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EL JOB

DE LA LEY DE GRACIA,
RETRATADO EN LA ADMIRABLE VIDA

DEL SIERVO DE DIOS


VENERABLE PADRE
FRAY PEDRO URRACA,
DEL REAL , Y MILITAR ORDEN
de nuestra Señora de la Merced , Redención
de Cautivos.

NACIDO AL MUNDO
en la Villa de Xadraque,

A LA RELIGION EN EL CONVENTO
DE LA CIUDAD DE QUITO,

AL CIELO EN EL DE LA CIUDAD
de Lima en el Perú.
/

POR EL MAESTRO FR. FELIPE COLOMBO,


Cronista de la Religión.
SEGUNDA IMPRESION.
CON LAS LICENCIAS NECESARIAS.

EN LA IMPRENTA DE LA VIUDA DE D. PEDRO MARIN.


aSo de 1790.
( *
v ■
AL E X C
< < ( : ' f J
.M0 SEÑOR .

DON LUIS MARIA


FERNANDEZ DE\CORDOB A , GONZAG A,
la Cerda, Suarez de Figueroa ^Moneada, Aragón, Folch.
de Cardona, Enriquez de Rivera,Portocarrero. Cárdenas,
Guzmán, Mendoza, Sarmiento, Manrique, Padilla, Acu¬
ña , Gómez de Sandoval, Rojas, Enriquez de Cabrera,
Castro, Spes, Alagol, Folza, Gralla, Noroña Metieses,
Benavides,la Cueva, Corella, Dávila, Artas de Saavedra,
Pardo, Tavera, Ulloa y Fonseca: Duque de Medinacelt,
Feria, Segorve , Cardona , Alcalá, Camina por la gra¬
cia de Dios, y Santisteban: Marqués de Cogolludo,
Priego , Montalvan , Villafranca , Comares , Alcalá de
la Alameda , Villalba , Denia, Pallars, Ay tona , Villa-
real, las Navas, Solera , y Malagón : Conde de Santa
Gadea , Buendia , Morales, Ampurias, Prades, Osona,
Alcoitin , Valenza, Valadares , Cocentayna , Medellin,
Risco , Castellar, y Villalonso : Vizconde de Villamir,
Cabrera y Bas:Señor de la Real Casa de Castro, y qua-
tro Castillos , de las Ciudades de Montilla , y Solsona,
Villa de Dueñas , Valle de Ezcaray ; y de las Baronías
de Benaguacil , Puebla de Vallbona^ Oriola Tuneda,
Entenza , Sierra , Soneja , Azuebar , Ria, Conca de
Odena , Valle de Uxo, la Laguna , Liagortera , Pinós y
Mataplana , Miralcampo , Peralta de la Sal , Spes, Chi¬
va, Beniarjó, Palma y Ador: de la Casa y Estado de Vi¬
llafranca , y de las Villas de Espeluy , Ibros , Povar,
Valtejeros, Pelayos , Viso de Alcor, Paracuellos, y Fer¬
nán Caballero : Pariente mayor de las Casas de Benavi-
des, Cueba, Biedma y Fines: Gran Senescal de los Rey-
f 2 no*
nos|e da> ^pPfoha _ Aragon : Maestre'‘Racional del
Pnncipado de Cataluña : Adefantado mayor de Castilla:
Adelantado^Notario mayor déla Andalucía : Algua¬
cil mayor de la Ciudad de Sevilla , y su tierra', de la
banta inquisición de Corte, y perpetuo de la Ciudad de
Toro., Alcayde de lá Real Casa de Campo y Sol de
Madrid ; del Real «'Palacio y Caballerizas de está Corte:
pe los «RéalesiAlcazares , Palacio y Rivera de la Ciu¬
dad de Valladolid , del Castillo y Fortaleza de la de
Burgos , y de la Real Casa de Moneda de la misma : Es¬
cribano mayor de Hijosdalgo de Castilla ,en la* Real
Chancillertá de Valladolid : Alférez mayor de la Ciudad
de Avila : Alfaqueqúe mayor y Mariscal de Castilla:
único perpetuo Patrono de las insignes Iglesias Colegia-'
les de Medinaceli, Cardona , Zafra , y de Santiago del
Castellar de Santisteban : Patrono de las Cátedras de
Prima ,y Vísperas de Teología del Colegio de Santo
Tomás, de la Ciudad de Alcalá de Henares : de la de
Piima de la Ciudad de Valladolid, y de las dé Prima y
Vísperas de la de Salamanca : Compatrono del Colegio
de los Caballeros Manriques de la expresada Ciudad de
Alcalá : Patrono y perpetuo Administrador, por auto-’
lidad Apostólica, del Hospital de San Juan Bautista ex-'
tramaros de la Ciudad de Toledo: Grande de España
de primera clase : Caballero de la Insigne Orden del
Toyson de Oro : Gran-Cruz de la Real distinguida Es¬
pañola de Carlos Tercero : Gentil-Hombre de Cámara'
con exercicio de S. M., y Caballerizo mayor de la
Reyna nuestra Señora. •
SEÑOR.

x Autor de esta obra , y la condescendencia benigna


de V. Exc. me han puesto en la obligación gustosa de
continuar la memoria en la tierra , de quien piadosa-
mente nos persuadimos lo esta como justo en la eternat
bajo de su grande , y esterna sombra. Los motivos que
animaron al Autor para relevar el aprecio de esta su
obra d las manos del Exorno. Señor Don Pedro Por-
tocarrero, Conde de Medellin, &c. substancialmente per¬
severan para repetirla d tas plantas de V. Exc. Es esta
obra la relación ocular de la asombrosa vida de un hijo
de la Religión que María Santísima personalmente fió al
Rey D on Jayme I de Aragóny para opte bajo de la
randera del gloriosísimo Patriarca San Pedro Nolasco,
militase , si Pon Jayme conquistando Reynos, é Islas¿
este hijo escogido de la Purísima Madre, arrebatan¬
do por si , y su Religión , cuerpos y y almas aun al
precio de su 'libertad , y vida y siempre que ha sido y y
sea necesario , del poder de Infieles, los leales vasallos
de la Magestad Católica. Y V. Exc. goza la excelencia
de descender por linea reda de los Excelentísimos Se¬
ñores Paques de Segorve y y Cardona y nietos por el lu¬
jante Pon Enrique del Rey Pon Jayme , ya dicho. Por
lo que , si al magnánimo corazón de V. Exc. vigora la
sangre Real del Conquistador por excelencia , también le
1Í3 cs
es hereditario el agradecimiento d losfavores de la Pu-
risima Madre , y protección d la obra , que ella por si
misma encargo. ¡ Que diré de lo que mi Religión se glo¬
ria , y V Exc. se honra con el parentesco del Eminentí¬
simo Señor Cardenal, titulo de San Eustachio , San Ra¬
món No-nacido por gracia , y por su sangre Folch de
Cardona! ± \ i falta a nuestro V^e ñera ble Eadre objeto
de esta piadosa memoria , la recomendación para con
V. Exc. porque siendo la Villa de Xa draque su patria,
vasallo de los Excelentísimos Señores de la casa de
Mendoza , lauro que con los muchos condecora d V. Exc•
Vuelve, pues 9 Señor este corto caudal d su principio pa¬
ra que con su protección no cesen sus corrientes de re¬
gar los amenos campos de nuestra Monarquía en uno, y
otro Polo ; con que se aumenten los frutos de fidelidad
a la Magestad Suprema , y de lealtad d la Magestad
de la tierra. Granfruto se ofrece en la admirable vida
de nuestro Venerable Padre Fray Pedro Urraca : pero
no es este solo el que ha dado en el Polo Antartico la
vid que planto la Purísima Aladre Mana en el Polo
Artico por mano del Conquistador Rey D. fayme , y de
su escogido Redentor el Santísimo Patriarca Nolasco: mu¬
chos refiere el Autor en el curso de la obra. En el cap. 14.
del lib. 5. refiere como los Religiosos de la Merced fue¬
ron los primeros que en arbolaron el estandarte de la San¬
ta Cruz , celebraron la primera Alisa y y bautizaron In¬
dios en todos los Rey nos de la America: lo que autoriza
con los Escritores de mejor nota de fuera de la Reli¬
gión 5 con los Archivos mas fidedignos , y cartas de tes¬
tigos muy calificados , dirigidas a la Magestad Católica.
Asimismo sen muchos los testimonios auténticos que se
conservan en el Real Consejo de Indias de esta ver dady
y de los progresos succesivos en la firmeza del zelopor la
4

Fé, y por d Rey. y en U candad paternal en la conver¬


sión de los Idolatras, y libertad de los Cautivos del po¬
der de los Ingleses . y de les Judíos . aun en aquellos
Reynos. Por tanto , \d quien mejor que a l. Esc. se
puede allegar este fruto del Arbol flautado por la Keyna,
del Cielo . que se halla tan cerca del solio de la Keyna ae la,
tierra . para que pueda informarla de estos sus vasallos,
que mando unosInfatigables sirven a la fragestad en
la tierra . otros en el Cielo con sus suplicas negocian la
prosperidad de la Corona ! Asi lo espera la Religión de
Maria Santísima yy por su celestial agrado Religión de
las MM Católicas , protegida del poderoso valimiento
ds V. Exc.

Capellán de V. Exc.

El M. Fr. Pedro Menendez.


SM

AL LECTOR.
H^.ay en las acciones heroycas de los que en ellas se
señalaron la heroycidad de la acción, y el respeto, ve¬
neración , ó culto de las personas que se exercieron en
ellas dexando á la posteridad interminable memoria de
los mismos que dieron el exemplo. El sugeto venerable
de esta obra histórica se ha merecido el respeto , y aplau¬
so dei^ pviblico universal, aun de aquellos que solo atien¬
dan, a la utilidad propria; y lo que es mas, aun de aque-
Los que el mismo orillar de la virtud los deslumbra el
entendimiento con el pasmo, como el Sol á la vista en*
ferma. y á todos la pia afición hace atenderle como una
muestra singular de la Omnipotencia Divina en lo en-
fei mo de nuestro espíritu, y lo quebradizo de nuestro
cuerpo; pero suspendiendo la razón su culto hasta que
nuestra Madre la Iglesia lo proponga , no permite olvi¬
do lo heroyco del obrar, y padecer que le mereció ser
llamado aun viviendo en esta peregrinación, el Job de
la Ley de Gracia, Este olvido amenazaba por una parte
la condición del tiempo, que iodo lo consume, no ha¬
llándose ya casi exemplar alguno de la primera, y úni¬
ca impresión ; y por otra la pobre suspensión de conti¬
nuar el examen de la causa. Con que para evitar en la
paite menos costosa este olvido, en tanto que Dios, que
tanto puso en manos de este su Siervo, con que siendo
pobrísimo, con excesiva liberalidad socorrió todo gene¬
ro de pobreza, se digna dar para su culto de quien tan¬
to se esmeró en el culto de Dios en su Templo: en tanto,
digo, se ofrece al público la continuación de tan admi-
xable memoria en su reimpresión; y se déri á Dios las de¬
u bidas gracias al leer en esta obra, junto con la vida de
nuestro venerable Padre Fray Pedro Urraca, la de tan¬
tos
tos varones Illustres en virtud , solo de esta Religión de
Maria Santísima; á los que agregados, los muchos deotios
familias Religiosas , (de los que algunos veneramos con
culto público de Santidad) Illustrísimos Prelados, y de
todas clases de fieles, y aun de Infic/es, (pues hay Ju¬
dio que pretende con razón subirse á los Altares) pode¬
mos decir se gozaron en el descubi imiento del nuevo
mundo las primicias antiguas del Espiritu deChristo;
y logró su último complemento la profeíía de Isaías
de que entrase la Fé de ¡Jesu-Christo por el oido á
aquellos Idolatras , enviando el mismo Señor por ma¬
no de los Reyes Católicos, Apostólicos Predicadores , a
quienes oyéndolos se cumpliese: ln omnem terram exh
vit sotius corum, & in fines orbis tente vevbci eofut/it
VIDE , ET VALS.

PRO-
PROTESTA DEL AUTOR,
A u„q„e quanto en este libro va escrito, ha pasado
por gravísimas censuras ; como en él hay voces que
suenan a milagros , revelaciones , profecías , sumidad,
y Santo como hijo obediente de la Católica Romana
Iglesia : Protesto, que todo va escrito en el sentido, que
permiten los Decretos Apostólicos de la Santidad de
Urbano Oóhfvo de quince de Mayo de mil seiscientos
veinte y cinco : y de cinco de Julio de mil seiscientos
reinta y uno , publicados por la Congregación de la
Santa , y General Inquisición. Y declaro ser mi inten¬
ción , quando hablo de qualesquier dones sobrenatura¬
les , que solo se crea con la contigencia de historia
humana , y^ los títulos de sagrada excelencia , que la
Sede Apostólica solo tiene concedidos á las personas
que tiene puestas en el Catálogo de los Santos: si al¬
guna vez se halláren estas voces, quiero se entiendan
en común sentido , y que caen sobre la virtud que pon¬
dero , no queriendo prevenir el juicio , y sentir de ¡a
Santa Iglesia Romana , sujeto siempre á su correc¬
ción.

Fr. Felipe CoJomho .


i.

FE BE ERRATAS.

Pag. 104. lin. 16. fiestas , lee siestas.


Pag. 140. lin. 21. sana i lee seña.

TA-
TA B LA
DE LOS CAPITULOS
contiene este Libro.
LIBRO PRIMERO. ' *

ap. I. Su patria, padres, y nacimiento, Pag. t.


Cap; II. De la educación de Pedro, y maravillas de su
mnez, pag. 5.
Cap. II!. Del viage que hizo á las Indias, y su prodi¬
giosa vocación á la Orden de la Virgen de la Mer¬
ced , pag. 8.
Cap. IV. De como le dieron el habito en el Convento
de Quito , las exemplares virtudes en que floreció en
su Noviciado, los favores que recibió de la Virgen
y ^as persecuciones del demonio , pag. 12.
Cap. V. Prosiguense sus virtudes, y otros sucesos ra¬
ros de su Noviciado, pag. 15.
Cap. VI. Disponese Fray Pedro para profesar, y de los
dos meses últimos de su Noviciado, pag. 20.
Cap. Vil. Noticias del Convento de Quito, donde to¬
mó el habito el venerable Padre Fray Pedro Urraca
pag. 25. ’
Cap. VIH. Prosíguese la misma materia, pag. 32.
Cap. IX. De como profesó Fray Pedro, y procuró imi¬
tar la vida de nuestro Padre San Pedro Nolasco , pa-
gin. 38. r
;1' •• ;¡'c Fray Pedro á pedir una limosna, y le su-
í-tden casos raros en este viage , pag. 46.
C..p. Ai. Kehetense eos casos particulares de este cami¬
no.
DE LOS CAPITULOS.
nos'vuelve á su Convento, triunfó del demonio, y
ordenase de Epístola, pag. 53. ; , • ' ■
Cap. Xll. De como salió de Quito , y varios sucesos,
hasta llegar á Lima , pag. 61.

LIBRO SEGUNDO. X tC » í r
!'!) üonnn v
. -v (»!'»•• • i ’ j ' i * ,• i f 1 j Al" i • i
Ajr • 0> 1

Cap I Llega Fray Pedro á Lima, refierese un asperí*


simo silicio que hizo le, pusiese un herrero; ordenase
de Sacerdote , y favores singulares que recibió del
Cielo, pag. 67. s ' u. ; • .
Cap. II. Gomo dixo la primera Misa el Padre Fr. Pedro,
y de su vi age á Truxillo, y maravillas que allí obro
: por él nuestro Señor, pag. 73.
Cap. III. De como salió el Padre Fray Pedro de Truxi-
, ,ilo en busca del señor Príncipe de Esquiladle., -y ¡>lé
acompañó hasta Lima, habiendo acreditado Dios ~sú
■. virtud con especiales favores, pag- Bo. • '
Cap. IV. De como llegó á Lima, y de su asistencia en
palacio, y de la admirable vida que allí hizo , pa-
gin. 84. -i- , ’ V _
Cap. V. Hace viage á España , confiesa las señoras¡d^
. palacio , y es venerado de la señora Reyna, y de to¬
da la Corte , pag. 89. .
Cap. VI. Procura el Padre Fray Pedro, que la Religión
le envíe á redimir Cautivos , y de lo,demás hasta su
vuelta al Perú, pag. 96. * •
Cap. Vil. Llegó el Padre Fray Pedro á Lima, cuentanse
los exercicios loables en que se ocupaba, pag. 104.
Cap. VIH. de la visión de las Cruces, y como llevó la
suya al Convento de Santa Catalina, pag. 107.
Cap. IX. De las maravillas que quiso Dios obrar por
medio de las Cruces que el Padre Fray Pedio repai-
tia, pag. 112.
tabla
«L X' de
siervo ?6 Dios,
tv much°
pag. que
ir6.el demonio maltrataba al

LIBRO tercero.

c
!raPedM° Je pies, y manos de-
Ca» II M S'°? “Vleríl acha<Iue al«““".P-
venerahl > Ta™ g.Un0S
3 casos en <lue Parece tuvo el
Can ni ^ C eSflntU dC Profeciaa Pag- 122.
Gap. III. Prosíguese la relación de su Confesor en la
nnsma materia, pag. 127. \
Cap. IV. Concluyese la relación de su Confesor, á cer-
ca de la materia de los pasados, pag. 131.
Cap. V. De como le fue revelada la muerte gloriosa de
CaonVínn° f’g,OSO de la ComPaí5ia ^ Jesús, p. 135.
Cap. VI. De algunas apariciones del P. Fr. Pedro, p. 140.
Cap VII Remedia pesados desasosiegos entre casados,
obranuo Dios para que lo consiguiese maravillas, pa-
gm. 145.

LIBRO QUARTO.

V^p. T. De su observancia en los quatro votos, y Cons¬


tituciones de su Religión, pag. 150.,
Cap. II. De su oración, y cosas maravillosas que le su¬
cedieron en ella , pag. 158.
Cap. III. De otros favores que Dios le hizo en la oración,
pag. 162. ■: *
Cap. IV. De otra* excelentes virtudes en que floreció
este venerable Padre, pag, 165,
Cap. V. Concluye la materia del pasado , pag. i7o.
Cap. VI. De algunos ‘favores que recibió de Dios están*
do en la enfermería, pag. 177.
Cap.

/
/ \
• DE LOS CAPITULOS.
Cap. VIT. Refierense casos muy singulares que le pasa-
. ron con su Confesor, en que se confirma el parecer
de que tuvo el Padre Fray Pedro don de profecía,
pag. 179.
Cap. Vlll. En que se dá fin á la materia del pasado,
• pag. 185.

Cap. IX. Reconoce su ultima enfermedad, y como se


despidió de sus hijos, pag. 194.
Cap. X. Retiróse á la enfermeria de su Convento, y sa¬
có licencia de sus Prelados para que no le mandasen
mr * S

llevar fuera, pag. 197.


Cap. XI. Hace que le lean unas Jaculatorias muy devo¬
tas , que había sacado de un libro piadoso, que ha¬
bía muchos años que escribió el siervo de Dios, pa-
gin, 202.
Cap. XII. Como estuvo el siervo de Dios veinte y siete
dias sin comer, ni beber , y otras circunstancias de
su ultima enfermedad, pag. 207.
Cap. XIII. De su santa muerte, y feliz transito, p. 2x4.

LIBRO QUINTO.

Cap. I. De algunas maravillas que sucedieron, y de


las aclamaciones de Santo en su entierro, pag, 222*
Cap, II. Prosigue la misma materia , pag. 227.
Cap, TIL De algunas otras maravillas que obró Dios por
su siervo después de su muerte, pag. 232.
Cap. IV. De las maravillas con que acreditó Dios la de¬
voción que el venerable Padre habia introducido con
la Santísima Cruz, pag. 236.
Cap. V. Prosiguense otras maravillas , que en crédito
de la virtud de este venerable Padre obró Dios en
*

Quipico, pag. 243.


%* ' 1*
Cap.
m*
ty i TABLA!
Cap. VI. De lo que sucedió en el Religiosísimo Convento
de Santa Catalina, y en el de la Merced, pag. 246.
Cap. VII. Lo que de la virtud de este siervo de Dios de¬
clararon personas de la primera autoridad de Lima,
pag. 249. ni ■ r
Cap. VIII. De las maravillas que del siervo de Dios se
-* publicaron después de su muerte, pag. 254.
Cap. IX. De lo que declararon otras personas acerca de
la virtud del venerable Padre Fray Pedro, pag. 260.
Cap. X. Lo que dixeron otras personas , pag. 265.
Cap. XI. Prosigue la misma materia, pag. 268.
i
Cap. XII. En que se prosiguen otros sucesos admirables
que después de la muerte del venerable Padre se pu>
blicaron , pag. 271. ■;
Cap. XIII. Concluyense las maravillas que después de su
muerte se descubrieron., pag.. 274. ,
Cap*,XIV. Noticia de la extensión de la Religión en la
America, y Religiosos, señalados en fama de virtud,
.p pagv, 280. u •
Cap. XV. Noticia del venerable Fray Gonzalo Diaz,
£
pag. 239. j) i , oíl-ij
t Cap. XVI. Noticia de otros Varones ilustres dél Cqn-
I
ehvent® de:Lima ,-pag. 292. , :■■■<>'■ ■ ¡ ■*
Cap. XVII. Refierense las personas mas autorizadas de
Lima de todos estados, que escribieron Panegyricós
*m®n alabanza del siervo de Dios Padre Fray Pedro Ur-*
raca, pag.-294. ^ ¡ :íf, ;
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MILAGROSA VIDA
DEL VENERABLE PADRE
FRAY PEBRO URRACA,
HIJO DEL CONVENTO

DE LA CIUDAD DE QUITO ' * ' 4 _ Jl . / * „ . i ' i ) • ¿ V.

EN EL PERU,
.? . '• ■ 4 • . . > . '> ' ’,■ - i ; j-u 'f * .*? i

DEL RF. AL, Y MILITAR ORDEN


de nuestra Señora de la Merced , Redención
de Cautivos. r > •"

LIBRO PRIMERO.
CAPITULO PRIMERO.
1 V • '* i 3- V * • 5 ^ V\> - ; - ; 0 l ¿ ; 0 j * jp ... ■
r * . \

Su Jr atrio. , padres , jy nacimiento.


TVT . ; '' “
An¡ Ació el Venerable Padre Fr.Pedro Urraca en la:muy
noble y antigua Villa de Xadraque, de los Excelentísimos
Señores Duques del Infantado, del Obispado de Siguen—
za, año de mil quinientos ochenta y tres. Sus padres fue¬
ron Miguel Urraca , y Magdalena García , naturales de
la Villa de Baños en la Rioja, Christianos viejos y y te-
A me-
/

2 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.


merosos de Dios. Era su padre hijodalgo conocido , no
muy rico , pero con bastante hacienda de campo para
sustentar honrosamente su familia sin pretensión de oficio.
Su madre fue venerada en el Lugar por muger exem-
plar y santa ; y entre otras gracias que la dotó el Cielo,
se experimento muchas veces, que poniendo sus manes
en la cabeza de los enfermos sanaban. Era penitente,
muy caritativa, y tan dada á la oración, que en ella em¬
pleaba el tiempo después de los cuidados caseros \ tuvo
desde que nació , señalada con distinción , y relevada de
carne en las espaldas, la rueda de navajas de Santa Ca¬
talina , de quien fue muy devota. La calidad del niño
Pedro fue bastante para ponerse habito, como lo tuvo de
Santiago , su primo hermano Don Juan Urraca de Baños,
Ayo de los Pajes de los Señores Reyes Felipe Tercero,
y Quarto , que están en el Cielo. Fue bautizado en la
Parroquia principal de Xadraque,y le pusieron por nom¬
bre Pasqual: aunque se quedó con el de Pedro , que le
dieron en la confirmación; misteriosa junta en que parece
fue señalarle el Cielo» para un Santo Religioso en la fa¬
milia de María ; junta feliz de Pedro , y Pasqual en la
Orden de nuestra Señora de la Merced por el glorioso
Mártir San Pedro Pasqual de Valencia , y el bendito Pa¬
dre Pedro Pasqual, tercero Religioso de la Orden , como
se ve en el libro Speculum Fratrum , fol. 5. y Obispo
ele&o de Barcelona
v
, como dice el Maestro
t u. i ! N
Remon en la
t

Crónica de la Orden. ' x


Su casa pareció solar de Santos : pues á más de las
virtudes conocidas de los padres , fueron sus hermanos
grandes siervos de Dios : el mayo-r Don Pedro Urraca,
fue muy penitente, y tan enamorado de la virginidad,
que , con raro exemplo , quiso mas , morir que perderla;
pues habiéndose sujetado , después de mucha resistencia

... -

. ■ • ■ • -
Libro T. Capitulo T. 3
á tomar estado de matrimonio por dar gusto á sus pa¬
dres , dispuso para este Sacramento una confesión gene¬
ral , y comunión : y estándose el dia del desposorio en
fervorosa oración pidiéndole á nuestro Señor no permi¬
tiese que llegase á perder una joya tan preciosa á sus
ojos como la virginidad que toda su vida había conser¬
vado ilesa, levantóse de la oración con una alegría in¬
creíble , y se fue á desposar ; y al punto que acabó de
recibir la bendición del Cura le dio una calentura mor¬
tal : duróle algunos dias , y recibidos los Santos Sacra¬
mentos con mucha devoción , dixo á su Confesor no le
dexase , que moriría dentro de una hora ; asi fue , mu¬
riendo gozosísimo de que nuestro Señor le hubiese con¬
cedido lo que con tanto afeólo le habia suplicado para su
mayor gloria , y que trasladase su alma á los eternos
desposorios , donde no peligra la virginidad.. Quedóle el
cuerpo tan tratable que causaba admiración. El segundo
hermano , llamado el Licenciado Miguel Urraca, siguió
también los exemplos del primero; fue singular en amar
la virginidad , y en ser devotísimo de nuestra Señora,
y de San Miguel su Santo : inclinábase mucho al exerci-
cio de las letras , de que le procuró divertir con varias
tentaciones el Demonio , viendo que quien le hace mar
yor guerra son las letras esmaltadas con la virtud. En¬
viándole su padre á una dehesa , siendo de catorce á quin¬
ce años, le salió al encuentro una mugercilla deshonesta,
provocándole á acciones lascivas , y palabras torpes ; y
habiéndose resistido mucho tiempo el valeroso mancebo,
transformada la muger en un horrible Demonio', aco¬
metió á despedazarle; pero invocando Miguel el favor
de la Virgen María , y de su Santo , se le aparecieron
auyentando severos al Demonio. Con esto quedó nueva¬
mente enamorado de la virginidad , la qual conservó
A 2 per-
4 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
perpetuamente. Siguió sus estudios , y salió gran Predi¬
cador. Dieronle el Curato de Angón; y aunque después
le promovieron; á mejores Prebendas , no las quiso aceptar
por et amor de sus ovejas , con quienes exercitaba tanca
caridad que daba a los pobres hasta lo preciso de su pro¬
pio sustento , no habiendo en su casa sino unos pocos
libios y unas pobres alhajas. Murió en su Curato con
lagrimas de los pobres, y aclamación de santo ; y al ca¬
bo de dos años hallaron su cuerpo incorrupto , y lo lle¬
varon á Xadraque en concurso de todos los pueblos cir¬
cunvecinos.
El hermano tercero fue el Venerable Padre Fr. Fran¬
cisco García , Religioso Descalzo del Orden de nuestro
Padre San Francisco , que pasó al Perú con el Padre Co¬
misario General Fray Juan Benido ; cuya vida estará en
la Crónica de su Orden , por haber sido exemplarísimo.
Residió en la Provincia de Quito , donde fue aclamado
por hombre santo , y milagroso. Murió en un pueblo lla¬
mado Tulcan , donde lo llevaron enfermo , obrando nues¬
tro Señor raras maravillas en su muerte. Estuvo enter¬
rado en la Capilla mayor de la Iglesia , que es dodrina
de nuestra Orden ; y después de muchos pleytos , ruegos,
y conveniencias lo entregaron á los Reverendos Padres
de^San Francisco. Tales fueron los hermanos de nuestro
Fray Pedro. También un hermano de su madre , llamado
Alexo García, Cura de su pueblo de Xadraque , fue exem-
plarísimo , y singular en dos virtudes : la castidad la
una , pues conservó su virginidad ilesa ; y la otra la ca¬
ridad para con los enfermos y pobres. Era honesto , y
zelosísimo de la honra de Dios. Frudificó mucho en el
pulpito , y confesonario : dixo el dia en que habia de
morir ; y , desde la primera noche de su enfermedad se
vieron sobre su casa muchas luces á modo de estrellas,
has-
, a Libro L \Capitulo X;a : l J
hasta la hora de su transito feliz. Este fue el solar de
nuestro Fray Pedro: esta calidad tuvo la buena masa de
su sangre , que á veces la dispone Dios en los padres
para que hereden los hijos sus buenas inclinaciones, co~
mo lo vemos en la casa de Abrahan. Ya había Dios
bendecido al Patriarca ; y quando quiso darle un hijo>
bendixo también á su esposa Sara, que es la primera mu-,
ger que llevó bendiciones en la Escritura después de la
caída de Eva : parece que bastaba la bendición del Pa¬
triarca ; pero como Dios les daba un hijo de tan singu¬
lar virtud , echó su bendición en las dos lineas para que
los heredase , como por dos vínculos , la inclinación á la
virtud : de estas bendiciones vemos llenos los padres de
Fray Pedro , y disposición prevenida de tan virtuosos
hijos como les dio.
<• A. ;|• ■ \\ \ .. AA ’ :A C V.

CAPITULO II- i>

De la educación del niño Pedro , y maravillas


\ r
de su niñez. i v#

_ ■ í) n > i

JNo hay cosa de mas importancia que la buena edu¬


cación de la juventud; este es el oportuno tiempo de
formar los ánimos : la edad mas dócil para todo. Con la
misma suavidad que la agua , dice San Gerónimo , ver-,
tida sobre la mesa sigue á donde la encaminó el dedo,
asi la flexible y tierna juventud se . dexa gobernar. Los
exercicios de la niñez son después losi empleos de la
vida. Aquella profesaron en edad crecida los dos hijos
de Isaac , siempre divididos en pretensiones y litigios,
que aprendieron en el palenque de las entrañas de su
madre. La imagen que se pinta al fresco no se borra con
el tiempo aunque quede puesta ai sol, y al agua , por-
A 3 que
«ri -
I

6 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.


que se forma en lo mas tierno del campo que abraza in-
separablemente las colores.
Asi lo vemos en nuestro Pedro , en quien quedaron
tan estampadas las virtudes que aprendió niño , que pa¬
recían nativas. Fue su educación muy hija del cuidado
de sus padres ; era el mas querido de su madre, que de
ordinario le exhortaba al temor de Dios , y devoción de
la Virgen Santísima. No descubrió en tan tierna edad
inclinación que pudiera ocasionar el castigo , ó la ad-
veitencia , como es ordinario en los niños , donde no
guia el fieno de la íazon a lo ajustado , sino el impulso
de lo sensitivo á lo licencioso. Fomentábanle en la afición
de la limosna , que amaneció en él muy temprano. En¬
señábale su madre todos los dias la doélrina Christiana,
hasta que de edad de seis años lo enviaron á la escuela.
Habiendo en España una gran peste quedó herido
Pedro de edad de siete añoi; y solia contar , que estan¬
do ya desauciado de los Médicos , y desamparado de los
suyos , que á todo condena el rigor de aquel achaque,
volvió los ojos á una Imagen de la Madre de Dios , y
empezando á hablar con ella , pareciendole que no era
Imagen de pintura ,. sino una Señora hermosísima que le
venia á visitar, pidióla le diese salud para servirla ; y al
punto quedó bueno , con admiración de sus padres,
atribuyéndolo á milagro de la Virgen Santísima.
\a de ocho años servia á sus padres con mucha hu¬
mildad en lo que de . ordinario le mandaban , y quanto
le daban para su regalo ellos , y sus parientes lo partias
entre los pobres. Afiigiase en extremo quando le faltaba
que darles, y llegaba á pedirlo por amor de Dios á sus
padres , de que gustaban ellos mucho , y de ordinario'
hadan reservar en una arca pan , y algunas frutas , di¬
ciendo: Pongan eso ahí para quando vengan los pobres
de Pasqual. Sien-
Libro I. Capitulo II. , 7
Siendo de edad de nueve años le sucedió un caso
singular, de donde le vino la devoción del misterio de
la Santísima Trinidad. Estaba con otros muchachos co¬
giendo bellotas en lina encina altísima, desgajóse la ra¬
ma donde estaba , y sintiendo que se caía, dixo : Vál¬
game la Santísima Trinidad!” y al medio de da caída
le pareció que todo estaba obscuro como la noche, y
solo vio tres luces hermosísimas , como tres estrellas,
no seguidas , sino en triangulo ; hasta que sintiéndose
sentado en el suelo perdió la vista de las luces , que lo
dexaron consolado, y aclaró la obscuridad ; y baxando
los demás muchachos, quando entendieron se habia he¬
cho pedazos, lo hallaron con tres bellotas en la mano,
diciendo : " Bendito sea el misterio de la Santísima Tri¬
nidad. ” Desde aquella hora dedicó á él toda su de¬
voción; y aunque tan niño , hizo á Dios voto de casti¬
dad : quando sus padres supieron el suceso dieron mu-
chas gracias á Dios. >
En esta sazón le llevó su madre á confirmar , que en
los padres es muy de su obligación este cuidado , pues
sin este Sacramento de la Iglesia carecen de muchos bie¬
nes los hijos, y suelen sucederles mil desgracias. Mu¬
dáronle aquí el nombre de Pasqual en Pedro, en memo¬
ria de su hermano el mayor. Siendo de diez años enfer¬
mó su madre , y no pensando el Medico que se moría
pidió ella los Santos Sacramentos, y habiéndolos reci¬
bido con grandes ados de humildad , y amor, echan¬
do la bendición á sus hijos, y besando la mano á su ma¬
rido , profetizó la hora, y murió con veneración de san¬
ta. Estubo dos dias su cuerpo sin enterrar , no cono¬
ciéndose señal de corrupción, y obró alli nuestro Señor
, muchas maravillas.
De once á doce años empezó Pedro á cursar las
A 4 Es-
-iTs

I ’
I ;
K b

8 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.


Escuelas hasta los quince : aprovechado ya en la lati¬
nidad. fue á su pueblo el Padre Fray Francisco .García á
tomar la bendición de su padre para pasar á las Indias,
a donde le enviaba la obediencia ; y después de algunas
cosas que trataron , le pidió de parte de Dios diese li¬
cencia. iá; su ,hermano Pedro para que se fuese con él:
no, lo escucha su padre por el grande amor que le te¬
ma t -fuese sin él Fray Francisco , y como el padre le
tenia en tan grande opinión , cabando en lo que le ha¬
bía dicho , se determinó á enviar tras de él á su hiio
Pedro. , , - Miu:.
CAPITULO III. "Ti! i

. 7 - >;‘ . " i• )
ID el vi ti ge que hizo a 1as Indias , y su prodigiosa
vocctcion á la Orden de la irgen de la
í u . . ; .oMerced.
f í f li * A H/ t

IV^Taravillosas son las disposiciones de la Divina Pro¬


videncia ; vá muy adelante en las cosas , previniendo
sus fines por estraños medios ; y muchas veces suele
asegurarlos en aquellos que á nuestro juicio son menos
proporcionados. Quiso Christo dar vista al ciego de
.nacimiento , y para esto le embarró los ojos, que antes
.parecía muy buen medio para no ver mas. Quiso en
las bodas de Caná suplir la falta de vino , y manda
que llenen de agua las seis Idrias. A este modo hay
otros mil exemplos en las divinas letras , donde se vé
que el poder de Dios, y su eminente providencia , da
proporción á los medios que de suyo no la tienen.
Quiso Dios trasladar la hermosa planta de Pedro
al vergel del nuevo mundo; y desechada la compañía
de su hermano, que era lo mas natural , y proporcio¬
nado y dispone que vay$ solo* Arrepintióse el padre de
es-
Libro I. Capitulo III. 9
este siervo de Dios de no haberle enviado con su her¬
mano; con que trató de despacharle luego , costeando
su viage hasta San Lucar ; y quando llegó se habían
hecho á la vela los Galeones ; pero un Caballero lla¬
mado Don Pedro Avila, casado con Dona Maria de Cas-
*tro , Correo mayor de las Indias , conocido de su pa-
idre , lo llevó á Sevilla para despacharlo en la primera
ocasión ; ofrecióse un navio, y llevándolo paia embai-
carle en él , con matalotage , y ropa , al entrai en el
navio se cayó Pedro en la agua, y se hundió , estando
muchísimo tiempo dentro , hasta que invocando á la
Virgen Santísima, vió que una Señora hermosísima co¬
giéndole de la mano lo sacó , con admiración de todos
los que le vieron salir á la orilla : con que el Caballero
,se lo llevó á su casa , haciendo desembarcar la ropa,
para enviarlo en otra ocasión ; y dentro de diez, o
once dias vino nueva de que el navio se habia perdido
sin que se hubiese escapado persona alguna : el año si¬
guiente fue en los Galeones , y tubieron una tormenta
terrible ; tal , que su navio estuvo ya perdido ; enton¬
ces hizo voto á la Virgen de ser Religioso , no determi¬
nadamente donde.
Viniendo por el camino de Portovelo , chapetone!-
lio á pie, con otros compañeros, con el trabajo que se
dexa entender, gozosísimo de tener que ofrecer á Dios;
iban montando una cuesta , ó ladera , que por ir el rio
de avenida no se podia pasar , y quedándose descan¬
sando sus compañeros , prosiguió su camino , por ir so¬
lo diciendo amorosos requiebros á la Virgen ; de que
recibió tanta rabia el Demonio que lo rempujó en un
despeñadero , por el qual fue rodando al rio ; al caer
vió que el que le habia rempujado era el Demonio en
figura de un negro , que echaba fuego por los ojos; y
CG*

1
io Vida del \. P. Kr. Pedro Urraca.

como iba recreándose en decir requiebros á la Virgen, la


invocó: con el golpe perdió el sentido, y quando le re¬
cobró vió que lo iba sacando de la mano á la otra van-
da del no un mancebo hermosísimo, que conoció era el
Angel de su Guarda ; y sin haberse lastimado en el des¬
peñadero , ni perdido el Rosario, se halló en la otra van-
da enfrente de sus compañeros , que todavía estaban
descansando, con quienes cobro fama de gran nadador,
poique presumieron se había escapado á nado# Púsose
un rato á dar gracias á Dios , y siguió el camino hasta
la venta , donde le hizo, movido de piedad, limosna el
ventero , haciendo le secasen la ropa, y llegó á Panamá
tres dias antes que llegasen sus compañeros. Supo en
Tierra-firme como su hermano estaba en Quito. De Pa¬
namá fue por Guayaquil, halló en Quito á su hermano,
que luego le puso en el Colegio para que prosiguiese sus
estudios, como los prosiguió dos años. Continuaba el ir
al Convento de nuestro Padre San Francisco á ver á su
hermano, e instándole los Religiosos á que alli recibiese
el Habito nunca quiso su hermano , diciendo lo tenia
nuestro Señor para otra parte. Tuvo instancias de otros
Religiosos de San Agustín , y Santo Domingo , y de
nuestra Orden , aficionados á su virtud, que era noto¬
ria. Nuestro Pedro en sus horas de oración, que la tu¬
vo siempre desde muy niño, enseñado de su madre, pe¬
dia á la Virgen dispusiese de él alumbrándole el enten¬
dimiento para que eligiese el estado que fuese mas de
su agrado. Los dias que le vacaban de su estudio los
ocupaba en visitar las Iglesias , tirándole mas la nues¬
tra por ser de la Virgen: y estando en ella una maña¬
na haciendo con fervor la ordinaria súplica á la Virgen,
vió salir nuestra Comunidad á la Capilla mayor , á su
parecer á cantar un Responso , y como estaba mirando
v. " Libro I. Capitulo III. 1i*
con tanta atención á la Imagen milagrosa de nuestra Se¬
ñora, que está en el Altar mayor , vio , que mirando á
su Hijo Santísimo, que tenia en los brazos, meneando la
mano derecha , hacia una acción como que le hablaba
por alguno que estaba abaxo; absorto de la novedad, ba-
xó los ojos , y vio que la Comunidad de los Religiosos
se iba entrando al Convento, y que al pasar por el Al¬
tar mayor , como iba cada uno hincando las rodillas al
Santísimo, y haciendo la humillación a la Imagen al pa¬
sar, iba la Virgen Santísima alcanzando de su Hijo Pre¬
cioso un favor para cada Religioso , y como Madre, y
Maestra , enseñando á cada uno lo que habia de hacer:
acabado de pasar el Prelado, con quien también hizo las
mismas acciones que con los demás, aunque mas dilata¬
das , mirando la Virgen con ternura su Comunidad les
echó una bendición , y luego poniendo los ojos en dicho
Pedro Urraca le llamó con la mano señalándole á la Co¬
munidad , como mandándole la siguiere: él bañado en
gozosas lagrimas, al punto obedeció, y levantándose del
rincón donde estaba fue por los mismos pasos que ha¬
bia ido la Comunidad: llegó á la grada donde todos los
Religiosos habian hincado las rodillas , y haciendo él lo
mismo le volvió á hacer seña la Virgen que se entrase en
el Convento siguiendo la Comunidad , y al humillarse le
echó la bendición.
12 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca,
* ’ ' *1

CAPITULO IV.

De como le dieron el Habito en el Convento de Quito; las


ex empiares virtudes en que floreció en su Noviciado;
los favores que recibió de la Virgen, y las perse¬
cuciones del Demonio,

Entróse en el Convento , donde halló juntos los Relí-


giosos, que gozosísimos le empezaron á abrazar, y lle¬
gando a besar la mano al Padre Comendador , que en
aquella sazón era el Padre Fray Francisco Garcia , le
dixo: ¿Hijo mió , quiere ser Religioso? respondió, que
sí: y juntándose la Comunidad lo propusieron á votos,
y habiéndoselos dado sin faltarle ninguno, fuese al Con¬
vento de San Francisco á dar parte á su hermano el Pa¬
dre Fray Francisco Garcia, el qual le dixo: Ea hijo, ya
se llegó el tiempo , que para esa Religión Santísima te
guardaba Dios: vino acompañándole , y dióle el Habito*
el Padre Comendador , y celebraron mucho el tener am¬
bos el mismo nombre. Era Provincial de esta Provincia,
que entonces era una con la de Quito , nuestro Padre
Maestro Fray Mateo de Yanguas ; Vicario General el
Padre Maestro Fray Juan López Salmerón ; y Generalí¬
simo de la Orden el Reverendísimo Padre Maestro Fray
Alonso Monroy ; y Maestro de Novicios del Convento
de Quito el Padre Fray Alonso Tellez ; que lo habia si¬
do en el Convento de Lima, gran Religioso, y gran Pa-^
dre de espíritu.
Desde el dia que tomó el Habito empezó á guardar
nuestra Sagrada Constitución , sin que desde entonces
hasta su muerte se desnudase la túnica jamás, ni estan¬
do enfermo se le conoció cama , sino una tabla, ó las
pea-
- ’ ' i Libro I. Capitulo IV. *3
peanas de los Altares , ni en los últimos anos uc su vida,
como á su tiempo se dirá.
Fue exemplarísimo en el año del Noviciado en su obe¬
diencia , humildad, oración continua, y rigoi de peni¬
tencias. Persiguióle el Demonio con terribles tentaciones
desde el dia que tomó el Habito hasta que profeso, ame¬
drentándole quando estaba en oración , ó en disciplina,
otras veces le decía , sin que Fray Pedro viese quién le
hablaba, que siempre habia de estar menospreciado en
la Religión, á que le respondía : " A eso vengo,maldito*
»á buscar la humildad que tú no tuviste; á estar menos-
apreciado por mi Dios como el lo estuvo poi mí . y
*>por lo menos barreré la cocina, y el Convento que pi-
*>san los Sacerdotes Santos , con que setviie de algo , y
aunque le amedrantó mucho el Demonio quando le ha¬
blaba, á los principios, después no le tenia miedo, ha¬
ciendo burla de él , juzgando que teniendo vestido el
Habito de la Madre de Dios (que no se lo quitaba nun¬
ca) no habia de tener atrevimiento de ofenderle.
Una vez le acometió este enemigo con decirle: Mi¬
ra que tu padre está muy viejo , y no tiene quien cuide
de él: y como dicho Fray Pedro quiso tanto a su padre,
dicele llevó toda la imaginación, y se enterneció , sin
acertar á responderle nada ; hasta que oyó que le decía
la Virgen Santísima: "No desmayes Pedro, que yo enl¬
odo de tu padre;” entonces bañado en lagrimas , como
corrido de haber mostrado aquella tibieza : dixo : " No
»desmayo , Reyna de los Angeles; ¿como puedo yo des-
mayar, si soy vuestro hijo?7' y aunque habia tomado
ya la disciplina aquella noche , la repitió con mas rigor.
Dióle la Crónica de la Religión su Maestro de No¬
vicios: leyó su fundación milagrosa; vio como desde su
glorioso Fundador han ido adelantando la sagrada obra
de
i4 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
de la Redención sus hijos. Miró los labios taladrados del
glorioso Cardenal San Ramón no nacido: al inclyto Már¬
tir DoCtor insigne San Pedro Pasqual, Obispo de Gra¬
na ta y Jaén, en cuya dignidad iba á cumplir su voto,
predicando , y escribiendo contra los sueños de la falsa
seda de Mahoma , hasta que le dió Dios la corona del
martirio. A San Pedro de Armengol colgado de un árbol,
por no haber ido puntual el dinero en que habia queda¬
do empeñado por los rescatados cautivos; pero conser¬
vado milagrosamente vivo, por haberle tenido , y sus¬
tentado visible María Santísima.
Nunca estaba ocioso, siendo su mayor descanso los
exercicios de la obediencia : ayudaba las Misas con hu¬
mildísima icveiencia , y gran devoción ; y le era esta
ocupación tan gustosa que quisiera durase dia y noche.
Deseaba hacer el solo los oficios de trabajo de los demás
Novicios, y solia decir: " Estos Angelitos han de ilus¬
trar la Reágion con sus talentos , y es lastima que tra-
»bajen tanto, que podrán perder la salud; mejor es que
»yo lo haga, pues tengo fuerzas: ” tenia notable gozo en
que le mortificase el Muestro de Novicios , que , como
hemos dicho, era el Venerable Padre Fr. Alonso Tellez, y
aunque por ser tan observante tenia opinión de rígido, y
áspero de condición , decia Fray Pedro , que siempre le
tuvo por muy apacible. Nunca comió, ni bebió , sino
fue en el Refectorio con la Comunidad: que nuestra Re¬
gla en todos estados lo prohíbe, y sin achaque, ó grave
necesidad , es relaxacion. Algunos dias, que con la ocu¬
pación de ayudar á las Misas no podia llegar á tiempo al
Refectorio , se valia de aquella ocasión para no comer
aquel dia , sin que lo notasen los demás. Tenia tan ar¬
diente devoción con aquella Santa Imagen, que estaba en
el Altar mayor, que se alegraba en oyendo tocar al Coro,
\
O
Libro I. Capitulo IV. 15
ó en ofreciéndose ocasión de salir á la Iglesia , por vene¬
rarla. Deseaba mucho poder quedarse en su contempla¬
ción algunas noches ; y si lo dixera á su Maestro lo con¬
siguiera ; pues pudiera llevarle consigo las muchas que
alli pasaba en oración. Pagóle la Virgen con favores,
pues aun ausente la veía como si estubiera dentro de la
Iglesia ; continuándosele este favor por mas de quarenta
años que faltó de Quito. Era muy dado á la oración , y
fuera de las horas en que la tiene la Comunidad , y los
Novicios en su Noviciado , tenia muchas mas. Estando
una noche en oración en su celda sucedió un grandísimo
terremoto, que arruinó muchos edificios ; cosa freqiiente
en aquellas Provincias : Fray Pedro , presumiendo que
era tentación del Demonio para divertirle , como otras
veces, se estubo quieto sin recibir desasosiego en el es¬
píritu , y cayendo una pared de la celda, y con ella el
techo , quedaron los maderos con tal arte, que guardaron
el Santo Novicio, y no recibió daño alguno ; mas enten¬
diendo todos los Religiosos que quedaba muerto fueron á
sacarlo , y apartando el techo lo hallaron todavía puesto
en oración, que ni aun polvo parece que tenia sobre el
habito. Bendito sea Dios, que con tales prodigios nos de¬
clara quan de su agrado es este exercicio de la oración.

CAPITULO V.
\ , r , * - ‘

Prosiguense sus virtudes , y otros sucesos raros


de su Noviciado .
IVTucho depende el aprovechamiento espiritual del
concierto de la vida , y de tener distribuido el tiempo;
que si se emplea sin malogro enriquece mucho. Era tan
codicioso de lograrle bien nuestro Fray Pedro , que si-
guien-
i6 Vida dei. V. P. Fr. Pedro Urraca.
guiendo siempre los afíos de Comunidad , que han de
ser preferidos á los particulares exercicios por buenos
que sean ; las demás horas que pudiera tomar para des¬
canso , y todo el dia, tenia distribuido , con licencia de
su Maestro , en esta forma. En tocando á silencio á las
nueve, que apagaban las luces en el Noviciado, se po¬
nía en oración hasta las diez ; la qual remataba toman¬
do una disciplina : descansaba un poco hasta que llama¬
ban a Maytines. Salido del Coro dormía sobre unas ta¬
blas , ó en la peana de la Capilla del Noviciado , hasta
las quatro : de allí á las cinco leía la vida del Santo de
aquel dia , y otros libros de espíritu. A las cinco , quan-
do recordaban á todos , iba con ellos á las Capillas , y á
-limpiar las oficinas , ó barrer la casa. A las seis al Coro*
después a ayudar las Misas , en que se ocupaba toda la
mañana ; y mientras no salía Misa se estaba de rodillas
meditando en el sacrosanto misterio de la Eucaristía. De
allí á su Refectorio. La hora de siesta empleaba en lec¬
ción, y oración hasta Vísperas; y sí le apuraba el sueño se
apretaba mas con el silicio ; y vez hubo que se echó tier¬
ra en los ojos. A las dos á Vísperas. De alli á su lección ó
estudio. A las cinco á Completas , y Oración Mental ; y
el rato después hasta la cena tomaba lección de rezo , ó
remendaba sus pobres hábitos. Este era el periodo de la
vida de Fray Pedro, llena de exercicios espirituales; con
que desterrada la ociosidad de todo punto , parece que
no hallaba el Demonio por donde acometerle; que si este
león infernal , como dixo San Pedro , dá buelta en con¬
torno buscando con terribles bramidos por donde hacer
la presa , nuestro Santo Novicio se fortalecia echando
una cerca á su alma de exercicios espirituales, tan con¬
tinuos , que se juntaban unos con otros. Resplandeció
también en él la devoción de las Animas del Purgatorio,
por
Libro I. Capitulo V. ^ *7
por las quales tenia ofrecido á nuestro Señor todo qnan-
to mereciese; y lo que pretendia de ellas era que loga¬
sen á Dios por la Religión , por sus bienhechores , por
los cautivos christianos , y por los que están en pecado
mortal: apareciendosele diversas veces , ya pidiéndole
sufragios , y ya mostrándose gloriosas. Fue tan obser¬
vante del silencio que en todo el año de su Noviciado no
habló que no fuese respondiendo á su Maestro <, y a los
Religiosos. Preguntábanle ¿ que por qué no conversaba
con sus hermanos ? á que respondió : "Que por no ha-
99 blar disparates se retiraba de las ocasiones ; y que la
respuesta que podia dar con un si, o con un no , eia
?>la que mas le contentaba , según la sentencia de
«Christo. » Preguntándole, ya viejo, si había tenido otro
motivo para no hablar ? respondió: * Que su Maestro le
había encargado mucho el silencio ; fuera de que si gas-
9>taba algún rato en hablar con alguno, lo perdía en ha-
79 blar con Dios. ” Preguntándole mas , ¿ que si le había
acometido el Demonio en aquel tiempo con tentaciones
deshonestas ? respondió: "Que era tan deslumbrado,
9f que aun con verle hijo de la Madre de Dios , y ves¬
tido de su habito santísimo , le había perseguido mu-
v cho con imaginaciones importunas , tan malas como
99 suyas ; pero que experimento grandes favoies de la
»Reyna de los Angeles ; pues considerándose hijo suyo
?>al punto con un animo sobrenatural, haciendo burla
„del Demonio le solia responder : Quita, maldito , que
estoy armado con la insignia de virginidad de Maria,
oque es este habito blanco ; y con esto solia hallarse
»libre.”
Una noche , víspera de comunión , después de sus
acostumbrados exercicios , recostándose sobre un poyo,
inquietábale el Demonio con malos pensamientos, y
tí dan-
18 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca
dándole la misma respuesta , le dió tan grande golpe
en el costado derecho que le dexó sin sentido ; pero se
le apareen su Santo Angel de Guarda , que ayudán¬
dole a levantar , le dixo: « Pelea , no desmayes , que
«tuya es la vnftona.” Pasó aquella noche en oracíon
ando gracias a Dios del favor que le había hecho: y
el siguiente día en la comunión sintió tan grandísimos
consuelos interiores que no le cabia el corazón en el
pecho de contento ; y desde entonces no le acometió el
Demonio con semejante tentación, que ya es estilo de
Dios hacer estos favores después de una gran victoria,
como en e Angélico Santo Tomás de Aquino vemos.
Las experiencias con que dexó calificada su mor¬
tificación son muchas. Contaba á su Confesor como es¬
tando un Religioso Novicio con un pie para perderlo
de una llaga que le cogía todo el empeyne , y los dé¬
os , v,endolo curar Fray Pedro tuvo como un genero
e asco ; pero reprehendiéndose á sí mismo interior-?
mente , después de haberse ido el enfermero hincóse de
rodillas , y pidió al enfermo con muchos ruegos que le
dexase besar el pie ; y no consintiéndolo el enfermo,
estuvo todo aquel dia con aquesta inquietud , hasta
que saliendo de Completas se fue otra vez al enfermo y
fueron tantos los ruegos de que le dexase lamer’ia
llaga , persuadiéndole que era buena la lengua del hom¬
bre para sanar llagas , que lo consintió el enfermo ; y
quiso Dios que con solo este remedio sanase en bre¬
ves dias \ mas ganó Fray Pedro que el enfermo, pues
éste curó su llaga , y el otro sanó su pasión con tanto
mérito de su alma.
Eia tan amante de la mortificación , que las dis¬
ciplinas eran sus deleites ; los silicios sus mas queridos
amigos ; traía siempre un silicio de hierro , cuyas pun¬
tas
Libro I. Capitulo V. *9
tas se le habían entrado en las carnes ; porque no se ie
había quitado desde que siendo Colegial se le dio su
hermano. Enfermó un dia de una recia calentura , J„
como su Maestro sabía lo del silicio ( porque las pe¬
nitencias que no se toman con consejo del Padre Es¬
piritual suelen ser indiscretas y dañosas) mandóle que
se lo quitase; obedeció al punto , y entregoselo. Cre¬
cióle mas la calentura aquella noche , y viniendo su
Maestro á las quatro de la mañana á visitarle con el
cuidado de haberlo dexado con el crecimiento , ha¬
llóle con la misma calentura ; y Fray Pedro le pidió
con lagrimas que le diese licencia para volverse á po¬
ner el silicio , que él le daba palabra de estar luego
bueno : riyóse el Maestro de la sencillez del Novicio;
y porque no llorase mas , fue á su celda , y se lo traxo:
recibióle con increíble gusto , y asi como se fue el
Maestro se lo volvió á poner ; y recibió tan grandí¬
simo consuelo , que se quedó hincado de rodillas en
oración ; y volviendo el Maestro poco después de las
cinco , lo halló sin calentura , tanto , que á las seis le
dió licencia para que fuese á Acolitar las Misas. Un
dia habiendo cometido una falta otro Novicio , presu¬
miendo el Maestro que la culpa era de Fray Pedro , ó
queriendo probarle lo sacó en Capitulo’; y teniéndolo
de rodillas le dió una gran reprehensión , y una peni¬
tencia : recibióla con mucha humildad , y besó el Es¬
capulario al Maestro ; costumbre entre los Religiosos
quando reciben alguna reprehensión ó penitencia : con¬
fuso el Novicio culpado de ver la humildad de Fray
Pedro, se levantó confesando su falta ; y admirado el
Maestro , le preguntó á Fr. Pedro ¿que porqué había di¬
simulado y sufrido, no siendo la culpa suya? á que res¬
pondió : w Que como era tan malo, podia haberla co-^
B 2 *>me-
20 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
«metido , y aun otras mayores.” Asi se triunfa de sí
mismo donde no reyna el amor propio , que es la ma¬
yor cadena que nos aprisiona.

CAPITULO VI.

Disponese Fray Pedro para profesar ; y de los dos


tnesís últimos de su Noviciado.
TV
Aticen los Filósofos que el movimiento de las cosas es
mayor quando se van acercando al centro de su quie¬
tud: la piedra que cae, se mueve mas aprisa quando se
va llegando al suelo , porque busca con mas vivo im-
pUiSo el centro de su descanso. Asi lo experimentamos
en Fr. Pedro: en las ante vigilias de su profesión , aunque
no faltaron estorvos y tentaciones del Demonio con que
procuraba detenerle , pues habiendo llegado á los diez
meses de Novicio , tiempo en que la Comunidad los
vota para la profesión , empezó el Demonio á decirle:
Inútil , ahora experimentarás tu mayor afrenta , pues
los Religiosos que han conocido lo poco que vales , no
te votarán. "Quando me quitáren el habito , respondió
«Fray Pedro, me quedaré sirviendo los oficios mas vi-
«les del Convento. Dio el Demonio en perseverar con
esta tentación; y fue tal la batería, que con los gran¬
des deseos de profesar que tenia Fray Pedro , y el co¬
nocimiento de si tan humilde vino á darle un des¬
consuelo tan grande , dexandose llevar de la descon¬
fianza , que toda una tarde le tuvo ocupado , y fuera
de sí este pensamiento : hasta que dando en la cuenta
se fue á toda priesa al Oratorio del Noviciado , invo¬
cando con muchas lagrimas á nuestro Padre San Pedro
Nolasco, de quien fue siempre devotísimo , diciendo:
Libro I. Capitulo VI. 21
* Valedme, Padre mió , pues corre por vuestra cuenta
»quien tan de veras desea ser hijo vuestro/’ Oyó a
su lado , sin ver quien lo decía , pero conoció que era
el Demonio : No te ha de valer , que no eres su hijo.
Volvió á invocar á su Santo con oración'mas fervoro¬
sa, y á poco tiempo vio delante de sí un Religioso , que
despedia por el habito grandes resplandores , muy
venerable y hermoso ; el qual consolándole , le dixo/
*cNo temas, Pedro, que ya te tengo recibido en el
enumero de mis hijos/’ Entonces postrándose á be¬
sarle los pies , quedó con la boca en el mismo lugar
donde le parecía habian estado las plantas de su san¬
tísimo Padre , derramando muchas lagrimas , y dando
muchas gracias á nuestro Señor : el qual tenia dispues¬
tas las cosas de tal suerte , que al otro dia presentó su
hermano las informaciones , y fé de la edad , y le vo¬
taron con increíble gusto de todos para profesar.
Esta tarde tuvo una persecución grande del De¬
monio , porque después del Coro llegaron de fuera á
pedir que tocasen á parto ; (devoción grande que se
tiene en nuestros Conventos por el milagroso Cardenal
San Ramón no nacido) y diciendo el Maestro : Her¬
manos, vaya uno á tocar : Fray Pedro que estaba cerca,
con el deseo de volver á ver á su querida Imagen de
la Virgen , porque para ir al campanario se pasaba por
el Coro baxo, se ofreció á ir. Entróse por una puerte-
cita , junto á la qual habia una bobeda muy honda de
la Capilla de San Juan de Letran , cubierta con una
losa : hizo su genuflexión á la Imagen , diciendo tier-
nísimos requiebros ; subió á tocar á parto, rezando una
Salve á cada golpe de campana , que son nueve : y ra¬
bioso el Demonio del mal dia que le habia dado , em¬
pezó á espantarle con visiones de dos bultos como de
B3 gi-
22 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
gigantes que querían embestirle. Nada de esto fue bas¬
tante para que dexase de rezar sus nueve Salves, hasta
que dicha la ultima oyó un ruido tan grande que pen¬
só caía sobre él todo el campanario : empezó á huir
con el miedo ; y al querer salir por la puenecita vio
al Demonio , tan horrible y espantoso , que quedó ate¬
morizado ; y dándole un golpe en las espaldas, le pa¬
reció que había dicho , ahora morirás , y lo arrojó en
la bobeda.de 1^ Capilla que habia destapado. Del gol¬
pe, y la caída: perdió Fray Pedro el sentido; y" sin
saber quién , ó cómo le llevara , se halló hincado de
rodillas en el Oratorio del Noviciado , tan mojado el
habito del sudor , ocasionado de su agonia , que pare¬
ce le habían echado jarros de agua ; pero disimulan¬
do lo que habia pasado , fue con la Comunidad al Re¬
fectorio , y siguió sus exercicios.
Multiplico los ayunos y penitencias estos dos me¬
ses , disponiéndose con especiales exercicios para ha¬
cer una confesión general : costumbre loable de las sa¬
gradas Religiones : diligencia muy precisa para em¬
prender con fervor el camino de la vida espiritual;
pues , como dixo David , lo que mas le hacia endere¬
zar sus pasos en alabanza del Señor , y de su Ley, era
volver su pensamiento atrás , considerando sus 'cami¬
nos errados. Por no quitar Fray Pedro á sus ordinarios
exercicios el tiempo , se valia de media- hora de las po¬
cas que tocaban al descanso , y en ella hacia el exá-
men. Vínole á ver su hermano el Padre Fray Francisco
García , y Fray Pedro le pidió por favor un silicio,'
pareciendole que el que tenia no era tan fuerte como
quisiera. El buen Soldado de Christo, como debia es-
1 *" 4

tar bien proveído de estas armas , le traxo un jubón


de cerdas con medias mangas : estimólo mucho por
i pren-
Libro T. Capitulo "VI. ^ 23
prenda de su hermano , á quien veneraba como a he-
ligioso tan perfedo : quitóse al punto el que traía , pa¬
sóse el nuevo con gran gozo, por ver era de mayor
tormento , y todo su deseo era cubrir de silicio todo el
cuerpo ; y éste , aunque no llenaba toda su ansia , co¬
gía desde la cintura al cuello , y los brazos hasta los
codos. De alli le nacieron nuevos deseos de buscar
otro que no perdonase de su cuerpo nada.
Estando en este pensamiento se le apareció el De¬
monio en forma tan espantosa, que dixo no sabría ex¬
plicarla, y empezó á darle muchos golpes; uno de ellos
fue tan recio en la boca del estomago que entendió per¬
der la vida ; y cogiéndole por la garganta le ahogaba:
entonces invocó el santo nombre de jesús , y de Ma¬
ría , con que le dexó: pero tan atormentado que no se
podia levantar; y asi se fue como arrastrando a la cel¬
da , y alli dió gracias á nuestro Señor por el favor que
le había hecho en darle licencia al Demonio para que
le maltratase, y le diese en que merecer, ofreciéndole
aquellos dolores , acompañados con los de su Divina
Magostad en su Pasión, En esta ocasión llamaion al
Coro , y quando le parecia no podría ir de molido , y
atormentado , se sintió tan agil y fuerte , como sí hu¬
biera estado descansando , y sin dolor alguno.
En estos exercicios pasó Fray Pedro los dos meses
que le restaban de Noviciado; hizo su confesión gene¬
ral con el Maestro ; y aunque en la relación de su vi¬
da, que hizo por obediencia al Confesor i dixo. que
tuvo muchas culpas de que acusarse, pero como su san¬
ta madre lo habia criado con temor de Dios, y le ha¬
bía favorecido tanto la Virgen Santísima, no habia co^
metidola mortal. Dexo de decir sus exercicios la no¬
che antes de profesar, que largamente lo refiere su Con-
B 4
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y flacos.
Jres ñoras de oración en diferente J «-o.
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da cna de .as Personas de ,a Sa„tS“^

al°e“” ““ d¡SC;plina cada h”a ¡ 1 a. fin cisi roda


noche paso sin dormir: pero ese mismo dia le Data¬
ron la devoción de este misterio las tres Divinas Perfo-
*as; porque ayudando á Misa á su Maestro de cu va
mano recit.io la Comunión vió en la w ^
á la Santísima t • • i j' ’ ° en a Hostia consagrada
« , , "íd ’ eSt° C!’ tres 8'oriosísimas Per-
’ “ "redro el Padre Eterno venerabilísimo de in
comprehensible hermosura, y a los dos lados e’l Hijo,
L J i "" ’ “ dos PersMas <» puriformes qU
se distinguían mas que en tener la Persona de Chris-
1° las señales de nuestra Redención en las cinco llagas
t‘ÍIai vf on h,z° después el retablo de la Sanrí-
n, e tr a , ’ q"e PUS° “ '«Iesia « Convento
paites dC L>W ’ y °'r0S q“e ma“dó pintar para otras

sahi7e“'d<S tan/uera de sí o»» Ia visión , que dixo no


sabia como pudo vivir con el grandísimo gozo que reci¬
bió su alma, junto con e¡ temeroso respeto que le cau-
so visión tan sobrecelestial , y que fue singular favor
t D¡os darle aliento para acabar de ayudar á Misa
Retiróse á la Capilla donde estubo dando gracias coa
n paiticulai don de lagrimas que le dió nuestro Señor
desde entonces por toda su vida , en todas las Misas, y »
omun 10nes , mientras estaba dando gracias. Vino al
Convento su hermano el Padre Fray Francisco á traerle
un habito nuevo para que profesase, que le había junta¬
do de limosna entre sus devotos: y queriendo el Maes¬
tro amar á Fray Pedro, dixo su hermano , no lo lla¬
men dexenlo, que está bien ocupado; y después . ha¬
blándole á solas antes de la profesión, lq dió el parabién
de

Tilfírt - j. !>.- -
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'• y A -i. .»
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r - • «
Libro I. Capitulo Vil. 2>
de los favores que nuestro Señor le había hecho,exhor¬
tándole á la perseverancia, y ponderándole las grande?
obligaciones que le corrían con el nuevo estado.

CAPITULO VII.
Jr *

Noticias del Convento de Quito, donde tomó el habito el


Venerable Padre Fray Pedro Urraca.

Era entonces una Provincia con la de Lima, la pri¬


mera que de todas las Sagradas Religiones hubo en el
Perú; pues la de Predicadores, mas antigua que la Se¬
ráfica, tuvo principio el año de mil quinientos quarenta,
siendo’ General de aquella Sagrada Religión el Reveren¬
dísimo Padre Maestro Fray Agustín Recuperato, por
Bula de Paulo III. dada á quatro de Diciembre de mil
quinientos treinta y nueve ; y la Provincia de nuestra
Señora de la Merced quatro años antes estaba fundada.
Antonio de Herrera , Escritor ilustre , dice , como el
año de mil quinientos treinta y siete ,el Padre Maestro -
Fray Francisco Bobadilla , Provincial del Orden de
nuestra Señora de la Merced, fue Juez entre el Gober¬
nador Don Francisco Pizarro , y el Adelantado Don
Diego de Almagro. Lo mismo afirma Garcilaso Inca en
sus Comentarios Reales, y esta hoy en el Cabildo de
aquella Ciudad de Lima el pleyto original ; con que
tres años antes estaba fundada la Provincia de la Vir¬
gen de la Merced, y había sido ya Provincial el Maes¬
tro Fray Miguel de Orenes, que fue el primero, con o
dice Garcilaso de la Vega , i. part. de su<■ Comentarios
Reales, lib. 2. cap. 17. foh 49. pag. 2. con que el año
de treinta y quatro ya tenia Provincial. Los primeros
Predicadores Evangélicos fueron el Venerable Padre Fr.
r' Fr- P홓
^bastían de fruxillo , primo del Conauist-dnr • » c„

S’::";
cios veces, w*?je
y vivió ciento °r> ■
diez añrc
y r-o r-
«c fotodilto, segundo Provincial, y 0'tra Jz ”"5““
“ VXWM» V nueve: Fray Juan Je la “ Va!
n as , de la primera nobleza de Salamanca , é hijo del
insigne Colegio de la Vera-Cruz „Ila „ / J 1

NveiiaEHSpaíla: ^ Di0^¿°decls-S
, j UL -» hijo del Convento de
nanir„, , ’ y. ™ J-ray Miguel de Santa María,
ín p de ^ misma Cu,dad y é hijo de aquel Conven¬
to, y May Antonio Brabo , el qtial celebró la primera
ÍCr se d::” cn 13 Cludad de Lima, como dice Gil
CI1C Teuro de esta Santa Iglesia. Muy luego
Tol A a Maestro Fray Juan de Barrios y
cn pid0-'’ T Convento de Granada, donde profesó

} uno de Septiembre. Hasta hoy ha corrido que fue hijo


.e onvento de Valladolid ; pero descubrió la profe¬
sión a su verdadera madre , que fue el Convento de
Lrranaua , el día , y año que diximos : era natural del
Lugar de los Barrios en Castilla , su apellido Toledo-
dioie la profesión el Maestro Fray Hernando de Agui-
era. Comendador de aquella Casa, siendo Maestro Pro-
vincial de Castilla, Andalucía , Portugal , y las Indias
el Venerable Padre Fray Alonso de Zurita , hijo y Co¬
mendador peipetuo de la Casa de Guadalaxara : entró
sujeto grande en edad, letras, y virtud; á dos años de
profesión le envió á la conversión de los Indios el Pro¬
vincial en compañía de Fray Marcos , y Fray Juan
Vardon ; dos Fray Juanes de Vargas , ambos insignes
Predicadores del Evangelio, y el uno glorioso Mártir de
Caristo : Fray Francisco de Cuevas , Fray Estevan de'
Cas-
Libro I. Capitulo V IT. 5 7

Castañeda, Fray Sebastian de Ricafont, !•<’. Ibego Mar¬


tínez, admirable en milagros, sobre gloriosas virtudes,
á quien aun en vida dieron el nombre de Santo Espa¬
ñoles é Indios : Fray Martin Robledo, Fray Juan de Sa-
lazar, y Fray Chistoval de Albarran , que padecieron
martirio, acompañando al Maestro Fray Juan Barrios,
en la conversión de los Indios del Paraguay , Rio de la
Plata, y Santa-Cruz de la Sierra. Fundó el Maestro Bar¬
rios la Iglesia del Paraguay. Vino á Castilla a dar cuen¬
ta al Emperador Carlos V. y presentóle por su primer
Obispo : consagróse en Toledo , año de mil quinientos
quarenta y ocho: no fue á ella, porque tratando de pro¬
moverse en Arzobispal la del nuevo Reyno, fue nom¬
brado por su primer Arzobispo, y allí murió año de. mil
quinientos sesenta y nueve.
El Convento de Quito , donde tomó el habito el Ve¬
nerable Padre, fue el primero que-de Religiosos hubo
en el Perú , pues le fundó con la Ciudad el Marques
Don Francisco Pizarro el año de mil quinientos treinta
y quatro. Fue Quito el primer pueblo que en aquel di¬
latado Imperio formaron los Españoles , en puesto de-
leytoso , y agradable, cerca de las orillas del, Rio Ma¬
taran. Es Quito la inferior Provincia del Perú : apenas
dista grado de la linea Equinocial, y la tierra.abundan-
te , muy parecida á España , con■ el Invierno y Veta
no á sus mismos tiempos : no hubo otra Iglesia en. al¬
gunos años. El de ¡quarenta y':uno se - fundó el de Sari
Pedro Mártir , de la Orden de Santo Domingo ; y el de
San Francisco y San Agustín el de mil quinientos se¬
tenta y tres , como se ve en Gil González, en el Teatro
de su Iglesia. Los primeros Conventuales fueron les san¬
tos Religiosos Fray Sebastian de fnixillo , Ftay VH
guel de• Orenes, Fray Juan de Vargas, inclyto Mártir,
y
mtmmm IHHHnBBEr

I*'
28 Vida del V. P. Fu. Pedro Urraca
y el mugroso Fray Diego Martínez, y Fray Migue! de
Santa
Santa María. El ObEnn
María. El rio Truxilin
Obispo de t-.-.h, y r .. ^
x ^ ,^ueí de
°e
Convento Fray Marti,íde Vítor “a h°o’de‘ll aZjf
cate nombre; pero este Padre fue de Catlt f
dado y fue Comendador, Insigne opera”‘ n \l 2t
con de los Gentiles, y el primero que reduxo i ,e ¡
lengua del Inga. No se le ha de quitar la Moría de Fun¬
dador al Santo Padre Fray Sebastian de Maíllo Casi
al mismo tiempo llegaron de Nueva-España los ¿adíe'
Fray Juan de Ulloa , Fray Pedro Muñoz , Fray Tuan
ya cn°Outona„’ Fray Miguel , que estaba
y Quito , muy parecidos los dos en la virtud v

rtsobíeZT^ ^ m¡lagr0S ’ ’ é impe¬


lí b . , Demomos que estaban apoderados de aque¬
llos miserables Indios, con que convirtieron muchos mi-
Iones y fueron tenidos por Santos en vida, y
e os atohcos. De Tierra-firme pasaron Fray Pe-
I' í-

Provindafde^hna^ FrandsC° Ximenez > fue terces


«'•rara

Dividiólos luego el Señor Don Francisco Pizarro In¬


signe lenhechor de la Religión por varias Provincias-
a, unos, por compañeros de los Conquistadores , á otros
para que con su predicación dispusiesen los ánimos de
quedos . Barbaros acia la parte de Puerto-Viejo fue el
apitan Pacheco y con él los Padres Fray Dionisio de
Casao, y Fray Miguel de Santa María, hijos del Con¬
vento de .Guadalaxara, y Fray Francisco Ruiz del de
Logroño ; convirtieron toda aquella Provincia : funda¬
ron a Villanueva de Puerto-Viejo, que está un grado de
la Equinocial a la parte del Sur, á doce de .Marzo , dia
de San Gregorio, y por eso el Emperador Carlos V le
dió después nombre de Ciudad de San Gregorio, fray
¿1 Dionisio fundo en el mismo día el Convento de su Or-
den;
Libro I. Capitulo VII- £9
den; y después por treinta años le gobernó Fray viigiR
de Santa María. Este Padre en el primer levantamiento
que hubo en aquella Ciudad, siendo solos siete los leales,
levantó vandera por su Magostad, y buscó armas; y e
los ochenta soldados levantados reduxo á muchos: con
que un Sabado de Ramos se prendió al Capitán Mora es
en nuestro Convento, que era la cabeza y quitándosela
Lunes Samo se apaciguó la tierra. Quando los Indios ce
la Puna mataron al Obispo Valverde, levanto anquen¬
to soldados en Puerto-Viejo Fray Miguel de -anta M -
ña; y con el Capitán Diego de Urbina castigo a los
culpados. Tuvo la Religión el gobierno espiritual de
toda aquella Provincia muchos años. El señor Obispo
Don Fray Alonso de Almendariz fue Doannero de
Manta , y quitó á los Indios el Idolo principal que te¬
nían escondido. Esto consta por la declaración juricica
del Capitán Rodrigo Gutiérrez Calderón , Encomendero
de Puerto-Viejo, y una información que hizo en aquella
Provincia el señor Obispo de Paraguay Don fray Mel¬
chor Prieto , siendo Vicario General del Perú.
Al Padre Fray Miguel de Orenes envió acia la par¬
te de Piura, que dispuestos con su predicación los In¬
dios se fundó en el sitio de Tangarara la Ciudad de San
Miguel de Piura, y el Convento á devoción del \ ene-
rabie Padre Fray Miguel: después se mudó la Ciudad á
otros dos sitios hasta gozar el que hoy tiene, siguién¬
dola siempre como la única Iglesia qug entonces tenia
nuestro Convento. Dexo por la brevedad de poner to¬
das las espirituales conquistas que salieron de este Con¬
vento de Quito, pues fueron todas las del Perú de núes-
tra Religión. .
Es el Convento uno de los mejores del Peni •» y i0Y
está adelantadísimo por el gran zelo de) Venerable Pa-
30 Vida del V. V. Fr. Pedro Urraca
die Maestro Fray Andrés de Sol í ’
cienda y reformación le igualó'con’ T "" edlfido’ ha"
,q„e, 4„„. Hizole, '«jX™ VZ
dre Maestro Fray Melchor Prieto, cabeza de Pmvioda'
hay en el estudio de Artes v Teolncríta „ riovincia.
Religiosos: frecuencia grande de toda ¡a Ciudaípor ta
sistencia de ios Religiosos al espiritual provecho de
las al,na, ittene mucha, Doctrina,, habiéndole losObit

Ckrigoá y ““ tiCaS para á lo.

Las reducciones á que han salido Religiosos de este


Convento son las mas de Tierra firme: la Provincia de
Anyerna, la de Cartago, y todo lo que toca á la Bav*
de ban Matéo al Puerto de Buenaventura hasta subir á
i, y a os Pastos. En la conversión de los Indios de /

opayan padecieron infinitos trabajos los Religiosos


Cap.taneados por el Padre Fray Diego Melendez , hijo*
de la Ciudad de Guadalaxara , y de su Convento : un
escendiente de su casa fundó el gravísimo Convento de
Carmelitas Descalzos en ella. Eran los Indios indómi¬
tos , comían carne humana, sin sujetarse á Caziques ni
querer rendirse a los Españoles, y en apretándoles que-
maban las casas, y se iban á los Montes. No padecie
ron menos en la reducción de Pasto: fundóse el Conven’
to el ano de mil quinientos treinta y nueve quando el
Capitán Lorenzo de Aldana fundó la Ciudad. Adoraban
los Indios de aquel parage al Demonio en horrible figu-
ra, teniéndolos persuadidos que habían de resucitar pa¬
ra reynar con el en un gran Reyno ; y para esto man¬
daba que con los difuntos enterrasen sus mugeres v
amigos;que disuadirles de este error costó gran trabaio

«e dicha Ciudad de Quito escribió al Emperador


Car*
Libro I. Capitulo VII. gr
Carlos V. Don Francisco Pizarro lo mucho que servían
á Dios, y á su Magestad los Frayles de la Merced, y
la exemplar vida que tenían , y quan de veras habían
emprendido la conversión de aquellos Idolatras. Pedía¬
le se sirviese de enviar mas Religiosos: con que á cuen-
ta del señor Emperador, y por orden del Provincial de
Castilla, fueron veinte y quatro Religiosos Sacerdotes,
cuyo Superior fue el Padre Fray Francisco de Cuevas,
de Alcalá. De los nombres y virtudes de los quince que
había conocido dio una relación jurada el Padre Fray
Blas de Atienza , de edad de setenta y tres años al Pa¬
dre Maestro Fray Melchor Prieto, Vicario General del
Perú,
Uno de los servicios grandes que han hecho á Dios,
y al Rey los Religiosos nuestros del Convento de
Quito fue la reducción de los Mulatos é Indios mon¬
taraces del Cabo de Pasado , cuyo origen fue de unos
Negros que venían en una nao de Panamá , y se hizo
pedazos en aquella costa, y ellos se metieron la tieira
adentro. Estos mezclados con las indias , procrearon
multitud grande de Mulatos ; sujetaron á los Indios,
sirviéndose de ellos como de esclavos. Dieron cuida¬
do , pero no era fácil su conquista por vivir en la¬
gunas , y tierras pantanosas , y en sierras agrísimas.
Emprendiólo el Santo Padre Fray Juan de Vargas, na¬
tural de Sevilla , sin mas armas que una Cruz , y su
Breviario ; los amansó de manera, que llevó á los prin¬
cipales á la Ciudad de Quito , siendo Presidente el
Doótor Barros ; y la Audiencia para acariciarlos , los
hizo bestir unas camisetas de seda ; y en concurso de
toda la Ciudad los recibieron en caballos con lanzas en
las manos; y por estar ya catequizados , los bautiza¬
ron en nuestro Convento. Volviéronse llevando otros
com-
32 Vida del V. P. Fr. PedroUrraca.
compañeros el Padre Vargas ; y reducidos á nuestra
santa Fé los sacaron de aquellos arcabucos, y los jun¬
taron en dos pueblos , uno de Indios , y otro de Mu¬
latos : de estos fue Doctrinero el Padre Maestro Fray
Diego de Velasco , hijo del Convento de Madrid , que
en las Indias , en Italia , y en el Africa fue ilustre Mi¬
nistro del Evangelio , leal vasallo , y piadoso Reden¬
tor. En su tiempo fueron los mas principales al Con¬
vento de Puerto-Viejo el año de mil seiscientos diez y
seis á dar la obediencia al Padre Vicario General,que
era el Reverendísimo Padre Maestro Fray Melchor
Prieto ; y escribe en las relaciones que nos dexó , que
fueron de gala , llevando agugereadas las narices y los
labios, de donde colgaban unos botones de oro , y de
ellos pendían unas cintas que entraban por los tala¬
dros de los labios , y caían sobre la barba , y con gran
presteza los apartaban para beber. Están hoy tan do¬
mesticados , que habiendo dado algunos navios al tra¬
vés en sus costas , ayudan á sacar la hacienda , y acu¬
den con bastimentos ; quando autes se comían los na¬
vegantes , robando quanto llevaban : todo esto se debe
al zelo de los Religiosos del Convento de Quito.

CAPITULO VIII.

Prosíguese la misma materia.

De esta casa salieron los Religiosos que fundaron los


Conventos del Pará, y Marañon en las costas del Bra¬
sil , quando el año de mil seiscientos treinta y nueve
se apoderaron de las costas y puertos principales del
Brasil los Holandeses , y embarazaron con sus poderosas
armadas el comercio con Portugal ; con que en las pa¬
bla-
Libro L Ca pituio VIII. 33
blaciones del gran Pará , que están á las costas del rio
de las Amazonas , el mayor que se conoce en el mun¬
do , pues tiene de largo hasta el fin de su corriente mas
de mil trescientas cinquenta y seis leguas , y en su cir-
cumferencia quatro mil. Desagua en el Occeano con
ochenta leguas de boca , haciendo varias y hermosas
islas en que poblaron los Portugueses. No habla en
ellas Convento de Religiosos : son estériles de 010 y
¿ylata : la comutacion de unas cosas con otras es la mo¬
neda de aquellos parages. Faltaran los Sacerdotes, con
que afligidos los Católicos Portugueses determinaron
ir por el rio arriba hasta el Perú por navegación no
conocida mas que por las noticias que escribió el Padre
Acuña : llegaron después de inmensos trabajos á la
Ciudad de Quito el año de mil seiscientos treinta y
nueve.
Era Obispo Don Fray Pedro de Oviedo : y desean¬
do satisfacer á la religiosa petición , lo solicitó con el
Clero y con las Religiones. Ofrecióse nuestro Convento
al christiano desempeño. Muchos fueron los Religiosos
de él que se presentaron al Obispo ; con que pudo es¬
coger los que parecieron mas á proposito. Tuvo la
suerte el Venerable Padre Presentado Fray Alonso de
Armijo , natural de Quito , que habia vuelto de Es¬
paña , donde el ano de mil seiscientos treinta y quatro
vino Procurador de las Religiones de aquel Reyno,
Varón doélo , religiosísimo , y Apostolice Predicador,
sumamente pobre y zelosísimo de la honra de Dios.
Apenas conocía las monedas , con que no estrañaria la
tierra donde iba , ni tendría cosa que le doliese dexar
en su celda. Escogió por compañero al Venerable Pa-*
dre Fray Pedro de la Rúa , que desde entonces se lla¬
mó de Santa María por devoción de la milagrosa Ima-
>
C gea
34 Vida bel V. P. Fr. Pedro Urraca.
gen que dexaba en su Convento. Era natural de la Pu¬
na , que había trabajado muchos años con grandes tra¬
bajos en la enseñanza de los Indios; de buena salud y
acostumbrado á sufrir las incomodidades de contrarios
climas , y destemples de tiempos y tierras varias y di¬
versas. Acompañáronles dos Religiosos Legos. Dióles
el Convento los ornamentos necesarios , y campanas;
el Piovincial licencia para fundar Conventos, y dar
hábitos ; el Obispo su bendición , reliquias, cruces de
plata , y algunas Imágenes. A las primeras jornadas les
alcanzaron un Religioso Sacerdote, y un Lego- del Or¬
den de San francisco , y otros dos Sacerdotes de la
nuestra , llamado el uno Fray Juan Carrasco , Español,
natural de Alfaro. Murieron en aquella larga y penosa
navegación el Sacerdote de San Francisco , y dos de
los nuestros. El Religioso Lego de San Francisco vino á
España á solicitar con sus Prelados , y los nuestros Mi¬
nistros que ayudasen. Empezaban entonces las guerras.
Portugal. , con que no. tubo, efeéto aquel santa
deseo.
Halláronse solos en campo tan fértil, con que em¬
plearon bien el talento que Dios les habia comunica¬
do, Administraban los Sacramentos á Portugueses e In¬
dios : el Lego que era de muy buen talento, hacia va¬
rias entradas en las tierras de Indios Itabos , catequi¬
zándolos , yendo los Sacerdotes corriendo á tiempos la
tierra para bautizarlos. Fundóse el Convento del Pará:
dieron hábitos ; y viniendo á España , por el embarazo
que diximos, no pudieron llevar de.Castilla mas que
los libros de la Religión y ornamentos , y algunos Re¬
ligiosos Novicios de Lisboa, que se han criada coa
grande observancia : murieron aquellos primeros Reli¬
giosos con crédito de Varones Apostólicos. Al Santo Pa¬
dre
i
\

Libro L Capitulo VIIL 35 X L

áre Presentado Armijo le sepultó el rio de las Amazo¬


nas yendo á descubrir algunas tierras de Gentiles pa¬
ra predicarles el Santo Evangelio. El Padre Fray Pe-;
dro de Santa María , volviendo de Lisboa con Novi¬
cios que había recibido , le llamó Dios para darle el
premio , en la Ciudad de San Luis del Marañon : no
tenia entonces Convento la Religión , y asi se enterró
en el de nuestra Señora del Carmen : no habiéndonos
querido volver el cuerpo por decir es de un Varón
Santo.
. El año de mil seiscientos cinquenta y uno el Padre
Fray Marcos de la Natividad , hijo de un Caballero
Conquistador , fundó en la Ciudad de San Luis , su pa¬
tria , cabeza del Estado del Marañon , nuestro Conven¬
to : entre los Sermones del Padre Antonio de Vieyra,
está uno de nuestro Padre San Pedro Nolasco , predi¬
cado en la translación del Santísimo á la Iglesia nueva.
En la Villa de San Antonio de Alcántara , orilla del
rio Marañon , en la Tierra-firme , se fundó otro Con--
vento con la advocación de la Virgen de las Mercedes.
Después Lorenzo de Acosta Rodoballo , muy rico , y
sin hijos , por persuasión de Manuel Viquiman, hijo de
un Caballero Alemán , y de una señora Portuguesa , na¬
tural de Lisboa , muy devoto de la Religión , dexó á
¡s
la Orden su hacienda con calidad que habia de fundar
f
un Convento á las orillas del rio Miarí y donde se iba
haciendo una gran población de Portugueses. Y el
año de mil seiscientos sesenta y nueve estaba en la
fundación el Padre Fray Marcos de la Natividad. Hay
en todos los Conventos nuestros famosa música con 1 j
que se celebran con gran solemnidad los oficios Di¬
1
vinos. El Reverendo Padre Maestro Fray Juan de la
Madre Dios , doéto f gran Predicador , y zeloso, era
C2 Co-
36 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
Comisario General , y asistió en el Capitulo General
que en diez y ocho de O&ubre se celebró en Valencia
el año de mil seiscientos setenta.
La Imayen de nuestra Señora que está en el Altar
mayor del Convento de Quito , que tantos favores hizo
al Venerable Padre Fray Pedro Urraca , es la mas mi¬
lagrosa de aquella Ciudad : solo referiré un suceso , de
que se dió cuenta al Real Consejo de Indias ( pidiendo
a los Venerables Padres de aquel Convento , nos dén
aviso de los demás , y de las cosas ilustres de aquella
Casa , y obras heroycas de sus hijos , para poner en
las Crónicas de la Religión.) La Santa Imagen es de
piedra , labrada con gran primor. Reventó los años
pasados un bolean cerca de la Ciudad de Quito ; y
aunque las piedras encendidas que arrojó cayeron ácia
la mar , la ceniza que bomitó sobre la Ciudad era tan¬
ta , que sin bastar diligencia arruinaba los edificios:
llenáronse las calles , dexando cerrados en sus casas los
vecinos, donde la hambre y sed los atormentaba : hi¬
cieron quantas diligencias humanas y divinas ofrecía
la necesidad ; sacáronse varias Imágenes : hubo devotí¬
simas procesiones ; pero no se templaba el enojo de
nuestro Señor. Determinóse la Ciudad sacar la nuestra:
juntóse todo el pueblo, descalzos , con sogas á la gar¬
ganta , y con otras muchas señales de penitencia. Lle¬
garon al Altar los Alcaldes y Regidores , pero no pu¬
dieron mover la Santa Imagen : levantó un lastimoso
alharido el pueblo pidiendo fuesen Sacerdotes ; pero
aunque llegaron muchos no quiso Dios se moviese la
Imagen de su Madre. Estaba junto á la puerta un
Religioso Lego , que servia á la Madre de Dios , llo¬
rando el universal desconsuelo ; poique la lluvia de ce¬
dizas no cesaba ; la luz del Sol había muchos dias que
5 no
Libro T. Capitulo VIH. 37
no se veía , y parece que cerraba Dios las puertas de
sil misericordia. En este ahogo el Padre Maestro Fray
Alonso de Ainbia , Varón de vida inculpable , y Pie-
dicador Evangélico , Comendador de aquel Convento*
movido sin duda del Espíritu , dixo en voz alta : Her¬
mano Fray Alonso, (llamando al Lego que diximos) ven¬
ga acá , que podrá ser que para obstentar su mayor
misericordia haga mercedes la Virgen á los mayores
pecadores : llegaron los dos * y con asombro de todos,
siendo la Imagen de piedra , pareció de pluma ; por¬
que la sacaron con la facilidad que si fuera de cartón,
y la llevaron hasta la puerta de la Iglesia, conde vol¬
vió á repetir su inmovilidad.
Hizo el Padre Comendador una platica diciendo
como la Virgen no quería salir de su Casa.; que pidie¬
sen alli misericordia con humildad; que se previniesen
á recibir sus favores con adiós fervorosos de dolor; y
diciendo entre las lagrimas de todos el de contrición
sucedió de repente ver caer la ceniza mezclada con
agua; creció con tanta fuerza la lluvia que labó los te-
xados, y limpió las calles, sin que quedase en parte al¬
guna de la Ciudad señal de ceniza: cesó la agua, y des¬
cubrióse el Sol; volvieron á la Santa Imagen á su Tro¬
no, no desocupándose en toda la noche la Iglesia de los
muchos que daban á Dios gracias. Hizo voto la Ciudad
de celebrar el dia de la Natividad , viniendo á nuestro
Convento descalzos, cantando la Misa el Obispo. Exe-
cutóse algunos años , viniendo en procesión y descal¬
zos hasta que se conmutó la descalsez en el dote de dos
doncellas huérfanas ,que vienen aquel dia á nuestro Con¬
vento en procesión; y acabada la Misa les dá la Ciudad
la ofrenda: Infinitas son las maravillas que de esta mi¬
lagrosa Imagen en común oimos.
C3 De-

38 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.


Demás de los Religiosos que nombramos, no es jus¬
to borre el silencio la memoria del Venerable Padre Fr.
Gaspar de Torres, de quien la Real Audiencia escri¬
bió á la Magestad de Felipe Segundo : "El Venerable
»Padre Fray Gaspar de Torres, de la Merced , Varón
w verdaderamente escogido de Dios para convertir almas
”á su Fé ” Hizo diversas Misiones , saliendo de su Con¬
vento de Quito á las Provincias de los Cayapas, y Bar-
bacosas , Indios barbarísimos; entrando tan ageno de
comodidades, que iba a pie, y en partes descalzo , sin
cama, ropa, ni prevención de sustento alguno, toda su
compañía, y consuelo, era el Breviario, y una Imagen
de la Madre de Dios. Con su predicación , y exemplar
vida, reduxo inumerables almas á Dios. En este Con¬
vento tomó el habito, y profesó el Padre Fray Pedro,
como veremos en el capitulo siguiente.

CAPITULO IX.

De como profesó Fray Pedro, y procuró imitar Ja vida


de nuestro Padre San Pedro Nolasco.

Es la Profesión Religiosa uno de los aríos mas heroy-


eos que puede hacer el hombre; es una voluntaria muer-
te, a quien ia Escritura llama preciosa en el Señor , y
debe tener de muerte la calidad, de que el mundo se
acaba para el que profesa , y el Religioso también se
acaba, y muere para el mundo. Según la dofirina de
San Pablo, capitulo b. ad Galat. Vers. 14. JVlihi vnundus
crucifixus est, & ego inundo. Quizás por esto al Reli¬
gioso Abel le puso Adan este nombre , que según Jo-
sepho significa esto es nada. (Titulo que venia mas bien
para Cain pecador) ó porque tan antiguo es en el mun¬
'V do
3
£
r •

Kk¡r
Libro I. Capitulo IX. 39 v
do como esto tener en nada á los siervos de Dios; o
porque en la casa , fuera del primogénito y mayoraz¬
go, todos los demás hijos son nada : ó porque no ha¬
biendo de tener el casto Abel sucesión, y descendencia,
sus padres le estimaron por muerto, y como si no fue¬
ra; que esta es la razón que dá Josepho. Tales imagina
el mundo á los Religiosos; pero en esa misma gradua¬
ción deben ellos poner al mundo.
Bien mostró nuestro Padre Urraca estar en esta doc¬
trina el dia de su profesión ; pues dexó hasta el nombre
de casa de sus padres; y como la devoción del inefable
misterio de la Santísima Trinidad era tan antigua
en su corazón , y los favores que había recibido tan
recientes , como se dixo en el capitulo pasado , quiso ser
llamado Fray Pedro de la Santísima Trinidad. Profeso
el año de mil seiscientos y cinco en manos del Venerable
Padre Fray Juan de León , Comendador de Quito , a
dos de Febrero , dia de la Purificación de nuestra Seño¬
ra, señalado entre todos los del año para nuestra Sagra¬
da Religión, por haber baxado la Virgen Santísima acom -
pañada de Angeles á cantar los Maytines al Coro de
nuestro Convento de Barcelona.
Aquella tarde, con licencia de su Maestro, se baxó
á la Iglesia; y puesto en el mismo rincón donde por se¬
ñas le ordenó aquella Santa Imagen tomase el habito de
su Religión , la empezó á dar gracias de la piedad que
con él había usado. Aqui le habló la Reyna de los An¬
geles , exhortándole al cumplimiento de lo que habia pro¬
metido, y ofreciéndole de nuevo su asistencia. Estando
en lo mas dulce de tan singular favor tocaron á May¬
tines : y besando á toda priesa el suelo, se levantó , y
con una devota sencillez dixo á la Virgen: 'CA Dios Se-
«ñora, que voy á Maytines , donde me llama la obe-
C 4 «dien-
40 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
«diencia;” y la Santa Imagen, como calificando su ob¬
servancia , le echó su bendición al hincar la rodilla co¬
mo había hedió la vez primera.
. Reconoció después de su profesión las obligacio¬
nes del nuevo estado , y dobló los exercicios de oración
y mortificación, no durmiendo mas que tres horas cada
noche sobre una tabla, ó en la peana de la Capilla del
oviciado, que fue, como diximos, su ordinaria cama
el tiempo que estuvo en Quito. Dispertaba á poco mas
de las tres, de que hizo para lo restante de su vida cos¬
tumbre; y si alguna mañana duraba el sueño, le recor¬
daba el Santo Angel de su guarda, diciendole: Pedro, ya
es hora ; levantábase al punto , no gastando tiempo en
vestirse, pues desde que tomó el habito hasta su muer¬
te no^ se desnudo , sino fue para la forzosa limpieza.
Leía á la luz de Ja lampara del Oratorio la vida del
Santo de aquel dia: recogiase luego á la meditación de
sus virtudes;sacaba proposites de imitarle; pedia á Dios
su auxilio para que fuesen eficaces, y mostró la perpe¬
tua execucion que le oía su Magestad : llegó en este
exercicio á conseguir tal habito, que sabia desde el pri¬
mer dia al ultimo del año, qué virtudes correspondían
con especialidad a cada uno, según las que mas habían
sobresalido en el Santo á quien se dedicaba, diciendo:
vhoy es de penitencia , mañana de oración , esotro de
«silencio y retiro:” con que en los ojos de Dios debió
de obrar como muchos.
Luego que profesó puso la mira y atención en la
observancia de los quatro votos , y cumplimiento de la
regla, que es el camino cierto donde no puede haber en¬
gaño , ni error : que esto de dexar la regla quien está
obligado á seguirla, y buscar nuevas sendas para cami¬
nar á la perfección , no es sino huir de ella, tras de la
■ : pro-
Xjibro X. Capitulo IX* 4l
propria voluntad con gran peligro de perderse. Pedia
Fray Pedro á la Virgen Santísima que asi como con su
favor no habia quebrantado los Mandamientos déla Ley
de Dios, le alcanzase auxilios para guardar su regla, y
votos. Bien se le lució la petición ; pues en mateiia ce
obediencia fue siempre un dechado de los mas rendidos,
en la pobreza fue raro y singular; pues habiendo mane¬
jado tan inmensa suma de bienes, como le dieron sus de- .
votos , y se verá en el curso de su vida, jamás se le co¬
noció sino un habito viejo puesto, y otro para remudar,
entrambos de cordellate el mas basto , y dos turneas,
despreciando los bienes de este mundo, que quien tiene
el Sol á los ojos siempre echa la sombra á las espaldas.
En la castidad pareció un Angel; y en el voto de redi¬
mir cautivos tuvo siempre deseos ardentísimos de cum¬
plirle, y poner su vida porque se salvasen, haciendo to¬
dos los dias oración particular por ellos , no dexando
pasar ocasión de solicitar limosnas para su redención, _
siendo muchas las que juntó, y se dieron por su medio.
Para guardar mejor su regla y votos , tomó por exem- »
piar y dechado la vida de nuestro Santísimo Padre San
Pedro Nolasco, trabajando en la imitación de sus he-
royeas virtudes. Aqui le hizo uti singulai favoi nuestio
Santo. Habíale dicho su Maestro de Novicios que para
ser verdadero hijo de la Virgen de la Merced había do
Imitar á su santo Patriarca; ocasionóle gran desconsuelo
ver no se sabían entonces de la vida de nuestro Santo
Patriarca, mas que algunos prodigios que conservaba la
tradición; que eran mas favores de Dios, y de su Ma¬
dre, que obras del Santo. Muchos dias paso batallando
en estos deseos , pidiendo á la Virgen dispusiese llega¬
se á sus manos algún libro donde pudiese ver sus he-
royeas virtudes ; teníalas Dios por entonces ocultas;
con
4- ^ ida del V. P. Pr. Pedro Urraca
con que no se había escrito nada en particular. Gastó
en esta suplica muchas horas de oración; aplicó no po¬
cas disciplinas , con que vino á conseguir saber lo del
libro mas cierto, qual es el de la eternidad. '
El caso fue, que levantándose una vez á la hora
acostumbrada á leer la vida del Santo de aquel dia , di-
*?' , "íadre de Dl0sI con quanto mas gusto leyera yo
”Ia de mi Sant0 Padre¡” Al punto oyó junto á sí una
voz muy suave, que le dixo: "Atiende Pedro , oye la
vida de tu Padre:” y empezando por la virtud y no¬
bleza de los del Santo, por los deseos de tener un hijo
y como les dió Dios á Nolasco en premio de la caridad
grande que tenían con los pobres, y de las muchas ora¬
ciones que habían hecho, y sacrificios que habían ofre¬
cido ; y fue prosiguiendo por todos los pasos milagrosos
de su vida; y como había sido Sacerdote, que todo dic¬
tándolo él lo escribió su Confesor ; y llegando después
as Crónicas, y otros libros, se halló lo que el Santo ha¬
bía dicho; y otros pasos que no se leían en aquellos li¬
bros como era el que mientras duró su primera Misa
se vió sobre su cabeza visiblemente el Espíritu Santo en
forma de una blanca paloma; y otras cosas muy singu¬
lares que hasta ahora no ha manifestado Dios , y por
eso, ni aqui, ni en la vida del Santo Patriarca las pone¬
mos; y preguntándole, ¿si habia comunicado con algu¬
no aquellas cosas? respondió que nó: porque le dixo su
Samo Angel: “Todoesto lo tiene oculto Otos para su
«tiempo, y que se habia ajustado á la voluntad del Se-
»ñor. Confirmábase en el amor de la virginidad, de¬
seando padecer mucho por guardarla ; que como no le
afligía el Demonio con tentaciones de este genero des¬
de aquel lance que referimos en el capitulo quinto, pa¬
recíale que no tenia mérito en ser casto. Ardia en de¬
seos
i Libf.o I. Capitulo IX. 43
seos de la mortificación y penitencia , considerando quan
raro había sido en este genero su Santo Patriarca. Lle¬
vábale mucho la devoción que nuestro Padre tuvo con
la Santísima Cruz , que se arrebataba freqüentemente
solo con mirarla. Y para imprimirse Fray Pedro mas en
esta devoción hizo una singular penitencia. Envióle su
hermano una limosna, por medio de su Maestro, v con
su licencia hizo hacer una Cruz de yeiro de ties dedos
de ancho , y una quarta de alto, con treinta y tres púas,
en memoria de los treinta y tres años de Christo Re¬
dentor nuestro , y un dia se la ponia en las cspaluas,
y otro dia en los pechos.
Hizo cinco géneros de disciplinas, una de tres ia--
males de eslabones de yerro, esquinados ; prenda que
heredó su Confesor, y dice , que la guarda con mucha
estimación. Con esta se azotaba en reverencia de la San¬
tísima Trinidad: otras de cinco ramales de yerro , co¬
mo la primera, en memoria de las cinco llagas. Otra
de siete, y con esta se azotaba por los pecadores. Otra
de quince de alambre, en reverencia de los quince mis¬
terios gozosos, dolorosos y gloriosos de la Virgen. Otra
de treinta y tres, también de alambre, en memoria de
los treinta y tres años de Christo Redentor nuestro.
Hizo también dos manecillas de yerro con púas, para
los morcillos de los brazos, de dos dedos de ancho, es¬
crito en la una: soy esclavo de mi Dios : y en la otra;
soy esclavo de mi Señora la Madre de Dios: estas eran
sus delicias.
Empezó á imitar á nuestro Padre tan rigurosamen¬
te en la virtud de la abstinencia , que á exemplo suyo
ayunaba á pan y agua Lunes , Miércoles y Viernes to¬
do el año ; y llegó á tanta moderación que se estaba
uno, dos y tres dias seguidos sin comer, ni beber mas
que
44 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca»
que el lavatorio de la Misa. En esta virtud alcanzó este
siervo de Dios tan grande hábito , á imitación de núes-,
tro Santo Patriarca, que en la Semana Santa, de Lunes
á Miércoles , no comía sino pan y agua ; y desde el
Miércoles al Domingo de Resurrección, no tomaba co¬
sa alguna de sustento con la Sagrada Comunión del Jue¬
ves Santo , y después de ella tres tragos de agua en me¬
moria de ii Santísima Trinidad , se pasaba sin desayu¬
narse hasta el Domingo después de haber comulgado,
hallándose tan seca la garganta al pasar la forma, que?
era pieciso ayudarse del lavatorio ; porque tenia los
fauces de la lengua como un pergamino seco , parti-
cularmente los primeros años : continuó esta morti¬
ficación toda su vida , como veremos en el curso de
ella.
Como sabia quan grata había sido á nuestro Señor
la oración continua de nuestro Santo Patriarca, y los
inumerables favores que alcanzó por medio de ella , era
tan continuo en este exercicio que pasaba las noches
en la Iglesia en presencia del Santísimo Sacramento, y
de aquella milagrosa y devotísima Imagen de María,
siendo pocas las que no le procurase inquietar el Demol
nio con visiones , aporreándole al entrar ó salir. Allí
vio muchas vcv.es Animas del Purgatorio , unas penan—
do, y pidiéndole sunagiosj otras gloriosas, que venían
á rendirle gracias.
Enternecíase mucho en aquel paso de la vida de
nuestro Santo Padre, cuando impedido de los muchos
achaques que de sus viages sin comodidad, y del rigor
grande de sus continuas penitencias, se le hablan oca¬
sionado , no pudiendo salir de su celda , ni moverse
para ir al Coro , baxaban Angeles , y le llevaban en
brazos. Deseaba nuestro Fray Pedro ver rendido su
cuer-
Libro I. Capitulo IX: 45
cuerpo á fuerza de penitencia y trabajos; Pedíale á
Dios , por intercesión de su Santísima Madre , que lo
consiguiese ; y vínolo á alcanzar tan á satisfacción de
su espíritu como veremos adelante.
Considerando aquellas ansias con que su Santo Fun¬
dador deseaba el aumento espiritual y temporal de sus
Conventos ; aunque muchacho , se descubrían en el fer¬
vorosos deseos de aumentar el suyo , haciendo quanto
en aquel estado podía , que continuo después en los
Conventos donde vivió, en especial el de Lima , donde
asistió mas tiempo. Que á los Varones Santos , no solo
deben las Religiones el aumento espiritual, sino el tem¬
poral , por lo mucho que puede el buen exempio , y
como todo lo dá Dios , quiere que pase por mano de
sus amigos.
Luego que profesó siguió sus estudios comenzados
en el siglo siendo Colegial : estudió en la Religión la
Sagrada Teología y en que lució mucho , aventajándose
á sus condiscípulos. Pero para esto fue menester se lo
mándasela obediencia; porque su deseo era ocuparse en
los oficios serviles y humildes del Convento por no
llegar al Sacerdocio , de que se juzgaba indigno. Fue
particular consuelo de su alma que lo primero que es¬
cribió en la Aula fuese el tratado del misterio de la San¬
tísima Trinidad , * habiendo precedido que ese mismo
dia al comulgar habia visto en la forma consagrada
aquel misterio como el dia que profesó.
En estos estudios , y en los exercicros , y modo de
vida referida , pasó Fray Pedro, sin descaezer ; antes
bien creciendo mas en la virtud desde el año de su
profesión : hasta que acercándose los de sus orde¬
nes , y aumentándosele los temores de ordenarse^ , se
ocupaba en los oficios de Portero , Despensero, o Sa-
V "A ^ V* P- Fr- P^*o Urraca.
cm an sin dexar desde que profesó de acudir todas las
noches a May unes , y a Prima ; y era preciso hallarse
en todo porque pasaba las noches en la Iglesia. Aquí
hemos de hacer una digresión de un viage que hizo
cedieran ’ Por Ios casos raros que en él su-

" Declfró «te siervo de Dios que su principal


«Maestro de Novicios había sido el Santo Angel de
»su guarda , que cada dia le enseñaba lo que había de
«compara agradar á Dios , y cumplir con aquel es-,
”tado' Este fue d que dixo á su Confesor le dió luego ;
que tomo el habito la Crónica de la Orden , para
que leyese su milagrosa fundación y progresos glorio¬
sos en tiempo que aun no estaban impresas ; y se co¬
noció en que antes que en España saliese con claridad
a vida, y martirio del glorioso Doftor San Pedro Pas-
qual ni se hubiese concedido rezo al Ínclito Cardenal
an Ramón , habia hecho labrar á un insigne artífice
dos Imágenes de los dos Santos , diciendo "eran para
” evar en la procesión quando les diese rezo la IgJe-
”sia , y que del segundo no lo alcanzada él;” que eso,f
y mucho mas que ignoramos leería en aquella Crónica
verdadera que le mostró su celestial Maestro.

CAPITULO X.
,V>

Sale Fray Pedro a pedir una limosna para el Convento^


y le suceden casos raros en este viage.

"R
Justaba entonces el Convento de Quito muy pobre y
no con el lucimiento de hoy , debido á la diligencie! y
zelo del Venerable Padre Maestro Fray Andrés de Sola-
7 como se juntaban la necesidad del Convento, y los
de-

;inM ,.?V*
*■ ÉV ' , . T ~ r!. ■

,'X

. -s
Libro I. Capitulo X. 47
deseos de Fray Pedro , de los aumentos de su casa , y
de la Religión , fue fácil que el Prelado le encomendase
la limosna de aquel año. También fue disposición de
Dios para que los rayos de la virtud de Fray Pedro
saliesen de las paredes de la Religión para el aprove¬
chamiento de los próximos. Este viene á ser el camino
que hacen los siervos de Dios con los seculares , dan¬
do bienes espirituales por los temporales que reciben.
Como lo pondera nuestro Padre San Agustin sobre
aquel verso del Psalmo 80. Summite Psctlthum * & da¬
te tympanunu Si los Religiosos salen á pedir , también
van á dar; y quien gana son los.que los socorren , por
lo mucho que va de los bienes espirituales á los tem¬
porales.
La tarde antes de salir previno Fray' Pedro el
axuar de su viage ; que todo paró en una taleguilla ó
bolsa de cuero en que puso el Breviario y quaderni-
llos * y dos libros espirituales , sus disciplinas y silicios.
Pasó aquella noche en exercicios y oración , pidiendo á
la Virgen Santísima le amparase en aquel viage. Tuvo
una visión de unas luces como estrellas , y una hermo¬
sísima en la frente de la Virgen , otra en la frente del
Niño Jesús * y otra en el corazón de una Imagen de
pintura de nuestro Padre San Pedro Nolasco, que esta¬
ba en el Altar mayor. Estas luces á ratos se le venían
á los ojos deslumbrándole , y otras veces tiraban sus
rayos ácia el corazón , llenándole de gozos celestiales*
de que participó toda la noche ; aunque procuró el
Demonio perturbarle muchas veces con un temblor fin¬
gido , y otros ruidosos hechizos.. Comulgó por la ma¬
ñana , y salió después de medio dia , recibida la ben¬
dición de su Prelado. Un santo Clérigo muy devoto y
bienhechor de nuestra Religión le dio una muía en que
fue-
48 Vida del V, P, Fr,Pedro Urraca,
fuese , y el Convento un Indio Yanacona ; pero esta
conveniencia de portante , y criado antes le sirvió de
mortificación y mérito, que de comodidad y descanso^
.porque poniendo el cuidado en la imitación de la vida
de nuestro Padre San Pedro Nolasco , que caminaba á
pie al juntar limosnas de redención , y al visitar sus
Conventos : quiso Fray Pedro ir á pie desde la prime-»
ra jornada , haciendo que el Indio subiese en la muía,
y no permitiendo que le llevase aun el Breviario. Tuvo
aquella noche los pies muy doloridos; y atribuyéndolo
a que lo habían causado los zapatos , se los quitó el dia
siguiente , muy gozoso , por imitar en todo á su Santo
Patriarca , que caminaba también descalzo. No llegaba
á parte donde no le hiciesen muchos agasajos. Iba re¬
cogiendo las dos limosnas, la de la redención , y la del
Convento , y hallaba en todas partes muy dispuestos
los ánimos de los Españoles é Indios para dárselas*
Caminaba un dia por una sierra muy fragosa ; y
como en aquel parage hubiesen sucedido algunos casos
raros en hallazgos de minas , cada piedra prometía un
tesoro ; especial en aquel tiempo en que no estaban tan
apurados de la humana codicia aquellos montes. Vi*
nole á Fray Pedro un pensamiento de que si hallase
entre aquellas peñas plata , podría con ella redimir mu¬
chos cautivos , labrar su Convento de Quito , y dexarle
alguna renta para que sustentase muchos Religiosos
que pudiesen repartirse á la conversión de los Indios,
y quedar para las alabanzas de Dios en el Convento : y
como la fantasía no tiene límite, también guardaba para
remediar muchas necesidades. Dexóse llevar un rato
de esta vana imaginación , sin advertir en ello , y se¬
ria cerca del medio dia quando los ardores del Sol ce¬
bándose en las peñas las tenían hechas asquas , siendo
el
Libro I. CAnTULO X. 49
él parage debaxo de la linea; con que le fue forzoso re*
tirarse á una media cueva que hacian las peñas; y re¬
cogiéndose en ella , dexando alvergado el Indio en una
mata cerca de alli, se puso de rodillas á tener ora¬
ción , sin poder desasirse de aquella importuna ima¬
ginación del tesoro. Quando vio junto á sí una piedra
redonda , lisa y resplandeciente como un espejo , tan
bien torneada como si fuera de bolos : como estaba en
aquella imaginación , se levantó con admiración á ver-
la , y cogióla en las manos, y se le dividió en dos par¬
tes , quedando cada mitad en la suya , y en la una
ún gusano como de seda de hermosas colores: quedóse
estrañando lo que sucedía , quandó oyó una voz que le
dixo : "Esos son los tesoros de tierra : quien sustenta
»ahí ese gusano , remediará tu Convento, y cuidará de
>,los pobres cautivos.” Propia voz de Dios, corregir y
favorecer con el mismo golpe! Volvió en sí * reconoció
el yerro de haberse dexado llevar de aquella vana ima¬
ginación , y cubierto de lagrimas dixo :"Dio& r»iorvos
fosólo sois el verdadero tesoro, perdonad,Señor , mi ne-
^cio é inadvertido zelo:” y juntando la bola la puso
en el suelo , y la vió tan cerrada como antes , sin des¬
cubrir en ella raya , ni señal por donde se hubiese
abierto. "Señor , añadió, mucha demonstracion ha sido
?>esta para corregir mi error : grande ha sido mi cul-
9} pa , menester es hacer mucha penitencia:’" y sacan¬
do la mas cruel disciplina salpicó las piedras de la
cueva con su sangre, saliendo , sin aguardar á comer
de entre aquellas peñas , donde decía para su confu¬
sión , había triunfado de su discurso el enemigo, y dexó
para nuestra confianza una lección de desengaño , que
en todas partes hay riesgo ,y en ninguna vive el des¬
cuidado seguro*,
D No
i

50 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.


No dexo un punto en este viage sus exercicios; que'
no es la menor destreza de un espíritu conservar la
vida contemplativa entre los afanes de la adtiva : es me-
nestei mucho, espíritu para andar entre los seculares»
Pidió Eliseo á Elias su espíritu dojalado. antes de par¬
tirse ; quizás porque Eliseo se quedaba acá en el mundo,
y Elias iba al Paraíso á tratar con Angeles ; y el que
ha de quedar en un mundo como este ha menester
un espíritu doblado» Quántas veces vimos salir con fe¬
licidad del puerto de su retiro á muchos que volvieron
derrotados , ó totalmente se perdieron.. Hay del Varón
espiritual que en la conversación temporal dexare de
las manos el timón de sus. exercicios! Nuestro Fray Pe¬
dro multiplicaba los ratos, de oración , y no la perdía
un punto en los caminos , valiéndose de la soledad,
que es su mayor amigo. En llegando al pueblo * su al-
vergue era la Iglesia, su cama una peana del Altar, su
sueño las, vigilias. Exercitabase mucho en visitar los
enfermos,, exhortándolos á que se confesasen , avisando
á los Curas quando, los hallaba con peligro ; y no ha¬
biendo á veces quien supiese curar , alargábase su cari¬
dad á aplicarles algunos remedios generales que pudie¬
sen aprovechar , y no dañar , y quiso* Dios que sanase
á muchos. Á los chiquillos les daba pedazos de pan
porque rezasen ; y si le ofrecían los devotos; algún re¬
galo estimábalo, mucho por tener que dar á los enfer¬
mos., Algunas veces le sucedió, hallarlos en manifiesto
peligróle imposibilitados de poderse confesar , por es¬
tar los Curas en otros pueblos distantes, y movido de
divina inspiración hacia oración por ellos ; y ponién¬
doles el Escapulario sóbre la cabeza decía una rogativa
41 á la Virgen , con que templaba la fuerza del: achaque,
y daba lugar á que pudiese venir el' Confesor; y á mu¬
chos de estos dio milagrosa salud.. En
Libro I. Capitulo XI. 51
En lo que se sigue se verá quan riguroso era consigo,
sin haber caso en que dispensase continuos exercicios. Su¬
po Fr. Pedro una víspera de cierta fiesta como el Cura no
habia de venir á decir Misa al pueblo donde se hallaba,
y afligióse tanto viendo que dia de fiesta habia de perder
la Misa , y dexar de comulgar, que no podia sosegar.
Preguntó, quanto estarla de allí el mas cercano pueblo
donde hallase Misa, y diciendole estaba tan lexos, que
saliendo entonces no llegaría á quatro horas de noche
el dia siguiente: no obstante esto , y ver entraba obscu¬
ra la noche, y llovía , se puso en camino, diciendo: que
un Christiano debía hacer quanto pudiese por no per¬
der aquel bien: y asi se puso en camino,-dexando á los
del lugar muy edificados, y con nueva devoción al San¬
to Sacrificio. Caminó Fray Pedro con las ansias de oir
Misa, y deseos de comulgar, fiado en Dios que le ha¬
bía de ayudar; caminó con gran .trabajo, asi por la nie¬
ve que caía en las sierras , como por el viento, ayudan¬
do el Demonio á su aflicción con algunas caídas que
le hacia dar; á la mitad de la noche , fatigado con el
peso del habito, que se le había mojado , le dixo el De¬
monio : esta es la ocasión que yo deseaba. Ahora no
te han de valer los que te favorecen , porque tú no te
has puesto en este riesgo por oir Misa, sino por la co¬
dicia de la limosna que en ella puedes juntar. Respon¬
dió Fray Pedro : " Dios que conoce los corazones sabe
,, lo que me ha movido á hacer esta jornada , y ha de
.«querer por la intercesión de su Madre Santísima , y de
«mi glorioso Patriarca San Pedro Nolasco, que llegue á
«tu pesar al pueblo.” Al decir esto, le dió el Demonio
algunos golpes, arrojóle el Breviario en el lodo, que fue
lo mas sensible para Fray Pedro: baxóse al suelo para
buscarle, por hacer muy obscuro , y arrojándose sobre
D2 él
5 2 Vida del V.P. Fr. Pedro Urraca.
él el enemigo, en la espantosa figura de un feo Etyope
le dió tantos golpes que le dexó muy maltratado. Acu¬
dió el Indio al ruido, y hallóle metido en un cenagal-
ayudóle á levantar , y preguntóle : ¿Padre mió, qué es
esto? respondióle: "Nada , hijo; caí en este lodo, y lo
»que siento es, que no hallo el Breviario:” anduvieron
buscándole un buen rato , y al cabo le hallaron sobre
una piedra, sin que se hubiese mojado ni aun la funda
en que lo llevaba; con que olvidó alegre quanto le ha¬
bía pasado. Rogóle el Indio subiese en la muía para ca¬
minar lo que restaba ; no quiso sino que le llevase el
Breviario por no mojarle con el habito. Empezó á ca¬
minar con tanto esfuerzo como si empezara la jornada.
Llegó al pueblo, y tan temprano que aun no había dis¬
pertado el Cura. fuese en el ínterin á la Iglesia á dar
gracias á Dios por haberle amparado y defendido en el
camino. Al verle tan mojado el Do&rinero le llevó á su
casa , esperando con la Misa hasta que se le enjugó muy
bien el habito ; supo á la hora que salió del lugar , y
juzgó, viendo la modestia del Religioso, que había sido
con superior ayuda su camino; oyó Misa, y despuésjun-
•tó muy copiosa limosna. Pasó aquella noche en la Igle¬
sia, parte durmiendo sobre la peana del Altar , y lo mas
en oración delante del Santísimo.
Vease ahora la codicia y hambre espiritual que
tienen los vtrdadeios siervos de Dios por la Sagrada Co
munion, lo qual dificultosamente entienden los munda¬
nos , que como no hallan gusto en las cosas del espíritu,
no saben sino de lo que les hablan los sentidos.
Muchas menudencias, dignas de ponderación, y
que en otras Historias hicieran mucho bulto , se pasan
ahora en silencio : como el fruto que hacia Fray Pedro
con sus consejos, evitando pecados, obligando á muchos
Libro L Capituló X. ' 53
á salir de ellos por la confesión; y componiendo a todos
con su modestia rara , el nombre que dexaba en todas
partes donde estuvo en esta jornada fue admirable: ma-‘
teria de que hablaba muchas veces el Reverendo Padre
Maestro Fray Juan Rodríguez , Do&rinero entonces de
la do&rina de Tulcan, diciendo como tuvo crédito de
Santo, y que era común opinión que sanaba los enfer¬
mos solo con ponerles encima el Escapulario. Y en cier¬
ta ocasión dixo á unos Religiosos : Padres, raro hombre
fue su hermano el Padre Fray Francisco Garcia , que
murió en mi Dodrina , haciendo milagros ; pero en la
opinión de todos no excedió á nuestro Fray Pedro, con
ser entonces tan mozo que aun no tenia Orden sacro.

CAPITULO XI.
c - ¡ ■ .. sana 1

Refierense dos casos particulares de este viage; vuelve el


su Convento, triunfa del Demonio , y ordenase de
Epístola.

(jfran lastima es que haya tantos en el mundo que guien


al despeño, quando son tan pocos los que encaminan al
seguro puerto de la virtud. No se sabe que aquel ciego
de nacimiento hallase quien le diese la mano quando le
envió Christo al lavatorio de la Picina de Siloé, que pa¬
ra buscar la salud apenas se hallará quien guie : b^rto
será que no le estorven los mas. Por eso tiene Dios sin:
guiar providencia en dar Varones exemplares á su Igle*
sia, que comó luces guien á los pecadores, para que no
se pierdan en las tinieblas de sus vicios ; pero es menes¬
ter mucha llama, y gran fuego, para aprovechar * os
distraídos, y no entibiarse con su trato: que por esto
creo mandó Christo á los Varones Apostólicos traer en
D 3 am-
54 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
ambas manos luces. San Lucas , cap. i2, la una para
alumbrarse á sí , quando guiasen con la otra á los de¬
más ; que fuera desgracia quedarse á obscuras la mano
que alumbra á los otros. Y las tablas de la Ley, reparó
Phiton, que estaban escritas por ambas partes; para que
quien avisaba mostrando la ley al otro, leyese él para sí
lo mismo que intimaba á los demás. Habiase ya puesto
el Profeta Elíseo sobre el difunto niño para resucitarle;
y dice la Escritura'que levantándose se puso.á pasear
aprisa por el aposento , como dando a entender quiso
el Profeta dispertar en sí el calor, por si le había hela¬
do el cadáver frió: quizás le pareció que de su contac¬
to había perdido algo de su fuego, y estando frió mal
podría comunicar á aquel difunto calor. Es menester
mucho fuego para no perder el fervor con el trato de
los helados pecadores; y este se adquiere con el continuo
exercicio de todas las virtudes : que al aconsejar Chris-
to sean luces sus Discipulos * les dice estén con el cui¬
dado de los hombres que esperan*
No afioxó un punto en sus exercicios Fray Pedro*,
como vimos en el capitulo pasado , con que pudo no so¬
lo no perderse , pero ganar muchas almas sin riesgo, y
hacer gran provecho á los pecadores, sin pegársele na¬
da de su trato; como veremos por todo el curso de es¬
te libro. Veamos lo que le sucedió mas en su viage.
Un dia llegó á una estancia ó obrage en un desier¬
to donde era Mayordomo un Mestizo muy sohervio;
que^ había muchos años vivia torpemente, escandalizan¬
do a todos los de la familia ;el qual, bien ‘contra su con¬
dición, recibió con muchos agasajos á Fr. Pedro , movido
sin duda de verle tan pobre , y tan cansado: dióle de
cenar , y mandó prevenir una cama. Dixole Fray Pe¬
dro , que antes de acostarse tenia que hablarle en la ca¬
pí-
Libro I. Capitulo XI. 55
pilla de la casa. Retiráronse á ella, y cerrando Fray Pe¬
dro la puerta, con gran zelo, empezó a reprehenderle
su mala vida, el escándalo que daba á Indios, y á Ne¬
gros, tiernas plantas de la Fé , que corria por cuenta
suya su enseñanza: y porque no se escusase,le fue dicien¬
do su vida como si la leyera en su conciencia : avisóle
de que tenia muy indignado á Dios: Notificóle que es¬
taba cercana su muerte, porque cenando con él habia
visto que le amenazaba detras de su silla un feo Demo¬
nio; y que por la caridad que habia usado le enviaba
nuestro Señor por intercesión de su Madre la Virgen de
la Merced aquel aviso.
Asombróse el hombre, y puesto de rodillas á sus pies
le dixo: "¿Pues Padre mió , qué me aconseja que haga?
»Amigo, (respondió Fray Pedro) que no perdamos tiem-
*>po, que es muy breve el que te queda de vida; piensa
»tus pecados, que entre tanto yo te ayudaré.” Comem-
zó el hombre á llorar sus culpas, y Fray Pedro, despo¬
jándose apartado, tomó una rigurosa disciplina con una
de siete ramales de hierro. A poco rato le llamó el hom¬
bre , pidiéndole le diese aquella disciplina para azotar¬
se; pero Fray Pedro aun no estaba satisfecho : prestóle
otra; y después de una hora que duró este exercicio,
le aconsejó que escribiese luego al Cura de aquel parti¬
do que viniese muy de mañana á decir lyiisa a aquel
obrage. Volviéronse á la Capilla donde pasaron aque¬
lla noche en diversos exercicios; llegó el Cura, que era
un muy buen Religioso , como á las siete de la maña¬
na : y contándole el caso el hombre , se estubo confesan¬
do mas de dos horas con grandísima abundancia de la¬
grimas. Comulgaron juntos Fray Pedro y él ; y á po¬
co rato le dio una leve calentura; dispuso alli sus cosas^
haciendo memoria de lo que tenia á su cargo, dexan-
.* v Jt
5*5 Vida DEL V. p. Fr. Pedro Urraca.
dolo todo encomendado al Padre Dodrinerb. Entre
tanto que estaban en esto , dexóle Fray Pedro pa
sandoseal lugar á pedir su limosna; preguntó el hom¬
bre por él, y no lo hallaron: fuese el hombre arrepen¬
tido á la Capilla solo; y de alli á buen rato, buscándo¬
lo el Padre Doctrinero , le halló muerto en la Capilla
hincado de rodillas con una Cruz , y el Rosario en la’
mano izquierda, y con una piedra en la mano derecha
con que se habia dado muchos golpes en los pechos:in¬
dicio manifiesto de su contrición, y crédito grande de
la virtud de Fray Pedro; pues no es el menor ado posi¬
tivo en abono de los siervos de Dios la conversión de
los pecadores; que por eso no hubo menester milagros
la peregrina virtud del gran Bautista, quando pregona¬
ban su santidad tan innumerables conversiones de obs¬
tinados pecadores, que obró Dios por su mano en las
•riberas del Jordán.
Digamos el segundo caso que promete el titulo pa-
ra rematar este viage. Como todos estos pasos que ha-
bia dado el siervo de Dios fueron de tanta pesadumbre
■para el Demonio, determinó tomar venganza de él an¬
tes que volviese á su Convento. Al pasar por un cerro
levantó los ojos,, y vio que de una Cruz , que estaba en
la cumbre . se habia caido el madero que formaba los
brazos: Hizo parar el Indio que iba en la muía, sacó
un pedazo de soga, y poniendo sobre una'piedra su Bre¬
viario y capa , subió al cerro muy gozoso , por una
senda algo empinada, diciendo, amorosos requiebros ala
Cruz. Llegó a la cumbre, y habiéndose hincado de ro¬
dillas con profunda reverencia,al querer atar y com¬
poner los maderos, fue tal la rabia del Demonio, que lo
echó á rodar ^despeñándolo por el cerro á la otra par¬
te de donde le esperaba el Indio; con tanta fuerza, que
u , le
.' . / h Libro I. Capitulo XI. 57
le hiciera pedazos á no ampararlo su Santo Angel de
Guarda. Cayó sin sentido, y se halló en la falda de
monte el habito revuelto en la cabeza, pero sin esion
alguna; diciendo: "Bendito sea el que por mí murió en
,íla Cruz;” y queriendo proseguir con su intento, bus¬
cando por donde volver á subir , como á veinte pasos,
descubrió camino, que era bien trabajoso; y á la mitad
fingió el Demonio un temblor que parecía se desgajaban
las peñas; y aunque al principio tuvo algún sobresalto,
pero al instante volvió en sí, y dixo: “Ó a te conozco
^maldito , este temblor es fingido y aparente, en e
» Nombre de la Santísima Trinidad, te mando que me
„dexes:” con que instantáneamente cesó el ruido , su¬
bió, y ató la Cruz; púsola en su lugar , y dando gra¬
cias á Dios baxó por donde le esperaba el Indio , y pro¬
siguió su viage cantando los Hymnos de la Cruz. /
. Llegó en fin al Convento de Quito , donde le reci¬
bieron muy gozosos el Prelado y demás Religiosos,
que preguntándole algunas cosas de las que le habían
sucedido, porque ya tenian noticia de ellas , se añigicj
notablemente ,. y no halló otra salida que responder
fuera del caso, y hacer algunas acciones lidicuLs, tan—
„to que llegaron á presumir que venia dementado. En¬
tregó la limosna de Redención , y la dei Convento, y
se volvió al oficio de Sacristán , y a tocai a May tiñes,
y al Alva, pidiendo y pretendiendo estas dos velas por
estarse en sus exercicios con-su querida imagen en la
Iglesia, y por aliviar á sus hermanos de aquel pesado
trabajo.
Mientras estuvo en este oficio hasta que se ordeno,
no hubo cosa notable mas que los ordinarios favores
que recibía de la Virgen Santísima, viéndola freqiienüer
mente con aquellas estrellas , ó luces. También tuvo al-
58 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca
gimas visiones de Animas del Purgatorio , ya'con se¬
nas , ya que salían de ellas gloriosas; y no cesaban las
persecuciones del Demonio , .que le aporreaba muchas
veces.
Un caso entre muchos, que le sucedió con esta em-
bidiosa fiera, habiendo vuelto de su viage, solo referiré,
i-ue todo el camino muy gustoso, pareciendole iba muy
ga an a los ojos Divinos por llevar puesto el silicio gran-
e que le dio su hermano. Atormentado el enemigo un
día (que debió de sentir mas su efetfo) vuelto á su No¬
viciado., (que en nuestra Religión es perpetua habita¬
ción de los Coristas , hasta cantar Misa ) estaba Fray
Pedro muy alegre , diciendo : "qué podía haberme traí-
”do aquel Angel sino esta joya preciosa!” Apareciósele
el Demonio , y dixo : ¿Ignorante , Idiota , estás muy
contento? pues poco te durará ese gozo: á que le res¬
pondió: "Anda caballo desvocado , que con este silicio
«te he de hacer guerra, y á tu pesar lo he de traer:”
Pero salió el enemigo con la suya , y aunque quedó ven¬
cido, porque el dia siguiente amaneció cubierto de as¬
querosa y viviente inmundicia, que saliendo por el cue¬
llo y mangas del silicio, aunque no le picaban, le cu¬
brían como ormigas la capilla y mangas ; procuró lim¬
piarse con cuidado ; pero no huvo remedio, y asi lo co¬
nocieron los compañeros; y dixeronselo al Maestro de
Novicios; que sabiendo el origen , y atribuyéndolo el
mucho tiempo que le. había traído , mandó al punto se
le quitase , y al instante se retiró á obedecer: listándo¬
sele quitando dió el Demonio una gran risada; á que le
4íxo el siervo de Dios: " ¿Sobervio, de qué te ríes? ¿no
” vés que es falsa esa risa; pues sabes que tengo mas me-
«rito en quitarme este silicio por la obediencia , que
«en traerlo?” Púsose en su lugar uno de hierro de
qua-
Libro I. Capitulo XI. 59
quatro dedos de ancho que tenia , y apretándosele, de¬
cía: " Embidioso, ahora me reiré yo de ti. Fue tal a
indignación del enemigo, que le dió en la espal a es-
nuda tan cruel azote con un instrumento durísimo , que
le pareció le había quebrado las costillas; fue el dolor
tan vehemente que casi le quitó el sentido, y duróle en
un verdugo de dos dedos de alto , que le cogía toda la
espalda, hasta el Domingo á la hora de Comunión, que
quedó bueno; aunque sintió le faltase aquella morti ca-
cion; porque juntando aquel excesivo dolor con los mu¬
chos que padeció Christo en la columna, le ofrecía a
Dios por los pecadores. : ‘ ' ' ' '
Había corrido por la Provicia ; y llegado al Con¬
vento de Lima la fama de la singular virtud de Fray
Pedro , y que rehusaba los Ordenes Sagrados con hu¬
mildad por no llegar al del Sacerdocio ; lo qual aviv®
mas el deseo de lós Prelados de verle ya ordenado.
Con esto le enviaron patentes de ordenes , á que hubo
de resignarse ; y creciendo en él los cuidados de dis¬
ponerse0, dobló sus penitencias y exercicios. Estándose
una noche entera en la Iglesia tomo tres disciplina^ t.n
nomhre de la Santísima Trinidad , pidiendo por medio
de la Virgen Santísima no permitiese que un hombre
tan indigno como él llegase á tan alta dignidad , como
el estado del Sacerdocio ; y pareciendole que la Virgen
Santísima , por medio de su Santa Imagen del Altar
mayor , le mandaba que obedeciese á sus Prelados , y¡
se ordenase , salió de la oración con un fervor grandí¬
simo de recibir las Ordenes, y con un gozo interior
que parecía no caberle el corazón en el pecho , indi..¡o
manifiesto de que el no quererse antes ordenar nacía
de buen espíritu , pues no hizo empeño del aiétamen
proprio. Recibió la patente , y la bendición uel Preia-
6o Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
ao y se fue con los demás Religiosos al pueblo de
Fi.Jj o , donde le ordeno el Señor Don Fray Luis Ló¬
pez , Obispo de Quito , del Orden Hp „ ^ r> j
han Agustín.
A esta sazón fue á visitar el Convento de Quito el
Reverenao Padre Maestro Fray Matée de Yanguas ; y
deseoso de que los rayos de la virtud de Fray Pedrea
se explayasen para gloria de Dios , y crédito de la Re-
tgion , le mandó que fuese á Lima , asignándole por
Conventual de la Recoleta de Belén, Convento de Cal¬
zados , muy observante , entonces recien fundado. Di-
vu gose en la Ciudad de Quito esta mudanza, y fue
muy general el sentimiento de todos dentro y fuera de
casa , porque perdían en Fray Pedro la mejor com¬
pama , el mas apacible exemplo , el consuelo y la sa¬
lud de todos , pues aprovechaban tanto sus santos con¬
sejos , y en los enfermos obraba Dios maravillas por
su medio. Mucho sintió también Fray Pedro el salir de
Quito , no por dexar á su hermano , que aun vivia , ni
por la Ciudad , que casi tenia por patria , sino por
apartarse de aquella Santísima Imagen de la Virgen, de
quien había recibido tantos favores; ¿quién dixera'las
lagrimas que derramó en su presencia? ¿las ternuras
que la decia? ¿los cariños con que la miraba? ¿las asis¬
tencias delante de su Altar , las noches enteras , y lo
mas del dia sin apartarse de alli, con aquel sentimien¬
to y consideración de que no la había de ver mas?
En estos últimos dias fueron terribles las persecu¬
ciones del Demonio contra Fray Pedro , y los sustos
que le procuró dar por apartarle de la Iglesia. Dos veces
le derribo de la grada del Altar mayor ; y en la ulti¬
ma disciplina que tomó lo arrastró por toda la Iglesia
hasta que lo defendió visiblemente el Angel de su
Guar-
Libro I. Capitulo XI. 61
Guarda. Acabada la disciplina , quedóse la ultima no¬
che en oración , diciendo mil ternuras y afectuosas ja¬
culatorias á la Virgen Santísima : "Cómo es posible vi-
»vir yo sin vos? ¿Qué ha de ser de mí faltándome
»vuestra presencia ? Mas quisiera, ¡ó Madre mia! que-
wdar enterrado dejante de vuestro Altar, que vivo en
»otra parte. ” Estando en estos afe&os le habló la San¬
ta Imagen , y le dixo : Vé , Pedro , que yo voy contigo,
y te aseguro que siempre me has de tener presante.
Quedó el siervo de Dios con un gozo espiritual gran¬
dísimo, y desde entonces, como lo declaró á su Confesor,
apenas huvo dia , ni noche que no viese a esta santa
Imagen tan claramente como si estubiera hincado de
rodillas delante de su Altar.

CAPITULO XII.

De como salió de Quito ry otros sucesos basta llegar


á la Ciudad de Lima .
Grande es sin duda el mérito de la obediencia , y
esto es lo que mas suele premiar Dios en los Religio¬
sos , pues no hay sacrificio mas grato á sus ojos que el
de la propia voluntad , por lo mucho que cuesta de
rendir. Todos los anhelos del hombre tiran á buscar el
desahogo de la independencia, á desoprimirse del apre¬
mio de la sujeción. Esto tenia mal contentos y desazo¬
nados á los Israelitas en el camino de la tierra de Pro¬
misión , dice gravemente Vincencio Belvacense , por¬
que consideraban que les había puesto Dios un Peda¬
gogo en aquella columna de nube que gobernaba sus
.pasos , y guiaba sus acciones : no movían el pie que
no señalase la nube ; moviase la columna , y á su com-
pás
62 VlDA DEI- v- P.Fr. Pedro Urraca.
pás marchaba todo el pueblo ; parabase la columna, y
hacían alto los Israelitas : si tomaba el rumbo de mano
derecha seguíanla todos; si torcía el camino á la otra
vanda, allá iban todos. Pues de aquí nació la desazón y
poco gusto de los de aquel pueblo, y el pedir en lugar
de esa columna unos idolillos por guia , que habien¬
do ellos de levantarlos y moverlos , pretendían ser ar-
itroi del camino, pilotos de aquel marinage , y que
aquel séquito solo tubiese apariencias de subordina¬
ción , siendo en la realidad hijo de su impulso y elec¬
ción. Taruo huye el hombre de la sujeción agena que
llega á ser idolatra de su libertad. Por eso premia Dios
tan crecidamente , aun en esta vida, á los que se sacrifi¬
can como los Religiosos ; que el que obedece siempre
Sale victorioso en todas sus acciones, como dice el Espí¬
ritu Santo: I^ir obediens loquetur victorias. Prov.2 i, v.i.
Vérnoslo en nuestro Fray Pedro ; pues solo la obedien¬
cia pudiera sacarle victorioso de las pérsecuciones del
Demonio , y de los trabajos que tubo en este camino
de Lima.
Admitió gustoso la patente de su Superior, sin re¬
parar en el cariño que había cobrado á aquel Con¬
vento , donde habia renacido en la dichosa filiación de
María; y sin ponérsele por delante tenia en aquella
milagrosa Imagen , de quien tantos favores habia reci¬
bido , todo su corazón. Habiendo confesado y comul¬
gado aquella mañana , despidiéndose de los Religiosos,
y tomada la bendición del Prelado , salió de Quito pa¬
ra la Ciudad de Lima en cumplimiento de su obedien¬
cia : por el camino en llegando á un pueblo, lo prime¬
ro era visitar la Iglesia , y después los enfermos , ejer¬
citando con ellos la caridad , curándolos , y buscando
de limosna las cosas de que necesitaban ; porque a un-
que
Libro I. Capitulo XII. 63
que todas las virtudes señoreaban su alma » la caridad
sobresalió siempre , como de sí dixo Job , a quien es¬
cogimos por espejo de este siervo de Dios,cap.31* v. 1 d.
jib infontia mea mecum crevit miseratio.
Habiéndole mandado en obediencia su Confesor,,
tomándole relación de su vida , que dixese y declarase
los favores que en aquel viage le habia hecho nuestro
Señor , dixo , que con ser tan malo y tan gran peca¬
dor , era tal la virtud y fuerza del habito santísimo de
la Virgen, que con poner su Escapulario , como a quin
ce enfermos , en diferentes lugares , habían alcanzado
salud instantánea : Dixo mas, que en Piura,. en Lam-
bayaque , y en Truxillo, halló, tres enfermos que tenían
decreto de Dios para morir , y que por revelación de
su santo Angel de Guarda entendió que estaba en mu¬
cho peligro su salvación si no les prorrogaba Dios la
vida ^ y que acudiendo á el con fervorosa oración y
disciplinas , por la intercesión de su Madre Santísima,
alcanzó el tiempo que: habían menester para la dispo¬
sición de sus cosas.- (ya saben los doétos como se ha de
entender esto , y los que no lo son lo oyen explicar
cada dia en los pulpitos) Para uno alcanzo cinco dias,
y á otro sietí) , y á otro veinte y quatro horas , con que
murieron bien confesados ; y después de algunos años
tubo revelación, que habiendo estado mucho tiempo en
el Purgatorio* fueron á gozar de Dios por intercesión
de su Madre Santísima , porque hasta entonces, hacia
por ellos especial oración todos los dias.
Dixo también, que si no fuera por el amparo de su
santo Angel de Guarda , y patrocinio de la Virgen San¬
tísima „ muchas veces le hubiera despeñado el Demonio
en laderas y barrancos peligrosos. r apareciendosele vi¬
siblemente. en diferentes- formas, horribles , y que una
vez
64 ^ ida del V. P. Fr, Pedro IJrraca
vez vino contra él corriendo en forma de un caballo
ferocísimo , pasando un paso estrecho de una ladera,
donde era imposible dexarlo de atropellar , y hacerle
pedazos, y que formando la señal de la cruz, con la in¬
vocación del dulcísimo nombre Jesús y María , co¬
noció que era el Demonio , y quedó Fray Pedro con
tan grande animo y esfuerzo, que despreciándole y bur¬
lando de él, le decía á gritos : vete maldito, que tú no
tienes licencia para quitarme la vida ; y fue tal la ra¬
ía del Demonio que se dexó despeñar por la ladera
abaxo con un estruendo pavoroso , dexando un hedor
pestilencial.
buxó Fray Pedro a los llanos á tiempo que iba á
gobernar aquellos Reynos el Excelentísimo Señor Don
nan de Luna y Pvlendoza , Marqués de Montesclaros.
Encontróle mas allá de Truxillo, antes de llegar á nues-
tra Señora de Guadalupe , y alli le envió á llamar el
Señor Virrey , hizole muchas honras y agasajos , porque
era gran Príncipe, y muy amigo de Religiosos. Venia en
servicio de este Señor Doña Catalina de Roxas, que en
España habia conocido á los padres de Fray Pedro, y
por aqui decía el siervo de Dios que le habría hecho* el
Virrey todas aquellas honras ; pero lo cierto es lo que
dixo después Don Francisco Mesía , Capitán de la
Guarda del Virrey , muy aficionado á este siervo de
Dios , y padre de su Confesor el muy Reverendo Pa¬
dre Maestro Fray Francisco Mesía ; que no tratándose
en aquellos valles de otra cosa que de la santidad y
virtud de Fray Pedro, le llamó el Marqués, y le quiso
llevar consigo á Lima , ofreciéndole todas las comodi¬
dades posibles , haciendo sobre ello muchas instancias;
y viendo la repugnancia , se valió de los Prelados que
habia en Truxillo que se lo mandasen ; porque le cobró
tal
Libro I. Capitulo XII. 65
tal veneración que hizo diétámen seria feliz su gobierno
teniendo aquel varón de Dios al lado: que no es pequeño
testimonio de la virtud del Padre Fray Pedro que un
Príncipe tan prudente y zeloso tubiese de él, aun siendo
mozo , tan gran concepto ; ¿qué mucho si era retrato
de Job se hallase en él esta veneración de quantos le
trataban. Sí,dice, cap. 39. v. 21. Qut me audiebant ex~
peftabant sententiam , & intenti tacebant ad consi-
lium meum .
Lo qual, entendiendo el siervo de Dios, se entró á
la señora Marquesa de Montesclaros en presencia del
dicho Don Francisco Mesía, y echado á los pies , con
muchas lagrimas,, le pidió rogase á su marido que le de-
xase ir solo á la Ciudad de Lima , que le prometía que
por todo el camino la iria encomendando á Dios. A esta
sazón entró el Marqués , y abrazándole , le dixo : ¿Pues
Padre Fray Pedro , por qué no quiere ir conmigo? yo
lo iré regalando : á que le respondió : cc ¿que para qué
«quería llevaren su compañía un tan mal Religioso?
«que yéndose solo nadie veía sus defedos ; pero en su'
«compañía todos los criados serian testigos de su mal
«exemplo, con que se aventuraba el crédito de su santo
«habito.” Esto dixo tan de veras,y con tanto sentimien¬
to , que el Marqués y la Marquesa quedaron sumamen¬
te edificados , confirmando todo quanto habían oido
decir de su virtud ; y por no afligirle desistieron de su
pretensión. No estrañe el Leétor esta resistencia de
Fray Pedro en acompañar al Virrey , y que dexase de
la mano esta comodidad , que si el bullicio de un pa¬
lacio parado , y sus obligaciones son de tanta inquie¬
tud y peligro á los siervos de Dios, ¿qué seria un pa¬
lacio móvil y puesto en camino? ¿Dónde hallaría el re¬
tiro y la quietud para la oración? ¿Dónde el tiempo
r T\

! E pa-
s

66 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca,


para sus devociones? Sin embargo , ya que el Marqués
no consiguió de Fray Pedro que le acompañase , pudo
conseguir con muchas instancias que recibiese una li¬
mosna Cíe cien pesos ; los quales distribuyó luego entre
los pobres , dando la mitad para la redención.
Siguió su viage a Lima, y tuvo en el camino otras
persecuciones del Demonio. En todas ellas quedó ven¬
cido , y Fray Pedro, con la ayuda de Dios , victorioso.
Refirió a su Confesor , que en un paso estrecho se le
apareció visible el Demonio con una figura la mas hor¬
rible que vio en su vida. Era de noche y obscura; pe¬
ro echaba por los ojos tanto fuego que se veía bien aque¬
lla fiereza. Abrazóse con el siervo de Dios, pretendien¬
do despeñarle. Entonces vio delante de sus ojos la mi¬
lagrosa Imagen de Maria que dexaba en el Altar mayor
de Quito. Con que cobró ta! animo, que le dixo;"¿fie¬
rra bruta, no sabes que con el ayuda de Dios no te te*
»mo?” y en viéndose fuera del mal paso fue Fray Pe¬
dro tras él con el Escapulario en la mano diciendole:
Aguarda, sobervio, verás abatida tu altivéz al golpe
”de este Escapulario de mi Madre la Virgen Santísima
de la Merced : con que se desapareció*” Después en el
rio de Santa le vio desatar la balsa de los calabazos pa¬
ra anegarle con dos pasageros. Asió el Padre Fray Pe¬
dro la cuerda, y dixo á los compañeros la atasen, y pa¬
saron sin riesgo.
r v - s ' .y * *
* ; » ; * . ' . ; 6

LI-
Libro II. Capitulo I. 67

CAPITULO PRIMERO/

LLEGA FRAT PEDRO A LIMA;


■rejierese un asperísimo silicio que hizo le pusiese
un Herrero ; ordenase de Sacerdote •> y
favores singulares que recibió
de Dios.

Es particular circunstancia de la virtud grande el


serlo en grandes pueblos y Ciudades donde son muchos
los varones que resplandecen eñ santidad. Por eso San
Juan, Apoc. 12. llamó prodigio grande á aquella muger
que vestida del Sol, calzada de la Luna, y coronada de
estrellas, vio en el Cielo; que aventajarse en el resplan¬
dor en el lugar donde tantos astros brillan en lucida
claridad es señal grande de los esfuerzos de la divina
gracia. No quiso Dios que á su siervo Fray Pedro le
faltase esta circunstancia de grandeza con que le tras¬
plantó á la Ciudad de Lima, Corxe de aquellos Reynos,
tesoro mas de virtudes, que de riquezas con ser tantas
las que hacen la Ciudad mas poderosa del mundo, pa¬
ra que en mayor esfera campeasen mas los rayos de su
virtud. Llegó á ella con aplauso de los que le conocían
y deseaban ver; y dando la obediencia á los Prelados,
se fue á su Conventualidad de la Recoleta , (que lla¬
man ) Convento de Calzados .que tiene alli la Religión,
á mas de la casa grande, y Colegio; donde entre tan-
E 2 tas
63 Vida del V. P. Fr. PedrgUrraca.
tas riquezas se halla la Evangélica desnudez : entre el
codicioso anhelo por el oro y plata , el religioso des¬
precio de tan estimados metales; siendo cada Religioso
de los que vivian en aquel Santuario un dispertador de
Dios para la ceguedad que ocasiona en el mundo la
abundancia. Alegróse mucho que le hubiese cabido por
suerte esta residencia entre tan santos Religiosos , de
cuyo exemplo se prometía aprender muchas virtudes.
Allí empezó á fervorizarse en nuevos exercicios, tenien¬
do por celda el Coro , o la Iglesia‘todo el tiempo que
estubo en dicha Recoleta; porque como sus alhajas eran
tan pocas que todas las traía consigo, no habla menester
mas celda. El modo de habito que se puso entonces le
observó hasta su muerte, y con él vivió en esta Corte,
de tosco cordellate , y muy estrecho, como le traían los
demás Conventuales de aquella santa Casa. Baxo del
habito era su trage una túnica de estameña, sin jubón:
unos calzones de paño: sus medias y zapatos, todo muy
pobre, y penitente. •.
Para lo que se sigue deseo la atención y piedad del
que leyere, y conocerá con quanta razón le ponemos
por retrato del paciente Job: verá una mortificación de
asombro, un expeólaculo de mucha lastima , una peni¬
tencia de rigor y aspereza nunca oida. Y por ser cosa
tan singular la referiré con las mismas palabras de sn
Confesor el muy Reverendo Padre Maestro Fray Fran¬
cisco Mesia, Calificador del Santo Oficio, y Provincial
de la Provincia de Lima, que habla como testigo de vis¬
ta en el libro que escribió de este siervo de Dios; y dice;
Parecióle que el silicio que traía de cerdas, que le ha¬
bla dado su hermano, jubón que le cogía de la cintura
para arriba, era delicado ; y travando amistad con un
gran Maestro, Herrero de esta Ciudad de Lima , hizo
■ ■j . - le
Libro IT. Capitulo L 69
le hiciese un jubón de cadenas que pesase cerca de una
arroba , tan bien proporcionado á su cuerpo que pare¬
cía se le había ajustado algún sastre. Tenia quatro cru¬
ces, dos que caían sobre las tetillas y corazón, y otras
dos á las espaldas. Por la parte anterior del pecho ve¬
nia á eslabonarse de suerte que con tres pernios rema¬
chados por el mismo Herrero , vino á quedar el silicio
tan ajustado al cuerpo como si fuera de sogas. Este si¬
licio le truxo mas de treinta años : fue con él á España
y volvió: las paletas que venian á caer encima de los
ombros, se le habían incorporado de suerte que por en¬
cima de ellas le creció la carne , como le vi yo quam
do se le quité ; y por otras partes del cuerpo, como
era por la cintura, por debaxo de los brazos, y por al¬
gunas partes de la espalda, se le entraron los eslabo¬
nes por las carnes. No parecía posible que cuerpo hu¬
mano hubiese podido sufrir aquel rigor sin particular
auxilio de Dios. Y por acabar del todo esta materia del
silicio, daré fin á ella en lo que se sigue.
Llegó á ahogarle de suerte, y a menoscabarle tan¬
to la salud, que temiendo los Prelados no le quítase la
vida, me mandó el Reverendo Padre Maestro Fr. Alon¬
so Redondo, de felice memoria * siendo Vicario General
de estas Provincias, que pues era su Confesor , se le qui¬
tase , y le mandase de su parte en obediencia, que se le
quitára. Notifiquele este precepto, y bañándose en la¬
grimas, me dixo: "Hay Padre mió, que este silicio, y
»quanto yo*padezco, es por los pecadores, y todos los
99 dolores que yo paso con él, quitándomelo , me los ha

”de dar nuestro Señor en otra parte; pero pues lo man¬


ada la santa obediencia, hagase muy en buen hora:” y
llegándosele á quitar en compañía del Padre Presentado
Fray Juan de Olmedo, nos pareció imposible, viendo
E 3 re-
70 Vida del V. P, Fr. Pedro Urraca.
remachados los ti es peinios por leí parte anterior del
pecho , como lo están las chavetas de unos grillos, ; y
buscando traza , probamos á ver si con una lima se po-
dian gastar las puntas; pero causónos horror verlas tan
metidas en la carne, y muchas lagrimas, miranda aquel
exemplar de obediencia, y penitencia; mudo , como si
fuera de marmol, sin replicar á quantas trazas dába¬
nnos, todas agrísimas ; el Venerable Padre solo vertía la¬
grimas, y despedia acia el Cielo ternísimos suspiros. Y
no hallando remedio, le dixe:. Padre Fray Pedro, pída¬
le á nuestra Señor nos saque de esta aflicción; y que pa¬
ra cumplimiento de la obediencia nos dé modo de qui¬
tar estos yerros. Y el Miércoles Santo en la noche me
aviso; y baxando vimos, que lo remachado de los per*
nios estaba de suerte que con facilidad los sacamos ; y
juzgamos que milagrosamente los había dispuesto nues¬
tro Señor, porque no tenían señal alguna de que se hu¬
biesen limado; con que tuvimos lugar de podérsele qui¬
tar: y para arrancárselo de los ombros fue necesario mas
animo que el que ha menester un Cirujano papa cortar
una pierna. Fue muchísima la sangre que salió de su
cuerpo, porque eran muchas las llagas que quedaron en
él, y á toda prisa se puso su túnica, diciendo muchas
vecessea por amor de Dios :: Reparando con admira¬
ción en su singular paciencia, que al despegarle aque¬
llos yerros de las carnes , y al apartarle la crecida que
tenia sobre los de los ombros , no se quexó, ni hizo
muestra de menor sentimiento; en la tierra los ojos, ba¬
ñadas en lagrimas las mexillas, parecia un cordero man¬
so., Traxeme el silicio, y hoy le tengo en mi poder. Vi¬
no á verle á nuestra celda el Excelentísimo Señor Mar¬
ques de Mancera *, y otras personas de grande autori¬
dad; admiranda el prodigio , juzgaban por imposible
to~
Libro II. Capitulo I. 7T
todos,según las fuerzas de la naturaleza , haber vivido
con él tanto tiempo. Hasta aqui son las palabras de su
Confesor.
- [ Vea ahora el que leyere si está ya el mundo para
sufrir tanta austeridad y penitencia! ¿Dígame si es dig¬
no este siervo de Dios de ser comparado con los Anto¬
nios, con los Hilariones, con los Estilitas? ¿Si merece
ser anumerado entre los insignes Penitentes de aquellos
primeros siglos de la Iglesia? ¡O mi Dios! ¿Si á com¬
paración de estos Varones habéis de juzgar nuestra flo-
xedad, ¿quién ha de parecer justo en tal cotejo? Ver¬
daderamente podíamos decir de nuestro Fray Pedro lo
que San Juan Chrysostomo del gran Bautista; que sien¬
do inimitables sus exercicios , su vida hacia parecer cul¬
pable la de todos: Inimitabilis erat conversatio Baptis-
tce\ omnium vitam faciebat apparere culpabilem. Dios*
por intercesión de tan grandes amigos suyos supla en
nosotros lo que falta para llegar á su imitación.
, En el tiempo de esta penitencia hizo experiencia el
cielo del sufrimiento y obediencia de este siervo de Dios;
muchas* con ser raras, fueron las pruebas: solo referiré .
un caso que trae su Confesor. Celebrábase en su Con¬
vento de la Recoleta de nuestra Señora de Belén la fies¬
ta de la Oélava del Santísimo, y mandóle el Superior
llevase las andas de una Imagen muy pesada en la pro-*
cesión. Reconoció el impedimento, y pudiendo escusar-
se con humildad, por estar achacoso , como lo habían
hecho otros * como la voz de la obediencia siempre le
halló pronto , no quiso faltar en esta ocasión. Puso el
ombro á la carga, y como cargó todo el peso sobre la
paletilla de yerro del silicio, y la carne que le cubría,'
fue el dolor tan vehemente , que cubriéndosele el rostro
de un sudor frió , perdió el sentido : llamó á Dios al
E 4 ein-
7* Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
empezar la congoja , pidiéndole no se malograse aquel
aéto de obediencia: dióle Dios fuerzas , y para que lo¬
grase el meiito, y no fuese todo milagro, tres veces vol¬
vió en sí durante la procesión; pero con tan vivos dolo¬
res que en todos juzgó que espiraba: mas luego á fuer¬
za del tormento perdia el sentido, hasta que volvió á
poner la Imagen en su lugar , desquitando aquellos bre¬
ves ratos que el desmayo le embarazó el sentimiento
muchos años de vehementísimos dolores, y de que se le
ocasionó la perlesía.
Volviendo á enlazar lo Historial; llego el Virrey á
la Ciudad, y luego le hizo llamar, y pidió á los Prela¬
dos le embiasen á Palacio los mas dias para consuelo su¬
yo , y de la Marquesa , que le amaba tiernamente, á
que no replicó por intervenir la voz de sus Prelados.JEra
Vicario General el Reverendo Padre Maestro Fray An¬
tonio Pesquera, que, conociendo su rara humildad , le'
mandó en obediencia se ordenase de Evangelio, y Sa¬
cerdote. Sintiólo humilde , pero no replicó obediente.
No es segura la religiosa humildad que admite razones
para no obedecer: lloraba temeroso de verse ascender á
una dignidad que estremeciera á los Angeles ; pero juz¬
gaba que el mérito de la obediencia supliría lo mucho
que le faltaba , y de su parte dobló las mortificaciones,
y hizo grandes penitencias, pidiéndole á Dios , que si
no había de ser muy de su agrado ,'le quitase primero ■
la vida que se ordenase. Los ayunos que hizo fueron'
tales que pasaba tres dias sin comer, y llegaron á fal¬
tarle las fuerzas; tanto que fue el muy Reverendo Pa-;
dre Vicario General á la Recoleta , y le mandó en obe¬
diencia , que comiese como los demás, y que no hicie-"
se particulares ayunos sin licencia suya.
Ordenóle de Eyangelio y de Sacerdote el Ilustrísi-
- -• -

Libro I. Capitulo T. 73
mo Señor Don Fray Domingo de Balderrama, del Or¬
den de Predicadores en la Capilla de la Vera-Cruz de
Santo Domingo de la Ciudad de Lima ; y preguntándo¬
le su Confesor , ¿que si al ordenarse ó antes había reci¬
bido algún favor de nuestro Señor ? dixo: " Que la no-
¡»che antes de las ordenes le habia consolado la Vir-
gen Santísima, asegurándole que siempre habia de te¬
jí ner su amparo , y que nunca habia de decir Misa que
«no fuese del agrado de su Hijo; de que cobró un es¬
cuerzo espiritual grandísimo.” Otro favor recibió : Vio
colocada en el Altar con un resplandor celestial la Ima¬
gen de la Madre de Dios del Altar de Quito , y á su
lado derecho hincado de rodillas al Aposto! San Pedro,
y al lado izquierdo á nuestro Padre San Pedro Nolas-
co , y que al levantar la Hostia vió , sin saber decir có¬
mo , sí con visión corporal ó imaginaria , representa¬
das las tres personas de la Santísima Trinidad en la
forma que otras veces ; y que al darle la forma el
Obispo para comulgar vió al Niño Jesús hermosísimo,
basta que dixo : Corpus Domini nostri Jesu Christi; y
al pronunciar : Custodiat animam tuam , vió la forma;
la qual recibió con un gozo tan grande que parece
le daba saltos el corazón. i
5
r
:k --10 nvioí. CAPITULO II. i‘ r;J

¡ ios ‘.y Z\ I ti J V ‘ '-I.• * on


Como dixo la primera Misa el Padre Fray Pedro; y
su viage á Truxillo , y maravillas que allí
obró con él nuestro Señor.
* .r í " i t .Ui. */i¡'

uan grandes searn las obligaciones del estado Sacer-


l . V ■

tal es materia tan sabida como nunca debidamente


ponderada, Luz del mundo llamó Christo á los Sacer-
do-
74 Vida dea Y. P. Fr¿ Pedro Urraca.
dotes , y fue ponerlos á los ojos la pureza Angélica
que deben profesar , y el exemplo con que han de mo-
vei á los seculares. Si entre las cosas corpóreas hay al¬
gunas que dignamente dibujen las espirituales es la
luz : tan insensiblemente se difunde y pasea por el
mundo como si no tu’oiera cuerpo , como si fuera un
Angel: la luz trata y manosea todas las cosas del mun¬
do , y nada la daña, porque nada se la pega : ni el lo¬
do la empeña , ni el fuego la quema , ni la agua la mo¬
ja , ni el frió la hiela : la luz es la que dispierta todos
los vivientes del mundo : Viene la aurora , y con su
mudo silencio los recq^rda: salen los hombres al tra¬
bajo , las aves al buelo , los brutos al pasto. Estas son
obligaciones del oficio y estado Sacerdotal: lo que de¬
be set el Sacerdote para sí, y para los próximos. No
hay cosa mas notada en el mundo que la falta de la
luz ; y no hay cosa mas puesta á los ojos de todos que
los defectos de un Sacerdote : solo los ciegos dexarán de
venos. La luz no tiene cosa que no sea buena ; toda es
uniforme ; no es uno lo que obstenta ,. y otro lo que;
oculta. En el Sacerdote,no basta, ser bueno , sino mos¬
trarlo , y es, reprehensible el parecerlo solamente. Lue¬
go que hizo Dios la luz la examinó como Juez para
exercicio de sus ministerios, y la halló buena: con estos
mismos cuidados veo al Padre Fr. Pedro recien ordena¬
do de Sacerdote , pues no satisfecho con la confesión ge¬
neral antes de, las ordenes , volvió á hacer otra para
cantar Misa con el muy Venerable Padre Fray Pedro
memoria , uno de los fundadores de
aquella austera recolección ; que en vida gozó fama de
santo , y. duró la, fragrancia de su virtud después de la
muerte. Y como tenia tan á los ¡ojos las obligaciones
de aquel nuevo estado, afligíase mucho de hacer intermi¬
t * sión
Libro I. Capitulo L 75
sion en sus exercicios penitentes ; porque se los había
limitado la obediencia , como antes diximos; mas fue¬
ron tales sus instancias con el Padre Vicario General,
que alcanzó la mano, y le dio licencia, viéndolo fuerte,
y ya bien reparado de salud , para que volviese á sus
exercicios , disponiéndose para la primera Misa. Can-*
tola con suma devoción el día de la Ascensión del Se¬
ñor en el Convento de la Recoleta ; y prosiguiendo el
Señor Marqués de Montesclaros en hacerle nuevas hon¬
ras , le asistió como de padrino , mostrando con los
agasajos que hizo al Convento , y al nuevo Sacerdote,
el amor que le tenia. Fue esta-una demostración que
no suelen hacerla los Señores Virreyes.
Desde que cantó Misa empezó el Marqués á tra¬
tarle con mas intimidad , pidiendo á los Prelados le
enviasen todos los dias á palacio. Decía muchas veces
Misa en el Oratorio á la Marquesa , que tenia particu¬
lar consuelo de oírsela y confesarse con él , como lo
hizo también el Marqués algunas veces. Este aplauso
que tanto suele cebar aun á los espirituales, era riguro¬
sa mortificación para el siervo de Dios , que solo de¬
seaba la quietud de su Convento y el retiro de su al¬
ma. Andaba desconsolado como el pez fuera de las
aguas ; mas como iba por obediencia , que es la ancora
que solo puede afianzar al Religioso en el golfo peli¬
groso de un palacio , nunca experimentó naufragio al¬
guno. No sabia como verse libre de tan fuertes pen¬
siones , y lo dispuso Dios por éste camino*
Dióle á este tiempo una grave enfermedad ; de lo
que en parte se holgó por verse fuera del concurso de
palacio ; y como al parecer de los Médicos se llegaba
el deseo de los Prelados de la salud del Padre Fray Pe¬
dro ? fue fácil la execucion. Parecióle al Padre Vicario
Ge-

76 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.


General que se fuese á Truxillo ; y habiendo estado
alh muy asistido del Padre Comendador que regaló
con mucha caridad 9 no pudo convalecer i con que juz¬
garon los Médicos que se -mudase á Payxan , pueblo y
Doétrina nuestra. Convalecido volvió al Convenio de
Truxillo , pero no quiso volver á Lima : es cierto que
ni en esta enfermedad , ni en otras de quantas tubo se
desnudó jamás sino para mudarse , ni se quitó el habi-
to , como ni en la ultima de su vida.
Viéndose ya bueno con las ansias de trabajar por
la-> cautivos , y pagar á Dios la salud que le había dado,
pidió licencia al Padre Comendador para salir á una
Misión por aquellos obrages , y pedir de camino la li¬
mosna de la redención , con tantas instancias, que por
no desconsolarle hubo de conceder ; pero le mandó en
obediencia que no fuese sino á caballo.; Obedeció el Pa¬
dre Fray Pedro, y salió á su Misión muy gozoso. Un
Caballero llamado Don Luis de Barbarán solia contar
un caso gustoso : Encontróle al Padre Fray Pedro en
este camino puesto en su caballo , y que le llevaba sin
.freno. Admirado el Caballero, le dixo • Padre Fray Pe¬
dro , ¿cómo es posible que le pueda llevar bien ese ca¬
ballo ? ¿Por qué no le pone el freno? Respondió: «¿Pues
99 amigo , no basta la caridad que me hace este animal

»en sufrirme y en llevarme, sino que lo he de ir marti¬


rizando • y si Dios le crió sin freno , ¿por qué se lo de
*99 poner yo? 9 Añadiendo el Caballero , que habiendo
caminado juntos media jornada, se admiraba de que el
caballo lo llevase tan ajustadamente como si llevára
freno. Hizo mucho sol; y llegando á un prado donde
había yerva fresca , púsose el caballo á comer ; y di-
ciendole el Caballero á el Padre Fray Pedro que pica¬
se , le pidió , « que por amor de Dios lo dexase, que
»pues
Licuó TI. Capitulo II. 77
v pues quería comer el caballo , tendría hambre sin
»duda;y que sí Dios le daba el sustento previniéndo¬
melo en aquel campo su divina providencia , ¿cómo po-
wdia él quitárselo?” Con esto el Caballero se quedó alli
por mas tiempo de media hora , gozando de su santa
conversación y buenos consejos ; y afirmaba , que sien¬
do el sol rigurosísimo , y no habiendo alli parte donde
pudiese reparar , no sintió calor alguno , atribuyén¬
dolo esto á singular favor del cielo por medio de este
siervo de Dios , por ser insufribles los soles en aquellos
llanos: con que no lo dexó hasta acabar la jornada.
Mandóle su Confesor que declarase si le habia su¬
cedido alguna cosa particular en este viage. Respondió:
"oue si él tuviera entendimiento para considerar las
»mercedes que Dios le hizo, hubiera sido un Santo;”
y en particular declaró una bien rara que se acordaba,
que saliendo un dia de Viernes á confesar y pedir li¬
mosna por el valle de Licapa , como era dia de ayu¬
no por las constituciones de la Orden , no llevó que
comer , porque su costumbre era llevar un poco de
pan y queso para el Indio que le acompañaba , para
que fuese con gusto , que á cada media hora solía
darle un pedacillo de pan , y le hacia rezar un Pa¬
dre nuestro , y una Ave María. EHndio , fiado en esto,
no sacó aquel dia cosa de comida ; y habiendo salido
muy de mañana cogieron el camino de una acequia,
cuya margen estaba muy vestida de yerva , donde el
caballo comió muy á su gusto. Perdiéronse , y cami¬
naron hasta las quatro de la tarde ; con que fue tanta
la hambre del Indio que llegó á quedarse desmayado.
Afligido el Padre Fray Pedro , con viva confianza en
Dios , levantó los ojos al cielo , pidiéndole , que pues
habia socorrido la necesidad del caballo socorriese-
1 tam-
78 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
también la hambre de aquel Indio , q„e era criatura
redimida con su sangre, que- iba sirviendo en aquel mi¬
nisterio de la redención á su Madre Santísima, ó si no
que le diese fuerzas para llegar á parte donde se pu¬
diesen socorrer. Al baxar los ojos después de la ora¬
ción vio junto al Indio una hogaza de pan grande,
como las de España. Apeóse el siervo de Dios , y ad¬
mirado le dió gracias , hincado de rodillas y alentó al
Indio que comiese dándole un pedazo de aquel pan : lo
demás llevó consigo hasta llegar á Licapa , donde hi¬
cieron noche : y viendo la gente de la casa donde pa¬
raron tan blanco pan , le pidieron de ello al Indio,
afumando los que lo comieron no lo habían visto en
su vida tan sazonado y sabroso: preguntándole, ¿de dón¬
de lo habian sacado? él dixo como le habla dado el Pa-
die aqueda hogaza. El siervo de Dios, aunque no había
comido en todo el día, solo tomó tres bocados en nom¬
bre de la Santísima Tiinidad. Bendito sea Dios, que
nunca cesa de mostrarse maravilloso con los que ver¬
daderamente le sirven.
También el muy Reverendo Padre Maestro Fray
Juan de Barbarán , de la Sagrada Orden de Predicado¬
res , persona tan conocida por su virtud y letras, como
por su nobleza, contó muchos años después á su Confe¬
sor del Padre Fray Pedro , como en esta residencia de
Truxillo confesaba el siervo de Dios á su madre y á su
tía la señora Doña Juana Carabajál, cuya casa era de
las mas principales de aquella Ciudad; y que sabia mu¬
chas maravillas que obró Dios por intercesión de este
bendito Padre. En particular un dia, saliendo dicha se¬
ñora Doña Juana de la Ciudad de Truxillo para la En¬
comienda de Chiclayo. Habiéndose despedido del dicho
Padre con mucho sentimiento de dexarle ; pasando el
rio
* Libro II. Capitulo II. 79
rio de Chicama en balsas, (1) como á las quatro de la
tarde , con algún riesgo por venir crecido. Estando la
señora Doña Juana, y toda su gente en una tienda á fe
otra vanda del rio, á donde también estaban atadas las
balsas, como á las siete de la noche , estaban tratando
del Padre Fray Pedro , y ponderando el sentimiento
que tenían de haberlo dexado , y que deseaban volver
presto á Truxillo para verlo. Estando en esto entró por
las puertas en una muía muy chiquita el dicho Padre
quedando todos asombrados, porque el rio venia creci¬
do ; era de noche, las balsas estaban atadas, y no había
gente , ni con que pasarle: Preguntábanle , ¿qué por
dónde habia venido , y que cómo se había atrevido á
pasar? A que respondió: " Que la mulita con la ayuda
»de Dios lo habia pasado muy bien;” y llegándose mu¬
chos con la misma admiración á ver la muía , que era
muy pequeña, les pareció que no se habia mojado los
pies; de que quedaron nuevamente admirados , y se en¬
tendió que Dios le habia llevado allí para cierta obra de
mucha caridad que se ofreció.
Otras muchas cosas le sucedieron en Truxillo, que
se dexan por no cansar al Le&or, y las contaba con mu¬
chas admiraciones el Padre'Maestro Fray Juan de Va-
llejo, que era Prelado entonces de aquel Convento ; y
digamos ya el modo como salió de Truxillo , que tam¬
bién es maravilloso*
t ,* » « V y i r ’ «. N }. , , , •
./* £*.-.*♦ . .

(1) Tallado de maderos lien unidos , y atados*

CA~
8o Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.

CAPITULO III.
_ * i .. « H

De como salto' el Padre Frc^y Pedro de Truxtllo en busca


del Señor Principe de Esquiladle, y le acompañó<
hasta Lima, habiendo acreditado Dios su vir¬
tud con especiales favores.
VT
•L» otables son las cosas de los Santos; no acaba la ra¬
zón de dar fondo á sus acciones: ¿quién pensára que el
Padre Fray Pedro, habiéndose retirado con tanto gusto
de Palacio habia de bolver á la asistencia de los Prin¬
cipes en Lima? Pero como los fines de Dios son tan
elevados de toda humana comprehension, no hay que
condenar esta diversidad de afeólos, porque su divina
providencia los previene. Tiene Dios singular cuidado
de que haya siervos suyos que comuniquen con los se¬
culares , que se entren por las Cortes y los Palacios,
donde suele haber mayor necesidad; para que su exem-
plo y compañía les doárine á las cosas de virtud. Ha¬
llábase perdido el cuervo fuera del Arca, y Noe des¬
pachó tras de él, una paloma, que su carino y compa¬
ñía lo llevase seguro, y le volviese al Arca; que asi di-
xo Cayetano : Ut ex societate columba corvus progrede-
retur: tales son las disposiciones de la divina providen¬
cia , que á veces los virtuosos no pueden salirse de Pa¬
lacio , y si huyen, los vuelve Dios, sin saber ellos pa¬
ra qué. . ,
Muy contento dexamos en el retiro de Truxillo al
Padre Fr. Pedro; veamos ahora como le fue Dios guian¬
do otra vez á Palacio: Entróse un dia al Padre Comen¬
dador, que juntamente era Vicario Provincial, y le pi¬
dió licencia para ir á Payta: ¿ mandóle , que le dixese
a
* Libro II. Cxmtxó Ilt.
r* Bt
a que iba? y respondió con grande sencilléz: "He sabido
«que nuestro amigo el Príncipe de Esquiladle, que vie-
«ne por Virrey, ha de llegar á Payta tal dia , que asi
« me lo ha dicho un hombre, y sé que trae deseo de ver¬
tirle; y si vuestra Paternidad me dá licencia llegaré allá
«para el mismo dia que desembarcare:” como el Prelado
tenia tanto crédito de las cosas que hacia el Padre Fr.
Pedro, dióle su licencia , y fuese. Desembarcó en Pay¬
ta el Príncipe de Esquilache, y entre muchos que lle¬
garon al desembarcar , uno fue el Padre Comendador
del Convento de Payta; y diciendole el Príncipe:: Pa^
dre Comendador, un Religioso que está en estas partes
llamado el Padre Fray Pedro Urraca, ¿dónde asiste aho*
ra ? porque la Princesa y yo tenemos muchos deseos
de verle: Respondió el Padre Comendador; Señor, está
en Limado en Truxillo; y volviendo el Príncipe á de¬
cir : muchos deseos traemos de verle : he aqui al Pfi-*
dre Fray Pedro , que venia en’ su muía : Admirado el
Comendador, dixo: Señor, aquí viene el Padre que Vi
Excelencia desea ver: con que se alegraron en extremo
el Príncipe y la Princesa : y habiéndole hecho muchas
caricias, se fue con ellos á su posada , quedando ¡todos
admirados de su impensada venida, y gozosos de la di¬
cha de tenerle alli. Preguntóle el Príncipe , ¿que á qué
habia venido? Y le respondió: ■* Amigo, dixome uno eo
«Truxillo que la señora su muger era muy gran sierva
«de nuestro Señor, y que deseaba:verme, y asi pedí li-
ucencia, y vine.”
Desembarcóse toda la familia del Príncipe, y el dia
siguiente después de haberle oido Misa al Padre Fray
Pedro , se confesaron con él el Príncipe-, y la Princesa:
porque la noche antes les dixo,"quejpues Dios les ha-
« bia dado tan buen viage, para proseguir bien, le diesen’
F «gra-
82 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca. .
agracias confesando y comulgando;” como lo hicieron
en la Iglesia. Fueronse después á la posada, y estando el
Padre Fray Pedro hablando con el Príncipe , al querer
salir la Princesa á la santa conversación se lleeó una
de sus criadas,-llamada Paciencia , muy queridag de la
Prjncesa, y la dixo: Señora, por vida del Príncipe mi
señor, que quando V. Excelencia esté con ese santo Re¬
ligioso me mande llamar ; porque desde España traygo
deseos de verle: quisiera besarle la mano.' Apenas salió
la Princesa, y se sentó, quando el Padre Fray Pedro la
dixo: Amiga: mande llamar á la hermana Paciencia,
»> porque desea besarme la mano , y no tiene mal gusto,
«que ahora acabo de tener á nuestro Señor en ella;” fue
tal la admiración de la Princesa, que sin poderse con¬
tener contó allí lo que pasaba , quedando', muy corrida
la humildad del Padre Fray Pedro , viendo que cor
aquel resquicio había dado luz de las mercedes que Dios
le hacia. De estas cosas le sucedieron muchas los pocos
dias que estuvieron enPayta, permitiéndolo Dios para
que la Princesa hiciese vivas diligencias para llevarse al
Padre Fray Pedro á Lima: sobre este punto le hallaron
muy renitente entrambos Príncipes; que como se veía
libre de los mareos de palacio, y había gozado de la
quietud de su retiro,’ se le hacia muy fuerte volver á
entrar en el golfo, sí bien le había aficionado la singu¬
lar virtud de la Princesa. Traxerom estos señores al Pa¬
dre Comendador de. Payta para que mandase al siervo
de Dios que fuese con ellos , mientras despachaban
los Prelados superiores sobre la residencia de Lima; con
que el Padre Fray Pedro hubo de obedecer, y seguirles.
Púsose en viage, sin llevar consigo mas que solo su Bre¬
viario,^y;las disciplinas, sin haberle visto desde Payta
a Lima -, qué hay doscientas leguas Castellanas , mudar
tu-
■ Libro IL Capitulo III. %
túnica, ni lavar el habito, trayendolo siempre limpio*
que no es poco en habito tan delicado, como el de nues¬
tra Señora de la Merced: nunca fue posible.que se hos¬
pedase donde los Príncipes se hospedaban, sino retira-1
do quanto podía ; y donde habia Convento se hospe¬
daba en él. .
Sucedió que saliendo de Piura * hicieron noche en
un despoblado á la orilla del rio, y era donde tuvo el
Corregidor grandes enramadas y prevenciones para-
el Príncipe , con tan grandes aparatos como si fuera
en poblado. En* este parage se detuvo el Príncipe
tres dias ,-dando orden de que en Lima se le hicie¬
sen algunas ¿alas para la entrada sacó de un cofre¬
cillo unos diamantes, que quería también enviar, pa¬
ra que le tuviesen hechas unas joyas para la Princesa.
Entre estos habia un diamante de precio inestimable,
el qual al, entregarlos se cayó en la alfombra que esta¬
ba á los pies de la mesa, y no lo hallaban. Alborotóse
todo, y se hicieron diligencias para hallarlo, hasta qui¬
tar la mesa y alfombra, y buscarle por la arena; cre¬
ció mas la confusión viendo que no parecía, y con ella
los juicios de que alguno le habia retirado , siendo to¬
dos criados del Virrey , y personas de satisfacción. Lle¬
gó el Príncipe á perder la paciencia , y despertar la
irascible; con que hicieron un instrumento para ir cer¬
niendo toda la arena, y aun con esto no pareció. Acor¬
dóse la Princesa del Padre Fray Pedro , y llamándolo
por un page, llegó, y con el semblante alegre pregun¬
tó al Príncipe, ¿de qué estaba colérico? Respondió im¬
paciente dexeme Padre, que estas cosas las debe d\e ha¬
cer el diablo para que yo pierda la paciencia, ó haga
un desatino: "Hay amigo , dixo el siervo de Dios :>No
” miente aqui ese maldito, ni ofenda á nuestro Señor por
F t ?>una
84 Vida del V. P. Pr. Pedro Urraca.
«una cosa.que tan poco vale,”*, y baxandose al suelo, y
escarbando un rato enría arena, que antes habian holla¬
do y cernifla^lsacó el'"ti ¡ámeme, con admiración de to¬
dos', y «e lc.dió: con que dexó al Príncipe confuso ; y
sin esperar mas se retiró otra vez al lugar donde tenia'
su mansión. Otras cosas de este genero le -sucedieron1
en aquel viage; cbh que cifeoíó masóla estimación de los
Príncipesy él deseo .de ¡tener siempre consigo á esté*
siervo de-Dios. y ■ . , ,
\ í O gi . i ' • . f* C' o«' f - c *n r* r > r- .■

-■ <»
CAPITULO
- \2 ' '
IV. . í "i
» '-> - -

De como llego á Lima , y ule su asistencia en palacio • "*


- y ilá admirable vida qúe alli-Khtít. m.
N Ufifi ; ... • ' - < . f| i V
o es decible el ap!auso con que fué recibido en Li-¿
ma el nuevo Virrey , -no soló por loque merecía tan'
gran Príncipe, sirio por venir acompañado con el Padre*
Fray Pedro ^ de cuya virtud tenian graneles experien—■
cías; todo el pueblo se prometió mil bienes y aclama-
ban ya el gobierno del nuevo Señor; porque no hay'
cosa que mas acredite á un Príncipe que los buenos la¬
dos : Con este principio hizo David una demonstracion1
de la bondad de Dict en el Psalm. g. diciendo: Todo^
sois bueno Dio* rpioí, y la estoy viendo 'desde la maña¬
na; porque no traéis al iado los malignos , no osacom-1
Panan los malos, ni os hacen cortejo los injustos-; que1
quando el Principe no enferma de mal de costado, no *
habrá quien no le: dé por biieno : mucho gana con el pue-1
blo ; pos esta Opinión de bien acompañado, conquista»
la inclinación, de ios vasallos el Príncipe asistido de losi
buenos; y asi luego que, vieron-entrar en aquellos Rey-^
nos al nuevo Gobernador-con el Padre Fray Pedro fue f
increí^;dé tódos¿ ni S i
ivp:■ f v"
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4*' '~v.

V f?
4 .
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.* 4 %
Lo
Libro II, Capitulo IV. oy
Lo que duró este Gobierno asistió el Padre Fray Pe¬
dro al señor Príncipe de Esquiladle; hermanando de tai
suerte las asistencias precisas de palacio con las diligen¬
cias de Religioso , que sin perder el crédito de obser¬
vante, ni caer en opinión de entremetido, servia en su
Convento á la Religión, y acudía en palacio al consue¬
lo de los Príncipes : su habitación era en el Convento
de Lima , donde observaba el antiguo habito, y los
rigores de su vida, sin dexar por eso de ir todos los dias
á palacio : No es decible en entrambas partes el fruto
grande que hizo en el confesonario, sacando muchos hi¬
jos muy dados á la oración, apartando mugeres de su
mal estado, sustentando muchas con limosnas particu¬
lares porque no ofendiesen á Dios obligadas de la nece¬
sidad. El palacio parece que lo convirtió en casa de
Religión. En los Conventos de Monjas , las Religiosas
que trataban de mas espíritu no se hallaban sin comuni¬
carle, como se vio en la Venerabilísima Madre Geroni-
ma de San Francisco , Religiosa del insigne Monasterio
de las Descalzas de San Joseph, cuya prodigiosa vida
será eterna en la memoria de aquella Ciudad, y de quien
se guardan en nuestro Convento de Lima muchas cartas
llenas de espíritu , escritas al Padre Fray Pedro. En es¬
te tiempo escribió el siervo de Dios muchos libritos es-*
pirituales para el aprovechamiento de las almas, que se
leyeron con grande estimación y fruto de todos ; solo
de uno que ha llegado á mis manos se pondrá á lo ulti-r
mo alguna parte para que conste el grande espíritu, y
'la mucha suficiencia de este siervo de Dios; y nadie ad¬
mire su prodigiosa vida, viendo sus admirables escri¬
tos ; pues como el pincel retrata los cuerpos, la pluma
pinta los ánimos ; con esta diferencia , que el pincel
es pluma muerta , y la pluma pincel vivo dei Autor.
* .: F 3
'

86 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.


Comía algunas veces en palacio, y en las casas de
los Caballeros de mas autoridad , dándole licencia , y
a veces mandándolo el Prelado ; y sin, (pie mostrase en
esto algún genero de melindre iba con mucho gusto á
tecibir la calidad que le hacían sus hijos y devotos;
pero siempre a fin particular de aprovecharles en la
virtud con su doélrina y consejo ; y porque el cuerpo
no saliese ganancioso en estas jornadas nunca comió en
casa de seglar que no se acibaráse antes los dedos y
la boca con un papel de acíbar molido que traía en
el pecho , y otras veces unos polvos mas amargos que
acíbar que le daba un Boticario hijo de confesión , lla¬
mado Pedro de Vilbao , muy querido suyo. Dixo el
Padre Fray Pedro á su Confesor : " Que había oído de-
”cir á un Religioso santo, de quien él aprendió esta
99 virtud , que comiendo con. los Príncipes, y Señores se
"la. conocieron ; porque echaba en el plato por la par¬
óte que comia ; y asi él , por no verse en lo mismo,
" nunca quiso echar el acibar en el plato , sino aciba¬
rrarse los dedos y la boca.” Era muy ordinario quan-
do comia en el Refedorio quedarse arrobado oyendo la
lección espiritual , y algunas veces sin pulsos , ni ope¬
ración vital sensible. Lo que obró. Dios por su mano
aquellos años en beneficio, y aprovechamiento de los
próximos , no se puede fácilmente referir ; las muertes,
las deshonras , los pecados que evitó : solo, diré dos
cosas, notables..
Acabó una mañana de decir Misa en el Oratorio
de los Príncipes, y recogiéndose á dar gracias, salió del
Oratorio á toda priesa no habiendo estado mas de un
quarto de hora , quando estaba siempre mas de media;
y causándole novedad al Príncipe Virrey , asi la bre¬
vedad , como la inquietud con que salía , le dixo este
sier-

y
Libro TI. Caritulo IV. 87
siervo de Dios: "Amigo, importa que V. Excelencia
»embie ’á llamar á toda priesa á Don Fulano; ” era un
Caballero que cursaba mucho en palacio: llamo el Prín¬
cipe dos soldados de la guarda , y mandóles que pusie¬
sen toda la diligencia en buscarle : fue esto en ocasión
que otro Caballero le había desafiado con un papel se¬
creto por una dama , y le alcanzo uno de estos solda¬
dos pocos pasos antes de llegar al sitio que le habían
señalado: viendo el Caballero las priesas con que le lla¬
maba el Virrey, y que el soldado le hacia estorbo para
la pelea , embió á decirle con un page á su contrario,
que le aguardase en la estacada , que él volvería como
Caballero. Vínose á palacio donde le esperaba el Prín¬
cipe , y en su presencia le dixo el Padre Fray Pedro el
desafio á que había salido ; y negándolo el Caballero,
le obligó á que sacase el papel, y el Padre Fray Pedro
le dixo al oído : “ Hijo , porque ames mucho á Dios , y
»no ceses de darle gracias , te hago saber, que como á
»esta hora habias de estar ya muerto en el desafio , y
»condenado para siempre:” embió el Príncipeá llamar
al otro Caballero ; hizolos amigos , que lo fueron siem¬
pre , y muy aficionados á este siervo de Dios.
No es menos ponderable que este, otro suceso : es¬
taba en dicha Ciudad de Lima un Caballero de lo mas
noble de ella, casado con una señora moza , hermosa,
y no muy cuerda , que correspondía con un Caballero
mozo, y de poco juicio. Habíase ido su marido á sus ha¬
ciendas , no muy lexos de la Ciudad ; y ella , tan poco
recatada , como temerosa de Dios , dio lugar á que el
Caballero entrase de noche en su casa : llegó la noti¬
cia á su marido; el qual con animo de averiguarlo , y
de vengarse, se vino ala Ciudad de secreto una noche;
y la tarde antes que llegase se fue el Padre Fr. Pedro á
F 4 la
88 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
la casa , y reprehendiendo á la muger severamente la
dixo : "que tenia muy cercana la muerte si no se en-
emendaba buscó después al Caballero que la corres-
pond;,., y le dixo lo mismo. Este aviso fue cansa para
que se abstuviese de ir aquella noche ; con que se evitó
la desgracia de todos ; porque descuidada ella , y dur¬
miendo en su cama , entró el marido á media noche,
sin ser sentido hasta llegar á reconocerla; y hallándola
sola no dió. por entonces crédito , ó le pareció disimu¬
lar hasta tomar satisfacción de sus sospechas. Pero
quiso Dios , que admirada la muger de tal suceso , dán¬
dole gracias al Padre Fray Pedro por el aviso, mudase
de vida, confesándose con el mismo Padre; y vino á
ser de las mas exemplares señoras de aquella Repú¬
blica , y asi murió con crédito de muv penitente.
Estos son los provechos que se sacan , los grangeos
que se experimentan con la compañía de los siervos de
Dios. Dei Unicornio escribe el venerable Beda, sobre
aquel lugar del Psalmo77. JEdificavit sicut unicornium-,
que auyenta los animales venenosos , no solo de la cue*
ba donde habita , si no de toda la vecindad y contor¬
no : tales, son los siervos de Dios , por cuya compañia
se destruyen los vicios , y se destierra el veneno dé¬
los pecados ; estos son los mejores vecinos que Dios dá
á las Ciudades que mas quiere. Beda in Psalmo 77. ATon
, ,
schi¿m ex specu in quo tegit cmne virulentum abigit
,
animal sed etican , ,
e tota regione & traSiu circuui
circo.
-

•CAPITULO V.
y« §► * Jf ' f ' , ^

< {
‘ ’ . ( % * i •• \ i J , ' ;
|M
Hace viage a España el Padre Fray Pedro y es ,
venerado de la Reyna ,y de toda la Corte

Parece que pudiera España quedar quexosa del Padre


Fray Pedro si no hubiera gozado los rayos de su vir¬
tud habiéndole dado el ser. No esperó Christo á que los
de su patria Nazareth se querellasen de no haber visto
sus maravillas , él mismo se hizo el cargo ponderando
sus sentimientos. Luc. cap. 4. Utique dicetis mihi, quan■*
,
ta fecisti in Capharnaum fac & hic in patria tua : y
dióles satisfacción , en que á no haber estado de parte
de los suyos el estorbo , hubiera logrado su patria mas
milagros de la virtud de Christo que otro lugar algu¬
no. Christo vuelve por sí, porque como hombre reco¬
nocía la fuerza con que executa el suelo á los que tu¬
vo por hijos. Descrédito es del arroyo que le lleva
corrido no regar el sitio donde nace ; y quando camina
á fertilizar vegas distantes dexar estéril su solar cam¬
paña : parece que tiró el Escritor Sagrado á librar de
esta censura^ al rio del paraíso r diciendo primero, que
regaba el huerto ameno donde nació : Fluvius egredic -
batur de Icco voluptatis ad irrigandam paradisum ; que
es justo que la patria se mire con cariño , y que la al¬
cancen los beneficios de sus hijos : asi lo dispuso Dios
en el Padre Fray Pedro , para que España su patria
no quedase, defraudada de tan grande hijo* Vínole su¬
cesor al Señor Príncipe de Esquilaehe vy como tan bien
hallado con la eompañia de este siervo de Dios , pidió
con grandísimas instancias- á los Prelados que le diesen
V *

licencia para llevar consigo al Padre Fray Pedro , por¬


que
90 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
que era imposible que la Princesa pudiese pasar sin su
compañía : dieronsela , y fue este viage por los años de
mil seiscientos y veinte y uno : para pasar, como acos¬
tumbran los Religiosos que vienen de aquellas partes,
se hizo una información de su persona, y calidades, an¬
te el Padre Provincial de aquella Provincia , que hoy
se guarda en el Archivo de Lima ; y es cosa bien sin¬
gular , que habiendo en ella los Padres mas graves de
aquella Provincia, todos le llaman á boca llena Santo,
exemplai , penitente, y otros elogios que podían servir
en una Beatificación. Pasó en esta ocasión á España en
el mismo navio que iba el Padre Fray Pedro el Doétor
D. Fiancisco Calbo de Sandoval, Canónigo IVlagistral
dt la Santa Iglesia de Lima , muy conocido por sus
letras y virtud , y contaba raras cosas del exemplo , y
modestia que había visto en el Padre Fray Pedro , de¬
seando que llegase la información ante el Ordinario
para declararlas , como lo hizo.
Traxo el siervo de Dios de aquellas partes algunas
limosnas que le dieron sus devotos; con que hizo algu¬
nas memorias en su tierra de Xadraque. También fundó
en el Convento de Burgos de nuestra Orden una Misa
perpetua cotidiana por sus bienhechores , dando al
Convento unas viñas que compró para este efeólo: don¬
de se vé, quan cuidadoso fue de encomendar á Dios á los
que le hicieron bien , como de que no resultase á sus
deudos ningún perjuicio en bienes temporales en lo su¬
cesivo , por lo que á él le pertenecía de sus padres; co¬
mo consta de una declaración escrita de su mano , la
que original se conserva en el Oratorio de la celda de
nuestro Excelentísimo y Reverendísimo Padre Maestro
General en este Convento de Madrid ; y es como sé
sigue.
Je-
Libro TI. Capitulo V. 91
Jesús , María , y Josef Digo yo Fr.. Pedro de la
vTrinidad y Urraca, del Orden de nuestra Señora de
?ílas Mercedes , Redención de Cautivos , que por quanto
üyo estoy de camino para volverme á las Indias , y
jipara que en ningún tiempo puedan pedirles mi Orden,
üni otras personas á mi primo Francisco Gutiérrez , ni
üá su muger Doña Maria Coronel, digo que ya habe-
wmos hecho cuentas , y quedamos en paz; y que antes
«les debo yo la caridad tan grande que conmigo han
ü tenido en regalarme y curarme en todas mis enferme-
üdades después que vine de las Indias ;.y que en lo que
ütoca á la viña , me remito á la declaración de la ver-
üdad , como lo sabe nuestro Padre Maestro Fray Mel-
jjchor Prieto , Provincial y Comisario General de toda
jiini Orden t y por la verdad lo firmo de mi nombre en
«veinte de Mayo de mil seiscientos y veinte y seis años.
+ + . + ^
«Fray Pedro de. la Trinidad y Urraca de Baños-
t t t + t
A la buelta dice de otra letra :.v Declaración del Pa-
«dre Fr._ Pedro de Urraca , de como no le quedamos á
«deber nada quando.se fue á las Indias.,v
También fue singular y memorable su asistencia en
nuestro Convento de Madrid , por lo mucho que tra¬
bajó en el confesonario, haciendo copioso fruto de ma¬
yor devoción y aprovechamiento en los penitentes.
Vivia muy gozoso de ver tanta gente devota en aque¬
lla Corte , y la freqüencia de comuniones que hay en
la devotísima Capilla , y gran santuario de la Virgen
Santísima de los Remedios de este Convento , que por
la misericordia de Dios es de los mas exemplares de
la Corte..
Alli se vieron juntos , y campearon* amigos dos
astros de nuestra sagrada Religión , los dos insignes, y
ve-
92 Vi DA BEL V. P. Fr. Pedro Urraca,
venerables Maestros de espíritu el Padre Fray Pedro
Urraca , y el venerable Padre Presentado Fray Juan
i aiconi, d quien llaman muchos , y con razón , el Apos¬
to! de la Corte. . ,,, r
; Esta j™ta y ocurrencia de estos dos varones fue el
instrumento que tomó Dios para plantar tanta devo-
cion , y trato espiritual en este ilustre Convento.
i Quien podía decir la multitud de almas que se alis¬
taron en las vanderas de estos dos gloriosos Capitanes
de Christo ? Pasándose del vando del mundo á los exer-
citos de la viitud : ¡Quantos fieles huvo, que tomando
las armas de la oración mental salieron con su enseñanza
muy diestros en este exercicio, hallando gusto en esta
ocupación, que miraban antes con horror! Porque, si
San Juan Chrisostomo dixcc, que bastaba solo un hom¬
bre vestido del zelo de Dios para enmendar y refor¬
mar una República ; ¿que no obraría la compañía de
dos justos tan zelosos de guiar las almas por la senda
de la perfección? Y mas acompañados de los muchos
discípulos que se les juntaron ; como fueron el venera¬
ble Padre Fray Juan de Medrano , varón milagroso,
adornado de espíritu de profecía , como han depuesto
personas de gran autoridad , el Señor Patriarca de las
Indias , de quien fue muchos años Confesor, y el Exce-»
lentísimo Señor Marqués de Monte Alegre : el venera¬
ble Padre Fray Gaspar de Viera , Portugués, varón ex¬
tático , cuyas obras milagrosas se verán en otro lugar:
el venerable Padre Maestro Fray Blás de Mendoza, que
admiró á la Corte su rara paciencia en la enfermedad
de que murió ; al cortarle una pierna estaba tan.alegre
dando á Dios las gracias , como si no sintiera ; dotóle
Dios de singular agrado , y de una dulcísima eficacia
para atraer almas. Compañero fue de estos Padres el
ve-
«.«•«** *•' T »■ 4

Libro II. Capitulo V. . 93


venerable Padre Presentado Fray Diego del Peso , po^
brísimp , con haber hecho las mas obras que ilustran
este Convento en mas de quarenta años que íue Sacris¬
tán mayor ; muy diestro en enseñar el arte de la su¬
perior contemplación , que había compuesto el Maes¬
tro de todos el venerable Padre Presentado Fray Juan
Falconi , Doétor místico , iluminado de Dios , para re¬
forma de la Corte de España , y de otras Naciones, en
Cuj as lenguas se han trasladado sus libros : sus efeélos
áe verán en la especial vida que de este siervo de Dios
se está imprimiendo. Gran coadjutor fue de estos ze~
losos obreros el Padre Fray Francisco Gómez de Lo¬
sada , á cuyo raro espíritu reconoce su fervor el obser-
vantísimo Convento de nuestras Madres Descalzas de
Madrid , de quienes fue muchos años Confesor. Lego
de profesión fue el venerabilísimo Padre Fray Pedro
Urroz , Sacristán de nuestra Señora de los Remedios
' * k >

quarenta años ; pero tan gran Maestro de oración , que


le buscaban las personas mas espirituales ; durmió mu¬
chos años , las pocas horas que daba al descanso , sobre
la peana del Altar de la Virgen ; floreció en todas las
virtudes : diez años antes de su muerte le quitó Dios la
' * . 1 * ?

vista , que llevó con admirable paciencia : murió en


principios de Septiembre del año de mil seiscientos y
setenta, de ochenta de edad. Publicáronse en su muerte
maravillas grandes que ríuestro Señor había obrado por
su intercesión ¿ especialmente le ilustróDios con el dón
de profecía , de que el Autor de este libro hizo en La-*
tin un epitome , y en una caxa de plomo lo puso en
su sepulcro para recuerdo de la posteridad. El ul¬
timo de los que ha llevado Dios á dar en su gloria el
descanso fue el Ilustrísimo Señor Don Fray Geróni¬
mo de Váldéras , Obispo-de Jaén , infatigable Maes- '
tro
94 Vida del Y. P. Fr. Pedro Urraca
tro de oración , exercitó con gran fruto de ‘las per¬
sonas espirituales por muchos años el confesonario.
Después fue dos.veces dedo Provincial de Castilla , no
solo sin pretensión suya , sino antes con cuanta re¬
sistencia puede, caber en la obediencia de un Reli¬
gioso. Sacóle Dios para el Obispado de Badajoz ; por¬
que necesitaba de su ardiente caridad la miseria de tan¬
tos pobres enfermos como perecían en aquella plaza de
armas. Gasto con los pobres sus rentas, sin tener mas
dolor que verlas por las guerras minoradas, con que no
podían, responder las manos á los latidos de su. pia¬
doso corazón.; no cabian los enfermos en los hospita¬
les, y hizo hospital de su palacio, dándolos de comer
por sus. manos. Premió, Dios sus deseos llevándole á
. • i , con sus gruesas rentas llenó
Dios bien las manos de su gran piedad , gastándolas
en cumplir con las obligaciones de su estado. Ilustró
siendo Prelado de su Religión el Convento de Madrid*
hizo la Iglesia del Colegio de Alcalá con limosnas que
para ello le dieron sus hijos , sin gastar en su persona
mas de lo que le daba la Religión. Siendo Obispo
con querer mucho á su Provincia , no le dió un real’
diciendo , que su hacienda era de los pobres de su
Diócesi. Fue su vida un dechado de los Obispos de la
primitiva Iglesia, habiendo obrado Dios por su medio
no pocas maravillas , con que en vida y muerte fue ve¬
nerado por Santo , temido de los malos , y amado de
los buenos. Fue su dichoso transito en su Iglesia de Bae-
za en siete de Marzo del año de mil seiscientos seten¬
ta y uno á los setenta, y nueve de su edad.
. No se contentó Dios con que el Padre Fray Pedro
hiciese tan .copioso fruto en lo común de la Corte si¬
no que la llama de su zelo llegase á prender en los’co-
** ^ _ ... - ■*' *■ • •>¥ *.Jf J'• -i

ra-
Libuo TI. Cabittjlo V. . 95
razones de los que viven en palacio, donde por las mu¬
chas fuerzas es mayor la resistencia, y la viéloria mas
difícil; mas con la asistencia de Dios todo lo halló fá¬
cil. Confesaba las personas mayores que tenían oficio
en palacio , y fue admirable la afición que les pegó á
los exercicios de la oración. Hizole también grandes
honras la Reyna nuestra Señora Doña Isabel de Borbon,
dj£ quien solia decir, que era una santísima Señora , y
pasó muchos ratos con su Magestad tratando de cosas
de espíritu. Para memorable exemplo de tan gran Rey¬
na contaré lo que sucedió al Padre Fray Pedro en el
Oratorio de su Magestad. Estando alli confesando a la
señora Duquesa de Gandía entró la Reyna nuestra Se¬
ñora, y levantándose en pie el Padre Fray Pedro se pa¬
ró la Reyna, y le dixo: Sientese Padre , que está ad¬
ministrando ese santo Sacramento ; y perseverando el
Padre Fray Pedro en estar en pie, le dixo : Sientese Pa¬
dre. Obedeció, y sentándose , dixo su Magestad. Muy
bien está asi, que mayor es la Magestad que represan-
ta, que la mia, y se llegó á la peana del Altar á hacer
su acostumbrada oración.
Dixo también el Padre Fray Pedro á su Confesor
en la relación de su vida, que la Reyna nuestra Señora
era muy entendida en cosas de espíritu, y puntos de
oración, porque habían platicado muchas veces en ello;
¿qué mucho si tuvo por Maestro aquel Dcélor místico, y
Aposto) de la Corte el santo y milagroso Padre Fray
Simón de Roxas, del Orden de la Santísima Trinidad,
Redención de cautivos? Una mañana, después de haber
oido Misa, habiendo ido el Padre Fray Pedro á confe¬
sar á la Duquesa de Gandía, le dixo la Reyna , que hi¬
ciesen un concierto entre los dos de encomendarse á
Dios enteramente 5 y que lo hicieron, pareciendole al
Pa-
96, Vida i>dl V.,P. Fr. Pedro Urraca.
Padre Fray Pedio que salía muy ganancioso; .porque su
Magestad era una santa señora. También contó las mer¬
cedes que le había hecho , instándole muchas veces,
quando estaba para volverse á las Indias, que la pidie¬
se algo de su consuelo; á que le respondió siempre, que
3o que le suplicaba era que pidiese á nuestro Señor que
le hiciese buen Religioso y Sacerdote digno, porque no
pretendía mas que salvarse. Todo esto dixo á la Rey-
na, quedando mas aficionada á la virtud del Padre Fray
Pedro ; que no hay cosa mas bien parecida en palacio
que un vaion espiritual desnudo de toda pretensión, y
que no hace arbitrio de profesar vida virtuosa.
• • * ■
■ I ■ : 5 O

CAPITULO VI.

"Procura el Padre Fray Pedro que la Religión h


,
envíe d redimir y de lo demás basta su vuelta
->
al Perú. N
• ‘ • * • - ■/

Desde que salió de las Indias para España el Padre Fr~


Pedro vino con deseo de que se ofreciese ocasión de alr
guna Redención , para tenerla de cumplir su quarto vo¬
to; empeñando su persona por la libertad de algún cau¬
tivo , si le viese peligrar en la fé. Efetf o de la mas he-
royca caridad á que nos obliga nuestra Sagrada profe¬
sión, en cuyo cumplimiento, ¡numerables hijos de esta
sagrada Familia, en todos tiempos, despreciando el pe¬
ligro de la vida , ofrecieron gloriosamente su libertad;
como los vio España por dos veces los años pasados de
sesentq y sesenta y dos; la primera en la grandiosa Re¬
dención que hicieron las dos gravísimas Provincias de
Castilla y Andalucía, en que el Reverendo Padre Maes¬
tro Fray Antonio Vigo, Redentor de Andalucía, Obis-
> ^ i.. - •: .-«!-• + * ■ t ~ *

po
Libro II. Capituló VI. ■>'< 97
po en el Perú, Coadjutor del Arzobispo de Lima, mu/
conocido por la eminencia de sus letras, pero mas por
sus virtudes y por su caridad ardiente : dióle Dios es¬
te año pasado el premio, llevándole en nuestro Con¬
vento grande de Lima al descanso. Despidiendo con la
Redención los demás compañeros, solo', enfermo y sin
dinero , se quedó en Argel por rescatar unos niños y
mugeres que peligraban en la Fé; y ya que por sus mu¬
chos años no podía ganar la comida por sus manos, lo
pedia de limosna al Vicario Apostólico, que allí asiste,
y al Cónsul de Francia, para no hacer gastos á la Re¬
dención , donde se vió varias veces á peligro de muer¬
te,. y en una le libró Dios manifiestamente , estando ya
herido en la garganta, y entre los pies de muchos Mo¬
ros. La segunda en la Redención de las dos exemplarí-
simas Provincias de Aragón y Valencia , en que el Ve*
nerable Padre Maestro Fray Jayme Castellar, Reden¬
tor , después de haber sido dos veces Vicario General
de la Orden, faltando el dinero para sacar unos niños
que con evidencia peligraban en la fé ¿ se quedó en re¬
henes, padeciendo muchos trabajos por mas de un año
que duró el empeño. El Provincial de Francia el año
de mil seiscientos quarenta se quedó en Argel por la
misma causa, siendo necesario para su rescaste vender¬
se las haciendas de algunos Conventos. Y quando escri¬
bimos esto ha traído la Redención de Castilla y An¬
dalucía al Padre IVIaestro Peralta , Redentor de Aragón,'
que el año antes se quedó en empeño en Argel donde
estubo sentenciado á quemar vivo , y anduvo muchos
meses con una gruesa cadena, como se vé en la rela¬
ción que de esta Redención se publicó.
A mas de este motivo , adelantábase el afetío del
Padre Fray Pedro á desear el martirio, y verse en oca-
G síoíi
«)8 Vida ¿>el V, P. Fr. Pedro Urraca.
sion de firmar con su sangre la verdad y pureza de la
fé:y como en aquella sazón se dispusiese una Redención
en la Provincia de Castilla, hizo grandísimas instancias
con la Religión para que le nombrasen‘compañero del
Redentor : y estando ajustado con los superiores salió
de la Corte con él ájuntar limosnas, que es uno de los
mayores afanes que trae este santo instituto; porque si en
la abeja es circunstancia que hace mas pesado su exer-
cicio no ser el trabajo para sí (como lo pondera el Poe¬
ta Latino) en la misma penalidad están los hijos de es¬
ta sagrada Familia: y aun por eso significados en las
abejas, que edificaron un misterioso panal en la mano
derecha de su Santísimo Fundador y Patriarca San Pe¬
dro Nolasco , recien nacido. No somos hormigas, que
es muy interesal su. providencia, sino abejas, para uti¬
lidad agena* ; f '
También favorecieron muchos con copiosas limos*
ñas al Padre Fr. Pedro, en especial sus hijos de confe¬
sión , y las señoras; pero con el cariño de su comuni¬
cación, llegada la ocasión de partir, le fueron todos con¬
trarios; y con el temor de perderle estorvarón su via-
ge, valiéndose de la Religión las señoras de la Camara
de la Reyna ; que , como contó el Padre Fray Pedro,
fue uno de los mayores desconsuelos que tuvo en su vi¬
da. Y comenzó á desazonarse mas, deseando desviarse
de las dependencias dé palacio, y volver á su Provin¬
cia ; como desde luego empezó á procurarlo.
Detúvose algún tiempo en Madrid mientras dispo¬
nía su viage, y sucediéronle algunas cosas notables que
obró Dios por su medio: diré una por ser muy señala¬
da. Confesaba á una señora de titulo, la qual vivía des-
consoladísima de las travesuras, é inquietudes de su ma¬
rido , arrastrado de la torpe afición de una tftuger ruin,
v
Libro II. Capituio VI. 99
y hasta en las prendas naturales muy desiguala su espo¬
sa; que tal vez ciega el vicio , y dexando un hombre
casado la compañía de un Angel que Dios le dió por
muger, se va a ozar las toscas bellotas que se hicieron
para pasto de los brutos , comprándolo á costa de la
salud, de la hacienda, de la inquietud de la familia, y
de los riesgos del alma. Viéndola un dia tan afligida
y llorosa, la dixo: "Calle hija mia, que presto la con-
«solará Dios; pídaselo á la Virgen de los Remedios,
»>que su consuelo le he puesto yo en sus manos , y ya
«corre por cuenta de su piedad.” Aquella noche , pi¬
diendo licencia al Prelado para ir d remediar una nece¬
sidad , se fue a casa de este Caballero, y causándole no¬
vedad el verle a aquella hora en su casa , le preguntó
¿que se le ofiecia? Hablar con V. S. á solas, respondió;
y en estándolo, le dixo : "Para librarle de un infalible
«peligro de su vida vengo de parte de la Virgen de los
«Remedios; que esto han conseguido de su piedad las
«oraciones y lagrimas de su santa esposa. Esta noche
«está determinado V. S. de ir solo á la casa donde acu-
«de; y si vá le han de matar en el camino.” Quedó
suspenso el Caballero viendo no había comunicado con
persona alguna aquella determinación; y aunque bastá-
ra esto para darle crédito, quiso certificarse de si aquel
aviso era verdad, ó nacía del zelo de aquel Religioso,
y traza de su muger, para apartarle de aquella corres¬
pondencia , que tan inquieta la tenia. Con que despe¬
dido el Padre Fr. Pedro, llamó á un criado confidente,
y de buenos alientos ; púsole su capa y sombrero, y le
mandó fuese con un recado suyo á aquella casa, ese-u¬
sándose de ir aquella noche , adviniéndole fuese con
cuidado que él enviaría tras él otros criados por si ha¬
bía riesgo. Salió el criado , y cerca de la casa le acó-
O 2 m
too Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
metieron quatro hombres; dió una voz para que se ade¬
lantasen los que le seguian, y él se puso con la espada
á la defensa, y oyó que dixeron: No es él;,y sintien-
do el ruido de los que venian se fueron: con que vuel¬
to á su casa, y contando á su amo lo que habia suce¬
dido , conoció era del cielo el aviso del Padre. Fray
Pedro, y se aumentó el crédito que de su virtud tenia.
En amaneciendo vino á nuestro Convento á dar gracias;
a Dios , y á la Virgen de los Remedios , y á estimar
al Padre Fray Pedro el aviso, pidiéndole perdón de la.
curiosidad con que lo había averiguado. Confesóse con.
él generalmente,, viviendo de alli adelante como muy;
buen Christiano. f ■ . ■ rió ; ■ .:
Esta y otras maravillas obró Dios por medio de sil
siervo estando en la Corte , hasta que llegando el año-
de mil seiscientos veinte, y seis „ gobernando la Religión-
el Rmo. P. Maestro Fray Gaspar Prieto ,.Obispo que.
murió de Paraguay, Virrey y Capitán General de Cer-
deña,donde celebró Cortes año de mil seiscientos trein*
ta y seis pudo alcanzar licencia para volverse á su Pro¬
vincia de. Lima , pareciendole que salía por gran mer¬
ced de Dios de la Corte , qual otro Loth de los in^
cendios. No faltaron prodigios en aquel viage ; solo re¬
lataré dos que le sucedieron , después de haber desem¬
barcado , antes de llegar á Lima.
Caminando por Cruces , sitio que está siete leguas
de Panamá, á su Provincia y Ciudad de Lima , pasando
una cuesta muy aspera, iba delec tándose el siervo de.
Dios pensando en el mysterio de la Santísima Trinidad*
fervorizándose en deseos de que se ofreciese ocasión de
perder la vida en defensa de este altísimo mysterio : y
sacando una cruz, que de ordinario traía consigo, abra¬
zóse coa ella , y la besaba haciendo, muchos ados de
Libro II. Capitulo VI. iox
fé. Con estas consideraciones vino á parecerle que ya
estaba en la estacada del martirio , y comenzó entre
sí á explicar á los infieles este mysterio , tan fervorosa¬
mente , que le parecia se hallaba en el caso , y que ya
le querían poner en el martirio : de lo qual rabioso el
Demonio, le dixo en clara voz, sin que el P. Fr. Pedro
le viese : Inútil, no te verás en ese caso ; ni tú mereces
padecer martirio , sino morir aquí despeñado como
bestia ; y dándole un fuerte rempujón le echó á rodar
por la cuesta , cayencjo abrazado con la cruz y su Bre¬
viario ; de suerte que quando llegaron á socorrerle los
que venían atrás , entendieron que se habia hecho pe¬
dazos. Ayudáronlo á levantar , y volvió á subir por
donde ellos habían baxado , dando muchas gracias á
Dios de haberlo librado de aquel peligro ; y encen¬
diéndose en nuevos deseos de perder la vida en defensa
del mysterio. ; . -■> \
Llegando á Panamá vino á verle una Negra llamada
María , muy virtuosa y devotísima de nuestra Señora
de las Mercedes , que al pasar á España habia regalado
al Padre Fray Pedro. Pidióle dixese una Misa á la Ma¬
dre de Dios ; y acabándosela de decir en el Altar ma¬
yor , la dixo un Evangelio, y advirtióla que no se fue¬
se hasta haber dado gracias, porque laqueria hablar. Sa¬
lió á la Iglesia , y la dixo: ■' Mira hija , porque veas
»quan agradecido es Dios , y quanto estima los servi¬
cios que se hacen á los Religiosos de su Madre. Por el
»bien que has hecho á este Convento lavando la ropa de
*>la Sacristía , y por la caridad que has usado conmi-
”S° y otros Religiosos, me manda que te avise co-
”mo Sabado á estas horas te habrá dado su Mages-
”tad el premio, llevándote para sí. Pero mira que Dios
es tan justiciero 7 como misericordioso j hoy es Mier-
G 3 „ co-
ios Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
acoles , aprovéchate del tiempo , pues Dios por su ma¬
ncha bondad te le concede , que si no fuera por estas
cobras de caridad habia de ser tu muerte muy acele¬
rada.” Recibió el aviso la muger con alegria de co¬
razón, y singular conformidad. Diciendo : Padre, cúm¬
plase en mí la voluntad de Dios , y sea bendita su-mi-
sericordia , que en ella fio ; bien sabe que si hubiera
podido hacer mas , mas hubiera hecho por su Conven¬
to. Poco tiempo es para tan larga vida, no le perdamos:
Vuesa Paternidad me confiese ahora , y después me
asista ; y poniéndose á sus pies , se estuvo confesando
hasta que fue hora de cerrar la Iglesia , dándole nues¬
tro Señor tanta memoria , y tal dón de lagrimas, que
el siervo de Dios quedó admirado. Volvió á la tarde,y
prosiguió su confesión general. Comulgó el Jueves , y
el mismo dia , llamando un Escribano , en presencia
del siervo de Dios hizo su testamento; al despedirse, le
dixo : ¿en fin Padre Fray Pedro , yo he de morir con
esta brevedad? porque nunca me he sentido mejor. Res¬
pondióla : "mira hija , que esa es tentación del Demo-
»nio , por ocuparte el tiempo , y entibiarte : mañana
asentirás el achaque , y morirás el Sabado , como ten-
9> go dicho.” Púsose Ta muger un silicio fuerte, y aque¬
lla noche tomó una rigurosa disciplina. Viernes por la
mañana , estando oyendo la Misa del Padre Fray Pe¬
dro, que la decía de ,1a Pasión de Christo Señor .nues¬
tro , se sintió con calentura: fuese á su casa , y púsose
en la cama ; y habiendo ido aquella tarde á verla el
siervo de Dios la halló con un delirio , que la calen¬
tura se le habia subido a. la cabeza ; pero quiso Dios
que la dexase libre á media noche , con que á las qua-
tro de la mañana la dieron el Viatico , que le recibió
con grande devoción : á las seis la administraron el
' ’ ; Oleo

• • - ss
Libro II. Capitulo VII. 103
Oleo santo ; y volviéndole á repetir el segundo creci¬
miento, estando disponiéndola el Padre Fray Pedro con
muchos aélos de contrición , y otras virtudes , á las
nueve horas dio su alma á Dios , Sabado , al mismo
tiempo que le habia profetizado el Padre Fray Pedro:
dichosa muerte , pues tuvo tales avisos y asistencias.
La causa principal de volver el Padre Fray Pedro
al Perú se halla en el libro mayor de la Orden del ge¬
neralato del Reverendísimo Fray Juan Cebrian , que
pocos años há murió Arzobispo de Zaragoza , del Con¬
sejo de Estado , Virrey y Capitán General de Aragón,
uno de los mejores Superiores que ha tenido la Religión.
En el Capitulo General de su elección , que fue en To¬
ledo el año de mil seiscientos veinte y siete se trató de
la reforma de las Provincias del Perú ; y para conse¬
guirlo se nombró en veinte y seis de Mayo por Vi¬
cario General al venerable y Santo Padre Maestro Fray
Alonso Redondo , sin saberlo él, ni pretenderlo , que
entonces estaba gobernando las Provincias de la Nueva-
Espafía , y mandándole con precepto de obediencia se
fuese á Lima, sin decirle á qué iba, y que aili esperase
el orden ; sobre que se le despachó patente en Zaragoza
á treinta dias del mes de Noviembre del dicho año. En
el fol. 3. se halla como tratándose de la mayor refor¬
ma de aquellas Provincias , viendo la gran virtud del
Padre Fray Pedro, determinó la Religión que pues era
hijo de la Provincia de Lima le mandasen se volviese á
ella , para que con su exemplo á los intentos de la Re¬
ligión , dándosele patente para que dixese por su inten¬
ción sus Misas ; por quanto constaba acudía con la li¬
mosna de ellas al socorro de los Religiosos enfermos y
que veía necesitados. Diósele otra patente para que pu¬
diera residir el tiempo que le pareciera en una Hermita
G 4 que
io4 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
que tenia el Convento , desde donde saliese á las misio¬
nes que acostumbraba , á la enseñanza de los >Indios y*
Negros de aquellas haciendas , diciendo se le concede,
por la gran satisfacción que de su exemplo tenia la
Religión.
Estando escribiendo esto me dixo un Religioso an¬
ciano , que fue de los discípulos del Padre Fray Pedro,
y se le conoce , pues se le pegó bien la dodrina , que
quando vino á este Convento de Madrid , donde son
muchos los huespedes , como el paradero de toda la
Religión ; y en alguna ocasión suelen ser tantos que es
menester mucha diligencia para hallar medio para aco¬
modarlos , como el Padre Fray Pedro , de nada cuida¬
ba menos que de su comodidad , se olvidó de él el hos¬
pedero , y se iba al.corito de nuestra Señora, y allí
pasaba las noches , y las fiestas hincado de rodillas ; y
en rindiéndose se postraba , y asi dormía pocas horas:
repararon en ello los mas asistentes , y dándole las
gracias , él se corrió de que lo atribuyesen á virtud ; y
sencillamente dixo, lo hacia porque no tenia donde re¬
cogerse ; sobre que se le dio al que dice tener cuidado
una gran reprehensión , y empezaron todos á mirarle
con veneración en aquel Convento.
*r% f , \ , jv

CAPITULO VIL

Llega el Padre Fray Pedro d Lima : cuentanse


los ejercicios hables en que se ocupaba.

^Trae siempre consigo la venida de los Santos el gozo


y alegría universal del pueblo ; y mas quando se per¬
dió su dulce compañia en ausencia larga , y distancia
de mares j que á todos estos motivos se puede atribuir
Libro II. Capitulo VIL icy
aquel festín alegre con que el prudente Noe , lleno de \•
<

gozo el semblante , recibió la paloma , y alargando la


mano la metió en el arca después de haberla enviado, y
perdido en la distancia de tan inmensas aguas.
Este caso me hace muy presente aquel aplauso y
regocijo , con que la República de Lima recibió á su
deseado Padre Fr. Pedro en la buelta de España ; pues
concurrían en él todas las circunstancias que podían
haberle deseado. No es decible el concurso del lugar
á recibirle , la muchedumbre que le seguía por las ca¬
lles , y gente que venia á la Iglesia de nuestro Con¬
vento por verle. Todo esto servia de gran sentimiento
al siervo de Dios , y procuraba por muchos caminos
echar mas lastre á su humildad , afectando por mil
modos el despreciarse , y parecer vil: dieronle los Pre¬
lados una celda buena en la parte principal del Con¬
vento , y el pidió que por amor de Dios le diesen una
de las celdas que había ácia la puerta falsa , en que
vivían los Religiosos legos; dieronsela ; y estando en
ella muy gozoso la primera noche rezando Maytines
de rodillas, y el Breviario sobre un banquillo se le pu¬
so sobre el mismo Breviario una vivora como de me¬
dia vara , que parecía echar centellas de fuego por los
ojos , y abierta la boca sacaba una lengua encendida
en forma de harpon, en amago de morderle el rostro.
Atemorizóse al principio ; y viendo que persistía en sus
amagos, dando por asentado que era el Demonio , di-
xo : w Anda maldito, no me inquietes que estoy hablan¬
do con mi Dios, en cuyo nombre mando que te va-
99 yas« Dicho esto , dando la vivora un gran silvo,
desapareció saltando al suelo ? y le dio nuestro Señor
tal fortaleza a su Siervo , que no hizo caso de mirar
ácia donde había ido , por no divertirse de su rezo,
aun-
i

*í;
io6 Vida del V. P. Fr.. Pedro Urraca.
aunque dos 6 tres dias le duró un recelo natural sobre si
era vivora ó demonio.
Un Sabado , después de media noche , acabados sus
exercicios se quedó dormido , sentado en una silla pe¬
queña , y al cabo de un quarto de hora, como á la una
de la noche le despertó una claridad que le dio en los
ojos , tan grande que le pareció se quemaba el techo y
las paredes ; y arrodillándose , vió en visión clara so¬
bre un trono , cercado de ¿numerables Serafines la Ima¬
gen de la Santísima Trinidad , como hemos dicho la
veía otras veces : no supo decir quanto habia durado,
porque á él le pareció un Ínstame. Quedó tan suma-
mente gozoso , que absorto en la contemplación de lo
que habia visto , pasó en éxtasis desde aquella hora,
hasta las quatro,que le vinieron a llamar para decir
Misa. Con esto cobró tanto amor y respeto á la celdi¬
lla , que nunca mas la barrió , ni la aliñó en mas de
diez años , hasta que lo mudaron de ella á la enferme¬
ría , mirando hasta el polvo corno cosa bendita , por
haber gozado de aquellos celestiales resplandores.
No tenia en la celda mas que una cama humilde,
y un pavelloncillo viejo que le habia puesto el Prelado,
y en esta cama no se acostó jamás. Una mesita con al¬
gunos papeles y libros de devoción : una Imagen de la
Santísima Trinidad , y otra de la Concepción : entram¬
bas de papel , y un Santo Christo de plomo, que le ha¬
bló muchas veces, asi en esta celda , como en la enfer¬
mería , según escribe su Confesor , diciendo : que por
serla joya mas preciosa que tiene el Convento de Lima
le guardaba en su poder para colocarle en el Sagrario
de un Altar de reliquias que se disponía , y ya esta
hecho. Los exercicios con que pasaba la noche , eran
estos : cerrábase en la celdilla al toque de las oracio¬
nes,

A
JLibro II. Capitulo VII. 107
nes , y hasta las siete de la noche estaba examinando
las acciones y pasos de aquel dia : desde las siete á las
ocho salía , confesábase , daba gracias á Dios contem¬
plando las misericordias que usaba con él , y con todo
el genero humano , pidiéndole con fervorosas lagrimas
se apiadase de los pecadores , y les diese luz y auxilio
para salir de la culpa : de las ocho á las nueve estaba
en oración mental: de las nueve á las diez lección en
los Maestros de espíritu , y estudio de casos morales:
de las diez á las once andaba seis estaciones por el ge¬
neral , claustro y coro , donde tomaba su disciplina: de
las once á las doce rezaba maytines: de las doce á la una
oración mental : de la una á las quatro reposaba , unas
veces arrimado á un pilar de la camilla , otras medio
quebrantado el cuerpo en la silleta , otras en un esca-
vel sin brazos ni espaldar. A los mas de estos exerci-
cios le acompañaba el venerable Padre Maestro Fray
Alonso Redondo , siendo Vicario General , y después
muchos años hasta su muerte. Muchas noches se quitaba
algunos ratos de sueño por salir á un patio del Con¬
vento , y decir tiernos requiebros á una cruz que es¬
taba sobre la puerta falsa antigua del Convento , en la
qual vio los prodigios que en el siguiente capitulo se
referirán.
CAPITULO VIII.

De la visión de las Cruces, y como llevo la suya al


Convento de Santa Catalina.

Fue muy favorecido el siervo de Dios con visiones y


revelaciones celestiales ; premio de su profunda humil¬
dad , que á los pequeños se hacen las revelaciones según
la sentencia de Christo Señor nuestro: Et revelasti ea
par-
108 Vida bel V. P. Fr.Pedro Urraca.
parvulis. A esta misma causa atribuyó la Glosa Mora 1
aquello de haber declarado la Escritura el sitio , y la
postura corporal en que se hallaba el Santo Patriarca
Abraham quando tuvo aquella célebre visión de Dios
de los tres Angeles que adoró en uno. Estaba sentado
el Patriarca, no en el copete de una sierra altiva, sino
á la falda de ella, en lo mas baxo de un valle ; y todo
es enseñanza , para que entendamos que las revelacio¬
nes de Dios no se hacen sino á los que están sentados
en el valle profundo de una humildad verdadera: Per
hoc designatur, quod revelaciones divince fiunt Hits , qui
surit in humilitCLtis convalle. Y siendo estas que ahora
decimos revelaciones de Cruces, que es el mayor bla¬
són de humildad Christo Señor nuestro, parece preciso
que se dispusiera el siervo de Dios á merecerlas con es¬
ta virtud. Tenia, pues, el Padre Fray Pedro una Cruz
grande con una reliquia del santo LignutnCrucis, pren¬
da que le había dado su querida hija de confesión la Ex¬
celestísima Señora Princesa de Esquiladle; y hallándose
indigno de traer consigo reliquia tan estimable (grave
acusación de la irreverencia que con capa de devoción
está tan intrusa ahora en el mundo) siendo, como era,
de su mayor devoción, pidió licencia al Prelado para
colocarla con decencia , y por tener ya del Lignum
Crucis su Convento, tirábale el afeólo á darla á uno de
los quatro insignes Monasterios de Religiosas que tiene
aquella dichosa Ciudad , la Encarnación , la Concep¬
ción, Santa Clara, y las Descalzas, por tener en ellos
muchas hijas de confesión muy exemplares.
Andaba con estos cuidados vacilando algunos ratos,
porque igualmente le llevaba el afeéto á todas quatro
partes; hasta que estando una noche haciendo oración
en el patio á la dicha Cruz la vio cercada de resplan-
do-
Libro II. Capitulo VIII. 109
dores celestiales, y entre ellos muchos Angeles gozosos
con unas Cruces blancas, que subiendo con ellas al Cie¬
lo llegaban á la presencia de la Santísima Trinidad; y
que con las dichas Cruces baxaban otra vez al parage
de donde subieron, y formando una vistosa precesión,
vestidos de blanco fueron siguiendo hasta el Monaste¬
rio de Santa Catalina ; y llegando á él se les abrieron
las puertas de la Iglesia para recibir tan alegre proce¬
sión, Tres veces gozó esta celestial visión; con que co¬
noció la voluntad de Dios de que diese al Convento de
Santa Catalina el rico tesoro de su Cruz; y asi, el dia
siguiente, después de haber dicho Misa fuese al Con¬
vento; llamó á la Madre Priora, que era muy sierva de
Dios , llamada Doña Lucía de la Daga , Fundadora de
tan insigne Monasterio , diciendola , como la habia de
traer la Cruz que tanto estimaba, de que, llena de con¬
tento , le rindió las gracias. El dia siguiente le tuvieron
puesto un altar en la Portería para recibir la Santísima
Cruz: llevóla el Padre Fray Pedro ; y puesta en él , se
hincó de rodillas mientras se juntaba la Comunidad ; y
guando ya la querían llevar, fervorizándose su espíritu,
tuvo de paso otra visión de resplandores que despedia
la Cruz, y mucho numero de Cruces blancas que salían
de ella. Entraronsela cantando el Te Deum laudamus,
y la colocaron en el Coro baxo:; donde la han tenido*
y tienen con mucha decencia, obrando nuestro Señor
por ella- muchas maravillas, como después diremos.
Quedó el siervo de Dios muy consolado de ver tan
bien empleada su querida Cruz: y al cabo de algunos
dias como iba creciendo en él la devoción de la Cruz
de la puerta falsa del Convento por las visiones que ha¬
bía tenido, gastaba en contemplarla, y hacerle oración
todas las noches una hora, quitándosela de la que tenia
des-
I

I f ...

110 Vida del V. P, Fr, Pedro Urraca,


destinadas para el sueño. Volvió á ver los resplandores
como antes, y los Angeles distintamente vestidos con
hábitos de nuestra Sagrada Orden, que salían á repar¬
tir por el mundo ¡numerables de aquellas Cruces blan¬
cas , sintiendo de esto un gusto interior tan grande, jun¬
to con un deseo de saber lo que significaba aquella vi¬
sión , que andubo tres dias como fuera de sí, pidiendo
á nuestro Señor con humildad se la declarase. Una no¬
che , víspera de la Cruz de Mayo , siendo inumera¬
bles los Angeles que vio baxar, y las Cruces que espar¬
cían por el mundo; estando orando delante del Santo
Crucifixo de su celda , le dio á entender nuestro Señor
que lo que le mandaba con estas visiones era, que esten-
diese entre los Fieles la devoción de la Cruz, repartién¬
doles todas las' que pudiese, dándoles á entender quan
gran reliquia era el traer consigo una Cruz, rezando to¬
dos los dias tres Padre nuestros y tres Ave Marías á las
tres horas que estuvo el Redentor en ella ; y rogando
por los que están en pecado mortal; que con esto les
comunicaría grandes auxilios para conseguir la divina
gracia, y los libraría de muchos peligros corporales.
De aquí nació la devoción de este venerable sier¬
vo de Dios en repartir Cruces á los fieles que las reci¬
bían con suma estimación. El dia siguiente mandó ha¬
cer muchas Cruces , y empezó á darlas á sus devotos,
sucediendole muchas veces ver por la noche al rededor
del Santo Christo delante de quien oraba resplandecien¬
tes tantas Cruces como habia de dar el dia siguiente á
los devotos: antes de repartir, asi las que él mandaba
hacer, como las que le traían hechas para qne las ben-
dixese, se las ofrecía á Dios, pidiéndole por los miste¬
rios de su Pasión que concediese á los fieles que quisie¬
sen traerlas consigo aquellos favores que le habia pro¬
metido. En
« Libro II. Capitulo IX. 111
En conseqíiencia de estas visiones de las Cruces que
solia tener antes de repartirlas pondré una con la? pa¬
labras con que su Confesor la escribe. A veinte y tres
de Abril de mil seiscientos cinquenta y dos como á las
quatro de la tarde, hora ordinaria en que iba á confe¬
sar , y comunicar á este devoto varón á la enfermería,
donde estando hablando en la materia de algunas visio¬
nes de las Cruces, y de las maravillas que Dios obraba
por ellas, me dixo : te Amigo, mire aquellas cinco Gru¬
pees que resplandecen mas que luceros.” Volví los ojos
acia donde me señalaba, que era el Santo Christo, mila¬
groso, que le habló muchas veces, y no veía cosa algu¬
na. Entonces se quedó el siervo de Dios como en éxtasis,
y yo cerrando la ventana de la enfermería, y la cortina
de su alcoba, le dexé gozar de aquella gloria por mas
de media hora, hasta que volvió en sí, diciendo: ¡Gra¬
cias á Dios! y entonces abrí la ventana, y volvimos á
hablar en otras materias; y á poco rato entró un niño
con un papel, y le dixo de parte de su madre que le
hiciese caridad de bendecir aquellas cinco Cruces; y el
devoto Padre lo riñó amorosamente, diciendole: *cno
»sea tontito , que yo no puedo bendecir Cruces , que
”$oy un gran pecador, y cogiéndolas, y besándolas, ba¬
rbados sus ojos en lagrimas, puestos en el Santo Chris-
”to , se las ofreció, y diciendome que mirase quantas
r eranhallé que eran cinco; habiendo sucedido tres
quartos de hora antes lo. que tengo referido : con que
quedé admirado, y confuso de haber sido testigo cíe
vista de esta maravilla.,
' JU Vida del V. P. FiU Pedro Urracas
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• * 9
CAPITULO IX.

De Jas maravillas que quiso Dios obrar por medio de'


las Cruces que el Padre Fray Pedro repartía*

Fue tal el afeólo de los fieles de aquella Ciudad de Li-


ma, y de las demás del Perú, que no se tenia por di¬
choso el que no traía consigo una de las Cruces del Pa¬
dre Fray Pedro. Experimentando con esta devoción,
muchos , y singulares milagros, que constan en las in¬
formaciones que de la prodigiosa vida de este venera¬
ble Padre se hicieron ante el Ordinario. Referiré al¬
gunos de los que escribe su Confesor con' sus mismas
¡palabras.
El año de cinquenta y dos estando yo con el Capí-
tan Don Alvaro de Villafuerte, nos refirió Luis Guillen
el caso siguiente, que después me contó Doña Beatriz
de la Vega. Era esta señora muy devota del Padre Fr.
Pedro, y fue una mañana á verle á la Iglesia; pidióle
con encarecimiento le diese una Cruz, pues no era jus¬
to que siendo su hija careciese de una prenda suya; el
Padre Fray Pedro se la dió, diciendo lo que .habia de
rezar, y encargándola mucho la tuviese con gran ve¬
neración. Recibióla Doña Beatriz , y besándola se la
puso en el pecho, y el Padre Fray Pedro la dixo al des¬
pedirse: ¡"Mire hija, esta tarde ha de ver un enfermo,
v pondrá le esa Cruz/’ Fuese á su casa la señora, y salien¬
do á la tarde á una visita, sin acordarse de la Cruz que
le habia dado el Padre Fray Pedro, pasando por la ca¬
sa donde vivia el dicho Luis Guillen tuvo gusto de en¬
trar á hablar de paso á una amiga, y en un aposento
del patio oyó ruido, y vio á unos Religiosos que esta¬
ban
Libro II. Capítulo IX. '/ iig
fcan ayudando á bien morir á un enfermo, que era el
referido Luis Guillen, que ya estaba sin habla, con la
vela en la mano. Acordóse la señora en aquel punto de
lo que le había dicho el Padre Fray Pedro , y de la
Cruz que traía en éb pecho; y preguntando de qué es¬
taba enfermo el moribundo? dixeronle, que de un vio¬
lentísimo dolor de cabeza, sin haberle aprovechado re¬
medio alguno. Pues dexenme atarle esta Cruz á la ca¬
beza ; y luego que se la ató abrió los ojos, y empezó á
echar por las narices una postema tan pestilencial que
no podían parar en el aposento los Religiosos, y perso¬
nas que asistían ai enfermo. Y me afirmó esta señora
que hasta las moscas que llegaban á los paños con que
recogían la materia se morían con esta fluxión; dentro
de media hora estuvo bueno, sin dolor alguno el desan¬
dado enfermo: y al cabo de tres dias vino á besar la
mano al Padre Fray Pedro agradeciéndole el favor que
le habia hecho, y diciendole los Religiosos que se ha¬
bían hallado presentes que me lo contase á mí, no ha¬
llándome en la celda, me fue á buscar á casa del Ca¬
pitán Don Alvaro de Villafuerte, Caballero del habito
de Alcántara, en cuya presencia me contó el dicho
Luis Guillen lo referido, bañados en lagrimas los ojos.
No menos prodigioso fue lo que le sucedió á Cata¬
lina Sanabria, casada con el Capitán Gonzalo Dávila,
muger de conocida virtud , bienhechora de este Con¬
vento, hija espiritual del Padre Fray Pedro. Tenia una
Camandula , y en ella una Cruz que le habia dado, en
que estaba todo su consuelo por los efedos maravillosos
que habia experimentado en los enfermos á quienes la
habia prestado. Perdiósele en su casa esta Camandula,
hizo grandes diligencias por hallarla sin que alguna la
aprovechase, Al cabo de mucho tiempo pegóse fuego á
H un
/
¿14 Vida dél V. P. Fr\ Pedro Urraca,
un muladar que tenia en el corral donde echaban la ba'~
sura de la casa, y el estiércol de la Caballerizaque es¬
taría de alto el monton mas de dos varas. Duró el fue¬
go muchos dias, y acabado de apagar echó unos,Negros
para que con unos serones fuesen subiendo la ceniza so¬
bre los techos en resguardo de; las lluviosas ; que allá
no es menester mas prevención; porque no son mas que
un rocío; y al cabo de haber sacado algunos serones de
ceniza hallaron entera la Camandula , y la Cruz con un
cordon fuerte de seda, sin que hubiese recibido del fue¬
go lesión alguna, ni quemadose el cordon; que si todo
ello- hubiera sido de yerro parece lo hubiera consumi¬
do. tanto fuego. Admiró el prodigio la señora, y cobró
mayor devoción á esta prenda del Padre Fray Pedro,
deseando la ocasión de declarar jurídicamente este, y
otros prodigios que sabe.
En diez y nueve de Agosto del año de mil seiscien¬
tos cinquenta y siete yendo su Confesor al Convento dé
S.Francisco, en la esquina de los Mercaderes, vio una rue¬
da de gente de mas de treinta personas ; y llegándose
cerca halló que estaban teniendo una Negra ,, que de ha¬
ber visto pasar tres ajusticiados que llevaban a. saetear
la dio tan fuerte mal'de corazón que se hacia pedazos:
sacó al punto una Cruz del venerable Padre Fray Pedro,
y se la puso; y al instante volvió en sí: quedando los
que la tenían confirmados en su devoción, y los demás
con deseos de hallarla.
No será razón pasar en silencio otro caso , por ser
raro , que sucedió al Contador Francisco de Jauregui,
persona de las mas acreditadas de esta República , asi
por sus muchas obligaciones , como por su modo de
proceder. Fue el Padre Fray Pedro mucho de su casa,
y recibió grandes limosnas de ella i y á su muger Do-
« Libro II. Capitulo IX. 115"
ña Feliciana Varragan y Sanioval la había criado, y
quería con estremo. Estando visitando una tarde este
Caballero al venerable Padre le dio al despedirse una
Cruz , diciendo: Lleva , hijo , esta reliquia santa de
»nuestra redención , que quizá la habrás menester; ”
besóle la mano , y (bese á sus negocios. A poco mas de
una hora le llamaron de su casa diciendo como una ni¬
ña que tenia de seis meses estaba espirando de alferecía,
ocasionada de la leche pesada que aquel dia la habia
dado una muger que estuvo de visita en su casa : fuese
á toda priesa , y hallando á la niña casi muerta , y al
parecer de todos, quebrados los ojos; afligido , acordóse
de la Cruz que le habia dado aquella tarde el Padre
Fray Pedro , y de lo que habia dicho ; y sacándola
del pecho se la puso sobre el suyo á la niña , y al ins¬
tante que le tocó la Cruz empezó á arrojar por la boca
caños de leche , en tanta abundancia , que parecía
imposible haber cabido aquella cantidad en un cuerpo
tan pequeño ; con que se sosegó la niña , y se quedó
dormida toda la noche. Cuidadosos los padres de que
en toda ella no hubiese despertado , llegó por la ma¬
ñana el Contador á la cuna , y hallando á la niña ri¬
sueña , la dixo: ¿Hija de mi alma , quién te sanó? Res¬
pondió : La Cruz del Padre Fray Pedro. ¿ Dónde está
la Cruz , mi vida? Y alzando la niña la mano derecha
sacó la Cruz de entre la faxa , y besándola se la dio á
su padre : acción al parecer milagrosa , y sobrenatural
en una niña de seis meses. Y lo mas es , que á todos,
yendo muchos aquel dia á ver el portento , á quantos
llegaban , y le preguntaban por la Cruz , hacia la mis¬
ma acción que con su padre.
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Ii6 Vida del V. P. Fr. Pjedro Urraca^
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CAPITULO X.■■ ...

' De lo mucho que el Demonio maltrataba al siervo


de Dios.

I-^íi Esposa en los Cantares pedia dos vientos encon*


irados , el Austro , y el Aquilón , para que exhalasen
fragrancias las flores de su jardín : Surge Aquilo , 6?
veni Auster perfia hortutn tneum , fiuent cirowcttct
illius. Que pidieran para su jardín lo favorable del
austro , que en su respiración dá vida á las plantas ; no
fuera maravilla , ¿pero la fiereza desabrida del cierzo
que lo tala todo? Sí. Porque con los rigores del uno se
templáran los alhagos del otro , y se gozasen estos sin
peligro ; que los contrastes de una persecución asegu¬
ran la alma entre los favores de una buena fortuna.
La Glosa dice que en el Aquilón están significadas las
persecuciones , y en el Austro los favores ; y nótese, que
el lugar primero se dio á la persecución, surge Aquilo:
porque mejor es pasar del trabajo á una dicha , que
después de esta correr mala fortuna : caminar de la
persecución al aprecio es lo gustoso ; pero después del
séquito dar en el desayre, y aversión , cosa es que no se
puede llevar. Y volviendo al primer sentido , parece
que quiso enseñarnos la Esposa que es bien sea exami¬
nada la virtud á opuestos vientos. Es la alma una nave
que suele perderse á viento en popa si el lastre déla
persecución no la asegura ; espíritu que ni la aja la
persecución , ni el favor le dexa hinchado, y engreído;
ese es el mas cierto y seguro. Pero Hugo Cardenal en¬
tendió por el Aquilón al Demonio : Per Aquihnem Dia-
bolus , según aquella sentencia de Jeremías : Ab Aqui-
íone pandetur omne malum: que á veces desata su furia
< K el
• Libro H CApitt/lo X. 117
el Demonio contra el mas vistoso jardín de virtudes ; y
él mismo se pone en la tempestad , y de su mano dá
la batería , y los asaltos para ver si con el miedo , y
la vejación le dará el alma las llaves , y se le rendirá
cobarde. Mas todo sirve para dar mayor lustre á sus
virtudes: Et fluent aromata illius.
Parece que no pudieron ser mayores los combates
del Demonio contra nuestro venerable Padre Fray Pe¬
dro : pues en los principios , como vimos , le maltra¬
taba riguroso; y al paso que crecía en la perfección do¬
blaba las fuerzas para atormentarle ; pero todo servia
de exercicio á sus virtudes , que declaraba, y estendia
mas la fragrancia de su opinión : no solo le perseguía
con visiones , que eran muy ordinarias , sino con ame¬
nazas , que pasaban á execuciones muchas veces : al¬
gunas le golpeaba de suerte que le dexaba sin sentido,
como muerto : oyendo el ruido espantoso los Religiosos
que vivían vecinos de su celda : una noche fue tan
grande, que levantándose un Donado muy virtuoso, que
sirvió á la Religión ejemplarmente cerca de cinquenta
años, y entrando en la celda del P. Fr. Pedro , le halló
tendido en el suelo , tan helado y sin pulsos , que le
pareció estaba muerto : y siendo asi que era hombre
corpulento y de grandes fuerzas , no le pudo levantar,
ni aun mover ; que parece tenia un monte sobre sí.
Con que, admirado, llamó á otros dos Religiosos para
que ayudasen , y ni aun los tres pudieron moverle,
hasta que de alli á un buen rato volvió en sí, diciendo:
Agracias á Dios.” Y entonces con muy poca ayuda se
levantó , agradeciéndoles la caridad , y rogándoles se
volviesen á sus celdas.
Como tenia su asistencia , gastando muchos ratos
de oración en aquel patio del pozo , donde gozaba de
a 3 ,
i \n¿ u
118 Vida del V. V. Fr. Pedro Urraca.
la vista de la santísima Cruz puesta sobre la puerta
falsa , donde vio las maravillas que antes referimos , va-*
liase el Demonio de la ocasión para amedrentarle. Cin¬
co veces , después de haberle dado muchos golpes , le
tuvo ya colgando de un pie para echarle de cabeza en el
pozo 5 y otras dos veces echado un lazo corredizo con
la misma soga del pozo por la cintura: asi lo dexaba caer
ácia dentro ; que* sin milagro de Dios no pudiera salir
vivo por los golpes que daba contraías paredes:, otias
veces , así atado , le arrastraba por el patio, con tanta
velocidad que le dexaba casi descoyuntados los huesos.
Andando de noche las estaciones por los claustros
baxos con una Cruz grande, que sirve para el descen¬
dimiento el Viernes Santo ; luego que acababa de ha¬
cer la estación en cada Altar , al proseguir el claustro
se le solia poner delante el Demonio en horribles for¬
mas ; y no pocas veces en acabando las estaciones
desahogaba en él su furia dándole terribles golpes; que,
á no mantenerle Dios, bastáran á quitarle la vida. Una
noche en particular, estando el Demonio de batalla con
Fray Pedro en el patio del Noviciado , donde había un
rimero grande de adobes, le derrivó en el suelo , y le
arrojó encima tantos , que casi le dexó enterrado; sien¬
do superior maravilla no quebrantarle los huesos : y
fue cosa muy digna de ponderar lo que refirió á su Con¬
fesor , que jamás en los claustros donde había devotas
estaciones se atrevió á atormentarle el enemigo. Otros
muchos casos se omiten en que salió victorioso , por ser
semejantes : alegrábase con Teferir lo de San Ignacio
Mártir : Tota tormenta ciiaboli in me veniant tantum nt
Cbristo fruar. Venga sobre mí toda la crueldad del
Demonio , como no me embarace el gozar de la con¬
templación de mi Dios; que el divertirle de ella era el
empeño de esta embicliosa fiera- LI-
2 I<^

LIBRO TERCERO.
CAPITULO PRIMERO.
,
Como estando impedido de pies y manos decía
Misa como si no tuviera achaque alguno .
J^ra muy grande el fervor con que decía el siervo
de Dios Misa ; no podía contener las lagrimas : las vi¬
siones, y regalos del Cielo eran muy freqiientes. Ya veía
á Christo Señor nuestro hecho niño ; otras veces con la
Cruz á cuestas; otras atado á la columna, ó crucificado,
y en diversos pasos de su Pasión santísima. Mas viendo
el Padre Fray Pedro que sus devotos continuaban en
venir á oir su Misa , y que crecia mucho el numero de
ios oyentes : por escusar estos concursos , nacidos á ve¬
ces mas de la curiosidad , que por devoción ; pidió li¬
cencia á los Prelados para decir Misa á las quatro de la
mañana , antes de abrir la Iglesia , y asi la dixo mu¬
chos años. Aqui hemos de referir un notable prodigio
que obraba Dios en este siervo suyo , continuado por
mas de tres años , que no acreditará poco su virtud, y
lo que Dios se paga del afeéto de Sacerdotes que no
quieren impedirse fácilmente para el sacrificio de la
Misa.
Muchos exemplos hay en las historias Eclesiásticas
de que Dios libraba á muchos Santos de graves acci¬
dentes mientras estaban empleados en el sacrosanto sa¬
crificio de la Misa , y no los refiero por sabidos. Podía-
H 4 se
126 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca
se poner entre ellos este , que no es menos prodigioso.
Agravóle a este siervo de Dios tanto la gota , y ' otros
accidentes , nacidos de la aspereza de su vida que lle¬
gó á impedirse de manos y codos; de tal suerte que no
podía Hegar a la boca ; añadiéndosele á todo esto una
contusión , y temblor continuo , que aun estando acos¬
tado no tema sosegadas las manos. Pero todo este tra¬
bajo cesaba en llegando la hora de decir Misa ; pues al
empezar, y aun al llegar al Altar se quietaba, y le de-
xaban los dolores, y temblor , hasta que acababa de
desnudarse. El modo que observaba era , que por la
mañana iba un Frayle Lego , llamado Fr. Alonso Fran¬
co , y lo llevaba á la Sacristía , y entre él, y el Sa¬
cristán le revestían ; porque ni tenerse en pie podia.
Revestido le llevaban al Oratorio , y al mismo punto
que le ponían en el lugar de la grada donde se em¬
pieza la Misa , parece que se transformaba en otro
hombre , porque quedaba tan agil , y con el misino
aliento, que si fuera de veinte y cinco años: tan suel¬
tos los pies, y las manos, que era asombro verle decir
Misa , que duraba hasta las cinco.
Baxaban muchas veces, asi su Confesor , como otros
Religiosos, y asistíale no pocas un Caballero, hijo suyo
de confesión, llamado el Capitán Don Juan de la Daga,
y todos daban gracias á nuestro Señor por la maravi¬
lla. Divulgóse por la Ciudad el prodigio de cada día,
venian a verlo las personas de autoridad, á quienes no
se podia estorvar ¡a entrada: con que determinaron los
Superiores dexase de decir Misa; él obedeció , con que
pasó sin tener su dolor, y accidentes, intermisión al¬
guna.
Agrabaronle de suerte los achaques que le llevaron
á la enfermería, y le pusieron en la alcoba mas retira¬
da.
Libro III. Capitulo I. 121
da. Mandóle alli la obediencia usase de cama , que le
afligió mas que todos sus dolores. Finalmente, por no
desconsolarle , se vino á concierto , y admitió un col¬
chón , manta, y almohada; pero esto sin desnudarse ; y
esta fue la vez primera, que desde que tomó el habito
cinquenta años había se echó en cama; esta le duró has¬
ta la muerte, que, como veremos, hasta aquella hora
perseveró vestido. Alli le echaban , y levantaban dos
Legos de gran caridad, que cuidaban de los enfermos*
porque ni aun para volverse de un lado á otro tenia
fuerzas: asi pasó quantas enfermedades tubo: y asi qui¬
so Dios muriese, para exemplar de Religiosos, y con¬
fusión de la vanidad de los mundanos. Asi le vieron en
sus enfermedades quintos le visitaron , que fue lo mas
granado del Perú cíe todos estados. Asi le vió quatro
horas antes de morir el Señor Don Pedro de Villa Gó¬
mez, Arzobispo de Lima, venerando en Reyno de tan¬
ta abundancia un Varón de tan singular pobreza; que¬
dó bien edificado aquel singular Prelado ; viendo que
descalzándole para darle la Extrema-Unción pidió en
acabando le volviesen á calzar para morir como había
vivido , como largamente diremos en su lugar.
Desde que dexó de decir Misa comulgaba todos los
dias en la enfermería , diciendole Misa el venerable Pa¬
dre Presentado Fray Fernando de Trexo, Padre de to¬
dos los Religiosos de aquella ilustre Provincia , con
quien le pasaron casos muy particulares , que tenemos
noticia se declararon en las informaciones que del ve¬
nerable Padre se quedaban haciendo. Quando comulga¬
ba solia tener en la forma consagrada las mismas visio¬
nes que quando decía Misa. Con que habiéndonos ocul¬
tado lo especial de estos favores ; de algo que dixo , de
lo mucho que comulgando te sucedió, podemos discur-
* rir
12 f Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca'.
rlr lo mucho que diciendo Misa le pasaría. En la en¬
fermería le visitaban todas las personas que trataban
de las mejoras de su espíritu, de que nació una santa
emulación con general desconsuelo en las muchas hijas
que tema, viendo no podían ellas gozar de aquella san¬
ta doélnna como los hombres ; con que fueron tales los
estremos de sentimiento , y tan fuertes las diligencias,
que reso vieron los Prelados buscar una casa decente,
cerca del Convento, donde le llevasen desde por la ma-
11303 ’ allt pudiesen ir á comunicarle sus hijas , que
mucnas eran de la^ primera nobleza de Lima. Ofreció
su casa el Secretario Sebastian Ortiz ; porque toda su
íamilia era apasionadísima del siervo de Dios, y todos
se adelantaban en asistirle con samo amor : destinan¬
do una niña, hija suya, que con ía caridad de un An¬
gel le curaba las llagas de las piernas, y le daba de co¬
mer por su mano. Los casos particulares que aqui le su¬
cedieron fueron sin numero, asegurando su Confesor no
íuoo familia en Lima que no experimentase alguna co¬
sa singular, de que tenia noticia; pero no quiso darnos-
la de todas hasta que la autoridad del Ordinario las ca¬
lificase , dándonos solo relación de las que él tocó , y
personas de todo crédito lo firmaron conjuramento, de
que pondremos algunas en lo que se sigue.

CAPITULO II.

Refieren.?# algunos casos, en que parece tuvo ell^ene*


rabie Padre Fray Pedro , espíritu de profecía.
tj
este capitulo, y los dos siguientes, que son de la
misma materia, no hay mas que copiar lo que escribió
el Confesor del Venerable Padre Fray Pedro ; que ha-
bien-

y
Libro ITT. Cabituio I. 123
hiendo sido testigo de algunos casos, les dará mas au¬
toridad su relación. Estaba (dice) el Señor Don Dionisio
Perez Manrique, que hoy es Presidente del Nuevo Rey-
no de Granada , suspenso de la plaza de Oidor de la
Audiencia de Lima. Dixome un dia fuésemos a ver al
Padre Fray Pedro, que quería encomendarse a Dios por
medio de sus oraciones. Entramos en la enfermería, pi¬
dióle este Caballero intercediese con Dios para que se
apiadase de él , y volviese por su crédito ; que según
veía las cosas le parecía había de morir antes que le
restituyesen su plaza. ¿Preguntóle el Padre fray Pedio
que era lo que deseaba? A que le respondió: Padre, so¬
lo que me vuelvan mi plaza para sustentarme, y reme^
diar mis hijos. El Padre Fray Pedro le dixo: "Pues hi-
*>jo, para que vea lo mucho que debe á Dios nuestro
»Señor, no solo le volverán muy presto la plaza que
»desea , pero su Magestad le tiene hecha merced tan
agrande, que no puede caber en sus deseos.” Asi su-’
cedió , porque luego en el navio de aviso llegó nueva
de que el Rey le había mandado volver la plaza, y jun¬
tamente le enviaba la Presidencia del nuevo Revno: con
que á voces publicaba este Caballero que había sido pro¬
fecía del Padre Fray Pedro.
Muchas veces me ha contado D. Catalina de Añas¬
co, doncella de conocida virtud, y de la mas califica¬
da nobleza del Perú, y de las mas aficionadas hijas del
Padre Fray Pedro , que entre las cosas que tenia que
declarar en las informaciones, una era la siguiente. Es¬
tando yo desauciada de los Médicos, por una calentu¬
ra de muchos meses, confirmada en etica, me manda¬
ron salir de la Ciudad ; con que me determiné ir á Sur¬
co á mudar de temple: allí llegó el Padre Fray Pedro,
que andaba en una Misión de las que acostumbraba, en-
se-
124 Vida del V. P. Fr. Peí>ro Urraca
señando la ¿odrina á los Indios, y Negros de‘aquellas
haciendas, y me dixo: "Alégrate hija, porque ya vie-
”ne de Truxillo tu hermana” (la señora Doña Jacoba,
inuger que fue del General Don Juan de Avendaño, y
después casada con Don Felipe de Albornoz Gober¬
nador de Buenos-Ayres.) Apenas lo oyó ¿ Lferma,
guando empezó a llorar "¿qué es esto, hija? dixo el Pa-
” re ra^ Pedro : ¿cómo corresponden esas lagrimas
«con el amor que tienes á tu hermana, y los muchos dé¬
nseos de verla?” ¡Hay Padre mió , no tengo de afligir¬
me, si viniendo mi hermana, que es lo que mas en es¬
ta vida quiero, no la tengo de ver , porque estaré ya
muerta, pues me ha dicho el Medico N. que esto va
e priesa! Pues hase engañado , añadió el Padre Fray
Pedro: "que primero se han de morir tus dos herma-
«nas, y tú has de quedar acá para hacerlas bien ; y asi
«guarda para entonces esas lagrimas que esta es la vo-*
»¡untad de Dios, y no puede faltar” Todo sucedió
asi j pues ha muchos años que murieron sus hermanas
Doña Jacoba, y Doña Elvira de Mendoza, y vive hoy
ia dicha Doña Catalina.
Llego un dia al Padre Fray Pedro una doncella muy
virtuosa, y recogida, y dixole Padre Urraca, tome es¬
tos cinco pesos, y por amor de Dios los eche por mí
en nombre de las cinco llagas en las suertes que todos
los años se echan en el Convento del señor Santo Do¬
mingo para los dotes de las huérfanas, que Dios sabe
lo soy. No la habia visto otra vez el Padre, y dicien-
dola: iiija, ya sé que esta plata la has juntado de tu
«labor, y que no tienes mas camisa que esa que traes
«puesta ; toma los quatro , y compra una , que este
^echaré en nombre de la Santísima Trinidad, y querrá
” Dios que baste.” Echó el Padre Fray Pedro solo aquel
real
Libro III. Capitulo II. 125
real de á ocho, y sacó todo el dote, que son quinientos
pesos, con que se remedió aquella pobre doncella.
El Capitán Juan Zorrilla de la Ganda, hijo de con¬
fesión del Padre Fray Pedro, habia enviado un navio á
Panamá; tardóse tanto tiempo que estaba cuidadoso;
quando llegaron al Puerto del Callao otros navios que
habían salido mucho tiempo después que él, y otros
avisos, con que le juzgó perdido, y en él gran parte
de su caudal. El tiempo que es la mas eficaz medicina
de las desgracias , curó esta pena , pues pasaron cerca
de dos años que no se sabia de él, y ya se habia olvi¬
dado : estando una tarde en la enfermería con el Padre
Fr. Pedro , entre otras cosas hablaron de su hacienda,
y dixole: [Ay! mi Padre Fray Pedro, que de cosas hu¬
biera yo remediado si no se me hubiera perdido aquel
navio, que me ha costado tanto dinero, y enfado x%y
el vivir desacomodado. A que le respondió: "hijo ,*’no
«sea desconfiado, ya le he dicho muchas veces que su
«navio no se ha perdido, y están esperando no pocas
«necesidades el cumplimiento de sus promesas.5’ Riyó-
se el Capitán, diciendo: ya Padre lo he ofrecido á Dios:
ya me he olvidado: ya no he menester consuelo: y to¬
mando la mano del Siervo de Dios se la besó, añadien¬
do: crea mi Padre Fray Pedro, que estoy en esto, y en
todo lo demás, muy contento con la voluntad de Dios;
aquello debió de convenir , sea Dios alabado. "En eso
»(dixo el Siervo de Dios) ha obrado como buen chris-
wtiano, y crea ha querido Dios probar su valor habien¬
do tenido guardada hasta hoy entre muchos riesgos
«su nave.55 Veinte y dos meses ha, Padre mió , que sa¬
lió de Panamá, y un año que vino aviso de que se hun¬
dió. Entonces el Padre Fray Pedro dixo : "pues mire
«quai es Dios, que mañana á estas horas ha de ver en
«el
126 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
”el Puert0 su navio.” Despidióse Juzgando hablan sido-
las palabras del Padre Fray Pedro efeétos de su cariño
para consolarle; peto estaba tan seguro de la perdida
cpie ce todo lo dicho no hizo caso i el dia siguiente por
la tarde , estando con unos amigos en la calle de los
Mercaderes, llego un hombre en un caballo, y le pidió
albricias de que su navio daba fondo en el Callao ; los
otros i espondieron, no las diese , que seria otro, pero
acordándose entonces de lo que el Padre Urraca le ha*
bia dicho , ofiecio al soldado albricias, y dixo á los
amigos vamos á la Torre de la Iglesia mayor , que es¬
tas son cosas de Dios, y del Padre Urraca, Subieron,
y mirando acia el Callao, vieron entrar su navio por el
Puerto; de suerte que todos le conocieron. Dieron en¬
tonces las quatro, y contándoles lo que á aquella mis-
m^hora le habia pasado la tarde antes con el Padre
Fray Pedro, dieron todos gracias á Dios, y se confir¬
maron en el crédito de varón Santo, en que le tenían.
Fuese al Convento antes de ir al puerto á dar cuenta á
quien tanto antes le habia dado la noticia, pues desde
que empezó á tardar le dixo siempre que no se habia
de perder; pero juntáronse tantas circunstancias que
desconfió de las palabras del Siervo de Dios. Ahora, le
anadió , como nada de su hacienda se habia perdido.
En Madrid se hallaba el muy Reverendo Padre Maes¬
tro Fray Ramón de Morales , Predicador de su Mages¬
tad, y Provincial que fue de la Provincia de Chile , y
entre varias cosas que como testigo refiere de este ve*
nerable Padre nos contó este caso , antes que llegaran
á mis manos los papeles auténticos de Lima; diciendo^
se lo habia oido al mismo Capitán á quien le habia
sucedido.

CA-
/
Libro IIL Capitulo III.

CAPI TU LO III.

Prosíguese la relación de su Confesor , en la misma


materia*

Otro caso sucedió con una persona de puesto , no ha


dos anos. Era melancólico, con que tubo en sus retiros
ocasión el demonio de apoderarse de su aprehensión, y
fantasía* ofreciéndole tantos desconsuelos , que viéndo¬
le como fuera de sí * le persuadió sería el ahorcarse ali¬
vio. Determinóse á aquella desesperación , y preveni¬
do de un cordel anduvo tres dias sin hallar ocasión,
trayendo la cuerda de azote en la faldriquera , tan re¬
suelto á executar su muerte que andaba trazando des¬
embarazarse de algunos criados, que viendole tan me¬
lancólico ,, no le perdían de vísta. Escapóse de ellos
una mañana,, y determinóse ir á una huerta , que sabia
era la mas lexos, y sola;; pasó por la casa donde, como
diximos, llevaban al Padre Fray Pedro en una silla de
manos para consuelo de sus hijas: y movido (sin duda)
del Santo Angel de su Guarda entró al patio de la ca¬
sa, sin saber á donde, ni á que entraba; viole entrar
una Negra, y dixo recio: ¿señor, que quiere? á que el
Padre Urraca respondió desde .la. sala : dexale, que á mi
me busca , dile que entre aqui dentro: entró, y hacién¬
dole sentar, y quedando solos, le dixo con lagrimas en
los ojos: "Mira hijo lo que debes .á Dios , corresponded
«agradecido, que como le costaste tanto , no ha querido
«se pierda tu alma. Como á otro Lot sacó el Angel de
«Sodoma , á ti el de tu Guarda te metió como de por
«fuerza en esta casa; porque según ibas siguiendo al Do-
amonio que te llevaba arrastrando, antes de un quarto de
«ho~
¡I

’2 g VlDA »»* V. P. Fr. Pedro Urraca4*


»hora había de estar tu alma en los infiernos; saca ese
«coidel, que ha tres días que traes en la faldriquera, y
«ahorqúese el diablo que por su obstinación no tiene vi
«medio; ¿pero un Christiano que tiene de su parte tan-
«tas palabras de Dios de ayudarle en sus aflicciones, ese
«ha de desesperar de su ayuda? No señor, creame, que
«Dios le quiere mucho, y por mí le dá palabra de mi¬
trar por sus cosas.” Enternecióse el hombre, empezó á
orar, pareciendole se le quitaban de los ojos unas te¬
las que le habían tenido como turbada la vista; prosi^
guio en su exhortación el Padre Fray Pedro v él en sa
arrepentimiento. 7
Qfiando le vió mas sazonado le dio una Cruz, di-
ciendole la traxese consigo , y que fuese muy devoto de
los misterios de aquel Sacro santo Leño, que aquella
Cruz le defendería del Infierno. Hizole hincar de ro¬
i dillas, y después de haber hecho un fervoroso ado de
contrición, le pidió dixese á Dios la oración siguiente:
Eterno , y Omnipotente Criador , yo criatura tuya
>'v.

«puesto debaxo de tus alas , espero en tu bondad, con-


«fio en tu misericordia: ayuda á esta criatura que hizo
«tu mano, y adornó de tantos dones tu benignidad. No
«permitas, Señor, que esta obra de tu bondad perezca
«en la malicia , se pierda en su miseria, y triunfe de
«su flaqueza la envidia del Demonio. Dá, Señor, á tu
«siervo firme esperanza en tu misericordia; pon Dios
\m:z
«mió, tu mano para que no pueda contrastarle el In-
«fiemo: No sea esta esperanza ociosa, sino que me ex-
W
£V «cite al obrar bien, y me tenga alegre en los traba-
tf-y
«jos, conforme en las adversidades ; para que fiando
mkt i
«de vuestra piedad el alivio, no me aneguen mis me-
| «lancolicas tristezas: renueva. Señor, lo que ha perdi-
' VL t
«do mi malicia: restaura el daño, que en mi miseria,
«y
. ' Libro IIX. Capitulo IIIv ' 129
vy flaqueza, ha hecho el enemigo , por los méritos de
?>tu santa Pasión , y de tu bendita Madre. Amen.”
- Enternecióle tanto esta devota deprecación que pi¬
dió al Padre se la dixese para escribirla, que quería de¬
cirla todos los dias. Confesóse con gran dolor, visitan¬
do muy á menudo al Padre Fray Pedro mientras vivió*
y frequentando después de su muerte su sepulcro. El
mismo me refirió lo que he escrito. Y preguntándole*
si procedió de necesidad su melancolía, me respondió*
que no; porque pasaba de treinta mil pesos su caudal;
sino que dexandose llevar de su natural melancólico*
dió en huir de todos, de cebar la imaginación de dis¬
cursos tristes, con que llegó á tan miserable pasión co¬
mo fue el aborrecer su propria vida; que por las ora¬
ciones de aquel Santo varón se hallaba bueno*
Del suceso que se sigue son buenos testigos Don
Gaspar de la Puente , Don Carlos de las Infantas , y
Don Estevan de Valdés. Cayó enfermo en esta Ciudad
un Caballero mazo, y rico, y muy amigo de los tres»
Afligiéronle unas tercianas dobles dos meses en que se
le hicieron inumerables remedios: asistíale yo de ordi¬
nario. Un dia estubo muy fatigado , y al despedirme
pidió muy encarecidamente dixese al Padre Fray Pe¬
dro, le encornudase á Dios. Envióle tres reales de á
ocho para que le hiciese celebrar tres Misas, .pidiendo.-
le comulgase en ellas. Hizolo, y pasados los tres dias
me dixo: "Digale á ese Caballero que noche, y dia esr
»toy pidiendo á Dios por él, que no haga caso de lo
*>que le dicen los Médicos rque trate de confesarse, que
*>el no hacerlo es su achaque, que al punto que lo hicier
»re se le quitará la calentura.” Dixesolo, pero dándole
otras esperanzas los que le curaban?dilató el confe¬
sarse otros dos meses , y en ellos le apretaba mas el
5 acha-
130 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca. '
achaque: hasta que llegaron á maliciarse las calenturas,
y reconocer los Médicos que se moría. Volvió el Padre
Fray Pedro á enviarle conmigo el mismo recado. A que
respondió: Padre, yo me confesaré, porque dicen me
muero; ¿ pero qué dependencia tiene con la confesión la
calentura . A que le respondí, que el no haberse confe¬
sado en tanto aprieto , era poco temor de Dios , y en
castigo de aquella terquedad podría ser durase aquel
peligroso accidente , que creyese lo que el Padre Fray
Pedro le decía , pues le tenia por tan siervo de Dios.
Reconoció la voz divina : ayúdele á disponerse á
una confesión general, que hizo con la entereza y dolor
de un Caballero christiano , y entendido. Recibió el
Santísimo Sacramento , y el mismo dia le dexó la ca¬
lentura , no habiéndole faltado un dia solo en quatro
meses , y con estár con la flaqueza de tantos fríos , y
calenturas ; de tantas medicinas que le habían consu¬
mido : en ocho dias tuvo tanto aliento que se levantó,
y fue á curarse á los chorrillos , y en muy breve tiem¬
po hizo viage con la armada , publicando debia la sa¬
lud del alma y cuerpo á las oraciones del Padre Fray
Pedro.
Estando en casa del Secretario Ortiz, donde (co¬
mo diximos) le llevaron para el univt es; 1 consuelo de
sus devotos , entró una mañana una muger para hablar¬
le , y al entrar en el patío dixo el Padre Fray Pedro á
una Negra : " Di á esa muger , que ahora llega al patio,
«que se vaya , que no la he'de hablar palabra , ni oir-
«la , que vaya á oir Misa,-que primero os hablar con
«Dios, que con los hombres.” Dieronle el recado antes
de llegar á la puerta de -la sala ; quedóse como asom¬
brada , y contó , como habiendo entrado en la Iglesia
para oir Misa le dió un vehemente deseo de ver al Pa¬
dre
Libro III. Capitulo III. 13 r
dre -Fray Pedro , y que aunque salió la Misa , la dexó
para después por hablarle : que le dixesen le obedecia,
y que volvería después á que la riñese su poca devo¬
ción : oyo algunas Misas, volvió á ver al siervo de'
Dios , diciendo : ríñame mucho , mi Padre , que bien lo
merezco : "eso no haré yo , la respondió, que viene us-
»ted muy bien arrepentida:” tratóla con mucho aga¬
sajo , exhortándola á que el principio de todas sus ac- -
dones fuese hablar con Dios, y el de los dias de oir
Misa : con que se fue , contando á todos los favores que
Dios hacia al Padre Urraca.

CAPITULO IV.

Concluyese la relación del Padre Confesor , d cerca


de la materia de los pasados.
TT
-E-/n estos años pasados , quando la peste de Panamá,
fueron muchos los prodigios que acreditaron tener el
Padre Fray Pedro por especial favor de Dios espíritu de ■
profecía; porque en llegando las nuevas de los muchos
que morían acudían las mugeres al siervo de Dios á sa¬
ber de sus maridos; los hombres á preguntar por pa¬
dres , hijos, hermanos, y conocidos. Buena prueba es
esta del crédito que en Lima tenia la virtud del Padre
Urraca. En diciendo, encomiéndenle á Dios, fixamente
le daban por muerto, como se alegrabran , si decía que
vendría presto ; descubriendo después los efedos en
quan cierto principio recibía las noticias el Padre Urra¬
ca.. Y sucedió, no pocas veces, llevarle al Padre la re¬
lación de los muertos para que los encomendase á Dios;
y como iban leyendo respondía á cada uno requiescat
in pace; y á algunos decía, Dios le dé salud, y repa-
I 2 ran-

l
*32 Vida del V. P. Fu. Pedro Uríaca.
rándolo, .le dixeron: Padre Urraca mire que ese hóm-
bre es muerto! "no está sino bueno, y presto le verán
«con salud en Lima. que sucedía como el Padre ha-
bia dicho. y<
Referiré algunos de ios muchos casos que sucedie¬
ron. Una señora recien casada, cuyo marido había ve¬
nido en la lista de los difuntos, y su dote había ido en
aquella embarcación, pensaron que perdiera la vida con
el sentimiento, era de suerte que temieron sus amigas
diera en frenesí. Dixole una un dia como habían en
aquella ocasión sucedido cosas muy singulares con un
gran siervo de Dios Religioso Mercenario , llamado el
Padre Fray Pedro Urraca: y asi que fuese á hablarle,
porque decían, no llegaba persona alguna que no salie¬
se consolada ; él asiste en casa del Secretario Ortiz,
junto al Convento de la Merced, con que es fácil verle.
Determinóse á ir una mañana, pero eran tantas las la-,
grimas i 'y los estremos á que la obligaba su sentimien¬
to, que no se atrevió á entrar á ver á un Religioso de
tanta estimación, como le habían ponderado, sin ha¬
berle hablado jamás, pues podrían tenerla por loca; con
que determinó quedarse en el zaguan , y que pues lo
que deseaba saber era solo si vivía su marido, lo mismo
podía hacer una hermana que la acompañaba , y asi en¬
tró fingiendo ser la casada. Entró la hermana, y pidió
al Padre Fr. Pedro encomendase á Dios á su marido, que
habia escrito era muerto en la peste de Panamá, y que¬
daba sin humano remedio. No la respondió palabra el
Venerable Padre; fue prosiguiendo la relación de sus
desgracias, y preguntóle el Licenciado Diego de Alva-
rado. ¿Es V. md. muger de ese Caballero ? Sí señor, yo
soy la desgraciada. Entonces la revspondió Fray Pedro,
diciendo "hija para qué miente, siendo pecado , con
«tan-
Libro XIL Capitulo IV*. 133
«tanta facilidad? no vé que Dios siendo suma verdad.,
99se ofende de la mentira! vaya señor Licenciado, y lia-
*

»me á una señora que está llorando en el zaguan.” Sa¬


lió, y llamóla, quedando la hermana corrida, y admi¬
rada de lo que había oióo. Entró la muger disimulan¬
do quanto pudo las lagrimas ; hizola sentar, y lo pri¬
mero que la dixo fue "que estaba su marido vivo; y asi,
99 que se consolase , y diese á Dios , las gracias ” Pero
renovando la muger las lagrimas, le dixo : ¡Hay Padre,
que he leído su nombre en dos relaciones de difuntos,
"Hija (añadió el Padre) crea lo que digo; y para que
«vea quan bueno es nuestro Dios*, y cómo consuela á
«los afligidos, hoy la han de decir que le vieron en-
«terrar; pero tenga espera, que mañana recibirá carta
«suya á esta misma hora;” fuese mas consolada con lo
que la hermana le refirió; y lo que oyó al salir á 1*
gente de la casa, de la virtud de aquel santo Religio¬
so; y como había salido cierto quanto en aquella oca¬
sión habia dicho : con que no se alteró quando á la tar¬
de le llevaron á su casa un hombre, que venia de Pa¬
namá, y afirmó, que por sus ojos habia visto enterrar
su marido: á que ella respondió , pues yo tengo mejor
informe, y sé que mi marido vive; y mañana, antes de
medio dia, espero carta suya, que asi me lo ha dicho
el Santo Padre Fray Pedro de la Merced ; pues si él lo
ha dicho, dixo uno de los que iban , bien lo puede te¬
ner por cierto, que es un santo. Fueronse, y el dia si¬
guiente, á la hora que la dixo el Padre Fray Pedro, re-^
cibió carta de su marido, escrita desde Paita : avisabala
como venia bueno, y que dentro de pocos dias llega¬
ría á su casa, como sucedió. Al punto que la leyó se
fue al Padre Fray Pedro, y contándole lo que la habia
pasado la tarde antes, le mostró la carta; el Padre la
1 3 en-
134 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
envió á la Iglesia a dar gracias á Dios, que era el au-
tor de aquel favor,
. Otra muger llegó en esta misma ocasión, y le nidió
encomendase á Dios á su marido , y hiciese celebrar
por el oes Misas, que había tenido carta que quedaba
herido de la peste en Panamá: reprendióla gravemente
diciendo - no quería temer sn dinero , peroné nonel
”urt"-00 era SU mar'^° i s’no su amigo, con quien
«había vivido en rnal estado muchos años; que tratase
«de enmendar su vida , porque corno á él se le había
«llevado la peste, la castigarla Dios á ella.” Quedó
confusa la muger, y echa un mar de lagrimas le pidió
perdón ; y él la dixo "que el perdón á Dios se le habia
*'de pedii á quien tenia ofendido, que tratase de con¬
desarse, y hiciese decir por la alma de aquel hombre
«las tres Misas en el Altar de nuestra Señora del Re-
«medio: fuese la muger, y en el primer aviso tuvo
certeza de su muerte.
El señor Don Pedro de Velasco, Oidor entonces de
Lima, después Presidente de Quito , teniendo una hi¬
/
ja enferma, muy al cabo se vino afligido al Padre Fray
Pedio para que la encomendase a Dios. Representándo¬
le su sentimiento, y eb de su muger , por ser la hija
IH3S querida. Respondióle el siervo de Dios que no se
99 desconsolase , que su hija viviría ; y, llevaría Dios de

”su casa otra , que doliese menosasi sucedió, pues


el-mismo dia la hija mejoro, y cayó enferma una escla-
vita,* y dentro de tres dias murió , y sanó su hija.
jvento grande de Lima de nues¬
tra Orden, una doncella de conocida virtud, llamada
Margarita; hacia, entre otras curiosidades, muy lindas
flores de mano , con que adornaba las Imágenes de nues¬
tra Iglesia. Estaban desacomodados sus padres, con que
no
Libro III. Gapítul'o IV. ' 135
no hallaban medio para acomodar decentemente á la
hija: eran por su virtud muy queridos del Padre Fray-
Pedro; salióle áMargarita un casamiento con un oficial,
que al juicio de sus padres era su total remedio: pidió¬
les en dote hasta quinientos pesos , para .poner una
tienda, y empezar á trabajar: No se hallaban los pa¬
dres con mas que doscientos pesos, ni con medios para
buscarlos, con que se fueron madre , y hija al Padre
Fray Pedro, diciendole: Padre mió, en vuesa Paterni¬
dad está todo nuestro remedio ; y diciendole el casa¬
miento que se ofrecia, lo bien que les estaba; añadieron,
como les faltaban trescientos pesos; y asi que se los bus¬
case de limosna, que con eso se haria luego el despo¬
sorio, que temian si se retardaba el que se acomodase
en otra parte el mozo, y perdería su hija la fortuna
que le habia traído Dios á las manos.
A que respondió el siervo de Dios: * Ahora cono-
leerás , Margarita, lo mucho que Dios te quiere., y co-
9>mo te paga la devoción de las flores con que has ali¬
enado sus altares. Eso que os parece mucho , á Dios
”le ha parecido muy poco , ya su Magestad te tiene
»casada de su mano; y no pasará de esta tarde.” Des¬
pidiólas muy consoladas, y aquel mismo dia un Mer¬
cader, que tenia doce mil pesos de caudal, aficionado
á la virtud, y recogimiento de la doncella, la pidió por
muger, sin dote, y se casó luego con ella. Estos casos
he entresacado de los muchos que sé del siervo de Dios,
por haber sido tan públicos que no los puedo ocultar.
Hasta aqui la relación de su Confesor. Al fin del libro
pondremos otros , que se publicaron después de su
muerte.

1 4 CA
CAPITULO V.
:

De como le fue revelada la muerte gloriosa de un santo


Religioso de la Compañía de Jesús.

T)
•^1X0 Christo Señor nuestro que los Justos resplande¬
cerían como el sol; y parece que debió de mirar á la
dichosa muerte de los varones Santos. ¿ Quién consi¬
dera el sol quando se pone , que no le juzgue difun¬
to ? La tierra , y el ayre, visten tristes lutos. El cie¬
lo enciende las antorchas de sus luceros. Las funestas
aves cantan en la tenebrosa noche tristes endechas. To¬
das son lúgubres demostraciones en la muerte del sol;
pero está el sol tan lexos de acabar en esa muerte, que
el esconderse á nuestros ojos es para renacer á otro
emisferio; y si en un mundo hay aves funestas que llo¬
ran su ocaso, en otro á un mismo tiempo hay aves di¬
vinas que celebran el oriente de sus luces.
Asi, pues, pasa en la muerte de los Justos, que co¬
mo fenecen renaciendo á mejor vida, y solo tiene de
muerte su dichoso fin las apariencias; aunque el mundo
les llore por difuntos, no falta quien publique los res¬
plandores de su gloria, y cante el nuevo oriente de sus
flamantes luces; revelando-el cielo, á unos la muerte di¬
chosa de los otros, como la de San Pablo á San Anto¬
nio , la de San Benito á otros dos Monges, y la mila¬
grosa del Cardenal San Ramón á nuestro Padre San Pe¬
dro Nolasco, con que fue al punto á venerar sus reli¬
quias al lugar donde , con un singular prodigio , las
llevó el cielo. Resultando de estas revelaciones la re¬
verencia que Dios quiere tengan en la tierra á sus sier¬
vos. No le faltó esta calidad de testigo de la gloria de
i
>
los
Libro III. Capitulo V. 137
los varones justos al Venerable Padre Fray Pedro, pues
á once de Abril del año de mil seiscientos y cinquenta
y dos le sucedió el caso siguiente.
Estando á las doce de la noche en silencio todos
los Religiosos de la enfermería empezó á decir el Padre
Fray Pedro en alta voz * con gran alborozo , y una
inexplicable alegria : "Bendito seas tú. Dios mió! Glo¬
rificado seas en tus Santos. ¡O bondad inmensa , que
« tan bien premias á los que de veras te sirven ! Y di-
«choso tú mil veces , Padre mió , que gozas el logro
«de tus fatigas.” Dispertó el Enfermero, llamó á Fray
Gregorio de la Parra, levantáronse otros Religiosos que
habia en la enfermería ; y llevados de la novedad de
ver romper el silencio tan intempestivamente al que
vivía en aquella cama como mudo, atendiéronle ; y al
^ ver repetía muchas veces las mismas voces, llegó el En¬
fermero á preguntarle si habia menester algo : no le
respondió ; con que llegaron los demás con luz , y ha¬
lláronle el rostro hecho un fuego , puestos los ojos en
un Santo Christo que tenia enfrente : preguntáronle,¿con
quién hablaba ? A que respondió: " Hay hijos! Demos
«gracias á Dios ; porque acaba de espirar ahora en la
«Compañía de jesús un Religioso Santo , á quien he
«visto ir á la Gloria á gozar de Dios, muy resplande-
«cíente y hermoso. ¡ O qué dicha! Hijos , sirvamos á
«tan buen Señor , que con tanto exceso premia la cor-
«tedad de nuestras obras.” El Enfermero con sencilléz,
le replicó : No, Padre Fray Pedro,no murió ahora, an¬
tenoche fue , porque ayer doblaron en la Compañia to¬
do el dia , y por la tarde hubo mucha gente al entierro
de un Padre grave, que murió con opinión de Santo. A
que el Padre Fray Pedro riyendose , le dixo: " Ese fue
«otro gran siervo de Dios, que en esta santa Religión,
«de
■"-U, impi

138 Vida del V. P. Fr. PedroUrraca


"f dos en ,dos vf los Sant°s* Este que ahora acaba
-de monr al mundo , y está ya viviendo por todas las
-eternidades en la gloria, era hombre muy santo*” y
prosiguiendo con su alegría , volvió á repetir sus júbi¬
los, uncí nando tiernas jaculatorias con el Santo Christo
en quien siempre tuvo fixos los ojos. Corrió el Enfer¬
mero la cortina de la alcoba: dexó al siervo de Dios
t
que pasó en el mismo tono la noche toda.
fe
A la mañana fue allá el Confesor ; y diciendole
t:
|K los Religiosos lo que había sucedido , preguntándolo al
;ldrV S!'p0 dCtíI C°mo á aTjella hora había espirado en
el Colegio de la Compañía aquel prodigio de virtudes
e venerabIe Pjdre Antonio Ruiz , cuya memoria será
eieina en aquel Reyno por el esclarecido exemplo de
su vida. El que murió el día antes fue el venerable Pa¬
i dre Isidro Magaña , cuyas loables costumbres , y re¬
i ligiosa vida , merecieron el concurso del pueblo que
vuesa Paternidad vió ; y como tenia tan presente loque
Dios le había mostrado no podía reprimir su gozo: to¬

* do era decir la grandeza del premio que á los Justos les
espera. Para asegurarse mas el Confesor escribió un pa¬
Tr.
H

pel al Padre Antonio Muñiz , cuya respuesta es como


se sigue.
Muy Reverendo Padre Maestro Fray Francisco de
Mexía. Porque no esté con cuidado de lo que desea ave¬
riguar á cerca de la muerte (si no es que la ¡lame tran¬
sito) del Padre Antonio Ruiz, digo , que supe del Pa¬
dre Francisco del Castillo , de nuestra Compañía , que
fue quien le asistió , y oleó, lo siguiente : Murió el Pa¬
dre Antonio Ruiz antes de la una de la mañana del Jue-
ves, que se contaron once de Abril de este níio de cin—
kí quema y dos, d-ia de San León Papa. Y á las quatro de
la manana del Miércoles antecedente murió el Padre
Isi-

t
Libro III. Capitulo V. \9
Isidro Magaña, Quise añadir esta muerte á la que vuesa
Paternidad desea saber ; porque hecho el cómputo no
haya equivocación entre los dos , como tan parecidos
en ía santidad, Sirvase de enviarme un apuntamiento
de lo sucedido al Padre Fray Pedro Urraca ; juntamen¬
te con el caso que á vuesa Paternidad le pasó con el
Padre Antonio Ruiz. Guarde Dios á vuesa Paternidad
como deseo. De vuesa Paternidad Capellán* Antonio
Muñiz. Con que el Confesor se aseguró mas en lo que
cada día con este venerable Padre le pasaba.
Un Padre de aquellas Provincias, que allá tuvo el
mayor puesto, no dándosele menor en España sus aven¬
tajadas prendas, me aseguró como testigo , que estando
el siervo de Dios en la enfermería levantó de repente
la voz , diciendo : ¡O piedad de mi Dios! ;Q bondad
divina; Llegaron á preguntar qué lehabia sucedido2 "A
5>mí , hijos, nada; pero ahora acaba de espirar el Padre
”M, N» y le ha dado Dios dolor de sus pecados , y ha'
i muerto tan dichosamente que va en la carrera de sal¬
ivación su alma.” Uno de los que estaban presentes se
había apartado de él al entrar en la enfermería ; salió
de priesa , y halló que le llevaban muerto á su celda,
que había espirado de repente en un claustro : con que
sabiendo lo que el Padre Fray Pedro había dicho die¬
ron gracias á Dios los Religiosos , alabando su gran
misericordia. Otros muchos sucesos dexamos de escri-
bii por semejantes , en que se muestra la devoción que
tenia el Padre Fray Pedro de pedir á Dios por los que
estaban en aquella agonía ; y para su consuelo le mos¬
tró Dios estos , y otros semejantes sucesos.

CA-
140 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca,

CAPITULO vi.

De algunas apariciones del Padre Fray


Pedro♦

El Confesor del Padre Urraca puso el titulo á este


capitulo según le dieron el nombre los testigos que de¬
clararon haberle visto al mismo tiempo en varios lu¬
gares ; y aunque como tan doéto , supo muy bien 1®
que podía escribir. Con todo eso , siendo contra la sen¬
tencia de Santo Tomás la duplicada presencia circuns-
cíipta , templamos el titulo: no sea que nos censuren
de que llevados de la pasión nos arrojamos á decir lo
que en sentii del Angélico Doftor , Dios no puede ha—
cei : ajustando los sucesos de este capitulo á menor mi¬
lagro ; dexando al vario sentir de probables opiniones^
si estas apariciones del Padre Fray Pedro , fueron en
cuerpo fantástico, ó si duplicó Dios milagrosamente su
presencia en los casos siguientes , dexando otros mu¬
chos que podían referirse.
El venerable Padre Maestro Fray Alonso Redondo,
de la Provincia de Andalucía , natural de la Ciudad de
Ubeda , y hijo de aquel Convento , exemplarísimo va-
ron , de rigurosa observancia , singularísimo en este si¬
glo , exemplar de los venideros , y vivísima copia de
Jos pasados. Sirva de saña de lo que fue; que habiendo
acabado el oficio de Vicario General de Nueva-España;
y llegándole un precepto del Capitulo General , cele¬
brado en Toledo, para que se partiese á Lima; que allL
hallaría la orden de lo que había de hacer ; que era
gobernar las dilatadas Provincias del Perú , ocultándole
aquella dignidad grande en la Religión porque no se
es-
* • Libro III. Capitulo VI. 141 * t

escusase humilde. No tuvo con que embarcarse; lo qual,


sabido por algunos hijos de confesión , le enviaron
gruesas limosnas , de que tomó precisamente lo forzoso. f
Acabó los seis años de Vicario General del Perú ; y se
halló solo con dos hábitos , y dos túnicas ; de suerte
que predicando un dia , no tuvo que mudarse por te¬
ner á lavar el un habito.
■ A este venerable Padre envió (cómo diximos) la Re¬
ligión al Perú para que sentase con su exemplo , ó con
él conservase la reforma que en,aquellas Provincias es¬
taba introducida ; mandando ir de Madrid á nuestro
Fray Pedro para que como hijo de la Provincia de Li¬
ma le ayudase. Como el Padre Fray Pedro era tan hu¬
milde no admitió su lado para cosa que oliese á go¬
bierno ; contentándose con ser su compañero en los
exercicios de penitencia , y mortificación. Quando no
tuviera el Padre Urraca (escribe su Confesor) para su
virtud mas apoyo que haberle escogido este venerable
Padre , exemplo de Prelados Religiosos , por compañe¬
ro en sus exercicios virtuosos , bastaba para su cali¬
ficación.
Acabó su oficio el religiosísimo Padre ; quedóse en
Lima , porque quedando tan pobre , como diximos, mal
tendría para viage tan largo. Llegó la hora de su feliz
transito , y la noche antes que muriese del dia veinte
y ocho de Mayo de mil seiscientos quarenta y quatro,
habiendo recibido el ultimo Sacramento por la tarde,
y estándolo velando en su celda los Religiosos , y el
Padre Urraca valdado en su enfermería , como á las
once y tres quartos de la noche , subiendo dos Reli¬
giosos que tocaban á Maytines , vieron en el segundo
descanso de la escalera del coro á los dos Padres de
rodillas , orando delante de nuestra Señora del Socorro,
una
H2 Vida del V. P. Fu. Pedro Urraca
una de las estaciones que estos siervos de Dios hacia»
cada noche ; conociéronlos , y pasáronse; tuvieron mas

f M ° ¡ P ^gTn á ,mÍrarI° C°n la Iuz : entonces les


b ° 'H /3dre Fr3y Pedf0 ’ COm° rePrehendiendo su
curiosidad , y aunque sabian el estado de los enfermos,
“p™? 3i VCd °- 5 31 Un° hallaron con un Santo Christo,
oyendo la Pasión que le leía un Religioso ; al otro en
u. enfermería , pidiendo á Dios nuestro Señor por su
veneiable Compañero,
El caso es bien digno de admiración. Nuestro Pa-
die San Pedro Nolasco , estando en la cama tullido
e noche visitaba sus acostumbradas estaciones ; pero*
era llevándole los Angeles. La mucha virtud de estos
Siervos de Dios era á fuerza de años, y experiencias tan
calmeada, que piadosamente juzgaron sus devotos , ha¬
bía repetido Dios en ellos el favor que hizo á su Pa¬
triarca ; y que les sucedió muchas veces lo mismo: que¬
riendo manifestarlo en esta ocasión para que se hiciese
tnucho mas reparable.
Semejante fue á este caso el que sucedió al Secre¬
tario Sebastian Ortiz , á cuya casa, por vecina al Con¬
vento, y devota del venerable Padre , le llevaban mu¬
chos dias. Este, habiendo con la conversación , y trato
del Padre Fray Pedro, trocado la vida de mozo en un
recogimiento de hombre muy christiano, estando una
tarde en su oficio , al cabo de año y medio que habia
dexado los divertimientos de hombre mozo , se le lle¬
gó una mugercilla , que habia sido su tropiezo , y lla¬
mándole á un callejón , que estaba cerca , empezó á
quexarse de su retiro y con palabras , y acciones feas,
á contrastar el recato con que vivía. Respondióle, es¬
cudándose con la ofensa de Dios. Lloró la Arpiapi¬
dióle la oyese , y porque alli no era decente, le rogó
se
Libro TIL Capitulo VI. 143
se llegase a una casa alli cerca ; fuela siguiendo , y ha¬
biendo entrado la muger , al llegar él a la Puerta le sa¬
lió al encuentro el Padre Fray Pedro , y llorando le
dixo : "¿Pues amigo , dónde vás ? Vuelvete , hijo, por
5?amor de Dios , mira que vas á ofender á su Magostad:
»Vuelvete , mira que esta no es muger, sino una vivo-
^ra infernal : creeme , que este es el Demonio que te
»quiere engañar.”
Fuese la calle abaxo , quedando el Secretario tan
cortado y confuso, que aunque lo determinó , no pudo
seguirle ; pero tan arrepentido de su fragilidad que hu¬
yó al punto de la casa. Fuese á la suya , .donde habia
dexado al Padre Fray Pedro quando salió , atado -á la
silla en que le teniari sus achaques. Entró y halló al
siervo de Dios- en el sitio donde solia estar , y á dos
Negros puestos los correones sobre los ombros para
llevarle en la silla al Convento. Arrojóse á sus pies ver¬
tiendo lagrimas ; empezó á besarle las manos : dixole el
Padre : "Hijo , dá muchas gracias á Dios , que te quie¬
bre mucho ; no le ofendas , porque no se lo debes , ni
”hagas agravio á tu muger, que es una santa.” Dixo el
Secretario por la mañana á muchos amigos suyos , y hi¬
jos del Padre Urraca , lo que le habia sucedido ; con
que pidieron á Dios por él, que eran personas virtuo¬
sas , creciendo la estimación que hacian de su vene*
rabie Padre*
Arguirános de cortos la publicidad de otro caso
que sucedió en Lima con Francisco Cortés , Alguacil
de Corte, y María de Jesús , su muger , si le omiti¬
mos. Eran devotos de la Religión , y bienhechores del
Convento , y muy hijos del Padre Fray Pedro. Estan¬
do Francisco Cortés con un mortal tabardillo , desau-
ciado ya de los Médicos, abrasándose de sed , la noche
que
*44 Vida phl « E. Fr* T^edro UrracAí
que le sacramentaron pidió agua á su muger con nota¬
bles ansias: ella , aunque con dolor , por obedecer á los
Médicos, se la negaba , y no pudiendo su cariño su—
fiii las instancias , temerosa no la rindiesen , se salió zí
la pieza de a fuera : después de un gran rato , viendo
con quietud a su marido , cerró todas las puertas , y
tomando las llaves se echó á dormir en un estradillo.
Dispertó por la mañana , y admirada de que en toda
la noche no la hubiese llamado el eníermo , llegó á la
cama , y hallóle durmiendo con tal quietud que como
estaba en aquel peligro se asustó , no fuese el sueño de
la muerte. Tomóle el pulso , y hallóle igual como de
sano , y alegre no quiso dispertarle. Abrió las puertas»
y entróse á disponer algunas cosas de su casa. Y vien¬
do que eran las ocho , y aun dormía, temerosa no se
hubiese engañado en los pulsos , ¿preguntóle, que cómo
se hallaba ? á que respondió : muy bueno , gracias á
Dios. Mira , añadió , como lo erraste anoehe , no que¬
riendo darme agua , quando abrasándome te la pedia.
Dios se lo pague á mi Padre Fray Pedro , que á no ser
por él yo hubiera amanecido muerto ; pues llamándole
en mi aflicción , entró quando tú estabas allá fuera , y
me dió un jarro de agua muy fresca , con que yo me
quedé dormido hasta ahora que me despertaste ; y ben¬
dito sea Dios me hallo bueno.
Rióse la muger , diciendole : Hay hijo , como estás
delirando! ¿ A qué hora pudo entrar el Padre Fr.Pedro,
si cerradas las puertas , tuve yo las llaves de la casa?
Tú eres, la dixo el marido , la que desvarias ; y para
que veas como es verdad lo que te digo , ves aqui la
jarra en que me dió a beber el P. Fr. Pedro, y esta man¬
zana ; y no me la comí por quedarme dormido, y Dios
lo ha querido porque tú lo creas. Espantóse la mu¬
ger
LmQ ÍII, Catitviq VI, . / 14^
•$;CT al verlo : dieron á Dios gracias, y hasta hoy tie¬
nen guardada para memoria de la maravilla la jarra,
"Vino el Medico á las nueve, y asombrado al tomar el
pulso , y ver el semblante , dixo : Mejoría tan de re¬
pente , ó es milagro , o señal de gran peligro. Refirie¬
ron lo que habia sucedido ; con que lo fue contando por
la Ciudad, con que vinieron muchos á ver al hombre,
.y mostraba á todos las señas de la maravilla. En levan¬
tándose fue al Convento á visitar al Padre Fray Pedro,
que ya estaba en la enfermería. Bixole " diese á Dios
»las gracias , pues él es el autor de quanto bueno nos
msucede.” Estos son los casos en que dlxeron los testi¬
gos se halló por la virtud divina á un tiempo en dos
lugares el Padre- Fray Pedro. Y la substancia , y cir¬
cunstancias movió á que lo juzgue asi la piedad. El mo¬
do como en la realidad esto fue lo dexamos á Dios, y
4su santa Iglesia, d quien toca el eximen, la averigua¬
ción , y sentencia de estas cosas.

- - CAPITUL O V 11.
• • ' - ■** „ ¡f \ } * t » ' . *

• Remedia pesados desasosiegos entre casados ; obrando


Dios para que lo consiguiese maravillas.

2¿elos, y necesidad, son los dos tropiezos en que de


-ordinario resvala en el matrimonio santo la paz , no
hay con hambre gusto , ni con zelos sosiego. Son los
¡zelos frenesí, dixo San Ambrosio: Nec minorem febrem
amoxis esse dixerim, quam caloris. Ponedme delante á
un amante que enfermó de zelos, y á otro que el ardor
;,de la calentura desvaría; y á entrambos los hallo igua-
cs. uno vá acabando con la vida del cuerpo, apa¬
gando el calor 3 fuerza de. sus llamas. El otro debanan-
’; ; ' K. do-.
146 Vida del V. V. Fr. Pedro Urraca*
dose ácia dentro coa sospechas, pone a riesgo la del al¬
ma. Dos casos he de entresacar de los muchos que en
esta materia del Venerable Padre se refieren, por
haber reparado la paz quebrada entre casados ; nacien—
do el daño de los dos. achaques que diximos.
El primero, trae su Confesor en el folia setenta y
siete de su relación* Una señora, dice, de lo mas prin¬
cipal de Lima, hija de confesión del Padre Fray Pedro,,
se vio en grandísimos, aprietos con su marido , ocasio¬
nados de su zelosa condición r sin bastar el ser muy
virtuosa , y recogida , para que no tuviese muchas, ve¬
ces arriesgada su vida. Era muy atenta, estimaba mu¬
cho á su marido; con que, aunque padecía mas, disi¬
mulaba por no. desacreditarle; pero es tan furiosa esta,
pasión, que en el cuerdo disimulo, de su esposo crecía*
diciendo,, que debia de hallarse culpada , pues; calla¬
ba. Infeliz estado quando en un matrimonio á este es¬
tado, se llega: pues no aprovecha humano remedio; los,
fuertes irritan , y hasta los lenitivos dañan.. Asi lo co¬
nocía esta señora ; con que como otra Ana se iba á bus¬
car consuelo en Dios, yéndose á llorar al Templo allí
encontró, no con el Sacerdote Helí , que la ajase:: sino
con el Venerable Padre Fray Pedro Urraca*que la con¬
soló, y alentó al sufrimiento* asegurándola de parte de
Dios su vida ; con que volvía conforme, aunque vinie¬
se mas afligida. Había hablado en tres, ó quatro oca¬
siones el Padre Fray Pedro al marido; y aunque ofre¬
cía la enmienda , como estaba rendido á aquella ciega
pasión, se arrojaba ciego; con que era un infierno su
casa.
Un dia le llamó al Convento,, y entreoirás cosas le
dixo, "advirtiese que tenia muy ofendido á Dios;que
»el demonio le ofrecía á la fantasía aquellas necias ima-
Libro TIL Capitulo VII. *47T
«ginaciones; que se quietase, y no se pusiese de su par¬
óte; pues confesaba era su muger una santa criatura.”
Pero nada fue bastante para conseguirlo: un dia excedió
á toda su locura tanto, que á no tener la muger las se¬
guridades que el siervo de Dios le habia dado, pudiera
temer la muerte del arrojo con que procedió. Estando
mas ayrado le llegó un papel del Padre Fray Pedro:
abrióle, y halló que le dicia: "Hijo, pues no me has
«querido creer las cosas muchas que de la virtud , y
«inocencia de tu esposa te he asegurado, sino que has
«querido llegar al estremo en que ahora estás , dando
«lugar á que el demonio salga con la suya, hoy expe-
«rimentarás el golpe de la justicia de Dios. Fray Pe¬
ndro de la Santísima Trinidad.”
Quedó asombrado, viendo que de aquella riña era
imposible tener humana noticia el Padre Fray Pedro,
por haber pasado entre los dos , sin haberlo oido los
criados. Quietóse con el amenaza, y dentro de una ho¬
ra le dio una calentura tan grande que puso en gran
cuidado á los Doétores : fuese agravando el mal tan
apriesa, que dentro de pocos dias le sacramentaron. Fue¬
se al Padre Fray Pedro la muger pidiéndole por su ma-,
rido, y diciendole , quan arrepentido estaba. A que le
respondió el siervo de Dios: Vaya hija, que su mari^
«do no morirá ; pero aun falta otro torcedor para que
«vuelva en sí;” llegó á estar desauciado, y á despedir¬
se los Médicos. Entonces le escribió el Padre Urraca,
diciendole, mirase el estado en que le habia puesto
«su locura ; que se enmendase, y dixese á los Médicos
«que su enfermedad no era la que habían juzgado;” ex¬
plicóle el achaque que padecía , con que aplicándole
remedios convenientes * á pocos dias estuvo bueno, no
solo del cuerpo , sino del alma. Esto contó al Confesor
K 2 ei
T48 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca*
el mismo Caballero, y examinando al Padre Urraca 'le^
refirió lo mismo. Hizo muchas obras de piedad porque
Uios no le permitiese caer mas en semejante desvento—-
ra, y lo consiguió.
Acerca del segundo achaque, declaró Doña Ana de
Zarate, persona de virtud, asegurada por el Padre Fr.
Pedio, la que supo mas de sus cosas por el mucho tiem¬
po que le tuvo á la vista, dice, que estando su madre,
y ella piementes, entro una señora de Lima, muy noble,
y vii tuosa , casada , dixo al Padre con muchas lagrimas
como habiendo padecido algunos años muchas penas,
ahora le amenazaba la mayor, como era el querer dé-
xaria su marido , e irse á otra Provincia; porque al pa¬
so que eran grandes sus obligaciones, era mayor su ne¬
cesidad , con que se quería ir á otras tierras donde no
le conociesen; que aunque sobre esto había llevqdo muy
mala vida, peor era verse sola, y á sus hijos huérfanos;
que le pedia encomendase á Dios su quietud : consolóla
el Padre Fray Pedro, y despidióla.
Envió á llamar al marido; persuadióle no dexase á
su muger , virtuosa , y noble , que fiase en Dios , y
creyese no tardaría, que él lo pediría á su Magestad,
y le avisaría. Hizo que le llevasen en la silla fuera , y
dentro de una hora volvió con dos talegos de plata ; y
enviando á llamar al hombre le dió dos mil patacones
en reales, y le dixo: " Eso hijo te envía Dios, gasta con
” moderación, que harto tienes para vandearte, y sus-
” tentar tu muger, y los cinco hijos; no vés que no te
»podia suceder nada bien, dexando desamparada á
»una muger tan hermosa; ¿cinco criaturas, hijos de tan
•• buenos padres , qué habían de hacer huérfanos , y
”perdidos? empieza tú con esto ahora, que Dios abri¬
era camino para que pases con mas descanso la vida.’7
Echó-
Libro ITT. Capitulo VII. 149
Echóse.á sus pies el hombre , y con lagrimas agrade-
deció el socorro, viendo iba allí el universal remedio
de su familia. Despidióle, diciendo : "anda hijo, que
»;quando Dios te dé descanso tú darás por su nombre
wSantísimo mucho mas que esto de limosna.” Asi su¬
cedió ; pues con aquel dinero dispuso una ocupación
en Potosí: fuele tan bien , que llevó dentro de pocos
meses su familia; desde donde escribía todos los cor¬
reos al Padre Fray Pedro como lo pasaba con mucho
descanso; y cumpliendo con lo que le encargó, le en¬
vió muchas limosnas, experimentando quan bien, y á
tiempo las repartía.
Es muy digno de ponderar, quan diferente se hu¬
bo en la cura de estos dos achacosos. Al zeloso, des¬
de luego corrige, reprehende , amenaza. Al pobre le
habla hasta darle el socorro con blandura; y entonces
le afea su error. Achaque que se ocasiona de flaqueza,
con una reprehensión se cura; pero al que nace de ne¬
cesidad no le sanará quien primero no la remedia. Pe¬
ro quien socorre bien puede corregir con esperanza
de enmienda. No se oyó en la boca del Padre de aquel
prodigo que trae San Lucas reprehensión: venia nece¬
sitado , pues primero era vestirle , calzarle , darle de
comer, que reprehenderle. ¡O qué dichoso imperio al¬
canza en la libertad humana la piedad, pues la mano
que se alarga para hacer bien , suele detener al mas
precipitado 1
150 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.

LIBRO QUARTO.
CAPITULO PRIMERO.
DE SU OBSERVANCIA EN LOS QUATRO
votos ; y constitutiones de su Religión.

v ana es la virtud del Religioso que falta en la ob¬


servancia de lo que á Dios prometió, y se obligó en su
profesión. Es la senda por donde la Religión le guia á
la perfección; á la qual según su estado debe caminar
en el cumplimiento de sus votos , y constituciones. Pa¬
ra que se vea como el Padre Fray Pedro nunca se des¬
vió del camino de su obligación; y se conozca, que si
caminó su espíritu con la singularidad de raro; no sa¬
có los pies del camino trillado , y seguro del instituto
Religioso. Por eso no quise omitir este capitulo: y ha¬
blando primero de los votos, quatro son los que profe¬
sa nuestra Sagrada Religión, fundada para que perse¬
verase con mas firmeza sobre estas quatro columnas,
por María Santísima; para que hasta en esto fuese un
retrato de la gloria, cuya Ciudad Santa vió San Juan.
Apocalip. ai. vers. 1-6. en quadro."£7 Civitas in qua-
dro posita est. Añadiendo á los tres substanciales de obe¬
diencia, pobreza , y castidad , en que estriban las de¬
más Religiones , el quarto de redimir cautivos. Este es
nuestro mayor blasón. Estos son los quatro ríos, que
saliendo de la fuente de Maria, la constituyen en paraí¬
so de los deleytes de Dios ; saliendo del paraíso , pa¬
ra regar otro paraíso : De loco voluptatis ad irrigan-
dum
Libro IV. Capitulo I. 151
dum paradysum. Y aunque pudiera con estas meta Toras
dilatarme en sus elogios, quiero ceda mi cortedad á su
grandeza. Pues según dixo el Orador Latino, las cosas
grandes no caben en las voces, solo la admiración las
explica: Parvee curce loquuntur\ ingentes stupent , co¬
mo Moysés calló de aquellos rios del paraíso el curso
del Eufrates, que por quarto , y otras muchas alego¬
rías , pudiera significar el quarto voto de esta Religio*
sagrada. Veamos lo que en ellos obró el Padre Fray
Pedro.
El primero es obediencia: no solo tuvo rendida s*
voluntad á los Prelados, sino á su Confesor, aun fuer»
del Sacramento, que ahí todos los fieles con verdadera
humildad debemos estar rendidos. Jamás se le conoció
voluntad propria, sirviendo de prueba á esta verdad lo
que de su vida dexamos escrito, y adelante diremos.
Un Prelado le mandó cargar con unas andas, teniendo
puesto aquel fortísimo silicio de yerro , que diximos; y
por no replicar, padeció hasta entrársele por el ombro
el eslabón que le alcanzaba, de suerte, que le puso en
el estado que en el capit. 1. lib. 2. vimos. Nunca que
le llamaron á deshoras de la noche, ni estando con har¬
tos dolores suplicó á los Prelados.
Tenia para cada voto su deprecación hecha, que
repetía cada dia, para conseguir las asistencias de Dios
en orden á su observancia; para la obediencia , decía*.
" Omnipotente , y benigno Señor , reconoce , y mira,
»de quantos riesgos está la libertad de mi voluntad
«cercada : Renuncio en la voluntad de mi superior el
«dominio que tengo sobre mis acciones, no queriendo
«en nada mandar, sino servir; pero mal podré dé la
«reveldia de las pasiones conseguirlo sin tu ayuda: hom-
«bre soy flaco, miserable, enfermo: ayúdame, Señor,
K 4 ?> pa-
152 Vida del V.P. Fr. Pedro Urraca.
” Para cumplir lo que en este punto te he prometido.”
En la observancia del voto de la pobreza fue sin¬
gularísimo: no fuera el primero en no tener nada, fue
empero raro en pasar Por su mano infinita plata, y vi¬
vir para sí con el estremo de miseria del mas necesi¬
tado; y aun mas dice la relación que > seguimos, que
teniendo á su disposición tanta suma de riquezas jamás
toco a la plata con las manos , pero en la desnudéz
de espíritu, consiste la Evangélica. No se le conocie¬
ron mas bienes que su breviario, silicios , y discipli¬
nas , un Santo Christo pequeño de plomo , delante de
quien oraba , un habito viejo, y otro que tenia para su
limpieza en poder del Enfermero; tales ambos que nin¬
guno pareció decente para enterrarle: Nunca estuvo de
hábitos mas bien tratado que quando cadáver ; pues los
devotos deseos, por lograr el que le quitan, le traen
hábitos nuevos puraque se pongan á su incorrupto cuer¬
po, las veces que se ha descubierto, (dicha que gozan
los Religiosos del Santuario del Puche de Valencia, con
el cadáver del Santo Fray Juan Jofre Gilabert, que en
una caxa de cristal se conserva, ya há mas de doscien¬
tos años que murió) Las obras que hizo en las Iglesias
de la Religión se refieren en las relaciones muy á la lar¬
ga, y omitimos, porque allá todos lo saben'y acá im¬
porta poco el saberlas; solo diré lo que su Confesor es*-
cribe: que le envió nuestro Señor tantos bienes que, de-
xado lo que dió a pobres, que eso fue sin numero, cu¬
po á su Religión, y dió á los cautivos en diez años an¬
tes de morir, mas de ochenta y dos mil reales de á
ocho; y esto , sin andar por las calles, ni pedir nada
á nadie; y si alguna vez , como veremos, pidió para
socorrer á alguna huérfana , era porque importaba á
quien pedia: Esto le enviaban sus devotos por ver quan
bien
Libro IV. Capitulo I. 153
bien lo empleaba. Aquí verán las comunidades quánto
importan en ellas los siervos de Dios, y las personas
espirituales.
La continua deprecación que por la conservación
de esta virtud, tan necesaria para la perfección religio¬
sa decia , era : w Ruegote, Dios mió, y piadosísimo Señor,
«preserves la desnudez que te he ofrecido, entre tanta
«abundancia , y me defiendas ; no me entremeta en los
«cuidados que tienen los del mundo ; y por remediar
«á otros , no me pierda á mí; por acudir á las necesi¬
dades del cuerpo , no desampare la alma. Dame , Se-
«ñor, verdadero desprecio de las riquezas , que tanto
«estima el mundo17; no sea que me embaracen en co-
»ger las del cielo, que á los pobres de espíritu ofrecis¬
te en tu Evangelio. No me venza. Dios mió , la car¬
ene y sangre. No me engañe el mundo. No me ciegue
«su vanagloria. Dame fortaleza para despreciar , valor
«para resistir , paciencia para tolerar los trabajos de la
«desnudez , y constancia para cumplir lo que por este
«santo voto he prometido.”
Quanto en materia de la castidad se puede decir se
explica con que el Padre Fray Pedro en todos los dias
de su vida no tuvo ni aun levísimo pensamiento con¬
sentido contra esta excelentísima virtud , que pudiese
empañar la virginidad que tanto amo , y conservó ilesa
perpetuamente i porque desde aquella batalla que tuvo
con el Demonio en el Noviciado quedó el enemigo tan-
corrido , que parece no se atrevía el Demonio a ten¬
tarle. Esta pureza del alma réVosaba en lo exterior;
de suerte , que su honestidad en rostro , acciones , y
palabras , componía á los mas relaxados, siendo su ra¬
ra modestia manifiesto indicio de su interior limpieza.'
Afirmando los que le trataron en varias edades ? que
en
154 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
en todas se conoció que nuestro Señor le habla escogi¬
do. para asiento de una pureza celestial. Y él dixo í
quien por obediencia nada ocultó , que habiendo Dios
dado tantas permisiones al Demonio para que le ator¬
mentase , pasando aquel lance que referimos, en esta
materia le ato las manos ; con que, ni ¡«eró,’, ni e“
tenormente tuvo que vencer : sin sentir la común re-

ía razón! ““ PUIU° ,Ue Se"tídoS ’ Z palotea tienen i

y palabras siempre se reconoció uní


c ttJad Angélica. No es para pasar en silencio lo que
doto a su Confesor con grandísimas exageraciones, que
los dolores de la gota , los de las llagas, la penalidad
de la comezón , ni quantas penitencias había hecho en
su vida , todo junto no llegaba á equivaler á un átomo,
íespeéto del sentimiento que tenia al verse obligado á
valerse de otro que le ayudase en algunas necesidades
corporales ; pidiendo continuamente á Dios le doblase
los dolores , y le diese para esto solo libres las manos,
biempre se vió en él un singular afefto de inclinar *
ws que trataba á esta preciosa virtud. Y asi , aunque
era grande el gozo que tenia quando remediaba alguna
necesidad , en siendo para entrar Religiosa á alguna
doncella pobre , ó para estorvar culpas contra esta vir¬
tud , no podía encubrir el regocijo de la alma. Fue co¬
mo en lo penitente, en lo casto , un retrato de su- Pa¬
triarca San Pedro Nolasco , de quien ha declarado la
Jg.esia conservó siempre la pureza de su virginidad • v
del Padre Urraca lo publicó su Confesor: porque quiso
Dios tubiesemos testigo tan abonado de esta excelencia.
Sabiendo hicieron lo mismo santísimos , y humildísimos
varones, ordenando Dios para su mayor gloria , que
sus siervos descubran, algunos dones .raros, que la di-
f * •

Vi-
Libro IV. Capitulo L 155
vina Magestad les ha comunicado : que de otra suerte
no se pudieran saber. Y el mas oculto entre todos es el
de la perpetua viginidad. Humildísimo fue Santo Do¬
mingo , y antes de morir lo declaro á sus Religiosos en
$u ultima eníérmedad. Lo mismo hallamos escribió de *

sí San Gregorio Nacianceno. Y el Padre Fray Pedro,


para gloria de Dios , de quien recibió el favor , lo dixo,
preguntado de su Confesor ; para que diésemos a Dios
las gracias.
Por conservar esta joya fue en sus continuas peni¬
tencias tan rígida siempre contra su carne su maco;
pero liando poco de sí , imploraba todos los cíias el
auxilio de Dios con la deprecación siguiente: "¡O Bon-
vdad divina , que en los corazones puros tienes tu tro-
r>no! A la fuente de tu piedad llega mi flaqueza , para
»que apague el celeste raudal de tu gracia el fuego cíe
vía lascivia: enciende en mi corazón la luz inextinguj-’
vble de la castidad , que prometí gustoso, y deseo con-
vservar firme. No permitas. Señor, haya en mis sen-
^tidos desando ; pues me dice vuestro Apóstol Pecjro
vque anda el enemigo con tanto cuidado. Viva, Señor,
»en mi corazón desvelada siempre la pureza, para que
v adornado con esta gala , parezca siempre limpio i
99 tus ojos. Amen.”
En el quarto voto de redimir cautivos fue singula¬
rísimo : porque desde el dia en que profesó hasta la ho¬
ra de su muerte tuvo un deseo fervorosísimo de ir á’
redimir , y padecer por los cautivos , y quedarse por
ellos en la Africa. Estos deseos le traxeron á España;
por conseguirlo hizo las diligencias que diximos. Ma¬
nifestóle Dios le quería para que juntase limosnas con
que otros redimieran : y asi ofreció á Dios sus deseos,
y sacrificando su voluntad en las aras de la obediencia
se
1 ** Vnu V. P. Fr. Pedro Urraca
se volv,ó i los abundantes Reynos del Perú, donde tra-
bajó qnanto pudo en juntar limosnas para los cautivos,
do habiendo sido pocas las que adquirió en España
las que recibió en la Ciudad de Lima. Asi lo escribe
nuestro Reverendísimo General el Maestro Fray Joseph
Sanchis , que tuvo noticia de los libros de redención
dd Convento grande de aquella Ciudad.
La deprecación que todos los dias hacia por los
cautivos , era : " Amantísimo Jesu Christo, pues por el
"amor que tuviste á los hombres te entregaste por re¬
unidos en manos de la crueldad , padeciendo en tu
»pasión y muerte tantos tormentos , por salvarnos ; no
”Permitas se pierdan aquellas almas que redimiste. Vuel-
”ve os ojos á tantas ovejas como de tu rebaño están
»cautivas; dales fortaleza para que no desmayen á vis-
”ta de.10 m«cho que padecen ; dales constancia en Jos
” trabajos , valor en los tormentos , para que engaña¬
ndo? no nieguen la fé, que en el bautismo profesaron.
«Infunde , Señor , por tu infalible caridad , misericor-
«dia en tu pueblo , para que ayuden con sus limosnas
• S3]tr de ta« misera esclavitud á aquellos olvidados
«heles .- para que en la redención de los cuerpos logren
«de tu infinita redención los efedos , saliendo del ma-
«nifiesto peligro que en aquella esclavitud tienen sus
calmas. Amen.”
A cerca de sus reglas , y constituciones , continua¬
mente vivió con el cuidado de no quebrantarlas ; Para
esto las observaba tan á la letra que jamás usó de dis¬
pensación alguna : desde que tomó el habito, hasta que
murió no se desnudó para dormir ; como andaba de dia
pasaba la noche , no solo en los ardientes caniculares
oe España , sino entre el molesto y continuo sudor de
los calores de Tierra-firme : nunca usó de lienzo , ni aun
en
'' Libro IV. Capitulo I. 157
en el rigor de sus enfermedades. En cinquenta y dos
años de Religioso no dio un paso fuera de la senda
que su regla , y constituciones le señalaban , declaran¬
do á su Confesor que jamás le acusó su conciencia ha¬
ber faltado advertidamente á la observancia de una
regla sola : esto , como lo demás , reconocía deberlo^á
la piedad divina , cuya asistencia solicitaba cada dia
con esta súplica.
tr Dulcísimo Jesús mió , Autor de las Religiones , y
j?corona de los Religiosos: Tú, Señor, me inspiraste
?>este aliento dichoso con que dexando el mundo te
??vine á buscar en la Religión : Ayúdame , Señor , pa-
wra hallarte , y tenerte siempre en ella. Tú me diste
*?este deseo , debate yo la execucion. Tuyo fue el prin-
^cipio , conózcase que es tuyo el progreso y el fin. En
mi instituto , y en mis reglas me señalaste la estro¬
fa cha senda por donde tengo de seguirte : guiame,' Se-
*>ñor , para que no me desvie ni un paso : dame tu di-
*>vina luz para que ni desee, ni hable , ni obre cosa que
»sea á la obligación de mi estado contraria. Estos, Se-
Ȗor , son dones tuyos , que por< tu gran piedad , por
*>tu inmensa misericordia , yo he recibido de tu libe¬
ral mano. Concédeme , Señor , que hasta el fin obre
>>en ellos , y con ellos, de suerte, que en la hora de mi
»muerte oyga mi alma aquella dulce voz con que
** llamas á dar* el premio á tus siervos.”

! .
15 8 Vida del -V. P. Fr. .Pedro Urraca,
a r
4 , * : ' * ' f*. ’ f{ ] / '

CAPITULO II. '


. *

De su oración ,y cosas maravillosas que le sucedieron


en ella.

A o
unque de las virtudes practicadas de este siervo de
Oi

ios dexamos dichas no pocas cosas en lo antecedente,


sera bien antes que llegue el ñn de su vida decir algo
en particular ; aunque en todas pudiéramos singular!-
zat e , pues un todas nos dio heroycos exemplos , es¬
merándose en cada una como si ella sola fuera su pri¬
mer cuidado. Damos el primer lugar á la virtud de la
oí ación , por haberla graduado asi siempre el venera¬
ble Padre Fray Pedro. De la oración solia decir , ella
es la ciudad murada , la torre defendida ,1a puerta por*
donde se gana la amistad de Dios , y la camarera ma-*
yor de sus secretos.
Como su virtuosa madre crió al siervo de Dios en
esta virtud, ensenándole tan desde luego á ocuparse en
e^te santo exercício , estaba tan connaturalizado en
ella que en ninguna ocupación la perdía. Verdadero
discípulo de aquel Doftor mystico, venerable Padre Fr*
Juan Falconí, que con medios tan suaves enseñó á te¬
nerla , y conservarla en todos estados , y ocupaciones*
En los exercicíos de, humildad , quando iba por las ca¬
lles , quando estaba en visitas ,, nunca perdía su ora¬
ción ; y si acaso alguna vez la acción exterior le di¬
vertía , en concluyendo volvía sobre sí con tal fervor,
que no parecía se había descontinuado i efedo de aque¬
lla continua presencia que tenia de su Dios , mirándole
interiormente con las luces de la fe presente en todas
parces ; y aun los sentidos exteriores tenian su recreo
en
Libro IV. Capitulo II. 159
en aquella imagen visible , en que tantas veces quiso
mostrar una sombra de su luz Dios uno y trino , que
conservaba la memoria , y se la ponía á los ojos su
fantasía. En ella recibió singulares favores del Cielo,
en especial de lo que tocaba al bien de sus próximos.
En orden á lo temporal mucho hemos dicho , no sien¬
do nada respefto de lo que se calla. En materia de
conversión de pecadores fueron muchos los casos que
refiere su Confesor 5 algunos, diremos! para que se co¬
nozca lo mucho que Dios se agradaba en la oración de
su siervo.
Pidiendo una vez por un adultero de muchos años
de reincidencia ,. se encendió tanto , que le pareció ha¬
bía excedido en la humildad , conformidad y reveren¬
cia con que debía hablar á su Dios : quedó afligido,
llorando- amargamente , y queriendo castigar lo que le
parecía haber sido demasía , tomó disciplina con una
de hierro con mas rigor del que solia ; y en este exer-
cicio se le puso delante un hermoso resplandor , y de
él salió una voz : No, Pedro , no has ofendido á Dios
con tu petición , antes se ha agradado de lo ardiente de
tu caridad , y le dará auxilios para que salga de su
culpa , y mal estado en que se halla r asi sucedió r vi-
niendqpdentro de pocos dias el hombre á confesarse
con el Padre Fray Pedro y enmendó de allí adelante
su vida.
Quatro días seguidos estubo una vez haciendo ora¬
ción continua delante del Altar de la Santísima Trini¬
dad ; que con tanto aseo y riqueza había labrado en la
Iglesia del Convento grande de Lima,, y vio en la Ima¬
gen de la Virgen deTa Concepción , á quien corona la
individua Trinidad , una estrella hermosísima que res¬
plandecía en la frente , y que se encendía al paso mis¬
mo
i6q Vida peí V, P, Fr, Pfpro Urraca,
mo que con mas fervor oraba : esto sucedió d año d«
seiscientos quarenta y nueve. . T
Este mismo ano , estando en el mismo Altar enco°*
mendando a Dios a un hombre, que no se había confe-*
.sado treinta años había , puso una vela de á libra que
estubiese ardiendo delante de la Imagen de la Santísima
Trinidad ; y en lo fervoroso de su oración vio en me¬
dio de la llama al Niño Jesús , y llegándose le dixo:
Niño de mi alma, Dios y Redentor mió , mejor será
»que yo me queme , que vos; yo tengo mucha escoria
^que purgue ese fuego ; yo , Señor , necesito de puriñ-
^cacion , dexad me abrase esa llamal” A que respon*
dio el Niño: esta llama, Pedro, que vés no abrasa tanr
”to , como el fuego de amor que tengo á los pecadores;
»y asi , al verte pedir por ellos vengo á acompañar tu
”oración.’* Desaparecióse , y estuvo el Padre Fr. Pedro
perseverando en ella hasta la noche ; levantóse para to¬
mar una rigurosa disciplina,y volviéndose á la oración,
duró hasta la hora de decir Misa: para esto se levantó,
y halló al hombre que le estaba esperando, porque to¬
cado de la mano poderosa de Dios no había podido des¬
cansar toda aquella noche , desvelado de una vivísima
consideración de su mala vida , y del riesgo que con
ella traía su alma : con que , trocándose el cora^pn , ha¬
bía pasado algunas horas llorando sus culpas , y venia
á confesarse con el Padre Fray Pedro : hizolo en los
dias que le ordenó , con mucha copia de lagrimas , y
tantas demonstraciones de arrepentimiento , que dixo á
su Confesor , le habia tenido gustoso , y confuso ; ofre¬
cióse con gran humildad y rendimiento al nuevo mo¬
do de vida que le dispusiese. Eíizolo Fray Pedro , ha¬
biéndolo encomendado primero á Dios : y executólo tan
exemplarmente , que fue una admiración de quantos le
Limo TV. CátiTuio II. i6í
conocían <, el tirante de su penitencia , habiendo sido
antes sus cosas públicas en la Ciudad: él decia á todos*
que las oraciones de su santo Padre le habían traído á
aquel estado ; y sabiéndolo , respondía , que las mu¬
chas obras de piedad que siempre había hecho movie¬
ron á Dios para que le abriese los ojos: y de aqui to¬
maba motivo para encarecer la fuerza de la limosna*
que abre los ojos, saca lagrimas ; y con no merecer nada
el que está en pecado * por la limosna le pone Dios en
estado que merezca-
Omito algunos sucesos en que se mostraba la fuer¬
za que Dios puso en aquel natural agrado de su Siervo;
porque el muy Reverendo Padre Maestro Fr. Francisco
Mesía , su Confesor , ofrece escribir un gran libro en
acabándose las pruebas que por autoridad del Ordina¬
rio se están haciendo ; porque lo que remitió fue lo que
el supo del siervo de Dios , como superior de las cosas
que tocaban a la dirección de su espíritu, y lo que per¬
sonas conocidas le escribieron , sabiendo daba esta no¬
ticia para que se publicase la vida del siervo de Dios
en España. Fue su trato una red , que puso Dios pars
sacar del mar del vicio pecadores sumergidos. El ulti¬
mo grado de la malicia , dicen los Santos *que es en un
pecador la costumbre en la culpa , la freqüencia en el
pecado , sin que le inquiete el estimulo de la mala con¬
ciencia , perdiendo el miedo d la Divina Justicia tanto
que es milagro grande su reducción : y asi le dihujan
en el suceso de Lazaro muerto * y corrompido. Que¬
riendo Dios hacer una obstentacion de lo infinito de su
misericordia , le dixo á Job, cap. 39. v. 13. (en la ex¬
plicación de Hugo Cardenal) %Nunquid alilgabis Rei-
nccerota ad arandutn? ¿Podrás tú como yo atar al yugo
al Rinoceronte fiero para que are humilde en tu he-
L re-
162 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca,
redad? Es (dice Hugo) symbolo de un pecador sin rien¬
da , que desfrenado se arroja a la culpa ^ porque no hay
lazos para prender a esta fiera, ni fuerza para rendirla*
pero no le faltó á la naturaleza para aprisionarla traza*
pues consigue el agrado de una doncella , lo que no
pudiera la violencia $ á sus brazos se llega, á su agra¬
do se amansa , y quando burla los mas fuertes lazos,
ella le prende : para pecadores , á quien hizo la culpa
fieras, tiene Dios el agrado con fuerza* el alhago con
eficacia de una virginal pureza: tú, Job , no podrás es¬
to , pues con mi gracia lo executarán los mios , como
entre muchos se vio tantas veces en este venerable Pa¬
dre su retrato.

CAPITULO III.

De otros favores que Dios le hizo en Ja


Oración*

A^ntes que se descubrieran muchos Judíos , que disi¬


mulados en el trato de Christianos habian pasado de
Portugal al Perú , huyendo las diligencias con que los
buscan los zelosos ministros de la fé de aquel Católico
Reyno : traza , sin duda del demonio , para desmoro¬
nar la firmeza de la Monarquía Española en aquel di¬
latado Imperio : que como se funda sobre la segura pie¬
dra , que es Christo , y su Ley , quiso introducir alli
aquellos obstinados Apóstatas , para que con su ciega
terquedad minasen la Católica firmeza; de cuyos casti¬
gos vimos la relación en el Auto de Fe que celebró el
santo Tribunal de la Inquisición en Lima. Poco an¬
tes de la prisión de éstos, estando en oración delan¬
te de su altar de la Santísima Trinidad pidiendo á Dios
la
Libro IV. Capitulo III. 163
la exaltación de su fé , y conversión de los Gentiles,
con la enmienda de los pecadores, á que se dedicaba
una hora de las de su oración quotidiana , que rema¬
taba con una disciplina. (Esta era la que siendo la ora¬
ción continuada , partía las horas según los diversos
motivos a que las tenia aplicadas) Vio sudar una ima¬
gen de nuestro Padre San Pedro Nolasco , que estaba
en el Altar ; con tanta abundancia , y duración , que
no lo pudo encubrir ; y asi lo vió toda la Comunidad,
y multitud de seglares : por causa de la publicidad de
esta maravilla el Padre Fray Pedro pidió á Dios le des¬
cubriese el misterio , pero no fue servido su Magestad
de manifestarle entonces. Pasados algunos dias , presos
los hypocritas y fingidos Christianos , se le dio á en¬
tender sudaba la imagen de San Pedro Nolasco por los
enormes delitos que aquellos Judíos cometian en des-?
precio de nuestra Católica Religión : y como habia te¬
nido el Santo tanta parte con su intercesión en el cielo,
y por medio de su Religión en la tierra , para plantar
en aquellos Reynos la fé : sudaba su imagen quando el
demonio con tan mala semilla procuraba introducir en¬
tre el trigo la cizaña.
Y es bien digno de no pasar sin reparo, que mien¬
tras aquel Tribunal santo de la Inquision andaba con
el secreto que acostumbra , haciendo las pruebas , no
quiso Dios manifestar al Padre Fray Pedro el misterio¬
so sudoi de la imagen de su Santo Patriarca : enseñanza
del silencio con que debemos asistir á tan importante

A tres de Oóiubre del año de quarenta y nueve, es-?


tando en la enfermería en oración delante de un Santo
Chnsto, se le manifestó la gloriosa Santa Ana ,de quien
era muy devoto , y le llenó de gozo espiritual la alma;
I r% 1
U* lo
164 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
lo mismo le sucedió el Viernes siguiente, alentándole á
sufrir los muchos dolores que padecía; este favor reci¬
bió muchas veces en su larga y penosa enfermedad,
en especial quando el aprieto de los dolores le turbaban
la oración.
En el admirable Sacramento del Altar le mostró
Dios muchas veces quan de su agrado era la fervorosí¬
*fe,
sima meditación con que se disponía á recibirle; apa-
wBl
fc- reciendosele un hermosísimo Niño, mostrando en la for¬
S
i
ma en que se le manifestaba los afeólos que quería en¬
.1 í cender en el corazón de su siervo, como entre otras.
Un Viernes doce de Noviembre, estando para comul¬
gar , le vio en el Altar con un rostro tan alegre , que
reconoció el gusto con que se habia sacramentado , y
sintió en su corazón una llama de amor mas que la or¬
dinaria : con que le dió gracias por aquella inmensa
fineza. i \
Otra vez, dia de la Circuncisión , habiendo consa¬
grado, le vió sobre los corporales, Niño, como lloran¬
do , y sintió en su corazón un dolor que le penetraba la
alma de que hubiese quien ofendiese á Dios á vista de
un beneficio tan grande como darse en comida para
*

que le entrañen los fieles.


K4j
ük-í :
Cierrese este capitulo de la oración del Venerable
fjg Padre con llave de oro; asi la llamaba; y la causa de
Ti
este epiteélo fue , que estando en oración un dia se mi¬
& ró intele&ualmente en un jardín , asistido del Angel San¬
fe to de su guarda. En él estaba la Reyna de los Angeles
t*
ivB Maria, con una azuzena en la mano; á su lado estaba
I; un hermosísimo Coro de las virtudes todas, cada una
k
tenia su llave en la mano de bruñida y blanca plata.
Una sola que aventajaba en la viveza de los ojos á las
II
*1 demás, la tenia de purísimo oro 5 y preguntando á su
V
San-
ÍJK'(
Nuil,

■ ■
Libro IV. Capitulo IIL i £>5
Santo Angel la causa de aquella singularidad , le res¬
pondió: Esta es la oración, tiene la llave de oro entre
las demás virtudes, para que entiendas que cada virtud
obra por sí: por eso tiene cada una su llave con qieen¬
trar á la gracia , y amistad de Dios : pero la oración
obra por todas , por ella con mas facilidad entran las
virtudes, por ella perseveran, por ella se aumentan : Tie¬
ne la llave dorada , y maestra de los tesoros de Dios;
pues por ella franquea su Magestad á los suyos sus se¬
cretos. Desde entonces llamó á la oración el Padre
Fray Pedro llave dorada del Cielo. Lo dicho baste para
mostrar qual era el fervor de su continua oración.

CAPITULO IV.

Ve otras excelentes virtudes en que floreció este Ve¬


nerable Padre.

Aunque con todos era manso , benigno, doliéndose


de lo que padecían, consigo fue siempre rigurosísimo;
no parece que era la carne suya según la trataba coa
tan continuas mortificaciones , y ásperas penitencias;
en que no le excedieron los Padres del Yermo. Mucho
dexamos escrito, mucho nos falta. Quántas veces fue
en sus Misiones por llanos , y arenales ardentísimos,
sin defensa ; quantas por peñas friísimas , por estanques
helados, por asperísimas sierras,por la salvación de sus
próximos 5 sin mas prevención, que un báculo, y su
Breviario; durmiendo en el suelo, teniendo por gran
regalo unas pajas, no teniendo aquella mísera gente°mas
cama. Lo que ahora he de añadir es la penitencia que
hacia meditando la Pasión deChristo Señor nuestro^ de
la qual era ternísimamente devoto. Contemplábala siem-
L 3 pre
166 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
pre en Cruz; pero no podían seguir el paso de su de¬
voción las fuerzas ; desmayaba el cuerpo á la tarea di¬
latada de su espíritu; caíanse los brazos; pero reme¬
diábalo, teniendo dos clavos grandes en la pared, á la
proporción de su cuerpo; asia á ellos las manos , con
que pasaba muchas horas. Penitencia que executó aquel
ilustre mancebo, gloria de nuestro siglo el venerable Se¬
ñor D. Baltasar Ramírez de Saavedra, hijo del Conde
del Castellar, y de la santa señora Doña Beatriz Ramí¬
rez de Mendoza, insigne bienhechora de nuestra Reli¬
gión ; y ambas vidas dexamos escritas en la Crónica de
la Religión tratando de los sujetos señalados en virtud
que se criaron en nuestro Convento de Madrid. Fue
este mancebo en santidad de costumbres, en aspereza,
y rigor de vida, una admiración de la Corte. La Pa¬
sión de Christo meditaba asidas á dos clavos las manos;
porque el desmayo de la natural flaqueza no desbara¬
tase la imagen de la Cruz en que meditaba, como su¬
cedía al Padre Fray Pedro. Retratase Dios en sus sier¬
vos , es uno en todos; ¿qué mucho, que se imiten las
acciones, que se parezcan en las virtudes ? En esta pe¬
nitencia declaró á su Confesor una notable circunstan-
-5 ♦ *

cia, que nunca estuvo en oración puesto en Cruz que


interior, ni exteriormente se atreviese el demonio á in¬
quietarle , como solia en otras ocasiones; y que cono¬
ciendo por la experiencia el remedio, en viéndose aco¬
meter en la oración, con ponerse en Ciuz quedaba li¬
bre. Ya diximos como tomó por dechado de su vida
quando entró en la Religión la admirable de su glorio¬
so Patriarca nuestro Padre San Pedro Nolasco; el qual,
desde que se le apareció en Cruz el Apóstol San Pedro,
diciendole : que aquella era la escala por donde subió
á la gloria que.gozaba; hacia le atasen los brazos en
Libro IV. Capitulo VI. 167
una Cruz, porque en el dilatado espacio de su oración,
no desmayase la humana flaqueza; y siempre que asi
oraba tuvo admirables consuelos de María Santísima,
y del Santo Angel de su guarda , como escribimos en
su santa vida.
Cada semana Santa en el curso de ella solia darse
mas de cinco mil azotes , en memoria de los de Chris-
to Señor nuestro. Tuvo en la celda hasta que le lleva¬
ron á la enfermería escondida una corona de espinas,
que se la ponía los Viernes, y quando hacia los exerci-
cios de la Pasión, clavándola en la cabeza hasta sacar
tal vez sangre. Quando hubo de ir á la enfermería hi¬
zo á un confidente suyo la quemase, porque no la vie¬
sen; que causó gran dolor quando después de su muer¬
te se supo. El dia que hacia las estaciones por los Claus¬
tros echaba un garvanzo debaxo de cada planta de.los
pies para que le recordase el dolor de los clavos: quan¬
do de noche á imitación de nuestro Padre San Pedro
Nolasco se descalzaba para andar con la corona de es^
pinas, y la Cruz por los claustros solia atarse en cada
pie dos palitos que le cogían toda la planta, y andaba
sobre ellos meditando con aquel dolor los pasos de Chris-
to Señor nuestro en la calle de la amargura. Todos es¬
tos saynetes inventaba el Padre Fray Pedro, con el de*
seo de padecer, é imitar á Christo Redentor nuestro en
su Pasión. r.
>-

Su humildad (habiendo sido tan sólidas sus virtu¬


des) era forzoso fuese muy profunda ; pues según San
Bernardo es de todas el fundamento, no hubiera subi¬
do tanto de Jacob la Escala que penetrase los Cielos si
no estribara sobre la humildad de la tierra; piedra del
toque de las virtudes, la llaman muchos Santos, pues
ella descubre qual es el oro , y qual el tosco hierro;
L 4 aun-
168 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
aunque dorado de la hipocresía. Una piedreztiela que
por humilde se fue á los pies de aquella estatua de Na-
bucodonosor mostró que eran engañosos metales los que
parecían oro, plata, y azero ; con que habiendo sido
por tantos años , y experiencias probadas , y aprobadas
las virtudes del siervo de Dios, verdadera, y profun¬
da seria su humildad.
Juzgábase siempre el menor de todos, y procuraba
parecerlo. En muchas ocasiones se hizo simple , y ha¬
cia algunas acciones para que le desestimasen , espe¬
cialmente en el palacio del Virrey en Lima : recono¬
ciendo con el buen entendimiento de que Dios le habia
dotado la gran estimación que todos hacían de su per¬
sona, temió el fuerte enemigo de la elevación, y sober-
via; y asi hacia entre la familia algunas acciones para
que le tuviesen en poco ; no quería Dios, asi importaban
poco sus trazas; porque viendo no pocas maravillas que
Dios obraba por él, conocían era aquella humildad , y
crecia mas su veneración. En Madrid, como hizo la ve¬
nerable Reyna Doña Isabél tanta estimación del siervo
de Dios, le miraban al entrar en palacio como á otro
Antonio, Hilarión, ó alguno de los Padres de la Tebay-
da; y él entre aquellas señoras de la familia solia usar
de algunas voces tan ordinarias que no se oyen por hu¬
mildes en los palacios Reales; no se malograba del to¬
do su intento; pues algunas de aquellas señoras, dema¬
siado cultas, burlaban de su baxo, aunque cortés, y re¬
ligioso estilo; que llegando á los oídos de la señara Rey*
na, dixo : En verdad, que yo muy cortesano, y latino
le he hallado en las voces ; debeis de haber oído á su
humildad, y estrañais el estilo.
Siendo Corista, porque no le ordenasen , tal era el
miedo que tenia á tan alta dignidad, hacia deinostra -
ció-
Libro IV. Capitulo IV. i6g. V

cienes de simple; pero poco importaban , porque alli le


conocían rodos. Salió de Quito, parecióle que en Lima
donde nadie le habia tratado seria mas fácil el persua¬
dirlo; y asi aquellos Padres tan mirados no le dexarian
ordenar de Sacerdote publicando que era indigno de
tan alto ministerio. Una vez , saliendo con la Comuni¬
dad en la Precesión dei Corpus, al punto que llegando
á la plaza vio la tarasca, se fue huyendo ácia la Comu¬
nidad de los Padres Agustinos, que iban al otro lado,
diciendo: "Yo vi en mi tierra en la Ciudad de Gua-
«dalaxara: otra fiera como esta, y mordía de las cabe-
»zas ios hombres ; pareciendole que con tan singular de¬
mostración entablaba la opinión que de simplicidad de¬
seaba se introduxese; pero hallóse alli un Religioso, que
había acompañadole un pedazo de camino, y habia ex¬
perimentado lo que Fray Pedro era; y asi, dixo de él
tales cosas que quedó corrido quando pretendía salir hu¬
millado; mandóle el Confesor que cesase de estos empe¬
ños , y siguiese al grito de Dios , que quería llevarle
por el estado del Sacerdocio; que fuera muy humilde,
que no le faltarán ocasiones de verse despreciado; que
no las buscase con aquel empeño, sino que las sufriese
con conformidad quando llegasen , que esto era mere¬
cer, y lo demás podria. ser tentar á Dios: tomó la doc¬
trina viviendo de alli adelante con deseos del despre¬
cio, y de verse tenido por vil; pero sin buscar las oca¬
siones , ni afeitar el ser tenido por humilde, con aque¬
llas extraordinarias 4emostraciones.
ijo Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.

CAPITULO V.

Concluye la materia del pasado.

Es la paciencia hermana de la humildad, nacieron de


un parto, crianse á unos pechos, jamás se halla una sin
otra; con que el que no tiene sufrimiento en la adver¬
sidad , la humildad de corazón le falta; pero dádmele
humilde de corazón que yo os le aseguraré conforme.
Exasperarnos de la palabra que no sonó dulce , de la
obra que no es gustosa, de sobervia nace; sintiendo la
vanidad, y elación propria, se falta á la estimación que
presumimos se nos debe ; luego quien no sabe sufrir, la
verdadera humildad le falta. No digo que falta á la hu¬
mildad el sentimiento en las obras, y palabras adver¬
sas ; porque si el sentir mucho no es de humildes , el
no sentir nada no es de hombres ; lo que la humildad
pide es que si se siente , se disimule; que si hay dolor,
haya conformidad ; con que al paso que fuere mayor el
sentimiento, sea nuestro sacrificio en la paciencia mas
glorioso.
La de este siervo de Dios parece que puede compa¬
rarse con la de Job. En esto convienen quantos sugetos
• grandes le trataron; y al fin de este libro pondremos
lo quede su virtud sintieron. Padeció enfermedades, y
dolores excesivos , con tanta igualdad de animo que
asombra; veinte y nueve años continuos le afligió la go¬
ta sin afloxar un dia la viveza de sus dolores, sintién¬
dolos á un tiempo en todas las junturas del cuerpo con
tanta fuerza que las manos se le pusieron gafas, los de¬
dos se torcieron contra el natural , quedando con la du¬
reza que si fueran de yerro, siendo de carne para el
I con-

:
Libro IV. Capitulo V. 171
continuado dolor : las rodillas , y piernas encorfcadas,
sin poderlas mover , y esto con un rostro alegre , sia
oirse en su boca un hay : Increíble se hace esto á la na¬
turaleza; pero no hay questiones quando se empeña en
hacer demostración de su poder la gracia : con estarse
quieto tenia el alivio que los nuevos dolores can el mo¬
vimiento le causaban; pero aun este quiso Dios le fal¬
tase porque todo se debiese á su asistencia ; pues mu¬
chos años antes de su muerte le dio una perlesía, y á
la fuerza del accidente se siguió el forzoso , y conti¬
nuo movimiento que le duró siempre en las manos; aquí
perdió el pulso la medicina viendo vivir entre tantos
dolores á el Padre Fray Pedro, dando todos a Dios las
gracias al verle tan alegre diciendo : Bencíitc sea mi
«Dios* que tan piadoso anda con lo mucho que yo me-
«rezco.” Aqui tiró la ultima linea al retrato de Job el
Pintor Soberano, pudiendo decir con el cap. 19. Peí ¡i
mece consumptis covhthus aalicesit os meum. Y al oir Las
voces de vida eterna que salían de su boca : Derelidla
sunt tantummodb labia circa dentes meos•
Preguntándole su Confesor un dia si eran muy gran¬
des los dolores que padecía ? Respondió: Padre Maes¬
tro, para honra y gloria de Dios lo digo : son tan
«terribles , ("aunque no son los que yo merezco por mis
«culpas) que si no fuera con particular auxilio de su
«Magostad no era posible vivir con el menor de ellos.
«Bendita sea por siempre su piedad , que si aprieta la
«mano , dá fuerzas á mi flaqueza. Si su disciplina ha
«•tomado el cuidado de corregirme hasta la muerte , y
«de enseñarme: Et disciplina tua correxit me in finen? ¡
«£? disciplina tua ipsa me docebit. También en su mi-
«sencordia cuida de que no desmaye : Et dedisti mibi
”protíSlionm salutis tuce ^ dexterci tua suscepit me*
« PsaD
172 Vida del V. V. Fr. Pedro Urraca
»Psalm. 17. v. 36. No puedo yo quexarme con Jere-
finías: Thren. cap, 2. v. 22. Percusisti, necmisertus es.
?>Pero quiere N. Señor hacerme este favor de que yo
?> padezca por mis hermanos los pecadores : y teniendo
?> dolores en todas las partes de mi cuerpo , sin que ha*
»ya una que descanse , son tan grandes los que me dá
»nuestro Señor en las partes insensibles , como en los
cabellos, y las uñas , como si los padeciera en las ni-
” ñas de los ojos. Ello me enseña Dios quan poco hice
v por mis manos , quan cobarde fui en mis mortifica-
aciones, pidiendo a su Magestad mucho, y obrando yo
”de mi parte poco ; pues todo lo que hice no llega á lo
nque ahora en un dia solo padezco. Executando Dios
*>en mí lo que debiera yo haber obrado. No pido que
>¿me falten , que me harán alguna vez mucha falta ; lo
» que á Dios suplico es me dé tolerancia. Esto le ha de
v pedir vuesa Paternidad , concluyendo con lagrimas,
vMiseremnl mei, miseremini mei. Saltem vos amici mei\
vquia manus Domini tetiglt me” Job, cap. 19. v. 21.
Mas de diez años antes de su fin le dio nuestro Se-
fíor una lepra , desde el cuello hasta los pies , desde
los ombros hasta las muñecas , con unas escaras , ó es¬
camas al modo de las de un pescado , del grandor de
una uña que, como después veremos , muchas se guar¬
dan en el Convento de Lima para memoria : ocultaban
debaxo asquerosas sabandijas que no le dexaban repo¬
sar un punto. Siendo bien digno de ponderar no llegase
este asqueroso achaque á las manos , porque no estor-
vase el consuelo que los fieles tenían de besarlas. Y en
todos estos años no se desnudó sino para mudar habi¬
to , y túnica.
Tenia de ordinario tres llagas abiertas, tan profun¬
das , que se veían los huesos ; tan grandes cada una clo-
Libro IV. Capitulo V;' 173
mo la palma de la mano: las dos en los lados, y una so¬
bre los riñones ; tan hondas que, como se vio al amor¬
tajarle , llegaban á los huesos ; con que de ningún lado
podia estar echado , pasando de dia, y de noche en una
«illa , hasta que ni aun este alivio pudo tener: con ellas
tenia gran consuelo , porque decía se lasphabia dado
Dios en memoria de la Santísima Trinidad:* Y de esta
suerte discurría sobre todas sus enfermedades y dolo¬
res , con tanta paciencia y gusto de padecerlos que so¬
lia decir , no pudiera vivir sin ellos. Jamás se quexaba
ni mostró el semblante desabrido , sino una alegría ce¬
lestial que admiraba á quantos sabian lo que padecía;
y pondera en su declaración un Prebendado de aquella
Iglesia , habiendo visto después desnudo su cadáver , di¬
ciendo : cc Bendito sea Dios , que sabe comunicar tanta
¡» fortaleza al corazón humano.” Todo esto lo aplicaba
el Padre Fray Pedro por los pecadores ; y dixo á su
Confesor , que quando la Obediencia , regulando con
prudencia las fuerzas , le había moderado las peniten¬
cias , pidió á Dios , que si era voluntad suya , se las
diese de su mano ; de suerte , que no pudieran embara¬
zarlas los hombres. Lo mismo sucedió en Toledo , vi¬
viendo yo en aquel Convento con el venerable Padre
Fray Andrés Vitores , cuya vida admirable escribí en¬
tonces por mandado del liustrísimo Señor Don Fray
Juan Asensio , Obispo dignísimo de Avila , General de
la Orden.
Padeció ardentísimas calenturas , y vehementísimos
dolores , sin conocerlo nadie , ni saberlo mas que su
Confesor , y un Pveligioso Lego , santo , mozo , hijo de
sú espíritu, que obligado de la Obediencia me lo comu¬
nico. El quál pidió á Dios con instancias le diese de su
mano dolores y penas por los pecadores, y lo consiguió
de su piedad,
l74 Vida del V. P.Fr. Pedro Urraca.
No le faltaron algunos que hasta conocerle emula-
ion su virtud , queriendo Dios acrisolar su paciencia
con la vexacion de falsos testimonios , que desvanecía
el cielo luego por confesión de sus mismos autores. En
un tiempo dio el demonio , para ver si podía manchar
su crédito, qjie algunos , que tenian genio de publicar
mentiras dixesen para acreditarlas : Esto ha dicho el
Padre Urraca , y algunas fueron en materias muy sen¬
sibles. Llegaban a oidos del bendito Padre , y unas ve¬
ces solo decia :' Gracias á Dios!” Otras respondía :tc La
”causa de eso es, que como no hay otro mas malo, juz-
»gan que solo yo puedo ser autor de tal maldad.” Esto
se acabó; porque llamando el Padre Fray Pedro á uno
que habia sido autor de una voz de estas , en materia
bien grave, le reprehendió de parte de Dios, aunque él
negaba , juzgándolo oculto , como si para Dios pueda
estarlo nada , amenazóle si no daba satisfacción : cum¬
plióse la amenaza , publicóse el castigo , porque el mis¬
mo hombre lo descubría $ y sirvió de general enmien¬
da. Lo que yo siento es la ofensa de Dios , (decia en
estas ocasiones) que á mí, vil pecador , aunque me sa-
cáran arrastrando como á perro muerto , no me trata¬
rán como tengo merecido. Bendito sea Dios , que aun
los hombres usan de misericordia conmigo.
Es el ayuno , decia Chrisologo en el Sermón 31,
arado de la virtud , cultiva corazones , arranca vicios,
consume de la culpa hasta las raíces, y con una dicho¬
sa ventura en la misma reja lleva las semillas , y aun
coge las mieses de la santidad ; con que al ver en este
siervo de Dios tan colmados de la virtud los frutos,
oración continua , caridad fervorosa , ardientes deseos
de evitar pecados , gusto en la penitencia, alegría en la
mortificación , compasivo siempre el corazón de la ne-
ce«
Libro IV. Capitulo V. 175
eesidad agena y olvidado de la propria : bien se puede
conocer estaría con la abstinencia , y ayuno bien cul¬
tivada esta Bendita tierra , fue como en lo demás sin¬
gular en esta virtud. Los ayunos del Adviento de nues¬
tra Religión r que empiezan por la fiesta de todos San¬
tos , hasta Navidad , los observaba , ayunando algunos
dias cada semana á pan , y agua. La Quaresma , fuera
de los Domingos * solo comía yervas , como las daban
en el Refefíorio, que generalmente son solo cocidas con
un poco de agua , aun en tierras muy abundantes de
aceyte. La Semana Santa hasta el Jueves Santo no co¬
mía mas que pan , y agua. Desde la comunión de este
día hasta que decía Misa , ó comulgaba el dia de Pas-
cua , ya dexamos dicho, pasaba sin probar cosa alguna.
Jamás comio ni bebió 7 si no es en el Refitorio ; en los
caminos a sus horas, o á las que eran comodidad del
que le hospedaba , sin haber sido nunca en esta parte
molesto ; pues sí era dia de ayuno de su Religión co¬
mía yervas , o frutas , sin permitir se buscasen pesca¬
dos , no siendo en partes donde los huviese con abun¬
dancia. Desde muchacho se acostumbró á sufrir la ham¬
bre ; con que después pasaba quatro y cinco dias sin
comer ; con que no sintió en las Misiones que hizo por
las sierras la molestia que padecen otros ; pues con un
poco de maiz y agua hacía su comida. Muchas veces
fue el Enfermero á los Prelados para que mandasen en
obediencia comerpor haber tres y quatro dias que no
pasaba bocado. De su rara abstinencia debió proceder
el que jamás le viesen escupir ; observación que hicie¬
ron los que le trataron. Parece que quiso Dios premiar
la abstinencia de su siervo en su feliz transito 5 pues
veinte y ocho dias antes que muriese no probó otra cosa
mas que la sagrada Comunión , y el lavatorio de boca
que
i7 ó Vida pel V. F. Fe. Pepeo Urraca,
que le daban después de comulgar. Aunque en el pala^
ció del Virrey nunca quiso probar nada , se dexó mu¬
chas veces convidar de algunos aficionados ; y dixo á
su Confesor, que lo hacia porque siempre sacaba algún
provecho espiritual para sus almas : que por esta causa
advirtió Chrysostomo que, aunque con murmuración de
los Fariseos , se dexaba Christo bien nuestro, convidar
de los pecadores. En estas ocasiones el Padre Fr. Pedro
untaba los dedos con acíbar á cada bocado, ó con unos
polvos amarguísimos , como diximos arriba , no atre¬
viéndose á echarlo en la comida por los que le miraban.
Aquella ardentísima caridad , de quien se ha dicho
tanto, efeélo era de la llama del Espíritu Santo , que
ardió siempre en su bendito corazón. Mas atrajo á Dios
con el amor que trataba á los penitentes , que con las
obras maravillosas que en él veían. El Reverendísimo
P. Maestro Fr. Cipriano de Herrera , Predicador de su
Magostad, del Orden de nuestro Padre San Agustín, en
el elogio que de este Venerable Padre escribió en la
vida del Santo Arzobispo Don Toribio Mogrovejo , le
llama Amantísimo de todos. En la enfermería solia tal
vez quexarse algún enfermo , y sintiendo hacer mala
obra al Padre Fray Pedro le enviaba á pedir, que per¬
donase. A que el siervo de Dios respondía, que se que-
xase mucho, que se enternecia Dios con un hay repeti¬
do, y gemidos dolorosos de los suyos; que ni en Jeru-
salen se fue trás los humos de los sacrificios, ni las mú¬
sicas del Templo, sino trás los lastimosos gritos del Hos¬
pital. Joann. cap. 5. Pedia á nuestro Señor le quitase á
su hermano aquel dolor, y se le diese á él; que no po¬
cas veces se lo concedió el Cielo. Quien tan bien cul¬
tivó la tierra de su corazón con el arado del ay uno, ¿qué
mucho diese á Dios tantos frutos de virtud?
CA-

Wf
IV. VI.
T;;,
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Libro Capitulo
* • * \ {

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CAPITULO VI. T

2?^ algunos favores que recibió de,Dios estando en la


1 enfermería. ’ ■ <

•E/ntre todos sus dolores hallaba en la soledad alivió


porque se estaba con dulces coloquios conversando con
Dios; y asi era para su espíritu de gran recreo quando
los Superiores no le mandaban llevar fuera ; porque
siendo menos los seglares que alli le buscaban, era mas
el tiempo que tenia para tratar con Dios; y si los que
venían era no mas de por cariño, recibíalos con agra¬
dable rostro; y con el mismo semblante los despedia,
sin haber hablado palabra, como declaran algunos Pre¬
bendados de aquella Santa Iglesia. Un dia lo sintió el
Enfermero, por ser quien le visitó una persona de gran
autoridad, y mucha virtud. ¿Es posible , Padre Fray
Pedro, le dixo, que haya callado con quien venia deseo¬
so de hablar de Dios con vuesa Reverencia ? á que le
respondió: "mas importa hablar con Dios, que de Dios
«hermano” ; y volvióse á la suspensión de la contem¬
plación, en que siempre estaba haciendo fervorosísimos
ados de Fé , Esperanza , y Caridad.
. Regalilbale Dios con frequentes éxtasis, y raptos re¬
petidos, en que pasaba tardes enteras, quedando algu¬
nas veces tan fuera de sí, que llegando á visitarle Ge¬
rónimo Díaz, Medico del Convento, antes que lo hubie¬
se experimentado, le mandaba olear ; pero llegando su
Confesor al punto le apretaba la mano, ó le hacia algu-
na sena, con que le hacia dexar solo hasta el otro dia
a ora de comulgar. El éxtasis que tuvo veinte y ocho
días continuos antes de su muerte se dirá en su lugar.
M Un
1-?8 Vida.üex V. P. Fr. Pedro UÍraca.
Un día de la Circuncisión le/llevaron á la enferme-

ria un Religiosolqiíe tocaba con gián destreza una cita¬


ra; la música le acordó qual seria la de la gloria; y em¬
pezó á contemplar, si aquella era tan dulce, ¿qiiál seria
la que á Dios dán los Angeles en el Cielo? y quedó con
la consideración arrebatado; conociéndolo, le dexaron
los Religiosos que solicitaban darle áquel rato de diver¬
sión ; en este rapto vio ocho hermosísimos mancebos,
con tal resplandor que de los rayos que despedían pa¬
rece se ardía todo el quarto; empezaron á tocar con tal
suavidad que no eran capaces los oídos del cuerpo para
percibirlo : no supo quanto duró, porque arrebatado en
aquel inmenso gozo su espíritu, embriagada toda su al¬
ma en aquel celestial favor, estuvo extático hasta la ho¬
ra de comulgar el dia siguiente, que le mandó volver su
Confesor.
Otra vez , dia del glorioso Cardenal San Ramón del
año de mil seiscientos cinquenta y uno estando hacien¬
do el examen cotidiano, vió por una ventana en elcier
*lo un triangulo hermosísimo , lleno de tanta luz que le
deslumbró , y,quedaron los ojos del cuerpo sin vista:;
pero le pareció que con mas claridad miraba su alma
una hermosísima Imagen de la Santísima Trinidad , que
nunca pudo explicar cómo era lo que habia visto en
aquella contemplación; arrebatóse el espíritu, quadando
el cuerpo en la silla donde estaba tan sin movimiento:,
que parecía muerto; pero en lo encendido del rostro co
nocieron los enfermeros era arrobo: y asi, le dexaron,
y duró desde las quatro de la tarde hasta las ocho del
dia siguiente, que la obediencia del Padre espiritual le
cortó la hebra del recreo que gozaba su alma.
Y e$ de ponderar el rendimiento de su obediencia,
que siendo el Confesor el que le embarazaba estos des¬
ean-
Libro TV. Capitulo VI. 179
cansos interrumpiéndole sus arrobos, jamás mostró sen¬
timiento, como de otras personas espirituales hemos oí¬
do, que obedecen, pero sienten el bien que les esror-
van, y dan quejas amorosas; pero el Padre Fray Pedro
volvía con el gozo que pudiera si le dispertáran de un
sueño con pesadilla.
Pero estos embarazos las mas veces , no eran mas
que un breve paréntesis, interrumpiéndose aquella glo¬
ria que gozaba su alma mientras se reconciliaba, y 0¡a
Misa, como sucedió el dia de San Ramón , que diximos;
pues trayendole para comulgar la forma consagrada, vió
que desde el Altar traía el Sacerdote en las manos sobre
la patena un bello Niño desnudo; y dichas con lagrimas
las voces con que nos prepara para recibirle la Iglesia
miro en su lugar la forma, y arrebatado en el gozo pro¬
siguió su éxtasis el tiempo que le dexó la obediencia.
Un Viernes, oyendo Misa á las seis de la mañana
vió , al levantar el Sacerdote la Hostia, en ella un Niño’
Jesús, que se parecía al que él había puesto en la Cruz
que dió al Convento de Santa Catalina; inflamóle el co¬
razón deseando padecer mucho por su amor , y aquel
dia fueron mas vivos los dolores; no refiero mas suce¬
sos, por ser todos semejantes.
• _^ >■

CAPITULO VIL

Refíerense casos muy singulares que le pasaron con su t


Confesor; en que se confirma el parecer de que tuvo T
el Padre Fray Pedro don de profecía. : ¡ r

iVluchos lances le Sucedieron con el Padre Fray Pedro'


a su Confesor, en que conoció la singular asistencia que
en sus achaques tenia de Dios, habiéndose mostrado lx

■' .. -f' C • ■ V \f jr¿y ■ •


. • .r .-

n
Mi
í jSo Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.

Ii i virtud del Señor en el espíritu, y dón de profecía mas


frequente en su enfermedad: que parece pudiera decir
con San Pablo, 2. ad Corint. 1 2. de buena gana me ale¬
graré en mis enfermedades para que habite en mí la vir¬
tud de Christo. Arriba dexamos apuntados algunos ca¬
5 sos que en esta materia le sucedieron estando en la en¬
fermería , ahora solo traeré lo que le pasó con su Con¬
fesor.
Tenia seis hermanas profesasen el religiosísimo Con¬
vento de Santa Clara de Lima, fundación de aquel Ve¬
nerable siervo de Dios , Apostólico Prelado , el Santo
Dodor Toribio Alfonso Mogrovejo, Arzobispo de Lima;
era por los años de seiscientos setenta , uno de los ma¬
yores Conventos de la Europa: cerraba dentro de su clau¬
sura mas de quinientas mugeres , las doscientas y cin-
quenta Monjas de velo negro ; las demás novicias, le¬
gas, donadas, y criadas; los Oficios Divinos se celebran
con gran solemnidad , asi por la riqueza, y adorno, co¬
mo por la música ; pareciendo un Coro de Angeles ; helo
dicho para que se vea el estado en que se halla la Re¬
ligión Católica en aquel nuevo mundo.
Estando el Padre Maestro Mesía con sus hermanas
una tarde , dio á la mayor una Cruz del Padre Fray
Pedro, y aunque las otras le pidieron, no las dio por
no tener mas ; pidiéronle con muchas instancias se las
llevase el dia siguiente; ofreciólas, y fuese al Conven¬
to , y encontrando á un hermano suyo le trajo para que
lasvUevase; fuese con él á la enfermería, y en entrando
le dixo : Padre Fr. Pedro, una petición traygo; "ya lo
sé” , le respondió : "aqui tiene las cinco Cruces, que
99puede enviar á esas señoras? y digales vuesa merced

9?sean muy devotas de sus misterios, añadió al-herma-

pno seglar; y que me encomienden á Dios?” con que

«y
ZaBRo IV, Capitulo VJF, i8j
el Confesor, y su hermano quedaron admirados, enten¬
diendo le habia manifestado nuestro Señor lo que había
pasado en Santa Clara.
Luis Espindola, que era el maestro que hacia los
retablos , y Santos de escultura para el Convento por
orden del Padre Fray Pedro, dixo una tarde al Padre
Confesor , que había menester doscientos pesos para
comprar un poco de madera ; y respondiéndole , que
fuese al Convento al anochecer , y llevaría el dinero
que hubiese. Volvió á las cinco de la tarde el Confe¬
sor al Convento, dixo al Padre Fray Pedro lo que pe¬
dia el oficial, y el dixo al enfermero contase el dinero
que habia; hizolo, y hallaron ciento y setenta y seis
pesos: yo pondré lo demás hasta que haya, dixo el Con¬
fesor; porque no se vaya sin el dinero que ha menester
el maestro: "guárdenlos, replicó el Padre Fray Pedro,
«pediremoselos a Dios, y suMagestad proveerá pues es
” a ob™ suya.” Antes de anochecer enfró ¿ visitarle un
Clérigo Doélrinero del Cuzco, devoto suyo, en presen¬
cia del Confesor ; y al despedirse sacó un puñado de
plata, y echándola sobre la cama, dixo al siervo de Dios*
Padre mió, aqui dexo á V. Paternidad esta limosna, an¬
tes que me vaya volveré á verle; fuese, y contando el
Confesor la plata, halló que habia los veinte y quatro
pesos que faltaban al cumplimiento de doscientos; "no
»>vé,” le dixo, "que presto suplió Dios la necesidad*”
Llego a este tiempo el escultor, y llevó su dinero.
Yendo un dia su Confesor á una fiesta al Convento
e Belen, Recoleta de la Religión donde con el mismo
Habito, y constitutiones, viven los Religiosos con suma
pobreza, y observancia guardando á la letra la regla, y
estatutos; mientras se hada hora entró en la celda de
un Religioso, que halló abierta, y vió sobre la mesa un
M 3 li-
1
\

JP *
í 182 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
I libro devoto, y sobre un punto espiritual Je movió Dios
f
á que escribiese; llamáronle, con que no pudo hacerse
capáz de todo el asunto; buscóle, acabada la función,
y no le hallo; lo mismo le sucedió algunas veces que
envió a buscarle, quedando sin esperanzas de conseguir*
lo, por ser uno de los que vienen á reforzarse por algún
tiempo en los exercicios espirituales , y asi se habia
vuelto al Convento de Piura: empezó la obra, pero con
desconsuelo: quando una noche le dixo el venerable Pa¬
dre, no dexase de la mano aquella obra á que habia da¬
do principio, que seria del servicio de Dios; admiróse
por no haberlo comunicado á persona alguna, y dixole
el sentimiento con que estaba de no saber el Autor del
libro, á que le respondió; el que escribió lo que movió
á vuesa Paternidad fue San Carlos Borromeo : el Autor
del libro á su tiempo le sabrá , ahora escriba lo que
Dios le di&áre; hizolo, y tengolo en mi poder: tratado
muy devoto como de las muchas letras , zelo de las al*
mas, y virtud del Autor, que á tener comodidad para
ello le hubiera dado á la estampa.
Colores me salen á la cara al dar noticia de este
caso, (escribió su Confesor) pues teniendo tantas expe¬
riencias de la virtud del Padre Fray Pedro, y los favo*
res que el Cielo le comunicaba , fui tan malo , que por
no ver cumplidas quando yo esperaba algunas cosas que
le oí, me vine á entibiar tanto en su opinión, y vene¬
ración , que por mas de ocho dias quanto le oía decir
me parecía mal. Llegó el dia de San Bernardo, y leyen¬
do yo su vida en el Padre Rivadeneyra , fui aquella no¬
che á confesar al Padre Fray Pedro, y al quererle be¬
sar la mano, me dixo : "¿Padre Maestro, ya vuesa Pa-
»ternidad ha leído la vida de San Bernardo V9 Sí Padre
Fray Pedro, dixe:" Pues no la ha leído bien , que le fal-
9) tÓ
Libro IV, Capitulo VIL 183
»tó lo que ha menester;’' yo me sonreí, diciendo: podrá
ser 110 haber reparado en lo que á mí me importa:, mas
de lo que el Padre Rivadeneyra escribe no he dexado
nada; " léala bien, replicó, que no la ha leído toda;” fui-
me diciendo entre mí, esto solo me faltaba para confir¬
mación de mis dudas; pero cavando en lo que me ha¬
bía dicho , y teniendo por cierto haberla leído toda,
para no quedar con escrúpulo , y tener otro argumen¬
to mas la imaginación en que andaba, tomé el libro , y
volví á leer la vida, del Santo, con mas cuidado; y ha¬
llé: ¡O bondad divina! que por descuido, ó porque asi
lo dispuso Dios para crédito de su siervo, me habia de¬
xado de leer en ella un párrafo, que? está á fojas qui¬
nientas ochenta y seis donde se refiere, que por orden
del Pontífice Eugenio Tercero predicó San Bernardo las
Indulgencias de la Cruzada para los que fuesen á la con¬
quista de la Tierra Santa en los exercitos del Empera¬
dor Conrado, y Rey San Luis de Francia ; y como por
secretos juicios del Señor tuvo tan desdichado fin esta
jornada, que en ella quedaron deshechos los Christia-r
nos; como San Bernardo fue el que convocó la gente, el
que les alentó con esperanzas de la viñoria , haciendo
en comprobación de que Dios le mandaba predicarlo al¬
gunos milagros, se levantó contra el Santo una tempes¬
tad tan terrible, que publicamente le llamaban engaña¬
dor, y profeta falso, ruina , y calamidad de la Chris-
tiandad toda; con que se vio el Santo muy afligido: es¬
to fue lo que habia dexado de leer.
Quedo absorto, viendo reprehendida tan claramen¬
te su incredulidad , y que Dios hubiese manifestado á
su siervo sus dudas, y enseñándole en lo que habia de
leer la satisfacción ; con que al punto se fue á la enfer¬
mería ; y hincándose de rodillas delante de la silla don-
•? M 4 de
104 Vida del V. 1'. Fr. Pedro Urraca.
de el siervo de Dios estaba, con lagrimas le tomó la ma¬
no, y se la besó muchas veces. Pidióle el siervo de Dios,
no hiciese aquellas demostraciones con un hombre tan
indigno, que no merecia el habito que traía, que á te¬
ner el fuerzas se hubiera arrojado a sus pies : rogóle se
levantase, diciendole: ' Padre, las cosas de Dios solo su
” Magestad las comprehende , su palabra es infalible,
5,no le hemos de executar por lo que nosotros sospecha-
cirios , habiéndonos el mismo Señor dicho que no nos
c toca escudrinarle los momentosNon est vestrum fió¬
se témpora, vel momenta, quee Pater posuit in sua potes-
tate. Con que desvanecidas las dudas del Confesor cre¬
ció en él la estimación que del siervo de Dios tenia.
Estando el Maestre de Campo Don Pedro de Be¬
doya , con cuya hija estaba casado Don Francisco de
Mesía, hermano del Confesor del Padre Fr. Pedro , sa¬
cramentado, y deshauciado de los Doélores, viendo el
sentimiento grande que había en la familia , le dixo
aquella noche al Padre Fray Pedro su Confesor el esta¬
do en que estaba el enfermo , lo afligido que él venia
para pedirle le encomendase á Dios , que en confesán¬
dole era fuerza volver á asistirle , y á consolar á su
hermano, y cuñado , respondióle: "Padre mió, no se
«aflija, que no ha menester volver allá esta noche,an¬
otes avise se recojan , y descansen , que hartas malas
«noches han pasado; hemos pedido á Dios por él , y
«aunque pasa de ochenta años no morirá de esta enfer-
«medad; pues desde esta hora se ha de empezar á ir
«reconociendo la mejoría;” fue allá por la mañana, di-
xeronle como había pasado con quietud la noche; con¬
tó el Padre Maestro lo que con el Padre Fray Pedro le
habia pasado, y fue el enfermo mejorando, de suerte que
en breve se levantó bueno. ; •
CA-’
Libro IV. Capitvio VII. 185

CAPITULO VIII.

En que se da fin á la materia del pasado.


T)
^^esde que el Padre Fray Pedro quedó baldado , para
consuelo de tantos como le buscaban , después de va¬
rias consultas , resolvió la obediencia , le llevasen á una
casa principal , cerca del Convento donde acudian
quantos necesitaban de su consejo , como queda dichos
quando se retiró á la enfermería dexaron los dueños,
por la veneración que del siervo de Dios tenían , en
la sala principal un retrato suyo. Sucedió, pues, que
&n dia de los de Jubileo de nuestra Señora de Belén,
en nuestra Recoleta; fue toda la familia del Secretario:
su muger Doña Ana de Zarate (de quien en varias oca¬
siones se hace mención en este libro por haber sido la
que mas de cerca trató al Padre Fray Pedro) sacando
del escritorio unas joyas se dexó abierto , y de fuera la
gaveta en que habla una sarta de perlas que valia mas
de mil quatrocientos pesos ; y de otras mas gruesas un
hilo de mucha cantidad ; fuera de otras joyas de mucha
estima que tenia el escritorio : había encima de los con¬
tadores muchas pinas de plata , y en un escaparate no
poca riquéza ; esto estaba en la pieza del estrado: y en
ía sala de á fuera el aparador con la plata labrada,
quedando solo cerrada la puerta de la sala , y el cui¬
dado de la casa á una Negra; que descuidándose, á las
tres de la tarde se entró en el patio un hombre que ha¬
bía visto salir toda la gente fuera ; iba prevenido de
llaves y ganzúas , con que abrió con facilidad la sala; y
para obrar mas seguro se cerró por de dentro : la Ne¬
gra ? desembarazada de las ocupaciones caseras , y viem-
do
,

186 Vida del V. P, Fr, Pedro Urraca.


do cerrada la sala del quarto principal , se recogió ai
suyo. Estuvo el ladrón desde las tres á las seis en el
quarto sin haber encontrado con cosa que pudiese lle¬
var abriendo varias puertas juzgando estaría alii la pla¬
ta ; hasta que desesperado se salió pdra irse ; pero des-*
de las seis hasta las siete, que vinieron de la fiesta , no
acertó con la .puerta de la calle : encontráronle en el
patio , y viendo abierta la sala, le detubieron , confe¬
so no haber tomado cosa alguna por no haberla ha-
liado ; que la necesidad le obligó á aquel deshacierto, y
que Dios le habia cegado de tal suerte que no acertó á
salir : miráronle , y mirando la casa , ni él tenia nada,
ni faltaba tampoco : enviáronle con una reprehensión , y
juzgaron les habia hecho Dios aquel favor por el retrato
;*;v< *^

del venerable Padre Urraca que tenían en la sala.


A esta sazón pasaba el Padre Confesor al Convento,
y le contaron lo que habia sucedido , pidiéndole lo
dixese á su Padre Fray Pedro ; pero apenas llegó quan-
do le dixo el siervo de Dios: "¿Padre Maestro, qué
«trae? No ha sido mas del susto. Como esta señora es
■rtiiiiW

«tan sierva de nuestro Señor , y en su casa me hacen


«tantas mercedes por hijo de la Madre de Dios, quiso
«su divina Magestad que andubiese el ladrón toda *la
«tarde buscando la casa , y no hallase que hurtar ; las
«perlas tuvo en las manos, y le parecieron unos pa-
«peles 5 las piñas miraba , y las juzgó de barro : por
«una parte causaba enojo el mal animo con que andaba;
«y por otra era gusto ver como le iba cegando Dios:
«bendita sea su misericordia, que tanto cuidado tiene
«de los suyos.”
Vino á la Iglesia Doña Ana de Zarate por la maña¬
na , y diciendola el P. Maestro lo que con el siervo de
Dios le habia pasado, ella le dixo lo mucho que de su
vir-
Libro IV. Capitulo VIII. 187
virtud había observado , y pidiéndole se lo enviase en
una apuntación, lo hizo de lo que entonces se le ofreció;
guardando para otra ocasión hacer mas memoria : y la
noticia contenía.
Como antes que esta señora huviese conocido al Pa¬
dre Fray Pedro estandg temerosa de un recio preñado
que tuvo , con tan penosos y graves achaques que la
avisaron Médicos , y parteras que traía á mucho riesgo
la vida ; estando con esta aflicción en la Iglesia de
nuestro Convento , la dixo una muger que hablase al
Padre Fray Pedro Urraca, un siervo de Dios de aquel
Convento, de quien ella habia oido decir muchas ma¬
ravillas á algunas amigas suyas : á que respondió , que
no le conocía, porque , aunque vivía cerca del Con¬
vento , se confesaba en otra parte ; pues amiga, creame
(la dixo) , y comuniquele, que ninguna persona llega á
él con aflicción que no salga consolada.
Estaba á esta sazón el Padre Fray Pedro confesan¬
do en la Iglesia: llegóse á sus pies , comunicóle su aflic¬
ción , confesóla , y dixola fuese á comulgar al Altar de
la Virgen de los Remedios , y se encomendase á aque¬
lla Soberana Señora ; y que después que huviese dado
gracias volviese , que él la aguardaría : hizolo asi , y
hallando esperando al Padre Fray Pedro se llegó : re¬
cibióla con mucho agrado , y dixola : " Hija , muy des¬
consolada estás : esta es pensión de la primera culpa,
adonde todos los demás incurrimos , ofréceselo á Dios,
”pero 110 te aflijas , que para que veas quan bueno es
»Díos, quando menos pienses has de parir con mas
»facilidad de la que puedes desear:’’ dixole otras co¬
sas, y hablóla tan altamente de la virtud que , aunque
era muy buena christiana , nunca le parece habia oido
semejantes razones , ni que tal armonía hiciesen en su
co-
188 Vida mi V. P. Fr, Pedro Urraca,
corazón : con que creyó del Padre Fray Pedro aun mas
dt lo que le había dicho su amiga , con haber quedado
corta ; y asi la primera vez que se vieron la dixo lo
que los Samarítanos á Santa Fotina , ya por lo que he¬
mos oidole , y no por lo que tu dixiste , le creemos.
Contó á su marido lo que aquel ¡Religioso le había di¬
cho , estando contentísima de haberle conocido. A la
noche , después de haber cenado , se acostó sin recelo,
ni dolor alguno , dispertó á las once , y sintiendo un
pequeño dolor se acordó de lo que el Confesor le ha-
bia dicho , y dixo : ¿mas si fuera esta seña de mi parto?
sintió otro , y dispertó á su marido , diciendole , que
creía había llegado la hora que le habia ofrecido el Pa¬
dre : siguiéronse otras señas, con que dispuestas las eo-
. sas necesarias, parió, y dieron á Dios las gracias del
consuelo que por medio de aquel Religioso habia envia¬
do á toda su familia. El di.a siguiente fue el Secretario
Sebastian Ortiz á darle las gracias , y á ofrecerle su
casa , con tantas veras como mostró la experiencia.
En este tiempo andaba por la Ciudad visitando sus
hijas espirituales en una muía de albardon , y sin freno
(que nunca, como vimos arriba , permitió le llevase la
cabalgadura que á él le llevaba : aun la sombra de pie¬
dad en un bruto le arrastraba el corazón) por estár ya
tocado de la gota , y no poder andar á pie : y en ella
hacia salidas en las partes donde conocía habia mas
necesidad de enseñanza : no se podia apear; con que en
ella entraba hasta las salas baxas , donde podia. De es¬
ta suerte fue á hacer á esta señora una visita ; estaba
con su madre , y marido , dixole, ¿qué haría para ser
muy devota de la Madre de Dios? Respondióla, "que en
^la Iglesia se lo diría mas despacio, pero que ahora le
»encargaba truxese un Escapulario de nuestra Señora
Libro IV. Capitulo VIII. 189
«de las Mercedes,” y pidiéndosele ella , ofreció traérsele;
pero la pidió un patacón , diósele: mas como aun no le
había tratado le pareció demasiada codicia; y asi dixo
en yéndose á los de su casa : ¿han visto el desahogo
con que pidió el patacón? ;todos son intereses en este
mundo! No nació de cortedad el reparo , porque era
muy generosa , si no del común genio , pareciendo des¬
perdicio al animo mas prodigo qualquiera cosa que se
gaste en bien del espíritu. El Padre Fray Pedro buscó
al demandador de la Redención de cautivos , que es
para lo que en aquellos Reynos está aplicado este ge¬
nero de limosnas , y dándole el real de á ocho , tornó
el Escapulario bendito ya por el Prelado , y le llevó en
ocasión que aún duraba la conversación de la mezquin¬
dad del Padre por haber pedido el patacón : diósele,
diciendo Toma hija, traele con mucha veneración,
«y creeme , que yo soy el mas pobre que hay en Li-
*>ma , pero no me faltára un peso, si le hubieras me¬
nester ; el patacón no era para mí, sino para los po-
«bres cautivos 5 y asi , tuyo fue el interés : dá á Dios
”muchas gracias que te ha dado lugar para hacer esta
«limosna tan acepta á sus ojos. Es la codicia en el ha-
«bito religioso tan fea mancha que ni la humildad,
«ni el sufrimiento disimularán la sospechacon que
se fue dexandolos confusos y admirados de lo sucedi¬
do, confirmando la buena opinión que antes tenían de
dicho Padre , y corridas de haber presumido de él que
era interesal.
Aquella misma noche le dixo á su marido le tenia
que hacer un regalo grande , mostrándole el Escapula¬
rio que había traído el Padre Fray Pedro ; él la respon¬
dió : esos diges son buenos para mugeres , que sois
santeras , no para hombres : (ni aun señas de virtud
guie-
i9° Vida dee V. P. Fr. Pedro Urraca.
quiere en sí un corazón estragado del vicio) en verdad
í)ijo, que te le has de poner para que la Virgen de las
Mercedes nos las haga de que seas bueno : respondió el
marido , pues no me le he de poner si el mismo Padre
Fray Pedro no me le trae , y ha dormido una noche
con él. Acostáronse , y á poco mas de las cinco de la
mañana llamó el Padre Fray Pedro : entró con su muía
hasta la puerta de la quadra , á donde salió la muger
preguntándole : ¿qué novedad era aquella ? "No te hus¬
meo á tí, sino a tu marido , la respondió: salió él, y di-
xo : "toma hijo este Escapulario de la Madre de Dios,
»que te quiere mucho ; y en verdad que he dormido
”Con él esta noche : traele contigo , y verás las merce-
»des que te hace Dios por intercesión de su bendita
«Madre:’’ con que se confirmó la opinión que en aque¬
lla casa tenia ; pusosele , y desde entonces fue experi¬
mentando los favores de la piedad divina, frequentando-
los Sacramentos , y dexando algunos tropiezos de su
mocedad consiguió la paz que perturbaban su matri¬
monio.
Hallóse muy afligida esta señora un dia viendo á
su marido muy malo , habiéndosele doblado unas ter¬
cianas que le afligían mucho. El Padre Fray Pedro es¬
taba fuera , que había ido á visitar á unas Chacaras , á
confesar, y enseñar la doétrina christiana á los Indios y
Negros que servían en los obrages. Volvió á Lima , y
como era esta casa tan de su cariño , por la mucha
virtud que en ella se profesaba , ó porque entonces
habia necesidad , fue allá, y haciendo le apeasen con¬
soló á la muger , que llegó con lagrimas , y aflicción,
diciendole en el estado en que estaba su marido: llegó
á la cama del enfermo , dixole los santos Evangelios, ,
y poniéndole sobre lo cabeza las manos añadió " hijo, ;
»por

0
- Libro IV. Capitulo VIH. iqi
”por Ia piedad de nuestro Señor ya escás bueno ; ma-
«ñana te puedes lavantar, y ir á tu oficio, que haces en
»>él mucha falta:” así sucedió; pues viniendo el Me¬
dico le hallo sin calentura ; comió ; durmió bien aque¬
lla noche , y por la mañana se halló tan fuerte como
si no hubiera estado enfermo : fue á la Iglesia , confe¬
sóse , oyó Misa , y fuese á su oficio , con admiración
de los Médicos , que contaron por la Ciudad lo que ha¬
bía sucedido con el Padre Urraca : con que fue esten-
diendose el crédito que todos tenían de su virtud. '
Esto contenia la noticia ; y aunque después , con
otras cosas que veremos de claro con todos los de su
casa en el tiempo de las informaciones , lo ponemos en"
este lugar por haberlo referido á su Confesor en la oca¬
sión que diximos , y habérselo él preguntado al Padre
Fray Pedro , y declaradolo para gloria de Dios , y-
apuntadose entonces. . • . ¡
Fue singularísimo en dar consejos , solo de muchos:
casos referiré uno , por haberle sucedido en la enfer¬
mería. Llegó una tarde un hombre rico de Lima de los'
que menos habian comunicado al Padre Fray Pedro;'
pero sabia los muchos que en aquella-cama acudían á
él como á oráculo , y el provecho que todos sacaban.
Quiso ajustar las cosas de sn conciencia , y disponer'
con tiempo de su hacienda , y habiéndolo por muchos-
días pensado , hizo un membrete de varias obras de
piedad , y vino a consultar al Padre Fray Pedro an—
tv.s ce la execucion : leyóle la memoria qué traía he¬
cha , y nombróle tres personas amigos suyos á quienes
dexaba el cuidado de executarlo después de su muerte.
Oyóle el Padre Fray Pedro , y dixole : " Primero erfi
^ajustar con sus acreedores lo que debía , y restituir lo
que fuese á cargoá que respondió , que eso lo tenia
muy
192 V idá del V. P. Kr. PedroUríiaca*
ínuy mirado , y que no debía nada á nadie , ni teniut
heredero forzoso , que solo venia á consultar con él
aquellas memorias , y obras pías , á ver si le parecia
haber otias mas del servicio de Dios# ^Algunos vie—
nen a consultar a los siervos de Dios , determinados
a lo que han de hacer , estos no buscan el diéiamen
santo , sino la aprobación , y el aplauso) Respondió¬
le. eso ya yo lo he entendido ; ¿pero cómo es primero
99 cumplir con la obligación de justicia, que hacer obras

*>de supererogación , pregunté, si habías ajustado lo que


M debes, y satisfecho lo que tienes á cargo? Pero pues es-
^ tás olvidado, yo te lo acordaré.: (Raro es el que no
99 se acuerda de lo que le deben, y muchos que de lo que

deben se olvidan; no deben de hacerse para pagar las


9> mismas diligencias que para cobrar se ponen, siendo

igual la obligación que executa) Míralas cuentas que


99tuviste con N. y con N. y recorre tu memoria , que
»sí les debes ; mira si quando fume Corregidor quedó
^agravada tu conciencia con alguna restitución que no
»has hecho.'” Suspendióse el hombre, y dixole: sí Pa¬
dre , ya me acuerdo que debo á esas personas; pero me¬
nos que por revelación de Dios V. Paternidad no lo ha
podido saber; pues aquellas cuentas se concluyeron; yo
conocí después el yerro, y de un dia para otro dilaté
la satisfacción; no lo he dicho á nadie, y hoy estaba
tan olvidado por los muchos dias que há, y varios tra¬
tos que he tenido con esas personas, que si no hubiera
sido por este medio no me parece me hubiera acordado.
tcPues hijo, ” anadió el Padre Fr. Pedro; "á esas , y á
otras personas debes: mira un libro viejo de cuentas
?>que tienes, y alli lo hallarás; primero es pagar lo que
»debes que decir una Misa por tu alma ; ¿En quanto á
9? los albaceas, y executores, no vale mas executarlo tú,
v que
Libro IV. Capitulo Vffl. 193
»que no dexarlo á otros; que entrará en su poder la
«plata, están con esperanza de vivir muchos dias, tie-
«nen tratos en el mar, y pueden ir con el dinero á fon-
«do todas esas obras de piedad, que todas son obras de
«mucha caridad. En quanto á que son tus amigos, quie-
«rote dar un consejo que dá el glorioso Padre San Ber-
«nardo: Diiigentibus animamsuam, committe tuanr. Non
»diligentibus te. Encarga tu alma á aquellos que quie-
«ren mas sus almas, que á tí; no á aquellos que quie-
99ren mas otra cosa qne á sus almas; ház esto que di-
»ce el Santo, y acertarás.” Fue el hombre muy conso-
lado, satisfizo, restituyó, y dispuso sus cosas tan á tiem¬
po que no tuvieron que hacer sus albaceas.
Concluiré este capitulo, con lo que acaba otro el
muy Reverendo Padre Maestro Fray Francisco Mesía,
venerado en aquella gran República por su calidad , le¬
tras , y virtud, Provincial que ha sido de aquella ilus¬
tre Provincia , y Calificador del Tribunal de la Santa
Inquisición. Referir (dice) los sucesos que me pasaron
con este gran siervo de Dios consultándole varias cosas
de espíritu, los auxilios que experimenté me había da¬
do nuestro Señor por intercesión suya , los consuelos
espirituales que recibí comunicándole mis aflicciones;
las veces que llegando con calentura, con dolores, re¬
cibí instantánea salud ; las veces, que me dixo lo mismo
que yo tema en mi corazón, fuera un proceder infini¬
to; y asi digo , y confieso , para gloria de Dios; para
crédito de su siervo, y para verdadera confusión mia
que soy el hombre mas malo de quantos hay en el mun¬
do ; pues habiéndome puesto Dios en ocasión de comu¬
nicar, confesar, y tratar interiormente tantos años á un
hombre tan prodigioso, como éste, no soy un santo.

N CA-
194 Vida del V. V. Fr. Pedro Urraca.

CAPITULO IX.

Reconoce su ultima enfermedad, y como se despidió de


sus hijos.
; ; ’ : • r • ' , > .

Llegóse el tiempo en que quiso Dios dar descanso á


aquel cuerpo tan golpeado de dolores, y premiar tan di¬
latada paciencia : manifestóle llegaba la ultima experien¬
cia de su sufrimiento, y el deseado termino de su com¬
bate, y resolvióse vivir aquel tiempo solo para sí, ya que
hasta aquella hora , para gloria de Dios , y espiritual
provecho de los fieles, todo se había dedicado en el bien
de sus próximos; determinó retirarse á la quietud de su
rincón en la enfermería de su Convento.
Fuese por tres dias antes despidiendo de sus hijos
espirituales, pidiendo á todos le ayudasen , que se le
prevenia un paso , en que necesitaba de las oraciones
de todos los amigos: decíales , como ya hasta el Cielo
no se habian de ver mas ; enternecíale el corazón el
sentimiento, y lagrimas, que miraba en todos, pagan¬
do el piadoso cariño con dar á cada uno los consejos, y
reglas , que había menester , y según su estado recono¬
cía necesitaba su espíritu.
Y aunque siempre fueron para penetrar corazones
vivísimas sus palabras, las de estos últimos dias fueron
tan ardientes, que confesaron los que le oyeron que se
estampaban en los corazones, habiéndoles quedado siem¬
pre en los oídos del alma latiendo los ecos; sentía cada
uno se le retirase aquella luz, que con tanta seguridad
alumbraba la senda de su salvación. Que les faltase pa¬
ra bien de sus almas aquella celestial doarina , aquel
admirable, y raro exemplo de su religiosa , y santa vi-
Libro IV. Capitulo DC i 95
da; aquel maravilloso agrado de su piadosa, y devota
conversación; aquel don de discreción, y acierto en los
consejos. Ninguno había de los que le habían tratado
que por algún lado no sintiese su falta. Publicóse por
la Ciudad como el Padre Urraca habia dicho que lle¬
gaba su muerte; con que cayendo un desconsuelo sobre
todos los que le conocían, todos andaban tristes, solici¬
tando sus últimos avisos.
Tenia el Secretario Sebastian Ortiz en su casa una
hermosísima niña, hermana de su muger, llamada Do¬
ña María de Zarate, á quien dispuso Dios, para alivio
de su siervo; pues desde que empezaron á llevarle á su
casa le cobro tal carino, que sin ocuparse en otra co¬
sa, estaba siempre á su lado para servirle; ella le daba
de comer por sus manos por faltarle de la naturaleza
este socorro , teniéndoselas travadas la violencia de la
gota, y en continuo temblor la perlesía ; ella le curó
muchos años las llagas que se le hacían en los brazos,
y piernas leprosas, con tanto amor como si fuera su
proprio padre; el cuidado de esta doncella dexó á un
grande amigo que tenia en la Orden de San Francisco,
de cuya Seráfica Religión fue siempre con ardiente
veneración devotísimo. Era el Venerable Padre Fray
Francisco de San Buenaventura , Comisario General de
los Lugares Santos de Jerusalen, tan pobre como pedia
su estado, y tan exemplar como lo mostraba la devo¬
ción que le tenian todos: Era muy conforme entre los
dos el espíritu, y asi se comunicaban con estrechez de
verdaderos amigos; que en no mediando carne, y san¬
gre, es muy firme el lazo de amistad con que ata á los
siervos de Dios el amor!.verdadero.,. ¡. j .
Llamó delante del Padre Comisario á aquella ^don¬
cella , dixole , bien sabia lo mucho que debía á su cap
N 2 í i-
1()6 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
ridad,los muchos años que le había asistido /siendo su
sencilla y santa conversación alivio de sus dolores*
que ya él se retiraba á morir , y Dios le habia ofreci¬
do premiar su piedad;que él habia de ser el medio que
él le dexaba por instrumento de una obra tan del
agrado de su Magestad como remediar á una virtuosa
doncella ; que fiase en Dios , que todo en orden á esto
se habia de facilitar , y todo lo hallaría hecho; solo le
pedia pusiese de su parte el cuidado ; y encargándole
el socorro de algunas personas de obligaciones , y ne¬
cesidad , se despidió de él , diciendo : como ya llegó
el tiempo en que negándose á toda humana comunica¬
ción solo se habia de tratar con Dios ; pidióle con
mucho encarecimiento le asistiese con sus oraciones, y
recibió de él la bendición.
Faltábale el golpe mas sensible para un hombre de
bien , y agradecido ; que la correspondencia , siendo
prenda tan generosa del alma , no puede descaecer
con la virtud , antes se halla la mas verdadera en la
mayor santidad. Vióse llegaba el tiempo de dexar una
familia de quien tanto bien habia recibido , y en quien
tantos años de podridas llagas en un hombre estraño
no mostraron jamás señas de cansancio. Llamó á su
compasiva enfermera , á sus tios, sus piadosos bienhe¬
chores , sin olvidarse hasta de las Negras , porque en
todos habia experimentado demostraciones muchas de
cariño. Juntáronse todos con lagrimas , hizoles una de¬
vota platica , en que mostró el agradecimiento con que
tantas buenas obras le tenían prendado : ofrecióles de
parte de Dios el premio , pidióles perdón de lo mucho
que les habia mortificado , y del mal exemplo que les
habia dado : agradeció á cada uno de por sí lo mucho
que habían sufrido, y lo que con él habían obrado,
ofre-
Libro IV. Capitulo IX. 197
ofreciendo tenerlos siempre delante de los ojos para no
cesar en pedir á Dios les pagase lo mucho que él les
debia ; despidióse echándolos su bendición. Quedaron
todos repitiendo entre lagrimas lo mucho que perdían,
el desconsuelo en que quedaban , la faita de sus santos
consejos , la ausencia de tan amable compañía , la hor—
fandad de un varón Santo por quien visiblemente tan¬
tos favores habia recibido aquella casa del Cielo , sir¬
viéndoles solo de consuelo ver que, aunque á costa de
su sentimiento , quería Dios trocar en descanso los
agudos dolores , y continuos tormentos de su Padre
espiritual.
CAPITULO X.

. Retirase a la enfermería de su Convento ' j> saca


licencia de sus Prelados , para que no le
mandasen llevar fuera.

Lleváronle aquella noche , que fue diez de Julio al


Convento : iba sumamente alegre , cantando el Psal-
mo 126 , donde pasando de la casa ,y ciudad de pie¬
dra y cal, que levanto la vanidad de los hombres,
á la de tierra , que en nuestro cuerpo formó Dios , de¬
cía con el Profeta, viendo que á la suya amenazaba ya
la ruina : Nisi Dominas cedificaverit dontutn. "¡Quépo-
”co , Señor , aprovecha el regalo , el abrigo , y el Gui¬
ndado que los hombres ponen en conservar el cuerpo,
»si Vos no le guardáis! Pues teneis en la mano la vil
»da , y la muerte. ¡ Miserables de aquellos que pensan-
»do perpetuar esta fabrica de tierra ponen á riesgo sus
«almas, que son las que han de durar eternas! En
«vuestras manos , Señor , pongo la defensa de esta chi¬
ndad frágil ,pues se llega el tiempo en que desvelados
•N 3 «han
”han de cercarla tantos enemigos: poned, Dios mío,
«fuertes pertrechos á mis potencias, firmes murallas, y
«seguras puertas a mis sentidos , para que al ver vues™
«tra ayuda desmaye en su conquista el infierno : eti
«vuestra asistencia pongo , Señor , mi confianza ; que
„sm ella en vano seria todo mi cuidado: Nisi Domi-
‘>tíus custodierit civitatem. Ya se acabó el madrugar
«para los otros ; dispertadme Vos , pues he menester
«velar en este poco tiempo para mí : l^anum est vobis•
»\a oygo , Bondad inmensa , las voces con que vues-
»tra piedad me manda dexar este lugar donde de tan¬
gos años me ha tenido de asiento vuestra obedien-
«cia, compadecido del mucho tiempo que entre con-
«tinuados dolores he comido el pan de aflicción : Sur-
”gite postquam sederitis , qui manducatis panem doloris.
«Como sueño, y descanso miro , Señor, la muerte,
«adonde me llamáis ; pues miro en ella la herencia que
« me mereció mi Señor Jesu-Christo: la merced, ó el pre-
«mió por Hijo de María de la Merced : no confio en
«mí , que son muy pocas mis obras, mi esperanza está
«en ser Vos mi Redentor ; que sois fruto del dichoso
«vientre de María , á quien yo , aunque indigno , por
«este habito que traigo miro como á Madre : Cum de-
»derit dileElis suis somnurn ecce htereditas Domini; filii
« Merces frudius ventris
Asi llegó al Convento , llena su alma de gozo , es¬
perando de la piedad de sus superiores no le habían
de mandar salir mas de casa , como se lo tenian ofre¬
cido , con que gozaria aquellos dias de la quietud , y
tranquilidad , que hace un remedo de la gloria ; la vi¬
da de un Religioso en el claustro de su retiro , que tan¬
tas veces había pedido á Dios este venerable Padre;
pero tan resignado siempre en su divina voluntad , que
• Libro IV. Capitulo X. 199
fepetia , en especial quando mas congojado de los'
aprietos y necesidades , que cargaban sobre su piedad:
"Señor, si aun soy necesario no rehusó el trabajo.”
A una persona de autoridad , que le quería mucho,
y le dixo , viendole tan impedido , y en una ocasión,
por remediar una necesidad muy congojado : Padre
Fray Pedro , pídale á Dios que le desocupe su espíritu
para que goce su alma de la paz religiosa en el rincón
de la celda , o que le dé fuerzas y salud , para que
pueda obrar : le respondió : " Señor , no somos nues¬
tros : Bien ve Dios mis males , y con ellos quiere sir-
va a mis próximos, y asi suple su Magestad lo que
«á mí me falta. Bueno fuera que pidiera pies la cule-
” bra habiéndola criado su autor sin ellos : arrastráo¬
slo andara mas su obediencia , que otros animales
«corriendo. La paz de mi rincón me sacó del mundo,
«y otra mano mas poderosa me volvió á él. Yo no
«acierto a pedir a Dios se haga en mí su voluntad
«como yo la quisiera , sino como su Magestad la quie-
«re. Aquello me aconseja la carne , esto me enseña el
«espíritu, siendo de Christo bien nuestro la lección que
«éntrelas agonías del huerto pidió al Padre se cumplie-
«se su divina voluntad : Fiat voluntas tua. ¿Pero cómo?
« Non sicut ego volo, sed sicut tu. Matth. c. 26. v. 39.”
Con que quedó mas asegurado del gran espíritu del
Padre Fray Pedro.
En el Convento hizo le llevasen á las celdas de los
Prelados , pidióles su bendición , y que no mandasen
llevarle mas fueia , porque le faltaban ya las fuerzas,
y se llegaba el cumplimiento de la voluntad de Dios
en que él muriese ; que aunque no era tan executivo,
seiia presto, y habia menester aquellos dias para ne¬
gociar a solas con Dios , que allá fuera se trataba del
N 4 pro-
' i
I

l
*
r áoo Vida dee V. P. Fr. Pedro Urraca.
provecho ageno ; y que la muerte á los ojos pedia se
solicitase él proprio : dieronle su bendición , ofreciendo
I asistirle con todo cuidado , con que el Padre Fray Pe¬
mt i
dro se retiró gustoso á la enfermería.
Alli empezó á recrearse su alma con dulces jacu¬
latorias , diciendo á Dios : " Señor , si la gravedad de
i »mis culpas atendiera mas que al abismo inexhausto
«de vuestta misericordia , ¿cómo pudiera llegar á pe-
«dir con confianza ? Si el temor de tus castigos me
«truxera mas que el amor de tu bondad , aun no fiara
«tanto de mi súplica : yo os amo ^ porque Vos lo me-
«receis ; y aunque yo no merezco el que me oygais,
«sé que es mérito para alcanzar con Vos este humilde
« conocimiento.”
|¡ "Los naufragios de este mar del mundo , los tro-
«piezos de este valle de miserias , la fragilidad de esta
«carne , este espíritu sumergido en pasiones r el cuerpo
«sujeto á flaquezas, y tanto abismo de vicios , me em-
«barazan cada dia para no hacer pruebas de tu infini-
«ta misericordia ; pero conociendo , Señor , que mis
«yerros, sin tu auxilio ni pueden romperse r ni llegar
«adorarse, antes se harán mas duros y fuertes: ven*^
«go á implorarle , no por mí , por tí, Dios mió , has
«de oir mis plegarias r has de aplicar tus oidos á mis
«voces ; porque escuchar la humilde súplica de quien
«ha ofendido tu Magestad es uno délos mayores efec*
«tos de tu grandeza.”
"Ni la humildad de mi baxeza , ni la indignidad
«de mi ingratitud me retira de pedirte , pues se en-
«salza un trofeo de tus glorias confesando tienes para
«el arrepentimiento de los pecadores abiertas de tu pie-
«dad las puertas. Al altura de tu solio , si tú no les
«dás alas, no pueden llegar mis votos , pues si tú man-
« das5
&
Libro IV. Capitulo X. ' 201
»das que lleguen no puedes negar la ayuda para que
suban; las voces son ayre , inspírelas tu auxilio, y
99

^llebarán espíritu ; anímelas tu gracia , y serán contri-


»cion devota : si este es el mas suave manjar de lo du¬
plicado de tu gusto , ¿cómo puedes negarme e;l sazón
»que te pido? Si tus glorias relucen en -m'l contrición,
”P°n tú lo que á mí me falta y lograrás este lud¬
imiento.” V‘ - ' 4 * K, ^ . ' - . . * .

Vino su Confesor con lagrimas en sus ojos del sen¬


timiento; que, aunque ya lo sabia , no pudo dexar de
acompañar el universal dolor que aquella gravísima Co¬
munidad mostró á las voces de que llegaba la muerte
del siervo de Dios; de quien tantos créditos había re¬
cibido , y tantos aumentos espirituales , y temporales
gozaba. Consoló al Confesor, diciendole: "¿Padre Maes-
»tro, pues de qué son esas demonstraciones? De que
»quiere Dios aliviarme de tantas penas como paso se
»>entiistece? y levantando los ojos, y las manos al Cíe¬
nlo, dixo: ' Lcetatus sum in his, quce dicía sunt mihi, in
»Domum Domini ibimus. Alegrese Padre , como yo, con
» nuevas de tanto gozo, que hemos de ir presto á la ca-
»sa de Dios. Gozanse los justos con las nuevas de su
«muerte, porque confian en la bondad de Dios, que les
«llama para hacerlos moradores eternos de su gloria.”
Era esto por lo que había anhelado desde que tuvo uso
de razón el Padre Fray Pedro, ¿qué mucho le diese
tanto contento el conseguirlo? Nunca le vió su Confe¬
sor tan regocijado. "No se espante , Padre mió , le de-
«cia , poique cufio dissolvi , & esse eum Chisto , há
«muchos días que mis deseos son verme libre de los
«embarazos de este cuerpo para estár con Christo; en
«la detención está mi pena ; porque hasta salir de esta
«cante siempre hay riesgo ; y asi pido á vuesa Pater-
» ül-
202 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
"tildad me asista con mas cuidado. Pues desde esta
"hora sobre el rendimiento que siempre le he tenido,
"ha de ser mayor mi obediencia; por cuenta suya han
"de correr las cosas de mi conciencia , siendo vuesa
"Paternidad solo la persona con quien he de hablar
"hasta.que muera; lo que le pido es , haga que antes
"de recogerme interiormente me lean aquel papel de
"devoción que saqué del iibrito que di á la Princesa de
"Esquiladle , y siempre que le leo , ó le oygo , me eti-
" ternezco.” ,.m v
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CAPITULO XI.

Ha ce que le lean unas Jaculatorias muy devotas, que ha¬


bla sacado de un Iibrito piadoso, que había muchos
anos que escribió el siervo de Dios.

-Vengo Dulcísimo Dios mió , á que me hagais merce¬


des , como soléis ; vengóos á pedir perdón de mis peca¬
dos. Eterno Padre, que bien sabéis vos , que Jesu Chris-
to mi Señor no murió por sus pecados, sino por los míos,
y mas sirvió él , que ofendí yo. No se os ha disminui¬
do , Señor, el poder, ni se os han acabado vuestras an¬
tiguas misericordias, la misma condición teneis que pri¬
mero : pues habéis perdonado á tantos , perdonadme
también á mí. No sea yo, dulce Señor mío , mas des¬
graciado , que los antiguos Padres , que esperaron en
vos, y no quedaron fustrados: Speraverunt, & non sunt
confusi. Padre sois de misericordia, no vaya yo sin mi¬
sericordia, siendo vuestro hijo. No se diga de mí que
fui á la fuente , y no hallé agua; concededme lo que
dais á tantos, no se seque para mí ese perene manan¬
tial. Diceme mi mala conciencia que desconfíe de vos,
por
Libro IV. Capitulo XI. 1203
por qué siendo yo tan malo , ¿como han de ser admiti¬
dos mis ruegos? Responderé , piadosísimo Padre mío,
que no lo pido yo por lo que he merecido; pido por
quien sois, por los buenos rogadores, Christo mi Señor,
y su Madre Santísima : espero vengamos á cuentas, que
mayor es el recibo de sus servicios que el carpo de mis
otensas; pequeñas son mis obras, pero mezclándolas con
el tesoro de los méritos de vuestro precioso Hijo valer»
mucho.
De gracia , Señor , pido vuestra gracia, pero con
ella espero conseguirla, porque ¿quién pudiera sin ellá
obligaros? Conozca yo lo que dé vos sé dice, que es ma¬
yor vuestra piedad, que mi malicia: Qj¡tia benignas, &
misericors est, & prrestabais super thalitia.Joel, cap. 2.
Dicen que teneis entrañas de misericordia ; por ellas os
pido: Per viscera misericordia Dei nostri. Luc. 1. Si'
acogéis pecadores en vuestro seno, abrid’ la puerta al
mayor de ellos, no me deis mal por mal; y pues no que-
- Te,s *3ue obren asi Jos hombres : Non redentes tnalum pro
malo. r. Pet. 3. No lo executeis conmigo: no digo , que
vuestro castigo es malo, pues siendo obra de vuestra Jus¬
ticia todo en vos es bueno; pero quisiera. Señor, cono¬
ceros antes, por el lado de vuestra misericordia: ¡O qué
nacida viene vuestra condición para la mia! vos liberalj
yo pobie . vos Juez manso, yo pecador arrepentido: vos
misericordioso, yo miserable ¡O qué buen Dios tengo
no quiero otro Dios, sino es á vos! Todos los demás
ioses son demonios: Cmnes dii gentium dremonia. Psal-
mo._95. Si estuviera , Señor, en mi mano á vos solo os
eligiera por mi Dios ; pues es vuestra condición tan be¬
nigna, y mansa, que no atendéis para hacernos bien á
nuestras culpas: Nec secundum iniquitates riostras retri¬
buí nabis. Psalm. io2. Ai sediento llamasteis , como
fuea-
204 Vida dél V. P. Fr. Pedro Urraca.
fuente de-agua viva. Joan. 21. Esta ofrecisteis a la mu-
ger de Samaría; no me la neguéis , pues vengo sediento*
Si por David ofrecisteis, Psaim. 144. abrir al que llamá-
re, no me cerréis como á virgen imprudente la puerta.
Matth. 25. No digan , Señor , los incrédulos, ¿dónde
está tu Dios, pues no te oye? Psaim. 113. Tengo, Se¬
ñor , confianza , que tantos dolores sufridos con pacien¬
cia por vuestra divina gracia han de hacer eco en vues¬
tra divina misericordia : Qjuomodo missrefur Pater.
Psaim. 102. Miradme, Señor, que con eso espero hallar
piedad: Aspice in me% miserere mei. Psaim. 118. No
creo de vos T que entre tantas llagas , y dolores , me
asistierades con tal cuidado, para dexarme luego: no
miréis, Dios mió , en que vengo tarde, sino en que ven¬
go: Al fin vuelvo á vos, volveos vos á mí, pues vengo
publicando que no hay bien sin vos , que donde vos
faltáis no hay cosa buena; vengo, y con animo de nun¬
ca apartarme de vos; y pues pudo el amor hacer que
enviarades vuestro hijo á seguirme quando yo me huía,
consiga yo por él que me recibáis quando vuelvo; pues
por perdonarme entregasteis vuestro Hijo á la muerte:
por su Sangre, y Pasión os pido que me perdonéis. No
sois otro glorioso, que trabajado, ni otro en el Cielo,
que fuisteis en la tierra. ¡O Dulcísimo Jesús mió, pues
si aquí fuisteis mi Salvador, y como tal me merecisteis
la gracia, dadme ahora la gloria; pues en el Cielo sois
mi gloriñcador , mi redención fuisteis en el suelo, ha**
ced ahora en el Cielo que logre yo los efeétos de vues¬
tra redención. Haced , Señor , esto por mí, ¿y mirad,
qué queréis que haga yo por vos? Mis pensamientos,
palabras, y obras, todas os las he ofrecido; mi memo¬
ria, voluntad, y entendimiento desde que os conocí os
le he consagrado: perdonad, Señor, lo mal que he usa¬
do
Libro IV. Capitulo XI. 205
do de prendas, que eran vuestras; la vida solo me
queda , porque no fui yo- tan bueno que mereciese el
que vos la admitierades en sacrificio : ahora , Señor,
os la ofrezco de nuevo, admitiendo desde luego la muer¬
te quando fueredes servido de enviarla; con gusto, con
alegría, y con conformidad ; que para cumplirlo espe¬
ro me daréis vuestra gracia, que sin ella nada puede ha¬
ber en mi.
Oid , Dios mió, los buenos intercesores que tengo á
vuestro lado , escuchad la suplica de Maria Santísima,
que aunque yo he sido mal hijo, no dexará de pedir,
porque es piadosa Madre : Oid á mis Santos Tutelares,
y Protectores; y pues amais á los que os aman : Ego di¬
ligentes me diligo. Proverb. cap. 8. haced por ellos lo
que yo no merezco hagais por mi: Ea, Señor, que ya
yo sé deseáis vos tanto esto que pido, como yo, que de
veras lo pido. Dadme lo que me falta, porque se cum¬
pla vuestro deseo, y el mió; y si no fuerades vos quien
lo quiere, quien me hiciera á mi que con veras tan del
alma lo pidiera? ¿pues si vos lo queréis, quién emba¬
raza el que lo concedáis? Pero ya! conozco vuestro
genio, que queréis que pida y inste , y llame, petite, £?
accipietis. Púlsate, & aperietur vobis. Matth. 3. Yo lo
haré, bien mió, hasta que os venzan mis importunos,
ruegos; que es vuestra condición dexaros al fin vencer
de los pecadores; vencernos vos es triunfo de vuestra
justicia, dexaros vencer exerctcio de vuestra misericor—
día; pues si el vencer vos al pecador es su mayor desgra¬
cia dexaros vencer de sus ruegos será vuestra mayor
gloria. Vos me llamáis: Venite ad me. Prob. 8. Ya yo
vengo , yo os quiero, queredme vos, pues lo habéis ofre-,
cido; y sino merezco vuestro amor., dadme vos la her¬
mosura que me falta: sino fuera gusto vuestro el que yo
206 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
os quisiera , vos no lo desearais. Si no fuera bueno él
buscaros vos no me llamarais.
Pero hay, mi Dios, que no es la culpa el venir, si¬
no que sea tan tarde, después de tantas voces, y tantas
inspiraciones malogradas: Ya , Señor , vengo, aunque
Vengo tarde; desenojaos; y si para eso es menester mi
castigo, dádmele vos de vuestra mano , no le guardéis
para una eternidad, ni me entreguéis en manos del de¬
monio ini enemigo , sea por vos, y será piedad de Pa¬
dre: á vuestras manos quiero morir, ya que no merecí
morir por vos en las de los enemigos de nuestra fé.
Mas quiero, Señor, morir por vuestra mano, que vivir
por la agena: y si á esto se ordenan los trabajos que
padezco, las enfermedades, los dolores que me afligen,
desde luego los admito, y otra, y otras muchas veces
digo , que los quiero, y que no pediré que me los qui¬
téis , ni desearé que me falten : antes sino bastan para
purificarme, pido los que vos sabéis que me convienen;
venga, como yo consiga vuestra gracia, quanto casti¬
go es posible, como éi venga por vuestra mano, que con
eso vendrá envuelta con él la misericordia, para que
yo pueda llevarle; que ya conozco la mano de vuestra
benignidad piadosa. Lleguen , Señor, á vos mis ruegos,
y sino pido como debo, lleguen mis lagrimas , que su¬
plan lo que falta á las voces: de eso,Señor, os pido per-
don , si yo pidiera como debiera no fuera mucho oirme:
lo grande de la piedad es dar á quien no sabe pedir:
enseñadme á pedir vos, pues sé que teneis gusto de dar:
enseñadme vos Pveyna de los Angeles, pues jamás salió
sin despacho vuestra suplica: si mi yelo la entibia, en-*
cendedla vosotros, abrasados Serafines: si mi ignoran-*
cia la deslustra , corregidla vosotros , Querubines ¿tía-*
bios: si mi poca experiencia la desazona , dirigidla vo¬
so
Libro IV. Capitulo XI. 207
sotros, Angeles de Dios, pues sois los Ministros por
<donde corren sus despachos: si me faltan méritos, apli¬
cad los vuestros gloriosos Santos , en especial aquellos
que desde mi niñéz escogí por Abogados: Patriarca mío,
Nolasco Santo, esta es causa vuestra, pues es petición
de un hijo; haced que se despache, pues crece con la
gracia de los hijos la gloría de los Padres»
‘ ‘ i * > j • : i' í j . f » i i '• / % . . *

CAPITULO X I L

Corno estubo el siervo de Dios veinte y siete dios, sin


comer , ni beber, y otras circunstancias de su ultima
wi enfermedad*

A once de Julio, habiendo comulgado á las ocha de


Ja mañana, se recogió dentro de sí mismo; con tal sus¬
pensión de los sentidos que mirándole con cuidado ei
enfermero le dio voces, y viendo que ni aun con se¬
ñas respondía creyó se había muerto ; salió asustado
dando gritos por el Convento, á que acudieron condo¬
lidos con la voz todos los Religiosos ; pero quietáronse^
porque llegando su Confesor abrió los ojos, y le habló.
Esto sucedió muchas veces, trayendole con priesa la Un¬
ción, no porque se conociesen en sus achaques nuevos ac¬
cidentes , ni hallasen en los pulsos novedad los Médi¬
cos , sino porque como el cuerpo era todo una llaga, y él
estaba tan absorto en aquel continuado éxtasis, y había
tantos dias que no ccmia , nadie le miraba que no juz¬
gase estaba difunto; pues por mas voces que le diesen
ni aun los ojos abría : con que el christiano zelo de que
no le faltase aquel ultimo , y Santo Sacramento hizo
se juntase no pocas veces la Comunidad aquellos pri¬
meros dias; pero llegando su Confesor , aunque fuese
tem-
208 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
templada la voz , volvia , hablábale, y él despedía Ioé
Religiosos; hasta que les dixo : que el Padre Fr. Pedro
avisaiia a su tiempo, que hasta entonces estuviesen des**
cuidados de su muerte : pero cuidadosos de encomendar*
le a Dios,que el estaba agradecido de aquel religioso cui-
dado.
Esto encargaba todos los dias al reconciliarse, di¬
ciendo al Confesor necesitaba de muchos socorros; pues
las ob¿as , que al executarlas le parecieron mayores*
ahora las miraba muy defeétuosas ; señal que se vá á
poner el sol de la vida quando se miran tan grandes
las sombras que apenas se divisaban antes : ¡O qué di¬
ferente luz debe de ser la ultima! Pues como no la em¬
barazan las nieblas del amor proprio , aun los varones
mas perfe&os á aquella luz descubren defeélos que los
afligen ; y asi solicitan tanto las oraciones en aquella ho¬
ra : haciéndolo el Padre Fray Pedro , como hijo del es¬
píritu de San Pedro Nolasco ; que asegurada del Cielo
tantas veces su salvación , en la ultima hora , dixo:
w ¿Quién vé la muerte , y no la teme? Ayúdenme , Pa¬
dres.”
En este continuado arrobo pasó este siervo de Dios
veinte y siete dias , sin comer , ni beber , siendo arden¬
tísimo el fuego que la putrefacción de tantos corrompi¬
dos humores hasta pasar á materias encendía en todo su
cuerpo , descubriéndose en piernas , y en los brazos
nuevos tumores cada día, que le atormentaban con in¬
mensos dolores ; pero aunque tantos hicieron prueba
de su paciencia , ninguno le debió la menor señal de
sentimiento.
Confesábase con humildad, y lagrimas , recibía el
Santísimo Sacramento todos los dias, y con esto pasa¬
ba en altísima contemplación dias y noches, donde re-
ci-
Libko IV. Capitulo XIL
cibio muchos favores de Christo, de MARIA Santísima*
del Angel de su Guarda, y de los Santos sus devotos;
con que pasaba en suma tranquidad la alma , quando
batían el cuerpo tormentas muchas de dolores. Alen¬
tábale el Confesor; que como hemos dicho fue solo quien
hasta su muerte le habló , y respondíale : “ Padre Maes-
”tro, yo estoy sumamente alegre; ¿qué mas me quiero,
«si me ha concedido, sin merecerlo, mi Dios en esta vi¬
da el Purgatorio? si ahora aprieta la mano, es para que
»en este crisol se purifique mi alma de la escoria de tan¬
gios afeétos; ¿si en el Cielo no ha de entrar mancha , taa
«pequeño favor, y regalo es, que salga limpia de esta vi-
”da, donde purifica la misericordia? ¿sería mejor guar¬
darlo para después, donde en líquido fuego lave las man-
99 chas la Justicia ? Hacese esto con todos ? ¿Pues si este es

«tan singular privilegio, para que es el consolarme? Y


«mas quando sabe tengo yo de mis amigos (asi llamaba á
«las benditas Animas del Purgatorio) seguras relaciones
«de quan diferente aprieto es el de la mano de Dios de
«la otra parte de la vida, donde se padece mucho, y na¬
da se merece, porque alli solo se paga. Y digame, Pa¬
dre Maestro , ¿quando la piedad divina templára allá
«el rigor, hay en esta vida tormento que pueda compa¬
drarse con el estar la alma separada ya del cuerpo, en
«gracia, y amistad de Dios, y detenerla que no la goce?
«Mas quiero aquiun año de tormentos continuados, que
«una hora sola de aquella pena; mientras se vivesatisfa-
«cemos con los achaques , nos purifican los dolores, y
«se gana con la paciencia mucha altura , pues se paga,
«y se merece. ¿ Qué mayor dicha que hacer á Dios deuj
dor con lo mismo que le pago. No se desconsuele de
«lo que yo padezco , que solo se lo digo para que me *
«ayudecon sus oraciones, para que Dios me conserve la
O « con-
210' Vida dél V. P. Fr. Pedro Urraca.
«conformidad , que su piedad me ha dado.” Asi se veía
su rostro con tan:aiegre? semblante como si no padecie¬
ra mal alguno ; siendo asi , que estaba en un potro, sin
aflojar jamás las cuerdas vivísimos dolores. Visitáronle
en esta enfermedad quantas personas hubo de suposición
en Lima, a nadie hablo, ni aun al Arzobispo, aunque
por señas le pidió su bendición, como veremos. El Con¬
fesor , que solo gozaba de este privilegio, sabiendo quan
vivo estaba en el amor de Dios su corazón , y quan
embebida en la contemplación de sus divinas perfec¬
ciones aquella bendita alma , en no siendo muy forzo¬
so no le inquietaba, pero entonces solo con insinuarla
volvía.
El accidente primero de esta ultima enfermedad
fue un hastio tan grande que no pudo atravesar bocada
de comida ; padeció mucho en esto su espíritu los seis
primeros dias, en que creyendo el enfermero era desa¬
liento de su mucha flaqueza , llamaba á su Confesor
para que se lo mandase, y él juzgando lo mismo le ins¬
taba para que tomase la substancia , ofreciéndole á la
consideración la amargura de la hiel de Christo; procu¬
raba alentarse obediente , batallando con el achaque;
pero teníale la violencia del mal imposibilitado, habien¬
do con las llamaradas que subían del pecho quedado
los fauces como una yesca, sin poder atravesar ni una
gota de agua : respondía con lagrimas á las instancias
del Confesor; "qué quiere , Padre Maestro, soy tan ma-
«lo que no merezco la dicha de poder obedecer, ten-
«game lastima, pues soy tan ruin que no tiene fuerzas
«contra un ardorcillo mi espíritu; hago quanlo puedo,
«y padezco interiormente mucho oyendo su voz, y no
«executando loque manda, arrastrándome esta rendida
«naturaleza, y triunfando de mi obediencia los acha¬
ques. Vien-

/
Viendo, pues , el Confesor su angustia, comunica¬ i

dos los superiores, y consultados los Médicos, resolvie¬


ron no se le afligiese mas ; pues según el estado del
achaque le era imposible pasar nada, pues haciéndole
los Médicos lavar la boca, y la garganta algunos dias,
reconocieron faltaba á aquellas partes la facultad obe¬
diencial á los remedios , y que vivia de mas superior
providencia ; publicando eran un continuado milagro
las cosas que en el P. Urraca se veían : con que no le
instaron mas Confesor, ni enfermeros , acerca de que
comiese, que agredeció harto el siervo de Dios,dexan-
dole como si estubiera ya muerto ; y con ser en la hu¬
mana naturaleza tan estraño pasar un hombre con eva-
quaciones de fluxión continua de tantas materias, como
estaban sin cesar vomitando tantas llagas , tantas cor¬
rompidas bocas , desde once de Julio , hasta siete de
Agosto, pasó sin comer, ni beber. Aun no causaba es¬
to tanta admiración, como el que todos estos dias á las
ocho de la mañana comulgase , pasando sin dificultad
alguna la forma, tomaba después tres tragos de agua en
reverencia de la Santísima Trinidad, como sí estuviera
bueno, y para comprobación de la maravilla le pidió
alguna vez entre dia el Confesor tomase en reverencia
de tan alto misterio otros tres tragos de agua; y aun¬
que lo procuró, no pudo; con que este prodigio hacia
olvidar la maravilla de vivir tantos dias sin comer, no
hablándose de otra cosa en la Ciudad, procurando to¬
dos ver aquel varón tan singularmente favorecido de
la gracia, no ocasionándole menos veneración ver que
entre tantos ascos, tanta corrupción , no causase el mal
olor que era forzoso , en un cuerpo cubierto de podri¬
das llagas , como se manifestaron después.
A treinta Je Julio le hallaron sin pulsos, y el cuer-
O 2 po
a 12 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
po mas helado que la nieve , con que ordenó elDoólor
Valera le diesen la Extrema Unción; estaba á la sazón
s fuera el Confesor, y sabiendo el nuevo accidente vino;
, y nublóle como solia, advirtióle de lo oueorde¬
naba el ivledico, a que respondió , "que aunque no era
*> necesaria, tanta priesa, por no haber llegado el dizque
99 tenía señalado , pero que no embarazase la execu-
??cion de lo que mandaba el Do&or, pues en aquel lance
?>se le debía obedecer.” e

Recibió el cuerpo de Christo por Viatico, con gran*


dísima abundancia de lagrimas, y el rostro tan encen¬
dido que parece rebentaban sangre las rnexillas; y con
grande humildad , y rendimiento , pidió al ¿Confesor,
dixese á la Comunidad, por no poder él hacerlo , como
I

para honra, y gloria de Dios , no sentía que. con ma¬


:>v. ■ T-J'- -|rwpiWPi n 111 mnn

licia hubiese jamás ofendido á ningún hermano suyo;


pero que si por ser él tan malo alguno se tuviese por
agraviado, le pedia por amor de Dios le perdonase, y
suplicaba á los Prelados lo hiciesen en nombre de la
Comunidad, que él no se sentía ofendido de ninguno,
y que como no mediára culpa se alegrára tener mucho
que perdonar por amor de Dios. Dieronle la Extrema¬
unción, y entonces le quitaron las medias, y zapatos
para ungirle, y acabada esta santa acción , suplicó le
volviesen á calzar, como se hizo; recibió con humildad,
y devoción la absolución general que para aquella hora
tiene nuestra Constitución, Pidió á los Padres por me¬
dio de su Confesor le asistiesen con sus oraciones , y
le dexasen pedir á Dios favor para aquel trance , que
él avisaría á tiempo, porque no estubiesen desasosega¬
dos; pues aun no había llegado la hora de su muerte,
y volvióse á su contemplación, quedándose en la sus¬
pensión misma que hasta allí faabia tenido*
No

i
ILibro IV. Capitulo XII. 213
No puedo dexar de ponderar en este continuado
éxtasis del Padre Fray Pedro quan pura de los afeólos
de la tierra, y quan libre de los efe&os de la humana
corrupción, se hallaba aquella bendita alma: pues luego
que le absolvió el cielo de cuidado de sus próximos, tan
libremente se entregó á la.contemplación de su Criador,
y á conversar solo en el cielo por medio de la oración:
que en este tiempo en que la carne , y sangre hace tan
fuerte batería al espíritu, á él le inquietó tan poco , que
obró por tantos dias la alma con la quietud , y sosiego
que si estuviera separada. Alma, que por la misericor¬
dia de Dios á este estado llega, alas tiene para volar so¬
bre las nubes, despreciando á la carne bruta, que sirve
de embarazo de ella , dixo Job , cap. 19. vers. 2 i. Cum
tempus fuerit in altum alas erigit , derridet equum, &
cscensorem ejus. En llegando el tiempo volará, despre¬
ciando al caballo, y caballero ; este caballo es el que
vio San Juan, Apocal. cap. 6. sobre que venia la muer¬
te, á quien seguía el Infierno, labróse de la oración alas,
y á la muerte , y al Infierno dexó burlados, aun quau-
do como á mortal en los últimos periodos de la vida le
dominaba la muerte.
Efeéto fue de la divina misericordia dar tal pureza
á esta alma , que aun sumergida en el cuerpo, le tu¬
viese tan rendido , tan supurado , que por mas de vein¬
te y siete dias no se acordase que lo era , para que no
embarazasen sus forzosos achaques el elevado buelo de
su espíritu: de que se gloriaba Dios, por el cap. 39. de
Job , v. 29. Numquid per sapientiam tuam plumescit an-
cipiter ? i Podrás tú, como yo dar alas, y vestir de plu¬
mas al alcon ? es ave de poca carne , y asi es la mas
ligera de las aves , porque no teniendo peso que la
agrave tiene mucho que la eleve: significa según Hugo
O 3 de
514 Vida, del V. P. Fr. Pedro Urraca,
de Santo Caro , un Religioso perfeíto , e„ carne buela
por la quietud de la contemplación i gozar las posi¬
bles cercanías de D.os : de este glorioso eferio de la
se dü. Dios los pErsbicncs#
♦ • >•

CAPITUoLO XIII.
:' • #• ic c¡ í. •*> /• * .. _• ,t .. r

De su santa muerte , y feliz transito.


T)
re;dp í din que se publicó P°r la ci«^d que se mo¬
na el Padre Urraca , y lo qúe sucedía en su enfermedad
ueron muchos los que de todos estados concurrían á
verle ; y como la quietud de un Convento no permitía
tanto ruido no podían lograrlo todos sus devotos con¬
tentándose de oír de los que salían lo que habían vis¬
to , sin hablarse de otra cosa por toda Lima: las per¬
sonas a cuyo respeto no se podía faltar entraban á vi¬
sitarle , y puestos de rodillas le besaban las manos to¬
bándole a ellas los rosarios , pidiendo cruces de las que
solía repartir. Mayor concurso era el de las mugeres
en la Iglesia , que aventajándose en la ternura y de¬
voción á los hombres , había cogido en su piedad mu¬
chos frutos para el cielo la dodrina de este venerable
Padre : pedían á Dios su salud con lagrimas, levantan¬
do los gritos al cielo siempre que corría la voz de que
se mona , sin poder desembarazar la Iglesia en todo el
día , trayendo luces que ardiesen en los altares, en es¬
pecial en el de la Santísima Trinidad.
. el Lunes seis de Agosto , y viendo los Reli¬
giosos el cuerpo tan resuelto , helado ya , y sin pulsos
que apenas se reconocía en él acción vital, juntando*
la Comunidad , le cantaron el Credo. Llegó entonces
su Confesor , y como si le huvieran avisado abrió las
ojos
Libro IV. Capitulo XII. 215
ojos antes que le hablase palabra , y miróle : llegóse
cerca, y apretóle la mano , con que reconociendo que-»
ria decirle algo apartó á los que estaban cerca , oyóle,
y volvió á los Religiosos, diciendo: bien podían irse i
recoger , que el Padre Fray Pedro habia de comulgar
el siguiente dia ; y corriéndole la cortina del alcoba se
fueron con gran seguridad, dexandole en su quietud.
Amaneció el Martes , y ya estaba en las puertas
del Convento esperando mucha gente principal, de¬
seando saber si habia habido alguna novedad ; pero
como le habían dexado le hallaron : asi estuvo hasta:
las ocho , hora fija en que comulgaba todos los diaá,1
confesóse , y dixo : Ea , Padre Maestro , poco falta,
« hoy con el favor de Dios le desembarazaré - dé esta
«carga : pues hoy por la piedad divina , y con el am-
«paro de María Santísima y y la protección de mi Pá-
«dre San Pedro Nolasco , espero1 gozar el fruto de la
«sangre de mi'Señor Jesu^-Christo, que derramada en s*
«Pasión nos mereció aquella gloria que no ha de 'tener
«fin ; pero ayúdeme, Padre ¿sin cansarse i con sus ora-
aciones , que soy muy ruin , y hasta salir de esta -mi—
ffserable carne siempre hay riesgo/* • • • * •' -
ctEl cuidado con que podía morir, dixo al Confe-^
«sor, era solo dexar empezado el retablo déla Capilla"
«de la Virgen de la Encarnación, con pases de su vida
«en tablas de media talla V no he dado mas que dos
«mil y setecientos pesos , pero consolado, porque se lo
«he encargado á su Hijo , y á V.1 Paternidad* le dexo la-
«diligencia: luego que yo muera dé'uti recado á cinco
«personas (que le nombró) drciendoles ,f como de parte
«de Dios les pido se-duelan de la orfandad en que que-
«da el retabló de mi Señora , qué ayuden á el con sus
«limosnas , que Dios Ies multiplicará los bienes |y les/
> O 4 « ha-
- 16 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca
■•hará muchas mercedes;” todo se hizo como'el siervo
ae Dios pidió.
Comulgó con mucha ternura , y quedóse como an¬
tes en su arrobo : á las quatro de la tarde vino á visi
tarle el Ilustrísimo Señor Don Pedro de Vil! Gome '
Arzobispo de Lima , dióle su bendición Pontifical y

tTdo alz i"'0 ’ rnd° t0d°S Ie juzgaí)an *«> sen-


tido alzo la mano p,diendo la de su Ilustrísima , y co¬
giéndola la llevo á la boca , besándola tres veces con
mucha humildad , y reverencia : (costumbre antigua
suya al besar la mano al Prelado de su Convento y
de qualquier Sacerdote) estúvose allá el Señor Arzo¬
bispo mucho tiempo junto á la cama del venerable Pa-
re qué como diximos , no tenia genero de mal olor
Ja alcoba, antes á algunos les parecía la habían perfu¬
mado , lo que no se había hecho, para que se conocie¬
se mejor la virtud del Padre Fray Pedro , y todos los
sentidos percibiesen los favores que Dios le hacia. Hizo
su Ilustrísima muchas honras á la Religión , admirado
a verle hasta en aquel lance vestido , ponderando la
suma pobreza , y humildad con que estaba en aquella-
cama aquel penitente varón , y mas oyendo que nunca
había estado mas acomodado ; pues estaba en cama que
no la habia usado desde que fue Religioso : y con Zstár
e Padre en tal suspensión que parece le habia faltado
el sentido , al querer despedirse el Señor Arzobispo vol¬
vió a levantar la mano pidiéndosela para besársela, que
hizo con mucha reverencia. •
Pidió por medio de su Confesor le ayudase la Co¬
munidad , porque ya llegó la hora ; pusiéronle en una
mano una vela encendida , y en otra un Santo Christo *
encomendáronle la alma ; y acabadas las deprecaciones
que pone nuestro Ceremonial, abriendo los ojos, dió
vuel-
<• t. ’ r i

' ' Libro IV. Capitulo XIII.


: r¡ ' ; '
¿17., : i

vuelta mirando con agrado á todos los que de rodillas


rodeaban la cama , como despidiéndose con ternura oe
todos , y agradeciendo aquellas santas asistencias con
que le ayudaban. Fixó los. ojos en el Santo Christo que
tenia en la mano pidiéndole su favor ; volviólos á cer¬
rar , y empezó la Comunidad á cantar el Credo , y al
llegar á aquellas palabras, & incarnatus est , hincán¬
dose de rodillas todos los Religiosos , respirando como
quien se desahoga de una gran fatiga , al pronunciarse
la voz: ex María Virgen , entregó en sus manos, á lo
que piadosamente se cree , para Dios su espíritu , pon¬
derándose esta circunstancia por la ardiente devoción
que siempre tuvo á este Soberano misterio ; y para cu¬
yo Altar estaba quando le cogió la muerte haciendo
un rico retablo* «. .. #*■-. J * } •’ * t . ! ” ¿ . ‘ « <

Empezó á mostrarse el universal sentimiento que


afligía á todos : los Religiosos lloraban , porque perdían
un compañero y hermano. Las personas que trataban
de las mejoras de su alma gemían por la falta de un
Padre. Y todos se lamentaban por el común desampa-
ro : corrió la voz , y á no haber prevenidose con cer¬
rar muy bien todas las puertas del Convento hubie¬
ra estorvado el tropel de gente , pidiéndoles dexasen
ver al Santo , las piadosas prevenciones con que se dis¬
pone para el sepulcro un religioso cadáver.
Aunque el Padre Fray Pedro se hallaba vestido , y
con su habito , mortaja de los Religiosos , pidieron los
Eclesiásticos , y Caballeros que asistían se le pusiese
uno limpio , codiciando cada uno llevar consigo par¬
te del que tenia puesto : y disponiéndolo asi la divina
Providencia , para que se viese , y conociese el puden¬
tísimo Job de la ley de Gracia , y se gozasen sus de¬
votos al ver con quanta razón le habían venerado: jun¬
tan-
2i8 Vida del V.P P™ Tt
tando Dios Religiosos , Cíerigos y Cabalé'
que todos fuesen testigos de las m,Iu „alleros » Para

X'*"0á ,os pies se Wero"-

■■mica de estameña , pe” d! 2T” d“pe«arie la


»»ás
*»• Descubrióse de abisal í ^ * las lla-
cubierto de pies á cabeza df> i R ,gloso el cadáver,
de llagas cubierL ^ d epra ’ estreIJa<*° todo él
de esc™!, d"' lVnlC?rte2a-<,el?ada ’ aI m°d°
muchas para señas de su pactó VnT Se.g,“ardan'
los ornbros i las muñecas hallando’ . íPecla desde
una un hormiguero de le;,m u a?*3™ decad“
dró la corrupto trTor tb ^ e”
habia labrado de bronce el of ^ a<J"e,Ia carne k,
cubierto el cuerpo <(e aquel penoso , y vivo ,órme„to
que estaban picando siempre en lo mas vivoTae„“-
We nunca se reconoció en él el menor mov,miento ’

extraía 1" ^’'"™ ’ü *•“ asklía" •- dallar o-.


ces para la ponderación. Descubriéronse las tres liazas
que d,Vimos, que llegaban hasta los hnesos /SSffig
los que con lagrimas lo veían ’ no tanto él que h„bie "

mu'nl'süT-131-’ “m° e’ <),'e h“b¡eSe ppd¡d° d¡s¡-:


tótó rntS: WaíoTe" T «***A «»
paciencia grande. Yendo aquella „ “he™
habjau visto los Prebendados de la Iglesia ai Arzobispo
los Mm.stros y Caballeros al Virrey , diciendo todoi
hab,a„ visto en el Padre Urraca con propriedad deH-
neada la imagen de Job, siendo (aunque muerto) un l
vivo dechado de la penitencia christiana para confu-
sion de los hereges.
( 7 A ,♦;» ¿i, 4 *- A A

Re-
Libro IV. Capitulo XIII. 219
Registráronse sus alhajas , y no edificó menos su
apostólica desnudéz : de ropa no tenia mas que el ha¬
bito que tenia vestido , y otro que guardaba para su
limpieza el enfermero ; un Santo Christo de ptomo,
que era todo su consuelo ; y como escribe su Confesor,
habló algunas veces al Padre Fray Pedro : muchos , y
varios silicios , disciplinas de muchos géneros , que
mandó la obediencia guardase su Confesor , para que
fuesen , aunque instrumentos mudos , testigos en sus
pruebas, con las escamas que cubrían sus llagas ; la co-
Tona de espinas tantas veces bañada de su sangre no
se halló , por haberla quemado por instancia del siervo
de Dios un Religioso. Estos fueron los bienes que se
hallaron en quien tuvo tantos para remediar necesi¬
dades : hizole Dios dispensador del caudal de su miseri¬
cordia : entrególe muchas riquezas , y como tenia tan
desasido de las del mundo el corazón no se le pegó el
oro a las manos ; que esta liga de allá dentro nace. Buen
siervo fue, ya habrá recibido el premio que ofrece el
Evangelio : pues no escondió el caudal que le entregó
su dueño. Halláronse confusos los Religiosos , porque
entre el tropel de la gente que clamaba á las puertas,
diciendo les dexáran ver al Santo , se conocían las vo¬
ces de personas á quienes no se podia negar la entra¬
da ; sin ser disculpa el numeroso concurso que aguar¬
daba , porque se quexaban sentidos; sin haber escusa
que bastase a las ansias con que solicitaban venerar
aquel Venerable cuerpo , y mas sabiendo había dentro
personas que ni en puestos , ni en calidad les excedían;
con que fue forzoso darles entrada ; y por mas cuidado
que se. puso al abrir un postigo , ni bastó su autori¬
dad , ni nuestra diligencia , para que no se llenase el
Conyehto de gente. Retiráronse á las celdas las personas
de
220 Vida del V. P. Fe. Pedro Urraca
de estimación ; Y cer™da la enfermería costó mucho
trabajo el desembarazarse de todo un pueblo empeñado
con devoción : que al fin se consiguió ofreciendo sa-
carlq a la vista de todos por la mañana. '
Salieron de las celdas , donde se habían ocultado las
per-onas de mas autoridad de aquella República : fue-
ron con los Superiores á venerar el cuerpo de aquel
bendito Padre y hallaron una nueva maravilla : pues
I abiendo muchos años que no podia menear los dedos
de las manos, á causa de teuerlos torcidos , yertos y
_uros , como si fueran de hierro, efedlo común de aquel
violento achaque , se afioxaron los encogidos nervios
se estilaron , y blandearon los endurecidos dedos se
enjugaron las llagas que tenia en las palmas de las
manos , saltando de ellas , y de los brazos las costras
durísimas que las cubrían , no quedando , ni aun seña¬
les , hallando las manos tan blandas , tan tratables , y
tan limpias, como si estuviera vivo , ó no hubiera 'te¬
nido achaque en ellas. Despedia de sí un olor , y fra¬
gancia suavísima , el rostro le quedó mas hermoso que
quando estaba vivo: en cada mexilla una chapa de co¬
lor , siendo todo admiración en un cuerpo que en vein¬
te y siete dias no habia comido ; ¿pero qué mucho se
viese esta súbita mudanza , si le alcanzó la bendición
de Job, cap. 33. vers. 35. Consumpta est caro ejus d
suppliciis, reven atur ad diem adolescentice suce. Carne á
quien consumieron los rigores , las penitencias , las vi¬
gilias , vuelva a los verdores de la juventud ; cortáronle
parte del cabello , repartieron entre sí su podrido ha¬
bito ; pero tan oloroso y fragranté , que á no haber si¬
do testigos los mismos que lo llevaban , que le desnu¬
daron de aquel llagado cuerpo , se persuadieran le ha-
bian rociado de fragrancias mas suaves que el almiz¬
cle.
Libro IV. Capitulo XHT. 221
ele , y arribar. Túvose por mas dichoso el que mas par¬
te llevó , ofreciendo repartir entre los amigos auseni.es;
y asi besándole con humildad los pies , pidiendo les
favoreciese delante de Dios con su intercesión , se des¬
pidieron , dexando á los Religiosos que gozasen á so¬
las del cuerpo del venerable hermano.
Murió al mundo para vivir eternidades este pacien-
tisimo Job* púsose el Sol de la Religión en aquella Pro¬
vincia , apagóse aquella luz Española que ardió en el
nuevo Mundo, mineral de las riquezas del Orbe, para
desengaño de la codicia humana. Murió el pobrísimo
Religioso Fray Pedro Urraca para nacer en la gloria,
donde sin fin se gozan los tesoros del cielo : diciendo
Santo Thomás, sobre Boecio 3. de Consolar. que porque
no se echen menos en aquella feliz patria quantos bie¬
nes , y descansos el mundo goza , los poseen los Bien¬
aventurados en aquella fuente de luces de la Esencia
Divina, mejorados con infinitas distancias: fue su tran¬
sito dichoso en la Ciudad de Lima, Corte de los dila¬
tados Rey nos del Perú , Martes siete de Agosto del año
de mil seiscientos y cinquenta y siete, á las ocho de la
noche , de setenta y tres años de edad , gobernando
aquellas Provincias el muy Reverendo Padre Maestro
Fray Nicolás de Colmenares, hijo de este Convento de
Madrid , y Padre por su gran zelo , y piedad de toda
la Religión? que con desconsuelo común, murió el año
de mil seiscientos y sesenta y ocho.
' 222 VlDA V. P. Fr. Pedro Urraca.

LIBRO QUINTO.
CAPITULO PRIMERO.

BE ALGUNAS MARAVILLAS
, ,
que sucedieron y de las aclamaciones de

. A
Santo en su entierro .
las tres horas de su muerte llegó sti Confesor con
unas tixeras al féretro á cortarle las uñas ; encarnó la
punta de suerte que le cortó un poco de la carne , y
salió al punto abundancia de sangre: lo mismo sucedió
a otro Religioso á las cinco de la mañana nueve horas
después de muerto, recogiéndola en los lienzos para que
publicase la maravilla: diciendo los Médicos que las co¬
sas que habían acaecido en la enfermedad , y muerte
del Padre Fray Pedro, no se podían regular por las le¬
yes comunes.
Juntóse al amanecer la Comunidad , y con cirios
blancos fueron alumbrando el cuerpo , que se baxó al
Geneial; y previniendo la cordura el tropel que se es¬
peraba , antes de abrir las puertas le cantaron el Oficio
de Difuntos, y la Misa: apenas pusieron el cuerpo en
aquella gran pieza quando se reconoció un suavísimo
olor, comunicándose hasta por los Claustros la fragran¬
cia que despedia aquel bendito cuerpo. Abriéronse las
puertas, y llenáronse los Claustros , y la Iglesia de la
mucha gente que esperaba, llorando las mugeres el no
poder gozar la dicha que lograban los hombres de ver,
Y
Libro V. Capitulo I. 223
y venerar aquel bendito cuerpo , dando á sus maridos
los Rosarios para que los tocasen á él: asegurando quan-
tas lo conseguían que se les pegaba la fragrancia; pero
si se comunicaba á el ayre, qué mucho se gozase en los
santos rosarios; fue creciendo el concurso, y con estar
no pocos Religiosos en guarda del féretro, no bastó su
cuidado para que no le quitasen medias, y zapatos , y
la mayor parte del habito. Repartiéronse muchas Cru¬
ces de las que el P. Fray Pedro daba ; no bastó la dili¬
gencia de los Religiosos para que los devotos de mas au¬
toridad no entráran á saco la pobre cama en que murió,
repartiendo entre sí la ropa, teniéndose por mejor afor¬
tunado el que llebaba pieza donde hubieran dexado sus
llagas señal, diciendo estaba mas fragranté. Una de las
cosas que mas admiraron fue, que entre tanta multitud
como concurrió no entró hombre que no supiese caso
particular, y al parecer milagroso del Padre Fray Pe¬
dro: dixo á los Prelados de la Religión el señor Arzo¬
bispo que él tenia esperanzas de que el cuerpo de aquel
siervo de Dios no se corrompería, y que asi para con¬
suelo de todo el pueblo deseaba no se le diese aquel día
sepultura; con que se determinó guardarlo para el Jue¬
ves, aunque reconocieron la inquietud que el concurso
devoto habia de ocasionar.
El Jueves por la mañana vinieron sin comvidarlas,
a cantarle un Oficio las Religiones , dividiéndose por
las Capillas de aquella insigne Iglesia las Comunidades*
Fue el concurso de hombres , y mugeres el mayor que
se habia visto en Lima ; y aunque previniéndolo envió
el Virrey su guarda para que con los Religiosos defen¬
diesen las puertas; pero nada bastó ; porque abriendo
la del Claustro para que entrase la Comunidad de San
Francisco; acabada la Misa al cantar el Responso, atro¬
pe-
224 Vida del V. V. Fr. Pedro Urraca.
penadamente se entraron las mugeres , siendo las mas
nobles, y compuestas las que rompieron primero ; por¬
que los soldados que estaban de guarda no se lcs’atre-
viesen; hicieron lugar á las demás, diciendo, que har¬
to habían esperado, que las dexasen ver á su Santo Pa¬
dre, llamando crueles á los Religiosos, porque las im¬
pedían : con que atropellándolos su resolución, entraron
hasta el General , y rodeando con lagrimas el féretro
hicieron demostraciones que admiraron aquella Seráfica
Familia que le rodeaba. Fue necesario sacar al Claustro
el cuerpo, para que siguiéndole la gente se cerrase la
interior clausura; rodeábale la guarda con muchos Re¬
ligiosos para su defensa : pero nada bastó para que no
le coi tasen los hábitos; no fue poca reverencia no pasa¬
rán a mas; los que no pudieron alcanzar prendas suyas
tocaban los Rosarios, y Cruces: hacianse testigos unos
á otros del olor que despedia qualquier cosa que tocaba
a su cuerpo. Muchas personas principales traxeron Es¬
cribanos para que diesen testimonio de lo que sucedía,
y algunos tenemos en nuestro poder; y lo que declara¬
ban los Médicos de la incorrupción que conservaba des¬
pués de tres dias difunto, el olor que exhalaba, la sua¬
vísima fragrancia que despedia una carne corrompida de
tantas llagas. Hubo muchos Pintores que no cesaban de
hacer retratos.
Pretendió la Ciudad no se enterrase hasta el Sába¬
do; respondióse de parte del Convento que con el rui¬
do de la mucha gente se perturbaban las distribuciones
que del día tiene hechas una Comunidad Religiosa, pues
asistiendo á la guarda del Convento se hacia falta al
Coro, y la vocería estorbaba celebrar los Divinos Ofi¬
cios ; pues aquel día por haberse detenido en abrir las
puertas, hasta por la de los carros se habían querido en-
trar
Libro V. Capitulo L 225
trar las mugeres ; y publicándose le enterraban de .se¬
creto, se arrojaron los hombres por escalas que arrima¬
ron á las paredes del Convento; y para gloria de Dios,
crédito de la virtud del Padre Fray Pedro, y consuelo
del pueblo devoto; los tres dias que habia estado £>or en¬
terrar, y lo sucedido en ellos, bastaba para que cono¬
ciese el mundo quan maravilloso se muestra Dios en sus
siervos; con que se resolvió fuese el entierro aquella
tarde.
Notaron sus devotos lo que sucedió acaso : pero
quando los acasos ceden en gloria de Dios, y en vene¬
ración de sus siervos, los juzga la piedad por singular
disposición de la divina Sabiduría: y asi hasta la ocur¬
rencia que depende de los dias se ha de regular , dixo
San Ambrosio, con atenciones de singular providencia:
Habia mandado el Consulado hacer en el Convento una
novena por el buen suceso de la Armada , y Real Te¬
soro , á que se repica con solemnidad todos los dias al
anochecer, al Alva, al cantar la Misa, y al reservar el
Santísimo ; y fue la muerte del Padre Fray Pedro en
este novenario; ocurrió el segundo dia, que fue Miér¬
coles, un Grado en la Universidad de un Religioso dei
Convento, que es costumbre repicar: El Jueves era vis-
pera de San Lorenzo, con que á las doce empieza la so^
lemqidad de las campanas á las vísperas : siendo dia*
con tanta razón, el mas solemne -de nuestra Religión,*
por haberse en el fundado, año de mil doscientos y dio#
y ocho, por mandado de la Reyna de los Angeles, ba^
xando del Cielo: con que desde que murió el Padre Fr.
Pedro hasta que le enterraron no cesaron las campanas
del Convento alternando clamores con repiques ;' señas
de lo qu<? pasaba enlos corazones de todos; lagrimas^
y gozos: lloraban por la falta que les hacia, y gozaban-
"hrj P
se
2 26 Vida del V. P. Fu. Pedro Urraca.
se por lo que piadosamente creían que el Santo Padre
gozaba: exhalaba con el sentimiento suspiros el corazón
de lo mucho que perdían , y llegaban alborozos á los
labios por lo mucho que miraban; y asi, al ver alter¬
nar la pena con la alegria en las campanas, viendo pa¬
saba lo mismo en sus afedos; lo voceaban como miste¬
riosa disposición de la piedad divina , que ni aun esto
quiso faltase al aplauso de su siervo*
A las quatro de la tarde vino el Arzobispo con todo
aquel venerabilísimo Cabildo , que esmaltado el oro de
su nobleza con exemplares virtudes y gravísimas le¬
tras , no aventaja otro alguno. Ya estaba prevenida la
Comunidad , honrándola todas las Sagradas Religiones,
pero el tropel de la gente no permitia orden: llegó el
Cabildo a la puerta del claustro, donde tenian en om-
bros levantado el féretro los Religiosos que autorizan
los Conventos mas graves de Lima, para defenderle de
la multitud empeñada en desnudarle del habito que
vestía ; pero con el mucho cuidado solo lograron cor-*
tarle las puntas de la capa. Alli llegaron los gravísimos
Prebendados y cediendo la humildad de las Religio*
n es,’ no sin urbanas cortesías, y le tomaron sobre sus
ombros, queriendo el Señor Arzobispo corriesen por la
Santa Iglesia aquellas funerales exequias , vistiéndose
para el oficio de la [sepultura una Dignidad. Llegó á
este punto la Real Audiencia, con el Excelentísimo Se*
Sor Conde de Alva Virrey del Perú : baxaronle para
que le besase la mano : hizolo , y tocándolas , admi¬
rado de verlas tan tratables , volvió á los Ministros , y
todos aseguraron estaban calientes. Vuelto su Excelen*
cia á España se lo oimos muchas veces, añadiendo que
le duró aquella fragrancia por mucho tiempo en los
sentidos*
¿\
Qui-
Libro V, Capitulo I. ¡2 27
Quiso , como tan Católico Príncipe dar la ultima
honra al siervo de Dios * llevándole sobre sus ombros
al sepulcro^, acompañado de los Ministros; pero dexa-
ronlo, por ver le habían baxado de los suyos tan venera¬
bles Eclesiásticos , para que le venerasen ; y ie teniau
en sus brazos ; y asi prosiguieron, poniendo su Excelen¬
cia la mano para tener parte en tan santa carga. Pi¬
dióle la Audiencia ocupase su lugar ; pero respondió,
como tan christiano , que el lado del Santo, era el mas
honrado puesto ; además, que el tropel devoto , viendo
se ocultaba aquella luz , y no habían de verla mas , no
dio lugar á que hubiese en aquel acompañamiento con¬
cierto, -
CAPITULO II.

Prosigue la misma relación.

Prosiguió el entierro con confusión tal , que siendo


muy grande el claustro , y la Iglesia de las mayores
que tienen las Religiones en Europa , todo estaba tan
lleno , que era menester hacerse fuerza , y apretarse
los unos a Jos otros , para poder dar un paso , sin ha¬
ber aprovechado la diligencia de la guardia , ni el cui*
dado de tantos Religiosos , ni la prevención de vallas
por donde habían de ir , pues todo lo rompió la ave¬
nida devota , no dando lugar los gritos con que todos
le publicaban Santo , para que la Iglesia cantase un
Responso , ni aun rezar pudieron un Psalmo. La Leta¬
nía con que le llevaron á la Iglesia fue la que entona¬
ban todos, Santo, Santo, Padre Fray Pedro , ruega
por nosotros, acuérdate de mí , no te olvides’de tus
hijos. Todas las relaciones , asi de Religiosos , como de
seculares, que vinieron en aquella armada, convenían
P 2 en
228 Vida del V. P. Fr. PedroUfe.Racá.
en que aquel, mas que entierro , pareció gloriosa pom-
pa de fin soberano triunfo, ?
Llegaron á la Capilla mayor , donde pusieron la
caxa en el lugar que con decencia estaba prevenido

• •
cercáronla para la seguridad, entrando dentro Reli-
g osos para la defensa : disponiéndolo de suerte oue de
tedas partes se pudiese ver el cuerpo , por si esto bas¬
taba ; pero conociendo que era en vano toda diligencia
contra la deshecha avenida de tanto raudal piadoso,
traxeron el ataúd , y metiéndole en el , le clavaron, po^
niendo encima un paño de terciopelo negro , para que
pudiese el Cabildo proseguir el oficio de la sepultura;
pero interrumpíalo tantas veces el tropel de gente , que
habiendo llegado tarde , se arrojaban'al túmulo para
tocar la caxa , que hacían con tantas lagrimas , y de¬
voción , como si llegaran al cuerpo; con' que fue for¬
zoso proseguir rezado todo el oficio: dieronle sepultura
en la peana del Altar de nuestro glorioso Patriarca Sa¿
Pedro Ñola seo. . • ¡ ?
Continuóse aquellos dias el concurso á su sepulcro;
viniendo de todas las Religiones á celebrar en aquel
Altar sacrificios, y enviando mucha cera para que ar¿
diese en él los que tenían algunas pretensiones , comó
veremos : los seculares hicieron decir muchas Misas;
siendo cosa maravillosa la fragrancia , que al llegar
percibían todos ; por donde se reconoció iba conti¬
nuando nuestro Señor la incorrupción de aquel cuerpo, i
El Domingo once de Agosto, al ponerse el sol em¬
pezó la Iglesia Catedral los clamores , á que acompaña¬
ron todas las Iglesias de Lima , señal de que el Lunes
-siguiente se hacían las honras del venerable Padre; des¬
de el amanecer empezó el concurso : á las diez vino el
Virrey , y, la Real Audiencia fue necesario entrasen
■ ■ ± » pos.
Libro V. Capitulo II. 229
por la Sacristía , que por la Iglesia era imposible , si
no era con indecencia , por estar hasta la puerta de la
calle llena de gente , toda mezclada , por el gran con-
cuiso 1 habiéndose ocupado desde por la mañana los
balcones y tribunas.
Entre los que vinieron fue uno el Licenciado Pe¬
dro del Castillo , que fue el Tomás para la credulidad
de Lima; no trató jamás al Padre Urraca , antes ha¬
biendo mirado con menos piedad sus cosas no había
asentido en su interior á lo que de él oía 5 aunque por¬
que no le tuvieran por bárbaro el oponerse sin funda-
mentó á lo que todos decían , nunca había explicado
su sentimiento : fue este dia por curiosidad á nuestra
Iglesia , y llevado solo ( como él dixo) de la novedad
de tan gran concurso , como no le llevaba devoción,
no cuidó de madrugar : llegó á tiempo que acababan la
Misa : púsose a la puerta admirando tanta gente co¬
mo miraba junta : sin animo de detenerse , ni ser ami¬
go de entrar en apreturas , sin saber cómo , se fue en¬
trando hasta hallarse junto al pulpito, en ocasión que en
el se levantaba el Predicador : no hizo ponderación de
los muchos que quando él llegó estaban ála puerta so¬
licitando con violencia mejorarse de lugar , no pudien-
do adelantarse un paso , y que él sin pensar se hallaba
en lo mejor de la Iglesia , y á vista del Predicador ; en
nada reparo con el enfado de verse en parte donde no
podía salir : con que aunque oyó lo mucho que de su
vntud se dixo nada le movió , ni las aclamaciones que
se siguieron al Sermón le enmendaron su didamen , so¬
lo deseo salir de aquella apretura , y como huyendo de
los que hablaban bien de él, se retiró á su casa , y se:
estubo cerrado toda la tarde , con enfado de que en
todas las conversaciones no se hablase aquellos dias de
&3 otra
230 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
otra cosa sino contar cada uno cosas , al parecer mila¬
grosas , que con él le habían sucedido.
Llegó la hora de cenar , y á los primeros bocados
se le atravesó en la garganta una espina de pescado,
que la tuvo por tiempo de dos horas, tan afligido que
juzgó por cierta su muerte r haciéndose pedazos con
las manos, sin saber qué hacerse los Médicos , y Ciru¬
janos, que habían venido. Viéndose en esta mortal con¬
goja se valió del favor divino: y con tener muchos San¬
tos por sus especiales abogados ,no acertaba á invocar á
ninguno, ni podía apartar de su imaginación al P. Urra¬
ca. El aprieto le encendió en un deseo de pedirle ampa¬
ro; pero deteniase avergonzado del poco afeito con que
había mirado sus cosas : por otra parte sentía una con¬
fianza grande de que por su medio habia de conseguir
salud , creyendo era castigo de su poca piedad aquel
golpe; y asi trocado el corazón , con todas veras pedia
su favor , suplicando á Dios perdonase la terquedad
que había tenido. Estando en esta consideración se que¬
dó dormido , que no causó poco susto á los que le asis¬
tían, juzgando en su quietud habla espirado ; pero vol¬
viendo á muy breve rato se halló libre del dolor , y sin
la espina que en la garganta le atormentaba : vióse tan
sin embarazo como si hubiera sido toda la tormenta
sueño : dio muchas gracias á Dios , y á su Siervo , pu¬
blicando á todos lo que muchos dias habia recatado,
añadiendo lo que entonces habia sucedido : y para
prueba de su total mejoría cenó con los amigos , y deu¬
dos que le habían asistido , tan sin embarazo como las
demás noches ; por ser ya muy tarde no fue aquella
noche al Convento , pero hizolo por la mañana , yendo
á Misa al altar de nuestro Padre San Pedro Nolasco,
donde estaba enterrado el Padre Urraca , confesando
su
1 Libro V. Capituló II. 231
su incredulidad , el castigo de Dios , y piedad, que por
medio de su siervo había usado con él su Magestad,
siendo desde aquel dia predicador continuo de las vir¬
tudes del siervo de Dios.
No acertaba á salir de nuestra Iglesia el venerable
Padre Fray Francisco de San Buenaventura , Comisario
General de Jerusalen, de quien hemos hecho mención,
tan su a migo, que venia muchas veces á la enfermeria
á curarle las llagas , lamiéndole no pocas que sin asco
ninguno las veia : fue gran agente de sus informacio¬
nes que se quedaban haciendo quando vinieron estos
papeles. Este siervo de Dios, dixo , que estando en el
féretro llegó á tocarle las manos , diciendo : ¡ah, ami¬
go , que me has dexado! y que le apretó la mano el
bendito Padre Fray Pedro , y oyó allá en su corazón
su misma voz , que le decía : amigo, no te he dexado,
ahora me tienes mas seguro. Escribió á España este
Religioso muchos pliegos de las virtudes que experi¬
mentó en el Padre Fray Pedro , y de algo de ello nos
hemos valido en esta obra , confirmando lo que su Con¬
fesor escribe.
Copiáronse varios retratos del Padre Urraca , cada
uno con la seña del favor que por su orden habia reci¬
bido del Cielo ; abriéronse laminas , y hasta en Madrid
llegaron devotos que hicieron abrirlas, repartiéndolas,
y venerándolas con permisión del Ordinario.
*3 2 Vida del V- P. Fr. Pedro Urraca.
f r * * . «

CAPITULO III.

¿ * ( MClTUVlUúS que obró Dios por su


siervo después de su muerte•
TT
Atablando David de la muerte en el Psalm. 155. dice,
como en apartándose la alma del cuerpo éste volverá á
sei tierra , y se acabaran todos los deseos de los hom¬
bres j de los malos , porque todos se desbanecerán co¬
mo humo \ de los justos , porque todos se verán cum¬
plidos : desean los justos , y santos remediar fatigas,
socorrer necesidades , consolar afligidos, y todo quiere
Dios se logre 1 esta es la señal mas cierta de los que
murieion en gracia , y amistad de Dios, Por eso, según
enseñan los Do&ores , Castellin. decer. glor. Sanft. cap.8.
punt. .18. Cantelin. de Canon. SanSf. cap. 20. num. 2. son
los milagros después de la muerte la prueba mas segura
de santidad : y no quiso Dios faltasen á este siervo es¬
tas señas de su gloria ; y asi , demás de lo que hemos
referido de su vida , daremos noticia , fuera de lo di¬
cho en los dos capítulos pasados , de algunas cosas su¬
cedidas después de su muerte ; por haber venido en
estos papeles muy poco tiempo después que sucedió. •
El muy Reverendo Padre Fray Julián Izquierdo , y
el Padre Fray Bernardino de la Daga, del Orden de
nuestro Padre San Agustin , declararon : que un criado
de su Convento, llamado Juan , Criollo de Oruzco, que
padecia gota coral , y que aquellos dias le habia apre¬
tado de tal suerte que en veinte y quatro horas le re¬
pitió tantas veces que se alcanzaban unas á otras : con
que se dio tantos golpes ,y quedó tan desfigurado , que
los que mas le trataban le desconocían ; quitosele la ga¬
na i'
Libro V. Capitulo III. 233
na de comer, con tal astío que ni la sustancia podía pa-
sar. Desauciaronle los Médicos ; y estando para con
todos desesperada su vida , el Padre Fray Bernardino
de la Daga, que en la sangre heredó la devoción al Pa¬
dre Urraca , dixo al compañero : póngale , Padre Fray
Julián , pues tiene esa Reliquia del Santo Padre Urraca,
y fie en Dios que le ha de sanar ; que he visto por su
intercesión muchos prodigios : hizolo , diciendole se
encomendase al Padre Urraca : cobró tan presto aliento
que pidió luego de comer , y en pocos dias estuvo tan
bueno que vino á dar gracias á Dios delante del sepul¬
cro de su siervo , acompañado de los dos Religiosos.
En el Religiosísimo Convento de la Concepción de
Lima, Doña Ana María, Religiosa de gran estimación en
su Comunidad por haberla dotado Dios de la mas dul¬
ce voz que se hallaba en aquella Ciudad, habiendo mu¬
chos dias padecido un achaque de unos ardores en el es¬
tomago , tan encendidos, que interiormente se quema¬
ba, pasando sin poder dormir dias , ni noches, y solo
en bebiendo agua tenia aunque breve algún alivio: mas
de aquí le resulto una hidropesía, hinchándosele todo
el cuerpo* que era compasión mirarla; especialmente el
rostro, que causaba horror por su monstruosidad, que¬
brantando los corazones de las Religiosas viendo las an¬
sias , y congojas que padecía.
Asi estaba esperando la muerte quando supo la
del Venerable Padre, pidió la traxesen alguna Reliquia
suya; consiguióse solicitándolo Doña Francisca Prieto,
recibióla con gran devoción, y dixo á Dios con viva fé:
Señor, pues tantas mercedes hacéis por los méritos del
bendito Padre Fray Pedro Urraca , si me conviene la
salud para cantar vuestras alabanzas en el Coro, reci¬
ba yo de vuestra piedad este favor: cosa admirable! Al
pim*
234 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
punto mismo que la aplicaron al pecho la Reliquia se
le quito la sed. que sin alivio lá aquejaba ; de suerte que
en quatro dias naturales no bebió, ni se acordó de agua;
y desde entonces empezó á irse enjugando , y resol¬
viendo la hinchazón, con tanta priesa , que en pocos
dias se levanto buena, y sana , confesando que por la
intercesión del Venerable Padre Fr. Pedro Urraca ha¬
bía conseguido aquel favor del cielo, enviando de par¬
te de todo el Convento cera que ardiese en el altar de
la Capilla donde estaba sepultado.
Doña Ana Carrasco, Religiosa del mismo Conven¬
to, enfermó, ocasionándose el achaque de una indiges¬
tión , que atribuyéndolo á otros principios , los Médi¬
cos la curaron tres meses con purgas, y sangrías, em¬
peorando con tan contrarias medicinas; con que llega¬
ron á desauciarla: oyó decir las maravillas que obra¬
ba Dios por el Venerable Padre, y pidió á una Religio¬
sa le pusiese al cuello una Cruz que el Venerable Pa¬
dre le había dado, dixole, que no sabia la oración que
se decía: ella afligida pidió al Venerable Padre traxese
alguna persona que se la enseñase , para pedir á Dios
remedio: asi se quedó dormida, y entre sueños, sin sa¬
ber quién, la enseñaron la oración que no había oido
en su vida; por la mañana lo dixo á las que la asis¬
tían , y publicándose , vinieron algunas Religiosas que
la sabían, y oyéndola , dixeron , que era ella; confesó,
que no habiéndola oido decir antes, y deseando saber¬
la, lo pidió al Padre Urraca; y que nuestro Señor , sin
saber ella por qué medio, había sido servido de enseñár¬
sela en el sueño.
No paró aqui el prodigio; pues desde entonces, sin
hacerse humana diligencia , fue arrojando la materia
que causó la indigestión hedionda, y llena de gusanos;
y
Libro V. Capitulo III. 235
y en fhuy breves dias se levantó buena, publicando ha¬
ber recibido del Cielo aquel favor por intercesión del
Padre Fray Pedro, á cuyo sepulcro envió en agradecí- ;
miento un religioso don.
Doña Luisa Polanco y Barba ,, viuda de Don Fran¬
cisco de Bargas, padeció un riguroso dolor de cabeza,
que de dia, y de noche , con vivísimos, y agudos lati¬
dos no descansaba : viéndose una noche casi apurado el
sufrimiento con la viveza penetrante del dolor, se acor- 4
do del Padre Urraca, tomó una reliquia que tenia suya,
y le dixo á Dios con ansias; Señor, pues por este ben¬
dito Padre hacéis tantos bienes, pido que por sus mere¬
cimientos os compadezcáis de esta afligida muger: Apli-
cósela á las sienes rogando al Santo intercediera por
ella; quedóse dormida, cosa que no le habia sucedido
muchas noches habia : en dispertando halló que habia
echado una apostema por el oido , y las materias fue¬
ron en tanta cantidad que pasaron la almohada , y el
colchón, y se levantó sana , y buena, viniendo á su se- 1
pulcro á dar á Dios las gracias, haciendo delante de su
Confesor esta declaración mientras lo juraba en las in- j
formaciones que hacia el Ordinario*,
Lorenza Hernández, muger de Marco de Olivera,
tenia una iiiña enferma de viruelas venenosísimas, que *
en el Perú llaman viruelas chatas; hinchóse la garganta
de suerte que ni aun resollar podía, con que los Médicos
la dexaron por muerta: viendo la madre que ya la ha¬
bían desesperado los remedios humanos acudió á los di¬
vinos , y tomó por Prote&or al Padre Urraca ; y con
gran devoción , cogiendo unos cabellos que su marido
corto del cerquillo del Padre qüando estaba para enter¬
rar , poniéndoselos en la garganta , dixo : Dios mió, que
por intercesión de este Santo Religioso has hecho tan¬
tas
236 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca’
tas maravillas, compadécete de esta pobrecita; vió qU&
se quedaba dormida , y como había oído que en seme¬
jantes ocasiones había sido aquella la señal del remedio
se retiro á encomendarla á Dios, dexandola dormir: no
disperto hasta el amanecer la niña ; entonces llegaron,
y halláronla con gran alegría , pidiendo de vestir por¬
que ya estaba buena, y queria ir á la Merced, y á re¬
zar a su Santo P. Fray Pedro , que le había visto aque-
a noche, y la había echado la bendición, diciendola:
ija, levántate , que ya estás buena, y vé á dar á Dios
as gracias : y que desde aquel punto interiormente no
se sintió con mal alguno; tomáronle los pulsos, y hallá¬
ronla sin genero de calentura, con que se publicó por
ía Ciudad, dando á Dios las gracias.

CAPITULO IV,
_ 7 *
De ¡as maravillas con que acreditó Dios la devoción
que el Venerable Padre había introducido con la
Santísima Cruz.

"VTa hemos dicho la devoción tan grande que tuvo este


Venerable Padre con la Santa Cruz , y las singulares
demonstraciones con que había explicado el cielo quan-
to se agradaba de su veneración devota. Predicáronse
muchas cosas de las que habían sucedido el dia de sus
honras , en especial con la Cruz que estaba sobre la
puerta falsa del Convento; con que creció en el pueblo
la ansia de venerarla, y en los superiores el cuidado de
la parte donde se podía poner con mas decencia: de¬
terminó el Reverendo Padre Provincial fuese en la Ca¬
pilla de nuestro Padre San Pedro Nolasco; donde estaba
enterrado el siervo de Dios: guando él est^a en este
» v
v
vs a . v...

**•"> -^-'S S • •-

*: ' Libro V. Capitulo IV. 237


pensamiento entró el Padre Confesor del Padre Urraca
á pedirle lo mismo que él había determinado , con que
con facilidad se convinieron; y antes de dividirse lle¬
gó él Padre Comendador del Convento á combinar al
Padre Provincial para que se hallase en la translación
de aquella Cruz al entierro del Venerable Padre; para
lo qual estaba ya la Comunidad junta , y labrado en la
Capilla un curioso Altar ; con que reconocieron era
aquella la voluntad de Dios,pues sin comunicarse había
juntado en uno tantos di&amenes.
í\o pudo sufrir el demonio ver las asistencias de¬
votas con que los fieles veneraban aquel Sagrado Leño,
instrumento de nuestra redención : y asi se valió de
qi:autos medios pudo para embarazarlo : y como opo¬
nerse á las veneraciones de la Santa Cruz es impiedad
que no cabe entre Católicos; disfrazó el tiro queriendo
fuese el blanco la virtud del Padre Urraca , con que
empezaron algunos á murmurar en secreto, y no faltó
quien se atreviese á censurar en público la devoción
que los fieles tenian á la Cruces que el Venerable Padre
repartió viviendo , y los Religiosos daban después de
su muerte ; ocasionándolo la frequencia con que los fíen¬
les acudían á adorar la Cruz que tanto veneró en vida
el siervo de Dios; decían: que eran fantásticas imagina¬
ciones de gente agüerera al oir los prodigios que por
ellas obraba Dios; y que se debia embarazar el que se
repartiesen Cruces tocadas á la del Padre Urraca : asi
llamaban á la que diximos se trasladó á la Iglesia, de¬
cían: que á la Cruz no se le había de venerar por mas
respeto que ser Imagen de Christo Crucificado, y tenian
♦en esto razón , y por eso la adoraban los fieles ; pero
este culto con mas^ ó menos-solemnidad manifestado,
tal vez quiere Dios suceda por esta Imagen, y no pox
la

-
’* • . ' -} r
O rt
O:8\ ida »Et V. P. Fr. Pedro Urraca,
la Otra; por eso no se ostenta milagroso igualmente en
todas las Imágenes de Christo, y de su Madre y la re¬
verencia en todas debe ser igual , siendo todas retra¬
tos suyos. La causa porque su Magestad lo haga alguna
vez lo sospechamos , piadosamente, penetrarlo no pode-
™.°S.: ¿habíase de condenar el solemne culto que los
Un istia nos damos con especialidad á la Cruz de Cara-
baca, á la de Santo Toribio, y otras? De ninguna mane¬
ta ; pues la Iglesia lo aprueba y alaba: bien se conoció
quien fue el origen de estas voces : y asi dixo una per¬
sona grave de Lima entonces , mírese qual es la virtud,
del Padre Urraca, pues al querer morder su crédito el
demonio echó el diente en una virtud, y no atrevién¬
dosele cara á cara tira los golpes á la Cruz, á quien su
devoción aumentó cultos.
. ^ei° todo esto sirvió de arraygarse mas su venera¬
ción en los corazones de sus devotos, saliendo el Cielo
con prodigios á su defensa , y á la veneración de las
Ciuces que repartió, y en su nombre se daban.
Estaba el Capitán Don Juan de la Daga, hijo muy
amante del Padre Fray Pedro, en su hacienda de Qui-
pico, veinte leguas distante de Lima, quando murió; sú¬
polo , y quedó muy dolorido de no haberse hallado ea
ella : templaba su sentimiento leyendo las relaciones de
lo que en ella, y en su entierro habia sucedido. Estan¬
do una noche repasando las virtudes que en su Vene¬
rable Padre habia experimentado, levantó desde la gale¬
ría donde estaba los ojos al Cielo, y dixo: ya Padre de
mi alma estarás de esa otra parte del crucero que for¬
man esas estrellas; ya Dios habrá premiado la devoción
con que estendias la de su Santa Cruz. Hay de nosotros,
que nos quedamos entre las tinieblas de esta obscuri¬
dad!
Asi
Libro V. Capitulo IV. 239
Asi quedó contemplando por un rato la inmensa glo¬
ria que gozan en el Cíelo los justos según las reglas que
para la oración le habia dado su Maestro. Quando vió
en el Cielo una Cruz blanca, de la forma que repartía
las suyas el Venerable Padre , centelleando hermosísi¬
mas luces; al punto se hincó de rodillas , quedando ab-
sorto de tan rara maravilla. Comunicólo con el Padre
Fray Josef de Santa Maria , del Orden de Predicado¬
res, que asistía en su compañía ; el qual como varón
muy espiritual, y apasionado del Padre Fray Pedro, le
dixo: Habría querido manifestar el Cielo quan de su agra¬
do habia sido la devoción de aquel Venerable Pedro pa¬
ra con la Santa Cruz , y querer se continuase en sus
devotos.
Pasó el Capitán aquel dia con mil deseos de que
llegase la noche por ver si se repetía segunda vez la ma¬
ravilla : y asi , en anocheciendo se fue al mismo sitio,
y puesto de rodillas , y clavando en el cielo los ojos,
empezó su oración : habia enfrente una Cruz grande,
que yendo allí en sus Misiones el Venerable Padre Ur¬
raca la puso muchos años habia para que hiciesen ora¬
ción todos los de la familia ; empezó de repente á res¬
plandecer , saliendo de ella muchas Cruces blancas que
subían ácia el cielo , y se esparcían por ambos lados:
llamó al punto al Padre Fray Josef de Santa Maria,
pero no fue Dios servido de que lo. viese, de que quedó
este Caballero gustoso- , y mortificado , y el Religioso
bien confuso ; porque conociendo la virtud del Capitán
juzgó le habia Dios ocultado aquel favor. Llegó la no¬
che siguiente , volvieron acompañándolos la muger , y
hijos , pusiéronse de rodillas todos , y dixo con devo¬
ción el Capitán : Padre mió Fray Pedro , para que sean
manifiestas á todos las maravillas, que Dios obra por
vos,

1
24° Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
vos , y para que no entiendan que yo he mentido , y
no descaezca la devoción que en este Rey no dexasteis
introducida con la Santa Cruz , rogad á Dios sean testi¬
gos los que asisten de lo que su Magestad fue servido
gozase yo : ai instante empezó á resplandecer la Cruz,
y salir de elia infinitas Cruces blancas, como la noche
antecedente; volvióse al Religioso , y dixo: ¿Padre Pre¬
dicador , no vé las Cruces? A que respondió bañado en
lagrimas de gozo : sí señor , ya las veo , y estoy dando
gracias á nuestro Señor de ver un milagro tan grande
como este , quedando los dos consolados , quanto tris¬
tes , su muger, y hijos , de no haber merecido aquella
:dicha.
Llegaron el dia siguiente , que fue Sabado diez y
ocho de Agosto , Don Francisco de la Cueba , Caballe¬
ro de la Orden de Calatrava , que iba á su obraje , el
Maestre de Campo Don Marcos de Lucio , que iba á
su Corregimiento de Caxatambo , y se habían hallado
en Lima al entierro del Venerable Padre Urraca , y
con ellos otra mucha gente : contáronles lo sucedido la
noche antecedente , con que admirados unos , y otros
incrédulos pasaron el dia refiriendo lo que del siervo
de Dios Padre Urraca habian visto y oido , contando
el Capitán lo que de su virtud habia experimentado.
Fueron á la noche todos al sitio , y puesto el Capitán
de rodillas , dixo en alta voz : Padre Fray Pedro de mi
alma , esta es buena ocasión de que manifieste Dios sus
maravillas para que se estienda mas la devoción de su
Cruz: pedidle á su Magestad que estos Caballeros vean
lo que este Sacerdote, y yo les hemos certificado#
> Cubrióse al punto de luces la Cruz , rodeáronla
otras enumerables de gran resplandor , siendo Dios ser¬
vido lo yiesenja muger , Lijos , huespedes,. criados, lar
•w * ti
dios.
7
Libro Y. Capitulo IV. 241
dios , Negros , y quantos esclavos había en la hacien¬
da ; que todos concurrieron al gran alboroto que oca¬
siono tan universal regocijo. Duró mas de dos horas el
milagro , siendo mas de cien personas testigos de la
maravilla : las Cruces que salían eran de la forma que
tenían las que dió el Padre Urraca ; y los mas de los
que asistían las tenían en los pechos , unas eran blan¬
cas , otras rojas , resplandecientes como estrellas otras;
unas subían ácia el Cielo , otras por todos lados se re¬
partían sobre la tierra. Lo mismo sucedió con otras
tres Cruces que desde la casa hasta el ingenio de azú¬
car habia hecho colocar el bendito Padre para que
excitasen la memoria de aquellos Indios , y Negros,
y diesen a Dios gracias de haberlos con su Sangre re¬
dimido ; que esto predicaba , esto enseñaba , y con la
gracia de Dios persuadía á la devoción de aquel Sagra¬
do Leño á aquellos genios sencillos las veces que salió
á las Misiones por aquellas haciendas ; registrábanse
desde la galena de las casas del Capitán estas Cruces,'
con que se veían resplandecer todas al mismo tiempo;
y las Cruces blancas que salian iban de una Cruz cu
otra llenando de claridad todo el ayre.
El Domingo siguiente llegaron á la hacienda el Li¬
cenciado Don Fernando de Paz Melgarejo , Cura , y
Vicario de aquel distrito, (que venia á visitar al Maes¬
tre de Campo) y el Padre Fray Marcos de Contreras,
del Orden de la Merced, que iba por aquellos obrajes
en Misión, á enseñar la doétrina á los Indios, Negros,
y Mulatos de aquellas haciendas : exercicio en'que des-
p íes de la conversión de aquel Reyno se ocupan
n gunos Religiosos de mi Sagrada Religión con in¬
menso trabajo , pero con fruto digno de eterna alaban¬
za. Alegróse el Capitán con los huespedes, quanto ellos
Q se

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242 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
se entristecieron de no haber llegado antes para haber
gozado de lo que todos les contaban habian visto ^ pero
el devoto Caballero Don Juan de la Daga , le dixo: no
se desconsuele , Señor Vicario, que pues queriendo Dios
ha de ser Juez en la averiguación de estas maravillas,
hoy le ha traído su Magestad para que sea primero
testigo , que yo se lo pediré á mi Santo Padre ; y pues
por su intercesión ha querido Dios lo vean hasta los
Negros., no lo ha de negar á tan venerables Sacerdo¬
tes : llego la noche , y sucedió lo mismo que las pasa¬
das , con que con cartas de los principales se fue á Li¬
ma el Capitán el dia siguiente á dar cuenta al Arzo¬
bispo , y pedirle se hiciesen con su autoridad informa¬
ciones de lo sucedido.
Una de las relaciones mas principales , dice , que
fue Miércoles , veinte y dos de Septiembre , quando el
Capitán Don Juan de la Daga supo la muerte de su Pa¬
dre espiritual , y vió la primera vez las Cruces: bien
se conoce fue yerro del. que lo trasladó ; lo uno , que
aquel año á veinte y dos de Septiembre, no fue Miér¬
coles , sinp Sabado ; pues fue la letra Dominical G. lo
otro , porque llegando á Lima las relaciones de las ma¬
ravillas que Dios obraba en Quipico , sucedió lo que
verémos en el capitulo siguiente en el Convento de
Santa Catalina , y fue á veinte de Septiembre : luego
no pudo aquello haber sucedido á veinte y dos de este
mes ; y asi es forzoso enmendar en este punto la re¬
lación de su Confesor , siguiendo otras , que dicen fue
Jueves á diez y seis de Agosto , diez dias después de la
muerte del venerable Padre : además que no era creíble
se hubiera detenido tanto tiempo la nueva. Esto hemos
advertido, porque andando en manos de tantos la re¬
lación del muy Reverendo Padre Maestro Fray Fran¬
V cia-
\

Libro V. Capitulo V. 543


cisco Mesía , se advierta fue yerro del Amanuense esta
contrariedad.
CAPITULO V.

Prosiguense otras maravillas , que en crédito de Id


virtud de este Venerable Padre obró Dios
; en Quipico.

Llegaron á Lima , Cuzco , y Potosí, y las demás ciu¬


dades del Perú , donde se había estendido la devoción
de las Cruces del Padre Urraca , las relaciones de lo
sucedido en Quipico , en ocasión que, como diximos,
iba el demonio sembrando cizaña contra esta devoción,
y de camino contra la virtud del Padre Urraca , sien¬
do su fin derribar la especial devoción que con la San¬
ta Cruz había dexado introducida en aquel piadoso
Reyno : con que se sacó la mala yerva hallando entre
los verdaderos con que nacia el fuego de la verdad que
la resolvió en cenizas ; dando todos gracias á Dios por¬
que asi sabe volver por el crédito de los suyos ; cele¬
braron los vivísimos ingenios de Lima en todo genero
de versos la maravilla, muy dignos todos de la es¬
tampa.
No se olvidó Dios de la fineza con que obraba la
devoción del Capitán Don Juan de la Daga, solicitan¬
do en Lima se despachase comisión para que por auto¬
ridad del Ordinario se hiciesen en Quipico , y en toda
aquella Vicaría informaciones de la virtud del Padre
Urraca , y maravillas que en vida y muerte Dios ha-
bia obrado por este su siervo; pues al Ordinario solo es
a quien toca hacer este exámen , y calificarlas : quan-
do él estaba metido en estas diligencias , estaba Dios
haciendo milagros en su casa , y hacienda.
Q 2 El
244 Vida del V. p. Fr. Pedro Urraca.
El caso fue, que por el descuido de un Negro , her¬
rero , se prendió fuego en la Ranchería , que es la vi¬
vienda de los esclavos Mitayos , y Janaconas de la ha¬
cienda ; y estando pegado á ella el Cañaveral , donde
tenia este Caballero mas de seis mil arrobas de azúcar
que moler , tan pegadas á los ranchos que batian las
ho,as de las cañas encima de ellos. Eran los Ranchos
de canas bravas , los techos cubiertos de las hojas secas
de las cañas de azúcar ; con que apenas prendió el fue¬
go quando en un instante se vio un .encendido volcan
todo el campo por donde corrían como olas las llamas
corriendo la confusión con el humo , y vocería de la
chusma , llorando todos la ruina de aquel Caballero,
sin quedarle esperanzas del reparo , cargado de hijos,
y de obligaciones.
Pero quando todos estaban desmayados viendo
habia prendido ya en las cañas el fuego , Doña Lucia
de Flores y Sarmiento , tnuger del Capitán , con la
bondad de su noble sangre , y con la fé de una Matro¬
na christiana , le dixo al Religioso de Santo Domingo,
que estaba atravesado el corazón de dolor: Padre Fray
Josef, no desmaye , que yo fio en Dios , y en mi Padre
el Santo Fray Pedro Urraca , que no nos ha de desam¬
parar ; ni ha de poder el infierno mas que la santa Cruz
en esta familia tan venerada > y sacando del pecho una
de las que la habia dado el venerable Padre , invocan¬
do su nombre con católica confianza, la arrojó en las
llamas , y al instante milagrosamente se apagó todo el
fuego cemo si sobre él hubiera caído un mar de agua.
Hizo proprio á Lima , dando cuenta á su mando de
lo que habia sucedido , y el Religioso escribió al Ar¬
zobispo ; con que se despachó luego la comisión para
que todo lo sucedido jurídicamente se aéluase, como lo
fai-
Libro Y, Capitulo V* 245
hizo el Vicario de aquel Partido : los testigos que de¬
clararon fueron de vista , el Padre Fray Josef de Santa
María , del Orden de Predicadores, el Padre Fray Mar¬
cos de Contreras de la Merced , y con ellos declaró el
Vicario de aquel Partido, que quiso , como uno de los
que lo vieron , aunque Juez , ser testigo , el Capitán
Don Francisco de la Cueva, del Orden de Calatrava, el
Maestre de Campo Don Marcos de Lucio , Corregidor
de Caxatambo , el Capitán Don Juan de la Daga y
Vargas, Doña Lucia Flores Sarmiento, su muger , Ma¬
teo Pardo de Andrade, Fulgencio Rodríguez , y Cata¬
lina de Oxeda su muger, Francisco de la Carrera , Jo¬
sef Arrieta , Juan Barragan , y otros muchos de la fami¬
lia , con Don Francisco , Don Antonio , y Don Josef,
hijos del Capitán. Del segundo suceso , fuera de los
huespedes, todos los de la familia fueron testigos« quiso
Dios sucediesen estas maravillas á vista de Negros, Mu¬
latos , Indios, Mestizos, y Zambos , para que se forta¬
leciese en ellos la fé, y creciese la devoción con la san¬
ta Cruz , y la piedad con el bendito Padre Urraca, que
con tanto fervor la habia introducido: fue todo público
en Lima, con que crecieron los concursos del pueblo a
venerar la del Padre Fray Pedro , que como diximos,
estaba colocada en la Iglesia de nuestro Convento, en
la misma Capilla donde el siervo de Dios estaba enter¬
rado , hicieronsele muchas fiestas, renovándose en to¬
das la memoria dd venerabilísimo Padre.
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l^j
¡r1

246 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca*

CAPITULO VI.

De lo que sucedió en el religiosísimo Convento de Santa


* Catalina, y en el de la Merced.

La semilla que el sembrador del Evangelio repartió á


la tierra, en la que halló mas cultivada respondió á cien¬
to por uno en los frutos. En el religiosísimo Convento
de Santa Catalina de Sena fue donde mas se logró el
grano espiritual de la doélrina de este Apostólico Va-
ron, y Maestro mistico , es tierra del cielo ; ¿en aquel
sagrado jardín de virgenes, qué mucho dieran tan sa¬
■c

zonados los frutos ? Vivía en todas aquellas señoras muy


presente la memoria de su buen Padre; estaba la vene¬
ración de sus Cruces arraygada en sus corazones , es¬
timaban por la mas preciosa joya del Convento la que
se dixo arriba les dio el venerable Padre : á ésta, sobre
las fiestas que le dedicaba la Comunidad en los dias de
sus Sacrosantos Misterios , la consagraban otros mu¬
chos particulares Religiosos , no quiso la piedad de Dios
dexar sin paga tan santa fineza, sucediendo lo que ve¬
remos en este capitulo , sacado de las informaciones,
que por orden del Ordinario hizo Don Martin de Ve-
lasco , Obispo eleéto de la Paz.
Yo Doña Isabél de la Ascensión y de la Daga, Aba¬
desa del Convento de Santa Catalina , declaro , como el
Jueves de la semana de los desagravios de este año de
ínil seiscientos y cinquenta y siete, cerca de las diez de
la noche , salieron del Coro algunas Religiosas después
de haber rezado el Psalterio del Rosario , como lo acos¬
tumbran , iban contando el milagro de las Cruces de
Qmpico 5 y llevadas de la devoción en que las dexó el
ve-
Libro V. Capitulo VI. 247
venerable Padre Fray Pedro de Urraca, se fueron á una
Cruz grande que está enmedio de un claustro , y ro¬
deándola rezaron lo que el Padre Fray Pedro había en¬
señado , que era , tres Padres nuestros, y tres Ave Ma¬
rías , por los que están en pecado mortal , y esta ora¬
ción»
Adorote Cruz Bendita,
Rica joya Margarita,
Muy dulce Madero,
En tí adoro , y en tí creo.
Que murió el Manso Cordero.

Y al punto vieron clara, y distintamente salir de


la Cruz grandes resplandores, y unas luces blancas por
los brazos de la santísima Cruz ; y de las luces que sa¬
lían se formaba una Cruz del tamaño de la grande,
como que estaba á las espaldas, y luego se elevó des¬
pidiendo tanta claridad que las llenó de gozo , vertien¬
do muchas lagrimas con la ternura : y de los resplan¬
dores que salían de la Cruz de madera se formaban
muchas Cruces^que subían ácia el cielo , hasta perderse
de vista , otras se iban á todas las Cruces que había en
el Convento : juntóse la Comunidad , y todas fueron
testigos de la maravilla , fueron en estación las Reli¬
giosas á las Cruces que por orden del P. Fray Pedro se
habían colocado en los claustros , patios, y otros luga¬
res públicos del Convento , y en todas sucedió lo mis¬
mo , y duró hasta las dos de la mañana.
Estaba yo a esta sazón enferma , contaron meló las
Religiosas , di á Dios gracias, y le pedí fuese su Ma-
gestad servido deque pudiese ir á adorarlas , por los
méritos de su siervo, y Dios me oyó de suerte ,■ que
94 pu-
248 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca,
pude el dia siguiente ir con la Comunidad á la disci^
plina , y de alli fui a adorar las santas Cruces , y se vio
la misma maravilla , que duró desde las nueve de la
noche hasta el amanecer , y se repitió por muchos dias
en qualquier hora que las Religiosas se ponian á rezar#
Hasta aqui la declaración de la Abadesa , en que con¬
vinieron todas las demás Religiosas. El Lunes se volvió
a quedaise en la cama , muy congojada de sus acha-
ques , y pidió una Religiosa que rezase por ella en una
Cruz que tenia en la pared de la celda , y al punto se
repitió el favor , durando tanto tiempo que pudieron
verlo todas las Alonjas * estando en el Convento el Ca¬
pitán Don Juan de la Daga , y su familia ; pidieron les
abriesen la puerta para adorar una Cruz que estaba en¬
medio de aquel claustro , y se veía desde ella ; y al
punto vieron lo que habían visto en Quipico , y las Re¬
ligiosas el primer dial :
Otras Religiosas dixeron , que desde el dia catorce
de Septiembre , en que se celebró la fiesta á la Cruz que
puso el Padre Fray Pedro, habían cada una de por sí
visto en ella aquellas luces, y salir de ella las mismas
Cruces, unas blancas, y otras de color de oro, y que
no se habían atrevido á decirlo mas que á sus Confeso¬
res, hasta que Dios lo manifestó á todas las Religiosas:
otras hubo, que en seis, ó siete dias no vieron las Cru¬
ces: andaban afligidas viendo el alborozo común, has¬
ta que Dios fue servido de que lo viesen como las de¬
más. Acabada la información se hizo en el Convento
una solemnísima fiesta en veinte y ocho de Septiembre;
dixo el señor Obispo que hizo la información la Alisa,
y predicó el Padre Rodrigo Valdés, de la Compañía de
JESUS, publicando, y ponderando este repetido mila¬
gro, haciendo un devoto é ingenioso panegyrico de las
vir-
Libro V. Capitulo VI. 249
virtudes de nuestro venerable Padre Fray Pedro.
Al paso que eran mas universales los regocijos del
pueblo, crecía el desconsuelo en los nuestros , viendo
que no había merecido Religioso alguno ver lo que tan¬
tos habían gozado; pero quiso Dios que consiguiese con
el sufrimiento lograr esta dicha aquella gravísima Co¬
munidad; pues Jueves veinte y siete de Septiembre ,. es¬
tando un Negro vozal en el claustro del Noviciado, em¬
pezó á dar gritos, que veía en el ayre una hermosa
Cruz, que salió déla que estaba en la puerta falsa, y
fue á otra que estaba en la pared de la Sacristía, á que
acudieron muchos Religiosos , y vieron salir muchas
Cruces blancas: juntóse la Comunidad , y viéndolo to¬
dos tocaron las campanas, acudieron muchos seglares,
y todos dieron á Dios las gracias, siendo testigos de fa¬
vor tanto, notando que habiendo sido Jueves el dia de
su entierro quiso Dios ilustrar aquel dia sobre lo que
vimos en sus exequias, con la maravilla de sus Cruces;
pues Jueves diez y seis de Agosto fue el suceso de Qui-
pico; Jueves diez de Septiembre fue la primera vez que
las vieron las Religiosas de Santa Catalina ; y Jueves
veinte y siete del mismo mes gozaron aquel soberano
prodigio los Religiosos de su Convento, queriendo dar
á entender Dios quan de su agrado era la devoción que
el venerable Padre había introducido.

CAPITULO VII.

Lo que de la virtud de este siervo de Dios declararon


personas de la primera autoridad de Lima .
Súpose como el Confesor del Padre Fray Pedro escri¬
bía á España una relación de los sucesos de su vida; y
sin
*50 Vida del V. p. Fr. Pedro Urraca’,
mü esperar a las informaciones que se iban haciendo,
fueron tantas las personas de mayor veneración de aque-
la Ciudad que acudieron á darle noticias de casos sin-
gu ares que sabían del Padre Fray Pedro, y otros enea-

caTc°barCer,ed!t0 ’T de S“ ''i«“d<9»e °«¡a aun.


nanele? escribir todo. Fueron muchos los
papeles jurados, y firmados que tiene para presentar en
las informaciones; remitióse una copia, autorizada por
el Padre Maestro Fray Juan Ortiz de la Fuente, Secre¬
tario de aquella Provincia: pondremos algunos , para
que los que no le conocimos, viendo las alabanzas, que
de este siervo de Dios escriben personas doélas Religio¬
sas, y de tanta autoridad que le trataron, se haga mas
estimación de lo que vá escrito.
, ^pfor Don Juan de Cabrera y Benavides , Ca¬
ballero del Orden de Santiago, Dean de Lima , Comi¬
sario de la Santa Cruzada, y Marqués de Ruz, escribió:
sabiendo que vuesa Paternidad remite á España la vida
del gran siervo de Dios el Padre Fray Pedro Urraca, á
quien desde que le conocí en esta Ciudad veneré por
banto, y este titulo le daré toda mi vida, pues él mismo
le da la aclamación de toda esta República por sus exce¬
lentes virtudes, don de profecía, penitencias, dolores,
paciencia, y humildad; fuera proceder en infinito con¬
tar las maravillas que he sabido de este varón de Dios-
pero no quiero quede en olvido un caso notable, que he
de jurar en sus informaciones, y es: que saliendo de
ese santo Convento en compañia del Doéior Don Fran¬
cisco Calvo de Sandoval, Canónigo Magistral de esta
Santa Iglesia, le dixe: veamos á mi Padre Fray Pedro
Urraca, y llamando á la puerta de su celda, que era
una pequeñita junto á la reglar; salió el siervo de Dios,
cercado el rostro de resplandores , cosa que nos dexó
ad-
Libro V. Capitulo VIL 251
admirados, y á pocas palabras que le hablamos se des¬
pidió, y cerró la puerta; con que mi compañero , y yo
nos venimos dando gracias á Dios de la maravilla que
habiamos visto : esto tengo que jurar, junto con el gran¬
de aplauso que esta Ciudad le hizo en su muerte, en el
mayor concurso que se ha visto , asi los tres dias que
estuvo sin enterrar , aclamándole todos por Santo, &c.
en veinte y quatro de Oétubre de mil seiscientos cin-
quenta y siete.
El llustrisimo Señor Don Fray Juan de Rivera, Ca¬
tedrático de Prima de Teología , del Orden de nuestro
Padre San Agustín, Obispo eledo de Santa Cruz , escri¬
bió : Mañana son los puntos de mi lección , y depende
mucho el acierto de que sean buenos ; y asi he querido
valerme de nuestro Padre San Pedro Nolasco, y valgo-
me de la intercesión del gran siervo de Dios Padre Fr.
Pedro Urraca, que está sepultado á los pies de su altar;
para é) remito esa cera , para que por su intercesión
Dios me dé luz para el acierto: desde el dia que en su
entierro tube dicha de besarle la mano, y cargarle so¬
bre mis ombros , puse en él la pretensión á esta Cáte¬
dra de Prima, y espero ha de poder él mas que la con¬
tradicción que me hace el valimiento.
Vimos todos en las andas, no un cadáver, sino un
Angel : tal tenia el siervo de Dios á despecho de la
muerte el rostro que pudiéramos aplicarle lo que de S.
Esteban se dice en los hechos Apostólicos : f/iderunt
faciem ejus, tanquam faciem Angelí ; sin duda que las
virtudes del alma se le asomaron al cuerpo, y contra
los accidentes de la mortalidad le hicieron lucido , y
hermoso aquel dia, que io fue de su triunfo en el Cielo,
y de su veneración en la tierra: fio en la devoción que
le tengo que me ha de ser buen Abogado para que, ya
que
*'. • -> / -

• 'í» . i 1 -*

\ IM DO. V. P. Fu. Pedro Urraca.


ÍDe faltan b, medios humanos, consiga l„s div¡n0!>
*Cngaí treiHta y cmco años de servicios en las Cáte¬
dras de estas Reales Escuelas e! premio, &c
Logróse la intercesión del venerable Padre • mies

rT’°,nayor ** ** ««■
.. ’ hatcdra, y vino al sepulcro del Padre
Urraca a dar á Dios las gracias ; despue, su Magostad

al 0bí!pMrdeSan,ac™z•
guie a hizo después el Padre Maestro Fray Juan Baez,
de nuestra Religión, fiando mas del favor divino, que
diligencias humanas: puso la pretensión déla mis¬
ma Cátedra de Prima en la intercesión del siervo de
Ujos ’ y sin at/'ikuir el habérsela llevado á la uni¬
versa aclamación que tiene en todo aquel Reyno su
singu ai ingenio , y su continuo estudio f confesaba
que los memos de su venerable hermano le habían da¬
do aquel primer premio con que honra el Perú las le-
tras.
. ^ D°ft°r Don Alonso Coronado y Ulloa , Catedrá¬
tico de Vísperas de Cánones, en veinte y cinco de Oc¬
tubre de mil seiscientos cinquenta y siete escribió : No
quiero dexar de decir algo de lo mucho que he en ten-
aido de ,a v‘da del Padre Urraca, concede por mas
de veinte y ocho años; pues quando el de mil seiscien¬
tos y veinte y ocho volvió de España, pasé yo de Pa¬
namá á seguir mis estudios, y vine con él en el navio
han Pelayo, y entonces era venerado por Santo, y sus
acciones fueron en el viage tales que mereció que todos
lo publicasen: todos decían venían seguros por traer
en el navio tal compañía; lo que yo pude percibir en¬
tonces, que seria de catorce años, fue: que le estimaba
mucho el Virrey ; que era un Religioso muy humilde,
muy callado, retirado siempre en un rincón , rezando)
que
Libro V. Capitulo VIL 253
que se confesaban con él muchas personas, y que todos
decian, este Frayle es Santo.
Después le vi en esta Ciudad , conservando siempre
la misma opinión, y que le seguían todas las personas
que trataban de oración, y recogimiento, diciéndose
públicamente que todos hallaban en él el consuelo que
necesitaban , que el que menos decia de él , era , que
$u vida fue siempre en Lima exemplar.
Luego que traté de seguir las oposiciones se lo co¬
muniqué, y me alentó, y me encomendaba á Dios, de
que yo quedaba con gran seguridad en mis peticiones.
Y estando el año de mil seiscientos quarenta y siete
opuesto á la Cátedra de Vísperas de Cánones, con hartos
miedos, me alentó el siervo de Dios, y me dio á enten¬
der el buen suceso que habia de tener en ella , como lo
experimenté : opuseme después á la de Prima de Leyes,
encomendándolo á Dios, porque me tenia mucho amor,
pero no me decia mas que, señor , á vuesa merced no
le toca sino hacer sus diligencias , y dexarlo á Dios,
que su Magestad tiene determinado lo que ha de ser , y
no se ha de mudar. Un dia fueron tales las seguridades
que trie dieron los amigos , que me fui al Padre Urra¬
ca, y contándoselo, me dixo , con un semblante que
me quitó quanta esperanza yo llevaba: "solo la seguri¬
dad de Dios no tiene contingencia: yo se lo he pedido
«á su Magestad, y lo deseo ; pero sobre todas las cosas
«deseo se haga su santa voluntad. Esto, y no mas debe-
«mos querer todos los Católicos, y no fiar tanto en las
« inconstantes promesas de los hombres que lo juzguemos
«cierto : porque será mayor el desayre si nos viéremos
«después burlados;” yo fui desconfiando de quanto me
decian, temiendo el perderla. El dia que leí, fueron tan
singulares las demostraciones del concurso, que quise
ir
254 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
ir á ver al Padre Fray Pedro antes que á mi casa, por
haber algunos dias que no le veía , habiendo estado
bien malo, echóme los brazos, dióme muy alegre los
parabienes de mi salud , y de la lección , diciendome:
esto es lo que á vuesa merced ha tocado: y al desne-
dirme, dixo: " esté muy consolado, y dé muchas gracias
”á Dl0S’ <lue eI mal suceso de esta.Catedra , ha recom-
” pensado su Magestad en su vida; mire vuesa merced si
”es mal° el trueque: y asi diga en su casa que estén
«muy contentos, que mejor es perder una Cátedra que
” a vida: tantas cosas me dixo , que yendo con certeza
de la pérdida , fui muy conforme con la voluntad de
Dios: y asi como la tenia ofrecido el golpe, no lo sentí
quando después llegó. Esto es- lo que tengo de jurar, y
desde luego lo juro delante de nuestro Señor.

CAPITULO VIII.
• * - - > ) , i •

De las maravillas que del siervo de Dios se publicaron


después de su muerte•
T) _
J-^ona Ana de Zarate, en cuya casa, por mandado de
la obediencia, estubo tantos años el Padre Fray Pedro
como queda dicho, habiendo sido la que mas le trató
fue la que mas noticia tuvo de sus cosas : y asi , ha¬
biendo declarado infinitas quando murió este venerable
Padre, hizo después una memoria que ocupará este ca¬
pitulo.
Jesús, María, y Josef , sean con vuesa Pater¬
nidad: Fuera de las cosas, y maravillas que por inter¬
cesión de mi querido Padre Fray Pedro Urraca, obró
Dios en mi casa, que dixe en la primera memoria que
di , donde estaban los sucesos de mi marido , tengo
que
i
Libro V. Capitulo VIII, ** 255
que jurar en las informaciones con mi madre, y mi fa¬
milia ; y lo mismo hiciera si hoy viviera el Secretario,
porque de lo mas fue también testigo.
Lo primero, yendo un dia al cercado mi marido,
mi madre, y yo, llevé una Mulatilla de trece anos,
sentada sobre la caja de la carroza, y tres quadras an¬
tes de llegar cayó con ella la caja, y espantándose las
muías con el ruido corrieron , y las dos ruedas de tul
lado pasaron por encima de los pechos de la mulata , y
la abrieron una herida de mas de un jeme sobre la te¬
tilla; no se le oyó á la muchacha mas palabra, que de¬
cir : Padre mió Fray Pedro Urraca,valedme; y con es¬
to quedó sin habla , y como muerta : juntóse mucha
gente, lastimados todos de la desgracia, vimosla muer¬
ta , con que hos volvimos á la Ciudad para enter¬
rarla.
En entrando en casa, contamos al Padre Fray Pe¬
dro lo que había sucedido , y el dixo se la tráxeseti
allí ; ¿para qué quiere verla Padre Fray Pedro , le
diximos, si está ya muerta? A que replicó: "hijas, erl
»la mano de Dios está la-vida, como la muérte : tra^-
«xeronla helada ya , y muerta : bendixola en el nombré
«del Padre, de1 Hijo , y del Espíritu Santo , y volvién¬
dose á nosotros , dixo : "cúrenla, y fien, hijas, de Dios;
«que su Mage^tad la dará vida.” Vino mi marido , de-
xando ya dispuesto el entierro; y contándole lo que
había pasado con el Padre Fray Pedro , le hicimos llá-^
mase á un Cirujano; pero al punto óue la vio se riyó
de nosotras, diciendo, había mucho tiempo que aque¬
lla Mulata estaba muerta , fuimoslo á decir al Padre
Fray Pedro, que aun no le hablan llevado á su casa,
y sonriyendose, dixo: "¿qué importa que diga el Ci¬
rujano que la entierren , si aun no lo ha dicho Dids?
«Ha-

\
L 1
1'5

256 Vxoa OEt V. P. Fr. Pedro Urraca.


”Haga él su oficio, que dentro de pocos dias se ha de
-levantar buena:” empezó el Cirujano la cura, volvió
a muchacha en si; cumplióse lo que el Padre dixo, pu¬
blicando el Cirujano que había sido resurrección por-
que aquella Mulata estaba muerta, mandándoles á to¬
dos el dicho Padre que callasen: y no sabe como has¬
ta entonces una maravilla tan grande se le habia olvi-
dado,
_ Otro suceso harto semejante acaeció , habrá dos
.anos, sacando la carroza de la cochera: habíase entra-,
do antes en el estrivo una hija mía, de edad de quatro
anos, y con el bayben del coche, cayó la niña , y le
pasó una rueda por encima del pecho, y piernas: á los
gritos de la gente, que decía al Negro carrocero que
habia muerto á una criatura, salimos alborotadas, y vi
entre la multitud de la gente que me traían muerta i
mi hija : yo arrebatada del dolor se la llevé al Padre
Fray Pedro, y pusela sobre las rodillas, que estaba en
la silla, donde pasó tantos años en mi casa; y cubierta
de lagrimas, le dixe: ¿qué es esto Padre Fray Pedro,
yuesa Paternidad en mi casa, y mi hija muerta á mis
pjos,con una muerte tan rigurosa como esta? Vuesa
merced me la ha de dar viva , pues el Angélico le
quería tanto que no se apartaba un punto de su lado;
no ha de ser con vuesa Paternidad mas venturosa una
Mulata, que mi hija. Encendióse el rostro el siervo de
Dios, de suerte, que dixeron los que asistían, sin tan¬
ta pasión como,yo, que parecía echaba llamas: puso la
piano sobre el cuerpecito de la niña, y volviendo á mi
muy alegre, y risueño, rae dixo: "Hija, no te aflijas,
>?que no te ha dado Dios mas que el susto, tu hija no
-es muerta , ni será nada, con el favor de Dios acuesta-
vld en su cama, y dexala descansar, que. está,el Ange¬
lí-
Libro V. Capitulo VIII. 257
lico molido yo cobré tanto aliento con lo que mi
Padre Fray Pedro me dixo, que hice que no llora¬
sen las criadas , ni quise llamar al Cirujano; tanto lia¬
ba de la palabra del siervo de Dios por la experiencia
que tenia de su certeza.
Estuvo la niña veinte y quatro horas sin acción vi¬
tal : al fin de ellas volvió en sí , sin dolor , ni mal al¬
guno , como si nada la hubiera sucedido , solo quedó
para memoria de esta maravilla una raya negra , por la
parte que desde el muslo al pecho la pasó la rueda:
Vistióse al instante la niña , y fue á besar la mano á su
bendito Padre. El suceso fue dia del Glorioso San Jo-
sef, y decía después el. Padre Fray Pedro, que él habia
dicho aquello con tanta seguridad , porque como po*
dian suceder desdichas en el mundo en dia de un Santo
que fue Esposo de la Virgen , y Padre putativo de
Christo , á quien él , y su Madre amaron mas que á
criatura alguna , y con rendimiento le obedecieron.
Mas de catorce años padeció mi madre una jaque¬
ca , aunque no vivísimo el dolor , bastante para traerla
congojada , ocasionado de un lobanillo que tenia en la
cabeza; llegó á apretarla tan reciamente que parece la
barrenaban las sienes , creciéndole el bulto : llamó i
un Cirujano , y viendole, dixo : que sin esperar á di¬
laciones , aquella primer menguante se le abriese , que
importaba á su vida , y para aquel achaque no habia
otra cura en la medicina ; fue grande su aflicción , y
viendo que acá la ponían eu tal aprieto se fue al Padre
Fray Pedro, dixole con lagrimas la congoja en que es¬
taba, sentenciada á abrirle la cabeza con yerros; á que
le respondió : "hija , no le dé cuidado que presto se le
» quitará sin andar en esas curas;” y asi fue, y tan bre-
ye , que por 1.a mañana amaneció el lobanillo deshe¬
lé cito.
/
258 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
cho. Vino el Cirujano , y enseñándole mi madre la ca¬
beza , dixo admirado : estas curas solo sabe hacerlas
el Padre Urraca : este ha sido milagro evidente , y lo
juraré yo. Esto sucedió dos meses antes que muriese el
siervo de Dios.
El año de cinquenta y quatro le dio á mi madre
un dolor de estomago de repente , acompañado de una
calentura , tal que la demudaron los Dodores ; salí á
la sala muy llorosa , y le dixe: Padre Fray Pedro, en¬
comiéndeme á Dios á mi madre, que se me está mu¬
riendo , encomiendemela a Dios muy de veras, que ya
me la han desauciado los Médicos : respondió : "Calle,
^ hija , que primero me tengo de morir yo , tome esta
«Cruz , y póngasela en el pecho, que Dios la dará sa-
*>lud: hicelo asi , y al punto que se la puse estuvo
buena ; porque en aquel instante milagrosamente , no
solo se le quito el dolor , sino también la calentura,
quedando buena , y sana.
Fue muy caritativo, jamás vimos que dexó de so¬
correr a los muchos pobres que de todos estados acu¬
dían á él, con grandísima liberalidad ; y no sabíamos
por donde le venia tanta plata , porque en su celda no
tenia un real de á ocho , ni en nuestro poder ; en vi¬
niendo la necesidad , luego le enviaba Dios el dinero,
ó salia él fuera , y lo traía , o escribía á quien se lo
enviase , sobre que le sucedieron cosas raras , luego re¬
feriré una , por haber sido publica : decíanos , que te¬
nia licencia de sus superiores , para distribuir qual-
quier dinero que Dios le embiase; y el dia que socor¬
ría alguna necesidad no cabia de contento y alegría,
alabando á Dios que se lo había embiado ; y del gozo
que tenia derramaba muchas lagrimas.
Un dia escribió el Padre Fray Pedro una carta i
un
Libro V. Capituio VIII. 259
un hombre muy poderoso , cuyo nombre se calla , aun¬
que escrito en la relación , por haber sido el caso el
que se sigue. Embiabale á decir: que por amor de Dios
le ayudase con una limosna para entrar Monja á una
doncella noble , pobre y virtuosa : asegurábale de par¬
te de Dios el premio , que él le habia buscado un pe¬
dazo muy considerable para ayuda al dote , y que él
diese otro pedazo , que haciendo entre los dos aquella
buena obra él pediría á su Magestad lograse el premio
por entero : respondióle con sequedad , diciendo , no
tenia que darle , que le instaban otras obligaciones mas
cercanas. Volvio el Padre á escribirle : "que considera¬
rse la mucha hacienda que Dios le habia dado , pues
r pasaba de quinientos mil patacones , sin tener muger,
«ni hijos , ni mas herederos que un hermano Sacerdote,
rque por eso le habia embiado de paite de Dios á pe-
”dir hiciese aquella limosna: y que ahora con particu-
»lar inspiración de su Magestad le volvía á embiar á
” decir que diese una buena parte para la dote de aquella
«niña , para que fuese esposa de Jesu-Christo : y que le
«avisaba, que de no hacerlo , dentro de ocho diasna-
«turales habia de dar cuenta á Dios en qué habia em-
«pleado tantas riquezas como su Magestad le habia
«entregado : que procurase embiar delante esta buena
«obra ; advirtiendole , que no se fiase estaba bueno,
«robusto , y colorado ; porque no le faltaban mas que
«solos ocho dias, que dispusiese desde luego de sus
«cosas , porque si no se quedarían en el ay re y se
«desvanecerían.” ’ 3
. YlyóSQ eI Poderoso avariento con la amenaza , di¬
ciendo al que le dió el recado : que nunca se habia vis¬
to con mejor salud , que aprendiera el Padre otros
modos de sacar dineros, diciendo á sus amigos : bueno
R2 es
2Óo Vida del V. V. Fr. Pedro Urraca.
es que el Padre Urraca me quiera espantar con esto
para que le dé dinero. Publicóse la amenaza del Padre
Fray Pedro ; porque él , burlándose de ella , lo contaba
a todos ; y asi , todos estaban esperando lo que sucedía,
y fue : que al cumplirse los ocho dias murió con ace¬
leración , y priesa : lo que por ser persona tan adine¬
rada se supo en todo el Reyno.
Tres veces reparé entrando en mi casa , que salía
de su cuerpo tal fragrancia que quedaba la sala por
mucho tiempo con subidísimo olor. En el principio de
sus achaques , no pudiendo andar en pie , hacia en una
mulita sus visitas, no permitiendo le pusiesen mas ade¬
rezo que un albardon sin freno : asi andaba por las
principales calles de la Ciudad , repitiendo , lo que en
otras ocasiones dixo , que no había él de llevar ator¬
mentando á un animal , porque le llevaba con descan¬
so ; y andando con esta humildad vieren muchas per¬
sonas que rodeaba el rostro un resplandor como dia¬
dema : todo esto he puesto en este papel , porque es
verdad que la he de jurar en sus informaciones ; y si
ahora importáre lo juro , y sé que se me olvidan otras
muchas cosas que han sucedido en mi casa: hasta aqui
esta Señora.
CAPITULO IX.
f ' ' ' i* \ ' 4 ' é ■

De lo que declararon otras personas acerca de la


virtud del venerable Padre Fray Pedro.

Y"a hicimos mención de las informaciones que por au¬


toridad del Ordinario de Lima se hicieron en Quipico.
El Capitán Don Juan de la Daga y Vargas declaró,
como el año de mil seiscientos quarenta y tres cono¬
ció al Padre Fray Pedro Urraca en casa de Don Fran-
cis-
Libro V. Cahtuio IX. z6 r
cisco Sarmiento de Sotomayor, del Habito de Santiago,
donde le dixeron la austeridad de su penitencia , y le
ponderaron su prodigiosa vida : desde entonces le trató
con intimidad , y eligió por su Confesor , y de toda su
familia.
: . El año siguiente tuvo noticia el Capitán que en
Quipico, donde estaba su familia, quedaba enfermo un
niño de dos años que tenia : dióle cuidado por ser el
heredero de su casa, aunque le decían que no era de
consideración el achaque : al salir de su casa vio al Pa¬
dre Fray Pedro , á quien dixo la pena con que estaba;
a que le respondió: "no la tubiese , porque los Ange¬
les en el cielo no morian , sino vivían:” no lo perci¬
bió ; y asi aquella tarde se partió con algunas preven¬
ciones de remedios ; pero al salir de la Ciudad encon¬
tró con los criados que traían al niño muerto para en¬
terrarle : entonces se acordó de lo que su Confesor le
había dicho, y vió quan claro le había dicho la muer¬
te. del hijo. Lo mismo sucedió á Doña Magdalena Sar¬
miento , abuela del niño , que embiandole á decir como
se iba a Quipico , que estaba su nieto malo , que le
encomendase á Dios , la respondió : "no tenia que ir
«porque ya estaba en el Cielo:” ella lo creyó de suerte’
que dexó el viage , embiandose á escusar con el Capi¬
tán su yerno, sin decirle la causa , por no darle aque-
a pena ; pero avisándole después como estaba el niño
muerto en Lima , ella respondió: que desde por la ma¬
ñana lo supo del Padre Fray Pedro , y p0r aquello ha¬
bía escusado el viage. 1
Esta misma Señora Doña Magdalena Sarmiento, di¬
xo ai Lapnan su yerno , ponderándole como el Padre
ray e ro tenia espíritu de profecía : que estando
muy cuidadosa de no haber tenido algunos dias había
«3 car-
262 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca,
cartas de Don Francisco Sarmiento , su padre,de quien
arriba hicimos mención , que estaba en el Corregimien¬
to de Cayloma , dixo al venerable Padre su cuidado, y
la respondió : ** no tiene vuesa merced que esperarlas,
«porque es muerto 5 y asi encomiéndele á Dios:” hizo-
lo , y dentro de pocos dias llegó el aviso de su
muerte.
En la muerte de Don Antonio de la Daga , padre
de este Caballero , tuvo varias pruebas del don que
Dios habia comunicado á este venerable Padre : refié¬
relo muy á la larga su Confesor ; porque cuenta todo
el estado de su enfermedad. Un dia de los primeros,
topando al Padre Fray Pedro , le dixo la pena que te¬
nia por estar su padre malo,á que le respondió: ¿de qué
*>es la pena , de que vá á descansar?1* A que le replicó:
pues Padre Fray Pedro, ¿no sanará de este mal? No le
dio mas respuesta que dar un suspiro : dixole á su pa¬
dre , como habia visto al Padre Urraca , y le habia
pedido le encomendase á Dios; á que respondió : bien
habéis hecho,que es un gran siervo de Dios ese Frayle;
prosiguiendo la enfermedad , dixo deseaba verle. Fue
el Capitán á buscarle , hallóle con los dolores de la go¬
ta impedido , y pidióle, que si se aliviaba , fuese á su
casa ; á que dixo : <c ya entonces estará enterrado.’*
Dexóle para que dixese un Novenario de Misas ( que
ya diximos ) no le impedian sus achaques : en acaban¬
do este Novenario empezará otro mi Padre Fray Pedro,
le dixo , porque Dios dé salud á mi padre , ó gracia
para que se disponga bien : declaróle como al fin del
«primero moriría. El dia oétavo dixo el Capitán á su
hijo: mañana se acaba el Novenario , es menester que
el Padre Fray Pedro empiece otro : entristecióse el hi¬
jo , y conociéndolo , dixo : ¿qué es morirme? Sí,padre,
res-
Libro V, Capitulo IX. 26^
respondió, que asi me lo ha dicho el Padre Urraca ; y
haciendo algunas piadosas diligencias recibió con gusto
la nueva , y murió la noche siguiente. Al amanecer
envió Don Juan á dar cuenta de la muerte de su padre
á Fray Pedro, pidiendo dixese Misa por él : á los pri¬
meros golpes envió el siervo de Dios á decirle coa el
enfermero : 'fque ya habia dicho Misa por él , y que
^estubiese muy contento; ” volvió el criado admirado
de quién se lo pudiese haber dicho : dentro de tres
dias se aliviaron los achaques del Padre Fray Pedro,
y fue á la casa de Don Juan de la Daga ; y al verle, le
dixo el Capitán : Ahora Padre mió , se cumple lo que
vuesa Paternidad me dixo los otros dias , que quando
pudiese venir á mi casa estaría enterrado mi padre:
á que respondió ; sC todo lo dispone Dios ; confórmese
»con susanta voluntad, y esté muy consolado , y dele
?> muchas gracias á nuestro Señor por las mercedes que
le hace,”
El Padre Maestro Fray Diego Serrano , Difinidor
General de la Provincia de Lima , que conoció , y
trato al venerable Padre Fray Pedro , entre muchas co¬
sas que oyó ,y vio , afirma , le dixo Don Josef Tama-
yo de Mendoza, que siendo mozo tenia muchas pesa¬
dumbres con sq madre sobre que no saliese tanto de
casa no teniendo ocupación \ y teniendo la madre , por
Jp mucho que le quería , miedos de que le sucediese
alguna desgracia $ una mañana entro el Padre Frav
Pedro , hallo a la madre llorosa , y él aderezado ya un
caballo para salir ; riñóle el Padre Fray Pedro, por qué
no daba aquel gusto á quien tanto le quería! Instándole
el que no saliese entonces , porque salía con mal pie
dejando con sentimiento á su madre: hizo mucha fuer*
za sobre detenerle | mas él ya resuelto , besándole la
R 4 ma-
•264 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca'.
mano , dixo : Padre Fray Pedro es forzoso , porque ten¬
go que hacer , y púsose á caballo : "mira hijo, le re-
aplicó, que has de volver presto arrepentido;” mas él
quitándose el sombrero , se fue: á pocas calles, pasan¬
do por la acequia del molino de la Merced , tropezó el
caballo ; y dando con él en l3s piedras se hizo pedazos
una pierna, que sobre los dolores de la cura, quedó
siempre con senas que le acuerdan quan bueno hubiera
sido obedecer al venerable Padre 5 de cuya virtud habia
en su casa muchas experiencias.
Entre muchas cosas que un Religioso de San Fran¬
cisco , que después de la muerte del venerable Padre
vino de Lima, referia fue : que saliendo de Chile un
Navio cargado de mercaderías, llegó á Lima otro que
salió mucho tiempo después; y sabiéndolo los interesa¬
dos juzgáronle perdido, uno fue al Padre Fray Pedro,
estando en la enfermería, á quien dixo lo encomenda¬
se á Dios, que aun no se habia perdido, mas que tenia
mucho riesgo: lo mismo repitió varias veces; pero tar¬
dó tanto que se perdieron las esperanzas: un dia le di¬
xo este hombre: ¿en fin Padre , se perdió el Navio?
crNo perdió tal, respondió, que mañana llegará al puer-
»’ to;” fue con los compañeros del empleo, y sucedió
como el Padre Urraca habia dicho; pero tan mal tra^
tado que se conocía los peligros en que se habia visto,
publicando los que venían en él que habia sido mila¬
gro haber escapado, y todos lo atribuyeron á las ora¬
ciones del Padre Fray Pedro.

CA-
Libro V. Capitulo X, 265

CAPITULO X.

Lo que declararon otras personas

Doña María Fernandez de Córdoba , viuda de Don


Rodrigo Bargas Carvajal , Caballero de la Orden de
Santiago, y Señor de Valero, envió el memorial si¬
guiente al Confesor del Padre Fray Pedro ; lo que he
de jurar en las informaciones del siervo de Dios mi Pa¬
dre Fray Pedro Urraca, es lo siguiente.
Desde criatura conocí, y respeté por Santo varón,
de vida penitente, y prodigiosa al siervo de Dios; con
estos nombres le clamaba entonces la Ciudad de Lima,
y con el trato conocí que era la voz de Dios la voz del
pueblo: un dia deseosa de tener nuevas de mi herma¬
no Don Luis Fernandez de Córdoba, que estaba en Es¬
paña pleiteando el Marquesado de Guadaleazar , pedí
al Padre lo encomendase á nuestro Señor : respondió
consolándome, con palabras tan claras , y significati¬
vas del buen suceso, *fque yo estaba contentísima , y
*>que presto tendria cartas de mi hermano-;” como su¬
cedió en el primer aviso; pero en materia de negocios
no decia mas , de que proseguía sus pleitos : yo que
de la fé que siempre tuve piadosamente en sus pala¬
bras esperaba otros avisos, me desconsoló: Fui al Pa¬
dre Fray Pedro con las cartas , y él reprehendió mi
desconfianza, riñendo el que quisiese executar á Dios
por las señas que daba de buen suceso, que su Mages-
tad cumpliría su palabra; pero que se detenia , porque*
le pidiésemos con humildad , y mereciésemos con lai
rendida espera; y al despedirse le dixo, fuese conso¬
lada 5 y no lo dixese á nadie , que si en aquel aviso
ha-
s66 \ ida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
había venido nueva de que estaba pleiteando , que en
el siguiente la tendría de que ya había conseguido Z
que de justicia le pertenecía : yo lo escribí á^i her-

ne encargaba pidie- al Padre


él Dudiet k 6 Di0S este neg0ci0: y antes <1™
Padre Fray pS" "í- “T*3 Se CUmplió ia Profecia
■ "d‘° sabenc*o con el pleyto ; pues en el
a™ «gmente vino un traslado do la sentencia , y el.
^ iai0ni° de C0!T10 habia tomado posesión del Estado.
Quando se perdió la Nave Capitana en Chanduv
Legando una nueva tan lastimosa á esta Ciudad, pedí
ai Padre Fray Pedro lo encomendase á Oios, ponde¬
rándole la lastima de haberse perdido un tesoro tan
grande: me dtxo: "Hija, no te aflijas, que todo quanto
»loa en la Capuana se ha de sacar ; verdad es que han
”de hurtar mucho.”; Quando yendo á España se perdió
a atiranta le pedí lo mismo , y lo mismo me respon¬
dió ; pero replicándole , Padre , dicen que no puede
su por haber sucedido en mar alta. Respondió, "¿qué
”importa eso, si hay muchos pobres interesados, y és->
»tos pueden mucho con Dios ? toda la plata ha de sa»
”lir." Asi sucedió como me dixo el sierro de Dios; y
comunicándolo yo antes que llegaran las nuevas dé lo
sucedido con algunas personas, me díxeron; es públi¬
co que quanto ese bendito Padre dice siempre sale
cierto. '
sstando una señora, de lomas principal de
Cnidau , disgustada con su marido, de suerte que no
solo no-se hablaban, pero aun vivían en casas diferen¬
tes, con tal escándalo que pudiera de él resultar algún
menoscabo en el crédito de dicha señora, a no ser tan
conocida, y acreditada su virtud: instada de ella, fui
ai Pacíre pray Pedro , pidiendo encomendase á Dios
!Libro V. Capitulo X, 267
aquel matrimonio, para que se acabase tan escandaloso
disgusto. Respondió, la dixese tuviese paciencia , que
Dios lo remediaría ; volví segunda, y tercera vez , di-
ciendole: que aquel Caballero, aunque sin causa , in¬
dignado no acababa de desenojarse : respondió, "hija,
»por lo mucho que se siente Dios de que los hombres
traten mal á sus mugeres, y mas quando son tan vir¬
tuosas como esa señora, temo que á ese Caballero le
j>ha de castigar Dios;” y encendiéndose el Santo Reli¬
gioso, parece que le salían llamas del rostro, y dixo:
"y ha de ser muy presto , y quizá en la vida; que cor¬
aren por cuenta de Dios las mugeres casadas virtuosas
*>que padecen injustamente.” Fuime , y dixe en casa
lo que el Padre Fray Pedro me había dicho : y dentro
de muy pocos dias le dio un mal tan riguroso á este
Caballero, que le desauciaron los Doétores: vino su mu-
ger á mí con lagrimas para que rogase al Padre Fray
Pedro pidiese á Dios templase el castigo, porque su ma¬
rido proponía la enmienda ; hicelo , y sonriyóse , di-
ciendome: "calla , hija, que mas le ha de apretar el
?>mal; porque mas golpe ha menester para domarse su
fuerte condición.” Esto mismo respondió en tres ve¬
ces distintas, en que fui instada de su muger á pedirle
lo mismo. Llegó el aprieto á sacramentarle, y contarle
los médicos las horas que le quedaban de vida; su mu¬
ger , que creía era castigo de Dios aquel , según lo que
el Padre Fray Pedro me dixo: vino cubierta de lagri¬
mas, diciendome el estado en que quedaba su marido,
y obligándome á que fuese al punto á verle ; fui, di-
xele el estado a que habia llegado aquel Caballero, res¬
pondióme: "¡hay hija, y cómo sabe bien Dios lo que
”se hace! Ves, pues todo ese aprieto ha sido necesario
*>para domar la fiereza de condición de ese hombre: y
;>pa-
268 Vida del< V. P. Fr. Pedro Urraca.
99pata que conozca la muger tan principal, y virtuosa
^que le ha dado Dios: dile, que se consuele , que Dios
»dará vida á su marido , y presto gozará salud muy
99cumplida, y que vivirán en su paz:” todo sucedió asi:
porque desde aquel dia empezó á mejorar este Caballe¬
ro; sanó , y desde entonces están viviendo los dos con
nna paz, una quietud , y un amor tan grande, que es
una admiración de esta Ciudad. Supo luego el Caballe¬
ro todo lo sucedido; fue á visitar ai venerable Padre*
acudiendo á pedir su consejo, y el ayuda de sus ora¬
ciones; confesando él, y su muger, deben á las ora¬
ciones del Santo Paire Urraca el dichoso estado en que
hoy se hallan.

CAPITULO XI.
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Prosigue la misma materia♦ ,

Doña Mencía de Guzman, viuda del Capitán Don Pe-


dro Camacho de la Cueva, cuya virtud, y nobleza pe¬
dia dilatado elogio, fue siempre muy hija del venerable
Padre Fray Pedro, guiando siempre sus acciones por su
dirección, y consejo: saliéronle varios casamientos pa¬
ra una hija: entre todos, á gusto suyo, y de sus deu¬
dos, escogieron uno, en quien concurrían las prendas
de calidad , y riqueza, que para empleo de tanta esti¬
ma podían desearse. Hechos ya los conciertos , el mis-
pao dia que se había de efeétuar, dixo: solo me falta
ir a dar cuenta á mi Padre Fray Pedro, y á encomen¬
dar el acierto á la Madre de Dios de los Remedios, Ima¬
gen milagrosa de nuestro Convento de Lima: vino* vi¬
sitó al Padre Fray Pedro, dixole como estaba efe&uado
el casamiento de su hija Doña Magdalena; oyóla, y res-
' . • pon-
Libro V. Capituló XI.* 269
pondió: tfanda, hija, visita á nuestra Señora de los Re-
9?medios, y vuelvete descuidada, que ese Caballero que
99tú dices no ha de ser marido de tu hija: mejor casa-
» miento la tiene guardado el Cielo , y esto lo verás
«quando vuelvas á tu casa:” quedó la señora con inte¬
rior desazón, y muy desagradada de la visita, aunque
deseó ir luego á su casa; no quiso como tan devota de-
xar de cumplir con lo principal á que había venido: y
asi oyó una Misa en el altar de la Madre de Dios de
los Remedios; pero era tal la interior desazón que con
lo que le habia dicho el Padre Urraca tenia que no
acertó á encomendar á la Virgen el buen suceso de aquel
matrimonio, que era á lo que habia venido: buelta á
su casa halló juntas las parlentas , y amigas; contóles
lo que le habia pasado con el Padre Urraca ; todas di-
xeron era gran fortuna de aquella doncella tan igual
casamiento; á que respondió colérica, sí señoras, ¿dón¬
de pudiera yo haberle hallado tan bueno , aunque por
ello hubiese hecho penitencia toda mi vida? Ello se ha
de hacer esta noche, aunque le pese al Padre Urraca,
.que los Frayles, ¿qué saben de esto?¡ Qué importa que
haya dicho , que no ha de ser; ¿el Padre Fray Pedro
es Dios, que todo lo sabe?
Una de las señoras que estaban presentes, y tenia
mucha experiencia de las cosas del Padre Urraca , le
pidió, dixese puntualmente las palabras que habia di¬
cho, con que la encolerizó mas; respondiendo: dice,
que no se ha de casar con éste, sino con otro, que la
estará mejor: mire vuesa merced ¿cómo puede ser es¬
to? Pues el casamiento está efeduado; y mejor no le hay
en el Perú : con que aquella señora la dixo después,
que imaginó que él habia de enfermar , y morir, ó que
la .doncella se meterla Monja aquella tarde: tanta se¬
ga-
270 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
guridad tenia de las palabras del siervo de Dios.
En estas altercaciones estaban quando entró el Pa¬
dre Fernando de León, de la Compañia, y pidió aque¬
lla señora para el Maestre de Campo D. Luis de Men¬
doza . quedo Doña Mencía tan confusa, como gozosa,
poique aquel Caballero le había llevado los ojos siena-
pre, y no se había tratado de ello por parecer á sus
deudos que para aquel casamiento era necesario mayor
dote que el que aquella señora tenia : pero oyendo al
Padre León , que aquel Caballero no pedia mas , ni
quería mas que su nobleza , y virtud , juntos todos,
viendo las grandes conveniencias, dieron el sí; y con¬
tando lo sucedido con el Padre Urraca creció en to¬
dos su veneración , y hizose el casamiento.
Yendo esta señora un día á ver al Padre Fray Pe¬
dro a la casa donde estaba llevó consigo una niña, hi¬
ja , de once meses : nunca, dice, la había visto tan ale¬
gre, y hermosa ; viola el Padre, y dixole: "hay An-
»>gel mío, nunca me has parecido tan bella, pues te mi-
”ro entre los Angeles del Cielo: dichosa tú.” No en¬
tendió la madre lo que el Padre Fray Pedro decía,
antes estuvo contenta pareciendola que le habia he¬
cho á su niña mas favores que otras veces ; pero aque¬
lla tarde enfermó , y el dia siguiente se la llevó Dios,
entonces cayó en lo que el venerable Padre la habia
dicho.
Otro caso bien singular declaró, que afirma su Con¬
fesor haberlo comprobado con las personas mismas á
quien sucedió, que lo habían de jurar en las informa¬
ciones. Tenia Tomé Matéo tres hijas , que lo eran de
confesión del Padre Fray Pedro : murió la una ^ca¬
yendo enferma la otra , llegó al ultimo riesgo , y la
noche de mayor peligro, estando muy fatigada con el
mal.
Libro V. Capitulo XI. 271
mal, vió, no supo si en sueños, ó como fue, á su her¬
mana , que vestida de mucha gala se la sentó sobre la
cama, y la dixo, como Dios la habia concedido la vi¬
da por las oraciones de su siervo el Padre Fray Pedro
Urraca. Traía en la mano un ramillete de ñores de ra¬
ra composición, y fragrancia, pidiósele; pero dándo¬
sele á oler se quedó dormida ; por la mañana dispertó
buena , contando á su madre , y hermanas lo que le
habia sucedido, quexandose tiernamente de que pidién¬
dola el ramillete no se le quiso dexar, y diciendo las
flores, y composición que tenia : entró el Padre Urra¬
ca á la sazón, y dixole: "hija , muy contenta estarás
«con la visita de esta noche;” ya Padre de mi alma sé
que por las oraciones de vuesa Paternidad me ha dado
Dios salud, asi me lo dixo mi hermana; pero fue tan
mezquina que no me quiso dar un ramillete que traía,
dixola; "¿conocerásle si le vieras ahora?” Y respondió¬
le, que sí: entonces sacó un ramillete el Padre Fray Pe¬
dro, y al punto que le vió, dixo: era el mismo que
traía su hermana: y las que asistían vieron que tenia las
mismas señas que la enferma habia dicho: admiraron su
fragrancia , volvió á esconderle , y echándola la bendi¬
ción se fue , y ellas lo contaron á esta señora,

CAPITULO XII.

,
En que se prosiguen otros sucesos admirables que
después de la muerte del venerable Padre
se publicaron.

TT
XM Tesorero Juan.de Quesada , Juez, Oficial Real en
las caxas Reales de Lima, y Doña Sebastiana de Vera
su muger, muy devotos del Padre Fray Pedro, de mu¬
chos

\
$72 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca,
chos casos milagrosos que tenían que jurar entresaca¬
ron los siguientes. Habia diez y ocho años que fueron
de España , y oyendo el crédito de varón Santo que
coi ría por Lima del Padre Fray Pedro le escogieron
por su Confesor , sin hacer cosa sin su dirección. A
quatro anos de conocimiento entró este prodigioso Va-
ron en su casa , y les dixor: " hijos , en la plaza se pre-
”gona una viña que se vende en Pisco ; cómprenla,
aporque les importa mucho continuó, y repitió esto
muchas veces; escusabase por la dificultad de asistirla
con su ocupación : no obstante , fue tal la instancia,
yendo en la muía en que como diximos ya andubo to¬
dos los dias , que se resolvieron á comprarla. Viendo
que nada decia aquel siervo de Dios que no saliese
cierto , y mas apretándoles tanto en la conveniencia.
Comprándola , sucedió algunos años después que
por quiebras de la Real Hacienda le echaron tan graa
condenación , que aunque le vendieran su hacienda no
alcanzara á la paga, y quedára pobre, y muriera huido,
6 en una cárcel. Entonces vendió la viña por el* quatro
tanto que le habia costado , por lo mucho que la habia
•adelantado , con que pagó la condenación , y le. quedó
hacienda bastante , para el sustento de su casa : confe¬
sando en la relación que publicará mientras viviere ha¬
berle venido su remedio por el consejo que su Padre
Fray Pedro le dio ; conociendo con espíritu profetice,
según piadosamente creía , lo que habia de suceder en
su casa.
Aun mas admirable es el caso que se sigue. Estaba
con el Tesorero ma acomunado á la Hacienda Real el Com
tador Bartolomé Astete ; sucedió la quiebra, y la conde¬
nación que diximos, y de pesar cayó enfermo: era muy
viejo : con que podía temerse su vida, de que se seguía
pa-
Libro V. Capitulo XIT. 273
pagarlo todo el Tesorero. Fuese al Padre afligida su
muger diciendole el estado en que quedaban ; pues aun¬
que todos ellos se vendieran no alcanzaba muriendo
aquel hombre : cc Respondióle, no tuviese pena , que
vDios le daría salud porque no quedase perdido su
?>hijo el Tesoreroiba cada^dia creciendo el mal , y
los sustos : acudía al Padre Fray Pedro la muger , y
siempre la respondía lo mismo : llegaron á sacramen¬
tarle , fuese á su consuelo , aunque con poca esperanza,
habiéndola dicho los médicos que el Padre Urraca lo
diría para no afligirla , dexando en casa del enfermo
quien la avisase de lo que sucedía. Estando batállando
ella con su miedo , y el Padre con sus consuelos , en¬
tró la centinela, y dixo: señora, ya espiró. Alli fueron
las lagrimas , los desmayos , los justos sentimientos, di¬
ciendo : mi Padre Fray Pedro , ahora , ¿qué dirá ? Res¬
pondió con gran paz : v hija , que no es muerto ,” muy
luego doblaron de Cabildo en la Iglesia Mayor : fue
una criada á saber por quién, y volvió diciendo que por
el Contador Astete. Entonces se encendió el rostro del
Siervo de Dios , y dixo : "no ha muerto; y quando lo
^estubiera Dios le resucitára ; que es primero que el
ocíelo, y la tierra su palabra; y aunque de tanta edad,
»ha de vivir muchos años : anda hija , y pas3 por su
f>easa , que ya habrá empezado su mejoría.” Asi suce¬
dió todo , y vivió ocho años después de lo sucedido,
ocupando entrambos sus oficios con mucho descanso.
Tenia este Tesorero una hija , adornada de cuantos
dones hacen á una muger de veneración , llevando su
virtud la primacía de criada á los pechos de la dodri-
na de este venerable Padre : saliéronle muchos casa¬
mientos , pero todos se deshacían en llegando á su con¬
sulta 5 porque decía , ninguno de esos ha de ser , por-
S que
274 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
que Dios le tiene guardado otro mejor ; y asi se des*
barataban; porque ni los padres , ni la doncella querían
ínenos que el Padre Fray Pedro diese su aprobación.
Apretáronle un día , pareciendoles , que cosa igual no
quedaba ya en Lima , á que dixera quién habia de ser;
tevelóselo con secreto , cosa que por algunas circuns¬
tancias no podía haber venido en la imaginación de sus
padres , el qual se hizo después con sumo gozo.
. r

CAPITULO XIII. ;
i '

f Concluyense las maravillas que después de su muerte


se descubrieron.

N„ ha venido armada después que llegaron estos pa¬


peles en que no hayan venido noticias de cosas sin¬
gulares que por su intercesión han sucedido; que el
apuntarlas solo fuera empezar otro libro grande , es¬
perando el que , como veremos * ofrece después el Con¬
fesor. El muy Reverendo Padre Maestro Fray Ramón
de Morales , que después de Provincial de Chile, es
hoy digno Predicador de su Magestad, dice : como lle¬
gando él á Lima después de muerto este venerable Pa¬
dre , fue testigo del concurso devoto que acudía á su
sepulcro á dar gracias á Dios de favores recibidos por
su intercesión. Delante de él llegó al Convento un Re¬
ligioso de la Compañía el venerable Padre Juan Allo¬
sa» de los de mas estimación de Lima , que habiendo
estado ausente no se halló en la muerte del siervo de
Dios , pidió alguna prenda suya. Sacáronle la frazada
en, que habia muerto, y sobre que le habian desnudado,
y asi tenia muchas señas de sus llagas : y puesto de ro¬
dillas ^ besándola, hizo demostraciones , y dixo cosas
de
,-Í

Libro V. CapituloXIII. 275


de la santidad del difunto Padre que dexó á los Re¬
ligiosos llenos de gozo por ver tales demostraciones
en un hombre tan dofto , y de tan grande espíritu.
El mismo Reverendo Padre Maestro Morales re¬
fiere como testigo de vista , que pasados dos años , de¬
seando sus devotos ver el cuerpo, abrieron donde es¬
taba , y hallaron , que revenida con la suma humedad
la bobeda se llenó de agua , y se había consumido la
caxa, y el cuerpo estaba sobre la. agua sin señal de cor¬
rupción , ni aun los hábitos ; despidiendo todo tal fra¬
grancia que dieron muchas gracias á Dios. El cuerpo
estaba como si le acabáran de sepultar : los concursos
que huvo aquellos dias fueron de suerte que fue nece¬
sario aderezar la bobeda , y cerrarla muy luego ; pu¬
siéronle habito nuevo para repartir entre los devotos
el que había tenido todo aquel tiempo aquel Religioso
cadáver.
Sucedieron aquellos dias cosas admirables, de que
en particular no tenemos noticia r solo sabemos haber
nuestro Señor templado su enojo en un temblor que
aquellos dias amenazó universal ruina á la Ciudad , y se
quietó sin daño la tierra : creyóse piadosamente fue por
la intercesión del venerable P. á quien aquellos, dias
veneraba en concursos el pueblo llevados de la fra¬
grancia que despedia su incorrupto cuerpo , y haberle
tomado por medianero en aquel aprieto con las expe¬
riencias que tenían de haber sido el reparo de aque¬
lla calamidad su oración en vida.
Puso Dios por contrapeso á la felicidad que goza
el Perú los pavorosos temblores de tierra : acaso por¬
que no se imagine el Paraíso. Nacen éstos de que el
terreno está ceñido por un lado de sierras muy en¬
cumbradas ; y por el otro del mar del Sur; y estre-
S2 chan-
276 Vida del V. P. Fr. PedroUrraca.
chando por algunas partes vomitan después sus cordi¬
lleras en muy caudalosos ríos ; en cuya comparación
es el Nilo un arroyo, muchos de ellos se los beben los
llanos por ser esponja la tierra ; y viéndose el ayre
oprimido del agua que por secretas venas atraen á sí
las raíces de los montes , como de la que baja por los
ocultos meatros de la tierra por verse libre, hace tem¬
blar hasta los montes.
Esta es la ocasión de no ser el Perú la bienaventuran'*
za de la tierra. Este es solo el borron que echó la des¬
gracia y miseria de este terreno mundo sobre el mas
blanco papel en que escribió la naturaleza tanta ferti¬
lidad , tanta abundancia , y las delicias de la tierra
juntas : el cielo tan propicio , que ni entumece el In¬
** wi wbbiíwii

vierno , ni asura el Verano ; pues iguales se alternan


los dias con las noches ; en los rios son oro las are¬
nas ; en los cerros son plata las peñas $ los campos pro¬
ducen tantos frutos que no habiendo capacidad en las
troges , ni quien los consuma , se quedan para las aves
en las heredades mismas. Tantos son los ganados que
se crian en los montes , y valles , que no pueden nu¬
merarlos sus dueños ; las yeguas , y caballos que se
crian cimarrones cubren quando baxan á beber los cam¬
pos , como suelen al ayre las langostas : y un poco de
ayre oprimido , basta para que en los repetidos tem¬
blores se tengan por menos dichosos sus habitadores:
disposición de su Autor , para quitarnos el cariño á la
tierra , porque á ninguna grandeza temporal falte la
memoria de que es polvo ; ó para freno á los arrojos
que engendra en la soberbia humana la abundancia , y
riqueza.
Fueron muchos los que se padecieron en su tiem*
po; pero fue constante entre sus hijos que por sus ora-
eio-
Libro V. Capitulo XIIL 277^
clones no padeció Lima la ruina que otras ciudades del
Perú. En sintiendo el movimiento de la tierra se iba de¬
lante del Santísimo Sacramento ; y quando los otros
procuraban salvarse en los claustros , y en los jardi¬
nes , él se estaba en la Iglesia , y con lagrimas , cotv
disciplinas solicitaba con Dios el que no pereciesen»
Estando ya impedido hubo uno que duró mucho tiem¬
po , y toda la familia de la casa donde estaba , que
otras veces salían á la plaza del Convento , se re¬
cogieron al lado del Padre Fray Pedro , teniéndole por
el laurel á donde no llegaban las iras del cielo.
Dixose una vez que se había de asolar Lima de un
furioso uracan; y encendido mas que unas brasas el ros¬
tro volvio a su Confesor: "¿Lima se ha de destruir? No
«mi Padre, que Lima, entre todas las Ciudades del mun¬
ido , es las niñas de los ojos de Dios : tiene en su fé, en
«su Religión , en su piedad, el iris sagrado del desenojo
«de Dios; con que aunque haya temblores vendrán tan
«templados que sean amago, y no ruina; para que entre
«tantasdelicias, efeélos de su misericordia * no nos olvi-
«demos de su justicia/*
Con estas demonstraciones quiere Dios creamos pia»
desámente la mucha gloria que su bendita alma goza.
El primero, y mayor milagro, que autoriza los demás*
es, haber merecido con el tirante de la austeridad pe-»
intente de su vida, con el continuado exercicio de las
virtudes , el nombre dichoso de justo , y Santo , por
los que le trataron siempre ; el de Profeta de Dios, por
lo mucho que en cosas futuras su Magestad le comuni¬
co; el de varón milagroso, por las obras admirables
que como instrumento del poder divino executó, no sa¬
lo en vida, sino después de su muerte, obrándolas Dios
por su intercesión , conservándose hoy coa una fra-
S 3 graa*
278 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
grancia que admira incorrupto su cuerpo, poniéndole
á tiempos hábitos, no por miedo de que se corrompan,
que la experiencia del favor de Dios tiene asegurados los
ánimos, sino por condescender á los ruegos de sus de¬
votos. En este estado se halla el cadáver del siervo de
Dios este año de mil seiscientos setenta y tres, como
afirman los venerables Padres Difinidores de la Orden,
Maestros Fray Josef de Urruti, y Fray Diego Serrano,
Predicadores de su Magestad. Esto con una fervorosa
oración continuada con la presencia de Dios que tuvo
siempre en sus acciones: aquellas rigurosas disciplinas:
aquellos silicios , (que del que hablamos en el cap. 1.
del libro 2. se guarda un eslabón en este Convento de
Madrid,) pensados solo por su penitencia, sin haber
cometido en su vida culpa grave ; y que fueran bas¬
tantes para que perdonára Dios lqs mayores delitos:
enfermedades tan penosas , tan ardientes, tan diversas,
tan continuas, que cada una de por sí bastára á acabar
con el mas robusto sugeto; todas juntas, y por tantos
años en una carne exausta por ayunos, y mortificacio¬
nes, sufrido todo con tal paciencia , que á no ser por
los impedimentos que las acciones naturales le causaban,
nadie conociera tenia achaque: aquella caridad tan en¬
cendida , con que cuidó siempre del remedio de los ne¬
cesitados; y habiéndole dado á manos llenas tantas ri¬
quezas el Cielo, haber sido el Religioso mas pobre que
pudiera hallarse en las Provincias mas miserables; fe¬
liz vida: ¿qué mucho tuviese tan dichosa muerte?
1 Deuda fueron las singulares demonstraeiones, que
la noble, leal, y piadosísima Ciudad de Lima hizo en
su muerte: llorando la falta de un Padre para la en¬
señanza , consuelo para la aflicción, socorro de los men¬
digos, el que fomentaba la liberalidad en los poderosos,
el
* Libro V. Capitulo XIIL 279
el abrigo de los huérfanos , remedio de las doncellas
pobres , poblando de las mas virtuosas los Conventos,
del que finalmente nació, y vivió para todos. Hasta Es¬
paña tuvo en él su despique, pues habiéndole dado al
Perú esta joya, aun queda deudor sobre el oro, y pla¬
ta que la tributa: si en vida experimentó la Ciudad
de los Reyes su virtud , ¿qué mucho aclamase en la
muerte su santidad? Claro está habia de ser pregone¬
ro de sus glorias, un Reyno , que fue testigo de sus
maravillas: si en vida le vio siempre obrar virtuoso
¿qué mucho que en su muerte le haya venerado su pie¬
dad Santo? Nadie estrañará trate con reverencia sus
imágenes , sus reliquias , si en ellas halla para las en¬
fermedades medicina, alivio en sus ahogos, y en sus
necesidades remedio: asegurándose la confianza de los
unos, en la prontitud con que consiguen los otros: sien¬
do firme estrivo en los temblores de la tierra , y am¬
paro en los enojos del cielo.
Esperando el tiempo , en que con la declaración
de la Iglesia Apostólica Romana, por medio de su San¬
tísima Cabeza , puedan publicarse , decirse, y creerse
sus virtudes, sus maravillas, sus milagros, y prodi¬
gios, sin el contrapeso de la falibilidad humana ; pues
hasta entonces solo les dará la certeza que permite la
•piedad ; que en este sentido solo le venera Santo , le
aplaude glorioso : y en el mismo lo escribe mi pluma,
sin apartarse, ni una vez de las determinaciones Apos¬
tólicas. Acabando debaxo de la misma protesta, y re¬
pitiendo la que hice al principio.

S 4 CA
s80 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
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CAPITULO XIV,

Noticia de la extensión de la Religión en la America j ,


de algunos de los muchos Religiosos conocidos por
su especial fama de virtud «
En la America , quarta parte de! mundo, mas rica, y
mas fértil que las demás, á la vanda Meridional de las
Indias Occidentales, en que están los dilatados Reynos
del Perú, en doce grados de latitud Austral, y respeto
del Meridiano de Toledo en ochenta y dos de longitud.
Fundó el señor Marques Don Francisco Pizarro, de glo¬
riosa memoria, descubridor, y conquistador de aquellos
poderosos Reynos, la muy noble, y siempre leal Ciu¬
dad de los Reyes. Dia de la Epifanía del año de mil
quinientos treinta y cinco, por el valle de Rimac; que
corrompido de los nuestros en Limac el nombre, la lla¬
maron Lima , cabeza de la Monarquía Española en
•aquel nuevo mundo, en quien se hallan quantas calida¬
des pueden causar grandeza á una República , merecer¬
se estimación, y grangearse la suprema alabanza; go¬
za sin riesgos las comodidades del mar, pues tiene el
del Sur á dos cortas leguas; el sitio es hermoso, y sa¬
no; el temple el mejor que se conoce en el Orbe ; ja¬
más llueve sin faltar agua para las sementeras ; el na¬
tural de los Criollos participa de la bondad de su cli¬
ma ; son prestos de ingenio, benignos , piadosos, afa¬
bles , honradores del. estado Eclesiástico, zelosos del
adorno, y grandeza de los templos: en el cuito divino,
hasta los Indios a fe ¿la n la singularidad, amadores de la
honra ; en letras humanas , y divinas estudiosísimos:
el Invierno , es como la Primavera de España : el Ve¬
ra-
Libro V. Capitulo XIV. " 281
j*ano en qualquier sombra no fatiga el calor, sobrando
para el regalo nieve : en los lucidos nienages , en las
ricas preseas, y costosas alhajas , puede competir con
quantas Ciudades tiene Europa.
Con la Ciudad se fundó el Convento de la Religión;
la primera Misa que en Lima se dixo fue por Fray An¬
tonio Bravo , Religioso de la Merced , como del Maes¬
tro Gil González de Avila dexamos escrito. Con razón
se gloría esta Real familia de que en todos los Reynos
de la America fueron sus hijos los primeros que enar-
volaron el Estandarte de la Santa Cruz: celebraron la
primera Misa, y bautizaron Indios. En la Isla de San¬
to Domingo , el año de mil quatrocientos noventa y
• tres el venerable Padre Fray Juan Infante , hijo del
Convento de Xerez de la Frontera, que pasó por Cape¬
llán de la primera Armada que llevó el Almirante D.
Cristoval Colón , celebró la primera Misa , toman¬
do posesión con la Hostia Consagrada , en nombre de
Christo, y su Iglesia, de aquella dilatadísima parte del
mundo , como se lee en la inscripción Latina que en
su Convento de Xerez tiene su Imagen, que se puso de
lo que escribió Don Fernando de Santa Ella , en su Re¬
lación Indiana. En la Isla de Cuba, segundo paso de
los Españoles, dixo la primera Misa el Padre Fr. Juan
de Solorzano, natural de Aguilar de Campó, é hijo de
habito, y profesión del Convento de nuestra Señora de
Cienfuentes, que junto aquella Villa tu* o la Religión.
El Obispo de Paraguay , el Maestro Fr. Melchor Prie¬
to, en la Relación que nos dexó de las ludias , dice,
que el año de mil seiscientos y nueve, siendo Comen¬
dador de Burgos, vio el libro de las profesiones de aquel
Convento, dexado ya de nuestros Religiosos ; y en él
estaba la del Padre Fray Juan de Solorzano en veinte
y
282 Vida del V. P, Fr. Pedro Urraca.
y cinco de Marzo de mil quatrociencos y sesenta y dos
siendo Comendador Fray Pedro de Cabezón, y á las es¬
paldas escrito. R.: cjuidccit in pace* h,ste Fray y a n pa¬
so con Lo/o 1 a /as Indias*, quedo con los Españoles que
dexó en la Habana el Almirante; y quando volvieron
hallaron , que los Indios habian deshecho el Castillo,
y comidose los Españoles, con el Padre Fray Juan su
Capellán : y dice Pedro Mártir de Anglería de Rebus
Occeani Decada. 1. cap. 3. que quando volvieron en el
segundo viage vieron á un Indio con la capa, y capí*
lia del Religioso de la Merced que se habian comido,
siendo el primer Eclesiástico que en las Indias vertió
su sangre por la predicación.
El tercer paso de los Españoles fue con el glorio- 1
sísimo Fernando Cortés á nueva España : fue por su
Confesor el Santo Padre Fray Bartolomé de Olmedo; el
primero que enarboló la Santa Cruz, dixo la prime¬
ra Misa, predicó el santo Evangelio, y convirtió, y
bautizó Indios; como escribió el Conquistador Bernal
Díaz del Castillo, y Remesal en la Historia de Guate¬
mala.
Pasaron los Españoles á tierra firme; la primera
Iglesia fue en Darien, dedicada á nuestra Señora , fun¬
dada por el Padre Fray Juan de la Guardia, que de Se¬
villa pasó con el Bachiller Enciso, uno de los poblado¬
res de aquella Ciudad : estimáronle mucho sus dos pri¬
meros Obispos; en especial el segundo D. Fray Juan de
Quevedo, de la Orden de San Francisco, que viniendo
á España hizo al Emperador tan glorioso informe de
su virtud, y talento; dando por menor cuenta de lo
mucho que á Dios, y á su Alteza había servido ; que
muriendo en España presentó á nuestro Fray Juan por
tercer Obispo de Darien el Emperador. En Tumbez,
que
Libro V, Capitulo XIV. i 283
que fue donde desembarcó para el Perú , Don Francis¬
co Pizarro , levantó Cruz Fray Sabastian de Trnxillo
su primo , y Confesor , y se entregó el gobierno espi¬
ritual á la Orden , como hasta hoy persevera. De alli
fueron á Quito. En Lima lo dicen con todas nuestras
Historias Antonio de Herrera libro 8. cap. 1. Decada 5.
y Gil González ; y por no alargarme dexo las demás
Provincias , hasta que queriendo Dios se vean en
el tom. 7. de nuestras Crónicas.
Fue el Convento de Lima desde el año de mil
quinientos treinta y quatro cabeza de Provincia, en que
fue primer Provincial el Santo Fray Miguél de Orenes,
natural de Madrid , é hijo del Convento de Guadala-
xara : como escriben Quintana , grandezas de Madrid,
y el Obispo de Paraguay en sus relaciones Indicas
manuscritas, no de Huete , como escribió el Obispo de
Truxillo;por su nombramiento lo fue el año de trein¬
ta y seis el Maestro Fray Francisco de Bobadilla has¬
ta el año de mil quinientos treinta y quatro , en que
se celebró el primer capitulo en que fue eledo el Santo
Orenes , fundador de la Provincia : y Bobadilla volvió
á serlo en el segundo capitulo. Año de mil quinientos
quarenta y nueve salió de esta Provincia la del Cuzco.
El año de mil quinientos sesenta y quatro las de Chile,
y Tucuman: el añode mil seiscientos y diez y seis salió
de ella la Provincia de Quito. Quedáronle catorce Con¬
ventos , con treinta Dodrineros, ó Curatos ; sirven de
Capellanes en los Castillos de Santiago , y San Felipe
de Portovelo , en el Castillo de la boca del rio Chagre,
que cae acia la mar del Norte , envía muchas limos¬
nas á España para redención de Cautivos , que juntan
coa gran trabajo y zelo sus Religiosos.
También allá ha exercitado su Santo Instituto,
pues
1284 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
pues siendo Virrey D011 Luis de Velasco, Marqués de
Salinas , hizo una gran redención en las tierras alza¬
das de Chile , fueron Redentores el Maestro Fray Juan
de la Barrera , y Presentado Fray Diego Fernandez:
muchas Doctrinas , y algunos Conventos, en tierras en¬
fermas y pohres , sin comodidad alguna ; como se vé
en el memorial que de las Religiones dio al Consejo el
Marqués de Montesclaros , Virrey del Perú , donde
pone los Conventos , que sirven á Dios , y á su Rey*
sin tener hacienda alguna , sino por amor de Dios*
El Convento de Saña , por no poderse sustentar lo de»
xaron los Religiosos ; y compadecidos del desamparo
de los pobres Españoles , é Indios , le volvieron á po¬
blar el año de mil seiscientos treinta y siete* Kay mu¬
chas Doéirinas en climas rigurosos, en fronteras de In¬
dios brabos , como son la de Gruacarachuco en los fi¬
nes del Corregimiento de Guamelies : Arrancai en el
mismo Corregimiento , Mayasquer en las esmeraldas:
Soritor , y Iranari en Chachapoyas., y la de Chillaos
en la Provincia de Jaén de Bracha-Moros, donde vive
el Cura con suma pobreza por no desamparar los Ca¬
tólicos Indios* En estas doétrinas viven los Religiosos
en fronteras de Indios de guerra , siempre á riesgo da
la vida , solo por conservar los Christianos que la Re¬
ligión ha convertido»
Demás de este Convento * tiene la Religión en la
ciudad de Lima , otro Convento con titulo de nuestra
Señora de Belén , a quien llaman la Recoleta * donde
viven los Religiosos que se recogen á observar todo el
rigor de la constitución , y los que quieren hacer exer-
cirios, viviendo con suma pobreza , gran recogimien¬
to : fundóle el venerable Padre Fray Alonso de Cuenca:
vivió en él muchos dias el Padre Fray Pedro Urraca:
es-
Libro V. Capitulo XIV. 285
está el Convento acabado , con quanto se requiere pa¬
ra un Convento de toda observancia, muy buena Igle¬
sia , con curiosos adornos , oficinas , huerta , y jardín,
y todo lo necesario para que los Religiosos puedan
estár contentos en el retiro de sus celdas , teniendo ca¬
da una su jardinito , y agua de pie. Este es Convento
de tanto recogimiento , y austeridad , que escribiendo
el Licenciado Antonio de León Pinelo la vida del San¬
to Arzobispo Don Toribio Mogrovejo , dixo era de Re¬
ligiosos Descalzos de la Merced.
Tiene demás la Religión en Lima un insigne Co¬
legio de San Pedro Nolasco , tuvo principio en el vene^-
rable Padre Fr. Juan Vallejo , Provincial de Lima , que
por los años de mil seiscientos veinte y seis compró
unas huertas que tenían fuera de la Ciudad los Padres
de la Compañía , por dos mil pesos : y arrancando los
arboles , dixo : este sitio antes de cinquenta años ha de
estár muy dentro de la Ciudad , y ha de ser ilustre
Colegio de la Religión : fuese labrando poco á poco,
hasta que el muy Reverendo Padre Maestro Colmena¬
res le aplicó una gruesa hacienda , y otras personas
devotas de la Religión lo aumentaron , sabiendo la
mayor parte del Convento grande la solicitud del Pa¬
dre Maestro Fray Josef Barrasa , sacó las licencias del
Consejo, las Rulas de los Pontífices, y se hicieron unas
constituciones estrechísimas , confirmadas por la Sede
Apostólica.
Los hijos del Convento grande son tantos , y tan
ilustres, que bastaban á dar crédito á una Religión : pi¬
do , que para las Crónicas me dén noticia aquellos ce¬
losos padres : solo pondré algunos, para que se compa¬
dezcan viendo los muchos que ignoro.
Sirvieron con gran lealtad los Religiosos de este
Con-
s86 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca*
Convento á su Rey en las inquietudes del Perú , yendo
en el exercito Imperial el Provincial de la Merced, como
escribió Antonio de Herrera en el cap. 4. del lib. 4.
Decada 8. El mismo Autor lib. 3. Decada 8. cap. 8.
dice : como los Capitanes que tenían la voz del Rey
dieron al Comendador de este Convento cartas para
Pizarro: y las causas porque los Capitanes , y Caba¬
lleros habían acordado de seguir la voz del Rey ; y le
dieron traslados de la revocación de las nuevas leyes,
y del perdón , para que lo derramase. También dice en
la Decada 8. que Lorenzo de Aldana , Apoderado por
el Rey de la ciudad de Lima , envió á un Frayle de la
Merced con una fragata á la costa de Arequipa , con
despachos del Presidente, y que arrojase cartas en el
exercito de Pizarro ; que todo sucedió felizmente. En
la batalla de Guarina , donde fue desbaratado el Campo
Real, la crueldad de Francisco de Carbajal hizo ahor¬
car al Padre Fray Gonzalo , Capellán del exercito de
los Leales. Y asi , en confirmación de estos servicios,
el Presidente Gasea , dio al Convento en Encomienda
el repartimiento de Anac: conservase en su Archivo la
cédula , confirmada del Presidente año de mil quinien¬
tos y quarenta y nueve, y revista del Arzobispo Don
Gerónimo Loaisa, año de mil quinientos y cinquenta
y uno.
El Padre Maestro Fray Melchor Fernandez , varón
Apostólico , el año de mil seiscientos y nueve , salió de
Panamá á las Provincias de Chiriqui, con una Cruz , y
su Breviario; y caminando por sierras, accesibles solo á
su celo , tenia el año de mil seiscientos y treinta y sie¬
te, fundados tres pueblos , edificadas Iglesias , y con¬
vertidos inumerables Indios ; consta de despachos del
Real Consejo del año de mil seiscientos treinta y ocho,
i Hi-
-•-<-?r»" --— - wr/ *PMI ..
■-4%.

Libro V. Capitulo XIV. 287


Hijo suyo fue el venerable Padre Fray Francisco de
Riofrio , espejo de esclarecidas virtudes : dotóle Dios
de sencilléz purísima, sin haber profesado estudios; en
la altísima contemplación que tenia le comunicó Dios
tan alta sabiduría que fue insigne Maestro en guiar al¬
mas al Cielo por la senda de la perfección ; á la elo-
quencia con que hablaba en materias de espíritu cedían
los Teologos mayores de Lima ; de vida austerísima;
abstinencia tan rara , que jamás le vio hombre comer
carne, ni pescado, mas que yerbas, y frutas: vivió sin
afloxar el rigor ciento y cinco años , sin tener inas ca^
ma que un duro cañizomurió con crédito de Santo.
No nos dexó el Padre Dodor Fray Luis de Vera en la
Relación, que por mandado de suMagestad dio al Con¬
sejo , el año de su transito.
Hijo de este Convento, aunque nacido en pasto de
la Audiencia de Quito , fue el venerable Padre Fr. Ber¬
nardo de Bochorques, creció de virtud en virtud, has¬
ta llegar á altura grande de perfección: en nada se le
conoció voluntad propria; de caridad ardentísima ; ja¬
más se desnudó sino para lo forzoso de la limpieza ; 1Í7
ñóle en una gravísima enfermedad, viendole vestido, y
calzado el Medico, y él le respondió : esta es la senda
por donde me guia al Cielo mi constitución , no tengo,
por un año ú dos mas de vida, de desviarme del cami¬
no : fue zelosísimo de la conversión de los Infieles , y
asi hacia muchas misiones 5 en una llegó á Castro Vir-
reyna en tiempo de un contagio pestilente, entregóse al
servicio de los apestados ; y habiendo Dios obrado por
él muchas maravillas,, premió su caridad , llevándosele
herido del mismo achaquet enterráronle con veneracio¬
nes de hombre Santo. Después de algunos años fue el
Padre Maestro Fray Juan Ortiz para traer sus huesos
al
-88 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
al Convento de Belén ; púsose en arma toda la Ciu¬
dad, diciendo, tenían en aquel Santo cuerpo su defen-
sa , pidióles abiiesen el sepulcro para llevar aquel con¬
suelo, y halláronle incorrupto, tratables sus carnes, de
que tiaxo testimonio , y la Ciudad , con consulta, del
Ordinario, le colocó en lugar señalado ; habiendo he¬
cho Dios por su intercesión muchos milagros.
La venerable hermana María de la Cruz, Beata pro¬
fesa de la Religión, exemplar de humildad , zelosísima
de la honra de Dios, por su medio se evitaron muchos
pecados: vivió en contemplación perpetua, y no olvi¬
dando la ocupación de Marta , trabajaba de noche, y
dia , para el adorno de los Templos: quando por su edad
no pudo trabajar se dedicó á pedir por las calles para la
redención de Cautivos : llegó á una santa ancianidad,
habiendo obrado Dios por su medio muchas maravillas,
estuvo dos dias sin enterrar por el concurso grande del
Pueblo, entrando á saco ía devoción en sus pobres al¬
hajas , estimándolas por reliquias.
Hasta hoy dura la memoria del venerable herma¬
no Fray Gerónimo de los Santos , natural de Oporto,
é hijo del Convento de Belén , de profesión lego: na¬
die le vio abiertos los ojos, ni le oyó hablar; en peni¬
tencias austerísimo , y de gran oración ; encargáronle
la limosna del Convento , y él se ponia á la entrada de
la puente, arrimado á la pared, sin hablar palabra se
estaba en contemplación , sin mirar jamás á los que pa¬
saban : asi juntó grandes limosnas con que sustentó el
Convento, y con licencia de los Prelados desde allí so¬
corrió grandes necesidades. Jamás entró en casa algu¬
na, ni supo mas camino que de la puente á su Conven¬
te ; murió con crédito de varón santo , de cuya vida
se envió informe al Consejo: quiso la devoción del Pue¬
blo
Libro V.'CAWfHo XIV. 289
blo poner en aquel sitio de la puente su retrato , no lo
•permitieron los superiores; pero para su memoria se
-puso la Imagen de nuestra Señora de Beléni Dos años
después se abrió su sepultura, y se halló tan fieseo c«-
mo si se acabára de enterrar. rV *4 ‘J/< 'li<

cf ' í ■;?{.’ >b in


! tí!. CAPITULO XV. D g;;
Di/' r , . *, *

Noticia' del venerable Fray Gonzalo Díaz.


,1 /• , o /i/ c/c : :> ¿: ; <U {// *
Je ue Portugués v cerca dé Amaranto , el Santo Fraf
Gonzalo Díaz, lego, fue su vida en virtudes, y mila¬
gros , un asombro; imprimióse en Sevilla , escrita por
su Confesor, hoy la tengo sacada de las informaciones
que se hicieron por el Ordinario; colocó su cuerpo Don
Bartolomé Lobo, Arzobispo de Lima, en elConsent®
del Callao, donde vivió desde que profesó en el Con¬
vento grande de Lima; están en Roma las informacio¬
nes con cartas del Señor Rey Don Felipe IV. Tengo
una copia autentica de estas informaciones, que se em¬
pezaron en el puerto del Callao , dos leguas de la Ciu-
dad de Lima, por comisión del DoÓlor Don Feliciano
de Vega, Canónigo de Lima, Provisor, y Vicario Ge¬
neral de su Arzobispado , por el señor Don Bartolomé
Lobo Guerrero, su Arzobispo, en veinte y seis de Mar¬
zo de mil seiscientos diez y ocho, á poco mas de dos
meses de la muerte del venerable Padre, siendo Jueces
el Dodor Nicolás Martínez Clavero , Vicario de aquel
Puerto: y el Padre Felipe de Tapia , Redor del Cole¬
gio de la Compañía de Jesús del Callao, habiendo to¬
dos los testigos que se examinaron conocido al venera¬
ble Religioso. Adelantó mucho las diligencias el zelo
del señor Obispo del Paraguay, Don Fr. Melchor Prie-
T to,
>290 Vida.©EL V. P> Fr. Pedro XJrraca.
*tb , desde el puntCMque volvió dé Vicario General del
Perú hasta su muerte-v,con ella pausaron : halo aviva¬
do con tal cuidado nuestro Reverendísimo Padre Maes-
tt o General Fray Pedro de Salazar que se han vuelto
a hacer de nuevo, añadiendo los muchos milagros que
Dios ha obrado por sus Reliquias después acá , y las
unas , y las otraslSe tfemitiéroh ébano de mil seiscien¬
tos y setenta y tres á la Sagrada Congregación.
Escriben de este venerable Padre, Fray Diego de
Córdoba del Orden de San Francisco , en la Crónica
de la Provincia délos doce; A postules, lib. 3. cap. 4.
y el Padre Fray Buenaventura de Salinas, de la misma
Religión , en la Historia que escribió de la Provincia
de L’ma. El Doélor Don Antonio León Pinelo , Rela¬
tor del Consejo de Indias , en la vida que escribió del
Santo Arzobispo Don Toribio Alfonso Mogrovejo, cap*
vit. El Maestro Fray Francisco Guillen, Difinidor Ge¬
neral de la Provincia,de Quito, Confesor que fue del
venerable Padre. Viviendo en Lima, antes que se di¬
vidieran las dos Provincias, escribió su vida , impresa
en Sevilla año de mil seiscientos treinta y siete : las ac¬
tas del Capitulo General de la Orden, celebrado en To¬
ledo, el año de mil seiscientos veinte y siete , y todos
los Autores de la Religión que después de su muerte
han escrito. En Portugal el Arzobispo Don Rodrigo de
Acuña, en la 2. part. de la Historia de Braga, cap. 105.
num. 8. y 9. El Licenciado Jorge Caid.oso. en su Agio-
logio Lusitano, tom. 1. á quatro de Enero : y con con¬
venir todos estos Autores en que fue Religioso Merce¬
nario, cierto Religioso Portugués le puso en las Cróni¬
cas de su Orden en Portugal : á quien para responder¬
le , sin mas empeños que publicar la verdad, El Licen¬
ciado Jorge Cardoso, citado , volvió á escribir su vida
en

1
Libro V. Capitulo XV. ■ 291
en el 3. tom. de su Agiologio Lusitano á diez y seis
de Mayo: y en el fol. 291, en las notas, después de ha¬
ber referido todos los Autores que tratan de él, añade.
"Supusto isto, náo sei , que ra^áo tebe , ó Doélor
«Fray Antonio Correa, Religioso da Orden da S. S. S.
«Trindade , para ó facer de sua , na fama posthu-
-«mado venerable Padre Fray Antonio ide Concei§aon,
«cap. 6r.” Lo mismo dice del Autor de la Crónica de
los Monasterios de Portugal de aquella Orden , el qual
en el lib. 2. cap. 4. dice Cardoso : "Que fa9 Trino á
«Fray Gonzalo , sendo induvitavelmente Mercenario,
«como consta nao só dos Autores allegados mas de suá
« vida, escrita por máo de seu Confesor, & ó testificáoi
«inda alguás persoas , que é cohecetáo em Indias., de-
«sorte, que esta Religao, & náo á Trinitaria, trata has
«muitto tempo na curia de sua Canoni^ajáo ,• sen haber
«atS gora quem lo contradiga.” ■.... <v. i)
Quizá fue, porque callamos al haber escrito el Pa¬
dre Fray Pedro López de Altuna, en la Historia de 'la
misma Religión , que fue Frayle suyo San Pedro Pasqual
dé Valencia , Obispo de jaén v¡ y Mártir en Granada:
callamos ,; juzgándolo equivocaciónque Ha deshecho
nuestro Santísimo Padre Clemente X.. y'mostramos la
verdad en el Compendio de la vida del Santo que im¬
primí el año pasado , y mas á la larga en el Epitome
que estanpé este año. Otros Religiosos hay nuestros por
equivocación en las mismas Crónicas, que poco-á' po¬
co se irán aclarando. ' 1 m <■[ oq ^
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T 2 CA-
, 292 Vida bel V. P. Fr. Pedro Urraca.
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CAPITULO X V I., ;>

Noticia de otros Varones ilustres del Convento


.■ . de Lima. i; ; ^
V ' . -r-'‘ • ■ ; ; ’ ■' "• • ■ ! r«
olviendo á nuestro intento del capitulo 14. «-El Li¬
cenciado Antonio León Pinelo celebra la memoria de
jlos venerables Padres Fray Francisco de Turquemada,
y Fray Alonso de. Osorio, diciendo: que con ayunos,
mortificaciones, pobreza, zelo, y amor de Dios, me¬
recieron en el Convento de Belén ser en vida, y muer-
:te aclamados por Santos. •; . .
Fray . Agustín de Villareal, Religioso Lego del Con¬
cento de Belén , varón estático , de rendidísima obe¬
diencia , de profunda humildad , con que mereció ;ea
vida, y muerte el crédito ;de Santo. \ ; iu v
u El Licenciado Don Francisco Bermudez a. I r
de Pedra-
za, en la Historia Eclesiástica de Granada, 4. part.
cap. 47. escribe la vida del venerable Padre Fray Fer¬
nando de Cifuentes ,;hijo dél.Convento de Arequipa,
de la Provincia,d^l Cuzco, que poetantes se había di¬
vidido dríade Lima. Fue natural de Granada, sirvió
al Rey Felipe Segundo en aquellas partes con fidelidad.
Contador de su Real Hacienda. Al ano cinquenta de su
edad, desengañado del mundo , tomó nuestro habito,
reparando con Iqs exercipios de humildad, obediencia,
y pobreza , lo que había tardado- Vivió treinta años
en la Orden , espejo de las virtudes Religiosas, espe¬
cialmente en la penitencia, en que era asombro á los
mayores viendole tan austero en su ancianidad. No ad¬
mitió gobierno en la Religión, diciendo, vino á ser¬
vir- Los Advientos de la Orden, y la Quaresma, ayu-
IriHilMH

Libro V. Capitulo XVI. 293


naba tres dias á pan, y agua cada semana. Predixo el
dia, y hora de su muerte, que fue dia de la Purifica¬
ción de nuestra Señora, la qual dos horas antes de es¬
pirar se le apareció, y al verla, se levantó de la cama,
y puso de rodillas para adorarla, dando en sus manos
a su Criador su espíritu.
No podemos callar en este lugar la memoria del
venerable Padre. Maestro Fray Francisco Mesía, hijo de
este Convento de Lima, Confesor del venerable Padre
Urraca , Calificador de la Inquisición , venerado por
su virtud, letras y nobleza , de aquella Ciudad, ha si-
o rovincial, y Comendador del Convento grande, y
hoy ^Vicario Provincial: el celo de la Religión es sin
igual, siempre obrando en servicio de la Religión : ha
renunciado su humildad el grado de Maestro , y ho¬
nores de Padre de Provincia , para vivir abstraído , y
retirado. *
Finalmente , los Venerables Padre Leétor Fr. Buen¬
aventura Guisado , Padre Maestro Fr. Gabriel de Lan-
da , Padre Difinidor Fray Juan Quesada , el Hermano
e astian el Espíritu Santo , y el Padre Presentado
tray Luis Galindo : todos citados en el Sermón de
Honras de este ultimo, que se predicó , e imprimió en

f)
t (

» ,

T3 CA-
294 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
i - . ■ ■ t

CAPITULO XVII.
- • - - . \C J - ' : ; - • '

Pcnense varias calificaciones de las virtudes del Padre


Fray Pedro por las personas de mas autoridad
de todos estados, de Lima.
\ - •; • ; • * • " • rj«-; • , • ..

Con dolor de mi corazón ciño este capitulo á solos los


nombres de los ilustres sugetos que con sus alabanzas
honraron la Religión , con sus ingeniosos Panegyricos,
y devotos elogios , llenos de erudición de todas letras,
acreditaron la virtud de nuestro venerable Padre Fray
Pedro Urraca , los que originales se guardan en el
Archivo de nuestro Convento de Lima ; y fueran cré¬
dito grande de este libro , y estimados mucho por sus
sutiles conceptos de los Oradores Sagrados ; mas cre¬
cieran á otro tanto volumen el libro contra el fin que
pretendo.
El muy Reverendo Padre Maestro Fray Fernando
de Valverde de la Orden de nuestro Padre San Agustín,
Prelado de varios Conventos , y Difinidor de su Pro¬
vincia , escribió un Panegyrico con fioiidas voces , y
ingeniosísimos conceptos. Hizo un singular elogio de
sus virtudes el Doótor Don Vasco de Contreras ^ Maes¬
trescuela de la Santa Iglesia de Lima , Obispo de Po-
payan , y Guamanga.
El Reverendo Padre Maestro Fray Cypriano de
Medina , Calificador del Santo Oficio , Catedrático de
Prima , Jubilado en la Universidad , Visitador , y Vi¬
cario Provincial de su Provincia, Prior de los mas gra¬
ves Conventos del Orden de Predicadores , y después
Obispo de Guamanga. Con devoción corrió la pluma
en las alabanzas del siervo de Dios el muy Reverendo
x .. - ' Pa-
Libro V. Capí Trio XVII. 295
Padre Maestro Fray Diego cíe Trejo , Catedrático de
Prima de Teología Moral de la Universidad de Lima,
explica con gravísimas voces, y pondera con erudición
su ardentísima caridad.
El Doéltbr Don Francisco Calvo de Sandoval * Ca¬
nónigo Magistral de la Santa Iglesia , y Examinador
Synodal: fue muy devoto del venerable Padre , y asi
lo mostró en su elogio , que pudiera ser en sus honras
Panegyrico célebre.
- El Reverendísimo Padre Maestro Fray Francisco de
Borja , Padre de la Provincia de la Concepción , y Co¬
misario General del Perú, del Orden de San Francisco,
deseó hubiese Novenario para predicar en él , no se
ajustó , y escribió quanto tenia premeditado para el
asunto.
El Do&or Francisco Gamarra , Visitador de este
Arzobispado , y Juez en la averiguación del prodigio
de las cruces del venerable Padre , escribió lo que sabia
él, y los muchos que examinó.
El Padre Maestro.Ignacio de Arbieto, de la Com¬
pañía de Jesús , Cronista de su Religión , hizo un ad¬
mirable epilogo de toda la vida del Santo con ponde¬
raciones de gran estudio.
El Doftor Don Josef Quintero , Catedrático de
Prima en la Universidad de Lima , sugeto en letras,
y virtud , de los del primer crédito en aquella escuela,
mostró en su elogio la veneración que el siervo de Dios
tenia.
El venerable Padre Maestro Juan de Allosa , de la
Compañía de Jesús , conocido en Europa por los libros,
traducidos en varias lenguas, é impresos muchas ve¬
ces ; fue muy grande amigo del siervo de Dios ; no es¬
tuvo en Lima quando murió, buelto , fue á venerar su
V- ' L
T 4 se-
ü<)6 Vida del V. P. Fr. Pedro Urraca.
sepulcro. Ya dexamos dicho las demostraciones que hi¬
zo su piedad en señal de lo que de su gloria juzgaba.
Escribiólo todo , honrando á la Religión en tan buen
hijo , haciendo un epilogo de todas sus excelencias.
Por el Real Colegio de San Felipe escribió el Li¬
cenciado Don Francisco Lasarte, Abogado de la Real
Audiencia , y Catedrático de la Universidad , mostró
lo mucho que dixo , hablaba por muchos , y todos de¬
votos del siervo de Dios. . ,
Por el insigne Colegio de San Ildefonso , de la Or¬
den de nuestro Padre San Agustin , escribió su Reétor
el muy Reverendo Padre Maestro Fr. Nicolás de Ulloa,
Catedrático de Visperas de la Universidad, creían pia¬
dosamente aquellos venerables Padres, que la interce¬
sión del siervo de Dios fue la mas eficáz diligencia pa¬
ra la Cátedra de Prima del señor Obispo Don Fr. Juan
de Ribera, como de su pluma queda escrito arriba: asi
escribió como agradecido, y pretendiente.
Por la Universidad de Lima, el insigne Doétor Don
Diego León Pinelo , su Reétor , Catedrático de Prima
de Cánones, y Prote&or General de los naturales, con
Garnacha: como el siervo de Dios fue siempre aboga¬
do de los pobres Indios, fue justo ensalzase sus virtudes
su Proteélor.
Por el Colegio Real de San Martin : el Doétor Don
Diego de Salazar , Canónigo de la Santa Iglesia, y
Catedrático de Escritura en su Universidad. Mostróse
su erudición Sagrada en las graves ponderaciones que
hace sobre las virtudes que todos publicaban del vene¬
rable Padre Fray Pedro.'
No se contentó la Orden de San Agustin nuestro
Padre , con el primero , y segundo elogio, sino que re¬
pitió tercera vez su devoción en un ingenioso panegí¬
rico
Libro V. Capitulo XVII. 297
rico que escribió el muy Reverendo P. Maestro Fr. Juan
Rohdon Calificador del Santo Oficio. Hasta en Roma se
acordó del siervo de Dios el Reverendísimo Padre Maes¬
tro Fray Cypriano de Herrera, dignísimo Predicador de
su Magestad, en la vida que imprimió del Santo Ar¬
zobispo de Lima, Don Toribio Mogrovejo.
Mostró la devoción que tenia á la Religión , y la
veneración al siervo de Dios, el Señor Dodor Don An¬
drés de Billela de la Orden de Santiago , Oidor mas
antiguo de Lima : escribió lo que sentía, y como todo
era bueno, fue muy bueno todo lo que escribió.
El ultimo que viene es del Dodor Don Gregorio
de Rojas, y Azebedo , Catedrático de Instituía; y bien
se conoce no traían mas orden qne el tiempo en que se
escribieron, pues este merece ser el primero.

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BREVE NOTICIA DEL E ST A DO


de la causa de Beatificación del venerable siervo
• de Dios el Padre Fray Pedro de la Santísima
Trinidad, Pasqual Urraca en el siglo.
__ _ •

Habiendo muerto dicho venerable en la Ciudad de


Lima en siete de Agosto de mil seiscientos cinquenta y
siete de edad de setenta y quatro anos con gran fama
dq santidad , se le formaron los procesos correspon¬
dientes. por el Ordinario : el uno de sus virtudes, san¬
tidad , y milagros ; y el otro de non culta. Presentados
éstos en la Sagrada Congregación , y hecha relación
en diez y ocho de Abril de mil seiscientos ochenta y
dos se decretó la signatura de la comisión Apostóli¬
ca , &c. Después:
Hecho en Roma el proceso sobre la fama de santi¬
dad in genere , se expidieron remisoriales en mil seis¬
cientos ochenta y quatro , dirigidas al Arzobispo de
Lima , &c. para que en el termino de cinco años for¬
masen los nuevos procesos. Y no habiéndose podido
concluir en el de mil seiscientos ochenta y ocho, á ca*
torce de Oétubre se pidió , y consiguió prorroga de
otros cinco años. Concluidos los procesos , en quatro de
Mayo de mil seiscientos noventa y seis reconocieron
el sepulcro y cuerpo del venerable ; y cerrados se re¬
mitieron á Roma.
r S
M' jg/
--I -
l En diez y ocho de Oélubre de mil setecientos tre¬
ce aprobó el Papa el Decreto que expidió la Sagrada
Congregación en veinte y tres de Septiembre del mis¬
x mo año para que se abrieran los procesos formados en
Lima , que van citados arriba ; pero habiendo abierto
quince volúmenes se halló impedimento en el volumen
de-

í„
299
decimo-sexto por la mala impresión de uno de los se¬
llos , y ser imposible su reconocimiento. Sin embargo,
en veinte y tres de Marzo de mil setecientos y quince
se logró Decreto de la Sagrada Congregación (que apro¬
bó su Santidad en seis de Abril) para que se abriera
el dicho volumen con solo el reconocimiento de los ca-
ra&éres , y subscripciones sin reconocimiento de sellos
tám ad intra , quám ad extra.
En veinte y quatro de Enero de mil setecientos
veinte y ocho expidió otro Decreto la Sagrada Con¬
gregación (que confirmó su Santidad en veinte y ocho
del mismo) en que concede que puedan examinar los
procesos del venerable Urraca en la Congregación or¬
dinaria , sin asistencia de los Consultores. Habiendo
hallado en el volumen séptimo que el venerable habia
escrito un librito de afeólos , ó documentos Espirituales'
para consuelo de las almas ; y en los volúmenes doce y
trece dos quadernos de escritos del mismo venerable,
dio comisión la Sagrada Congregación pára examinar
dichos escritos ; y hecha relación los aprobó por De¬
creto de diez y seis de Septiembre de mil setecientos
treinta , que confirmó su ■ Santidad en veinte de lós
mismos. i ;• :
• Se habian cometido en la formación de los proce¬
sos algunos defeólos ; pqro el mas considerable fue el de
haber nombrado por Notario de la causa los Señores
Jueces comisionados por el Papa al Maestro Fray Gre¬
gorio Silva , Religioso de la Merced , por haber enfer¬
mado los dos Notarios que se habian nombrado ■ al
principio , los quales eran seculares , y habian aétuado
hasta recibir los veinte testigos primeros. Se opuso, el
Sub Promotor de la fé al nombramiento del Maestro
' . Sil-
I

3°°
Siiva ; y sin embargo de esta oposición quedó nom¬
brado , y siguió la causa hasta el fin.
Propuesta , pues la duda : si constaba de la legiti¬
midad , y valor de los procesos formados por autori¬
dad Apostólica, y Ordinaria , &c. la Sagrada Congre¬
gación decretó en veinte de Enero de mil setecientos
H.
treinta y uno negativa in ómnibus , dándolo todo por
I lililí nulo. Pero ventilado el caso , instando el Procurador
de la causa , y propuesta otra vez la duda por el Emi¬
nentísimo Cardenal Belluga, y oido sobre ella al Promo¬
tor de la Fé, decretó la misma Sagrada Congregación,
que constaba del valor de los procesos , asi Ordinario,
como Apostólico antes de admitir al P. Silva por No¬
tario , como consta del Decreto de once de Agosto de
mil setecientos treinta y uno. Y hecha relación al Papa,
convino en esto en diez y ocho del mismo. Con lo que
quedaron substanciados todos los defeétos, y corriente
la causa sin impedimento alguno para proseguir siem¬
pre y quando la Religión lo intente.
'•

En este estado quedó la causa del venerable Urraca,


V'Wiíí?’ ■

como también la del venerable Fray Gonzalo Diaz de


Amarante , Religioso Lego de la misma Provincia de
Lima , que siguió los mismos trámites que la del vene¬
rable Urraca. Se formaron los procesos al mismo tiem¬
po ; tuvo los mismos defe&os ,%y quedaron subsanados
í !1.
por su Santidad. De suerte, que según se asegura en Ro¬
ma, no hay causas mas proporcionadas para seguirse,
y concluirse que las de estos dos venerables sier¬
vos de Dios.
t i Consta todo á la letra del Archivo General de este
Convento de Madrid.

DE
30 *
DE C R E T ü M

^ '
LIMAN A ,
4 »» í
SEU .
CIVITATIS '■ i ' 1 • , f * *"Y # } fr
REGIJM.
- • ; 1* «

BEATIFICA!IONIS , ET CANONIZATION1S
Serví Dei Petri Urraca , Ordinis B. Mar ice de Mera de
f' y * ' ' ' 1 • „ ^

Redemptionis Captivoruw.
' V) i-Vji í/J' (¡4. T' O ' , ? -i
um in Causa Beatificationis , & Canonizationis Serví
Dei Pétri Urraca praedidi per Emüm , & Rmúm. D.
Card. Belluga -Ponentem proposita super infrascripto
dubio... An constet de validitate Processuum audloritale
Apostólica i?¡ specie, S ordinaria ftsprdhz'é construSlo-
rum. Testes sint rile , & recle exawinati ’ & Jura le¬
gitime compulsata in casa, Se. Sac. Rituum Cong. sub
die 20. Januarii proxime praeteriti rescripserit , nega-
tivé úCumqué modo ad instantiam P. Magistri Fratris
Josephi Mezquia,Ordinis B. M. de Mercede Redemptio¬
nis Captivorum, Procuratoris Generalis , & hujusmodi
Causas Postulatoris ab ipso Emó. D. Card. Belluga kt
Sac. Rituum Congregatione ordinaria supradidum du-
bium iterüm propositum, atque discussum fuerit, Sacra
eadem Congrégátió in scriptis, & in voce Rmüm D. Ca-
valcbini , Archiep. Philippen. Fidei1 Promotore prius
audito rescribendum censuit... Prcevio recessu á Dicisis,
constare de validitate Processuum , tám Ordinarii, quátn
Apostolici ante admissionem in Notarium Patris Silvas.
In reliquis' consulendum Saridissimo pro Sanatíone ad
cauthelam: Die i r. Augusti 1731. FaSlaque deindé per
me Secretarium de prcedidlis Smmo. Crio. N. relacione,
sandia as sua benigné annuit. Die 18. ejusdem mensis, &
amu 1731. A. F. Card. Zondadari, Pro-Prasfedus, Lo¬
co. t sigilli, AT. M. Tedescbi Arcbkpiscopus Apamenus
Sac. Bit. Congreg. Seer,
so-
302
S O N;E'T o.
• ■ • , t f * * , > i - ¿ * 7 ».

Por ¿<?r tan en crédito del Padre Urraca, pongo


este Soneto, escribió el Príncipe de Esquila-
C/6o, virrey del Perú, en ocasión que el venera¬
ble Padre dio un tratadito de varias devocio-
' . ' .

. * t
*
- * , ; • • : • ^ ‘ i .
> *
í
»
*

nes , íaco de /f^roí espirituales, «


la Señora Princesa su
esposa. •

H ablad Urraca, que aunque ronco el pecho,


Bien entendéis lo que decís ahora,
Y el dueño vuestro, que ese pico dora.
Está ya bien de oiros satisfecho.

En vuestra pluma sublimar (de hecho)


El Cielo ¿qué hará? ¿Pues quién ignora,
Que las palabras con que habíais ahora.
Mas que del suelo, son del sacro techo? ->

Habíais con Dios, é importunaísle tanto,


Que pienso, que os habrá de dar su gloría,
Según es él de bueno, y maniroto.

Habéis hablado al fin, como gran Santo,


Habéis escrito para gran memoria,
1 f , . *
Y dirigido como buen devoto.
SO-
.3^3
SONETO

De Don Martin de Palacios, la muerte del


-; venerable Padre Fray Pedro
•■■■■'»\ 'i i . Urraca, •. •• > .
__ .fisVi um i'j

Tú que alistado en la Real vandera


Del Redentor primero, y del segundo,
parchando vás al seno mas profundo
De las eternas luces de la esfera:
: ; , ,, 1

Hoy que llegas al palio, y la carrera


Agonal que empezaste desde el mundo,
Termina el claro resplandor fecundo, ' •
De la Corona, y Triunfo que te espera.
i f

* - ■'* * '•< *: • . vi Oí ¿

Dexa en la Vega del Jordán Sagrado


De tu Real familia el Santo zelo^
Y dexa en él tu espíritu doblado:
% ^ * 9 i i ‘i i , T * ■
.... 4 v t «! ; > » ♦

1 pues padece heroica fuerza el Cielo,


Danos las armas con que le has ganado,
Para emprender la gloria de tu huelo. ’

SO-

>
SONETO

Del Maese de Campo Don Luís de Mendoza


Carbajal, Caballero del Orden de Ca-
latrava, al R. P. M. Fr. Fran¬
cisco Mesta.
f + •** *

De. que por tantas Cruzes jura el Cielo,


Que Santo las llevó, y sufrió paciente,i
Certifica tu pluma dulcemente,
Y escribe tu primor con tal desvelo:
.
,
{
• - . ■
/ /
..J\.;i -
■ - ^- Ti* O■ %i fi
v . *'

Corre Mesía , sin temor el velo, 1


Mostrando un Cielo, otro tan luciente
Qual eres tú : y asi, tan eminente
Calificas lo noble de tu celo.
. r s | : , ... j ¡
r ■ ’ ■ ■’ . '

Multipliqúense á decir lenguas lucidas,


Glorias-de Urraca; pero a tí te aclama
Por digno el mundo, solo de esta historias
’ - ; \ . í r ir > / ? ¿
t k'-w * " i
Pues tienes alma, para muchas vidas,
Y escribes vida , para eterna fama,
Y cobras fama, para ilustre gloria.

FIN.
3 5
° '

INDICE
DE LAS COSAS MAS NOTABLES QUE EN ESTE
Libro se contienen.

V. Fr. Bartolomé de Olmedo:


A celebró la primera Misa
que se dixo en Nueva-Es-
Alcoa : Ave muy ligera: paña, pag. 282.
Moral, pag. 213. V. P. Fr. Bernardo Bochor-
P. Fr. Alonso Almendariz: ques : singular virtud, pa-
quitó á los Indios de Man¬ gin. 287.
ta el Idolo, pag, 29,, V. P. Leéi. Fr. Buenaventura
P. Fr, Alonso Armijo : Fun¬ Guisado: singular virtud,
dador de los Conventos pag. 293.
del Pará, &c, pag, 33.
P. Fr, Alonso Osorio: singu¬ C
lar virtud, pag. 292.
P, Fr. Antonio Brabo : ce¬ Cabo de Pasado: conquista¬
lebró la primera Misa do por el P. Fr. Juan Var¬
que se dixo en Lima, pa- gas, pag. 31.
gin, 26. M. Castellar : se quedó eu
Aveja; trabaja, y no para sí: rehenes, pag. 97.
Moral, pag. 98. M. Cebrian : Virrey, y Ca¬
pitán General, pag. 103.
B Chile: empezó á ser Provin¬
cia año de 1616. pag. 283.
Baía de San Matheo : en¬ P. Fr. Christoval Albarran:
terraban con los difuntos Mártir, pag. 27.
sus mugeres, y amigos en M. Cipriano: titulo que dió
obediencia al demonio, al V. Urrac a , pag. 17 6.
P^g. so. M. Colmenares: singular vir¬
M. Barrios: fundó la Iglesia tud , pag. 22 (.
del Paraguay , pag, 2 7. Conquistas espirituales : to-
V das
3o6 IB
DE LAS COSAS NOTABLES.
das las del Perú fueron
vi * .{y 'f
D. Francisco Pizarro: escri-
f . -x

por la Merced , pag. 29 bió á Carlos V. lo mucho


Convento de Quito : el Pri¬ que servían en la America
mero de Religiosos en el los Frayles de la Merced,
Perú , pag. 27. pag. 30.
Cruz , que dispuso el V. Ur¬ Item : fundó la Ciudad de Li¬
raca para su exercicio, ma , pag. 280.
pag- 43- P. Fr. Francisco de S. Buena¬
Cuzco: empezó á ser Provin - ventura : su mucha vir¬
cía año 1549. pag. 283. tud , pag. 195.
P. Fr. Francisco Riofrio.: sin¬
D gular virtud, pag. 287.
" T •- r ,>
P. Fr- Francisco Torquema-
P. Fr. Dionisio Castro: fun¬ da: singular virtud,p. 292.
dó el Convento de Villa- Fr. Francisco Villareal, Lego:
nueva de Puerto-Viejo, pa- singular virtud, pag. 292.
gin. 28. M. Fr. Francisco Mesía: Con¬
Disciplinas que dispuso el fesor del V. Urraca : sin¬
V. Urraca para su exerci¬ gular virtud, pag. 293.
cio, pag. 43.
G
F
V. P. M. F. Gabriel de Lan-
P. Fr. Fernando Cifuentes: da : singular virtud , pa-
singular virtud, pag. 292. gin. 293.
P. Fr, Fernando Tejo : Padre Duquesa de Gandía: confesa¬
de todos los Religiosos de da del V. Urraca , p. 95*
la Provincia de Lima, pa- P. Fr. Gaspar Torres : elogio
gin. 121. que de él escribió la Au¬
P. Fr. Francisco Bobadilla: diencia de Quito, pag. 38.
Juez entre el Gobernador, V. Madre Geronima , Reli¬
Don Francisco Pizarro, y giosa : Cartas espirituales
el Adelantado Don Diego al V. Urraca , pag. 85.
de Almagro, pag. 25. Fr. Gerónimo de los Santos,
Le-
INDICE 3° 7
Lego : singular virtud, pa- Item : Fue el primer Mártir
gin. 288. de la America, pag. 282.
P. Fr.“Juan de la Guardia:
H fundó la primera Iglesia
que hubo en Darien, pa-
Hormiga: animal interesa¬ gin. 282.
do : Moral, pag. 98. V. P. Fr. Juan Quesada: sin¬
\ * i
gular virtud, pag. 293.
I
L
Imagen de N. S. de las Mer¬
cedes de Quito:suceso mi¬
r.
-“—orna : empezó a ser Provin¬
lagroso, pag. 36. cia año 1534, pag. 283.
D. Isabél Borbón : paéló con V. P. Presentado Fr. Lius
el V. Urraca encomendar¬ Galindo: singular virtud,
se a Dios, pag. 95. pag. 293.

J M
P. Fr. Juan Vargas: Már¬ IMadrid: Religiosos que en
tir , pag. 26. este Convento florecian en
P* Fr. Juan Salazar : Mártir, virtud quando estuvo en
pag. 27. él el V. Urraca, pag. 97.
V. P. Fr. Juan Infante: cele¬ Maria déla Cruz, Beata pro¬
bró la primera Misa que fesa: singular virtud, pa-
se dixo en la Isla deSanto gin. 288.
Domingo, pag. 281. P. Fr. Martin Robledo: Már¬
S. Juan Gilabert : noticia de tir , pag. 27.
la integridad de su cuer¬ P. M. Fr. Melchor Fernan¬
po, pag. 152. dez : edificó varios pue¬
P. Fr. Juan Solorzano: cele¬ blos , pag. 286.
bro la primera Misa que P. Fr. Miguel de Santq^Ma-
se dixo en la Isla de Cuba, ria , y su sobrino P. Fr.
pag. 281. Juan: dones de milagros,
V 2 pro-
¡zfe3*f
Go.a/cmx l'v CO

308 DE LAS COSAS NOTABLES.


profecía, é imperio en los mas exercicios, pag. 107.
Demonios , pag. 28. Item : su pobreza, pag. 140.
P. Fr. Miguel Orenes f fundó Item : se le encontró en un
el Convento de Piura, pa- mismo tiempo en dos lu¬
gin. 29. gares, pag. 141.
Marqués de Montes-Claros: Rio de las Amazonas : tiene
%

honores que siendo Vir¬ de largo 1356. leguas, de


rey de Lima hizo al ve¬ circunferencia 4000 , la
nerable Urraca , pag. 64. boca al Occeano 80 y pa-
Marqués de Monte Alegre: g¡n* 33-
confesado del venerable S
Urraca, pag. 92.
Sara : la primera entre las
P mugeres que después del
pecado fue bendecida, pa-
Pedro Pasqual : tercer Re¬ gin. 5.
ligioso del Orden, pag.2. P. Fr. Sebastian Truxillos:
M. Prieto, Virrey, y Capi¬ con otros, fueron los pri¬
tán General, pag. 100. meros Predicadores Evan¬
Provincia de Quito : prime¬ gélicos en Quito, pag. 26.
ra de todas las Religior Item : Gobernador en Tum-
nes , pag. 25. bez, pag. 283.
V. Hermano Sebastian del
R Espíritu Santo : singular
virtud , pag. 293*
Recoleta de Lima : su ob¬
servancia , pag. 67. V
Redención : hecha en las J\j.. Vigo: se quedó en re¬
tierras alzadas de Chile, henes en Argel, pag. 96.
pag. 284. Unicornio: ahuyenta los ani¬
M. Redondo : acompañaba males venenosos : Moral,
^venerable Urraca en los pag. 88.

F I N.
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