La Encomienda Historia Social Dominicana PDF
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UTESA
Asignatura:
Tópico:
La encomienda.
Profesor:
Yohana Crisóstomo
Presentado por:
Edith Muñoz 2-18-0536
La Encomienda
Consistía en la entrega de una cantidad determinada de indígenas a un español, para quien éstos
debían trabajar. A cambio, debían recibir alimentación y adoctrinamiento cristiano de los
españoles.
Estas surgen en Santo Domingo, por la necesidad que tenían las autoridades reales, de tener un
mayor control de las dos raza que habitaban la colonia, en lo referente a lo socio-económico. De
ésta manera, se perseguía establecer responsabilidades mutuas entre los españoles y los indígenas,
unos en calidad de encomenderos, y otros como encomendados.
En el sistema de encomiendas, se establecieron normativas con relación a los beneficios que iban
a tener los españoles, como los indígenas de ésta institución socio-económica. Se puede afirmar,
que lo único beneficiado de éstas (Encomienda), fueron los españoles, pues, se repartieron indios
para todas las actividades económicas de la colonia, para el cultivo de las tierras, para la ejecución
de obras públicas y para el trabajo de las minas, en cambio, lo único que recibieron los Indios de
este pacto fue, trabajo por parte del español y maltratos, aunque, no estaba establecido en el pacto
los maltratos a los Indígenas. Establece el profesor Juan Bosch que “la familias indígenas pasaron
a ser esclavas de sus encomenderos; que éstos las forzaban a trabajar y les pegaban y llegaban
hasta a darles muertes a palos o con perros”.
Las encomiendas tienen su antecedentes en la madre patria, España, cando a manera de ascenso
social se realizaban para aquellos que ocupaban los estratos más bajos en la metrópoli. Pero en la
Isla de Santo Domingo, la génesis de éstas, al que buscarla en los acuerdos entre el Almirante
Cristóbal Colón y Francisco Roldán, firmado en octubre de 1498, cuando los seguidores del
Alcalde Mayor de la Isla fueron favorecidos con los primeros 300 indios repartidos. Pero como
Institución Indiana, las encomiendas, tienen su punto de partida durante el gobierno de Nicolás de
Ovando, en el año 1503, en el período de gobierno colonial 1502-1509. Esta como Institución
Indiana, según opina Jacinto Gimbernard “es una institución propia de la colonización española
en el Nuevo Mundo”.
Durante la estadía de Nicolás de Ovando al frente de los destinos de la colonia de La Española,
logra realizar la verdadera colonización de la Isla de Santo domingo, pero también, agudiza los
trabajos y los repartimientos de indios en el sistema de encomiendas, todos en aras de lograr un
mayor rendimiento del aborigen en los trabajos asignados, el cual, las encomiendas, toman un
matiz de esclavitud, en perjuicio del indígena.
Las encomiendas, fue una institución que funciono como modelo socio-económico desde el mismo
momento de la colonización, primero como repartimiento y luego con el nombre de encomiendas,
y se mantuvo presente en la isla de Santo Domingo hasta su abolición en el 1544. La misma toma
un carácter hereditario, extendiéndose hasta tres, cuatro, cinco generaciones, por lo menos en la
Nueva España.
Con el sistema de encomiendas, los indígenas, eran obligados a pagar impuestos como vasallos
del rey, como lo afirma José Chez Checo, pues, las encomiendas tienen su fundamento legal en la
obligación de pagar impuestos que recaen sobre los indios tan pronto son vasallos libres del rey de
Castilla, pero, no lo realizaban directamente, sino, a través del encomendero, el cual se beneficiaba
directamente del mismo.
Ovando, exige el pago de los impuestos a los colonos españoles por mandato de la corona, lo que
generó malestar dentro de ésta clase social, en contra del gobernador, y un mayor esfuerzo de
trabajo por parte de los indios.
El sistema de encomiendas, resulta ser la segunda forma o modelo de explotación de los indios en
la española, pero esto no quiere decir, que no fuera la más despiadada forma de explotación de los
indios y la más cruel que registra la historia colonial y la que más diezmó la población indígena;
mediante ésta, los aborígenes laboraban durante largas jornadas a las que no estaban
acostumbrados, eran arrancado de su ambiente social, y como expuse en uno de los párrafos
anteriores, en ningún momento los encomenderos cumplieron con nada de lo establecido a favor
de los indígenas, ni siquiera los alimentaban adecuadamente. Es por ésta situación calamitosa que,
Fray Pedro de Córdoba dijo que los indígenas en la Encomienda: “teniéndolos mucho en menos
que bestias suelen ser tenidos, porque aún aquellos suelen ser curados, más ellos no, las mujeres,
a las cuales todas las naciones, por la flaqueza suya, suelen perdonar de trabajo, han trabajado é
trabajan en ésta tierra tanto é más que los hombres; y así desnudas, y sin comer, y aún preñadas, é
otras paridas”. En esta nota deja evidenciado el autor, que los indios eran esclavizado y oprimido
mediante el sistema de las encomiendas hasta la hora de su muerte.
La vida de esclavitud que estaba viviendo el aborigen mediante las encomiendas, conllevo a que
los indígenas eligieran como válvula de escape la muerte, se suicidaban de forma colectiva, las
mujeres consumían una hierba o bebida para provocar el aborto y no tener hijos, entre otros
mecanismos de escape, por lo que, generó una disminución de la población a causa del sistema de
las encomiendas.
Esto se explica que, “de una población estimada en 300 mil indígenas existentes a la llegada de los
españoles en 1492, apenas 33 mil fueron contados en 1510. El exterminio ocurrió a un ritmo
estimado de 15,700 indígenas anuales durante los primeros diecisiete años de la conquista. De
manera que, las encomiendas tuvieron en la Isla de Santo Domingo, carácter de exterminio y
aniquilamiento de la población indígena, principalmente en el gobierno de Nicolás de Ovando
(1502-1509); y la tendencia fue a la baja poblacional hasta que se abolió éste sistema de las
encomiendas 1544.
Con el avenimiento al poder de Virrey Diego Colón en 1509, se continúa con nuevos
repartimientos de indios, y “no tuvo ninguna modificación el sistema”, como lo establece Roberto
Cassá, pues, las opresiones siguieron siendo iguales que durante el gobierno de Nicolás de Ovando.
Es por tanto, que el Dominico Fray Antonio de Montesino apoyado por su orden religiosa, protesta
con su Sermón de Adviento de 1511, en defensa y amparo de los aborígenes, pidiendo ayuda a las
autoridades de la colonia y la corona, que se liberaran a los indígenas de éste mal, lo que generó
inconformidad dentro de la burocracia encomendera de la colonia.
Según el historiador Cassá, “Los dominicos formularon el planteamiento de que los indios eran
libres por naturaleza y por derecho y que, desde el punto de vista divino, la explotación que se les
hacía no era lícita, declarándolo en pecado mortal a los encomenderos”. Esta acción de los
dominicos trajo como consecuencia que, Fernando El Católico, a probar Las Leyes de Burgos en
1512. Las mismas, fueron dictadas a fin de buscar un mecanismo legal capaz de mejorar la suerte
del hombre aborigen. Según Augusto Montenegro González, con “dichas leyes, los indios tenían
que trabajar durante 5 meses al año pero con un período de descanso de 40 días y no podían ser
golpeados con palos ni siquiera recibir insultos”. Más sin embargo, el historiador Juan Francisco
Martínez Almanzar opina que dichas leyes no fueron más que “un mamotreto jurídico, producto
de la defensa de los dominicos”, pues, en la práctica se seguía con lo mismo; los repartimientos de
Alburquerque, fueron la primera reacción que demostraron que Las Leyes de Burgos no serían
implementada en La española.
En suma, el sistema de las encomiendas en la Isla de Santo Domingo, significo para los españoles,
una manera fácil de adquirir riquezas, por tal presente en todas las actividades económicas de la
colonia, pero, para los indios significo, opresión, esclavitud y exterminio de esta raza de una
manera acelerada.
La Industria Azucarera
La caña es originaria de Nueva Guinea, de donde pasó a la India y de allí a China y Oriente
Próximo. Con la expansión musulmana, los árabes la introducen por el Mediterráneo hasta la
Península Ibérica, de donde pasa a las islas atlánticas próximas (Azores, Madeira, Canarias).
En el segundo viaje (1493), Cristóbal Colón introdujo a la Hispaniola la caña de azúcar, pero no
fue hasta el año 1501, después de varios intentos, cuando se logró prender la planta que procedía
de las Islas Canarias. Desde la Isla La Hispaniola fue extendida hacia Cuba, Puerto Rico y toda
América, convirtiéndose el continente Americano en el mayor productor de azúcar de caña del
mundo. Las grandes extensiones de tierras aptas para el cultivo de caña en el Nuevo Mundo, junto
al descubrimiento de métodos de refinado del azúcar, proporcionaron el ambiente adecuado para
la expansión del producto.
A partir de 1520 se instalaron los primeros ingenios como centro de producción con su primera
exportación hacia la metrópoli en 1521 por los puertos de Santo Domingo Y Puerto Plata. Iniciando
de esta manera el comercio y auge de la industrialización del azúcar. Para la primera década del
siglo XVI se van insertando cambios cualitativos en la sociedad tales como, la introducción de
negros esclavos, el levantamiento de los aborígenes, el maltrato, el hacinamiento, las
cimarronadas, la disminución de las ganancias, la formación de diferentes estructuras sociales, el
mestizaje, el sincretismo, la elevada mortalidad y el surgimiento del hato ganadero.
Los padres Jerónimos durante su gestión dentro de la industria azucarera tomaron una serie de
medidas favorables para el desarrollo de la misma tales como: la exoneración del pago de los
impuestos por la importación de las maquinarias, reparto de tierras e indios, importación de negros
esclavos entre otros. La mayoría de los ingenios del siglo XVI estaban concentrados en la región
sur, entre Santo Domingo y Azua, tratando de mantener un control sobre los ataques de piratas y
cimarrones.4. Un trapiche es un molino, se utilizaba para extraer el jugo de determinados frutos
de la tierra. El trapiche es un molino movido por la fuerza animal. Lleva tres rodillos amarrados a
una rueda, los animales mueven la rueda y así se mueven los rodillos y un hombre va metiendo las
cañas de azúcar. El ingenio es un molino movido por la fuerza del agua. El agua con su fuerza,
mueve una rueda con palas y esa rueda mueve todo el mecanismo y eso hace que un hombre pueda
meter la caña en los rodillos y así se extrae el jugo y lo que sobra se lleva a la prensa y allí se saca
lo último que queda. Las primeras noticias sobre la presencia al-Andaluz de este cultivo se
remontan en el siglo X en las costas granadinas. Desde entonces la caña de azúcar se extendió por
buena parte del litoral mediterráneo aprovechando las condiciones climáticas y medio ambientales.
La industria azucarera colonial ocupo varios periodos situados cada uno de ellos en un siglo
distinto. El primer periodo se inició a mediados de la segunda década del siglo XVI, empieza a
declinar a partir de 1550 y su decadencia definitiva ocurre entre 1558 y la primera década del siglo
XVII.
Durante el primer periodo, Nigua jugo un papel destacado siendo el primer territorio de la isla que
sirvió de asiento al primer trapiche que produjo azúcar con calidad y en suficiente cantidad para
servir de impulso a un modelo socioeconómico capaz de estabilizar la empresa colonizadora
durante la mayor parte de los años del siglo XVI. De esta época proceden dos importantes ingenios:
San Gregorio y Diego Caballero.
A fines del Siglo XVI eran conocidos varios de los minerales más importantes de oro y plata; los
centros mineros más importantes fueron: Zacatecas, Sombrerete, Fresnillo, Nombre de Dios, Santa
Bárbara, Guanajuato, Tasco, Tlalpujahua, Pachuca, Oaxaca, etc. En el Siglo XVII las minas más
importantes que se descubrieron fueron las de San Luis Potosí, y en el Siglo XVIII, las de Real de
Catorce. Ganadería. La caballada y el ganado vacuno, traídos de España, se propagaron
rápidamente. Lo mismo ocurrió con la cría de ovejas, cerdos y gallinas, aún entre los conquistados.
A fines del Siglo XVI existían manadas de toros y caballos sin dueño. Se inició también un
comercio muy intenso de ganado vacuno y de productos de los mismos.
Los cueros se enviaban a España con el objeto de aprovecharlos en las industrias. La agricultura.
La base de la alimentación en esta época fueron los cultivos indígenas: el maíz, el fríjol y el chile,
que se producen en casi todo el país. Muy importante también fue el cultivo del maguey de pulque,
pues la embriaguez se extendió de manera alarmante entre los autóctonos después de la Conquista.
En cambio los conquistadores aclimataron nuevas plantas: el trigo, que prosperó en las tierras
templadas y frías; el plátano, el arroz y la caña de azúcar se extendieron en la tierra caliente. La
plantación de árboles frutales traídos de España se difundió rápidamente, aun entre los nativos,
debido a los misioneros. El cultivo de la morera y la cría del gusano de seda adquirieron enorme
importancia en el Siglo XVI, pero luego fueron prohibidos, así como el cultivo de la vid y el olivo.
Otros cultivos coloniales preferidos fueron los de la cochinilla, insecto que se cría en los nopales
y produce un color púrpura; el de la vainilla, el añil y el tabaco. Las causas del atraso en la
agricultura en la época colonial mexicana fueron las siguientes: La mala distribución de la tierra,
que originó el latifundismo; los mayorazgos, cuyos poseedores estaban ausentes o no tenían interés
en sus propiedades; los bienes de manos muertas, que dejaban sin cultivar grandes extensiones; la
falta de buenos sistemas de irrigación, y la prohibición para ciertos cultivos. Aunado a esto, los
españoles, los mestizos y los criollos consideraban a la agricultura una ocupación inferior, por esta
razón las haciendas estuvieron en manos de capataces negros, los dueños se conformaron con tener
una renta anual sin que les interesara realizar mejora alguna. El comercio.
Los artículos principales que España enviaba a México, por medio de flotas que anualmente
hacían su recorrido, eran aceites, aguardientes, objetos de hierro, lencería, telas manufacturadas en
Holanda e Inglaterra, jarcias, papel, vajillas, etc., además de los productos procedentes de las
Filipinas que la Nao de China traía al puerto de Acapulco. Este último acontecimiento fue motivo
de interesantes ferias, a las que concurrían comerciantes de distintas partes de la Nueva España
para comprar perlas, especias, muebles, perfumes, ámbar, telas de seda, seda cruda, floja y torcida.
Las prohibiciones al comercio exterior impidieron el comercio directo entre Nueva España y las
Filipinas, entre nueva España y Buenos Aires, entre Perú y Nueva España, pues el comercio
autorizado sólo podía efectuarse a través de los únicos puertos habilitados de España: Cádiz y
Sevilla; y los de América: Veracruz, Panamá y Cartagena.
Durante el primer periodo, Nigua jugo un papel destacado siendo el primer territorio de la isla que
sirvió de asiento al primer trapiche que produjo azúcar con calidad y en suficiente cantidad para
servir de impulso a un modelo socioeconómico capaz de estabilizar la empresa colonizadora
durante la mayor parte de los años del siglo XVI. De esta época proceden dos importantes ingenios:
San Gregorio y Diego Caballero.
El ingenio San Gregorio.
El Ingenio San Gregorio estaba en el margen oriental del río Nigua a unos dos kilómetros de
distancia de su desembocadura en el Mar Caribe, formaba parte de un complejo que incluía una
ermita, o capilla reveladora del papel de la Iglesia Católica en el proceso de transculturación de
los negros de origen africano y un cementerio que orienta sobre las frecuentes muertes de estos, a
causa de la terrible explotación a que eran sometidos.
En torno al ingenio San Gregorio se formó un caserío que evoluciono progresivamente
constituyendo los cimientos del caso urbano del distrito municipal San Gregorio de Nigua y el
primero de los núcleos de población que se diseminaron en diferentes entornos de la actual
provincia de San Cristóbal y otras localidades del país como consecuencias de la industria
azucarera colonial.
El ingenio Diego Caballero.
El ingenio Diego Caballero era propiedad de quien fuera regidor y luego secretario de la audiencia
de Santo Domingo, Diego Caballero de la Rosa. Existía hacia el año 1538, pero debió ser
construido antes, ya que el 13 de Dic. De 1521 su propietario recibió un préstamo de 400 pesos en
oro junto a otras personas que pretendían construir ingenios. Diego Caballero, debido a su posición
de secretario, se jactaba de tener en su hacienda todos los negros que quería, lo que se traducía a
una muy alta porción de esclavos africanos por blanco.
Fue edificado al oeste del río Nigua en las inmediaciones de su desembocadura a menos de dos
kilómetros de este. Fue el más importante de los que existieron en Nigua y uno de los más
importantes y modernos de su época. Era un ingenio hidráulico entorno a la cual se estableció una
población de españoles, negros e indios que habitaban más de 60 casas de piedra y paja.
En 1527, trabajaban plenamente 18 ingenios y 2 trapiches, encontrándose otros 12 en construcción.
Hacia 1545 se conoce de la existencia de 20 ingenios y 4 trapiches. De esas 24 explotaciones
azucareras, más de la mitad pertenecían a altos funcionarios o descendientes de ellos (Miembros
de la aristocracia colonial). La producción de azúcar mantuvo un ritmo ascendente durante los
primeros 60 años; si en 1520 alcanzó una cantidad anual de aproximadamente 10,000 arrobas, en
1580 llegó a cerca de 90,000 arrobas.
Para la segunda mitad del siglo XVI, España se encontraba en conflicto con las demás potencias
europeas por lo que el Rey Felipe II prohibió que La Española y las demás posesiones
comercializaran con extranjeros. Esta disposición dejó a La Española sin su principal mercado por
lo que muchos colonos decidieron emigrar o dedicarse al hato ganadero, provocando crisis en la
industria azucarera.
La producción azucarera se mantuvo con cierta tendencia inestable de crecimiento hasta los años
70, cuando empezó a decrecer por la reducción de la navegación española, el contrabando, la
transferencia de inversiones a la ganadería, la competencia en términos de rentabilidad del
jengibre, y por la muerte de gran cantidad de esclavos en los años 80, acompañada por la
paralización en la misma época de la trata negrera. A finales de los años 80 sólo quedaban 17
ingenios y a raíz de las devastaciones apenas 12, al ser destruidos 5 en los lugares despoblados,
entre los cuales estaban los más productivos. La producción de azúcar se mantuvo en alza
permanente hasta aproximadamente 1580. En el aumento de la producción se produjo un proceso
de concentración de los ingenios firmemente establecidos y de decadencia y quiebra de los que no
sabían aprovechar las condiciones del terreno, las corrientes de agua, los recursos de los bosques,
los puntos con fácil comunicación, las tierras aptas y la rotación temporal de los cultivos que en
ésa época no se sabía cuál era la más favorable.
Había dos tipos de ingenios: los movidos por tracción animal, llamados trapiches, y los movidos
por la energía hidráulica, es decir por molinos de agua, que eran llamados ingenios poderosos.
La inversión normal de un ingenio de la época era de alrededor de 10 a 15 mil pesos. Dentro de la
inversión el renglón más importante era el de la mano de obra esclava, pues normalmente ocupaba
una cantidad de negros oscilante entre 80 y 150.
Los ingenios también comportaban inversiones en edificaciones que servían para las salas de
máquinas y de purgas, así como para viviendas para esclavos y amos, almacenes, etc. Las labores
del ingenio se dividían en dos partes: la agrícola y la industrial. La parte agrícola tenía por actividad
fundamental la siembra y cultivo de la caña. La producción era interrumpida por falta de
conocimientos agrícolas. Por eso la productividad de la caña era muy baja.
Un ingenio tenía aproximadamente más de 200 tareas de cultivo, produciendo por acre
aproximadamente 5 toneladas de caña, debido también a la escasez de medios técnicos. El sistema
de cultivo, hecho por negros no especializados, ocasionaba muy baja productividad porque ellos
estaban acostumbrados a un tipo de trabajo muy diferente.