Curso de Acompañante Terapeutico

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Resumen AT

Módulo 1

-Introducción a la noción del Acompañamiento Terapéutico.

Se define al acompañante terapéutico como un agente, auxiliar terapéutico y como colaborador de un profesional de la salud,
especializado en la intervención vincular y afectiva.

 Origen del acompañamiento terapéutico

La figura de Acompañante Terapéutico emerge en Argentina hace aproximadamente, cuatro décadas. Hoy abarca un campo muy
amplio y heterogéneo de prácticas que traspasa en mucho el contexto nacional, hasta países con idiosincrasias tan diferentes como
Brasil, España, Italia, Colombia, Paraguay, Chile, Uruguay y Bolivia. Se inserta en diferentes ámbitos y niveles del campo asistencial
en general (Salud, Educación y el de la asistencia social, o el campo Socio Comunitario). Sin embargo, la figura recibe varias
interpretaciones, muchas de las cuales son apresuradas e infundadas.

 Campos de inserción.
El acompañamiento terapéutico históricamente estuvo ligado a la clínica psiquiátrica y psicopatológica: los trastornos psicóticos (ej.
esquizofrenia); del estado de ánimo (ej. bipolaridad y depresión mayor); los trastornos graves de inicio en la infancia (ej. retraso
mental, trastornos generalizado del desarrollo); las dependencias y adicciones graves, y los trastornos graves de la tercera edad (ej.
demencias evolutivas). Hace un tiempo ya se extiende hacia: el tratamiento de diálisis, el trabajo con pacientes terminales,
pacientes oncológicos y el campo de la discapacidad motora, problemas de comportamiento en escuela; situaciones relacionadas a
intervenciones quirúrgicas, problemáticas de violencia intrafamiliar… El acompañamiento terapéutico implica una relación en la que
existe una estrategia dirigida a una cura o alivio del sufrimiento o la problemática de una persona y esto la diferencia de una
situación no terapéutica en la que sólo se comparte algo con el otro; conlleva un conjunto de acciones que se llevan a cabo en el
marco de instituciones estatales, de prestaciones privadas o de organizaciones no gubernamentales. El At es un agente de salud
capacitado para sostener, cuidar, aliviar y compartir las ansiedades, angustias y desequilibrios de una persona con perturbaciones
emocionales, psicofísicas y/o que se encuentran en el final de la vida. En muchas ocasiones operan como adultos responsables a
cargo de personas que no leen ni escriben, personas sin previo pasaje por las instituciones tradicionalmente socializadoras, sobre
todo la familia y la escuela (por ej. niños que viven en instituciones-hogares, adultos mayores institucionalizados o no). Aunque con
las particularidades propias de cada situación, el denominador común del acompañamiento terapéutico es acompañar a estas
personas en la constitución de lazos vitales, vínculos con un espacio o actividad, lazos con una institución o con otras personas que
no están pudiendo hacerlo solas, sostenerse autónomamente.

-La situación de los acompañantes terapéuticos en la época contemporánea.

El acompañante terapéutico es una figura, que a nivel mundial, está siendo cada vez más promovida y fomentada por las agendas de
políticas de protección en salud, de organizaciones internacionales, bajo diferentes nombres. Este aumento de necesidad de
asistencia y requerimientos puede deberse a: el aumento poblacional, las trasformaciones en los tratamientos y en la consideración
de algunas enfermedades y las dificultades que acarrean estas trasformaciones.

 La variable sociodemográfica, el aumento de población.


El crecimiento poblacional, junto con el desarrollo de sociedades como las nuestras, el mercado laboral y el tipo de conformación
social, familiar y cultural, conduce a definir y proyectar un aumento poblacional, sostenido y proyectado en el tiempo, de
enfermedades crónicas, con un grado importante de inhabilitación y compromiso de la vida de relación social, afectiva y productiva.
En especial, el paciente psiquiátrico, VIH, Discapacidad, Niñez y adolescencia y Tercer edad.

Día a día aumenta la necesidad de acompañantes terapéuticos.

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 Las patologías graves de la vida de relación.
La población afectada con problemas en salud mental, está creciendo mundialmente y está superando porcentajes que van entre los
20 y 25 por ciento de la población mundial. E el sector que actualmente más está requiriendo los servicios sanitarios, es el sector de
las patologías graves de la vida de relación, o enfermedades graves de la salud mental.

Las patologías graves son el sector que está en mayor crecimiento de demanda, debido a dos tipos de exigencias: cubrir la
demanda en cantidad de asistencial provocada por el crecimiento de estas enfermedades inhabilitantes; y cubrir las expectativas de
calidad en la atención (tratamientos específicos, su mejoramiento, su complejización, y las exigencias de las normativas de
protección de derechos en estos grupos, respecto a la calidad de las prestaciones asistenciales). Esto se corresponde con las
trasformaciones que se fueron dando, desde los modelos tradicionales de abordaje terapéutico, hasta nuestros dispositivos
actuales, donde encontramos un mejoramiento en la calidad atencional y una mayor complejidad en la instrumentación de los
tratamientos. Ello se corresponde con el incremento de la conciencia de la dimensión social que representa la población afectada
y el aumento correlativo de normativas y leyes de protección de estos grupos. En este grupo se encuentran la población de
personas con discapacidad, la niñez y la adolescencia, la mujer, el adulto mayor, y el paciente psiquiátrico, entre otros. Esto da un
nuevo marco de consideración de salud y enfermedad, donde los acompañantes crecen al ritmo de la transformación de los
tratamientos tradicionales, como en el campo de la esquizofrenia, las adiciones, o la depresión, y en la emergencia de nuevos
abordajes terapéuticos como el de el HIV, o consideraciones sobre algunas problemáticas poco o insuficientemente visibilizadas
como los trastornos de alimentación, la discapacidad, etc.

Acompañar

Simplemente estar ahí, presente, al lado de quien te necesita. No es indispensable hablar, ni hacer algo especial. Lo importante es
comunicar al otro que uno está unido con la alegría, o la tristeza; que está viviendo el ser querido. Es respetar siempre el pedido,
verbal o silencioso, latente o manifiesto de compañía o de soledad. Es intuir la carencia del otro: es cuidar, proteger, sin molestar o
dañar. Es un servicio de lealtad. Es un punto de contacto, más cerca de los sentimientos invisibles que de la mera proximidad física,
ostensible. Se puede estar “cerca” de alguien. También es posible estar unidos por la distancia, pero próximos en el corazón. A veces
los sentimientos se filtran por las fronteras inventadas por los mismos protagonistas. Acompañar no es pared sino puente, unión de
almas. Existen paredes de vidrio, no visibles, que impiden la unidad de los sentimientos, que asfixian el surgimiento generoso y
espontáneo de la compasión. Hay proximidades que agobian y aíslan mucho más que la soledad misma. “Y qué le digo”?, preguntó
alguien, temeroso de sus propias emociones ante el dolor de un conocido… “No digas nada, absolutamente nada”, respondió la
sensibilidad.
Lo que importa es estar ahí en el momento justo. “Cállate por favor… quiero estar contigo”, suplicó el necesitado...

CONSIGNAS DE TRABAJO:
¿Cómo caracteriza usted al acompañamiento terapéutico?
¿Conoce situaciones relacionadas a la práctica concreta del acompañamiento terapéutico y sus posibles campos de aplicación?

Bibliografía consultada

o Cossi, E. F.: “Consideraciones sobre el acompañamiento terapéutico”.


o Cossi, E. F.: “Introducción al acompañamiento terapéutico”.
o Cossi, E. F.: “Funciones del acompañamiento terapéutico”.

Modulo 2

-Definición técnica del acompañante terapéutico; incumbencias y competencias básicas y diferenciales.

Las dos función que se consideran de gran importancia en la labor del acompañante terapéutico son de “Monitor” y “Modulador

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-Funciones e Incumbencias Básicas del trabajo del Acompañamiento terapéutico.

Las incumbencias del acompañamiento terapéutico pueden distinguirse en algunas funciones básicas como:

• MONITOR.
• PSICOEDUCADOR.
• MODULADOR VINCULAR.
• MODULADOR GRUPAL.
• MODULADOR AMBIENTAL.

 Monitor.
Advertir, prevenir, son funciones del monitor, también hacer público, mostrar. Antiguamente era usado como el auxiliar que señala
un impedimento, si lo hay, o también, señala algunas conductas a seguir cuando corresponde. También se usa en medición, como
herramienta de observación de algunos tipos de indicadores, detectores sensibles, receptores de imágenes, etc., que colaboran en,
o permiten el, control de diferentes tipos de procesos. Antiguamente se nombraba así a una embarcación acorazada con espolón de
acero a proa, cuyo pequeño calado le permitía hacer el servicio de exploración por vías fluviales. En la antigüedad romana era el
auxiliar del orador, quien le recordaba o le presentaba los documentos y objetos –asuntos- sobre los que tenía que entender.
También definía al auxiliar del señor antiguo, quien le recordaba nombres o características de las personas que iba encontrando el
señor en su recorrido. El acompañante es un monitor en tanto muestra, observa, permite ver, señala, permite explorar y seguir un
proceso –monitorear-. En este sentido es un monitor para el equipo con el colabora y también para la persona o grupo que
acompaña. Psicológicamente es una función muy importante, porque lo que muestra, señala, observa, o permite ver, el
acompañante por la posición especial que ocupa, es a menudo, lo que el paciente o su grupo no pueden ver, o lo que el equipo no
puede detectar. El acompañamiento es una perspectiva original del tratamiento, y este observar, y mostrar, está estrechamente
ligado a la colaboración y auxilio del Acompañante en procesos de aprendizajes que comprometen al tratamiento.

 Psicoeducador.
Proceso terapéutico y proceso de aprendizaje son variables estrechamente ligadas entre sí. Mostrar, señalar, permitir ver y seguir
un proceso; advertir y corregir, son todas funciones ligadas al proceso de aprendizaje y al proceso terapéutico, en los que colabora
el Acompañante. El acompañante participa de procesos de aprendizaje permanentemente. Ligado a esto, un proceso terapéutico,
siempre supone dimensiones educativas en juego. Todo proceso terapéutico supone un proceso de aprendizaje y un proceso de
educación correlativo. No hay que entender educación en el sentido escolar, o moral. Educación es aquello que desde el exterior
recibo, como auxilio, como recurso, para incorporarlo en mí, como una herramienta o una habilidad. Un campo muy relacionado a la
educación, es la información que requiere el paciente para enfrentar algunas situaciones. Hay diferentes tipos de aprendizaje que
pueden ponerse en juego según las diferentes situaciones. Hablamos de psicoeducación porque lo que es necesario aprender o
saber, está muy condicionado, por los procesos psicológicos y afectivos, en los que se encuentra comprometido el paciente o su
grupo. Por eso, todo aquello que deba informarse, enseñarse, mostrarse, señalarse, debe tomar en cuenta esta condición psíquica,
donde se desarrolla el proceso. Façade psíquica es el término que utilizaba Freud, para hacer referencia a que toda relación
terapéutica, psicológica o no, está condicionada por una “superficie” o “fachada” psicológica y afectiva que la determina
fuertemente.
No podemos pensar en colaborar en un proceso de aprendizaje sin considerar su dimensión afectiva.

 Tipos de aprendizajes.
Consideramos por lo menos tres tipos de aprendizajes. Cada situación va a merecer un tipo u otro de estrategia de aprendizaje y
por tanto educativa. En estos tres tipos podemos pensar diferentes estrategias de enseñanza.

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o Intelectual.
El aprendizaje intelectual, supone la información que explica, el señalamiento que apunta al entendimiento. Por ejemplo: el cuidado
en el manejo de una medicación, sus riesgos, etc. No todos los aprendizajes son de este tipo. Además la información se puede
trasmitir de diverso modo según las circunstancias. Ej.: señales de tránsito.

o Perceptual.
Hay circunstancias que se aprenden perceptualmente, sin participación directa del entendimiento, por algunos tipos de imitaciones.
Las personas aprenden permanentemente modelos y patrones por el hecho mismo de que son mostrados y percibidos. La función
de la información allí, no es explicar sino mostrar, ser vista, ser percibida. Un ejemplo clásico es cuando para enseñar un paso de
baile, lo hacemos, lo mostramos, no lo explicamos. Viéndolo la persona lo aprende. La imitación de un gesto también es un ejemplo.
Este proceso participa de muchos aprendizajes en la experiencia humana, en psicología se relaciona a lo que se llama modelar una
conducta. Modelar una conducta es mostrarla. Se utiliza mucho en algunos tratamientos orientados a la enseñanza de algunas
habilidades. Sobre todo los modelos terapéuticos educativos. Por ejemplo en el tratamiento del autismo, los trastornos
generalizados del desarrollo y el retraso mental.

o Comportamental.
Otro modo de aprender es el comportamiento mismo. Ejemplo: Cuando le enseñamos a andar en bicicleta a los chicos, no se lo
explicamos, ni tampoco alcanza con mostrarlo. El chico debe realizar él mismo, algunas acciones para que el proceso de aprendizaje
pueda realizarse. Enseñar es algo muy diferente entonces. Muchos procesos en los tratamientos requieren de esta modalidad. Lo
que hacemos es colaborar de diferentes formas, para que alguien haga o realiza algún comportamiento. Algunas habilidades son
aprendidas solo a condición de ser realizadas.

Por supuesto, debemos agregar que, según las circunstancias estos tipos de aprendizajes y enseñanza deben estar articulados.
Busque ejemplos concretos, de los distintos tipos de procesos de aprendizajes en los que puede pensarse la participación del
acompañante terapéutico. Trate de encontrar ejemplos de los tres tipos y combinaciones de los mismos.

 Información.
Un proceso psicoeducativo muy importante y básico, refiere a la información mínima que todo paciente debe tener.
Más adelante veremos – en la unidad del marco jurídico, ético y legal-, que todo tratamiento es posible, sólo si tiene consentimiento
informado del paciente, o un tercero legalmente responsable por él, si corresponde. Esta información debe ser cuidadosamente
trabajada, pero no puede faltar. La información básica que siempre debe trabajarse confiere a cuatro puntos básicos: El tipo de
enfermedad o compromiso del que se trata. Un diagnóstico siempre es una hipótesis de trabajo. No debemos olvidar eso. Los
problemas asociados a ese tipo de compromiso. El alcance del problema y sus consecuencias en diferentes ámbitos de la vida. El
tratamiento que se considera, la mejor alternativa para abordar el problema. El alcance de problemas que pueden estar asociados al
tratamiento y su desarrollo. Desde el punto de vista jurídico, el paciente, o un tercero legalmente responsable por él, debe estar en
condiciones adecuadas para dar consentimiento, y estar suficientemente informado sobre el tratamiento que consiente.

La información debe incluir:


Beneficios, riesgos y costos o daños relativos que puede presentar el tratamiento.
Los beneficios, riesgos y costos o daños relativos que puede presentar los abordajes alternativos al propuesto.
No obstante, este requisito legal, es también un requisito técnico.
El paciente debe ser el gran colaborador del equipo en el proceso terapéutico.
Todo proceso terapéutico privilegia trabajar “con” el paciente, en vez de “contra el”
Mal puede colaborar quien no comprende bien el proceso del que participa, por lo tanto la psicoeducación es una tarea inherente a
todo tratamiento y no debe faltar ese trabajo.
Un tratamiento Implica colaborar en que se adquiera conocimientos, información o habilidades que son requeridas por el proceso
terapéutico, y supone la consideración y el cuidado de las dificultades con las que se encuentra el paciente y/o su grupo para
apropiarse de ellas.

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 Modulador vincular, ambiental y grupal.
El acompañamiento se corresponde con los lineamientos fundamentales de un modelo de intervención psicoterapéutico, que
aborda como variables determinantes, el comportamiento, los pensamientos y creencias, los estados de ánimo, emociones y
afectos. Todo ello, desde el punto de vista de la relación vincular en la que se compromete con el paciente; atendiendo al modo en
que las acciones, pensamientos y emociones, están relacionados entre sí, coordinados con el medio ambiente y con los vínculos y
referentes sociales de los entornos inmediatos y cotidianos. El acompañante terapéutico es un modulador vincular, de procesos de
pensamientos, emociones, comportamientos, al mismo tiempo que modula las variables del entorno, los vínculos y relaciones
sociales de las que participa el paciente. Estas variables son fuertemente determinantes, a través de los últimos dos siglos de
historia, y además, estrechamente relacionadas a las variables de análisis e intervención de los modelos contemporáneos de la
psicología cognitivo comportamental. Modular es variar con fines específicos las cualidades de una variable o dimensión en la que
participo. Modificar los factores que intervienen en un proceso para obtener distintos resultados; Intervenir para acelerar o
demorar un acontecimiento. Es decir, administrar recursos, para producir variaciones o cambios estratégicos y específicos en el
comportamiento, el pensamiento, el estado de ánimo, y el modo en que están coordinados con el entorno y los vínculos de los que
participan. De alguna manera también es un regulador de estas variables y procesos. Por eso es tan importante que el acompañante
cuente con la pericia, la capacidad técnica, las competencias y las habilidades necesarias que, en cada caso, situación o circunstancia
son requeridas de modo específico. También, por eso, por el tipo de trabajo que lleva adelante el acompañante terapéutico, es
fundamental que el acompañamiento tenga una supervisión profesional permanente, y que las diferentes estrategias en las que se
compromete, sean a su vez, producto y consecuencia del trabajo de un equipo profesional que lo incluya como integrante auxiliar.
Estas funciones del acompañamiento deben ser siempre definidas de un modo preciso y permanentemente supervisadas por el
trabajo del equipo en conjunto. De este modo el trabajo del acompañamiento terapéutico se convierte en una potente herramienta
del tratamiento integral. Cuando hablamos de pensamiento, comportamientos o acciones y estados de ánimos o emociones, damos
por supuesto que estas variables participan siempre íntimamente relacionadas y articuladas cada una, con las otras dos. El proceso
de modulación interviene, tomando en cuenta esa articulación que solemos llamar “cadena de eventos psicológicos”, en aquellos
eventos que comprometen a la integración de pensamientos emociones y acciones. Por supuesto, cuando nos referimos a las
cadenas de eventos psicológicos, debemos resaltar que se trata en particular, de procesos que resultan en estados de ánimo,
acciones o emociones particulares, pero que están fuertemente relacionadas a patrones de pensamientos, acciones o emociones,
cada uno de los cuales supone a su vez múltiples variables en juego. Para dar un ejemplo, una persona que sufre de depresión
mayor, presenta una cadena de eventos donde creencias negativas sobre sí, sobre el futuro, y/o sobre los otros, se asocian a
estados de ánimo de tristeza, desesperanza, o desgano, y a acciones de inhibición, evitación, o retraimiento. A su vez, podemos
identificar en cada uno de estos eventos particulares, la presencia de patrones identificables en los modos de pensar, actuar y sentir
de esta persona. Estos patrones, y no sólo los pensamientos, acciones o estados de ánimos particulares, son las variables donde nos
importa intervenir para colaborar en cambios y trasformaciones de mayor alcance y beneficio para la persona. Un ejemplo muy
conocido es el ataque de pánico. En el ataque de pánico, están relacionados patrones de pensamientos, creencias, emociones, que
activan comportamientos muy específicos como la hiperventilación - comportamiento respiratorio- que, a su vez, provoca la
activación fisiológica del organismo, que conocemos como “ataque o crisis”, que produce los indicadores de palpitaciones,
traspiración, sudor, temblor, baja presión, mareo, vértigo, etc. Todo ello, a su vez, provoca la reacción de pánico, en el pensamiento
y la conducta de reacción en la persona, condicionando finalmente su estado de ánimo y los pensamientos y acciones futuras.

Piense cómo sería concebible una estrategia de Acompañamiento Terapéutico en una situación como la descripta.

CONSIGNA DE TRABAJO:
- ¿Cuál es la importancia de las funciones de Monitoreo, Psicoeducación y Modulación vincular?-Busque ejemplos que no estén
mencionados en esta unidad.-

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MODULO 3

 Rol y función del Acompañante Terapéutico

Nociones básicas relacionadas al campo y práctica del acompañamiento terapéutico.

El Acompañamiento Terapéutico constituye un rol de múltiples funciones: compartir, escuchar, observar, ayudar a hacer cosas,
frenar impulsos, contener, estimular, etc., pero no interpretar. Y fundamentalmente una función de maternaje.
Es el método menos agresivo de contención a pacientes descompensados, sólo hace falta recordar: la exclusión social, las cadenas,
el encierro, la convivencia con delincuentes y vagabundos, latigazos, animalidad, baños de inmersión con agua fría, duchas por
sorpresa, chaleco y tratamientos eléctricos. Los psicofármacos que fueron una gran revolución, aparecieron en la época del ’50. Y
contrariamente a la institución custodial, Maxwell Jones crea la comunidad terapéutica. Antes se alejaba al loco de la familia y la
comunidad, hoy se lo acerca a su ambiente y a su historia.

EN QUE CASOS SE INDICA UN ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO

El acompañante terapéutico es un agente de salud capacitado para sostener, cuidar, aliviar y compartir las ansiedades, angustias y
desequilibrios de las personas que han entrado en crisis al no poder generar respuestas adaptativas, ante situaciones externas e
internas que se presentan en la vida del sujeto. El profesional de la salud, además de indicar el Acompañamiento Terapéutico será el
encargado de establecer las consignas: horarios, tipos de salidas, permisos, restricciones, riesgos, urgencias, hacia donde apunta el
acompañamiento, cuál es su objetivo y el número de acompañantes terapéuticos, sin dejar de lado los aportes del acompañante
terapéutico según lo monitoreado y observado.

SOBRE QUIENES OPERA EL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO

Se trata de una tarea en la que no sólo se deberá tener en cuenta la contención individual del paciente, sino también la de su pareja,
familia y grupo circundante, ya que no solamente se acompaña al enfermo sino también a su entorno. El AT deberá detectar el “el
punto de urgencia” de la familia o grupo, sin dejar de realizar un trato personalizado. Por ejemplo: la persona que cumpla el rol de
ama de llaves, empleada, mucama etc., puede estar necesitando más ayuda que el resto de los integrantes de la casa en
determinado momento.

-DONDE SE DESARROLLA EL ACOMPAÑAMIENTO TERAPÉUTICO

Mencionamos 4 ámbitos donde el acompañante terapéutico desarrollara su trabajo.

INSTITUCIONAL:

La institución le permite al paciente volcar sus contenidos patológicos en un marco de más seguridad. A pesar de ser el lugar de
mayor contención, hay pacientes que sin embargo necesitan también Acompañamiento Terapéutico, por encontrarse por ejemplo
en un período confusional. La presencia física, el afecto y a veces hasta la ayuda corporal, favorecen notablemente a su estado.
Llegando el enfermo a necesitar un Acompañamiento Terapéutico desde 2 horas a 24 horas por turnos rotativos. En un segundo
momento funcionará como el trasmisor de la cultura institucional, ayudando al paciente a la adaptación de la actividad comunitaria,
y a cumplir las reglas institucionales.

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AMBULATORIO:

Aquí el acompañante terapéutico será el trasmisor de la ley social, ayudando al paciente en su resocialización, ordenamiento y
planificación. Programando estrategias que pauten las salidas, pues éstas no deben ser azarosas. Pueden realizarse desde la casa o
la institución. Incluso viajes con el paciente sólo, o con su pareja, familia o amigos. Lo importante de este espacio es volver al
acompañado de a poco al contacto con las diversas redes sociales del mundo externo, el objetivo es no perder lazos sociales con la
comunidad.

DOMICILIARIO:

En el domiciliario tanto la familia como el paciente intentarán imponer sus reglas. Aquí el acompañante terapéutico tendrá la
complicada tarea de revertir la situación, reconociendo al o a los aliados con quienes contará para introducir su palabra. El
acompañante terapéutico no deberá interpretar, sino recoger material relacional y vivencial, para comunicárselo al terapeuta y al
equipo. En cada ámbito donde el acompañante terapéutico desarrolle su trabajo, deberá elaborar una estrategia SINGULAR, que
responda al contexto sociofamiliar donde el acompañado este inmerso. Una misma estrategia puede no funcionar a dos
acompañados que registren la misma patología o síndrome. Ya que cada sujeto responde de una forma particular a cada situación.

CONSIGNA DE TRABAJO:

¿Brevemente relate cual es la importancia de indicar un acompañante terapéutico? ¿Y en qué casos es recomendable esto en vez de
otras terapias?

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Modulo 4

-La enfermedad y la familia

El acompañamiento no solo se realiza al paciente que nos han otorgado, sino a su entorno en general. La familia es el pilar que
primero se derrumba ante una enfermedad sea del origen que fuese. Se produce un reordenamiento de la misma, un
desplazamiento de roles, y una nueva forma de actuar ante el mundo. Para reflexionar, invito a leer el artículo de Miguel Ángel
Fernández Ortega.

El impacto de la enfermedad en la familia

La aparición de una enfermedad aguda, crónica o terminal en alguno de los miembros de la familia puede representar un cambio
radical tanto en su funcionamiento como en su composición. Podría considerarse como una crisis, dada la desorganización que se
produce y que impacta en cada uno de sus miembros. Para adaptarse a esta nueva situación de enfermedad, la familia pone en
marcha mecanismos de autorregulación que le permite seguir funcionando, de tal manera que, en caso de una enfermedad se
generan cambios en las interacciones familiares que tienen un propósito específico, consciente o inconsciente, y que pueden llevar a
la familia a situaciones complejas de equilibrio o desequilibrio, poniendo en riesgo el bienestar y manejo del paciente enfermo, así
como la funcionalidad del sistema familiar. Estos cambios no siguen algún patrón específico, más bien están dados por las propias
características familiares, tales como su etapa del ciclo vital, el momento de la vida del paciente, el grado de rigidez de la familia, el
nivel socioeconómico, la función que cubra la enfermedad para ese grupo en específico, la historia familiar, etcétera. En caso de
enfermedad aguda-grave se puede observar que el grado de desajuste que genera es muy grande, dada la necesidad de cambios
homeostáticos en breves lapsos y generalmente de corta duración, ya sea por la rehabilitación del enfermo o por su muerte, en
cuyo caso la familia se enfrentará al manejo del duelo en corto tiempo; en muchos casos esto será merecedor de apoyo terapéutico
especializado. La enfermedad que tiende a la cronicidad o que incluso se convierte en terminal, favorece que el paciente “sea
etiquetado como diferente”, ya sea por el tipo de expectativas que posee, por las nuevas necesidades de cuidados y alimentación,
por su aspecto físico, por su autoestima, por su capacidad de trabajo, etc., y que afectan el tipo de relación interpersonal con los
miembros de la familia y con sus conocidos. Esta relación puede evolucionar lentamente hasta el deterioro irreversible. La condición
de cronicidad puede evolucionar a situaciones de estrés crónico en el sistema, que no sólo impactan en el funcionamiento de la
familia, sino también en la evolución de la propia enfermedad. Durante todo este proceso, la familia sufre al igual que el paciente y
se pueden generar cambios catastróficos dentro del seno familiar; ante ésto el médico debe prevenir, diagnosticar y tratar ya sea
directamente o a través del equipo multidisciplinario de salud. La enfermedad puede considerarse como una crisis, debido a la
capacidad que tiene para desorganizar un sistema familiar, al igual que pudiera hacerlo una separación, la pérdida de algún
miembro, el nacimiento del primer hijo, etc.; el desajuste puede tener diferentes intensidades, que van a estar influenciadas por el
tipo de enfermedad y la dinámica del grupo familiar en torno a ella. La eclosión de la enfermedad en la familia genera una serie de
desajustes en la manera de convivir y funcionar por parte de sus miembros, lo que conlleva a un procesamiento de la información
relacionada con la enfermedad a la cual se le añaden valores, costumbres, y definiciones tanto del significado de la enfermedad en sí
misma, como de las necesidades que tiene la familia para enfrentarla. En función de este procesamiento de la enfermedad, se
generan una serie de respuestas adaptativas que pueden ser funcionales o disfuncionales, que pudieran llevar a mayor estrés en la
familia y a una crisis todavía más severa. Por ello resulta indispensable que el profesional tratante esté atento para apoyar al
sistema en su conjunto en el procesamiento de la enfermedad, de manera que las respuestas adaptativas sean lo más funcionales
posibles dentro del potencial de cada grupo familiar. Dentro de las respuestas adaptativas que genera la familia, se pueden observar
las de orden afectivo, que incluyen aspectos como la negación, la ira, tristeza o depresión; la negociación de roles, flexibilización de
límites, etc. También se observan los ajustes de tipo económico, en los cuales resulta indispensable considerar la pérdida de
capacidad económica de la familia por concepto de consultas, medicamentos y hospitalización, además de la disminución del
ingreso económico por la incapacidad del enfermo para trabajar, como en el caso del padre o algún otro miembro de la familia
económicamente activo. Otro ajuste que frecuentemente es necesario considerar para dar respuesta a la enfermedad se encuentra
en la redistribución y acondicionamiento de espacios y al tipo de alimentación, que en el caso de familias de escasos recursos,
realmente, es un conflicto grave, que lleva en ocasiones a la imposibilidad del manejo domiciliario del paciente crónico, como es el
caso del paciente nefrópata o pediátrico. Finalmente es importante considerar las respuestas adaptativas de la familia en función
del ambiente social -el cual está limitado para llevarse a cabo de una manera normal- debido a que en ocasiones se tiene que aislar
al miembro enfermo para poder atenderlo. No sólo la familia puede afectar de manera positiva o negativa la evolución de la

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enfermedad, sino que es ésta quien de forma directa afecta cada una de las esferas afectiva, física, económica y social de la familia,
produciendo entonces un círculo vicioso que hace más severa la crisis y dificulta su manejo.
Factores que condicionan el impacto de la enfermedad en la familia

Además del procesamiento de la enfermedad por la familia y del tipo de respuesta que ésta genere, existen otros factores que
intervienen en el impacto familiar de la enfermedad, como lo es:

Etapa del ciclo vital. Debe investigarse el momento del ciclo vital familiar en que la enfermedad sorprende a la familia, el grado de
consecución de las tareas propias de esa etapa y el posicionamiento de cada uno de sus miembros en sus roles(1) El impacto de la
enfermedad será diferente en cada momento de la vida de una familia y del miembro al que le ocurra; de tal suerte que no es lo
mismo una enfermedad como la diabetes en el esposo económicamente activo en la etapa de independencia de los hijos, que una
enfermedad vascular cerebral en el cónyuge en etapa de nido vacío. De igual forma, no es lo mismo que aparezca la enfermedad en
una familia que no ha enfrentado crisis familiares y que no ha puesto a prueba su capacidad para resolver conflictos, a que ocurra en
una muy “golpeada” por éstas, cuyo desenlace puede ser muy prometedor o realmente catastrófico.

Flexibilidad o rigidez de roles familiares. La enfermedad crónica, y más aún la terminal, supone una profunda crisis familiar a la que
las familias podrán responder mejor cuanto más flexibles puedan ser. En el momento que aparece la enfermedad puede ocurrir que
ésta se cierre en relación con la distribución de roles, pero inmediatamente después tendrá que negociar cada uno de ellos y en
muchas ocasiones compartirlos. En el caso del rol de proveedor que pudiera haber realizado el padre enfermo genera un gran
conflicto, ya que este papel viene acompañado de poder, el cual en muchas de las veces no se concede. El rol de cuidador que
generalmente se asigna a una mujer en nuestra cultura (madre, hermana mayor) genera conflicto porque implica el descuido de sus
otras funciones, tales como el cuidado de los hijos, o el estudio.

El paciente enfermo juega un papel central que le posibilita para que haga alianzas o coaliciones en contra de uno o varios
miembros de la familia, lo que genera mayor estrés y un incremento en el grado de disfunción familiar, que además se sustenta en
el manejo de culpas, resentimientos y temores.

De esta manera se puede esperar que las familias con mayor rigidez presenten mayores dificultades para responder a la crisis por
enfermedad ya que no se pueden adaptar a las nuevas condiciones de la dinámica familiar. Lo que procede es flexibilizar las
interacciones, de tal suerte que cada uno de sus miembros puedan responder a su nuevo rol sin afectar de manera importante los
límites establecidos hasta el momento de la aparición de la enfermedad.

Cultura familiar. Resulta difícil hablar del impacto de la enfermedad en las familias sin considerar un aspecto tan fundamental como
es la cultura familiar. Este conjunto de valores, costumbres y creencias que comparten los miembros, intervienen en la evolución y
desenlace de una enfermedad.

Debemos buscar en todos los casos de enfermedad crónica o terminal, cuál es la interpretación que la familia hace de este proceso,
ya que eso permite no sólo gozar de la confianza del grupo, sino además considerar sus costumbres y creencias para abordar la
enfermedad de la manera más adecuada; en el momento que el paciente y su familia perciban rechazo a la interpretación que
hacen de la enfermedad simplemente se retirarán.

Nivel socioeconómico. No es lo mismo que la enfermedad aparezca en una familia de escasos recursos económicos a que ocurra en
una económicamente estable. Evidentemente la crisis familiar en la primera va a ser mayor, ya que la desorganización provocada
por la enfermedad se va a percibir en todos los ámbitos. La familia requerirá durante la enfermedad mayor cantidad de recursos
económicos por concepto de medicamentos, curaciones, consultas, transporte, alimentación especial, acondicionamiento físico de
la vivienda, etc. Si el paciente enfermo es el proveedor, será necesaria la reorganización de roles en el caso de que su enfermedad
sea terminal y esté imposibilitado para trabajar, de tal forma que algún otro miembro deberá cumplir con la función dejando atrás
su rol habitual de estudiante o ama de casa (si ese fuera el caso).

En muchas ocasiones cuando se atiende a los pacientes poco nos detenemos a pensar sobre su situación económica, se prescriben
medicamentos de elevados costos sin importar que el paciente pueda o no comprarlos; se solicitan estudios en muchos casos
innecesarios; se visualiza que el paciente diabético no mejora, no lleva una dieta específica o simplemente no baja de peso y no se

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busca qué hay en el fondo de ese paciente difícil de controlar, quizá simplemente no tenga dinero y esté más preocupado por los
problemas en casa que por su salud.

Comunicación familiar.

En general, en la cultura de Latinoamérica existe una fuerte tendencia por ocultar al enfermo que va a morir, convirtiendo la
comunicación referente al tema en algo prohibido o negado, conocido como “pacto de silencio” o “conspiración de silencio”(2,3). La
conspiración de silencio consiste en una supuesta protección que familiares, amigos e incluso el médico y otros profesionales de la
salud, tratan de brindar al paciente enfermo que va a morir, ocultándole la verdad, no dando opciones para hablar del tema,
preguntar, aclarar, explicar, etcétera. El complot generado alrededor del enfermo dificulta su convivencia con el grupo familiar,
incluso con el médico, ya que percibe que hay información que no se le quiere dar y eso hace que disminuya su confianza, incluso en
el propio médico. El hecho de que el paciente sospeche lo que va a ocurrir sin que pueda confirmarlo, lo sumerge en una gran
soledad, miedo e indecisión para despedirse de sus familiares. En el paciente, la ansiedad y depresión causadas por la incertidumbre
del complot familiar trae consigo más problemas que beneficios, no sólo para él, sino también para la familia y el médico.

Tipo de respuesta familiar. El tipo de respuesta que presentan las familias como efecto de la enfermedad, se refiere a los cambios
que se generan en las interacciones de cada uno de los miembros en función del paciente enfermo.

Esencialmente se puede mencionar que existen dos patrones de respuesta opuestos, que en la realidad se escalonan a lo largo de
un continuo de respuestas posibles (4):

1. La tendencia centrípeta se expresa a través de una extrema cohesión interna de los miembros de la familia. Todas y cada una de
las actividades que éstos realizan están dadas en función del enfermo, es como si todos giraran alrededor de él, convirtiéndolo en el
centro de las interacciones y absorbiendo gran parte de los recursos afectivos y económicos de la familia.

2. La tendencia centrífuga se puede observar en las familias cuyas conductas en general no están relacionadas con la situación de
enfermedad. En estos casos el cuidado del paciente enfermo es delegado a una sola persona, que en general corresponde al sexo
femenino y que comúnmente puede ser la madre, esposa o hermana mayor, la cual absorbe el papel de controlar la evolución de la
enfermedad.

La falta de colaboración en estas familias, y la enorme carga emocional que suele traer consigo el cuidado del paciente enfermo,
puede tener consecuencias graves para el miembro cuidador, tales como depresión, soledad, estrés crónico, descuido, exacerbación
de problemas de salud, etc. (Síndrome del cuidador)(2).

Capacidad del grupo familiar para la resolución de conflictos

La capacidad de respuesta familiar en relación con los conflictos es un indicador pronóstico del impacto que tendrá la enfermedad
en el grupo (4). No es lo mismo una enfermedad crónica o terminal en una familia que ha sufrido grandes conflictos en los
momentos difíciles de su evolución, a otra que ha podido reorganizarse rápidamente en función de la flexibilidad de roles e
independencia de cada uno de sus miembros. Por lo que el médico deberá mantenerse alerta en cuanto al tipo de apoyo familiar
que deberá ofrecerles de manera directa o en coordinación con el equipo de salud (Trabajo Social, Psicología, Psiquiatría, Terapia de
Familia, etc).

Principales síntomas familiares de desajuste por enfermedad

Para la enfermedad grave o terminal no existe ninguna edad apropiada, cada etapa de la vida tiene lo suyo y está integrada por
eventos igualmente importantes. Desde la infancia hasta la vejez se tiene vida, la “sombra de la muerte” interfiere de manera
importante con los planes del individuo así como la familia en cada momento de su ciclo forzándolo a modificarlo (5). La atención
integral del sujeto y su familia es algo más que el alivio de los síntomas biológicos y psicológicos; conlleva, además, el conceder la
supremacía del cuidado del paciente así como entender la enfermedad en su contexto general; es decir “entender la enfermedad en
forma individual ligada a una persona, a una familia, a un entorno cultural y basada en una historia personal y familiar previa, y en
una evolución futura de los seres allegados a aquel que se muere” (6). De la misma manera que una enfermedad produce
determinada sintomatología en el individuo que la padece, también su presencia puede ocasionarla en la familia de éste, debido a

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los cambios y alteraciones que introduce en el funcionamiento del conjunto familiar. Es por ello que resulta imprescindible
comentar los principales signos y síntomas que con mayor frecuencia pueden encontrarse en una familia que vive con la presencia
de una enfermedad grave o terminal en alguno de sus miembros:

■ Aislamiento y abandono. Durante el proceso de enfermedad, la familia busca aislarse para poder manejarla de la mejor manera
posible, por lo que limita sus relaciones sociales al cuidado del enfermo. Por otra parte, la reorganización disfuncional de la familia
para atender al paciente genera que el cuidado y atención que generalmente se daba al resto de los miembros (hijos, pareja) se vea
afectado, favoreciendo la aparición de nuevos signos y síntomas tales como el mal rendimiento escolar, irritabilidad, soledad,
depresión, etcétera.

■ Conflicto de roles y límites. Cuando la familia no negocia adecuadamente los nuevos roles que deberán asumirse durante esta
nueva etapa en la vida familiar, existen dificultades de rigidez, o simplemente no existen límites bien establecidos en los diferentes
subsistemas; se presentarán serios problemas de adaptación en el manejo de la crisis familiar, lo que podrá hacerse visible a través
de las luchas internas por el poder en los diferentes subsistemas, falta de respeto, culpa, chantaje, pérdida de la jerarquía, alianzas
entre los miembros, coaliciones, etcétera.

■ Conflictos de pareja. En algunas familias ocurre que el paciente, la enfermedad y el tratamiento son utilizados por los padres para
agredirse mutuamente y que el resultado sea la dificultad e ineficiencia para tomar decisiones y llevar a cabo las acciones necesarias
para el tratamiento. Esto ocurre con mucha frecuencia cuando el enfermo es uno de los hijos y que generalmente coincide con la
existencia de conflictos anteriores.

Problemas económicos

Como se ha mencionado, las familias con un enfermo crónico o enfermedad grave entran en una situación de desgaste económico
cada vez más visible, que al principio de la enfermedad pareciera no ser tan intenso, ya que a pesar de los pocos recursos con los
que la familia cuente, no escatima esfuerzos en conseguirlos. Sin embargo al paso del tiempo, tienen cada vez más dificultad para
mantener los gastos ocasionados por la enfermedad; incluso es motivo en muchos de los casos de abandono de tratamiento.

Síndrome del cuidador

Este síndrome se caracteriza por problemas osteoarticulares y el dolor mecánico crónico, alteraciones del ritmo del sueño, cefalea y
astenia. En la esfera psíquica destacan la ansiedad y la depresión, producidas como si se tratara de una verdadera transferencia
depresiva por parte del enfermo. A las alteraciones psicofísicas se añaden problemas como el aislamiento social, los problemas
familiares desatados a partir de que el cuidador sólo se ocupa del enfermo (cambio de roles, abandono de otros miembros) e
incluso los económicos que ya se han comentado. Por otra parte el cuidador comienza a dejar de preocuparse por su arreglo
personal, que pudiera estar ligado con un sentimiento de culpa si acaso llegara a pensar en él mismo antes que en el enfermo (1).

Negación, cólera y miedo

La Dra. Kübler-Ross, tanatóloga suiza, menciona que durante el proceso de la enfermedad terminal tanto el paciente como la familia
atraviesan por diferentes etapas que son: la negación, ira, negociación, depresión y aceptación, sin que necesariamente éste sea el
orden de aparición de cada uno de los estados mencionados, y sin que cada uno de éstos sean resueltos con la muerte, ya que hay
familias que quedan atrapadas en alguna de éstas etapas aún cuándo el paciente se ha marchado(3,5).

Pese a ésta descripción que hace la Dra. Kübler, los síntomas familiares que se observan con mayor frecuencia en el paciente y su
familia (además de la depresión que ya se ha comentado) son la negación, la ira y el miedo(2).

La negación es un síntoma que aparece desde el inicio de la enfermedad a partir del diagnóstico. Tanto la familia como el enfermo
dudan que eso le haya podido pasar a él. Luego de no tener una respuesta satisfactoria, la familia busca otras opciones que van
desde la Medicina Alternativa hasta la brujería, lo que implica el retraso en el manejo del paciente con el consiguiente desgaste
emocional, físico y económico.

La ira se ve representada en diferentes formas, tanto por parte del paciente hacia la familia como a la inversa. La familia en esta

11
etapa culpa al enfermo por lo que hizo o dejó de hacer, tornándose hostil, incluso con el personal médico y favoreciendo situaciones
de tipo legal. Por lo que resulta una trampa responder a las agresiones de la familia en esta etapa que puede ser pasajera y que será
resuelta en muchos de los casos de manera natural.
En la familia, el cuidador y especialmente en el paciente, los miedos siempre están presentes. La continua tensión emocional por
este motivo no permite que la familia funcione de manera natural; la angustia de no estar presente en el momento de la muerte, de
no proveer los cuidados pertinentes, de que el enfermo descubra que va a morir, o que la condición económica de la familia es
intolerable, genera mucho estrés especialmente para el cuidador. Aunado a esto el paciente teme no poder soportar la enfermedad,
el dolor, el sufrimiento y el remordimiento por las cosas que quedaron pendientes y que cree que no podrá resolver.

Ambivalencia afectiva
Se trata de la presencia simultánea de sentimientos encontrados en los miembros de la familia, mientras que por un lado desean
que el paciente mejore y viva más tiempo, por el otro desean que ya todo termine con la muerte del enfermo “que ya deje de
sufrir”. Se trata de un síntoma que es sistemáticamente abolido por la familia por ser moralmente inaceptable. Sin embargo, la
represión del síntoma y todo el estrés crónico pueden generar reacciones emocionales intensas, tales como crisis de ansiedad, culpa
y depresión; o bien llevar a la elaboración de un duelo patológico.

Bibliografía
1. De la Serna de Pedro I. Reacciones de los profesionales y la familia ante la enfermedad terminal. Revista de la Sociedad de
Psiquiatría de la Comunidad Valencia, Colaboración Nº 28. España, 2001. Disponible en URL: http://red-
farmamedica.com/spcv/revista/colaboraciones/col_28.htm
2. Muñoz Cobos F, Espinoza Almendro JM, Portillo Strempel J, Rodríguez González de Molina G. La familia en la enfermedad
terminal (I). Medicina de Familia. 2002 septiembre; 3:190-199.
3. Robles T, Eustace R, Fernández de Ceturri M. El enfermo crónico y su familia. 1ª ed. Nuevo Mar S.A. de C.V. México. 1987.
4. Kornblit A. Somática Familiar. Enfermedad orgánica y familia. 2ª ed. Gedisa S.A. España.1996.
5. Kuthy MI. El paciente terminal y su familia. Revista del Residente de Psiquiatría. Instituto Mexicano de Psiquiatría. 1993 abril-
junio; 4(2):22-25.
6. Benitez R. Atención integral al paciente con enfermedad terminal en atención primaria. Atención Primaria. 1995 marzo;
15(5):273-274.

CONSIGNA DE TRABAJO:

¿Por qué es importante acompañar a la familia?

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Modulo 5

 Las Emociones en el Proceso del Acompañamiento Terapéutico

El acompañante terapéutico no actúa sobre las emociones del paciente, simplemente acompaña. No obstaculiza las emociones
quitándole importancia o no permitiendo que se expresen tal cual lo necesita el acompañado. Las emociones nos brindan
información sobre nuestro cuerpo, son una alarma que nos indica que debemos frenar y “ESCUCHARNOS”. El acompañante
terapéutico no actúa sobre las emociones del paciente, simplemente acompaña, ya que quien actúa es el psicólogo, psiquiatra o
profesional pertinente para tal tarea, dichos profesionales serán los que actúen a un nivel de profundidad debido. Ya que
acompañar implica estar en contacto con una serie de emociones surgidas del paciente como del acompañante terapéutico,
corresponde reconocer que en la naturaleza de la emoción se encuentra su condición de señal, esto significa que cada emoción
indica que existe un problema a resolver, tanto el miedo, la ira, la envidia, la culpa etc. indican acerca de un problema en particular y
su función es remitir a ese problema , entendiendo la emoción de esta manera uno se concentra en la resolución del problema y le
agradece a la emoción haber orientado la mirada en esa dirección, por más dolorosa e inquietante que dicha emoción pueda haber
parecido al comienzo, por lo que no es tarea del acompañante pretender que dicha emoción y su consiguiente señal, desaparezcan,
simplemente acompañar hasta que el paciente encuentre la resolución de su problema con el profesional psicólogo o psiquiatra
pertinente. Habitualmente solemos creer que las emociones son el problema: que el miedo, el enojo, la culpa etc son los problemas
que nos acosan y no es así. Se convierten en problemas cuando no sabemos cómo aprovechar la información que brindan, cuando
nos enredamos en ellas y nuestra ignorancia emocional las convierte en un problema más, entonces así cada uno de estos estados
emocionales agrega más sufrimiento estéril a la experiencia que vivimos, pero repitámoslo una vez más, no es la emoción en si lo
que perturba sino el no haber aprendido aun como leer y aprovechar la información que trasmite.

Un libro que nos ayuda a poner luz en las emociones, es el libro de Norberto Levy. Por ello se recomienda para este modulo la
lectura del mismo.

Modulo 6

 Pautas Lingüísticas

Herramientas para una mejor comunicación y para mejorar el contacto con nosotros mismos.
Volviendo retomar conocimientos previos adquiridos en el nivel medio. Sabemos que la comunicación cuenta como elementos a un
EMISOR, UN RECEPTOR Y UN CANAL por donde viaja el mensaje que emitimos.
Ese mensaje viaja a través de un canal, que sufre diversas interrupciones que generan que el receptor no reciba el mensaje tal cual
lo quise transmitir. Y se producen “los malos entendidos”, “las discusiones sin sentido” “las ofensas”, etc.
Depositamos la responsabilidad de una mala comunicación en el otro, y tal vez deberíamos pensar que nosotros como emisor de los
mensajes, no estamos haciendo un correcto uso de las palabras.
¿Cómo es esto?, se preguntaran, como “yo” voy a “hablar mal”.
El mal uso del lenguaje produce que el mensaje se transforme en algo que no quise decir, o en algo de lo cual no quiero
responsabilizarme.
“Somos amos y esclavos de nuestras palabras”

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Mensajes directos y precisos, con el tono y la responsabilidad que conlleva emitirlo, son necesarios para una buena comunicación y
para un contacto más profundo con nosotros mismos y nuestro acompañado.
Leamos a continuación las diversas pautas lingüísticas que nos aportaran como herramienta terapéutica.
Lo que decimos y escuchamos es tan importante como cualquier otra estrategia terapéutica.

Pautas lingüísticas para comunicarnos mejor

Estoy en mi casa aburrida, y decido prender la tele, aparece el noticiero y una señora hablando: "es tremendo lo que a uno le hacen
en la calle". Cambio de canal, veo el final de un partido de fútbol, el entrenador está hablando: "es que cuando a uno lo cuestionan
es muy difícil jugar". Vuelvo a cambiar de canal y hay un programa de chimentos del espectáculo, esos que comentan las
intimidades de los actores, y está hablando una actriz: "a mi no me gusta cuando a uno la critican y maltratan". Me voy a una
reunión de amigos, y un amigo relata su preocupación por su situación, y dice: "es muy feo cuando a uno no le dicen la verdad".
Otro le contesta: "es que la gente no quiere hablar, y eso no es bueno para nadie, y menos para uno". Entonces me pregunto, quien
será uno? Hablan del mismo uno? Cuando me detengo a observar cómo nos comunicamos, en los medios de comunicación como
con nuestros amigos y familiares, me doy cuenta que aparece con mucha frecuencia hablar de uno, o en forma generalizada, sin
hacernos cargo de lo que decimos. Las palabras "uno", "gente", y "nadie", se repiten una y otra vez, y pocas veces nos expresamos
diciendo lo que a mi me pasa, o yo me siento de determinada forma. Quizás la vergüenza, el miedo a conectarnos con nuestros
sentimientos, o a expresar lo que verdaderamente pensamos, nos lleva a usar modos impersonales, generalizados y usuales. La
Gestalt propone comunicarnos de tal manera que, como dice el Licenciado Eduardo Carabelli - fundador del Centro Gestáltico San
Isidro en la ciudad de Buenos Aires -, profundicemos el contacto con nosotros y con el mundo, en el presente y haciéndonos cargo
de lo que somos. Es llegar al “darse cuenta”, como resultado de estar en contacto con lo que hay aquí y ahora con todos los sentidos
para percibirnos a nosotros mismos y al mundo. Es hacernos cargo de lo que hay sin interferir ni interrumpir. Es hacernos
responsables, desarrollando nuestra capacidad de responder desde nuestro sentir y pensar, integrándolos. Escuchar y expresarnos
son las bases de una buena comunicación. Para lograr una buena expresión, existen ciertas pautas lingüísticas que nos ofrece la
Gestalt, que nos ayudan a conocernos y darnos a conocer.

1.- Para comenzar a hablar, es importante auto expresarnos en primera persona y en singular YO, aquí y ahora, en este instante, y
así favorecer la responsabilidad de nuestros procesos y evitar proyecciones en el otro de aquello que me está pasando a mí.
De esta forma expreso mi propia experiencia, lo que pienso, lo que siento o lo que quiero. No usamos el lenguaje impersonal,
abrimos nuestro canal de comunicación diciendo que soy yo, no uno, y así está claro quién está hablando.
Comenzar con este simple cambio, modifica sustancialmente el mensaje, tanto para quien lo está dando, como para quien lo está
recibiendo.

2.- No generalizar. Todos, nadie, cualquiera, siempre, nunca, son expresiones inexactas que nos distancian de lo que estamos
experimentando.

3.- No interrumpir. Es quizás una de las más difíciles de las pautas. Estamos acostumbrados a interrumpir con algún comentario, o
consejo o ayuda. Dejar que el otro se exprese para que desarrolle su propio proceso, y tan sólo escucharlo, aprender a callar y
esperar nuestro momento.
También es estar atento a las propias auto-interrupciones, como ser algún gesto especial, levantarse para buscar algo que justo en
ese momento necesito, etc.

4.- No juzgar. No etiquetar la experiencia, ni calificarla de buena o mala. Tan sólo observamos y descubrimos lo que nos sucede con
ella, sea nuestra experiencia o la del otro.

5.- No interpretar. Estamos acostumbrados a suponer, a saber de antemano lo que le pasa al otro. Por ello, es sano no interpretar,
no adjudicar significados, no asegurar lo que le está pasando a la otra persona. Distinguir lo obvio que captamos por nuestros
sentidos, de todo aquello que luego le agregamos fruto de nuestros imaginarios que damos por ciertos. La adjudicación de
intenciones acusa y causa daño “Eso lo hiciste porque vos sos”, o “yo sabía que esto te iba a pasar, si seguís así te vas a quedar solo”,
etc.

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6.- No minimizar. Si siento un poco de tristeza, estoy minimizando mi tristeza. Permitamos que la tristeza sea como es, sin pretender
achicarla, pues si no estoy descalificando lo que siento.

7.- Privilegiar el sentir por el pensar. De esta forma el registro sensible nos ayuda a que el organismo se haga consciente de su estar
aquí y ahora. La emoción se registra en el cuerpo, y provee información mucho más auténtica que el pensar, con el que usualmente
nos identificamos y armamos historias que suelen alejarnos de nuestra experiencia y no hacen más que murmullo mental.
Tampoco se trata de eliminar el pensamiento porque es malo, sino de integrar, pensar en el momento de planear y razonar, y sentir
para captar aquello que me pasa, registrar mis necesidades y sentimientos, y al entorno. Y así ser conscientes de lo que sentimos, lo
que pensamos, lo que hacemos y lo que evitamos.
Para ello, usaremos el “Yo siento”, y describir la sensación o sentimiento que experimentamos.
Debemos tener cuidado con el uso de “yo siento que vos…”, o “yo te siento…”, pues suelen anteceder a un pensamiento o juicio del
otro. Lo que si podré expresar es lo que yo siento cuando el otro se expresa, pues cada uno es dueño de sus sentimientos.

8.- No amortiguar. Ser directo en la expresión, no dar muchas vueltas ni rodeos para expresar aquello que me pasa, es más claro y
sencillo.

9.- No manipular. Con el objeto de tener lo que deseamos, muchas veces llenamos al otro de culpa, o lo seducimos, o lo hacemos
sentir poderoso, para que nos diga o haga lo que queremos.

10.- Si, pero. Decimos que si a toda la propuesta y luego la descalificamos o nos justificamos. Para ello, proponemos reemplazar el
“pero” por la “y”, y simplemente agregamos lo que creemos o sentimos.

11.- Preguntas. Transformar las preguntas en aseveraciones es darle una chance a la autoafirmación. Entonces, en lugar de decir
“No tenés ganas de ir a tomar algo?”, digo “Me gustaría ir a tomar algo con vos”, y agregaría donde o cuando?

12.- No disculparse. Es mejor decir “lo siento”, así no entregamos nuestro poder al otro, esperando su disculpa para sentirnos bien.
Pues detrás de una disculpa está nuestro autoacusación y sentimiento de culpa.

13.- No quiero/No puedo. A veces es genuino, otras no. Debemos tener cuidado con justificarnos o escondernos en un no puedo, y
no asumir nuestra responsabilidad, alejándonos de nuestra libertad de elegir. Jugar el rol del pobrecito o el impotente, me aleja de
mi propio poder. Decir “no quiero”, por el contrario me afirma y asumo las consecuencias de mi propia elección.
Esto no significa ser omnipotente, a veces puedo aceptar mis limitaciones, y podré buscar recursos o bien reformular mi objetivo.

Estas pautas son una buena guía para lograr una comunicación más sana, precisa y clara, primero con nosotros mismos, y luego con
quienes nos vinculamos. Y así lograr ser más auténticos, responsables y conocernos más.

Por ello, podemos ir intentando aplicar estas pautas, en forma paulatina, comenzando tan sólo con poner el foco y observar: ¿cómo
estoy comunicándome?

María Carneiro
Mediadora – Abogada - Gestaltista

CONSIGANA DE TRABAJO:

Elabore un dialogo donde se haga uso de algunos de las pautas lingüísticas. Pensemos en aquellas que más usamos en la
cotidianidad.

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Modulo 7
 Criterios de Observación: Elementos básicos de Observación y Evaluación en el trabajo del AT.
Se pretende introducir la problemática del registro y observación, que debe llevar el acompañante terapéutico sobre su práctica. Se
discuten algunos modelos como la “hoja de registro diario” y el “cuaderno de campo”.

El acompañante terapéutico debe plasmar todo lo significativo de una manera escrita, ya que es imposible recordar cada detalle al
finalizar la jornada de acompañamiento. La elaboración de este registro tiene una gran importancia para la elaboración de informes
(si lo requieren), y para ser consultado por el equipo terapéutico. El acompañante terapéutico no realiza su trabajo de una forma
aislada y solitaria, participa en un grupo interdisciplinario, conformado por profesionales que sostienen y son necesarios para el
acompañado. Son los ojos fuera del consultorio de todo el equipo. En estos registros se anota lo positivo, lo negativo, los avances,
las actividades de agrado y desagrado, las emociones, cambios de conductas, etc. Es decir todo lo que se considere relevante y
significativo para el equipo en general.

La observación y su registro, es una de las funciones más importantes del acompañamiento terapéutico.
El Acompañamiento Terapéutico, recupera la práctica del registro escrito de observaciones, desde la tradición médica por un lado, y
desde los modelos de la psicología clínica contemporánea por el otro

De la práctica médica, se extrae el registro diario acostumbrado en el trabajo de auxiliar de enfermería, del que se sirve el médico y
el auxiliar, para dirigir sus acciones y para optimizar la comunicación entre ellos, que supone el trabajo de colaboración y auxilio.

De la psicología contemporánea, se deriva la necesidad de conducir el tratamiento o alguna estrategia terapéutica específicas,
sobre la base de registros claros y precisos del estado del paciente (ej. nivel de ansiedad, nivel de actividad, tipo de dominio sobre
una habilidad específica, etc.)

La psicología también requiere, cada vez más, de registros precisos para el monitoreo y seguimiento de sus tratamientos, ya que
basándose cada vez más en la definición de objetivos, comportamientos y problemas precisos, las intervenciones se realizan sobre
planificaciones específicas de logros, tiempos, y medios especificados.

Los tipos y el modo de registros dependen en cada caso, del tipo de tarea que se está llevando adelante.

el registro de observaciones es clave, no sólo para auxiliar en tarea diagnóstica, de evaluación y seguimiento del estado del
paciente - en términos integrales-, sino también, en la misma instrumentación de la estrategia terapéutica, para su diseño,
planificación y monitoreo de su desarrollo y resultados.

El registro de observaciones es una tarea permanente que acompaña todo trabajo de acompañamiento terapéutico.

-El cuaderno de Campo y la hoja de registro

En este apartado presentaremos los modelos de registros más generales de los que se sirve la práctica del acompañamiento
terapéutico, el “cuaderno de campo” y la “hoja de registro”.
El principio que está detrás de ambos es, que aunque de un modo general y de amplio espectro (no específico), el monitoreo y
registro del acompañamiento terapéutico, debe ser permanente.

 Cuaderno de Campo.

Un cuaderno de campo, es una herramienta usada por auxiliares terapéutico de diferentes áreas, para hacer anotaciones cuando
están realizando su tarea o al finalizar cada jornada.
En el campo de investigación, el cuaderno de campo es un modo de registro de fuente primaria.

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Nos permite recordar que el acompañante terapéutico, es quién está en mayor contacto con la fuente primaria y la más importante
del tratamiento – el paciente-.
Es muy importante la observación que el acompañante haga, de la relación cotidiana que lleva día a día con el paciente.
Allí, se encontrará información privilegiada sobre el desarrollo del estado clínico del paciente y del tratamiento.
No olvidemos que el acompañamiento, se da en un encuadre de tiempo y de espacio excepcional y privilegiado, comparado con el
resto de los lugares y puntos de vista, de los integrantes del equipo.
No se trata sólo de los espacios y tiempos, donde trascurre la relación, sino también, por la intensidad y la calidad que esta relación
adquiere, en las circunstancias que atraviesa.
El “cuaderno de campo” es la fuente de consulta permanente para el acompañante y el equipo, y es con lo que el acompañante,
realiza informes cada vez que le son solicitados.
Por eso, aunque toda observación tiene como meta alcanzar niveles de objetividad óptimos, y funcionales, a las tareas de
seguimiento, evaluación y monitoreo a las que sirve, esta herramienta es la más subjetiva de todas, ya que entre, horarios, fechas,
recordatorios, indicaciones y registros de comportamientos observados, se entretejen permanentemente las apreciaciones
subjetivas del acompañante – su punto de vista-.

Las apreciaciones de los auxiliares, pueden realizarse en diferentes lenguajes o “jergas”, pero sin caer en tecnicismos, nosotros
creemos que, cuanto más se trate de un código compartido con el resto del equipo, más probabilidades hay, de reducir el margen
alto de error que toda interpretación conlleva.

Recordemos que este registro nos permitirá realizar un informe y una evaluación de objetivos y cambios. No debemos tomarlo a la
ligera y descuidar el modo de transcribir lo observado.

Es decir, se busca que las descripciones vayan adquiriendo, sin perder la cualidad de una apreciación personal, insustituible, un
carácter técnico, que permita su optima utilización, sin caer en tecnicismos que invisibilicen la percepción personal de la situación.
Se busca encontrar un equilibrio práctico, entre términos técnicos y apreciaciones subjetivas. Por eso, es el instrumento menos
estructurado.
Los cuadernos de campo son normalmente block de notas, en el que los acompañantes escriben sus observaciones.

El “cuaderno de campo” es un documento.


Se utiliza y estructura como un cuaderno de campo en investigación y técnicamente, sigue los principios de la observación
participante. Es decir, una observación de la que participo como variable determinante del proceso.
Puede disponer de secciones y apartados donde se vaya anotando, como si fuera en un diario, el desarrollo de los acontecimientos.
En el cuaderno, se acumula la información que se va consiguiendo durante el transcurso del trabajo. Almacena todos los datos y
las referencias necesarias y relevantes, para seguir el desarrollo de su trabajo y del tratamiento en general.
El cuaderno de campo está lleno de contenidos objetivos, descubrimientos y observaciones subjetivas.

También funciona como archivo o memoria de lo acontecido, puede incluir anécdotas, dificultades, resultados positivos y
negativos, incidencias del trabajo individual o sobre el grupo.
Es muy importante reseñar algunos detalles por nimios que parezcan, pues pueden ser de utilidad, luego, repasando las notas
cuando se deba elaborar informes.

El cuaderno es un instrumento de trabajo.


El mismo hecho de registrar observaciones incita preguntas, reflexiones, investigación, comparaciones y análisis de lo que se va
haciendo.
El cuaderno ayuda a seguir un proceso, estado u hecho, o ampliar conocimientos sobre ellos.

El cuaderno del campo es un instrumento de evaluación.


Todo lo almacenado y observado sirve como evaluación, tanto para el acompañante, quien va a revisar día a día su trabajo, como
para el equipo, a los que va a facilitar el seguimiento del proceso.

El cuaderno debe ser promovido por los profesionales acompañando su realización, con el fin de que sea un verdadero documento
útil.
El cuaderno de campo parte de la base que, para entender el desarrollo del proceso de intervención, la vida cotidiana del paciente y
su grupo, deben ser estudiadas en sus propios ambientes.

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El observador debe ser capaz de ponerse en el lugar de cada miembro del grupo y entorno del que participa, y del personal que
interviene, y al mismo tiempo permanecer suficientemente desligado de las interferencias personales que contaminan su punto de
vista.
Tiene que recoger los hechos libres de interpretación y al mismo tiempo observaciones y apreciaciones subjetivas, pero no
confundir unas observaciones con las otras.
Es necesario registrar minuciosamente, tanto las conductas del paciente como la de quienes comparten su entorno. También
sensaciones y creencias de los tratantes.
Entre las observaciones que se registran habitualmente están, estados de ánimo, comportamientos específicos, características
generales del entorno, el seguimiento de planificación diaria de actividades y el registro de actividades realizadas.

¡IMPORTANTE!

La evaluación se realiza al término de cada actividad y/o al término de cada día, según corresponda, para realizar informes que son
entregados al equipo semanal, quincenal o mensualmente.

Debe recibirse apoyo técnico de un profesional, en los ámbitos de la planificación, implementación y evaluación de actividades
programadas.
En el cuaderno de campo se numeran las observaciones detallando en cada una día, mes y hora.

A veces es necesario observar circunstancias o comportamientos durante diversas horas del día, para evaluar el comportamiento en
distintas horas y momentos, y situaciones o personas.

 Hojas de registro.

Son similares a los cuadernos de campo, pero su estilo de planilla, lo convierte en un instrumento simplificado, más práctico para el
seguimiento diario y el intercambio entre los participantes del equipo. A diferencia del cuaderno de campo, la información suele
estar tabulada previamente (dependiendo de cada caso) y no hay lugar para descripciones profundas o gran cantidad de detalles.
Es fácil ver, cómo estos dos instrumentos básicos y generales se complementan en vez de sustituirse uno al otro.
En general, se utiliza mucho para la entrega y recepción de turnos entre acompañantes terapéuticos, a través de un libro diario de
registro de informes de Acompañantes, el que cumplirá tres funciones:
- Ser un elemento de consulta y análisis para el equipo de acompañantes y el equipo profesional.

- Ser un documento legal de resguardo para el paciente.

- Ser un elemento de seguimiento histórico, documentación y archivo.

Modelo de Entrega y recepción de turnos (Libro de Registro de Informes de acompañantes)

Lugar y fecha.
Horario del Turno/guardia.
Apellidos y nombres de los acompañantes responsables del Turno.
Novedades durante el Turno.

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Firmas de acompañante entrante y saliente.

En las Novedades se suelen detallar distintas variables, según las necesidades de cada estrategia, por ejemplo:

Higiene diaria (incluye baños, aseo y cuidado personal, arreglo del hogar, etc.)
Alimentación (incluye el control de dietas, trastornos con la alimentación, etc.)
Actividades Recreativas (paseos, salidas, juegos, actividades recreativas programadas o espontáneas, etc.)
Visitas (familiares, amistades, de profesionales, etc.)
Medicación administrada (si corresponde, medicamentos orales administrados, dosis, reacciones observadas, etc.)
Alteraciones de ánimo o conducta y sueño (excitación, llanto, insomnio, hipertermia, dolores referidos, caídas, manchas en la piel,
etc.).
Otras novedades (necesidad de reposición de insumos, novedades en el funcionamiento del hogar, equipo, etc.).

Otro modo de registrar será por día y horario, detallando la actividad que se realice, y tal vez esta pautada por el equipo
terapéutico.

Los registros se hacen por día o semana

CONSIGNA DE TRABAJO:

CONSIGNA DE TRABAJO:

1- ¿Cuál es la importancia de los registros en el trabajo del acompañamiento terapéutico?


2- ¿Cuáles son las características principales del cuaderno de campo y la hoja de registro?

Lunes Tarea/ Hora


Martes Tarea/ Hora
Miércoles Tarea/ Hora
Jueves Tarea/ Hora
Viernes Tarea/ Hora
Sábado Tarea/ Hora
Domingo Tarea/ Hora

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MODULO 8
 Consideraciones Ético-legales.
Se pretende establecer, con la máxima claridad posible, una presentación de nociones básicas, relacionadas a la delimitación ética,
legal y jurídica de la práctica del acompañamiento terapéutico.

En este ultimo modulo, pero no el menos importante, veremos todas las incumbencias y responsabilidades legales del acompañante
terapéutico, aportadas por AATRA (Asociación Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina)

Toda profesión conlleva un compromiso ético y moral, el acompañante terapéutico se rige de igual manera.

Código de Ética Profesional de AT

ASOCIACIÓN ACOMPAÑANTES TERAPÉUTICOS DE LA REPÚBLICA ARGENTINA (AATRA)

CÓDIGO DE ÉTICA

INTRODUCCIÓN
El Código de Ética de la Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina (AATRA) tiene como propósito proveer
tanto principios generales como normativas deontológicas orientadas a las situaciones con que pueden encontrarse los
Acompañantes Terapéuticos en el ejercicio de su profesión, estableciendo así las reglas de conducta profesional que han de regir su
práctica.
Consta de una Introducción, un Preámbulo, una Declaración de Principios y una sección de Disposiciones deontológicas.
La Introducción expresa la intención y alcance de aplicación del Código de Ética.
El Preámbulo y la Declaración de Principios constituyen objetivos deseables que guían a los acompañantes hacia los más elevados
ideales del Acompañamiento Terapéutico; expresan así el espíritu de este Código y si bien no son en sí mismos reglas obligatorias
deben ser considerados prioritariamente ya que constituyen el fundamento mismo del actuar ético de los acompañantes
terapéuticos.
Las Disposiciones deontológicas establecen reglas de conducta profesional, las que expresan deberes que afectan a todos los
acompañantes terapéuticos, considerando que descuidar estos deberes atenta contra los derechos de los receptores de los servicios
profesionales.
En el proceso de toma de decisiones relativas a su conducta profesional, los acompañantes terapéuticos deben considerar este
Código de Ética y el de la Organización en que se encuentran matriculados o asociados, además de las leyes vigentes.
Si el Código de Ética establece un principio superior al exigido por la ley o a las que pudieran emanar de Instituciones en las que
presta sus servicios, los acompañantes deben cumplir con el principio ético más elevado.
En caso de contradicción, aun parcial, entre dos bienes protegidos los acompañantes terapéuticos procederán siempre según el
criterio ético de optar por el que ocupe el lugar más alto en la escala valorativa. Si una cuestión no puede ser resuelta por el
presente Código, ni por el Código de Ética del Colegio o Asociación a que pertenecen, los acompañantes terapéuticos deberán
considerar otras instancias de consulta específicamente idóneas y representativas.
Si bien este Código no sustituye a los Códigos de Ética de las Organizaciones nucleadas en la Asociación, se entiende que es
apropiado que en el caso de que un acompañante terapéutico sea sancionado por faltas éticas en la Organización a la que
pertenece, la sanción sea comunicada, para que las mismas tomen conocimiento y actúen según los principios que emanan del
presente código.
Para la redacción se tuvieron como documentos base al Código de Ética de Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la
República Argentina y el Código de Ética de la Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la Ciudad de Bahía Blanca Provincia de
Buenos Aires.

PREÁMBULO
Los acompañantes terapéuticos nucleados en las entidades que conforman la Asociación de Acompañantes Terapéuticos de la
República Argentina (AATRA) se comprometen a ejercer su profesión guiados por los principios y reglas de acción que contiene este
Código de Ética.

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Propician para el ser humano y para la sociedad en que están inmersos y participan, la vigencia plena de los Derechos Humanos, la
defensa del sistema democrático, la búsqueda permanente de la libertad, la justicia social y la dignidad, como valores
fundamentales que se traduzcan en un hombre y una sociedad protagonista, crítica y solidaria.
Entienden bienestar psíquico como uno de los Derechos Humanos fundamentales y trabajan según el ideal social de promoverla
todos por igual, en el mayor nivel de calidad posible y con el sólo límite que la ética y la ciencia establecen.
Comprenden que es responsabilidad individual de cada acompañante aspirar a alcanzar él mismo y promover en sus colegas una
actitud responsable, lúcida y comprometida frente al ser humano concreto y sus condiciones.
No consienten ni participan deliberadamente prácticas discriminatorias.
Propician la armonía entre colegas, pero concuerdan en que el sentimiento de solidaridad profesional no puede avalar o encubrir
errores, faltas éticas, crímenes o contravenciones penales practicadas por otros en prestación de servicios profesionales.

DECLARACIÓN DE PRINCIPIOS
El Código de Ética de asociación de acompañantes terapéuticos de la republica argentina (AATRA) hace suyos los siguientes
Principios Generales, acordados por los países miembros y asociados del Mercosur en la ciudad de Santiago de Chile. 7 de
noviembre de 1997:
1. Respeto por los derechos y la dignidad de las personas.
Los acompañantes terapéuticos se comprometen a hacer propios los principios establecidos por la Declaración Universal de los
Derechos Humanos. Asimismo, guardarán el debido respeto a los derechos fundamentales, la dignidad y el valor de todas las
personas, y no participarán en prácticas discriminatorias. Respetarán el derecho de los individuos a la privacidad, confidencialidad,
autodeterminación y autonomía.
1. Competencia
Los acompañantes terapéuticos se comprometen a asumir niveles elevados de idoneidad en su trabajo. Asimismo, Reconocen las
fronteras de sus competencias particulares y las limitaciones de su pericia. Proveerán solamente aquellos servicios y técnicas para
las que están habilitados por su formación académica, capacitación o experiencia.
Tendrán en cuenta que las competencias que se requieren en la asistencia, enseñanza, y/o estudios de grupos humanos, varían con
la diversidad de dichos grupos.
Los acompañantes terapéuticos se mantendrán actualizados en el conocimiento científico y profesional, relacionado con su
ejercicio, reconociendo la necesidad de una educación continua. Asimismo, harán un uso apropiado de los recursos científicos
profesionales técnicos y administrativos.
1. Compromiso profesional y científico
Los acompañantes terapéuticos se comprometen a promover el acompañamiento terapéutico en cuanto saber científico. En su
trabajo, asumirán sus responsabilidades profesionales, a través de un constante desarrollo personal, científico, técnico y ético.
1. Integridad
Los acompañantes terapéuticos se comprometen a promover la integridad del quehacer científico, académico, y de práctica del
acompañamiento terapéutico. Al informar acerca de sus antecedentes profesionales y curriculares, sus servicios, sus honorarios,
investigaciones o docencia, no harán declaraciones falsas o engañosas. Se empeñarán en ser sumamente prudentes frente a
nociones que degeneren en rotulaciones devaluadoras o discriminatorias.
Asimismo, se empeñarán en ser conscientes de sus sistemas de creencias, valores, necesidades y limitaciones y del efecto que estos
tienen sobre su trabajo.
En su accionar científico profesional clarificarán a las partes acerca de los roles que están desempeñando y funcionarán según esos
mismos roles.
1. Responsabilidad social
Los acompañantes terapéuticos se comprometen a asumir su responsabilidad profesional y científica hacia la comunidad y la
sociedad en que trabajan y viven. Este compromiso es coherente con el ejercicio de sus potencialidades analíticas, creativas,
educativas, críticas y transformadoras.
Los acompañantes terapéuticos ejercen su compromiso social a través del estudio de la realidad y promueven y/o facilitan el
desarrollo de leyes y políticas sociales que apunten, desde su especificidad profesional, a crear condiciones que contribuyan al
bienestar y desarrollo del individuo y de la comunidad.

NORMAS DEONTOLOGICAS
La mayoría de las reglas fueron redactadas en términos generales, de manera que puedan adecuarse a las distintas situaciones
regionales y ser aplicadas a todos los acompañantes terapéuticos, independientemente del ámbito profesional en que desempeñen

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su labor, pudiendo la aplicación de una regla variar según el contexto. Las reglas que se establecen en el presente Código deben ser
consideradas como directivas generales; en tanto que no son exhaustivas; no implican la negación de otras no expresadas que
puedan resultar del ejercicio profesional consciente y digno. La ausencia de disposiciones expresas no debe interpretarse como
admisión de prácticas y actos incompatibles con la vigencia de los principios enunciados; por el contrario, confrontados con tal
situación, los acompañantes terapéuticos deben conducirse de manera coherente con el espíritu de este Código.
Art.1- Las disposiciones del presente Código de Ética serán de aplicación a todo matriculado o asociado a la Asociación de
Acompañantes Terapéuticos de la República Argentina (AATRA); ya sea que ejerzan su profesión de modo independiente o en
relación de dependencia, en el ámbito público o en el privado, quienes deberán respetar éste código con sus normas de fondo y
procedimientos mientras está vigente.
1. a) El conocimiento de éste código es obligatorio y por ninguna circunstancia se podrá alegar su desconocimiento.
2. b) Toda la legislación profesional es de orden público y por lo tanto de cumplimiento obligatorio. En consecuencia la
conducta profesional del acompañante terapéutico queda sometida a las disposiciones del presente código.

DEBERES FUNDAMENTALES DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO:


Art.2- El acompañante terapéutico se guiará en su práctica profesional por los principios de responsabilidad, competencia,
prescindiendo de cualquier tipo de discriminaciones.
Art.3- El acompañante terapéutico debe abstenerse de participar activa o pasivamente en cualquier acción o forma de tortura,
tratos crueles, inhumanos o degradantes, y de todo tipo de apremio ilegal que atente contra los derechos humano reconocidos
mundialmente, incitar a ellos encubrirlos o intentar cometerlos.
Art.4- El acompañante terapéutico deberá abstenerse de establecer relaciones terapéuticas con personas que tengan con él vínculos
de autoridad, familiaridad o de estrecha intimidad, debiendo en todos los casos restringir su relación al área estrictamente
profesional, salvo cuando la técnica a emplear no afecte ni sea afectada por este tipo de vínculos.
Art.5- En caso de tratar a menores de edad, el acompañante terapéutico deberá obtener el consentimiento de sus padres, tutores o
representantes legales. Sólo actuará sin él cuando razones de urgencia así lo exijan, caso en el que se recomienda recabar la opinión
a actuar conjuntamente con un profesional.
Art.6.- Ningún acompañante terapéutico prestará su nombre a personas no facultadas por autoridad competente para practicar la
profesión, ni colaborar con acompañantes terapéuticos inhabilitados o no habilitados.
Art.7.- El acompañante terapéutico no podrá derivar en personas no habilitadas legalmente funciones específicas de la profesión.
Art.8.- Todo acto, siempre que se realice en forma apresurada y deficiente con el objeto de cumplir con la obligación administrativa
o por motivos personales, constituye una conducta reñida con la ética.

DEBERES INHERENTES AL EJERCICIO PROFESIONAL


Art.9.- El acompañante terapéutico asistirá a pacientes, previa solicitud de un profesional o de un familiar; en este último caso
estará obligado a consultar a quien trate al paciente, para orientar la tarea de acompañamiento y a supervisar la tarea con un
director de tratamiento o coordinador de equipo de salud.
Art.10.-El acompañante terapéutico debe propender a que los pacientes gocen del principio de libertad de elección del
acompañante terapéutico.
Art.11.- En su ejercicio profesional el acompañante terapéutico debe establecer y comunicar los objetivos, métodos y
procedimientos que utiliza, así como sus honorarios y horarios de trabajo.
Art.12.- El acompañante terapéutico, al dejar su labor profesional, tiene la responsabilidad de concluir la tarea que realiza o, en si
defecto, hacer la derivación pertinente, de modo que la misma pueda ser continuada satisfactoriamente por otro colega.
Art.13.- Es deber del acompañante terapéutico respetar la voluntad del consultante cuando sobreviene su negativa a proseguir bajo
su atención. En dicho caso el acompañante puede realizar un documento en el cual informa los riesgos de discontinuar el
acompañamiento que debe ser firmada por el paciente o la familia del mismo.
Atr.14.- Es responsabilidad inherente al ejercicio profesional del acompañante terapéutico:
1. a) La actualización periódica y permanente de sus conocimientos como garantía de responsabilidad e idoneidad que
contribuya al prestigio de la práctica.
2. b) La supervisión del trabajo realizado con periodicidad.
3. c) La actualización permanente y periódica de sus conocimientos como garantía del servicio que se brinda.
Art.15.- Es inconveniente realizar publicaciones con referencias técnicas o procedimientos personales en medios de difusión no
especializados si previamente no han sido sometidas a consideración en su ámbito específico.

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Art.16.- Las declaraciones u opiniones del acompañante terapéutico debe formular en relación a su práctica con el fin de informar al
público deberán plantearse siempre con rigor científico, sin perjuicio de adecuarse al nivel de comunicación que corresponda.

SECRETO PROFESIONAL:
Art.17.- Entiéndase por secreto profesional aquello que no es ético o licito revelar sin causa justa, referido a las relaciones clínicas o
de consulta concernientes a pacientes, sus familias o instituciones.
Art. 18.- Cuando se trate de trabajo profesional en equipo, sobre todo los miembros del mismo pesa la obligación de guardar el
secreto profesional.
Art. 19.- El deber de guardar secreto profesional subsiste aún después de concluida la relación con el consultante
Art. 20.- Los acompañantes terapéuticos no deben usar en provecho propio las confidencias recibidas en ejercicio de su profesión,
salvo que tuvieran expreso consentimiento de los interesados.
Art.21.- Los acompañantes terapéuticos tienen una obligación primordial de respetar los derechos a la confidencialidad de aquellos
con quienes trabajan o consultan.
Art. 22.- los acompañantes terapéuticos deben Minimizar Intrusiones en la Privacidad, sobre todo cuando se trabaje en el domicilio
de los pacientes.
Art. 23- Límites de Secreto Profesional:
1. a) La información amparada por el secreto profesional sólo podrá ser transmitida para evitar un grave riesgo al que pueda
estar expuesta persona atendida o terceros. En todo caso, sólo se podrá entregar a las personas calificadas la información
que, a juicio del matriculado actuante, aparezca como estrictamente necesaria para cumplir el referido objetivo.
2. b) Los informes escritos o verbales sobre personas, instituciones o grupos deberán excluir aquellos antecedentes
entregados al amparo del secreto profesional, y se proporcionarán sólo en los casos necesarios, cuando, según estricto
criterio del profesional interviniente, constituyan elementos ineludibles para confeccionar el informe. En el caso de que
puedan trascender a organismos a donde no sea posible cautelar la privacidad, deben adoptar las consecuencias las
precauciones necesarias para no generar prejuicios a las personas involucradas.
3. c) La información que se da a padres y/o demás- por ejemplo a las instituciones que la hayan requerido- debe realizarse de
manera que no condicione el futuro del consultante o pueda ser utilizada en su perjuicio.
4. d) Todo lo relativo al secreto profesional debe cumplirse igualmente en todos los ámbitos y en todo tipo de prestación.
5. e) El tribunal de disciplina, en forma directa y sumarísima, determinará en su caso si existe o no violación al resguardo del
secreto profesional

DEBERES RESPECTO DE SUS COLEGAS Y DE AATRA


Art.24.- Las relaciones entre los acompañantes terapéuticos deben estar inspiradas en el respeto mutuo, la sana competencia, la
solidaridad profesional y la cooperación.
Art.25.- El acompañante terapéutico debe ser solidario con sus colegas con independencia de las distintas escuelas, corrientes o
métodos que utilicen, teniendo en cuenta que todos tienen como objetivo común el cuidado de la salud de la población y
comparten la responsabilidad del constante progreso de la ciencia.
Art.26.- Es contrario a la ética difamar, calumniar o tratar de perjudicar a un colega por cualquier medio. Así como debe ser
respetuoso del trabajo e ideología del equipo a cargo del paciente
Art.27.- Cuando un acompañante terapéutico recibe la responsabilidad de un trabajo que anteriormente fue atendido por un colega,
éste deberá proporcionarle toda la información que haya podido obtener y se le solicite.
Art.28.- Las relaciones entre el acompañante terapéutico y su asociación deben basarse en los principios de respeto, responsabilidad
y mutua lealtad.
Art.29.- El acompañante terapéutico debe contribuir al prestigio y progreso de la profesión colaborando con la asociación en el
desarrollo de su cometido. Debe asistir a las asambleas de la asociación y votar cuando sea el caso.
Art.30.- Los honorarios establecerán convencionalmente sin que puedan ser inferiores a los aranceles profesionales mínimos que
fija la asociación de acompañantes terapéuticos.
Art. 31.- El Acompañante Terapéutico debe cumplir puntual y espontáneamente con el pago de cuotas y cargas sociales que AATRA
requiera.
Art.32.- Los matriculados deberán expresar las críticas que consideren pertinentes y promover la autocrítica como práctica de
superación de los problemas internos que hacen a la práctica, no debiendo, por lo tanto, formular públicamente opiniones que
menoscaben su prestigio.
Art.32ç3.- En las publicaciones que sean producto de un trabajo compartido, deberán incluirse los nombres de todos los
participantes y precisar su grado de responsabilidad y colaboración.

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Art.34.- Es contrario a la ética exponer o publicar como si fueran propias, ideas que no sean de propia elaboración, o datos en cuya
recolección no se haya intervenido, sin citar con toda claridad la fuente o el autor.

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DERECHOS DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO
Art.35.- El acompañante terapéutico no deberá acatar instrucciones emanadas de sus empleadores cuando éstas lo obliguen a
contravenir los principios o normas de la ética profesional. En a caso de conflicto entre los procedimientos institucionales y los
intereses de las personas a quienes va dirigido el servicio, el acompañante terapéutico debe optar por defender a estos últimos.
Art.36.- A menos que exista una limitación legal, reglamentaria o contractual, el acompañante terapéutico podrá utilizar para
trabajos científicos los datos que recoja o elabore dentro de la institución en la que trabaja, resguardando la privacidad de la
información.
SANCIONES DISCIPLINARIAS
Art. 37.- La violación de los deberes y obligaciones contenidos en éste Código de Ética, será sancionada disciplinariamente, por el
Comité de Ética de la Asociación de Acompañantes terapéuticos de la Republica Argentina
Art.38.- El acompañante terapéutico está obligado a colaborar en las investigaciones que el Tribunal de Disciplina disponga y a ser
veraz en sus intervenciones. Debe brindar al Comité de Ética cuando se lo requiera informe oportuno o aclaratorio sobre su persona
o actividad profesional.
Art.39.- Las sanciones disciplinarias serán graduales, desde las consideradas leves hasta las más graves; corresponde al Tribunal de
Ética establecer, en su caso, la sanción disciplinaria a aplicarse.
Art.40.- Considerándose la máxima sanción disciplinaria la exclusión de la matricula profesional.

En la Ciudad de Buenos Aires, a los 21 días del mes de Agosto de 2010.

CONSIGNA DE TRABAJO:

-¿Cuál es el lugar e importancia que tiene la consideración de la delimitación legal y ética del trabajo del acompañamiento
terapéutico?

MODULO 9

En base a la lectura general de los diferentes módulos responda:

PREGUNTAS INTEGRADORAS:

1- ¿QUE ES UN ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO?


2- ¿POR QUE SURGE EL ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO?
3- ¿QUE HACE UN ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO?
4- ¿CUANDO INDICAR UN ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO?
5- ¿DONDE PUEDE REALIZAR SU LABOR EL ACOMPAÑANTE TEPAPÉUTICO?
6- ¿QUIEN INDICA UN ACOMPAÑANTE TERAPEUTICO?
7- ¿POR QUE ES IMPORTANTE TRABAJAR CON TODO EL ENTORNO DEL ACOMPAÑADO?
8- ¿QUE PUNTOS SON DE IMPORTANCIA PARA USTED DE LOS PLANTEADO POR AATRA?
9- ¿CUALES SON LOS INSTRUMENTOS DE REGISTROS Y POR QUE SON IMPORTANTES?
10- ¿PARA SIRVEN LAS PAUTAS LINGUISTICAS?

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11- ¿POR QUE “ESCUCHAR” LAS EMOCIONES ES IMPORTANTE?

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