Lo Que Nos Dijo Nietzsche Sobre El Sufrimiento y La Enfermedad
Lo Que Nos Dijo Nietzsche Sobre El Sufrimiento y La Enfermedad
Lo Que Nos Dijo Nietzsche Sobre El Sufrimiento y La Enfermedad
sufrimiento y la enfermedad
Estimado Lector,
Y además siendo estudiante contrajo sífilis, una enfermedad infecciosa que causa
mucho dolor e incluso puede ser mortal.
De hecho, por ese motivo el célebre filósofo pasó el resto de su vida abrumado por
náuseas, vómitos y terribles dolores de cabeza.
Y entonces conoció a una joven de origen ruso, Lou Andreas-Salomé, con quien parecía
que al fin había hallado la felicidad.
“No entiendo en absoluto cuál es el punto de la vida […] ¡Todo es aburrido, doloroso,
asqueroso!”, diría él.
Ciertamente no tuvo más que decepciones con las mujeres (¿quizá asustadas por su
enorme bigote?). “Gracias a tu esposa eres cien veces más feliz que yo”, le escribió a
un amigo.
La sífilis, que ataca el cerebro, no dejaba de ganar terreno. Se estaba volviendo loco.
Fue internado en un hospital psiquiátrico y murió en extrema pobreza a la edad de 55
años.
Por increíble que hoy parezca, los libros de Nietzsche no tuvieron éxito durante su vida.
Pero es bastante lógico: ¡estaba totalmente fuera de sintonía con sus coetáneos!
Eso lo llevó a vivir en una gran pobreza y sintiéndose completamente incomprendido.
Es decir, que experimentó en sus propias carnes el sufrimiento, ante el que nos dejó
una enorme lección.
Para Nietzsche todos tenemos áreas oscuras en nuestra vida. Todos afrontamos
dificultades que nos parecen insuperables. Todos conocemos el fracaso.
Para él solo se alcanza la felicidad al superar un desafío y, por ello, cuanto mayor y más
difícil es este, mayor será la alegría que lo acompañe.
Es el mismo mecanismo por el que un alpinista busca montañas cada vez más altas y
más difíciles de encumbrar. Es desde la cima de estas montañas, las más elevadas, desde
donde uno puede contemplar las vistas más hermosas y respirar el aire más puro tras
haber culminado su hazaña (por no hablar de que las paredes más vertiginosas son
también las que tienen la belleza más fascinante).
A diferencia de muchos otros filósofos, Nietzsche creía que era una ventaja
experimentar serias decepciones en su vida.
“No es a través del genio, es a través del sufrimiento, solo por él, que dejamos de ser
una marioneta”, diría su discípulo Emil Cioran años después.
La diferencia que vemos entre quiénes somos y quiénes creemos que podríamos llegar a
ser nos causa dolor.
Nietzsche pensó que deberíamos mirar nuestros problemas como un jardinero mira sus
plantas. El jardinero transforma las raíces y los tubérculos, muy feos, en bonitas plantas
con flores y frutos.
Pues bien, nosotros, en nuestras vidas, podemos tomar las cosas “feas” y trabajarlas
hasta lograr algo hermoso.
Y es importante saber cómo actuar frente a los grandes retos que plantea la situación:
Por un lado, la envidia puede llevarnos a dañar a nuestro prójimo, pero también a la
emulación que nos permite dar lo mejor de nosotros mismos.
Por el otro, la ansiedad podría paralizarnos, pero también llevarnos a un análisis preciso
de lo que está mal en nuestra vida y, por lo tanto, a la serenidad.
Del mismo modo, las críticas son dolorosas, pero generalmente nos impulsan a mejorar
nuestro comportamiento.
Por supuesto las cosas suceden en varias etapas. De ahí que la “alegría” y el
“significado” de la enfermedad no nos sea visible en un primer momento o cuando
sentimos dolor.
“Para llegar a la resurrección hay que pasar por la crucifixión”, me dijo un día un
amigo.
Todo esto me hace pensar que muchas de las reflexiones que nos dejó Nietzsche por lo
general se entienden mejor (o, al menos, con todos sus matices) por parte de quienes ya
han cumplido una edad.
Quienes ya han pasado por ciertas experiencias, en definitiva, e incluso han tenido
tiempo de sanarlas y de verlas en perspectiva.
No obstante, todos podemos sacar una gran reflexión de sus ideas e intentar, al menos,
que nos hagan ver el sufrimiento con otros ojos.