La Función Judicial y Trascendencia Etica
La Función Judicial y Trascendencia Etica
La Función Judicial y Trascendencia Etica
INTEGRANTES:
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AGRADECIMIENTO:
A Nuestros Docentes
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DEDICATORIA:
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INDICE:
INTRODUCCIÓN…………………………………………………………………………….05
La función Judicial y trascendencia Ética…………………………………….06
Consideraciones Generales sobre la Ética profesional…………………06
Ética Judicial………………………………………………………………………………….07
Naturaleza del hacer del Juez……………………………………………………….08
El dilema del juez…………………………………………………………………………..08
Conducta del Juez………………………………………………………………………….09
Criticas al Juez……………………………………………………………………………….09
Principios de la Ética Judicial………………………………………………………..10
1.- Independencia………………………………………………………………….10
2.- Imparcialidad……………………………………………………………………11
3.- Motivación……………………………………………………………………....11
4.-Conocimiento y capacitación…………………………………………....12
5.- Justicia y equidad……………………………………………………………..12
6.- Responsabilidad institucional……………………………………………12
7.- Cortesía…………………………………………………………………………….13
8.- Integridad………………………………………………………………………….13
9.-Transparencia…………………………………………………………………….13
10.-Secreto Profesional………………………………………………………….13
11.- Prudencia……………………………………………………………………….14
12.- Diligencia………………………………………………………………………..14
13.- Honestidad profesional…………………………………………………..14
Conclusiones……………………………………………………………………………….15
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INTRODUCCIÓN:
Según [ CITATION Dam18 \l 10250 ] En la ética judicial son tres principios
rectores parecen ser el de independencia, imparcialidad y motivación. El
primero implica que las decisiones de los jueces tienen que estar basadas
exclusivamente en el derecho y viene a ser una consecuencia del papel
institucional del juez: él tiene el poder de dar la última respuesta social a un
conflicto sin influencia de los otros dos poderes del Estado. El de
imparcialidad supone que el Juez debe aplicar el derecho sin sesgo de
ningún tipo y deriva de la posición del Juez como tercero frente a las
partes, ajeno al conflicto. Y el de motivación establece la obligación del
juez de fundamentar su decisión, pues ese es el principal mecanismo de
control de su poder.
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LA FUNCIÓN JUDICIAL Y TRASCENDENCIA ETICA:
La figura del juez y la función judicial pueden considerarse como una de las más
antiguas de las sociedades humanas. El juez sirve al derecho y a las instituciones, pero
la conciencia del derecho no se hizo reflexiva sin la personificación de la Justicia en la
figura del juez. En tal sentido el juez, como el derecho, son más antiguos que todas las
otras instituciones; existieron incluso antes que las leyes. La reflexión sobre el sentido
de la función del juez en la sociedad actual no es una cuestión que interesa solamente a
los jueces y juristas sino a todos los miembros de esta sociedad, porque ella habrá de
responder a la pregunta por el sentido de la Justicia como institución fundamental del
Estado de derecho democrático y de todas las instituciones de una República. Debido
seguramente a los hechos mencionados, la representación tradicional de la función del
juez lo reviste de una extraordinaria y temible autoridad que, al interpretar y aplicar las
leyes conforme a las cuales vivimos, se extiende a todos los espacios de la vida social.
Las importantes facultades que inviste la función judicial parecen requerir a estos
funcionarios también unas extraordinarias cualidades morales e intelectuales, y las más
exigentes pautas de conducta.
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los abogados, escribanos, etc.3 Pero la Administración de la Justicia que realizan los
jueces debe considerarse al mismo tiempo como una función pública, que forma parte
de los poderes del Estado, como la función del legislador, y está integrada a la
estructura del aparato estatal. A diferencia de los legisladores y ministros del Poder
Ejecutivo, los jueces gozan de estabilidad en sus cargos (y tienen en cierto modo una
carrera profesional escalafonada) como los maestros y los médicos que trabajan en el
sistema de salud estatal. Estas condiciones los diferencian de los políticos profesionales
que ocupan funciones en el Ejecutivo y en el Legislativo, cuyos mandatos están
limitados en el tiempo y tienen que someterse a la voluntad democrática en las
elecciones para la renovación de sus cargos. En este aspecto la condición de los
políticos se asemeja a la de las profesiones liberales competitivas que dependen de la
demanda y la selección de los destinatarios del servicio (clientes, pacientes, etc.). Las
funciones profesionales integradas al aparato.
Ética Judicial
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-además- es la calidad ética probada en el "vivir bien" lo que la refuerza
significativamente.
Rodolfo Luis VIGO, manifiesta que: "En estos tiempos de crisis de legitimidad de la
autoridad, resulta indispensable reflexionar sobre los modos de reconstruir y fortalecer
esa necesaria autoridad. Uno de esos caminos -más que idóneos- en nuestra sociedad
argentina es remitir el problema al campo de la ética, para ahí plantear las exigencias
que más allá del derecho podemos establecer y demandar a aquellos que como sociedad
vamos a constituir en autoridades. Esta lógica justificatoria no sólo abarca
históricamente al mismo Poder Judicial, sino que, como se vio en el párrafo anterior, es
en el campo de esa función judicial donde se visualiza nítidamente la importancia del
estándar ético de los que la desempeñan. La paradoja ética señalada por Kant, que
conlleva toda autoridad, se magnifica cuando de jueces se trata, dado el poder enorme,
personalizado y difícilmente controlable que ellos tienen a la hora de tomar decisiones
sobre la libertad, el honor y el patrimonio de los ciudadanos".
Si el quehacer del juez debe ser moral, el juez es innecesario, bastaría un programa de
computación que asociase una conducta presente en una situación particular, con la
conducta moralmente debida en esa situación. Pero en cambio, si el quehacer del juez
debe ser ético, el juez es necesario, pues debe decidir desde su propio entendimiento,
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deseos, gustos y preferencias, en situaciones que son moralmente indecidibles en el
espacio en el que ocurren.
En un ámbito autoritario, la conducta del juez debe ser moral, y el juez es superfluo. En
un ámbito democrático, la conducta del juez debe ser ética, y el juez es fundamental.
Toda conducta humana es a la vez individual y social. Es necesario precisar que en el
Estado de Derecho, al juez se le exige que se esfuerce por encontrar la solución justa y
conforme al Derecho para el caso jurídico que está bajo su competencia, y que ese poder
que ejerce procede de la misma sociedad que, a través de los mecanismos
constitucionales establecidos, lo escoge para tan trascendente y necesaria función social,
con base en haber acreditado ciertas idoneidades específicas.
El poder que se confiere a cada juez trae consigo determinadas exigencias que serían
inapropiadas para el ciudadano común que ejerce poderes privados; la aceptación de la
función judicial lleva consigo beneficios y ventajas, pero también cargas y desventajas.
Desde esa perspectiva de una sociedad mandante se comprende que el juez no sólo debe
preocuparse por "ser", según la dignidad propia del poder conferido, sino también por
"parecer", de manera de no suscitar legítimas dudas en la sociedad acerca del modo en
el que se cumple el servicio judicial. El Derecho ha de orientarse al bien o al interés
general, pero en el ámbito de la función judicial adquieren una especial importancia
ciertos bienes e intereses de los justiciables, de los abogados y de los demás auxiliares y
servidores de la justicia, que necesariamente han de tenerse esa consideración.
CRÍTICAS AL JUEZ:
Las decisiones de los jueces siempre serán cuestionadas, al menos por alguna de las
partes involucradas en un proceso, en la medida que al reconocerle el derecho, o hallarle
mérito a la causa de alguien, se le está negando a otro u otros que creen o desean
tenerlo, y formularán críticas contra el fallo. La ciudadanía es injusta con el Poder
Judicial. Este no es ciertamente perfecto, adolece de muchos defectos y ha sido
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tradicionalmente preferido, considerándosele más un servicio público que un Poder del
Estado. Conspiran contra su prestigio y respetabilidad, todos lo que no encuentran en él
satisfacción a sus pretensiones, por descabelladas que éstas sean, y todos los que no
entienden su tarea, sintiéndose capacitados para calificar su trabajo.
El problema de las críticas al Poder Judicial y a los fallos de sus jueces, deriva del hecho
que los magistrados sólo conciben su trabajo como jueces sentenciadores y además,
aceptan como única verdad la denominada "verdad procesal", sólo existe lo que está en
el proceso, y es por ello, que los litigantes asesorados por sus abogados tienen como
único objetivo probar su verdad e impedir que la contraparte pruebe la suya.
1.- Independencia.- Este principio se desarrolla en cuanto a que las instituciones que,
en el marco del Estado constitucional, garantizan la independencia judicial no están
dirigidas a situar al juez en una posición de privilegio. Su razón de ser es la de
garantizar a los ciudadanos el derecho a ser juzgados con parámetros jurídicos, como
forma de evitar la arbitrariedad y de realizar los valores constitucionales y salvaguardar
los derechos fundamentales. Por otra parte el juez independiente es aquel que determina
desde el Derecho vigente la decisión justa, sin dejarse influir real o aparentemente por
factores ajenos al Derecho mismo. También el juez, con sus actitudes y
comportamientos, debe poner de manifiesto que no recibe influencias bien sea directas o
indirectas, de ningún otro poder público o privado, bien sea externo o interno al orden
judicial.
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es la que se refiera a la independencia, no ya como una cualidad del juicio y de la
persona del juez, sino como una atribución colectiva de la Administración de Justicia, o
del Poder Judicial como institución, frente a los otros poderes del Estado. En el primer
caso se trata de una cuestión epistemológica y moral; en el segundo de una cuestión
política y de derecho constitucional El juez podría reclamar que se le reconozcan los
derechos y se le suministren los medios que posibiliten o faciliten su independencia y
además tiene derecho y el deber de denunciar cualquier intento de perturbación de su
independencia. Al juez no sólo se le exige éticamente que sea independiente sino
también que no interfiera en la independencia de otros colegas. Un manejo ético de la
independencia implica que el juez debe ejercer con moderación y prudencia el poder
que acompaña al ejercicio de la función jurisdiccional.
Por otra parte el juez debe procurar no mantener reuniones con una de las partes o sus
abogados (en su despacho o con mayor razón, fuera del mismo) que las contrapartes y
sus abogados puedan razonablemente considerarse injustificadas. La imparcialidad de
juicio obliga al juez a generar hábitos rigurosos de honestidad intelectual o de
autocrítica.
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3.- Motivación.- Este principio de la obligación de motivar las decisiones se orienta a
asegurar la legitimidad del juez, el buen funcionamiento de un sistema de
impugnaciones procesales, el adecuado control del poder del que los jueces son titulares
y en último término, la justicia de las resoluciones judiciales. Cuando se requiere la
motivación supone expresar, de manera ordenada y clara, razones jurídicamente válidas,
aptas para justificar la decisión. Una decisión carente de motivación es, en principio,
una decisión arbitraria, sólo tolerable en la medida en que una expresa disposición
jurídica justificada lo permita. Y este deber de motivar adquiere una intensidad máxima
en relación con decisiones privativas o restrictivas de derechos o cuando el juez ejerza
un poder discrecional. La motivación debe extenderse a todas las alegaciones de las
partes, o a las razones producidas por los jueces que hayan conocido antes del asunto,
siempre que sean relevantes para la decisión.
5.- Justicia y Equidad.- El fin último de la actividad judicial es realizar la justicia por
medio del Derecho. La exigencia de equidad deriva de la necesidad de atemperar, con
criterios de justicia, las consecuencias personales, familiares o sociales desfavorables
surgidas por la inevitable abstracción y generalidad de las leyes. El juez equitativo es el
que, sin transgredir el Derecho vigente, toma en cuenta las peculiaridades del caso y lo
resuelve basándose en criterios coherentes con los valores del ordenamiento y que
puedan extenderse a todos los casos sustancialmente semejantes. En las esferas de
discrecionalidad que le ofrece el Derecho, el juez deberá orientarse por consideraciones
de justicia y de equidad. En todos los procesos, el uso de la equidad estará
especialmente orientado a lograr una efectiva igualdad de todos ante la ley.
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6.- Responsabilidad Institucional .- El buen funcionamiento del conjunto de las
instituciones judiciales es condición necesaria para que cada juez pueda desempeñar
adecuadamente su función. El juez institucionalmente responsable es el que, además de
cumplir con sus obligaciones específicas de carácter individual, asume un compromiso
activo en el buen funcionamiento de todo el sistema judicial. El juez tiene el deber de
promover en la sociedad una actitud, racionalmente fundada, de respeto y confianza
hacia la administración de justicia. El juez debe estar dispuesto a promover y colaborar
en todo lo que signifique un mejor funcionamiento de la administración de la justicia.
8.- Integridad .-La integridad de la conducta del juez fuera del ámbito estricto de la
actividad jurisdiccional contribuye a una fundada confianza de los ciudadanos en la
judicatura. El juez íntegro no debe comportarse de una manera que un observador
razonable considere gravemente atentatoria contra los valores y sentimientos
predominantes en la sociedad en la que presta su función. El juez debe ser consciente de
que el ejercicio de la función jurisdiccional supone exigencias que no rigen para el resto
de los ciudadanos.
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comunicación social, de manera equitativa y prudente, y cuidar especialmente de que no
resulten perjudicados los derechos e intereses legítimos de las partes y de los abogados.
También debe evitar comportamientos o actitudes que puedan entenderse como
búsqueda injustificada o desmesurada de Reconocimiento social.
El juicio prudente exige al juez capacidad de comprensión y esfuerzo por ser objetivo.
12.- Diligencia.- La exigencia de diligencia está encaminada a evitar la injusticia que
comporta una decisión tardía. El juez debe procurar que los procesos a su cargo se
resuelvan en un plazo razonable. El juez debe evitar o, en todo cas, sancionar las
actividades dilatorias o de otro modo contrarias a la buena fe procesal de las partes. El
juez no debe contraer obligaciones que perturben o impidan el cumplimiento apropiado
de sus funciones específicas.
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misma. El juez debe tener prohibido recibir beneficios al margen de los que por
Derecho le correspondan y utilizar abusivamente o apropiarse de los medios que se le
confíen para el cumplimiento de su función. El juez debe adoptar las medidas necesarias
para evitar que pueda surgir cualquier duda razonable sobre la legitimidad de sus
ingresos y de su situación patrimonial.
CONCLUSIONES:
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Recomendación:
CONCLUSIÓN
Bueno la mejor política contra la corrupción y las irregularidades que genera el mal
funcionamiento de la función judicial será la que persiga cambiar la apreciación que los
la conciencia jurídica estatal, sino que constituyen nada más que una entre
depende de los más diversos factores que ellos puedan, en el caso concreto,
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sentido de fomentar la construcción de un Poder Judicial fuerte e
destinatarios.”
Bueno y finalmente, parece necesario que los jueces vayan construyendo, mediante la
reflexión conjunta, un modo de ejercer la función que sea el resultado del aprendizaje de
valores y creencias comunes que los haga conscientes de lo que son, creen y valoran. Es
propósito y autoconfianza.”
Para empezar esta gigantesca tarea podrían ser útiles las siguientes ideas:
1. El órgano de gobierno del Poder Judicial debe diseñar una política judicial que
fomente entre los jueces de toda la república, la reflexión permanente sobre los
2. Se incluya como parte de esa política la capacitación constante de los jueces en Ética
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4. Los jueces deben consolidar esfuerzos para construir una identidad judicial fuerte que
Poder Judicial.
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BIBLIOGRAFIA:
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