Osteo-Artrología y Miología Del Esqueleto Axil
Osteo-Artrología y Miología Del Esqueleto Axil
Osteo-Artrología y Miología Del Esqueleto Axil
El aparato locomotor está constituido por tres grandes componentes: el sistema óseo, el sistema articular y el sistema
muscular. Estos tres sistemas se agrupan en torno de una finalidad común: el movimiento. Podemos describir entonces
un complejo de palancas, formado por los huesos y las articulaciones (elementos pasivos); y un complejo motor,
formado por los músculos que funcionan armónicamente (elementos activos). Analizaremos las características generales
de cada uno de estos sistemas así como también revisaremos algunas de sus particularidades. Estos contenidos serán
revisados en los dos primeros pasos prácticos que comprenden el estudio de estos sistemas en el eje del cuerpo y en los
apéndices.
Generalidades de Osteología
En el organismo, el conjunto de los huesos se pueden organizar esquemáticamente en dos esqueletos. El primero de
ellos, el esqueleto axil (o axial), sigue el eje del cuerpo y está formado por la cabeza, columna vertebral, las costillas, el
esternón y parte de los huesos coxales. El segundo, el esqueleto apendicular, se inserta en el axil y está constituido por
los huesos de los miembros superiores e inferiores, con sus respectivas cinturas, escapular y pélvica.
El hueso es un órgano con múltiples tejidos, destacando un tipo particular de células llamadas osteocitos insertas en una
matriz conectiva fibrosa calcificada. Estructuralmente se conocen dos tipos de tejido óseo: el hueso compacto o cortical,
en el cual las laminillas óseas están densamente apretadas dando un aspecto macizo al hueso; y el tejido óseo
esponjoso, en el que las laminillas dejan cavidades rellenas por médula ósea. Las laminillas se disponen siguiendo líneas
de fuerza, orientadas de tal manera que son capaces de resistir los esfuerzos a que está sometido un hueso durante su
función de soporte. Al examen macroscópico este tipo de hueso aparece como esponja, siendo posible distinguir las
líneas de fuerza.
De acuerdo a su forma los huesos se han clasificado: en largos, cortos, planos e irregulares (Fig1). Los huesos largos se
ubican en el esqueleto apendicular formando palancas. En estos se reconocen tres regiones: los extremos o epífisis, la
zona media o diáfisis, y, en el punto de unión entre ambos, la metáfisis. Este último lugar, en el niño, está ocupado por el
cartílago epifisiario o de crecimiento, responsable del crecimiento del hueso en longitud. En las epífisis, el tejido óseo
esponjoso ocupa la zona central estando cubierto por una delgada lámina de tejido óseo compacto. La diáfisis, ahuecada
por el canal o cavidad medular, presenta mayoritariamente hueso compacto y escaso hueso esponjoso hacia su interior.
El canal medular está ocupado por médula ósea. En los huesos cortos la disposición del tejido óseo es muy similar a las
epífisis de los huesos largos; estos se ubican en manos y pies formando el carpo y tarso, respectivamente. Los huesos
planos se disponen formando cavidades que brindan protección a estructuras nobles como en el cráneo, tórax y pelvis.
En estos huesos el tejido óseo esponjoso queda incluido entre dos capas de tejido óseo compacto, denominadas según
su ubicación como tabla interna y externa. En el caso de los huesos del cráneo, el hueso esponjoso se denomina díploe.
Los huesos irregulares, de forma caprichosa, se ubican en la base del cráneo, cara y columna vertebral. Algunos de ellos
presentan casi exclusivamente hueso compacto (dado su diminuto tamaño), y en otros el tejido óseo esponjoso forma
un núcleo central cubierto por tejido óseo compacto.
Otro elemento que debemos considerar en relación con el hueso es el periostio, membrana de tejido conectiva
ricamente inervada, que cubre la superficie del hueso a través de la cual llega parte de la irrigación a él. Además, a partir
de las células que lo forman se diferencian los osteocitos que permiten al hueso crecer en grosor; también cumple un
importante rol en la cicatrización ósea (cirugías de distracción osteogénica, por ejemplo). Otra fuente de irrigación de los
huesos está dada por las arterias nutricias que ingresan al hueso y por las arterias propias de los músculos que se
insertan en él.
Respecto de la médula ósea podemos reconocer dos tipos: la médula ósea roja, hematopoyética, formada por tejido
celular a partir del cual se desarrollan los eritrocitos y leucocitos granulares ubicada en las cavidades medulares de todos
los huesos en el caso del recién nacido y en la cavidad de los huesos del esqueleto axil en el caso de los adultos. La
médula ósea amarilla, formada por tejido celular graso, reemplaza paulatinamente en el adulto a la médula ósea roja de
las cavidades medulares de los huesos del esqueleto apendicular.
De acuerdo a lo anteriormente expuesto, podemos concluir que el tejido óseo es un elemento plástico, altamente
irrigado, que presenta constante movilización de sales minerales y material orgánico, modelable durante su crecimiento
y de gran respuesta cicatrizal.
La superficie de los huesos presenta una serie de accidentes o alteraciones en su relieve, ya sea como eminencias o
como depresiones. Entre las elevaciones o prominencias óseas tenemos procesos, crestas, tubérculos, trocánteres,
líneas, eminencias, cóndilos, epicóndilos y tuberosidades. Las depresiones o defectos óseos reciben el nombre de
cavidades, surcos, incisuras o fosas, según su forma (Fig2). Algunos procesos y cavidades participan en la articulación de
dos o más huesos, teniendo como característica una textura regular y lisa. En cambio, otros procesos y cavidades
prestan inserción a músculos y ligamentos, siendo su superficie irregular y áspera. Es decir, existen prominencias
vinculadas o no a una articulación, siendo lo mismo válido para las depresiones.
Está formada por unidades óseas de forma irregular, llamadas vértebras. Las vértebras presentan: un segmento anterior
o cuerpo vertebral, bien desarrollado, más o menos cilíndrico, que se articula por sus caras superior e inferior con las
vértebras supra y subyacente respectivamente; y un arco vertebral, dirigido hacia dorsal, que encierra el foramen
vertebral; así, la superposición de las vértebras -particularmente, de los forámenes vertebrales- forma el canal vertebral
que aloja a la médula espinal (Fig3). El arco vertebral presenta: el proceso espinoso, dirigido hacia atrás, cuyo extremo
es posible de reconocer por palpación en el dorso; los procesos transversos, en número de dos, dirigidos hacia lateral;
las láminas vertebrales, que corresponden a un segmento que une la base del proceso espinoso a los procesos
transversos; los procesos articulares, dos superiores y dos inferiores que se ubican entre la lámina y el proceso
transverso; el pedículo vertebral, que corresponde a un segmento óseo que une el arco vertebral al cuerpo. La
superposición de las vértebras determina entre los pedículos a los forámenes intervertebrales (o de conjunción) por
donde emergen los nervios espinales.
La columna vertebral presenta 5 segmentos. La columna cervical, de gran movilidad, está formada por siete vértebras de
las cuales las dos primeras están modificadas. La primera vértebra cervical, llamada atlas, se articula con los cóndilos del
hueso occipital y carece de cuerpo vertebral; la segunda vértebra cervical, llamada axis, presenta en la cara superior del
cuerpo el proceso odontoides. De manera excepcional, no existe disco intervertebral entre atlas y axis. Las vértebras
cervicales tienen la característica de presentar un foramen transverso en el proceso transverso para el paso de los vasos
vertebrales (Fig4). La columna torácica, de menor movilidad que el segmento anterior, está formada por doce vértebras
que presentan carillas articulares en la zona lateral del cuerpo y de la cara anterior de los procesos transversos para la
cabeza y la tuberosidad de las costillas, respectivamente. La columna lumbar, de mayor movilidad que el segmento
torácico, está formada por cinco grandes vértebras que tienen la particularidad de presentar un gran cuerpo vertebral y
procesos espinosos cortos y rectos. La columna sacra, rígida, formada por cinco vértebras que soldadas en el adulto
constituyen un solo hueso, el sacro. Este hueso es cóncavo hacia adelante, forma parte de la pelvis verdadera, y articula
con los huesos coxales, primer segmento del miembro inferior. Los “forámenes intervertebrales” del hueso sacro,
presentan dos puntos de salida: uno anterior, los forámenes sacros anteriores, y otro posterior, los forámenes sacros
posteriores, por ellos salen los ramos anteriores y posteriores de los nervios espinales sacros. La columna coxígea está
formada por cuatro o cinco vértebras vestigiales, fusionadas, que poseen solamente un diminuto cuerpo vertebral.
Existe otra forma de referirse a las vértebras: dado que Atlas es la primera vértebra cervical, también se le conoce como
C1; Axis, en cambio, es C2. Sucesivamente, la quinta vértebra lumbar es L5, y la decimosegunda torácica es T12.
La columna vertebral es soportada por los miembros inferiores, cualquier alteración sobre éstos va a repercutir sobre
aquella. Desde una vista lateral, la columna presenta en el adulto cuatro curvaturas, la primera a nivel cervical, cóncava
hacia atrás (lordosis); la segunda a nivel torácica, cóncava hacia adelante (xifosis); la tercera a nivel lumbar cóncava
hacia atrás (lordosis) y la cuarta a nivel sacro-coxígeo cóncava hacia adelante (xifosis). El recién nacido presenta una
xifosis primaria; en la medida en que el niño extiende la cabeza desarrolla la lordosis cervical, y cuando comienza a
caminar completa la lordosis lumbar; quedando así constituidas las cuatro curvaturas de la columna vertebral. Las
curvaturas notorias en sentido lateral de la columna se denominan escoliosis y son de tipo patológico.
El tórax es la parte del cuerpo comprendida entre el cuello y el abdomen. Está constituido por el esternón y la columna
torácica enlazados por 12 pares de costillas y cartílagos costales. El esternón es un hueso plano, de forma de espada,
ubicado en la región anterior del tórax, formado por varias piezas en el recién nacido. En el adulto presenta una porción
superior, el mango; una zona media, el cuerpo, y un vértice llamado proceso xifoides. Hacia atrás está en relación con las
vísceras torácicas, mientras que hacia adelante con los músculos pectoral mayor, recto abdominal y la piel. En los bordes
presenta carillas articulares, la más cefálica para la clavícula y las restantes para el cartílago costal de las costillas 1º a 7º.
El esternón posee médula ósea roja y es el hueso que se punciona para hacer el mielograma (estudio de la médula ósea
roja) (Fig5).
Las costillas son doce pares de huesos planos, curvados en varios ejes, que articulan atrás con la columna torácica y
adelante con el esternón. Presentan en el extremo posterior una cabeza, que se articula con el cuerpo vertebral; una
porción estrechada, el cuello, y una zona irregular, la tuberosidad, que se articula con el proceso transverso de la
vértebra torácica. En el extremo anterior presentan una carilla para articular con su respectivo cartílago costal. Según el
modo de relacionarse con el esternón, las costillas se dividen en: costillas verdaderas, correspondientes a los siete
primeros pares, que se articulan por medio del cartílago costal directamente con el esternón; en cambio, los cinco
últimos pares se denominan costillas falsas. De éstas, los pares ocho, nueve y diez, se articulan a través de un segmento
cartilaginoso con el cartílago costal de la séptima costilla, mientras que los pares once y doce son llamadas costillas
flotantes, por su total falta de continuidad con el esternón. Las costillas completan el esqueleto de la jaula torácica (Fig6
y Fig7).
Generalidades de Artrología
Se conoce como articulación al conjunto de elementos o tejidos que permiten la unión entre dos o más huesos. Es
posible clasificar a las articulaciones de acuerdo a su grado de movimiento, movilidad y tipo de tejido que las compone.
De acuerdo a su grado de movimiento se les clasifica como sinartrosis, anfiartrosis y diartrosis. De acuerdo a su
movilidad se les clasifica como inmóviles, semimóviles y móviles. Estas clasificaciones se complementan. En cambio, la
clasificación de acuerdo al tejido las divide en fibrosas, cartilaginosas y sinoviales. Las articulaciones fibrosas pueden
corresponder a suturas (inmóviles), sindesmosis (semimóviles) o gonfosis (semimóviles). Las articulaciones
cartilaginosas, en cambio, se subclasifican sínfisis (semimóviles) y sincondrosis (inmóviles). Las articulaciones sinoviales,
todas móviles, se subdividen de acuerdo a la forma de las superficies articulares involucradas.
Están constituidas por dos extremos óseos más un tipo de tejido que une a estos elementos y que mantiene la rigidez
entre las piezas óseas. Este tipo de articulaciones se encuentran en el cráneo y en los huesos largos en crecimiento. Las
sinartrosis constituyen puntos en donde se produce crecimiento óseo. En relación al tipo de tejido dispuesto entre los
huesos, las articulaciones fibrosas se dividen en: suturas (sinfibrosis) en las cuales hay tejido fibroso interpuesto, por
ejemplo, la sutura sagital (interparietal); y sincondrosis, en las cuales hay tejido cartilaginoso interpuesto, por ejemplo,
la articulación occipitoesfenoidal o la unión diáfisis-epífisis que ocurre en todo hueso largo. En los sujetos adultos estas
sinartrosis sufren procesos de osificación constituyendo luego las llamadas sinostosis.
Permiten leves movimientos y se reconocen dos tipos de acuerdo al tipo de tejido interpuesto: las sínfisis, donde los
extremos óseos están unidos por un disco de tejido fibrocartilaginoso, por ejemplo, la sínfisis púbica o las articulaciones
entre los cuerpos vertebrales; y las sindesmosis, donde las piezas óseas son mantenidas en posición por una membrana
o ligamento interóseo de tipo fibroso, por ejemplo, la articulación tibiofibular distal. La gonfosis es la articulación fibrosa
que mantiene al diente, con una capacidad limitada de movimiento, inserto en su alvéolo mediante el ligamento
periodontal.
Constituyen lo que coloquialmente entendemos por articulación. Las articulaciones móviles, todas sinoviales, se
diferencian de las anteriores porque cuentan típicamente con (Fig9):
1. Extremos óseos, que adoptan diversas formas y están cubiertos por cartílago articular (hialino o fibroso según la
articulación), lo que le da un aspecto liso o pulido a la superficie articular; este cartílago articular no posee inervación ni
irrigación.
2. Cápsula articular, manguito fibroso que une las piezas óseas y se inserta en la periferia de las superficies articulares;
la cápsula se continúa con el periosteo.
3. Membrana sinovial, tejido que tapiza el interior de la cápsula articular, sin sobrepasar al cartílago articular, muy
vascularizada, produce el líquido sinovial que ocupa la cavidad articular lubricando los extremos óseos.
4. Meniscos, discos y rodetes, corresponden a tejido fibrocartilaginoso de forma especial, presentes en algunas
sinoviales. Los meniscos articulares, en forma de placa, se insertan en la cápsula articular y se proyectan en el espacio
articular, interrumpiendo la continuidad de la membrana sinovial y en algunos casos de la cavidad articular (discos
articulares), su función es armonizar las superficies articulares y amortiguar presiones. Los rodetes articulares (también
conocido como labrum) corresponden a anillos ubicados en el borde de las cavidades articulares, como por ejemplo, el
acetábulo o la cavidad cotiloídea (coxal) o la cavidad glenoídea (escápula) y cuya función es aumentar la profundidad de
la cavidad y mejorar la retención de la pieza ósea de mayor movilidad de la articulación.
5. Ligamentos, corresponden a bandas de tejido fibroso que refuerzan a la cápsula articular y de acuerdo a su ubicación
se dividen en: intracapsulares, por ejemplo, los ligamentos cruzados de la rodilla, que están dentro de la cápsula y fuera
de la sinovial; y los ligamentos extracapsulares, que están ubicados por fuera de la cápsula. Además de los ligamentos,
los tendones y los músculos de disposición periarticular cumplen una función similar, manteniendo las superficies
articulares es posición.
La cápsula, membrana sinovial y ligamentos presentan vascularización e inervación sensitiva y propioceptiva que
informa al sistema nervioso central sobre el grado de tensión que está soportando la articulación.
Los movimientos que presenta una articulación sinovial están supeditados a la forma de las superficies articulares y los
ligamentos. Estos movimientos son: flexión, movimiento que disminuye el ángulo formado por el eje de dos huesos;
extensión, antagónico al anterior, en que se aumenta el ángulo formado por el eje de los huesos; abducción,
movimiento en el cual el eje del hueso se aleja de la línea media; aducción, antagónico al anterior, en el cual el eje del
hueso se acerca a la línea media; rotación, movimiento en el cual el hueso gira alrededor de su eje central;
circunducción, movimiento complejo en el cual el hueso va pasando sucesivamente por los movimientos anteriores,
describiendo durante el movimiento un cono con sus bordes. Sin embargo, en los miembros existen algunos
movimientos particulares: supinación, movimiento de rotación del antebrazo en el cual la superficie ventral del miembro
superior es llevada hacia adelante, por ejemplo, al llevar la mano hasta la posición anatómica; pronación, movimiento
de rotación que lleva la superficie ventral del miembro hacia dorsal, antagonista del anterior; eversión; es un
movimiento en el cual la planta del pie se inclina hacia lateral; e inversión, donde la planta del pie se inclina hacia
medial.
Algunas articulaciones que son constantemente requeridas para mantener la postura del cuerpo presentan una posición
llamada de bloqueo o "de cierre". En esta posición, las superficies articulares son congruentes y su área de contacto es
máxima, la cápsula y los ligamentos están tensos y mantienen la estabilidad de la posición articular. Para mantener esta
posición de bloqueo la acción muscular es mínima.
De acuerdo a la forma de las superficies articulares las articulaciones sinoviales se pueden clasificar en:
Articulacion esferoídea (enartrosis), en que un segmento de esfera macizo se corresponde con un segmento de esfera
hueco, por ejemplo, la articulación del hombro, la articulación de la cadera. Estas articulaciones permiten movimientos
de flexión, extensión, abducción, aducción, rotación y circunducción; son poliaxiales ya que presentan tres ejes de
movimiento.
Articulación condílea (elipsoidea), en que un segmento elipsoideo convexo se corresponde con una cavidad elíptica, por
ejemplo, la articulación radiocarpiana. Esta permite movimientos de flexión, extensión, abducción, aducción y
circunducción, siendo imposible el movimiento de rotación; son biaxiales, es decir, cuentan con dos ejes de
movimiento.
Articulación sellar (en silla de montar o encaje recíproco), en que una superficie cóncava en un sentido y convexa en otro
se corresponde con otra recíproca, encajando perfectamente, ejemplo, la articulación esternoclavicular. A este nivel se
pueden realizar movimientos de flexión, extensión, aducción, abducción y circunducción; estas articulaciones son
biaxiales.
Articulación gínglimo (en bisagra o trocleares), en este tipo una superficie articular tiene forma de polea, con un canal y
dos vertientes, y se corresponde con una superficie opuesta, por ejemplo, la articulación humeroulnar. Permite
movimientos de flexión y extensión solamente; son uniaxiales.
Articulación trocoide (a pivote), permiten sólo movimientos de rotación, corresponde a un cilindro óseo que gira en un
anillo osteoligamentoso, por ejemplo, la articulación radioulnar proximal; permiten sólo la rotación axial, son
uniaxiales.
Articulación plana (artrodia), en la cual dos facetas óseas levemente cóncavas o convexas se corresponden, permitiendo
sólo pequeños desplazamientos entre sí, por ejemplo, las articulaciones entre los procesos articulares de las vértebras.
En algunas articulaciones la membrana sinovial presenta prolongaciones que están en relación con músculos y tendones,
constituyendo las bolsas serosas que tienen por función facilitar el desplazamiento de estos elementos. Eventualmente
estas bolsas serosas pueden independizarse de la sinovial articular.
La articulación entre el hueso occipital y atlas corresponde a una sinovial de tipo condilea que permite movimientos de
flexo-extensión de la cabeza. La articulación entre atlas (C1) y axis (C2) se realiza en dos puntos, uno entre los procesos
articulares, que corresponde a una sinovial de tipo plana, y otro entre el arco del atlas y el proceso odontoides del axis,
que es una diartrosis de tipo trocoides; es este punto el que permite en gran medida los movimientos de rotación de la
cabeza que se emplean para decir “no” (Fig10).
La articulación entre los cuerpos vertebrales (llamada sínfisis intervertebral) corresponde al tipo de las cartilaginosas,
existiendo un disco fibrocartilaginoso interpuesto; esta articulación es importante en la función de soporte del peso por
parte de la columna vertebral. Por otra parte, la articulación entre los procesos articulares de las vértebras (articulación
cigoapofisiaria) es una sinovial subtipo plana, importante en los movimientos de giro, flexión y extensión de la columna.
La articulación entre las una vértebra torácica y una costilla se conoce genéricamente como articulación costovertebral;
sin embargo, más preciso es desglosarla en dos articulaciones: la articulación entre el cuerpo vertebral y la cabeza de la
costilla (llamada articulación de la cabeza de la costilla), y aquella entre el proceso transverso y la tuberosidad de la
costilla (llamada articulación costotransversaria), ambas sinoviales planas. Estas articulaciones son importantes en el
movimiento de respiración costal.
La articulación entre sacro y coxal (articulación sacroilíaca) corresponde a una cartilaginosa con tejido fibrocartilaginoso
interpuesto. Durante el parto se produce a este nivel un movimiento de giro llamado nutación, que aumenta los
diámetros del estrecho inferior de la pelvis (Fig11).
La articulación esternoclavicular es una sinovial del tipo sellar, corresponde al único punto en donde el esqueleto
apendicular del miembro superior se inserta en el esqueleto axil; esta articulación posee un menisco interarticular. La
articulación costocondral ocurre entre el extremo anterior de la costilla y el cartílago costal, y corresponde a una
sinartrosis (según movilidad) y a una cartilaginosa subtipo sincondrosis (según clasificación histológica). La articulación
condroesternal es entre el cartílago costal y el esternón, corresponde a una diartrosis de tipo artrodia; habitualmente
esta articulación es también llamada costoesternal (aunque siempre un cartílago costal media el vínculo entre una
costilla y esternón).
Generalidades de Miología
Los músculos tienen desarrollada la propiedad de contracción, proceso en el cual participan proteínas musculares,
calcio y ATP; durante ella se produce calor, siendo éste uno de los principales mecanismos de termogénesis del
organismo. Los músculos, dada su función, presentan una exquisita vascularización e inervación. Estructuralmente, se
conocen tres tipos de musculatura: musculatura lisa, musculatura cardiaca y musculatura estriada.
-El músculo liso, de carácter involuntario, se encuentra recubriendo estructuras internas tales como la pared del
intestino, bronquios, vejiga, vasos sanguíneos, etc. Se caracterizan por desarrollar una contracción lenta pero
mantenida. Están inervados por el sistema nervioso autónomo, y sus células son característicamente fusiformes de
núcleo central pequeño y citoplasma de aspecto homogéneo.
-El músculo cardíaco, de tipo involuntario, posee células que aparecen como continuas una con otra, sin un límite
definido, separadas por discos intercalares; su citoplasma tiene un aspecto granuloso con un núcleo central redondo y
grande. Las células musculares cardíacas presentan gran excitabilidad y conductibilidad, lo que determina que sean
capaces de presentar una contracción rítmica con una frecuencia promedio de ochenta veces por minuto.
-El músculo estriado, de tipo voluntario, desarrolla contracción rápida y característicamente presentan agotamiento.
Está constituido por fibras musculares multinucleadas rodeadas por una membrana celular o sarcolema, por fuera de
esto, y rodeando a cada fibra muscular, se encuentra una capa de tejido conectivo, el endomisio. Un paquete de fibras
musculares forma un fascículo muscular que se encuentra envuelto por el perimisio y varios fascículos musculares
forman el músculo que está rodeado por el epimisio. En algunos músculos el epimisio es extremadamente firme y presta
inserción a las fibras musculares, en este caso, esta envoltura recibe el nombre de fascia. Los músculos estriados se
insertan en los huesos a través de una estructura denominada tendón, que está constituida por múltiples fibras
colágenas que se incrustan en la superficie ósea. Esta estructura, en algunos casos, puede ser excepcionalmente corta o
pequeña, pero siempre está presente en la inserción muscular; en otros casos dicha estructura puede ser ancha y
aplanada, denominándose aponeurosis.
Existen músculos que están formados por dos porciones o vientres musculares unidos por un tendón intermedio, este
tipo de músculos reciben el nombre de digástricos. Hay un grupo de músculos llamados faciales, que poseen por lo
menos una inserción en la piel de la cara o cuello, cuya contracción, determina la expresión facial (Fig12).
En la cabeza ósea, extendidos entre el cráneo y la mandíbula, se ubican los músculos masticadores, músculos cortos,
poderosos, cuya función está en íntima relación con la articulación de las arcadas dentarias superior e inferior y la ATM.
En el tórax, se ubican una serie de músculos planos, como el diafragma y los músculos intercostales, que participan en la
respiración. El músculo inspirador por excelencia es el diafragma, ya que al contraerse incrementa el diámetro vertical
del tórax. Los músculos intercostales estabilizan el espacio que les da nombre, evitando que se colapse durante las fases
de inspiración y espiración. La relajación del diafragma permite la espiración.
En las regiones en donde un músculo o tendón está sujeto a gran roce existen elementos serosos como las bolsas o
vainas sinoviales, anexas al músculo o tendón, que los protegen de posibles lesiones durante la contracción.
Cuando un músculo se contrae presenta un extremo fijo, el origen, y otro móvil, la inserción; en los miembros el origen
es proximal y la inserción distal. Los extremos se acercan durante la función muscular, originando el movimiento. Estos
extremos fijo y móvil presentan generalmente inversión funcional, vale decir, el extremo fijo en un tipo de movimiento
pasa a ser el punto móvil en otro. La mayoría de los músculos tienen un origen y una inserción, sin embargo, algunos
músculos tienen dos orígenes (bíceps), tres orígenes (tríceps) y aún cuatro orígenes (cuádriceps) y una inserción. En la
contracción muscular se pueden verificar tres fenómenos:
a) Que el músculo activo se acorte, acercando sus extremos, esto se conoce como contracción isotónica; ejemplo, la
acción del músculo bíceps braquial cuando se levanta un objeto pesado con el miembro superior.
b) Que el músculo se active pero su longitud se mantenga constante, esto se conoce como contracción isométrica;
ejemplo la acción del bíceps braquial cuando se soporta una carga pesada con los dos brazos.
c) Que el músculo se active pero sus extremos se alejen, elongando el músculo, esto se conoce como contracción
excéntrica; ejemplo, la acción del bíceps braquial cuando se deposita una carga pesada sobre una mesa, haciendo
fuerzas con los miembros superiores.
De acuerdo a sus formas los músculos se clasifican en planos, largos y cortos. Los músculos planos, como el diafragma,
se ubican en el tórax y en el abdomen formando paredes musculares. Los músculos largos, por ejemplo el bíceps
braquial, se ubican en los miembros y permiten una gran amplitud de movimiento. Los músculos cortos, como el
masétero, músculo masticador, se ubican en la cabeza y en la columna vertebral, determinando movimientos cortos,
pero de gran potencia.
De acuerdo a su función los músculos se clasifican en músculos agonistas, antagonistas y sinergistas. Los músculos
agonistas son aquellos cuya acción produce directamente un determinado movimiento, por ejemplo, en la flexión de
brazo el bíceps braquial es un músculo agonista. Los músculos antagonistas son aquellos que realizan el movimiento
opuesto de los músculos agonistas, por ejemplo, el tríceps braquial para el caso anterior. Los músculos sinergistas son
aquellos que facilitan y cooperan para hacer eficiente la acción de los músculos agonistas sin realizar la función de éstos,
por ejemplo, los músculos que estabilizan la escápula en el caso anterior.
Los músculos poseen receptores sensitivos que informan sobre dolor y receptores propioceptivos que informan al
sistema nervioso sobre el grado de tensión que desarrolla el músculo, la contracción y el arco de movimiento realizado,
lo que da la información de posición corporal en el espacio. Además, los músculos presentan inervación motora. Un
músculo recibe varias fibras nerviosas motoras; el conjunto de una fibra nerviosa motora y el número de fibras
musculares que ella inerva se conoce como unidad motora. Esta relación puede ir desde una fibra nerviosa que inerva a
diez fibras musculares, por ejemplo, los músculos que mueven el globo ocular, o, una fibra nerviosa que inerva a
doscientas fibras musculares, por ejemplo, los músculos de las extremidades. En el primer caso, en que la relación de
unidad motora es bastante baja, el músculo realiza movimientos bastante finos y delicados. En el segundo caso, en que
la relación de la unidad motora es bastante alta, los músculos desarrollan movimientos un poco burdos, pero de gran
potencia. La unidad motora responde a la ley del todo o nada, vale decir, un estímulo desencadena o no la contracción
de las fibras musculares, dependiendo de si sobrepasa el umbral de acción. Un músculo tiene un número elevado de
unidades motoras; estas se contraen en forma alternada, determinando en el músculo un estado constante de
semicontracción que se conoce como tono muscular. La inervación para los músculos estriados o esqueléticos llega a
través de nervios somáticos mixtos, motores y sensitivos. Estos nervios abordan al músculo por su cara profunda, sitio
en el cual son menos vulnerables.
Existen grupos musculares que se oponen a la acción de la gravedad, estos son los llamados músculos antigravitarios o
posturales y que se encargan, en el caso del hombre, de mantener la posición erguida. Están constantemente requeridos
durante la estación bípeda, y son resistentes al agotamiento. Estos músculos se ubican: en la cara posterior de la pierna,
evitando la flexión del tobillo; en la cara anterior del muslo evitando la flexión de la rodilla y en la cara posterior del
tronco, evitando la flexión del tronco. Un músculo mueve todas las articulaciones sobre las cuales pasa. Así, existen
músculos cortos, monoarticulares que mueven sólo una articulación, y músculos largos, poliarticulares que movilizan
varias articulaciones. En términos generales, la inervación de una articulación está dada por los mismos nervios que
inervan a los músculos que actúan sobre dicha articulación.
Miología del Tronco: Se denomina Tronco a toda la región (incluyendo huesos, articulaciones, músculos, vísceras, etc.)
que está bajo el cuello y hasta la región pélvica, tanto por delante como por detrás, incluyendo a las regiones tórax,
abdomen y dorso; se conoce como dorso a la región posterior del tronco, desde la nunca hasta la zona lumbar (incluida).
El tronco, internamente, presenta las cavidades torácica y abdominopélvica separadas por el músculo diafragma. Dada
su disposición estratificada, el estudio de los músculos del tronco se aborda mediante planos.
2do plano muscular: en la región más superior o torácica encontramos la escápula y sus músculos asociados. Los
músculos romboides son 2 músculos con forma de rombo situados entre la escápula y la columna vertebral, en
profundidad al trapecio: romboides mayor y menor. Son delgados y aplanados, siendo el mayor el doble de ancho que el
menor. Su acción: si se contrae, este músculo retrae a la escápula, acercándola a la línea media. El músculo elevador de
la escápula es delgado largo y plano, se sitúa profundo al trapecio, entre la parte inferior del cráneo y el borde superior
de la escápula. Su principal acción va a elevar la escápula desde su ángulo superior.
3er plano muscular: acá se encuentran los músculos asociados a la parrilla costal. Los músculos serratos han sido
considerados tradicionalmente como músculos accesorios en la respiración. Son 3 músculos serratos, uno anterior, y dos
posteriores (siendo uno superior y otro inferior). El músculo serrato posterosuperior provoca al contraerse la elevación
costal; el serrato posteroinferior, ubicado en la zona lumbar, desciende las costillas al contraerse (nótese la disposición
inversa de sus fibras). Estos músculos son espiradores accesorios, debido a que cuando empieza a aumentar la actividad
del diafragma, el por sí solo no basta para que se pueda ejercer la respiración correctamente.
4to plano muscular: acá se encuentran los músculos erectores de la columna vertebral, de gran tamaño y situados entre
los procesos espinosos y los ángulos de las costillas. El músculo erector de la espina se compone de 3 músculos que,
nombrados de lateral a medial, son los músculos iliocostal, longísimo y espinoso. Con su acción permiten hacer
extensión de la columna vertebral y la cabeza. Profundo a estos, situándonos ya en la zona más profunda de la región, se
describe un grupo de músculos que no son erectores; los músculos transversos espinosos que van a relacionarse entre
los procesos espinosos y transversos que están un nivel más abajo, 2, 3 y hasta 4 niveles; ocupando los espacios que
queden entre ambos procesos transversos se disponen los músculos intertransversos, mientras que entre los procesos
espinosos se encuentran los músculos interespinosos.
Diafragma
Músculo plano y ancho en forma de cúpula musculotendinosa que divide la cavidad torácica de la abdominal. Forma el
suelo convexo de la cavidad torácica y el techo cóncavo de la cavidad abdominal. El pericardio descansa en la parte
central del diafragma y lo deprime ligeramente, dividiéndolo en cúpula derecha e izquierda. Se origina en los cuerpos,
discos y procesos transversos de las vértebras lumbares. Su acción es fundamental para la vida, debido a que es el
principal músculo inspiratorio. Los pilares del diafragma son bandas musculotendinosas que se originan en la cara
anterior de las vértebras lumbares; el pilar derecho, es más ancho y largo, y al cruzarse con el pilar izquierdo constituyen
un espacio, hiato aórtico, para el paso de la aorta, que atraviesa el diafragma en este punto en contacto con el cuerpo
de la vértebra. Luego, hacia superior, estos pilares se vuelven a cruzar, dando un aspecto de 8, formando un espacio
muscular para el paso del esófago, el hiato esofágico, que a diferencia del resto de los orificios es muscular y no
tendinoso. El diafragma presenta en su centro un tendón con forma de trébol, el centro tendinoso del diafragma, que
hacia la derecha presenta un orificio para la vena cava inferior. Así, en una vista lateral se aprecia que, de dorsal a
ventral, se encuentran las siguientes estructuras: aorta atravesando el diafragma a la altura de T12; el esófago, a nivel de
T10; y la vena cava inferior, a nivel de T8-T9 desplazada hacia la derecha.
La región abdominal, al corte transversal, presenta una pared anterolateral y una pared posterior. Los músculos de la
pared anterolateral del abdomen son 4: oblicuo externo del abdomen, oblicuo interno del abdomen, transverso
abdominal y recto abdominal. El músculo oblicuo externo es el mayor y más superficial, y sus fibras siguen la misma
dirección que los intercostales externos. Su acción es comprimir y sostener las vísceras abdominales (como una faja),
además de colaborar con la flexión y rotación heterolateral del tronco. El músculo oblicuo interno, profundo al oblicuo
externo, forma un plano muscular intermedio que consiste en una delgada lámina en forma de abanico, con sus fibras
dirigidas como en los intercostales internos. Su acción se basa en comprimir y sostener las vísceras abdominales, además
de colaborar con la flexión y rotación homolateral del tronco. El músculo transverso del abdomen es el más interno de
estos músculos planos. Su acción es comprimir y sostener las vísceras abdominales. Cada uno de estos 3 músculos
planos presenta una aponeurosis que, reunida en la línea media con sus homónimos del otro lado, constituyen la vaina
del recto, un estuche fibroso de orientación vertical que aloja al cuarto músculo de esta región. El músculo recto
abdominal, también llamado recto anterior del abdomen, es un músculo largo, ancho y acintado, situado en la porción
más anterior de la pared anterolateral del abdomen, uno a cada lado en relación a la línea media, dentro de la vaina del
recto. Este músculo presenta una característica especial, posee 3 o 4 tendones interpuestos de manera transversal
denominadas intersecciones tendinosas. Participa en los movimientos de flexión, inclinación y rotación del tronco,
además de actuar comprimiendo las vísceras abdominales (cuando se ejercitan los clásicos abdominales).
En la pared posterior de la región abdominal nos encontramos principalmente 2 músculos: el músculo Iliopsoas, más
medial, y el músculo cuadrado lumbar, en una ubicación más lateral. Se encuentran ubicados a cada lado de la columna
lumbar en estrecha relación con los cuerpos vertebrales. El músculo iliopsoas posee una porción psoas y una porción
ilíaca. La porción psoas es larga, gruesa y fusiforme, se origina desde los cuerpos y discos de las vértebras lumbares, y se
dirige hacia abajo para reunirse con la porción iliaca. La porción Iliaca es triangular y está situada medial al hueso coxal,
en la fosa ilíaca. Este músculo es el principal flexor del muslo, también actúa como estabilizador de la postura erecta y
colabora en la flexión de cadera. El músculo cuadrado lumbar forma una lámina muscular gruesa de forma cuadrangular
en la pared posterior. Se encuentra lateral al iliopsoas y su acción es realizar la extensión y flexión lateral de la columna
vertebral.
Glosario
Abducción : movimiento que aleja el eje de la extremidad de la línea media del cuerpo.
Aducción : movimiento que acerca el eje a la extremidad a la línea media del cuerpo.
Anfiartrosis : articulación semimóvil
Apófisis : prominencia ósea
Apófisis Mastoides : prominencia ósea ubicada en el hueso temporal que adopta la forma de una mama.
Artrodia : Articulación móvil o sinovial cuyas superficies articulares son planas.
Bisagra : articulación sinovial cuyas superficies articulares establecen un tipo de movimientos en un sólo eje como lo
hace una bisagra.
Cavidad Articular : superficie ósea cóncava que participa de una articulación sinovial.
Cavidad Glenoídea : cavidad articular cóncava.
Cavidad Cotiloídea : cavidad articular que tiene la forma de un segmento de esfera hueco.
Condilea : articulación sinovial cuyas superficies articulares adoptan la forma elipsoidea convexa.
Cóndilo : superficie ósea articular de forma elipsoidea convexa.
Diáfisis : zona media de un hueso largo.
Diámetros de la Pelvis : dimensiones que pueden ser mensuradas entre las paredes anteriores, posteriores y laterales de
la pelvis ósea.
Diartrosis : articulación móvil sinovial.
Distal : termino anatómico que denota lejanía respecto del punto de inserción de la extremidad superior o inferior al
tronco.
Enartrosis : articulación sinovial cuyas superficies articulares adoptan las formas de una esfera.
Encaje Recíproco : articulación cuyas superficies articulares adoptan una forma cóncava convexa es sinónimo de en silla
de montar.
Epífisis : extremos de un hueso largo
Esqueleto Apendicular : conjunto de huesos que están colocados en relación con el miembro superior y el miembro
inferior.
Esqueleto Axil : conjunto de huesos que están colocados en el eje del cuerpo formando cabeza, columna vertebral y
tórax.
Extensión : movimiento de una articulación que aumenta el ángulo formado por los huesos.
Exocraneal : superficie externa del cráneo.
Flexión : movimiento que reduce el ángulo formado por los huesos que se articulan.
Hioides : hueso ubicado en la parte alta del cuello que sirve de punto de inserción a los músculos de la lengua, faringe y
a los músculos extrínsecos de la laringe.
Inserción : extremo de un músculo que se moviliza durante la contracción muscular.
Lateral : término que denota lejanía respecto de la línea media.