Francois Xavier Guerra, "El Soberano y Su Reino, Reflexiones Sobre La Génesis Del Ciudadano en América Latina". en Ciudadanía, Política y Formación

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EI Soberano y su reino
Reflexiones sobre la genesis del ciudadano en America Latina

Francois-Xavier Guerra'"

EI ciudadano y la nacion son dos de las mayares novedades del mundo


moderno, dos figuras intimamente ligadas con la soberania en el mundo latino. Ambos
se constituyen en relacion 0 en oposicion al monarca absoluto: la nacion, como
soberania colectiva que reemplaza la del rey; el ciudadano, como el componente
elemental de este nuevo soberano. De ahi el titulo de nuestro ensayo. Pero ni una ni
otro son realidades simples que se puedan captar de manera univoca, sino conceptos
complejos con atributos multiples -y a veces contradictorios- que cambian segun los
momentos y lugares.

Par eso, para estudiar al ciudadano hay que colocarse en un doble registro: el
cultural, para descifrar esta figura compleja, y el historico, para asistir a su genesis y a
sus avatares. Del ciudadano podriamos decir 10 que Tertuliano decia del cristiano: no
nace, se hace. Ser y sentirse ciudadano no es alga "natural", sino el resultado de un
proceso cultural en la historia personal de cada uno y en la colectiva de una sociedad.

Analizar asi al ciudadano es abordar de otra manera el problema de la


democracia, no como una cuestion institucional 0 sociologica en la que la historia no
representa mas que un telon de fondo para dar colorido a la escena, sino como un
elemento esencial de inteligibilidad. EI ciudadano, la nacion, las elecciones, el regimen
representativo, la igualdad ante la ley, los derechos del hombre y muchos otros
elementos constitutivos de nuestros modelos politicos actuales son realidades (0
ideales) nuevas que tienen a 10 mas dos siglos de existencia. Hay, pues, que
estudiarlas como 10 que son, como una invencion social, sin dejarse engaiiar por la
polisemia del lenguaje. Ni el ciudadano moderno es el ciudadano de las republicas
antiguas 0 medievales, ni la nacion moderna equivale a la del Antiguo Regimen, ni la

En: Sabato, Hilda (Coord). Ciudadania polftica y formacion de las naciones: Perspectivas hist6ricas, EI
CoJegio de Mexico- Fideicomiso Historia de las Americas-Fonda de Cultura Economica, Mexico, 1999, pp.
33-93.
Universidad de Paris 1, Francia.
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representaci6n tiene el mismo sentido y funciones en las sociedades tradicionales que


en las modernas ...

Es este proceso de invenci6n el que hay que estudiar, atentos a sus ritmos, a
las rupturas y permanencias, a las hibridaciones entre 10 viejo y 10 nuevo; a los lugares
donde primero se produce esta invenci6n y a su difusi6n hacia otras areas; a las
combinatorias, en fin, que se producen en paises y medios sociales diversos, entre los
elementos comunes a un area cultural -en nuestro caso la occidental, la europea-
americana- y otros especificos.

No han sido estas las problematicas que mas se han, utilizado en multiples
coloquios y libros sobre la democracia, sobre todo en America Latina. Consciente 0
inconscientemente, muchos de estos analisis estan impregnados de supuestos
morales 0 teleol6gicos por su referencia a modelos ideales. Se ha estimado de manera
implicita que, en todo lugar y siempre -0 por 10 menos en los tiempos modernos-, la
sociedad y la politica deberian responder a una serie de principios como la igualdad, la
participaci6n de todos en la politica, la existencia de autoridades surgidas del pueblo,
controladas p~r I'll y movidas s610 p~r el bien general de la sociedad ... No se sabe si
este "deberian" corresponde a una exigencia etica, basad a ella misma en la naturaleza
del hombre 0 la sociedad, 0 si la evoluci6n de las sociedades modernas conduce
inexorablemente hacia esa situaci6n.

Ambas posturas absolutizan el modelo ideal de la modernidad occidental: la


primera, al considerar al hombre como natural mente individualista y democratico; la
segunda, por su universalizaci6n de los procesos hist6ricos que han conducido a
algunos paises a regimenes politicos en los que hasta cierto punto se dan estas notas.
Ni que decir tiene que ninguno de estos supuestos resiste un analisis hist6rico. Cada
vez conocemos mejor hasta que punto la modernidad occidental -por sus. ideas e
imaginarios, sus valores, sus practicas sociales y comportamientos individualistas- es
diferente no s610 de las sociedades no occidentales, sino tam bien de las sociedades
occidentales del Antiguo Regimen.' Concebir la sociedad como una asociac"i6n
voluntaria de individuos iguales, reg ida p~r autoridades que ella misma se ha dado,
representa una novedad radical respecto a las sociedades hasta entonces existentes,
en las que el individuo se concebia ante todo como miembro de un grupo, en las que

1 Cf. para estos temas las obras pioneras de Louis Dumont, Homo hierarchicus. Essai sur fe systeme de
castes, Paris, 1966; Homo aequa/is. Genese et epanouissemenf de {'ide%gie economique, Paris. 1977;
Essais sur {'individualisme, Une perspective anthropologique sur /'ideo/agie mad erne, Paris, 1983.

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la jerarquia se consideraba como constitutiva del orden social y las autoridades


estaban legitimadas por la historia, la costumbre 0 la religion.

Puesto que nuestras maneras de concebir el hombre, la sociedad 0 el poder


politico no son universales ni en el espacio ni en el tiempo, la comprension de los
regimenes politicos modernos es ante todo una tarea historica: estudiar un largo y
complejo proceso de invencion en el que los elementos intelectuales, culturales,
sociales y economicos estan imbricados intimamente con la politica. Esto es 10 que
vamos a intentar hacer aqui, limitandonos por la amplitud del tema a la epoca de la
independencia, periodo fundamental en que la modernidad irrumpe en el mundo
iberico, cuando se define por vez primera el ciudadano moderno y se realiza una gran
cantidad de elecciones basadas en este nuevo sujeto politico.

Decimos bien "en el mundo iberico", puesto que en esta epoca fundadora es
imposible separar a America Latina de sus metropolis ibericas, y mas aun en nuestro
tema, por la extraordinaria importancia que tuvieron los debates de las Cortes y de la
Constitucion de Cadiz en todo el mundo iberico; no solo en la America realista -de
hecho la parte mas poblada de la America hispanica-, sino tam bien en las regiones
insurgentes e incluso en el mundo portugues. No olvidemos que la Revolucion
portuguesa de 1820 adopto como sistema provisional la Constitucion de Cadiz y que
con arreglo a ella tuvieron lugar las elecciones de 1821 a las Cortes constituyentes de
Lisboa, tanto en Portugal como en Brasil; tambien para este ultimo el ciudadano y el
sistema electoral definidos en Cadiz fueron la primera expresion de la modernidad
politica.

Si aiiadimos que el repentino triunlo de la modernidad politica en el mundo


iberico es inseparable del proceso de disolucion de las monarquias en ese ambito, se
com plica mas aun el analisis al hacer coincidir el nacimiento del ciudadano con la
creaci6n de nuevas naciones. S610 si se tienen bien claros estos origenes es posible
entender la larga y compleja historia -hecha de avances y retrocesos- de la
construccion del ciudadano en America Latina.

Por razones de espacio nos centraremos en el mundo hispanico y en la


Constituci6n de Cadiz, aunque de vez en cuando haremos algunas anotaciones
comparativas con las constituciones independentistas. Vamos, pues, a examinar el
lugar que ocupa la problematica de la ciudadania en la gran mutacion de la epoca

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revolucionaria, si el ciudadano que aparece en aquel tiempo es ya el ciudadano


moderno y la funcion que cumplen entonces las elecciones.

Prioridad y Primacia de la Nacl6n

La primera comprobacion que podemas hacer es que la cuestion del ciudadano


no es ni prioritaria ni central en las primeras lases de las revoluciones hispanicas. Lo
que va dominar al principio son los problemas de soberania, representacion y naci6n;
es decir, temas que conciernen mas a la colectividad que al individuo. Las razones de
este fenomeno son obvias, puesto que la crisis revolucionaria tiene su origen en la
abdicacion forzada de la familia real en favor de Napoleon y en el rechazo -casi
unanime en Espana y unanime en America- de la nueva dinastia y de la invasi6n
francesa. Antes que nada hay que justificar entonces la resistencia al invasor y
organizar un gobierno que la colme el vacio del rey ausente. No se puede lograr esto
mas que rompiendo con el absolutismo y con su concepcion de la soberania absoluta
del monarca. Con palabras diversas -naci6n, rei no, pueblo, que indican por 10 demas
la coexistencia de imaginarios muy diversos, unos mas tradicionales y otros mas
modernos-, todos afirman los derechos de la colectividad a reasumir la soberania.
Existen, ciertamente, divergencias sobre la naturaleza de esa soberania y acerca de
c6mo concebir la colectividad; pera, como en la Francia revolucionaria y de modo muy
diverso a Inglaterra, la proclamacion de los derechos colectivos de la naci6n, de la
soberania colectiva, priva sobre la afirmaci6n de los derechos individuales. Sin
embargo, existe una diferencia importante mientras que en Francia se trata de la
afirmaci6n interna de la soberania -Ia nacion frente al rey-, en el mundo hispanico la
naci6n se afirma primero contra un adversario exterior; Napoleon en una primera fase;
la Espana peninsular despues, una vez comenzado el proceso de la independencia.

La diferencia es importante, pues la afirmacion de la soberania interna implica


una demanda social -por 10 menos en el seno de las elites- mientras que la afirmacion
de la extern a es independiente de la evoluci6n de los espiritus y compatible con la
tenaz persistencia de imaginarios tradicionales. La mutaci6n cultural y politica que se
produce a partir de entonces no resulta de una maduracion end6gena, sino que ha
sido impuesta por circunstancias exteriores y, en gran parte, inesperadas. Ahi tenemos
la primera explicacion de una de las paradojas mas importantes del mundo hispanico;
la victoria precoz de la modernidad politica en sociedades que son aun -por sus
imaginarios y sus practicas sociales- mayoritariamente sociedades del Antiguo
Regimen.

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A esta primera especificidad nispimica de la primacia de los derechos de la


colectividad -de la naci6n, se dira cad a vez mas frecuentemente- hay que afiadir una
segunda: la dificil transformaci6n de la monarquia hispanica en naci6n moderna,
dificultad originada no s610 por su diversidad geografica y el alejamiento de sus dos
principales pilares, el europeo y el americano, sino tambien por la persistencia de dos
maneras distintas de concebirla a ambos lados del Atlantica. Contrariamente a
Francia, en donde la naci6n moderna es la heredera del reino y coincide casi por
completo can el, la definici6n de la naci6n va a provocar el enfrentamiento entre
espafioles y americanos, la desintegraci6n de la monarquia y una enorme dificuitad
para definir territorial mente la naci6n en la America independiente. Aqui tenemos un
nuevo problema para la creaci6n del ciudadano moderno, puesto que si este es el
componente elemental de la naci6n soberana (.c6mo definirlo con claridad cuando
. esta es incierta y problematica?2

EI debate sobre la naturaleza de la naci6n, central en la construcci6n de la


modernidad politica en el mundo latino, tiene, pues, en el mundo hispanico una
dimensi6n suplementaria. No se trata s610, como en Francia, del enfrentamiento entre
los que la piensan de manera antigua y organica como un cuerpo compuesto por una
multiplicidad de grupos diferentes y jerarquizados, y los que la conciben como una
asociaci6n libre de individuos iguales, sino tam bien de definir su estructura politica y
territorial.

Aqui es donde aparecen las principales diferencias entre espaiioles y


americanos. Los primeros imaginan a la naci6n en su gran mayoria como unitaria; los
segundos, como plural, como un conjunto de pueblos -reinos, provincias, ciudades-.
Esta diferencia fUndamental implica dos maneras de concebir tanto la soberania como
la representaci6n. 3 Lavisi6n unitaria conduce mas facilmente a considerar a la naci6n
como una entidad abstracta y a los diputados s610 como sus representantes,
independientemente de toda procuraci6n corporativa -estamental 0 provincial- y
desligados de cualquier mandato imperativo. La visi6n plural, aunque acepte

2 Acerca de la incertidumbre que reina en este aspecto de la ciudadania en et Rio de la Plata, d. Jose
Carlos Chiaramonte "Formas de identidad politica en el Rio de la Plata luego de 1810", Bo/eUn del
Instituto de Historia Argentina y Americana Doctor E. Ravignani, 1989, num. 1, tercera serie, pp. 71 Y
Fran90is-Xavier Guerra, "La nation en Amerique espagnole: Ie problems des origines", La Nation, La
pen see politique, 1995, num. 3, Paris.
3Cf. sabre ests lema los excelentes analisis de Joaquin Varela Suanzes-Carpegna, La teoria del Estado
en los orfgenes del constitucionafismo hispanico. (Las Cortes de Cadiz) Centro de Estudios
Constituclonales, Madrid, 1983, 434 pp.

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retoricamente la soberania nacional -pues de eso se trata-, esta obligada a tener en


cuenta a los pueblos que componen la nacion. En la practica politica -y al principio
tambien en los textos constitucionales- se tiende a concebir la nacion como surgida no
tanto de un contrato entre individuos sino de un pacto entre pueblos y, por tanto, a
considerar a los representantes corn~ procuradores de ellos.

En relacion con este problema primario y fundamental, que va a ser una de las
principales causas de ruptura entre las dos partes de la monarquia, primero, y de la
dificultad de definir la nacion en la America independiente, despues, la discus ion sobre
la estructura ultima y elemental de la nacion -corporativa 0 individualista- aparece
como relativamente secundaria 0, en todo caso, subordinada a el.

La centralidad de este problema en las relaciones entre Espana y America y la


persistElncia de la vision americana de una nacion plural es un elemento esencial de
los conftictos y debates de esa epoca. En este registro se situa la con stante demanda
americana de igualdad entre los dos continentes, tal como se manifiesta, por un lado,
en la reivindicacion de los americanos de constituir juntas de gobierno analogas a las
espaAolas y, por otro, en el combate por la igualdad de representacion en las
instituciones centrales de la monarquia. Cuando la Real Orden de enero de 1809
convoca a los americanos para la eleccion de diputados a la Junta Central, es
significativo que las protestas no conciernen primariamente al cankter corporativo y
restringido de la representacion -los diputados deben ser elegidos por los cabildos de
las principales ciudades de America-, sino a la cantidad de diputados que se Ie
atribuye a America y al numero de ciudades que deben participar en esa eleccion.'

Lo mismo pasa a partir de 1810 en las Cortes de Cadiz. En las discusiones


sobre la futura Constitucion, las principales divergencias entre diputados espaAoles y
americanos siguen remitiendo a estas dos concepciones de la nacion. Incluso cuando
parece discutirse sabre derechos individuales -par ejemplo, sobre el derecho de las
castas a la ciudadania-,' mas alia del registro maderna en el que los diputados
americanos fundan a veces sus argumentos, 10 que sigue siendo fundamental es la
reivindicacion de la igualdad de representacion entre los dos continentes y la justa

4 Cf, par ejemplo, los argumentos de Camilo Torres, Memorial de agravios, Representacion del cabildo de
Santa Fe a la Suprema Junta Central de Espana,., (1809), 0 el Catecismo politico cristiano por Don Jose
Amor de la Patria (1810), y para mas detalles Francois-Xavier Guerra, Modernidad e independencias.
Ensayos sobre las revoluciones hispanicas, Mapfre, Madrid, 1992, 406 pp.
5 Cf, Oiario de las Sesiones de las Cortes Ge'nerales y Extraordinarias (en adelante DSCGE) de! 3 al 14
de septiembre de 1811, nums. 336 al 348.

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representaci6n de las provincias. En esta discusi6n apasionada estan en juego, ante


tOdD, los derechos colectivos de los pueblos, como 10 muestra 81 desarrollo del debate.
Despues de haber perdido la batalla de la ciudadania automatica de las castas, los
diputados americanos replantean el debate para incluir a las castas en el censo
electoral, del que depende el numero de diputados de America en las futuras Cortes.'

La misma visi6n plural y corporativa de la naci6n se observa en la formaci6n de


las juntas americanas y en los primeros textos electorales que estas promulgan. EI
pueblo que reasume la soberania y constituye juntas de gobierno en 1809-1810 no
remite a los componentes individuales de una nacion, sino al cuerpo politico de una
ciudad, congregado en juntas 0 en cabildos abiertos. EI imaginario social es
doblemente corporativo; por una parte, es cada ciudad capital como cabeza de un
cuerpo politico territorial que comprende otras ciudades, villas 0 pueblos dependientes
la que actua en nombre de una provincia 0 de un reino; y por otra, son los vecinas
principales -Ia sanior pars- quienes actuan en nombre de la ciudad con la aclamaci6n
del bajo pueblo urbano.

"Oisuelta la Naci6n Espanola'" por la ausencia de un gobierno central legitimo,


los pueblos, convertidos en verdaderas ciudades-Estados, son el punto de partida para
construir la naci6n a Esto no podra hacerse mas que por "pactos y negociaciones
[entre] los Estados 0 cuerpos politicos",9 puesto que, como se dice con toda claridad
en el Rio de la Plata: "para que una autoridad sea legitima entre las ciudades de
nuestra confederaci6n politica debe nacer en el seno de elias mismas, y ser una obra
de sus propias manos,,10

i.Ciudadanos 0 vecinos?

6 E! cankter apasionado de su defensa de las castas, ademas de razones marales y de oportunidad


politica, resulta de un calculo falso sabre su importancia numerica. En la discusi6n, el diputado mexicano
Cisneros habla de 10 mi!!ones de castas contra seis millones de espanoles e indios; es decir, 62% de la
poblacion (DSCGE, num. 339).
7 Dec!araci6n de independencia de Venezuela, EI Publicista de Venezuela, num, 2, 1811, En 1810 el
gobierno legitime que, al desaparecer, disuelve ,los vinculos entre los pueblos es la Junta central.
8Una construcci6n tanto mas dificil cuanto que, en muchas regiones, quienes reasumieron la soberania
no fUeron 5610 las ciudades capitales sino tambien otras ciudades, villas 0 incluso pueblos.
9 Acta de Federaci6n de la Provincias Unidas de la Nueva Granada, 27/X1I1811, en Diego Uribe Vargas.
Las constl1uc(ones de Colombia. Madrid, 1977, p. 365.
10 Reglamento de la divisi6n de paderes sancianada par la Junta canservadora, precedido de documentos
oficiales que 10 explican, Buenos Aires, 29 de octubre de 1811, en Estatutos, reglamentos y
Constituciones argentinas, (1811-1989), Universidad de Buenos Aires, Documentos para la Historia
Argentina, 1956, p. 15.

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La primacia que tiene la problematica de los derechos colectivos -de la nacion,


de los pueblos- en el proceso revolucionario es ya un indicio de que el ciudadano que
aparece en los primeros textos constitucionales no puede ser una figura simple, y de
que, muy probablemente, no se trata aun del ciudadano tal como 10 concebimos ahora.
Una buena manera de evitar los anacronismos es intentar desentraiiar la polisemia de
un termino que, entonces como ahora, servia para designar tanto al ciudadano de la
Antiguedad 0 de las ciudades del Antiguo Regimen como al moderno.

Ni esta tarea es puramente academica ni la problematica nueva, pues el propio


Agustin de Arguelles, uno de los principales lideres liberales de las Cortes de Cadiz,
se veia obligado a precisar en 1811 que:

La palabra ciudadano no puede ya entenderse en el senti do vago e indeterminado que


hasta aqui ha tenido. Aunque termino antiguo, acaba de adquirir por la Constituci6n un
significado conocido, preciso, exacto. Es nuevo en la nomenclatura legal, y no se
puede confundir en adelante con la palabra vecino."

La diferencia que hace Arguelles entre el ciudadano del Antigua Regimen -el
vecino- y el ciudadano moderno es total mente pertinente en el plano de los principios;
pero cabe preguntarse si la ruptura entre la antigua concepcion y la nueva es ya un
hecho 0 se trata mas bien de un ideal en competencia con otras concepciones mas
extendidas y tradicionales. Esta ultima interpretacion parece mas probable, como 10
ejemplifican las explicaciones que, bajo la forma de un dialogo entre un padre y su
hijo, se ve obligado a dar un catecismo civico en 1813:

H[ijo] Bien, padre mio, perc Lporque me dixo V. que cumpliendo yo con mis deberes
seria un perfecto ciudadano?

P[adre] Porque esas son las obligaciones de un hombre social, y el que cum pie can
elias es un hombre de bien y un perfecto ciudadano.

H. Pero como yo he nacido en Aranjuez que no es ciudad ...

P. Pues en toda sociedad, hijo mio, se llama ciudadano el hombre libre que sea
miembro de ella por naturaleza 0 por domicilio, porque la distinci6n entre aldeas, villas

11 Sesi6n del 4 de septiembre de 1811, DSCG£, num. 337.

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y ciudades es geografica sola mente, esto as entre poblacion y poblacion, pera no entre
sus moradores ... 12

Para ayudar a este celoso padre, intentemos tipificar las diferencias entre
am bas acepciones. Como Pierre Rosanvallon 10 ha senalado con pertinencia,13 el
ciudadano moderno puede caracterizarse por los atributos de universalidad, igualdad e
individualidad, a los que nosotros anadiriamos el de la abstracci6n. No queremos
extendernos aqui sobre su semejanza con el ciudadano de la AntigOedad ciasica, a
pesar de las referencias que a el hicieron los revolucionarios franceses e hispanicos,
ya que, por una parte, muchas de elias fueron 0 retoricas 0 destinadas precisamente a
marcar las diferencias entre ambos 14 y, por otra, porque al ciudadano de la AntigOedad
puede aplicarse mucho de 10 que vamos a decir del ciudadano de las monarquias del
Antiguo Regimen (el vecino).

La figura del ciudadano se caracleriza en elias por atributos que se oponen


punlo por punto a los del ciudadano moderno. En primer lugar, ser vecino es poseer
un estatulo particular denlro del reino: ser' miembro de pie no derecho de una
comunidad politica dotada de privilegios, fueros 0 franquicias. Como 10 dice en 1726 el
Diccionario de la Academia Espanola: "Ciudadano ... EI vecino de una Ciudad que goza
de sus privilegios y esla obligado a sus cargas, no relevandole de elias alguna
particular exencion".15

EI est at uta es doblemente particular, puesto. que todos los habitantes del reino
no son vecinos de una ciudad. '6 No 10 son los extranjeros ni tampoco, entre los
vasallos del rey, los que dependen de un senor laico 0 eciesiastico 0, en America, de
un hacendado, 0 los que viven dispersos en el campo 0 en localidades sin estatuto
politico reconocido. Tampoco 10 son, denlro de la ciudad, los forasteros 0, en los
pueblos, los agregados y forasteros.

12 Manuel L6pez Cepero, Lecciones polfticas para e/ usa de la juventud espanola, Sevilla, 1813.
13 Pierre Rosanvallon, /e sacre du citoyen. Histoire da su universel en France, Gallimard, Parfs, 1992, pp.
45 y ss.
14 Ct. para este tema en Francia, Claude Nicolet, "Citoyennete fran9aise et citoyennete romaine: essai de
mise en perspective", en La noz;one di "Romano" tra cittadinanza e unfrersalita, Atti del II semina rio
internazionale di studi sterici "Oa Roma alia Terza Roma", 21-23 de abril de 1982, Universidad de La
Sapienza, Roma, Ed. Scientifiche Italiane, nom. 198, pp.145-173.
15 Oiccionarfe de la Lengua castellana en que se exp/ica ef verdadero sentido de las voces, su natura/eza
y ca/idad, con las phrases 0 modos de hablar, los proverbios 0 rerranes y otras cosas convenientes at usa
de fa lengue, Madrid, 1737. Ed. facsfmil (reedici6n), citada en adelante como Oiccionario de Autoridades,
Madrid, 1990, t.
16 Empleamos genericamente el termino ciudad para designar a todas las colectividades con un estatuto
politico reconocido; por 10 tanto tambien. a los pueblos.

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En segundo lugar, ser vecino no consiste solo en poseer un estatuto particular,


sino tambiEln en gozar de un estatuto privilegiado, 10 que implica, por tanto, la
desigualdad. Esta desigualdad, obvia en relacion con los que no son ciudadanos, se
da tambien entre los mismos vecinos. Por una parte, porque no existe un "vecinazgo"
comun a todo el rei no, sino que este estatuto depende de los derechos especificos de
la comunidad a la que se pertenece. Ademas de que existe toda una jerarquia de
privilegios entre ciudades, villas y pueblos, algunas de esas comunidades poseen
fueros particulares. Por otra, porque incluso dentro de una misma ciudad algunos
vecinos poseen, como 10 dice el texto citado, "exenciones"; es decir, privilegios
suplementarios, los que resultan, por ejemplo, de la nobleza 0 la hidalguia. Ahi
tenemos una de las bases de la distincion -tan importante en America- entre los
patricios y el comun del pueblo, 0 con otras palabras, entre las familias "principales" 0

"mas distinguidas" -fa sanior pars- y el resto de la poblacion. La ciudadania


premoderna es inseparable de una estructura y una concepcion jerarquicas de la
,
sociedad.

En tercer lugar, la ciudadanfa premoderna va pareja con una concepcion


corporativa 0 comunitaria de 10 social. La ciudad es uno de los cuerpos, de las
comunidades, que constituyen la sociedad. EI hombre se define por su pertenencia a
un grupo, ya sea este de caracter estamental, territorial 0 corporativo. No pertenecer a
uno de estos grupos es, en la practica, estar fuera de la sociedad: vagabundos,
mendigos, marginales de todo tipo ...

Por ultimo, hay que senalar que, contrariamente al ciudadano moderno,


componente individual de una colectividad abstracta -Ia nacion 0 el pueblo-, el veGino
es siempre un hombre concreto, territorializado, enraizado: se es vecino de esta
ciudad 0 de esta otra, y en esa pertenencia se basa primariamente su identidad y su
orgullo.

Muy diferente es el ciudadano que surge de manera progresiva en los textos


constitucionales de la epoca revolucionaria y, sobre todo, el que define la Constitucion
de Cadiz.17 La nueva ciudadania se situa dentro de una nueva concepcion de la
sociedad y de la politica que sigue en gran medida el modelo elaborado por la

17 En la America insurgente, Jos primeros reglamentos y constituciones muestran un mayor


tradicionalismo: voto reservado a los vecinos, representacion de ciudades y pueblos, mandatos
imperativQs, etcetera.

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Revoluci6n francesa y en menor grado par los Estados Unidos. EI pareniesco del
mundo hispanico con Francia se explica por una semejanza de situaciones politicas.
La existencia en ambos de un absolutismo homogeneizador muy parecido hacia que la
creaci6n de un regimen politico acorde con las ideas del siglo se planteara de manera
analoga: como la fundaci6n de una sociedad y de una politica pensadas como
enteramente nuevas. A diferencia de los Estados Unidos, en don de la politica modema
se presentaba como una consolidaci6n y un perfeccionamiento de las viejas libertades
inglesas, tanto civiles como politicas, los revolucionarios franceses e hispanicos la
pensaron como una ruptura radical con el Antiguo Regimen. Por tanto, para estos
ultimos las constituciones no estaban destinadas prioritariamente a garantizar unas y
otras libertades, sino a crearlas, fundando una nueva sociedad en la que las libertades
politicas engendraban las civiles. L6gico era tambien que para resolver el problema de
la congregaci6n de los pueblos en una colectividad politica mas amplia los
hispanoamericanos se inspiraran en el federalismo estadounidense.

En la Constituci6n de la monarquia espanola de 1812 elaborada por las Cortes


de Cadiz, aplicada en la America realista y fuente de inspiraci6n para otras muchas de
las independientes,18 ya estim plasmados los principales elementos que determinan al
ciudadano modemo. En primer lugar, ya se ha adoptado el imaginario modemo de
naci6n compuesta por individuos: "La Naci6n espanola es la reunion de todos los
espanoles de ambos hemisferios" (articulo 1). Y como corolario 16gico de esta visi6n
resulta que solo los individuos -con exclusion de cualquier cuerpo 0 estamento-
nom bran a "los diputados que representan la Nacion" (articulo 27), 10 cual implica que
ni los cuerpos y estamentos ni, estrictamente hablando, las provincias y pueblos son
representables. EI diputado, como en la Francia revolucionaria, no es el representante
de la circunscripcion que 10 ha elegido, sino de la nacion, de una colectividad unica y
abstracta.

En cuanto a la caracterizacion de ese individuo, base de la nacion modema, se


recoge implicitamente en la Constitucion y explicitamente en los debates de las Cortes
la triple distincion, clasica en estos albores de la modemidad, de loscomponentes
elementales de la soberania: el nacional por oposicion al extranjero (10 que muchos
Ilaman aun entonces el natural"); el sujeto de los derechos civiles (propiedad, libertad,
seguridad, etc.) y el titular de los derechos politicos (el ciudadano).

18 La excepclon mas notable es, sin duda, la de las constituciones venezolanas, par la fuerte presencia de
una pablaci6n servil.

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La ciudadania aparece asi como el circulo mas restringido dentro de una serie
de circulos conce'mtricos y cada vez mas excluyentes. EI mas amplio comprende el
conjunto de la poblaci6n: esclavos y libres. EI segundo, los titulares de derechos
civiles: los hombres libres -nacionales y extranjeros-, con exclusi6n de los esclavos, EI
tercero, los nacionales (los "espaiioles", dice la Constituci6n): los hombres libres,
mujeres y niiios "nacidos y avecindados en los dominios de las Espaiias y los hijos de
estos", los extranjeros que hayan obtenido "carta de naturaleza" 0 que "sin ella Ileven
diez aiios de vecindad", 10 que excluye a los extranjeros transeuntes (articulo 5). EI
cuarto, los ciudadanos -los titulares de los derechos politicos- capaces de elegir y ser
elegidos, 10 que excluye a las mujeres, los menores de 21 aiios, los extranjeros que no
posean carta especial de ciudadano y las castas -"los espaiioles que por cualquier
linea son habidos y reputados por originarios de Africa"-, exclusi6n esta ultima muy
atacada por los americanos y dificilmente justificable en la teo ria, puesto que se trata
de hombres libres, nacidos y avecindados en los dominios espaiioles (articulo 22).
Queda aun un ultimo circulo, el de los ciudadanos que gozan del ejercicio actual de
sus derechos, con exclusi6n de quienes los tienen suspendidos por diversas razones,
entre las cuales las mas importantes son el no tener "empleo, oficio 0 modo de vivir
conocido" y "el estado de sirviente domestico" (articulo 25).

La enumeraci6n de estas sucesivas exclusiones no debe, sin embargo, inducir


a conclusiones precipitadas sobre el caracter restringido de la ciudadania. Tanto por
sus atributos de igualdad y universalidad como por el numero de personas que se
benefician de ella, no estamos ante una definici6n restringida del ciudadano, sino ante
una definici6n muy amplia que se situa ya en el registro de la universalidad de la
ciudadania y del sufragio.

Se ha alcanzado casi totalmente la igualdad. Todas las distinciones del Antiguo


Regimen fundadas en el estatuto personal 0 colectivo han desaparecido, y no existen
todavia aqu~lIas que -con fundamentos modernos y en nombre de los intereses 0 la
raz6n, la fortuna 0 la cultura- seran establecidas posteriormente en los regimenes de
sufragio restringido. La condici6n de ciudadano es independiente tanto del estatuto
personal -pertenencia a los estamentos privilegiados 0 a las "dos republicas" en
America, con la sola excepci6n de los esclavos y las castas- como del estatuto del
lugar de residencia -ciudades, villas, pueblos, seiiorios 0 poblaci6n rural dispersa-.
Mas aun, tambien ha side igualado el estatuto de las localidades en un estatuto

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municipal comun, 10 que es sin duda uno de los fenomenos esenciales de esta
epoca. '9

La universalidad de la ciudadania es casi total, tanto practica como


teoricamente. EI numero de personas que han accedido a ella es en extremo elevado.
Aunque el ejemplo sea imposible de generalizar, puesto que sin duda alguna el
numero de "castas" 0 "sirvientes domesticos" depende de la situacion local y de los
criterios empleados para definirlos, el padron electoral de la ciudad de Mexico que
sirvio para las elecciones a las diputaciones provinciales y a las Cortes ordinarias en
1813 muestra un acceso masivo a la ciudadania. EI padron arroja la composicion
siguiente para las catorce parroquias de la ciudad:

Cantidad %

Ciudadanos 112270 91
Hombres 49179 40
Mujeres 63091 51
Sirvientes 10101 8
Hombres 3135 3
Mujeres 6966 5
Originarios de Africa 1536 1

TOTAL 123907 100

NOTA: Calculos basados en AGN, Mexico, Ayuntamientos, vol. 168. Hemos respetado
el vocabulario del padron.

La categoria "ciudadanos" equivale practicamente al conjunto de la poblacion


(91%); Solo estan exciuidos de ella los sirvientes domesticos (8%) y las castas (1%),10
que significa que los ciudadanos representan alrededor de 93% de la poblacion
masculina. 2o

Las (micas excepciones a la universalidad de la ciudadania responden a una


logica moderna: a la distinci6n entre derechos civiles y derechos politicos y a la

19 Cf. a este respecto los trabajos de Antonio Annino, entre otros, "soberanias en lucha", cap. 8, en
Antonio Annino, L. Castro Leiva y Fran~ois~Xavier Guerra (coords); De los Imperios a {as naciones.
{beroamerica, Ibercaja, Zaragoza, 1995.
20 De esto no puede deducirse el numero de electores, puesto que sin duda estim incluidos en el padron
los menores de 21 arios.

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independencia de la voluntad, indisociable de una concepcion contractual de la nacion.


En la primera se funda la exclusion de los esclavos (desprovistos enteramente de
derechos civiles), los que tienen una incapacidad fisica 0 moral, los menores y las
mujeres (titulares solo parcieles de esos derechos). La segunda refuerza Ie exclusion
de las mujeres, consideradas como dependientes de su padre 0 su merido,21 y, por las
mismas razones, la de los sirvientes domesticos.

Sin embargo, cabe preguntarse si estos atributos de una modernidad evidente


representen una ruptura radical con el imaginario prerrevolucionario y son tan
modernos como parecen. Las confusiones continuas de los hombres de Ie epoca
cuando manejan estas nociones muestran que muchas de elias, aun siendo nuevas,
han sido construidas a partir del imaginario tradicional y conservan muchos de sus
elementos. Eso pasa, por ejemplo, con la distincion entre espafioles y ciudadanos -que
equivale a la distinci6n francesa entre ciudadanos pasivos y activos- 0, 10 que es 10
mismo,entre derechos civiles y derechos politicos.

Para muchos, y sobre todo para los americanos, los dos registros son
equivalentes y 10 nuevo son los derechos politicos, la ciudadania propiamente dicha,
concebida como la recuperacion por el cuerpo social de unos derechos asumidos 0

acaparados antes por el monarca. Los derechos civiles esencialesexistian ya para


ell os antes de la Constituci6n. Como 10 dice el diputado de Peru, Dioniso Inca
Yupanqui, para refutar el argumento de los diputados peninsulares que privaban de
derechos politicos a las castas, juslificando esta exclusion por la concesi6n de
derechos civiles: "I. Y cUEmdo no han tenido esa seguridad? Todo el que es libre, ha
disfrutado siempre la proteccion de la ley para sus haberes; nada nuevo se les
franquea ... ,,22

En esta convicci6n de que la sociedad ha existido siempre y es anterior al


pacto fundador de la nacion moderna se puede encontrar el eco de las doctrinas
clasicas sobre la sociabilidad natural del hombre, -pero, sobre todo, la experiencia
evidente de la densidad y la fuerza de los vinculos sociales en una sociedad
estructurada por grupos con un fuerte sentimiento comunitario. Por eso, afirmar el
caracter universal e igualitario de los derechos politicos no es incompatible con la

21 Las razones que explican la eXclusi6n de las mujeres son mas complejas y estrictamente
discriminatorias, pues segun ese Criterio hubieran podido votar las soJteras y las viudas mayores de 21
anos.
22 DSCGE num. 340, 7 de septiembre de 1811.

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persistencia de una imagen corporativa de 10 social, pues el cuerpo no implica siempre


una desigualdad interna.

La confusion entre vecino y ciudadano se veia facilitada p~r el hecho de que


esta nueva figura habia sido elaborada, tanto en Francia como en Espana, a partir de
la ciudad vista como el lugar p~r excelencia de la politica, la libertad, la civilizacion.
Antes de ser asociado a formas nuevas del vinculo social, civil significa aun en el siglo
XVIII "10 que toca y pertenece al derecho de la Ciudad, y de sus moradores y
Ciudadanos".23

En cierta manera la naci6n moderna es concebida como una vasta ciudad. Por
tanto, muchos de los atributos del ciudadano remiten, generalizandolos y
abstrayendolos, a los del vecino. La nacionalidad -pertenencia jurfdica a la naci6n-
generaliza el vecinazgo como origen: ser natural de ... Las condiciones necesarias para
la poses ion de los derechos civiles, especial mente el domicilio, como expresion de la
inscripcion material en la sociedad, reproducen las antiguas exclusiones de los
marginales y los vagabundos -los no "avecindados"-, quienes siguen estando fuera de
la sociedad como antes 10 estaban de la ciudad. Y las condiciones que suspenden el
ejercicio de la ciudadania remiten a las cualidades morales inseparables de un
estatuto privilegiado: a la dignidad y las virtudes (excluyendo a los que han sido objeto
de penas "aflictivas 0 infamantes" 0 estan "procesados civil mente") y a la capacidad
para asumir las cargas y los deberes colectivos de la comunidad (exclusi6n de los
"quebrados" y de los que no tienen "empleo, oficio 0 modo de vivir conocido,,).24

La existencia de estas analogias entre 10 viejo y 10 nuevo hacen comprensible


por que, en caso de duda 0 litigio sobre quien es ono ciudadano son continuas las
referencias a la abundante jurisprudencia del antiguo "vecinazgo". Por ejemplo, se
explican asi las continuas alusiones en los discursos de la epoca a la "dignidad de la
ciudadania" 0 incluso a "Ios fueros, prerrogativas y preeminencia que Ie condecoran [al
ciudadano]".25 La ciudadania moderna se sigue considerando como un estatuto
privilegiado, muy amplio ciertamente, pero privilegiado Esto explica la sorprendente
clasificaci6n del padr6n electoral de Mexico de 1813, en donde la categoria
"ciudadanos" comprende de modo explicito a las mujeres, y de manera implicita a los
men ores; esta c1asificaci6n es juridicamente incomprensible -mas aun tratandose de

23 Diccionario de Autoridades; op cit., t.L


24 Recojo aqui ami manera los criterios de Rosanvallon, op cit., p. 70·72.
25 Cf. AGN, Mexico, Historia, vol. 445, expo XIV.

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un padron electoral-, pero muy clara si se continua viendo en la ciudadania un estatuto


privilegiado, aunque extendido a la mayor parte de la poblacion.

Elecciones y representacion

Por mas que el ciudadano este ya cerca de las notas de igualdad y de


universalidad que 10 caracterizaran en adelante, 10 que esta mucho menos claro es
que este ciudadano sea ya un individuo desligado de sus pertenencias comunitarias.
En primer lugar porque, pese a las referencias constantes al individuo, el discurso
explicito y el imaginario subyacente a muchas disposiciones legales muestra que los
hombres de esta epoca piensan la sociedad como constituida por comunidades y,
especialmente, por la primera de todas: la familia. La utilizaci6n corriente de "jefes de
familia" .para designar a los ciudadanos 10 muestra con claridad. La exclusi6n de las
mujeres y los domesticos del voto, fundada en su supuesta ausencia de voluntad
autonoma, equivale a decir de otra manera que estan inmersos en una comunidad con
vinculos tan fuertes que la voluntad del jefe de familia expresa la de todo el grupo. De
hecho, mas que 81 individuo, la base de la nueva representacion es la familia, no solo
como comunidad de sangre, sino como d~mus, el conjunto de las personas que, por
vivir bajo el mismo techo estan bajo la dependencia de su cabeza.26

La vision comunitaria de 10 social se comprueba tambien en olros campos.


Aunque el ciudadano aparece definido en muchos articulos por su pertenencia a una
comunidad abstracta -Ia nacion-, en otros S6 10 concibe como miembro de una
comunidad concreta. Los terminos empleados para delinir al "espanol" comportan,
como ya 10 dijimos, la palabra "avecindados'~, que puede interpretarse en el simple
sentido de domicilio, pero que remite en otros lugares explicitamente a los pueblos-
comunidades como celulas elementales de pertenencia territorial (articulo 5).

Lo mismo se cons lata para la comunidad territorial superior: la provincia. EI


diputado a Cortes debe ser "nacido en la provincia 0 [ ... J avecindado en ella" (articulo
91) Y en caso de doble eleccion la vecindad actual predomina sobre la naturaleza
(articulo 94). Por otra parte, los diputados deben lIevar a las Cortes, ademas del acta
que acredite su eleccion, poderes dados por la junta electoral de la provincia. Aunque
estos poderes suelen ser "amplios", su existencia muestra que el diputado es a la vez
representante de la nacion en su conjunto y de su muy concreta comunidad provincial.

26 De ahf que la exclusi6n de los soiteros de la ciudadania fuese propuesta varias veces en las Cortes,

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Niadamos que la pnictica general en America de redactar instrucciones para el


diputado se parece a un mandato imperativo, tipico de la representaci6n corporativa
del Antiguo Regimen.

EI sistema electoral, por su parte, es tambien una mezcla de disposiciones y


practicas que favorecen la individualizacion y otras que reconocen 0 incluso refuerzan
los comportamientos comunitarios. Para captar hasta que punto la votaci6n es la
expresi6n libre de un individuo autonomo es necesario analizar el voto de primer
grado, el unico en el que interviene esa masa de nuevos ciudadanos que se confunde
casi con la poblacion masculina libre y adulta. 27

La primera condicion para que la voluntad individual pueda expresarse es que


todos los que son ciudadanos, y solo ellos, puedan efectivamente votar, 10 que supone
la existencia de un padron electoral imparcial. Sin prejuzgar las intenciones de los
constituyentes que tuvieron que inventar disposiciones ineditas para hacer votar a una
masa considerable de hombres ni las de las autoridades locales que las aplicaron,
bien puede afirmarse que esa condicion no se dio. En efecto, la constitucion de los
padrones se deja a las municipalidades y los parrocos, los unicos que entonces pod ian
materialmente hacerlo. Es muy posible que en las ciudades grandes ese padron fuese
relativamente imparcial; pero no es arriesgado suponer que en los pueblos el poder de
decidir qUienes eran en realidad los ciudadanos en ejercicio de sus derechos facilitase
multiples manipulaciones electorales al servicio de estrategias 10cales.28

Si pasamos ahora al acto material de la votacion, a los comicios propiamente


dichos, el primer punto que hay que considerar es el caracter secreto 0 no del sufragio.
La respuesta no puede ser mas que muy matizada y en parte contradictoria. Los
ciudadanos comienzan reuniendose en junta electoral y eligiendo un presidente, un
secreta rio y dos escrutadores (para simplificar los designaremos en adelante como la
mesa electoral). Todos juntos asisten luego a una misa del Espiritu Santo y despues
de ella cada elector se acerca a la mesa e indica a esta los nombres de los
compromisarios que quiere designar. Aunque el articulo 51 de la Constitucion preve
que esa designacion sea oral y que sean los miembros de la mesa quienes escriban

27EI sufragio es indirecto en Ires grados: parroquia, partido y provincia (de hecho en cuatro, pues en la
parroquia los ciudadanos votan par compromisarios que a su vez eligen a los electores parroquiales).
28 Piensese, par ejemplo, en la incertidumbre que reinaba en cuanto a 18 definici6n de las castas 0 los
domesticos. AsC en algunos lugares fueron excluidos los peones de las haciendas. Cf. Marie-Danielle
Demeias, "Microcosmos. Une dispute municipale a Loja (1813-1814),', Bulletin de I'lnstitud Frangais
d'Eludes Andines, 1984, XIII, nums. 3-4, pp. 65-76.

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los nombres en una lista, disposiciones complementarias confirmadas por multiples


actas electorales admiten que se lIeven listas escritas de antemano" y que el sistema
del voto oral se reserve a los analfabetos y, sabre todo, a los indios.

EI voto, pues, no es publico, puesto que no es en principio conocido por los


otros miembros de la junta electoral; pero tam poco es secreto, porque es conocido par
los miembros de la mesa. La.libertad esta asegurada te6ricamente en relacion con los
otros electores, pero no respecto de la mesa. Esta limitacion es importante, puesto que
la mesa, como 10 muestran multiples actas electorales, ejerce una infiuencia
predominante en la votacion. A veces sugiere nombres a electores perplejos 0
desorientados; otras, par la presencia en su seno de personajes influyentes, ejerce
una presi6n practicamente irresistible sobre los electores, 0 incluso falsifica los
resultados al contabilizar nombres diferentes de los que han sido pronunciados.

Una circunstancia agravante es la siguiente: la Constitucion dispone que las


juntas electorales esten presididas por el jele politico 0 el alcalde "con asistencia del
cura parroco" (articulo 46), 10 cual deja, de hecho, en las manos de las autoridades
locales la integraci6n de la mesa y reluerza todavia mas el control de los comicios por
estas autoridades, ya sean agentes del Estado 0 autoridades electas. Este control
local, visible ya en el levantamiento de los padrones, se manifiesta despues de la
votaci6n por el caracter practicamente irrevocable de las decisiones tomadas por las
juntas electorales en caso de reclamacion (articulo 50).30 S610 la representaci6n
nacional, las Cortes, era soberana en estos asuntos, y por las circunstancias mismas
de la epoca -distancias considerables y necesidad de legitimar su pro pia autoridad-
pocas vecesanul.aron estas unas elecciones americanas. EI sistema electoral dejaba
de hecho el dominic de las elecciones a las comunidades locales y, en su seno, a sus
autoridades, ya fuesen legales 0 de facto."

Otros elementos favorecen el predominio de realidades comunitarias y por


tanto notabiliarias. En primer lugar, haber escogido para las elecciones primarias el
marco parroquial equivale a privilegiar la continuidad sobre la ruptura. La parroquia
era, en electo, la celula basica de la sociabilidad tradicional: una comunidad muy

29Banda de! intendente de Mexico Gutierrez del Mazo en diciembre de 1813 que convocaba a elecciones
parroquiales. Cf. AGN, Mexico, Historia, vol. 445, expo X, ff, 1·21.
30 Las disposiciones legales coinciden aquf con la practica, tal como puede constatarse en las
reclamaciones elevadas a 8utoridades superiores en que se pedia fa anu!acion de algunas elecciones. En
todos los casas conocidos, par 10 menos en Mexico, Jas autoridades S8 decJararon incompetentes y
remitieron el expediente a las Cortes.
31 Este elemento ha sido expuesto con fuerza y pertinencia en diversos tratados de Antonio Annino

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fuerte unida por estrechosvinculos de parentesco y vecindad (en el sentido de


proximidad fisica), de practicas religiosas y solidaridad material. Conservar este marco
no s610 hacia mas dificil la individualizacion y la autonomia del voto, sino que
reforzaba el aspecto comunitario por la frecuencia de los comicios y par las
ceremonias que los acompaiiaban.

Tambien significa dar predominio en el sistema electoral a los elementos de


continuidad con las practicas electorales del Antiguo Regimen, tal como existian en los
comicios de los pueblos de indios 0 de algunas ciudades para la elecci6n de diputados
y sindicos personeros del comun. Las Cortes no hicieron aqui mas que reconducir y
extender el sistema instaurado por Carlos III con las reformas municipales de 1767. 32
Por estas razones los revolucionarios franceses, conscientes de esta realidad, habian
creado para el voto de primer grado una divisi6n inedita y puramente administrativa, el
canton, en un intento ·en gran parte vano· de romper los comportamientos
comunitarios. 33

Un elemento suplementario que favorece la permanencia de estos


comportamientos es el voto en junta. Como en Francia, la votaci6n se efectua en todos
sus grados en juntas a asambleas electorales; es decir, los electores se reunen en
grupo en un mismo lugar para efectuar las operaciones del voto. Aunque el voto sea
individual, los comicios son un acto colectivo y una ceremonia que materializa
simb6licamente la reuni6n de la nacion. EI marco parroquial y las modalidades
ceremoniales del mundo hispanico acentuan aun mas su aspecto comunitario al hacer
intervenir en 131 a toda la poblacion. Contrariamente a Francia, donde el alejamiento de
la capital del canton obligaba a los habitantes de los pueblos a desplazamientos
largos, realizado sabre todD par hombres, el·marco parroquial favorece la reuni6n de
toda la comunidad: hombres, mujeres y ninos, ciudadanos y no ciudadanos; tanto mas
cuanto que el voto es precedido por una misa solemne del Espiritu Santo y es seguido
de un tedeum" y tiene lugar un domingo (articulos 37, 47, 58). EI caracter religioso de
la ceremonia acentua sus rasgos tradicionales. EI pueblo que se congrega es el

32Cf, sabre este tema Fran90is~Xavier Guerra, Modernidad e Independencias, Mapfre, Madrid, 1992, cap.
10.
33 Las referencias a las practicas electorales francesas remiten, si no S8 dice 10 contrario, a Patrick
Guemiffey, Le nombre et /a raison, La Revolution franr;aise et les elections. EHESS, Paris, 1993, 559 pp.,
obra que renueva los estudios sobre esta problematica en la Francia revolucionaria.
34EI cumplimiento de estas disposiciones electorales no falta nunca en las aetas electorales y su ausencia
puede prevecar una peticion de nulidad de las elecciones; Cf. per ejemplo para el Tedeum el case de
Guadalcazar (San Luis Polosi). Ct. AGN, Mexico, Hisloria, vol. 445, expo XIV.

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pueblo cristiano y la misa del Espiritu Santo es una demanda a la Providencia para
que ilumine a los electores.

En funcion de todas estas consideraciones, la cuestion de la libertad del voto,


tradicional en los estudios electorales, adquiere una dimension distinta. Podrfamos,
ciertamente, describir con detalle fraudes y manipulaciones; pero a nuestro parecer
este no es el fenomeno mas generalizado y relevante en aquelia epoca, aunque no
sea mas que por su caracter improvisado. Aunque el fraude no hubiera existido y los
resultados electorales hubiesen reflejado fielmente las preferencias de 0 los electores,
no tendriamos aun al ciudadano moderno. Un voto libre no es necesariamente un voto
individualista, producto de una voluntad aislada. Inmerso en una red de vinculos
sociales muy densos, el ciudadano se manifiesta libremente a traves de su voto como
10 que es: ante todo, miembro de un grupo, sea cual fuere el caracter de este (familiar,
social 0 territorial), EI elector escoge con libertad a aquellos que mejor representan a
su grupo, normal mente a sus autoridades 0 a los que estas designan, como 10
corroboran los resultados electorales de que disponemos. Como 10 dice en 1813 el
presidente de la junta electoral de la provincia de San Luis Potosi, con una frase de
admirable naturalidad: "Si nos hayamos (sic) congregados en verdadera Junta
Aristocratica es en virtud de la Democracia del Pueblo ... ,,35

Si bien este resultado es paradojico para nosotros, no 10 era en absoluto para


los contemporaneos, incluidos los constituyentes franceses 0 hispanicos. EI sistema
electoral que ellos idearon no estaba destinado a dar el poder al pueblo ni a construir
un regimen representativo tal como 10 concebimos ahora (0 la Inglaterra y los Estados
Unidos de aquel entonces). La representacion, tal como ellos la concebfan, no tenia
como objeto reflejar la heterogeneidad social y arbitrar pacificamente las diferencias 0
los conflictos que resultaban de la diversidad de intereses y opiniones. Lo que
buscaban era crear primero, por la Constitucion, una nueva comunidad polftica,
igualitaria y soberana, una nueva sociedad reg ida por principios nuevos y, despues de
esta primera etapa, formar una asamblea que, haciendo las veces de la hacion,
expresase su voluntad y obrase por el interes general. Signo de esta particular
concepcion de la representacion es la desconfianza muy extendida hacia la
divergencia de opiniones, la cual, identificada con las luchas de facciones, se
consideran como un obstaculo a la unidad de la nacion y a la elaboracion de una
voluntad colectiva. Tampoco los intereses tienen buena prensa, pues su particularismo

35 AGN, Mexico, Historia, vol. 445, expo XIV, ff. 10-17.

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hace diffcfl obrar por el interes general, el cual no se concibe como un compromiso
entre Intereses particulares, sino como algo diferente y de orden superior.

Segun esta 6ptica, las elecciones tienen dos funciones: por una parte, legitimar
el poder, escenificando la voluntad del soberano; por la otra, seleccionar a los
hombres que, juntos, formaran la representaci6n nacional. La primera es una funci6n
simb61ica y no propiamente representativa, puesto que de las elecciones no se puede
deducir 10 que la naci6n piensa 0 quiere. i,C6mo podria hacerse esto cuando, a
diferencia de las elecciones en los pafses anglosajones, en las elecciones francesas e
hispanicas de esta epoca no hay ni candidatos, ni programas, ni campanas
electorales? i,C6mo concebir un voto individualizado cuando no existe informaci6n
publica sobre 10 que se vota?

A pesar de que la libertad de prensa existe de hecho en Espana desde 1808 y


oficialmente a partir de 1810, en Espana y en la America realista 0 insurgente no
existe todavia una verdadera opini6n publica moderna, concebida esta como una
discusi6n libre y publica de diferentes puntos de vista. Ciertamente existe un debate de
opini6n entre las elites, pero este esta confinado en circulos privados que continuan la
antigua Republica de las Letras. A partir de 1810, en America existen tam bien algunos
peri6dicos, pero en la mayorfa de los casos se trata de un peri6dico unico por regi6n,
con un numero muy reducido de ejemplares, casi siempre de caracter oficial, que se
publica con fines de propaganda y pedagog fa civica, en el que s610 se expresa la
tendencia en el poder. A veces circulan tambien, dirigidos al conjunto de la sociedad,
impresos 0 manuscritos de toda procedencia -realista e insurgente-, pero estos
escritos no estan destinados ni a informar ni a argumentar, sino a la propaganda. La
guerra propagandfstica no es la opini6n publica moderna. Si la existencia de esta
requiere una prensa libre, abundante y pluralista, s610 en el Cadiz de las Cortes surgi6
una verdadera opini6n publica. La opinion publica en una sola ciudad y su germen en
algunas otras es muy poca cosa para que los ciudadanos-electores, y mas aun los del
campo, fuesen tambien ciudadanos en el "reino de la opinion".

Todo el sistema electoral esta previsto y funciona, pues, para separar la


deliberaci6n de la elecci6n. 36 En las asambleas electorales de los cuerpos y
comunidades antiguos la eleccion propiamente diclla no era mas que la ultima fase, y
quiz;3 la menos importante, de la reuni6n del grupo: la que materializaba el acuerdo al

36 E~te es uno de los puntos centrales de la demostraci6n de Gueniffey, que Fran90is Furet destaca con
raz6n en la introducci6n a la obra de aquel.

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que se habia Ilegado antes por discusi6n y compromiso. En las juntas electorales
modernas la deliberaci6n -Ia discusi6n sobre asuntos publicos-, no existi6 en ninguna
de sus lases, ni antes, ni durante, ni despues de la reuni6n de los electores. Todas sus
etapas estan estrictamente reglamentadas con este fin y se cuida incluso de precisar
que "verificado el nombramiento de electores [parrequiales] se disolvera
inmediatamente la junta, y cualquier otre acto en que intente mezclarse sera nulo"
(articulo 57). La voluntad nacional no sale de un agregado de voluntades parciales,
sino solamente de la reuni6n de la representaci6n nacional, de esa asamblea que
hace las veces de la naci6n. S610 ahi tiene lugar la deliberaci6n y se toman las
decisiones polfticas. Por eso, hablando con rigor, puede decirse que en esas
elecciones no se trata de politica.

La ausencia de la politica se manifiesta igualmente en los criterios que sirven


para escoger a los electores de los diferentes grados. EI lenguaje empleado para
designar el acto mismo de la elecci6n es significativo del universe mental en el que
nos encontramos. Las palabras son siempre "nombramiento" 0 "nombrar" y no "elegir".
No se trata de resolver por el voto una competencia entre diferentes candidatos, sino
de escoger a los mas aptos. La ley, contrariamente a 10 que sucedera mas tarde;37 no
precisa cuales son los criterios por los que se juzga esa aptitud; pere multiples
documentos muestran que en la practica siguen estando vigentes -con las
modificaciones que se imponen para cada grado- las cualidades que poco antes se
habian fijado para una elecci6n todavia tradicional, la de los diputados americanos a la
Junta Central. Se pedfa entonces que fuesen "individuos de notoria probidad, talento e
instrucci6n, exentos de toda nota que pueda menoscabar la opini6n publica".38

Se trata, pues, de seleccionar en funci6n de una dignidad y de unas


cualidades intelectuales y morales reconocidas por todos. La "opini6n" aquf, como en
otros tantos escritos contemporaneos, remite a la fama, al reconocimiento por todos
los miembros de la comunidad de las cualidades personales de los individuos. EI acto
de elegir es en cierto modo explicitar algo que ya existia antes; es formalizar uno de
los sentidos antiguos de la palabra representaci6n, la cual "significa tam bien autoridad,
dignidad, caracter 0 recomendaci6n de la persona".'9

37 Esa aptitud no se funda aqui en criterios objetivos, como S8 intentara hacer posteriormente cuando se
apele a la propiedad 0 la instrucci6n para restringir el sufragio, sin embargo, la Idea asta ya presents en la
constitucion, puesta que se preve que a partir de 1830 hara falta saber leer y escribir para poder ejercer
los derechos de ciudadano.
38 Real orden, Sevilla. 221111809, AHN, Estado, 54, D., 71.
39 Diccionario de Autoridades, op. cit., t. III.

22
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Y entre las cualidades que suponia este imaginario premoderno estaba


precisamente el no ser candidato. Presentar candidatura y hacer campana es
demostrar ambicion, falta del desinteres necesario para representar. La representacion
no es algo que se pide, sino un servicio a la comunidad a la que se pertenece, y este
es precisamente el sentido que tiene el articulo 55 de la Constitucion de Cadiz,
inconcebible desde una optica moderna: "Ningun ciudadano podra excusarse de est os
encargos, par motivo 0 pretexto alguno". A pesar de que la realidad no coincide
siempre con la teoria, la representacion como carga y no como cargo no es pura
retorica, sino que muchos elegidos tendran que justificar su negativa con toda clase de
argu mentos. 40

No quiere decir esto que no existiese en la realidad una competicion entre


hombres deseosos de hacerse elegir. Pero el analisis de los procesos de nulidad de
elecciones muestra claramente la diferencia entre una competencia oculta y las luchas
electorales modernas. Ningun caso conocido nos revela un enfrentamiento entre
hombres can concepciones politicas diferentes; si estas existen, ninguna es visible.
Tampoco los bandos muestran un conflicto entre grupos definidos par criterios
puramente economicos. Las divisiones electorales no remiten ni al individuo ni a la
competencia entre tendencias politicas a intereses diversos, sino a las querellas de los
actores colectivos de una sociedad premoderna.

En las elecciones de diputados a Cortes 0 a las diputaciones provinciales se


enfrentan los acto res sociales mas elevados, las familias principales y sus clientelas
respectivas, directamente a traves de sus jefes, a indirectamente a traves de algunos
de sus miembros. En niveles inferiores se trata de conflietos entre notables locales
apoyados en sus redes de influeneia 0 de dependeneia. En los pueblos se da toda la
gama de eonfrontaeiones posibles: entre barrios, entre espaiioles e indios, entre los
antiguos vecinos y los agregados. EI unieo fenomeno que podria parecer una
exeepci6n a esta tipologia, el enfrentamiento entre los partidos europeo y americana -
41
bien visible, por ejemplo, en las eleeciones de la provincia de Mexico- se integra
perfeetamente en ella, pues se trata de una disputa entre faeeiones, entre dos grupos

40 Cf. par eJemplo, la renuncia de Frontaura, primer diputado electa en San Luis Potosi, en AGN. Mexico,
Historia, vol, 445. expo XIV, ff. 18-33. En este caSD, Frontaura habia hecho todo 10 posible para ser
e!egido, para luego renunciar. Una manera de: mostrar su preeminencia.
41 cr. los vo!uminosos expedientes sabre la nulidad de las elecciones de 1813, en AGN, Mexico, Historia,
vol. 448. expo V.

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que no se distinguen mas que por un informal estatuto personal y en los que se
encuentran hombres de perfiles sociales muy parecidos.

La acci6n de estos grupos no esta destinada evidentemente a captar el voto de


los ciudadanos por la exposici6n publica de sus ideas 0 proyectos. Sus maneras de
actuar son las de los viejos actores colectivos. En las elecciones parroquiales se trata
de movilizar a los miembros del grupo para controlar las mesas electorales y
obstaculizar asi el voto de los adversarios 0 captar el de los indecisos. Mas que
acciones violentas, de las que no tenemos constancia, se trata de desanimar al
ad versa rio y provocar asi su abstenci6n 0 de falsificar los resultados si, a pesar de
todo, se presenta a votar.

En los grados siguientes, en las juntas electorales de partido y de provincia,


aunque el reducido numero de electores individualiza mas el sufragio, el voto en junta
genera comportamientos parecidos a los que se daban en las elecciones de los
antiguos cuerpos -cabildos civiles y eciesiasticos, capitulos de 6rdenes religiosas- a
cuya jurisprudencia electoral se siguen haciendo referencias explicitas:' EI debate no
se centra nunca en diferencias polfticas, ni siquiera en una discusi6n sobre las
cualidades de las personas, sino en cuestiones de procedimiento. La formaci6n
juridica y la mentalidad pleitista de muchos de los grandes electores -cierigos 0 laicos-
aparece a plena luz; las glosas y los comentarios legales son los medios de los que se
sirven para excluir a sus adversarios. EI voto sobre estas cuestiones de procedimiento
o la eleccion propiamente dicha aparecen concertados de antemano en reuniones
previas en las que se ha definido la estrategia de la facci6n.

La acusaci6n mas grave contra los adversarios es precisamente la de haber


practicado antes de la junta electoral este acuerdo -un convenio- 10 que tambien remite
a las antiguas elecciones corporativas y al temor a las divisiones facciosas que se
expresabanen estas. 43

42 ct. por ejemplo, los argumentos utiJizados para pedir la anulaci6n de las elecciones de la junta de
partido de la provincia de Mexico en 1813, en AGN, Mexico, Historia, vol. 448, expo V, ff. 65-82.
43 Todos estos fen6menos son particularmente visibles en la encuesta realizada sobre las elecciones de la
provincia de Mexico de 1813. La acusaci6n mas grave por la que se pedia su anulaci6n era predsamente
eJ convenio previa del partido americana. En las dec1araciones hechas durante la investigacion del caso,
varias participantes confiesan lIanamente que la concertaci6n previa existia, pero que era inevitable
puesto que era preciso discutir las cualidades de los hombres que ten [an que elegir. cr. AGN, Mexico,
Historia, vol. 448, expo V.

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WWw.C/JOIOI1E1utas,ecfu.o..e/Bib/ioleca Virtual de Ciencias Socia/es

Despues de este recorrido, intentemos hacer algunas consideraciones sobre un


rasgo de este sistema que tendra un largo porvenir: la eleecion indirecta. La
explicacion dada para la existencia de esle sistema en la Constitucion francesa de
1791 es ciertamente valida en nuestro caso: compaginar el numero con la razon; es
decir, la participacion de un gran numero de ciudadanos, exigida por la nueva
legitimidad, con la necesidad de elegir hombres dotados de las cualidades necesarias
para el ejercicio de una funcion. 44 Pero, en nuestro caso, esta exigencia no basta para
explicar la multiplicacion de los grados, pues en vez de los dos grados de la eleccion
francesa -canton y departamento- tenemos de hecho cuatro: nombramiento de
compromisarios en la parroquia, de electores de parroquia, de partido y de provincia.

Dificil es creer que la multiplicacion de los grados este destinada a evitar la


participacion del pueblo, puesto que dos hubieran bastado ampliamente, teniendo en
cuenta ademas la densa red de vinculos antiguos en la que estan inmersos los
electores. Se temen, si, los tumultos a los que pueden dar lugar las asambleas
electorales, y en este sentido se denunciaran durante todo el siglo las elecciones
tumultuarias. Pero los tumultos que se temen son los que resultan de los modos de
acci6n de las facciones 0 los grupos para imponerse fisicamente y los que pueden
surgir de un descontento popular que encuentra en estas reuniones ocasi6n para
manifestarse. Lo que es mucho menos probable, por no decir imposible, es que con
este sistema se haya intentado cerrar al pueblo el acceso al poder. No existe ninguna
constancia en esta epoca de tentativas populares para tomar el poder por esta via;
podriamos afiadir que tampoco por ninguna otra, puesto que las revueltas populares
no ten ian en el Antiguo Regimen este fin, sino el de manifestar a las autoridades que
han violado los principios de justicia que fundan el pacto social. Quizas la explicacion
esencial de la mulliplicaci6n de los grados electorales res ida en el deseo de respetar la
estructura piramidal de las comunidades poilticas, y permitir mas facilmente la
expresi6n de toda la piramide de notables.

Hagamos, para terminar, algunas consideraciones sobre 10 que esta primera


epoca representa en la construcci6n del concepto de ciudadano moderno. No cabe
dud a de que podemos designarla con toda propiedad como el momento revolucionario
fundamental de la America hispanica por la extraordinaria ruptura que representa con
el Antiguo Regimen. Como hemos visto, triunfan entonces, con mucho avance sobre la
mayoria de los paises europeos, los principales elementos constitutivos de la poiltica

44 Esta es una las tesis centrales de Gueniffey, op cit., que da ademas el titulo a su libra, Le nambre et fa
raison.

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moderna: el fin definitivo del absolutismo, la nocion contractual de la nacion y su


soberania, la necesidad de apelar a estos ultimos conceptos para legitimar todos los
poderes, una concepcion igualitaria y pn3cticamente universal de la ciudadania, las
elecciones modernas ...

Es obvio, como hemos intentado mostrarlo a 10 largo de estas paginas, que


esta ruptura no es campi eta y que muchos de estos elementos modernos estan
todavia impregnados de imaginarios y de practicas heredadas del Antiguo Regimen. EI
absolutismo desaparece en la teoria, pero quedara par largo tiempo la idea de un
poder que regentea desde arriba la sociedad y que controla, a traves de sus agentes,
las elecciones, que, a pesar de todo, son el unico fundamento de la legitimidad.
Tambien permanecera can fuerza particular en algunos period os -algunos muy
recientes- la primacia de la colectividad, Ilamese esta nacion 0 pueblo, sobre los
derechos individuales. Larga vida tendra la concepcion plural de la nacion, vista como
un conjunto de pueblos, y la concepcion pactista de la politica que de ella se deriva.
Fuertes y durables seran los traumatismos que una representacion fundada en el
individuo provocara en los cuerpos y las comunidades de la antigua sociedad y, sobre
todo, en los pueblos excluidos de la representacion legal. Muy enraizadas se
mostraran tambieln las practicas no legales que se fundan en una nocion antigua de la
representacion. 45

Centrandonos de nuevo en nuestro tema y situandonos en esta primera epoca


revolucionaria, intentemos ahora describir el camino que quedaba por recorrer para
Ilegar 0 aproximarse a los atributos que configuran al ciudadano moderno. EI problema
fundamental sera el de la nacionalidad: saber de que nacion se es ciudadano; 0 dicho
de otra manera: i,como construir una nacionalidad a partir de identidades que
oscilaban entre el polo de la ciudad-provincia y el polo americano?

EI camino para Ilegar a la igualdad politica general sera mas corto, puesto que
la no representacion de los estamentos y cuerpos fue establecida casi desde el
principia, y la de las castas reconocida casi inmediatamente por las constituciones de
los nuevos paises. 4S Quedaba por completar la igualdad civil: abolir la esclavitud, los
mayorazgos, los privilegios jurisdiccionales del clero y de otros cuerpos ...

45 Para los formas de esta otra representacion en la que participan los caciques y los caudillos, cf
Fran90is~Xavier Guerra, "The Spanish-American Tradition of Representation and its European Roots",
journal of Latin American Studies, Cambridge University Press, num. 26, 1994.
46La igualdad polltica de los indios existi6 desde el principia, salvo en alguna constitucion de Nueva
Granada. Excepto por algunas tentativas tempranas y fallidas de representacion de dases privilegiadas

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La universalidad de la ciudadania polftica sufrio, como bien se sa be, otros


muchos avatares, puesto que el sufragio masculino casi universal de esta primera
epoca fue considerado en diferentes momentos del siglo XIX como la causa principal
de la inestabilidad politica. De ahi la instauracion posterior de regimenes de sufragio
restringido que apelaron a la soberania racional para intentar cualificar a ese individuo
abstracto que es el ciudadano moderno. EI car;3cter abstracto de la ciudadania
moderna har;3 que estos intentos duren en general poco, y que se vaya imponiendo de
manera gradual el sufragio universal propiamente dicho con la admision al voto de los
domesticos, primero, y de las mujeres, despues, permaneciendo siempre incierto y
variable el criterio de la edad,47

Quedaba, era fin, mucho para Hegar a la individualizacion, el atributo mas


importante y el mas dificil de obtener de la ciudadania moderna, Una individualizacion
que, para ser completa, exigira primero la individualfzaci6n social; es decir, la
disolucion 0, por 10 menos, el debilitamiento de los grupos estructurados por vinculos
de tipo antiguo: las haciendas las comunidades pueblerinas 0 las parroquias urbanas,
las parentelas, las redes clientelares (y sobre todo, despues, las politico-
administrativas), los grupos articulados por vinculos corporativos (y entre ellos, luego,
los militares), Estamos aqui ante un largo e inacabado proceso que algunos factores
materiales pueden favorecer, como la urbanizacion y el crecimiento urbano, las
migraciones interiores 0 exteriores, y la expansion de la economia moderna y del
trabajo asalariado,

La individualizaci6n tendra tambien una dimension politica: asegurar la


expresion de una voluntad autonoma, Esto implicara, por un lado y en una primera
etapa, eliminar todo 10 que pueda favorecer comportamientos comunitarios de los
votantes (distritos electorales calcados sobre las comunidades, juntas electorales,
ceremonias, voto en grupo de militares, peones 0 aldeas) y, por otro en una segunda
etapa, garantizar la expresi6n libre del sufragio, haciendo mas dificiles el fraude y la
presion de las autoridades sociales 0 los representantes del Estado, En este tenor se
situaran las medidas para asegurar la imparcialidad de los registros electorales, el
pluralismo para la constitucion y el funcionamiento de la mesa, la aparicion tardia de

(en la Constitucion de las Provincias Unidas de Sudamerica de 1819 0 en las elecciones mexicanas del
imperio de Iturbidre) s610 el individuo sera en adelante representable.
Para una exposicion mas detallada de esos sucesivos momentos politicos, Cf. Francois-Xavier Guerra,
47
Modern/dad"" op, cit" cap, V, "EI pueblo soberano: incertidumbres y coyunturas del slglo IXI",

27
'"L'?;; - O?f 0 ~
www.cilolonautas.edu.pe/Biblioteca Virtual de Ciencias Socia/es

elementos tecnicos que favorecen el voto secreto (urnas, boletines, cabinas


electorales), las disposiciones para impedir la presi6n fisica sobre los votantes y la
existencia de instancias neutrales para las reciamaciones.

Pero ninguno de esos factores sera en si mismo suficiente sin la


individualizaci6n cultural, algo mas impalpable, pero esencial, que remile a la
interiorizaci6n del modele del ciudadano moderno. Esto implica la adhesi6n real al
principio de un hombre, un voto, y al deber civico de participar en los comicios.
Supone admitir en los hechos -contra el unanimismo de viejo 0 nuevo cuno- 10 que un
verdadero regimen representativo conlleva: el pluralismo de opiniones e intereses y
sus corolarios: la legitimidad de las opiniones adversas y su manifestaci6n publica, y la
posibilidad de que las elecciones puedan provocar una alternancia en el poder.

Estos cam bios culturales profundos no pod ian darse rapidamente ya que
depend ian de los factores que favorecen en lodos los campos las mutaciones
culturales. En nuestro caso habia que separar la esfera publica de una balbuciente
esfera privada y construir una verdadera opinion publica. Todo esto suponia la
extension de las formas modernas de sociabilidad que fueron los lugares privilegiados
de elaboracion, aprendizaje y asimilacion de los imaginarios y las practicas politicas
modernas: las tertulias y las sociedades en esta primera epoca; los clubes electorales
u otras asociaciones politicas a mediados del siglo XIX; los partidos politicos
modernos despues. Hacia falta, igualmente, una pedagogia para crear la naci6n y
difundir la imagen del ciudadano moderno: mediante la escuela, la simbologia, las
ceremonias, el calendario ... Anadamos a estos factores la influencia de modelos
politicos exteriores, no solo porque estos eran considerados por casi todas las elites
de nuestra area como arquetipos de civilizacion, sino tam bien porque, muchas veces,
paises de fuera de la region precedian a las naciones hispanoamericanas en esa
marcha hacia la modernidad y les suministraban asi experiencias en las que pod ian
inspirarse 0 escarmentar.

i-Hasta que punta esta larga y, sin embargo, incompleta enumeraci6n de


condiciones y etapas se diD en la realidad? 1.0 se trata aun, y no s610 para America
Latina, de un horizonte en parte inalcanzable por el caracter ideal del modelo del
hombre-individuo-ciudadano?

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