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Casa Romana Domus

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CASA ROMANA DOMUS

En la construcción de una de estas viviendas urbanas entraban en juego diversos factores tales
como su orientación, la situación en la propia ciudad, pero también la visibilidad de la misma
desde otras zonas de la ciudad, la buena disposición de luz o que la casa fuera cálida en
invierno y fresca en verano. Ni todas tenían atrio ni peristilo ni tampoco el mismo volumen de
recursos.

Cada vecino debía construir las vías públicas que tenía delante de su casa y además debía
mantenerlas y limpiar los acueductos. También existía una regulación de alturas para evitar
que los edificios fueran demasiado altos y pudieran sufrir derrumbes o fueran fácilmente pasto
de las llamas, el peor mal de los edificios de época romana. En muchas ocasiones, las casas
disponían de un pórtico para proteger a los transeúntes y realzar la fachada.

Una vez trazado el perfil de la casa, según el terreno del que se disponía, se procedía a la
división interna en estancias, tantas y de tantos tamaños como se quisiera e indicara el decoro,
siguiendo siempre las indicaciones de los modelos de Vitruvio. Los materiales más empleados
para su construcción serían los autóctonos de cada zona, ya fueran piedras o mármoles junto a
la tierra y la madera, empleando diversas técnicas para su construcción.

Planta y alzado de la domus de Trebio Valens (Pompeya)

En lo que se refiere a la ordenación interna de las casas, los modelos más extendidos y que
responden mejor a lo que es una casa romana, son las casas de atrio y las de peristilo. Sin
embargo, dado que la casa debía adaptarse al terreno y al nivel económico del propietario,
nunca se darían dos casas iguales. Ni todas tenían atrio o peristilo ni tenían el mismo volumen
de recursos. Se dieron casas cuyas estancias simplemente se comunicaban entre sí, casas de
corredor con un pasillo alargado que comunicaba las estancias.
Por lo general, la casa romana estaba dotada de una serie de estancias más o menos
estandarizadas, aunque como hemos señalados, no todas disponían de todas ellas o en la
misma cantidad:

·Vestibulum: Espacio entre la acera de la calle y la puerta de la casa o bien entre dos puertas.

·Fauces: Paso estrecho o pasillo continuado, generalmente conecta el vestíbulo y la puerta.

·Tabernae: Tienda.

·Atrium: Atrio, un patio interior de distintos tipos, pudiendo tener uno o dos pisos o
estar columnado, con o sin función de recoger agua.

·Compluvium: Tragaluz sobre el atrio que deja pasar el agua de lluvia

·Impluvium: Estanque donde se recoge el agua de lluvia.

·Hortus: Jardín situado normalmente en la parte posterior de la vivienda. En época anterior


funcionaría como un pequeño huerto.

·Culina: Cocina

·Peristylum: Recinto rodeado de columnas

·Triclinium: Comedor.

·Alae: Habitaciones laterales.

·Cubículum: Dormitorio.

·Tablinum: Una especie de archivo de documentos de la familia, despacho del pater familias y
sede del poder de la casa

·Oecus: Sala principal o vestíbulo, a veces empleado como triclinium

·Exedra: Lugar de reunión que cuenta con un asiento evolución de la exedra griega.

·Sacella: Pequeña estancia destinada al culto.


Por lo general, el acceso a la casa se hacía mediante uno o dos escalones y a través de la ianua,
en donde estaba colocada una imagen del dios Jano; esta daba acceso a un vestibulum,
abriéndose hacia el interior y dando paso a un pequeño corredor entre este y el atrio (fauces).
Las viviendas podían tener una puerta lateral para la servidumbre (posticum).

En general, la vida se articulaba en el atrio o patio, donde acudían todas las mañanas los
clientes del patricio, para presentar sus respetos a su patrón, ofrecerle sus servicios o
demandarle ayuda. Pasaban en orden de importancia al tablinum. Para demostrar sus
riquezas, el triclinium solía estar visible desde el patio, recibiendo este nombre porque
tradicionalmente había 3 klinai o divanes para reclinarse al comer y que a su vez daban cabida
a 3 personas cada uno.

En las domus era también posible encontrar baños, pequeñas estancias termales al estilo de
las termas públicas, pero no estaba mal visto que no los hubiera, ya que las visitas a las termas
públicas constituían un elemento de relación social. Lo que sí había siempre eran latrinae o
aseos, generalmente emplazados junto a la cocina, separadas por un muro o panel de madera,
siendo evacuados los residuos a la calle. Por su parte las cocinas, se solían colocar en una zona
apartada, junto a los baños, para evitar que el calor o el fuego pudieran afectar a la casa.

La mayoría de las casas contaban con pocas zonas de higiene y ventilación, siendo escasas las
ventanas y contando con una iluminación deficiente.

Muchas de las estancias de las casas estaban decoradas con pinturas murales, empleando
motivos simbólicos y alegorías, o simplemente escenas a modo de decoración. El objetivo no
era otro que el de mostrar el poderío económico del dueño al tiempo que dotaba a la casa de
un ambiente suntuoso a menudo acompañado por el uso de esculturas y la decoración de los
suelos con mosaicos que exponían gran variedad de motivos, desde avisos y saludos en las
entradas de la casa hasta representaciones de las musas, actuando como un medio de
exaltación de riqueza y posición social. Junto a esto, otros recursos tradicionales eran las
imágenes de los ancestros de la familia.

El mobiliario era escaso y funcional; se limitaba a los objetos más indispensables: arcas,
armarios, camas o  lectus que servían no sólo para dormir, sino también para comer
recostados. Las mesas y asientos podían ser de diferente forma y material. Se servían de
antorchas, velas y lámparas de aceite para la iluminación interior; para alumbrar la parte
exterior de las viviendas se utilizaban antorchas con velas de sebo.

Junto a esto, era común también que las casas dispusieran de un espacio dedicado al culto y
altares domésticos tales como los lararios, dedicados al culto a las divinidades, no
exclusivamente a los dioses Lares como indica la palabra.

LOCALIZACION

Roma

Una de las ciudades más importantes de la antigua Roma es, evidentemente, Roma. La ciudad
de las siete colinas fue el modelo arquitectónico y organizativo a seguir en toda la civilización
romana.

Fundada según la tradición en el año 753 a.C. en un emplazamiento estratégico, su


planificación urbana, que luego exportará, utilizaba el modelo hipodámico, de trazado
geométrico y rectangular, con calles paralelas y perpendiculares entre sí, constituyendo cada
cuadrado una manzana.

Las calles pavimentadas tenían aceras para los peatones y destacaban dos grandes avenidas
de norte a sur, cardo, y de este a oeste, decumano, que convergían en el centro del rectángulo
en el foro, verdadero corazón de la urbe.
La vida pública se concentraba en el foro, con claras influencias en el ágora griega, que era un
espacio rectangular porticado donde se erigían los edificios más emblemáticos de la ciudad,
como los de gobierno, los religiosos y los judiciales.
Por supuesto es la clase patricia la que prospera en mayor grado pero también gracias a
mejoras como el sistema de cloacas en tiempos de Tarquino hace que el valle sea menos
insano y también se desarrollen los barrios bajos como Subura y el Velabrum. La
riqueza va aumentando y gracias a las conquistas romanas, los esclavos aumentan. A
finales de la monarquía tras más de doscientos años de desarrollo urbano, la calidad de
vida de las familias más poderosas ha aumentado y el modo de vida etrusco y griego se
va consolidando. Las primeras casas romanas dejan paso a la domus importada de
Etruria en los tres últimos siglos de la república, en la que aparece el atrium, perystilum,
compluvium, impluvium, etc. Este tipo de casa-patio responde a un modelo cuyo origen
parece ser Mesopotamia y desarrollado durante el tercer milenio a.c. por la civilización
sumeria. Se difundió por todo el Creciente Fértil y Anatolia y así se introdujo en el
mundo griego y etrusco.
En el siglo III a.c. y ante la carencia de espacio en las casas arcaicas romanas, se adoptó
de los etruscos el modelo que permitía aumentar el espacio de la vivienda. Así el huerto
trasero pasa a transformarse en un nuevo patio porticado similar al peristilo griego por
lo que la nueva vivienda romana pasa a disponer de dos ambientes, el atrio y el peristilo
apareciendo el andron como comunicación de ambos ambientes y se abre el tablinum
para que exista una comunicación amplia entre el atrio y el peristilo convirtiéndose así
el atrio en zona de recepción y acceso a la vivienda y lujosamente amueblado de cara a
los visitantes.
Inicialmente el lugar de paso entre ambos ambientes llamado andron por los griegos
pasa a ser una zona reservada al pater familias como un tipo de triclinium o sala de
banquetes y se crean en la zona del peristilo diferentes habitaciones como el triclinium
como comedor o sala de banquetes, la exedra como sala abierta al peristilo y lugar de
recreo, estar o recepción, el oecus como comedor de gala más amplio y cómodo que el
triclinium.

Según los registros de que disponemos, ya en época imperial en el siglo I d.c. sólo
existían en Roma 1800 domus por lo que no podemos incluirla como la casa típica
romana. Solo las clases más pudientes de Roma como miembros del Senado, patricios y
miembros del orden ecuestre más adinerados podían permitírselo de la misma forma que
en nuestros días sólo algunas familias pueden permitirse vivir en el centro de las
grandes ciudades en una gran mansión a todo lujo. Por ello no podemos decir que la
domus sea la casa romana por excelencia, la mayoría del pueblo romano vivía en ínsulas
en la ciudad y en casas de campo en el resto por lo que si debemos ponerle un nombre a
la casa típica en Roma debe ser la ínsula.

Estas casas de las familias pudientes constituía una vivienda urbana de carácter
unifamiliar, es decir, la vivienda del pater familias y de todos los que vivían bajo su
tutela por lo que podemos denominarla casa familiar y curiosamente construída hacia
adentro, sin ventanas al exterior y distribuída, en una sola planta en general
(algunas domus podían tener un segundo piso alrededor del atrium con habitaciones
secundarias tanto para la vivienda principal como para las tabernae o tiendas que
pudieran tener en los laterales).
Influída por la arquitectura helenística y concebida en sentido horizontal,
la domus estaba construída en torno al patio interior llamado atrio (atrium) y a un jardín
también interior o peristilo (peristylum). Hoy día los patios andaluces o los claustros de
nuestros monasterios románicos y edificios bizantinos proceden de esta forma de
edificar y que importaron los romanos que se acomodaron en la península.
A veces, en los dos laterales de la fachada principal se construían tiendas
llamadas tabernae, sin conexión con el interior de la casa en la que se acomodaban
diferentes artesanos o comerciantes a los que se les alquilaba por parte del dueño de la
casa (fullonicae, thermopolia, cauponae, tabernae..).
Desde la calle y una vez traspasada la puerta llamada ostium o Ianua (procedente del
dios Jano o Ianus bifronte) se accedía a la casa a través del vestibulum en el que se
recibía a las visitas, y tras el pasillo o fauces se llegaba al atrio como centro de la casa,
normalmente sostenida por columnas con un corredor que lo circundaba y por el que se
accedía a casi todas las habitaciones. También era el centro social y lugar de reunión
para todos.
En el centro del atrio casi siempre existía un pequeño estanque o impluvium que tenía
como misión recoger las aguas de la lluvia a través de las canalizaciones en el techo de
éste llamado compluvium y bajo el atrio se disponía de un depósito donde se
almacenaba esta agua procedente del impluvium o estanque. (Vitruvio, Festo y Plinio
nos han dejado toda una serie de explicaciones sobre la domus por si interesa).
La rica decoración de sus columnas, el compluvium, impluvium y las paredes eran un
factor muy tenido en cuenta por los romanos para resaltar la posición social de la
familia y era el lugar en el que normalmente se colocaban los dos altares que existían en
una casa romana, el lararium y el imagines maiorum (éste último se colocaba también
en el vestibulum).
El lararium era una pequeña capilla o altar donde se cuidaba la llama del hogar y en el
que todas las mañanas se rezaba a los dioses familiares (lares) que protegían la casa y
sus moradores. El Imagines maiorum en cambio era una zona, normalmente situada en
la entrada de la casa, ya sea en el vestibulum, en las fasces o en el atrium, en la que se
colocaban las máscaras en cera y objetos de los antepasados familiares que ocuparon
cargos importantes como el consulado. Eran motivo de orgullo familiar y se sacaban a
la calle en los funerales de los miembros de la familia. Como ya hemos comentado, las
aguas de lluvia se conducían gracias al tejado llamado compluvium hasta el estanque
o impluvium.
Desde el atrium o también llamado cavum aedium se accedía a las habitaciones
o cubiculae, a las alae y a otras dependencias situadas entre el atrio y el peristilo como
el tablinum o habitación despacho del pater familia en el que se recibía a los amigos o a
los clientes y el triclinium o comedor y sala de recepción para invitados. En el siglo I
a.c. cercano el fin de la república, el atrium  dejó de ser el centro de reunión como pieza
central de la casa y pasó a la parte más interior el centro familiar alrededor
del peristylum y las casas dispusieron de otras habitaciones más grandes como
el oecus como sala de recepción de invitados y la exedra. Como no disponían de
ventanas al exterior, las casas romanas no eran muy luminosas ya que la luz sólo
provenía del atrium y el peristylium y todas las paredes de las habitaciones estaban
decoradas con pinturas geométricas de perspectiva para dar sensación de amplitud,
alegóricas con motivos mitológicos o de escenas alusivas al uso de esa habitación y el
suelo de las habitaciones más representativas como
el vestibulum, tablinum, triclinium u oecus con mosaicos deslumbrantes. Con el tiempo
esta sociedad de ricos y aristócratas llegaron a disponer no solo de agua corriente
proveniente del acueducto, sino calefacción como en los baños públicos (en una
habitación por debajo del nivel del suelo de la domus se quemaban materiales
combustibles como la madera en un horno y por medio de una red de conductos  que
iban por debajo del suelo y paredes se conducían los gases de la combustión que
calentaban la casa. A esta habitación la llamaban hipocastium) y a decorar sus casas con
todo tipo de riquezas y obras de arte provenientes del mundo helénico, unas de gran
gusto y otras de pésimo gusto tal como atestigua Petronio (siglo I d.c. en tiempos de
Nerón) en su novela “El Satiricon” sobre la casa de Trimalción, un liberto enriquecido.

ARQUITECTURA URBANA: LAS CIUDADES 


 
Las ciudades conformaron la estructura civil y social de la civilización romana: se
centralizaba el comercio, se relacionaban los distintos pueblos conquistados, y, en
general se controlaba a la población. 
 
El diseño
urbano de las
ciudades
romanas sigue
unas pautas
necesarias para
el correcto
funcionamiento
de los servicios
públicos y
militares. 
 
Básicamente, la
ciudad romana
está compuesta
por una serie
de módulos
iguales,
distribuidos
ordenadamente
Modelo de planta de una ciudad romana -paralelos y
equidistantes- y separados por calles. Entre todos forman un conjunto de
diseño rectangular que está rodeado por una muralla perimetral con torres de
vigilancia. Todas las calles son iguales, excepto dos: la que va del norte a al sur -kardo
maximus- y la que va del este al oeste -decumanus-, que son más anchas y que
terminan en las únicas cuatro puertas que tiene la muralla. 
 
En el cruce de estas dos calles se ubican el foro de la ciudad y el mercado. 
 
Con estos módulos se diseñan los edificios públicos, el anfiteatro -dos módulos de
largo y uno y medio de ancho-, el teatro -un módulo-, el mercado -un módulo-, el
conjunto del foro -dos módulos-, etc. 
 
Estas normas urbanísticas se desarrollan durante casi 10 siglos, creando las distintas
ciudades. 
 
Dentro de las ciudades, los tipos de vivienda se dividían en: casa, domus, la insula y
la villa. También existieron las casae o viviendas de esclavos y clases bajas, que por sus
precarios sistemas de construcción, hoy han desaparecido. Además aparecieron
grandes edificios comunitarios como las basílicas, las termas y los importantes
conjuntos socio culturales y religiosos llamados foros.

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