Fases y Etapas Del Ciclo de Desastres

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Fases y etapas del ciclo de desastres

Para su estudio, el ciclo se ha agrupado en tres fases, en función del tiempo con referencia al
evento. Cada fase puede durar desde unos pocos segundos hasta meses y años, y una fase
puede prolongarse hasta la siguiente.

Cada fase agrupa varias etapas asociadas con el evento en cuestión, y adquieren la
denominación de antes, durante y después, y pueden vincularse al sinónimo de fase primaria,
fase secundaria y fase terciaria (cuadro 3.1).

Cuadro 3.1. Organización secuencial del ciclo de desastre

Antes Durant Después


Fases y actividad del e el del
fundamental evento evento evento

Etapas – Prevención – Impacto Rehabilitación


– Mitigación – Emergencia Reconstrucción
– Preparación ·Aislamiento
– Alerta · Medidas externas
de rescate y socorrismo

Objetivos – Impedir que sucesos – Apoyo y – Recuperación


principales naturales o asistencia a los de servicios
tecnológicos afectados básicos
determinen un – Medidas de – Vigilancia y
desastre evaluación y educación sanitarias
– Reducir el impacto atenuación de las – Reparación con
– Reducir la vulnerabilidad consecuencias alcance de
– Organizar y estructurar desarrollo igual o
los diferentes

– Establecimiento de precauciones específicas

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Antes del desastre (planificación)

Corresponde a las actividades anteriores al desastre (para algunos autores interdesastre o


predesastre), es decir, cuando se tiene un período de calma. Durante esta fase se aprecian los
valores de riesgo del territorio y se evalúa el nivel de preparación de la población ante las
amenazas potenciales más frecuentes. Se educa a la población, se adiestran a los recursos
humanos necesarios, se realizan inventarios y se acopian los recursos para su movilización
rápida. Es el período más importante del proceso de planificación, el más largo y de mayores
posibilidades para cumplir medidas de prevención, mitigación y preparación contra emergencia y
desastre, según el fenómeno que se esté analizando. Es también la fase de reducción de riesgo
previo al desastre, de vital importancia en el proceso de prevención por las mayores
posibilidades de desarrollar medidas de mitigación y preparación contra emergencias y
desastres. Suele tener mayor duración y comprende las etapas siguientes:

Prevención.
Mitigación.
Preparación.
Alerta.

Esta es la fase más importante del proceso de planificación y la que resulta más larga y de
mayores dimensiones. Prevención. Conjunto de acciones cuyo objeto es impedir o evitar que
sucesos naturales o generados por la actividad humana, causen desastres. Ejemplos sobre la
base de lo definido:

Sistemas de irrigación y canalización para evitar sequías.


Reubicación de viviendas localizadas en zonas de alta amenaza (cauce de un río).
Sistemas de cierre automático de válvulas para evi- tar escape de sustancias tóxicas.

Las medidas de prevención contra los efectos de los desastres deben considerarse como parte
fundamental del proceso de desarrollo integral a escala territorial, y dependen en gran medida
de la evaluación de riesgos, lo que necesitan para esto la colaboración intersectorial. Dado que
eventos de estas características pueden causar un grave impacto en el desarrollo de las
comunidades expuestas, es necesario enfrentar el cumplimiento de las medidas preventivas con
el resultado de la recuperación posterior al desastre para evaluar su eficacia e incorporar el
análisis de riesgo al desarrollo socioeconómico de cada territorio, y generalizar las experiencias
e introducir acciones de perfeccionamiento en este sentido. Mitigación. Es el conjunto de
actividades que se realizan antes de un desastre, para reducir o atenuar el efecto de su impacto
en la población, la economía y el medio ambiente. La mitigación es una intervención con el fin
de modificar:

Las características de un fenómeno, con el objetivo de reducir el impacto de la amenaza.


Las características intrínsecas de un sistema biológico, físico o social, para reducir la
vulnerabilidad.

La gran mayoría de los desastres no son previsibles, sin embargo, siempre existe alguna
posibilidad de mitigar; minimizar y atenuar sus consecuencias sobre la población, la economía y
el medio ambiente.
La mitigación tiende a reducir los efectos dañinos que sobre vidas y propiedades causan los
desastres que no puedan prevenirse, y es necesario establecer prioridades para poner en
práctica las medidas más adecuadas.
El riesgo que se asume al producirse un desastre se fundamenta en la intervención de los
factores (amenazas o peligros y vulnerabilidad). Además de las acciones de prevención, es
necesario mitigar los efectos de los fenómenos naturales para reducir la vulnerabilidad con el
propósito de que no se sufran daños humanos y materiales. Los desastres son prevenibles en el
grado en que las prácticas humanas puedan influir para que las medidas de mitigación se
incluyan en la planificación del desarrollo, con el fin de reducir la vulnerabilidad, y crear
estructuras físicas y sociales con mayor resistencia a los efectos perjudiciales.

Preparación. Conjunto de medidas cuyo objetivo es organizar y estructurar la respuesta de la


comunidad a las condiciones adversas; educar, capacitar y adiestrar a la población con el objeto
de facilitar las acciones para un efectivo y oportuno aviso, control, evacuación y conducta que
permitan una restauración lo más pronto posible, tanto física como social.
La preparación es una tarea fundamentalmente multisectorial y multidisciplinaria y está
encaminada a reducir las muertes, lesionados y daños materiales, con un uso racional de los
recursos disponibles.
Esta etapa de preparación exige una cuidadosa planificación de sus acciones, así como el
seguimiento y la evaluación oportuna de su idoneidad, acorde con los objetivos trazados, y la
magnitud de su alcance, con precisa introducción de las variantes necesarias que se deben
considerar, según las circunstancias imperantes.
A esta etapa del ciclo de los desastres corresponden, entre otras, las actividades siguientes:

Definición de las funciones de los organismos operativos.


Inventario de recursos.
Capacitación del personal (piedra angular de los preparativos).
Información a la comunidad, acerca de los riesgos e instrucciones que se deben cumplir en caso
de desastres.
Señalización de rutas de evacuación a las zonas de refugios.
Información y educación a trabajadores, dirigentes y población general.
Importancia de la organización general de ejercicio de simulacro de desastres para poner a
prueba los mecanismos de respuesta.

Alerta. Tradicionalmente la alerta ha sido tratada como parte de la preparación, pero dada su
enorme importancia es conveniente considerarla como una etapa más con sus particularidades.
Es el estado declarado con el fin de tomar precauciones específicas, debido a la probable y
cercana ocurrencia de un evento adverso.
La alerta es la notificación formal, en algunos casos legal, para anunciar la activación de la
respuesta adopta- da en función de la evaluación de la amenaza, y tiende a limitar el impacto
del fenómeno por medio de las acciones de preparación.
La declaración de alerta debe ser:

Clara y comprensible.
Asequible, difundida por todos los medios.
Inmediata, sin demora.
Coherente, sin contradicciones.
Oficial, procedente de fuentes oficiales o gubernamentales.

El sistema de alerta temprana sirve de poco, a no ser que se cuente con capacidad para difundir
la alerta a toda la población.
Ante la inmediatez de la ocurrencia o con el fenómeno ya en curso (menos de 24 horas del
impacto), se da la alarma, que es el aviso, señal establecida para que se sigan instrucciones
específicas, debido a la presencia real o inminente de un evento adverso.
La alarma se trasmite a través de medios físicos: voz humana, luces, banderas, sirenas, código
de colores, etc.
Durante (respuesta)
Esta fase comprende la respuesta planificada y oportuna, para que una amenaza no se
convierta en desastre; se lleva a cabo inmediatamente después de ocurrido un evento adverso y
requiere la realización de un conjunto de acciones integradas, multifactoriales y multisectoriales,
para salvar vidas, reducir sufrimientos, pérdidas económicas y daños al medio ambiente.
Esta fase comprende las etapas de impacto y emergencia.
En el impacto es cuando ocurren las muertes, los traumatismos y las destrucciones, lo que varía
amplia- mente según los diferentes factores que intervienen en el mismo.
La emergencia es el periodo en que se procede de inmediato a realizar acciones para salvar
vidas. En este se consideran dos momentos: el primero caracterizado por el aislamiento, y el
segundo, por las medidas externas de rescates y socorros.
Durante el aislamiento, la comunidad afectada se encuentra totalmente abandonada a su
suerte, y muchas de las tareas de rescate y salvamento más urgentes son realizadas por los
propios sobrevivientes; este periodo termina con la llegada de las primeras brigadas médicas de
salvamento, procedentes de zonas no damnificadas. El periodo de rescate y socorro comienza
con la llegada de las brigadas de auxilio que llevan personal médico y suministro de urgencia.
Es precisamente cuando se inicia el primer tratamiento médico a heridos y lesionados, así como
intervenciones a estructuras físicas, que de continuar su deterioro incrementa los daños,
incluyendo a los lesionados. La emergencia comienza inmediatamente después del impacto y
es cuando se brinda apoyo y asistencia a las víctimas, y requiere operaciones de:

Búsqueda, rescate y primeros auxilios.


Asistencia médica de urgencia.
Evacuación de heridos y lesionados.
Alojamiento temporal de damnificados (evacuación del personal de áreas vulnerables).
Aislamiento y seguridad.
Evaluación de daños.
Abastecimientos: medicamentos y suministros de urgencias.
Vigilancia en salud y prevención y control de enfermedades trasmisibles.
Información amplia a la población sobre normas de conducta y educación para la salud.
En esta fase es esencial realizar una valoración preliminar de los daños, desde el
impacto del evento o inmediatamente después de este, para determinar la
magnitud de los daños, las prioridades de atención y las necesidades.
La emergencia comienza al finalizar el impacto del evento y persiste hasta que ha
pasado el efecto inmediato; es cuando se les debe brindar apoyo y asistencia a las
víctimas.

Los planes para la respuesta se puntualizan en el periodo anterior al desastre, y


se comprueban todos los años mediante ejercicios de simulación que permiten
perfeccionarlos. Es importante para la respuesta contar con planes de preparación
previamente elaborados y actualiza- dos, que contribuyan a la reducción de la
morbilidad y mortalidad relacionada con el desastre.

Después del desastre (recuperación)

Esta es la fase posterior al desastre, corresponde al proceso de recuperación y en


la cual se realizan actividades para restablecer las consecuencias resultantes a
corto, mediano o a largo plazo; comprende las etapas siguientes:
Rehabilitación. Ya ha comenzado durante la fase de respuesta, y en ella se va
dando prioridad a la prestación de servicios habituales indispensables en
instalaciones provisionales, abastecimiento de agua mediante camiones-cisternas
y servicios médicos en las instalaciones provisionales. Las medidas de salud
ambiental e instalación de albergues de urgencias reciben entonces particular
atención.

La rehabilitación es la recuperación a corto plazo de los servicios básicos, e inicio


de la reparación de los daños físicos, sociales, evacuación de la población
damnificada y la continuidad de la vigilancia epidemiológica, fundamentalmente de
la población evacuada hasta su reincorporación a su situación anterior; así como
las medidas educativas a la población en riesgo. Por ejemplo, restablecimiento de
los servicios de agua potable, recogida de desechos sólidos, líquidos y excretas.
Reconstrucción. Proceso de reparación del daño físico, social y económico, a
mediano y largo plazo, a un nivel de desarrollo igual o superior al existente antes
del desastre.

Esta etapa es la que más recursos y esfuerzos exige y la que menos se presta
para motivar a la solidaridad internacional; sin embargo, puede ofrecer
oportunidades para introducir medidas de prevención y mitigación, a fin de que la
comunidad esté preparada para otro desastre en el futuro próximo; en algunas
ocasiones por pérdidas de interés, o de ayuda económica, durante este periodo,
los efectos devastadores adquieren permanencia.
Para las personas que se encuentran en el área del impacto, la recuperación es
un periodo que no tiene tiempo definido y necesita de reajustes que les lleva
mucho tiempo (quizás les lleve toda la vida), por eso es cuando más se necesita
ayuda para satisfacer la demanda de bienestar. En esta fase debemos reflexionar
sobre las lecciones aprendidas de desastres sufridos, para romper el ciclo de
desastres mediante la inclusión de las medidas de prevención y mitigación, con el
fin de superar el nivel de desarrollo alcanzado y contar con mayores posibilidades
integrales para el enfrentamiento a futuros eventos.

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