visible de la alta idea de


servicio a la comunidad. Ha de tener un efecto educativo mostrando a todo alemán, en
establecimientos modelos, la actividad de la totalidad de la economía nacional. Mediante el
más severo cumplimiento del deber, descubrirá a todo alemán la bendición del trabajo al
servicio de la Nación.

También un volumen de esta Biblioteca se ocupará de esta cuestión.

Política financiera.

"Quebrantamiento de la servidumbre del interés".

El razonamiento básico acerca de este punto trascendental ya ha sido desarrollado


detenidamente en el segundo capítulo, de modo que sólo habría que enumerar las medidas
conducentes a esa finalidad en la práctica.

16. Liberación del Estado y con ello del pueblo de su endeudamiento tributario frente al gran
capital.
El Estado no debe contraer deudas ni tiene necesidad de hacerlo. No puede
equipararse a un particular necesitado de crédito que por ello debe endeudarse, aun
hallándose en situación de crisis económica, el Estado es dueño de acuñar moneda, y
puede lo que no puede el particular, hacer dinero. Y por cierto que lo ha hecho en una forma
simplemente loca durante la inflación. Y también lo ha hecho con el "marco de renta" e
igualmente (aunque después de haber enajenado sus derechos soberanos al llamado Banco
del Reich), con el denominado Reichsmark.

Este derecho soberano de emisión (Geldschöpfung) podría ser en verdad aprovechado


mucho mejor por el Estado, sin caer en el peligro de la inflación. Pero ciertamente sólo
cuando, después de la

(13)
17. nacionalización del Reichsbank - A.G (Banco del Reich S.A.) y de los bancos de
emisión.

18. realice el suministro de moneda para todas las grandes obras públicas (ampliación de los
recursos hídricos, vialidad, etc.) evitando la vía del empréstito mediante la emisión de bonos
fiscales, es decir, mediante cheques, no en dinero efectivo.

En otras palabras, la irresponsable emisión de papel moneda sin la creación de nuevos


valores significa -lo hemos vivido todos- inflación. Esto, sin embargo, permite sacar la lógica
consecuencia de que una emisión de bonos fiscales no puede ocasionar una inflación si se
crean, como decimos, valores nuevos.

El hecho de que la creación de grandes obras importantes para la economía


comunitaria se realiza actualmente por la vía exclusiva del empréstito es sencillamente un
dislate. Aquí precisamente tenemos el campo para el aprovechamiento sensato, en beneficio
comunitario, del derecho del Estado de emisión de moneda.
(13) Cuando aquí se habla de nacionalización, se refiere a la entrega a manos de nacionales, privados o estatales, de los
estamentos económicos citados que están en manos de intereses internacionales opuestos a los de la nación. No se refiere
en ningún momento a una estatización, que es a lo que habitualmente se refiere hoy con el término “nacionalización”,
quedando así claramente prostituido.

Para todo el mundo es evidente que, por ejemplo, la construcción de una gran planta
para la utilización integral de las fuerzas hídricas, podría ser realizada de la siguiente
manera: el Gobierno presenta un proyecto ante la Legislatura para aprovechar los recursos
de referencia en Baviera, Sajonia, etc. Una vez aprobado por el parlamento, éste otorga
simultáneamente la autorización al Ministro de Finanzas o al Banco del Reich o del Estado
que corresponda, para emitir una serie de billetes que serán respaldados por la obra a
realizarse, que cuenta asimismo con el apoyo auxiliar del crédito provincial o del Reich.

Nadie, por consiguiente, puede hacer valer la objeción de la inflación. Con esta
"moneda adicional" creada en base al otorgamiento de crédito se efectúa la construcción.
Los billetes en cuestión son iguales a los otros medios legales de pago.

Una vez terminada la obra, a cambio de esta moneda se suministra nitrógeno o


electricidad y en pocos años los billetes emitidos serán cobrados nuevamente y destruidos.
Resultado: la comunidad ha realizado una obra que le ha abierto una nueva y enorme fuente
(14)
de ingresos. El pueblo se ha enriquecido con ella.

Nada demuestra más claramente la insensatez del sistema interés-capitalista que la


escueta confrontación con sus procedimientos en este caso: tras la autorización del crédito
por el parlamento comprobamos que no ha sido autorizado realmente un crédito, sino que se
ha dado la conformidad para contraer deudas (¡!) en los bancos, con los capitalistas
prestamistas profesionales.

Se toma un "empréstito". Lo que todo el pueblo, a pesar de la "representación popular"


no puede, eso lo pueden ahora, repentinamente, algunos capitalistas. Estos otorgan al
Estado un empréstito, naturalmente, con intereses. En lugar de que el Estado utilice
directamente su derecho soberano al servicio del pueblo, se compromete más allá de la
suma requerida para la construcción de la obra de referencia, al pago de intereses
permanentes. Se coloca, pues, una piedra molar al cuello. Y lo que es más increíble,
también imprime papel nuevo -emite "obligaciones"-, es decir, también crea "poder
adquisitivo adicional".

Considerado desde el punto de vista del balance, no hay ninguna diferencia que frente
a las nuevas obras construidas haya papel moneda nuevo o nuevas "obligaciones". Pero
para perjuicio de la comunidad, las obligaciones significan un "empeño" de las nuevas obras
al capital financiero que, por supuesto, se asegura todos los derechos, dicta los precios y
obtiene todo el provecho para sí. En realidad, de esta forma el capital financiero ha sido
incrementado con las obras hidráulicas nacionales que se han llevado a cabo. Como es
lógico, la alta finanza no tiene ningún interés en un "pago de devolución" sino que quiere
obtener una "vaca lechera" permanente de tal situación de monopolio. La población tiene
que pagar energía eléctrica cara, nitrógeno caro, etc. El capital prestamista nuevamente se
ha hecho tributario del patrimonio del pueblo.

Debo limitarme a este breve ejemplo. Mis anteriores escritos combativos,


principalmente El Estado Alemán, tratan estas cuestiones tan detenidamente que no pueden
ser aquí reiteradas. Por lo demás, varios cuadernos de esta colección se ocupan de
diferentes aspectos particulares de este nuevo método de suministro monetario del Estado
Nacionalsocialista futuro.

El inciso 19 exige la implantación de una moneda estable. Ahora, la tenemos, por


cierto, pero la explotación continúa siendo la misma. Nosotros, los Nacionalsocialistas,
hemos tomado todas las providencias para terminar en el acto, después del acceso al poder,
con el engaño de la inflación y establecer una moneda nueva con sólido respaldo.

20. La creación de un Banco Comunitario de la Construcción y de la Industria.

Este requerimiento está expuesto y fundamentado detalladamente en el cuaderno 8 de


la Biblioteca Nacionalsocialista titulado La escasez de viviendas, crisis económica y miseria
de la desocupación. Es digno de destacar que con esta demanda político financiera hemos
penetrado ya ampliamente en otros círculos políticos.
La idea fundamental del Banco de la construcción es tan simple y comprensible como
el plan expuesto más arriba para la obtención de moneda para las grandes obras públicas.

A una corporación de economía mixta -el Banco Comunitario de la Construcción y de la


Economía- se le confiere el derecho de emisión de moneda para la construcción que
encuentra su respaldo en las viviendas a construirse. Las mismas, por lo tanto, son
levantadas sin la enorme carga de intereses que actualmente son la causa de que sea
imposible la construcción en el volumen necesario.

21. Transformación radical del sistema impositivo de acuerdo a normas socioeconómicas


comunitarias. Liberación de los consumidores de la carga de los impuestos indirectos, así
como de los productores de los impuestos restrictivos. (Desahogo impositivo y liberación
impositiva).

Debo abstenerme de dar pormenores al respecto, ya que estos se encuentran también


en un cuaderno de la Biblioteca Nacionalsocialista de próxima aparición.

La alta meta final comunitaria podría de esta manera realizarse:

¡A cada alemán su vivienda propia!

¡Un pueblo libre sobre suelo libre!

(14) En el año 1921 ya presenté esta exigencia prioritaria en forma de proyecto de ley a los ministerios bávaros. Encontró
también entonces amplia comprensión, mientras se dejó hablar al sentido común, natural. Recién cuando se recurrió a la
consulta de "expertos", esto es, banqueros, el gobierno se distanció de las "utopías federistas".

Tras las exitosas elecciones thuringias de febrero de 1924, nuestros representantes en el parlamento regional
gestionaron activamente la creación de un Banco Social de la Construcción y de la Economía y también encontraron el
asentimiento comprensivo del entonces Ministro de Finanzas thuringio von Klüchtzner, así como el asentimiento formal de
los partidos burgueses. Una resolución mayoritaria del parlamento provincial autorizó al gobierno para la creación de dicho
Banco. Sin embargo, el gobierno del Reich, bajo la presión del Reichsbank (¡!) prohibió que se cumpliera la "voluntad
popular".

Entretanto ya había hecho llegar también al Reichstag un proyecto de ley para reglamentar el funcionamiento de
tales bancos de la construcción a estructurar en los distintos Estados, pero el mismo fue "prudentemente" demorado por los
partidos del gobierno en el corto período de sesiones del año de Dawes de 1924, hasta la disolución del Reichstag en
otoño del mismo año.

También en Mecklenburg existía una resolución del Parlamento de los partidos llamados de derecha, que exigía la
implantación del Banco citado. Tal resolución se anuló de hecho por la indecisión del Ministro de Finanzas
"nacional alemán" de allí, argumentando la inminente prohibición también en este caso del Reichsbank.

Política social.

Política social es la frase-impacto casi preferida por nuestros politicastros ya que


¡suena tan bien!, otorga popularidad y arrea a las masas de votantes al establo del partido.

Si todos los partidos prometen a los funcionarios, por ejemplo, aumentos de sueldo,
eso se llama política social. Si igualmente, aquellos prometen a empleados y obreros que
sus aspiraciones serán consideradas, esto es, supuestamente, política social.

Cuando acá y allá se utilizan falsos remedios a evidentes fallas en el seguro de los
pequeños rentistas, lisiados de guerra, maestros auxiliares o alemanes del exterior, esto
igualmente se llama política social.

¡Y todo el pueblo sigue a estos cazadores de ratas, cuando tocan su flauta político-
social!

Por de pronto, debería quedar bien claro que política social significa reconocer el bien
común como ley suprema, y que la llamada actualmente política social en realidad es política
antisocial, puesto que contraría el interés colectivo. Se trata de una política de finalidades
individualistas.

Para disfrazar la realidad, los agentes del régimen hacen todo tipo de promesas que,
lógicamente, jamás cumplirán.

En la presente situación de impotencia política, económica y financiera de Alemania,


expresada con toda nitidez en las leyes de Dawes -y ahora en las de Young-, en el marco de
la denominada "política de indemnizaciones", que impone a la población alemana sacrificios
que la llevan al límite más bajo de posibilidad de vida, es tan mendaz como irrisorio hablar
de política social. Hoy este concepto sólo significa contraponer entre sí a las distintas capas
de la población. Prometer algo a un sector a costa de los otros no es realizar una política
comunitaria sino una política de disolución clasista y oligárquica.

Como todo el mundo sabe, aún una «mejoría» pasajera de nada serviría puesto que
sería neutralizada de inmediato por la carestía y los impuestos.

La propaganda bolchevique ha hecho creer a los desheredados, a los privados de


derechos, a los explotados, en fin, a las masas obreras, que el jornal adecuado, la posición
justa, el respeto y el reconocimiento que les son negados en la sociedad burguesa se
obtendrán por medio de la lucha de clases. ¿Quién puede negar los graves daños, las
amargas injusticias que resultan de la estructura capitalista? Y, sin embargo, son
absolutamente falsas las consecuencias que el marxismo extrae al respecto con su
esquema de la lucha de clases y, sobre todo, con sus tesis de la "expropiación de los
expropiadores" y de la "socialización", y constituyen, ni más ni menos, que una bofetada a
toda concepción auténtica del bien común como ley suprema.

La lucha de clases como principio político significa predicar el odio y la anarquía como
normas sociales. La "expropiación de los expropiadores" entraña hacer de la envidia la base
de la economía y la «socialización» trae como resultante matar la personalidad dirigente y
ensalzar la materia, la masa, en lugar del espíritu y la eficiencia. (15)

Hoy no necesitamos ya presentar otras pruebas del total derrumbe de la ideología


bolchevique, en vista de la bancarrota completa del sistema económico comunista en Rusia
y recordando el miserable y espantoso caos de la subversión acaecida en Alemania en
1918.

También aquí quisiera dirigir especialmente la atención del lector sobre el hecho de que
el marxismo es cualquier cosa menos socialismo, basándose exclusivamente -y
permaneciendo, por cierto, en la penumbra del razonamiento político- en el mismo
fundamento ideológico del más craso individualismo. Sólo se opone una multitud de
individuos, exclusivamente aglutinados por sentimientos de odio y de envidia -no
organizados por una idea superior- a la otra mitad del pueblo. ¿Cómo extrañarse de que no
pueda lograrse de esta manera la solución del problema social, sino que sólo el odio y el
afán de explotación sea la respuesta? No pudo ni podrá nacer nunca una comunidad
humana de tal concepción. Por ello, un montón de escombros ha sido el resultado de la
revuelta bursátil marxista de noviembre de 1918.

Nuevamente el Nacionalsocialismo pronunció aquí las palabras justas: revuelta bursátil.


El marxismo es una quimera netamente capitalista. Capitalista, porque flor y fruto podrido de
las condiciones sociales caóticas de la estructura individualista de la sociedad,
necesariamente debe cristalizar en un supercapitalismo.

Aparentemente anticapitalista, el bolchevismo, al apoyarse sobre la misma base que el


capitalismo demoliberal, es un régimen esencialmente capitalista. No posee el marxismo una
visión orgánica e integradora de las distintas capas sociales bajo la idea superior de la
comunidad, sino aspiraciones puramente egoístas y asociales, motivadas en mejorar
-teóricamente- de manera unilateral la situación de una sola clase en detrimento del resto de
los trabajadores.

¡Capitalismo y marxismo son una misma cosa!

¡Crecen del mismo fundamento espiritual! Nosotros, los Nacionalsocialistas, somos sus
adversarios más acérrimos pues nos separa un mundo. Toda nuestra concepción de la
estructura de la sociedad es radicalmente diferente de la de ellos. Para nosotros no es el
egoísmo clasista sino -reiteramos- el bien común la suprema ley.

De ello resulta que nuestras exigencias en el área sociopolítica, superan las demandas
corrientes, señalando los objetivos realmente grandes y creadores para todos los
ciudadanos. Sólo el Nacionalsocialismo entraña la revolución social, esto es, la auténtica
reordenación de la comunidad Nacional.

22. Desarrollo generoso del seguro a la vejez mediante la extensión a toda la comunidad del
régimen de renta vitalicia. A todo alemán le será asegurada a partir de una edad
determinada o ante la eventualidad de una prematura y permanente incapacidad para el
trabajo, una renta suficiente.

(15) En realidad, en los estados marxistas la «socialización» y la "expropiación de los expropiadores" no significa en modo
alguno la devolución de la empresa a la comunidad de trabajo -su legítima dueña - sino el traspaso de la misma a la nueva
oligarquía parasitaria de los burócratas del Partido Comunista y de la administración. (N. del T.)

Este es un aspecto vital en la solución de la cuestión social. No es sólo la


disconformidad con el jornal lo que provoca la tensión social, sino mucho más aún la
inseguridad, la preocupación por la vejez, el temor de ser arrojado a la calle en el futuro.
Este terrible miedo empuja a reunirse en organizaciones pseudo sociales de signo marxista
o capitalista y hace recrudecer así la lucha entre organizaciones obreras y empresariales. En
esta lucha se desatan de un lado y de otro los bajos instintos y el resultado es el
hostigamiento recíproco.

El verdadero objetivo final de los trabajadores se abandona en la batalla por


momentáneos aumentos a corto plazo de los jornales y nunca se alcanza la gran meta de la
verdadera política de previsión social: el seguro general adecuado para la vejez.

El Estado ha encontrado en este aspecto una solución correcta para sus servidores en
el sistema jubilatorio. Es esta la meta provisional justa, a que tiene pleno derecho el
productor de una verdadera comunidad popular.

Extender este beneficio a todos nuestros connacionales será el más alto y principal
objetivo de la política social Nacionalsocialista.

23. Participación de todos en las ganancias.

El NSDAP sostiene la demanda de participación en las ganancias. Esta es, sin lugar a
dudas, una finalidad genuinamente socialista en el mejor sentido de la palabra.
La participación en ganancias cuyo origen se debe al trabajo de otros, vale decir, los
ingresos sin trabajo y sin esfuerzo, son combatidos con especial severidad por el
Nacionalsocialismo. Por el contrario, la participación ganancial en los productos del propio
trabajo es derecho incuestionable.

La dificultad en este punto estriba en su realización, esto es, en delimitar la


participación en las ganancias que deben su origen al verdadero rendimiento del trabajador
individual, a su laboriosidad y habilidad, y aquella parte que debe ponerse en la cuenta del
inventor, del realizador, del jefe de empresa, de la situación del mercado, así como de otras
circunstancias.

Asimismo, la demanda de participación ganancial es de gran importancia para el


acrecentamiento del volumen de rendimiento.

De qué manera será solucionada en el futuro en un Estado Nacionalsocialista este


problema no está en debate aquí. Yo personalmente considero que una rebaja general de
precios con jornales y sueldos invariables, congelando los actuales beneficios de los
empresarios, sería el camino más correcto y eficaz para cumplir la exigencia de participación
ganancial en la totalidad de la producción nacional.

El Estado Nacionalsocialista solucionará esta cuestión en un sentido mucho más


amplio de lo que hoy se imaginan los cerebros capitalistas y marxistas.

La fuente de la demanda de participación ganancial es, por lo general, o bien la codicia,


entonces es en su esencia capitalista, o bien la envidia, entonces es marxista, Sólo en el
sentido ético-comunitario como lo concibe el Nacionalsocialismo se justifica. De ahí que en
la solución de este problema ha de evitarse tanto la idea capitalista de la pequeña acción,
que sólo tiene por objeto asegurar a los grandes accionistas la forma y el privilegio de su
beneficio, como la idea marxista de la envidia que supuestamente «da a cada cual lo
mismo», pero en realidad no da nada a nadie, pues mata el valor de la personalidad y
perjudica con ello al conjunto.
La acumulación excesiva de ganancias, particularmente en aquellas sociedades que
tienen un carácter monopólico ha de combatirse por principio.

24. Confiscación de todas las ganancias de guerra, "revolución" y -ampliamos- de


estabilización y de "revaluación", que no provienen de trabajo honesto, así como de bienes
de acaparamiento y de usura.

Es esta una medida punitiva de justicia que no requiere mayores explicaciones.

25. Solución del problema habitacional mediante construcciones de viviendas en gran escala
en todo el Reich, por intermedio del Banco Comunitario de la Construcción y de la Economía
a crearse.

Con este último punto termina la serie de demandas sociopolíticas. Las facetas
técnicas, financieras y económicas de este asunto no pueden ser consideradas aquí, ya que
se trata de materias especializadas, pero nuestra idea en tal área es fácilmente
comprensible para todos, aún para los cerebros contaminados por el capitalismo. Una vez
en el poder será llevada a la práctica de inmediato. (El Cuaderno 8 de la Biblioteca
Nacionalsocialista analiza exhaustivamente este tema).

Política cultural.

Es absolutamente imposible sentar en este Programa más que unos principios básicos
acerca del campo cultural.

Con relación al problema religioso hay que dejar bien en claro, en primer término, que
ha de ser norma para el Nacionalsocialista no mezclar esta cuestión con el plano político.

Lo mismo es válido para los ataques tontos y burdos al cristianismo. Expresiones tales
como "el cristianismo sólo ha causado daño", demuestran a lo sumo que el que las sostiene
carece de tacto humano y político.
Por cierto, que hay que condenar enérgicamente la indebida intromisión de la iglesia en
la esfera del Estado y otros abusos, pero las degeneraciones, los desaciertos, los errores
personales de algunos no pueden ser adjudicados a una de las manifestaciones más
portentosas de la humanidad. Para millones la religión ha sido el medio de elevación que por
sobre los sufrimientos humanos, los ha aproximado a Dios.

La cultura del Medioevo se desarrolló bajo el signo de la Cruz. Las hazañas heroicas, la
voluntad de sacrificio, el valor de la fe encontró en el cristianismo su raíz. Por lo tanto, hay
que distinguir cuidadosamente entre la esencia del cristianismo y los múltiples abusos de su
manifestación humana.

El Partido se halla ubicado sobre el terreno de un cristianismo positivo.

Todas las preguntas, esperanzas y anhelos acerca de si el pueblo alemán hallará


alguna vez una nueva forma de aprehensión y vivencia de Dios, no pueden ser respondidas
por nosotros en razón de que, si bien el Nacionalsocialismo entraña una transmutación
integral de todos los valores, ésta es una materia que trasciende su competencia.

En cambio, es de urgente prioridad la lucha contra las manifestaciones de la


desintegración que envenenan a nuestro pueblo en el ámbito de la cultura, la literatura, la
ciencia, el teatro, la cinematografía y, por sobre todas las cosas, en la totalidad de la prensa.
El Programa fundamental -los 25 Puntos -, se extiende al respecto en muchos pormenores
por lo que no parecen necesarias nuevas consideraciones.

Las fuerzas armadas, la reforma electoral, los consejos corporativos, la transformación


del sistema jurídico y del derecho estatal, etc., son todas cuestiones de una envergadura tal
que exigen un estudio en particular. Los pensamientos directrices ya han sido delineados en
el Programa.

El análisis exhaustivo de nuestra doctrina, de sus objetivos y de su metodología ha


constituido desde siempre una de las funciones esenciales de los cuadros de mando del
NSDAP. De ese modo, cuando próximamente conquistemos el poder político, podremos
materializar triunfalmente la Revolución.
La labor investigadora Nacionalsocialista tiene ante sí un campo extraordinario e
ilimitado. Ella ratificará una vez más, la magnitud trascendental de nuestro pensamiento.

El gran significado del Nacionalsocialismo se revela justamente en la circunstancia de


que ni un solo sector del organismo social dejará de ser modificado radicalmente. Ello es
explicable porque se trata de un nuevo fundamento que expresa orgánicamente el orden
comunitario, desconocido y negado por el régimen demo-burgués vigente.

5. LO QUE NO QUEREMOS

Para destacar con mayor nitidez aún nuestro Programa, es conveniente reiterar de
modo preciso lo que no queremos.

No queremos retroceder, no queremos volver atrás la rueda de la historia e intentar


insuflar nueva vida a dinastías ya agotadas. Tampoco queremos restaurar falsos privilegios
para nadie. Los Oficiales y funcionarios no son, en lo esencial, ni superiores ni mejores que
(16)
los miembros de otras profesiones o capas de la comunidad . No es la vestimenta ni el
rango lo que hace al hombre sino el servicio y la aptitud.

Pero no queremos tampoco una preferencia unilateral o una exaltación artificial y


demagógica de la clase obrera y menos aún una utópica dictadura del proletariado. No debe
engañarse a una clase afirmando que por el solo hecho de estar explotada tiene el derecho
a acceder al poder. Tales aspiraciones trasladadas al terreno de los hechos, conducen
inexorablemente a consecuencias tan terribles como las acarreadas por la revuelta bursátil
de noviembre de 1918. No fue el pueblo sojuzgado quien venció, sino que una marea de
estafadores, sanguijuelas, vampiros y especuladores, charlatanes y mentecatos se apoderó
del aparato estatal y de las funciones económicas. De la prometida dictadura del proletariado
se hizo la presente Dictadura del “Provechariado”.
Un reordenamiento Nacionalsocialista del Estado que no disponga de un equipo de
hombres en verdad suficientemente formados, que se han imbuido férrea y aceradamente
de los fundamentos programáticos y los dominen completamente, que posean seriedad,
energía y pericia, no podría prevalecer. También entre nosotros demasiada gente sólo
demagógicamente capaz, a fuerza de codazos, llegaría arriba y sería la beneficiaria de un
Nuevo Orden que, por ende, no sería tal. Es harto más fácil señalar y fustigar las
deficiencias de una sociedad decadente que realizar una labor constructiva.

No queremos ser eventualmente sólo un partido que lentamente hace pie en el


parlamento, en la economía, etc., para luego ocupar, quizá en una coalición, tal o cual cargo
ministerial, y a quien después se le quiebra lenta pero seguramente el espinazo, porque
entonces nuestro rol histórico habrá terminado de la misma manera que en el presente la
socialdemocracia alemana está liquidada espiritual y políticamente. Lo mismo vale para los
(17)
nacional-alemanes (Deutschnationalen) . También ellos ya han renegado de sus principios
sólo para entrar en el gobierno.

No queremos sillones ministeriales y cargos gubernamentales en función de los cargos


o del poder.

No queremos llegar al poder por amor al poder, sino que, muy por el contrario,
ocuparemos las posiciones como etapas para nuestra formidable meta final.

Entre nosotros y los otros se erige inconciliablemente la espada llameante de nuestro


credo.

Allá el Estado, o mejor, el No-Estado, de cuño liberal-demócrata-parlamentario, que


encubre apenas la tiranía del capital prestamista. A sus pies, todo el hervidero y el
hormigueo servil de los lacayos del judaísmo, los chanchulleros parlamentarios y los
favoritos, los beneficiarios del sistema y sus criados.

De parte nuestra, la lucha por la liberación y la depuración de nuestro pueblo, el


combate sin cuartel por el Estado verdadero de justicia social y de libertad nacional.
(16) Esta aclaración se formula en razón de la concepción conservadora del "Estado de funcionarios y soldados", vigente
hasta la primera guerra mundial. (N. del T.)

(17) Referencia a los sectores seudo nacionales y reaccionarios. (N. del T.)

6. PALABRAS FINALES

¿Qué debe saber el Nacionalsocialista del Programa? Esta ha sido la tarea que este
primer cuaderno de la Biblioteca Nacionalsocialista se propuso. Hemos visto reiteradamente
algo que atravesó como un hilo rojo todas las disquisiciones, el Nacionalsocialismo es una
nueva concepción del mundo (Weltanschauung) que está en la más severa oposición al
actual mundo del capitalismo y de sus satélites marxistas y burgueses.

Nuestra vida es lucha al servicio de esta portentosa idea, lucha por una Nueva
Alemania. Y no sería una verdadera lucha por un ideario sino tuviera un símbolo, una
bandera.

¿Puede imaginarse un símbolo, una bandera, por ejemplo, del partido económico que
fuera más allá de las lastimosas alegorías de los años 80 y 90? ¿O de los clubes de bochas
o de tabaco? Seguramente que no. ¿Qué aspecto tiene la bandera del partido de
Stresemann?

(18)
Los clericales hacen mal uso del signo de la Cruz y los rojos de las antiguas
venerables banderas de la magnificencia imperial del Medioevo.
A nosotros, los Nacionalsocialistas, nos preceden ondeando nuestros estandartes de
combate. Eternamente joven, radiante y luminosa se levanta ante nosotros la rueda solar, la
cruz gamada, el símbolo de la vida renaciente.

Nuestros estandartes de combate, nuestras águilas llevan este símbolo.

(18) Los cristianos "populares" del Centro. (N. del T.)

Somos el ejército de la cruz gamada. ¡Alzad en alto las banderas rojas!

¡Al trabajo alemán queremos abrirle el camino hacia la libertad!

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