El Consumo Will Straw

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“El consumo” Will Straw

En el año 2000 la industria de internet hablaba de una industria discográfica


moribunda, abandonada por unos consumidores que ahora demandaban música en
formas más convenientes y asequibles. Muchas cadenas de minoristas ahora, venden
CD usados y los adolescentes compran discos de vinilo en las tiendas de gangas. Otros
se dedican a hacer copias de CD en sus casas y las intercambian con otros fans que
conocen en Ebay, el sitio de subastas on-line.

A lo largo de su historia, la industria de la música ha inventado muy poco en lo relativo


al análisis de los patrones de consumo, prefiriendo lanzar productos, promoverlos y
sentarse a esperar la respuesta del mercado. En contraste, las industrias de la radio y
la televisión hacen un estudio “exagerado” de sus audiencias. Estos estudios de
mercado sirven para definir los gustos de los oyentes, a través de un análisis
demográfico y psicográfico.

Dos imágenes se disputan la plasmación del consumo de la música popular: La primera


transmite el efecto añadido por las millones de opciones que encuentran los
consumidores, al tiempo que surgen las estrellas y las tendencias efímeras, y se
suceden las modas cíclicas. Aquí, el consumo de la música se define como un hecho
público. En la segunda imagen, el consumo de la música es un hecho privado, siempre
se desenvuelve en los límites de la legalidad. La asociación de la música con el alcohol,
con la vida de los clubes nocturnos el vicio, así como con la violación de determinados
tabúes sociales, ha contribuido largamente a la definición del consumidor de la música
popular como un sujeto de dudosa moral. Se ha asociado también a los consumidores
de música con el robo y los atentados contra la propiedad. En este sentido, nos
enfrentamos a una de las más grandes y significativas paradojas en lo que concierne a
la música popular y su consumo. Si durante mucho tiempo se les incluyo entre los
consumidores más serviles y maleables del sistema capitalista, hoy en día los fans de la
música popular suelen ser enunciados por su transgresión irresponsable del contrato
social regulador de la economía de mercado.

- Las formas de consumo

Consumimos la música en una amplia variedad de formas, muchas de las cuales no


implican un intercambio monetario. Ésta, puede desenvolverse más allá de los
límites de nuestra atención activa, en las bandas sonoras de las películas o en el
sonido de fondo de los restaurantes y los bares. Alan Durant dice que la música
parece introducirse en nuestros oídos sin haber sido invitada. Esto también es una
manera de consumirla.

La ubicuidad de la música ha ampliado su poder social, se ha convertido en uno de


los indicadores más efectivos de la presencia pública y las diferencias sociales.
Consumimos música en los diversos lugares donde se desarrolla nuestra vida,
escuchamos la música de los otros que no es de nuestro agrado, y lo mismo ocurre
con las personas mayores que consumen sin querer la música de las personas más
jóvenes, a la que encuentran inapropiada.

- La música, el espacio y el tiempo


El consumo de la música ha remodelado nuestra propia concepción del espacio. Ha
servido para trazar los mapas culturales con los que los consumidores de Occidente
entienden al mundo. La música hizo mucho por el fomento y la consolidación de
una suerte de regionalismo cultural. Memphis, Liverpool, Seattle, Manchester y
Nueva Orleans son ciudades que ocupan un lugar destacado en la geografía
cultural compartida, porque sus nombres resuenan como el lugar que vio nacer
algunos estilos musicales importantes. Es más difícil pensar en estilos musicales
importantes originarios de Nueva York o Los Ángeles, ya que estas ciudades se
caracterizan por el desarrollo de la industria cinematográfica.

La radio y el fonógrafo contribuyeron a la creación de públicos nacionales, como la


música country o el acid House. El crecimiento de los circuitos para las giras de los
músicos de los años treinta fue consecuencia del expansivo alcance de las señales
de radio, que transportaban el repertorio de los bailes campestres donde estos
músicos tocaban en directo. En el presente, las mezclas de los DJ han servido para
que sean conocidos internacionalmente.

El consumo de la música ha dado forma a nuestra concepción del tiempo. El


fonógrafo sirvió para que los viejos estilos y los viejos géneros musicales antiguos
puedan estar disponibles en la actualidad, para su imitación o disfrute. La historia
de la música la recopila para nosotros, impidiendo que pase de largo y desaparezca
en el incesante movimiento de los estilos y las modas. La mayor capacidad de
almacenamiento ha posibilitado que el pasado sea empaquetado en formas más
detalladas y abundantes, en aparatos como el álbum de 33 rpm (discos de vinilo),
el casete, y el CD. Ahora el pasado musical se nos presenta más diferenciado,
clasificado cronológicamente, ricamente documentado y más fácilmente accesible
que ningún otro momento histórico.

Las industrias de la música moderna nacieron al finalizar la 2da guerra mundial,


cuando pudieron alinearse las distintas formas de medir la popularidad de una
canción, cuando las emisiones radiofónicas, las ventas de discos y partituras
musicales y el uso de gramolas, pudieron ser calibrados como un proceso único.
Ahora todos los universos musicales formaban parte del mismo ciclo vital de
música grabada, un paso más en su tránsito hacia el dominio público.

- La música, el consumo y la tecnología

Podríamos considerar los modos a través de los cuales las tecnologías para el
consumo de la música cohesionan los grupos o aíslan a las personas. La radio y los
discos han operado de distintas maneras. La radio tiene el propósito de crear
audiencias masivas para determinadas formas musicales, mientras que los discos
permiten que el público cultive gustos individuales en la esfera de lo privado.

- La música y el mercado juvenil

Los mercados de la música popular en los países occidentales han experimentado


una brusca reorientación hacia el público juvenil en los últimos 30 años. Suele
deducirse que si los jóvenes compran más música grabada es porque la industria
sigue produciendo mayormente la clase de música que más gusta a este segmento.

Entre la ansiedad causada por un mercado consumidor preadolescente cada vez


más fuerte y sexuado, los analistas detectaron que las ventas de música para niños
habían experimentado un enorme ascenso durante toda la década.

- La música en la vida de los jóvenes

Los estudios de la música popular han especulado larga y tendidamente acerca de


la importancia de la música en la vida de las personas a medida que cumplen años.
Al hacerlo suelen sostener razones sobre el lugar que ocupa la música en los
estados psicológicos característicos de la adolescencia y la juventud. La década
posterior a la 2da guerra mundial, genero una demanda hasta entonces reprimida
en los adolescentes, que ansiaban formas de música más intentas y polémicas. Así
los discos de rock n´ roll surgieron independientes de la industria de la música para
satisfacer esta demanda.

Las personas mayores y los jubilados rara vez compran música grabada, sus
preferencias musicales están desvinculadas a las novedades acontecidas en el
mundo de la música.

La música ocupa un papel protagónico en casi todas las formas de interacción


social, más habituales en la vida de los jóvenes que en la de los adultos de mediana
edad. Es utilizada por la juventud para resaltar sus diferencias respecto de los
demás, participando en un complicado juego de identidad y estatus.

- La música y las generaciones

Las generaciones presentan culturas distintas, esto deriva de dos desarrollos de


largo plazo: En primer lugar, encontramos un creciente sentimiento de pertenencia
e identificación generacional, la creencia, de que las experiencias culturales propias
son compartidas con igual intensidad por las personas de nuestra edad. A medida
que crecemos, accedemos a un universo de experiencias culturales que se
desenvuelven secuencialmente. Lo hacemos al mismo tiempo que miles de
personas de nuestra misma edad, y nuestro transito colectivo por el ciclo vital se
entreteje con el desplazamiento de las canciones, las películas, los libros y los
acontecimientos más relevantes de la historia.

- La música y las subculturas

“Subcultura” es una forma abreviada que alude a los diferentes estilos de la vida de
los jóvenes, los grupos que se definen por la indumentaria, el consumo de drogas,
los lugares de reunión y los modismos lingüísticos desarrollados alrededor de los
diversos tipos de música. Este término ha sido utilizado para describir un modo
particular de consumir los productos culturales.

Como en las artes, las subculturas a menudo combinan el compromiso


vanguardista con la revolución social y el sueño aristocrático de una vida por
entero dedicada a la experiencia artística.
Las razones de las subculturas musicales son razones que guardan relación con el
trabajo y el ocio. El estudio de estas pretende reinterpretar las actividades de los
punks definiéndolas como una clase de trabajo, como la transformación creativa de
materiales procedentes del universo dominante. Esto define a las subculturas
como espacios de la experimentación y la innovación, pero también comporta una
insistencia sobre la labor creativa inherente a cualquier acto de consumo.

Las subculturas han sobrevivido al paso del tiempo y se han desarrollado unas
junto a otras, perpetuando así una devoción colectiva por los diferentes estilos
musicales y determinados momentos históricos. Si las primeras subculturas
musicales proclamaban la revolución, las actuales trabajan para garantizar la
longevidad de los estilos, manteniendo vivas las comunidades en cuyo seno
pueden sentirse cómodos cuantos los descubren y disfrutan. Esto insinúa la
ambigüedad del valor asignado al cambio dentro de la música popular. En
determinados momentos el cambio se atribuye en un método necesario para
romper con el pasado y regenerar los estilos, en otros no es más que una
operación cínica por parte de una industria que solo siente devoción por la
novedad. Las subculturas de hoy afirman los valores contrastados de los estilos
más asentados frente a una industria discográfica que solo se compromete con las
modas efímeras y envasadas.

- Tránsitos globales

En el último periodo del S XX la industria de la música detecto que el atractivo de la


música hecha en EEUU empezaba a decrecer en todo el planeta. Los mercados
europeo y asiático mostraban resistencia a la producción norteamericana. El
problema era que el mercado norteamericano hacia demasiado hincapié en lo
subcultural, mientras que otros mercados se entregaban a los artistas que
fusionaban estilos y eran más atractivos para audiencias más variadas, el mercado
de EEUU parecía reflejar las divisiones más profundas de las razas, la clases sociales
y las regiones tan características de esa nación.

Al poco tiempo, el éxito mundial de artistas como Britney Spears, Bon Jovi y
Eminem hacía suponer la renovación de la música norteamericana y su lugar en el
mundo. Esta industria ahora apuntaba hacia la comercialización del pop y el hip-
hop para adolescentes.

Los medios de exposición de la música ante los consumidores han cambiado


sustancialmente, adoptando formas que amplían la autonomía de los mercados
regionales o nacionales. Las industrias discográficas locales se han reforzado y han
cohesionado a la población en el seno de unos mercados de los nuevos medios. Los
puntos de venta de la música de los intérpretes locales y las lenguas nacionales han
crecido. En su desafío a las más antiguas nociones de los autentico, los artistas y
los estilos musicales mas característicos de un país suelen coincidir con los más
descaradamente comerciales, aunque solo sea porque están hechos a imagen y
semejanza de las tradiciones locales de la celebridad y el entretenimiento.

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