Introducción Al Pensamiento Científico
Introducción Al Pensamiento Científico
Introducción Al Pensamiento Científico
primer parcial
Lección 1: ARGUMENTACION
Reconocimiento de argumentos:
La práctica argumentativa es una parte central del lenguaje. El lenguaje contiene
muchas funciones, como puede ser hacer una pregunta, dar una orden, expresar un
sentimiento, o una opinión, etc. A la ciencia le interesan solamente las oraciones
que afirman, (la practica argumentativa). Ella consiste en dar una o muchas razones,
que llamaremos premisas, para inferir otra afirmación que llamaremos conclusión.
Tanto las premisas como la conclusión, brindan información y por ello puede
determinarse su verdad o falsedad.
-Conclusión: única, por más extensa o compleja. Puede estar ubicada en cualquier
parte del argumento.
Oraciones y proposiciones:
En lógica, se puede distinguir entre ambas. Llamaremos oraciones al soporte
material, estructura que puede contener una proposición (afirmación), pregunta,
orden, expresión.
Ejemplo:
P q
Dos oraciones pueden contener la misma preposición.
Ejemplo:
En todo argumento necesitamos una oración que actúe como premisa, y otra como
conclusión.
Hay algunos argumentos en los que debemos darnos cuenta cuales son las
afirmaciones que actúan de premisas, y cuáles de conclusión. En cambio, en otros
argumentos hay palabras que nos indican o anticipan cuando estamos frente a
premisas o conclusiones:
Uso y mención:
Al lenguaje se lo puede usar o mencionar.
Ejemplo:
Ejemplo:
Las oraciones complejas, que unen sus preposiciones por medio de una y, se
denominan conjunciones. A cada preposición de una oración compleja por
conjunción, se la denomina conyunto. Para que una conjunción sea verdadera,
ambos conyuntos deben ser verdaderos.
Ejemplo:
P q
P q p^q
Tomo té o mate.
P v q
P q pvq
Ejemplo:
P w q
P q pwq
Ejemplo:
P → q
P q p →q
-Condición necesaria:
Ejemplo:
Ejemplo:
-Universales: son aquellas oraciones que nombran a todos los miembros de una
clase. Para determinar su valor de verdad, es más sencillo encontrar su
contraejemplo, es decir, el caso que no cumpla con lo generalizado en la oración.
-Existenciales: son oraciones que nombran una parte o grupo de una población
total. Para determinar su valor de verdad, es más sencillo encontrar un caso que
cumpla con lo mencionado en la oración.
Ejemplo:
P → p
Ejemplo:
- (p ^ -p)
Ley del tercer excluido: Indica que dada una proposición, puedo establecer como
alternativa la misma proposición negada, siempre y cuando utilice como conectivo,
la o.
Ejemplo:
P v -p
Ejemplo:
Ejemplo:
P → q
V f f v Contraejemplo:
A Truena
B Llueve
-B No llueve
-A No truena
Simplificación (S): refiere a que una conjunción que esté formada por dos
proposiciones, puedo inferirle cualquiera de ambas proposiciones.
A B truena llueve
A Truena
B Llueve
Silogismo disyuntivo (SD): rescata el sentido de las disyunciones. Debo negar alguna
de ambas alternativas para afirmar la otra alternativa en la conclusión.
-B o -A no truena no llueve
A B llueve truena
Instanciación del universal (IU): Parte de asumir que todos los individuos, objetos,
acontecimientos tienen una propiedad, y que un individuo, hecho o
acontecimiento x, cumple cierta propiedad. Por lo tanto, podemos concluir que x
va a cumplir con la propiedad generalizada.
X=P
F o f
F v
PRUEBAS DIRECTAS
Cuando un argumento tiene más de dos premisas y debo evaluar de él su valides, o
invalides, hay que combinar distintas reglas lógicas, para arribar a la conclusión
dada.
Ejemplo:
Pruebas indirectas:
Estas pruebas suelen llamarse método del absurdo; son pruebas demostrativas, ya
que permiten determinar la valides o invalides de un argumento. Se las conoce
como absurdo, ya que suponen que la conclusión dada no es el caso, es decir, es
incorrecto. Por ese motivo, luego de las premisas, en el siguiente paso se niega la
conclusión (se la contradice). En los pasos siguientes, se utilizan las reglas lógicas.
Ejemplo:
Este concepto tiene que ver con el de estructura, es decir, como se evalúan los
argumentos inductivos. Existen argumentos buenos o fuertes, como también
puede decirse malos o débiles, solo es una cuestión de grados.
V F F V
V F V F
También, al igual que los argumentos válidos, algunos de estos, tienen forma de
reglas lógicas que llamaremos falacias:
A→B
-A
-B
A→B
Ejemplo:
Ejemplo:
Tales de Mileto fue uno de los primeros matemáticos y astrónomos griegos, y uno
de los primeros en utilizar métodos deductivos en la geometría.
Euclides y la geometría:
La tarea de sistematización de los conocimientos matemáticos alcanza un hito
fundamental con el trabajo de Euclides, un matemático que enseñaba geometría
en Alejandría, y que logro sistematizar, por primera vez, una serie de conocimientos
geométricos cuya finalidad inmediata no era la resolución de problemas concretos,
sino que pudo hacer enunciados articulados, organizados, estructurados, que se
van infiriendo o deduciendo, unos de otros.
Euclides no utiliza los puntos de partida, como los típicos lineamientos aristotélicos,
pero pretendía definir todos los términos con los que trabaja, por ejemplo, punto o
recta. Su intención fue dar descripciones someras para evitar errores causados por
la vaguedad de los términos usados. Actualmente, representaciones axiomáticas
son afines a recomendaciones aristotélicas.
Por un punto exterior a una recta, puede trazarse una única paralela a dicha recta.
El trabajo de Saccheri:
En el año 1733 fue publicado un trabajo de Giovanni Saccheri, con un enfoque
metodológico diferente, mediante una demostración indirecta o por absurdo (en
vez de tratar de demostrar dicho postulado a partir de los cuatro primeros, intenta
probarlo por vía indirecta, partiendo de los postulado 1 a 4 y de la negación del
quinto como supuesto provisional), suponía que iba a entornar una contradicción
que lo levaría a rechazar ese supuesto provisional. Y le permitiría concluir la
afirmación del quinto postulado. Eso valdría como una demostración indirecta y
probaría que no era independiente. Si no era independiente, y se introducía su
negación, la contradicción habría de surgir eventualmente.
Esto abrió las puertas para el desarrollo futuro de nuevas geometrías, a principios
del siglo XIX.
A fines del siglo XVIII, todos estaban de acuerdo con D’Alambert, quien decía “la
definición de las paralelas es el escándalo de la geometría”.
Geometrías no Euclidianas:
El matemático Gauss fue el primero que vio con claridad la independencia del
quinto postulado, y que podría ser reemplazado por otro y, manteniendo los
demás, se podría desarrollar una nueva geometría a partir de ese nuevo grupo de
postulados.
“Por un punto exterior a una recta, pueden trazarse infinitas paralelas a dicha
recta”.
Gauss trabajo con la versión sin contradicción del segundo caso de Saccheri, y con
los otros cuatro axiomas de Euclides. Así demostró propiedades y teoremas que no
lo llevaban a ninguna contradicción.
En esta geometría hiperbólica, hay teoremas comunes con los euclideanos (que se
deducen de los cuatro primeros axiomas) y otros que no (se demuestran usando el
quinto postulado).
(Hiperbólica)
(Elíptica)
Progresivamente, los sistemas axiomáticos fueron concebidos como estructuras
formales, que partiendo de ciertos enunciados no referían a entidad alguna. Así al
hablar de punto o recta no se hacía referida a algo en particular, a ninguna entidad
específica, sino que eran términos cuyo comportamiento quedaba establecido a
partir de los axiomas.
Por ejemplo:
A.B 2X3
Los axiomas son los enunciados que se aceptan sin demostración y constituyen los
puntos de partida de las demostraciones (postulados por Euclides), ya no se exige
que sean verdades evidentes, solo se los toma como puntos de partida, por el
nuevo enfoque formal. Si los axiomas no se refieren a entidades específicas, si son
solo constructos formales, no cabe predicar verdad o falsedad, ni exigirla.
Los sistemas axiomáticos deben incluir explícitamente las reglas de inferencia que
se usan para demostrar teoremas. Las reglas lógicas garantizan que si se parte de
enunciados verdaderos, las conclusiones también lo sean. Es decir, si los axiomas
son verdaderos, los teoremas también lo son.
Los axiomas de una demostración son como las premisas de una deducción, y los
teoremas, una conclusión. Una demostración es una secuencia finita de pasos
donde cada uno se deriva de un enunciado anterior que es un axioma o un
teorema ya demostrado.
Todos estos enunciados están compuestos por términos.
Términos lógicos: con expresiones como todos, son, pasan por, si…entonces, y, o,
etc.
En estos, encontramos:
A diferencia de las reglas de inferencia, las reglas de formación nos indican como
construir sintácticamente los enunciados que cumplirán o no el rol de axiomas o
teoremas.
Se los toma como puntos de partida, porque por ejemplo, si solo tomamos el
enunciado A, necesitamos otro enunciado, B. Pero también tenemos que justificar
B, necesitamos C. pero también tenemos que justificar c. Sin un punto de partida,
seguiríamos con ese proceso indefinidamente y caeríamos en la regresión al
infinito.
…C B A
C → B
La cosmología aristotélica:
En física y astronomía, Aristóteles fue una figura decisiva, delineo una cosmología,
que se mantuvo en pie por más de dos mil años. Y esta cosmología alcanzo para
comprender el cambio de una Tierra en movimiento.
En la región celeste, todos los cuerpos tenían forma esférica, una forma perfecta
según los griegos, y estaban compuestos de un elemento único, el éter. Era una
sustancia cristalina apropiada para la forma perfecta, que era entendida como
incorruptible. En la cosmología aristotélica hay una diferencia enorme que separa la
tierra de los cielos: en la tierra vemos nacimiento, corrupción, muerte,
transformación, cambio, distintos tipos de movimientos; mientras que en la región
supra lunar, no hay generación ni corrupción, sino solo un movimiento
correspondido a las esferas perfectas de los astros: solo están sujetos a un
movimiento natural eterno, circular y uniforme. Así, Aristóteles adopta ideales de
Platón: los movimientos de los cuerpos celestes deberían resultar de la
composición de movimientos circulares y uniformes. Bastaba con ubicar la tierra en
el centro y hacerla girar, y en algún orden, el sol, la luna y demás planetas, junto
con las estrellas, podrían dar cuenta de sus posiciones a lo largo del tiempo. Pero,
resulto ser más complejo, porque las observaciones de los antiguos astrónomos no
se ajustaban a ese esquema.
Hay otro viaje, aún más lejos, ya que aquello que observamos en el cielo depende
de la latitud en que nos ubiquemos. El cielo de sata, no es el cielo de Grecia. Si nos
ubicamos en esta última, e un lugar con buena visibilidad, durante el día veremos
el sol en movimiento, durante la noche, muchas luces, brillando con distinta
intensidad. Y veremos movimiento. Los griegos observaban algunos astros que se
movían más o menos regularmente, alguno de sus movimientos no eran
perceptibles en un mismo día, pero s se repetían las observaciones en días
sucesivos y se registraban, si podía apreciarse el cambio de lugar.
Los planetas:
La palabra planeta quiere decir errante. Los astrónomos de la antigüedad
observaron que mientras las estrellas mantenían fijas sus posiciones relativas, los
planetas erraban o vagabundeaban entre ellas. Para el siglo V antes de cristo, y por
mucho tiempo después, los planetas eran siete: Luna, Sol, Mercurio, Venus, Marte,
Júpiter y Saturno.
Además, el sol presenta una nueva particularidad, que ya había sido detectada por
los egipcios y babilonios. Si bien el sol siempre sale en algún punto del oeste y se
pone en algún punto del este, el punto exacto y la duración de las horas de luz del
día varían dependiendo las estaciones.
Por ejemplo, en verano los días duran más, y el sol parece estar “más alto”.
Imaginando que el universo es una cebolla, la más externa de todas las capas tiene
estrellas incrustadas en su interior, los planetas están fijos en capas intermedias y la
tierra esta inmóvil en el centro de todas estas esferas concéntricas. Cada planeta
esta fijo en el ecuador de una esfera que gira sobre su eje. Cada una de las esferas
está conectada con la siguiente a través de los extremos de su eje de rotación. Esa
esfera a la que está conectada también gira, pero con un eje diferente y un periodo
diferente. La más externa arrastra así a la más interna, y así sucesivamente.
El movimiento diario de la esfera de las estrellas sobre su eje permite dar cuenta de
las observaciones que mencionábamos a propósito de las estrellas. Si las estrellas
están fijas en la superficie interna de una esfera que completa una revolución
diariamente y la tierra está situada en el centro de la esfera, observaremos moverse
a las estrellas, pero estas conservaran sus posiciones relativas.
En cuanto a los planetas, bastaba con una esfera por cada planeta para explicar el
movimiento diario de cada uno. Si un planeta estaba inserto en una esfera y esta
era arrastrada por el movimiento diario de las estrellas, entonces era de esperar
que se observaran los planetas moviéndose por la noche como una estrella más, y
al sol moviéndose durante el día. Otras esferas resultarían necesarias para dar
cuenta del movimiento de los planetas a lo largo de la eclíptica.
En cuanto a las variaciones a lo largo de las estaciones, era suficiente suponer que
el eje de rotación de la esfera que arrastraba al sol estaba levemente inclinado.
Este sistema astronómico permitía explicar de forma muy sencilla muchos de los
fenómenos observaos. Sin embargo, se enfrentaba a varios problemas que no
podía resolver. En primer lugar, dejaba algunas cuestiones sin explicar, como
aquella relativa a la proximidad de ciertos planetas en relación con el sol, y no
determinaba cual era la ordenación precisa de los planetas, pues dos de ellos
empleaban el mismo tiempo en completar una revolución, y como dijimos antes,
ese tiempo era utilizado precisamente para determinar el orden en que se
ubicaban los planetas.
La retrogradación de los planetas sucede cuando el planeta circula por la parte del
epiciclo que se sitúa dentro del deferente, que coincide precisamente con el
momento de mayor brillo. Si ambos, epiciclo y deferente, giran en la misma
dirección, cuando el planeta circule por la parte del epiciclo que queda dentro del
deferente, le dará la idea al observador de que el planeta retrocede en su recorrido.
En resumen, este sistema permite explicar el movimiento diario de las estrellas y los
planetas, porque conserva la esfera fija de las estrellas en movimiento, y además,
os epiciclos y deferentes están situados en la eclíptica, por lo que el movimiento de
la esfera que contiene a todas las estrellas arrastra el deferente junto con el resto
de las estrellas. Cada planeta necesita un sistema propio de epiciclo-deferente,
excepto la luna y el sol, que solo necesitan deferentes, ya que no retrogradan.
Más allá de los méritos de este sistema, subsistían aun ciertos desfasajes entre sus
indicaciones y las observaciones, y ciertos fenómenos quedaban sin explicar. Por
ejemplo: quedaba pendiente la cuestión de la determinación del orden de los
planetas. También, cuando se compara el movimiento de un planeta, este no tiene
siempre el mismo lugar en la eclíptica, según las previstas por el modelo.
Para solucionar estos problemas, Ptolomeo y los astrónomos que siguieron sus
pasos introdujeron una serie de recursos adicionales: los epiciclos menores, las
excéntricas y el ecuante.
La astronomía copernicana:
El año 1543 fue el año de publicación de Sobre las revoluciones de los orbes
celestes, escrita por Copérnico, un clérigo polaco. Ahí se proponía un sistema
astronómico que, rompiendo con la tradición anterior, abandonaba la idea de una
tierra en reposo para darle movimiento, y al desplazarla de su lugar de privilegio
que ahora habría de ocupar el sol.
No resulta del todo claro qué factores motivaron a Copérnico para el abandono de
la astronomía ptolemaica y el desarrollo de una nueva. Al parecer, el empleo de
ecuantes le resultaba inaceptable.
Resulta muy importante notar, como el mismo Copérnico parece haber advertido,
que la idea de una tierra en movimiento chocaba fuertemente no solo con las
convicciones cosmológicas aristotélicas aun imperantes, sino también con la física
enseñada por Aristóteles.
Si la tierra debía completar una revolución en tan solo un día, debería moverse a
gran velocidad, así, al soltar la piedra desde la torre los pocos segundos que esta
tardara en caer serían suficientes para que la tierra avanzara llevándose consigo la
torre y dejando caer la piedra mucho más atrás de aquella, pero sucede que la
piedra cae al pie de la torre. Vemos así como el sentido común coincidía con la
física aristotélica en dar una respuesta negativa al movimiento terrestre. Y la
situación se agravaba si se considera que la tierra, además, se desplazaba
anualmente a través de las estrellas.
Otro elemento parece haber resultado crucial en la suerte del sistema copernicano.
Sobre las revoluciones… consistía en una serie de cálculos en un lenguaje
matemático sumamente complejo, echo que dificulto la recepción de la obra.
Los sistemas astronómicos podían verse como artificios matemáticos útiles. Si este
era el caso, el movimiento terrestre propuesto por Copérnico podía ser entendido,
de modo análogo, como una ficción útil para llevar adelante cálculos matemáticos,
nuevamente sin comprometerse con la realidad física de tal movimiento.
Rotación diaria: la tierra gira diariamente hacia el este sobre su eje, tarda 23 horas
y 56 minutos en completar el giro. Ese movimiento explica los círculos aparentes
que describen diariamente las estrellas, el sol, la luna y los planetas en sentido
contrario, es decir, el observador tendrá la sensación de que los objetos en el cielo
se mueven hacia el oeste.
En este movimiento, la tierra se desplaza junto con los demás planetas, cada uno
de los cuales completa una revolución en un determinado tiempo. Cuanto más
alejados se encuentran del sol los planetas, mayores serán los periodos empleados
en completar la revolución alrededor de él. Copérnico pudo calcular la distancia de
los planetas al sol y determinar con precisión el tiempo que insume cada planeta
en completar una revolución, y pudo, así, conferirles finalmente un orden.
Bastaba en principio con siete círculos para explicar los movimientos planetarios:
uno para el sol, y otros seis para los planetas conocidos. Sin embargo, y a pesar de
ser más económico en este sentido que el sistema de Ptolomeo, el modelo
copernicano no permitía predecir los movimientos planetarios de forma exacta.
Para Aristóteles el universo no fue creado sino que es eterno, de modo que la
finalidad que explica los procesos naturales no puede más que ser una finalidad
intrínseca a las propias entidades. Pero esta finalidad no está dada por un creador
o diseñador externo, sino que es parte de la esencia misma de esas cosas. Esta idea
se vio desplazada en la cosmovisión cristiana del mundo natural.
Así, antes de la aparición del origen de las especies, de Darwin, en el siglo XIX, las
explicaciones biologías eran predominantemente teleológicas.
Lyell se opuso a las teorías geológicas catastrofistas, que sostenían que el estado
geológico actual de la tierra se debía a una sucesión de catástrofes naturales
ocurridas en un periodo muy corto de tiempo. El líder teóricos de la posición
catastrofista que el naturalista francés George Cuvier, quien propuso la teoría como
una manera de explicar los grandes saltos que se observaban en el aun
rudimentario registro fósil disponible, y que apuntaban hacia la existencia de
fenómenos de extinción abrupta de una gran cantidad de especies.
Por ejemplo: ¿Por qué las jirafas poseen cuellos largos? Una explicación teleológica
simple diría: para poder alcanzar las hojas más altas de los árboles. La explicación
de la selección natural, explicaría que como las jirafas adquirieron ese rasgo que les
permite comer de las ramas altas de los árboles, eso permite explicar por qué
tienen ese rasgo adaptativo. En virtud de un proceso de variación aleatoria de
rasos, en algún momento ciertas jirafas nacieron con el cuello un poco más largo
que sus progenitores. Estas jirafas poseían una diferencia en eficacia respecto de
las jirafas con cuello más corto. En particular, podían alcanzar las hojas más altas de
los árboles, teniendo así acceso a una fuente de alimento adicional en un medo
ambiente donde la escasez de recursos presionaba a los individuos de la especie
en una lucha por la supervivencia. La consecuencia es que las jirafas con cuello más
largo poseían mayor probabilidad de alcanzar la vida adulta y, en consecuencia, de
reproducirse y dejar descendencia. Dado el carácter heredable de este rasgo, la
descendencia también tenía predominantemente cuello largo y, por ende, también
poseía una ventaja en eficacia, en la competencia por el alimento, respecto de las
jirafas con cuello corto. Así, las de cuello largo tenían mayor probabilidad de llegar
a la vida adulta, reproducirse y dejar descendencia. Así, gradualmente las jirafas
con cuello corto dejaron de existir y el rasgo cuello largo se tornó predominante.
Evidencias:
Las consecuencias que estas ideas tuvieron:
Consecuencias:
La teoría de Darwin fue disruptiva respecto la cosmovisión preponderante en el
momento en que vio la luz, promediando el siglo XIX. Para empezar, la tesis
darwinianas son incompatibles con la doctrina cristiana del creacionismo, de
acuerdo con la cual dios creo todas las especies a la vez, tal y como son en la
actualidad, y en locaciones geográficas específicas. La propuesta evolucionista de
Darwin atenta contra esta concepción dé dos formas. En primer lugar, es
incompatible con la idea de que las especies fueron creadas tal y como son
actualmente (fijismo), pues mantiene que estas evolucionaron gradualmente a
través de millones de años. Es decir, Darwin rechaza la idea, sostenida por Lamarck
y otros, de un diseño o plan divino como guía para la evolución. Contra la
cosmovisión cristiana, de acuerdo con la teoría de la evolución el mundo de la vida
alcanza a ciegas, sin un sentido predeterminado. En lugar de un plan divino, lo que
ocurre es la aparición aleatoria de rasgos que de manera azarosa resultan
ventajosos, neutros o desventajosos en relación con un medio y con otros
organismos de la misma y otras especies. Así, la selección produjo paulatinamente
la fijación de los rasgos más eficaces en términos de supervivencia y reproducción,
pero sin que exista un plan o un principio que guie el proceso.