LARINGE
LARINGE
LARINGE
1. Anatomía y Fisiología
2. Disfonía
3. Alteraciones del habla y de la voz
4. Estroboscopia laríngea
FISIOLOGÍA DE LA VOZ
La voz como sonido, características de la voz
El sonido es el producto de la vibración de las partículas de aire. Para que este sonido se produzca
se necesita, por lo tanto, aire, ya que la vibración del cuerpo hace que se muevan las moléculas de
aire propagando el sonido. Esta perturbación se propaga en forma de onda, que es representada en
forma de onda sinusoidal. Toda onda presenta una serie de características, como son la longitud
de onda, la amplitud y la frecuencia.
La longitud de onda representa la distancia entre dos puntos de igual presión. La intensidad de un
sonido, también llamada volumen, se representa por la amplitud de la onda, medida en Decibelios
(dB) y se define como la potencia por unidad de área de la onda sonora.
La frecuencia de un sonido es el número de ciclos por unidad de tiempo y se expresa en hertzios
(Hz). La duración del sonido está determinada por la presión que genera la vibración. Para que
cese el sonido, ésta tiene que debilitarse lo suficiente para que el cuerpo vibrador no produzca
efecto en el aire que lo envuelve o éste se haga imperceptible. Se consideran sonidos audibles las
ondas sonoras con frecuencias comprendidas entre 20 y 20.000 Hz y una intensidad superior a 0
dB.
La voz, al igual que todos los sonidos tiene una serie de características, que, en este caso
dependen de la morfología de los órganos del sistema fonatorio. Estas características son la
intensidad, la altura, el timbre, la duración y el volumen.
La intensidad de la voz humana es consecuencia de la amplitud de la onda sonora, y está
influida por la existencia de una mayor o menor presión infraglótica. A mayor presión
infraglótica mayor intensidad de sonido.
La altura de la voz humana está determinada por el número de ciclos glóticos que se producen
por unidad de tiempo. La frecuencia fundamental de la voz de una persona depende de la longitud
de los pliegues vocales, y, por lo tanto, del tamaño de su laringe. Por este motivo, la voz de un
niño, cuyos pliegues son cortos, es más aguda que la de una mujer, y ésta, más aguda que la de un
hombre, con los pliegues más largos. A nivel glótico está regulada por los cambios de longitud,
masa y elasticidad que experimentan los distintos planos de la cuerda vocal ante la acción
muscular y que determinan las variaciones de frecuencia fundamental.
El timbre es el espectro específico de la voz. Depende de cómo se aproximan las cuerdas vocales
y de la morfología de los resonadores. La calidad del timbre es mayor cuanto mayor es el grado
de adhesión de las cuerdas vocales cuando contactan entre sí. El tracto vocal modifica el timbre
mediante la variación de sus dimensiones, y la configuración laríngea. Por este motivo cada
persona tiene una voz que la identifica. A nivel glótico, los ajustes de frecuencia influirán
también sobre el timbre. De manera similar los cambios en la presión subglótica y los ajustes en
la intensidad pueden influir sobre el timbre.
La duración de la voz está determinada por la cantidad de aire expelido durante el proceso de
fonación, así como por la velocidad a la que se expulsa. Por este motivo, cuanto mayor es la
capacidad pulmonar y el tamaño de la caja torácica mayor puede ser en duración la emisión de la
voz.
El volumen de la voz guarda relación con la intensidad, y también depende de la presión
infraglótica, es decir, de la fuerza con la que el aire llega a la laringe.
FUELLES
Están integrados por los pulmones y la caja torácica formando un todo. La caja torácica está
formada por 12 vértebras dorsales, 12 pares de costillas, los cartílagos costales y el esternón. Se
encuentra cerrada en su parte inferior por el diafragma. Los pulmones alojados en la cavidad
torácica. Están protegidos por dos capas de serosa, la pleura visceral y la parietal, que en conjunto
forman la membrana pleural.
El movimiento de los pulmones, y, por lo tanto, la respiración está determinado por los
movimientos de la caja torácica y del diafragma.
Los movimientos que se registran en la caja torácica se relacionan con la respiración,
determinando la entra y salida del aire a los pulmones. Estos movimientos son de dos tipos: uno
de “elevación y descenso” de la caja torácica y otro de “expansión y retracción”.
La fase de entrada de aire o inspiratoria coincide con la expansión del tórax, mientras que la
espiración, que determina la salida de aire, coincide con la retracción de la caja torácica. En la
producción vocal estos movimientos de expansión y retracción del tórax se corresponden con el
impulso del soplo fonatorio y con el soplo fonatorio.
El diafragma es el músculo que separa el tórax del abdomen. Es el principal músculo de la
respiración diafragmática. Participa de forma activa en la inspiración, y durante la fonación tiene
la misión de regular el soplo fonatario.
Existen tres tipos de respiración en función de los movimientos torácicos. La respiración
costodiafragmática es la que se produce en la parte inferior del tórax y en la superior del
abdomen, donde mejor se controla la respiración de forma voluntaria. Es la más adecuada para la
fonación, por no provocar tension muscular y permitir el control voluntario de la respiración, el
diafragma realiza su máximo descenso empujando las vísceras abdominales hacia abajo y hacia
delante, con lo cual se aprecia un aumento de volumen del abdomen y del diámetro torácico que
se completa con movimientos costales, por lo que se provoca la máxima dilatación de los
pulmones. La respiración clavicular y la intercostal se valen de los músculos del cuello y tórax,
que con su contracción dificultan la fonación por las tensiones que producen en dicha zona. Con
la respiración clavicular sólo se consigue aproximadamente un 25% de la capacidad vital,
mientras que con la costodiafragmática se puede conseguir un 60%.
VIBRADOR
La laringe es un conducto corto que comunica la faringe con la tráquea. Transforma el aire
espirado en sonidos. La región laríngea se puede dividir anatómicamente en esqueleto, mucosa,
músculos intrínsecos y músculos extrínsecos. El esqueleto laríngeo está formado por cinco
cartílagos: la epiglotis, el tiroides, el cricoides, dos aritenoides y dos corniculados. Están unidos
unos con otros, con la tráquea y con el hueso hioides a través de ligamentos:
Tiroides: está formados por dos láminas cuadradas unidas en la parte anterior y abiertas
en la posterior formando un ángulo.
Epiglotis: es elástico y tiene forma de pétalo. La parte inferior se encuentra unida al
cartílago tiroides y al hueso hioides. La parte superior se encuentra libre y es móvil. En el
acto de la deglución la laringe se eleva, haciendo que el cartílago epiglótico descienda
cerrando la glotis. De esta manera se consigue que los alimentos se dirijan hacia el
esófago y no a las vías aéreas.
Cartílago cricoides: tiene forma de anillo de sello. Está unido al primer anillo
cartilaginoso de la tráquea y al cartílago tiroides a través de ligamentos, es elemento de
unión del vibrador al fuelle, dentro del sistema fonatorio.
Cartílagos aritenoides: tienen forma de pirámide con el vértice hacia arriba. En su cara
anterolateral presentan la fosita, en donde se insertan las cuerdas vocales. Los cartílagos
aritenoides son cartílagos móviles. Realizando movimientos de giro sobre el cartílago
cricoides.
En la laringe encontramos dos pares de pliegues, formados por mucosa laríngea. Los pliegues
superiores se conocen como pliegues vestibulares o cuerdas vocales falsas, mientras que los
inferiores son las cuerdas vocales verdaderas. Las cuerdas vocales verdaderas, se encuentran
formadas por el músculo tiroaritenoideo o músculo vocal. Entre los pliegues vocales, existe un
espacio conocido como hendidura vestibular o glotis. Tomando este espacio como referencia, las
estructuras laríngeas que se encuentran por encima de él toman el nombre de estructuras
supraglóticas, mientras que las que están por debajo se conocen como estructuras subglóticas o
infraglóticas.
RESONADORES Y ARTICULADORES
Los resonadores son aquellas cavidades supraglóticas que participan en la emisión de la voz
dando forma al sonido producido a en la laringe, y son la faringe, la cavidad bucal y las fosas
nasales, mientras que los articuladores son estructuras que se encuentran dentro de estas
cavidades y que se encargan de convertir el sonido en fonemas.
La faringe es un conducto musculomembranoso comunicado por abajo con la laringe y por arriba
con la cavidad bucal y las fosas nasales. Se divide en laringofaringe, orofaringe y nasofaringe.
Las fosas nasales son dos cavidades que comunican hacia atrás con la nasofaringe. Están
separadas por el tabique nasal.
La cavidad bucal como órgano resonador está limitada por la bóveda del paladar por arriba y por
el suelo de la boca por abajo. Contiene en su interior a la lengua, que junto con los dientes y los
labios forman los órganos articuladores.
Por último, los senos son cavidades llenas de aire que se comunican con las fosas nasales. Son
pares y son los maxilares, los etmoidales, los frontales y los esfenoidales. No presentan ningún
papel en la modulación y articulación del sonido, pero tienen una gran importancia, como
elementos aislantes, ya que impiden que las ondas sonoras se propaguen, a través del hueso, hacia
los órganos de la audición, evitando perturbaciones en la audición.
FISIOLOGÍA DE LA FONACIÓN
La fisiología de la fonación estudia los mecanismos a través de los cuales se produce la vibración
de los pliegues vocales.
Los elementos u órganos del sistema fonatorio son básicamente:
1. Los fuelles, formados por los pulmones y la caja torácica.
2. El vibrador, formado por la laringe.
3. Los resonadores, formados por la faringe, cavidad bucal fosas nasales y senos.
4. Los articuladores, que son la lengua, los dientes y los labios.
La acción combinada de todos estos elementos está regulada por el sistema nervioso central.
De todos ellos, la laringe es la más importante en la producción de la voz, sin embargo todos son
necesarios para una correcta dicción.
Fisiología de los fuelles:
Los fuelles proporcionan la energía necesaria en forma de aire para que se produzca el soplo
fonatorio, o dicho de otra manera, la presión subglótica necesaria para mantener la onda
vibratoria de los pliegues vocales. Son el “motor” que provoca la vibración de los pliegues
vocales.
Durante la respiración tranquila, las fases de inspiración y espiración tienen una duración muy
parecida. Esto no ocurre en la fonación, en la que la inspiración es mucho más corta, mientras
que la espiración se alarga. La entrada de aire durante la inspiración es lo que se conoce en
fisiología de la fonación como “impulso fonatorio”, mientras que la salida de aire durante la
espiración, es lo que constituye el “soplo fonatorio” y lo que hará vibrar a las cuerdas vocales,
por este motivo se puede definir la voz como una espiración sonorizada.
Al contrario de lo que ocurre en la espiración normal, que es pasiva, durante la fonación, la
espiración es activa, es decir, es el propio individuo quien la controla fundamentalmente la salida
de aire o soplo fonatorio.
Existen cuatro fuerzas que actúan sobre el tórax, que son la propia elasticidad torácica, la
elasticidad de los pulmones, la gravedad y la ejercida por los músculos respiratorios. La
elasticidad del tórax influye en la inspiración en el sentido de que hace que el tórax aumente
durante el proceso. La elasticidad pulmonar está determinada por la pleura, que se adapta a los
movimientos de la caja torácica arrastrando con ella a los pulmones.
Durante la inspiración la contracción del diafragma provoca su propio descenso y junto con la
acción de los músculos intercostales externos, que elevan las costillas en “asa de cubo” hacen que
aumente el volumen torácico. En la espiración los músculos inspiratorios se relajan y son los
espiratorios, intercostales internos y abdominales los que se contraen, lo que junto con la
elasticidad del tórax produce una disminución del volumen torácico.
Durante la fonación varían los volúmenes pulmonares con relación a la respiración normal.
Durante la emisión normal del habla la presión subglótica varía entre 2 y 12 cm de H2O y los
volúmenes pulmonares movilizados son inferiores a la capacidad funcional de reserva, mientras
que si se aumenta la intensidad, es necesario que aumente la presión subglótica, de forma que
ésta puede alcanzar los 20 cm de H2O. Los volúmenes pulmonares se sitúan alrededor de la
capacidad funcional de reserva cuando el habla se utiliza para leer en un tono normal, mientras
que si la lectura es forzada, se moviliza entre el 60 y el 90 % de la capacidad vital.
Existen cuatro tipos de soplo fonatorio en función del mecanismo de producción y las estructuras
anatómicas que participan:
1. Soplo torácico superior: se produce por la acción de los músculos intercostales internos.
A través de la acción de estos músculos se produce un descenso de las costillas, que a su
vez, provocan el hundimiento del tórax, comprimiendo la región pulmonar superior. Este
tipo de soplo es el que se produce cuando se emite una voz no dirigida.
2. Soplo abdominal: se produce por la acción combinada de los músculos abdominales
oblicuo y transverso. La acción de estos músculos produce una retracción de la pared
abdominal y una elevación del diafragma, así como el descenso en “asa de cubo” de las
costillas. La consecuencia de estos movimientos es la compresión de la región inferior de
los pulmones. En este tipo de soplo es el diafragma el músculo que regula todo el proceso,
actuando como antagonista de los músculos abdominales. Este es el soplo utilizado en la
voz cantada. Para que se produzca este soplo se debe realizar una respiración costo-
abdominal. En ella el diafragma realiza un descenso máximo de forma que las vísceras se
desplazan para que aumenten el volumen abdominal y el diámetro del tórax. Con esto se
consigue dilatar los pulmones para realizar una inspiración más eficaz y aumentar la
duración del soplo fonatorio.
3. Soplo vertebral: se produce como consecuencia de los movimientos de extensión y
flexión de la columna torácica por acción de toda la musculatura del tronco, teniendo
especial importancia los músculos intercostales internos y los rectos del abdomen. La
columna pierde verticalidad y se acentúan sus curvaturas cervical y torácica superior. Este
tipo de soplo es el que da lugar a la voz de apremio, sorpresa, etc. El abuso de su
utilización puede irritar la laringe y producir disfonía.
4. Soplo mixto: es la asociación de los tres tipos de soplo anteriores utilizado en un contexto
de producción vocal más complejo.
DISFONÍA
Definición:
La disfonía se define como una calidad de la fonación anormal, en la que hay una alteración de
una o más características acústicas de la voz, como el timbre, el tono y la intensidad del sonido
emitido.
Etiología: Las causas de disfonía son múltiples como lo podemos ver en la imagen.
Por esta razón haremos hincapié en las que, por su frecuencia o por su importancia, merecen un
recuerdo más exhaustivo.
1. Disfonías orgánicas: Producidas por lesiones en los órganos de la fonación debidas a
causas congénitas (lesiones cerebrales, malformaciones, parálisis, factores endocrinos…),
inflamatorias (laringitis aguda y crónica) y traumáticas (lesiones por heridas, quemaduras,
radioterapias, intervenciones quirúrgicas…).
2. Disfonías funcionales: Producidas por una alteración de la actitud vocal que puede
complicarse con lesiones orgánicas de la laringe provocadas por el esfuerzo vocal
(nódulos) o por alteraciones orgánicas transitorias (laringitis). Son factores
desencadenantes la laringitis aguda, los traumatismos y las alergias, los factores
psicológicos, las enfermedades sistémicas, etc. Son factores favorecedores la obligación
de hablar o cantar, las características psicológicas personales, el consumo de tabaco y
alcohol, afecciones crónicas otorrinolaringológicas, un mal control audiofonatorio, una
técnica vocal defectuosa, exposición a ruidos excesivos, polvo, vapores irritantes, etc.
Parálisis de las cuerdas vocales: La laringe, como todo órgano motor, presenta una serie de
interconexiones nerviosas que pueden alterarse a lo largo de diferentes puntos en la red. Estas
alteraciones pueden ser supranucleares, que son
muy poco frecuentes y, generalmente, se presentan
como parálisis bilaterales con otros déficits
neurológicos añadidos. Las lesiones nucleares e
intranucleares son igualmente poco frecuentes y
generalmente son producto de un accidente
cerebrovascular, una parálisis bulbar progresiva,
una esclerosis múltiple o una esclerosis lateral
amiotrófica, entre otros procesos. Las parálisis de
origen periférico son las más frecuentes (90%),
suelen presentarse de forma aislada y tienen una
mayor incidencia en el lado izquierdo, ya que el
recurrente izquierdo presenta un trayecto más
largo. Estas parálisis pueden producirse por
múltiples causas –traumáticas (accidentes,
cirugías), tumorales, neuritis virales– y hasta en un
30% de ellas no se encuentra la causa y se
clasifican como idiopáticas. Cuando la parálisis periférica es unilateral, por lo general la
respiración no se ve afectada, el paciente presenta una voz de escaso volumen, con fatiga vocal y
dificultad para la producción de los agudos. Para el adecuado diagnóstico del paciente, hay que
hacer hincapié en los antecedentes y realizar un examen físico, así como una exploración
adecuada de la cabeza y el cuello en búsqueda de parálisis asociadas, lesiones tiroideas,
adenopatías cervicales, entre otros proceos. Será necesario realizar, según los antecedentes, una
tomografía computarizada (TC) cervical, una ecografía tiroidea, exploraciones esofágicas y
radiografía de tórax.
El tratamiento de esta enfermedad dependerá de la causa subyacente. En caso de que sea tumoral,
dependerá del tratamiento del tumor primario; si las causas son traumáticas, puede esperarse a
observar la evolución, para comprobar si hay una compensación funcional de la otra cuerda; si no
hay compensación espontánea, podría ser necesaria la rehabilitación foniátrica. En algunos casos
en que no hay mejoría tras la foniatría, se puede recurrir a la cirugía, para intentar acercar la
cuerda a la línea media. La parálisis de las cuerdas bilaterales es poco frecuente, ya que hay vías
corticobulbares ipsolaterales y contralaterales. Si ésta ocurre, puede producirse con las cuerdas en
abducción, donde se producirá un problema de aspiración asociado a la disfonía, o en aducción,
donde la disfonía será mínima pero se producirá diseña y estridor inspiratorio, lo que puede hacer
necesario la práctica de una traqueotomía de urgencia. La causa más frecuente de parálisis
bilateral es la tiroidectomía. Ésta puede deberse a un bocio o un cáncer tiroideo; en este último
caso las probabilidades de parálisis aumentan notablemente. Durante la cirugía puede producirse
traumatismo, la sección del nervio o incluso el tejido cicatricial puede dañar el nervio, por lo que
algunas parálisis se recuperarán y otras serán permanentes. Otra causa yatrogénica relativamente
frecuente son las intubaciones endotraqueales. El tratamiento de estas parálisis, en caso de que
sea necesario, será la traqueotomía con posterior cordectomía para mejorar el espacio de la vía
aérea.
Evaluación inicial del paciente: Frente a un paciente que consulta por presentar una disfonía,
cobra especial importancia una buena anamnesis poniendo énfasis tanto en la historia actual,
como en los antecedentes personales y laborales, uso de medicamentos, tabaco e ingesta de
alcohol, entre otros.
Timbre: Se refiere a la cualidad general de la voz, es lo que nos permite identificar a una persona
conocida sin verla. El timbre debe ser agradable al oído, no estridente ni lleno de ruido o falto de
sonoridad.
Volumen: Ni tan débil que no se pueda escuchar en un entorno con ruido ambiental normal, ni
tan intenso o alto que llame negativamente la atención de los demás.
Flexibilidad: Se refiere a las variaciones en el tono y volumen de la voz durante el habla, que
ayudan a poner intencionalidad, énfasis, suspenso, etc, en el relato.
2. Historia clínica.
Una historia médica acuciosa junto a un examen físico adecuado nos revela la causa de la
disfunción vocal en la mayoría de los casos. Al momento del examen físico, se debe prestar
atención no sólo a las cuerdas vocales y laringe, sino también a todo el tracto vocal supraglótico
que actúa como resonador; al tórax y abdomen que actúan como la fuente de poder que crea el
flujo aéreo que permite la vibración cordal y generación de la voz; y en general, valorar el estado
general de salud y estado físico del paciente.
Dentro de las disfonías post-cirugía, la más frecuente es la originada posterior a tiroidectomía por
lesión del nervio laríngeo recurrente. Intervenciones de cuello, aorta, del ápice pulmonar,
neuroquirúrgicas (con lesión de nervio vago) también pueden resultar en daño neurológico y
disfonía secundaria.
En la evaluación del paciente disfónico, el especialista consta con herramientas que son de gran
utilidad en el manejo y tratamiento de estos pacientes:
TRATAMIENTO
Empírico: El tratamiento de la disfonía depende de la causa y consiste en observación,
tratamiento médico, quirúrgico, terapia foniátrica o la combinación de éstos.
Los medicamentos generalmente prescritos son los antibióticos, esteroides y antirreflujo.
Antibióticos: Gran parte de los casos de laringitis aguda es de causa no bacteriana. Si
bien puede ser infecciosa, la mayor parte es de origen viral, por lo que los antibióticos tampoco
están justificados como tratamiento empírico. Por tanto, los antibióticos sólo están indicados en
los casos en que se haya hecho una adecuada historia clínica y revisión por laringoscopia que
documenten los signos y síntomas de laringitis bacteriana que justifiquen claramente su
administración.
Esteroides: Es frecuente la prescripción de esteroides vía oral, inhalada o intramuscular
como parte del tratamiento empírico de laringitis y disfonía aguda. Los casos de laringitis aguda
en que se justifica su prescripción es en pacientes cuyo reposo vocal no es posible o que incluso
su demanda vocal es alta e inmediata, por ejemplo, cantantes, actores u oradores, quienes no
pueden posponer con facilidad las tareas vocales que se les imponen. Asimismo, su prescripción
se justifica en los casos en que la inflamación de la vía aérea es importante o se presupone
aparecerá.
Antirreflujo: No está justificada su administración empírica sin signos y síntomas de
enfermedad por reflujo. En caso que se documente por signos y síntomas la enfermedad por
reflujo gastroesofágico, esofagitis o laringitis crónica (o ambas) por reflujo faringolaríngeo,
puede prescribirse el tratamiento como prueba terapéutica durante cuatro a seis semanas.
Indicación de intervención quirúrgica: En general, las indicaciones de un tratamiento
quirúrgico en la afección vocal son lesiones o condiciones que afecten la permeabilidad de la vía
aérea, lesiones sospechosas de malignidad, lesiones estructurales que no es posible tratar
médicamente o con terapia foniátrica o cuando estos tratamientos han logrado resultado parcial o
nulo y lesiones o condiciones del marco cartilaginoso o de los pliegues vocales que afectan la
producción o calidad de la voz.
PREVENCIÓN.
● Recomendar al paciente que evite el abuso de la voz, no gritar o susurrar, ya que no por
intentar hablar en un tono más bajo se deja de forzar las cuerdas vocales. – Hidratación
adecuada (8 vasos de agua diarios).
● Evitar los agentes irritantes, como el tabaco, el alcohol y los agentes químicos
industriales.
● Evitar aclarar la garganta continuamente.
● Los esteroides, los antihistamínicos y los antidepresivos pueden secar la mucosa y
empeorar el cuadro.
ALTERACIONES DE LA VOZ Y EL LENGUAGUE.
La voz es el sonido que se produce por la vibración de las cuerdas vocales de la laringe; la
energía vibratoria proviene del aire espirado (presión subglótica) y la amplificación y
armonización del sonido se consigue en las cavidades de resonancia del tracto supraglótico
(hipofaringe, faringe, nariz y boca). Se denomina frecuencia fundamental o tono al número de
veces que en un segundo se cierran y abren las cuerdas vocales para producir el sonido laringeo;
y armónicos a las amplificaciones que éste sufre al pasar por las cavidades de resonancia. La
frecuencia fundamental más los armónicos configuran el timbre, el cual determina que la voz de
cada persona sea percibida como diferente y específica.
Disfonía es el término que se usa para referirnos a la alteración de la voz. Y se acepta que hay
alteración de la voz cuando ésta difiere, hasta el punto de llamar la atención, de las voces de otras
personas del mismo género, similar edad y grupo cultural en el timbre, tono, volumen y
flexibilidad de la dicción. Afonía se refiere a la pérdida total de la voz.
Las causas que producen disfonía son:
Flujo pulmonar insuficiente para iniciar y mantener la vibración de las cuerdas vocales.
Defecto de cierre glótico y escape de aire durante la aducción de las cuerdas vocales en la
fonación.
Vibración irregular de la onda mucosa.
Alteración en la contracción muscular laríngea.
Alteración anatómica de las cavidades de resonancia y los órganos articulatorios (lengua y
labios)
Anamnesis.
Es importante dejar al paciente exponer sus síntomas, y después preguntarle con el fin de obtener
la siguiente información:
Antecedentes personales: consumo de tabaco y/o alcohol, cirugía laríngea previa,
actividad laboral, uso profesional de la voz.
Historia de la enfermedad: desde cuándo tiene la disfonía, si la atribuye a algún hecho
concreto, su forma de comienzo (gradual, brusca), su evolución en el tiempo (ahora está
igual, mejor, peor).
Cómo varían los síntomas a lo largo del día, y sobre todo, si empeoran en relación con los
esfuerzos vocales.
Condiciones ambientales y entorno sonoro donde el paciente se desenvuelve.
Existencia de tensiones emocionales o cualquier otra alteración psicológica.
Presencia de síntomas faringeos inespecíficos y de reflujo gastroesofágico: sensación de
cuerpo extraño, carraspeo, sequedad, dolor faríngeo al hablar, etc.
Es relevante preguntar al paciente qué opina de su voz, ya que en ocasiones no concuerda
con la realidad. En este sentido tiene importancia conocer si fue el paciente quien se dio
cuenta de su disfonía u otra persona.
Evaluación aerodinámica.
Tiempo máximo de fonación (TMF): tiempo que una persona es capaz de mantener, tras una
inspiración profunda, la fonación sostenida de una vocal (/a/, /e/), a un volumen y un tono
cómodos. Valores normales: varones de 25-35 segundos, mujeres de 15-25 segundos. Por debajo
de 10 segundos se considera patológico. Disminuye siempre que exista una defecto del cierre
glótico (parálisis laringea, masa en el borde libre de las cuerdas vocales...).
Índice S/E o cociente fonorespiratorio: cociente entre el TMF para el sonido /s/ (fonando “como
mandando callar”, colocando la punta de la lengua entre los dientes) y el sonido /e/. Relaciona la
función pulmonar (sonido /s/) y la función laríngea (sonido /e/). El valor normal es menor o igual
a 1,3. Su alteración sólo es significativa cuando esta aumentado: indica pérdida de aire por cierre
ineficaz de la glotis.
Análisis acústico.
Es la exploración que cuantifica los distintos componentes de la emisión vocal. Se le pide al
enfermo que pronuncie la vocal /a/ durante al menos tres segundos, y una frase fonéticamente
compensada. Estos sonidos (señal microfónica) se capturan mediante un micrófono, se digitalizan
mediante un convertidor analógico/digital, y se analizan con un programa de análisis acústico.
Con esta exploración se pueden obtener muchos parámetros, pero los más interesantes son que
nos permiten valorar la evolución del paciente tras cualquier tratamiento.
Frecuencia fundamental (F0): número de veces que las cuerdas vocales vibran en un segundo. Se
mide en ciclos/segundo o hertzios (Hz). Valores normales: 125 Hz para el hombre, 250 Hz para
la mujer, 350 Hz para el niño. La correlación física de la frecuencia es el tono. Su variación se
relaciona con los cambios estructurales de la cuerda vocal: la F0 aumenta al aumentar su rigidez,
y disminuye al aumentar la masa de la cuerda vocal.
Jitter: es una medida que refleja las variaciones involuntarias que de la frecuencia se producen
ciclo a ciclo. A mayor valor, mayor sensación de ronquera en la voz.
Shimmer: es una medida que refleja las variaciones involuntarias que de la intensidad se
producen ciclo a ciclo. A mayor valor, mayor aspereza de la voz.
Intensidad: refleja la amplitud o fuerza con la que le produce el tono. Se expresa en decibelios
(dB). Depende de la vibración de las cuerdas vocales y de la presión subglótica del flujo de aire
pulmonar. Su disminución puede deberse a: enfermedad pulmonar, defecto de cierre glótico o
rigidez excesiva de los tejidos de la cuerda vocal.
Alteraciones de la voz.
Existen distintos tipos de vista para clasificar las alteraciones de la voz, nosotros utilizaremos la
que tiene en cuenta los mecanismos etiopatogénicos implicados en su producción:
Disfonías orgánicas: cuando existe una clara alteración anatómica o estructural
Disfonías funcionales: cuando no puede identificarse ninguna alteración anatómica o
estructural.
Disfonías orgánico-funcionales: la alteración inicial es funcional pero, por un mal uso o
abuso vocal, acaban convirtiéndose en lesiones orgánicas que no conllevan en su
evolución a patología maligna (aunque en su génesis puede participar como elemento
favorecedor el tabaco) y que se denominan lesiones mínimas asociadas.
Hay que tener en cuenta que entre todos los tipos de disfonía existe una interrelación entre la
causa y el efecto de los diferentes mecanismos, siendo muy difícil en ocasiones poder determinar
una causa etiológica concreta, como se muestra en la siguiente figura.
Edema de Reinke.
Se trata de una acumulación de “liquido” localizado en la capa superficial de la lámina propia o
espacio de Reinke. Lesión edematosa y gelatinosa, siendo bilateral en el 60-85% de los casos.
Epidemiologia: es más frecuente en mujeres, entre la 4ª-6ª décadas.
Etiología: clara relación con el abuso vocal y con un gran consumo de tabaco. En menor medida
con el hipotiroidismo.
Clínica: ronquera en el 97% de los casos. Frecuente la carraspera y tos. La disnea es excepcional.
Existe una gran disminución de la frecuencia fundamental (voz muy grave), y en las mujeres es
típico que por teléfono se las confunda con hombres (voz de “si señor”).
Diagnostico (estroboscopia): cuerdas vocales aumentadas de tamaño por una lesión de aspecto
edematoso o gelatinoso, y con gran movilidad durante la fonación, no existiendo por tanto
defecto de cierre glótico. No existe riesgo de obstrucción respiratoria, aún cuando tengan un gran
tamaño, ya que el edema cae como “faldones”.
Tratamiento: el edema suele mejorar bastante si se eliminan los factores irritantes (tabaco) y si
se realiza un tratamiento logopédico adecuado. Si a pesar de ello la calidad de la voz es mala,
porque persiste el edema, hay que recurrir a la fonocirugía para aspirado del liquido intracordal
(cordotomía).
Granuloma de contacto.
Lesión sobreelevada que suele asentar sobre las apófisis vocales de los aritenoides.
Etiologia: por hiperaducción de las apófisis vocales de los aritenoides en relación con el abuso y
mal uso vocal (profesionales de la voz). Otro factor etiológico es la existencia de reflujo
gastroesofágico, el cual facilita la ulceración de la mucosa y la generación del granuloma en el
área de mayor contacto mecánico.
Clínica: son raros los síntomas vocales. Dolor a la deglución. Sensación de cuerpo extraño
faríngeo y carraspera.
Diagnóstico: masa esférica sobre la apófisis vocal de uno o ambos aritenoides. Defecto de cierre
glótico posterior.
Tratamiento: inicialmente reposo vocal, seguido de rehabilitación logopédica y tratamiento
antirreflujo (inhibidores de la secreción gástrica). En caso de mala respuesta al tratamiento
conservador se realizará extirpación quirúrgica preferentemente con láser CO2.
Quistes intracondrales.
Son lesiones, generalmente unilaterales, esféricas y de superficie lisa, incluidas en el espesor de
la cuerda vocal (producen una sobreelevación del epitelio). Predominan en el tercio medio.
Epidemiologia: predominio en mujeres jóvenes.
Etiología: pueden tener dos orígenes: congénitos, cuando están rellenos de productos de
descamación procedentes del epitelio interno que recubre el quiste; o adquiridos, cuando están
rellenos de moco procedente del bloqueo de un ductus glandular.
Clínica: disfonía crónica con mala resistencia a los esfuerzos vocales (fatiga vocal).
Diagnostico (estroboscopia): Es característica la poca evidencia de lesión en relación con la
intensa disfonía que presenta el paciente. Solo se evidencia una zona ligeramente sobreelevada, y
es típica la ausencia de onda mucosa, únicamente sobre la lesión.
Tratamiento: el único tratamiento resolutivo es la cirugía: cordotomía y exéresis del quiste.
Disfonías funcionales.
La disfonía funcional se define como una alteración de la voz en ausencia de cualquier
enfermedad neurológica y alteración anatómica o estructural de la laringe, que pueda ponerse de
manifiesto con los medios técnicos disponibles actualmente.
Etiopatogenia: la etiología siempre es múltiple, pero en última instancia se deben a una mala
utilización de los recursos para la emisión vocal, generando un estrés físico sobre las cuerdas
vocales, que finalmente, causa cambios indeseables en su función.
Epidemiologia: Predomina en pacientes con actividades laborales que les obligan a hacer un uso
prolongado de la voz sin poseer una preparación especial para ello; así como, en pacientes con
una personalidad ansiosa.
Tipos y Patrones
Hiperfunción laríngea: se produce cuando existe una contracción excesiva de la musculatura
laríngea. Externamente se manifiesta por: un rápido agotamiento del aire pulmonar, una
contracción muscular cervical, y una ingurgitación venosa cervical. En la estroboscopia puede
adoptar 3 patrones visuales:
Rehabilitación vocal.
Rehabilitación vocal de un paciente disfonico.
Este tratamiento esta indicado en cualquier paciente con disfonía y mal uso o abuso vocal. Su
primer objetivo debe ser identificar y eliminar los comportamientos que producen mal uso o
abuso vocal y reemplazarlos por patrones aceptables de producción vocal. Con ello se conseguirá
la modificación de las conductas vocales erróneas. En el momento de iniciar la reeducación vocal
se ha de tener en cuenta los siguientes puntos: etiología de la disfonía, mecanismo de producción
y características personales del paciente. El protocolo de trabajo deberá ser siempre particular
para cada paciente.
Las bases de la rehabilitación vocal consiste en: 1) Disminuir el esfuerzo en la producción vocal:
conseguir la mejor voz con el menor esfuerzo. 2) Introducir técnicas de relajación para desactivar
la tensión cervical y/o laríngea. 3) Modificar la respiración como base esencial para el desarrollo
de la terapia. 4) Reconocimiento de conductas de abuso vocal y tratar de corregirlas.
Las técnicas básicas que se usan para lograr los objetivos anteriores son: a) disminuir la
intensidad vocal y el ataque glótico; b) técnica del bostezo fonatorio: inspirar profundamente y
simular un bostezo, sonorizándolo con una vocal abierta; c) técnica masticatoria: masticar
activamente con la boca abierta y hacer movimientos amplios con los labios; d) técnicas de
relajación muscular local y masajes laringeos: se realizan sujetando las astas del hioides y
moviéndolo circunferencialmente; también sujetando las alas tiroideas y haciendo lo mismo; e)
técnica del giro lingual: consiste en la rotación de la lengua en el vestíbulo bucal, lentamente, con
los labios cerrados; f) utilización del
aire espirado sin llegar a agotarlo.
Tiroplastia.
Técnica que actúa sobre los cartílagos del esqueleto laríngeo. Incluye 4 tipos, pero los más
utilizados son:
Tiroplastia tipo I (medialización): técnica usada para reparar la mayoría de los casos de
insuficiencia glótica (parálisis de cuerda vocal de más de 6 meses de evolución). Se realiza una
ventana en el ala tiroidea en la que se introduce una prótesis de silicona que medializa la cuerda
vocal paralizada. Es una técnica preferible a la inyección de materiales inertes o autólogos en el
espesor de la cuerda vocal.
Tiroplastia tipo IV (alargamiento): técnica
utilizada para aumentar la longitud de las cuerdas
vocales mediante aproximación del borde anterior de
los cartílagos cricoides y tiroides, con cuatro puntos
de sutura. Se realiza en los hombres que se
transforman en mujeres con el objetivo de hacer su
voz más aguda.
Disartria.
Trastorno del habla causado por una lesión cerebral y que produce una alteración del control
muscular de las funciones motoras que intervienen en el habla: respiración, fonación, resonancia
y articulación. Se clasifican, en función del nivel dónde asiente la lesión neuronal y los músculos
implicados, en los siguientes tipos:
Disartria flácida: afectación de la unidad motora inferior (motoneurona inferior, nervios
periféricos, unión mioneural y músculos). La enfermedad prototipo es la miastenia gravis. El
habla es entrecortada y la articulación imprecisa. Puede añadirse hipernasalidad.
Disartria espástica: por afectación de la motoneurona superior, ocasionando debilidad y
espasticidad en los músculos dístales de las extremidades (contralaterales al córtex lesionado), la
lengua y los labios. Para que se produzca una disartria permanente es necesario una lesión
bilateral de las vías corticobulbares: parálisis pseudobulbar, que cursa de modo característico con:
disfagia, disfonía y disartria, junto con lentitud de los movimientos de lengua, paladar y
musculatura facial. La voz es ronca y con un tono bajo y monótono. El habla es lenta y
entrecortada. Son frecuentes los episodios de atragantamiento.
Disartria atáxica: por afectación cerebelosa de modo bilateral o extenso, como sucede en caso
de encefalitis, intoxicación alcohólica o esclerosis múltiple. Los músculos afectos están
hipotónicos y existe temblor intencional. La voz es rasposa y monótona. El habla se denomina
“escandida”, caracterizada por enfatizar sílabas de forma distinta a la habitual y prolongar
fonemas o los intervalos entre ellos
Disartria hipocinética: por afectación del los núcleos extrapiramidales, siendo el prototipo la
enfermedad de Parkinson. Aparece hipotonía, lentitud y limitación en la extensión de los
movimientos, junto con temblor de reposo. La voz es débil, monótona y con una articulación
defectuosa, y gran dificultad al inicio del habla.
Disartria hipercinética: por fallo en la inhibición de la corteza motora por el cerebelo y el
núcleo estriado. Pueden afectarse todas las funciones motoras básicas implicadas en el habla. Los
trastornos más relevantes son:
Corea: sacudidas aisladas e incoordinadas de cara, tronco y extremidades (corea de Huntington).
Ocurre en reposo y se incrementa con el uso de la parte afecta. La voz es ronca y con excesivas
variaciones de intensidad y emisión forzada de los sonidos. El habla presenta gran variabilidad e
inestabilidad.
Atetosis: movimientos lentos e involuntarios, a veces asociados a corea (coreoatetosis). La voz es
áspera y emitida a sacudidas.
Temblor: movimientos rítmicos anormales. Vibración en la voz que se pone de manifiesto al
fonar la vocal /a/. Cuando es severo se producen interrupciones de la emisión vocal: disfonía
espástica.
Distonía: movimiento involuntario lento y sostenido. La voz es áspera y con interrupciones.
Dislalia
Defecto del habla caracterizado por la alteración de la articulación de la palabra de origen
funcional. El paciente presenta poca habilidad en la pronunciación, pero no se aprecia una
patología estructural de los órganos bucofonatorios (disglosia) ni una lesión del sistema nervioso
central o periférico (disartria). Puede aparecer aislada o formar parte de la clínica de los retrasos
del habla, manifestándose en el 30% de los casos antes de los 4 años de edad. Se caracteriza por
una dificultad en el aprendizaje de los rasgos distintivos de los fonemas, por lo que, el niño
confunde letras y mantiene un habla muy infantil. Si persiste tras la escolaridad se considera
patológico, debiendo descartarse un déficit de inteligencia, de audición o de coordinación motora.
Su etiología puede deberse a un trastorno afectivo o emocional caracterizado por la persistencia
de una actitud correspondiente a un niño más pequeño.
Disglosia.
Consiste en un trastorno de la expresión del habla debida a alteraciones anatómicas de los
órganos fonatorios faringo-oro-bucales. En este caso el defecto del habla se debe a una alteración
de la articulación de origen orgánico a nivel de la lengua, labios, velo palatino o mandíbula.
Existe una afectación de la resonancia de la voz y la deglución. Su etiología puede ser congénita
(fisura palatina, labio leporino, atresia maxilar, hipertrofia de tejido adenoideo) o adquirida
(traumatismos, tumoraciones, secuelas de resecciones quirúrgicas: glosectomia,
mandibulectomia).
Disfemia o tartamudez.
Trastornos del habla que afectan a su fluidez y ritmo, debido a repeticiones de sonidos, palabras o
grases, pausas inusuales o bloqueos inesperados. Afecta al 5% de los niños en edad preescolar,
con una proporción a favor del género masculino de 3:2, que en la edad adulta pasa a ser de 5:1,
por lo que la tartamudez crónica es mucho más frecuente en los varones. Sus posibles causas son:
hereditaria; desorientación témporal; alteración en la evolución y desarrollo del lenguaje; y
psicógena (neurótica).
Apraxia del habla.
Consiste en la disminución de la capacidad para ejecutar voluntariamente los movimientos
adecuados para la articulación del habla, siempre que no exista parálisis, debilidad o
descoordinación de la musculatura del habla. Puede ser pura o asociarse a una afasia de Broca.
Disfasia.
Se trata de un retraso en la adquisición del lenguaje, por lo que se manifiesta en la infancia.
Ausencia de etiología y síntomas definidos, no debiéndose a un problema orgánico ni
psicológico, son niños comunicativos y afectivos. El diagnóstico es por exclusión.
Afasia.
Se trata de un trastorno en la compresión y/o en la expresión del habla, a causa de una lesión
cerebral. Es un alteración frecuente, pues se calcula que del 1-1,5% de la población sufre algún
accidente cerebrovascular, en el 40% de ellos existe algún grado de afasia. Dependiendo del nivel
y el grado de afectación se distinguen los siguientes tipos de afasias:
Afasia de Broca: predominio de los trastornos de la expresión sobre los de la compresión. La
expresión verbal no es fluida.
Afasia de Wernicke: afectación predominante de la compresión verbal. La expresión es
logorreica y llena de transformaciones que conducen a la jerga (el habla es “demasiado
fluida”).
Afasia de conducción: existe una dificultad en la repetición de las palabras. La
compresión y la producción del habla están conservadas. La lesión se sitúa en las vías que
conectan las áreas de Broca y Wernicke.
Afasia motora transcortical: por lesión del área motora suplementaria y caracterizada por
un lenguaje poco fluido con preservación de la repetición.
Afasia global: presenta simultáneamente los defectos de expresión de una afasia de Broca
y de compresión de una afasia de Wernicke.
ESTROBOSCOPIA LARÍNGEA
Fase de apertura: separación de las cuerdas vocales con cierre intraritenoideo, producida por el
aumento de presión subglotica que vence la fuerza de cierre del musculo tiroaritenoideo (TA).
Las características del a fase de apertura nos permite sospechar algunas lesiones, especialmente
malformaciones ligamentarías o sulcus (quistes abiertos).
Fase de cierre: debe ser total o largo de ambos bordes liberes de las cuerdas vocales. Cuando no
se produce nos permite sospechar determinadas lesiones algunas más evidentes (las masas), otras
pueden pasar desapercibidas (sulcus, vergetures). A los déficits de cierre se les denomina “hiato”
y pueden ser:
Hiato posterior: triangulo posterior, que denota esfuerzo sobre respiración en adultos, mientras
que pueden ser normales en niños
Hiato en reloj de arena: características de lesiones de masa del borde libre, o en ausencia de
lesiones, de mecanismos de hiperfuncionalidad incipiente.
Hiatos oval: propio de lesiones mal formativas de bordes libre (sulcus, vergetures)
• Asimetría intracordal: la onda mucosa se desestructura, aparece dispersa. Causas: quiste abierto,
puente mucoso…
• Asimetría respecto a la cuerda no explorada: nos permite valorar la diferencia entre una cuerda
y otra para comprender las dificultades tímbricas, frecuenciales y de intensidad.
Amplitud
Hirano describe la amplitud como el movimiento de desplazamiento horizontal/latero-medial) de
cada cuerda vocal durante la vibración.
Para Cornut: “la amplitud vibratoria corresponde a la distancia recorrida por el borde libre de la
cuerda vocal, entre la fase de cierre y la fase de apertura. Varía fisiológicamente en función de los
parámetros del sonido laríngeo:
• Aumenta cuando aumenta la intensidad.
• Disminuye cuando pasa de frecuencias graves a frecuencias agudas.
En patología, cualquier aumento de la masa o de la rigidez de la cuerda vocal comporta una
disminución de la amplitud.
La evaluación de la amplitud vibratoria debe hacerse de forma independiente para cada cuerda
vocal, lo que permite evidenciar una asimetría. Habitualmente se lleva a cabo de forma subjetiva
utilizando los términos “normal”, “aumentada”, “disminuida”, “ausente”. La digitalización de la
imagen permite mayor precisión en estas medidas”.
La afectación de la amplitud (inexistente/disminuida/aumentada) se valora por comparación entre
ambas cuerdas
Límites de la estroboscopia laríngea
La estroboscopia laríngea presenta algunas limitaciones:
• La calidad de la imagen depende de la periodicidad del sonido laríngeo. En patologías con un
grado elevado de aperiodicidad la imagen es errática y poco fiable.
• El ciclo vibratorio resultante de la estroboscopia es virtual, pudiendo aparecer ocasionalmente
falsas imágenes.
• La transición entre el mecanismo 1 y 2 (modal hacia falsetto) puede presentar a menudo
inestabilidades vibratorias que no coincidan forzosamente con la realidad.
http://www.medicinadelcant.com/cast/2.pdf
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