04 Comentarios Al Programa Nacionalsocialista
04 Comentarios Al Programa Nacionalsocialista
04 Comentarios Al Programa Nacionalsocialista
Munich 1938
Prefacios de G. Feder
2. Los 25 Puntos
5. Lo Que no Queremos
6. Palabras Finales
PROLOGO A LA PRESENTE EDICIÓN
Se puede sostener cualquier ideología por más absurda y antinatural que ella sea, se
puede profesar abiertamente el marxismo -que circula tranquilamente por el mundo libre-,
pero los campeones de la libertad de pensamiento (una de las muletillas utilizadas contra la
Alemania de Hitler), no permiten que nadie proclame su fe Nacionalsocialista, bajo amenaza
de ser fulminado por los rayos de los dioses del Olimpo democrático. ¡Hasta se deforma el
nombre de la doctrina, llamándola peyorativamente "nazismo"!
Pese a todo, algunos sectores de las nuevas generaciones, hastiados del infierno de la
sociedad de consumo, no son ya atrapados por las seducciones del "paraíso" rojo. Observan
desdeñosamente las mistificaciones que los rodean y los que aún no han abrazado el
estandarte de la cruz gamada, han comenzado a prestarle respetuosa atención, encontrando
en él, con razón, una atracción irresistible. ¡Es que empieza a descubrirse que los enemigos
del movimiento Nacionalsocialista son justamente los verdugos y los explotadores de la
humanidad!
Nada más indicado para aprehender la esencia de la cosmovisión hitleriana que recurrir
a su fuente más autorizada: la Biblioteca Oficial del Partido Nacionalsocialista Alemán de los
Trabajadores (N.S.D.A.P.). Precisamente el Cuaderno Nº 1 de la misma lo constituye El
Programa Nacionalsocialista, analizado por su director, el célebre Gottfried Feder -designado
expresamente por el Führer responsable de la difusión y definición ideológica-, autor del no
menos célebre Manifiesto Para el Quebrantamiento de la Servidumbre del Interés, uno de
los ejes del Nacionalsocialismo.
Resulta sumamente difícil hallar las palabras adecuadas para poner de manifiesto la
trascendencia, el sentido profundamente revolucionario y la tremenda vitalidad histórica que
trasunta este Programa que modelará, a no dudarlo, el mundo del mañana.
(1) A consecuencia del humillante "Tratado" de Versalles y de la oprobiosa República de Weimar, impuestos por las
Plutocracias vencedoras en la Gran Guerra de 1914-18.
Paralelamente, se instauró el Frente del Trabajo Alemán, cuyas características eran las
siguientes: 1. Integración de todas las empresas industriales y agropecuarias de Alemania, a
la que se definía -en este aspecto- como una gigantesca comunidad de producción; 2.
Modificación sustancial de la sociedad anónima, lo cual significó: a. transformar las acciones
en simples obligaciones; b. traspasar casi íntegramente la plusvalía a manos del Estado,
quien la distribuía en función de las necesidades nacionales; el capitalista recibía un ínfimo
(2)
porcentaje que a partir de 1939 quedó reducido sólo al 3% anual ; responsabilizar ante la
(3)
comunidad al jefe de la empresa del desempleo eficaz de la misma. (Esta fiscalización se
realizó por intermedio de diversos organismos, el principal de los cuales era el originalísimo
Tribunal de Honor Social).
Asimismo, se prohibió bajo pena de muerte el interés del dinero, hecho inédito en las
(4)
sociedades contemporáneas . El préstamo recuperó su antiguo sentido comunitario,
dejando de ser usura legalizada. El dinero volvió a ser concebido como mero instrumento de
intercambio de bienes y servicios en lugar de medio de lucro y de opresión de la Nación,
como sucede en la democracia. La economía se apartó del patrón oro para basarse, como
(5)
corresponde a su naturaleza, en la capacidad de producción nacional .
(2) Esta ha sido, básicamente, la fórmula que hizo posible implementar una economía de guerra que convirtió a Alemania,
en un par de años, en la primera potencia militar del planeta, y conjuntamente en la Nación de más alto nivel de justicia
social, fenómeno incomprensible para los seudoeconomistas burgueses y marxistas.
(3) Dicho cargo, por lo general, no era ejercido por los dueños del capital -cuyos derechos eran ya nominales -puesto que
se trata de una función- técnica.
(4) En la propia URSS, además de sustraerse a los obreros el producto de su trabajo, ha comenzado a implantarse
paulatinamente el lucro en las empresas.
(5) Ello motivó la aparentemente inconcebible proposición de Churchill de que serían reconocidas las exigencias germanas
con la sola condición de la vuelta al patrón oro que, como es sabido, es la clave del poder judío mundial del que era
testaferro el primer ministro británico.
En el terreno de las realidades concretas, ¿quién ha aventajado al Nacionalsocialismo?
El tan declamado socialismo de los países marxistas es sólo una máscara que no logra ya
disimular un brutal capitalismo de Estado, más tiránico aún que el de tipo demoliberal por su
grado de concentración, en el cual una nueva clase de oligarcas lleva al paroxismo la
(6)
expoliación de los productores . El Nacionalsocialismo, en cambio, ha sido y es el único
movimiento genuinamente revolucionario y liberador. Es el verdadero socialismo, esto es, la
síntesis totalitaria y armoniosa que resulta de la complementación orgánica de los conceptos
de propiedad y de sociedad.
La circunstancia de que el régimen hitleriano haya tenido sólo doce años de vida, la
mayor parte de los cuales fueron absorbidos por la guerra y sus prolegómenos, hacen aún
más sorprendente y encomiable la inmensa obra realizada. ¡Qué metas se habrían
alcanzado con un margen sólo un poco más dilatado de tiempo! Sus adversarios lo sabían y
actuaron en consecuencia para impedirlo. Valiéndose de las más descaradas y cínicas
provocaciones, obligaron al enemigo mortal de sus intereses a una guerra prematura en la
cual una colosal desproporción de efectivos, frustró la empresa casi increíble de la Alemania
Nacionalsocialista.
Queremos señalar, por último, que la creencia bastante extendida que circunscribe el
Nacionalsocialismo a Alemania, es absolutamente equivoca y entraña un prejuicio acientífico
forjado deliberadamente por los sofistas burgueses. Por el contrario, en tanto es la expresión
orgánica del orden social natural, posee validez universal e implica la única respuesta
histórica válida para nuestra hoy sojuzgada raza aria, creadora de las más elevadas
(7)
manifestaciones de la cultura y del espíritu humanos .
(6) Las tensiones sociales que se traslucen en los reiterados intentos de muchos de sus habitantes de abandonar el
territorio y las sublevaciones obreras y campesinas -aunque violentamente reprimidas siempre latentes- acaecidas en casi
todos los países torturados por el bolcheviquismo, son las pruebas dramáticas de lo expuesto.
(7) Esta verdad irrefutable y trascendente tal, fue lúcidamente comprendida por las juventudes de toda Europa que la
avalaron con su sangre y su martirio en las legendarias divisiones de la Waffen-SS.
PREFACIO DE LA PRIMERA EDICIÓN
Por este motivo nuestros manuales -con toda la libertad en los detalles- deben mostrar
irrevocable e imperturbablemente las grandes concepciones fundamentales del
Nacionalsocialismo en forma categórica e inequívoca.
Al Congreso Partidario del presente año entrego como primer cuaderno El Programa
del NSDAP. A nuestro Führer Adolf Hitler le expreso mi especial gratitud por la revisión del
manuscrito.
Con acentuado énfasis, Adolf Hitler declaró en el Congreso de Dirigentes del Reich
(Reichsführertagung) del 31 de agosto del presente año: "Las cuestiones programáticas no
ocupan la atención del Congreso de Dirigentes: El Programa está fijado y no toleraré jamás
que se sacudan los fundamentos doctrinarios del Movimiento". A esta declaración decisiva
del Führer adhiero de todo corazón, pues nada es más peligroso para la estabilidad y el
empuje de un movimiento político de nuestra índole, que si a posteriori se practica una
crítica negativa de su base firme -El Programa-, o si se producen discusiones al respecto. Un
cambio de ideas sobre tal o cual punto del Programa es, por el contrario, fructífero, y puede
y debe enriquecer y ahondar el mundo ideológico del Nacionalsocialismo.
Quien, en la cuestión judía, en nuestra lucha contra la alta finanza, el pacto de Dawes o
la política de pauperización o en otros aspectos programáticos cree no poder concordar con
nuestros caminos y metas fijadas inamoviblemente, quien piensa poder comprar la libertad
de la Nación alemana a través de la Liga de las Naciones o de Locarno, mediante
compromisos y cobardía, ese no tiene nada que buscar entre nosotros, ese está fuera del
N.S.D.A.P. Nosotros rechazamos absolutamente su mejor saber privado, que suele
exteriorizarse en forma insistente en sabios escritos y elocuentes discursos.
Asimismo, rechazamos a los del "sí, pero" que, si asienten en general, siempre tienen
pronto un "pero" con respecto a cualquier punto.
El que esté de acuerdo con nuestras demandas, que posponga sus escrúpulos por
cualesquiera cuestiones accesorias. No existe una concordancia absoluta de todos en todos
los detalles, menos tratándose de un movimiento combativo político.
"Frente a las mendaces interpretaciones del Punto 17 del Programa del N.S.D.A.P. por
parte de nuestros adversarios se hace necesaria la siguiente declaración:
Adolf Hitler.
Por supuesto no puede tratarse en absoluto de que el N.S.D.A.P. limite la terratenencia
alemana en la ciudad y el campo en sus bien adquiridos derechos de propiedad, tal como ha
sido sostenido mentirosamente durante la última campaña electoral por la Liga Agraria
(Landbund), el Partido de Campesinos (Bauernpartei) y los nacional-alemanes
(Deutschnationalen). Ningún partido practica una política agraria más clara y consecuente
que justamente nosotros, los Nacionalsocialistas. Del sentido y espíritu de nuestro Programa
global se desprende con absoluta nitidez que sólo puede tratarse de una expropiación de
tierras que, sobre todo durante la inflación, fueron escamoteadas por especuladores y
usureros del exterior o del interior, casi siempre judíos, a los propietarios alemanes
frecuentemente por lo que se llama "una rebanada de pan con manteca", o también en los
casos de latifundios que no se administran al servicio de la comunidad popular.
Gottfried Feder.
PREFACIO DE LA QUINTA EDICIÓN
Gottfried Feder.
Durante la campaña electoral por la presidencia del Reich se publica el 326-350 millar
de nuestro Programa, para anunciar los pensamientos y objetivos de los Nacionalsocialistas.
Mientras en el campo burgués impera confusión, miedo y caos, mientras los marxistas
del gobierno hacen tentativas de represión tan ridículas como desesperadas, el NSDAP se
halla en un ascenso inaudito en la historia partidaria y se dispone a alcanzar el poder
político.
Las causas de esta rentabilidad insuficiente de las tareas del campo han de buscarse:
d) En los precios usurarios que el labrador debe pagar por el abono artificial y la
electricidad a los consorcios, generalmente judíos.
I. El suelo alemán será tornado en posesión por todo el pueblo alemán y defendido por
él, puesto que constituye su territorio histórico y la garantía de la conservación de su
vida. Por eso, debe ser administrado en este sentido por cada uno de los propietarios
del suelo.
II. Solamente los ciudadanos alemanes pueden ser propietarios del suelo alemán.
III. La propiedad de bienes raíces adquiridos legítimamente por ciudadanos alemanes será
reconocida como bien hereditario.
IV. El suelo alemán no debe ser objeto de especulaciones financieras ni servir para renta
sin trabajo del propietario. En adelante sólo podrá adquirir tierras el que las quiera
explotar por sí mismo.
En toda venta de tierras el Estado tendrá, por con siguiente, el derecho de preferencia.
Estará terminantemente prohibido hipotecar tierras a prestamistas privados. Para evitar
esto, la agricultura a través de sus asociaciones corporativas o del Estado, recibirá los
créditos de explotación necesarios en condiciones ventajosas.
V. Por la utilización del suelo alemán el propietario deberá pagar al Estado una tasa fijada
de acuerdo al volumen y la calidad del patrimonio. Mediante este impuesto de
productividad del suelo caducará todo otro impuesto estatal sobre tierras y
establecimientos agrícolas.
VI. Con referencia al tamaño de los establecimientos agrícolas no puede haber una
reglamentación esquemática. Un gran número de fincas pequeñas y medianas es,
sobre todo, importante desde el punto de vista político-demográfico; a su lado, sin
embargo, también el establecimiento grande cumple sus objetivos necesarios y está
justificado, en una relación sana con respecto a la finca pequeña y mediana.
Las tierras adquiridas ilegalmente (en el sentido del Derecho comunitario germánico),
se expropiarán gratuitamente.
IX. Una colonización planificada -de acuerdo con amplios puntos de vista político
demográficos- de las tierras no explotadas o recuperadas, es tarea prioritaria del
Estado.
Ante todo, es importante la colonización fronteriza en el Este. Pero esta no puede tener
efectividad únicamente mediante la creación de fincas rurales, sino a través del desarrollo de
pueblos con poder adquisitivo en combinación con un reagrupamiento de los
establecimientos industriales. De esta manera se crea posibilidad de venta, que hace viable
la existencia de las fincas pequeñas y medianas.
Es un error pensar que una sola profesión puede excluirse de la comunidad de destino
alemana, y un crimen el azuzar a la gente del campo y a la de la ciudad una contra otra,
pues ambas están unidas entre sí en la prosperidad y en la adversidad.
Las "ayudas" económicas dentro del marco del sistema político imperante no pueden
traer un mejoramiento real, pues la penuria del pueblo alemán radica en su esclavización de
la cual sólo pueden liberarlo medios políticos. Los viejos partidos políticos hasta ahora
gobernantes, que han conducido a nuestro pueblo a la esclavitud, no pueden ser los
conductores en el camino de la liberación.
El Movimiento que llevará a cabo y conducirá hasta el fin la lucha política por la
liberación del pueblo alemán es el N.S.D.A.P.
ADOLF HITLER
2. LOS 25 PUNTOS
2. Exigimos la igualdad de derechos del pueblo alemán frente a las otras naciones y la
anulación de los Tratados de Versalles y de St. Germain.
3. Exigimos tierra y suelo (colonias) para la alimentación de nuestro pueblo y el
afincamiento de nuestro exceso de población.
4. Sólo puede ser ciudadano el que sea miembro del pueblo. Miembro del pueblo sólo
puede ser el que tenga sangre alemana, sin consideraciones por su confesión religiosa.
Ningún judío puede, por consiguiente, ser miembro del pueblo.
5. El que no es ciudadano, sólo puede vivir como huésped en Alemania y debe estar bajo
la legislación de extranjeros.
6. El derecho de determinar sobre la conducción y las leyes del Estado ha de ser privativo
del ciudadano. Por eso exigimos que todo cargo público, de cualquier índole, en el
Reich, provincia o municipio, sólo pueda ser desempeñado por ciudadanos.
8. Ha de evitarse toda ulterior inmigración de no-alemanes. Exigimos que todos los no-
arios que inmigraron a Alemania desde el 2 de agosto de 1914, sean obligados
inmediatamente a abandonar el Reich.
10. El primer deber de todo ciudadano debe ser producir, espiritual o, corporalmente. La
actividad del individuo no ha de contravenir los intereses de la colectividad, sino que ha
de desarrollarse dentro del marco comunitario y en provecho de todos.
12. En vista de los enormes sacrificios en bienes que toda guerra exige del pueblo, el
enriquecimiento personal en la guerra debe ser calificado de crimen contra el pueblo.
Exigimos, por tanto, la confiscación de todas las ganancias de guerra.
17. Exigimos una reforma agraria adaptada a nuestras necesidades nacionales; la creación
de una ley para la expropiación gratuita de tierras para fines de bien común. Abolición
(1)
del interés agrario e imposibilitar toda especulación con la tierra .
18. Exigimos la lucha implacable contra aquellos que con su actividad perjudican el interés
común. Los viles criminales del pueblo, los usureros, los especuladores, etc., serán
castigados con la pena de muerte, sin consideraciones de ninguna índole por su
confesión y su raza.
19. Exigimos la sustitución del derecho romano que sirve al orden mundial materialista por
un Derecho Comunitario alemán.
20. Para posibilitar a todo alemán capaz y laborioso una educación superior y con ello el
acceso a cargos directivos, el Estado ha de preocuparse por una fundamental
organización y desarrollo de toda nuestra instrucción pública. Los planes de estudio de
todos los institutos de enseñanza deben ser adaptados a las exigencias de la vida
práctica. La captación de la idea estatal debe ser lograda ya al comienzo del
entendimiento, a través de la escuela. Exigimos la formación educativa de niños
especialmente dotados de padres sin recursos, a costa del Estado, sin consideración a
la capa social o profesión de los mismos.
(1) Con respecto a este punto, Adolf Hitler dio el 13 de abril de 1928 la Declaración que (N. del T.) se reproduce.
23. Exigimos la lucha legal contra la mentira política consciente y su difusión mediante la
prensa. Para posibilitar la creación de una prensa alemana, exigimos que:
El Partido como tal defiende el punto de vista de un cristianismo positivo, sin atarse
confesionalmente a una doctrina determinada. Combate el espíritu judeomaterialista dentro y
fuera de nosotros y está convencido de que un restablecimiento definitivo de nuestro pueblo
sólo puede operarse desde adentro sobre la base del principio:
25. Para llevar a cabo todo ello exigimos: la creación de un fuerte poder central del Reich.
Autoridad incondicional del Reichstag central político sobre la totalidad del Reich y de
sus organizaciones en general.
Los conductores del Partido prometen de ser necesario con el sacrificio de su propia
vida, abogar sin consideraciones por la realización de los puntos precedentes.
Los dos pilares angulares del Programa han sido destacados especialmente por Adolf
Hitler:
Una versión algo distinta de exactamente los mismos pensamientos fundamentales, tal
como la he dado en mi libro El Estado alemán sobre base nacional y social, no implica una
modificación, sino solamente un cierto ordenamiento y resumen de distintos puntos de
acuerdo con las diferentes esferas vitales políticas, económicas, financieras, culturales, etc.
Si mi versión fuera considerada como una alteración o pudiera ser aprovechada contra
los 25 puntos, Hitler seguramente no hubiera llamado a mi libro en su conciso prefacio, "El
Catecismo de nuestro Movimiento". Por consiguiente, cada cual puede elegir a su gusto una
de las dos versiones o emplear ambas indistintamente. No caerá ni podrá caer nunca en
contradicciones.
No puede ser la misión de este sintético tratado ocuparse detenidamente de las bases
sociológicas, filosófico-políticas, espirituales y estructurales de la idea comunitaria
Nacionalsocialista (ello será el objetivo de un futuro cuaderno de esta Biblioteca), sino
extraer lo más simple y sencillamente posible los pensamientos esenciales.
También habremos de renunciar aquí a discutir las otras distintas ideologías y sus
expresiones partidistas -lo cual será abordado en otro trabajo- sino exponer, como
acabamos de manifestar, los puntos nucleares de nuestro ideario.
El caos impera hoy día sobre la tierra. Confusión, lucha, odio, envidia, litigio, opresión,
explotación, brutalidad, egoísmo. El hermano ya no comprende al hermano. Nuestros
compatriotas caen los unos sobre los otros. Se mata a golpes a uno sólo por llevar una cruz
esvástica. Pero, ¿dónde se ha oído, en los últimos meses, que los trabajadores marxistas
asaltaron y mataron a golpes a sus patrones, o a sus grandes bonetes partidarios, o, aunque
sea una vez, de los grandes vampiros del banco y de la bolsa, o a un gran estafador del
pueblo? Las víctimas del caos fueron trabajadores sencillos, llanos, honrados. ¡Confusos
están los cerebros! ¡Los obreros marxistas se reúnen alrededor de los mayores explotadores
de su propia clase y se vuelven azuzados y embrutecidos contra sus salvadores, surgidos de
entre sus propias filas!
Los "nacionalistas", los "círculos patrióticos", los partidos de derecha pugnan por llegar
al Gobierno o están en él, junto con los que niegan y destruyen su ideal estatal y pierden de
ese modo honor y carácter. Las asociaciones militares quieren "entrar al Estado", al Estado
de los Severing y Grzesinsky. ¡Con pacifistas, internacionalistas y judíos, creen poder
gobernar en común!
¡Los cerebros están turbados! Los llamados círculos de derecha no ven que no puede
haber ni habrá jamás amistad y cooperación entre el águila y la serpiente, entre el buey y el
león, entre el hombre y el bacilo del cólera; Así, sostienen con sus fuerzas, con su
mentalidad "legalista", el desorden que se ha vuelto "orden", el caos político, la impotencia
política. ¡Pero se opusieron y se oponen a los Nacionalsocialistas, a esos fanáticos -los
verdaderos salvadores del caos político-, a los que rechazan a fuera de "políticos realistas",
odiándolos y llenos de un loco miedo interior de que los Nacionalsocialistas pudieran
quitarles sus anteriores privilegios y posiciones, pero olvidan al respecto que han perdido
todo por aquéllos de quienes pretenden ahora participación en los comederos estatales!
Todos se afanan por "contraer deudas". Las ganancias usurarias de los bancos, las
extorsiones del capital prestamista obtenidas sin esfuerzo ni trabajo, se consideran
normales. Se fundan "partidos económicos" propios y se vota por las leyes de Dawes, que
son el motivo fundamental de las enormes cargas impositivas. Se enredan en la más
profunda servidumbre de intereses, pero al tiempo que maldicen contra éstos y contra los
impuestos, se deshacen en genuflexiones ante cualquier banquero y pirata de la bolsa.
¡Caos y confusión! ¡Los cerebros están turbados! ¿Cómo puede vivir el campesino
cuando se mata trabajando y sufriendo? ¿Cómo puede comprar el obrero cuando el
comercio intermediario encarece los precios? ¿de qué sirven a funcionarios y empleados los
por fin alcanzados aumentos de sueldos y salarios, si el índice del costo de la vida
porcentualmente sube más alto? Pero, llenos de fe tienen la vista fija en la ayuda del Estado,
precisamente el portador de la pauperización y el sometimiento del pueblo y que es
cualquier cosa menos el "padre Estado", sino el déspota recaudador de intereses y
contribuciones para la plutocracia.
Así se recurre siempre de nuevo a los viejos partidos y los que se declaran
"apartidistas", en razón de su incapacidad para ver más allá del sistema demopartidocrático,
no hacen sino entregarse absolutamente a la más miserable política de partido. El mismo
cuadro horrible de anarquía observamos en las restantes manifestaciones de la vida
nacional, sea arte, literatura, teatro, cines, radio, iglesia, escuela. En todas partes
detectamos el "fermento de la descomposición", el gran desintegrador y destructor: el judío-
masón visible en los lugares más importantes o invisible detrás de los telones moviendo los
hilos de los títeres que bailan como Stressemann o Scheidemann en el escenario público o
desembozadamente como Jacobo Goldschmidt, Warburg, Wassermann, Levy, etc., que
idiotizan y explotan al pueblo alemán mediante la prensa y el látigo del interés.
Debe observarse aquí que ni el orden exterior aparente de un Estado policial, ni los
ejercicios acostumbrados y las correrías de saqueo legalmente permitidos del capital
financiero, ni los convenios de consorcios y trusts y otras medidas organizadas de engaño
popular pueden ser reconocidas, como "orden" por bien que "funcionen". También una
banda de forajidos tiene su "orden", una cárcel su orden carcelario." Pero desde el punto de
vista de una comunidad orgánicamente articulada, todas las manifestaciones de nuestra vida
pública son absolutamente decadentes, esclavizadoras, alienantes, falsas y, observadas
desde arriba, muestran un cuadro totalmente anarquizado, caótico, el cuadro de lucha de
todos contra todos.
(3). Se alude al color del paño de los escritorios de categoría. La expresión constituye una crítica de los funcionarios
burgueses que se caracterizan por adoptar resoluciones arbitrarias -desde sus despachos - siempre reñidas con la realidad.
(N. del T.)
Todos golpeando con furia ciega sobre el adversario momentáneo, todos teniendo en
cuenta sólo una cosa: su propio interés personal, su posición de poder, su provecho propio,
los intereses de su bolsillo.
Ninguno piensa que también el otro tiene su derecho a la vida, nadie reflexiona que la
persecución desconsiderada del provecho propio sólo puede ser alcanzada a costa de los
demás. Nadie se preocupa por el bienestar del compatriota, ni dirige la mirada hacia los
elevados deberes, a cumplir frente al conjunto social, ninguno quiere detenerse en el correr
sin aliento en pro del enriquecimiento personal. Golpe de codo en el estómago del vecino
para adelantarse y, si es que promete ventaja, se camina sobre cadáveres ¿para qué
andarse con consideraciones? ¡Este es el moderno espíritu económico!
Así caza y ruge, vocifera y grita la multitud. Así empuja y tironea, pisotea y derriba a
golpes el más fuerte al más débil, el más vulgar al más decente, el más bruto al más noble.
La avidez de placeres mata la cultura, la arbitrariedad triunfa sobre el derecho, el interés
partidario sobre el bien colectivo. El robo, la especulación y el fraude vencen al trabajo
honrado.
Un combate tan horroroso de todos los instintos bajos, jamás se ha visto ni oído.
Involuntariamente se está tentado de pensar en las viejas predicciones del ocaso de los
dioses, "cuando derecho y moral quebraron, tiempo de lobo y tiempo de hacha sobrevino; el
mar brama, fuego cae del cielo, y dioses y hombres sucumben".
También en este caso debo remitir al lector a un futuro trabajo de nuestra biblioteca,
que se ocupará exhaustivamente de todas estas trascendentales cuestiones sociológicas.
Aquí sólo se mostrará en una imagen alegórica, la diferencia fundamental entre la estructura,
o, mejor dicho, la falta de una estructura orgánica en el Estado y la economía actuales y la
construcción de un Estado Nacionalsocialista. La doctrina actualmente imperante dice: “La
sociedad es una suma de individuos, el Estado, en el mejor sentido, una mancomunidad de
intereses de distintas personalidades individúales". A la imagen alegórica de esta doctrina de
la estructura de la sociedad le corresponde un montón de piedras; en él, efectivamente, las
piedras y de piedras sueltas son lo único real y la forma exterior algo accidental. Si una
piedra está arriba o abajo es indiferente para el montón de piedras: siempre será un montón
de piedras, compuesto mecánicamente de tal número de piedras sueltas.
Y ahora, la imagen alegórica del Estado que corresponde a nuestra doctrina social y a
nuestra filosofía estatal Nacionalsocialista: “La casa”. También la casa, vista mecánica,
individualmente, se compone de tantos y cuales ladrillos, granza, cemento, vigas, ventanas,
puertas, entarimados, etc., etc. Pero para quien quiera, es evidente que una casa, es algo
más elevado, que posee leyes propias y que constituye una estructura orgánica unitaria, algo
-es obvio- totalmente superior a una simple suma, a un montón de ladrillos. Cualquiera
comprende que una casa no se origina por el acarreo casual de tantas y tantas partes
sueltas, sino solamente cuando estas partes sueltas son ensambladas con sentido, de
acuerdo a un plan. Recién entonces nace lo nuevo, lo grande, en cierto modo, la sobre
construcción espiritual.
Así también con el pueblo: recién cuando el caos es reemplazado por estructuras
orgánicas, cuando conforme a determinados planes, del caos sale la forma, de la pura masa
un todo armoniosamente ensamblado, recién entonces las partes sueltas cobran verdadera
vida y sentido, recién entonces nace el verdadero Estado.
Nosotros, los Nacionalsocialistas, hemos acuñado para ello lisa y llanamente la fórmula
comprensible para todos: “Provecho común antes que provecho particular.”
Hoy en día el individuo es presa indefensa de las distintas fuerzas que pugnan por
dominar. Sus aglutinamientos no le sirven de nada. En ninguna parte se reconoce clara y
exactamente al verdadero enemigo, el usufructuario y el explotador.
El pueblo en todos sus oficios y profesionales llega a sentir el látigo del interés. A todas
las clases de población el recaudador de impuestos las apremia, pero ¿quién osa
enfrentarse al todopoderoso capital bancario y bursátil? Este poder absoluto del capital
prestamista se evidencia en el hecho de que, en contra de todas las otras obras terrestres,
sin esfuerzo ni trabajo, solamente a través de interés, dividendo y renta crece en cierto modo
por sí mismo, nace cada vez más grande y omnipotente. El principio disolvente de la mentira
triunfa sobre el principio de orden del trabajo productor.
(5)
Hitler ha señalado en su obra fundamental Mein Kampf tomo I, pág. 224/225, la
importancia descollante de esta cuestión, con las siguientes consideraciones: "Cuando
escuché la primera exposición de Gottfried Feder sobre el "quebrantamiento de la
servidumbre del interés" (en junio de 1919), comprendí de inmediato que se trataba de una
verdad teórica que sería de una significación inmensa para el porvenir del pueblo alemán...
La lucha contra el capital financiero y prestamista internacional ha llegado a ser el punto
programático más importante de la lucha de la Nación alemana por su independencia y
libertad".
(4) El autor se refiere al Partido del Centro, de ideología judío-burguesa y pseudo católica. (N. del T.)
(5) "Mi Lucha" (N. del T.)
Ahora bien: sabemos todos que ni los partidos de izquierda con su gritería mendaz de
"abajo con el capitalismo", ni los partidos de derecha con sus frases patrióticas son capaces
de iniciar una nueva era mundial, pues ni las exigencias marxistas ni las reaccionarias
cambiarían algo de la esencia de nuestra economía global, o bien sólo destruirían, como los
comunistas en Rusia, pero no construirían.
El estado de los pueblos que están bajo el dominio del dinero o del interés de la alta
finanza judía.
En servidumbre del interés se halla el obrero, que produce valores en las fábricas y los
talleres por un jornal mientras el accionista sin esfuerzo ni trabajo recibe intereses,
porcentajes sobre los beneficios y dividendos.
En servidumbre del interés están todos los que por medio de su trabajo espiritual o
físico deben ganar su pan, mientras frente a ellos una capa numéricamente pequeña sin
esfuerzo ni trabajo recibe gigantescos ingresos de sus intereses, ganancias bancarias y
bursátiles, transacciones financieras, etc. No ha de pensarse aquí en los pequeños rentistas
o ahorristas (ciertamente deben o debieron también ellos sus ingresos de intereses a una
organización fundamentalmente errónea), puesto que a ellos a lo largo de su vida les fueron
sustraídas mediante impuestos, contribuciones o de cualquier otra manera, sumas
equivalentes al doble y céntuplo de sus pequeños intereses, de modo que en su vejez
fácilmente se les puede pagar una parte del pleno fruto de su trabajo que antes les fuera
robado. Cabe observar al respecto que, con esta gente, el actual sistema de interés-
capitalista, gana una gran masa de aparentes interesados. (Mayores explicaciones sobre
este punto en otro lugar).
En servidumbre del interés se coloca todo pueblo que cubre su necesidad de dinero
con «empréstitos».
En servidumbre del interés se arruina todo pueblo que entrega al poder del dinero -los
banqueros-, sus derechos soberanos: el manejo del dinero (soberanía financiera), sus
ferrocarriles (soberanía del transporte) y la supervisión sobre los impuestos y tasas
aduaneras más importantes, tal como lo hizo Alemania al aceptar las leyes de Dawes.
En servidumbre del interés están todos los pueblos y gobiernos que se doblegan al
poder del capital prestamista.
Servidumbre del interés es la expresión justa para las confrontaciones entre: "CAPITAL
CONTRA TRABAJO", entre "SANGRE CONTRA DINERO", y entre "CREATIVIDAD
CONTRA EXPLOTACIÓN".
Así relampaguean los fusilazos de esta lucha gigantesca entre la FUERZA CONTRA
LA ARGUCIA, ENTRE EL ESPÍRITU CONTRA LA MATERIA, ENTRE LA LIBERTAD
CONTRA LA SERVIDUMBRE, ENTRE LA LUZ CONTRA LAS TINIEBLAS.
Está en la naturaleza de toda cuestión mundial que ella puede ser concentrada, en una
palabra, que se alza cual signo flameante del caos, y que 1000 libros y 100 profetas no
pueden representar en todos los detalles y agotar en un pensamiento.
Así también aquí, en este lugar, no puede ser dicho nada más sobre esta poderosa
idea esencial del Nacionalsocialismo. En mis anteriores escritos combativos El manifiesto
sobre el quebrantamiento de la servidumbre del interés (Munich 1926), La bancarrota
estatal, La salvación (Diessen 1919), La huelga impositiva venidera (Diessen, 1921) y El
Estado alemán sobre base nacional y social (Munich 1923) (todos adquiribles a través de
nuestra librería partidaria, Munich, Thierschtr, 11), he examinado todos los aspectos básicos
de este problema.
Con esa finalidad aparecerá en breve un cuaderno especial sobre "el quebrantamiento
de la servidumbre del interés". Proporcionaremos así a nuestros camaradas, un análisis
detallado acerca de esta vital área de trabajo del Estado Nacionalsocialista venidero.
Al lado de estas dos muy grandes y nuevas ideas fundamentales de nuestro Programa,
han de mencionarse asimismo en conexión con ellas, los principios para la política estatal,
económica, financiera, social y cultural, de los cuales se desprenden cada una de las
exigencias programáticas.
Nuestro principio de política estatal reza lisa y llanamente: "El Reich Alemán es la
Patria de los Alemanes".
Este principio involucra una toma de posición fundamental del Nacionalsocialismo con
respecto a la propiedad privada, a la estructura de nuestra economía con vista a sus formas
de organización (empresas pequeñas, medianas, grandes y gigantescas, sindicatos y trusts)
y respecto de las grandes cuestiones éticas que deben privar en una economía comunitaria
so pena de transformarse en una economía de explotación del pueblo de signo puramente
utilitario.
En el área de la política financiera nuestro principio reza: las finanzas están al servicio
de la comunidad. Los plutócratas no deben formar un Estado dentro del Estado.
Este punto encierra un cambio revolucionario. Los caminos que han de tomarse aquí,
consisten en las medidas prácticas para el "quebrantamiento de la servidumbre del interés,
la nacionalización de las finanzas y el estrangulamiento del sistema de empréstitos.
En el área de la política social nuestro principio es: el bien general es la ley suprema.
Debe terminarse, por otra parte, con el disparate del "derecho" al voto parlamentario-
democrático, herramienta del poderío judío-plutocrático.
Una vez en el poder habrá de llegarse a una resolución concreta respecto de la forma
estatal externa y de la estructura estatal interna de las provincias.
Pero, como puede advertirse en esta breve exposición, este es un aspecto secundario
frente a las grandiosas metas fundamentales de nuestro Programa.
Para la propaganda práctica resulta más conveniente emplear el texto del Programa
que damos a continuación, ya que los artículos aislados están reunidos bajo puntos de vista
más amplios, de acuerdo a los principios destacados en el capítulo precedente.
También es mejor y más acertado delimitar entre sí las distintas áreas de trabajo, una
vez transcripto el Programa, encasillándolas según su jerarquía.
c) a nivel ciudadano.
7. Los derechos e intereses de los alemanes son prioritarios con respecto a los de
miembros de pueblos extranjeros.
10. Todos los alemanes forman una comunidad laboral para promover el bienestar y la
cultura generales.
12. La sana diversidad de empresas pequeñas, medianas y grandes en todos los campos
de la vida económica por consiguiente también en la agricultura, será mantenida.
16. Liberación del Estado y con ello del pueblo, de su endeudamiento tributario frente a
los grandes capitales prestamistas.
18. Financiación de todas las grandes obras públicas (ampliación de los recursos
hídricos, caminos, etc.) evitando la vía del empréstito mediante la emisión de bonos
estatales sin intereses.
19. Implantación de una moneda estable con respaldo (feststehende Währung auf
gedeckter Grundlage).
22. Generosa ampliación del seguro a la vejez mediante una renta vitalicia. A todo
compatriota alemán necesitado le será asegurada a partir de una edad determinada o
al producirse una prematura incapacidad para el trabajo, una renta suficiente.
23. Participación en las ganancias de todos los que se desempeñan en empresas
creativas o productoras, con simultánea corresponsabilidad en el cumplimiento de las
funciones económico-comunitarias de las mismas.
(7)
24. Confiscación de todas las ganancias de la guerra y de la "revolución" que no
provienen de trabajo honrado, así como de los bienes de acaparamiento y de usura,
empleando los mismos para el desarrollo de la asistencia social.
Principio Militar:
34. Abolición de la tropa mercenaria. Creación de un ejército del pueblo para la defensa
de la Patria, bajo la dirección de un cuerpo de oficiales profesionales estructurados
sobre la más rigurosa disciplina militar.
Otros objetivos.
35. Modificación del régimen de prensa. Represión de toda manifestación que atente
contra los intereses del pueblo alemán. La más severa responsabilidad por parte de
los editores respecto a la publicación de noticias falsas o intencionalmente
distorsionadas.
Es de competencia del Reich la representación del pueblo alemán ante el exterior, los
pasaportes y tasas aduaneras, además del ejército y la flota.
1. Nuestra lucha antimarxista se dirige contra la ideología destructora del Estado del judío
Carlos Marx, contra la tesis disociadora del pueblo de la lucha de clases, contra la
doctrina aniquiladora de la economía de negación de la propiedad privada y contra la
concepción histórica puramente materialista.
3. Nuestra lucha contra el dominio del oro (antimamonistisch), que abarca los otros dos
frentes de lucha, se dirige contra el poder mundial que nos avasalla, es decir, contra el
constante desangramiento financiero y económico y contra la explotación de nuestro
pueblo por los grandes capitales prestamistas.
Pero esta lucha expresa, por otra parte, la más absoluta oposición contra la mentalidad
materialista y de la rapacidad que asesinan el alma, con todas sus manifestaciones
corruptoras en los distintos ámbitos de nuestra vida política, económica y cultural.
«Hacia afuera unido y de potente espada, reunidos junto a una alta bandera. Hacía
adentro rico y multiforme, cada linaje según su estilo.»
¡El Reich Alemán! ¿Dónde hay hoy un Reich Alemán? ¿Tiene la colonia Alemania
derecho a este nombre de honor de un Estado soberano? ¡No!
Un país como la Alemania del presente ni aún para los más condescendientes juristas
del derecho público puede ser considerado como Estado independiente, en el pleno goce de
todos sus derechos soberanos.
Los cinco derechos soberanos más importantes de un Estado son: soberanía territorial,
soberanía militar, soberanía financiera, soberanía administrativa y de las comunicaciones y,
por último, soberanía judicial.
Nuestra soberanía territorial es una infame burla, ya que, si al enemigo le place, podría
ocuparnos tranquilamente y sin preocuparle la reacción que tal hecho pudiese suscitar. ¡De
qué distinta forma el "infame antiguo Régimen" juzgaba la menor violación de las fronteras!
Toda intrusión militar en tierra alemana significaba el inmediato "estado de guerra".
Para la defensa de su soberanía territorial y la salvaguarda de la vida y de la seguridad
de sus ciudadanos se requiere, obviamente, una fuerza armada poderosa y eficiente. Ningún
Estado libre puede conceder a una potencia extranjera el derecho de observación y menos
aún, el de determinar respecto al número de efectivos, armamentos, equipos, guarniciones,
etc., pues si lo hace, deja de ser soberano, no está en posesión de sus recursos de poder,
ha renunciado a su soberanía militar. Esto lo ha hecho Alemania al someterse a las
comisiones de desarme y al control de sus enemigos.
A este extremo Alemania ha sido denigrada con la aceptación de las condiciones del
armisticio. Los derechos soberanos de Política exterior no existen. Sin embargo, si se
hubiera mantenido, por lo menos, una cierta soberanía interna, las cosas serían algo
distintas, pero era precisamente la destrucción de estos resortes de poder internos lo que la
alta finanza buscaba, ya que recién en posesión de la soberanía interior de Alemania podía
explotar sin medida el trabajo alemán.
Por de pronto se volcó toda la marea del lodo de la "revolución". La canalla de usureros
y chanchulleros se arrojó sobre Alemania. Los agentes de la anarquía y los traidores a la
patria socialdemócratas, los desertores y los presidiarios ocuparon los cargos más altos y
mejor rentados del Estado, compartiendo el poder con los demócratas y el centro, y detrás
de todo ello y sobre todo ello, el judío, la alta finanza, haciendo sus negocios. Y junto a ellos,
los francmasones de los llamados partidos nacionales como, por ejemplo, Br. Stresemann.
Después se asestó el último golpe. Los "peritajes" de los "expertos" y las leyes de
Dawes que gracias ellos se implantaron, robaron a Alemania su soberanía financiera. Esta
fue vendida a un puñado de grandes judíos, es decir, a los magnates capitalistas del exterior
(8)
y del interior. E igualmente el Reichstag enajenó los ferrocarriles y con ello la soberanía de
las comunicaciones, y asimismo importantes sectores de la soberanía administrativa en el
campo de los impuestos y de las tasas aduaneras, fueron sometidos al control del "comisario
de reparaciones". Tampoco se puede hablar ya de soberanía judicial. En las regiones
ocupadas existe jurisdicción militar extraña y en el resto de Alemania rigen leyes especiales
intervencionistas, tales como la "ley de protección a la República". La inseguridad jurídica, la
expoliación organizada del pueblo por las llamadas "leyes de revalorización", obligan a los
juzgados a reemplazar la justicia por la injusticia.
Patria es más que "potencia imperialista", a la que se sirve, quizá con entusiasmo quizá
bajo presión. Patria es más que administración del Reich, del Estado, de la comuna, más
que representación de intereses, más que núcleo protector de la persona y de la propiedad.
Todas estas instituciones públicas deben estar al servicio de la idea nacional. Así como en
una verdadera familia, para los hijos el "hogar" ejerce una magia muy especial, así como el
"en casa" produce sensaciones muy distintas que la habitación del hotel, en la cual también
se vive, o la celda de la cárcel, así también la Madre Patria, es algo indeciblemente delicado
y sin embargo poderoso, totalmente superior a los míseros sentimientos del individualismo
materialista burgués resultante de la idea liberaldemocrático-parlamentaria de la estructura
de la sociedad.
Política Estatal.
1. Instauración de un Estado nacional unido que encuadre todos los linajes (Stämme)
alemanes.
Es el derecho vital indiscutible de toda Nación consciente de su propio valor que aspire
a reunir a todos los seres humanos de su linaje en un Estado nacional integrado. Esta
exigencia encontró expresión espontanea en el "derecho de autodeterminación", proclamado
precisamente por nuestros adversarios bélicos.
Así tampoco nosotros renunciamos a ningún alemán que vive fuera de nuestras
fronteras, en lo que respecta a su pertenencia popular al Reich Alemán.
De política exterior.
2. La representación enérgica de los intereses alemanes en el exterior tiene mayores
alcances y es el complemento necesario del punto 1.
No pocas veces son los alemanes mejores, los más capaces los más "vikingos", los
que van al exterior como propagadores de cultura, como ingenieros, investigadores,
científicos, industriales, médicos, etc. Pertenecen a la gran familia del pueblo alemán, para la
que no pueden ni deben perderse.
(9) La situación de inferioridad en que se encontraban las minorías alemanas en algunos países europeos, era realmente
intolerable y llenaba de indignación a todo el pueblo alemán. En Polonia, por ejemplo, se llegó a una abierta y descarada
persecución que no reparó en el asesinato de ancianos, mujeres y niños. La explicación de este fenómeno ha de buscarse
en la gran conspiración judía contra Alemania, bastión del mundo ario. (N. del T.)
De política racial.
3. La eliminación de los judíos y de los no alemanes de todos los cargos responsables de la
vida pública.
Esta exigencia es tan lógica para nosotros, los Nacionalsocialistas, que no requiere
ulterior aclaración; para aquel, en cambio, que no ha entendido al menos los fundamentos
de la doctrina racial es imposible proporcionarle una argumentación breve y convincente.
Quien ve en el judío simplemente a un "ciudadano alemán de confesión judía" y no un
pueblo de linaje extraño (artfremd), absolutamente diverso, que vive parasitariamente, no
puede comprender la imprescindibilidad de este principio.
A pesar de ello, no sería tan malo si alguna vez Enver Pachá pusiera orden en
Alemania, en lugar de judíos que dan rienda suelta a sus propiedades raciales destructoras.
Lo cierto es, que con la "revolución" se soltaron todos los ligamentos de orden comunitario y
que tanto el judío del gran banco establecido hace tiempo, como el judío del Este
recientemente inmigrado, se han enriquecido ilimitadamente con la miseria de Alemania.
Esto todos los hemos vivido, cada uno lo pudo observar con sus propios ojos y cada uno lo
ha llegado a sentir. Este fenómeno siempre ha acaecido cediendo a la destrucción del orden
ario. "Este pueblo astuto sólo ve abierto un camino. Mientras persiste el orden, nada tiene
que esperar" (Goethe, perla de Plundersweilen). Por eso exige el inciso.
Los extranjeros indeseables y los judíos pueden ser obligados a salir del territorio
alemán, en los tiempos de la gran inflación, estos judíos galitzianos y polacos llegaron como
sabandijas a las ciudades alemanas. A pesar de la gran escasez de viviendas encontraron
pronto las mejores casas, mientras que los alemanes debieron alojarse en covachas.
Después comenzaron sus negocios sucios. Compraban de todo: perlas, tapices de Oriente,
diamantes, oro, plata, platino, bonos de la guerra, papel viejo, billetes de mil marcos, cobre,
plomo, literatura, teatro, chatarra, etc. Pronto se hicieron visiblemente ricos y con ello
reconocidos como alemanes por el hombre común.
Más allá de esta aplicación práctica puramente antisemita, debe ser cultivada la higiene
(11)
racial y perseguida la alta meta, la más alta, de la renordización .
Esta cuestión quizá no pertenezca al "programa temporal" del NSDAP, pero todos
tenemos que hacernos cargo porque con un pueblo alemán tan bastardeado a la larga no se
puede hacer mucho.
Es cierto que ya actualmente podemos comprobar que el terrible reflujo racial por lo
menos está teóricamente superado, ya sea por el hecho del extraordinario interés que las
cuestiones raciales encuentran en amplios círculos como por la existencia de obras
científicas definitivas sobre esta materia, pero sólo un trabajo incesante basado en medidas
estatales concretas, podrá solucionar este problema angustioso y vital del que depende toda
esta civilización.
En política ciudadana exigimos
Aquí se hace una limitación absolutamente necesaria. La gente que, aun habiendo
nacido alemana se transforme conscientemente en elemento destructivo para el pueblo y el
Estado, recibiendo y cumpliendo órdenes del exterior, no pertenecen a la comunidad de
destino alemana, de modo que tampoco pueden ejercer derechos cívicos, como tampoco lo
puede el judío. ¡A más de uno habremos de excluirlo del honor del derecho cívico alemán!
Los especuladores sin escrúpulos, los desertores que ocupan cargos públicos o los traidores
a la patria, todavía "inmunes", con toda seguridad que no ejercerán ya derechos políticos en
el Estado Nacionalsocialista.
6. El que no sea alemán sólo podrá vivir como huésped en el Estado alemán y estará sujeto
al derecho de extranjeros.
7. Los derechos e intereses de los alemanes están antes que los de los extranjeros.
También aquí estamos nuevamente ante una de las grandes dificultades en nuestra
tarea propagandística, puesto que tenemos que decir a nuestros compatriotas que si bien
tienen razón en su concepción natural acerca del sentido y el objeto del trabajo y de toda la
economía comunitaria, lamentablemente nuestra así llamada economía no responde en
absoluto a su finalidad y que al observar más de cerca encontrarán, por el contrario, los
rasgos más alarmantes, que contravienen totalmente la función natural de la economía.
¿Qué es lo que hace el usurero y el negociante ilícito? ¿Es que esta clase tan difundida
de gente piensa quizá en la satisfacción de las necesidades de consumo? ¡No! ¿Su actividad
crea valores, produce algo? ¡No! Se enriquecen con la rapiña, el robo y la estafa del trabajo
de la comunidad entera.
(11) Aufnordung: aumentar el aporte del elemento nórdico, (N. del T.)
¿O a los agricultores, artesanos y distribuidores que por cierto son los productores e
intermediarios de los bienes de consumo económico-comunitarios? Apenas, y sólo cuando
se ofrecen «garantías» y, más allá del compromiso de reembolso se declaran dispuestos a
cumplir altas contraprestaciones especiales: los "intereses". ¿Es que los bancos están
interesados en que sus clientes artesanos y empresarios sean bien atendidos y auxiliados
financieramente de modo tal que las funciones económico-comunitarias sean satisfechas
con eficiencia y seguridad? ¡No! Sólo están motivados por el lucro que obtendrán con los
intereses y comisiones, como suelen llamarse las artes de extracción de dinero de los
bancos. ¿Y qué es lo producen los bancos? ¡Nada! ¿Y qué es lo que ganan? Sumas
ilimitadas.
Los usureros y los ladrones públicos, los bancos y los capitalistas prestamistas
profesionales no satisfacen necesidades de ninguna índole, pero recaudan ingentes
ganancias del sistema interés-capitalista actualmente imperante y, más aún, ellos son los
verdaderos amos, los beneficiarios y los explotadores de este "orden" económico antisocial
que nos asfixia. La rentabilidad del dinero prestado es hoy la función primordial de la
economía, es decir, bajo este sistema interés-capitalista los que trabajan deben aportar
buena parte del producto de su trabajo al capital prestamista de los bancos y bolsas y de la
economía comunitaria.
¿Qué hace el empresario burgués? Mediante jornales lo más bajos posibles, a través
del empleo de material deficiente por una parte y mediante una producción masiva y precios
altos por otro lado, obtiene deslealmente el mayor provecho para su bolsillo. A él no le
importa la miseria de sus obreros, a él le da lo mismo que sus mercaderías deban ser tiradas
al poco tiempo como inservibles baratijas, ya que ello le significa nuevas demandas y nuevas
ganancias. La masa es suficientemente ingenua como para dejarse engañar siempre de
nuevo con las baratijas mientras que sean presentadas seductoramente. Este es el mal
canceroso de las grandes tiendas, como veremos más adelante. Su "beneficio" esto es, la
rentabilidad de su capital, es para ellas lo primordial y la "satisfacción de las necesidades"
solamente medio para este fin.
En forma muy distinta ha de juzgarse, en cambio, al verdadero empresario consciente
de su alta misión como dirigente económico. Este debe ser una personalidad ética, por lo
menos en sentido comunitario. Su función es, en principio, reconocer las verdaderas
necesidades económicas del pueblo. Frecuentemente realiza él mismo este trabajo pionero
como inventor, luego tiene que averiguar los procedimientos de producción más
convenientes y más baratos; sus precios deben alcanzar el límite más bajo para poder
introducir sus productos; tiene que suministrar mercadería perfecta, y asegurar la reposición
permanente; tiene que pagar bien a sus obreros para tener también en ellos compradores de
buena capacidad adquisitiva; debe preocuparse constantemente por modernizaciones y
mejoras en la empresa y en el sistema de ventas. Si hace de ello la norma directiva de su
accionar, es decir, si sirve en el mejor y más alto sentido a la "satisfacción de las
necesidades", entonces la ganancia llega por sí sola sin que tenga que perseguirla como su
meta más alta. Así deben valorarse los verdaderos creadores de nuestra gran industria, tales
como Carl Bosch, Krupp, Kirdof, Thyssen, Abbé, Mannesmann, etc., para nombrar sólo a
algunos.
Mientras el fundador y creador de una tal empresa, puede como accionista principal
preservar las viejas y sólidas tradiciones de la empresa, es posible que aún ande más o
menos bien, pero casi siempre comienza al poco tiempo de la transformación la arremetida
de los puros intereses lucrativos de los accionistas, esto es, de los capitalistas prestamistas
profesionales. Los anteriores propietarios, las juntas directivas, los directores, dependen del
«Consejo de Administración en cuanto a exigencias de mejoras en las empresas, tanto en lo
que se refiere a la calidad de la producción como a las condiciones de trabajo. Y aquél no
tiene ningún interés (¡más allá del de tenedor de esclavos!) en el bienestar de los obreros y
de la empresa, mientras pueda obtener dividendos bien altos por el capital invertido.
Esta situación se tornó devastadora con la implantación de la acción al portador, que
posibilita que cualquier asaltante y estafador venido de quien sabe dónde, pueda ser
accionista, gran accionista y con ello propietario de las más importantes empresas
industriales sin entender en lo más mínimo su funcionamiento ¿Qué son para los capitalistas
prestamistas profesionales, para los grandes accionistas, para los bolsistas, estos bonos de
participación -las acciones- sino "papel de juego" en la bolsa? Interés por el lugar de
producción, el modo de fabricación y la situación de los trabajadores no lo tienen, por cierto,
los accionistas. Más aún, generalmente no podrían enumerar siquiera los productos, las
condiciones de venta, los sueldos y jornales de las empresas cuyos propietarios "legales"
son en base a su paquete de acciones ilícitamente adquirido en la bolsa.
Las Grandes Tiendas (Tietz, Wertheim, Karstadt, etc., etc., todas judías) siguen un
camino algo distinto, como hemos señalado más arriba. "Incitación", bluff, creación de
"necesidades" totalmente innecesarias, o sea de "lujo" constituyen sus métodos comerciales.
Si se considera, por otro lado, que la gran tienda es la ruina de la capa artesanal, que
explota en la forma más cruel el trabajo a domicilio, lo mismo que al personal y que lo
principal para ella es la fabricación de artículos baratos, pero de muy mala calidad, mientras
que los artículos mejores generalmente son más caros que en casas serias del ramo, se
justifica plenamente nuestra enérgica lucha contra este tipo de comercios.
Un análisis exhaustivo no puede ser efectuado aquí, pero el que ha captado bien el
concepto de trabajo no puede poner en duda ni por un momento que los productos del
trabajo deben ser propiedad del que trabaja. Ni puede el trabajador entender que los
productos de su trabajo o bien sus valores correspondientes son patrimonio de una
generalidad inasible, de "todos", ni le puede entrar en la mente tampoco que ellos han de
pertenecer a un individuo, al capitalista. Así del concepto de trabajo bien entendido surge
necesariamente el reconocimiento de la propiedad privada.
Se trata también en este caso de una cuestión vital ligada estrechamente a la idea
nacional. La patria recién empieza a ser auténtica vivencia cuando se está sobre suelo
"propio", cuando la familia tiene su propiedad. Los frutos de la propia huerta -no hay nada
que hacer- son más sabrosos que la comida rutinaria en restaurantes de gran concurrencia.
El que no siente la aspiración por la posesión propia y todo lo que ello encierra, ese no
puede comprender el significado fundamental del reconocimiento de la propiedad privada,
ese es o bien un "hombre del asfalto" sin raíces comunitarias o un capitalista desarraigado,
que ve en la propiedad de los que crean una presa para sí. A través de los métodos interés-
capitalistas, éste último se adueña tranquilamente de la propiedad ajena.
El interés del pueblo, sin embargo, pone un límite a la acumulación de riquezas en las
manos de unos pocos.
10. Todos los alemanes han de formar una comunidad de trabajo al servicio del bienestar y
la cultura generales.
Los enormes y alejados predios en el Norte y Este de Alemania pueden ser explotados
con mayor provecho por un establecimiento grande que por colonos individuales. La colonia
debe estar como amplio cinturón alrededor de las ciudades y marcas fronterizas.
En el inciso 12 exigimos:
12. La sana diversidad de empresas pequeñas, medianas y grandes en todas las áreas de la
vida económica, en la industria y en la agricultura, será mantenida.
13. Las empresas gigantes (consorcios, trusts y monopolios) serán nacionalizadas (13).
Las innovaciones e inventos son suprimidos cuando constituyen una amenaza para la
rentabilidad de viejas empresas que son mantenidas sólo como aparato burocrático
(Beamtenapparat) de los gigantescos trusts. En ellas no hay lugar para las personalidades
empresariales de alto nivel que sirven con pujanza a la comunidad. En realidad, están en
enmohecidas y destinadas sólo a ser sirvientes de la codicia del capital prestamista.
14. La usura y los negocios ilícitos, así como el enriquecimiento sin escrúpulos a costa y en
perjuicio del pueblo, se castigará con la pena de muerte.
Política financiera.
16. Liberación del Estado y con ello del pueblo de su endeudamiento tributario frente al gran
capital.
El Estado no debe contraer deudas ni tiene necesidad de hacerlo. No puede
equipararse a un particular necesitado de crédito que por ello debe endeudarse, aun
hallándose en situación de crisis económica, el Estado es dueño de acuñar moneda, y
puede lo que no puede el particular, hacer dinero. Y por cierto que lo ha hecho en una forma
simplemente loca durante la inflación. Y también lo ha hecho con el "marco de renta" e
igualmente (aunque después de haber enajenado sus derechos soberanos al llamado Banco
del Reich), con el denominado Reichsmark.
(13)
17. nacionalización del Reichsbank - A.G (Banco del Reich S.A.) y de los bancos de
emisión.
18. realice el suministro de moneda para todas las grandes obras públicas (ampliación de los
recursos hídricos, vialidad, etc.) evitando la vía del empréstito mediante la emisión de bonos
fiscales, es decir, mediante cheques, no en dinero efectivo.
Para todo el mundo es evidente que, por ejemplo, la construcción de una gran planta
para la utilización integral de las fuerzas hídricas, podría ser realizada de la siguiente
manera: el Gobierno presenta un proyecto ante la Legislatura para aprovechar los recursos
de referencia en Baviera, Sajonia, etc. Una vez aprobado por el parlamento, éste otorga
simultáneamente la autorización al Ministro de Finanzas o al Banco del Reich o del Estado
que corresponda, para emitir una serie de billetes que serán respaldados por la obra a
realizarse, que cuenta asimismo con el apoyo auxiliar del crédito provincial o del Reich.
Nadie, por consiguiente, puede hacer valer la objeción de la inflación. Con esta
"moneda adicional" creada en base al otorgamiento de crédito se efectúa la construcción.
Los billetes en cuestión son iguales a los otros medios legales de pago.
Considerado desde el punto de vista del balance, no hay ninguna diferencia que frente
a las nuevas obras construidas haya papel moneda nuevo o nuevas "obligaciones". Pero
para perjuicio de la comunidad, las obligaciones significan un "empeño" de las nuevas obras
al capital financiero que, por supuesto, se asegura todos los derechos, dicta los precios y
obtiene todo el provecho para sí. En realidad, de esta forma el capital financiero ha sido
incrementado con las obras hidráulicas nacionales que se han llevado a cabo. Como es
lógico, la alta finanza no tiene ningún interés en un "pago de devolución" sino que quiere
obtener una "vaca lechera" permanente de tal situación de monopolio. La población tiene
que pagar energía eléctrica cara, nitrógeno caro, etc. El capital prestamista nuevamente se
ha hecho tributario del patrimonio del pueblo.
(14) En el año 1921 ya presenté esta exigencia prioritaria en forma de proyecto de ley a los ministerios bávaros. Encontró
también entonces amplia comprensión, mientras se dejó hablar al sentido común, natural. Recién cuando se recurrió a la
consulta de "expertos", esto es, banqueros, el gobierno se distanció de las "utopías federistas".
Tras las exitosas elecciones thuringias de febrero de 1924, nuestros representantes en el parlamento regional
gestionaron activamente la creación de un Banco Social de la Construcción y de la Economía y también encontraron el
asentimiento comprensivo del entonces Ministro de Finanzas thuringio von Klüchtzner, así como el asentimiento formal de
los partidos burgueses. Una resolución mayoritaria del parlamento provincial autorizó al gobierno para la creación de dicho
Banco. Sin embargo, el gobierno del Reich, bajo la presión del Reichsbank (¡!) prohibió que se cumpliera la "voluntad
popular".
Entretanto ya había hecho llegar también al Reichstag un proyecto de ley para reglamentar el funcionamiento de
tales bancos de la construcción a estructurar en los distintos Estados, pero el mismo fue "prudentemente" demorado por los
partidos del gobierno en el corto período de sesiones del año de Dawes de 1924, hasta la disolución del Reichstag en
otoño del mismo año.
También en Mecklenburg existía una resolución del Parlamento de los partidos llamados de derecha, que exigía la
implantación del Banco citado. Tal resolución se anuló de hecho por la indecisión del Ministro de Finanzas
"nacional alemán" de allí, argumentando la inminente prohibición también en este caso del Reichsbank.
Política social.
Si todos los partidos prometen a los funcionarios, por ejemplo, aumentos de sueldo,
eso se llama política social. Si igualmente, aquellos prometen a empleados y obreros que
sus aspiraciones serán consideradas, esto es, supuestamente, política social.
Cuando acá y allá se utilizan falsos remedios a evidentes fallas en el seguro de los
pequeños rentistas, lisiados de guerra, maestros auxiliares o alemanes del exterior, esto
igualmente se llama política social.
¡Y todo el pueblo sigue a estos cazadores de ratas, cuando tocan su flauta político-
social!
Por de pronto, debería quedar bien claro que política social significa reconocer el bien
común como ley suprema, y que la llamada actualmente política social en realidad es política
antisocial, puesto que contraría el interés colectivo. Se trata de una política de finalidades
individualistas.
Para disfrazar la realidad, los agentes del régimen hacen todo tipo de promesas que,
lógicamente, jamás cumplirán.
Como todo el mundo sabe, aún una «mejoría» pasajera de nada serviría puesto que
sería neutralizada de inmediato por la carestía y los impuestos.
La lucha de clases como principio político significa predicar el odio y la anarquía como
normas sociales. La "expropiación de los expropiadores" entraña hacer de la envidia la base
de la economía y la «socialización» trae como resultante matar la personalidad dirigente y
ensalzar la materia, la masa, en lugar del espíritu y la eficiencia. (15)
También aquí quisiera dirigir especialmente la atención del lector sobre el hecho de que
el marxismo es cualquier cosa menos socialismo, basándose exclusivamente -y
permaneciendo, por cierto, en la penumbra del razonamiento político- en el mismo
fundamento ideológico del más craso individualismo. Sólo se opone una multitud de
individuos, exclusivamente aglutinados por sentimientos de odio y de envidia -no
organizados por una idea superior- a la otra mitad del pueblo. ¿Cómo extrañarse de que no
pueda lograrse de esta manera la solución del problema social, sino que sólo el odio y el
afán de explotación sea la respuesta? No pudo ni podrá nacer nunca una comunidad
humana de tal concepción. Por ello, un montón de escombros ha sido el resultado de la
revuelta bursátil marxista de noviembre de 1918.
¡Crecen del mismo fundamento espiritual! Nosotros, los Nacionalsocialistas, somos sus
adversarios más acérrimos pues nos separa un mundo. Toda nuestra concepción de la
estructura de la sociedad es radicalmente diferente de la de ellos. Para nosotros no es el
egoísmo clasista sino -reiteramos- el bien común la suprema ley.
De ello resulta que nuestras exigencias en el área sociopolítica, superan las demandas
corrientes, señalando los objetivos realmente grandes y creadores para todos los
ciudadanos. Sólo el Nacionalsocialismo entraña la revolución social, esto es, la auténtica
reordenación de la comunidad Nacional.
22. Desarrollo generoso del seguro a la vejez mediante la extensión a toda la comunidad del
régimen de renta vitalicia. A todo alemán le será asegurada a partir de una edad
determinada o ante la eventualidad de una prematura y permanente incapacidad para el
trabajo, una renta suficiente.
(15) En realidad, en los estados marxistas la «socialización» y la "expropiación de los expropiadores" no significa en modo
alguno la devolución de la empresa a la comunidad de trabajo -su legítima dueña - sino el traspaso de la misma a la nueva
oligarquía parasitaria de los burócratas del Partido Comunista y de la administración. (N. del T.)
El Estado ha encontrado en este aspecto una solución correcta para sus servidores en
el sistema jubilatorio. Es esta la meta provisional justa, a que tiene pleno derecho el
productor de una verdadera comunidad popular.
Extender este beneficio a todos nuestros connacionales será el más alto y principal
objetivo de la política social Nacionalsocialista.
El NSDAP sostiene la demanda de participación en las ganancias. Esta es, sin lugar a
dudas, una finalidad genuinamente socialista en el mejor sentido de la palabra.
La participación en ganancias cuyo origen se debe al trabajo de otros, vale decir, los
ingresos sin trabajo y sin esfuerzo, son combatidos con especial severidad por el
Nacionalsocialismo. Por el contrario, la participación ganancial en los productos del propio
trabajo es derecho incuestionable.
25. Solución del problema habitacional mediante construcciones de viviendas en gran escala
en todo el Reich, por intermedio del Banco Comunitario de la Construcción y de la Economía
a crearse.
Con este último punto termina la serie de demandas sociopolíticas. Las facetas
técnicas, financieras y económicas de este asunto no pueden ser consideradas aquí, ya que
se trata de materias especializadas, pero nuestra idea en tal área es fácilmente
comprensible para todos, aún para los cerebros contaminados por el capitalismo. Una vez
en el poder será llevada a la práctica de inmediato. (El Cuaderno 8 de la Biblioteca
Nacionalsocialista analiza exhaustivamente este tema).
Política cultural.
Es absolutamente imposible sentar en este Programa más que unos principios básicos
acerca del campo cultural.
Con relación al problema religioso hay que dejar bien en claro, en primer término, que
ha de ser norma para el Nacionalsocialista no mezclar esta cuestión con el plano político.
Lo mismo es válido para los ataques tontos y burdos al cristianismo. Expresiones tales
como "el cristianismo sólo ha causado daño", demuestran a lo sumo que el que las sostiene
carece de tacto humano y político.
Por cierto, que hay que condenar enérgicamente la indebida intromisión de la iglesia en
la esfera del Estado y otros abusos, pero las degeneraciones, los desaciertos, los errores
personales de algunos no pueden ser adjudicados a una de las manifestaciones más
portentosas de la humanidad. Para millones la religión ha sido el medio de elevación que por
sobre los sufrimientos humanos, los ha aproximado a Dios.
La cultura del Medioevo se desarrolló bajo el signo de la Cruz. Las hazañas heroicas, la
voluntad de sacrificio, el valor de la fe encontró en el cristianismo su raíz. Por lo tanto, hay
que distinguir cuidadosamente entre la esencia del cristianismo y los múltiples abusos de su
manifestación humana.
5. LO QUE NO QUEREMOS
Para destacar con mayor nitidez aún nuestro Programa, es conveniente reiterar de
modo preciso lo que no queremos.
No queremos llegar al poder por amor al poder, sino que, muy por el contrario,
ocuparemos las posiciones como etapas para nuestra formidable meta final.
(17) Referencia a los sectores seudo nacionales y reaccionarios. (N. del T.)
6. PALABRAS FINALES
¿Qué debe saber el Nacionalsocialista del Programa? Esta ha sido la tarea que este
primer cuaderno de la Biblioteca Nacionalsocialista se propuso. Hemos visto reiteradamente
algo que atravesó como un hilo rojo todas las disquisiciones, el Nacionalsocialismo es una
nueva concepción del mundo (Weltanschauung) que está en la más severa oposición al
actual mundo del capitalismo y de sus satélites marxistas y burgueses.
Nuestra vida es lucha al servicio de esta portentosa idea, lucha por una Nueva
Alemania. Y no sería una verdadera lucha por un ideario sino tuviera un símbolo, una
bandera.
¿Puede imaginarse un símbolo, una bandera, por ejemplo, del partido económico que
fuera más allá de las lastimosas alegorías de los años 80 y 90? ¿O de los clubes de bochas
o de tabaco? Seguramente que no. ¿Qué aspecto tiene la bandera del partido de
Stresemann?
(18)
Los clericales hacen mal uso del signo de la Cruz y los rojos de las antiguas
venerables banderas de la magnificencia imperial del Medioevo.
A nosotros, los Nacionalsocialistas, nos preceden ondeando nuestros estandartes de
combate. Eternamente joven, radiante y luminosa se levanta ante nosotros la rueda solar, la
cruz gamada, el símbolo de la vida renaciente.