CONTROL PREVENTIVO DE LA CONSTITUCIONALIDAD Veneabogados

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CONTROL PREVENTIVO DE LA CONSTITUCIONALIDAD

(Análisis de la Sentencia  194 del 15-02-01 Tribunal Supremo de Justicia)

ÍNDICE

I.                       Contenido de la sentencia analizada:

1.   Control preventivo de la constitucionalidad de proyectos de


leyes en nuestro ordenamiento jurídico (Artículo 266
numeral 1° y Artículo 336 de la Constitución)

2.   Control preventivo de proyecto de ley estadal: “Reforma


parcial de la ley especial de conservación administración y
aprovechamiento de la vialidad del Estado Trujillo”.

3.   El control preventivo de la Constitucionalidad compete


solamente al Presidente de la República (Art. 214 de la
Constitución)

4.   Una Ley o Constitución Estadal no puede atribuir


competencias a la Sala Constitucional.

5.   Se desaplica la Constitución del Estado, se declara


inadmisible la solicitud de control preventivo.

II. Marco doctrinal sobre el control preventivo de la Constitucionalidad

1.   Nociones de control de la constitucionalidad: preventivo,


reparador, abstracto, concreto, difuso de la Constitución.

2.   Diversos sistemas del mundo para el control de la


Constitucionalidad.

3.   Antecedentes Venezolanos en materia de control preventivo


de la Constitucionalidad.

III. Atribuciones que la Constitución de 1999 confiere al Tribunal Supremo de


Justicia en materia de control de la constitucionalidad:
1.    Control de la Constitución y de los actos del poder público.

4.    Competencias constitucionales originarias de la Sala Plena.

5.    Competencias constitucionales originarias de la Sala


Político Administrativa.

6.    Competencias constitucionales originarias de la Sala


Constitucional.

7.    Control preventivo de la constitucionalidad.

                                                                       I

 Contenido de la Sentencia Analizada

“Debe previamente esta Sala precisar el alcance del control preventivo de la


constitucionalidad de proyectos de leyes en nuestro ordenamiento jurídico, para poder
determinar la procedencia del mismo.

En tal sentido, esta Sala observa lo siguiente:

Con la entrada en vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de


Venezuela, surgieron una serie de cambios en el ordenamiento jurídico
constitucional, entre ellos la creación de la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia, como máximo y último intérprete de los valores, principios, derechos y
garantías consagrados en el Texto Fundamental, al punto de que sus decisiones son
vinculantes para los demás tribunales de la República, lo que propende a la
uniformidad jurisprudencial en materia de interpretación constitucional.

La propia Constitución atribuye el ejercicio de la jurisdicción constitucional a


la Sala Constitucional, tal como lo prevé el numeral 1 de su artículo 266.

Dentro de las competencias atribuidas por el Texto Fundamental a la Sala


Constitucional, enmarcadas dentro del ejercicio de la jurisdicción constitucional, se
encuentran las enumeradas en su artículo 336, relativas al control a posteriori de la
constitucionalidad de leyes nacionales y demás actos con rango de ley de la Asamblea
Nacional, leyes estadales, ordenanzas, actos con rango de ley dictados por el
Ejecutivo Nacional, los dictados por cualquier otro órgano estatal en ejercicio del
Poder Público, los decretos que declaren estados de excepción y sentencias
definitivamente firme dictadas por cualquier órgano jurisdiccional que colidan con
algún precepto constitucional o doctrina sentada por la Sala Constitucional o que
hayan ejercido el control difuso de la constitucionalidad de determinados actos.

Pero el constituyente no se limitó a un control a posteriori de la


constitucionalidad de los actos antes mencionados, sino que consagró un sistema
amplio de protección de los derechos constitucionales, a la par de las más modernas
tendencias de la jurisdicción constitucional a nivel mundial, dentro de las cuales se
encuentra el control de omisiones legislativas,  la posibilidad de resolver colisiones de
leyes con preceptos constitucionales y de resolver conflictos de autoridades.

Adicionalmente, la Sala Constitucional tiene dentro de sus competencias el


control preventivo de la constitucionalidad de los tratados internacionales, la cual es
ejercida a instancia del Presidente de la República o de la Asamblea Nacional; las de
control preventivo de la constitucionalidad de los proyectos de leyes nacionales,
también a instancia del Presidente de la República; y el control preventivo en cuanto
al pronunciamiento de la constitucionalidad del carácter orgánico de las leyes
calificadas como tales por la Asamblea Nacional.

Ahora bien, en el caso de autos se somete a conocimiento de esta Sala una


solicitud de control preventivo de un proyecto de ley estadal denominado “Reforma
Parcial de la Ley Especial de Conservación, Administración y Aprovechamiento de
la Vialidad del Estado Trujillo”, ejercido por el Gobernador del Estado Trujillo, en
ejercicio de la facultad que le confiere el artículo 67 de la Constitución de ese Estado,
que regula entre otros aspectos el proceso de formación de las leyes de ese Estado.

Al respecto, cabe indicar que a juicio de esta Sala no existe duda acerca de la
existencia del control preventivo de proyectos de leyes nacionales a instancia del
Presidente de la República, medio cuyo conocimiento está atribuido al Tribunal
Supremo de Justicia en Sala Constitucional por mandato del numeral 11 del artículo
336, en concordancia con el último aparte del artículo 214 de la Constitución de
1999, es decir, existe una norma constitucional expresa atributiva de competencia.

            Sin embargo, para el caso del control preventivo de proyectos de leyes
estadales no existe disposición constitucional alguna o contenida en alguna ley en
sentido formal, que expresamente atribuya su conocimiento a la Sala Constitucional,
como sí ocurre expresamente en el caso de proyectos de leyes nacionales, por
mandato del artículo 214 del Texto Fundamental.

            En el presente caso lo que existe es una disposición consagrada en el artículo


67 de la Constitución del Estado Trujillo que coincide con el contenido del artículo
214 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, que faculta al
Gobernador de ese Estado a solicitar ante la suprimida Corte Suprema de Justicia,
hoy Tribunal Supremo de Justicia, el control preventivo de proyectos de leyes
estadales cuando considere que el texto o alguno de las disposiciones contenidas en él
son inconstitucionales.

De lo anterior se infiere, que la norma atributiva de competencia de esta Sala


para conocer de la presente solicitud de control preventivo de la constitucionalidad de
un proyecto de ley dictado por la Comisión Legislativa del Estado Trujillo, deriva del
artículo 67 de la Constitución de ese Estado y no de una disposición Constitucional o
Ley en sentido formal, por lo que esta Sala debe proceder a analizar si el numeral 11
del artículo 336 de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, el cual
indica que son atribuciones de la Sala Constitucional las demás que establezca la ley,
se refiere a ley en sentido formal o material, para poder concluir acerca de su
competencia para conocer o no de la presente solicitud.

Al respecto, cabe señalar que conforme a la exposición de motivos de la


Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, la Asamblea Nacional
Constituyente consideró excluir a toda persona distinta al Presidente de la República
del ejercicio del control preventivo de los proyectos de leyes, ya que se consideró que
con posterioridad a su promulgación, cualquier ciudadano podía activar la
jurisdicción constitucional mediante la acción popular de nulidad por
inconstitucionalidad.

Otro aspecto que resulta contrario a la posición de aceptar la existencia del


control preventivo de la constitucionalidad de proyectos de leyes estadales, es que la
Constitución de la República Bolivariana de Venezuela sólo lo consagra respecto a
los proyectos de leyes nacionales (artículo 214), respecto a los tratados
internacionales (numeral 5, del artículo 336) y de las leyes orgánicas dictadas por la
Asamblea Nacional (artículo 203).

En este sentido es menester señalar que la Ley Orgánica de la Corte Suprema


de Justicia, no prevé expresamente la existencia del control preventivo de proyectos
de leyes estadales.

Ahora bien, a juicio de esta Sala, cuando el numeral 11 del artículo 336
Constitucional utiliza la expresión “Las demás que establezcan ... y la Ley”, se refiere
en un principio a la Ley de la Jurisdicción Constitucional, la cual aun no ha sido
dictada, y en un segundo momento a disposiciones contenidas en otras leyes de
carácter formal, es decir, a las que hace referencia el artículo 202 eiusdem.

Lo anterior es así, ya que es materia de reserva legal, lo referente a la


legislación sobre “organización y funcionamiento” de los órganos del Poder Público
Nacional, dentro de los cuales se encuentra el Tribunal Supremo de Justicia como
más alto Tribunal de la República y cabeza del sistema judicial venezolano, tal como
lo consagra el numeral 32 del artículo 156 del Texto Fundamental, en concordancia
con el ordinal 1º del artículo 187, respecto a las competencias del Poder Legislativo
para legislar sobre las competencias del Poder Nacional. 

De lo precedentemente expuesto, deriva que una Ley o Constitución estadal,


no puede atribuir competencias a esta Sala Constitucional mediante la previsión de un
medio de protección constitucional y la regulación de su procedimiento, por ser
materias de reserva legal (en sentido formal) lo concerniente a la  “organización y
funcionamiento” del Tribunal Supremo de Justicia como integrante del Poder Público
Nacional, a tenor de lo previsto en el numeral 32 del artículo 156 de la vigente
Constitución.

Así las cosas, pretender que esta Sala conozca de un medio de control o
protección constitucional no consagrado en la propia Constitución o en una ley en
sentido formal, como ocurre en el presente caso donde la norma atributiva de
competencia para conocer de una solicitud de control preventivo de
constitucionalidad de un proyecto de ley estadal, está contenida en el artículo 67 de la
Constitución del Estado Trujillo, norma que no puede considerarse ley de carácter
nacional, sería incurrir en una violación al principio constitucional de la reserva legal,
motivo por el cual, esta Sala, haciendo uso del control difuso de la Constitución
consagrado en el artículo 334 del Texto Fundamental, desaplica por inconstitucional
el referido artículo 67 de la Constitución del Estado Trujillo, sólo en lo referente al
establecimiento del control preventivo de la constitucionalidad de proyectos de leyes
estadales y su procedimiento, y en consecuencia inadmisible la presente solicitud. Así
se declara.” Sentencia  194 del 15-02-01 Tribunal Supremo de Justicia.

II. Marco Doctrinal  

 1) Control preventivo, reparador, abstracto, concreto, difuso, concentrado de la


Constitución.

Dentro del estudio que pretendemos realizar, tendiente a analizar la


conveniencia o no de una jurisdicción especial constitucional, nos ilustra mucho
conocer lo que la doctrina denomina como control preventivo, control reparador,
control abstracto, control concreto, control difuso, control concentrado de la
Constitución.
El Control preventivo, tiende a la vigilancia de la posible inconstitucionalidad
de las leyes, con anterioridad a su promulgación. Cumple pues, una función purgativa
o depuradora de los posibles vicios de inconstitucionalidad en que incurran los
proyectos definitivos de leyes. La eficacia del dictamen previo es relativa, pues estos
no suelen ser vinculantes, aunque cabe también que su observancia sea obligada.

El control reparador, pretende el restablecimiento del orden constitucional


perturbado por la promulgación de una ley inconstitucional mediante su anulación o
privación de efectos, ya sea con eficacia general “erga omnes”, ya sea con eficacia
limitada a las partes en conflicto (efectos ínter partes). El control reparador se puede
extender no sólo a la declaración de inconstitucionalidad de las leyes, sino también a
la justa composición de agravios determinados de naturaleza constitucional, cuyo
origen no tienen que derivarse necesariamente de la inconstitucionalidad de una ley
(aunque pueda ser también un acto de aplicación de la misma), sino de la
inconstitucionalidad de otros actos, como ocurre en materia de agravios a los
derechos fundamentales, reconocidos por la constitución, o cuando los órganos
constitucionales del Estado actúan fuera de sus funciones o hacen dejación de las
mismas (conflictos constitucionales)

Se denomina control abstracto, al control que consiste en la eliminación de la


norma inconstitucional por razón misma de su inconstitucionalidad, en atención al
desorden jurídico que su vigencia ocasiona, sin que sea necesario que se produzcan
casos de aplicación de la misma, o, con independencia, de que estos casos se hayan
producido. El control preventivo es también abstracto. Y el control reparador se
manifiesta como abstracto en el recurso puro de inconstitucionalidad.

A “sensu contrario” se llama control concreto al que se ejercita cuando la


declaración de inconstitucionalidad de la ley o de un acto tiene como ocasión un
litigio concreto en donde se cuestiona un acto de aplicación de la ley inconstitucional
o se pretende la reparación o resolución del agravio inconstitucional, originado por el
acto. El control reparador actúa, típicamente, como control concreto en el caso de las
“cuestiones de inconstitucionalidad” y en el “recurso de amparo constitucional”.[1]
[1]

 2) Diversos sistemas del mundo para el  control de la Constitucionalidad

2.1) Sistema americano o de jurisdicción difusa

El sistema de revisión de la Constitución (judicial review), inaugurado por el


juez Marshal en USA, ha tenido un gran desarrollo no solo en la federación sino en
las grandes orbitas de influencia de este país. El otro gran modelo jurídico de defensa
constitucional jurisdiccional son caracteres de evolución autócrata y rasgos de
originalidad muy acusados es el sistema establecido en Méjico con el juicio de
amparo. Participa el sistema mejicano de las influencias estadounidense, española y
francesa.[2][2]

Los países hispanoamericanos han experimentado en sus respectivas cartas


constitucionales esta doble influencia. No obstante en este ultimo decenio se observa
la aceptación por los Estados Iberoamericanos del modelo europeo. 

Por obra de las decisiones judiciales, el control de la constitucionalidad de las


leyes fue asumido por los órganos jurisdiccionales ordinarios. Las cuestiones de
inconstitucionalidad no dan lugar a procesos constitucionales específicos y
autónomos sino a cuestiones incidentales planteadas en procesos principales que
versan sobre litigios concretos. Al determinarse con ocasión de un litigio de esta
naturaleza si una ley, aplicable al caso, no debe ser aplicada por razón de
inconstitucionalidad, se declara la nulidad de la misma y en consecuencia se
desaplica. la cuestión incidental de inconstitucionalidad de la ley puede promoverse
en toda clase de procesos civiles o penales, e incluso respecto de remedios
extraordinarios como el “habeas corpus”. El peligro que esta dispersión, entre los
órganos que pueden resolver, representa, en cuanto a la posibilidad de sentencias
contradictorias, está atenuado, en el sistema judicial norteamericano, por la autoridad
y eficacia del precedente judicial, tan diferente del concepto de jurisprudencia de
Derecho continental.

Las decisiones de la suprema corte han creado un rico y extenso campo de


protección que, en desarrollo evolutivo, alcanza a las cuestiones que se excluyeron
inicialmente del control por considerarlas “políticas” y a una paulatina aplicación de
la tutela en materia de derechos fundamentales. Particularmente importante, en este
sentido, ha sido el desenvolvimiento de la doctrina sobre el debido proceso que se ha
convertido en un práctico enjuiciamiento de la razonabilidad de las leyes, en muchos
aspectos.

2.2) Francia

La Constitución del 5 de octubre de 1978 establece, de acuerdo con la tradición


jurídico-pública de este país, un órgano de control preventivo y abstracto para
dictaminar sobre la constitucionalidad de las leyes, antes de su entrada en vigor. Se
advierte en la regulación del Consejo Constitucional, la tendencia a neutralizar el
carácter político del órgano y a conferir una gran autoridad a sus decisiones. Sin
embargo, el sometimiento de la mayoría de las leyes al Consejo es cuestión de
oportunidad pues depende de la decisión que adopte, sobre su envío al Consejo, el
Presidente de la República, el primer ministro o el presidente de cualquiera de las
cámaras. No obstante, las llamadas leyes orgánicas y los reglamentos de las cámaras,
deben ser obligatoriamente remitidos al Consejo, antes de su promulgación, para que
este órgano dictamine.

El consejo lo componen nueve miembros que no pueden ser ministros ni


parlamentarios (aparte de las incompatibilidades fijadas en la Ley Orgánica),
nombrados a razón de tres, por el Presidente de la República, el Presidente de la
Asamblea Nacional y el Presidente del Senado.

2.3) Sistema europeo o de jurisdicción concentrada

El precedente austriaco de 1920, origen de la jurisdicción concentrada en toda su


pureza de principios, experimentó una notable reforma en 1929, al incorporarse junto
al recurso de inconstitucionalidad, por vía principal, directa o de acción, un remedio
por vía de excepción, cuyo planteamiento ante el tribunal Constitucional, se confirió
a altos órganos judiciales. De esta forma la doctrinal constitucional austriaca influyó
sobre la ordenación del Tribunal de  Garantías, establecido por la Constitución
española de 1931. Concluida la Segunda Guerra mundial, Alemania e Italia regularon
en sus respectivas cartas constitucionales tribunales de jurisdicción especial
constitucional, insertos ya en la evolución doctrinal y legal implantada sobre el
sistema puro.

La Constitución española de 1978 ha creado una jurisdicción constitucional y


además existe una Ley Orgánica que regula la composición y funcionamiento del
Tribunal Constitucional y de los procesos que ante los mismos se siguen. Este
Tribunal Constitucional como intérprete supremo de la Constitución, es
independiente de los demás órganos constitucionales y está sometido sólo a la
Constitución y a la Ley Orgánica que lo rige. El Tribunal es único en su orden  y
extiende su jurisdicción a todo el territorio. En la Ley Orgánica que rige sus
funciones, se definen los conceptos sobre lo que es el control preventivo, el control
reparador, el control abstracto y el control concreto.[3][3]

3. Antecedentes Venezolanos en materia de control preventivo de la


Constitucionalidad.
La Constitución de 1999 incluye por primera vez en nuestra historia
constitucional la figura del control preventivo de la Constitucionalidad, conforme
a las modernas tendencias de la jurisdicción constitucional, dentro de la cual se
encuentra el control de omisiones legislativas, la posibilidad de resolver
colisiones de leyes con preceptos constitucionales y de resolver conflictos de
autoridades. Adicionalmente, la Sala Constitucional tiene dentro de sus
competencias el control preventivo de la constitucionalidad de los tratados
internacionales, la cual es ejercida a instancia del Presidente de la República o de
la Asamblea Nacional; las de control preventivo de la constitucionalidad de los
proyectos de leyes nacionales, también a instancia del Presidente de la República;
y el control preventivo en cuanto al pronunciamiento de la constitucionalidad del
carácter orgánico de las leyes calificadas como tales por la Asamblea
Nacional.     

III.Atribuciones que la Constitución de 1999 confiere al Tribunal


Supremo sobre el control preventivo de la Constitucionalidad

El ejercicio del control previo o preventivo de la constitucionalidad se


manifiesta en la ejecución de las siguientes competencias:

1) Verificar a solicitud del Presidente de la República o de la Asamblea


Nacional, la conformidad de la Constitución de la República con los tratados
internacionales suscritos por la República antes de su ratificación (v. Art. 336,
Ord. 5º).

Con relación al régimen constitucional de 1961 se prevé una nueva


competencia del Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional no
contemplada en la Constitución de la República de 1961 que va a permitir
determinar la constitucionalidad de los tratados internacionales antes de su
aprobación, lo que permitirá precisar que sólo los tratados que se adecuen a la
Constitución de la República sean incorporados a nuestro ordenamiento jurídico.
Sin embargo, ello dependerá de que el Presidente o la Asamblea Nacional
soliciten el pronunciamiento previo del Tribunal Supremo de Justicia pues éste,
en todo caso, no podrá controlar de oficio la constitucionalidad de los convenios
suscritos por la República.

2) Determinar, antes de su promulgación, la constitucionalidad del carácter


orgánico que la Asamblea Nacional haya concedido a una determinada ley.

Con relación al régimen constitucional de 1961, se prevé una nueva competencia


del Tribunal Supremo de Justicia en Sala Constitucional no contemplada en la
Constitución de la República de 1961. Así, cuando la Asamblea Nacional
califique de orgánica determinada ley deberá siempre remitirla, antes de su
promulgación, a la Sala Constitucional a los fines de que esta se pronuncie
previamente sobre la constitucionalidad de la calificación efectuada. Si la Sala
declara que la Ley no es orgánica esta perderá ese carácter.

3) Determinar la constitucionalidad de aquellas leyes sancionadas y no


promulgadas cuya nulidad solicite el Presidente de la República por estimar que
coliden con el marco constitucional.

Esta competencia está referida a la posibilidad que tiene el Presidente de la


República de negarse a promulgar una ley sancionada por el Poder Legislativo
por estimar que la misma es inconstitucional (i.e. veto Presidencial). En estos
casos el Presidente de la República, dentro del lapso de diez días que le concede
la Constitución de la República para promulgar la ley podrá solicitar su
inconstitucionalidad ante el Tribunal Supremo de Justicia quien deberá emitir su
pronunciamiento dentro del término de quince días contados a partir del recibo
del veto presidencial (v. Art. 214 Constitución de la República).
Con relación al régimen constitucional de 1961, se eliminó la competencia de
la Sala Plena en esta materia (v. Art. 42, Ord. 3º de la LOCSJ).

4) De conformidad con lo previsto en el ordinal 6º del artículo 336 de la


Constitución de la República, la Sala Constitucional será competente para revisar
de oficio la constitucionalidad de los decretos dictados por el Presidente de la
República que declaren estados de excepción.

En este sentido, el decreto en referencia deberá ser presentado, dentro de los


ocho (8) días siguientes de haberse dictado, a la Sala Constitucional para que se
pronuncie sobre su constitucionalidad.

El control de la constitucionalidad de los decretos de emergencia será también


ejercido por la Sala Constitucional mediante el conocimiento de los recursos de
nulidad que se interpongan contra los mismos.

Con relación al régimen constitucional de 1961, a diferencia del marco


constitucional del 61, se reconoce expresamente la facultad del Tribunal Supremo
de Justicia de controlar, aún de oficio, la constitucionalidad de los estados de
excepción decretados por el Presidente de la República. 

El ejercicio de esta competencia (v. Ord. 7. Art. 336 Constitución de la


República) está relacionada con la paralización de las funciones por parte de los
órganos que conforman el del Poder Legislativo en cada uno de los tres niveles
políticos-territoriales, estos son, la Asamblea Nacional (nivel nacional), el
Consejo Legislativo (nivel estatal) y el Concejo Municipal (nivel municipal).

5) Esta competencia de la Sala Constitucional para declarar la


inconstitucionalidad por omisión o silencio del legislador nacional, estadal o
municipal, se manifiesta en dos supuestos:  Cuando el legislador deje de dictar
las normas necesarias para asegurar y garantizar el cumplimiento de la
Constitución de la República, y  cuando hubiese dictado dichas normas en forma
incompleta. En este último caso, la competencia de la Sala no se limita a decretar
la inconstitucionalidad del órgano legislativo sino que además puede establecer el
lapso dentro del cual la norma debe ser dictada y los parámetros que regirán la
misma.

Modificaciones efectuadas con relación al régimen constitucional de 1961,


esta es una nueva competencia del Máximo Tribunal no prevista en el régimen
constitucional de 1961.

6) En relación a los conflictos de leyes, la colisión de leyes se manifiesta en


aquellos casos en los que un mismo supuesto de hecho es regulado por leyes
distintas que prevén consecuencias jurídicas incompatibles, es decir, que regulan
una misma situación en forma opuesta. En estos casos, corresponde a la Sala
Constitucional el conocimiento del recurso de colisión ejercido por los
particulares ante los conflictos que se presenten entre diversas disposiciones de
rango legal, declarando cual de ellas debe prevalecer y ser aplicada (v. Ord. 8,
Art., 336 Constitución de la República).

En relación al régimen constitucional de 1961, en esta materia la competencia


del Máximo Tribunal se mantiene inalterable. Sin embargo, la atribución es
conferida ahora a la Sala Constitucional eliminándose la competencia reconocida
por la Constitución de la República de 1961 a la Sala Plena.

7) Se establece la competencia de la Sala Constitucional para dirimir las


controversias "constitucionales" que se verifiquen entre los distintos órganos
del Poder Público. Esta nueva competencia se limita al ámbito "constitucional"
distinguiéndose así de la competencia reconocida a la Sala Político-
Administrativa para dirimir las controversias "administrativas" que se presenten
entre estos entes.

En este sentido, el término "controversias constitucionales" está referido a dos


supuestos a saber: (i) la competencia de la Sala para solucionar las controversias
entre órganos del Poder Público relacionadas con materias de índole político-
territorial derivadas del sistema federal y descentralizado de gobierno; y (ii) la
competencia de la Sala para resolver las controversias que surjan entre los
órganos del Poder Público cuyas atribuciones estén previstas en la Constitución.
En estos supuestos, el Tribunal Supremo de Justicia debe señalar a cuál de los
órganos corresponde determinado territorio o el ejercicio de una competencia
constitucionalmente establecida.

De otra parte, en decisión de fecha 1 de febrero de 2000 (Caso: José Amado


Mejía y otros vs. Fiscal Trigésimo Séptimo y Juez de Control Vigésimo Sexto de
Primera Instancia del Circuito Judicial del área metropolitana de Caracas), la Sala
Constitucional estableció que también será de su competencia el conocimiento de
las acciones de amparo ejercidas contra las infracciones a derechos y garantías
constitucionales causadas por este tipo de controversias.

Con relación al régimen constitucional de 1961, se limitó la competencia de la


Sala Político-Administrativa que antes podía conocer de las controversias que se
plantearan entre órganos del Poder Público independientemente del carácter de
las mismas. Ahora, la Sala Político-Administrativa sólo podrá conocer de las
"controversias administrativas" que se establezcan entre órganos del Poder
Público, pues las controversias de índole "constitucional" serán del conocimiento
de la Sala Constitucional.

8) En relación a la facultad revisora en materia de amparo constitucional y


control de la Constitucional, esta competencia está referida a la posibilidad de la
Sala Constitucional del Tribunal Supremo de Justicia de "Revisar las sentencias
de amparo constitucional y de control de la constitucionalidad de las leyes o
normas jurídicas dictadas por los Tribunales de la República, en los términos
establecidos por la ley orgánica respectiva" (v. Art. 336, Ord. 10 Constitución de
la República).

La redacción de esta disposición constitucional planteaba la incertidumbre en


torno a cual sería el régimen de competencias aplicable en materia de amparo.
Específicamente, no quedaba claro si la "revisión" incluía a las sentencias
dictadas por el resto de las Salas del Tribunal Supremo, o si la Sala asumía la
competencia para conocer de los amparos ejercidos contra altos funcionarios.
Tampoco quedaba claro si procedía la revisión de aquellas sentencias de amparo
dictadas en apelación o consulta.

Sin embargo, el asunto fue resuelto por la propia Sala Constitucional en


decisiones de fecha 20 de enero de 2000 [Casos: (1) Domingo Ramírez Monja vs.
Ministerio del Interior y Justicia y otros. Magistrado Ponente: Dr. Iván Rincón.
Exp. 00-001; y (2) Emery Mata Millán vs. Ministro y Vice-Ministro del Interior y
Justicia. Magistrado Ponente: Dr. Jesús Eduardo Cabrera. Exp. 00-002], en las
que se dejó establecido el criterio que regulará la competencia en materia de
amparo en el marco de las nuevas atribuciones constitucionales reconocidas al
Máximo Tribunal.

Dicho criterio fue impuesto por la Sala Constitucional del Tribunal Supremo
de Justicia en uso de la facultad reconocida en el artículo 266 de la Constitución
de la República que le atribuye el ejercicio de la jurisdicción constitucional, que
comprende, entre otros asuntos: (1) la declaratoria de nulidad de las leyes y
demás actos de los órganos que ejercen el Poder Público dictados en ejecución
directa e inmediata de la Constitución de la República o que tengan rango legal
(Art. 334 de la Constitución de la República), y (2) la revisión -en los términos
establecidos en la ley orgánica respectiva- de las sentencias dictadas por los
Tribunales de la República en materia de amparo constitucional y de control de
constitucionalidad de las leyes o normas jurídicas (Art. 336, Ord. 10º ejusdem).

Como fundamento de su decisión la Sala expresó que el hecho de que su


función primordial sea la interpretación de la Carta Magna (Art. 335 Constitución
de la República) y el conocimiento de las infracciones a la Constitución de la
República (Art. 336 Constitución de la República), la convierte en la Sala que por
la materia le corresponde conocer de las acciones de amparo constitucional
incoadas conforme a la Ley Orgánica de Amparo sobre Derechos y Garantías
Constitucionales (Ley Orgánica De Amparo Sobre Derechos y Garantías
Constitucionales). Asimismo, señala que si bien la Constitución de la República
prevé la promulgación de una ley orgánica para regular la facultad "revisora"
contenida en el artículo 336 ordinal 10 de la Constitución de la República, es lo
cierto que tratándose de un precepto que por su naturaleza constitucional es de
inmediata aplicación y eficacia, carece de relevancia, a los efectos de su
aplicación por la Sala, el hecho de que la ley dirigida a desarrollar esta
disposición constitucional aún no haya sido dictada.   

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TRIBUNAL SUPREMO DE JUSTICIA. Sentencia caso Emery Mata Millán vs.


Ministro y Vice-Ministro del Interior y Justicia. Magistrado ponente: Dr. Jesús
Eduardo Cabrera. Exp. 00-002

[1][1] Cfr. ALMAGRO NOSETE, José (con la colaboración de Pablo Saavedra


Gallo). Justicia Constitucional (Comentario a la Ley Orgánica del Tribunal
Constitucional), 2ª Edición Tirant lo blanch Valencia  1989.

2. Cfr.  LA ROCHE HUMBERTO J., Derecho Constitucional Tomo I Parte


General. Vadell hermanos Editores Caracas 1991.Pág. 129

[3][3] Véase LEY ORGANICA DEL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


(España) en ALMAGRO NOSETE, Opus cit. Pág. 23.

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