Benito Juárez
Benito Juárez
Benito Juárez
Benito Pablo Juárez García (San Pablo Guelatao, Oaxaca, 21 de marzo de 1806 – Ciudad de México,
18 de julio de 1872) fue un abogado y político mexicano, de origen indígena (de la etnia zapoteca),
presidente de México en varias ocasiones, del 18 de diciembre de 1857 al 18 de julio de 1872.[1] [2] Se le
conoce como el «Benemérito de las Américas».[3] Es célebre su frase: «Entre los individuos, como entre
las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz».[4]
Benito Juárez vivió una de las épocas más importantes de México, considerada por muchos
historiadores como la consolidación de la nación como república. Juárez marcó un parteaguas en la
historia nacional, y fue protagonista de primer nivel de esta época. Su biografía durante los años que
ocupó la presidencia es parte importante de la historia de México.
Benito Juárez García nació el 21 de marzo de 1806 en el poblado de San Pablo Guelatao, Oaxaca,
población ubicada en la cadena montañosa ahora conocida como La Sierra Juárez de Marcos y
entonces perteneciente a la jurisdicción de Santo Tomás de Ixtláncotoyol. Bautizado un día después de
su nacimiento en la parroquia de Santo Tomás Ixtlán.[5] Los padres de Benito Juárez, Marcelino Juárez
y Brígida García, eran, según sus propias palabras, «indios de la raza primitiva del país»[6] que fueron
agricultores. Ambos murieron cuando él tenía tres años, su madre durante el alumbramiento de su
hermana María Alberta Longinos. Benito junto con sus hermanas María Josefa y Rosa quedaron bajo el
amparo de sus abuelos paternos Pedro Juárez y Justa López igualmente indios de la «nación zapoteca»
y su muy pequeña hermana María Longinos con su tía materna Cecilia.[6] A los pocos años murieron
también sus abuelos y las dos hermanas mayores de Benito se casaron, quedando él finalmente bajo la
custodia de su tío Bernardino Juárez. A partir de entonces trabajó como peón del campo y como pastor
de ovejas hasta la edad de doce años. Su tío Bernardino conocía el castellano y se lo enseñaba a Benito
que mostraba entusiasmo en aprenderlo sin embargo las labores del campo y el hecho de que en el
pueblo no se hablara el castellano no permitieron que Benito avanzase mucho en su aprendizaje. En su
pueblo, como sucedía en las poblaciones pequeñas, no existía ni la más elemental escuela. Benito se
daba cuenta que quienes aprendían a leer lo hacían viajando a la ciudad, ya sea costeándose una
pensión o trabajando como sirvientes en las casas ricas, lo que alimentó su deseo de ir a la ciudad, cosa
que frecuentemente le pedía a su tío que sólo le daba largas. El día 17 de diciembre de 1818 Benito se
fuga de su pueblo, luego de mucho sopesar entre los sentimientos y su deseo de educarse, con destino a
la ciudad de Oaxaca.[6] Esta fuga pudo motivarse tras haber perdido un par de ovejas[cita requerida]. Hasta
este momento la lengua única de Juárez era el zapoteco siendo sus conocimientos de castellano básicos.
Al llegar a la ciudad, por la noche del mismo día, Benito le pidió alojo a su hermana Josefa quien
trabajaba como cocinera para una rica familia de un comerciante extranjero de nombre Antonio Maza.
Con el visto bueno del señor Maza, Benito se inició cuidando la granja teniendo asignado un salario de
dos reales.[6] La hija adoptiva del señor Maza, Margarita Maza, muchos años después se convertiría en
la esposa de Benito.
En pocos días Benito conoció al sacerdote franciscano de la orden tercera Antonio Salanueva quien le
admitió como aprendiz de encuadernador. En palabras de Benito: «aunque muy dedicado a la devoción
y a las prácticas religiosas era bastante despreocupado y amigo de la educación de la juventud».[6] El 7
de enero de 1819, teniendo solo 21 días de haber llegado a la ciudad, Salanueva recibe a Benito en su
hogar y taller, además de ofrecerle enviarlo a la escuela. Luego de cambiarse una vez de escuela debido
a que no sentía avance en su aprendizaje inicia en La Escuela Real bajo el preceptorado de José
Domingo González quien le dio un fuerte regaño por considerar su escritura deficiente, cuestión que
ofendió profundamente al joven Benito.[6] Benito sufría además, junto con los demás niños de su
condición indígena y pobre, de discriminación, ya que mientras que el preceptor impartía a los niños
llamados "decentes" a los de su condición les instruía el ayudante. Por lo anterior Benito abandona la
escuela a la que consideraba tenía un pésimo método de enseñanza y decide aprender por su cuenta.
Juárez seminarista
Percatándose de que los jóvenes seminaristas de ese entonces gozaban de buena educación y
reconocimiento social, apoyado también por los consejos que le daba su tío Bernardino y a pesar de
sentir «instintiva repugnancia» por los asuntos clericales, decide pedirle al clérigo Salanueva que lo
apoye a entrar al seminario de la ciudad.[6]
Salanueva fue pieza clave en la formación intelectual de Juárez, al que éste le considerará en el futuro
su padrino. Salanueva tenía entre sus lecturas predilectas las obras de Benito Jerónimo Feijoo y Las
epístolas de San Pablo.
Gracias al apoyo de Salanueva, Juárez logró salvar el requisito de tener bienes para sostenerse durante
sus estudios y de poseer una lengua indígena como lengua materna, según lo estipulado por las leyes
eclesiásticas de América de ese tiempo.
El 18 de octubre de 1821 inició estudios de gramática latina en el Seminario de Santa Cruz como
capense. En agosto de 1823 concluye estos estudios después de haber obtenido en los dos exámenes
realizados nota de excelente.[6] Se le presenta entonces a Juárez una dificultad grave consistente en que
su mentor Salanueva deseaba que él estudiase teología moral y recibir así las órdenes sagradas, idea
que repugnaba a Juárez no sólo por su desdén hacia lo clerical sino también por la fama que tenían los
que a ese camino aspiraban en el Seminario, a los cuales se les llamaba "padres de misa y olla" o
"lárragos".[6] Juárez convence a Salanueva con el argumento de que su edad no era suficiente aún para
ordenarse por lo que, mientras tanto, podía estudiar el curso de artes. Inicia en el año de 1824 cursando
latín, filosofía y teología. El seminario no era su vocación y en especial le aburría la teología, clase
donde se dormía[cita requerida]. Concluye este curso de artes en 1827 después de haber sostenido dos actos
en público y aprobado, con calificación de Excelente nemine discrepante, los exámenes reglamentarios
y con notas honrosas de sus sinodales.[6] No obstante la oposición de su protector Salanueva, abandonó
el seminario y se inclinó por el derecho.
Juárez abogado
Luego de graduarse como abogado trabajó durante algún tiempo defendiendo comunidades indígenas,
trabajo que lo hacía viajar entre diversas comunidades y la ciudad de Oaxaca e incluso lo llevó a la
cárcel.
Juárez podía leer textos en latín, francés e inglés además de que conocía el derecho canónico y el
derecho civil.[7]
El 26 de mayo de 1830 Juárez es nombrado encargado del Aula de Física del Instituto de Ciencias y
Artes de Oaxaca.[8]
Se desempeñó como rector de su Instituto en 1831, en el cual siempre profesó y defendió ante todo las
ideas liberales. El 11 de diciembre de 1831 el ayuntamiento de Oaxaca comunica a Juárez haber sido
elegido regidor para el periodo que iniciaba el 1 de enero de 1832[8] comenzando así su carrera política.
El 25 de agosto de 1832 el gobernador de Oaxaca José López de Ortigoza emite un decreto
comunicando los nombramientos para la Corte de Justicia del estado de Oaxaca, siendo Benito Juárez
nombrado ministro suplente.[8] El 11 de febrero de 1833 Juárez es nombrado formalmente diputado
electo de la Honorable Legislatura del estado de Oaxaca, es decir, diputado local.[8] En su cumpleaños
26 Juárez es nombrado capitán de la 5.ª Compañía del 1.er Batallón de Milicia Cívica de su estado.[8] El
3 de febrero de 1834 se nombra a Benito miembro de la Junta de Sanidad de su estado.[8] El 7 de
febrero se nombra a Benito ministro interino de la Corte de Justicia del estado.[8] El 7 de abril es
nombrado miembro de la Junta Calificadora y Premiadora de los méritos que, en el fuerte de Santo
Domingo, contrajeron los valientes defensores de nuestras instituciones.[8] El 6 de abril de 1838 se
nombra a Juárez secretario interino de la Primera Sala del Tribunal Superior de Justicia del
departamento de Oaxaca.[8] El 31 de diciembre de 1839 es nombrado ministro suplente del mismo
Tribunal Superior de Justicia.[8] El 23 de agosto de 1840 se nombra a Juárez compositor por la Quinta
Sección de Oaxaca.[8] El 31 de diciembre de 1840 es nombrado de nuevo ministro suplente del mismo
Tribunal Superior de Justicia.[8] El 22 de julio de 1841 el Tribunal Superior de Justicia del
departamento oaxaqueño emite a favor de Juárez un despacho de juez de la instancia del ramo civil
para la ciudad de Oaxaca.[8] El 3 de octubre de 1843 recibe un nombramiento como segundo vocal
suplente de la Junta Electoral de Oaxaca.[8] El 1 de junio de 1844 se emite un comunicado a la
Honorable Asamblea Departamental del estado acerca de que Juárez no puede cubrir la plaza de vocal
de esa Asamblea por estar desempeñando el cargo de secretario de Gobierno del departamento del
estado.[8] El 3 de enero de 1853 Juárez recibe un despacho de catedrático sustituto de Derecho Civil en
el Instituto de Ciencias y Artes de Oaxaca.[8] El 22 de febrero se le concede una licencia sin goce de
sueldo por un mes a Juárez para ausentarse del Instituto. El 30 de septiembre de 1858 es inscrito Juárez
como socio honorario del Conservatorio Dramático Mexicano mediante un documento firmado por el
presidente del mismo, José Valero y el prosecretario Justo Sierra.[8]
Ése mismo año apoyó a Valentín Gómez Farías, quien buscaba debilitar y someter al clero. Sin
embargo, un año después se impuso de nuevo el centralismo en el país, por lo que huyó a Puebla,
donde administró unos baños públicos.[9] Después de un par de años regresó a Oaxaca. Se le otorgó el
empleo de juez de primera instancia. Tuvo al menos dos hijos con una mujer anónima del pueblo, a la
que desconoció para luego casarse con Margarita Maza, hija adoptiva de su antiguo patrón, Antonio
Maza. Al celebrarse la boda, él tenía 37 años, y ella 17.[9]
Sirvió como burócrata tanto a los centralistas como a los santannistas. Inclusive hizo que se colocara en
su sala de sesiones un retrato de Santa Anna, y cuando murió la esposa de éste, pidió a los empleados
públicos que guardaran luto. En 1844 lo premiaron con el nombramiento de fiscal del Tribunal
Supremo de Justicia oaxaqueño.[9]
Al perder en las elecciones presidenciales el general Paredes Arrillaga, Juárez resultó electo diputado
federal, por lo que en 1847 se trasladó a la ciudad de México con esta calidad. Fue uno de los que
ayudó a reelegir a Santa Anna como presidente y a Gómez Farías como vicepresidente.[9] Votó a favor
del préstamo que Gómez Farias solicitó a la Iglesia en 1847 para financiar la guerra contra lo Estados
Unidos de América.
Juárez en la masonería
El 15 de enero de aquel año, se inició en el Rito Nacional Mexicano de la masonería, en una ceremonia
que se llevó a cabo en las instalaciones del mismo Congreso, del cual se habían apropiado los liberales
para tener sus reuniones. Juárez adoptó como nombre masónico Guillermo Tell.[9]
Al terminar su período, regresó a impartir cátedra al Instituto de Ciencias y Artes, y el primer día se
encontró con un gran homenaje que le concedió el personal de este.[cita requerida]
En Nueva Orleans
Al llegar por undécima vez a la silla presidencial Antonio López de Santa Anna, cobró venganza a
Juárez por haberle impedido ingresar al estado. Tal como Juárez se lo había advertido a su esposa, un
día mientras daba cátedra llegaron por él unos militares para apresarlo. Él entonces pidió cinco minutos
para acabar su cátedra e incluso pasó a casa a despedirse de Margarita. En 1853 lo encerraron en las
tinajas de San Juan de Ulúa. Al poco tiempo lo trasladaron a Veracruz, donde lo embarcaron en nave de
bandera española rumbo al destierro en Cuba, en donde trabajó en una fábrica de puros. Tiempo
después Juárez se trasladó a Nueva Orleans, donde buscó el apoyo de las logias masónicas locales.
Juárez allí conoció a Melchor Ocampo y otros exiliados que habían sido desterrados o simplemente
eran perseguidos políticos del dictador. Todos ellos se reunían en esa ciudad en secreto para planear un
golpe de estado en contra de Santa Anna.[9]
Juárez consiguió trabajo en una fábrica de puros como obrero con un sueldo miserable. Sin embargo,
encontró el amparo de Emile La Sere, un rico comerciante de origen haitiano y del diputado/empresario
John Slidell, accionista y gerente de la Lousiana-Tehuantepec Co, empresa que buscaba crear una vía
de tren hacia el istmo de Tehuantepec para importar y exportar bienes. Al prestarle la ayuda económica,
con la que Juárez y a los otros exiliados liberales vivían en buenas condiciones, los comerciantes
extranjeros esperaban que se les retribuyera cuando llegaran al poder.[9]
Carrera a la Presidencia
En su exilio Juárez quería apoyar a la revolución que se estaba planeando en Ayutla. Así que logró
embarcarse a Panamá para luego llegar a Acapulco. Se le dio primero un humilde puesto de escribiente.
[9]
Sin embargo, como Juárez apoyó al Plan de Ayutla, proclamado en 1854, y asesoró al cacique
acapulqueño, Juan N. Álvarez, logró que este llegara a ser presidente provisional, por encargo de los
liberales. Sin embargo, Juan N. Álvarez al alcanzar la presidencia, nombró a Benito Juárez ministro de
Justicia e Instrucción Pública en 1855.[9]
En esta época expidió la Ley Juárez, oficialmente conocida como Ley sobre administración de justicia
y orgánica de los tribunales de la Nación, del Distrito y Territorios. Esta ley coartaba los derechos de
militares y eclesiásticos, como suprimir los tribunales "especiales" que tenían ambos organismos. Más
no fue una solución completa como la que firmaron posteriormente Ignacio Comonfort y Sebastián
Lerdo de Tejada en la que se separaba la Iglesia del Estado. La Ley Juárez simplemente era un esbozo
de algo que tenía que llegar más completo.
En 1855, durante el gobierno de Ignacio Comonfort, fue primero gobernador de Oaxaca, para después
ser nombrado ministro de Gobernación y presidente de la Suprema Corte de Justicia. En diciembre de
ese mismo año, durante el golpe de estado ocasionado por conflictos entre conservadores que apoyaban
a la iglesia y liberales que habían apoyado la separación Iglesia-Estado, Juárez fue apresado por las
fuerzas del propio Comonfort. La razón fue la duda de los golpistas ante su posición, ya que Juárez
nunca se declaró abiertamente en contra ni a favor del conflicto, irónicamente causado por la ley cuyas
bases él mismo había ayudado a sentar.[9]
Sin embargo, el propio Comonfort, quien había organizado su propio golpe de estado contra su
gobierno, acudió un mes después a pedirle a Juárez su ayuda, ya que tanto liberales como
conservadores no habían llegado a ningún acuerdo y el gobierno se debilitaba cada vez más. Así que
Juárez fue a Guanajuato a ver al general Manuel Doblado, quien era gobernador del estado, para
organizar otro golpe de estado. Sin embargo, este, junto con otros gobernadores, ya había desconocido
a Comonfort y nombrado como sustituto al propio Juárez, mientras que Zuloaga en la ciudad de
México también se rebelaba en contra de Comonfort y de los liberales. Esto ocasionó la Guerra de los
Tres Años.[9]
Juárez Presidente
En 1858, Benito Juárez se convirtió en presidente de la República por primera vez. Tuvo que huir de
Guanajuato, donde fue nombrado, a Guadalajara, Colima y Manzanillo, escapando de Félix María
Zuloaga, quien estaba apoyado por el ejército y el clero, clases afectadas por las leyes promulgadas
durante el mandato de Comonfort, basadas en la Ley Juárez.
Juárez movió su gobierno entre los distintos estados, perseguido por el ejército federal y con ínfimos
recursos. Su gobierno formó inicialmente una milicia de unos cuantos cientos de hombres, entre los que
se encontraban muchos de sus amigos exiliados de Nueva Orleans, como Melchor Ocampo.[9]
Mientras realizaban una reunión de gabinete, un oficial lo traiciona y embiste la reunión con algunos
soldados, a quienes les ordena preparar armas. Juárez se levanta de su silla y se coloca de frente,
pidiendo que le disparen al pecho. Guillermo Prieto, en un arrebato, se coloca delante de Juárez y grita:
«¡Los valientes no asesinan!», y continúa: «Si quieren sangre, tomen la mía, pero no toquen al
presidente». El oficial envaina su espada y se retira junto a su tropa. Ante el avance de las tropas
federales llega Juárez y su gobierno al Pacífico, donde se ve forzado a embarcarse, junto con su
gabinete y otras personas, rumbo a Panamá, de donde cruza al Océano Atlántico para viajar hacia La
Habana y luego a Nueva Orleans. En todos estos puntos le aplaudían y recibía muestras de admiración
por defender su causa. En Nueva Orleans la prensa lo aborda incesantemente.
Allí ven a Domingo de Goicuría, un traficante de armas cubano con el que entablan negociaciones que,
a la fecha, aún no están claras.[9]
En 1858 llegó Juárez a Veracruz, donde el gobierno de Manuel Gutiérrez Zamora le era afín junto con
el general Ignacio de la Llave. Al llegar al puerto de Veracruz ya lo esperaban su esposa e hijos en el
muelle, junto con gran parte de la población, que ese día se desbordó al malecón para recibirlo. Allí
pasó varios meses sin sobresaltos hasta el ataque de Miguel Miramón.
El 12 de julio de 1859 Benito Juárez decreta la primera de las normas de reforma: la Ley de
Nacionalización de los Bienes Eclesiásticos, que impidió a la Iglesia tener propiedades en México.[10]
Juárez sostuvo admirablemente su gobierno contra conservadores y franceses entre 1862 y 1867,
peregrinando por México y los Estados Unidos.
El 15 de julio de 1867 regresó triunfalmente a la ciudad de México, gracias al apoyo de los Estados
Unidos; mandó fusilar a Maximiliano de Habsburgo, al General Mejía y al joven Macabeo, Miguel
Miramón. Cuando se celebraron las elecciones, ya que Juárez no era electo sino provisional, la Iglesia
contribuyó a su triunfo al prohibir votar a los feligreses.[cita requerida]
Expulsó a varios ministros latinoamericanos del país, entre ellos los de Guatemala y Ecuador, por
supuestas alianzas con los conservadores. También expulsó al ministro español y a los nuncios
apostólicos.[cita requerida]
Ante la fragilidad del gobierno juarista, los conservadores Félix María Zuloaga y Leonardo Márquez
tenían oportunidad para recuperar el poder. Ante esto, Juárez solicitó al congreso facultades
extraordinarias. Los miembros liberales del congreso se negaron, con el principal argumento de que
haber colocado al país bajo una constitución había costado una guerra muy sangrienta y no era posible
que Juárez que había impulsado dicha Constitución ahora quisiera violar los principios de legalidad
dándose facultades de virtual dictador. Sin embargo, dos grupos de conservadores atraparon a Ocampo
y a Santos Degollado, respectivamente, y los mataron, desviando la atención de los liberales en el
congreso cambiando la opinión de éstos decidiendo otorgar dinero y permisos a Juárez para acabar con
ellos.[cita requerida]
Por no poder pagar sus deudas con Europa debido al precario erario público consecuencia de la guerra
de reforma, el puerto de Veracruz fue invadido el 15 de diciembre de 1861 por una fuerza española de
6000 hombres que no encontró resistencia. El 9 de enero de 1862, se les unieron 3000 franceses y 800
ingleses.
Los invasores ingleses y españoles salieron del país, ya que los franceses sabotearon las pláticas para
obtener el pago pacífico de las deudas. Napoleón III estaba buscando secretamente establecer un
Imperio Mexicano.
El Papa Pío IX también apoyó la invasión de México. La iglesia católica estaba fuertemente disgustada
con la aplicación de las Leyes de Reforma en México. La encíclica del Vaticano Quanta cura,[11] [12]
incluía el Syllabus errorum que era un catálogo de infracciones a los presuntos derechos de la Iglesia en
que incurrían, en Europa y en América, gobiernos de países antaño sometidos al dominio eclesiástico.
[13]
"Levantamos nuestra voz pontificia con libertad apostólica en esta vuestra plena asamblea para condenar,
reprobar y declarar írritos y sin ningún valor los mencionados decretos".
Los franceses perdieron el 5 de mayo de 1862 la Batalla de Puebla, contra las tropas mexicanas bajo el
mando de Ignacio Zaragoza. El General Zaragoza mandó a Palacio Nacional su famoso telegrama: "Las
armas nacionales se han cubierto de gloria".[14] [15]
Francia, luego de un año después de la batalla del 5 de mayo mandó a 25000 hombres que entraron a la
Ciudad de Puebla en poco más de dos meses luego de haberle puesto un sitio a la ciudad, mismo que
provocó la escasez severa de bienes y en especial alimentos lo cuál mermó las posibilidades defensivas
que desde el principio eran inferiores, pero también la población en su gran mayoría vio en los
invasores a los enemigos en contra de lo que los conservadores querían promover. Varios comandantes
del ejército mexicano, entre ellos Porfirio Díaz y González Ortega fueron capturados. Comonfort fue
fusilado.
Luego de haber efectuado una sesión extraordinaria del Congreso de la República, donde se le dieron
poderes especiales a Juárez y el Congreso, decretó la suspensión de trabajos hasta nuevo aviso, seguido
de una sesión solemne que acabó en el Zócalo capitalino con miles de mexicanos que fueron a despedir
a Juárez, el 31 de mayo de 1863. Juárez abandonó la capital junto con una gran caravana para llevar
consigo el Gobierno de la República hacia el norte, a salvo de los invasores. En la caravana iban los
principales ministros de Juárez, así como muchas carretas cargadas de papeles que contenían los
archivos de la nación. La caravana era custodiada por unas tres centenas de soldados bien pertrechados.
Al pasar la caravana de Juárez cerca de Dolores Hidalgo, Guanajuato, Juárez ordenó desviarse hacia tal
población. Ahí se efectuó una reunión con el jefe municipal y los pobladores. Juárez visitó la casa de
Miguel Hidalgo que se encontraba en buenas condiciones. Allí el jefe municipal le hizo saber al
presidente que tal anciano que se veía por ahí era el que custodiaba la propiedad, además de que éste
había sido amigo de Miguel Hidalgo. Juárez se acercó al hombre que pretendió reclinarse ante Benito,
pero este lo detuvo y le dijo que era él quien debiese reclinarse ante el viejo por ser un héroe de la
independencia. Juárez le preguntó al hombre sobre cómo era Don Miguel, a lo que este respondió que
era un hombre extraordinario. Juárez le dijo que él luchaba por los mismos ideales que Hidalgo.
Juárez llegó a San Luis Potosí donde intentó rehacer su gobierno. Él había decretado una ley, el 25 de
enero del año anterior, donde serían traidores todos los que apoyaran con armas y tomaran puestos del
gobierno de los invasores. También, todo el que pidiera la abolición de las Leyes de Reforma sería
traidor.
Los franceses entraron a la capital mexicana sin disparar un solo tiro, ya que Juárez y su gabinete
estaban gobernando sabiamente desde San Luis Potosí. De ahí se cambió estratégicamente a Monterrey
y a Saltillo. Echó al cacique por medio de sus contactos, para luego perder las ciudades ante los
franceses. Juárez había enviado a Margarita y sus hijos a Nueva York, Estados Unidos, donde recibió el
apoyo de Matías Romero y el Secretario de la Embajada de México en aquel país, que seguía
funcionando. Luego de recibir en la estación de ferrocarril a Margarita y su familia, Matías Romero los
instaló en una casa en los suburbios. Las órdenes de Juárez habían sido conseguirles una casa suficiente
pero modesta. Inmediatamente, Matías Romero encargó a Margarita y su familia a su secretario y
partió a la Ciudad de Washington, donde se entrevistó con el secretario de Estado. La encomienda de
Juárez era asegurarse que los Estados Unidos estuvieran del lado de la República y en contra del
imperialismo francés. Abraham Lincoln, presidente norteamericano en ese entonces, tenía grandes
problemas en medio de la Guerra de secesión, que se entablaba entre el Norte y el Sur del país. Matías
Romero consiguió que el secretario de Estado norteamericano pidiera a su embajador ante España que
influyera para evitar que ese país apoyara la empresa francesa en México. Para ello, se amenazó a
España en que, si insistía en apoyar la invasión a México, los Estados Unidos tendrían que intervenir a
favor de la República.
Maximiliano se dirige a México y escribe una carta a Juárez, invitándole a participar en su gobierno
imperial. Juárez le contesta desde la Ciudad de Monterrey el 1 de marzo de 1864, rechazando tal
propuesta, denostándolo por ser un agente de Napoleón III y advirtiéndole que la historia los juzgará.
Es dado al hombre, señor, atacar los derechos ajenos, apoderarse de sus bienes, atentar contra la vida de los que
defienden su nacionalidad, hacer de sus virtudes un crimen y de los vicios una virtud; pero hay una cosa que está
fuera del alcance de la perversidad, y es el fallo tremendo de la historia. Ella nos juzgará.
Juárez se mudó a Coahuila, estableciéndose en varios pueblos y haciendas. Pero el lugar más
sobresaliente fue el poblado del Gatuño (hoy Congregación Hidalgo), ya que fue aquí donde el 4 de
septiembre de 1864 ordenó a varios caciques que escondieran los archivos de la nación. Dichos
caciques escondieron los archivos en la Cueva del Tabaco.[16] De ahí, entra a la Comarca Lagunera del
estado de Durango, donde viaja a la Hacienda de Pedriceña en el poblado de Cuatillos. Aquí arribaron
la tarde del 15 de septiembre de 1864. Fue aquí donde Juárez da el Grito de Independencia en 1864.
Después se trasladaron hacia la Hacienda del Sovaco en Nazas y de ahí a la Hacienda de Santa Rosa
(hoy Gómez Palacio), donde tuvo una reunión con los primeros oficiales de la nación. De allí se
trasladó a Mapimí, Durango en donde se hospedó varios días en una casa de hospicio. Una vez saliendo
de Durango, ingresa a Chihuahua, con cada vez menos apoyo. Maximiliano y su esposa Carlota, luego
de una gira por Europa, llegaron a la Ciudad de México.
El general Jesús González Ortega, que había sido leal a la causa de la República y había combatido en
Puebla a los invasores franceses, era titular de la Secretaría de la Guerra y de la Suprema Corte de la
Nación. González Ortega combatió el avance francés hacia el norte sin éxito.
En 1864 el presidente Benito Juárez y sus ministros Sebastián Lerdo de Tejada, José María Iglesias y
Miguel Negrete arriban a territorio chihuahuense e instalan en la ciudad la sede del gobierno
republicano.[17] En Chihuahua la república gozaba de bastante apoyo tanto del gobierno como del
pueblo. Exactamente un año antes de que terminara el período constitucional de Benito, González
Ortega entró a la oficina de Lerdo de Tejada preguntando si se le entregaría la presidencia ese día o al
siguiente argumentando que la Constitución de 1857 no era muy clara al respecto a lo que Lerdo le
pidió unas horas para responder. Lerdo acudió a hablar con el Presidente Juárez de tal reclamación.
Éste le contó al presidente sobre la reclamación de González Ortega además de decirle que González
Ortega era corrupto pues tenía pruebas de que había desviado fondos para el ejército republicano para
sí mismo. La conclusión fue que González Ortega se confundió pues el período constitucional de
Juárez terminaba hasta un año después. La confusión fue debido al hecho de que Juárez había ocupado
la presidencia de forma interina, pero ese tiempo no contaba dentro del período constitucional. En la
tarde González Ortega tocó a la oficina de Lerdo y al pasar este le aclaró el asunto. González Ortega no
tuvo más que decir y ante tal ridículo se fue al poco tiempo con su hermano a Norteamérica en un
autoexilio.
En Nueva York, Pepito, uno de los hijos de Benito yacía enfermo de pulmonía debido a los fuertes fríos
que azotaban aquella región. De esto había tenido noticia Don Benito. Estados unidos se encontraba en
guerra civil. Matías Romero por tren a Nueva York y junto con otros funcionarios de la embajada
fueron a ver a Margarita y a su enfermo. Cuando llegaron los recibió Pedro Santacilia,[18] yerno de
Margarita que vivía allí con su esposa y tenía la encomienda de Juárez de velar por la familia. El niño
Pepito acababa de fallecer. La temperatura rondaba los 12 grados bajo cero. La casa estaba sumamente
fría debido a que la leña y los víveres en general escaseaban mucho en aquel invierno y en medio de la
guerra. Lo poco que había era sumamente caro y el hogar de Margarita no contaba con esos recursos.
La escena era desgarradora según contó Don Pedro. Margarita gritaba inconsolable abrazando el
cuerpo. Los funcionarios de la embajada esperaron en la Sala. Don Pedro tuvo que usar los muebles
como leña para calentar un poco la casa.[19] Margarita se opone a realizar los funerales de su hijo en
"esa ciudad ajena" (Nueva York) y decide embalsamar el cuerpo hasta poderlo enterrar en su tierra,
Oaxaca. Pedro Santacilia entera de esto a Benito a lo que éste le replica que ella (Margarita) es su
madre y sabe lo que hace. Tal disposición violaba las leyes sanitarias de Nueva York como Matías
Romero se lo hizo saber a Pedro Santacilia.
Durante febrero de 1865 Juárez es avisado de la tragedia lo que lo aparta una semana de su oficina en
Chihuahua. Sus colaboradores lo animan y a la vez se asombran del temple de aquel indígena, en
especial su Secretario de Hacienda José María Iglesias y su Secretario de Gobernación Miguel Lerdo
de Tejada.
Por su parte, en Norteamérica las tropas al mando de Abraham Lincoln toman la capital del Sur y
derrotan al general Robert E. Lee. Matías Romero presenta las felicitaciones del gobierno de la
República Mexicana en los primeros lugares al presidente Lincoln. Al poco tiempo Lincoln es
asesinado. El parque sobrante de la guerra en Norteamérica sería de mucha utilidad para la República y
contra el imperio francés.
Maximiliano en la Ciudad de México informaba a su gabinete que el país estaba pacificado y que en
pocos días el ejército imperial entraría a Chihuahua para acabar con Juárez. Napoleón manda el retiro
de algunos miles de efectivos ya que en Francia sufría el embate del congreso por los excesivos gastos
que representaba la invasión de México. El Gral. Basaine al mando del ejército francés desde antes que
tomara el puesto Maximiliano le advierte a éste que el retiro de tropas fortalecerá a Juárez.
Maximiliano celebra su cumpleaños en la Ciudad de México. En el ambiente hay una gran satisfacción
porque la República, Juárez y los brotes insurrectos de republicanos a lo largo del país, se suponen
aniquilados. Con esto se celebra además del cumpleaños el triunfo de la monarquía. Maximiliano en
agradecimiento al mariscal francés y comandante en jefe del ejército monárquico Basaine le regala a
éste una mansión para que la habite con su esposa mexicana conocida entre la corte como Pepita.
Ante el inminente ataque francés, Juárez y su gobierno destruyen la papelería importante para que no
cayese en manos francesas. En una madrugada de mayo de 1865 los franceses atacan de madrugada
Chihuahua al mando del General Agustín E. Brincourt. La ciudad es bombardeada y se defiende
tenazmente pero finalmente cae en manos de los franceses. Sin embargo, Juárez y su gabinete habían
logrado ser evacuados a salvo escapando rumbo al norte. Mientras tanto algunos generales republicanos
combatían heroicamente el avance francés. El general Brincourt obliga a los republicanos a firmar acta
de sumisión al imperio. El gobierno de la República reducido a un pequeño número de personas llega a
Villa Paso del Norte, lo que hoy es Ciudad Juárez, Chihuahua. Al ser perseguidos por los franceses
tienen que huir a lo que Lerdo de Tejada le dice a Benito que deben de escapar a Estados Unidos a lo
que Juárez contesta que eso equivale a darse por vencidos y aniquilar la República. Juárez pregunta
señalando una serranía si aquello aún es territorio nacional a lo que un militar oriundo de aquella región
le asegura que sí. Juárez ordena moverse para allá a pesar que le advirtieron que no había nadie allí,
sólo matorrales, víboras y demás alimañas. A esta serranía hoy se le conocer como Sierra de Juárez
(Chihuahua). Los franceses al llegar son informados que Juárez cruzó la frontera lo que da por
terminada la persecución y lo que informan a la Ciudad de México.
El 14 de agosto de 1865 queda establecido en la Villa de Paso del Norte el gobierno nacional.[20]
Las fuerzas republicanas retoman la Ciudad de Chihuahua (capital), Chihuahua, por lo que los
franceses abandonan la Ciudad el 29 de octubre.[17]
Los franceses planean retomar por sorpresa la ciudad de Chihuahua pocos días antes de la navidad de
1865. José María Pérez Esquivel, telegrafista septuagenario se entera del plan francés y manda a avisar
a Juárez. Juárez y su gobierno logran huir a tiempo hacia el norte. El 11 de diciembre las fuerzas
francesas retoman la capital. Los franceses capturan a José María Pérez Esquivel y luego de golpearlo
lo mandaronn fusilar la mañana del 24 de diciembre de 1865 ante la gran indignación del pueblo
chihuahuense en contra de los invasores.
Los militares Manuel Ojinaga, Manuel Díaz Mori (hermano de Porfirio Díaz) y otros militares están
con Juárez en la defensa de su gobierno errante. En la huida hacia el norte el gobierno de la república
piensa detenerse en el lugar llamado El ojo de la laguna, pero Luis Terrazas, gobernador de Chihuahua
les da alcance para persuadirlos de que deben continuar la marcha durante toda la noche buena y la
madrugada de navidad pues los franceses los persiguen. La comitiva continúa su marcha. Terrazas
advierte que algunos indígenas de la región se pasaron al lado imperialista por lo que la comitiva
deberá cuidarse también de estos. Llegan al desierto de Samalayuca. El 28 de diciembre de 1865 llegan
a la frontera siendo perseguidos por los franceses a menos de un día de camino. Muchos persuaden a
Juárez de cruzar la frontera, pero este tomando un puño de tierra en la rivera del Río Bravo exclama
que prefiere refugiarse en algún cerro agreste y morir con la bandera en el pecho que abandonar el
suelo patrio. Todos entienden el mensaje y se ordena a la pequeña tropa que los acompañaba hacerle
frente a los franceses.
La República se recupera
Matías Romero y el secretario de la Embajada Mexicana ante los Estados Unidos llegan a la casa de
doña Margarita para acompañarla a la recepción que en Washington le preparaba el gobierno
norteamericano de Andrew Johnson. Éste había desconocido al Imperio de Maximiliano y reconocido
en Juárez al único presidente legítimo de la República Mexicana. Johnson anunció el envío de unos 100
000 hombres a la frontera con México para amedrentar a los invasores de México. También el
embajador de los Estados Unidos en París presionaba a Napoleón III para que retiraran sus tropas de
México. Maximiliano ofreció a los confederados que habían perdido la guerra en los Estados Unidos la
posibilidad de establecerse en Veracruz. Esto fue mal visto en el gobierno de Washington.
Las fuerzas republicanas al mando del general Luis Terrazas Fuentes contraatacaron a los franceses y
retomaron la capital de Chihuahua el 25 de marzo de 1866; luego recuperan Parral y avanzan sobre el
estado de Durango. Luego de tales hechos, el presidente Juárez distinguió al general Terrazas con su
amistad.[21] Juárez entra a la capital chihuahuense el 7 de junio de 1866 ante el gran júbilo de la
población. Se organiza una ceremonia donde les dan lugares de honor a los lisiados de las batallas
acaecidas en aquella región. Se entregan medallas de bronce a los héroes de la República. Cuando
Juárez coloca una medalla a un joven de unos 16 años éste estalla en lágrimas y le dice al presidente
que sus cinco hermanos murieron combatiendo por él (Juárez) y que él también con gusto habría
muerto por la misma causa. El presidente contesta que lo entiende, que él perdió un hijo. Y le dice que
no murieron por él, sino por el aire y la tierra de la Patria, que murieron por la libertad.
En esas mismas fechas el imperio de Maximiliano tiene cada vez más problemas. El clero mexicano se
había rebelado ante el imperio porque Maximiliano no dio marcha atrás a las leyes de Reforma. Francia
había ordenado ya el retiro total de su ejército a más tardar para inicios de 1867. Estados Unidos ya no
estaba en guerra y el presidente Johnson se pronunció en su congreso por el total apoyo al presidente
Juárez y la República. 100 000 hombres enviados a la frontera con México amedentrarían a los
franceses. La Emperatriz Carlota de México parte a Europa la madrugada del 7 de julio de 1866 con el
plan de buscar apoyo del Papa Pío IX, de Napoleón III y del hermano de Maximiliano, entre otros.
La división entre los republicanos en México se hace más dramática, ya que el período constitucional
de Juárez se acerca a su fin. Por tal motivo, Juárez había publicado un decreto en donde, argumentando
que el país estaba en guerra, extendía su mandato hasta que se normalizara la República y se convocara
a elecciones. González Ortega, autoexiliado en los Estados Unidos, buscaba el reconocimiento de ese
país como presidente, mientras que recibía la ayuda de Ignacio Ramírez, "El Nigromante".
Mientras que Carlota buscaba apoyo en Europa para el imperio, Maximiliano dejó la capital y los
múltiples problemas que allí tenía y se fue a pasar un tiempo a la ciudad de Cuernavaca, al Palacio de
San Cloff, donde vivía su amante María Bonita, hija del jardinero en jefe de ese palacio. La Emperatriz
Carlota había recibido la negativa de Napoleón III para entrevistarse, pero ella insistió y se trasladó a
París. Allí se hospedó en el Gran Hotel de París, donde consiguió una entrevista con los ministros de
Napoleón III y con la emperatriz Eugenia, reunión que no prosperó pues éstos últimos tenían
instrucciones de no ceder en nada. Después Carlota consiguió una cita con Napoleón III a las 10 de la
mañana del 18 de agosto de 1866 en su hotel. Los acompañaban representantes del imperio mexicano
como Juan Nepomuceno Almonte y Pedro Hidalgo y representantes del gobierno francés como el
ministro de Estado; sin embargo, la entrevista se dio sólo entre Carlota y Napoleón, encuentro donde
Carlota mostró la desesperación por conseguir algún apoyo y Napoleón la de negar cualquiera. Carlota
sugirió incluso la disolución del congreso de París a Napoleón. Éste último terminó la reunión diciendo
que Maximiliano tenía que abdicar ya, pues no tenía otra opción.
En Chihuahua Benito Juárez recibía buenas noticias de todo el territorio nacional respecto a la
recuperación del control de la patria. El ministro de Guerra, el general Ignacio Mejia, rendía los
informes correspondientes. Porfirio Díaz avanzaba en Oaxaca desde el sur. El obispo de Oaxaca había
pedido garantías a Díaz ante su inminente entrada a la capital oaxaqueña, a lo que Díaz respondió que
le dejaría vestir sus mejores prendas para su fusilamiento. Este huyó de Oaxaca junto con muchas
personalidades, sobre todo de la alta sociedad, que habían sido afines al imperio. El gobierno de Juárez
retoma el control de las aduanas de San Blas, Mazatlán y Guaymas, que representaban importantes
recursos para su gobierno. Luego el ejército republicano toma las ciudades de Jalisco, Monterrey y
Tampico y logró controlar más aduanas de esas regiones. El ejército francés y el republicano de
México tuvieron batallas pero no en grandes cantidades de hombres, pues los franceses se iban
retirando hacia el sur y los republicanos en algunas ocasiones esperaban en muchos casos que los
franceses se fueran para avanzar; sin embargo, hubo batallas de significación, como las de Miahuatlán,
La Carbonera, Juchitán, San Pedro (Sinaloa), Santa Gertrudis (Tamaulipas), Naco (Sonora), Mazatlán y
otras, en las cuales los republicanos derrotaron al ejército francés, aunque la mayoría de ellas serían
ejecutadas a manera de guerrillas, no de un ejército a gran escala. El general Mejía informa a Juárez de
la recuperación del Valle de Guayana y de la ciudad capital de Durango. Ante la realidad geopolítica de
México, Juárez decide trasladar su gobierno al sur hacia Durango. Juárez exclama: "Oh, Chihuahua".
El día de la partida en el mes de diciembre Juárez exclama: "Gracias, tierra bendita, nunca te olvidaré",
en agradecimiento a aquella ciudad y estado que le había dado alojo a su gobierno y a la causa
republicana y en donde llegó acorralado y salía triunfante. Juárez, seguido de una larga comitiva, sale
con destino final Durango, rumbo a Hidalgo del Parral. En su famosa carroza negra lo acompañaban
Sebastián Lerdo de Tejada y José María Iglesias.
En 1867, Juárez, a su regreso para la restauración de la República desde el Paso del Norte, fue
hospedado por unos días en el Palacio de Zambrano en la ciudad de Durango, durante los cuales el
palacio fue sede del poder ejecutivo de México.
El 22 de agosto de 1866 Carlota sale del Gran Hotel de París con planes de ir a ver al Papa Pío IX, pero
antes su comitiva la convence de hacer una escala en el Castillo de Miramar en Italia, su antiguo hogar.
El 27 de septiembre de 1866 Carlota visita al Papa Pío IX. Ella da muestras ante el Papa de problemas
mentales; le dice que la bebida que le habían ofrecido estaba envenenada y toma la de él. No se quería
ir y tuvieron que invitarla a la biblioteca vaticana, para distraerla. Luego su hermano fue por ella.
Carlota era atendida por el médico en jefe del hospital de enfermos mentales de su ciudad.
Maximiliano, decidido a abdicar, recorre el Palacio de Chapultepec mientras indica las pertenencias a
embarcar; deja la mayoría de las habitaciones intactas, pues muchos objetos habían sido regalos al
pueblo de México y no a la persona de él ni a la de la emperatriz. Sale sigilosamente rumbo a Veracruz.
En Orizaba, en noviembre de 1866, el Padre Fisher había organizado, junto con los conservadores de la
región, una multitudinaria manifestación en apoyo a Maximiliano, para impedir que se fuera.
Maximiliano decide quedarse entonces en Orizaba por un mes, para pensar qué hacer.
Tres personajes influían en Maximiliano poderosamente: el padre Fisher, su médico el doctor Samuel
Bag, de origen prusiano-judío, y su viejo amigo personal y colaborador Stephan Haspan. El primero lo
persuadía para que se quedara; los otros dos, para que se fuera a Europa, pues veían la causa del
Imperio perdida.
Maximiliano recibió el apoyo de los generales Leonardo Márquez, apodado "El Tigre de Tacubaya", y
Miguel Miramón, ex presidente de México. Miramón le notificó que se había conseguido que la Iglesia
ofreciera 11 millones de pesos, además de que se tenía la posibilidad de reunir 29 000 hombres y de
que la junta de notables apoyaría a Maximiliano. Maximiliano formó un nuevo gabinete en Orizaba y
su plan incluía:
sostener a los franceses totalmente en México, ya que Maximiliano también sabía que ellos eran su
mayor apoyo;
crear un Congreso para legitimar su gobierno e invitar a los liberales a formar parte de su iniciativa,
incluido Juárez.
Al poco tiempo se le informó a Maximiliano que se contaba con 29, 663 soldados, más de 2 000
hombres de oficialía y 10 cañones para iniciar. La iglesia entregó un adelanto de 2 millones de pesos.
Una afición de Maximiliano era cazar mariposas. En Orizaba lo siguió haciendo, junto con un ilustre
botánico europeo que deseaba fundar un museo de historia natural en México, considerada la vasta
riqueza natural que había encontrado en el país.
A finales de noviembre, Maximiliano preparaba su regreso a la Ciudad de México.
Juárez y su gobierno llegan a Durango los primeros días de noviembre y realizan una reunión con su
gabinete de guerra. Deliberan sobre la toma de Matamoros, que era el único punto importante y
estratégico en el norte que aún quedaba en manos del imperio. Se decidió utilizar un sitio, como el
utilizado por los franceses contra los liberales para rendir a la Ciudad de Puebla. El plan se llevó a
cabo.
Luego de tres semanas y algunas escaramuzas menores entre los ejércitos, el general Tomás Mejía, que
defendía la ciudad de Matamoros, finalmente se rindió. Con esta victoria, los liberales controlaban todo
el norte del país. Hubo entonces una gran fiesta popular frente al Palacio de Durango, que funcionaba
como Palacio Nacional. Todo el norte era republicano.
Ante el avance del control del país por los republicanos, Juárez traslada su gobierno rumbo a Zacatecas,
siempre escoltado por el Batallón de Supremos Poderes.
Juárez escribe una carta a Margarita en la que le comunica que pronto podrá regresar a México y
podrán reencontrarse ella y sus hijos (tanto los vivos como los muertos) y él.
Aún en Orizaba, Maximiliano, que pensaba que su hermano abdicaría a su favor en Viena, pues
pensaba que tenía más apoyo popular, sigue considerando irse a Viena. Napoleón manda un enviado,
Francis de Casternons, con un plan muy negativo: ofrecerle el grueso del armamento francés y a su vez
desestabilizar al mismo gobierno de Juárez y dar también más armas a algún general conservador. A
sabiendas de sus intenciones, Maximiliano se niega a recibirlo.
El general Miramón fue derrotado en San Jacinto. Sólo quedaba fuerte el general Leonardo Márquez,
en las fuerzas conservadoras, y el no menos numeroso contingente francés que estaba bajo sus órdenes
(la mayoría eran parte de la llamada Legión Extranjera).
Ignacio Mejía dio un parte a Juárez en una reunión de gabinete en Zacatecas, donde le informó que el
general Mariano Escobedo tenía entre 8 y 10 mil hombres y que otro general tenía otros 6 mil.
Una tarde, a las 15.00 horas, el gobierno republicano deja Zacatecas para salir rumbo a San Luis Potosí,
en medio de un desfile y algarabía popular.
El 13 de febrero de 1867 sale Maximiliano de la Ciudad de México rumbo a Querétaro con 9 000
hombres mal equipados (tanto conservadores como la legión francesa que se quedó con él). Lo
acompañaban, entre otros personajes, el mariscal Albert Hans y Leonardo Márquez, este último
conocido como "El Tigre de Tacubaya" por la masacre de médicos que realizó allí (conocidos como
"Los mártires de Tacubaya"). Maximiliano salió de la Ciudad de México una semana después de que la
mayoría de las tropas francesas se habían retirado. Maximiliano lanzó una proclama a su ejército en
donde, poniéndose a la cabeza, dijo que éste era "Un ejército que lleva consigo la dignidad y el amor a
México".
Antonio López de Santa Anna se encontraba en Estados Unidos negociando con financieros,
empresarios y con el Secretario de Estado de aquel país, Mr. Siward, el apoyo para ocupar por
duodécima vez la presidencia de México. A finales de marzo Benito Juárez recibió un mensaje de
Matías Romero desde Nueva York que informaba que Santa Anna preparaba su regreso a México. En
esos días recibió también noticias de la embajada de México en los Estados Unidos de que el gobierno
de aquel país manifestaba su apoyo a Benito Juárez y no a Santa Anna. Sebastián Lerdo de Tejada le
comentó a Juárez que Santa Anna seguramente pretendía provocar un golpe de Estado al llegar a
México. Comentó que redoblaría la vigilancia para que, si Santa Anna llegaba a Veracruz, fuese
aprehendido inmediatamente. Benito Juárez le contestó: "No se afane mucho usted porque, si Santa
Anna no cuenta con apoyo de Estados Unidos, no vale nada... Santa Anna ya no vale nada.".
El día 19 febrero de 1867 entra el ejército de Maximiliano a la Ciudad de Querétaro. Durante los días
20 y 21 siguen llegando contingentes de Michoacán, San Luis Potosí y Guanajuato entre otros Estados.
El día 21 entran 4,000 hombres. En Querétaro se celebró una verbena popular celebrando la llegada de
los imperialistas. En total eran entre 10 y 12 mil hombres en las filas de Maximiliano.
El gobierno republicano avista las Torres de la Ciudad de San Luis Potosí a las 13.00, de 21 de febrero,
poco después llega con Juárez a la cabeza a establecer el gobierno de la República en esa Ciudad. Hubo
gran verbena popular para celebrar este hecho. La gente gritaba vivas: "Viva México, Viva la
Independencia, Viva la República y Viva Juárez".
Con respecto a lo militar, los generales liberales Ramón Corona al frente del Ejército de Occidente y el
Gral. Mariano Escobedo se reunieron en una unión de caminos que llevaban a la Ciudad de Querétaro.
con un total de 60,000 soldados.
Un parte militar entregado a Maximiliano decía que las fuerzas enemigas eran 28,000 hombres, siendo
2,000 de caballería. El Gral. Mariano Escobedo realizó un recorrido por una eminencia desde donde
pudo contemplar el campo de batalla próximo, Exclamó: "Mañana comenzará el principio del fin para
el imperio".
Se presentaron algunas batallas. Los liberales impusieron un sitio a la Ciudad de Querétaro, con lo cuál
no podía entrar ni salir nada ni nadie, incluidos víveres o comunicados (telégrafo, correspondencia,
etc.), durante una de esas batallas, el últimos reducto del ejército francés fue totalmente derrotado.
Bombardearon algunos arcos del acueducto para cortar el suministro de agua a la Ciudad. Los liberales
lanzaron muertos imperialistas al río para contaminarlo con miras en doblegar a los imperialistas. Ante
el sitio y en una junta de Maximiliano con su comitiva, Leonardo Márquez propone al emperador que
se le dé un contingente de caballería para ir a la Ciudad de México por refuerzos y víveres. Se le da el
aval. Mediante una maniobra de distracción por la madrugada Márquez y su grupo logran atravesar el
sitio no sin perder varias decenas de hombres, lo cuál estaba contemplado. Los liberales no persiguen a
éste grupo considerando que no tenían posibilidades de juntar apoyo ni de regresar.
Maximiliano envía a un valiente soldado apellidado Salvino como correo con miras en saber algo de
Márquez. El plan consistía en que debía hacerse pasar por liberal y luego de mezclarse entre las tropas
salir hacia la Ciudad de México. Al día siguiente Salvino apareció colgado en un árbol con un cartel
que decía: "Soy el correo del emperador y estoy muerto".
El día 24 de abril Mariano Escobedo en su campamento en las afueras de Querétaro decide dar la
batalla definitiva y la última para el 27 de abril.
Maximiliano tenía por cuartel general el Cerro de las Campanas y también se pasaba bastante tiempo
en el Convento de la Cruz, cerca de ahí. La comida de Maximiliano era modesta, similar a la de los
demás, y se complementaba con pan que le hacían las monjas del convento. A Maximiliano se le veía
sucio y desaliñado como si estuviese en el frente de batalla. Padecía enfermedades gástricas-nerviosas.
Maximiliano acudía al frente de batalla para animar a su tropa y conocer la situación de primera mano.
(es más coherente pensar que Maximiliano y sus tropas estaban apertrechados en el convento de la
cruz, recordemos que este convento fue el bastión donde los franciscanos, durante la conquista tenían
su "cuartel general" desde donde partieron todas las misiones hacia el norte... este sitio estaba bien
atrincherado, y ahí es donde Mariano Escobedo con su tropa logró introducirse derribando sólo un
muro de la parte trasera y sorprendiendo cautelosamente así a la tropa francesa que esperaban un ataque
violento)
Para el 2 de mayo no había noticias de Leonardo Márquez. Para el 3 de mayo Maximiliano entregó en
el Convento de la Cruz medallas de bronce al honor. Fueron 135 los militares galardonados entre
soldados y oficiales.
El día 5 de mayo de 1867 se cumplía un aniversario de la Batalla de Puebla. Los liberales celebraban
por todo el país, en especial en la sede del gobierno de la República en San Luis Potosí y entre las
tropas de Querétaro. Juárez habló desde el balcón principal ante una multitud que se reunió frente al
Palacio Nacional provisional. En su discurso dijo:
"Pueblo de México, amados conciudadanos, el baño de sangre por el que ha pasado la República no
podrá ser olvidado jamás. La sangre de vuestros hijos, la sangre de vuestros esposos, la sangre de
vuestros padres, no será derramada de manera inútil por que al afianzarse la República se afianza la
soberanía nacional". Y el concierto de todas las naciones admirará a este pueblo, hoy y por los siglos
hasta siempre jamás, recordad esto, no podemos flaquear, tenemos que seguir adelante porque nuestra
recompensa será la gloria eterna y el respeto de todos los pueblos y naciones que sabrán que México
no es lugar donde venir a buscar aventura ni rostrar batalla para someter a un pueblo a la esclavitud.
En este momento os digo, ¡mexicanos!, la libertad es una realidad, la libertad es un ejemplo para
todas las naciones y los pueblos y orgulloso estoy hoy de ser el presidente de los mexicanos por que la
nación realmente es hoy madura, hoy respetada, hoy temida, hoy bravía, hoy fuerte, y esta lucha será
el inicio, el comienzo de una grandeza que nunca acabará."
Matías Romero le presentó a Margarita Maza al coronel McDown, comisionado por el gobierno
norteamericano de Ulises Grant para asegurar el regreso a México de Margarita y su familia. El mismo
coronel le dijo a Margarita que su misión era protegerla y hacerla llegar con absoluto bien hasta
México sin que nada le ocurriera.
A finales de abril se aprueba la ruta para regresar a Margarita, sus hijos y su yerno Santacilia. Viajarían
por ferrocarril a San Luis, luego en barco fluvial por el Mississipi a Nueva Orleans y luego por un
buque de guerra al Puerto de Veracruz. Todo por órdenes del presidente Andrew Johnson, que eran
velar por la familia Juárez.
En el mes de abril de 1867 Santa Anna estaba en una residencia en una zona exclusiva de Nueva York.
Santa Anna mantenía vigilados a Margarita, Matías Romero y a Ignacio Mariscal. Santa Anna planeó
rentar un barco grande llamado "Virginia" y trasladarse junto con un gran arsenal al Puerto de Veracruz
para buscar un golpe de Estado con el apoyo de sus paisanos los veracruzanos.
Sebastián Lerdo y Benito Juárez veían que el ejército republicano tuviera todo para salir avante en su
empresa. En eso llegó al Palacio Nacional provisional de San Luis Potosí el gobernador liberal de
Guanajuato León Guzmán. El Bajío era entonces la única región que proveía con víveres al ejército
republicano. El gobernador de Guanajuato se entrevistó en reunión privada con Sebastián Lerdo y
Benito Juárez. El presidente lo saludó, lo abrazó y le dijo "sabemos de las quejas sobre el mal uso del
dinero..., dígame que pasa en Guanajuato". El gobernador Guzmán les dijo: "Los rancheros de
Guanajuato, algunas áreas de Querétaro y el Norte de Michoacán se pusieron de acuerdo para subir
los precios exageradamente. No tenemos dinero para pagar." (En referencia a los víveres para el
ejército republicano).
Juárez dijo: "No puedo creer que los hacendados de la región piensen más en su beneficio personal
que en los inmensos sacrificios que la patria hace por darles orden y paz; mándame una lista de todos
los rancheros y agricultores, por ahora no podemos ponerlos en nuestra contra, pero luego los
castigaremos. Este egoísmo no tiene límites". Una vez que el gobernador se fue Sebastián Lerdo le
preguntó a Juárez que lucía muy triste: "¿En qué piensa Don Benito?", respondió: "En el egoísmo
humano Don Sebastián, a mi me ha costado dos hijos esta guerra, Toñito y Pepito, pero hay quienes
solamente piensan en bienes materiales. ¡Vea estos precios! ¡Hasta 4 veces más caro está el cuarterón
de maíz! y créame no se si por ser indio o por qué, pero no los entiendo, no entiendo a quienes se
quieren enriquecer de la miseria, de las masas, del dolor y del sufrimiento de los otros, pero estaremos
atentos Don Sebastián, ahora dejaremos que se hagan ricos, después ya les cobraremos impuestos
terribles para devolver esa riqueza a las manos de la nación. Dejemos que se ilusionen, tarde o
temprano se hará justicia. Ardo en deseos de que esta guerra se acabe, ¿Por qué siempre es el pobre el
que sufre más? ¿Por qué siempre es el pobre el que lo tiene que dar todo mientras que otros se avorazan
y se envilecen buscando sólo la riqueza material?, pero ay de aquellos que lo han hecho porque si yo
sigo siendo el presidente ¡lo pagarán! lo juro ante usted."
El ejército republicano se tuvo que abastecer de altísimos costos por lo que los impuestos en la región
de Guanajuato se tuvieron que subir al doble y luego al triple.
Maximiliano, prisionero de la República
Maximiliano, luego de reflexionar pide a un general de su confianza de nombre Miguel López ir como
mensajero ante el Gral. Mariano Escobedo y plantearle su rendición condicionada. Las condiciones
eran que se le diera un salvoconducto para salir de México, que nunca regresaría, que se respetara la
vida y las propiedades de los generales, oficiales y tropa. El general Escobedo ante tal propuesta dijo
que se lo consultaría al Sr. Presidente y que regresara en unos días a la misma hora. Juárez fue
consultado directamente por el Gral. Mejía, Ministro de la Guerra, a lo que respondió: "Rendición
incondicional". El gral. emisario de Maximiliano regresó por la respuesta y ante ésta se retiraba pero el
Gral. Escobedo le propuso que si le entregaba a Maximiliano le perdonaría la vida a lo que éste
planteando que así salvaría la vida de muchos hombres aceptó traicionar a su emperador.
Alrededor de las 4.00, el traidor condujo a los liberales hasta el Convento de la Cruz apartando a los
hombres que cuidaban éste. Cuándo Maximiliano se dio cuenta los demás oficiales liberales ya habían
entrado al Convento y estaban apresando a los oficiales que aún dormían. Maximiliano pudo escapar
hacia el Cerro de las Campanas pero a las pocas horas fue rodeado y tuvo que entregar su espada al
Gral. Corona diciendo: "Esta espada es del Pueblo de México". Maximiliano pidió que si debía de
correr sangre fuera únicamente de él y volvió a pedir amnistía para sus tropas y oficialía. A
Maximiliano se le dijo que no era considerado como Emperador de México, sino como Archiduque de
Austria y que a partir de ese momento quedaba en calidad de prisionero de la República". Se le notificó
que se consultaría con el Presidente su petición.
La noticia de Maximiliano y su imperio dio la vuelta al mundo. En Europa hubo mucho movimiento
diplomático pidiendo a través de los embajadores en E.U.A. que este país interviniera a favor de
Maximiliano. Aunque la mayoría de los gobiernos europeos, señalaban a Napoleón III como el asesino,
por negarle su apoyo (siendo él unos de los que lo habían instaurado en el trono) y haber dejado al
archiduque a su suerte.
En Nueva York, la familia Juárez dejó por fin la casa que habían ocupado allí por tanto tiempo y así
Margarita, junto con sus hijos, su yerno, dos féretros con sus dos hijos finados y personal de la
Embajada de México en E.U.A. partieron en un tren oficial del gobierno norteamericano rumbo a
Washington. Allí fueron recibidos con gran júbilo y Margarita fue la noticia de primera plana en los
periódicos de entonces. Estuvieron allí tres semanas. Mr. Siward dijo al embajador mexicano Matías
que tenía informes de que Antonio López de Santa Anna planeaba secuestrar a Margarita por lo que se
tomaron medidas respecto del itinerario que sería distinto en lo anunciado que lo realizado. Santa Anna
tenía espías desde hace tiempo vigilando a la familia Juárez, incluso en el Departamento de Estado
tenía espías.
Por consejo de Lerdo de Tejada a Juárez, se nombra un tribunal militar para juzgar a Maximiliano y
dos de sus generales Manuel Miramón y Tomás Mejía, quienes fueron llevados al teatro de la ciudad de
Querétaro para ser juzgados. En dicho juicio (que duraría tres días), a los tres se les condena a morir un
día después del proceso, por medio de un pelotón de fusilamiento. Todo ello bajo los delitos de, entre
otros, apoyo a los invasores franceses además de traición a la patria para los mexicanos y de usurpación
del poder para el austriaco. La condena dio la vuelta al mundo, destacando en Europa donde los
periódicos decían que "el indio sació su sed de sangre", algunos dibujaban a Juárez vestido de indio
norteamericano devorando con grandes colmillos a Maximiliano.
El gobierno de Juárez recibió gran cantidad de notas diplomáticas y toda clase de correspondencia para
pedir por la vida de Maximiliano. La princesa de Salm Salm, cuyo esposo, el príncipe de Salm Salm
era del grupo cercano de Maximiliano y también estaba detenido, acude ante Juárez para rogar por la
vida del emperador y de su esposo. Incluso se arrodilla ante Juárez. Este le dice que no puede hacer
nada ante la justicia (dice la tradición que las palabras de Juárez fueron: "No mato al hombre. Mato la
idea"). Luego de toda esta presión por la vida de Maximiliano y el resto de imperialistas, Juárez
concede tres días de retraso para el fusilamiento de Maximiliano, el general Miguel Miramón y el
general Tomás Mejía. En esos días acuden más personas a ver a Juárez, sobre todo mujeres. La esposa
de Miramón va con sus dos pequeños hijos a pedir por su esposo y la esposa del gral. Tomás Mejía
hizo lo propio con un embarazo avanzado. Luego de lo cuál dio a luz en el camino rumbo a Querétaro
donde el recién nacido pudo ser visto por su padre prisionero. No a todas las personas que lo solicitaron
se les permitió ver a Juárez, pero si a la princesa de Salm Salm que lo vio por segunda vez. Igualmente
le rogó, esta vez con más ahínco. Juárez argumentó que no podía cambiar la justicia y que de hacerlo
los mexicanos se le echarían encima, incluso podían pedir su muerte.
La sentencia se consumó la mañana del 19 de junio de 1867 en el Cerro de las Campanas. La noticia
dio la vuelta al mundo.
La república restaurada
Juárez prepara su regreso a la Ciudad de México. El general imperial Leonardo Márquez seguía
oponiendo resistencia en la Ciudad de México con un grupo de hombres. Porfirio Díaz tenía la
encomienda de hacerle frente. Antonio López de Santa Anna había llegado a Veracruz en un barco
alquilado que era su cuartel general y en el cual también dormía. Su propósito era llamar a la rebelión
en contra de Juárez y continuar con el gobierno imperial con él a la cabeza. En el puerto de Veracruz y
la ciudad de Xalapa contaba con muchos adeptos, ya que él era del estado de Veracruz. Estas dos
ciudades lo recibieron con ceremonias oficiales. En una polémica intervención norteamericana, el
consulado de los Estados Unidos en Veracruz notifica de los planes de Santa Anna al presidente
Johnson, quien decide que un cañonero norteamericano que estaba cerca del puerto de Veracruz
bombardease el barco de Santa Anna para obligarlo a partir fuera de costas mexicanas y con esto evitar
toda posibilidad de llevar a cabo su plan y con esto consolidar el gobierno de Juárez. Santa Anna, que
en ese momento estaba en reunión en el barco, no tuvo más remedio que partir hacia Cuba.
Juárez sale de San Luis Potosí, pasa por Dolores Hidalgo, donde hace una ceremonia a los héroes de la
independencia nacional, luego visita Tepeji del Río y llega a Tlalnepantla, donde se encuentra con
Porfirio Díaz, con quien tenía diferencias. En todos los lugares por donde pasaba Juárez la algarabía
popular era inmensa. Debido a que no estaban concluidos los preparativos en la Ciudad de México se le
pide a Juárez que se quede tres días en el Castillo de Chapultepec. Se encontraron con que éste estaba
convertido en un palacio austriaco, por lo que le sugirieron a Juárez cambiar la decoración y sacar ese
mobiliario. A lo que Juárez dijo: "Están locos, esto es la historia de México."
Juárez sale rumbo a Palacio Nacional por "El paseo de la Emperatriz", que desde ese momento cambia
de nombre a Paseo de la Reforma. En la Alameda Central se liberan una gran cantidad de palomas
blancas. Luego de pasar por el Paseo de la Reforma, Juárez y su comitiva se dirigen hacia el Palacio de
Minería por la que hoy es la avenida Juárez. Juárez había decretado que se dejara en libertad a todos los
presos que apoyaron la causa imperial. Iniciaba la reconciliación nacional. En el Palacio de Minería
Juárez da el más célebre de sus discursos, que contiene la más célebre de sus frases.
El 15 de julio de 1867 Juárez entra a la Ciudad de México. Izó la bandera en la Plaza de la
Constitución. Existían diversas obras de arte en Palacio Nacional; Benito Juárez dio órdenes de retirar
adornos y objetos suntuarios y darle un toque republicano y no imperial a la sede del gobierno nacional.
Entre otros, se redecoró el gran salón de acuerdos. El 20 de julio el gabinete se reunió en Palacio
Nacional a las 9.00. Allí se trataron algunos temas importantes, como el de la existencia de disputas
con el Reino Unido y sobre la deuda pública de México, que era algo grande. El Reino Unido deseaba
reconciliarse con México (luego de que participó en la incursión militar en México junto con Francia y
España). El gobierno de la Reina Victoria ofreció dos años de moratoria a cambio de renegociar la
deuda y restablecer relaciones diplomáticas. Benito Juárez ordenó que se aceptaran tales ofrecimientos.
El presidente comentó que era importante la paz con todas las naciones, así que aceptó. Pidió al
ministro del Exterior informar que se les daría parte de la franquicia para la construcción del ferrocarril
de Veracruz a la Ciudad de México.
Juárez dijo que se debía convocar a elecciones para que su gobierno fuese legítimo. Que él se
presentaría a las elecciones. Porfirio Díaz reclamaba también elecciones. Juárez instruyó a Sebastián
Lerdo de Tejada que se encargara de convocar las elecciones. José María Iglesias dijo: "En esta mesa
todos somos juaristas, señor Presidente." Benito Juárez puntualizó: "¡Eso no! En esta mesa todos somos
republicanos, no juaristas. Si el designio del pueblo es que otro los gobierne, todos seremos dóciles a la
voluntad ciudadana."
Sebastián Lerdo de Tejada informó a Benito Juárez que Margarita y familia ya habían desembarcado en
Veracruz y que se encontraban cerca de Orizaba. Que en no más de cuatro días llegarían a la Ciudad de
México. Benito Juárez le preguntó a Sebastián Lerdo de Tejada si lo veía bien y no demasiado
avejentado. Le comentó que iría al barbero, pues deseaba estar presentable para el encuentro. Le dijo
también que no le daba tiempo para ir con el sastre pero que podía ir a una tienda por un traje ya
confeccionado. Sebastián Lerdo de Tejada le dijo que el lo acompañaría a la tienda que se llamaba "La
Concordia". Juárez comentó también que el departamento presidencial en Palacio Nacional no estaba
terminado. Sebastián Lerdo de Tejada le sugirió alquilar una habitación en el hotel Iturbide. Benito
Juárez dijo que Iturbide era un emperador, que si no había mejor hotel. Sebastián Lerdo de Tejada le
dijo que el nombre no era importante, que los imperios ya no volverían a México. Ambos rieron.
Una vez que Margarita y familia llegaron a Orizaba fueron recibidos por mucha gente con tañer de
campanas y cohetones. Ahora viajaban en carrozas. En un carro de mulas iba el equipaje y en un carro
grande iban los ataúdes de Toñito y Pepito. En la Ciudad de Puebla también hubo aplausos, multitudes
y tañer de campanas.
El 23 de julio de 1867 luego de pernoctar y antes de que saliera el sol, Margarita y familia partieron
rumbo a la Ciudad de México. Benito Juárez les dio alcance en el Pueblo de Ayotla, librando de esa
forma en gran medida la algarabía popular y facilitándose recibirlos personalmente. En ese pueblo
igual que en todo el recorrido la comitiva fue recibida con campanas y multitudes. Benito Juárez llegó
en su clásico carruaje negro, vestía levita nueva, una gran chistera y un bastón de 2000 pesos que le
había sido obsequiado en Zacatecas como símbolo de la República. Llevaba unas flores en la mano
para Margarita. Margarita lucía más delgada y era escoltada junto con su familia por el ejército
republicano. Una vez cerca, Margarita caminó directamente hacia Benito Juárez, él corrió hacia ella en
los últimos momentos. Benito Juárez escribió días después: "Aquel momento valía por todas las
recompensas que un hombre puede recibir". Hubo también abrazos y caricias del presidente para sus
hijos y para su yerno Santacilia. Una vez en la Ciudad de México los recibió una muchedumbre así
como miembros del gabinete y del gobierno, la familia se alojó en el Hotel Iturbide conforme a lo
planeado y después de unas horas Benito Juárez y Margarita al fin pudieron estar solos luego de tantos
años.
Luego de ganar en las elecciones, el 16 de enero de 1868 Juárez se reinstala en la presidencia con una
reunión de todo su gabinete. Juárez decía a menudo que eran los tiempos de la paz y la concordia.
En este nuevo período Juárez crea dos despachos nuevos, el de instrucción pública y el de fomento
estando a la cabeza de ellos respectivamente Francisco Mejía y el Ing. Lasz Barcasten. Juárez planeaba
educar e industrializar al país.
Juárez pretendía expandir la educación pública con carácter gratuito y laico en todo el país con la
construcción de cientos de escuelas. En ese tiempo la población de México era de siete millones de
personas de las cuales cinco millones eran ignorantes y pobres. Sólo unos 800 000 sabían leer y
escribir. Para hacerse de recursos Juárez despidió 60 000 militares ("Maestros por soldados" -decía-);
también pidió negociar el aplazamiento de pago en la deuda extranjera con algunas naciones como
Inglaterra. La educación sería laica, en ese entonces ello constituía una catarsis para la iglesia y el
pensamiento que ésta suministraba a la población creyente. Se llevó a cabo un gran plan de
alfabetización nacional.
Con respecto a la infraestructura, Juárez deseaba terminar la línea férrea de Veracruz a la Ciudad de
México antes de terminar su mandato. Eran en total 478 km de ferrocarril con sus respectivos puentes,
túneles y desvío de aguas entre otros. Juárez lograría instalar 5.000 km de telégrafo en tres años con el
apoyo de inversionistas mexicanos y extranjeros.
En ese tiempo Antonio Escandón era el hombre más rico de México por lo que Juárez lo llamó para
pedir su apoyo en el desarrollo del país. Escandón ofreció crear un club de industriales y llevar allí los
intereses de industriales norteamericanos y de otros países. Escandón vendió una hacienda y terrenos
aledaños de lo que hoy es en su honor la Colonia Escandón, para apoyar la construcción de un
ferrocarril.
Los ministros le aconsejaron a Juárez atraer inversión extranjera para los proyectos del gobierno. Una
idea fue invitar a Mr. Siward, ex-secretario de estado de Estados Unidos, a México para atraer el interés
de los inversionistas norteamericanos. Siward llegó por barco a México por el puerto de Manzanillo, el
2 de octubre de 1869, donde el gobernador de Colima brindó una cálida bienvenida a él y a los
industriales que lo acompañaban.
Inestabilidad política
Unos 700 conservadores planeaban una conspiración contra Juárez, se reunían en secreto en el Templo
de San Andrés, donde habían reposado por un tiempo los restos de Maximiliano. Este templo de
extraordinaria arquitectura estaba frente al Palacio de Minería, sobre el terreno que hoy ocupa "La
estatua del caballito".
En febrero de 1868, con diversos informes de inteligencia sobre lo que acontecía en el Templo de San
Andrés. Juárez decidió demolerlo con veinte más de la capital, entre ellos el de Santo Domingo y el de
la Merced. Sus ministros le advirtieron que esa medida pondría a la población en su contra pero él no
cambió su decisión que meditó durante varias semanas y dijo que asumía la responsabilidad histórica
de su decisión. Le dijo a Sebastián Lerdo que no necesitaban templos sino escuelas, - "Telégrafos,
escuelas, caminos, futuro y no pasado es lo que México necesita" decía Juárez para justificar su
decisión. Los periódicos de la época hicieron eco de tal decisión y acción con su consecuente caída de
popularidad.
Porfirio Díaz se había revelado contra Juárez y con la bandera de la no reelección incentivaba el
alzamiento en diversos puntos del país. También los conservadores y el clero estaban en contra de
Juárez y veían positivos los alzamientos. En los poblados veracruzanos de Tierra Quemada, Huatusco y
Perote hubo varios levantamientos contra el gobierno de Juárez durante los años de 1868 y 1869.
El Gral. Patoni y el Gral. Jesús González Ortega luego de estar en la cárcel obtuvieron su libertad.
Juárez repatrió a todos los religiosos en el exilio presuntamente por influencia de su esposa.
Al principio de este período Juárez solía trabajar hasta pasada la media noche, sin embargo por el año
1870 cambió su hora de salida a las 18.00 para pasar el resto del día con su esposa y su familia.
Margarita desde un tiempo atrás había empezado a tener manifestaciones de una enfermedad que los
médicos pensaban era probablemente grave.
Margarita y Juárez caminaban por el Paseo de Bucareli junto con sus hijas e hijo. En ese tiempo
Bucareli remataba en la actual Arcos de Belén, era un centro de reunión social donde paseaban gente de
todas las clases sociales. Los ciudadanos podían acceder al presidente directamente.
Los Juárez tenían una casa en los límites de la ciudad, junto al Templo de San Cosme, número 4 de la
Calle Puente Levadizo.
Juárez tenía cinco hijas: Manuela (apodada Nela por la familia; casada con Pedro Santacilia); Felicitas;
María de Jesús (casada con Pedro Contreras, de origen español); Margarita; Soledad y Josefa. El más
pequeño de sus hijos era Benito, de unos 13 años. Susana, la única hija superviviente de los dos hijos
mayores que Juárez procreó en su concubinato con Juana Rosa Chagoya [22] , había sido adoptada por
Margarita y era parte integral de la familia Juárez Maza.
En agosto de 1869 los médicos le dijeron a Juárez que la enfermedad de Margarita era progresiva y
mortal. Al parecer era cáncer. Juárez salía temprano de su oficina pero llegaba alrededor de las 6:30 de
la mañana.
El 2 de enero de 1871, Margarita recibió los Santos Oleos del cura del templo de San Cosme. Toda la
familia se reunió ese día incluyendo a Susana. Juárez estuvo allí desde las 10.30. A las 15.00, Margarita
le pidió a Juárez velar por Susana e hijas solteras. Juárez lloró. Juárez le dijo que se pondría bien.
Margarita le pidió a Juárez cumplir con el deseo de sus hijas de casarse por la iglesia. A las 16.00,
Margarita murió con una sonrisa. Juárez gritó de dolor.
Juárez no quiso enviar esquelas; pidió a sus amigos que no lo hicieran y que manejaran el fallecimiento
con discreción.
Pero Sebastián Lerdo dijo que no se podía hacer aquello por que era una mujer muy querida y los
periódicos publicaron la noticia. el país entró en luto. Moños negros en muchas edificaciones,
suspensión de obras teatrales y otras manifestaciones. Cientos de personas se dieron cita para
acompañar el cuerpo rumbo al sepelio en el cementerio de San Fernando, cientos de coches y cientos
de personas a pie.
Juárez instruyó para que no se le acercaran políticos, exclusivamente amigos y familiares cercanos.
Venían tiempos electorales y Juárez no deseaba que mezclasen tal acontecimiento con la política.
Guillermo Prieto dijo en el sepelio: "Es acaso posible que mueran las personas a quienes más amamos,
pues que es posible que sólo quede vibrante mi voz para caer como sombra de la muerte, como es
posible para mi señora objeto de mi devoción por años y años, contemplar su muerte... como es posible
señalar... joya blanca azuzena de su hogar modesto, mujer acariciada con los brazos de oro de la virtud
y la fortuna". Juárez palideció al momento de que el féretro descendía. Por semanas se habló mucho de
esa ceremonia fúnebre. Juárez no fue a trabajar por una semana. Se habló del amor de Juárez por
Margarita como un ejemplo a seguir.
Gobierno 1871-1872
Elecciones de 1871
Sebastián Lerdo de Tejada le sugirió a Juárez que no se postulara en las elecciones de 1871, por su
salud. El mismo Juárez le había comentado que quizás ya no se postularía.
Sebastián Lerdo, al poco tiempo que había regresado Juárez a su despacho luego del sepelio de
Margarita le pide su renuncia a Juárez, se la acepta. Desde hace tiempo Sebastián deseaba ocupar la
presidencia y deseaba lanzarse a la presidencia, él mismo se lo dice a Benito.
Juárez tuvo muchas críticas por desear prolongarse tanto tiempo en el poder. Muchos de sus antiguos
amigos o colaboradores se habían vuelto sus críticos.
En julio de 1871 habría elecciones, los candidatos eran Sebastián Lerdo, Porfirio Díaz y Benito Juárez.
El 7 de octubre de 1871 la comisión escrutadora dio el fallo definitivo: Sebastián 2874 votos
electorales, Porfirio 3555 y Juárez 5837. Juárez era el ganador.
Sin embargo se acusó al gobierno de Juárez de fraude electoral.
El Plan de la Noria
Porfirio Díaz se había separado del ejército y se trasladó a la hacienda de la Noria en Estado de Oaxaca,
donde se fabricaban cañones. Al poco tiempo Porfirio Díaz pronunció el Plan de la Noria donde
desconocía a Juárez y llamaba a levantarse en su contra. La "no reelección" era una de las principales
imputaciones contra Juárez, Porfirio lo acusaba de dictador.
El 1 de octubre de 1871 se manifestaron muchos militares como los del cuartel de gendarmería,
pretendieron tomar en la Ciudadela una posición militar. En su desfile por las calles hacia la Ciudadela
gritaban: "¡Viva Porfirio Díaz! ¡Muera la reelección!".
Juárez enfrentó la rebelión enviando al Gral. Sóstenes Rocha a hacer frente a los rebeldes en la
Ciudadela. Otros militares se apostarían en los puntos altos cercanos a Palacio Nacional. A las 18:00
inició la batalla. Los militares del gobierno doblegaron a los rebeldes. Algunos generales y tropa
huyeron hacia el Ajusco.
Existieron otros altercados militares durante 1871 que fueron controlados pero que reflejaban la
inestabilidad política de Juárez y el apoyo armado a Porfirio Díaz.
Una tarde visitó junto con varias de sus hijas la tumba de Margarita. Les platicó una anécdota de la
tarde que en llegó Mr. Siward con el grupo de empresarios norteamericanos. No se le acomodaba el
cabello y le pidió a Margarita limón que era lo único que se lo controlaba. Margarita se lo puso y lo
peinó. Luego le hizo el nudo de la corbata pues Juárez estaba nervioso y no le salía. Margarita le dijo
"¡Que inútil eres!". Juárez les dijo a sus hijas que ella tenía razón, ¡Sin Margarita se sentía un inútil!
En ese mismo lugar Juárez tuvo un mareo que lo hizo sentarse debido a un dolor en el pecho.
Últimas horas
Juárez tuvo otro episodio de dolor en el pecho que le hizo doblegarse mientras Balandrano le leía las
noticias importantes. Balandrano era un periodista amigo de Benito, secretario particular de él y
director del diario oficial.
El 17 de julio de 1872 por la tarde Juárez decide no dar su acostumbrado paseo de su carruaje y le pide
a su yerno Santacilia que lo acompañe para luego ir al teatro con su hermana Manuela y así contarle la
función. Juárez dormía en su alcoba de Palacio Nacional acompañado de su hijo menor Benito. Esa
noche leyó un libro en francés, en la página 232 que describía la entrada del Emperador Trajano a
Roma y el inicio de su gobierno de 20 años, Juárez dejó un pequeño papel con el texto: "Cuando la
sociedad está amenazada por la guerra; la dictadura o la centralización del poder pueden ser un
remedio para aquellos que atentan contra las instituciones, la libertad o la paz". Esa noche sólo tomó
un atole, tuvo náuseas que no lo dejaron dormir, por lo que despertó a su hijo Benito.
El 18 de julio a las 9:00 tuvo que llamar a su médico Ignacio Alvarado el cuál llegó cerca de las 10:00.
A las 11:00 tuvo calambres muy dolorosos que lo llevaron forzosamente a la cama. Tenía el pulso bajo
y sus latidos débiles. El tratamiento aplicado (típico de la época) fue arrojarle agua hirviendo en el
pecho, cosa que se le hizo luego de colocarle la olla hirviendo en el pecho. Con tal remedio, Juárez
reaccionó.
La familia pasó al comedor y se quedó en la recámara con el médico. Benito platicó al médico historias
de su niñez. Le contó que el Padre Salvanueva era el hombre más bondadoso que él conoció. Ante la
pregunta al médico de si lo suyo era mortal, el médico Alvarado le dijo: "Sr. Presidente: ¡Como lo
siento!".
Juárez siguió mal. Su familia estaba reunida, hijas, hijo, yernos y amigos. También diversos amigos y
políticos fueron llegando a la sala.
Juárez tuvo la insistencia de los ministros de relaciones exteriores José María Lafragua y el ministro de
la Guerra Gral. Alatorre, en esa tarde ambos pidieron ver al presidente para recibir instrucciones. Juárez
en ambos casos tuvo que vestirse y hablar con ellos, escucharlos y darles instrucciones.
Los médicos mexicanos más prestigiados de entonces acudieron a Palacio Nacional: Gabino Barreda y
Rafael Lucio pero nada pudieron hacer.
Juárez se tendió de lado izquierdo poniendo una mano bajo su cabeza. Muy fatigado, con evidente falta
de oxígeno sonrió e inmediatamente murió. Eran las 23.35 del 18 de julio de 1872 cuando los tres
médicos reunidos declararon muerto al presidente. Sus hijas gritaban de dolor: "¡papá! ¡papá no te
vayas!". La causa fue angina de pecho. En la actualidad, una placa en el lugar de su muerte da cuenta
de ello. Juárez duró en el cargo de presidente catorce años.
Placa en la habitación donde murió Benito Juárez. Ahora recinto a Juárez. Palacio Nacional de
México.
Acta de defunción de Benito Juárez levantada por el Registro Civil que él fundó.
Sus restos mortales se encuentran desde que fue inhumado en el Museo Panteón de San Fernando en la
Ciudad de México el 23 de julio de 1872.
Frases célebres
"Entre los individuos como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz." [23]
"Nada de contemporizaciones con los hombres viciados y con los que se han acostumbrado a hacer su
voluntad como moros sin señor."[24]
"Siempre he procurado hacer cuanto ha estado en mi mano para defender y sostener nuestras
instituciones. He demostrado en mi vida pública que sirvo lealmente a mi patria y que amo la libertad.
Ha sido mi único fin proponeros lo que creo mejor para vuestros más caros intereses, que son afianzar
la paz en el porvenir y consolidar nuestras instituciones." [25]
"El principio de no intervención es una de las primeras obligaciones de los gobiernos, es el respeto
debido a la libertad de los pueblos y a los derechos de las naciones". [26]
"El gobierno tiene el sagrado deber de dirigirse a la Nación, y hacer escuchar en ella la voz de sus más
caros derechos e intereses".[27]
"Mi deber es hacer cumplir la ley no sólo con medidas del resorte de la autoridad, sino con el ejemplo
para atentar a los que con un escrúpulo infundado se retraían de usar el beneficio que les concedía la
ley".[28]
"Como hijo del pueblo nunca podría olvidar que mi único fin debe ser siempre su mayor prosperidad".
[29]
"Bajo el sistema federativo, los funcionarios públicos no pueden disponer de las rentas sin
responsabilidad".[31]
"No se puede gobernar a base de impulsos de una voluntad caprichosa, sino con sujeción a las leyes.
No se pueden improvisar fortunas, ni entregarse al ocio y a la disipación, sino consagrarse asiduamente
al trabajo, disponiéndose a vivir, en la honrada medianía que proporciona la retribución que la ley les
señala".[32]