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DE LA LEY DE GRACIA,
RETRATADO EN LA ADMIRABLE VIDA
NACIDO AL MUNDO
en la Villa de Xadraque,
A LA RELIGION EN EL CONVENTO
DE LA CIUDAD DE QUITO,
AL CIELO EN EL DE LA CIUDAD
de Lima en el Perú.
/
Capellán de V. Exc.
AL LECTOR.
H^.ay en las acciones heroycas de los que en ellas se
señalaron la heroycidad de la acción, y el respeto, ve¬
neración , ó culto de las personas que se exercieron en
ellas dexando á la posteridad interminable memoria de
los mismos que dieron el exemplo. El sugeto venerable
de esta obra histórica se ha merecido el respeto , y aplau¬
so dei^ pviblico universal, aun de aquellos que solo atien¬
dan, a la utilidad propria; y lo que es mas, aun de aque-
Los que el mismo orillar de la virtud los deslumbra el
entendimiento con el pasmo, como el Sol á la vista en*
ferma. y á todos la pia afición hace atenderle como una
muestra singular de la Omnipotencia Divina en lo en-
fei mo de nuestro espíritu, y lo quebradizo de nuestro
cuerpo; pero suspendiendo la razón su culto hasta que
nuestra Madre la Iglesia lo proponga , no permite olvi¬
do lo heroyco del obrar, y padecer que le mereció ser
llamado aun viviendo en esta peregrinación, el Job de
la Ley de Gracia, Este olvido amenazaba por una parte
la condición del tiempo, que iodo lo consume, no ha¬
llándose ya casi exemplar alguno de la primera, y úni¬
ca impresión ; y por otra la pobre suspensión de conti¬
nuar el examen de la causa. Con que para evitar en la
paite menos costosa este olvido, en tanto que Dios, que
tanto puso en manos de este su Siervo, con que siendo
pobrísimo, con excesiva liberalidad socorrió todo gene¬
ro de pobreza, se digna dar para su culto de quien tan¬
to se esmeró en el culto de Dios en su Templo: en tanto,
digo, se ofrece al público la continuación de tan admi-
xable memoria en su reimpresión; y se déri á Dios las de¬
u bidas gracias al leer en esta obra, junto con la vida de
nuestro venerable Padre Fray Pedro Urraca, la de tan¬
tos
tos varones Illustres en virtud , solo de esta Religión de
Maria Santísima; á los que agregados, los muchos deotios
familias Religiosas , (de los que algunos veneramos con
culto público de Santidad) Illustrísimos Prelados, y de
todas clases de fieles, y aun de Infic/es, (pues hay Ju¬
dio que pretende con razón subirse á los Altares) pode¬
mos decir se gozaron en el descubi imiento del nuevo
mundo las primicias antiguas del Espiritu deChristo;
y logró su último complemento la profeíía de Isaías
de que entrase la Fé de ¡Jesu-Christo por el oido á
aquellos Idolatras , enviando el mismo Señor por ma¬
no de los Reyes Católicos, Apostólicos Predicadores , a
quienes oyéndolos se cumpliese: ln omnem terram exh
vit sotius corum, & in fines orbis tente vevbci eofut/it
VIDE , ET VALS.
PRO-
PROTESTA DEL AUTOR,
A u„q„e quanto en este libro va escrito, ha pasado
por gravísimas censuras ; como en él hay voces que
suenan a milagros , revelaciones , profecías , sumidad,
y Santo como hijo obediente de la Católica Romana
Iglesia : Protesto, que todo va escrito en el sentido, que
permiten los Decretos Apostólicos de la Santidad de
Urbano Oóhfvo de quince de Mayo de mil seiscientos
veinte y cinco : y de cinco de Julio de mil seiscientos
reinta y uno , publicados por la Congregación de la
Santa , y General Inquisición. Y declaro ser mi inten¬
ción , quando hablo de qualesquier dones sobrenatura¬
les , que solo se crea con la contigencia de historia
humana , y^ los títulos de sagrada excelencia , que la
Sede Apostólica solo tiene concedidos á las personas
que tiene puestas en el Catálogo de los Santos: si al¬
guna vez se halláren estas voces, quiero se entiendan
en común sentido , y que caen sobre la virtud que pon¬
dero , no queriendo prevenir el juicio , y sentir de ¡a
Santa Iglesia Romana , sujeto siempre á su correc¬
ción.
FE BE ERRATAS.
TA-
TA B LA
DE LOS CAPITULOS
contiene este Libro.
LIBRO PRIMERO. ' *
LIBRO SEGUNDO. X tC » í r
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. -v (»!'»•• • i ’ j ' i * ,• i f 1 j Al" i • i
Ajr • 0> 1
LIBRO tercero.
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!raPedM° Je pies, y manos de-
Ca» II M S'°? “Vleríl acha<Iue al«““".P-
venerahl > Ta™ g.Un0S
3 casos en <lue Parece tuvo el
Can ni ^ C eSflntU dC Profeciaa Pag- 122.
Gap. III. Prosíguese la relación de su Confesor en la
nnsma materia, pag. 127. \
Cap. IV. Concluyese la relación de su Confesor, á cer-
ca de la materia de los pasados, pag. 131.
Cap. V. De como le fue revelada la muerte gloriosa de
CaonVínn° f’g,OSO de la ComPaí5ia ^ Jesús, p. 135.
Cap. VI. De algunas apariciones del P. Fr. Pedro, p. 140.
Cap VII Remedia pesados desasosiegos entre casados,
obranuo Dios para que lo consiguiese maravillas, pa-
gm. 145.
LIBRO QUARTO.
/
/ \
• DE LOS CAPITULOS.
Cap. VIT. Refierense casos muy singulares que le pasa-
. ron con su Confesor, en que se confirma el parecer
de que tuvo el Padre Fray Pedro don de profecía,
pag. 179.
Cap. Vlll. En que se dá fin á la materia del pasado,
• pag. 185.
LIBRO QUINTO.
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MILAGROSA VIDA
DEL VENERABLE PADRE
FRAY PEBRO URRACA,
HIJO DEL CONVENTO
EN EL PERU,
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LIBRO PRIMERO.
CAPITULO PRIMERO.
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Libro T. Capitulo T. 3
á tomar estado de matrimonio por dar gusto á sus pa¬
dres , dispuso para este Sacramento una confesión gene¬
ral , y comunión : y estándose el dia del desposorio en
fervorosa oración pidiéndole á nuestro Señor no permi¬
tiese que llegase á perder una joya tan preciosa á sus
ojos como la virginidad que toda su vida había conser¬
vado ilesa, levantóse de la oración con una alegría in¬
creíble , y se fue á desposar ; y al punto que acabó de
recibir la bendición del Cura le dio una calentura mor¬
tal : duróle algunos dias , y recibidos los Santos Sacra¬
mentos con mucha devoción , dixo á su Confesor no le
dexase , que moriría dentro de una hora ; asi fue , mu¬
riendo gozosísimo de que nuestro Señor le hubiese con¬
cedido lo que con tanto afeólo le habia suplicado para su
mayor gloria , y que trasladase su alma á los eternos
desposorios , donde no peligra la virginidad.. Quedóle el
cuerpo tan tratable que causaba admiración. El segundo
hermano , llamado el Licenciado Miguel Urraca, siguió
también los exemplos del primero; fue singular en amar
la virginidad , y en ser devotísimo de nuestra Señora,
y de San Miguel su Santo : inclinábase mucho al exerci-
cio de las letras , de que le procuró divertir con varias
tentaciones el Demonio , viendo que quien le hace mar
yor guerra son las letras esmaltadas con la virtud. En¬
viándole su padre á una dehesa , siendo de catorce á quin¬
ce años, le salió al encuentro una mugercilla deshonesta,
provocándole á acciones lascivas , y palabras torpes ; y
habiéndose resistido mucho tiempo el valeroso mancebo,
transformada la muger en un horrible Demonio', aco¬
metió á despedazarle; pero invocando Miguel el favor
de la Virgen María , y de su Santo , se le aparecieron
auyentando severos al Demonio. Con esto quedó nueva¬
mente enamorado de la virginidad , la qual conservó
A 2 per-
4 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
perpetuamente. Siguió sus estudios , y salió gran Predi¬
cador. Dieronle el Curato de Angón; y aunque después
le promovieron; á mejores Prebendas , no las quiso aceptar
por et amor de sus ovejas , con quienes exercitaba tanca
caridad que daba a los pobres hasta lo preciso de su pro¬
pio sustento , no habiendo en su casa sino unos pocos
libios y unas pobres alhajas. Murió en su Curato con
lagrimas de los pobres, y aclamación de santo ; y al ca¬
bo de dos años hallaron su cuerpo incorrupto , y lo lle¬
varon á Xadraque en concurso de todos los pueblos cir¬
cunvecinos.
El hermano tercero fue el Venerable Padre Fr. Fran¬
cisco García , Religioso Descalzo del Orden de nuestro
Padre San Francisco , que pasó al Perú con el Padre Co¬
misario General Fray Juan Benido ; cuya vida estará en
la Crónica de su Orden , por haber sido exemplarísimo.
Residió en la Provincia de Quito , donde fue aclamado
por hombre santo , y milagroso. Murió en un pueblo lla¬
mado Tulcan , donde lo llevaron enfermo , obrando nues¬
tro Señor raras maravillas en su muerte. Estuvo enter¬
rado en la Capilla mayor de la Iglesia , que es dodrina
de nuestra Orden ; y después de muchos pleytos , ruegos,
y conveniencias lo entregaron á los Reverendos Padres
de^San Francisco. Tales fueron los hermanos de nuestro
Fray Pedro. También un hermano de su madre , llamado
Alexo García, Cura de su pueblo de Xadraque , fue exem-
plarísimo , y singular en dos virtudes : la castidad la
una , pues conservó su virginidad ilesa ; y la otra la ca¬
ridad para con los enfermos y pobres. Era honesto , y
zelosísimo de la honra de Dios. Frudificó mucho en el
pulpito , y confesonario : dixo el dia en que habia de
morir ; y , desde la primera noche de su enfermedad se
vieron sobre su casa muchas luces á modo de estrellas,
has-
, a Libro L \Capitulo X;a : l J
hasta la hora de su transito feliz. Este fue el solar de
nuestro Fray Pedro: esta calidad tuvo la buena masa de
su sangre , que á veces la dispone Dios en los padres
para que hereden los hijos sus buenas inclinaciones, co~
mo lo vemos en la casa de Abrahan. Ya había Dios
bendecido al Patriarca ; y quando quiso darle un hijo>
bendixo también á su esposa Sara, que es la primera mu-,
ger que llevó bendiciones en la Escritura después de la
caída de Eva : parece que bastaba la bendición del Pa¬
triarca ; pero como Dios les daba un hijo de tan singu¬
lar virtud , echó su bendición en las dos lineas para que
los heredase , como por dos vínculos , la inclinación á la
virtud : de estas bendiciones vemos llenos los padres de
Fray Pedro , y disposición prevenida de tan virtuosos
hijos como les dio.
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vocctcion á la Orden de la irgen de la
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io Vida del \. P. Kr. Pedro Urraca.
CAPITULO IV.
CAPITULO V.
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CAPITULO VI.
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'• y A -i. .»
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CAPITULO VII.
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cios veces, w*?je
y vivió ciento °r> ■
diez añrc
y r-o r-
«c fotodilto, segundo Provincial, y 0'tra Jz ”"5““
“ VXWM» V nueve: Fray Juan Je la “ Va!
n as , de la primera nobleza de Salamanca , é hijo del
insigne Colegio de la Vera-Cruz „Ila „ / J 1
NveiiaEHSpaíla: ^ Di0^¿°decls-S
, j UL -» hijo del Convento de
nanir„, , ’ y. ™ J-ray Miguel de Santa María,
ín p de ^ misma Cu,dad y é hijo de aquel Conven¬
to, y May Antonio Brabo , el qtial celebró la primera
ÍCr se d::” cn 13 Cludad de Lima, como dice Gil
CI1C Teuro de esta Santa Iglesia. Muy luego
Tol A a Maestro Fray Juan de Barrios y
cn pid0-'’ T Convento de Granada, donde profesó
I*'
28 Vida del V. P. Fu. Pedro Urraca
y el mugroso Fray Diego Martínez, y Fray Migue! de
Santa
Santa María. El ObEnn
María. El rio Truxilin
Obispo de t-.-.h, y r .. ^
x ^ ,^ueí de
°e
Convento Fray Marti,íde Vítor “a h°o’de‘ll aZjf
cate nombre; pero este Padre fue de Catlt f
dado y fue Comendador, Insigne opera”‘ n \l 2t
con de los Gentiles, y el primero que reduxo i ,e ¡
lengua del Inga. No se le ha de quitar la Moría de Fun¬
dador al Santo Padre Fray Sebastian de Maíllo Casi
al mismo tiempo llegaron de Nueva-España los ¿adíe'
Fray Juan de Ulloa , Fray Pedro Muñoz , Fray Tuan
ya cn°Outona„’ Fray Miguel , que estaba
y Quito , muy parecidos los dos en la virtud v
CAPITULO VIII.
CAPITULO IX.
Kk¡r
Libro I. Capitulo IX. 39 v
do como esto tener en nada á los siervos de Dios; o
porque en la casa , fuera del primogénito y mayoraz¬
go, todos los demás hijos son nada : ó porque no ha¬
biendo de tener el casto Abel sucesión, y descendencia,
sus padres le estimaron por muerto, y como si no fue¬
ra; que esta es la razón que dá Josepho. Tales imagina
el mundo á los Religiosos; pero en esa misma gradua¬
ción deben ellos poner al mundo.
Bien mostró nuestro Padre Urraca estar en esta doc¬
trina el dia de su profesión ; pues dexó hasta el nombre
de casa de sus padres; y como la devoción del inefable
misterio de la Santísima Trinidad era tan antigua
en su corazón , y los favores que había recibido tan
recientes , como se dixo en el capitulo pasado , quiso ser
llamado Fray Pedro de la Santísima Trinidad. Profeso
el año de mil seiscientos y cinco en manos del Venerable
Padre Fray Juan de León , Comendador de Quito , a
dos de Febrero , dia de la Purificación de nuestra Seño¬
ra, señalado entre todos los del año para nuestra Sagra¬
da Religión, por haber baxado la Virgen Santísima acom -
pañada de Angeles á cantar los Maytines al Coro de
nuestro Convento de Barcelona.
Aquella tarde, con licencia de su Maestro, se baxó
á la Iglesia; y puesto en el mismo rincón donde por se¬
ñas le ordenó aquella Santa Imagen tomase el habito de
su Religión , la empezó á dar gracias de la piedad que
con él había usado. Aqui le habló la Reyna de los An¬
geles , exhortándole al cumplimiento de lo que habia pro¬
metido, y ofreciéndole de nuevo su asistencia. Estando
en lo mas dulce de tan singular favor tocaron á May¬
tines : y besando á toda priesa el suelo, se levantó , y
con una devota sencillez dixo á la Virgen: 'CA Dios Se-
«ñora, que voy á Maytines , donde me llama la obe-
C 4 «dien-
40 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
«diencia;” y la Santa Imagen, como calificando su ob¬
servancia , le echó su bendición al hincar la rodilla co¬
mo había hedió la vez primera.
. Reconoció después de su profesión las obligacio¬
nes del nuevo estado , y dobló los exercicios de oración
y mortificación, no durmiendo mas que tres horas cada
noche sobre una tabla, ó en la peana de la Capilla del
oviciado, que fue, como diximos, su ordinaria cama
el tiempo que estuvo en Quito. Dispertaba á poco mas
de las tres, de que hizo para lo restante de su vida cos¬
tumbre; y si alguna mañana duraba el sueño, le recor¬
daba el Santo Angel de su guarda, diciendole: Pedro, ya
es hora ; levantábase al punto , no gastando tiempo en
vestirse, pues desde que tomó el habito hasta su muer¬
te no^ se desnudo , sino fue para la forzosa limpieza.
Leía á la luz de Ja lampara del Oratorio la vida del
Santo de aquel dia: recogiase luego á la meditación de
sus virtudes;sacaba proposites de imitarle; pedia á Dios
su auxilio para que fuesen eficaces, y mostró la perpe¬
tua execucion que le oía su Magestad : llegó en este
exercicio á conseguir tal habito, que sabia desde el pri¬
mer dia al ultimo del año, qué virtudes correspondían
con especialidad a cada uno, según las que mas habían
sobresalido en el Santo á quien se dedicaba, diciendo:
vhoy es de penitencia , mañana de oración , esotro de
«silencio y retiro:” con que en los ojos de Dios debió
de obrar como muchos.
Luego que profesó puso la mira y atención en la
observancia de los quatro votos , y cumplimiento de la
regla, que es el camino cierto donde no puede haber en¬
gaño , ni error : que esto de dexar la regla quien está
obligado á seguirla, y buscar nuevas sendas para cami¬
nar á la perfección , no es sino huir de ella, tras de la
■ : pro-
Xjibro X. Capitulo IX* 4l
propria voluntad con gran peligro de perderse. Pedia
Fray Pedro á la Virgen Santísima que asi como con su
favor no habia quebrantado los Mandamientos déla Ley
de Dios, le alcanzase auxilios para guardar su regla, y
votos. Bien se le lució la petición ; pues en mateiia ce
obediencia fue siempre un dechado de los mas rendidos,
en la pobreza fue raro y singular; pues habiendo mane¬
jado tan inmensa suma de bienes, como le dieron sus de- .
votos , y se verá en el curso de su vida, jamás se le co¬
noció sino un habito viejo puesto, y otro para remudar,
entrambos de cordellate el mas basto , y dos turneas,
despreciando los bienes de este mundo, que quien tiene
el Sol á los ojos siempre echa la sombra á las espaldas.
En la castidad pareció un Angel; y en el voto de redi¬
mir cautivos tuvo siempre deseos ardentísimos de cum¬
plirle, y poner su vida porque se salvasen, haciendo to¬
dos los dias oración particular por ellos , no dexando
pasar ocasión de solicitar limosnas para su redención, _
siendo muchas las que juntó, y se dieron por su medio.
Para guardar mejor su regla y votos , tomó por exem- »
piar y dechado la vida de nuestro Santísimo Padre San
Pedro Nolasco, trabajando en la imitación de sus he-
royeas virtudes. Aqui le hizo uti singulai favoi nuestio
Santo. Habíale dicho su Maestro de Novicios que para
ser verdadero hijo de la Virgen de la Merced había do
Imitar á su santo Patriarca; ocasionóle gran desconsuelo
ver no se sabían entonces de la vida de nuestro Santo
Patriarca, mas que algunos prodigios que conservaba la
tradición; que eran mas favores de Dios, y de su Ma¬
dre, que obras del Santo. Muchos dias paso batallando
en estos deseos , pidiendo á la Virgen dispusiese llega¬
se á sus manos algún libro donde pudiese ver sus he-
royeas virtudes ; teníalas Dios por entonces ocultas;
con
4- ^ ida del V. P. Pr. Pedro Urraca
con que no se había escrito nada en particular. Gastó
en esta suplica muchas horas de oración; aplicó no po¬
cas disciplinas , con que vino á conseguir saber lo del
libro mas cierto, qual es el de la eternidad. '
El caso fue, que levantándose una vez á la hora
acostumbrada á leer la vida del Santo de aquel dia , di-
*?' , "íadre de Dl0sI con quanto mas gusto leyera yo
”Ia de mi Sant0 Padre¡” Al punto oyó junto á sí una
voz muy suave, que le dixo: "Atiende Pedro , oye la
vida de tu Padre:” y empezando por la virtud y no¬
bleza de los del Santo, por los deseos de tener un hijo
y como les dió Dios á Nolasco en premio de la caridad
grande que tenían con los pobres, y de las muchas ora¬
ciones que habían hecho, y sacrificios que habían ofre¬
cido ; y fue prosiguiendo por todos los pasos milagrosos
de su vida; y como había sido Sacerdote, que todo dic¬
tándolo él lo escribió su Confesor ; y llegando después
as Crónicas, y otros libros, se halló lo que el Santo ha¬
bía dicho; y otros pasos que no se leían en aquellos li¬
bros como era el que mientras duró su primera Misa
se vió sobre su cabeza visiblemente el Espíritu Santo en
forma de una blanca paloma; y otras cosas muy singu¬
lares que hasta ahora no ha manifestado Dios , y por
eso, ni aqui, ni en la vida del Santo Patriarca las pone¬
mos; y preguntándole, ¿si habia comunicado con algu¬
no aquellas cosas? respondió que nó: porque le dixo su
Samo Angel: “Todoesto lo tiene oculto Otos para su
«tiempo, y que se habia ajustado á la voluntad del Se-
»ñor. Confirmábase en el amor de la virginidad, de¬
seando padecer mucho por guardarla ; que como no le
afligía el Demonio con tentaciones de este genero des¬
de aquel lance que referimos en el capitulo quinto, pa¬
recíale que no tenia mérito en ser casto. Ardia en de¬
seos
i Libf.o I. Capitulo IX. 43
seos de la mortificación y penitencia , considerando quan
raro había sido en este genero su Santo Patriarca. Lle¬
vábale mucho la devoción que nuestro Padre tuvo con
la Santísima Cruz , que se arrebataba freqüentemente
solo con mirarla. Y para imprimirse Fray Pedro mas en
esta devoción hizo una singular penitencia. Envióle su
hermano una limosna, por medio de su Maestro, v con
su licencia hizo hacer una Cruz de yeiro de ties dedos
de ancho , y una quarta de alto, con treinta y tres púas,
en memoria de los treinta y tres años de Christo Re¬
dentor nuestro , y un dia se la ponia en las cspaluas,
y otro dia en los pechos.
Hizo cinco géneros de disciplinas, una de tres ia--
males de eslabones de yerro, esquinados ; prenda que
heredó su Confesor, y dice , que la guarda con mucha
estimación. Con esta se azotaba en reverencia de la San¬
tísima Trinidad: otras de cinco ramales de yerro , co¬
mo la primera, en memoria de las cinco llagas. Otra
de siete, y con esta se azotaba por los pecadores. Otra
de quince de alambre, en reverencia de los quince mis¬
terios gozosos, dolorosos y gloriosos de la Virgen. Otra
de treinta y tres, también de alambre, en memoria de
los treinta y tres años de Christo Redentor nuestro.
Hizo también dos manecillas de yerro con púas, para
los morcillos de los brazos, de dos dedos de ancho, es¬
crito en la una: soy esclavo de mi Dios : y en la otra;
soy esclavo de mi Señora la Madre de Dios: estas eran
sus delicias.
Empezó á imitar á nuestro Padre tan rigurosamen¬
te en la virtud de la abstinencia , que á exemplo suyo
ayunaba á pan y agua Lunes , Miércoles y Viernes to¬
do el año ; y llegó á tanta moderación que se estaba
uno, dos y tres dias seguidos sin comer, ni beber mas
que
44 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca»
que el lavatorio de la Misa. En esta virtud alcanzó este
siervo de Dios tan grande hábito , á imitación de núes-,
tro Santo Patriarca, que en la Semana Santa, de Lunes
á Miércoles , no comía sino pan y agua ; y desde el
Miércoles al Domingo de Resurrección, no tomaba co¬
sa alguna de sustento con la Sagrada Comunión del Jue¬
ves Santo , y después de ella tres tragos de agua en me¬
moria de ii Santísima Trinidad , se pasaba sin desayu¬
narse hasta el Domingo después de haber comulgado,
hallándose tan seca la garganta al pasar la forma, que?
era pieciso ayudarse del lavatorio ; porque tenia los
fauces de la lengua como un pergamino seco , parti-
cularmente los primeros años : continuó esta morti¬
ficación toda su vida , como veremos en el curso de
ella.
Como sabia quan grata había sido á nuestro Señor
la oración continua de nuestro Santo Patriarca, y los
inumerables favores que alcanzó por medio de ella , era
tan continuo en este exercicio que pasaba las noches
en la Iglesia en presencia del Santísimo Sacramento, y
de aquella milagrosa y devotísima Imagen de María,
siendo pocas las que no le procurase inquietar el Demol
nio con visiones , aporreándole al entrar ó salir. Allí
vio muchas vcv.es Animas del Purgatorio , unas penan—
do, y pidiéndole sunagiosj otras gloriosas, que venían
á rendirle gracias.
Enternecíase mucho en aquel paso de la vida de
nuestro Santo Padre, cuando impedido de los muchos
achaques que de sus viages sin comodidad, y del rigor
grande de sus continuas penitencias, se le hablan oca¬
sionado , no pudiendo salir de su celda , ni moverse
para ir al Coro , baxaban Angeles , y le llevaban en
brazos. Deseaba nuestro Fray Pedro ver rendido su
cuer-
Libro I. Capitulo IX: 45
cuerpo á fuerza de penitencia y trabajos; Pedíale á
Dios , por intercesión de su Santísima Madre , que lo
consiguiese ; y vínolo á alcanzar tan á satisfacción de
su espíritu como veremos adelante.
Considerando aquellas ansias con que su Santo Fun¬
dador deseaba el aumento espiritual y temporal de sus
Conventos ; aunque muchacho , se descubrían en el fer¬
vorosos deseos de aumentar el suyo , haciendo quanto
en aquel estado podía , que continuo después en los
Conventos donde vivió, en especial el de Lima , donde
asistió mas tiempo. Que á los Varones Santos , no solo
deben las Religiones el aumento espiritual, sino el tem¬
poral , por lo mucho que puede el buen exempio , y
como todo lo dá Dios , quiere que pase por mano de
sus amigos.
Luego que profesó siguió sus estudios comenzados
en el siglo siendo Colegial : estudió en la Religión la
Sagrada Teología y en que lució mucho , aventajándose
á sus condiscípulos. Pero para esto fue menester se lo
mándasela obediencia; porque su deseo era ocuparse en
los oficios serviles y humildes del Convento por no
llegar al Sacerdocio , de que se juzgaba indigno. Fue
particular consuelo de su alma que lo primero que es¬
cribió en la Aula fuese el tratado del misterio de la San¬
tísima Trinidad , * habiendo precedido que ese mismo
dia al comulgar habia visto en la forma consagrada
aquel misterio como el dia que profesó.
En estos estudios , y en los exercicros , y modo de
vida referida , pasó Fray Pedro, sin descaezer ; antes
bien creciendo mas en la virtud desde el año de su
profesión : hasta que acercándose los de sus orde¬
nes , y aumentándosele los temores de ordenarse^ , se
ocupaba en los oficios de Portero , Despensero, o Sa-
V "A ^ V* P- Fr- P^*o Urraca.
cm an sin dexar desde que profesó de acudir todas las
noches a May unes , y a Prima ; y era preciso hallarse
en todo porque pasaba las noches en la Iglesia. Aquí
hemos de hacer una digresión de un viage que hizo
cedieran ’ Por Ios casos raros que en él su-
CAPITULO X.
,V>
"R
Justaba entonces el Convento de Quito muy pobre y
no con el lucimiento de hoy , debido á la diligencie! y
zelo del Venerable Padre Maestro Fray Andrés de Sola-
7 como se juntaban la necesidad del Convento, y los
de-
;inM ,.?V*
*■ ÉV ' , . T ~ r!. ■
,'X
. -s
Libro I. Capitulo X. 47
deseos de Fray Pedro , de los aumentos de su casa , y
de la Religión , fue fácil que el Prelado le encomendase
la limosna de aquel año. También fue disposición de
Dios para que los rayos de la virtud de Fray Pedro
saliesen de las paredes de la Religión para el aprove¬
chamiento de los próximos. Este viene á ser el camino
que hacen los siervos de Dios con los seculares , dan¬
do bienes espirituales por los temporales que reciben.
Como lo pondera nuestro Padre San Agustin sobre
aquel verso del Psalmo 80. Summite Psctlthum * & da¬
te tympanunu Si los Religiosos salen á pedir , también
van á dar; y quien gana son los.que los socorren , por
lo mucho que va de los bienes espirituales á los tem¬
porales.
La tarde antes de salir previno Fray' Pedro el
axuar de su viage ; que todo paró en una taleguilla ó
bolsa de cuero en que puso el Breviario y quaderni-
llos * y dos libros espirituales , sus disciplinas y silicios.
Pasó aquella noche en exercicios y oración , pidiendo á
la Virgen Santísima le amparase en aquel viage. Tuvo
una visión de unas luces como estrellas , y una hermo¬
sísima en la frente de la Virgen , otra en la frente del
Niño Jesús * y otra en el corazón de una Imagen de
pintura de nuestro Padre San Pedro Nolasco, que esta¬
ba en el Altar mayor. Estas luces á ratos se le venían
á los ojos deslumbrándole , y otras veces tiraban sus
rayos ácia el corazón , llenándole de gozos celestiales*
de que participó toda la noche ; aunque procuró el
Demonio perturbarle muchas veces con un temblor fin¬
gido , y otros ruidosos hechizos.. Comulgó por la ma¬
ñana , y salió después de medio dia , recibida la ben¬
dición de su Prelado. Un santo Clérigo muy devoto y
bienhechor de nuestra Religión le dio una muía en que
fue-
48 Vida del V, P, Fr,Pedro Urraca,
fuese , y el Convento un Indio Yanacona ; pero esta
conveniencia de portante , y criado antes le sirvió de
mortificación y mérito, que de comodidad y descanso^
.porque poniendo el cuidado en la imitación de la vida
de nuestro Padre San Pedro Nolasco , que caminaba á
pie al juntar limosnas de redención , y al visitar sus
Conventos : quiso Fray Pedro ir á pie desde la prime-»
ra jornada , haciendo que el Indio subiese en la muía,
y no permitiendo que le llevase aun el Breviario. Tuvo
aquella noche los pies muy doloridos; y atribuyéndolo
a que lo habían causado los zapatos , se los quitó el dia
siguiente , muy gozoso , por imitar en todo á su Santo
Patriarca , que caminaba también descalzo. No llegaba
á parte donde no le hiciesen muchos agasajos. Iba re¬
cogiendo las dos limosnas, la de la redención , y la del
Convento , y hallaba en todas partes muy dispuestos
los ánimos de los Españoles é Indios para dárselas*
Caminaba un dia por una sierra muy fragosa ; y
como en aquel parage hubiesen sucedido algunos casos
raros en hallazgos de minas , cada piedra prometía un
tesoro ; especial en aquel tiempo en que no estaban tan
apurados de la humana codicia aquellos montes. Vi*
nole á Fray Pedro un pensamiento de que si hallase
entre aquellas peñas plata , podría con ella redimir mu¬
chos cautivos , labrar su Convento de Quito , y dexarle
alguna renta para que sustentase muchos Religiosos
que pudiesen repartirse á la conversión de los Indios,
y quedar para las alabanzas de Dios en el Convento : y
como la fantasía no tiene límite, también guardaba para
remediar muchas necesidades. Dexóse llevar un rato
de esta vana imaginación , sin advertir en ello , y se¬
ria cerca del medio dia quando los ardores del Sol ce¬
bándose en las peñas las tenían hechas asquas , siendo
el
Libro I. CAnTULO X. 49
él parage debaxo de la linea; con que le fue forzoso re*
tirarse á una media cueva que hacian las peñas; y re¬
cogiéndose en ella , dexando alvergado el Indio en una
mata cerca de alli, se puso de rodillas á tener ora¬
ción , sin poder desasirse de aquella importuna ima¬
ginación del tesoro. Quando vio junto á sí una piedra
redonda , lisa y resplandeciente como un espejo , tan
bien torneada como si fuera de bolos : como estaba en
aquella imaginación , se levantó con admiración á ver-
la , y cogióla en las manos, y se le dividió en dos par¬
tes , quedando cada mitad en la suya , y en la una
ún gusano como de seda de hermosas colores: quedóse
estrañando lo que sucedía , quandó oyó una voz que le
dixo : "Esos son los tesoros de tierra : quien sustenta
»ahí ese gusano , remediará tu Convento, y cuidará de
>,los pobres cautivos.” Propia voz de Dios, corregir y
favorecer con el mismo golpe! Volvió en sí * reconoció
el yerro de haberse dexado llevar de aquella vana ima¬
ginación , y cubierto de lagrimas dixo :"Dio& r»iorvos
fosólo sois el verdadero tesoro, perdonad,Señor , mi ne-
^cio é inadvertido zelo:” y juntando la bola la puso
en el suelo , y la vió tan cerrada como antes , sin des¬
cubrir en ella raya , ni señal por donde se hubiese
abierto. "Señor , añadió, mucha demonstracion ha sido
?>esta para corregir mi error : grande ha sido mi cul-
9} pa , menester es hacer mucha penitencia:’" y sacan¬
do la mas cruel disciplina salpicó las piedras de la
cueva con su sangre, saliendo , sin aguardar á comer
de entre aquellas peñas , donde decía para su confu¬
sión , había triunfado de su discurso el enemigo, y dexó
para nuestra confianza una lección de desengaño , que
en todas partes hay riesgo ,y en ninguna vive el des¬
cuidado seguro*,
D No
i
CAPITULO XI.
c - ¡ ■ .. sana 1
CAPITULO XII.
! E pa-
s
LI-
Libro II. Capitulo I. 67
CAPITULO PRIMERO/
Libro I. Capitulo T. 73
mo Señor Don Fray Domingo de Balderrama, del Or¬
den de Predicadores en la Capilla de la Vera-Cruz de
Santo Domingo de la Ciudad de Lima ; y preguntándo¬
le su Confesor , ¿que si al ordenarse ó antes había reci¬
bido algún favor de nuestro Señor ? dixo: " Que la no-
¡»che antes de las ordenes le habia consolado la Vir-
gen Santísima, asegurándole que siempre habia de te¬
jí ner su amparo , y que nunca habia de decir Misa que
«no fuese del agrado de su Hijo; de que cobró un es¬
cuerzo espiritual grandísimo.” Otro favor recibió : Vio
colocada en el Altar con un resplandor celestial la Ima¬
gen de la Madre de Dios del Altar de Quito , y á su
lado derecho hincado de rodillas al Aposto! San Pedro,
y al lado izquierdo á nuestro Padre San Pedro Nolas-
co , y que al levantar la Hostia vió , sin saber decir có¬
mo , sí con visión corporal ó imaginaria , representa¬
das las tres personas de la Santísima Trinidad en la
forma que otras veces ; y que al darle la forma el
Obispo para comulgar vió al Niño Jesús hermosísimo,
basta que dixo : Corpus Domini nostri Jesu Christi; y
al pronunciar : Custodiat animam tuam , vió la forma;
la qual recibió con un gozo tan grande que parece
le daba saltos el corazón. i
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:k --10 nvioí. CAPITULO II. i‘ r;J
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8o Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
CAPITULO III.
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CAPITULO
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Lo
Libro II, Capitulo IV. oy
Lo que duró este Gobierno asistió el Padre Fray Pe¬
dro al señor Príncipe de Esquiladle; hermanando de tai
suerte las asistencias precisas de palacio con las diligen¬
cias de Religioso , que sin perder el crédito de obser¬
vante, ni caer en opinión de entremetido, servia en su
Convento á la Religión, y acudía en palacio al consue¬
lo de los Príncipes : su habitación era en el Convento
de Lima , donde observaba el antiguo habito, y los
rigores de su vida, sin dexar por eso de ir todos los dias
á palacio : No es decible en entrambas partes el fruto
grande que hizo en el confesonario, sacando muchos hi¬
jos muy dados á la oración, apartando mugeres de su
mal estado, sustentando muchas con limosnas particu¬
lares porque no ofendiesen á Dios obligadas de la nece¬
sidad. El palacio parece que lo convirtió en casa de
Religión. En los Conventos de Monjas , las Religiosas
que trataban de mas espíritu no se hallaban sin comuni¬
carle, como se vio en la Venerabilísima Madre Geroni-
ma de San Francisco , Religiosa del insigne Monasterio
de las Descalzas de San Joseph, cuya prodigiosa vida
será eterna en la memoria de aquella Ciudad, y de quien
se guardan en nuestro Convento de Lima muchas cartas
llenas de espíritu , escritas al Padre Fray Pedro. En es¬
te tiempo escribió el siervo de Dios muchos libritos es-*
pirituales para el aprovechamiento de las almas, que se
leyeron con grande estimación y fruto de todos ; solo
de uno que ha llegado á mis manos se pondrá á lo ulti-r
mo alguna parte para que conste el grande espíritu, y
'la mucha suficiencia de este siervo de Dios; y nadie ad¬
mire su prodigiosa vida, viendo sus admirables escri¬
tos ; pues como el pincel retrata los cuerpos, la pluma
pinta los ánimos ; con esta diferencia , que el pincel
es pluma muerta , y la pluma pincel vivo dei Autor.
* .: F 3
'
y
Libro TI. Caritulo IV. 87
siervo de Dios: "Amigo, importa que V. Excelencia
»embie ’á llamar á toda priesa á Don Fulano; ” era un
Caballero que cursaba mucho en palacio: llamo el Prín¬
cipe dos soldados de la guarda , y mandóles que pusie¬
sen toda la diligencia en buscarle : fue esto en ocasión
que otro Caballero le había desafiado con un papel se¬
creto por una dama , y le alcanzo uno de estos solda¬
dos pocos pasos antes de llegar al sitio que le habían
señalado: viendo el Caballero las priesas con que le lla¬
maba el Virrey, y que el soldado le hacia estorbo para
la pelea , embió á decirle con un page á su contrario,
que le aguardase en la estacada , que él volvería como
Caballero. Vínose á palacio donde le esperaba el Prín¬
cipe , y en su presencia le dixo el Padre Fray Pedro el
desafio á que había salido ; y negándolo el Caballero,
le obligó á que sacase el papel, y el Padre Fray Pedro
le dixo al oído : “ Hijo , porque ames mucho á Dios , y
»no ceses de darle gracias , te hago saber, que como á
»esta hora habias de estar ya muerto en el desafio , y
»condenado para siempre:” embió el Príncipeá llamar
al otro Caballero ; hizolos amigos , que lo fueron siem¬
pre , y muy aficionados á este siervo de Dios.
No es menos ponderable que este, otro suceso : es¬
taba en dicha Ciudad de Lima un Caballero de lo mas
noble de ella, casado con una señora moza , hermosa,
y no muy cuerda , que correspondía con un Caballero
mozo, y de poco juicio. Habíase ido su marido á sus ha¬
ciendas , no muy lexos de la Ciudad ; y ella , tan poco
recatada , como temerosa de Dios , dio lugar á que el
Caballero entrase de noche en su casa : llegó la noti¬
cia á su marido; el qual con animo de averiguarlo , y
de vengarse, se vino ala Ciudad de secreto una noche;
y la tarde antes que llegase se fue el Padre Fr. Pedro á
F 4 la
88 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
la casa , y reprehendiendo á la muger severamente la
dixo : "que tenia muy cercana la muerte si no se en-
emendaba buscó después al Caballero que la corres-
pond;,., y le dixo lo mismo. Este aviso fue cansa para
que se abstuviese de ir aquella noche ; con que se evitó
la desgracia de todos ; porque descuidada ella , y dur¬
miendo en su cama , entró el marido á media noche,
sin ser sentido hasta llegar á reconocerla; y hallándola
sola no dió. por entonces crédito , ó le pareció disimu¬
lar hasta tomar satisfacción de sus sospechas. Pero
quiso Dios , que admirada la muger de tal suceso , dán¬
dole gracias al Padre Fray Pedro por el aviso, mudase
de vida, confesándose con el mismo Padre; y vino á
ser de las mas exemplares señoras de aquella Repú¬
blica , y asi murió con crédito de muv penitente.
Estos son los provechos que se sacan , los grangeos
que se experimentan con la compañía de los siervos de
Dios. Dei Unicornio escribe el venerable Beda, sobre
aquel lugar del Psalmo77. JEdificavit sicut unicornium-,
que auyenta los animales venenosos , no solo de la cue*
ba donde habita , si no de toda la vecindad y contor¬
no : tales, son los siervos de Dios , por cuya compañia
se destruyen los vicios , y se destierra el veneno dé¬
los pecados ; estos son los mejores vecinos que Dios dá
á las Ciudades que mas quiere. Beda in Psalmo 77. ATon
, ,
schi¿m ex specu in quo tegit cmne virulentum abigit
,
animal sed etican , ,
e tota regione & traSiu circuui
circo.
-
•CAPITULO V.
y« §► * Jf ' f ' , ^
< {
‘ ’ . ( % * i •• \ i J , ' ;
|M
Hace viage a España el Padre Fray Pedro y es ,
venerado de la Reyna ,y de toda la Corte
ra-
Libuo TI. Cabittjlo V. . 95
razones de los que viven en palacio, donde por las mu¬
chas fuerzas es mayor la resistencia, y la viéloria mas
difícil; mas con la asistencia de Dios todo lo halló fá¬
cil. Confesaba las personas mayores que tenían oficio
en palacio , y fue admirable la afición que les pegó á
los exercicios de la oración. Hizole también grandes
honras la Reyna nuestra Señora Doña Isabel de Borbon,
dj£ quien solia decir, que era una santísima Señora , y
pasó muchos ratos con su Magestad tratando de cosas
de espíritu. Para memorable exemplo de tan gran Rey¬
na contaré lo que sucedió al Padre Fray Pedro en el
Oratorio de su Magestad. Estando alli confesando a la
señora Duquesa de Gandía entró la Reyna nuestra Se¬
ñora, y levantándose en pie el Padre Fray Pedro se pa¬
ró la Reyna, y le dixo: Sientese Padre , que está ad¬
ministrando ese santo Sacramento ; y perseverando el
Padre Fray Pedro en estar en pie, le dixo : Sientese Pa¬
dre. Obedeció, y sentándose , dixo su Magestad. Muy
bien está asi, que mayor es la Magestad que represan-
ta, que la mia, y se llegó á la peana del Altar á hacer
su acostumbrada oración.
Dixo también el Padre Fray Pedro á su Confesor
en la relación de su vida, que la Reyna nuestra Señora
era muy entendida en cosas de espíritu, y puntos de
oración, porque habían platicado muchas veces en ello;
¿qué mucho si tuvo por Maestro aquel Dcélor místico, y
Aposto) de la Corte el santo y milagroso Padre Fray
Simón de Roxas, del Orden de la Santísima Trinidad,
Redención de cautivos? Una mañana, después de haber
oido Misa, habiendo ido el Padre Fray Pedro á confe¬
sar á la Duquesa de Gandía, le dixo la Reyna , que hi¬
ciesen un concierto entre los dos de encomendarse á
Dios enteramente 5 y que lo hicieron, pareciendole al
Pa-
96, Vida i>dl V.,P. Fr. Pedro Urraca.
Padre Fray Pedio que salía muy ganancioso; .porque su
Magestad era una santa señora. También contó las mer¬
cedes que le había hecho , instándole muchas veces,
quando estaba para volverse á las Indias, que la pidie¬
se algo de su consuelo; á que le respondió siempre, que
3o que le suplicaba era que pidiese á nuestro Señor que
le hiciese buen Religioso y Sacerdote digno, porque no
pretendía mas que salvarse. Todo esto dixo á la Rey-
na, quedando mas aficionada á la virtud del Padre Fray
Pedro ; que no hay cosa mas bien parecida en palacio
que un vaion espiritual desnudo de toda pretensión, y
que no hace arbitrio de profesar vida virtuosa.
• • * ■
■ I ■ : 5 O
CAPITULO VI.
po
Libro II. Capituló VI. ■>'< 97
po en el Perú, Coadjutor del Arzobispo de Lima, mu/
conocido por la eminencia de sus letras, pero mas por
sus virtudes y por su caridad ardiente : dióle Dios es¬
te año pasado el premio, llevándole en nuestro Con¬
vento grande de Lima al descanso. Despidiendo con la
Redención los demás compañeros, solo', enfermo y sin
dinero , se quedó en Argel por rescatar unos niños y
mugeres que peligraban en la Fé; y ya que por sus mu¬
chos años no podía ganar la comida por sus manos, lo
pedia de limosna al Vicario Apostólico, que allí asiste,
y al Cónsul de Francia, para no hacer gastos á la Re¬
dención , donde se vió varias veces á peligro de muer¬
te,. y en una le libró Dios manifiestamente , estando ya
herido en la garganta, y entre los pies de muchos Mo¬
ros. La segunda en la Redención de las dos exemplarí-
simas Provincias de Aragón y Valencia , en que el Ve*
nerable Padre Maestro Fray Jayme Castellar, Reden¬
tor , después de haber sido dos veces Vicario General
de la Orden, faltando el dinero para sacar unos niños
que con evidencia peligraban en la fé ¿ se quedó en re¬
henes, padeciendo muchos trabajos por mas de un año
que duró el empeño. El Provincial de Francia el año
de mil seiscientos quarenta se quedó en Argel por la
misma causa, siendo necesario para su rescaste vender¬
se las haciendas de algunos Conventos. Y quando escri¬
bimos esto ha traído la Redención de Castilla y An¬
dalucía al Padre IVIaestro Peralta , Redentor de Aragón,'
que el año antes se quedó en empeño en Argel donde
estubo sentenciado á quemar vivo , y anduvo muchos
meses con una gruesa cadena, como se vé en la rela¬
ción que de esta Redención se publicó.
A mas de este motivo , adelantábase el afetío del
Padre Fray Pedro á desear el martirio, y verse en oca-
G síoíi
«)8 Vida ¿>el V, P. Fr. Pedro Urraca.
sion de firmar con su sangre la verdad y pureza de la
fé:y como en aquella sazón se dispusiese una Redención
en la Provincia de Castilla, hizo grandísimas instancias
con la Religión para que le nombrasen‘compañero del
Redentor : y estando ajustado con los superiores salió
de la Corte con él ájuntar limosnas, que es uno de los
mayores afanes que trae este santo instituto; porque si en
la abeja es circunstancia que hace mas pesado su exer-
cicio no ser el trabajo para sí (como lo pondera el Poe¬
ta Latino) en la misma penalidad están los hijos de es¬
ta sagrada Familia: y aun por eso significados en las
abejas, que edificaron un misterioso panal en la mano
derecha de su Santísimo Fundador y Patriarca San Pe¬
dro Nolasco , recien nacido. No somos hormigas, que
es muy interesal su. providencia, sino abejas, para uti¬
lidad agena* ; f '
También favorecieron muchos con copiosas limos*
ñas al Padre Fr. Pedro, en especial sus hijos de confe¬
sión , y las señoras; pero con el cariño de su comuni¬
cación, llegada la ocasión de partir, le fueron todos con¬
trarios; y con el temor de perderle estorvarón su via-
ge, valiéndose de la Religión las señoras de la Camara
de la Reyna ; que , como contó el Padre Fray Pedro,
fue uno de los mayores desconsuelos que tuvo en su vi¬
da. Y comenzó á desazonarse mas, deseando desviarse
de las dependencias dé palacio, y volver á su Provin¬
cia ; como desde luego empezó á procurarlo.
Detúvose algún tiempo en Madrid mientras dispo¬
nía su viage, y sucediéronle algunas cosas notables que
obró Dios por su medio: diré una por ser muy señala¬
da. Confesaba á una señora de titulo, la qual vivía des-
consoladísima de las travesuras, é inquietudes de su ma¬
rido , arrastrado de la torpe afición de una tftuger ruin,
v
Libro II. Capituio VI. 99
y hasta en las prendas naturales muy desiguala su espo¬
sa; que tal vez ciega el vicio , y dexando un hombre
casado la compañía de un Angel que Dios le dió por
muger, se va a ozar las toscas bellotas que se hicieron
para pasto de los brutos , comprándolo á costa de la
salud, de la hacienda, de la inquietud de la familia, y
de los riesgos del alma. Viéndola un dia tan afligida
y llorosa, la dixo: "Calle hija mia, que presto la con-
«solará Dios; pídaselo á la Virgen de los Remedios,
»>que su consuelo le he puesto yo en sus manos , y ya
«corre por cuenta de su piedad.” Aquella noche , pi¬
diendo licencia al Prelado para ir d remediar una nece¬
sidad , se fue a casa de este Caballero, y causándole no¬
vedad el verle a aquella hora en su casa , le preguntó
¿que se le ofiecia? Hablar con V. S. á solas, respondió;
y en estándolo, le dixo : "Para librarle de un infalible
«peligro de su vida vengo de parte de la Virgen de los
«Remedios; que esto han conseguido de su piedad las
«oraciones y lagrimas de su santa esposa. Esta noche
«está determinado V. S. de ir solo á la casa donde acu-
«de; y si vá le han de matar en el camino.” Quedó
suspenso el Caballero viendo no había comunicado con
persona alguna aquella determinación; y aunque bastá-
ra esto para darle crédito, quiso certificarse de si aquel
aviso era verdad, ó nacía del zelo de aquel Religioso,
y traza de su muger, para apartarle de aquella corres¬
pondencia , que tan inquieta la tenia. Con que despe¬
dido el Padre Fr. Pedro, llamó á un criado confidente,
y de buenos alientos ; púsole su capa y sombrero, y le
mandó fuese con un recado suyo á aquella casa, ese-u¬
sándose de ir aquella noche , adviniéndole fuese con
cuidado que él enviaría tras él otros criados por si ha¬
bía riesgo. Salió el criado , y cerca de la casa le acó-
O 2 m
too Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
metieron quatro hombres; dió una voz para que se ade¬
lantasen los que le seguian, y él se puso con la espada
á la defensa, y oyó que dixeron: No es él;,y sintien-
do el ruido de los que venian se fueron: con que vuel¬
to á su casa, y contando á su amo lo que habia suce¬
dido , conoció era del cielo el aviso del Padre. Fray
Pedro, y se aumentó el crédito que de su virtud tenia.
En amaneciendo vino á nuestro Convento á dar gracias;
a Dios , y á la Virgen de los Remedios , y á estimar
al Padre Fray Pedro el aviso, pidiéndole perdón de la.
curiosidad con que lo había averiguado. Confesóse con.
él generalmente,, viviendo de alli adelante como muy;
buen Christiano. f ■ . ■ rió ; ■ .:
Esta y otras maravillas obró Dios por medio de sil
siervo estando en la Corte , hasta que llegando el año-
de mil seiscientos veinte, y seis „ gobernando la Religión-
el Rmo. P. Maestro Fray Gaspar Prieto ,.Obispo que.
murió de Paraguay, Virrey y Capitán General de Cer-
deña,donde celebró Cortes año de mil seiscientos trein*
ta y seis pudo alcanzar licencia para volverse á su Pro¬
vincia de. Lima , pareciendole que salía por gran mer¬
ced de Dios de la Corte , qual otro Loth de los in^
cendios. No faltaron prodigios en aquel viage ; solo re¬
lataré dos que le sucedieron , después de haber desem¬
barcado , antes de llegar á Lima.
Caminando por Cruces , sitio que está siete leguas
de Panamá, á su Provincia y Ciudad de Lima , pasando
una cuesta muy aspera, iba delec tándose el siervo de.
Dios pensando en el mysterio de la Santísima Trinidad*
fervorizándose en deseos de que se ofreciese ocasión de
perder la vida en defensa de este altísimo mysterio : y
sacando una cruz, que de ordinario traía consigo, abra¬
zóse coa ella , y la besaba haciendo, muchos ados de
Libro II. Capitulo VI. iox
fé. Con estas consideraciones vino á parecerle que ya
estaba en la estacada del martirio , y comenzó entre
sí á explicar á los infieles este mysterio , tan fervorosa¬
mente , que le parecia se hallaba en el caso , y que ya
le querían poner en el martirio : de lo qual rabioso el
Demonio, le dixo en clara voz, sin que el P. Fr. Pedro
le viese : Inútil, no te verás en ese caso ; ni tú mereces
padecer martirio , sino morir aquí despeñado como
bestia ; y dándole un fuerte rempujón le echó á rodar
por la cuesta , cayencjo abrazado con la cruz y su Bre¬
viario ; de suerte que quando llegaron á socorrerle los
que venían atrás , entendieron que se habia hecho pe¬
dazos. Ayudáronlo á levantar , y volvió á subir por
donde ellos habían baxado , dando muchas gracias á
Dios de haberlo librado de aquel peligro ; y encen¬
diéndose en nuevos deseos de perder la vida en defensa
del mysterio. ; . -■> \
Llegando á Panamá vino á verle una Negra llamada
María , muy virtuosa y devotísima de nuestra Señora
de las Mercedes , que al pasar á España habia regalado
al Padre Fray Pedro. Pidióle dixese una Misa á la Ma¬
dre de Dios ; y acabándosela de decir en el Altar ma¬
yor , la dixo un Evangelio, y advirtióla que no se fue¬
se hasta haber dado gracias, porque laqueria hablar. Sa¬
lió á la Iglesia , y la dixo: ■' Mira hija , porque veas
»quan agradecido es Dios , y quanto estima los servi¬
cios que se hacen á los Religiosos de su Madre. Por el
»bien que has hecho á este Convento lavando la ropa de
*>la Sacristía , y por la caridad que has usado conmi-
”S° y otros Religiosos, me manda que te avise co-
”mo Sabado á estas horas te habrá dado su Mages-
”tad el premio, llevándote para sí. Pero mira que Dios
es tan justiciero 7 como misericordioso j hoy es Mier-
G 3 „ co-
ios Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
acoles , aprovéchate del tiempo , pues Dios por su ma¬
ncha bondad te le concede , que si no fuera por estas
cobras de caridad habia de ser tu muerte muy acele¬
rada.” Recibió el aviso la muger con alegria de co¬
razón, y singular conformidad. Diciendo : Padre, cúm¬
plase en mí la voluntad de Dios , y sea bendita su-mi-
sericordia , que en ella fio ; bien sabe que si hubiera
podido hacer mas , mas hubiera hecho por su Conven¬
to. Poco tiempo es para tan larga vida, no le perdamos:
Vuesa Paternidad me confiese ahora , y después me
asista ; y poniéndose á sus pies , se estuvo confesando
hasta que fue hora de cerrar la Iglesia , dándole nues¬
tro Señor tanta memoria , y tal dón de lagrimas, que
el siervo de Dios quedó admirado. Volvió á la tarde,y
prosiguió su confesión general. Comulgó el Jueves , y
el mismo dia , llamando un Escribano , en presencia
del siervo de Dios hizo su testamento; al despedirse, le
dixo : ¿en fin Padre Fray Pedro , yo he de morir con
esta brevedad? porque nunca me he sentido mejor. Res¬
pondióla : "mira hija , que esa es tentación del Demo-
»nio , por ocuparte el tiempo , y entibiarte : mañana
asentirás el achaque , y morirás el Sabado , como ten-
9> go dicho.” Púsose Ta muger un silicio fuerte, y aque¬
lla noche tomó una rigurosa disciplina. Viernes por la
mañana , estando oyendo la Misa del Padre Fray Pe¬
dro, que la decía de ,1a Pasión de Christo Señor .nues¬
tro , se sintió con calentura: fuese á su casa , y púsose
en la cama ; y habiendo ido aquella tarde á verla el
siervo de Dios la halló con un delirio , que la calen¬
tura se le habia subido a. la cabeza ; pero quiso Dios
que la dexase libre á media noche , con que á las qua-
tro de la mañana la dieron el Viatico , que le recibió
con grande devoción : á las seis la administraron el
' ’ ; Oleo
• • - ss
Libro II. Capitulo VII. 103
Oleo santo ; y volviéndole á repetir el segundo creci¬
miento, estando disponiéndola el Padre Fray Pedro con
muchos aélos de contrición , y otras virtudes , á las
nueve horas dio su alma á Dios , Sabado , al mismo
tiempo que le habia profetizado el Padre Fray Pedro:
dichosa muerte , pues tuvo tales avisos y asistencias.
La causa principal de volver el Padre Fray Pedro
al Perú se halla en el libro mayor de la Orden del ge¬
neralato del Reverendísimo Fray Juan Cebrian , que
pocos años há murió Arzobispo de Zaragoza , del Con¬
sejo de Estado , Virrey y Capitán General de Aragón,
uno de los mejores Superiores que ha tenido la Religión.
En el Capitulo General de su elección , que fue en To¬
ledo el año de mil seiscientos veinte y siete se trató de
la reforma de las Provincias del Perú ; y para conse¬
guirlo se nombró en veinte y seis de Mayo por Vi¬
cario General al venerable y Santo Padre Maestro Fray
Alonso Redondo , sin saberlo él, ni pretenderlo , que
entonces estaba gobernando las Provincias de la Nueva-
Espafía , y mandándole con precepto de obediencia se
fuese á Lima, sin decirle á qué iba, y que aili esperase
el orden ; sobre que se le despachó patente en Zaragoza
á treinta dias del mes de Noviembre del dicho año. En
el fol. 3. se halla como tratándose de la mayor refor¬
ma de aquellas Provincias , viendo la gran virtud del
Padre Fray Pedro, determinó la Religión que pues era
hijo de la Provincia de Lima le mandasen se volviese á
ella , para que con su exemplo á los intentos de la Re¬
ligión , dándosele patente para que dixese por su inten¬
ción sus Misas ; por quanto constaba acudía con la li¬
mosna de ellas al socorro de los Religiosos enfermos y
que veía necesitados. Diósele otra patente para que pu¬
diera residir el tiempo que le pareciera en una Hermita
G 4 que
io4 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
que tenia el Convento , desde donde saliese á las misio¬
nes que acostumbraba , á la enseñanza de los >Indios y*
Negros de aquellas haciendas , diciendo se le concede,
por la gran satisfacción que de su exemplo tenia la
Religión.
Estando escribiendo esto me dixo un Religioso an¬
ciano , que fue de los discípulos del Padre Fray Pedro,
y se le conoce , pues se le pegó bien la dodrina , que
quando vino á este Convento de Madrid , donde son
muchos los huespedes , como el paradero de toda la
Religión ; y en alguna ocasión suelen ser tantos que es
menester mucha diligencia para hallar medio para aco¬
modarlos , como el Padre Fray Pedro , de nada cuida¬
ba menos que de su comodidad , se olvidó de él el hos¬
pedero , y se iba al.corito de nuestra Señora, y allí
pasaba las noches , y las fiestas hincado de rodillas ; y
en rindiéndose se postraba , y asi dormía pocas horas:
repararon en ello los mas asistentes , y dándole las
gracias , él se corrió de que lo atribuyesen á virtud ; y
sencillamente dixo, lo hacia porque no tenia donde re¬
cogerse ; sobre que se le dio al que dice tener cuidado
una gran reprehensión , y empezaron todos á mirarle
con veneración en aquel Convento.
*r% f , \ , jv
CAPITULO VIL
*í;
io6 Vida del V. P. Fr.. Pedro Urraca.
aunque dos 6 tres dias le duró un recelo natural sobre si
era vivora ó demonio.
Un Sabado , después de media noche , acabados sus
exercicios se quedó dormido , sentado en una silla pe¬
queña , y al cabo de un quarto de hora, como á la una
de la noche le despertó una claridad que le dio en los
ojos , tan grande que le pareció se quemaba el techo y
las paredes ; y arrodillándose , vió en visión clara so¬
bre un trono , cercado de ¿numerables Serafines la Ima¬
gen de la Santísima Trinidad , como hemos dicho la
veía otras veces : no supo decir quanto habia durado,
porque á él le pareció un Ínstame. Quedó tan suma-
mente gozoso , que absorto en la contemplación de lo
que habia visto , pasó en éxtasis desde aquella hora,
hasta las quatro,que le vinieron a llamar para decir
Misa. Con esto cobró tanto amor y respeto á la celdi¬
lla , que nunca mas la barrió , ni la aliñó en mas de
diez años , hasta que lo mudaron de ella á la enferme¬
ría , mirando hasta el polvo corno cosa bendita , por
haber gozado de aquellos celestiales resplandores.
No tenia en la celda mas que una cama humilde,
y un pavelloncillo viejo que le habia puesto el Prelado,
y en esta cama no se acostó jamás. Una mesita con al¬
gunos papeles y libros de devoción : una Imagen de la
Santísima Trinidad , y otra de la Concepción : entram¬
bas de papel , y un Santo Christo de plomo, que le ha¬
bló muchas veces, asi en esta celda , como en la enfer¬
mería , según escribe su Confesor , diciendo : que por
serla joya mas preciosa que tiene el Convento de Lima
le guardaba en su poder para colocarle en el Sagrario
de un Altar de reliquias que se disponía , y ya esta
hecho. Los exercicios con que pasaba la noche , eran
estos : cerrábase en la celdilla al toque de las oracio¬
nes,
A
JLibro II. Capitulo VII. 107
nes , y hasta las siete de la noche estaba examinando
las acciones y pasos de aquel dia : desde las siete á las
ocho salía , confesábase , daba gracias á Dios contem¬
plando las misericordias que usaba con él , y con todo
el genero humano , pidiéndole con fervorosas lagrimas
se apiadase de los pecadores , y les diese luz y auxilio
para salir de la culpa : de las ocho á las nueve estaba
en oración mental: de las nueve á las diez lección en
los Maestros de espíritu , y estudio de casos morales:
de las diez á las once andaba seis estaciones por el ge¬
neral , claustro y coro , donde tomaba su disciplina: de
las once á las doce rezaba maytines: de las doce á la una
oración mental : de la una á las quatro reposaba , unas
veces arrimado á un pilar de la camilla , otras medio
quebrantado el cuerpo en la silleta , otras en un esca-
vel sin brazos ni espaldar. A los mas de estos exerci-
cios le acompañaba el venerable Padre Maestro Fray
Alonso Redondo , siendo Vicario General , y después
muchos años hasta su muerte. Muchas noches se quitaba
algunos ratos de sueño por salir á un patio del Con¬
vento , y decir tiernos requiebros á una cruz que es¬
taba sobre la puerta falsa antigua del Convento , en la
qual vio los prodigios que en el siguiente capitulo se
referirán.
CAPITULO VIII.
I f ...
• * 9
CAPITULO IX.
H 2 CA-
Ii6 Vida del V. P. Fr. Pjedro Urraca^
f « • f ( f i %
Jjr;.
CAPITULO X.■■ ...
LIBRO TERCERO.
CAPITULO PRIMERO.
,
Como estando impedido de pies y manos decía
Misa como si no tuviera achaque alguno .
J^ra muy grande el fervor con que decía el siervo
de Dios Misa ; no podía contener las lagrimas : las vi¬
siones, y regalos del Cielo eran muy freqiientes. Ya veía
á Christo Señor nuestro hecho niño ; otras veces con la
Cruz á cuestas; otras atado á la columna, ó crucificado,
y en diversos pasos de su Pasión santísima. Mas viendo
el Padre Fray Pedro que sus devotos continuaban en
venir á oir su Misa , y que crecia mucho el numero de
ios oyentes : por escusar estos concursos , nacidos á ve¬
ces mas de la curiosidad , que por devoción ; pidió li¬
cencia á los Prelados para decir Misa á las quatro de la
mañana , antes de abrir la Iglesia , y asi la dixo mu¬
chos años. Aqui hemos de referir un notable prodigio
que obraba Dios en este siervo suyo , continuado por
mas de tres años , que no acreditará poco su virtud, y
lo que Dios se paga del afeéto de Sacerdotes que no
quieren impedirse fácilmente para el sacrificio de la
Misa.
Muchos exemplos hay en las historias Eclesiásticas
de que Dios libraba á muchos Santos de graves acci¬
dentes mientras estaban empleados en el sacrosanto sa¬
crificio de la Misa , y no los refiero por sabidos. Podía-
H 4 se
126 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca
se poner entre ellos este , que no es menos prodigioso.
Agravóle a este siervo de Dios tanto la gota , y ' otros
accidentes , nacidos de la aspereza de su vida que lle¬
gó á impedirse de manos y codos; de tal suerte que no
podía Hegar a la boca ; añadiéndosele á todo esto una
contusión , y temblor continuo , que aun estando acos¬
tado no tema sosegadas las manos. Pero todo este tra¬
bajo cesaba en llegando la hora de decir Misa ; pues al
empezar, y aun al llegar al Altar se quietaba, y le de-
xaban los dolores, y temblor , hasta que acababa de
desnudarse. El modo que observaba era , que por la
mañana iba un Frayle Lego , llamado Fr. Alonso Fran¬
co , y lo llevaba á la Sacristía , y entre él, y el Sa¬
cristán le revestían ; porque ni tenerse en pie podia.
Revestido le llevaban al Oratorio , y al mismo punto
que le ponían en el lugar de la grada donde se em¬
pieza la Misa , parece que se transformaba en otro
hombre , porque quedaba tan agil , y con el misino
aliento, que si fuera de veinte y cinco años: tan suel¬
tos los pies, y las manos, que era asombro verle decir
Misa , que duraba hasta las cinco.
Baxaban muchas veces, asi su Confesor , como otros
Religiosos, y asistíale no pocas un Caballero, hijo suyo
de confesión, llamado el Capitán Don Juan de la Daga,
y todos daban gracias á nuestro Señor por la maravi¬
lla. Divulgóse por la Ciudad el prodigio de cada día,
venian a verlo las personas de autoridad, á quienes no
se podia estorvar ¡a entrada: con que determinaron los
Superiores dexase de decir Misa; él obedeció , con que
pasó sin tener su dolor, y accidentes, intermisión al¬
guna.
Agrabaronle de suerte los achaques que le llevaron
á la enfermería, y le pusieron en la alcoba mas retira¬
da.
Libro III. Capitulo I. 121
da. Mandóle alli la obediencia usase de cama , que le
afligió mas que todos sus dolores. Finalmente, por no
desconsolarle , se vino á concierto , y admitió un col¬
chón , manta, y almohada; pero esto sin desnudarse ; y
esta fue la vez primera, que desde que tomó el habito
cinquenta años había se echó en cama; esta le duró has¬
ta la muerte, que, como veremos, hasta aquella hora
perseveró vestido. Alli le echaban , y levantaban dos
Legos de gran caridad, que cuidaban de los enfermos*
porque ni aun para volverse de un lado á otro tenia
fuerzas: asi pasó quantas enfermedades tubo: y asi qui¬
so Dios muriese, para exemplar de Religiosos, y con¬
fusión de la vanidad de los mundanos. Asi le vieron en
sus enfermedades quintos le visitaron , que fue lo mas
granado del Perú cíe todos estados. Asi le vió quatro
horas antes de morir el Señor Don Pedro de Villa Gó¬
mez, Arzobispo de Lima, venerando en Reyno de tan¬
ta abundancia un Varón de tan singular pobreza; que¬
dó bien edificado aquel singular Prelado ; viendo que
descalzándole para darle la Extrema-Unción pidió en
acabando le volviesen á calzar para morir como había
vivido , como largamente diremos en su lugar.
Desde que dexó de decir Misa comulgaba todos los
dias en la enfermería , diciendole Misa el venerable Pa¬
dre Presentado Fray Fernando de Trexo, Padre de to¬
dos los Religiosos de aquella ilustre Provincia , con
quien le pasaron casos muy particulares , que tenemos
noticia se declararon en las informaciones que del ve¬
nerable Padre se quedaban haciendo. Quando comulga¬
ba solia tener en la forma consagrada las mismas visio¬
nes que quando decía Misa. Con que habiéndonos ocul¬
tado lo especial de estos favores ; de algo que dixo , de
lo mucho que comulgando te sucedió, podemos discur-
* rir
12 f Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca'.
rlr lo mucho que diciendo Misa le pasaría. En la en¬
fermería le visitaban todas las personas que trataban
de las mejoras de su espíritu, de que nació una santa
emulación con general desconsuelo en las muchas hijas
que tema, viendo no podían ellas gozar de aquella san¬
ta doélnna como los hombres ; con que fueron tales los
estremos de sentimiento , y tan fuertes las diligencias,
que reso vieron los Prelados buscar una casa decente,
cerca del Convento, donde le llevasen desde por la ma-
11303 ’ allt pudiesen ir á comunicarle sus hijas , que
mucnas eran de la^ primera nobleza de Lima. Ofreció
su casa el Secretario Sebastian Ortiz ; porque toda su
íamilia era apasionadísima del siervo de Dios, y todos
se adelantaban en asistirle con samo amor : destinan¬
do una niña, hija suya, que con ía caridad de un An¬
gel le curaba las llagas de las piernas, y le daba de co¬
mer por su mano. Los casos particulares que aqui le su¬
cedieron fueron sin numero, asegurando su Confesor no
íuoo familia en Lima que no experimentase alguna co¬
sa singular, de que tenia noticia; pero no quiso darnos-
la de todas hasta que la autoridad del Ordinario las ca¬
lificase , dándonos solo relación de las que él tocó , y
personas de todo crédito lo firmaron conjuramento, de
que pondremos algunas en lo que se sigue.
CAPITULO II.
y
Libro ITT. Cabituio I. 123
hiendo sido testigo de algunos casos, les dará mas au¬
toridad su relación. Estaba (dice) el Señor Don Dionisio
Perez Manrique, que hoy es Presidente del Nuevo Rey-
no de Granada , suspenso de la plaza de Oidor de la
Audiencia de Lima. Dixome un dia fuésemos a ver al
Padre Fray Pedro, que quería encomendarse a Dios por
medio de sus oraciones. Entramos en la enfermería, pi¬
dióle este Caballero intercediese con Dios para que se
apiadase de él , y volviese por su crédito ; que según
veía las cosas le parecía había de morir antes que le
restituyesen su plaza. ¿Preguntóle el Padre fray Pedio
que era lo que deseaba? A que le respondió: Padre, so¬
lo que me vuelvan mi plaza para sustentarme, y reme^
diar mis hijos. El Padre Fray Pedro le dixo: "Pues hi-
*>jo, para que vea lo mucho que debe á Dios nuestro
»Señor, no solo le volverán muy presto la plaza que
»desea , pero su Magestad le tiene hecha merced tan
agrande, que no puede caber en sus deseos.” Asi su-’
cedió , porque luego en el navio de aviso llegó nueva
de que el Rey le había mandado volver la plaza, y jun¬
tamente le enviaba la Presidencia del nuevo Revno: con
que á voces publicaba este Caballero que había sido pro¬
fecía del Padre Fray Pedro.
Muchas veces me ha contado D. Catalina de Añas¬
co, doncella de conocida virtud, y de la mas califica¬
da nobleza del Perú, y de las mas aficionadas hijas del
Padre Fray Pedro , que entre las cosas que tenia que
declarar en las informaciones, una era la siguiente. Es¬
tando yo desauciada de los Médicos, por una calentu¬
ra de muchos meses, confirmada en etica, me manda¬
ron salir de la Ciudad ; con que me determiné ir á Sur¬
co á mudar de temple: allí llegó el Padre Fray Pedro,
que andaba en una Misión de las que acostumbraba, en-
se-
124 Vida del V. P. Fr. Peí>ro Urraca
señando la ¿odrina á los Indios, y Negros de‘aquellas
haciendas, y me dixo: "Alégrate hija, porque ya vie-
”ne de Truxillo tu hermana” (la señora Doña Jacoba,
inuger que fue del General Don Juan de Avendaño, y
después casada con Don Felipe de Albornoz Gober¬
nador de Buenos-Ayres.) Apenas lo oyó ¿ Lferma,
guando empezó a llorar "¿qué es esto, hija? dixo el Pa-
” re ra^ Pedro : ¿cómo corresponden esas lagrimas
«con el amor que tienes á tu hermana, y los muchos dé¬
nseos de verla?” ¡Hay Padre mió , no tengo de afligir¬
me, si viniendo mi hermana, que es lo que mas en es¬
ta vida quiero, no la tengo de ver , porque estaré ya
muerta, pues me ha dicho el Medico N. que esto va
e priesa! Pues hase engañado , añadió el Padre Fray
Pedro: "que primero se han de morir tus dos herma-
«nas, y tú has de quedar acá para hacerlas bien ; y asi
«guarda para entonces esas lagrimas que esta es la vo-*
»¡untad de Dios, y no puede faltar” Todo sucedió
asi j pues ha muchos años que murieron sus hermanas
Doña Jacoba, y Doña Elvira de Mendoza, y vive hoy
ia dicha Doña Catalina.
Llego un dia al Padre Fray Pedro una doncella muy
virtuosa, y recogida, y dixole Padre Urraca, tome es¬
tos cinco pesos, y por amor de Dios los eche por mí
en nombre de las cinco llagas en las suertes que todos
los años se echan en el Convento del señor Santo Do¬
mingo para los dotes de las huérfanas, que Dios sabe
lo soy. No la habia visto otra vez el Padre, y dicien-
dola: iiija, ya sé que esta plata la has juntado de tu
«labor, y que no tienes mas camisa que esa que traes
«puesta ; toma los quatro , y compra una , que este
^echaré en nombre de la Santísima Trinidad, y querrá
” Dios que baste.” Echó el Padre Fray Pedro solo aquel
real
Libro III. Capitulo II. 125
real de á ocho, y sacó todo el dote, que son quinientos
pesos, con que se remedió aquella pobre doncella.
El Capitán Juan Zorrilla de la Ganda, hijo de con¬
fesión del Padre Fray Pedro, habia enviado un navio á
Panamá; tardóse tanto tiempo que estaba cuidadoso;
quando llegaron al Puerto del Callao otros navios que
habían salido mucho tiempo después que él, y otros
avisos, con que le juzgó perdido, y en él gran parte
de su caudal. El tiempo que es la mas eficaz medicina
de las desgracias , curó esta pena , pues pasaron cerca
de dos años que no se sabia de él, y ya se habia olvi¬
dado : estando una tarde en la enfermería con el Padre
Fr. Pedro , entre otras cosas hablaron de su hacienda,
y dixole: [Ay! mi Padre Fray Pedro, que de cosas hu¬
biera yo remediado si no se me hubiera perdido aquel
navio, que me ha costado tanto dinero, y enfado x%y
el vivir desacomodado. A que le respondió: "hijo ,*’no
«sea desconfiado, ya le he dicho muchas veces que su
«navio no se ha perdido, y están esperando no pocas
«necesidades el cumplimiento de sus promesas.5’ Riyó-
se el Capitán, diciendo: ya Padre lo he ofrecido á Dios:
ya me he olvidado: ya no he menester consuelo: y to¬
mando la mano del Siervo de Dios se la besó, añadien¬
do: crea mi Padre Fray Pedro, que estoy en esto, y en
todo lo demás, muy contento con la voluntad de Dios;
aquello debió de convenir , sea Dios alabado. "En eso
»(dixo el Siervo de Dios) ha obrado como buen chris-
wtiano, y crea ha querido Dios probar su valor habien¬
do tenido guardada hasta hoy entre muchos riesgos
«su nave.55 Veinte y dos meses ha, Padre mió , que sa¬
lió de Panamá, y un año que vino aviso de que se hun¬
dió. Entonces el Padre Fray Pedro dixo : "pues mire
«quai es Dios, que mañana á estas horas ha de ver en
«el
126 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
”el Puert0 su navio.” Despidióse Juzgando hablan sido-
las palabras del Padre Fray Pedro efeétos de su cariño
para consolarle; peto estaba tan seguro de la perdida
cpie ce todo lo dicho no hizo caso i el dia siguiente por
la tarde , estando con unos amigos en la calle de los
Mercaderes, llego un hombre en un caballo, y le pidió
albricias de que su navio daba fondo en el Callao ; los
otros i espondieron, no las diese , que seria otro, pero
acordándose entonces de lo que el Padre Urraca le ha*
bia dicho , ofiecio al soldado albricias, y dixo á los
amigos vamos á la Torre de la Iglesia mayor , que es¬
tas son cosas de Dios, y del Padre Urraca, Subieron,
y mirando acia el Callao, vieron entrar su navio por el
Puerto; de suerte que todos le conocieron. Dieron en¬
tonces las quatro, y contándoles lo que á aquella mis-
m^hora le habia pasado la tarde antes con el Padre
Fray Pedro, dieron todos gracias á Dios, y se confir¬
maron en el crédito de varón Santo, en que le tenían.
Fuese al Convento antes de ir al puerto á dar cuenta á
quien tanto antes le habia dado la noticia, pues desde
que empezó á tardar le dixo siempre que no se habia
de perder; pero juntáronse tantas circunstancias que
desconfió de las palabras del Siervo de Dios. Ahora, le
anadió , como nada de su hacienda se habia perdido.
En Madrid se hallaba el muy Reverendo Padre Maes¬
tro Fray Ramón de Morales , Predicador de su Mages¬
tad, y Provincial que fue de la Provincia de Chile , y
entre varias cosas que como testigo refiere de este ve*
nerable Padre nos contó este caso , antes que llegaran
á mis manos los papeles auténticos de Lima; diciendo^
se lo habia oido al mismo Capitán á quien le habia
sucedido.
CA-
/
Libro IIL Capitulo III.
CAPI TU LO III.
CAPITULO IV.
l
*32 Vida del V. P. Fu. Pedro Uríaca.
rándolo, .le dixeron: Padre Urraca mire que ese hóm-
bre es muerto! "no está sino bueno, y presto le verán
«con salud en Lima. que sucedía como el Padre ha-
bia dicho. y<
Referiré algunos de ios muchos casos que sucedie¬
ron. Una señora recien casada, cuyo marido había ve¬
nido en la lista de los difuntos, y su dote había ido en
aquella embarcación, pensaron que perdiera la vida con
el sentimiento, era de suerte que temieron sus amigas
diera en frenesí. Dixole una un dia como habían en
aquella ocasión sucedido cosas muy singulares con un
gran siervo de Dios Religioso Mercenario , llamado el
Padre Fray Pedro Urraca: y asi que fuese á hablarle,
porque decían, no llegaba persona alguna que no salie¬
se consolada ; él asiste en casa del Secretario Ortiz,
junto al Convento de la Merced, con que es fácil verle.
Determinóse á ir una mañana, pero eran tantas las la-,
grimas i 'y los estremos á que la obligaba su sentimien¬
to, que no se atrevió á entrar á ver á un Religioso de
tanta estimación, como le habían ponderado, sin ha¬
berle hablado jamás, pues podrían tenerla por loca; con
que determinó quedarse en el zaguan , y que pues lo
que deseaba saber era solo si vivía su marido, lo mismo
podía hacer una hermana que la acompañaba , y asi en¬
tró fingiendo ser la casada. Entró la hermana, y pidió
al Padre Fr. Pedro encomendase á Dios á su marido, que
habia escrito era muerto en la peste de Panamá, y que¬
daba sin humano remedio. No la respondió palabra el
Venerable Padre; fue prosiguiendo la relación de sus
desgracias, y preguntóle el Licenciado Diego de Alva-
rado. ¿Es V. md. muger de ese Caballero ? Sí señor, yo
soy la desgraciada. Entonces la revspondió Fray Pedro,
diciendo "hija para qué miente, siendo pecado , con
«tan-
Libro XIL Capitulo IV*. 133
«tanta facilidad? no vé que Dios siendo suma verdad.,
99se ofende de la mentira! vaya señor Licenciado, y lia-
*
1 4 CA
CAPITULO V.
:
T)
•^1X0 Christo Señor nuestro que los Justos resplande¬
cerían como el sol; y parece que debió de mirar á la
dichosa muerte de los varones Santos. ¿ Quién consi¬
dera el sol quando se pone , que no le juzgue difun¬
to ? La tierra , y el ayre, visten tristes lutos. El cie¬
lo enciende las antorchas de sus luceros. Las funestas
aves cantan en la tenebrosa noche tristes endechas. To¬
das son lúgubres demostraciones en la muerte del sol;
pero está el sol tan lexos de acabar en esa muerte, que
el esconderse á nuestros ojos es para renacer á otro
emisferio; y si en un mundo hay aves funestas que llo¬
ran su ocaso, en otro á un mismo tiempo hay aves di¬
vinas que celebran el oriente de sus luces.
Asi, pues, pasa en la muerte de los Justos, que co¬
mo fenecen renaciendo á mejor vida, y solo tiene de
muerte su dichoso fin las apariencias; aunque el mundo
les llore por difuntos, no falta quien publique los res¬
plandores de su gloria, y cante el nuevo oriente de sus
flamantes luces; revelando-el cielo, á unos la muerte di¬
chosa de los otros, como la de San Pablo á San Anto¬
nio , la de San Benito á otros dos Monges, y la mila¬
grosa del Cardenal San Ramón á nuestro Padre San Pe¬
dro Nolasco, con que fue al punto á venerar sus reli¬
quias al lugar donde , con un singular prodigio , las
llevó el cielo. Resultando de estas revelaciones la re¬
verencia que Dios quiere tengan en la tierra á sus sier¬
vos. No le faltó esta calidad de testigo de la gloria de
i
>
los
Libro III. Capitulo V. 137
los varones justos al Venerable Padre Fray Pedro, pues
á once de Abril del año de mil seiscientos y cinquenta
y dos le sucedió el caso siguiente.
Estando á las doce de la noche en silencio todos
los Religiosos de la enfermería empezó á decir el Padre
Fray Pedro en alta voz * con gran alborozo , y una
inexplicable alegria : "Bendito seas tú. Dios mió! Glo¬
rificado seas en tus Santos. ¡O bondad inmensa , que
« tan bien premias á los que de veras te sirven ! Y di-
«choso tú mil veces , Padre mió , que gozas el logro
«de tus fatigas.” Dispertó el Enfermero, llamó á Fray
Gregorio de la Parra, levantáronse otros Religiosos que
habia en la enfermería ; y llevados de la novedad de
ver romper el silencio tan intempestivamente al que
vivía en aquella cama como mudo, atendiéronle ; y al
^ ver repetía muchas veces las mismas voces, llegó el En¬
fermero á preguntarle si habia menester algo : no le
respondió ; con que llegaron los demás con luz , y ha¬
lláronle el rostro hecho un fuego , puestos los ojos en
un Santo Christo que tenia enfrente : preguntáronle,¿con
quién hablaba ? A que respondió: " Hay hijos! Demos
«gracias á Dios ; porque acaba de espirar ahora en la
«Compañía de jesús un Religioso Santo , á quien he
«visto ir á la Gloria á gozar de Dios, muy resplande-
«cíente y hermoso. ¡ O qué dicha! Hijos , sirvamos á
«tan buen Señor , que con tanto exceso premia la cor-
«tedad de nuestras obras.” El Enfermero con sencilléz,
le replicó : No, Padre Fray Pedro,no murió ahora, an¬
tenoche fue , porque ayer doblaron en la Compañia to¬
do el dia , y por la tarde hubo mucha gente al entierro
de un Padre grave, que murió con opinión de Santo. A
que el Padre Fray Pedro riyendose , le dixo: " Ese fue
«otro gran siervo de Dios, que en esta santa Religión,
«de
■"-U, impi
t
Libro III. Capitulo V. \9
Isidro Magaña, Quise añadir esta muerte á la que vuesa
Paternidad desea saber ; porque hecho el cómputo no
haya equivocación entre los dos , como tan parecidos
en ía santidad, Sirvase de enviarme un apuntamiento
de lo sucedido al Padre Fray Pedro Urraca ; juntamen¬
te con el caso que á vuesa Paternidad le pasó con el
Padre Antonio Ruiz. Guarde Dios á vuesa Paternidad
como deseo. De vuesa Paternidad Capellán* Antonio
Muñiz. Con que el Confesor se aseguró mas en lo que
cada día con este venerable Padre le pasaba.
Un Padre de aquellas Provincias, que allá tuvo el
mayor puesto, no dándosele menor en España sus aven¬
tajadas prendas, me aseguró como testigo , que estando
el siervo de Dios en la enfermería levantó de repente
la voz , diciendo : ¡O piedad de mi Dios! ;Q bondad
divina; Llegaron á preguntar qué lehabia sucedido2 "A
5>mí , hijos, nada; pero ahora acaba de espirar el Padre
”M, N» y le ha dado Dios dolor de sus pecados , y ha'
i muerto tan dichosamente que va en la carrera de sal¬
ivación su alma.” Uno de los que estaban presentes se
había apartado de él al entrar en la enfermería ; salió
de priesa , y halló que le llevaban muerto á su celda,
que había espirado de repente en un claustro : con que
sabiendo lo que el Padre Fray Pedro había dicho die¬
ron gracias á Dios los Religiosos , alabando su gran
misericordia. Otros muchos sucesos dexamos de escri-
bii por semejantes , en que se muestra la devoción que
tenia el Padre Fray Pedro de pedir á Dios por los que
estaban en aquella agonía ; y para su consuelo le mos¬
tró Dios estos , y otros semejantes sucesos.
CA-
140 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca,
CAPITULO vi.
- - CAPITUL O V 11.
• • ' - ■** „ ¡f \ } * t » ' . *
LIBRO QUARTO.
CAPITULO PRIMERO.
DE SU OBSERVANCIA EN LOS QUATRO
votos ; y constitutiones de su Religión.
Vi-
Libro IV. Capitulo L 155
vina Magestad les ha comunicado : que de otra suerte
no se pudieran saber. Y el mas oculto entre todos es el
de la perpetua viginidad. Humildísimo fue Santo Do¬
mingo , y antes de morir lo declaro á sus Religiosos en
$u ultima eníérmedad. Lo mismo hallamos escribió de *
! .
15 8 Vida del -V. P. Fr. .Pedro Urraca,
a r
4 , * : ' * ' f*. ’ f{ ] / '
A o
unque de las virtudes practicadas de este siervo de
Oi
CAPITULO III.
■ ■
Libro IV. Capitulo IIL i £>5
Santo Angel la causa de aquella singularidad , le res¬
pondió: Esta es la oración, tiene la llave de oro entre
las demás virtudes, para que entiendas que cada virtud
obra por sí: por eso tiene cada una su llave con qieen¬
trar á la gracia , y amistad de Dios : pero la oración
obra por todas , por ella con mas facilidad entran las
virtudes, por ella perseveran, por ella se aumentan : Tie¬
ne la llave dorada , y maestra de los tesoros de Dios;
pues por ella franquea su Magestad á los suyos sus se¬
cretos. Desde entonces llamó á la oración el Padre
Fray Pedro llave dorada del Cielo. Lo dicho baste para
mostrar qual era el fervor de su continua oración.
CAPITULO IV.
CAPITULO V.
:
Libro IV. Capitulo V. 171
continuado dolor : las rodillas , y piernas encorfcadas,
sin poderlas mover , y esto con un rostro alegre , sia
oirse en su boca un hay : Increíble se hace esto á la na¬
turaleza; pero no hay questiones quando se empeña en
hacer demostración de su poder la gracia : con estarse
quieto tenia el alivio que los nuevos dolores can el mo¬
vimiento le causaban; pero aun este quiso Dios le fal¬
tase porque todo se debiese á su asistencia ; pues mu¬
chos años antes de su muerte le dio una perlesía, y á
la fuerza del accidente se siguió el forzoso , y conti¬
nuo movimiento que le duró siempre en las manos; aquí
perdió el pulso la medicina viendo vivir entre tantos
dolores á el Padre Fray Pedro, dando todos a Dios las
gracias al verle tan alegre diciendo : Bencíitc sea mi
«Dios* que tan piadoso anda con lo mucho que yo me-
«rezco.” Aqui tiró la ultima linea al retrato de Job el
Pintor Soberano, pudiendo decir con el cap. 19. Peí ¡i
mece consumptis covhthus aalicesit os meum. Y al oir Las
voces de vida eterna que salían de su boca : Derelidla
sunt tantummodb labia circa dentes meos•
Preguntándole su Confesor un dia si eran muy gran¬
des los dolores que padecía ? Respondió: Padre Maes¬
tro, para honra y gloria de Dios lo digo : son tan
«terribles , ("aunque no son los que yo merezco por mis
«culpas) que si no fuera con particular auxilio de su
«Magostad no era posible vivir con el menor de ellos.
«Bendita sea por siempre su piedad , que si aprieta la
«mano , dá fuerzas á mi flaqueza. Si su disciplina ha
«•tomado el cuidado de corregirme hasta la muerte , y
«de enseñarme: Et disciplina tua correxit me in finen? ¡
«£? disciplina tua ipsa me docebit. También en su mi-
«sencordia cuida de que no desmaye : Et dedisti mibi
”protíSlionm salutis tuce ^ dexterci tua suscepit me*
« PsaD
172 Vida del V. V. Fr. Pedro Urraca
»Psalm. 17. v. 36. No puedo yo quexarme con Jere-
finías: Thren. cap, 2. v. 22. Percusisti, necmisertus es.
?>Pero quiere N. Señor hacerme este favor de que yo
?> padezca por mis hermanos los pecadores : y teniendo
?> dolores en todas las partes de mi cuerpo , sin que ha*
»ya una que descanse , son tan grandes los que me dá
»nuestro Señor en las partes insensibles , como en los
cabellos, y las uñas , como si los padeciera en las ni-
” ñas de los ojos. Ello me enseña Dios quan poco hice
v por mis manos , quan cobarde fui en mis mortifica-
aciones, pidiendo a su Magestad mucho, y obrando yo
”de mi parte poco ; pues todo lo que hice no llega á lo
nque ahora en un dia solo padezco. Executando Dios
*>en mí lo que debiera yo haber obrado. No pido que
>¿me falten , que me harán alguna vez mucha falta ; lo
» que á Dios suplico es me dé tolerancia. Esto le ha de
v pedir vuesa Paternidad , concluyendo con lagrimas,
vMiseremnl mei, miseremini mei. Saltem vos amici mei\
vquia manus Domini tetiglt me” Job, cap. 19. v. 21.
Mas de diez años antes de su fin le dio nuestro Se-
fíor una lepra , desde el cuello hasta los pies , desde
los ombros hasta las muñecas , con unas escaras , ó es¬
camas al modo de las de un pescado , del grandor de
una uña que, como después veremos , muchas se guar¬
dan en el Convento de Lima para memoria : ocultaban
debaxo asquerosas sabandijas que no le dexaban repo¬
sar un punto. Siendo bien digno de ponderar no llegase
este asqueroso achaque á las manos , porque no estor-
vase el consuelo que los fieles tenían de besarlas. Y en
todos estos años no se desnudó sino para mudar habi¬
to , y túnica.
Tenia de ordinario tres llagas abiertas, tan profun¬
das , que se veían los huesos ; tan grandes cada una clo-
Libro IV. Capitulo V;' 173
mo la palma de la mano: las dos en los lados, y una so¬
bre los riñones ; tan hondas que, como se vio al amor¬
tajarle , llegaban á los huesos ; con que de ningún lado
podia estar echado , pasando de dia, y de noche en una
«illa , hasta que ni aun este alivio pudo tener: con ellas
tenia gran consuelo , porque decía se lasphabia dado
Dios en memoria de la Santísima Trinidad:* Y de esta
suerte discurría sobre todas sus enfermedades y dolo¬
res , con tanta paciencia y gusto de padecerlos que so¬
lia decir , no pudiera vivir sin ellos. Jamás se quexaba
ni mostró el semblante desabrido , sino una alegría ce¬
lestial que admiraba á quantos sabian lo que padecía;
y pondera en su declaración un Prebendado de aquella
Iglesia , habiendo visto después desnudo su cadáver , di¬
ciendo : cc Bendito sea Dios , que sabe comunicar tanta
¡» fortaleza al corazón humano.” Todo esto lo aplicaba
el Padre Fray Pedro por los pecadores ; y dixo á su
Confesor , que quando la Obediencia , regulando con
prudencia las fuerzas , le había moderado las peniten¬
cias , pidió á Dios , que si era voluntad suya , se las
diese de su mano ; de suerte , que no pudieran embara¬
zarlas los hombres. Lo mismo sucedió en Toledo , vi¬
viendo yo en aquel Convento con el venerable Padre
Fray Andrés Vitores , cuya vida admirable escribí en¬
tonces por mandado del liustrísimo Señor Don Fray
Juan Asensio , Obispo dignísimo de Avila , General de
la Orden.
Padeció ardentísimas calenturas , y vehementísimos
dolores , sin conocerlo nadie , ni saberlo mas que su
Confesor , y un Pveligioso Lego , santo , mozo , hijo de
sú espíritu, que obligado de la Obediencia me lo comu¬
nico. El quál pidió á Dios con instancias le diese de su
mano dolores y penas por los pecadores, y lo consiguió
de su piedad,
l74 Vida del V. P.Fr. Pedro Urraca.
No le faltaron algunos que hasta conocerle emula-
ion su virtud , queriendo Dios acrisolar su paciencia
con la vexacion de falsos testimonios , que desvanecía
el cielo luego por confesión de sus mismos autores. En
un tiempo dio el demonio , para ver si podía manchar
su crédito, qjie algunos , que tenian genio de publicar
mentiras dixesen para acreditarlas : Esto ha dicho el
Padre Urraca , y algunas fueron en materias muy sen¬
sibles. Llegaban a oidos del bendito Padre , y unas ve¬
ces solo decia :' Gracias á Dios!” Otras respondía :tc La
”causa de eso es, que como no hay otro mas malo, juz-
»gan que solo yo puedo ser autor de tal maldad.” Esto
se acabó; porque llamando el Padre Fray Pedro á uno
que habia sido autor de una voz de estas , en materia
bien grave, le reprehendió de parte de Dios, aunque él
negaba , juzgándolo oculto , como si para Dios pueda
estarlo nada , amenazóle si no daba satisfacción : cum¬
plióse la amenaza , publicóse el castigo , porque el mis¬
mo hombre lo descubría $ y sirvió de general enmien¬
da. Lo que yo siento es la ofensa de Dios , (decia en
estas ocasiones) que á mí, vil pecador , aunque me sa-
cáran arrastrando como á perro muerto , no me trata¬
rán como tengo merecido. Bendito sea Dios , que aun
los hombres usan de misericordia conmigo.
Es el ayuno , decia Chrisologo en el Sermón 31,
arado de la virtud , cultiva corazones , arranca vicios,
consume de la culpa hasta las raíces, y con una dicho¬
sa ventura en la misma reja lleva las semillas , y aun
coge las mieses de la santidad ; con que al ver en este
siervo de Dios tan colmados de la virtud los frutos,
oración continua , caridad fervorosa , ardientes deseos
de evitar pecados , gusto en la penitencia, alegría en la
mortificación , compasivo siempre el corazón de la ne-
ce«
Libro IV. Capitulo V. 175
eesidad agena y olvidado de la propria : bien se puede
conocer estaría con la abstinencia , y ayuno bien cul¬
tivada esta Bendita tierra , fue como en lo demás sin¬
gular en esta virtud. Los ayunos del Adviento de nues¬
tra Religión r que empiezan por la fiesta de todos San¬
tos , hasta Navidad , los observaba , ayunando algunos
dias cada semana á pan , y agua. La Quaresma , fuera
de los Domingos * solo comía yervas , como las daban
en el Refefíorio, que generalmente son solo cocidas con
un poco de agua , aun en tierras muy abundantes de
aceyte. La Semana Santa hasta el Jueves Santo no co¬
mía mas que pan , y agua. Desde la comunión de este
día hasta que decía Misa , ó comulgaba el dia de Pas-
cua , ya dexamos dicho, pasaba sin probar cosa alguna.
Jamás comio ni bebió 7 si no es en el Refitorio ; en los
caminos a sus horas, o á las que eran comodidad del
que le hospedaba , sin haber sido nunca en esta parte
molesto ; pues sí era dia de ayuno de su Religión co¬
mía yervas , o frutas , sin permitir se buscasen pesca¬
dos , no siendo en partes donde los huviese con abun¬
dancia. Desde muchacho se acostumbró á sufrir la ham¬
bre ; con que después pasaba quatro y cinco dias sin
comer ; con que no sintió en las Misiones que hizo por
las sierras la molestia que padecen otros ; pues con un
poco de maiz y agua hacía su comida. Muchas veces
fue el Enfermero á los Prelados para que mandasen en
obediencia comerpor haber tres y quatro dias que no
pasaba bocado. De su rara abstinencia debió proceder
el que jamás le viesen escupir ; observación que hicie¬
ron los que le trataron. Parece que quiso Dios premiar
la abstinencia de su siervo en su feliz transito 5 pues
veinte y ocho dias antes que muriese no probó otra cosa
mas que la sagrada Comunión , y el lavatorio de boca
que
i7 ó Vida pel V. F. Fe. Pepeo Urraca,
que le daban después de comulgar. Aunque en el pala^
ció del Virrey nunca quiso probar nada , se dexó mu¬
chas veces convidar de algunos aficionados ; y dixo á
su Confesor, que lo hacia porque siempre sacaba algún
provecho espiritual para sus almas : que por esta causa
advirtió Chrysostomo que, aunque con murmuración de
los Fariseos , se dexaba Christo bien nuestro, convidar
de los pecadores. En estas ocasiones el Padre Fr. Pedro
untaba los dedos con acíbar á cada bocado, ó con unos
polvos amarguísimos , como diximos arriba , no atre¬
viéndose á echarlo en la comida por los que le miraban.
Aquella ardentísima caridad , de quien se ha dicho
tanto, efeélo era de la llama del Espíritu Santo , que
ardió siempre en su bendito corazón. Mas atrajo á Dios
con el amor que trataba á los penitentes , que con las
obras maravillosas que en él veían. El Reverendísimo
P. Maestro Fr. Cipriano de Herrera , Predicador de su
Magostad, del Orden de nuestro Padre San Agustín, en
el elogio que de este Venerable Padre escribió en la
vida del Santo Arzobispo Don Toribio Mogrovejo , le
llama Amantísimo de todos. En la enfermería solia tal
vez quexarse algún enfermo , y sintiendo hacer mala
obra al Padre Fray Pedro le enviaba á pedir, que per¬
donase. A que el siervo de Dios respondía, que se que-
xase mucho, que se enternecia Dios con un hay repeti¬
do, y gemidos dolorosos de los suyos; que ni en Jeru-
salen se fue trás los humos de los sacrificios, ni las mú¬
sicas del Templo, sino trás los lastimosos gritos del Hos¬
pital. Joann. cap. 5. Pedia á nuestro Señor le quitase á
su hermano aquel dolor, y se le diese á él; que no po¬
cas veces se lo concedió el Cielo. Quien tan bien cul¬
tivó la tierra de su corazón con el arado del ay uno, ¿qué
mucho diese á Dios tantos frutos de virtud?
CA-
Wf
IV. VI.
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Libro Capitulo
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CAPITULO VI. T
CAPITULO VIL
n
Mi
í jSo Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
«y
ZaBRo IV, Capitulo VJF, i8j
el Confesor, y su hermano quedaron admirados, enten¬
diendo le habia manifestado nuestro Señor lo que había
pasado en Santa Clara.
Luis Espindola, que era el maestro que hacia los
retablos , y Santos de escultura para el Convento por
orden del Padre Fray Pedro, dixo una tarde al Padre
Confesor , que había menester doscientos pesos para
comprar un poco de madera ; y respondiéndole , que
fuese al Convento al anochecer , y llevaría el dinero
que hubiese. Volvió á las cinco de la tarde el Confe¬
sor al Convento, dixo al Padre Fray Pedro lo que pe¬
dia el oficial, y el dixo al enfermero contase el dinero
que habia; hizolo, y hallaron ciento y setenta y seis
pesos: yo pondré lo demás hasta que haya, dixo el Con¬
fesor; porque no se vaya sin el dinero que ha menester
el maestro: "guárdenlos, replicó el Padre Fray Pedro,
«pediremoselos a Dios, y suMagestad proveerá pues es
” a ob™ suya.” Antes de anochecer enfró ¿ visitarle un
Clérigo Doélrinero del Cuzco, devoto suyo, en presen¬
cia del Confesor ; y al despedirse sacó un puñado de
plata, y echándola sobre la cama, dixo al siervo de Dios*
Padre mió, aqui dexo á V. Paternidad esta limosna, an¬
tes que me vaya volveré á verle; fuese, y contando el
Confesor la plata, halló que habia los veinte y quatro
pesos que faltaban al cumplimiento de doscientos; "no
»>vé,” le dixo, "que presto suplió Dios la necesidad*”
Llego a este tiempo el escultor, y llevó su dinero.
Yendo un dia su Confesor á una fiesta al Convento
e Belen, Recoleta de la Religión donde con el mismo
Habito, y constitutiones, viven los Religiosos con suma
pobreza, y observancia guardando á la letra la regla, y
estatutos; mientras se hada hora entró en la celda de
un Religioso, que halló abierta, y vió sobre la mesa un
M 3 li-
1
\
JP *
í 182 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
I libro devoto, y sobre un punto espiritual Je movió Dios
f
á que escribiese; llamáronle, con que no pudo hacerse
capáz de todo el asunto; buscóle, acabada la función,
y no le hallo; lo mismo le sucedió algunas veces que
envió a buscarle, quedando sin esperanzas de conseguir*
lo, por ser uno de los que vienen á reforzarse por algún
tiempo en los exercicios espirituales , y asi se habia
vuelto al Convento de Piura: empezó la obra, pero con
desconsuelo: quando una noche le dixo el venerable Pa¬
dre, no dexase de la mano aquella obra á que habia da¬
do principio, que seria del servicio de Dios; admiróse
por no haberlo comunicado á persona alguna, y dixole
el sentimiento con que estaba de no saber el Autor del
libro, á que le respondió; el que escribió lo que movió
á vuesa Paternidad fue San Carlos Borromeo : el Autor
del libro á su tiempo le sabrá , ahora escriba lo que
Dios le di&áre; hizolo, y tengolo en mi poder: tratado
muy devoto como de las muchas letras , zelo de las al*
mas, y virtud del Autor, que á tener comodidad para
ello le hubiera dado á la estampa.
Colores me salen á la cara al dar noticia de este
caso, (escribió su Confesor) pues teniendo tantas expe¬
riencias de la virtud del Padre Fray Pedro, y los favo*
res que el Cielo le comunicaba , fui tan malo , que por
no ver cumplidas quando yo esperaba algunas cosas que
le oí, me vine á entibiar tanto en su opinión, y vene¬
ración , que por mas de ocho dias quanto le oía decir
me parecía mal. Llegó el dia de San Bernardo, y leyen¬
do yo su vida en el Padre Rivadeneyra , fui aquella no¬
che á confesar al Padre Fray Pedro, y al quererle be¬
sar la mano, me dixo : "¿Padre Maestro, ya vuesa Pa-
»ternidad ha leído la vida de San Bernardo V9 Sí Padre
Fray Pedro, dixe:" Pues no la ha leído bien , que le fal-
9) tÓ
Libro IV, Capitulo VIL 183
»tó lo que ha menester;’' yo me sonreí, diciendo: podrá
ser 110 haber reparado en lo que á mí me importa:, mas
de lo que el Padre Rivadeneyra escribe no he dexado
nada; " léala bien, replicó, que no la ha leído toda;” fui-
me diciendo entre mí, esto solo me faltaba para confir¬
mación de mis dudas; pero cavando en lo que me ha¬
bía dicho , y teniendo por cierto haberla leído toda,
para no quedar con escrúpulo , y tener otro argumen¬
to mas la imaginación en que andaba, tomé el libro , y
volví á leer la vida, del Santo, con mas cuidado; y ha¬
llé: ¡O bondad divina! que por descuido, ó porque asi
lo dispuso Dios para crédito de su siervo, me habia de¬
xado de leer en ella un párrafo, que? está á fojas qui¬
nientas ochenta y seis donde se refiere, que por orden
del Pontífice Eugenio Tercero predicó San Bernardo las
Indulgencias de la Cruzada para los que fuesen á la con¬
quista de la Tierra Santa en los exercitos del Empera¬
dor Conrado, y Rey San Luis de Francia ; y como por
secretos juicios del Señor tuvo tan desdichado fin esta
jornada, que en ella quedaron deshechos los Christia-r
nos; como San Bernardo fue el que convocó la gente, el
que les alentó con esperanzas de la viñoria , haciendo
en comprobación de que Dios le mandaba predicarlo al¬
gunos milagros, se levantó contra el Santo una tempes¬
tad tan terrible, que publicamente le llamaban engaña¬
dor, y profeta falso, ruina , y calamidad de la Chris-
tiandad toda; con que se vio el Santo muy afligido: es¬
to fue lo que habia dexado de leer.
Quedo absorto, viendo reprehendida tan claramen¬
te su incredulidad , y que Dios hubiese manifestado á
su siervo sus dudas, y enseñándole en lo que habia de
leer la satisfacción ; con que al punto se fue á la enfer¬
mería ; y hincándose de rodillas delante de la silla don-
•? M 4 de
104 Vida del V. 1'. Fr. Pedro Urraca.
de el siervo de Dios estaba, con lagrimas le tomó la ma¬
no, y se la besó muchas veces. Pidióle el siervo de Dios,
no hiciese aquellas demostraciones con un hombre tan
indigno, que no merecia el habito que traía, que á te¬
ner el fuerzas se hubiera arrojado a sus pies : rogóle se
levantase, diciendole: ' Padre, las cosas de Dios solo su
” Magestad las comprehende , su palabra es infalible,
5,no le hemos de executar por lo que nosotros sospecha-
cirios , habiéndonos el mismo Señor dicho que no nos
c toca escudrinarle los momentosNon est vestrum fió¬
se témpora, vel momenta, quee Pater posuit in sua potes-
tate. Con que desvanecidas las dudas del Confesor cre¬
ció en él la estimación que del siervo de Dios tenia.
Estando el Maestre de Campo Don Pedro de Be¬
doya , con cuya hija estaba casado Don Francisco de
Mesía, hermano del Confesor del Padre Fr. Pedro , sa¬
cramentado, y deshauciado de los Doélores, viendo el
sentimiento grande que había en la familia , le dixo
aquella noche al Padre Fray Pedro su Confesor el esta¬
do en que estaba el enfermo , lo afligido que él venia
para pedirle le encomendase á Dios , que en confesán¬
dole era fuerza volver á asistirle , y á consolar á su
hermano, y cuñado , respondióle: "Padre mió, no se
«aflija, que no ha menester volver allá esta noche,an¬
otes avise se recojan , y descansen , que hartas malas
«noches han pasado; hemos pedido á Dios por él , y
«aunque pasa de ochenta años no morirá de esta enfer-
«medad; pues desde esta hora se ha de empezar á ir
«reconociendo la mejoría;” fue allá por la mañana, di-
xeronle como había pasado con quietud la noche; con¬
tó el Padre Maestro lo que con el Padre Fray Pedro le
habia pasado, y fue el enfermo mejorando, de suerte que
en breve se levantó bueno. ; •
CA-’
Libro IV. Capitvio VII. 185
CAPITULO VIII.
0
- Libro IV. Capitulo VIH. iqi
”por Ia piedad de nuestro Señor ya escás bueno ; ma-
«ñana te puedes lavantar, y ir á tu oficio, que haces en
»>él mucha falta:” así sucedió; pues viniendo el Me¬
dico le hallo sin calentura ; comió ; durmió bien aque¬
lla noche , y por la mañana se halló tan fuerte como
si no hubiera estado enfermo : fue á la Iglesia , confe¬
sóse , oyó Misa , y fuese á su oficio , con admiración
de los Médicos , que contaron por la Ciudad lo que ha¬
bía sucedido con el Padre Urraca : con que fue esten-
diendose el crédito que todos tenían de su virtud. '
Esto contenia la noticia ; y aunque después , con
otras cosas que veremos de claro con todos los de su
casa en el tiempo de las informaciones , lo ponemos en"
este lugar por haberlo referido á su Confesor en la oca¬
sión que diximos , y habérselo él preguntado al Padre
Fray Pedro , y declaradolo para gloria de Dios , y-
apuntadose entonces. . • . ¡
Fue singularísimo en dar consejos , solo de muchos:
casos referiré uno , por haberle sucedido en la enfer¬
mería. Llegó una tarde un hombre rico de Lima de los'
que menos habian comunicado al Padre Fray Pedro;'
pero sabia los muchos que en aquella-cama acudían á
él como á oráculo , y el provecho que todos sacaban.
Quiso ajustar las cosas de sn conciencia , y disponer'
con tiempo de su hacienda , y habiéndolo por muchos-
días pensado , hizo un membrete de varias obras de
piedad , y vino a consultar al Padre Fray Pedro an—
tv.s ce la execucion : leyóle la memoria qué traía he¬
cha , y nombróle tres personas amigos suyos á quienes
dexaba el cuidado de executarlo después de su muerte.
Oyóle el Padre Fray Pedro , y dixole : " Primero erfi
^ajustar con sus acreedores lo que debía , y restituir lo
que fuese á cargoá que respondió , que eso lo tenia
muy
192 V idá del V. P. Kr. PedroUríiaca*
ínuy mirado , y que no debía nada á nadie , ni teniut
heredero forzoso , que solo venia á consultar con él
aquellas memorias , y obras pías , á ver si le parecia
haber otias mas del servicio de Dios# ^Algunos vie—
nen a consultar a los siervos de Dios , determinados
a lo que han de hacer , estos no buscan el diéiamen
santo , sino la aprobación , y el aplauso) Respondió¬
le. eso ya yo lo he entendido ; ¿pero cómo es primero
99 cumplir con la obligación de justicia, que hacer obras
N CA-
194 Vida del V. V. Fr. Pedro Urraca.
CAPITULO IX.
l
*
r áoo Vida dee V. P. Fr. Pedro Urraca.
provecho ageno ; y que la muerte á los ojos pedia se
solicitase él proprio : dieronle su bendición , ofreciendo
I asistirle con todo cuidado , con que el Padre Fray Pe¬
mt i
dro se retiró gustoso á la enfermería.
Alli empezó á recrearse su alma con dulces jacu¬
latorias , diciendo á Dios : " Señor , si la gravedad de
i »mis culpas atendiera mas que al abismo inexhausto
«de vuestta misericordia , ¿cómo pudiera llegar á pe-
«dir con confianza ? Si el temor de tus castigos me
«truxera mas que el amor de tu bondad , aun no fiara
«tanto de mi súplica : yo os amo ^ porque Vos lo me-
«receis ; y aunque yo no merezco el que me oygais,
«sé que es mérito para alcanzar con Vos este humilde
« conocimiento.”
|¡ "Los naufragios de este mar del mundo , los tro-
«piezos de este valle de miserias , la fragilidad de esta
«carne , este espíritu sumergido en pasiones r el cuerpo
«sujeto á flaquezas, y tanto abismo de vicios , me em-
«barazan cada dia para no hacer pruebas de tu infini-
«ta misericordia ; pero conociendo , Señor , que mis
«yerros, sin tu auxilio ni pueden romperse r ni llegar
«adorarse, antes se harán mas duros y fuertes: ven*^
«go á implorarle , no por mí , por tí, Dios mió , has
«de oir mis plegarias r has de aplicar tus oidos á mis
«voces ; porque escuchar la humilde súplica de quien
«ha ofendido tu Magestad es uno délos mayores efec*
«tos de tu grandeza.”
"Ni la humildad de mi baxeza , ni la indignidad
«de mi ingratitud me retira de pedirte , pues se en-
«salza un trofeo de tus glorias confesando tienes para
«el arrepentimiento de los pecadores abiertas de tu pie-
«dad las puertas. Al altura de tu solio , si tú no les
«dás alas, no pueden llegar mis votos , pues si tú man-
« das5
&
Libro IV. Capitulo X. ' 201
»das que lleguen no puedes negar la ayuda para que
suban; las voces son ayre , inspírelas tu auxilio, y
99
i • , • f 4 • h \\ "
CAPITULO XI.
CAPITULO X I L
/
Viendo, pues , el Confesor su angustia, comunica¬ i
i
ILibro IV. Capitulo XII. 213
No puedo dexar de ponderar en este continuado
éxtasis del Padre Fray Pedro quan pura de los afeólos
de la tierra, y quan libre de los efe&os de la humana
corrupción, se hallaba aquella bendita alma: pues luego
que le absolvió el cielo de cuidado de sus próximos, tan
libremente se entregó á la.contemplación de su Criador,
y á conversar solo en el cielo por medio de la oración:
que en este tiempo en que la carne , y sangre hace tan
fuerte batería al espíritu, á él le inquietó tan poco , que
obró por tantos dias la alma con la quietud , y sosiego
que si estuviera separada. Alma, que por la misericor¬
dia de Dios á este estado llega, alas tiene para volar so¬
bre las nubes, despreciando á la carne bruta, que sirve
de embarazo de ella , dixo Job , cap. 19. vers. 2 i. Cum
tempus fuerit in altum alas erigit , derridet equum, &
cscensorem ejus. En llegando el tiempo volará, despre¬
ciando al caballo, y caballero ; este caballo es el que
vio San Juan, Apocal. cap. 6. sobre que venia la muer¬
te, á quien seguía el Infierno, labróse de la oración alas,
y á la muerte , y al Infierno dexó burlados, aun quau-
do como á mortal en los últimos periodos de la vida le
dominaba la muerte.
Efeéto fue de la divina misericordia dar tal pureza
á esta alma , que aun sumergida en el cuerpo, le tu¬
viese tan rendido , tan supurado , que por mas de vein¬
te y siete dias no se acordase que lo era , para que no
embarazasen sus forzosos achaques el elevado buelo de
su espíritu: de que se gloriaba Dios, por el cap. 39. de
Job , v. 29. Numquid per sapientiam tuam plumescit an-
cipiter ? i Podrás tú, como yo dar alas, y vestir de plu¬
mas al alcon ? es ave de poca carne , y asi es la mas
ligera de las aves , porque no teniendo peso que la
agrave tiene mucho que la eleve: significa según Hugo
O 3 de
514 Vida, del V. P. Fr. Pedro Urraca,
de Santo Caro , un Religioso perfeíto , e„ carne buela
por la quietud de la contemplación i gozar las posi¬
bles cercanías de D.os : de este glorioso eferio de la
se dü. Dios los pErsbicncs#
♦ • >•
CAPITUoLO XIII.
:' • #• ic c¡ í. •*> /• * .. _• ,t .. r
Re-
Libro IV. Capitulo XIII. 219
Registráronse sus alhajas , y no edificó menos su
apostólica desnudéz : de ropa no tenia mas que el ha¬
bito que tenia vestido , y otro que guardaba para su
limpieza el enfermero ; un Santo Christo de ptomo,
que era todo su consuelo ; y como escribe su Confesor,
habló algunas veces al Padre Fray Pedro : muchos , y
varios silicios , disciplinas de muchos géneros , que
mandó la obediencia guardase su Confesor , para que
fuesen , aunque instrumentos mudos , testigos en sus
pruebas, con las escamas que cubrían sus llagas ; la co-
Tona de espinas tantas veces bañada de su sangre no
se halló , por haberla quemado por instancia del siervo
de Dios un Religioso. Estos fueron los bienes que se
hallaron en quien tuvo tantos para remediar necesi¬
dades : hizole Dios dispensador del caudal de su miseri¬
cordia : entrególe muchas riquezas , y como tenia tan
desasido de las del mundo el corazón no se le pegó el
oro a las manos ; que esta liga de allá dentro nace. Buen
siervo fue, ya habrá recibido el premio que ofrece el
Evangelio : pues no escondió el caudal que le entregó
su dueño. Halláronse confusos los Religiosos , porque
entre el tropel de la gente que clamaba á las puertas,
diciendo les dexáran ver al Santo , se conocían las vo¬
ces de personas á quienes no se podia negar la entra¬
da ; sin ser disculpa el numeroso concurso que aguar¬
daba , porque se quexaban sentidos; sin haber escusa
que bastase a las ansias con que solicitaban venerar
aquel Venerable cuerpo , y mas sabiendo había dentro
personas que ni en puestos , ni en calidad les excedían;
con que fue forzoso darles entrada ; y por mas cuidado
que se. puso al abrir un postigo , ni bastó su autori¬
dad , ni nuestra diligencia , para que no se llenase el
Conyehto de gente. Retiráronse á las celdas las personas
de
220 Vida del V. P. Fe. Pedro Urraca
de estimación ; Y cer™da la enfermería costó mucho
trabajo el desembarazarse de todo un pueblo empeñado
con devoción : que al fin se consiguió ofreciendo sa-
carlq a la vista de todos por la mañana. '
Salieron de las celdas , donde se habían ocultado las
per-onas de mas autoridad de aquella República : fue-
ron con los Superiores á venerar el cuerpo de aquel
bendito Padre y hallaron una nueva maravilla : pues
I abiendo muchos años que no podia menear los dedos
de las manos, á causa de teuerlos torcidos , yertos y
_uros , como si fueran de hierro, efedlo común de aquel
violento achaque , se afioxaron los encogidos nervios
se estilaron , y blandearon los endurecidos dedos se
enjugaron las llagas que tenia en las palmas de las
manos , saltando de ellas , y de los brazos las costras
durísimas que las cubrían , no quedando , ni aun seña¬
les , hallando las manos tan blandas , tan tratables , y
tan limpias, como si estuviera vivo , ó no hubiera 'te¬
nido achaque en ellas. Despedia de sí un olor , y fra¬
gancia suavísima , el rostro le quedó mas hermoso que
quando estaba vivo: en cada mexilla una chapa de co¬
lor , siendo todo admiración en un cuerpo que en vein¬
te y siete dias no habia comido ; ¿pero qué mucho se
viese esta súbita mudanza , si le alcanzó la bendición
de Job, cap. 33. vers. 35. Consumpta est caro ejus d
suppliciis, reven atur ad diem adolescentice suce. Carne á
quien consumieron los rigores , las penitencias , las vi¬
gilias , vuelva a los verdores de la juventud ; cortáronle
parte del cabello , repartieron entre sí su podrido ha¬
bito ; pero tan oloroso y fragranté , que á no haber si¬
do testigos los mismos que lo llevaban , que le desnu¬
daron de aquel llagado cuerpo , se persuadieran le ha-
bian rociado de fragrancias mas suaves que el almiz¬
cle.
Libro IV. Capitulo XHT. 221
ele , y arribar. Túvose por mas dichoso el que mas par¬
te llevó , ofreciendo repartir entre los amigos auseni.es;
y asi besándole con humildad los pies , pidiendo les
favoreciese delante de Dios con su intercesión , se des¬
pidieron , dexando á los Religiosos que gozasen á so¬
las del cuerpo del venerable hermano.
Murió al mundo para vivir eternidades este pacien-
tisimo Job* púsose el Sol de la Religión en aquella Pro¬
vincia , apagóse aquella luz Española que ardió en el
nuevo Mundo, mineral de las riquezas del Orbe, para
desengaño de la codicia humana. Murió el pobrísimo
Religioso Fray Pedro Urraca para nacer en la gloria,
donde sin fin se gozan los tesoros del cielo : diciendo
Santo Thomás, sobre Boecio 3. de Consolar. que porque
no se echen menos en aquella feliz patria quantos bie¬
nes , y descansos el mundo goza , los poseen los Bien¬
aventurados en aquella fuente de luces de la Esencia
Divina, mejorados con infinitas distancias: fue su tran¬
sito dichoso en la Ciudad de Lima, Corte de los dila¬
tados Rey nos del Perú , Martes siete de Agosto del año
de mil seiscientos y cinquenta y siete, á las ocho de la
noche , de setenta y tres años de edad , gobernando
aquellas Provincias el muy Reverendo Padre Maestro
Fray Nicolás de Colmenares, hijo de este Convento de
Madrid , y Padre por su gran zelo , y piedad de toda
la Religión? que con desconsuelo común, murió el año
de mil seiscientos y sesenta y ocho.
' 222 VlDA V. P. Fr. Pedro Urraca.
LIBRO QUINTO.
CAPITULO PRIMERO.
BE ALGUNAS MARAVILLAS
, ,
que sucedieron y de las aclamaciones de
. A
Santo en su entierro .
las tres horas de su muerte llegó sti Confesor con
unas tixeras al féretro á cortarle las uñas ; encarnó la
punta de suerte que le cortó un poco de la carne , y
salió al punto abundancia de sangre: lo mismo sucedió
a otro Religioso á las cinco de la mañana nueve horas
después de muerto, recogiéndola en los lienzos para que
publicase la maravilla: diciendo los Médicos que las co¬
sas que habían acaecido en la enfermedad , y muerte
del Padre Fray Pedro, no se podían regular por las le¬
yes comunes.
Juntóse al amanecer la Comunidad , y con cirios
blancos fueron alumbrando el cuerpo , que se baxó al
Geneial; y previniendo la cordura el tropel que se es¬
peraba , antes de abrir las puertas le cantaron el Oficio
de Difuntos, y la Misa: apenas pusieron el cuerpo en
aquella gran pieza quando se reconoció un suavísimo
olor, comunicándose hasta por los Claustros la fragran¬
cia que despedia aquel bendito cuerpo. Abriéronse las
puertas, y llenáronse los Claustros , y la Iglesia de la
mucha gente que esperaba, llorando las mugeres el no
poder gozar la dicha que lograban los hombres de ver,
Y
Libro V. Capitulo I. 223
y venerar aquel bendito cuerpo , dando á sus maridos
los Rosarios para que los tocasen á él: asegurando quan-
tas lo conseguían que se les pegaba la fragrancia; pero
si se comunicaba á el ayre, qué mucho se gozase en los
santos rosarios; fue creciendo el concurso, y con estar
no pocos Religiosos en guarda del féretro, no bastó su
cuidado para que no le quitasen medias, y zapatos , y
la mayor parte del habito. Repartiéronse muchas Cru¬
ces de las que el P. Fray Pedro daba ; no bastó la dili¬
gencia de los Religiosos para que los devotos de mas au¬
toridad no entráran á saco la pobre cama en que murió,
repartiendo entre sí la ropa, teniéndose por mejor afor¬
tunado el que llebaba pieza donde hubieran dexado sus
llagas señal, diciendo estaba mas fragranté. Una de las
cosas que mas admiraron fue, que entre tanta multitud
como concurrió no entró hombre que no supiese caso
particular, y al parecer milagroso del Padre Fray Pe¬
dro: dixo á los Prelados de la Religión el señor Arzo¬
bispo que él tenia esperanzas de que el cuerpo de aquel
siervo de Dios no se corrompería, y que asi para con¬
suelo de todo el pueblo deseaba no se le diese aquel día
sepultura; con que se determinó guardarlo para el Jue¬
ves, aunque reconocieron la inquietud que el concurso
devoto habia de ocasionar.
El Jueves por la mañana vinieron sin comvidarlas,
a cantarle un Oficio las Religiones , dividiéndose por
las Capillas de aquella insigne Iglesia las Comunidades*
Fue el concurso de hombres , y mugeres el mayor que
se habia visto en Lima ; y aunque previniéndolo envió
el Virrey su guarda para que con los Religiosos defen¬
diesen las puertas; pero nada bastó ; porque abriendo
la del Claustro para que entrase la Comunidad de San
Francisco; acabada la Misa al cantar el Responso, atro¬
pe-
224 Vida del V. V. Fr. Pedro Urraca.
penadamente se entraron las mugeres , siendo las mas
nobles, y compuestas las que rompieron primero ; por¬
que los soldados que estaban de guarda no se lcs’atre-
viesen; hicieron lugar á las demás, diciendo, que har¬
to habían esperado, que las dexasen ver á su Santo Pa¬
dre, llamando crueles á los Religiosos, porque las im¬
pedían : con que atropellándolos su resolución, entraron
hasta el General , y rodeando con lagrimas el féretro
hicieron demostraciones que admiraron aquella Seráfica
Familia que le rodeaba. Fue necesario sacar al Claustro
el cuerpo, para que siguiéndole la gente se cerrase la
interior clausura; rodeábale la guarda con muchos Re¬
ligiosos para su defensa : pero nada bastó para que no
le coi tasen los hábitos; no fue poca reverencia no pasa¬
rán a mas; los que no pudieron alcanzar prendas suyas
tocaban los Rosarios, y Cruces: hacianse testigos unos
á otros del olor que despedia qualquier cosa que tocaba
a su cuerpo. Muchas personas principales traxeron Es¬
cribanos para que diesen testimonio de lo que sucedía,
y algunos tenemos en nuestro poder; y lo que declara¬
ban los Médicos de la incorrupción que conservaba des¬
pués de tres dias difunto, el olor que exhalaba, la sua¬
vísima fragrancia que despedia una carne corrompida de
tantas llagas. Hubo muchos Pintores que no cesaban de
hacer retratos.
Pretendió la Ciudad no se enterrase hasta el Sába¬
do; respondióse de parte del Convento que con el rui¬
do de la mucha gente se perturbaban las distribuciones
que del día tiene hechas una Comunidad Religiosa, pues
asistiendo á la guarda del Convento se hacia falta al
Coro, y la vocería estorbaba celebrar los Divinos Ofi¬
cios ; pues aquel día por haberse detenido en abrir las
puertas, hasta por la de los carros se habían querido en-
trar
Libro V. Capitulo L 225
trar las mugeres ; y publicándose le enterraban de .se¬
creto, se arrojaron los hombres por escalas que arrima¬
ron á las paredes del Convento; y para gloria de Dios,
crédito de la virtud del Padre Fray Pedro, y consuelo
del pueblo devoto; los tres dias que habia estado £>or en¬
terrar, y lo sucedido en ellos, bastaba para que cono¬
ciese el mundo quan maravilloso se muestra Dios en sus
siervos; con que se resolvió fuese el entierro aquella
tarde.
Notaron sus devotos lo que sucedió acaso : pero
quando los acasos ceden en gloria de Dios, y en vene¬
ración de sus siervos, los juzga la piedad por singular
disposición de la divina Sabiduría: y asi hasta la ocur¬
rencia que depende de los dias se ha de regular , dixo
San Ambrosio, con atenciones de singular providencia:
Habia mandado el Consulado hacer en el Convento una
novena por el buen suceso de la Armada , y Real Te¬
soro , á que se repica con solemnidad todos los dias al
anochecer, al Alva, al cantar la Misa, y al reservar el
Santísimo ; y fue la muerte del Padre Fray Pedro en
este novenario; ocurrió el segundo dia, que fue Miér¬
coles, un Grado en la Universidad de un Religioso dei
Convento, que es costumbre repicar: El Jueves era vis-
pera de San Lorenzo, con que á las doce empieza la so^
lemqidad de las campanas á las vísperas : siendo dia*
con tanta razón, el mas solemne -de nuestra Religión,*
por haberse en el fundado, año de mil doscientos y dio#
y ocho, por mandado de la Reyna de los Angeles, ba^
xando del Cielo: con que desde que murió el Padre Fr.
Pedro hasta que le enterraron no cesaron las campanas
del Convento alternando clamores con repiques ;' señas
de lo qu<? pasaba enlos corazones de todos; lagrimas^
y gozos: lloraban por la falta que les hacia, y gozaban-
"hrj P
se
2 26 Vida del V. P. Fu. Pedro Urraca.
se por lo que piadosamente creían que el Santo Padre
gozaba: exhalaba con el sentimiento suspiros el corazón
de lo mucho que perdían , y llegaban alborozos á los
labios por lo mucho que miraban; y asi, al ver alter¬
nar la pena con la alegria en las campanas, viendo pa¬
saba lo mismo en sus afedos; lo voceaban como miste¬
riosa disposición de la piedad divina , que ni aun esto
quiso faltase al aplauso de su siervo*
A las quatro de la tarde vino el Arzobispo con todo
aquel venerabilísimo Cabildo , que esmaltado el oro de
su nobleza con exemplares virtudes y gravísimas le¬
tras , no aventaja otro alguno. Ya estaba prevenida la
Comunidad , honrándola todas las Sagradas Religiones,
pero el tropel de la gente no permitia orden: llegó el
Cabildo a la puerta del claustro, donde tenian en om-
bros levantado el féretro los Religiosos que autorizan
los Conventos mas graves de Lima, para defenderle de
la multitud empeñada en desnudarle del habito que
vestía ; pero con el mucho cuidado solo lograron cor-*
tarle las puntas de la capa. Alli llegaron los gravísimos
Prebendados y cediendo la humildad de las Religio*
n es,’ no sin urbanas cortesías, y le tomaron sobre sus
ombros, queriendo el Señor Arzobispo corriesen por la
Santa Iglesia aquellas funerales exequias , vistiéndose
para el oficio de la [sepultura una Dignidad. Llegó á
este punto la Real Audiencia, con el Excelentísimo Se*
Sor Conde de Alva Virrey del Perú : baxaronle para
que le besase la mano : hizolo , y tocándolas , admi¬
rado de verlas tan tratables , volvió á los Ministros , y
todos aseguraron estaban calientes. Vuelto su Excelen*
cia á España se lo oimos muchas veces, añadiendo que
le duró aquella fragrancia por mucho tiempo en los
sentidos*
¿\
Qui-
Libro V, Capitulo I. ¡2 27
Quiso , como tan Católico Príncipe dar la ultima
honra al siervo de Dios * llevándole sobre sus ombros
al sepulcro^, acompañado de los Ministros; pero dexa-
ronlo, por ver le habían baxado de los suyos tan venera¬
bles Eclesiásticos , para que le venerasen ; y ie teniau
en sus brazos ; y asi prosiguieron, poniendo su Excelen¬
cia la mano para tener parte en tan santa carga. Pi¬
dióle la Audiencia ocupase su lugar ; pero respondió,
como tan christiano , que el lado del Santo, era el mas
honrado puesto ; además, que el tropel devoto , viendo
se ocultaba aquella luz , y no habían de verla mas , no
dio lugar á que hubiese en aquel acompañamiento con¬
cierto, -
CAPITULO II.
• •
cercáronla para la seguridad, entrando dentro Reli-
g osos para la defensa : disponiéndolo de suerte oue de
tedas partes se pudiese ver el cuerpo , por si esto bas¬
taba ; pero conociendo que era en vano toda diligencia
contra la deshecha avenida de tanto raudal piadoso,
traxeron el ataúd , y metiéndole en el , le clavaron, po^
niendo encima un paño de terciopelo negro , para que
pudiese el Cabildo proseguir el oficio de la sepultura;
pero interrumpíalo tantas veces el tropel de gente , que
habiendo llegado tarde , se arrojaban'al túmulo para
tocar la caxa , que hacían con tantas lagrimas , y de¬
voción , como si llegaran al cuerpo; con' que fue for¬
zoso proseguir rezado todo el oficio: dieronle sepultura
en la peana del Altar de nuestro glorioso Patriarca Sa¿
Pedro Ñola seo. . • ¡ ?
Continuóse aquellos dias el concurso á su sepulcro;
viniendo de todas las Religiones á celebrar en aquel
Altar sacrificios, y enviando mucha cera para que ar¿
diese en él los que tenían algunas pretensiones , comó
veremos : los seculares hicieron decir muchas Misas;
siendo cosa maravillosa la fragrancia , que al llegar
percibían todos ; por donde se reconoció iba conti¬
nuando nuestro Señor la incorrupción de aquel cuerpo, i
El Domingo once de Agosto, al ponerse el sol em¬
pezó la Iglesia Catedral los clamores , á que acompaña¬
ron todas las Iglesias de Lima , señal de que el Lunes
-siguiente se hacían las honras del venerable Padre; des¬
de el amanecer empezó el concurso : á las diez vino el
Virrey , y, la Real Audiencia fue necesario entrasen
■ ■ ± » pos.
Libro V. Capitulo II. 229
por la Sacristía , que por la Iglesia era imposible , si
no era con indecencia , por estar hasta la puerta de la
calle llena de gente , toda mezclada , por el gran con-
cuiso 1 habiéndose ocupado desde por la mañana los
balcones y tribunas.
Entre los que vinieron fue uno el Licenciado Pe¬
dro del Castillo , que fue el Tomás para la credulidad
de Lima; no trató jamás al Padre Urraca , antes ha¬
biendo mirado con menos piedad sus cosas no había
asentido en su interior á lo que de él oía 5 aunque por¬
que no le tuvieran por bárbaro el oponerse sin funda-
mentó á lo que todos decían , nunca había explicado
su sentimiento : fue este dia por curiosidad á nuestra
Iglesia , y llevado solo ( como él dixo) de la novedad
de tan gran concurso , como no le llevaba devoción,
no cuidó de madrugar : llegó á tiempo que acababan la
Misa : púsose a la puerta admirando tanta gente co¬
mo miraba junta : sin animo de detenerse , ni ser ami¬
go de entrar en apreturas , sin saber cómo , se fue en¬
trando hasta hallarse junto al pulpito, en ocasión que en
el se levantaba el Predicador : no hizo ponderación de
los muchos que quando él llegó estaban ála puerta so¬
licitando con violencia mejorarse de lugar , no pudien-
do adelantarse un paso , y que él sin pensar se hallaba
en lo mejor de la Iglesia , y á vista del Predicador ; en
nada reparo con el enfado de verse en parte donde no
podía salir : con que aunque oyó lo mucho que de su
vntud se dixo nada le movió , ni las aclamaciones que
se siguieron al Sermón le enmendaron su didamen , so¬
lo deseo salir de aquella apretura , y como huyendo de
los que hablaban bien de él, se retiró á su casa , y se:
estubo cerrado toda la tarde , con enfado de que en
todas las conversaciones no se hablase aquellos dias de
&3 otra
230 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
otra cosa sino contar cada uno cosas , al parecer mila¬
grosas , que con él le habían sucedido.
Llegó la hora de cenar , y á los primeros bocados
se le atravesó en la garganta una espina de pescado,
que la tuvo por tiempo de dos horas, tan afligido que
juzgó por cierta su muerte r haciéndose pedazos con
las manos, sin saber qué hacerse los Médicos , y Ciru¬
janos, que habían venido. Viéndose en esta mortal con¬
goja se valió del favor divino: y con tener muchos San¬
tos por sus especiales abogados ,no acertaba á invocar á
ninguno, ni podía apartar de su imaginación al P. Urra¬
ca. El aprieto le encendió en un deseo de pedirle ampa¬
ro; pero deteniase avergonzado del poco afeito con que
había mirado sus cosas : por otra parte sentía una con¬
fianza grande de que por su medio habia de conseguir
salud , creyendo era castigo de su poca piedad aquel
golpe; y asi trocado el corazón , con todas veras pedia
su favor , suplicando á Dios perdonase la terquedad
que había tenido. Estando en esta consideración se que¬
dó dormido , que no causó poco susto á los que le asis¬
tían, juzgando en su quietud habla espirado ; pero vol¬
viendo á muy breve rato se halló libre del dolor , y sin
la espina que en la garganta le atormentaba : vióse tan
sin embarazo como si hubiera sido toda la tormenta
sueño : dio muchas gracias á Dios , y á su Siervo , pu¬
blicando á todos lo que muchos dias habia recatado,
añadiendo lo que entonces habia sucedido : y para
prueba de su total mejoría cenó con los amigos , y deu¬
dos que le habían asistido , tan sin embarazo como las
demás noches ; por ser ya muy tarde no fue aquella
noche al Convento , pero hizolo por la mañana , yendo
á Misa al altar de nuestro Padre San Pedro Nolasco,
donde estaba enterrado el Padre Urraca , confesando
su
1 Libro V. Capituló II. 231
su incredulidad , el castigo de Dios , y piedad, que por
medio de su siervo había usado con él su Magestad,
siendo desde aquel dia predicador continuo de las vir¬
tudes del siervo de Dios.
No acertaba á salir de nuestra Iglesia el venerable
Padre Fray Francisco de San Buenaventura , Comisario
General de Jerusalen, de quien hemos hecho mención,
tan su a migo, que venia muchas veces á la enfermeria
á curarle las llagas , lamiéndole no pocas que sin asco
ninguno las veia : fue gran agente de sus informacio¬
nes que se quedaban haciendo quando vinieron estos
papeles. Este siervo de Dios, dixo , que estando en el
féretro llegó á tocarle las manos , diciendo : ¡ah, ami¬
go , que me has dexado! y que le apretó la mano el
bendito Padre Fray Pedro , y oyó allá en su corazón
su misma voz , que le decía : amigo, no te he dexado,
ahora me tienes mas seguro. Escribió á España este
Religioso muchos pliegos de las virtudes que experi¬
mentó en el Padre Fray Pedro , y de algo de ello nos
hemos valido en esta obra , confirmando lo que su Con¬
fesor escribe.
Copiáronse varios retratos del Padre Urraca , cada
uno con la seña del favor que por su orden habia reci¬
bido del Cielo ; abriéronse laminas , y hasta en Madrid
llegaron devotos que hicieron abrirlas, repartiéndolas,
y venerándolas con permisión del Ordinario.
*3 2 Vida del V- P. Fr. Pedro Urraca.
f r * * . «
CAPITULO III.
CAPITULO IV,
_ 7 *
De ¡as maravillas con que acreditó Dios la devoción
que el Venerable Padre había introducido con la
Santísima Cruz.
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O rt
O:8\ ida »Et V. P. Fr. Pedro Urraca,
la Otra; por eso no se ostenta milagroso igualmente en
todas las Imágenes de Christo, y de su Madre y la re¬
verencia en todas debe ser igual , siendo todas retra¬
tos suyos. La causa porque su Magestad lo haga alguna
vez lo sospechamos , piadosamente, penetrarlo no pode-
™.°S.: ¿habíase de condenar el solemne culto que los
Un istia nos damos con especialidad á la Cruz de Cara-
baca, á la de Santo Toribio, y otras? De ninguna mane¬
ta ; pues la Iglesia lo aprueba y alaba: bien se conoció
quien fue el origen de estas voces : y asi dixo una per¬
sona grave de Lima entonces , mírese qual es la virtud,
del Padre Urraca, pues al querer morder su crédito el
demonio echó el diente en una virtud, y no atrevién¬
dosele cara á cara tira los golpes á la Cruz, á quien su
devoción aumentó cultos.
. ^ei° todo esto sirvió de arraygarse mas su venera¬
ción en los corazones de sus devotos, saliendo el Cielo
con prodigios á su defensa , y á la veneración de las
Ciuces que repartió, y en su nombre se daban.
Estaba el Capitán Don Juan de la Daga, hijo muy
amante del Padre Fray Pedro, en su hacienda de Qui-
pico, veinte leguas distante de Lima, quando murió; sú¬
polo , y quedó muy dolorido de no haberse hallado ea
ella : templaba su sentimiento leyendo las relaciones de
lo que en ella, y en su entierro habia sucedido. Estan¬
do una noche repasando las virtudes que en su Vene¬
rable Padre habia experimentado, levantó desde la gale¬
ría donde estaba los ojos al Cielo, y dixo: ya Padre de
mi alma estarás de esa otra parte del crucero que for¬
man esas estrellas; ya Dios habrá premiado la devoción
con que estendias la de su Santa Cruz. Hay de nosotros,
que nos quedamos entre las tinieblas de esta obscuri¬
dad!
Asi
Libro V. Capitulo IV. 239
Asi quedó contemplando por un rato la inmensa glo¬
ria que gozan en el Cíelo los justos según las reglas que
para la oración le habia dado su Maestro. Quando vió
en el Cielo una Cruz blanca, de la forma que repartía
las suyas el Venerable Padre , centelleando hermosísi¬
mas luces; al punto se hincó de rodillas , quedando ab-
sorto de tan rara maravilla. Comunicólo con el Padre
Fray Josef de Santa Maria , del Orden de Predicado¬
res, que asistía en su compañía ; el qual como varón
muy espiritual, y apasionado del Padre Fray Pedro, le
dixo: Habría querido manifestar el Cielo quan de su agra¬
do habia sido la devoción de aquel Venerable Pedro pa¬
ra con la Santa Cruz , y querer se continuase en sus
devotos.
Pasó el Capitán aquel dia con mil deseos de que
llegase la noche por ver si se repetía segunda vez la ma¬
ravilla : y asi , en anocheciendo se fue al mismo sitio,
y puesto de rodillas , y clavando en el cielo los ojos,
empezó su oración : habia enfrente una Cruz grande,
que yendo allí en sus Misiones el Venerable Padre Ur¬
raca la puso muchos años habia para que hiciesen ora¬
ción todos los de la familia ; empezó de repente á res¬
plandecer , saliendo de ella muchas Cruces blancas que
subían ácia el cielo , y se esparcían por ambos lados:
llamó al punto al Padre Fray Josef de Santa Maria,
pero no fue Dios servido de que lo. viese, de que quedó
este Caballero gustoso- , y mortificado , y el Religioso
bien confuso ; porque conociendo la virtud del Capitán
juzgó le habia Dios ocultado aquel favor. Llegó la no¬
che siguiente , volvieron acompañándolos la muger , y
hijos , pusiéronse de rodillas todos , y dixo con devo¬
ción el Capitán : Padre mió Fray Pedro , para que sean
manifiestas á todos las maravillas, que Dios obra por
vos,
1
24° Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
vos , y para que no entiendan que yo he mentido , y
no descaezca la devoción que en este Rey no dexasteis
introducida con la Santa Cruz , rogad á Dios sean testi¬
gos los que asisten de lo que su Magestad fue servido
gozase yo : ai instante empezó á resplandecer la Cruz,
y salir de elia infinitas Cruces blancas, como la noche
antecedente; volvióse al Religioso , y dixo: ¿Padre Pre¬
dicador , no vé las Cruces? A que respondió bañado en
lagrimas de gozo : sí señor , ya las veo , y estoy dando
gracias á nuestro Señor de ver un milagro tan grande
como este , quedando los dos consolados , quanto tris¬
tes , su muger, y hijos , de no haber merecido aquella
:dicha.
Llegaron el dia siguiente , que fue Sabado diez y
ocho de Agosto , Don Francisco de la Cueba , Caballe¬
ro de la Orden de Calatrava , que iba á su obraje , el
Maestre de Campo Don Marcos de Lucio , que iba á
su Corregimiento de Caxatambo , y se habían hallado
en Lima al entierro del Venerable Padre Urraca , y
con ellos otra mucha gente : contáronles lo sucedido la
noche antecedente , con que admirados unos , y otros
incrédulos pasaron el dia refiriendo lo que del siervo
de Dios Padre Urraca habian visto y oido , contando
el Capitán lo que de su virtud habia experimentado.
Fueron á la noche todos al sitio , y puesto el Capitán
de rodillas , dixo en alta voz : Padre Fray Pedro de mi
alma , esta es buena ocasión de que manifieste Dios sus
maravillas para que se estienda mas la devoción de su
Cruz: pedidle á su Magestad que estos Caballeros vean
lo que este Sacerdote, y yo les hemos certificado#
> Cubrióse al punto de luces la Cruz , rodeáronla
otras enumerables de gran resplandor , siendo Dios ser¬
vido lo yiesenja muger , Lijos , huespedes,. criados, lar
•w * ti
dios.
7
Libro Y. Capitulo IV. 241
dios , Negros , y quantos esclavos había en la hacien¬
da ; que todos concurrieron al gran alboroto que oca¬
siono tan universal regocijo. Duró mas de dos horas el
milagro , siendo mas de cien personas testigos de la
maravilla : las Cruces que salían eran de la forma que
tenían las que dió el Padre Urraca ; y los mas de los
que asistían las tenían en los pechos , unas eran blan¬
cas , otras rojas , resplandecientes como estrellas otras;
unas subían ácia el Cielo , otras por todos lados se re¬
partían sobre la tierra. Lo mismo sucedió con otras
tres Cruces que desde la casa hasta el ingenio de azú¬
car habia hecho colocar el bendito Padre para que
excitasen la memoria de aquellos Indios , y Negros,
y diesen a Dios gracias de haberlos con su Sangre re¬
dimido ; que esto predicaba , esto enseñaba , y con la
gracia de Dios persuadía á la devoción de aquel Sagra¬
do Leño á aquellos genios sencillos las veces que salió
á las Misiones por aquellas haciendas ; registrábanse
desde la galena de las casas del Capitán estas Cruces,'
con que se veían resplandecer todas al mismo tiempo;
y las Cruces blancas que salian iban de una Cruz cu
otra llenando de claridad todo el ayre.
El Domingo siguiente llegaron á la hacienda el Li¬
cenciado Don Fernando de Paz Melgarejo , Cura , y
Vicario de aquel distrito, (que venia á visitar al Maes¬
tre de Campo) y el Padre Fray Marcos de Contreras,
del Orden de la Merced, que iba por aquellos obrajes
en Misión, á enseñar la doétrina á los Indios, Negros,
y Mulatos de aquellas haciendas : exercicio en'que des-
p íes de la conversión de aquel Reyno se ocupan
n gunos Religiosos de mi Sagrada Religión con in¬
menso trabajo , pero con fruto digno de eterna alaban¬
za. Alegróse el Capitán con los huespedes, quanto ellos
Q se
WÉMmmr ■"wm
***■ ' ¡"<•*>... .
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'-I
242 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
se entristecieron de no haber llegado antes para haber
gozado de lo que todos les contaban habian visto ^ pero
el devoto Caballero Don Juan de la Daga , le dixo: no
se desconsuele , Señor Vicario, que pues queriendo Dios
ha de ser Juez en la averiguación de estas maravillas,
hoy le ha traído su Magestad para que sea primero
testigo , que yo se lo pediré á mi Santo Padre ; y pues
por su intercesión ha querido Dios lo vean hasta los
Negros., no lo ha de negar á tan venerables Sacerdo¬
tes : llego la noche , y sucedió lo mismo que las pasa¬
das , con que con cartas de los principales se fue á Li¬
ma el Capitán el dia siguiente á dar cuenta al Arzo¬
bispo , y pedirle se hiciesen con su autoridad informa¬
ciones de lo sucedido.
Una de las relaciones mas principales , dice , que
fue Miércoles , veinte y dos de Septiembre , quando el
Capitán Don Juan de la Daga supo la muerte de su Pa¬
dre espiritual , y vió la primera vez las Cruces: bien
se conoce fue yerro del. que lo trasladó ; lo uno , que
aquel año á veinte y dos de Septiembre, no fue Miér¬
coles , sinp Sabado ; pues fue la letra Dominical G. lo
otro , porque llegando á Lima las relaciones de las ma¬
ravillas que Dios obraba en Quipico , sucedió lo que
verémos en el capitulo siguiente en el Convento de
Santa Catalina , y fue á veinte de Septiembre : luego
no pudo aquello haber sucedido á veinte y dos de este
mes ; y asi es forzoso enmendar en este punto la re¬
lación de su Confesor , siguiendo otras , que dicen fue
Jueves á diez y seis de Agosto , diez dias después de la
muerte del venerable Padre : además que no era creíble
se hubiera detenido tanto tiempo la nueva. Esto hemos
advertido, porque andando en manos de tantos la re¬
lación del muy Reverendo Padre Maestro Fray Fran¬
V cia-
\
CAPITULO VI.
CAPITULO VII.
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.. ’ hatcdra, y vino al sepulcro del Padre
Urraca a dar á Dios las gracias ; despue, su Magostad
al 0bí!pMrdeSan,ac™z•
guie a hizo después el Padre Maestro Fray Juan Baez,
de nuestra Religión, fiando mas del favor divino, que
diligencias humanas: puso la pretensión déla mis¬
ma Cátedra de Prima en la intercesión del siervo de
Ujos ’ y sin at/'ikuir el habérsela llevado á la uni¬
versa aclamación que tiene en todo aquel Reyno su
singu ai ingenio , y su continuo estudio f confesaba
que los memos de su venerable hermano le habían da¬
do aquel primer premio con que honra el Perú las le-
tras.
. ^ D°ft°r Don Alonso Coronado y Ulloa , Catedrá¬
tico de Vísperas de Cánones, en veinte y cinco de Oc¬
tubre de mil seiscientos cinquenta y siete escribió : No
quiero dexar de decir algo de lo mucho que he en ten-
aido de ,a v‘da del Padre Urraca, concede por mas
de veinte y ocho años; pues quando el de mil seiscien¬
tos y veinte y ocho volvió de España, pasé yo de Pa¬
namá á seguir mis estudios, y vine con él en el navio
han Pelayo, y entonces era venerado por Santo, y sus
acciones fueron en el viage tales que mereció que todos
lo publicasen: todos decían venían seguros por traer
en el navio tal compañía; lo que yo pude percibir en¬
tonces, que seria de catorce años, fue: que le estimaba
mucho el Virrey ; que era un Religioso muy humilde,
muy callado, retirado siempre en un rincón , rezando)
que
Libro V. Capitulo VIL 253
que se confesaban con él muchas personas, y que todos
decian, este Frayle es Santo.
Después le vi en esta Ciudad , conservando siempre
la misma opinión, y que le seguían todas las personas
que trataban de oración, y recogimiento, diciéndose
públicamente que todos hallaban en él el consuelo que
necesitaban , que el que menos decia de él , era , que
$u vida fue siempre en Lima exemplar.
Luego que traté de seguir las oposiciones se lo co¬
muniqué, y me alentó, y me encomendaba á Dios, de
que yo quedaba con gran seguridad en mis peticiones.
Y estando el año de mil seiscientos quarenta y siete
opuesto á la Cátedra de Vísperas de Cánones, con hartos
miedos, me alentó el siervo de Dios, y me dio á enten¬
der el buen suceso que habia de tener en ella , como lo
experimenté : opuseme después á la de Prima de Leyes,
encomendándolo á Dios, porque me tenia mucho amor,
pero no me decia mas que, señor , á vuesa merced no
le toca sino hacer sus diligencias , y dexarlo á Dios,
que su Magestad tiene determinado lo que ha de ser , y
no se ha de mudar. Un dia fueron tales las seguridades
que trie dieron los amigos , que me fui al Padre Urra¬
ca, y contándoselo, me dixo , con un semblante que
me quitó quanta esperanza yo llevaba: "solo la seguri¬
dad de Dios no tiene contingencia: yo se lo he pedido
«á su Magestad, y lo deseo ; pero sobre todas las cosas
«deseo se haga su santa voluntad. Esto, y no mas debe-
«mos querer todos los Católicos, y no fiar tanto en las
« inconstantes promesas de los hombres que lo juzguemos
«cierto : porque será mayor el desayre si nos viéremos
«después burlados;” yo fui desconfiando de quanto me
decian, temiendo el perderla. El dia que leí, fueron tan
singulares las demostraciones del concurso, que quise
ir
254 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
ir á ver al Padre Fray Pedro antes que á mi casa, por
haber algunos dias que no le veía , habiendo estado
bien malo, echóme los brazos, dióme muy alegre los
parabienes de mi salud , y de la lección , diciendome:
esto es lo que á vuesa merced ha tocado: y al desne-
dirme, dixo: " esté muy consolado, y dé muchas gracias
”á Dl0S’ <lue eI mal suceso de esta.Catedra , ha recom-
” pensado su Magestad en su vida; mire vuesa merced si
”es mal° el trueque: y asi diga en su casa que estén
«muy contentos, que mejor es perder una Cátedra que
” a vida: tantas cosas me dixo , que yendo con certeza
de la pérdida , fui muy conforme con la voluntad de
Dios: y asi como la tenia ofrecido el golpe, no lo sentí
quando después llegó. Esto es- lo que tengo de jurar, y
desde luego lo juro delante de nuestro Señor.
CAPITULO VIII.
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CA-
Libro V. Capitulo X, 265
CAPITULO X.
CAPITULO XI.
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CAPITULO XII.
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En que se prosiguen otros sucesos admirables que
después de la muerte del venerable Padre
se publicaron.
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XM Tesorero Juan.de Quesada , Juez, Oficial Real en
las caxas Reales de Lima, y Doña Sebastiana de Vera
su muger, muy devotos del Padre Fray Pedro, de mu¬
chos
\
$72 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca,
chos casos milagrosos que tenían que jurar entresaca¬
ron los siguientes. Habia diez y ocho años que fueron
de España , y oyendo el crédito de varón Santo que
coi ría por Lima del Padre Fray Pedro le escogieron
por su Confesor , sin hacer cosa sin su dirección. A
quatro anos de conocimiento entró este prodigioso Va-
ron en su casa , y les dixor: " hijos , en la plaza se pre-
”gona una viña que se vende en Pisco ; cómprenla,
aporque les importa mucho continuó, y repitió esto
muchas veces; escusabase por la dificultad de asistirla
con su ocupación : no obstante , fue tal la instancia,
yendo en la muía en que como diximos ya andubo to¬
dos los dias , que se resolvieron á comprarla. Viendo
que nada decia aquel siervo de Dios que no saliese
cierto , y mas apretándoles tanto en la conveniencia.
Comprándola , sucedió algunos años después que
por quiebras de la Real Hacienda le echaron tan graa
condenación , que aunque le vendieran su hacienda no
alcanzara á la paga, y quedára pobre, y muriera huido,
6 en una cárcel. Entonces vendió la viña por el* quatro
tanto que le habia costado , por lo mucho que la habia
•adelantado , con que pagó la condenación , y le. quedó
hacienda bastante , para el sustento de su casa : confe¬
sando en la relación que publicará mientras viviere ha¬
berle venido su remedio por el consejo que su Padre
Fray Pedro le dio ; conociendo con espíritu profetice,
según piadosamente creía , lo que habia de suceder en
su casa.
Aun mas admirable es el caso que se sigue. Estaba
con el Tesorero ma acomunado á la Hacienda Real el Com
tador Bartolomé Astete ; sucedió la quiebra, y la conde¬
nación que diximos, y de pesar cayó enfermo: era muy
viejo : con que podía temerse su vida, de que se seguía
pa-
Libro V. Capitulo XIT. 273
pagarlo todo el Tesorero. Fuese al Padre afligida su
muger diciendole el estado en que quedaban ; pues aun¬
que todos ellos se vendieran no alcanzaba muriendo
aquel hombre : cc Respondióle, no tuviese pena , que
vDios le daría salud porque no quedase perdido su
?>hijo el Tesoreroiba cada^dia creciendo el mal , y
los sustos : acudía al Padre Fray Pedro la muger , y
siempre la respondía lo mismo : llegaron á sacramen¬
tarle , fuese á su consuelo , aunque con poca esperanza,
habiéndola dicho los médicos que el Padre Urraca lo
diría para no afligirla , dexando en casa del enfermo
quien la avisase de lo que sucedía. Estando batállando
ella con su miedo , y el Padre con sus consuelos , en¬
tró la centinela, y dixo: señora, ya espiró. Alli fueron
las lagrimas , los desmayos , los justos sentimientos, di¬
ciendo : mi Padre Fray Pedro , ahora , ¿qué dirá ? Res¬
pondió con gran paz : v hija , que no es muerto ,” muy
luego doblaron de Cabildo en la Iglesia Mayor : fue
una criada á saber por quién, y volvió diciendo que por
el Contador Astete. Entonces se encendió el rostro del
Siervo de Dios , y dixo : "no ha muerto; y quando lo
^estubiera Dios le resucitára ; que es primero que el
ocíelo, y la tierra su palabra; y aunque de tanta edad,
»ha de vivir muchos años : anda hija , y pas3 por su
f>easa , que ya habrá empezado su mejoría.” Asi suce¬
dió todo , y vivió ocho años después de lo sucedido,
ocupando entrambos sus oficios con mucho descanso.
Tenia este Tesorero una hija , adornada de cuantos
dones hacen á una muger de veneración , llevando su
virtud la primacía de criada á los pechos de la dodri-
na de este venerable Padre : saliéronle muchos casa¬
mientos , pero todos se deshacían en llegando á su con¬
sulta 5 porque decía , ninguno de esos ha de ser , por-
S que
274 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
que Dios le tiene guardado otro mejor ; y asi se des*
barataban; porque ni los padres , ni la doncella querían
ínenos que el Padre Fray Pedro diese su aprobación.
Apretáronle un día , pareciendoles , que cosa igual no
quedaba ya en Lima , á que dixera quién habia de ser;
tevelóselo con secreto , cosa que por algunas circuns¬
tancias no podía haber venido en la imaginación de sus
padres , el qual se hizo después con sumo gozo.
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CAPITULO XIII. ;
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s80 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
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CAPITULO XIV,
1
Libro V. Capitulo XV. ■ 291
en el 3. tom. de su Agiologio Lusitano á diez y seis
de Mayo: y en el fol. 291, en las notas, después de ha¬
ber referido todos los Autores que tratan de él, añade.
"Supusto isto, náo sei , que ra^áo tebe , ó Doélor
«Fray Antonio Correa, Religioso da Orden da S. S. S.
«Trindade , para ó facer de sua , na fama posthu-
-«mado venerable Padre Fray Antonio ide Concei§aon,
«cap. 6r.” Lo mismo dice del Autor de la Crónica de
los Monasterios de Portugal de aquella Orden , el qual
en el lib. 2. cap. 4. dice Cardoso : "Que fa9 Trino á
«Fray Gonzalo , sendo induvitavelmente Mercenario,
«como consta nao só dos Autores allegados mas de suá
« vida, escrita por máo de seu Confesor, & ó testificáoi
«inda alguás persoas , que é cohecetáo em Indias., de-
«sorte, que esta Religao, & náo á Trinitaria, trata has
«muitto tempo na curia de sua Canoni^ajáo ,• sen haber
«atS gora quem lo contradiga.” ■.... <v. i)
Quizá fue, porque callamos al haber escrito el Pa¬
dre Fray Pedro López de Altuna, en la Historia de 'la
misma Religión , que fue Frayle suyo San Pedro Pasqual
dé Valencia , Obispo de jaén v¡ y Mártir en Granada:
callamos ,; juzgándolo equivocaciónque Ha deshecho
nuestro Santísimo Padre Clemente X.. y'mostramos la
verdad en el Compendio de la vida del Santo que im¬
primí el año pasado , y mas á la larga en el Epitome
que estanpé este año. Otros Religiosos hay nuestros por
equivocación en las mismas Crónicas, que poco-á' po¬
co se irán aclarando. ' 1 m <■[ oq ^
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CAPITULO X V I., ;>
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294 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
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CAPITULO XVII.
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299
decimo-sexto por la mala impresión de uno de los se¬
llos , y ser imposible su reconocimiento. Sin embargo,
en veinte y tres de Marzo de mil setecientos y quince
se logró Decreto de la Sagrada Congregación (que apro¬
bó su Santidad en seis de Abril) para que se abriera
el dicho volumen con solo el reconocimiento de los ca-
ra&éres , y subscripciones sin reconocimiento de sellos
tám ad intra , quám ad extra.
En veinte y quatro de Enero de mil setecientos
veinte y ocho expidió otro Decreto la Sagrada Con¬
gregación (que confirmó su Santidad en veinte y ocho
del mismo) en que concede que puedan examinar los
procesos del venerable Urraca en la Congregación or¬
dinaria , sin asistencia de los Consultores. Habiendo
hallado en el volumen séptimo que el venerable habia
escrito un librito de afeólos , ó documentos Espirituales'
para consuelo de las almas ; y en los volúmenes doce y
trece dos quadernos de escritos del mismo venerable,
dio comisión la Sagrada Congregación pára examinar
dichos escritos ; y hecha relación los aprobó por De¬
creto de diez y seis de Septiembre de mil setecientos
treinta , que confirmó su ■ Santidad en veinte de lós
mismos. i ;• :
• Se habian cometido en la formación de los proce¬
sos algunos defeólos ; pqro el mas considerable fue el de
haber nombrado por Notario de la causa los Señores
Jueces comisionados por el Papa al Maestro Fray Gre¬
gorio Silva , Religioso de la Merced , por haber enfer¬
mado los dos Notarios que se habian nombrado ■ al
principio , los quales eran seculares , y habian aétuado
hasta recibir los veinte testigos primeros. Se opuso, el
Sub Promotor de la fé al nombramiento del Maestro
' . Sil-
I
3°°
Siiva ; y sin embargo de esta oposición quedó nom¬
brado , y siguió la causa hasta el fin.
Propuesta , pues la duda : si constaba de la legiti¬
midad , y valor de los procesos formados por autori¬
dad Apostólica, y Ordinaria , &c. la Sagrada Congre¬
gación decretó en veinte de Enero de mil setecientos
H.
treinta y uno negativa in ómnibus , dándolo todo por
I lililí nulo. Pero ventilado el caso , instando el Procurador
de la causa , y propuesta otra vez la duda por el Emi¬
nentísimo Cardenal Belluga, y oido sobre ella al Promo¬
tor de la Fé, decretó la misma Sagrada Congregación,
que constaba del valor de los procesos , asi Ordinario,
como Apostólico antes de admitir al P. Silva por No¬
tario , como consta del Decreto de once de Agosto de
mil setecientos treinta y uno. Y hecha relación al Papa,
convino en esto en diez y ocho del mismo. Con lo que
quedaron substanciados todos los defeétos, y corriente
la causa sin impedimento alguno para proseguir siem¬
pre y quando la Religión lo intente.
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DE C R E T ü M
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LIMAN A ,
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CIVITATIS '■ i ' 1 • , f * *"Y # } fr
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BEATIFICA!IONIS , ET CANONIZATION1S
Serví Dei Petri Urraca , Ordinis B. Mar ice de Mera de
f' y * ' ' ' 1 • „ ^
Redemptionis Captivoruw.
' V) i-Vji í/J' (¡4. T' O ' , ? -i
um in Causa Beatificationis , & Canonizationis Serví
Dei Pétri Urraca praedidi per Emüm , & Rmúm. D.
Card. Belluga -Ponentem proposita super infrascripto
dubio... An constet de validitate Processuum audloritale
Apostólica i?¡ specie, S ordinaria ftsprdhz'é construSlo-
rum. Testes sint rile , & recle exawinati ’ & Jura le¬
gitime compulsata in casa, Se. Sac. Rituum Cong. sub
die 20. Januarii proxime praeteriti rescripserit , nega-
tivé úCumqué modo ad instantiam P. Magistri Fratris
Josephi Mezquia,Ordinis B. M. de Mercede Redemptio¬
nis Captivorum, Procuratoris Generalis , & hujusmodi
Causas Postulatoris ab ipso Emó. D. Card. Belluga kt
Sac. Rituum Congregatione ordinaria supradidum du-
bium iterüm propositum, atque discussum fuerit, Sacra
eadem Congrégátió in scriptis, & in voce Rmüm D. Ca-
valcbini , Archiep. Philippen. Fidei1 Promotore prius
audito rescribendum censuit... Prcevio recessu á Dicisis,
constare de validitate Processuum , tám Ordinarii, quátn
Apostolici ante admissionem in Notarium Patris Silvas.
In reliquis' consulendum Saridissimo pro Sanatíone ad
cauthelam: Die i r. Augusti 1731. FaSlaque deindé per
me Secretarium de prcedidlis Smmo. Crio. N. relacione,
sandia as sua benigné annuit. Die 18. ejusdem mensis, &
amu 1731. A. F. Card. Zondadari, Pro-Prasfedus, Lo¬
co. t sigilli, AT. M. Tedescbi Arcbkpiscopus Apamenus
Sac. Bit. Congreg. Seer,
so-
302
S O N;E'T o.
• ■ • , t f * * , > i - ¿ * 7 ».
* - ■'* * '•< *: • . vi Oí ¿
SO-
>
SONETO
FIN.
3 5
° '
INDICE
DE LAS COSAS MAS NOTABLES QUE EN ESTE
Libro se contienen.
J M
P. Fr. Juan Vargas: Már¬ IMadrid: Religiosos que en
tir , pag. 26. este Convento florecian en
P* Fr. Juan Salazar : Mártir, virtud quando estuvo en
pag. 27. él el V. Urraca, pag. 97.
V. P. Fr. Juan Infante: cele¬ Maria déla Cruz, Beata pro¬
bró la primera Misa que fesa: singular virtud, pa-
se dixo en la Isla deSanto gin. 288.
Domingo, pag. 281. P. Fr. Martin Robledo: Már¬
S. Juan Gilabert : noticia de tir , pag. 27.
la integridad de su cuer¬ P. M. Fr. Melchor Fernan¬
po, pag. 152. dez : edificó varios pue¬
P. Fr. Juan Solorzano: cele¬ blos , pag. 286.
bro la primera Misa que P. Fr. Miguel de Santq^Ma-
se dixo en la Isla de Cuba, ria , y su sobrino P. Fr.
pag. 281. Juan: dones de milagros,
V 2 pro-
¡zfe3*f
Go.a/cmx l'v CO
F I N.
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