Musica, Musicos y Cine Mexicano
Musica, Musicos y Cine Mexicano
Musica, Musicos y Cine Mexicano
noviembre 2013
Resumen
Los estudios interdisciplinarios sobre el cine mexicano son todavía escasos entrado el
muy reducido. Los insumos de investigación sobre el tema provienen de testimonios orales
y ensayos historiográficos, lejanos todavía del análisis musical o de la historia posible de sus
El presente texto coloca miradas sobre cinco momentos de la historia del cine en México
posible de la música del cine en México. ¿Es posible hacer una historia de la música en el
cine sin la música? Quizás sí, a través de la historia de la música en el siglo XX en el país, la
historia del estado y su relación con las organizaciones gremiales e industriales, y la historia
audiovisual.
gráficos pero pocas veces como tema central. Los acercamientos histórico y musicológicos
en países como Estados Unidos, Italia o Francia, han construido panoramas satisfactorios
1
sobre la música de sus cines, y en algunos casos son estudios ejemplares.1 En la inteligencia
de que la historiografía sobre el cine en México plaga ya los índices de citas internacionales,
cabe especular alguna respuesta sobre este rezago específico en el caso de la música, con una
música misma. Bien sea en forma de grabaciones para transcribir o en el mejor de los casos
de partituras, los textos musicales del cine mexicano son escasos y provienen de colecciones
personales y familiares que representan sólo destellos de una posible preservación. Contadas
ria. Obtener la música para su análisis implicaría ubicar las partituras o efectuar la escucha
y transcripción directamente de lo que se logra apreciar en las películas. Éste últimos por
cierto, trayecto agreste y espinoso sobre todo por el estado de conservación de muchos ma-
teriales; a penas se han logrado estabilizar las películas para evitar su deterioro pero resta
todavía su restauración. El rescate de las deterioradas bandas sonoras es laborioso tanto para
la única fonoteca especializada en los sonidos del cine en México2 como para otros estudiosos
del campo.
música para cine ha sido estudiada por académicos de distintas nacionalidades a partir de
un universo de partituras accesibles gracias a la relación del compositor con las instituciones
1
Algunos trabajos, ejemplo de estudios musicológicos que explican procesos históricos, contexto pero también
análisis sobre partituras son Martin Miller Marks. Music and the silent film: contexts and case studies, 1895-1924. New
York: Oxford University Press, 1997 con referencia a Francia y EEUU, Sergio Miceli. Musica e cinema nella cultura del
Novecento. it. Sansoni, 2000 para un panorama general de la música del cine sonoro en Italia.
2
La fonoteca de los Estudios Churubusco, fundada por la diseñadora sonora Sybille Hayem en la década de los
noventa y continuado posteriormente por la propia institución, emprendió la digitalización de una buena cantidad
de materiales provenientes principalmente de cintas magnéticas. Consultar Luc Delannoy. «Sibylle Hayem, à la re-
cherche du son perdu». En: http://www.liberation.fr (ago. de 2001)). Las cintas han sido en muchos casos trasladadas
de sus soportes originales a formatos digitales diversos, proceso que enfrenta problemáticas múltiples comenzando
con la dificultad de reunir y mantener funcionales máquinas que puedan reproducir audio desde soportes de al
menos 4 tecnolgías en desuso, a saber: sonido grabado ópticamente en cinta de celuloide, cintas magnéticas de 1/4,
1 y 2 pulgadas, y algún hallazgo de sonido en película sobre nitrato, compuesto altamente explosivo en su envejeci-
miento, utilizado a través de las primeras cinco décadas del siglo XX. He testificado a través de visitas a estos y otros
estudios desde el tiempo de Hayem, que la mayoría de estos aparatos han sido desechados. Ponerlos en operación
habría sido como sea, sumamente costoso.
2
de su tiempo. Esto significó punto de partida para las primeras aproximaciones interdiscipli-
narias al tema y probó caminos posibles hacía una musicología del cine mexicano.3
Riverside4 , que alivió en cierta medida la falta de reflexiones sistemáticas sobre el tema, abor-
dó reflexiones seminales sobre análisis musical pero sobre todo rastreó procesos simbólicos
de la música del cine sonoro temprano en México. Prepara la edición de un libro al momento
de este texto.
han mantenido la memoria musical del cine mexicano con referencias musicales en la prensa,
sus carteleras, entrevistas y testimonios orales. Un texto en los años ochenta de Aurelio de
los Reyes constituyó por ejemplo el único texto monográfico sobre música y cine mudo en
México5 . El estudio de la música del cine sonoro pareciera en oposición, haber caído en el
campo gravitacional de sus grandes figuras mediáticas; se sustenta en los testimonios casi
siempre de aquellos que se asociaron a la canción popular expuesta también en la radio y más
tarde la industria fonográfica. La canción, pilar histórico de las músicas de muchos cines, ha
sido para el mexicano un reflector poderoso que baña a ciertos compositores y apoya el
financiamiento de una industria, pero también impide el brillo de otros músicos, opacados
como luciérnagas frente a las luminarias. Será importante ampliar el objeto de estudio lo más
posible; cualquier música compuesta para el cine, servirá para crear un panorama.
3
tor. Es la reacción de éste a la solicitud creativa de un productor, tal como ocurre por ejemplo
En segundo lugar queda la música misma. Ahí se identifican los recursos compositivos
del autor y la generación de un planteamiento frente a los sonidos y las imágenes en movi-
miento. Para el tercero, habrá que relacionar estos elementos con el momento tecnológico de
tendrá mayor o menor relación con la tecnología y el estudio de esta relación es insoslayable.
He tomado el primer criterio para elegir cinco momentos en el cambio de las relaciones
laborales entre la industria, sus creativos y el estado, para ensayar un panorama posible, tan
1. Músicos, calle y cines 1895-1916: de la llegada del cine a México hasta la aparición del
Producción Cinematográfica.
5. Disolución eléctrica 1961 al presente: el trayecto accidentado hacia una industria plural
en sus estéticas.
mente multidisciplinarias asociadas a las diversiones públicas; desde fiestas privadas hasta
6
Simon Frith. «Towards an aesthetic of popular music». En: Music and Society: The Politics of Composition, Per-
formance and Reception. Ed. por R. Leppert y S. McClary. Cambridge University Press, 1989, págs. 133-150, págs. 132-
136.
4
burdeles de al menos dos siglos anteriores al XX. La música y la danza, la poesía y la danza, la
música y el teatro podían verse más allá de los grandes teatros y salas de ópera7 , alternando.
Justo la alternancia entre ejecuciones musicales, danza, números de comedia etc., caracte-
rizaron a los salones como el Moulin Rouge en Paris o el Margherita en Italia y su formato
mexicanas. Lejos del ámbito rural predominante, las celebraciones del presidente Porfirio
Díaz lo mismo incluían al cuarteto de cuerdas Saloma tocando música de cámara, como una
orquesta que interpretaba habaneras, forma musical con rasgos afroamericanos, y piezas de
baile8 .
Sabemos con cierta precisión qué constituyó esta música de diversiones públicas en las
ciudades en México, que propongo esquematizar en una base trípode con base en espacios
sociales: las músicas tradicionales y la diversidad musical de los espacios del campo, en se-
institucionales, bandas de viento útiles en la milicia y las orquestas típicas por ejemplo, in-
terpretando la música de las ciudades, de la escucha popular y del baile.9 Estas agrupaciones
vincularon la música popular con una dotación orquestal particular, y recibieron gran acep-
tación. Las “típicas” llenaron los programas de eventos públicos y junto con la banda de
metales, se sumaron a los repertorios de concierto y bel canto en la construcción del universo
Si esta era la música de las variedades mexicanas, esta fue la música del cinematógrafo,
5
na conocidos como los géneros chicos y que derivaron en gran medida de la ópera. Tras su
presentación ante Porfirio Díaz en Chapultepec, 189610 , su música estaba prescrita. En bue-
tradiciones.
el de las vistas, momentos de la realidad retratados por distintos fotógrafos. La prensa social
especializada acostumbrada a mencionar a los ensambles que ejecutaban en bailes, tuvo que
dar un seguimiento al menos marginal a los sus músicos de las proyecciones. En la celebra-
ción de fiestas patrias de 1896 por ejemplo, el esperado baile elegante con el presidente fue
sustituido por una función de cine.11 No hay prueba constante que la banda militar acom-
pañara la proyección, pero si que estuvo ahí alternando con números musicales. Sí sabems
en cambio que en cierta función organizada por el exhibidor itinerante Carlos Mongrand en
pues además de tocar antes y después de la función de cine para recibir a Don Porfirio Díaz,
tocó una marcha de honor al momento en el que se proyectó una vista del presidente en
cuestión.12
Ya entrado el siglo XX los salones de cine proliferaron y también la oferta laboral para los
músicos que no tardaron en recibir las primeras películas argumentales de mayor metraje, y
de lenguaje más complejo que las “vistas” monotemáticas de corta duración. Los pianistas
proliferaron como instrumentistas solos entrado el siglo.13 Poco a poco la prensa destacó
esos momentos de interacción musical. Cuando Jacobo Granat contrató al joven pianista Je-
sús Martínez para tocar en su recién inaugurado Salón Rojo durante la exhibición de películas
10
De los Reyes, Cine y Sociedad en México, 1896-1930. Vivir de sueños. Págs. 21-23.
11
Díaz y de Ovando, Invitación al baile, pág. 545.
12
Aurelio De los Reyes. «La música en el Cine Mudo». En: Anales del Instituto de Investigaciones Estéticas 51-52
(ene. de 1983), págs. 99-124, pág. 105.
13
Luis Reyes de la Maza. Salón Rojo. Programas y crónicas del cine mudo en México. 1895-1920. México: UNAM.
Dirección General de Actividades Cinematográficas., 1968, pág. 27.
6
la prensa reconoció su habilidad de «improvisar en el piano la música al asunto representa-
do»14 . Los pianistas como ejecutantes solistas tuvieron mejor posibilidad de improvisar los
Los salones más costosos pudieron pagar pequeños ensambles que elegían músicas para
cada vista; integraban al parecer compilaciones musicales, técnica muy utilizada en la música
del cine mudo de otros países.15 Es probable que la primer música mexicana para cine se
haya escrito bajo este recurso y tras el anonimato de las pequeñas salas y el extravío de las
que a menudo incluían arreglos de obras orquestales, cierta formación musical académica.
Gracias al desarrollo de los géneros chicos a fines del siglo XIX, la zarzuela o su derivación con-
secuente, el teatro de revista que utilizaba las noticias semanales como insumo argumental, y
que expuso a estos músicos a la música para escena y al seguimiento de un texto dramático,
có jugosa fuente laboral para músicos, estudiantes y atrilistas16 . La industria fílmica estadou-
nidense crecía de manera asombrosa, pero en México ganó un veto por la imagen peyorativa
que algunas de sus películas mostraban del mexicano. No fue muy extenso pero fundamental
para dar paso en las carteleras mexicanas al cine francés y luego al italiano.17 La particulari-
dad de este cine europeo, es que se ofrecía en renta junto con una partitura musical ad-hoc.
El concepto de “séptimo arte” acuñado por Ricciotto Canudo (1911-1913), perfiló en Eu-
ropa una aceptación de artistas visuales, músicos y otros para interactuar de formas más
7
sitores de música de cámara entre 1908 y 1915 fueron contratados para escribir la música, a
menudo orquestal de las películas. Los recursos del tema musical conductor leit motif encum-
brado por Wagner, oberturas musicales antes del inicio de la película a la manera de la ópera,
No todos los ensambles o músicos del Conservatorio veían el cine con buenos ojos como
veremos adelante. El músico era un trabajador del cine. Las orquestas del Teatro Hidalgo y
el Teatro Colón en la Ciudad de México, fueron agrupaciones formadas ex-profeso por atri-
listas y alumnos del Conservatorio Nacional. Con esta confluencia de músicos de concierto,
espacios como el mencionado Salón Rojo competían con ventaja frente a otras salas al vol-
verse salones de variedades capaces de contratar bandas, orquestas típicas y ensambles del
Las orquestas que tocaban para el cine y luego daban concierto popular; entre sus mú-
sicos se cuentan directores reputados como Luis G. Saloma o Alberto Anaya. El acompaña-
miento a proyecciones con música orquestal se profesionalizó y tan sólo entre 1913 y 1916
fueron comunes las proyecciones con gran orquesta: Marco Antonio y Cleopatra que dirigió
Anaya, Los últimos días de Pompeya dirigida quizás por Saloma, El ballet Excelsior puesta
cinematográfica del ballet homónimo, que se acompañó con su música original escrita en el
siglo XIX por el italiano Romualdo Marenco, Cabiria que incluía como parte de su partitu-
algunas. Algunas de estas incluían la participación de cantantes líricos durante escenas par-
ticulares.19 .
clases con alto poder adquisitivo que pagaron, según se lee en las carteleras de los diarios,
18
Ver El asesinato del Duque de Guise de Camille Saint-Saens (1908), estudiada por Marks, Music and the silent
film, págs. 49-60 La película se estrenó en la Cd. de México en el CINE CLUB del empresario Jorge Alcalde. No tengo
fuentes que indiquen que se haya tocado la música original del francés.
19
Consultar Serralde Ruiz, «Música, músicos y cines en la Ciudad de México (1910-1917)»
8
hasta dos pesos por una función de cine con orquesta. Nace la crítica especializada del cine
en México, y casi de inmediato se encarga de exaltar la música de cine en los grandes salones,
y de atacar a los pianistas, orquestas típicas y de baile que se contrataron en los salones más
pequeños. En ese momento nacen también los primeros intentos de industria cinematográfi-
ca mexicana que al lado de tal actividad musical en los cinematógrafos, parecían el escenario
Sin embargo, la decena trágica en 1913 inició un proceso de desintegración social y las
nización de proyecciones con orquesta entre 1916 y 1917. La ciudad de México, centro de
desolada. Los músicos siguieron trabajando hasta siete horas continuas21 , tocando, impro-
visando y revisitando sus repertorios hasta el cansancio. Las exhibiciones entre 1914 y 1916
carecieron de la pompa de los estrenos de cine italiano con orquesta en vivo, sobre todo en
cine llamado Zeta atacó casi de inmediato la música en los cines, en su columna Escenarios
y Pantallas:
[. . . ]Uno de estos días me referí en este lugar a la letal influencia que la música
simple y americana esta ejerciendo sobre los tiernos y maduros cogollos de nues-
tros aficionados al cinematógrafo; tengo que agregar hoy que el vehículo antipa-
triótico de esa plaga, son las orquestas típicas[. . . ] [Y] después de fijaros, faltad
o
de que cese este desenfreno desatentado de "fox-trotsïdiotas, de . ne stepsïmbéci-
por lo menos como la pésima enseñanza que sacan nuestros honestos aspirantes
9
Casi silenciosa para la prensa musical pero no para la de espectáculos, la influencia mu-
sical estadounidense de la jazz-band penetró las calles mexicanas durante la década de los
veinte. Las carteleras y programas denotan un cambio considerable sobre todo en las dotacio-
nes instrumentales. Los bailes de two-steps y kakewalk[sic] formaron parte de los repertorios
de orquestas de salón en México desde tiempo atrás, a razón de su presencia en los salones
dad mexicana (1825-1910). es. UNAM, ene. de 2006, pág. 620 Pero la nueva influencia del jazz
temprano manifiesto en los novedosos fox-trots que refiere Zeta en la cita anterior nos ayuda
a especular no sobre una mala orquesta típica, pero sí sobre una agrupación ecléctica que ha
transformado sus repertorios según las cambiantes variedades rumbo a la década venidera.
canto, bandas militares y orquestas de baile con la exhibición de películas. Una nueva gene-
Los músicos vivieron la mayor demanda al momento . Los alumnos del Conservatorio
caminaban sólo unas cuadras para llegar a trabajar a los cines del centro de la Ciudad de
México24 En los años veinte, algunos músicos y directores del cine sonoro mexicano cono-
cieron a los intérpretes que después, como compositores jóvenes de concierto, aprenderían
10
Ejemplos claros son Silvestre Revueltas fuera de México, cuando trabajó como violinis-
ta en orquestas de los cines en Chicago26 , Carlos Chávez como organista en el citado Ci-
ne Teatro Olimpia donde por cierto conoció al hoy celebre compositor Eduardo Hernández
Moncada a cargo de la orquesta del mismo teatro. Según testimonio de este último, en di-
cha orquesta tocaba el violinista Francisco Moncayo, hermano de José Pablo el compositor y
Manuel Esperón, posteriormente compositor prolijo del cine sonoro, recordó en 2002 en
una entrevista que me concedió, su trabajo en el Cine Mina de la capital, como pianista
acompañante de cantantes populares en los intermedios musicales. Esto nos sirve para re-
cordar la llegada a México de la radio en los hogares. La música que tocaba Esperón estaba
ca popular en los cines recibieron también la influencia de los escuchados a través del nuevo
medio.28 .
Las páginas de cartelera cinematográfica revelan años de trabajo constante con la música
en conexión con la exhibición, en una batalla férrea entre exhibidores que hicieron del acom-
en contacto con las exhibiciones en Estados Unidos, exigía en las funciones capitalinas la co-
nexión musical habitual en las grandes proyecciones estadounidenses30 Es claro que no todos
los exhibidores se ocuparon de contratar músicos que atendieran con eficacia ese carácter.
Los músicos padecieron una dura explotación laboral entre tantos salones de diversio-
conformaron en una Unión de Filarmónicos que ya defendía los derechos de sus participan-
tes. En 1921 emprendieron su primer emplazamiento a huelga contra los empresarios del
26
Roberto Kolb-Neuhaus. «El Vanguardismo de Silvestre Revueltas: una perspectiva semiótica». Tesis doct. Mé-
xico, D.F.: Universidad Nacional Autónoma de México, 2006, pág. 6.
27
Eduardo Contreras Soto. Eduardo Hernández Moncada: Ensayo biográfico, catálogo de obras y antología de textos.
es. Centro Nacional de Investigación, Documentación e Información Musical Çarlos Chávez", 1993, pág. 128.
28
Que inició sus transmisiones en 1921 y resultó en 1923 en la necesidad de la regulación y autorización guber-
namental de las primeras radiodifusoras en el país.Jorge Mejía Prieto. Historia de la radio y la televisión en México.
es. O. Colmenares, 1972, pág. 15
29
Ver principalmente El Universal
30
Angel Miquel. Por las pantallas de la ciudad de México periodistas del cine mudo. spa. 1. ed. Guadalajara, Jalisco,
México: Universidad de Guadalajara, 1995, págs. 113-114.
11
Olimpia31 , que no fue exitosa sino hasta 192332 ; curiosamente los músicos no se asociaron
en el mismo sindicato que protegía a los manipuladores y taquilleros. Tan solo al especular
qué se tocaba, en qué momento de las funciones y qué tan seguido, perdemos la cabeza. Los
tas del porfiriato, se convirtió en un ícono de las ideas pos-revolucionarias. Dos orquestas
orquestas contó con dotaciones ligeramente distintas a la original de siglo XIX: se integraron
a través de los años trompetas, trombones y algunas percusiones como el timbal cubano33
típica se probó por décadas como un mecanismo socorrido de divulgación de estas músicas
sobre todo en las ciudades. El nuevo estado al término atendía los ideales nacionalistas y
liberales que resonaron en el discurso de José Vasconcelos cuando quedó al frente de la Se-
cretaría de Educación Pública fundada por Obregón en 1921. Carlos Chávez fue designado
como titular de el área de Bellas Artes de la dependencia y uno de sus cometidos fue man-
tener viva esta búsqueda de músicas tradicionales, ahora bajo los ideales de la Revolución y
asistieron literatos, antropólogos, y músicos como Luis Sandi, Francisco Domínguez, Raúl
12
Una de las primeras expediciones del músico Francisco Domínguez fue acompañando
esta misión fue una película documental para la cual Domínguez refirió sus transcripciones
en una música para una orquesta típica. La exhibición de Chalma a la que asistió el pro-
pio Vasconcelos resultó un suceso fundacional aunque aislado para la música del cine en
México37 . El compositor realizó una partitura para orquesta típica utilizando las referencias
nes y necesidades de las diversiones públicas. Según se aprecia en una fotografía de aquella
exhibición localizada por Aurelio de los Reyes, el ensamble utiliza la dotación instrumental
mexicanas, que en el período mudo no logró despuntar. La música compuesta para cine mudo
estadounidenses. Contamos sólo con referencias, algunas de ellas de ellas provienen de los
Mientras tanto, terminaban los veinte. Muchas familias tenían ya su sala cinematográfi-
cines.
Juan Bustillo Oro, realizador de cine durante los años treinta, recuerda que su familia
so invento que abandonó los inventos simples para sincronizar el sistema de grabación de
moda, el gramófono, con la exhibición de una película.38 Se trataba del cronófono, una tec-
37
De los Reyes, Cine y sociedad en México, 1896-1930, pág. 154.
38
Juan Bustillo Oro. Vida cinematográfica. Spanish. México: Cineteca Nacional, 1984, págs. 117-118.
13
nología francesa de sonido-en-discos que sincronizaban la tecnología de reproducción del
gramófono con el proyecto de cine; introducida por la Gaumont tuvo sólo dos funciones en
el Teatro Colón que administraban los Bustillo Oro.39 En un testimonio parecido, el director
recuerda haber conocido también al empresario Lee DeForest que apenas años después pa-
las películas.
También en México se conoció el vitáfono que también lograba sincronía y que fue reci-
bido con extrañeza40 y uno de los mejores intentos de exhibición de películas con sonido en
Ambas tecnologías habían sido utilizadas para experimentos de sonorización en las fun-
ciones de cine en México, al parecer sin demasiados avances ni posterior propagación notoria
anunciada en la prensa mexicana. Lo que nos importa para la historia de la música, es que
coincidente fueron familias de dos futuros cineastas los partícipes de este proceso de “sono-
El gran problema es que eran tecnologías costosas. Al llegar los treinta, nace una intere-
de cine sonoro está activada en el país. Prepararon un proyecto con muchas posibilidades
de éxito, con actores y técnicos mexicanos que ya trabajaban en Estados Unidos. Acudieron
a la novela Santa (G. Peredo, 1931) de Federico Gamboa que gozó de gran éxito. Pero, para
nuestro interés, convocaron a músicos reconocidos en las diversiones públicas: Miguel Lerdo
de Tejada, encargado de una reconocida orquesta típica, y un pianista que gracias a la radio-
39
Rosario Vidal Bonifaz. «Los inicios del cine sonoro y la creación de nuevas empresas fílmicas en México (1928-
1931)». En: Revista del Centro de Investigación. Universidad La Salle (jun. de 2008), págs. 17-28, pág. 20.
40
Ver testimonios y crítica cinematográfica de Luz Alba, citado en Miquel, Por las pantallas de la ciudad de México
periodistas del cine mudo, pág. 206
14
difusión y su trabajo en la diversiones públicas, a saber el Teatro Lírico y el Teatro Politeama,
La tarea de crear una película sonora con música no era trivial. Sus elementos en muchos
lugares del mundo son simplemente los presentes en las variedades. Aparece justo la base
trípode de la música del cine mudo: la canción popular, las pequeñas orquestas populares y
apenas insinuada la música de concierto, además claro de los formatos narrativos del teatro
Para Santa, de Estados Unidos trajeron dos hermanos mexicanos, los Rodríguez, que
se sabía trabajaban con equipo compatible con la nueva tecnología Movietone43 , que tenía
como característica grabar las oscilaciones sonoras transducidas por decirlo de algún modo,
en luz que velaba una porción de la película. La industria incluso en Estados Unidos no era
capaz todavía de fabricar aparatos demasiado portátiles, y en eso destacaron los Rodríguez
al diseñar, acaso con ingenio mexicano, una electrónica y mecánica oportunista para hacer
Santa. En la primer ocurrencia de música diegética en la película, emanan ya las nuevas ideas
a la música de créditos al inicio y al final. No hay más fondo musical. A la par Agustín Lara
burdel; el momento en el que vemos sus labios sincronizados con la música, es mínimo, y los
15
Lo ocurrido en Santa se volvió en un fenómeno mediático premeditado. La canción prin-
cipal o canción-tema se solicitó a Agustín Lara antes incluso que el arreglo orquestal de
Lerdo, ya que este último utiliza el tema para los arreglos de principio y fin de la película. La
fórmula de la canción-tema, presente desde el cine de los años diez en el cine de Griffith en
Los tres primeros años de músicas para cine en México se concentran en la exploración
de esta fórmula. Casos excepcionales como Alma de América (Alfonso Bustamante, 1931),
llaman la atención por ser películas que nacieron en el período mudo y fueron narradas,
dobladas y musicalizadas después. Este cine tuvo que esperar casi una década para que la
tecnología de regrabación permitiera esta operación sencilla para los ojos contempoŕaneos.46
del que no hubiera tenido noticia con colegas con experiencia mexicana. En particular las
productora nacientes eligen a sus músicos y las tareas de grabación en función de la profi-
ciencia de sus ingenieros. Los hermanos Rodríguez encuentran un mercado único, durante
El técnico José B. Carles fue también operador de sonido, y en conjunto trabajan con
muchas de las películas del primer lustro del cine sonoro. No obstante, en casi 3 años de cine
hasta 1934, es la música diegética y las canciones tema la constante de producción. Llama
nuestra atención la película Sobre las olas de otro jóven cineasta, Miguel Zacarías, una de
las puertas de entrada para un músico checo o alemán, según reza una controversia docu-
arreglos para la radio en la XEW y la XEB. En una revisión rápida a través del catálogo de
su trabajo en la edición y arreglos orquestales (no de orquesta típica) o para piano y voz
de músicas originales o tradicionales fue prolijo y detallado. Max Urban era un músico de
16
de músico de cine cuando le fue solicitado. Su proficiencia como orquestador y musicaliza-
dor era sustantiva y para 1938 es llamado para trabajar con Boytler en su proyecto fílmico
de 1934, La mujer del puerto, que será un parteaguas y ejemplo suficiente para suscribir la
fórmula descubierta.
Los trabajos de Urban provenían de una tradición compositiva distinta. Sus partitura
estaban hechas para fuerzas orquestales mucho mayores y requerían atrilistas formados
en la música de concierto. Los músicos orquestales de los cines regresaron al cine sonoro.
los Rodríguez para las grabaciones en locación.48 Siguiendo el mismo modelo del éxito de
Santa, la producción solicitó una canción-tema cuya letra escribió e interpretó a cuadro en
este caso la esposa de Arcady, Lina Boytler. La música fue encargada a un arreglista de la
radio y pianista del cine mudo que hemos mencionado ya, Manuel Esperón. El trabajo de
Esperón necesitó como más adelante, de una buena cantidad de letras que musicalizar, razón
por la cual los letristas de la Radio y de muchos otros ámbitos, necesitarían una historia
Esperón arregló la música de la canción para piano, bajo y sección de cuerdas, orquesta
que se situó detrás del set de filmación mientras Lina cantaba a cuadro.49 Los Rodríguez de-
bieron solucionar la grabación con un precario sistema de mezcla. Urban recibió el crédito de
camente con la pantalla. En particular, es notorio que Boytler proyectó a Urban las ediciones
sobre las que el compositor construyó su hoja guía y tomó tiempos. La grabación de la música
de la mujer del puerto no pudo más que hacerse frente a pantalla, para sincronizar como fue
habitual en las partituras de cine mudo, acciones milimétricamente alineadas con momentos
de la partitura.50 .
Estas técnicas no estaban en el “saber hacer” de los músicos de variedades, sino en los
ingenieros de sonido con experiencia previa y en el oficio de Urban. El joven Manuel Esperón
48
Eduardo De la Vega Alfaro. Arcady Boytler, Pioneros del cine sonoro. es. Universidad de Guadalajara, Centro de
Investigación y Enseñanza Cinematográficas, 1992, pág. 64.
49
Ibíd.
50
Técnica conocida como mickey mousing (Gillian B. Anderson. Music for Silent Films: 1894-1929. A Guide. 1988,
pág. xi)
17
estuvo muy cerca del oficio de Urban, un compositor entonces de 38 años. La música de las
variedades y los géneros chicos ayudaron a los músicos mexicanos a acercarse a este ejercicio,
pero lo audible en la obra de Urban tiene pocos precedentes en el cine sonoro mexicano.
México a mediados de los treinta. Los sistemas no sólo mejoraron sustancialmente la elec-
trónica de registro y la microfonía, sino que propusieron mejoras tecnológicas en los sistemas
de reproducción. 51
medio con canciones-tema, como fue el caso de Raúl Lavista, compositor prolijo del cine
mexicano. Su primer partitura fue la Romanza y canción-tema para Dos Monjes (1936). En
apariencia, Lavista tenía encomendados los fondos también, pero su lugar fue ocupado de
nuevo por Max Urban quien tomó como motivo conductor para el desarrollo de gran parte
de la música la canción de Lavista, incluída una formidable variación para órgano eléctrico
El trípode estético de la música del cine mexicano prevalece, pero en función de argumen-
tos y temáticas. A decir de Ávila52 , por ejemplo, la curaduría musical del cine de añoranza
los “aires nacionales” y de las músicas tradicionales para crear un personaje que de algún
musicales del cine. La película de Fernando de Fuentes, Allá en el Rancho Grande parangón
idealizado del campo mexicano en el gobierno del presidente Cárdenas.54 ¿Quién se identifi-
ca con este “charro cantor”? No los hombres de los altos de Jalisco, para quienes lo audible
habría sido también necesario55 . La música tradicional en el cine se diluyó como en los tiem-
51
Décadas después los Rodríguez reconocieron la supremacía de la tecnología RCArodriguez_joselito_2002
52
Avila, «Los Sonidos del cine», pág. 195.
53
monfort_miradas_2013.
54
He preferido no utilizar los subgéneros de la música popular asociados con su masificación a través de la Radio;
justo para describirlos en función del encuentro de música tradicional y música popular de las ciudades
55
Arturo Chamorro. «El conjunto mariachi a partir de su apariencia sígnica». es. En: De occidente es el mariachi
y de México... Revista de una tradición. (Ene. de 2001), pág. 18.
18
pos de la orquesta típica, en el contexto social de la música popular de las ciudades, mientras
las tradiciones musicales como los mariacheros, ensambles de cuerda de Jalisco, saltaron a la
pantalla del modo que los huapangueros saltaron a principios de los treinta.
mos al revisar los veinte, se mantuvo presente en la industria durante varias décadas. Aparta-
orquestales más cercanas a los arreglos de la orquesta típica, con grupos de metales en luga-
res preponderantes del tema o de la introducción a una canción.56 ¿Podría ser la evocación
XX Los números musicales cada vez más extensos, no habrían sido posibles sin la técnica
del playback, en la que se grababan las canciones primero, luego se reproducían en el set de
Francia, hasta la cuarta década de su historia y representa en todas sus décadas un ejercicio
minoritario.
Al parecer, la visión en los veintes de Manuel M. Ponce de llevar la música tradicional me-
xicana a los lenguajes musicales de concierto venció en el caso de Redes. En esta ambiciosa
se, formado durante varios años como concertista y compositor y maestro de Conservatorio
Nacional, Silvestre Revueltas es citado para escribir la música. Con las dirección del fotógrafo
estadounidense Paul Strand, la película Redes retrató la lucha social de un grupo de pescado-
res y exaltó el paisaje veracruzano. Revueltas trabajó algunos años antes en Chicago, como
atrilista en una orquesta de cine mudo y sabemos por su correspondencia que comenzó la
56
Ver Qué lindo es Michoacán (1942) de Ismael Rodríguez, sobrino de los sonidistas Rodríguez que emplea al
cantante Tito Guizar, figura del radio como personaje central, atendiendo también los conjuntos de cuerda tradicio-
nales.
19
composición de la música de Redes sin haber visto la película57 , muestra clara de un oficio
desarrollado. No es nuestro interés hablar de nueva cuenta sobre Redes, pero sí evidenciar
se llenaban con públicos de todas las clases sociales pero principalmente, y a razón de sus
Por ese tiempo, el exilio español allegó también el nombre de Rodolfo Halffter, compo-
sitor madrileño que trabajó en películas de Rex Films y Films Mundiales, y es quizás justo
fondos musicales y trabajo junto con Raúl Lavista quien hacía todavía las canciones o Ma-
nuel Esperón. A compositores como Halffter o el también español Antonio Díaz-Conde se les
requería para las músicas de alusión ibérica. Díaz-Conde por ejemplo, fue también autor de
Típica Lerdo, Alfonso Esparza Oteo, y Manuel Esperón, el Sindicato Mexicano de Autores,
Lázaro Cárdenas que reconocía los derechos exclusivos de autores, traductores y editores.59
En general, los sindicatos en México están previstos por la Constitución Mexicana como
se comenzaron a explorar hasta los años setentas, las controversias se resolvían de forma
57
Silvestre Revueltas. Silvestre Revueltas, por él mismo: apuntes autobiográficos, diarios, correspondencia y otros
escritos de un gran músico. es. Ediciones Era, ene. de 1989, pág. 53.
58
Para una revisión detallada de la obra y sus distintas versiones, consultar Roberto Kolb-Neuhaus. «Silvestre
Revueltas’s Redes: Composing for Film or Filming for Music?» En: Journal of Film Music 2.2-4 (mar. de 2010)
59
Juan S. Garrido. Historia de la música popular en México: (1896-1973). es. Editorial Extemporaneos, 1974, pág. 83.
20
casuística y a través de la legislación local. Por lo tanto, entrada la década de los cuarenta
capaz de efectuar los gravámenes. La nueva institución logró a partir de 1945, un mayor
control de la recaudación por uso de los derechos autorales en las industrias fonográfica,
cinematográfica y radiofónica.
actores para fortalecer los medios de producción. El estado por supuesto se encontraba vin-
culado con el proceso en muchos sentidos y por supuesto a través del sindicalismo. Para
1944 se produjeron 75 películas.60 Para mantener este asombroso nivel de producción, la in-
Trabajadores de la Industria Cinematográfica (STIC), que había operado durante más de una
recurrentes. En ese mismo año por ejemplo, debutaron al menos 14 nuevos directores y de
esas películas 14 al menos están creditadas con partituras de Manuel Esperón. La cantidad
fueron otorgados, bajo la categoría de “Premio Nacional como la mejor música de película
de” el año en cuestión, a compositores como Miguel Bernal Jiménez en 194261 y antes por
Las temáticas del cine, diversificadas sí, visitaban ahora también las clases sociales ago-
tadas por los ideales cardenistas. El desarrollo de los textos cinematográficos posibilitaron la
exploración de la música de fondo en películas que no solicitaban canciones. Vale la pena no-
tar interesantes partituras donde compositores trascienden los formatos cortos para escribir
música orquestal. Ejemplos son Crepúsculo (1942) de Julio Bracho con fondos musicales de
60
Carl J. Mora. Mexican Cinema: Reflections of a Society. en. University of California Press, 1989.
61
“Premios de la Asociación de Productores y Distribuidores de Películas Mexicanas”, El Universal, p. 46
21
Raúl Lavista, interpretados por miembros de la orquesta Sinfónica Nacional y con el violín
solista de José Rocabruna, o la música de Halffter por ejemplo, que ocupó el único lugar en
industria como cancionista en La mujer del puerto, y es El Peñón de las ánimas (1942) de Mi-
guel Zacarías, marca una época interesante en su carrera. La aparición de los ensambles de
música tradicional y popular habían mantenido más o menos sus dotaciones instrumentales
y conformación numérica. La figura del “charro cantor” llevaba más de un lustro de sofistica-
ción, y las canciones se presentaban en números musicales secuenciales durante las tramas,
como en las antiguas diversiones públicas. El último número de “canción ranchera” de esta
metales y en particular en las trompetas y no es extraño que los arreglos para el mariachi
RCA dominaban prácticamente todas las grandes producción de cine, y una de sus ventajas
Esto posibilitaría que las trompetas no se escucharan sobre la masa sonora del conjunto de
mariachi de cuerdas. Con todo, el sonido seguía grabándose en película óptica, situación que
hacía imposible la regrabación y cada toma eran pies de película virgen. La mezcla implicaba
la sincronización manual de dos grabaciones para ser vaciadas en una tercera película óptica.
más la sección de trompetas, comienza a ser más bien una constante en la obra de Esperón.
Si consideramos que su trabajo y el de una decena de músicos de cine comenzando por Max
Urban en los treinta, se había complementado con la dirección, arreglos y composición para
las orquestas que financiaba la XEV y la XEW, no es extraño que las técnicas compositivas
22
Hasta estos años, las grandes dotaciones instrumentales eran una elección; grandes o
pequeñas según fuera la necesidad narrativa, posibilidad que estaba a punto de terminar.
Manuel Esperón
Hollywood a través de la RKO, dio origen a los Estudios Churubusco con una inversión casi
obligada de equipo de grabación62 ; a través de las películas aquí producidas, detecto un uso
mayoritario de equipo de la RCA. Si bien detecto que las películas filmadas en los estudios
más importantes, San Ángel y América a partir de 1947, utilizaban la misma tecnología de
grabación de buena calidad, el proyecto apoyado por la RKO y por el empresario Emilio
Ascárraga habría de construir la sala de grabaciones más grande de toda industria mexicana.
1945 a través de las sociedades de gestión de derechos autorales; en segundo lugar el control
supuesto el de la grabación musical, resultado del cisma del STIC y el naciente Sindicato de
Un grupo de inconformes buscó distinguir a los vendedores de dulces, por ejemplo, de los
roles creativos como el de el director o el musicalizador. Después de una pugna que sale del
23
Trabajadores de la Producción Cinematográfica (STPC), que obtiene en 1945 el reconocimien-
to de la CTM y un repentino edicto presidencial que los reconocía como únicos capcitados
para agrupar creativos de largometrajes. En una situación compleja para el STIC, la STPC
agrupó a la fuerza creativa que incluía a los músicos de cine y expulsó a los directores adscri-
tos al STIC, por no poseer experiencia en el largometraje. De tal modo, la STPC con el apoyo
naron a los músicos fuera de él y, a través del edicto presidencial nadie fuera del sindicato
Y con la STPC también vino un nuevo contrato colectivo que permitía al sindicato el co-
director Víctor Ugalde, explica que este desplazamiento equivale en el caso de los directores
miento por todos los miembros de la egran orquesta que no estuvieran presentes. Resultaba
más costoso por lo tanto no emplear suficientes músicos adscritos a “la cuarta” del STPC,
creando una clara tácita obligación estética para los compositores. Si bien estas obligaciones
se heredan de algún modo del sindicato anterior, su institucionalización queda clara en este
momento.
recompuesto el sueño de los treinta. La música popular exitosa a través de la XEW, figura-
ba también en los números musicales de las películas que mantenían sus fórmulas ligadas
a una compleja cadena de difusión musical. La radio transmitía los éxitos de la industria
63
Mora, Mexican Cinema, págs. 69-72.
64
Ver Víctor Ugalde. «Laberinto cinematográfico o cómo filmar en México». es. En: Produccion cinematografica.
UNAM, 2005, págs. 92-96
24
disquera, y esta replicaba la música del cinematógrafo, situación comprobable a través de
las inserciones de prensa. Mientras tanto, los compositores de fondos musicales aprendieron
el oficio de los arreglos para géneros musicales sólo tan diversos como las temáticas de los
Esperón, Raúl Lavista, Julio César Carreón y otros compositores. El compositor de cine mexi-
cano debía escribir para orquesta sinfónica, pero también arreglar números de baile y seguir
creditó como director musical. Del mismo modo, apariciones de orquestas de baile como la
de Dámaso Pérez Prado abrían líneas, convenios sindicales y cesiones de derechos autorales.
Películas como Aventurera (1949) de Alberto Gout son ejemplo de la afluencia y conciliación
Alrededor de 1953, debió llegar a la Ciudad de México uno de los primeros sistemas de
grabación magnética, que permitía la reutilización de las cintas además facilitaba la reescri-
y sincronizan en su caso las pistas de efectos sonoros, diálogos y música.65 de las jornadas
exhaustivas y de exigencia para los sonidistas en México, que debían improvisar soluciones
frente al volumen de trabajo y los recursos escasos, más por lo innovadoras de las tecnologías
co implicó también la escasez del material que debía reutilizarse. En buena medida esta es la
El gremio de compositores protegido por el contrato colectivo a penas crecía con la incor-
poración de Sergio Guerrero, el español Gustavo Pitaluga también llegado con el exilio y muy
pocos más. En cambio, con el incremento de productoras, el uso de los Estudios Churubusco
tuvo un calendario apretado de operación por la mañana y por la tarde, situación que preva-
leció durante casi dos décadas más.Malú Huacuja. Los artistas de la tecnica: historias íntimas
del cine mexicano. es. Plaza y Valdes, 1997, págs. 57-59 La demanda de música era grande;
65
El técnico en grabación y regrabación de sonido, Roberto Camacho, entregó testimonio a Malú HuajucaMalú
Huacuja. Los artistas de la tecnica: historias íntimas del cine mexicano. es. Plaza y Valdes, 1997, págs. 57-59
25
he encontrado compositores que reutilizaron sus propias grabaciones orquestales previas, en
películas de los cincuenta; será preciso dar seguimiento particular a este fenómeno.
Las temáticas se extendían con mucha más ferocidad a través de la vida de la Ciudad y de
la ya muy golpeada clase media. Figuras actorales consolidadas como Jorge Negrete o Pedro
Poderosas unidades de producción como las del director Ismael Rodríguez, pusieron en ope-
músicas populares de la ciudad, y el envió de los músicos de concierto a los fondos musicales.
La cantidad de reflexiones sobre los significados, los espacios físicos y su asociación con la
A fines de los años cincuenta, el gobierno del presidente Miguel Alemán emprendió la
mática se diera paso a una generación de intérpretes que en otras cinematografías habrías
subido antes a las pantallas: los improvisadores de jazz. La música de la radio y las fiestas
particular el segundo dio espacio al rock and roll recurrente en el cine mexicano desde me-
diados de la década de los cincuenta.67 Los músicos de rock aparecían creditados al lado de
los compositores de la STPC y el cine una vez más idealizó las relaciones entre juventud,
mambo y rock a los cuales a menudo se le unía una orquesta invisible en pantalla, del modo
en que aparecía detrás del “charro cantor”. la orquesta de la STPC. El financiamiento de es-
estado decidía, como presunta medida de apoyo a la industria cinematográfica en 1960, ad-
66
Como ejemplo, la película Mátenme porque me muero de I. Rodríguez (1951), comedia con una compleja edición
sonora
67
Ver Mi adorada clementina (1953), Al compás del rock and roll (1956) de José Díaz Morales con música de Díaz
Conde y los números musicales de Mario Patrón o Música de siempre (1956) de Tito Davison
26
quirir cadenas de cines evidenciando un interés en el control de los circuitos de exhibición68 ,
primero en la música de las diversiones públicas: los instrumentos eléctricos. Fueron años de
mucho trabajo para los ídolos juveniles en el cine y al parecer, el rock and roll mexicano se
moldeaba también a partir de los números musicales que los argumentos cinematográficos
jo obligaciones para los técnicos de estudios Churubusco. Era habitual hasta hace algunos
años, visitar los Estudios Churubusco y encontrar piezas inservibles de aparatos electrónicos,
filtros de señal para sonido por ejemplo, firmados con el apellido de algún ingeniero. Un ele-
mento recurrente en las grabaciones de rock and roll fue la distorsión y otro la reverberación.
Esta última se necesitaba en el cine para muchas circunstancias al punto que, acondicionada
como bodega ya en los últimos años y colindante con la gran sala de grabaciones en Chu-
rubusco, estaba el cuarto de reverberación; habitación vacía donde se colocaba una bocina
natural; quedan por indagar las precisiones y fechas de utilización de estas tecnologías. Los
cambios tecnológicos influyeron también en los efectos sonoros del cine. Es conocido en este
ámbito el trabajo del creador de efectos sonoros Gonzalo Gavira en esta década cuyos cré-
ditos no están del todo documentados. Vale la pena hablar de la pista de efectos sonoros en
los sesentas pues los instrumentos eléctricos habrían de utlizarse también para la creación
En la década de los sesenta continuó el encuentro entre músicas populares y fondos musi-
cales que repartía en ocasiones los créditos de musicalización fuera de la STPC. En principio
la industria dotaba de todas las condiciones para la generación de películas, pero muchas
situaciones estaban por poner en duda la estabilidad del control sindical. En principio, la
68
casas_conservacion_2007.
69
Ver La nave de los monstruos (1959) de Rogelio A. González, con música de Sergio Guerrero.
27
cuestión de continuidad exigía la regeneración de cuadros; esta inquietud provocó por ejem-
Universidad Nacional que sin duda representó un espacio para los jóvenes en torno al cine,
pero no es sino hasta 1968 con la triste y tensa relación de juventud y estado, que la obra de
concursos de cine experimental, en 1965 y 1967. El ganador del primero, Rubén Gámez, sor-
prende por su trabajo de edición audiovisual para el que sincroniza magistralmente fragmen-
tos de música con vistas enérgicamente integradas de la Ciudad de México en La fórmula se-
creta71 . La manipulación en moviola ponía en manos de los jóvenes el saber hacer que antes
En los años sesenta se forman las escuelas compositivas que estaría por preparar las
tulos en la década de los setenta, narró su asistencia a las sesiones de escucha de discos
importados de música de concierto, que el Mtro. Raúl organizaba para sus alumnos en casa.
Los sindicatos sumamente debilitados hacían concesiones para la aparición de una pléyade
de pequeños grandes contribuidores a la música del cine nacional, a saber: los compositores
de concierto Hernández Moncada, que legó a la industria al final de los cincuentas, Joaquín
Gutiérrez-Heras con detallada música para películas de Juan Ibañez, José Gurrola o Carlos
Velo. Todos con una libertad creativa mucho más amplia y la posibilidad de escribir, música
Los músicos de rock y jazz, tuvieron la posibilidad de hacer fondos musicales también.
Carrión y el propio Lavista, escribían jazz de salón para acompañar las andanzas de Mauricio
Garcés, o Angélica María. El cine independiente por su parte llevaría el estandarte del rock y
sí la participación del rock de las calles en la menguada industria, pero eso sólo podía ser un
buen augurio.
70
violante_docencia_1988.
71
medrano_p._quince_1999.
28
5.1. Desde 1970, pequeños renacimientos y mecenazgos
En 1971, el estado adquiere los Estudios Churubusco y en 1972, la actividad incesante y el
ritmo de producción o coproducción del estado disminuyo hasta alcanzar 20 películas al año,
te72 Sin el peso de los sindicatos, el estado crea instrumentos par el apoyo cinematográfico,
CONACINE de 1974, una atípica empresa de producción y fondeo, otorgó cierta posibilidad
Nuestra reflexión termina en los años setenta a razón de un fenómeno claro de disocia-
ción estética; de cruce de caminos que se pierden hasta los años dos mil. Cada unidad de
producción tomó sus propios caminos que necesitarían un seguimiento detallado. No obs-
electrónicamente con timbres sintéticos los fondos musicales de una película completa
IMCINE y la inicativa privada. Esto como sea, dio origen a un sin fin de soluciones
Los fondos musicales todavía orquestales y para pequeñas dotaciones se hicieron pro-
casi por completo. Los años noventas fueron una época importante para la producción
72
Riera, Historia del cine mexicano, págs. 296, 313.
73
Ver Reed, México insurgentei (1971) de Paul Leduc, Poquianchis (1976) de Felipe Cazals, o El lugar sin límites
(1977) de Arturo Ripstein).
29
cinematográfica en general, pues la musicalización del cine tuvo que reconfigurarse por
última vez en el siglo. Los resultados fueron muy diversos a razón de la libre asociación
Las escuelas de cine CUEC y CCC, en principio, han fundado la permanencia de varios
duplas creativas que prevalecen hasta el sigo XXI. Estos apoyos suelen evidenciarse a
color cuadro por cuadro o minuciosas ediciones de música e imagen a menores costos.
La producción fílmica del siglo XXI en México absorve los ideales del emprendimiento
El siglo XXI luce como una frontera de total libertad creativa para la música del cine
mexicano. Esto está propiciado sobre todo, por los modelos productivos tan diversi-
30
outsourcing, en el cual una unidad creativa completa es comisionada para la creación
Un ejemplo claro de este modelo en el cine mexicano es Tequila, historia de una pa-
sión (2011) de Sergio Sánchez, cuya música fue comisionada integralmente a un equipo
de productores con los italianos Carlo y Rocco Siliotto al frente; una estrategia antes
exclusiva de unidades más grandes de producción75 . En esos casos suele darse crédi-
un sonido lo menos sintético y más parecido a una orquesta real. Bajo este modelo se
Una tendencia interesante, en la segunda década del siglo XXI está diversificando la
tores regionales que están dirigiéndose a estéticas a la par: las músicas de las ciudades,
contextos y aceptando las provocaciones primero de los exhibidores de cine mudo que nece-
sitaban acabar con la quimera de luz en el silencio, y después con la necesidad de traspasar
El trípode parece haber tendido al dos o a la unidad, al ser cada vez menos percetible la
frontera entre la música de las ciudades y la música tradicional, bien sea por la disolución
cine sonoro conectó ámbitos musicales y los combino tal como la música del cine mudo hizo
31
La historia de la producción cinematográfica aclara la cantidad forzada y obligatoria
de música orquestal y números musicales contratados por el cine durante décadas, pero
también deja ver la buena salud de los horizontes creativos. La música el cine mexicano en
particular, está siempre por suceder y por lo tanto, por ser documentada. ¿Empezamos?
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