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Reduca (Biología). Serie Zoología. 9 (1): 13-32, 2016.

ISSN: 1989-3620

Prácticas de Zoología. Estudio y diversidad de los


Vertebrados Mamíferos. Características generales

Valentín Buencuerpo Arcas. Ana García Moreno.


Elena Gutiérrez Castaño. Raimundo Outerelo Domínguez.
Sergio Pérez González. Javier Pérez Tris. Juan Pérez Zaballos.
Alvaro Ramírez García. Eduardo Ruiz Piña.

Departamento de Zoología y Antropología Física. Facultad de Ciencias Biológicas. Universidad


Complutense de Madrid. c/ José Antonio Novais, 12. 28040 Madrid.
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Los Mamíferos son terápsidos endotermos con el cuerpo cubierto de pelo,


aunque éste puede estar secundariamente reducido o transformado en otras
estructuras. Tienen el tegumento provisto de glándulas (sudoríparas, odoríferas,
sebáceas y mamarias).

Figura 1. Esqueleto de un mamífero (conejo).

El esqueleto de los Mamíferos (Fig. 1) se caracteriza por poseer algunas


características distintivas. Su cráneo tiene dos cóndilos occipitales, y la mandíbula
inferior está constituida por un único hueso ensanchado, el dentario, generalmente

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con dientes heterodontos en ambas mandíbulas, que pueden modificarse o reducirse.


Por regla general tienen siete vértebras cervicales, y a menudo poseen una cola larga y
vertebrada. Sus costillas están unidas solamente a las vértebras torácicas.
Normalmente muestran las cuatro extremidades, aunque pueden reducirse o
desaparecer en algunos, y varían mucho como consecuencia de la adaptación a
distintos tipos de locomoción.

CLASIFICACIÓN DE LOS MAMÍFEROS

1. Subclase Prototerios: Mamíferos ovíparos, con un único orden (Monotremas:


ornitorrinco y equidnas).

2. Subclase Terios

2.1. Infraclase Metaterios: Incluye todos los órdenes de Mamíferos marsupiales,


provistos de una bolsa marsupial y de placenta coriovitelina, caracterizada por
un contacto superficial entre el corion y el útero materno (zarigüeyas, canguros,
koalas, lobos marsupiales, diablo de Tasmania, etc.)

2.2. Infraclase Euterios: Incluye todos los órdenes de Mamíferos placentarios,


provistos de placenta corioalantoidea, cuyo contacto materno-fetal se multiplica
gracias a un corion con numerosas protuberancias vascularizadas que se
implantan profundamente en la mucosa uterina. Es el grupo más diverso
actualmente: armadillos, roedores, insectívoros, carnívoros, ungulados,
cetáceos, murciélagos, etc.

ADAPTACIONES FUNCIONALES Y ESTRUCTURALES

Tegumento y sus derivados

Lo que principalmente diferencia a los Mamíferos es su piel y las modificaciones


que ésta presenta.

El pelo es un carácter exclusivo de los Mamíferos. Un pelo crece continuamente


a partir de su folículo, una estructura epidérmica que se hunde en la dermis.
Exteriormente se encuentra recubierto por una cutícula formada por células
aplanadas (escamas), cuya forma y disposición puede variar: pueden ser imbricadas,
dispuestas como las tejas de un tejado, o coronales, cilíndricas y que encajan unas en
otras (Fig. 2). Según su sección, se distinguen los pelos de sección circular (que dan
lugar al pelo lacio) y los de sección aplanada (que dan lugar al pelo rizado).

Típicamente se distinguen dos tipos de pelos en el pelaje:

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 Borra: pelos densos y suaves con función aislante.

 Jarra: pelos más rígidos y largos, que protegen contra el desgaste y dan su
coloración externa al animal.

Figura 2. Estructura del pelo (izquierda). Tipos de escamas externas del pelo (derecha).

Algunos pelos se han modificado además para especializarse en determinadas


funciones: vibrisas (sensoriales), espinas (defensivas), pestañas (protectoras), etc.

Figura 3. Faneras del extremo de los dedos de los Mamíferos.

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Las garras (Fig. 3) son estructuras protectoras u ofensivas que se desarrollan


alrededor de la última falange de los dedos. Estructuras tan diferentes como las uñas
planas de los primates antropomorfos y las pezuñas de los ungulados probablemente
derivan de una garra ancestral. Las pezuñas de los Artiodáctilos y Perisodáctilos son
grandes estuches de queratina, que soportan el cuerpo del animal.

Los cuernos y astas (Fig. 4) son excrecencias córneas presentes en la cabeza de


ciertos Mamíferos. Los cuernos verdaderos son vainas de epidermis queratinizada
dispuestas alrededor de una matriz de hueso que forma parte del cráneo. No se
mudan y, por lo general, tampoco están ramificados. Los presentan muchos
Artiodáctilos rumiantes (bóvidos, antílopes y jirafas), portándolos tanto los machos
como las hembras. Las astas o cuernas son totalmente óseas y duras en su estado
definitivo. Durante su crecimiento anual, se desarrollan por debajo de una cobertura
de piel muy suave y vascularizada que se denomina terciopelo. Cuando el crecimiento
de las astas se ha completado, los vasos sanguíneos se obliteran y el animal desgasta
el terciopelo rascando las astas contra los árboles. Se pierden después de cada celo.
Las astas son características de los cérvidos y normalmente sólo las presentan los
machos. Algunos Mamíferos, como el rinoceronte, tienen cuernos formados por fibras
córneas cementadas.

Figura 4. Diferencias entre cuerno y asta.

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Figura 5. Evolución de los diferentes tipos de dentición.

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Alimento y nutrición

Los Mamíferos explotan una gran variedad de fuentes de alimento, lo que ha


dado lugar a la diversificación de las estructuras asociadas a la alimentación (Fig. 5).
Dicha radiación adaptativa se aprecia sobre todo en el número, desarrollo y forma de
los dientes. Los primeros Mamíferos eran probablemente insectívoros, por lo que la
condición desdentada es derivada en el grupo. La pérdida de dientes ha evolucionado
independientemente en al menos cinco ocasiones: equidnas (orden Monotremas),
numbats (orden Marsupiales), pangolines (orden Folidotos), cerdos hormigueros
(orden Tubulidentados) y osos hormigueros (orden Xenartros), en todos los casos
como adaptación a la mirmecofagia. En otros grupos los dientes han sido sustituidos
por faneras. Por ejemplo, las barbas de ballena (exclusivas del orden Cetáceos
suborden Misticetos) han evolucionado como adaptación a la filtración de grandes
cantidades de agua para la captura de pequeños organismos (krill, pequeños peces
gregarios, invertebrados planctónicos, etc.).

Típicamente, los Mamíferos presentan una dentición difiodonta, esto es, con dos
series de dientes: una serie de dientes caducos, o de leche, que es reemplazada por
otra definitiva. Algunos Mamíferos tienen todos los dientes iguales, sin
especializaciones (dentición homodonta), como resultado de su adaptación a la
captura de peces. Esta situación es patente en los Cetáceos Odontocetos y se produce
con marcada tendencia en muchos Pinnípedos, como resultado de su adaptación a la
captura de peces. Sin embargo, en la mayoría de los grupos los dientes se diferencian
especializándose en funciones específicas, como cortar, masticar, agarrar, desgarrar,
triturar, etc. (dentición heterodonta).

Cada diente está formado por una parte visible (corona) y una parte oculta (raíz)
que está hundida en una cavidad del hueso maxilar (alvéolo dentario), Fig. 6.

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Figura 6. Estructura de un diente.


Según la forma de sus coronas, se distinguen cuatro tipos de dientes:

 Incisivos, con coronas simples y con extremos ligeramente afilados,


especializados para cortar.

 Caninos, con coronas largas y cónicas, utilizados para asfixiar y desgarrar.

 Premolares, con coronas comprimidas y una o dos cúspides, empleados para


cortar.

 Molares, con coronas complejas y una disposición variable de cúspides y con


varias raíces, especializados en triturar. A su vez pueden ser de varios tipos:

 Bunodontos, con cuatro cúspides en la corona, típicos de omnívoros.

 Secodontos, con tres cúspides cortantes en la corona (muela carnicera).

 Lofodontos, corona con cuatro cúspides soldadas dos a dos en crestas,


típicos de rumiantes como el caballo.

 Selenodontos, con crestas en forma de media luna, típicos de rumiantes


como el carnero.

Según su crecimiento se diferencian:

 Dientes braquidontos, aquellos que dejan de crecer después de salir, tienen


poco desgaste (aunque llegan a perder su función al final de la vida del animal)
y su corona es baja (por ejemplo, los de los primates).

 Dientes hipsodontos, de crecimiento continuo, están sometidos a un desgaste


continuo y su corona es alta (por ejemplo, los incisivos de los roedores).

Especializaciones alimentarias

Las especializaciones alimentarias de los Mamíferos aparecen reflejadas en la


dentición de la boca, en el tipo de dientes, su forma y su número (Fig. 5). Todos estos
rasgos se pueden codificar de manera sistemática mediante las denominadas fórmulas
dentarias, que típicamente se representan con un quebrado. El numerador indica el
número de piezas de cada tipo en la mandíbula superior (en orden: incisivos: caninos:
premolares: molares), y el denominador la misma secuencia en la mandíbula inferior.
Normalmente, suele representarse el número de piezas en cada hemimandíbula
(izquierda o derecha), en cuyo caso debe indicarse “2 x” (“dos veces”) delante del
quebrado. Así pues, la fórmula dentaria de Homo sapiens sería la siguiente:

2 × (2:1:3:2) / (2:1:3:2)

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Mientras que la del perro sería:


2 × (3:1:4:2) / (3:1:4:3)

Otras formas de representar la fórmula del perro serían:

2 3142 / 3143

o bien:

I (3-3) / (3-3) C (1-1) / (1-1) P (4-4) / (4-4) M (2-2) / (3-3)

El examen de las fórmulas dentarias permite interpretar las adaptaciones


alimentarias de los mamíferos. Pueden destacarse los siguientes ejemplos:

 Adaptación al régimen insectívoro

Un buen ejemplo es la dentadura del erizo (orden Insectívoros), figura 7. Se


nutre principalmente de insectos, gusanos y moluscos, aunque no desdeña
otras presas, como pequeños reptiles. Su número de dientes es elevado (36). El
cóndilo mandibular está alargado transversalmente, permitiendo sobre todo
los movimientos verticales de la mandíbula inferior. La hemimandíbula
superior tiene tres incisivos pequeños, desiguales y puntiagudos, un canino
pequeño y recurvado, tres premolares y tres molares con puntas agudas. La
hemimandíbula inferior tiene dos incisivos, un canino, dos premolares y tres
molares.

Figura 7. Cráneo y dentadura de erizo.

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 Adaptación al régimen omnívoro

Un ejemplo es la dentadura del jabalí (orden Artiodáctilos), figura 8. Ingiere


casi cualquier tipo de alimento, tanto de origen vegetal como animal. El
número total de dientes es muy elevado (44) y representa el máximo que
puede encontrarse en un mamífero con dentadura heterodonta. El cóndilo,
bien visible, se dispone transversalmente, permitiendo los movimientos
verticales de la mandíbula inferior y también los movimientos laterales
(aunque de menor amplitud). La hemimandíbula superior tiene tres
voluminosos incisivos, diferentes entre sí y alargados hacia delante, un canino
afilado y recurvado hacia arriba (amoladera) que sirve para morder y para
desgarrar, cuatro premolares cortantes y tres molares muy fuertes con
tubérculos. La hemimandíbula inferior posee tres incisivos alargados hacia
delante, un canino largo, recurvado y puntiagudo (colmillo), dirigido
lateralmente y de crecimiento continuo, cuatro premolares y tres molares
semejantes a los de la hemimandíbula superior. La dentición del cerdo
doméstico (Fig. 8) se diferencia de la del jabalí sobre todo por la reducción de
las piezas defensivas como resultado de la selección artificial.

Figura 8. Cráneo y dentadura de jabalí y de cerdo.

 Adaptación al régimen carnívoro

Un buen ejemplo es la dentadura de los felinos, como el gato (orden


Carnívoros), figura 9. Se caracteriza por la reducción del número de molares y
por la ausencia total de dientes trituradores (todas las piezas posteriores son
cortantes). El cóndilo es una barra alargada transversalmente, por lo cual la
mandíbula inferior no puede describir más que movimientos verticales. La
hemimandíbula superior tiene tres incisivos pequeños, un canino o colmillo
muy desarrollado, puntiagudo y ligeramente arqueado, y tres premolares
puntiagudos y cortantes, de los cuales el primero está reducido, el segundo es

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de tamaño medio, y el tercero está muy desarrollado (muela carnicera


superior). Tiene también un único molar, pequeño o atrofiado. La
hemimandíbula inferior posee tres pequeños incisivos, un canino, dos
premolares de tamaño mediano y el primer molar (M1) muy desarrollado
(muela carnicera inferior). Ambas muelas carniceras actúan en conjunto para
desgarrar la carne.

Figura 9. Cráneo y dentadura de gato.

 Adaptación al régimen herbívoro

Los mamíferos herbívoros tienen adaptaciones muy diversas relacionadas con


la manera en que consiguen su alimento y el procesado previo a la deglución.
Para ilustrar esa diversidad, podemos mencionar varios ejemplos:

 1. El conejo (orden Lagomorfos) se alimenta de hojas, hierba, frutas, raíces, etc.


Su dentadura (Fig. 10) se caracteriza por poseer incisivos de crecimiento
continuo. Tiene en total 28 dientes. El cóndilo mandibular está alargado en
sentido anteroposterior, lo que permite un fácil desplazamiento de la
mandíbula inferior. La hemimandíbula superior tiene dos incisivos, uno largo,
arqueado y recubierto por delante de marfil y por detrás de esmalte más duro,
cuya superficie de desgaste está cortada en bisel, de forma que el borde
anterior es cortante gracias al reborde de esmalte. El otro incisivo se sitúa por
detrás del anterior y es mucho más pequeño. No hay canino, y en su lugar
existe un espacio sin dientes denominado diastema, que separa los incisivos de
los dientes posteriores. Estos últimos son tres premolares y tres molares,
indistinguibles entre sí, hipsodontos y con una superficie de desgaste de
esmalte con crestas transversales. La hemimandíbula inferior tiene un incisivo
seguido de un diastema, dos premolares y tres molares.

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Figura 10. Cráneo y dentadura de conejo.

 2. El caballo (orden Perisodáctilos) es un animal eminentemente pastador. Su


dentadura (Fig. 11) tiene un cóndilo relativamente alargado y dispuesto
transversalmente, permitiendo que la mandíbula inferior pueda describir
movimientos laterales y verticales. La hemimandíbula superior tiene tres largos
incisivos dirigidos hacia delante, de crecimiento continuo, cuya corona
presenta una superficie de desgaste que proviene del frotamiento contra los
incisivos de la mandíbula inferior. Tiene un canino atrofiado, corto y
redondeado (a veces ausente), seguido de un diastema ancho, tres premolares
y tres molares , semejantes entre sí, muy altos y con una ancha superficie de
desgaste que presenta un conjunto de repliegues sinuosos de esmalte, muy
característicos y de crecimiento continuo. La mandíbula inferior tiene los
mismos dientes que la superior.

Figura 11. Cráneo y dentadura de caballo.

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 3. Los rumiantes artiodáctilos (orden Artiodáctilos) tienen hábitos pastadores o


ramoneadores. La dentadura de la cabra (Fig. 12) tiene en total 32 dientes. El
cóndilo mandibular tiene la superficie redondeada, permitiendo que la
mandíbula inferior pueda describir movimientos tanto laterales como
verticales. La hemimandíbula superior carece de incisivos y de caninos. Tiene
tres premolares y tres molares semejantes entre sí, muy altos y con una
superficie de desgaste surcada por una serie de repliegues de esmalte
longitudinales en forma de media luna (selenodontos), de crecimiento
continuo. La hemimandíbula inferior tiene cuatro incisivos de crecimiento
limitado (en realidad uno de ellos es un canino incisiviforme) seguidos por un
diastema, tras el que hay tres premolares y tres molares

Figura 12. Cráneo y dentadura de cabra.

Adaptación a la locomoción

Las extremidades de los Mamíferos han experimentado una notable


diversificación como consecuencia de la adaptación a diferentes modos de
locomoción. Dicha diversificación ha afectado, según los grupos, a diferentes
segmentos del quiridio, potenciando unos y reduciendo otros con importantes efectos
sobre su forma y disposición (Fig. 13). Podemos mencionar algunos ejemplos
destacables:

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Figura 13. La elongación de los metápodos (elementos óseos distales) aumenta la longitud de
zancada. A. Plantígrado (tejón). B. Digitígrado (perro). C. Ungulígrado (caballo).

 Adaptación a la marcha

La diversidad morfológica de las extremidades de los Mamíferos puede


interpretarse como el resultado de un compromiso entre el sostén del peso
corporal (tanto mayor cuanto más sólido sea el apoyo y más robustos los
segmentos del quiridio) y la velocidad de carrera (mayor con extremidades
ligeras con pequeñas superficies de contacto con el suelo). Así pues, los
distintos grupos de Mamíferos han adquirido de forma independiente -por
adaptación a distintos modos de locomoción- diferentes morfologías (a veces
incluso representadas dentro de un mismo orden), que se pueden clasificar del
modo siguiente:

 Extremidad plantígrada (Fig. 13 A). Es propia de Mamíferos que apoyan la


planta del pie (o la palma de la mano, en cualquier caso todo el autopodio,
desde los tarsianos a las falanges en el caso del pie). Son plantígrados los
primates, los coatíes o los osos. Los Mamíferos plantígrados son
comparativamente lentos, pero consiguen un mayor soporte del peso
corporal y pueden alzarse sobre sus extremidades posteriores.

 Extremidad digitígrada (Fig. 13 B). La adaptación a la locomoción rápida se


consigue en muchos Mamíferos, de forma independiente, con el
levantamiento de la planta del pie (o la palma de la mano) por encima del
suelo. En las extremidades digitígradas únicamente se apoyan los dedos

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sobre el suelo. Los animales digitígrados pueden ser grandes corredores


(como algunos félidos), pero generalmente son mejores marchadores
(hienas, cánidos, etc.). Son ejemplos los roedores, la mayoría de los
carnívoros, los lagomorfos o muchos marsupiales.

 Extremidad ungulígrada (Fig. 13 C). La adaptación a la carrera se traduce


en la reducción de la superficie de apoyo de la extremidad, que en los
ungulígrados (o ungulados) se limita a la punta de los dedos. Estos
mamíferos tienen pezuñas, un revestimiento córneo que protege los
dedos. Son ejemplos los Artiodáctilos (como la gacela), los Perisodáctilos
(como la cebra), o los Proboscídeos, elefantes, (cuya superficie plantar,
similar a la plantígrada en apariencia externa y función, es en realidad una
almohada muscular posterior a los dedos, sobre la que se apoya el peso
del animal) que poseen cinco dedos, siendo el tercero más largo y ancho
que los demás y el que soporta la mayor parte del peso del animal.

Los mamíferos plantígrados y digitígrados conservan, en general, muchos


de sus dedos (4 ó 5). Los ungulados, en cambio, han sufrido una reducción
en el número de dedos y un alargamiento de los dedos funcionales. La
desaparición de los dedos se acompaña de la reducción del número o la
fusión de metacarpianos y de metatarsianos. Además, los huesos de los
segmentos proximales de sus quiridios también se han alargado, sobre
todo los del zeugopodio, que experimentan reducción (la ulna y la fíbula
suelen ser pequeñas, potenciándose el radio y la tibia), restringiendo
mucho el movimiento giratorio del zeugopodio.

Se pueden distinguir dos tipos de ungulados, que representan trayectorias


independientes de divergencia temprana en la evolución de la extremidad
ungulígrada (Fig. 14):

Perisodáctilos. Normalmente tienen un número impar de dedos, ya que


tienden a apoyar la mayor parte del peso en un único dedo (el tercero),
que forma un eje columnar con el resto de la extremidad (Fig. 14D). Son
ejemplos el rinoceronte (con tres dedos, el tercero el más desarrollado), o
el caballo (que sólo conserva el dedo tercero). Destacan por su
singularidad los tapires, con cuatro dedos en la extremidad anterior y tres
en la posterior, pero en ambos casos con el tercer dedo como principal
punto de apoyo.

Artiodáctilos. Con un número par de dedos, el eje de su extremidad pasa


entre los dedos tercero y cuarto, que son el principal (normalmente el
único) punto de apoyo. Los metacarpianos o metatarsianos se fusionan
con frecuencia formando un hueso de caña (Fig. 14C). Las especies
actuales tienen un número par de dedos (cuatro o dos), con excepción de

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los pecaríes, que sólo tienen tres dedos en las patas posteriores. Son
ejemplos los hipopótamos (que apoyan sus cuatro dedos), los cerdos (con
cuatro dedos, de los que apoyan sólo dos), o los camellos (que apoyan sus
dos únicos dedos).

Figura 14. Evolución del miembro anterior de los ungulados. A. Extremidad generalista. B.
Artiodáctilo, 4 dedos (cerdo). C. Artiodáctilo, 2 dedos (vaca). D. Perisodáctilo, 1 dedo (Caballo).

 Adaptación al salto

Muchos mamíferos se desplazan principalmente saltando (por ejemplo los


canguros o los lagomorfos). En estos grupos, el miembro posterior está más
desarrollado que el anterior y funciona como un resorte en forma de Z (Fig.
15). También se observa un alargamiento del pie, debido al alargamiento de las
falanges, de los metatarsianos y del tarso.

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Figura 15. Esqueleto de un canguro.

 Adaptación a la natación

Los mamíferos adaptados a la natación tienen extremidades modificadas para


aumentar su superficie. En los que tienen una interacción menos estrecha con
el medio acuático, las adaptaciones pueden afectar poco al esqueleto (existen
Mamíferos con extremidades palmeadas por el desarrollo de membranas
interdigitales, como los ornitorrincos, las nutrias o los hipopótamos). Sin
embargo, en los Mamíferos eminentemente acuáticos, como los Pinnípedos,
los Sirénidos o los Cetáceos, se observan adaptaciones esqueléticas extremas,
con extremidades en forma de remo y cuerpo fusiforme.

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Figura 16. Mamíferos marinos. A. Esqueleto de un Pinnípedo (león marino). B. Esqueleto de un


Cetáceo (delfín). C. Extremidad anterior de Pinnípedo (1) y de Cetáceo (2).

En los Pinnípedos (Fig. 16A), los segmentos proximales del quiridio se acortan
mucho, y los huesos se aplanan. Por contra, el autopodio se alarga mucho
gracias al aumento del número de falanges (hiperfalangia). Los dedos están
unidos por sólidas membranas interdigitales, y pueden tener uñas en las
extremidades anteriores (las focas) o en las posteriores (los otáridos, como los
leones y lobos marinos). Tanto los huesos como las articulaciones se mueven
en un solo plano. Las extremidades posteriores están reducidas, ya que apenas
intervienen en la propulsión.

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En los Cetáceos (Fig. 16 B), las extremidades posteriores son vestigiales o se


han perdido completamente, y las anteriores son auténticas aletas, con un
húmero, un radio y una ulna cortos, aplanados y sólidos y una mano
considerablemente alargada por hiperfalangia. La cola está muy muscularizada,
siendo difícil de distinguir del tronco del animal, y presenta en su extremo una
expansión horizontal del cuerpo que forma una aleta caudal, que propulsa al
animal mediante un movimiento vertical heredado del modo de flexión de la
columna vertebral en los ancestros terrestres del grupo.

 Adaptación al vuelo

Varios grupos de Mamíferos (marsupiales, lémures voladores y ardillas


voladoras) han adquirido de forma independiente la capacidad de planear, en
todos los casos gracias a unas expansiones laterales del tegumento que unen el
tronco con las extremidades (el patagio).

Figura 17. Adaptación al vuelo de los miembros de un quiróptero.

Sin embargo, el auténtico vuelo propulsado sólo ha evolucionado en una


ocasión entre los Mamíferos, aunque probablemente ha favorecido la
diversificación del linaje en que apareció: los Quirópteros (murciélagos; Fig.
17). La extremidad anterior de los murciélagos es un ala, con un brazo y un
antebrazo muy largos y una mano especialmente desarrollada, como
consecuencia del alargamiento de los metacarpianos y de los dedos (excepto el
pulgar que permanece corto). Entre los dedos del miembro anterior, de los
miembros posteriores (bastante cortos) y de la cola se extiende una fina
membrana (patagio).

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 Adaptación a la locomoción arborícola

Los Mamíferos arborícolas muestran diferentes grados de especialización


morfológica en relación con la locomoción. Moverse entre las ramas, con
frecuencia estrechas y a menudo muy inclinadas, demanda especializaciones
asociadas con el agarre y el equilibrio. Los que corren sobre las ramas (por
ejemplo muchos roedores, como las ardillas o los lirones) tienen extremidades
cortas (con lo que su centro de masas se acerca al sustrato), cola larga (que
ayuda a mantener el equilibrio), y uñas desarrolladas (para aumentar la
tracción). A menudo tienen tobillos muy capaces de girar, de manera que
pueden disponer los dedos posteriores a modo de ganchos de sujeción para
descender de las ramas. Los que se desplazan colgando de las ramas
(braquiadores), como muchos primates o los perezosos, tienen
especializaciones más evidentes. Por ejemplo, tienen extremidades largas, con
gran capacidad de giro en la muñeca (para aumentar la capacidad de
desplazamiento o alcanzar el alimento desde su punto de anclaje) y dedos
largos (los perezosos tienen garras largas que cumplen la misma función). Los
primates tienen uñas planas y palmas de manos y pies desprovistas de pelo,
que evitan obstáculos al agarre y mejoran la tracción. Además, sus manos y
pies son prensiles, una función que se ve potenciada por un pulgar oponible.
Con frecuencia tienen también cola prensil.

BIBLIOGRAFÍA DE CONSULTA

Hickman, C.; Roberts, L.; Keen, S.; L’Anson, H. y Larson, A. 2009. Principios integrales
en Zoología. Decimocuarta edición. Mcgraw-Hill Interamericana. Madrid.

Kardong, K. 2007. Vertebrados: Anatomía comparada, función, evolución. Mcgraw-Hill


Interamericana. Madrid.

Moreno, A. G. (Dª del Proyecto). 2007. Zoología. Interpretación de modelos


arquitectónicos. Vicerrectorado de Desarrollo y Calidad de la Docencia de la
Universidad Complutense de Madrid. CD-ROM. 2040 pp. ISBN: 978-84-7491-877-9.

RECURSOS ELECTRÓNICOS

Museos virtuales de la Facultad de Ciencias Biológicas. Disponible en:


http://www.ucm.es/centros/webs/fbio/index.php?tp=Servicios&a=servicios&d=
2071.php. Fecha de consulta: 20 de octubre de 2010.

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Revista Reduca. Disponible en: www.reduca.org y www.revistareduca.es Fecha de


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Recibido: 17 de junio 2015.


Aceptado: 8 de junio 2016.

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