Ideario Temático de La Modernidad
Ideario Temático de La Modernidad
Ideario Temático de La Modernidad
MONTERREY
Maestro:
Alumno: BS
Ideario: Conjunto de ideas que caracterizan a una persona, escuela, colectividad, movimiento
cultural, religioso, entre otros.
Todorov, perfila algunos pocos caracteres del proceso que conduce al establecimiento del mundo
moderno:
a) El paso de un mundo cuya estructura y leyes son algo dado e inmutable, a otro cuya
naturaleza puede descubrirse y en el cual el Estado social puede establecerse.
La modernidad los únicos temas que abordan son los de preocupación, nuevos desafíos y
problemáticas. El bienestar en este mundo conlleva que las propuestas pedagógicas vinculen más
a la educación con la vida temporal, con el trabajo y actividades prácticas. (Necesidad de vincular
al individuo con el entorno).
Procesos de configuración del Estado moderno y de los Estados nacionales generan una
mayor preocupación por la educación del ciudadano, y consecuentemente por la moral
cívica.
La constitución del Estado moderno condujo a la necesaria formación del ciudadano requerido por
el nuevo Estado social.
Este fondo común de verdades, lo "sacro laico", apuntaba sin duda a una cierta identidad cívica.
Homogeneidad
Surge un dilema:
¿Cómo educar al individuo para que desarrolle actitudes y capacidades para la reflexión, la crítica,
el juicio propio y que le permitan un ejercicio pleno de la libertad y la autonomía, así como
¿Cómo proveer al mismo tiempo una educación para que se adapte a un determinado orden social,
político y cultural constituido, que favorezca en él una identidad cívica y que lo remita
necesariamente a una "educación homogénea"?
• Alerta sobre las manifestaciones tempranas del niño para someter a los demás a sus
deseos, sobre su amor al dominio, sobre" su deseo de tener cosas que le pertenezcan;
aman la propiedad y la posesión, recreándose en el poder que parece darles” Es por ello
que convocaría a los padres para la moderación de sus deseos, distinguiendo entre
necesidades de la naturaleza y necesidades de la fantasía.
• Sostendría que la mejor inversión de un padre para con su hijo es proporcionarle una
"buena educación", pues ella le garantizaría una futura solvencia económica.
• Desestima el papel del Estado en la tarea de educar al “gentilhombre” éste estará bajo el
cuidado de su padre, que deberá proporcionarle una buena y promisora educación.
El positivismo de Comte constituye uno de los legados con mayor incidencia en no pocos
Estados nacionales latinoamericanos en la segunda mitad del siglo XIX.
a) Su propuesta para una moral cívica clara y distinta, una nueva religiosidad para el
ciudadano, que descansa en su concepción acerca del Gran Ser (que no el Ser Supremo).
Un ideario axiológico, referente de la moral cívica, nutrido por quienes en su vida temporal
han dado testimonios de altruismo, abnegación y sacrificios en pro del bienestar general.
b) Su propuesta, para evitar que las especializaciones del conocimiento no conduzcan a una
fragmentación artificial de la realidad, de instituir una filosofía de la ciencia que tienda a
establecer relaciones y engarces entre dichos conocimientos específicos.
Las generaciones adultas y las más jóvenes siguen angustiadas por la seguridad y el trabajo, pero
debemos concebir a las primeras con un sentido más comprensivo, que incluya en ellas las
condiciones necesarias para una vida plena y digna.
En la introducción apuntamos algunas de las principales condiciones que connotan este sentido
comprensivo que proponemos para la seguridad de vida de todos y cada uno de los ciudadanos:
alimentación, salud, abrigo, educación, disposición de los bienes culturales y del conocimiento; un
trabajo estable para los individuos, acorde con sus aptitudes e intereses respectivos, que no se
reducen sólo a los requerimientos de un consumo material.
Durkheim, igualdad debía garantizar una democracia: la igualdad en las condiciones exteriores al
propio sujeto. De no ser así, podemos concluir que más que igualdad existe la desigualdad de
sujeción.
La seguridad de vida no alude sólo al peligro de la muerte violenta y la pérdida de bienes por
acciones de otros. En estos tiempos en que la exclusión, la marginación y la segregación campean
por el mundo, ella debe incluir aquellos derechos y condiciones sociales que dan sustento a los
proyectos de vida, o sea, a la proyección cierta de la vida de cada individuo y ciudadano. Son esas,
y no otras, las fuerzas de seguridad para resguardar y afianzar nuestras democracias. Si aquéllas
se restringen, éstas se debilitan.
Ahora son los tiempos para que el Estado y la propia sociedad civil asuman que el resguardo de la
convivencia social no puede descansar ya en las fuerzas de seguridad, según su denominación
clásica, sino en la disposición de las condiciones para una vida plena por parte de toda la
población. De no ser así recrudecerán los desamparos y las incertidumbres, confirmándose aquel
aforismo Nietzsheano que dice: "vivir, en general, quiere decir estar en peligro".