Resumen Ciencia Con Consciencia
Resumen Ciencia Con Consciencia
Resumen Ciencia Con Consciencia
FACULTAD DE INGENIERÍA
ESCUELA ACADÉMICO PROFESIONAL DE
INGENIERÍA DE SISTEMAS
Ciclo: VII
Realizado por:
El conocimiento científico no ha hecho más que probar sus virtudes de verificación y descubrimiento con
respecto a los demás modos de conocimiento.
Sin embargo, esta ciencia elucidante, enriquecedora, conquistadora, triunfante, nos plantea problemas
cada vez más graves referentes al conocimiento que produce, a la acción que determina, a la sociedad
que transforma. Esta ciencia liberadora aporta al mismo tiempo terroríficas posibilidades de
sojuzgamiento. Para concebir y comprender este problema hay que acabar con el pensamiento de la
ciencia «buena», que sólo aporta ventajas, y una ciencia «mala», que sólo aporta perjuicios. Por el
contrario, debemos disponer de un pensamiento capaz de concebir y comprender la ambivalencia, es
decir, la complejidad intrínseca que se halla en el mismo corazón de la ciencia.
El lado malo
1) El desarrollo disciplinar de las ciencias no sólo aporta las ventajas de la división del trabajo sino
también los inconvenientes de la superespecialización: compartimentación y fragmentación del
saber.
2) Desde el punto de vista de las ciencias de la naturaleza se excluye el espíritu y la cultura que
producen estas mismas ciencias. Desde el punto de vista de las ciencias del hombre, somos
incapaces de pensarnos, a nosotros.
3) Las ciencias antroposociales adquieren todos los vicios de la especialización y ninguna de sus
ventajas.
4) La tendencia a la fragmentación, a la disyunción, a la esoterización del saber científico, lleva
consigo la tendencia a su anonimización.
5) Cada vez más que el progreso científico produce tantas potencialidades sojuzgadoras o
mortales como benéficas. Más aún los poderes creados por la actividad científica escapan
totalmente a los propios científicos. De alguna manera, los científicos producen un poder sobre
el que no tienen poder.
La acusación al político por parte del científico se convierte, para el investigador, en el medio de
eludir la toma de consciencia de las interretroacciones entre ciencia, sociedad, técnica, política.
Por sí misma, la experimentación científica constituye una técnica de manipulación y el desarrollo de las
ciencias experimentales desarrolla los poderes manipuladores de la ciencia sobre las cosas físicas y los
seres vivientes.
En el origen, los investigadores eran aficionados, en el sentido primario del término; eran a la vez
filósofos y científicos. Actualmente, la ciencia se ha convertido en una institución poderosa y masiva en
el centro de la sociedad, subvencionada, nutrida, controlada por los poderes económicos y estatales.
La técnica producida por las ciencias transforma la sociedad, pero también, retroactivamente, la
sociedad tecnologizada transforma a la propia ciencia. La institución científica sufre los constreñimientos
tecnoburocráticos propios de los grandes aparatos económicos o estatales, pero ni el Estado, ni la
industria, ni el capital son guiados por el espíritu científico.
Todas las ciencias, incluidas las físicas y las biológicas, son sociales. Pero todo lo antroposocial tiene un
origen, un enraizamiento y un componente biofísico. Y ahí es donde hay una doble tarea ciega: la ciencia
natural no tiene ningún medio para concebirse como realidad social; la ciencia antroposocial no tiene
ningún medio para concebirse en su enraizamiento biofísico; la ciencia no tiene los medios para
concebir su rol social y su naturaleza propia en la sociedad. Más profundamente: la ciencia no controla
su propia estructura de pensamiento. El conocimiento científico es un conocimiento que no se conoce
en absoluto. Esta ciencia, no dispone de ningún método para conocerse y pensarse a sí misma.
Hace casi cincuenta años, Husserl diagnosticó la tarea ciega: la eliminación por principio del sujeto
observador, experimentador, ha eliminado al actor real, al científico, integrado en una cultura, una
sociedad, una historia.
La pregunta: «¿Qué es la ciencia?» es la única que todavía no tiene ninguna respuesta científica.
El pensamiento de Adorno y de Habermas nos recuerda sin cesar que la enorme masa del saber
cuantificable y técnicamente utilizable no es más que veneno si se le priva de la fuerza liberadora de la
reflexión.
REFERENCIAS:
[ CITATION Mor84 \l 10250 ]