Clase Claudia Gotta
Clase Claudia Gotta
Clase Claudia Gotta
4ª cohorte
Contenidos:
. Colonialismo del saber, colonialismo del poder e historias revisitadas.
.Movimientos insurreccionales y cultura política andina. Milenarismo,
mesianismo y utopías contrahegemónicas andinas.
. Cosmovisión y política andina: del Inkarri a Sendero, del tinku a Evo.
. Repensar estrategias de re-existencia o como construir una propuesta política
hacia la liberación
Presentación:
MILENARISMO:
El concepto proviene de la idea de Milenio como creencia del advenimiento de
una nueva era de armonía y felicidad que durará mil años, cuya tradición se
remonta al zoroastrismo persa y al judaísmo, que la transmitió al cristianismo.
En los evangelios aparece el anuncio de la segunda venida de Cristo, en el
juicio final o fin del mundo, que no sería sino la destrucción del mundo viejo y el
comienzo del Milenio. En la versión judeocristiana se vincula así con el
MESIANISMO.
En sentido más amplio, en ciencias sociales, se denomina milenaristas a
tendencias o movimientos generalmente de carácter religiosos, pero también
político (INKARRI, SENDERO) que esperan una salvación colectiva, definitiva
e inminente en este mundo.
Tal categoría se ha utilizado para caracterizar manifestaciones diversas, desde
ciertos cultos triales de la India o África, hasta los movimientos rurales
anarquistas de Andalucía; en América Latina resulta aplicable a multitud de
experiencias producidas a lo largo de su historia de agitaciones sociales, y en
particular a ciertos movimientos que arrastraron a grupos indígenas.
Los enfoques sociológicos relacionan estas expresiones con fenómenos de
crisis y transculturación que amenazan las condiciones de vida de
determinadas poblaciones atrasadas, en el curso de procesos modernizantes o
de dominación colonial. La capacidad movilizadora típica de estos
movimientos, y su confianza en el derrumbe apocalíptico del mundo actual,
desembocaron muchas veces en sublevaciones y otros desafíos a la autoridad
política, invariablemente aplastados. No obstante, sus rasgos regresivos, se ha
señalado también su contribución al surgimiento de otros proyectos de
renovación social.
UTOPÍAS:
El proyecto de utopía abarca por lograr todo proyecto de gobierno ideal y/o de
cambio social considera do irrealizable o cuya concreción es juzgada altamente
improbable. Desde las épocas más temprana hasta hoy el pensamiento utópico
se ha manifestado mediante las doctrinas, los géneros literarios y las prácticas
sociales más dispares.
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Un importante punto en común de todas estas manifestaciones utópicas se
haya constituido por la aspiración, tanto individual como colectiva, a la
armonía, la felicidad y el bienestar de toda la humanidad o una buena parte de
ella.
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Rebelión: decíamos que la coyuntura rebelde de una suma de revueltas
propicia un movimiento de mayor envergadura, que dura vs años, que se
extiende a vs doctrinas o corregimientos, que tiene una planificación, que va
más allá de la reacción ante una medida tomada por el poder colonial,
cuestiona el sistema colonial en su conjunto y por tanto, puede incluir a actores
no indígenas y que puede tener vs etapas o fases.
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insurrección. Sabemos que un pequeño grupo de personas educadas y
mayormente urbanas mantenían una crítica del gobierno colonial español y
sostenían la idea de una autoridad inka legítima en el siglo XVIII en Perú. No
hay evidencia, sin embargo, de un proyecto político para soberanía inka en La
Paz hasta finales de 1780.
(…). En última instancia, sin embargo, la imaginación de la utopía andina no
tomó una sola forma, como la restauración inka. Tampoco es suficiente hablar
de una sola visión campesina de utopía andina en contraste con la de la
nobleza andina y sus simpatizantes mestizos y criollos. Los campesinos se
imaginaban el fin del gobierno colonial español y la alternativa del autogobierno
andino de diversas maneras. Esta diversidad de proyectos fue regional por
supuesto, como se evidencia de Cuzco a La Paz, Oruro y Chayanta en la gran
insurrección de 1780-1781.
Pero incluso dentro de los movimientos individuales había impulsos y
tendencias múltiples. La diversidad fue temporal, también, con la conciencia
anticolonial asumiendo aspectos distintos en momentos sucesivos, cada uno
con sus repercusiones respectivas.
En el periodo conflictivo y politizado después de mediados de siglo, un conjunto
clave de opciones, proyectos y aspiraciones había tomado cuerpo antes de la
coyuntura revolucionaria a gran escala. Como un acervo acumulado de
posiciones y direcciones político-ideológicas, esta cultura política anticolonial
orientaría a la insurgencia india durante el nuevo y fluido momento histórico de
la insurrección.
En el caso de La Paz, una década después de 1771 surgió otro elemento
mayor en el imaginario insurgente. Con Tupaj Amaru, la visión campesina se
expandió de una esperanza de autonomía y soberanía comunitaria (“el rey era
el común”) para incluir un proyecto utópico de soberanía inka. Cuando los
campesinos aymaras de La Paz proclamaron que “sólo reinasen los indios”,
compartían esta visión con los insurgentes a lo largo y ancho de la región
surandina.”
Las dos perspectivas de mayor poder comunitario y de un gobierno inka
coincidieron en la anticipación de la emancipación, autodeterminación y
hegemonía india.
Constitución de Bolivia
(sancionada en 2009)
Artículo 1
Bolivia se constituye en un Estado Unitario Social de Derecho Plurinacional
Comunitario, libre, independiente,soberano, democrático, intercultural,
descentralizado y con autonomías. Bolivia se funda en la pluralidad y el
pluralismo político, económico, jurídico, cultural y lingüístico, dentro del proceso
integrador del país.
Artículo 2
Dada la existencia precolonial de las naciones y pueblos indígena originario
campesinos y su dominio ancestral sobre sus territorios, se garantiza su libre
determinación en el marco de la unidad del Estado, que consiste en su
derecho a la autonomía, al autogobierno, a su cultura, al reconocimiento
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de sus instituciones y a la consolidación de sus entidades territoriales,
conforme a esta Constitución y la ley.
Artículo 3
La nación boliviana está conformada por la totalidad de las bolivianas y los
bolivianos, las naciones y pueblos indígena originario campesinos, y las
comunidades interculturales y afrobolivianas que en conjunto constituyen el
pueblo boliviano.
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Artículo 5
Inciso 1
Son idiomas oficiales del Estado el castellano y todos los idiomas de las
naciones y pueblos indígena originario campesinos, que son el aymara,
araona, baure, bésiro, canichana, cavineño, cayubaba, chácobo, chimán,
ese ejja, guaraní, guarasu’we, guarayu, itonama, leco, machajuyai-
kallawaya, machineri, maropa, mojeño-trinitario, mojeño-ignaciano, moré,
mosetén, movima, pacawara, puquina, quechua, sirionó, tacana, tapiete,
toromona, uru-chipaya, weenhayek, yaminawa, yuki, yuracaré y zamuco.
Inciso 2
El Gobierno plurinacional y los gobiernos departamentales deben utilizar al
menos dos idiomas oficiales. Uno de ellos debe ser el castellano, y el otro se
decidirá tomando en cuenta el uso, la conveniencia, las circunstancias, las
necesidades y preferencias de la población en su totalidad o del territorio en
cuestión.
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Artículo 8
Inciso 1
El Estado asume y promueve como principios ético-morales de la sociedad
plural: ama qhilla, ama llulla, ama suwa (no seas flojo, no seas mentiroso ni
seas ladrón), suma qamaña (vivir bien), ñandereko (vida armoniosa), teko kavi
(vida buena), ivi maraei (tierra sin mal) y qhapaj ñan (camino o vida noble.
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sindicato campesino, aunque en los niveles más locales se optó por otros
nombres como estancias o ranchos (Platt 1982).
Este forcejeo aún no está definido y la idea de autonomía comunal, que surge
en la coyuntura de la Asamblea Constituyente, precisamente está basada en la
idea del ayllu prehispánico o la antigua comunidad andina; pero ahora ya no
sólo frente al Estado, sino como un freno a algunas tendencias antinacionales,
que hoy se expresan en algunos comités cívicos regionales del país.
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Existen pocos trabajos empíricos que nos muestren esta compleja relación y
articulación de dos formas de visión de territorialidad, por una parte la
organización andina de los suyus, las markas y los ayllus y su relación con la
organización política administrativa y territorialidad del Estado boliviano, bajo
nombres como el de cantones e incluso de municipios.
Hay un fenómeno muy interesante en esta etapa especial que vive Bolivia y
particularmente los pueblos indígenas y campesinos andinos. Cuando la
administración del Estado estaba principalmente en manos de los mestizos y
criollos (antes del 18 de diciembre de 2005), el enfrentamiento de los ayllus y
comunidades casi siempre fue abierto contra el Estado; pero ahora que el
presidente es un aymara (Evo Morales), ha posibilitado una mirada y cambio de
estrategias a las anteriores mencionadas. Muchos dirigentes y líderes
indígenas dicen ahora: “sabemos que no estamos en el poder, pero estamos
en el gobierno y hay que defender a Evo de cualquier peligro”.
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actuar como los núcleos territoriales fundamentales de la constitución de la
nueva Nación boliviana.
Conclusiones
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Bibliografía
Thomson, Sinclair 2006 Cuando sólo reinasen los indios. La política aymara
en la era de la insurgencia. La Paz, Muela del Diablo/Aruwiyiri.
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