Ensayo - Organizacion Del Culto
Ensayo - Organizacion Del Culto
Ensayo - Organizacion Del Culto
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Profesor:
Año y Ciclo:
Turno:
Nocturno
2020
ORGANIZACIÓN DEL CULTO
INTRODUCCIÓN
“El hombre que no conoce al Dios verdadero y creador, lo sustituye deificando cualquier
elemento de la creación; hablamos por tanto, de un instinto religioso común a la condición
humana, pues como dice San Agustín: «el hombre es incurablemente religioso»”.
La liturgia cristiana no nació por generación espontánea. Sus símbolos, formulas, fiestas y
gestos sacramentales brotan del contexto judío. El sentido es nuevo, pero se encuentra cierto
paralelismo en las estructuras y en el lenguaje. Pero el judaísmo como religión no es un
modelo para el culto cristiano, pero se puede aplicar al culto cristiano principios bíblicos que
se encuentran en el Antiguo Testamento.
“El culto cristiano, la adoración al Dios verdadero, es un auténtico instinto natural que
responde al sentido de trascendencia que como seres humanos tenemos. El culto es la máxima
expresión de la vida cristiana; abarca su pasado, su presente y su futuro. En el culto,
recordamos la historia de la salvación en el pasado, manifestamos y confesamos nuestra fe,
necesidades y bendiciones presentes, y nos esperanzamos con la segunda venida en el futuro.
El tema es de enorme importancia, pues en realidad el culto es el todo de la vida cristiana”.
Definición
“El culto a Dios, la adoración, es una de las primeras actividades humanas mencionada en la
Biblia (Gn. 4:3-4), asimismo es lo primero que hacen Noe y su familia después del diluvio
bajo la nueva creación (Gn. 8:20), y será la última y única actividad de los redimidos cuando
estemos en el cielo (Ap. 4:4)”. “En latín la palabra culto (cultus) viene de «cultivar» haciendo
referencia a alguien «culto» en el sentido de preparado o capacitado, que practica, trabaja y
cuida de algo.
De manera que uno puede «cultivar» en el sentido agrícola de plantar algo, uno puede ser
«culto» en el sentido de persona capacitada intelectual y culturalmente, y uno puede «ofrecer
un culto» en el sentido de un tiempo preparado, trabajado y ofrecido a Dios”. “Básicamente
podemos definir el culto cristiano como un servicio, un homenaje, una ofrenda de adoración y
acción de gracias que encierra en sí misma un triple testimonio: honrar a Dios con la
adoración, bendecir a la iglesia con la edificación, y testificar al mundo con la proclamación”.
“Por tanto, el culto puede entenderse fundamentalmente como un acto comunitario de servicio
y ofrenda a Dios en acción voluntaria, en respuesta agradecida a lo que El ya hizo por
nosotros. En torno a esta base, la comunidad, la iglesia local, se siente impulsada a la
alabanza, la oración, la meditación de la Palabra, y la celebración de los sacramentos”.
Varela citando a William Maxwell dice que “EI culto consiste en nuestras palabras y
acciones. Es la expresión externa de nuestro homenaje y adoración, cuando estamos reunidos
en la presencia de Dios. Estas palabras y acciones están gobernadas por dos cosas: nuestro
conocimiento del Dios a quien adoramos, y los recursos humanos que somos capaces de
aportar a ese culto. EI culto cristiano se diferencia de todos los demás cultos en que se dirige
al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”.
“De manera que si el culto cristiano es un servicio ofrecido a Dios, una respuesta a lo que Él
ha hecho por nosotros, y un acto corporativo con ese sentido de celebración comunitaria, no
podemos dejar de mencionar el elemento festivo que encierra en sí mismo. Es decir, el culto
revive en cada celebración al Cristo resucitado, se regocija en su presencia, se esperanza con
la parusía, y en definitiva se convierte en una necesidad del alma redimida que busca y
necesita reconocer al Autor de esa obra redentora”
Propósito
“El propósito y el objetivo principal del culto cristiano, es la adoración. Adoración al único
que la merece, el Dios creador y sustentador de todas las cosas. Dicha adoración debe cumplir
asimismo un doble propósito: glorificar a Dios y edificar a su iglesia. Si la adoración es la
vocación suprema del hombre, y el culto es el trabajo más noble al que el hombre puede
aspirar, el culto se convierte en el canal más digno, para que tributemos a Dios la adoración
que solo Él se merece. Esa adoración, que es una necesidad inherente al ser humano, si no se
satisface a través del culto cristiano, se satisfará a través de cualquier otro culto.
Debido a esa necesidad, si el hombre no adora al Dios creador, acabara rindiendo culto a otra
supuesta divinidad o cualquier elemento de la creación (Ro. 1:23-25)”. “Como ya hemos
dicho, el hombre posee un instinto religioso que le impele a buscar a Dios, por tanto, también
debemos entender el propósito del culto como una respuesta humana de adoración y acción de
gracias, hacia un Dios al que le ha placido revelarse tomando así la iniciativa”.
Varela considerando las palabras de R. Paquier escribe; “Dios sólo puede ser el objeto de
nuestro culto si primero es el Sujeto que nos da el culto..., los paganos se imaginaban un culto
esperando ganarse el favor de los dioses por medio de él. El culto de los hebreos era una
respuesta a lo que Dios ya había hecho por ellos”. “El culto es para Dios. Al culto hay que
venir aportando una actitud reverente, una actitud ya sea de gozo o de arrepentimiento, pero
nunca de indiferencia, pues la Palabra dice en Deuteronomio 16:16: «Ninguno se presentara
delante de Jehová con las manos vacías».
El culto es una ofrenda para Dios en respuesta a lo que Él ha hecho por nosotros, y en esa
respuesta agradecida de adoración y acción de gracias, o de súplica, arrepentimiento o
búsqueda, en ese acto de darse, de ofrendarse a sí misma, la iglesia es edificada y consolada,
recibiendo la bendición como consecuencia directa de cumplir el mandato bíblico: «Al Señor
tu Dios adoraras y a Él solo servirás» (Mt. 4:10)”.
LA ORGANIZACIÓN DE LA IGLESIA
La ley del Antiguo Testamento es solo una sombra de los bienes venideros; representa la
ley del Nuevo Testamento, que es la realidad (He. 10:1). Las reglas para los sacrificios
que los israelitas ofrecían a Dios en los tiempos del Antiguo Testamento, han sido
sustituidas por las reglas de culto en los tiempos del Nuevo Testamento. Por lo tanto, los
sacrificios del Antiguo Testamento podemos entender el significado del culto que
ofrecemos a Dios en los tiempos del Nuevo Testamento.
Los sacrificios del Antiguo Testamento se dividen en varios tipos de ofrendas: la ofrenda
encendida de una oveja o macho cabrío —holocausto de olor grato a Dios—, la ofrenda
de granos hecha de flor de harina y aceite, y el sacrificio de paz como una forma de dar
gracias a Dios por su gracia de expiación y para pedirle un deseo. Una de las
características del sacrificio de paz era que aquel que lo presentaba podía comerla con el
sacerdote. El sacrificio por el pecado y el sacrificio por la culpa, que eran tipos de
holocaustos, tienen el significado de la redención de toda clase de pecado, pero hay una
pequeña diferencia entre ellos en la naturaleza del pecado: el sacrificio por el pecado se
requiere cuando uno comete un pecado contra Dios, mientras que el sacrificio por la
culpa se requiere cuando una persona peca contra otra, es decir, cuando viola las leyes
sociales.
“Y para expiación de su culpa traerá a Jehová un carnero sin defecto de los rebaños,
conforme a tu estimación, y lo dará al sacerdote para la expiación. Y el sacerdote hará
expiación por él delante de Jehová, y obtendrá perdón de cualquiera de todas las cosas en
que suele ofender.” (Lv. 6:6-7)
Por lo tanto, el culto conecta al hombre con Dios; es como una escalera que conecta el
cielo y la tierra. Si Dios no nos hubiera dado la ley del culto, no habría forma de que
recibiéramos el perdón de los graves pecados que cometimos contra Dios en el cielo, ni
habría manera de agradecerle por su gracia. Mediante el culto debemos agradecer y
glorificar sinceramente a Dios por perdonar completamente todos nuestros pecados y
transgresiones pasados.
En el culto cristiano existen dos aspectos por su relevancia y pertinencia para el día de
hoy. Ellos son: la presidencia del culto y la música. La persona que preside el culto es
muy importante porque guía a la congregación en su adoración a Dios.
En cultos con formas muy rígidas y establecidas es relativamente fácil dirigir el culto,
pero en congregaciones con formas más libres de culto, el que preside “debe saber
darle un cauce equilibrado, animando la participación de los hermanos o limitando la
de aquellos que por afán de protagonismo quieran monopolizar el culto”. Teniendo
esto en mente, podemos concluir “que la presidencia del culto no se puede dejar en
manos de un neófito o de alguien a quien estemos dando lugar a que se involucre en el
ministerio”.
La responsabilidad del que preside es muy importante porque es “el canal del que Dios
se sirve para ministrar a su pueblo”, es decir, por medio del cual la comunidad de fe
adora a Dios y es ministrada y edificada. Este lugar, “debe reservarse al pastor, los
ancianos o presbíteros o algún otro hermano capacitado”.
Ampliando la definición, se puede decir que alabar es destacar y reconocer las obras
maravillosas de Dios, mientras que adorar se enfoca en los valores y atributos
indiscutibles de Dios. Esto es una manera sencilla de comunicarlo, porque en la Biblia
en ocasiones los términos son intercambiables, pero la gran mayoría de las veces
tienen este enfoque. Por ejemplo, Salmos 95, 96, 100, 145.
En el Antiguo Testamento tenemos el libro de los Salmos. De acuerdo a Varela “Su
propio nombre en hebreo tehilim significa ‘alabanzas’ y su traducción a la LXX queda
bajo el griego psalmoi que significa canciones”. Según la opinión de Purkiser “de una
raíz que denota toque o rasguido, como el que se da a un instrumento de cuerdas”.
Por su parte el Nuevo Testamento contiene en Lucas algunos cánticos de alabanza, por
ejemplo: el Magnificat de María (1:46-55); Benedictus de Zacarías (1:67-79); el
Gloria in Excelsis Deo (2:13-14) de los ángeles y el Nunc Dimittis de Simeón (2:29-
32). Tal parece que los cánticos que registra Lucas eran “usado en los cultos cristianos
de forma habitual” en el primer siglo.
Otras referencias son “Colosenses 3:16… y Efesios 5:19, siendo este último el más
representativo, pues alude a los distintos estilos recogidos de la cultura judía como
griega”.
CONCLUSIÓN
El culto conecta al hombre con Dios; es como una escalera que conecta el cielo y la tierra. Si
Dios no nos hubiera dado la ley del culto, no habría forma de que recibiéramos el perdón de
los graves pecados que cometimos contra Dios en el cielo, ni habría manera de agradecerle
por su gracia. Mediante el culto debemos agradecer y glorificar sinceramente a Dios por
perdonar completamente todos nuestros pecados y transgresiones pasados. La organización
del culto tiene que ser centrada en la Palabra de Dios, porque Él se merece lo mejor.
BIBLIOGRAFÍA
W. T. Pukkiser, Comentario bíblico Beacon (USA: Casa Nazarena de Publicaciones, 1984): 117 en
Ibid
https://mercaba.org/LITURGIA/NDL/C/culto.htm