Disfunción Eréctil
Disfunción Eréctil
Disfunción Eréctil
Índice
1Consideraciones estadísticas
2Causas
3Tratamiento de la DE
4Los términos impotencia sexual y disfunción eréctil (DE)
5Otros usos médicos del término impotencia
6Causas de la disfunción eréctil
7Factores de riesgo
8La DE y el envejecimiento
9¿Cómo ocurre una erección en condiciones no patológicas?
10Metodología de estudio en la disfunción eréctil
11Diagnóstico de la disfunción eréctil
o 11.1Historia clínica
12Cuestionarios
o 12.1Pruebas de laboratorio
o 12.2Técnicas de radiología diagnóstica
13Tratamientos de la disfunción eréctil
14Prevención de la DE
15Véase también
16Referencias
17Enlaces externos
Consideraciones estadísticas[editar]
La disfunción eréctil (o DE) puede ser, aunque no necesariamente, una incapacidad para
alcanzar una erección satisfactoria, una capacidad inconsistente para hacerlo o bien la
tendencia a tener únicamente erecciones breves.
Estas variaciones hacen difícil definirla y calcular su incidencia.
Los cálculos varían desde 20 hasta 30 millones de casos, según la definición que se
utilice. De acuerdo con la encuesta de Atención Médica Ambulatoria Nacional (NAMCS,
según sus siglas en inglés), por cada 1.000 hombres en Estados Unidos, hubo un total de
7,7 visitas al consultorio médico por DE en 1985. En 1999, la frecuencia casi se había
triplicado a 22,3. El aumento se produjo de modo gradual, presuntamente a medida que se
pusieron a disposición más ampliamente tratamientos tales como los dispositivos de vacío
y los medicamentos inyectables y comenzó a aceptarse la discusión de la disfunción
eréctil. Es posible que el avance más publicitado haya sido la introducción del
medicamento oral citrato de sildenafil (Viagra) en marzo de 1998. Los datos de NAMCS
acerca de medicamentos nuevos muestran un cálculo de 2.6 millones de menciones de
Viagra en visitas al consultorio médico en 1999, y un tercio de esas menciones tuvieron
lugar durante visitas para un diagnóstico no relacionado con DE.
Causas[editar]
En los hombres mayores, la DE generalmente tiene una causa física, como una
enfermedad, una lesión o efectos secundarios de medicamentos. Cualquier trastorno que
cause una lesión en los nervios o que deteriore el flujo de sangre al pene puede causar
DE. La incidencia aumenta con la edad: alrededor del 5 por ciento de los hombres de 40
años de edad y entre el 15 y el 25 por ciento de los hombres de 65 años de edad
experimentan DE. Sin embargo, la disfunción eréctil no es necesariamente una parte
inevitable del proceso de envejecimiento.
Debido a que una erección requiere una secuencia precisa de eventos, la DE puede
presentarse cuando cualquiera de tales eventos se interrumpe. La secuencia completa
incluye los impulsos de los nervios en el cerebro, en la columna vertebral y en el área
alrededor del pene, así como las respuestas de los músculos, los tejidos fibrosos,
las venas y las arterias en y cerca de los cuerpos cavernosos del pene.[cita requerida]
La causa más común de DE es el daño a los nervios, a las arterias, a los músculos lisos y
a los tejidos fibrosos, a menudo como resultado de una enfermedad. Enfermedades tales
como la diabetes, las afecciones del riñón, el alcoholismo crónico, la esclerosis múltiple,
la arteriosclerosis, la psoriasis, las enfermedades vasculares y las enfermedades
neurológicas son responsables de alrededor del 70 por ciento de los casos de DE. Entre el
35 y el 50 por ciento de los varones con diabetes padecen DE.
Una cirugía (especialmente la cirugía radical de próstata, debido a cáncer) puede lesionar
también nervios y arterias cerca del pene y causar DE. Una lesión en el pene, en
la columna vertebral, en la próstata, en la vejiga y en la pelvis puede llevar a DE y producir
lesión en los nervios, en los músculos lisos, en las arterias y en los tejidos fibrosos de los
cuerpos cavernosos.
Además, muchos medicamentos comunes —medicamentos para la presión
arterial, antihistamínicos, antidepresivos, tranquilizantes, supresores del apetito
y cimetidina (un medicamento para la úlcera)— pueden causar DE como efecto
secundario.
Factores emocionales tales como el estrés, la ansiedad, la culpa, la depresión, una
baja autoestima y el miedo a no funcionar bien en el coito como se espera causan del 10 al
20 por ciento de los casos de DE. Los hombres con una causa física de DE experimentan
a menudo el mismo tipo de reacciones psicológicas (estrés, ansiedad, culpa, depresión).
Otras causas posibles son el tabaquismo y el consumo excesivo de bebidas alcohólicas y
el consumo excesivo de la marihuana, que afectan el flujo sanguíneo en las venas y en las
arterias, y anormalidades en las hormonas, como, por ejemplo, una cantidad insuficiente
de testosterona. El incremento de prolactina que pueden producir algunos fármacos, como
los ansiolíticos y antipsicóticos (risperidona, olanzapina, haloperidol), puede provocar
también disfunción eréctil. Las causas hormonales suelen afectar también la libido.
[cita requerida]
Tratamiento de la DE[editar]
Factores de riesgo[editar]
Los hábitos de riesgo que pueden conducir a que se desarrolle DE son: el consumo de
sustancias adictivas legales (tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol) o ilegales, el
estrés. Un indicador de la DE física, en contraposición con la psicológica, es la incapacidad
de experimentar o mantener una erección al despertarse por la mañana. La DE que
persista por más de tres meses y que no sea debida a un suceso estresante evidente, al
consumo de sustancias adictivas, al consumo de alcohol o a afecciones médicas
transitorias que causan DE señala la necesidad de recibir atención médica por parte de un
urólogo.
La DE y el envejecimiento[editar]
Existen muchos malentendidos en este tema. Como resultado del proceso de
envejecimiento, suele haber un periodo refractario mayor —tiempo necesario para una
nueva erección después de un orgasmo. La edad también parece afectar el tiempo
necesario para excitarse y para la erección y la eyaculación. Todos estos se consideran
cambios no patológicos. Sin embargo, la sexualidad no tiene fecha de caducidad. Si la DE
se da más en personas mayores, es sólo porque es más probable que sufran
enfermedades asociadas a la DE y que usen más medicamentos que alteren la función
eréctil.
Cuestionarios[editar]
Los más utilizados son el IIEF (International Index of Erectile Function, es decir, el Índice
Internacional de la Función Eréctil) y su versión más sencilla: el test SHIM (Sexual Health
Inventory for Men, es decir, el Inventario de Salud Sexual para Varones).
Pruebas de laboratorio[editar]
Se requieren análisis de sangre para medir los niveles de testosterona y, si es necesario,
los de prolactina para determinar si hay problemas del sistema endocrino. Pueden ser
necesarios diversos exámenes específicos para detectar la DE, como pruebas de
respuesta eréctil tras inyección de medicamentos que dilatan los vasos sanguíneos del
pene o detección de erecciones nocturnas mediante diversos dispositivos.
Cambiar los hábitos de vida que afectan a la salud de las arterias y venas: dejar de
fumar, moderar el consumo de alcohol y de grasas, hacer algo de ejercicio y aprender
a relajarse.
Cambiar o reducir los medicamentos que puedan estar provocando DE, como
algunos antidepresivos, diuréticos y betabloqueantes.
Psicoterapia y terapia conductual. Independientemente de la causa de la DE, se
recomienda para todos los pacientes alguna forma de terapia psicológica,
conductual, sexual o de combinación, generalmente en compañía de su pareja.
Terapia transuretral y de inyección. Consiste en inyectar medicamentos en el tejido
eréctil para relajar los músculos lisos del pene y permitir que tenga lugar la erección.
Está indicada en algunos casos de DE. Los medicamentos inyectados suelen ser
asociaciones de papaverina-fentolamina, o bien alprostadil (prostaglandina E1). Las
reacciones adversas son generalmente menores, pero pueden incluir erecciones
prolongadas y dolorosas (priapismo; véase príapo). Una alternativa a las inyecciones
es un dispositivo de plástico para aplicar estos medicamentos a través de la uretra.
Aunque más seguras y menos costosas que los tratamientos quirúrgicos, estas
terapias tienen una tasa alta de abandono, ya que la pérdida de espontaneidad hace
perder interés en el procedimiento. Las sustancias vasoactivas son sustancias que,
introducidas a través de la uretra o inyectadas en los cuerpos cavernosos del pene,
producen una erección que permite una buena relación sexual. Pueden utilizarse una
o dos veces por semana. Antes de empezar el tratamiento, es importante hacer las
pruebas necesarias para conocer la respuesta a dichas sustancias.
Los medicamentos orales que estimulan la actividad de la dopamina en el cerebro
pueden aumentar el deseo sexual y con ello facilitar la erección. Con este fin se han
comercializado pastillas sublinguales de apomorfina.
Sildenafilo (Viagra). Aprobado para su uso en Europa y en los Estados Unidos, es
el medicamento oral que ha mostrado resultados más prometedores en la DE. En los
estudios realizados, el sildenafilo mejoró las erecciones en 3 de cada 4 participantes
(~75%), comparado con sólo 1 de cada 4 que mejoraron al tomar un placebo; con
sildenafilo, uno de cada tres intentos de coito fue un éxito —comparado con sólo 1 de
cada 5 intentos en pacientes con placebo—. El sildenafilo aumenta la concentración
del GMP cíclico, que se produce en el pene durante la actividad sexual y que
incrementa el flujo sanguíneo. Así, el sildenafilo eleva el flujo peneano de forma
natural, de modo que la estimulación sexual causa erección. El sildenafilo no es, pues,
un afrodisíaco ni una hormona ni un producto que cause por sí mismo erección, sino
que sólo ayuda a conseguir una erección cuando existe estimulación sexual. El
sildenafilo se toma "a demanda" —sólo cuando se desea—, y su acción comienza en
30 minutos y dura hasta 4 h. No se recomienda más de una tableta al día. Los efectos
colaterales incluyen molestias digestivas, dolores de cabeza, enrojecimiento facial y
dolores musculares, y, en un tres por ciento de los pacientes tratados, alteraciones de
la visión. Como otras sustancias para tratar la DE, el sildenafilo está contraindicado en
caso de enfermedades cardíacas y, sobre todo, jamás debe asociarse con los
medicamentos llamados nitratos (por ejemplo, la nitroglicerina que se usa bajo la
lengua para tratar la angina de pecho); en asociación con sildenafilo, los nitratos
pueden bajar la tensión arterial bruscamente hasta niveles peligrosos.
Tadalafilo (Cialis®) y Vardenafilo (Levitra®). Dos fármacos de la misma familia del
sildenafilo (inhibidores selectivos de la fosfodiesterasa tipo 5). Vardenafilo es el
nombre del segundo medicamento para la disfunción eréctil aprobado para su uso y
comercialización en Europa y Estados Unidos. Al igual que el sildenafilo, se administra
por vía oral. A pesar de que en líneas generales su actuación sea muy similar, el
vardenafilo ha sido el tercer fármaco para la disfunción eréctil en llegar al mercado
internacional. Al igual que el sildenafilo y el vardenafilo, el tadalafilo 6 mejora la
circulación al relajar los músculos que rodean el pene para lograr que sus vasos
sanguíneos se dilaten. Sin embargo, Cialis presenta una característica diferencial
frente a Levitra y Viagra. Su rapidez de actuación y la duración de sus efectos hacen
de esta pastilla un tratamiento de referencia en esta materia, en competencia directa
con Viagra. El tadalafilo puede durar hasta 36 horas en el organismo. Además de las
dosis de 10 y 20 miligramos, también está disponible en pastillas de 5 mg bajo el
nombre de Cialis diario. Tanto el vardenafilo 7 como el tadalafilo son susceptibles de
provocar reacciones adversas en el organismo. Las pruebas de laboratorio han
revelado, entre los efectos secundarios más frecuentes, los dolores de cabeza, el
malestar o la acidez estomacal, las náuseas o el rubor. Rara vez se han constatado
otras consecuencias de mayor envergadura como erecciones de más de 4 horas
(priapismo), problemas de visión, inflamación de distintas zonas del cuerpo,
desvanecimientos y dificultades para respirar o tragar.
Yohimbina. Empleado como medicina popular durante años, actualmente existe
evidencia de que puede mejorar la erección en un tercio de los hombres con DE leve,
sobre todo en combinación con el antidepresivo trazodone.
Tratamientos hormonales. La terapia con testosterona está indicada sólo en
hombres con hipogonadismo (niveles bajos de testosterona, la hormona masculina).
Puede utilizarse por vía oral o en parches. La testosterona no se recomienda nunca
para hombres con niveles no patológicos de hormona masculina; en éstos puede
mejorar el impulso sexual, pero a costa de causar daños sobre la próstata y el hígado,
a veces irreversibles. Cuando la DE se debe a niveles excesivos de la
hormona prolactina, puede ser útil el medicamento bromocriptina.
Otros: se han utilizado, con distintos grados de éxito, medicamentos
como pentoxifilina (Elorgan®), naltrexona —un antídoto de la heroína y la morfina— o
el antihipertensivo minoxidil.
Dispositivos de aspiración (bombas de vacío). Colocación del pene en un cilindro
plástico hermético, donde se crea a continuación un vacío, lo cual causa que la sangre
fluya hacía el pene. Después se asegura una banda alrededor de la base del pene
para retener la erección, y el cilindro se retira. La falta de espontaneidad de este
método es el inconveniente principal.
Implantes peneanos. Tres tipos de implantes se emplean actualmente para el
tratamiento de la disfunción eréctil; todos ellos deben implantarse quirúrgicamente:
implantes hidráulicos, prótesis e implantes plásticos hinchables. Aunque muchos
pacientes se han beneficiado de la cirugía del implante, éste es un procedimiento
irreversible; el tejido eréctil se lesiona de forma permanente cuando se implantan estos
dispositivos. En el momento actual ha caído en relativo desuso, a expensas de
métodos menos arriesgados y menos costosos. Son unos cilindros
de silicona (sustancia no rechazada por el organismo), de estructura anatómica, dos
de los cuales se introducen en los cuerpos cavernosos del pene y producen la rigidez
necesaria para una buena y adecuada relación sexual. Existen diferentes vías y
técnicas para implantar la prótesis; la intervención dura aproximadamente 45 minutos.
Mediante una incisión de la piel de 3-4 cm en la parte inferior del pene y en la raíz
del escroto, se llega a los cuerpos cavernosos, donde se colocan las dos prótesis
correspondientes, con un porcentaje de complicaciones mínimo. Todo ello con
anestesia local o regional. Al ser una cirugía poco agresiva, el postoperatorio no
requiere cuidados especiales; el paciente puede abandonar la clínica entre 12 y 24
horas después de la intervención, y a las 3-4 semanas de adaptación se puede
reiniciar la vida sexual sin dificultades en la erección.
Cirugía vascular. Para los hombres cuya disfunción eréctil sea causada por
problemas de las arterias o las venas del pene, la cirugía vascular puede ser una
opción. Se practican dos tipos de operaciones:
Cirugía de revascularización (anastomosis): conexión de una arteria de la pierna
con las arterias del dorso del pene, con lo que se desvía cualquier bloqueo y aumenta
el flujo sanguíneo.
Ligadura venosa: se realiza cuando el pene no puede almacenar una cantidad
suficiente de sangre para mantener una erección. Se atan o se extirpan las venas que
están causando un drenaje excesivo de sangre del pene.
Afrodisíacos y tratamientos alternativos. Los afrodisíacos son sustancias que
supuestamente aumentan el impulso, el deseo y el desempeño sexual. La leyenda ha
atribuido cualidades afrodisíacas a alimentos como los chiles, el chocolate, el regaliz,
la manteca, las anchoas, las ostras y las vieiras. El "Spanish fly" o cantáridas, hecho
de escarabajos secos, es el afrodisíaco más "famoso" y es particularmente inútil y
nocivo.
Prevención de la DE[editar]
Cambiar los hábitos de vida que afectan a la salud de las arterias y venas: no fumar,
moderar el consumo de alcohol y de grasas (particularmente grasas saturadas), hacer algo
de ejercicio y aprender a relajarse.
Muchos especialistas opinan que una de las medidas preventivas más efectivas consiste
en hacer el amor frecuentemente con una pareja afín, buscando el placer. Aunque no tiene
que ser necesariamente con una pareja estable, recomendación que sí es necesaria para
reducir las probabilidades de contagio de una infección de transmisión sexual, pero no un
requisito absoluto para el buen desempeño en el coito.
Referencias[editar]
3. ↑ Bahk JY, Jung JH, Han H, Min SK, Lee YS (2010). «Treatment of diabetic
impotence with umbilical cord blood stem cell intracavernosal transplant:
preliminary report of 7 cases.». Exp Clin Transplant. PMID 20565373.