Manual de Operaciones
Manual de Operaciones
Manual de Operaciones
Parte 1
Decisiones Estratégicas
Autores:
Ing. Raúl Tomé
Ing. Raúl Nuñez
Ing. Franco Molinari
i
Índice
Bibliografía...........................................................................................................................................................................91
Manual de Dirección de Operaciones 1
Acerca de los autores
Previo a los estudios indicados se había desempeñado en cargos ejecutivos diversos por 10 años en la
industria cervecera local. Tras los estudios de posgrado se aboca a la profesión de consultor, fundando
la oficina local de la consultora internacional Arthur D. Little Inc., y luego su propia empresa de con-
sultoría en Alta Dirección especializada en Operaciones que hasta la fecha preside, asistiendo a empre-
sas industriales y de distribución en temas de manufactura, logística y dirección.
Por más de dos décadas estuvo vinculado a subsidiarias argentinas del Grupo Pilkington (UK) des-
empeñándose como gerente en diferentes áreas técnico-comerciales y para diferentes líneas de negocio.
Esta vinculación le permitió realizar estudios de perfeccionamiento en universidades europeas y entre-
namiento profesional en empresas del grupo en Europa, Estados Unidos y Sudamérica.
1.1 - Empresa
Empresa es la organización que se da a sí misma el ser humano para llevar adelante actividades pro-
ductivas creadoras de valor económico.
El valor económico creado por una empresa es igual a la diferencia entre el valor de los productos de
esta empresa (ventas si no hay mayores precisiones) y el valor de los insumos recibidos del entorno
(compras si no hay mayores precisiones)
Valor Económico Añadido (VEA) = Valor del producto/s – Valor de los insumos
En el cuadro que sigue se observa el VEA de empresas de nuestro medio según se desprende de los es-
tados contables publicados para el último período económico.
Típicamente una empresa crea valor económico a través de varias o todas de las fuentes reconocidas
en el cuadro precedente. No obstante, en general, las empresas crean valor principalmente por una o
pocas fuentes diferentes. Según sea esta especialización tendremos diferentes tipos de empresa.
4 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo I: Empresa y Valor
Activos Pasivos
Activos Pasivos Proveedores de m. prima
Salarios y Cs. Soc. industriales
adeudadas
Materia prima Diferimientos impositivos
Producción en
proceso
Pasivos por compra de
equipos
Patrimonio Patrimonio
Neto Bienes de uso Neto
Gastos en
investigación
y desarrollo
• Por la importancia de los activos y pasivos asociados al tramo industrial de las actividades de nego-
cios.
• Por la sensibilidad del valor económico añadido a factores y recursos de la órbita industrial de las
operaciones
Paso 1 Paso 2
• Determinación del valor económico creado • Determinación del valor de los productos al
por las actividades empresarias como un todo. fin de la etapa industrial de las actividades de
Ventas Ventas negocio
Resultado Resultado Ventas Ventas
Gs. Financieros Gs. Financieros Resultado V.E.A. resto
Gs. Administrativos Gs. Administrativos Gs. Financieros
Gs. Gs. Gs. Administrativos
Valor de lo
Comerciales Comerciales producido
Gs.
V.E.A. Comerciales
V.E.A.
Costo Costo
mercaderías mercaderías
vendidas vendidas Costo V.E.A. industrial
mercaderías
vendidas
Compras
Compras
De este modo habremos aislado el tramo o fracción de valor creado por transformación.
Ahora bien, ¿de dónde extraer el valor de los productos al fin de la etapa industrial? La respuesta es:
del mercado.
Como puede imaginarse no siempre es inmediato o simple encontrar un valor unívoco para los
productos en un momento dado del avance de las actividades de negocio. Una forma de empezar con
el análisis sería preguntarse que cantidad de recursos debería sacrificar la empresa para obtener los pro-
ductos que comercializa con el grado de transformación y acondicionamiento con que los recibe de la
planta industrial si esta no existiera.
6 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo I: Empresa y Valor
Volveremos sobre el particular más adelante. Antes merece un poco más de atención el concepto de
empresa industrial.
Industrial
VEA VEA
aprovisionamiento VEA transformación comercial
Definimos el valor económico creado o añadido por una empresa a la diferencia entre el valor de su
producción – ventas sino hay más precisiones – y el de los insumos consumidos en el proceso de su
producción.
Dependiendo de las características de las actividades empresarias más relacionadas con dicha creación
de valor una empresa podrá ser comercial, industrial o financiera por dar ejemplos.
En particular denominaremos empresa industrial a aquella que crea valor principalmente por trans-
formación.
Reconocemos a una empresa como industrial subsidiariamente por: la importancia de los activos y pa-
sivos asociados al tramo industrial de las actividades de negocios; la sensibilidad del valor económico
añadido a factores y recursos de la órbita industrial de las operaciones; el impacto significativo de la
producción en factores clave para la competitividad de la empresa en sus mercados
La empresa industrial será el objeto del interés de este Manual de Dirección de Operaciones.
Manual de Dirección de Operaciones 7
Capítulo IV: La fábrica “enfocada”
El “tubo” de producción
Input Output
Insumos
Productos
Energía
Infraestructura
• Equipos
• Mano de obra
• Conocimiento
• Información
etc.).
La diferencia entre el valor del(los) producto(s) y el valor de los insumos es el valor económico agregado
(VEA) por transformación.
La infraestructura esta constituida por todos los recursos a disposición del proceso de transformación.
En particular podemos distinguir dos grupos principales.
Los Recursos Materiales: equipamiento, espacio, instalaciones,… representados por las amortizacio-
nes.
• Los Recursos Humanos: depositarios de conocimiento e información, representados por los salarios
directos e indirectos pagados por la explotación industrial.
8 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo IV: La fábrica “enfocada”
A fin de facilitar el cálculo podemos expresar los valores de la relación en términos monetarios, como
sigue:
Este último suele preferirse pues ambos elementos de la relación (numerador y denominador) están
expresados en unidades monetarias por (sobre) unidad de tiempo, de modo tal que utilizando una
misma unidad de tiempo tenemos un valor menos dependiente o subjetivo.
De modo análogo podremos calcular la productividad del proceso industrial por unidad de recurso
humano. En este caso las formas más usuales de expresar la eficiencia del proceso productivo en rela-
ción a la mano de obra son:
Ahora bien, suele existir una solución de compromiso entre valor de la infraestructura y recurso
humano, de modo tal que uno puede ser reemplazado por el otro por razones de conveniencia eco-
nómica. Podemos hacer explícita esta solución de compromiso o “Trade off’” analíticamente o gráfi-
camente, como sigue:
Y en forma gráfica:
Manual de Dirección de Operaciones 9
Capítulo IV: La fábrica “enfocada”
donde las familias de curvas son curvas de productividad global = constante (equi-eficientes), defi-
niendo de este modo bandas donde la solución de compromiso entre la utilización de ambos tipos de
recursos resulta indiferente. Así podremos reconocer las siguientes situaciones:
*B
Productividad de la mano de obra
* C2
Curvas equiproductivas
* D2
* C1
*A
*D 1
Productividad sobre inversión
En el caso A estamos ante un proceso industrial de baja productividad de la mano de obra y alta de la
infraestructura (en general procesos intensivos en mano de obra).
En el caso B por el contrario estamos en procesos con una baja productividad de infraestructura y alta
sobre salarios. (En general procesos intensivos en capital).
En el caso C vemos un proceso pasar de una productividad global C1 a una C2 sin salir de la banda
de productividad original. Esto representa un trade-off típico de migración hacia procesos más auto-
matizados sin ganancia de productividad global.
En el caso D observamos a un proceso pasar de una situación D1 a una D2 a productividad de in-
fraestructura constante, con ganancia de productividad del recurso humano. Este tipo de acciones (re-
ducción de plantilla sin pérdida de producción) genera un aumento de la productividad global al atra-
vesar curvas equi-eficientes.
Es decir el concepto de Valor Económico es anterior al concepto de beneficio. Podremos tener empre-
sa sin beneficios pero no empresa que no crea valor económico.
El proceso de reparto o distribución del VEA es diferente al proceso de creación del VEA. No obstan-
te ello están altamente relacionados, en tanto si el reparto del valor entre los factores de producción no
resulta justo en función de la contribución de cada factor en la creación de dicho valor, aparecerán
desequilibrios que distraerán atención y enfoque del proceso de creación de valor, pudiendo poner en
peligro incluso la subsistencia de la empresa.
Así, si los accionistas no reciben un justo beneficio, los trabajadores salarios proporcionales al valor
aportado por el recurso humano, el estado impuestos justos y moderados, la empresa la reinversión
apropiada, los proveedores y clientes trato apropiado a precios apropiados, la empresa se verá perjudi-
cada en el futuro en su capacidad de crear valor porque los factores distraerán esfuerzos y atención del
proceso de creación de valor para volcarlos al estéril de reparto del valor creado, menguando la eficacia
del conjunto.
Los más claros “stakeholders” de la empresa son clientes, accionistas y empleados, pero también los
proveedores, el estado y las entidades financieras; y a satisfacer sus justas aspiraciones debe estar orien-
tado al quehacer de la dirección de la empresa industrial, quien mediante el despliegue apropiado de
los recursos (infraestructura) debe propender a la creación de mayor valor económico por transforma-
ción, asegurando a la vez un también apropiado reparto del mismo entre los factores de producción,
1
que asegure la máxima capacidad de creación de nuevo valor económico en el futuro .
1
Quienes sostienen el concepto de “stakeholders” aseguran que la real acepción de la sigla CEO que usan las empresas anglosajonas no es
por el aparente Chieff Executive Officer sino por el esencial de customers, employees and owners a los que la dirección encarnada por el
número uno debe satisfacer simultáneamente para asegurar la supervivencia y crecimiento de la empresa bajo su dirección.
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Capítulo IV: La fábrica “enfocada”
ción, a través del diseño y operación idóneos de los procesos de creación y reparto del valor económico
apropiados a los objetivos de la empresa industrial en particular.
A fin de entender cómo la Dirección de Operaciones logra sus propósitos deberemos entender pre-
viamente esta definición particular de objetivos por una empresa industrial dada.
En ella una infraestructura material (equipos, espacio, instalaciones,…) se conjuga con una infraes-
tructura inmaterial (hombres, conocimientos, información,..) para dar soporte al proceso de trans-
formación de insumos en productos de mayor valor.
A la diferencia entre el valor de los productos y el de los insumos (materias primas, materiales, ener-
gía,…) lo designamos valor económico añadido o creado por transformación por el proceso producti-
vo.
La relación entre el valor creado y los recursos o infraestructura comprometidos en su creación se de-
nomina productividad y será una medida esencial de la calidad del despliegue de la infraestructura
productiva y en definitiva del proceso industrial en si mismo.
El valor creado ha de remunerar a los agentes interesados en la empresa (asalariados, accionistas, esta-
do, empresa, …) en proporción al aporte de cada uno de ellos a la creación del valor económico. Una
mayor productividad conduce a que la relación entre lo obtenido y aportado sea mayor y elimine na-
turales tensiones de distribución del valor entre los stakeholders de la empresa.
Decimos que los procesos de creación de valor y los de su distribución entre los agentes involucrados
están íntimamente ligados y se afectan mutuamente. Así un proceso equitativo de distribución del va-
lor creado, aumentará el compromiso de los stakeholders con la empresa realimentando el proceso de
creación de valor, y este mayor valor conducirá – en un círculo virtuoso natural – a un nuevo reparto
con mayores posibilidades de satisfacer las expectativas de las partes.
Finalmente hemos aprovechado el flujo de ideas anteriormente expuesto para definir subsidiariamente
el rol de la dirección de Operaciones como la rama de la dirección de Empresas que contribuye a la
maximización de la capacidad de crear valor económico por transformación, a través del diseño y ope-
ración idóneos de los procesos de creación y reparto del valor económico apropiados a los objetivos de
la empresa industrial en particular.
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Capítulo IV: La fábrica “enfocada”
Finalmente podremos actuar sobre la eficiencia del proceso de creación, maximizando la productivi-
dad global del proceso, operando sobre la infraestructura material, el recurso humano o ambos a la
vez.
Atento a la complejidad de las expresiones representativas del problema debemos encontrar aquellas
que hagan máximo valor unitario y cantidad del producto, y mínimo valor unitario, cantidad de in-
sumos y recursos de infraestructura material y personal.
Para hacer máximo el valor del producto podemos actuar sobre la calidad, la gama de productos, la
confiabilidad, el servicio, la innovación,... etc. Para actuar sobre la cantidad podemos ampliar la capa-
cidad productiva y/o el factor de utilización de dicha capacidad por el proceso productivo.
Para un mínimo en el consumo de insumos podemos actuar sobre su costo unitario desarrollando
proveedores nuevos y eficientes, o sobre sus
Plano de la Producción cantidades mejorando los rendimientos por redi-
Volumen seño del producto o del proceso, por ejemplo.
Servicio Costo Lograr por último productividades más altas pasa
por un mayor y mejor aprovechamiento de la
infraestructura material y de personal, sin
Calidad Innovación ociosidades y a tarifas más bajas por unidad de
recurso comprometido en el proceso.
Ahora bien, desafortunadamente muchos de estos objetivos pueden ser contradictorios entre sí. Así,
una apreciación (mayor precio) del producto a través de acciones de mayor calidad y confiabilidad
pueden contraponerse con el rediseño del producto o proceso para obtener un mínimo consumo ma-
terial. O una mayor gama de productos para llenar más adecuadamente las necesidades del cliente
contraponerse con un mayor aprovechamiento de la capacidad productiva, a través de series de pro-
ducción mayores para obtener una división de los costos de preparación de equipos (o setup) entre la
mayor producción posible.
Similar contraposición cabe entre el viabilizar objetivos de mayor flexibilidad y adaptación a cambios
en las preferencias de los clientes a través de trabajadores más entrenados y motivados, con respecto a
mantener una alta ocupación de mano de obra especializada en tareas con bajo contenido en variedad
y demanda de calificación como modo de propender a una productividad alta del recurso personal vía
una menor tarifa salarial.
Es decir, a la hora de llevar adelante su propósito la empresa industrial deberá definir una adecuada
combinación de metas, consistentes entre sí, que la lleven a aspirar al máximo valor económico por
transformación obtenido posible.
Plano de la Producción
Innovación Costo
Calidad Flexibilidad
Plano de la Producción
Innovación Costo
Inversión Gama
Calidad Flexibilidad
“tarea” o misión de
producción
Inversión Gama
A esta solución de compromiso entre metas interdependientes entre sí la denominamos “tarea” o mi-
sión de producción, y lo definimos como aquello que el proceso industrial debe hacer particularmente bien
para aportar a la competitividad de la empresa industrial, o lo que es lo mismo a su máxima capacidad
de crear valor económico por transformación.
de alimentar una Estrategia Competitiva que garantice las metas de crecimiento, creación de valor y
dominio de mercado que la empresa procura.
Esta definición en general es procurada por el Planeamiento Estratégico y se basa en una definición
consistente y discrecional de las metas empresarias (crecimiento, creación de valor, participación de
mercado,…) y del modo de lograrlo (dimensionamiento y despliegue de recursos, capacidades distin-
tivas, proceso clave de negocio, organización…), todo ello en armonía con las capacidades de la orga-
nización (fortalezas y debilidades) y en equilibrio con su entorno competitivo
Y por lo mismo la solución de compromiso entre las diferentes metas posibles, que ejes son claves para
el éxito de la estrategia (calidad, costo, innovación, …), y en que cuantía relativa (no menos de, no
más de)…
Es decir, tenemos muchos ejes alternativos sobre los que actuar de modo de maximizar la capacidad
de creación de valor económico del proceso productivo. Ahora bien, desafortunadamente muchos de
estos objetivos pueden ser contradictorios entre sí.
Para subsanar esta dificultad, la empresa industrial deberá definir una adecuada combinación de me-
tas, consistentes entre sí, que la lleven a aspirar al máximo valor económico por transformación obte-
nido posible
A esta solución de compromiso entre metas interdependientes entre sí la denominamos “tarea” o mi-
sión de producción, y lo definimos como aquello que el proceso industrial debe hacer particularmente
bien para aportar a la competitividad de la empresa industrial. Y establecerlo, excede el marco de la
Dirección de Operaciones.
Esta definición en general es procurada por el Planeamiento Estratégico y se basa en una definición
consistente y discrecional de las metas empresarias (crecimiento, creación de valor, participación de
mercado,…) y del modo de lograrlo (dimensionamiento y despliegue de recursos, capacidades distin-
tivas, proceso clave de negocio, organización…), todo ello en armonía con las capacidades de la orga-
nización (fortalezas y debilidades) y en equilibrio con su entorno competitivo.
Manual de Dirección de Operaciones 17
Capítulo IV: La fábrica “enfocada”
Definida como hemos visto la misión o “tarea” de producción (o mejor dicho como no hemos visto al
haber situado esta decisión fuera del ámbito de incumbencia de la Dirección de Operaciones) corres-
ponde entender como este tipo de definición previa colabora con el propósito de la Dirección de
Operaciones de maximizar la capacidad de un proceso de crear valor económico, eficientemente.
Establecida la misión, que es lo que la planta debe hacer particularmente bien, en que dimensiones de
excelencia operativa (costo, calidad, aprovechamiento de capacidad,…) y en que cuantía (que costo,
cuanta calidad,…) la Dirección de Operaciones está en condiciones de elaborar su propuesta de des-
pliegue de recursos productivos, de infraestructura, humanos y de conocimiento que mejor satisfaga
los requerimientos de la estrategia competitiva sobre la planta.
A este proceso de identificación del mejor despliegue de recursos lo denominaremos “enfoque de los
medios de producción” y al resultado del proceso la fábrica “enfocada”, la planta en la que se ha asegu-
rado que cada recurso y actividad estén orientados a cumplir con lo demandado por la misión o “ta-
rea” de producción, con los mínimos apartamientos en defecto o en exceso de lo requerido en la mi-
sión.
“Tarea” de “Tarea” de
producción producción
Actual
lo que debe ser ... lo que es ...
lo requerido por esta síntesis orientativa.
Para ello la Dirección de Operaciones establecerá en cada una de las dimensiones en las que la “tarea”
de producción establezca metas de cumplimiento mínimo (costo, calidad, …) cual es el nivel de cum-
plimiento de la planta actual. Esta comparación permitirá conocer la gravedad y urgencia de los pro-
blemas a resolver. A mayores apartamientos en defecto o en exceso, a apartamientos en los ejes o di-
mensiones de competitividad de más alta prioridad e importancia para el éxito de la estrategia compe-
titiva, más serio y más apremiante la necesidad de re–enfocar la planta para asegurar su aporte a la
competitividad.
18 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo IV: La fábrica “enfocada”
Hasta aquí la razón, es decir hemos realizado un diagnóstico y sabemos cuán apartado el “es” del “de-
be ser”. A partir de aquí la creatividad para identificar modos y medios para ir desde el “es” al “debe
ser” en plazos y costos compatibles con la seriedad y urgencia sugerida por el diagnóstico.
Para lograr este enfoque la Dirección de Operaciones cuenta con las decisiones de Producción, decisio-
nes de re–despliegue de los recursos o de su aplicación en tiempo y modo para lograr el enfoque de los
mismos a lo demandado por la “tarea” de producción
Según el impacto en el proceso de enfoque, es decir la capacidad de estas decisiones de acercarnos más
firmemente al “debe ser”, y según el perfil de las mismas podemos clasificar a las decisiones de pro-
ducción en estratégicas (duras) o tácticas (blandas).
Por lo mismo son de altísimo riesgo y demanda de atención por la Dirección General y de Produc-
ción. Son las decisiones clave de la Dirección de Producción y por su interdependencia también se las
identifica como las decisiones de política industrial.
Localización Una o varias, cerca de las fuentes de materia prima, cerca del mercado
¿Por qué decimos que las decisiones “duras” tienen las características apuntadas?.
• Alta importancia: son críticas para obtener lo demandado por la tarea de producción. Capaci-
dad e integración de altísimo impacto en la dimensión costo. Tecnología en las dimensiones
costo y calidad. Localización y diversidad en las variables servicio y gama,…
• Alto compromiso de recursos: todos los bienes de uso y gran parte de las necesidades de stocks
de materias primas y producto en proceso están determinadas por las decisiones de política in-
dustrial
Manual de Dirección de Operaciones 19
Capítulo IV: La fábrica “enfocada”
• Alta inercia: difíciles de poner en marcha por el esfuerzo de planeamiento previo, una vez lan-
zadas son de alta irreversibilidad
• Interdependencia: las decisiones de política industrial no pueden ser abordadas en forma inde-
pendiente, pues exigen una alta consistencia entre sí. Cada solución tecnológica arrastra impli-
caciones de capacidad o de integración. Lo mismo ocurre entre diversidad y tecnología, capaci-
dad, integración y localización,….
• Dependencia del entorno externo: son altamente sensibles al entorno externo. Así característi-
cas competitivas promoverán una mayor necesidad de coherencia interna, modificaciones o ex-
pectativas en materia de acceso o cambios en tecnología, tipo de cambio, preferencias de los
consumidores, ambiente político y social, reglas impositivas, … tienen un alto impacto en este
tipo de decisiones.
• Altísimo riesgo: lo confiere la suma de todas las características anteriores unida al plazo pro-
longado que requiere su implementación, lo que arrastra el problema adicional de la incerti-
dumbre
Diversidad Gama en una misma localización o Gama amplia vs. gama estrecha
planta.
Integración Primera y última operación de Plantas integradas vs. especializadas
transformación
Capacidad Capacidad instalada, utilización, Una planta grande vs. varias pequeñas
ociosidad
Tecnología Know how de producción Probada vs. emergente
Localización Una o varias, cerca de las materias Orientada por costo vs. por enfoque
primas, cerca del mercado
¿Cuáles son la tendencias actuales y las razones o motores detrás de cada una de estas decisiones:
tos cambios es la imposibilidad de dominar varias especialidades a la vez provocado a su vez por
el ritmo del cambio tecnológico y la expansión del conocimiento.
• Capacidad: de grandes plantas que buscan el aprovechamiento de economías de escala y apren-
dizaje, a plantas más pequeñas enfocadas y flexibles. La razón detrás de esta vuelta atrás es la
tecnología que permite aspirar a cambios en variables clave como costo o productividad mayo-
res a la promesa de la escala.
• Tecnología: sin duda el gran motor de los cambios en el espectro industrial moderno. Dos
grandes escuelas aparentemente irreconciliables se disputan la primacía: las tecnologías duras
(automatización, robotización,…) que reemplazan al hombre en el proceso productivo, y las
tecnologías blandas (informatización, mecanización,…) que coadyuvan al hombre en la pro-
ducción. Lo mismo ocurre entre los dos grandes enfoques relativos a la participación del hom-
bre en el proceso productivo, imbricada en las decisiones de tecnología: la escuela mecanicista o
de especialización, que tiende a reducir los contenidos de la participación del hombre a un mí-
nimo y es más permeable a las promesas de las tecnologías duras, y el enfoque o escuela de en-
riquecimiento de la tarea (job enlargement) que pretende devolver al hombre el rol central ne-
gado por la anterior escuela, más proclive a las propuestas de las tecnologías blandas facilitado-
ras
• Localización: la tendencia es a un balance entre servicio y enfoque. Las propuestas de parques
industriales o polos por sector tienden a facilitar la adquisición de recursos clave o comunes por
los locatarios. Por otra parte la necesidad de servicio y respuesta “justo a tiempo” promueve las
agrupaciones geográficas de empresas proveedoras y clientes para configurar una potente red
especializada pero tan cercana como si se tratara de una sola planta altamente integrada.
• Menor importancia: suelen tener un impacto moderado a bajo en la capacidad de la planta de lle-
nar los requerimientos de la tarea de producción, especialmente ante fallos en las decisiones duras
de lograrlo. Pero pueden hacer fracasar a la planta si no se llevan adelante razonablemente
• Menor inercia: suelen permitir ajustes aún importantes en plazos moderados y con pérdidas me-
nores por el cambio. Así, por ejemplo, pasar de una política de stocks a otra requiere más decisión
que almacenes, y lo mismo en materia de técnicas de compra.
• Compromiso moderado de recursos: en cuantía y en flexibilidad. Son áreas típicas para la enaje-
nación de actividades en manos de terceros (outsourcing). No obstante ello en algunas industrias
los stocks, que pertenecen a este tramo, pueden constituir un porcentaje mayor del compromiso de
activos.
• Condicionadas por las duras: en este caso más que una interdependencia interna, la tenemos res-
pecto de las decisiones duras. Así por ejemplo veremos que los métodos de programación son al-
tamente dependientes de la integración y naturaleza del proceso definido en el tramo de la política
industrial. Lo mismo ocurre en materia de las estrategias de servicio y la localización y despliegue
de facilidades operativas, …
Así veremos que el perfil de compromiso de recursos y riesgo asociado a las decisiones duras o de polí-
tica industrial las hagan quedar a cargo de los máximos niveles de decisión de la empresa, con la Ge-
rencia de Producción en un rol subsidiario o de apoyo. Más aún, una de las decisiones clave de la Di-
rección General será la selección del Gerente de Producción más adecuado para la política industrial
decidida.
Concurrentemente, las decisiones blandas de Producción, por su dependencia de las anteriores y por
su perfil de riesgo y compromiso de recursos, suelen quedar en manos de la Gerencia o Dirección In-
dustrial, con la Gerencia General en un rol de apoyo a través, si fuera necesario, de orientación políti-
ca adicional a las provistas por la definición de la “tarea” de Producción o las decisiones de política
industrial mismas.
En la medida que estemos ante este alto ajuste entre lo demandado y la respuesta de planta, diremos
que la planta resultante está altamente enfocada a la tarea, de modo de hacer máximo la aportación de
Producción a la competitividad de la empresa industrial.
Con tal promesa de aportación nos queda examinar de cerca cada una de estas decisiones y proveernos
de técnicas que apoyen el proceso de toma de decisiones en correspondencia con la naturaleza de las
22 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo IV: La fábrica “enfocada”
mismas, su importancia y riesgo, y su dependencia del entorno competitivo y del sistema interno de la
organización.
Definida de esta manera capacidad es potencia (trabajo por unidad de tiempo), la potencia del proceso
productivo, su capacidad de crear valor económico por
transformación, la mejor medida de su relevancia.
Insumos Producto
Utilizando nuestro modelo de proceso productivo, el
"tubo" de producción y en una analogía a la conduc-
ción de fluidos, la capacidad productiva estaría dada por
la menor sección del tubo pues es esa menor sección la limitante para la circulación de fluido por el
tubo.
En nuestro proceso productivo real, la capacidad de transformación del proceso como un todo estará
dada por la actividad productiva de menor potencia de transformación. A esta actividad restrictiva se
la conoce como "cuello de botella" en un nomenclatura analógica a la comentada.
Por lo tanto las unidades de capacidad estarán expresadas en términos de trabajo de transformación
por unidad de tiempo, o sea como cociente. Dado la variedad de procesos productivos y la necesidad
de simplificar la expresión, habrá diversos modos de expresar capacidad:
1. Unidades de producto por unidad de tiempo: Este es el modo más habitual cuando muchos in-
sumos diferentes se combinan en el proceso productivo para producir un único producto. Ej.:
toneladas de acero / mes, en el caso de una acería; automóviles / día en el caso de una terminal au-
24 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo V: Decisiones de capacidad
neladas de acero / mes, en el caso de una acería; automóviles / día en el caso de una terminal au-
tomotriz.
2. Unidades de insumos por unidad de tiempo: Este es el modo más habitual cuando lo que es co-
mún es el insumo principal y los productos son múltiples y diferentes. Ej.: cabezas faenadas / día
3
en un frigorífico o m de petróleo / hora en el caso de una refinería.
A veces esta última forma de representación no incluye unidades de tiempo. Por ejemplo se suele
hablar de plazas de aviones en una compañía aérea o camas de hospital u hotelería o cubiertos en un
restaurante.
Para entender estos indicadores como de capacidad deberemos entender adicionalmente cuántas veces
se usan por unidad de tiempo en un proceso de producción típico, así en el caso de las plazas de avión
el indicador de rotación será la duración promedio de cada viaje, mayor en una empresa de cabotaje
que una línea aérea internacional, lo mismo cabe en un hotel de negocios, para la misma cantidad de
plazas su capacidad será mayor que uno de turismo por la menor estadía promedio en el primero.
Finalmente podemos utilizar valor de la producción en lugar de unidades físicas. Esto suele ser una in-
dicación más completa de la potencia de transformación de un proceso productivo, especialmente
cuando no se trate de productos equiparables (no commodities). Así hablar de la capacidad en térmi-
nos de automóviles / mes no será suficiente pues el valor promedio de cada unidad será diferente si la
producción es de utilitarios o automóviles de lujo.
Lo mismo cabe para el trabajo de transformación donde la capacidad de un terminal que fabrica au-
tomóviles con montaje de motores, prensado de chapa, instalación de pintura, será comparativamente
muy superior a una terminal que solo ensamble grandes subconjuntos. Estas modalidades operativas
se conocen también como CKD (completely knocked down) y SKD (semicompletly knocked down).
¿Cuál será la unidad que seleccionaremos para expresa la capacidad de un determinado proceso pro-
ductivo? La de más valor como información. Así por ejemplo, es mejor hablar de millones de litros por
año en cerveza que expresarlo en miles de litros por día o semanas o mes. Esto es de mayor valor por
tratarse de la cervecera, una industria estacional donde indicadores mensuales o de menor período nos
darán una información sobrevalorada de su capacidad productiva.
Finalmente existen las convenciones sectoriales; así en cerveza se expresa la capacidad en millones de
hectolitros por año. ¿Por qué hectolitros (100 litros) y no litros o kilolitros? Por convención, costum-
bre, usos. Si a un experto en esta industria le damos información en otra medida o período lo más
probable es que lo convierta a esta típica para "saber" de cuánta capacidad estamos hablando.
Manual de Dirección de Operaciones 25
Capítulo V: Decisiones de capacidad
No obstante esta reserva debemos introducir un marco conceptual para abordar cada una de estas de-
cisiones, de modo de brindar un soporte o apoyo a la toma de decisiones por la Gerencia General y la
Gerencia de Producción u Operaciones. Por ello sin disminuir un ápice nuestro énfasis en el carácter
interdependiente de este tipo de decisiones hemos de introducir los conceptos que siguen.
Diremos que en las decisiones de capacidad el propósito del despliegue de recursos o infraestructura
material e inmaterial será lograr igualar capacidad a demanda o sea potencia de transformación a de-
manda de producto.
La igualación de estos dos parámetros capacidad y demanda reconoce dos tipos de problemas presen-
tes en todas las decisiones de capacidad: problemas de adecuación de la capacidad y problemas de deter-
minación de la demanda.
La capacidad por el contrario sólo es asequible en módulos de tamaño discreto. Esto es así por razones
físicas, técnicas y económicas, porque la producción de equipos de producción es también un proceso
productivo regido por leyes similares a la producción de bienes de consumo
El segundo problema de adecuación surge de la posibilidad de poder efectuar una reserva o almace-
namiento de capacidad mediante la construcción de inventarios o stocks. Esta posibilidad está habili-
tada por características técnicas y/o económicas de los diferentes procesos y afectada por características
del producto (vida útil, técnica o económica, obsolescencia, deterioro, desvalorización). Cuando existe
podemos re–escribir:
Y es, con las salvedades indicadas más arriba, más propia de la producción de bienes –generalmente
más o menos almacenables– que de los servicios donde los actos de producción y consumo coinciden.
Así podemos almacenar un bien desde un corto plazo (una comida rápida durante minutos), un plazo
prolongado (una comida envasada) o casi indefinidamente (ciertas conservas).
Pero no podemos acumular la capacidad de un cajero automático, ni la de una plaza hotelera o de una
cama de hospital. Esto hace que en materia de adecuación de capacidad a demanda una vez decidida
en servicios el compromiso de una determinada capacidad el resto de las acciones gerenciales vayan
destinadas a influir sobre la demanda para que ésta se adecue a la capacidad disponible. Ejemplos de
estas acciones son las tarifas de banda negativa en pasajes aéreos o descuentos en restaurantes o can-
chas de tenis que procuran desplazar con el atractivo del precio demanda de los horarios punta a otros
de menor preferencia por el consumidor.
En cualquiera de los casos anteriores podemos decir que para decisiones duras de capacidad, donde el
período de la ejecución de la decisión es muy largo, podemos considerar que la variación de stocks en
el período es despreciable en función de la dimensión de las otras variables puestas en juego. Por el
contrario, dicha variación de stock entrará a jugar en decisiones donde el período de ejecución de la
decisión es más corto.
Tiempo
Manual de Dirección de Operaciones 27
Capítulo V: Decisiones de capacidad
Analicemos ahora que ocurre con los costos de la compañía cuando incurrimos en colchones positi-
vos, es decir cuando nos “pasamos”.
Si Ct es el costo total de la compañía y Cf es la parte fija de los mismos o estrictamente Cf es la sumato-
ria de los componentes del costo que no varían con el volumen de producción y Cv que son los que lo
hacen, tenemos que:
Ct = C f + Cv
El Cu, costo unitario, es igual a Ct/V donde V es el volumen de producción.
Factoreando:
Cf
Cu = + Cuv
V
Donde Cuv es el costo unitario variable.
Gráficamente:
∆Cu = Cco
En el gráfico vemos que los costos unitarios decrecen con el volumen de producción hasta un punto
mínimo que se corresponde con la igualdad entre volumen producido y capacidad. Para un volumen
de producción menor a la capacidad tendremos un aumento de costos unitarios por el hecho de tener
Co, y esa diferencia la podemos imputar al hecho de tener capacidad ociosa. Este “sobre-costo” unita-
rio por tener capacidad ociosa, lo llamaremos Cco (costo de la capacidad ociosa) y podemos decir que
proviene de una deficiente descarga de los costos fijos en el volumen de producción, por no haber lle-
vado a este a su máximo, la capacidad.
De lo anteriormente expuesto, deducimos que el principal causante del Cco son costos fijos, que son
causados principalmente por la infraestructura de la empresa, que a su vez, en esta, es en la que reside
la capacidad.
Analicemos ahora que ocurre cuando nos quedamos cortos con la capacidad (ver gráfico demanda-
capacidad) o sea tenemos colchones negativos de capacidad.
Si la capacidad es menor que la demanda tendremos pérdida de pedidos y posiblemente clientes insa-
tisfechos. Por el hecho de perder un pedido, al menos perdemos de percibir el margen bruto de esa
venta. Si analizamos más profundamente el hecho, podemos ver que hay una pérdida para el cliente,
en el cual, posiblemente, hemos hecho alguna inversión para ganarlo u obtener su fidelidad y tendre-
mos que hacer una erogación mayor a la original para recuperarlo. También podríamos incurrir en
28 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo V: Decisiones de capacidad
una perdida de imagen de la empresa. A la sumatoria de todos estos costos lo llamaremos Cpp (costo de
perder un pedido) o costos de quedarnos “cortos” con la capacidad.
Volviendo al centro del problema que es nuestra estrategia de capacidad, lo que la misma debería
hacer, es minimizar estos dos costos ya que:
CT = Cp + Cco + Cpp
donde Cp representa los costos de producción y podríamos decir, sabiendo que no es cierto, que para
este punto del análisis no varía con nuestra decisión de capacidad, por lo que deberíamos minimizar
las suma “Cco + Cpp”
Esta esperanza matemática del costo puede expresarse como una función de p, probabilidad que la úl-
tima unidad de capacidad agregada sea excedente, con lo que no podré utilizarla, con lo que tendre-
mos un costo de capacidad ociosa. Por el contrario todas las veces que no tengamos capacidad exce-
dente u ociosa, incurriremos en pérdida de pedidos por lo que la probabilidad que esto ocurra será 1-p
E(CT ) = Cco ⋅ p + C pp ⋅ (1 − p )
A la probabilidad p que hace mínimo el costo se la conoce como fractila crítica y es igual a
C pp
FC = P =
(C pp + Cco )
Es evidente que la fractila crítica será igual a 0.5 si Cpp = Cco, menor a 0.5 si Cco > que Cpp, y mayor a
0.5 si Cpp> Cco.
O lo que es lo mismo el colchón de capacidad será positivo si el costo de quedarse corto (Cpp) es mayor
que el de pasarse (Cco). Y negativo si ocurre lo contrario.
¿Cuán positivo o negativo respectivamente? La capacidad será igual al valor de demanda que deja a la
izquierda una probabilidad acumulada igual a la fractila crítica.
Para FC = 0.5 esta será igual a la media esperada de demanda. Y consiguientemente el colchón de ca-
pacidad será nulo. En rigor como la demanda varía como hemos apuntado más arriba en forma cons-
tante y la capacidad lo
Demanda = Capacidad hace en escalones esta
“igualdad” entre deman-
Colchón (-) ∑ Area Colchón (-) da media esperada y ca-
pacidad sólo se cumplirá
en pocos puntos, mante-
niendo en el resto peque-
∑ Area Colchón = 0 ños colchones ora positi-
∑ Area Colchón (+) =∑ Area Colchón (-)
vos, ora negativos.
Tiempo
Manual de Dirección de Operaciones 29
Capítulo V: Decisiones de capacidad
Distribución de Probabili-
dad de la Demanda
FC > 0,5
D + ∆D = DFC
D = D ±σD
D
2σ D
Caso Particular D DF
Distribución Normal ∆D
Para hacer la esperanza del costo mínima, deberemos cubrir idealmente una demanda D=Df
∑ Ai = 0
A( + ) = A( − )
Es decir que tendremos colchón promedio nulo con respecto a D=Df lo que dará un colchón prome-
dio positivo con respecto a la demanda media.
Gráficamente
Distribución de Probabilidad de la Demanda
D = D ±σD
FC < 0,5
2σ C
D − ∆D = DFC
∑ A(+ ) = ∑ A(−)
Es decir que tendremos colchón promedio nulo con respecto a D=Df lo que dará un colchón prome-
dio negativo con respecto a la demanda media, ya que Df es menor a la demanda media.
Como vemos esta decisión es una típica de trade off o compromiso ya que tenemos que balancear dos
factores en su forma justa para tomar la decisión, y la compensación de esos dos factores estará deter-
minantemente influida por la estrategia competitiva de la empresa.
vo cuando el costo de pasarse –costo de la capacidad ociosa o costo del colchón de capacidad (Cco)–
sea inferior al costo de quedarse corto –costo de no satisfacer la demanda, o costo de perder pedidos
(Cpp).
Un ejemplo de empresas que toma la decisión de tener colchones positivos de capacidad son las que
han hecho fuertes inversiones en clientes e imagen y que venden basados en estas inversiones. El costo
de quedarse corto o perder pedidos o no servir de estas compañías será muy superior al costo de pasar-
se, con lo que intentarán dar servicio en todo momento, y ese servicio lo darán con colchones positi-
vos de capacidad. En otras empresas puede suceder que la industria-tecnología tenga bajos los costos
de capacidad ociosa por tener una proporción de costos fijos con respecto a los costos totales baja, por
lo que el resultado del trade off dará a favor de colchones positivos, ya que los costos de pasarse son
muy bajos, con lo que no nos importará tener capacidad ociosa para tener la posibilidad de dar servi-
cio al cliente.
La otra estrategia extrema supondrá mantener –para todo el horizonte de tiempo de la decisión - un
defecto de capacidad o colchón negativo de capacidad. En una analogía con la definición anterior de-
cidiremos mantener un colchón negativo de capacidad cuando el costo de pasarse sea inferior al de
quedarse corto. Un ejemplo de estas últimas es el caso de las industrias de proceso intensivas en capital
–papel, cemento, química– donde el costo de no llenar la capacidad es muy alto porque la contribu-
ción marginal de una unidad más de producción y venta es alta, ya que los costos fijos tienen un peso
relativo alto en los costos totales (ver grafico más abajo). Es por ello que estas industrias operan sólo a
muy altos niveles de ocupación (factor de utilización superior al 90%). Este tipo de industrias son más
propensas a ajustar la demanda a la capacidad a través del precio de venta, que a bajar sus niveles de
producción. Esto explicaría parcialmente las frecuentes variaciones de precios en los commodities in-
dustriales.
También hay industrias y tecnologías en las que es muy costoso parar un proceso, por lo que no po-
demos hacerlo ante una variación negativa de la demanda, es por ello que evitamos también tener col-
chones positivos de capacidad. (ej. alto horno, petroquímica, refino de petróleo)
Otra posibilidad es que la compañía compita basado en sus bajos precios y que haya decidido obtener
los pedidos basado en ser el más barato, con lo que el costo de no servir no será alto, con respecto al
costo de la capacidad ociosa, por lo que también se decidirá por colchones negativos de capacidad.
Gráfico Costos vs Ingresos por ventas utilidad marginal
C M + ∆C M
CM
CM + ∆CM
CM
VV VV + Vm arg inal VV VV + Vm a
∆CM (empresa bajos Costos Fijos)
< ∆CM (empresa altos Costos Fijos)
32 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo V: Decisiones de capacidad
Otra alternativa son decisiones de despliegue de infraestructura donde el costo de una unidad adicio-
nal de capacidad es marginalmente pequeño si se incorpora con la decisión inicial y muy alto si debe-
mos agregarlo a posteriori. Un cable telefónico enterrado debajo de una calle del centro de la ciudad
tiene un costo de instalación miles de veces superior a una unidad más de transmisión (“par” telefóni-
co adicional que pudiera quedar ocioso). Lo mismo en general cuando la contribución marginal de
una unidad de producto consumido exceda la amortización unitaria de la infraestructura desplegada.
Por último tendremos estrategias donde la capacidad estará oscilando por encima o por debajo de la
demanda esperada a lo largo del horizonte de tiempo de la decisión, se corresponderá a industrias
donde los costos de quedarse corto y los de pasarse sean similares.
Si medimos los costos unitarios de todas las plantas para una misma industria y para una misma tec-
nología de proceso, y los graficamos en función a su capacidad productiva, vamos a obtener una “nu-
be” de mediciones, que aplicándole un estudio estadístico de regresión llegaremos a que existe un ses-
go entre los costos unitarios y la capacidad productiva para plantas de una misma industria y una
misma tecnología, y dicho sesgo se puede expresar con la función:
Cu = a ⋅ c −b
Donde Cu son los costos unitarios de la planta, C su capacidad productiva, a y b son factores que son
típicos de cada industria y de la tecnología como veremos adelante.
Gráficamente:
(como % s/precio minorista)
Capacidad de aprendi-
zaje = ƒ (volumen acu-
Costo operativo
l d )
Cu = a ⋅ c −b
b=0
Volumen de ventas (kbultos/mes)
b =1
Lo anteriormente expresado significa que, para una misma industria y tecnología, los costos unitarios
de producción disminuyen con el aumento de la capacidad, a este lo llamamos efecto escala, es decir
que tendremos un premio de delta Cu cuando aumentamos la capacidad en delta C, por efecto escala.
Gráficamente:
b = 0,1
b =1
∆C ∆C
∆Cub=1 > ∆Cub=0,1
∆C b=1 = ∆C b=0,1
Por otro lado vemos que cuanto mayor sea el factor b mayor serán las pendientes negativas de la cur-
va, con lo que serán mayores los “premios” por tener una capacidad mayor. Es por ello que a este fac-
tor lo llamaremos factor de escala y varía entre 0 y 1. Cada industria-tecnología tiene su b. Para el caso
extremo, en la práctica inexistente de una industria y tecnología que tenga un factor b=0 diremos que
sus costos unitarios no varían con la capacidad por lo que no tendremos efecto escala en esa industria-
tecnología (ver gráfico). Por el contrario, un factor b=1 generaría un efecto escala máximo.
De lo anteriormente expuesto, toda industria-tecnología, tendrá un efecto escala, con lo que las plan-
tas más grandes tendrán un “premio” por el hecho de tener mayor capacidad, y a esto lo llamamos
economías de escala. La cuantía de esa economía dependerá directamente del factor b.
También notamos que para una industria-tecnología hay una zona de capacidad a partir de la cual no
se cumple más la expresión Cu = a ⋅ C-b, si no todo lo contrario. A partir de este punto, a medida que
crece la capacidad crecen los costos unitarios, con lo que en vez de tener economías de escala, se sufri-
rán des-economías de escala. Las mismas están aso-
ciadas al crecimiento de la burocracia o confusión
cuando el tamaño excede un óptimo. Des-economías de Escala
.
34 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo V: Decisiones de capacidad
computadoras personales; reactores de mayor volumen tienen mejor rendimiento que reactores chicos;
la rotación del stock de lote de un artículo con alta demanda es mayor que de un artículo con baja
demanda, etc.
Lo anteriormente descrito es un hecho y hay una explicación para cada uno de todos los ejemplos po-
sibles, para entender mejor este punto, vamos a desarrollar el problema para un caso muy simple, el
costo de alambrado de un terreno.
La capacidad del terreno esta dada por la superficie del mismo que en el caso que sea un cuadrado es-
taría dado por la expresión Sup = L2. También estará dado por la superficie, el monto que puedo fac-
turar por el terreno, o mi volumen de venta. El costo del alambrado estaría formado por un costo por
metro lineal que depende de la cantidad de hilos, calidad del alambre, distancia entre postes, etc., es
decir que depende de la calidad del alambrado deseado y este costo lineal lo debemos multiplicar por
la distancia a alambrar, que en el caso del terreno en cuestión será
D = 4⋅L
Factoreando:
4⋅m
Cu =
L
Es decir que el aporte del alambrado al costo operativo del terreno decrecerá con el tamaño del mismo
o más estrictamente con el tamaño del lado del terreno.
Muy parecido a esto, o mejor dicho un sub-producto de las “causas físicas”, son las causas de “Gastos
Fijos”.
Como hemos expresado anteriormente, la capacidad esta dada por la infraestructura de la empresa, es
decir que para una misma industria-tecnología, una planta que tiene mayor capacidad que otra tendrá
también mayor infraestructura.
La infraestructura también es la principal responsable de los costos fijos de la empresa, por lo que, pa-
ra una misma industria-tecnología, una empresa más grande tendrá costos totales fijos mayores.
Pero también ocurre que la infraestructura, y por consiguiente los costos fijos inherentes a ella, crecen
a menor ritmo que los aumentos de capacidad que provocan.
Cf
Si Cu = + Cuv
V
C = V + Co Co = 0 C =V
Entonces V crece linealmente con la capacidad y Cf crece menos que lineal, deducimos que Cu decrece
a medida que aumenta la capacidad por “Gastos Fijos”.
Concluyendo sobre el tema de escala, vemos que por este efecto tenemos un incentivo para aumentar
nuestra capacidad y así obtener economías de escala. Este incentivo depende de la industria-
tecnología, por lo que este criterio será poco relevante en industrias con poco efecto escala, pero por el
contrario será determinante en industrias con b cercano a la unidad.
A medida que evolucionó la tecnología, ha sucedido que el efecto escala se volvió menos determinan-
te, es por ello que en estos momentos no es un criterio sumamente importante, pero en décadas pasa-
das lo fue, tanto así que en la década de los sesenta, el principal argumento para aplicar aranceles de
importación en países emergentes o de mercados pequeños, era precisamente que la industria domés-
tica no podía alcanzar los niveles de costos de las empresas de los países centrales debido, justamente, a
las economías de escala que éstas podían obtener.
Hasta ahora hemos hablado de un solo tipo de capacidad, que sería la máxima que obtendremos de la
infraestructura instalada, es decir que hemos tomado decisiones sobre la cuantía de infraestructura fija
de nuestro “tubo” de producción.
En realidad para muchas industrias esta capacidad es variable y depende del rendimiento técnico que
obtenga en la operación. Este rendimiento puede estar afectado por las materias primas con que se
opere (Ej.: titulo del mineral de hierro en una acería, tipo de petróleo en refinación, calidad de la ma-
dera en aserraderos, etc.), por el mix de producción y venta (ya visto, ej. autos de lujo o utilitarios, pa-
peles pesados o livianos etc.) o por cuestiones técnicas (estado mantenimiento, clima, etc.)
A este segundo tipo de capacidad afectado por un rendimiento, la cátedra no le pondrá un nombre
especifico ya que cada industria y empresa lo denomina a su manera e interés, pero si tenemos que
conocer el concepto y entender que hay decisiones de capacidad menos duras que las ya explicadas y
que afectan la capacidad por rendimiento. Esta es una decisión dura en empresas donde se decidió te-
ner colchones negativos de capacidad, ya que esta circunstancia estará definiendo el volumen real de
producción y venta; por el contrario sería mas “blanda” en empresa con colchones positivos de capa-
cidad, ya que solo afectaría su costo de producción.
En el presente curso no abordaremos este tipo de decisiones ya que dependen fuertemente de cada in-
dustria – proceso – tecnología, y hasta de la estrategia competitiva.
Si bien ya hemos tomado la decisión que nos determinó una infraestructura física (y el colchón de ca-
pacidad) debemos decidir como hemos de aprovecharla. Un ejemplo de esta decisión es determinar la
cantidad de turnos que vamos a trabajar con los activos fijos desplegados (podemos trabajar desde un
turno (184-200 horas por mes) a 3 turnos (672 - 744 horas por mes)
Esta es una decisión menos dura, más reversible, y a menor plazo que las anteriores.
Vamos a estudiar los problemas de esta decisión sobre el caso mas general: el de bienes acumulables,
donde:
D = V + −Ds
Para el marco de esta decisión supondremos que tenemos una capacidad por estructura física superior
a cualquier demanda mensual, ya que si la demanda es superior a la capacidad física, no nos quedaría
otra decisión que desplegar la totalidad de los recursos para conseguir el mayor volumen posible de
producción.
Con todo esto en mente podemos planear la capacidad según tres diferentes estrategias. La Eg1 ten-
dríamos una capacidad igual a la demanda máxima del periodo considerado, una Eg2 donde la capaci-
dad sería la demanda media del periodo, y podemos tomar una Eg3 donde la capacidad o volumen de
producción sea variable en el periodo e igual a la demanda en cada momento.
Tiempo Tiempo
E D E D
Manual de Dirección de Operaciones 37
Capítulo V: Decisiones de capacidad
Demanda acumulada
Capacidad acumulada
En la Eg1 nunca perderemos pedidos ni acumularemos stocks por exceder la capacidad a la demanda
en cada instante. Pero el costo de utilización de la capacidad será el más alto.
Pérdida de Pedidos
Stock
Demanda ó Ven-
ta Real
Costo de man-
tener Stock
Aparece costo mantener
En la Eg2 tendremos un período donde acumularemos stock; otro período donde la D es mayor a ca-
pacidad planeada, con lo que consumiremos ese stock; otro período donde D sigue siendo mayor a Cp
pero como no tenemos stock acumulado, comenzaremos a acumular pedidos pendientes de entrega, o
si los clientes no pueden esperar por la entrega de su demanda, perderemos pedidos; y por ultimo otro
período donde D es menor a Cp por lo que acumularemos nuevamente stock o si hemos acumulado
pedidos sin entregar o “pendientes” estaremos supliendo estos.
En esta estrategia aparecen dos zonas distintas, una donde tendremos stocks (Área rosa) por lo que
tendremos el costo de mantener los mismos. (Ver Stocks donde se explica de donde proviene y como
se calcula el costo de mantener stocks)
38 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo V: Decisiones de capacidad
Y otra zona (verde) donde tendremos un stock de pedidos pendientes de entrega si los clientes pueden
esperar a que tengamos disponible el producto para su entrega, o en su defecto perderemos directa-
mente los potenciales pedidos. En cualquiera de los dos casos tendremos un costo de no servir en
forma ideal a nuestros clientes.
En la tercera estrategia, la Eg3, que evitaría incurrir en el costo de mantener stock o en el costo de per-
der pedidos, pero indefectiblemente nos aparecerá el costo de variar el ritmo de producción adecuán-
dolo permanentemente a la demanda que dependerá de la industria – proceso – tecnología.
El costo de variar la producción también dependerá en alguna medida, de que tipos de medidas to-
memos para hacerlo. Podemos hacer horas extras que legalmente cuestan un x% más que las norma-
les, podemos contratar personal temporario, donde pagaremos un “sobrecosto” a la agencias y tendrán
una menor productividad ya que por su carácter de temporarios, su aprendizaje por producción acu-
mulada será menor; podemos suspender personal, o utilizarlo para tareas menos productivas, etc. To-
das estas alternativas generan un costo de producción superior al costo standard que se deberá imputar
a la decisión de variar el ritmo de producción.
La estrategia preferente será aquella que haga mínimo el costo total atendiendo a todos los componen-
tes de dicho costo total discutidos más arriba:
Ctotal = min = Cproducir + C mantener stocks + Cvariar cap. prod. + C no atender demanda = mínimo
(*)
En esta expresión podemos asumir que Cp no varía con esta decisión .
(*) En rigor esto es una simplificación que asumiría que todos los costos están asociados a la decisión de capacidad aparente. Esto no es
realmente así. Una máquina utilizada 3 turnos se desgasta más que una operada a un turno, necesitamos supervisión por cada turno agrega-
do,…
Del análisis anterior, tenemos que optimizar la decisión compensando tres costos: el costo de mante-
ner stock, el costo de no servir, y el costo de variar el ritmo de producción o en su defecto no aprove-
char al máximo la capacidad planeada.
Es decir que podemos dar servicio a cliente a través de acumular stock que llamaremos de compensa-
ción, ya que “compensamos” acumulando stocks en momentos donde la capacidad lo permite, para
que estos mismos sean usados cuando lo capacidad no alcanza, o si esta estrategia es muy costosa, po-
demos inclinarnos por ir variando el ritmo de producción con la demanda, si esto es menos costoso,
en comparación a acumular stocks.
Los stocks de compensación también son llamados estacionales, aunque estrictamente los problemas de
estacionalidad, son solo una parte de aquellos.
Esto pareciera indicar que la expresión anterior conduce “aséptica y objetivamente” a la mejor deci-
sión de utilización de capacidad, entendiendo por tal aquella Egi que hace mínima la sumatoria de to-
dos los costos relevantes.
Manual de Dirección de Operaciones 39
Capítulo V: Decisiones de capacidad
Así el costo de quedarse corto de una empresa cuya estrategia enfatiza servicio a la demanda será más
alto que en una empresa orientada a competir en precio. El costo de pasarse será más gravoso en una
compañía con altos costos de oportunidad de uso de capital que una con bajos costos de acceso al cré-
dito.
El costo de acumular stock será más alto en una empresa que hace de la calidad, y frescura del produc-
to un distintivo competitivo, que en aquella que sólo ofrece disponibilidad. Y el costo de variar el rit-
mo de producción será más alto (incluso inaceptable) en empresas con un alto énfasis en el diseño de
la tarea – el hombre como eslabón central de la creación de valor económico o en empresas de una
tecnología inflexible – como veremos más adelante – que en empresas menos sensibles a los vaivenes
en dimensión de la plantilla de trabajadores. Como hemos sostenido hasta aquí “nada relevante – las
decisiones de capacidad son decisiones estratégicas centrales del enfoque de la planta – escapa a la “ta-
rea” de producción”.
La primera de ellas sería las horas extras, que aumenta las horas que trabajaría nuestra estructura, con
lo que aumenta la capacidad. Esta medida es muy flexible ya que se puede revertir en cuestión de
horas, ya que se puede dejar de hacer horas extras con solo informarlo, pero por otro lado, aumenta
los costos unitarios de las unidades extra de producción por dos razones, una por que se debe pagar
cada horas extras un % más que las horas normales por ley; y la otra por el hecho de trabajar más
horas que la jornada normal, se obtendrá menor producción por la fatiga de los trabajadores.
Otra opción bastante flexible es contratar trabajadores temporarios o por agencia, pero hay que tener
en cuenta que estos no tendrán el aprendizaje que tendrían trabajadores permanentes y por consi-
guiente su productividad horaria (producción /tiempo trabajado) será menor; y el costo por hora de
los mismos es superior al de los trabajadores permanentes.
También se puede sub-contratar capacidad, pero también subirá el costo unitario de las unidades adi-
cionales.
Otra alternativa seria modificar las especificaciones técnicas de los productos que fabricamos y ven-
demos, para que utilicen menos los recursos productivos críticos y conseguir así una mayor capacidad
de producción, lo que provocará una menor cantidad de clientes insatisfechos por falta de entregas,
pero puede erosionar la imagen del producto que vendemos a largo plazo.
En la misma línea estaría modificar el mix de producción y ventas a un mix más productivo, (ej. hacer
2
papel entre 70 y 90 g/m ) lo que aumentará nuestra capacidad aparente, pero seguramente aparecerá
en contraposición alguna pérdida.
40 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo V: Decisiones de capacidad
Una decisión muy común es la de inversión selectiva en el cuello de botella de la línea productiva, lo
que provocara una mejora de la capacidad de producción de la misma sin una altísima inversión. Este
tipo de decisiones suele tener una alta productividad de unidades extra con respecto a la inversión rea-
lizada para obtener esas unidades extra, pero en contrapartida, la capacidad resultante no será muy su-
perior a la original.
Por el contrario a todas las opciones anteriores, una inversión en activos fijos, posiblemente no au-
mente los costos unitarios, es más, es posible que los baje, pero como sabemos, este tipo de decisión es
altamente irreversible.
Por lo anteriormente expuesto, podemos inferir que, a medida que las decisiones son más duras, estas
son más inflexibles, más interdependientes, comprometen más recursos, dependen más del entorno,
por lo que serán mucho mas riesgosas. Pero también bajarán los costos unitarios, darán más flexibili-
dad al área operaciones para dar servicio al cliente - ya que el colchón de capacidad positivo da esa po-
sibilidad - etc.
Este tipo de decisiones las tiene que tomar la Alta Dirección y hasta podemos decir que están dentro
de la definición de la estrategia de la compañía, por lo que a veces, ante la incertidumbre se toman de-
cisiones blandas por falta de definición o capacidad para tomar decisiones duras.
Hay que tener en cuenta que cuando por “inercia” no se toma una decisión dura, - con lo que aparen-
temente no se expone tampoco al riesgo inherente a la misma - en realidad se está tomando por el ab-
surdo la decisión dura de no tomarla, con lo que corremos el riego que ante la competencia perdamos
tiempo, tengamos mayores costos, no sirvamos convenientemente a nuestros clientes etc.
Como dijimos anteriormente, las decisiones duras de capacidad nos acercan al ideal de la tarea de producción
en forma determinante, por lo que desde este punto de vista, este tipo de decisiones son las más convenientes,
pero en contraposición los riesgos que deberemos asumir son máximos, es más podemos decir que estas decisio-
nes duras de capacidad, son parte de la definición de la tarea de producción
Hay situaciones de alta volatilidad de demanda que, ante el altísima imbricación de recursos que tienen las deci-
siones duras, puede ser una buena opción adecuar la capacidad con pequeños pasos más blandos. El mismo po-
sicionamiento provoca la incertidumbre macroeconómica.
Por el contrario, como la capacidad productiva es uno de los principales recursos que tenemos para dar servicio
al cliente, el mercado puede empujarnos a subir la nuestra, a través de decisiones que efectué nuestra competen-
cia, cambios en las costumbres del cliente, etc., que nos posicione en inferioridad ante nuestros clientes, situa-
ción que solamente se cambiará con un aumento acorde de nuestra capacidad.
Una buena capacidad financiera, tanto propia como de disponibilidad de líneas de crédito, es determinante para
la toma de decisiones duras de capacidad ya que las mismas requieren alta cantidad de recursos financieros.
En un lado de dicho espectro están las decisiones de capacidad que implican una gran inversión en
activos fijos y que esperamos nos cambien el estado actual de nuestra compañía hacia otro más acorde
Manual de Dirección de Operaciones 41
Capítulo V: Decisiones de capacidad
con nuestra misión, lo que impactará determinantemente en nuestros resultados, pero por su alto
tiempo de ejecución y la cantidad de recursos puestos en juego, se convierten en una de las decisiones
más riesgosas de la empresa.
Estas decisiones determinan uno de los recursos más importantes que tenemos para dar servicio a
clientes y flexibilidad área de operaciones que es la capacidad ociosa, pero en contrapartida, tener
ociosidad es muy costoso, constituyendo uno de los grandes trade off que presenta la actividad empre-
saria.
En el otro lado del espectro están la decisiones blandas de capacidad, donde debemos elegir entre dos
herramientas para dar servicio a cliente: los stocks de compensación y la otra opción será variar el rit-
mo de producción de acuerdo a como varía la demanda. Ambas tendrán costos vinculados que serán
compensados con los beneficios de servir convenientemente a los clientes.
Lo que tienen en común todas las decisiones de capacidad es que para dar servicio a los clientes, debe-
remos incurrir en costos y justamente para solucionar este trade off entre costos y servicio a cliente,
deberemos tener en claro la manera en la cual decidimos generar valor en nuestra compañía.
Manual de Dirección de Operaciones 43
Capítulo VI: Decisiones de localización
6.1 - Definición
Las decisiones de localización implican decidir el lugar o los lugares en donde se establecerán las ope-
raciones de transformación de la empresa.
En línea con el enfoque de la Cátedra, nos ocuparemos de la cuestión desde la perspectiva de las em-
presas que crean valor, principalmente, por transformación industrial.
Algunas compañías se ven tentadas a beneficiarse con tipos de cambio ventajosos, leyes promocionales
de radicación, bajo nivel de salarios, etc. que ocasionalmente son ofrecidos por países o regiones que
buscan atraer inversiones.
Recordando la naturaleza dura de las decisiones de localización, es imprescindible analizar cuidadosa-
mente este tipo de ventajas. Por un lado la experiencia dice que, frecuentemente, estas situaciones no
son duraderas y por otro, se impone un esfuerzo por entender cuales son las variables relevantes a te-
ner en cuenta; por ejemplo, seguramente será la productividad y no el bajo nivel salarial el término
adecuado a incluir en la ecuación.
Generalmente, luego del primer estudio, aparecen varias posibilidades de localización que exigirán
una profundización del análisis para descartar las opciones menos atractivas y seleccionar aquella que
más aporta al perfil buscado.
Esta tarea supone evaluar, para cada caso particular, los factores que condicionan la decisión y el peso
relativo de cada uno en la decisión final.
Algunos de estos factores pueden identificarse fácilmente y su cálculo puede realizarse sin mayores di-
ficultades:
• Suministros
• Mano de obra
• Materiales
• Impuestos
• Depreciación
• Transporte
• Disponibilidad de instalaciones
Del análisis metódico y combinado del impacto conjunto de las variables indicadas en las alternativas
de localización, deberá obtenerse la recomendación definitiva.
El proceso se realiza para todas las opciones y luego se comparan los puntajes obtenidos por las alter-
nativas.
Ejemplo:
Puntuaciones máximo 10 Puntuaciones ponderadas
Ponderación Ciudad A Ciudad B Ciudad A Ciudad B
Suministros 0.35 6 7 0.35 x 6 = 2.10 0.35 x 7 = 2.45
Mano de obra 0.25 8 6 0.25 x 8 = 2.00 0.25 x 6 = 1.50
Transporte 0.10 5 4 0.10 x 5 = 0.50 0.10 x 4 = 0.40
Formación de 0.15 7 6 0.15 x 7 = 1.05 0.15 x 6 = 0.90
fuerza laboral
Ausentismo 0.15 5 4 0.15 x 5 = 0.75 0.15 x 4 = 0.60
200,000
Costo anual
150,000
100,000
La Plata
50,000 Bahía Blanca
Córdoba
0
0 5,000 10,000 15,000 20,000 25,000 30,000 35,000 40,000 45,000
Volumen anual
46 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VI: Decisiones de localización
100
Ciudad C
80
60
40
Ciudad D
20
0
0 20 40 60 80 100 120 140 160
Dirección Este-Oeste
El origen de las coordenadas es arbitrario pero las distancias relativas de las ciudades mercado, que in-
cluyen las alternativas de localización a dicho origen son reales.
En el gráfico del ejemplo el lugar recomendado para la localización es el de la ciudad cuyas distancias
al origen coinciden con las coordenadas del centro de gravedad, el cual está expresado por las siguien-
tes ecuaciones:
Coordenada x del centro de gravedad = sumatoria de (dix.Qi) / sumatoria (Qi)
Coordenada y del centro de gravedad = sumatoria de (diy.Qi) / sumatoria (Qi)
donde:
dix es la coordenada x de la localización i
diy es la coordenada y de la localización i
Qi es el volumen de bienes transportados desde el origen “0” hasta la el mercado i
En algunos casos está originada en la caducidad de las materias primas o su elevado costo de transpor-
te. En otros debido a que el proceso de transformación supone una gran reducción del volumen (ase-
rraderos).
Podría decirse que esta decisión está marcada por el énfasis en costos, operativos y de inversión.
“Cuando una planta llega a 300 operarios no la hacemos crecer más”, era el criterio aplicado por una
empresa española donde las desventajas de enfoque comenzaban con plantas que superaban esa dota-
ción. La explicación que daba su Gerente General era que un Gerente de Planta no puede conocer a
cada uno de sus operarios si superan los trescientos.
Generalmente, cuando se decide la ampliación en otra localización se está poniendo énfasis en enfo-
que en la “tarea” de producción.
48 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VI: Decisiones de localización
Si bien está condicionada por varios factores, la localización impacta, fundamentalmente, en los cos-
tos: los laborales, los de producción (principalmente por el nivel de inventarios) y los de transporte.
Existen varios métodos para la evaluación de alternativas de localización: de los factores ponderados –
o matrices de localización-, del centro de gravedad, del punto muerto, y el modelo de transporte.
Existen tres tendencias básicas para la primera localización: proximidad a los proveedores, proximidad
a los mercados y proximidad a los competidores. También encontramos soluciones de compromiso
como son los Polos industriales y los Parques industriales.
En cuanto a las ampliaciones, las posibilidades son en la misma localización, en otra localización o
mediante “otra planta dentro de la planta”.
Manual de Dirección de Operaciones 49
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
Bajo este título reconocemos dos diferentes decisiones: las de tecnología propiamente dicha relacionadas
con el despliegue de la infraestructura material (equipo, maquinaria, instalaciones físicas, …) y las de-
cisiones de diseño de la tarea relacionadas con el despliegue de la infraestructura inmaterial (personas,
conocimientos, información, …) enfocada en la resolución de la integración del hombre con el proce-
so productivo.
Como veremos a lo largo de su desarrollo ambas decisiones –de tecnología y diseño de la tarea- están
íntimamente imbricadas lo que lleva a confundirles en un solo campo que da título a este capítulo de
este Manual.
Este recorrido requiere establecer una base de referencia permanente e independiente del paso del
tiempo.
Hemos definido bastante temprano en este trabajo que el propósito u objetivo de la Dirección de la
Producción es la maximización de valor económico creado por transformación en la empresa indus-
trial, tanto en términos absolutos (cuantía del valor económico agregado) como relativo a la infraes-
tructura utilizada para su creación (productividad).
Para el camino que nos proponemos recorrer valor a redefinir este propósito alrededor de dos ejes
concurrentes al mismo: la mejora de los procesos (más output, …) y el control de los procesos (… el
output previsto o comprometido).
Y a la luz de estos dos objetivos analizamos la evolución del sistema industrial desde sus orígenes rele-
vantes (la evolución industrial …) hasta nuestros días.
Así se conjugaban:
• el dominio de la energía a través de la máquina de vapor
• una abundancia de recursos financieros y una demanda generalizada de bienes para muchos
• un avance sin precedentes del conocimiento tanto en términos teóricos como aplicados
50 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
• y un período relativamente prolongado de paz en los países centrales que permitía ocuparse
de la producción
El despliegue de infraestructura material era hasta entonces reducido a máquinas simples y universales
en talleres pequeños operados por artesano con un conocimiento empírico y no formal de las técnicas
productivas. La producción era en volumen pequeña, incapaz de satisfacer las demandas de la socie-
dad por más y mejores bienes.
El dominio de la energía permitía concentrar –con el concurso de capital abundante- muchas máqui-
nas en un mismo lugar: la fábrica, donde con el concurso de árboles, correas y poleas la energía pasaba
de la máquina de vapor a las máquinas productivas (telares, tornos, …).
Era en éstas máquinas muy simples y rudimentarias donde trabajadores calificados realizaban una ta-
rea sólo ordenada por la experiencia de trabajadores obtenida a través de muchos años de trabajo en
solitario o en pequeños grupos donde el conocimiento se transmitía de “maestros” a “aprendices” por
observación, copia, exposición personal del ayudante al oficial.
No es de extrañar entonces que cada trabajador llevara consigo habilidades, herramientas, pero a la vez
falta de objetividad, métodos diferentes no pocas veces contaminados de prácticas perversas para la
productividad y para la calidad y uniformidad de los productos obtenidos.
En este estado de cosas irrumpe en escena Frederik Taylor (1856-1915) quien sería a la postre el fun-
dador de la administración científica de la producción y con ello sentaría las bases de la ingeniería in-
dustrial moderna.
Pronto Taylor reconoce en el ambiente industrial de sus días que la limitación más importante para
obtener mayor valor económico de la planta es el trabajador, su metodología, su dispersión en infini-
tas tareas para las cuales estaba sólo medianamente calificado y la incapacidad de transmitir tan rápido
como lo demandaba la sociedad, ese conocimiento y habilidades a otros hombres que pudieran trans-
formar energía, capital y conocimiento en mayor flujo de bienes y productos.
En definitiva mantener las condiciones de trabajo dentro de márgenes aceptables quedaba en las ma-
nos del trabajador que debía reunir conocimientos amplios aunque empíricos de materiales, de mecá-
nica, herramental, mantenimiento de máquinas, etc..
Todos estos conocimientos eran difíciles de reunir, pero aún más difíciles de transmitir ordenada y
rápidamente a otros trabajadores.
Y aún cuando este conocimiento no era abundante, la planta industrial de la época no era muy eficaz
aprovechando un recurso tan escaso. Así, además de las tareas en las que el conocimiento del trabaja-
dor era el factor habilitante de la producción, tales como producir, mantener herramientas y decidir
los métodos de trabajo, el “maquinista” llevaba adelante otras tareas de poco valor agregado como
movimiento de materiales, acopio de piezas, limpieza, preparación de la máquina, lubricación, etc..
En resumen Taylor encuentra una planta industrial donde el trabajador industrial, con métodos sub-
jetivos y anárquicos, que podía transmitir con dificultad después de mucho tiempo, era el principal
obstáculo para el avance de la producción.
Taylor propone y logra implantar un movimiento que luego se conociera como de la Administración
Científica de la Producción cuyos principios claves son:
Manual de Dirección de Operaciones 51
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
Taylor fue exitoso y la productividad en esta etapa de la historia de la planta industrial moderna crece
por 3:5 y la capacidad de producción fuera de especificación pasa de 20/30% a menos de 10%.
Control de Procesos Mejora de procesos
Concepto Aproximación científica al diseño de procesos y del Estandarización del mejor método
puesto de trabajo
Cómo Comparación del desempeño real contra un están- Análisis de métodos, partiendo la tarea en elementos y
dar asignando los diferentes elementos a un especialista
Resultado Reducción en la variabilidad en el desempeño (me- Eliminación de tiempos muertos y reprocesos. Me-
nor dispersión) jora de la productividad 3:1
Paralelamente la evidencia empírica empieza a mostrar que la “normalidad” del mundo que Taylor
imaginara de operarios entrenados en ambientes especializados, produciendo bajo la dirección cientí-
fica de una gerencia industrial ilustrada, con métodos standarizados y constantes para producir en un
tiempo normal una misma cantidad de output en forma consistente no es la regla sino más bien la ex-
cepción.
La normalidad de Taylor es más bien una media estadística, antes que una constante. Las barras me-
canizadas en una máquina no son todas iguales en dureza o rugosidad, las herramientas no son exac-
52 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
tamente iguales entre sí y la duración de su filo afectadas de infinitas causas que se recombinan en el
momento de producir en forma compleja. Los operarios tampoco son iguales en habilidades, esfuerzo
y consistencia para seguir el método.
Pero esta falta de normalidad no implica caos. Más bien que el concepto de normal debe reformularse
para admitir que lo normal no es un valor de dureza, tiempo o esfuerzo, sino más bien una “banda de
valores” alrededor de la media standard que se distribuyen estadísticamente.
Así se consolida – hacia 1930 - la segunda etapa en la evolución de la planta industrial moderna: el
control estadístico de proceso. Para entender la división de roles entre la máquina y el hombre pode-
mos hacerlo viendo la evolución de la maquina de referencia en la etapa tayloriana – el torno paralelo
– evolucionar hasta el torno revolver.
A diferencia del torno paralelo – una máquina universal – el torno revolver es una máquina especiali-
zada. Los cambios en relación a su predecesora están en un husillo hueco, que permite pasar las barras
por el corazón de la máquina, un plato de mordazas mecanizado, que mediante una serie de palancas
deja caer la pieza terminada, avanza la barra hasta dejar expuesto el material para un nuevo ciclo de
mecanizado y se cierra para fijar la pieza y transmitir la potencia del motor sobre el filo de la herra-
mienta.
Con estas previsiones implantadas en forma consistente en la máquina, el trabajo del hombre se ve re-
ducido a empujar o tirar de palancas y pedales, mientras la mecanización de los movimientos ejecutan
un procedimiento cerrado y único, diseñado por los metodistas, para producir cada pieza con el mejor
método. El hombre queda capacitado para producir tras la adquisición de una fracción de las habili-
dades del tornero tayloriano, una fracción menor de su antecesor, el artesano pre-industrial.
Pero si bien la máquina se lleva una porción sustantiva de la tarea encomendada al hombre en la etapa
anterior, el control estadístico de procesos (también simbolizado con la sigla SPC por statistical pro-
cess control) devuelve al hombre el control y observación del proceso.
El nuevo enfoque de gestión debe asegurarse que el proceso está procediendo dentro de la normali-
dad, ya no la de Taylor, sino la de la normalidad estadística, definiendo como tal aquel que presente
un desempeño circunscripto a una banda de apartamientos pequeños en relación a la normal o stan-
dard (la de Taylor).
Cuando el apartamiento excede lo “normal” se establece una respuesta normalizada, es decir única pa-
ra cada tipo de problema. El identificar el momento en que el proceso deja la normalidad, las causas
detrás del apartamiento y aplicar los procedimientos contingentes establecidos como respuesta siste-
mática para devolver al proceso a las condiciones planeadas, es ahora una misión encomendada al ope-
rario a través de gráficos de control.
Mediante este tipo de gráficas se evalúa la normalidad y perdida ésta se invocan procedimientos de ex-
cepción preparados por matemáticos e ingenieros de proceso, por el mismo operario que deberían re-
trotraer el proceso a la normalidad –lo que era frecuente– o si la anormalidad persistía, llamar la aten-
ción de la gerencia.
Manual de Dirección de Operaciones 53
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
Fuera de
régimen
Media mas n desvíos standard
Medida de desempeño
Media
Tiempo
Para entender que significado tienen estos procedimientos contingentes podemos llevar adelante la si-
guiente analogía. El proceso es una habitación, la normalidad expresada por la temperatura de la habi-
tación, el objetivo mantener 26º C, las condiciones del proceso llevar a aceptar que obtener
exactamente 26º C es imposible todo el tiempo, y que la temperatura será normal en el intervalo 24-
28º C.
Introducimos en escena un termostato que regulamos para activarse en los límites 28ºC – encender
un ventilador – y 24ºC – apagar el ventilador. Con esto somos capaces de mantener la temperatura
dentro de la normalidad.
En nuestra analogía el termostato es el operario, las temperaturas 24 –26- 28 los límites de normali-
dad, la gráfica de control el medio de información del “termostato-operario” y el ventilador el proce-
dimiento de excepción diseñado por los ingenieros de proceso para devolver el proceso a la normali-
dad.
Los resultados de la aplicación de estos conceptos tuvieron resultados muy sonados, especialmente en
materia de reducción de la variabilidad en el desempeño de los sistemas productivos: la cantidad de
Desarrollo de una respuesta normalizada a apartamientos Reconocimiento de la naturaleza dinámica de los procesos
sistemáticos en la respuesta esperada como normal. productivos
Comparando la respuesta real contra la media y dispersión Invocación de procedimientos de resolución de problemas
de un sistema estable desarrollados para eliminar causas de variación
Resultados
Dramática reducción en la dispersión en el desempeño del Mejora moderada de la productividad (3:2), altísima reduc-
sistema ción en reprocesos
54 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
En materia de productividad también los resultados fueron positivos – reducir la variabilidad impacta
el volumen de producción – pero menos estridentes o impresionantes que en la etapa “Tayloriana”.
En el cuadro anterior podemos ver un resumen de la etapa en los dos aspectos elegidos para el segui-
miento de esta evolución: el control y mejora de los procesos.
La posibilidad de dar un paso más en la profundización del proceso de vaciamiento del aporte del
hombre al proceso productivo y la ampliación de la aportación de la máquina sería habilitada – hacia
1960 – por dos avances en el terreno de la tecnología: la difusión del motor eléctrico de corriente con-
tinua en el terreno industrial y la electrónica como rama de la ciencia separada de la electricidad.
La corriente continua (c.c.) fue conocida antes que la corriente alterna (c.a.) pero por motivos que no
vienen al caso fue la corriente alterna la que se impuso en la fabricación de motores industriales. Una
característica asociada a la corriente alterna como subyacente en las máquinas eléctricas es que la velo-
cidad entregada por el motor es constante y sólo determinada por la frecuencia de cambio de polari-
dad de la corriente.
Esto llevaba a que los cambios de velocidad de la pieza contra el filo de la herramienta sólo podían
hacerse por escalones y con ello buena parte de las adaptaciones de los parámetros del proceso a medi-
da que avanzaba la producción dejados en manos del operario. El motor de corriente continua indus-
trial no tiene esta limitación lo que daba la posibilidad de establecer condiciones de operación cons-
tantes aun cuando variara el radio de la pieza o el diámetro de las herramientas.
El segundo avance de significación fue la electrónica que a través de los controladores lógicos de pro-
ceso (LPC) permitieron medir con una precisión muy alta los parámetros de desempeño del proceso y
enviar una señal sobre el estado del sistema a otros controladores lógicos capaces de – con el auxilio de
motores de c.c. – modificar la velocidad de la máquina, el avance de la herramienta, el desplazamiento
de la misma en cualquiera de las direcciones del espacio y todo en forma contingente.
Para entender la división de roles entre la máquina y el hombre en este nuevo entorno podemos
hacerlo viendo la evolución de la maquina de referencia en la etapa precedente del SPC – el torno re-
volver – evolucionar hasta el transfer.
A diferencia del torno revolver – una máquina especializada – el transfer es una máquina universal pe-
ro de una versatilidad enorme. Los cambios en relación a su predecesora están en poder abandonar la
simetría de revolución propia de las piezas torneadas, para moverse con libertad muy amplia en las
tres direcciones en el espacio. Paralelamente ahora las herramientas no están adosadas a la máquina,
mediante el dispositivo mecánico del revolver, sino dispuestas en un magazzine o cadena desde donde
la máquina – asistida por los LPC – podía recuperarlas cuando la demanda el método de trabajo.
Manual de Dirección de Operaciones 55
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
El método a su vez está “grabado” en un dispositivo inteligente – unidad de control del proceso o
CPU – que alimenta a la máquina transfer y le permite ejecutar todos los desplazamientos necesarios
para conformar la pieza terminada. En sus orígenes estas instrucciones eran programadas en un código
binario (unos y ceros) por lo que a estas primeras máquinas - y a la etapa evolutiva en su conjunto – se
la conoce como del”control numérico” o NC, por sus siglas en inglés.
Con estas previsiones implantadas en forma consistente en la máquina, el trabajo del hombre se abre
en dos instancias: el operario de producción se ve reducido a alimentar las piezas o materiales en bruto
y reponer las herramientas en el magazzine y llevarse las piezas terminadas. El entrenamiento requeri-
do es mínimo y la aportación de valor consiguientemente también mínima.
mos
Un activador opera continuamente sobre la controla- Escribe programas de modo de clonar la respuesta de la
Cómo
Mantener la estabilidad en el desempeño con gamas incre- La productividad se eleva en relación (3:1)
Resultados
mentadas 10:1
quien a partir de los códigos de programación traduce el método en el lenguaje apto para los LPC y
motores de c.c. que lo ejecutan. Su capacitación muy importante, como también la capacidad de pro-
ducir programas y atender múltiples máquinas al mismo tiempo.
La máquina transfer es relativamente universal, puede operar sin atención por períodos prolongados.
Para obtener piezas diferentes sólo es necesario reemplazar una sentencia en un programa por otra. Pa-
ra implantar un nuevo método cambiar el programa – no hay operarios que reentrenar, ni resistencias
al cambio que vencer.
En el cuadro que sigue podemos ver un resumen de la etapa en los dos aspectos elegidos para el se-
guimiento de esta evolución: el control y mejora de los procesos.
56 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
La electrónica – al inicio valvular, muy voluminosa, costosa y de alto mantenimiento sólo apropiada
para grandes instalaciones y máquinas – pronto dará paso al estado sólido, microprocesadores capaces
de llevar a cabo millones de cómputos por segundo inscriptos en una pastilla o “chip” de pocos milí-
metros por el procedimiento de fotografiar micro-circuitos en la superficie de la pastilla.
Adaptabilidad a los Programación por control numérico Nuevos procedimientos son fácilmen-
cambios te obtenibles borrando una sentencia
y tipeando otra diferente
Aparecen en escena los AGV’s (por automatic guided vehicles) que se encargan de conducir los mate-
riales a procesar hasta las líneas de producción y montaje, y de retirar las piezas terminadas de los cen-
tros de mecanizado automatizados.
Del mismo modo la robotización llega a los almacenes de materiales, herramientas y producto termi-
nado. Los ASR (por automatic storage & retrieval) son robots transelevadores que se mueven en pasi-
llos de almacenes de alta densidad y altura para almacenar y recuperar materiales en forma automáti-
ca, a la vez que minimizar los espacios recorridos maximizar la utilización del espacio de almacenaje.
Toda esta potencia de automatización constituye una planta robotizada o centro integrado de manu-
factura (CIM), que puede trabajar en forma continuada y autónoma por períodos muy importantes
de tiempo.
Si bien todavía estos centros están aislados y requieren interfases con proveedores y clientes “conven-
cionales” en un futuro podrían integrarse en redes celulares interconectadas entre sí mediante trans-
portes robotizados.
Esta coordinación esta facilitada también por un altísimo desarrollo de las comunicaciones, conven-
cionales, de voz, y de datos. El gran facilitador ha sido el EDI (por electronic data interexchange) que
permite el dialogo entre computadoras sin la intervención del hombre, y los sistemas de radiofrecuen-
Manual de Dirección de Operaciones 57
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
cia que permiten conectar a las computadoras centrales con los robots, algunos de los cuales (como los
AGV’s) están en movimiento libre en todo el ámbito del CIM.
Ahora bien contrario sensu el transfer la planta robotizada es un ejemplo de la aplicación de la auto-
matización “dura”, constituyéndose en plantas enormemente enfocadas a una tarea de transformación
muy estrecha en alcance. Estas plantas, altamente eficientes en lo que están diseñadas para hacer, son a
la vez enormemente inflexibles y muy débiles frente a cambios incluso pequeños en el entorno.
Un robot no aprende en el sentido que lo hace el hombre. No está en su naturaleza juzgar un cambio
en el entorno ni adaptarse. Un semáforo es un robot muy elemental, pero representativo de la respues-
ta a la contingencia. A las tres de la mañana y sin tránsito que gestionar seguirá dando su secuencia in-
flexible de verdes-amarillos-rojos.
Un robot puede pintar una carrocería en la línea de montaje de Toyota de blanco, el siguiente de rojo
y el tercero de azul. Pero toda la instalación estará atada al éxito del modelo para el que haya sido di-
señada. Que el modelo con motor 1300cc sea menos exitoso que el 1000cc puede hacer una planta
obsoleta aun antes de haber producido la primera unidad. “Una planta robotizada del año 2000 en el
año 2010 será 10 años vieja”.
Por el lado del hombre las noticias son aún peores. La tecnología dura propia del CIM es sustitutiva
del hombre al que deja fuera de la ecuación de producción. Ya no quedan para el hombre ni siquiera
las tareas logísticas de bajo valor añadido de la etapa anterior. Tampoco los especialistas, que diseñan
robots y escriben programa pueden sustituir los puestos de trabajo que el robot destruye. El camino
parece ser el de la reducción de la jornada de trabajo para que dos hombres (especialistas) hagan el
trabajo de uno. Esto tiene de cualquier manera un paliativo muy marginal y por otra parte quiere en-
trenar, en disciplinas altamente sofisticadas a dos personas donde podría hacerlo una.
El CIM es el pináculo de un camino iniciado más de un siglo atrás en el que la concepción mecanicis-
ta de las capacidades humanas en relación al proceso productivo reconoció en el hombre un obstáculo
para el avance de la producción y se propuso desplazarlo del centro de la escena, hasta lograr, en nues-
tros días tirarlo por la borda.
En el cuadro que sigue podemos ver un resumen de la etapa en los dos aspectos elegidos para el se-
guimiento de esta evolución: el control y mejora de los procesos.
Cómo Un activador opera continuamente sobre el contro- Automatic guides vehicles (AGV), robots, automatic
lador para compensar los cambios en el medio de storage and retrieval (ASR), CAD/CAM
proceso
Resultado Mantener la estabilidad en el desempeño con gamas La productividad se eleva en relación 3:1
incrementadas 1000:1
58 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
¿Esto quiere decir que las plantas industriales que conocemos terminarán tarde o temprano robotiza-
das?. Pues no. No obstante ninguna planta de nuestros días podría confundirse con un taller de fines
del siglo XIX los distintos modelos han permanecido en una saludable coexistencia como tratamos de
Administración Científica
(Taylor)
Control Numérico
(NC)
Centro Integrado de
Manufactura (CIM)
Y esta coexistencia no es el fruto sino del enfoque de los medios de producción por plantas sometidas
a “tareas” de producción diferentes en énfasis y prioridades, y sometidas a exigencias distintas en en-
torno de producción.
Las tecnologías convencionales (Taylor, SPC, NC) siguen fuertes en los terrenos donde la necesidad
de adaptación del producto y el proceso a los cambios en materiales, proveedores, preferencias del
consumidor, ambiente regulatorio, son grandes; y los costos de ser inflexible altos.
Las tecnologías duras (CIM) progresan donde el trabajo es menos “humanizable” – de alto riesgo o en
condiciones inaceptables para la persona humana – o donde la estabilidad del producto es alta y la
commoditización del producto irreversible.
Taylor Mecanicista, exige ciclos estables y largos, sin Actúa sin contener variabilidad.
cambios tecnológicos profundos, pero más Desmotiva. Aliena
adaptativo
CIM Altísima inflexibilidad y riesgo de obsolescencia Un rol para el hombre más limitado
aún en alcance y escala
Manual de Dirección de Operaciones 59
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
A su vez las tecnologías universales y la automatización blanda coexisten mejor con el hombre en un
reparto más estable de roles en la construcción de valor económico por transformación por el proceso
productivo. Todos los modelos presentan limitaciones, las que se transforman en inaceptables según
sean las demandas de la “tarea de producción”.
En el cuadro que sigue se comparan ambas clase de tecnología especialmente en términos de su rela-
ción con el hombre. Y con esto acabamos este tramo de la discusión, pero sólo para retomarla más
tarde con más elementos para la síntesis final.
Tecnologías “duras” Tecnologías “blandas”
Robotización, automatización,… Mecanización, informatización,…
Sustitutivas del hombre Complementarias del hombre
Intrusivas Coadyuvantes
Méritos:
Méritos:
• Adaptabilidad
• Trabajan 365 días*24 hs
• Actualización por microajustes
• Respuesta consistente
• Alto aprendizaje
• Bajo costo incremental
• Mano de obra intensiva
• Capital intensivas
• Riesgo moderado
Problemas:
Problemas:
• Alta inflexibilidad
• ¿?
• Altísimo riesgo de obsolescencia
“Una fábrica robotizada del año 2000 será en el 2010, diez años “Una fábrica convencional del año 2000 será en el 2010, tan mo-
vieja” derna como lo habilite su entorno de aprendizaje… adaptándose al
paso del tiempo por microajustes”
Las mismas han quedado tradicionalmente regidas por dos escuelas o enfoques que parten de dos con-
cepciones diferentes del hombre y que con bases diferentes conducen a despliegues diferentes de la in-
fraestructura inmaterial - de la que el hombre forma parte - y a distintos resultados.
Son estos los enfoques de especialización y de enriquecimiento de la tarea. Iremos del primero al segun-
do por corresponderse con su aparición en el tiempo.
60 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
Recordemos que Taylor encuentra en el trabajador de su época el principal obstáculo – factor limitan-
te – para la obtención de un mayor valor añadido por transformación.
Taylor atribuye a las limitaciones de la naturaleza humana este déficit, en una concepción mecanicista
del hombre.
Así cuando Taylor compara la máquina-hombre con la máquina-máquina no puede dejar de notar lo
que considera déficit del hombre en relación a la máquina. Por un lado la fortaleza física o robustez –
insignificante en el hombre en relación a la máquina – y su limitación en la adquisición de habilidades
diferentes. Taylor asume que el hombre sólo es capaz de hacer pocas cosas bien y sólo a través de un
largo período de entrenamiento en esas habilidades.
Por último Taylor atribuye a la discrecionalidad del hombre otra área de desventaja. A diferencia de la
máquina el hombre responde a los estímulos externos de forma variable. Y esto - para quien pregona
que existe una único mejor método para realizar una operación - es una debilidad.
La propuesta del enfoque de especialización en cuanto al rol del hombre en el proceso productivo es
que este rol debe ser tan pequeño como sea posible. Postula reducir el contenido de las tareas asigna-
das a un hombre en el proceso al mínimo en cantidad (pocas tareas diferentes), en calidad (no planifi-
ca, no decide, no controla, sólo hace) y en discrecionalidad (ninguna; para cada situación o actividad
existe un mejor método que es alcanzable aplicando los principios y conocimientos de la Administra-
ción Científica de la Producción).
Para quienes puedan considerar este enfoque como peyorativo o agraviante para la condición humana,
téngase presente los valores antropológicos de fines del siglo XIX como atenuantes, y la búsqueda
honesta de Taylor que veía al enfoque de especialización no sólo coherente con su concepción del
hombre , sino como conducente a crear más valor económico como condición previa para que el tra-
bajador pudiera aspirar a mayores salarios, y en la división del trabajo con la máquina, el medio por el
cual el trabajo no le costaría al trabajador la vida.
Estandarizar significa normalizar, generalización, implementación sólida y sin fisuras del “mejor mé-
todo”, entendiéndose como el “mejor”a aquel método que conduce sistemáticamente al mayor output
– más productos, de mayor valor económico – con menos recursos - menor infraestructura material e
inmaterial comprometida en el proceso -, y con menor fatiga para el hombre.
Comentaremos brevemente cada uno de estos pasos, aunque el alcance de su desarrollo escapa al al-
cance estratégico de este Manual.
Así mediante diagramas de proceso se divide al método en partes o actividades elementales (operaciones,
inspecciones, demoras, transportes y almacenajes), de las cuales sólo las operaciones – actividades
donde se avanza en el proceso de creación de valor – son valiosas. Esta exposición de las actividades
que no agregan valor – todas las restantes – desafía al metodista para encontrar modos de eliminarlas
del método cuando sea posible.
Otros instrumentos son propios de esta etapa como los macro y micro lay-outs de planta, descripción
en planta (en el plano de las instalaciones) del despliegue de los recursos en la fábrica. También los
diagramas de transporte, diagramas hombre-máquina, máquina-máquina u hombre – hombre, cono-
cidos como diagramas de actividades múltiples, que ponen énfasis en el grado de colaboración o interfe-
rencia de todos los recursos comprometidos en el proceso productivo.
Después de este interrogatorio sistemático y exhaustivo el metodista se encuentra con una radiografía
crítica del método actual y una guía orientativa –las buenas prácticas no presentes en el método actual
– que serán pilares de la propuesta mejorada de método que producirá.
No es así en el caso del hombre en el que influyen variables complejas que terminan determinando
cuanto tiempo le requiere a un hombre completar una actividad productiva.
Desde un principio la Administración Científica de la Producción dedica suma atención a estudiar es-
te aspecto del problema de encontrar el mejor método. Recordemos que es en el diagnóstico tayloria-
no el hombre la principal limitación del sistema productivo.
Así se desarrollan diversos métodos de medición de tiempos. En primer lugar el cronometraje, que
mide los tiempos con un reloj observando al operario en el proceso productivo. Al resultado de la me-
dición se lo denomina Tiempo Observado (TO) por corresponder con el tiempo medido a un trabaja-
dor en particular a lo largo de una serie de ciclos en particular. La pretensión de extender el valor a la
condición de tiempo normal o standard, conduce a la nivelación, que es la corrección del TO por el
cronometrista para recoger condiciones que afectaron la medición y que alejaron al tiempo observado
del que se esperaría de un trabajador normal, con un esfuerzo y habilidad normales, para completar la
operación, en condiciones normales de trabajo, siguiendo consistentemente el método.
Como dijimos a este ajuste se lo conoce como nivelación y conduce al tiempo normal o standard (TS)
que puede ser menor, mayor o igual al TO y que se obtiene del producto del TO por cuatro factores
según sigue
Dónde Fe es un factor representativo del esfuerzo, que será superior a 1 si el operario observado ha
trabajado con un esfuerzo inferior al normal.
Análogo para Fh factor representativo de la habilidad del operario observado en relación a uno nor-
mal. Fcm es el que representa la consistencia con el método en los ciclos medidos y el Fca las condi-
ciones ambientales observadas en relación a las que normalmente enfrenta la producción en el contex-
to de la operación bajo estudio (no es en relación a un ideal).
Manual de Dirección de Operaciones 63
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
Finalmente al TS se lo suplementa con adicionales propios de la condición humana tales como su-
plementos por demoras personales, recuperación de la fatiga, condiciones normales de trabajo, etc. Es-
tos conducen al tiempo asignado (TA) que será el que se tomará como referencia para las cuantifica-
ciones económicas y la fijación de incentivos.
TA = TS * (1 + suplementos)
Cuanto más suplemento requiere una operación, menos humana es y más esfuerzo debe realizarse pa-
ra asignarla a una máquina (mecanización de las operaciones).
Posteriormente el cronometraje fue evolucionando para permitir un estudio menos volátil que el de la
observación personal por el cronometrista en una única e irreproducible secuencia de observaciones,
mediante la filmación de la operación con un reloj superpuesto que permite medir los tiempos cuadro
por cuadro y efectuar la valoración por más de un especialista.
Si bien los tiempos predeterminados no requieren nivelación (porque no hay una observación subjeti-
va, si exigen suplementos como en el caso del cronometraje.
Supone “descongelar” el método actual; la promoción de los principios del enfoque de especialización
de algún modo congelan el modo de actuar del hombre en relación al método actual. Se lo ha educa-
do en la observancia del método actual como el mejor método, se lo ha premiado por seguirlo a pies
juntillas, y castigado por apartarse de él.
Por el reducido contenido (segundos) y la altísima repetitividad (miles de repeticiones para cada ope-
rario) el hábito es fuertísimo, y la resistencia esperada a cambios, especialmente si son significativos es
tipicamente alta. Vencer estos mecanismos creados por el mismo enfoque y por la naturaleza humana
no es sencillo. Supone sembrar una duda en la mente del trabajador acerca de las bondades del méto-
do actual. Lo cual está facilitado por todos los estudios realizados, y a partir de esa duda crear las con-
diciones favorables para re-entrenar al operario en el nuevo método.
Una vez lograda la aceptación del nuevo método y creados las nuevas habilidades requeridas mediante
entrenamiento, será el momento de re-congelar haciendo del método mejorado el nuevo “actual” e in-
centivando a los trabajadores por seguirlo.
64 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
Los incentivos económicos son una parte central de la etapa y del enfoque. Recordemos que la con-
cepción mecanicista del hombre propone que este sólo dará lo mejor de sí por evitar un castigo eco-
nómico u obtener un premio económico.
Los incentivos económicos típicamente distribuyen parte del valor creado excepcionalmente por el
trabajador cuando obtiene más producción que la normal (la fijada por los tiempos asignados). Estos
incentivos son típicamente individuales, premiando una producción superior del standard por un
hombre. O pueden ser grupales. A su vez pueden ser proporcionales (un premio por cada pieza adi-
cional sobre el standard) o no lineales (incentivando más las primera y menos las siguientes o vicever-
sa).
El enfoque de especialización ha sido exitoso en lograr tanto metas de origen económico (mas produc-
to con menos recursos) como la de reducir la fatiga y promover el interés del trabajador industrial. Pe-
ro lo ha hecho a expensas de la mercantilización del trabajo – el trabajo como mercancía – y la aliena-
ción del individuo en la planta, una alienación que es el centro de la crítica magistral de la película
“Tiempos Modernos” de Carlitos Chaplin.
Los déficit de este enfoque han oportunamente llevado a su cuestionamiento, y finalmente a la apari-
ción de un enfoque alternativo, el enfoque de
Los síntomas que anticipan este agotamiento provienen de dentro de las mismas plantas. Problemas
de rotación excesiva de personal, de ausentismo, moral baja, incentivos no cobrados, resistencia a los
cambios, problemas con la calidad del producto.
Se empieza a sostener que la solución a estas demandas del entorno no pasa por seguir reduciendo el
contenido de las tareas asignadas al hombre en los procesos, ya para entonces menguadas al mínimo
minimorum, sino por devolverles contenido (job enlargement) en todos los múltiples que el enfoque
de especialización los había oportunamente cercenado: cantidad (más tareas, más variadas), en calidad
( más integral: incluyendo tareas de planificación, dirección, y control) y en discrecionalidad (buscan-
do una respuesta flexible y adaptativa al estado particular del entorno en cada ciclo).
Manual de Dirección de Operaciones 65
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
La concepción del hombre en la que se ancla este enfoque es también diferente; postula que el hombre
es naturalmente responsable y que provisto el entorno adecuado, trabajará por su propia iniciativa,
por agregar valor mediante su trabajo personal.
Desde este enfoque advierte que algunas de las debilidades o limitaciones que Taylor y la escuela me-
canicista le atribuían a la naturaleza humana no son tales. Por ejemplo la fortaleza física ya no es un
déficit por cuanto la máquina se ha hecho cargo de la parte más dura de las operaciones. Tampoco lo
es la dificultad de adquirir habilidades manuales sofisticadas, porque el nuevo entorno de producción
no exige este tipo de capacidades; mientras por el contrario la capacidad innata del hombre de apren-
der, de capturar la esencia del proceso de producción para mejorar el método, y la capacidad del
hombre de procesar lo complejo, reconocer las diferencias en el entorno y demandas del proceso, y
responder en forma flexible y adaptativa son ahora consistentes con el nuevo ambiente al que se halla
sometida la producción.
El enfoque de especialización se pone en marcha a través de dos modos organizativos: los grupos semi-
autónomos o células de producción, y los círculos de calidad.
Estos grupos, a diferencia de los equipos de trabajo del enfoque de especialización, no tienen un su-
pervisor sino usualmente un líder, o líderes incluso cambiantes en el tiempo o por imperio de las cir-
cunstancias.
Constituyen una forma de producción, es decir a diferencia de los círculos de calidad, el hombre tra-
baja en la planta formando parte de la célula o grupo semi-autónomo. Por lo tanto no son volunta-
rios.
En el marco del grupo el hombre goza de autonomía para organizar su trabajo, decidir muchas veces
el horario de trabajo, las paradas por descansos, la distribución del trabajo entre los integrantes del
grupo.
Varios tabús del enfoque de especialización son cuestionados por este enfoque: por ejemplo la distri-
bución en planta o lay-out queda a discreción del grupo, en general donde todos pueden hacer todo,
escapando de las imposiciones de la especialización.
También el enfoque se destaca por los aspectos de retroalimentación al grupo de sus resultados en
términos de producción, calidad obtenida, cumplimiento de programas, etc. para que el grupo utilice
la autonomía relativa para introducir cambios que coadyuven en la aportación del grupo a los objeti-
vos de la planta.
Los incentivos económicos cuando existen son grupales, y en muchos casos distribuidos por el grupo
en función a su propia valoración de las aportaciones individuales.
66 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
Es en este contexto que aparecen los círculos de calidad, inicialmente en el Japón hacia 1950, promo-
vidos no obstante por un estadounidense llamado Edward Deming, a quien se le reconoce en la actua-
lidad la paternidad por el aseguramiento de la calidad.
Los CC como se ve son voluntarios, de discusión – no de trabajo – de pares que se reúnen para apor-
tar ideas y evidencia que permita resolver problemas inicialmente de calidad (de allí su nombre) más
tarde extendido a otras incumbencias.
Estos individuos durante la jornada de trabajo producen en un entorno especializado, con métodos ri-
gurosos y estandarizados, haciendo uso de una infraestructura material que les exige un rol exiguo,
acorde con los postulados del enfoque de especialización.
Pero una vez por semana se reúnen después de hora para tratar los problemas más significativos de su
sección. Los CC están asistidos por un coordinador o moderador que orienta al grupo en el uso de
técnicas duras de análisis de problemas de modo que con el conocimiento que los integrantes tienen
de la problemática –por estar expuestos a ella durante la jornada laboral– lleguen a encontrar las cau-
sas raíces de los problemas y animados por su compromiso con la planta, sugerir los modos de resol-
verlos.
Cabe destacar que un CC no es un ambiente de motivación o de terapia de grupo, donde los opera-
rios cantan el himno a la empresa, y se dan palmadas en la espalda, animándose a poder con los pro-
blemas.
Muy por el contrario las discusiones son altamente enfocadas en los problemas – no en los individuos
– y asistidas por herramientas analíticas rigurosas que permitirán a los miembros del CC llegar a con-
clusiones igualmente profundas y rigurosas.
Entre estas herramientas, que no son parte de este Manual enfocado en los tramos estratégicos de la
Dirección de Operaciones encontramos:
• Diagramas de Pareto
• Gráfica de Ishikawa – o de espina de pescado
• Diagrama de control
• Histogramas
• …
Manual de Dirección de Operaciones 67
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
Los CC producen recomendaciones; a diferencia de los GSA no gozan de autonomía para cambiar el
proceso. Las recomendaciones son recibidas por la Gerencia de Planta quien estará encargada de ins-
trumentar los cambios necesarios para resolver los problemas en forma efectiva. También puede en-
cargar estudios ulteriores o integrar las recomendaciones en un contexto más amplio, viendo aguas
arriba y abajo en el proceso, el impacto global que los cambios tendrán, y acomodando a los resulta-
dos de este contexto de análisis la prioridad de llevar a cabo los cambios.
Es así que se impone una pregunta capital: ¿existe un mejor enfoque? ¿o es todo cuestión de contexto?.
La respuesta parece ser esta última. Si bien los CC y las plantas organizadas bajo un enfoque de espe-
cialización han probado coexistir en una simbiosis positiva, los dos enfoques se apoyan en concepcio-
nes muy diferentes del hombre, ambas probablemente ciertas en parte y falsas en otra parte.
Ni el hombre es vago ni responsable por naturaleza; probablemente todos los hombres pueden tener
uno y otro motor coexistiendo y aflorando en ocasiones como resultado o respuesta a estímulos exter-
nos e impulsos internos. La naturaleza humana es compleja, e irreductible a modelos simplistas.
Es por ello que ambos enfoques han sabido contener a las personas en forma estable y productiva. Y
ambos también han fracasado en estos aspectos en forma significativa.
Las enseñanzas que podemos extraer son que uno de los enfoques y formas organizativas es mejor en
diferentes contextos de demandas de la “tarea” de producción, y de tecnología de proceso.
En el cuadro siguiente podemos ver esta calificación relativa, que deberá tenerse en cuenta como refe-
rencia orientativa, y sujeta a profundización cuando se trate de llevar a la práctica decisiones en un
ámbito tan capital para el éxito como lo son las decisiones de tecnología y diseño de la tarea.
Enriquecimiento
Especialización
Grupos semiautónomos Círculos de calidad
Énfasis en la Tarea de • Costo • Flexibilidad • Calidad
Producción • Servicio • Costo
Tipos de producto • Commodities • Productos diferenciables
Características de proceso • Masiva • Fabricación completa del • Análogo especialización
producto no una parte
Ambiente apropiado • Líneas de montaje • Cadenas complejas de pro- • Organización por función
• Puesto individual de trabajo ducción / montaje según enfoque especializa-
• Organización por producto • Trabajo calificado ción
• Grupos numerosos
• Líneas de montaje
Objetivo • Estandarización del mejor • Autocontrol • Mejoramiento del método y
método • No pasar adelante produc- de resultados
ción con defectos
68 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo VII: Decisiones de Tecnología
Coadyuvan a esta complejidad la diversidad de enfoques desde los cuales abordar el problema, enfo-
ques a su vez anclados en concepciones muy profundas e irresueltas acerca de la naturaleza humana y
acerca del orden de valores que debe presidir toda ordenación jerárquica de medios a fines.
La clasificación probablemente más útil de las tecnologías es en “duras” y “blandas”, precisamente por
su grado de flexibilidad y adaptabilidad a los cambios en el entorno. Y por su promoción del aprendi-
zaje.
Paralelamente los enfoques de especialización y enriquecimiento de la tarea que presentan el mismo co-
rrelato observado en la anterior clasificación. Así el enfoque de especialización es un enfoque “duro”,
anclado en una concepción mecanicista del hombre para el que busca un rol en el proceso de creación
de valor de bajo contenido en calidad y cantidad. Y cuya evolución ha conducido al callejón sin salida
del desempleo.
El enfoque de enriquecimiento ha venido a llenar las lagunas conceptuales del enfoque de especializa-
ción y se las ha arreglado incluso para una propuesta enriquecedora de convivencia: los círculos de cali-
dad.
Finalmente, la preeminencia de las demandas de la “tarea” de producción por sobre las decisiones de
tecnología, como por el resto de las decisiones estratégicas de la Dirección de Operaciones. Sólo el sa-
ber “qué es lo que la planta debe hacer particularmente bien para aportar a la estrategia competitiva”
permitirá resolver el múltiple trade off que las decisiones de producción encierran.
Manual de Dirección de Operaciones 69
Capítulo IX: Economías de Producción
Denominamos de este modo a las decisiones que deben establecer el alcance de las operaciones de
transformación, es decir cuál es la primera operación de transformación que la empresa realizará, y
cuál la última; lo que como vemos define quienes son sus proveedores y quiénes sus clientes. Como las
otras decisiones en las que se enfoca este Manual, es de las llamadas decisiones de Política Industrial,
decisiones duras por su impacto en el enfoque de la planta a lo demandado por la “tarea” o misión de
producción y por su alto compromiso de recursos, inercia, irreversibilidad e interdependencia, en de-
finitiva por su alto riesgo.
8.1 - Introducción
“To make … or not to make” . Parafraseando al monólogo de Hamlet, las decisiones de integración –
hacer o no hacer - presentan un fuerte desafío en un mundo donde si las empresas estrechan demasia-
do su ámbito de desenvolvimiento pueden limitar sus posibilidades de tamaño y crecimiento, mien-
tras que si lo amplían más de lo razonable terminan dispersándose sin llegar a construir ventajas com-
petitivas defendibles.
La solución de compromiso (o trade-off) presente en este tipo de decisiones es margen adicional de las
operaciones incrementales vs. pérdida de foco.
La tentación de la integración hacia atrás o hacia adelante es siempre muy fuerte y alimentada por el
egoísmo del empresario - ¿Por qué ceder una parte del precio pagado por el consumidor al transfor-
mador o distribuidor?, ¿Por qué pagar por un insumo cuando podemos fabricarlo nosotros mismos a
un costo inferior al que le pagamos al proveedor?. ¿Por qué no?.
Existe la presunción que el secreto del éxito pasa por aprender a no hacer (not to make) más que a
aprender a hacer. Y su fundamentación es muy simple: lo que no apalanca la “tarea” de producción -
aquello que la planta debe hacer particularmente bien para aportar a la competitividad empresaria -
no debe ser hecho.
La idea es que las decisiones de fabricar-comprar sean consistentes con la estrategia competitiva de la
empresa, lo cual descansa en principios sencillos:
70 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo IX: Decisiones de Integración
• Enfocarse en aquellos componentes que son críticos al producto final y en cuya fabricación la
compañía ha demostrado ser particularmente buena.
• Tercerizar los componentes cuyos proveedores tienen ventajas comparativas relevantes – ma-
yor escala, bajo costo estructural, incentivos más fuertes por un desempeño de excelencia.
Si tomamos como ejemplo las empresas que producen motores de combustión para vehículos indus-
triales advertimos rápidamente que el producto final, es decir los motores, están compuestos por un
gran número de partes y también de subsistemas – ej. el sistema de alimentación de combustible.
Estas partes y subsistemas involucran materiales y procesos muy diferentes. La decisión de integración
para estas empresas es fabricar todas las partes o algunas de ellas y en este último caso, definir cuales.
Con frecuencia muchas compañías se orientan a producir la mayoría de las piezas - incluso aquellos
componentes que pueden catalogarse como commodities - simplemente para preservar puestos de tra-
bajo.
Sin embargo, este tipo de estrategia, puede resultar en la producción interna de partes que son fáciles
de obtener – generalmente con alto volumen y alto contenido de trabajo – mientras aquellas cuya fa-
bricación es más compleja y, eventualmente con menor volumen de demanda, son derivadas a terce-
ros fabricantes.
Seguramente, después de algún tiempo, los costos fijos se habrán elevado, la diferenciación de produc-
to habrá disminuido y el desempeño de producción permanecerá estancado mientras los empleados
disfrutan de una situación de aparente comodidad. La supervivencia misma de la empresa estará ame-
nazada.
Generalmente esto es producto de una visión confusa respecto del concepto de ventajas comparativas.
En pocos casos se advierte algún esfuerzo por priorizar a los componentes en función de su importan-
cia estratégica ni se aprecian evaluaciones críticas respecto de las posibilidades de abastecimiento ex-
terno, ni acerca de los procesos tecnológicos disponibles en la propia organización.
El precio de esta visión errónea es la erosión de las capacidades para diseñar y producir piezas de fabri-
cación compleja pero críticas para el producto final.
Los ingenieros de Diseño prefieren tercerizar los nuevos componentes dado que pueden obtener una
mejor y más motivada respuesta de los proveedores que de la organización interna.
Manual de Dirección de Operaciones 71
Capítulo IX: Economías de Producción
Los responsables de Relaciones Laborales favorecen la fabricación interna para preservar puestos de
trabajo y mantener relaciones cordiales con las organizaciones sindicales.
En muchos casos las mismas personas que tienen a su cargo las decisiones de Aprovisionamiento
(hacer o comprar) son las mismas que evalúan el resultado de dichas decisiones.
La mentalidad del “podemos hacer todo” conduce al agotamiento de la energía de los empleados
haciendo cambios en los métodos y rutinas de fabricación, no dejando espacio para el pensamiento es-
tratégico.
Por otra parte, no siempre los sistemas de reporte financiero ayudan a poner claridad. Muchos de ellos
manejan costeo tradicional con distribución de costos fijos repartidos en las partes producidas, en lu-
gar de sistemas basados en actividades que permitan diferenciar que partes agregan valor y cuales sólo
arrastran gastos fijos.
8.3.4 - Diferenciación
Existe una aprensión generalizada acerca de que la tercerización reduce la capacidad de una empresa
de diferenciarse a través de sus productos.
El problema, motivo de preocupación de muchos gerentes, es como determinar, entre los cientos o
miles de partes que componen el producto final, que piezas son commodities y cuales estratégicas.
Más aún, con que herramientas diferenciar las verdaderamente estratégicas de aquellas en las cuales la
compañía, simplemente, ha sido exitosa en diseñar y fabricar.
Consecuentemente, la “tarea” de producción marcará “que debe hacer particularmente bien la fun-
ción producción para aportar a la competitividad empresaria”.
72 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo IX: Decisiones de Integración
Este análisis, no obstante, requiere visualizar el producto final como integrado por varios subsistemas,
a su vez compuestos por componentes individuales. Por ejemplo, una terminal automotriz debe en-
tender a su producto, ej: un utilitario, como compuesto de un tren rodante, una cabina, sistema de
dirección, sistema de frenos, circuitos eléctricos, motor de tracción, etc.
Una vez hecho esto, se debe definir cuales de estos subsistemas son relevantes para sostener la posición
competitiva de la compañía, considerando la evolución prevista para la generación del producto anali-
zado.
Como hemos visto, esta definición es particular a cada empresa y puede variar aún para diferentes fa-
bricantes de productos en competencia. Mientras la “tarea” de producción de unos define asegurar un
producto de bajo mantenimiento, otras ponen el énfasis en la amplitud de gama para la optimización
de la relación carga transportada - tamaño del vehículo.
Atento a esta premisa los subsistemas se considerarán estratégicos cuando contribuyan a lo requerido
por la “tarea” de producción:
• tienen alto impacto en lo que los clientes perciben como atributos importantes del producto
(incluyendo el costo).
Para aquellos subsistemas que fueran considerados estratégicos como resultado del análisis precedente,
y antes de decidir la fabricación directa o su tercerización, deberán resolverse las siguientes cuestiones
adicionales:
• ¿cómo comparan las capacidades de diseño y manufactura de los proveedores con las de la
propia empresa?
• ¿cuál sería el costo de cubrir la brecha que separa a la compañía del mejor proveedor?
Esta pregunta trae a la superficie una importante distinción entre, por un lado, realmente fabricar un
subsistema y, por otro, retener el dominio sobre su diseño y fabricación mediante la arquitectura del
conocimiento.
peño de los subsistemas. Está basado en abarcativas apreciaciones de las relaciones entre los requeri-
mientos de los usuarios, los parámetros de los sistemas y las especificaciones de los componentes.
Cuando existen proveedores con las habilidades requeridas para producir los subsistemas, no es tan
importante que la propia empresa pueda diseñarlos y producirlos como sí lo es la habilidad para espe-
cificar y controlar las especificaciones de desempeño de tales subsistemas.
Los subsistemas no estratégicos, esencialmente aquellos productos de tecnologías maduras y para los
cuales existen varios proveedores calificados, pueden ser tercerizados.
Lo mismo aplica a los subsistemas para los que la compañía ha perdido en forma irreversible la com-
petitividad por lo que se impone la asociación con terceros. Pero ¿qué hacer con el resto de subsiste-
mas y productos?
La buena práctica aquí es enfocarse en los procesos tecnológicos y agrupar a los productos según sus
tecnologías de fabricación y los conocimientos y habilidades necesarios para producirlas satisfactoria-
mente, de modo de perseguir el liderazgo donde sea posible y cooperar con proveedores donde sea ne-
cesario.
Rojo: La producción interna es claramente no competitiva. Los proveedores alcanzan una ventaja de
desempeño de 15% o más. Adecuar el proceso productivo propio requiere el aporte de capital y recur-
sos de ingeniería de proceso, ambos en forma significativa o es simplemente inalcanzable
74 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo IX: Decisiones de Integración
El análisis expuesto, que por otra parte deberá ser revisado con alguna frecuencia, nos dice rápidamen-
te el curso de acción para las piezas de los grupos Verde (fabricación propia) y Rojo (tercerización).
Pero ¿qué hacer con las del grupo Amarillo?
La sugerencia aquí es reanalizar este grupo profundizando el detalle y con el objetivo de encontrar pie-
zas que estén con posibilidades de migrar hacia el grupo Verde, separándolas de aquellas que aparecen
con mayor probabilidad a integrar el grupo Rojo, principalmente considerando la evolución del pro-
ducto final y la tendencia en la evolución de las habilidades internas de diseño y manufactura.
Las razones para romper esta premisa deberán fundarse en la “tarea de producción”.
El enfoque es concentrar esfuerzos, atención y recursos en aquellas partes o sub-sistemas del producto
final que sean críticos para lograr la diferenciación definida en la estrategia competitiva. El resto de las
partes, consideradas commodities pueden derivarse hacia terceros proveedores calificados. Alejarse, de
modo inteligente, de la mentalidad del “podemos hacer todo”.
La llamada arquitectura del conocimiento del producto a fabricar es el enfoque que nos permite rela-
cionar las expectativas de los clientes, los procesos tecnológicos involucrados y las especificaciones de
sistemas y componentes. Información imprescindible para llegar a la determinación de los sistemas y
partes estratégicas de los cuales ocuparse.
El resultado, utilizando el método de los tres colores, nos entrega un agrupamiento de partes o subsis-
temas que claramente deberían ser de fabricación propia, un segundo grupo que con la misma seguri-
dad sería adecuado tercerizar y finalmente un tercer listado para los cuales habrá que profundizar el
análisis a fin de definir la fuente de aprovisionamiento.
Manual de Dirección de Operaciones 75
Capítulo IX: Economías de Producción
Cu = CF / Q + Cv
Costo unitario
Costo total
Volumen
80 100
actividad
Volumen A Volumen B
La combinación de ambos costos ponderados por el volumen de actividad conduce al costo unitario.
Dos plantas de igual tecnología y capacidad están expuestas a similares costos fijos y variables. Pero la
planta con mayor tasa o nivel de actividad tendrá menores costos unitarios emergentes de una mayor
dilución de la carga fija en el mayor volumen producido.
A TA 100 80 CA
A estas economías, producto de una diferente tasa de utilización u ocupación se las denomina econo-
mías de utilización.
76 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo IX: Decisiones de Integración
La causa detrás de estas economías reside en la intensidad o proporción de la carga fija en el costo to-
tal.
Si calculamos el costo total para el nivel de actividad igual a 100 (capacidad total):
CT = CF + 100 CV
y hallamos la relación
Podemos decir que a mayor valor de K% mayor importancia de trabajar con una alta tasa de utiliza-
ción. Esto es particularmente importante en procesos industriales intensivos en capital (refinerías, pa-
peleras, acerías, petroquímicas, …) en las cuales la carga fija es muy sustancial, de la mano del alto ni-
vel de infraestructura material y sus amortizaciones.
Costo
Situación 1 Situación 2
Costo unitario
Costo total
Mayor potencial de
Costo total utilización
Cf1
80 100 Volumen
Volumen A Volumen B actividad
De una observación de la realidad surge en forma evidente una disminución del costo unitario cuando
aumenta la capacidad industrial o tamaño de la planta.
Decimos en este caso que estamos ante economías de escala o de capacidad que no deben ser confun-
didas con las economías de utilización vistas más arriba. Así las de escala tienen que ver con la dismi-
nución del costo unitario cuando crecen las plantas mientras que las de utilización tienen que ver con
el reparto de costos fijos en una mayor producción.
Manual de Dirección de Operaciones 77
Capítulo IX: Economías de Producción
Costo
Costo total
Costo unitario
Economía de
Cv1 escala
Cf1
Volumen
Economías de 100 Economías de 200
actividad
utilización Volumen B utilización Volumen C
Como hemos visto antes en este manual al tratar las Decisiones de Capacidad, las economías de escala
responden a una expresión exponencial que relaciona tecnología, costo unitario, capacidad y potencial
de escala:
CU = a . Cap.-b
que explica al costo unitario a partir la tecnología (“a” o costo para capacidad =1; “Cap.” valor de la
capacidad y “b” factor de escala que reconoce sus raíces en la estructura de la carga fija y en la natura-
leza física de las cosas donde la capacidad crece más rápidamente que el costo de obtenerla.
Costo
unitario
Curvas de utiliza-
B
ción
Curva de
escala
1 2 Capacidad
En el caso de la escala es bueno tener en cuenta que la potencialidad de aprovechar la escala como fac-
tor coadyuvante de disminución del costo unitario reside en los valores de a y b, ambos asociados a la
tecnología. Dentro de una misma tecnología a = cte y b también constante, habrá más “premio” por
ser más grande cuanto mayor sea el valor de b (factor de escala)
78 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo IX: Decisiones de Integración
Costo Costo
unitario unitario
a Potencial de a Potencial de
escala escala
b1
b2
1 2 3 4 Capacidad 1 2 3 4 Capacidad
También surge evidente de una observación de la realidad que instalaciones industriales con la misma
tecnología, capacidad y utilización no presentan costos unitarios iguales.
Costo
unitario
TC ≡TE
Curva de
escala
Economía de
aprendizaje
1 CC ≡ CE
Capacidad
Una observación más cercana permite diferenciar a las instalaciones industriales por el tiempo de ex-
plotación de esas condiciones y por ende por su mayor o menor oportunidad de aprender.
La comparación empírica entre los costos unitarios de explotación y la producción acumulada de di-
versas instalaciones con igual tecnología y capacidad muestra una alta correlación que permite extraer
una relación funcional como la siguiente:
Manual de Dirección de Operaciones 79
Capítulo IX: Economías de Producción
CU = a . Prod acum-b
Costo
unitario
TC ≡ TE
CC C
CE
C E
CC ≡ CE Capacidad
E
PACC
PACE
PAcumulada
Los coeficientes o parámetros a y b no deben confundirse con los anteriores, aunque su impacto en la
formación de costos es equivalente.
• “b” es un coeficiente o factor de aprendizaje que varía entre 0 y 1 y que representa la poten-
cialidad del proceso (de su tecnología) de permitir aprender y con ello reducir el costo unita-
rio.
En la ley natural del menor esfuerzo y en la oportunidad del hombre en contacto con el proceso pro-
ductivo por un tiempo facilitado por la producción acumulada, en utilizar la experiencia de dicho
contacto para actuar sobre el proceso y reducir el esfuerzo y el consumo de recursos.
El hombre en contacto con un problema de asignación de recursos aprende de la repetición del proce-
so y descubre por si mismo modos de obtener más producción con menos recursos.
Los valores de b y por lo tanto la potencialidad de aprovecharse de la producción acumulada para ob-
tener reducciones sucesivas y atractivas del costo unitario, residen en la intensidad del factor humano
(a más automatización menor aprendizaje) y en la capacidad del proceso de aprovechar de las observa-
ciones del hombre (a mayor intensidad de capital y menor flexibilidad menor aprendizaje).
80 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo IX: Decisiones de Integración
Costo Costo
unitario unitario
Potencial de
aprendizaje
b2
1 2 3 4 Producción acumulada 1 2 3 4
El aprendizaje es una oportunidad no un hecho. Mientras que las anteriores causas (utilización y esca-
la) están insitas en las estructuras económicas del proceso productivo, el aprendizaje no acarrea necesa-
riamente menos costo.
Si por ejemplo los mecanismos organizativos, el enfoque de gestión de los recursos humanos, el incen-
tivo a innovar o el riesgo de hacerlo desalientan el cambio y el aprendizaje, la empresa o la planta “no
aprenderá”.
Por el contrario todos los anteriores pueden transformarse en factores formidables para promover el
aprendizaje. Los enfoques de especialización y enriquecimiento de la tarea, oportunamente discutidos
como determinantes en el diseño de la tarea (despliegue de la infraestructura inmaterial) tienen distin-
to énfasis en la promoción del aprendizaje.
Así el énfasis de especialización, si bien tiene un motor muy potente por ir a por el aprendizaje en el
cuestionamiento del método actual (siempre había un mejor método), por el otro lado inhibe el cam-
bio al “congelar” el método actual y separar el proceso de mejora de los procesos del “piso de la plan-
ta” y ponerlos en hombros de la gerencia, la supervisión, de los ingenieros de métodos.
Los programas de sugerencias atenúan este divorcio entre los que hacen y los que piensan; entre los
que deben hacerlo siempre igual y los que buscan aprender para hacerlo distinto (y mejor). Pero estos
últimos, aunque mejor entrenados (metodistas e ingenieros de métodos) están más lejos del proceso y
de la oportunidad del contacto. Y los que están cerca son premiados para no cambiar (para no “ver”).
El enfoque de enriquecimiento promueve una respuesta adaptativa por lo tanto promotora del cambio
permanente. Es usual advertir a simple vista los cambios operados en los métodos de trabajo de un
grupo semiautónomo en períodos, incluso cortos de tiempo, especialmente en procesos y tecnologías
“jóvenes”, donde la relación tiempo-producción acumulada es más retributiva.
nómico por transformación, son naturalmente promotoras del aprendizaje y del cambio. La informa-
tización, la mecanización que soportan al hombre en sus aspectos más débiles – fortaleza y potencia
mecánica y física, y manejo de la complicación respectivamente– mantienen no obstante un entorno
favorable a la adaptación por micro-ajustes propios del aprendizaje (el hombre aprende por pasos in-
crementales).
Por el contrario, las tecnologías duras, que sustituyen al hombre y lo desplazan del proceso productivo
en la construcción del valor económico por transformación son naturalmente inhibidoras del aprendi-
zaje.
La tecnología tiene dos tipos de impacto en el proceso productivo, uno de los cuales es reducir el costo de pro-
ducción (el otro es el de facilitador, posibilitador, (enabler) de nuevos productos y prestaciones).
Las tecnologías han probado ser una fuente de economías muy potente. En el cuadro siguiente vemos los costos
de producción de ciertos comodities industriales bajo distintas tecnologías haciendo la más antigua igual a 100.
Commodity Tecnología Costo
Acero (arrabio) Alto horno 100
Reducción directa 80
Horno eléctrico 50
Pan (horneado) Leña 100
Gas 30
Eléctrico 5
Convexión 100
Tejidos planos Lanzadera convencional 100
Lanzadera de aire comp 56
Pero el impacto de las tecnologías en términos de costo puede representarse a través de las llamadas
curvas tecnológicas.
82 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo IX: Decisiones de Integración
Las curvas tecnológicas son representaciones gráficas comparativas que muestran el desempeño de las
tecnologías en el plano xy donde el eje x usualmente es el tiempo y el eje y un factor de desempeño de
valor para el destinatario del producto al que se refiere la gráfica.
Este factor de desempeño puede ser económico (costo) o físico (velocidad de un medio de transporte,
número de copias por minuto de una copiadora o impresora, consumo de combustible por Km. reco-
rrido en un motor de automóvil, potencia entregada por litro de combustible, etc.).
-1
10
Naves interestela-
Fracción de velocidad de Einstein (velocidad de la luz)
-2
10
Naves interespacia-
10
-3 Cohete nu-
Cohete quími-
Velocidad
-4
10
Turbina de
Misiles
-5 Velocidad satéli-
10
Aparatos con
Aviones
motor de pistones
-6
10
Envolven- Sistemas de com-
bustión externa
10
-7 Correo de caba-
Tre-
Automóvi-
Cuando las curvas de tecnología están enfocadas en el costo muestran las economías subyacentes en el
cambio tecnológico.
Pero debe prestarse particular atención a las extrapolaciones simples en materia de tecnología. La tec-
nología permea todo el proceso productivo. No solo afecta el costo de producir sino todas las relacio-
nes entre la infraestructura, el producto, el proceso, los insumos, las personas y los destinatarios del
producto.
La tecnología afecta como el hombre se relaciona con el proceso productivo (un cajero automático es
una experiencia personal directa de ello), como se mantiene, amortiza, renueva una planta. Afecta las
expectativas del usuario final, incluso más allá de lo que la empresa pretende. Y habilita formas de tra-
bajar que no serían posibles sin ella (la robotización de la pintura de automóviles en una terminal au-
tomotriz permite a Toyota trabajar just-in-time en uno de los procesos más inflexibles de una termi-
nal con la tecnología convencional (túneles de pintura). Así mientras en las segundas se debía trabajar
largas series de vehículos todos de un mismo color antes de cambiar a otro por los costos altísimos de
set-up, la robotización permite pintar cada unidad de un color diferente.
Manual de Dirección de Operaciones 83
Capítulo IX: Economías de Producción
Por todo lo expuesto nunca será suficiente lo que se diga o escriba en cuanto al complejo impacto del
cambio tecnológico en los procesos productivos. Y de las dudas que debería despertar en la gerencia
todo intento reduccionista que intente reflejar en un número las economías de una tecnología sobre
otra.
Con estas reservas en mente podemos tratar de reflejar a las diferentes tecnologías en las gráficas que
hasta aquí nos han permitido representar las economías de escala, utilización y aprendizaje.
Posibles representaciones alternativas de tres tecnologías en el contexto de cada uno de los análisis
anteriores se muestran a continuación:
Tecnología A Tecnología B
Tecnología B
Tecnología A
CFC Tecnología C
CFB Tecnología C
CFA
A B C
Volumen Capacidad Prod. Acum.
Preferente Pref. Pref.
También la tabla siguiente puede arrojar luz sobre esta delicada cuestión:
• Relación carga fija vs. costo • Factores de escala b mode- • Factor de aprendizaje b
Tecnologías
variable más equilibrada rados moderados a altos
blandas
• Umbral de capacidad más • Ídem escala
bajo
Manual de Dirección de Operaciones 85
Capítulo X: Compitiendo desde las Operaciones
• Competencia creciente: Este aumento de la competencia está teniendo lugar tanto en el ámbito
local como en el internacional, registrándose una mayor intensidad en los segmentos más
atractivos. La diversificación de muchas empresas productoras sumadas al “global marketing”
genera la aparición de nuevos competidores.
• Cambios en el mercado: Los menores stocks deseados aguas abajo, imponen mayor frecuencia
de envíos y menores plazos de atención de pedidos. Permanentemente se están incorporando
nuevos productos y modelos, cuyos ciclos de vida son cada vez más cortos. Usuarios y con-
sumidores exigen más calidad, mejor funcionalidad y mayor vida útil. Aumenta la demanda
de productos para usos especiales, “a medida”, lo cual genera lotes de producción más cortos.
Desde dentro de las organizaciones también aparecen exigencias sobre la tarea de producción:
• Un mayor papeleo: Proliferación de nuevos productos, lotes de producción más cortos, cam-
bios frecuentes en la gama y en las prioridades, mayor exigencia en calidad y velocidad de
respuesta a la demanda.
86 Manual de Dirección de Operaciones
Capítulo X: Compitiendo desde las operaciones
Por su parte el cambio tecnológico también impacta en vida de las plantas industriales:
• Afecta a las decisiones de equipamiento: Estas se vuelven más complejas; son necesarios mayores
esfuerzos de inversión; están involucradas en las mismas prácticamente todas las funciones de
la fábrica y aún del negocio (diseño del producto, requerimientos de mantenimiento, inven-
tarios de proceso, moral de los operarios).
• Nuevos materiales y procesos: A ritmo vertiginoso y en forma sostenida están apareciendo nue-
vos materiales y procesos que deben ser evaluados (o ignorados con el riesgo de oportunidad
involucrado) cuyos procesos de adopción se tornan complejos y agregan nuevas y no previstas
necesidades adicionales de inversión.
Antes Hoy
Concepto industrial “Producción masiva” (Mass production ) “Personalización del producto”
Proceso de introducción Ingeniería de producto Nuevos productos son lanzados per-
Ingeniería de proceso manentemente y “en trozos”
La forma de adecuar la planta para pasar de un enfoque orientado a la productividad a otro orientado
a competir, es operando sobre la infraestructura de producción, es decir sobre el equipamiento, el gra-
do de integración, el diseño de la tarea, los métodos de trabajo, la Dirección de la mano de obra, la
supervisión, la programación, la fabricación y su control.
Manual de Dirección de Operaciones 87
Capítulo X: Compitiendo desde las Operaciones
La planta orientada a la productividad (el antes) estaba sustentada sobre la visión de que la eficiencia
máxima se logra a través de obtener el mínimo costo y este se consigue mediante pequeños cambios en
los elementos de la infraestructura de producción. Una cadena de secuencias donde cada elemento de
la infraestructura es un eslabón podría graficar la imagen de una planta orientada a la productividad.
La historia dice que a la larga aparecen conflictos entre las expectativas de la gente, las demandas del
mercado y las acciones de los gerentes. A esta visión podemos definirla como la fábrica anacrónica.
En contraposición hoy hablamos de la fábrica enfocada, la planta se orienta a competir. La imagen se-
ría ahora la de una rueda donde el centro está ocupado por el concepto de competitividad desde don-
de parten los rayos – cada uno de los elementos de la infraestructura los cuales deben ser internamente
consistentes.
En la fábrica enfocada las decisiones exigen una visión global del negocio y se pone el énfasis en el
aporte de cada área de producción a la competitividad de la empresa.
Manual de Dirección de Operaciones 89
Capítulo X: Compitiendo desde las Operaciones
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